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MÁS ALLÁ DE LA DEMOGRAFÍA
La etapa de transición entre la era industrial y la
postindustrial o era de la información, ha sido
discutida durante tanto tiempo, que no nos hemos
dado cuenta de que estamos pasando a la era de
la pos información. La era industrial, básicamente una
era de átomos, nos legó el concepto de la producción
en masa, con economías basadas en una producción
realizada con métodos uniformes y repetitivos, en
cualquier espacio y tiempo dado.
La era de la información, la era de las computadoras,
mostró la misma economía de escala, pero con menor
énfasis en el espacio y en el tiempo. Y en el futuro, la
fabricación de
bits podría llegar a realizarse en cualquier lugar, en
cualquier momento y permitiría, por ejemplo,
moverse
con toda libertad entre los mercados bursátiles de
Nueva York, Londres y Tokio como si fueran tres
máquinas adyacentes
En la era de la información, los medios masivos se
volvieron a un mismo tiempo, más grandes. Nuevas
formas de emisión como CNN y USA Today llegaron a
audiencias cada vez mayores, ampliando el concepto
y la forma de la transmisión. Las revistas
especializadas, los videocasetes y los servicios de cable
fueron ejemplos de la sectorización, que se dirigieron
a grupos demográficos
específicos y reducidos. Los medios masivos crecieron y,
al mismo tiempo, se achicaron.
De la misma manera que el hipertexto anula las
limitaciones de la página impresa, la era de la
postinformación anulará las limitaciones geográficas.
La vida digitalizada nos hará cada vez más
independientes del hecho de tener que estar en un lugar
específico, en un momento determinado. Incluso, la
misma transmisión de lugares geográficos pronto
comenzará a ser posible.
Una conversación cara a cara o telefónica, es un
hecho que tiene lugar en el tiempo real y en forma
sincrónica. El afán de ubicar a alguien por teléfono es
una forma de establecer un diálogo sincrónico que,
muchas veces, no requiere de ningún tipo de sincronía
y podría manejarse perfectamente bien mediante el
intercambio de mensajes fuera del tiempo real. Las
formas de comunicación asincrónica,
como escribir cartas, solía ser un medio de
comunicación más formal y menos espontáneo. Esto
está
cambiando con la aparición del correo vocal y de los
contestadores automáticos.
El correo electrónico se hace cada vez más popular
porque es, a la vez, un medio asincrónico y
legible por computadora. Esto último es en especial
importante, porque los agentes de interfaz utilizarán
esos bits para priorizar y entregar los mensajes de
manera diferente.
Las revistas, por otra parte, utilizan una red de
distribución privada y comparten el costo entre
anunciador y lector. Como medio asincrónico, ofrecen
una gama mucho más amplia de esquemas
económicos y demográficos, y podrían llegar a
constituir el modelo para la televisión del futuro. La
proliferación de publicaciones dirigidas a
determinados segmentos del mercado, no
necesariamente redujo su contenido, sino que
traspaso una parte de la carga del costo al suscriptor.
En algunas revistas especializadas ni siquiera hay
publicidad.
Poco a poco, las computadoras van cobrando
determinada personalidad. Un simple y viejo ejemplo
es el paquete de software de comunicaciones de la
Hayes Corporation, el Smartcom, que muestra un
pequeño teléfono con rostro humano.
La transformación radical de la naturaleza de nuestros
mercados de trabajo, a medida que trabajamos
menos con átomos y más con bits, se producirá al
mismo tiempo que la fuerza laboral de dos mil
millones de individuos de la India y de la China
comienzan a conectarse (literalmente) y a
digitalizarse.
Los bits no son comestibles y, por lo tanto, no pueden
paliar el hambre en forma directa. Las computadoras
no tienen moral, no son capaces de resolver temas
complejos, como el derecho a la vida o a la muerte.
Sin embargo, estar digitalizados nos da muchos
motivos para ser optimistas.