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8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices
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Corrupcin:de los ngeles a los ndices
FEDERICO REYES HEROLES
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DIRECTORIO
CorrupcinEl Derechoa la privacidad
Mara Marvn Laborde
Comisionada Presidenta
Horacio Aguilar lvarez de AlbaComisionado
Alonso Gmez RobledoComisionado
Jos Octavio Lpez PresaComisionado
Juan Pablo Guerrero AmparnComisionado
Alberto Begn GuerraSecretario Ejecutivo
Francisco Ciscomani FreanerSecretario de Acuerdos
Comit Editorial
Arturo del CastilloMauricio MerinoPedro Salazar
Ricardo BecerraDirector General de Atencin a la Sociedady Relaciones Institucionales IFAI
Eduardo GuerreroDirector General de Estudios
y Relaciones Internacionales IFAI
Edicin a cargo de: Direccin General de Atencin a la Sociedad y Relaciones InstitucionalesDireccin General de Comunicacin Social
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01Cuadernosde transparencia
NDICE
I.- Hombres comunes, no ngeles. p.8II.- Morales individuales y algo ms. P.9
III.- Zona vetada. p.10
IV.- De cabeza. p.11
V.- Medir. p.12
VI.- Los atajos. p.14
VII.- Takes two to tango. p.16
VIII.- El intrigante capital social. p.18
IX.- Libertades y corrupcin. p.21
X.- Legalidad y corrupcin: la recia cultura. p.23
XI.- Del anecdotario personal a la tragedia nacional. p.24
XII.- La billetera, qu hacer? p.26
XIII.- La mentira y los trmites. p.27
XIV.- Las races del Pacto. p.28
XV.- Una consecuencia una. p.29
XVI.- Otra ms. p.31
XVII.- La vieja leccin no atendida. p.33
XVIII.- Y la globalizacin? p.35
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FEDERICO REYES HEROLES ES UNA DE LAS
PERSONALIDADES CULTURALES MS AC-TIVAS EN LA VIDA PBLICA DE MXICO.
Escritor, catedrtico y analista poltico.
Estudi Ciencias Polticas en la Universi-
dad Nacional Autnoma de Mxico. Es
Investigador en la Coordinacin de Hu-
manidades de la UNAM, profesor de la
Facultad de Filosofa y Letras y miembrodel Patronato Universitario de la UNAM.
Pensador verstil, ha publicado distin-
tos libros sobre temas variados, como Co-
nocer y Decidir(1998) y Memorial del Ma-
ana (1999),incluidas adems las novelas:
Noche Tibia (1994) y El Abismo (2002).
FEDERICOREYESHEROLES
Reyes Heroles es fundador de la re-
vista Este Pas y adems, colabora enotras tantas publicaciones regulares: en
la Revista de la Universidad de Mxico,
Los Universitarios, Nexosy en el peridico
Reforma.
Actualmente es Presidente del Con-
sejo Rector de Transparencia Mexicana
(captulo mexicano de Transparency In-ternational). Su participacin y sus cons-
tantes aportaciones lo han convertido
en una de las voces ms autorizadas en
los temas de transparencia, rendicin de
cuentas y combate a la corrupcin.
EL AUTOR
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6
OFRECEMOS AL LECTOR EL NMERO
UNO DE LOS CUADERNOS DE TRANSPA-
RENCIA, EL PRIMERO DE UNA SERIE QUE,ESPERAMOS, SEA PERDURABLE Y FRUC-
TFERA. Los Cuadernos de Transparencia
constituyen el primer esfuerzo edi-
torial del Instituto Federal de Acceso
a la Informacin Pblica (IFAI).
Quieren ser un instrumento del co-
nocimiento, un vehculo para circu-lar ideas y una herramienta consul-
INTRODUCCIN
CUADERNOS DETRANSPARENCIA
tada y utilizada por cualquiera. F-
ciles de leer, presentados en forma-to amable -accesibles y gratuitos-
los Cuadernos son nuestra propuesta
inaugural para tender puentes entre
los temas nuevos de la democracia
moderna y la sociedad mexicana.
Los Cuadernos son, en realidad,
una apuesta pedaggica. El IFAI con-vocar a autores reconocidos para
que expliquen de manera accesible,
conceptos y definiciones de los te-
mas complejos, de esos que conoce-
mos como las reformas de segunda
generacin democrtica, es decir,
los convocaremos a discutir los te-mas de la gobernabilidad, la calidad
del Estado, el buen gobierno y la
transparencia en la gestin pblica.
Hemos entrado a una nueva eta-
pa de la vida social y poltica; una
etapa que necesita estar acompaa-
da de una reflexin y de una produc-cin cultural en sintona con las nue-
vas preocupaciones, la nueva agenda,
los problemas del presente y del por-venir; pues durante casi veinte aos
la elaboracin de las ciencias sociales
y polticas en Mxico estuvo volcada
a entender e interpretar los proble-
mas electorales -los problemas de
primera generacin-, los que tenan
que ver con las reglas de acceso y dis-tribucin del poder. Ahora se trata de
reconocer las grandes consecuencias
de ese trnsito, el cambio y los nue-
vos rasgos del Estado democrtico, el
gobierno en condiciones pluralistas,
en suma, la calidad con la que se
ejerce el poder en una democracia.Esos sern los asuntos que ocupa-
rn las ediciones de los Cuadernos de
Transparencia: el Estado moderno, que
acta bajo nuevas reglas, los concep-
tos y las acciones que organizan la
discusin mundial a favor de la trans-
parencia, la rendicin de cuentas y lalucha contra la corrupcin.
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El derecho de acceso a la informa-
cin pblica gubernamental ocuparun lugar destacado en nuestra colec-
cin, no slo porque constituye todo
un captulo conceptual y jurdico
aparte, sino tambin porque repre-
senta, a no dudarlo, el avance ms
importante que el Estado y la socie-
dad mexicana han alcanzado en laagenda de la segunda generacin.
Y algo ms: el derecho de acceso a
la informacin pblica se puede
convertir en la palanca ms impor-
tante para cambiar prcticas, remo-
ver inercias y acabar con la opacidad
en los asuntos gubernamentales.
* * *
De todas estas cosas habla Federico
Reyes Heroles en el texto que usted
tiene en las manos: cmo discutir el
problema de la corrupcin? cmo
entenderla y cmo remediarla? ca-les son los antdotos prcticos que se
han instrumentado para combatirla?
Su Cuaderno nos invita a mirarbien el concepto y las polticas aso-
ciadas en su combate: no se trata de
volver arcngeles a los funcionarios
pblicos, pues somos como todos, se-
res humanos imperfectos y falibles;
de lo que si se trata, es que esos fun-
cionarios trabajemos bajo un nuevocontexto de exigencia, ms riguroso,
conocido por todos, que nuestro tra-
bajo sea sujeto a la mtrica de los n-
dices y sea expuesto a la luz del sol.
No hay vitaminas para fortale-
cer la moral dice Reyes Heroles, pe-
ro lo que s podemos elaborar soncontextos, canales, estructuras y
mediciones objetivas que conten-
gan, reduzcan y detecten a la co-
rrupcin. No se trata pues, de espe-
rar la redentora llegada del hombre
nuevo ni la cada de querubines en
el interior del gobierno, sino de po-ner en marcha, aqu y ahora, instru-
mentos mensurables, un conjunto
de dispositivos que encaucen y me-joren el trabajo al interior del Estado.
* * *
Nuestro Comit Editorial (integrado
por Arturo del Castillo, Mauricio Me-
rino y Pedro Salazar, a quienes debo
expresar mi profunda gratitud) es-tuvo de acuerdo: Federico Reyes He-
roles capt muy bien la idea que
anima a nuestros Cuadernos: con un
lenguaje accesible, en un tono fres-
co y bordado en torno a una argu-
mentacin fluida y actualizada, lo-
gra darnos una panormica inmejo-rable de la discusin contempor-
nea, universal, a favor de la transpa-
rencia y contra la corrupcin.
Es un gran inicio, y hay que fes-
tejar, leyndolo.
MARA MARVN LABORDECOMISIONADA PRESIDENTA DEL IFAI.
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SE TRATA DE UNA HISTORIA VIEJA, TAN VIE-
JA COMO LA MISMA HUMANIDAD. Ya en
la Biblia encontramos un conocido pa-
saje. Treinta monedas sern suficien-
tes para que Judas delate a Jess, todo
ocurre en el huerto de Jetseman. La
seal es un beso en la mejilla. Al pro-
pio Scrates, ya condenado a tomar la
cicuta, le ofrecen la posibilidad de fu-
garse con la ayuda de un guardia. Por
supuesto no accede a comprar su vida.
En estas clebres ocasiones es la mo-
ral de los individuos la que pareciera
determinar los hechos: si Judas no hu-
biese sido un traidor no habra entre-
gado a Cristo; si Scrates no hubiese
sido un extraordinario hombre de con-
vicciones se hubiera salvado. Pero la
lectura de la moral individual es enga-
osa. En primer lugar nos hace creer
que es ella la que determina la exis-
tencia o no del fenmeno. En segundo
lugar no muestra las consecuencias
sociales, esas que nos afectan a todos,
del acto de corromper a alguien. En es-
ta lectura bastara con forjar hombres
de acero, incorruptibles, para que las
HOMBRESCOMUNES,NO NGELESI
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
cosas cambiaran. Pero el mundo est
morado por hombres comunes. Un re-
cetario sustentado en la vida de los
ngeles sirve de poco.
Sin desdear el peso de la moral
hay que introducir algunos matices. La
palabra corromper proviene del latn
corrumpere y supone alterar, trastocar
la forma de alguna cosa. Pero quiz la
segunda acepcin es la ms interesan-
te. Echar a perder, depravar, daar, pu-
drir el calor corrompe la carne. De
hecho el propio Scrates fue acusado
de corromper a la juventud. Por su-
puesto tambin hay otras derivaciones
y usos: corromper a una mujer supone
seducirla, llevarla por va del engao a
perder la honra. Pervertir es otro de los
usos ms comunes. Co-romper es un
acto que supone la participacin de al
menos dos personas sin que, bien a
bien, podamos establecer la accin ori-
ginal en uno de ellos. Se rompe co-par-
ticipando. Los corruptibles y los corrup-
tores se van encontrando en el camino.
Pero ese acto de corromper encierra al-
go que quebramos en comn, entre to-
dos, por eso la lectura de la moral indi-
vidual no conduce demasiado lejos.
LA PALABRA CORROM-PER PROVIENE DELLATN CORRUMPEREY SUPONE ALTERAR LAFORMA DE ALGUNACOSA. PERO LA SE-GUNDA ACEPCINES MS INTERESANTE:ECHAR A PERDER,
DEPRAVAR, DAAR,PUDRIR.
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MORALESINDIVIDUALESY ALGO MSII
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
VEAMOS LAS COSAS EN PERSPECTIVA, AM-
PLIEMOS NUESTRO HORIZONTE. Si de mo-
rales individuales se tratase, sera tan
sencillo como dividir al mundo en dos,
de un lado aquellos que se dejan co-
rromper, reunidos con los que corrom-
pen en necesaria corresponsabilidad y,
del otro, los impolutos, los limpios, con
olor a santificacin mundana. As vis-
ta la historia de la humanidad nos po-
dra llevar a concluir falsamente que
la corrupcin se asienta exclusiva-
mente en un tejido interno de los indi-
viduos que debe ser fortalecido para
eliminar el fenmeno. La fortaleza de
ese tejido sera la clave. Quiz tendra-
mos entonces que buscar vitaminas
para la moral. Sin embargo la dimen-
sin verdadera del problema comen-
zara a aparecer poco despus, como
la parte oculta del iceberg. Tropezara-
mos en nuestros argumentos al mo-
mento mismo de llevar el asunto a los
nmeros, pues la gran mayora de los
ciudadanos han incidido, tarde o tem-
prano, en algn acto de corrupcin.
Los limpios, los impolutos, los inco-
rruptibles y jams corruptores se ve-
ran arrinconados en una intrigante
minora. La intriga comenzara por
cuestionar si no son ellos la excepcin.
Las excepciones, de nuevo, sirven de
muy poco para encontrar la regla. Por
este camino tendramos que concluir
que la humanidad es, por lo general,
corrupta. Vamos mal. Cmo desen-
traar entonces los misterios que es-
tn detrs de este fenmeno?
Quiz lo primero sera eliminar la
equvoca lectura de la moral como
gua. Algo de ontologa, de bsqueda
de la esencia, merodea. Si bien es de-
seable que las sociedades vayan conso-
lidando tejidos ticos y morales que los
alejen de cualquier tentacin corrup-
tora, tambin lo es que hay otras coor-
denadas que deben ser exploradas con
toda seriedad. Cmo se vincula el de-
sarrollo con la corrupcin? Qu tan
cierto es que son las normas las que al
fin y al cabo determinan los cauces le-
gales o ilegales que en su vida cotidia-
na habr de seguir un ciudadano?
Hasta dnde el trillado camino de la
llamada institucionalizacin de las so-
ciedades nos permite establecer una
ruta crtica, por etapas, de construc-
cin y consolidacin institucional?
Recordemos que, en general, los es-
tudios sobre corrupcin son bastante
recientes. Las ciencias sociales han de-
dicado mucha energa y recursos a de-
sentraar otros fenmenos, los ciclos
econmicos, la vinculacin entre recur-
sos naturales y riqueza, las vas ms
cortas al desarrollo, antes que el del
origen y teraputica de la corrupcin.
Se podra afirmar hasta hace dcada y
media que el fenmeno de la corrup-
cin era visto como un asunto delicado
y complejo que era mejor eludir. Inclu-
so en algunas organizaciones interna-
cionales como el Banco Mundial cuan-
do se topaban con evidencias ineludi-
bles de corrupcin preferan referirse a
ella como el factor C. Por qu fue as?
TENDRAMOS... QUE
BUSCAR VITAMINASPARA LA MORAL.
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ZONAVETADA
III
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
UNA EXPLICACIN QUE QUIZS POR EVI-
DENTE ES POCO USADA, es la que se re-
fiere a la configuracin misma del dis-
curso diplomtico. Recordemos que
desde la Sociedad de las Naciones se
introdujo institucionalmente la idea
de igualdad esencial de stas. Se trata
de una de las derivaciones, de las con-
secuencias lgicas del concepto de so-
berana nacido en el Renacimiento. Si
cada estado es soberano, es decir ca-
paz de tomar sus propias decisiones, y
si esa soberana, por principio, no pue-
de aceptar ningn orden jerrquico,
las diferencias de moral popular tam-
poco encontrarn cabida. En el discur-
so diplomtico una de las ms tiles y
frecuentes ficciones ha sido precisa-
mente la de homologar a los estados-
nacin: ningn estado es superior a
otro, no hay preeminencia, y, por lo
tanto, tampoco es vlido hablar de
morales ms slidas o superiores. Pero
las diferencias son inocultables. La
trampa argumentativa no podra ser
ms evidente si la corrupcin en lti-
ma instancia remita a un problema
de moral popular, y si la discusin so-
bre la moral era incompatible con el
discurso diplomtico, pues entonces
quiz lo mejor era guardar silencio so-
bre el asunto. Sin embargo las duras
realidades, lentamente obligaron a re-
plantear la tesis de fondo.
El Banco Mundial y otras institu-
ciones internacionales durante dca-
das intentaron seguir un camino que
abordara indirectamente el problema.
En esta visin llamada por algunos la
ruta institucionalista, era la debilidad
o fortaleza de las instituciones la que
explicaba el fenmeno. As por ejemplo
si algn juez en algn pas pobre se co-
rrompa, situacin casi impensable en
un pas desarrollado, lo que haba que
intentar era que ese juez tuviese las
condiciones institucionales sueldo,
prestaciones, estabilidad laboral, etc.
como para no tener que resbalar en la
corrupcin. Los apoyos se multiplica-
ron con la idea de inyectar recursos y
vida a esas piezas claves de las distin-
tas naciones. Por supuesto que tam-
bin los recursos eran acompaados
de sugerencias en el sentido de incre-
mentar los presupuestos de las buro-
cracias, de los distintos poderes para
tener entonces cuerpos de lite inco-
rruptibles. Pero esta propuesta no
avanz demasiado. Las brutales dife-
rencias entre estados-nacin no brin-
daban muchas alternativas: cmo pue-
de un pas pobre multiplicar los gastos
de sus burocracias por quince o veinte
o treinta veces sin generar una verda-
dera revuelta interna.
LO QUE HABA QUEINTENTAR ERA QUE ESEJUEZ TUVIESE LASCONDICIONES INSTITU-CIONALES...COMOPARA NO TENER QUE
RESBALAR EN LACORRUPCIN.
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DE CABEZA
IV
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
EN EL FONDO SUBYACA UNA TESIS IN-
NOMBRADA QUE CON EL TIEMPO HA RE-
SULTADO FALAZ. Tratar de explicarla. Si
se toma el ndice de Desarrollo Huma-
no de Naciones Unidas y se le sobrepo-
ne otro de niveles de corrupcin en-
contraremos una primera lectura tan
veraz como intil: los pases ms de-
sarrollados son a la par los menos co-
rruptos o, a la inversa, los pases ms
corruptos son los menos desarrolla-
dos. Hasta principios de la dcada de
los noventa la interpretacin ms co-
mn de esta verdad estadstica era
afirmar que la corrupcin tendera a
desaparecer conforme los niveles ge-
nerales de desarrollo se fuesen incre-
mentando. Arribar a los quince aos
como nivel general de educacin, con
un PIBper cpita de veinte mil dlares
anuales y, lentamente, el terrible flage-
lo de la corrupcin ira desaparecien-
do. La tesis sonaba bien: para ser un
pas sin problemas de corrupcin hay
que provocar el desarrollo. Entre antes
llegue ste ms rpido desaparecer la
pandemia. Para ser un pas limpio, es
decir sin problemas de corrupcin, hay
que ser desarrollado.
Pero algo haba en la tesis que no
terminaba por cuadrar totalmente. No
sera sino hasta principios de la dca-
da de los noventa cuando algunos es-
tudiosos y dos personajes muy desta-
cados comenzaron a releer el asunto
con otros ojos. Me refiero concreta-
mente a Peter Eigen y James D.Wolfen-
sohn. El primero es un ciudadano ale-
mn, funcionario durante varias dca-
das del Banco Mundial que cay irre-
mediablemente en la conclusin de
que muchas de las polticas seguidas
por esa institucin en la que l traba-
jaba servan de poco frente a las con-
secuencias dramticas del llamado
factor C. Eigen se separ del Banco y
decidi emprender desde afuera una
lucha en contra de la corrupcin con
una perspectiva muy diferente. Fue as
que en 1993 este abogado fund una
organizacin civil llamada Transpa-
rency International. Con ello la palabra
transparencia se incorpor de manera
decidida al lxico de los asuntos pbli-
cos. Vena sin embargo de una ONG lo
cual facilitaba el camino.
Lentamente el concepto en apa-
riencia vaco, literario, romntico se
fue llenando de contenido. La transpa-
rencia era algo muy concreto y deba
ser medida, como el azcar en la san-
gre. Los principios rectores de la insti-
tucin fueron los siguientes. La co-
rrupcin no slo es un problema mo-
ral o tico sino adems un gran obst-
culo al desarrollo de las naciones. La
corrupcin adems es un fenmeno
de carcter internacional que debe ser
evaluado,medido y expuesto sistemti-
camente, sin ningn tipo de considera-
ciones diplomticas o polticas. Slo as
podran encontrar soluciones de carc-
ter cientfico. La tesis desarrollista co-
menzaba a tambalearse. Quiz no es
que sean menos corruptos por ser de-
sarrollados sino a la inversa, son desa-
rrollados por ser menos corruptos. Por
dcadas lemos el asunto de cabeza.
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MEDIR
V
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
LA TESIS DE TRANSPARENCY INTERNATIONAL
SLO SE PODRA SUSTENTAR DEMOSTRAN-
DO EL IMPACTO DE LA CORRUPCIN EN EL
DESARROLLO. Estbamos autnticamen-
te ante un fenmeno, es decir algo que
permanece no descifrado y en algn
sentido no nombrado a cabalidad. Para
sustentar su tesis Eigen y un notable
equipo decidieron lanzarse a la aventu-
ra de crear un ndice de corrupcin. Pe-
ro, cmo medir la corrupcin? Si algu-
na caracterstica esencial tiene este fe-
nmeno, es precisamente la clandesti-
nidad. La corrupcin se esconde, es ve-
lada, permanece en la oscuridad. Haba
sin embargo una frmula para quebrar
esta parlisis cognoscitiva. Se trataba
de una va indirecta pero no por ello
menos confiable: medir la percepcin
de la gente alrededor del fenmeno. Si
la corrupcin estaba all, deba ir dejan-
do huellas y estas huellas tendran un
registro en la opinin pblica.
La propuesta de Transparency era
y es totalmente irreverente desde el
punto de vista diplomtico, pues el re-
sultado final del ejercicio desemboc
en un listado en el cual podra compa-
rarse la corrupcin en las distintas na-
ciones, segn se la perciba. Deca un
clsico que las percepciones son he-
chos en tanto que la gente cree en
ellas. Berkeley agregara: Ser, es ser
percibido. Visto en retrospectiva que-
da claro que una propuesta as slo
podra salir de una institucin no gu-
bernamental. Eigen y su equipo partie-
ron de una tesis muy incmoda desde
el punto de vista poltico, contraria a
cualquier consideracin de soberana
y diplomacia: If you want to improve
it, you have to messure it, si quere-
mos mejorarlo, hay que medirlo. As
en 1996 apareci el primer ndice de
Percepcin de Corrupcin o IPC. Las
crticas al instrumento no tardaron en
hacerse sentir. Quines eran estos
osados que pisaban territorios tan de-
licados? Cmo comparar descarada-
mente la corrupcin entre las nacio-
nes? Adems, eso de sustentarse en la
percepcin era una frmula muy en-
gaosa. Mltiples pases protestaron,
pero el ndice ah qued.
Ledo con cuidado el ndice de Per-
cepcin de Corrupcin de Transpa-
rency International o IPC, ratificaba la
verdad de Perogrullo que se haba ve-
nido repitiendo como piedra de toque
en el anlisis de la corrupcin: los pa-
ses ricos eran menos corruptos que los
pases pobres. Sin embargo el asunto,
visto con mayor detenimiento no era
EIGEN Y SU EQUIPOPARTIERON DE UNATESIS MUY INCMO-DA DESDE EL PUNTODE VISTA POLTICO:SI QUEREMOS
MEJORARLO, HAYQUE MEDIRLO.
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13
tan sencillo. Los primeros pases de la
tabla del tan criticado IPC calificaban
como los pases ms transparentes o
menos corruptos a naciones como Fin-
landia, Islandia, Dinamarca, Nueva
Zelanda, Singapur, Suecia, etc. Tam-
bin era cierto que en el fondo de la
lista que abarc en el 2003 a poco ms
de ciento treinta pases, aparecen bsi-
camente naciones del Continente afri-
cano. Pero ms all de esa primera lec-
tura las preguntas que el ndice arro-
jaba merecan respuestas muy caute-
losas. Por qu no aparecan en los pri-
meros lugares las economas ms po-
derosas? A saber la tradicional lista de
Estados Unidos, Japn, Alemania,
Francia, Reino Unido, etc. Las naciones
menos corruptas calificadas por arriba
de 9 sobre diez puntos, poco tenan que
ver con las economas ms poderosas.
La cuestin cuadraba un poco ms con
el ingresoper cpita de los ciudadanos
pues en ese orden de ideas los prime-
ros lugares los ocupan Suiza, Noruega,
Dinamarca, pero de inmediato apare-
cen las excepciones: Japn, EUA. Es de-
cir ni el tamao de la economa ni el
ingreso de las personas muestran una
relacin directa con la corrupcin. En-
tonces, cmo explicarla?
Los datos del ndice de Percepcin
necesitaban ser estudiados con dete-
nimiento. Las excepciones son dema-
siadas y brincan de inmediato. Cmo
es posible que el Reino Unido aparezca
en el undcimo lugar (Versin 2003 del
IPC) o que Estados Unidos obtenga una
calificacin de 7.5 en el lugar diecio-
cho? Cmo explicar que Chile, un
pas latinoamericano, con todas las
connotaciones que algunos han queri-
do adjudicarle al trmino latino se si-
te por arriba de Japn, Francia, Espa-
a o Italia? Qu hace Italia en el lugar
35, por debajo de Botswana? Dnde
queda el pas prototipo de altos ingre-
sos, altos niveles educativos y que sin
embargo aparece por debajo de Eslo-
venia o Taiwn?
LOS PRIMEROS PASESDE LA TABLA DEL TANCRITICADO IPC CALIFI-CABAN COMO LOSPASES MS TRANSPA-RENTES O MENOS CO-RRUPTOS A NACIONESCOMO FINLANDIA,ISLANDIA,DINAMAR-
CA,NUEVA ZELANDA,SINGAPUR, SUECIA, ETC.
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LOS ATAJOS
VI
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
LAS PREGUNTAS ERAN MUCHAS, LAS EX-
CEPCIONES, INSISTO, DEMASIADO NUME-
ROSAS.La tesis desarrollista comenz a
tambalearse. Aquella primera lectura
que aglutina a los pases ricos en el
mismo cuadrante de los pases menos
corruptos lo nico que indica es una
correlacin entre desarrollo y corrup-
cin. Pero tenamos que ser mucho
ms cuidadosos y admitir que haba
demasiadas excepciones en los dos
sentidos: un nmero considerable de
casos de pases muy desarrollados en
los cuales la corrupcin goza de muy
buena salud y otras naciones, relativa
o francamente pobres, que algo estn
haciendo bien en su lucha contra la
corrupcin. No hay que esperar a que
el PIBper cpita se multiplique por cin-
co o por diez para que los niveles de
corrupcin disminuyan. Hay atajos.
Quiz entonces vale la pena pregun-
tarse cunto es el costo de la corrup-
cin en el camino al desarrollo. No es
casual que nueve de cada diez pases
en desarrollo obtengan puntajes me-nores de cinco. Un punto porcentual,
dos, tres, cinco, del Producto Interno
Bruto, sea la cifra que sea, proyectada
a plazos largos de veinte, treinta, cua-
renta aos, puede significar la diferen-
cia entre llegar al desarrollo o simple-
mente nunca alcanzarlo. Dos y medio
puntos porcentuales al ao multipli-
cados por un cuarto de siglo podran
significar alrededor del 60% del PIB de
una nacin.
Un sencillo clculo da cuenta de la
gravedad del asunto. Si tomamos co-
mo base los datos de la Encuesta Na-
cional de Corrupcin y Buen Gobierno,
la corrupcin en servicios pblicos en
Mxico represent en 2001, 23,400 mi-
llones de pesos, es decir, 0.36% del PIB
para el mismo ao. Si aplicamos a es-
ta forma de corrupcin una tasa de
crecimiento anual mnima, digamos
del 1%, en 25 aos la corrupcin acu-
mulada por pagos irregulares en servi-
cios pblicos sumara cerca de 700 mil
millones de pesos.
Regresemos ahora a nuestro se-
gundo personaje, James D. Wolfensohn.
Como es de todos conocido este hom-
bre multifactico, ha sido un exitoso
asesor financiero adems de ser msi-
co, y adems sensible a lo social lleg a
la presidencia del Banco Mundial en
junio de 1995. Desde ah comenz a in-
vertir las tesis de interpretacin. En
primer lugar el Banco Mundial deba
encarar de manera abierta al factor C
VALE LA PENA PREGUN-TARSE CUNTO ES ELCOSTO DE LA CORRUP-CIN EN EL CAMINOAL DESARROLLO. NO ESCASUAL QUE NUEVE DECADA DIEZ PASESEN DESARROLLO
OBTENGAN PUNTAJESMENORES DE CINCO.
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15
y considerarlo como una variable muy
importante en el xito o fracaso en las
polticas de desarrollo. En segundo lu-
gar el Banco Mundial deba invertir re-
cursos en la medicin del fenmeno
para generar conciencia sobre su im-
pacto en el bienestar generalizado de
la poblacin. En vez de tapar el sol con
un dedo o de evadir un problema evi-
dente, el Banco Mundial se aboc de
lleno a tratar de descifrar los cdigos
del problema y a generar conciencia
entre los distintos estados-nacin. La
mancuerna Eigen-Wolfensohn empez
lentamente a calar en la conciencia
global de la ltima dcada del siglo XX.
Cada quien desde su trinchera trataba
de aportar los elementos de anlisis
que enriquecieran la discusin.
Es en ese intento por medir la co-
rrupcin desde distintos ngulos que
en los ltimos aos han aparecido al-
gunos materiales relevantes. El impac-
to del IPC haba sido de tal magnitud
que quiz habra que intentar otras
mediciones. Pero vayamos con calma.El ndice de Percepcin de Corrupcin
es una encuesta de encuestas, es decir
es un ndice ponderado de estudios
que son levantados en los distintos
pases por diferentes instituciones: la
Universidad de Columbia, PriceWater-
HouseCoopers, Gallup o el propio Banco
Mundial. Las encuestas se dirigen a
tres niveles, poblacin abierta, empre-
sarios y finalmente analistas. De estas
tres fuentes de informacin, surge una
cifra final ponderada que es la que
arroja la calificacin que vemos en los
diarios ao con ao. Adems la ponde-
racin siempre es trianual, la cual le
brinda gran estabilidad a los resulta-
dos. Las encuestas son levantadas a lo
largo de todo el ao con lo cual se evi-
ta, en la medida de lo posible, que su-
cesos individuales marquen la califi-
cacin sobre un pas. Por supuesto, en-
tre mayor sea el nmero de encuestas
levantadas ms confiable ser el indi-
cador. El ndice de Percepcin registra
la temperatura general del fenmeno
a travs de su afectacin a las poten-
ciales vctimas. Pero tambin habraque tratar de medir a los victimarios.
LA MANCUERNAEIGEN-WOLFENSOHNEMPEZ LENTAMENTEA CALAR EN LA CON-CIENCIA GLOBAL DE
LA LTIMA DCADADEL SIGLO XX.
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16
TAKES TWOTO TANGO(Se necesitan dos para bailar tango)
VII
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
FUE EN ESA RUTA QUE TRANSPARENCYLAN-
Z SU INDICE DE FUENTES DE SOBORNO.
Este estudio tena una aproximacin
totalmente diferente. En l se encues-
tan a casi un millar de expertos co-
merciales en quince de los principales
mercados emergentes. Se les pregunta
lo siguiente: En los sectores comer-
ciales que le son familiares, por favor
indique qu tan probable es que las
compaas de los siguientes pases pa-
guen u ofrezcan sobornos para obte-
ner o mantener un negocio en este
pas? La pregunta no deja demasiadas
salidas y apunta a detectar a los gran-
des agentes corruptores en el mundo.
Los resultados de la versin ms re-
ciente sealan sin demasiadas consi-
deraciones que las compaas austra-lianas, suecas, suizas, son mucho me-
nos propensas a incidir en sobornos
que las rusas, las chinas, o las prove-
nientes de Taiwn.
Triste es reconocer que pases co-
mo el Reino Unido, Alemania, Espaa,
Francia, EEUU, Japn, Malasia, HongKong e Italia reciben una magra califi-
cacin muy delatadora. El ndice de
Fuentes de Soborno, sin duda presenta
una serie de limitaciones metodolgi-
cas de las cuales debemos estar con-
cientes. En primer lugar los flujos co-
merciales entre naciones dependen en
buena medida de las condiciones geo-
grficas, lo cual imprime un sesgo
muy considerable a la calificacin ob-
tenida. Si en Mxico se preguntase so-
bre la nacionalidad de las empresas
ms corruptoras muy probablemente
la balanza sealara a los Estados Uni-
dos pues la omnipresencia comercial
de este pas deja poco margen a la
equidad. Sin embargo y a pesar de to-
das las limitaciones queda claro que
las naciones industrializadas han ju-
gado un papel relevante en mantener
los usos corruptores en las naciones
pobres.
Aqu vale la pena hacer una obser-
vacin. Al interior de Transparency In-
ternational se ha venido desarrollando
una discusin pblica sobre cul debe
de ser la actitud de la organizacin an-te empresas, las cuales evidentemente
han estado involucradas en situacio-
nes de soborno. Debemos recordar sin
embargo que si bien naciones como Es-
tados Unidos cuentan desde hace alre-
dedor de dos dcadas con una norma-
tividad interna que permite perseguir a
aquellos sujetos o empresas que inci-
den en el soborno, tambin es cierto
que la legislacin internacional al res-
SIN EMBARGO Y APESAR DE TODAS LASLIMITACIONES QUEDACLARO QUE LAS NACIO-NES INDUSTRIALIZA-DAS HAN JUGADO UNPAPEL RELEVANTE ENMANTENER LOS USOS
CORRUPTORES EN LASNACIONES POBRES.
8/7/2019 REYES H Corrupcin de los ngeles a los ndices
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17
pecto es de muy reciente factura. La
OEA cuenta con un mecanismo propio
vigente desde 1996 y ratificado por M-
xico en 1997.Uno de los grandes logros
de Transparency International fue pro-
mover la convencin antisoborno de
los pases miembros de la OCDE. Se en-
cuentran en gestacin legislaciones si-
milares en Naciones Unidas.
Vale entonces recordar que los so-
bornos, que si bien siempre han sido
actos condenables desde el punto de
vista tico y moral eran, hasta hace
muy poco tiempo, legales. No slo eso
sino que la legislacin vigente hasta
antes de la firma de la Convencin de
la OCDE Convencin ratificada por
Mxico en 1999, autorizaba a una
empresa extranjera a deducir de im-
puestos los pagos irregulares realiza-
dos al gestionar los contratos en otros
pases. Imaginemos una planta petro-
qumica con un valor total de 1,500
millones de dlares a ser instalada en
algn pas pobre de Africa. En este ca-
so hipottico habra una bolsa de has-ta trescientos millones de dlares para
conseguir todo tipo de licencias y per-
misos. La responsabilidad de las agen-
cias corruptoras en esta era global es
algo de lo cual apenas estamos co-
brando conciencia. Sigue habiendo ac-
titudes preocupantes por parte de al-
gunas naciones como por ejemplo Sin-
gapur, Malasia, Hong Kong, Taiwn,
China y Rusia quienes a mayo del 2002
no haban firmado la convencin res-
pectiva.
En este mismo ejercicio se pregun-
t por aquellas reas en las cuales los
funcionarios pblicos de alto rango se-
ran proclives a aceptar sobornos o pe-
dirlos por ejemplo para licitaciones
pblicas, regulaciones, concesin de li-
cencias, etc. Los sectores ms crticos
resultaron ser los de agricultura, in-
dustria liviana, pesca, tecnologa de la
informacin, entre otros. Por su lado el
Banco Mundial a travs de su Institu-
to, ha lanzado ejercicios similares.Uno
notable es una indagacin de ms de
mil empresas de ochenta naciones so-
bre los obstculos mayores para unbuen ambiente de negocios. Me limita-
r a algunas naciones latinoamerica-
nas, por ejemplo, cuando se pregunta
por crimen organizado, la nacin lati-
noamericana en la cual se percibe a
esta actividad como el mayor obstcu-
lo es Hait. Lo mismo ocurre con el cri-
men en las calles. La inestabilidad po-
ltica es considerada el principal obs-
tculo en Venezuela por el 71% de los
encuestados. Cuando se pregunta por
funcionamiento de la justicia Mxico
tiene un triste primer lugar, con poco
ms del 32% de los encuestados y lo
mismo ocurre cuando se indaga sobre
corrupcin que aparece, en el caso
mexicano, como el mayor obstculo
pues as lo declaran poco ms del 57%
de los empresarios. Lentamente toda
la informacin generada ha ido crean-
do conciencia de que estos niveles de
corrupcin podran ser una explica-
cin dolorosa de por qu la inversin y
el ahorro no son suficientes, de por
qu la eficiencia y la competitividad
no se incrementan al ritmo que debie-
ran, en fin, de por qu el aorado de-sarrollo no llega.
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18
EL INTRIGANTECAPITAL SOCIAL
VIII
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
EN LOS LTIMOS AOS SE HA VUELTO CO-
MN ESCUCHAR LA EXPRESIN CAPITAL SO-
CIAL. Se trata de una extraa mezcla
de conceptos que intentan aludir a la
condicin de un tejido social que esca-
pa las mediciones de Producto Interno
Bruto o de ingresoper cpita. De hecho
hay que admitir que el punto de quie-
bre se gener con la aparicin del ndi-
ce de Desarrollo Humano de Naciones
Unidas que por primera vez en la his-
toria introdujo variables tales como
salud pblica, niveles educativos de la
poblacin y otros para tratar de en-
contrar una frmula ms sensata y, si
se me permite el trmino, ms huma-
na de medicin. Este importante indi-
cador internacional seal las parado-
jas generadas por la existencia de na-
ciones con ingresosper cpita altos, en
algunos casos por recursos naturales
abundantes, como Kuwait y otras na-
ciones del mundo rabe, que sin em-
bargo al invertir poco en los rubros b-
sicos para el bienestar humano, salen
mal calificadas. Cmo alegar en favorde un futuro razonable cuando el
analfabetismo no disminuye, cuando
la nutricin no mejora o la esperanza
de vida se estanca?
Es en esta modalidad de entendi-
miento ms elaborado de las condicio-
nes de un pas que ha surgido la in-
quietud por conocer con mayor pro-
fundidad el estado de ese tejido social.
Dos investigaciones al respecto desta-
can en la ltima dcada. La primera es
la del innombrable Fukuyama quien
tuvo a bien sealar, para incomodidad
de muchos, el factor de la confianza
(trust) como algo central en una socie-
dad. Confianza entonces entre las per-
sonas, confianza entre gobernantes y
gobernados, confianza en las leyes,
confianza en las instituciones, con-
fianza en las empresas. Confianza co-
mo una argamasa sin la cual es impo-
sible que la edificacin social crezca y
se sostenga. Los juicios polticos sobre
trabajos previos de Fukuyama, como
El fin de la historia han arrojado cier-
ta sombra sobre este texto. Otra inves-
tigacin sobresaliente ha sido la de Ro-bert Putnam conocido por su estudio
sobre la constitucin empresarial en
Italia (Making Democracy Work), con
una ptica regional y social. Putnam
lleva aos siguiendo la pista de ese te-
jido social capaz de explicar muy di-
versas reacciones de las sociedades.
En uno de sus trabajos ms recien-
tes llamado Bowling Alone Putnam se
refiere con preocupacin a la cada o
quiebre del capital social en los Esta-
dos Unidos. Su tesis es tan sencilla co-
mo dramtica: el capital social en Es-
tados Unidos alcanz su clmax poco
despus de la Segunda Guerra Mun-
dial, alrededor de 1960 y de entonces
para ac ha venido declinando. Este
notable investigador cuenta con series
histricas que rastrean todo el siglo
XX y que deberan de ser nuestra envi-
dia, pues en muchas de nuestras na-
ciones la expresin capital social es
algo totalmente novedoso y ni remota-
mente se ha pensado en medirlo. En la
mejor tradicin de Alexis de Tocquevi-
lle, Putnam retrata el asociacionismo
estadounidense. Se trata de esas so-ciedades intermedias, para utilizar la
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19
expresin del propio francs, de esas
organizaciones sociales surgidas para
los fines ms diversos. Las hay defen-
soras de un parque, impulsoras de un
equipo de ftbol, religiosas, profesiona-
les, gremiales, etc., el listado es infinito.
Pero algo queda claro, ese entramado,
ese tejido es perfectamente medible y
nos desnuda un ngulo de las socieda-
des que pudiera ser clave para explicar
fenmenos como el de la corrupcin.
Putnam mide, por ejemplo, el n-
mero de membresas en organizacio-
nes voluntarias durante el siglo XX o el
monto aportado por los individuos a
este tipo de organizaciones como por-
centaje del ingreso nacional, o la par-
ticipacin de los individuos como fun-
cionarios o miembros de organizacio-
nes de este tipo o el nmero de horas
dedicadas en promedio a ellas. Al final
del da el retrato es muy puntual: hay
sociedades en las cuales los individuos
se organizan para obtener los fines
que se proponen y hay otras en las
cuales esto no ocurre. Putnam lleva suestudio al nivel de los distintos esta-
dos de la Unin Americana para llegar
a una conclusin dramtica y aleccio-
nadora: all donde el capital social se
fractura los nmeros sociales empeo-
ran. Cules son estos nmeros socia-
les? Putnam comienza por lo elemen-
tal, los rendimientos escolares, la cali-
dad de los servicios pblicos presta-
dos, la seguridad en pueblos y ciuda-
des. En el extremo establece incluso
una correlacin entre el nmero de in-
fartos y el quiebre del capital social.
Para nuestros fines vale destacar sim-
plemente que ah donde el capital so-
cial se quiebra la evasin fiscal au-
menta, los litigios tambin crecen, y el
uso del aparato legal, con costo sobre
los ciudadanos y la productividad,
tambin asciende. Sin ser una medi-
cin precisa sobre la corrupcin s que-
da clara una mayor incidencia en la
violacin de la ley a partir de una ca-
da del capital social.
Habra que trasladar con cuidado
la tesis pues Putnam se refiere a una
sociedad con una tradicin histricaen lo que a organizaciones ciudadanas
se refiere. Esto cambia de nacin en
nacin, pero algo se hace evidente en
el estudio, el respeto a la ley en parte
tambin es producto de una sociedad
organizada y exigente de que sta
arraigue en la vida cotidiana. Los da-
tos para Amrica Latina son muy esca-
sos pues se trata de una lnea de inves-
tigacin muy poco favorecida en nues-
tras universidades y centros de estu-
dio. Quiz la pista ms slida sea la
confianza interpersonal retratada por
la Encuesta Mundial de Valores orga-
nizada por la Universidad de Michi-
gan. La tesis es sencilla: ah donde los
ciudadanos no confan en los otros,
muchas de las instituciones pblicas y
privadas se topan con un camino lleno
de obstculos. La confianza interper-
sonal est estrechamente vinculada
con la democracia, con el respeto a la
ley y con el asociacionismo.
Para el caso mexicano contamos
con varios estudios que nos permiten
desnudar una dolorosa realidad. Los
mexicanos no confiamos en nosotrosmismos, no nos agrupamos para en-
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20
frentar los problemas y en general, a
pesar de lo que se dice comnmente,
somos muy poco solidarios.En una en-
cuesta reciente1 se registra un hecho
muy doloroso: el 85% de los mexica-
nos no participa en grupos organiza-
dos.El buey solo bien se lame reza la
expresin tradicional que por lo visto
hemos seguido los mexicanos fielmen-
te. Esa cifra retrata la debilidad de
nuestro tejido social. El 15% que s
participa en algn tipo de organiza-
cin ensea un perfil muy particular:
casi el 40% de ellos est vinculado a
una organizacin religiosa, y otro 40%
en organizaciones sindicales o agrco-
las. El Mxico religioso y corporativo
queda all plasmado. Quiere decir en-
tonces que slo un tres o cuatro por
ciento de la poblacin en Mxico parti-
cipa en organizaciones ciudadanas de
otra ndole. En conclusin: los mexica-
nos no estamos organizados. A todo
vamos solos, si vamos.
En ese mismo estudio llama pode-
rosamente la atencin el altsimo por-centaje de personas (alrededor del
80%) que declara nunca haber partici-
pado en actividades de beneficio co-
mn. La segunda versin de este estu-
dio2 tiene algunos datos verdadera-
mente alarmantes, el 72% de los mexi-
canos considera que sus conciudada-
nos slo se preocupan por s mismos.
El 88% considera que si uno no se cui-
da a s mismo la gente se aprovechar
del incauto. Un 56% considera que es
muy difcil organizarse con otros ciu-
dadanos para trabajar por una causa
comn. Este es el contexto en el cual
la corrupcin ha encontrado muy po-
cas resistencias para permear en to-
dos los mbitos de nuestra sociedad.
SE REGISTRA UNHECHO MUY DOLO-ROSO:EL 85% DE LOSMEXICANOS NOPARTICIPA EN GRUPOS
ORGANIZADOS...EN CONCLUSIN:LOS MEXICANOS NOESTAMOS ORGANIZA-DOS.A TODO VAMOSSOLOS, SI VAMOS.
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UNA DE LAS PISTAS MS INTERESANTES
SURGIDAS EN LAS DISCUSIONES DE LOS L-
TIMOS AOS es la posible relacin o co-
rrelacin entre las libertades civiles y
la corrupcin. Una primera aproxima-
cin sera tomar los ndices de libertad
de prensa de The Fredom House y con-
traponerlos con el mapa mundial de la
corrupcin. De entrada aparece una
coincidencia geogrfica notable, aque-
llos pases en los cuales la libertad de
prensa no existe o slo es parcial son,y
no por una casualidad, los mismos que
presentan altos ndices de corrupcin.
No se necesita una gran sabidura para
reconocer que ah donde las libertades
funcionan la capacidad de denuncia de
la sociedad es mayor y por ende la co-
rrupcin tiende a disminuir.Ah donde se lucha por la libertad
de prensa, ah, donde los reporteros,
periodistas y en general los medios
pueden actuar con seguridades bsi-
cas, en esas naciones la corrupcin re-
cibe una denuncia sistemtica y por lo
tanto tiende a disminuir. El Institutodel Banco Mundial ha establecido una
LIBERTADES YCORRUPCIN
IX
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
AH DONDE LASLIBERTADESFUNCIONAN LA
CAPACIDAD DEDENUNCIA DE LASOCIEDAD ES MAYORY POR ENDE LA
CORRUPCIN TIENDEA DISMINUIR.
correlacin de 0.66 entre libertad de
prensa y corrupcin y de menos .67
entre las libertades civiles y la corrup-
cin. Es decir, ah donde las libertades
civiles se ven disminuidas la corrup-
cin aumenta. La Fundacin Heritage,
cuya posicin poltica de derecha es
inconfundible, publica anualmente un
ndice de Libertades Econmicas, en-
tendiendo por stas la ausencia de
monopolios y el establecimiento de
mercados bien definidos. Tampoco es
casual que exista una clara empata
entre altos niveles de corrupcin y ba-
jas libertades econmicas. Dramticos
son los casos de algunos pases que se
encontraban bajo la frula sovitica,
en particular Rusia, en ellos la corrup-
cin imperante es verdaderamente la-cerante.
Recordemos algunas de las tesis
con las cuales estamos trabajando
desde principios de la dcada de los
noventa. La corrupcin no slo es un
problema tico o moral es adems un
problema econmico. La corrupcinpodra estar determinando, desde el
silencio y la clandestinidad, el xito o
fracaso de muchas otras polticas eco-
nmicas y sociales. La corrupcin po-
dra estar dividiendo al mundo entre
aquellos pases que, tarde o temprano,
accedern al desarrollo y otros que
tropezarn sistemticamente por el
costoso asunto. Lo primero entonces
es medir su impacto y lograr que la co-
munidad internacional tome medidas
globales y locales para arrinconarlo.
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22
Una vertiente novedosa y sin duda
interesante es la que se produce al
medir el riesgo-pas. Qu relacin hay
entre un asunto y el otro? Es evidente
que existe alguna, ya vimos cmo en
los estudios del Banco Mundial es cla-
rsimo que la percepcin sobre insegu-
ridad jurdica, crimen organizado,
inestabilidad poltica y corrupcin
afectan directamente el nimo de los
inversionistas. Simplemente para pro-
vocar una discusin realizamos una
travesura metodolgica en la cual cru-
zamos el ndice del riesgo-pas de The
Poltical Risk Services Group 2002 con
el ndice de Percepcin de Transpa-
rency International. Recordemos que el
ndice de riesgo est dividido entre las
categoras de muy bajo riesgo, bajoriesgo, riesgo moderado, alto riesgo y
muy alto riesgo. La hiptesis de traba-
jo sera tratar de encontrar cierta coin-
cidencia entre lo uno y lo otro3. De en-
trada puede decirse que existe cierta
coincidencia en el rango en tanto que
pases como Finlandia, Dinamarca, Is-landia, Singapur, Suecia, que estn en
los primeros cinco lugares en el ndice
de Percepcin de Corrupcin, obtienen
una calificacin dentro de los cinco
primeros lugares del ndice de Riesgo.
Llaman la atencin los casos de Nueva
Zelanda e Islandia que teniendo un n-
dice de corrupcin muy bajo aparecen
en el lugar 21 y 27 del ndice de Riesgo,
as podramos ir citando las excepcio-
nes que aparecen en este ejercicio. Se
trata tan slo de una provocacin sobre
el posible rumbo de futuras investiga-
ciones. El encadenamiento pernicioso
nos lo podemos imaginar: ms corrup-
cin significa mayor riesgo, lo cual inhi-
be las inversiones, retrasa el ahorro in-
terno y obstaculiza el desarrollo.
EL ENCADENAMIENTOPERNICIOSO NOS LOPODEMOS IMAGINAR:MS CORRUPCIN SIG-
NIFICA MAYOR RIESGO,LO CUAL INHIBE LASINVERSIONES, RETRASAEL AHORRO INTERNOY OBSTACULIZA ELDESARROLLO.
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ES CLARO QUE UNO DE LOS OBJETIVOS DE
LARGO PLAZO DE TODO PAS que se lanza
a la lucha en contra de la corrupcin
es arraigar una cultura ciudadana de
respeto a las normas que evite las des-
viaciones y los contubernios. Recorde-
mos que estamos pisando un territorio
delicado en tanto que comparar cultu-
ras, como ya lo hemos comentado,
siempre supone un rango de silencios.
En ellos quedan aspectos dolorosos y
polticamente incmodos que afloran
al confrontar internacionalmente los
perfiles culturales de las naciones. Es
sin embargo inevitable reconocer que
los pases que han logrado una mayor
institucionalizacin son tambin
aquellos en los cuales existe una cul-
tura ciudadana que en la vida de todoslos das sostiene, apuntala a las insti-
tuciones.
Las instituciones son as resultado
por un lado, es cierto, de leyes, normas
y aparatos burocrticos encargados de
su aplicacin y seguimiento pero, del
otro lado, es inevitable reconocer laimportancia de una ciudadana con-
LEGALIDADY CORRUPCIN:
LA RECIA CULTURAX
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
vencida y combativa en favor de un es-
tado de derecho como el mejor acuer-
do que los humanos podemos darnos
a nosotros mismos. Por fortuna en las
ltimas dcadas sobre todo a partir
del Eurobarmetro, de la Encuesta
Mundial de Valores, del Latinobarme-
tro, que son todos ellos ejercicios de
valores profundos de las distintas so-
ciedades, se ha abierto una lnea de in-
vestigacin que nos permite comparar
las distintas actitudes ciudadanas an-
te la ley. No es casual entonces que, de
nueva cuenta, sea en aquellos pases
con mayor arraigo ciudadano en el es-
tado de derecho, es decir aquellos pa-
ses con una vida institucional de ma-
yor fortaleza donde aparecen los ndi-
ces ms altos de bienestar. De nuevosurge la pregunta, ser que han al-
canzado el bienestar generalizado y
por eso son menos corruptos?, o ser a
la inversa: porque son menos corrup-
tos gozan de mayor bienestar.
Las cifras parecieran indicar justa-
mente eso: la corrupcin es un im-puesto altamente regresivo, un im-
puesto que vuelve ms ricos a los ricos
y ms pobres a los pobres. Pero a dife-
rencia de otros impuestos regresivos
que pasan por un amplio debate en la
plaza pblica, la corrupcin se man-
tiene intocada en lo que a justicia se
refiere. Es notable revisar el discurso
poltico de muchos partidos que en
plena primera dcada del siglo XXI si-
guen aludiendo a la corrupcin como
un problema estrictamente de ndole
penal. Adems de las condenas de tipo
tico, moral y de las consecuencias
que de ah se deriven la corrupcin de-
be ser insertada en la agenda de justi-
cia. Simplemente en Mxico la En-
cuesta Nacional de Corrupcin y Buen
Gobierno demostr que la pequea
corrupcin que afecta a los hogaressupondra un impuesto dos veces ma-
yor para las familias de bajos ingresos
en comparacin con las familias de in-
gresos medios y altos.
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DEL ANECDOTARIOPERSONAL A LA
TRAGEDIA NACIONALXI
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
RETOMEMOS ENTONCES LA DISCUSIN
SOBRE LA CULTURA DE LA ILEGALIDAD CO-
MO UN FACTOR CENTRAL PARA COMBATIR
LA CORRUPCIN. Quiz lo primero sera
hacer notar cmo, por lo menos en el
caso mexicano, la corrupcin todava
no es considerada un problema grave
por la poblacin. Dos de cada tres me-
xicanos as lo manifiestan. No se le
considera grave pues, al fin y al cabo,
se le mira en las coordenadas de los
actos individuales, es decir entre per-
sonas, y que por lo tanto afectan tam-
bin slo a personas. No hemos as po-
dido transmitir la profunda dimensin
social del problema. Cuando un ser
humano tima a otro daa los intereses
particulares, privados de esa persona.
Siendo esto un hecho muy grave y quesin duda merece condena es sin em-
bargo radicalmente diferente de un
acto de corrupcin.
Tomemos el caso ms tpico, una
infraccin de trnsito que nunca se
paga y que encuentra solucin en una
mordida. En este caso particular losdineros que debieron ir a dar a las ar-
cas del pas de que se trate encontra-
ron buen acomodo en el bolsillo de al-
gn agente. Qu ocurre cuando una
licitacin pblica es asignada con un
sobreprecio? De nueva cuenta la vcti-
ma es el ciudadano, la ciudadana en
general que tiene que pagar ms por
un puente, por una planta de genera-
cin de energa, por una presa, o que
recibe una obra pblica de menor cali-
dad ya sea sta una escuela, una ca-
rretera o el equipo mdico de un hos-
pital. Un primer reto entonces en esta
cruzada por una cultura ms slida de
la legalidad radica en alertar a la po-
blacin sobre los costos sociales, es de-
cir sobre el hecho de que todos paga-
mos el fenmeno. Otra contrahechura
que debe ser desnudada y encarada esla que se refiere al alto porcentaje de
la poblacin, alrededor del 25% en el
caso mexicano, que considera a las
prcticas inmorales como algo natu-
ral, es decir existe all una especie de
resignacin: los seres humanos son to-
dos iguales, y siempre inciden o incidi-rn en actos ilegales.
Se trata, es cierto, de una afirma-
cin general que, como todas, tiene
cierto grado de validez y cierto grado
de engao. Es claro que no existen so-
ciedades en las cuales no se presenten
actos contrarios a las normas, se trata
de autnticas utopas. Sin embargo es-
ta generalizacin nos lleva a perder de
ALREDEDOR DEL 25%,EN EL CASO MEXICANO,
CONSIDERA A LASPRCTICAS INMORALESCOMO ALGO NATU-RAL, ES DECIR EXISTEALL UNA ESPECIE DERESIGNACIN.
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vista las profundas diferencias exis-
tentes entre las distintas sociedades.
Una forma tramposa, pero al fin y al
cabo eficaz para generar una lectura
ms realista, es la de preguntar por el
pas en el cual uno o un familiar de-
seara ser juzgado en un hipottico ca-
so de inculpacin penal. Dnde cree-
mos que los derechos humanos se res-
petan ms, en un pas escandinavo o
en una pequea y nueva nacin del
continente africano o nuestro pas? Se
hace evidente as que en el fondo to-
dos reconocemos la existencia de esta-
dos-nacin en los cuales el apego a la
legalidad es mayor que otros. Luchar
contra esa resignacin relativista su-
pone poner cifras a los distintos com-
portamientos sociales y, al final delda, compararlos. Para el caso mexica-
no existe todava un grupo importante
de ciudadanos, alrededor de un 20%,
que considera que la corrupcin siem-
pre ha existido y que siempre se vuel-
ve a lo mismo, son los resignados, por
denominarlos de alguna manera queen muy poco ayudan a arrinconar el
problema. Incluso existe un grupo me-
nor pero significativo que considera
que la corrupcin ayuda al funciona-
miento de las cosas.
De acuerdo a uno de los primeros
estudios4, sobre cultura de la legali-
dad en nuestro pas, estudios que nos
alejan de la mitologa del mexicano
que tanto dao hizo a las ciencias so-
ciales, casi la mitad de la poblacin
mexicana slo respetara la norma por
una concreta amenaza de una autori-
dad presente. Se trata de un porcenta-
je muy preocupante incluso tomando
en cuenta el alto porcentaje de la po-
blacin joven de nuestro pas (alrede-
dor del 55% de la poblacin cuenta
con menos de 25 aos). Segn este
mismo estudio otro porcentaje alto dela poblacin reacciona positivamente
con respecto a la norma por la presen-
cia observante de otros conciudada-
nos. Ante la imposibilidad de tener po-
licas en cada esquina, o de verificar el
contenido de todas y cada una de las
piezas de los viajeros, o de garantizarque la informacin vertida en un do-
cumento sea verdica, contar con el
apoyo del ciudadano viga se convier-
te en una alternativa muy interesante.
Sin caer en la delacin fascistoide, de-
bemos admitir que el ciudadano-
cmplice arraiga la ilegalidad.
ANTE LA IMPOSIBILIDADDE TENER POLICAS ENCADA ESQUINA... O DEGARANTIZAR QUE LAINFORMACIN DE UN
DOCUMENTO SEA VER-DICA, CONTAR CON ELAPOYO DEL CIUDADA-NO VIGA SE CONVIER-TE EN UNA ALTERNATIVAMUY INTERESANTE.
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LA BILLETERA,QU HACER?
XII
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
DEBO RECORDAR AQU QUE ESTA VERTIEN-
TE DE ESTUDIO DE TIPO CULTURAL ALREDE-
DOR DE LA CORRUPCIN ENCONTR ECO
EN EL INSTITUTO DEL BANCO MUNDIAL.
Daniel Kauffman ha impulsado varios
estudios que buscan precisamente
identificar las diferencias culturales y
de actitudes frente a la ilegalidad. Un
conocido experimento se sustent en
una encuesta en la cual se le presenta-
ban al ciudadano tres posibles situa-
ciones hipotticas: el ciudadano se to-
paba con una billetera, sin mayor
identificacin. En ella encuentra 2,000
dlares en efectivo. All se le plantean
tres opciones. La primera es estar cier-
to de no ser observado ni por autori-
dad, ni por ningn conciudadano. En
la segunda opcin el ciudadano esten la duda de si alguien podra haber
sido testigo del hecho. En la tercera op-
cin el ciudadano est cierto de ser ob-
servado por una cmara.
La investigacin lo que intentaba
era precisamente detectar las reaccio-
nes en distintos pases a una mismacondicin diramos universal. El estu-
dio demostr que el gran correctivo en
el comportamiento ciudadano se ge-
nera por la posibilidad de estar siendo
observado. Vale la advertencia de que,
a pesar de toda la pretensin cientfica
del experimento, es evidente que 2,000
dlares es un monto que tiene signifi-
cacin muy diversa dependiendo del
ingresoper cpita de un pas. Hay na-
ciones en las cuales la suma sera alre-
dedor de la veinteava parte del ingreso
anual, mientras que en otras sera
equivalente o incluso ms que las per-
cepciones globales de doce meses.An
as el resultado es muy sugerente.
EL GRAN CORRECTIVOEN EL COMPORTAMIEN-TO CIUDADANO SEGENERA POR LAPOSIBILIDAD DE ESTARSIENDO OBSERVADO.
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LA MENTIRAY LOS TRMITES
XIII
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
SIGUIENDO ESTE SENDERO, QUE BUSCA DE-
VELAR Y COMPARAR EL PESO DE LA CULTU-
RA EN EL FENMENO DE LA CORRUPCIN,
fue que en la Primera Encuesta de la
Corrupcin y Buen Gobierno se inser-
taron algunos reactivos muy delatado-
res. La mentira constituye uno de esos
hechos cotidianos que no recibe una
condena total. As cerca de un 30% de
la poblacin expresa una tolerancia
relativa y a veces absoluta hacia esa
forma de vinculacin entre ciudada-nos. La pregunta que cabe es, pueden
las relaciones humanas volverse
transparentes, puede la confianza in-
terpersonal incrementarse, cuando a
diario los ciudadanos se mienten a s
mismos, mienten en sus relaciones fa-
miliares, mienten en las escuelas,mien-ten en la calle, en el trabajo y mienten
sistemticamente frente a la autoridad?
Cmo exigir que los trmites adminis-
trativos y burocrticos se simplifiquen
cuando existe un porcentaje de la po-
blacin (alrededor de uno de cada diez)
que sistemticamente falsea documen-tos o altera informacin?
Por supuesto que en esto no exis-
ten blancas palomas. El ciudadano
tambin reacciona a una larga tradi-
cin de tramitologa (excesiva) que fa-
cilita el camino a la corrupcin. Her-
nando de Soto ha hecho toda una tra-
dicin en los estudios a este respecto.
No slo se trata de evaluar la honesti-
dad o deshonestidad de servidores p-
blicos y ciudadanos sino, de nuevo, de
medir las consecuencias que esto tiene
para el desarrollo econmico. Una me-dicin reciente indica que para el caso
mexicano el costo podra llegar alrede-
dor de unos 29,000 millones de dlares
anuales, o sea dos veces el total de
nuestras exportaciones petroleras a
precios normales o casi tres veces el
total de las remesas enviadas por losmexicanos desde el exterior. El costo
de toda la regulacin burocrtica en
otras naciones como por ejemplo Esta-
dos Unidos representa entre el 7.2 y el
9.5% del PIB. En Mxico, en cambio, os-
cila entre 12 y 15%, entonces hay un
margen de entre 2.5 y hasta 7.8 puntosporcentuales del PIB a ser recuperados.
All radica otra explicacin a nuestra
incapacidad de acceder al desarrollo.
Un ahorro de 29,000 millones de d-
lares anuales nos podra explicar por
qu,a pesar de la apertura, a pesar de la
modernizacin econmica, de las fan-
tsticas exportaciones, y a pesar de to-
das las polticas que sexenio tras sexe-
nio se tratan de implementar, el hecho
concreto es que Mxico no logra tener
tasas de ahorro interno y crecimiento
econmico que nos permitan abatir losalarmantes niveles de pobreza. Esos va-
rios puntos porcentuales del Producto
Interno Bruto perdidos en trmites in-
necesarios podran, entre otros, tam-
bin hacer la diferencia en los descen-
dientes niveles de productividad de
nuestro pas.As vista la cultura de la le-galidad es, de nuevo, mucho ms que
un simple recurso retrico con una muy
buena aceptacin en lo polticamente
correcto. La cultura de la legalidad, o
ms bien la ausencia de una cultura de
la legalidad, podra estarse convirtiendo
en un autntico grillete que nos man-tiene esclavizados en la miseria.
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LAS RACESDEL PACTO
XIV
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
EN LOS LTIMOS AOS LOS MEXICANOS
EXPRESAMOS UNA CRECIENTE SATISFAC-
CIN CON LOS AVANCES OBTENIDOS EN
LAS LIDES ELECTORALES. Pero el arribo de
la democracia formal, que se vena
gestando desde hace un cuarto de siglo
y que encontr un hito simblico en la
eleccin del 2000,muestra slo un lado
del pacto democrtico que subyace a
toda nacin moderna. La otra cara de
esa misma moneda se retrata en la di-
mensin que el estado de derecho co-bra en la conciencia del ciudadano me-
xicano. Ah el asunto se complica, de
nuevo de acuerdo a la Encuesta de Co-
rrupcin y Buen Gobierno de Transpa-
rencia Mexicana, alrededor de un 13%
de la poblacin sigue considerando v-
lido hacerse justicia por propia mano.Una lectura de esta cifra nos sealara
que la justicia por propia mano es la
conviccin final a la cual arriba un ciu-
dadano desesperado por la impunidad
(98% de los delitos cometidos en este
pas no tienen consecuencia jurdica
alguna). En esta perspectiva se tratarade una triste conclusin en la cual de-
sembocan las vctimas del delito.
Pero existe otra posibilidad an
ms grave consistente en el hecho de
que esta conviccin ciudadana no sea
slo producto de la desesperacin y
fastidio. Podra haber una debilidad
original en los cimientos mismos del
estado de derecho, es decir, que vcti-
mas y no vctimas de la impunidad
consideren la intermediacin seal
inequvoca del acto civilizatorio como
lo seala Norbert Elias algo que me-rece su resquemor y desconfianza. No
queda claro todava habr que hacer
ms investigacin que se trate de
ciudadanos que cruzaron por el pacto
democrtico y quebraron con l o si se
trata de ciudadanos que nunca han
accedido ni siquiera conceptualmentea esta aceptacin de la norma.
Para agravar la duda el estudio
mostr otro dato alarmante: poco ms
de tres de cada cuatro ciudadanos
(76.1%) considera que slo se deben
obedecer las leyes justas y razonables.
Huelga decir que el calificativo de jus-to y razonable proviene de la inter-
pretacin que cada ciudadano le da a
la norma. Puede un estado de dere-
cho declararse como tal cuando sus
ciudadanos, por los motivos que sean,
no han accedido a la comprensin b-
sica del fenmeno normativo en el
sentido de que por principio debemos
de acatar la norma y, en todo caso,
buscar su enmienda o modificacin
posteriormente? Regresamos de nuevo
a la dureza del fenmeno cultural que
merece sin duda ms atencin. No nosextrae entonces que ms de la mitad
de la poblacin siga sin condenar el
hecho de que un funcionario pueda
sacar provecho del puesto siempre y
cuando haga cosas buenas, rasgo t-
pico de una cultura patrimonialista.
POCO MS DE TRES DECADA CUATRO CIUDA-DANOS (76.1%) CONSI-DERA QUE SLO DEBEN
OBEDECER LAS LEYESJUSTAS Y RAZONABLES.
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UNACONSECUENCIA UNA
XV
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
QU TANTO NOS HA AFECTADO ESTE PERFIL
CULTURAL? La respuesta no est plas-
mada en una sola cifra pero s en va-
rias que lentamente empiezan a hacer
sentido.Veamos un ejemplo: el prome-
dio mundial de crdito bancario en el
ao 2002 fue de 136.4% del PIB, es de-
cir el monto de dinero circulando en
muchas naciones con el fin de estimu-
lar la economa era una vez un tercio
el de toda su produccin cuantificada.
En los pases con bajos ingresos esemonto fue de alrededor de un 42%; en
los pases con ingresos medios el pro-
medio ascenda al doble el 80%; mien-
tras que en los pases de altos ingresos
el monto lleg al 140 por ciento5. En
Mxico el crdito alcanz en el mismo
periodo una asombrosamente peque-a cantidad de 29.1 por ciento. Mien-
tras tanto Brasil oscilaba en el 50%;
Chile en el 70%; Canad en el 101%;
Estados Unidos en el 170% y China al-
canzaba el 130%, por citar slo algu-
nos casos. Por qu los mexicanos ca-
recemos de crdito para impulsar laeconoma?
Las respuestas vinculadas a la
inestabilidad monetaria, la salud fi-
nanciera de las instituciones o en ge-
neral a la crisis econmica internacio-
nal, lentamente empiezan a quedar
atrs. Moodys Investor Service ha in-
troducido algunas otras variables que
parecan atractivas como por ejemplo
la evaluacin de la eficiencia en los
procedimientos ejecutivos mercantiles
e hipotecarios en las entidades federa-
tivas, es decir de la eficiencia de la jus-ticia. En pocas palabras y para no
complicar demasiado el asunto, se tra-
ta de evaluar la posibilidad de xito
que las instituciones bancarias tienen,
a travs del Judicial, de recuperar los
dineros prestados a los clientes moro-
sos. Moodys evala entonces la cali-dad institucional, los procedimientos,
la suficiencia de los recursos y por su-
puesto la eficiencia en la ejecucin de
las sentencias. De nuevo entonces otro
aspecto del estado de derecho. El re-
sultado no deja de ser alarmante: la
probabilidad de un banco de no recu-peracin del principal en una opera-
cin de crdito se acerca al 12 por
ciento. Es decir que de cada diez pesos
prestados uno muy probablemente se
perder para la institucin. La cultura
del no pago que tantos costos ha tra-
do, es un rostro nuevo de un problema
muy viejo.
Recordemos que la banca en Mxi-
co, a pesar de la caricaturesca fama
pblica de pertenecer a un grupo de
hombres riqusimos, es en realidad
una banca bastante socializada entanto que ms del 85 por ciento de sus
activos pertenecen a los propios aho-
rradores. Es decir cuando un banco
pierde no pierde un banquero rico, es-
POR QU LOSMEXICANOSCARECEMOS DECRDITO PARAIMPULSAR LAECONOMA?
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tereotipo utilizado durante aos para
una muy maniquea interpretacin de
las cosas. Cuando un banco pierde,
pierden los ahorradores que son dece-
nas de millones en todo el pas. Cu-
les son las consecuencias directas de
ese peso que se pierde de cada diez
prestados? En primer lugar que los
aparatos legales de los bancos son en
el caso mexicano anormalmente pesa-
dos. Recordemos el alegato de Robert
Putnam en el sentido de que cuando laconfianza entre individuos o entre in-
dividuos e instituciones se pierde, los
costos del aparato legal se disparan.
A quin beneficia eso? Seguramente
a un grupo amplio de abogados que
sin embargo son una pequesima mi-
nora. De lo que s estamos ciertos esque ese alto costo legal impacta en la
productividad de los bancos e, indirec-
tamente, en toda la economa.
Una forma de medir esto es a tra-
vs del costo de la intermediacin fi-
nanciera, es decir, de los costos que
tiene una operacin bancaria en unpas. All aparecen otras sorpresas. Re-
sulta que las tasas de intermediacin
en Mxico son tres veces ms altas
que el promedio de pases con econo-
mas similares a la nuestra. De nuevo
y quin paga esa factura? La paga-
mos todos los mexicanos. Arturo Fer-
nndez efectu un ejercicio de proyec-
cin tan sugerente como dramtico. Si
en el periodo de 1976 a 1993, es decir
en poco menos de dos dcadas, si el
crdito en Mxico hubiese sido equiva-
lente al de otras naciones con nivelesde desarrollo semejantes al nuestro,
pongamos un 70% en relacin al PIB, la
economa mexicana hubiera podido
crecer alrededor de 2 puntos porcen-
tuales ms de lo que lo hizo. De nuevo
es una cuestin de numeritos: 2%
acumulado durante 17 aos dara unacifra cercana al 35%, es decir, que la
economa mexicana hubiera podido
crecer 40% ms, lo cual hara hoy que
el PIBper cpita de los mexicanos fue-
ra sensiblemente mayor y la desigual-
dad e injusticia menores. Atrs de las
cifras se esconde el bienestar concretode las familias.
SI EN EL PERIODO DE1976 A 1993... EL CRDI-
TO MEXICANO HUBIESESIDO EQUIVALENTE ALDE OTRAS NACIONESCON NIVELES DE DESA-RROLLO SEMEJANTES
AL NUESTRO, LAECONOMA HUBIERAPODIDO CRECER ALRE-DEDOR DE 2 PUNTOSPORCENTUALES MSDE LO QUE LO HIZO.
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LENTAMENTE EN LA LUCHA CONTRA LA CO-
RRUPCIN SE HAN VENIDO SUMANDO
ALIADOS MUY IMPORTANTES. Hace un
par de aos el despacho PriceWater
HouseCoopers lanz una investigacin
muy atractiva y sugerente. La denomi-
n el ndice de Opacidad. La tesis cen-
tral es muy sencilla, la falta de clari-
dad, precisin, correccin, muy per-
ceptible y difundida en las prcticas
de los mercados de capital tiene una
repercusin muy concreta, se le puedellamar opacidad. Si a un inversionista
o un asesor de inversiones se le pre-
senta la opcin de invertir en un pas
transparente y uno opaco con los mis-
mos alicientes de inversin, la decisin
lgica sera ir a un pas transparente,
es decir donde la opacidad ha sido dis-minuida o arrinconada. Pero entonces,
por qu se invierte en algunos pases
considerados como opacos? La res-
puesta todos la conocemos, es que en
esos pases opacos se pagan tasas de
inters superiores a las de los pases
transparentes. Slo esa tasa premioexplica que un inversionista corra el
EN ESOS PASES OPACOSSE PAGAN TASAS DE IN-TERS SUPERIORES A
LAS DE LOS PASESTRANSPARENTES. SLOESTA TASA PREMIO EX-PLICA QUE UN INVER-SIONISTA CORRA ELRIESGO DE LLEVAR SUSDINEROS A UN PASOPACO. EL COSTO DELCAPITAL ES UNO DE LOS
MEJORES MEDIDORESDE TRANSPARENCIA.
OTRA MS
XVI
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
riesgo de llevar sus dineros a un pas
opaco. Tesis de PriceWaterHouseCoo-
pers: el costo del capital es uno de los
mejores medidores de transparencia.
Este enorme despacho organiz
entonces un estudio en 25 pases para
determinar los elementos que compo-
nan el factor O, por Opacidad.
CLEAR es la palabra de cinco letras
que por sus acepciones en ingls en-
cierra los elementos claves. C para Co-
rruption o corrupcin; L para LegalSystem o sistema legal; E para Econo-
mic policies o polticas econmicas; A
para Accounting o rendicin de cuen-
tas; y R para Regulatory regime o rgi-
men regulatorio. Despus de medir la
percepcin entre estos 24 pases Price-
WaterHouseCoopers, concluye que laopacidad representa, a travs de las
tasas premio de los pases opacos un
costo enorme para el desarrollo que
puede medirse precisamente en ese
porcentaje de sobrepremios. As China
considerado de la lista de los 24 el pas
ms opaco estara pagando una sobre-tasa de ms de 13 puntos porcentua-
les, Rusia de ms de 12 puntos porcen-
tuales, Indonesia de ms de 10, Tur-
qua de ms de 8, mientras que Singa-
pur y Estados Unidos no registraran
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costo alguno.Mxico estara en alrede-
dor de 3 puntos porcentuales de sobre-
tasa. All est oculta una fuente brutal
de inequidad que tiene un costo social
altsimo.
Pero PriceWaterHouseCoopers va
ms all y se pregunta por los autnti-
cos pagadores de este monto. La res-
puesta no deja mucho margen de ma-
niobra: son los propios contribuyentes
los que tienen que aportar los dineros
extras para premiar a los inversionis-tas por traer los recursos a los pases
opacos. Despus de una serie de consi-
deraciones metodolgicas PriceWater-
HouseCoopers traslada los costos a un
impuesto imaginario. Las cifras son
verdaderamente asombrosas. Ese im-
puesto sera en Singapur de cero porciento. Mientras que en China sera
ms o menos de un 46%, en Rusia de
un 43%, en Indonesia de un 37%, en
Turqua de un 36% y as va descen-
diendo, por ejemplo en el Ecuador se-
ra de un 31%, en Guatemala de un
28% al igual que en la India, en Brasilde un 25%, en Per de un 23% y en M-
xico de un 15 por ciento. Estamos as
ante el impuesto generalizado ms al-
to de nuestro pas, un impuesto no ofi-
cial, un impuesto de nuevo brutal-
mente regresivo, es decir injusto en
contra de los pobres y, adems de todo,
un impuesto enmascarado. Los costos
que este impuesto tiene sobre la pro-
ductividad de las naciones queda to-
dava a nuestra imaginacin.
SON LOS PROPIOSCONTRIBUYENTESLOS QUE TIENEN QUE
APORTAR LOS DINEROSEXTRAS PARA PREMIARA LOS INVERSIONISTASPOR TRAER LOSRECURSOS A LOSPASES OPACOS.
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MUCHOS SON LOS HALLAZGOS QUE ENSE-
AN LAS RUTAS PARA LOGRAR DISMINUIR,
ARRINCONAR E IDEALMENTE ELIMINAR LA
CORRUPCIN. Sabemos de la compleji-
dad del fenmeno. Dejar atrs las in-terpretaciones individualistas que vis-
tas a la luz del siglo XXI parecieran
bastante miopes, es slo el primer pa-
so. En este inicio del siglo XXI sabemos
que si bien la fortaleza de las institu-
ciones, esas entelequias normativas y
burocrticas que hemos tratado deapuntalar en todas partes con recursos,
con conocimientos, con nuevas pro-
puesta legales,en contraste hay sin em-
bargo un lado oculto de la vida institu-
cional que se asienta en la llamada cul-
tura. A diferencia de lo que ocurra a
principios del siglo pasado hoy la cultu-ra por fortuna ha dejado de ser una
acepcin en algn sentido hueca u om-
nicomprensiva, cualquiera de las dos.
Los estudios antropolgicos de la
primera mitad del siglo veinte que
permitan el retrato de muy diversas
sociedades y etnias, padecan sin em-bargo de una debilidad mayor: no per-
LA VIEJA LECCINNO ATENDIDA
XVII
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
mitan una comparacin slida. La es-
tadstica ha llegado a romper esas li-
mitantes y hoy podemos, cada da
ms, comparar expresiones culturales
con una misma base metodolgica. Elcambio epistemolgico tiene ya reper-
cusiones polticas muy relevantes. Na-
ciones Unidas ha decidido efectuar es-
tudios sistemticos sobre cultura de la
legalidad en muy diversas naciones. Se
trata de un acto que rompe con todas
las tradiciones diplomticas y de co-rreccin poltica en tanto que, por pri-
mera vez en la historia, se deja ese c-
modo asiento en el que todo se relativi-
zaba en favor de un concepto de respe-
to a la soberana. Los estudios de Na-
ciones Unidas difcilmente arrojarn
resultados muy novedosos de lo que yasabemos de la cultura poltica de nues-
tros pases. Sern sin embargo una pie-
dra de toque en tanto que los pronun-
ciamientos provendrn de una institu-
cin internacional, de la mxima insti-
tucin que el hombre ha concebido pa-
ra dirimir conflictos y alcanzar el bie-nestar. Muchas son entonces las leccio-
nes recientes que debemos ir digiriendo
y que apuntan a una nueva estrategia
de desarrollo en la cual la corrupcin
ser una variable inocultable.
Pero hay algunas lecciones viejasque tampoco pareciera que hemos asi-
milado a cabalidad. Una de ellas es la
que se refiere al acceso a la informa-
cin pblica. Ya recorrimos mental-
mente la extraa disyuntiva que surge
al confrontar los ndices de desarrollo
humano con los de corrupcin. Con-cluimos sin demasiado margen de es-
peculacin que si bien es cierto que los
pases desarrollados coinciden en lo
general con los pases con menor co-
rrupcin, tambin es cierto que las ex-
cepciones son tantas que obligan a
una aproximacin ms cuidadosa. Pa-reciera que hay variables adicionales
que podan explicar el por qu de esta
situacin, cules son stas?
Si se toman los primeros 15 sitios
del ndice de Percepcin de Corrupcin
de Transparency International y se pre-
gunta uno, por ejemplo, cules pasescuentan con ley de acceso a la infor-
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macin pblica, aparece una coinci-
dencia llamativa pues slo en un caso,
a saber el de Singapur, esta ley no exis-
te. Tampoco es casual que las leyes de
acceso a la informacin vayan dismi-nuyendo sistemticamente en los pr-
ximos sitiales del ndice de Corrupcin
y que rpidamente desaparezcan. No
es casual entonces que los pases con
mayor registro de corrupcin carezcan
en absoluto de este tipo de legislacin.
Verdad de Perogrullo: all donde existeuna ley de acceso a la informacin p-
blica la corrupcin no campea a sus
anchas. Se trata sin duda de una de las
medidas ms eficaces para combatir
la corrupcin.
Si bien es cierto que esta modali-
dad, el acceso a la informacin pbli-ca, es relativamente reciente pues la
mayora de las normas surgieron en la
segunda mitad del siglo XX, no lo es
que se trate de algo novedoso, pues
Suecia, una de las naciones con un re-
gistro notable en lo que ausencia de
corrupcin se refiere, cuenta con unaley de acceso desde el ao de 1776. Pe-
ro recordemos que las leyes no lo son
todo y que una de las lecciones inevi-
tables que se desprenden de las apor-
taciones de Putnam, de Fukuyama, de
la Encuesta Mundial de Valores, y delos estudios recientes sobre la cultura
de la legalidad, es que la participacin
social es una pieza central. De poco
sirve contar con una ley de acceso a la
informacin si la ciudadana no se in-
volucra en el seguimiento de las cifras
sociales que a todos nos incumben.Sean estas las concernientes a una
gran licitacin de miles de millones de
dlares o las de aparentemente menor
impacto como podra ser la buena ad-
ministracin de una escuela o de un
hospital. La popular consigna think
globally, act locally, piensa globalmen-te, acta localmente cobra cada da
mayor sentido.
ALL DONDE EXISTEUNA LEY DE ACCESOA LA INFORMACINPBLICA LA CORRUP-
CIN NO CAMPEA ASUS ANCHAS. SE TRATASIN DUDA DE UNA DELAS MEDIDAS MS EFI-CACES PARA COMBATIRLA CORRUPCIN.
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ALL SURGE OTRA DE LAS GRANDES INCG-
NITAS DE LOS TIEMPOS RECIENTES: cul
ha sido el papel, el impacto de la glo-
balizacin sobre el fenmeno de co-
rrupcin. Existe un primer avance quepodra resultar muy atractivo. Me re-
fiero al estudio de la Agencia A. T.
Kearney que agreg una coordenada
ms a los estudios. La relacin entre li-
bertades polticas y corrupcin est ya
claramente establecida: a mayores li-
bertades polticas, mayor denuncia,mayor delacin, mayor persecucin de
los crmenes e ilcitos, mayor partici-
pacin social, ms acceso a la infor-
macin pblica y por ende menos co-
rrupcin. Pero, y qu decir de la glo-
balizacin?
Recordemos que todava muchasnaciones poderosas estn amparadas
en la no ratificacin de las convencio-
nes antisoborno, para as defender sus
intereses. Qu hay entonces de la glo-
balizacin? A. T. Kearney desarroll
una metodologa que incluye una es-
trategia para medir el grado de globa-lizacin de un pas. Se tratan de cosas
LOS PASES CERRADOSEN S MISMOS, LOS PA-SES QUE NO ACEPTAN
QUE LOS OJOS AJENOSENTREN A FISCALIZARDISTINTOS MBITOS DELA VIDA PBLICA, LOSPASES QUE NO ACEP-
TAN LA COMPARACINSISTEMTICA DE TODOTIPO DE INDICADORES,TIENDEN A SER PASESCON ALTOS NIVELES DECORRUPCIN.
Y LA GLOBALIZACIN?
XVIII
Captulo
Corrupcin:de los ngelesa los ndices
tan aparentemente triviales como las
llamadas telefnicas al exterior, el uso
del Internet, el nmero de empresas
extranjeras aceptadas en un pas, etc.
La agencia busca entonces perfilar c-mo estn actuando los efectos de la
llamada aldea global. La conclusin
por fortuna es muy alentadora, no es
casual tampoco que exista una corre-
lacin entre grado de apertura y co-
rrupcin. A la inversa, los pases cerra-
dos en s mismos, los pases que noaceptan que los ojos ajenos entren a
fiscalizar distintos mbitos