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Catálogo de la exposición temporal del Museo del Carlismo de 2013
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SOLDADOS DE PLOMO.LA MINIATURA MILITAR A TRAVÉS
DE LAS GUERRAS CARLISTAS.
SOLDADOS DE PLOMO.LA MINIATURA MILITAR A TRAVÉS
DE LAS GUERRAS CARLISTAS.Exposición
Del 26 de marzo al 8 de diciembre de 2013Museo del Carlismo
Estella-Lizarra (Navarra)
4
EXPOSICIÓN
COMISARIO
Luis Miguel Esteban Laguardia
ORGANIZACIÓN Y PRODUCCIÓN
Museo del Carlismo Beatriz Marcotegui BarberOlaia Nagore Santos
Servicio de Museos del Gobierno de Navarra
Susana Irigaray SotoCarmen Valdés Sagüés
DISEÑO GRÁFICO
Ken
PRODUCCIÓN GRÁFICA
La Cartelería
MONTAJE
Moreno y Vallés
DIGITALIZACIÓN
Informática El Corte Inglés
CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN
Erpa Lacabe Leoné Barbachano & Beny
ADECUACIÓN DE SALA
Carpintería Ebanistería Mendoza San Martín
SEGUROS
Mapfre
CATÁLOGO
EDICIÓN
Gobierno de NavarraDepartamento de Cultura, Turismo y Relaciones Institucionales
TEXTOS
Luis Miguel Esteban Laguardia
DISEÑO GRÁFICO
Ken
FOTOGRAFÍA
Larrión & Pimoulier
© De las fotografías: los autores e instituciones
GOBIERNO DE NAVARRA
PRESIDENTA
Yolanda Barcina Angulo
CONSEJERO DE CULTURA, TURISMO Y RELACIONES INSTITUCIONALES
Juan Luis Sánchez de Muniáin Lacasia
DIRECTORA GENERAL DE CULTURA – INSTITUCIÓN PRÍNCIPE DE VIANA
Ana Zabalegui Reclusa
DIRECTORA DEL SERVICIO DE MUSEOS
Carmen Valdés Sagüés
JEFA DE LA SECCIÓN DE MUSEOS
Susana Irigaray Soto
5
Tomás Amor Azpeitia
José María Baqué Lamana
Josep Capell Feliu
Luis Miguel Esteban Laguardia
Humberto Garrido Crespo
Javier Gómez Valero
Álvaro González de Herrero Castaño
Fernando Ángel González de la Peña Ysern
Fernando Gutiérrez Abeilhé
Julia Laborda Gisbert
Juan Muñoz-Mingarro Martínez
Manuel Ortega Grasa
Waldo Osés Solar
Pacífi co Prado Mota
Eduardo Ramos Redondo
Francisco Javier Ruiz González
Juan Carlos Santiago Guinea
Luis Santigosa Álvarez (Warmodelling)
Algarabía Animación
Archivo Real y General de Navarra
Asociación de Estrategia y Simulación Histórica Alavesa
Asociación de Modelismo Alabarda
Asociación Navarra de Miniaturismo
Asociación de Amigos del Kamishibai
Canal Sur TV
Continental Producciones
Europrogrammes
Fundación INAAC-Filmoteca de Navarra
Fundación para la Conservación del Patrimonio Histórico de Navarra
Museo de Navarra
Museo Etnológico de Navarra “Julio Caro Baroja”
AGRADECIMIENTOS
El Museo del Carlismo agradece la colaboración de los siguientes particulares e instituciones:
6
7
PRESENTACIÓN 11
1. EL SOLDADO DE JUGUETE. DE LOS ORÍGENES A LA GUERRA CIVIL 11
El inicio de la producción en españa. El taller Ortelli 14
Los sodados de papel 18
Los primeros soldados en bulto redondo 21
2. DE JUGUETE A OBJETO DE COLECCIÓN. LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX 23
La introducción de nuevos materiales 29
Los moldes de silicona de José Almirall 31
La proliferación de marcas comerciales 32
Los fabricantes de fi nales del siglo XX 35
Los dioramas 41
3. LA MINIATURA MILITAR EN LA ACTUALIDAD 43
José Cusachs, fuente histórica de miniaturistas 46
Juegos de guerra 55
El proceso de modelado 56
“Érase una vez . . . 61
ÍNDICE
8
Columna de artillería de
montaña del ejército de Cabrera.
Almirall (Barcelona),
1960-1980
9
E sta exposición es un viaje por la historia de las miniaturas militares
en España, desde su origen en los siglos XVIII y XIX como juguetes,
hasta su actual condición de objetos de coleccionismo y modelismo
de autor. Todas las fi guras de la muestra tienen por escenario común las
guerras carlistas del siglo XIX, cuyos protagonistas, batallas y hechos más
relevantes son representados en miniatura según la técnica y tendencias
estéticas de cada momento.
10
Grupo de músicos, 1880. Hojalata
11
1. EL SOLDADO DE JUGUETE.
DE LOS ORÍGENESA LA GUERRA CIVIL.
12Caballería carlista.
Castresana (Madrid), 1940
13
L os popularmente conocidos como soldaditos de plomo, aquellos que
en su día fueron juguetes, fascinaron a infi nidad de niños y sirvieron
como base para cuentos, en la actualidad forman parte de la cultura
popular de cada país. El vistoso colorido de sus uniformes y el detalle de los
mismos hacen que sean hoy en día auténticas joyas buscadas por coleccio-
nistas de todo el mundo.
Los soldaditos de estaño en un primer momento y de plomo posterior-
mente, nacieron en Alemania en el siglo XVIII como juguetes infantiles, de
manera que los niños reproducían con ellos formaciones, batallas y comba-
tes en el suelo de su habitación. Fue en Nüremberg (Baviera), a mediados de
ese siglo, donde el artesano Johann Gottfried Hilpert, protegido de Federi-
co II de Prusia, fabricó los primeros soldados de estaño con un formato pla-
no, fundidos en moldes de pizarra o piedra.
En 1838, el escritor danés Hans Christian Andersen publicó el cuento
infantil El intrépido soldadito de plomo, la historia de amor entre un sol-
dado cojo y una bailarina de papel que se encuentra en el imaginario de
los niños de todo el mundo. Esta narración popularizó el soldado de plomo
hasta hacerlo universal.
A partir de los primeros soldaditos planos, este juguete sufrió una evo-
lución formal a la par que se introducían nuevos materiales en su produc-
ción, pasando a lo largo del siglo XX de ser un entretenimiento para niños
a fabricarse como objeto de colección para adultos.
14141414
Todo parece indicar que los primeros solda-
dos de plomo fabricados en España nacieron
en Barcelona en 1828, de la mano de Carlo Or-
telli y de su grabador Salvatore Bacciarini, ar-
tesanos de origen italiano, establecidos en
aquella época en la ciudad. Ortelli continuó
su producción casi hasta fi nales del siglo XIX.
Todas sus fi guras eran planas y de una es-
cala de 54 milímetros, aproximadamente. El
material empleado era una aleación de esta-
ño, plomo y antimonio, y para su fabricación
se utilizaban moldes de pizarra y de bronce
principalmente. La mayor parte de las fi guras
se pintaban, si bien las más baratas eran pin-
tadas sólo por una cara.
Los soldados de Ortelli eran de muy cui-
dada realización y reproducían, con expre-
sión graciosa y cierta ingenuidad, uniformes
del ejército español de Fernando VII e Isabel
II, así como mozos de escuadra barceloneses.
Pero su producción no se limitó a los soldados,
sino que también fundió escenas muy diver-
sas de la vida cotidiana y de carácter religio-
so, que constituyen cuadros muy vivos y su-
tilmente evocadores de la época. Mobiliario,
utensilios de cocina, fl ores, carrozas y otros
carruajes como tartanas y calesas, barcos de
vela y de vapor, bailarines, pájaros, escenas de
circo, corridas de toros y juegos de capilla fue-
ron algunos de los elementos de la vida coti-
diana reproducidos fi elmente por Ortelli.
Curiosamente y a pesar de la extensión
del carlismo en la zona de Cataluña, ningu-
na fi gura de los ejércitos carlistas salió mode-
lada del taller de Ortelli. Es necesario acudir
al extranjero, al taller de Ernst Heinrichsen
en Nüremberg, para encontrar una serie de
soldados carlistas en formato plano y en dis-
tintas posiciones de combate. Estos soldados,
fundidos muy poco después de la última gue-
rra carlista (1872-1876), constituyen una fuen-
te inestimable para la iconografía militar.
EL INICIO DE LA PRODUCCIÓN EN ESPAÑA. EL TALLER ORTELLI.
15
Guardias alabarderos de Isabel II.
Taller Ortelli (Barcelona),1865
16
Formación de infantería en línea.
Taller Ortelli (Barcelona), 1835
Lancero liberal. Taller Ortelli
(Barcelona), 1835
17
18181818
Entre los antecedentes más inmediatos a los
soldados de plomo, cabe mencionar los recor-
tables. A veces los niños debían conformarse
con este tipo de soldados al alcance de todos
los bolsillos, impresos en papel o cartulina y
que tenían que recortar en tiras. Por su sen-
cillez resultaban más asequibles económica-
mente, aunque no por ello dejan de ofrecer
un enorme interés.
Al parecer, su origen no responde a moti-
vaciones infantiles, sino que se basaron en las
láminas militares que se dibujaban para re-
forzar la oratoria de los sargentos encargados
del reclutamiento. La lámina más antigua co-
nocida en España fue impresa en Valencia en
1794, a partir de una plancha de cobre.
LOS SODADOS DE PAPEL.
En un primer momento, la impresión era
en blanco y negro, y con el tiempo se incorpo-
ró el color. Inicialmente, las láminas eran xi-
lografías iluminadas bien a mano o median-
te el sistema de trepa (plantilla troquelada).
En la última década del siglo XIX, comenzó
a utilizarse la litografía como técnica de im-
presión.
Los talleres de donde salieron estos re-
cortables en hilera eran barceloneses y se
conocían como fulls de rengles. Entre los im-
presores más destacados cabe mencionar a
Estevill, Simó, Piferrer y Bosch. La casa barce-
lonesa Abadal y Llorens y las madrileñas José
María Marès y Minuesa marcaron el paso a
la gran producción. La fama de todas estas
casas fue pronto eclipsada por la de Esteban
Paluzie, iniciada en 1870, y la de Hernando,
de Madrid, cuyos primeros recortables son
de principios del siglo XX.
Pliegos de soldados recortables
(Madrid y Barcelona), 1860-1880
19
20
Taller Palomeque (Madrid),
1922-1936
Taller Palomeque (Madrid),
1922-1936
Multicolor
(Madrid),
1940
21212121
A principios del siglo XX se empezaron a pro-
ducir las primeras fi guras de soldados en bul-
to redondo, destacando las fábricas instaladas
en Barcelona. De esa época, hay que reseñar
los modelos de Baldomero Casanellas, que se
comercializaban con el nombre de La Guerra,
los de los hermanos Capell Coixet, quienes
hacia 1925 fabricaron algunos soldados carlis-
tas, y los del grabador Eulogio González.
En los años treinta del siglo XX, el juguete
fabricado en España vivió una época de bo-
nanza. Es el momento del auge del juguete de
hojalata. Así, junto con motocicletas y coches,
también se fabricaban soldaditos de este ma-
terial. En muchas ocasiones se empleaban
unos moldes importados desde Francia o Ale-
mania, que consistían en dos placas unidas
mediante grapas. Las principales fábricas va-
lencianas del momento, como Payá Herma-
nos, incluían soldaditos en sus catálogos, así
como otros complementos.
Sin embargo, las primeras fi guras en bul-
to y grupos de soldaditos que rememoraban
las guerras carlistas no aparecieron hasta
bien entrado el siglo XX, de la mano del ma-
drileño Pedro Palomeque. Este artesano ini-
ció su producción en 1922 en Madrid, rom-
piendo de este modo el monopolio que hasta
entonces ostentaba Barcelona. Está conside-
rado el primer uniformólogo que aplicó sus
conocimientos al soldado de plomo. Dedicó
mucho tiempo a la investigación, que des-
pués plasmaba en la confección de sus fi gu-
ras. En su catálogo se registran varias series
referentes a dichas guerras: “Tropas carlistas,
tercera guerra”, “Regimiento del Rey Carlos
VII”, “Artillería carlista”, “Combate en Trevi-
ño”, sin olvidar su célebre “Abrazo de Verga-
ra”, que realizó en 1929.
LOS PRIMEROS SOLDADOSEN BULTO REDONDO.
22Soldados toys.
Mundiart (Valencia), 1985
23
2. DE JUGUETE A OBJETO DE COLECCIÓN.
LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX.
24Cazadores de caballería.
Sánquez (Madrid), 1945
25
L a utilización del plomo en la fabricación de soldados motivó
que a mediados del siglo XX estos juguetes cayeran en desu-
so por la alta toxicidad del metal y de la pintura que los cu-
bría. Mientras el soldado de juguete tradicional desaparecía de los
escaparates, en la década de 1960 nacía la miniatura militar: un tipo
de fi gura heredera de aquel soldadito, pero dirigida a un público
adulto. A partir de ese momento, la miniatura buscaría un mayor
realismo en el detalle del uniforme, en la pose anatómica o en la
unidad a la que representa, consiguiendo resultados sorprendentes
en su decoración, detalle y ambientación. Es la época dorada de las
miniaturas dedicadas a las guerras carlistas.
26
Vista general del segundo
ámbito de la exposición
27
28
Reclutamiento carlista.
Fabricante desconocido
Formaciones carlistas. Vicente Juliá
(Madrid), década de 1960
29292929
LA INTRODUCCIÓN DE NUEVOS MATERIALES.
En los años siguientes a la Guerra Civil los
fabricantes y artesanos continuaron creando
fi guras o grupos de unidades históricas de
las guerras carlistas, además de reproducir
con máxima fi delidad los tercios de requetés
combatientes en la reciente contienda.
Entre los fabricantes de ese momento
destacan José Gutiérrez “Compte”, Gutiérrez
Solana, Sánquez y Castresana, en Madrid;
Vicente Mallol, en Valencia; Joaquín Pla Dal-
mau, en Girona; y Lucio Sáez, en Barcelona
Una de las revoluciones más importantes
en el juguete vino de la mano del plástico. En
1950 Payá instaló una máquina de inyectado,
pero la primera fi rma española que fabricó
soldados de este material fue Reamsa, con
series del ejército español. Ante el avance de
este material, el soldado de plomo perdió su
carácter de juguete para pasar a ser objeto de
coleccionismo.
30
Detalle de la escena Abrazo de Vergara.
Almirall (Barcelona), 1975
313131
Un nombre clave en la historia de la minia-
tura militar es José Almirall Fusté, a quien se
debe la introducción del sistema de la fabri-
cación de moldes de silicona en España. Afi n-
cado en Barcelona, a partir de 1961 Almirall
pasó de ser un mero afi cionado a convertirse
en un profesional del negocio, creando una
de las empresas de soldaditos más impor-
tantes de España durante al menos un par de
décadas.
Su intención era fabricar unas miniatu-
ras de calidad aceptable sin llegar al precio-
sismo de las piezas únicas de elevado coste y
manteniendo la rigurosidad en el diseño de
los uniformes.
En el proceso de trabajo, Almirall partía de
dos fi guras desnudas, una masculina y otra
femenina, que vestía con lámina de plomo o
papel de estaño, u otros materiales como pa-
pel o cartulina. Una vez que conseguía darles
la forma deseada, endurecía el conjunto con
una capa de un barniz denso que, al solidifi -
car, proporcionaba la rigidez necesaria. Si el
resultado era de su agrado, sacaba el molde de
silicona para las réplicas.
En su catálogo destacaba una amplia
gama de fi guras desde las guerras napoleó-
nicas del siglo XIX hasta la Segunda Guerra
Mundial. También fabricó una completa co-
lección de soldados españoles a través de la
Historia, que abarcaba desde los tercios de
Flandes hasta los combatientes en la Guerra
Civil, incluyendo una vasta serie de los reyes
de España. Asimismo, las tropas carlistas fue-
ron ampliamente reproducidas, destacando
su representación del Abrazo de Vergara con
soldados de 45 milímetros.
Los primeros Almirall tenían una calidad
muy notable y estaban decorados con gran
detalle. Paulatinamente, su producción se
fue masifi cando, en detrimento de la calidad
fi nal de las fi guras.
LOS MOLDES DE SILICONA DE JOSÉ ALMIRALL.
323232
Los años setenta y ochenta fueron años de
auge en la fabricación de soldados de colec-
ción, y hasta fi nales del siglo XX se multipli-
caron las marcas comerciales. En 1976, con
ocasión del centenario de la fi nalización de
la última guerra carlista, el prolífi co artesano
madrileño Vicente Juliá “Chauve” empezó a
comercializar desde su tienda en la calle Jor-
ge Juan una completa y magnífi ca serie com-
puesta por cincuenta miniaturas dedicadas
a esa última contienda. La creación de esta
colección supuso una empresa larga y arries-
gada, dada la escasa información fi dedigna
que se podía encontrar en España sobre la
uniformidad carlista. Para el modelado y de-
coración de estas excelentes fi guras, Juliá se
valió de los estudios y dibujos que José María
Bueno había publicado, tras años de investi-
gación, en los boletines de la Agrupación de
Miniaturistas Militares de España.
En el ámbito de la temática carlista hay
que mencionar también al bilbaíno Carlos
Santiago Guinea, apasionado coleccionis-
ta de miniaturas que acabó iniciándose en
su fabricación, creando la marca Oquendo
Miniaturas. Esta casa se mantuvo en fun-
cionamiento entre 1980 y 1987 y prestó una
atención especial a las fi guras de carlistas y
liberales, a los que dedicó una serie de cua-
renta miniaturas.
LA PROLIFERACIÓN DE MARCAS COMERCIALES.
33
Jinete liberal. Oquendo
Miniaturas (Bilbao), 1980
Soldados carlistas. Vicente Juliá
(Madrid), 1967-1985
.
34
Soldados de infantería carlista de 1833-1840.
Mundiart (Valencia), 1985
353535
Otras muchas marcas se dedicaron a la fabri-
cación de miniaturas militares en estas últi-
mas décadas del siglo XX. Todas elaboraron
amplios catálogos donde casi siempre tenían
cabida las fi guras de temática carlista. Cabe
destacar, en Valencia, Army House, Alymer
con sus miniplombs, y Mundiart. Igualmen-
te reseñables son los “cabezones” de Julio La-
bandera y su marca Escarapela, en Zaragoza;
Ramón Labayen y la fi rma Bretxa para Jugue-
tería Antón, en San Sebastián; y las fi rmas
madrileñas Escuadrón, Legio VII, Beneito
Miniaturas, El Viejo Dragón y Merlín Minia-
turas. Otra marca conocida es Ristre Minia-
turas, heredera de la revista de historia mi-
litar del mismo nombre, para la cual Miguel
de Rey realizó una extensa y original serie de
la primera guerra carlista.
También es necesario mencionar la des-
aparecida tienda madrileña de Barreira Mi-
litaría, donde Rafael Montuenga comenzó a
realizar su serie para la marca El Infante, y al
artesano José Gutiérrez Solana, quien repro-
dujo, entre otros, doce abanderados carlistas
transformando originales de Vicente Juliá.
LOS FABRICANTES DE FINALES DEL SIGLO XX.
36
Banda de música carlista.
Mundiart (Valencia), 1985
37
38
Soldados de las guerras carlistas. Bretxa (Donostia-San Sebastián), 1990
39
Detalles de distintas escenas
de las guerras carlistas
1: “Batalla de Treviño”
2-4: “Villar de los Navarros”
5: Soldados carlistas
6: Tres húsares de Arlabán
1
2
3
4
5
6
Se denominan dioramas o viñetas las escenas
compuestas por más de una fi gura. El mérito
de estos trabajos reside tanto en las propias
miniaturas como en la escenifi cación, pues
su objetivo es reproducir o recrear un hecho
histórico, situación o acción. Es la manifesta-
ción modelística más completa, ya que puede
combinar fi guras con creación de terrenos,
vehículos, edifi caciones y otros elementos.
LOS DIORAMAS.
42
Tambor de Tortosa de 1839. Detalle
43
3. LA MINIATURA MILITAR
EN LA ACTUALIDAD.
44Diorama Cabrera
en la defensa de Morella.
45
C ada vez son más los modelistas que realizan sus propias obras,
en un ejercicio que aúna escultura, maquetismo, investigación
histórica y pintura artística. Las cotas de realismo en muchas
de las miniaturas son verdaderamente sorprendentes. El resultado
es una pieza única, que tiene como destino bien la producción en
serie para su comercialización, o el enriquecimiento de colecciones
propias o ajenas.
La pintura de fi guras ha avanzado al mismo ritmo que el pro-
pio miniaturismo militar, intentando superarse con cada obra en la
obtención del realismo más extremo, y aportando a su vez la conno-
tación artística precisa que convierta cada pieza en algo único y de
calidad. Cuestiones como el control de la propia pintura, la ilumi-
nación o la búsqueda de la expresividad mediante el color, son hoy
aspectos fundamentales en la decoración de una miniatura.
Algunos trabajos realizados en este campo se acercan y conec-
tan con ciertos aspectos del arte y consiguen crear una obra capaz
de transmitir un mensaje.
464646
Las fuentes de las que se sirven los fabri-
cantes de soldaditos para tratar con rigor
los uniformes que visten sus creaciones son
numerosas. En lo que se refi ere a las guerras
carlistas, las más empleadas son los grabados
del Álbum de las Tropas del Norte, los traba-
jos sobre uniformidad militar de José María
Bueno, las postales de Delfín Salas, y las ilus-
traciones y pinturas de José Cusachs y Au-
gusto Ferrer-Dalmau.
José Cusachs y Cusachs nació en 1851 en
el seno de una familia perteneciente a la bur-
guesía catalana. Tuvo una brillante carrera
militar en el ejército gubernamental, espe-
cialmente notable durante la última guerra
carlista, en la que alcanzó el grado de coman-
dante. Sin embargo, su pasión por la pintura
le condujo en 1882 a abandonar la milicia y
dedicarse a su verdadera vocación.
A fi nales de 1886, Cusachs comenzó a per-
fi lar los óleos y dibujos de su gran trabajo La
vida militar en España, una obra pictórica
que recogía los múltiples y variados apuntes
que a lo largo de los años había reunido en el
ejército. Para la redacción del texto buscó la
colaboración de su amigo el capitán Francis-
co Barado. Fue publicada en 1888, y el resul-
tado fue una edición de gran formato, con
un total de 343 páginas y 264 óleos y dibujos.
La positiva valoración que recibió por parte
de la crítica de su época marcó un antes y un
después en el reconocimiento de Cusachs
como artista.
JOSÉ CUSACHS, FUENTE HISTÓRICA DE MINIATURISTAS.
47
Trincheras carlistas. José Cusachs, 1888
Museo del Carlismo, Estella-Lizarra
48
Miniaturas inspiradas en obras
de José Cusachs
1: Tambor de Tortosa de 1839
2: Corneta de cazadores de 1874
3: Sargento de artillería de 1875
4: Trinchera carlista
5: General Dorregaray 1874
1
2
49
3 4
5
50
Ilustraciones de José Cusachs
extraídas de La vida militar en España,
Barcelona, Orbis, 1900
Museo del Carlismo, Estella-Lizarra
51
52
Salida en batería 1885 El asalto. Basada en
original de Augusto
Ferrer-Dalmau
Los zuavos en Alpens en 1873
53
La madre. Basada en original
de Augusto Ferrer-Dalmau
54
“Batalla de Luchana”. Figuras Perry Miniatures (Reino Unido)
55
Paralelamente al coleccionismo de soldados
de plomo, y teniendo a estos como base, en
los años ochenta del siglo XX se desarrolla en
España la afi ción hacia los juegos de guerra
con fi guras. Su procedencia hay que situarla
en los países anglosajones, donde se deno-
minan wargames, y su fi n no es otro que las
reproducciones de batallas históricas en una
mesa o tablero. Para jugar es necesario un re-
glamento y fi chas o pequeñas miniaturas de
plomo que representen a los ejércitos conten-
dientes, aportando estas últimas un mayor
realismo al juego.
JUEGOS DE GUERRA.
565656
EL PROCESO DE MODELADO.
La creación o modelado de una miniatura no
es muy diferente al trabajo de un escultor,
ya que se tienen en cuenta las proporciones
anatómicas, las facciones, los gestos, las po-
ses y las actitudes. Para su modelado se han
estandarizado distintas masillas, que por su
elasticidad, tiempo de fraguado y maleabili-
dad facilitan el trabajo del autor.
Uno de los fi nes de un modelo original
es su multiplicación en copias para la comer-
cialización. A partir de la pieza primitiva se
crean moldes de silicona donde se vacían co-
pias en metal, plástico o resinas, siguiendo
distintas técnicas.
Para la creación de una miniatura, el mo-
delista parte de una exhaustiva investigación
del sujeto a representar. A continuación, so-
bre un esqueleto de alambre realiza un mi-
nucioso trabajo de modelado, de manera que,
una vez fi nalizada la fi gura, puede contem-
plarse en ésta hasta el más mínimo detalle.
Finalmente, tan importante como el mo-
delado es la pintura de la pieza, con la que en
muchas ocasiones se consigue tal gama de
matices y tonalidades, que hacen de la minia-
tura una auténtica obra de arte.
57
Distintos instrumentos
y materiales para
modelar y pintar
Ofi cial de zuavos carlistas: Ilustración de José Cusachs; modelado en masilla; fi gura pintada.
Lancero de la Guardia Real. Proceso actual de modelado de una miniatura. Fotografías de Francisco Javier Ruiz
606060
Veinticinco soldaditos de plomo, todos her-
manos, ya que los habían fundido de la mis-
ma vieja cuchara. Armas al hombro y la mira-
da al frente, con sus bonitas guerreras rojas
y sus pantalones azules. Lo primero que oye-
ron en este mundo, cuando se levantó la tapa
de la caja en que venían, fue el grito: “¡Sol-
daditos de plomo!”, que había dado un niño
pequeño batiendo palmas, pues se los habían
regalado por su cumpleaños. Enseguida los
puso de pie sobre la mesa.
Cada soldadito era un vivo retrato de los
otros; sólo uno era un poco diferente a los de-
más. Tenía una sola pierna, porque había sido
el último en ser fundido y no quedó plomo
sufi ciente para terminarlo. Aun así, se mante-
nía tan fi rme sobre su única pierna como los
otros sobre las dos. Y es de este soldadito pre-
cisamente de quien trata esta historia.”
“ÉRASE UNA VEZ. . .
616161
Soldado carlista a caballo.
Playmobil. Figura transformada
64