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Vol. 7 | nºúm.3 | verano 2019 3 Editorial Transiciones fronterizas Original Evaluación del perfil de morbilidad y características sociodemográficas de pacientes domiciliarios crónicos Original El género y la enfermería. Estado de la cuestión Colaboración Familias + Activas: Enfermería Familiar y Comunitaria ante el reto de la atención a la Obesidad Infantil en Atención Primaria. Original Perfil de los adolescentes entre 14 y 21 años que acudieron a un servicio de urgencias con intoxicación etílica aguda en 2017. Sociedad de Enfermería Familiar y Comunitaria de Asturias Fotografía: Javier García Arganda 6 18 28 41

Sociedad de Enfermería Familiar y Comunitaria de Asturias · Enfermera Especialista en Familiar y Comunitaria. Área V (Gijón), Asturias. Maria Arantzazu Gonzalez Álvarez. Enfermera

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Vol. 7 | nºúm.3 | verano 2019

3 EditorialTransiciones fronterizas

OriginalEvaluación del perfil de morbilidad y características sociodemográficas de pacientes domiciliarios crónicos

OriginalEl género y la enfermería. Estado de la cuestión

ColaboraciónFamilias + Activas: Enfermería Familiar y Comunitaria ante el reto de la atención a la Obesidad Infantil en Atención Primaria.

OriginalPerfil de los adolescentes entre 14 y 21 años que acudieron a un servicio de urgencias con intoxicación etílica aguda en 2017.

Sociedad de Enfermería Familiar y Comunitaria de Asturias

Fotografía: Javier García Arganda

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[ comités ]SEAPA (Sociedad de Enfermería Familiar y Comunitaria de Asturias)

Entidad editora:Carmen Santano Vílchez SUAP. Centro de Salud El Quirinal (Avilés)

Directora:

Fernanda del Castillo Arévalo Centro de Salud de Contrueces (Gijón).

Ana Covadonda González Pisano Centro de Salud de Salas. Periférico La Espina. Profesora asociada de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de Oviedo. Doctora por la Universidad de Oviedo. Miembro de Investén-ISCIII.

Cristina González Aller Centro de Salud de Llanera (Oviedo).

Rosendo Argüelles Barbón Coordinador de Continuidad de Cuidados (Gijón).

Teresa López Castellanos Enfermera Especialista en Familiar y Comunitaria. Área V (Gijón), Asturias.

Maria Arantzazu Gonzalez Álvarez Enfermera Especialista en Familiar y Comunitaria. Enfermera Especialista en Geriatría. Área IV (Oviedo).

Susana Navalpotro Pascual Enfermera de UVI Móvil del SUMMA 112 (Madrid).

Francisco Javier Iruzubieta Barragán Escuela Universitaria de Enfermería. Servicio Riojano de Salud/Universidad de La Rioja (Logroño). Doctor por la Universidad de Alicante. Miembro de Investén-isciii.

Dolores Sánchez López Enfermera en el Centro de Salud Las Huelgas (Burgos). Enfermera especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Licenciada en Antropología. Doctora por la Universidad de Burgos.

Jose María Rumbo Prieto Supervisor de cuidados, investigación e innovación. Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol. Doctor por la Universidad de A Coruña. Miembro del Centro Español para los Cuidados de Salud Basados en la Evidencia (CECBE).

Lara Menéndez González Enfermera Especialista en EFyC. Centro de Salud del Llano (Gijón).

Comité Editorial:

ISSN: 2254-8270Título Clave: Revista (SEAPA. Internet)Depósito Legal: AS 2340-2002Periodicidad: Trimestral

EDITA: SEAPADirección: C/ Víctor Sáenz 5, bajo-33012 (Oviedo)Teléfono: 615 761 501E-mail: [email protected]@seapaonline.org

Santiago González Sánchez Centro de Salud El Llano (Gijón).

Berna García Menéndez Centro de Salud de Sama de Langreo (Sama).

Belén Fernández Suárez Hospital Álvarez Buylla de Mieres.

Marta Pisano González PhD. Servicio de Promoción de la Salud y Participación. Dirección General de Salud Pública. Consejería de Salud del Principado de Asturias.

Enrique Oltra Rodríguez Doctor por la Universidad de Oviedo y Especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria.

Rosario Riestra Rodríguez Vicedecana de la Facultad de Enfermería de Gijón (Gijón). Doctora por la Universidad de Oviedo.

Emilia Romero de San Pio UCI. Hospital Universitario Central de Asturias (Oviedo). Miembro del Comité de Ética de la Investigación del Principado de Asturias.

Fernando Alonso Pérez Decano de la Facultad de Enfermería de Gijón (Gijón). Doctor por la Universidad de Oviedo.

Carmen Teresa Velasco González Jefa de Sección de Calidad de la D.G. de Planificación Sanitaria. Consejería de Sanidad del Principado de Asturias (Oviedo).

Emilio Velasco Castañón Centro de Salud Llano Ponte (Avilés).

Sofía Osorio Álvarez Hospital Universitario de Cabueñes (Gijón).

Mª Ángeles González Fernández Subdirectora de Enfermería de Atención Primaria del área del Bierzo (León).

Comité Científico:

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Susana Navalpotro Enfermera de UVI Móvil del SUMMA 112 (Madrid).

Francisco Javier Izurubieta Barragán Escuela Universitaria de Enfermería. Servicio Riojano de Salud/Universidad de La Rioja (Logroño). Doctor por la Universidad de Alicante. Miembro de Investén-ISCIII.

Estefanía Vegas Pardavila Doctora por la Universidad de Alicante. Enfermera en el Hospital Universitario de Asturias, Oviedo.

Sheila Sánchez Gómez Centro de Salud Zaramaga. Presidenta de la Subcomisión de Enfermería de la Unidad Docente de Álava (Álava). Doctora en Ciencias de la Enfermería.

Manuel Rich Ruíz Director del Departamento de Enfermería. Facultad de Medicina y Enfermería. Universidad de Córdoba. Doctor por la Universidad de Córdoba. Miembro de Investén-ISCIII.

Ángel Martín García Centro de Salud San Blas (Parla). Dirección Asistencial Sur. Gerencia Asistencial de Atención Primaria (Madrid).

Jorge Minguez Arias Doctor por la Universidad de Alicante. Enfermero Comunitario Centro de Salud Arnedo, La Rioja.

Ricardo de Dios del Valle Subdirector de Atención Sanitaria del Área IV de Asturias.

Luis Arantón Areosa Doctor por la Universidad de A Coruña (UDC). Director de Procesos de Enfermería. Estructura Organizativa de Gestión Integrada de Ferrol. Servicio Gallego de Salud (SERGAS).

Sara Diez González Enfermera especialista en FyC. Unidad de Epidemiología Laboral y Ambiental de la Consejería de Sanidad del Principado de Asturias.

Isabel Feria Raposo Supervisora de enfermería. Coordinadora de investigación en enfermería. Unidad de agudos.Hospital Benito Menni (Barcelona).

M. Belén Suárez Mier Enfermera del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del HUCA (Asturias).

Dolores Sánchez López Enfermera en el Centro de Salud Las Huelgas (Burgos). Enfermera especialista en Enfermería Familiar y Comunitaria. Licenciada en Antropología. Doctora por la Universidad de Burgos.

Xosé Manuel Meijome Enfermero.Bloque quirúrgico. Hospital El Bierzo (Ponferrada). Creador del blog cuadernillosanitario.

Beatriz Braña Marcos Enfermera de AP del Área V. Unidad para la Excelencia en Cuidados de Asturias. DG Planificación Sanitaria de la Consejería de Sanidad. Miembro del Comité Científico del Centro Español para los cuidados de la Evidencia. Miembro del Comité de Ética de la Investigación con medicamentos del Principado de Asturias.

José María Rumbo Prieto Supervisor de cuidados, investigación e innovación. Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol. Doctor por la Universidad de A Coruña. Miembro del Centro Español para los Cuidados de Salud Basados en la Evidencia (CECBE).

Belén García Hernández Enfermera Especialista en FyC. Enfermera de Atención Primaria Área Sanitaria V, Asturias.

Cristina Obaya Prieto Enfermera Especialista en FyC. Enfermera de Atención Primaria Área Sanitaria V, Asturias.

Patricia González Roces Enfermera Especialista en Salud Mental. Centro de Atención Integral (CAI) Área Sanitaria I (Jarrio), Sespa.

Almudena Pousada González Enfermera del Hospital Universitario Central de Asturias. Doctora por la Universidad de Oviedo. Profesora Asociada de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de Oviedo.

María Álvarez Fernández Enfermera Especialista en F y C. Atención Primaria Área VII. Sespa.

Diego José Villalvilla Soria Enfermero. Centro de Salud Alcalá de Guadaira. Madrid.

Raquel Pérez Otero Enfermera de AP de Asturias, especialista en enfermería familiar y comunitaria.

Mª Josefa González García Enfermera de la Unidad de Calidad en Cuidados y Sistemas de información. Complejo Hospitalario de Navarra.

Ana Mª Mateo Cervera Jefa de Área de Enfermería de Desarrollo en Cuidados e Innovación. Complejo Hospitalario de Navarra.

Miriam Broncano Bolzoni Red de Salud Mental y Adicciones del Institut d’Assistència Sanitària (Girona). Profesora asociada del Departamento de Enfermería. Universitat de Girona (Girona).

Pedro Ventura Puertos Enfermero. Doctor. Profesor del Departamento de Enfermería de la Universidad de Córdoba

Noelia Rodríguez Escobar Trabajadora Social. Proyecto Europeo CARE4DEM (Eurocarers is involved in a new projects on online support groups) de Erasmus+.

Pedro Pastor Ballesteros Enfermero Medicina Preventiva Hospital Príncipe de Asturias. Alcalá de Henares. Madrid. Profesor Asociado Ciencias de la Salud. Facultad Enfermería. Universidad de Alcalá de Henares. Madrid.

Vanessa Cantón Habas Enfermera. Profesora del Departamento de Enfermería de la Universidad de Córdoba.

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¿Consejería de Salud o Consejería de Sa-nidad? La propuesta puede parecer banal, pero en esta pregunta se vislumbra la opor-tunidad de reflexionar sobre el paradigma en el que navegamos. Y digo navegamos porque las metáforas podrían ser muchas, pero pensar que todos vamos en un mismo barco nos da la oportunidad de imaginar-nos en mares cambiantes, donde la capaci-dad de adaptación del equipo es metáfora a su vez.

Sabemos lo difícil que es conceptualizar la Salud. Las definiciones han sido múltiples y ponen de relieve la relatividad del con-cepto. Clásica es la de la OMS, que consi-dera que no es tan sólo la ausencia de en-fermedad, sino el completo bienestar físico, mental y social. Pero nos gusta la de Diego Gracia, según la cual salud es “la capaci-dad de llevar a cabo el proyecto de vida que uno se marca”. Sin duda pone en juego otros factores que no son biológicos.

Hablar de Salud, en lugar de Sanidad, es un cambio de mirada y de perspectiva en el trabajo, la organización, el liderazgo, los indicadores. Lo que vertebra es la salud y no la enfermedad. ¿Y eso qué significa? Así, de repente, se nos ocurre que habría que darle más relevancia a determinadas

direcciones (no penséis en el código postal, que también), sino más bien, Direcciones, con presupuestos acordes a la relevancia, claro. .¿Y con un poco más de tiempo para pensar? Pues igual hay que dar un paso más y aplicar aquello de “Salud en Todas las Políticas” que nos contaba la OMS en su Declaración de Adelaida, porque la respon-sabilidad de la promoción de la salud no es tan sólo del sector sanitario; incumbe y por tanto ha de involucrar a todos los sectores que gestionen los entornos y condiciones de vida en los que vivimos, generando y ex-plorando alianzas, con marcos normativos que faciliten procesos innovadores. Hablar de salud es cambiar el enfoque de nuestro trabajo diario, repensar nuestras actuacio-nes, reflexionar y hacer más en prevención y promoción, ponernos las gafas de ver las desigualdades, pasar la consulta mirando

EditorialRevista Verano 2019

María Jesús Rodríguez NachónEnfermera de Atención PrimariaPresidenta de la Sociedad de Enfermería Familiar y Comunitaria de Asturias (SEAPA)

Edito

rial

Transiciones fronterizas

Gentileza de Foto Novel (Piedras Blancas)

Nuestro destino de viaje nunca es un lugar, sino una manera de ver las cosas

(Henry Miller).

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a la calle, dejar de hacer cosas que no tie-nen valor, participar en y con la comunidad, aprender a colaborar con otros sectores.

Hablemos de paradigmas, de crear nue-vas formas de hablar y de mirar en las que todos tenemos la oportunidad de sumar y aportar. Tenemos el mismo objetivo, mejo-rar la salud de la población. Pero no todos tenemos la misma opinión de cómo con-seguirlo. Opinión es un juicio o valoración que se hace respecto de algo, así que habrá que fundamentarse en algo más sólido, y lo más sólido que tenemos es la evidencia existente respecto a los resultados en salud y la satisfacción del paciente y los ciudada-nos. Podemos pensar que las decisiones que tomamos en salud están fundamenta-das en evidencias científicas, pero sabido es que un tanto por ciento elevado de lo que hacemos no las tiene, o no funcionan.

La evidencia nos dice que los sistemas de salud donde existe una atención primaria fuerte son más eficientes. ¿Qué es una aten-ción primaria fuerte? ¿La atención primaria asturiana es fuerte?¿Funciona realmente lo que hacemos? Y sí, hablo en plural, primera persona. Porque todos sabemos lo que ha-cen mal los gestores, de todos son conoci-das las políticas públicas en atención prima-ria, pero nos olvidamos de lo que hacemos o no hacemos nosotros, los de la trinchera y, sobre todo, nos olvidamos de reflexionar. Como dice el sociólogo Irigoyen, durante los últimos 20 años la atención primaria se ha reestructurado sobre el molde empresa-rial generando poblaciones consumistas y profesionales evaluados y devaluados, con una práctica individualista cada vez más le-jana de la visión holística del ciudadano y del principal activo de nuestra atención: el vínculo que establecemos con las personas porque las conocemos y conocemos dónde y cómo viven.

Podría enumerar muchas cosas mejora-bles en nuestra atención primaria, en los diferentes niveles de trabajo o si preferís, de gestión, pero hay dos cosas básicas que hemos perdido por el camino: el equipo y

la orientación comunitaria. Probablemen-te haya que repensar qué tipo de equipo funciona, pero es indiscutible la necesidad de la multidisciplinariedad y la interdisci-plinariedad, para conseguirlo hay que dia-logar y aprender a crear nuevos espacios, desde la participación horizontal y no tanto jerárquica. Ese trabajo en equipo está es-trechamente relacionado con la orientación comunitaria de nuestro trabajo diario, ya sea pasando la consulta mirando a la calle o participando activamente en acciones co-munitarias. Esto es lo que hará fuerte una atención primaria donde, además, las con-diciones de trabajo han de ser, al menos, dignas y con un presupuesto acorde a la importancia estratégica que se le otorgue: hablemos de un 25 por ciento del presu-puesto de Sanidad, por ejemplo.

Las revoluciones nacen del descontento, pero un estudio detallado de la Historia nos desvela que son necesarias otras coinciden-cias, los cambios no se producen hasta que interesan a los poderosos, generalmente. En ocasiones surgen voces y propuestas que es necesario articular, como acordes sueltos que están esperando a una buena orquesta y un buen director. A los profesio-nales sanitarios no nos resulta fácil cambiar nuestra manera de hacer las cosas, necesi-tamos palancas disruptivas que impulsen la transformación que necesitamos. A veces esos acordes se convierten en una partitu-ra lista para ser interpretada, con el matiz creativo y no ejecutivo del que interpreta.

En Asturias tenemos un plan. El “Plan de Salud del Principado de Asturias 2019-2030: Poblaciones Sanas, Personas Sanas”, con un marco conceptual que pone en va-lor: los determinantes sociales, la promo-ción de la salud, el modelo salutogénico, la participación comunitaria, los sistemas de gobernanza locales y los cuidados cen-trados en el paciente con base en la aten-ción primaria. Es el marco de referencia que guiará nuestras actuaciones en los próxi-mos años y es una oportunidad de reorien-tar nuestra atención primaria hacia la aten-ción comunitaria desde una perspectiva

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interdisciplinar. Realiza un análisis de la si-tuación de salud asturiana donde pone de manifiesto los cambios sociodemográficos que ya conocemos y evidencia la comple-jidad de los territorios, situaciones y cuida-dos que necesitan personas y poblaciones. Nos toca interpretar el plan, en el marco de un sistema de salud público en el que es importante rendir cuentas y propiciar pro-cesos coste-efectivos.

¿Alguien se apunta al plan? Sí, las enfer-meras nos apuntamos al plan. El informe“-Triple Impact: How developing nursing will improve health, promote gender equality and support economic growth”, que sus-tenta la estrategia Nursing Now, destaca la capacidad creativa e innovadora de las en-fermeras, y ¿no es eso lo que necesitamos? Y ¿si la mirada del cuidado que aportamos a las personas y comunidades puede des-encadenar ese triple impacto de mejorar la salud en cuanto a equidad, género y eco-nomía?

Las enfermeras serán una parte clave de la solución a los desafíos de salud actuales si se implementan, valoran e incluyen ade-cuadamente en la toma de decisiones de salud. Pero esta afirmación no pretende ser una reivindicación, en realidad es una oferta. La profesión enfermera tiene unas fortalezas que no siempre son visibles y fre-cuentemente no tiene posibilidad de desa-rrollar todas sus competencias. Cuando se facilita, nos beneficiamos todos, profesio-nales, pacientes, poblaciones. Imaginemos que pudiéramos desarrollar todas las com-petencias que contempla el programa for-mativo de la especialidad de enfermería fa-miliar y comunitaria. ¿Alguien podría decir que no mejoraría la salud de la población? Sería una buena apuesta por la atención

primaria. Es hora de evaluar el impacto real en salud, de nuestras actuaciones. Es hora de propuestas desde la racionalidad y la evidencia.

La OMS ha designado 2020 como el “Año de la enfermera y de la matrona” y propone que nos den voz donde se toman las decisiones en salud, así que además de Salud en Todas las Políticas añadiría y Enfer-meras en Todas las Políticas.

Es nuestra oferta: tenemos mucho que aportar al reto que se plantea.

Este texto pretendía dar la bienvenida al Consejero de Salud de Asturias, Pablo Fer-nández Muñiz. Lo he dejado para el final.

Damos la bienvenida al cambio de nom-bre de la Consejería, a la apuesta por la atención primaria y a darle relevancia al pa-pel de la profesión enfermera, y damos la bienvenida a una Dirección General de En-fermería y Cuidados, porque las líneas es-tratégicas necesitan de decisiones políticas que sustenten el papel. Y nuestra manera de dar la bienvenida es ponernos a disposi-ción para trabajar por una sanidad pública de calidad.

Estamos en tiempos de transición, en territorios fronterizos. Los jóvenes profesio-nales recogen el testigo de épocas prece-dentes en las que otros escenarios eran po-sibles. Mi pequeño homenaje, desde la foto que preside el editorial, con mi residente, delante del centro de salud. Tenemos la responsabilidad de su esperanza.

“El mundo está cambiando y ellos saben que deben buscar en sí mismos las

personas nuevas en que se convertirán” (Saramago)

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Introducción: En los últimos años se ha producido un fuerte impulso de la atención domiciliaria, surgiendo nuevos dispositivos en diversas Comunidades Autónomas para dar respuestas sociosa-nitarias a pacientes atendidos en domici-lio. Los motivos para ello son, entre otros, el desarrollo de la Atención Primaria, la demanda de atención integral en el do-micilio, el envejecimiento y la cronicidad de la población.

Objetivo: Evaluar las características so-ciodemográficas y el perfil de morbilidad de los pacientes integrados en el programa de atención domiciliaria de la Zona Básica de Salud de Almassora.

Material y métodos: Estudio descripti-vo observacional y transversal, sobre una muestra de 192 pacientes, a quienes se les ha realizado una revisión y análisis exhaus-tivos de historias clínicas informatizadas.

Resultados: Dos tercios de la muestra son mujeres, con una media de edad de 83.07 años.

En cuanto al perfil de patologías que presentan los pacientes, vemos que las más prevalentes son la Hipertensión Arte-rial (HTA) (80,3%), el deterioro cognitivo (68,8%), las enfermedades cardiovasculares (62%), la diabetes Mellitus (44,8%) y las Úl-ceras Por Presión (UPP) (42,7%).

La mayoría de pacientes pertenecen al nivel 3 de la estrategia de cronicidad de la Comunitat Valenciana (45,8%).

Conclusiones: El perfil del paciente es-tudiado se trata en su mayoría de mujeres en torno a los 83 años, pertenecientes al nivel 2-3 de la estrategia de cuidados de la Comunidad Valenciana, con diversas pato-logías, dependencia física y UPP. Sus cuida-dores/as son sus hijos/as o su cónyuge y no tienen barreras de acceso al domicilio.

Evaluación del perfil de morbilidad y características sociodemográficas de pacientes domiciliarios crónicosAdrián García Montero, Carmen Anarte Ruiz, Ángel Masoliver Forés, Alfredo Martínez CalderónUnidad Docente Multiprofesional Atención Familiar y Comunitaria

Orig

ina

l

Resumen

Manuscrito recibido: 30/7/18Manuscrito aceptado: 31/1/19

García Montero A., Anarte Ruíz C., Masoliver Forés A., Martínez Calderón A. Evaluación del perfil de morbilidad y características sociodemográficas de pacientes domiciliarios cróni-cos. RqR Enfermería Comunitaria (Revista de SEAPA). 2019 Agosto; 7 (3): 6-17.

Cómo citar este documento

Palabras clave:Visita domiciliaria, Servicios de Atención de salud a domicilio, Atención Primaria de Salud, Enfermería, Enfermedad crónica.

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IntroducciónLa atención domiciliaria, según Torra i

Bou (1) se puede entender como «un con-junto de actividades que surgen del contex-to de un planificación previa, desarrollado por profesionales de un equipo de salud y que tienen como objetivo proporcionar atención de salud mediante actividades

que incluyen contenidos de promoción, protección, curación y rehabilitación, den-tro de un marco de plena corresponsabili-zación del usuario y/o familia con los pro-fesionales de la salud, en el domicilio de aquellas personas, que debido a sus esta-do de salud o a otros criterios no pueden desplazarse al centro de salud». En todos los centros de salud de Atención Primaria

Evaluation of the morbidity profile and sociodemographic characteristics of chronic domiciliary patients

AbstractIntroduction: In recent years there has been a strong boost of home care, emerging new

devices in various Autonomous Communities to provide socio-health responses to patients whose best therapeutic location is home. The reasons that have contributed to its streng-thening are the development of primary care, the demand for comprehensive care at home, aging and chronicity of the population.

Objective: Evaluate the sociodemographic characteristics and morbidity profile of patients integrated into the home care program of the Basic Health Area of Almassora.

Material and methods: An observational and cross-sectional descriptive study on a sample of 192 patients, who underwent an exhaustive review and analysis of computerized medical records.

Results: Two thirds of the sample are women, with an average age of 83.07 years.

Regarding the profile of pathologies presented by patients, we see that the most prevalent are hypertension (80.3%), cognitive impairment (68.8%), cardiovascular diseases (62%), Dia-betes Mellitus (44, 8%) and pressure ulcers (42.7%).

The majority of patients belong to level 3 of the chronicity strategy of the Comunitat Va-lenciana (45.8%)

Conclusions: The profile of the patient studied determines a majority of women around 83 years, belonging to level 2-3 of the care strategy of the Valencian Community, with various pathologies, physical dependence and pressure ulcers. The caregivers are the children or the spouse and do not have barriers to access the home

Keywords

House Calls, Home Care Services, Primary Health Care, nursing, Chronic Disease.

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8 RqR – Vol. 7 Nº3 | Verano 2019Original

existe un programa de atención domicilia-ria, en el que la enfermera de cada cupo de pacientes acude al domicilio para realizar actividades de promoción, tratamiento, se-guimiento y aplicación de cuidados, tanto al paciente como a la familia; actividades que igualmente se realizarían en una consulta del centro si estos pudieran trasladarse a él.

En los últimos años se ha producido un fuerte impulso de la atención domiciliaria, surgiendo nuevos dispositivos en diversas Comunidades Autónomas para dar res-puestas sociosanitarias a pacientes cuyo mejor lugar terapéutico es el domicilio. Los motivos que han contribuido a su fortale-cimiento son el desarrollo de la Atención Primaria, la demanda de atención integral en el domicilio, el envejecimiento y la cro-nicidad de la población junto con cambios sociales y en la organización hospitalaria.

En la actualidad, el Sistema de Informa-ción de Atención Primaria (SIAP), elaborado por el Ministerio de Sanidad, Servicios So-ciales e Igualdad, nos arroja datos de la ac-tividad de atención domiciliaria que se está llevando a cabo. En el año 2015, los profe-sionales de enfermería en España realizaron un total de 9,9 millones de visitas a domici-lio desde los servicios de Atención Primaria (AP), siendo destinatarios el 87% de estas visitas una persona mayor de 65 años. Esto pone de relieve el liderazgo de enfermería en este ámbito y el aumento año tras año de la carga de pacientes atendidos a nivel domiciliario (2).

Además, existe un determinado colec-tivo de pacientes de alta complejidad que suponen un reto para los profesionales sa-nitarios por la dificultad de su abordaje, el alto consumo de recursos sociosanitarios y la necesidad de atención continua a largo plazo. De hecho, un estudio realizado por el King’s Fund en Reino Unido revela que el 10% de los pacientes ingresados genera el 55% de las estancias hospitalarias y un 5% de ellos, el 42% de las estancias (3).

Por ello, es importante analizar la si-tuación del perfil de los pacientes con

enfermedades crónicas en España para visualizar en qué punto estamos y poder abordarlo desde una mejor perspectiva. El impacto de las enfermedades crónicas en nuestro sistema de salud es muy significati-vo, ya que suponen el 80% de las consultas de AP, el 60% de los ingresos hospitalarios y un 70% del gasto sanitario (4). Por ello, resulta necesaria la implantación de un mo-delo de gestión de estas enfermedades. En la Comunidad Valenciana, contamos con un documento que aborda esta temática y de-sarrolla el modelo que se está utilizando (5). Se trata de una estratificación del riesgo de la población de un ingreso hospitalario no programado, con una serie de intervencio-nes orientadas a cada nivel. Lo desarrolla a través de los 4 niveles básicos presentes en la pirámide de riesgo de Kaiser Permanen-te, mejorado por la King’s Fund del Reino Unido.

Imagen 1: Pirámide de Kaiser Permanente, utilizada como estrategia de cronicidad en la Comunidad Valenciana (5)

En los últimos años se ha producido un fuerte impulso de la atención domiciliaria, surgiendo nuevos dispositivos en diversas Comunidades Autónomas para dar respuestas sociosanitarias a pacientes cuyo mejor lugar terapéutico es el domicilio.

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El nivel 0 está representado por pacien-tes sanos sin enfermedades crónicas que requieren promoción de la salud y preven-ción de la enfermedad. En el nivel 1, los pacientes de riesgo bajo, cuya labor sani-taria se centra en la gestión de autocuida-dos. Los pacientes incluidos en el nivel 2 se clasifican como riesgo moderado y necesi-tan gestión de la enfermedad. Por último, está el nivel 3, representado por pacientes de alto riesgo y complejidad que requieren una estrategia especificada de gestión de casos. La clasificación en un nivel u otro lo determina un algoritmo, calculado en base a las patologías diagnosticadas, su grado de impacto, la dependencia del paciente, la polimedicación y otras variables. Asimis-mo, este sistema de estratificación rela-ciona estos 4 niveles con los CRG (Clinical Risk Group), que van desde el 1 -estado de salud sano- hasta el 9 -necesidades sanita-rias elevadas- (5). Según datos de consumo farmacéutico correspondientes a 2015, la población clasificada como nivel 3 que se corresponde con el 1,89% del total, es res-ponsable del 19,1% del gasto farmacéutico ambulatorio y del 21,5% del total de ingre-sos en hospitales de agudos. La población en la Comunidad Valenciana asignada al nivel 2 se corresponde con el 10.39% y el nivel 1 comprende el 32,39%. La población sana correspondiente al nivel 0 abarca el 55,33% de la población.

En cuanto a documentos de apoyo ofi-ciales por la Comunidad Valenciana relacio-nados con la atención domiciliaria, conta-mos con dos: el primero se trata del Plan para la mejora de la atención domiciliaria en la Comunitat Valenciana (6), publicado en 2004 y con validez hasta 2007, y el segundo es el Plan integral de cuidados paliativos de la Comunitat Valenciana (7), publicado en 2010 y con validez hasta 2013.

Posteriormente a esa fecha se preveía una revisión y actualización para analizar la consecución de los objetivos y fines plan-teados y superar las dificultades u obstácu-los detectados. Sin embargo, no pudo lle-varse a cabo y hasta el día de hoy sigue sin

haber una revisión institucional. Dado que no contamos con memorias de gestión ni datos que saquen a la luz la actividad domi-ciliaria, se requieren de pequeñas interven-ciones que analicen este tipo de actividad.

Asimismo, la escasa cantidad y calidad de los registros de enfermería dificulta tam-bién conocer cómo y qué actividades llevan a cabo y cómo es la tipología de pacientes que atiende. Se realizan intervenciones que no quedan reflejadas en las historias clínicas de los pacientes o que quedan mal registra-das, lo cual genera problemas a la hora de realizar una correcta anamnesis y retrasos o alargamientos innecesarios en próximas consultas.

Por estas razones, este trabajo de inves-tigación pretende avanzar en esta línea; dar respuesta parcialmente al interrogante de cómo se está gestionando y llevando a cabo la atención domiciliaria y a qué tipo de po-blación, pudiendo establecerse a raíz de los resultados propuestas de mejora; aspectos intrínsecos de la actividad investigadora.

ObjetivosObjetivo general: • Analizar las características sociodemo-

gráficas y el perfil de morbilidad de los pacientes integrados en el programa de atención domiciliaria de la Zona Básica de Salud de Almassora.

Objetivos específicos: • Establecer qué proporción de pacientes

domiciliarios tiene una valoración regis-trada de dependencia física de Barthel, de deterioro cognitivo de Pfeiffer y/o grado de discapacidad y en qué grado están.

• Determinar el perfil de paciente incluido en el programa de atención domiciliaria.

• Conocer el número de visitas medias anuales de enfermería.

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10 RqR – Vol. 7 Nº3 | Verano 2019Original

Material y métodosTipo de estudio

Estudio descriptivo observacional trans-versal, con recogida de información a través de historia clínica y entrevistas telefónicas a los pacientes, familiares y/o cuidadores en los años 2016 y 2017 en los centros de sa-lud Almassora y Pío XII.

Criterios de inclusión y exclusión en el estudio.

Criterios de inclusión de pacientes para la selección y captación:

• De cualquier edad.

• Asignados a la ZBS Almazora, que com-prende el centro de salud Almassora y el centro de salud Pio XII.

• Que recibieron atención domiciliaria pro-gramada desde el 1 de enero de 2016 hasta el 31 de diciembre de 2017.

• Que pertenecen al nivel 1, 2 o 3 de la Es-trategia de Cronicidad de la Comunidad Valenciana.

Los criterios de exclusión de pacientes:

• Que tienen un SIP dado de baja.

• Que han sido exitus.

Tamaño de la muestra.El tamaño total de la muestra estudiada

ha sido de 192 pacientes pertenecientes a una ZBS con una población total de 25.648 personas.

Método de captación y/o selección de los sujetos.

La estrategia para la selección de pa-cientes se abordó utilizando distintas herra-mientas, dada la imposibilidad de acceder a un listado de los pacientes integrados en un programa de atención domiciliaria.

Por un lado, se seleccionaron pacien-tes a través de la aplicación informática

Alumbra®. A través de este programa, me-diante los criterios de búsqueda “zona Bási-ca de salud Almazora” y “CRG (Clinical Risk Group) 7, 8 y 9”, se seleccionaron los pa-cientes con estrategia de cuidados nivel 3, ya que son aquellos catalogados como sub-sidiarios de gran necesidad de cuidados y que, como hemos visto anteriormente, una enorme parte de ellos se benefician de un programa de atención a domicilio. A través de este proceso se captaron un total de 74 pacientes.

Por otro lado, a través de la aplicación in-formática Abucasis® se buscaron pacientes por cada cupo de enfermería que tuvieran activado el diagnóstico enfermero NANDA “00085 Deterioro de la movilidad física” o que tuvieran una valoración de Barthel re-gistrada. Por este método es escogieron a 84 pacientes.

Como última estrategia de búsqueda de pacientes, se captaron a los pacientes con citas domiciliarias programadas por día en el centro de salud. Dada la duplicidad de pacientes entrelazados a los anteriores mé-todos de captación, por este proceso sólo se integraron 34 pacientes al estudio.

Para evaluar si el paciente pertenece al programa de atención a domicilio, se revisó el historial de citas y se verificó si en el tiempo del el estudio había existi-do como mínimo una visita domiciliaria programada realizada por el personal de enfermería.

Estrategia de análisis que es utilizada en el estudio.

Para el análisis de univariantes se reali-zó una estadística descriptiva con medias (para variables cuantitativas) y proporciones (para variables cualitativas) y sus intervalos de confianza al 95% de los elementos de-mográficos trabajados mediante medidas de frecuencia.

El análisis bivariante se realizó de la si-guiente forma:

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• Entre variables cualitativas: prueba esta-dística de chi cuadrado.

• Entre variables cuantitativas y cualitati-vas dicotómicas: t de Student.

• Entre variables cuantitativas: regresión.

Para el análisis multivariante entre varia-bles dependientes e independientes se rea-lizó la técnica de regresión lineal múltiple.

Se trabajó con la base de datos Access para la recogida de información y con el programa estadístico SPSS y con EPIDAT para el análisis de los datos obtenidos de la investigación.

Aspectos éticosLos investigadores de este estudio de-

claran no tener conflictos de interés ni estar becados para la realización de este proyec-to de investigación.

Previo a la realización de este estudio se presentó la solicitud de evaluación a la Comisión de Investigación Clínica (CIC) del departamento de salud de Castellón. Dicha Comisión procedió a su aprobación sin rea-lizar ningún tipo de modificación del plan-teamiento inicial del proyecto.

Los datos procedentes de las historias clínicas se pasaron a la base de datos crea-da para el estudio. Se codificaron de for-ma que no apareciesen datos personales. La base de datos se conservó en el perfil informático del autor principal y bajo con-traseña. Posteriormente a la finalización del estudio, dichos datos fueron custodiados en su totalidad.

ResultadosAl analizar los resultados del análisis uni-

variante, del total de pacientes (n=192) en relación al sexo se observa que el 32,2% (IC 95%:± 6,6) es del sexo masculino y el 67,7% (IC 95%:± 6,6) son mujeres. Además, la me-dia de edad se sitúa en los 83.07 años (IC 95%:± 1,3).

Respecto al Centro de Salud asignado de los pacientes atendidos, el 86,5% (IC 95%:± 4,8) se adscriben al centro de salud Almassora y el 13,5% (IC 95%:± 4,8) al cen-tro de salud Pio XII.

En cuanto al perfil de patologías que presentan los pacientes, se pueden obser-var en la tabla 1.

Con respecto al nivel de estrategia de cronicidad de la Comunidad Valenciana, la mayoría de pacientes pertenecen al nivel 3 (gestión de casos) en una proporción del 45,8% (IC 95%:± 7,0) de la población ana-lizada. El 41% (IC 95%:± 7,0) pertenece al nivel 2 (gestión de la enfermedad) y el 13% (IC 95%:± 4,8) restante al nivel 1 (Gestión de autocuidados).

El número de urgencias atendidas en Puntos de Atención Continuada (PAC) en el 2016 fue de 232 (IC 95%:.± 0,26) y en el 2017 fue de 206 (IC 95%:± 0,27).

El número de visitas de enfermería a do-micilio en el 2016 fue de 1190 (IC 95%:± 1,3) y en el 2017 fue de 1065 (IC 95%:± 1,6).

El 28,6% (IC 95%:± 6,4) de los pacientes no tiene una valoración de Barthel registra-da en su historia clínica. De los que la tie-nen, la media de puntuación es de 39,74 (±4,79) y resulta clasificada como depen-dencia moderada-severa.

En cambio, en el caso de las valoracio-nes del Pfeiffer, el 34,9% (IC 95%:± 6,7) de los pacientes no la tiene registrado en su historia clínica. La media de puntuación de los que sí la tienen se establece en 4,53 (±0,59) y resulta clasificada como deterioro cognitivo leve-moderado.

Solo un 3,1% (IC 95%:0,4 y 0,6) de los pacientes tiene una valoración Norton de riesgo de aparición de úlceras por presión (UPP) registrada, mientras que un 3,6% (IC 95%: 0,7 y 6,6) tiene una de Braden.

Destacar que tan solo el 52,6% (IC 95%:± 7,1) de los pacientes tiene, al menos, una consulta por parte de un profesional de tra-bajo social.

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En relación a los cuidadores, el 25,5% (IC 95%:± 6,2) de los pacientes tiene un cuidador formal, un 65,1% (IC 95%:± 6,7) un cuidador informal y en el 9,4% (IC 95%: ± 4,1) de los casos no aparece la

figura del cuidador registrado en su his-toria clínica.

En el caso de los cuidadores informales, en la tabla 2, podemos ver el grado de pa-rentesco y su proporción.

Patología po IC 95%DM 44,8 ± 7,0

no DM 55,2 ± 7,0

Total 100,0 n=192

ACV 22,4 ± 5,9

no ACV 77,6 ± 5,9

Total 100,0 n=192

HTA 80,3 ± 5,6

no HTA 19,7 ± 5,6

Total 100,0 n=192

Plejías 6,8 ± 3,6

no Plejías 93,2 ± 3,6

Total 100,0 n=192

EPOC 17,7 ± 5,4

no EPOC 82,3 ± 5,4

Total 100,0 n=192

Neoplasia 10,9 ± 4,4

No Neoplasia 89,1 ± 4,4

Total 100,0 n=192

ERC 33,3 ± 6,7

no ERC 66,7 ± 6,7

Total 100,0 n=192

Demencia 31,8 ± 6,6

no Demencia 68,2 ± 6,6

Total 100,0 n=192

IC 22,4 ± 5,9

no IC 77,6 ± 5,9

Total 100,0 n=192

Deterioro cognitivo 68,8 ± 8,1

no Deterioro cognitivo 31,2 ± 8,1

Total 100,0 n=192

ECV 62,0 ± 6,9

no ECV 38,0 ± 6,9

Total 100,0 n=192

UPP 42,7 ± 7,0

no UPP 57,3 ± 7,0

Total 100,0 n=192

(Elaboración propia)

Tabla 1: Patologías encontradas.

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En las viviendas del 35,4% (IC 95%:± 6,8) de los pacientes estudiados, existen barre-ras arquitectónicas que les impide acceder a ellas con un andador o una silla de ruedas. El 53,7% (IC 95%:± 7,1) no tiene barreras arquitectónicas.

En el 10,9% (IC 95%: ± 4,4) de los ca-sos, los pacientes recibieron atención domiciliaria en el domicilio, pero en el momento de revisar su historia clínica es-taban ingresados en una residencia de la tercera edad.

En relación a la vía de inclusión en el programa de atención domiciliaria, ob-servamos que la mayoría de los pacientes accedieron por mediación de la enferme-ra o del propio paciente o familiar que solicitaron demanda de cuidados domici-liarios. Tabla 3.

Respecto al análisis bivariante (Tabla 4), se relacionaron entre sí varias variables cuali-tativas y cuantitativas, como sexo, edad, nú-mero de urgencias, número de visitas, UPP, caídas, dependencia y número de patolo-gías. De estas relaciones, solo resultó esta-dísticamente significativa (p<0,05) las corres-pondientes a las visitas de enfermería y UPP (p=0,000) y las visitas de enfermería con el número de patologías (p=0,003, R=0,042).

En el análisis multivariante (Tabla 5) se es-tableció como variable dependiente las vi-sitas de enfermería totales durante los años 2016 y 2017 y como variables independien-tes la edad, sexo, número de patologías, UPP, deterioro cognitivo y dependencia físi-co. De esta manera, se concluyó que lo más determinante para realizar las visitas domici-liarias es la presencia de UPP (p=0,002).

Parentesco cuidadores informales po IC 95%Hermano 0,8 0,0 y 4,3

Hermana 4,8 0,6 y 8,9

Esposo 11,1 ± 5,5

Esposa 23 ± 7,3

Hijo 18,3 ± 6,8

Hija 36,5 ± 8,4

Nieta 0,8 0,0 y 4,3

Nuera 1,6 0,2 y 5,6

Yerno 0,8 0,0 y 4,3

Sobrina 1,6 0,2 y 5,6

Madre 0,8 0,0 y 4,3

Total 100,0 n=126

(Elaboración propia)

Tabla 2: Parentesco del cuidador informal

Vía inclusión po IC 95%Gestora de casos 1,6 0,3 y 4,4

Enfermería 49,0 ± 7,1

Medicina 0,5 0,0 y 2,9

Pacientes 49,0 ± 7,1

Total 100,0 n=192

(Elaboración propia)

Tabla 3: vía de inclusión

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DiscusiónLa diferencia entre la distribución de am-

bos centros de salud (86.5% a Almassora y 13.5% a Pío XII) se podría explicar por la di-ferente carga de trabajo: el centro de salud Pío XII cuenta con una carga de pacientes sensiblemente menor que la del centro de salud Almassora.

La mayoría de las patologías más preva-lentes se relacionan con enfermedades car-diovasculares. Por eso, se puede deducir que las enfermedades cardiovasculares po-drían suponer un factor importante a tener en cuenta en el abordaje de los pacientes domiciliarios.

Ya que gran cantidad de los pacientes pertenecen al nivel 3 y necesitarían una gran cantidad de recursos económicos y sociosa-nitarios, la labor de vigilancia y control, se

vería favorecida si estos pacientes fuesen conocidos y estuviesen localizados en los cu-pos del Equipo Básico de Atención Primaria (EBAP), mejorando la gestión de los mismos.

Es importante remarcar el porcentaje de pacientes sin registro de determinados ítems. Aquí reside uno de los elementos susceptibles de mejorar, ya que depende-ría principalmente de los profesionales de enfermería.

El elemento de los cuidadores familiares sigue el patrón estudiado y analizado en los últimos años: es una tarea que sigue reca-yendo sobre el sexo femenino y sobre hijos/as y/o cónyuge.

Podemos destacar también la relación sig-nificativa entre las visitas programadas de en-fermería y la presencia de UPP. Es indiscutible que la aparición de UPP determina un mayor

Variables relacionadas P Significación Análisis estadísticoSexo – patologías 0,432 No significativo T de Student

Edad – patologías 0,211 No significativo Regresión

Número de urgencias 2016-2017 0,375 No significativo Regresión

Visitas de enfermería 2016-2017 0,490 No significativo Regresión

Visitas de enfermería – UPP 0,000 Significativo T de Student

Edad – UPP 0,119 No significativo T de Student

Caídas – dependencia 0,162 No significativo Chi cuadrado

Visitas de enfermería – número de patologías 0,003 Significativo Regresión

(Elaboración propia)

Tabla 4: Análisis bivariante

Variable dependiente: Visitas enfermería 2016-2017 P Significación Análisis estadístico

Edad 0,859 No significativo Regresión lineal múltiple

Sexo 0,816 No significativo Regresión lineal múltiple

Número de patologías 0,558 No significativo Regresión lineal múltiple

UPP 0,002 Significativo Regresión lineal múltiple

Deterioro cognitivo 0,860 No significativo Regresión lineal múltiple

Dependencia 0,592 No significativo Regresión lineal múltiple

(Elaboración propia)

Tabla 5: análisis multivariante

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o menor número de visitas, espaciándose en el tiempo según se consiga su epitelización y resolución. Sin embargo, habría que aumen-tar y mejorar las medidas de prevención y educación a los cuidadores para evitar, en la medida de lo posible, su aparición.

Han sido varias las limitaciones presenta-das durante el proceso y análisis de la obten-ción de datos y de la realización del estudio.

Por una parte, la falta de registros de en-fermería en la aplicación informática de his-toria de salud digital de los pacientes impidió la recolección de determinados datos. Las vi-sitas a domicilio, al no aparecer las consultas realizadas por esta vía, se tuvo que contras-tar el historial de citas con las consultas de enfermería. Además, muchas de estas citas aparecían codificadas como “avisos a domi-cilios”, en vez de la forma correcta “visita do-miciliaria programada”, con el consiguiente posible sesgo de que no consten en el es-tudio el total de las visitas reales realizadas.

Por otro lado, el método de captación de los pacientes también ha supuesto una difi-cultad, ya que no existe un registro en los centros de salud de los pacientes inmoviliza-dos integrados en el programa de atención domiciliaria por cupos de enfermería y/o me-dicina. Esto puede contemplarse como un sesgo en la selección de pacientes.

Por último, al obtener datos directa-mente del paciente, familiar y/o cuidador mediante contacto telefónico podemos en-contrarnos con cierto sesgo de información en la información facilitada.

Los resultados derivados de este estu-dio pueden servir para mejorar la estrate-gia de abordaje de los pacientes crónicos tanto desde Atención Primaria como desde Atención Especializada, en concreto de las unidades de hospitalización a domicilio.

El perfil de patologías, las valoraciones de actividades de la vida diaria mediante el Barthel y las de deterioro cognitivo con el Pfeiffer, ponen de relieve ámbitos de mejo-ra para detectar pacientes de alto riesgo y sistemática de trabajo en la valoración.

Debido a las deficiencias encontradas en estos registros de valoración, se podría sistematizar y protocolizar el registro en ta-blas, test y escalas de pacientes atendidos en domicilio de forma programada.

También sería esencial e imprescindible contar con un listado de pacientes domici-liarios por cupo, para que el médico y en-fermero de familia, junto al trabajador social, puedan trabajar de forma conjunta, gestio-nar recursos y realizar visitas programadas.

Una posible nueva línea de investigación podría ir encaminada a realizar este mismo estudio en un centro de salud que dispon-ga de enfermera gestora de casos, ya que ésta sería la responsable de los pacientes crónicos de alta complejidad.

ConclusionesLas características sociodemográficas

y el perfil de morbilidad del paciente do-miciliario, según los datos mayoritarios del estudio, son mujeres en torno a los 83 años, pertenecientes al nivel 2-3 de la estrategia de cuidados de la Comunidad Valenciana, con diversas patologías como HTA, enfermedades cardiovasculares, de-terioro cognitivo, dependencia física y UPP. Sus cuidadores/as son sus hijos/as o su cónyuge y no tienen barreras de acceso al domicilio.

La proporción de pacientes domiciliarios con una valoración Barthel registrada en su historia de salud es del 71,4%, mientras que un porcentaje ligeramente inferior, el 65,1%, tiene una valoración Pfeiffer registrada.

Analizadas las variables qué más podrían determinar la realización de visitas programa-das de enfermería, aparece que la presencia de UPP es el factor más decisivo para ello.

Dada la importancia actual de la aten-ción domiciliaria y el creciente número de pacientes que se incluyen en el programa, vemos necesario que de cara a políticas fu-turas que se aumenten los recursos huma-nos y materiales destinados a este fin.

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Introducción: La igualdad de mujeres y hombres solo es posible a partir de com-promisos sociales y políticos, las leyes contribuyen a acelerar los procesos de cambio.

Objetivo: Analizar el estado de la in-corporación de la perspectiva de género en el grado en enfermería en España.

Metodología: Analítica, revisando, en primer lugar, la literatura científica, la le-gislación al respecto, la producción insti-tucional y, posteriormente, los programas docentes de las universidades públicas.

Resultados: La incorporación de la perspectiva de género en el grado en enfermería es todavía desigual y escasa, solo el 25% de los centros públicos la ha agregado en el curso 2018-2019.

Discusión: Si nos preguntamos por las causas de este estado de la cuestión, en-contramos que no existe obligatoriedad legal, sino recomendaciones. Así que queda a la voluntariedad de los equipos rectorales el implementarla o no.

Conclusiones: Para lograr la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres también en el ámbito de la salud, se re-quiere de un firme compromiso legisla-tivo y académico. No se puede ejecutar una competencia profesional si no se ha adquirido previamente.

El género y la enfermería. Estado de la cuestiónRemedios Álvarez TeránEnfermera pediátrica en el CEIP Duquesa de La Victoria, Logroño, La Rioja. Integrante del Grupo de Investigación Igualdad y Género de la Universidad de La Rioja

Orig

ina

l

Resumen

Manuscrito recibido: 11/10/2018Manuscrito aceptado: 8/01/2019

Álvarez Terán R. El género y la enfermería. Estado de la cuestión. RqR Enfermería comuni-taria (Revista de SEAPA). 2019 Agosto; 7 (3): 18-27.

Cómo citar este documento

Palabras clave:Enfermería, currículo, transversalidad de género.

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1. IntroducciónLa enfermería ocupa un lugar central en-

tre las profesiones sanitarias; su campo de actuación es tan amplio que atiende en uno u otro momento vital a toda la población entre el nacimiento y la muerte. Sin embar-go, no todas las personas tienen las mismas necesidades ni cuentan con los mismos recursos, como vamos a ver, hay variables objetivas que determinan los cuidados, una muy importante es la de género.

Pero, ¿qué es el género? En 1949, Si-mone de Beauvoir, en el Segundo sexo (1), evidencia que se trata de una construcción social. No nacemos mujeres ni hombres, nos hacemos tales a lo largo de la vida, condicionados por los caracteres sexuales

primarios. De manera que el sexo biológi-co al nacer, no solo nos describe anatómi-camente, nos determina socialmente para siempre. En 1990, Joan Wallace Scott en “El género, una categoría útil para el aná-lisis histórico” (2) insiste en que se trata de un elemento constitutivo de las relaciones sociales, una construcción cultural que lle-van a cabo los hombres en todo tiempo y lugar, y que los sitúa en un lugar de privile-gio con respecto a las mujeres.

La Guía para facilitar la incorporación de la perspectiva de género en los planes integrales de salud (3) incide en esta idea al señalar que existen indicadores objetivos que muestran que se dan situaciones de partida y llegada desiguales para hombres y mujeres, patrones diferentes de salud y

Gender and nursing. State of the matter

AbstractIntroduction: The equality of women and men is only possible from social and political

commitments, the laws contribute to accelerate the processes of change.

Objective: To analyze the status of the incorporation of the gender perspective in the nur-sing degree in Spain.

Methodology: Analytical, reviewing, first of all, the scientific literature, the legislation on this matter, the institutional production and, later, the teaching programs of public universi-ties.

Results: The incorporation of the gender perspective in the nursing degree is still uneven and scarce, only 25% of the public centers have added it in the 2018-2019 academic year.

Discussion: If we ask about the causes of this state of affairs, we find that there is no legal obligation, but recommendations. So it remains to the voluntariness of the rectoral teams to implement it or not.

Conclusions: To achieve real and effective equality between women and men also in the field of health, a firm legislative and academic commitment is required. A professional com-petition can not be executed if it has not been previously acquired.

Keywords

Nursing: curriculum, gender mainstreaming.

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enfermedad entre unas y otros, sin olvidar que hay una gran diversidad interpersonal relacionada con múltiples variables como la edad, la cultura, el acceso al mercado labo-ral, la etnia y la clase social. Todas ellas in-teractúan para modificar los estilos de vida, el acceso a los recursos y, por lo tanto, la manera de enfermar y de curarse.

Según el Informe Salud y Género 2006 (4), para incorporar la perspectiva de género en salud, en primer lugar, las y los profesionales deberían saber identificar las desigualdades en el estado de salud atribuibles a esta va-riable, aquellas diferencias injustas y evita-bles; en segundo lugar, deberían reflexionar sobre el origen de las mismas; finalmente, tendrían que saber detectar los estereotipos de género que producen esa desigual nece-sidad de recursos y servicios. Aplicar dicha perspectiva no es solo informar sobre las di-ferencias de salud entre mujeres y hombres, sino conocer e identificar las causas y facto-res psicosociales que explicarían los distintos aspectos de la forma de enfermar, de con-sultar y de ser atendidas las personas.

El Informe de 2006 (4) señala también que, a pesar de que en todas las profesio-nes sanitarias es mayor el número de muje-res, en la asistencia y en la docencia univer-sitaria la mayoría de los profesionales son hombres.

Finalmente, desde 2004, diferentes le-yes instan a las universidades a implemen-tar dichos contenidos en su currículo.

Sin duda alguna, para llegar a ejercer cualquier competencia es necesario haber-se formado previamente en ella. Por eso consideramos muy interesante conocer cuál es el estado del compromiso universitario en el caso del grado enfermero.

2. Objetivos

Este artículo pretende analizar el estado de la incorporación de la perspectiva de gé-nero en el grado en enfermería en España.

3. Método

La metodología utilizada en este estudio ha sido analítica. En primer lugar se ha pro-cedido a revisar literatura científica sobre género, leyes de educación, salud e igual-dad y textos relacionados y publicados por diversas instituciones del estado. En un se-gundo momento, ha sido necesario sinteti-zar toda la información recabada para apro-ximarnos al estado real de la formación en género en la universidad pública española.

En relación con las fuentes, ha sido im-prescindible recurrir, además de a la literatu-ra científica arriba mencionada, a páginas ofi-ciales del Ministerio de Sanidad, el Instituto de la Mujer y el Ministerio de Educación para analizar documentos normativos. Finalmente, hemos visitado las páginas de las universida-des citadas. Apenas hay producción de lite-ratura científica ya que se trata de un asunto poco estudiado hasta el momento presente.

4. Resultados

En este apartado revisamos algunos de los compromisos políticos que se vienen adquiriendo para introducir la perspectiva de género en las diferentes instancias públi-cas. Se constatan, además, las razones para que esta variable atraviese la salud desde la formación, y se muestra una imagen en ci-fras del estado de la incorporación de estos conocimientos en el grado en enfermería.

4.1 El género. Compromisos legislativos del estado español

Para Amelia Valcárcel (5), la situación de las mujeres en el mundo está determinada históricamente por tres grandes factores: la economía personal, la calidad democrática de cada país y la presión de las religiones en sus vidas. Sin embargo, todas tienen en común la sumisión respecto a los hombres:

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“[…] todas, genéricamente están en po-sición simbólica de sumisión frente al poder simbólico masculino, las formas en que este hecho antropológico se ma-nifiesta son relativamente variadas. Y lo que es más grave, adoptan en gran parte del mundo el papel de rasgos culturales diferenciales, puesto que comprometen estructuras ancestrales de familia, siste-mas de valoraciones y creencias comple-tas, que incluyen gran número de ritua-les que se aceptan como especificidad defendible. Por citar un solo y dramático ejemplo, la ablación de clítoris en gran parte del África musulmana se justifica por el defendible derecho a la diferencia cultural, y así ha sucedido y sucede con acciones vejatorias, entendidas como rasgos diferenciales, ejercidas primaria-mente sobre el colectivo de las mujeres de la cultura de referencia” (p.71).

Compartiendo este pensamiento, cree-mos que es necesario deconstruir todo este ensamblaje para que la igualdad sea posi-ble también en la salud. El nuevo modelo debe comenzar por las leyes y la educación. Veámoslo.

El artículo 14 de la Constitución españo-la proclama el derecho a la igualdad y a la no discriminación por razón de sexo. Por su parte, el artículo 9.2 señala la obligación de los poderes públicos de promover las con-diciones para que la igualdad de las per-sonas sea real y efectiva. En 1983, España ratifica la “Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación con-tra las mujeres” (6). También se viene adhi-riendo a las conferencias que Naciones Uni-das ha organizado para conocer la situación y erradicar la discriminación femenina en el mundo: Méjico 1975, Copenhague 1980, Nairobi 1985, Beijín 1995, Nueva York 2000 y Pekín+10 2005.

En el ámbito de la salud, en 2001, la De-claración de Madrid (7) recoge los resulta-dos del Seminario sobre mainstreaming de género en las políticas europeas. En este

encuentro se reconoce la necesidad de ejecutar los compromisos internacionales en dicha materia en salud y se consensuan principios, requisitos y recomendaciones para llevarlos a cabo. Se afirma que el gé-nero condiciona de manera decisiva las enfermedades de las mujeres y las de los hombres. Por ello, y puesto que todas las personas tienen el derecho a disfrutar de los mejores niveles posibles de salud, se adoptan los siguientes principios que de-ben regir las actuaciones: equidad, igual-dad, diversidad, participación multi-secto-rial y multi-disciplinaria e integración del género. Se llega a acuerdos de dos tipos: unos de ámbito político, por los que los es-tados deben integrar el mainstreaming de género en las políticas públicas de salud y desarrollar estrategias de género sanita-rias; y otros, y estos son las verdaderamen-te interesantes para este estudio, por los cuales se acuerda incidir en la formación. Así, la OMS se compromete a desarrollar un marco flexible como guía para su in-tegración en las políticas sanitarias, y los países aceptan incluir programas educati-vos para quienes gestionan y para quienes prestan cuidados de salud. Quedan dibuja-das, además, las líneas de dicha formación, que incluye el conocimiento del género como determinante de salud y su papel en la etiología, presentación, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.

La Ley Orgánica 3/2007[1] para la igual-dad de género incorpora pautas transver-sales para favorecer la promoción de la salud femenina y para prevenir su discri-minación; pide fomentar investigaciones que atiendan a las diferencias entre unas y otros; recomienda la paridad en los pues-tos de responsabilidad del Sistema Na-cional de Salud; y, finalmente, aconseja la obtención y tratamiento desagregados por sexo de los datos contenidos en registros, encuestas, estadísticas u otros sistemas de información médica y sanitaria siempre que sea posible.

En el ámbito educativo, en 2003, la De-claración de Berlín (8) reconoce la necesidad

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de introducir la perspectiva de género como corriente principal en el diseño de los programas, sistemas de evaluación y es-tructuras académicas, para garantizar que la enseñanza superior pueda responder a la necesidad de formar en los nuevos perfiles profesionales.

La Ley Orgánica 1/2004[2] de medi-das contra la violencia machista incide en la necesidad de igualdad entre mujeres y hombres y en la pertinencia de integrarla en cada uno de los escalones del recorrido académico: “Las Universidades incluirán y fomentarán en todos los ámbitos académi-cos la formación, docencia e investigación en igualdad de género y no discriminación de forma transversal”. Además, insta a pro-mover la inclusión de contenidos en mate-ria de igualdad en los planes de estudio, la creación de postgrados específicos y la rea-lización de estudios e investigaciones espe-cializadas en la materia. También repara en la necesidad de formar previamente al pro-fesorado, para asegurar su habilitación para una educación no sexista. Posteriormente, la Ley Orgánica 3/2007[1], arriba comenta-da, insiste en los mismos requerimientos de formación del alumnado y del profesorado.

Para finalizar este epígrafe, el Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportu-nidades (9), con el fin de impulsar de ma-nera transversal el género en las políticas de salud, realiza jornadas y encuentros con profesionales y personal técnico; promueve programas y actividades con colectivos de mujeres en situación o riesgo de exclusión; y elabora materiales como la Serie Salud, las Guías de Salud y la revista Entre nous.

Todos los textos citados tienen en co-mún el compromiso del estado español para implementar el género en las políticas sanitarias y en las educativas; así como para la necesaria formación de las y los profesio-nales que la ejercen. Sin embargo, ¿cuán-tos de estos objetivos son asumidos por las universidades con estudios de grado en enfermería? Vamos a verlo en el siguiente apartado.

4.2 El grado en enfermería y el géneroDesde el punto de vista académico, la

normativa reguladora de estos estudios re-mite a la Ley 44/2003[3] de ordenación de las profesiones sanitarias; la Orden Minis-terial 2134/2008[4], con los requisitos para obtener el título de enfermería; y el Real Decreto 1027/2011[5], que diseña el marco español para la educación superior, adap-tándolo al espacio europeo, construido a su vez sobre los Descriptores de Dublín (10); por su parte, el Libro Blanco para el grado en enfermería, de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (11) (en adelante ANECA), propone unos míni-mos comunes sobre los que se asiente di-cha formación en el estado español.

De modo que los estudios quedan defi-nidos con una carga de 240 créditos (entre 6.000 y 7.200 horas), los contenidos comu-nes obligatorios y la estimación del por-centaje que representan sobre el total de la titulación. Visto así, la universidad debe preparar a profesionales generalistas, con capacitación científica y humana para va-lorar, identificar, evaluar y actuar sobre las necesidades de salud de las personas sa-nas o enfermas en la comunidad. Y com-partir con otras profesiones sanitarias las funciones de planificar, organizar y dirigir los cuidados sanitarios, así como promo-cionar y prevenir la salud. Las competen-cias específicas incluyen los contenidos de: Bases teóricas y metodológicas de la enfer-mería, Ciencias Básicas, Enfermería Clínica, Enfermería Comunitaria, Enfermería en di-ferentes etapas del ciclo vital, Enfermería Psicosocial y de Salud mental, Ética y le-gislación sanitaria y Gestión de servicios de enfermería.

Sin embargo, ni la ANECA ni ninguna otra instancia se pronuncian sobre la intro-ducción de esta perspectiva en los progra-mas, dejando libertad a cada institución académica para hacerlo o no. A modo de ejemplo, la universidad gaditana (12) al in-corporarlos pretende que el alumnado sea capaz de comprender el comportamiento

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interactivo de la persona en función del gé-nero en su grupo y contexto social y multi-cultural; mientras que la canaria (13) toma la parte por el todo y reduce los aprendi-zajes a identificar y tratar a las víctimas de la violencia machista, que, aun siendo muy importante, solo debería ser un capítulo de estos contenidos.

Según el Ministerio de Educación (14), enfermería se estudia en 121 centros, de los que 28 son privados y 93 públicos. En la Tabla 1 que sigue, hacemos referencia exclusivamente a aquellos de titularidad pública donde se imparten asignaturas de género (15).

A tenor de los datos, la formación en gé-nero es nombrada de diferentes maneras, sin embargo, en la mayoría de las ocasio-nes incluye los conceptos género y salud. Se imparte en 24 centros, lo que supone un 25,8%, o lo que es lo mismo, en una de cada cuatro facultades. Es básica en nueve de ellas, con una carga de seis créditos. En ocho es una optativa que oscila entre tres y seis créditos, y es obligatoria en cinco más. Hay dos centros donde no hemos podido constatar el carácter.

El campus andaluz está muy comprome-tido con su implantación, se cursa en todas las sedes con diferentes nombres, aunque

Universidad Denominación CréditosCarácter básico / obligatorio

Málaga Transculturalidad, Género y Salud Sexual 12

Albacete Diversidad cultural y desigualdades sociales en salud 6

Almería Género, Multiculturalidad y Salud 6

Córdoba Transculturalidad, Género y Salud 6

Granada Transculturalidad, Género y Salud 6

Guadalajara Atención enfermera al desarrollo humano con una perspectiva de género 6

Huelva Género, sexualidad y salud 6

Diferencias y Desigualdades en Salud y Estrategias de promoción de la salud 6

Jaén Cultura, género y cuidados de salud 6

León Transculturalidad, Salud y Género 6

Murcia Enfermería y Salud de la Mujer 6

Sevilla Género y Salud 6

Toledo Diversidad cultural y desigualdades sociales en salud 6

Valencia Sociología, género y salud 6

Ávila Enfermería de la Violencia de Género 3

Cádiz Transculturalidad, Género y Salud 3

Carácter optativo

Autónoma Madrid Salud y Género 6

Gijón Salud Integral de la Mujer 6

Santander Enfermería de la salud en la mujer 6

Pompeu Fabra Empoderamiento y liderazgo en Enfermería 5

Aragón Género y Salud (no ofertada) 3

Burgos Salud y género 3

Formentera Género, Salud y Atención Sanitaria 3

Menorca Género, Salud y Atención Sanitaria 3

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de las universidades españolas (15).

Tabla 1. Universidades públicas españolas que incluyen asignaturas sobre género en los Planes de estudios en enfermería

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Género y Salud es el más común. Siempre son seis créditos obligatorios y/o básicos, excepto en Cádiz que son tres y en Málaga que son doce; en Guadalajara hay seis crédi-tos obligatorios y/o básicos, donde toma el nombre de Atención enfermera al desarro-llo humano con una perspectiva de género; igual que en Albacete y Toledo, donde se denomina Diversidad cultural y desigualda-des sociales en salud; y en León, Transcultu-ralidad, Salud y Género; igual en la universi-dad de Valencia, donde toma el nombre de Sociología, género y salud; y en la facultad murciana, Enfermería y Salud de la Mujer; en Ávila, siendo básica, sólo tiene tres cré-ditos, Enfermería de la Violencia de Género.

Respecto a los contenidos optativos, la Autónoma de Madrid publicita Salud y Gé-nero, de seis créditos; lo mismo que Gijón y Cantabria, Salud integral de la mujer en el primer caso, y Enfermería de la salud en la mujer en el segundo; la Pompeu Fabra en Barcelona oferta Empoderamiento y li-derazgo en enfermería, de cinco; tres cré-ditos tienen en Burgos, Salud y género, y en Formentera y Menorca, Género, Salud

y Atención Sanitaria respectivamente. Un caso peculiar es el de Aragón, cuya univer-sidad (en sus tres sedes) publicita Género y Salud, aunque según la misma fuente no se puede cursar por no estar ofertada.

Las universidades extremeñas, gallegas, canarias, vascas, riojana y navarra, que su-ponen el 75% de la oferta restante, no pu-blicitan asignaturas sobre género, algo que repercutirá indudablemente en las y los fu-turos profesionales.

4.3 La dimensión de género debe atravesar los cuidados enfermeros

La dimensión de género, al tratarse de una variable humana, es pertinente en to-das las profesiones que tratan con perso-nas. En enfermería se produce además la paradoja de que es y sigue siendo una pro-fesión históricamente feminizada. Así que el género afecta a las enfermeras como mujeres, pues lo sufren como el resto de la sociedad, y como agentes de salud, por ambos motivos deberían contar en su for-mación con esa herramienta para combatir las desigualdades.

Veamos algunos de estos datos, según el Instituto de la Mujer, en 2017 había 299.924 profesionales de enfermería y 9.013 matro-nas. Porcentajes que suponen el 84,33%de feminización entre las primeras y el 93,51% entre las segundas (16).

En el curso 2015-2016 hubo 45.877 per-sonas matriculadas en el grado en enferme-ría en el conjunto de las universidades espa-ñolas, pero solo 10.571 graduadas (17). El número de las mujeres cuadriplicaba al de los hombres tanto en la matriculación como entre quienes se graduaron finalmente.

A tenor de los datos, la formación en género es nombrada

de diferentes maneras, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones

incluye los conceptos género y salud. Se imparte

en 24 centros, lo que supone un 25,8%, o lo que es lo mismo,

en una de cada cuatro facultades.

Total Matriculadas/os Graduadas/os

Matriculadas/os Graduadas/os Mujeres Hombres Mujeres Hombres

45.877 10.571 36.688 9.189 8.474 2.097

Fuente: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Tabla 2. Total alumnado de enfermería en el curso 2015-2016 en España

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Resulta evidente, al reparar en las cifras, que se trata de una carrera muy feminizada. Otra de las razones para dotar a las y los profesionales de los conocimientos en esta perspectiva para la igualdad y la equidad, ya no solo como agentes de salud, sino como personas que sufren la desigualdad por razones de género.

En 2018, el Partido Socialista Obrero Es-pañol (en adelante PSOE), a iniciativa del Sindicato de Enfermería (en adelante SAT-SE), puso en marcha una iniciativa legal para reclamar mejoras contra la discriminación, el acoso y la desigualdad en el ámbito labo-ral (18), ya que según fuentes del sindicato: “Todas las enfermeras llevan desde hace muchos años […] sufriendo imágenes, co-mentarios y comportamientos sexistas que atentan contra su dignidad personal y profe-sional” (19). Esta propuesta se materializaría en la creación de un Observatorio de la Mu-jer en el ámbito sanitario, un organismo que vendría a reemplazar el extinto Observatorio de Salud de las Mujeres creado en 2004 y suprimido en 2014[6]. Y que tenía entre sus objetivos generar, difundir y promover el análisis de género y la equidad y su inclu-sión en las políticas y sistemas sanitarios (20). Quedamos a la espera de su materialización.

5. Discusión

Este artículo contribuye al análisis de la relación entre el género y el grado en

enfermería, una producción investigadora muy escasa hasta el momento.

Como hemos podido comprobar, la in-corporación de los estudios de género es todavía escasa y desigual en la universidad, solo uno de cada cuatro centros públicos, y no depende de la aplicación de las leyes, sino de otras variables como pueden ser la voluntariedad de los equipos rectorales.

Pero, ¿por qué la formación académica de un colectivo tan estadísticamente feme-nino viene dando la espalda a la formación en género? Quizás, una de las razones esté en los orígenes de la profesión, que padece desde siempre la subordinación a la hege-monía médica, una sumisión jerárquica que ha colonizado la salud (21). Sin embargo, ya se han superado algunas de estas heren-cias: la formación universitaria desde fina-les del pasado siglo situó los estudios en el nivel científico de las otras profesiones sanitarias. Ahora, la presión del feminismo exige que el género se introduzca en los currículos para conseguir profesionales que aboguen por la igualdad en todas sus ac-tuaciones (4, 6, 9).

Si nos atenemos a los datos, en algunas de las facultades, se introducen estos con-tenidos de manera optativa, con una carga variable de entre tres y seis créditos. En otras, forman parte del currículo obligatorio y básico también con diferente compromi-so horario. Si de verdad se quieren contar con profesionales competentes en este campo, es necesario transformarla en una asignatura obligatoria, aumentar la carga horaria y recurrir a profesorado experto en la materia.

Como muchos de los estados miembros de la OMS, España viene ratificando acuer-dos internacionales que reconocen el géne-ro como determinante de la salud (7). Sin embargo, no por ello se convierte en una excepción, ya que muy pocos países en Eu-ropa trasladan este compromiso internacio-nal a políticas concretas. La incorporación de la perspectiva de género en salud públi-ca ha de realizarse a todos los niveles y en

El género afecta a las enfermeras como mujeres, pues lo sufren

como el resto de la sociedad, y como agentes de salud,

por ambos motivos deberían contar en su formación

con esa herramienta para combatir las desigualdades.

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todo el proceso, no solo en la formación de las futuras profesionales, debe involucrar a todos los colectivos implicados en cualquie-ra de las fases del desarrollo profesional: personal técnico, gestión y dirección, pro-fesionales de la salud o de cualquier otro ámbito relacionado, así como los colectivos afectados y a la ciudadanía como población receptora de las medidas que se pretenden poner en marcha.

6. Conclusiones

Para la introducción del género en los currículos de las universidades sería conve-niente aplicar las leyes en vigor. Se trata de decisiones políticas y técnicas y se precisa de cambios en los objetivos, organización, estructuras y distribución de los recursos (7). En realidad, supone todo un cambio de mentalidad.

Las mujeres y los hombres tienen dere-cho a vivir sin discriminación en todas las esferas de la vida y a disfrutar de los mejo-res niveles posibles de salud. Para ello, es necesario que las políticas sanitarias reco-nozcan que mujeres y hombres, debido a sus diferencias biológicas y a sus roles de género, tienen necesidades, obstáculos y oportunidades diferentes. Enfermería po-dría tener una posición de liderazgo en la implementación de los cuidados teniendo en cuenta esta perspectiva.

La incorporación de la perspectiva de género en salud pública

ha de realizarse a todos los niveles y en todo el proceso, no solo

en la formación de las futuras profesionales, debe involucrar

a todos los colectivos implicados en cualquiera de las fases del desarrollo profesional:

7. Bibliografía1. Beauvoir S. El segundo sexo. La experiencia vivida. Buenos Aires: Siglo Veinte; 1982.2. Scott JW. El género: una categoría útil para el análisis histórico. En: Amelang JS, Nash M, editores. Historia y

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lados con perspectiva de género. Cultura de los cuidados. Año XXII; 50 (58-67).

8 Bibliografía Legislativa[1] Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. BOE nº 71, (de 23 de

marzo de 2007).[2] Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

BOE nº 313, (de 29 de diciembre de 2004). Título I, artículo 4.[3] Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias. BOE nº 280, (de 22 de no-

viembre de 2003). Título Preliminar, artículo 2.2. b).[4] Orden CIN/2134/2008, de 3 de julio, por la que se establecen los requisitos para la verificación de los títulos

universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de Enfermero. BOE nº 174, (de 19 de julio de 2008).

[5] Real Decreto 1027/2011, de 15 de julio, por el que se establece el Marco Español de Cualificaciones para la Educación Superior. BOE nº 185, (de 3 de agosto de 2011).

[6] Ley 15/2014, de 16 de septiembre, de racionalización del Sector Público y otras medidas de reforma admi-nistrativa. BOE, nº226, (17 de septiembre de 2014).

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El aumento de la prevalencia de la obesidad infantil situándonos entre los países con los peores datos de nuestro entorno, ha coincidido en el tiempo con el desarrollo de la Atención Primaria de Salud. Se impone un análisis crítico de los errores que han podido facilitar esta tendencia: no abordar los determinantes socioculturales en su conjunto, la falta de orientación a la promoción de salud del sistema de salud y la escasa aplicación de metodologías de intervención en el ámbito familiar son claves para entender algunos de los aspecto a subsanar para intentar ser más eficaces desde nuevos

programas innovadores. Se justifican los contenidos del programa “Familias + Ac-tivas” que considera desde un abordaje multidisciplinar compartido de la obesi-dad infantil los determinantes sociocultu-rales y psicosociales, junto con una aten-ción más innovadora en el ámbito de la educación nutricional y promoción de ac-tividad física y salud. Además, pretende renovar el abordaje de la atención a las familias de niñas y niños diagnosticados de obesidad infantil para optimizar el pa-pel que los profesionales de Enfermería Familiar y Comunitaria pueden desarrollar en el ámbito de los servicios de salud.

Familias + Activas: Enfermería Familiar y Comunitaria ante el reto de la atención a la Obesidad Infantil en Atención Primaria.

Silvia Domínguez Fernández1, Beatriz Valdivieso Fernández de Valderrama2, Rosa María Martínez Ortega2, Susana Aznar Laín3, Cristina Romero Blanco3, Diego José Villalvilla Soria 2,3.Facultad de Enfermería, Fisioterapia y Podología. Universidad Complutense de Madrid1, AP de Madrid2, Universidad de Castilla La Mancha3.

Co

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Resumen

Manuscrito recibido: 22/04/2019Manuscrito aceptado: 24/04/2019

Domínguez-Fernández S, Valdivieso-Fernández de Valderrama B, Martínez-Ortega RM, Az-nar-Laín S, Romero-Blanco C, Villalvilla-Soria DJ. Familias + Activas: Enfermería Familiar y Comunitaria ante el reto de la atención a la Obesidad Infantil en Atención Primaria. RqR Enfermería Comunitaria (Revista de SEAPA). 2019 Agosto; 7 (3): 28-40.

Cómo citar este documento

Palabras clave:Obesidad infantil; Abordaje comunitario; Tratamiento; Atención Primaria

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IntroducciónLa obesidad infantil (OI) se ha convertido

en un problema de importante magnitud que atrae la atención del mundo científico y protagoniza grandes esfuerzos en salud pública y educación. Las causas de dicho problema son multifactoriales y extrema-damente complejas, y se han abordado muchos focos de intervención para inten-tar invertir la tendencia. En este contexto, potenciar la implicación de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria como recurso en la atención a los niños y niñas con OI en el contexto de Atención Primaria (AP), es un reto que requiere ser atendido.

En España, coincidiendo con los inicios del desarrollo de la AP, el estudio Paidos (1)

del año 1984, estimó una prevalencia de OI del 4,9%, mientras que en el Estudio EnKid (2), constataron que la prevalencia global de sobrepeso y obesidad fue de 12,4% y 13,9% respectivamente, siendo ambas superiores en varones. Este estudio (2) fue diseñado para evaluar los hábitos alimentarios y el estado nutricional de la población infantil y juvenil española. Más recientemente en el estudio Aladino 2015 (3) se valoró a 10.899 niños (5.532 niños y 5.367 niñas) de 6 a 9 años en 165 centros escolares de todas las Comunidades Autónomas y Ciudades Au-tónomas de España. La prevalencia de so-brepeso hallada fue del 23,2 % (22,4 % en niños y 23,9 % en niñas), y la prevalencia de obesidad fue del 18,1 % (20,4 % en niños y 15,8 % en niñas), utilizando los estándares

Most active families: family Nursing and community in the face of the challenge of attention to childhood obesity in primary care

AbstractThe increase in the prevalence of childhood obesity to be among the countries with the

worst data in our environment has coincided in time with the development of primary health care. A critical analysis of the errors that have been able to facilitate this tendency is imposed, not to address the socio-cultural determinants as a whole, the lack of orientation to the health promotion of the health system and the scarce application of intervention methodologies in The family environment is key to understanding some of the aspects to be corrected to try to be more effective from new innovative programs. It justifies and presents the contents of the program “Families + active” that from a multidisciplinary approach shared of childhood obe-sity, the consideration of the socio-cultural and psychosocial determinants, along with more innovative approaches in the Area of nutritional education and promotion of physical activity and health, aims to renew the approach of the attention to families of children diagnosed with childhood obesity to optimize the role that family and community nursing professionals can develop in the field of health services.

Keywords

Childhood obesity; Community approach; Treatment; Primary care.

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de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS). A pesar de una tenden-cia reciente al descenso de la prevalencia, España es uno de los países europeos con mayor porcentaje de exceso de peso en la infancia según el Estudio Aladino 2015 (3). La prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños y niñas de 6 a 9 años en España es muy alta, y sigue constituyendo un grave problema de Salud Pública. El desarrollo de la AP de salud no ha sido suficiente para im-pedir el avance de esta epidemia.

De entre los posibles factores asociados a la obesidad, siguen relacionándose de forma significativa los relacionados con los hábitos de alimentación y con la falta de ac-tividad física, no desayunar a diario, dispo-ner de televisión, ordenador o videojuegos en su habitación, ver la televisión durante más de 2 horas diarias, dormir menos ho-ras, bajo nivel de ingresos económicos de la familia y bajo nivel educativo de padres y madres (3). Los principales contribuyentes se siguen considerando la falta de actividad física de la población y las estrategias de alimentación equivocadas. ¿En qué podría-mos mejorar la atención? ¿Cuáles han sido

los errores? La mayoría de las líneas de in-vestigación se han centrado en nutrición y actividad física, podemos comprobar que el sobrepeso y la obesidad son un problema complejo en que hay cientos de factores que contribuyen, pero probablemente nos estemos equivocando en no considerar los determinantes socioculturales en su conjun-to (4) y la intervención en los mismos.

El impacto en la salud derivado de la obesidad en la infancia, es peor de lo es-perado. Los niños y niñas que adquieren la condición de obesos u obesas en la in-fancia, podrían tener un riesgo entre un 30-40 % mayor de accidente cerebrovas-cular y enfermedad cardiaca que los niños y niñas con normopeso (5), una realidad, junto con otras comorbilidades, que po-dría amenazar la sostenibilidad del siste-ma sanitario. El enfoque integral de enfer-mería pretende trabajar desde las esferas más importantes enumeradas por la OMS para el problema de la OI. El programa “Familias + Activas” lo ha materializado en 5 Centros de interés: seguimiento clínico (un problema de todos), aprender a comer en familia, impulsando el cumplimiento

Figura 1. Componentes del programa educativo

FAMILIAS ACTIVAS

APRENDER A COMER EN FAMILIAClasificación de alimentos, diversificación del menú, el desayuno, pedagogía de la pirámide y el semáforo, aversiones y preferencias, selección de nutrientes de calidad, aprender a masticar, alimenta-ción normocalórica, recetas saludables, cocinamos todos

EJERCICIO Y ACTIVIDAD FÍSICA PARA LA SALUDBeneficios del ejercicio, los valores del deporte, cuánto ejercicio es necesario, valorando la condición física, pirámide del ejercicio, esti-mulación psicomotriz, juegos saludables, riesgos del sedentarismo, ocio inactivo, actividad física en la vida diaria

DETERMINANTES SOCIOCULTURALESPresión social, publicitaria, estilos de comunicación, asertividad, estigmatización social

SALUD EMOCIONAL Y CONTROL DE PESOAutoestima, imagen corporal, expresión de sentimientos, control de impulsos, técnicas de relajación

OBESIDAD INFANTIL: UN PROBLEMA DE TODOSEntender el problema y sus repercusiones, asumir el compromiso y el seguimiento, establecimiento de objetivos, compartir soluciones, reorganización familiar

Elaboración propia.

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del ejercicio físico y sueño recomendado, mejorando la salud emocional y el control de peso, y abordando los determinantes socioculturales de la obesidad.

Establecemos un programa de enseñanza estructurada estableciendo 50 pasos (10 pa-sos por cada ámbito de actuación o área de interés). La enseñanza estructurada es una estrategia impulsada en el contexto del de-sarrollo del rol de enfermera entrenadora en autocuidados (6). Cada paso incluye mate-riales educativos que pueden ser utilizados en consulta familiar programada o mediante un programa de educación grupal dirigido a cuidadores de niños y niñas con OI.

Desarrollo

I. JUSTIFICACIÓN POR CENTROS DE INTERÉS.1. Seguimiento y atención compartida a la

OI: Un problema de todos.En el caso de las intervenciones destina-

das a reducir la prevalencia de la OI, solo existe evidencia de la efectividad a largo plazo en los estudios en los que hay una participación comunitaria y una interven-ción específica sobre los progenitores (7).

Según La Carta Europea Contra la Obe-sidad de la OMS, las raíces de la epidemia de obesidad se hallan en factores sociales, económicos y medioambientales rápida-mente cambiantes, que determinan los es-tilos de vida de las personas. El incremento de la prevalencia en los últimos años guar-da relación con factores ambientales como el sedentarismo y hábitos dietéticos inade-cuados, además de elementos internos y externos relacionados con la motivación de seguir conductas saludables.

La Enfermera Familiar y Comunitaria, en su día a día en AP, tiene la oportuni-dad de desarrollar funciones de Educación para la Salud que contribuyan a mejorar la captación de niños y niñas con sobrepeso,

obesidad o factores de riesgo relacionados con estilos de vida saludables. Además, es el colectivo profesional mejor posicionado para prestar una atención integral a la uni-dad familiar, principal ámbito de interven-ción ante este problema. En este contexto, es necesario un abordaje multidisciplinar. En nuestro proyecto piloto se ha favoreci-do un abordaje multidisciplinar mediante programas de formación compartidos, es-pecialmente entre AP y Atención Especia-lizada con la coordinación de un número amplio de especialidades: pediatría, me-dicina de familia, fisioterapia, enfermería, ciencias de la actividad física y del depor-te, educación social y trabajo social junto con centros deportivos y movimientos aso-ciativos representativos comprometidos con la promoción de salud en la infancia

Impulsamos la intervención de atención a la OI completando las actuaciones de prevención primaria del programa del niño sano que contribuyen a facilitar la detección precoz “lo antes posible”, y las actuaciones en el ámbito escolar con los casos de OI que responde en un elevado porcentaje a familias vulnerables. Este tipo de progra-mas, que progresivamente se implantan en AP como modelo de atención a la obesi-dad en la infancia, precisan de elementos facilitadores: incluir en cartera de servicios la “Atención a la OI”, “Atención al seden-tarismo” y completarlo con programas de sensibilización, formación, investigación y evaluación de resultados.

2. Aprender a Comer en familia.El entorno familiar es uno de factores con

mayor peso en la elección de alimentos y las conductas alimenticias de los niños y niñas (10). Los padres y las madres, determinan las conductas alimentarias y estilo de vida de sus hijos e hijas en diferentes aspectos como la disponibilidad y accesibilidad de los alimen-tos, la estructura de la comida, el ambiente familiar durante las comidas y mediante la relación emocional que existe entre proge-nitores e hijos/hijas (11). El compromiso con

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la salud de los cuidadores en su conjunto determina la salud infantil, así el hábito ta-báquico de progenitores fumadores se ha asociado a un mayor riesgo de obesidad y a peores hábitos alimentarios del niño o niña (12). Los padres y las madres pueden influir en el peso de sus hijos e hijas con los mis-mos comportamientos que les han llevado a ellos a tener exceso de peso (13). Los niños o niñas con progenitores que presentan ex-ceso de peso tienen una mayor preferencia por comidas altas en grasas y azúcares, y al mismo tiempo rechazan más las verduras y hortalizas que los niños y niñas con antece-dentes familiares en situación de normalidad o delgadez (14). Existen diferencias en el consumo calórico total y en relación con los distintos grupos alimentarios, especialmente en relación con el nivel de estudios alcanza-do. A menor nivel de estudios, más calorías se ingieren y la distribución de las calorías es más desequilibrada (15)

El nivel educativo y el conocimiento que, sobre los alimentos y su preparación, tienen las personas encargadas de hacer la com-pra y la comida, determinan la disponibili-dad de alimentos en el domicilio, así como la cantidad o tamaño de la porción y de la ración, el tipo y calidad de la preparación, además de la distribución entre los distin-tos miembros del grupo familiar. Cuando el nivel educativo de la madre es inferior, se incrementa el consumo por parte de los niños o niñas del hogar de carnes y embu-tidos, pero también de frutos secos, snacks, dulces, golosinas y refrescos (16). Por ello se hace necesario trabajar el estilo de vida en relación con la alimentación con toda la familia en su conjunto.

3. Promoción de actividad física y salud en familia.El ejercicio físico durante la infancia se

ha asociado con porcentajes más bajos de grasa y menor riesgo cardiovascular (17). Resulta importante distinguir las diferen-cias entre comportamientos sedentarios y niveles bajos de actividad física (18).

Diversos estudios han encontrado que el tiempo dedicado a actividades sedentarias se ha asociado de forma independiente al aumento de obesidad (19). Otro de los mecanismos que explicaban el aumento de obesidad es que durante el tiempo de-dicado a ver televisión los niños y niñas co-mían de manera inconsciente; y consumían cantidades de alimentos muy superiores a los que consumirían si no se encontrasen frente al televisor. Además, consumían ali-mentos de alta densidad calórica y poco valor nutricional (20). En los niños y niñas un gran número de investigaciones po-nen de manifiesto la relación entre la falta o disminución del sueño y el aumento en las prevalencias de sobrepeso y obesidad (21). El ajustar los tiempos de actividad físi-ca, ocio sedentario y sueño a las recomen-daciones (22) apropiadas para cada uno de los miembros de la familia es fundamental para el éxito del tratamiento

4. Salud emocional y control de peso.En algunos casos es difícil distinguir si

la obesidad es la causa o la consecuencia de un trastorno psicológico (23). El estado psíquico también influye en la elección de los alimentos, de hecho los niños y niñas con problemas emocionales tienden a ex-perimentar un mayor número de aversiones a los alimentos (24, 25). Una revisión siste-mática del comportamiento sedentario en niños y jóvenes encontró evidencias que muestran que ver más de dos horas de tele-visión al día se asociaba además de con un exceso de peso, con niveles de autoestima y sociabilidad más bajos (26). Igualmente, se han demostrado asociaciones entre algu-nos los factores de riesgo maternos como la insatisfacción corporal y la OI (27). En la OI, la edad de consulta por dicho problema suele ser tardía, alrededor de la pubertad; por lo tanto, el intervalo desde la edad de inicio hasta la edad de consulta por obe-sidad es muy amplio. Esto dificulta, en el plano psicopatológico, la distinción entre la

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dimensión reactiva y la dimensión causal de los trastornos observados.

Durante la infancia, las personas con obe-sidad, sufren una discriminación precoz y sistemática por parte de su grupo de igua-les, familiares y de la sociedad en general, como consecuencia del modelo actual que identifica la figura corporal esbelta y delga-da como la perfección y a la que contrapone la imagen de la persona “obesa” como algo imperfecto y producto de una mezcla de de-bilidad, abandono y falta de voluntad (28).

El desprecio y la marginación que vive desde la infancia la persona con obesidad le causa un daño irreparable en la valora-ción de su imagen corporal y autoestima, hasta el punto de huir del contacto social por temor a la descalificación personal. (29).

5. Determinantes Socioculturales y saludEl abordaje de la OI requiere un aborda-

je con un modelo ecológico de los contri-buyentes al sobrepeso y la obesidad en la infancia, el de las seis “C” (de su nombre en inglés de la diferentes esferas que se desa-rrollan alrededor del niño: cell, child, clan, community, country, culture –células, niño, familia, comunidad, país, cultura–) (30,31). Se tratan de impulsar familias más activas abor-dando los ámbitos –CELL (células-predispo-sición genética), CHILD (infancia) y CLAN (familia)–.Trabajamos con las comunidades mediante el impulso del modelo Escuela Activa y Comunidad Activa y demandamos acciones políticas y culturales para mejorar las condiciones de vida de la población que determinan el sedentarismo y OI (32).

MODELO 6 CCULTURA / CULTURE

Características sociales y culturales

PAIS / COUNTRY

Características nacionales

COMUNIDAD / COMUNITY

Características de la comunidad

FAMILIA / CLAN

Características familiares

NIÑO/NIÑA/ CHILD

Características de los niños y niñas

CÉLULA /CELL

Características genéticas y biológicas

Predisposición genética a la obesidad

Predisposición genética a desarrollar células grasas “blancas”

Tabla 1

ATENCIÓN A LA OBESIDAD INFANTIL. Un problema de todos.

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CULTURAValores culturales relacionados con los procesos tecnológicos de los alimentos

Expectativas sobre los roles según género relacionadas con el ejercicio físico

Valores culturales y tecnológicos relacionados con el ejercicio

Pautas culturales para comer fuera de casa

Prácticas de alimentación en ocasiones especiales y festivos

Normas sobre porciones demasiado grandes

Normas de cortesía

Aceptación de publicidad de alimentos para niños con alto contenido energético.

Comportamientos culturales de ejercicio: frecuencia e intensidad

Normas de ejercicio en público

Legislación referente al ocio y espacios públicos

Relevancia de la percepción social de la imagen corporal

Estándares de belleza culturales y mitos

Tabla 2

PAÍSCampañas de nutrición financiadas por el gobierno

Estructura del sistema sanitario

Guías de práctica clínica de alimentación

Estrategias estatales

Economía alimentaria del país

Legislación permisiva sobre maquinas expendedoras de alimentos en escuelas

Campañas deportivas financiadas por el gobierno

Infraestructuras de transporte de ámbito nacional

Guías deportivas de ámbito nacional

Políticas estatales de promoción de salud

Industria nacional del transporte.

Industria de manufactura de automóviles

Campañas de alimentación saludable en medios de comunicación

Representaciones sobre alimentación en los medios de comunicación

Publicidad de los alimentos en los medios de comunicación

Campañas de promoción de actividad física en medios de comunicación

Visión social del ejercicio físico transmitida en los medios de comunicación

Imagen corporal transmitida por los medios de comunicación

Imagen sobre salud/enfermedad transmitida por los medios de comunicación

Tabla 3

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COMUNIDADDesatención sanitaria de la obesidad infantil

Accesibilidad y proximidad a establecimientos de comidas

Introducción temprana a alimentos sólidos en las escuelas infantiles

Poca o sin lactancia materna

Alimentos poco saludables en los comedores escolares y/o máquinas expendedoras

Medios de transporte utilizados localmente

Tasas de criminalidad y seguridad del vecindario

Horarios de ocio establecidos en la legislación local

Acceso a áreas recreativas y polideportivos

Actividad física obligatoria en las escuelas

Restricciones comunitarias de alimentos: por ejemplo religiosas.

Elección de alimentos influenciada

Representaciones culturales de marketing en los medios de comunicación

Conductas de trabajo locales

Marketing orientado a etnias /raza

Salud / enfermedad comunitaria

IMC comunitario

Raza/etnia comunitaria

Tabla 4

FAMILIAEstímulo y ejemplo de los padres para tomar alimentos sanos

Alimentos disponibles en el hogar

Conocimientos de los padres sobre nutrición

Nivel de conocimientos de la madre limitado

Estímulo de las familias para realización de actividades deportivas

Conocimientos de las familias sobre deporte y salud

Medios disponibles en la familia

Restricciones de alimentos impuestas por los padres

Ingestas dietéticas de los padres

Tradiciones alimentarias. Castigos y premios.

No lactancia materna

Clima familiar durante las comidas

Horario de trabajo de los padres

Ocio familiar y tiempo de actividad

Estímulo de los padres

Preferencias y patrones de actividad de los padres

Uso familiar de medios audiovisuales

Relaciones familiares y estilo de crianza

IMC de progenitores

Raza / etnia familiar

Salud / enfermedad familiar

Salud mental de la madre

Tabla 5

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En Europa, se vienen observando las ta-sas más elevadas de obesidad en los paí-ses con ingresos más bajos; de acuerdo con los criterios Internacionales de obesidad, la obesidad es alta en Italia, España y Grecia (33). La influencia del entorno familiar en el sobrepeso y la obesidad es mayor durante la infancia, y parece que se reduce a medi-da que se incrementa la edad. Los bajos in-gresos afectan la prevalencia de obesidad, el precio de los alimentos puede influir en la obesidad, dado que el consumidor, a la hora de la compra, elige los alimentos en función de su precio y no porque sean más o menos saludables, particularmente en los grupos socioeconómicos más desfavoreci-dos. (34).

En el contexto sociocultural, la inter-vención familiar es fundamental para inci-dir sobre el estilo de crianza. Las prácticas paternas y maternas pueden ser muy di-versas y la comprensión entre la relación de las prácticas alimentarias familiares y los comportamientos alimentarios y el estado ponderal de los niños y niñas puede ser una de las claves para el control de la pande-mia de la OI (35). Con la premisa de que el

estatus socioeconómico puede afectar indi-rectamente a la prevalencia de la obesidad, ciertos estudios se han atrevido a investigar sobre el tema y muestran resultados muy interesantes, pues parece que la situación socioeconómica de la familia determina el nivel de actividad física, el sedentarismo y el comportamiento dietético de los niños y niñas (36).

Los determinantes sociales, así como los estilos de vida referidos a la ingesta de ali-mentos y la actividad física, son los factores más conocidos y estudiados para conocer la complejidad de la aparición de la OI. Así, la OI se ha asociado inversamente con el bajo nivel socioeconómico familiar y nivel educa-tivo materno, y positivamente con una his-toria familiar de obesidad, ver la televisión y alto consumo de bebidas azucaradas (37-39). Las prevalencias de sobrepeso y OI se asocian fuertemente al bajo nivel educativo y socioeconómico familiar, lo que repercute en las altas prevalencias de exceso de peso observadas a nivel poblacional. La persis-tencia de obesidad en el seguimiento de los niños y niñas de los 4 a los 6 años es muy alta. Con los datos del Estudio ELOIN

NIÑO/NIÑADinero para gastos

Riesgo Percibido

Horas de sueños suficiente

Motivación y energía suficiente

Ingesta dietética

Preferencia alimenticias formadas por hábitos

Interés en conocimientos nutricionales.

Comportamiento sedentario

Actividad física

Uso excesivo de medios audiovisuales

Género

Autoregulación y estado emocional

IMC Generación

Imagen corporal transmitida por los medios de comunicación

Periodo puberal

Raza / etnia

Tabla 6

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(40) se comprueba que un 75% de los niños que estaban obesos a los 4 años permane-cieron en el mismo estado a los 6 años de edad. La influencia de los anuncios de ali-mentos en los deseos y decisiones de los niños y niñas estaba presente en todos los grupos de situación ponderal diversa pero especialmente en niños obesos (41), mos-trando claramente la responsabilidad de la industria en el deterioro de la salud infantil.

ConclusionesUno de los principales problemas que

justifican los escasos resultados en el abor-daje de la OI en AP es el fenómeno del infradiagnóstico que ya fue advertido dé-cadas atrás en un estudio que detectó que solamente el 1,61 % de niños obesos eran conocidos en las consultas de AP (42). Los avances en esta problemática son escasos, la “Atención OI” es incluida en la cartera de servicios de forma pionera por la Comu-nidad de Madrid basándose en la eviden-cias científicas que avalan su tratamiento. Sin embargo, comprobamos que es muy reducido el porcentaje de niños y niñas con obesidad que es conocido y seguido en las consultas (un 4% en los primeros 5 años y sin superar el 17% en los datos muy recien-tes). Estos leves aumentos coinciden con la implementación de los programas de for-mación presenciales y a distancia de “Aten-ción al sedentarismo y obesidad infantil “ del proyecto “Familias + Activas”, sin em-bargo los esfuerzos y recursos dedicados no han sido suficientes para lograr objeti-vos más ambiciosos. Está establecido que programas basados en los estilos de vida, el comportamiento e intervención familiar implementados por profesionales forma-dos reducen el sobrepeso (43). Además, las intervenciones educativas han demostrado efectividad en el tratamiento de la obesi-dad en mayor medida que en la prevención y sus consecuencias (44), sin embargo la implementación de este tipo de interven-ciones por parte de los servicios de salud es insuficiente. Por ese motivo en el programa

“Familias + Activas” se justifican interven-ciones en las que la sensibilización de po-blación y profesionales junto con la implica-ción de Enfermería Familiar y Comunitaria en formación e investigación se traduzca en una mejor calidad del servicio de atención a la obesidad en la infancia.

En el programa piloto de evaluación de Familias + Activas (45), comprobamos que a los dos años los niños y niñas con obesi-dad seguidos en el programa del niño sano empeoraban cuando no se aplicaba un pro-grama específico para el seguimiento de la OI. Es muy probable que los cuidados enfermeros en AP orientados al abordaje integral de la OI, a través de la interven-ción familiar, puedan conseguir la mejora y normalización del peso en un gran número de niños y niñas cuando los profesionales cuentan con la capacitación adecuada. En estudios sucesivos (46), hemos comparado la efectividad del seguimiento en consultas programadas ofertadas a familias frente a la intervención grupal dirigidas a padres y madres de niños/y niños con obesidad in-fantil. En ambas intervenciones los resulta-dos globales han sido satisfactorios. A pe-sar de estos resultados experimentales, hay un gran número de niños que no mejoran. Según nuestras observaciones el principal determinante para predecir la evolución de la OI ha sido la valoración de la funcionali-dad familiar. Las familias que presentaban un APGAR familiar menor de 7 (disfuncio-nales), eran las que peor respuesta tenían a la intervención. Las estructuras familiares que no satisfacen las necesidades de sus miembros por falta de implicación y/o falta

Los niños y niñas con obesidad seguidos en el programa del niño sano empeoraban cuando no se aplicaba un programa específico para el seguimiento de la OI.

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de tiempo, difícilmente corrigen la OI sin un abordaje de la disfunción familiar.

Para mejorar la atención a la OI y otros servicios, es significativo impulsar la visibi-lidad de la labor de Enfermería Familiar y Comunitaria, en un contexto de adecuación en relación a recursos humanos y formati-vos, en el que toda la ciudadanía identifi-que a su enfermera de referencia como un apoyo apropiado para hacer frente a la OI

. Es importante que, tanto por parte de la familia como por parte de los profesiona-les, se tome conciencia de que los profe-sionales de enfermería (sobre todo, desde AP) podemos ayudar a los niños y niñas a corregir su problema de obesidad mejo-rando la sensibilización del conjunto de la sociedad ante esta problemática. Nos en-contramos ante un reto complejo ya que el peso de los determinantes socioculturales es muy importante, de esta forma la alta prevalencia de obesidad infantil no deja de ser una síntoma de una enfermedad llama-da “capitalismo” que determina estilos de vida insanos que no son más que una se-vera consecuencia derivada de priorizar el crecimiento económico frente a la protec-ción de la salud. Esta propuesta enfermera no deja de ser un acto de rebeldía ante una realidad social claramente perjudicial para la infancia. El proyecto “Familias + Activas”, se ha pilotado en Vallecas , según el mode-lo “Comunidad+Activa” de la Federación de Asociaciones de Enfermería Comunita-ria y Atención Primaria (FAECAP) y ha sido elegido como ejemplo de buenas prácticas en JA-CHRODIS por la Unión Europea (30) y ha sido galardona con la beca de investi-gación FAECAP 2019.

Para mejorar la atención a la OI y otros servicios, es significativo

impulsar la visibilidad de la labor de Enfermería Familiar y Comunitaria,

en un contexto de adecuación en relación a recursos humanos

y formativos, en el que toda la ciudadanía identifique

a su enfermera de referencia como un apoyo apropiado

para hacer frente a la OI

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Objetivo principal: estudiar el perfil y las características de los adolescentes que acu-dieron a un servicio de urgencias con diag-nóstico de intoxicación etílica aguda (IEA) y el tipo de atención recibida durante su estancia.

Material y métodos: Estudio descriptivo observacional retrospectivo de los pacien-tes entre 14 y 21 años, que acudieron al servicio de urgencias del Hospital Central de Asturias con diagnóstico principal o se-cundario de IEA durante el año 2017.

Resultados: Se atendieron 85 pacientes por IEA, el 54,1% fueron mujeres y el 45,9% varones, con una edad media de 17,65. No se encontraron diferencias significativas en cuanto al sexo en ningún parámetro de los estudiados. El 75,3% acudieron el fin de

semana (viernes, sábado y domingo), el 80% en turno de noches (22:00h a 8:00h). Al 76,5% se le asignó una prioridad asisten-cial de nivel 3 (atención “urgente” antes de 60 minutos). El 78,8% acudieron al centro en ambulancia. El 75,3% acudió con IEA como único diagnóstico. La alcoholemia media fue 201,49 mg/dL que corresponde a una IEA moderada. La estancia media en urgencias fue de 4,56h.

Conclusiones: El perfil del paciente que visitó nuestro servicio fue un adolescen-te con IEA exclusivamente, que acudió en ambulancia, durante el fin de semana en el turno de noche y que precisó vigilancia y control de síntomas derivados del consumo excesivo de alcohol antes del alta médica.

Perfil de los adolescentes entre 14 y 21 años que acudieron a un servicio de urgencias con intoxicación etílica aguda en 2017María Quiroga Álvarez, Natalia Miranda Fernández, Emma Moatassim Fernández, Marta Pilar González Suárez, Lis Martínez García, Lucía Fernández SuárezHospital Universitario Central de Asturias

Orig

ina

l

Resumen

Manuscrito recibido: 14/01/2019Manuscrito aceptado: 01/04/2019

Quiroga-Alvarez M, Miranda-Fernández N, Moatassim-Fernández E, González-Suárez MP, Martínez-García L, Fernández-Suarez L. Perfil de los adolescentes entre 14 y 21 años que acudieron a un servicio de urgencias con intoxicación etílica aguda en 2017. RqR Enferme-ría Comunitaria (Revista de SEAPA). 2019 Agosto; 7 (3): 41-51.

Cómo citar este documento

Palabras clave:Intoxicación alcohólica; adolescente; etanol; urgencias médicas; consumo de bebidas alco-hólicas.

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IntroducciónLa adolescencia es una etapa del ciclo

vital que va desde la infancia hasta la edad adulta comprendida entre los 12 y los 21 años (1). El alcohol es la sustancia psicoacti-va que más se consume entre adolescentes y la prevalencia de intoxicación etílica agu-da (IEA: estado de embriaguez derivado de los efectos del etanol sobre el organismo, que puede revestir distintos niveles de gra-vedad), ha aumentado en los últimos años

alarmantemente (2-4), así como las consul-tas en los servicios de urgencias por dicho motivo (4-9).

El consumo de alcohol a temprana edad produce alteraciones en el individuo a nivel global: en el comportamiento, aprendizaje y la memoria (conductas sexuales de ries-go, violencia, traumatismos, suicidio, bajo rendimiento escolar, consumo de otras sus-tancias psicoactivas…) (1,5-7,10-15), altera-ciones orgánicas (desarrollo de patología

Profile of adolescents aged between 14 and 21 years old that had been attended by emergencies services due to acute alcohol poisoning in 2017.

AbstractObjective: To study the profile and characteristics of the adolescent who visited the emer-

gency room with diagnosis of acute ethyl intoxication (AEI) and the kind of attention received during their stay.

Methodology: Retrospective descriptive study of the patients between 14 and 21 years old who visited the emergency service of the General Hospital of Asturias during 2017 with a principal or secondary diagnosis of AEI.

Results: A total of 85 patients were attended due to AEI, out of which 54,1% were female and 45,9% were male, having an average age of 17,65 years old. Based on these data, no difference could be found gender-wise in any of the parameters evaluated. 75,3% of patients were attended in the emergency service during the weekend and 80% did it during the night shift (22:00h to 8:00h). 76,5% of patients were given a care priority level 3 (urgent attention within 60 minutes). 78,8% of patients attended the hospital by ambulance. 75,3% of patients had a single AEI diagnostic. The average alcohol poisoning was 201,49 mg/dl. 95,3% of pa-tients was released from the hospital with an average stay of 4:56h.

Conclusions: the profile of the patients that attended the service corresponded to a tee-nager with AEI only, that attended the service in ambulance during the weekend, in the night shift and that required surveillance and control of symptoms derived from excessive alcohol intake prior being released from hospital.

Keywords

Alcoholic intoxication; adolescent; ethyl; emergencies; alcohol drinking

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hepática, pancreatitis, disminución de hor-mona del crecimiento…) (5-7,11), mayor riesgo de desarrollar un trastorno por abuso de alcohol en la edad adulta (1,2,7,11,14,15) y además el consumo de alcohol es una de las primeras causas de mortalidad y disca-pacidad a edad temprana (3,5,10,11,15).

El consumo de alcohol de los adolescen-tes se caracteriza por un patrón de consumo intensivo, vinculado al ocio, como pretexto para las relaciones sociales y solo los fines de semana (2,6,7,16,17). El fenómeno del “bo-tellón” (1,6,16), donde los jóvenes se concen-tran en lugares públicos para ingerir grandes cantidades de alcohol en un corto periodo de tiempo y en muchos casos con el objetivo claro de conseguir la embriaguez, ha propi-ciado la aparición de este patrón de consu-mo (8). Este fenómeno, utilizado por jóvenes y adolescentes, permite el consumo de gran-des cantidades de alcohol de manera econó-mica, consiguiendo las bebidas en su propia casa o en el supermercado a bajo coste (1). Este patrón de consumo se ha denominado como episodio excesivo de alcohol o Binge drinking (BD), tiene múltiples definiciones, a nivel internacional lo podemos definir como: consumo de 5 o más unidades de bebidas estándar para hombres y 4 o más para mu-jeres en un intervalo aproximado de 2 horas en los últimos 30 días (una bebida estándar contiene 10 g de alcohol) (1-3,6,7,14-18).

Según la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanza Secundaria en España (ESTUDES 2016) (19), la edad de inicio en el consumo de alcohol está en torno a los 14 años en am-bos sexos. El 76,9% de los jóvenes entre 14 y 18 años ha consumido alcohol alguna vez en

su vida, el 75,6% en el último año y el 67% (2 de cada 3) en el último mes. Con respecto al sexo, la prevalencia de consumo de alcohol se encuentra ligeramente más extendida en mujeres 78,2% frente al 75,7% de los varo-nes (19). Atendiendo a los días de la semana en los que se produce la ingesta, la prevalen-cia de consumo es mayor entre los hombres los días laborables (lunes a jueves), mientras que en los fines de semana el porcentaje de consumo es superior en las mujeres. En Astu-rias, la encuesta ESTUDES 2016, revela que la prevalencia de consumo de alcohol entre los estudiantes ha disminuido con respecto a años anteriores, aunque seguimos estando por encima de los datos nacionales en con-sumo de alcohol (19).

En la Encuesta sobre alcohol y otras dro-gas en España (EDADES 2017), la prevalen-cia de IEA entre 15 y 24 años independien-temente del espacio temporal y del BD en el último mes es siempre superior en el sexo masculino (18). En los casos de IEA en los servicios de urgencias, encontramos mayor prevalencia de mujeres que consultan que de hombres (2,6,16).

Objetivo principalEstudiar el perfil y las características de los

adolescentes que acudieron al servicio de urgencias con diagnóstico de IEA y el tipo de atención recibida durante su estancia.

Material y métodosEstudio descriptivo observacional retros-

pectivo, de los pacientes entre 14 y 21 años

El consumo de alcohol de los adolescentes se caracteriza

por un patrón de consumo intensivo, vinculado al ocio, como pretexto

para las relaciones sociales y solo los fines de semana

Según la Encuesta sobre uso de drogas en Enseñanza Secundaria en España (ESTUDES 2016), la edad de inicio en el consumo de alcohol está en torno a los 14 años en ambos sexos

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que acudieron al servicio de urgencias de adultos del Hospital Universitario Central de Asturias con diagnóstico principal o secun-dario de intoxicación etílica. A través del pro-grama de gestión de pacientes Millennium del hospital, se extrajo el listado de los pa-cientes con diagnóstico final de IEA desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2017 y de ahí se seleccionaron los menores de 21 años.

Se realizó una plantilla de datos que incluía las siguientes variables (Tabla 1):

edad, sexo, hora de llegada a urgencias, medio por el que llegaron, día de la sema-na, prioridad en el triaje, diagnóstico, glu-cosa en sangre, etanol en sangre, tóxicos en orina, tratamientos y procedimientos administrados, necesidad de interconsulta con otras especialidades médicas, tiempo de estancia en el servicio y destino al alta.

Para el triaje de pacientes, en nuestro centro sanitario se utiliza el Sistema de Tria-je Manchester (MTS), que según la queja

Variables CodificaciónForma de llegada al servicio • Ambulancia

• Propios medios • Fuerzas del estado (acompañados por: guardia civil, policía nacional o policía local) • Ambulancia medicalizada (UVI móvil)

Diagnóstico • IEA como único diagnostico en el informe de alta• IEA + accidente de tráfico• IEA + intento de autolisis• IEA + traumatismo craneoencefálico (TCE)• IEA + heridas y traumas• IEA + agresión• IEA + agresividad• IEA + ansiedad• IEA + otros diagnósticos

Prioridad para la asistencia según Sistema de Triaje Manchester

• Nivel 1 (atención “inmediata”) • Nivel 2 (atención “muy urgente” antes de 10 min) • Nivel 3 (atención “urgente” antes de 60 min)• Nivel 4 (atención “menos urgente” antes de 120 min) • Nivel 5 (atención “no urgente” antes de 240 min)

Grado de IEA según concentración de etanol en sangre (11)

• Leve <150mg/dl• Moderada 150-300 mg/dl • Grave >300mg/dl

Tóxicos en orina • Cocaína• Cannabis• Benzodiacepinas

Tratamientos y procedimientos administrados • Suero• Antieméticos• Vitamina B• Sedantes• Analgesia• Colocación de contenciones mecánicas • Aplicación de suturas, vendajes o yesos • Otros tratamientos

Finalización de la estancia en urgencias • Alta• Alta voluntaria• Ingreso en la unidad de observación• Ingreso hospitalario • Fuga

Interconsultas con especialistas • Psiquiatría• Cuidados intensivos• Traumatología• Neurocirugía• Cirugía maxilofacial• Cirugía plástica • Otros especialistas

Tabla 1: Descripción de las variables

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del paciente a través de unas preguntas bien definidas asigna una prioridad para la asistencia: prioridad 1 (atención “inmedia-ta”), prioridad 2 (atención “muy urgente” antes de 10 min.), prioridad 3 (atención “ur-gente” antes de 60 min.), prioridad 4 (aten-ción “menos urgente” antes de 120 min.), prioridad 5 (atención “no urgente” antes de 240 min.). Se utilizaron los datos obtenidos del ALERT software, que es el sistema de clasificación de los pacientes que emplea el MTS como protocolo guía para determinar la prioridad de la atención.

El estudio fue aprobado por el Comité de Ética del Principado de Asturias.

Los datos obtenidos de los cuestionarios fueron organizados por medio del Micro-soft Excel y se usó como herramienta para el tratamiento de los mismos el SPSS.

ResultadosDurante el año 2017 ochenta y cinco

pacientes con edades comprendidas en-tre los 14 y los 21 años consultaron en el servicio de urgencias de adultos de nuestro hospital por IEA como diagnóstico princi-pal o secundario. El 54,1% (46) fueron mu-jeres, mientras que el 45,9% (39) varones (Tabla 2). La edad media fue de 17,65 con desviación estándar (DE) de 1,875. Este

porcentaje, corresponde al 14,36% del total de IEA atendidas en nuestro servicio.

Acudieron el fin de semana 64 pacientes (75,3%), 39 (45,9%) el domingo, 14 (16,5%) el sábado y 11 pacientes (12,9%) el viernes (incluimos el viernes en el fin de semana). La mayoría, 68 pacientes (80%) acudió en turno de noches, 9 pacientes (10,58%) en turno de tardes y 7 pacientes (7,05%) en turno de mañanas.

Solo hubo un paciente que acudió a nuestro servicio en dos ocasiones durante este año. En una de las ocasiones el diag-nóstico fue IEA exclusivamente, mientras que en la segunda preciso consulta con psi-quiatría por agresividad.

Con respecto a la prioridad según el MTS, a 8 pacientes (9,4%) se les asignó una prioridad en el triaje nivel 2, a 65 pa-cientes (76,5%) una prioridad nivel 3 y a 12 pacientes (14,1%) una prioridad nivel 4. A ningún paciente se le dio prioridad ni-vel 1 o nivel 5. En relación a esta variable, no hubo diferencia significativa por sexo (p=0,08) (Gráfico 1).

La mayoría, 78,8% (67) acudieron al cen-tro en ambulancia, seguidos del 15,3% (13) que acudieron por sus propios medios, 4 pacientes (4,2%) acudieron acompañados de fuerzas del estado y un paciente acudió en UVI móvil (Gráfico 2).

Sexo

Edad Femenino Masculino Total14 0 4 4

15 7 2 9

16 6 6 12

17 8 6 14

18 6 7 13

19 10 11 21

20 5 1 6

21 4 2 6

46 39 85

Tabla 2: Tabla cruzada de edad y sexo

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Nivel 2 Nivel 3 Nivel 4

40

30

20

10

0

Gráfico 1: Prioridad en el triaje según sexo

Rcue

nto

Prioridad en el triaje

Femenino

Masculino

Sexo

Propios medios Fuerzas del estado Ambulancia UVI móvil

40

30

20

10

0

Gráfico 2: Acceso a urgencias según sexo

Rcue

nto

Forma de acceso al servicio de urgencias

Femenino

Masculino

Sexo

5

8

13

39

28

1

2

6

35

30

9

3

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Recibieron como único diagnóstico IEA 64 (75,3%). Entre los pacientes con diag-nóstico secundario, 5 (5,9%) acudieron por agresividad, 4 (4,7%) por TCE, 3 (3,5%) por agresión, 3 (3,5%) por otros diagnósticos no relacionados con IEA, 2 (2,4%) por heridas y traumas, 1 (1,2%) por accidente de tráfico, 1 (1,2%) por ansiedad y ninguno por intento de autolisis.

A 82 pacientes (96,5%) se les hizo una determinación de etanol. La alcoholemia media fue 201,49 Mg/dL (DE±61,31). En el 10,6%, se detectó un nivel de etanol leve, en el 81,2% moderado y en un 4,7% grave.

El test de drogas estuvo indicado en 51 pacientes (60%), 27 mujeres (58,7%) y 24 hombres (61,54%), de los cuales un 10,6% dio positivo en cannabis, seguido de 5,9% en benzodiacepinas y un 2,4% dio positivo en cocaína. Al 95,29% se le determinó la glucosa en sangre, sin detectarse ningún caso de hipoglucemia.

En cuanto al tratamiento administrado, al 61,2% se les administró suero, al 23,5% antieméticos, al 8,2% vitamina b12, a los 5,9% sedantes, al mismo porcentaje, 5,9%, se le aplicaron contenciones mecánicas y otros tratamientos, al 4,7% analgesia y un 2,4% preciso suturas, vendajes o yesos.

Solo un 2,1% precisó interconsulta por psiquiatría y un 3,5% de otros especialistas.

Con respecto a la finalización de la es-tancia en urgencias, 81 pacientes (95,3%) se fueron directamente de alta, 3 (3,5%) quedaron en la unidad de observación, 1 se fugó (1,2%) y otro se fue de alta voluntaria. Ningún paciente precisó ingreso hospitala-rio. Solo se quedaron hombres en la unidad de observación. La duración media de la estancia en urgencias fue de 4,56h (DE ± 2,44h).

DiscusiónEl perfil de los adolescentes que acuden

al servicio de urgencias corresponde con un paciente de 17 años y sexo femenino.

Aunque acudieron más mujeres que hom-bres por IEA, la diferencia no fue signi-ficativa y se explica, por la tendencia a la igualdad en los patrones de consumo de alcohol a edades tempranas (2,6,13,16). El mayor porcentaje de mujeres en los servi-cios de urgencias se justifica porque son más vulnerables a los efectos del alcohol, además estas conductas, donde el nivel de conciencia puede estar alterado, favorecen la aparición de agresiones, embarazos no deseados, conductas sexuales de riesgo, etc. (2,3).

No hubo un número significativo de re-cidivas, sólo un caso de un paciente que vi-sitó nuestro servicio en dos ocasiones. Esto puede ser debido a no tratarse de pacientes con consumo crónico y con IEA relacionada sólo con el ocio, por lo que hablaríamos de IEA puntuales. Sería interesante poder ha-cer un seguimiento de estos pacientes en un futuro para poder estudiar su reinciden-cia y poder evaluar si desarrollan problemas relacionados con el abuso de sustancias.

A la mayoría de los pacientes se les asignó una prioridad intermedia, debido al nivel de consciencia alterado que presen-taban y la necesidad de acostarlos, directa-mente relacionada con las cantidades de al-cohol en sangre y los efectos que produce. Al igual que en otros estudios, acudieron a nuestro servicio en ambulancia, lo que su-pone un gasto importante de recursos sani-tarios (4,5,13,16,20).

El consumo abusivo de alcohol se pro-duce mayoritariamente los fines de semana lo que va en concordancia con el nuevo pa-trón de consumo de atracones de alcohol los días no laborables o BD (6,13,16,21). Y

El perfil de los adolescentes que acuden al servicio de urgencias corresponde con un paciente de 17 años y sexo femenino

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el mayor número de consultas fue durante el turno de noche, que nos indica un con-sumo relacionado directamente con el ocio (9,13,16,21).

El diagnóstico exclusivo de IEA fue el principal motivo de consulta a diferencia de otros grupos de edad, donde los pacientes acuden en un porcentaje importante por otros problemas relacionados como trau-mas o psiquiátricos y de consumo de sus-tancias (6,13). Lo que vuelve a remitirnos al consumo excesivo de alcohol en poco tiem-po (BD) (1,3,6,14), siendo el principal moti-vo de traslado a los servicios de urgencias el estado de inconsciencia que presentan estos pacientes (20,21).

Con respecto a las analíticas realizadas, el nivel de alcohol en sangre está en con-cordancia con diversos estudios, donde la mayoría de pacientes presentan una intoxi-cación moderada (2,8,13,16,20), aunque con alcoholemia media más elevada que en otros trabajos (9,13). La droga más consumi-da fue el cannabis en un porcentaje similar al estudio de N. Sanz Marcos et al (13). En ningún caso, se detectaron niveles bajos de glucosa compatibles con hipoglucemia, esto también se explica por tratarse de pacientes sin un consumo crónico de alcohol (13).

El porcentaje de pacientes a los que se les realizó alguna determinación fue eleva-do, algunos estudios hablan de las excesivas pruebas complementarias que se realizan en los servicios de urgencias a los pacientes jóvenes (9). Las analíticas no serían necesa-rias en los casos claros de embriaguez ya que no implicarían un cambio terapéutico (4,9,20). Acostumbrados a pedir pruebas

sistemáticamente, supondría una reducción importante de la carga asistencial del per-sonal de enfermería y del gasto sanitario, no solo por realizar menos técnicas, si no al evitar la confrontación con pacientes que en ocasiones se muestran poco colabora-dores.

A la mayoría, solo se les administraron sueros y antieméticos. El uso de complejos de vitamina B, fue minoritario debido a que estos pacientes no presentan patrón crónico de consumo de alcohol por su corta edad y a los estudios que demuestran que la ad-ministración rutinaria en IEA de complejos de la vitamina B no produce beneficios en pacientes que no tienen un consumo cróni-co de esta sustancia (5). Solo un porcentaje pequeño, precisó de consulta a especialista y de ingreso en la unidad de observación. La mayoría se fueron de alta.

El estudio de Peter M. Mullins, Maryann Mazer-Amirshahi y Jesse M. Pines (5) sugie-re que permitir metabolizar el alcohol a los jóvenes en los servicios de urgencias y de-mostrar sobriedad al alta, alarga innecesaria-mente la estancia y aumenta considerable-mente el gasto sanitario. Este punto puede ser controvertido, para reducir el tiempo de estancia de los pacientes se podría respon-sabilizar a un adulto (familiar, tutor, etc.) de los jóvenes con menos sintomatología, tras un consejo breve de las precauciones a tener en cuenta, evitando así alargar las estancias y que puedan surgir “tiranteces” entre el personal sanitario y este tipo de pacientes. En un futuro se podría estudiar, teniendo en cuenta quien acompaña a estos pacientes al servicio de urgencias y si se harían responsa-bles de su cuidado.

La IEA en jóvenes y adolescentes es un gran problema de salud pública (8,9) al que parece que empezamos a darle más rele-vancia en los últimos años, con campañas en los medios de comunicación y mayor in-terés social. El hecho de que el consumo de alcohol esté socialmente aceptado e in-tegrado en la vida cotidiana, puede hacer que se vea como algo normal sin pensar en

El consumo abusivo de alcohol se produce mayoritariamente

los fines de semana lo que va en concordancia con el nuevo patrón de consumo de atracones de alcohol

los días no laborables o BD

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las consecuencias que este consumo puede provocar al iniciarse en edades tempranas. El personal de enfermería debería ser cons-ciente del peligro de estas conductas. Se ha demostrado que intervenciones breves o la detección de patrones de consumo abusivo desde el servicio de urgencias y derivar a un especialista en adicciones o a atención primaria los casos sospechosos, pueden ser importantes para prevenir conductas futu-ras (5,15,17,21,22).

Por último, los adolescentes que acu-den a urgencias por IEA no precisan apenas intervenciones, tratamientos, ni consultas con especialistas, simplemente vigilancia, disminuir la sintomatología asociada al con-sumo excesivo de alcohol, esperar que lo metabolicen y a las pocas horas, irse de alta. Aunque precisan pocas intervenciones y su estancia en el servicio no parezca larga, no podemos olvidar el gasto sanitario que suponen, ya que precisan traslado en am-bulancia, ocupan una camilla y un box en la unidad, se les realizan pruebas complemen-tarias y necesitan vigilancia del personal de enfermería por riesgo de caídas, broncoas-piración por vómitos y conductas inadecua-das producidas por el consumo de alcohol. Todo esto, supone un aumento de la pre-sión asistencial en los servicios de urgencias y sobre el personal sanitario que tiene que enfrentarse a situaciones desagradables, conductas inapropiadas por parte de estos pacientes y que generan un gasto sanitario no desdeñable.

El hecho de ver la IEA en jóvenes como algo normal y socialmente aceptado o como algo molesto por el personal sanita-rio y el no darle la suficiente importancia, puede llevarnos a que nos olvidemos de las consecuencias que estas conductas pueden tener en los adolescentes y en el futuro de los mismos con repercusiones médicas, psi-cológicas y sociales. Intervenciones breves por el personal de enfermería parecen una buena estrategia para prevenir problemas

derivados del consumo de alcohol en la edad adulta y algo que podríamos incluir en la actividad enfermera de nuestro servi-cio en un futuro.

La principal limitación de este trabajo es el tamaño de la muestra, una muestra más extensa podría darnos mucha más informa-ción sobre el tema o una muestra que inclu-yera a los pacientes que acuden por IEA a los centros de atención primaria.

Otra limitación es el rango de edades elegido. Hay una gran variabilidad en las edades de los estudios encontrados y resul-ta difícil la comparación. Además, al dispo-ner del servicio de urgencias pediátricas se-parado de adultos en nuestro hospital y no incluir a los pacientes pediátricos, nos hace perder los casos de adolescentes menores de 14 años.

ConclusionesEl perfil mayoritario de los adolescentes

que acudieron a urgencias fueron muje-res, que llegaron al servicio en ambulancia, durante el fin de semana y en el turno de noche. Se les asignó una prioridad nivel 3 (atención antes de 60 min.). Su principal motivo de consulta fue una intoxicación etí-lica aguda con nivel de alcoholemia en san-gre moderado, se les administró suero y se fueron de alta a las pocas horas.

Se ha demostrado que intervenciones breves o la detección de patrones de consumo abusivo desde el servicio de urgencias y derivar a un especialista en adicciones o a atención primaria los casos sospechosos, pueden ser importantes para prevenir conductas futuras

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50 RqR – Vol. 7 Nº3 | Verano 2019Original

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