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1 w f” ±-‘ ¡ UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIOLOGÍA DEPARTAMENTO DE SOCIOLOGiA IV AUTO-ORGANIZACIÓN: Transdisciplinar¡edad cien tífica y emplazamiento sociológico de una noción de segundo orden JUAN DE DIOS RUANO GÓMEZ Director de la tesis doctoral: Pr. Dr. D. CARLOS MOYA VALGAÑÓN Catedrático de Sociología 1994 4<, fi e

Tesis TransdisciplinarIedad

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TransdisciplinarIedad científica y emplazamiento sociológicode una noción de segundo orden

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    UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

    FACULTAD DE CIENCIAS POLITICAS Y SOCIOLOGADEPARTAMENTO DE SOCIOLOGiA IV

    AUTO-ORGANIZACIN:Transdisciplinaredad cientfica y emplazamiento sociolgico

    de una nocin de segundo orden

    JUAN DE DIOS RUANO GMEZ

    Director de la tesis doctoral:

    Pr. Dr. D. CARLOS MOYA VALGANCatedrtico de Sociologa

    1994

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  • A Jess Ibez

  • NDICE

    AGRADECIMIENTOS. V

    Captulo 1: INTRODUCCIN. 21. Transdiscplinariedad cientfica del concepto de auto-organizacin. 82. Emplazamiento sociolgico de una nocin de segundo orden. 16

    PRIMERA PARTE.LA AUTO-ORGANIZACIN EN LAS CIENCIAS DE LA MATERIA: ILYAPRIGOGINE Y LAS ESTRUCTURAS DISIPATIVAS. 28

    Captulo II: LA TERMODINMICA COMO PRIMERA CIENCIA DE LACOMPLEJIDAD. 321. Los lmites de la ciencia clsica. 372. El segundo principio de la termodinmica y su mensaje: Apertura temporal yaumento de la complejidad. 47

    Captulo III: LA FLECHA DEL TIEMPO: LA DIFERENCIA ENTRE PASADO YFUTURO. 601. El no-equilibrio como revelador de la flecha del tiempo. 662. La irreversibilidad como condicin misma del conocimiento. 75

    Captulo IV: UN PROCESO DE AUTO-ORGANIZACIN DENOMINADOESTRUCTURA DISIPATI VA: EL ORDEN POR FLUCTUACIONES. 871. Condiciones para la existencia de nuevas estructuras: Irreversibilidad,probabilidad y coherencia. 922. La amplificacin de fluctuaciones como mecanismo de aparicin de nuevasestructuras. 102

  • Captulo V: HACIA UNA TEORA DE LA DIVERSIDAD CUALITATIVA. 1131. Resonancia y finitud: Dos obstculos para el determinismo. 1192. De la nocin de atractor como smbolo de homogeneidad a a nocin deatractor como smbolo de diversidad. 130

    SEGUNDA PARTE.LA AUTO-ORGANIZACIN EN LAS CIENCIAS DE LO VIVO: HENRI ATLAN Y LACOMPLEJIDAD A TRAVS DEL RUIDO. 139

    Captulo VI: EL ORIGEN DE LA VIDA: LA BSQUEDA DE UNA LGICA DE LOIMPROBABLE. 1431. Informacin y probabilidad. 1512. Indeterminacin y complejidad. 159

    Captulo VII: DEL RUIDO COMO PRINCIPIO DE AUTO-ORGANIZACIN. 1701. El proceso de complejizacin: Disminucin de la redundancia inicial y aumentode la variedad. 1782. El proceso de auto-organizacin: Creacin y estabilizacin de la novedad. 188

    Captulo VIII: NIVEL DE OBSERVACIN Y EFECTOS DEL RUIDO. 1981. Nivel de observacin y concepto de crisis: La produccin de ruido a partir dela informacin. 2062. Interpretacin y delirio: La produccin de sentido mediante la auto-organizacin. 212

    TERCERA PARTE.UNA APROXIMACIN AL PROCESO DE AUTO-ORGANIZACIN SOCIAL EN LAPERSPECTIVA DEL PNICO COLECTIVO. 220

    Captulo IX: LA IMPLOSIN DEL PNICO EN LA FIGURA DE LA CRISIS. 224

  • 1. La masa como analizador molar de la crisis. 233

    Caotulo X: LA EXPLOSIN DEL PNICO EN LA FIGURA DE LA CATSTROFE.245

    1. La muta como analizador molecular de la catstrofe. 252

    CONCLUSIONES. 261

    BIBLIOGRAFA. 268

  • AGRADECIMIENTOS

    Deseo reconocer y dar las gracias a cuantos me honraron con la confianza,el apoyo y el estmulo que me hicieron posible gozar de la libertad, lacomprensin y el favor necesarios para la realizacin de la presente tesisdoctoral.

    En particular a Jess Ibez, primer director de esta tesis, quien meconvirti en un sujeto capaz de sobrevivir a las catstrofes.

    A Michel Maffesoli, Director del Centre dEtudes sur Actuel et leQuotidien de la Sorbona de Pars. A Francisco Varela, Catedrtico de CienciasCognitivas en la Escuela Politcnica de Pars. A Jean-Pierre Dupuy, Directordel Centre de Recherche en pistmologie Applique -unidad del C.N.R.S.- dePars. A Modesto Escobar, Profesor en el Centro de Estudios Avanzados enCiencias Sociales de la Fundacin Juan March.

    A mis colegas Andrs Garca, del Centro Europeo de Investigacin entcnicas de informacin a la poblacin en Situaciones de Emergencia del M0de Justicia e Interior, y Jess Montero, del Gabinete Tcnico del Rector de laUniversidad Complutense.

    A mis compaeros del Departamento de Sociologa IV: Andrs, Benjamn,Ftima, Fernando, Javier, Manuel, Paco... que me han ayudado cuanto hanpodido y a veces an ms.

    Finalmente a quienes emocionalmente ms han confiado en este proyecto,a Carlos Moya y Ana G. Veiga sin cuyo constante apoyo, calor humano ygenerosidad intelectual este trabajo no habra visto la luz.

  • CAPTULO

    INTRODUCCIN

  • 2INTRODUCCIN

    Comentaba Francisco Varela1 en una entrevista a propsito de lasteoras sobre la evolucin en los seres vivos que entenda que podanexplicarse como un juego del que haba dos tipos: En e/primero se dice: estono est permitido, en cuanto al resto de las cosas, nada importa. En el otrotipo de juegos se dice: debes hacer esto y todo lo dems est prohibido.(Varela, 1 984b: 14>. Pues bien, tal vez sea bueno comenzar diciendo que estetrabajo ha sido realizado en la perspectiva del primer juego, el cual sedesarrolla siguiendo los usos del paradigma de la complejidad. De esteparadigma se ha llegado a decir incluso que es algo ms democrtico queotros2. Lo cierto es que este hecho por s solo es suficiente para no dejarpasar la ocasin de agradecer a quienes me han permitido trabajar en ese

    Francisco Varela es doctor en biologa por la Universidad de Harvard, nacido en Chile, esactualmente Catedrtico de Ciencias Cognitivas en la Escuela Politcnica de Pars donde lleva a cabosus trabajos en neurobiologla, biologa terica y epistemologa. Es conocido en sociologa por haberdesarrollado junto a Humberto Maturana la teor, el paradigma de lacomplejidad postule la democracia. (Ibez, 1990: 8).

  • 3modelo, la confianza y generosidad intelectual que me han mostradoparticularmente quienes han sido directores de esta tesis, Jess Ibez yposteriormente Carlos Moya.

    Dicho lo cual conviene indicar que la presente investigacin se inscribedentro de lo que Ibez designaba como pensamiento social de segundoorden. Denominacin que atribuy no porque se tratase de una reflexin deinferior categora o altura de miras sino, sencillamente, porque se sobreponaa la ciberntica clsica, tambin conocida como ciberntica de los sistemasobservados. Y es que, en el origen de la adscripcin de Ibez a estostrminos, se encuentra la llamada segunda ciberntica o ciberntica de lossistemas observadores, que pone el acento, no slo en el proceso deobservacin sino, muy particularmente, en la condicin de observador quetienen algunos objetos de investigacin cientfica, especialmente, los sistemasvivos y sociales3.

    El acercamiento que realiza Ibez a este conjunto de reflexionescibernticas, en modo alguno debe ser interpretado como un alejamiento oenfriamiento de su pensamiento en torno al sujeto social y a su preocupacinpor los modos y maneras de abordarlo4. Por el contrario, de acuerdo con elparadigma complejo de investigacin social que l mismo desarroll, existauna perspectiva, la dialctica, que no haba alcanzado en su obra el mismogrado de madurez que las dos restantes: la perspectiva distributiva, cuyomodelo tcnico se reflejaba en la encuesta y la perspectiva estructural, quetena su equivalente aportacin en el grupo de discusin.

    A este respecto puede verse el articulo de Heinz von Foerster Notes pour une pistemologie desobjects vivants, incluido en Morin y Piatelli-Palmarini, 1 974b: 1 39-1 55. Extractos de este interesantearticulo pueden igualmente consultarse en castellano en Ibez, 1990: 85-89.

    En este sentido, creemos que no se ha destacado suficientemente el carcter y origentransdisciplinar en el que se produjeron las primeras ideas de esta ciencia, fruto de las reunionesmensuales que mantenan un oven plantel de cientficos para discutir diversas cuestionesmetodolgicas. Cf. Wiener, 1985: 23.

  • 4Pues bien, es el propio Ibez quien al presentarnos la seleccin detextos que se incluyen en Nuevos avances en la investigacin social: Lainvestigacin social de segundo orden, no slo reconoce ante dos de suscrticos una falta en su propio paradigma de investigacin social, sino queaprovecha la ocasin que le ofrece la crtica para lanzar simultneamente unreto. As es como asume .. . una carencia: el no haber construido lo quellamaba ~perspectivadialctica ~. Tenan toda la razn. No la he construido,pero aqu aporto materiales para construirla. A ver quien se anima. (Ibez,1990: 22>. Persuadidos en este mismo nimo es como cabe leer el presenteestudio. Ello no obstante, a pocos ser necesario participar que de lo que aquse trata es de dar un paso en la direccin anteriormente manifestada en lacita. En absoluto puede pretenderse -ni ha sido propsito del autor- colmar lasjustas aspiraciones de cuantos desean ver completada la labor de quien dedictoda una vida a la investigacin sociolgica.

    Con todo, somos conscientes y partcipes de que: Toda formulacinterica sin una fuerte base ernpfrica tiende a verse con sospecha, lo que,segn muchos cientficos sociales, ha tendido a empobrecer la imaginacincientfico-social. (Pujadas, 1992: 9). Pero no es menos cierto, comoacabamos de ver, que sin el reconocimiento de las carencias de nuestroinstrumental metodolgico, analtico y tcnico se hace indefectiblemente mscomplicada la aceptacin de algunos desafos que, desde hace aos, sondifcilmente encajables y abordables desde los ms clsicos mtodos de lainvestigacin social. El problema de la permanencia y el cambio en lasociedad, as como los comportamientos colectivos en situaciones deinestabilidad social y/o poltica continan constituyendo excelentes ejemplosen este sentido.

    Por lo dems, tendremos ocasin de examinar algunas de las teorasque, tanto en el campo de las ciencias de la materia como en el de lasciencias de lo vivo, estn suponiendo un revulsivo en la posicin metodolgica

  • 5y epistemolgica que tradicionalmente se asignaba a las ciencias de lo social.Ahora, lejos de constituirse las ciencias sociales en un espejo metodolgicoen el que pueden reflejarse las ciencias de la naturaleza, ms bien son estasltimas las que muestran una cierta resonancia con las aproximaciones que,a lo largo de su historia, han recorrido las sucesivas y diversas perspectivasde investigacin social. Sin embargo, nadie debe buscar en este hechopredominio o privilegio de unas ciencias sobre otras; menos an lo haremosnosotros pues somos de los que cada vez ms convencidos estamos de que:La ciencia es un proyecto de sincronizacin simblica. (Ibez, 1990: 184).

    As es como se explica que la transdiscpllnariedad que caracteriza aeste trabajo no slo sea una peculiaridad del problema que hemos decididoadoptar como materia de estudio -la auto-organizacin- sino que se trate,fundamentalmente, de una manera de abordar la investigacin bsica. Esdecir, la transdisciplinariedad para nosotros se configura como uno de lossupuestos que, a nuestro juicio, en mejores condiciones se encuentra degarantizar en lo esencial la necesaria ruptura epistemolgica que, de modoespecfico en las ciencias sociales, debe realizarse contra la ilusin del saber

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    inmediato

    Ello no obstante, tambin es igualmente cierto que las teoras de laauto-organizacin tienen desde sus orgenes, all por los aos sesenta, unaextraordinaria componente transdisciplinar que ha continuado en sucesivasdcadas hasta nuestros das. En concreto, las referencias a esta temticaprovienen de los mbitos ms fronterizos en cada una de las disciplinasmatrices, as ocurre con la termodinmica de los procesos irreversibles en elcaso de la fsica, con la biofsica en el caso de la biologa, o con laepistemologa natural y experimental en el caso de la neurofisiologa. Todo lo

    Al respecto podemos recordar el ya clsico texto de Bourdieu, Chamboredon y Passeron, Eloficiode socilogo.

  • 6cual no hace sino reiterar una realidad en la concepcin de los lmitesinterdisciplinarios, que debiera hacernos reflexionar acerca del papel deencuentro e intercambio que poseen estos lugares, frente a una visin msdifundida -probablemente de un modo desacertado- que los encuadra comoespacios de separacin y eventual enfrentamiento.

    Ahora bien, aun cuando conservan el carcter transdisciplinar al quevenimos haciendo referencia, las teoras de la auto-organizacin podranadscribirse a dos paradigmas diferenciados6: el llamado del ordena travs deldesorden -tambin conocido como el de la complejidad a travs del ruido- yel paradigma de la clausura operacional -igualmente denominado por otroscomo el de la autopoiesis-. Sendos programas de investigacin cuentan conimportantes cientficos que respaldan unas y otras lneas de trabajo, entrequienes podemos citar en el paradigma del orden a travs del desorden, aHeinz von Foerster7, Henri Atlan8 o llya Prigogine9; mientras que en el dela autopoiesis se encuentran Humberto Maturana10, Francisco Varela y enel mbito de la sociologa Niklas Luhmann.

    6 Cf. Dupuy y Dumauchel, 1984: 48.

    Heinz von Foerster naci en Viena, donde estudi fsica. En 1949 recin llegado a los Estadosunidos fue designado secretario de las famosas conferencias que patrocinaba la Joshia MacysFoundation, y en las que participaban Gregory Bateson, Margaret Mead, Norbert Wiener, WarrenMcCulloch, etc.. Desde la dcada de los cincuenta y hasta 1976 dirigi el Biologica ComputerLaboratory de la Universidad de Illinois. Puede considerarse como el padre de la segunda ciberntica.

    Henri Atan naci en 1931, mdico y bilogo, es profesor en las universidades de Paris yJerusaln. Su campo de trabajo es la biologa molecular y las teoras formales de la auto-organizacin,siendo el autor que ha desarrollado el principio de la complejidad a travs del ruido.

    ~ llya Prigogine naci en Mosc en 1917. Estudi fsica y qumica en la Universidad Libre deBruselas, donde es profesor. En 1977 recibi el Premio Nobel de Qumica por su contribucin a latermodinmica del no-equilibrio y particularmente por el descubrimiento de las estructuras disipativas.

    10 Humberto Maturana, nacido en chile, es doctor en biologa por la Universidad de Harvard. Esprofesor en la Universidad de Chile donde desarrolla sus investigaciones en las materias propias de labiologa dei conocimiento.

  • 7En el caso de las teoras agrupables en torno al modelo del orden atravs del desorden, la dualidad a la que hacemos referencia con la distincinde estos paradigmas, tiene su fundamento en el nfasis que stas hacen enla capacidad que muestran determinados sistemas para producir nuevasformas, o ms informacin, sobre la base de interacciones azarosas con suentorno, desarrollando el sistema en su conjunto una mayor complejidad. Porsu parte, el segundo de nuestros paradigmas citados -el de la clausuraoperacional- concede prioridad en sus trabajos de investigacin al estudio delas caractersticas que hacen que un sistema siga siendo el mismo a pesar desus mltiples transformaciones.

    Por nuestra parte, nos concentraremos en la presente tesis en elestudio de las consecuencias metodolgicas, que las ms potentes teoras dela auto-organizacin pertenecientes al paradigma del orden a travs deldesorden, presentan para el cientfico social. La razn de esta decisin tienesu origen en dos hechos. El primero de ellos se basa en la mayor atencin ydesarrollo que ha recibido el paradigma de la autopoiesis por parte de lasociologa actual, particularmente a partir de Niklas Luhmann y su gran obraSistemas sociales11. El segundo hecho, por su parte, hace referencia al papelrelativamente secundario que en el paradigma autopoltico recibe el procesode auto-organizacin, frente a la importancia concedida a la nocin de auto-referencia de la organizacin, lo que por otro lado resulta comprensibledado el inters que por la identidad de los sistemas plantean estas teoras.

    11 Aunque con diferentes valoraciones en cuanto a a teora sociolgica luhmanniana, puede verseen castellano a Navas, 1989 e lzuzquiza, 1990.

    12 Cf. Livet, 1985: 106.

  • 81.1. TRANSDISCIPLINARIEDAD CIENTFICA DEL CONCEPTO DE AUTO-ORGANIZACIN.

    Si tuvisemos que destacar una de las caractersticas ms singularesque ofrecen aquellas investigaciones que se han realizado acerca del conceptode auto-organizacin, sin duda alguna, la primera de estas peculiaridades enresearse sera la de la transdisciplinariedad. Las relaciones entre lasdiferentes disciplinas constituyen una preocupacin constante para cuantoshan abordado esta temtica y, lo que es ms curioso, en todos los autoresestudiados aparece como fundamental la relacin entre disciplinas de loinanimado y disciplinas de lo vivo. Desde el propio nombre que Heinz vonFoerster otorga a su laboratorio fundado en 1958 el Biological ComputerLaboratory de la Universidad de Illinois, hasta los trabajos del ltimo centrocreado en esta misma lnea, el Centre de Recherche en pistemologeApplique perteneciente a la Escuela Politcnica de Pars, todos handesarrollado una fructfera aproximacin a sus estudios combinando distintastradiciones tericas14

    Las investigaciones sobre auto-organizacin podran histricamenteclasficarse en cinco etapas a juicio de Livet5: La fase ciberntica clsica,que tuvo lugar en la dcada de los cuarenta; la etapa del Biological Computer

    13 Tanto es as, que se ha llegado a escribir, que las motivaciones ideolgicas de las distintascorrientes cientficas que han tratado el problema de la auto-organizacin responden a tres dimensiones,de entre las cuales, das estn directamente vinculadas al carcter transdisciplinar al que aqu hacemosreferencia. As, Livet seala una primera dimensin horizontal articuladora de las diversas corrientes dela auto-organizacin que denomina propiamente con el nombre de transdisc,Iinariedad. una segundadimensin vertical constituida por toda Una serie de nociones-faro o atractores que igualmente seencuentran incluidos en las desarrollos formales de la problemtica de la auto-organizacin: reflexividad,autonoma, interaccin, etc.. Y una tercera dimensin que debe conjugar la primera dimensin con lasegunda con el fin de posibilitar la transductibilidad de los modelos que se generen en unos y otroscampos del conocimiento. Cf. Livet, 1985: 126.

    14 Cf. Stengers, 1985: 25.

    ~ Cf. Livet, 1985: los.

  • 9Laboratory -en adelante B.C.L.- y del consiguiente desarrollo de la segundaciberntica, desde 1958 hasta 1976; una tercera fase que contempla dosramas, la de la teora de la informacin (Atan> y la de la termodinmica deredes (Katchalsky>, que cobran difusin en la dcada de los setenta; la fasede la termodinmica de los fenmenos irreversibles (Prigogine y la escuela deBruselas), igualmente fechable en los setenta por lo que a su impacto serefiere; y finalmente, la que comienza en la dcada de las ochenta conocidacon el nombre de neoconexionismo porque en mltiples aspectos retoma lostrabajos y reflexiones de Mc Culloch y Pitts en la construccin de redes y queson propios de la primera fase, la denominada como ciberntica clsica.

    Con todo, como afirma Stengers, que la nocin de auto-organizacinsea interpretable en el contexto de un proyecto de reorganizacin de loscampos cientficos, no es bice para restarle operatividad cientfica. Es decir,el hecho de que la nocin a la que nos estamos refiriendo mantenga unamayor presencia en los distintos debates que orientan la actividad cientficano va en detrimento de su pertinencia y adecuacin a ciertos campos defenmenos concretos. Como ya hemos visto, la ciberntica tiene un origenque la hace singularmente proclive a la discusin metodolgica yepistemolgica de los conceptos que emplea, por lo que no se produce en ellalo que habitualmente ocurre en otras materias en las que las discusiones deeste tipo -como ha sealado Kuhn- bsicamente slo tienen lugar en losperodos de crisis de paradigmas.

    Es este carcter, como decimos, tan pronunciado en la ciberntica queha habido quien la ha calificado de mezcla de filosofa e ingeniera y, msconcretamente, se han referido a ella con el apelativo de metafsica de la eranuclear. Por lo dems, es la propia Stengers quien recoge que: Wienerpuedeser presentado a la vez como pensador de las relaciones entre ciencia, tcnicay sociedad, y de la organizacinintelectual y social de la ciencia. (Stengers,1985: 31>. De hecho, es el propio von Foerster quien, al ser preguntado por

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    esta mezcla de filosofa e ingeniera con la que algunos cientficos handescrito a la ciberntica, rechaza la vertiente ingenieril de la ciberntica para

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    incidir, an ms si cabe, en la componente epistemolgica de la misma

    Pero, volviendo al esquema inicial, si nos preguntamos acerca de lagnesis del concepto de auto-organizacin se hace preciso recoger eltestimonio de von Foerster cuando al ser entrevistado por Jean-Pierre Dupuyafirma que el primer usuario del concepto que nos ocupa, en su tradicinciberntica, es el propio Gordon Pask17. Al parecer Pask lo hizo en uncontexto en el que de lo que se trataba era de disear una concepcin msabierta de la educacin. Para abordar este proyecto se planteaba comoprioritaria la necesidad de diferenciar el aprendizaje de la mera adaptacin. Enesa entrevista, von Foerster indica que Pask empleaba este trmino parareferirse al problema de la interaccin entre enseante y enseado. lpensaba que el enseado era tambin enseante. Pues el enseante debeaprender las idiosincrasias del estudiante en lo que concierne a las estrategiasde aprendizaje. La interaccin deba organizar un sistema incialmentedesorganizada18 (VV.AA., 1985: 273>.

    La auto-organizacin en la ciberntica ha supuesto, no obstante, algo

    16 En una entrevista, Jean-Pierre Dupuy haciendo de abogado del diablo apunta el hecho de quetal vez la mala fama de la ciberntica se debe a esa extraa mezcla de filosofa e ingeniera, a lo quevon Foerster responde: Yo rechazo la ingeniera. Ningn ingeniero partic,aba. Todos cuantos estabanagrupados bojo el nombre vago de cibernticai eran conscientes, a diferencia de otros cientficos, deque no era posible desarrollar una teora cientfica ms que en el interior de una epistemologa.(VV.AA., 1986: 266).

    Gordon Pask es profesor invitado de Andragologa General en la Facultad de CienciasAndragolgicas y Educacionales de la universidad de Amsterdam. Es uno de los ms lcidos cientficosde la segunda ciberntica dentro de cuyo paradigma trabaja en la denominada teora de/a conversacin.Actualmente reside en Londres.

    18 Sobre estaafirmacin conviene sealar el acuerdo que manifestaba Ibez no slo verbalmente,cuando deca en sus clases que a lo largo del curso pensaba aprender de sus alumnos probablementems de lo que ellos aprenderan con l, sino tambin cuando escribi: Se ha dicho que un buenprofesor logra aprender de sus alumnos tanto como lo que ellos logran aprender de l. (Ibez, 1 990:22).

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    ms que un objeto de investigacin propiamente dicho, ha sido una palabraque ha definido no slo un mbito de preocupacin de un grupo de cientficos,sino un desafo en una corriente de pensamiento llamada segunda ciberntica.Como nos indica Livet un desafo polmico, pues ha significado la

    .investigacin de una complejidad y de una refiexividad ausentes en laprimera ciberntica. (Livet, 1985: 109>. Este concepto actuar, porconsiguiente, como una frontera ms entre la llamada primera ciberntica ociberntica de los sistemas observados, donde Ashby se encuadrar, frentea la segunda ciberntica o ciberntica de los sistemas observadores, a la quevon Foerster y Pask darn el salto.

    Junto al desarrollo ciberntico de la auto-organizacin tenemos tambinlo que se ha dado en llamar la aproximacin termodinmica a la misma.Ambas aproximaciones guardan, a nuestro juicio, importantes resonancias queya se perfilan desde los comienzos de la ciberntica. En efecto, Wienerintentaba inicialmente concebir mquinas que pudieran seguir un objetivo,siendo capaces estos artefactos de corregir su propio funcionamiento si fuesenecesario con el fin de perseverar en su propsito, es decir, se trataba enltima instancia de comprender y ser capaz de disear un completo procesode auto-regulacin19. Trabajando en este mbito, Wiener haba tropezadocon un obstculo, a saber, los artefactos modificaban su funcionamiento, peroen lugar de aproximarse cada vez ms hacia su meta, oscilaban alrededor deella. Este fenmeno de oscilacin, como veremos, guarda igualmente parecidocon la nocin de fluctuacin con la que en el campo de la termodinmica serelaciona el nombre de Prigogine. Por lo dems, la importancia que en todoslos procesos de auto-regulacin tiene el tiempo, se ver igualmente recogidaen la obra de este Nobel de Qumica.

    19 Sobre esta cuestin puede verse la Introduccin que escribe Pakman en Foerster, 1991: 15-30.

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    Es en este mbito donde Prigogine aparece a la cabeza de todo ungrupo de investigadores que est recibiendo el nombre de Escuela deBruselas. El trmino de auto-organizacin, como nos recuerda Stengers, tieneuna aparicin brusca y sin comentarios o justificaciones en la obra dePrigogine20. Los trabajos realizados por Prigogine sobre estructurasdisipativas y sistemas biolgicos, en la especialidad de termodinmica de lossistemas alejados del equilibrio, son presentados en 1969 en la SegundaConferencia Internacional de Fsica Terica y Biologa celebrada en Versallesdonde alcanzan el pleno reconocimiento de la comunidad cientfica. Sinembargo, para ser ms precisos, es dos aos antes, en la PrimeraConferencia, cuando se puede decir que Prigogine ya ...haba Ynventadoel trmino ~estructura disipatva~ por oposicin a las ~estructuras deequilibrio ~ (Stengers, 1985: 60>. Siendo a partir de ese momento en el quese puede fechar el comienzo del empleo de la terminologa desarrollada poreste cientfico al campo de la qumica.

    El trmino auto-organizacin, que es empleado por Prigogine parareferirse al proceso que puede desencadenarse al trabajar con inestabilidadesqumicas, recoge y expresa la importancia que tena para l, el mostrar que elsobreentendido antagonismo entre el segundo principio de la termodinmicay el orden biolgico hasta entonces latente, quedaba ya obsoleto. En efecto,el segundo principio de la termodinmica que postula que todo sistemacerrado tiende a maximizar el desorden, est inicialmente en contradiccin conla posibilidad de existencia de estructuras ordenadas en el universo y,obviamente, con la presencia en el universo de seres tan complejos como losvivos21. Con todo, ni Prigogine ni Glansdorff, uno de sus ms estrechoscolaboradores, recuerdan las razones que le hicieron emplear este trmino enlugar de cualquier otro. Lo cierto es que posteriormente el uso de la nocin de

    20 Cf. Stengers, 1985: 59.

    21 Cf. Stengers, 1985: 82.

  • 1322orden por fluctuaciones , que es propiamente el que presentan lasestructuras disipativas, guarda resonancia con el empleado por von Foersterde orden a travs del ruido.

    Ello no obstante, Stengers ha estudiado tan profundamente la obra dePrigogine como para que se pueda asumir, sin mayores dudas, la conclusinde que el concepto de auto-organizacin, en este autor, no guarda relacincon el del problema de la creacin de ~~lonuevo~~ que, como sabemos, s estpresente de un modo importante en los usuarios de esta nomenclatura en elmbito de la segunda ciberntica. En otras palabras, para los termodinmicosel prblema esencial es el de la estabilidad, incluso cuando emplean unaterminologa tan poco ortodoxa en esa disciplina como lo es la ligada a lanocin de auto-organizacin. De manera que encontrar un atractor establetambin para las situaciones alejadas del equilibrio, es lo que durante aostanto Prigogine como Glansdorff intentaban consegur23.

    Por lo dems, las investigaciones de Prigogine y Glansdorff en labsqueda de esas funciones de estado vlidas para situaciones alejadas delequilibrio guardan, ms all de apreciaciones de forma, un interesanteparalelismo con el desarrollo y aparicin de lo nuevo en el mbito concreto desus investigaciones. As, y pese al comentario de Stengers respecto a laescasa relacin de las preocupaciones termodinmicas por la aparicin de lonuevo, no podemos dejar pasar la oportunidad que nos ofrece ella mismacuando seala que, si bien puede parecer sinnimo el acto de definir unestado estable en relacin a las fluctuaciones con el acto de definir lascondiciones bajo las cuales ese estado no ser modificado por lasfluctuaciones, en realidad, la importancia de la investigacin bascula en el

    22 Este concepto aparece en 1971 en el artculo de Prigogine y Lefever Thermodynamics,structureand dissipation en BiologicalAspectsofElectrochemistry, Experiencia Suppl. vol. 16, 1971:101-126. Por nuestra parte, hemos recogido esta informacin en Stengers, 1985: 61.

    23 Cf. Stengers, 1985: 81.

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    primer acto sobre la conservacin del estado estable mientras que, en elsegundo, lo hace sobre la aparicin o no de fluctuaciones. Pues bien, endefinitiva es Stengers quien escribe que ...en la segunda perspectiva, elobjeto terico primero deviene el punto crftico, el umbral (de alejamiento enrelacin al equilibrio) a partir del cual 1...] el ~umbralde inestabilidad seimpone como umbral de aparicin de comportamientos colectivos nuevos yestables 1...] es el dominio de lo que, desde 1967, Prigogine bautizar lasestructuras disipativas. (Stengers, 1985: 81>. Por lo que, si bien es

    razonable pensar que la temtica de la aparicin de nuevas formas no estoriginariamente en el proyecto cientfico de Prigogine, no es menos aceptablereconocer, como ella misma escribe, que a lo largo de sus trabajos estaproblemtica llega a alcanzar una considerable importancia.

    Por su parte, en lo que al campo de las ciencias de lo vivo se refiere,Henri Atan comienza a investigar los problemas propios de la auto-organizacin a travs de un programa de investigacin espacial financiado porla N.A.S.A.. Se trataba entonces de estudiar el efecto de las radiaciones sobreel envejecimiento. As, partiendo de la hiptesis de que grandes dosis deradiacin provocaban efectos patolgicos mientras que, por el contrario,pequeas o muy dbiles radiaciones podran tener efectos estimulantes en loque a la prolongacin de la vida se refera, Atan comenz a preocuparse porlos estudios tericos del envejecimiento considerado como un proceso dedesorganizacin no especfica. La necesidad de cuantificar la organizacin lecondujo a la teora de la informacin, y de all, a descubrir que bajo los efectosde radiaciones la configuracin de las enzimas poda cambiar hasta un puntoen el que, si no eran destruidas, se creaba una variabilidad que eventualmentellegaba a ser favorable al sistema en su conjunto24.

    De este modo, y recin terminado un primer informe sobre el papel de

    24 Vase al respecto Atan y Stengers, 1985: 243-244.

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    las radiaciones dbiles, Atian entra en contacto con las recopilaciones de losencuentros sobre sistemas auto-organizadores que coordinaba von Foerster,mediante las cuales llega a conocer el llamado principio del orden a travs delruido que describe como . . . esta frmula de Von Foerster: el organismo tienenecesidad de ruido en su menO, no se alimenta nicamente de neguentropacomo deca Schroedingen (Atan y Stengers, 1985: 245>. Siendo de estamanera como Atan pudo tomar consciencia de una cierta similitud de susinvestigaciones con las apreciaciones de von Foerster por cuanto que en esosmomentos, como el mismo Atan declara, estaba ...in tentando integrar elpapel de las perturbaciones, de los ruidos en la va de comunicacin demanera tal que esto pudiese traducirse en un aumento de la cantidad deinformacin yno en una disminucin. (Ibdem>.

    Lamentablemente Atan abandon este campo de investigacin hastaque Dupuy le hizo reflexionar acerca de la diferencia sustancial entre laposicin de von Foerster y la del propio Atan. En efecto, inicialmente Atanno realiz diferenciacin terminolgica alguna entre el principio de orden atravs del ruido de von Foerster, al que denominaba con el apelativo deprimera versin y lo que posteriormente lleg a ser su descubrimiento al queconsider como una segunda versin del idntico principio. Sin embargo, ainstancias de Dupuy, como decimos, Atan desarrolla la diferencia conceptualque subyaca al principio de von Foerster frente al suyo. As fue como nosencontramos de hecho con dos versiones dentro del paradigma del orden atravs del desorden: Primera versin, era la de Von Foerster: el ruido entraaun aumento de la redundancia. Segunda versin, era la ma: el ruido entraaal contrario una disminucin de la redundancia. (Ibdem>.

    En consecuencia, del conocido principio del orden a travs del ruido devon Foerster, se pas tambin a considerar el llamado principio de lacomplejidad a travs del ruido de Atan. Siendo la diferencia entre ambosprincipios, expresada en trminos de teora de la informacin, que, mientras

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    que en el principio desarrollado por von Foerster lo que aumenta es laredundancia del sistema, en el caso del principio de Atan lo que aumenta esla variedad del sistema. Llegndose, mediante el principio de la complejidada travs del ruido desarrollado por Atan, a la valoracin del proceso de auto-organizacin como el paso siguiente a la fase de complejizacin en unsistema. Es decir, que si el desarrollo de la complejidad en un sistema debepartir de una redundancia inicial de los elementos de ese sistema que aldisminuir genera una mayor novedad, la creacin y, la eventualmenteposterior estabilizacin de esa novedad, es lo que se conocera como auto-organizacin.

    .2. EMPLAZAMIENTO SOCIOLGICO DE UNA NOCIN DE SEGUNDOORDEN

    Cuando Isabelle Stengers decidi investigar la gnesis de la nocin deauto-organizacin se encontr con alguna sorpresa. Aparentemente elBiological ComputerLaboratory (B.C.L.) que diriga Heinz von Foerster en laUniversidad de Illinois pareca el lugar ms adecuado para resolver sus dudas.Lo cierto es que pese a que la auto-organizacin era planteada por vonFoerster como el objetivo y la ambicin de su laboratorio, la lectura de losinformes de investigacin y artculos correspondientesa esta problemtica noslo no eran el principal asunto que preocupabaa aquellos investigadores sinoque, adems, cada uno de los escritos consultados al respecto permanecancerrados sobre s mismos. Es decir, carecan de lo que la propia Stengers

    25 A este respecto tal vez sea bueno recordar que el estilo de trabajo de los investigadores delB.c.L era bastante liberal. Se conceda plena autonoma a cada investigador para que desarrollase suspropias lineas de investigacin asegurando, eso s, una plena comunicacin entre las diversasperspectivas. Como ha sido sealado en alguna ocasin: La voluntad afirmada de von Foerster y desus colaboradores era en efecto romper e/estilo competitivo de otros laboratorios. (Livet, 1985: 118).

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    denominaba como la progresin de una intriga. Faltaba lo que caracterizaraa un verdadero proceso de seguimiento y tratamiento de un problema abierto:la paulatina toma de consistencia del asunto en cuestin26

    De este modo, la vertiente ciberntica27 de la auto-organizacinapareca ms como una parte importante en la fundacin de la problemticaen cuestin, que como los autnticos y completos articuladores de la materia,como, por otro lado, suele ocurrir en la actividad cientfica ordinaria. Sinembargo, esta temtica an aportara algo ms al B. C. L., particularmente,de cara a la propia diferenciacin interna de los cibernetistas como partcipesde una de las divisiones que posteriormente ms afortunada ha resultado ser:la distincin entre primera y segunda ciberntica. En la primera ciberntica,tambin conocida como ciberntica de los sistemas observados o cibernticade primer ordene la auto-organizacin aparece casi como si de un asuntopropiamente de carcter lgico se tratase. Mientras que para la segundaciberntica o ciberntica de los sistemas observadores, la auto-organizacinse mostrara como una propiedad relacional que se producira en la interaccinde sistemas observadores28 entre s. En este sentido, tal vez resulte msilustrativo sealar que por aquel entonces, la dimensin auto-organizadora delos procesos cognitivos, que era lo que autnticamente preocupaba a vonFoerster, tena para l dos referentes en cuanto a personas e ideas: de una

    26 Cl. Stengers, 1985: 8-10.

    27 Si es que cabra emplear el trmino ciberntica ya que como insiste von Foerster a l, lo que porentonces le preocupaba era la computacin, la relacin entre cognicin y organizacin, lo que -endefinitiva- aqu sealaremos como clculo. Vase al respecto VV.AA., 1985: 256-258. Por o dems,el propio Ibez no se adscribe al trmino ciberntica sino que directamente asume postulados desegundo orden. El mismo trmino de investigacin social de segundo orden es buena prueba de cuantoaqu se dice. Francisco Varela en conversacin personal con e autor en casa de Ibez se congratulabade este hecho. En fin, permitasenos incluir el comentario, por otra parte sealado por von Foerster enel texto de referencia ms arriba indicado, en el que aluda a la existencia de un grupo de delincuentesque emple el nombre de psicocibernticos o socialcibernticos durante un cierto tiempo en los EstadosUnidos de Amrica.

    28 Cf. Stengers, 1985: 39.

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    parte, Ashby y su nocin de adaptacin; de otra parte, Pask y su nocin de29aprendizaje

    La nocin de auto-organizacin obtiene respuestas diversas, porconsiguiente, en funcin de las dos estrategias que se desarrollarn en elB.C.L.: por un lado, para aquellos investigadores que deseaban codificarestrictamente los conceptos empleados en la ciberntica, la auto-organizacinno pasaba de ser una imposibilidad lgica; por otro lado, para cuantos tenanun sentido y una vocacin ms interdisciplinar y epistemolgica, la nocinposibilitaba una mejor caracterizacin del observadoe0 en tanto que sistema.Esto ltimo, la consideracin del observador como un sistema, alcanzara sumximo nivel en la obra de Maturana y Varela, para quienes la distincin entreinterior y exterior en un sistema no tendra sentido ms que para elobservador externo, ya que un sistema autnomo no trabaja conrepresentaciones que le vengan dictadas por su correspondencia con elexterior.

    A este respecto, cabe sealar que para un sistema autnomo, lo queen la terminologa de Varela se traduce en que dicho sistema disponga declausura operacional, la comunicacin con el exterior no es ms que unproceso de acoplamiento entre distintos sistemas que se perturban entre s yen los que, cada uno de ellos, por s mismo, compensara esas perturbaciones.Cuando las compensaciones que efectan distintos sistemas a lasperturbaciones que le afectan son comparables, entonces, las descripcionesque el sistema ha realizado de esas perturbaciones se dice que soncomunicables. Pues bien, entre quienes daran el salto conceptual a la

    29 Cf. vv.AA., 1985: 256.

    30 Como Livet pone de manifiesto: La preocupacin principal de la ciberntica de segundo ordenno es pues la de definir los modos de acceso a la realidad, es decir de las relaciones entre observadory la experiencia, sino de pensar la constitucin del observador, primeramente en tanto que observadorde smismo. (Livet, 1985: 124).

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    segunda ciberntica se encontraban Pask y von Foerster, mientras que entrequienes asuman la posicin ms axiomtica y clsica de la ciberntica seencontraba Ashby.

    En la primera ciberntica el proceso de auto-organizacin esconsiderado imposible de acuerdo con la definicin que desarrolla Ashby. Enefecto, para este autor, si la organizacin es una funcin, sta no puedecambiar por causa de una variable. Admitir esta posibilidad seria tanto comodecir que, en realidad, la primera funcin considerada para investigar lasposibilidades de organizarse a s misma de modo aleatorio no era tal sino que,lgicamente, puesto que varia, estaramos en presencia de una variable. Loque significara que, en ltima instancia y de modo cierto, exista una funcin,que sera la autntica organizacin, bajo la cual se encontrara la variable queen un primer momento y de modo errneo habra sido considerada comofuncin31. La auto-organizacin, estrictamente hablando, no existira, setratara de un efecto de la ignorancia del observador acerca de la genuinaorganizacin del sistema en cuestin. La reduccin de la organizacin a unafuncin matemtica haca que slo pudiesen darse posibilidades de auto-organizacin en subsistemas que, en realidad, dependan de un sistema mayoren el cual residira la verdadera organizacin del conjunto.

    Segn Ashby es la condicionalidad lo que constituye el meollo delconcepto de auto-organizacin32. Si la relacin de dos entidades depende delestado o del valor que tenga una tercera entidad, entonces diremos que laorganizacin est presente. En su sentido matemtico, ...la organizacinentre variables es equivalente a la existencia de constricciones en el espacio-producto de las posibilidades. (Lvy, 1985d: 157>. La importancia genricade esta definicin tiene que ver con la amplitud de la misma ya que la

    una exposicin ms detallada de este razonamiento puede verse en Livet, 1985: 133.31

    32 Cf. Lvy, 1985d: 157.

  • 20realidad, tal y como es conocida por nosotros, no seria ms que un merosubconjunto del espacio-producto al que hacemos referencia33. El espacio-producto expresa, por consiguiente, la incertidumbredel observador, dado queeste ltimo slo dara cuenta de una realidad, si cambia el observadorcambiara el espacio-producto de las posibilidades. Es de este modo comoencontramos en Ashby la relatividad del conocimiento, sobre la base de lasdistintas relaciones que un observador mantiene con lo observado. De maneraque, parte de su teora de la organizacin, tiene que ver con las propiedadesorganizacionales no de lo observado ni exclusivamente del observador sino,ms propiamente, con las particulares constricciones que se dan en la relacinobservador-observado. Es as como incluso Ashby participa del grupo delB.CI. y de sus preocupaciones por una singular teora de la observacin.Compartiendo, en esta ocasin con los tericos de la segunda ciberntica, elhecho de que un mismo objeto sea abordable desde mltiples puntos de vistay, en este sentida, que el sistema observado que constituye nuestro objetonos pueda mostrar distintas propiedades segn quien sea el observador34.Mltiples perspectivas son pues, susceptibles de aplicacin sobre un mismoobjeto.

    Ahora bien, a diferencia de lo apuntado por Ashby respecto a la auto-organizacin, para Pask, si se conversa con el sistema, entonces se le est

    Como veremos en la tercera parte de esta tesis, este hecho se encuentra en la base de lareflexin que haremos de los conceptos tomados de Deleuze y Guattari de espacios lisos para referirnosa las catstrofes y de espacios estriados para hacer referencia a las crisis. El espacio liso posee menosconstricciones que el espacio estriado lo que, a la luz de la definicin sobre organizacin dada msarriba, es tanto como decir lgicamente que el espacio estriado est ms organizado que el liso.

    En definitiva, esto supone que cabe aceptar la posicin de Ashby como plausible de ser incluidaen tanto que primer momento del proceso cognitivo que desarrolla la segunda ciberntica y segn elcual: Hay organismos que engendran representaciones de sus interacciones especificando las entidadescon las cuales ellos interaccionan como si ellas pertenecieran a un dominio independiente mientras queesas representaciones no hacen ms que transcribir sus propias interacciones, es asf como esosorganismos devienen observadores . La consciencia es un caso panicular de la observacin, es unaobservacin de si que toma la forma de un bucle infinito: el ser consciente produce descripciones desi mismo, despus interacciona con esas descripciones, describe esta interaccin, etc.. (Lvy, 1 985d:1 79>.

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    percibiendo o, mejor dicho, se est interaccionando con l como si fuese unsistema auto-organizado35. De esta manera es el dispositivo conversacionalel que pone en cuestin, para este autor, la existencia de uno y slo un nicopunto de vista privilegiado para abordar un objeto de investigacin. De talsuerte que el observador ante un sistema auto-organizado no puede adoptarun cuadro de referencia que le sirva de manera definitiva. Por el contrario, elobservador ante un sistema auto-organizado debe estar en condiciones depoder dar respuesta a los posibles cambios que se produzcan en el sistemaque se trate.

    As es coma se explica que la auto-organizacin en la segundaciberntica deje de ser concebida como una propiedad del sistema observado,para convertirse en una caracterstica relacional que indica que ese sistemaes igualmente capaz de observar a aquello que le observa o de interpretar aaquello que le interpreta. Lo cual, como seala Stengers implica: . . . un modode interaccin que no puede reducirse al descubrimiento de Ja -- regla dejuego a la cualese sistema obedece. . Esta cualidad relacional quepresenta la auto-organizacin es la que hace que, tanto para von Foerstercomo para Pask, esta propiedad se constituya en un problema no slocognitivo sino tambin tico.

    Pues bien, en un campo tan diferente como es el de la termodinmicatambin encontramos algunas caractersticas que guardan una profundasemejanza con este rasgo de autonoma que pone de manifiesto la presenciade comportamientos auto-organizadores. En efecto, de las investigacionesrealizadas por Prigogine cabe extraer esta misma leccin a juzgar por lo escrito

    Fask y von Foerster han llegado incluso a explorar la teora de juegos para aplicarla al sistemaauto-organizador constituido por una asamblea de jugadores. Las resonancias conceptuales de estelenguaje para un Ibez preocupado por buscar nuevos instrumentos tericos con los que hacer frentea la perspectiva dialctica de su paradigma complejo de investigacin social no deben, por obvios, dejarde sealarse. Y es que, como se sabe, en la perspectiva dialctica es el sociosnlisis la tcnica quemejor rene y expresa las dinmicas que se producen en una asamblea (unidad mnima de investigacinpara esa perspectiva>.

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    por Stengers cuando afirma que un sistema termodinmico lejos del equilibriono puede ser representado como un producto que resulta dominado por lasvariables externas o de control sino que, en eso estado lejos del equilibrio: Esla actividad misma del sistema, el modo de ser tonjunto cualitativo(acoplamiento entre procesos) y cuantitativo (intensidad de los flujos) quiendetermina el sentido y las consecuencias de las constricciones a las cualesest sometido. (Stengers, 1985: 99>.

    Hay que sealar por consiguiente, como sugiere Stengers, que la auto-organizacin en manos de tericos como von Foerster, Pask, Needham, Weisso Prigogine: . - pone en cuestin una representacin dominante de laracionalidad cientfica articulada en torno a una oposicin entre sujeto yobjeto. . De aqu que la propia Stengers terminepreguntndose si este hecho no supondr una nueva ofensiva de la fsica que,una vez ms, se encontrara extendiendo sus instrumentos conceptuales aotros campos de investigacin. Al margen de la duda razonable que cabeplantearse sobre esta nueva ~invasin~, lo cierto es que, como Livet hasealado, los mltiples atractores que presenta el paisaje conceptual de laauto-organizacin entraan algo ms que diferentes estrategias cognitivas,definen en realidad distintos modos de posicionamiento del investigador en lacomunidad cientfica36.

    36 En este sentido, la reflexin de un metodlogo de las ciencias sociales resulta relevante: Elprincipal problema del discurso sobre la sociedad es por supuesto el de lametalgica, lgica del discursomismo. Me falta espacio para tratarlo aqu de manera conveniente. Dir simplemente esto: la nuevaimagen de la ciencia tal como se presenta a nuestros ojos hoy da, en tanto que pone elacento sobrelos procesos complejos, auto-organizadores y no lineales, permitir quizs formular una nueva lgicadel discurso y de la organizacin social que no sea binaria ni reductora, permitiendo formas derazonamiento distintas a las tautologas vacias de la lgica binaria.1..]-La ciencia debe tambin, en una cierta medida intentar rebasar las barreras entre las disciplinas. Ascomo no se encuentra en la realidad un objeto puramente sociolgico, antropolgico, econmico,poltico, etc, ninguna de estas disc,olinas tiene elmonopolio de la explicacin social Tampoco, ningnmtodo, cuantitativo o cualitativo puede pretender ser el mtodo en ciencias sociales. Es precisoestudiar diferentes objetos de diferentes maneras y elmismo objeto con diferentes mtodos, de maneracomplementaria y no concurrente. Un mtodo no debe jams convertirse en fin en s4 un mtodo essiempre un mtodo, es necesario siempre ser consciente de sus lmites internos y externos cuando seutiliza y del contexto global de su utilizacin, as como de su elaboracin. (Fortin, 1980: 93-94>.

  • 23Concretamente con Pask y von Foerster la caracterizacin de la auto-

    organizacin como propiedad relacional entre sistemas observadores, abre elespacio de las relaciones posibles entre los diversos observadores de talmanera que la tradicional distincin entre variables externas o de control yvariables internas o autnomas se vera en este debate relegada a un segundolugar en provecho de un nuevo objeto del saber. A nuestro juicio, elcomentario de von Foerster segn el cual el tratamiento no ya de variablessino de formas posibilitara un nuevo tipo de clculo cualitativo merececuando menos ser explorado. Por lo que a nuestro trabajo hace referencia,tendremos ocasin, en la tercera parte de esta investigacin, de avanzaralgunas posturas en este sentido. En efecto, la constitucin de unasparticulares formas sociales sobre la base de las distintas relaciones quepuedan mantener ante una determinada situacin ser el planteamiento defondo sobre el Cual se explicar la utilizacin del concepto de masa comoforma social por excelencia de las situaciones de crisis y del concepto demuta como forma social equivalente en las situaciones de catstrofe.

    En opinin de Stengers, el comentario de von Foerster, ms all de unagenrica puesta en duda de la posibilidad de una deduccin determinista,como sera el caso del conocimiento de una trayectoria a partir delconocimiento de su estado inicial, estaramos, en definitiva, ante lo quebrillantemente esta autora ha llamado la nocin del ser conjunto~, que iniciauna apertura de nuestras concepciones ms que a un nuevo fisicalismo a unaconcepcin ms ecolgica de la causalidad en todas las entidades que seencuentran de algn modo acopladas en poblaciones. Para Stengers, como se

    Libertad y determinismo eran las cuestiones que, en ltima instancia, se ponan en circulacinen el debate cientfico cuando surga el problema de la causalidad. Sin embargo, la auto-organizacinha supuesto una nocin de causalidad que no es tampoco la causalidad circular de los cibernticos. Setrata de la denominada causalidad de acoplamiento que, como se ha puesto de manifiesto: ..dejaindeterminada la naturaleza de la interaccin (conexin, determinista o estadstica, entre autmatas.reacciones qumicas producindose con ocasin de encuentros entre molculas, difusin deproductos.4 para plantear la cuestin de lo que pueden, conjuntamente, una poblacin de entidadesacopladas. (Stengers, 1985: 99).

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    ha encargado de subrayar Livet, la auto-organizacin vendra a significar: . - Jaemergencia de un arden colectivo estable a partir de una poblacin deelementos en interaccin. . Lo que proporciona, a nuestrojuicio, una excelente y prometedora definicin del concepto polimorfo que laauto-organizacin ha supuesto a juicio de Livet. Un polimorfismo que no slotiene sentido como puesta en marcha de diferentes estrategias conceptualessino que, como desde la segunda ciberntica se ha dicho, define tambindiversos posicionamientos del investigador en la comunidad cientfica.

    As, para Varela, la existencia de dos puntos de vista, en cuanto a laconceptualizacin de un sistema, abre una brecha entre lo que podramosconsiderar una primera perspectiva que sita sus preocupaciones en torno ala problemtica del controlde sistemas, frente a una segunda perspectiva mspreocupada por la autonoma de otros sistemas. En este debate, queenriquece la distincin trazada en torno a la diferencia entre primera osegunda ciberntica segn se coloque el nfasis en el sistema observado o enel sistema observador respectivamente, el problema del control de lossistemas, de su modelizacin o de su gestin abre todo un mundo deposibilidades que ha sido dominante en muchos mbitos. Particularmente,como ya ha sido avanzado, en las situaciones de crisis y catstrofes es laperspectiva del control la que de modo dominante ha sido desarrollada. Ennuestro caso abordaremos sendas contingencias desde la perspectiva de laautonoma, lo que nos abrir un conjunto de diferentes posibilidades encuanto a la comprensin de estas situaciones se refiere.

    La primera perspectiva ha -oncedido prioridad al concepto deinstruccin como modo preferente de comunicacin con el tipo de sistemasconsiderados susceptibles de ser controlados o diseados desde el exterior.

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    De aqu que reciban igualmente el nombre de sistemas heternomos38. Enpalabras de Varela: Elparadigma fundamental de nuestras interacciones conesta clase de sistemas es la instruccin, y los resultados insatisfactorios denuestras interacciones con estos sistemas son los errores. (Varela, 1 989a:8>. Del lado de la segunda ciberntica, el modo de comunicacin con losllamados sistemas autnomos, que se rigen o conducen desde el interior deellos mismos, no puede ser otro que el ya sealado de la comprensin. Estasdiferencias han dado lugar a toda una conceptualizacin que abre interesantescaminos, como veremos, en lo que a investigacin bsica y aplicada serefiere.

    En la llamada primera ciberntica, cuyo maestro terico podra ser vonNeumann, dos nociones interdependientes resultan centrales: flujo deinformacin y representacin. Ambas nociones permiten elaborar la teora porla cual los indicadores se constituyen en el modo privilegiado decaracterizacin de los sistemas heternomos. Los indicadores se basan en unalgica de la correspondencia, que permite extrapolar los resultados de ladescripcin que hace el indicador del estado del sistema, al sistema mismo.Este hecho no debe extraar ya que al tratarse de un sistema heternomo, esdecir, especificado desde el exterior, el indicador mide exactamente aquellopara lo cual ha sido diseado -salvo degradacin material- dado que el sistemaha sido construido para entrar en correspondencia con otros sistemasmediante instrucciones. La simetra existente entre el esquema terico quesubyace a los conceptos de instruccin como input o entrada y de indicadorcomo output o salida, es lo que nos ha conducido a explorar una nuevaconceptualizacin para el estudio de los sistemas autnomos.

    En biologa estos sistemas heternomos reciben el nombre de alopoiticos y en el caso de lossistemas que aqu se denominan autnomos reciben en biologa la denominacin de autopoiticos. Estasnociones procedentes de la biologa, han sido empleadas por Luhmann y por Ibez en sociologa. Sinembargo, la mayor generalidad de los conceptos de autonoma y heteronomia que, por lo dems estnsirviendo a Varela para una conceptualizacin ms abierta a otros fenmenos, as como la tradicin enel lenguaje cientfico social de estos trminos, nos ha hecho inclinarnos por el uso de estos ltimos.

  • 26

    As, cuando trabajamos con sistemas autnomos, ni el flujo deinformacin ni la representacin poseen sentido privilegiado alguno. Por elcontrario, como el sistema est organizado bajo la forma de una red en la quehay una convergencia y una coherencia de todas las partes concernientes, lacaracterizacin del sistema mediante los flujos de entradas/salidas como lasque se dan en los sistemas heternomos no nos dice nada acerca del estadodel sistema. Los sistemas autnomos se rigen en el interior de sus fronteraspor una lgica de la coherencia y de aqu que consideremos necesario unnuevo instrumental metodolgico de cara a la comprensin de estos sistemas.Ese nuevo instrumento es, a nuestro juicio, el analizador que sera elequivalente del indicador pero en los sistemas autnomos39. El analizador es,a nuestro juicio, la forma en la que se materializa aquel comportamiento auto-organizador que se da en los sistemas autnomos en situaciones deinestabilidad -

    un paso en la direccin hacia la consideracin del analizador como equivalente del indicador peroen los sistemas autnomos tiene su origen, para nosotros, en el acento que Maturana pone en lavaloracin de los estados internos como outputs de esos mismos sistemas. No obstante, es Varelaquien va ms lejos cuando define como imposibilidad conceptual el referirse a inputs y outputs cuandose trabaja con sistemas autnomos. En esta ltima clase de sistemas los inputs no podran serinterpretados como seales o instrucciones apropiadas para que hubiese comunicacin entre sistemas,todo lo ms estas seales no pasaran de ser meras perturbaciones de la estructura de dichos sistemas.Y es que: El paradigma fundamental de nuestras interacciones con un sistema autnomo es laconversacin, y cuando este gnero de interacciones ofrece resultados insatisfactorios, nosotroshablamos de incomprensin. .

  • PRIMERA PARTE

    LA AUTO-ORGANIZACIN EN LAS CIENCIAS DE LA MATERIA:IVA PRIGOGINE Y LAS ESTRUCTURAS DISIPATIVAS

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    LA AUTO-ORGANIZACIN EN LAS CIENCIAS DE LA MATERIA: ILVAPRIGOGINE Y LAS ESTRUCTURAS DISIPATIVAS

    Es muy probable que el cientfico social que se detenga ante estaspginas comience su lectura preguntndose acerca de cul sea la relacin quepudiera existir entre la termodinmica y la ciencia social. Y, sin embargo, siesta misma persona es capaz de compartir que: En toda sociedad, el ordendel conjunto nunca es sino aproximativo y vulnerable, siempre inestable y, poreso mismo, es un generador de incertidumbre, (Balandier, 1989: 64>.Entonces, el lector estar muy prximo a entender el porqu, de la cada vezmayor extensin del campo de aplicacin -y no slo en su nomenclatura- dela termodinmica de los procesos irreversibles al mbito de las cienciassociales y humanas. En este sentido, a la sintona que el paradigma del ordena travs del desorden ha generado entre las distintas problemticas sobre lasque los cientficos han trabajado en sus diferentes campos de saber, hay queaadir, el especfico inters de llya Prigogine por la reflexin y la derivacinepistemolgica de todos sus trabajos. As es como cabe explicar, a nuestrojuicio, el extraordinario aumento y difusin de las ya numerosas y diversaslneas de investigacin que se desarrollan a medio camino entre uno y otrombito de la investigacin cientfica.

  • 29Entre las mltiples lneas de investigacin que anan las teoras de

    Prigogine y la ciencia social pueden sealarse, en un somero recorrido, desdeel anlisis cualitativo de sistemas dinmicos no lineales (Aracil, 1986>,pasando por el uso de los principios de la termodinmica en la reflexin sobreel orden social (Fors, 1989), para terminar con la aplicacin de susconceptos y teoras al cambio social y a su prospectiva (Laszlo, 1990>. Contodo, quiz nada tan ilustrativo y aproximado a una lectura reveladora delpotencial heurstico de los modelos termodinmicos, como el paralelismo queestablece Prigogine entre el mundo fsico y las sociedades humanas cuandoescribe que: El mundo fsico, tal como lo conocemos actualmente, es menosmanipulable de lo que prevea su lectura clsica. Sucede igual, a fortiori, conlas sociedades humanas. En cualquier modelo en el que se trate de evitar ladescrtiva estricta y que finalmente desemboque en la represin paramantener las condiciones establecidas, deben necesariamente tenerse encuenta las fluctuaciones y lasposibilidades de autoorganizacin. (Prigogine,1988: 52>. Es decir que, hoy da, el conocimiento cientfico del mundo fsicose encontrara ms prximo a los postulados epistemolgicos y metodolgicosque regulan el saber cientfico-social, que a aquellas otras categoras quedieron origen a la actividad denominada ciencia y que, prcticamente, hanperdurado hasta la primera mitad de este siglo.

    Esta ltima cita, por lo dems, nos ayuda igualmente a entender laprofunda preocupacin metodolgica que subyace a todo el trabajodesarrollado por Prigogine y sus colaboradores. En efecto, la reduccin quese venia haciendo de la naturaleza a un simple autmata en el que la previsiny la manipulacin podan ser accesibles a todo aqul que estuviese encondiciones de preparar sus estados, ha quedado, ciertamente, puesta enentredicho con las aportaciones que se han realizado desde la termodinmicade los procesos irreversibles. As pues, el carcter sumiso y pasivo que sehaba impuesto a la propia naturaleza desde la fsica clsica es, literalmente,puesto en cuestin, dndose paso a una nueva concepcin en la cual, la

  • 30

    identificacin del conocer con el saber manipular no deja de ser ya, sino unoms de los variados aspectos que deben encontrar explicacin en la historiade la ciencia. En definitiva, ser el anlisis de la obra de Prigogine lo queconstituir esta primera parte de fa tesis doctoral, conscientes como somosde que nos encontramos estudiando ... los progresos alcanzadosltimamente en el mbito de estos nuevos conceptos y mtodos que parecenser los adecuadospara describir fenmenos tales como evolucin, incrementode complejidad y diversificacin. (Prigogine, 1988: 224>.

  • CAPTULO IILA TERMODINMICA

    COMO PRIMERA CIENCIA DE LA COMPLEJIDAD

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    LA TERMODINMICA COMO PRIMERA CIENCIA DE LA COMPLEJIDAD

    Paradjicamente, como sealan Prigogine y Stengers, la imagen de laciencia ha estado polarizada por dos objetivos contradictorios: por un lado, labsqueda de una realidad ~objetiva con ausencia, por consiguiente, decualquier referencia a observador concreto alguno; por otro lado, unaconcepcin del trabajo cientfico muy ligada al inters humano, es decir, unaciencia concebida como ... empresa de dominacin, de sometimiento alclculo ya la previsin. (1 990b: 211>. En esta apreciacin se encuentra, portanto, una contraposicin de fines que, sin embargo, ha confluido hacia unamisma actitud del hombre de ciencia ante el mundo que estudia y que podraconcretarse en dos caractersticas: la radical separacin del cientfico de larealidad que investiga1 y, lo que no es menos fundamental, una reduccin delmbito de su estudio a aquello .. que puede ser medido y manipulado.

    1 Hay una importante componente teolgica en esta separacin del hombre respecto de la materiaque estudia, sirvanos como muestra la reflexin que a este respecto realizan Prigogine y Stengers:elhombre que describe la naturaleza no puede pertenecer a elia, la domina desde el exterior. Aqu otravez, una teologa puede permitir justificar la extraa posicin del hombre, el cual, segn la cienciamoderna, es capaz de descifrar -aunque laboriosamente, con clculos y medidas- la ley fsica del mundo.Galileo explica que el alma humana, creada a imagen de Dios, es capaz de alcanzar las verdadesinteligibles que gobiernan el plan de la creacin. Puede, por tanto, progresar poco a poco hacia unconocimiento del mundo que Dios, en lo que a El respecta, posee de manera intuitiva, plena y entera.(1990a: 77>.

  • 33(1 990b: 211>2. Pues bien, ambos postulados que podran considerarse comopropios de la ciencia clsica, se ven puestos en entredicho por la quepodemos denominar como la primera ciencia no clsica: la termodinmica3.

    La ciencia clsica y sus postulados de ~extra-territoriedad y afnpragmtico, ciertamente estaban presentes en los origenes de latermodinmica en lo que eran sus dos ms prximos antecedentes: la cienciade la conversin de la energa y la ciencia de las mquinas trmicas. Sinembargo, y aunque la termodinmica del equilibrio .. pareca corresponder,en efecto, a la imagen de una ciencia puramente prctica, determinada pornuestras necesidades de manipular y prever (Prigogine y Stengers, 1 990b:196), lo cierto es que este hecho nicamente se daba en el propiamenteconocido como estado de equilibrio termodinmico. En efecto, en el estadode equilibrio tena sentido una descripcin del mismo en trminos de valoresmedios que hacan susceptible de previsin y manejo al sistema que seencontrase en ese estado en cuestin. No obstante, lejos del equilibriotermodinmico, se abran toda una serie de procesos no lineales que hacanimposible mantener para los estados alejados del equilibrio la ilusin de lospostulados de la ciencia clsica.

    Y es que: La ciencia clsica no impona, sino que permita ciertasilusiones que hoy quedan excluidas. . Deeste modo, la dinmica o mecnica, que ha sido el ejemplo de ciencia clsicapor antonomasia, permita la ilusin de unas leyes universales de la fsica en

    2 El paroxismo de esta reduccin del campo cientfico a aquello que nicamente puede ser medidoy manipulado, tiene reflejo en la sentencia segn la cual: Las condiciones de posibilidad deexperimentacin de un objeto son tambin las condiciones de posibilidad de su existencia; esta famosafrase resume la tevolucin copernicana realizada por la interrogacin trascendental: el sujeto ya nogira alrededor de su objeto, tratando de descubrir a qu ley obedece, qu tipo de lenguaje puede

    permitir descifrarlo; est en el centro, impone la ley y el mundo, tal como lo percibe, habla su propiolenguaje. iQu hay, pues, de asombroso en que la ciencia newtoniana pueda describir el mundo desdeun punto de vista exterior, casi divinol (Prigogine y Stengers, 1990a: 121-122).

    Vase al respecto Prigogine y Stengers, 1990b: 41.

  • 34las que las trayectorias aparecan como conservativas, reversibles ydeterministas. Unas leyes que suponan que el objeto de la dinmica podallegar a comprenderse en su totalidad con solo conocer la definicin de unestado del sistema y la ley que rige su evolucin. En estas circunstancias, decualquier sistema dinmico se podra Y. deducir, con la certeza yla precisinde un razonamiento lgico, la totalidad tanto de su pasado como de sufuturo (Prigogine y Stengers, 1990a: 295)- Desde esta conviccin, lanaturaleza no poda ms que mostrarse como un ente completamente extraoal cientfico que la describe y, adems, susceptible de ser manipulada alantojo de este ltimo una vez que desentraase las leyes de la evolucin deaqulla4.

    De esta manera, no resulta sorprendente que la dinmica se hubieseconstituido a lo largo de los ltimos siglos de la historia de la ciencia enreferencia clsica del trabajo cientfico, ya que: La dinmica reafiza as demanera singular una convergencia entre los intereses de manipulacin y losintereses de conocimiento que apuntan a la sola comprensin de lanaturaleza. (Prigogine y Stengers, 1990a: 296>. Por lo dems, la dinmicao mecnica se caracterizaba en su trabajo por el aislamiento de los sistemascon los cuales experimentaba, cuestin sta que le distingua, lgicamente,de la termodinmica cuyos modos de descripcin eran de tipo global, es decir,siempre trabajaban en ltima instancia sobre la distincin sistema/entorno.Ante esta dicotoma en los modos de valoracin, de comprensin y dedescripcin de la naturaleza, no es de extraar que alguien terminase

    4Esta consideracin de la naturaleza por parte del modelo de la ciencia clsica, evidentemente, no

    es la visin de toda la ciencia lo que no es bice para admitir el hecho de que: fin buen nmero decrticos de la ciencia moderna han puesto el acento sobre el carcter de pasividad y sumisin que lafsica matemtica presta a la naturaleza que describe. En efecto la naturaleza autmata, totalmenteprevisible, es igualmente manipulable en su totalidad para quien sabe preparar sus estados- 1-. .1.Ciertamente conocer ha sido en el transcurso de los tres ltimos siglos muchas veces identificadocon saber manipular . Pero sta no es toda lahistoria y las ciencias no se dejan introducir sin violenciaalpuro proyecto de la maestra. Son tambin dilogo, no intercambio entre sujetos, sino exploracionescuyo nico propsito no es el silencio yla sumisin del otro. (Prigogine y Stengers, 1990a: 296).

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    preguntndose, finalmente si ... el mundo es termodinmico o mecnico?. Ciertamente, como el propio Prigogine seala, haceunas dcadas la respuesta habra sido clara en afirmar que, esencialmente, elmundo es mecnico, reservndole, eso s, un papel secundario a latermodinmica. En la actualidad, sin embargo, la respuesta en favor de lamecnica ha perdido rotundidad5.

    En efecto, como veremos en este captulo, los ltimos descubrimientoscientficos que tienen que ver con la inestabilidad han puesto en cuestin elcarcter de leyes universales que la mecnica clsica postulaba para el mundode las trayectorias. Ahora, la termodinmica y su mundo de los procesoscobran un nuevo sentido y una nueva importancia que les viene conferida

    Al respecto, Prigogine traza muy sintticamente los aspectos fundamentales y los conceptos quearticulan todos estos nuevos modelos cientficos capaces de dar cuenta, desde la pluralidad, de lavariada gama de fenmenos presentes en el mundo natural: Tradicionalmente, clasificamos a losfenmenos segn sean reversibles o irreversibles, y deterministas o aleatorios.Todo el mundo conoce estas categoras. Nadie ignora que un pndulo exento de friccin es reversibley determinista; la difusin trmica o qumica es determinista e irreversible; los movimientos susceptiblesde descripcin en trminos de trayectorias son deterministas, y cualquiera califica de casual el nmeroque resulta al arrojar los dados.Seria difcil aceptar una visin del mundo que excluyera una categora de fenmenos en favor de otra.Hay fenmenos reversibles y hay fenmenos irreversibles. Hemos aislado procesos deterministas, peroes difcil, dado el nmero de especies vivas (superior a un milln), creer que la evolucin biolgica -porno hablar de la evolucin cultural- estuviera programada desde los primeros segundos del universo.Por consiguiente, el problema estriba en apreciar la importancia que atribuimos a cada una de estascategoras. Y es aqu donde interviene la modificacin del punto de vista de la que hablbamos: parala fsica clsica, los sistemas reversibles y deterministas constituan el modelo conceptual porexcelencia. Hallamos aquelpunto de partida histrico de la ciencia occidental, cuyos primeros trabajosestuvieron dedicados al estudio delmovimiento y en particular de losmovimientos planetarios. El triunfode la concepcin newtoniana orient durante varios siglos la evolucin de la visin cientfica: lo casualy lo irreversible se admitan slo como casos excepcionales, casi a modo de artefactos introducidos porel hombre en una naturaleza simple, reversible y determinista.Actualmente ha cambiado la situacin, y sobre todo despus de producirse tres correcciones de granrepercusin.Las partculas elementales han resultado ser casi todas inestables, y distan mucho de constituir elsoporte permanente de las apariencias cambiantes, como auguraban las doctrinas atomistas.La cosmologa contempornea nos sita frente a una historia del universo, y un subsiguiente desplieguede estructuras, cada vez ms complejos.Finalmente, los fenmenos macroscpicos tradicionales, y en panicular los que se estudian en qumica.biologa e hidrodinmica, han cambiado de imagen. Por todas partes descubrimos lo casual y loirreversible.En tales circunstancias, los procesos reversibles y deterministas que constituan la mdula de ladescriptiva clsica, actualmente se nos evidencian como idealizaciones desmesuradas, y podramosdecir que adolecen de artificiosidad. (1988: 47-49).

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    histricamente por el hecho de haberse constituido como primera ciencia dela complejidad6. La cuestin, sin embargo, no es en estos momentos conocercul de los dos modos de hacer ciencia, de entender el mundo, o de realizardescripciones de ste es el ms adecuado, el ms universal. Curiosamente,tampoco . ..se trata tanto de establecer una conexin entre dos tipos de leyesuniversales, sino ms bien de definir los lmites de las leyes universales..

    Acerca de este aspecto, tan solo sealaremos por ahora que: La ciencia matematizada de lacomplejidad naci en el siglo XIX con la termodinmica. Elproblema del devenir entr en la fsica en esemomento. Pero, como veremos, los primeros efectos de dicho acontecimiento no fueron nuevasrespuestas, sino paradojas, dificultades de lasorda inestabilidad de las categoras ms establecidas. Ho yen da, podemos mirar atrs para ver que lo que surga en medio de la confusin era la primera respuestacientfica alproblema de la complejidad natural y a la transformacin cultural le tecnolgica del mundo,a la muerte del mundo clsico? (Prigogine y Stengers, 1990a: 136).

    ~ Sobre este particular, Prigogine apunta lo siguiente: La renovacin de la ciencia es en granmedida la historia del redescubrimiento del tiempo. Tras nosotros queda la concepcin de la realidadobjetiva que reclamaba que la novedad y la diversidad fueran negadas en nombre de leyes inmutablesy universales. Ya no nos fascina la racionalidad que describe el universo y el saber como algo que seva haciendo. El futuro ya no est determinado; no est implcito en el presente. Esto significa el fin delideal clsico de omnipotencia. El mundo de los procesos en que vivimos y que forma parte de nosotrosmismos ya no puede rechazarse como si lo constituyeran apariencias o ilusiones determinadas pornuestros modos de observacin. (1988: 218-219).

  • 3711.1. LOS LMITES DE LA CIENCIA CLSICA.

    Para la ciencia clsica, que tan genuinamente fue caracterizada porLaplace,...una descripcin es tanto ms objetiva cuanto ms elimina alobservador, cuanto ms se realiza desde un punto de vista exterior almundo (Prigogine y Stengers, 1 990a: 80>. A lo anterior habra que aadir,adems, que la ciencia clsica ha apuntado siempre hacia la creencia en laexistencia de un lenguaje nico en la naturaleza. Un lenguaje que deba tenersu correlato en un modo de describir la naturaleza que fuese capaz dedescifrar las leyes ltimas y eternas, que se supona gobernaban todos losfenmenos que se producan en dicha naturaleza. Esta era, y es, unapropuesta que conduca a la ciencia como un proyecto que deba ... descubrirla verdad nica del mundo, el lenguaje nico que descifra la totalidad de lanaturaleza -hoy diramos el nivel fundamental de descripcin- a partir del cualtodo lo que existe puede, en principio ser deducido. (Ibdem>. En definitiva,toda una concepcin de la naturaleza que defina a esta ltima como simpley montona frente a un alma humana dotada de la riqueza y capacidad quele proporcionaba el hecho de estar conformada a imagen de Dios. Hecho steque haca al hombre, por tanto, susceptible de conocer el mundo desde una

    a

    posicin distante del mismo

    Esta posicin de la ciencia clsica ante la naturaleza as como ante la actividad que el cientficodespliega en ella es expresada en su contempornea articulacin a travs de un texto de Einsteinrecogido por Prigogine y Stengers: Citemos, en referencia a estepunto esencial, un texto de Einsteinque traduce en lenguaje moderno eso mismo que hemos llamado el mito fundador de la cienciamoderna:Cul es la posicin que ocupa, entre todas las posibles imgenes del mundo, la del terico de lafsica? Esta imagen comporta las ms grandes exigencias sobre el rigor y la exactitud de larepresentacin de las relaciones, como slo puede procurrselo el empleo del lenguaje matemtico.Pero, sin embargo, el fsico debe limitarse y contentarse con representar los fenmenos ms simplesque debemos hacer accesibles a nuestra experiencia, mientras que todos los fenmenos mscomplejosno pueden ser reconstruidos por el espritu humano con esta precisin sutil y este espritu de futuro queexige el terico de la fsica. La nitidez extrema, la claridad, la certeza no se obtiene ms que endetrimento de la integridad. Pero qu atractivo puede tener el hecho de comprender con exactitud unaparcela tan pequea de la naturaleza, dejando de lado, con nitidez y sin valenta, todo lo que hay de msdelicado y complejo? Merece el resultado de un esfuerzo tan resignado ese orgulloso nombre de

    imagen del mundoCreo que este nombre est bien merecido, ya que las leyes generales, que sirven de base a la

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    Esta estrategia global que preside la ciencia clsica tendente acercar a la naturaleza, obligarla a confesar la ley a la cual est sometida,

    el lenguaje que habla. (Prigogine y Stengers, 1990a: 110>; ciertamente hadado sus frutos, pero tambin ha supuesto importantes exclusiones. En primerlugar, esta ciencia ha considerado una naturaleza y ha realizado unadescripcin de ella en las cuales el hombre ha estado excluido por principio.En segundo lugar, esta misma ciencia ha tenido como objetos de referenciaideales todos aquellos que hoy calificaramos como dotados de una particularsimplicidad9. Estas caractersticas, desde las cuales se ha construido la gloriade la ciencia clsica, han supuesto el pago de un alto precio, el que hasignificado dejar de lado en la aventura cientfica tanto a la complejidad comoa la historia10. De este modo pues, es como se ha llegado desde la dinmicaclsica a . . .una naturaleza indiferente, para la cual todo estado esequivalente, y una naturaleza sin reileve, llana y homognea, la pesadilla deuna insignificancia universal. . Una naturaleza, en consecuencia,donde el tiempo no es ms que el desarrollo de unas leyes universales y

    construccin del pensamiento del terico de la fsica, tienen lapretensin de ser vlidas para todos losacontecimientos de la naturaleza. Por medio de estas leves, deberamos poder encontrar, por la va dela deduccin puramente lgica, la imagen, es decir, la teora de todos los fenmenos de la naturaleza,incluso de aquellos de la vida, si este proceso de deduccin no sobrepasara de lejos la capacidad delpensamiento humano. No es, por tanto, por princio por lo que renunciamos a la integridad de laimagen fsica del mundo.

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    eternas incapaces de dar cuenta de la emergencia de algo nuevo que noestuviese ya dado y que no pudiese ser reducido al mero estado de

    11

    aparienca

    Sin embargo, la ciencia no tard mucho en encontrarse con fenmenosque desafiaban sus ms queridos postulados. Y, lo que es ms importante,tampoco tard mucho la ciencia en reconocer la nueva manera de abordarlos.As fue como en 1811, cuando la ciencia laplaciana dominaba el continenteeuropeo, Jean-Joseph Fourier obtiene el premio de la Academia por sustrabajos en el tratamiento terico de la propagacin del calor en los slidos.De este modo, pese a las duras crticas con las que Laplace y Lagrangerecibieron a la nueva teora, ambos terminaron, finalmente, por reconocer laque sera la primera ciencia de lo complejo. La termodinmica desarroll ysupuso as ... una teora fsica, matemticamente tan rigurosa como las leyesmecnicas del movimiento y absolutamente extraa al mundo newtoniano; lafsica matemtica y la ciencia newtoniana dejaron de ser sinnimas.

  • 40En estas circunstancias, la reflexin de Bergson segn la cual...

    nuestra fsica data del da en que supimos aislar sistemas, considerndolosindependientemente del mundo a que pertenecen, aislar una causa de sucambio de estado e identificar este cambio al efecto necesario de dichacausa. , que significaba y era el ncleo del llamadoprincipia de razn suficiente, dejara ms adelante de tener aplicacin almenos para una clase de sistemas termodinmicos: los inestables o alejadosdel equilibrio. En efecto, el principio de razn suficiente posibilitaba lareversibilidad de los estados de un sistema dinmico, el ideal de la raznsuficiente consista en la capacidad para identificar plenamente una causa consu efecto subsiguiente; el conocimiento adems de la ley de evolucin de eseobjeto dinmico permitira establecer una equivalencia reversible entre lacausa y el efecto. El princio de razn suficiente una indisolublemente ladefinicin local de un sistema -la causa plena y el efecto total- y la simetradel tiempo -la relacin de equivalencia reversible que articula causa y efecto.(Prigogine y Stengers, 1 990b: 118). Por tanto, la definicin local de unsistema, la descripcin de su estado en un instante preciso, permitira, deacuerdo con el principio de razn suficiente, hacer completamente inteligibleel objeto dinmico en cualquier instante de su evolucin. La irreversibidaddeun estado dinmico sera la prueba, por contra, de una deficiente definicindel estado local de ese sistema, del carcter aproximado de nuestrosinstrumentos de medida en definitiva.

    Y consiguientemente, cualquier tentativa de dar un sentido a lairreversibilidad en un lenguaje sujeto a la razn suficiente estaba condenadaa presentarla como la consecuencia de una definicin aproximada, relativa alpunto de vista humano y no al objeto. . Sin embargo, aquella victoriaque en el campo de la objetividacf la dinmica de las trayectorias reversiblesobtena -a travs del principio de razn suficiente- sobre los procesosirreversibles, que tenan cabida en el mbito de la termodinmica, termin

  • 41

    siendo considerada como efmera. En efecto, un nuevo lmite, que ha sidotambin un desafo, ha puesto de manifiesto la conexin de los procesosirreversibles con el mundo de la dinmica: los comportamientos caticos. Ala luz de los sistemas dinmicos caticos, la representacin de la dinmicaclsica y su principio de razn suficiente se revelan como un casoparticular13. La irreversibilidad, lejos de ser una propiedad exclusiva de latermodinmica que pona en evidencia, en la perspectiva clsica, el carcteraproximado de nuestras medidas bien por carencias en el instrumental bienpor la introduccin del punto de vista humano; concluye, finalmente, en unasignificacin ms profunda, segn la cual: Los lmites de vaildez delprinc,io

    12A este respecto recogemos la siguiente nota: El ideal de omnisciencia se encarna en la ciencia

    de las trayectorias y en el diablillo de Laplace que las contempla durante un instante y las calcula parala eternidad. Pero las trayectorias que parecen tan reales son de hecho idealizaciones: no lasobservamos nunca tales como son porque para eso hara falta una observacin de precisinpositivamente infinita: hara falta poder atribuir a un sistema dinmico una condicin inicial puntual,localizarlo en un estado nico, con la exclusin de cualquier otro estado tan cercano a l como sequiera. En las situaciones en las cuales pensamos de costumbre, esta observacin carece deconsecuencias: poco importa que la trayectoria no est definida ms que con aproximacin; elpaso allmite hacia valores muy determinados de las condiciones iniciales, si no es efectivamente realizable,es concebible y la trayectoria contina a perfilarse como lmite hacia el cual tiende una serie, deprecisin creciente de nuestras observaciones. Sin embargo, hemos encontrado dos tipos de obstculosinfranqueables a este paso al limite; son el desorden, el caos de las trayectorias para sistemas de

    estabildad dbil~ y la coherencia de los movimientos cunticos que determina la constante de Plank.En los dos casos, porque, respectivamente, trayectorias divergentes se encuentran en una mezcla tanntima como se quiera, o porque, al contrario, son demasiado solidarios, la definicin de un estadopuntualnico pierde su sentido, la trayectoria no es solamente una idealizacin, sino una idealizacinincorrecta. (Prigogine y Stengers, 1 990a: 300-301>.

    un ejemplo ilustrativo del cambio de perspectiva en los modos de inteligibilidad de los sistemasdinmicos, que han venido inducidos por los comportamientos caticos, es descrito en el siguientetexto: Todos sabemos lo que significa Yugar a cara o cruz . En cada tirada nosotros no podemosadivinar de qu lado caer la moneda pero en promedio caer tantas veces de un lado como del otro.El lanzamiento de la moneda responde asa una ley probabilista E..)?Pero por otra parte, podemos considerar el movimiento de la moneda como sujeto a una leydeterminista. En este caso la probabilidad respondera solamente a nuestra ignorancia. Consideremosms en detalle las condiciones iniciales. Simulemos el lanzamiento con ayuda de un ordenador que nospermitir definir lascondiciones iniciales mediante nmeros con tantas cifras decimales como queramos.Dos casos pueden presentarse. Un incremento de la precisin podra suprimir la pertinencia de la leyprobabilista: estaramos entonces en condiciones de predecir que para unadeterminada condicin inicialobtendremos cruz, y para otra determinada cara. Concluiremos as que la idea de probabilidad sloprovena de nuestra ignorancia. La probabilidad -y as se la considera generalmente- no es ms que unconcepto auxiliar Sin embargo, ahora ya sabemos que no es as necesariamente.Jams podremos definir una condicin inicial que genere de forma determinista uno de los dosresultados posibles. La ley probabilista permanece as como una ley fundamental mientras que la leydeterminista deriva de una idealizacin incorrecta. (Prigogine y Stengers, 1990b: 106>.

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    de razn suficiente no estn ligados a los del sujeto que observa sino a laspropiedades intrnsecas del objeto observado. .

    De este modo, ... la existencia de sistemas caticos transforma lanocin de impredecibilidad, la libera de la idea de una ignorancia contingenteque podra ser superada simplemente con un mejor conocimiento, y le da unsentido intrnseco. (Prigogine y Stengers, 1990b: 87). En consecuencia, lanocin de trayectoria en su caracterizacin determinista por parte de la

    14dinmica clsica, no dejar de ser ya ms que una idealizacin incorrectaEn efecto, si deseamos que la nocin de trayectoria determinista se configurecomo un modo de representacin adecuado, ms all de su cualificacinmatemtica para serlo, precisa resistir a lo que se ha venido en llamar elmargen de error fsico. Es decir, en fsica, como en casi todas las ciencias, nose trata de disponer de unos instrumentos de medida todo lo precisos que sedeseen, ya que por muy alto que sea el rigor de stos siempre obtendremosde ellos valores aproximados, sino, ms concretamente, en garantizar que sirepetimos aproximadamente la misma experiencia conseguiremosaproximadamente los mismos resultados15. Pues bien, la existencia de

    14ciertamente, como veremos en el capitulo y, el ideal de omnisciencia representado por la

    dinmica clsica no es ms que eso, un ideal: Nunca nadie ha pretendido poder predecir lastrayectorias de un sistema dinmico complejo. Elmismo diablillo de Laplace aparece en la introduccinde un tratado sobre teora de la probabilidad. El diablillo de Laplace no era la figura de la maestrauniversal, no nos garantizaba la posibilidad de prever todas las cosas, nos anunciaba que, desde elpunto de vista de la teora fsica, el futuro est contenido en elpresente, el devenir y la innovacin, elmundo de los procesos en el cual vivimos y que nos constitu ye. son, si no ilusiones, por lo menosapariencias determinadas por nuestro modo de observacin. (Prigogine y Stengers, 1990a: 301).

    15 Esta cuestin se ver tambin en el captulo y de nuestra tesis, no obstante, por su importancia,anotamos aqu dos citas esclarecedoras sobre el rigor de la medida en fsica: Entraa lagran dificultadconceptual que Pierre Duhem fue uno de los primeros en sealar en La thorie physique, son object, sastructure, cuando escribi: Una deduccin matemtica no es til para el fsico en tanto en cuanto selimite a afirmar que una proposicin, rigurosamente cierta, tiene como consecuencia la exactitudrigurosa de otra proposicin. Para serle de alguna utilidad al fsico, hay que probar que la segundaproposicin es ms o menos exacta cuando la primera es solamente ms o menos cierta. (Prigoginey Stengers, 1990a: 330). La segunda cita, por su parte, liga el sentido del ms o menos de la medidaa la imposibilidad de descripcin determinista de los sistemas inestables, con el argumento de la faltade resistencia de este tipo de descripcin al margen de error fsico en esta clase de sistemas: Para

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    sistemas dinmicos caticos no resiste el margen de error fsico; de hecho,...cualquier imprecisin en la determinacin inicial de tales sistemas seamplifica con el tiempo. .

    En consecuencia, no se trata ya de que seamos observadoresimperfectos del mundo en el que nos movemos, se trata, ms profundamente,del descubrimiento de situaciones reales de ese mundo a las que nos esimposible acceder desde los postulados de la ciencia clsica6. De maneraque, al igual que ahora debemos distinguir entre la probabilidad que provienede nuestra ignorancia y la probabilidad que viene a caracterizar de modointrnSeco al comportamiento catico, se hace preciso recuperar a lairreversibilidad no como un producto de nuestro desconocimiento parcial delas condiciones iniciales de un sistema, sino, como condicin misma delconocimiento 17~ Este hecho, que fue argumentado por Niels Bohr para la

    Duhem. cuando la introduccin de las palabras ms o menos hace perder su significado a ladeduccin matemtica, sta queda condenada a la ~eterna esterilidad 1 La transformacin de ladescripcin dinmica que presentamos aqu vuelve a invocar esta condena y propone para los sistemasdinmicos inestables otro tipo de definicin y, por tanto, de deduccin, que les devuelva el carcteresencial de toda representacin matemtica de la fsica, su necesaria resistencia al ms o menos. Nonos sorprender que esta nueva representacin sea de naturaleza probabiistica. Los sistemas dinmicosinestables responden exactamente las condiciones definidas por Poincar para la aplicacin de lasprobabilidades: pequeas causas pueden tener grandes efectos. (Prigogine y Stengers, 1990a: 331).

    16 As, como escriben Prigogine y Stengers: St en lugar de ser solamente observadores ymanipuladores imperfectos, tuviramos elpoder de ver una poblacin de paniculas del mismo modoque la astronoma ve el sistema planetario, y de conferir a esta poblacin un estado inicial de nuestraeleccin del mis