96
Resumen de “Historia Contemporánea de América Latina”, de Halperín Donghi Capítulo I: El legado colonial Hispanoamérica Durante el período colonial las diferentes importancias de las distintas regiones de América Latina se mantuvieron. La costa atlántica (hasta mediados del siglo XVIII) y las Antillas (hasta la independencia) serían las zonas más rezagadas de un imperio español centrado en la minería andina. El sistema colonial español tenía el objetivo principal de obtener la mayor cantidad posible de metálico con el mínimo de recursos. El sistema comercial y tributario metropolitano se orientó hacia ese fin, y ello acarreó algunos efectos: 1) la supremacía económica de los emisarios locales de la Metrópoli (el fisco y los comerciantes aseguraban el vínculo con la Península); 2) el mantenimiento de las otras actividades económicas por fuera de la circulación monetaria. Los sectores criollos y la Metrópoli, si bien perseguían intereses en parte dispares, lograron convivir -inestablemente- durante mucho tiempo gracias a que el botín de la conquista no sólo era metálico, sino también hombres y tierras. La importancia de la franja geográfica que va desde México hasta Bolivia no sólo reside en la existencia de metálico, sino también en la de poblaciones indígenas que habían logrado un desarrollo importante antes de la Conquista, lo cual las volvía funcionales a la economía colonial (no sólo para la minería, sino también para actividades artesanales y agrícolas). Sobre la tierra y el trabajo indígena se montará un modo de vida señorial que persistirá hasta bien entrado el siglo XIX (variable según los países). Durante los siglos XVI y XVII, la conquista española conllevó la muerte de miles de aborígenes (por guerras y porque el trabajo minero era sumamente insalubre); por ello, hacia los siglo XVII y XVIII, la escasez de mano de obra fue percibida por la Corona. Otras de las consecuencias del derrumbe demográfico del siglo XVII fueron: 1) el reemplazo de la agricultura por la ganadería del ovino; 2) el reemplazo, con mayor intensidad en las zonas más importantes del imperio (México), de la comunidad agraria indígena por la hacienda, unidad de explotación del suelo dirigida por españoles. La hacienda, además, requería de un mercado capaz de absorber su producción (a diferencia de la comunidad agraria aborigen, que era de autoconsumo). Dentro del orden económico colonial, la explotación agrícola estaba subsumida a la minería y al comercio (les proporcionaba fuerza de trabajo, alimentos, tejidos y animales de

Resumen de Halperin

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Resumen del libro de Halperín Donghi, Tulio. Historia Contemporánea de América Latina

Citation preview

Resumen de Historia Contempornea de Amrica Latina, de Halpern Donghi

Captulo I: El legado colonial

HispanoamricaDurante el perodo colonial las diferentes importancias de las distintas regiones de Amrica Latina se mantuvieron. La costa atlntica (hasta mediados del siglo XVIII) y las Antillas (hasta la independencia) seran las zonas ms rezagadas de un imperio espaol centrado en la minera andina. El sistema colonial espaol tena el objetivo principal de obtener la mayor cantidad posible de metlico con el mnimo de recursos. El sistema comercial y tributario metropolitano se orient hacia ese fin, y ello acarre algunos efectos: 1) la supremaca econmica de los emisarios locales de la Metrpoli (el fisco y los comerciantes aseguraban el vnculo con la Pennsula); 2) el mantenimiento de las otras actividades econmicas por fuera de la circulacin monetaria.

Los sectores criollos y la Metrpoli, si bien perseguan intereses en parte dispares, lograron convivir -inestablemente- durante mucho tiempo gracias a que el botn de la conquista no slo era metlico, sino tambin hombres y tierras. La importancia de la franja geogrfica que va desde Mxico hasta Bolivia no slo reside en la existencia de metlico, sino tambin en la de poblaciones indgenas que haban logrado un desarrollo importante antes de la Conquista, lo cual las volva funcionales a la economa colonial (no slo para la minera, sino tambin para actividades artesanales y agrcolas). Sobre la tierra y el trabajo indgena se montar un modo de vida seorial que persistir hasta bien entrado el siglo XIX (variable segn los pases). Durante los siglos XVI y XVII, la conquista espaola conllev la muerte de miles de aborgenes (por guerras y porque el trabajo minero era sumamente insalubre); por ello, hacia los siglo XVII y XVIII, la escasez de mano de obra fue percibida por la Corona.

Otras de las consecuencias del derrumbe demogrfico del siglo XVII fueron: 1) el reemplazo de la agricultura por la ganadera del ovino; 2) el reemplazo, con mayor intensidad en las zonas ms importantes del imperio (Mxico), de la comunidad agraria indgena por la hacienda, unidad de explotacin del suelo dirigida por espaoles. La hacienda, adems, requera de un mercado capaz de absorber su produccin (a diferencia de la comunidad agraria aborigen, que era de autoconsumo).

Dentro del orden econmico colonial, la explotacin agrcola estaba subsumida a la minera y al comercio (les proporcionaba fuerza de trabajo, alimentos, tejidos y animales de carga a bajo precio); ello no le impeda, sin embargo, desarrollar una economa de subsistencia.

Halperin otorga una considerable importancia a las fuerzas externas en la evolucin hispanoamericana. Hacia el siglo XVIII, comenzaban a darse transformaciones en el orden colonial (no tanto en Mxico): la minera entraba en una lenta decadencia, pero lo ms importante fueron las reformas borbnicas, que implicaron una reforma administrativa, econmica y militar del imperio. Entre las causas de las reformas borbnicas encontramos la creciente prdida del control por parte de Espaa de las colonias, as como una voluntad metropolitana por modernizarlas, y tambin el descubrimiento de la capacidad consumidora de las colonias (recordar el contexto de surgimiento industrial en Europa, aunque sin embargo Espaa se mostrara dbil para ofrecer manufacturas a las colonias), lo cual supuso la instauracin del libre comercio entre la Metrpoli y las colonias. Adems, las reformas borbnicas significaron un mayor control fiscal y militar (creacin de nuevos virreinatos, reestructuracin del Ejrcito, por el cual se dejaba de contratar mercenarios y se reclutaban soldados profesionales).

Algunas de las consecuencias de las reformas: 1) mayor fragmentacin entre las distintas colonias, que ahora slo se vincularn directamente con Espaa; 2) desplazamiento, en las posiciones dominantes, de los criollos a favor de los comerciantes peninsulares; 3) Espaa, lejos de convertirse en proveedora industrial de las colonias, aparece como intermediaria entre ellas y las potencias econmicas europeas industriales (sobre todo Inglaterra); 4) mayor resentimiento en los criollos, que ahora deberan re-subsumirse a la Metrpoli; 5) si bien mejor la eficacia administrativa, la corrupcin e indisciplina de los funcionarios persisti; 6) se conserv (y se eficientiz) la funcin poltica de la Iglesia, que no era mal vista por los sectores subalternos. Las reformas borbnicas supusieron grandes cambios en algunas regiones (como el Ro de la Plata, por ejemplo); incorporaron, a las desigualdades ya existentes, otras nuevas.

Las comunicaciones entre las distintas regiones de Hispanoamrica eran muy malas: tan slo el transporte fluvial era medianamente seguro y eficiente. Ello es una causa importante de la gran fragmentacin de la regin hacia fines del siglo XVIII. De hecho, los transportes suponen uno de los costos mayores en la economa colonial. En este contexto, se da una Hispanoamrica contradictoria: en ciertos aspectos estaba ms integrada que hoy, pero estaba muy segmentada en diminutas reas.

Hay algunos rasgos comunes a Hispanoamrica en su conjunto: 1) la incidencia de la Iglesia, no slo en lo social y lo poltico, sino tambin en lo econmico; 2) la existencia de castas bien definidas y reafirmadas (pigmentacin), en donde la supremaca la tienen los blancos peninsulares y cristianos. La diferenciacin por castas es un elemento estabilizador, destinado a impedir el ascenso de los sectores urbanos inferiores a travs de la administracin, el Ejrcito y la Iglesia. Pero la recastificacin de la sociedad hispanoamericana a fines del siglo XVIII demuestra que ella no tiene lugar para todos sus integrantes. La movilidad social prcticamente nula en este contexto de ascenso econmico de ciertos sectores es fundamental para comprender la creciente hostilidad, sobre todo por parte de los criollos, hacia los sectores peninsulares; hostilidad agravada porque las reformas borbnicas otorgaban los cargos privilegiados nicamente a los peninsulares. As, la sociedad colonial crea una masa de descontento creciente, sobre todo de sectores que aspiran a ms de lo que son.

Mxico:

- regin histricamente ms importante y prspera de la colonia, diferenciada del resto del imperio.

- Norte de Mxico: ganadero y minero, era subsidiario del Mxico Central.

- Tierras bajas del este (despobladas): surgimiento del azcar hacia fines del siglo XVIII.

- Centro: industria artesanal relativamente importante, destinada hacia el mercado interno.

- Sectores dominantes del Mxico Central y meridional: grandes comerciantes de Veracruz (muchos de ellos peninsulares tras las reformas borbnicas).

- autonoma de la minera respecto al comercio (mineros poseen capitales).

- Su economa crece en la 2da mitad del siglo XVIII aunque no tanto como otras regiones.

- clase alta lujosa mexicana: criollos (mineros) y peninsulares (comerciantes y terratenientes), a la vez que miseria popular. Enorme desigualdad social.

- crecimiento demogrfico (siglo XVIII), sobre todo en el sector de autoconsumo.

- migraciones internas que, junto con el crecimiento demogrfico, no son absorbidas en el empleo.

- clase media no es aceptada en los cargos burocrticos, reservados a los peninsulares.

As, este clima de prosperidad comenzaba a mostrar sus facetas ms negativas, que terminaran por hacerse ver claramente con la entrada del siglo XIX.

Antillas espaolas (Cuba)

- Ganadera hasta principios del siglo XVIII, se orienta hacia la agricultura tropical.

- Tradicionalmente, 1) ganado y 2) tabaco (fluctuante).

- Siglo XVIII: introduccin del azcar. Fines del siglo XVIII y principios del XIX: gran crecimiento del azcar, por la huda de plantadores de Hait por la revuelta, ms favorable coyuntura internacional (independencia de EEUU, revolucin francesa, guerras civiles en Espaa).

- Explotacin del azcar: escasez de capitales (arcasmos tcnicos), pequeas unidades productivas, mano de obra esclava.

- Azcar ajeno en gran parte a Espaa.

- Propietarios, en un principio, subsumidos a los comerciantes que les brindan capitales y son sus acreedores.

- Regin muy afectada por las reformas borbnicas.

Amrica Central

- Ms estancada que Mxico y Cuba.

- Ms del 50% de la poblacin era indgena.

- Guatemala: mayor concentracin indgena. Grandes haciendas y comunidades indgenas de subsistencia.

- El Salvador: no tantos indios y propiedad ms dividida. Ms tropical. Comerciantes dominan la economa. Importancia del ndigo.

- Honduras y Nicaragua: ganadera extensiva y escaso desarrollo. Mestizos y mulatos.

- Costa Rica: ms despoblada. Hacia 1750, se establecen colonos gallegos en agricultura de autoconsumo.Nueva Granada (Colombia)

- Regin muy compleja: fragmentada por accidentes geogrficos.

- en crecimiento durante el siglo XVIII.

- Importancia del oro, sobre todo durante el siglo XVIII. Mano de obra esclava para la minera.

- Ms all del oro, retraso y cierto aislamiento del mercado mundial.

- Costa: blanca y mulata.

- Interior: mestizo y en menor medida blanco.

- Meseta: ganadera y agricultura. Grandes terratenientes en algunas regiones (Bogot) y propiedad ms dividida en otras (Antioquia).

- Cartagena (en la costa): fortaleza militar espaola muy importante. Venezuela

- a diferencia de Colombia, volcada al mercado ultramarino y ms integrada.

- Importancia del cacao. En menor medida, el caf, el ndigo y el algodn.

- Costa y valles andinos: agricultura de plantacin, en manos de grandes terratenientes criollos que usan mano de obra esclava.

- Regin muy afectada por las reformas borbnicas.

Ecuador

- fuerte oposicin costa/sierra.

- Costa: agricultura tropical de plantacin (cacao de menor calidad que el venezolano pero ms barato), con mano de obra esclava y dirigida al mercado ultramarino.

- Sierra: mayora indgena, minora blanca. Aislada del comercio ultramarino (se manifiesta en la persistencia de idiomas prehispnicos). Sobre todo de autoconsumo, aunque hay cierta produccin destinada a la costa o al Ro de la Plata.

- Existe una alta clase indgena, cmplice de las clases dominantes blancas.

Virreinato del Per

- en crisis por la subdivisin del virreinato (se haban creado el de Nueva Granada y el del Ro de la Plata, que tena las tierras del Alto Per), ya que Lima pierde la concentracin de la produccin proveniente de estas regiones (sobre todo del Alto Per) a manos de Buenos Aires.

- Aumento de la produccin de plata en tierras bajoperuanas.

- Minera segua siendo la base de la economa y el comercio ultramarino peruano.

- Sierra del norte: mestiza y bastante bien incorporada al comercio con otras colonias.

- Costa: agricultura orientada hacia el comercio hispanoamericano (haciendas y esclavos). Artesana vinculada a la agricultura.

- Sierra del sur (Cuzco): indgena, proveedora de las zonas mineras, a la vez que desarrolla una agricultura de subsistencia y una ganadera que atiende a las artesanas locales. Predominancia de comunidades indgenas.

- Agricultura serrana oprimida por clases altas espaolas e indgenas.

- Clases altas locales subsumidas a las de Lima (estas ltimas son propietarias de los latifundios costeros y comerciantes).

- Lima debe compartir sus ganancias con la Metrpoli.

Chile

- Tradicionalmente subsumido a Lima.

- Regin ms aislada de todas (poca repercusin de las reformas borbnicas).

- Siglo XVIII: crecimiento lento, sobre todo de metales preciosos (para exportacin).

- Poca diversificacin econmica por falta de compradores. Slo Lima le compra trigo.

- Poblacin crece ms rpido que la economa, y es sobre todo rural, blanca y mestiza.

- Conquista de tierras indgenas durante el siglo XVIII.

- Siglo XVIII: pocos cambios en la estructura social. Campo: gran propiedad, explotacin semifeudal. Sube la proporcin de los peninsulares (burcratas o comerciantes) en las clases altas.

- Escasa poblacin negra y mulata.

Ro de la Plata

- Regin muy afectada por las reformas borbnicas, por, entre otras cosas, la necesidad de establecer una barrera ante el avance portugus.

- Economa, tradicionalmente dirigida hacia Lima, ahora se dirige hacia Buenos Aires, que crece mucho.

- Clase mercantil rpidamente ampliada (sobre todo por la inmigracin espaola) y enriquecida, que domina por la concentracin de la produccin proveniente del Alto Per.

- Interior abastece al Alto Per. El litoral y Buenos Aires son mercados auxiliares, aunque el libre comercio con Espaa a partir de 1778 lo perjudica.

- Litoral rioplatense crece muy rpido durante la segunda mitad del s. XVIII. Subsumido a Bs As. Produccin de cueros, con escasa mano de obra.

- Regin pampeana y litoral: privilegiada porque no hay clara propiedad de la tierra, lo que permite la ganadera extensiva, tambin gracias a reducidas amenazas indgenas.

- Montevideo, rival de Buenos Aires, no puede competir contra ella.

Paraguay

- Misiones: en decadencia. Produce algodn y yerba mate, pero pierde mercados con Paraguay.

- Paraguay: prospera. Dominada por colonos peninsulares. Produce yerba, tabaco y ganadera vacuna.

Alto Per

- an ncleo demogrfico (indgena y mestizo) y econmico del Virreinato del Ro de la Plata.

- mayor dependencia de la minera respecto de comercio (respecto de Mxico).

- Cierta decadencia de la minera, pero an sigue siendo la ms importante de la Sudamrica espaola. Mano de obra sobre todo indgena.

- Agricultura altoperuano y artesanas textiles que proveen a las minas.

- Surgen ciudades comerciales (La Paz) al lado de las mineras. La Paz, indgena sobre todo, es el nexo entre el Potos y el Bajo Per. Por ello, se ve perjudicada con las reformas borbnicas.

Brasil

El siglo XVIII afect ms a Brasil que a Hispanoamrica. El ncleo econmico se desplaz del norte azucarero al centro minero. Adems, se expandi territorialmente.

Hasta fines del siglo XVII, Brasil se haba centrado en la produccin de azcar, sobre todo en el Norte. Pero hacia esta fecha, el azcar comenz su larga decadencia (que durara hasta fines del siglo XIX), tras la instalacin de este cultivo en las Antillas, lo cual supona una mayor competencia en un mercado relativamente reducido. Brasil no estaba bien preparado para afrontar esta competencia, ya que la produccin azucarera era bastante arcaica. Pero con la decadencia del azcar, fue creciendo, en el Centro, la ganadera y la caza de indgenas (para venderlos como esclavos complementarios en las plantaciones azucareras, que, por no disponer de moneda suficiente, ya no podan comprar tantos esclavos africanos, ahora dirigidos a las Antillas).

El descubrimiento de oro en 1698 y el de diamantes hacia 1730 cambiaran la historia brasilea. Estos minerales, existentes en la zona de Minas Gerais, seran una riqueza fundamental para Brasil. La minera (mucho menor que la hispanoamericana) permiti el retome de la importacin de esclavos africanos (aunque destinados a esta actividad y no a la azucarera) y facilit, como en ningn otro pas de Latinoamrica, la inmigracin europea. Pero hacia fines del siglo XVIII la minera entrara en decadencia.

A la vez, en la costa de Ro de Janeiro, que se haba convertido en la capital del Imperio, se produca algodn (favorecido con el auge de la Revolucin Industrial) y el arroz. En Ro Grande Do Sul, se practic la ganadera, cuyos mercados eran tanto internos (para la carne) como externos (cueros). Estas regiones seran las ms prsperas hacia fines del siglo XVIII, en contraposicin a las zonas mineras y azucareras, en decadencia. No obstante, el azcar segua siendo la principal actividad econmica.

Las reformas pombalinas facilitaron la integracin econmica con Inglaterra, lo que sera relevante durante a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Por otro lado, la sociedad brasilea era menos cerrada que la espaola: el principal lmite de casta era el de la esclavitud. Por otra parte, la voluminosa inmigracin metropolitana que se dio en Brasil favoreci la creacin de una aristocracia ligada al comercio ultramarino, a diferencia de Hispanoamrica. Los hacendados ganaderos del centro y del sur, si bien dependen, en cierto punto, de la aristocracia comerciante, tendrn un poder local muy slido.

La diferenciacin entre productores y mercaderes es distinta que en Hispanoamrica: en Brasil hay desde el comienzo un amplio sector agrcola, dominado por una homognea clase terrateniente, que produce para ultramar. Portugal, menos poderoso que Espaa, no puede tener una poltica econmica tan determinante como sta ltima. Adems, la administracin colonial, por parte de Portugal, era mucho ms atrasada que la de Espaa con Hispanoamrica. Esto haca que la cohesin entre metrpoli y colonia fuera menos slida (lo cual explicara la importancia temprana de Inglaterra en la economa brasilea). Al igual que en Espaa, la Corona no puede afrontar ella misma las tareas de expansin colonial: es por ello que concede ciertas atribuciones y autonomas a los sectores dominantes locales. Esto tambin podra tener que ver con el rumbo posterior de Brasil, en el cual los sectores locales mantuvieron un poder muy fuerte, mucho mayor que en Hispanoamrica.

En Brasil no se dieron reformas del tipo que en Hispanoamrica, en parte por el poder menor que tena Portugal para llevarlas a cabo, y en parte porque la Metrpoli no haba estado tan interesada en su actividad econmica como lo haba hecho Espaa. En Brasil, la Corona no garantizaba ni tierras ni mano de obra como s en Hispanoamrica, lo cual tambin contribuye a explicar el por qu de la mayor autonoma brasilea.

Pero la principal diferencia entre la estructura social de Brasil e Hispanoamrica es que en esta ltima, la posesin de la tierra y la de la riqueza no van juntas; en Brasil s suelen acompaarse, y eso da a las clases dominantes locales un poder que les falta en Hispanoamrica. Por eso, la creacin de un poder central no puede darse en Brasil en contra de esos poderes locales que pueden dominar las instituciones creadas para controlarlos. El poder central nace aqu dbil y se ejercer conforme a esa debilidad. Por otro lado, el personal eclesistico en el Brasil de fines del siglo XVIII perteneca a estas clases dominantes locales sin parangn en Hispanoamrica.

Captulo II: La crisis de independencia

El edificio colonial, que haba durado varios siglos, se desmoron en tan slo 15 aos. Este proceso de crisis de independencia, iniciado en 1810, terminara en 1825, ao en el cual Portugal haba perdido todas sus tierras americanas, y Espaa tan slo conservaba a Cuba y Puerto Rico. Por qu se dio tan rpido?

Primera etapa (1810-1815): estallido revolucionario y guerra civil

En Hispanoamrica, las reformas borbnicas, que reafirmaban -con xito parcial- el poder de Espaa en sus colonias y la ubicaban como intermediadora entre stas y las potencias industriales, tuvieron, sin duda algo que ver, pero no hay que exagerar, dice Halperin, su importancia. Las reformas borbnicas haban mejorado la eficacia de la administracin: ello explica el malestar de los sectores criollos, que ahora se sentan ms controlados por la Metrpoli. Adems, este malestar se potenciaba porque las reformas haban otorgado los cargos burocrticos a los peninsulares, y haban propiciado el acecho constante de los mercaderes peninsulares en los puertos coloniales, relegando a los comerciantes criollos. Pero segn Halperin, el proceso de reformas poltico-administrativas de las colonias no puede explicar la rapidez del proceso de independencia poltica respecto de las metrpolis: ms bien, las reformas prefiguran cambios y conflictos a largo plazo.

La causa principal del fin del orden colonial tampoco radica en la renovacin ideolgica del siglo XVIII que, si bien era ilustrada, no era por ello precisamente revolucionaria o anticolonial; a lo sumo, se le achacaba al rgimen colonial sus limitaciones econmicas, su cerrazn social o sus caractersticas jurdico-institucionales. Ser, pues, de fundamental importancia, los hechos ocurridos en el frente externo, ms precisamente en Europa: la revolucin francesa y sus consecuencias jugaran un papel fundamental para darle el golpe de gracia a la decadente Espaa (y a Portugal tambin).

Antes de la independencia, ms all de las reformas, se vislumbraba la degradacin del poder espaol, sobre todo a partir de 1795 y que se haca cada vez ms profunda. La Revolucin Francesa haba llevado a la guerra marina entre Francia e Inglaterra, de la cual Espaa no estaba exenta. Las consecuencias de ello fueron una incomunicacin entre Espaa y las colonias, que imposibilitaba el envo de soldados y el monopolio comercial. As, Espaa adoptara algunas medidas de emergencia que flexibilizaban el comercio de las colonias (y eran bien vistas por los criollos). Pero las colonias ahora no tenan mercados asegurados y se acumulaban stocks; los productores y comerciantes criollos comenzaban a ver en Espaa el principal obstculo a sus intereses. Se empieza a plantear la disolucin del lazo colonial, con distintos matices.

Luego de la guerra de Independencia espaola, que asegur la vuelta al trono de Fernando VII y la alianza con Inglaterra, Espaa pudo retomar el vnculo -ya muy transformado y sin vuelta atrs- con sus colonias. Pero Espaa se encuentra debilitada, militar y econmicamente, y la presencia de Inglaterra daba el golpe final al viejo monopolio. Adems, a nivel local, las elites criollas y las peninsulares son hostiles entre s. Sern los propios peninsulares quienes darn los primeros golpes al sistema administrativo colonial.

Entre 1800 y 1810 se dan una serie de episodios, a nivel local, que prefiguran la revolucin y muestran el agotamiento del rgimen colonial. En el naufragio del orden colonial, los puntos reales de disidencia eran las relaciones futuras entre la metrpoli y las colonias y el lugar de los peninsulares en stas, ya que aun quienes ms deseaban mantener el predominio espaol estaban poco dispuestos a seguir en el arruinado marco poltico-administrativo colonial. En estas condiciones, las fuerzas cohesivas (que en Espaa haban sido muy importantes para derrotar a Napolen), no existan en Hispanoamrica. Ni la veneracin por el rey cautivo, ni la fe en un nuevo orden espaol surgido de las cortes constituyentes lograban aglutinar a Hispanoamrica, entregada a tensiones cada vez ms insoportables.

En cuanto a las relaciones futuras con Espaa, mientras dur la invasin francesa en Espaa, sobre todo entre 1809 y 1810, no se crea en el poder de la resistencia espaola. Adems, la Espaa invadida pareca dispuesta a revisar el sistema de gobierno de sus colonias, y transformarlas en provincias ultramarinas de una monarqua ahora constitucional.

En cambio, el problema ms importante era el del lugar de los peninsulares en las colonias. Las revoluciones comenzaron por ser intentos de las elites criollas urbanas por reemplazarlos en el poder poltico. La administracin colonial, por su parte, apoy a los peninsulares.

En Mxico y las Antillas no fueron tan importantes estas pugnas entre criollos y peninsulares: en las Antillas, la revolucin social haitiana, que haba expulsado a los plantadores franceses de ese pas, mostraba los peligros que poda acarrear una divisin entre las elites blancas. En Mxico, la protesta india y mestiza de la primera fase de la revolucin fue derrotada por una alianza entre criollos y peninsulares.

La ocupacin de Sevilla en 1810 y el confinamiento del poder real espaol a Cdiz estuvieron acompaados de revoluciones pacficas en muchos lugares, que tenan por centro al Cabildo, institucin con fuerte presencia criolla (variable segn las regiones). Los cabildos abiertos establecern las juntas de gobierno que reemplazarn a los gobernantes designados desde Espaa.

Una aclaracin: los revolucionarios no se sentan rebeldes, sino herederos de un poder cado, probablemente para siempre. No hay razn alguna para que se opongan a ese patrimonio poltico-administrativo que ahora consideran suyo y al que lo consideran como til para satisfacer sus intereses.

En lneas generales, la revolucin es una cuestin que afecta a pequeos sectores: las elites criollas urbanas que toman su venganza por las demasiadas postergaciones que han sufrido. Herederas de sus adversarios (los funcionarios metropolitanos), si bien saben que una de las razones de su triunfo es que su condicin de americanas les confiere una representatividad que an no les ha sido discutida por la poblacin nativa, no conciben cambios demasiados profundos en las bases reales de poder poltico. A lo sumo, se limitarn a una limitada ampliacin a otros sectores en el poder, institucionalizada en reformas liberales.

Se abrir entonces una guerra civil que surge en los sectores privilegiados (criollos versus peninsulares): cada uno de los bandos buscar, para ganar, conseguir adhesiones en el resto de la poblacin. La participacin de las masas en la revolucin ser muy variable segn las regiones. Por ello, hay que tener cuidado de no reducir el proceso revolucionario a un mero conflicto interno entre las elites del orden colonial.

Hasta 1814, Espaa no podr enviar tropas contra sus posesiones sublevadas.

Ro de la Plata

La junta revolucionaria enva dos expediciones militares para reclutar adhesiones: la de Belgrano, que fracasa en el Paraguay, y otra que se extiende por el interior hasta el Alto Per. All, la expedicin emancipa a los indios del tributo y declara su total igualdad, en un signo de voluntad de ampliacin de la base social, pero los criollos altoperuanos se oponen a ello y se colocan del lado del rey. Los revolucionarios de Buenos Aires procuraron conseguir adeptos en los sectores sociales inferiores, pero en regiones lo suficientemente lejanas de Buenos Aires (como el Alto Per), de tal modo que no fuesen una futura amenaza a su hegemona. En cambio, en las zonas ms prximas a Buenos Aires, los dirigentes revolucionarios seran mucho ms reservados.

En la Banda Oriental, se dara un alzamiento rural que procurara extender las bases sociales de la revolucin a sectores subalternos: el de Artigas. El artiguismo sera resistido por las elites de Buenos Aires, que vean en l una amenaza para la cohesin del movimiento revolucionario y, sobre todo, una expresin de protesta social inadmisible y peligrosa.

Antes de eso, la dirigencia revolucionaria de Buenos Aires se haba dividido, en 1810, entre Saavedra, moderado, ms propenso a una continuidad reformada con Espaa, y Moreno, de tendencias rupturistas y jacobinas. El triunfo de los saavedristas sera efmero y sustituido por la direccin de los oficiales del ampliado ejrcito regular en 1812, entre los que estaban Alvear y San Martn. En 1813, una Asamblea soberana, si bien no declar la independencia, suprimi los mayorazgos y ttulos nobiliarios, el tribunal inquisitorial y proclam la libertad de vientre. Sera la nica revolucin de la Sudamrica espaola que an segua en pie hacia 1815.

Chile

En 1810 se cre una Junta, de tendencias moderadas, pero Martnez de Rosas la fue radicalizando. Esta radicalizacin fue el producto de la amenaza que representaba Per (realista), lo que oblig a la creacin de un ejrcito que influira en el desarrollo poltico. La revolucin se institucionaliza en 1811 en el Congreso Nacional, en el cual triunfara el radical Carrera, por medio de un golpe militar. El radicalismo, basado en el reformismo ilustrado, estaba dominado por la aristocracia santiaguina y funcionarios del antiguo rgimen, y uno de sus exponentes fue OHiggins, que luego se volvera moderado. El Congreso, sin oposicin moderada, cre un Estado moderno, por medio, sobre todo, de reformas burocrticas y judiciales, supresin de la Inquisicin y la abolicin de la esclavitud. Luego de un breve dominio moderado, Carrera, aristcrata terrateniente, hace otro golpe de Estado y establece una dictadura, que buscar apoyarse en sectores ms amplios (ejrcito, plebe urbana).

La revolucin chilena mora en 1814. Como en el Ro de la Plata, la divisin entre las facciones haba frenado (o moderado) el movimiento revolucionario.

Venezuela y Nueva Granada

La revolucin venezolana fue muy trgica por la cantidad de matanzas que hubo. Comenz en 1810, liderada por Miranda, quien no era apoyado por la oligarqua del cacao. Miranda intentara crear un aparato militar revolucionario eficaz y radicalizado. En 1811 se proclama la independencia de Espaa. La revolucin era apoyada en el litoral del cacao, pero el oeste y el interior eran realistas (dirigidos por Monteverde). Algunos alzamientos de los negros llevaron a dar por finalizada la Revolucin y entregado el poder a los realistas. Bolvar, quien haba combatido con Miranda, se exili en Nueva Granada para reorganizar la lucha. Venezuela se convirti en fortaleza realista y hacia 1815 la revolucin haba sido frenada en Nueva Granada. La revolucin neogranadina se vio muy afectada por las tendencias dispersivas entre sus jefes.

Segunda etapa (1815-1825): guerra colonial y triunfo revolucionario

Para 1815 slo la mitad meridional del virreinato del Ro de la Plata segua en revolucin. En el resto, la metrpoli devuelta a su legtimo soberano comenzaba a enviar hombres y recursos a los grupos que durante 1810-1815 haban resistido a los revolucionarios con slo sus recursos locales. Los realistas triunfaran, pero su alegra sera breve. Algunos autores insisten en que la severidad de las medidas realistas a partir de 1815 habra generado el efecto contrario de realimentar la revolucin. Sin embargo, para Halperin esta explicacin deja de lado que la guerra civil no haba desaparecido, sino que estaba latente, y adems sus consecuencias se hacan sentir. As, una poltica menos vengativa por parte de los realistas tampoco hubiera podido evitar los rebrotes revolucionarios.

La revolucin se haba hecho sentir tanto en las regiones revolucionarias como realistas. Tanto los jefes realistas como los patriotas deban formar ejrcitos cada vez ms amplios, para lo cual deban incorporar a sectores subalternos a sus filas y mantenerlos satisfechos: para ello, se flexibiliz la movilidad jerrquica dentro del ejrcito; los cuadros superiores ya no siempre quedaban en manos de las elites. A los nuevos jefes, provenientes de extractos sociales inferiores, tambin se los dot de recursos econmicos.

Durante este perodo se dieron cambios econmicos: el libre comercio penetra cada vez ms en las regiones hispanoamericanas, en donde ahora se importan productos ingleses que son mucho ms baratos que los de las artesanas locales, llevando a estas ltimas a la ruina.

La lucha contra los peninsulares significar la proscripcin, sin inmediato reemplazo, de una parte importante de las clases altas coloniales.

As, tras la restauracin que se da hacia 1815 en casi toda Hispanoamrica, la guerra vuelve a surgir, pero ahora con un nuevo carcter. La metrpoli se esfuerza por suprimir completamente el movimiento revolucionario, lo que transforma la guerra civil en una guerra colonial.

Una de las caractersticas de este viraje en el proceso revolucionario es la supeditacin de las soluciones polticas a las militares; de los focos revolucionarios aislados entre s se pasa a una organizacin a mayor escala, que finalmente llevara a la victoria. En esto, segn Halperin, es clave la funcin que cumplieron los lderes revolucionarios.

Para esta segunda etapa de la revolucin, Gran Bretaa y Estados Unidos, que hasta ahora haban tenido una posicin ambigua, contribuiran, directa o indirectamente, a que los revolucionarios se armasen y sumaran hombres a sus filas. Hay que tener en cuenta, adems, que si bien Espaa ahora estaba en condiciones de mandar ejrcitos a sus colonias y de mantener el orden colonial, a nivel interno las cosas haban cambiado. Si bien Fernando VII haba retornado al trono, las tendencias liberales no haban desaparecido, y mucho menos todava en el ejrcito que debera defender a las colonias. Adems, la situacin econmica catica haca difcil una reconquista costosa.

Hacia 1820 se dio una revolucin liberal en Espaa que, si bien no se resignaba a perder las colonias, reconoca que ya no se poda volver a la situacin prerrevolucionaria, y que deban efectuarse reformas conciliatorias. Estas ideas renovadoras no fueron bien vistas por algunos sectores contrarrevolucionarios hispanoamericanos, intransigentes, que deseaban la restauracin absolutista; otros intentaran una reconciliacin con los patriotas, dejando afuera a la Espaa liberal. Lo cierto es que ambas posturas debilitaran a los realistas.

En 1823 se dara en Espaa una restauracin absolutista apoyada por Francia. Inglaterra, que era aliada de Espaa pero tradicionalmente hostil a Francia, no vio bien esta nueva influencia francesa sobre la Pennsula y lentamente comenz a inclinarse hacia los revolucionarios hispanoamericanos. Tambin en 1823, Estados Unidos proclamaba la doctrina Monroe, por la cual no aceptara una restauracin espaola en Hispanoamrica. Para este ao, tan slo el Alto Per, algunas regiones del sur chileno y del sur peruano permanecan adictos al rey. El avance de la revolucin haba sido, en gran medida, la obra de San Martn (de ideas monrquicas) y Bolvar (que crea en una repblica autoritaria, guiada por la virtud). San Martn contara con el apoyo de OHiggins en Chile y del gobierno de Buenos Aires, mientras que Bolvar, al principio no tendra ni apoyos ni recursos. Sin embargo, hacia 1823, la situacin era ms bien la inversa.La guerra de independencia dejara una Hispanoamrica muy distinta a la que haba encontrado, y distinta tambin de la que se haba esperado ver surgir una vez terminados los conflictos. La guerra misma, su inesperada duracin, la transformacin que haba obrado en el rumbo de la revolucin, que en casi todas partes haba debido ampliar sus bases (para ambos bandos), pareca la causa ms evidente de esa notable diferencia entre el futuro entrevisto en 1810 y la sombra realidad de 1825.Ro de la Plata

En el Ro de la Plata, un nuevo congreso se reuni en Tucumn en 1816, cuyo director supremo era Pueyrredn, quien mantendra unidas, hasta 1819, a las distintas regiones. Esto fue posible gracias a la alianza entre las elites gobernantes de Buenos Aires y de Tucumn y Cuyo cada vez ms conservadoras y dispuestas a una reconciliacin con la Espaa restaurada-, no afectadas por el federalismo artiguista. Sin embargo, Pueyrredn no lograra controlar por l mismo la disidencia artiguista en el litoral: tuvo que acudir a la intervencin portuguesa en la Banda Oriental, para que mantuviera a Artigas a la defensiva. Hacia 1819, el rgimen de Pueyrredn se descompona, y los caudillos del litoral se hacan cada vez ms autnomos.

Chile En 1817, San Martn, con recursos provenientes de Cuyo, derrota a los espaoles y en 1818 se proclama la independencia de la nueva repblica, cuyo Director Supremo era OHiggins. La nueva repblica, que deba rehacer la cohesin interior, iba a ser marcada por un autoritarismo fro y desapasionado, muy duro sobre todo contra los realistas y disidentes.

Per y Bolivia

Durante la primera etapa revolucionaria, Per haba sido un bastin realista. La reconquista de Chile deba ser el primer paso, pues, en el avance hacia Lima. En 1821 se creara un Per independiente y monrquico, con San Martn como protector. Per sera el estado independiente ms conservador de todos; en parte, se explica este conservadurismo extremo como maniobra para ganar el apoyo de la aristocracia limea, clave para consolidar el nuevo orden. Sin embargo, an persistan importantes reductos realistas, que amenazaban seriamente a la revolucin, y que slo podran ser derrotados con ayuda de nuevos auxilios externos, como el de Bolvar. San Martn se vera obligado a renunciar y a fines de 1822 se proclam la repblica de Per. Entre 1823 y 1826, se daran varios intentos realistas por frenar la revolucin, que seran finalmente derrotados.

En el Alto Per, Sucre, aliado incondicional de Bolvar, lograra derrotar a los realistas en 1825 y fundar la repblica de Bolivia, que escapaba tanto a la unin con el Ro de la Plata, como con Per.

Venezuela, Nueva Granada y Ecuador Bolvar, en ruptura con la aristocracia de Caracas, se apoy, inicialmente, en los agricultores y pastores andinos, en los negros de la costa y en los llaneros que en 1814 lo haban echado de Venezuela. En 1816, anuncia la liberacin de los esclavos (fundamentales en la economa de plantacin de la costa venezolana) y se ala con Pez, formando la fuerza militar que llegara hasta el Alto Per. Hacia 1819 se declar la Repblica de Colombia, que inclua a Venezuela y Ecuador, pero con autonomas importantes. Sin embargo, la resistencia realista durara hasta 1821, bastante afectada por la revolucin liberal en Espaa, permitindole a Bolvar avanzar hacia Per. En 1821, se proclam una constitucin, que estableca un rgimen ms centralizado que el que se haba pensado en 1819: Bogot era el centro.

Santander se ocup de organizar el nuevo estado, pero la tarea era desde el comienzo muy difcil. La modernizacin social deba enfrentar tanto a la Iglesia como a los grupos privilegiados por el viejo orden (propietarios de esclavos del litoral venezolano opuestos al abolicionismo, grandes mercaderes y pequeos artesanos enemigos del comercio libre). Sin embargo, la repblica no se animaba a excluir a estos sectores conservadores, por miedo a que ocurriese lo que en Hait en 1804.

El nuevo orden buscaba entonces retomar el moderado reformismo administrativo, caracterstico de las mejores etapas coloniales. Pero se topaba con serios obstculos: no slo las ruinas del pasado cercano y los costos de la guerra limitaban sus recursos, sino que no tenan una base de poder autnoma de sus gobernados. No eran sorprendentes, entonces, tendencias localistas o centrfugas.

As, la repblica de Colombia pareca tener desde su origen un desenlace fijado: el golpe de estado autoritario que unira, bajo la gida de Bolvar, a los inquietos militares venezolanos y a la oposicin conservadora neogranadina.

Mxico Aqu se dio una revolucin muy distinta a las sudamericanas, en donde la iniciativa haba correspondido a las elites urbanas criollas, que ya para 1825 controlaban el proceso que haban comenzado. En Mxico, en cambio, la revolucin empez por ser una protesta mestiza e india en la que la nacin independiente tardara decenios en reconocer su propio origen.

En 1810, un cura rural, Hidalgo (proveniente del noroeste), proclamaba su revolucin, apoyado fundamentalmente en sectores subalternos (peones rurales, y trabajadores mineros), pero que de tan mal organizados y mal armados que estaban, seran derrotados.

Ms all del fracaso de Hidalgo, hacia 1812, el tambin cura Morelos (proveniente del sur) se convertira en el nuevo jefe revolucionario, con apoyo de las masas. Organiza mejor las fuerzas que Hidalgo y propone la abolicin de las diferencias de casta y la divisin de la gran propiedad en manos de enemigos. Pero las disensiones, que en algn momento haba logrado minimizar, terminaron por debilitar la revolucin de Morelos. Sin embargo, sta no fue su nica causa: a Morelos, que a partir de un movimiento indgena quera lograr una revolucin nacional, moderada en su estilo pero radical en su programa, los realistas oponan un frente junto con los criollos. Una vez eliminada la herencia de rencores del pasado, atenuados por el comn terror ante la revolucin de Hidalgo, la unin de peninsulares y ricos criollos en defensa del orden establecido era un programa ms factible que el de la revolucin. As, Morelos sera derrotado y ejecutado en 1815.

Los alzamientos de Hidalgo y Morelos, si bien haban llevado imgenes religiosas, amenazaban la estructura eclesistica. Por ejemplo, Morelos inclua entre las tierras a dividir, las de la Iglesia. Por ello, no sorprende que la Iglesia tambin fuera su opositora.

Tras algunos alzamientos rurales que fueron sofocados, en los aos siguientes los criollos de la capital comenzaron a enfrentarse, poco a poco, con los peninsulares. Sin embargo, este espritu disidente no madurara: la revolucin liberal en Espaa desencaden sbitamente la independencia de Mxico, proclamada en 1821.

Los peninsulares tenan mayor peso en Mxico que en el resto de las colonias. Porque se crean dotados de suficiente fuerza local, tambin los peninsulares podan encarar una separacin poltica de Espaa. Esta se produjo cuando el vuelco liberal de Espaa pareci afectar tanto a la Iglesia como la intransigencia en la lucha contra las revoluciones hispanoamericanas. Las elites mexicanas teman que la Espaa liberal los perjudicase, as que prefirieron romper con ella.

Brasil Aqu la independencia de 1822 fue ms pacfica. Una de las causas de esta diferencia entre la independencia de Brasil y la de Hispanoamrica radica en que Portugal haba otorgado a Inglaterra la funcin de metrpoli econmica de las tierras americanas. Si bien existieron intentos, por parte de la Corona portuguesa, de aumentar la participacin metropolitana en la vida portuguesa, fueron mucho ms limitados que los de Espaa. Ms all de que existi una inmigracin portuguesa importante, que se incorpor a las filas de la elite peninsular, no logr imponerse sobre las jerarquas locales surgidas durante los siglos anteriores.

Adems, Portugal estaba mucho ms dominado por Inglaterra que Espaa; por ello, no debe sorprender el cuasi-secuestro en 1810, por parte de los ingleses, de la corte portuguesa, que la trasladara de Lisboa a Ro de Janeiro (ante la invasin napolenica), que ahora se converta en la sede de la corte regia. Por otro lado, a esta altura, Inglaterra entablaba relaciones comerciales mucho ms profundas con Brasil que con Hispanoamrica.

Si bien la liberacin de Portugal en 1812 no bast para que la Corona retornase a Lisboa, la revolucin liberal de 1820, s lo hara. El rey dej a su hijo Pedro como regente del Brasil, quien proclamara la independencia en 1822, desoyendo la advertencia de las cortes liberales que lo intimaban a seguir las rdenes de su padre. Sin embargo, gracias a la presin de Inglaterra, en 1825, Portugal reconocera al nuevo estado independiente. En 1824 se proclam en Brasil una constitucin liberal y parlamentaria.

El imperio de Brasil, surgido casi sin lucha y en armona con un nuevo clima mundial poco adicto a las formas republicanas, iba a ser reiteradamente propuesto como modelo para la turbulenta Amrica espaola. La corona imperial iba a ser vista como el fundamento de la salvada unidad poltica de la Amrica portuguesa, frente a la disgregacin creciente de Hispanoamrica. De todos modos, la unidad brasilea tambin tuvo sus amenazas, como algunos alzamientos localistas, que fueron derrotados.

Aunque la ausencia de una honda crisis de independencia aseguraba que el poder poltico seguira en manos de los grupos dirigentes surgidos en la etapa colonial, haba entre stos bastantes tensiones, que luego se haran sentir. Aqu encontramos un factor en comn con Hispanoamrica: la dificultad de encontrar un nuevo equilibrio interno, que absorbiese las consecuencias del cambio en las relaciones entre Latinoamrica y el mundo que la independencia haba trado consigo.

Captulo III: La larga espera (1825-1850)

En 1825 terminaba la guerra de independencia. Dejaba en toda Hispanoamrica efectos muy considerables: la ruptura de las estructuras coloniales, consecuencia a la vez de: a) una transformacin profunda de los sistemas mercantiles, b) la persecucin de los grupos ms privilegiados con el sistema antiguo, y c) la militarizacin que obligaba a compartir el poder con grupos antes ajenos a l. En Brasil, una transicin ms pacfica pareca haber evitado esos cambios catastrficos, pero, sin embargo, all tambin la independencia mostraba el agotamiento del orden colonial.

De las ruinas del antiguo orden se esperaba que surgiera uno nuevo, cuyos rasgos esenciales haban sido previstos desde el comienzo de las luchas independentistas. No obstante, este nuevo orden se demoraba en nacer. Algunos explicaban esta espera como el resultado de la herencia de la guerra: concluida la lucha, no desapareca la gravitacin del poder militar, en el que se vea el responsable de las tendencias centrfugas y de la inestabilidad poltica. Pero segn Halperin, esta explicacin era insuficiente y hasta engaosa: dado que no se haban producido los cambios esperados, esa postura supona que la guerra de independencia no haba provocado una ruptura suficientemente profunda con el antiguo orden, cuyos herederos eran los responsables de los problemas que ahora aquejaban a Hispanoamrica.

Sin embargo, los cambios ocurridos son impresionantes: no hay sector de la vida hispanoamericana que no haya sido tocado por la revolucin. La novedad ms importante es la violencia, sobre todo como consecuencia de la ampliacin de las bases militares tanto de los patriotas como de los realistas. Violencia que llega a dominar la vida cotidiana, en los diferentes lugares de Hispanoamrica. Pero ya no es posible retornar a la relativa tranquilidad del antiguo orden. Luego de la guerra, es necesario difundir las armas por todas partes para mantener un orden interno tolerable. As, la militarizacin enfrenta a la lucha. Pero la militarizacin es un remedio costoso e inseguro: los jefes de los grupos armados se independizan rpidamente de quienes los han invocado y organizado. Por ello, para mantenerlos a su favor, deben tenerlos satisfechos: utilizan las rentas del Estado para sostenerlos. As se entra en un crculo vicioso, porque para obtener ms recursos en pases arruinados econmicamente es necesaria ms violencia, lo que implica un mayor apoyo militar. En los pases que han hecho la guerra fuera de sus fronteras (Argentina, parte de Venezuela, Nueva Granada y Chile) tienen un papel considerable las milicias que garantizan el orden local. Estas milicias, ms cercanas a las estructuras locales de poder (y menos costosas), a veces se meten en la lucha poltica expresando la protesta de las poblaciones agobiadas por el peso del ejrcito regular. Pero ingresar en la lucha poltica significa ms recursos, para tener una organizacin ms regular que permita confrontar contra el ejrcito.

As, los nuevos estados suelen gastar ms de lo que sus recursos permiten, y ello, ms que nada, porque el ejrcito que por bastante tiempo arbitrar entre distintas facciones- consume la mayor parte de ellos. Hasta cierto punto, Hispanoamrica estaba prisionera de los guardianes del orden, que a menudo eran los causantes del desorden. Si bien la militarizacin haba permitido una limitada democratizacin (al permitir una movilidad mayor dentro de sus filas), tambin se esforzaban porque la democratizacin no se extendiera demasiado. Por ello, muchas de las elites que acusaban al ejrcito de ser la causa del desorden, no se animaban a eliminarlo, por miedo a que esta democratizacin ampliada se hiciese efectiva.

La democratizacin fue otra de las consecuencias de la revolucin. Por ejemplo, en la mayora de los estados, comienzan a darse procesos de liberacin de los esclavos (con distintos matices), no tanto por voluntad propia, sino ms bien porque la guerra los obliga a hacerlo, pues necesitan soldados. La esclavitud domstica pierde importancia, aunque la agrcola se defiende mejor en las plantaciones. Sin embargo, la mano de obra esclava es cada vez menos disciplinada y menos productiva; adems, las trabas a la trata (sobre todo por parte de Inglaterra) aumentan el precio de los esclavos. As, antes de ser abolida (en casi toda Hispanoamrica hacia mediados de siglo ya haba desaparecido), la esclavitud se vaca de su anterior importancia. Aunque los negros emancipados no sern reconocidos como iguales por los blancos ni por los mestizos, tendrn un lugar muy distinto en una sociedad que, aunque sigue siendo desigual, al menos las desigualdades estn organizadas de manera distinta a las de la sociedad colonial.

Otro de los cambios fue el debilitamiento del sistema de castas: los mulatos libres y los mestizos, que durante el orden colonial haban estado desfavorecidos legalmente, ahora ya no estn tan condenados desde nacimiento. Sin embargo, se mantuvo la legislacin respecto a las masas indgenas que, si bien las postergaba en derechos, al menos permita que sus tierras no les fuesen expropiadas. Esto no se dio tanto por la accin tutelar de las nuevas autoridades, sino ms que nada por cuestiones coyunturales: el debilitamiento de las elites urbanas; la falta de una expansin del consumo interno (en las regiones con alta poblacin indgena) y, sobre todo, la reducida exportacin agrcola, explican por qu las comunidades indgenas, indefensas y sin ttulos de propiedad, pudiesen conservar sus tierras, que por ahora no eran muy necesarias para los sectores dominantes.

Otra de las consecuencias de la revolucin, asociada con la decadencia del sistema de castas, es la modificacin en la relacin entre las elites urbanas prerrevolucionarias y los sectores (mulatos, mestizos urbanos, blancos pobres) desde los cuales haba sido difcil el acceso a ellas. Uno de los canales de ascenso haba sido el ejrcito. Pero tambin tiene que ver otro fenmeno que fue efecto de la revolucin: la prdida de poder de las elites urbanas frente a los sectores rurales. Dado que tanto los realistas como los patriotas requeran cada vez ms personas en sus ejrcitos, no es llamativo que el campo, donde viva la gran mayora de la poblacin, comenzara a tener ms peso. Pero hay que advertir que si bien el campo comenz a tener mayor relevancia, ello no significa que el campo haya sufrido grandes modificaciones con la revolucin. De hecho, en casi todas partes no haba habido movimientos rurales espontneos, y los dirigentes seguan siendo los terratenientes, quienes dominaban las milicias para asegurar el orden rural.

Pero una de las consecuencias ms importantes de la revolucin fue que el sector terrateniente, subordinado durante la etapa colonial, ahora se convierte en dominante. En cambio, las elites urbanas ahora pierden parte de su poder poltico y econmico. Lo paradjico de la revolucin es que destruy lo que deba ser el premio de los vencedores (las elites criollas urbanas). stas se debilitaran, tambin, por el derrumbe de los circuitos comerciales en los que haban prosperado (la ruta de Cdiz, ahora reemplazada por la de Liverpool).

Tambin hay cambios en la Iglesia, dado que sta, en la colonia, haba estado muy vinculada a la Corona. La Iglesia, tras la revolucin, se empobrece y se subordina al poder poltico. Sin embargo, en algunas zonas, como Mxico, Guatemala, Colombia o Ecuador, el cambio es limitado y compensado por el nacimiento de un prestigio popular muy grande.

Debilitadas las bases econmicas de su poder por el coste de la guerra y despojados de las bases institucionales de su prestigio social, las elites urbanas deben aceptar ser integradas en posicin subordinada en un nuevo orden poltico, cuyo ncleo es militar. Los ms pobres dentro de esas elites (administrativos y burcratas inferiores) hallan en esta aceptacin rencorosa una va para la supervivencia, al poner las tcnicas administrativas que ellos dominan al servicio del nuevo poder poltico. Las elites que han salvado o aumentado parte importante de su riqueza (comerciantes extranjeros, generales transformados en terratenientes, etc.) reconocen, ms all de sus limitaciones, la capacidad del ejrcito para mantener el orden interno.

Pero la revolucin no ha suprimido, a grandes rasgos, un aspecto esencial de la realidad hispanoamericana: la importancia que tiene el apoyo de poder poltico-administrativo para alcanzar y conservar la riqueza. Ahora como antes, en los sectores rurales se sigue obteniendo la tierra por medio del favor del poder poltico, que es necesario conservar.

En cambio, la miseria del estado crea en todas partes una suerte de aristocracia financiera que le presta dinero a intereses altsimos y con garantas inslitas. En suma, la relacin entre el poder poltico y los econmicamente poderosos ha variado. El podero social de algunos hacendados y la relativa superioridad econmica de los prestamistas los coloca en una posicin nueva frente a un estado al que no solicitan favores, sino imponen concesiones.

Pero no slo los 15 aos de guerra fueron la causa de esto ltimo. Una de las modificaciones ms fundamentales que acarre la revolucin fue la brutal transformacin de las estructuras mercantiles, ya que, desde 1810, toda Hispanoamrica se abri plenamente al comercio extranjero.

Hay un cambio esencial en la relacin entre Hispanoamrica y el mundo. El contexto en que se dio este cambio explica en parte sus resultados: hasta 1850, los pases europeos invirtieron escasos capitales en Hispanoamrica. Las causas de esto no slo se reducen al desorden postrevolucionario hispanoamericano, sino tambin a que en Europa, el capitalismo no se haba consolidado lo suficiente. Tanto Inglaterra como el resto de los pases europeos quieren arriesgar poco en Hispanoamrica, no slo porque el riesgo es grande, sino porque no tienen mucho para arriesgar. Por ello, lo que ms se busca en Latinoamrica, por parte de las metrpolis econmicas (sobre todo Inglaterra), es que se compren los productos industriales. Para ello, tambin es preferible un dominio de los circuitos mercantiles locales.

Como consecuencia de todos estos cambios, la aristocracia local tendr muchos integrantes extranjeros, que dominan el comercio local. Esto se asimila un tanto al orden colonial, en el cual los comerciantes peninsulares pertenecan a las elites. Pero el sistema comercial postrevolucionario (sobre todo el ingls) se diferencia del espaol en tanto logra colocar un excedente industrial cada vez ms amplio. A la vez, introduce un circulante monetario que favorece a los que antes no tenan acceso directo a l (productores rurales) y perjudica a los que lo monopolizaban (prestamistas y mercaderes urbanos). Sin embargo, las aspiraciones inglesas se veran limitadas por tres motivos: a) las sucesivas crisis econmicas del capitalismo; b) la sobredimensin de la capacidad de consumo hispanoamericana y c) la aparicin de Estados Unidos como competidor directo.

En muchos aspectos, Inglaterra es la heredera de Espaa, beneficiaria de una situacin de monopolio que puede ser sostenida ahora por medios ms econmicos que jurdicos. La Hispanoamrica de 1825 es ms consumidora que la de 1810, en parte porque la manufactura extranjera la provee mejor que la artesana local. Pero no slo Inglaterra conquistara el mercado existente, sino que tambin creara uno nuevo, gracias a sus precios muy bajos y a su oferta abrumadora. La ofensiva industrial arruinara, a mediano y largo plazo, a las artesanas locales. Pero ms decisivo an fue el dficit comercial de los pases latinoamericanos, que importaban ms de lo que exportaban.

En suma, Hispanoamrica estaba estancada en lo econmico. La victoria del terrateniente sobre el mercader se debe, sobre todo, a la decadencia de ste y no basta, en general, para inducir un aumento de produccin tal como se haba pensado en 1810. Hispanoamrica aparece entonces encerrada en un nuevo equilibrio, mucho ms esttico que el colonial.

Estados Unidos, entre 1815 y 1830, y Francia, a partir de 1830, comenzaron a enfrentarse a la hegemona britnica. Estados Unidos apoy a los revolucionarios ms radicales; pero como stos fracasaron, tambin decay la importancia de este pas en los asuntos polticos. En la economa, el declive norteamericano fue ms lento. Francia, por su parte, nunca signific un riesgo para el comercio britnico, pues era complementario (venda bienes de lujo, a diferencia de Inglaterra que venda bienes ms masivos). En lo poltico, la agresiva poltica francesa no fue bien vista por los sectores locales, que preferan la discreta hegemona britnica. Esta ltima se apoyaba en su predominio comercial, en su poder naval, en tratados comerciales y, sobre todo, en el uso prudente de esas ventajas: Inglaterra slo se propone objetivos polticos conforme a sus potencialidades y limitaciones. Es decir, Inglaterra no aspira a una dominacin poltica directa, que implicara altos gastos. Por el contrario, se propone dejar en manos hispanoamericanas, junto con la produccin y buena parte del comercio interno, el gobierno de esas extensas tierras siempre y cuando sea conforme a sus intereses econmicos, claro est-. A Inglaterra lo que ms le interesa es el mantener el statu quo, que le permite hacer buenos negocios con Latinoamrica.

Su fuerza y el uso moderado que de ella hace, contribuyen a hacer de Inglaterra la potencia dominante. Sin embargo, hacia mediados de siglo XIX parece surgir, lentamente, un competidor cada vez ms slido: Estados Unidos, que ya tiene bastante influencia en el Caribe y en Mxico. Adems, el descubrimiento de oro en California en 1849 transforma las economas de los pases del Pacfico, que proveen a los barcos que van desde la costa este a la oeste de Estados Unidos.

En suma, el marco postrevolucionario es, por el momento, muy distinto al imaginado en los albores de la revolucin. Amrica Latina, entre 1825 y 1850, es estable en la penuria; la nueva potencia dominante, al tomar en cuenta esa situacin e introducirla como postulado esencial de su poltica, contribuye a consolidarla. Mientras tanto, Hispanoamrica espera, cada vez con menos esperanzas, el cambio que no llega. Es que entre los cambios trados por la independencia es fcil sobre todo advertir los negativos: a) degradacin de la vida administrativa; b) desorden y militarizacin; c) un despotismo ms pesado de soportar porque debe ejercerse sobre poblaciones que la revolucin ha vuelto ms activas, y que slo deja la alternativa de la guerra civil, incapaz de fundar sistemas de convivencia menos brutales; d) estancamiento econmico, donde los niveles de comercio internacional de 1850 apenas superan a los de 1810.

De todos modos, el marasmo econmico es variable segn las regiones. Por ejemplo, Venezuela, en la agricultura, y el Ro de la Plata, con la ganadera, logran retomar y superar los niveles de los ms prsperos aos coloniales. En cambio, Bolivia, Per y sobre todo Mxico no logran reconquistar su nivel de tiempos coloniales. Ntese que la crisis en estos ltimos pases, al ser predominantemente mineros, se debe a que la guerra ha destruido gran parte de la infraestructura, y requieren cuantiosas inversiones de capital para rehabilitarla, cosa que no ocurre. La Hispanoamrica marginal, la que en tiempos coloniales estaba en segundo plano, y slo comenzaba a despertar luego de 1780, resiste, pues, mejor las crisis brutales del perodo de emancipacin. As, el Ro de la Plata, Venezuela, Chile, Costa Rica y las Antillas (an bajo dominio espaol), prosiguen su avance econmico.

En este contexto globalmente crtico, Amrica Latina fue elaborando soluciones (de poltica econmico-financiera o de poltica general) que slo lentamente maduraran. All donde la crisis fue, dentro de todo, menos honda, las soluciones fueron halladas ms pronto, y significaron transformaciones menos profundas.

Algunos sostienen que la causa de esta situacin, ms crtica en Hispanoamrica que en Brasil, se debe a que la primera estaba muy fragmentada, a diferencia del segundo. Pero para Halperin, esto es discutible: la divisin de Hispanoamrica entendible dado que es un territorio ms grande que Brasil- es previa a la independencia, mientras que Portugal haba creado un Brasil unido. La guerra de Independencia haba confirmado las divisiones internas de Hispanoamrica y haba creado otras, como las del Ro de la Plata o Centroamrica. Por ello, para Halperin, para la postindependencia, ms que de fragmentacin hispanoamericana, es preferible hablar de incapacidad para superarla. Bolvar, por ejemplo, haba intentado una unificacin, que fracas. El fracaso de Bolvar puede vincularse, en parte, a un pronstico errado por parte suya: mientras l crea que la militarizacin y ruralizacin postrevolucionarias seran efmeras y que un orden durable slo surgira cuando volviesen a aflorar los rasgos esenciales del prerrevolucionario, la historia indicara que las innovaciones aportadas por la revolucin haban llegado para quedarse. El desengao bolivariano tambin se explica por la derrota frente a sus adversarios y la erosin de sus apoyos.

Brasil

En el imperio del Brasil, la adaptacin al nuevo orden fue la ms exitosa de todas. Esto se puede explicar gracias a que las diferencias entre el viejo y nuevo orden eran, en Brasil, menos intensas que en Hispanoamrica. El Brasil colonial anticipaba algunos rasgos del Brasil independiente: una metrpoli menos vigorosa e influyente; un contacto ya directo con Inglaterra o un peso menor de los funcionarios de la Corona respecto de las elites locales. Sin embargo, las transformaciones eran indudables y difciles. Si bien la transicin al Brasil independiente fue ms pacfica que en Hispanoamrica, mantener el orden interno no es tarea sencilla (durante los 30 y 40, hubo varias guerras civiles).

La creacin de un parlamento tena consecuencias anlogas a la militarizacin de Hispanoamrica, no por la violencia, sino por la predominancia de los terratenientes. Las aristocracias locales, rurales y liberales chocaran con las elites conservadoras urbanas, que en su mayora eran portugueses que haban sido privilegiados durante el antiguo orden. La Corona, con el apoyo del ejrcito, debera arbitrar entre ambos bandos. A partir de la dcada del 30, Brasil sera ms bien liberal.

En lo econmico, Brasil, el principal mercado latinoamericano para Inglaterra, es otro de los pases que supera sin dificultades econmicas inmediatas la crisis de independencia. Como en Cuba, el nordeste brasileo sale beneficiado de la crisis azucarera en las Antillas inglesas. A la vez, el sur ganadero tambin prospera. Pero el resultado de esta bonanza en los extremos del pas es que se crean desequilibrios que repercutirn en la vida poltica brasilea; recin, con el surgimiento del caf, en la regin central, hacia mediados del siglo XIX, se equilibrar un tanto la situacin. No obstante, el renacimiento del nordeste azucarero mantiene los rasgos arcaicos de la produccin: esclavos que debe importar pero cada vez ms dificultosamente, dado que Inglaterra busca frenar la trata. Lo lograr, violencia mediante, en 1851.

Hacia mediados de siglo, la agricultura esclavista azcar y, en menor medida, el incipiente caf- entraba en crisis, ya que la persecucin a la trata aumentaba el costo del esclavo. Pero mientras el caf lograba encontrar nuevas alternativas, el azcar decaa poco a poco. De esta manera, el ncleo econmico del Brasil comenzaba a moverse hacia el centro y el sur.

El Brasil imperial sufrir, durante esta poca, dficit comercial, desaparicin del circulante metlico y penuria de las finanzas, principalmente porque importa a Inglaterra ms de lo que exporta. Adems, su economa crece, pero ms lentamente que su poblacin. Sin embargo, hay en ella ciertos avances como una slida estructura financiera- que, junto con la estabilidad poltica, explican el prestigio que no durara mucho- que tiene Brasil en Hispanoamrica.

Mxico

La primera etapa independiente mexicana se caracteriza por ensayos de restauracin al viejo orden. Esto se comprende porque, en Mxico, los ltimos tiempos coloniales haban sido ms prsperos que en el resto de Hispanoamrica. Adems, la independencia mexicana no haba modificado las jerarquas coloniales.

Luego de la independencia, por algunos aos Mxico fue un Imperio cuyo soberano era Iturbide; pero ste fue derrocado por el ejrcito (cuyo jefe era Santa Anna). A la cada del imperio sigui la separacin de la regin de Amrica Central, la convocacin a una constituyente y la eleccin como presidente al moderado Victoria. Se conforman dos partidos: uno conservador y otro liberal y federalista.

Los conservadores crean en una reconstruccin del pas en donde Inglaterra fuera la nueva metrpoli, y en donde se reconciliaran las elites criollas y espaolas, que seran el sostn del nuevo orden.

Los liberales pretendan expulsar a los peninsulares. En realidad, muchos de stos ya se haban ido de Mxico, y los restantes eran en su mayora pequeos burgueses inofensivos, pero que eran aborrecidos por la plebe, ya que estaban en contacto directo con ella.

Los conservadores teman la participacin de la plebe, a quien los liberales representaban un poco ms, ya que radicalizara el orden. Para ello, apelarn a la Iglesia, a quien crean capaz de competir con los liberales por la direccin de la plebe.

Entre fines de la dcada del 20 y 1836, se dan golpes de estado y destituciones entre liberales y conservadores, estos ltimos representados por el general Santa Anna, a quien tambin los liberales moderados interpelaran en algunas ocasiones.

Desde 1836 hasta 1849 se da un claro predominio conservador, que paradjicamente no se quiebra con las enormes prdidas de territorios a manos de EE.UU: en 1836, Mxico pierde a Texas, que no acepta el centralismo conservador mexicano; en 1848, Mxico pierde, tambin, a manos de EE.UU, California y Nuevo Mxico. El ejrcito, si bien fue un desastre en el frente externo, al menos haba garantizado el orden interno.

Hacia 1850, el orden conservador, si bien haba durado, no haba logrado superar el desorden mexicano postrevolucionario: el Estado estaba quebrado y la economa, ms retrasada que la colonial. La minera mexicana estaba paralizada tras la independencia y requera grandes capitales, que no llegaban, para ser restaurada. Esto era percibido por los conservadores mexicanos, que se abrieron hacia el exterior, pero esta apertura result ser un fracaso.

Per y Bolivia En Per y Bolivia, la situacin es ms crtica an que en Mxico: no slo estn estancados econmicamente y son inestables polticamente, sino que adems las elites sobrevivientes estn desunidas. El ejrcito aqu tambin tendr un papel decisivo.

Econmicamente, no logran superar la crisis de la minera. Adems, el comercio de Lima sufre la competencia de Guayaquil y Valparaso; la agricultura serrana y altiplana siguen aislada del resto. Lentamente, la propiedad privada va avanzando sobre las tierras comunales indgenas.

Polticamente, son inestables. En Bolivia, luego de vencido Sucre, asume como presidente el general mestizo Santa Cruz. En Per, luego de que es derrotado Bolvar, se suceden algunos presidentes, hasta que Santa Cruz, interesado tambin en Per, crea y lidera, en 1836, la Confederacin Perboliviana, que una a ambos pases. Santa Cruz efecta algunas reformas administrativas, fiscales y judiciales, y conquista algunos apoyos europeos., pero tiene en contra a Lima y a los perjudicados por las reformas, y no tiene el apoyo popular. Los sectores populares haban sido menos movilizados a partir de la revolucin que en Mxico y adems sufren las polticas fiscales. Finalmente, conflictos de intereses llevan a Chile y a Argentina a la guerra con la Confederacin, de la que sta sale derrotada y desaparece.

Per comienza a estabilizarse a partir de la dcada de 1840, ms que nada porque la coyuntura internacional le es favorable: principalmente a base del guano, Per se inserta en una nueva poca, en la que las elites urbanas logran obtener la postergada supremaca.

En lo econmico, Bolivia, en cambio, continuar estancada por mucho tiempo. Al pas le faltan recursos exportables y no logra insertarse al mercado internacional. Slo la exportacin de la quina, monopolizada corruptamente- por el Estado, ofrece algn alivio.

En lo poltico, durante los 40, en Bolivia, se suceden varios presidentes hasta que en 1848 asciende el general Belz, quien por primera vez emple en Bolivia la apelacin a las clases populares como recurso poltico. Aunque en la prctica Belz no se diferencia mucho de sus antecesores, por lo menos marca el ingreso de la plebe mestiza urbana en la vida poltica boliviana.

Ecuador En Ecuador, que en 1830 se haba separado de la Gran Colombia, no habr tantos conflictos internos como en Per, Bolivia o Mxico. Esto ocurri, en parte, porque los militares oriundos de Colombia o Venezuela- arbitraron entre la elite costea plantadora y comerciante- y la aristocracia serrana dominante sobre los indgenas-. En Ecuador hay, en 1834, luego de algunas guerras civiles, una suerte de pacto entre ambas elites, que deciden compartir el poder ante el temor de que la lucha interna haga estallar la unidad poltica. La elite costea es la ms innovadora; aunque en realidad la modernizacin que ella realiza es superficial. El arcasmo serrano, poco a poco, se har sentir en Ecuador, que no logr construir un orden slido hacia 1850.

Nueva Granada (Colombia) La Gran Colombia se haba disuelto con el fracaso de Bolvar: Ecuador y Venezuela se escindieron. Hacia 1830, Nueva Granada Colombia- es presidida por Santander, ex aliado de Bolvar y luego enemigo. En muchas regiones de Colombia avanzar el conservadurismo, que propugnar un rgimen estable pero autoritario y donde la Iglesia ser muy fuerte. La costa atlntica y Bogot se oponen al orden establecido, que ha perjudicado a sus clases dominantes (mercantiles o artesanas). As, conforman una oposicin que se dice liberal, pero que en realidad, su principal diferencia con el conservadurismo tiene que ver con sus concepciones acerca de la Iglesia y de la modernizacin.

La mayor tranquilidad poltica colombiana se explica por el papel secundario del ejrcito y por las diferencias regionales que, en lugar de ser focos de inestabilidad, son cohesivas.

Venezuela La guerra de independencia haba sido muy cruenta y devastadora aqu. Las aristocracias costeas estaban arruinadas y subsumidas al ejrcito. En este contexto, parecera que el futuro venezolano estara signado por la inestabilidad: sin embargo, ocurrira, en lo inmediato, lo contrario. Pez, jefe militar de la independencia, reconstruir la economa y la sociedad sobre lneas semejantes al orden colonial. Durante los 30, Venezuela aumentar la produccin, pero ahora ms centrada en el caf que en el cacao o el azcar. Sin embargo, durante los 40, sufrir las crisis de precios.

As, el orden conservador comienza a mostrar sus fisuras. Aparecen duras tensiones cuando los beneficiarios del sistema grandes comerciantes que exportan caf y grandes propietarios- intentan restituir la esclavitud a los negros emancipados durante la revolucin. sta, adems, haba introducido dentro de los sectores privilegiados a los jefes militares, quienes gobiernan la repblica.

En este contexto, hacia 1845 hay bastante descontento, sobre todo en las elites que no tienen tanto poder poltico. Ello se expresar en la conformacin de una oposicin liberal.

Amrica CentralAqu no hubo ni revolucin ni resistencia realista. Luego de la cada del imperio de Iturbide en Mxico (en 1824), se conforman las Provincias Unidas de Amrica Central, que estarn desgarradas por las luchas entre liberales y conservadores, y entre Guatemala (conservadora y econmicamente ms arcaica) y El Salvador (liberal y un poco ms adelantado).

Guatemala se separa de las Provincias, a lo que contina la disolucin de stas. As, se conforman diminutas repblicas (El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica). Por el momento, contina con una economa esttica que no encuentra receptores para su produccin ni capitales para incrementarla. En Costa Rica, se expande el caf.

Paraguay El caso paraguayo es bastante particular. Luego de la independencia en 1811, en 1812 el pas es liderado por Gaspar de Francia, quien impone una frrea dictadura y asla a Paraguay de sus vecinos y de la economa internacional. Esto se traduce en un relativo aislamiento popular ya que los productos se destinan en su mayora al consumo local. Gaspar de Francia se apoya en la plebe mestiza, en detrimento de la aristocracia blanca, que sufre la imposibilidad de exportar sus cultivos.

Argentina y Uruguay En 1820 se haba disuelto el alicado estado unitario. Esta disolucin destrozaba tanto al centralismo de Buenos Aires como al federalismo del Litoral. Artigas haba quedado virtualmente preso en Paraguay. Buenos Aires, no obstante, sera hegemnica en el pas y econmicamente muy prspera. Adems, Rodrguez y Rivadavia realizan reformas administrativas, fiscales y polticas, de sesgo liberal, que convierte a Buenos Aires en una provincia modernizada. Este xito bonaerense se explica porque un conjunto de problemas ha sido dejado de lado, pero no solucionado: la (des)organizacin del pas, que por ahora la beneficia, por ejemplo, al no tener que costear un ejrcito. La guerra con el Brasil en 1825, por la posesin de la Banda Oriental, anul muchos de los cambios que haba trado 1820: haba que pagar un ejrcito, devolver importancia a los jefes militares revolucionarios y arruinar el fisco. Adems, Buenos Aires estaba bloqueada y apareca la inflacin. En 1827, Argentina ganara la guerra, cada vez ms impopular entre los ricos de Buenos Aires, aunque no estara en condiciones de apropiarse de la Banda Oriental: en 1828, las negociaciones de paz mediadas por Inglaterra- llevaran a la creacin de la Repblica Oriental del Uruguay.

A partir de esta poca comienza una suerte de guerra civil entre unitarios y federales. El orden solo podra recuperarse si un partido venca sobre el otro. Esto, hasta cierto punto, llegara con el ascenso del federal hacendado Rosas como gobernador de Buenos Aires. En realidad, ms que una lucha entre partidos era una lucha entre caudillos. Rosas lograr aferrarse al poder mediante el apoyo de la plebe y el uso del terror hacia la disidencia unitaria. Pero en el Interior, el predominio rosista no ser tan absoluto hasta 1842, y hasta esta fecha existirn importantes oposiciones a su poder.

Uruguay, independiente desde 1828, estar marcado por los conflictos entre distintos caudillos, algunos representantes de los intereses rurales (blancos) y los otros, de la elite urbana (colorados).

Rosas, que segua aprovechndose de las ventajas geopolticas de Buenos Aires, tendr conflictos en el frente externo, sobre todo con Francia. Hacia 1850, Brasil vuelve a gravitar en el Plata. Urquiza, gobernador de Entre Ros, Brasil y el gobierno de Montevideo se unen y derrotan a Rosas en Caseros, en 1852.

As, termina la Argentina rosista que, pese a todas sus limitaciones, prosper. Ms que nada, esa prosperidad es la de la provincia de Buenos Aires, que durante el perodo casi no sufri guerras en su territorio. El Litoral comienza a tener importancia nueva y tambin el Interior crece.

Chile El Chile conservador es el caso ms exitoso, en Hispanoamrica, de consolidacin de la independencia. Durante los 20, OHiggins intent consolidar un orden autoritario y progresista, pero fracas, porque, por sus medidas, se gan la enemistad de los terratenientes, de la Iglesia y de la plebe. Portales reaccion frente al intento modernizador y liberal de OHiggins, tom el poder y sent las bases del orden conservador. Portales representaba a los terratenientes, a la plebe y a los especuladores. Desde el gobierno, Portales junto con el general Prieto, impusieron un orden rgido en lo poltico y en lo social, combatiendo el endmico bandidaje rural. El sistema conservador (catlico, autoritario, enemigo de las novedades) se expres en la constitucin de 1833. El orden chileno fue idealizado por Sarmiento y Alberdi, que eran acogidos con beneplcito en este territorio. Sin embargo, el rgimen se fue liberalizando lentamente, sobre todo entre 1841 y 1851 (presidencia de Montt).

En lo econmico, el norte chileno se haba expandido en minera (cobre) y se conformaba una clase opositora a los dominantes terratenientes. Hacia mediados de siglo, el rgimen conservador comenzaba a ser cuestionado por distintos sectores, como por ejemplo, los mineros en ascenso y algunos grupos subalternos. Cuba

Cuba, como Puerto Rico, sigue siendo una colonia espaola. Durante este perodo experimenta una expansin del azcar gracias al liberalismo comercial que ahora permite Espaa y a la crisis del azcar en las Antillas inglesas, producto de la abolicin de la esclavitud.

Captulo 4: Surgimiento del orden neocolonial

A mediados del siglo XIX, las ventajas de la emancipacin no han empezado a aprovecharse. Slo en Brasil y en las tierras antes marginales del imperio espaol se haba conquistado la estabilidad. La consolidacin del nuevo orden latinoamericano comenz a producirse sobre todo desde que la relacin con las zonas econmicas metropolitanas empez a cambiar. Este cambio es un aspecto del que a partir de mediados de siglo afecta al capitalismo europeo. Gracias a este cambio la economa metropolitana pudo proporcionar un mercado para la produccin latinoamericana y tambin ofrecera los capitales que, junto con la ampliacin de los mercados consumidores, eran necesarios para una modernizacin de la economa latinoamericana.

La eficacia que el cambio de la coyuntura econmica mundial tuvo para Latinoamrica fue ms fuerte an por el modo en que se produjo. En este perodo se da una unificacin creciente de la economa mundial: aumenta sustancialmente el volumen de los intercambios y los transportes se van, gradualmente, mejorando y poblando cada vez ms los ocanos. Adems, el descubrimiento del oro en California provoca un fuerte vnculo econmico entre los pases del Pacfico y Estados Unidos.

Las innovaciones de esta nueva etapa histrica eran anunciadas por cambios superficiales, pero visibles hacia 1850. Por ejemplo, el tono de la vida urbana se hace ms europeo (teatros, peras, edificios, vehculos, etc. ) y aumenta el consumo tanto de las clases altas, medias y del estado, que en las zonas ms prsperas de Amrica Latina ya se halla recuperado de la ruina postrevolucionaria. Tambin, hay innovaciones tcnicas, como el gas, que cambian el aspecto de las ciudades. As, la Amrica Latina exhibe ya los signos exteriores de un progreso que slo est comenzando a llegar a ella.

Pero tambin se van dando cambios ms profundos. A mediados del siglo XIX comienza en muchas partes el asalto a las tierras indias y eclesisticas. Ese proceso, que en algunos casos avanza junto con la expansin de cultivos para el mercado mundial, en otros se da perfectamente separado de esta expansin. Su principal motor parece ser, entonces, la mayor agresividad de sectores en buena posicin social, pero no dirigentes (por ejemplo, aristocracias rurales, comerciantes mestizos, indios ricos, etc.). Junto con esta mayor agresividad, lo que hace ms atractiva la apropiacin de los terrenos indgenas parece ser, al principio, la expansin de los mercados locales urbanos. En esta etapa se va dando un retorno a la supremaca urbana, perdida tras la revolucin.

Ms arriba se seal que las principales innovaciones de este perodo fueron a) la mayor disponibilidad de capitales y b) la mayor capacidad por parte de las metrpolis para absorber exportaciones latinoamericanas. La mayor disponibilidad de capitales se vuelca en inversiones y crditos a los gobiernos. Esta entrada de capitales tiene una importancia poltica considerable, ya que permiten disponer de recursos ms vastos y, en algunos casos, apresurar la emancipacin de los gobiernos respecto de sus normales fuentes de ingresos fiscales (mayormente rurales). Esto permite consolidar el Estado, rasgo caracterstico de esta etapa, al librarlo, en muchos casos, de las resistencias de los poderes locales. Los prstamos a los gobiernos se apoyaban en la conviccin de que la expansin constante de la economa resolvera el problema del endeudamiento. Pero en realidad ocurri que se pidieron nuevos prstamos para pagar los intereses de los viejos, y el crecimiento econmico no fue tan constante, por la existencia de crisis comerciales y financieras que hacen que se contraigan tanto las importaciones metropolitanas como el crdito y la inversin. Sin embargo, las crisis se superan y el sistema vuelve a funcionar: los estados dependen de l para atender una parte de sus gastos ordinarios.

Las inversiones, por su parte, actualizan un esquema de distribucin de tareas que viene de antes. La comercializacin y el transporte interocenico quedan a cargo de sectores extranjeros y los sectores locales dominantes se reservan a las actividades primarias. Sin embargo, este esquema comienza a ser superado lentamente, y siempre en el sentido de una penetracin cada vez mayor de los sectores extranjeros (como en la minera o en los ferrocarriles). En muchos casos, esta penetracin extranjera se dio corruptamente, con la connivencia de las elites locales, que aceptaban esa distribucin de tareas. Las clases propietarias locales se vean muy beneficiadas con las inversiones de capitales extranjeras, ya que aumentaban sus rentas (pues las inversiones aumentaban la demanda de tierras para producir) y la valorizacin de sus tierras.

En suma, esta etapa, comenzada a mediados del siglo XIX, se caracteriza por la realizacin de un nuevo pacto colonial que, desde la independencia, ya haba sido deseado por algunos grupos locales. Este nuevo pacto transforma a Latinoamrica en productora de materias primas para los centro de la nueva economa industrial, a la vez que de artculos de consumo alimenticio en las reas metropolitanas. Este pacto tambin la hace consumidora de la produccin industrial metropolitana e insina, de a poco, una transformacin, vinculada en parte con la de la estructura productiva metropolitana: muy lentamente, dejarn de ser tan importantes, en proporcin, los artculos de consumo perecedero, a la vez que comenzarn a tener cada vez mayor relevancia la importacin de bienes de capital.

Las nuevas funciones de Amrica latina en la economa mundial son facilitadas por la adopcin, por parte de las clases dominantes locales, de polticas librecambistas, que si bien ya exista antes en muchos lugares, ahora se consolida en casi todas partes. La principal causa de la popularidad local del librecambio es que ste es el factor de aceleracin del proceso que comienza para Latinoamrica. El librecambio genera nuevos hbitos de consumo en los sectores urbanos en expansin (altos, medios y bajos), y los vuelve dependientes de la importacin de manufacturas. Por ahora, los sectores urbanos coincidirn ms all de algunas disidencias- con las oligarquas exportadoras en apoyar las lneas fundamentales de este pacto neocolonial. Esto permite, junto a la disminucin del conflicto entre distintos caudillos o facciones locales, una continuidad poltica mucho mayor que en el perodo anterior. De esta manera, Amrica latina parece haber encontrado, finalmente, su camino, y las disidencias se hacen cada vez menos importantes.

Ms all de esta coincidencia entre los crecientes sectores urbanos y las oligarquas, los beneficios derivados del nuevo orden se distribuyeron muy desigualmente dentro de las sociedades latinoamericanas. Los terratenientes, como se dijo, se benefician de las rentas y de la valorizacin de sus tierras, pero tambin de sus influencias polticas. As, en muchas circunstancias, los sectores dominantes pedan crditos a bancos extranjeros, y los financiaban mediante la emisin monetaria, que generaba una inflacin perjudicial para el resto de la sociedad. Los sectores medios y populares urbanos sern los que ms sufrirn las crisis econmicas, pero sin embargo su apoyo a la esencia del nuevo orden se entiende si se tiene en cuenta la posicin anterior de estos grupos. El aumento de la capacidad de consumo urbano permiti una expansin del pequeo y mediano comercio, as como de algunas actividades industriales dirigidas al mercado local.

Las vctimas del nuevo orden se encuentran sobre todo en los sectores rurales. La expropiacin de las comunidades indias, que favorece la gran propiedad terrateniente, obliga a los indgenas a trabajar dentro de sta, generalmente de modo semiservil. Generalmente, la mano de obra rural no se proletariza, sobre todo porque no le es rentable al propietario y porque adems la vuelve ms indisciplinada. Esta matriz de explotacin se expresa ms claramente en la hacienda. Los terratenientes, en muchos casos, permiten que los peones trabajen para su autosubsistencia, pero los obligan a producir bienes que luego aqullos exportarn. Esto modifica el ritmo de trabajo, que ahora debe cambiar radicalmente para aumentar la productividad de una mano de obra tradicionalmente adaptada al autoconsumo. De este modo, los terratenientes procuran convertir al campesino en una suerte de hbrido que rena las ventajas del proletario moderno (rapidez, eficacia) y las del tradicional trabajador rural (sumisin, mansedumbre). Obviamente, los Estados legalizaban esta situacin. Hacia 1850, comienza a dispararse la inmigracin, muy variable segn las regiones. En todas partes se acentu la integracin de extranjeros en las clases altas urbanas, favorecida por la nueva dinmica de la economa mundial. La inmigracin masiva slo se dio en Argentina, Uruguay, el sur y centro de Brasil (sobre todo a partir de 1880), a diferencia del resto de Latinoamrica, donde la expansin demogrfica no se centr en ella. En suma, a nivel global, el crecimiento demogrfico sigui siendo muy fuerte.

En este perodo tambin crece muy rpidamente el comercio internacional, sobre todo en las zonas ms marginales del antiguo imperio. En Argentina y Chile, el crecimiento es el ms vertiginoso de Amrica Latina; en Brasil, Colombia, Venezuela y Per es un poco ms moderado; Ecuador, Bolivia y Mxico tambin crecen, pero sus exportaciones no son demasiado superiores a las de la poca colonial, en parte porque la tradicional minera de oro y plata es menos demandada.

La expansin es el fruto de un conjunto de booms productivos, variable segn las regiones: en Chile, xito del cobre y el trigo; en Argentina y Uruguay, la lana; en Brasil, Venezuela, Colombia y Centroamrica, el caf; en Cuba, Mxico, el azcar; en Per, el guano y el azcar. Este crecimiento es facilitado por el ferrocarril y el telgrafo, que se instala muy desigualmente segn las regiones. La construccin de ferrocarriles es financiada no slo por el capital extranjero generalmente el britnico- sino tambin por el Estado, aunque en diferentes proporciones segn las regiones. El ferrocarril muchas veces es una inversin de bajo rendimiento, que se compensa con las grandes garantas que le dan los Estados al capital extranjero, o porque el tendido de la red obliga a que los pases latinoamericanos importen bienes de capitales a los pases inversores (sobre todo a Inglaterra).

La expansin latinoamericana se acompaa de la ampliacin del comercio, ya no slo con Inglaterra, sino tambin con otros pases (Francia y, hacia 1870, Estados Unidos). Inglaterra, no obstante, sigue siendo la potencia hegemnica y conserva el monopolio bancario y financiero. Inglaterra seguir con la lnea prudente del perodo anterior, a saber: mejor custodiar (con presiones discretas) sus intereses privados apoyados por las dirigencias locales que aspirar a ambiciosos objetivos polticos (a diferencia de Francia).

Por su parte, la Iglesia catlica ser la enemiga incondicional de la modernizacin, que no slo le expropiaba muchos de sus terrenos, sino que tambin la exclua de muchos poderes que tradicionalmente haba tenido, como el registro civil o el matrimonio. El contacto creciente con la nueva cultura metropolitana, por parte de las elites criollas, tambin fue un factor que explica el debilitamiento eclesistico. La sociedad segua siendo mayormente cristiana, pero las elites gobernantes e intelectuales, que en definitiva aplicaban las medidas polticas, ya no tanto. En el orden colonial, la Iglesia haba tenido una situacin privilegiada, ya que al contener a los sectores desfavorecidos, stos le daban, al menos, un apoyo pasivo. En el nuevo contexto, esto era ms difcil.

Sin embargo, la resistencia eclesistica no durar demasiado y, al cabo de algunas dcadas, se ir adaptando al nuevo orden. Para reconquistar el apoyo de las elites deber reconocer los cambios ocurridos y buscar cmo desempear, dentro del orden nuevo, un papel anlogo al que tuvo en el viejo.

Hay algo que no cambi en Hispanoamrica: la participacin poltica sigue siendo muy limitada. En casi todas partes los que dominan la economa conservan, hacia 1880, el monopolio del poder poltico. A lo sumo, lo comparten con fuerzas que han entrado a gravitar desde antes de 1850 (como el ejrcito). De esta manera, la renovacin poltica se limita a un proceso interno a los sectores dirigentes. Esto motiva un cierto descontento social, sobre todo en las clases medias urbanas, que de todos modos ser, por el momento, inofensivo.

Esta primera etapa en la afirmacin del orden neocolonial, que va aproximadamente de 1850 hasta 1880 (variable segn las regiones), se diferencia de la segunda etapa (1880-1930) principalmente por: a) una disminucin en la resistencia hacia los avances del nuevo orden; b) la identificacin con ese orden, por parte de los sectores socioeconmicamente dominantes. Hacia 1850, la ideologa que se converta en dominante era el liberalismo; para 1880, este liberalismo devendra, con diferentes matices, en progresismo autoritario.

Los primeros tres pases a analizar, Mxico, Argentina y Uruguay presentan algunos rasgos comunes: en stos la disidencia armada haba sido un rasgo constante, y a mediados del siglo ascenda el liberalismo constitucional. Hacia 1880, este liberalismo devendra progresismo autoritario y militar. En Chile y Colombia, el progresismo ser el nuevo credo de oligarquas polticas que se consolidan e