45
Revista de la ALAD Bogotá D.C, Julio - Septiembre 2011 EN ESTE NÚMERO: Impacto de un campamento educativo-recreativo en el control metabólico en niños y adolescentes con Diabetes tipo 1 Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000 Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual. ALAD Revista de la Asociación Latinoamericana de Diabetes www.revistaalad.com.ar V19 N3 (Versión impresa) ISSN 2248-6518 (Versión digital) V1 N3 Impact of a recreational-educational camp on metabolic control of children and adolescents with type 1 diabetes. Gestational diabetes mellitus: Maternal profile. Valencia, Venezuela, 1986-2000. Pioglitazone in type 2 diabetes: Current state.

Revista ALAD v1 N3

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Revisa de la Asociacion Latinoamericana de Diabetes Volumen 1 Numero 3

Citation preview

Page 1: Revista ALAD v1 N3

87

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Revista de la ALAD

Bogotá D.C, Julio - Septiembre 2011

EN ESTE NÚMERO:Impacto de un campamento educativo-recreativo en el control metabólico en niños y adolescentes con Diabetes tipo 1

Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000

Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual.

ALADR e v i s t a d e l a

Asociación Latinoamericana de Diabetes

www.revistaalad.com.ar

V19 N3 (Versión impresa) ISSN 2248-6518

(Versión digital)

V1 N3

Impact of a recreational-educational camp on metabolic control of children and adolescents with type 1 diabetes.

Gestational diabetes mellitus: Maternal profile. Valencia, Venezuela, 1986-2000.

Pioglitazone in type 2 diabetes: Current state.

Page 2: Revista ALAD v1 N3

Pauta publicitariaPauta publicitaria

Page 3: Revista ALAD v1 N3

La revista es el órgano de difusión científica de la Asociación Latinoamericana de Diabetes. Su función es publicar artículos relacionados con la diabetología y sus patologías asociadas producidos en Latinoamérica.

Es una publicación de regularidad trimestral y de acceso gratuito a través de la internet.

Esta publicación esta dirigida única y exclusivamente a los profesionales de la salud.

ISSN 2248-6518 (Versión digital)

V1 N13 3

Page 4: Revista ALAD v1 N3

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Comité ejecutivo ALAD 2010-2013:Presidente: Iván Darío Sierra Ariza, MD PhD (Colombia)Vicepresidente: Elizabeth Gruber de Bustos, MD (Venezuela)Secretario: Carlos Olimpo Mendivil Anaya, MD PhD (Colombia)Tesorera: Clara Eugenia Pérez Gualdrón, BSc MSc (Colombia)

Vocales:Ana Lía Cagide, MD (Argentina)Carmen Gloria Aylwin, MD (Chile)Eduardo Daniel Cabrera Rode, MD PhD (Cuba)Yulino Castillo, MD (República Dominicana)Rafael Violante Ortiz, MD MSc (México)

Presidente electo: Félix Manuel Escaño Polanco, MD. (República Dominicana)Presidente saliente: Juan Rosas Guzmán, MD. (México)

Delegados y subdelegados:

MéxicoDelegado: Dr. Jose Agustín Mesa PérezSub-Delegado: Dr. Sergio Hernández Jiménez

GuatemalaDelegado Encargado: Dr. Julio PalenciaSub-Delegada Encargada: Dra. Narda Guerrero El SalvadorDelegado: Dra. Alma Rosa MonterrosaSub-Delegado: Dr. Néstor Cáceres NicaraguaDelegado: Dr. Luis Alberto Alemán Sub-Delegada: Lic. Martha Justina González

PanamáDelegado: Dr. Manuel CigarruistaSub-Delegado: Dr. Rolando Caballero

Cuba Delegado: Dr. Arturo Hernández YeroSub-Delegado: Dr. Manuel E. Licea Puig

República DominicanaDelegado: Dra. Janet VélezSub-Delegado: Dra. Juana Reynoso

Puerto RicoDelegado: Dra. Myriam Allende

VenezuelaDelegado: Dra. Omidres Pérez de CarvelliSub-Delegado: Dra. Imperia Brajkovich

ColombiaDelegado: Dra. Eleonora VizcaínoSub-Delegada: Dra. Luisa F. Bohórquez

EcuadorDelegado: Dr. Edgar VenegasSub-Delegado: Dr. Franklin Ortiz Freyre

PerúDelegado: Dra. Rosa Esperanza LissonSub-Delegado: Dr. Juan Godoy Junchaya

BoliviaDelegado: Dr. Javier CórdovaSub-Delegado: Dra. Elizabeth Duarte

BrasilDelegado: Dra. Geisa Campos de MacedoSub-Delegado: Dr. Antonio Carlos Lerario

ParaguayDelegado: Dra. Elizabeth MongesSub-Delegado: Dr. Elvio Bueno Chile Delegado Dra. Verónica MujicaSub-Delegada: Roxana Gayoso

ArgentinaDelegado: Dr. Jorge AlvariñasSub-Delegado: Dr. Guillermo Dieuzeide

UruguayDelegado: Dra. Silvia García BarreraSub-Delegado: Dra. Raquel Traverso

REGIÓN CENTRODr. Segundo Seclén Santisteban (Perú)

Coordinadores de regiones

REGIÓN NORTEDr. Fernando Javier Lavalle-González (México)

REGIÓN SURDra. María Loreto Aguirre (Chile)

ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE DIABETES

Page 5: Revista ALAD v1 N3

91

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

REVISTA DE LA ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE DIABETES

Directores EditoresDr. Yulino Castillo Núñez (República Dominicana)Dr. Carlos Aguilar Salinas (México)

Asistente del DirectorDr. John Feliciano Alfonso (Colombia)

Comité editorialDr. John Duperly (Colombia)Dr. Daniel Villanueva Torregroza (Colombia)Prof. Dr. Samuel Córdova Roca (Bolivia)Dr. Alfredo Reza (México)Dra. Hermelinda Cordeiro Pedroza (Brasil)Dr. Eduardo Cabrera-Rode (Cuba)Dr. Ruy Lyra (Brasil)

Directores Asociados InternacionalesDr. Francisco Javier Ampudia (España)Dr. Jorge Calle (Estados Unidos)Dr. Jaime Davidson (Estados Unidos)Dr. Arturo Rolla (Estados Unidos )Dr. Guillermo Umpiérrez (Estados Unidos)Dr. Kenneth Cusi (Estados Unidos)

Diseño y diagramación: Camilo Ramírez

Revisores

Dra. Ruth Báez (República Dominicana)Dra. Alicia Troncoso (República Dominicana)Dra. Omidres Perez (Venezuela)Dra. Gabriela Vargas (Perú)Dr. Luis Zapata Rincón (Perú)Dr. Gustavo Márquez Salom (Colombia)Dr. Alfredo Nasiff Hadad (Cuba)Dr. Emilio Buchaca Faxas (Cuba)Dr. Rafael Violante (México)Dr. Jorge V. Yamamoto Cuevas (México)Dr. Sergio Zúñiga-Guajardo (México)Dr. Douglas Villarroel (Bolivia)Dr. Gerardo Javiel (Uruguay)Dr. Armando Pérez (Venezuela)Dra. Ethel Codner (Chile)Dra. María del Pilar Serra (Uruguay)Dra. Isabel Eliana Cárdenas (Bolivia)Dr. Jorge Tadeo Jimenez Gonzalez (Paraguay)Dra. Concepciòn Mafalda Palacios Lugo (Paraguay)

Page 6: Revista ALAD v1 N3
Page 7: Revista ALAD v1 N3

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Contenido

EditorialEl registro de la práctica clínica cotidiana: aprovechando las lecciones de la experiencia The register of everyday clinic practice: Taking advantage of the learned experience. Carlos A. Aguilar Salinas

Artículos de revisión

Artículos originales

Comentarios a artículos de actualidad en diabetesAna Lía Cagide.

Impacto de un campamento educativo-recreativo en el control metabólico en niños y adolescentes con Diabetes tipo 1Impact of a recreational-educational camp on metabolic control of children and adolescents with type 1 diabetes.González DS., Mantilaro M., León A., Núñez M., Matcovich L.

Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000 Gestational Diabetes Mellitus: Maternal Profile. Valencia, Venezuela. 1986-2000Valencia, Venezuela, 1986-2000. Aleida M. Rivas

Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual.Pioglitazone in type 2 diabetes: Current state.Carlos O. Mendivil

Una línea de células ß pancreáticas diseñadas por bioingeniería y que exhiben secreción insulínica provocada por la glucosa

Descenso de la presión arterial en pacientes con diabetes – Un solo nivel podría no ser adecuado para todos

Grosor de la Pared Intima-Media Carotídea y Eventos Cardiovasculares

La Incidencia y los Costos de la Hipoglucemia en la Diabetes tipo 2

100

95

101

102

104

106

115

125

A line of beta cells designed by bioengineering exhibits glucose-induced insulin secretion

Blood pressure control in patients with diabetes - A single goal might not fit everybody

Carotid intima-media thickness and cardiovascular events

Incidence and costs of hypoglycemia in type 2 diabetes

Page 8: Revista ALAD v1 N3

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Instrucciones a los autores Revista de la Asociación Latinoamericana de Diabetes

Información general

La Revista de ALAD publica investigaciones originales, revisiones narrativas, consensos, reportes de caso o se-ries de casos y opiniones de expertos relacionados con la diabetes o sus patologías asociadas.

Todo manuscrito enviado a la revista ALAD será eva-luado por dos revisores independientes, seleccionados por el Comité Editorial o uno de los Editores Asociados. Los autores pueden sugerir revisores, pero no se garan-tiza que la elección del Comité Editorial o los Editores Asociados coincida con la sugerencia de los autores. Los autores recibirán la evaluación de su trabajo en no menos de cuarenta (40 días), acompañada de una de cuatro posibles respuestas editoriales:

• El trabajo es aceptado sin cambios para su publicación.

• El trabajo puede ser aceptado, sujeto a cambios menores en el manuscrito.

• El trabajo puede ser aceptado, sujeto a cambios profundos en el manuscrito.

• El trabajo no es aceptado para publicación.

Independientemente de la decisión editorial, los auto-res recibirán la retroalimentación de los revisores.

Los autores deben enviar las revisiones en un plazo me-nor a veinte (20) días, de lo contrario el manuscrito se tratara como una remisión nueva e iniciara el proceso desde el principio.

Tipos de artículos

Investigaciones originales

Son trabajos de investigación básica, clínica o aplicada que tratan sobre la diabetes, sus patologías asociadas o sus complicaciones. Los principales criterios de selección serán la originalidad y calidad metodológica de los traba-jos remitidos. Los manuscritos pueden tener hasta 5,000

palabras de longitud incluyendo referencias, pero sin incluir la hoja de presentación, el resumen (abstract), leyendas de tablas ni leyendas de figuras.

Artículos de Revisión

Tratan sobre temas de interés en diabetes, pueden ser solicitadas por el Comité Editorial o enviadas por ini-ciativa de los autores. En este último caso, es posible que el Comité Editorial recomiende algunas revisiones al texto o lo remita a un profesional para revisión de estilo. La longitud y número de tablas y figuras son las mismas que para los artículos originales. Las figuras re-mitidas por los autores serán re-dibujadas por el depar-tamento de diseño gráfico de la revista para garantizar homogeneidad de estilo. Reportes de caso o series de casos

Esta sección se reserva a reportes de uno o varios casos que constituyen una oportunidad para describir condi-ciones infrecuentes pero de alto interés, o resultados de imágenes diagnosticas que son altamente instructi-vos para los lectores de la revista. Deben tener menos de 1000 palabras, más un máximo de una tabla y un gráfico. No deben incluir más de diez referencias bibliográficas.

Cartas al Editor

Preferiblemente son comentarios a artículos previa-mente publicados en la revista, así como datos muy concisos que complementan un artículo previamente publicado en la revista. También se aceptan cartas que expresen hallazgos originales de la práctica clínica o que contribuyan a la misma, y/u opiniones generales sobre temas concernientes a la diabetes. Deben tener un máxi-mo de 500 palabras y un máximo de 5 referencias biblio-gráficas, mas una tabla y una figura como máximo.

Documentos de consenso

Sujeto a criterio editorial, la revista se reserva el dere-

Page 9: Revista ALAD v1 N3

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Comentarios a artículos de actualidad en diabetes

cho a publicar documentos de consenso que se consi-dere son relevantes para los lectores y se enfilan con la visión y objetivos de la revista. Los consensos se publi-caran en idioma español.

Opiniones de expertos

Serán solicitadas por el Comité Editorial o los Editores Asociados internacionales a un experto reconocido en una determinada área de la diabetología.

Doble publicación

Por ningún motivo se publicaran artículos que ya hayan sido publicados en otra revista, y el Comité Editorial realizara las búsquedas necesarias para garantizar que no se realice doble publicación. Incurrir en doble publi-cación puede resultar en la no aceptación de manus-critos de los mismos autores en la revista en el futuro. Sin embargo, se pueden remitir artículos basados en investigaciones cuyos resultados hayan sido presenta-dos previamente como poster o presentación oral en congresos científicos.

Remisión de los artículos

Los artículos serán remitidos exclusivamente por co-rreo electrónico al Editor-Director de la Revista, Dr. Yu-lino Castillo, a la siguiente dirección electrónica:

[email protected]

Solicitando acuso de recibo, el cual se enviará dentro de los tres días siguientes a la remisión del articulo.

Estilo de los artículos

Los artículos deberán ser remitidos como archivo elec-trónico en formato Word (.doc, .docx) o Rich Text For-mat (.rtf). Si se emplea otro procesador de texto como OpenOffice Writer o Word Perfect, se recomienda guar-dar los manuscritos como .rtf. Se recomienda escribir los artículos en la fuente Times New Roman, 12 pun-tos de tamaño. Si se requiere emplear símbolos grie-gos (por ejemplo en micromolar), por favor escribir el termino en español, pues los símbolos insertados se

pueden desconfigurar. Los revisores/diagramadores de la revista se encargaran de reemplazar empleando los símbolos relevantes.

Los manuscritos tendrán las siguientes secciones:

Hoja de presentación

Que incluya el titulo del artículo (no más de 200 letras), nombre, inicial del segundo nombre y apellido de los autores, su(s) afiliación(es), así como el autor de co-rrespondencia y su dirección de correspondencia física y electrónica. Fuentes de apoyo financiero, especifican-do todas las fuentes de apoyo total o parcial.

Resumen en español y palabras clave

Que tenga las siguientes cinco secciones: Anteceden-tes, objetivo, métodos, resultados y conclusión. El re-sumen no debe exceder 300 palabras y el estilo debe ser conciso y enfocado en los datos. Se recomienda res-tringir al minimo el uso de abreviaturas. El resumen no debe tener referencias bibliográficas. Las palabras clave deben ser términos DeCS (Descriptores en Ciencias de la Salud).

Resumen en inglés (abstract) y palabras clave (keywords)

Traducción del resumen en español. Si los autores de-sean, pueden comisionar al Comité Editorial para que contrate un traductor. Las palabras clave deben ser tér-minos MeSH (Medical SubHeadings).

Cuerpo del manuscrito

Incluyendo introducción, métodos, resultados y discusión o conclusiones. Para los artículos de revisión las secciones serán diferentes de acuerdo a la temática del artículo.

Introducción

Presenta la información que motivó la realización del estudio y plantea explícitamente la hipótesis que se puso a prueba. La introducción debe ceñirse a la infor-mación pertinente a la investigación realizada y no es una revisión de tema.

Page 10: Revista ALAD v1 N3

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Materiales y Métodos

Esta sección debe describir los sujetos, animales, ór-ganos, tejidos o células estudiados. Se deben enunciar claramente los instrumentos, reactivos, kits, aparatos y procedimientos en un nivel de detalle suficiente para permitir la replicación de los resultados encontrados. Se deben mencionar los métodos estadísticos emplea-dos, y la razón para su escogencia. Cuando se hayan realizado experimentos en seres humanos, se debe ex-plicitar si los procedimientos respetaron normas éticas concordantes con la Declaración de Helsinki (actualiza-da en 2000) y si fueron revisados y aprobados por un comité de ética. Dicha aprobación puede ser solicitada por el Comité Editorial de la Revista. Se deben incluir claramente los fármacos y compuestos químicos em-pleados, con su nombre genérico, sus dosis y vías de administración. Toda información que permita la iden-tificación individual de un paciente debe ser suprimida del manuscrito, solo se presentara información agrega-da o acumulada, o fotografías en las que los pacientes hayan sido claramente de-identificados.

Resultados

Deben seguir el orden sugerido por las preguntas de investigación planteadas en la introducción. La infor-mación puede ser presentada en texto, tablas o figuras pero sin repetición.

Discusión y conclusiones

La longitud de la discusión y su nivel de elaboración de-ben ser conmensurados con los hallazgos del estudio. Se debe evitar sobreinterpretar los resultados. Es reco-mendable incluir sugerencias sobre nuevas preguntas de investigación resultantes de los hallazgos presenta-dos. No debe ser una revisión de tema en sí misma.

Agradecimientos

Es una expresión de agradecimiento sólo a personas e insti-tuciones que hicieron contribuciones sustantivas al trabajo.

Referencias

Los artículos originales pueden incluir hasta un máximo de 50 referencias bibliográficas, los artículos de revi-sión pueden incluir hasta un máximo de 200 referen-cias bibliográficas. El formato debe ser el de el Comité Internacional de Editores de Revistas Medicas (ICMJE – www.icmje.org). Las referencias se citaran en orden numérico y entre paréntesis en el punto relevante en el texto. Se incluirán solo los tres (3) primeros autores de cada artículo citado, seguidos por la abreviatura et al. Se recomienda citar la literatura primaria más que revisiones previas.

Tablas

Las tablas deben ser claras y legibles, el tamaño de fuente empleado no puede ser inferior a 10 puntos, y debe ser el mismo para diferentes secciones de la ta-bla. No fusionar celdas en sentido vertical (no fusionar “renglones”), pues esto frecuentemente hace que el formato de la tabla se pierda al abrirlo en otra versión del procesador de palabra. Cada tabla debe iniciar en una nueva página, y la leyenda correspondiente a cada tabla debe estar en la página inmediatamente subsi-guiente.

Figuras

Las figuras deben estar incrustadas dentro del mismo archivo del manuscrito general, si se requieren ver-siones de mayor resolución se solicitaran al autor de correspondencia. Es preferible insertar imágenes .jpg, .tif o .bmp. Si es imposible insertar las figuras dentro del archivo del manuscrito, favor enviarlas en formato .pdf en archivos separados. La resolución mínima re-comendada para las figuras enviadas es 600 dpi. Cada figura debe iniciar en una nueva página, y la leyenda correspondiente a cada figura debe estar en la página inmediatamente subsiguiente.

Page 11: Revista ALAD v1 N3

97

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

El registro de la práctica clínica cotidiana: aprovechando las lecciones de la experiencia

La investigación clínica es un hábito deseable en todo profesionista de la salud. Su práctica implica disciplina, reflexión, constancia, estandarización de procedimientos y otras cualidades que al de-sarrollarse nos hace mejores investigadores y mejores clínicos. La mayoría de los estudios inno-vadores provienen de países desarrollados. Sin embargo, las múltiples facetas de la investigación

clínica permiten que con ideas claras y recursos escasos, un estudioso del tema pueda generar conoci-miento nuevo. Un ejemplo de ello es el registro sistemático de la práctica clínica. El ejercicio adquiere valor cuando explora procedimientos clínicos en enfermedades con impacto poblacional o donde la evidencia que sustenta su diagnóstico o manejo es endeble. Los registros clínicos permiten responder varios tipos de preguntas de investigación (como evaluar la efectividad de una intervención), identifi-car deficiencias sistemáticas, encontrar áreas de oportunidad para mejorar la práctica clínica y generar evidencia para la construcción de estudios controlados. Es un nicho donde los países en desarrollo de-bieran ser líderes. En la mayoría de los países latinoamericanos existe una demanda alta de servicios concentrada en centros de referencia; tales características facilitan la creación de registros de gran tamaño. La colaboración entre varios grupos incrementa la solidez de la evidencia generada alcanzado la representatividad nacional o regional. Por ende, sociedades médicas con liderazgo (como ALAD) deben iniciar, encabezar y/o coordinar la creación de registros diseñados para describir las prácticas médicas y los problemas de nuestra región.

Un modelo de enfermedad con impacto para la salud de una nación es la diabetes gestacional, la cual es una de las complicaciones más frecuentes del embarazo. Se define como “cualquier grado de into-lerancia a la glucosa con inicio o diagnosticada por primera vez por durante el embarazo” (1). Los cri-terios diagnósticos se establecieron hace más de 40 años y, con modificaciones (2), siguen en uso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y recientemente, el International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups (IADPSG) (3) han propuesto definiciones alternativas a los criterios originales. Los desenlaces usados para la creación de los criterios son distintos entre sí; por ende, la concordancia de los criterios es parcial. La prevalencia de la diabetes gestacional es dos veces mayor usando los cri-terios comparado con los propuestos por O’Sullivan (4). Los desenlaces son el riesgo de tener diabetes después del embarazo o la incidencia de complicaciones perinatales. Otras estrategias adoptan los mismos criterios aplicados para el diagnóstico de la diabetes o la intolerancia a la glucosa para identi-ficar la diabetes gestacional. Independiente del criterio empleado para su diagnóstico, existe consenso en que la corrección de la hiperglucemia reduce el riesgo de sufrir desenlaces adversos para la madre y el producto. La quinta conferencia sobre diabetes gestacional sugiere como objetivos terapéuticos: glucemia de ayuno 90-99 mg/dl, glucemia 1 hora postprandial menor de 140 mg/dl y glucemia 2 ho-ras postprandial menor de 120-127 mg/dl (5). El alcanzar dichas metas se asocia a una disminución de 11% en la incidencia de macrosomia. El estudio HAPO demostró que existe una relación lineal

Dr Carlos A. Aguilar SalinasInstituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, México D.F.

[email protected] Revista ALAD.

The register of everyday clinic practice: Taking advantage of the learned experience.

Page 12: Revista ALAD v1 N3

98

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

entre la incidencia de la macrosomia con la glucemia promedio. Pese a ello, un alto porcentaje de los casos no es diagnosticado y su tratamiento es insuficiente. La aplicación de protocolos de tratamiento y seguimiento son útiles para lograr los objetivos terapéuticos en un alto porcentaje de los casos. Su implementación requiere de un equipo multidisciplinario, que deberá generar cambios perenes en el estilo de vida y la conciencia de enferme-dad. El tratamiento no termina con la resolución del embarazo. La diabetes gestacional es una condición asociada con alto riesgo de tener diabetes tipo 2 en la siguiente década (6). Todas las pacientes deben ser referidas a una unidad médica con el fin de implementar intervenciones que han demostrado ser capaces de retrasar el inicio de la hiperglucemia. Por lo tanto, la diabetes gestacional es un área de oportunidad para generar evidencia nueva que permita aclarar los tópicos donde existe incertidumbre y un tema idóneo para hacer investigación aplicada.

Un ejemplo de los retos que confrontan los países latinoamericanos en el manejo de la diabetes gestacional es presentado en el artículo “Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000” incluí-do en el presente número de la revista ALAD. La Dra Aleida Rivas reseña las características clínicas de 236 pacien-tes con diabetes gestacional que atendieron su embarazo en el Hospital Central (ahora llamado Ciudad Hospitala-ria “Dr. Enrique Tejera”) de Valencia, Venezuela. El reporte cubre el primer período de 15 años de funcionamiento de la Unidad de Diabetes y Embarazo (UDE), comprendido entre enero 1986 y diciembre 2000. El manuscrito describe los procedimientos usados en la Institución. La población estudiada es similar a lo informado en otros países de la región. Las participantes tienen características que son infrecuentes en estudios hechos en poblacio-nes Caucásicas. Por ejemplo, la prevalencia de talla baja (definida como estatura menor de 150 cm), condición en que existen cambios en la composición corporal que incrementan el riesgo de tener diabetes, fue identificada en el 9.32% de las participantes. Otras peculiaridades de la población son el alto porcentaje de los casos con historia familiar de diabetes, el bajo perfil educativo y la prevalencia alta de obesidad. Pese al perfil adverso de la pobla-ción, el número de desenlaces obstétricos adversos es bajo. No se presentaron casos de pre-eclampsia grave o eclampsia. El polihidramnios estuvo presente en 14% de las pacientes y a 72% se les practicó cesárea. No ocurrieron muertes maternas durante el embarazo, parto o puerperio.

El reporte de la Dra. Rivas muestra los retos que tienen los sistemas de salud en la atención de la diabetes gesta-cional. El diagnóstico se hace en forma tardía. El 52.1% de las pacientes recibió atención por la UDE por menos de cuatro semanas; en el 8.1% el tratamiento se limitó a la atención del parto. La implementación del programa terapéutico no ocurrió en el 33.9% de las mujeres y solo el 37.7% fue tratado con insulina. La mitad de las pa-cientes alcanzaron las metas de tratamiento; el porcentaje es mayor en las participantes que fueron atendidas por más de cuatro semanas. Una proporción alta tenía infecciones intercurrentes, lo que complica la obtención de los objetivos terapéuticos. El artículo refleja también algunas deficiencias de la atención. Ningún comentario se incluye sobre el seguimiento de las mujeres o de las estrategias usadas para garantizarlo.

Aldous Huxley decía que “la experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”. Gracias al registro cotidiano de su trabajo, la Dra Rivas nos presenta información útil para identificar los factores que limitan la eficacia de las acciones terapéuticas en nuestros países y que puede ser usada para el diseño de programas para mejorar la calidad de los servicios. Se identifican peculiaridades de la población que deberán ser tomadas en cuenta al aplicar tales acciones. Por último, la revisión de este material debe ser un estimulo para los lectores para crear registros prospectivos de su labor clínica. Su esfuerzo redundará en beneficios para su institución y, al conjuntar esfuerzos con otros autores, para toda la comunidad latinoamericana interesada en la diabetes.

Page 13: Revista ALAD v1 N3

99

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Referencias bibliográficas

1. Reece AR, Leguizamón G, Wiznitzer A. Gestational diabetes: the need for a common ground. Lancet 2009; 373: 1789–97

2. Carpenter MW, Coustan DR: Criteria for screening tests for gestational diabetes. Am J Obstet Gynecol 1982; 144:768–773.

3. International Association of Diabetes and Pregnan-cy Study Groups. International Association of Diabe-tes and Pregnancy Study Groups recommendations on the diagnosis and classification of hyperglycemia in pregnancy. Diabetes Care 2010; 33: 676-682

4. Reyes-Muñoz E, Parra A, Castillo-Mora A, Ortega-González C. Impact of the International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups diagnostic

criteria on the prevalence of gestational diabetes mellitus in urban Mexican women: A cross-sectio-nal study. Endocr Pract. 2011; 17: 1-17.

5. Metzger B, Buchanan T, Coustan D et al. Summary and Recommendations of the Fifth International Workshop-Conference on Gestational Diabetes Me-llitus. Diabetes Care;2007:30 (SUPPL 2): S251-S260

6. Bellamy L, Casas JP, Hingorani AD, Williams D. Type 2 diabetes mellitus after gestational diabetes:a sys-tematic review and meta-analysis. Lancet 2009; 373: 1773–79

7. Rivas A. Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil mater-no. Valencia, Venezuela. 1986-2000. Revista ALAD 2011;19: 115 - 124

Page 14: Revista ALAD v1 N3

100

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Comentarios a artículos de actualidad en diabetes

Una línea de células ß pancreáticas diseñadas por bioingeniería y que exhiben secreción insulínica provocada por la glucosa

Ravassard et al. Journal of Clinical Investigation 2011;121:3589–3597

Las células β pancreáticas son estructuras endo-crinas altamente especializadas que producen, almacenan y secretan insulina, la única hormona hipoglucemiante en el organismo en condiciones

fisiológicas. A pesar de intensos esfuerzos realizados durante los últimos treinta años, no se encuentran disponibles lí-neas de células β beta humanas. Sí se han establecido, a partir de la década del setenta, líneas de células β de roedores, que han resultado extremadamente útiles para el estudio minucioso de su comportamiento. Sin embargo estas células no son ideales para el estudio de las células β humanas por cuanto difieren en varios aspectos: tanto la sensibilidad a drogas citotóxicas, ta-les como la STZ y el aloxano, o a las citokinas, como a la IL-1β, son diferentes. Podría decirse entonces que hasta la fecha nuestro conocimiento sobre el funciona-miento de las células β humanas es incompleto. Sabi-

do ésto, numerosos han sido los intentos por generar líneas de células β beta humanas a partir de diferentes fuentes de páncreas humanos, tales como islotes adul-tos, páncreas fetales, o insulinomas. Sin embargo, la producción de insulina por estas células ha resultado extremadamente baja o bien estas células eran capaces de producir insulina sólo en unos pocos pasajes.

En este artículo los autores describen un procedimien-to de múltiples pasos para la generación de una línea de células β beta humanas funcionantes mediante oncogénesis en tejido fetal humano. Los brotes pan-creáticos fetales humanos fueron transfectados con un vector lentiviral que expresaba SV40LT bajo el control del promotor de insulina. Los brotes fueron luego injer-tados en ratones SCID para que pudieran desarrollarse en tejido pancreático maduro. Una vez diferenciados, las nuevas células β formadas que expresaban SV40LT proliferaron y formaron insulinomas. Las células β re-sultantes fueron transfectadas con transcriptasa re-versa telomerasa humana (human telomerase reverse transcriptase, hTERT), injertadas en otro ratón SCID con la finalidad de amplificar las células β proliferantes , y final-mente expandidas in vitro para generar líneas celulares.

Una de estas líneas celulares, denominada por los auto-res EndoC-βH1, contiene 0.48 μg de insulina por millón de células, son estables en por lo menos 80 pasajes, y expresan muchos marcadores de células β, sin una ex-presión sustancial de otros tipos celulares pancreáticos. Todas ellas son positivas para insulina, péptido C, PDX1, NKX6-1 y cromogranina A. Las células también expre-san SV40LT y son capaces de proliferar, como demos-

Por Ana Lía Cagide.Directora médica Centro de endocrinología y diabetes. Dr GutmanBuenos Aires, Argentina [email protected]

A line of beta cells designed by bioengineering exhibits glucose-induced insulin secretion

Page 15: Revista ALAD v1 N3

101

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Comentarios a artículos de actualidad en diabetes

Descenso de la presión arterial en pacientes con diabetes – un solo nivel podría no ser adecuado para todos

Cooper-DeHoff et al. Nature Reviews Cardiology 2011;8:42–49

La diabetes mellitus y la hipertensión arterial (HTA) constituyen una comorbilidad de muy frecuente presentación. Tanto como un 70 % de las per-sonas de más de 40 años de edad con diabetes

presenta también hipertensión arterial, estando los pa-cientes de raza negra y los hispanos afectados despro-porcionadamente en relación al resto de la población.

Hipertensión y diabetes tienen un efecto aditivo sobre el riesgo cardiovascular a largo plazo, con aumento del riesgo de complicaciones microvasculares, incluyendo

nefropatía y retinopatía, y complicaciones macrovascula-res, tales como ateroesclerosis y calcificación medio arte-rial, que inciden en una mayor mortalidad cardiovascular.

Las guías actuales recomiendan un objetivo de TA <130/80 mmHg en pacientes con diabetes. Sin embar-go, si bien los beneficios del descenso de la presión ar-terial están bien documentados, son pocos los estudios que sustentan este manejo más agresivo en la población diabética. De hecho, descender los niveles de presión ar-terial a valores muy bajos podría no ser siempre lo mejor.

Los autores revisan la evidencia disponible hasta la fe-cha sobre el tratamiento de la HTA en pacientes con diabetes en estudios clínicos randomizados controla-dos y en estudios observacionales. De este modo, pre-sentan los resultados de los siguientes estudios:

• Grupo placebo vs. grupo control: SHEP (1996), Syst-Eur (1997) y ADVANCE (2007) Placebo-control

• Grupo intensivo vs. grupo menos intensivo: HOT (1998)UKPDS (1998) ABCD (1998/2002) ACCORD (2010)

• Análisis de los niveles de presión arterial sistólica y diastólica alcanzados: IDNT (2005) INVEST (2010)

tró la tinción para Ki67. Estas células secretan insulina cuando se las estimula con glucosa y con otros secreta-gogos, tales como exendina-4, glibenclamida y leucina. Finalmente, el trasplante de estas células EndoC-βH1 revirtió la diabetes inducida químicamente en el ratón.

Los autores concluyen que estas líneas celulares repre-sentan una herramienta de enorme importancia para

la realización de estudios en profundidad del funciona-miento de la célula β humana y para el descubrimiento de nuevas drogas, y proveen un modelo preclínico para la terapia de reemplazo celular en diabetes. Además, esta tecnología podría generalizarse para generar otras líneas celulares humanas toda vez que el promotor es-pecífico del tipo celular se encuentre disponible.

Cmed

ic/ http

://www.flick

r.com

/pho

tos/Cm

edic/

Blood pressure control in patients with diabetes - A single goal might not fit everybody

Page 16: Revista ALAD v1 N3

102

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Grosor de la pared intima-media carotídea y eventos cardiovasculares

Polak JF et al. New England Journal of Medicine 2011;365:213-221

El grosor de la capa íntima-media de la arteria caróti-da, medida en forma no invasiva mediante ultraso-nografía, es un predictor independiente de eventos cardiovasculares en personas sin historia de enfer-

medad cardiovascular.

La hipótesis de trabajo de los autores fue que el grosor de la capa intima-media de la carótida primitiva y de la caró-tida interna agregarían mayor riesgo al score predictivo de Framingham, y que su incorporación mejoraría la cla-sificación de los pacientes en las categorías de riesgo de

desarrollo de eventos cardiovasculares.

Para ello se midió el grosor medio de la capa íntima me-dia de la arteria carótida primitiva y el grosor máximo de

la capa íntima media de la carótida interna en 2965 partici-pantes del Framingham Offspring Study, seguidos durante 7.2

años. Los factores de riesgo relevantes para el estudio fueron presión arterial sistólica, tabaquismo, nivel de colesterol total y de

colesterol HDL, presencia o ausencia de diabetes, e historia de enfer-medad cardiovascular, incluyendo ACV – los componentes originales del

• Estudios observacionales (Botnia Study y ZODIAC 12)

Llamativamente, recién en 2010, con la publicación de los resultados del ACCORD y el INVEST se pudieron evaluar los efectos del descenso de la presión arterial sistólica a los niveles recomendados casi dos décadas antes. Como se publicó en la versión 2009 de la Euro-pean Society of Hypertension Task Force, sus hallazgos no sostienen la recomendación de un objetivo de pre-sión arterial sistólica de < 130 mmHg en los pacientes con diabetes.

Por otra parte, los datos del INVEST, que sólo incluyó a pacientes con enfermedad coronaria, demostraron una relación entre presión arterial y eventos cardiovas-culares en forma de curva J en la totalidad de la pobla-ción y particularmente en la cohorte con diabetes. Los investigadores del estudio IDNT también encontraron

una curva J bien definida entre cada descenso de 10 mmHg en la PA diastólica y el incremento de infarto de miocardio.

De acuerdo a este análisis, los objetivos de presión arterial recomendados en la actuales guías (<130/80 mmHg) no sustentan la prevención de eventos macro-vasculares en pacientes con diabetes.

Los autores concluyen que reducir la presión arterial sistólica por debajo de 140 mmHg parece ser un objeti-vo realista y prudente, al igual que establecer objetivos basados en el riesgo individual del paciente entendido como un todo, que abarque, si estuviera indicado, el abandono del hábito de fumar, el descenso de peso, y la normalización de los niveles de colesterol, con el fin de reducir el riesgo cardiovascular a largo plazo.

Carotid intima-media thickness and cardiovascular events

Page 17: Revista ALAD v1 N3

103

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Comentarios a artículos de actualidad en diabetes

score de riego a 10 años de Framingham para enfer-medad cardiovascular, a los que se agregó la presencia o ausencia de tratamiento antihipertensivo.

Para evaluar la hipótesis del trabajo se crearon dos mo-delos como variables predictoras de riesgo:

• El grosor medio de la intima–media de la carótida primitiva, medido en un segmento de 1 cm de lon-gitud, aproximadamente 0.5 cm por debajo del bul-bo carotideo, y considerando que éste no contenga ninguna placa (ésto es, sin presentar protrusión de la pared arterial en la luz)

• El grosor máximo de la intima-media de la carótida interna, definido como el grosor máximo en la caró-tida interna derecha o izquierda extendiéndose desde el bulbo hasta 1 cm por encima del seno carotideo.

• Se generaron modelos de riesgo (Multivariable Cox proportional-hazards models) para todas las varia-bles enunciadas y se evaluó el efecto incremental de agregar el grosor de la íntima media al score de Framingham, utilizándose un índice de reclasifica-ción en tres categorías de riesgo a 8 años: bajo (0 a <6%), intermedio (6 a 20%) o alto (>20%).

En el período de estudio, un total de 296 pacientes pre-sentaron algún evento cardiovascular. El grosor íntima media de la carótida interna estuvo significativamente asociado a un aumento de riesgo cardiovascular (ha-zard ratio para 1-DS de incremento en el grosor: 1.21; 95% IC, 1.13 a 1.29; P<0.001) a los modelos que incluían

los factores clásicos de riesgo de Framingham.

Las variables de grosor íntima media fueron tratadas como continuas y se utilizaron para reclasificar los scores de riesgo de Framingham en los participantes en el estudio. Así, la incorporación del grosor íntima media de la carótida interna incrementó este riesgo en un 7.6%, (P<0.001) pero no la incorporación del grosor intima-media de la carótida primitiva (0.0%, P=0.99). La presencia de placa, definida como grosor de la ínti-ma-media de la carótida interna mayor a 1.5 mm, fue un significativo predictor independiente de evento car-diovascular, y confirió un incremento en el índice de reclasificación del riesgo del orden del 7.3% (P=0.01)

El estudio confirma que el espesor íntima media de la carótida primitiva y de la carótida interna son pre-dictores independientes de eventos cardiovasculares, pero sólo el grosor máximo de la carótida interna, y la ´presencia en ella de placa como variable dicotómica agrega valor predictivo en forma significativa (pero mo-desta) a la clasificación de riesgo cardiovascular en la corte del Framingham Offspring Study.

Los autores consideran que el grosor intima media de la carótida interna debería ser medida junto con el gro-sor de la arteria carótida primitiva cuando se trata de evaluar el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Page 18: Revista ALAD v1 N3

104

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

La incidencia y los costos de la hipoglucemia en la diabetes tipo 2

Quilliam BJ et al. American Journal of Managed Care 2011;17:673-680

En pacientes con diabetes tipo 2 tratados con antidiabéticos orales, la hipoglucemia es una complicación que puede originar elevada morbi e incluso mortalidad. Es así que este efecto ad-

verso constituye un factor limitante en el manejo más agresivo de la hiperglucemia. La incidencia de hipoglu-cemia en pacientes con diabetes tipo 2 ha sido descrip-ta que oscila entre 0.02 y 0.35 eventos/paciente/año, pero las diferencias en el diseño del estudio, las pobla-ciones estudiadas, y las definiciones de hipoglucemia hacen que las comparaciones directas entre diferentes poblaciones sean difíciles de aplicar. La prevención y el manejo de las hipoglucemias y los costos resultantes para el sistema de salud serán de gran importancia en los próximos años, dada la incidencia creciente de la enfermedad.

Los objetivos de este estudio fueron:

1. Estimar la incidencia de hipoglucemia en una gran muestra de pacientes con diabetes tipo 2 laboral-mente activa, y

2. Estimar los costos directos correspondientes al tra-tamiento de la hipoglucemia.

3. En este estudio realizado en Estados Unidos los datos fuente fueron extraídos de la base Medstat MarketScan, que incluye reclamos médicos (en in-ternación y en ámbito ambulatorio) y de productos farmacéuticos entre los años 2004 y 2008. La base de datos Medstat MarketScan comprende más de un billón de registros de pacientes, 69 millones de vidas con cobertura, 77 contribuyentes empleado-res y 12 planes de salud. Se trató de un estudio retrospectivo de cohorte de pacientes con diabetes mellitus tipo 2 que realizaron al menos dos recla-mos por diabetes en el período mencionado. Se identificaron todos los episodios de hipoglucemia que requirieron atención médica en internación (INT), en el departamento de emergencias (DE), o en consultorios externos (CE). Para el cálculo del costo directo se incluyeron todos los pagos realiza-dos al proveedor incluyendo cobertura, copagos, y deducibles.

La muestra consistió de 536,581 personas con diabetes tipo 2, 51.3% de los cuales se hallaban en tratamiento con un agente antidiabético oral, y el 48.7% tenía pres-cripto más de uno. Las clases más frecuentemente indi-cadas eran metformina (75.7%), sulfonilureas (42.3%), y tiazolidinedionas (33.3%). El empleo de insulina en adición a un agente antidiabético oral era poco fre-cuente ( 6.0% ).

reno

chiro

prac

tic/ h

ttp://

ww

w.fl

ickr.c

om/r

enoc

hiro

prac

tic

Incidence and costs of hypoglycemia in type 2 diabetes

Page 19: Revista ALAD v1 N3

105

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Comentarios a artículos de actualidad en diabetes

En total el 3.5% (n = 18,657) tuvo al menos una aten-ción médica por hipoglucemia en INT, DE o CE, siendo la incidencia de hipoglucemia de 153.8 por 10,000 p-años. Esta incidencia fue mayor en los pacientes más jóvenes (18-34 años) y en los de más edad (65 años), y más alta en las mujeres que en los hombres. La fre-cuencia de internaciones por hipoglucemias fue poco frecuente (13.5 por 10,000 p-años), siendo más fre-cuentes las visitas al DE (32.8 por 10,000 p-años) y CE (118.9 por 10,000 p-años). Durante el periodo de es-tudio, los costos asociados a visitas por hipoglucemia fueron $52,223,675 (dólares al 2008): $30,930,649 en INT, $6,606,733 en DE y $14,686,293 en CE, es decir, los costos totales para todas las internaciones por hi-poglucemias excedieron los costos de la totalidad de

episodios de hipoglucemia atendidos en el DE y en CE. Los autores plantean que, hasta el momento, éste es el primer estudio que evalúa la incidencia de hipoglu-cemia y costos médicos directos en una población de diabéticos tipo 2 activos desde el punto de vista laboral en el mundo real. Los adultos jóvenes y las mujeres po-drían requerir mayor asistencia para prevenir episodios de hipoglucemias.

Concluyen que la vigilancia sostenida de la ocurrencia y de los costos de la hipoglucemia es esencial y que como la hipoglucemia sigue siendo una barrera importante para el tratamiento farmacológico de la diabetes, se necesitan estrategias tendientes a disminuir su inciden-cia en la población de personas con diabetes tipo 2.

Page 20: Revista ALAD v1 N3

106

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Resumen

La presente revisión busca sintetizar brevemente el lugar actual de pioglitazona en la farmacopea de la diabetes tipo 2. Evidencia proveniente de ensayos clínicos de primer nivel apunta en la di-

rección de un efecto cardioprotector para pioglitazona. Sin embargo, debido a su perfil de efectos adversos pio-glitazona debe considerarse una terapia antidiabética de segunda o tercera línea, a ser empleada siempre en combinación con otros medicamentos.

Pioglitazona es una de las dos tiazolidindionas que fue-ron desarrolladas para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Pioglitazona fue aprobada para uso clínico en 1999 (1), y desde entonces ha sido prescrita a millo-nes de pacientes con diabetes en todo el mundo. Dado que en los últimos años el uso de las tiazolidindionas como grupo farmacológico ha suscitado polémica en la comunidad médica internacional, esta revisión bus-ca sintetizar de forma breve el lugar que puede ocupar pioglitazona en la farmacoterapia actual de la diabetes. A pesar de su relevancia, estudios que se centran en la prevención de la aparición de diabetes (como el recien-temente publicado estudio ACT NOW), no constituyen el objeto de esta revisión.

Mecanismo de acción

Pioglitazona, al igual que otras tiazolidindionas, es un ligando del receptor nuclear PPARgamma (2), el cual pertenece a la misma superfamilia que los receptores de vitamina D y hormona tiroidea (3), pero a diferencia

Summary

The aim of this review is to briefly synthesize the current role of pioglitazone in the pharmaco-logical treatment of type 2 diabetes. Evidence from first-class clinical trials points to a cardio-

protective effect of pioglitazone. However, due to its adverse effect profile pioglitazone should be conside-red a second or third line antidiabetic, always to be em-ployed in combination with other medications.

Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual.

de éstos se expresa preferencialmente en tejido adipo-so (4). Esto condiciona una propiedad de la pioglitazo-na: goza de mayor eficacia en individuos con una mayor masa de tejido adiposo (5).

Una vez pioglitazona se ha unido a su receptor, el com-plejo pioglitazona-PPARgamma se une adicionalmente a un correceptor llamado receptor del ácido 9-cis re-tinoico (RXR), de forma que el complejo pioglitazona-PPARgamma-RXR actúa como un regulador de la trans-cripción de múltiples genes, involucrados en diversas funciones celulares. Una propiedad en la que pioglita-zona difiere de otras tiazolidindionas es en que además del PPARgamma pioglitazona se liga con una afinidad no despreciable al receptor PPARalpha (6), lo cual le con-fiere propiedades benéficas sobre el perfil de lípidos.

El catálogo de genes cuya expresión se ve influenciada por la activación de PPARgamma es sumamente exten-so (7), pero algunos de los más relevantes desde el pun-to de vista de acción metabólica son:

Carlos O. Mendivil, MD, PhDFacultad de MedicinaUniversidad de los AndesBogotá, [email protected]

Pioglitazone in type 2 diabetes: Current state.

Page 21: Revista ALAD v1 N3

107

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual.

- GLUT-4: Transportador de glucosa tipo 4. Es un transportador de membrana que acelera la captación de glucosa, especialmente en músculo y tejido adiposo. Su expresión en este último tejido se ve estimulada por pioglitazona (8).

- LPL: Lipoproteín-lipasa. Es la enzima anclada en la membrana de las células endoteliales, encargada de hi-drolizar los triglicéridos que viajan con las lipoproteínas. Su expresión y actividad se ven estimuladas por pioglitazona (9).

- FAT – FATP: Son transportadores de ácidos grasos de la membrana celular, que al mediar la captación de ácidos grasos por los adipocitos reducen los ácidos grasos libres en plasma, mitigando el conocido fenómeno de lipotoxicidad. Su expresión en tejido adiposo es estimulada por pioglitazona (10).

- aP2: Se trata de una proteína ligadora de ácidos grasos libres en el citoplasma de los adipocitos, facilitando el depósito de grasas en el tejido “correcto” (adiposo), y no en los tejidos “errados” (músculo o hígado). Su expresión se incrementa por la acción de pioglitazona (11).

- Adiponectina: Es una proteína que sólo se expresa en tejido adiposo, y que tiene múltiples propiedades antidiabéticas y antiaterogénicas. Su expresión y nive-les plasmáticos se incrementan como consecuencia de la acción de pioglitazona (12).

La modulación de la expresión de estos genes condi-ciona un aumento en la sensibilidad a la insulina con mayor captación periférica de glucosa (especialmente en tejido adiposo), y una reducción en las concentra-ciones de ácidos grasos libres circulantes. Adicional-mente, pioglitazona reduce la secreción de moléculas proinflamatorias por células mononucleares (13) y ha demostrado poseer propiedades antiapoptóticas sobre células beta en animales de experimentación (14). Sin embargo, que tanto estas dos últimas propiedades con-tribuyen a los efectos clínicos de pioglitazona es aún sujeto de debate.

A lo anterior hay que adicionar que el efecto como li-gando de PPARalpha hepáticos le otorga a pioglitazona efectos clínicamente significativos sobre el perfil de lípidos.

Eficacia y seguridad de pioglitazona en pacientes con diabetes tipo 2

En esta sección se resumirá la evidencia más relevante sobre el impacto de pioglitazona en cuanto a:

• Control metabólico de la diabetes.• Subrogados de enfermedad cardiovascular.• Desenlaces cardiovasculares clínicos (“duros”).• Efectos adversos.

Control metabólico de la diabetes

Control glucémico

El tratamiento con pioglitazona en monoterapia a dosis entre 15 y 45 mg/dia, se acompaña de reducciones en la hemoglobina glucosilada A1c (A1c) de entre 0.5 y 2.1 puntos porcentuales, dependiendo de la A1c al inicio, la dosis empleada y el comparador en cada estudio (15-20). La adición de pioglitazona a la terapia con sulfoni-lúreas o metformina produce descensos de la A1c entre 0.7 y 1.9 puntos porcentuales (21-25), mientras que la adición a la terapia con insulina redue la A1c entre 0.9 y 1.6 puntos porcentuales por encima de insulinoterapia sola (26). El impacto suele ser mayor sobre las gluce-mias de ayuno y preprandiales que sobre las pospran-diales, debido al mayor impacto de pioglitazona sobre la producción endógena de glucosa en ayuno (27).

Tres grandes análisis post-hoc de los datos del estudio PROactive, el cual se discutirá mas adelante, estudia-ron la eficacia de pioglitazona sobre el control glucémi-co a largo plazo (casi tres años) cuando se empleó en combinación con metformina o sulfonilúrea (24), con insulinoterapia (25) o como parte de un esquema de terapia triple que también incluía sulfonilúrea y met-formina (26). La conclusión global es que la inclusión de pioglitazona en regimenes con otros medicamentos brinda reducciones adicionales en la A1c, disminuyen-do simultáneamente la dosis de otros antidiabéticos orales, la necesidad de emplear insulina y en quienes ya reciben insulina reduciendo la dosis y el número de aplicaciones diarias.

Page 22: Revista ALAD v1 N3

108

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Perfil de lípidos

En un metaanálisis que incluyó 23 ensayos clínicos de al menos tres meses de duración (28), el efecto consolida-do de pioglitazona sobre el perfil lipídico fué:

• No cambios significativos en el colesterol total o el colesterol de LDL (cLDL).

• Reducción de 40 mg/dL en triglicéridos.• Incremento de 4.5 mg/dL en colesterol de HDL

(cHDL).

En un ensayo clínico enfocado a explorar los efectos an-tiinflamatorios de pioglitazona sola o en combinación con una estatina, pioglitazona redujo los niveles de proteína C-reactiva ultrasensible (PCRus) en 33%, una reducción numéricamente mayor que la obtenida con la estatina (13%) (29).

Presión arterial

Pioglitazona ha demostrado reducir significativamente la presión arterial sistólica, con reducciones que han oscilado entre los 1.6 mmHg y 10 mmHg en diferentes estudios (30-31).

Vale la pena resaltar que, dado el mecanismo de acción de pioglitazona implica complejos cambios en la expre-sión génica; su impacto a nivel de control metabólico sólo se expresa completamente tras 4-8 semanas de haber iniciado el tratamiento.

Subrogados de enfermedad cardiovascular

Dos grandes estudios han evaluado el impacto de la te-rapia con pioglitazona en la progresión de aterosclerosis en pacientes con diabetes tipo 2: El estudio CHICAGO (midiendo la progresión del grosor de la íntima-media carotídea [CIMT]) y el estudio PERISCOPE (midiendo el volumen de placa de ateroma [PAV] mediante ultraso-nido intravascular [IVUS]).

Estudio CHICAGO (Carotid Intima-Media Thickness in Atherosclerosis using Pioglitazone)

Fue un ensayo clínico controlado que incluyó 462 pa-cientes con diabetes tipo 2 con una edad promedio de 60 años de edad y una media de 7 años transcurridos tras el diagnóstico de diabetes (32). Los pacientes fue-ron asignados aleatoriamente a recibir pioglitazona o glimepirida con titulación hasta la dosis máxima si el paciente lo toleraba. Después de un año y cinco me-ses de seguimiento, el punto final primario (CIMT en la pared posterior de la carótida común) progresó 0.012 mm con glimepirida, mientras que registró un descen-so no significativo de 0.001 mm con pioglitazona, y la diferencia entre los dos grupos fue estadísticamente significativa. Dicho de otro modo, la terapia con pio-glitazona detuvo la progresión de aterosclerosis caro-tídea (presumiblemente logrando algo similar en otros lechos vasculares), mientras que con glimepirida ésta siguió progresando.

Estudio PERISCOPE (Pioglitazone Effect on Regression of Intravascular Sonographic Coronary Obstruction Prospective Evaluation)

La publicación del estudio PERISCOPE constituyó una lógica continuación y profundización de lo demostrado por el estudio CHICAGO. Empleando avanzada tecno-logía de cardiología intervencionista y procesamiento de imágenes, el estudio comparó los efectos de la tera-pia con pioglitazona y glimepirida en el volumen de la placa de ateroma en arterias coronarias (33). Quinien-tos cuarenta y tres pacientes con diabetes tipo 2 y una obstrucción de al menos 20% en una arteria coronaria fueron asignados aleatoriamente a recibir pioglitazona o glimepirida por un año y medio, tiempo al final del cual se contó con imágenes basales y finales para 360 pacientes. De nuevo, el PAV aumentó con glimepirida (0.73%), mientras que mostró un descenso no significa-tivo de 0.16% (se quedó igual) en el grupo de pioglita-zona. El estudio PERISCOPE sentó un hito importante en tanto hasta ese momento ninguna terapia antidia-bética había demostrado detener la progresión de la aterosclerosis coronaria por imágenes.

Page 23: Revista ALAD v1 N3

109

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual.

Desenlaces cardiovasculares clínicos

Estudio PROactive

El principal estudio que ha evaluado el efecto de la in-tervención con pioglitazona en el riesgo de desarrollar eventos cardiovasculares mayores con una metodolo-gía de ensayo clínico controlado fue el estudio PROacti-ve (PROspective pioglitAzone Clinical Trial In macroVas-cular Events) (34).

El estudio PROactive incluyó más de 5000 pacientes, todos los cuales tenían diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular preexistente. Los pacientes se asigna-ron aleatoriamente a recibir, en adición a la terapia convencional que venían recibiendo, pioglitazona (con un esquema de titulación hasta 45 mg/d si era tolera-da) o placebo. El punto final primario, que fue objeto de intensa crítica y debate después de la publicación del estudio, incluía muerte, infarto miocárdico no fa-tal, evento cerebrovascular, amputación de miembro inferior, evento coronario agudo y procedimiento de revascularización coronaria o de miembros inferiores. El riesgo de presentar el punto final primario se redujo no significativamente en 10%, en gran medida porque el componente de revascularización de miembros in-feriores no fue significativo y “diluyó” las reducciones en otros componentes individuales, probablemente de mayor relevancia clínica. Una de las críticas mas fre-cuentes al componente de revascularización de miem-bros inferiores es que su ocurrencia tiene un carácter definido por el médico tratante más que por la condi-ción patológica en sí. El efecto de pioglitazona en el punto final secundario predefinido que incluía muerte, infarto no fatal y evento cerebrovascular (mucho mas empleado en los ensayos clínicos del área cardiovascu-lar) fue una reducción estadísticamente significativa de 16% (IC 95% 2-28%).

Análisis en subgrupos pre-especificados revelaron que pacientes con diabetes e infarto previo experimentaron una reducción significativa del 28% en el riesgo de in-farto recurrente, y que pacientes con un evento cere-brovascular previo presentaron una reducción del 47% en el riesgo de presentar un evento cerebrovacular re-currente. Si bien los análisis de subgrupos no suplantan

la conclusión principal basada en el punto final primario del estudio, estos hallazgos parecen descartar la posibilidad de que pioglitazona incremente el riesgo de eventos cardio-vasculares, y envían una fuerte señal en la dirección de la protección cardiovascular con pioglitazona.

Metaanálisis de pioglitazona y eventos cardiovasculares

En un metaanálisis que incluyó mas de 16000 pacientes con diabetes tipo 2 tratados con pioglitazona en 19 en-sayos clínicos (35), el riesgo del punto final combinado de eventos cardiovasculares mayores (muerte, infarto no fatal o evento cerebrovascular) mostró una reduc-ción significativa del 18% (riesgo relativo consolidado 0.82, IC 95% 0.72-0.94). No sólo eso, sino que cada uno de los tres puntos finales por separado también fue re-ducido de forma significativa, alrededor de un 20%. En el estudio no hubo evidencia de heterogeneidad signifi-cativa entre los estudios incluidos, y la dirección y magnitud del efecto de pioglitazona fueron consistentes en estudios cortos o largos, con diferentes comparadores y en pacien-tes con o sin enfermedad cardiovascular establecida.

Un segundo metaanálisis que realizó una comparación directa entre pioglitazona y rosiglitazona combinan-do los resultados de 16 estudios observacionales (mas de 800,000 pacientes) (36) encontró un mayor riesgo de infar-to miocárdico, falla cardiaca y mortalidad con rosiglitazona.

En cuanto a potenciales mecanismos específicamente antiaterogénicos, una de las piezas de evidencia mas reciente indica que el tratamiento con pioglitazona in-duce en los macrófagos la expresión de los transpor-tadores de membrana ABCA1 y ABCG1, encargados de presentar el colesterol excesivo a las HDL (37).

Sea cual fuere el mecanismo, la combinación de estu-dios con subrogados, el estudio PROactive y los me-taaanálisis de eventos cardiovasculares parecen indicar que no se puede hablar de la “seguridad cardiovascular de las tiazolidindionas” como un grupo único; sino que existe una de ellas con un historial de problemas car-diovasculares demostrados que llevó a sacarla del mer-cado o a restringir severamente su uso en varios países (rosiglitazona); y otra con fuertes indicios de poseer un perfil de protección contra eventos isquémicos cardio-vasculares (pioglitazona). Los factores que a primera

Page 24: Revista ALAD v1 N3

110

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

vista parecen mas obviamente implicados son el incre-mento en el colesterol de LDL con rosiglitazona (piogli-tazona no lo modifica) y el incremento en el colesterol de HDL con pioglitazona (38) (rosiglitazona lo eleva mu-cho menos o no lo modifica).

Efectos adversos

Retención hídrica y falla cardiaca

La estimulación del PPARgamma a nivel del túbulo con-torneado proximal de los glomérulos renales conduce a aumentar la expresión de canales de agua (aquapori-nas 1 y 7) y de contratransportadores de sodio-hidró-geno (NHE3) (39), lo que condiciona un aumento en la reabsorción renal de sodio y agua. Como consecuencia de esta retención hídrica, el tratamiento con pioglita-zona incrementa significativamente el riesgo de desa-rrollar falla cardiaca (RR 1.41, IC 95% 1.14-1.76) (35). Dado que es mas probable que la retención hídrica desencadene falla cardiaca en pacientes cuyo miocar-dio no puede manejar una precarga aumentada, debe evitarse el uso de pioglitazona en pacientes con mio-cardiopatía hipertensiva, arritmias cardiacas, defectos cardiacos congénitos, o con falla cardiaca diagnosticada de cualquier grado de severidad. Pioglitazona no debe tampoco emplearse en pacientes con edema macular retiniano.

Sin embargo vale la pena resaltar que en dos metaaná-lisis diferentes el incremento en el riesgo de desarrollar falla cardiaca con pioglitazona no se acompañó de un incremento en la mortalidad en los pacientes que la desarrollaron (35,40). Incluso en el estudio PROactive la mortalidad entre los pacientes con falla cardiaca fue menor entre los pacientes que recibieron pioglitazona que entre quienes recibieron placebo (41).

Ganancia de peso

Dado su carácter diferenciador de adipocitos, sus efec-tos sobre la retención de sodio y agua, y su eficacia en control glucémico que reduce la glucosuria e induce la retención de calorías de glucosa; la terapia con pio-glitazona se acompaña de una ganancia de peso que puede oscilar entre 1 y 3 Kg de peso en promedio (42). La ganancia suele ocurrir durante las primeras semanas de tratamiento. En un estudio en el que se determinó específicamente composición corporal, alrededor del

75% de la ganancia de peso con pioglitazona fue atri-buible a retención hídrica (43).

Fracturas

La estimulación de PPARgamma en células madre me-senquimales de la médula ósea puede inducir su dife-renciación hacia adipocitos en lugar de osteoblastos (44). Se postula que por este mecanismo pioglitazona puede reducir la masa ósea. El tratamiento con piogli-tazona se ha acompañado de un aumento significativo en el riesgo de fracturas distales, particularmente en mujeres posmenopáusicas. En un metanálisis de 19 estudios que incluyeron mas de 8,000 pacientes trata-dos con pioglitazona, la tasa de incidencia de fracturas fue 1.9 por cada 100 pacientes por año en el grupo de pioglitazona y 1.1 fracturas por cada 100 pacientes por año en el grupo comparador, que incluyó diferentes te-rapias antidiabéticas (45).

Cáncer de vejiga

Según una reciente publicación derivada del seguimien-to longitudinal de mas de 190,000 pacientes con diabe-tes en California, Estados Unidos (46), si bien el uso de pioglitazona no se asoció de manera global con el ries-go de cáncer de vejiga; el uso por más de 24 meses, o el alcanzar una dosis acumulada por encima de 28,000 mg (alrededor de 30 mg/dia durante 2 años y medio), se acompañó de un incremento significativo en el ries-go de desarrollar cáncer de vejiga. Esta información motivó a los entes reguladores de Francia y Alemania a retirar a pioglitazona del mercado en sus respectivos países. Sin embargo recientemente la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) clarificó su opinión sobre pio-glitazona, declarando que “pioglitazona continúa sien-do una opción de tratamiento válida en diabetes tipo 2, cuando ciertos otros tratamientos (metformina) no son adecuadas o no han funcionado apropiadamente” (47). Al examinar de cerca las cifras sobre cáncer de vejiga, el riesgo absoluto en quienes nunca habían empleado pioglitazona fue 68.8 casos por 100,000 pacientes por año, mientras que el riesgo en quienes la habían reci-bido por más de dos años fue 102.8 casos por 100,000 pacientes por año (46). Ello quiere decir que el incre-mento en el riesgo absoluto es de 34/100,000 o 0.034%. Dicho de otro modo, se correría el riesgo de que un pa-ciente presente cáncer de vejiga por cada 2,940 pacien-

Page 25: Revista ALAD v1 N3

111

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual.

tes que sean tratados con pioglitazona por más de dos años. Realmente es un riesgo absoluto muy pequeño, y que se encuentra varios órdenes de magnitud por deba-jo del beneficio encontrado en eventos cardiovasculares mayores en el PROactive.

Conclusiones

Pioglitazona es una molécula eficaz en términos de con-trol metabólico, que ofrece cambios benéficos sobre diversos factores de riesgo en pacientes con diabetes tipo 2. Hay fuertes indicios de que además proporciona beneficios sobre eventos cardiovasculares duros (algo que sólo se puede afirmar categóricamente para met-formina entre los antidiabéticos orales). El uso de pio-glitazona ocasiona ganancia de peso, retención hídrica y puede aumentar el riesgo de falla cardiaca, fracturas distales en mujeres posmenopáusicas y marginalmente el de cáncer de vejiga. Dada la disponibilidad de otras opciones para el tratamiento de la diabetes con antidia-béticos orales, pioglitazona no debe ser un medicamen-to de primera línea para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Sin embargo es una opción terapéutica válida y útil en pacientes que tienen el perfil clínico para su uti-lización. Estudios recientes han encontrado beneficios notables, al menos en el corto plazo; del uso de pio-glitazona en esquemas de combinación doble (48-49) o triple (50) con medicamentos antidiabéticos nuevos (particularmente inhibidores de dipeptidil-peptidasa 4), lo que supone la aparición de nuevas opciones den-tro del arsenal terapéutico para la diabetes tipo 2.

Bibliografía

1. Disponible en: http://www.accessda-ta.fda.gov/scr ipts/cder/drugsatfda/ index.cfm?fuseaction=Search.DrugDetails. Consultada por última vez el 6 de Noviembre de 2011.

2. Lehmann JM, Moore L, Smith-Oliver TA, et al. An an-tidiabetic thiazoledinedione is a high affinity ligand for peroxisome proliferator- activated receptor gam-ma (PPAR gamma). J Biol Chem 1995;270:12953-6.

3. Berger J, Moller DE. The mechanisms of action of PPARs. Annu Rev Med 2002;53:409–35.

4. Mukherjee R, Jow L, Croston GE et al. Identification, characterization, and tissue distribution of human peroxisome proliferator-activated receptor (PPAR) Isoforms PPARgamma2 versus PPARgamma1 and activation with Retinoid X Receptor agonists and antagonists. J Biol Chem 1997;272:8071–8076.

5. Igarashi M, Jimbu Y, Kimura M et al. Effect of piogli-tazone on atherogenic outcomes in type 2 diabetic patients: a comparison of responders and non-res-ponders. Diabetes Res Clin Pract 2007;77:389-98.

6. Sakamoto J, Kimura H, Moriyama S et al. Activation of human peroxisome proliferator-activated recep-tor (PPAR) subtypes by pioglitazone. Biochem Bio-phys Res Commun 2000; 278:704-11.

7. Way JM, Harrington WW, Brown KK et al. Compre-hensive messenger ribonucleic acid profiling reveals that peroxisome proliferator activated receptor gamma activation has coordinate effects on gene expression in multiple insulin-sensitive tissues. En-docrinology 2001;142:1269–1277.

8. Young PW, Cawthorne MA, Coyle PJ et al. Repeat treatment of obese mice with BRL 49653, a new potent insulin sensitizer, enhances insulin action in white adipocytes. Association with increased insu-lin binding and cell-surface GLUT4 as measured by photoaffinity labeling. Diabetes 1995;44:1087–1092.

9. Schoonjans K, Peinado-Onsurbe J, Lefebvre AM et al. PPARalpha and PPARgamma activators direct a distinct tissue-specific transcriptional response via a PPRE in the lipoprotein lipase gene. EMBO J 1996;15:5336–5348.

10. Sfeir Z, Ibrahimi A, Amri E et al. Regulation of FAT/CD36 gene expression: further evidence in sup-port of a role of the protein in fatty acid binding/transport. Prostaglandins Leukot Essent Fatty Acids 1997;57:17–21.

11. MacDougald OA, Lane MD. Transcriptional regula-tion of gene expression during adipocyte differen-tiation. Annu Rev Biochem 1995;64:345-73.

Page 26: Revista ALAD v1 N3

112

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

12. Maeda N, Takahashi M, Funahashi T et al. PPAR-gamma ligands increase expression and plasma concentrations of adiponectin, an adipose-derived protein. Diabetes 2001;50:2094–2099

13. Zhang WY, Schwartz EA, Permana PA et al. Pioglita-zone inhibits the expression of inflammatory cyto-kines from both monocytes and lymphocytes in pa-tients with impaired glucose tolerance. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2008;28:2312-8.

14. Akiyama M, Hatanaka M, Ohta Y et al. Increased insulin demand promotes while pioglitazone pre-vents pancreatic beta cell apoptosis in Wfs1 knoc-kout mice. Diabetologia 2009;52:653-63.

15. Rajagopalan R, Perez A, Ye Z, et al. Pioglitazone is effective therapy for elderly patients with type 2 diabetes mellitus. Drugs Aging 2004;21:259-71.

16. Heliovaara MK, Herz M, Teppo AM, et al. Pioglita-zone has anti-inflammatory effects in patients with type 2 diabetes. J Endocrinol Invest 2007;30:292-7.

17. Göke B, German Pioglitazone Study Group. Impro-ved glycemic control and lipid profile in a randomi-zed study of pioglitazone compared with acarbose in patients with type 2 diabetes mellitus. Treat En-docrinol 2002;1:329-36.

18. Derosa G, Mereu R, D’Angelo A, et al. Effect of piogli-tazone and acarbose on endothelial inflammation biomarkers during oral glucose tolerance test in diabetic patients treated with sulphonylureas and metformin. J Clin Pharm Ther 2010;35:565-79.

19. Schernthaner G, Matthews DR, Charbonnel B, et al. Efficacy and safety of pioglitazone versus met-formin in patients with type 2 diabetes mellitus: a double-blind, randomized trial. J Clin Endocrinol Metab 2004;89:6068-76.

20. Jain R, Osei K, Kupfer S, et al. Long-term safety of pioglitazone versus glyburide in patients with re-cently diagnosed type 2 diabetes mellitus. Pharma-cotherapy 2006;26:1388-95.

21. Rosenstock J, Baron MA, Camisasca RP, et al. Effi-cacy and tolerability of initial combination therapy

with vildagliptin and pioglitazone compared with component monotherapy in patients with type 2 diabetes. Diabetes Obes Metab 2007;9:175-85.

22. Jovanovic L, Hassman DR, Gooch B, et al. Treatment of type 2 diabetes with a combination regimen of repaglinide plus pioglitazone. Diabetes Res Clin Pract 2004;63:127-34.

23. Hanefeld M, Brunetti P, Schernthaner GH, et al. One-year glycemic control with a sulfonylurea plus pioglitazone versus a sulfonylurea plus metformin in patients with type 2 diabetes. Diabetes Care 2004;27:141-7.

24. Scheen AJ, Tan MH, Betteridge DJ, et al. Long-term glycaemic effects of pioglitazone compared with placebo as add-on treatment to metformin or sul-phonylurea monotherapy in PROactive (PROactive 18). Diabet Med 2009;26:1242-9.

25. Scheen AJ, Tan MH, Betteridge DJ, et al. Long-term glycaemic control with metformin-sulphonylurea-pioglitazone triple therapy in PROactive (PROactive 17). Diabet Med 2009;26:1033-9.

26. Charbonnel B, DeFronzo R, Davidson J, et al. Piogli-tazone use in combination with insulin in the pros-pective pioglitazone clinical trial in macrovascular events study (PROactive19). J Clin Endocrinol Me-tab 2010;95:2163-71.

27. Ravikumar B, Gerrard J, Dalla Man C et al. Pioglitazo-ne decreases fasting and postprandial endogenous glucose production in proportion to decrease in hepa-tic triglyceride content. Diabetes 2008;57:2288-95.

28. Chiquette E, Ramirez G, Defronzo R. A meta-analy-sis comparing the effect of thiazolidinediones on cardiovascular risk factors. Arch Intern Med 2004;164:2097-104.

29. Hanefeld M, Marx N, Pfutzner A, et al. Anti-inflam-matory effects of pioglitazone and/or simvastatin in high cardiovascular risk patients with elevated high sensitivity C-reactive protein: the PIOSTAT study. J Am Coll Cardiol 2007;49:290-7

30. Belcher G, Lambert C, Goh KL, et al. Cardiovascular

Page 27: Revista ALAD v1 N3

113

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Pioglitazona en diabetes tipo 2: estado actual.

effects of treatment of type 2 diabetes with pioglitazone, metformin and gliclazide. Int J Clin Pract 2004;58:833-7.

31. de Rivas B, Luque M, Martell N et al. Pioglitazone decreases ambulatory blood pressure in type 2 dia-betics with difficult-to-control hypertension. J Clin Hypertens (Greenwich) 2007;9:530-7.

32. Mazzone T, Meyer PM, Feinstein SB et al. Effect of pioglitazone compared with glimepiride on carotid intima-media thickness in type 2 diabetes. JAMA 2006;296:2572-2581.

33. Nissen SE, Nicholls SJ, Wolski K et al. Comparison of pioglitazone vs glimepiride on progression of coro-nary atherosclerosis in patients with type 2 diabe-tes. JAMA 2008;299:1561-73.

34. Dormandy JA, Charbonnel B, Eckland DJ et al. Se-condary prevention of macrovascular events in pa-tients with type 2 diabetes in the PROactive trial (PRO-spective pioglitAzon Clinical Trial in macroVas-cular Events) a randomized controlled trial. Lancet 2005;366:1279–1289.

35. Lincoff AM, Wolski K, Nicholls SJ et al. Pioglitazone and risk of cardiovascular events in patients with type 2 diabetes mellitus. JAMA 2007;298:1180-8.

36. Loke YK, Kwok CS, Singh S. Comparative cardiovas-cular effects of thiazolidinediones: systematic re-view and meta-analysis of observational studies. BMJ. 2011;342:d1309.

37. Ozasaa H, Ayaoria M, Iizukaa M et al. Pioglitazone enhances cholesterol efflux from macrophages by increasing ABCA1/ABCG1 expressions via PPAR_/LXR_ pathway: Findings from in vitro and ex vivo studies. Atherosclerosis 2011;219:141–150.

38. Davidson M, Meyer PM, Haffner S. Increased high-den-sity lipoprotein cholesterol predicts the pioglitazone-mediated reduction of carotid intima-media thickness progression in patients with type 2 diabetes mellitus. Circulation 2008;117:2123-30.

39. Panchapakesan U, Pollock C, Saad S. Importance of the kidney proximal tubular cells in thiazolidinedio-

ne-mediated sodium and water uptake. Nephrolo-gy (Carlton) 2009;14:298-301.

40. Lago RM, Singh PP, Nesto RW. Congestive heart failure and cardiovascular death in patients with pre-diabetes and type 2 diabetes given thiazolidi-nediones: a meta-analysis of randomized clinical trials. Lancet 2007;370:1129–1136.

41. Erdmann E, Charbonnel B,Wilcox RG et al. Piogli-tazone use and heart failure in patients with type 2 diabetes and preexisting cardiovascular disease: data from the PROactive study (PROactive 08). Dia-betes Care 2007;30:2773-8.

42. deRosa G. Efficacy and tolerability of pioglitazone in patients with type 2 diabetes mellitus comparison with other oral antihyperglycaemic agents. Drugs 2010;70:1945-1961.

43. Basu A, Jensen MD, McCann F et al. Effects of pio-glitazone versus glipizide on body fat distribution, body water content, and hemodynamics in type 2 diabetes. Diabetes Care 2006;29:510-4.

44. Murphy CE, Rodgers PT. Effects of thiazolidinedio-nes on bone loss and fracture. Ann Pharmacother 2007;41:2014-8.

45. Loke YK, Singh S, Furberg CD. Long-term use of thia-zolidinediones and fractures in type 2 diabetes: a meta-analysis. CMAJ 2009;180:32-9.

46. Lewis JD, Ferrara A, Peng T et al. Risk of bladder cancer among diabetic patients treated with piogli-tazone: interim report of a longitudinal cohort stu-dy. Diabetes Care 2011;34:916-22.

47. Disponible en: http://www.ema.europa.eu/docs/en_GB/document_library/Press_release/2011/10/WC500116936.pdf. Consultado por última vez el 8 de Noviembre de 2011.

48. Bailey CJ, Green BD, Flatt PR. Fixed-dose combina-tion therapy for type 2 diabetes: sitagliptin plus piogli-tazone. Expert Opin Investig Drugs 2010;19:1017-25.

49. Rosenstock J, Inzucchi SE, Seufert J et al. Initial com-bination therapy with alogliptin and pioglitazone in

Page 28: Revista ALAD v1 N3

114

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

drug-naïve patients with type 2 diabetes. Diabetes Care 2010;33:2406-8.

50. Bosi E, Ellis GC, Wilson CA et al. Alogliptin as a third oral antidiabetic drug in patients with type 2 diabe-tes and inadequate glycaemic control on metformin and pioglitazone: a 52-week, randomized, double-blind, active-controlled, parallel-group study. Dia-bet Obes Metab 2011;13:1088-1096.

Page 29: Revista ALAD v1 N3

115

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

11

Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000 (Gestational Diabetes Mellitus: Maternal Profile. Valencia, Venezuela. 1986-2000)

Aleida M. Rivas: Doctora en Ciencias Médicas, Mg Sc Medicina Interna, Fellow Diabetes, Endocrinología y MetabolismoUnidad de Diabetes y Embarazo. Universidad de Carabobo-Ciudad Hospitalaria “Dr. Enrique Tejera”. Valencia, Venezuela

Resumen

Objetivos: Conocer las características epidemiológicas, clínicas y metabólicas de embarazadas con Diabetes Mellitus Gestacional (DMG).

Métodos: Se estudiaron las 236 pacientes con DMG re-feridas la Unidad de Diabetes y Embarazo (UDE) entre enero 1986 y diciembre 2000. Se recolectaron datos socio-demográficos, y clínicos. Se practicaron perió-dicas determinaciones de glucemia en ayunas y post-prandial en plasma y sangre capilar, cetonuria y hemog-lobina glucosilada (HbA1). Las glucemias plasmáticas fueron determinadas usando el método glucosa-oxida-sa y la HbAl, mediante el método de cromatografía con resina de intercambio catiónico.

Resultados: La media de edad fue 31.10 años + 6.38, de talla, 157.22 cm ± 6.38 y de IMC, 27.96 + 5.21. 82.7% no había concluido educación media, 55% refería histo-ria familiares de diabetes, 7.2%, DMG previa y 2.54%, Ovario Poliquístico (OPQ). El diagnóstico de DMG se realizó a las 30.10 semanas + 6.79 y el lapso de aten-ción en la UDE fue de 4.69 semanas + 4.61. A 37.7% se le indicó insulina. La media de glucemias en ayunas fue 102.39 mg/dl + 34.63 y la de 2 horas post-almuerzo, 128.06 mg/dl + 32.60, siendo ambas más altas en quie-nes recibieron atención en la UDE por < 4 semanas (p < 0.05) (p < 0.01). La media de HbA1 fue 8.03% + 1.09. En 6.8% se demostró cetonuria pero sólo una pacien-te reunía criterios de cetoacidosis. Ninguna presentó hipoglicemia. 27.9% presentó HTA, 28.8% infección uri-

naria, 16.5% vulvovaginitis y 3.4%, endometritis post-parto. La mortalidad materna fue cero.

Conclusiones: Las embarazadas con DMG presentan en su mayoría, edad > 30 años y obesidad o sobrepeso, alcanzando las metas de control metabólico para HbA1 y glucemia en ayunas, y en menor proporción para las postprandiales. Las cifras de ambas glucemias eran más altas en aquellas con menor período de atención por el equipo interdisciplinario de la UDE.

Palabras clave: Diabetes Gestacional

Abstract

Objetive: To know epidemiologic, clinical and metabo-lic characteristics of pregnant women with Gestational Diabetes Mellitus (GDM).

Material and Methods: 236 GDM patients referred to the Diabetes and Pregnancy Unit (DPU) between January 1986 and December 2000 were studied. Socio-demographic and clinical data were collected. Periodic determinations of fasting and postprandial glucose on plasma and capillary blood, ketonuria and glycated he-moglobin (HbA1) were carried out. Plasma glucose was determined by glucose-oxidase technique, and HbAl by cation exchange resin chromatography. (NV: 6-8.3%).

Results: Mean age was 31.10 years + 6.38, mean height

Dirección Postal: Av. Bolívar N, Resid. Oasis “A”. Apto 1-B. El Recreo. VALENCIA 2001, VENEZUELATelef: 58-241-8238959Celular: 58-426-5441337e-mail: [email protected]

Gestational diabetes mellitus: Maternal profile. Valencia, Venezuela, 1986-2000.

Page 30: Revista ALAD v1 N3

116

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

157.22 cm ± 6.38 and mean BMI 27.96 + 5.21. 82.7% had not completed high school, 55% referred family history of diabetes, 7.2% previous GDM and 2.54% po-lycystic ovary syndrome (PCOS). GDM diagnosis was ca-rried out at 30.10 weeks + 6.79 and DPU treatment time was 4.69 weeks + 4.61. Insulin was prescribed to 37.7%. Fasting glucose mean was 102.39 mg/dl + 34.63 and 2 hours post-lunch mean was 128.06 mg/dl + 32.60. Both means were higher in patients treated at the DPU for < 4 weeks (p < 0.05) (p < 0.01). HbA1 mean was 8.03% + 1.09. Ketonuria was demonstrated in 6.8% but only one patient met ketoacidosis criteria. None showed hypo-glycemia. 27.9% showed hypertension, 28.8% urinary infection, 16.5% vulvovaginitis and 3.4% postpartum endometritis. Maternal mortality was nil.

Conclusions: Most pregnant women with GDM are of age > 30 years, and obese or overweight, reaching metabolic control goals for HbA1 and fasting glucose, and in less proportion for postprandial ones. The va-lues of both glucoses were higher for those with less treatment time under the care of the interdisciplinary team at the DPU.

Key Words: Diabetes, Gestational

Abreviaturas usadas: DMG: Diabetes Mellitus GestacionalUDE: Unidad de Diabetes y EmbarazoIMC: Indice de masa corporalCEV: Cambios de Estilo de vida

Introducción

La diabetes es una complicación médica comúnmente asociada al embarazo, correspondiendo el 90-95% de los casos a la Diabetes Mellitus Gestacional (DMG) (1), cuya frecuencia en un rango de 1 a 14%, dependiendo de la población estudiada y de los criterios diagnósti-cos empleados (2), ha venido y probablemente seguirá aumentando (3) en paralelo con los incrementos de la diabetes tipo 2 y la obesidad en la población mundial, particularmente en jóvenes (4).

Obesidad, historia familiar de diabetes, etnia asiática, latina o afro-americana, mayor edad, baja estatura, bajo peso al nacer, hipertensión arterial, síndrome de ovario poliquístico, antecedentes de DMG, mortinatos o recién nacidos macrosómicos en embarazos anterio-

res constituyen los factores de riesgo más frecuente-mente asociados a la DMG (5).

Las repercusiones de la DMG sobre el binomio madre-feto ocurren a corto plazo durante el embarazo y el parto, pero también a más largo plazo. Las mujeres con DMG tienen mayor riesgo de presentar hiperten-sión arterial, pre-eclampsia, infección urinaria, polihi-dramnios y de resolver la gestación mediante cesárea. Excepcionalmente presentan cetoacidosis (6). Poste-riormente, la DMG marca claramente el riesgo de desa-rrollar diabetes tipo 2 en el futuro, así como obesidad, dislipidemia, síndrome metabólico y enfermedad car-diovascular, con tasas elevadas de diabetes aún en el post-parto reciente (7).

Ha resultado difícil establecer un consenso internacio-nal sobre pesquisa y diagnóstico de la DMG, aplicán-dose criterios diversos dependiendo de las regiones geográficas y de las diferentes asociaciones científicas involucradas (8,9), aceptándose la pesquisa universal con una prueba de tolerancia oral a la glucosa en pobla-ciones de alto riesgo, practicada a las 24-28 semanas de gestación, o más tempranamente, si están presentes factores de riesgo, usando cargas de glucosa variables y con interpretaciones distintas de los resultados, de acuerdo a cada criterio empleado. Una vez analizados los hallazgos del estudio Hyperglycemia and Adverse Pregnancy Outcome (HAPO) (10) y los acuerdos lleva-dos a la práctica clínica, probablemente serán resueltas muchas de las controversias.

Existe fuerte evidencia en relación a que un óptimo control metabólico de la diabetes materna confirmado a través de la auto-medición periódica de las glucemias en ayunas y postprandiales en sangre capilar, así como de otras pruebas de laboratorio que evalúan control a más largo plazo como la hemoglobina glucosilada, logra reducir las complicaciones maternas y mejora significa-tivamente los resultados perinatales (11, 12). Así mismo, es importante evitar la producción de cetonas (13). Esto solo es posible a través de cambios en el estilo de vida basados en terapia nutricional y ejercicios, y cuando es necesario, medidas farmacológicas, fundamentalmen-te, la administración de insulina (14, 15). Tomando en cuenta, que gran parte de la información sobre el tema proviene de países con características di-ferentes al nuestro, nos planteamos conocer en nuestro

Page 31: Revista ALAD v1 N3

117

Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000 (Gestational Diabetes Mellitus: Maternal Profile. Valencia, Venezuela. 1986-2000)

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

medio, en lapsos de quince años, el perfil epidemioló-gico, clínico y metabólico de las embarazadas con DMG atendidas por nuestra institución y esta es la primera de esas investigaciones.

Materiales y Métodos

Diseño: Estudio descriptivo de series de casos Población:Se estudiaron las 236 pacientes con DMG que resol-vieron su embarazo en el entonces Hospital Central, hoy Ciudad Hospitalaria “Dr. Enrique Tejera” de Valen-cia, Venezuela durante el primer período de 15 años de funcionamiento de la Unidad de Diabetes y Emba-razo (UDE), comprendido entre enero 1986 y diciem-bre 2000. En 19 pacientes, el parto ocurrió antes de ser referida a dicha Unidad y por tanto, no se aplicó el protocolo de atención durante el embarazo establecido en la misma.

Protocolo del Manejo Clínico:El diagnóstico de DMG se hizo siguiendo los criterios de O’Sullivan y Mahan modificados por Carpenter y Coustan (16).

A todas se les recolectó información sobre datos socio-demográficos y clínicos. A las 217 pacientes que ingre-saron a la UDE, se les informó que se les iba a hacer un seguimiento con el fin de mejorar los resultados maternos y perinatales de sus embarazos. A partir de entonces y hasta la resolución de la gestación, fueron evaluadas una vez a la semana por un equipo interdis-ciplinario constituido por médico diabetólogo, médico obstetra, nutricionista, y enfermeras con experiencia en educación de pacientes con diabetes y embarazo.

Se indicó auto control de glucemia en sangre capilar en ayunas y 2 horas post-almuerzo, usando cintas reacti-vas con lectura en reflexómetro, con una periodicidad de tres días a la semana, basada en la limitada posibi-lidad de adquisición de las mismas debido a su costo. Igualmente, medición de cetonuria mediante las cintas reactivas, interdiaria en ayunas y cada vez que la gluce-mia capilar fuese > 180 mg/dl. Se practicaron dos glu-cemias plasmáticas (ayunas y 2 horas post-almuerzo) semanales y a partir del año 1991, dos determinacio-nes de hemoglobina glucosilada (HbA1), una al ingreso a la unidad y la otra, previa a la resolución del embarazo. Se solicitó un uroanálisis semanal y cada vez que la pa-

ciente manifestó síntomas sugestivos de infección uri-naria y un urocultivo y antibiograma trimestral, y cada vez que el uroanálisis indicaba infección urinaria. Se realizaron todas las demás pruebas indicadas en una embarazada y ecosonogramas abdominales periódicos, realizados en la Unidad de Perinatología.

Se indicó un plan nutricional individualizado, cuyo cál-culo calórico adicionaba 300 calorías a los requerimien-tos pre-embarazo y contenía 55% de carbohidratos, 20 % de proteínas y 25% de grasas, distribuido en tres co-midas principales y tres meriendas. Se les recomendó caminar diariamente por 15 minutos hasta aumentar progresivamente a 30 minutos.

Si las pacientes presentaban cifras de glucemia en ayu-nas > 105 mg/dl (5.8 mmol/l) o 2 h post- comidas > 120 mg/dl (6.7 mmol/l), en dos o más ocasiones duran-te dos semanas consecutivas, se iniciaba insulinotera-pia (17), con una mezcla de insulina NPH y regular admi-nistrada treinta minutos antes del desayuno y treinta minutos antes de la cena, y de no alcanzarse el control metabólico, se pasaba a tres inyecciones diarias: mezcla de insulina NPH y regular administrada treinta minutos antes del desayuno, insulina regular antes de la cena e insulina NPH a las 10 p.m. En el periodo 1986-1990 se usó insulina de origen porcino y a partir de 1991, in-sulina humana recombinante, mediante la adquisición por parte de cada paciente. La meta establecida para el control metabólico, era: valores de glucemia inferiores a las anteriores cifras, cetonuria negativa y valores de HbAl < 8.3%.

Se realizaron sesiones educativas teórico-prácticas in-dividuales y grupales sobre el manejo de la DMG, ha-ciendo hincapié en: plan alimentario, actividad física, herramientas para el manejo del estrés, técnica para medir, mezclar y administrar la insulina, técnicas de autocontrol metabólico mediante glucemia en sangre capilar y cetonuria.

Se calculó el Indice de Masa Corporal dividiendo el peso previo al embarazo (referido por la paciente) ex-presado en Kg entre el cuadrado de la talla expresada en metros y se definió obesidad cuando el IMC era > 30 y sobrepeso, > 25. Se definió hipertensión arterial como cifras > 140/90 en dos tomas o cuando la pa-ciente estaba recibiendo medicación hipotensora (18). Se definió hipoglucemia como valores de glucemia < 50

Page 32: Revista ALAD v1 N3

118

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

mg/dl acompañados de síntomas. Se definió infección urinaria como la presencia de 100.000 ufc/ml del ger-men causal en el urocultivo; y vulvovaginitis, como la presencia de secreción y otros síntomas vulvo-vagina-les, independientemente de su etiología.

Métodos de los análisis: Las glucemias plasmáticas fueron determinadas usan-do el método glucosa-oxidasa (Kit de glicemia Chemroy glucosa enzimática (Métodos de Trinder colorimétrico)-Spectronic 20D Milton Roy Company Item # 333175) y las glucemias en sangre capilar, utilizando un Gluco-meter II Fotómetro de reflectancia Modelo 5528. Serie 015912 Bayer. Las cetonas se determinaron mediante tiras reactivas para uroanálisis Keto-diastix, Bayer. La hemoglobina glicosilada (HbAl) se midió mediante el método de cromatografía con resina de intercambio catiónico. Se uso un kit EAGLE (Bioscience). Valores normales: 6 - 8.3%.

Análisis estadístico:Se utilizó el programa estadístico Spss. Los resultados obtenidos se expresaron como promedios + Desviación Estandar y porcentajes. Se consideró significativo un valor de p < 0.05.

Resultados

En cuanto a los datos socio-demográficos, resumidos en la Tabla I, todas las pacientes con DMG estudiadas presentaban características étnicas mestizas, sin que ninguna pudiese ser considerada de etnia afroameri-cana, blanca o indígena pura. El rango de edad estaba comprendido entre 15 y 46 años, con un promedio de 31.10 años ± 6.38, correspondiendo el 62.3% al grupo > 30 años y de este, 32.63 % eran > 35 años. 4.23% eran analfabetas y solo el 17.3% había completado la educa-ción media. 38.1% tenían familiares en primer grado con diagnóstico de diabetes y 16.9% en otros grados. El 7.2% refirió historia de DMG y el 2.54% de ovario poli-quístico. La talla era inferior a 155 cm en el 35.59% de los casos y de estos, el 9.32% era menor de 150 cm. 28.7% tenía un IMC en niveles normales, ya que en 67.8%, era > 25 y en el otro extremo, en 3.9% era <20. También se observa en la Tabla I, que la entidad más frecuentemente asociada en las pacientes con DMG fue la obesidad, seguida de los procesos infecciosos agudos localizados en orden de frecuencia, en las vías

urinarias y la esfera genital, y la hipertensión arterial. En relación a ésta última, no se presentaron casos de pre-eclampsia grave o eclampsia.

Desde el punto de vista obstétrico, el polihidramnios estuvo presente en 14% de las pacientes y a 72% se les practicó cesárea. No ocurrieron muertes maternas durante el embarazo, parto o puerperio.

El diagnóstico de DMG fue hecho en el 70.3% posterior a la semana 28 de gestación y 52.1% de las pacien-tes, recibió atención por la UDE por menos de cuatro semanas, y de estas, 8.1% no llegó a esta dependen-cia antes de resolver el embarazo. 33.9% no recibió o cumplió intervención terapéutica por especialistas del área metabólica, mientras que 67.11% realizaron cam-bios nutricionales y de la actividad física, y en 37.7%, se adicionó la administración de insulina (Tabla II).

La Tabla III muestra el perfil metabólico, expresado mediante glucemia en ayunas, glucemia 2 horas post-almuerzo, HbA1 y cetonuria. 54.7% de las pacientes con DMG alcanzó las metas propuestas para glucemias en ayunas y 42.4% para glucemias 2 horas post-almuerzo, cuyas cifras en ambos casos, eran más altas en aquellas con un período de atención por la UDE < cuatro sema-nas (p < 0.05) (p < 0.01). 63% de quienes realizaron la HbA1, tenían valores dentro de las metas, previo a la resolución del embarazo. 93.20% presentó cetonuria negativa en todas las mediciones realizadas. A una pa-ciente se le hizo el diagnóstico de cetoacidosis diabéti-ca y ninguna presentó hipoglucemia.

Discusión

El aumento creciente de la prevalencia de DMG (3) ha generado en las últimas décadas, a nivel mundial, gran interés en conocer sus factores de riesgo y las repercu-siones clínico-metabólicas. Factores de riesgo como la pertenencia a grupos étnicos no caucásicos, la historia familiar de diabetes y la obesidad son compartidos con la diabetes tipo 2 (1), considerándose que se trata de la misma patología con diferente nombre o en etapas diferentes de su historia natural (19).

En nuestro estudio, realizado durante 1986-2000 en mujeres mestizas venezolanas, con particularidades ét-

Page 33: Revista ALAD v1 N3

119

Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000 (Gestational Diabetes Mellitus: Maternal Profile. Valencia, Venezuela. 1986-2000)

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

n = 236

Edad (años) 31.10 ± 6.38

Educación < media completa 82.7

Familiares con diabetes 55.0

DMG en embarazos anteriores 7.2

Ovario Poliquístico 2.5

Talla (cm) 157.22 ± 6.38

IMC 27.96 ± 5.21

Obesidad 33.9

Infecciones

Tracto Urinario 28.8

Vulvovaginitis 16.5

Endometritis 3.4

Hipertensión Arterial 27.9

n = 236

Diagnóstico DMG (semanas) 30.10 ± 6.79

Atención UDE (semanas) 4.69 ± 4.61

Cambios de estilo de vida (CEV) 31.41

CEV e Insulinoterapia 37.7

Sin intervención terapéutica 33.9

Tabla I. Perfil Epidemiológico y Clínico de Embarazadas con DMG

Tabla II. Diagnóstico de DMG e Intervención Terapéutica

Datos son media + desviación estándar o n (%)

Datos son media + desviación estándar o n (%)

Page 34: Revista ALAD v1 N3

120

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

nicas diferentes a las mujeres latinas residenciadas en Estados Unidos, en su gran mayoría provenientes de otros países latinoamericanos, en donde se ha demos-trado un alto riesgo de DMG y diabetes tipo 2 (20)(21), se encontraron grandes similitudes y algunas diferen-cias con resultados de investigaciones realizadas en años coincidentes parcial o totalmente, con el período analizado.

La historia familiar de diabetes se encontró en más de la mitad de las embarazadas con DMG, similar a estu-dios realizados en Argentina (22), Chile (23), Hawai (24), Francia (25) y Estados Unidos (26). La obesidad, pre-sente en un tercio de las pacientes estudiadas, repre-senta uno de los factores de riesgo para DMG mejor establecido en la mayor parte del mundo, aun cuando se apliquen diferentes criterios diagnósticos (22)(23)(26)(27). Llama la atención que cerca de 4% de las pacientes tenían un IMC compatible con niveles de sub-nutrición, posiblemente explicable por dificultades para la época en el consumo de alimentos básicos por la población general (28), que incluso pudiesen arrastrarse desde la etapa neonatal, lo cual también aumenta el riesgo de desarrollar DMG (29).

La mayoría de las pacientes eran > 30 años, corroboran-do que el riesgo de DMG aumenta con la edad (22-27, 30-32), de tal manera que en casos de embarazadas con edades > 50 años, ha estado presente en un quinto de los casos (33). Aun cuando la DMG ocurre de nuevo en un tercio de los embarazos siguientes (34) y el antece-dente de DMG pasada se ha encontrado directamente

relacionado con la DMG presente (35), la tasa reporta-da en embarazos previos, ha sido baja (22, 25), tal como se encontró en nuestro estudio, probablemente debido a sub-diagnóstico.

El status socio-económico y la talla figuran entre otros factores de riesgo de la DMG, menos clásicos y más controversiales que los anteriores (36), reportándose que bajo nivel educativo se asocia con un incremento del riesgo de DMG (37), coincidiendo con el perfil de nuestras pacientes, donde más de las tres cuartas par-tes, no habían finalizado la educación media, e incluso, algunas eran analfabetas, aún cuando estos indicadores eran bastante similares a los de la población general en ese lapso (38). Con respecto a la talla, variable estrecha-mente relacionada con los determinantes sociales de la salud, constituyendo un marcador de las exposiciones ambientales que influencian el crecimiento antes de la pubertad, observamos que más de un tercio de las pacientes tenía una estatura inferior a 155 cm., lo cual no permite establecer ninguna conclusión respecto a la DMG, como se ha logrado en estudios diseñados para tal fin (39), donde se ha demostrado que valores bajos de la talla predisponen a DMG.

El antecedente de ovario poliquístico fue bajo en nues-tra serie de embarazadas con DMG, pero aún superior al 0.8% de otro reporte (40), comparado a un estudio, cuyo objetivo fue dirigido a buscar este dato específico, donde se obtuvo un 15.95% (41), Aun cuando el riesgo de desarrollar DMG en mujeres con ovario poliquístico

n = 236

Glucemias en ayunas (mg/dl) 102.39 ± 34.63

Glucemias 2h post-almuerzo (mg/dl) 128.06 ± 2.60

HbA1 final del embarazo (%)* 8.03 ± 1.09

Cetonuria sin acidosis 6.38

Cetoacidosis diabética 0.42

Tabla III. Perfil Metabólico de embarazadas con DMG

Datos son media + desviación estándar o n (%)*n = 174

Page 35: Revista ALAD v1 N3

121

Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000 (Gestational Diabetes Mellitus: Maternal Profile. Valencia, Venezuela. 1986-2000)

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

es mayor que en las de grupos control, un meta-análi-sis reciente cuestiona este hallazgo debido a la signifi-cativa heterogeneidad de los estudios (42).

Los procesos infecciosos agudos ocuparon lugar im-portante dentro de las patologías asociadas a la DMG, siendo las vías urinarias la localización más frecuente seguida por el tracto genital inferior y en menor pro-porción, el endometrio. Pese a que no existe acuerdo sobre la mayor susceptibilidad a las infecciones en pa-cientes con diabetes, la incidencia de infecciones uri-narias es alta, particularmente en mujeres, donde es frecuente la presencia de bacteriuria asintomática (43) y conociendo que durante la gestación ocurren cam-bios anatómicos y funcionales en las vías urinarias que pueden predisponer a infecciones, resulta esperable la presencia de las mismas en algunas pacientes con DMG, hecho demostrado también por otros autores (44, 45), justificándose plenamente su búsqueda siste-mática. De igual forma, las infecciones vulvovaginales, fundamentalmente de origen micótico y en particular, las candidiasis son frecuentes en mujeres diabéticas no embarazadas (46) y embarazadas (35, 47).La hipertensión arterial es una entidad clínica frecuen-te en el embarazo y más aún, en mujeres con DMG (44, 45), resultando la proporción encontrada en este estudio algo mas alta, pero siendo importante destacar la ausencia de pre-eclampsia severa o eclampsia, a di-ferencia de lo evidenciado en mujeres afroamericanas con DMG que tienen poco acceso a servicios de cuida-dos prenatales en Estados Unidos, donde estas compli-caciones están significativamente asociadas (48). Desde el punto de vista obstétrico, el polihidramnios estuvo presente, de manera comparable a la de otros estudios (35), mientras que la cifra de cesáreas fue más elevada que la tasa reportada en la literatura en mujeres con DMG (27, 32).

Tal como ocurre en otros países no desarrollados (32) o en mujeres latinas en Estados Unidos (21), el diagnósti-co de DMG se realizó en la mayoría después de la sema-na 28 de gestación y fueron referidas algunas semanas más tarde a la UDE, de tal manera que su evaluación y control por un equipo especializado interdisciplinario, fue inferior a cuatro semanas y cerca de la décima par-te no recibió dicha atención antes del parto, llevando a que sólo dos tercios de las pacientes realizaran cambios terapéuticos en su alimentación y actividad física y al-gunas de ellas por corto tiempo, con las consiguientes limitaciones para alcanzar un óptimo control metabóli-

co en la totalidad de las pacientes. La adición de insuli-na en más de un tercio de las pacientes está dentro del rango de los estudios internacionales para la época (49) y supera la mayoría de las cifras obtenidas en la encues-ta para sub-especialistas en Medicina Materno-fetal en Estados Unidos publicada a comienzos de la década de los noventa (50).

En cuanto al control metabólico de la DMG, tenemos que la meta propuesta (17) para los valores de la glu-cemia en ayunas fue alcanzada en la mayoría de las pa-cientes y en menor proporción, los de la glucemia post-prandial. La significativa asociación inversa entre ambas cifras y el número de semanas de atención en la UDE, ratifica la necesidad de insistir en iniciar cuanto antes las medidas terapéuticas, incluyendo la educación y evaluar en equipo frecuentemente a las pacientes, en este caso, semanalmente. También se obtuvieron nive-les compatibles con buen control metabólico de la HbA1, determinación usada también en otros estudios de en-tonces (23), menos específica que la HbA1c y además, con la limitante referente a que durante los primeros años del estudio, no se disponía de dicha prueba, si-tuación similar a la de otros países económicamente dependientes (33). La presencia de cetonas en orina a lo largo del embarazo fue baja, pero aún un único caso de cetoacidosis diabética, implica riesgos para la madre y el feto, que pudieron prevenirse con una referencia a la UDE a un edad gestacional mas temprana (6).

En conclusión, las embarazadas con DMG en su mayo-ría presentaban edad > 30 años, sobrepeso u obesidad, educación básica o media incompleta, historia familiar de diabetes y patologías asociadas frecuentes como hipertensión arterial e infecciones de vías urinarias y del tracto genital inferior. Aun cuando el diagnóstico de DMG se realizaba en etapas avanzadas de la gestación, llevando a corta atención por el equipo interdisciplina-rio y retardo en el inicio de las medidas terapéuticas, probablemente gracias a la educación impartida y a la periodicidad semanal de las consultas, se alcanzaron las metas de control metabólico en cuanto a HbA1, gluce-mias en ayunas y en menor proporción, glucemias pos-tprandiales, resultando los valores de ambas glucemias inversamente relacionados con el período de atención en la UDE, demostrándose la importancia en muestro medio del seguimiento interdisciplinario especializado.

Page 36: Revista ALAD v1 N3

122

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Agradecimiento

A los Profesionales de la Salud que en algún período dentro de estos quince años del estudio, formaron par-te del equipo interdisciplinario de la Unidad de Diabe-tes y Embarazo.

Bibliografía

1. Langer O. Management of Gestational Diabetes: Pharmacological treatment options and glycemic control. Endocrinol Metab Clin N Am 2006; 35: 53-78

2. American Diabetes Association. Diagnosis and clas-sification of Diabetes Mellitus. Diab. Care 2010; 33 (Supp1): S62-S69

3. Dabelea D, Snell-Bergeon J, Hartsfield C, Bischoff K, Hamman R, McDuffie R, Increasing Prevalence of Gestational Diabetes Mellitus (GDM) over time and by birth cohort, Diab. Care 2005; 28: 579-584

4. Shaw JE, Sicree RA, Zimmet PZ. Global estimates of the prevalence of Diabetes for 2010 and 2030. Dia-betes Research and Clinical Practice 2010; 87: 4-14

5. Ben-Haroush A, Yogev Y, Hod M: Epidemiology of gestational diabetes mellitus and its association with type 2 diabetes. Diabet. Med. 2004; 21: 103-113

6. Maislos M, Harman-Bohem I, Weitzman S. Diabetic Ketoacidosis: A rare complication of gestational dia-betes. Diab. Care 1992; 15: 968-970.

7. Rivas AM, González N, González J. High Frequen-cy of Diabetes in Early Post-partum Assessment of Women with Gestational Diabetes Mellitus. Diab Metab Synd Clin Res Rev 2007; 1: 159-165

8. Simmons D, McElduff A, McIntyre HD, Elrishi M. Gestational Diabetes Mellitus: NICE for the U:S?. A comparison of the ADA and the ACOG guidelines with the UK NICE guidelines. Diab. Care 2010; 33: 34-37

9. Cutchie WA, Cheung NW, Simmons D: Comparison of international and New Zealand guidelines for the care of pregnant women with diabetes. Diabet. Med. 2006, 23: 460-468

10. HAPO Study Cooperative Research Group. Hyper-glycemia and pregnancy outcomes. N Eng J Med 2008; 358: 1991-2002

11. Beisher NA, Wein P, Sheedy MT, Steefen B. Identi-fication and treatment of women with hyperglyce-mia diagnosed during pregnancy can significantly reduce perinatal mortality rates. Aust NZ Obstet and Gynaecol 1996; 36: 239-247

12. Chrowther CA, Hiller JE, Moss JR, McPhee AJ, Jef-fries WS, Robinson JS. Effects of treatment of gesta-tional diabetes mellitus on pregnancy outcomes. N Eng J Med 2005; 352: 2477-2486.

13. Dornhorst A, Nicholls JSD, Probs F, Paterson CM, Hollier KL, Elkeles RS et al. Caloric restriction for treatment of gestational diabetes. Diabetes 1991; 40 (Suppl 2): 161-164.

14. Cheung NW. The management of gestational diabe-tes. Vasc Health Risk Manag 2009; 5: 153-154.

15. Mathiesen E, Vaz JA, Jovanovic L. The evidence base for insulin treatment in diabetic pregnancy. Pract Diab Int (Suppl) Wiley Interfase Ltd 2008: 1-15.

16. Carpenter MW, Coustan DR. Criteria for screening tests for gestational diabetes. Am J Obstet Gynecol 1982; 144: 768-773.

17. Freinkel N. Proceedings of the Second Internation-al Workshop-Conference on Gestational Diabetes Mellitus. Diabetes 1985; 34 (Supp 2): 1.

18. National High Blood Pressure Education Program Working Group Report on High Blood Pressure in Pregnancy. Am J Obstet Gynecol 1990; 163:1691-1712.

19. Pendergras M, Fazioni E, De Fronzo RA. Non-insulin dependent diabetes mellitus and gestational dia-betes: same disease, another name?. Diabetes Rev 1995; 3:584-601.

20. Thorpe LE, Berger D, Ellis JA, Bettegowda VR, Brown G, Matte T et al. Trends and racial/ethnic disparities in gestational diabetes among pregnant women in New York City, 1990.2001. Am J Public Health 2005; 95: 1536-1539.

Page 37: Revista ALAD v1 N3

123

Diabetes Mellitus Gestacional: Perfil materno. Valencia, Venezuela. 1986-2000 (Gestational Diabetes Mellitus: Maternal Profile. Valencia, Venezuela. 1986-2000)

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

21. Buchanan T, Xiang A, Kjos SL, Lee WP, Trigo E, Na-der I et al. Gestational diabetes: Antepartum chro-nic characteristics that predict postpartum glucose intolerance and type 2 diabetes in Latina women, Diabetes 1998; 47: 1302-1310.

22. Alvariñas J, Mezzabota L, Gonzalez C, Salzberg S. Importancia de los factores de riesgo en el diagnós-tico de Diabetes Gestacional. Revista de la Asocia-ción Latinoamericana de Diabetes 2001; IX: 76-82.

23. Contreras C, Osorio N. Experiencia clínica en el diagnóstico y control de la Diabetes Gestacional. Revista de la Asociación Latinoamericana de Diabe-tes 2000; VIII: 54-62.

24. Silva JK, Kaholokula JK, Ratner R, Mau M. Ethnic di-fferences in perinatal outcomes of Gestational Dia-betes Mellitus. Diabetes Care 2006; 29: 2058-2063.

25. Virally M, Laloi- Michelin M, Meas T, Ciraru N, Ou-led N, Médeau V, et al. Occurrence of gestational diabetes mellitus, maternal and fetal outcomes be-yond the 28th week of gestation in women at high risk of gestational diabetes. A prospective study. Diabetes & Metabolism 2007; 33: 290-295.

26. Weeks JW, Major CA, de Veciana M, Morgan MA. Gestational diabetes: does the presence of risk fac-tors influence perinatal outcome? Am J Obstet Gy-necol. 1994; 171:1003-1007.

27. Jacobson JD, Cousins L. A population-based study of maternal and perinatal outcome in patients with gestational diabetes. Am J Obstet Gynecol. 1989; 161: 981-6.

28. Fossi M, Méndez H, Alvarez M, Jaffe W. Cambios re-cientes en el consumo de alimentos en los estratos de bajos recursos, en: Nutrición ante la crisis. Fun-dación Cavendes 1988; 203-214.

29. Seghieri G, Anichini R, De Bellis R, Alviggi L, Franco-ni F, Breschi MC. Relationship between gestational diabetes mellitus and low maternal weight. Diabe-tes Care 2002; 25: 1761-1765.

30. McFarland KF, Case CA. The relationship of maternal age on gestational diabetes. Diabetes Care 1985; 8: 598-600.

31. Tanir HM, Sener T, Gürer H, Kaya M. A ten-year ges-tational diabetes mellitus cohort at a university cli-nic of the mid-Anatolian region of Turkey. Clin Exp Obstet Gynecol. 2005; 32: 241-244.

32. Huddle KH: Audit of the outcome of pregnancy in diabetic women in Soweto, South Africa, 1992-2002. S Af Med J 2005; 95: 789-794.

33. Chibber R. Child-bearing beyond age 50: pregnan-cy outcome in 59 cases “a concern?”. Arch Gynecol Obstet. 2005; 271:189-94.

34. Moses RG. The recurrence rate of gestational dia-betes in subsequent pregnancies. Diabetes Care 1996; 19: 1348-1350.

35. Bath M, KNR, Sarma SP, Menon S, C V S, S GK. De-terminants of gestational diabetes mellitus: A case control study in a district tertiary care hospital in South India. Int J Diabetes Dev Ctries 2010; 30: 91-96.

36. Souza de Oliviera Dode MA, dos Santos MA. Non classical risk factors for gestational diabetes melli-tus: a systematic review of the literature. Can Saúde Pública, Río de Janeiro 2009; 25 (Sup 3): 6341-5359.

37. Bo S, Menato G, Bardelli C, Lezo A, Signorile A, Re-petti E et al. Low socioeconomic status as a risk fac-tor for gestational diabetes mellitus. Diabetes Me-tab (París) 2002; 28: 139- 140

38. UNICEF. Análisis de la situación de la infancia, la ju-ventud y la mujer en Venezuela. Caracas, abril 1995 en: Cova C. Realidad Social de Venezuela. Curso de Formación Socio-política 6. Centro Gumilla 1998.

39. Branchtein I, Schmidt MI, Matos MCG. Short statu-re and gestational diabetes in Brazil. Diabetología 2000; 43: 848-851.

40. Hedderson MM, Willians MA, Holt LV, Weiss NS, Fe-rrara A. Body Mass Index and weigh gain prior to pregnancy and risk of gestational diabetes. Am J Obstet Gynecol 2008, 198: 409. e 1-7. E pub 2008 Feb 20.

41. Kashanian M, Fazy Z, Pirak A. Evaluation of the rela-tionship between gestational diabetes and a history

Page 38: Revista ALAD v1 N3

124

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

of polycystic ovarian syndrome. Diabetes Res Clin Pract 2008; 80: 289-292.

42. Toulis KA, Goulis DG, Kolibianakis EM, Venetis CA, Tarlatzis BC, Papadimas I. Risk of gestational diabe-tes mellitus in women with polycystic ovary syndro-me: a sytematic review and a meta-analysis. Fertil Steril 2009; 92: 667-677.

43. Geerlings S, Stolk RP, Camps MJ, Netten PM, Co-llet JT, Schneeberger PM, et al. Consequences of asymptomatic bacteriuria in women with diabetes mellitus. Arch Int Med 2001; 161: 1421-1427.

44. Mc Mahon MJ, Ananth CV, Liston RM. Gestational diabetes mellitus: risk factors, obstetric complica-tions and infant outcomes. J Reprod Med 1998; 43:372-378.

45. Ramirez Torrez MA. Gestational diabetes mellitus. Experience in a third level hospital. Ginecol Obstet Mex 2005; 73: 484-491.

46. Malazy OT, Shariat M, Heshmat R, Majlesi F, Alimo-hammadian M, Tabari NK et al. Vulvovaginal can-

didiasis and its related factors in diabetic women. Taiwan J Obstet Gynecol 2007; 46: 399-404.

47. Nowakoska D, Kumatowska A, Stray-Pedersen B, Wilczynski J. Prevalence of fungi in the vagina, rec-tum and oral cavity in pregnant diabetic women: re-lation to gestational age and symptoms. Acta Obs-tet Gynecol Scand 2004; 83: 251-256.

48. Bryson CL, Iaonnou GN, Ruliak SJ, Association bet-ween gestational diabetes and pregnancy- induced hypertension. Am J Epidemiol 2003; 158: 1148- 1153.

49. Langer O, Rodríguez DA, XenaKis EM, McFarland MB, Berkus MD, Arrendondo F. Intensified versus conventional management of gestational diabetes. Am J Obstet Gynecol 1994; 170: 1036-1046.

50. Landon MB, Gabbe SG, Sach L. Management of dia-betes mellitus and pregnancy. A survey of obstetri-cians and materno-fetal specialists. Obstet Gynecol 1990; 75: 635-640.

Page 39: Revista ALAD v1 N3

125

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

11

Resumen

Objetivo: Evaluar el impacto que presenta en el control metabólico y la autonomía un campamento educativo en pacientes pediátricos con diabetes 1.

Material y Método. Se realizó un campamento edu-cativo en la ciudad de Neuquén para niños y adoles-centes con DBT tipo 1 entre el 28/11/07 al 1/12/07, con la coordinación del Equipo de Diabetes Pediátrico. Participantes: 14 niños entre 9 y 14 años, (8 varones), con evolución de la diabetes entre 4m a 10 años. Las actividades físicas y recreativas fueron coordinadas por profesores en Educación Física. Además se administró una encuesta 5 meses después a los padres para de-terminar cambios de actitud e independencia adquiri-das por los pacientes (tablas 2-3 y 4) Se efectuó una medición previa de HbA1c (tres meses previos y el in-mediatamente posterior- HbA1c pre-) y dos posterio-res (entre dos y siete meses posteriores al cpto-HbA1c pos1 y pos2-). El intervalo mínimo entre dos determi-naciones de HbA1c fue de 6 semanas. Se consideró el descenso óptimo de la HbA1c <o= 8% o un descenso de un10% de la previa como el objetivo deseable. La comparación entre el promedio de pre Vs pos1 y pos2 se analizó mediante ANOVA.

Impacto de un campamento educativo-recreativo en el control metabólico en niños y adolescentes con Diabetes tipo 1

González DS.1, Mantilaro M.2, León A.3, Núñez M.4, Matcovich L.5

1)-Médica Pediatra Coordinadora del Equipo de diabetes infantil del Servicio de Pediatría del Hospital Regional Neuquén- Neuquén Capital- Argentina2)-Psicólogo infantil del Equipo de diabetes infantil (Servicio de Salud Mental del Hospital Regional Neuquén)3)-Asistente Social del Equipo de diabetes infantil (Servicio Social del Hospital Regional Neuquén)4)-Enfermera del Equipo de diabetes infantil del Servicio de Pediatría del Hospital Regional Neuquén  5)-Licenciada en Nutricion del Equipo de diabetes infantil ( Servicio de Nutrición del Hospital Regional Neuquén)

Resultados: Se constató una mejoría en el control me-tabólico tanto en pos1 como en pos2, con un descenso respecto a la HbA1c previa de >=10%en 64% (9/14) en pos 1 y de 61% (8/13) en pos 2. En la determinación previa el 21%(3/14) presento HbA1c <= 8%, en pos1 42% (6/14) y en pos2 38% (5/13). La diferencia del promedio de HbA1c pre vs pos1 fue estadísticamente significativa (pre 9,27+-1,69 vs 7,8 +-1 pos1) p<0,009, no observándose diferencia estadísticamente significa-tiva con pos2 (8,4 +-0,98).

Conclusiones: Se observó que aproximadamente 2/3 de los pacientes redujeron 10% o más sus niveles pre-vios de HbA1c, duplicándose el número de pacientes con HbA1c <=8 en las dos mediciones posteriores. Se-gún las observaciones de los padres en un alto porcen-taje se mostraron más independientes, con cambio de hábitos positivos.

Palabras clave: diabetes mellitus tipo 1, calidad de vida, autonomía personal, educación

Abreviaturas: Cpto.: campamentoHbA1c pre: Hemoblobina Glicosilada A1c previa al campamentoHbA1c pos 1: Hemoglobina Glicosilada A1c entre segundo y cuarto mes posterior al cptoHbA1c pos 2: Hemoglobina Glicosilada A1c entre el cuarto y séptimo mes posterior al cpto Dirección Postal: Dra. Diana Silvina Gonzalez. Hospital Regional Neuquén: Buenos Aires 451- Neuquén Capital- CP 8300. E-mail [email protected] trabajo fue presentado como poster en el Congreso Argentino de Diabetes del año 2008

Impact of a recreational-educational camp on metabolic control of children and adolescents with type 1 diabetes.

Page 40: Revista ALAD v1 N3

126

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

Abstract

Aim: To evaluate the impact of an educational camp for pediatric patients with type 1 diabetes mellitus in the autonomy and metabolic control of the disease.

Material and method: An educational camp was con-ducted in the city of Neuquén for children and adoles-cents with type 1 diabetes during the period between 28/11/07 and 01/12/07, with the coordination of the Pediatric Diabetes Team. Participants were 14 children aged between 9 and 14 years (8 boys) with history and progress of diabetes between 4 and 10 years. Physical and recreational activities were coordinated by Physical Educational (PE) Teachers. In addition, a survey was ad-ministrated to patients’ parents 5 months later to de-termine changes in attitude and independence acqui-red by these patients (Tables 2-3 and 4). We conducted a previous measurement of HbA1c (three months be-fore and one immediately after the camp – HbA1c pre-) and two posterior (between two and seven months after the camp – HbA1c pos1 and pos2).

The minimum interval between two determinations of HbA1c was six weeks. The decline of the HbA1c <or= 8% was considered optimal or a decrease of 10% of the prior as the desirable goal. The comparison between the average of pre vs. pos1 and pos2 was analyzed by ANOVA.

Results: It was found an improvement in metabolic control in both pos1 and pos2, with a decrease from the previous HbA1c >= 10%, in 64% (9/14) at pos1 and 61% (8/13) at pos2. In the previous determination, 21% (3/14) had HbA1c <=8%, in pos1 42% (6/14) and in pos2 38% (5/13). The difference in average of HbA1c pre vs. pos1 was statistically significant (pre 9, 27+-1, 69 vs. 7, 8+-1 pos1) p<0,009, but had no statistically significant difference with pos2 (8, 4+-0, 98).

Conclusions: It was noted that approximately 2/3 of the patients dropped by 10% or more of its levels of HbA1c, doubling the number of patients with HbA1c <=8 in the subsequent measurements. According to the observations of patients’ parents, patients were more independent in a high percentage with positive beha-vior change.

Keywords: type 1 diabetes mellitus, quality of life, per-sonal autonomy, education.

Introducción

Durante el período puberal y adolescencia las dificulta-des para adherir al tratamiento son múltiples, resultan-do muy difícil llegar a los objetivos terapéuticos. Una manera de abordar la aceptación de la enfermedad es la de los Campamentos (cptos.).

Desde 2006 el Equipo de diabetes del Servicio de Pe-diatría del Hospital Regional Neuquén incorporo como parte de sus actividades educativas encuentros de ni-ños y adolescentes con la estructura de campamento dada la experiencia favorable que se obtuvo en la asis-tencia a campamentos foráneos y la presencia de múl-tiples referencias bibliográficas positivas (1-6).

El equipo de diabetes está conformado por pediatra, enfermera, psicólogo, nutricionista y asistente social. Como actividad educativa de los campamentos, los ob-jetivos propuestos son:

Objetivo general:Favorecer la aceptación de la enfermedad para mejo-rar la calidad de vida de los niños y adolescentes con diabetes

Objetivos específicos:Generar un ámbito de educación mediante el juego y la vivencia de situaciones de la vida cotidiana (actividad física, salidas, alimentación, etc. )

Educación nutricional: fomentar la realización del conteo de hidratos de carbo-no en un contexto de conocimiento nutricional general

Educación diabetológica: manejo de la insulina en dife-rentes situaciones, ejercicio y beneficios en el control metabólico Favorecer la autonomía de los pacientes en todos los aspectos de su enfermedad

El Objetivo de este trabajo fue evaluar el impacto que presenta en el control metabólico y la autonomía una actividad educativa intensa y grupal en pacientes pe-diátricos con diabetes mellitus tipo 1(DM1).

Métodos Se realizó un campamento educativo y recreativo para niños con DM1 entre el 28/11/07 al 1/12/07, con la coordinación del Equipo de Diabetes: médico, nutricio-

Page 41: Revista ALAD v1 N3

127

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Impacto de un campamento educativo-recreativo en el control metabólico en niños y adolescentes con Diabetes tipo 1

11

nista, psicólogo, enfermera y asistente social. Se efec-tuó una medición previa de HbA1c (tres meses previos y el inmediatamente posterior- HbA1c pre-) y dos pos-teriores (entre dos y siete meses posteriores al cpto-HbA1c pos1 y pos2-). El intervalo mínimo entre dos de-terminaciones de HbA1c fue de 6 semanas.

Se consideró el descenso óptimo de la HbA1c (7, 8)<o= 8,% o un descenso de Un 10% de la previa La com-paración entre el promedio de pre Vs pos1 y pos2 se analizó mediante ANOVA.

Además se administró una encuesta 5 meses después a los padres para determinar cambios de actitud e in-dependencia adquiridas por los pacientes.

Actividades realizadas: Se efectuaron:1) dos Talleres de nutrición (conteo de hidratos de carbono) con apli-cación práctica durante las comidas y 2) Actividades lú-dicas con objetivos educativos. Las actividades físicas y recreativas fueron coordinadas por profesores en Edu-cación Física.

Resultados: Participaron 14 niños entre 9 y 14 años, (8 varones), con evolución de la diabetes entre 4meses a 10 años. Los participantes pertenecían a localidades del interior de la provincia, la capital y la provincia de Rio Negro.Se realizaron además, 13 encuestas a los padres apro-vechando la instancia de un taller de conteo de hidra-tos de carbono que se realizo para su entrenamiento. Un padre del interior no pudo concurrir.Se efectuaron un mínimo de 4-5 determinaciones glu-cémicas diarias. Durante el evento no se produjo ningu-na hipoglucemia grave ni episodio de cetosis. Si, luego de las primeras 24hs se presentaron hipoglucemias le-ves y un episodio moderado (ayuda externa).Se constató una mejoría en el control metabólico tan-to en pos1 como en pos2, con un descenso respecto a la HbA1c previa de >=10%. Tabla 1- grafico 1

• en 64% (9/14) en pos 1 y

• de 61% (8/13) en pos 2.

En la determinación previa el 21%(3/14) presento HbA1c <= 8%,

• en pos1 42% (6/14)

• en pos2 38% (5/13).

La diferencia del promedio de HbA1c pre vs pos1 fue estadísticamente significativa (pre 9,27+-1,69 vs 7,8 +-1 pos1) p<0,009, no observándose diferencia esta-dísticamente significativa con pos2 (8,4 +-0,98).

En cuanto a la encuesta realizada un 100% presenta-ron cambios positivos en el aspecto alimentario con incorporación de verduras un 16%, conteo de hidratos 38% y control de porciones un 46%.(tabla II) También los consideraron más responsables a un 62% de los ni-ños (hacerse cargo de la administración de la insulina, no olvidar los insumos en las salidas, la administración de la misma y el registro del monitoreo) y más inde-pendientes a un 92% (participación en eventos extra hogar, como reuniones con amigos y pares, “quedarse a dormir fuera de casa”, realizar elecciones adecuadas en la alimentación en eventos sociales sin presión paren-tal)Tabla III. Hubo mejoría también en la actitud ante las inyecciones de insulina, logrando 4 pacientes que no administraban solos, hacerlo .(Tabla IV)

Discusión

Desde que el Dr Leonard F.C Wendt abrió las puertas del primer campamento para personas con diabetes en Michigan en 1925, el concepto de campamentos espe-cializados para niños con diabetes se disemino por el mundo (1-4, 6). La misión de los campamentos especia-lizados para niños y adolescentes con diabetes es faci-litar una experiencia de campamento tradicional en un entorno médicamente seguro (1, 5).

Según Clement (9) la educación diabetológica es el pro-ceso de proveer a la persona con el conocimiento y las herramientas necesarias para el auto-cuidado, el ma-nejo de situaciones de inestabilidad-crisis y realizar los cambios en el estilo de vida para el adecuado manejo de la enfermedad.

Desde 2003, el equipo de diabetes pediátrico del Hos-pital Regional Neuquén realizo encuentros educativos del niño y adolescente con diabetes y su familia, con-sistentes en un día con actividades recreativas y talle-res educativos, teniendo la percepción de producir una alta satisfacción tanto de las familias como del equipo

Page 42: Revista ALAD v1 N3

128

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

No de pacientes

HbA1c pre% HbA1c pos1% HbA1c pos2%% Diferencia

pos1% Diferencia

pos2

1 8,8 8,1 7,3 -8 -17

2 7 6,9 8,8 -1,5 25

3 11 9 9,8 -18 -11

4 8,3 6,3 7,6 -24 -8

5 9,5 9,1 8,8 -4 -7,3

6 8,8 7,5 7,8 -14,7 -11,3

7 9,8 7,5 8,9 -23 -6,3

8 9,3 8,2 8,2 -12 -12

9 11,8 8,1 8,2 -31,3 -30,5

10 8 6,8 7,1 -15 -11

11 13 9,8 9,5 -25 -27

12 7,3 7 9,9 -4 35

13 9 8,3 7,6 -8,3 -15,5

14 8,3 6,8 7,5 -18 -10

Tabla I: evolución de la hemoglobina glicosilada A1c. Diferencia de la previa al cpto. con las posteriores en porcentajes

Grafico 1: Grafico comparativo de HbA1c previa vs pos 1 y pos 2 de cada paciente (n:14)

HbA1c pre%

HbA1c pos%

HbA1c pos2%

12

10

80

6

4

2

0

% HbA1c

Page 43: Revista ALAD v1 N3

129

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Impacto de un campamento educativo-recreativo en el control metabólico en niños y adolescentes con Diabetes tipo 1

11

Cambios en el aspecto nutricional Total 13 encuestas

Realiza conteo de Hidratos de Carbono 38%(5)

Control de porciones 46%(6)

Come más verduras 16%(2)

Ningún cambio --

Respecto a la administración de insulina Total 13 encuestas

Le molesta menos 8% (1)

Ahora se inyecta solo 31%(4)

Rota más 23%(3)

Sin cambios 38%(5)

Cambios de actitud observados Total 13 encuestas

Más independientes SI 92% (12)

Más responsables SI 62% (8)

Tabla IIEncuesta sobre cambios en el aspecto nutricional a los padres

Tabla IVEncuesta sobre cambios en el aspecto nutricional a los padres

Tabla III

Encuesta a los padres: Se explico a los participantes de la encuesta el significado de valorar el ítem como más independiente y más responsable:

Más independientes: participación en eventos extra hogar, como reuniones con amigos y pares, “quedarse a dormir fuera de casa”, realizar elecciones adecuadas en la alimentación en eventos sociales sin presión parental

Más responsables: hacerse cargo de la administración de la insulina, no olvidar los insumos en las salidas, no olvidar la administración de la misma, no olvidar el registro del monitoreo

Encuesta a los padres: evaluación de los cambios adquiridos en cuanto a la administración de la insulina

Page 44: Revista ALAD v1 N3

130

Revis

ta d

e la

ALA

DN

º3

V1

de salud. Motivados con esos resultados subjetivos se emprendió la organización del primer campamento en 2006.En 2007 quisimos evaluar más objetivamente las ob-servaciones, publicadas en el presente artículo.

Tópicos concernientes a la calidad de vida en niños y adolescentes con diabetes tipo 1 y campamentos han aparecido en la literatura. Se ha sugerido que los pa-cientes mejoran su calidad de vida y mejoran su con-trol metabólico, si bien el efecto mayor sería en los aspectos psicológicos (10, 11).El objetivo de este tra-bajo es evaluar si los campamentos , vistos como una herramienta educacional y terapéutica puede mejorar la calidad de vida con el aumento del conocimiento de la enfermedad y propias capacidades. Ciertamente los campamentos ayudan a los niños y adolescentes en el conocimiento que pueden estar de vacaciones, practi-car deportes y divertirse como otros niños fuera de su hogar. Por otra parte compartir con otros niños y ado-lescentes con diabetes les permite saber que no son los únicos. El objetivo más ambicioso es la ganancia del conocimiento y lograr autonomía y con ello mejoría en el control metabólico, que es lo más difícil de obte-ner. Nuestro campamento demostró que puede mejo-rarse el control metabólico a corto plazo gracias a la motivación y la adquisición de habilidades, pero pos-teriormente se irÍa atenuando el efecto con tendencia a aumentar la hemoglobina glicosilada A1c. Similares experiencias se han tenido en otros campamentos del mundo (1-3, 6).

Se observó que aproximadamente 2/3 de los pacientes redujeron 10% o más sus niveles previos de HbA1c, du-plicándose el número de pacientes con HbA1c <=8 en las dos mediciones posteriores. Según las observacio-nes de los padres en un alto porcentaje se mostraron más independientes, con cambio de hábitos positivos.Desde el punto de vista nutricional incorporar aunque fuera la ingesta de más verduras fue considerado como exitoso, dada la renuencia conocida de los niños y ado-lescentes a las mismas. La mejoría del control segura-mente tuvo como protagonista el aspecto alimentario (12) donde un 84% regularon su ingesta de hidratos de carbono y el restante 16% incorporo al menos más fibras.Probablemente la mayor independencia referida res-pecto en pautas conductuales en los niños también in-cluyan cambios de actitud en los padres. El siguiente desafío es mantener la motivación en los

pacientes, tanto desde el consultorio como con activi-dades educativas que refuercen lo aprendido y vivido. También son condicionantes la situación socioeconó-mica y la contención familiar de cada uno de ellos (2).Por otra parte desde el equipo de salud, el convivir con la realidad cotidiana de los niños, donde debemos po-ner permanentemente en práctica el páncreas externo (administración subcutánea de insulina), tan impreciso, tan diferente a la función perdida, nos hace crecer, y valorar el esfuerzo cotidiano de nuestros pacientes y sus familias.

Para los padres, poder proveerles unas “vacaciones” al reemplazar los cuidados del niño con el equipo de salud también puede resultar importante. Y algún comentario de “el campamento nos cambio la vida” porque previamente lo monitorizaban de manera ex-tremadamente frecuente, logrando disminuir la an-siedad, nos lleva a esforzarnos por continuar cada año con estas experiencias.

Bibliografía

1. American Diabetes Association- Diabetes Care at Diabetes Camps- Diabetes care 29:S56-S58, 2006

2. Mercuri Nora, Olivera Ercilia, Moreno Irma et al Evaluacion de los resultados de cinco años de cam-pamentos recreativo-educativos para niños con diabe-tes. Rev Soc Arg de Diabetes vol 31-N°1- 1997 :12-20

3. Semiz S, Bilgin UO, Bundak R, Bircan - Summer camps for diabetic children: an experience in An-talya, Turkey- Acta diabetol, 2000; 37(4):197-200. Pubmed

4. Misuraca A, Di Gennaro M, Lioniello M et al Sum-mer camps for diabetic children: an experience in Campania, Italy - Diabetes Res Clin Pract 1996 Apr; 32 (1-2): 91-6

5. Swift Peter-ISPAD- Diabetes education- ISPAD Cli-nical Practice Consensus Guidelines 2006-2007Pe-diatric Diabetes 2007:8: 103-109

6. Ceccato G. Hughes N; Carnino M et al. Programa de Campamentos Provinciales de niños y adolescen-tes con Diabetes Revista de la ALAD- vol. XVII- N°3 sept. 2009: 97-105

Page 45: Revista ALAD v1 N3

131

Nº3

V

1Re

vista

de

la A

LAD

V1

Impacto de un campamento educativo-recreativo en el control metabólico en niños y adolescentes con Diabetes tipo 1

11

7. Diabetes Control and Complications Trial Research Group: The effect of intensive treatment of diabe-tes on the development and progression of long term complications in insulin- dependent diabetes mellitus .J Pediatr 125:177-188;1994

8. Alvariñas Jorge, Cagide A; Caíno H, Calvago et al- - Consenso y Recomendaciones: tratamiento de la diabetes mellitus con insulina. Revista de la Socie-dad Argentina de Diabetes vol 38 N°4- 2004:232-251

9. Clement S- Diabetes self-management education Diabetes Care 1995:18:1204-1214

10. Mancuso M, Caruso-Nicoletti M -: Summer Camp and quality of life in children and adolescents with type 1 diabetes Acta Biomed 2003 ; 74 Suppl 1:35-7

11. Winkley K, Ismail K, Landau S et al. Physhological interventions to improve glycaemic control in pa-tients with type 1 diabetes: systematic review and metanalysis of randomized controlled trials- Br Med J 2006;333: 65-68

12. Bacigalupo M; Grosembacher L; Alvarez A; Capurro L; Litwak L-: Impacto del conteo de carbohidratos sobre el control glucémico y sobre la prevalencia de hipoglucemias en pacientes con diabetes tipo 1 bajo tratamiento intensificado.Revista SAD 2006, vol 40 N°2:43-48.