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Estudiar las nociones de tiempo y de tiempo histórico amerita indagar distintas ideas filosóficas asociadas con tiempo e historia para establecer las vinculaciones e influencias en su conformación y en las formas de abordar el estudio de la historia. De acuerdo con la forma de concebir la noción de tiempo y sobre la base de sus características más distintivas, se pueden reunir las ideas fundamenta- les del pensamiento filosófico. Estas ideas filosóficas representan los dife- rentes abordajes y las distintas expre- siones, variantes o combinaciones de las categorías fundamentales de las nociones de tiempo, tiempo histórico e historia. La noción de tiempo histórico resulta específica y fundamental para el estudio de la historia ya que presen- ta características propias que la distin- guen de otras nociones de tiempo. En consecuencia, intentaremos connotar las características de las nociones de tiempo e historia, dado que resulta esencial reflexionar sobre ellas en tan- to determinan las concepciones teóri- cas del historiador y constituyen herramientas fundamentales para su práctica historiográfica. La noción de tiempo histórico puede entenderse como una caracte- rística externa o ajena a la realidad histórica, o también como un rasgo estructurante de esta. Consecuente- mente, el tiempo histórico objetivo será para la historia un escenario en el cual los acontecimientos se desa- rrollan y un simple parámetro de medición que ubica acontecimientos y los ordena temporalmente. En este sentido, el tiempo histórico objetivo se regirá, en última instancia, por las formas propias de medición del tiem- po cósmico y servirá como instru- mento de confección de cronologías históricas. En cambio, el tiempo histórico subjetivo involucra al tiempo de for- ma directa y concreta respecto de la realidad histórica, apareciendo como elemento estructurado, estructurante y constitutivo de esa realidad. El tiempo no es ajeno a la historia sino que es parte de ella misma; el tiempo y su duración se determinan en la interacción con la historia y como ESPACIOS 34 Algo sobre tiempo histórico e Historia 1 Sandra Sauro Dra. en Historia, UBA. Docente e investigadora, Depto. de Historia e Inst. de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, FFyL, UBA 1. Este artículo se basa en la tesis doctoral (inédi- ta) “Concepciones y usos del tiempo en la histo- riografía. El caso de la historia de la ciencia”. Como ex becaria de doctorado (2001-2005), agradezco a la Universidad de Buenos Aires, a la Facultad de Filosofía y Letras, al Departamento de Historia y al Instituto E. Ravignani y a su director, José Carlos Chiaramonte; muy especialmente a mi director de tesis, Marcelo Levinas, consejeros de estudio, José Emilio Burucúa y Alberto Onna, y a Marcelo Mon- serrat (ex director de doctorado).

Sandra Sauro. Tpo Historico

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Estudiar las nociones de tiempo yde tiempo histórico amerita indagardistintas ideas filosóficas asociadascon tiempo e historia para establecerlas vinculaciones e influencias en suconformación y en las formas deabordar el estudio de la historia. Deacuerdo con la forma de concebir lanoción de tiempo y sobre la base desus características más distintivas, sepueden reunir las ideas fundamenta-les del pensamiento filosófico. Estasideas filosóficas representan los dife-rentes abordajes y las distintas expre-siones, variantes o combinaciones delas categorías fundamentales de lasnociones de tiempo, tiempo históricoe historia.

La noción de tiempo históricoresulta específica y fundamental parael estudio de la historia ya que presen-ta características propias que la distin-guen de otras nociones de tiempo. Enconsecuencia, intentaremos connotarlas características de las nociones detiempo e historia, dado que resultaesencial reflexionar sobre ellas en tan-to determinan las concepciones teóri-cas del historiador y constituyen

herramientas fundamentales para supráctica historiográfica.

La noción de tiempo históricopuede entenderse como una caracte-rística externa o ajena a la realidadhistórica, o también como un rasgoestructurante de esta. Consecuente-mente, el tiempo histórico objetivoserá para la historia un escenario enel cual los acontecimientos se desa-rrollan y un simple parámetro demedición que ubica acontecimientosy los ordena temporalmente. En estesentido, el tiempo histórico objetivose regirá, en última instancia, por lasformas propias de medición del tiem-po cósmico y servirá como instru-mento de confección de cronologíashistóricas.

En cambio, el tiempo históricosubjetivo involucra al tiempo de for-ma directa y concreta respecto de larealidad histórica, apareciendo comoelemento estructurado, estructurantey constitutivo de esa realidad. Eltiempo no es ajeno a la historia sinoque es parte de ella misma; el tiempoy su duración se determinan en lainteracción con la historia y como

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Algo sobre tiempo histórico e Historia1

Sandra Sauro

Dra. en Historia, UBA. Docente e investigadora, Depto.de Historia e Inst. de Historia Argentina y Americana“Dr. Emilio Ravignani”, FFyL, UBA

1. Este artículo se basa en la tesis doctoral (inédi-

ta) “Concepciones y usos del tiempo en la histo-

riografía. El caso de la historia de la ciencia”. Como

ex becaria de doctorado (2001-2005), agradezco a

la Universidad de Buenos Aires, a la Facultad de

Filosofía y Letras, al Departamento de Historia y al

Instituto E. Ravignani y a su director, José Carlos

Chiaramonte; muy especialmente a mi director de

tesis, Marcelo Levinas, consejeros de estudio, José

Emilio Burucúa y Alberto Onna, y a Marcelo Mon-

serrat (ex director de doctorado).

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producto de tal interacción va con-formándose eso que denominamosrealidad histórica –de hecho, inaca-bada, incompleta y en permanenteconstrucción y transformación. Eltiempo histórico actúa sobre la sub-jetividad de los hombres y, a la vez,es una consecuencia de ella porqueforma parte de toda representaciónhistórica. En este caso, el papel cum-plido por el sujeto en el devenir de lahistoria y las formas de narrar losacontecimientos y los procesos his-tóricos resultarán fundamentalespara determinar el sentido del tiem-po histórico. A su vez, el tiempo his-tórico determinará, en un proceso decontinua interacción, el modo deldevenir histórico y las formas denarrar la historia.

La condición de homogéneosupone que no existen diferenciascualitativas intrínsecas entre los dife-rentes instantes, intervalos omomentos. Se relaciona con la medi-ción objetiva de los instantes presu-poniendo que todos ellos guardansemejanzas entre sí.

Por su parte, lo no homogéneoconsidera que los momentos o ins-tantes del tiempo se vinculan con rit-mos y duraciones diferentes, ya quese busca identificar las diferenciasentre los momentos sobre la base de

las condiciones y características cuali-tativas que ellos poseen.

Cuando se vincula la historia conel suceder en el tiempo de los acon-tecimientos, solo con su acontecer, eltiempo histórico adopta la caracterís-tica del tiempo homogéneo. En cam-bio, cuando se entiende al tiempohistórico como no homogéneo, estesigue el ritmo de las transformacio-nes sociales y se atiene a la duraciónde los procesos. El tiempo históricoentendido como duración resulta así

no homogéneo concibiendo al tiempo de la realidad social como un entramado con diferentes ritmose intensidades que influyen directa-mente en la constitución del proceso histórico.

Destaquemos que el “sucederhomogéneo del tiempo” expresaríacierta idea de quietud y de nega-ción del cambio como elemento

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Fernand Braudel Eric Hobsbawn Reinhart Koselleck Walter Benjamin

La noción de tiempo histórico resulta específica

y fundamental para el estudio de la historia [...];

se distingue de otras nociones de tiempo.

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fundamental en la explicación de lahistoria. Los cambios forman partedel mismo suceder de los hechos. Porsu parte, no homogeneidad en eldevenir sugiere, con mayor énfasis, loque está en “movimiento” e involucra,de manera más comprometida, lasposibilidades de cambio y transfor-mación. Así, las duraciones e intensi-dades del tiempo muestran el proce-so de cambio entre lo “constituido” ylo “constituyéndose”, atendiendoespecialmente a las diferencias cuali-tativas entre uno y otro. Aquí el cam-bio cobra otra importancia en laexplicación del proceso y se asociaíntimamente al cambio con la dife-rencia. Se distinguen niveles y frag-mentaciones temporales que repre-sentan una totalidad atravesada pordiferentes tiempos que permiten dis-tinguir los largos períodos de los cor-tos e intermedios, dando lugar a lalarga historia estructural, o al ciclocorto en la coyuntura y el tiempofugaz en la historia acontecimental.Así, la historia muestra distintos rit-mos que ponen en evidencia la for-ma de su temporalidad o la estructu-ra del tiempo histórico (Braudel,Hobsbawm, Koselleck)2.

El tiempo circular –cíclico, intem-poral y repetitivo– se correspondecon paradigmas de sociedades

premodernas o no occidentales. Serepresenta con una línea recta cerra-da, o sea un círculo, que muestra larepetición y el renacer permanentede un ciclo. Todos los puntos de refe-rencia que conforman el círculo son,por lo general, equivalentes entre sísin poder determinar cuál es anteriory cuál es posterior respecto del con-junto de puntos.

Desde la tradición judeocristiana,y sobre todo desde la modernidad, lanoción de tiempo lineal presuponeun desenvolvimiento único y prede-terminado, que se representa conuna línea recta abierta e irreversiblehacia adelante. Esto se debe a quecada uno de los puntos de esta línea,sí resultan diferentes entre sí, demanera que se puede establecer elpunto anterior y el punto posterioren el conjunto de todos ellos.

Las ideas de continuidad y de dis-continuidad en la noción de tiempohistórico se muestran también en lafuerte tensión entre sincronía y dia-cronía, entre necesidad y contingen-cia, entre permanencia y cambio(Benjamin, Nietzsche, Foucault). His-toria y tiempo asumen la subjetividady la diversidad de percepciones sobreel mundo real, presente, pasado yfuturo, intentando conjugar memo-rias y olvidos; imágenes e ideologías;

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Algo sobre tiempo histórico e Historia

Friedrich Nietzche Michel Foucault Georg Hegel Karl Marx

2. Los autores que se indican entre paréntesis

aparecen citados en la bibliografía y es sobre esas

obras historiográficas o filosóficas que se aplica el

análisis aquí sugerido.

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recuerdos y expectativas; experien-cias y proyectos. Desde la metáforaheracliana del río que expresa la ideadel cambio permanente, y el pensa-miento de Parménides que sostienelo permanente sin cambio, la idea detiempo se ha ido nutriendo de loquieto y de lo móvil, prevaleciendo elcambio o la permanencia, según loscasos y, sobre todo, manifestándosela fuerte tensión entre ambas ideas.

Hasta que, seguramente, con laconcepción dialéctica de la historia(Hegel, Marx) cambio y permanenciase combinaron, y esta concepcióninfluyó sobre la noción de tiempoque devino tiempo histórico. De estemodo, el cambio y la permanencia,asociados a la idea de tiempo conti-nuo o discontinuo, se mantuvieroncomo ideas antagónicas hasta que secontempló la posibilidad de que el“movimiento” afectaba sin duda alcambio, pero también a la perma-nencia. Esta consideración resultódecisiva para la noción de historiaque concibe a la realidad históricacomo un proceso único, en la cual loinmutable persiste en tanto lo coyun-tural no desequilibre su funciona-miento. Pero lo propiamente históri-co convierte a lo social en cambiante,produciendo una tensión entre locontinuo y lo discontinuo, porque lo

regular –estructural o permanente–no es natural o fatalmente determi-nado, sino socialmente perpetuadocomo práctica y acción humanas. Esjustamente esta tensión entre loregular y lo azaroso, entre lo necesa-rio y lo contingente, lo que permiteponer en el centro de la realidad his-tórica la noción de tiempo históricocomo una categoría especial para elconocimiento histórico. Esto implica,tal vez, poner el acento en la idea derealidad en movimiento y del presen-te como articulador de tal movimien-to. Si la historia conoce desde el pre-sente y en dirección hacia el pasadoy hacia el futuro, reconocerá un tiem-po asociado con la incertidumbre ycon la ruptura como característicaestructural de la realidad histórica. Lahistoria apuntará a mostrar lo que esirruptivo, discontinuo, diferente, cam-biante y contingente. Ocuparse delestudio de una realidad con estascaracteríticas no le impide a la histo-ria ser reconocida como un conoci-miento fundamentado y crítico (Ben-jamin, Ginzburg, Foucault).

Cuando la historia y el tiempo his-tórico fundamentan su estudio enuna realidad social dinámica, imprevi-sible, contingente, discontinua,incierta o azarosa, aceptan el cambiocomo propio y característico de sí

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Carlo Ginzburg Martin Heidegger Wilhelm Dilthey Hans George Gadamer

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mismos, de la historia y del tiempohistórico– y exhiben, en el procesode la historia, la clave para que semanifieste lo dado –como punto departida– y lo dándose –como meta–,y entre uno y otro se puede entenderesa transformación social que liga lasexperiencias vividas, empíricas, conlas proyecciones y potencialidades de lo esperado (Hegel, Heidegger,Dilthey, Gadamer, Koselleck, Virno).Pero en la noción de cambio puedeverse tanto la idea de continuidad(asociada con la idea de evolución)como de discontinuidad (asociadacon la idea de revolución)

El tiempo histórico se asumecomo un tiempo humano (Vico) y,por lo tanto, no puede desconsiderarlas formas de concepción y conoci-miento de la realidad que la definenen cada momento histórico, porejemplo, como orden y progreso(Vico, Voltaire, Kant, Hegel), comocaos y decadencia (Vico, Nietzche),como condición de la finitud (Hei-degger). De este modo, se comprue-ba la progresiva incorporación a lanoción de tiempo histórico de ciertascategorías que provienen de la termi-nología filosófica o, aun, científica delas ciencias naturales o físicas comoazar, complejidad, caos, incertidum-bre, indeterminación y emergencia.

El tiempo infinito no tienecomienzo ni fin. La idea de infinito seasocia con el tiempo cósmico y losgrandes procesos astronómicos. Encambio, el tiempo finito reconoce ori-gen y fin ya que es un tiempo asocia-do a la vida de los hombres (en quie-nes también se reconoce nacimientoy muerte). Esta noción de tiempo fini-to es la más preponderante en rela-ción con la de tiempo histórico (porejemplo, se ve en las escatologías),mientras que el tiempo semiinfinito(con origen y sin fin), es el más pre-dominante en las nociones de tiem-po referidas a la historia del Universo.

La idea de tiempo finito cobra espe-cial importancia y significación desdela noción heideggeriana de finitud yde la definición de hombre como serpara la muerte. En este sentido, la his-toria y el tiempo histórico consideranla característica de finitud y revalori-zan la dimensión del futuro.

El tiempo histórico cobra fuerzadesde la conciencia de muerte aso-ciada con la finitud del futuro. La his-toria y el tiempo cobran sentido apartir del futuro. Visto así, habría unsentido teleológico que se realiza enese futuro, pero que a la vez, repre-senta las limitaciones del devenir delhombre a lo largo de su historia y desu existencia individual.

El tiempo histórico puede asociar-se a lo necesario o contingente, conreferencia a la libertad, el determinis-mo. Se entiende por necesario lo que no puede no ser, ni ser de otramanera. Se supone que existe unanecesidad empírica, vinculada con elmundo factual. En el pensamientocientífico, la necesidad va unida a lanoción de ley causal, de modo quelas leyes causales son el modelo delo que se cumple de modo universaly necesario. En tal sentido, la nociónde necesidad se relaciona con la dedeterminismo que acepta el sucederde las cosas tal como deben produ-cirse ya que todo está dado y es con-secuencia necesaria de un conjuntode condiciones iniciales. Lo contin-gente, en cambio, trata de aquelloque existe pero podría no existir.

Se entiende por libertad todaacción autodeterminada como pro-ducto de una voluntad exterior a unacadena causal natural. Determinismosería el nexo entre causa y efectosiguiendo leyes naturales, esto es elefecto determinado por la causa. Enel antagonismo libertad-determinis-mo existe el problema, vinculado conuna de las antinomias kantianas, refe-rido a cómo una voluntad (exterior a

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lo natural) podría intervenir en unacadena causal sin ella misma actuarcomo causa natural, esto es, como“interior” a la naturaleza. Análoga-mente al mundo natural, el mundohistórico no escapa al problema delantagonismo, en este caso libre albe-drío-determinismo histórico.

Necesidad y contingencia, liber-tad y determinismo, aplicados a losacontecimientos históricos, al cono-cimiento histórico y al tiempo histó-rico se pueden vincular con el pro-blema de los contrafácticos y con laprevisibilidad: lo que no ocurrió, peropodía haber ocurrido, con lo que fuey podía haber sido de otra manera.Así, el pasado (aquello que fue) nopuede cambiarse (la historia ocurrióde tal manera). ¿Pero no es acasoque esa historia está determinadapor su forma de conocerla y, por lotanto, asume su condición de necesi-dad a partir de esta forma de relato?Acaso, si la historia puede interpre-tarse de diferentes maneras, no apa-recerían la libertad (voluntad, inten-ción) y la contingencia del vínculohecho/conocimiento como concien-cia histórica de una nueva historio-grafía? Convengamos que, si todoconocimiento y toda verdad sonresultado de la construcción historio-gráfica de un momento histórico

particular es porque, en cierto modo,los principios y criterios del conoci-miento admiten ser revisados. Porende, en tanto entendemos el cono-cimiento como construcción perma-nente y fuertemente vinculada conlas condiciones sociales de una épo-ca, queremos subrayar la idea de que la contingencia –algo que en un momento no es puede serlo enotro– predomina como característicade lo histórico porque se acerca a lamultiplicidad de lecturas historiográ-ficas y rescataría la idea del cambiocomo explicación de la diferencia.

Atendiendo solamente al nivel(fáctico) de la historia, el futuro pare-cería más contingente que necesarioporque muestra todas las posibilida-des antes de que se concrete una deellas. El pasado, parecería más cerra-do porque ya se concretó. Sin embar-go, contingencia y necesidad, liber-tad y determinismo adquieren valortanto para el pasado como para elfuturo, porque ese valor viene dadopor el conocimiento de la historia(interpretación) y el tiempo histórico(como forma de establecer las rela-ciones causales y las duraciones) queestablecen las formas de ese pasado.

El tiempo histórico puede enten-derse como la relación pasado-presente-futuro. La historia como

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Giambattista Vico François de Voltaire Tomás Moro Jacques Le Goff

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conocimiento opera articulando lasdimensiones de la temporalidad,desde el presente hacia el pasado yhacia el futuro. La naturaleza muta-ble de la realidad histórica pone alpresente como límite entre lo pro-ducido, experimentado, realizado ylo potencial, proyectado, deseado,dando lugar a la construcción deuna realidad nueva. En este espaciode lo nuevo y diferente arraiga lautopía (Moro, Benjamin) que se tra-duce en múltiples ideales posiblesproyectados (Heidegger). La cons-trucción de lo nuevo no excluye laconservación, en alguna medida, delo viejo (Gadamer), o de lo determi-nado (Marx, Virno). Porque el hom-bre es portador de vivencias y deexperiencias que van conformandosu conciencia, y esta conciencia eshistórica porque tiene o contiene enella a su pasado y, al mismo tiempo,despliega sus potencialidades haciael futuro (Vico, Kant, Hegel, Marx,Heidegger, Gadamer, Dilthey).

El tiempo histórico puede serentendido como las diversas relacio-nes entre pasado, presente y futuro.Diversas, porque se acepta la plurali-dad de tiempos y la combinación deltiempo lineal y el cíclico, la reversibi-lidad y la irreversibilidad, la perma-nencia y el cambio. Además, en esos

vínculos entre pasado, presente yfuturo es posible reconocer la con-ciencia histórica y la forma en quecada sociedad percibe su pasado ysu historicidad, y cómo los represen-ta (Le Goff, Koselleck, Hobsbawm).

La irreversibilidad del tiempo secomprueba en el hecho inevitable depensar el orden de la sucesión tem-poral (que el pasado haya sido pre-sente; que el presente se convierta,obligadamente, en pasado; y que elfuturo se concrete en presente), suce-sión que lleva a que este devenir tem-poral sea lineal e irreversible hacia elpasado y “reversible” hacia el futuro(mientras siga siendo futuro y ya nocuando pase a ser pasado). Las nocio-nes de distancia y de duración articu-lan distintos momentos del tiempo ymiden su intensidad marcando sudesenvolvimiento al compás de susritmos (Bergson, Husserl, Braudel)3. Deahí que la percepción temporal searelativa y que la significación que sele asigne al pasado, al presente o alfuturo genere construcciones subjeti-vas y colectivas diversas.

El presente tiene mayor peso en lanoción de historicidad porque funcio-na como articulador –tal como desa-rrollamos anteriormente– permitien-do conocer el pasado y transformar elfuturo. Para la conciencia histórica,

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Benedetto Croce Edmund Husserl Henri Bergson

3. Recordar que estas características de distancia,

duración, ritmo e intensidad se asocian también

con la no homogeneidad y con la discontinuidad,

ya referidas.

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pasado y futuro no son equivalentes.La experiencia reunida en el pasadolo convierte a este en una totalidadtemporal en la que, sin desconocerlas distinciones entre los anterioresestratos temporales –aludimos aquí ala metáfora de Koselleck–, se confor-ma una imagen única de encadena-miento universal en una larga historia.En cambio, la experiencia de futuro,anticipada como expectativa, muestrauna infinidad de proyectos tempora-les. Esto también refuerza la idea delpresente como articulador, ya queeste puede entenderse como la sumade los pasados posibles y la concre-ción del único realizado, al mismotiempo que el presente se vuelve aabrir hacia el futuro como nuevaspotencialidades y deseos a concretar.Por lo tanto, el presente cierra y con-tiene al pasado (Dilthey, Croce, Caste-llán), pero también abre y despliegael futuro (Hegel, Marx, Heidegger). Elpresente articula pasado y futuro enel devenir del tiempo histórico. Sipasado y presente sólo pueden serconcretados y pensados desde elpresente, podría sostenerse que elpresente es, en sentido estricto, latemporalidad en su máxima expre-sión. El presente constituye la verda-dera experiencia temporal y, a partirde él, es posible reconocer variascombinaciones temporales (Husserl,Bergson, Croce, Hobsbawm).

Presente-pasado, presente-pre-sente y presente-futuro; pasado-futu-ro y futuro-pasado son algunas de lasformas mediante las cuales la subjeti-vidad social incorpora mayor omenor densidad temporal e históricaa su existencia.

Así, podemos identificar lassiguientes situaciones [se alude entreparéntesis a un autor representativotomado como ejemplo]. Un presenteque busca explicarse desde el pasado(Dilthey); un presente que intenta

autoexplicarse en el reconocimientode su contemporaneidad (Croce); unpresente que se despliega hacia elfuturo (Marx); un pasado inconclusoque irrumpe sobre el presente y sirvede inspiración para el futuro (Benja-min); un pasado que pesa sobre elfuturo repitiéndolo en su forma (Vico);un presente que se reconoce comoruptura y diferencia (Foucault, Ginz-burg), son algunas de las manifesta-ciones de la concepción de la tempo-ralidad y expresan algún tipo de expe-

riencia representativa de una determi-nada conciencia histórica. Experienciaen la que cuenta lo realizado y lo norealizado, y lo no realizado cobraimportancia por su condición de posi-bilidad, porque es posible realizarlo.Por eso, el pasado es la recuperaciónde la memoria y del olvido. Miradodesde la conciencia histórica del pre-sente, el pasado es lo que fue y tam-bién lo que no fue. Si, como decíamos,el presente encierra la totalidad delpasado y abre la potencialidad delfuturo (Hegel, Heidegger, Virno), elpresente contiene al pasado que fue yal que no fue, porque cada presenteconstruye su pasado, recupera unafracción de él y esconde una parteque pertenece a su olvido. En todahistoria narrada, en toda memoriarecuperada, esa relación historia-memoria-recuperación-olvido esresultado del recorte que cada pre-sente histórico hace de su pasadopara proyectarse hacia el futuro.

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El presente tiene mayor peso en la noción de historicidad

porque funciona como articulador, permitiendo

conocer el pasado y transformar el futuro.

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De modo que la forma que adoptela vinculación pasado-presente-futuroy sus combinaciones posibles estarádada por el papel –predominante,equivalente o subordinado– de cadauno de los términos de la relación, lacual, en cierto modo, expresa la con-cepción de la historia y representa laexperiencia histórica vivida. Progreso

y decadencia, lentitud y rapidez,irrupción y estabilidad, son algunasde las imágenes que acompañan aestas concepciones del tiempo deacuerdo con el modo en que la con-ciencia histórica –de cada presentehistoriográfico– percibe e imagina lahistoria que construye y la forma queelige para representarla.

ESPACIOS42

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