Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    1/34

    Signos HistricosUniversidad Autnoma Metropolitana - [email protected]

    ISSN (Versin impresa): 1665-4420MXICO

    2002Antonio Rubial Garca

    NGELES EN CARNE MORTAL. VIEJOS Y NUEVOS MITOS SOBRE LAEVANGELIZACIN DE MESOAMRICA.

    Signos Histricos, enero-junio, nmero 007Universidad Autnoma Metropolitana - Iztapalapa

    Distrito Federal, Mxicopp. 19-51

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    http://redalyc.uaemex.mx

    mailto:[email protected]://redalyc.uaemex.mx/http://redalyc.uaemex.mx/http://redalyc.uaemex.mx/mailto:[email protected]
  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    2/34

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitossobre la evangelizacin de Mesoamrica.

    Antonio Rubial GarcaUniversidad Nacional Autnoma de Mxico

    Palabras clave: edad dorada, evangelizacin, frailes mendicantes, humanismonovohispano, reino milenario de los franciscanos

    D

    esde el siglo XVIhasta nuestros das, el tema de la evangelizacin deMesoamrica ha sido uno de los ms historiados y estudiados; consideradocomo hecho fundacional de la nacin, ha sufrido una continua reelaboracin

    y revaloracin. Es en este sentido que se utilizar la palabra mito en este ensayo,como una construccin que convierte la historia en un discurso surgido de losintereses y necesidades de cada poca, grupo o individuo.

    A partir de la premisa de que toda reconstruccin del pasado es tambin histrica,mi inters consiste en aproximar al lector a un complejo proceso cultural cuyos

    postulados se fueron forjando a lo largo de los aos dentro de diversos contextos.Desde su elaboracin original por los cronistas del siglo XVIhasta el XX, en estaconstruccin historiogrfica acerca de un tiempo idealizado se han ido sedimentandouna serie de lugares comunes que, repetidos hasta la saciedad, han llegado a

    formar parte incluso de la conciencia histrica popular. Sobra decir, sin embargo,que el tema es demasiado amplio para ser agotado en tan breve espacio, y esteartculo pretende ser slo un acercamiento a tan vasto problema. Aqu nica-mente se presenta una serie de apuntes para abrir futuros debates.

    Signos histricos, nm. 7, enero-junio, 2002, 19-51

    Recepcin: 29/05/01 19 Aceptacin: 28/11/01

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    3/34

    LOSMITOSANTIGUOS

    Hasta el siglo XVIII, la historia era considerada un gnero literario y, como partede la retrica, posea un uso mucho ms amplio del que ahora le damos. En su

    papel de maestra de la vida (es decir, portadora de enseanzas morales), tenacomo misin bsica transmitir un deber ser, ms que una verdad objetiva. Loimportante para sus cultivadores era, por tanto, no narrar lo realmente acaecido,sino lo ejemplar. Los hechos histricos servan para extraer de ellos modelos devirtudes heroicas (valenta, fidelidad, justicia, defensa de los dbiles) o de valorescristianos (humildad, castidad, desapego a los bienes materiales, obediencia). Ellostambin eran utilizados como argumentos en favor de la preeminencia de un linaje,grupo social u orden religiosa y como medios para exigir el respeto a sus privilegios.La escritura de la historia tena, por ltimo, la inquietud de salvar la memoria para

    el futuro, y sta (como madre de la prudencia) servira de consejera al buengobierno. Para obtener resultados, la historia como la retrica, deba deleitar conuna narracin amena y mover la emotividad para producir la accin.

    Para cumplir con sus objetivos, haca uso de los varios recursos de la retrica:los topoio lugares comunes (falsa modestia, ofrecer cosas antes nunca dichas,sacar a luz, etctera); uso del gnero demostrativo por medio de la alabanza de lasvirtudes, el vituperio de los vicios, la digresin, la descripcin de imgenes, laamplificacin y la cita de autoridades. Esta ltima, sobre todo, tena la funcin de

    prueba, pues la Biblia, los autores clsicos y los padres de la Iglesia eran los

    paradigmas de una verdad incuestionable que parta, tanto de la revelacin divi nacomo de la exgesis que la avalaba y la explicaba. Toda construccin histricatena como base este esquema retrico y una tradicin providencialista que vea eldevenir inserto en un plan divino y al mundo y al tiempo como los escenarios de unalucha csmica entre el bien y el mal, lucha que acabara con el triunfo de los segui-dores de Dios en la eternidad, despus de una destruccin apocalptica.

    El nacimiento de una visin optimista de la evangelizacin, 1550-1555.

    Fray Toribio de Benavente Motolina

    El texto ms antiguo que poseemos sobre la evangelizacin fue obra del franciscanofray Toribio de Benavente oMotolina. De su crnica nos ha llegado slo una

    parte, aunque se ha podido reconstruir con bastante precisin su contenido gracias

    20 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    4/34

    a la labor del erudito historiador Edmundo OGorman. El principal objetivo deMotolinaal escribir su obra fue exaltar la labor de los franciscanos como paladinesde una lucha contra el demonio, quien tena sometidos a los pueblos indgenas. Enese panorama, la labor militar de Hernn Corts y de los conquistadores era

    considerada fundamental. Frente a los indios prehispnicos demoniacos,Motolinapresentaba una cristiandad indgena perfecta, practicante y sumisa a los dictmenesde los frailes, una Jerusaln terrena donde todo era armona. Con esos seres seconvertira en realidad la utopa de una sociedad cristiana perfecta, como la de laIglesia original; con ellos se forjara el reino de paz que precedera al Apocalipsisy con esta Iglesia indiana la cristiandad se compensara de las prdidas sufridascon la hereja luterana. El indgena de la crnica se mova de acuerdo a las nece-sidades retricas de la narracin; cuando se trataba de exaltar a los frailes comodestructores de la idolatra se usaba el vituperio contra los vicios indgenas, cuando

    se intentaba amplificar los logros de los evangelizadores se exaltaban las virtudesdel indio cristiano.ParaMotolina, esa cristiandad haba dado incluso sus primeros mrtires, los

    nios Cristbal, Antonio y Juan de Tlaxcala, quienes murieron por su actividadcomo descubridores y denunciantes de la idolatra. AunqueMotolinano dej deremarcar la ayuda que los frailes recibieron de estos jvenes nobles educados ensus conventos, los nicos hroes de la hazaa evangelizadora fueron los religiosos,

    principalmente fray Martn de Valencia, el dirigente de los primeros docefranciscanos fundadores de la misin, entre los que estaba el mismo fray Toribio.

    En su obra, la conversin de los indios apareca como un hecho milagrosopropiciado por la providencia que movi las voluntades de los dirigentes y de sussbditos a aceptar la verdadera fe. De hecho, para l la conversin masiva fueconsecuencia de la irrefutable verdad del cristianismo y de la bondad de susministros. Ahora sabemos, sin embargo, que la actitud de los seores indios conrespecto a los frailes no fue hija del convencimiento sino de la conveniencia.Muchos se bautizaron y continuaron con sus ritos antiguos, los cuales permanecieronvivos hasta el siglo XVIII; otros aprovecharon la aparicin de este nuevo factorsocial que eran los frailes para conseguir poder y prestigio en la regin; con la

    ruptura de los equilibrios tradicionales, los beneficiados fueron aquellos que supieronbuscar la alianza con los religiosos. Las masas, por su parte, recibieron el bautismocomo una imposicin de la conquista armada y como parte del sometimiento desus seores. Pero en el discurso retrico deMotolinanada de esto aparece.

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 21

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    5/34

    Tampoco aparece en el texto de la crnica la violencia que trajo aparejada lacristianizacin. Aunque el autor mostraba la conquista como una de las plagas deEgipto, los frailes se comportan en su crnica como amorosos padres protectoresque amparan a los indios contra la crueldad del conquistador. No se menciona, en

    cambio, el uso de la fuerza que los religiosos avalaron, la persecucin contra lossacerdotes, nobles y hechiceros que continuaban practicando sus ritos antiguos ylos castigos (desde los azotes hasta la hoguera y la horca) que se les impusieroncon su anuencia y su consejo.

    De hecho, el tema de la violencia como medio de evangelizacin fue uno de lospuntos de conflicto entre algunos religiosos, pues mientras unos pocos, como eldominico fray Bartolom de Las Casas, sostenan que el nico medio de cristianizacinera la predicacin pacfica, otros, como el mismoMotolina, justificaban el uso dela fuerza como medio de conversin.

    La edad dorada como defensa de una causa perdida, 1590-1600.

    Fray Jernimo de Mendieta

    A partir de la perspectiva y de los datos aportados por fray Toribio de BenaventeMotolina, y con base en su propia actividad poltica y en su experiencia misionera,su discpulo fray Jernimo de Mendieta elabor una historia del procesoevangelizador desde una perspectiva distinta, bastante cargada de tintes pesimistas.En su tiempo, la poblacin indgena decaa por las epidemias y los trabajos excesivosen tanto que se impona un sistema tributario ms rgido a los indios y un mayorcontrol sobre su mano de obra; los frailes se vean atacados y desplazados de su

    papel rector en las comunidades, el cual les era disputado ahora por los obispos,dirigentes del clero secular. La nueva poltica de Felipe II, que los haba desplazado,afectaba tambin a sus colaboradores inmediatos, los encomenderos y los noblesindgenas, y daba su apoyo a los burcratas y a los mercaderes; la cristianizacinde los indios era muy relativa como lo mostraban las noticias de que los cultos alos dioses antiguos continuaban vivos en todo el territorio.

    Mendieta fue testigo de una poca de profundos cambios en Nueva Espaa.La aparicin de grupos desarraigados como los mestizos, los indios plebeyosenriquecidos, los esclavos negros, los criollos y los emigrantes espaoles, habaroto el esquema tradicional que conceba a la sociedad novohispana formada por

    22 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    6/34

    dos repblicas independientes y separadas, una de espaoles y otra de indios.Junto al estancamiento de la misin en el rea de Mesoamrica (en teora yacristianizada) y las pocas perspectivas que haba en el norte (asolado por la guerrachichimeca), las rdenes religiosas vivan una fuerte relajacin de su disciplina

    interna ocasionada por la entrada masiva de elementos criollos en los claustros ypor la necesidad de aumentar sus rentas para sostener comunidades numerosasen los conventos urbanos.

    LaHistoria eclesistica indianade Mendieta se vio marcada por esos hechos.En ella, el autor cre la concepcin de una edad dorada (en contraste con la edadde plata que l viva) a partir del pensamiento evanglico franciscano y de la acti-vidad de los primeros misioneros de Nueva Espaa. El cronista muestra a la Iglesiade los primeros 40 aos del siglo XVIcomo una cristiandad ideal formada por dosrepblicas separadas: una de indios (administrada por los frailes) y otra de espaoles.

    La primera era un reflejo del cristianismo primitivo apostlico (los doce frailes quellegan al mando de fray Martn de Valencia son equiparados por su nmero ycualidades a los apstoles, y el nombre del Santo Evangelio que recibi la provincianovohispana tiene relacin con el espritu que los animaba); los misioneros se nos

    presentan como santos entregados a duras disciplinas, a una caridad ilimitada ylogrando conversiones milagrosas con escasos recursos, verdaderos ngeles encarne mortal. Aunque hubo durante esa edad dorada algunos conflictos con lasautoridades (sobre todo con la Primera Audiencia por la defensa que los franciscanoshicieron de los indios), las relaciones de los religiosos con virreyes y obispos fue

    armnica. La misma conquista militar es vista como una necesidad y Hernn Cortses llamadoNuevo Moiss, pues sac al pueblo indgena del cautiverio de la idolatrapara llevarlo a la tierra prometida de la verdadera fe.

    Detrs de esta percepcin de Mendieta de una Iglesia indiana casi perfectaestaba presente la necesidad de acabar con los abusos y con la explotacin de losindios. Al hacer patente la labor misional de los religiosos se cuestionaba la nueva

    poltica que pretenda desplazarlos y suplantarlos por el clero secular; al mostrarlas ventajas que haba tenido la separacin entre indios y espaoles se haca evidenteel perjuicio moral y fsico que trajo consigo la convivencia; al exaltar las virtudes

    de los franciscanos ilustres de los primeros tiempos de la conquista espiritual, seconfrontaban los vicios y relajacin que comenzaban a filtrarse entre las nuevasgeneraciones de frailes. Al insistir en la pobreza como la principal virtud evanglica,se cuestionaba la avaricia que, segn Mendieta, triunfaba en los mbitos civiles yreligiosos novohispanos.

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 23

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    7/34

    La visin de Mendieta estaba ciertamente teida de paternalismo, pues propo-na el regreso a una comunidad indgena aislada de los espaoles, comunidad pura(que de hecho jams existi) que deba mantenerse as para poder cumplir con sumisin de Iglesia primitiva. Para evitar el contagio era necesario controlar la emi-

    gracin y evitar la hispanizacin, prohibiendo el aprendizaje de la lengua y la con-vivencia con los blancos y, sobre todo, con los mestizos y los negros. Esta separacinen dos repblicas, avalada por el Estado y por la Iglesia, deba corresponder a unarenovada poltica de congregacin que agrupara las comunidades dispersasalrededor de los grandes pueblos ya creados para tener una mejor administracinreligiosa y un mayor control sobre las idolatras. Esta posicin paternalistaconsideraba que sin los frailes esos hombres miserablesnada podran hacer. A

    pesar de ser seres casi perfectos, los indios eran como nios y si no se les guiabapodan propender a la mentira y al vicio, por lo que deban estar siempre bajo la

    vigilancia y cuidado de los frailes; y aunque haba algunos muy aventajados en elcamino espiritual, no se les deban dar las rdenes sagradas, pues eran ms aptospara obedecer que para mandar.

    La obra de Mendieta, sin embargo, no fue publicada en su tiempo. Su actituddemasiado combativa y detractora de la labor espaola en Amrica era intolerable

    para la nueva poltica imperial de Felipe II; pero sus materiales, y a veces seccionescompletas de ella, fueron ampliamente utilizados por su discpulo fray Juan deTorquemada en la monumental obra:Monarqua indiana, impreso en Sevilla en1615. Este texto hara pblica la idea de una edad dorada sin las marcas de

    pesimismo, de crtica y de amargura que le diera fray Jernimo de Mendieta unosaos atrs.Entre los dominicos, la construccin de la idea de una edad dorada fue obra de

    fray Agustn Dvila Padilla, escritor criollo cuya crnica (editada en Madrid en1596) fue la primera obra impresa de este tipo. Al igual que Mendieta, y siguiendouna larga tradicin de su propia orden, Dvila critica la explotacin de los indios yse duele por su exterminio, pero tambin manifiesta su tristeza y desconsuelo porla supervivencia de idolatras y por las deficiencias en la cristianizacin de losindgenas. A partir de l, la polmica figura de fray Bartolom de Las Casas (de

    quien hace una elogiosa biografa) se inserta en la historiografa mexicana tomandotintes heroicos.

    24 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    8/34

    Las historias prodigiosas de las crnicas provinciales. La edad dorada

    entre los agustinos y los dominicos, 1600-1750

    Las obras escritas por Mendieta y Torquemada posean un carcter universal. En

    ellas, el proceso evangelizador quedaba inmerso en un panorama ms amplio, elde la historia de la salvacin, por lo que incluan descripciones bastante extensas deritos, dioses y reyes de los pueblos indgenas durante su gentilidad. Esta historio-grafa de corte franciscano estaba avalada, adems, por las profundas inves-tigaciones de esos temas llevados a cabo por fray Andrs de Olmos y frayBernardino de Sahagn y por el dominico fray Diego Durn. Sin embargo, esa posicinse perdi durante el siglo XVII. Las historias generales dieron paso a las crnicasde provincia, que describan el proceso evangelizador en las diversas regionesdonde se haban implantado las rdenes religiosas: Michoacn (la del agustino

    Diego de Basalenque y la del franciscano Alonso de la Rea) Jalisco (la delfranciscano Antonio Tello) Oaxaca (la del dominico Francisco de Burgoa), Yucatn(la del franciscano Diego Lpez de Cogolludo) y el Altiplano y sus valles aleda-os (la del agustino Juan de Grijalva y las de los dominicos Hernando Ojea, AlonsoFranco y Juan Bautista Mndez).

    La crnica provincial mendicante de los siglos XVIIy XVIIIcumpla con dosnecesidades institucionales: exaltar los dorados orgenes de las provincias religiosasy las virtudes de sus primeros misioneros, en una poca en la que el primitivoespritu decaa entre las generaciones de jvenes frailes criollos; remarcar su

    carcter de fundadores de la Iglesia novohispana, por medio de estas relacionesde mritos, para solicitar privilegios a la Corona y justificar sus derechos sobre lasdoctrinas de indios, disputadas por el clero secular y los obispos. A la narracin delas vidas de lospadres apostlicos, se agregaban regularmente alusiones a losconflictos internos o externos que asolaban a las rdenes en los siglos XVIIy XVIII,y la descripcin de sus conventos, de la fundaciones de sus pueblos, de sushospitales, de sus escuelas y de los tesoros artsticos que albergaban sus templos.

    En las crnicas provinciales se acentuaban los rasgos idealizados de losmisioneros; se les presentaba viajando solos, sin ningn apoyo, realizando actos prodi-

    giosos, luchando fsicamente con las fuerzas demonacas y dejando morir suscuerpos incorruptos; estos frailes que apenas conocan las lenguas de los indios,conseguan con su sola presencia sorprendentes conversiones; en las crnicas noaparecan los squitos de cargadores, intrpretes y guas que los llevaban por losmejores caminos y que les facilitaban el contacto con los pueblos aborgenes, ni las

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 25

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    9/34

    alianzas y ayuda que reciban de los seores indgenas y de los encomenderos.La nica forma de presentar a los indios era el estereotipo: los prehispnicos, con lacarga satnica que posea el mundo anterior a la conquista, eran descritos como

    brbaros, canbales, viciosos y sanguinarios; los cristianos, como quien haba reci-

    bido la verdad revelada y con ella la salvacin, aparecan slo como el objeto de lamisin, formaban parte de la escenografa en la que los frailes desplegaban suactividad y sus virtudes; los curanderos y los indios apstatas, eran los ministrosdel demonio que incitaba regresar a la idolatra como manifestacin de su resistenciaa dejar su antiguo poder sobre estos territorios.

    La evangelizacin, piedra de toque en las pugnas entre regulares y

    seculares, 1585-1750

    Uno de los temas centrales que presentan las crnicas sobre la evangelizacin es laausencia de conflictos entre las distintas rdenes y de ellas con los primeros obispos,la mayora de los cuales eran frailes. Aunque ahora sabemos que Vasco de Quirogay fray Juan de Zumrraga escribieron al rey quejndose de la poca sumisin quelos frailes tenan hacia ellos y de sus conflictos de jurisdiccin, el hecho es que,segn todos los cronistas, las relaciones entre ambas partes estuvieron marcadas

    por el entendimiento y por la colaboracin. En contraste con esa idlica convivencia,todas las crnicas insisten en sealar las injustas pretensiones que desde la segundamitad del siglo XVI comenzaron a tener los obispos en torno a las doctrinasadministradas por los frailes.

    Las crnicas reflejan un conflicto real de intereses entre ambas facciones,conflicto que tuvo un punto de alta tensin durante el periodo de gobierno delobispo Juan de Palafox. Este prelado seculariz numerosas parroquias de los mendi-cantes en la dicesis de Puebla en 1641 y siguiendo su ejemplo otros obisposhicieron lo mismo en casi todo el territorio. Inmerso en este conflicto (que terminarahasta mediados del siglo XVIIIcon la secularizacin general) el tema de la evangelizacinfue utilizado como argumento, en uno y otro bando, para justificar posiciones.

    Para el clero secular, uno de los puntos de la controversia se centr en lasupervivencia de la idolatra. Aunque nunca se cuestion la labor de los primerosmisioneros, los seculares consideraban que los indios estaban mal administradosen su tiempo, pues los frailes que continuaron la labor de sus predecesores ignoraban

    26 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    10/34

    las lenguas indgenas. Sus argumentos se reforzaban con los tratados acerca deidolatras que escribieron los curas Hernando Ruiz de Alarcn y Jacinto de laSerna, en los cuales se haca patente la pervivencia de creencias y ritos antiguos.

    Los frailes, por su parte, argumentaban que los seculares estaban muy mal

    preparados para hacer frente a tan titnica labor y para reforzar sus aseveracionesinsistan en sus crnicas donde los seculares haban sido excluidos en los iniciosdel proceso evangelizador a causa de su ineptitud e inmoralidad. Salvo la mencinespordica que se haca de la labor de Juan Daz, cura castrense que acompa alos ejrcitos de Corts, se dio como un hecho incuestionable que los seculares nohaban participado en la edad dorada de las misiones, lo que se remarcaba anms por la falta de crnicas que dieran razn de su actividad. Hoy sabemos, sinembargo, que esto es cuestionable. Desde fechas tempranas, fray Juan de Zumrragaenvi a varios clrigos a hacerse cargo de curatos en Guatemala, Pnuco, Colima

    y Michoacn. De hecho, el primer arzobispo tena entre sus ms cercanoscolaboradores a 23 seculares, 13 de los cuales fueron enviados a misiones.Por su parte, Vasco de Quiroga tambin se apoy en los seculares para misionar,

    aunque su nmero en Michoacn era escaso. A raz de su visita a Espaa entre1547 y 1554, Vasco de Quiroga trajo a su dicesis a quince clrigos y los coloc ensu cabildo y en algunas parroquias en el Bajo, Colima, Jalisco y la Tierra Calientede Michoacn, muy posiblemente a causa de sus pleitos con los regulares. A sumuerte existan alrededor de 20 curatos seculares que fueron en aumento en lasegunda mitad del siglo llegando a 40 en 1570. Es notable tambin que varios

    encomenderos (como Juan de Villaseor, quien lo era de muchos pueblos al surdel ro Lerma) encargaron a seculares la administracin de sus indiosA mediados del siglo XVIII, en pleno proceso secularizador promovido por los

    borbones, el clero secular comenz a exaltar y a promover por medio de la pinturaa las dos figuras evangelizadoras ms gloriosas de su corporacin: el clrigo JuanDaz y el obispo Vasco de Quiroga.

    Fray Bartolom de Olmedo y el mito mercedario, 1632-1750

    En 1632 sala en Madrid la primera edicin de la Historia verdadera de laconquista de Nueva Espaa, que escribiera Bernal Daz del Castillo 70 aosatrs. La edicin haba estado a cargo del mercedario fray Alonso Remn, quien

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 27

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    11/34

    muri antes de verla concluida y, al parecer, su transcripcin de la obra era bastantefiel al original. Sin embargo, al salir impreso, el texto ya no respetaba exacta-mente el manuscrito que emergi de la pluma del cronista conquistador. El editorque sustituyo a Remn, el tambin fraile de la Merced fray Gabriel Adarzo y

    Santander, introdujo varias interpolaciones en el ltimo momento, muchas de ellasrelacionadas con su hermano de hbito fray Bartolom de Olmedo. En talesagregados (que por supuesto quedaban sacralizados al hacerlos aparecer comosalidos de la autorizada pluma de un testigo presencial como Bernal) el mercedarioera descrito como el primer evangelizador de Nueva Espaa, colaborador yconsejero de Corts, predicador de la fe cristiana a los indios, cura castrense delos ejrcitos que tomaron Mxico-Tenochtitlan y que, tiempo despus, conquistaronGuatemala al mando de Pedro de Alvarado. El hecho real de la participacin deOlmedo en la gesta conquistadora, apenas esbozado en los cronistas, tomaba en la

    versin mercedaria de Bernal un tono heroico y unas dimensiones exorbitantesque lo equiparaban al mismo Corts. Este papel protagnico del fraile y de suactuacin quedaba plasmado desde la portada de la edicin en la cual aparecen elreligioso y el conquistador de la misma talla flanqueando el frontispicio del ttulo.Ellos son la mano y la boca, como dicen los carteles acerca de sus cabezas; ellosson la accin y la palabra, la espada y la cruz. Sus escudos de armas (el delmarquesado y el de la Merced) y sus hazaas descritas en los otros escudos quelos personajes sostienen (el encuentro con Moctezuma y la predicacin a los indios)son los emblemas que pregonan sus glorias y que las hacen complementarias.

    El impacto que este texto tuvo en la literatura y en el arte fue enorme; su con-tenido form parte central de la campaa mercedaria que tena por objeto colocara esta orden en un destacado lugar en los inicios mismos de la Iglesia novohispana.Formar parte de un hecho fundacional de tales magnitudes poda aportar a la

    provincia de la Merced permisos para nuevas fundaciones y limosnas reales,adems de la preeminencia que se manifestaba en la presencia de sus miembrosen lugares destacados en los actos pblicos.

    El mito fue reforzado por el cronista de la provincia de la Merced en NuevaEspaa, fray Francisco de Pareja quien lanz diatribas contra los cronistas de las

    otras rdenes que por envidia no reconocan los mltiples mritos de su correligio-nario Olmedo,El Aarn del Moiss Corts. Aunque la crnica del padre Parejano recibi la luz de la imprenta, circul sin duda entre los medios mercedarios y dioargumentos a la orden para defenderla contra los continuos ataques que recibi acausa de sus pretensiones de ser la primera orden misionera de Nueva Espaa.

    28 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    12/34

    La crtica ms fuerte provino de los franciscanos de Guatemala que se sentandirectamente afectados en su pretensin de primeros evangelizadores de esaregin. Para desmentir la versin de los mercedarios, fray Francisco Vzquez,quien funga como cronista de la provincia, junto con un grupo de sus hermanos de

    hbito, realiz un minucioso cotejo de la edicin de 1632 con el manuscrito originalde Bernal Daz que estaba en Guatemala. La comparacin no slo mostraba clara-mente el fraude sino que adems sealaba algunas contradicciones intrnsecas altexto. La ms flagrante, sobre todo porque su falta de lgica favoreca la posicinfranciscana, era la que colocaba a Olmedo en la conquista de Guatemala acaecidaen 1524, al mismo tiempo que lo situaba recibiendo a los doce frailes de sanFrancisco junto con Corts en Tenochtitlan.

    La obra de Vzquez sali a la luz en 1714 y recibi tanto aclamaciones comocrticas. Entre stas, la ms enjundiosa provino del cronista dominico de Chiapas

    y Guatemala Francisco Jimnez, quien impugnaba las pretensiones tanto demercedarios como de franciscanos y daba pruebas fehacientes de que fueron losdominicos, los primeros en llegar a Guatemala. La lucha por obtener el galardnde introductores de la fe en esas tierras estaba muy reida.

    La evangelizacin desde la perspectiva indgena, 1550-1800

    Desde mediados del siglo XVI, la elite indgena tambin hizo uso del procesoevangelizador de la edad dorada para conseguir sus propios fines. En los cdi-ces, en las declaraciones de los informantes, en los diarios y en los escritos histricosde los cronistas mestizos de principios del XVIIvemos una actitud muy similar: laevangelizacin es vista en trminos muy elogiosos (lo mismo que sus promotoreslos frailes) pero la nobleza indgena aparece como fiel colaboradora en esa tarea.Todos ellos insisten en resaltar el bautizo de sus antepasados como prueba, noslo de su conversin, sino inclusive de su alianza con el sistema espaol. Elfenmeno se da en un ambiente donde los linajes nobles indgenas fuerondesplazados por la nueva poltica antiseorial promovida por Felipe IIy que afecttambin a los encomenderos.

    Adems de mostrarse como fieles vasallos cristianos, esta elite indgena recreun pasado prehispnico equiparable al pasado bblico o clsico y desarroll la ideade una gentilidad que recibi anuncios providenciales de su redencin. La mayor

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 29

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    13/34

    parte de los testimonios oficiales que nos quedan (casi todos del mbito nhuatl y delos crculos educados por los franciscanos) dejaron as plasmada la idea de una arm-nica transicin entre la gentilidad y el cristianismo. Sin embargo, hay algunaexcepcin, como Diego Muoz Camargo (cronista mestizo de Tlaxcala), quien

    junto con esa visin optimista mostr tambin que en el proceso hubo vocesdiscordantes que se opusieron a la predicacin de los religiosos y que fueronacalladas con la horca y la hoguera.

    Pero con el tiempo estas menciones que manchaban la imagen idlica desa-parecieron del discurso de las elites indgenas (cada vez ms mestizadas) y a lolargo de los siglos XVIIy XVIIIla evangelizacin fue vista por ellos, como lo era

    para los criollos, como un hecho fundacional de su nacin. Esto se puede ver, porejemplo, en los ttulos primordiales, papeles escritos en lengua autctona perocon caracteres latinos, en los que se narra (a veces con sencillas ilustraciones) la

    fundacin mtica del pueblo, realizada a principios del siglo XVIpor la orden de unsanto a sus caciques. En esos ttulos, en los lienzos o mapasque describen sustierras y fundadores, y en los cuadros que representan los bautizos de los caci-ques, la evangelizacin aparece como un hecho clave en la historia de suscomunidades. En ese contexto es comprensible la gran difusin que tuvo la devocinindgena a los nios mrtires de Tlaxcala, cuya narracin original salida de la

    pluma de fray Toribio de BenaventeMotolinavio la luz en una edicin impresaen nhuatl en el colegio de Tlatelolco en 1601. El tema recibi una amplia difusinen el mundo indgena y fue objeto de cuadros y obras teatrales hasta principios del

    siglo XIX. La exaltacin de esos nios se convirti en una prueba fehaciente del im-portante papel que jug su nobleza en el proceso evangelizador, tan destacadocomo el que haba tenido en la conquista militar.

    Tal exaltacin se hizo cada vez ms frecuentes despus de 1766 como conse-cuencia de la poltica borbnica que comenz a limitar la religiosidad popular y elsistema comunal basado en cofradas y mayordomas, y a eliminar la autonomafinanciera de los municipios, reduciendo sus gastos festivos y sometindolos a unamayor vigilancia para encauzarlos hacia las escuelas. El mostrarse como cristianosviejos (en nada menores a los espaoles) y como activos colaboradores en la con-

    quista y en la evangelizacin fue para esta elite indgena (sobre todo la tlaxcalteca)un argumento fundamental en la defensa de unos privilegios que les estaban siendoarrebatados.

    30 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    14/34

    Evangelizacin y guadalupanismo. Dos hechos fundacionales construidos

    por el mbito criollo, 1648-1800.

    Sin duda la ms impresionante de las construcciones historiogrficas alrededor de

    la evangelizacin fue la elaborada por los criollos de los siglos XVIIy XVIIIconrelacin a las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac. A partir de laleyenda indgena, cuya compilacin se atribuy a Antonio Valeriano, el clrigosecular criollo, Miguel Snchez (1648) cre un texto emblemtico alrededor dellibro XIIdel Apocalipsis; desde entonces y hasta 1688, cuando el jesuita criolloFrancisco de Florencia dot a la narracin con un aparato documental de carcterhistrico, el mito guadalupano evolucion hasta convertirse en el hecho fundacionalms importante de la nueva nacin. La presencia del indio Juan Diego (evangelizadoy bautizado junto con su mujer porMotolina) y la activa participacin de fray

    Juan de Zumrraga en la narracin milagrosa, insertaban de lleno a la Virgen deGuadalupe en el proceso evangelizador. Las milagrosas apariciones, acaecidas enlos inicios de la edad dorada de la misin (1531) eran muestra fehaciente de losfavores divinos dispensados a una nacin elegida. La asociacin entre Guadalupey la mujer del Apocalipsis realizada por Miguel Snchez, remarcaba los paralelismosentre el libro de san Juan y la conquista de Tenochtitlan; el dragn era la idolatra,san Miguel y sus ngeles, Hernn Corts y sus huestes, el guila del evangelista seasimilaba al escudo indgena de la ciudad y el mismo nombre de los protagonistasrecordaba a san Juan, el autor del libro proftico. La aparicin de la Virgen no slo

    se mostraba como un hecho prodigioso, era la justificacin misma de la conquista y dela evangelizacin, se converta en la razn de ser de todo lo bueno que habapasado en los orgenes del reino de Nueva Espaa.

    Con todo exista un serio problema: ninguno de los frailes cronistas mencionabael hecho ni haba rastro tampoco de los informes del milagro que deba haberlevantado el arzobispo Zumrraga, quien adems fue testigo ocular segn la leyenda.Para subsanar tan grave defecto, varios clrigos mandaron hacer en 1666 uncuestionario que se aplic a los ancianos indgenas nobles; stos aprovecharon laocasin para presentar a Juan Diego como uno de su estirpe (transformndolo de

    macehuala cacique), con lo que remontaban su ascendencia cristiana a los tiemposde la evangelizacin. Los testimonios de estas informaciones fueron la base parahacer la primera peticin de un oficio propio para la advocacin guadalupanaante la Santa Sede. Aqu nos interesa resaltar el hecho de que en esta segundaocasin que se utilizaban informantes indgenas para reconstruir el pasado (la

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 31

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    15/34

    primera lo hicieron fray Bernardino de Sahagn y fray Diego Durn), el periodode su inters no fue ya el Mxico prehispnico sino la edad dorada de laevangelizacin. Desde entonces, la falta de documentos originales del siglo XVIque avalaran el prodigio se supli con una tradicin supuestamente ininterrumpida

    desde 1531 hasta 1666.

    Santo Toms Quetzalcatl. La evangelizacin apostlica, 1680-1800

    Desde los cronistas de Indias Antonio de Herrera y Francisco Lpez de Gmara,aparecieron en la historiografa sobre Amrica las noticias de cruces encontradas

    por los conquistadores en varios lugares del Nuevo Mundo. Con ellas se ponanlas bases para una difundida teora sobre la llegada a estas tierras de evangeliza-dores cristianos en los tiempos apostlicos. A esas menciones se agregaron lasnarraciones de fray Antonio de Remesal (1619) sobre algunos ritos indgenas querecordaban el bautismo y la confesin y la referencia de fray Diego Durn a unsacerdote llamado Topiltzin Quetzalcatl cuyas virtudes hacan pensar en un predi-cador apostlico. Sin embargo, la hiptesis de la evangelizacin primitiva no seopona a la de la parodia demonaca pues Satn haba pervertido el espritu originalcristiano. Estas noticias fueron recogidas por el tambin dominico Gregorio Garcaen su libro Predicaciones del evangelio en el nuevo mundo (Baeza, 1625) y

    por el agustino peruano Antonio de Calancha en Crnica moralizada de la ordende san Agustn en el Per(Barcelona, 1639), quienes argumentaron, de maneracontundente, que la primera predicacin apostlica en Amrica haba sido obra desanto Toms, cuya vida como predicador en la India apareca relatada en lascrnicas de viajes de los franciscanos al Asia desde el siglo XIV.

    A finales del siglo XVIIel jesuita Manuel Duarte, quien haba recopilado unagran cantidad de informacin en torno al tema, cedi sus materiales a Carlos deSigenza y Gongora al partir a Filipinas. El autor criollo, en su obra temprana-mente desaparecida Fnix de Occidente, expres la hiptesis (ampliamentedifundida por eruditos del siglo XVIIIcomo Lorenzo Boturini) de que el apstolsanto Toms haba sido el sacerdote Ce Acatl Topiltzin Quetzalcatl. Este mito sevolvi una prueba fehaciente de los favores divinos hacia esta tierra, cuyaevangelizacin estuvo contemplada por Cristo cuando envi a sus apstoles a pre-dicar a todas las naciones. La conquista y la misin del siglo XVIse mostraban as

    32 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    16/34

    como una mera continuacin de un proceso que se haba iniciado de manera paralelaal de la cristianizacin del viejo continente, con lo cual Amrica se colocaba al mismonivel que Europa. El pasado prehispnico perda la carga demonaca que le habandado los misioneros del siglo XVIy se converta en una civilizacin equiparable a

    las del viejo continente.En el mito criollo, tal como aparece elaborado despus de 1750 por MarianoVeytia (conocedor de los papeles de Duarte, y de las menciones de Sigenza y deBoturini), se recopilaban muchas pruebas materiales de esa presencia: las cruces

    prehispnicas, como la de Huatulco, demostraban la existencia de una predicacinprimitiva; las huellas de los pies apostlicos plasmadas en algunas rocas; lastradiciones indgenas que hablaban de un sacerdote virtuoso, blanco y barbado, ylas similitudes entre los nombres de santo Toms (llamado tambin dydimus, elmellizo) y el sabio y piadoso Quetzalcatl (tambin conocido como el cuateo

    gemelo divino); la presencia de cdices antiguos y tradiciones que supuestamentecontenan enseanzas de claro raigambre cristiano, como la adoracin de un Dioscreador, la Trinidad, la caridad con los pobres, la monogamia, la veneracin de la cruz,el bautismo, la comunin, la confesin y el celibato sacerdotal.

    El varn santo, que portaba ropa talar blanca sembrada de cruces rojas, habradejado tambin la huella de su presencia en la profeca de la llegada por el mar deoriente de hombres blancos y barbados que se apropiaran de la tierra y traeran laluz del evangelio.

    El mito de santo Toms tuvo su ltimo resplandor en el sermn que el dominico

    fray Servando Teresa de Mier predic el 12 de diciembre de 1794 en la fiesta dela Virgen de Guadalupe. En l se expresaba que el manto donde se haba plasmado laimagen milagrosa no haba sido la tilma de Juan Diego sino la capa del apstolsanto Toms; con ello, Mier remita la evangelizacin a los tiempos apostlicos,antes de la llegada de los frailes espaoles, con lo que quitaba a Espaa la primacade la cristianizacin americana y con ello los derechos de su conquista. Con lasteoras acerca de la evangelizacin primitiva del padre Mier se cierra el ciclo delos mitos virreinales en torno al tema, expresado en los trminos de la retrica ysurgidos como argumentos para justificar posiciones polticas diversas: apreciacin

    de la conquista como un mandato divino, conservacin del control de las parroquiaspor los regulares, exaltacin de la patria criolla, defensa de los derechos de loscaciques indomestizos; liberacin de la tutela mesinica de los espaoles.

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 33

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    17/34

    MITOSMODERNOS

    A partir del siglo XIXla construccin retrica sobre la evangelizacin fue sustituidapor una visin marcada por un afn cientificista. La nueva actitud le dio a los

    documentos un valor muy distinto al que tuvieron para los cronistas del virreinato.El rescate de archivos conventuales, el cotejo de fuentes de diferente origen, lapublicacin de numerosos documentos y crnicas inditas (Motolina, Mendieta,Sahagn y Durn, entre otras) y una nueva manera de leerlos aport sin duda unamayor objetividad al estudio del proceso evangelizador. La nueva historiografa(desde las Disertaciones de Lucas Alamn hasta nuestros das) parte de lanecesidad de aproximarse al pasado sin los prejuicios del presente y de analizarlos testimonios en el contexto en el que fueron escritos. Con todo, la objetividadabsoluta es imposible, la poca y las circunstancias personales de cada autor

    condicionan su forma de ser y marcan su escritura con aseveraciones que, en unsentido lato, podramos llamar tambin mticas.

    Los evangelizadores vistos por los historiadores decimonnicos, 1844-1884

    En el siglo XIXse colocaron las bases de la nueva historiografa cientfica queparta de un punto de vista secularizado de la historia. El considerar a la evange-

    lizacin como uno de los hechos fundamentales de la nacionalidad que emergapor entonces y la enorme labor de rescate y publicacin de textos, realizada sobretodo por Joaqun Garca Icazbalceta, le dieron a los estudios relacionados con eltema, un enfoque radicalmente distinto al que se tuvo en el periodo virreinal.

    A pesar de sus distintas posiciones polticas, estos autores eran catlicos y con-sideraron la cristianizacin de los indios como el hecho ms memorable y rescatablede la Colonia, nombre que utilizaron para nombrar la poca anterior a laIndependencia. Tanto para Alamn como para Garca Icazbalceta o Vicente RivaPalacio los frailes ocupaban un lugar destacado en la historia de la humanidad

    como precursores de la libertad y como apstoles del progreso. El cristianismo,por su cdigo moral, fue considerado como base civilizatoria, mientras que lasreligiones indgenas eran calificadas de poco evolucionadas, idlatras ysupersticiosas.

    34 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    18/34

    El primer historiador del siglo XIXque se ocup seriamente del proceso fueLucas Alamn en susDisertaciones sobre la Historia de la Repblica Megicana,

    publicadas entre 1844 y 1849 y profundamente influidas por la obra del estado-unidense William Prescott acerca de la Conquista. En la sptima de ellas, la dedicada

    al establecimiento y propagacin de la religin cristiana, Alamn concedi a HernnCorts un papel determinante en el proceso y exalt a los frailes por su laboreducativa, defensa de los oprimidos e inquietud en el aprendizaje de las lenguasnativas. En todas las noticias que dio de estos temas (as como de la buena disposicinde los indios hacia las artes y hacia el cristianismo) el autor se declar deudo de lacrnica de fray Juan de Torquemada, por lo que su obra se centr principalmenteen la misin realizada por los franciscanos y en la labor del obispo Zumrraga,haciendo una pobre mencin de las otras rdenes. A pesar de algunos rasgoscrticos, lasDisertacionesmostraban ligas muy fuertes con la visin apologtica

    de la evangelizacin forjada en el virreinato, a causa de su apego a las crnicas.Aunque esta misma aseveracin es vlida para la obra de Joaqun GarcaIcazbalceta, su labor como editor de documentos y crnicas inditas, y el cono-cimiento que le dio del tema esta actividad lo ponen en otro plano. A lo largo de losnumerosos artculos en torno a los misioneros, pero sobre todo en su obra ms aca-

    bada, el estudio sobre fray Juan de Zumrraga, Icazbalceta se mostr ms crticoque Alamn. Esta fidelidad al documento lo llev incluso a negar la historicidad delmilagro guadalupano, cuya bsqueda lo haba conducido al estudio y recopilacinde documentos relacionados con el primer arzobispo de Mxico. Con todo, la obra

    era toda una apologa que impugnaba a los detractores liberales del prelado, quieneslo acusaban de ser un inquisidor despiadado contra las brujas de Navarra (delcaso del cacique Carlos de Tezcoco slo se tenan noticias indirectas) y un destructorde cdices. Icazbalceta consideraba que esos juicios eran hijos de un odio hacia laIglesia catlica de su tiempo y no tenan ningn sustento histrico, pues Zumrragafue un prelado prudente, humilde, sabio y caritativo, incapaz de los crmenes quese le achacaban.

    Pero quizs la opinin ms completa y acabada del siglo XIXen torno a estetema fue la que dio Vicente Riva Palacio en el volumen IIdeMxico a travs de

    los siglos, publicado en 1884. Dos captulos enteros de esta obra se ocupan de laevangelizacin, resaltando principalmente la labor educativa y caritativa de losfrailes y su defensa de los indios contra los abusos de los encomenderos. No esfortuito que fray Bartolom de Las Casas ocupe un lugar destacado en el discurso

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 35

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    19/34

    de un liberal como Riva Palacio. Con todo, el uso que hace de cartas publicadasen Espaa aos atrs (Documentos inditos de Indiasimpresos en Madrid entre1864 y 1884) y las colecciones editadas por Garca Icazbalceta le permiten mostrarotras facetas de la evangelizacin. Por ejemplo, de los documentos salidos del

    conflicto entre los frailes y el arzobispo fray Alonso de Montufar, el autor nos pre-senta a unos frailes que abusan del trabajo indgena para edificar sus soberbiosconventos, que se han constituido en un poder soberano en los pueblos y quedesobedecen a las autoridades (la episcopal entre otras) y que ejercen un dominiotirnico en las comunidades aplicando cepos, crceles y castigos corporales a susfieles. Tambin considera un error de los frailes el haber inculcado a los indios uncristianismo ms ritual que dogmtico pues ello ha sido causa de la supersticiosareligiosidad que practican. A pesar de todo, para el historiador catlico stas soncosas de poca monta frente a la enorme y encomiable labor civilizatoria que

    realizaron los religiosos.En muchos aspectos, Riva Palacio se nos muestra como un escritor crtico yde una modernidad asombrosa. Para l, la evangelizacin no pudo llevarse a cabosin una conquista militar previa, por lo que la conversin de los naturales en un

    principio fue consecuencia del miedo a la represin y de una imposicin delconquistador. Frente a la destruccin de los cdices ordenada por algunos frailes,el historiador anticlerical declara que tales hechos no se pueden juzgar con losvalores del siglo de la tolerancia y de la libertad, sino con los del tiempo en el quela abolicin de la idolatra era lo nico necesario; al hablar del ascetismo de los

    misioneros como una causa de la conversin de los indios, considera que talaseveracin no puede ser considerada ms que como una leyenda piadosa, puesel Mxico prehispnico estaba habituado a que sus sacerdotes practicaran auste-ridades y privaciones mucho ms violentas.

    Sin embargo, en el texto de Riva Palacio tambin se asentaron algunas obser-vaciones generales poco fundamentadas, cuyos errores se repetirn sin ningunacrtica hasta bien entrado el siglo XX. Uno de ellos es el considerar que los conventosfueron construidos como fortalezas para defenderse de las sublevaciones indgenas;el otro, que todos los templos cristianos fueron levantados sobre los restos de las

    antiguas pirmides. Respecto a estos temas regresar ms adelante.

    36 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    20/34

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    21/34

    de instituciones comunales junto con la religin. Ricard cuestiona por ltimo laausencia de clero nativo en esos orgenes de la Iglesia novohispana y expresa susdudas sobre los beneficios de un sistema de tutela (entendido ste como un

    paternalismo y autoritarismo que impide el desarrollo de iglesias autctonas). Este

    problema (que estaba en esos momentos en el candelero eclesiolgico en Europa)lo llev a dedicar muchas pginas de su obra al colegio de Tlatelolco y a las causas desu fracaso como seminario formador de un clero indgena.

    A pesar de estas observaciones crticas y de sus continuas declaraciones deobjetividad, la obra de Ricard (que se bas fundamentalmente en las crnicasvirreinales), no deja de tener una perspectiva eurocentrista y apologtica. Al igualque los misioneros del siglo XVI, el profesor francs ve a los indios prehispnicoscomo viciosos e idlatras y de hecho, la parte que se dedica a describir su sociedades la ms pobre y (por los pocos estudios que haba en su tiempo) la ms cuestio-

    nable. En cuanto a los frailes, aparecen como los actores casi exclusivos del proceso:se les califica de humanistas, etnlogos y lingistas; se les considera introductoresde la civilizacin (es claro que de la occidental, la nica valiosa para Ricard),hroes culturales que ensean a los indios desde vestirse hasta comer. La con-gregacin de los pueblos se describe de una manera simplista y se considera unaconsecuencia de actos voluntarios de frailes e indios. No aparece la compulsin yla violencia que se utiliz a menudo para trasladar a las poblaciones (que fueronobligadas a dejar sus casas, sus tierras y a sus difuntos) ni la colaboracin decaciques, encomenderos y funcionarios en el proceso; tampoco se menciona que

    esas concentraciones fueron una de las causas de la expansin de las epidemias yque, junto a las razones religiosas, tambin hubo otras de tipo econmico, como lanecesidad de concentrar tributarios y mano de obra.

    La obra de Ricard presenta tambin serios problemas de interpretacin encuanto al trabajo constructivo de los conventos, el sincretismo religioso elaborado

    por los indios, la adecuacin que hicieron los frailes de ciertas tradiciones nativasy la fundacin de los pueblos en lugares donde no haba centros ceremoniales

    prehispnicos. La poca sustentacin de varias de sus hiptesis se debe a la faltade estudios suficientes en su tiempo, pero tambin a la ausencia de una periodi-

    zacin precisa de los procesos socioeconmicos del siglo XVI. Aunque Laconquista espiritual de Mxicoconstituye un gran aporte a los estudios acercadel tema, al convertirse en una referencia obligada para todo aquel que se dediquea l, sus generalizaciones fueron la base para muchos de los mitosactuales entorno a la evangelizacin.

    38 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    22/34

    Humanismo, etnologa y lingstica en los evangelizadores novohispanos

    A partir del calificativo de humanistas que Ricard dio a algunos de los frailes, eltrmino se utiliz para definir actitudes tan variadas como la defensa de Las Casas

    hacia la humanidad del indio, el inters de Sahagn por la cultura nhuatl o lapublicacin de catecismos erasmistas por Zumrraga. De esas actitudes sedesprendi un juicio que haca del humanismo uno de los principales movimientosque inspiraron la tarea misionera en Amrica y el panorama de los frailes como unejrcito de filsofos empapados de los modernos ideales del Renacimiento. Estasaseveraciones deben ser matizadas.

    Por principio de cuentas, humanismoes un trmino circunscrito a un fenmenocultural muy concreto: un movimiento centrado en el rescate de los valores delmundo clsico grecolatino, en su literatura y en su actitud abierta a las ciencias

    esotricas, que buscan el conocimiento como medio de salvacin dentro de losparmetros del hermetismo neoplatnico. En este sentido, ninguno de los frailes fueun humanista. Sin embargo, para algunos autores, existi una vertiente delhumanismo que insisti en adecuar los temas morales y filosficos de la Antigedadcon los del cristianismo y que tuvo como principales exponentes a Erasmo deRotterdam y a Toms Moro. De ella si podemos encontrar huellas en la NuevaEspaa del siglo XVI.

    El primero que rastre este tipo de influencias fue Silvio Zavala, quien desde1937 estudi la presencia de laUtopade Toms Moro en la obra de los hospitales

    de Vasco de Quiroga. Poco despus, Marcel Bataillon daba a la luz en Francia sumonumental libroErasmo y Espaaque apareci con un apndice que lleva porttulo Erasmo y el Nuevo Mundo, en l se dan noticias de algunos evangelizadoresy laicos que posean en sus bibliotecas las obras de Erasmo; Bataillon (seguidor deMax Weber y de las ideas de un erasmismo racional), sostiene tambin queZumrraga era fiel seguidor de de Rotterdam, pues no slo edit el catecismoerasmista de Constantino Ponce de la Fuente, sino adems, en varias de sus opinio-nes acerca de las prcticas externas se mostr inclinado a las propuestas delholands. Con esos antecedentes, muchas actitudes e ideas de los misioneros

    fueron calificadas de humanistas: la actividad pedaggica de fray Pedro de Gante,que estudi en Lovaina y en los colegios de los hermanos de la Vida Comn(donde acudi tambin Erasmo) y que tuvo relaciones con laDevotio Moderna;la doctrina de la evangelizacin pacfica de Las Casas, sostenida tambin porErasmo; los conceptos erasmizantes del culto a las imgenes y el uso de las bulas

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 39

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    23/34

    papales de fray Maturino Gilberti y de fray Arnaldo de Basacio, frailes de la pro-vincia de Aquitania. De estos casos aislados a la formacin del mito de unhumanismo generalizado y de unos frailes iconoclastas haba slo un paso.

    Sin embargo, hay otros muchos datos que nos hablan ms bien de la presencia

    de actitudes todava muy medievales. Motolina apoy la guerra y el uso demtodos violentos como medios para conseguir la evangelizacin. Muchos frailespromovieron el uso de prcticas externas y devociones tales como la fiesta deCorpus, el rezo del rosario, las flagelaciones pblicas, el culto a las imgenesmarianas y pasionarias, los sufragios por las nimas del purgatorio, la veneracina las reliquias de los misioneros muertos, etctera. Los primeros doce franciscanosno tenan estudios universitarios y provenan de la reforma de san Gabriel, que eraun movimiento eremtico. Pero incluso los frailes universitarios (que FranciscoMorales ha separado de los anteriores atinadamente), como los franciscanos Juan

    Fosher y Juan de Gaona, o como el agustino Alonso de la Veracruz, estuvieronms influenciados por la filosofa escolstica que por el humanismo. Los parale-lismos entre algunos de sus postulados y el humanismo cristiano de Erasmo, puedenexplicarse porque ambos partan de un patrimonio comn, al que Jos Miranda hadenominadoRenovacin cristiana, y que buscaba el regreso al evangelio primitivo.

    Generalizaciones parecidas se dan alrededor de una supuesta actitud etnogrficade los frailes, otra de las expresiones introducidas por Ricard. Es indiscutible quelas obras de Sahagn y de Durn y lo que nos queda de la de Olmos son muyvaliosas para conocer el mundo prehispnico; tambin el que sus mtodos de

    acopio de informacin, el uso de un sistema de preguntas aplicadas a susinformantes y ciertas expresiones de admiracin ante la civilizacin prehispnicason aspectos de una gran modernidad. Pero no podemos olvidar que la finalidad

    bsica de tales obras era erradicar la idolatra y la poligamia, consideradas comoobras de Satans, ni tampoco que la actitud generalizada no fue la de preservarsino la de destruir todos los vestigios de la antigua religin. Es muy significativoque desde el siglo XIXsea un tema central de las obras acerca de la evangelizacin(la de Ricard incluida), el exculpar a los frailes de esta labor diciendo que no erananticuarios y que no se les deba juzgar con valores modernos, respuesta a los

    ataques de los prehispanistas a esa destruccin.Otra generalizacin es la referente a la tarea lingstica desarrollada por losreligiosos. Si bien es cierto que entre 1524 y 1572 se escribieron ms de un centenarde obras en lenguas indgenas, segn una lista que recopil Ricard, no todos losreligiosos las hablaban con fluidez como a menudo se piensa. El mismo autor

    40 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    24/34

    francs hace sugerentes matices al hablar de estos conocimientos y llega a laconclusin que muchos frailes predicaban, e incluso confesaban, con intrprete,

    bsicamente en zonas marginales como la chichimeca. Pero de hecho, por testi-monios episcopales desde la segunda mitad del siglo XVI, se sabe que la mayora

    de ellos tuvo un conocimiento bastante superficial de las lenguas nativas, incluidoel nhuatl.

    Los conventos de los mendicantes fueron construidos sobre las pirmides

    y se edificaron y pintaron para la evangelizacin

    Otro mitoa que dio pie la obra de Ricard (aunque viene desde Alamn), y que ansiguen repitiendo muchos autores, es que todos los conventos fueron construidossobre las pirmides y que utilizaron sus materiales. La confusin se vuelve anmayor cuando se asevera que esos conventos son los mismos que an podemos vera todo lo largo y ancho de nuestro pas, que fueron edificados como fortalezas para

    protegerse de posibles ataques de la poblacin nativa y, que ellos y la pintura muralque contienen, sirvieron para llevar a cabo la conversin de los indgenas nefitos.

    Un anlisis ms detenido de las crnicas y nuevas lecturas como las queest haciendo Pablo Escalante a partir de textos indgenas y de trabajos dearqueologa colonial, sealan que la fundacin de los pueblos sobre los antiguosasentamientos prehispnicos fue ms una excepcin que una regla; la mayora delos centros ceremoniales se encontraban en las laderas de los cerros, lugaresapropiados para la defensa pero no para las necesidades de la evangelizacin.Para hacer ms fcil y efectiva la catequizacin sistemtica y el control, se opt

    por congregar a los indgenas en grandes poblados, utilizando para ello las antiguascabeceras polticas del Imperio mexica o de los seoros autnomos (los altpetl),

    pero trasladndolas desde los cerros hacia nuevos centros construidos en los valles.En esos traslados los religiosos recibieron el apoyo incondicional de las autori-dades virreinales, de los caciques indios y de los encomenderos. Contra todo loque se piensa, los frailes (salvo Las Casas y algn otro) nunca atacaron la enco-mienda como una plaga de la conquista; consideraban que los encomenderos erancolaboradores necesarios para su labor y los defendieron cuando el rey intentdisminuir el poder de la encomienda.

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 41

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    25/34

    Los primeros conventos y templos fundados en esas cabeceras de doctrinafueron fabricados en adobe y techados de madera, o bien, fueron construccionesde mampostera muy sobrias y con escasa decoracin. Los conjuntos conventualesque ahora vemos fueron edificados despus de la segunda mitad del siglo XVI,

    gracias al aumento de mano de obra que trajo consigo la poltica de congregacionesy emergieron en poblados indgenas ya asentados y evangelizados, por lo menosoficialmente. De hecho, su suntuosidad fue causa de numerosas acusaciones deobispos y autoridades contra los frailes por sus abusos en la construccin de talesedificaciones y por el poder que tenan sobre las comunidades indgenas.

    Gracias a la obra de George Kubler (la primera edicin en ingls sali en1948), a su datacin de construcciones y a su insuperable introduccin acerca demateriales y mano de obra sabemos que los conventos y sus pinturas no fueronobras para la conversin, sino para reafirmar las enseanzas en comunidades ya

    cristianizadas, pero cuya religiosidad estaba todava cargada de elementos yprcticas prehispnicas. De esta forma, las aportaciones de Isabel Estrada deGerlero han demostrado que la apariencia de fortaleza que poseen no se debe arazones defensivas (impensables en zonas ya cristianizadas y necesarias slo enla frontera chichimeca como en el convento agustino de Yuriria) sino a unaconcepcin de la Iglesia indiana como la nueva Jerusaln; sus almenas y merlonesrepresentan una ciudad simblica amurallada que se defiende contra las fuerzasdel mal. En todas estas obras, incluidas las cruces atriales y la obra de Sahagn,se ve ms la necesidad de sustituir las viejas idolatras que la de evangelizar a

    comunidades de nefitos.De cualquier forma, lo que se ha hecho hasta ahora son generalizaciones porla falta de estudios regionales. Salvo la notable excepcin del trabajo de StelaMara Gonzlez Cicero acerca de la evangelizacin de Yucatn, no hay trabajosque iluminen las variantes que se dieron entre una regin y otra.

    Los religiosos practicaron una poltica religiosa de tbula rasay los indios

    aceptaron las creencias y prcticas cristianas sin modificarlas

    Robert Ricard fue tambin quien introdujo la idea de que los frailes llevaron acabo la predicacin del cristianismo sin hacer ningn tipo de concesin. A pesarde que habl del eclecticismo de los mtodos franciscanos, neg la posibilidad de

    42 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    26/34

    que ellos insertaran (en un catolicismo que pretendan purista) elementos de lastradiciones indgenas. Asimismo, el historiador francs considera que el cristianismoindgena popular no pudo realizar sincretismos con las religiones del pasado, dadoel cuidado que pusieron los frailes en su enseanza.

    Esta posicin parte de la idea de los indios como entes pasivos en el procesoevangelizador. La visin vertical que ve la obra de los frailes como una labor civili-zatoria, coloca a los naturales a lo sumo como colaboradores sumisos y obedientesa los dictados de sus maestros los religiosos. Sin embargo, el conocimiento de lostextos indgenas que ha ido en aumento en las ltimas dcadas, las apreciacionesde Miguel Len Portilla y los recientes estudios de James Lockhart, Serge Gruzinski,Pablo Escalante y Federico Navarrete, nos han mostrado una realidad que insistems en el hecho de la recepcin del mensaje cristiano que en su emisin. Losindios educados en los conventos, que quieren hacer pasar su religin como algo

    aceptable a los ojos de los frailes, no slo han cristianizado el pasado indgenaprehispnico, sino que adems indigenizan el cristianismo. Ellos participanactivamente no slo en el proceso de evangelizacin (como colaboradores de losreligiosos), sino tambin en la adaptacin del cristianismo a la propia realidad. Enmuchos textos nahuas se encuentra as tanto el fraile escritor como los informantesy auxiliares. Su colaboracin como informantes, interpretes, catequistas y tlacuiloscre los puentes necesarios para comunicar ambos mundos. Tlatelolco y San Josseran dos de los espacios donde se dieron esos contactos. Gracias a ello, lossantos, las instituciones comunales y las ceremonias cristianas formaron parte de

    manera tan consistente de la realidad cultural indgena que actualmente no sepueden separar.Pero esa imbricacin de elementos cristianos y paganos es tambin una labor

    de los frailes, que conocen el mundo indgena a partir de sus estudios y encuestas,y que buscan conseguir la adhesin a los smbolos cristianos aprovechando sussimilitudes con los indgenas. Ellos conservan temas de su lenguaje simblico,

    pensando en que se puede orientar la vieja religiosidad hacia un nuevo objeto deadoracin que es el verdadero Dios, aunque no pueden equipararlos, pues el pasadoindgena es demonaco. Muy a menudo se usan conceptos (como el trminoMictln

    por infierno) y numerosos smbolos (chalchihuites, vrgulas, plumas, flores) sinmedir las consecuencias. La ambigedad del lenguaje y la supervivencia de suscargas semnticas permiten los sincretismos, ms all de lo que nos dejan ver los

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 43

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    27/34

    textos. El dualismo prehispnico incluyente se adapt, finalmente, a la norma delcristianismo con su dualismo excluyente.

    Los franciscanos esperaban fundar un reino milenario en Nueva Espaa

    Despus de la obra de Ricard, uno de los libros que mayor impacto ha tenido en elpanorama actual acerca de la evangelizacin es sin duda El reino milenario delos franciscanos en Nueva Espaadel investigador estadounidense John Phelan,(cuya primera edicin en ingls es de 1956). Su tesis principal se centra en la

    Historia eclesistica indianade fray Jernimo de Mendieta, a la que el autor leatribuye una filiacin milenarista que se remonta a los tiempos de Joaqun de Fiore(siglo XII). La edad dorada de la misin (con una perspectiva de pueblos indiosregidos por frailes virtuosos) que describi el cronista franciscano, se presenta enla obra de Phelan como una idea asociada con el milenarismo apocalptico, queanunciaba una catstrofe final e inminente y una futura instauracin del reinoterrenal de paz, igualdad y justicia antes del Juicio Final. La tesis, apoyada posterior-mente por Georges Baudot en varias de sus obras, pretende que la propuestafranciscana de crear un estado indgena no hispanizado y autnomo de los espaoles,haba entrado en Espaa gracias a supuestos seguidores de Fiore como FrancescEiximenis. Esta posicin milenarista, segn Baudot, fue la causa de los fuertesenfrentamientos entre frailes y encomenderos, as como de la rebelin franciscanacontra la Primera Audiencia y de la propuesta de una Iglesia sin diezmos y sinobispos comparable a la Iglesia de los monjes del joaquinismo.

    Varios investigadores, entre ellos Elsa Frost, Josep Saranyana, Ana de Zaballay yo mismo, hemos negado esta supuesta filiacin milenarista de los franciscanosnovohispanos. Elsa Frost sostiene que el milenarismo medieval casi siempre estuvorelacionado con tendencias anarquistas y fue considerado heterodoxo, trmino quenunca se podr aplicar a los franciscanos misioneros novohispanos. Tampocoapareci entre ellos la necesidad de sealar una fecha precisa para el fin de lostiempos, como a menudo lo hacan los milenaristas, y que tambin estaba prohibido

    por la ortodoxia. Es un poco difcil pensar que los frailes hayan querido instaurar elreino milenario, que era un reino de igualdad, cuando vemos su afn por mantenerlas jerarquas de la sociedad indgena en los pueblos que organizaron y su propiodominio sobre ellos. En todo caso, concluye Elsa Frost, todos los textos que los

    44 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    28/34

    partidarios del milenarismo novohispano aducen, pueden entrar perfectamenteen el mbito de la escatologa cristiana ortodoxa de corte agustino que trat deexplicar dentro de los parmetros medievales la aparicin del nuevo mundo. Porsu parte, Josep Saranyana y Ana de Zaballa han demostrado con slidos

    argumentos que las ideas de Joaqun de Fiore tuvieron muy poca presencia entrelos franciscanos espaoles y que no se puede encontrar ninguna filiacin conellas entre los novohispanos.

    Independientemente de los grandes aportes que tiene la obra de Phelan (entreotros haber insistido en las bases doctrinales europeas de los franciscanos), estambin muy discutible su opinin acerca de un Mendieta idealista y utpico queesperaba un cercano reino de paz y justicia. Su obra es ms bien un lamento porla edad dorada perdida, que la propuesta de una sociedad utpica. l mismo se com-

    para con Jeremas que llora sobre esa Jerusaln destruida que es la Iglesia indiana.

    En todo caso, la utopa que l propone es la que ya pas, la que estaba inmersa en elideario de san Francisco de Ass, aquella que predicaba un cristianismo interior,libre de ceremonias excesivas, aquella empapada en la vivencia de la pobrezaabsoluta y en el regreso al ideal evanglico primitivo, por medio de la imitacin deCristo, sus apstoles y sus santos. Mendieta era un pensador cuyo ideario habanacido, ms que de sus lecturas, de sus experiencias y de sus contactos con losindios en el campo misional y de sus enfrentamientos con los colonos y con lasautoridades virreinales como prelado de su orden. El conocimiento que tena delos seres humanos y las vivencias de un mundo en descomposicin lo haban

    convertido en un hombre realista, alejado tanto de los idealismos futuristas de unmilenarismo imposible, como de los sueos de un pasado que nunca haba sidoperfecto. Sin embargo, en ese pasado, que era lo nico que el hombre poda conocer,estaban los modelos y las enseanzas que serviran para reformar las costumbresy los abusos de una poca catica.

    EPLOGO

    Las identidades no se manejan en construcciones complejas y matizadas y, dehecho, el xito de los mitos radica, precisamente, en su carcter generalizador ysimplificador. Uno de los principales problemas al que nos enfrentamos al hablarde la evangelizacin es el de las generalizaciones, siendo la ms grave considerarlacomo un fenmeno compacto, sin cambios ni evolucin, como una especie de

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 45

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    29/34

    entelequia atemporal, cuando de hecho su desarrollo sufri profundos cambios alo largo de la centuria. Durante la primera dcada los frutos obtenidos por lamisin fueron mnimos, por un lado, por la oposicin de los nobles y sacerdotes, y

    por el otro, por el poco apoyo que tenan de los encomenderos y de algunas autori-

    dades como la Primera Audiencia. A partir de 1530 comenzaron a cambiar lascosas gracias a la decidida ayuda otorgada por la Segunda Audiencia y por elvirrey Antonio de Mendoza. Es entonces cuando se inicia una poltica decongregacin de pueblos y los traslados masivos de poblacin desde los antiguosasentamientos prehispnicos. Esa poltica fue continuada por Luis de Velasco,sobre todo a raz de la necesidad de allegarse mano de obra y tributo indgenas, acausa de la despoblacin ocasionada por las epidemias. Despus de 1565 el procesoevangelizador entraba en una nueva etapa inmersa en la pugna entre regulares yseculares y en la desilusin de una cristiandad indgena que se encontraba

    contaminada con las idolatras. En ese ambiente de crisis, a fines del siglo, se abrala conquista del norte que presentaba un nuevo reto, con problemticas muydistintas a las que se dieron en Mesoamrica y con la aparicin de nuevos actorescon otra perspectiva misional: los jesuitas. Con todo, ese proceso qued opacado

    por la gran labor evangelizadora de la primera mitad del XVIy nunca gener taleselaboraciones historiogrficas. En todas las etapas del proceso (que lleg hasta elsiglo XIX) se realiz una labor evangelizadora (en el sentido amplio de predicaciny enseanza del Evangelio), pero tanto la actitud de los frailes ante los indios y suconocimiento en torno a sus antiguos ritos, como las cambiantes situaciones a las

    que se enfrentaron a lo largo de las centurias, motivaron una evolucin en losmtodos utilizados.Un problema de interpretacin se presenta al insertar el tema de la evan-

    gelizacin en el proceso afectivo de la identidad nacional, en lo que De Certeaullama el mundo de los mitos y leyendas de la memoria colectiva. En nuestros das,a pesar de los estudios y perspectivas novedosas del tema, los viejos y los nuevosmitos se siguen repitiendo (incluso en los libros de texto), modificados ahora, sinembargo, por el impacto de la popularizada polmica que opone a hispanistas eindigenistas. A la exaltacin de la actividad civilizadora de Espaa por parte de los

    primeros, oponen los segundos los negros tintes del genocidio y la intolerancia.Los ms radicales (como los movimientos de la mexicanidad) buscan regresar alas religiones prehispnicas, aunque se empean en negar la existencia de lossacrificios humanos. Los menos extremistas (como los concheros) rescatan laevangelizacin e incluso han integrado el discurso cristiano en sus rituales y

    46 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    30/34

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    31/34

    Cuevas, Mariano,Historia de la Iglesia en Mxico, 5 v., Mxico, Porra, 1992.Dvila Padilla, Agustn,Historia de la fundacin y discurso de la provincia

    de Santiago de Mxico de la orden de predicadores por las vidas de sus varonesinsignes y casos notables de Nueva Espaa, edicin de Agustn Millares Carlo,

    Mxico, La Academia Literaria, 1955.Daz del Castillo, Bernal, Historia verdadera de la conquista de la NuevaEspaa,edicin de Carmelo Saenz de Santa Mara, Madrid, Instituto GonzaloFernndez de Oviedo, 1982.

    Durn, Diego,Historia de las Indias de la Nueva Espaa e Islas de latierra firme, 2 v., edicin de Rosa Camelo y J. Rubn Romero, Madrid, Banco deSantander, 1990-1991.

    Escalante, Pablo, El patrocinio en el arte indocristiano en el siglo XVI. Lainiciativa de las autoridades indgenas en Tlaxcalay Cuauhtinchan, enPatrocinio,

    coleccin y circulacin de las artes. Memorias del XXcoloquio Internacionalde Historia del Arte, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1997,pp.215-236.

    Escalante, Pablo,Los cdices, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y lasArtes, 1998. (Tercer Milenio).

    Estrada de Gerlaro, Isabel,Muros, sargas y papeles. Imgenes de lo sagradoy lo profano en el arte de Nueva Espaa, sigloXVI, Mxico, Universidad NacionalAutnoma de Mxico, en prensa.

    Fernndez de Echeverra y Veytia, Mariano,Historia antigua de Mxico, 2 v.,

    Mxico, Leyenda, 1944.Florencia, Francisco de,La Estrella de el norte de Mxico aparecida al rayarel da de la luz evanglica en este nuevo mundo en la cumbre del cerro delTepeyac, orilla del mar tezcucano, Mxico, Viuda de Juan de Ribera, 1688.

    Franco y Ortega, Alonso, Segunda parte de la historia de la Provincia deSantiago de Mxico, edicin de Jos Mara greda y Snchez, Mxico, El Museo

    Nacional, 1900.Frost, Elsa Cecilia, Milenarismo mitigado o imaginado?, en Actas del

    Congreso de Historia Mexicanista, Oaxtepec, octubre, 1988.

    Garca, Esteban, Crnica de la Provincia Agustiniana del Santsimo Nombrede Jess de Mxico. Libro Quinto, edicin de Roberto Jaramillo, Mxico,Organizacin de agustinos de Latinoamrica, 1998.

    Garca, Gregorio, Predicaciones del evangelio en el nuevo mundo, Baeza,1625.

    48 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    32/34

    Gmez Canedo, Lino,Evangelizacin y Conquista. Experiencia franciscanaen Hispanoamrica, Mxico, Porra, 1977.

    Gonzlez Cicero, Stela Mara,Perspectiva religiosa en Yucatn, (l517-1571),Mxico, El Colegio de Mxico, l978.

    Grijalva, Juan de, Crnica de la Orden de Nuestro Padre san Agustn en lasprovincias de Nueva Espaa en cuatro edades desde el ao de 1533 hasta elde 1592, edicin de Nicols Len, Mxico, Miguel ngel Porra, 1985.

    Gruzinki, Serge, La colonizacin del imaginario, Sociedades indgenas yoccidentalizacin en el Mxico espaol, siglos XVI-XVIII, Mxico, Fondo deCultura Econmica, 1991.

    Kobayashi, Jos Mara,La educacin como conquista. Empresa franciscanaen Mxico, Mxico, El Colegio de Mxico, l974.

    Kubler, George, Arquitectura mexicana del siglo XVI, Mxico, Fondo de

    Cultura Econmica, 1983.Lafaye, Jacques, Quetzalcatl y Guadalupe. La formacin de la conciencianacional en Mxico, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1977.

    Len Alanis, Ricardo, Los orgenes del clero y la iglesia de Michoacn(1525-1640), Morelia, Universidad de Michoacn, 1997. (Coleccin Historia

    Nuestra, 16).Len Portilla, Miguel, Los franciscanos vistos por el hombre nhuatl.

    Testimonios indgenas del siglo XVI, Mxico, Universidad Nacional Autnomade Mxico, 1985. (Serie de Cultura Nhuatl. Monografas, 21).

    Lockhart, James, Los nahuas despus de la conquista, Mxico, Fondo deCultura Econmica, 1999.Lpez de Cogolludo, Diego,Historia de Yucatn,3 v., Campeche, Gobierno

    del Estado, 1954.Martiarena, Oscar, Culpabilidad de resistencia. Ensayo sobre la confesin

    en los indios de la Nueva Espaa, Mxico, Universidad Iberoamericana, 1999.Mndez, Juan Bautista,Crnica de la provincia de Santiago de Mxico del

    orden de predicadores, Mxico, Miguel ngel Porra, 1993.Mendieta, Jernimo de,Historia eclesistica Indiana, 2 v., edicin de Antonio

    Rubial, Mxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1996.Mier, Servando Teresa de, Obras completas: el heterodoxo guadalupano,3 v., edicin de Edmundo OGorman, Mxico, Universidad Nacional Autnomade Mxico, 1981.

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 49

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    33/34

    Miranda, Jos, La pax hispanica y los desplazamientos de los pueblos indgenasen Cuadernos Americanos, vol. CXXV, nm. 6, noviembre-diciembre, 1962, pp.186-190.

    Miranda, Jos, Renovacin cristiana y erasmismo en Mxico, enHistoria

    Mexicana, vol. I, nm. 1, julio-septiembre, 1951, pp. 23-27.Morales, Francisco, Los franciscanos en la Nueva Espaa. La poca de oro,siglo XVI, enFranciscan Presence in the Americas, Potomac, Academy ofAmerican Franciscan History, 1983, pp. 49-86.

    Muoz Camargo, Diego,Historia de Tlaxcala, edicin de Alfredo Chavero,Mxico, Editorial Innovacin, 1978.

    Ojea, Hernando, Libro tercero de la Historia religiosa de la Provincia deMxico de la Orden de Nuestro Padre Santo Domingo, edicin de Jos Maragreda y Snchez, Mxico, El Museo Nacional, 1897.

    Phelan, John Leddy, El reino milenario de los franciscanos en NuevaEspaa, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, l972.Porras Muoz, Guillermo,El clero secular y la evangelizacin de la Nueva

    Espaa, (discurso de entrada a la Academia Mexicana de la Historia),Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1987.

    Rea, Alonso de la, Crnica de la orden de Nuestro Serfico Padre SanFrancisco; provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacn en la NuevaEspaa, edicin de Patricia Escandn, Mxico, El Colegio de Michoacn/Fideicomiso Teixidor, 1996.

    Remesal, Antonio de, Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa yGuatemala de la Orden de Nuestro Glorioso Padre Sancto Domingo... (Madrid,1619), 2 v., edicin de Jos Antonio Villacorta, Guatemala, Sociedad de Geografae Historia, 1932. (Biblioteca Goathemala, 4-5).

    Ricard, Robert, La conquista espiritual de Mxico. Ensayo sobre elapostolado y los mtodos misionales de las rdenes mendicantes en la Nueva

    Espaa. 1523-1524 a 1572, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1987.Rubial Garca, Antonio,El convento agustino y la sociedad colonial, (l533-

    l630), Mxico, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, l989.

    , La hermana pobreza. El franciscanismo: de la Edad Media ala evangelizacin novohispana, Mxico, Universidad Nacional Autnoma deMxico, 1996.

    50 Antonio Rubial Garca

  • 7/25/2019 Rubial_angeles en Carne Mortal (1)

    34/34

    Sahagn, Bernardino de,Historia general de las cosas de la Nueva Espaa,edicin de Alfredo Lpez Austin y Josefina Garca, 2 v., Mxico, Consejo Nacional

    para la Cultura y las Artes, 1990.Snchez, Miguel,Imagen de la Virgen Mara madre de Dios de Guadalupe,

    celebrada en su historia con la profeca del captulo doce del Apocalipsis,Mxico, Viuda de Bernardo Caldern, 1648.Saranyana, Josep I. y Ana de Zaballa,Joaqun de Fiore y Amrica, Pamplona,

    Ediciones Eunate, 1992.Tello, Antonio, Crnica Miscelnea de la Santa Provincia de Xalisco,5 v.,

    Guadalajara, Gobierno de Jalisco/ Instituto Jalisciense de Antropologa e Historia/Instituto Cultural Cabaas, 1987.

    Torquemada, Juan de,De los veinte y un libros rituales y Monarqua Indiana,7 v., edicin de Miguel Len Portilla, Mxico, Universidad Nacional Autnoma de

    Mxico, l979-1983.Ulloa, Daniel,Los predicadores divididos. Los dominicos en la Nueva Espaa,sigloXVI, Mxico, El Colegio de Mxico, l977.

    Vzquez, Francisco, Crnica de la Provincia del Santsimo Nombre de Jessde Guatemala de la orden de Nuestro Serfico Padre San Francisco en el

    Reino de Nueva Espaa, 4 v., edicin de Lzaro Lamadrid, Guatemala, TipografaNacional, 1937-1944, (Biblioteca Goathemala de la Sociedad de Geografa eHistoria, 14-17).

    Vetancurt, Agustn de, Teatro mexicano. Descripcin breve de los sucesos

    ejemplares histricos, polticos, militares y religiosos del Nuevo Mundooccidental de las Indias,Mxico, Porra, 1982.Zavala, Silvio, La utopa de Toms Moro en la Nueva Espaa, Mxico,

    Robredo, 1937.

    ngeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos... 51