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Otros artículos de interés Desarme de las Farc, desarme de la sociedad La derrota Párrafo peligroso Es hora de darle una oportunidad a la paz "La paz es tan grande, que rebasa la coyuntura política" ¿Un 'show' necesario? Los Soldados colombianos: Víctimas de La Guerra Jurídica Miradas desde Cuba al proceso de paz Mucho ruido y pocas nueces “Nos estamos preparando para el posconflicto” ISSN 0123-2894 Circulación nacional JULIO 2016 SEPARATA SEPARATA ESPECIAL Pág 2 Pág 2 Pág 2 Pág 3 Pág 4 Pág 4 Pág 5 Pág 6 Pág 8 Pág 8 PATRIA - UNIÓN - PROGRESO 55 años ACORE ¿Un 'show' necesario? Por: Salud Hernández-Mora / Medio: El Tiempo Fue frustrante observar moverse, fresco y altivo, a quien ordenaba los crímenes más despiadados. ¿Fue ineludible otorgar tratamiento de jefe de Estado a alias Timochenko? Juntarlo con los dictadores Castro o Maduro no importaba, pero con Bachelet, la fotografía chirriaba. ¿Resultaba imprescindible montar un ‘show’ internacional y otorgarles el papel de abnegados y legítimos guerreros, defensores de los co- lombianos desprotegidos? Santos llegó al extremo de declarar: “La lucha por sus convicciones ya no será armada”. Quedamos notificados de que acribillar secuestrados, enviar cocaína al car- tel de Sinaloa y obligar a abortar un bebé de 8 meses son “con- vicciones”. Pasa pág. 4 Desarme de las Farc, desarme de la sociedad Desde las redes sociales se han replicado hashtags sobre la paz y el fin de la guerra; cientos de personas se han emocionado hasta el llanto, y el espíritu de muchos se siente menos pesado. Por: Claudia Morales /Medio: El Espectador En otra orilla está una mayoría apabullada, desesperada y llena de odio. Y en la mitad, estamos los que entendemos que se da un paso importante para la historia pero preferimos actuar con cautela y seguir expresando las dudas. Pasa pág. 2 Foto: zonacero.com

Separata Medios Julio 2016

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¿Un 'show' necesario? Salud Hernández-Mora / Medio: El Tiempo. Desarme de las Farc, desarme de la sociedad, Claudia Morales /Medio: El Espectador. La derrota. Párrafo peligroso. Es hora de darle una oportunidad a la paz. "La paz es tan grande, que rebasa la coyuntura política". Los Soldados colombianos: Víctimas de La Guerra Jurídica. Miradas desde Cuba al proceso de paz. Mucho ruido y pocas nueces. “Nos estamos preparando para el posconflicto”

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Page 1: Separata Medios Julio 2016

Otros artículos de interés

Desarme de las Farc, desarme de la sociedad

La derrota

Párrafo peligroso

Es hora de darle una oportunidad a la paz

"La paz es tan grande, que rebasa la coyuntura política"

¿Un 'show' necesario?

Los Soldados colombianos: Víctimas de La Guerra Jurídica

Miradas desde Cuba al proceso de paz

Mucho ruido y pocas nueces

“Nos estamos preparando para el posconflicto”

ISSN 0123-2894 Circulación nacional

JULIO 2016SEPARATA

SEPA

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Pág 8

PATRIA - UNIÓN - PROGRESO

55 añosACORE

¿Un 'show' necesario?Por: Salud Hernández-Mora / Medio: El Tiempo

Fue frustrante observar moverse, fresco y altivo, a

quien ordenaba los crímenes más despiadados.

¿Fue ineludible otorgar tratamiento de jefe de Estado a alias Timochenko? Juntarlo con los dictadores Castro o Maduro no importaba, pero con Bachelet, la fotografía chirriaba. ¿Resultaba imprescindible montar un ‘show’ internacional y otorgarles el papel de abnegados y legítimos guerreros, defensores de los co-

lombianos desprotegidos? Santos llegó al extremo de declarar: “La lucha por sus convicciones ya no será armada”. Quedamos notificados de que acribillar secuestrados, enviar cocaína al car-tel de Sinaloa y obligar a abortar un bebé de 8 meses son “con-vicciones”. Pasa pág. 4

Desarme de las Farc, desarme de la sociedadDesde las redes sociales se han replicado hashtags sobre la paz y el fin de la guerra; cientos de personas se han emocionado hasta el llanto, y el espíritu de muchos se siente menos pesado.

Por: Claudia Morales /Medio: El Espectador

En otra orilla está una mayoría apabullada, desesperada y llena de odio. Y en la mitad, estamos los que entendemos que se da un paso importante para la historia pero preferimos actuar con cautela y seguir expresando las dudas. Pasa pág. 2

Foto: zonacero.com

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2 SEPARATA MEDIOS/ julio / 2016

Desarme de las Farc, desarme de la sociedad

Desde las redes sociales se han replicado hashtags sobre la paz y el fin de la guerra; cientos de personas se han emocionado hasta el llanto, y el espíritu de muchos se siente menos pesado.

Por: Claudia Morales /Medio: El Espectador

En otra orilla está una mayoría apabu-llada, desesperada y llena de odio. Y en la mitad, estamos los que entendemos que se da un paso importante para la historia pero preferimos actuar con cautela y se-guir expresando las dudas.No es menor el reto de sentarse a nego-ciar con una guerrilla que se transformó en un grupo criminal y que ha sostenido sus rentas con la ilegalidad de la minería, el narcotráfico, el tráfico de armas, la ex-torsión y el secuestro. Y también es muy fácil echarles la culpa de todos los males a los alzados en armas intentando igno-rar que la guerra también tiene el com-bustible de la corrupción, la injusticia, el hambre y la intolerancia.Es en ese sentido que entendí las de-claraciones del alcalde de Cali, Maurice Armitage, cuando dijo que las Farc deben

pedir perdón pero nosotros también, y las reacciones que eso provocó en parte son la motivación de esta columna. Es que nos encanta exigir a los madrazos, marginarnos de las responsabilidades y los deberes que tenemos como ciudada-nos, y hablar de culpas como si todos fuéramos ajenos a las desgracias que en tantos casos fueron provocadas por indolencia, por votar mal, por aplicar la ley del más vivo, porque es normal pagar coimas, porque el más rico tiene más posi-bilidades, porque es paisaje ver morir de hambre o en las puertas de los hospitales a niños y viejitos, y porque está bien que los pobres vivan miserablemente.Los acuerdos del fin del conflicto anun-ciados en el momento que escribo este texto y los definitivos que conoceremos el próximo semestre no acabarán con

ninguno de los componentes antes men-cionados. Por eso invito a varias refle-xiones más allá del marco de lo que pase con las Farc y a pensar como individuos que componemos una sociedad: ¿Qué tan conscientes somos del impacto que tiene nuestra manera de votar? ¿Somos capaces de respetar la opinión del otro? ¿Podemos responder con argumentos y no con gritos e insultos? ¿Qué tan dis-puestos estamos a perdonar? ¿Tenemos claro el beneficio de pensar en los demás? ¿Qué tan indolentes somos frente a las distintas y crudas realidades del país?A las Farc les tengo infinita desconfianza, y miedo también; a este gobierno le he criticado tantas mentiras y desaciertos y tengo y tendré varias preguntas sobre la implementación de lo que prometen bajo la figura del posconflicto. No creo

que la paz se firme en Cuba, tampoco creo que la guerra termine con los acuer-dos, sí reconozco que será histórico que una porción importante de esa guerrilla se desmovilice y que es significativo que muchos fusiles se silencien.Exijo como ciudadana verdad, repara-ción y garantía de no repetición, y quiero pensar que el Estado será capaz de llenar esos espacios donde la ilegalidad es la ley y que la clase política y la sociedad, toda, será capaz de vigilar, proponer y ayudar a que la imperfección de un proceso no termine en la muerte de sus posibili-dades. Quiero incorporar el verbo creer en mi día a día y soñar con que a la par con el desarme de las Farc, también ven-drá el desarme de palabras y actitudes. Sólo así será posible vislumbrar la paz y hacer realidad el fin de la guerra.

La derrotaPor: Rafael Nieto Loaiza / Medio: El Colombiano

Obvio: mejor que las Farc dejen de matar-nos a que sigan haciéndolo. Después, ayer no se firmó “la paz”. Se ratificó un cese al fuego bilateral que ya operaba de facto y se estableció que dejarán las armas de manera progresiva a partir de la firma del acuerdo final. Mientras tanto las Farc seguirán delinquiendo. Y, esto sí es un avance, se aclaró que las armas se entregarían a la ONU.Así que hay que aplaudir que la marca “Farc” desaparezca. Pero urgen un par de advertencias. La primera es que cuan-do ello ocurra no habrá fin del “conflicto armado” porque quedan dos guerrillas, el Eln fortalecido con hombres y territo-rios de las Farc, y la disidencia del Epl, y múltiples bandas criminales. Y sola-mente habrá disminución de la violencia si y solo si, por un lado, el proceso de re-inserción de desmovilizados es exitoso,

porque de otra manera solo alimenta-rán la delincuencia, como ocurrió en El Salvador y Guatemala y, por el otro, el Estado logra asestar un golpe definitivo al narcotráfico, que es la gasolina de la violencia. Y en materia de narcotráfico en lugar de avanzar hemos dado un salto atrás de quince años. Por cuenta del Gobierno, tenemos el mismo número de narcocultivos que en el 2001, no hay erra-dicación, y sí un mensaje permanente de que es un error la lucha contra el narco-tráfico y que la marihuana no solo no es dañina sino que es medicinal.La segunda es que el costo para la de-mocracia y las instituciones republica-nas ha sido descomunal:a. Las Farc y el Gobierno, con compli-cidad del Congreso, rompieron el prin-cipio de la soberanía popular cuando se arrogaron la función constituyente, es decir, el poder de definir el texto de la Constitución, al determinar que los pac-tos de Cuba harán parte del bloque de constitucionalidad.b. Hicieron añicos la Constitución y la sustituyeron al darle ese poder a la guerrilla y al Gobierno, al emascular al Congreso, al establecer una justicia espe-

cial de paz paralela e independiente del sistema ordinario, al establecer límites a las funciones de control de la Corte Constitucional, y al alterar el mecanismo de aprobación de leyes para que no haya suficiente discusión, análisis o control.c. Se rompió la separación e independen-cia de los poderes públicos y se acabó el sistema de frenos y contrapesos indis-pensable en una democracia al otorgar facultades al presidente para que le-gisle sin límite y medida, al permitir que el Gobierno y las Farc decidan quiénes serán los jueces de la justicia especial de paz, al establecer que esa justicia estará por encima de las altas Cortes, y al dejar al Congreso como un mero notario frente a los proyectos de ley y de reforma cons-titucional que proponga el Gobierno.d. Con todo ello, se permitió que un gru-po criminal redefiniera el modelo políti-co y judicial del país.e. Se premió el uso de la violencia como instrumento político no solo al dejar sin castigo real a los que asesinan sino al darles beneficios políticos como la ca-pacidad de definir la Constitución, dar-les jurisdicciones electorales especiales para ser elegidos y control de medios de

comunicación, y permitirles quedarse con sus fortunas criminales, beneficios que aquellos que nunca han matado ni han violado el código penal no tienen ni tendrán.f. Se trató a los responsables de los más horribles crímenes de lesa humanidad y de guerra, como iguales, se les puso al mismo nivel del Estado, dándoles una legitimidad que no tienen y, de manera simultánea, poniendo en duda la pre-eminencia ética del Estado en el uso de la fuerza.g. Se perdió en la mesa de negociación lo que con tantas vidas y sangre había ganado la Fuerza Pública y se puso a los soldados y policías en una posición ju-rídica y política inferior a la de los crimi-nales.Se puede seguir. Repito, hay que aplaudir que las Farc dejen de matar. Pero acá no hubo sino unos ganadores: los crimina-les. Los demás, la democracia, las insti-tuciones republicanas y los ciudadanos de pie, los que nunca han asesinado ni cometido ningún crimen, la inmensa ma-yoría, perdieron. Por eso no hubo fiesta en las calles ni celebración. La única vic-toria es de las Farc.

Párrafo peligroso

Por: Gustavo Álvarez gardeazabal / Medio: ADN

He estado leyendo cuidadosamente el documento que se firmó en La Habana entre el presidente Santos y el jefe de las Farc y hay un párrafo que genera preocu-paciones por el alcance que puede tener y que debería al menos, si no ser discu-tido públicamente en los medios, si por lo menos ser eliminado por el gobierno y los firmantes del acuerdo.El párrafo en mención dice “luchar con-tra las organizaciones criminales (…) que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz y la refrendación”.Podemos suponer que esa lucha que harán gobierno y Farc será contra la Bacrim?, será contra los elenos?. O será contra los que ellos dos decla-ren o decreten como “enemigos que amenacen la construcción de la paz y la refrendación” ?Si la única refrendación es el plebiscito, podrá hacerse democráticamente una campaña por el NO o, ¿ el gobierno de

Santos y las Farc declarará a quienes se opongan a esa refrendación como ene-migos, y se decretará otra guerra o se consumará un atropello contra la de-cisión ciudadana?Peligroso párrafo ese por muchas ra-zones puesto que si admitimos que se está acordando el final de una guerra, no puede quedar expresamente delimitada y autorizada la forma de comenzar otra inmediatamente.Autorizar la lucha conjunta de Farc y Gobierno Santos contra los supuestos enemigos que amenacen la refrendación de la paz , implica obligatoriamente que como ella solo se refrendará a través de un plebiscito, se permitirá una cacería de brujas contra todos aquellos colom-bianos, uribistas o no, antisantistas o no, antiguerrilleros o no , que pregonen vo-tar por el NO.En otras palabras se firmó una paz para comenzar otra guerra el día que se con-voque oficialmente el plebiscito.

Foto: nacion.com

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3Edición 561 /SEPARATA MEDIOS

Es hora de darle una oportunidad a la paz: Gonzalo Restrepo

Desde hace 13 meses el empresario Gonzalo Restrepo López integra el equipo negociador del Gobierno con la guerrilla Farc.

Por: El colombiano

Con visión empresarial llegó Gonzalo Restrepo López a la mesa de negociacio-nes de La Habana. Dice que el acuerdo de paz ayudará a la economía.El 20 de mayo de 2015 el presidente Juan Manuel Santos convocó a los medios de comunicación para hacer una declara-ción pública. Allí afirmó que era nece-sario acelerar el proceso de negociación de paz con las Farc porque la “paciencia de los colombianos no es infinita, llegó el momento de decidir”.Además de Humberto de la Calle Lombana, Sergio Jaramillo y los genera-les Óscar Naranjo y Jorge Enrique Mora Rangel, en el estrado también estaban dos figuras nuevas: la canciller María Ángela Holguín y el empresario antio-queño Gonzalo Restrepo López. Se tra-taba de la llegada de dos negociadores quienes, con un perfil ejecutivo, preten-dían darles mayor dinámica a las con-versaciones con la guerrilla. “No estarán permanentemente en La Habana, pero sí irán con frecuencia para ayudar al equi-po negociador”.Y lo lograron porque 13 meses después se alcanzó un acuerdo en el punto tres del Fin del Conflicto. Y en todo este pro-ceso ha sido fundamental el papel de un hombre de empresas como Gonzalo Restrepo López, quien con su sabiduría y visión industrial al frente de grandes conglomerados como el Grupo Éxito, al que catapultó al lugar en el que está hoy, ayudó a destrabar parte de la agenda de conversaciones que no avanzaba.“El costo de lo que habrá que hacer por los acuerdos en el campo no es muy su-perior a lo que como colombianos de-beríamos, de todas maneras, hacer si queremos reducir la iniquidad y la po-breza”, dice Restrepo.Según el empresario, un acuerdo con las Farc permitirá al empresariado llegar a un país al que poco acceso ha tenido por el conflicto armado colombiano.“Creo que con este acuerdo se le abre toda una oportunidad a los empresarios porque es un nuevo y grandísimo país al que tendrán acceso. Las Farc entran a participar de un sistema, pero el hecho de empezar a asociarse, a crear coopera-tivas, también los hace empresarios. Las Farc van a necesitar a los empresarios para aprender de todo su conocimiento para acceder a los mercados. Lo que pa-sará es que los empresarios descubren un mercado nuevo y Colombia se hará cada vez más próspera y productiva”, afirma Restrepo.Construir paísDespués de tantas y tantas horas acom-pañando un equipo de negociadores, dando ideas, aportando conocimiento y sugiriendo soluciones, Restrepo López asegura que es hora de construir un país con el compromiso de todos.Y allí juegan un papel clave no solo la clase política, los sindicatos, la socie-dad civil, sino también los empresarios, grandes y pequeños, quienes desde una óptica solidaria, de responsabilidad so-cial, apoyen lo que se viene pactando con la guerrilla que, en su concepto, tam-bién está comprometida a transformarse para hacer parte de ese nuevo país que está en construcción.

“El compromiso más grande es para las mismas Farc y para el Gobierno Nacional porque el jueves pasado se firmó un acuerdo frente a seis presidentes y al secretario general de las Naciones Unidas. Es un compromiso que si bien todavía no está firmado en el papel como acuerdo total, ya es muy definitivo, precisamente, por los testigos del hecho”, dice.Agrega que en ese andamiaje produc-tivo las Farc quieren encajar mediante el aprendizaje agrícola para crear sistemas asociativos y tener acceso a los mercados.“Una empresa no es solo la que tiene una asamblea general, una cooperativa tam-bién lo es. El esquema asociativo en el campo es una estrategia que pretenden llevar a cabo las Farc. Por ejemplo Japón es un país donde el 70 % de las empre-sas son cooperativas. A estos señores los veo estudiando todo este tipo sistemas asociativos. En Colombia hemos tenido muchos casos como el de la Federación de Cafeteros o las asociaciones de ca-caoteros”.Sobre el reto que tienen las Farc para en-cajar en la sociedad, su proceso de adap-tación a la vida productiva y el acompa-ñamiento que debería hacer el sector empresarial, Restrepo López habló en exclusiva con EL COLOMBIANO y estas fueron sus reflexiones.

APERTURA DE LA CLASE EMPRESARIAL A LOS DESMOVILIZADOSLos hábitos de un guerrillero y de un empleado en la industria son diferen-tes. ¿Cómo se ha planteado la ayuda para que tanto ese empleado (antes guerrillero) como el empleador se preparen y tengan éxito en esta nueva relación?“Obviamente que son diferentes. No es que el pasado jueves se arregló el país. Nos estamos dando la oportunidad para construir el país, de un nuevo comienzo. He sentido que las Farc están decididas a cumplir todo lo acordado. Ellos tienen sus convicciones y allí van a continuar unidos, no en la guerra sino en la políti-ca. Todos los grupos de interés debemos participar en la construcción de la políti-ca y así como en ese escenario estarán las antiguas Farc como grupo político, estará también toda la sociedad, inclu-yendo a los empresarios”.¿Y cuál es el papel de la clase empre-sarial en esa tarea?“Considero que el empresariado es ab-solutamente trascendental en un país. Ya no estamos en un mundo de capitalismo salvaje, pero tampoco en uno en que el Estado todo lo puede. Esta es la época de la empresa socialmente responsable. Una empresa que no cuide lo ecológico, que no pague bien, que no comprenda que tiene que tener una responsabilidad que está por encima de sus grupos de interés, no tendrá mucho que ver en la participación del futuro”.¿Según lo que ha observado, qué visión empresarial pretenden desa-rrollar las Farc?“Creo que ellos quieren trabajar por un campo que tiene un coeficiente Gini con una diferencia enorme al de las ciudades. La apertura de ese campo va a permitir

que empresas que existen pero muchas más que no han nacido, y que por miedo no han incursionado en estas zonas, van a tener enormes posibilidades. Veo a es-tos señores con el ánimo de trabajar, de aprender, de estudiar, de llevar a cabo sistemas asociativos para tener acceso a los mercados”.

LOS RETOS EN MATERIA DE FORMACIÓN Y DE CONSTRUCCIÓN DE SOCIEDADHay unos retos muy grandes para en-tregar herramientas intelectuales y sociales a los guerrilleros que se des-movilicen ¿Cómo se va a materializar todo esto?“Cada solución a cada problema trae uno nuevo. Eso es la construcción de un país. No soy tan ingenuo para pensar de que al llegar la paz ya se construyó un nuevo país o que se podrá hacer de una mane-ra rápida. Soy del pensamiento de Joan Manuel Serrat de que se hace camino al andar, pero hay que andar todos en una misma dirección. No creo que a los 180 días del día D ya van a estar creadas to-das las cooperativas, que los empresa-rios van a estar en esas regiones históri-camente abandonadas”.¿Qué entidades se van a estructurar para llevar a cabo todo lo que se viene en materia de desmovilización de los guerrilleros de las Farc?“En este momento la responsabilidad le corresponde más al Ministerio del Posconflicto en la etapa de transición, y luego a otras entidades que van a tener que crearse para ese fin porque los recursos siempre serán escasos. Afortunadamente no es el caso de la tie-rra en Colombia, pero hay que trabajar de una manera ordenada y por priori-dades. Seguramente también va a haber desengaños, fracasos, etc, pero no hay que desfallecer”.¿Qué casos asociativos hay en el país que se puedan mostrar en esas pro-puestas?“Existen. Uno de ellos lo impulsó el pa-dre De Roux (Francisco) con ayuda de la comunidad europea en el Magdalena Medio, no exentos de fracasos, como el de la curuba que les dejó muchas leccio-nes positivas y otros casos muy exitosos como el del cacao”.

LOS IMPUESTOS, UNA CARGA QUE MUCHOS TEMEN QUE SEA SUPERIORUna de las inquietudes grandes de los empresarios es si tendrán que pagar nuevos impuestos para financiar el pro-ceso. ¿Qué podría decir al respecto?“Con los impuestos hay que tener mucho cuidado. Creo que en Colombia, más o menos, unas 3.500 empresas, si no me equivoco, son las que contribuyen duro al Gobierno Nacional en carga impositiva y que hay muchas o que son irregulares, o simplemente no contribuyen. Ya se está llegando a unas tasas de impues-tos en las empresas que son excesivas, donde ya es muy difícil, así se sea muy eficientes, de producir excedentes”.¿Usted cree que la reforma tributaria permitirá responder a un esquema más amplio de tributación?“Entiendo que la reforma tributaria que

está planteada pretende grabar menos a las empresas y extender la base. Pero solo hay dos maneras de hacerlo: una, buscando más empresas que contribu-yan y allí es donde a la ilegalidad hay que meterla a la legalidad y, otra, exten-diendo el IVA. Me parece que el IVA tiene demasiadas exenciones, es un impuesto transversal y fácil de manejar porque todo el mundo tiene una caja registra-dora y así es fácil detectar. Hasta yo sería favorable, y sé que esto políticamente no es popular, que el IVA se podría au-mentar ligeramente. Pero si esto no va acompañado de una lucha frontal con-tra la corrupción, contra el contrabando y los comercios ilegales vamos a lograr muy poco. Hay que ampliar la base, es la única manera de no subir tanto los im-puestos. Un asunto como la paz permite, y lo dejo como inquietud, un mecanismo de excepción que podría ser estudiado para analizar todo el espectro tributario. Es la oportunidad de rediseñar institu-ciones, el esquema tributario, quitar mu-chas de las exenciones que hay en este momento”.

NO HAY QUE CAER EN TRIUNFALISMOS, TODAVÍA HAY ASPECTOS QUE FALTAN¿Qué cuidados hay que tener, sin tener todavía firmado el acuerdo final, para no sobredimensionar lo que ocurrió el pasado jueves en La Habana?“Todavía faltan aspectos muy impor-tantes de la negociación. Son puntos que están ya en discusión de temas que fueron cerrados en su esquema general y falta lo más importante, que es el apoyo del pueblo colombiano. Vimos la sema-na pasada cómo los ingleses tomaron una decisión. No podemos hacer nada más que respetarla y decir que ojalá y les vaya bien con esa determinación. En Colombia vamos a tener la oportunidad de tomar una decisión (proceso refren-datorio de los acuerdos de La Habana) sobre lo que aquí se está negociando. Como país, como sociedad, teniendo en cuenta lo que cuesta una sola vida y el respeto que debemos tener por los otros, tenemos que reflexionar sobre qué es lo mejor para las nuevas genera-ciones, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos”.¿Siente convencidos a los gremios so-bre las implicaciones que tendrá el acuerdo que se firmó entre Gobierno y Farc?“No he tratado con ellos en los últimos días. Pero seamos honestos, hay unos gremios que creen en la paz otros que no. Dentro de cada uno hay empresarios que creen en la paz, habrá otros que no creen en la paz o, al menos, en esta paz. Me parece muy difícil pensar en un co-lombiano que no quiere la paz. Algunos dirán que la harían de esta o de aquella manera. Hay que recordar que este es un diálogo entre iguales, no entre vence-dores y vencidos, entre dos partes que respetan sus ideas, sus convicciones y son capaces de llegar a un terreno neu-tral donde se aceptan unas reglas de juego. Lo que les pediría a los gremios es que si nos dimos por tantos años la opor-tunidad de la guerra, ¿ahora por qué no nos damos a oportunidad de la paz?”.

Page 4: Separata Medios Julio 2016

4 SEPARATA MEDIOS/ julio / 2016

"La paz es tan grande, que rebasa la coyuntura política": Expresidente César GaviriaPor: Argemiro Piñeros Moreno / Medio: Colprensa.

Uno de los colombianos que fue testigo el jueves pasado en La Habana, Cuba, de cómo la guerrilla de las Farc firmaba la terminación de su guerra armada fue alguien que les combatió ferozmente, el expresidente César Gaviria Trujillo.

Hoy, así como lo hizo durante su gobierno, se declara un con-vencido de que la paz es mejor que la guerra, así la misma no se pueda pactar de la forma más perfecta.Anuncia que estará en la plaza pública defendiendo el plebis-cito, explicando los alcances del mismo y aclarando a los colom-bianos que la construcción de la paz es un largo camino, por lo que no duda en asegurar que la elección presidencial del 2018 la volverá a marcar este tema.¿Qué significado tiene la fir-ma del cese bilateral al fuego realizado el jueves pasado en La Habana?Es un evento de la mayor im-portancia política y simbólica y un paso adelante del país, la verdad es que las Farc han sido el movimiento guerrillero más grande que ha habido en la historia en América Latina, el mejor entrenado, preparado y jerarquizado, que ha tenido en jaque a Colombia desde su creación, en el año 62. Con la Constitución del 91 logramos recoger algunos grupos y quedó pendiente las Farc.¿Y cómo cree que se logró que las Farc le apostaran al diálogo?Tuvimos que pasar por ese pro-ceso complejo que fue el Plan Colombia, el fortalecimiento de la Fuerza Pública del presidente Uribe y hasta llegar a tener el Ejército y la Policía más grandes

de América Latina para que esta gente entendiera que no tenía ninguna posibilidad por medio de las armas. Fueron las victo-rias militares las que permiti-eron sentar a la mesa a las Farc, pero sigue siendo una guerrilla muy grande, perturbadora, fi-nanciada por el narcotráfico y otro tipo de ingresos como la minería ilegal, al igual que ex-torsiones, secuestros. Era un problema que el país tenía en materia de seguridad y violen-cia, y el presidente Santos ha hecho un trabajo juicioso, in-teligente y muy preciso, que re-quirió cuatro años para llegar al punto donde hemos llegado.¿Comparte la opinión del ex-presidente Álvaro Uribe de que esta paz está herida?No tenemos una paz herida, tenemos es una guerra con las Farc, nadie se puede engañar. El camino que nos queda es: o escogemos la paz imperfecta –porque no hay paces perfec-tas– o seguimos en la guerra. Uno podría preguntarse ¿fue el proceso con los paramili-tares una paz perfecta? Pues no. Produjo resultados, hubo verdad en muchos casos, unos están en la cárcel, no muchos, otros están extraditados, pero la inmensa mayoría de los para-militares que confesaron delitos de lesa humanidad están por la calle. La justicia colombiana no tuvo la capacidad de juzgarlos, esos procesos son imperfectos.

Imperfecta fue la Ley de Justicia y Paz y nadie está diciendo que fue un mal paso. La paz con las Farc solo es po-sible así. Si tuviéramos la posi-bilidad de meterlos en la cár-cel y detenerlos, pero no se ha hecho, entonces la gente se va a tener que decidir entre esa paz imperfecta, que ofrece el presi-dente Santos, o la guerra perfec-ta que están ofreciendo algunos de sus opositores.¿Cómo va a hacer el Estado para cumplir todos estos acuerdos, en especial el próximo Presidente de la República?A mí eso no me preocupa, la construcción de la paz va a ser un proceso largo. El jueves se acabó la guerra con las Farc, pero la construcción de la paz va a implicar un gran esfuerzo por desarrollar ciertas regiones en lo agropecuario, devolverle la dignidad a muchos campesi-nos que han vivido atemoriza-dos en un ambiente de guerra y se debe hacer mucha inversión pública en muchas regiones del país y eso va a tomar más de un gobierno. Las elecciones del 2018 van a ser acerca de cómo va la paz, de si sí la estamos construyendo, de qué no está saliendo bien, van a volver a ser sobre eso, como lo fueron las elecciones de hace dos años.¿Cree que sí se puede llegar a cumplir lo acordado en el tema agrario?El Estado colombiano se ha for-

talecido a lo largo de estos años, ha crecido en su capacidad fis-cal, en sus instrumentos. No he visto ninguno de los acuer-dos del proceso que sea inal-canzable, nos cogieron en una minicrisis financiera que le va a poner presión al Gobierno, pero hay suficiente voluntad para sacar este proceso adelante.¿El país podrá entender la aplicación de la justicia transicional para estos gue-rrilleros?Toca esperar, se tienen los cri-terios básicos con los cuales se va a trabajar, se sabe que va a haber justicia transicional para la guerrilla, pero también la va a haber para los militares y em-presarios. Va a haber un tribu-nal -uno de los temas pendien-tes- y eso tendrá que estar ce-rrado máximo en 45 días, porque al plebiscito no podremos llegar sino con el acuerdo firmado.¿Le preocupa que la campaña del plebiscito sea muy hostil, de mucha confrontación?No creo. La gente estará muy inquisitiva preguntando so-bre los acuerdos, que son muy largos y complejos, pero tras estas semanas que vienen van a poder dar un voto ilustrado, consciente, porque no hay que estar de acuerdo totalmente con lo pactado por el Gobierno para poder hacer la paz en esos términos. Mucha gente quisiera acuerdos con aspectos que no están contenidos, muchos dicen

‘es que estos tipos tienen que ir a una cárcel con barras’, pero nadie se sienta en una mesa para negociar que lo metan a una cárcel de barras y ningún país del mundo lo ha hecho.¿Está siendo el país y la oposición muy fuertes con el presidente Santos y el proce-so de paz?Al presidente Santos le ha costado mucho políticamente un proceso que ha sido tan lar-go y que se ha prestado, más que oposición, para que haya mucho escepticismo, porque la gente ya estaba perdiendo la esperanza de que esto nos fuera a llevar a buen puerto, pero esa esperanza ha vuelto. El jueves se definió el fin de la guerra y creo que vamos a po-der trabajar sobre eso y sacar adelante el plebiscito, y el país va a tener una ruta distinta. Hay muchos más problemas, pero no soy de los que cree que porque a la gente le guste o no el presidente Santos va a votar a favor o en contra de la paz. La paz es un tema tan grande y tan importante que rebasa las consideraciones políticas de coyuntura.¿Lo vamos a ver haciendo campaña por el plebiscito?Claro que sí. Mi partido, la to-talidad de la representación parlamentaria y los cuerpos colegiados, están con la paz y el proceso y lo vamos apoyar con mucho entusiasmo.

¿Un 'show' necesario?Por: Salud Hernández-Mora / Medio: El tiempo

Fue frustrante observar moverse, fresco y altivo, a quien ordenaba los crímenes más despiadados.

¿Fue ineludible otorgar trata-miento de jefe de Estado a alias Timochenko? Juntarlo con los dictadores Castro o Maduro no importaba, pero con Bachelet, la fotografía chirriaba.¿Resultaba imprescindible mon-tar un ‘show’ internacional y otorgarles el papel de abnegados y legítimos guerreros, defen-sores de los colombianos des-protegidos? Santos llegó al ex-tremo de declarar: “La lucha por sus convicciones ya no será ar-mada”. Quedamos notificados de que acribillar secuestrados, en-

viar cocaína al cartel de Sinaloa y obligar a abortar un bebé de 8 meses son “convicciones”.Fue frustrante observar mo-verse, fresco y altivo, a quien ordenaba los crímenes más despiadados, y escuchar su discurso cargado de reproches y acusaciones. Ni una palabra de arrepentimiento, ni un perdón salió de los labios de ‘Timochenko’. De nuevo marcó la pauta de lo que se avecina: los tribunales especiales dedi-carán más tiempo a revisar los crímenes de los paramilitares y

a perseguir civiles que a juzgar a jefes subversivos. Olvida ese señor que no representa a na-die, ni siquiera a toda su tropa porque muchos se habrían fu-gado de no existir el riesgo de morir fusilados.Otra cesión innecesaria a las Farc fue anunciar al mundo que son los paramilitares, aunque ya no existan, el único peligro para la paz venidera. En unos pue-blos del Chocó que visité esta semana, al igual que en otras partes a las que viajé antes, pen-saban distinto.En Río Quito, donde man-dan Eln y ‘clan del Golfo’, afir-man que no notarán la des-movilización de las Farc. En Tutunendo, asediado por las huestes de ‘Timochenko’ desde hace lustros, no le pararon bolas al evento. No creen que las Farc dejen las armas. “Cuba es una cosa y acá, otra”, decían. Pedí a un líder local que apostara qué se acaba antes, la carrete-ra a Medellín, que pasa por la

localidad y nunca terminan de construir, o las Farc. Respondió sonriendo: “La carretera”.Le rebatí alegando que las Farc se desmovilizarán igual que las Auc en su día. Contestó que aunque lo hiciesen, de nada ser-viría. Otro grupo llegará a con-trolar la vía.En regiones abandonadas por el Estado, donde la economía formal es precaria y abundan la minería ilegal y la coca, tar-darán lustros en pacificarse y en aparecer los ríos de miel y leche que pronosticaron enardecidos los acompañantes de Santos en Cuba.Que yo sepa, el cese bilateral del fuego no elimina la corrupción, que la guerrilla alimentó, ni agilizará las carreras, y tampoco esos empresarios dejaron de in-vertir por las Farc.Está bien que desaparezcan unas siglas malditas que no dejan nada distinto al país que miseria y dolor, como cuando se extinguieron las sanguinarias

Auc. Pero exagerar los benefi-cios y seguir haciéndoles con-cesiones excesivas solo gene-rará frustración. ¿Recuerdan el escándalo por lo de Conejo y la promesa de no establecer áreas pobladas para concen-trar guerrilleros? Pues serán veintitrés zonas habitadas, más ocho campamentos, y podría estar Conejo, corregimiento de Fonseca.Los que criticaron los 8 años de cárcel con rejas de más de dos mil mandos de las Auc cele-braron el jueves el trato de líder pacifista y popular dispensado a ‘Timochenko’. Y encuentran justo que no pague condena. Allá ellos.NOTA: me lo dijeron guerrille-ros del Eln: ‘los Pelusos’ (Epl) asesinarán a desmovilizados de las Farc si se interponen en su camino. Qué ironía. Cuando el Epl dejó las armas en los 90, en Urabá las Farc los mataban. Treinta años después, cambian las tornas.

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Los Soldados colombianos: Víctimas de La Guerra Jurídica

Mientras sí se han dado casos reales de “falsos positivos militares,” han sido perpetrados por individuos actuando independientemente, no ha sido una práctica generalizada dentro de las instituciones militares. Lo que sí ha sido sistemático es la práctica de los falsos positivos judiciales

Por: Lía Fowler/Medio: Periodismo sin fronteras

Arnulfo Amaya, aka ‘Alonso,’ fue un mili-tante del Ejército de Liberación Nacional, un grupo terrorista colombiano cono-cido como el ELN. Eso dice Cindy Rueda, quien identificó a ‘Alonso’ como uno de los hombres que asaltó su bus escolar y la secuestró junto con otros cinco ni-ños en el 2002. Eso también dice Kevin Rojas, secuestrado al mismo tiempo que Cindy, quien identificó a ‘Alonso’ como uno de los hombres que lo tuvieron en cautiverio por tres días, antes de ser res-catado en una operación militar liderada por Wilmar Ferney Durán, quien en esa época era un teniente. Y eso dicen el hoy Capitán Durán y tres militares bajo su mando, quienes meses después par-ticiparon en la “Operación Jaguar,” cuyo objetivo era buscar a ‘Alonso’ y otros se-cuestradores aún prófugos en la zona de San Calixto, Colombia. El secuestrador, quien cargaba una subametralladora MP-5 con un proveedor de 35 cartuchos, una pistola 9mm y dos granadas, fue abatido cuando disparó contra los sol-dados. Pero en el 2010, pese a evidencia contundente que ‘Alonso’ era un terroris-ta del ELN – y sin una sola prueba que in-dicara lo contrario – el fiscal reinventó al secuestrador como un “humilde campesi-no,” y el Capitán Durán y sus subalternos fueron condenados a 28 años de cárcel.El Capitán Durán es uno de miles de sol-dados perseguidos y condenados por las Cortes politizadas de Colombia, donde fiscales y jueces sistemáticamente sa-

crifican la Justicia por promover sus pro-pios fines ideológicos. Un grave ejemplo de la corrupción endémica del sistema judicial fue capturada en una grabación en el 2009, pero dada a conocer apenas el año pasado, del Magistrado de la Corte Suprema Leonidas Bustos: “…contraigo mi intervención a que los argumentos que esbocemos sean argumentos de con-veniencia política, social,” dijo Bustos a sus colegas en un caso ante la corte. “Si nosotros tratamos de sustentar este úl-timo criterio con argumento de carácter jurídico, esta discusión sería bien bizan-tina”.Aunque la grabación se consideró ilícita, su contenido es auténtico. Abusada por magistrados y fiscales por “convenien-cia política,” la Justicia se ha convertido en un arma efectiva contra unas Fuerzas Armadas que ya han perdido unos 16.000 militares a manos del ELN y su organización hermana, el grupo narco-terrorista FARC – los grupos terroristas más sanguinarios del hemisferio.El caso del Capitán Durán supuesta-mente es uno de los llamados “falsos positivos militares” que tanto mencio-nan algunos grupos de derechos hu-manos y ciertos oficiales de los Estados Unidos cuando hablan de las negociacio-nes actuales en La Habana entre el gobi-erno de Colombia y las FARC. El término se refiere al descubrimiento en el 2008 de asesinatos extra-judiciales de civiles por parte de militares, que hicieron pas-

ar a las víctimas por guerrilleros. Según la Fiscalía colombiana, hay más de 1.800 investigaciones abiertas por “falsos posi-tivos,” involucrando a más de 5.000 mili-tares.Mientras sí se han dado casos reales de “falsos positivos militares,” han sido per-petrados por individuos actuando inde-pendientemente; no ha sido una práctica generalizada dentro de las instituciones militares. Lo que sí ha sido sistemático es la práctica de los falsos positivos judicia-les: la persecución de militares por parte de fiscales y jueces que aprovecharon el escándalo para retroactivamente pintar a los terroristas abatidos en combate como víctimas inocentes.“A raíz del escándalo de los ‘falsos positi-vos’, estamos pagando miles de militares que no tuvimos nada que ver con los ‘fal-sos positivos,’” dijo el Capitán Durán en una entrevista telefónica desde su sitio de reclusión en Colombia.Un análisis de la evidencia en su caso corrobora su inocencia y la violación de su derecho al debido proceso. Ni un solo testigo se presentó en la Corte que apoyara la tesis de que ‘Alonso’ fuera nada diferente a un miembro del ELN. Los reportes autenticados y las comuni-caciones radiales del día de los hechos; la identificación de ‘Alonso’ cómo un terrorista por parte de las víctimas, un combatiente desmovilizado, y un miem-bro de la comunidad; así como las armas en su posesión corroboran la versión de

los hechos presentada por los militares.“No cabe duda que se trató de una acción legal por parte del Ejército Nacional,” concluyó el abogado Isaías Rodríguez, quien representó a algunos de los acusa-dos en el juicio.Pero el caso del Capitán Durán no fue juzgado por un tribunal militar. En una columna del 2011, Rafael Nieto Loaiza, quien fue vice-ministro de Justicia, ex-plicó: “Cuando hay una operación con heridos o muertos se les abre de inme-diato una investigación penal por parte de fiscales y jueces de la jurisdicción ordinaria que no tienen ningún cono-cimiento de la teoría y la práctica militar y ni idea alguna de cómo debe decidirse, coordinarse y ejecutarse un combate y que con no poca frecuencia son sote-rrados enemigos de la Fuerza Pública. A veces los muertos en combate se con-vierten en ‘falsos positivos.’”Aunque varios de los 27 militares orig-inalmente encausados en el escándalo de los ‘falsos positivos militares’ en el 2008 han sido absueltos, los falsos positivos judiciales contra los milita-res han generado una imagen distor-sionada del Ejército colombiano, des-dibujándolo como una institución que sistemáticamente viola los derechos humanos. Esta idea es promovida por la propaganda de las FARC y repetida ciegamente por ciertos funcionarios de Estados Unidos.En una reunión en Washington entre el Secretario de Estado John Kerry y el Presidente de Colombia Juan Manuel Santos en febrero, por ejemplo,Kerry pidió penas significativas para los responsables de crímenes de Guerra. Pero, aunque no se refirió a las masacres, los secuestros, y las torturas contra la población civil y contra los militares por parte de las FARC, si mencionó específi-camente los llamados ‘falsos positivos.’De igual manera, José Miguel Vivanco de Human Rights Watch Americas ha criti-cado la impunidad que los acuerdos de FARC-Santos brindarían a los militares; pero no menciona a los responsables de reclutamiento de niños, esclavitud sexual, y otros crímenes atroces, quienes no solo no pagarán ni un día de cárcel, sino que además serán premiados con curules en el congreso.Pero aquellos Oficiales de los Estados Unidos cuya opinión se basa en su ex-periencia con las Fuerzas Armadas de Colombia – y no en artículos propagan-distas – tienen una perspectiva más acertada:“.. Esto es lo que las FARC no quiere que el mundo sepa: que Colombia es afortu-nada, pues cuenta con militares profesio-nales dedicados a proteger los derechos humanos y a apoyar un paz justa y equi-.tativa,” escribió el General John Kelly, ex-Comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, en una columna de opinión en el Miami Herald el 3 de mayo del 2015.Uno de aquellos militares dedicados es precisamente el Capitán Durán, quien ha interpuesto una acción de tutela ante la Sala Civil de Casación. En menos de un mes, la Magistrada Margarita Cabello Blanco y la Corte decidirán si fueron con-culcados los derechos fundamentales del Capitán.Si rinden una decisión basada en su con-veniencia política, el Capitán Durán no tiene esperanza: A la Corte no le con-viene desenmascarar la corrupción del sistema judicial. Pero si la Corte decide, como debe hacerlo, considerar argumen-tos jurídicos, el Capitán Durán recobrará, al fin, su libertad.

Foto: lafm.com

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Miradas desde Cuba al proceso de paz

Por: Gonzalo Restrepo / Medio: El colombiano

Para Sergio Jaramillo, alto comisionado de paz, y Gonzalo Restrepo, negociador del Gobierno en Cuba, lo acordado el pasado jueves en La Habana, cuando se silenciaron los fusiles, tras 52 años de guerra, se acogerá la decisión que adopte la Corte Constitucional sobre el mecanismo de refrendación y se es-tablecieron los normas para la seguridad de quienes se desmovilicen, no cabe la menor duda de que el Acuerdo Final con las Farc será un hecho.

La trascendencia de lo acordado además se lo dio la presencia de presidentes de seis naciones, el secretario general de Naciones Unidas y delegados de EE. UU. y la UE.

A pesar de lo pactado entre las partes todavía persisten las dudas entre distintos sectores de la sociedad. Y eso lo tienen claro ambos. Por eso coinciden en que el desafío para so-cializar los acuerdos es enorme. Sobre esas inquietudes Jaramillo, - quien da la primera entrevista a un medio escrito nacional en cuatro años-, y Restrepo hablaron con EL COLOMBIANO.

Las preguntas más frecuentes reflejan las preocupaciones de la sociedad. ¿Cuáles han sido para ustedes las tres preguntas más frecuentes y por qué creen que no logran disipar esas inquietudes frente al proceso?Sergio Jaramillo:“En estos temas siempre hay que repetir, repetir y repetir. Los acuerdos son comple-jos, uno cree que ya se entendió, pero no le llegó a todo el mundo y cada vez hay que hacer un trabajo más grande de pedagogía. El reto enorme que tiene el proceso hoy es explicarles, con toda claridad, a los colom-bianos qué se acordó y aún más importante qué es lo que viene y en qué puede contribuir cada quien”.

Gonzalo Restrepo:“Estoy en la misma línea de Sergio. Lo que se firmó el jueves disipa muchas dudas y quizá las preguntas más frecuentes dejarán de serlo. Una de ellas era si verdaderamente la guerrilla iba a dejar las armas y creo que apenas escucharon de parte del mismo “Timochenko” que es un hecho, hoy hay un cierto grado de tranquilidad y de compren-sión mucho mayor”.

“Pero antes quiero decir algo: por primera vez hay una línea de tiempo clara, de 180 días, para que luego de la firma del Acuerdo Final, las Farc se desarmen y para que termi-nen las condiciones de ese acuerdo. Es decir, en 180 días Colombia pasaremos la página del conflicto armado y podremos dedicar a todos a la construcción de la paz”.

¿Cómo será el sostenimiento de las zo-nas veredales y cuáles serán las reglas de convivencia que se van a definir para que funcionen?“Las zonas serán del tamaño de una vereda, teniendo en cuenta criterios como acciden-tes geográficos que las delimiten, vías de acceso que faciliten la logística y en general

un tamaño que permita verificación de la ONU. Serán entonces veredas pequeñas, o partes de veredas. Es una especulación, pero me sorprendería si el total de las 23 zonas sumadas superara los 400 o 500 kilómetros cuadrados. Comparen eso con cualquiera de las zonas que ha habido en Colombia, con los 42.000 kilómetros del Caguán. Recordemos además que en el país hay más de 33.000 veredas y solo en 23 de ellas habrá zonas para la dejación. Es realmente poco. ¿Y cómo van a funcionar? En todas partes el acuerdo dice que seguirá rigiendo plenamente el Estado Social de Derecho y que las autori-dades civiles seguirán ejerciendo sus funcio-nes, sin ninguna limitación: pueden ingresar a las zonas cuando quieran. Y si hay cualquier incidente, entra también la Policía Nacional, en coordinación con el mecanismo de verifi-cación. Ningún colombiano quedará despro-tegido. El cese el fuego definitivo tiene además unas reglas precisas, que es uno de los anexos. Establecen lo que se puede y lo que no se pue-de hacer. Por ejemplo, desde el momento en que se firme el acuerdo las Farc tendrán que cesar toda actividad ilícita, como la extorsión”.

¿Cómo se van a financiar las zonas?“Hay que separar la verificación con el fun-cionamiento de la zona. La misión de veri-ficación de la ONU por supuesto que estará cubierta por la misma Organización. El func-ionamiento y la logística estarán a cargo del Gobierno Nacional y estamos mirando exac-tamente cómo se van a financiar. Será proba-blemente una mezcla de fondos nuestros con apoyos de la cooperación internacional. En cuanto a las reglas de convivencia podemos decir que el cese tiene unas reglas precisas, que es uno de los anexos que se están termi-nando en este instante, que establecen lo que se puede y lo que no se puede hacer tanto en términos militares como en comportamien-to que tiene un impacto en la población. Por ejemplo, desde el momento en que se firme el acuerdo final y comience el cese el fuego bilateral y definitivo las Farc no solo tienen que cesar su actividad militar sino que tienen que cesar toda actividad ilícita, por ejemplo de financiación de esa organización. No puede ocurrir que haya una zona y que alguien denuncie que está siendo objeto de extorsión. Eso sería una violación del cese. Toda actividad ilícita debe cesar con la firma del acuerdo y lo que hará el Gobierno es ase-gurar que no haya el mínimo trastorno de la vida de las personas que puedan habitar en esa zona”.

¿En las zonas se van a conservar las jerar-quías de la guerrilla? Por ejemplo, los co-mandantes van a seguir teniendo mando sobre sus hombres... ¿Quién va a imponer la autoridad?“Recordemos que en los campamentos las Farc aún no se han desarmado, están en proceso de desarme. La organización está en medio de la transición de organización militar, que está en las zonas precisamente para desarmarse, a movimiento político en la legalidad. Los comandantes deberán en-tonces que responder por sus propios hom-bres, tendrán que mantener la disciplina.

Pero como ya dije, las autoridades seguirán cumpliendo sus funciones sin limitación en las zonas”.

¿Para la definición de estas zonas el Gobierno tuvo en cuenta la posición de los alcaldes y los gobernadores?“Las zonas se han definido con unos criterios de carácter militar, consideraciones políticas también sobre dónde conviene para que se pueda agrupar el mayor número de hombres de las Farc. El Gobierno lo que está haciendo ahora, lo hace el presidente de la República y el ministro del Interior, es dialogando con los gobernadores y los alcaldes para explicarles el resultado de ese ejercicio y para que traba-jemos de la mano y este proceso resulte de la mejor manera”.

Es decir, es más un asunto de conver-sación consultivo que pedirles permiso, por decirlo así...“Primero la condición del orden público es una facultad del presidente de la República y esto tiene unos criterios objetivos: dónde es-tán las Farc y dónde no están. Muchos alcaldes que hoy preguntan eso están en territorios donde no están las Farc y donde no habrá zo-nas. Lo que estamos haciendo es dialogando con ellos”.

“Las zonas se definieron más que por su tamaño, que ninguna es muy grande y ocu-pan en la mayoría de los casos porciones de veredas que fueron escogidas con base a la facilidad logística que puedan repre-sentar para suministros, que no estén cerca a áreas de frontera, que no estén ubicadas en parques naturales, encima de áreas de explotación minera, petrolera, que no haya infraestructura estratégica. La ocupación en territorio es muy baja: 23 en 33 mil veredas del país eso da menos el 0,07 por ciento del total de las veredas de Colombia. Se está ha-ciendo un proceso de socialización con los gobernantes. A lo mejor esta es una oportuni-dad para esas poblaciones porque son zonas donde estará la ONU, el Ejército Nacional y habrá recursos. Las zonas tienen la caracte-rística de que son transitorias y como lo dijo Sergio muy bien, son 180 días a partir del día D que es el día de la firma del Acuerdo Final. Creo que a muchos alcaldes les va a gustar que existan estas zonas allí”.

¿El límite de movilidad de los guerrilleros será alguna zona perimetral trazada para el campamento o es la vereda en su con-junto?“La zona puede coincidir con los límites de la vereda, o puede ser menor, como ya les expliqué. Supongamos que tiene 20 kilóme-tros cuadrados. Al interior de esa zona habrá una serie de campamentos. Supongamos que son cuatro. Las reglas son las siguientes: los hombres de las Farc pueden salir de los cam-pamentos siempre y cuando lo hagan de civil y sin armas, pero sólo se podrán desplazar al interior de la zona. Regla número dos: un número máximo de diez hombres podrá salir de la zona para cumplir tareas relacionadas con el proceso, como identificar depósitos de armas, campos minados, o explicar el pro-ceso. Lo harán de la mano del Mecanismo de Monitoreo y Verificación y para eso se des-tinaron dos equipos por zona que los acom-pañen. Esas son las reglas”.

Según lo que conversaron el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon y el presi-dente Juan Manuel Santos, ¿cuándo se conocerán los detalles de la comisión que llegará al país de parte de la ONU?“En el comunicado público solicitamos al

Secretario General que pusiera en marcha los preparativos para que a la mayor breve-dad se pueda desplegar La Misión Especial de las Naciones Unidas, que es una condición sine qua non para el cese. En este momento el Jefe de la Misión Especial de las Naciones Unidas,Jean Arnault, está hablando con los dife-rentes países de la región para conseguir los oficiales que requiere la misión. También am-pliará su red a los países europeos. Esperamos que lo más pronto posible por lo menos en las ocho oficinas que tendrá el mecanismo en las regiones ya tengan la gente”.

Hemos visto que ustedes han aclarado mucho esa cifra del millón 800 mil pe-sos para cada guerrillero diciendo que eso no será así. ¿Cuál será el componente económico de ayuda a los desmovilizados y unido a esto, la financiación correrá a cargo del Estado?“Tradicionalmente quien deja una orga-nización guerrillera en Colombia ha recibido un paquete de apoyo. Pero nosotros en La Habana nunca hemos hablado de que habrá un “estipendio” o mucho menos un “sueldo”. Normalmente el apoyo incluye dineros para un proyecto productivo. Lo que va a ser dis-tinto en esta ocasión es que, dadas las carac-terísticas de las Farc y el enfoque territorial de este proceso, los procesos de reincorpo-ración probablemente se darán más en zo-nas rurales y tendrán un más carácter co-lectivo. Es decir, los miembros de las Farc po-drán utilizar los apoyos del Estado para crear cooperativas agrícolas o de construcción de pequeñas vías, por ejemplo, de manera que se beneficien ellos y se beneficien también las comunidades, que podrán participar en esas cooperativas. De esa manera cumpli-mos varios objetivos a la vez, en la lógica de este proceso de “engranar” soluciones: el de reincorporación, el de desarrollo rural y probablemente el de convivencia también. En todo caso será el Gobierno el que respal-de esa reincorporación, sin perjuicio de que las cooperativas que beneficien a las comu-nidades reciban apoyos internacionales. De eso ya hemos hablado con la Unión Europea. En esto hay que meter también al sector em-presarial, que está dispuesto”.

“El costo está relacionado más con el poscon-flicto que con el fin del conflicto, que es tem-poral. He sentido que las Farc quieren cola-boración y ayuda para establecer sus propios sistemas logísticos y recibir instrucciones técnicas. Quieren hacer su propia formación para tener empresas o cooperativas de tra-bajo asociado y ya para eso hay muchas en-tidades internacionales que están dispuestas a colaborar y ayudar con recursos. Habrá algunos costos relacionados con el funciona-miento de los campamentos, con la seguri-dad, pero son costos que normalmente el Estado ya asumía”.

Las Farc han tenido unas actividades ilíci-tas que les han generado unos ingresos importantes de unas platas que han sido difíciles rastrear. ¿La guerrilla entregará esa información económica y será soli-daria financieramente en los costos de este proceso y de esta integración?“El punto cinco, Víctimas, que anunciamos en diciembre, fue de todos el más difícil de negociar, aunque este de las armas tampoco fue nada fácil, pero este fue el más difícil. Y el punto que resultó más duro, que fue la condición del Gobierno para cerrarlo, fue justamente eso, que tenía que quedar explí-cito un compromiso de las Farc de contribuir materialmente a la reparación de las vícti-

Sergio Jaramillo y Gonzalo Restrepo coinciden en que es necesario un pacto nacional, regional y local contra la violencia luego del acuerdo final entre la guerrilla de las Farc y el Gobierno.

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mas y fue cuando las Farc dijeron sí que lo acabamos. ¿En qué se va a traducir ese com-promiso? Eso es algo que todavía tenemos que discutir pero, por ejemplo, he sabido que las Farc a través de terceros disponen de tie-rras. Qué espera uno: que a la hora de pasar a la implementación las Farc pongan sobre la mesa tierras de manera que se contribuya a la repa-ración de las víctimas e incluso a la reincorpo-ración de sus propios hombres y en beneficio de las comunidades en el marco de la imple-mentación del punto de reforma rural integral. Pero esa es una discusión que en su detalle aún está pendiente”.

¿En materia de seguridad nos podría am-pliar la figura mixta que se encargará de la protección de los desmovilizados?“El general Oscar Naranjo hizo un excelente trabajo con “Pablo Catatumbo” en la comi-sión de garantías de seguridad. Esas ga-rantías son para todos: para las comuni-dades en los territorios, y también para las Farc. La protección de las Farc estará a cargo de la Unidad Nacional de Protección. Eso es lo primero: las Farc no se van a dar su pro-pia seguridad. Al interior de la UNP se creará una subdirección a cargo de ese programa de protección, en el que habrá miembros de la UNP, de la Policía Nacional y miembros de las Farc reincorporados a la vida civil y de-bidamente entrenados, que serán en efecto parte de la UNP y de la institucionalidad. El modelo mixto es un modelo totalmente insti-tucional”.

¿Pero no se está pensando en figuras como las que han tenido otros procesos; por ejemplo en Medellín se crearon co-operativas de seguridad integradas por miembros de esos grupos ilegales que se desmovilizan, o sí?“No. Lo que se acordó es que al interior de la UNP se crea una subdirección que supervisa los esquemas de seguridad para los hombres de seguridad que lo requieran y que tendrán una naturaleza mixta. Hombres que serán entrenados y que eran de las Farc y hom-bres que hoy están en la UNP o en la Policía Nacional”.

¿Al margen de los detalles de la metodología que concreten la ONU y la Celac, ya está ambientada e instruida la oficialidad y la tropa para la etapa que vie-ne? Y se lo pregunto porque el jueves en la noche en Ituango, Antioquia, el Ejército comenzó a desmontar unas trincheras que llevaban más de 10 años...“Esa es una coincidencia y si me permiten la palabra, muy bonita, es una muestra de que la guerra realmente terminó. Recientemente alguien me mostró unas imágenes de Algeciras, Huila, población muy azotada por la columna Teófilo Forero de las Farc, donde la Policía también empezó a desmontar trin-cheras porque la gente siente que la paz llegó. Pero su pregunta iba más allá y la respuesta es, no suficientemente. Ahora los miembros de la subcomisión técnica, nuestros gene-rales que con tanto esfuerzo lograron este acuerdo, liderados por los generales Flórez, Rojas, Nieto, Rivera de la Fuerza Aérea, el almirante Romero, el general Pico de la Policía, tienen en adelante una tarea muy im-portante y es explicarles a nuestras Fuerzas y a la Policía Nacional qué fue lo que se acordó. El mismo reto lo tienen las Farc, que tendrán ahora, en algún momento ir a sus unidades y explicar qué fue lo que se acordó, para que la concentración de las Farc ocurra de la mejor manera”.

“Sin hablar de reestructuración porque no nos corresponde y no sabemos si habrá o no, de lo que sí se está hablando es de la es-tructuración de unos comandos especiales para manejar todo lo que tiene que ver con los traslados a las zonas, vigilancia, con los

tránsitos a ellas, con el apoyo al mecanismo de verificación, etc, por parte de las Fuerzas Militares y de la Policía Nacional”.

En lo referente al cese el fuego, este diario ha denunciado que las Farc han solicitado “contribuciones voluntarias” y volvemos otra vez al caso de Ituango, allí pidieron contribuciones de este tipo. ¿En el punto del cese el fuego se comprometieron las Farc a acabar con las extorsiones y con prácticas de narcotráfico?“La respuesta es sí. Distingamos entre la situa-ción que existe hoy que es un cese unilateral declarado por las Farc de lo que se anunció el jueves, que es cese bilateral definitivo con unas reglas de juego claras y un mecanismo robusto de verificación bajo la supervisión nada menos que del Consejo de Seguridad de la ONU. Pronto se darán a conocer los anexos al acuerdo e incluyen las reglas del cese, la prohibición de cualquier actividad ilícita de financiación de la organización”.

¿En caso de que haya una violación por al-guna de las partes, de lo que se ha acorda-do, cuál será el procedimiento a seguir?“Sería un accidente y una tontería de cualquie-ra de las dos partes incurrir en la violación. No hay un mecanismo escrito en el sentido de que si hay una violación se rompe todo el acuerdo, tendría que ser algo fortuito que existiera pero sí hay un compromiso muy grande de que las violaciones no serán per-mitidas de ninguno de los dos lados. Lo que se convino el jueves es el inicio en firme y convenido del camino hacia el fin del con-flicto que se habrá completado, no termi-nado que es distinto, a los 180 días que es el de la firma del acuerdo total. Obviamente es un camino que hay que configurar, que se empieza por montar en su lugar todos estos elementos”.

“Acordamos un esquema bastante original, que es un mecanismo tripartito de moni-toreo y verificación, en el que participan el Gobierno, las Farc y las Naciones Unidas. Pero la función de verificación –de emitir un juicio sobre si se están cumpliendo las reglas o no- es exclusivamente de las Naciones Unidas. Si hubiera, como es su pregunta, un incumplimiento del cese, dependiendo de su gravedad, subiría del nivel local, al re-gional, y si es muy grave, al nacional. Sería por supuesto denunciado por la Misión de las Naciones Unidas y tendría toda la presión política que supone la vigilancia del Consejo de Seguridad”.

Uno de los grandes enigmas que hay en el país sigue siendo es cuántos hombres en armas tienen las Farc y el armamento que tienen. ¿Cuántos hombres-armas van a es-tar en esta dejación?“El acuerdo del jueves dejó en claro cuáles van a ser las zonas, cómo es el proceso de desarme y sobre todo una línea de tiempo con unas fases de desarme claras. Una vez se haga viene un tránsito a la legalidad, un paso a la reincorporación. Ahí es cuando vamos a discutir con las Farc la conformación de los listados de sus miembros. El Gobierno tiene muy buena información sobre los hombres de las Farc en armas de los frentes y a eso también hay que añadirle un número equis de milicianos sobre los que también hay in-formación pero menos precisa”.

¿Cómo garantizar la seguridad en el área de influencia en las zonas veredales en lo referente a otros actores armados como el Eln o las bandas criminales?“El acuerdo tiene un anexo sobre las condicio-nes de seguridad y los compromisos. Creo que eso también debería darles una gran tranqui-lidad a los alcaldes porque lo que va a ocurrir por cuenta de la presencia de una zona o de una vereda, es que habrá una enorme aten-ción del Estado y un compromiso para ga-

rantizar las condiciones de seguridad en ese lugar”.

“Ahí es precisamente donde el Gobierno Nacional va a invertir recursos en el sentido de garantizar una máxima protección y, por eso, se pensó que estas zonas deben estar de-limitadas por características de tipo natural identificable y fácil para su manejo”.

El jueves se enfatizó en la lucha contra las organizaciones que ponen en riesgo a los activistas de derechos humanos, activistas sociales y políticos, atacados por la nueva generación de paramilita-res ¿Eso significa que habrá una ofensiva del Estado contra las organizaciones que quedan en el conflicto armado?“No podemos repetir los errores del pasado, de pensar que se desarma una organización y pasamos la página y no hay nada más que hacer. Ustedes en Antioquia han sido vícti-mas, como también ocurrió en otros lugares del país, de la desmovilización de una orga-nización para luego ver que aparecen otros actores armados, organizaciones ilegales, crimen organizado. Qué vamos a hacer al respecto: desarrollar una estrategia de imple-mentación rápida de los acuerdos y utilizar los importantes recursos que tenemos en seguridad para desarticular esas amena-zas. También están los planes de poner en marcha políticas mucho más ambiciosas de sometimiento a la justicia de estas or-ganizaciones, que no serían negociaciones políticas, no estarían en el marco de lo que hace la oficina del Comisionado de Paz, sino que sería un sometimiento a la justicia pero que bien estructurado podría ayudar mucho a que si estas organizaciones toman la de-cisión de dejar sus actividades y más bien sumarse a la construcción de la paz como queremos que ocurra en los territorios de Colombia”.

Surge una duda: ¿qué entienden las Farc como paramilitarismo hoy día porque esa es una obsesión de ellos? ¿Paramilitar es cualquiera que se oponga a sus cometidos?“Esa discusión no vale la pena. Siempre hemos dicho: las autodefensas se desmovili-zaron en el año 2006 y el Gobierno no reco-noce hoy grupos paramilitares en Colombia. Pero el Gobierno no es ingenuo y sabe que hay unas organizaciones de crimen organiza-do llamadas bacrim que son una amenaza y vamos a actuar contra esa amenaza. Es im-portante para que no volvamos a ver fenó-menos como los que ocurrieron en los años 80, que haya un consenso en la sociedad de rechazo a la violencia y de rechazo a la cre-ación de grupos paramilitares o de cualquier tipo, también insurgentes. Y el acuerdo in-cluye el compromiso de promover un gran pacto nacional en contra de la violencia, pero también pactos regionales donde toda la so-ciedad y los actores de la sociedad: víctimas, gremios, empresarios, la Iglesia, las auto-ridades, los partidos políticos, tenemos que sentarnos en una mesa, tan pronto se firme ese acuerdo a preguntarnos: qué sigue, par-tir de una base y es el rechazo compartido de todos de la violencia, del uso de las armas en la política y que eso que ocurrió en estos 50 años nunca más se repita”.

“En este conflicto, con muchos participantes, el sistema de justicia transicional fue dise-ñado para tratar este caso, pero aplica para todos los que hayan actuado o participado de manera directa o indirecta en el conflic-to, incluyendo terceros. Es importante que quienes digan la verdad y se acojan a ese sistema van a tener una escala de sanciones adecuada a un momento de reconciliación amplio, de un nuevo comienzo que el país debe abarcar pero igualmente como nega-tivo o contraparte, a quienes no lo hagan les caerá el peso de la ley”.

¿Qué podría decir al respecto frente a las fases que debe cumplir el desarme?“El proceso de dejación de armas comienza con la firma del acuerdo, ese es el día D. Las Farc primero darán información sobre todo su armamento y comenzarán a destruir explosivos, minas y materiales inestables. Luego recogerán todas las armas de apoyo (morteros, ametralladoras) y a más tardar el día D más 60. las Farc se van moviendo de donde están hoy a las Zonas Veredales Transitorias de las meten todas en unos con-tenedores. Habrá uno por zona y solo podrán acceder a ellos las Naciones Unidas. Luego las Farc comienzan en cada una de las zonas a dejar sus armas individuales en tres fases: a más tardar el día D+90 el primer 30 %; a más tardar el día D+120 otro 30%; y a más tardar el día D+150 el 40 % restante. Durante todo ese periodo hasta el las Naciones Unidas hace un control permanente del armamento en los campamentos, y por esa razón habrá oficiales de las Naciones Unidas de tiempo completo en los campamentos. Por último, a más tardar el día D+180, las Naciones Unidas extraen todos los contenedores de las zonas y ahí las Farc habrán dicho de manera defini-tiva adiós a las armas. Quedarán en poder de las Naciones Unidas para hacer unos monu-mentos que se acordarán entre el Gobierno y las Farc”.

Hace cerca de dos años y medio que usted este periódico dijo que lo asaltaba una in-quietud sobre el proceso de asimilación de los hombres de las Farc de que van a de-jar las armas. ¿Ve a los señores de las Farc convencidos de que ya las armas no son parte de su vida y cuáles serán las temáti-cas de esas esculturas que se planean con la fundición potencial de esas armas?“Comienzo por el final. Las características de esos monumentos están por determinarse y serán acordadas por el Gobierno y las Farc. Respecto a lo primero: yo personalmente tengo la absoluta convicción de que las Farc van para el fin del conflicto pero no somos in-genuos y sabemos que tenemos unos retos im-portantes hacia adelante para asegurar que eso se haga de la mejor manera. Pero no perdamos de vista que lo que pasó el jueves realmente es un paso gigante. Llevamos casi cuatro años en arduas conversaciones. En abril del 2012 tuvi-mos una crisis en las con-versaciones secretas que tuvimos con ellos por este tema de las ar-mas y el Gobierno dijo: sino queda escrito en la agenda que van a dejar las armas, el Gobierno no entra a un proceso con ustedes. Solo cuando esto se resolvió seguimos adelante en la con-strucción de la agenda.

Cuatro años más tarde tenemos un acuerdo detallado de cómo será la dejación de armas de las Farc, con un cronograma preciso y con la verificación de la Naciones Unidas. ¿Quién se hubiera imaginado eso? La dejación de las armas obviamente es una condición necesaria para el fin del conflicto y la construcción de la paz. Tenemos qué pensar qué es lo que vamos a hace todos en Antioquia y en los demás de-partamentos, para construir la paz. Para eso son los acuerdos de La Habana, para sentar unas bases sólidas para la construcción de la paz. Por eso yo digo: “desfarquicemos” este proceso, hablemos menos de las Farc y más de lo que tiene que hacer cada quien para cons-truir conjuntamente la paz”.

El Gobierno usó el miedo recientemente como herramienta publicitaria y también ha utlizado lenguajes violentos contra la oposición. ¿Si hablamos de paz y este Gobierno es coherente, cómo le reco-mendaría usted al Gobierno que debe so-cializar lo acordado?“Como miembro del Gobierno escasamente puedo hacer recomendaciones. Solo pienso que hay que tener un mensaje incluyente, un mensaje que incluya también a nuestros críticos, eso es obvio y natural”.

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8 SEPARATA MEDIOS/ julio / 2016

Mucho ruido y pocas nueces

Por: José Félix Lafaurie/ Medio: Contexto Ganadero.

No se echaron a volar campanas, ni salieron multitudes a celebrar, ni se decretó siquiera día cívico. “El último día de la guerra” no me recuerda la instantánea del famoso beso, el 15 de agosto de 1945, en una Nueva York exultante por el fin de la Segunda Guerra Mundial.

No vi nada de eso. ¿Será que nos acostumbramos a la guerra, como dice el presidente, o que ni siquiera hubo tal guerra y no hay alegría por sustracción de ma-teria? Que yo sepa, el Gobierno nunca estuvo “en guerra contra las Farc”, sino luchando contra unos bandidos, así por lo menos los llamaba el presidente antes de su metamorfosis, y todos los ministros y generales hasta hace unos meses; bandidos con los que se tenía que nego-ciar su reinserción al Estado de Derecho y se terminó negocian-do el Estado de Derecho. Colombia quiere la paz, pero todavía no siente que haya mo-tivos para celebrar, ni siquiera con la anunciada y deseable entrega de las armas. Por eso no hubo ruido donde tenía que haberlo. Pero en La Habana sí lo hubo, y mucho. Hicieron rui-do ¡Cuba y Venezuela!, países donde la democracia no cabe, pero se atreven a “garantizar” el tránsito de Colombia hacia una“democracia fortalecida, donde todos quepamos”, como

prometió Santos en su discurso. Hicieron ruido los delegados de Estados Unidos y la Unión Europea, que se resisten a bo-rrar a las Farc de sus listados de terroristas y no negocian con ellos, pero no tienen pro-blema en ponerse guayabera y cambiarse de sombrero para es-trecharles la mano. Ruido mundial hicieron Ban Ki-Moon y la ONU, que hará verifi-cación pero no la hará, porque se dejó imponer observadores

prestados a la Celac –países amigos los llama el presidente–, satélite de la Unasur boliva-riana. El presidente organizó todo el ruido, con impecable puesta en escena, aunque prematura y con los riesgos de repetir el chasco de la justicia transicional y el primer apretón de manos. Pero él mismo no hizo mucho ruido; habló bonito como co-rrespondía. El ruido grande…, y las pocas

nueces, estuvieron a cargo de Timochenko, desde la ovación al gran demócrata latinoamerica-no, Hugo Chávez. Después hubo de todo. Acusó al Estado como único responsable de la violen-cia y a la Fuerza Pública como “el ejército de ocupación de su propio país en contra de su pro-pio pueblo”. Se robó la iniciativa, porque las Farc “nunca dejaron de hablar de un acuerdo de paz por la vía de las conversacio-nes”. Deslegitimó a quienes, desde arriba –el Gobierno–, han impuesto “las políticas que

dirigentes elegidos con sufra-gios dudosos, consideran más convenientes para ellos”. La em-prendió contra la Ley de Zidres, el Código de Policía, la Policía misma y la justicia, pues “du-ele profundamente (…) que el Esmad siga torturando colom-bianos que salen a protestar (…) y que el aparato judicial continúe ordenando privacio-nes abusivas de la libertad”. Anunció su lucha “para que se cumpla integralmente lo pacta-do” y también el imperio de las comunidades que se orga-nizarán para exigirlo y jugaran “papel determinante en todas las decisiones públicas relacio-nadas a su futuro”. En medio del ruido hubo silen-cios. No habló de sus francotira-dores, ni de la plata de las Farc, que mientras hablaba seguía entrando a raudales, pues tam-poco habló de extorsión, de minería ilegal o de su actividad narcotraficante. ¿Cuándo se aca-ban? Al final, aplauso, apretón de ma-nos y el presidente leyó su bo-nito discurso, sin responder a ninguna de tan graves ofensas a nuestra patria frente al mundo. Todo por la paz.

http://www.contextoganadero.com/columna/mucho-ruido-y-pocas-nueces

“Nos estamos preparando para el posconflicto”: Danilo RojasPor: Santiago Valenzuela

Ante un eventual escenario de posconflicto, el Consejo de Estado prepara reformas relacionadas con reparación de víctimas y con modificaciones en el sistema electoral.

Danilo Rojas cumplió seis meses como presidente del Consejo de Estado. Cuando fue electo, el magistrado sabía que uno de sus retos más urgentes era poner sobre la mesa el tema de la armonización de la justi-cia con un eventual escenario de posconflicto. Tenía, además, que ser una voz activa en la re-forma de equilibrio de poderes, hoy estudiada por la Corte Constitucional.Magistrado, usted llega a la presidencia del Consejo de

Estado en momentos en los que la ciudadanía no cree en la justicia...“Justamente el año pasado crea-mos la comisión de transparen-cia y rendición de cuentas. Al igual que cualquier funcionario público, los jueces también ten-emos que rendir cuentas. Sin embargo, creo que las personas tienen una información parcial de lo que es la Rama Judicial, y especialmente de lo que son las altas cortes. Queremos que con diferentes eventos la gente

puede obtener información adi-cional sobre lo que hacen los jueces”.¿El Tribunal de Aforados que introduce la reforma de equi-librio de poderes puede ser visto como una garantía de transparencia?“Esperaría que sí. Nosotros es-tuvimos de acuerdo con el prin-cipio general: los jueces de las altas cortes necesitamos que nos vigilen, necesitamos quién nos juzguen. El trabajo de la Comisión de Acusaciones ha sido muy pobre, en consecuen-cia creo que sí es pertinente crear un nuevo modelo”.Usted se ha mostrado incon-forme porque la reforma de equilibrio de poderes no genera cambios en la descon-gestión judicial...“Hubo dos falencia grandes en la reforma: el tema presupuestal, pues no se dijo nada sobre la au-tonomía de la rama judicial en torno al presupuesto, y la otra es la descongestión. Nosotros quedamos preocupados porque con la declaratoria de incons-titucionalidad del Consejo de Gobierno Judicial por parte de la Corte Constitucional volvemos a un estado anterior donde se presentan los mismos problemas, como la falta de au-

tonomía presupuestal real de la rama judicial”.¿Cuáles deben ser los cam-bios sustanciales de cara al posconflicto?“Cualquier reforma que se haga de carácter legislativo en esta coyuntura debe tener en cuenta lo que pasa en un esce-nario de posconflicto. Es torpe hacer caso omiso a ese proceso político que se está realizando. No podemos seguir legislando como si no estuviera pasando nada”.¿Cómo influye el marco ju-rídico para la paz?“Es necesario que la rama ju-dicial esté muy atenta sobre la estructura y funcionamiento de la Jurisdicción Especial para la Paz. Lo pactado va a afectar particularmente a dos sectores: el penal y el de reparaciones, donde la jurisdicción de lo con-tencioso administrativo tiene mucho que decir”.En ese sentido, ¿qué reformas debe implementar el Consejo de Estado?“Se verá afectado en dos esce-narios: en las competencias de la sección electoral, pues va a haber modificaciones impor-tantes en relación al régimen electoral general. También en la sección tercera, que está tratan-

do el tema de las reparaciones. Estamos tomando decisiones sobre las reparaciones causadas con ocasión a daños generados en el conflicto armado”.¿Lo convence el plebiscito?“Estoy de acuerdo. Mi opinión es que es una competencia del le-gislador hacerlo porque pone a consideración del pueblo lo que sería el acuerdo final. Creo que es un mecanismo idóneo para la refrendación. La participación popular es un asunto político absolutamente necesario”.¿Desde la rama judicial hay alguna forma de armonizar las posiciones radicales en el proceso de paz?“La rama judicial cumple una función de control. Lo que se viene es un proceso de con-versión de lo político a lo ju-rídico. Ahora la rama judicial entra en ese escenario donde entra a evaluar el proceso de paz y tiene que hacer valer la pertinencia de normas como el derecho a la paz. Hay exi-gencias de carácter interna-cional que permiten que haya procesos de transición bajo condiciones de verdad, justicia y reparación. Los jueces debe-mos ser sensibles para hacer una relectura del sistema ju-rídico vigente”.

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