Revista de Mindfulness y Psicoterapias

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  • R E V I S T A D E

    P S I C O T E R A P I A

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    MINDFULNESS Y PSICOTERAPIA

    Epoca II, Volumen XVII - 2/3er. trimestre 2006

  • REVISTA DE PSICOTERAPIADirector: MANUEL VILLEGAS BESORAConsejo de Direccin: LLUIS BOTELLA GARCA DEL CID, LLUIS CASADO

    ESQUIUS, ANA GIMENO-BAYON COBOS, MAR GMEZ, URSULAOBERTS, LEONOR PANTINAT GIN, RAMON ROSAL CORTES.

    Comit de Redaccin: MAR GOMEZ MASANA, NEUS LPEZ CALATAYUD,SILVIA CASTILLO CUESTA, MARK-DANA MUSE, IGNACIO PRECIADOIGLESIAS, M JOSE PUBILL GONZALEZ, LVARO QUIONES.

    Secretaria de Redaccin: EMPAR TORRES AIXALConsejo Editorial: ALEJANDRO AVILA ESPADA, CRISTINA BOTELLA

    ARBONA, ISABEL CARO GABALDA, GUILLEM FEIXAS I VIAPLANA,JUAN LUIS LINARES, GIOVANNI LIOTTI, FRANCESCO MANCINI, JOSELUIS MARTORELL YPIENS, MAYTE MIRO BARRACHINA, JOSENAVARRO GONGORA, LUIGI ONNIS, IGNACIO PRECIADO, SANDRASASSAROLI, ANTONIO SEMERARI, VALERIA UGAZIO.

    Coordinacin Editorial: LLUIS BOTELLA GARCIA DEL CID.

    EDITA:REVISTA DE PSIQUIATRIA Y PSICOLOGIA HUMANISTA, S.L.APARTADO DE CORREOS, 90.097 - 08080 BARCELONA

    Epoca II, Volumen XVI - N 66/67 - 2/3er. trimestre 2006Esta revista tuvo una poca 1, desde 1981 hasta 1989, con el ttulo de Revista de Psiquiatray Psicologa Humanista, con ventinueve nmeros publicados, venticinco de ellos monogr-ficos. Ha sido desde sus comienzos un importante medio de difusin de aportaciones psicol-gicas y teraputicas relacionadas con los principales modelos de orientacin humanista, con unenfoque predominantemente integrador en lo teraputico, y de fomento de rigor cientfico enlo terico.Los directores anteriores han sido; Andrs Senlle Szodo (1.981-1.984), fundador de la revista;Lluis Casado Esquius (1.984-1.987), Ramn Rosal Corts (1.987-1989)Portada: Ana Gimeno-Bayn CobosAutoedicin: Gabinete Velasco Tel.: 934 340 550 BARCELONAImpresin: OFFSET INFANTA, S.L.Josep Taradellas, 101 - 08029 Barcelona - Tel.: 934 302 309

    ISSN 1130 - 5142Depsito Legal: B. 26.892/1981

    Precio de este ejemplar 20 euros (incluido I.V.A.)

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    SUMARIO

    EDITORIAL ................................................................................. 3MINDFULNESS Y NEUROBIOLOGA ................................... 5

    Vicente M. SimnLA ATENCIN PLENA (MINDFULNESS) COMOINTERVENCIN CLNICA PARA ALIVIAR ELSUFRIMIENTO Y MEJORAR LA CONVIVENCIA.............. 31

    Mara Teresa MirCONCIENCIA PLENA (MINDFULNESS) YPSICOTERAPIA: CONCEPTO, EVALUACIN YAPLICACIONES CLNICAS ..................................................... 77

    M Antonia Prez y Luis BotellaMINDFULNESS EN LA TERAPIADIALCTICO-COMPORTAMENTAL .................................... 121

    Azucena Garca PalaciosEFICACIA DE LA TERAPIA COGNITIVA BASADA ENLA ATENCIN PLENA EN EL TRATAMIENTO DE LADEPRESIN ................................................................................. 133

    Ausis Cebolla y Mara Teresa MirLA PRCTICA DE LA MEDITACIN Y LA ATENCINPLENA: TCNICAS MILENARIAS PARA PADRES DELSIGLO XXI ................................................................................... 157

    Maria Teresa Santamara, Ausis Cebolla,Pedro J. Rodrguez y Mara Teresa Mir

  • REVISTA DE PSICOTERAPIA / Vol. XVII - N 66/672

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    EDITORIAL

    A las puertas del nuevo milenio, estamos siendo observadores participantesde cambios tecnolgicos y sociales que nos sitan en el comienzo de una nueva era.La transformacin de la convivencia y de la conciencia humana que se estproduciendo ante nuestros ojos, gracias a las nuevas tecnologas de la comunica-cin, carece de precedentes en nuestra historia y tal vez slo puede ser comparadacon los cambios que tuvieron lugar con la aparicin del alfabeto en Grecia (s.Va.C.), que permitieron la emergencia del pensamiento racional. Ahora, en estaencrucijada histrica en la que estamos, las prcticas meditativas de la atencinplena (mindfulness), cultivadas desde hace siglos en las tradiciones contemplativasorientales, se han conceptualizado como habilidades psicolgicas y estn siendoadaptadas e incorporadas a la teora, la prctica y la investigacin en la psicologade la salud, la psicoterapia y las neurociencias. En este nmero monogrfico de laRevista de Psicoterapia, nos hacemos eco de estos nuevos desarrollos.

    No existe todava en castellano una traduccin consensuada de la palabrainglesa mindfulness que, a su vez, hace referencia al trmino sati (en pali). Algunosautores se decantan por traducirla como conciencia plena, otros por atencinplena y otros prefieren no traducirla y dejar el trmino en ingls. La dificultadreside en que sati tiene un significado especfico en la prctica de la meditacinvipassana o mindfulness. Se refiere, a la vez, a dos cosas: por un lado, se refiere aprestar atencin a lo que estamos haciendo, pero se refiere tambin a recordarnosprestar atencin a lo que tenemos que estar haciendo si hemos dejado de hacerlo.Con frecuencia, estas dos funciones se traducen como atender y darse cuenta.Ambas estn incluidas en el significado de mindfulness.

    En el primer trabajo, el profesor Simn explica la nocin de mindfulness yordena los hallazgos de la neurobiologa sobre los efectos de la prctica demindfulness. Propone el acrnimo SODA (Si Observas Desactivas el Automatis-mo) para hacer referencia a la principal aplicacin prctica de mindfulness.Muestra cmo, gracias a las nuevas tcnicas, la investigacin neurobiolgica hapuesto de manifiesto que la prctica de mindfulness activa y fortalece diversasregiones cerebrales (especialmente la corteza prefrontal) y produce cambiosmorfolgicos duraderos en la corteza cerebral y en los hbitos mentales. Estoshallazgos confluyen tambin en la Neurobiologa Interpersonal que se perfilacomo una valiosa fuente de conocimientos para la prctica clnica y la psicoterapia.

    En el segundo trabajo, la profesora Mir, despus de analizar los obstculospara la comprensin de mindfulness, sostiene que nos encontramos ante laemergencia histrica del presente continuo y sostiene tambin que la prctica demindfulness nos ayuda a vivir anclados en el presente y abiertos al proceso deformacin de la experiencia. Revisa la nocin de mindfulness en la prcticameditativa de vipassana y la forma en que se trabaja con esta nocin, desde un

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    punto de vista prctico, en los contextos clnicos. Su revisin incluye los siguientesprogramas y modelos: la reduccin de estrs por medio de la atencin plena, laatencin plena en la terapia cognitiva, en la terapia dialctico-comportamental, enla terapia de aceptacin y compromiso, en las terapias humanistas y en elpsicoanlisis. Sostiene que la prctica de la atencin plena activa y fortalece el yoobservador y que ello ofrece un nuevo marco para la integracin de las psicoterapias.

    En el trabajo de Prez y Botella se revisan las conceptualizaciones tericasde la conciencia plena en el mbito de la psicoterapia atendiendo a sus componen-tes, instrumentos de evaluacin y mecanismos de accin. Se revisan cincoenfoques psicoteraputicos que incorporan la conciencia plena (MBSR, MBCT,DBT, ACT y BRT) y se detallan tambin sus aplicaciones clnicas.

    El trabajo de la profesora Garca Palacios profundiza en la utilizacin demindfulness en la terapia dialctico comportamental (DBT). Este modelo ha sidodiseado para tratar el trastorno lmite de personalidad y constituye un enfoqueteraputico altamente estructurado. En la primera parte del trabajo se explica laDBT y, en la segunda, los componentes y tcnicas de mindfulness, segn este modelo.

    El siguiente trabajo, Cebolla y Mir exponen un ensayo clnico (sin asigna-cin al azar y con grupo de control) en el que se comprob la viabilidad y la eficaciade una versin modificada de la terapia cognitiva basada en la atencin plena(TCAP) para la prevencin de recadas, en el tratamiento de pacientes con sntomasdepresivos, en dos unidades de Salud Mental pblicas de la isla de Tenerife. Secorrobora la hiptesis de que la TCAP contribuye a reducir los sntomas depresivosas como el estilo de respuesta rumiador y se comprueba que hacer tal adaptacinresulta viable y es bien recibida por los pacientes.

    Por ltimo, el trabajo realizado por Santamara, Cebolla, Rodrguez y Mirpresenta el diseo y ensayo clnico de un programa de entrenamiento de padresbasado en la atencin plena. El programa fue desarrollado en una unidad detratamiento para nios y adolescentes con trastornos mentales graves. Se compro-b que las madres participantes en el programa reducan las puntuaciones endepresin y estrs y mejoraban en su relacin con sus hijos. Para algunas de ellas,la atencin plena fue un descubrimiento que supuso una revolucin personal en susvidas. En la actualidad, el programa ha sido incorporado de forma permanente enesta unidad de tratamiento. Este programa constituye un buen ejemplo de cmo sepuede introducir el trabajo con la atencin plena en servicios ya establecidos conuna relacin ptima entre costes y beneficios.

    M Teresa MirUniversidad de la Laguna

    Coordinadora de este nmero monogrfico

    Nota editorial:Por razones de composicin tipogrfica este nmero doble 66/67 se ha

    adelantado a la publicacin del nmero 65 que aparecer en breve.

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    MINDFULNESS Y NEUROBIOLOGAVicente M. SimnUniversidad de Valencia.Email: [email protected]

    Recently, in specific research and publications, we observe the introduction of theterm mindfulness and its techniques in the fields of education, psychotherapy andscience in general. One of the reasons for this development is the increasing knowledgein the neurobiology of mindfulness. In this paper we review some of the most outstandingfindings in this field, such as the effects of mindfulness on perception (openness),affective style (positive affect and approach mindset), immunity (enhanced) andempathy (increased). The research suggests that mindfulness practice activates severalbrain regions (like the prefrontal cortex) specialized in mediating human integrativefunctions. Moreover, prolonged mindfulness practice produces morphological changesin the cerebral cortex that correlate with changes in mental habits and character traits.Thus, the new field of Interpersonal Neurobiology, with its knowledge from differentdisciplines may even shape the clinical practice of psychotherapy.

    Key Words: Mindfulness, Empathy, Immunity, Affective style, Prefrontal cortex,Traits, Psychotherapy, Interpersonal Neurobiology

    El momento histrico de mindfulness.En esta encrucijada histrica de principios del siglo XXI, estamos siendo

    testigos de la irrupcin de las prcticas meditativas orientales en la teora y en laprctica de la psicologa, de la psicoterapia y, en general, de la ciencia occidental.Este fenmeno, de carcter probablemente excepcional, se est produciendo comoconsecuencia de, al menos, tres factores. En primer lugar, nos encontramos con ladivulgacin en occidente de las filosofas y prcticas orientales de meditacin quecomenz en la segunda mitad del siglo XX con la marcha de numerosos jvenesoccidentales a pases asiticos, en busca de la novedad y libertad que prometan lasfilosofas y religiones del lejano Oriente. Este fenmeno se vio sorprendentementecompletado por otro de muy diferente naturaleza; la huida de numerosos monjestibetanos de su pas, como consecuencia de la invasin china del Tibet, en 1951, yla implantacin de la Regin Autnoma del Tibet. Esta huida fue el origen de unadispora que acab con la creacin de numerosos centros budistas de origentibetano en todas las grandes ciudades occidentales. En la actualidad, la creciente

    (Pg

    s. 5-3

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    comunicacin entre Oriente y Occidente se produce en los dos sentidos, como partedel fenmeno ms general que se suele denominar globalizacin. Ambas culturasse influyen y se fecundan mutuamente y dentro de esa influencia se ha producidola propagacin de algunos aspectos de las tradiciones meditativas de las diversasramas del budismo, del hinduismo y del taosmo, principalmente.

    En segundo lugar, en la psicologa occidental se est produciendo unamaduracin de la psicologa cognitiva y, sobre todo, de las terapias cognitivas,dentro de lo que se llaman las terapias de tercera generacin. Las terapias cognitivasconstituyen un terreno fecundo en el que las tcnicas relacionadas con la atencinplena, pueden implantarse y fructificar. Aunque la atencin plena, no es unfenmeno exclusivamente cognitivo, s que se caracteriza por un fuerte componentede ese carcter, el cultivo de la atencin y de la concentracin. Es natural que, alconocerse la meditacin de origen oriental en los crculos psicolgicos occidenta-les, los psiclogos cognitivos adivinaran las enormes posibilidades teraputicas quemindfulness posee. A eso hay que aadir que, en las propias tradiciones religiosasorientales, el carcter teraputico de muchas de sus prcticas es evidente (sera muyinteresante hacer un estudio de las aplicaciones especficamente teraputicas demuchas prcticas meditativas). En la actualidad existen ya diversas tcnicasteraputicas surgidas en la psicologa occidental, en las que mindfulness juega unpapel destacado. Las ms conocidas son: La reduccin del estrs basada enmindfulness (MBSR: Kabat-Zinn, 2003); la terapia cognitiva basada en mindfulness(MBCT: Segal, Williams, Teasdale, 2002); la terapia de aceptacin y compromiso(ACT: Hayes, Strosahl y Houts, 2005) y la terapia conductual dialctica (DBT:Linehan, 1993; Garca Palacios, 2006), utilizada en el tratamiento del trastornolmite de personalidad. Para una visin de conjunto del estado actual de la aplicacinde mindfulness en psicoterapia puede consultarse el libro de Germer, Siegel y Fulton(2005): Mindfulness and Psychotherapy.

    En tercer lugar, existe otro aspecto de la ciencia occidental que ha alcanzadoun grado de maduracin que lo hace confluir con la prctica de la meditacin. Merefiero a la neurociencia, y en particular a lo que se llama neurociencia cognitiva yneurociencia afectiva. Los avances de algunos mtodos de estudio del cerebro,como las tcnicas de neuroimagen y el procesamiento computarizado de las sealeselectroencefalogrficas, hace que estemos en condiciones de estudiar los correlatosneurobiolgicos de los pensamientos y de las emociones con un grado de precisin,tanto espacial como temporal, que hace unos 20 o 30 aos resultaban inimaginables.Estas tcnicas nos estn permitiendo conocer la interaccin mente-cerebro porprimera vez en la historia de la humanidad y ellas han comenzado a hacer posiblesaber lo que sucede en el cerebro cuando se practica mindfulness. En este artculoexaminaremos brevemente algunos de estos trabajos.

    En estrecha relacin con la neurociencia, se encuentra el rea interdisciplinariaque Siegel (2001) ha denominado Neurobiologa Interpersonal (IPNB: Interpersonal

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    Neurobiology), que estudia la forma en que las relaciones interpersonales afectanal desarrollo cerebral. Aunque las interacciones interpersonales puedan parecer enun principio algo muy alejado de la meditacin, veremos a lo largo de este artculola profunda relacin que existe entre ambos, relacin que se establece precisamentea travs del conocimiento de la actividad de ciertos circuitos cerebrales.

    La peculiaridad y novedad de la situacin actual reside precisamente en laposibilidad de que se produzca un dilogo entre disciplinas que antes se encontrabanbastante aisladas, como la neurociencia, la psicologa del desarrollo, la psicoterapiay el propio conocimiento de la mente (mindsight) que se alcanza por la prctica demindfulness. Todos estos conocimientos se potencian mutuamente, siendo posiblellegar a niveles de comprensin de la realidad humana mucho ms profundos quelos derivados del cultivo aislado de cualquiera de estas disciplinas. Como fruto deesta interconexin, estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo lenguajeinterdisciplinar que puede servir de puente entre los conocimientos neurobiolgicosy la prctica clnica de la psicoterapia, ya que es posible interpretar neurobiolgica-mente muchos de los fenmenos psicolgicos observados en la clnica. Estacomprensin recientemente adquirida est dando paso, no slo a una nueva forma depensar por parte del terapeuta, sino tambin a que el paciente piense de forma diferentesobre sus propias funciones mentales e incluso sobre su propia psicopatologa.

    De qu hablamos, cuando decimos mindfulness?Mindfulness no es un descubrimiento moderno, aunque vivamos ahora su

    redescubrimiento (y un cierto reencuentro) en el marco de la cultura occidental.Mindfulness pudo existir desde el momento mismo en que los primeros cerebroshumanos comenzaron a transformar el planeta, aunque probablemente nuncasabremos cundo vivieron los representantes ms primitivos de nuestra especie quepracticaron alguna forma de mindfulness de manera sistemtica. S que sabemosque hace unos 2.500 aos, se alcanz una cima en esta prctica, concretamente enla figura de Siddharta Gautama (el Buda Shakyamuni), que fue el iniciador de unatradicin religiosa y filosfica ampliamente extendida por todo el mundo (elbudismo) y cuya piedra angular es, precisamente, la prctica de mindfulness.Estamos seguros, sin embargo, de que mindfulness no empez con el BudaShakiamuni. El perfeccion extraordinariamente un procedimiento que habarecibido de otros maestros y que probablemente existiera desde mucho tiempoantes. Por ejemplo, el origen de la tradicin tibetana del Bn, se sita unos 17.000aos antes de Cristo (Reynolds, 2005) y, aunque no existen pruebas que sustentenesta afirmacin, no podemos descartar que alguna forma de mindfulness no fuerapracticada ya por seres humanos muy primitivos.

    En realidad, mindfulness es, en s misma, algo muy simple y familiar, algo quetodos nosotros hemos experimentado en numerosas ocasiones de nuestra vidacotidiana. Cuando somos conscientes de lo que estamos haciendo, pensando o

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    sintiendo, estamos practicando mindfulness. Lo que sucede es que habitualmentenuestra mente se encuentra vagando sin orientacin alguna, saltando de unasimgenes a otras, de unos a otros pensamientos. Mindfulness es una capacidadhumana universal y bsica, que consiste en la posibilidad de ser conscientes de loscontenidos de la mente momento a momento. Es la prctica de la autoconciencia.El primer efecto de la prctica de mindfulness es el desarrollo de la capacidad deconcentracin de la mente. El aumento de la concentracin trae consigo laserenidad. Y el cultivo de la serenidad nos conduce a un aumento de la comprensinde la realidad (tanto externa como interna) y nos aproxima a percibir la realidad talcomo es. La prctica prolongada de mindfulness, en un ambiente favorable, abretambin la puerta a la aparicin de estados modificados de conciencia, pero de estosestados no me voy a ocupar en este trabajo.

    Desde un punto de vista cientfico, podemos definir mindfulness como unestado en el que el practicante es capaz de mantener la atencin centrada en unobjeto por un periodo de tiempo tericamente ilimitado. (Lutz, Dunne y Davidson,2007). O, siguiendo a Thich Naht Hanh, mindfulness es mantener viva la concienciaen la realidad del presente. La existencia de muy diversas formas de meditacinhace extraordinariamente difcil sistematizar o clasificar todos las posibles manerasde practicar mindfulness y, en cualquier caso, se saldra del reducido marco de esteartculo. Sin embargo, podemos decir que hay un cierto consenso en la distincinde dos componentes en mindfulness (Bishop y cols. 2004). Por una parte existe elcomponente bsico, la caracterstica fundamental de mindfulness, que consiste enmantener la atencin centrada en la experiencia inmediata del presente. Es, pordecirlo, as, la instruccin eje que hay que seguir; ser conscientes de lo que sucedeen el presente inmediato (aunque sea posible escoger diversos objetos para centrarla atencin, aspecto en el que no voy a entrar ahora). Y el segundo componente dela definicin de Bishop es la actitud con la que se aborda el ejercicio del primercomponente, es decir, cmo se viven esas experiencias del momento presente.

    En relacin con la actitud que se adopta de cara a la experiencia, Bishop y cols.(2004) resaltan la curiosidad, la apertura y la aceptacin. Kabat-Zinn (2003) hacelas siguientes recomendaciones para la prctica de la atencin plena: no juzgar,aceptacin, mente de principiante, no esforzarse, paciencia, soltar o practicar eldesapego, confianza y constancia. Siegel (2007) reduce las caractersticas de laactitud correcta a cuatro: curiosidad, apertura, aceptacin y amor. A lo largo delartculo comentaremos algunas de estas actitudes bsicas de la atencin plena.

    Otro aspecto que quiero comentar brevemente es el de la terminologa. Lamayor parte de trminos que describen los estados meditativos proceden del pali ydel snscrito. Su traduccin a las lenguas occidentales en general, y al ingls enparticular (que es con mucho a la lengua que ms se han traducido), se encuentracon ciertas dificultades. Un segundo obstculo procede de la traduccin del inglsal espaol, ya que en este rea de la conciencia y la atencin plena, existen vocablos

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    ingleses de difcil versin al castellano, como pueden ser la propia palabramindfulness, awareness, insight y otras relacionadas (ver Prieto, 2007). En realidadmindfulness, como dice Vallejo (2006), es un trmino que no tiene una palabracorrespondiente en castellano. En este trabajo he optado por utilizar mindfulnessen la mayora de los casos, frente a atencin plena, que es la traduccin msaceptada, pero que no refleja todos los matices que la palabra mindfulness recoge.Tambin hay que apuntar que, en contextos cientficos, se prefiere la palabramindfulness a la de meditacin, palabra ms utilizada a nivel popular, pero cuyosignificado es ms vago e incluye prcticas a veces muy dispares.

    Un ltimo punto que quiero destacar es que a lo largo de esta revisin, de noespecificar lo contrario, al referirme a mindfulness me refiero a la prctica demeditacin ms utilizada actualmente en los crculos que practican meditacin enoccidente y que es la meditacin vipassana (en ingls, Insight Meditation) que setraduce habitualmente como conocimiento intuitivo, visin cabal o, simplemente,se dice vipasana tambin entre nosotros (Segovia, 2004). La tcnica ms utilizada,sobre todo al principio, consiste en centrar la atencin sobre la respiracin,siguiendo el ritmo inspiracin - espiracin, en cada movimiento respiratorio.Cuando la mente se aparta de su objeto, el sujeto vuelve suavemente a dirigir laatencin a la respiracin. Y as, una y otra vez (vase Brahm, 2006, para una muybuena descripcin del trabajo con la respiracin). Esta parte de la prctica coincideen las tres tradiciones probablemente ms extendidas en Occidente; la tradicinTheravada del Sudeste asitico, la tradicin Zen (de origen chino originalmente) ylas diversas escuelas del budismo Tibetano (para una elaboracin ms detallada, verLutz, Dunne y Davidson, en prensa). Existen muchas otras prcticas, bien espec-ficas de cada tradicin, bien compartidas por varias, pero la concentracin en larespiracin es un elemento comn y bsico a las diversas tradiciones budistas.

    Hemos de reconocer que, como afirman Cahn y Polich (2006) en su revisinde los estudios electrofisiolgicos sobre la meditacin, todava no ha emergidoningn consenso claro sobre los cambios neurofisiolgicos subyacentes. Estacarencia de consenso no se debe slo a la complejidad de los procesosneurofisiolgicos implicados. Tambin existen varios obstculos metodolgicosque impiden de momento sacar el mximo rendimiento a las tcnicas exploratoriasque ya se hallan disponibles. Como obstculos importantes podemos mencionar: 1)la relativa escasez (o disponibilidad) de sujetos experimentales con un alto nivel deexperiencia meditativa; 2) el nmero y diversidad de tcnicas de meditacin, quehace difcil generalizar de unos estudios a otros y agrava el obstculo mencionadoen primer lugar; 3) la dificultad inherente al hecho de que se trata de un fenmenode primera persona y de que incluso cuando dos sujetos crean que estn practicandode la misma manera, es posible que sus cerebros no se encuentren en el mismoestado funcional; 4) lo difcil que resulta encontrar grupos de control apropiados(ver Lutz, Dunne y Davidson, en prensa). Todos estos obstculos son superables

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    con la metodologa cientfica, pero para ello se requiere la realizacin de un elevadonmero de estudios, lo cual significa que debemos esperar algn tiempo hasta quese encuentren resultados suficientemente claros y definitivos. An as, ya existenbastantes trabajos que han explorado la experiencia de mindfulness con unametodologa estrictamente cientfica y neurobiolgica. A continuacin, paso aexponer los resultados de algunos de ellos y, precisamente porque todava esimposible abordar este asunto de una manera sistemtica y exhaustiva, he escogidouna serie de temas, sobre los que ya existen conocimientos cientficos, agrupndo-los en los siete apartados siguientes: Abandonar los prejuicios, abrirse a la novedady conocerse a s mismo; Mindfulness, asimetra prefrontal y disposicin afectiva;Mindfulness e inmunidad; Empata y mindfulness; Mindfulness; la transicin delestado al rasgo; Mindfulness e integracin: La corteza prefrontal y; una conclusintentativa y esperanzadora.

    Abandonar los prejuicios, abrirse a la novedad y conocerse a s mismo.Una de las actitudes fundamentales en la prctica de mindfulness es lo que

    Kabat-Zinn (1990, 2003) denomina mente de principiante, sin duda en atencin alttulo de un conocido libro de Suzuki (2000): Mente de zen, mente de principiante.Cuando se practica la atencin plena imbuido por esta actitud, uno tiende a liberarsede todo conocimiento previo, de cualquier expectativa adquirida y se abre a percibirla realidad como si fuera la primera vez que la viera. Todo se mira con ojos recinestrenados, con ojos de principiante. Esta actitud permite descubrir en las cosasaspectos que antes no se nos haban revelado, pues nos acercbamos a ellaspredispuestos a percibir slo aquello que ya esperbamos.

    Fernando Pessoa describi muy bien cmo viva l su personal carencia demente de principiante. Ojal escriba Pessoa (1987) -, en este instante lo siento,fuera alguien que pudiese ver esto como si no tuviese con ello ms relacin que elverlo: contemplarlo como si fuera el viajero adulto llegado hoy a la superficie dela vida! No haber aprendido, del nacimiento en adelante, a dar sentidos dados atodas estas cosas, poder verlas con la expresin que tienen separadamente de laexpresin que les ha sido impuesta. Pessoa, en este texto, intuye y describe muy bienlo que pasa en el cerebro a lo largo del desarrollo. Ese proceso que propicia que mstarde nos resulte muy difcil ver la realidad desnuda, sin esa impresin que le ha sidoimpuesta. Pessoa, sin saberlo, anhelaba ser mindful, practicar la atencin plena. Yes que mindfulness hace exactamente lo que l crea que necesitaba, aunque nopudiera saber que ya exista en el mundo. Mindfulness, empleando el lenguaje msmoderno y ms cientfico de Siegel (2007), conlleva la disolucin de las influenciasdel aprendizaje previo sobre la sensacin del presente.

    Antes de examinar lo que hace mindfulness, veamos primero en que consistenesas influencias que dificultan la percepcin del presente en su estado casi puro.Cuando la informacin procedente de los rganos de los sentidos se abre paso a

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    travs de sistemas sensoriales hacia zonas cada vez ms elevadas del sistemanervioso, se ve constreida y modelada por la actividad nerviosa de extensas redesneuronales, que la filtran con criterios basados en la experiencia vital previa de cadasujeto. Es lo que expresa el viejo refrn castellano de que todo es segn el color delcristal con que se mira. Y la dificultad consiste en quitar ese cristal para poder verlas cosas sin la deformacin que su presencia comporta.

    En trminos neurofisiolgicos, esa influencia que nos filtra la percepcin dela realidad ha sido bautizada por Engel, Fries y Singer (2001) como procesamientode arriba abajo, en oposicin al procesamiento de abajo arriba, que describe laentrada de informacin fresca desde los rganos sensoriales. Hay amplia eviden-cia escriben Engel, Fries y Singer (2001)-, de que el procesamiento de estmulosest controlado por influencias de arriba abajo que conforman poderosamente lasdinmicas intrnsecas de las redes tlamo-corticales y crean constantementepredicciones acerca de los eventos sensoriales entrantes. Estas influenciasdescendentes ejercen una suerte de esclavizacin de los procesos de elaboracin dela informacin ms locales y emergentes. Los procesos de arriba abajo existen, sinduda, porque poseen un alto valor para la supervivencia, ya que permiten procesary clasificar rpidamente la informacin que llega, facilitando as una toma rpidade decisiones, necesarias para sobrevivir. Ahora bien, en ese proceso de clasifica-cin de la informacin, que trata de hacer encajar todo lo nuevo en categoras ymoldes viejos, es inevitable que se pierda una gran parte del material entrante,precisamente la ms novedosa, la que no se deja asimilar fcilmente a las categoraspreviamente establecidas. El sistema acta imponiendo una serie de filtros autom-ticos que resaltan los aspectos ya conocidos de la realidad y atenan, o eliminan deltodo, los aspectos novedosos de la misma. Es ese color del cristal con que miramos,que hace que todo lo veamos de una tonalidad preestablecida.

    Los procesos de arriba abajo son muy poderosos a la hora de esclavizar a lainformacin viva que accede momento a momento, ya que como dice Siegel (2007),estn respaldados por una conectividad neural muy potente mucho ms potenteque la incertidumbre de vivir en el aqu y ahora. La informacin del aqu y ahora(de abajo arriba) tiene, por tanto, muchas dificultades para hacer llegar a laconciencia su autntico mensaje. Esa informacin entrante o primaria ha sidoclasificada por Siegel (2007) en 8 sentidos o corrientes de informacin sensorial,clasificacin muy til, sobre todo a la hora de representarnos mentalmente lainformacin que manejamos al practicar la atencin plena. Estos ocho sentidos quepueden verse esquematizados en la Tabla 1, son: los cinco rganos de los sentidosclsicos, la interocepcin (incluyendo las sensaciones viscerales y propioceptivas),la comprensin de la mente (de la propia y de la ajena; mindsight, teora de la mente)y, por ltimo, el octavo sentido, nuestro sentido relacional, que nos informa sobrela existencia de resonancia o disonancia en nuestras relaciones interpersonales y nospermite sentirnos sentidos por los otros.

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    Hoy da estamos en condiciones de relacionar cada una de las ocho corrientesinformativas con sus zonas cerebrales correspondientes. Las ms conocidas son sinduda las de los cinco sentidos tradicionales que tienen sus reas primarias en lasregiones posteriores de la corteza cerebral (menos el olfato). Las sensacionesinteroceptivas implican a la porcin somatosensorial de la corteza y a las zonasmedias prefrontales, junto con la nsula, que mapea estados viscerales. En losestados de auto-conciencia interviene la corteza prefrontal medial y en la elabora-cin de las relaciones interpersonales estn implicados los circuitos de clulas enespejo (sobre los que luego volveremos) y la propia corteza prefrontal medial.

    En condiciones normales, toda esa riqueza informativa que accede a nivelessuperiores de procesamiento, se ve restringida por las influencias de arriba abajo,que ejercen su papel simplificador y modulador a todos los niveles. No slo a nivelessuperiores de actividades cognitivas, como el pensamiento y la emisin de juicios,sino tambin a niveles de procesamiento ms inferiores, como la percepcin delestado corporal y las reacciones emocionales. La riqueza de matices presente en losniveles sensoriales iniciales se va perdiendo a medida que los procesos de arribaabajo surten su efecto y asimilan su contenido informativo a categoras previamentedeterminadas. Qu puede hacer mindfulness para cambiar esa situacin? Qusignifica que entre en accin la mente de principiante? Lo que hacemos enmindfulness es prestar una atencin ms plena a esas ocho corrientes de informacinque pueden acceder al espacio de la conciencia (no todas a la vez, evidentemente).Al prestar una atencin especial y detallada a la informacin entrante, comenzamosa dificultar el funcionamiento de los procesos de arriba abajo y favorecemos lallegada de ms riqueza informativa a las instancias prefrontales. El proceso deprestar una atencin especial a cualquiera de las ocho corrientes informativasrequiere que una parte del cortex prefrontal, concretamente la corteza prefrontaldorso-lateral (DLPFC; dorsolateral prefrontal cortex), se active al tiempo querecibe la informacin que est siendo privilegiada en ese momento.

    Una vez se ha dirigido la atencin a una de las corrientes sensoriales (con laparticipacin de la DLPFC), si implicamos a la vez nuestra capacidad de auto-

    Sentidos Informacin Regin cerebralVista, odo, tacto, Mundo fsico externo Cortex posteriorolfato, gustoInterocepcin Mundo fsico interno Corteza somatosensorial, nsulaVisin de la mente Mente PFC medialResonancia Relaciones interpersonales Neuronas en espejo y PFCTabla 1. Las ocho vas de entrada de informacin al espacio de la conciencia yregiones cerebrales ms relacionadas (segn Siegel, 2007).(PFC: Corteza prefrontal).

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    observacin, es decir la metacognicin que nos permite hacernos conscientes de losprocesos mentales que estn en marcha (y que implica la intervencin de las zonasms mediales del cortex prefrontal, incluyendo la corteza rbitofrontal) tendremosla oportunidad de flexibilizar la respuesta, desconectando, por decirlo as, laautomaticidad que, en ausencia de esta intervencin consciente, se hubiera produ-cido. Podramos decir, SODA; Si Observas, Desconectas la Automaticidad (tradu-ciendo libremente las siglas que propone Siegel, YODA; You Observe andDecouple Automaticity).

    Es interesante sealar que si la auto-observacin se mantiene durante bastantetiempo (como la prctica cotidiana y constante de mindfulness permite), llega unmomento en que realmente podemos ver o apreciar las caractersticas de losprocesos de arriba abajo. Si volvemos a la metfora del cristal a travs del cual semira, diramos que llega un momento en que somos capaces de ver el cristal. Antesel cristal era invisible, creamos que lo que veamos era directamente la realidad.Ahora nos damos cuenta de que slo estbamos percibiendo la versin que de ellahabamos construido. Mindfulness nos permite llegar a captar la realidad por unaparte y la forma en que nuestra mente la deforma, por otra. Un caso particular de esteproceso de descubrimiento lo podemos contemplar en el proceso de conocimientodel propio self.

    A lo largo de la vida, en nuestra interaccin con el mundo y con los dems,hemos ido desarrollando una forma de ser y de actuar, que conforma la identidadpersonal de cada uno, identidad que nos acompaa a todas partes y que, con susventajas y sus inconvenientes, nos facilita adaptarnos a las circunstancias ysobrevivir. Es, en cierta forma, una mscara, caparazn o envoltura, que impide ver,tanto a los dems como a nosotros mismos, lo que se halla situado ms profunda-mente, la sustancia de nuestro yo verdadero, lo que podramos llamar la ipseidad.Lutz, Dunne y Davidson (2007) la definen como el mnimo sentido subjetivo de layoidad en la experiencia, lo que constituye un self mnimo o nuclear (self nuclearen el sentido de Damasio). Quiz sea apropiado recurrir a la poesa para transmitirms intuitivamente este concepto arrancado a la experiencia del auto-conocimientoprofundo. Borges (1989), en su libro El otro, el mismo en uno de sus pocos poemasescritos en ingls, se refiere a ese ncleo que yo, de alguna manera, he salvado-,el centro del corazn, que no trata con palabras, que no trafica con los sueos y queno ha sido daado por el tiempo, por la alegra ni por las adversidades ( thatkernel of myself that I have saved, somehow- the central heart that deals not inwords, traffics not with dreams and is untouched by time, by joy, by adversities)

    La prctica paciente y repetida de mindfulness crea las condiciones necesariaspara que podamos ir descubriendo ese ncleo, relativamente desconocido, denuestra propia ipseidad. La concentracin y la calma que se desarrollan practicandola atencin plena permiten el descubrimiento del funcionamiento mental, de lostrucos y de los hbitos, de los subterfugios y de las mentiras con las que la mente

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    trata de engaarse a s misma. Sera comparable a aclarar las aguas revueltas yturbias de un estanque. Si dejamos que se apacigen y que los lodos se sedimenten,podremos ver el contenido y las paredes del estanque. Y si miramos con pacienciay atencin, llegaremos a descubrir el fondo, la ipseidad, la esencia de lo que enrealidad somos.

    Otro aspecto de la apertura a la novedad es la aceptacin de la incertidumbre.Precisamente porque hemos desechado los juicios previos (las constricciones delprocesamiento descendente), estamos abiertos a cualquier cosa que pueda aparecer.La mente queda sin expectativas, pero a la expectativa. Ajahn Chah (2002) comparala experiencia que vive la mente que observa, con la de alguien que, sentado en sucasa, recibe a diversos huspedes que acuden a visitarlo; los huspedes son losdistintos estados mentales. Los visitantes siempre quieren algo del observador, peroste se limita a saludarlos amablemente, constata su presencia y los deja ir. Nopermite que lo impliquen en sus asuntos. El observador permanece en su puesto, sinmoverse. Al no encontrar sitio para quedarse, los huspedes se van yendo, uno trasotro. El observador, repitiendo esta experiencia una y otra vez, aprende a conocerla propia mente y sus estados. De esta manera, la mente del observador vaadquiriendo apertura, flexibilidad y paciencia. Simplemente, observa y aprende.

    Mindfulness, asimetra prefrontal y disposicin afectiva.Una de las razones por las que el uso de la atencin plena est teniendo xito

    en clnica es porque contribuye al restablecimiento del equilibrio emocional (comosucede en la ansiedad o en el trastorno lmite de personalidad), y porque favorecelos estados de nimo positivos y las actitudes de aproximacin frente a las deevitacin, razn por la que se ha utilizado en el tratamiento de los cuadrosdepresivos (Segal, Williams, Teasdal, 2002; Simn, 2002). Existe al menos untrabajo que ha estudiado los efectos directos de mindfulness sobre la actividad cerebralen relacin con el estado de nimo y con lo que se ha llamado la disposicin afectiva.

    Richard Davidson y colaboradores (2003) estudiaron la actividad cerebral de25 sujetos experimentales normales (empleados de una empresa de biotecnologa)que fueron sometidos a un programa de MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction)durante un periodo de 8 semanas. El programa, llevado a cabo por el propio J. Kabat-Zinn, constaba de reuniones semanales de unas 3 horas para practicar meditacin,un retiro en silencio durante la sexta semana y un deber para casa que incluaprcticas de meditacin para realizar durante una hora al da, 6 das a la semana.

    El EEG de los sujetos fue registrado en tres ocasiones; antes de las 8 semanasde tratamiento, inmediatamente despus del tratamiento y cuatro meses trasfinalizar el tratamiento. Los datos electroencefalogrficos fueron elaborados mate-mticamente hasta obtener una medida de la activacin cerebral de cada hemisferio,derecho e izquierdo, que a su vez se utiliza para calcular el grado de asimetraexistente entre ambos lados. Hay que aclarar que, en este contexto, la activacin de

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    la zona que se estudia est inversamente relacionada con la potencia de la banda alfa(8-13 Hz). Es decir, que a menor potencia de la banda alfa, mayor activacincerebral y viceversa (Sutton y Davidson, 1999). Tambin podemos expresar lomismo diciendo que la activacin en una zona determinada se mide calculando lainversa de la potencia de la banda alfa en esa zona.

    Pues bien, lo que Davidson y colaboradores encontraron fue que losmeditadores, en comparacin con los no meditadores, experimentaron un mayorincremento de la activacin cerebral izquierda en las zonas cerebrales anteriores ymedias, un patrn que se asocia a la presencia de una disposicin afectiva positiva.Podramos decir que, tras el periodo de mindfulness de 8 semanas, los meditadoresexperimentaban una desviacin de su actividad cerebral hacia la izquierda.

    Estos resultados hay que interpretarlos a la luz de una extensa literatura que haencontrado una relacin muy consistente entre los estados emocionales positivos yun predominio de la activacin cerebral anterior izquierda, y los estados afectivosnegativos y el predominio de la activacin cerebral anterior derecha. Sin embargo,la interpretacin de esta asimetra prefrontal es ms compleja de lo que a simplevista parece. Una mayor activacin del lado izquierdo se asocia, no slo a un estadode nimo ms positivo, sino tambin a una reactividad aumentada a los estmulosemocionales positivos, a una mayor habilidad para afrontar estados de nimonegativos y para suprimir voluntariamente el afecto negativo. (Las principalesreferencias sobre estos hallazgos se han resumido en la Tabla 2).

    La investigacin de Urry y cols. (2004) hace una interesante distincin entrebienestar hednico y bienestar eudaimnico. El bienestar hednico se refiere aaquellos aspectos positivos de la vida humana como la felicidad, la satisfaccin conla propia vida y la frecuencia de emociones placenteras. Se habla de bienestareudaimnico, sin embargo, cuando existen, adems del afecto positivo, otrascualidades como la autoaceptacin, altos niveles de autonoma y control delambiente y existencia de un sentido vital y de un propsito en la vida. El predominiode la actividad del hemisferio izquierdo se encontrara ms asociado con el bienestareudaimnico que con el bienestar hednico.

    Es interesante resaltar que todas estas cualidades, que se ven potenciadas porla desviacin de la asimetra cerebral hacia la izquierda, coinciden con algunosaspectos de la actitud bsica que se recomienda en la prctica de mindfulness,concretamente con la ecuanimidad. Una mente ecunime es aquella que nodiscrimina, que no hace distinciones y que se distancia por igual del apego y de laaversin. La consecuencia inmediata de la ecuanimidad es el desprendimiento, elno aferrarse a las cosas, el soltar. La ecuanimidad, sin embargo, no denota niindiferencia ni abandono, ya que mindfulness implica una actitud bsica de respetoe incluso de amor hacia todos los seres (incluyendo uno mismo) y hacia las cosasen general. La ecuanimidad incluye por tanto una disposicin de nimo positivo, sinaversin y con una buena capacidad de hacer frente a las emociones y situaciones

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    negativas. Una actitud, por tanto, similar a la que denota el predominio de laactividad de la corteza prefrontal izquierda.

    Mindfulness e inmunidadLa relacin que acabamos de describir entre mindfulness y la asimetra

    cerebral anterior nos sirve de puente para abordar otra posible rea de influencia dela prctica de la meditacin: los mecanismos inmunitarios. En 1991, Kang y cols.se preguntaron si existira alguna relacin entre el perfil de asimetra prefrontal ylos parmetros inmunitarios. Estudiaron un grupo de 20 mujeres sanas que mostra-ban diferencias extremas en la asimetra cortical prefrontal. En dichas mujeresmidieron diversos parmetros inmunitarios para ver si alguno de ellos correlacionabacon el tipo de asimetra cerebral. Los indicadores inmunitarios estudiados fueronvarios, pero el hallazgo ms significativo del estudio de Kang y cols. fue que lasmujeres que posean una activacin frontal derecha ms extrema tenan niveles msbajos de actividad de las clulas NK (clulas asesinas naturales). Recordemos que

    Mayor activacin Mayor activacinprefrontal izquierda prefrontal derecha ReferenciasExperiencia y expresin de Experiencia y expresin deemociones y afectos positivos emociones y afectos negativos Sutton y Davidson, 1997Predisposicin a estados Predisposicin a estados Urry y cols., 2004de nimo positivos de nimo negativos Tomarken y cols, 1992

    Kang, 1991Activacin del Activacin del Davidson e Irwin, 1999sistema de aproximacin sistema de retiradaRepresentacin de los Vigilancia de estmulos Sutton y Davidson, 1997estados deseados amenazadoresReactividad aumentada a Reactividad aumentada a Tomarken y cols, 1990estmulos emocionales positivos estmulos emocionales negativos Wheeler y cols, 1992Aumento de la habilidad para Jackson y cols, 2003afrontar estados de nimonegativosFacilidad para suprimir Jackson y cols, 2000voluntariamente el afecto negativo Jackson y cols, 2000Eudaimonico, no hednico Urry y cols, 2004

    Tabla 2. Asimetra prefrontal y lateralizacin del afecto. La tabla muestra, en sucolumna izquierda, diversos parmetros cognitivo-afectivos de carcter positivo, que serelacionan con una mayor activacin prefrontal izquierda. Los estados cognitivo-afectivosinversos a los anteriores (y por tanto negativos), se relacionan, en general, con una mayoractivacin prefrontal derecha (columna central). En la columna ms a la derecha de latabla se resean algunas referencias bibliogrficas relacionadas con el contenido de lasdos columnas previas.

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    la asimetra cerebral desviada hacia la derecha indica una mayor predisposicin alos estados de nimo depresivo y una mayor vulnerabilidad al afecto negativo. Portanto, esta correlacin entre asimetra y actividad de las clulas asesinas nos revelauna relacin entre un determinado patrn de actividad cerebral y una respuestainmunitaria concreta. Los otros parmetros inmunitarios estudiados no fueronsignificativamente diferentes entre ambos grupos de mujeres, salvo que las mujerescon ms actividad cerebral derecha tenan niveles mayores de gammaglobulina M.

    Unos aos ms tarde, en 1999, se volvi a acometer el estudio del tema, estavez estudiando no slo las diferencias en el estado basal, sino tambin la respuestade los sujetos a dos tipos de situaciones estresantes. Una, de carcter natural, laproximidad de los exmenes finales y otra, de naturaleza experimental, la visin depelculas que provocaban emociones positivas o negativas. En este estudio, deDavidson y cols. (1999), se confirm que los sujetos con mayor activacin del ladoderecho mostraban niveles inferiores de funcin basal de las clulas asesinas y,adems, que durante el periodo de exmenes finales mostraban una disminucin dela respuesta de estas clulas asesinas. Por el contrario, los sujetos con mayoractividad cerebral del lado izquierdo, mostraban un aumento mayor en la funcinde las clulas asesinas. Aunque todava desconocemos el mecanismo que asocia laasimetra cerebral con el comportamiento de las clulas asesinas, la relacin existey constituye una prueba ms de la existencia de mecanismos psiconeuroinmunitarios.

    Si recordamos que, en el apartado dedicado a la asimetra cerebral, hemosdescrito que la prctica de mindfulness era capaz de provocar una lateralizacin ala izquierda en la activacin cerebral, es lgico preguntarnos ahora si esta prcticatambin puede afectar al sistema inmunitario. Esto es lo que hicieron RichardDavidson y colaboradores en el trabajo ya comentado anteriormente (Davidson ycols. 2003). Adems de registrrseles la actividad electroencefalogrfica, comoantes hemos visto, todos los sujetos del estudio (meditadores y no meditadores)recibieron una vacuna antigripal. Entre la 4 y la 8 semana tras la administracinde esta vacuna, se midieron los niveles plasmticos de anticuerpos de los sujetos yse encontr que, aunque todos ellos experimentaron incrementos en dichos niveles,los sujetos pertenecientes al grupo de los meditadores tuvieron incrementossignificativamente mayores que los sujetos del grupo control. La meditacinpotenciaba por tanto la produccin de anticuerpos. Resulta, adems, muy interesan-te que los meditadores que haban experimentado un mayor desplazamiento haciala izquierda en su actividad elctrica cerebral (entre las dos primeras medicionesconsecutivas), eran tambin aquellos cuyos niveles de anticuerpos aumentaban msen respuesta a la vacuna. Es decir, que la magnitud del incremento de la lateralidadizquierda predeca la magnitud del aumento de anticuerpos, subrayando as larelacin entre ambas variables.

    Es interesante sealar que uno de los mecanismos por los que el estrs ejercesus efectos negativos para la salud, es a travs del aumento del cortisol y de su

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    consiguientes efectos inmunosupresores. Es posible que parte de los efectosbeneficiosos de mindfulness sobre la inmunidad se deban a la atenuacin de lasecrecin de cortisol en respuesta al estrs (Michaels, 1979). Sin embargo, en elestudio de Kang y cols. (1991), por ejemplo, los niveles de cortisol no diferan enambos grupos de sujetos, por lo que las diferencias en la actividad de las clulasasesinas no poda atribuirse a una modificacin en los niveles de esta hormona.Otros mecanismos, todava no identificados, tuvieron que desempear un papel enla produccin de los resultados.

    Estos hallazgos no representan ms que un comienzo en el estudio de unarelacin que puede resultar extraordinariamente fructfera: la posibilidad de influiren el sistema inmunitario a travs de la meditacin. Dada la trascendencia de losmecanismos inmunitarios en el mantenimiento de la salud y el elevado nmero depatologas en las que existen alteraciones inmunitarias, es obvio que la posibilidadde influir sobre la inmunidad de manera positiva puede abrir nuevas vas en laterapia de estos procesos. Pinsese, a modo de ejemplo, en las enfermedades auto-inmunes, en todo tipo de infecciones y en los procesos tumorales, entre otraspatologas especialmente relacionadas con la inmunidad.

    Empata y mindfulness.La relacin entre empata y mindfulness es muy antigua, aunque sus

    implicaciones neurobiolgicas sean mucho ms recientes. Una de las clsicasmeditaciones budistas es la meditacin sobre metta, palabra pali que se traducepor amor que junto con la compasin, la alegra y la ecuanimidad forma parte de loscuatro inconmensurables estados de la mente, palabra que en ingls se esttraduciendo habitualmente como loving-kindness y en espaol, como amorcompasivo o bondad amorosa. En ella el meditador fomenta en s mismo, con ayudade diversas tcnicas, los sentimientos de compasin y amor hacia otras personas yhacia s mismo (Salzberg, 1995; Brahm, 2006).

    En 2004, Lutz y cols. estudiaron la actividad electroencefalogrfica en sujetosexperimentales que reciban la instruccin de generar en s mismos un estado decompasin pura o compasin no referencial (es decir, sin objeto), definiendo estaactitud como una voluntad y disponibilidad sin restricciones para ayudar a losseres vivientes. Como sujetos experimentales utilizaron practicantes de las tradicio-nes tibetanas Kagyu y Nyingma que posean una amplia experiencia meditadora alo largo de su vida (entre 10.000 y 50.000 horas). Como grupo control, se utilizaronvoluntarios sin experiencia en meditacin, a los que se les entren en la produccinde este estado por un periodo de tan solo una semana. El resultado ms llamativofue que el grupo de sujetos con experiencia meditadora desarrollaban oscilacionesde gran amplitud en la banda de frecuencias gamma (25-42 Hz), sobre todo en loselectrodos laterales fronto-parietales y que la generacin de oscilaciones gamma eramucho mayor en los practicantes que en los controles. El aumento encontrado en

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    la sincronizacin neuronal puede interpretarse como un incremento, tanto en elnmero de neuronas reclutadas durante la actividad, como en la precisin temporalde las descargas tlamo-corticales y crtico-corticales de esas neuronas. Adems,ambos grupos, no slo se diferenciaban claramente durante la meditacin, sinotambin en los periodos pre y postmeditativos, sugiriendo que la actividad meditadorainduce cambios a largo plazo en el funcionamiento cerebral. La conclusin msimportante a la que llegan los autores de este trabajo es que los procesos atencionalesy afectivos son habilidades que pueden entrenarse, aunque todava no comprenda-mos exactamente el papel funcional que desempean en el cerebro estas modifica-ciones en la banda de frecuencia gamma.

    Sin embargo, han sido una serie de descubrimientos neurobiolgicos realiza-dos en un rea aparentemente poco relacionada con la compasin, los que hancontribuido a cambiar notablemente nuestra visin del tema de la empata. En 1996,un grupo de investigadores italianos (Rizzolati, Fadiga, Gallese y Fogassi, 1996;Gallese, Fadiga, Fogassi y Rizzolati, 1996) describieron en la corteza premotora delmacaco un tipo de neuronas que descargaba, no slo cuando el mono ejecutabaacciones motoras dirigidas hacia una meta, sino tambin cuando el animal obser-vaba a otros individuos ejecutando dichas acciones. Estas neuronas fueron denomi-nadas neuronas en espejo por sus descubridores. Estudios posteriores han encon-trado neuronas en espejo en otras zonas cerebrales y su existencia tambin ha sidodemostrada en seres humanos, aunque en stos, por razones obvias, hay que recurrira otro tipo de tcnicas ms indirectas que las empleadas en monos; Rizzolatti yCraighero (2004), Rizzolatti (2005).

    Una personalidad tan relevante en neurociencia como es VilayanurRamachandran, no ha dudado en calificar el descubrimiento de las neuronas enespejo como el acontecimiento ms importante de la dcada y predice que lasneuronas en espejo harn en psicologa lo que el DNA hizo en la biolga: aportarnun marco unificador y ayudarn a explicar una infinidad de habilidades mentalesque hasta ahora han permanecido como misterios inaccesibles para los experimen-tadores (Ramachandran, 2000). Probablemente, es an demasiado pronto paravislumbrar todas las implicaciones que las neuronas en espejo tendrn en lacomprensin del funcionamiento cerebral y de la conducta humana. Ramachandranllega tan lejos como para hacerlas corresponsables del gran salto hacia delante quela especie humana realiz hace unos 40.000 aos y que se manifest por la eclosinde la utilizacin de herramientas, del arte, de las matemticas e incluso de algunosaspectos del lenguaje. De lo que no cabe ninguna duda es de que las redes deneuronas en espejo son el sustrato neural que hace posible el entendimiento de lamente de los otros (la teora de la mente o la visin de la mente) y la simulacin, dosactividades en las que los seres humanos somos extraordinariamente eficientes.

    Cuando observamos un movimiento en otra persona, se activan en nuestrocerebro los mismos circuitos motores que necesitaramos activar si tuviramos que

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    llevar a cabo dicho movimiento (Gallese, 2003). De tal manera que, en cierta forma,percibimos el movimiento de otros a travs de nosotros mismos. Hay una resonanciade nuestro sistema nervioso con el sistema nervioso del sujeto a quien observamos.Como dicen Blakemore y Decety (2001), entendemos las acciones de los otros atravs de nuestro propio sistema motor. O, con palabras de Gallese (2003), percibiruna accin es equivalente a simularla internamente. Esta simulacin interna estambin el origen de nuestra comprensin de la conducta de los dems, que seorigina como describo a continuacin. Nuestro cerebro almacena la informacinpertinente a las secuencias internas de sus propias acciones: intencin ordenmotora accin consecuencias sensoriales (y de otro tipo). Al observar actosmotores en los dems, se activan, en nuestro cerebro, los mismos circuitos queharan falta para que nosotros realizramos dichos actos. Es entonces cuandopodemos consultar en nuestra memoria (no necesariamente de manera consciente)qu intenciones se hallan relacionadas con la ejecucin de dichos actos y, por estecamino indirecto, tenemos acceso a comprender la mente de los otros. Por tanto, lamera observacin de los actos motores de otros seres vivos nos permite inferir, noslo sus intenciones, sino tambin los estados mentales que normalmente subyacena dichas intenciones. Esa inferencia de la mente de los otros es lo que se ha llamadoteora de la mente (ver Obiols y Pousa, 2005) e implica la activacin de la cortezaprefrontal medial izquierda. Blakemore y Decety (2001), en su explicacin de losmecanismos neurolgicos de la comprensin de las intenciones de los dems,aportan el ejemplo de lo que sucede cuando observamos a alguien coger un vaso deagua y acercrselo a los labios. La observacin de esta conducta activa en nuestrocerebro los circuitos motores y sensoriales relacionados con este acto (que hemosrealizado miles de veces), e inmediatamente nos representamos cul es la intenciny cul la motivacin de la persona a la que vemos realizar la accin. De esta manera,nos podemos imaginar su estado mental, en este caso, su necesidad de aplacar la sed.

    Iacoboni y cols. (2005) por medio de una serie de ingeniosos experimentosrealizados con resonancia magntica funcional, demostraron que la codificacin dela intencin asociada a las acciones de otros est relacionada con un aumento de laactividad neuronal de la corteza frontal inferior y llegan a la conclusin de que estacodificacin se basa en la activacin de una cadena neuronal formada por clulasen espejo que codifican el acto motor observado y por neuronas en espejolgicamente relacionadas que codifican los actos motores que tienen mayorprobabilidad de seguir al acto observado, en un contexto determinado. Adscribiruna intencin es inferir una meta subsiguiente y sta es una operacin que lasneuronas motoras ejecutan de manera automtica. Iacoboni y colaboradoressugieren (como la propia experiencia y diversos experimentos de laboratorioconfirman), que adscribimos intenciones a las acciones que observamos de unamanera bastante involuntaria, prcticamente sin que nos propongamos hacerlo.

    Es lgico preguntarse si al percibir las emociones de otros, tambin se ponen

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    en marcha mecanismos similares a los que suceden con los actos motores y con lasintenciones. Todo apunta a que esto es as. Es decir, que la empata, la comprensine incluso la vivencia de la misma emocin que la otra persona experimenta, sedesencadena por mecanismos de imitacin que hacen aparecer en el observadoremociones similares a las del sujeto observado. Por ejemplo en el caso delreconocimiento de emociones faciales, Adolph (2002) describe que desde laamgdala y la corteza rbito-frontal se generan impulsos nerviosos que activan aciertos componentes de la respuesta emocional (entre ellos, cambios en la expresinfacial) y que este mecanismo podra contribuir a generar, mediante un proceso desimulacin, conocimiento acerca del estado emocional de la otra persona, apoyn-dose en la corteza somatosensorial del hemisferio derecho para representar loscambios emocionales en el observador. De manera similar a los actos motores, laobservacin de las emociones genera cambios emocionales en el observador que lefacilitan la comprensin de la emocin que observa.

    Resulta evidente, por tanto, que el cerebro humano viene preparado parainterrelacionarse socialmente con los dems, para comprender sus actos, lasintenciones que los orientan y las motivaciones que los impulsan. Y tambin parasentir sus emociones. Como afirma Siegel (2001), el cerebro est estructurado conuna capacidad innata para trascender las fronteras de la piel de su propio cuerpoe integrarse con el mundo, especialmente con el mundo de los otros cerebros.

    Ahora bien, es interesante sealar, siguiendo a Decety y Jackson (2004), queal menos en los seres humanos, los procesos de empata no se limitan a la activacinde los mecanismos de representacin compartida (que acabamos de describir),basados en el acoplamiento de la percepcin con la accin. Tambin participan otrosdos componentes. Por un lado, la existencia de una conciencia de las diferenciasentre el propio self y el self del otro, distincin en la que participan el cortexprefrontal medial y el lbulo parietal inferior. Y el tercer componente, mencionadopor Decety y Jackson, es la flexibilidad mental para adoptar la perspectiva del otro(crtex cingular posterior, corteza prefrontal medial y crtex fronto-polar) y lapuesta en marcha de mecanismos de regulacin emocional que atenan la respuestaemocional al sufrimiento o a la emocin que estamos observando (implicacin dela corteza rbito-frontal y del crtez prefrontal ventromedial).

    Tras este esbozo de los mecanismos neurobiolgicos de la empata, vuelvo arelacionar este estado mental con mindfulness. Me limitar a comentar dos tipos devinculacin. En primer lugar, la ms obvia. Como he expuesto al principio de esteapartado, un ejercicio tpico de algunas tradiciones meditativas consiste, precisa-mente en entrenar especficamente la compasin y la simpata por los dems, lacompasin pura, como hemos mencionado al comentar el trabajo de Lutz y cols.(2004). En este caso, los investigadores no recurrieron a la neuroimagen, sino alregistro de la actividad elctrica cerebral y todo lo ms que podemos decir es quela sincronizacin gamma observada estar probablemente relacionada con la

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    actividad de los circuitos neurales implicados en las respuestas empticas, arribamencionados. Hay que sealar que en cualquier clase de mindfulness, se requiereuna actitud de acercamiento afectivo y de simpata o amor hacia el objeto en el quese centra la atencin. Es decir, que mindfulness implica empata, sea cual sea el objetohacia el que vaya dirigida. Hay que recordar que el mero hecho de centrar la atencinsobre algo, si se hace con una actitud hostil o enfadada, no se considera mindfulness.

    Otro aspecto no tan obvio de la relacin mindfulness-empata es el que nossugiere la hiptesis de Siegel (2007), que podamos llamar la hiptesis de la auto-empata o de la sincronizacin interna. Los sistemas de empata que hemos descritoms arriba permiten que se establezcan vnculos de comunicacin entre individuosque implican una cierta clase de resonancia o sincronizacin entre sus respectivossistemas nerviosos. Una persona se siente sentida por la otra y viceversa. Si lavalencia de esa conexin es positiva, los sistemas de deteccin de seguridad-amenaza (lo que que Stephen Porges 2003a - ha llamado la neurocepcin) captanla presencia de una relacin segura y el sistema nervioso autnomo del sujetoresponde de manera receptiva y abierta ante la presencia de la otra persona (para unacomprensin global de este constructo, ver la teora polivagal de Porges, 2003b). Enesas circunstancias es posible que se establezcan vnculos sociales entre individuos,al activarse lo que Porges llama el sistema de implicacin social. La proximidad,la comunicacin facial y la reaccin del sistema nervioso autnomo frente a lasseales recibidas son componentes clave de la respuesta favorable o no del sujeto.En el caso de ser favorable, se desarrolla un estado que Porges denomina amor sintemor. Pues bien, lo que Siegel sugiere es que estos sistemas neurales quenormalmente sustentan las experiencias de sincronizacin y resonancia con otraspersonas, en la prctica de mindfulness, se volveran reflexivamente sobre unomismo para desarrollar as una auto-implicacin (en lugar de la implicacin socialantes mencionada), una relacin de amor sin temor con la propia experiencia. Esdecir, que en mindfulness estamos desarrollando empata, comprensin, amor,compasin, con nuestra propia experiencia y con nuestro propio self. Tenemos unaneurocepcin de seguridad con nosotros mismos y consecuentemente nos conec-tamos, sintonizamos y resonamos con nuestro yo ms autntico (evidentemente conlas limitaciones que el nivel de auto-conocimiento de cada uno imponga en unmomento dado). Es fcil deducir que el fomentar esta emocin de auto-empata puedetener un claro valor teraputico, especialmente cuando los sentimientos autodestructivosdesempean un destacado papel en el cuadro patolgico. En mindfulness podemoscambiar de perspectiva y observarnos y experimentarnos a nosotros mismos comosi furamos otro. En ese proceso de auto-conocimiento podemos abrirnos sin trabasa la informacin recibida a travs de todos los canales mencionados en la Tabla 1y entrar en resonancia con los variados aspectos de uno mismo, integrarlos ennuestra conciencia y fomentar hacia ellos los sentimientos de simpata y amor.

    Por ltimo, mencionar que es posible encontrar tambin antecedentes de esta

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    actitud de auto-implicacin en las prcticas meditativas orientales. Una conocidaprctica tibetana es el Tonglen (enviar y recibir), en la que el sujeto asume elsufrimiento de otro u otros y les enva su amor y compasin (ver Chodron, 1996).Pues bien, una de las variantes del Tonglen consiste en practicarlo con uno mismo,es decir, tomando el sufrimiento propio y envindose a s mismo amor y compasin.Es una forma extrema de esta auto-implicacin que describe Porges.

    Mindfulness: la transicin del estado al rasgo.Existe suficiente consenso como para afirmar que mindfulness, en cualquiera

    de sus formas de expresin, es un estado mental. Siegel (1999) define el estadomental como el patrn total de activaciones del cerebro en un momento concretoen el tiempo y seala que un estado mental tiene dos funciones fundamentales:coordinar la actividad del momento y crear un patrn de activacin cerebral quetendr mayor probabilidad de producirse en el futuro. Con la repeticin de unestado mental, estamos incrementando la probabilidad de que estados parecidos seproduzcan con una frecuencia cada vez mayor y esto equivale a decir que lo que alprincipio era un estado de la mente localizado temporalmente en un momentocircunscrito, pueda convertirse en un rasgo duradero del sujeto.

    Esto es, exactamente, lo que parece suceder con la prctica de la meditacin.La concentracin de la atencin momento a momento, que al principio exige unesfuerzo considerable, (persistir, por ejemplo, en la atencin a la respiracin,evitando constantemente la intrusin de pensamientos o emociones), con el tiempose va convirtiendo en un hbito automtico, que no requiere apenas esfuerzo. Estatransicin desde la atencin al presente con esfuerzo, a la atencin al presente sinesfuerzo es lo que separa al principiante del meditador experimentado. (Desde elpunto de vista neurobiolgico, el reclutamiento de la atencin propio de los estadosiniciales caracterizados por el esfuerzo, requiere la implicacin de la cortezaprefrontal dorsolateral, como en seguida veremos, mientras que el mantenimientode la atencin consciente libre de esfuerzo rasgo-, estara relacionado con laactividad de la corteza prefrontal medial, regin altamente integradora sobre cuyasfunciones insistiremos ms adelante). En el caso ideal, se llega a estar en estado depresencia continua, de atencin plena durante todo el da, sea cual sea la actividadque estemos realizando. Lo que al principio era un estado transitorio se vatransformando, con la prctica, en un rasgo.

    Existe evidencia cientfica de que esto sea as? Disponemos de datosexperimentales que demuestren que con la prctica de mindfulness estamos produ-ciendo cambios cerebrales duraderos? Existen al menos dos publicaciones muyrecientes que permiten contestar afirmativamente a estas preguntas. El primero esel trabajo de Sara Lazar y cols. (2005) del Massachussets General Hospital. Se tratadel primer trabajo que demuestra la existencia de cambios estructurales en elcerebro con la prctica de la meditacin. En este trabajo se estudiaron, con

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    Resonancia Magntica, los cerebros de 20 voluntarios occidentales que posean unaamplia experiencia (unos 9 aos de promedio) en Insight Meditation o meditacinvipasana. En esta forma de mindfulness, la atencin se centra especialmente enestmulos interoceptivos (como la respiracin) pero se va extendiendo, con elincremento de la experiencia del practicante, a pensamientos, emociones e inclusoestmulos externos. El resultado ms destacado del estudio de Lazar es que en ciertaszonas de los cerebros de los meditadores exista un grosor mayor de la cortezacerebral (en comparacin con los cerebros de sujetos controles adecuados). Laszonas implicadas fueron la nsula del hemisferio derecho (rea asociada a laactividad interoceptiva y a la conciencia de la respiracin) y la corteza prefrontaltambin derecha (reas 9 y 10 de Brodmann), que se asocia claramente con laatencin sostenida. Queda por aclarar, ya que la tcnica utilizada no lo permite, aqu parte del tejido nervioso debe atribuirse el incremento del espesor. Podra serdebido a un aumento de la arborizacin de las neuronas, a un aumento del volumende la gla o a un incremento de la vascularizacin de la zona. Este trabajo de Lazary colaboradores demuestra que la experiencia de mindfulness, no slo provocacambios funcionales transitorios, sino que tambin deja huellas estructurales en elcerebro. Lo que significa que, como antes apuntaba, la experiencia de la meditacin,si es suficientemente prolongada, acaba produciendo cambios de rasgo, no mera-mente de estado.

    El segundo estudio que refuerza la idea de la transicin del estado al rasgo esun trabajo muy reciente de Brefczynski-Lewis y cols. (2007). Estos autoresestudiaron, con resonancia magntica funcional, la actividad cerebral en dos gruposde meditadores, unos expertos y otros novicios, que practicaban la concentracinde la atencin sobre un pequeo punto en una pantalla. Una de las conclusiones msimportantes del estudio es que la activacin de redes neuronales relacionadas conmecanismos de atencin sostenida, se produca de manera diferente en funcin dela experiencia meditativa de cada uno de los subgrupos en que se dividi la muestra.Los meditadores expertos, con unas 19.000 horas de prctica, presentaban msactivacin que los sujetos ms noveles, pero los sujetos con el mximo nmero dehoras de prctica (unas 44.000) volvan a presentar una menor activacin. Es decir,aparece una U invertida en la que los sujetos con un nmero intermedio de horas deprctica son los que ms activacin muestran. Esto sugiere que en el cerebro de losmeditadores ms experimentados se han producido cambios de plasticidad neuralque les permite alcanzar estados similares de concentracin que los practicantesintermedios, pero sin necesidad de realizar tanto esfuerzo atencional. Cuanto msexperto se es, menos esfuerzo cuesta alcanzar el estado de concentracin, ya que lasredes neurales necesarias son anatmicamente ms robustas. Otro de los hallazgosinteresantes de este trabajo es que en los sujetos con ms horas de meditacin, seencontr una activacin pasajera del crtex prefrontal dorsolateral (DLPFC),regin con capacidad ejecutiva, relacionada con la produccin de estados de alerta

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    y monitorizacin de la activacin atencional (Raz y Buhle, 2006). La activacin deesta zona duraba unos 10-20 segundos al principio de la meditacin y luego volvaa la lnea basal. En cambio, los meditadores con menos horas de prctica mostrabanuna activacin de esta zona ms larga y sostenida, indicando que requeran de unesfuerzo ms prolongado para mantener la atencin en el presente.

    Por tanto, la investigacin neurobiolgica confirma que al practicar mindfulnessestamos propiciando un cambio inmediato en nuestro estado mental y que si la prcticase prolonga durante bastante tiempo, lo que al principio no era ms que una modifica-cin funcional transitoria, se convierte en cambios permanentes en la estructuracerebral, cambios que implican modificaciones tambin duraderas en la manera de sery de reaccionar del sujeto, en definitiva, el cambio de un rasgo en su personalidad.

    Mindfulness e integracin: La corteza prefrontal.En todos los trabajos en los que se estudia la actividad cerebral relacionada con

    la meditacin utilizando la neuroimgen (vase por ejemplo la revisin de Cahn yPolich, 2006), hay una zona que suele destacar por su importante participacin. Merefiero a la corteza prefrontal. La corteza prefrontal, especialmente sus zonas msanteriores (reas 10 y 32 de Brodman), han experimentado un fuerte aumento detamao en la especie humana en comparacin con el tamao de la corteza prefrontalde los monos. Sin embargo, no est tan claro que ese aumento de los humanos seatan espectacular cuando se compara con la corteza prefrontal de los grandes simios(Frith y Frith, 2006). Comentar brevemente esta estructura cerebral y su relacincon la prctica de mindfulness.

    Habitualmente se engloban bajo el trmino de corteza prefrontal aquellasregiones del lbulo frontal que se encuentran por delante de las reas motoras ypremotoras. Generalmente, los trminos de corteza prefrontal y lbulo frontal seusan indistintamente para referirse a estas estructuras (Wheeler, Stuss y Tulving,1997). Las funciones de la corteza prefrontal siempre tienen el carcter de supervi-sar funciones (como pueden ser el lenguaje, la motilidad o las funciones vegetativas),que llevan a cabo otras estructuras cerebrales, situadas ms caudalmente en elsistema nervioso. Las funciones prefrontales, precisamente por su carcter deintegracin de procesos muy diversos como el pensamiento, la conducta o laafectividad, no resultan fciles de sistematizar. Stuss y Benson (1986) distinguierontres niveles en las funciones de la corteza prefrontal. El primer nivel es el deintegracin y organizacin de la informacin procedente de otras regiones cerebra-les posteriores, con la finalidad de formar representaciones cargadas de sentido. Lainformacin integrada se refiere tanto a aspectos cognitivos, como afectivos ymotores. El segundo nivel se encarga de lo que se denominan funciones ejecutivas,que son aquellas que dirigen y controlan las conductas integradas del organismo(especialmente en respuesta a situaciones nuevas), que requieren solucionescreativas y que no pueden ser afrontadas por los mecanismos automatizados de

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    rango inferior. Y el tercer nivel se encarga de la auto-conciencia, de la concienciadel propio self y de la propia mente. En los ltimos aos esta funcin se ha ampliadotambin al conocimiento de la mente de los dems, la llamada teora de la mente (verFrith y Frith, 2003; Frith y Frith, 2006, para revisiones recientes).

    Tambin resulta conveniente recurrir a una divisin anatmica de la cortezaprefrontal para orientarnos en este campo, de ineludible importancia para lacomprensin de la conducta humana. En su porcin lateral hay que resaltar laporcin dorsolateral de la corteza prefrontal (DLPFC), a la que ya me he referido,relacionada con la memoria de trabajo y con la atencin. En lo que se puede englobarbajo el nombre de corteza prefrontal medial (la regin con ms importanciaintegradora) hay que distinguir a su vez varias regiones; la regin medial propia-mente dicha (en la que pueden distinguirse a su vez varias zonas) la porcin ventraly la porcin rbito-frontal. La parte anterior del cngulo (ACC) suele considerarsefuncionalmente como una prolongacin de la porcin medial y de hecho seencuentra situada inmediatamente por detrs de la misma. Aunque en el reducidoespacio de este artculo es imposible adentrarse en la complejidad funcional de lasregiones prefrontales (el lector puede encontrar una breve resea de las mismas enla Tabla 3, as como algunas referencias bibliogrficas tiles para orientarse en estamateria), s que quiero resaltar que en la corteza prefrontal nos encontramos con elsustrato anatmico de las principales funciones integradoras del cerebro humano.Por tanto, su comprensin va a resultar imprescindible a la hora de manejar losconceptos y los esquemas mentales que ya comienzan a perfilarse como losprotagonistas de una psicoterapia basada en los conocimientos del funcionamientocerebral y que forma parte de lo que se ha denominado Neurobiologa Interpersonal.

    Otra manera de sistematizar el papel funcional que desempea la cortezaprefrontal es destacar una serie de funciones que correlacionan con la actividad deesta parte del cerebro. Esto es lo que hace Siegel en su libro The Mindful Brain(2007), en el que enumera nueve funciones de la corteza prefrontal medial. Estasfunciones son las siguientes: Regulacin corporal, comunicacin sincronizada conotras mentes a travs de procesos de resonancia, equilibrio emocional, flexibilidadde respuesta, empata, auto-conocimiento (insight), modulacin del miedo, intui-cin y moralidad. Siegel considera que todas estas funciones estn relacionadas conmindfulness (en este artculo he hecho referencia a la mayora de ellas) y que,adems, las siete primeras tambin tienen que ver con las relaciones parento-filialesdel apego seguro. Esta confluencia no hace sino corroborar lo que he descrito en elapartado sobre la empata; si en el apego seguro (entre padres e hijos, entre pacientey terapeuta o entre profesor y alumno) se produce una sincronizacin interpersonal,en el caso de mindfulness existe una sincronizacin interna con uno mismo, en laque se facilita la integracin de todos los sistemas neurales para que el sistemanervioso en su conjunto funcione de una manera coherente. Como afirma Siegel,mindfulness puede favorecer las relaciones sanas entre individuos a travs de una

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    serie de mecanismos, como la empata incrementada, el equilibrio emocional, laflexibilidad de respuestas y una predisposicin mental a la aproximacin.

    Una conclusin tentativa y esperanzadora.Mi hiptesis, a la vista de los conocimientos neurobiolgicos que he expuesto

    en este trabajo, es que con la prctica prolongada de mindfulness, se producencambios neurolgicos duraderos en diversas zonas cerebrales cruciales para losprocesos de integracin, cambios que, yendo ms all de la actividad concreta quelos provoc, acaban modificando una gran cantidad de comportamientos y formasde reaccin del individuo, de manera que tienen un efecto multiplicador sobre suvida y sus relaciones interpersonales, debido precisamente a la gran repercusin queposeen, por su propia naturaleza, los procesos integradores cerebrales. Un smil

    Regin Funcin ReferenciasPrefrontal medial MetacognicinZona posterior Representa y actualiza el valor de las Amodio y Frith, 2006

    posibles acciones futuras, a fin deregular la conducta

    Zona anterior Monitoriza el propio estado emocional, Amodio y Frith, 2006la percepcin de los otros y los estadosmentales de otros (mentalizing,teora de la mente)

    Zona orbital Representa y actualiza el valor de los Amodio y Frith, 2006posibles resultados futuros

    ACC Atencin a la accin, seleccin de Devinsky, Morrell yCorteza anterior respuestas, procesamiento del dolor, Vogt, 1995del cngulo cambios afectivos

    Toma de decisiones. Bechara, Damasio yOFC Damasio, 2000

    Valor motivacional de los estmulos. Schoenbaum y Setlow, 2001Corteza Modulacin del sistema nervioso autnomo Schore, 1994rbitofrontal Flexibilidad de las respuestas Nobre y cols., 1999

    Siegel, 1999VPFC Regulacin de los estados de nimo Urry y cols. 2006Corteza prefrontal negativosventromedialDLPFC Memoria de trabajo. Petrides, 2005Corteza prefrontal Puesta en marcha de estados de alerta y Blumenfeld ydorsolateral regulacin de los niveles de activacin Ranganath, 2006(especialmente derecha) Raz y Buhle, 2006Tabla 3. Principales subdivisiones de la corteza prefrontal y funciones asociadas.La tabla muestra algunas de las funciones relacionadas con distintas zonas de la cortezaprefrontal y referencias pertinentes.

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    deportivo, creo que apropiado aunque algo burdo, sera el de comparar la medita-cin con la prctica de la gimnasia. La musculatura adquirida dentro del recinto deun gimnasio, puede tener notables repercusiones en el rendimiento del individuo endiversas actividades deportivas (ftbol, natacin, atletismo, etc.), aparentementemuy alejadas de los ejercicios que originalmente promovieron el desarrollo muscular.

    As se comprendera la importancia potencial de la meditacin para muchasactividades humanas en las que el desarrollo ptimo del sistema nervioso desem-pea un papel crucial. No slo es interesante en psicoterapia, sino que tambin seest abriendo paso en el mundo de la educacin (Langer, 1997). Recordemos queWilliam James, hace ms de cien aos, ya afirm que el cultivo de la atencin seraleducation par excellence. Mindfulness ya est comenzando a aplicarse en losnios en edad escolar, aunque de momento, su repercusin cuantitativa sea anbastante limitada. Es obvio que muchas de estas suposiciones razonables requierende una confirmacin experimental ms fundamentada de la que ahora disponemos.Pero creo que ya podemos afirmar que nos encontramos ante la eclosin de unfenmeno que va a modificar sustancialmente la manera de enfocar muchas actividadeshumanas, entre ellas la psicoterapia, que es la que ms nos interesa en este contexto.

    En la actualidad asistimos a la introduccin de las tcnicas de mindfulness en laeducacin, la psicoterapia y en todo el mbito cientfico en general. Una de las razonesde este auge son los conocimientos proporcionados por las modernas tcnicas deinvestigacin neurobiolgica. En este trabajo revisamos algunos de los efectos demindfulness sobre los procesos perceptivos (apertura a la novedad), el estilo afectivo(afecto positivo y aproximacin), la inmunidad (incremento) y la empata (facilitacin).Los hallazgos neurobiolgicos sugieren que la prctica de mindfulness activa yfortalece diversas regiones cerebrales (especialmente la corteza prefrontal) encarga-das de los procesos integradores ms especficamente humanos, provocando cambiosmorfolgicos duraderos de la corteza cerebral y en los hbitos mentales. Todos estoshallazgos enriquecen y confluyen en la Neurobiologa Interpersonal que, al integrarconocimientos procedentes de campos muy diversos, se est revelando como unavaliosa fuente de conocimientos para la prctica clnica de la psicoterapia.

    Palabras Clave: Atencin plena, empata, inmunidad, estilo afectivo, cortezaprefrontal, psicoterapia, neurobiologa interpersonal.

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