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OBRA COMPLETA EN POESÍA (2 VV.), STÉPHANE MALLARMÉ (SELECCIÓN). Barcelona: Ediciones 29, 1979 Trad. Pablo Mané * El hijo pródigo ** . I En aquellas en quienes el amor es una naranja seca Que preserva un viejo perfume sin el néctar bermejo, Busqué el Infinito que hace pecar al hombre Y sólo hallé un Abismo enemigo del sueño. ¡El Infinito; sueño altivo que mece en su oleaje Los árboles y los corazones como arena fina! Un Abismo, erizado de zarzas ásperas, donde rueda Un fétido torrente de afeites mezclados con vino! II Oh, la mística, oh la sangrante, oh la enamorada, Loca de aromas de cirio y de incienso, que no supiste Qué Demonio te retorcía el atardecer en que, doliente, Puliste un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Tus rodillas endurecidas por las oraciones ensoñadoras, Beso, y tus pies también que calmarían el mar. Quiero hundir mi cabeza en tus muslos nerviosos Y llorar mi error bajo tu cilicio amargo: Allí, santa mía, embriagado por perfumes extáticos, Olvidando el negro Abismo y el Infinito amado, Luego de haber cantado muy quedo largos cánticos Adormeceré mi mal sobre tu fresca carne. * En algunas traducciones se han introducido variantes. ** L’Enfant prodigue, en «Poemas encontrados» (1862-1898). El poema es del año 1862. «I. Chez celles dont l’amour est une orange sèche / Qui garde un vieux parfum sans le nectar vermeil, / J’ai cherché l’Infini qui fait que l’homme pèche, / Et n’ai trouvé qu’un Gouffre ennemi du sommeil. // L’Infini, rêve fier qui berce dans sa houle / Les arbres et les cœurs ainsi qu’un sable fin! / Un Gouffre, hérissé d’âpres ronces, où roule / Un fétide torrent de fard mêlé de vin! // II. Ô la mystique, ô la sanglante, ô l’amoureuse / Folle d’odeurs de cierge et d’encens, qui ne sus / Quel Démon te tordait le soir où, douloureuse, / Tu léchas un tableau du saint-cœur de Jésus, // Tes genoux qu’ont durcis les oraisons rêveuses, / Je les baise, et tes pieds qui calmerait la mer; / Je veux plonger ma tête en tes cuisses nerveuses / Et pleurer mon erreur sous ton cilice amer; // Là, ma sainte, enivré de parfums extatiques, / Dans l’oubli du noir Gouffre et de l’Infini cher, / Après avoir chanté tout bas de longs cantiques / J’endormirai mon mal sur votre fraîche chair.»

Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

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Page 1: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

OBRA COMPLETA EN POESÍA (2 VV.), STÉPHANE MALLARMÉ (SELECCIÓN). Barcelona: Ediciones 29, 1979 Trad. Pablo Mané* El hijo pródigo**. I En aquellas en quienes el amor es una naranja seca Que preserva un viejo perfume sin el néctar bermejo, Busqué el Infinito que hace pecar al hombre Y sólo hallé un Abismo enemigo del sueño. −¡El Infinito; sueño altivo que mece en su oleaje Los árboles y los corazones como arena fina! −Un Abismo, erizado de zarzas ásperas, donde rueda Un fétido torrente de afeites mezclados con vino! II Oh, la mística, oh la sangrante, oh la enamorada, Loca de aromas de cirio y de incienso, que no supiste Qué Demonio te retorcía el atardecer en que, doliente, Puliste un cuadro del Sagrado Corazón de Jesús. Tus rodillas endurecidas por las oraciones ensoñadoras, Beso, y tus pies también que calmarían el mar. Quiero hundir mi cabeza en tus muslos nerviosos Y llorar mi error bajo tu cilicio amargo: Allí, santa mía, embriagado por perfumes extáticos, Olvidando el negro Abismo y el Infinito amado, Luego de haber cantado muy quedo largos cánticos Adormeceré mi mal sobre tu fresca carne. * En algunas traducciones se han introducido variantes. ** L’Enfant prodigue, en «Poemas encontrados» (1862-1898). El poema es del año 1862. «I. Chez celles dont l’amour est une orange sèche / Qui garde un vieux parfum sans le nectar vermeil, / J’ai cherché l’Infini qui fait que l’homme pèche, / Et n’ai trouvé qu’un Gouffre ennemi du sommeil. // −L’Infini, rêve fier qui berce dans sa houle / Les arbres et les cœurs ainsi qu’un sable fin! / −Un Gouffre, hérissé d’âpres ronces, où roule / Un fétide torrent de fard mêlé de vin! // II. Ô la mystique, ô la sanglante, ô l’amoureuse / Folle d’odeurs de cierge et d’encens, qui ne sus / Quel Démon te tordait le soir où, douloureuse, / Tu léchas un tableau du saint-cœur de Jésus, // Tes genoux qu’ont durcis les oraisons rêveuses, / Je les baise, et tes pieds qui calmerait la mer; / Je veux plonger ma tête en tes cuisses nerveuses / Et pleurer mon erreur sous ton cilice amer; // Là, ma sainte, enivré de parfums extatiques, / Dans l’oubli du noir Gouffre et de l’Infini cher, / Après avoir chanté tout bas de longs cantiques / J’endormirai mon mal sur votre fraîche chair.»

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Galantería macabra*. En uno de esos barrios donde van las caravanas De traperos a pelear y a besar galantemente Una vieja tela que huele a piel de cortesana Y a lapidar los gatos que en el amor se abisman, Como ellos iba: mi alma vagaba por un cielo apagado Parecida al fulgor pleno de vago pánico Que sobre los muros lívidos esbozan sus linternas Cuya mañana enrojece la llama un día frío. Y vi un cuadro fúnebremente grotesco Cuyo sueño aún me pena, y que expongo: Una mujer, muy joven, una indigente, a punto De dar a luz, estaba muerta en un tugurio oscuro. −Sin sacramentos y como un perro−dijo su vecina. Un andrajo negro allí cuelga y por lágrimas de plata Muestra el muro demacrado por sus agujeros: la avaricia Y el incienso rancio van en sus pliegues dando vueltas. Tres sillas esperan al féretro: en el suelo, un cirio Cuya cera ha llorado ya más de un muerto, y luego Un candelero que dejaba, bajo su plata austera, Reír al cobre y, bajo la lluvia, una brizna de boj… * Galanterie Macabre, en «Poemas de juventud (1854-1861). Poema de 1861. «Dans un de ces faubourgs où vont des caravanes / De chiffonniers se battre et baiser galamment / Un vieux linge sentant la peau des courtisanes / Et lapider les chats dans l’amour s’abîmant, // J’allais comme eux: mon âme errait en un ciel terne / Pareil à la lueur pleine de vague effroi / Que sur les murs blêmis ébauche leur lanterne / Dont le matin rougit la flamme, un jour de froid. // Et je vis un tableau funèbrement grotesque / Dont le rêve me hante encore, et que voici: / Une femme, très jeune, une pauvresse, presque / En gésine, était mort en un bouge noirci. // −Sans sacrements et comme un chien−, dit sa voisine. / Un haillon noir y pend et pour larmes d’argent / Montre le mur blafard par ses trous: la lésine / Et l’encens rance vont dans ses plis voltigeant. // Trois chaises attendant la bière: un cierge, à terre, / Dont la cire a déjà pleuré plus d’un mort; puis / Un chandelier, laissant sous son argent austère / Rire le cuivre, et, sous la pluie, un brin de buis… // … Voilà. −Jusqu’ici, rien: il est permis qu’on meure / Pauvre, un jour qu’il fait sale − y qu’un enfant de chœur / Ouvre son parapluie, et, sans qu’un chien vous pleure, / Expédie au galop votre convoi moqueur. // Mais ce qui me fait mal à voir, ce fut, la porte / Lui semblant trop étroite ou l’escalier trop bas, / Un croque-mort grimpant au taudis de la morte / Par la lucarne, avec une échelle, à grands pas. // −La mort a des égards envers ceux qu’elle traque: / Elle enivre d’azur nos yeux, en les fermant; / Puis passe un vieux frac noir et se coiffe d’un claque, / Et vient nous escroquer nos sous, courtoisement.− // Du premier échelon jusqu’au dernier, cet être / Ainsi que Roméo fantasquement volait, / Quand, par galanterie, au bord de la fenêtre / Il déposa sa pipe en tirant le volet. // Je détournai les yeux et m’en allai: la teinte / Où le ciel gris noyait mes songes, s’assombrit, / Et voici que la voix de ma pensée éteinte / Se réveilla, parlant comme le Démon rit. // Dans mon cœur où l’ennui pend ses drapeaux funèbres / Il est un sarcophage aussi, le souvenir. / Là, parmi des onguents pénétrant les ténèbres, / Dort Celle à qui Satan riva mon avenir. // Et le Vice, jaloux d’y fixer sa géhenne, / Veut la porter en terre et frappe aux carreaux; mais / Tu peux attendre encor, cher croque-mort: −ma haine / Est là dont l’œil vengeur l’emprisone à jamais.»

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… Eso. − Nada hasta aquí: se puede morir Pobre un día sucio y un monaguillo puede Abrir su paraguas y, sin que un perro te llore, Despachar al galope tu cortejo burlón. Mas lo que me causó más dolor fue ver que la puerta Pareció demasiado estrecha o la escalera demasiado baja Al enterrador, quien trepó al aposento de la muerta Por el tragaluz sirviéndose de una escalera, que subió dando zancadas. La muerte tiene consideraciones con aquellos a quienes asedia: Embriaga de azur nuestros ojos, cerrándolos, Viste luego un viejo frac negro y se toca con una galera Para sonsacarnos los cuartos de cortesía. Desde el primer peldaño hasta el último, este ser Tal como Romeo fantástico volaba Cuando, por galantería, junto a la ventana Depositó su pipa y abrió el postigo. Aparté la mirada y me fui: el matiz Donde el cielo gris ahogaba mis ensueños se ensombreció Y he aquí que la voz de mi pensamiento, apagada, Despertó, para hablar como el Demonio ríe. En mi corazón, donde el hastío cuelga sus banderas fúnebres, Existe un sarcófago también, el recuerdo. Allí, entre sus ungüentos que penetran las tinieblas, Duerme Aquella a quien Satanás fijará mi porvenir. Y el Vicio, celoso por imprimir allí su infierno, Quiere llevarla a la tierra y golpea los cristales, mas Ya no puedes esperar, querido enterrador: mi odio Está donde el ojo vengador lo aprisiona para siempre.

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Saludo*. Nada, esta espuma, verso virgen Que no designa más que el corte; Así lejos se sumerge un grupo De sirenas muchas veces al envés. Navegamos, oh diversos Amigos míos, conmigo ya en la popa Sois la fastuosa vanguardia que corta El fluir de rayos e inviernos; Una bella embriaguez me incita Sin temer siquiera el cabeceo A llevar de pie este saludo Soledad, arrecife, estrella A todo cuanto mereciera La blanca inquietud de nuestra tela.

* «Salut» (1893), exergo o texto que encabeza el volumen Poesías (Ed. Deman, 1899), escrito en cursivas y a modo de brindis. «Rien, cette écume, vierge vers / À ne désigner que la coupe; / Telle loin se noie une troupe / Se sirènes mainte à l’envers. // Nous navigons, ô mes divers / Amis, moi déjà sur la poupe / Vous l’avant fastueux qui coupe / Le flot de foudres et d’hivers; // Une ivresse belle m’engage / Sans craindre même son tangage / De porter debout ce salut // Solitude, récif, étoile / À n’importe ce qui valut / Le blanc souci de notre toile.»

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El Infortunio*. Por sobre el ganado aturdido de los hombres Brincaban en claridades las salvajes melenas De los mendigos del azur el pie en nuestros caminos. Un negro viento sobre su marcha desplegado en pendones La flagelaba con tal frío hasta la carne, Que en ella hendía también irritables surcos. Siempre con la esperanza de encontrar el mar, Viajaban sin pan, sin bastones y sin urnas, Mordiendo el limón de oro del ideal amargo. La mayoría jadeaba en los desfiles nocturnos, Embriagándose de dicha al ver manar su sangre, ¡Oh Muerte, el único beso en las bocas taciturnas! Su derrota se debe a un ángel muy poderoso De pie en el horizonte en la desnudez de su espada: Una púrpura se coagula en el seno que lo reconoce.

* «Le Guignon» (1862), en Poesías. «Au-dessus du bétail ahuri des humains / Bondissaient en clartés les sauvages crinières / Des mendieurs d’azur le pied dans nos chemins. // Un noir vent sur leur marche éployé pour bannières / La flagellait de froid tel jusque dans la chair, / Qu’il y creusait aussi d’irritables ornières. // Toujours avec l’espoir de rencontrer la mer, / Ils voyageaient sans pain, sans bâtons et sans urnes, / Mordant au citron d’or de l’idéal amer. // La plupart râla dans les défilés nocturnes, / S’enivrant du bonheur de voir couler son sang, / Ô Mort le seul baiser aux bouches taciturnes! // Leur défaite, c’est par un ange très puissant / Debout à l’horizon dans le un de son glaive: / Une pourpre se caille au sein reconnaissant. // Ils tètent la douleur comme ils tétaient le rêve / Et quand ils vont rythmant des pleurs voluptueux / Le peuple s’agenouille et leur mère se lève. // Ceux-là sont consolés, sûrs et majestueux; / Mais traînent à leurs pas cent frères qu’on bafoue, / Dérisoires martyrs de hasards tortueux. // Le sel pareil des pleurs ronge leur douce joue, / Ils mangent de la cendre avec le même amour, / Mais vulgaire ou bouffon le destin qui les roue. // Ils pouvaient exciter aussi comme un tambour / La servile pitié des races à voix ternes, / Égaux de Prométhée à qui manque un vautour! // Non, vils et fréquentant les déserts sans citerne, / Ils courent sous le fouet d’un monarque rageur, / Le Guignon, dont le rire inouï les prosterne. // Amants, il saute en croupe à trois, le partageur! / Puis le torrent franchi, vous plonge en une mare / Et laisse un bloc boueux du blanc couple nageur. // Grâce à lui, si l’un souffle à son buccin bizarre, / Des enfants nous tordront en un rire obstiné / Qui, le poing à leur cul, singeront sa fanfare. // Grâce à lui, si l’urne orne à point un sein fané / Par une rose qui nubile le rallume, / De la bave luirá sur son bouquet damné. // Et ce squelette nain, coiffé d’un feutre à plume / Et botté, dont l’aisselle a pour poils vrais des vers, / Est pour eux l’infini de la vaste amertume. // Vexés ne vont-ils pas provoquer le pervers, / Leur rapière grinçant suit le rayon de lune / Qui neige en sa carcasse et qui passe à travers. // Désolés sans l’orgueil qui sacre l’infortune, / Et tristes de venger leurs os de coups de bec, / Ils convoitent la haine, au lieu de la rancune. // Ils sont l’amusement des racleurs de rebec, / Des marmots, des putains et de la vieille engeance / Des loqueteux dansant quand le broc est à sec. // Les poëtes bons pour l’aumône ou la vengeance, / Ne connaissant le mal de ces dieux effacés, / Les disent ennuyeux et sans intelligence. // «Ils peuvent fuir ayant de chaque exploit assez, / Comme un vierge cheval écume de tempête / Plûtot que de partir en galops cuirassés. // «Nous soûlerons d’encens le vainqueur dans la fête: / Mais eux, pourquoi n’endosser pas, ces baladins, / D’écarlate haillon hurlant que l’on s’arrête!» // Quand en face tous leur ont craché les dédains, / Nuls et la barbe à mots bas priant le tonnerre, / Ces héros excédés de malaises badins // Vont ridiculement se pendre au réverbère.»

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Ellos maman el dolor como mamaban el sueño Y cuando van ritmando llantos voluptuosos El pueblo se arrodilla y su madre se levanta. Aquellos son consolados, seguros y majestuosos; Pero arrastran a su paso cien hermanos escarnecidos, Irrisorios mártires de azares tortuosos. La misma sal de las lágrimas roe su dulce mejilla, Ellos comen ceniza con el mismo amor, Pero vulgar o bufón, que el destino que los apalea. Ellos podían excitar también como un tambor La servil piedad de las razas de voces apagadas, ¡Iguales de Prometeo a quienes falta un buitre! No, viles y asiduos de los desiertos sin cisterna, Ellos corren bajo el látigo de un monarca rabioso, El Infortunio, cuya risa inaudita los prosterna. ¡Amantes, él monta en la grupa de a tres, el desprendido! Luego, franqueado el torrente, te zambulle en un charco Y deja un terrón fangoso de la blanca pareja nadadora. Gracias a él, si alguien sopla su extraña caracola, Unos niños nos retorcerán en una risa obstinada Y, con el puño en su culo, remedarán su fanfarria. Gracias a él, si la urna adorna puntualmente un seno marchito Con una rosa que núbil lo vuelve a encender, La baba brillará sobre su ramillete maldito. Y este esqueleto enano, tocado con un fieltro con plumas Y con botas, cuya axila tiene por pelos verdaderos gusanos, Para ellos es el infinito de la vasta amargura. Vejados, ellos no provocarán al perverso, Su espada rechinante sigue el rayo de la luna, Que nieva en su armazón y que pasa a través. Desolados sin el orgullo que consagra la desdicha, Y tristes de vengar sus huesos de los picotazos, Ellos codician el odio en lugar del rencor. Ellos son la diversión de los malos tañedores de rabeles De los muchachos, las putas y de la vieja ralea De andrajosos que danzan cuando la jarra se ha secado.

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Los poetas buenos para la limosna o la venganza, Que no conocen el mal de estos dioses eclipsados, Los llaman aburridos y sin inteligencia. «Ellos pueden huir, teniendo suficiente de cada hazaña, Como un caballo virgen espuma tempestades En lugar de partir en galopes acorazados. Embriagaremos de incienso al vencedor en la fiesta: Pero ellos, ¡por qué no vestir a esos comediantes Con harapos escarlatas que vociferan que nos detengamos!» Cuando de frente todos les han escupido los desdenes, Inútiles y con la barba con palabras bajas implorando el trueno, Estos héroes hartos de malestares bromistas Van ridículamente a colgarse de una farola.

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Las ventanas*. Hastiado del triste hospital y del fétido incienso Que sube en medio del blancor trivial de las cortinas Hacia el gran crucifijo aburrido del muro vacío El moribundo hipócrita endereza una vieja espalda, Se arrastra y va, menos por entibiar su podredumbre Que por ver el sol en las piedras, a pegar Los pelos blancos y los huesos de la magra figura A las ventanas que un bello rayo claro quiere curtir. Y la boca, afiebrada y de azur azulado hambrienta, Así, joven, ella fue a respirar su tesoro, ¡Una piel virginal y de otrora! Ensucia con un largo beso amargo los tibios rombos de oro. Ebrio, él vive, olvidando el horror de los santos óleos, Las tisanas, el reloj y el lecho inflijido, La tos; y cuando la noche sangra entre las tejas, Su ojo, en el horizonte ahíto de luz, Ve galeones de oro hermosos como cisnes Sobre un río de púrpura y de perfumes dormir ¡mientras acunan el relámpago salvaje y rico de sus líneas en una gran displicencia cargada de recuerdo! Así, presa del disgusto del hombre con el alma dura Arrellanado en la dicha donde solo sus apetitos Comen, y que se empeña en buscar esta basura Para ofrecerla a la mujer que da el pecho a sus pequeños,

* «Les Fenêtres» (1862), en Poesías. «Las du triste hôpital, et de l’encens fétide / Qui monte en la blancheur banale des rideaux / Vers le grand crucifix ennuyé du mur vide, / Le moribond sournois y redresse un vieux dos, // Se traîne et va, moins pour chauffer sa pourriture / Que pour voir le soleil sur les pierres, coller / Les poils blancs et les os de la maigre figure / Aux fenêtres qu’un beau rayon clair veut hâler, // Et la bouche, fiévreuse et d’azur bleu vorace, / Telle, jeune, ella alla respirer son trésor, / Une peau virginale et de jadis! encrasse / D’un long baiser amer les tièdes carreaux d’or. // Ivre, il vit, oubliant l’horreur des saintes huiles, / Les tisanes, l’horloge et le lit infligé, / La toux; et quand le soir saigne parmi les tuiles, / Son œil, à l’horizon de lumière gorgé, // Voit des galères d’or, belles comme des cygnes, / Sur un fleuve de pourpre et de parfums dormir / En berçant l’éclair fauve et riche de leur lignes / Dans un grand nonchaloir chargé de souvenir! // Ainsi, pris du dégout de l’homme à l’âme dure / Vautré dans le bonheur, où ses seuls appétits / Mangent, et qui s’entête à chercher cette ordure / Pour l’offrir à la femme allaitant ses petits, // Je fuis et je m’accroche à toutes les croisées / D’où l’on tourne l’épaule à la vie, et, béni, / Dans leur verre, lavé d’éternelles rosées, / Que dore le matin chaste de l’infini // Je me mire et me vois ange! et je meurs, et j’aime / −Que la vitre soit l’art, soit la mysticité− / À renaître, portant mon rêve en diadème, / Au ciel antérieur où fleurit la Beauté! // Mais, hélas! Ici-bas est maître: sa hantise / Vient m’écœurer parfois jusqu’en cet abri sûr, / Et le vomissement impur de la Bêtise / Me force à me boucher le nez devant l’azur. // Est-il moyen, ô Moi qui connais l’amertume, / D’enfoncer le cristal par le monstre insulté / Et de m’enfuir, avec mes deux ailes sans plume / −Au risque de tomber pendant l’éternité?»

Page 9: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Huyo y me agarro a todas las encrucijadas Desde donde se da la espalda a la vida y, bendito, En su cristal, lavado por eternos rocíos, Que dora la mañana casta del Infinito ¡Me miro y me veo ángel! ¡Y muero y quiero −que el cristal sea el arte, que sea el misticismo− renacer llevando mi sueño como una diadema, en el cielo anterior donde florece la Belleza! Pero ¡ay! Aquí abajo es amo: su obsesión Viene a descorazonarme a veces, aún en este seguro refugio Y el vómito impuro de la Idiotez Me obliga a taparme la nariz ante el azur. ¿En medio adecuado, oh Yo que conozco la amargura, derribar el cristal por el monstruo insultado y huir con mis dos alas sin pluma −a riesgo de caer durante la eternidad?

Page 10: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Renovación*. La primavera enfermiza ha expulsado tristemente Al invierno, estación del arte sereno, al invierno lúcido, Y, en mi ser a quien la sangre taciturna preside La impotencia se estira en un largo bostezo. Crepúsculos blancos se entibian bajo mi cráneo Que un círculo de hierro encierra como una vieja tumba Y triste, yerro tras un sueño vago y bello, Por los campos donde la savia inmensa se pavonea. Luego caigo enervado por perfumes de árboles, hastiado, Y excavando con mi cara una fosa para mi sueño, Mordiendo la tierra cálida donde brotan las lilas, Espero, abismándome, que mi aburrimiento se eleve… −Sin embargo, el Azur se ríe sobre los arbustos y el insomnio De tantos pájaros en flor gorjeando al sol.

* «Renouveau» (1864), en Poesías. «La printemps maladif a chassé tristement / L’hiver, saison de l‘art serein, l‘hiver lucide, / Et dans mon être à qui le sang morne préside / L’impuissance s’étire en un long bâillement. // Des crépuscules blancs tiédissent sous mon crâne / Qu’un cercle de fer serre ainsi qu’un vieux tombeau, / Et, triste, j’erre après un rêve vague et beau, / Par les champs où la sève immense se pavane // Puis je tombe énervé de parfums d’arbres, las, / Et creusant de ma face une fosse à mon rêve, / Mordant la terre chaude où poussent les lilas, // J’attends, en m’abîmant que mon ennui s’élève… / −Cependant l’Azur rit sur la haie et l’eveil / De tant d’oiseaux en fleur gazouillant au soleil.»

Page 11: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Angustia*. Yo no vengo este atardecer a vencer tu cuerpo, oh bestia En la que van los pecados de un pueblo, ni a excavar En tus cabellos impuros una triste tempestad Bajo el incurable hastío que derrama mi beso: Pido a tu lecho el pesado dormir sin sueños Que se cierne bajo las cortinas desconocidas del remordimiento Y que puedes degustar tras tus negras mentiras, Tú, que de la nada sabes más que los muertos. Pues el Vicio, al roer mi nativa nobleza, Me ha marcado como a ti con su esterilidad, Pero, mientras tu seno de piedra está habitado Por un corazón al que el diente de ningún crimen hiere Yo huyo, lívido, derrotado, obsesionado por mi sudario Con miedo a morir cuando me acuesto solo.

* «Angoisse» (1864), en Poesías. «Je ne viens pas ce soir vaincre ton corps, ô bête / En qui vont les péchés d’un peuple, ni creuser / Dans tes cheveux impurs une triste tempête / Sous l’incurable ennui que verse mon baiser: // Je demande à ton lit le lourd sommeil sans songes / Planant sous les rideaux inconnus du remords, / Et que tu peux goûter après tes noirs mensonges, / Toi qui sur le néant en sais plus que les morts: // Car le Vice, rongeant ma native noblesse, / M’a comme toi marqué de sa stérilité, / Mais tandis que ton sein de pierre est habité // Par un cœur que la dent d’aucun crime ne blesse, / Je fuis, pâle, défait, hanté par mon linceul, / Ayant peur de mourir lorsque je couche seul.»

Page 12: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Cansado del amargo reposo…* Cansado del amargo reposo en que mi pereza ofende Una gloria por la que otrora escapé de la infancia Adorable de los bosques de rosas bajo el azur Natural, y más las siete veces del pacto duro De excavar cada vigilia una fosa nueva En el terreno avaro y frío de mi cerebro, Sepulturero sin piedad por la esterilidad, −¿Qué decir a esta Aurora, oh Sueños, visitado Por las rosas, cuando, temeroso de sus rosas lívidas, El vasto cementerio una los agujeros vacíos?− Quiero abandonar el Arte voraz de un país Cruel, y, sonriendo a los reproches envejecidos Que me hacen mis amigos, el pasado, el genio, Y mi lámpara que sin embargo conoce mi agonía, Imitar al Chino de corazón límpido y fino De quien el éxtasis puro es pintar el fin Sobre sus tazas de nieve a la luna arrebatada De una extraña flor que perfuma su vida Transparente, la flor que ha olido, niño, En la filigrana azul del alma que se injerta. Y, la muerte tal como el único sueño del sabio, Sereno, escogeré un joven paisaje Que pintaré una vez más sobre las tazas, distraído. Una línea de azur delgada y pálida sería Un lago, entre el cielo de porcelana desnuda, Un claro creciente perdido por una blanca nube Empapa su cuerno calmo en el cristal de las aguas, No lejos de tres grandes pestañas de esmeralda, cañas.

* «Las de l’amer repos…» (1866), en Poesías. «Las de l’amer repos où ma paresse offense / Une gloire pour qui jadis j’ai fui l’enfance / Adorable des bois de roses sous l’azur / Naturel, et plus las sept fois du pacte dur / De creuser par veillée une fosse nouvelle / Dans le terrain avare et froid de ma cervelle, / Fossoyeur sans pitié pour la stérilité, / −Que dire à cette Aurore, ô Rêves, visité / Par les roses, quand, peur de ses roses livides, / Le vaste cimetière unira les trous vides?− / Je veux délaisser l’Art vorace d’un pays / Cruel, et, souriant aux reproches vieillis / Que me font mes amis, le passé, le génie, / Et ma lampe qui sait pourtant mon agonie, / Imiter le Chinois au cœur limpide et fin / De qui l’extase pure est de peindre la fin / Sur ses tasses de neige à la lune ravie / D’un bizarre fleur qui parfume sa vie / Transparente, la fleur qu’il a sentie, enfant, / Au filigrane bleu de l’âme se greffant. / Et la mort telle avec le seul rêve du sage, / Serein, je vais choisir un jeune paysage / Que je peindrais encor sur les tasses, distrait. / Une ligne d’azur mince et pâle serait / Un lac, parmi le ciel de porcelaine nue, / Un clair croissant perdu par une blanche nue / Trempe sa corne calme en la glace des eaux, / Non loin de trois grands cils d’émeraude, roseaux.»

Page 13: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

El campanero*. Mientras la campana despierta su voz clara Al aire puro y límpido y profundo de la mañana Y pasa sobre el niño que arroja por agradarle Un ángelus entre la lavanda y el tomillo, El campanero rozado por el pájaro que él aclara Cabalgando tristemente y gimoteando latines Sobre la piedra que tiende la cuerda secular No escucha llegar a él más que un tintineo lejano. Yo soy ese hombre. ¡Ay! de la noche deseosa Inútilmente tiro el cable que llama al Ideal Con fríos pecados se divierte un plumaje fiel, ¡Y la voz solo me llega a pedazos y hueca! Pero, un día, cansado de haber tirado en vano, Oh Satán, quitaré la piedra y me colgaré.

* «Le Sonneur» (1862), en Poesías. «Cependant que la cloche éveille sa voix claire / À l’air pur et limpide et profond du matin / Et passe sur l’enfant qui jette pour lui plaire / Un angelus parmi la lavande et le thym, // Le sonneur effleuré par l’oiseau qu’il éclaire, / Chevauchant tristement en geignant du latin / Sur la pierre qui tend la corde séculaire, / N’entend descendre à lui qu’un tintement lointain. // Je suis cet homme. Hélas! de la nuit désireuse, / J’ai beau tirer le câble à sonner l’Idéal, / De froids péchés s’ébat un plumage féal, // Et la voix ne me vient que par bribes et creuse! / Mais, un jour, fatigué d’avoir enfin tiré, / Ô Satan, j’ôterai la pierre et me pendrai».

Page 14: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Tristeza de verano*. El sol, sobre la arena, oh luchadora adormecida, En el oro de tus cabellos calienta un baño lánguido Y, consumiendo el incienso sobre tu mejilla enemiga, Mezcla con las lágrimas un brebaje amoroso. De ese blanco resplandor la inmutable calma Te ha hecho decir, entristecida, oh mis besos temerosos, «¡Nunca seremos una sola momia Bajo el antiguo desierto y las palmas felices!» ¡Pero la cabellera es un río tibio, Donde ahogar sin escalofríos el alma que nos obsesiona Y encontrar esa Nada que tú no conoces! Yo probaré el afeite llorado por tus párpados, Para ver si sabe dar al corazón que golpeaste La insensibilidad del azur y de las piedras.

* «Tristesse d’été» (1862), en Poesías. «Le soleil, sur le sable, ô lutteuse endormie, / En l’or de tes cheveux chauffe un bain langoureux / Et, consumant l’encens sur ta joue ennemie, / Il mêle avec les pleurs un breuvage amoureux. // De ce blanc flamboiement l’immuable accalmie / T’a fait dire, attristée, ô mes baisers peureux / “Nous ne serons jamais une seule momie / Sous l’antique désert et les palmiers heureux!” // Mais la chevelure est une rivière tiède, / Où noyer sans frissons l’âme qui nous obsède / Et trouver ce Néant que tu ne connais pas. // Je goûterai le fard pleuré par tes paupières, / Pour voir s’il sait donner au cœur que tu frappas / L’insensibilité de l’azur et des pierres.»

Page 15: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

El Azur*. Del eterno Azur la serena ironía Agobia, bella indolente como las flores, Al poeta impotente que maldice su genio A través de un desierto estéril de Dolores. Fugitivo, los ojos cerrados, lo siento que mira Con la intensidad de un remordimiento aterrador, Mi alma vacía. ¿Adónde huir? ¿Y qué noche despavorida Arrojar, jirones, arrojar a ese desdén lamentable? ¡Nieblas, subid! ¡Verted vuestras cenizas monótonas Con largos harapos de bruma en los cielos Que ahoguen el marasmo lívido de los otoños Y edificad un gran cielo raso silencioso! Y tú, sal de los estanques letárgicos y recoge Al volver el limo y las pálidas cañas, Amado Hastío, para tapar con mano nunca cansada Los grandes agujeros azules que hacen, traviesos, los pájaros. ¡Otra vez! ¡Que sin pausa las tristes chimeneas Humeen y que de hollín una errante prisión Extinga en el horror de sus negras estelas El sol que se muere amarillento en el horizonte! −El Cielo ha muerto−. ¡A ti acudo! Otorga, oh materia, El olvido del Ideal cruel y del Pecado A este mártir que llega a compartir la litera Donde se acuesta el ganado feliz de los hombres, * «L’Azur» (1866), en Poesías. «De l’éternel Azur la sereine ironie / Accable, belle indolemment comme les fleurs, / Le poëte impuissant qui maudit son génie / À travers un désert stérile de Douleurs. // Fuyant, les yeux fermés, je le sens qui regarde / Avec l’intensité d’un remords atterrant, / Mon âme vide. Où fuir? Et quelle nuit hagarde / Jeter, lambeaux, jeter sur ce mépris navrant? // Brouillards, montez! versez vos cendres monotones / Avec de longs haillons de brume dans les cieux / Que noiera le marais livide des automnes, / Et bâtissez un grand plafond silencieux! // Et toi, sors des étangs léthéens et ramasse / En t’en venant la vase et les pâles roseaux, / Cher Ennui, pour boucher d’une main jamais lasse / Les grands trous bleus que font méchamment les oiseaux. // Encor! que sans répit les tristes cheminées / Fument, et que de suie une errante prison / Éteigne dans l’horreur de ses noires traînées / Le soleil se mourant jaunâtre à l’horizon! // −Le Ciel est mort.− Vers toi, j’accours! Donne, ô matière, / L’oubli de l’Idéal cruel et du Péché / À ce martyr qui vient partager la litière / Où le bétail heureux des hommes est couché, // Car j’y veux, puisque enfin ma cervelle, vidée / Comme le pot du fard gisant au pied d’un mur, / N’a plus l’art d’attifer la sanglotante idée, / Lugubrement bâiller vers un trépas obscur… // En vain! l’Azur triomphe, et je l’entends qui chante / Dans les cloches. Mon âme, il se fait voix pour plus / Nous faire peur avec sa victoire méchante, / Et du métal vivant sort en bleus angelus! // Il roule par la brume, ancien et traverse / Ta native agonie ainsi qu’un glacier sûr; / Où fuir dans la révolte inutile et perverse? / Je suis hanté. L’Azur!, l’Azur!, l’Azur!, l’Azur!».

Page 16: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Pues allí quiero, ya que al fin mi cerebro, vaciado Como el pote de afeites que yace al pie de un muro, Ya no posee el arte de embadurnar la sollozante idea, lóbregamente bostezar hacia un deceso oscuro… ¡En vano! El Azur triunfa y lo oigo cantar En las campanas. Se ha hecho voz, alma mía, para Asustarnos más con su cruel victoria, ¡Y del metal vivo sale en ángelus azules! Rueda por la bruma, antiguo, y atraviesa Tu nativa agonía como un acero seguro; ¿Adónde huir en la revuelta inútil y perversa? Estoy hechizado. ¡El Azur! ¡el Azur! ¡el Azur! ¡el Azur!

Page 17: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Brisa marina*. La carne está triste, ¡ay!, y he leído todos los libros. ¡Huir! ¡Allá lejos huir! ¡Siento que hay pájaros ebrios De hallarse entre la espuma desconocida y los cielos! Nada, ni los viejos jardines reflejados por los ojos, Retendrá a este corazón que en la mar se empapa, ¡Oh noches! ni la claridad desierta de mi lámpara Sobre el vacío papel que la blancura defiende Y ni la joven mujer que amamanta a su hijo. ¡Partiré! Steamer que balanceas tus mástiles, ¡Leva el ancla hacia una exótica naturaleza! ¡Un Hastío, desolado por las crueles esperanzas, Aún cree en el adiós supremo de los pañuelos! Y, tal vez, los mástiles que invitan a las tormentas Son de aquellos que un viento inclina sobre los naufragios Perdidos, sin mástiles, sin mástiles, ni fértiles islotes… Pero ¡oh corazón mío, escucha el cantar de los marineros!

* «Brise Marine» (1865), en Poesías. «La chair est triste, hélas! et j’ai lu tous les livres. / Fuir! là-bas fuir! Je sens que des oiseaux sont ivres / D’être parmi l’écume inconnue et les cieux! / Rien, ni les vieux jardins reflétés par les yeux / Ne retiendra ce cœur qui dans la mer se trempe / Ô nuits! ni la clarté déserte de ma lampe / Sur le vide papier que la blancheur défend, / Et ni la jeune femme allaitant son enfant. / Je partirai! Steamer balançant ta mâture / Lève l’ancre pour une exotique nature! / Un Ennui, désolé par les cruels espoirs, / Croit encore à l’adieu suprême des mouchoirs! / Et, peut-être, les mâts, invitant les orages / Sont-ils de ceux qu’un vent penche sur les naufrages / Perdus, sans mâts, sans mâts, ni fertiles îlots… / Mais, ô mon cœur, entends le chant des matelots!»

Page 18: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Don del poema*. ¡Te traigo la criatura de una noche Idumea! Negra, con el ala sangrante y pálida, desplumada, Por el vidrio quemado de especias y de oro, Por los cristales helados, ¡ay!, otra vez apagados, La aurora se lanzó sobre la lámpara angelical. ¡Palmas! y cuando ella mostró esta reliquia A este padre que ensayaba una sonrisa enemiga, La soledad azul y estéril se estremeció. Oh, la arrulladora, con tu hija y la inocencia De tus pies fríos, acoge un horrible nacimiento: Y tu voz que recuerda viola y clavecín, ¿Con el dedo marchito oprimirás el seno Por el cual corre con blancor sibilino la mujer hacia los labios que el aire del virgen azur hace padecer de hambre?

* «Don du poème» (1865), en Poesías. «Je t’apporte l’enfant d’une nuit d’Idumée! / Noire, à l’aile saignante et pâle, déplumée, / Par le verre brûlé d’aromates et d’or, / Par les carreaux glacés, hélas! mornes encor, / L’aurore se jeta sur la lampe angélique. / Palmes! et quand elle a montré cette relique / À ce père essayant un sourire ennemi, / La solitude bleue et stérile a frémi. / Ô la berceuse, avec ta fille et l’innocence / De vos pieds froids, accueille une horrible naissance: / Et ta voix rappelant viole et clavecin, / Avec le doigt fané presseras-tu le sein / Par qui coule en blancheur sibylline la femme / Pour des lèvres que l’air du vierge azur affame?»

Page 19: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

La cabellera vuelo…* La cabellera vuelo de una llama al extremo Occidente de deseos para desplegarla entera Se posa (yo diría morir una diadema) Hacia la frente coronada su antiguo hogar. Mas sin oro suspirar que esta viva nube La ignición del fuego siempre interior Originalmente sola continúa En la joya del ojo verídico o riente. Una desnudez de héroe tierno difama Aquella que, sin mover astro ni fuego con el dedo Con sólo simplificar con gloria a la mujer Logró con su cabeza fulgurante la hazaña De sembrar de rubíes la duda que ella desuella Como una jovial y tutelar antorcha.

* «La chevelure vol…» (1887), en Poesías. «La chevelure vol d’une flamme à l’extrême / Occident de désirs pour la tout éployer / Se pose (je dirai mourir un diadème) / Vers le front couronné son ancien foyer // Mais sans or soupirer que cette vive nue / L’ignition du feu toujours intérieur / Originellement la seule continue / Dans le joyau de l’œil véridique ou rieur // Une nudité de héros tendre diffame / Celle qui ne mouvant astre ni feux au doigt / Rien qu’à simplifier avec gloire la femme / Accomplit par son chef fulgurante l’exploit // De semer de rubis le doute qu’elle écorche / Ainsi qu’une joyeuse et tutélaire torche.»

Page 20: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Santa*. En la ventana recelando El sándalo antiguo que se desdora De su viola chispeante Otrora con flauta o mandolina Está la Santa pálida, extendiendo El libro antiguo que se despliega Con el Magnificat fluyente Otrora según vísperas y completas: En esta vidriera de ostensorio Que roza un arpa por el Ángel Formada con su vuelo vespertino Para la delicada falange Del dedo que, sin el antiguo sándalo Ni el Antiguo libro, ella balancea Sobre el plumaje instrumental, Ella, música del silencio. * «Sainte» (1865), en Poesías. «À la fenêtre recélant / Le santal vieux qui se dédore / De sa viole étincelant / Jadis avec flûte ou mandore, // Est la Sainte pâle, étalant / Le livre vieux qui se déplie / Du Magnificat ruisselant / Jadis selon vêpre et complie: // À ce vitrage d’ostensoir / Que frôle une harpe par l’Ange / Formée avec son vol du soir / Pour la délicate phalange // Du doigt, que, sans le vieux santal / Ni le vieux livre, elle balance / Sur le plumage instrumental, / Musicienne du silence.»

Page 21: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Abanico*. De la Señora Mallarmé. Teniendo por lenguaje Nada más que su batir en los cielos El futuro verso se desprende Del hogar muy preciado Ala abatida la mensajera Este abanico si es él El mismo por quien detrás Tuyo algún espejo ha relucido Límpido (donde volverá a descender Perseguida en cada grano Un poco de invisible ceniza Única que me entristece) Siempre así se aparezca Entre tus manos sin pereza.

* «Éventail» (1891), en Poesías. «Avec comme pour langage / Rien qu’un battement aux cieux / Le futur vers se dégage / Du logis très précieux // Aile tout bas la courrière / Cet éventail si c’est lui / Le même par qui derrière / Toi quelque miroir a lui // Limpide (où va redescendre / Pourchassée en chaque grain / Un peu d’invisible cendre / Seule à me rendre chagrin) // Toujours tel il apparaisse / Entre tes mains sans paresse.»

Page 22: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

Otro abanico*. De la señorita Mallarmé. Oh, soñadora, para que me zambulla En la pura delicia sin camino, Has de saber, con una sutil mentira, Proteger mi ala en tu mano. Un frescor de crepúsculo Te viene con cada batir Cuyo golpe prisionero hace retroceder El horizonte delicadamente. ¡Vértigo! He aquí que estremece El espacio como un gran beso Que, loco por nacer para nadie, No puede surgir ni apaciguarse. ¡Siente el paraíso no domado Así como una risa sepultada Escurrirse de la comisura de tu boca Al fondo del unánime pliegue! El cetro de las riberas rosas Estancadas sobre los atardeceres de oro, eso es, Este blanco vuelo cerrado que tú pones Contra el fuego de un brazalete. * «Autre éventail» (1884), en Poesías. «Ô rêveuse, pour que je plonge / Au pur délice sans chemin, / Sache, par un subtil mensonge, / Garder mon aile dans ta main. // Une fraîcheur de crépuscule / Te vient à chaque battement / Dont le coup prisonnier recule / L’horizont délicatement. // Vertige! voici que frissonne / L’espace comme un grand baiser / Qui, fou de naître pour personne, / Ne peut jaillir ni s’apaiser. // Sens-tu le paradis farouche / Ainsi qu’un rire enseveli / Se couler du coin de ta bouche / Au fond de l’unanime pli! // Le sceptre des rivages roses / Stagnants sur les soirs d’or, ce l’est, / Ce blanc vol fermé que tu poses / Contre le feu d’un bracelet.».

Page 23: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

El virgen, el vivaz…* El virgen, el vivaz y el hermoso día de hoy ¡Nos desgarrará con un golpe de ala ebrio Este lago duro olvidado que pena bajo la escarcha El transparente glaciar de los vuelos que no han huido! Un cisne de otrora recuerda que él es Magnífico pero que sin esperanza se rinde Por no haber cantado la región donde vivir Cuando del estéril invierno resplandeció el hastío. Todo su cuello agitará esta blanca agonía Por el espacio infligida al ave, que lo niega, Pero no el horror del suelo donde el plumaje está preso. Fantasma que a este lugar su puro brillo asigna, Él se inmoviliza en el sueño frio de desprecio Que viste en medio del exilio inútil el Cisne.

* «Le vierge, le vivace…» (1885), en Poesías. «Le vierge, le vivace et le bel aujourd’hui / Va-t-il nous déchirer avec un coup d’aile ivre / Ce lac dur oublié que hante sous le givre / Le transparent glacier des vols qui n’ont pas fui! // Un cygne d’autrefois se souvient que c’est lui / Magnifique mais qui sans espoir se délivre / Pour n’avoir pas chanté la région où vivre / Quand du stérile hiver a resplendi l’ennui. // Tout son col secouera cette blanche agonie / Par l’espace infligée à l’oiseau qui le nie, / Mais non l’horreur du sol où le plumage est pris. // Fantôme qu’à ce lieu pur éclat assigne, / Il s’immobilise au songe froid de mépris / Que vêt parmi l’exil inutile le Cygne.»

Page 24: Selección de poemas, Stéphane Mallarmé

La tumba de Edgar Poe*. Así como en Sí mismo finalmente la eternidad lo transforma, ¡El Poeta despierta con su espada desnuda A su siglo horrorizado por no haber reconocido Que la muerte triunfaba en esta voz extraña! Ellos, como un vil sobresalto de hidra que escuchara otrora al ángel Otorgar un sentido más puro a las palabras de la tribu Proclamaron muy alto el sortilegio bebido En la corriente sin honor de alguna negra mezcla. Al suelo y la nube hostiles, ¡oh queja! Si nuestra idea no esculpe con ellos un bajo relieve, Con el que la tumba de Poe deslumbrante se adorne, Tranquilo bloque aquí abajo caído de un desastre oscuro Que este granito al menos muestre para siempre su hito A los negros vuelos del Blasfemo dispersos en el futuro.

* «Le tombeau d’Edgar Poe» (1876), en Poesías. «Tel qu’en Lui-même l’éternité le change, / Le poëte suscite avec un glaive un / Son siècle épouvanté de n’avoir pas connu / Que la mort triomphait dans cette voix étrange! // Eux, comme un vil sursaut d‘hydre oyant jadis l’ange / Donner un sens plus pur aux mots de la tribu / Proclamèrent très haut le sortilege bu / Dans le flot sans honneur de quelque noir mélange. // Du sol et de la nue hostiles, ô grief! / Si notre idée avec ne sculpte un bas-relief / Dont la tombe de Poe éblouissante s’orne // Calme bloc ici-bas chu d’un désastre obscur / Que ce granit du moins montre à jamais sa borne / Aux noirs vols du Blasphème épars dans le futur.»