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A I II III IV V VI VII Ω
"A vosotros os entrego el destino de la Fe, y llevareis su mensaje a todos los
planetas de todas las estrellas de los cielos: Avanzad, conquistad en mi
Nombre, y reclamad lo que yo os de dado."
- Libro de la Reclamación, 22:13, Las Escrituras
"Y así aquellos que sobrevivimos vimos, mientras nuestro planeta ardía a lo
lejos en llamas y las legiones del mal marchaban a sus ordenes, a nuestra
gente ser llevada como si fuese ganado a bordo de los transportes. Una vida
de esclavitud les esperaba a aquellas almas malditas; hubiese sido mejor para
ellos que nunca hubiesen nacido. ¿Como, Dios mío, ha sucedido esto? ¿No son
estos invasores de carne y hueso como nosotros? ¿Qué maldad es esta que
obliga a los hombres a cometer tales atrocidades los unos contra los otros?"
- Crónicas de la Tribu Sebiestor, Archivos Minmatar, "El camino de
Krogan"
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Región de Derelik - Constelación Aguh
Sistema Hahyil: Planetesimal de Diemnon
Complejo Minero de Diemnon
23216 AD
Un hombre normal hubiese gritado con la abrasadora agonía desatada por el
látigo eléctrico. En vez de ello, el esclavo simplemente recogió su láser minero
del suelo y lo encendió otra vez, continuando con su trabajo como si no hubiese
pasado nada. El guardia Amarrian, se quedo mirando las heridas en la espalda
del hombre, reflexionando sobre si debería volver a azotarle por segunda vez.
Un esclavo insensible al dolor era difícil de controlar, y además, los reemplazos
deberían estar a punto de llegar en caso de que este muriese. La Reclamación
había conquistado el planeta Eanna ayer, y cientos de miles de arrepentidos
paganos había sido tomados prisioneros. Aquellos herejes que habían
rechazado abrazar la Fe habían hecho frente a la rápida justicia de los Sagrados
Paladines del Emperador.
El guardia alzó de nuevo su brazo y golpeo otra vez. Los chispazos explotaron
contra la espalda del esclavo, y esta vez se desmoronó contra el suelo con un
gemido. Las heridas cauterizadas se cruzaban con cicatrices previas, creando la
forma aproximada de El Signo. La belleza de la Fe, pensó el guardia, ese es el
camino que se les ofrece a los nonatos. El paraíso era un derecho de
nacimiento exclusivo para los purasangre Amarrian, para el resto - incluyendo al
Matari tirado a sus pies - la salvación debía ganarse. Solo a través del
sufrimiento puede un nonato alzarse desde la sombra de la muerte y ganarse la
bendición de la inmortalidad. Quizás camine junto a este esclavo en los cielos,
pensó el guardia. Su servidumbre decía mucho sobre su búsqueda del perdón.
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Justo cuando su brazo se alzaba para golpear por tercera vez, el auricular de su
oreja sonó. Un transporte de esclavos estaba a punto de aterrizar, tenía que
ayudar en el procesamiento de los nuevos. Había collares Glaive que colocar;
lugares de trabajo que asignar, y equipo de minería que entregar. Miró hacía el
esclavo que estaba a sus pies, y que ahora se arrastraba a través de la
inmundicia y la grava. Sí, este verá el paraíso pronto. El guardia enfundó el
látigo eléctrico, se dio la vuelta y se dirigió hacía la sección de los ascensores.
Buscando la pared de la caverna para poder apoyarse, el esclavo luchó por
ponerse de nuevo en pie. Oleadas de dolor atroces palpitaron a través de su
enjuta silueta. Cada una de ellas le provocaba escalofríos - no por el tormento
físico - sino por el cruel recordatorio que suponía que la muerte siguiese
eludiéndole. Si hubo un tiempo en la vida de aquel hombre que no estuviera
plagado de angustia, hacia mucho tiempo que su memoria lo había olvidado.
Además del dolor, solo sabía que estaba maldito por el crimen de no ser
Amarrian de nacimiento, y el equipo que tenía ahora en sus manos era la llave
para su salvación. La salida del infierno esta tras estas paredes, le dijo el
Paladín. Usa el láser para cavar a través de ellas, consigue la hemorfita que
contiene la caverna y ofrécesela a Dios. Puso en funcionamiento el aparato y
clavó el láser en las rocas que tenía ante si, trabajó con el rayo de izquierda a
derecha, buscando el precioso mineral y rezando por su perdón...
Un calor abrasador surgió de un misterioso objeto que hasta ese momento
permanecía dormido dentro del estómago del esclavo. Un dolor le lleno de
repente y estalló en todas direcciones al mismo tiempo. El taladro se le cayó al
suelo mientras el esclavo se agarraba el abdomen y caía de rodillas. Entonces
una segunda fuente de enorme calor surgió en las profundidades de su cabeza,
como si le hubieran inyectado metal fundido detrás de los ojos. Se retorció con
convulsiones de dolor en la grava, y pudo sentir un ardiente líquido recorriendo
su circulación sanguínea, incinerándolo todo a su paso.
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En el punto álgido de su agonía, un destello cegador lleno la visión del esclavo.
Dio un gritó ensordecedor y su febril tono retumbó a través de los pozos y las
catacumbas de las minas. Pero el eco que asaltó los tímpanos de incontables
esclavos no fue el chillido de dolor de un hombre; fue un furioso grito de guerra
en un campo de batalla. El fuego que fluía través de sus venas se había
convertido en una estimulante fuente de pura fuerza. Poniéndose en pie, el
esclavo se toco la cabeza y el estómago buscando heridas, pero no encontró
ninguna. Sabía que simplemente se había convertido en algo inhumano, en
algo más fuerte y poderoso de lo que nunca hubiera sido capaz de imaginar.
Agarró firmemente con sus manos el collar Glaive que aprisionaba su cuello.
Inmediatamente, pudo sentir como el aparato pinchaba su piel y le inyectaba
sus letales toxinas en las arterias. Pero los venenos que deberían haberle
paralizado y más tarde matado no le hicieron efecto.
Con un agudo y metálico crujido, el collar se hizo pedazos bajo la enorme
fuerza de las manos del hombre. Los esclavos se reunieron y observaron con
asombro como se quitaba las agujas de las jeringuillas del cuello y las
desechaba inofensivas a un lado. En ese momento entusiasmadamente
consciente de sus poderes, oyó la voz de alguien que nunca había conocido,
pero que exigía su absoluta y devota obediencia.
¡Despierta, Minmatar! ¡Tienen a nuestros Ancianos!
El esclavo sacudió la cabeza con desesperación, agarrándose la cabeza como si
estuviese a punto de explotar. Entonces le llegó con inmediata claridad el
propósito de su vida. La voz procedía de dentro, y supo que había nacido con
el propósito de realizar una sola misión.
¡Los han traído aquí, Minmatar! ¡Están escondidos entre aquellos que acaban
de llegar!
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Inmediatamente, sintió la presencia de los Ancianos cerca y supo que la voz
decía la verdad. Su memoria volvió hacía atrás hasta el momento exacto en el
que el guardia Amarrian estuvo ansioso por golpearle por tercera vez, y hasta el
momento en que la radio sonó en su auricular. La mente del esclavo amplificó
el sonido, procesó las palabras, y supo en ese momento que los Ancianos
estaban siendo retenidos en la bahía de atraque justo detrás de las minas.
¡Debes ir con ellos ahora!
La urgencia de la voz traicionó la presencia de la cola de un látigo eléctrico
cargado sonando a su espalda. El tiempo se deslizó más lentamente. Dio un
paso lateral esquivando el látigo, pivotó sobre un pie hacia su atacante y le
golpeo con un único y borroso movimiento de su brazo extendido. El esclavo
sintió como su mano endurecida atravesaba la garganta de su agresor. El
guardia Amarrian cayó, con su vida escapándose a través de la horrible herida
de su cuello. No perdió el tiempo saboreando el delicioso momento de la
venganza; en vez de ello, el esclavo se dio la vuelta y echó a correr. La
inspirada multitud, reconociendo su oportunidad, estalló en un frenesí y corrió
tras él.
¡Date prisa, Mimantar! ¡El tiempo se nos acaba!
Tres guardias más murieron de forma instantánea y violenta mientras
intentaban detener al esclavo rebelde. Tras él, la multitud creció hasta
convertirse en una revuelta incontrolable. Arrojando sus taladros y echando a
correr hacia delante a ciegas, la turba busco sangre Amarrian que derramar
pero solo encontraron los restos destrozados que había dejado el poderoso
hombre que iba a la cabeza. Al llegar a las grandes puertas de la bahía de
atraque, el esclavo aplastó el esternón de su siguiente victima de un solo golpe.
La radio del cadaver retransmitía una brusca advertencia:
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"¡No tiene collar Glaive; distribuid rifles entre los escuadrones y disparad a
discreción!"
¡Abre las puertas, Minmatar!
En un torbellino de movimientos, presionó la palma de la mano muerta del
guardia contra el cristal de la consola y tecleó una secuencia de cinco dígitos.
El esclavo no se detuvo en ningún momento a considerar como era posible que
conociese el código. Las poderosas puertas se abrieron, y ante él aparecieron
de pie cientos de Minmatars, hombres, mujeres y niños. ¡Y los Ancianos
estaban entre ellos!
¡Ven con nosotros, Minmatar!
Una bola de fuego estalló contra su pecho con una fuerza terrorífica. El sonido
del disparo hizo que la multitud gritase de pánico. Como no sintió ningún dolor,
dio otro paso hacia delante. Una vez más, un poderoso impacto lo empujó
hacia atrás, pero en vez de caer al espacio abierto, fue arrastrado hacia delante
por una multitud furiosa de esclavos rebeldes que le pasaban corriendo.
Avanzó tambaleándose entre la lucha, el esclavo ignoró la locura de aquellos
momentos y buscó desesperadamente a los Ancianos que le habían despertado
de su sueño. La muerte estaba por todas partes, pero sus ojos se fijaron en la
frágil figura de un hombre encapuchado que se movía en un lento, y deslizante
movimiento a través de la lucha.
Todo esta en la balanza; el destino de los mundos depende del resultado que
se obtenga durante estos días. Advierte a los demás que los Ancianos que
quedan no deben perecer. ¡Manda este mensaje con rapidez! ¡La inmortalidad
te aguarda, Minmatar! ¡Vete!
Y el esclavo pudo sentir el dolor otra vez, pero no el de las heridas de balas que
había en su pecho. La tortura abrasadora que salía de las profundidades de su
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estómago volvió, y el Anciano despareció en medio del caos. De repente fue
consciente de su propia mortalidad, el esclavo escapó hacia los ascensores que
le llevarían hasta los puestos de vigilancia en la superficie de las minas. Corrió
a través de multitudes de cuchillos centelleantes y sangre derramada; paso a
través de hombres que se agarraban sus collares Glaive con una mano mientras
golpeaban Amarrians con la otra. Con el dolor abdominal intensificándose a
cada paso, se lanzó hacia el ascensor y cerró la puerta. El ascensor comenzó a
ascender contra una lluvia de balas. Los guardias se metieron en un segundo
ascensor y le persiguieron.
El dolor se extendió hacia arriba hasta llegar al plexo solar, y espasmos de
agonía comenzaron a irradiar de las heridas abiertas en su pecho y espalda.
Una voz computerizada anunció una advertencia mientras el ascensor
sobrepasaba la zona de gravedad. Después vinieron las nauseas, y con un
violento esfuerzo y envuelta por gotas de sangre y bilis, una pequeña esfera
metálica fue expulsada enérgicamente de su boca mientras el ascensor se
detenía. Reuniendo tanta fuerza como pudo para hacer este esfuerzo final, el
esclavo agarró el diminuto aparato y salió fuera.
Las balas estallaron sobre su cabeza mientras saltaba hasta la entrada de la
cámara estanca. Las puertas internas se abrieron, y tras teclear varias veces,
se aseguró de que no se cerrasen tras él. Las alarmas de presión atmosférica
resonaron a través de la caverna, luces ambarinas de precaución brillaron, y las
sirenas gimieron mientras esperaba el momento exacto para abrir el sello
externo.
El esclavo oyó un ensordecedor siseo, y después el silencio. Sus pulmones
explotaron, la última imagen que procesó su cerebro fue la visión de los
guardianes Amarrian saltando por una salida bajo la superficie. El diminuto
dispositivo, agarrado entre las manos muertas del esclavo sin nombre, brilló
durante un momento antes de convertir cada uno de los átomos de su masa en
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un inmensamente potente pulso energético que atravesó una distancia de años
luz en el espacio-tiempo en un instante.
El evento celestial fue registrado por los instrumentos de exactamente cuatro
naves espaciales. En aquel preciso instante, el curso de la historia había sido
alterado para siempre.
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A I II III IV V VI VII Ω
"No vacilaré cuando la Fe me ponga a prueba, pues solo la más fuerte de las
convicciones me abrirá las puertas del paraíso. Mi Fe en ti es absoluta; mi
espada es Tuya, Mi Dios, y Tú voluntad me guiará ahora y por toda la
eternidad."
- El Profeta Kuria, "El Credo del Paladín"
"Se dice que la cobardía se esconde tras el poder; que todos los tiranos temen
que sus súbditos aprendan donde se encuentra el verdadero origen del poder.
¡Que mejor modo para un emperador que esconder esta verdad afirmando que
es voluntad de los dioses, y amenazar a aquellos que la cuestionan con el
castigo divino!"
- "El Tomo de los Ancianos", Crónicas Matari
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Región de Delerik - Constelación Joas
Sistema Ubtes: Planeta IV
Un oscuro camino, iluminado por huesos chamuscados y ascuas brillantes,
zigzagueaba a través de los restos humeantes de un bosque muerto. La marca
del mal estaba presente por doquier en este lugar olvidado, y los susurros de
los demonios tentaron a la solitaria visitante a darse la vuelta. Reprimiendo su
miedo, ella siguió hacia delante a través de los oscuros y destrozados troncos
de árboles y salió a un vasto campo. Solo un objeto rompía el vacío de aquella
desolada extensión: Una cripta de piedra con su pesada lápida descansando a
un lado, esperando ser sellada por toda la eternidad. En las alturas el cielo
hervía con oscuras nubes densas que anunciaban la apocalíptica tormenta que
se avecinaba para destruir este mundo de una vez por todas. Pero había
llegado demasiado lejos para volverse atrás ahora, y después de inspirar
profundamente para tomar fuerzas, se atrevió a aventurarse un paso más allá.
Una inmensa pena se apoderó de ella instantáneamente, el tipo de miseria
asfixiante que solo podía ser provocada por la perdida de un ser querido. Un
gran héroe había descansado dentro de aquella cripta, derribado cuando estaba
a punto de vencer a la maldición de aquella tierra. Se aproximó a la tumba del
campeón desconocido, y entonces comprendió que no estaba sola. A su lado
caminaban incontables almas cuyo número llenaba el campo hasta donde
llegaba la vista. Ellas también estaban destrozadas por el dolor, y habían
soportado todo aquel el traicionero terreno para intentar dar a este gran héroe
una despedida.
Llegó hasta la cripta abierta, pero fue incapaz de mirar hacía el cuerpo que
estaba tendido dentro. Apartando la mirada hacía otro lugar, se dio cuenta de
que la gente que la rodeaba no tenía cara. Estaba de pie en silencio, hombro
con hombro, como si estuviesen esperando a que ella hablase. Pero fueron los
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demonios los primeros que hablaron, cuando sus siniestros susurros
atravesaron la desolada tierra y llegaron a sus oídos. Un relámpago brilló
desde las malvadas nubes en las alturas. De repente los espíritus se
desvanecieron el campo sin dejar rastro. Solo la cripta - y el peor de los
miedos que ella hubiera conocido - permanecieron.
Sin previo aviso, el cuerpo se abalanzó sobre ella, con los brazos extendidos y
gritó:
"¡Voila!"
Empujándole con firmeza hacia las profundidades, el cuerpo gritó otra vez
mientras caían más y más en las profundidades, y hacia el olvido:
"¡Voila! ¡Remonta!"
Con un jadeo, se despertó escuchando las alarmas de aviso y las luces
parpadeantes de los instrumentos. El cristal de la cabina mostraba las bandas
nubosas marrón-rojizas revueltas de la atmósfera superior de Ubtes IV. Voila
tiró con fuerza hacia atrás de los controles y aceleró al máximo. El enorme
gigante gaseoso despareció bajo la línea de visión de la cabina y fue
reemplazado por la cegadora luz del sol del sistema solar. Los motores Allotek
tras ella rugieron de nuevo a la vida. y el vehiculo espacial comenzó a vibrar
violentamente.
El auricular dentro de su casco volvió a gritarle otra vez : "¡Has caído dentro de
su pozo gravitatorio, acelera más!"
Voila pulsó con el pulgar un botón del acelerador. Los afterburners rugieron, y
la vibración se calmó mientras la fragata clase Atron aceleró hasta alejarse a
una distancia segura lejos de las garras de Ubtes IV. Estos sueños te van a
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matar algún día, pensó ella. Apagó los motores, hizo varias inspiraciones
profundas de oxigeno e intentó calmarse.
"¡¿Que demonios te pasa? Es la tercera vez este mes!"
Todavía temblando, se sacó la máscara y busco el frasco de analgésicos bajo el
MPD (Pantalla de Proyección Multifunción). Su cara estaba húmeda por el
sudor y las lágrimas. Destapó el frasco y dos pastillas rodaron hasta su boca.
"¡Voila!"
Después de tragar las píldoras, intento poner un tono duro a su voz. "¡Baer,
cállate de una vez!" gritó. "¿No puedes por una sola vez ocuparte de tus
propios asuntos cuando estoy aquí fuera?" Las drogas comenzaron a hacer su
efecto. El colocon no fue tan potente como ella esperaba, pero aún así celebró
sus efectos.
La voz del auricular tuvo la misma dureza. "¡Te acabo de salvar la vida otra
vez! ¡Maldita sea, Voila! ¡Dame una buena razón por la que no deba apartarte
de esa nave ahora mismo!"
A través de sus acuosos ojos fue enfocando el paisaje del espacio negro
azulado del sistema Ubtes una vez su nave se alejó del sol. "Porque has hecho
carrera gracias al éxito de mi trabajo, y no vas a hacer nada para arriesgarte a
amenazarlo."
"Deberías recordarle eso a DIVCOM más a menudo," se mofó Baer. "Parece
que siempre se les olvida el éxito de tu trabajo."
Viola ignoró la velada amenaza. Si esos idiotas quieren mi renuncia, todo lo
que tienen que hacer es pedírmela. Pero no van a hacerlo ahora, no desde que
el Sistema Hror fue tomado por el Emperador Heideran, como había predicho.
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"Escúchame," continuó Baer, con voz más sumisa. "Ahora te hablo como un
amigo: Te estas quemando, y eso va a llamar la atención de las personas
equivocadas. Intervendrán las grabaciones de vuelo, Voila. No puedo ocultar
tus fallos para siempre."
Sobretodo si alguien encuentra estas píldoras. "Baer, esta nave es el único
apoyo que tengo de los políticos de la Federación," respondió ella. Se inclinó
hacia delante contra el arnés de seguridad, y abrió el MFD. Los instrumentos
de la cabina bañaron su traje espacial de un color verdoso mientras los datos
pasaban por la pantalla. "¿Tienes las últimas cifras de bajas para Eanna?"
Hubo una pausa. "Las últimas cifras son de sesenta y tres millones de muertos,
la mayor parte de ellos víctimas de los bombardeos orbitales dirigidos contra los
centros de población. Un millón de muertos aproximadamente durante el
aterrizaje; otro millón durante los combates terrestre que siguieron. Al menos
dos millones han sido capturados como esclavos, pero no conoceremos las
cifras exactas hasta pasado un tiempo."
Las almas sin rostro de su sueño volvieron a hacerse presentes en su memoria.
Cerró los ojos e intentó olvidarse de ellas. "¿Y los Ancianos?"
"Voila, por favor..."
"Los Ancianos, maldita sea," gritó ella, enfadada. "¿Has recogido alguna
información sobre ellos?"
"Nada," respondió Baer bruscamente. "Ni una palabra de tu misteriosa 'Orden',
tampoco."
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"Entonces asegúrate de que los técnicos ELINT son reasignados desde
cualquier tarea local al seguimiento de los transportes que abandonan la
superficie," respondió ella, mientras buscaba otra vez los analgésicos.
"Eso es una perdida de tiempo y lo sabes," argumentó él. "Nunca sabremos las
identidades de nadie que estuviera allí abajo, deja que solo..."
Dos pastillas más rodaron hasta su boca. "No quiero oír tu opinión, Baer."
Sintió como las drogas hacían efecto sobre sus músculos, relajándolos.
"Simplemente hazlo. ¿Tienes algo más para mí?"
"De hecho, sí, Voila," replicó él. "DIVCOM quiere un informe detallando tus
estimaciones sobre cuales serán los siguientes sistemas que los Amarrians
atacaran."
La cripta del estéril campo le decía que debía avanzar, y los demonios
comenzaron a susurrarle otra vez. "Tienen que decirle a los políticos que
Luminaire es el siguiente," resolló ella.
Voila cortó la comunicación antes de que a Baer le diese tiempo de protestar.
***
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Región de Essence - Constelación Crux
Sistema Renyn: Planeta IX - Luna 4
Cuartel General de la Oficina Federal de Inteligencia
El Teniente Coronel Baer Gesdeneau golpeó con su puño el escritorio. Zorra
miserable, pensó, intentando contactar con ella otra vez con el comunicador.
No hubo respuesta. Sus ojos buscaron la pantalla que retransmitía en directo
la telemetría de la fragata de Voila. El conmutador para comunicaciones
subespaciales había sido desconectado desde su interior. No se para qué me
preocupo, se preguntó a si mismo. Si quiere suicidarse, no puedo hacer nada
para detenerla.
Con un suspiro, se echó hacía atrás en su silla y se quedo mirando la
información holográfica que bailaba ante él. Voila Antionnes había estado en la
Oficina Federal de Inteligencia (FIO) durante casi veinte años, y durante ese
tiempo se había convertido en la principal experta de la FIO sobre el conflicto
Minmatar-Amarrian. Su pericia era impulsada por su apasionada - y
extremadamente impopular - opinión que tenía sobre las responsabilidades
morales de los gobiernos. Los Amarrians, con su afinidad a la esclavitud y sus
ambiciones expansionistas, se convirtieron en el blanco natural de su furia
intelectual. La Federación Gallente todavía estaba envuelta en una amarga
guerra con el Estado Caldari, y aun así continuó presionando incansablemente
por la intervención militar inmediata de parte de los asediados Minmatars. Un
suicidio político, pensó Baer. Sea cual fuese la pureza moral de sus creencias,
la Federación estaba demasiado cansada de guerra para escucharla.
Voila arruinó su carrera cuando presentó a la FIO como críticos con los
diseñadores de las directrices gubernamentales, acusándoles colectivamente de
17
fracasar a la hora de sostener la "implícita obligación" que tiene la Federación
de salvaguardar los derechos humanos más allá de las fronteras Gallente. No
fue la opinión de Voila lo que enfureció a sus superiores en la Agencia y la alejó
de sus colegas - después de todo, se le pagaba para tener opiniones -. Fue la
forma en la que decidió hacerlo público.
Asignada por la FIO para redactar informes rutinarios de inteligencia para el
Comité de Asuntos Exteriores del Senado, Voila redactó en secreto dos informes
por separado. En uno de aquellos informes detallaba lo que la División de
Mando pensaba que ella diría. La otra copia - de contenido completamente
diferente - fue la que al cabo de un tiempo acabo en manos de los Senadores
Gallente.
Baer todavía ponía mala cara cada vez que pensaba en la reacción del Comité.
En su informe, Voila citaba "la completa falta de base en política exterior"
haciéndoles parcialmente responsables del agresivo empuje del Imperio Amarr
hacia el espacio Minmatar. Censuró a aquellos "compinches políticos" cuya
"vasta incompetencia se hacía evidente por su creencia en que un diálogo
racional era posible con fanáticos religiosos" y el "fallo mortal de los imbéciles
públicamente elegidos a la hora de no ser capaces de reconocer la Reclamación
tal y como era: un genocidio patrocinado por un Estado, con diferencia la
mayor amenaza a la que nunca había hecho frente la humanidad, y no digamos
la Federación". El estallido político resultante creó tanta presión a la agencia
que DIVCOM (División de Mando) contempló la posibilidad de emprender
acciones legales contra ella, exceptuando el hecho de que hacerlo les privaría
de valiosos recursos cuyas contribuciones a la Federación eran incomparables .
La FIO al final decidió que incurrir en la ira de los políticos merecía la pena con
tal de conservar a Voila, pero con la única condición de que su visibilidad -
tanto pública como interna - fuese reducida a la nada. A pesar de sus veinte
años de experiencia profesional, fue degrada hasta un rango en la jerarquía
equivalente a la de un miembro de primer año. La vida de Voila era la agencia;
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había invertido muy poco tiempo en su vida social, y no tenia amigos o
familiares en los que apoyarse. Fue machacada, pensó Baer. Y nunca ha
vuelto a ser la misma desde entonces.
Baer encendió un cigarrillo y lentamente exhaló una nube de humo a través de
la telemetría visual que flotaba sobre su escritorio. La agencia la quería fuera
de su vista, pero también quería su talento; que mejor manera de reconciliar
ambas necesidades sino dándole una nave. El sistema electrónico de la fragata
clase Atron de Voila estaba modificado para retransmitir su situación a la
agencia en todo momento, y su acceso de seguridad había sido ajustado de
manera que solo podía acceder a información restringida si estaba físicamente
dentro de la nave. En las estaciones o en los planetas, su acceso estaba
bloqueado. La División Directiva había tomado todas las precauciones
necesarias para evitar que se repitiese el fiasco del Comité de Asuntos
Exteriores del Senado además de conseguir algo productivo de ella, y no les
importaba nada si en el proceso aplastaban su ego.
Fue cruel, pensó Baer, pero todavía trabajaba... hasta que empezó a buscar
fantasmas. A pesar de la magnitud de la caída del planeta Eanna, Voila seguía
investigando el sin sentido de una "Orden" secreta y algunas figuras
importantes escondidas entre las tribus Minmatar cuya importancia para los
intereses Gallente consideraba de vital importancia. Todavía no había
conseguido pruebas sobre su existencia, y aun así insistía en dedicar los
preciosos recursos de recogida de datos para inteligencia en investigar sus
locas sospechas. La estoy perdiendo, y solo es cuestión de tiempo que todo
esto acabe mal, pensó Baer. El trabajo de inteligencia era muy duro para la
mente, pero era especialmente duro en aquellos que estaban asignados a los
Amarrians. Voila no sería el primer analista que perdía la cabeza a causa de
ello.
Apagó con el pie su cigarrillo y se alejó del escritorio, echándole un último
vistazo a la telemetría: El Sistema Ubtes, cuarto planeta, orbita geosincrónica,
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todos los sistemas en verde, todas las señales ambientales a cero. Esta
completamente sola allí fuera, pensó Baer. Un apropiado retrato de la vida que
ha elegido. Alisándose el uniforme, Baer abandonó su oficina para comparecer
en una reunión con el resto de oficiales de operaciones.
Tan pronto como la puerta se cerró tras él, el gráfico telemétrico que
representaba la fuerza de las señales ambientales se puso de un rojo brillante y
allí se quedó durante unos segundos antes de volver a la normalidad.
***
Región de Metrópolis - Constelación Tiat
Sistema Hror, Planeta VI: "Eanna"
Battleship clase Armageddon "Impasible"
Observados desde la flota de naves que patrullaban las alturas, los cirros del
planeta Eanna se arremolinaban perezosos y alargados, con unas oscuras líneas
nubosas extendiéndose a través de los continentes.
Háblame Dios.
La pantalla fue cambiando a través de varias vistas del antiguo planeta
Minmatar proporcionadas por las naves Imperiales que lo rodeaban. Habían
pasado aproximadamente veintidós horas desde el último disparo, por aun así
incontrolables tormentas de fuego todavía rugían sobre el planeta. Ocasionales
claros entre las nubes mostraban una superficie verde salpicada por grandes de
cicatrices oscuras.
Dime que todos los millones de personas a los que maté ayer merecían morir.
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El Comodoro Faus Akredon desconectó la consola, y las imágenes
desaparecieron. Giró sobre su silla para poder ver a través de la ventana que
había en su alojamiento. El sol del Sistema Hror brilló sobre una de las
secciones del casco del Impasible, iluminando la oscura habitación con una
espeluznante aura dorada. Se puso la mano en la frente y cerró los ojos,
combatiendo las lágrimas que amenazaban revelar compasión hacía un
enemigo de Dios.
"No...vacilaré...cuando...la fe...me....ponga a prueba..."
Faus rompió a llorar mientras intentaba recitar la plegaria que, horas antes, le
había obligado a seguir las ordenes del Gran Almirante de bombardear el
planeta Eanna desde el espacio. El Impasible fue solo uno de los cientos de
battleships de la Armada Imperial que se habían enviado para tomar el control
del planeta, y Faus era uno de los que probablemente recibiría honores
militares especiales por su papel durante el ataque. La flota bajo su mando fue
una de las pocas que se encontraron con una seria resistencia por parte de los
Minmatar. En aquel momento el Impasible estaba apuntando con sus letales
rayos tychyon a las ciudades de abajo, y Faus Akredon coordinó la destrucción
sistemática de docenas de naves de guerra enemigas. Ni una sola nave
Imperial se perdió en la batalla. La decisiva victoria conllevaba implicaciones
divinas que inspiraron a su tripulación, afianzando aún más su creencia de que
él era un verdadero Paladín: Un ejecutor de la Voluntad de Dios.
¡Dios Mío, te lo suplico...háblame, por favor!
Faus se limpió las lágrimas y se paso las manos por su cabeza rapada.
Docenas de menciones militares y artefactos religiosos se alineaban en las
paredes de su alojamiento. La mayor parte de las distinciones fueron
otorgadas por el mismísimo Emperador Heideran durante fastuosas ceremonias
a las que asistieron las más poderosas personalidades del Imperio Amarr. El
Comodoro Akredon era ya una leyenda en la Armada Imperial, conocido por
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aplastar reductos de resistencia Minmatar por todo el Imperio y pidiendo las
misiones de combate más peligrosas para su flota.
El Emperador trataba a Faus como a un hijo; ponía más fe en sus habilidades
como comandante de la Armada que en sus propios Almirantes. Era de
conocimiento público que la Casa Akredon compartía ascendencia con la familia
real Kador, pero en realidad había poco contacto entre ellas. El Emperador
Heideran quería a Akredon no por sus ancestros, sino por su implacable
dedicación a la Reclamación y su profunda devoción en la fe. Ambos
imaginaban el día en que Nuevo Edén se convirtiese en el glorioso paraíso que
debería ser, cuando la fidelidad de todos los mundos en el cosmos elevasen su
plegaría universal hasta Dios.
Pero ahora los cimientos de su fe se tambaleaban. El Gran Almirante Mekioth
Sarum - comandante supremo de todas las fuerzas militares Amarrian - nunca
le había ordenado a Faus participar en un bombardeo de superficie antes de
Eanna. Quizás simplemente fuese una necesidad táctica; una necesidad militar
a la hora de maximizar potencia de fuego contra un objetivo vital. O, quizás
fuera el Emperador sometiéndole a una prueba final de fe, la cual al final
determinaría su ascenso al rango de Almirante. Faus era un hombre cuyo éxito
en el combate estaba impulsado por la divina justicia de sus acciones. Hasta el
día de hoy, en que fue incapaz de quitarse las imágenes de Eanna de la cabeza.
Esta carga es más pesada de lo que puedo soportar, Dios Mío...¿No fue tu
divina voluntad que esos paganos ardiesen por sus pecados? ¿Entonces porque
no me alegro por la matanza de mis enemigos?
Un débil pitido rompió el silencio. Faus miró hacía su escritorio.
Me has escuchado, y ahora me hablas.
El pitido sonó por segunda vez.
22
"¿Qué sucede Teniente?"
La voz tenía un tono de disculpa. "Mi señor, siento molestarle, pero tenemos
un problema."
"Continúe."
"Comunicaciones ha detectado una poderosa explosión de rayos-x y gamma
que no tienen por origen ningún objeto celeste. Cuando comprobaron las
grabaciones, encontraron que la fuerza de la señal subespacial tuvo su valor
máximo al mismo tiempo, y ... que había una estructura lógica codificada en la
transmisión. Era una señal de auxilio, pero enormemente amplificada."
"¿De quien?"
"De algunos de nuestros altos sacerdotes, mi señor. El mensaje esta
distorsionado, pero podemos confirmar la firma vocal del Apóstol Taj Rukon.
Hay otras voces en la grabación, pero no hemos podido identificarlas. Parece
como si les hubiesen tendido una emboscada."
"¿Otra prueba de fe?" Las manos de Faus se convirtieron en puños.
"¿Rebeldes?"
"Correcto, mi señor. El mensaje es explícito."
"¿Donde se originó la explosión de energía?"
"Mi señor, esto puede sonar extraño, pero la fuente es Diemmon."
Una expresión de enfado se formo en el rostro de Faus. "¿El complejo minero
en Hahyil?"
23
"Sí, mi señor. Los oficiales de comunicaciones lo han comprobado varias
veces."
Soy tu humilde servidor, mi Dios, y no tendré piedad con los animales
responsables de esta atrocidad. "Teniente, detenga al resto de capitanes y de
ordenes a navegación de poner rumbo a Diemmon. Máxima velocidad. Estoy
de camino al puente."
"Sí, mi señor."
El castigado planeta Eanna desapareció de su vista tan pronto como el
Imperturbable comenzó a virar. Faus de pie ante la ventana captó su propio
reflejo.
Soy tu humilde servidor...
Inspirando profundamente, recobró la compostura y se dirigió hacía la puerta.
***
No hubo sueños esta vez, únicamente predominó la oscuridad.
Chirp.
Voila abrió poco a poco los ojos, preguntándose durante un momento por
cuanto tiempo había estado dormida y comprendiendo que en realidad apenas
lo había estado. Se sentía tan atontada que tenía problemas para enfocar lo
que le rodeaba. El colocón aún le duraba tan doloroso como lo era el alivio que
le propocionaba. Tanto como intentar saciar la sed con agua de mar, meditó.
24
Parpadeó varias veces. Su mente trabajaba lentamente, arrastrándose a
través de su confusa mente intentando recordar como interpretar la miríada de
lecturas e instrumentos del MFD. La alarma que la había salvado de caer
directamente en la atmósfera de Ubtes IV se dio cuenta de que tenía un tono
diferente. Esta era una señal.
Chirp.
Se inclinó hacía delante y dio un golpecito en la consola. Gamma y rayos-x,
dijo en alto. La niebla se evaporó súbitamente mientras comprendía el
significado de aquel tipo de señal.
¡La Orden!
Comenzó a pulsar rápidamente en la pantalla, obligando a la sofisticada
electrónica de la Atron a encontrar el origen de la señal. Frunciendo el ceño
tras la primera respuesta que le dio el ordenador, volvió a realizar el análisis
otra vez. Esta vez, apareció una respuesta muy diferente. Voila abrió los ojos
de par en par, y lentamente apartó las manos de los controles. En la pantalla
se podía leer:
VOILA ANTIONNES
TE HEMOS ESTADO VIGILANDO
VEN A DIEMNON
ANTES DE QUE GRUUL SHATAN GOLPEE
25
No estoy soñando, Voila sintió como un escalofrío le recorría por toda la
espalda. La traducción literal de "Diemmon" en lengua Amarrian era "Roca del
Demonio", y su situación estaba en las profundidades del territorio controlado
por la Armada Imperial. Conocido por ser un infame campo de trabajo de
esclavos Minmatar, Diemnon era un planetesimal - un titánico asteroide que
podría considerarse un planeta fallido -. Con poco más de 1.300 km de
diámetro, todavía era geológicamente activo y en su superficie sucedían
constantes erupciones volcánicas.
El peligro más importante en Diemnon era la alta excentricidad de su órbita. Su
período era de 238 días estándar EVE, pero su órbita se encontraba con un
denso cinturón de asteroides - los restos de lo que debería ser el planeta
Diemnon - que hacían caer sobre su superficie una lluvia de destrucción de
dimensiones épicas cada 119 días. Los Amarrians llamaban a esta cataclismica
lluvia de meteoros "Gruul Shatan", y transformaba el espacio alrededor de
Diemmon en una zona letal para cualquier nave espacial.
Pero bajos las profundidades de la superficie de este mundo infernal había
grandes depósitos de hemorfita. Demasiado profunda para que la potencia de
los láser de corte mineros de una nave llegasen hasta ella, los Amarrians
excavaron y volaron alrededor de 30 kilómetros a través de la corteza para
llegar hasta el precioso mineral. Para mantener los trabajos de minería, se
construyó un disperso complejo en las profundidades de la enorme cavidad.
Billones de metros cúbicos de material fueron excavados y expulsados, algunas
veces para ser solo reemplazados por las corrientes ascendentes de magma
procedentes del manto o rellenadas desde arriba por la ira de Grull Shatan.
Solo la arrogancia Amarrian - y la mano de obra esclava - fue capaz de hacer
que tal impracticable empresa fuera posible, pensó Voila. Sin lugar a dudas, si
había algo parecido al infierno en Nuevo Edén, entonces sus puertas estaban
en Diemnon. Y fueron los esclavos Minmatar los que convirtieron este mundo
subterráneo en una preciosa fuente de recursos para un Emperador que se
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consideraba a si mismo como un embajador de Dios. El pensamiento enfureció
a Viola, pero los escalofríos volvieron cuando comprendió que solo faltaban
unas horas para que llegase el 119º día de la órbita de Diemnon.
La Orden me ha eludido en cada esquina, pensó Voila, buscando más
analgésicos. Una pista aquí, algo inexplicable por allí.. Y ahora esto - una
oferta para encontrarme con ellos en una de las regiones más peligrosas del
espacio durante la época mas terrible del año local. Masticó las pastillas en vez
de tragárselas, aunque apenas notó su sabor amargo.
"Antes de que Gruul Shatan golpee," Voila rememoró el mensaje mientras las
drogas seguían su maldito camino a través de sus venas.
¿Por qué no? La Atron se estremeció cuando los motores de salto se
encendieron. Ya estoy muerta.
***
Voila tenía razón. Otra vez.
La mente de Baer iba a toda velocidad mientras volvía deprisa a su oficina.
Odiaba admitirlo, pero la reunión con los oficiales operaciones hizo referencia a
todo lo que ella le había pedido que hiciese. Todos los canales diplomáticos
entre la Federación y las tribus Minmatar todavía seguían rotos a causa de la
invasión. Pero la información proveniente de los informadores y que vigilaba
los movimientos Amarrian y Minmatar continuaba fluyendo, y las implicaciones
de los últimos datos recibidos eran extremadamente inquietantes para DIVCOM.
La reunión se centró en una nave industrial en la que se creía que se llevaban a
los primeros prisioneros capturados en Eanna. Poco después de la llegada de la
27
nave al complejo minero de Diemnon, una revuelta estalló y se llevo la vida de
varios guardias Paladines - una situación de la cual hasta el momento no se
había oído hablar debido a la brutal efectividad de los métodos de control de
esclavos que usaban los Amarrians -. Lo más interesante de todo era que
Diemon estaba a punto de entrar directamente dentro de la órbita del mayor
cinturón de asteroides del Sistema Hahyil. Ninguna nave sería capaz de
aproximarse al complejo hasta que la tormenta de meteoros resultante pasase.
Había demasiadas coincidencias, pensó Baer, encogiéndose a causa de hedor
proveniente de los cigarrillos y el sudor cuando la puerta frente a su oficina se
abrió. Los oficiales de operaciones ELINT que había en la reunión empezaron
con aquella cháchara sobre como las frecuencias militares Minmatar se llenaron
de información justo después de tuviera lugar la revuelta; la intensidad de la
discusión ya era intensa a causa de la invasión de Eanna. Voila había
preguntado sobre los ancianos varias veces, y esta serie de acontecimientos
implicaba que alguien extremadamente importante para los Minmatars - "los
ancianos" o lo que fuese - había sido llevado a Diemnon.
La consola del escritorio zumbó cuando llegaba hasta su asiento.
"Aquí Baer."
"Teniente Coronel, acabamos de aislar una intercepción de voz en un canal
militar de la Tribu Matari que es necesario que escuche," dijo la voz. Era uno
de los analistas junior desde el ELINT. "Es de hace una hora. Se han perdido
algunas partes, pero la conversación contenía algunas palabras clave que
dispararon los avisos. Quédese a la espera."
Baer se aseguró de estar grabándolo todo antes de que empezase la
reproducción.
28
"... llevados a Diemnon...ser cautelosos, no tenemos tiempo para...equipo de
respuesta rápida tenemos...Valklears...de vuelta de su actual...escuadrón
Talon-...tan rápidamente...sentencia de muerte...que opciones tenemos
realmente..."
La grabación se detuvo bruscamente con la estática.
"Eso es todo," dijo el analista. "Estamos tratando de identificar la voz. Le
llamaré si encuentro alguna coincidencia."
"Bien, gracias." La comunicación se cortó.
Puta mierda, pensó Baer mientras se tanteaba buscando un cigarrillo.
¡Realmente van a intentar sacarlos de allí! Los Valklears eran una legendaria
fuerza de operaciones especiales compuesta por los mejores guerreros de las
tribus Minmatars, y su compromiso en esta misión hacía que fuese casi seguro
que el rescate estaba o bien en sus últimas etapas de planificación o ya en
marcha. Y esa misión fracasará con toda certeza, no importa lo buenos que
piensen que sean esos comandos Valklear, pensó Baer mientras recibía la
telemetría de la fragata de Voila. Los sustitutos de los guardias Amarrian
muertos durante la revuelta estarían probablemente ya de camino, y...
Baer detuvo sus pensamientos cuando vio el destino que había fijado en el
sistema de navegación de la Atron. El cigarrillo aún sin encender de su boca se
le cayo.
"Joder," murmuró mientras tecleaba en la consola la orden para desconectar
remotamente los motores de la Atron. Pero era demasiado tarde. La pantalla
holográfica parpadeó cuando la fragata de Voila entró por la puerta estelar que
la llevaría dentro del Sistema Hahyil.
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El oficial de inteligencia de la Federación se quedo mirando incrédulo. Como
demonios podía saberlo, se preguntó. Tenía formas mas sutiles de buscar la
muerte.
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A I II III IV V VI VII Ω
"Zakara vio el peligro que amenazaba a su hermano, y no vaciló; careciendo de
armas y armadura, se lanzo contra la bestia, atacándola con sus manos
desnudas. Encolerizada, la bestia se dio la vuelta y atacó a Zakara, abriéndole
una terrible herida en un costado. Aprovechando el momento, Garum clavó su
espada en el corazón de la bestia, terminando la pelea de forma victoriosa.
Pero Zakara, mortalmente herido, gritaba de dolor. 'Te sacrificaste por mi,' dijo
Garum, tomándole de la mano. 'Somos hermanos,' respondió Zakara, justo
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antes exhalar su último aliento. 'Y ante Dios seremos hermanos por toda la
eternidad...' ".
- Libro del Profeta Junip, 10:25 - 30, Las Escrituras
"Te diré como aparece la locura: Un hombre escudriña los bordes del caos,
dentro del horizonte de sucesos, donde la luz no puede escapar. Después se
da la vuelta y observa los restos de su destrozada vida, de todo aquello que le
había sido arrebatado sin la menor vacilación o remordimiento. El alma decide,
pues el hombre en realidad ya esta muerto, y esta ansía el caos por una sola
razón: Para matar al dios que le ha hecho esto."
- El Testamento Tukker, extracto del Volumen III
Región de Derelik - Constelación Bedaleya
Sistema Irshah: Punto de reunión del Escuadrón Talon Valklear
Battleship clase Typhoon "Ira Infernal"
Mi hijo...
Décadas de incesable guerra de guerrillas habían esculpido duras líneas en el
rostro del Almirante Valklear conocido como Karth Mutana. La larga y escasa
melena que le crecía desde el centro de su cabeza estaba salpicada por grises
canas, aún así el tono muscular de su cuerpo todavía poseía el tamaño y la
fuerza de un miembro de la tribu Krasual de la mitad de su edad. Hoy sus ojos
eran más oscuros de normal, y su expresión reflejaba ira y tristeza en vez de su
predominante fortaleza.
32
Han matado a mi único hijo...
La tripulación sentada en sus puestos combate a lo largo del puente tomó nota
de su lúgubre humor, y sintió como la pesada carga que llevaban sobre sus
hombros crecía hasta ser insoportable. En realidad el hecho de que Eanna
hubiese sido perdido a manos de los Amarrians era simplemente demasiado
difícil de absorber, y muchos de ellos aún estaban recibiendo noticias de seres
queridos que se habían perdido - o peor aún, no recibían ninguna -. El
Almirante era una fuerza en la que apoyarse para ellos, pero verle así era
amargamente desmoralizante a lo que además había que añadir la profundidad
de su propia tristeza.
Mi odio hacía ellos es lo único que me queda ahora...
Todos los oficiales del Ira Infernal estaban de pie al lado del Almirante,
escuchando a los planificadores Valklear explicar el papel que debía
desempeñar cada escuadrón en la operación de rescate. Una gran pantalla
instalada en la parte alta de un mamparo sobre las ventanas del puente estaba
dividida en cuatro secciones, una para cada comandante que estaba
informando. Karth oyó como su nombre era mencionado varias veces mientras
los planificadores hablaban, pero su mente nunca paraba de rememorar los
recuerdos sobre su hijo.
Antes de que él fuese soldado, vio como vertía sangre de hijos Amarrian...
sangre de padres Amarrian... y me decía, 'Eres todo lo que me gustaría llegar a
ser...'
"¿Almirante?" El planificador le habló directamente a él sobre la misión, pero le
ignoró una vez más.
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Soy Karth Mutana, luchador por la libertad de la Tribu Krusual, guerrero
Valklear del pueblo Minmatar, padre destrozado de un hijo muerto...
Todas las miradas se fijaron en el canoso veterano sentado en su puesto de
capitán del poderoso Ira Infernal. Las arrugas de su ceño fruncido se hicieron
más profundas, pero siguió mirando paralizado el espacio vacío directamente
frente a él. Nadie osó llamar su atención. El planificador de la misión se aclaró
la garganta, y continuó.
Esta será mi última batalla...
"...El Escuadrón Talon saltará hasta CZ en primer lugar para hacer frente a
todas las fuerzas Imperiales que haya.. Las defensas de superficie deben ser
neutralizadas antes de que pueda confirmarse cualquier tipo de amenaza. Solo
tendrán unos pocos segundos para confirmar 'luz verde' para Omicrón, y desde
cualquier lugar entre tres y cinco minutos para desde CZ antes de que la lluvia
de meteoros lo pulverice todo en la zona..."
Mi última vendetta...
"...la zona de salto de llegada os pondrá directamente sobre Diemnon,
igualando su velocidad orbital y trayectoria alrededor del sol de Sistema Hahyil.
Omicrón debe ser protegida a toda costa. Si Omicrón no consigue entrar en la
caverna de ventilación principal dos minutos después de vuestra llegada, las
posibilidades de que la misión tenga éxito..."
La Historia me recordara como un asesino de dioses.
"Omicrón alcanzará la caverna," interrumpió Karth, rompiendo súbitamente sus
ensoñaciones. "El Ira Infernal y los Talons se encargaran de ello. Yo y mi
tripulación estamos preparados para sacrificar nuestras vidas, por lo que
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Omicrón tendrá éxito. La pregunta es ¿qué posibilidades éxito le da usted a los
Minmatar?
El planificador de la misión cambió de postura. "Lo siento Almirante, pero..."
"Los Valklears no pudieron ayudar a Eanna, Coronel. Todas las fuerzas que
hemos reunido aquí fueron incapaces de detener a los Paladines cuando
arrasaron uno de los planetas más sagrados para nuestra civilización. ¿No
teníamos un plan para defender el mundo que al que la mayor parte de
nosotros llamábamos 'hogar'?"
Los oficiales permanecieron firmes, cada uno de ellos esforzándose por
esconder la conmoción que les había causado las palabras del Almirante. El
planificador de la misión, aturdido, intentó responder a la pregunta
cándidamente.
"Lo teníamos señor, pero la fuerza y tamaño de la invasión sobrepaso..."
"Coronel," interrumpió el Almirante otra vez, mientras las líneas de su rostro se
hacían más profundas. "Asesinaron a millones de los nuestros. ¡Decenas de
millones! Por favor dígame que el plan que tenían para defender a toda aquella
gente era lo mejor que los Valklears podían ofrecer. Dígame que el plan
barajaba la posibilidad de hacer frente a una fuerza de mayor tamaño de la que
se esperaba." Su voz bajo hasta convertirse en un susurro. "O las
posibilidades a las que hizo frente mi hijo cuando los rayos tachyon le cayeron
desde los cielos."
El planificador se quedo sin habla. Cada precioso segundo que pasaba hacía
que la mortal tormenta de meteoritos se acercase más a Diemnon, y la ventana
para poder rescatar a los Ancianos (si estos seguían vivos) se acercaba
rápidamente.
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"Almirante, mis mas profundas condolencias por la perdida de su noble hijo,
pero los Amarrians deben haber afianzado su posición bajo la superficie en
estos momentos, no detectaran a la entrada de Omicrón si atacamos justo en el
mismo instante en el que los primeros meteoritos impacten..."
Karth saltó de su silla furioso. Gruesas venas le palpitaban en el cuello y en las
sienes mientras rugía:
"Fracasamos en salvar Eanna debido a un fallo a la hora de calcular las
'posibilidades', Coronel. Los Ancianos son todo lo que queda de ese mundo,
quizás de toda nuestra cultura. ¿Y usted osa hablar de 'posibilidades' como si
esto fuese un juego? ¡Navegación!"
Uno de los oficiales junto a Karth taconeó sus botas y se puso firmes. "¡Sí,
señor!"
"¡Ponga rumbo al Sistema Hahyil, y asegúrese de que el punto final de salto
esta justo en el lado opuesto a las coordenadas que nos ha dado el Coronel!"
La expresión del oficial emitía una total determinación. "Trazar rumbo hacía
Diemnon, sí señor!" Saltó a los puestos de combate y comenzó a ladrar
ordenes a los hombres sentados en sus puestos. Karth miró con odio hacía las
cámaras sobre la pantalla.
"Omicron, tiene luz verde. Fije su rumbo y reúnase con nosotros en Diemnon."
El lider de vuelo de Omicron se quedó mirando burlonamente a la pantalla.
"¡Ahora!" gritó Karth. "¡Muévase!"
El planificador intentó hablar, pero el furioso Almirante Valklear le interrumpió
otra vez.
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"Si vuelve a mencionar la palabra 'posibilidades' una vez más, le juro, que le
aplastaré el cráneo si consigo sobrevivir para volver a verle. ¡No hay nada que
pueda dejarse al azar! ¿Sabe usted por lo que estamos luchando ahora,
Coronel? Por el derecho a enterrar a nuestros niños. ¡Porque gracias a las
posibilidades, salvarlos ya no es una opción!"
El Ira Infernal comenzó a girar mientras docenas de naves de guerra Minmatar
se posicionaban a su lado. El escuadrón Omicrón - compuesto por dos fragatas
clase Rifter con un escuadrón de comandos Valklear cada uno - se alejó de la
flota principal. El grupo estaba a siete saltos de Hahyil, y aunque la mayor
parte de la tripulación aún no conocía su destino, sentían que el encarnizado
combate era inminente.
Otro oficial del puente se acercó a Karth y le habló en voz baja. "Señor, tengo
la información que me pidió."
Karth se volvió hacía el oficial. "Cuénteme."
El hombre vaciló antes de responder. "Los Gallentes nos han dado información
en tiempo real mientras la flota Imperial tomaba posiciones en torno a Eanna.
Comparándola con los datos de reconocimiento sobre los lugares que resultaron
dañados en la superficie tenemos un alto grado de confianza en que..."
"Confió en su información, Teniente," interrumpió Karth. El suelo bajo los pies
de ambos hombres tembló cuando los motores de salto del Ira Infernal se
encendieron. "Simplemente déme un nombre."
"Sí, señor," El hombre había empezado a sudar. "La nave Imperial insignia
posicionada sobre la ciudad en la que se perdió a su hijo...era el Impasible,
señor. Fue el Comodoro Faus Akredon."
37
***
Región Derelik - Constelación Bedaleya
Sistema Irshah: Punto de Reunión del Escuadrón Talon Valklear
Fragata clase Rifter "Omicrón Uno"
El capitán del escuadrón Valklear se concentró en el sonido de los motores de la
Rifter, dejando que su constante rumor ahogase el informe sobre la misión de
la Operación Tempestad. Años de experiencia en combate le habían enseñado
a aprovechar aquellos preciosos momentos de descanso tanto como pudiera.
Se echó hacia atrás, cerro los ojos, y permitió que su mente vagase hasta
recordar los días sin esperanza de su juventud, y hacía un momento que con
frecuencia recordaba:
"Veo que usaste un Kri'tak para asesinarles. ¿Por qué usaste ese arma?"
"Porque es silenciosa"
"Cortar las gargantas a cuatro Nefantars es algo difícilmente silencioso."
"Acabe con ellos con tanto cuidado que difícilmente alguien les habría oído."
"No con el suficiente cuidado. Seguí todos tus movimientos. Lo vi todo. Y
cuando su amo descubra lo que les ha sucedido, los Paladines irán a por ti."
"Que vengan. No me cogeran vivo."
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"¿Disfrutas matando, Vlad?"
"¿Como cojones sabes mi nombre?"
"Te he preguntado, qué si disfrutas matando, Vlad"
"Me es indiferente. ¿Quien eres?"
"¿Sentías "indiferencia" cuando asesinaste a aquellos hombres?"
"Me es indiferente cuando mato a aquellos que nos traicionaron a los
Amarrians."
"Me lo creería si además no les hubieses robado."
"Aprieta el gatillo o deja de hacerme perder el tiempo."
"¿El arma que estoy apretando contra tu frente no te intimida?"
"La única cosa que me intimida es vivir lo suficiente como para poder
convertirme en esclavo. Ahora pulsa ese gatillo o sácate de mi vista."
"Vas a ser un buen soldado, Vlad."
"¿Que estas haciendo...?"
"Vamos a convertirte en mejor asesino, Vlad. Por los Minmatar. Dulces
sueños"
La excitada voz del piloto de la Rifter resonó por los altavoces, rompiendo el tan
lejano recuerdo doloroso que atesoraba el soldado de elite.
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"Valklears, tenemos 'luz verde', repito, tenemos 'luz verde'. El tiempo estimado
de llegada a CZ es de nueve minutos, siete segundos...seis...cinco...listos.
Ingeniero de vuelo, asegure el equipo y revise los puestos de combate; esta
entrada va a ser movidita."
Las luces de la cabina se pusieron rojas, el Capitán Vlad Kintred volvió al
instante de sus ensoñaciones. El ingeniero de vuelo entró y comenzó a trabajar
a lo largo de los bancos donde los soldados estaban sentados unos frente a
otros, ayudándoles a abrocharse a cada uno los arneses de cuatro agarres.
Trabajó en silencio, consciente de la relativa paz de la que aquellos hombres
estaban disfrutando. Sabía que no sería por mucho tiempo.
Veinte años, pensó Vlad, repasando la lista del equipo que tenía atado por todo
el cuerpo. Veinte años desde que aquel loco reclutador Valklear me sacase de
aquellos sucios callejones. Me pregunto que pensaría sobre esta misión suicida.
El ingeniero se aproximó y tiró firmemente de las correas sobre el equipo de
combate sujeto sobre sus hombros. El capitán Kintreb, junto con el resto de los
miembros del comando Valklear, estaba erizado de armamento. Cada uno de
ellos estaba armado con un rifle de asalto, una pistola, munición extra,
granadas y un cuchillo de combate llamado "Kri'tak". Algunos llevaban equipo
adicional y armas de uso más especializado, pero esta misión - en la que el
sigilo era más importante que la fuerza bruta - ir ligero era fundamental. El
ingeniero de vuelo comprobó que el rifle estaba bien agarrado al pecho del
Vlad, y después sacudió el resto del equipo agarrado a sus brazos y piernas.
Satisfecho de que todo se quedase en su lugar, el ingeniero fue hasta el
siguiente miembro del comando.
Los soldados estaban callados, cada uno de ellos haciendo frente a la presión
de maneras un poco diferentes. Algunos estaban sentados serenamente con
los ojos cerrados meditando; otros se concentraban en el informe holográfico
de la misión que flotaba ante ellos. ¿Cuantos de nosotros volveremos a estar
40
aquí en el viaje de vuelta?, se preguntó Vlad. Si es que hay viaje de vuelta. El
mapa tridimensional del complejo minero de Diemnon era proyectado en el
suelo del centro del compartimiento. A la caverna de ventilación de entrada
dentro de la cual descendería el escuadrón Omicrón le acompañaba en nombre
de "Puerta del Infierno".
"Estudien el mapa," instruyó Vlad. "Conozcan cada uno de sus detalles. Hay
copias en su equipo, pero deberían memorizar los esquemas."
Uno de los soldados habló: "¿Algún cambio de última hora?"
"Negativo, Thumgar," respondió Vlad. "Hasta ahora, no hay cambios para
Tempestad."
"¿Y sobre los Ancianos perdidos,?" preguntó otro soldado. "¿Alguna noticia
sobre su situación?"
"Negativo, Krughan," respondió Vlad. "Pero en estos momentos se supone aún
siguen vivos."
Algunos soldados se intercambiaron miradas entre ellos, y Vlad tomo nota en su
cabeza de aquellos que lo habían hecho. Decidió abordar sus preocupaciones
mentales antes de que se pudiesen crear más dudas en su cabeza.
"Se lo que estáis pensando, pero si existe la mas remota posibilidad de que
sigan respirando, merecerá la pena sacrificar nuestras vidas con tal de
encontrarlos," dijo Vlad. "Sin los Ancianos... no creo que tenga que explicar
cuales serían las consecuencias."
Todos los soldados se mostraron de acuerdo, excepto Thumgar. Este va a ser
un problema, presintió Vlad. Debo tener cuidado con él mientras estén
presentes los demás.
41
"Somos la espada de los Minmatar," comenzó Vlad. "Y los espíritus de Eanna
están con nosotros. Esta misión será difícil, pero Tempestad no es un esfuerzo
desesperado. Venceremos."
Thumar todavía se mostraba desafiante. "¿Victoria incluso sin los Ancianos?"
Esas dudas le mataran con mayor rapidez que cualquier bala Amarrian. "El
objetivo principal de Tempestad es determinar si los Ancianos secuestrados de
Eanna siguen vivos, Thumgar. Si lo están, el objetivo secundario es traerlos a
casa." Vlad hizo una pausa durante un momento y después añadió: "¿Estas a
la altura de la tarea?"
"Soy un Vlaklear," gruño Thumgar, reaccionando como si lo estuviese insultado.
"Por supuesto que estoy a la altura de esta tarea."
Los soldados sintieron una sacudida cuando la Rifter aceleró hasta velocidad de
salto.
"Como yo," respondió Vlad, esta vez con más resolución en su voz. "Como lo
están todos los guerreros abordo de esta nave."
***
42
Región de Derelik - Constelación Aguh
Sistema Hahyil: Planetesimal de Diemnon
Los planetas del Sistema Hahyil pasaron rápidamente ante el cristal de la cabina
mientras la Atron aceleraba hasta el último tramo de su viaje hasta Diemnon.
La adrenalina superó al efecto de las drogas que circulaban por las venas de
Voila mientras ella pensaba en el riesgos extraordinario de la situación. Todo
esto merece la pena, pensó, mientras masticaba lentamente en su boca otra
píldora. Sobretodo si la caída de Eanna explica porque la Orden ha contactado
directamente con nosotros. Comprobó dos veces que las grabadoras
estuviesen funcionando correctamente, haciendo pruebas a lo largo de todas
las frecuencias de los espectros electromagnéticos y subespaciales. Voila no
sabía que esperar, y por multitud de razones excepto la de probar la existencia
de la Orden a la FIO o a quien fuera, deseaba tener la certeza de que todos los
detalles de aquel encuentro se conservasen.
Voila contuvo el aliento cuando los motores de salto empezaron a desacelerar.
Un diminuto punto rojo apareció en el centro de la zona de salto a la que se
aproximaba y fue creciendo de forma constante hasta que la horrible superficie
de Diemnon lleno por completo el cristal de la cabina. La Roca del Demonio,
pensó, observando las corrientes de lava que se deslizaban furiosamente a lo
largo del alargado y destrozado planeta. De forma inmediata, los sensores de
la fragata le avisaron que una tormenta de meteoritos se acercaba, y Voila se
dio cuenta de que en el espacio más allá de Diemnon brillaban esporádicos
puntos de luz brillantes y definidos. Gruul Shatan, pensó ella. La luz del sol
reflejándose sobre las irregulares caras de incontables rocas que viajaban a
cientos de metros por segundo. Una de las luces del intercomunicador
parpadeaba sin parar, indicando los desesperados esfuerzos de Baer por
encontrarla. Contempló la posibilidad de responder, pero luego decidió que no.
Para que preocuparse con él, se respondió. Las grabaciones por si solas le
responderán a todas sus preguntas.
43
De repente Voila sintió que flotaba dentro del arnés, y que todos los sistemas
eléctricos de la Atron se habían apagado sin previo aviso. Los paneles, las
pantallas, y las luces indicadoras en la cabina se habían apagado, además la
temperatura dentro de la fragata comenzó a descender. Temerosa por su vida,
peleó por ponerse la máscara de oxigeno en la boca, después miró hacia abajo
y comprobó que todos los sellos de su traje de supervivencia estuviesen
adecuadamente asegurados. Un estallido de luz iluminó la nave, y sus ojos se
volvieron instintivamente hacia el exterior.
Un transporte clase Bestower estaba a la deriva a una docena de metros frente
a su Atron, tan cerca que Voila era capaz de leer las inscripciones religiosas que
estaban grabadas en la casco de la nave. El vehículo parecía abandonado; las
luces de vuelo estaban apagadas, ninguna de sus ventanas estaba iluminada
desde dentro, y la nave entera rotaba sobre si misma lentamente a lo largo de
su eje. Hay dos naves muertas en este lugar, pensó Voila, mientras intentaba
desesperadamente devolver a la vida a su fragata. ¿Qué demonios se voy a
hacer ahora?
Súbitamente sintió una extraña sensación en las profundidades de su cabeza,
que rápidamente se extendió hasta la base de sus oídos. Soltando los
controles, sus manos saltaron instintivamente hacia el casco en el lugar donde
estaban sus oídos.
"Dos muertes con un sublime propósito, Voila Antionnes."
El cuerpo de Voila se sacudió aterrorizado por la cruel voz que asaltó sus oídos.
Sin energía eléctrica, era imposible que nada dentro de su nave pudiese
generar una señal de audio. Y aún así la voz sonaba como si la voz le estuviese
hablando desde sus adentros.
44
Sus ojos se volvieron hacía el bote de pastillas que flotaba contra el cristal de la
cabina.
"Adicciones," siseó la voz. "Vosotros y las desesperadas adicciones de vuestra
especie."
Voila intentó calmarse, convenciéndose de que la Orden tenía por completo el
control. Pudo sentir una cólera mordaz en aquella voz y decidió que no sería
muy inteligente interrumpirla.
"Adicciones al poder, la avaricia, la lujuria, a los dioses... a todo tipo de drogas
que falsamente satisfacen sus necesidades. ¿Comprendes cual es esa
necesidad?
La temperatura dentro de la Atron continuaba cayendo en picado y no había
nada que ella pudiese hacer. Voila abandonó sus intentos de volver a arrancar
los sistemas de la nave y se quedo mirando a la Bestower que flotaba a la
deriva en el exterior.
"La necesidad de librarse del miedo y de la incertidumbre, niña. Los Ancianos
Minmatar controlan su miedo a lo desconocido cultivando su paciencia en su
búsqueda del conocimiento. ¡Esa búsqueda unió a todo un pueblo! Sus tribus
actúan como si fuesen una, incluso sin un concepto de nación que les defina.
Ninguna otra raza esta en el camino más adecuado para conseguir lo que
nosotros ya tenemos, que ellos. Pero los Amarrians..."
Una inscripción grabada en el casco de la Bestower llegó a los ojos de Voila:
"La Voluntad de Dios: Amarr Invencible."
"Los Amarrians y sus miedos, los Amarrians y sus adicciones, ¡ los Amarrians y
su ignorancia! ¡Eanna era todo lo que quedaba como ejemplo de que la
humanidad necesitaba desesperadamente evolucionar, sacudirse sus miedos de
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una vez por todas, y abrazar el conocimiento que nos ha protegido durante
milenios!"
Al principio sonó un golpeteo de granos de arena contra el metal, y al cabo de
un rato algún pedrusco ocasional era aplastado contra el cristal de la cabina.
Esa tormenta esta cerca, pensó Voila, buscando más que nunca con ansia los
analgésicos. Pudo ver como los destellos más allá de Diemnon empezaban
claramente a tomar forma de asteroides.
"Demasiadas veces. Demasiadas veces las adicciones de los hombres han
destruido el progreso de eras. La historia esta a punto de fallarnos otra vez, y
negarnos el derecho de volver a caminar entre vosotros."
El bote de pastillas golpeó súbitamente la consola y dispersó su contenido por
todos lados cuando la Atron volvió a la vida. Diminutos anillos de luz pulsaban
por el cristal de la cabina a medida que los escudos absorbían el impacto de
algunos restos provenientes de Gruul Shatan.
"¡Desde antes del colapso de la Puerta de Nuevo Edén no hemos visto tiempos
tan oscuros como estos! ¿Serás capaz de encontrar la fuerza necesaria para
reestablecer aquello que se perdió en Eanna?"
Con una estridente alarma, los sensores abordo de la Atron registraron la
llegada de siete naves de guerra de la Armada Imperial. Voila observo con
horror como cada una de ellas comenzaba a apuntar hacía su nave.
"O este será el legado de la humanidad por siempre..."
Voila chilló cuando la Bestower explotó con un estallido cegador y sus restos
chamuscados llovieron sobre la Atron. Las alarmas de peligro sonaban con
implacable urgencia mientras ansiosamente buscaba los controles que
activaban el motor de salto de la fragata.
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La pálida siluta de ocho cuerpos flotando entre los restos de la Bestower le
hicieron vacilar durante unos segundos que resultaron ser demasiado largos.
***
Región de Derelik - Constelación Aguh
Sistema Hahyil: Planetesimal de Diemnon
Battleship clase Armageddon "Impasible"
Faus Akredon no podía creer lo que veían sus ojos. Los cuerpos de ocho altos
sacerdotes Amarrian era todo lo que quedaba de la Bestower que había venido
para proteger. Uno de ellos pertenecía al querido Apóstol Taj Rukon, el hombre
que le había rogado por su ayuda en la llamada de emergencia. Y la
Federación Gallente es la responsable de esta traición, pensó él. ¡Oh Dios mío,
otro enemigo más que aniquilar en tu nombre!
El oficial de artillería habló con un matiz furioso en su voz. "Distancia al
objetivo, cincuenta y ocho kilómetros, cristales radio cargados, designación
Noviembre-Uno. ¿Sus ordenes, mi señor?"
Antes de Faus pudiese contestar, el oficial táctico le interrumpió. "Nuevos
contactos en tres-cinco-cero, zeta-mas 17.000 metros, rango 71 kilómetros!
¡Rebeldes Minmatar, mi señor!"
Faus observo la pantalla táctica y contó treinta naves enemigas. A pesar del
contratiempo, tomó la decisión de vengar a los hombres santos antes de sacar
su flota de allí. Había tiempo para un solo disparo.
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"Oficial artillero, asigne torretas uno y dos, apunte a Noviembre-Uno y abra
fuego."
***
Región de Derelik - Constelación de Aguh
Sistema Hahyil: Planetesimal de Diemnon
Battleship clase Typhoon "Ira Infernal"
En el puente todos lo vieron al mismo tiempo: Dos rayos rojos deslizándose a
través del espacio, su impacto en la sección de popa de la Atron que le hizo dar
vueltas de forma violenta. Sin ningún tipo de provocación que hubiesen podido
observar, los Amarrians habían acabado con una nave desarmada de la
Federación Gallente.
Pero Karth no estaba interesado en la diminuta fragata que daba vueltas sin
control hacía la superficie de Diemnon. Estaba mirando fijamente los alargados
y dorados contornos de la nave de clase Armageddon que había en la pantalla
táctica. El poderoso Impasible, pensó. Quizás el destino no sea tan injusto
como pensaba.
***
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Región de Essence - Constelación de Crux
Sistema Renyn: Planeta IX - Luna 4
Cuartel General de la Oficina Federal de Inteligencia
Baer observó con horror como las lecturas de la telemetría predecían la muerte
inminente de Voila Antionnes. Los Amarrians, pensó incrédulo, mientras
alcanzaba con su mano el botón del intercomunicador. ¡Los malditos Amarrians
la han atacado!
"Cual es el problema," preguntó una voz cortante. Baer habló con rapidez
mientras monitorizaba la telemetría.
"Una flota de combate Amarrian acaba de atacar la nave de Voila sobre
Diemnon, Coronel."
"¿Qué estaba haciendo allí?"
"Parece ser que estaba investigando la misma teoría sobre la misión de rescate
que discutimos hace un rato." Su nave esta en llamas, se dio cuenta Baer. Y
dando vueltas con tal rapidez que ya debe haber caído inconsciente.
"¿'Parece ser', Teniente Coronel?"
"Desconectó la comunicación antes de pudiera pregúntale," respondió él,
mirando con horror los datos. "Una fuerza de asalto Minmatar fue testigo del
ataque a la nave de Voila. Han entrado en combate con la flota combate
Imperial mientras hablamos."
"¿Ahora mismo? ¿En Diemnon?"
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"Correcto. Pero estamos a punto de perder la telemetría, la nave de Voila esta
solo a unos instantes de..."
Baer nunca terminó la frase pues los sensores de proximidad de la Atron
registraron dos fragatas Jovian clase Wraith descamuflarse a pocos metros de
la condenada fragata.
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A I II III IV V VI VII Ω
"La guerra no es el espantoso final de todas las cosas como teme la
humanidad. El conflicto permite a la naturaleza equilibrarse mientras se
adapta, muta, y se transforma en algo más fuerte que lo anterior. La
humanidad es la dueña de la naturaleza porque es capaz de escoger las
mutaciones que le convienen. Podemos acelerar el inevitable dominio de una
especie. A través de la guerra, podemos hacernos más fuertes en el momento
y el lugar que deseemos. La guerra no es el infierno, ni mucho menos. La
guerra es bella. La guerra es divina."
- Gran Almirante Mekioth Sarum, extracto del discurso de apertura
durante una graduación de Paladines en la Academia Imperial, 23215
AD
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"Tuvo que ser la indiferente crueldad del collar Glaive la que nos hiciese olvidar
de que tribu proveníamos, y los horrores de la guerra lo que nos uniera a todos
como Minmatars."
- Isinnur Urlbrald, Archivos Históricos del Consejo Vherokior, 23217
AD
Región de Derelik - Constelación Aguh
Sistema Hahyil: Planetesimal de Diemnon
Un punto de luz atravesó el manto de oscuridad que había caído sobre los ojos
inyectados en sangre de Voila, y este lentamente se dilató hasta convertirse en
un largo túnel. Cada uno de los músculos de su cuerpo se había contraído con
fuerza, luchando contra las altamente peligrosas fuerzas centrífugas inducidas
por los giros de la Atron. Un vertiginoso borrón de naranjas y negros llenó la
creciente lente que había al final del túnel mientras la fragata se escoraba hacía
la superficie de Diemnon; el estrépito de las alarmas y el olor del humo le
advirtieron de la furiosa muerte que le aguardaba.
Voila luchó contra aquella fuerza inmensa por llegar a su asiento, consiguió
arrastrarse con dificultad hasta agarrar la palanca del timón con su mano
derecha y la movió de lado a lado. No hubo respuesta de los sistemas de la
fragata, y no había forma de eyectarse del condenado vehículo, y mucho
menos pedir ayuda. Soltando los controles, se preguntó si alguien se daría
cuenta de su muerte, y durante esos instantes finales notó que la intriga que le
había despertado la Orden había sido totalmente reemplazada por un odio
furioso.
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Pero en ese momento el borrón naranja y negro cambió a un blanco azulado, y
el efecto túnel de su vista comenzó a desvanecerse rápidamente a medida que
las vueltas que daba la Atron se ralentizaban. La vista cambiante entre
Diemnon y el espacio se estabilizó hasta convertirse en un claro horizonte,
entonces los músculos de Voila comenzaron a relajarse. Las alarmas de la nave
continuaron emitiendo sus estridentes alarmas de sistemas dañados o
inoperativos, y aún así la fragata de alguna forma estaba volando derecha y
nivelada en un descenso controlado hacía la superficie del planetesimal.
En un esfuerzo final de consciencia que drenó sus últimas fuerzas, Voila volvió
ligeramente su cabeza y vio una Jovian Wraith volando a pocos metros del
cristal de su cabina.
***
"¿Como han hecho eso?," murmuró la piloto de la Omicrón Uno, mientras
pulsaba un botón en el control de aceleración. Su corazón le latía tan rápido
como si estuviera corriendo. "Mando Talon, aquí líder Omicrón, le informo que
los Jovians han estabilizado la Atron y la están remolcando."
Una voz envuelta en estática respondió en su auricular. "...repita, Omicrón, ¿ha
dicho que...la están remolcando?"
Un asteroide el tamaño de un contenedor de carga le pasó de largo. "¡Mierda!,
quiero decir, afirmativo, la vi solo de paso, pero todo el cuadrante posterior de
la fragata había desaparecido, y aún así mantenía la formación con los Wraiths.
Omicrón Dos, ¿puede confirmarlo?"
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"Mando Talon, aquí Dos, confirmado...Atron...destrozada...los Jovians están
usando...algún tipo de tecnología de rayo tractor...hacía la superficie...Malditos
asteroides, esto es...endo borde...tormenta..."
La piloto de la Omicrón Uno hizo una mueca, comprendiendo que el piloto de la
Omicrón Dos estaba intentando informar a pesar de sus problemas. El borde
exterior de Gruul Shatan estaba sobre ellos, y su visión periférica vislumbraba
las ondas de choque de los impactos de los meteoros expandiéndose sobre la
superficie de Diemnon, una docena de kilómetros más abajo.
Otro asteroide pasó a su lado, haciendo saltar la alarma de proximidad en la
Rifter. La cabina relucía con un aura rojiza a medida que miles de pequeños
proyectiles rocosos impactaban en los escudos de la fragata. La Puerta del
Infierno aún estaba a 100 kilómetros, y la ruta de su aproximación ponía la
tormenta que se avecinaba en un ángulo tal que casi la dejaba directamente
frente a ellos. La idea, pensaron los planificadores de la misión, era alinear a
Omicrón de cara con los obstáculos para reducir así la posibilidad de ser
flanqueados. Esa fue una presunción muy optimista, pensó la piloto mientras
empujaba el acelerador hacía arriba para ganar velocidad. El pensar que al
poder ver a estas hijas de puta de frente se podrían esquivar mejor.
La radio volvió a romper la concentración de la piloto otra vez. "...uno, a sus
seis, esos Jovians..."
El piloto de la Omicrón se atrevió a echar un vistazo desde la vista frontal hasta
la pantalla de vista posterior. En sus denodados esfuerzos por evitar los
asteroides que se le acercaban, había perdido la pista del espacio que había
tras su nave. En combate, aquello era casi siempre un error fatal.
***
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"Almirante, los Jovians están directamente detrás de Omicrón Uno," informó el
oficial táctico, incrédulo. "¡Y la Atron esta volando con ellos en formación
cerrada!"
Karth caminaba con impaciencia por el puente. ¿Por qué demonios están aquí?
Las Wraiths y la Atron remolcada estaban al alcance de las armas de la flota,
pero eso estaba cambiando con cada segundo que pasaba. ¡No puede haber
testigos de este intento de rescate!.
"Ordenes para los cruceros Al Haquis y Sarkos: Apunten a todo el grupo, pero
no abran fuego hasta que de la orden."
"Sí señor, designando a los objetivos Wraiths como Sigma Uno y Dos,
designación para la Atron Golfo Uno."
Malditos Jovians, pensó Karth cabreado. ¿Si no están disparando entonces que
demonios están haciendo aquí?
"¡Navegación!"
"¡Sí, señor!"
"¡Acérquese al Impasible, máxima velocidad! ¡Tacklers!"
Otra respuesta rodeada de estática resonó por los altavoces del puente:
"Escuadrón Tackler, a la espera."
"Su objetivo primario es el battleship Impasible," siseó Karth. La pantalla
táctica señalaba que la tormenta estaba casi encima del grupo de combate
Amarrian, y que su ventana de escape se estaba estrechando rápidamente.
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Nunca había estado tan sediento de sangre en toda su vida como en este
preciso instante.
"Pónganse a rango de scrambler tan rápido como les sea posible. Nuestros
artilleros neutralizaran sus cruceros dentro de unos momentos. Quiero detener
el movimiento de esa nave, ¿entendido?"
"Afirmativo. Nos dirigimos hacia allí."
Las seis fragatas clase Slasher que componían el escuadrón Tackler rompieron
su formación con el grupo principal, y se dirigieron directamente hacia el
Impasible. Su progreso era marcado por seis triángulos negros en la pantalla
táctica.
"Almirante," interrumpió el oficial táctico. "El Sarkos y el Al Haquis informan
que no tienen ninguna solución de fuego para Sigma o Golfo, ¡los Jovians están
demasiado cerca de Omicrón Uno!."
***
"Capitán de la Rifter, aquí la fragata Jovian que se encuentra a sus seis,"
comenzó la voz. "No puede realizar así esta aproximación. Le pido permiso
para tomar el mando de sus controles de vuelo."
La piloto de la Omicrón Uno estaba tanto furiosa como aterrorizada. "¡Sáquese
de mi cola o abriré fuego!" chilló. La Atron remolcada volaba a su lado, y una
Wraith Jovian estaba al frente de la formación, igualando a la perfección la
velocidad de la Rifter cuando su sección de cola se posiciono sobre la cabina.
La segunda Wraith se quedó directamente tras el grupo. Cada una de las
naves del conjunto estaban a mas o menos separadas a unos diez menos las
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otras de las otras. Era, sin lugar a dudas, el mejor pilotaje que había visto
nunca, pero ahora no había tiempo para cumplidos.
La voz habló otra vez, con un tono espeluznante y tranquilo. "Capitán de la
Rifter, tenemos las habilidades y la tecnología necesarias para pilotar su nave
con seguridad a través de esta tormenta y llevarla hasta el complejo Amarrian.
Permítanos ayudarle."
"¡Os he dicho que os vayáis a tomar por el culo de aquí!" ordenó ella. "Vais a
hacer que nos maten a todos..." La pilotó jadeó y tiró hacia atrás de la palanca
del timón cuando un asteroide gigante surgió ante sus ojos. La Rifter lo evitó
con dificultad, y mientras volvía a poner el morro rumbo hacia el vector de
dirección en la pantalla, la Atron y las Wraiths volvieron a tomar exactamente
las mismas posición con respecto a su nave que antes.
La misma voz habló otra vez carente de cualquier tono de urgencia o emoción.
"Capitán, no puede conseguirlo, y no tiene otra opción que confiar en nosotros.
Estamos tomando el mando de sus controles exactamente...ahora."
Se volvió hacia los controles que activaban las torretas de su fragata, y
entonces gritó cuando vio que más asteroides aparecieron en el cristal de su
cabina dirigiéndose hacía ella en rumbo directo de colisión. La Rifter ignoró su
frenético tirón hacía atrás del timón y en vez de ello esta se inclinó hacía
delante, dirigiéndose lentamente hacia la catástrofe.
***
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Región de Domain - Constelación Throne Worlds
Sistema Amarr: Planeta Oris.
Estación de la Academia de la Familia Imperial: Centro de Mando
Virtual de la Armada Imperial
El Gran Almirante Mekioth Sarum descansó sus manos sobre la mesa circular
mientras observaba en la pantalla táctica holográfica la situación sobre
Diemnon y oía el informe del Comodoro Akredon.
"...los Jovians interfirieron en mi...justicia...salvaron al Gallente...el grupo de
combate Minmatar saltó...al mismo tiempo, mi señor."
Una oportunidad interesante se presenta por si misma, pensó Mekioth,
concentrando su mirada en un pequeño grupo de puntos que se alejaban de la
fuerza principal Minmatar. "¿Adonde se dirigen esas fragatas, Comodoro?"
"Directamente hacía...el puerto principal del complejo. No podemos mandar a
nadie al interior...para avisarles debido a los impactos de los meteoritos en la
superficie...Mi señor, mi flota esta...en grave peligro a causa del Gruul
Shatan...permiso para retirarnos...volveremos cuando la tormenta pase."
Esta oportunidad no puede ser malgastada. "Permiso denegado, Comodoro.
La nave Gallente debe ser destruida, así como las fragatas Minmatar que se
dirigen hacia la superficie de Diemnon." Mekioth meditó durante un momento.
"Y los cuerpos de los sacerdotes deben también recuperados, no importa el
coste."
Un fuerte chisporroteo de estática resonó a través de la oscura habitación, la
pantalla táctica sobre la mesa parpadeó. Mekioth miró a su alrededor y se
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permitió una sonrisa. ¿Una protesta divina quizás? No creo. "¿Me ha
escuchado, Comodoro?"
"Sí, mi señor, pero ¿y las vidas de...mi tripulación?...debe comprender que lo
que usted me esta pidiendo..."
Mekioth se enfureció. "¿Me esta cuestionando, Comodoro?
Hubo una pausa. "No, mi señor."
"Bien," respondió Mekioth. "Informaré al Emperador Heideran sobre la traición
de la Federación, y sobre su heroica promesa de devolver los cuerpos de
nuestras tres sagradas personalidades para un entierro apropiado."
La pantalla parpadeó otra vez. "Así será, mi señor."
Un grupo de círculos rojos en la pantalla señalaban que la concentración más
densa de asteroides del cinturón se acercaba hacia el grupo de combate de
Akredon.
"Mas vale que así sea, Comodoro."
***
Faus Akredon no pudo creer lo que oyeron sus oídos. Los oficiales en el puente
estaban pálidos, comprendiendo tan bien como él que el Gran Almirante Sarum
simplemente había ordenado su muerte. Faus se quedo mirando la pantalla
táctica y en silencio reconocía la desesperanza de lo que se le había pedido - o
más bien ordenado - que hiciera. Ya no había tiempo suficiente para saltar y
evitar el peligro.
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"Dios mio, pensó Faus, ¿he sido simplemente sacrificado o traicionado?"
"Navegación."
"¿Sí, mi señor?" El oficial - un hombre joven en los últimos años de su veintena
cuyo nombre era Derovan - se puso firmes. Faus pudo notar el temor a la
muerte que sentía, pero seguirá comprometido con su deber hasta el final.
Ten fe, muchacho. El paraíso nos aguarda.
"Gire cuarenta y cinco grados a babor y de lado respecto a los asteroides.
Alarma de evacuación. Todo el personal no esencial que abandone la nave
inmediatamente." Faus hizo una pausa durante un momento, observando las
conmocionadas expresiones de sus oficiales. Ninguno de ellos hubiese
imaginado nunca que algún día recibiría tal orden de su bendito Almirante.
"Informe a la tripulación de que solo serán lanzadas las capsulas de escape y
los botes salvavidas de estribor". Tendrán muchas más posibilidades de
salvarse si son lanzados hacia Diemnon que hacia la tormenta de meteoritos."
Los ojos del Teniente Derovan se volvieron llorosos. Después comenzó a ladrar
ordenes a sus propios subordinados.
Las alarmas de evacuación sonaron por todo el Impasible mientras la orden de
'abandonar la nave' llegaba a todas las cubiertas. Miles de tripulantes
abandonaron sus puestos de combate y comenzaron unos procedimientos de
evacuación que ninguno de ellos imaginó que llegarían a usar realmente. Una
serie de luces aparecieron a lo largo de la parte derecha del esquema que
detallaba el Impasible proyectado en la pantalla principal del puente. Los
primeros botes salvavidas - cada uno de ellos podía acomodar hasta cincuenta
tripulantes - ya habían partido.
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Faus hizo un mueca cuando vio una línea de asteroides del tamaño de un
crucero dirigiéndose hacia su flota. "¡Ingeniería!".
Una voz ronca respondió: "A la espera, mi señor."
Ah, Donuvus ... te echare de menos. "Le voy a dar dos terceras partes de las
reservas del capacitor para que genere tanta capacidad de escudos como
pueda. Cuanto más castigo puedan absorber, más tiempo tendrá la gente para
salir de la nave."
"Lo que sea por usted, mi señor."
Faus combatió las lágrimas. Cuantas más señales luminosas aparecían en el
esquema, menos tripulación en sus puestos de combate quedaba para la
batalla final que tenía ante sí el Impasible. Esos hombres están preparados
para morir por mi ¡y allí es hacia donde los dirigiré! Volvió su atención hacía las
fragatas de ataque Minmatar que se dirigían rápidamente hacia su grupo de
combate. "Maller Uno, ¿me recibe?"
"...espera, mi señor."
"Mande a sus naves más rápidas a que recuperen los cuerpos de nuestros
sacerdotes de entre los restos. Después deben abandonar la batalla y volver
inmediatamente hacia los Throne Worlds. El resto de cruceros que intercepten
a las fragatas de ataque Minmatar, ¡fuego a discreción.!".
"Entendido...entrando en combate."
Faus observó en la pantalla al solitario crucero salir de la formación de la flota
principal mientras el resto de naves se dirigía hacia el grupo de combate
Minmatar, llenando el espacio entre ambos de misiles. "Artillería, ¡¿distancia a
Noviembre Uno?!"
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"¡Sesenta y ocho kilómetros, mi señor!"
Demasiado lejos para un disparo directo, pensó Faus, mientras hacía cálculos
mentales y se concentraba en la pantalla táctica. A no ser que dirija el disparo
hacia... "Asigne a Noviembre Uno las torretas de la primera hasta la séptima,
cristales de radio, solución de calculo muerto más tres segundos al frente. Solo
un costado, ¿han comprendido?"
"Afirmativo, solución de calculo muerto más 3 segundos, un solo costado..."
"Artillería, tan pronto como hayan hecho fuego, viren sus armas a babor,
cambien a multispectrals y apunten al mayor de los asteroides que se dirigen
hacia nosotros. Disparen a discreción después de este tiro, ¿entendido?"
"Sí señor, fuego a discreción después de disparar a Noviembre Uno..."
El oficial dirigió a los hombres y mujeres que había a sus pies mientras los
enormes cañones tachyon montados en el Impasible comenzaban lentamente a
girar en la misma dirección. "¡Apuntando, mi señor!"
"¡Fuego!"
***
La aterrada piloto de la Omicrón Uno vio como siete brillantes rayos rojos
atravesaban el espacio directamente ante la Wraith de cabeza. Cinco de ellos
dieron en un asteroide del tamaño de un crucero y lo rompieron en tres
grandes trozos acompañados por una lluvia de restos. La Rifter giró y remontó,
evitando por los pelos la colisión con dos de los mayores fragmentos mientras
62
estos desaparecían por el cristal de la cabina. Después una brillante explosión
iluminó los asteroides frente a ella pues en ese momento aquellos mismos
fragmentos impactaban con la Omicrón Dos, destruyendo la fragata de forma
instantánea.
***
"Almirante, Omicrón Dos ha sido destruida...." dijo el oficial del Ira Infernal.
"Ignórela," gruñó Karth. Estaba acabada antes de que ni siquiera hubiera
empezado esto. "¿Distancia hasta esos Mallers?"
"Cuarenta y cinco kilómetros, designadas Mike Uno a Cinco," respondió el oficial
de artillería.
"Asigne las torretas a la Mike Uno y las lanzaderas de misiles a Mike Dos. Déles
dos salvas a ambas y ocúpese de las demás si hace falta. ¡Todas al armas
abran fuego, cruceros fuego a discreción!"
"Sí, señor, entrando en combate..."
El suelo del puente se estremeció cuando los cañones de 1400 milímetros del
Ira Infernal dispararon sus proyectiles contra la primer Maller, sobrecargando
fácilmente sus escudos y pulverizando la nave Amarr con la primera salva.
Mientras su oficial de artillería cambiaba de objetivos, la atención de Karth se
volvió de nuevo hacia el Impasible.
"Tacklers, ¿distancia al objetivo?"
"Activando stasis webs ...warp scramblers ahora, señor."
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Desde su aventajado puesto en el puente, Karth pudo ver al Impasible brillar
con una aura blanquiazul. Todo el impulso del battleship fue rápidamente
neutralizado caundo los stasis webs actuaron, ralentizándola hasta detenerla
por completo. Las torretas a lo largo de su costado de babor escupían rayos
blancos multispectral sobre los enormes asteroides que se abalanzaban sobre
él, mientras el contorno de sus escudos era claramente visible debido a los
pequeños meteoros y restos de aquellos que los rayos tachyon rompían,
creando un espectáculo de fuegos artificiales de proporciones épicas. El
Impasible estaba en sus últimos momentos, y era solo cuestión de tiempo que
fuese víctima de un destino propio de las Escrituras Amarr: Literalmente
apedreado hasta la muerte.
Todo lo que Karth fue capaz de ver fue los mismos rayos tachyon que
incineraron a su hijo en el planeta Eanna. Apretó sus enormes manos hasta
convertirlas en puños, se había enfurecido hasta tal punto que había
comenzado a temblar. La destrucción del Impasible podrían no ocurrir lo
suficientemente rápido. Muere, Akredon, pensó. Muere de la horrible manera
que mereces, ¡jodido cobarde Amarrian!
La voz de un piloto Tackler rompió su vengativa fijación en el Impasible:
"Señor, no podemos mantener esta órbita durante mucho más tiempo...los
asteroides nos matarán a todos..."
Karth mostró indeferencia hacia la súplica del piloto. "Usted esta preparado
para una buena muerte como el resto de nosotros, Valklear. Mantenga su
stasis web en su objetivo hasta que ordene lo contrario."
Casi no había terminado de hablar cuando cuatro señales desaparecieron de la
pantalla táctica. Dos de ellas eran cruceros Amarrian, la última de las víctimas
del fantástica potencia de fuego del Ira Inferal. Otras dos eran fragatas Tackler
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que fueron borradas del espacio por asteroides del doble de tamaño que ellas.
Pero Karth olvidó su pérdida. Sus estrechos ojos - con un sádico placer
reflejándose en ellos - estaban fijos esperando el golpe de gracia del
Impasible, en estos momentos a solo unos instantes del impacto.
***
Faus vio el titánico asteroide - que estimó debía medir más de 3.000 metros de
diámetro - y comenzó a preparar a su alma para la otra vida. Los siete rayos
tachyon convergiendo sobre su superficie gris hicieron poco más que cráteres
profundos y barrancos mientras el oficial de artillería intentaba
desesperadamente detener lo inevitable. Faus comprendió que aún le quedaba
tiempo para limpiar su conciencia.
"¡Sálvense! ¡Vayan a las cápsulas de escape, ahora mismo!"
Los oficiales - empapados en sudor y compartiendo una actitud desesperada -
intercambiaron miradas entre ellos que alarmaron a Faus. Ninguno de ellos se
dirigió hacia la salida del puente. El Teniente Derovan dio un paso hacia él.
Faus desenfundó su pistola. "¿No han oído lo que he dicho? ¡Por favor!
¡Sálvense! Tienen como mucho treinta segundos...mi sitio esta en esta nave..."
Todos los oficiales se abalanzaron sobre Faus, que quedó tan sorprendido por
su reacción que simplemente dejó caer el arma. Asiéndole firmemente por los
brazos, lo sacaron corriendo del puente.
Agarrando con firmeza sus manos contra las muñecas de Faus, el Teniente
Derovan habló primero. "Perdónenos, mi señor, pero debemos hacerlo..."
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Faus luchó contra ellos, pero eran demasiado fuertes. "¡Basta! Ustedes son mi
responsabilidad, aún tienen una oportunidad de continuar..."
Donuvus les estaba esperando a la salida del puente, señalando las cápsulas de
salvamento situadas justo en la popa tras las puertas acorazadas. Otro oficial
volvió con la pistola que Faus había dejado caer, poniéndola con fuerza de
nuevo en su funda.
"Así debe ser, mi señor," dijo Donuvus. "Esta orden procede directamente del
Emperador. Si algo le sucediese a usted durante su servicio, con toda certeza
nos haría ejecutar. Usted es como un hijo para él, y para nosotros ha sido
como un padre."
Sus hombres le empujaron de cabeza al interior de la cápsula de escape y
sellaron la salida. Poniéndose de nuevo en pie, saltó hacia la puerta,
golpeándola con los puños. "¡No! ¡Salvaos, os lo suplico!"
Donovus pulsó el botón del intercomunicador. "Estamos cerca el puerto
principal de Diemnon. Su cápsula se dirigirá automáticamente hasta allí - que
la mano de Dios limpie de asteroides el camino ante usted -. Los guardias en el
interior del complejo cuidaran de usted hasta que llegue la ayuda, después de
que pase el Gruul Shatan. Ha sido un honor servir con usted, Comodoro
Akredon. ¡Por Amarr, continúe viviendo!"
La oscuridad envolvió a Faus cuando el sello exterior se cerró.
***
La Wraith de cabeza remontó bruscamente, esquivando un grupo de asteroides
y giró sobre si misma para hacer un picado vertical dirigido hacia la superficie.
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La vista que ofrecía la cabina se lleno con un enorme cráter de alrededor de
veinte kilómetros de ancho, riscos rodeaban su perímetro y sobresalían hasta
una altura sobre la superficie de al menos unos tres kilómetros. La piloto no
pudo decir como era de profundo, pero muy por debajo de la superficie había
diminutos lagos de magma, y el grupo de fragatas descendía directamente
hacia ellas. Al fin, La Puerta del Infierno, pensó la piloto. Y solo hemos
sobrevivido la mitad de nosotros.
"Mando Talon," dijo ella. "Aquí Omicrón Uno, estamos dentro, repito, estamos
en el interior de La Puerta del Infierno..."
De repente la piloto volvió a tener el control de la Rifter, pero entonces vio
como las dos Wraiths cambiaban bruscamente de dirección y se alejaban
saliendo de la caverna. Luchando por mantener sus ojos en la pantalla que
ofrecía la vista posterior de la fragata mientras la pareja de fragatas Jovian se
alejaban, estas se desvanecieron entre la tormenta de meteoritos.
***
Faus observó con horror como el ciclópeo asteroide golpeaba la sección anterior
del Impasible, aplastando su superestructura de proa y partiendo lo
limpiamente el casco por la mitad. Durante unos momentos, los dos segmentos
de la nave estrellada vagaron alejándose el uno del otro, esparciendo un rastro
ardiente de restos en el espacio como si fuesen arterias chorreantes antes de
explotar con una luz cegadora. Faus, con los ojos escocidos a causa de la
brillante explosión, apartó la vista del desastre y se derrumbó de rodillas.
Murmuró una plegaria por todas las almas desvalidas que habían quedado
abordo, y lamentándose a Dios de que el también debería haber compartido el
destino de su nave.
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Un sonoro y metálico clank heló las venas de Faus. Volviendo a ponerse en pie
con dificultad, entrecerró los ojos a través de la ventanilla, esperando ver
asteroides pero en vez de ellos se encontró con el casco verde oscuro de una
Wraith Jovian.
***
'Impasible', musitó Karth, escupiendo a las ventanas delanteras del puente
mientras la explosión se desvanecía. Mi trabajo aquí se ha terminado.
Dos fragatas Tackler más desparecieron de la pantalla táctica mientras se
intensificaba la tormenta de meteoros. Pulsó un interruptor en el asiento del
capitan. "Atención a todas las naveS, aquí Mando Talon. Salten hacia la quinta
luna de Hahyil Cuatro. Reagrúpense allí y esperen mis ordenes. ¡Táctica!
¿Alguna noticia del estado de Omicrón Uno?"
"Sí, señor, acaban de entrar en La Puerta del Infierno."
Un último detalle del que ocuparse antes de abandonar este maldito lugar.
"Rápido, pásemelos..."
***
Vlad no podía creer que siguiese con vida. Echando un vistazo por la cabina,
podía decir por las expresiones de los demás soldados que estos compartían su
propia sorpresa. Pero sus ojos también traicionaban la pena que sentían por
los Valklears que había sufrido el repentino destino a bordo de la Omicrón Dos.
Fue instantáneo, pensó. Qué trágico desperdicio, perderles de esa forma.
68
Guerreros como ellos merecían morir con un arma en sus manos, no atados
contra un asiento.
El auricular de su oreja zumbó. Era el Almirante Karth Mutana. La transmisión
era casi incomprensible debido a la estática, pero las instrucciones estaban
claras.
"...crón Uno, aseguren...la zona de aterrizaje primero...Capitán Kintreb, quiero
a los Jovians muertos...no debe haber testigos de esta operación...a su
discreción con el piloto Gallente...interfiere...autorizado a su
terminación...también...Ancianos...máxima prioridad...me he explicado con
claridad?"
La transmisión se perdió antes de que Vlad fuese capaz de responder. La
fragata se sacudió hacia delante de forma brusca y las luces de la cabina se
volvieron rojas mientras las correas de los arneses que aseguraban a los
soldados se soltaban. Objetivo Uno: Matar a los Jovians, pensó Vlad, mientras
hacia movimientos rápidos con sus manos a los soldados indicándoles que
montasen los silenciadores a sus armas. Eso creo que es algo que no se ha
hecho nunca.
***
69
Región de Domain - Constelación de Throne Worlds
Sistema Amarr: Planeta Oris
Estación de la Academia de la Familia Imperial: Centro de Mando
Virtual de la Armada Imperial
La pantalla táctica parpadeó y después bruscamente se desvaneció. Las
palabras "Señal Pérdida" flotaba sobre la consola, el Gran Almirante Mekioth
Sarum contempló las consecuencias de sus acciones. La muerte de un mártir
para el querido Comodoro, pensó. Muerto mientras intentaba rescatar a un
Apóstol del Consejo, todo Amarr lo lamentara, pero con el tiempo su recuerdo
pasará. Las conexiones de Faus Akredon con la Familia Kador le convertían en
candidato legítimo para la sucesión del Emperador Heideran. Con una edad de
más de cuatro siglos, la muerte del Emperador podrían suceder en cualquier
momento, incluso las máquinas que lo mantenían con vida solo serían capaces
de hacerlo por otros cien años más. Con el tiempo llegaría el momento, y
cuando ocurra, Mekioth quería que la familia Sarum estuviera preparada para
tomar el poder.
Akredon hubiera sido el mejor campeón para los Kador, pensó Mekioth,
poniendo un mapa de la Constelación Aguh. Incluso muerto en martirio es
peligroso. Varios grupos de combate Imperiales estaban convergiendo en
Hahyil, vigilando las puertas estelares que llevaban a él y estableciendo
bloqueos en los sistemas vecinos. La caza de la fuerza Minmatar responsable
de la muerte del mayor héroe Amarr había comenzado, y cuando pasase Gruul
Shatan, un batallón de Paladines asaltaría el centro minero y haría frente a los
rebeldes.
Mártir o no, la familia Sarum reclamará el trono algún día, pensó Mekioth. El
mapa se expandió, y después se movió a través de la vasta extensión de
70
estrellas más allá de la frontera Jovian. Pasó sus manos sobre la imagen,
imaginando todas las riquezas que aguardaban ser explotadas allí. Faus
Akredon me ayudó a conquistar a los Minmatar. Muerto, también me ayudará a
conquistar a los Jovians.
71
A I II III IV V VI VII Ω
"¿Qué prueba revelará más sobre el alma? ¿La prueba que hará que un
hombre demuestre su fe, o aquella que descubra al hombre que había creído
que su fe ya estaba demostrada? Si conocéis la respuesta, entonces deberíais
también saber que estos desafíos en si mismos acarrean el peor de los castigos
si fracasáis. Las puertas del paraíso se abrirán para vosotros solo una vez;
pobre de aquella alma que ose llamar dos veces a ellas."
- Libro de las Misiones, 5:14, Las Escrituras
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A lo largo de la historia, los ejércitos de todas las civilizaciones han reclutado
soldados para sus ejércitos de entre los individuos más fuertes de sus
sociedades. Los Minmatar, habiendo perdido a los mejores candidatos debido a
la esclavitud o la muerte, al intentar hacer lo mismo encontraron que sus
resultados no eran nada satisfactorios para sus especiales necesidades. En vez
ello, reunieron a sus más notorios villanos - ladrones, conspiradores y asesinos
- y los convirtieron en soldados. Llamaron a estos hombres 'Valklears'."
- Archivos de la Oficina Federal de Inteligencia (clasificado),
Documento NJ-F22, "Historia del Desarrollo de la Infantería
Minmatar"
Región de Derelik - Constelación Aguh
Sistema Hahyil: Planetesimal de Diemnon
Complejo Minero de Diemnon: Bahía del Hangar Principal
Saltando desde la rampa, Vlad esprintó desde el tren de aterrizaje de la Rifter
hacia los afloramientos rocosos en los bordes de la pista de aterrizaje. Tras él,
el resto de Valklears se dividieron en grupos de dos, buscando lugares donde
poder cubrirse y que tuvieran una clara línea de visión del inmenso túnel que
llevaba de vuelta al exterior del pozo de atraque. Algunos se precipitaron hacia
las escarpadas paredes rocosas del hangar, trepando rápidamente por sus
salientes y desapareciendo entre las sombras proyectadas por los focos del
techo.
Vlad encontró un buen sitio detrás de algunas rocas bastante altas respecto a la
pista, al otro lado de las puertas del hangar que llevaban al complejo. La Rifter
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descansaba en la pista con la rampa de aterrizaje abierta intencionadamente.
Tenia la esperanza de así los Jovians supusieran que ellos ya habían entrado en
el complejo, haciéndoles salir de la seguridad que le proporcionaban sus naves
y poniéndolos a tiro de los rifles Valklear. Varios clicks en el auricular de su
oído, le indicaron que cada uno de sus soldados había ocupado sus posiciones,
y esperaban sus ordenes.
Estaban a más de treinta kilómetros bajo la superficie, pero Vlad aún podía oír
el callado rumor que producían los impactos de los meteoritos. Para conservar
sus recursos, los Amarrians no reemplazaron el aire que escapó a través de la
compuerta exterior cuando entraba una nave. Ahora mismo, una persona
todavía podía respirar en el interior sin ayuda de una máscara, pero cualquier
esfuerzo le dejaría sin aliento. La próxima vez que las puertas se abriesen - lo
cual sucedería en el momento en que las fragatas Jovian entrasen - el poco aire
que quedaba escaparía.
Echando un vistazo a través de la mira telescópica de su rifle, Vlad escaneó la
zona. El hangar era una enorme caverna tallada en las profundidades del
manto de Diemnon gracias a los explosivos Amarrians y las espaldas de los
esclavos Minmatars. Había tres complejos de plataformas separadas unos 700
metros entre ellas construidas en ambas paredes, en cada una de las cuales
podía atracar una nave industrial clase Bestower para descargar y volver a
cargar el mineral sin procesar. Las dimensiones del hangar estaban diseñadas
para acomodar específicamente a esta nave; era imposible que nada más
grande pudiese entrar.
Mientras movía la mira de su rifle hacia la Rifter, Vlad se dio cuenta de los
restos de sangre repartidos por toda la pista. La revuelta de prisioneros debió
acabar aquí, pensó, mientras se fijaba en los diferentes tipos patrones que
había dejado la sangre. Había charcos oscuros marcando los lugares donde las
víctimas mutiladas se habían desangrado hasta la muerte; las trazas difusas de
chorros delgados estaban causadas por heridas de disparos; trazas con gotas
74
de sangre más grandes indicaban golpes causados por puños u objetos
contundentes. Sin duda, este lugar había sido testigo de una horrible violencia
que se había llevado la vida de docenas de personas. Una buena muerte para
esos esclavos, pensó Vlad, acoplando la mira telescópica de nuevo al rifle.
Encontrar la muerte mientras mataban Amarrians era más de lo que podían
aspirar la mayor parte de ellos.
Una ráfaga de aire levantó algo de polvo del suelo y dos juegos de luces
horadaron la oscuridad del final del túnel. Vlad vio de reojo a Thumgar a poca
distancia en uno de los salientes, preparando su CLAW (Arma Ligera de
Combate de Asalto) y apoyarlo contra una roca. Será mejor que consiga
controlarse rápido, pensó Vlad. O si no, nos convertiremos en otra mancha del
suelo.
***
"Hora de despertarse, Voila."
La voz provenía de una de las almas sin rostro que la rodeaban en el estéril
campo. La cripta estaba justo frente a ella, con el cuerpo del héroe
desconocido aguardando en su interior. Una mano de entre la multitud la
alcanzó tocándola. Aterrorizada, Voila dio un paso atrás.
"Abre los ojos, lentamente..."
Se volvió en la dirección de la que había salido la mano, y mientras ella abría
los ojos, un rostro empezó a formarse sobre uno de los espíritus que había a su
lado: Unos ojos negros como el azabache rodeados por la blanca y pálida piel,
recorrida por oscuras venas que surgían del cuero cabelludo y se ramificaban
75
hacia abajo hasta llegar a la mandíbula. Voila se sobresaltó y dio un respingo.
La mano de la criatura se movió con suavidad hacia la boca de ella.
"Tu primer encuentro con un Jovian por lo que veo." Su voz tenía un tono
sintético, además de ser algo espeluznante y tranquilo. "Un difícil espectáculo
de absorber para los de tu raza. Es comprensible."
Voila se dio cuenta de que estaba tendida boca arriba, y que el Jovian estaba
de pie sobre ella. Mientras retiraba la mano, noto como la piel de él no parecía
tener un tacto orgánico. Cristal, pensó. ¡Parece tener un tacto como de cristal
húmedo!
"Mi nombre es Grious, y estoy aquí para protegerla y ayudar a los Minmatar en
su misión de rescate de los Ancianos."
¿Pero qué demonios...? pensó Voila. ¿Protegerme? Hizo un repaso a rápido a
su estado físico y sintió un ligero dolor en el pecho y en sus piernas. Pero los
ojos eran sobre todo lo que más daño le hacían.
"Has estado sometida a una cantidad enorme de fuerza centrífuga cuando tu
nave perdió el control," dijo Grious, mientras la ayudaba a levantarse de la
mesa. "Algunos de los vasos capilares de tus ojos estallaron, lo que explica tu
aspecto. Carezco del equipo necesario aquí para poder repararlos, pero fui
capaz de reparar numerosas roturas de tejido muscular a lo largo de tu
diafragma, pared abdominal, y de los vasos sanguíneos de tus piernas."
"¿Qué le sucede a mi aspecto?" preguntó Voila, poniéndose de pie despacio.
La habitación era pequeña, pero equipada con aparatos que no se parecían a
nada que hubiera visto antes.
Grious pasó una mano ante una pared, y en ella se materializó una pantalla.
"Conozco la obsesión de los vuestros por el aspecto. Ven por aquí, por favor."
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Viola dio unos pocos pasos vacilantes hacia delante. El Jovian era delgado, y
medía menos de 180 centímetros de alto. Su cuerpo al completo, excepto las
manos y la cabeza, estaba cubierto por un traje de combate. Estaba
empezando a sentirse incómoda por la mirada de aquellos ojos sin fondo la
observaban atravesándola. Volviéndose hacia la pantalla, Voila jadeó cuando
vio su reflejo: El blanco de sus ojos estaba teñido de un rojo sangriento.
"Se curaran con el tiempo, y tu vista no debería resultar afectada," dijo Grious,
cogiendola de la mano una vez más. "Tienes que agradecer al piloto de esta
nave el haberte salvado la vida."
¿Estoy en una nave? se pregunto, resistiéndose a retirar la mano. "¿Quiere
decir que usted no es el piloto?" preguntó Voila, pasándose un dedos por los
párpados.
"No, pero esta escuchando," dijo Grious mientras varias puertas se deslizaban
abriéndose ante él. "Puedes hablarle si lo deseas."
Esto es una locura, pensó ella, mientras miraba hacia las luces de arriba.
"¿Gracias?"
Una voz tan escalofriante como la de Grious resonó por toda la sala mientras la
puerta tras ellos se cerraba: "Bienvenida, Voila."
"¿Debería hablar con él en persona?" preguntó ella. "Siento como si debiese
expresarle mi gratitud en persona." Se abrió otra puerta, conduciéndolos hasta
una habitación con luces en un pasillo con el techo muy alto. Estaba iluminada
con luces rojas y las paredes metálicas estaban cubiertas con señales siniestras
y de aparatos electrónicos.
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"Me temo que no esta aquí," dijo Grious, aflojando su presa ligeramente. "Pisa
donde yo lo hago, Voila. Esta cámara es un poco diferente a las otras."
Sintió un hormigueo en la nuca cuando atisbó algo raro. Las paredes,
comprendió, están distorsionadas. Aunque ahora estoy sobria, pensó, juraría
que no somos los únicos que estamos aquí.
La voz del piloto resonó por toda la habitación. "Prepárense para
desembarcar."
Grious le dio un aparato con dos cilindros a los lados para ponerse en la boca.
"Ponte esto en la boca y respira con él. Evita coger aire a través de la nariz de
ahora en adelante. Habla a través de él como lo harías normalmente - se
quedará en su sitio hasta que te lo quites con las manos."
"¿Donde estamos?" preguntó Voila, temiendo la respuesta. Un destello de luz
apareció al final de la habitación que fue creciendo hasta que el color marrón
grisáceo de la pista de aterrizaje fue claramente visible. Grious la llevo con ella
hasta allí mientras Voila se colocaba el aparato.
"Diemnon," dijo él, dando un paso sobre la superficie. "Dentro del complejo
minero Amarrian."
"¿Qué? Espera..." vaciló Voila, luego Grious la empujó con amabilidad hacía la
pista. Estaba dentro de una maldita Wraith, pensó, reconociendo en la silueta
del casco sobre ella mientras bajaba por la rampa de aterrizaje. ¡Nunca nadie
había estado tan cerca de una de ellas, y mucho menos dentro! Doscientos
metros frente a ellos había una Rifter Minmatar, descansando también sobre la
pista. Viola se dio cuenta de que su rampa de aterrizaje también había sido
bajada, pero no veía a nadie cerca. Sintió que el aire era muy tenue, y tuvo
que coger varias veces aire para ajustar el aparato de respiración.
78
"¿No necesitas uno de estos para respirar?" preguntó.
Grious, que estaba observando las paredes rocosas de la caverna que había
más allá de la nave Minmatar, inclinó la cabeza ligeramente a un lado.
"Nuestra anatomía difiere de la vuestra en más cosas que nuestra apariencia,"
respondió él. "Ven conmigo. Tengo otra cosa que enseñarte."
Mientras rodeaban la sección de la rampa de aterrizaje del casco de la fragata,
Voila vio los restos de la Atron a unos cien metros. El segmento posterior había
desaparecido, y el resto del casco estaba negro. Algunas partes del refuerzo
del casco se habían perdido; otras colgaban del casco destrozado de la nave de
unos pocos filamentos de metal retorcido. La única parte de la maltratada
fragata que parecía seguir intacta era la cabina.
"¿Como demonios sobreviví a esto?" La voz de Voila fue amplificada a través de
un altavoz en el aparato de respiración. Grious la estaba llevando a lo largo de
la Wraith, lejos de la Rifter y en dirección al túnel. De repente echó mucho de
menos los analgésicos.
"Las probabilidades de sobrevivir al impacto directo de un rayo tachyon abordo
de esa nave son exactamente cero," respondió él. Voila pudo ver el fuselaje de
una segunda Wraith a unos pocos metros frente a ella. "Sobreviviste gracias a
la falta de precisión de los artilleros Amarrians."
¡Los Amarrians me dispararon! Voila recordó la flota de la Armada Imperial que
apareció justo después de...
"Yo no maté a esa gente," soltó Voila, rememorando el horrible espectáculo de
los cuerpos flotando entre los restos de la Bestower. "Mi nave ni siquiera
estaba armada..."
79
"Sabemos que no lo hiciste tu," interrumpió Grious. "Pero se diseñó para que
pareciese así."
La Orden, pensó Voila. Pero los Jovians saben...
Voila se paró de pronto cuando la Wraith se hizo completamente visible. Era
como aquella de la que habían emergido,y su rampa de aterrizaje también
estaba abierta. Pero esperando en su base había un hombre, con ambas
manos a la espalda. Su cabeza y sus hombros estaban cubiertos con una
capucha y descansaba sobre sus rodillas.
"Grious, quien es..."
"No se le ha hecho dañó," dijo Grious, urgiéndola a seguir. "Dime, ¿como les
llamas? A los hombres misteriosos que te trajeron aquí.
Voila hizo una pausa. "La Orden. No estoy ni siquiera segura de como se
llaman a si mismos."
"Los hemos estado persiguiendo durante un tiempo." dijo Grious. "Son
escurridizos, y extremadamente peligrosos. ¿Hay algo más que quieras
contarme sobre ellos?" La pregunta le produjo un escalofrío que recorrió toda
la columna de Viola. Eso ha sido una orden, no una petición.
"No hay más que decir," respondió ella, mirando al cautivo. Este no pareció
darse cuenta de que estaban de pie tan cerca de él. "El primero de ellos
contactó conmigo hace años, dándome información precisa sobre movimientos
y operaciones en el espacio Minmatar." Voila oyó un rumor distante que se
parecía vagamente al de un rayo. "Desde entonces, contactaron conmigo sin
previo aviso dándome pistas que fueron muy importantes..."
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"Importantes, ¿para quien?," Grious le miraba a la cara directamente,
mirándole con aquellos negros ojos desapasionados.
"Para los Minmatar," respondió ella nerviosa. Ya sabe las respuestas a sus
preguntas. "Les pasé todo aquello que supuse podría ayudarles a evitar la
debacle de la 'Reclamación'"
Grious se volvió hacia la Rifter mientras más ruidos sordos resonaban en el
hangar. "El hombre arrodillado a tus pies es el que dio la orden de destruir tu
nave. ¿Te gustaría conocer su nombre?"
La pregunta le cogió desprevenida a Voila. "¿Perdona?"
"Comodoro Faus Akredon de la Armada Imperial," dijo Grious. "Imagino que
sabes mucho de él."
"¿Qué?" exclamó Voila, dando vueltas alrededor el hombre encapuchado.
"¡Eso es imposible! Como..."
"Los Ancianos también están aquí, en algún lugar bajo las catacumbas, y
escondidos entre aquellas rocas están los soldados Minmatar mandados para
rescatarlos." Grious hizo una pausa. "Mientras hablamos, sus armas nos están
apuntando, y están esperando el momento adecuado para matarnos a los dos."
Voila se puso pálida. "¿Matarnos?"
"No temas," dijo Grious, apretando las manos a su espalda. "No has estado en
peligro bajo mi cuidado en ningún momento desde que llegamos."
"¿Pero no deberíamos volver al interior de la nave?" preguntó Voila, tomando
aire con suavidad a través del aparato respiratorio. "¡Alguien tiene que decirles
que estamos intentando ayudarles!"
81
"Ese es el plan," respondió Grious. "Pero hará falta algo más que habilidades
diplomáticas para convencerles de nuestras buenas intenciones."
Voila miro hacia las rocas. No había nada en absoluto que obstruyese su línea
de visión con la Rifter o con las enormes paredes de roca que los rodeaban.
"Bueno entonces ¿quien lo va a hacer? ¿Tú?"
"Voila," dijo Grious volviendo de nuevo sus ojos negros hacia ella. "Tu y yo no
estábamos solos cuando abandonamos la nave."
***
Vlad escuchó varios clicks en su auricular, cada uno de ellos una petición
distinta para abrir fuego. El Jovian y la mujer todavía seguían de pie en el
exterior, caminando relajadamente y al parecer ignorantes al peligro que les
rodeaba. Pero quien demonios es ese prisionero, se preguntó Vlad, mientras
devolvía los clicks indicando a los soldados que esperasen. Unos minutos
antes, dos Jovians descendieron por la rampa de aterrizaje de la segunda
Wraith, depositaron al prisionero en la superficie y volvieron a la nave. Debe
haber más de ellos, pensó, moviendo su mira de nuevo hacia la primera Wraith.
La clave es la paciencia ¡pero tendremos que entrar en el complejo pronto!
Mientras movía su mira por la rampa de aterrizaje, Vlad vio algo extraño que le
hizo encogerse. Saco su ojo de la mira telescópica y miro directamente hacia la
pista, allí vio cuatro distorsiones separadas entre sí que le recordaron al aspecto
del aire cuando está sobre una superficie caliente. Peligro, sintió Vlad, justo en
el momento en que el CLAW de Thumgar disparaba varias veces al suelo
82
levantando una polvareda. El auricular se llenó de gritos mientras Vlad giraba
instantáneamente su rifle hacia la posición de Thumgar.
"¿A qué coño le esta disparando?" exigió Krughan.
"¡Había algo dirigiéndose directamente hacia mi!" gritó Thumgar, mientras
ponía el CLAW en automático y comenzaba a disparar como un loco frente a él.
Vlad apuntó con su rifle a la derecha y hacia la izquierda, buscando
desesperadamente un objetivo pero sin encontrarlo. Más ráfagas de rifles
automáticos iluminaron la pared de la caverna mientras los otros soldados
gritaban y disparaban sus armas equipadas con silenciador hacia las sombras.
Justo cuando Vlad cogía aire para hablar, vio el CLAW de Thumgar volar
inexplicablemente disparado de sus manos. El hombretón pareció quedarse
congelado durante un momento, y después cayó - suavemente, como si unas
manos le estuviesen aguantando - de frente al suelo.
Después Vlad lo sintió - como una corriente de aire tras su nuca que no debería
estar ahí - y reaccionó por instinto. Con un movimiento fluido, lanzó un golpe
hacia atrás con su rifle tan fuerte como pudo, y sintió como el golpe impactaba
en el cuerpo de un hombre. Ignorando el extraño gruñido que oyó, Vlad giró
180 grados a su izquierda, desenvainando el Kri'Tak en medio del giro con su
mano derecha y abalanzándose luego hacia delante. No había nada ante él que
su ojos pudieran percibir, pero los sentidos de Vlad le decían todo lo contrario.
Su brazo izquierdo cogió algo pesado en el aire que bloqueó un invisible
contragolpe, pero su mano derecha - que apretaba firmemente el cuchillo y
mantenía la hoja paralela al suelo- continuó sin obstáculo haciendo un amplio
arco hasta que pinchó algo grueso, justo donde deberían estar las costillas de
un hombre.
Un aullido penetrante lleno la caverna mientras un soldado Jovian se
materializaba en la empuñadura de su cuchillo. Justo cuando Vlad ordenaba a
su muñeca girar la hoja del cuchillo, sintió como algo le golpeaba bajo la
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espalda, y después sintió como todos los músculos de su cuerpo le fallaban. El
pánico se apoderó de él mientras caía hacia atrás, completamente paralizado.
No sintió como golpeaba el suelo, pero vio la silueta de un segundo Jovian de
pie sobre él un segundo después.
***
Región de Domain - Constelación Throne Worlds
Sistema Amarr: Planeta Oris
Estación de la Academia de la Familia Imperial: Catedral del Santo
Profeta Kuria
El Gran Almirante Mekioth Sarum pasó entre los Guardias Reales y entró en la
gran catedral. Sus techos abovedados estaban a mas de cincuenta metros de
alto, y eran soportados por docenas de enormes columnas lujosamente talladas
con escenas representadas en las Escrituras. Sentado en el centro de la
catedral estaba el Emperador Heideran, adornado con pompa religiosa y fijado
permanentemente a su trono. Numerosos aparatos cibernéticos eran visibles
en su cabeza, cuello y hombros, todos ellos indispensables para mantenerlo con
vida. Más de cuatro siglos de edad y todavía vive, pensó Mekioth,
aproximándose al altar. De todas maneras, Amarr no tendrá que sufrir bajo la
incompetencia de su mando durante mucho tiempo más.
"Mi señor," dijo Mekioth, arrodillándose ante Heideran e inclinando la cabeza
mientras unos sacerdotes encapuchados le observaban.
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"Levántate, Gran Almirante," dijo Heideran, haciendo un movimiento con su
anciana mano. Los sacerdotes se movieron silenciosamente hacia unas
antecámaras que había en las esquinas.
"¿Me habéis convocado?" preguntó Mekioth, levantándose lentamente.
La voz de Heideran sonaba vieja, pero firme mientras hablaba. "He recibido
noticias terribles sobre el Impasible, Mekioth. ¿Por qué se le mando a aquel
espantoso lugar?"
Mekioth inspiró aire profundamente antes de responder. "Mi señor,
seguramente conozcáis la desaparición de nuestro Apóstol Taj Rukon y sus
discípulos"
"Por supuesto," respondió Heideran. "¿Los habéis encontrado?"
"Odio tener que traerle malas noticias, pero están muertos," replicó Mekioth,
fingiendo consternación. "El Comodoro Akredon recibió una señal de socorro
de su nave, e inmediatamente se puso en marcha para rescatarlos."
"Ahh, Faus," suspiró Heideran. "¡Dime que papel juega en todo esto!"
"Siguió la señal hasta Diemnon, donde fue testigo de primera mano de su
asesinato."
"¿Qué?" dijo Heideran casi tosiendo. "¿Quién osó hacerlo? ¿Los rebeldes?"
El acto es inconcebible, mi señor, pero esta salvajada fue cometida por la
Federación Gallente."
Heideran hizo una pausa, sus ojos estaban completamente abiertos por la
conmoción. "¿Tienes pruebas de ello?"
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"Tenemos las grabaciones tomadas desde el Impasible," dijo Mekioth,
obligándose a expresar tanto conmoción como enfado. "En ellas se muestra
claramente a una fragata de la Federación en posición de ataque justo en el
momento en que la Bestower del Apóstol explotaba. Momentos después, los
rebeldes Minmatar aparecieron - su llamada flota 'Valklear' - escoltados por
naves Jovians."
"¡Jovians!" El trono de Heideran se desacopló de sus abrazaderas y flotó hacia
los pies del altar. "¿Estas seguro de eso?"
"Sí, mi señor. El Impasible atacó con éxito a la nave Gallente, pero los Jovians
intervinieron y evitaron su justa destrucción. Ordené al Comodoro Akredon que
se retirase inmediatamente, pero él..."
"Él qué, Almirante. ¡Dígamelo!"
Mekioth bajó su mirada al suelo. "Insistió en recuperar los cuerpos de los
sacerdotes, diciendo que merecían un adecuado entierro para su preparación
en su viaje a los cielos. Le sobrepasaban desesperadamente en numero, y la
tormenta de Gruul Shatan estaba sobre él..."
"No," dijo Heideran. "No me digas..."
"Mi señor, el Impasible fue destruido, junto con todos sus escoltas. No
podremos mandar una misión de búsqueda y rescate hasta que la tormenta
pase."
Heideran estaba destrozado. "Faus...mi hijo..."
"No hemos perdido todas esperanza, pero dada su naturaleza violenta y el
número de naves rebeldes implicadas, parece ser... que es improbable..."
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Mekioth no tuvo que terminar la frase. El Emperador Heideran lloraba,
jadeando y convulsionándose intermitentemente. No hubo lágrimas, su anciano
cuerpo ya no era capaz de producirlas.
"Mi señor, lo siento. Fue un héroe de Amarr, y el mejor capitán que nunca he
conocido. Debemos vengar su muerte."
"¿Qué...crees que debe hacerse?"
"Están tras la flota rebelde mientras hablamos, y el sistema Hahyil esta en
cuarentena. Pero debo pedirle su permiso para hacer fuego contra cualquier
nave Gallente o Jovian que encontremos alrededor de Diemnon."
El Emperado Heideran se encogió. "Me opongo a ello. El Gallente pudo haber
sido un rebelde, no debemos precipitarnos..."
"Mi señor, la Federación esta en una guerra total contra el Estado Caldari que
están ganando. Este acto, rebelde o no, en si mismo en un acto de guerra, y
sus súbditos exigirán una reacción. No podemos tolerar ese tipo de agresiones
dentro de nuestras propias fronteras."
El trono se alejó de Mekioth y se enfrentó hacia una gran estatua del Profeta
Kuria, rodeada de ángeles y de una representación del paraíso. "¿Y los
Jovians? ¿Como sugieres que tratemos con ellos?"
"Estoy preparando planes de batalla, y una vez determine por completo la
relación de los Jovians con esta masacre, se los haré saber."
El Emperador Heideran se volvió otra vez hacia Mekioth, recorriéndolo con su
mirada lentamente. "Muy bien, Gran Almirante. Tiene usted permiso para abrir
87
fuego sobre las naves Gallente, pero solo si están en proximidades de Diemnon,
y solo contra cualquier nave que intente saltarse el bloqueo."
Mekioth inclinó la cabeza. "Gracias, mi señor. No descansaré hasta que los
asesinos sean llevamos ante la justicia."
"Encuéntrale, Mekitoh," susurró Heideran. "Tráeme su cuerpo de vuelta."
"Haré todo lo que pueda, mi señor."
***
Saltaron desde las paredes de la caverna, llevando consigo sin esfuerzo a los
incapacitados comandos Minmatar a través de la pista y sentándolos sobre sus
rodillas en la base el primer Wraith. Viola se quedo mirando a los Jovians
asombrada por su fuerza y condición física - todavía no era capaz de llamarlos
'hombres' - mientras hacían viaje tras viaje arrastrando cuerpos. En poco más
de unos minutos después de que se hicieran los primeros disparos, ya tenían a
ocho comandos Minmatar hombro con hombro, con las manos a la espalda, y
de rodillas directamente frente al Amarrian cautivo.
Grious había desaparecido con el Jovian herido en el interior de la Wraith. Voila
miró a los prisioneros, los cuales estaban recobrando poco a poco las
sensaciones en sus extremidades. Valklears, pensó Voila, observando sus caras
y estudiando su aspecto: De constitución musculosa, sin identificaciones o
insignias de rango, y marcas tribales sobre los brazos, el cuello y la cara. Los
mejores soldados Minmatar, cada uno de ellos un reconvertido sociopata o
asesino. La única mujer entre ellos era la piloto - varios años más joven que
ella, de pelo oscuro, ojos ligeramente maquillados, rasgos duros, y físicamente
tan robusta como los demás. Estaba respirando por uno de los aparatos de
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Grious como si fuera otro de los soldados. El resto todavía llevaban sus
propias máscaras.
"¿Qué le ha pasado a tu ojos?"
Aquella profunda voz la sobresaltó. El más fornido del grupo - el que de alguna
forma había conseguido apuñalar a un Jovian camuflado - le estaba mirando.
"Sufrieron daños cuando mi nave fue derribada," dijo Viola, volviéndose hacia el
Valklear. Incluso arrodillado su cabeza estaba a la altura de la barbilla de ella.
El tipo era enorme. "Los Jovians me salvaron la vida - y la tuya también."
El hombre gruñó. "Así que tu eres el piloto de la Atron," dijo, poniéndose más
derecho. "Parece ser que compartimos el mismo enemigo. ¿Cual es tu nombre
Gallente?"
Voila miró al hombre antes de responder. "Voila Antionnes, estoy en la Oficina
Federal de Inteligencia. ¿Tienes...?"
"Conozco ese nombre," dijo él, estrechando los ojos. El resto de Valklears
empezaron a retorcerse contra sus ataduras. "Eres la que llaman 'Jaura
Kil'tra'..."
Los ojos de Voila se abrieron un poco. Había entendido la traducción. "La
Vidente de los Horrores," jadeó ella. El soldado pareció sorprendido.
"Hablas nuestro idioma," dijo él. "Entonces lo que cuentan de ti es cierto."
"¿Va'nachr, kra tua chinak?" preguntó ella. ¿Como te llamas Valklear?"
El hombre hizo una pausa, y poco la poco se fue formando una sonrisa muy
ligera en sus labios. "Puedes llamarme Vlad. Todos estamos en deuda contigo."
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Entonces es el momento de pasar a la ofensiva. "Me he pasado la mayor parte
de mi vida intentando ayudar a vuestra raza," dijo Viola, alzando un poco la
voz. "Y hace unos minutos estabais dispuestos a matarme. ¿Por qué?"
Algunos de los soldados miraron a Vlad. "No sabíamos donde estabas, y no
estaba seguro de tus intenciones."
"Sé lo de los Ancianos," respondió al instante, sintiendo de repente otra vez
aquel agudo dolor producido por el mono de las drogas. Todos los soldados
fijaron su mirada sobre ella. "Y también los Jovians. No es un secreto para
nosotros lo importante que son para vosotros. Todos estamos aquí por la
misma razón, ayudarte a sacarlos de aquí."
La piloto de la Rifter habló. "No necesitamos tu ayuda, tan solo liberadnos y
salid de aquí..."
"¡Ziara!" gritó Vlad, mientras volvía su mirada hacia la piloto. Ella se la
devolvió, pero después la bajo otra vez y se volvió con el ceño fruncido hacia
Voila. "Por favor perdona su tenacidad," dijo él, bajando la voz. "No debió
usar ese tono contigo, pero con el debido respeto, preferiríamos continuar a
partir de aquí."
"Que raza más arrogante," dijo Grious, mientras salía de la Wraith. Sostenía el
Kri'tak de Vlad, y le flanqueaban tres de los cuatro soldados Jovian que habían
sometido a los Vlaklears. "Ahora comprendo porque los Ancianos son tan
cruciales para supervivencia de los tuyos."
"Estamos aquí por lo que sucedió en Eanna," dijo Voila, volviéndose hacia el
Amarrian encapuchado. Por ahora lo mejor será ocultar su identidad, pensó
ella. Aunque sintiese la tentación de dejarle solo con estos Vlaklears durante
unos minutos. "Este es el fin de la partida para los Minmatar, y los Ancianos
90
son el nexo de unión necesario para reunir a todas la tribus en una sola
República. Ahora los necesitamos más que nunca, ¡así que deja de se tan
cabezota y déjanos ayudarte!"
"Voila, puedo hablar contigo en privado, por favor." Dijo Grious, indicándole
que subiese por la rampa. Confundida por su propio arranque de ira, acató la
orden, y dejó a los sorprendidos Vlaklears solos. Necesito una puta pastilla
ahora mismo, pensó ella, contemplando la posibilidad de pedirles algo a los
Jovians, lo que fuese, para saciar su necesidad. Grious le miraba a los ojos
mientras hablaba.
"Eres adicta a los analgésicos," dijo él con rotundidad. "¿Te has dado cuenta
de como te tiemblan las manos?"
Voila se miro las manos. Un visible temblor las recorría.
"Los Serpentis añaden a sus drogas compuestos químicos diseñados para
acentuar sus propiedades adictivas," dio Grious. "Generalmente, el síndrome
de abstinencia dadas tus características físicas no debería aparecer hasta
dentro de varias horas. Pero en tu caso, debido a tu repetida ingestión causada
por el hábito, ya han comenzado."
Joder, mierda. "Mira, no tengo tiempo para esto, pero si tuvieseis algunas
píldoras de esas..."
"No lo haremos, Voila. Ya has llegado al nivel de drogas máximo que podría
administrarte con seguridad para tratar tu dolor sin arriesgarnos a que quedes
incapacitada, y no podemos desintoxicar tu sangre aquí."
"¿Cuales son mis opciones pues?" preguntó ella.
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"Es tu responsabilidad ahora, mientras tanto seguirás mostrando signos de
agitación que aumentaran hasta que alcances la psicosis - suponiendo que tu
alta presión arterial y temperatura corporal no te incapaciten antes -."
"En ese caso dejadme a solas con Akredon," respondió Voila. "Quiero decirle
unas palabras."
Grious inclinó su cabeza hacia un lado. "¿Qué esperas conseguir haciéndolo?
No eres una interrogadora experta, y él solo repetirá su nombre, rango, y
plegarias cuando le preguntes."
Viola miro tras de si hacia la derrumbada figura cubierta, y pudo también ver
como los Valkears empezaban a impacientarse. "No puedo explicar porque,"
dijo ella, frotándose la frente. "Simplemente quiero entrar en la mente de
este...fanático, e intentar comprender los pensamientos que acompañaron a la
decisión de bombardear el planeta."
El Jovian se la quedo mirando un momento, pensando en lo que había dicho.
"Así que esto también es debido a sus designios - los que tu llamas 'La Orden' -.
Una conjunción de acontecimientos orquestados para producir un desenlace
que les convenga." Hizo una pausa durante un momento y miró hacia abajo,
donde se encontraba Akredon. "Así que en el fondo no fue una coincidencia
que pudiésemos salvarlo. Tiene un papel que ocupar en su plan. Y tu también
por lo que parece."
"Grious, ¿de que estas hablando?" preguntó Voila, echando de menos la
tranquilidad que le proporcionaban los analgésicos. "Esto va sobre los
Ancianos, de ayudar a los Minmatars. Todo lo que me ha proporcionado La
Orden fue con la intención de ayudarles."
"Solo porque sus intereses coinciden para que así sea," dijo Grious, mientras
bajaba por la rampa. "Al menos de momento."
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"¿Qué quieres decir?" preguntó Voila. "¿La Orden esta amenazada por el
Imperio Amarr?"
Grious se detuvo. "La 'Orden' - nosotros los llamamos 'Enheduanni' - no
combaten sus propias guerras. Dejan que los Imperios luchen por ellos, lo cual
consiguen controlando la influencia que tienen sobre aquellos que llevan hasta
el poder. Pero los Minmatar se suponía que no deberían haberse derrumbado
tan rápidamente, además parece ser que también subestimaron el impacto de
la religión Amarrian en la sociedad. Así que han provocado con éxito que
interviniésemos para restaurar el equilibrio que les es más favorable para ellos."
Voila se enfadó. "¿Así que tu compasión por los Minmatar no es la razón por la
que habéis intervenido aquí?"
"Los Enheduanni son nuestro mayor enemigo, y eso les convierte también en
vuestro mayor enemigo. No podemos sentarnos ociosamente mientras de
forma egoísta interfieren en una historia que os corresponde a vosotros
decidirla, no importa cuan destructiva sea, o cuantas veces deseéis repetirla."
Grious y tres de sus compañeros bajaron la rampa mientras Voila miraba sus
espaldas, intentando ignorar los temblores que agitaban sus manos. Ha usado
la palabra 'vuestra', pensó ella. No ve diferencia alguna entre las razas,
excepto la suya propia.
"Eh, Grious," llamó Voila. Los cuatro Jovians se pararon y se dieron la vuelta.
"¿Qué significa 'Enheduanni'?"
El Jovian se quedó pensativo un momento. "No existe traducción en vuestro
idioma."
93
***
"...tu eres un Dios misericordioso, la única devoción de mi vida, el más
ferviente y verdadero de tus sirvientes en tiempos de necesidad. Amen."
Faus completo la plegaria por centésima vez, y se quedó esperando a que
llegase su respuesta desde los cielos. Al no haber escuchando ninguna,
comenzó a recitar la oración otra vez, y entonces se detuvo cuando las
abrasadoras imágenes de Eanna le rompieron la concentración. Cerró los ojos,
y los abrió otra vez viendo la negra capucha que le cubría, aún así no podía
liberarse del tormento que asaltaba su alma.
Debo merecer este castigo, comprendió Faus, arqueando su espalda mientras
intentaba calmar el dolor procedente de sus rodillas. La perdida de mi nave, mi
tripulación, y convertirme en cautivo de este monstruo Jovian - todo ello es el
justo castigo por...
No podía pensar en nada más que le hiciese merecedor de este destino,
excepto en no creer realmente lo suficiente en las ordenes del Gran Almirante
Mekioth Sarum al bombardear el planeta Eanna. Sus acciones reflejaban
meramente los deseos del Emperador Heideran, y él era la voluntad de Dios.
Esos pecadores merecían su destino, y no tengo derecho a cuestionarlo. Las
Escrituras previenen a todos los paladines sobre esta prueba, que siempre llega
cuando el creyente menos se lo espera. Mi fe será recompensada, pensó él,
buscando más fuerza espiritual interior y encontrándola. Por eso esto es una
prueba en la que no debo fracasar...
La capucha que le cubría desapareció de repente, y gritó de horror ante la
visión que le ofrecieron sus ojos. Rebeldes Minmatar - ocho de ellos - estaban
de pie frente a él a pocos metros de él. En el tiempo que dura el parpadeo de
un ojo, uno de ellos desenfundó un cuchillo y lo lanzó contra él. Fue repelido
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con una brillante explosión de luz, rechazado en el último momento por un
campo protector de energía. El hombre se liberó de los intentos de sus
compañeros por contenerle, y cargó hacia él, golpeando con sus enormes
puños la burbuja energética y gritando.
Faus no podía oírle, ni podía oír nada más. Simplemente le devolvió la mirada,
hipnotizado por el odio que irradiaba. Quien puede reprochárselo, pensó Faus,
maldiciéndose a si mismo por haber dejado que ese pensamiento cruzase su
mente. Les observó mientras discutían entre ellos, y luego le rogaron a un
delgado Jovian que caminó hasta ellos - el mismo que le había sacado de la
cápsula de escape y lo había dejado inconsciente -.
Esto es lo que no vistes desde el espacio, pensó Faus, intentando leer sus
expresiones. No puedes esperar que esta gente crea en un dios capaz de
incitar un odio tan profundo en los hombres. Otra vez, Faus se maldijo a si
mismo - ¿había dicho eso en alto? -. Cerro los ojos, intentando sacarse a los
rebeldes de la cabeza. Pero en lugar de encontrar una paz interna, se encontró
frente a las imágenes de ciudades incineradas rugiendo en el denso y oscuro
humo de huesos y carne ardiendo.
No debo perder mi fe, por eso es una prueba...
Faus se controlo por continuar tranquilo, encontrando cierto alivio en el escudo
que le rodeaba. Vio como su captor le ofrecía a uno de los rebeldes un cuchillo
de aspecto extraño, quien lo aceptó y enfundó inmediatamente. Tres soldados
Jovian se aproximaron y comenzaron a distribuir armas entre los Minmatar. Se
intercambiaron algunas palabras en el grupo, pero después volvieron su
atención hacia algo que estaba directamente tras él. Algunos de ellos
asintieron con su cabeza; otros sacudieron las suyas con gesto de incredulidad.
Seis de los rebeldes, ahora armados hasta los dientes y portado armaduras de
protección, echaron a correr siguiendo a los soldados Jovian. Los otros dos
95
rebeldes - pilotos, por su aspecto - le miraron por última vez antes de volver
corriendo hacia su nave.
Vio como unas puertas se abrían lentamente en la distancia, y como después el
grupo de rebeldes entraba dentro de uno en uno. El captor Jovian se quedó
atrás, de pie con las manos tras la espalda y mirando a través de aquellos ojos
de otro mundo. La agradable figura de una mujer caminó pasando por su lado,
desesperadamente tranquilizadora a sus ojos, pero otra vez se forzó a borrarla
de sus pensamientos como otra distracción secular. Los dos hablaron entre
ellos brevemente, y después la mujer se dio la vuelta. Faus se dio cuenta de
que sostenía algo en su mano, y el terror le sobrecogió cuando reconoció lo que
era:
Dios mío, ¿ por qué me has abandonado?
Faus jadeó cuando la mujer, con su angelical rostro y sus demoníacos ojos, se
aproximó y arrodilló tan cerca de él que pudo sentir la calidez de su aliento. De
repente, sintió como si se le destaponasen los oídos, pudiendo oír una vez más.
"Comodoro Akredon," dijo la mujer, mientras le ponía el collar Glaive alrededor
de su cuello y lo encendía. Las puntas de seis agujas le presionaron
ligeramente la piel. "Es la hora de que hablemos sobre tus pecados."
96
A I II III IV V VI VII Ω
"Todo crimen, no importa cuán trivial sea, tiene sus raíces en la puñalada
homicida de la tentación. La herida dejada por este acto es sobretodo más
devastadora cuando es usada como preludio a la traición. Es la marca de lo
profano; de los miserables; la corrupción de todas las cosas buenas y justas en
este universo. Dios esta a mi lado, aquello que exuda traición es el triunfo
incontestable del demonio."
- Emperador Heideran, 23216 AD, "Discurso al Imperio", después de la
batalla de Vak'Atioth
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"Dudo que la historia recoja lo duramente luchamos por nuestra libertad. No
habrá crónicas que detallen el coraje de los guerreros Minmatar o la unidad
entre nuestras tribus durante la Rebelión. En cambio los historiadores
escribirán largos estudios para asegurarse de que el resto de Imperios se lleven
el crédito de haberse asegurado nuestra supervivencia, y de que antes de ellos
nosotros no fuimos nada; lo primero que fuimos fue esclavos. En este punto,
las futuras generaciones tendrán razón.
- El paradigma Nefantar, Uniija Krur
Región de Essence - Constelación Crux
Sistema Renyn: Planeta IX - Luna 4
Cuartel General de la Oficina Federal de Inteligencia
Los oficiales llenaron la habitación en silencio y tomaron asiento mientras las
ventanas polarizadas de la sala de conferencias se oscurecían. Baer se tomo un
momento mientras revisaba su datapad y echaba una ojeada a los asistentes:
Había diez oficiales presentes, todos ellos al menos con el rango de coronel.
Ocho de ellos eran del Mando de la División, dos de ellos ostentaban el puesto
de consejeros e informaban directamente al Comité de Inteligencia del Senado.
Los dos últimos eran del Departamento de Guerra. Tienen aspecto de estar
especialmente enfadados, observó. Yo también lo estaría si me hubiesen
sacado de la guerra Caldari para esto. Todos compartían el mismo ojeroso
aspecto debido a la falta de sueño y que provocaba que todos careciesen de
paciencia. Baer era el oficial de menor rango en la habitación; una respuesta
incorrecta aquí le causaría daños irreparables a su carrera.
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El superior de Baer, la coronel Tilda Siertro, estaba sentada a su derecha. Una
mujer formidable en la agencia, que estaba tranquilamente inspeccionando su
datapad mientras esperaba a que todo el mundo llegase. En el momento en
que los representantes del Departamento de Guerra tomaron asiento, ella hizo
un gesto sin alzar la vista. Baer lo entendió y cogió aire profundamente antes
de hablar. Ella había sido muy clara sobre lo que se le permitiría decir.
"Gracias por venir en tan poco tiempo," comenzó él. "Hace aproximadamente
60 minutos, una de nuestras fragatas de exploración fue derribada por la
Armada Imperial en el Sistema Hahyil. La nave estaba desarmada y viajaba a
través de territorio sin restricciones, tal y como se acordó en el Tratado de Libre
Comercio Gallente-Amarr de 23210."
Los dos coroneles consejeros del Comité de Inteligencia del Senado se
inclinaron hacia delante, pero nadie más reaccionó ante la noticia. Baer
continuó con su informe.
"En estos momentos, hemos clasificado el estado del piloto como MIA (
Desaparecido En Combate). Poseemos grabaciones telemétricas del ataque, el
cual dañó la nave pero no consiguió destruirla. El piloto estaba intentando
aterrizar su nave sobre la superficie de Diemnon antes de que perdiésemos
contacto. No había más tripulación o pasajeros abordo."
Los oficiales de la División de Guerra no parecían en absoluto interesados
sobre loq eu estaba diciendo Baer. Uno de ellos - el General de Brigada Talin
Falgenreau - de hecho bostezó.
"Además de la telemetría, sabemos que varias naves Minmatar fueron testigos
de lo sucedido, aunque todavía no hemos podido contactar con su gobierno
desde el bombardeo de Eanna. La razón por la que les hemos reunido aquí..."
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"Ah, bien," interrumpió Talin. "Estaba empezando a preguntarme si llegaría
usted a ese punto."
Baer sintió como la temperatura de su cara subía. La Coronel Siertro sacudió
su cabeza justo lo suficiente para darse cuenta, pero mantuvo su mirada en el
datapad frente a ella.
"La razón por la que les hemos reunido a todos aquí," repitió Baer. "Es buscar
consenso para realizar una misión de búsqueda y rescate del piloto."
"¿Quien era el piloto?" preguntó el otro oficial de la División de Guerra - el
Comandante General Silus Bruce.
Mierda, pensó Baer. Tilda fue muy específica sobre que no había que discutir
sobre eso. "El piloto estaba en Hahyil investigado una posible pista que podría
llevarle hasta..."
"Eso no es lo que le he preguntado," gruñó Silus. "¿Quién era el piloto?"
Baer lanzó una mirada desesperada a Tilda. Ella alzó despreocupadamente su
vista del escritorio y habló en un tono monocorde. "Responda a la pregunta del
General, Teniente Coronel."
"Voila Antionnes, señor."
"La conozco," se mofó Talin. "Era cuestión de tiempo."
¿Perdone, General? preguntó Baer, perdiendo la paciencia. "¿Qué era
exactamente una cuestión de tiempo'?
Talin estuvo a punto de dar rienda suelta a su furia verbal contra Baer, pero
Silus le hizo un gesto con la mano para que se tranquilizase. "Teniente
100
Coronel, ¿sabe usted cuantas misiones de búsqueda y rescate hay ahora mismo
en marcha?"
No, señor.
"Veintiséis, todas ellas causadas por la guerra."
"Comprendo que existan restricciones en sus recursos, pero..."
Silus le cortó. "No hay restricciones cuando se trata de rescatar a nuestros
pilotos derribados, Teniente Coronel. Todos los recursos de la Federación están
comprometidos en la guerra. Pero tampoco pondré en peligro a los miembros
de un equipo de rescate para recoger a una yonqui que se ha metido ella solita
en problemas."
A Baer se le revolvió el estómago. "Señor, no entiendo lo que..."
Talin sacó un datapad y lo deslizo sobre la mesa hasta él. "Una imagen vale
más que mil palabras, Baer," dijo sonriéndole con desprecio. "Por no
mencionar una cadena perpetua."
La imágenes eran tan nauseabundas como impactantes: Una grabación que
captaba a Voila recibiendo unos frascos de pastillas de un hombre cuya cara
estaba registrada en la base de datos criminal de la FIO como un miembro del
cartel narcotraficante Serpentis. Relacionarse con conocidos criminales y las
organizaciones a las que pertenecían conllevaban penas que eran el doble de
duras en tiempos de guerra. El hecho de que además fuese una agente federal
significaba que técnicamente podía ser acusada de traición.
"Hay mucho más," dijo Talin. "Vamos a ser indulgentes con esa escoria que
sale en la foto a cambio de su cooperación. No puedo decir lo mismo en el
caso de su heroína."
101
"Merece algo de respeto, señor," dijo Baer, temblando mientras hablaba. "Sus
contribuciones a esta agencia son profundas, y no permitiré que..."
"Siéntese, Baer," ordenó Silus. "Y no vuelva a abrir la boca hasta que se le
pregunte."
Maldita sea Voila, pensó Baer, deslizándose en su silla. ¡Podría haberte
ayudado! ¿Por qué no me lo dijiste?"
Silus frunció el ceño mientras miraba las caras conmocionadas de los demás
antes de volver a dirigirse a Baer. "Ahora tengo buenas noticias para usted, y
muchas más malas. Las buenas noticias son que de alguna forma ha
conseguido no joderla desde que empezamos a vigilarle - lo cual, por si se lo
está preguntando -, empezó tan pronto como supimos la adicción de Voila a las
drogas."
Baer se volvió hacia Tilda y la miro con una expresión que gritaba: "¿Sabías
esto? Ella le devolvió una mirada que le heló los huesos.
"Las malas noticias," continuó Silus. "son que ahora tenemos pruebas
suficientes para calificar las 'contribuciones' de esa mujer aquí como un montón
de mierda. Y eso, Teniente Coronel, significa que su valor para esta agencia es
incluso menor que el de ella."
Silus se inclinó hacia delante, señalándole con el dedo mientras continuaba
machacándolo. "Para su información, esa puta yonqui bocazas iba a ser
arrestada en el próximo puerto de la Federación en el que atracase. Y cuando
eso sucediese yo mismo iría a ver personalmente como era arrojada a una
celda por el resto de sus días. Ahora, voy a repetir esto una sola vez: No va a
haber misión de búsqueda y rescate para esa mujer. A los Amarrians les
dejaremos pasar esta, y me importa una mierda lo que la GAFTA tenga que
102
decir sobre esto, no había ninguna razón en absoluto para que estuviese en las
cercanías de Diemnon o en cualquier lugar de espacio Amarrian, y punto. ¿Esta
claro?".
Baer simplemente parpadeó: Medio conmocionado, medio furioso, y
completamente incapaz de hablar.
"Interpretare la estúpida expresión de su cara como un 'sí'. Entonces - ¿alguien
más de los presentes tiene algo más importante que decir o podemos volver a
luchar contra los Caldari?"
Nadie respondió.
"Se levanta la sesión," dijo Silus, levantándose de la mesa. "Gracias por nada,
Teniente Coronel."
***
El temblor de las manos de Voila estaba empeorando, pero no sabía decir si era
a causa de su ira o del mono. Akredon no le había dicho nada; sus ojos
seguían cerrados, incluso con el collar Glaive pinchándole el cuello, y las únicas
palabras que salían de su boca eran plegarias Amarrian. El sudor le bañaba el
cuello y su cara, además tenía un poco de fiebre, tal y como Grious había
predicho. Ella se desgarró la parte superior de su traje de vuelo con rabia,
después le siguió el endoesqueleto de dermapreno que había debajo. Se quedó
solo con la prenda básica sin mangas cubriéndole el pecho y la espalda.
Grious se aproximó a ella con agua y un aparato para ponerse en la cabeza.
"Bébete esto," dijo él. "Y ponte esto también. La cámara ya esta lista."
103
Cogió el aparato y se lo puso en la cara. Una lente de cristal salió desde la
frente y le cubrió el ojo.
"La cámara ocular proyectará las imágenes directamente sobre tu retina," dijo
Grious. "Puedes ajustar el tamaño de la imagen usando los controles del
lateral, además de cuanto es obstruido tu cono de visión."
"No me digas que no necesitas uno de estos para ver lo que esta sucediendo,"
murmuró ella.
"Nuestra anatomía ha sido genéticamente alterada para poder acomodar
aparatos cibernéticos que mejoran nuestros sentidos," respondió él. "Las
futuras generaciones Jovian no los necesitaran. Tengo otra cámara para tu
amigo Amarrian. ¿Quieres que le de una?"
Voila la alcanzó y se la quitó de las manos a Grious. "Por supuesto. Quizás
pueda usarla para que este bastardo abra los ojos."
***
"Nos vamos a dividir en dos equipos," susurró Vlad. "Krugar, coge a Velios y
Makkar y posicionaros para defender este pasillo. Quedaros de espaldas a las
compuertas y poned cargas cada quince metros desde este lugar hacia delante.
Mantened esta posición hasta que os diga que os marchéis o estemos los
demás muertos. ¿Entendido?"
"Sí, señor," replicó Krugar.
104
"Thumgar y Dramis, vosotros venís conmigo. Seguiremos a los Jovians hasta
que se encuentren con los guardias. No abráis fuego a no ser que tengáis que
defenderos. Vamos."
"Entendido," respondieron ambos soldados.
Descendieron por el pasillo, moviéndose con rapidez sin hacer ruido alguno.
Thumgar llevaba su CLAW apuntado al frente; Vlad y Dramis avanzaban con
sus armas a la altura de los ojos. El suelo estaba pavimentado y tenía
empotrado dos raíles de tren magnético que recorrían el centro del pasillo; el
techo y las paredes eran de pura roca.
Hemos avanzado trescientos metros dentro del complejo y todavía no hemos
visto ni un solo guardia. Pensó Vlad, mientras observaba el progreso de los
Jovian a través de su cámara ocular. Todas y cada una de las fibras de su
cuerpo le gritaban que algo terrible iba a suceder.
***
Todavía había luz suficiente en la oficina como para poder reconocer siluetas.
Baer alcanzó el escritorio y buscó la foto del día en que fue promocionado a
Teniente Coronel. Tilda le estaba poniendo la insignia de su nuevo rango en su
uniforme, mientras un General esperaba de pie en posición de firmes.
Tilda...
Baer aplastó la foto contra el escritorio, luego salto de su silla, y empezó a
golpear el retrato con el puño. Cuando rompió el cristal, arrojó todo lo que
había sobre su escritorio al suelo con un solo movimiento; después cogió de los
bordes el mueble y lo volcó a un lado. Cayó al suelo con tal estruendo que las
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dos sillas salieron volando. Resollando y ya sintiéndose algo mejor, Baer se
derrumbó en su asiento. Momentos después, llamaron a la puerta.
"¿Señor? ¿Va todo bien por ahí?" Era uno de los MPs (Policía Militar) que
montaban guardia en el vestíbulo.
"Sí, todo va bien," respondió Baer, "Estaba haciendo un poco de limpieza."
"Tiene que dejarme entrar, señor. Apartese de la puerta por favor."
Antes de que pudiera decirles que esperasen, la puerta se deslizó y se
encendieron las luces. Dos MP irrumpieron en su oficina, e inspeccionaron el
revuelo de su interior.
"Gracias por pasar," dijo Baer, haciendo un gesto hacia el escritorio volcado.
"¿Han venido buscando drogas?"
Los MPs intercambiaron una seria mirada, después tomaron posiciones uno a
cada lado de la puerta. La actitud de Baer cambió cuando reconoció a las dos
siguientes personas que entraron en su oficina: los Coroneles Marc Beatrix y
Liam Caille. Eran los dos consejeros que informaban al Comité de Inteligencia
del Senado que estuvieron presentes en su reunión. Tilda Siertro estaba de pie
tras ellos.
"Teniente Coronel," empezó Marc, encogiéndose por la peste a cigarrillo.
"¿Podría intercambiar algunas palabras con usted?"
Baer alternó su mirada entre ambos oficiales. "¿Voy a necesitar consejo legal
para esto?"
106
Liam habló. "No estamos aquí para arrestarle, además el General Bruce ya dijo
que usted no había hecho nada malo. Pero necesitamos hablar con usted de
algunas cosas."
"Bueno, entonces cojan asiento," respondió Baer. Los oficiales caminaron sobre
los restos y los cristales rotos y cogieron dos sillas que pusieron enfrente del
escritorio volcado. Cuando Tilda les siguió, tanto Liam como Marc la miraron
por encima del hombro.
"Coronel, por favor excúsenos," dijo Marc. "MPs, esperen fuera - no debemos
ser molestados - ."
"Sí, señor. Un MP hizo un gesto con su mano a Tilda, y esta les lanzó a ambos
una mirada de desprecio, después se escabulló fuera. Zorra, pensó Baer,
todavía mirándola mientras la puerta se cerraba.
"Antes de empezar," comenzó Marc. "Hay dos personas más con las que
necesito conferenciar."
Liam se levantó de la silla. "Ayúdeme a levantar esto."
Baer parpadeó, mientras se ponía al otro lado. "¿Conferenciar sobre qué?" Los
dos hombres gruñeron mientras volvían a poner derecho el escritorio.
"El General Bruce estuvo fuera de lugar," dijo Marc. "No tendría porque
haberle humillado así. Voila quizás fuera impopular, pero tuvo razón en un
montón de cosas."
"La maquinaría de guerra ha cambiado la burocracia a peor," explicó Liam.
"Toda esta concentración en acabar con los separatistas Caldari nos esta
107
haciendo perder una perspectiva mucho más amplia, además la población esta
interesada en lo que se perdió con Eanna."
Marc estaba tecleando ordenes en la consola del escritorio. La voz de una
mujer resonó a través de los altavoces.
"Centro GalNet."
"Soy el Coronel Beatrix. Con el Senador Desirou, por favor."
"Un momento."
"Pongamos las cartas sobre la mesa ahora mismo," dijo Liam. "Sabemos que
se le han dado algunos privilegios a la hora de reunir sus informes de
inteligencia. Ahora vamos a ver que es lo que usted a conseguido con esos
privilegios."
"Teniente Coronel Gesdeneau," dijo una voz ronca. La arrugada cara del
Senador fue proyectada sobre el mueble. "Hoy ha perdido a alguien
importante, y quiero conocer los detalles. Y quiero decir todos los detalles."
La voz de la mujer de antes interrumpió: "El Senador Garrett se esta uniendo a
la conferencia."
"Buenas tardes, caballeros. Teniente Coronel," dijo una voz más joven,
mientras asentía. "Estoy abordo del crucero de la Federación Venture."
Baer se quedó pasmado al verse ante dos miembros importantes del Senado
Gallente después del desastre que hacía tan poco había sucedido en la sala de
conferencias. El Senador Desirou se dio cuenta de su aturdida expresión y se
rió entre dientes.
108
"Relájese, Baer," dijo el. "Ya sabemos el día que lleva. Créame, vamos a tratar
con el General Bruce aparte. Mientras usted estaba sumido en sus
pensamientos, déjeme contarle lo que ha estado pasando con las masas. Por si
usted aún no lo sabe, hay un enorme cantidad de desplazados Minmatars
viviendo en el espacio Gallente, y en nuestros dos distritos hay una
concentración significativa de ciudadanos de orígenes Minmatars. Si tenemos
en cuenta que estamos reclutando soldados de esos mismos ciudadanos para
combatir en la Guerra Caldari, usted podrá ver cuanto daño nos esta haciendo
aquí el negar apoyo directo a las tribus."
"Además también hay consecuencias económicas serias a las que nos tenemos
que enfrentar," dijo el Senador Garret. "El Sistema Hror es un gran socio
comercial para las regiones orientales de la Federación. No seria capaz de
decirle cuantas peticiones hemos recibido de personas suplicando información
sobre lo que había sucedido allí. El gobierno Minmatar ha estado desaparecido
durante días, y cientos de miles de personas han detenido su rutina diaria
simplemente para intentar personalmente enterarse de lo que esta pasando.
Los puertos de embarque están llenos de productos que los deberían haber
salido hace una semana, y los comerciantes se están peleando por reemplazar
inventarios que nunca han llegado a recibir, lo cual esta creando presiones
inflaccionistas en al región... Podría continuar, pero es suficiente para
demostrarle la magnitud de la ola de consecuencias económicas."
"Estamos ganando la Guerra Caldari," dijo el Senador Desirou. "Y la población
ya se vuelto complaciente sobre nuestro éxito. Los Amarrians están llenando
las páginas centrales de los medios informativos en estos momentos, y por fin
la gente finalmente está comenzando a comprender cual es la verdadera
entidad de su amenaza."
"Queremos ayudar a los Minmatar directamente," dijo el Senador Garrett. " Y
ahora, voy a definir esa 'ayuda' como de todo menos tropas. El General Bruce
solo tenía razón a medias cuando afirmó que todos nuestros recursos estaban
109
comprometido con la guerra. Eso es completamente cierto en el caso de
nuestros suministros en el espacio, pero no con el equipamiento planetario.
Tenemos exceso de suministros debido al sobrepresupuesto, y tenemos
abundancia de nuevo equipamiento de última tecnología que las tribus podrían
usar para liberarse ellas mismas."
"¿Qué tipo de armamento?"
"Armas pequeñas, artillería, armaduras corporales, tanques, aviones,
simplemente nómbrelas," dio el Senador Desirou. "Y tenemos un montón de
'consejeros' que podemos prestarles para enseñarles como usarlo con la
máxima eficacia."
El Senador hizo una pausa, después estrechó los ojos y miro a Baer. "Pero
antes de que pase nada de eso, necesitamos que nos lo cuente todo sobre el
trabajo de Voila, empezando por lo que estaba haciendo en Diemnon."
Baer miro a los hombres que estaban frente a él. Los políticos siempre han
sido el enemigo...hasta ahora. Tomó aire profundamente, desando tener más
cigarrillos.
"Déjenme empezar diciéndoles que creo que Voila sigue viva," dijo él, tecleando
en la consola del escritorio. "Y esta grabación de su telemetría debería decirles
el porque."
***
110
"No va soltar ni una puta palabra," dijo Voila. "¡Siempre esta repitiendo las
mismas jodidas plegarias!" gritó ella, directamente al oído de Faus.
"Intenta mantenerte calmada," dijo Grious, mientras mantenía sus ojos fijos en
las compuertas. "Recuerda que ha sido entrenado para soportar interrogatorios
muchos más severos que este."
"Bueno, ¿entonces por qué no los pruebas con él?" Voila se derrumbó en el
suelo junto al Amarrian encadenado quien continuaba meciéndose hacia
delante y hacia atrás, canturreando las escrituras.
"No siento deseos de hacerle tales cosas," replicó el Jovian. "No hasta que
exista una razón que me obligue a ello."
Viola deseaba arrancarse los ojos pues le daban punzadas cada vez que
respiraba. Toda su existencia física estaba siendo torturada a causa de la falta
de los analgésicos. Apartando la mirada de Faus, se fijó por primera vez en los
rastros de sangre que había sobre el asfalto, y eso le recordó los sangrientos
acontecimientos con los que había empezado todo.
"Grious," jadeó ella. "Sabes algo sobre la revuelta que ocurrió aquí?"
El Jovian se quedó quieto durante un momento, como si estuviera considerando
si decírselo o no. "Sé que fue creado por los Enheduanni."
Viola intentó mantener su voz constante a pesar de los temblores. "¿Como
hicieron que empezara? ¿Fue porque los ancianos fueron traídos aquí?"
"Activaron un agente durmiente," respondió Grious. "Se permitió que uno de
ellos con genética Matari fuera capturado y encerrado aquí hace años."
111
"¿Un agente durmiente?" Voila miró a Akredon, y se fijó en el collar Glaive que
había entorno a su cuello.
"Están situados en todos los imperios y nadie sabe que son agentes."
"¿Como es eso posible?" exclamó Voila, irritada por todo lo que había dicho
Grious.
"Su dominio de la ingeniería genética ha desentrañado con precisión el
funcionamiento del cerebro humano," respondió él, manipulando un datapad
mientras volvía hacia la rampa. "Pueden crear mentes con recuerdos y
habilidades imprimidas en su lóbulo temporal medio, e instalar aparatos
mnemoicos para activarlos."
"Bueno, ¿y quienes son esos agentes? ¿Como podemos encontrarlos?"
"No puedes," respondió Grious. "No se les puede buscar. Nacen como adultos,
en cubas de clonación con recuerdos prefabricados dependiendo del imperio
para el que hayan sido creados. Esos agentes han sido criados con un
propósito específico programado en sus mentes, y aunque tardan años en
alcanzar la talla o posición social para la que han sido creados, nunca han
fracasado."
"Invisibles," murmuró Voila. Justo ante nuestras narices durante todo este
tiempo. "¿Y que hay sobre la explosión subespacial? ¿Como un agente
durmiente pudo hacer eso?"
"Implantes avanzados Hyper," dijo Grious. "Muchos son autoconstruibles, así
que no pueden ser detectados físicamente hasta que el agente es activado.
Están diseñados principalmente para estimular la producción de adrenalina,
matar los receptores del dolor, y acelerar los procesos curativos, entre otras
funciones. Pero antes también han sido usados como transmisores."
112
"¿El agente durmiente activó uno de esos transmisores aquí para contactar con
nosotros?"
"No solo con nosotros." Respndió Grious.
***
"De acuerdo con Voila, los Ancianos son literalmente los miembros más sabios
de las siete tribus," continuó Baer. "Supuestamente poseen un conocimiento
intimo de todas las tribus incluyendo la suya propia. Pero su existencia es
negada oficialmente por los Minmatars. Por lo que son tratados como
leyendas, como seres mitológicos, todo con el único propósito de mantener sus
identidades reales en secreto."
"Pero alguien debe saber quienes son," dijo el Senador Desirou. "!O sino no
hubieran mandado a sus Valklears a rescatarlos!"
"Les avisaron," replicó Baer, tecleando en su consola otra vez. "Por esto."
El hombre observó como la grabación de las señales ambientales grabadas
detectadas por la Atron de Voila llegaban a su máximo nivel en el subespacio,
en las bandas gamma y de rayos-x, y como después volvían a niveles normales.
"Mire la hora de la misión. Ese estallido que se originó en Diemnon, ocurrió
entre los dos minutos en que sucedieron otros dos sucesos: El primero la
revuelta en la prisión dentro del complejo minero, y el segundo el informe de la
desaparición del Apóstol Taj Rukon y siete de sus altos sacerdotes. ¿Es
necesario que les diga donde encontraron sus cuerpos transcurrido un tiempo?"
"No me lo diga...Diemnon..." dijo Marc.
113
"Correcto. Y aquí viene la peor parte..."
"Los Amarrians creen que Voila es responsable de sus muertes," dijo el Senador
Garrett, echándose hacía atrás y frotándose las sienes.
"Exacto," dijo Baer. "La nave de Voila ni si quiera estaba armada. Pero el
estallido la había atraído hasta Diemon, pensando probablemente que era una
pista sobre la localización de los Ancianos. Parece ser que también la misma
explosión fue detectada por los Amarrians y los Minmatar, pero con mensajes
completamente diferentes."
"¿Pero quién los envió? suplicó el Senador Garret. "!Además todavía no me ha
contado quién sabía también de la existencia de los Ancianos!"
"Ahí," respondió Baer. "Es donde la teoría de Voila sobre la 'Orden' adquiere
relevancia."
"¿La Orden?" preguntó el Senador Desirou. "¿Quien demonios son?"
***
"Como controlaron mi nave," preguntó Viola que estaba temblando de frío,
aunque el sudor brillaba sobre su cuerpo. "Y esas voces en mi cabeza, cuando
me hablaban...me siento violada por ellas..."
"Nosotros también tenemos tecnología para controlar naves," respondió Grious,
poniendo su mano en la frente de Voila. "Las naves del imperio - como la Rifter
Minmatar por ejemplo - todavía no están equipadas para poder defenderse de
esos ataques. En cambio la habilidad de los Ehnheduanni para estimular
114
remotamente ciertas áreas neuronales asignadas a las funciones auditivas de
un cerebro humano...esos conocimientos están más allá de nuestra
comprensión, al menos por ahora."
"¿Más allá de vuestra comprensión?" preguntó Voila. "!Se supone que los
Jovians sois los malditos mayores genios técnicos de nuestra era!."
"La tecnología de los Enheduanni es mucho más avanzada que la nuestra,
Voila. Poseen un dominio absoluto de la física cuántica y de la de partículas, y
un indicio de su presencia es la teletransportación no lineal."
"¿El qué?" preguntó Voila.
"Transportar materia instantáneamente a través del espacio sin usar agujeros
de gusano, puertas estelares, o motores de salto," respondió Grious. "Puede
hacerse, pero no por nosotros."
"No me importa lo que vosotros podáis hacer o no," suplicó Voila, estaba
volviéndose desesperada. "Simplemente quiero comprender lo de esas voces,
Grious. ¿Que tipo de ciencia les ha proporcionado la habilidad de invadir mi
consciencia de esa manera?"
Él hizo una pausa antes de contestar. "Una mutación."
Viola se pensó la respuesta durante un momento, después se encontró con los
ojos completamente negros de Grious mirándola fijamente. "Grious...¿los
Enheduanni son humanos?"
"Ya no."
***
115
"¿Y qué hay sobre los Jovians?" preguntó Liam. "La telemetría indica
claramente que dos Wraiths salieron de camuflaje justo antes de la grabación
se detuviese."
"Si Voila ha estado en contacto con ellos, nunca me lo contó," respondió Baer.
"Pero no me sorprende que estén involucrados en esto."
"¿Tenemos algún canal diplomático con los Jovians?" preguntó Liam.
"Nuestros contactos con ellos siempre fueron tenues, pero desaparecieron
completamente cuando comenzó la Guerra Caldari," dijo el Senador Desirou.
"Ninguno de nosotros sabe el porque."
"Búsquelos entonces," dijo el Senador Garrett. "Acudieron en ayuda de Voila,
así que quizás deseen responder a nuestras preguntas."
"Si ese es el caso," dijo Baer. "Entonces no tenemos que preocuparnos sobre
como contactar con ellos. Acudirán a nosotros cuando les convenga, es decir
cuando consigan lo que sea que quieran de Voila."
"He oído suficiente," dijo el Senador Garrett. "Voy hacía Diemnon ahora
mismo, y no me voy a marchar de allí hasta que sepa que lo le ha sucedido a
Voila."
"Eso es una mala idea," dijo Baer. "El sistema Hahyil esta bloqueado por naves
de guerra Amarrian, y están persiguiendo los restos de la flota Valklear. Estará
en medio de fuego cruzado. No lo haga."
116
"Estoy de acuerdo," dijo el Senador Desirou. "Tenga razón o no, Voila es una
criminal buscada allí, y cualquier nave Gallente en las inmediaciones será
considerada hostil."
"No me importa," dijo el Senador Garrett. "La información que posee no tiene
precio para la Federación, y tenemos que hacer todo lo que podamos para
protegerla. Y seamos sinceros en esto - los Amarrians no van a abrir fuego
sobre un Senador Gallente -."
"Senador, con todos los respetos, creo que se equivoca," dijo Baer. "Viola esta
acusada de asesinar sacerdotes, por no mencionar a uno de sus sagrados
Apóstoles. No hay ningún acto más despreciable en su cultura que ese, y su
presencia en Diemnon implicaría a la Federación, en el caso de que no nos
adjudicasen el hecho. Es una mala idea no importa desde el punto de vista en
que se mire."
"¿Como la solución del General Bruce de simplemente dejarlo pasar?" preguntó
el Senador Garrett. "Creo que no Baer. Voy a hacer frente a los Amarrians y
obtener respuestas."
"No intente hacerse el héroe," gruñó el Senador Desirou. "Dejemos que los
embajadores traten con ellos, son los que..."
"Ni hablar," replicó el Senador Garrett. "Simplemente no tenemos el tiempo
suficiente que necesita todo el proceso. Ya estoy de camino a Diemnon.
Aunque haya solo una pequeña posibilidad de que Viola siga viva, tenemos la
obligación de hacer todo lo que podamos en nuestra mano por traerla de
vuelta. En lo que a mi concierne, su supervivencia es una asunto de seguridad
nacional."
"Esta en su mano, Senador," dijo Baer. "Ahora las apuestas son mucho más
altas con usted comprometido."
117
A I II III IV V VI VII Ω
"La manera en que la violencia ha marcado la historia de la humanidad es la
prueba del hecho de que todos los hombres nacen esclavos de diferentes amos.
La fuerza del Imperio fluye del reconocimiento absoluto de que solo existe un
verdadero amo; la paz siempre evitará a aquellos que le nieguen a Él."
- Embajador Amarrian Oturus Feinz, Cumbre de Caille, 23220
La religión es una enfermedad terminal cuyos síntomas incluyen, falta de
sentido común, humildad, pensamiento racional, y en su caso, decencia moral."
- Embajador Gallente Jacques Allirou, Cumbre de Caille 23220
118
Región de Derelik - Constelación Aguh
Sistema Hahyil: Posición desconocida en el espacio profundo
El Ira Infernal deceleró tras el salto, dejando tras de si un rastro de largos
chorros de plasma que explotaron en forma de ardientes esferas escarlatas
mientras el destrozado batteship se detenía hasta pararse. Momentos antes,
un misil de crucero Amarrian detonó contra la estructura que había bajo el
puente, lanzando hombres y equipo por todo el mando central como si fuesen
insectos en medio de una tormenta. Karth, conmocionado y confundido, se
encontró tirado en el suelo metálico. Los quejidos de los heridos y los
tripulantes moribundos le devolvieron el sentido.
El puente estaba lleno de una densa humareda de olor acre provocada por los
cables eléctricos ardiendo,y estaba cubierto por los restos de los mamparos.
Lentamente Karth se levantó del suelo, ignorando las punzadas de dolor que
surgían detrás de su cabeza y la sensación húmeda que tenía por el cuello y los
hombros. Desde la primera batalla en Diemnon, el Ira Infernal había
sobrevivido a cinco encuentros por separado contra la Armada Imperial.
Cientos de naves de guerra les estaban dando caza la fuerza de combate
Valklear, derrotándoles en lugares del espacio profundo con una furia
implacable. De las treinta naves Minmatar que entraron por primera vez en el
sistema Hahyil horas antes, la única que quedaba era el Ira Infernal.
"Ingeniería..." balbuceó Karth. Varias toses surgieron de la tripulación mientras
se arrastraban a través del puente devuelta a sus puestos.
Hubo una pausa antes de que una voz envuelta en estática respondiese. "Sí,
señor..."
"¿Cuantos hombres se quedaron fuera cuando saltamos?"
119
"Cuarenta y siete," dijo la voz crepitando. "Los generadores de salto
probablemente los mataron antes de que acelerásemos hasta velocidades FLT
(Velocidad Superior a la de la Luz)".
Karth recordó lo cruel que fue la decisión de saltar, obligado por un ataque
Amarrian a elegir entre las vidas de los hombres que realizaban reparaciones en
el exterior y las miles de vidas de los que todavía seguían a bordo. "¿Reparón
las antenas de comunicación a tiempo?"
Otra pausa. "No."
"¿Y los fuegos?"
"Han sido contenidos, pero muchas cubiertas son inaccesibles en estos
momentos." El oficial de ingeniería inspiró profundamente y con dificultad. "No
se pueden reparar los motores principales y he tenido que apagarlos. Intentar
volver a ponerlos en marcha destruirá la nave."
Karth sintió que se desmayaba, pero resistió la tentación de derrumbarse. "¿Y
los motores de salto?"
"Operacionales, pero al quedarse sin blindaje que los proteja, un disparo
directo..."
"Entendido. Gracias, Teniente."
"Almirante, esta usted sangrando," dijo el oficial de navegación, aproximándose
a él.
¿No lo estamos todos?, pensó Karth. "Me ocupare de eso más tarde. ¡Estado
de las armas!"
120
"Una torreta esta operacional; el resto están dañadas o han sido destruidas,"
respondió el oficial artillero. "Los lanzadores del dos al cuatro funcionan, pero
expulsamos la munición como precaución cuando se incendiaron los motores en
caso de que apareciesen más fuegos.
"Señor, esa brecha en su cabeza parece seria," interrumpió el oficial de
navegación otra vez. "Deje que los médicos le echen un vistazo."
"¡He dicho que me ocuparé de ello más tarde!" contestó bruscamente Karth,
en ese momento le fallaron las rodillas e intentó sin éxito apoyarse en la
destrozada consola. Varios hombres fueron corriendo en su ayuda.
"El Ira Infernal se mantendrá unido," dijo el oficial, mientras corría al lado de
Karth y los médicos entraban en el puente. "Pero solo si su capitán permanece
de una pieza."
Sin comunicaciones, sin armas, sin motores, sin escapatoria..." Mantengan la
nave en el hiperespacio tanto tiempo como puedan," murmuró Karth mientras
su vista comenzaba a nublarse. "Nuestra oportunidad para escapar se
presentará tarde o temprano..."
Saben tan bien como yo que vamos a morir aquí, pensó él. Los Ancianos han
muerto, y de la misma forma los Minmatar. Vio como los médicos se
arrodillaban para asirlo por los hombros desde el suelo metálico.
Tengo lo que había venido a buscar, pensó Karth antes de perder el
conocimiento otra vez. El asesino de mi hijo esta muerto. Nada más importa.
***
121
Región de Derelik - Constelación Aguh
Sistema Aranir: Punto en la ruta hacia el Sistema Hahyil
Crucero clase Celestis "G.F.S. Venture"
El Senador Garrett sabía cual era la fuente de su apasionado deseo por
enfrentarse a los Amarrians. El temerario acto que estaba a punto de realizar
estaba impulsado por una vergüenza moral que sobrepasaba a todo lo demás,
incluyendo la seguridad de la tripulación de la Venture. Los Amarrians no se
atreverán a atacar a un Senador Gallente, se recordó. El hecho le era
inconcebible, por lo que tenía la conciencia tranquila, y sabía que el riesgo era
insignificante.
Estaba de pie impaciente en el puente, viendo como el túnel de salto se
disipaba mientras sus oficiales miraban nerviosos la pantalla táctica. Había
exactamente cincuenta naves de la Armada Imperial en el sistema Aranir, y
cuando los motores de salto del Venture se apagaron, la mitad de ellas eran
claramente visibles a través de las ventanas del puente. Varias fragatas
Amarrian abandonaron inmediatamente su órbita alrededor de la puerta de
Hahyil y se volvieron hacia la Venture.
"Se están deteniendo," dijo el oficial de navegación. "Activando el
intercomunicador."
"Aquí el Vice-Comodoro Armenus Teides de la Armada Imperial. El Sistema
Hahyil ha sido cerrado por orden del Santo Emperador. Pare los motores y
prepárense para ser escaneados."
122
"Aquí el Senador Vale Garret de la Federación Gallente, no voy a parar los
motores. No tienen jurisdicción sobre esta nave y no me pueden negar el paso
por..."
"Senador Garrett, si se aproxima a menos de diez kilómetros de esta puerta,
estoy autorizado para destruir su nave y capturar a cualquier superviviente.
Detenga los motores y prepárese para se escaneado..."
Las fragatas Amarrian volaron directamente detrás de la Ventrue.
"Navegación," dijo enfadado el Senador Garrett. "Ponga rumbo hacia la puerta
estelar de Hahyil, avance dos tercios."
El oficial vaciló. "Señor, creo que..."
"¡He dicho que avance dos tercios!"
La voz del Senador Desirou resonó a través del intercomunicador. "Vale, es
suficiente. Has llevado este asunto demasiado lejos, y tiene que acabar."
El Senador Garrett seguía desafiante. "¿Es que no ha oído nada de lo que han
dicho? ¡Nos han amenazado con el uso de fuerza letal! ¡A nosotros! ¡Y eso
después de haber derribado a un piloto desarmado de la Federación! No nos
rendiremos ni cederemos a sus viles exigencias. Navegación, ¡póngase a dos
tercios de la velocidad máxima o yo mismo iré allí y lo haré por mi mismo!
"Vale, esto es una locura..."
"Es mi nave, ¡y yo estoy al mando!" Interrumpió el Senador Garret, justo
cuando la nave empezaba a acelerar. Una a una, las cuatro fragatas Amarrian
comenzaron a apuntarles. El resto de las naves de la Armada Imperial - la
mayor parte de ellas battleships y cruceros - hicieron lo mismo.
123
"Senador Garrett, esta es mi última advertencia. Pare lo motores y prepárese
para ser abordado."
"¿Abordado?" Ahora escúcheme usted con mucha, mucha, mucha atención,"
gruñó el Senador Garrett, mientras observaba como el medidor de distancia de
la pantalla principal descendía. "Soy un Senador de la Federación Gallente, y
estoy aquí para recuperar al piloto de la Federación que sus fuerzas derribaron
sobre Diemnon. Aquello fue un acto de guerra sin provocación previa, y esta es
su última oportunidad de salvaguardar las pacíficas relaciones que existen entre
nuestras dos naciones. Ahora déjenme pasar,¡y ayúdenme a buscar a la piloto
que intentaron asesinar en el Sistema Hahyil!"
Todos los miembros abordo de la Venture contuvieron el aliento, esperando
durante una eternidad mientras el medidor de distancia descendía hasta la
marca de los diez kilómetros, y continuaba hasta los nueve.
Las cuatro fragatas que perseguían a la Venture activaron de repente sus stasis
webs, forzándola de forma instantánea a detenerse y estrellando a sus
ocupantes contra su parte delantera. Una nueva voz habló por el
intercomunicador.
"¿Ostenta usted el título de 'Senador'?"
"¿Quién es usted?" gritó Vale, poniéndose de nuevo en pie.
"Su presencia aquí es la prueba de la complicidad del gobierno de la Federación
en el asesinato del Apóstol Taj Rukon y sus discípulos. Por ese crimen atroz, Su
Santidad El Emperador Heideran les condena a muerte."
La última acción en la vida del Senador Vale Garret fue la de abrir su boca para
objetar. Él, junto con los trescientos cuarenta y dos miembros de la tripulación
124
del G.F.S. Venture, murieron segundos cuando la Armada Imperial ejecutó la
condena a muerte del Emperador Heideran.
Mientras su cuerpo era hecho pedazos por las mismas fuerzas que desgarraban
el crucero, un diminuto objeto situado en la parte posterior del estómago del
Senador detonaba una fracción de segundo antes de que lo hiciese el reactor
de la Venture.
***
Voila se giró rápidamente hacia su izquierda, jurándose otra vez que alguien o
algo había pasado corriendo cerca de ella. Pero no había nada allí excepto las
paredes de la caverna muy lejos a través de la pista. Temblando de manera
incontrolable, continuó meciéndose de atrás hacia delante, sentada en el suelo
enfrente de Faus Akredon con los brazos alrededor de las rodillas. Entonces
volvió a sentir el movimiento otra vez, esta vez a su derecha, y gritó cuando vio
el fugaz atisbo de su acechador: Una de las almas sin rostro de sus sueños.
"¡Grious!" gritó entre jadeos. "¿Hay alguno de tus tipos invisibles por aquí?"
"Estas alucinando," respondió él. "Además de que tus síntomas a causa de la
abstinencia están empeorando mucho más rápido de lo que pensaba."
"No, Grious, estás equivocado...¡juraría que aquí abajo hay alguien más!"
"Solo estamos nosotros tres, Voila," respondió él. "Los pilotos Minmatar están
en su nave, y el Jovian herido sigue en éxtasis médico abordo de mi nave. El
resto están en las profundidades del complejo."
125
El rumor que corría muy por encima de ella le recordó a un trueno. Justo como
en mi sueño, justo antes de que el cuerpo me agarrase y me llevase adentro
con él. Miró a Faus, y brotaron lágrimas de sus ojos. El hombre seguía aún de
rodillas y derrumbado hacia delante, casi incapaz de soportar el peso de la
parte superior de su cuerpo. Siento pena por este monstruo, pensó ella. Lo he
atormentado de todas las maneras que creído posibles, y al final todo lo que
siento es remordimiento.
Voila se acercó más a él, y bajó la voz a hasta convertirla en un susurro
estremecedor. "Ya no te reprocho lo que has hecho, y me odio a mi misma por
ello. No podemos elegir nuestro origen, o las experiencias que definen quienes
somos..."
"Contacto," dijo de repente Grious. "Acabamos de sobrepasar a varios guardias
Amarrian sin ser detectados y se están moviendo hacia una serie de cavernas.
Nuestra búsqueda de los Ancianos comenzará allí."
Voila alcanzó el mando a distancia que abría el collar Glaive que tenía Faus
entorno al cuello. "Te he puesto este collar, y lamentaré lo que hice durante el
resto de mi vida." El objeto siseó e hizo un click. Faus suspiró, pero mantuvo
los ojos cerrados. Voila se inclinó hacia delante y le sacó el collar, tirándolo a
un lado. "No maté a esos sacerdotes," dijo ella, mientras temblaba aún más y
más fantasmas pasaban rápidamente por los bordes sus ojos. "No puedo
hacerte más daño, simplemente ya no puedo..." Se derrumbó en el suelo y se
hizo un ovillo. "Te perdono, Faus...por todo lo que has hecho, por todo aquello
que eres...yo te perdono."
Faus siguió en silencio, pero su respiración era más fuerte que antes.
"Grious," lloró Voila. "Déjale...marchar. Sácale las esposas y déjalo marchar."
126
El Jovian no respondió.
"¿Grious?" preguntó Voila, volviéndose con dificultad. "Por favor, libérale de
sus..."
La mirada de Grious la asustó. Era como si estuviera congelado, su cara estaba
retorcida en una expresión de horror que no supo como interpretar.
Entonces pulsó el botón que activaba la cámara ocular.
***
"¿Por que han dejado de hacernos señales?" susurró Thumgar, aproximándose
en silencio hacia Vlad. Los guardias Amarrian estaban charlando cerca de la
entrada a una cueva doscientos metros más abajo, sin saber que tres rifles
Valklear les estaban apuntando. El líder del escuadrón Jovian les había estando
señalando con lo que se encontrarían cada pocos metros para mantener a Vlad
informado sobre lo que iban a encontrarse más adelante. Pero desde que
habían pasado a los guardias, las señales habían cesado.
"No lo sé," respondió Vlad, poniéndose el arma al hombro y encendiendo la
cámara óptica que le había dado Grious. "No voy a llamarles sin haber echado
un vistazo antes."
"Entendido," respondió Thumgar, mientras se echaba en el suelo y alineaba su
mira contra los guardias.
Vlad se quito el casco y encendió la cámara. Sintió un ligero tintineo en su ojo
derecho mientras el aparato se ponía en funcionamiento, y luego otra vez
127
mientras las imágenes se superponían sobre los guardias a los que estaba
mirando en ese momento. Resistiendo el impulso de intentar tocar la imagen,
Vlad ajustó los controles del aparato, sin estar muy seguro de que estaba
viendo. La imagen se parecía a una serie de dunas de arenas vistas desde muy
arriba, como si alternasen bandas de luz y sombra que estuviesen paralelas las
unas a las otras.
"¿Qué ves?," preguntó Thumgar.
"No estoy seguro," respondió Vlad, mientras jugueteaba un poco más con los
controles. "Parece como si..."
Sus dedos encontraron los controles del zoom y la imagen se amplió.
"¿Como si...?"
Las bandas sombrías que estaba mirando se fueron convirtiendo en la imagen
del descarnado costillar de un niño Minmatar famélico, cuyos ojos hundidos le
miraban directamente.
***
"¡No!"
Viola exhaló un jadeo de horror y cerró los ojos, deseando con todas sus
fuerzas que todo aquello solo fuese otra de sus pesadillas. Pero su experiencia
con la cruel realidad de la guerra, y habiendo ya visto muchas veces escenas de
muerte y destrucción a lo largo de toda su carrera, le dijo que esto era real, tan
real como las lágrimas que recorrían su rostro. Los cuerpos de docenas -
quizás cientos - de niños y ancianos Minmatar muertos por las enfermedades y
el hambre cubrían toda la cueva. Algunas de aquellas carcasas todavía vivían,
128
reptando entre la mugre y el hedor buscando un sitio apropiado donde morir.
Grious parecía completamente paralizado, como si hubiese sido golpeado por
algo muy duramente y no estuviera preparado para hacerle frente.
Voila se puso de pie lentamente.
"Grious", preguntó ella, mientras se tambaleaba hasta él.
El Jovian abrió la boca y movió la mandíbula como si fuese a hablar, pero no
surgió ningún sonido de su garganta. Pensaba que tenía todas las respuestas,
pensó Voila. Hasta que ha visto esto.
"Por favor di algo," dijo ella, mientras alcanzaba a tocar con su mano
temblorosa su rostro petrificado.
Le costó varios intentos, pero al fin Grious fue capaz de exhalar una palabra
desde sus pulmones.
"...por qué..."
"Los esclavos existen para un propósito, Grious," dijo ella, intentando ignorar
los susurros de los fantasmas en sus oídos. "Si no pueden desempeñar ese
propósito, por la razón que sea - falta de fuerza, enfermedad, y cosas así -
entonces se les desecha."
Grious se convulsionó varias veces hasta que consiguió decir otra palabra.
"...niños..."
Voila frunció los labios, resistiendo el impulso de sollozar. "Sí," susurró ella.
"Son demasiado pequeños para ayudar en los campos de trabajo, y solo a los
Minmatar saludables se les permite criar fuera de ellos." Recordó haber oído
129
que los embriones Jovian crecían en probetas para fetos, y que los embriones
eran en su sociedad lo más próximo a una divinidad. Las probetas
representaban el corazón de su raza, sin ellas no podían reproducirse. Ver a
niños intencionadamente abandonados en ese estado, desnutridos y
moribundos, era algo que los Jovians no habían visto en toda su historia.
"¿Lo entiendes ahora, Grious? ¿Entiendes por qué quiero que abra los ojos?"
Grious miró hacia Faus.
"No quiere hacer frente a lo que su alma ya sabe que es parcialmente
responsable," continuó ella. "Es lo que intentado hacer que vean los demás
durante toda mi vida por si mismos."
Con un temblor, Jovian alzó su cabeza amenazadoramente, y se quedó mirando
durante un momento al cielo antes de dirigirse directamente hacía el collar
Glaive que descansaba sobre el asfalto.
***
"Dos de ellos han empezado a moverse otra vez," dijo Vlad, esperando que las
lágrimas que descansaban en sus párpados permaneciesen allí."
Dramis y Thumgar continuaron en silencio. De toda las indecencias y crueldad a
la que había sido sometida la raza de los Minmatar, esta era de lejos la escena
más terrorífica de la que aquellos hombres habían sido testigos. Vlad al fin vio
como dos de los soldados Jovian salían de la cueva, evitando con cuidado los
cuerpos en descomposición y moviéndose en silencio alrededor de los guardias
enmascarados que aguardan de pie afuera.
130
El tercer soldado Jovian se quedo en cambio donde estaba.
***
Las manos de Grious se movieron con rápida precisión, cerrando el collar Glaive
de vuelta entorno al cuello de Faus y ajustando los controles en la cámara
óptica que llevaba también en la cabeza. El Amarrian respiraba rápidamente
por la nariz, como si estuviera preparándose para un dolor que percibía como
inminente.
"Vas a abrir los ojos," dijo Grious, mientras manipulaba los controles del
transmisor de radio. "Tanto si quieres como si no."
Faus gritó cuando las seis agujas del collar penetraron la piel alrededor de su
cuello.
"El collar Glaive puede administrar seis diferentes compuestos químicos,
ninguno de los cuales necesita ser inyectado de verdad," dio Grious. "Los
Amarrians todavía prefieren el uso de la amenaza del dolor como su fuente
principal de intimidación."
Faus comenzó de nuevo a rezar, en ese momento Viola oyó como las agujas se
retiraban, rotaban silenciosamente, y después volvían a pinchar su cuello.
Gotas de sangre surgieron en el lugar de los viejos pinchazos mientras otro
grito resonaba a través del hangar.
Grious continuó como si nada hubiera pasado. "Los guardias Amarrian llevan
estos transmisores, con los cuales pueden administrar cualquier combinación de
drogas dependiendo de la distancia. Si un esclavo está demasiado cerca de un
131
guardia, entonces esta aguja..." Una aguja se retiró del cuello de Faus y le
pinchó rápidamente tres veces. "...inyectará una toxina que matará al portador
del collar instantáneamente."
Voila empezó a tener mucho miedo del animal que había desatado en Grious,
por lo que su maltrecho corazón comenzó a latir más deprisa.
"El collar es primitivo pero efectivo en su propósito," continuó Grious, repitiendo
el horrible proceso con cada aguja. "Por ejemplo, esta aguja inyecta un
antibiótico genérico que refrena el contagio de cualquier enfermedad en las
minas. Esta inyecta una sustancia para soportar el dolor para acallar
rápidamente los gritos de aquellos que han sido mutilados en un accidente o
por los golpes. Esta es un suero de la verdad con el cual se puede sonsacar
cualquier secreto, y esta es un suero que induce euforia, y que hace que el
esclavo sea más complaciente a los deseos de su amo."
Los gritos de Faus se convirtieron en sollozos, pero todavía se resistía a abrir
los ojos.
"Solo queda una aguja, Voila. ¿Sabes cual es?"
Sintiéndose mareada y temblando de forma incontrolable, Voila se sentó al lado
de Faus y comenzó a mecerse hacia adelante y hacia atrás otra vez. Voy a
morir aquí abajo, pensó ella. Enterrada en el cementerio de un manicomio.
"Miedo," dijo Grious. "La sexta aguja inyecta una sustancia que induce el
miedo. Se usa antes de la aplicación de un estímulo doloroso como el de por
ejemplo un látigo eléctrico, además esta sustancia paraliza rápidamente los
músculos e hipersensibiliza la terminaciones nerviosas, haciendo a la víctima
especialmente vulnerable a - y temerosa de - el dolor."
Viola se inclinó hacia Faus, quien gemía entre rápidos jadeos en busca de aire.
132
"Dime, Faus...¿Donde esta tu Dios ahora?"
***
El suave sonido de su voz, acompañado de la blasfemia de sus palabras, se
combinaban en una diabólica contradicción que parecía sádicamente apropiada
para el malvado infierno de su existencia. En realidad, quería abrir los ojos
para poder mirar a la única cosa bella que quedaba en su vida mortal. Pero
hacerlo le condenaría a fallar en la prueba más importante de su alma.
Las agujas que pinchaban su cuello provocaban relámpagos que cruzaban la
oscuridad tras sus párpados, recordándole a las apocalípticas explosiones que
emergían durante un bombardeo bajo los rayos tachyon. Miles de plegarias,
pensó Faus. Y todavía no puedo olvidar lo que hice, ¡de lo que se me ordenó
hacer! Un acto de crueldad brutal tras otro, ¡provocando y recibiendo un dolor
atroz, solo para demostrarte mi eterna devoción a ti! Niégale agua a un
hombre durante tres días y el agua más sucia sabrá como al más dulce de los
licores; ¡satúranos de muerte y destrucción y una simple existencia sin dolor se
convertirá en un paraíso de ensueño! ¿Es esta la promesa que nos haces,
Padre? ¿Es tu gran plan simplemente sádico para reducir nuestras expectativas
lo suficiente para que el final de la vida parezca el mayor de tus regalos? ¿Es
esto lo que tengo que adorar? ¿La muerte y el sufrimiento? ¿Es eso, Padre?
Faus rompió a llorar, mientras se golpeaba la cabeza contra el asfalto. Ese que
habla es el diablo, tentándome a abandonarle a Él. ¡No me rendiré!
Perdóname Padre, ¡lo superaré!
"Si no abres los ojos," dijo la voz del demonio. "Entonces el miedo lo hará por
ti."
133
Oh Dios mío no, no se lo permitas...
Faus sintió como la aguja penetraba profundamente tras su cuello y le
inyectaba un liquido caliente en sus venas. Un pánico absoluto lo envolvió, y
sus ojos se abrieron de par en par por el horror. Todavía miraba al asfalto
cuando una imagen horrible empezó a materializarse en la roca bajo sus ojos.
***
Viola observó como Faus luchaba contra sus ataduras y se echaba al suelo de
lado, intentando desesperadamente escapar de la escena apocalíptica que era
proyectada en su retina.
"Míralo, Faus," dijo ella. "Maldito seas, ¡Míralo!"
Sus párpados se abrieron del todo, su boca se abrió con una mueca de terror y
su aparato respiratorio jadeaba buscando aire para sus pulmones los cuales se
lo negaban. Viola pudo ver como las extremidades de Faus le temblaban,
además de débiles gorgojeos provenientes de su garganta. Era una escena de
como un hombre se hacia pedazos, un hombre aterrorizado por sus
pensamientos, un hombre que acababa de hacer frente a una amarga realidad
que nunca esperó descubrir.
"¡No!" dijo él, sus ojos iban de un lado a otro.
Dos esclavos Minmatar terriblemente desnutridos apilaban cuerpos de niños
sobre una vagoneta del tren magnético mientras los guardias Amarrian les
observaban con sus látigos colgando y listos a su lado.
134
"Allí están tus sagrados Paladines," dijo Voila. "Defendiendo la voluntad de
Dios."
"No...no,¡no!" dijo Faus, dándose la vuelta de espaldas.
"Esto es lo que has dedicado tu vida a defender", dijo ella, rompiendo a sollozar
cuando uno de los esclavos se derrumbó por el cansancio. Las chispas de dos
latigazos se estrellaron contra la carne desnuda. "Entonces míralo, maldito
seas..¡mira y acepta al monstruo en el que te has convertido.!"
"¡No! ¡No! ¡No!" Faus gritó con más fuerza de lo nunca había hecho hasta
ahora, mientras se movía hacia delante y hacia atrás como si alguien le
estuviera atacando. Voila miró al suelo al contemplarlo, mientras Grious seguía
de pie imperturbable, con sus fríos y oscuros ojos sin mostrar ningún tipo de
piedad o remordimiento.
Entonces Faus se puso de pie, se hecho hacia atrás y arqueó su cuello en
dirección al cielo.
"¡Renuncio a ti!" rugió. "¡Renuncio a ti y a tu miserable reino! ¡Para mi estas
muerto! ¿Me oyes? ¡Muerto!"
El collar siseó cuando Grious se acercó a Faus y lo retiró, después lo aplastó
contra el suelo con una fuerza terrorífica. Mientras se hacia pedazos, Faus
empezó a mutilarse la cara golpeándosela y arañándosela contra el asfalto.
Voila lo agarró con sus manos, mientras se esforzaba por volver a ponerlo de
espaldas.
"Que es lo que he hecho," sollozaba Faus, repitiéndose la misma pregunta una
y otra vez mientras la sangre que salía por los cortes y los arañazos bañaba su
rostro. "Por el amor a todas las cosas buenas, que es lo que he hecho..."
135
"Viola," dijo Grious de repente. "Cambia el canal de tu cámara ocular."
***
Vlad observó como las imágenes de varios equipos de esclavos que
destrozaban las paredes de la caverna del camino principal con sus laseres iban
pasando hasta convertirse en un laberinto de estructuras metálicas a medio
completar. Las estalagmitas colgaban del techo rocoso en esta parte del
complejo, y cables sin terminar de instalar colgaban en las paredes. Los
Jovians se movían en completa oscuridad, ayudados por sus equipos de visión
nocturna que mostraban unas imágenes con una claridad mucho mejor que
cualquiera que nunca hubiesen usado los Valklears.
El movimiento se ralentizo de repente, y el soldado Jovian que iba al frente con
la cámara dio unos pasos hacia atrás. La imagen tomó una panorámica de una
de las estructuras a la izquierda, y después se detuvo.
Once figuras inmóviles estaban de pie dentro ella, pero la imagen no se acercó
más. El soldado encendió una luz ultravioleta y apuntó con ella hacia las
figuras. Vlad comprendió que eran cuerpos que estaban atados contra los
postes de acero.
"Ilumina sus rostros y haz zoom," susurró él.
El corazón de Vlad se paró cuando reconoció las caras descompuestas de los
Ancianos de las tribus Nefantar, Starkmanir, y Thukker.
"Son ellos," dio él. "¿Puedes inspeccionar los cuerpos?"
"Negativo," replicó el soldado Jovian. "Saca a tu equipo de aquí ahora mismo."
136
"¿Puedes repetir eso?"
"La entrada de esta sala esta llena de bombas trampa. Los Amarrians saben
que estamos aquí. Si queréis vivir, mueve a tu equipo de vuelta al hangar
inmediatamente."
Vlad estaba a punto de preguntar por qué, cuando los lejanos aullidos de los
slavers - unas bestias caninas y carnívoras entrenadas por los Amarrians para
vigilar a los esclavos Minmatar - le congelaron la sangre.
"Capitán,¡mire!" dijo Dramis. Dos de los guardias que había más abajo se
encogieron de repente y corrieron hacia el interior de la entrada de la cueva.
"Atrás," dijo Vlad, mientras empujaba la mochila de Thumgar. "¡Los Ancianos
están muertos, de vuelta a la nave inmediatamente, moveos, moveos, moveos!
¿Krugar, me recibes?"
Vlad pudo ver como breves destellos de luz iluminaban la caverna con la
cámara ocular mientras los Jovians luchaban por su vida contra los poderosos
depredadores cuadrúpedos que cargaban contra ellos en todas direcciones.
"A la espera."
"Volvemos arriba, ¡preparaos para hacer estallar las cargas!"
"Entendido."
A través de la cámara ocular, Vlad vio como las bestias desgarraban el brazo
del soldado Jovian como si fuese el suyo propio. La última imagen que vio fue
como una serie de dientes afilados como cuchillas descendían hacia la cámara.
137
"¡Corred!" gritó él, mientras se ponía en pie y disparaba dos granadas del
lanzador instalado en su rifle hacia la entrada de la cueva que estaba más
abajo. Los tres Valklear se dieron la vuelta y corrieron hacia arriba a toda
velocidad mientras oían un apagado zump ... zump al que siguió el sonido de
un desprendimiento de rocas tras ellos.
Le siguieron unos gritos, disparos y rugidos de bestias. Vlad suponía que
tendrían menos de un minuto antes de que la primera manada de slavers
consiguiera superar los restos y les cogiese.
***
Grious murmuró una palabra en idioma Jovian que sonó como una maldición.
"¿Qué sucede?" preguntó Voila.
"Acabo de decir traicionados. Los Enheduanni nos han traicionado a los
Amarrians," respondió él, mientras se movían hacia la rampa de la Wraith más
cercana. "Y la tormenta de meteoritos del exterior acabará pronto. ¡Capitán
Kintreb!"
Viola reconoció la voz del capitán Valklear que surgía del aparato que tenía en
la mano Grious.
"Ahora no, Grious," jadeó él.
"Ordene a la tripulación de su Rifter que aborde mi nave inmediatamente si
quiere salvarlos." dijo Grious, deteniéndose en la rampa de la Wraith.
138
"Omicrón-Uno, abandonen la nave y vayan con Grious," dijo Vlad. "¡Abandonen
la Rifter ahora mismo!"
"Abandonando la nave, si señor," respondió el piloto Valklear. Viola observo al
otro lado de la pista como dos figuras diminutas descendían por la rampa de la
fragata.
"¡Cuidado!" gritó una voz, a la que siguió el ruido de una ráfaga de fusil
automático. Grious cambió el canal del aparato y comenzó a avanzar hacia
arriba rápidamente, mientras hablaba bruscamente en Jovian. Voila pudo oír
otras dos voces en la conversación, presumiblemente dos de los pilotos de la
Wraith.
"Quédate aquí," dijo Grious desde el interior de la nave. "No me voy. Volveré
dentro un momento."
Antes de que ella pudiera contestar, la rampa se cerró de repente, quedándose
a solas con Faus. El Comodoro de la Armada Imperial no había hablado desde
hacia un rato.
***
Thumgar estaba acribillando slavers con el CLAW cuando los primeros guardias
Amarrians se acercaron lo suficiente como para poder devolver los disparos con
precisión. Vlad cargó sus últimas tres granadas en el lanzador de su rifle.
"¡Vosotros dos preparaos para marcharos!" gritó él, mientras las balas
rebotaban contra las rocas sobre su cabeza. Vlad se apoyó sobre una rodilla y
disparó sus granadas rápidamente, apuntando contra tres lugares separados en
139
el techo de la cueva más abajo. En el momento en que la primera detonó,
Dramis y Thumgar saltaron y echaron a correr.
Vlad solo contó dos detonaciones mientras se volvía para correr hacia arriba.
Un guardia Amarrian directamente detrás del lugar donde la granada que
quedaba debería haber explotado lanzó su propia serie de granadas.
"¡Al suelo!" gritó Vlad, tirándose de frente al suelo en el mismo instante en que
tres explosiones ensordecedoras le enterraban entre rocas y restos. Intentando
ignorar el pitido de sus oídos y el dolor en sus piernas y espalda, se dio la
vuelta y disparó varias ráfagas con el rifle.
"¡Me han dado!" gritó Thumgar, mientras disparaba una lluvia torrencial de
balas de fuego automático contra los Amarrians. "Joder, me han dado..."
Se puso en pie de nuevo con dificultad y se dirigió cojeando hacia el sonido
atronador del CLAW de Thumgar que seguía disparando. Se quedó algo
confundido cuando vio que estaba sentado en el suelo, Vlad se echó al suelo a
su lado y le ayudó a devolver el fuego.
"Tenemos que seguir moviéndonos," dijo él. "Te cubro, vamos."
"No voy a ningún sitio, Capitán," dijo Thumgar, mientras cambiaba su mirada a
sus piernas.
Vlad se dio por fin cuenta de que Thumgar estaba sentado sobre un charco de
su propia sangre, y de que tenía sus dos piernas amputadas. Más balas
rebotaron sobre sus cabezas mientras el Valklear se sacaba todas las granadas
de su cinturón y las ponía frente a él.
"Creo que le han dado también a Dramis," murmuró mientras le salía sangre
por la boca. Entonces sacó la hebilla de una de las granadas.
140
"Corra, Capitán. Corra como el demonio."
Vlad se puso de pie de un salto y esprintó tanto como fue capaz, tropezando
casi con los restos destrozados de Dramis. Cuando vio a Krugar saludándole
desde la cima de la colina, ahora a solo 100 metros, saltó de nuevo al suelo.
El CLAW de Thumgar dejó de disparar durante solo un momento, y Vlad creyó
oír el gruñido de más slavers cuando las granadas finalmente detonaron.
***
La explosión asustó a Voila, y las puertas blindadas de la pista se abrieron.
Pudo ver como tres Valklears de cuclillas salían por la puerta mientras sus rifles
escupían balas.
"No puedo ayudarte hasta que los vea," dijo Faus de repente.
Voila estaba empezando a sentir un dolor agudo en el pecho. "¿De qué estas
hablando?"
"Quiero ayudarte," dijo él, mirándola a los ojos por primera vez. "A ti y a los
Minmatars. ¡Pero no puedo hacerlo hasta que pueda contactar con los
guardias!"
Otra explosión - mucho más grande que la anterior - asustó a ambos.
"No puedo hacer nada," dijo ella. "Grious quizás pueda, pero..."
141
"Voila, escúchame," dio Faus. "Sea lo que sea que suceda aquí, te juro por mi
vida que haré todo lo pueda para protegerte. ¡Se lo que tengo que hacer, y
quiero agradecértelo!"
La rampa de la Wraith descendió de repente hasta la pista. Grious bajó por la
rampa tambaleándose, para después derrumbarse en el suelo, luego se puso
rápidamente de nuevo en pie. El Jovian estaba desnudo de cintura para arriba,
y el color de su piel había cambiado de un aspecto pálido hasta un confuso
tono grisáceo que a Voila le recordaba al de la carne putrefacta.
"¿Qué demonios te ha pasado?" preguntó ella, justo en el momento en que
otra explosión sacudía el hangar. Voila se dio la vuelta y vio a cuatro Valklears
corriendo hacia ellos desde las puertas blindadas. Uno de ellos tenía una
severa cojera.
"No lo conseguirán," balbuceó Grious, ignorando la pregunta de Voila. "Y
tampoco los pilotos de la Rifter."
Rigió el fuego de los disparos cuando los seis Minmatar se echaron al suelo
para devolver el fuego hacia las puertas. Varias grupos de slavers sedientos de
sangre salieron corriendo por ella.
Las esposas alrededor de las piernas y las muñecas de Faus cayeron de
repente, y Grious cogió al Amarrian agachado de su uniforme y tiró de él hasta
ponerlo en pie. Después le tendió a Faus su pistola de reglamentaria de la
Armada Imperial.
La rampa de la Wraith se retrayo, y los motores de las dos fragatas Jovian
rugieron de nuevo a la vida.
"Voila...Antionnes," dijo Grious, cogiendola por los hombros y hablándole a solo
unos centímetros de su rostro. "Si lo que te ha dicho Faus es cierto, entonces
142
te volveré a ver. Cuando llegue ese día, no me digas como morí. ¿Has
entendido? ¡No me digas como morí!"
Las Wraiths se alzaron desde la pista y volaron hacia el túnel, despareciendo en
segundos. Voila estaba demasiado conmocionada para poder responder.
"Mátame," dijo Grious mientras se volvía hacia el confundido Faus. "A la vista
de los guardias, rápido. ¡Hazlo!"
Algunas balas arrancaron trozos de asfalto de la pista a su alrededor, además
se oían los gritos de los soldados Valkelar siendo hechos pedazos por los
slavers que llenaban el hangar.
Antes de que Faus fuese capaz de reaccionar, el Jovian le cogió de la muñeca y
se puso la pistola en el pecho. "¡Puedes salvar la vida de al menos alguno de
ellos si actúas ahora!"
Faus apretó el gatillo una vez, y Grious se tambaleó hacia atrás cuando la bala
de atravesó.
"¡Kil nat tra fahule!" gritó Faus. Todos los slavers se detuvieron - algunos de
ellos con trozos de carne humana colgándoles aún de la boca - cuando
reconocieron la orden procedente de un amo Amarrian. Entonces Faus
extendió su brazo, apuntó la pistola directamente contra el esternón de Grious,
y disparó seis veces más.
"¡No!" lloró Voila, mientras el Jovian caía muerto al suelo. Un grupo de slavers
corretearon sobre el cuerpo, gruñendo mientras olisqueaban los restos de
Grious, antes de gruñirle también a Viola.
Un grupo de guardias armados se aproximó, y tras reconocer el uniforme y el
rango que adornaba su manga, se pusieron firmes.
143
"¿Está usted bien, señor?"
"Estoy bien," dijo Faus. "¿Hay algún superviviente entre los rebeldes?"
"Uno con seguridad," dijo el guardia. "Aunque no parece que vaya a ser por
mucho tiempo."
Faus entornó sus ojos hacia el hombre. "¿Sabe quien soy, Paladín?"
"¡Sí, señor!"
"Entonces escuche atentamente mis ordenes: A cualquier superviviente
Minmatar, incluida esta mujer Gallente, se les dará el mejor tratamiento médico
que tengan disponible aquí. Son mis prisioneros, y serán tratados como mi
propiedad personal, y debe mantenérseles con vida a toda costa hasta que
llegue la ayuda. ¿Lo ha entendido?"
La escena de Faus dando órdenes a los guardias Amarrian, junto a los feroces
slavers sentados obedientemente a su lado, se desvaneció de repente. Viola
volvía a estar rodeada por almas sin rostro, pero esta vez los demonios que
normalmente le susurraban, aquella vez no le hablaban.
144
A I II III IV V VI VII Ω
"Nada podría habernos preparado para aquella batalla. Ninguna profecía nos
pronosticó aquel destino, y ningún sabio o sacerdote fue capaz de interpretar
su maldito desenlace. Desde que sucedió aquel suceso terrible, un poderoso
demonio llegó para atormentar a los fieles Amarr; su nombre será por siempre
Vak'Atioth."
- Contralmirante Galvrek Konst, ret., "La Debilidad", 23270 AD
"En mis sueños fui visitado por el espíritu de un guerrero, quien no dijo palabra
pero que señalaba hacia la puerta, en la cual vi la luz del día donde debería
haber habido oscuridad. A la mañana siguiente el slaver que vigilaba los
barracones donde vivíamos estaba tendido en el suelo de la entrada muerto, y
los collares Glaive alrededor de nuestros cuellos habían desaparecido
misteriosamente. Entonces nos dimos cuenta que había armas dispersadas por
145
entre la suciedad sobre la que dormíamos, y que nos suplicaban que
derramásemos la sangre de aquellos que nos habían obligado a llamarles
'amos'".
- Anónimo, "Las Guerras Glaive", Archivos Krusual
Región de Domain - Constelación Throne Worlds
Sistema Amarr: Planeta Oris
Estación de la Familia de la Academia Imperial
Desde la oscuridad de su cámara personal, el Gran Almirante Mekioth Sarum
observaba el desfile de naves de guerra de la Armada Imperial mientras se
acercaban al hangar. Contra todo pronóstico, Faus Akredon había sobrevivido
tanto a la emboscada de los rebeldes Minmatar en Diemnon como a la
tormenta de meteoritos que debería haber acabado con él. El retorno
triunfante a los Throne Worlds en tan poco tiempo tras la destrucción del
Impasible fue recibido por la Armada como un milagro, y el Emperador
Heideran estaba ansioso por escuchar la terrible experiencia de su favorito.
Como un hombre que había hecho frente al peligro en incontables ocasiones,
Mekioth Sarum no estaba acostumbrado a sentir miedo, especialmente cuando
tenia en cuenta las consecuencias de sus decisiones. Por primera vez desde
que era capaz de recordar, el miedo apuñalaba su corazón, penetrando más y
más con cada nave que desaparecía en el interior de la estación. Fue un riesgo
calculado, seguía recordándose a si mismo. Mereció la pena aprovechar aquella
oportunidad para asegurarme el poder de mi linaje para siempre.
146
Pero la cruda realidad era que Faus todavía vivía, y parecía ser inevitable que la
verdad de lo que ocurrió en la órbita de Diemnon fuese revelado. El peligro
real era que tanto como si las dos versiones llegaban a oídos de la opinión
pública como si no, tendría que oponerse contra Akredon, quien era mucho más
popular. El Consejo de los Apóstoles sin duda se pondría del lado de Akredon
por su conocida piedad y devoción hacia la Reclamación. En el mejor de los
casos, ese escenario aumentaría la preocupación sobre las aspiraciones de la
Casa de Sarum al Emperador, y tentaría al resto de familias reales a conspirar
contra él.
"Mi señor, el Emperador le espera."
Las palabras del Paladín le helaron la sangre. Sin responder, se volvió y pasó a
los guardias dirigiéndose hacia la catedral. Tras él, la última nave de la
procesión se colocaba en posición de atraque fuera del hangar principal. La
nave espacial, muy oportunamente, era un crucero clase Omen*.
*N. del T.: en inglés presagio.
***
147
Región de Essence - Constelación Crux
Sistema Renyn: Planeta IX - Luna 4
Cuartel General de la Oficina Federal de Inteligencia
Baer tomó una larga calada a su cigarrillo mientras, con un horrible dolor de
cabeza, tanto hombres como mujeres en la sala de conferencias miraban con
atención pasmados los monitores instalados en la parte alta de las paredes
curvas. Momentos antes, la escena era un hervidero de apasionadas y
caldeadas charlas entre políticos y oficiales militares mientras discutían
agriamente como hacer frente a los Amarrians. Solo había un punto en el cual
los participantes habían alcanzado el consenso: Bajo ningún concepto se
divulgarían novedades sobre el ataque hasta que llegaran a un acuerdo sobre la
respuesta adecuada que debía darse. La Federación no podía permitirse el lujo
de parecer débil o desorganizada en tiempos de guerra, ante sus propios
ciudadanos y sobretodo ante el Estado Caldari.
Había ocho grandes pantallas en la sala de conferencias, cada una ellas
mostraba las noticias de cada una de las diferentes agencias de prensa de la
Federación. Todas ellas estaban retransmitiendo una grabación en la que se
veía la destrucción de la Venture, tomada desde la perspectiva de una nave que
había estado allí cuando ocurrió el ataque. A excepción de Baer y el Senador
Desirou, no debería haber habido más testigos no Amarrians del suceso que
siguiesen vivos. Aún así la grabación - que incluía una grabación de audio
completa de la discusión entre el Senador Garret y la Armada Imperial - estaba
ahora en manos de la opinión pública para que todos los ciudadanos pudiesen
juzgarla.
Uno de los presentadores de noticias estaba en medio de una dura critica sobre
el " bárbaro asesinato sin previa provocación del Senador Garret" cuando el
148
receptor de mensajes de Baer zumbó. Casi se atragantó cuando vio quien era.
Se disculpó abruptamente de la habitación, salió fuera y echó a correr tan
rápido como pudo por el vestíbulo. Entró rápidamente en su oficina, y cerró la
puerta tras él, ignorando a la Colonel Sierto que le gritaba exigiéndole
explicaciones.
Tomándose un segundo para recuperar la compostura, Baer tomó asiento e
insertó el receptor de mensajes en la consola de su escritorio. El rostro más
famoso de la Federación Gallente apareció en un holograma frente a él.
"¿Sí, Señor Presidente?" preguntó Baer.
***
Región de Domain - Constelación Throne Worlds
Sistema Amarr: Planeta Oris
Estación de la Academia de la Familia Imperial: Catedral del Santo
Profeta Kuria
"¡Como has podido ser tan idiota!" exigió el Emperador Heideran, flanqueado a
ambos lados por sus consejeros militares y arzobispos encapuchados. "¿Eres
consciente de lo que has hecho?"
Mekioth se obligó a reprimir el completo desprecio que sentía hacia Heideran.
Nadie nunca había osado usar ese tono con el Gran Almirante de la Armada
Imperial. "Mi señor, actué estrictamente de acuerdo a las instrucciones que
usted me dio."
149
"¡Has asesinado a un Senador Gallente!" resolló el Emperador. "Una sola nave,
inmovilizada y con una desventaja de cincuenta a uno no presentaba ninguna
amenaza contra su bloqueo, Almirante!"
La sangre que circulaba por las venas de Mekioth se convirtió en fuego, y
lentamente iba perdiendo la batalla por controlar su ira. "Se le ordeno que
detuviese sus motores varias veces, y..."
"¡Necesitábamos tiempo, maldito loco!" ¡Tiempo para consolidar nuestras
ganancias y convertir a las masas de los nuevos territorios a nuestra fe! ¡En
vez de eso has atraído a un formidable adversario que interferirá directamente
con la Reclamación!"
Mekioth estaba a punto de ponerse a gritar, cuando oyó tras él una voz
familiar.
"La Reclamación crece cada vez más fuerte a cada instante que pasa, Su
Santidad," dijo Faus, mientras pasaba por entre las enormes columnas. "Si
acaso, el Gran Almirante Sarum ha demostrado que la fuerza de nuestra
convicción en Dios no será detenida por esos carniceros."
"¡Faus, hijo mío! exclamo jadeando el Emperador Heideran, mientras su trono
pasaba flotando rozando a Mekioth de camino al encuentro con el Comodoro.
El anciano lo alcanzó con sus dos temblorosos brazos.
Faus se inclinó hacia delante para devolverle un delicado abrazo. "Me alegro de
volver a verle, Padre."
"Qué es lo que te han hecho, hijo," preguntó el Emperador, haciendo una
mueca cuando vio su cara mutilada. "¿Quién es el responsable de esta
abominación?"
150
Faus tomó la frágil mano del anciano, y llevó su trono de vuelta por la sala
hacia el altar mientras Mekioth lo observaba todo impasible.
"Los Gallente," respondió Faus. "Con apoyo directo de los Jovians. Asesinaron
a nuestros sacerdotes y me torturaron, en un intento estúpido para forzarme a
renegar de mi fe...en muchos aspectos, esas dos despreciables razas hacen que
los Minmatar parezcan más civilizados."
Faus se alejó del Emperador y se aproximó hacia Mekioth, quedándose firmes
frente a él. "Y a usted, Gran Almirante Sarum, mis más profundas disculpas.
Mi insubordinación me ha costado mi nave, las vidas de mi tripulación, y la
totalidad de mi flota. Si hubiese obedecido sus ordenes de retirarme de
Diemnon, el Impasible seguiría intacto. Soy completamente responsable de mis
acciones, y estoy preparado para hacer frente a sus consecuencias."
Mekioth fue cogido por sorpresa, y no pudo encontrar las palabras adecuadas
para responderle. ¿Qué estas haciendo, Faus? ¿Por qué no estás
aprovechando esta oportunidad para acabar conmigo?.
"Perdonado," dijo el Emperador Heideran, mientras ascendía hasta el altar.
"Decreto que no haya ninguna acción disciplinaria contra ti. ¿Lo ha entendido,
Almirante?"
Mekioth decidió seguir la corriente en este inesperado cambio de los
acontecimientos. "Mi señor, si nunca ha habido una prueba de fe tan
angustiosa y cruel como por la que este hombre acaba de pasar, ¿quien soy yo
para cuestionarle?"
"Bien dicho, Gran Almirante," dijo el Emperador Heideran, mientras su trono
volvía a fijarse en la cima del altar. "Dime, Faus, que piensas de la decisión
que tomó el Almirante de ejecutar al Senador Gallente?"
151
"Fue la justa respuesta al asesinato del un Apóstol," respondió Faus. "Son
animales, Padre. Bárbaros animales carroñeros que cazan a los indefensos. ¡Y
los Jovians! Apenas son humanos, y ni siquiera tan poderosos como nos han
hecho creer."
El comentario sorprendió al Emperador Heideran. "¿Es verdad eso? ¿Qué es lo
que te hace afirmar eso?"
"Durante mi cautiverio, siguieron poniendo a prueba mi fe, insultando todo en
lo que creía," dijo Faus, mientras dirigía su mirada al suelo. "Son criaturas sin
dios, Padre, como los Gallente...ciegos ante las creaciones de Dios aunque
estas los rodean. Además son débiles, tanto que yo mismo fui capaz de matar
a uno de mis captores con sorprendente facilidad."
"¿Mataste a un Jovian?" preguntó Mekioth. "¿Como lo hiciste?"
"Sangran como cualquier otra criatura. Cuando se me presento la oportunidad,
una bala fue más que suficiente para acabar con mi captor Jovian."
"Eso es lo que he oído yo también, Faus," dijo el Emperador Heideran. "Los
guardias en Diemnon informaron de la facilidad con que los slavers fueron
capaces de hacer pedazos a los Jove, a pesar de su tecnología de camuflaje."
"Los guardias también informaron que estabas reteniendo algunos prisioneros,"
dijo Mekioth, estrechando los ojos. "¿Qué estás haciendo con ellos?"
"Purificarlos," respondió Faus. "Purgándolos de sus demonios y limpiando sus
almas, para prepararles en su eterno servicio a Amarr."
152
El Emperador Heideran rió entre dientes. "¡Excelente! Faus, verte aquí ahora y
escuchar tus palabras revigorizan mi fe. ¡Gran Almirante Sarum, comparta con
nosotros sus planes para reclamar a los Jovians!"
Mekioth vaciló. "Mi Señor, han sido completados hace poco, esta seguro de
que..."
"¿Es que no has oído nada de lo que ha dicho este hombre?" interrumpió el
Emperador Heideran. "¡Los Jovians son mucho más débiles de lo que
pensábamos! Durante semanas el Consejo ha estado proclamando la urgencia
de purgar las regiones a lo largo de nuestras fronteras de los paganos Jovians y
sus diabólicas costumbres. ¡Al fin tenemos el aplomo suficiente para
rejuvenecer a la Reclamación librando a la humanidad de ellos de una vez por
todas!"
"Gran Almirante, no ha habido nunca un mejor momento que este," dijo Faus.
"Tenemos fe en que vuestros planes harán pedazos el mito del poder de los
Jovians de una vez y para siempre."
La influencia de este hombre sobre el Emperador me deja boquiabierto, pensó
Mekioth. ¡Hace un momento Amarr debía consolidar sus ganancias, y al
siguiente debe expandir sus fronteras!
"Se muestra usted muy seguro," dijo Mekitoh, mientras estudiaba los ojos
hinchados de Faus y las laceraciones de su cara. "Durante años, los Jovians
han evitado el contacto directo con nosotros, mostrándonos poco de si mismos
y de sus capacidades. Aún así, usted esta de pie aquí ante nosotros, ante este
altar, afirmando con una fe incuestionable que cree - que sabe que en el
interior de su alma - ¿que poseemos las fuerza para reclamarlos?"
Faus puso una rodilla en el suelo y posó su mirada sobre una gran estatua del
Profeta Kuria que había detrás del altar en el cual se sentaba el Emperador
153
Heideran. "Mekioth, hermano, mi fe nunca había sido tan fuerte. Los Jovians
caerán ante el poder de Amarr, abrazarán la Señoría de nuestro Padre, o serán
aplastados por Su ira inmisericordemente."
***
Vlad se obligó a abrir los ojos, incluso esa acción tan simple le requirió una
alarmarte cantidad de esfuerzo. Momentos después, el soldado se dio cuenta
de que no era capaz de hacer casi nada más. El más ligero movimiento le
producía un dolor insoportable por todas partes de cintura para arriba, lo que
de hecho agradecía. Lo que le aterrorizó fue que no era capaz de sentir nada
en sus piernas, no tenía la más mínima sensación que le indicase que todavía
seguían en su sitio. Las marcas en el techo que había sobre él eran Amarrian,
lo que le recordó la terrible experiencia de como había sido reducido hasta su
actual estado físico.
El débil sonido del llanto de una mujer le llegó a sus oídos, seguido de débiles
suspiros. Reuniendo todas sus fuerzas, Vlad habló.
"¿Quién hay ahí?"
Hubo una pausa cuando los suspiros cesaron. "No eres real," respondió una
voz temblorosa. "Los susurros acabaron hace horas."
El corazón de Vlad se paró cuando reconoció la voz de Voila. "Soy yo,
Vlad...nos encontramos en Diemnon..."
"Sí...sí, ahora me acuerdo. Sobreviviste..."
"¿Dónde estamos? ¿Qué sitio es este?"
154
"Los mataron a todos, excepto a ti y a mi...y entonces Faus nos llevó hasta
aquí...no se donde estamos."
Un relámpago de dolor le atravesó su abdomen. "¿Akredon? ¿El Amarrian?"
"Sí," respondió Voila. "Él nos esta...cuidando, intentando hacernos pasar
ocultos, para que nos...ayuden."
Vlad tomó aire tan profundamente como los pinchazos de sus pulmones se lo
permitieron. La mayor indignidad del fracaso, pensó él. Qué tragedia que
aquellos slavers no encontrasen la yugular de mi cuello.
"Los Ancianos han muerto," graznó él, mientras miraba fijamente las marcas en
el techo hechas por su enemigo mortal. "Qué hemos ganado con todo esto..."
"Un final," respondió ella débilmente. "Y un comienzo, todo al mismo tiempo."
***
La Coronel Sierto seguía gritando desde el exterior de la oficina de Baer,
rugiendo variadas formas de castigo producto de su abrupta ausencia y su
descarada insubordinación cuando la puerta se deslizó de repente.
"De vuelta a la sala de conferencias," dijo Baer. "Ahora."
"Si estas ocultándome algún tipo de información," comenzó la Coronel Siertro.
"Será mejor que consideres contármela ahora..."
155
"Tilda, cierra la puta boca y haz lo que yo te diga por una vez," gruñó Baer. "Y
hasta que me saque el cuchillo que tengo clavado en la espalda, será mejor que
comiences a vigilar la tuya. Mantén la boca cerrada cuando volvamos a la sala
de conferencias. ¿Lo pillas?."
Baer se alejó de su atónita jefa, caminó rápidamente hasta el vestíbulo y abrió
las puertas de cristal de golpe. Mientras todo el mundo en el interior volvía su
atención hacia él, Baer se dio cuenta de que todas menos dos de las grandes
pantallas estaban apagadas. Dos de los monitores que seguían encendidos, el
Presidente de la Federación Gallente era visible en uno de ellos, y en el otro
había un Jovian. La Coronel Siertro entró caminando tras Baer, vio las
imágenes en las pantallas, y se puso pálida. Sin decir una palabra, tomó
asiento.
"Bienvenido otra vez, Teniente Coronel," comenzó el Presidente. "Iré
directamente al grano: Los Jovians han acudido a nosotros con un plan de
'castigo' contra los Amarrians. El Senador Desirou y fallecido Senador Garrett
han estado apoyando un plan similar, creo que encontraran que el curso de la
acción que recomiendan es muy apropiado. Después de usted, Señor Grious."
"Gracias, Señor Presidente," comenzó el Jovian. "Como usted nos indicó
anteriormente, su Comité de Asignaciones de Defensa esta sobrepresupuestado
en la guerra que actualmente sostienen contra el Estado Caldari. El Senador
Desirou y el fallecido Senador Garrett propusieron en su momento que el
equipamiento militar sobrante debía ser dado a los Minmatars. En nombre del
Directorio Jovian, les ofrezco los servicios de nuestras fuerzas armadas para
entregar ese equipamiento a los rebeldes. Creo que sabrán con exactitud que
hacer con él. No debería ser necesario ningún otro tipo intervención por
nuestra parte."
"Perdóneme," interrumpió el Mayor General Silus Bruce. "Pero el Senador
Desirou estuvo fuera de lugar cuando le comentó cualquier tipo de asunto
156
concerniente al esfuerzo en la guerra, y no existe ningún tipo de excedentes de
equipamiento al menos que yo sepa. Este es un asunto interno, y creo que
semos nosotros los que deberíamos discutirlo."
El Presidente frunció el ceño. "General, esta no es la sala de guerra, y los
Jovians están aquí a petición personal."
"Señor Presidente, con el debido respeto, me opongo con firmeza a permitir
que los Jovians participen en estas discusiones, y considero que la idea de
llevar a cabo una operación conjunta con ellos es absurda."
"General Bruce, un comentario más en ese sentido y se le pedirá que se
marche," gruñó el Presidente.
"Señor Presidente, los Jovians han estado completamente ausentes durante
esta guerra y se han apartado totalmente de la política. ¿Y todavía es usted
receptivo a que nos lleven directamente hacia una segunda? ¿Se ha vuelto
loco?"
"Largo. ¡MPs, escolten al General fuera de la sala ahora mismo!"
"Ya me voy por mi mismo," dijo el General Bruce, levantándose de su asiento.
"No voy a participar en esta estupidez. Ha perdido de vista el conjunto, y este
volverá para atormentarle."
"Siento disentir," dijo Grious, con sus ojos negros mirando al General Bruce a
través de la pantalla. "El conjunto nunca ha estado más claro."
***
157
"Se están muriendo, mi señor," susurró el médico Nefantar, mientras miraba
nervioso de un lado a otro. "Los capilares que rodean el corazón y el cerebro
de la mujer están tan constreñidos que es inminente que en cualquier
momento se rompan; ¡necesita medicación para controlar su presión sanguínea
y los síntomas de abstinencia, y eso es solo posible en una instalación médica!"
Faus inspiró profundamente, mirando a su alrededor asegurándose de que
nadie les estuviera escuchando. "¿Qué tal esta el Brutor?"
"Nunca he visto a ningún hombre verse sometido a tal castigo y sobrevivir," dijo
el médico. "He retirado tanta metralla como he podido de su espalda y piernas,
pero no he sido capaz de llegar a los fragmentos más profundos. Tiene ambos
pulmones parcialmente aplastados, y esta paralizado de cintura para abajo
debido a los mordiscos que los slavers le dieron en la parte baja de la columna.
Todo lo que he podido darle ha sido medicación para detener la infección,
anestésicos, fluidos, pero todo eso tan solo prolonga su sufrimiento..."
"Te lo agradezco, Lucian," dijo Faus, mientras le cogía por los hombros y le
miraba directamente a los ojos. "¿Tienes familia en Kazna?"
El Nefantar pareció confundido ante la pregunta. "Mis disculpas, señor, pero no
entiendo..."
"Lucian, viejo amigo, has sido mi médico durante cuanto tiempo...veinte, quizás
treinta años?"
"Sí, pero..."
"¿Quieres volver a ver a tu familia otra vez?" dijo Faus apretando más fuerte
los hombros del hombre, y sacudiéndolo ligeramente. "¡Sí o no, Lucian!
¡Respóndeme con sinceridad!"
158
"Por supuesto que quiero," respondió él, temblando. "Que Dios me ayude, les
echo tanto de menos..."
"Escúchame," dijo Faus. "El Emperador me ha concedido una nueva nave - una
Apocalypse Navy Issue - y perdí a mi último oficial médico en el Impasible. Te
he asignado a ti como su sustituto."
Faus sacó una tarjeta con el emblema de la Armada Imperial estampado y la
puso sobre la mano del hombre. "Coge esta tarjeta y ve con ella hasta el
Puerto 43 Este, donde la presentaras en la Oficina de Armamento Naval. Dales
la tarjeta, y te darán un uniforme y acceso sin restricciones a cualquier parte de
la nave. El nombre de la nave es Redención, y ahora mismo la están
preparando para su partida."
"¿Es esto una prueba de fe, mi señor?"
"¡No, hombre, no!" dijo Faus casi gritando, mientras apretaba y volvía a
susurrar enérgicamente. "¡El dios que te convirtió en mi sirviente ahora esta
muerto para mi! ¡Lo que estoy pidiéndote lo hago por propia voluntad, y no
porque una vieja escritura me obligue a hacerlo!"
El hombre le devolvió una mirada que era tanto de horror como de asombro.
Ahora el médico comprendía con claridad las consecuencias de lo que el
Comodoro Akredon estaba haciendo. "¿Por qué esta haciendo todo esto?"
"Porque todo lo que he hecho en mi vida ha sido una mentira," respondió Faus.
"Y el haber fracasado en reconocerlo antes es algo de lo que me arrepentiré
durante toda mi vida. Un solo acto no expiara el hecho de que haya abrazado
voluntariamente al demonio. He estado equivocado en todo, Lucian. En todo."
El Nefantar estuvo a punto de responder, pero Faus le puso rápidamente la
mano sobre la boca. "Es necesario que comprendas que ya no hay marcha
159
atrás. Si intentas traicionarme, te destruiré. La palabra de un esclavo jamás
tendrá más valor que la mía, Lucian. Jamás."
Faus retiró su mano. Lucian recapituló todo con rapidez, como todo buen
médico hace siempre antes de tomar una decisión que tendrá drásticas
consecuencias, a pesar de su resultado."
"Dime lo que tengo que hacer para volver a ver a mi familia."
***
"Entonces está decidido, "dijo el Presidente. "Les comunicaremos una lista con
todas las estaciones con el equipamiento en una hora."
"Bien," respondió Grious. "Naves Jovian industriales ya se están aproximando a
las fronteras de su nación se quedarán allí hasta que reciban de ustedes los
puntos finales de destino."
"Al Control del Puerto en cada estación se les dirá que hagan pasar sus
industriales por Iterions de las nuestras," dijo Baer, repasando sus notas. "Los
ingenieros de los almacenes cargarán el equipamiento en las industriales
reasignadas y darán permiso para que partan tan pronto como terminen.
Después..." suspiró Baer, tirando su datapad sobre la mesa y recostándose
sobre su asiento. "...el resto es cosa suya."
"Quisiera tener una palabras en privado con el Presidente, el Senador Desirou,
y el Teniente Coronel Gesdenau, por favor," pidió Grious, mientras el resto de
los asistentes en la habitación intercambiaban miradas. "Tenemos algunos
asuntos personales que tratar y que no le incumben a nadie más."
160
"Por supuesto," respondió el Presidente. "Si su nombre no ha sido mencionado
por el Señor Grious, por favor márchense ahora y vuelvan al trabajo que se les
ha asignado."
Baer vio como los miembros del grupo pensaban lo que tenían que hacer -
algunos con urgencia, otros con reluctancia - y se dirigían hacia las salidas. Al
cabo de unos momentos, Baer estaba solo con el Senador Desirou.
"Voila Antionnes estaba viva hace dos horas," comenzó Grious. "Pero sus
condicion física era grave, y no hemos sido capaces de determinar que le ha
sucedido desde entonces. Ustedes tres deben saber que fueron sus esfuerzos
los que nos convencieron para intervenir del lado de los Minmatar, y pesar de
sus imperfecciones, es con mucho una de las personas más impresionantes con
las que hemos tenido nunca el placer de trabajar de entre todas las razas. Ella
ha...restablecido algunas creencias que hacía tiempo teníamos sobre la
humanidad. Nuestro interés por su bienestar es tan sincero como el suyo, y
haremos todo lo posible por devolvérsela sana y salva."
Baer sintió una mezcla de emociones que le asaltaron mientras el Jovian
hablaba: alivio, asombro, admiración y sobre todas ellas, justificación.
"Además deben saber que los Ancianos capturados en Diemnon están muertos,
y que una República Minmatar que agrupe a las siete tribus es imposible.
Todos los Ancianos que representaban a las tribus Starkmanir, Nefantar y
Thukker han desaparecido. Hemos estado en contacto directo con el resto de
Ancianos, y hemos discutido con ellos la forma en que las armas que ustedes
les proporcionaran serán distribuidas. Comparten nuestra opinión sobre Viola
Antionnes, y me han pedido transmitirles su agradecimiento a la Federación
Gallente por la dedicación de su talento a su causa."
"¿Quién los mató?" preguntó el Senador Desirou. "¿Los guardias de la prisión?"
161
"Parece ser que los Ancianos fueron asesinados durante o inmediatamente
después de que la revuelta fuera sofocada, pero no por los guardias de la
prisión. No descubrieron los cuerpos hasta que operación de la fuerza de
rescate Vaklear fue descubierta."
"¿Pero quién avisó a los guardias de su presencia?" preguntó Baer,
comprendiendo cual era la respuesta justo después de terminar la pregunta.
"La Orden," respondió Grious. "De la misma forma en que los sacerdotes
Amarrians fueron asesinados solo para incriminar a Voila, los Ancianos en
Diemnon fueron asesinados por La Orden, a pesar de que todas las indicaciones
visibles señalasen que les estaban intentando ayudar."
"Espere un minuto, ¿de que va todo eso de la 'Orden'? preguntó el Presidente.
"Le informare sobre ellos después," dijo el Senador Desirou. "Es uno de los
mayores secretos de estado y del que después usted deseará no haber
conocido nunca."
Baer estaba conmocionado. "¿Por qué querrían hacer eso?"
"Para arrastrar a la Federación Gallente a una guerra contra el Imperio Amarr,"
respondió Grious. "El inmenso poder de La Orden es una amenaza incluso para
nosotros, aunque la expansión del Imperio Amarr parece haberse convertido en
una amenaza directa..."
Grious se paró en medio de la frase, e inclinó la cabeza a un lado.
"Por favor perdónenme," dijo el Jovian. "Hemos localizado a Voila."
162
***
Faus dio un salto hacia atrás desde la pantalla, retrocediendo ante una imagen
que su alma rehusaba aceptar.
"Deberías estar muerto, Grious," tartamudeó. "Vi tu..."
"Detente. No me cuentes como morí, Faus." Le advirtió Grious. "Con el
tiempo, la tecnología de la reanimación se presentará por si misma a las demás
razas. Pero hasta entonces, seríamos vistos como demonios para aquellos que
creen que la religión es la única responsable de la inmortalidad."
Esas creencias están muertas para mi, se recordó Faus. "Tengo a Voila
Antionnes, y al soldado Valklear conocido como 'Vlad'," empezó.
"Mis notas señalan que tu intención era ayudarles," dijo Grious. "¿Eso ha
cambiado?"
La cabeza le empezó a dar vueltas a Faus mientras combatía con la realidad de
estar teniendo una conversación con alguien a quien había ejecutado hacia
apenas unas horas.
"¿Faus?"
"No...no, Grious, estoy intentando ayudarles. Pero no les esta yendo bien, y no
puedo conseguir la atención médica que necesitan sin revelar a todos los Amarr
lo que estoy intentando hacer."
Faus sacó un disco diminuto y lo insertó en la consola. Haciendo una pausa
durante un momento, sus dedos flotaron sobre los controles que mandarían
todos lo planes de batalla del Gran Almirante Sarum para la Reclamación del
163
Directorio Jovian a Grious. El horizonte de sucesos, pensó él. Las palabras que
él mismo dijo a Lucian le vinieron a la mente: No hay marcha atrás. Estudió su
reflejó en la pantalla solamente durante un momento.
Amarr esta muerto para mi. Los datos cifrados fueron transmitidos.
"Lee eso."
Grious parecía estar leyéndolo todo rápidamente, mientras su pálido rostro iba
hacia delante y hacia atrás con movimientos nerviosos.
"¿Vak'Atiok?" preguntó el Jovian. "¿Cuando?"
Ya ha empezado. Las naves de guerra ya se dirigen hacia los puntos de
reunión a lo largo de nuestro lado de la frontera de Geminate. El mismísimo
Emperador me ha pedido que lidere el ataque. En estos momentos, están
retirando las rampas de atraque de mi nave. Una vez que llegue al punto de
reunión en Odebeinn, mis ordenes son saltar al sistema Atioth y destruir todo a
nuestro paso...vuestros puestos de avanzada, estaciones, asentamientos
planetarios, absolutamente todo."
La mirada de los ojos negros de Grious parecieron atravesarle durante un
momento antes de que este volviera a hablar. "¿Como te salvaras cuanto
llegue el momento?"
"Abordo hay un médico Nefantar que ha estado haciendo todo lo poco que
podía hacer por intentar mantener a Vlad y Voila vivos. Todo lo que le pido a
tu flota es que deje mi nave para casi el final, para poder maximizar la ilusión
de liderazgo divino. Cuando veáis un contenedor de carga eyectado desde mi
nave nosotros estaremos dentro él. Faus tomó otra vez aire profundamente.
"Entonces nuestras vidas estarán en vuestras manos."
164
Grious continuó mostrando su fría y taimada mirada. "Mis socios me acaban de
confirmar que hay movimiento del naves de guerra de la Armada Imperial en
el lugar preciso que indican los planes que nos has remitido. Estamos
convencidos de que eres de fiar."
"Ya no sé lo que eso significa en realidad," dijo Faus, mientras las arrugas de su
ceño se hacían más profundas. "Va a aceptar lo que te he dado porque te
conviene. Estaré en Vak'Atiok en una hora."
"Yo también, Faus. Para darte las gracias en nombre de Jove en persona una
vez que estés a salvo."
"Hay una cosa más que necesito."
"Dime, amigo."
"Hay un battleship Minmatar solitario en el sistema Hahyil. Su nombre es 'Ira
Infernal'. Se que aún lo están persiguiendo, y que solo es cuestión de tiempo
que la Armada lo destruya."
Faus recordó el implacable ataque que desató aquella nave, como la
determinación de la Fuerza Valklear era la de destruir el Impervious sin
importar cual fuera el coste. Fue personal, comprendió. El capitán de una
nave no pone en peligro a su tripulación a no ser que sea algo personal.
"Por favor, Grious...haz lo que puedas por ellos."
***
Muy por debajo de la entrada a la catedral del Emperador Heideran, unos
poderosos rayos de luz atravesaron el espacio de las puertas del hangar y
165
agujerearon el velo oscuro que había tras este. Tras aquellos rayos, la enorme
nave de guerra Redención - con más de 1600 metros de largo de proa a popa -
comenzó lentamente a emerger de la estación. Desde el balcón de su centro
de mando personal, el Gran Almirante Mekioth Sarum admiró la majestuosa
nave durante un momento, y después volvió su atención de vuelta al mapa
estelar holográfico. La situación de 200 naves - el número total de naves con el
que contaba su plan de batalla de Atioth - eran representadas como una
miríada de puntos dorados esparcidos por todo el centro de mando. Uno por
uno, los puntos iban convergiendo en un lugar situado directamente en la
frontera Jovian de Metrópolis.
Desde aquí, pensó él, me aseguraré de que mi familia este al frente de todas
las mesas.
Mekiot era incapaz de recordar ninguna situación previa en la que no estuviera
más seguro de resultado de una batalla. La exuberancia de las tripulaciones,
las bendiciones de la Iglesia, y la emoción de la población Amarrian habían sido
desbordantes. Y por supuesto, quedaba la ironía de que el hombre que había
intentado destruir era el que ahora le ofrecía la llave del Imperio.
Quizás le juzgue mal, pensó él. O tal vez su fe lo ciegue hasta tal punto que es
incapaz de considerar el resto de posibilidades, incluyendo las impensables.
Después de abandonar la estructura principal de la estación, la Redención
comenzó su viaje hacia la historia.
***
Baer vagaba a través de los grandes vestíbulos de la estación, paseando sin
rumbo fijo por toda aquella sección por la que su permiso de acceso le permitía
166
pasar. Habían pasado más de 26 horas desde la última vez que había dormido.
Considerando la magnitud de los acontecimientos que había conseguido poner
en marcha, dormir era lo que menos tenía en mente en aquellos momentos.
Ya había informes de "naves no identificadas" que habían llegado a varias
estaciones por toda la Federación, todos ellos convenientemente desmentidos
por los oficiales del gobierno como fantasías de borrachos. No podía hacerse
otra cosa más que esperar a saber si la culminación de tantos años de lucha -
por probar a la Federación como de peligroso era ignorar a los demonios de la
humanidad - finalmente había demostrado merecer la pena.
Se paró en un gran pasillo lleno de ventanas, en el cual disfrutó de la magnífica
vista que le ofrecía el planeta azul-verdoso de Renyn Nueve y su celestial
trasfondo en el que se veían una distante nebulosa e incontables estrellas. Sus
pensamientos seguían divagando hasta llegar de vuelta a Voila, hacia el
tumultuoso pasado que habían compartido y las diferencias que entre ellos que
habían sido incapaces de superar hasta este momento, cuando todo en lo que
creían colgaba de la balanza.
Lamento haber dudado nunca de ti, pensó él.
***
Un relámpago cruzó la oscuridad otra vez, y Vlad pudo sentir como los
músculos de su cara se doblaban por el dolor que le había despertado.
Peleando contra la neblina provocada por las drogas en su conciencia, Vlad
consiguió abrir los ojos.
167
La imagen borrosa se fue enfocando hasta convertirse en la inconfundible
silueta de un viejo Nefantar que estaba de pie sobre él. El hombre notó su
turbia mirada, y le puso la mano delicadamente sobre la frente.
"Estate tranquilo, Vlad. Estoy cambiándote las vendas de tus heridas. Vamos a
poder ayudarte muy pronto."
El guerrero Valklear recordó que se suponía que debía odiar a los colaboradores
Amarrian. "¿Ne...Nefantar?"
El anciano alzó la mirada durante un momento, y después continuó con su
trabajo. "Sí."
"Una vez...una vez maté...traidores Nefantar..." Vlad recordaba la escena, de
como su cuchillo traspasaba limpiamente las gargantas de aquellos hombres
que habían traicionado a su tribu a los Paladines.
El hombre alzó un vendaje ensangrentado, y lo tiró a un lado, después se puso
a examinar las heridas con un aparato electrónico que tenía en el ojo.
"Traidores..." Vlad estaba empezando a comprender que el odio era la única
cosa que le quedaba de la que podía extraer fuerzas.
Con sus delicadas manos, Lucian comenzó a poner tiras de nuevas nano-gasas
sobre las heridas que el slaver le había dejado en el abdomen a Vlad. Después
hizo una simple pregunta:
"¿Tienes hijos?"
Las imágenes de los cuerpos en las minas de Diemnon volvieron a su mente, y
Vlad sintió como la tristeza del remordimiento hacía mella en su corazón.
168
"...traidor..."
Lucian paró de trabajar un momento. "Si los tuvieras, entonces entenderías
que como padre, estarías preparado para hacer cualquier cosa con tal de
asegurarte de que ellos te sobrevivieran."
Vlad apenas podía seguir consciente mientras Lucian desechaba el exceso de
tiras del vendaje. "Aunque ello significase una vida de servidumbre. Venderías
tu alma, Brutor. Como padre, lo entenderías. Lo entenderías."
Los ojos del Valklear se cerraron otra vez. "No...de esta...forma..."
Lucian comprobó el ritmo cardíaco del soldado. Era débil, pero constante.
***
"Atención Ira Infernal, este es el crucero Jovian Listhos retransmitiendo desde
la frecuencia diez-cincuenta-nueve megahercios. ¿Nos reciben?, cambio."
El oficial de navegación se puso en pie de un salto. "Almirante, ¡es una
transmisión de radio! ¡Mire!"
Justo a pocos metros donde Karth se había desplomado, cuatro cruceros clase
Phantom se había descamuflado directamente enfrente el puente principal.
"Ira Inferanal, estamos aquí para evacuar a su tripulación. Por favor
respondan."
169
El oficial de navegación tomó la decisión consciente de sobrepasar los bien
definidos límites del reglamento naval de mando. Karth vio como el oficial
alcanzaba la consola del receptor de radio y se puso furioso. Abrió la boca para
llamar la atención al hombre, pero fue demasiado tarde.
"Listhos, aquí el Ira Infernal," dijo el oficial. "¡Preparados para recibir su ayuda,
cambio!"
***
"Lucian," sonó el intercomunicador. "Voy para allá."
El sello de la puerta de carga siseó, y Faus entró a zancadas en la oscuridad de
su interior.
"¿Como están?" preguntó él.
El médico estaba a punto de contestar cuando Viola se despertó con un grito.
"¡No! ¡Tengo que avisarle!"
Lucian se dirigió rápidamente hacia Viola que estaba luchando contra las
ataduras que la mantenían agarrada a la camilla. Apretó sus dedos contra su
muñeca, buscándole el pulso. "Tranquila, Viola...no te excedas."
"Tengo que verle," jadeó ella. "¿Donde esta? ¡Sé que Faus está aquí!"
Faus se aproximó a ella, poniendo sus manos en las de ella. "Estoy aquí, Viola.
Todo va ir bien..."
170
"¡No, no!" jadeó ella, histérica. "Ahora ya se quien es, el que aparece en las
pesadillas que tengo! ¡Sé quien es el que yace dentro de la cripta!"
Le estaba costando mucho a Faus recobrar la compostura, viendo en el estado
en que estaba ahora ella. "Voila, necesitas descansar, todo ira..."
"¡Escúchame!" gritó ella. "Durante todo este tiempo pensé que la persona que
estaba dentro era yo, todas aquellas veces cuando me empujaban al interior,
pero ahora sé que en fondo no era yo, y estoy asustada por lo que ellos harán
cuando se lo diga!"
"Shhh...tranquilízate, Viola," dijo Faus, sintiendo una compasión tan fuerte por
ella que era casi insoportable. "Todo acabará pronto, y te vamos a conseguir
ayuda..."
"¡Los demonios! ¿No puedes oírlos? Me están susurrando otra vez, Faus, no
quieren que sepas..."
"No quieren que sepa el qué, Viola"
"No quieres que sepas que eres tú. Durante todo este tiempo eras...tú."
***
Faus estaba de pie en el puente del Redención, observando la perfecta
formación de naves de guerra Imperiales distribuidas en una línea escalonada
de casi sesenta kilómetros de largo. En el puente los oficiales estaban de pie
firmes en sus puestos, mientras que los oficiales de menor rango estaban
debajo de ellos en sus puestos con su atención fija en las pantallas que había
delante de ellos. Este es su gran momento, pensó Faus. Estos hombres han
171
estado soñado con el día en que servirían bajo el mando del mayor héroe de la
Armada y de toda la historia Amarrian. Paladines cuya fe en Dios les ciega ante
el hecho de que en realidad están siguiendo las órdenes de un ángel caído, de
un traidor cuya traición eclipsara a cualquier otra en la historia de nuestra raza.
Aunque sobrepasados dos a uno, la flota Jovian se reunió directamente frente a
ellos y permaneció allí sin hacer movimiento alguno. Desafiantes, pensó Faus,
reprimiendo el reflejo de sonreír. Desafiándonos a que abramos fuego primero.
Estos Jovians poseen muchas más emociones y corazón de las que los Imperios
creen que tienen.
"¡Armas!" ordenó Faus. Hoy, Dios abandonará a los Amarr...
"¡Sí, mi señor!"
...y permanecerá firme con los Minmatar.
"¡Asigne torretas de la uno a la siete, cristales de radio, fijen objetivo Omega-
Uno!"
"¡Objetivo Omega-Uno fijado!"
Faus se permitió sonreír. "¡Por el Emperador!"
La tripulación al completo del puente jaleó al unísono. "¡Por el Emperador!"
Por Viola, pensó Faus. Por devolverme la vista.
"¡Fuego!"
172
A I II III IV V VI VII Ω
"Algunos vuelven la mirada hacia atrás, a los mundos que hemos perdido, a
todos los lugares donde una vez se alzaban grandes catedrales, y se lamentan
por la gloria perdida que podríamos haber conseguido. A ellos les digo:
¡Reclamad vuestra fe!. ¡Dios es mi testigo, aquellos mundos que nos fueron
arrebatados volverán a ser nuestros de nuevo, y sobre suelo sagrado alzare
catedrales que ningún pagano será capaz de derribar!"
- Jamyl Sarum, Pruebas de la Sucesión Amarr, 23342 AD
"La civilización mira hacia otro lado mientras desplegamos nuestras naves para
vigilar unas fronteras más allá de las cuales todavía hay esclavos Minmatar
trabajando duramente para sus amos Amarrian. ¿Como podemos no
interpretar esta complacencia sino como indiferencia? ¿Durante cuanto tiempo
tendremos que controlarnos, de acuerdo con su definición de decencia,
mientras a ese demonio se le permite seguir existiendo?"
- Karvour Thorel, Representante Brutor al Consejo de la República
Minmatar, Asamblea CONCORD, 23343 AD
173
Región de Essence - Constelación Crux
Sistema Renyn
Situación desconocida en el espacio profundo
Baer emergió de la rampa del shuttle a un mundo alienígena que le inspiraba
tanto miedo como respeto. La enorme caverna era el refugio de docenas de
naves de guerra Jovian, suspendidas o colgadas en puertos de atraque que le
recordaban a larvas dentro de una colmena de insectos enormes. Todas las
estructuras tenían una apariencia orgánica diferente; no había ángulos rectos o
bordes definidos en ninguna de las superficies que fue capaz de ver. Si no
fuese por las balizas de navegación situadas con precisión y por el débil brillo
que emitían los motores iónicos ahora parados, la vista se le perdería en un
laberinto oscuro y verduzco de curvas y crestas en espiral. Toda la base
parecía respirar como si fuese un único organismo viviente.
Casi, pensó Baer, como una bestia de ensueño.
"Por aquí, por favor," dijo uno de los guardias Jovian que le esperaban más
abajo en la rampa.
Baer se dio prisa en bajar la rampa hasta alcanzarles. Los dos guardias le
estudiaron durante un momento antes de darse la vuelta hacia la estructura
principal.
"¿Qué estación es esta?" preguntó Baer, mientras estiraba el cuello para seguir
a una fragata que estaba atracando sobre él en esos momentos. "El shuttle no
saltó a través de ninguna puerta estelar..."
174
"Esto no es una estación," dijo Grious, emergiendo desde el lado opuesto de la
pasarela. "Es una mothership. Esta acaba de volver de Vak'Atioth para recoger
al resto de industriales que hay en el espacio Gallente. Después partirá hacia
territorio Amarr para ayudar con la entrega de armamento a los rebeldes
Minmatar."
Baer parpadeó. ¿Esto es el hangar de una nave?
"Tenemos que darnos prisa." dijo el Jovian, haciendo un gesto con el brazo.
"Los comandantes quieren irse tan pronto como las baterías de los motores de
salto estén completamente cargadas."
Baer siguió a Grious hasta el interior de una estructura mientras una puerta se
sellaba tras ellos. Estaba esforzándose mucho por no mirar directamente a los
ojos completamente negros del Jovian.
"¿Como esta Voila?"
"Viva," respondió el Jovian. "Y en proceso de ser transferida al personal
médico de la base de la FIO en Renyn, bajo supervisión directa del Senador
Desirou."
"¿Cual es su estado?"
Grious hizo una pausa durante un momento mientras la puerta volvía a abrirse
para mostrar una estancia oscura con varias vistas hacia el espacio. Baer ni
siquiera se había dado cuenta de que se había estado moviendo. "Físicamente,
hemos hecho lo que hemos podido. Pero sospecho que sus heridas
emocionales tardarán mucho más en cicatrizar."
El corazón de Baer se detuvo. "¿Cree que alguna vez se recuperará?"
175
"Por ahora, vamos a concentrarnos en aquello que sabemos con certeza,"
respondió Grious, mientras caminaba hasta el centro de la estancia. La imagen
holográfica de una formación de batalla en línea de la Armada Imperial lleno la
habitación por completo. Baer pudo ver cientos de naves doradas de guerra
Amarrian haciendo frente a un grupo mucho más pequeño de naves Jovian. Un
battleship clase Apocalypse Imperial Issue estaba abriendo fuego con sus rayos
tachyon contra ellos.
"Así es como empezó," dijo Grious. La imagen congelada hizo una panorámica
y así Baer pudo ver como los rayos impactaban sobre un crucero Jovian. "El
nombre de la nave que está disparando esos tachyons es Redención, al mando
del Comodoro Faus Akredon. Estos son los primeros disparos del combate, y la
señal para que nuestras comenzasen su ataque."
La imagen de la batalla se movió rápidamente, reproduciendo la batalla cinco
veces más rápido de lo normal. Baer se encogió cuando vio como un enorme
rayo verde brillante atravesaba toda la habitación, pasando directamente
enfrente de donde estaba él de pie y estrellándose contra una Apocalypse. Se
le encogió el estómago cuando el rayo - que estimaba tendría al menos 80
metros de diámetro - atravesó limpiamente la enorme battleship.
Grious paró la imagen e hizo zoom sobre la nave sentenciada. Un fuego verde
salía de las brechas por las que el rayo se había abierto paso a través del casco.
"Observe, Teniente Coronel, que el uso de este arma no era necesario para
conseguir la superioridad en el campo de batalla. Queremos que conserve
estas imágenes en caso de que el Emperador Heideran intente ocultar la verdad
sobre lo que sucedió en realidad en Vak'Atiok."
La imagen volvió a hacer una panorámica y siguió su curso. Baer tuvo que
taparse los ojos mientras el fantástico poder destructivo de la superarma Jovian
provocaba explosión tras explosión.
176
"Comprendo," dijo Baer. "¿Y que hay de Faus Akredon? ¿Está bien?"
"No lo sabemos con certeza, pero nos tememos lo peor," respondió Grious.
"Observe la siguiente secuencia de acontecimientos."
Baer pudo ver como la formación Amarrian se deshacía. Mientras los restos en
llamas de los battleships destruidos iban a la deriva alejándose de la línea
principal, muchas de las naves restantes estaban dando la vuelta e intentaban
escapar.
"Fíjese en la Redención," dijo Grious mientras la imagen se enfocaba en el
Apocalypse Imperial Issue. Las torretas del poderoso battleship estaban
abriendo fuego sobre las naves Jovian cuando de repente fue alcanzado por
varios rayos blancos.
"Oh, no..." resolló Baer. "¿Fueron los Amarrians los que hicieron esos
disparos?"
Grious siguió en silencio mientras la imagen hacia una panorámica. Baer vio
con horror como varias naves de guerra Amarrian se habían vuelto contra la
Redención, y le disparaban a corta distancia con fuego láser multiespectral.
"Sabemos que justo antes de que ocurriese ese ataque, hubo algún tipo de
desacuerdo entre el Emperador Heideran y el Gran Almirante Sarum," dio
Grious. "Parece ser que esa conversación hizo estallar un motín abordo del
Redención."
La imagen se congeló e hizo zoom hasta tener una vista muy cercana de la
superestructura central de la Redención. Las siluetas de las ventanas de varias
cubiertas eran claramente visibles. "Céntrese en los portones mientras
reproduzco la grabación a velocidad normal," indicó Grious.
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Estallidos de luz que se alternaban iluminaban las ventanas de varias cubiertas.
Baer estiró el cuello, e inmediatamente comprendió que lo que estaba viendo
era un combate con armas de fuego abordo de la Redención. De repente, una
explosión en el interior de la nave voló por los aires varios portones. Docenas
de cuerpos salían disparados a través de los huecos al espacio.
"Dios mío," murmuró Baer, mientras apartaba la mirada de la imagen. "Les dijo
que no..."
"Eso, o fue traicionado por la Orden," respondió Grious. "Quizás nunca lo
sabremos."
La imagen hizo una panorámica otra vez, y Baer vio como un contenedor era
expulsado por una de las bahías de carga del battleship.
"Justo después de la explosión, fue expulsado ese contenedor. Entonces
tuvimos que tomar una decisión difícil: Faus nos indicó que no destruyésemos
la Redención hasta este momento exacto, suponiendo que él estaría dentro del
contenedor. Pero después de ver el motín ya no podíamos estar seguros de su
seguridad. Entonces los Amarrians tomaron la decisión por nosotros."
Las torretas de la Redención se volvieron abruptamente hacia el diminuto
contenedor y abrieron fuego, fallando por poco. Tres Phantoms salieron de
camuflaje, y blindaron la frágil estructura del torrente de fuego de pulsos
multiespectrales dirigidos desde los cruceros Amarrian cercanos.
Un brillante rayo verde empaló a la Redención, y las Phantoms y el contenedor
desaparecieron.
"Faus Akredon no estaba dentro," dijo Grious. "Solo estaban abordo Voila, el
último superviviente de la incursión a Diemnon, y un médico Nefantar. Es muy
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probable que Faus ya estuviera muerto antes de que las armas de la Redención
intentaran destruirlos."
Baer se estremeció cuando la Redención explotó con un estallido de luz
cegador, mientras sus restos destrozados se dirigían hacia la turbia atmósfera
del planeta que había más abajo.
"¿Quien era el Nefantar que iba abordo?"
"Un médico practicante llamado Lucian, uno de los sirvientes de confianza de
Faus. Vamos a honrar su deseo de ser llevado hasta el Sistema Kazna. Nos
pidió que se te diese la información sobre su paradero con la condición de que
no se compartiría con nadie.
"¿Y el Valklear?"
"Ahora mismo están operándolo para que pueda volver a usar las piernas,"
respondió Grious. "Estamos impresionados por su estado físico. No hay nada
que explique como ha sobrevivido, tengo intención de seguir su recuperación
de cerca."
Baer vio las explosiones finales de la épica batalla, y no pudo reprimir un
sentimiento de lástima por las tripulaciones Amarrian mientras se acercaba el
final de la brutal carnicería. La flota Jovian volvió de vuelta hacia su letal
mothership, dejando tras ella un cementerio de chatarra chamuscada cuyo
telón de fondo era una lejana y amenazadora nebulosa teñida de un color
sangre. Mientras los restos ardientes del dominio Imperial caían hacia la
tormentosa atmósfera de Vak'Atiok I, Baer comprendió que el recuerdo de este
fatídico suceso - un milagro para algunos, una pesadilla para otros - se
convertiría en una leyenda que nunca se olvidaría.
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"Les mantendremos informados del progreso de la operación de armamento,"
dijo Grious mientras las imágenes holográficas desaparecían. "Las primeras
rebeliones tienen como intención atraer a la mayor parte de las fuerzas de
invasión Paladin lejos del Sistema Hror y diseminar sus divisiones por todo el
Imperio. Entonces, los Minmatar estarán listos para volver a reconquistar
Eanna de manos de los Amarr, y les prestaremos ayuda en el proceso de
reconstrucción si el resto de Ancianos así lo desea."
Baer observó al misterioso Jovian y estudió sus rasgos alienígenas, mientras se
preguntaba que secretos conocía aquel hombre. "¿Algún día los Jovians
mandarán representantes oficiales a algún gobierno?"
"No," dijo Grious, tendiéndole un pequeño disco. "La guerra contra la Orden
requiere todos nuestros esfuerzos. Y para restringir la manipulación del poder
que hacen sobre las demás razas, nos vamos a retirar de las regiones de
Geminate y de Vale of Silent. Después destruiremos todas las puertas estelares
que conectan el espacio de las facciones con el nuestro."
Baer se quedó conmocionado. "¿Van a retirarse y destruir las puertas?"
"La sed por el poder que tiene Amarr es muy fácil de aprovechar por la Orden.
Esta es la única manera de negarles esa opción, y asegurarnos de que ya no
podrán usarnos a nosotros en sus planes contra vosotros."
"¿Pero cuales son sus motivos?" preguntó Baer. "¿Qué quieren de nosotros?"
Grious se lo pensó durante un momento antes de responder. "Sus intereses se
centran en rehacer el rumbo de la humanidad de acuerdo a sus propios
propósitos."
"¿Sus propósitos?" dijo Baer, enfadado. "¿Por qué simplemente no nos
conquistan directamente por la fuerza?"
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"Porque desean que vosotros los aceptéis por voluntad propia," replicó Grious.
"¿Y esperan conseguirlo forzándonos a entrar en guerras entre nosotros?"
preguntó Baer en tono de burla.
"Si es necesario, sí," respondió Grious.
Baer estaba muy preocupado por las respuestas que le había dado Grious.
"Pero hacer la guerra contra algo tan poderoso..."
"Ellos no carecen de debilidades," dijo Grious. "Pero por ahora, todo lo que
podemos hacer es trabajar para frustrar sus operaciones en los imperios tanto
como podamos."
Baer volvió su cansada mirada hacia uno de los portales y se quedó mirando
hacia la infinita extensión del espacio que rodeaba a la colosal mothership
Jovian.
"Un demonio sin límites," murmuró él. "Consistente e inexistente, en todos
sitios y en ningún lugar. ¿Como podremos hacer frente a este enemigo sin
vuestra ayuda?"
"Encontrando primero la fuerza suficiente para hacer frente al demonio,"
respondió Grious.
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Esta novela es propiedad del autor y CCP, quienes se reservan todos los derechos sobre ella. Muchas gracias a CCP por dejarnos traducirla y a Eve-online.es por su interés en publicarla en su web. Traducida al español por Cirax.