Tarragó-De La Orilla de Mar a La Orilla Del Rio

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    De la orilla del mar a la vera del ro

    Navegantes y comerciantes genoveses

    en el Plata y el Paran (1820-1860)

    Griselda Tarrag

    Rosario, 2011

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    NDICE

    PRESENTACIN DE LA COLECCIN................................................... 11

    Agradecimientos............................................................................................. 15SIGLAS Y ABREVIATURAS MS UTILIZADAS................................... 17

    INTRODUCCIN......................................................................................... 19

    CAPTULO IArgentina e Italia antes del Estado-nacin ...................................................... 27

    CAPTULO IIMarinos genoveses en el Plata. In tempo di guerra, pi bugie che terra ........ 63

    CAPTULO IIINo hay mal que dure cien aos. Santa Fe y el Litoral de los Ros

    entre 1810 y 1840 ............................................................................................. 97

    CAPTULO IVGenoveses en la Pampa Gringa, 1840-1860 ................................................... 133

    PALABRAS FINALES.................................................................................. 185

    ANEXO ICenso de italianos de Rosario - 1855 .............................................................. 187

    ANEXO IIRegistro de embarcaciones y pasajeros desde el puerto de Gnova

    con destino Buenos Aires y Montevideo, 1823 -1842 ...................................... 199

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    PRESENTACIN DE LA COLECCIN

    LASRAMASDELSAUCE

    En la convocatoria Espacio Santafesino 2010, sus auspiciantes la Secretara

    de Industrias Culturales, el Ministerio de Innovacin y Cultura y, a travs deellos, el gobierno de la Provincia de Santa Fe incluyeron un estmulo a laproduccin editorial. A instancias de este llamado presentamos nuestro proyecto, queconsista en publicar cuatro libros que abordan diferentes aspectos de la historia pro-vincial, elaborados por historiadores que nacieron, se formaron, hicieron sus vidasy ensean en la provincia de Santa Fe; sus investigaciones, adems, se desarrollansobre temas que tienen que ver con la historia de este territorio. El jurado dio su vistobueno a Las ramas del sauce, y gracias a todos los que trabajaron en esta propuestadesde entonces en las fases de elaboracin de la idea, esttica, edicin, correccin,composicin, diseo, armado e impresin, hoy estamos concretndola.

    Aunque las cuatro obras seleccionadas para publicar en este proyecto abordantemas histricos localizados en el territorio de la provincia de Santa Fe, sera injustocaracterizarlas como obras de historia local o provincial. En primer lugar, porquelos problemas que estudian son universales, y sus autores lo hacen en una escala queadems no se contenta siempre con la dimensin del lugar como nico horizonte,atributo de la historia local. Pero sobre todo, porque son el fruto de muchos aos detrabajo, de estudios de posgrado realizados en el pas y en el exterior que han atra-vesado instancias de evaluacin y confrontacin de versiones previas en mbitos deproduccin historiogrca nacionales e internacionales.

    La primera de las ramas despunta con la publicacin de un trabajo originadoen la tesis con la cual Griselda B. Tarrag obtuvo el grado de Doctora en Historia enla Universidad de Miln, Italia. La serie contina con un libro de Jos Larker sobrela criminalidad y los mecanismos de control social desarrollados durante la segundamitad del siglo XIX en Santa Fe, con el cual este colega obtuvo el grado de Magsteren Historia Social por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UniversidadNacional del Litoral; el tercer volumen, facturado por Carolina Piazzi, es el resulta-do parcial de una investigacin que realiza, con beca de CONICET, para esclareceraspectos de la sociedad rosarina de nales del siglo XIX estudindola a travs del

    cristal de la justicia criminal, trabajo que muy pronto concluir su ciclo de formacindoctoral en la Universidad Nacional de Rosario. El cuarto volumen se ocupa del mo-

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    vimiento de derechos humanos en Santa Fe durante el ltimo cuarto del siglo XX ysu base es, como en el caso del libro de Larker, una Tesis con la cual Luciano Alonsoobtuvo tambin el grado de Magster en Historia Social por la Facultad de Humani-dades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral.

    Uno de los rasgos fuertes de la convocatoria Espacio Santafesino 2010 esla voluntad de difundir estos trabajos de la manera ms gil y profusa posible. Loslibros circularn materializados en papeles y tintas pero, por aquel motivo, tambinlo harn en soportes dciles al intercambio electrnico. Es muy posible entonces queestos libros de historia impulsados por los mismos promotores de la convocatoria

    lleguen hasta lectores que de otro modo no los hojeran en una librera. Para ellos,para quienes que por primera vez abren las pginas de un libro producido por histo-riadores de Universidad, tambin llamados historiadores acadmicos, unas pala-bras: a pesar de su aspecto (hemos decidido no quitar las notas a pie, imprescindiblespara quienes quieren saber dnde se apoya un autor cuando realiza una armacino reere un debate) estos libros son como todos los libros. Estn disponibles paraentrar y salir, para leerlos de un tirn o a saltos, para encontrarse o desencontrarse,para curiosear, para aprender, para disentir, para alegrarse, para enojarse y hasta paradejarlos por all. Sus autores han expuesto las historias que cuentan con claridad:por lo tanto, el lector no especializado puede leerlas de un tirn sin detenerse en lasnoticias que, al pie de la pgina y en una tipografa ms pequea, constituyen pistasque un investigador deja para que otros, si quieren, puedan conrmar informacin oseguir un rastro.

    Las ltimas lneas de esta presentacin estn destinadas a satisfacer una curiosi-dad legtima: por qu el nombre de la coleccin?

    El ttulo deba reunir varios atributos. En la bsqueda, lo urgente fue encontrarimgenes y sonidos familiares. La mencin de Las ramas del sauce concita, param, la evocacin de un rbol visto desde siempre, ramas que se mecen con el viento,imgenes de infancia que resisten bien el paso del tiempo; tambin un sonido litera-

    rio, la trampa de la poesa de Juanele, palabras de un litoral de varios ros, de ros ados orillas, de una regin gualamba. Sauces de letras que Saer prologaba en Juaneley retrataba en sus propios libros, entre la ciudad y las islas, como nadie.

    Pero haba ms. La eleccin termin de conrmarse gracias a los atributos delpropio sauce, cuyos caminos mucho tienen que ver con los ros y con nuestra propiamanera de comprender la historia. La presencia de este rbol extraordinario en el li-toral paranaense es fuerte. A orillas del Paran y de los ros que le alcanzan sus aguas,muchas variedades de sauce parecen haber encontrado un sitio preferente para afe-rrarse y, a veces, tenemos la paradjica impresin de que una barranca del Carcara,

    por ejemplo, no se desmorona solamente porque un sauce la sujeta con sus races:una extraa fuerza parece emerger del rbol, mediador entre el agua, el aire, la tierra

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    y el cielo. Tan obstinada, tan pertinente es su integracin con nuestros ros y sus ori-llas que, desprevenidos, podramos pensar que es tpico de la zona. Pero a poco deindagar, es maravilloso, descubrimos que su resuelta identicacin con estos paisajesdesafa con rmeza estos supuestos: el sauce es una de las plantas ms extendidas entodo el planeta y ha adquirido formas muy diversas. Bajo esta designacin convivenms de trescientas especies, y todas se han adaptado bien a los sitios donde gobiernala humedad; el sauce es un migrante, pero tambin es ungnero, una de las formasque adquiere la vida vegetal sobre la tierra; es el resultado de muchas migraciones;de dnde proviene?, nadie lo sabe a ciencia cierta, quizs solo de andar de ro en

    ro. El mismo nombre abriga especies de aspectos dismiles; ha transitado todas lasliteraturas. Lo han cantado en espaol pero tambin en alemn, en japons o en man-darn, entre otros idiomas. Casi todos los sauces tienen propiedades medicinales y, lamadera de todas sus variedades ha sido utilizada para la construccin y para la guerra,para la combustin y para la pesca.

    Por todo esto, el sauce y sus ramas de donde surge su proyeccin pero tambinsus retoos, dctiles para reproducir la especie constituyen una metfora preciosasobre un modo de imaginar la historia de cualquier territorio y de su gente; resumetodo lo que hay de universal en un paisaje que, a nuestros ojos, es tpico, particular;sugiere que la fuerza de lo local no debe buscarse en lo nico, sino en la variedad yen lo sorprendente de las combinaciones, en los traslados, en las transferencias, en labelleza que resulta de provisorias formaciones de constelaciones de elementos quehan atravesado tiempos y espacios.

    Ojal estos libros que publicamos gracias al apoyo de Espacio Santafesino seansolo los cuatro primeros de una serie que, imaginamos, continuar. En el nombre,como se advierte, est contenido el deseo y la posibilidad de que as sea.

    Daro G. Barriera, Rosario, agosto de 2011

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    AGRADECIMIENTOS

    Quiero expresar mi especial gratitud a las autoridades del Dipartamento diStoria della Societ e delle Istituzioni de la Universit degli Studi di Milanopor haberme concedido el privilegio de la beca de investigacin en el Dotto-rato di ricerca in Storia dell Impresa, dei sistema dimpresa e nanza aziendale en elperodo 2005-2008.

    Deseo hacerlo muy primordialmente en la persona del profesor Angelo Moiolipor su apoyo y conanza en estos aos. De la misma manera agradezco a mi tutora,profesora Patrizia Audenino, por haber aceptado esta direccin y acompaarme enesta tarea.

    Al profesor Giuseppe de Luca, al profesor Gaetano Sabatini y a mis compae-ros de la Stanza 207, doctor Piero Graglia, doctor Fabrizio Fiume y doctora MarieleMerlati, por la cordialidad y el afecto recibido.

    A todos los que me sostuvieron y asistieron en este tiempo que tuvo momentosbuenos y otros no tanto:

    A mis amigos en el sendero de la historia y la amistad, doctor Daro Barriera ydoctor Rafael Guerrero Elecalde, por los buenos consejos, por tanto apoyo y tantocario.

    A los que me escucharon y ayudaron de diferentes pero igualmente necesariasmaneras: Alida Bove, Pablo Monsanto, Paula Polimene, Mara del Rosario Baravalle,Irene Rodrguez, Vilma Bidut, Silvia Muoz, Carlos Bertoln, Mary Pafundi, DiegoRoldn, ngel Nanzer, Liliana de Ario, Graciela Rodrguez, Andrea Russo, AndreaBassani, Lucy Garca, Carolina Piazzi y Andrea Debernardi.

    A mi amiga Marisa Montenegro por la hospitalidad en Miln, por el aguanteyla presencia ante cada obstculo.

    A mi ta Myriam, por la pasin compartida.A mis hermanos de la vida, Raquel y Juan, por todo el camino que juntos hemos

    recorrido.A toda mi querida familia, por tanto amor: a Mara Fernanda, Javier, Claudia,

    Pedro, Ral y especialmente a Ada, mi mam, quien me ense el amor por la tierrade los nonos.

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    SIGLAS Y ABREVIATURAS MS UTILIZADAS

    ACE Archivo del Colegio de Escribanos de RosarioAEC Archivo Eudoro Carrasco, RosarioAGN Archivo General de la Nacin, Buenos Aires

    AGPSF Archivo General de la Provincia de Santa FeASG Archivio di Stato di Genova, ItaliaAST Archivio di Stato di Torino, ItaliaFCN Fondo Consolati NazionaliMHPJM Museo Histrico Provincial Julio Marc, RosarioMS Magistrato di Sanit

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    INTRODUCCIN

    Hacia 1830 vivan en el Ro de la Plata unos 8.000 sbditos del Reino de Cer-dea y Piemonte, dentro de los que se contaban unos 3.000 genoveses. Laexperiencia e inuencia de esta temprana corriente migratoria ha sido explo-rada en diferentes obras de la historiografa nacional e italiana, especialmente, en lasde Jos Carlos Chiaramonte y Fernando Devoto, de las cuales este libro es tributario.

    La obra acerca una propuesta al lector en la que se indaga sobre este fenmenodesde un punto de vista histrico esencialmente cualitativo que pendula entre unmiramiento integral del mismo por un lado, y por otro, un anlisis de corte microana-ltico que se enfoca hacia las acciones y trayectorias de los agentes.

    La llamada Era de la Revolucin trajo tambin como consecuencia, el granaumento del comercio y la migracin. Entre 1816 y 1850, unos cinco millones deeuropeos abandonaron sus pases natales y el comercio internacional se multiplicpor ms de cuatro veces.1Todo el perodo estuvo atravesado por la extraordinariatransformacin y expansin econmica a escala global. El capitalismo tena ahoraa su disposicin a todo el mundo y esto tambin fue mvil para el comienzo de lasmayores migraciones humanas de la historia.

    En un pas como Argentina, en el que el peso de la poblacin europea llegadamasivamente desde nes del siglo XIX ha tenido consecuencias demogrcas, socia-les y culturales tan profundas, la historia de la inmigracin generalmente se identicacon los estudios que tienen como objeto a la denominada era aluvional.A partir deall, pareciera conformarse una hora cero que iniciando el ciclo, aproximadamente,en la dcada de 1880 ha negando u relegado los procesos migratorios anteriores. Sin

    embargo, ese corte ha sido esencialmente historiogrco y no necesariamente hist-rico, ya que es posible pensar que los mismos problemas con los que se enfrentabanesos hombres y mujeres para tomar la decisin de emigrar, estuvieron presentes entodas las etapas. En primer lugar, a dnde ir (lo que remita a la cuestin crucial dela informacin disponible), luego a travs de qu medios y de dnde obtener losrecursos (lo que remita al papel de los sistemas de transporte y de los sistemas denanciacin de la experiencia). Amigos, parientes y agentes diversos ms o menosinformales adquiran toda su importancia para resolver muchos de los problemasconcretos del viaje y de la instalacin en el nuevo pas. Durante mucho tiempo los

    1 HOBSBAWM, EricLa era de la revolucin (1780-1848),Crtica Grijalbo - Mondadori, Barcelona,1997, p. 177.

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    historiadores americanos o europeos se esforzaron por distinguir estos dos movi-mientos. Sin embargo, en la actualidad esta divisin es insostenible.2

    Por otra parte, caso como el de los genoveses que se movan a lo largo del ejeuvial del Litoral tocando indistintamente las actuales Repblicas de Uruguay, Para-guay y Argentina, con pocos aos de diferencia, ponen en cuestin cualquier enfoqueterritorializado de las fronteras sudamericanas.3

    Para el caso argentino, lamentablemente, existe una notable diferencia a la horade estudiar las migraciones tempranas y aqullas de nes del siglo XIX por la caren-cia de material estadstico que permita cuanticar, establecer regiones y ocupaciones

    de los primeros inmigrantes. Las estadsticas migratorias argentinas comienzan en1857 y la de los pases que dieron un mayor aporte al contingente migratorio, Espaae Italia, an ms tarde: en 1882, la segunda, en 1876, la primera. Esto obliga a tratara ambos movimientos con estrategias de investigacin diferentes y ello inuye, enparte, en la distinta imagen resultante que se suele construir de las mismas.

    Estas cuestiones se vinculan a los problemas constitutivos de este objeto de es-tudio en el que frecuentemente han imperado enfoques que continuaron en la lecturageneral del fenmeno, o aquellos donde la inmigracin es objeto de anlisis espec-cos o los que reeren a exmenes de la experiencia de ciertas colectividades. Frente aello en la actualidad se piensa como positivo una mirada antropolgico cultural msabarcadora de la experiencia.4

    A lo largo del siglo XIX, en general el movimiento inmigratorio fue libre sal-vo algunas escasas restricciones en los pases de origen y en los de recepcin. Lasituacin cambi progresivamente desde los albores de la Primera Guerra Mundial.Desde entonces los estados tendrn un papel denido en su tarea de regular, limitar,reorientar el movimiento de las personas. A partir de ello, la produccin de docu-mentacin estatal es de una calidad mucho mayor como estadsticas de emigracin einmigracin; cdulas censales, diarios y peridicos.5

    Las aproximaciones pioneras al fenmeno migratorio ultramarino en el con-

    texto general de los estudios sobre este tema en Europa y Amrica procedentesprincipalmente de los campos de la historia econmica y la demografa histrica secentraron sobre dos problemas: la cuanticacin precisa del fenmeno esfuerzo queactualmente se ha relevado vano e irrelevante y la bsqueda de las causas que lomotivaron. En este punto, fueron dos las razones de carcter extraordinario: la pre-

    2 DEVOTO, Fernando La inmigracin, enNueva Historia de la Nacin Argentina, Planeta, Buenos,Aires, 2000, Tomo 4, captulo 2, pp. 77-78.

    3 DEVOTO, FernandoHistoria de la Inmigracin en la Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 2003.4 ARMUS, Diego Diez aos de historiografa sobre la inmigracin masiva a la Argentina, enEstudios

    Migratorios Latinoamericanos, ao 2, nm. 4, Buenos Aires, 1986, pp. 431-460.5 MOYA, Jos Notas sobre las fuentes para el estudio de la inmigracin espaola en Buenos Aires, en

    Estudios Migratorios Latinoamericanos, ao 2, nm. 4, Buenos Aires, 1986, pp. 497-503.

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    sin demogrca que generaba una necesidad de expulsar el excedente poblacionalhacia otros territorios ms ricos y las que atraan la corriente migratoria, generandoen estas ltimas una demanda de mano de obra que acuda atrada por un diferencialde precios y salarios con sus zonas de procedencia que les era favorable.

    En los estudios argentinos, la interpretacin ms conocida es la de la Escuela delos aos 1960 en la que la obra de Gino Germani6marc el camino. Esta tendenciaentenda la inmigracin como un elemento acelerador de la transicin de una so-ciedad tradicional a una moderna. Presentaba una visin optimista de una sociedadabierta y no formalizada, forjaba la idea del crisol de razas y entenda el proceso

    como lineal, progresivo e irreversible, constituyendo el nal deseado, la asimilacindel migrante a la sociedad receptora.En los aos 1970 se produjeron cambios en los estudios migratorios, aportando

    una visin pesimista respecto de la movilidad social. El enfoque estructuralista ponanfasis en los factores de expulsin, dejando de lado los motivos de los migrantes, yaque los consideraba irrelevantes para el abordaje del fenmeno. El objetivo era iden-ticar las variables fundamentales que explicaban la salida y el arribo de los ujosmigratorios, as como las posibilidades de insercin de los migrantes en la sociedadreceptora. Signicaba pensar la historia en clave de sujetos colectivos cuya accin esfactible de ser reducida a frecuencias promediables.7

    Sin negar los valiosos aportes de esta corriente demogrco-econmica del es-tudio de la emigracin, resultan evidentes sus lmites epistemolgicos as como elpeligro de caer en un enfoque excesivamente esquemtico. Inicialmente, fueron losllamados estudios pull-push, que trataron de integrar y comprender en una mismainvestigacin los factores explicativos de expulsin y de atraccin que operabande modo simultneo desde ambos focos geogrcos de un proceso migratorio. Peromayor relevancia an presentan los estudios que, en las tres ltimas dcadas, handado lugar a lo que bien podemos denominar historia social de la migracin que hatrasladado su atencin del fenmeno en s, entendido de una forma global y abstracta,

    a sus protagonistas, los emigrantes. En ellos, se analiza primordialmente el papel ju-gado por los emigrantes en la conformacin de sus propiocursus vitae, desde la tomade decisin hasta la instalacin y el eventual xito o fracaso de su emigracin.8

    6 Vase el texto clsico GERMANI, GinoEstructura social en la Argentina Moderna, Solar - Hachette,Buenos Aires, 1988 [1955].

    7 DEVOTO, Fernando y OTERO, Hernn Veinte aos despus. Una lectura sobre el Crisol de Razas,el pluralismo cultural y la Historia Nacional en la historiografa argentina, enEstudios migratoriosLatinoamericanos, ao 17, nm. 50, abril 2003, pp.181-227.

    8 DEVOTO, Fernando En torno a la historiografa reciente sobre las migraciones espaolas e italianasa Latinoamrica, enEstudios Migratorios Latinoamericanos, ao 8, nm. 25, Buenos Aires, 1993,pp. 441-460.

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    Poco a poco fue surgiendo la necesidad de elaborar una visin de la sociedadmenos simple, en la que comenz a considerarse lo local, el mbito de lo privado,la funcin de los sujetos sociales. Adquirieron relevancia la problemtica de las mi-noras, los sectores marginales, la familia y el grupo social. Las ideas de etnicidady pluralismos iniciaron el desplazamiento de las concepciones asimilacionistas.9

    Esta tendencia revisa el enfoque estructuralista y desplaza el eje de investiga-cin hacia el plano de lo relacional. Incorpora una visin del emigrante como unagente que persigue objetivos y moviliza recursos disponibles para alcanzarlos, es-pecialmente aquellos que permiten la insercin en el nuevo espacio, entre los que se

    encuentran las cadenas migratorias. El hecho mismo de la migracin dej de ser laaccin de desesperados lanzados por la superpoblacin o una situacin econmicadesfavorable, y se transform en una eleccin individual realizada por individuosmovilizados por estrategias de superacin social. El valor de este anlisis no resideen su mayor o menor analoga con lo real, o con la individuacin de los actores socia-les, sino en poner de relieve mecanismos de comportamiento social invisibles a losmodelos estructurales.10

    El concepto cadenas migratorias formulado hace ya varias dcadas por de-mgrafos y antroplogos australianos como C. Price y L. Mc. Donald,11form partede un vasto esfuerzo institucional para renovar los estudios migratorios, tratando deponderar el rol que an dentro de ciertos lmites, la familia u otros grupos socialesdesempeaban en el proceso migratorio. La idea de cadena destaca los valores dela solidaridad y cooperacin entre los miembros como elemento central explicati-vo del movimiento migratorio. Puede ser denida como el mecanismo por el cuallos migrantes toman conocimiento de las oportunidades, son provistos de medios detransporte y obtienen su ubicacin inicial y empleo por medio de relaciones socialesprimarias. La importancia de la red de relaciones primarias es decisiva en la accinde migrar, en la eleccin del punto de destino y en la conguracin de patrones deasentamiento y ocupaciones de los recin llegados. En estos mecanismos resulta tras-

    cendental el tema de la informacin: quin informa, a quin, sobre qu, deviniendopreguntas fundamentales en este sentido.12La circulacin de informacin por canales

    9 BORGES, Marcelo Inmigracin y asimilacin en la Argentina. Un enfoque historiogrco, enAnuario del IEHS, nm. 3, Tandil, 1988, pp. 385-395.

    10 DEVOTO, FernandoHistoria de la Inmigracin en la Argentina, cit.11 BAYLY, Samuel Cadenas migratorias de italianos a la Argentina: algunos comentarios, enEstudios

    Migratorios Latinoamericanos, ao 3, nm. 8, abril 1988; DEVOTO, Fernando Las cadenas migra-torias italianas: algunas reexiones a la luz del caso argentino, enEstudios Migratorios Latinoame-ricanos, ao 3, nm. 8, abril 1988, pp. 103-124.

    12 MARQUIEGUI, Didier Migracin en cadena, redes sociales y movilidad. Reexiones a partir de loscasos sorianos y albaneses de Lujn, enEstudios Interdisciplinarios de Amrica Latina y el Caribe,nm. 3, ao 1, 1994, pp. 115-136.

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    informales acort y acot tanto las distancias universales como las sociales, y generespacios articulados por sus propias dinmicas y normas, el de las redes de vnculosprimarios que estamparon su propia cartografa a los movimientos.13

    Parientes, paisanos, amigos, fueron los nudos a partir de los cuales se fue con-gurando esa trama. Dentro de ella se aseguraron nudos como la aldea, la regin, lacomunidad de origen14en donde se vericaron tradiciones migratorias sostenidashacia determinados lugares de arribo.15Esos casos han mostrado la casi inconmensu-rable movilidad espacial, de integracin matrimonial e insercin social. La existenciade reas especcas expulsoras, se mont sobre los mbitos de la sociabilidad y de

    conocimiento interpersonal de las familias y de los futuros migrantes. Antes de lacadena misma, existen esas redes sociales premigratorias que son la condicin de suposterior existencia. Esto a su vez, gener ese segundo ciclo de la cadena, que fue larecurrente endogamia en los espacios de recepcin.16

    Los anlisis de las pautas matrimoniales ha sido importante para valuar estosproblemas as como el de la asimilacin, ya que el origen tnico de los contrayentescondiciona la naturaleza de la futura familia: en ella se produce la socializacin y laformacin de pautas socio-culturales desde el lenguaje hasta la formacin de nuevosvalores y prcticas econmicas.17

    Ha sido tambin importante la cuestin de denir el objeto: qu se entiende porinmigrante? Mientras en sociedades antiguas y, en particular, en el caso de la Monar-qua Hispnica, era muy difcil establecer quin era extranjero ya que su territo-rialidad era lo sucientemente compleja para que esa condicin pudiera denirse deuna vez para siempre. El sentido de pertenencia, en general, refera a la patria chica,al mbito local o regional.18Lgicamente es el Estado Moderno el que se empea enclasicar, denir a ciudadanos y extranjeros. Los trminos extranjero, viajero, inmi-

    13 FRID, Carina De la red al Mercado. Procesos de especializacin profesional en grupos regionalesespaoles en Rosario y el sur de la provincia de Santa Fe (1890-1930), en BJERG, Mara y OTERO,

    Hernn compiladoresInmigracin y redes sociales en la Argentina Moderna,IEHS - CEMLA, Tandil,1995, pp. 67-79.14 BAILY, Samuel The village outward approach to the study of social Networks: a case study of the

    Agnonesi disapora abroad (1885-1989), en Studi Emigrazione, nm. 1905, marzo 1992.15 IRIANI ZALAKAIN, Marcelino Hacer la Amrica Los vascos en la pampa hmeda, Argentina

    (1840-1820), Universidad del Pas Vasco, Bilbao, 2000.16 OTERO, Hernn Redes sociales primarias, movilidad espacial e insercin social de los emigrantes

    en la Argentina. Los franceses de Tandil, 1850-1914 en BJERG, Mara y OTERO, Hernn compila-doresInmigracin y redes, cit., pp. 81-105.

    17 SEFELD, Ruth La integracin social de los extranjeros en Buenos Aires segn pautas matrimoniales:Pluralismo cultural o crisol de razas? (1860-1923), enEstudios Migratorios Latinoamericanos, ao1, nm. 2, abril 1986, pp.203-231.

    18 Vase por ejemplo CHIARAMONTE, Jos Carlos Ciudades, provincias, Estados: Orgenes de laNacin Argentina (1800-1846), Ariel Historia - Biblioteca del Pensamiento Argentino, Buenos Aires,1997.

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    grante, exiliado, pasajero, fueron los ms comunes para precisar a los distintos tiposde personas que llegaron a la Argentina desde el exterior.19

    En el proceso de conformacin del Estado Nacional argentino, el papel que se leasign al inmigrante, fue el de civilizador. Tanto en la Constitucin de 1853 comola Ley de colonizacin e inmigracin de 1876, esta condicin se ratica: todos loshombres de buena voluntad son llamados a poblar el desierto argentino. Con elcorrer del siglo esa imagen original se fue transformando hasta generar otras con con-tenido xenfobo, frecuentemente emergentes en personajes de la literatura nativa.20

    Sin embargo hacia 1880, el objetivo de orden y progreso estaba encaminado

    hacia su concrecin y, a la consolidacin del Estado y la expansin econmica, se leagregaba una garanta ms: los miles de inmigrantes que llegaban aseguraban no slola relativa estabilidad de la oferta de trabajadores sino, aun ms importante que eso,su reproduccin. La pampa santafesina se convirti en Pampa Gringa y ese mundopoliforme de la colonias agrcolas se esparci sobre un universo antiguo con el queno dej de haber conictos.21

    Este libro se monta sobre esa mirada compleja de la accin de migrar congu-rada a partir de procesos histricos de las que esas acciones fueron tributarias y a lavez agentes de construccin.

    Con esos objetivos, la obra se organiza en cuatro captulos. En el primero desa-rrolla una relacin histrico-contextual que describe los procesos poltico-sociales enel que se incribe la problemtica, tanto en su espacio de partida como en el de recep-cin de esa migracin, ambos alineados por la experiencia de la ausencia del EstadoNacional en su etapa de pre-unicacin.

    En el segundo se da cuenta globalmente de la migracin temprana de sbditosdel entonces Reino de Cerdea y Piamonte al Ro de la Plata en la primera mitad delsiglo XIX sobre un soporte documental bsico del Archivio di Stato di Torino, el cualconserva los actos centrales y perifricos del Estado sabaudo hasta la unicacinde Italia. Se investig especialmente sobre el Fondo Consolati Nazionali, Buenos

    Ayres, 1835-1851, Mazzo 1, Montevideo y Buenos Aires y el FCN, Buenos Ayres,1852-1859, Mazzo 2, Montevideo y Buenos Aires. Adems se incorpor materialproveniente del Archivo General de la Nacin de la Argentina.

    19 Vase DEVOTO, Fernado Storia degli italiani in Argentina, Dozelli Editore, 2007.20 Vase HALPERIN DONGHI, TulioProyecto y Construccin de una Nacin (Argentina, 1846-1880),

    Biblioteca Ayacucho, Caracas, 1980; HALPERIN DONGHI, Tulio Para qu la inmigracin?, enHALPERIN DONGHI, TulioEl espejo de la historia. Problemas argentinos y perspectivas latinoa-mericanas, Sudamericana, Buenos Aires, 1987.

    21 GALLO, EzequielLa pampa gringa, Sudamericana, Buenos Aires, 1983; SCARZANELLA, EugeniaNi gringos ni indios. Inmigracin, criminalidad y racismo en la Argentina 1890-1940, UniversidadNacional de Quilmes, Buenos Aires, 2003.

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    El tercer momento centra su mirada en el espacio llamado Litoral de los Rosen el proceso de transicin de la Colonia a la Nacin, particularmente en lo con-cerniente a los circuitos mercantiles. A tal n se fue construyendo una especie degenealoga de ese trnsito que obliga a forzar la cronologa hacia atrs con el objetivode reconocer las caractersticas de un proceso de larga duracin en el que la guerrarevolucionaria signic la desaparicin para algunos agentes econmicos mientrasque para otros, como en el caso de los marinos genoveses, result un momento expan-sivo y de oportunidades para los negocios. La base documental del mismo se constru-y bsicamente a partir de trabajos de la autora realizados sobre la base del Archivo

    General de la Provincia de Santa Fe(particularmenteActas Capitulares y ColeccinDiez de Andino)y del Departamento de Estudios Etnogrcos y Coloniales de SantaFe (Coleccin de Escrituras Pblicas y Expedientes Civiles) y del Archivio di Statodi Genova, especialmente las series provenientes del Magistrato di Sanit.

    La ltima parte enfoca el eje de anlisis hacia el momento de la regeneracin yexpansin del sur santafesino cardinalmente en la ciudad de Rosario en el perodoen que comienza a cerrarse el ciclo de guerras civiles. El apartado se encauza en sudesarrollo hacia el seguimiento de esta migracin ligur, particularizada en sus agentesen la poca en que los mismos inician una tctica de asentamiento, insercin econ-mica y social y ampliacin de los negocios en la ciudad y su hinterland. Se destacanen este apartado cuestiones de caracterizacin de esos actores as como el tema de lasestrategias econmicas ligadas al establecimiento de vnculos parentales y de paisa-naje en la concrecin de negocios y empresas.

    El corpusdocumental se construy con base en documentacin indita prove-niente del Archivo Histrico Provincial Dr. Julio Marc deRosario, especialmente laserie Tribunales y Escrituras Pblicas y Censo levantado en 1858 en la provincia deSanta Fe; el Archivo del Colegio de Escribanos de Rosario; documentacin impresadel mismo archivo, en particular obras estadsticas como la de Eudoro y GabrielCarrasco (Gua Civil y comercial de la ciudad de Rosario y su municipio; Datos

    Estadsticos de la Provincia de Santa Fe (Repblica Argentina);Descripcin Geo-grca y Estadstica de la Provincia de Santa Fe;Anales de la Ciudad de Rosario,1527-1865). A la cual se integr la informacin proveniente del Archivio di Stato diTorino y Archivio di Stato di Genovaya sealada.

    La metodologa empleada ha debido ser necesariamente eclctica. La desapari-cin de los antiguos registros de la Aduana Vieja de Rosario, as como el momentoelegido que se cie a una etapa pre-estatal y pre-codicadora ha hecho de esteeclecticismo tanto un escollo difcil de salvar como la apertura de algunas posibilida-des analticas e interpretativas diferentes.

    Por una parte, la eleccin ha sido la de seguir la pista del nombre: perseguir ar-tesanalmente a los agentes en sus procesos migratorio-sociales, rastreando indiciosen fuentes heterogneas, con la consabida estrategia del detective. En la medida en

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    que lo permitieron algunas fuentes, se introdujeron breves anlisis cuantitativos par-ciales que aportaron informacin a la construccin de este relato sobre este paisajemigratorio de los navegantes y empresarios ligures en la Argentina del 800.

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    CAPTULO I

    Argentina e Italia antes del Estado-nacin

    Este libro se construy sobre la base de los anlisis de un momento complejoen dos espacios lejanos en lo fsico pero a la vez estrechados desde el plano desus experiencias polticas. Tanto Argentina como Italia no existan en sentido

    estricto, o sea en aquel que reere a su conformacin estatal moderna. Ambas con-guraciones polticas remitan a experiencias incompletas en este sentido y con unasconsecuencias bastante contundentes en cuanto a uno de los temas que competen aesta obra: el del control y circulacin de las personas.

    La formacin de los estados nacionales cuela y atraviesa el anlisis histrico, lopenetra y lo condiciona, llevando la exploracin hacia la historia poltica que abonatambin los fundamentos tericos, especialmente por la complejidad de los procesossociales de los espacios de partida y arribo de los actores en cuestin.22Consideremosentre otros factores la ausencia de un marco institucional y jurdico consolidado, lafuerte conictividad poltica atravesada por guerras y persecucin de opositores, laparticular situacin que deviene de la inexistencia de un Estado Nacional.23Esto es,no slo el monopolio legtimo de la violencia, sino una soberana externa indispu-tada, una autoridad reconocida e institucionalizada en todo el territorio, un aparatoinstitucional consecuente, centralizacin jurdico-legislativa y creacin simblica deconsenso.24Un complejo de dispositivos institucionales que permita gobernar y regu-

    22 Una dimensin que podramos denominar historia del poder, nos obliga a ...penetrar profundamen-te en la realidad institucional y comprobar ah en los entresijos de las instituciones y de las prcticaspoltico-administrativas cmo se tramaban los equilibrios de poder. HESPANHA, Antnio ManuelVsperas del Leviatn, Madrid, 1989, p. 10.

    23 En el mismo sentido, la teora poltica actual, especcamente la manejada por antroplogos y soci-logos ...tiende a identicar el poder con todo acto de dominacin social; o sea, con todo fenmenode imposicin o inculcacin de una determinada conducta. Este punto de vista ampla enormementeel dominio de lo poltico, convirtindolo en un fenmeno capilar, difuso, que se desliza por todoslos resquicios de los mecanismos sociales [...] Esta perspectiva tiene sin duda el mrito de llamar laatencin sobre el carcter plural y mutuamente subsidiario de los mecanismos sociales de control yde standarizacin social. HESPANHA, Antnio Manuel La Gracia del Derecho. Economa de laCultura en la Edad Moderna, Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993, p. 90.

    24 OSZLAK, OscarLa formacin del Estado Argentino, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1985,pp. 16-17.

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    lar la naturaleza asimtrica de las relaciones sociales que conguran la sociedad queordena y domina.25

    Pero conviviendo con ello, esa incompletud se asociaba tambin a la comple-mentaria y contradictoria laxitud en tanto un control exhaustivo de las personas quemigraban, que entraban a estos espacios por puertas diversas, todo lo cual producaun efecto amplicador de las oportunidades econmicas si los involucrados sabanjugar cuidadosamente las reglas de ese juego peligroso y a la vez conveniente.

    En esta misma lnea resulta pertinente considerar que territorios y espacios re-eren a realidades diferentes. Mientras un territorio es una porcin concreta de la su-

    percie terrestre sujeta a una autoridad poltica en el que los problemas clave son lasacciones tendientes a su ordenamiento o su control; los espacios son conguracio-nes de sentido variable y siempre en movimiento, con inscripcin territorial continua,discontinua o mltiple, que resulta de ujos diseados por las relaciones sociales enel mbito de la produccin, del intercambio, del conicto social, de la accin polti-ca, de las representaciones culturales o de las interpretaciones de la experiencia, ensuma, de las diferentes formas de la organizacin de la extensin bruta.26

    Entre 1820 y 1860 cuando todava Italia y Argentina no tenan entidad como te-rritorios nacionales, en cambio existan otras formas territoriales (provincias, reinos)y mltiples conguraciones espaciales.

    En las tres dcadas que median entre la organizacin nacional y la unicacindenitiva de las Provincias del Plata (1853-1880), la territorialidad constituy untema comn en los debates polticos en nuestro pas. Las discusiones apuntaban a laposibilidad imaginada o real de conformar un espacio que respondiera a los inujosdelprogreso, y a la consolidacin de ciertas direcciones maestras en las formas dehabitar rioplatenses.27La tarea sera larga y complicada de concluir, especialmentepor la incidencia de unas fronteras con altos niveles de conictividad y violenciatanto en el norte como el sur.

    En este sentido, las prcticas econmicas y migratorias de los agentes que aqu

    analizamos, estos empresarios ligures quienes partan y llegaban de y hacia terri-torios an no nacionalizados, se montaron, sostuvieron y modicaron en estrecharelacin con los transcursos poltico-sociales que fueron transformando un pas noconsolidado en un Estado-nacin, tanto como con los procesos espaciales que fuerontransmutando ese Litoral de los Ros enPampa Hmeda.

    25 POGGI, GianfrancoEl desarrollo del estado moderno. Una introduccin sociolgica, UniversidadNacional de Quilmes, Buenos Aires, 1997, pp. 21-22.

    26 BARRIERA, Daro y ROLDN, Diego compiladores Territorios, espacios y sociedades, UNREditora, Rosario, 2004, Introduccin, p. 13.

    27 SILVESTRI, Graciela El imaginario paisajstico en el Litoral y Sur Argentinos, en BONAUDO,Marta directora de tomo Liberalismo, Estado y Orden Burgus (1852-1880), Tomo IV deNuevaHistoria Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1999.

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    Esta insercin se vuelve especialmente signicativa porque todo el proceso seinscribe en un tiempo global de cambios profundos en que cuestiones estructuralesde peso como la expansin y consolidacin del capitalismo estuvieron presentes enel tejido de una trama de acciones: Era el drama del progreso, palabra clave de lapoca: masiva, ilustradora, segura de s misma. Casi nadie con poder e inuencia, nisiquiera en el mundo occidental, conaba ya en contenerlo.28

    El anlisis de las instancias polticas de los espacios en los que se inscriben las ex-periencias de los agentes en su etapa de partida y de llegada, abona esa articulacin quese teji en medio de las intrincadas unicaciones de Italia y Argentina.

    Los Saboya y el reino de Cerdea y PiemonteEl proceso de unicacin italiana, se gest en el norte peninsular en un proceso car-gado de violencia y contradicciones. Sera una tarea imposible construir un relato sinconsiderar la historia de este Reino. La misma est indisolublemente unida a la de ladinasta de los Saboya29y a su rol de espacio equilibrador de las tensiones europeasque, el ducado transmutado en reino, cumpli a lo largo de dos siglos.

    Los orgenes se remontan a tiempos medievales cuando nace asociado a la his-toria de Francia. La llegada al trono de Amedeo VIII a principios del siglo XV seprodujo con el ttulo de duque de Saboya para su soberano y el primer ordenamientoadministrativo para el ducado.

    La casa de Saboya comenz a experimentar las consecuencias de una intrincadapoltica matrimonial y Emanuele Filiberto sera sobrino de Carlos V y primo de Feli-pe II de Espaa. Su participacin activa en la guerra de los Pases Bajos determin, engran medida, la inclusin del ducado en los arreglos del Tratado de Cateau-Cambr-sis en 1559, a partir del cual la historia de esta Casa y sus dominios se trasformarnen un estado garante del equilibrio europeo entre Francia y Espaa.

    A semejante rol asignado en el campo diplomtico, se le opona una realidadmenos oreciente a nivel interno. El duque comenz esta ardua tarea con la decisin

    del traslado de la capital desde Chambry a Torino: quedaba as a resguardo tras losAlpes de las aspiraciones de los vecinos y poda controlar mejor a la nobleza pia-montesa y a las autonomas locales. De las tareas reformistas, las ms notable fue lacreacin de un Ejrcito adecuado a las nuevas circunstancias as como una marina deguerra potente. Su sucesor Carlo Emanuele I estuvo bajo la inuencia de la regenteCristina de Borbn y consecuentemente, de Francia.

    28 HOBSBAWM, EricLa era del Capital 1848-1875, Crtica - Grijalbo - Mondadori, Barcelona, 1998,pp. 15-16.

    29 MAZZONIS, FilippoLa Monarchia e il Risorgimiento, Il Mulino, Bologna, 2003.

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    Italia en vspera de la Unicacin

    En esta dinmica, la Guerra de Sucesin Espaola no poda dejar neutral al ducado.El Ejrcito franco-espaol aspiraba a garantizarse el corredor de trnsito del ducadopara conectar la regin transalpina con Milano y afrontar la amenaza del ImperioAustraco en la llanura. Se vi presionado a rmar un acuerdo con Pars y Madrid en

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    De la orilla del mar a la vera del ro 31

    abril de 1701, sellado con el casamiento de su segundognita, Mara Luisa Gabrielade Saboya, con Felipe, rey de Espaa.Mientras tanto, desarroll una na poltica de intriga con todos los enemigos de

    Luis XIV. Jug con la estratgica posicin de Piemonte que sigui siendo la llave dela victoria italiana. Finalmente, en 1703 se ali con el emperador Leopoldo. Luis XIVorden al duque de Vendme desarmar a todos los soldados sabaudos de su Ejrcito.As, en el contexto de una apuesta riesgosa por parte de Vittorio Amedeo II, se desat,nuevamente, la guerra. En la primavera de 1706, Francia decidi dar el golpe nal.El Ejrcito francs rode Torino y el duque alcanz a escapar y se encontr con el

    Ejrcito del prncipe Eugenio que vena a su socorro desde la Lombarda. El asedio ybatalla de Torino de 1706 fue la mayor gloria de la historia militar sabauda.Con los tratados de paz de Utrecht en 1713, el Duque hizo valer su posicin

    y sus mritos, obteniendo importantes compensaciones territoriales: el Monferrato,Alessandria, Valenza, el rea entre el Po y el Tanaro, el Langhe lleva al Estado sabau-do a mirar la ribera Ligur; la soberana sobre Mentone y Rocabruna ampla la inuen-cia sobre el mar; la Lomellina, la Valsesia, el Vigevanese lo avecinan a la Lombarda.A este se agrega la Sicilia, cedida formalmente por Felipe V de Espaa el 13 de julio:a esta concesin est asociado el ttulo de rey, por el cual Vittorio Amedeo II puedefestejar no slo la paz y la victoria, sino la elevacin a la dignidad real.

    En 1720, ante la imposibilidad de defender una tierra tan lejana, y con la ofen-siva espaola por recuperar las posesiones italianas, Vittorio Amedeo II recibi laSardegnao Cerdea, ms pobre, pero tambin ms fcil de defender desde la basecontinental. Desde entonces y hasta 1861, los Saboya asumieron el ttulo de Rey deSardegna y Piemonte.

    El Rey se mostraba como un soberano de excepcional capacidad poltica. En laprimera mitad de su largo gobierno haba combatido, en la segunda mitad trabajabapor adecuar la estructura administrativa a la nueva dimensin territorial y al nuevorol internacional del Estado. Entre 1713 y 1730 se involucr en un proceso de trans-

    formacin del Reino que comprima la antigua autonoma de la nobleza, tentaba asuperar la divisin institucional del territorio y reducir los privilegios de la Iglesia.30Entre las ms signicativas reformas, cabe citar la del Consejo de Estado en 1717,mximo rgano de gobierno compuesto de ocho consejeros y la del Consejo Gene-ral de las Finanzas, la creacin de secretaras por reas (Asuntos Internos, Exterior,Guerra), segn la sonoma de los organismos ministeriales que tenan como modeloel absolutismo monrquico del Rey Sol. As tambin la eleccin de nuevo personalseleccionado por criterios de capacidad, reservando a la alta burguesa y a la noblezala carga diplomtica y militar y a sectores no nobiliarios su acceso a los ocios de

    30 CARPANETTO, Dino La Torino di Vittorio Amedeo II, in CASTRONOVO, Valerio a cura diTorino Sabauda, Sellino, Milano, 1992. p. 562.

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    la administracin de justicia. En 1729 promulg la Constitucin. En la pennsulaitlica, el Reino subalpino se transform en el Estado burocrtico-militar ms orga-nizado y eciente, con una dinasta que se haba forticado en la concentracin y launicacin del propio poder y que lejos estaban de los nuevos vientos ilustrados quesoplaban en Europa.31Sin embargo, en el contexto italiano ningn otro Estado habaavanzado tanto como el sabaudo para esta poca.

    El 3 de septiembre de 1730 Vittorio Amedeo II comunic la decisin de abdicarel trono en su hijo Carlo Emanuele III. El heredero continu la obra de su padre encuanto a las reformas emprendidas despus de Utrecht. Con edictos emanados entre

    1733 y 1751 se reorganiz la administracin local, creando los concejos comunalesy los alcaldes, primero nombrados por los intendentes y luego por los consejeros;en las provincias se establecieron cuatro funcionarios: el gobernador, el comandantemilitar, el prefecto (con competencia en la justicia) y el intendente (con competenciananciera). En el decenio 1760-1770 se organizaron los dominios de Cerdea.

    Lo que a comienzos del siglo XVIII haba sido una ventaja termin, nalmente,por condenar al Reino al aislamiento y al cierre respecto de las novedades intelectua-les del siglo que comenzaban a hacer pie en otros territorios italianos. Esta tendenciaa la regresin se rearm en el concordato con Roma de 1741-1742, con una mar-cada defensa de la ortodoxia. El perodo est cruzado por nuevas guerras: la Guerrade Sucesin polaca (1733-1738), la Guerra de Sucesin austraca (1740-1748) y laGuerra de los Siete Aos (1756-1763). En este contexto, el reino de Sardegna torna asumir un rol estratgico central y la alianza de Carlo Emanuele fue buscada portodos los contendientes.

    Sin embargo, en el largo plazo el carcter cerrado y limitado de las reformas deVittorio Amedeo II a las que se sujetaron sus sucesores Carlo Emanuele III (1730-1773), Vittorio Amedeo III (1773-1796) y Carlo Emanuele IV (1796-1802), termina-ron por aislar al Piemonte de la circulacin de nuevas ideas y mantenerlo alejado delas ambiciones y objetivos del movimiento reformador de los otros estados italianos.

    Esto se vio especialmente profundizado por la partida de Torino de destacadosintelectuales as como el arribo de ilustres emigrados de la Revolucin Francesa,como el hermano menor del Rey de Francia y su familia. Las tropas del Directorio notardaron en invadir. El 22 de septiembre de 1792 el Ejrcito sabaudo fue destrozadoen manos francesas, dejando la parte trasalpina del Reino en sus manos. Torino, cer-cada, nalmente se salv junto con su Rey, por el mayor inters de Napolen por laLombarda. Pero en 1798, las tropas francesas avanzaron sobre el Reino y el Rey ysu familia debieron pasar a la isla de Cerdea donde recibieron ayuda econmica deRusia e Inglaterra. En 1802, despus de un penoso peregrinar, en una sala del Pala-

    31 MAZZONIS, FilippoLa Monarchia e il..., cit., pp. 18-19.

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    zzo Colonna en Roma, Carlo Emanuele IV renunci al trono a favor de su hermanoVittorio Emanuele.La cada y abdicacin de Napolen, signic para los Saboya a travs del Con-

    greso de Viena, la restitucin de los ttulos de sus dominios. As, una nueva asigna-cin de cualidad depunto de equilibrioentre Francia y Austria conduca a la concre-cin de un antiguo deseo: la anexin de los territorios de la ex repblica de Gnovaque, al igual que a las de Venecia y Lucca, se le desconoci su legitimidad.

    El 19 de mayo de 1814, a doce aos de su llegada al trono luego de la abdicacinde su hermano, Vittorio Emanuele I hizo su entrada triunfal en Torino entre dos alas

    de multitudes que ovacionaban al monarca bajo la atenta tutela de tropas austracas.Una de sus primeras tareas fue reordenar la situacin restaurando la Consti-tucin de 1770 y profundizando las tendencias absolutistas del siglo XVIII. A unaprofunda depuracin de los cuadros administrativos y militares, a la restitucin de losantiguos privilegios corporativos le sigui una dura poltica de represin de cualquierforma de libertad tanto en el plano poltico como cultural. La restauracin sabauda sedistingui especialmente por su extremismo reaccionario.

    Tal clima choc inevitablemente con las fuerzas sociales que comenzaron a cre-cer bajo el inujo napolenico y que se expresaron violentamente en los motines de1821 en medio del pedido de guerra a Austria con miras a crear un reino constitucio-nal de la Italia septentrional. Los birretes rojos de la Carbonera y la bandera tricoloraparecieron junto con las argumentaciones de Santorre di Santarosa, Emanuele dalPozzo Della Cisterna, Carlo Emanuele Asinardi di San Marzano, Giacinto di Colegnoen el panorama de estas luchas.

    Vittorio Emanuele I se apur a abdicar en su hermano Carlo Felice y en su au-sencia, en la regencia del sobrino Carlo Alberto, de claras ideas loliberales y a favorde los levantados. Los motines fueron reprimidos por tropas austracas enviadas porCarlo Felice, con la consecuente violencia en el ajusticiamiento de los implicados.

    Su reinado fue todava ms reaccionario que el de su hermano que conllev

    limitaciones de las autonomas locales, la clausura de la Universidad de Torino y laeducacin en manos de la Iglesia.

    Su muerte fue recibida con alivio, especialmente por los sectores liberales quevean como un signo esperanzador la amistad de Carlo Alberto con Cesare Balbo ySantorre di Santarosa, as como su primera actitud de compartir ideales con el movi-miento de 1821.

    Pero esta primera ilusin fue rpidamente desalentada por el mismo Rey cuandoparticip de la expedicin punitiva de 1823 contra los liberales espaoles. En 1831desoy la apelacin patritica de Mazzini que le instaba: Sire!... Liberate la patria

    dai barbari!... Siate il Napoleone della libert italiana Stringetevi a lega lItalia.Ponetevi alla testa della nazione. En 1833-1834 reprimi violentamente el intento

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    insurreccional en Saboya y se encolumn detrs de todas las causas reaccionariasperdidas de la Europa.Y son esas contradicciones, justamente, las que signaron su gobierno hasta nes

    de 1847. Carlo Alberto se esforz en la actividad reformista del Estado que implicla reforma del Consejo de Estado en 1831, el Cdigo Civil en 1837, el Cdigo Penalen 1839 y el de Cdigo de Comercio en 1841.

    Estas reformas tomaron especial nfasis en la segunda mitad de los aos 1840,con la inuencia de las ideas de Cavour, de Vincenzo Gioberti y su monarqua con-sultativaas como la obra de Cesare BalboLe speranze dItalia, y permitieron pensar

    que era posible una modernizacin conjunta con los valores de la religin en el marcode un liberalismo moderado.Sin embargo, la frmula no bastaba para renovar un sistema tan consolidado y la

    monarqua consultativaapareca a los ojos de los espritus liberales como ridcula yodiosa, porque adems de ser desptica era hipcrita por la voluntad de no parecerlo.

    La estructura fuertemente jerrquica de la sociedad piamontesa, se reforz coneste gobierno y era evidente para propios y extraos que se haba tornado insoporta-ble en losfelici dominii del Re di Sardegna. Las ceremonias en la Corte carloalbertinaeran propios de una corte deAncien Rgime.

    Cmo entonces puede pensarse, concebirse que la unidad italiana se gestaraen semejante situacin poltica y social? Con una dinasta que no se haba mostradointeresada en la cuestin y que haba manifestado una fuerte impronta regional, queno tena tradicin de progreso administrativo y jurdico?

    A pesar de ello, la Italia estaba inmersa en el clima revolucionario europeo. El18 de febrero de 1848 Pars se levant y Luis Felipe de Orlans debi huir de Francia.Los levantamientos llegaron tambin a Italia: Palermo, Toscana, Venecia, Miln

    En pocos meses Carlo Alberto decidi el destino nacional de la monarqua sa-bauda: se aprob un nuevo estatuto y declar la guerra a Austria con lo que comenzla llamada Primera Guerra de Unicacin italiana cuyas tropas portaron el escudo de

    Saboya, pero tambin la bandera tricolor.Varios factores conuyeron para acercar posiciones entre los revolucionarios

    y este Rey que voule e non vuole. La emergencia de una economa de produccin eintercambio que se vera beneciada por la emergencia de un mercado nacional, lasaspiraciones de sectores medios no tradicionales que aspiraban a roles dirigencialesy el clima cultural e ideolgico del Risorgimento. La monarqua, a travs de estasacciones, poda recuperar su centralidad y armar sus ambiciones de expansin te-rritorial.

    Estas cavilaciones se transrieron al tono que la guerra debera tener, en el sen-

    tido de la premisa de Carlos Alberto de mantener el control de la fuerza. Giuseppe

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    Garibaldi llegado de Amrica, fue recibido con frialdad por el Rey y fue remitido anteel Ministro de Guerra del Reino.Tanto los errores tcticos como diplomticos hicieron que, a poco de iniciada

    la guerra, los otros prncipes italianos retirasen el apoyo dejando solas a las tropassardo-piamontesas y transformando una guerra federal en una guerra sabauda, quese perdi en Novara junto con la abdicacin del Rey en su hijo Vittorio Emanuele.

    Es importante recordar que, a pesar de las alternativas reaccionarias antes re-latadas, la casa de Saboya era la ms antigua de las reinantes en Italia y que, desdesu emergencia, ese territorio haba jugado una funcin estratgica en el juego de las

    relaciones internacionales: Stato cuscinetoentre Francia y Espaa primero, y entreFrancia y Austria despus. Era un reino consolidado y reconocido con un aparato ad-ministrativo y coercitivo consecuente, que ninguna otra dinasta italiana poda ofre-cer en ese momento.32

    Para la monarqua sarda el programa nacional de modernizacin cuajado en losaos 1850, era la versin aggiornatay ms ambiciosa de aquellas decisiones tomadasdesde el reinado de Vittorio Amedeo II que apuntaban a la expansin territorial haciala llanura padanaen direccin al Adritico. El Rey intent instalar un perl monr-quico ms evidente, pero poco a poco esto se diluy, en gran medida, por la presinliberal del parlamento lo que se hizo especialmente innegable en el avance sobre laIglesia y sus potestades y privilegios.

    Luego de Novara, el Ejrcito se reorganiz bajo la mano de Alfonso Lamarmo-ra, quien cre escuelas para ociales de caballera y de infantera, reorden el cuerpode Estado Mayor, invirti en cuestiones de estrategia y gener un proceso ecientede profesionalizacin. Con este Ejrcito, Cerdea particip de la Guerra de Crimea,la cual no fue relevante en lo militar, pero s en el plano diplomtico y de polticainternacional. Para 1856 la cuestin italiana estaba instalada en Europa y era motivode tratamiento en el Congreso de Pars.

    En 1859 comenz la segunda Guerra de Independencia italiana. El 1 de enero

    de 1859, Vittorio Emanuele anticip la guerra frente al Parlamento subalpino anun-ciando su escucha algrido di dolor e che tanta parte dItalia si alza verso di noi.33Las acciones militares comenzaron en abril con las victorias en los campos de Lom-barda, pero la guerra se interrumpi por el Armisticio de Villafranca decretado uni-lateralmente por el Emperador francs. A pesar del desacuerdo de Cavour, el Reysuscribi la tregua. La decisin fue acompaada por la insurreccin liberal de losestados de la Italia Central y el pedido de anexin al Piemonte.

    La crisis en el Reino de las Dos Sicilias abri el espacio para la accin de los re-volucionarios. Con el apoyo del Rey, en mayo de 1860, Garibaldi asumi el gobierno

    32 MAZZONIS, FilippoLa Monarchia e il..., cit., p. 34.33 OLIVA, GianniI Savoia. Novecento anni..., cit., p. 392.

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    en nombre del Monarca. La campaa termin en septiembre y octubre en Npolesy Roma. El encuentro y abrazo entre el Rey y Garibaldi en Teano el 26 de octubre,condensan en su entraable signicacin, la esencia del proceso unicador italiano.

    El 17 de marzo de 1861 se promulg la ley que confera a Vittorio Emanuele elttulo de rey de Italiaper grazia di Dio e volont Della Nazione.

    La LiguriaTradicionalmente conocida como una regin esencialmente vinculada al mar y a lasactividades martimas,34 hasta el siglo XVIII los emprendimientos nancieros ha-

    ban garantizado a la regin una prosperidad que llev a Fernand Braudel a cali-car a Gnova como una ciudad diablicamente capitalista.35La regin, con unaconcentracin urbana importante, recibi el dominio francs sin mayor oposicin oconsenso y sin que se diera una verdadera revolucin burguesa. Fueron aos de ciertadecadencia, aunque se sostuvieron algunas actividades como el comercio de gnerosentre otros.

    El 14 de julio de 1797, ocho aos despus de la cada de la Bastilla, un carroalegrico de la Libertad representada por Minerva (joven y casi desnuda), desl porla calles de Gnova para festejar el nacimiento de laRepubblica Ligure, democrticay representativa. Se alz el rbol de la Libertad, se rompieron las cadenas de nume-rosos esclavos africanos, se destruyeron los smbolos de los privilegios del AntiguoRgimen. El Palacio Ducal se transform en Palacio Nacional y la toponimia adqui-ri el formato de la revolucin. La magnitud de tales expresiones no se repitieronexactamente en las periferias, donde la poblacin no slo era menor, sino tambinestaba menos involucrada en la cuestin.36

    Se trataba, no obstante de una democracia importada, fruto de la expansin na-polenica, que vea en el estratgico puerto de Gnova y toda la Liguria un trampolnpara avanzar sobre los dominios de los Saboya. Los jacobinos no eran tantos: losejrcitos revolucionarios haban trado ms hambre, enfermedades y humillantes pro-

    fanaciones a los lugares sagrados, ms que libertad e igualdad.El proyecto de constitucin hecho pblico desde agosto de 1797, contena algu-

    nos pasajes que confrontaban la libertad de conciencia y culto y la nacionalizacinde los bienes eclesisticos con las arraigadas prcticas catlicas del pueblo. Eso fueen parte la causa de los levantamientos contrarrevolucionarios populares de la Ri-viera Oriental, desde Recco a Sestri Levante bajo el grito de Viva Mara. Aunquetales movimientos no pueden simplicarse en la oposicin de sanfedismo rural y

    34 QUAINO, Mximo Ligure di carta, en Storia dItalia Le Regioni dallUnit a Oggi: La Liguria,

    Giulio Einaudi Editore, Torino, 1994.35 ASSERETO, Giovanni Dallantico regime allUnit, en Storia dItalia..., cit.36 TONIZZI, Elisabetta Dalla Repubblica ligure allunit dItalia, in ASSERETO, Giovanni e DORIA,

    Marco a cura di Storia della Liguria, Editori Laterza, Bari, 2007, pp. 194-210.

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    democracia urbana, generaron disturbios que fueron violentamente reprimidos porlos franceses.La nueva Constitucin entr en vigor en ese ao y fue aprobada por plebiscito

    al siguiente, sancionando la separacin de poderes y dando entidad de sujeto polticoa la burguesa comercial y propietaria, profesionales, intelectuales y un restringidonmero de ex nobles.

    Todo el proceso estuvo signado por la tensa situacin internacional y por laterrible presin sobre los recursos econmicos traducida en el apremio scal. A unabreve guerra contra los Saboya en 1798 sigui el asedio a Gnova en 1800 por las

    fuerzas austro-inglesas y la restauracin de la repblica despus de la victoria deNapolen en la batalla de Marengo. Al consumo de los recursos sigui una frreapoltica proteccionista que atent contra los intereses martimos-mercantiles de loscomerciantes ligures.

    A todas estas instancias, se sumaron las modicaciones institucionales. Bajola clara inuencia de la Francia revolucionaria, la nueva Constitucin se sancionen 1802 con la participacin de sectores poltico-sociales adeptos al nuevo rgimen.Esta Repblica Genovesa sobrevive bajo esta condicin hasta junio de 1805 cuandoGnova qued reducida a capital del departamento homnimo y nivelado en su con-dicin poltica al rango de Savona o Chiavari. Para los componentes perifricos deesta regin, la Revolucin signic la liberacin de la sofocante supremaca econ-mico-comercial y poltico administrativa de la capital.

    Por otra parte, el dominio francs asent su consenso sobre un disenso estratgi-co, legitimando una clase de notables locales como lite de gobierno. De esta manerael rgimen premi la colaboracin de los mejores recursos locales, como el caso deleconomista genovs Luigi Corvetto que pas a formar parte del Consejo de Estadodel Imperio. La gestin francesa dej tambin las huellas de los intentos de una mo-dernizacin econmica unida a la indagacin estadstica, relevamiento cartogrco,la promocin de trabajos pblicos y el mejoramiento del aparato administrativo, civil

    y militar.Fue tambin un tiempo de intensos debates de temas no slo polticos, sino tam-

    bin religiosos, histrico-culturales y de geopoltica con miras a la unidad italiana,expresado asimismo en la emergencia de una prensa moderna. La competencia larva-da contra los franceses en relacin a sus propias actividades nancieras y al dominioimpuesto se manifest en las aspiraciones de los grupos dirigentes de recuperar elantiguo estado despus de la liberacin en 1814 por los ingleses.

    Desde enero de 1815, Gnova y la Liguria se transformaron en Ducado de G-nova. La restauracin no fue fcil en medio de un proceso de crisis econmica y

    demogrca. Mientras Gnova consider esta situacin como extremadamente humi-llante, la periferia acept afablemente al nuevo dominio en tanto signicaba la mayorautonoma adquirida durante el proceso francs. Ms all de la reaccin de cierto

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    sector dirigente genovs, la diplomacia europea derivada de las resoluciones del Con-greso de Viena, entreg el territorio de la Repblica de Gnova al Rey de Cerdea.Los Saboya mantuvieron el puerto franco y la Cmara de Comercio que fue ad-

    minstrada por un consejo de notables elegidos entre nobles y burgueses. Se mantuvola Casa de la Moneda y se constituy el Senado, tribunal con iguales atribuciones alde Torino y Nizza.

    La Universidad adquiri la misma categora que la de la capital del Reino y seestableci en la ciudad el Colegio Real de la Marina militar. Se dej en vigencia elCdigo Napolenico (a diferencia del resto del Reino) y se levantaron las barreras

    aduaneras. Se crearon consejos provinciales elegidos por base censitaria, los cualesdiscutan y se expedan sobre disposiciones scales.La nueva Casa reinante no conaba en Gnova y produjo una potente fortica-

    cin militar en la regin. Los cargos de mxima responsabilidad fueron entregados alantiguo patriciado, el cual tom su revancha a la revolucin en esta nueva instancia.

    Las necesidades derivadas de la reorganizacin administrativa del Estado sabau-do hicieron necesarios el empleo de los servicios tcnicos de, mdicos, ingenierosabogados, legitimados en el proceso de competencia especializada.

    Gnova y PiemonteTodo el perodo 1815-1845 estuvo signado por el estancamiento econmico, de laindustria y el comercio regional, y por la fuerte presin tributaria que no beneciabala circulacin mercantil martima; situacin que comenz a remontar desde entonces,especialmente durante las administraciones de Victorio Emanuele I, Carlo Felice yCarlo Alberto. La anexin al Piemonte y el gobierno sardo contribuyeron a trans-formar la estructura econmico-social genovesa, presionando para que abandonasemodalidades arcaicas y asumiese formas modernas.

    El estancamiento fue produciendo una progresiva hostilidad hacia el gobiernode Torino, a quien se achacaba la incapacidad del Piemonte, agrcola y proteccionista,

    de comprender la vocacin martimo-mercantil y liberal de Gnova. Unos primerosindicios se hicieron evidentes en los motines carbonarios de 1821. Por entonces, Car-lo Felice adopt medidas que favorecieron a su Marina y que mejoraron las comuni-caciones camineras del litoral as como las que conectaban con el Interior.

    Fue un tiempo tambin de orecimiento intelectual sin precedentes. Brill porentonces el cenacolo artistico-literariocreado por Gian Carlo Di Negro, de famaeuropea. Se difundieron los peridicos, detrs de los cuales comenz a vislumbrarsela accin de Giuseppe Manzini, nutrido por los valores jacobinos de su padre Giaco-mo. Desde 1831 Mazzini estuvo exiliado en Francia. La conspiracin mazziniana de

    1833, rpidamente descubierta y reprimida, fue una campana de alarma para Torino.Los eventos convencieron al rey Carlo Alberto de cuidar mejor la cara litoral de sureino e impulsar medidas liberalizadoras en la poltica comercial.

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    Actual provincia de Gnova y sus lmites

    Estas y otras resoluciones mostraron que los intereses econmicos de la ciudad, -nalmente, estaban entrando en el corazn del programa de reforma e integracincarloalbertino a la Europa decimonnica. Estas nuevas perspectivas se articularon alos intereses de cierto establishmentde los negocios constituido por comerciantes,armadores, banqueros, empresarios as como a una borghesia del sapereintelec-tuales, publicistas, docentes universitarios, profesionales liberales unidos por lasexpectativas de la modernizacin y de la renovacin poltica-institucional.

    Por entonces naci el Partido Liberal-Reformista que convoc mayores multi-

    tudes que aquellas de la Repblica Democrtica. As el 10 de diciembre de 1847 enuna gran manifestacin pblica, se cant por primera vez el himno Fratelli dItalia,

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    compuesto por el genovs Godoffredo Mameli que morira luchando junto a Mazziniy Garibaldi por la Repblica Romana.El 4 de marzo de 1848 se produjo una reforma importante en la administracin

    sabauda, por la cual dos genoveses, Vincenzo Ricci y Lorenzo Pareto, integraron elMinisterio del Interior y el Ministerio de Finanza del primer gobierno constitucionalpresidido de Cesare Balbo.

    Luego de la Batalla de Novara, Gnova no acept los resultados del enfren-tamiento, y en medio de un resurgimiento del antipiemontesismo, la poblacin deGnova se levant. La revuelta de abril 1849 y la sangrienta represin que le sigui,

    representan el momento ms dramtico de hostilidad de Gnova contra el gobiernosardo. El vnculo entre Torino y Gnova se ti de sangre. Desde este lugar, la edadcavourianapuede mirarse como el constante esfuerzo de los estadistas piamontesespor reconquistar la opinin publica de la ciudad Ligur y generar as una denitiva re-pacicacin. La burguesa fue la interlocutora privilegiada de Cavour en esta difcilempresa.

    Hacia mediados de siglo se fue atemperando el extremismo de oposicin demo-crtica que permita el encuentro entre la cultura poltica y la amalgama con la litedirigente liberal en el nombre de la Unidad Italiana, movimiento que se opuso a lalnea de accin mazziniana. Gnova devino as, y bajo la tutela estatutaria sabauda,en centro neurlgico de la democracia risorgimentale. Comandado por Bixio, Ber-tani y Garibaldi, el movimiento estaba dispuesto a una colaboracin con el gobiernosabaudo con miras a la independencia italiana. El 5 de mayo de 1860, Gnova fue elpunto de partida de laExpedicin de los Milque, utilizando las naves del armadorgenovs Raffaele Rubattino, alcanz y conquist Sicilia y el Meridin. La Liguriaqued incluida en el ms extenso e inclusivo Reino de Italia, proclamado el 17 demarzo de 1861.

    El proceso de unifcacin

    La invasin francesa y los regmenes polticos que nacieron bajo el impulso revolu-cionario prepararon la ruptura con el marco tradicional de los antiguos estados, susfronteras, instituciones y soberana. En el transcurso de aquellas dcadas de guerralas fronteras polticas de Europa fueron borradas o alteradas varias veces. En Italia, lapreponderancia del Iluminismo y la masonera hizo inmensamente popular la Revo-lucin Francesa entre las gentes cultas, pero el jacobinismo local slo tuvo verdaderafuerza en el Reino de Npoles.37

    La herencia ms formidable de la Revolucin Francesa fue la creacin de mode-los y patrones de levantamientos polticos para uso general de los rebeldes de todas

    37 HOBSBAWM, EricLa era de la revolucin (1780-1848),Crtica - Grijalbo - Mondadori, Barcelona,1997, p. 88.

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    partes. Esto no quiere decir que las revoluciones de 1815-1848 fuesen obra exclusivade unos cuantos agitadores desafectos, como los espas y los policas de la pocaespecies muy utilizadas. Se produjeron porque los sistemas polticos reinstauradosen Europa eran profundamente inadecuados en un perodo de rpidos y crecientescambios sociales a las circunstancias polticas del continente y porque el desconten-to era tan agudo que haca inevitables los trastornos.

    Pero los modelos polticos creados por la Revolucin de 1789 sirvieron para darun objetivo especco al descontento, para convertir el desasosiego en revolucin y,sobre todo, para unir a toda Europa en un solo movimiento o corriente subversi-

    vo.

    38

    La restauracin resultante del Congreso de Viena de 1815 slo lo fue de nom-bre. El mapa de los estados estaba completamente desgurado, desapareciendo, porejemplo, un referente vital en el sistema italiano: la Repblica de Venecia. La dis-locacin del viejo orden, ms que el Reino de Italia instaurado por Napolen, juntocon las oleadas revolucionarias de la primera mitad del siglo XIX, cre un ambientepreunitario.

    La sistematizacin territorial de Europa se estabiliz luego de 1815 y perma-neci as hasta c.1859-1871. La suerte de Italia fue decidida por las potencias ven-cedoras. En ella no pes la accin diplomtica de los Estados Ponticios, Sabaudoo Borbnicos y la organizacin de Italia fue uno de los ancos ms dbiles. Austriase asegur un vasto dominio conjunto a travs de una larga y cmoda continuidadterritorial al ncleo principal de la monarqua, asegurndose al mismo tiempo el pre-dominio sobre el mar Adritico.

    En el Piamonte se dar una situacin particular. A la poca disposicin de partede Rusia, Inglaterra y Francia a que fuese conquistado, se agreg la resistencia mismadel gobierno piamonts. El mecanismo de equilibrio europeo lo favoreca: el Reinode Cerdea representaba as el predominio completo de Austria en Italia.39

    La Restauracin fue una edad de reaccin, pero tambin una poca de profundos

    contrastes sociales, polticos y culturales. La lucha de la burguesa contra la nobleza,del pueblo dividido y oprimido contra sus dominadores por conseguir una existenciapoltica nacional, el contraste entre grupos aristocrticos o grupos que permanecieronaferrados a prcticas feudales, la desconanza entre Estado e Iglesia, fueron contradic-ciones que atravesaron profundamente todo el perodo. Como se vio, la monarqua sa-bauda misma fue un bastin reaccionario durante el reinado de Vittorio Emanuele I.40

    38 HOBSBAWM, EricLa era de, cit., p. 119.

    39 CANDELORO, Giorgio Storia dellItalia moderna, Tomo II: 1815-1846. Dalla Restaurazione allaRivoluzione Nazionale, Feltrinelli Editore, Milano, 1974.

    40 OLIVA, GianniI Savoia. Novecento..., cit.

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    En el siglo XIX, Italia comenz a participar del proceso de modernizacin ytransformacin poltica y social que se conoce como Risorgimentoy que implic elacuerdo entre sectores emergentes de la burguesa agraria y nanciera, as como el delos profesionales con la aristocracia imborghesitacuyo representante ms conspicuosera Cavour.

    En parte, estas fuerzas estimularon el desarrollo de las sociedades secretas a lavez que dejaron emerger unas profundas transformaciones culturales que condujerona la onda revolucionaria de 1820-1830. Un fenmeno que tendr luego una crecienteinuencia en il Risorgimentoitaliano, se difunde por Europa: la emigracin de los

    patriotasperseguidos en los pases conservadores hacia los pases liberales, y la apa-ricin del voluntarismo militar, por el que los partidarios de la unidad de cada pasparticipaban de los movimientos.

    Entre 1820 y 1823, las potencias legitimistas habran de enfrentarse con pro-blemas graves. En Italia, el da 1 de julio de 1820, Fiesta de San Teobaldo, patrnde los carbonarios, los ociales del Ejrcito napolitano, acaudillados por el generalGuglielmo Pepe, se pronunciaron en Nola, por la Constitucin espaola de 1812 y laimponan a Fernando I.41La presencia de ste ltimo ante la reunin de la QuintupleAlianza, habilit la intervencin de las potencias legitimistas en Npoles, y la derrotade los liberales napolitanos.

    Al mismo tiempo, se haba operado un cambio poltico en el Piamonte donde, allado del Carbonarismo, haba surgido una sociedad secreta de liberales monrquicosmoderados: la Federacin Italiana, cuyo jefe era Santorre de Santarrosa. Ante losacontecimientos de Npoles, estos grupos obtuvieron del prncipe Carlo Alberto elapoyo a sus planes; el 12 de marzo de 1821, Victor Manuel I abdic en su hermanoCarlos Flix y con la regencia a Carlos Alberto. Al da siguiente, promulg unaConstitucin inspirada en la espaola de 1812, pero se mostr irresoluto e indeciso yabandon a sus partidarios ante el avance de las tropas austracas que los derrotaron.42

    Poco despus, comenz a generarse una corriente nacionalista contra el interna-

    cionalismo del perodo carbonario, en concordancia con el romanticismo en expan-sin, cuyo mximo representante en Italia fue el genovs Giseppe Mazzini (1805-1872), partidario de una repblica nacionalista unitaria y creador de la Joven Italia.Todos estos movimientos tenan como denominador comn la desintegracin delmovimiento revolucionario en segmentos nacionales.

    La Revolucin de 1848 fue la nica que afect a todas las regiones del conti-nente, siendo a la vez la ms extendida y la de menor xito. Los moderados italianosreunidos en torno al Rey antiaustraco del Piemonte, a quienes despus de la insurrec-

    41 VICENS VIVES, J.Historia General Moderna, Montaner y Simn, Barcelona, 1979, Tomo II, pp.260-61.

    42 CANDELORO, Giorgio Storia dellItalia..., cit.

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    cin de Miln se le incorporaron los principados menores con considerables reservasintelectuales, se hicieron cargo de la lucha contra el opresor, al mismo tiempo queseguan muy pendientes de los republicanos y la revolucin social. Sin embargo,debido a la debilidad militar de los estados italianos, a las vacilaciones del Piemontey, posiblemente sobre todo, a su negativa a pedir ayuda a los franceses, fueron derro-tados por el Ejrcito austraco en Cutozza.43

    ElRisorgimentoentr en su fase decisiva entre 1849 y 1859, cuando el contextointernacional era favorable, luego de acalladas las reverberancias de la primavera delpueblode 1848 y cuando comenz a transitarse en un camino ms seguro en la bs-

    queda de la salida poltica desde el absolutismo monrquico hacia un rgimen cons-titucional. En las clases dirigentes e intelectuales europeas las discusiones polticasarmaron el principio de soberana nacional en desmedro de aquella vinculada a lapotestad dinstica. Era la voluntad popular que se esperaba se expresase al resguardode una Constitucinen unParlamento.

    En Italia la va para esa modernizacin se encontr al amparo del reino de Cer-dea, a travs de un complejo de pactos y alianzas mltiples y a la accin de VittorioEmanuele II, que deriv en el sostenimiento del rgimen constitucional nacido en1848 y el involucramiento en la lucha por la independencia italiana. Con la gua desus ministros, Massimo DAzeglio y Camilo Benso di Cavour, el Rey tomar la op-cin de sostener las polticas previas a Novara y comenzar a construir un programapoltico posible.

    El repetido fracaso de los mtodos revolucionarios prepar el camino para laintegracin por otras vas, que tenan como denominador comn el odio al austracoy la consideracin de la necesidad previa de abatirlo para lograr la unicacin y laindependencia de Italia. Tanto Cesare Balbo como Mximo dAzeglio expusieron en-tre 1844 y 1846 la inminencia de la lucha contra Austria dirigida por el Piamonte, laespada de Italia. Tambin el grupo del peridicoIl Risorgimiento, en el que gurabaCamilo Benso, Conde de Cavour, atizaba a la Monarqua de Saboya para la realiza-

    cin de su destino histrico.44El Resurgimiento italiano pareci triunfar a principios de 1848, pero la derro-

    ta de Carlos Alberto y la reduccin de los focos revolucionarios en Italia Central,establecieron de nuevo la hegemona austraca en la Pennsula. Slo en el reino dePiemonte y Cerdea se conserv la actividad revolucionaria. Victor Manuel II (1849-1879) mantuvo la Constitucin otorgada por su predecesor y con el gobierno pri-mero a dAzeglio y luego a Cavour.45

    43 HOBSBAWM, EricLa era del, cit., p. 29.

    44 VICENS VIVES, J.Historia General, cit., pp. 291-29345 CARPANETTO, Dino La Torino di Vittorio Amedeo II, in CASTRONOVO, Valerio a cura di

    Torino Sabauda, Sellino, Milano, 1992, p. 562.

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    Las revoluciones de 1830 y de 1848 si bien tuvieron un carcter local dieronlugar a que los exilados genoveses, romanos, napolitanos, lombardos refugiados enel exterior modicasen sus postulados jacobinos o liberales para incluir la liberacinnacional como eje de su discurso poltico. Desde el exilio se forj un sentimiento degrupo y una idea de Italia muy distinta de la que haban abandonado, tuvieron un im-pacto muy fuerte entre los profesionales que conformaban la sociedad civil, la nacinpoltica y fue su entusiasmo y su inuencia, unidas a la poltica expansiva de la Casade Saboya, quienes sostuvieron elRisorgimientocomo ideal a alcanzar. La formacindel Reino de Italia (1859-1861) fue la primera modicacin de gran entidad aportada

    a la carta geogrca de la Europa nacida de Viena.

    46

    Garibaldi, el entusiasmo revolucionario, y Cavour, la prudencia y la cautela,son las dos personalidades que ejemplican los dos tiempos revolucionarioy di-nsticode la Unicacin que llevaron a la creacin del Estado italiano en la dcadaque transcurre de 1860 a 1870.47Giuseppe Garibaldi, romntico, liberal, republicano,para algunos slo un mercenario italiano, luch por la independencia italiana, hastaque en 1833 se uni a la Joven Italiade Manzini. Condenado a muerte logr huir aSudamrica en 1834, donde se involucr plenamente en los conictos locales y nocasualmente del lado de los unitarios en el caso del Ro de la Plata.48Su participacinen Montevideo se articula perfectamente con los proyectos polticos y econmicos deunicacin nacional de los grupos antirrosistas.49

    Revolucin y guerra en el Ro de la PlataEl avance de los ejrcitos napolenicos alcanzara en sus consecuencias a la lejanaAmrica. La crisis metropolitana desencadenada desde mayo de 1808 con los sucesosde Bayona, gener un clima polticamente enrarecido en Amrica. La renovada emer-gencia del Ro de la Plata en la etapa borbnica, se interrumpi abruptamente con es-tos acontecimientos. El conicto creciente de los diferentes grupos de poder, anticipala quiebra de legitimidad de todo un sistema que se derrumbaba frente a la ausencia

    de autoridad reconocida.50Todo el proceso resulta fundamental para observar a laMonarqua como lo que todava era en esos aos: una unidad entre la Pennsula y losterritorios hispanoamericanos.51

    46 CANDELORO, Giorgio Storia dellItalia..., cit.47 MAZZONIS, FilippoLa Monarchia e..., cit.48 A.A.V.V. Il Risorgimento Italiano in America Latina. Atti del Convegno Internazionale, 24-25-26

    Novembre 2005, Fondazione Casa America, Genova, 2006.49 CANDIDO, Salvatore Giuseppe Garibaldi nel Rio della Plata 1841-1848, Valmartina Editore in Fi-

    renze, Firenze, 1972.

    50 BARRIERA, Daro y TARRAG, Griselda Santa Fe, hace 200 aos, Diario La Capital, Rosario,2010.

    51 Vase GOLDMAN, Noem. Crisis imperial, revolucin y guerra (1806-1820), en GOLDMAN,Noem direccin de tomoRevolucin, Repblica, Confederacin (1806-1852), Tomo III deNueva

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    La formacin de Juntas insurreccionales que juraban lealtad al rey cautivo Fer-nando VII se difundieron por Espaa y, aunque con retraso, tambin en Amricase manifestaron las muestras de adhesin. Ms all de la delidad el problema queinmediatamente se present fue el de la legitimidad52de la solucin emergente. LasJuntas peninsulares esgrimieron argumentos de tipo pactista, por los que los vnculosque unan al rey y a su reino no podan romperse de manera unilateral. Sin embargo,esta forma de representacin surgida del contexto excepcional en que se encontrabala Monarqua Hispana, no conri una legitimidad indiscutible a las nuevas auto-ridades constituidas en Aranjuez el 25 de septiembre de 1808 en la Suprema Junta

    Gubernativa del Reino. Surgieron entonces dos interrogantes que dominaron la es-cena poltica espaola y americana durante los aos siguientes: quin gobierna y ennombre de quin.

    Detrs del dilema de la legitimidad, se dibujaban comunidades de tipo antiguo.El reino se pensaba como un conjunto de pueblos, representados por sus ciudadescapitales: ...la nacin se concibe an, implcitamente, como un conjunto de reinos,de comunidades polticas antiguas, con igual peso, aunque sea el nmeros diferentede sus habitantes.53

    Las tres dcadas que separan a las reformas borbnicas de la quiebra del ordenofrecen testimonios cada vez ms convincentes del agotamiento progresivo tantodel patrimonio ideal cuanto de los recursos materiales sobre los cuales se haba apo-yado la Corona, primero de Castilla y luego de Espaa, para gobernar las Indias.54Elproceso de guerra profundiza estas tensiones, especialmente despus de la Batalla deTrafalgar en 1805.55En ese contexto, el Ro de la Plata vivi dos momentos crticosprevios a las guerras revolucionarias y de independencia que resultan trascendenta-les para comprender el proceso de resquebrajamiento de las estructuras polticas yeconmicas coloniales.56Se trata de las dos ocupaciones britnicas de los aos 1806y 1807; la primera a la ciudad de Buenos Aires y la segunda en Montevideo, ambaspor varios meses.

    Historia Argentina, Sudamericana, Buenos Aires, 1998, pp. 21-67.52 Vase ANNINO, Antonio; CASTRO LEIVA, Luis y GUERRA Franois-XavierDe los Imperios a las

    Naciones. Iberoamrica, IberCaja, Zaragoza, 1994, pp. 451-469.53 GUERRA, Franois-XavierModernidad e Idendependencias. Ensayos sobre las revoluciones hisp-

    nicas, FCE, Mxico, 1993, pp.123-125.54 HALPERIN DONGHI, TulioReforma y disolucin de los imperios ibricos 1750-1850, Alianza, Ma-

    drid, p. 254.55 HALPERIN DONGHI, TulioReforma y disolucin, cit., p. 254.56 HALPERIN DONGHI, TulioDe la Revolucin de independencia a laConfederacin Rosista, Paids,

    Buenos Aires, 1972.

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    El Virreinato del Ro de la Plata en vsperas de la revolucin de mayoFuente: LOBATO, Mirta y SURIANO, JuanAtlas Histrico, Nueva Historia Argentina,

    Sudamericana, Buenos Aires, 2004, p. 105.

    En ese contexto que condujo a un permanente embate ingls contra las posesio-nes coloniales de Espaa, algn tipo de ataque britnico a las colonias espaolas enAmrica era posible.57Aunque nunca se han aclarado convenientemente las causasprofundas de las invasiones, todo conduce a interpretar que la desobediencia de un

    marino ingls ayud en un objetivo aorado por el Reino Unido: fortalecerse en

    57 FERNS, H. S. Gran Bretaa y Argentina en el siglo XIX, Solar Hachette, Buenos Aires, 1966.

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    un enclave estratgico en la Amrica meridional.58

    Por dos veces consecutivas, los40.000 habitantes de la ciudad de Buenos Aires lograron expulsar a las fuerzas inva-soras.59

    An antes de las guerras de independencia, este gran contingente militar (en1806 la milicia urbana cont con 7.000 hombres) reorganizado despus de 1807 enforma similar al del Ejrcito espaol regular, ya se haba constituido en parte establedel sistema militar en el Ro de la Plata y planteaba problemas nancieros y polticosde cierta urgencia a las autoridades del Virreinato. Su inuencia se hizo sentir anms por la informalidad que sign la primera etapa de la militarizacin.60

    De esta manera, el sector americano hasta entonces comprensivamente mar-ginal dentro de la lite portea, ganaba as el control de una fuerza militar que no te-na rivales dentro del virreinato y dominaba rmemente su capital; su arma de triunfoera que slo l poda encuadrar a los nativos, claramente mayoritarios dentro de unaplebe urbana hasta entonces ms radicalmente marginal a las lites de oriundez ame-ricana, pero promovida a primer plano por la militarizacin en curso.61

    En un clima pleno de incertidumbres, el origen francs del virrey Liniers, generrecelos entre quienes lo rodeaban, agregndose a esta situacin el acercamiento de al-gunos personajes de la poltica de entonces a la Infanta Carlota Joaquina como posiblesolucin a la c