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39 REVISTA DE ECONOMÍA Y COMERCIO INTERNACIONAL América Latina en la encrucijada del postneoliberalismo: neodesarrollismo, nacional-populismo y socialismo del siglo XXI Por Mariano Treacy 1 El presente trabajo busca repasar las dis- tintas definiciones e interpretaciones que se le han dado a los populismos en la historia latinoamericana para poder abordar el fenómeno desde la actuali- dad, donde se intentará evaluar la rela- ción existente entre el Populismo del Siglo XXI, los procesos neodesarrollistas, el pro- yecto del Socialismo del Siglo XXI y la mundialización del capital. 1 El autor es Licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), completó los estudios de posgrado en la Maestría en Economía Política con mención en Economía Argentina de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y se desempeña como Investigador en el Área de Economía del Instituto del Desarrollo Humano (IDH) de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), en Buenos Aires, Argentina

Treacy - Postneoliberalismo en América Latina

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Treacy - Postneoliberalismo en América Latina

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    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    Amrica Latina en la encrucijada del postneoliberalismo:

    neodesarrollismo, nacional-populismo y socialismo del siglo XXI

    Por Mariano Treacy1

    El presente trabajo busca repasar las dis-

    tintas definiciones e interpretaciones que

    se le han dado a los populismos en la

    historia latinoamericana para poder

    abordar el fenmeno desde la actuali-

    dad, donde se intentar evaluar la rela-

    cin existente entre el Populismo del Siglo

    XXI, los procesos neodesarrollistas, el pro-

    yecto del Socialismo del Siglo XXI y la

    mundializacin del capital.

    1 El autor es Licenciado en Economa de la Universidad de Buenos Aires (UBA), complet los estudios de

    posgrado en la Maestra en Economa Poltica con mencin en Economa Argentina de la Facultad

    Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y se desempea como Investigador en el rea de

    Economa del Instituto del Desarrollo Humano (IDH) de la Universidad Nacional de General Sarmiento

    (UNGS), en Buenos Aires, Argentina

  • RECI N3

    40 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    Introduccin

    El estudio de la historia de nuestra regin nos ensea a visualizar que los mis-

    mos fenmenos polticos, econmicos y sociales pudieron haber sido abordados

    desde distintas disciplinas y diversos enfoques tericos. Sin embargo, probable-

    mente no haya en la historia latinoamericana un fenmeno ms contradictorio,

    debatible e intrincado que los populismos. Abordado desde corrientes de todos

    los espectros ideolgicos (la derecha, el progresismo y la izquierda) y tambin

    desde las distintas corrientes filosfico-polticas (el liberalismo, el nacionalismo, el

    reformismo, y las teoras del cambio social), y tras largos aos de debate sobre el

    tema, no se ha llegado a ningn tipo de consenso en las ciencias sociales sobre

    qu es el populismo ni, por lo tanto, tampoco se ha arribado a una caracteriza-

    cin generalmente aceptada de los populismos realmente existentes.

    El objetivo que persigue este trabajo apunta entonces, por un lado, a repa-

    sar las distintas definiciones e interpretaciones que se le han dado a los populis-

    mos histricamente para poder abordar el fenmeno desde la actualidad, una

    vez concluido el largo ciclo neoliberal en muchos pases de la regin. De esta

    manera, se intentar realizar un recorrido desde los populismos clsicos y los

    debates en torno a ellos, por las contradicciones de la aplicacin del concepto

    durante el neoliberalismo en los denominados neopopulismos para arribar final-

    mente a los autoproclamados gobiernos nacionales y populares que en la ac-

    tualidad encarnan muchos de los estilos polticos y las polticas efectivas de los

    pases de la regin. Este camino nos llevar indefectiblemente a indagar la rela-

    cin existente entre el Populismo del Siglo XXI, los procesos neodesarrollistas, la

    mundializacin del capital y los intentos de lograr la unidad latinoamericana y la

    segunda independencia2 a travs del Socialismo del Siglo XXI.

    La historia latinoamericana a travs de las experiencias populistas

    No han sido pocos quienes, desde las distintas disciplinas cientficas, han de-

    cretado la inutilidad u obsolescencia del concepto populismo para caracterizar

    experiencias pasadas o presentes en la regin. Sin embargo, en este trabajo se

    sostendr la hiptesis de que el concepto, si se logra delimitar correctamente su

    contenido y su alcance, resulta de suma utilidad para caracterizar una tradicin

    poltica y econmica de gobiernos que, entre la dcada del 30 y del 70 del

    2 La primera independencia fue contra el yugo colonial y la segunda se propone contra la subordina-

    cin al imperialismo.

  • 41

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    Siglo XX, marcaron un antes y un despus en una gran cantidad de pases de la

    regin.

    Si bien los primeros populistas fueron los Narodniki de la Rusia presovitica

    que buscaban una transicin directa del feudalismo al socialismo (evitando el

    paso que crean innecesario por el capitalismo y las revoluciones democrtico-

    burguesas3), el concepto no fue delineado y utilizado de forma generalizada

    hasta que fuera aplicado a algunos de los regmenes polticos latinoamericanos

    de las dcadas del 30, 40, 50 y 60 del largo Siglo XX.

    Intelectuales de distinta ideologa poltica y pertenecientes a tradiciones fi-

    losficas y polticas antagnicas como Germani, Di Tella, Frondizi, Weffort, Ianni,

    Quijano, Cotler, Cueva, Torres Rivas, Gonzlez Casanova y Crdova, coincidie-

    ron en sealar algunos aspectos del populismo identificndolo como un conjun-

    to de regmenes y movimientos polticos que surgieron en las postrimeras de la

    crisis del modo de acumulacin a escala global de la dcada del 30 que tuvo

    su correlato local en la crisis del modelo agroexportador y del Estado Oligrqui-

    co que llev a la aparicin de las masas en la vida poltica de algunos pases de

    Amrica Latina. A diferencia de la experiencia Europea, en la que tras la crisis

    de la dcada del 30 el Estado Oligrquico haba sido reemplazado por el Esta-

    do Keynesiano, en Latinoamrica fue reemplazado por una variante muy

    peculiar del Estado Keynesiano que fue el populismo (Rajland, 2008).

    En el populismo, las clases populares se aliaron a sectores que antes eran su-

    bordinados en el bloque social dominante (como la burguesa industrial) y a

    sectores de la sociedad civil (como las fuerzas armadas o la burocracia) para

    quebrar la dominacin oligrquica e imponer una transformacin del patrn de

    acumulacin. Este nuevo patrn estuvo caracterizado por la generacin de una

    estructura institucional que, en la medida en que garantizaba la estabilidad de

    la hegemona burguesa, tambin logr ampliar la participacin social y mejorar

    notoriamente la calidad de vida de las mayoras4.

    3 Una sntesis de la denominada Cuestin Rusa en torno se puede encontrar en Tarcus, Horacio. (2008)Es El Marxismo Una Filosofa De La Historia? Marx, La Teora Del Progreso Y La "Cuestin Rusa".

    Andamios. Revista de Investigacin Social, Junio, 7-32. 4 Los principales casos-testigo que permitieron elaborar y fundamentar el concepto de populismo

    clsico fueron, segn Atilio Born (2012), el peronismo en la Argentina, el varguismo en Brasil, el rojas-pinillismo en Colombia, el ibaismo en Chile y el aprismo en el Per.

  • RECI N3

    42 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    El populismo clsico se correspondi entonces con una fase especfica del

    modo de acumulacin a escala global que tuvo su reflejo en un patrn de

    acumulacin concreto que se tradujo en la periferia en un desarrollo capitalista

    tardo y dependiente. Si bien es cierto que se ampliaron las libertades democr-

    ticas y se mejor considerablemente el nivel de vida de las clases populares, no

    puede soslayarse que durante la vigencia de los populismos ninguna de las ex-

    periencias trascendi los lmites del modo de produccin capitalista, de los

    regmenes de propiedad privada existentes ni de la hegemona de alguna frac-

    cin de la burguesa en el bloque social dominante.

    Una vez finalizada esta fase de desarrollo del capitalismo latinoamericano,

    hacia fines de los aos 60, las transformaciones de la economa global y de las

    condiciones de acumulacin internas de los pases de la regin llevaran a la

    ruptura del bloque dominante que ahora consolidara como actor hegemnico

    a las grandes empresas transnacionales y los organismos multilaterales, que im-

    pulsaran un nuevo patrn de acumulacin basado en la valorizacin financiera

    y cuyo eje de acumulacin seran los mercados externos. Con el fin del patrn

    de acumulacin de la industrializacin por sustitucin de importaciones con

    desarrollo del mercado interno se agotaran las condiciones de posibilidad del

    populismo, tornndose imposible la reconstitucin de la coalicin de clases en

    la que se basaba.

    Distintas caracterizaciones del populismo

    Habiendo sealado algunos rasgos caractersticos generales del populismo y

    algunos gobiernos tpicamente populistas debemos, sin embargo, profundizar

    la bsqueda de una definicin ms estilizada del concepto. Para ello, resulta de

    utilidad realizar un repaso de las distintas interpretaciones que se dieron al

    fenmeno desde las distintas corrientes a lo largo de la historia.

    El populismo puede designar, segn el autor que se est estudiando y la co-

    rriente a la que pertenezca, tanto a movimientos o estilos polticos como a tipos

    de Estado, ideologas o modelos de acumulacin. A pesar de este arco diverso,

    Anbal Viguera (1993) nos propone dividir el estudio del populismo entre dos

    grandes grupos: quienes lo definen segn un tipo de participacin o domina-

    cin poltica y quienes lo caracterizan segn las polticas sociales y econmicas

    que implementan. En otras palabras, la distincin se podra hacer entre quienes

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    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    definen populismo segn la poltica5 y quienes lo hacen segn las polticas6 im-

    plementadas7.

    Populismo como tipo de participacin o dominacin poltica

    i. La visin del liberalismo y del estructural-funcionalismo

    Gino Germani (1955, 1962) fue quien, aplicando la matriz terica del estructu-

    ral-funcionalismo y la teora de la modernizacin, realiz una de las primeras

    aproximaciones sociolgicas al estudio del fenmeno del populismo en Latino-

    amrica a travs de su investigacin sobre la estructura social argentina.

    Evaluando el agotamiento del modelo agroexportador y el funcionamiento

    del proceso de industrializacin por sustitucin de importaciones de las dcadas

    del 30 y 40, Germani identific las consecuencias de las migraciones internas

    provocadas por el xodo rural y la creciente concentracin urbana en torno al

    modelo de industrializacin por sustitucin de importaciones. Este movimiento

    poblacional gener una masa de personas sin formacin poltica previa que

    desde su punto de vista se mostr en disponibilidad y tuvo un comportamiento

    con un fuerte componente de irracionalidad que facilit su manipulacin por

    un lder carismtico. Su incorporacin a la vida poltica no se dara, para Ger-

    mani, por las vas institucionales tradicionales ni tampoco respondera a sus in-

    tereses objetivos ni lograra modificar estructuralmente sus condiciones de vida8.

    En el marco terico de la modernizacin, el populismo surgira entonces como

    una asincrona en el proceso de transicin de una sociedad tradicional a una

    sociedad moderna, representando la transicin de una sociedad atrasada,

    rural y precapitalista hacia la sociedad moderna, industrial, capitalista y urbana

    (Aboy Carles, 2003).

    Torcuato Di Tella (1965), en una lnea similar, definira al populismo como un

    fenmeno caracterstico de economas subdesarrolladas donde el lder movili-

    zaba a las masas disponibles para integrarlas en una coalicin policlasista

    5 Como Germani (1962), Di Tella (1965), Weffort (1967), Laclau (1977), De Ipola y Portantiero (1989),

    Knight (1994) y Aboy Carles (2003) 6 Como Octavio Ianni (1984), Fernando Henrique Cardoso y Enzo Faletto (1969), Guillermo ODonnell

    (1972), Adolfo Canitrot (1975) y Carlos Vilas (1988). 7 Para una investigacin ms acabada de estas distinciones puede consultarse el texto de Aboy Carles

    (2001) y el de Mackinnon y Petrone (1999) 8 Frente a las interpretaciones funcionalistas, las evidencias presentadas por Murmis y Portantiero (1983),

    Torre (1989) y James (1990) permitieron reinterpretar el peronismo en una clave distinta con un sesgo

    claramente ms positivo. Entre otras cosas, Murmis y Portantiero sealaron que en el apoyo del pero-

    nismo confluyeron sectores sin formacin poltica previa con viejas guardias sindicales y viejos obreros.

  • RECI N3

    44 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    encabezada por l9.La caracterizacin de Weffort (1967) tambin podra en-

    cuadrarse en este grupo ya que define al populismo como un movimiento pol-

    tico multiclase caracterizado por un liderazgo personalista y carismtico, polti-

    cas reformistas ad hoc y un repudio de la revolucin (Knight, 1994: 255). El po-

    pulismo sera entonces una forma de hacer poltica como respuesta a la irrup-

    cin de las clases populares en el proceso del desarrollo urbano e industrial y a

    la necesidad por parte de algunos grupos dominantes de incorporarlas al juego

    poltico mediante el desarrollo de un estado de compromiso o de masas

    (Stanley, 2000). De la Torre define al populismo como un estilo de movilizacin

    poltica basado en una poderosa retrica de apelacin al pueblo y a la accin

    de las masas al servicio de un lder (De La Torre, 2000: 4). En este sentido, para

    estos intelectuales en el populismo termina por predominar la primaca de lo

    pragmtico y esto imprime un elevado nivel de volatilidad ideolgica. Como

    podemos observar, la tradicin liberal sostiene hasta la actualidad su definicin

    de populismo y su caracterizacin de los populismos existentes.

    En resumen, para la tradicin liberal, vinculada con la sociologa del estructu-

    ral-funcionalismo, el populismo se caracteriza por la centralidad de un liderazgo

    carismtico que, apelando a las masas, exacerba el antagonismo social exis-

    tente generalmente entre el pueblo y la oligarqua mostrando una tendencia a

    utilizar el recurso de la violencia. Este antagonismo sin embargo no procedera

    de un programa consistente tericamente sino que estara vinculada con un

    pragmatismo que provocara cierta ambigedad ideolgica.

    ii. La visin del populismo desde el reduccionismo discursivo de Laclau

    En este subconjunto tambin tenemos la perspectiva de Ernesto Laclau

    (1977), quien define al populismo segn su dimensin ideolgica en la que se

    presentan las interpelaciones popular-democrticas como conjunto antagni-

    co respecto de la ideologa dominante. La definicin de Laclau vincula al po-

    pulismo con el sistema poltico como un sistema nacional-popular caracterizado

    por la imbricacin del sistema de representacin de intereses y el sistema de

    toma de las decisiones (Aboy Carles, 2001: 6). Para Laclau el populismo no se

    definira por un contenido poltico o econmico concreto sino por una forma,

    9 En las ltimas dcadas, esta concepcin del populismo como manipulacin irracional de las masas

    fue reemplazada, desde las visiones cercanas a la tradicin liberal-republicana, por una caracteriza-

    cin del populismo como la movilizacin instrumental y racional de las masas que se integran a estruc-

    turas partidistas (De La Torre, 2007).

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    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    lo que le permite hablar de populismos de izquierda y de derecha. El popu-

    lismo estara caracterizado entonces por un liderazgo que canaliza las deman-

    das de las mayoras por vas informales, que las articularan y satisfaran en con-

    textos institucionales especficos, generalmente viabilizadas por un lder.

    Desde esta perspectiva el populismo se erige como una ruptura del orden

    vigente a travs de la presencia de un Estado fuerte que articula e interpela las

    demandas populares, constituyendo un tipo particular de construccin de lo

    poltico. En particular, en el contexto de surgimiento de los populismos clsi-

    cos, fue necesario realizar una ruptura radical del estado liberal-oligrquico,

    incapaz de absorber las demandas democrticas de las masas, generando de

    esta forma el histrico enfrentamiento entre la tradicin nacional-popular y la

    doctrina liberal (Laclau, 2006).

    Para Laclau, sin embargo, este sistema nacional-popular de representacin

    de intereses solo pareciera estar dotado de un componente de ruptura y con-

    frontacin respecto a la ideologa dominante, no incorporando los elementos

    de continuidad respecto al rgimen de dominacin previo ni elementos crticos

    sobre el sistema de dominacin general. El motivo por el cual no visualiza como

    negativos ciertos rasgos de continuidad es que para Laclau el sistema poltico

    debe mantenerse en cierto rango de estabilidad, imposible de lograr si la movili-

    zacin de las masas y la canalizacin de sus demandas insatisfechas no se equi-

    libraran con la absorcin institucional de esas demandas (y, por ende, con la

    limitacin de las aspiraciones).

    iii. Caracterizacin del populismo desde el marxismo

    Desde distintos autores latinoamericanos provenientes del marxismo tambin

    se ha caracterizado no pocas veces al populismo como una forma de obstruc-

    cin al normal desarrollo de la conciencia de clase10 y como un desvo del ca-

    mino de la revolucin11(Aric, 1963). En este sentido, se caracteriz muchas ve-

    ces al populismo como una estrategia de dominacin poltica instrumentada

    por los sectores dominantes para neutralizar la posible movilizacin autnoma

    de los sectores populares ante el fracaso o descomposicin del sistema poltico

    10 Sin ir ms lejos, este caro diagnstico evolucionista llev en la Argentina a partidos de tradicin de

    izquierda como el PC y el PS a construir alianzas antifascistas con los sectores ms reaccionarios del espectro poltico como cuando con la Unin Democrtica (UD) se unieron para derrotar a Pern en las

    elecciones de 1946 o cuando luego apoyaron el golpe de la libertadora en 1955. 11 Sin embargo, en trabajos posteriores, Aric (2005) seal que el peronismo era un sujeto colectivo portador de la revolucin y no una ideologa que le impedira al proletariado alcanzar el socialismo.

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    46 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    oligrquico (Viguera, 1993: 52). Para Milcades Pea, el bonapartismo (un go-

    bierno que sin representar a ninguna clase en particular extraa sus fuerzas de los

    conflictos entre ellas y los imperialismos) se caracterizaba por absorber los re-

    clamos de la clase obrera preservando y reproduciendo las relaciones que rigen

    la sociedad y la propiedad alejndola del desarrollo de una conciencia de

    clase autnoma y sometindola a la tutela del Estado otorgndole algunas

    reivindicaciones pero ponindole lmites concretos a sus demandas (Barrera,

    2011)

    Desde esta perspectiva, se identific al populismo como una forma de movi-

    lizar desde arriba a las masas a travs de la manipulacin y la demagogia y

    como la incorporacin de las masas a la vida poltica a travs del vnculo direc-

    to con el lder, obstaculizando el desarrollo de organizaciones autnomas con

    una perspectiva de clase. De esta forma, el elemento organicista y desactiva-

    dor de las demandas populares ms all de cierto lmite prevaleci en estas

    caracterizaciones por sobre el costado movilizador e inclusivo del populismo.

    Revisando las definiciones de Laclau y de algunos sectores del marxismo re-

    sulta interesante contraponerlas con la que presentan De Ipola y Portantiero

    (1989) quienes definen al populismo como un fenmeno ideolgico en el cual

    las ya mencionadas interpelaciones popular-democrticas se articulan y presen-

    tan bajo forma del planteamiento de un antagonismo irreductible respecto a la

    ideologa dominante, y, consiguientemente, al bloque de poder que la susten-

    ta (De Ipola y Portantiero, 1989: 28). De esta forma, en el propio movimiento

    populista se encuentran las tensiones entre el antagonismo con el bloque domi-

    nante tradicional a travs de la institucionalizacin de las demandas nacional-

    populares y la regimentacin e institucionalizacin vertical de esas demandas

    bajo el principio nacional-estatal: El populismo constituye al pueblo como suje-

    to sobre la base de premisas organicistas que lo reifican en el Estado y que nie-

    gan su despliegue pluralista, transformando en oposicin frontal las diferencias

    que existen en su seno (De Ipola y Portantiero, 1989: 23).

    De Ipola y Portantiero sostienen que el componente organicista del Estado

    Nacin es la forma general de dominacin que garantiza la reproduccin de las

    relaciones de produccin y que este componente no se cuestiona en los popu-

    lismos sino que, por lo contrario, se lo fetichiza, poniendo el eje del antagonismo

    en los bloques de poder hegemnicos anteriores (en general, asociados al libe-

  • 47

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    ralismo y a la oligarqua)12. En la ideo-lgica populista y en los populismos re-

    almente existentes, lo que encontramos es una fetichizacin del Estado y una

    subordinacin al principio general de dominacin. Se construye una imagen

    fetichizada del Estado en la que se lo hace ver como rbitro homogeneizador

    social y garante, a travs del lder carismtico, de las transformaciones progresi-

    vas a travs de la gestin de las polticas pblicas13.

    La tensin entre la ruptura y confrontacin y la tendencia a desactivacin de

    los antagonismos y a la homogeneizacin define la existencia misma del popu-

    lismo. Como muestra de ello, desaparece por un lado el conflicto de clase y

    aparece por el otro su supuesta superacin por un conflicto entre el pueblo y

    la oligarqua o entre lo nacional y lo extranjero, buscando un mbito de reconci-

    liacin de intereses objetivamente incompatibles.

    En resumen, quienes se inscriben en la definicin del populismo como un esti-

    lo de poltica coinciden en sealar como caractersticas principales la moviliza-

    cin de los sectores populares de manera vertical (nunca autnoma) a travs

    de un liderazgo personalista y un discurso nacionalista que polariza a la socie-

    dad sin desarrollar las tensiones y contradicciones hasta las ltimas consecuen-

    cias, siendo a la vez antiliberales y anticomunistas.

    Populismo como polticas sociales y econmicas

    La segunda forma pura para caracterizar a los populismos apuntara al tipo

    de proyecto socioeconmico impulsado. En esta caracterizacin, donde se

    podra incluir a intelectuales como Octavio Ianni (1984), Fernando Henrique

    Cardoso y Enzo Faletto (1969) y Guillermo ODonnell (1972), el populismo sera un

    tipo de modelo de crecimiento econmico o de modelo de acumulacin

    surgido en una etapa especfica del desarrollo del capitalismo latinoamericano

    (Viguera, 1993).

    Con la crisis econmica mundial y del Estado Oligrquico en el plano local

    en la dcada del `30, las necesidades de acumulacin del capital impulsaron

    reformas del Estado para que encabezara y ordenara procesos de industrializa-

    12 El populismo, como argumentan Mackinnon y Petrone, consistir en reunir al conjunto de interpela-ciones que expresaban la oposicin al bloque de poder oligrquico -democracia, industrialismo, na-

    cionalismo, antiimperialismo-, condensarlas en un nuevo sujeto y desarrollar su potencial antagonismo (Mackinnon y Petrone, 1999: 16). 13 A diferencia de la ideo-lgica populista, para De Ipola y Portantiero la ideo-lgica socialista (a diferencia de los socialismos realmente existentes) sera la construccin de un antagonismo entre las

    demandas populares y el principio mismo de dominacin, que identifican en el Estado burgus.

  • RECI N3

    48 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    cin sustitutiva orientada al mercado interno. La conformacin de un nuevo

    patrn de acumulacin requiri nuevas alianzas sociales que impulsaron un

    esquema redistributivo a travs del cual se incluy a las clases subalternas como

    actores polticos y se ampli su participacin como sujetos econmicos, pasan-

    do de ser meros productores a ser tambin consumidores (ODonnell, 1972). El

    populismo entendido de esta manera consistira en la aplicacin de un set de

    polticas destinadas a promover una industrializacin basada fuertemente en la

    proteccin del mercado interno a travs de una mayor intervencin del estado

    en el control de los resortes de la economa. Entre las atribuciones del Estado

    interventor, las ms destacadas fueron la creacin de empresas pblicas, la

    proteccin comercial y promocin industrial va crditos, subsidios, restricciones

    al ingreso de capitales y establecimiento de preferencias al capital nacional.

    Populista es una etiqueta passepartout que se aplica a todo personaje,

    gobierno o fuerza poltica partidario de una poltica de obras pblicas y de dis-

    tribucin de los ingresos que mantenga el mercado interno y favorezca a los

    industriales nacionales, creando infraestructuras para su desarrollo y contenien-

    do las luchas obreras y los salarios reales. Como esa poltica tiene un costo, la

    poltica impositiva est dirigida contra alguno de los sectores sociales ms im-

    portantes y favorece en cambio a otros14.

    Adolfo Canitrot, quien comparte las directrices generales de estas caracteri-

    zaciones, define populismo como aquellos gobiernos con ideologa nacionalista

    que procuran seguir una poltica econmica que satisfaga las aspiraciones de

    las mayoras populares a travs de la redistribucin de ingresos. Las polticas

    populistas, segn su punto de vista, se proponen "mejorar las condiciones de

    vida de los sectores de medianos y bajos ingresos, aunque sin alterar fundamen-

    talmente la estructura de propiedad y las relaciones econmicas vigentes (Ca-

    nitrot, 1975:2). Tambin en lnea con estas caracterizaciones, Carlos Vilas (1988)

    define al populismo como una estrategia de acumulacin de capital espec-

    fica que pone el nfasis en el incremento del consumo personal y una relativa

    distribucin del ingreso. Esta estrategia de acumulacin estara encabezada por

    el Estado y sera viable gracias a una comunidad de coincidencias y acuerdos

    provisorios entre distintas clases y fracciones de clase, reflejndose en caracters-

    ticas poltico-ideolgicas determinadas (Viguera, 1993).

    14 Almeyra (2009). Un concepto cajn de sastre. A propsito de La razn populista de Ernesto Laclau. P 94

  • 49

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    Para configurar un nuevo tipo de Estado y sepultar definitivamente al Estado

    Oligrquico este patrn de acumulacin requera la constitucin de una alianza

    policlasista que hiciera frente a las tradicionales oligarquas locales. De este mo-

    do, esta reconfiguracin especfica del Estado conllev un tipo especfico de

    relacin con actores sociales y una configuracin especfica del bloque domi-

    nante. En esta nueva configuracin del bloque dominante la burguesa industrial

    asumi el comando y propuso una armona de clases impulsando algunas

    reformas de corte popular. Sin embargo, la alianza de clases que sostena este

    esquema populista era necesariamente conflictiva y transitoria ya que los secto-

    res subalternos se subordinaban a la hegemona de la fraccin burguesa en el

    bloque social dominante (Cardoso y Faletto, 1969). El lmite econmico a la arti-

    culacin hegemnica del sistema poltico populista tena como consecuencia

    una ruptura del bloque y una salida del populismo que dio nacimiento en mu-

    chos casos (Argentina, Brasil, Chile, Mxico y Uruguay) a los gobiernos burocr-

    ticos autoritarios15 (ODonnell, 1972).

    En resumen, entonces, quienes se ubican en este apartado16 comparten la

    idea del populismo como un patrn de acumulacin especfico impulsado por

    la fraccin local de la burguesa industrial orientado a desarrollar la industria que

    requiere de una alianza de clases con los sectores subalternos para que con su

    consumo se fortalezca el mercado interno. Este patrn de acumulacin sera

    entonces el que habilitara ciertas conquistas histricas de las clases subalternas

    y mejorara objetivamente sus condiciones concretas de reproduccin.

    Delineando una caracterizacin del populismo y de sus lmites

    Tras haber repasado las distintas definiciones resulta inadecuado posicionar-

    se en cualquiera de los dos polos, ya sea el poltico o el de las polticas,

    para lograr una caracterizacin del fenmeno que se corresponda con lo que

    se considera son sus rasgos centrales y las experiencias histricas que se adap-

    tan a ellos.

    15 ODonnell define a los sistemas burocrtico-autoritarios como excluyentes y no democrticos. En estos sistemas los principales actores son los tecncratas militares y civiles que colaboran con el capital

    extranjero impulsando la modernizacin industrial. Estos actores eliminan la competencia electoral y

    controlan la participacin de los sectores populares en la poltica. 16 Adems de los casos mencionamos, se podra agregar como un caso extremo de esta interpretacin

    al reduccionismo fiscalista (al decir de Carlos Vilas (2003)) de Dornbusch y Edwards (1990) quienes caracterizan al populismo como un esquema de manejo irresponsable de la economa que hace

    nfasis en el crecimiento y la redistribucin del ingreso relativizando las consecuencias de largo plazo

    en trminos de inflacin y dficit fiscal y externo (Viguera, 1993).

  • RECI N3

    50 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    Por estos motivos, en el presente trabajo se entender populismo como un ti-

    po de articulacin entre las demandas populares no realizadas y las polticas

    que las concretan e institucionalizan. La caracterstica especfica de este tipo

    de interpelacin populista es el establecimiento de una cota mxima a las aspi-

    raciones de las mayoras populares en sus demandas de participacin econ-

    mica y poltica en el sistema poltico y el modelo de acumulacin del capital. Si

    bien se plantearn rupturas con el bloque dominante precedente y los sectores

    tradicionales, en las configuraciones populistas se apelar a un pacto social y a

    coaliciones policlasistas que siempre sern lideradas por alguna fraccin de la

    burguesa subordinando a sus intereses a las mayoras populares. La canaliza-

    cin de las demandas y el tipo de interpelacin entre las demandas y su recep-

    cin por parte del Estado debern apoyarse en condiciones materiales objeti-

    vas provistas por un determinado patrn de acumulacin del capital.

    As, entenderemos al populismo como la canalizacin de las demandas po-

    pulares por las vas institucionales mediante la aplicacin de un patrn de acu-

    mulacin determinado que otorgue las condiciones objetivas para poder llevar-

    las adelante. A su vez, este patrn de acumulacin requerir de un tipo de

    alianza estratgica determinada, que no ser la misma que la que sustenta el

    estado oligrquico (y su respectivo patrn de acumulacin agroexportador) ni

    neoliberal (ni su respectivo patrn de acumulacin de valorizacin financiera).

    Neoliberalismo y Neopopulismo

    Con el proceso de mundializacin del capital se agudizaron las tendencias

    del capitalismo a generar regiones y zonas con la capacidad de apropiar valor

    a la par de la generacin de otras regiones geogrficas desde donde se extrae

    ese valor. En los primeros estadios de la expansin imperialista, esto se haba

    dado mediante la estrategia de saqueo y pillaje pero luego de los procesos de

    independencia y descolonizacin la estrategia de extraccin de valor se dio

    acorde a las leyes econmicas que rigen las relaciones en el mercado mundial

    (Osorio, 2004).

    Con la mundializacin del capital, el gran capital transnacionalizado reloca-

    liz sus actividades para instalar fbricas all donde pudiera aprovecharse de

    ventajas comparativas y naturales como la ubicacin geogrfica, los bajos

    salarios, la flexibilidad laboral y el escaso desarrollo de las organizaciones sindi-

    cales, de manera tal de maximizar su ganancia a escala global reduciendo los

  • 51

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    costos de produccin en cada espacio nacional. La revolucin tecnolgica

    facilit la segmentaron los procesos productivos generando cadenas globales

    de valor (CGV) y cadenas de subcontratacin. La nueva modalidad flexible

    de organizacin de la produccin a escala global permiti a las grandes em-

    presas transnacionales con las mejores condiciones de trabajo maximizar sus

    ganancias a travs de la subcontratacin de servicios a empresas con formas

    de trabajo precario, donde las remuneraciones se encuentran incluso por deba-

    jo del valor de la fuerza de trabajo (superexplotacin) y no se perciben pagos

    por seguridad social y otras prestaciones (Osorio, 2012).

    El ingreso de Latinoamrica a los circuitos globales de produccin y circula-

    cin y la firma de innumerables tratados internacionales se produjo gracias a la

    prdida de soberana que implic la crisis de la deuda, no sin la connivencia de

    las elites gobernantes y los poderes econmicos vernculos. La eliminacin de

    las regulaciones a los movimientos del capital y el establecimiento de sistemas

    de incentivo para la radicacin de inversiones extranjeras, sumado a la revolu-

    cin tecnolgica en el transporte y las comunicaciones, provocaron el ingreso

    masivo de las empresas trasnacionales que pasaron a controlar los resortes de

    las economas y a formar parte del bloque de clases dominante. En este proce-

    so, la produccin dej de orientarse a los mercados internos y pas a realizarse

    en el mercado regional y mundial, por lo que las economas de escala comen-

    zaron a jugar un papel central, profundizndose el proceso de concentracin y

    centralizacin del capital mediante las fusiones y adquisiciones de empresas

    locales, luego profundizado mediante la privatizacin de las empresas estatales.

    Las jerarquas nacionales existentes en el sistema mundial se expresaron en la

    especializacin productiva, donde los pases centrales reservaron para s las

    actividades vinculadas con el conocimiento y el uso de tecnologas de punta y

    destinaron a la periferia los procesos de ensamble y maquila, que exigen un

    grado de conocimiento menor y mayor trabajo manual, pero que agrega me-

    nos valor a la produccin. As, se regres a la vieja especializacin primaria y

    extractiva de las economas latinoamericanas en la divisin internacional del

    trabajo, ya que se fomentaron actividades vinculadas con ventajas competiti-

    vas (por cuestiones geogrficas, geopolticas, de infraestructura o de recursos

    humanos) y naturales como la agroindustria, la minera, o la actividad hidro-

    carburfera.

  • RECI N3

    52 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    El proceso que llev a los pases de Latinoamrica a modificar sus patrones

    de acumulacin y modificar su rol en la divisin internacional del trabajo se dio

    de la mano de una fuerte restructuracin del Estado que favoreci la hegemon-

    a de la fraccin financiera del capital transnacional y de los organismos multila-

    terales. Si bien este fue un proceso que comenz hacia fines de la dcada del

    70, fue en los 90 cuando se produjeron las transformaciones ms profundas en

    la regin.

    La reproduccin del patrn de acumulacin basado en la valorizacin fi-

    nanciera (Basualdo, 2010), cuyo motor principal era el endeudamiento externo,

    requiri la subordinacin de las polticas econmicas nacionales a los designios

    de los organismos multilaterales de crdito. Con la excusa de la restructuracin

    de la deuda, estos organismos impusieron ruines condiciones que llevaron a la

    realizacin de profundas reformas estructurales con el objetivo de buscar un

    equilibrio presupuestario y condiciones macroeconmicas estables para gene-

    rar la capacidad de repago de los intereses de la deuda. Con el establecimien-

    to del Consenso de Washington, entonces, los objetivos de poltica del Estado

    pasaron a ser mantener niveles bajos de inflacin y equilibrar las cuentas pbli-

    cas, a costa de la generacin de empleo y la prdida de capacidad industrial

    (por la apertura de la economa), el incremento de la vulnerabilidad econmi-

    ca (por la desregulacin de los movimientos financieros y el endeudamiento

    externo) y la retirada del Estado (por la privatizacin de las empresas y servicios

    pblicos).

    Los gobiernos de Menem en la Argentina, Salinas de Gortari en Mxico, Fuji-

    mori en Per, Battle en Uruguay y Collor de Mello y Cardoso en Brasil (por men-

    cionar slo algunos) fueron los alumnos dilectos de los organismos multilatera-

    les y realizaron las experiencias ms radicales de transformacin poltica,

    econmica y social en la regin subordinndose completamente a los intereses

    de Washington. Como corolario de la mundializacin del capital y los aos de

    neoliberalismo, a pesar de la supuesta modernizacin de las economas se

    sigui reproduciendo la brecha entre centro y la periferia y la desigualdad de

    ingresos en su interior, generndose niveles de desempleo, precarizacin, po-

    breza, indigencia y exclusin social inditos.

    Esta transformacin radical de la funcin del Estado, cuya consecuencia fue

    sin lugar a dudas el empeoramiento de las condiciones de vida de las mayoras,

  • 53

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    fue sin embargo realizada por gobiernos electos democrticamente que, en

    algunos casos, incluso fueron relegitimados mediante segundos mandatos. Mu-

    chos analistas sociales explicaron este fenmeno mediante el uso del concepto

    de neopopulismo17 haciendo alusin al reverdecimiento de las experiencias de

    los aos 50 en tanto estilos polticos en trminos de movilizacin irracional de

    sectores sociales populares por un lder demaggico que no responde a sus

    intereses objetivos. Los neopopulismos seran, desde la perspectiva de estos ana-

    listas, estilos de gobierno personalistas y arbitrarios con un escaso respeto a las

    instituciones y con prcticas clientelares que les permiten obtener el apoyo po-

    pular18.

    Al caracterizar al populismo como un estilo poltico, una retrica, una rela-

    cin entre el lder y adherentes, una respuesta a las crisis, un medio de moviliza-

    cin, una forma de mediacin poltica, como lo hace Knight (1992), se reduce

    la experiencia histrica del populismo a una forma que omite las implicancias en

    trminos de proyecto econmico de aquellas experiencias. Entendido como

    una combinacin de ideas, de estilos, de relaciones polticas que muestran

    cierta coherencia funcional (Knight, 1994: 64) el neopopulismo sera compatible

    con el neoliberalismo ya que el hilo conductor estara marcado por un tipo par-

    ticular de estilo poltico que podra aplicarse tanto para mejorar las condiciones

    de las clases populares como en su perjuicio, a travs de una manipulacin

    ideolgica. El neopopulismo tomara del populismo el estilo poltico y las estrate-

    gias polticas basadas en iniciativas locales y polticas focalizadas y del neolibe-

    ralismo el proyecto econmico basado en el mercado y la mercantilizacin de

    todos los espacios econmicos, polticos, sociales, culturales y ambientales.

    El nacimiento del neopopulismo se explica justamente por la adaptacin

    del concepto del populismo al perodo de auge del neoliberalismo, despojn-

    dolo de las acepciones que lo vinculaban a un proyecto con determinado ses-

    go econmico y social y circunscribiendo su definicin a un tipo flexible de ejer-

    cicio del estilo poltico por parte de los lderes. A diferencia de la experiencia de

    17 Como seala Vilas (2003), el problema de estos analistas es que incurren en una jibarizacin del populismo, es decir, su reduccionismo a caractersticas como la manipulacin, el discurso y el control

    de las masas a travs de los medios. Entre ellos se puede mencionar a Knight (1992,1994), Weyland

    (1996) y Roberts (1995), entre otros. 18 Como muestra de ello, Vilas (2003) menciona el caso del anlisis de Dresser (1991), Knight (1998) y

    Gibson (1997), quienes califican al gobierno de Salinas de Gortari como neopopulista por la implemen-

    tacin del Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL) como un programa de caractersticas

    clientelares.

  • RECI N3

    54 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    los populismos clsicos, a partir de las cuales se increment el nivel de demo-

    cratizacin de la sociedad, se ampliaron los derechos polticos y se realizaron

    conquistas que marcaron un precedente histrico que condicion durante aos

    el nivel de vida de las clases populares, con el neoliberalismo se profundiz el

    proceso de concentracin del capital, desindustrializacin, especulacin finan-

    ciera, desmantelamiento de los servicios pblicos, desmovilizacin popular y

    debilitamiento de la ciudadana, generando grandes masas de excluidos.

    Tras el cambio de poca y la salida del neoliberalismo en la mayora de los

    pases de Latinoamrica, se suelen identificar bsicamente tres grupos carac-

    tersticos de esta nueva fase. Desde nuestra perspectiva, tiene sentido caracteri-

    zarlos en funcin de las tradicionales caractersticas de derecha19, cen-

    tro/centroizquierda20 e izquierda21 22: por un lado, los gobiernos liberales, pro-

    norteamericanos como los de Uribe/Santos (Colombia), Caldern/Pea Nieto

    (Mxico), Piera (Chile) o gran parte de los gobiernos de Centroamrica; por el

    otro, gobiernos de centro-izquierda con modelos reformistas o neodesarrollis-

    tas como los de Lula/Dilma Rousseff (Brasil), Kirchner/Fernndez de Kirchner

    (Argentina)23, Vsquez/Mujica (Uruguay) o Lugo/ Franco/ Cartes (Paraguay);

    por ltimo, gobiernos de izquierda anti imperialistas que emprendieron o hereda-

    19 De derecha sern lisa y llanamente aquellos gobiernos que subordinen cualquier tipo de estrategia de desarrollo nacional y de bsqueda de la igualdad a las necesidades de valorizacin del capital a

    escala mundial y a los mandatos de las principales potencias imperiales, escudndose en el ideal de la

    libertad y la democracia liberal. En trminos de modelo econmico, estos gobiernos profundizarn los

    proyectos neoliberales proponiendo mayor endeudamiento externo, apertura comercial y recorte del

    gasto social, entre otras medidas tendientes a ampliar la esfera de lo mercantil y a reducir la esfera de

    lo pblico, aumentando las desigualdades sociales. 20 De centroizquierda, desde nuestra perspectiva sern aquellos que buscarn la igualdad por medio de reformas en el marco de las instituciones, rgimen de propiedad y relaciones econmicas y polticas

    vigentes. Apelaciones a la bsqueda de un capitalismo serio o regulado correspondern entonces a esta visin. En trminos de modelo econmico, estos gobiernos en general optarn por variantes del

    desarrollismo que en la actualidad muchos autores han llamado neodesarrollismo. 21 Definiremos izquierda como aquella tradicin de partidos o movimientos sociales que pone en el centro de la escena a la igualdad econmica, social y poltica y que est dispuesta a alterar el orden

    poltico, econmico y social vigente para alcanzar dicho objetivo. En trminos de modelos econmicos

    en el marco de las reglas que impone el sistema actual, estos gobiernos impulsarn una mayor partici-

    pacin del Estado en los sectores estratgicos de la economa, captando porciones de renta que en la

    actualidad quedan en manos de privados y se remiten al exterior y canalizndola hacia proyectos

    sociales que impulsen a la vez niveles crecientes de participacin popular en el control del proceso

    productivo y en las instituciones polticas. 22 Los intelectuales liberales, sin embargo, apelarn a categoras como izquierda seria, racional y responsable para designar a los gobiernos de centroizquierda y a izquierda populista-radical para aludir a los gobiernos de izquierda. Los gobiernos de derecha sern definidos como gobiernos com-prometidos con el crecimiento de largo plazo, las instituciones y la democracia. 23 Los gobiernos kirchneristas han sido ubicados tanto en el eje reformista como en el eje revoluciona-

    rio/antiimperialista. Desde nuestra perspectiva, quienes lo ubican en el polo rojo son generalmente intelectuales del neoliberalismo (Castaeda, Oppenheimer), mientras que quienes lo ubican en el polo

    reformista provienen generalmente de sectores de izquierda (Katz, 2013; Born, 2012). En este trabajo se mantendr esta ltima perspectiva, ya que se considera que han sido gobiernos mucho ms pare-

    cido a los de Lula y Vsquez con proyectos de reforma del capitalismo que a los del eje del ALBA que

    impulsaron reformas constitucionales para impulsar proyectos socialistas en el mbito nacional y regio-

    nal.

  • 55

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    ron procesos de profundas reformas sociales, polticas y econmicas como los

    de Chvez (Venezuela), Morales (Bolivia), Correa (Ecuador), o Castro/Castro

    (Cuba).

    Posneoliberalismo: Neodesarrollismo y Socialismo del Siglo XXI24

    Tras la crisis del neoliberalismo, la reanudacin del ciclo de acumulacin del

    capital y del sistema poltico requiri una profunda transformacin del Estado,

    que recuper algunos resortes centrales de la economa para la orientacin de

    polticas. En el conjunto de pases que consolidaron proyectos posneoliberales,

    identificaremos dos grupos distintos: quienes se embarcaron en la construccin

    de proyectos de desarrollo alternativos al capitalista como el Socialismo del

    Siglo XXI (en su variante bolivariana en Venezuela o en la alternativa economa

    del Buen Vivir en Bolivia y Ecuador) y quienes impulsaron proyectos neodesarro-

    llistas (como Argentina, Uruguay, Brasil y Paraguay)25. A diferencia de los Esta-

    dos neoliberales, estos han sabido conquistar espacios de soberana y mayores

    grados de libertad frente al avance del capital26.

    La emergencia de movimientos con un horizonte postcapitalista tuvo como

    raz las demandas sobre la ampliacin de derechos y las autonomas indgenas,

    el cuidado de los recursos naturales y el medio ambiente y las crisis de represen-

    tacin de los sistemas polticos vigentes. Estas demandas intentaron cuestionar

    las estructuras de dominacin transnacional, la mercantilizacin de las relacio-

    nes sociales y buscaron la revalorizacin y defensa de los derechos culturales y

    territoriales (Svampa, 2010). En esta direccin, los Socialismos del Siglo XXI reco-

    gieron estas demandas y se propusieron, con sus bemoles, la consolidacin de

    los derechos de las mayoras histricamente excluidas, la recuperacin de los

    recursos naturales estratgicos, la centralizacin de la renta petrolera, minera y

    agraria y el impulso de proyectos de desarrollo endgeno, distintos a los clsicos

    modelos de desarrollo comunista con planificacin centralizada y tambin a los

    24 Para los apartados que siguen, es preciso sealar una breve pero no menor aclaracin metodolgi-

    ca. Las caracterizaciones de los proyectos neodesarrollistas y de la raz populista en que se encarnan se

    har considerando centralmente la experiencia argentina desde el ao 2003 en adelante. Se asumir

    como hiptesis para completar en trabajos futuros que el anlisis se aplica sin grandes diferencias a los

    casos mencionados de Brasil, Paraguay y Uruguay. 25 Para Thwaites Rey (2010), los gobiernos postneoliberales incluyen (cronolgicamente) a Venezuela,

    Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay y El Salvador. Por la seleccin realiza-

    da, se sigue que los gobiernos no incluidos continan siendo neoliberales. 26 Un componente central de esta reincorporacin del estado fue la posibilidad de reestatizar algunos

    sectores estratgicos que permitieron captar una porcin sustantiva de la renta. Los casos del petrleo

    en Venezuela y el gas en Bolivia son emblemticos, aunque tambin se captaron porciones crecientes

    de la renta agrcola en la Argentina por medio de los derechos de exportacin (Thwaites Rey, 2010)

  • RECI N3

    56 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    modelos neodesarrollistas donde el Estado promueve el desarrollo de sectores

    estratgicos mediante la expansin del capital privado nacional y trasnacional

    (Thwaites Rey, 2010).

    Ms all de los casos de Bolivia, Ecuador y Venezuela, en el resto de los pa-

    ses mencionados el neodesarrollismo fue el proyecto que se estableci para

    recomponer el ciclo de acumulacin capitalista tras la eclosin del neolibera-

    lismo. Este proyecto hegemnico para recuperar la tasa de ganancia y la do-

    minacin de clase se sustent en cierta revalorizacin de la autonoma del Es-

    tado y cierta capacidad de recepcin y canalizacin de las demandas popula-

    res pero esta vez bajo la hegemona del gran capital transnacional. Como en la

    poca del desarrollismo de la segunda posguerra mundial, el neodesarrollismo

    implement efectivamente polticas que mejoraron la participacin poltica y las

    condiciones de vida de las clases populares: asistencia social generalizada,

    mejoramiento del poder adquisitivo del salario, creacin de empleo, gasto so-

    cial, etc.

    El contexto regional actual nos permite entonces hablar en los casos seala-

    dos del fin del neoliberalismo y su patrn de acumulacin de valorizacin finan-

    ciera y una revitalizacin de los procesos de desarrollo econmico nacional

    basado en la expansin de las fracciones de capital productivas, con una ex-

    pansin del mercado interno y una ingente sustitucin de importaciones, todas

    caractersticas propias de los procesos desarrollistas de los aos 40, 50 y 60. A

    diferencia de lo que ocurra entonces, en la actualidad son impulsados en un

    contexto donde los sectores dinmicos de la economa nacional estn fuerte-

    mente transnacionalizados y cumplen un rol que es asignado en gran medida

    de forma exgena por proceso de valorizacin del capital a escala mundial. En

    este contexto signado por la hegemona del capital transnacional, la incorpora-

    cin de los pases de la regin a la divisin internacional del trabajo radica cen-

    tralmente en obtener ventajas competitivas basadas en el bajo costo laboral y

    en la extraccin y explotacin de los recursos naturales renovables y no renova-

    bles. El modelo neodesarrollista estara basado en la bsqueda de un capita-

    lismo serio que conciliara los objetivos de bienestar y equidad por medio de

    una poltica econmica con eje en el consumo y que a la vez favorece a los

    sectores agroindustriales en desmedro de los financistas. El modelo neodesarro-

    llista presentara entonces caractersticas marcadamente distintas al de la valo-

    rizacin financiera, hecho que permitira identificar un fuerte punto de ruptura

  • 57

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    respecto al patrn de acumulacin anterior. En trminos de alianzas sociales

    para impulsar el modelo econmico, el neodesarrollismo habra buscado infruc-

    tuosamente una recreacin de la burguesa industrial nacional como sujeto de

    la acumulacin.

    El neodesarrollismo como el patrn de acumulacin vigente en la actualidad

    en la Argentina, Brasil y Uruguay27 se caracteriza por la bsqueda del anhelado

    crecimiento econmico con equidad social que permitira lograr el desarrollo

    nacional mediante un pacto social y la intervencin del Estado. El desempeo

    del neodesarrollismo en la ltima dcada mostr efectivamente un elevado

    nivel de crecimiento de la actividad econmica en general y de la industria en

    particular28 y una reduccin del desempleo con una recuperacin de los sala-

    rios que permiti reducir el nivel de pobreza e indigencia. Sin embargo, estas

    mejoras se sostuvieron sobre un creciente nivel de concentracin29 y extranjeri-

    zacin30 del capital y un tipo insercin de las economas en la divisin interna-

    cional del trabajo que no les permiti traducir las mejoras en la productividad en

    mayores salarios, que se mantuvieron histricamente bajos31. Tampoco se logr

    revertir definitivamente la tendencia a la inequidad heredada del neoliberalis-

    mo ya que el mercado de trabajo sigui estando caracterizado por un elevado

    nivel de precariedad y flexibilidad32.

    El patrn de acumulacin neodesarrollista se sostiene sobre una especializa-

    cin productiva orientada a la exportacin de bienes primarios con bajo conte-

    nido tecnolgico y escaso valor agregado, una agresiva poltica de defensa de

    las grandes empresas transnacionales, la continuidad de la propiedad privada

    (y en muchos casos extranjera) de sectores estratgicos de la economa, la

    27 Tras el derrocamiento del gobierno de Fernando Lugo en Junio de 2012 el caso del patrn de acumu-

    lacin en Paraguay debera ser estudiado nuevamente a la luz de las intervenciones del gobierno de

    Cartes (electo en Abril de 2013). 28 En la Argentina, segn datos del INDEC (Estimador Mensual Industrial), entre Diciembre de 2002 y

    Diciembre de 2011, la Industria Manufacturera experiment un crecimiento del 104% (Nivel General) y

    los sectores ms dinmicos fueron el de Vehculos automotores (+409%), Metalmecnica (+197%) y

    Productos Minerales no Metlicos (+177%). 29 En la Argentina, las 500 empresas no financieras ms grandes-las de mayores ventas- pasaron de representar el 12% del PBI en 1997 a cerca del 30,5% en 2009 (Fliz y Lpez, 2012: 52). As como las ventas, el anlisis de la inversin en capital fijo y las ganancias tambin nos permite verificar el proceso

    de concentracin econmica. 30 En la Argentina, las empresas extranjeras pasaron de representar el 46,8% a cerca del 65% de las empresas de la cpula entre 1997 y 2009 (Fliz y Lpez, 2012: 54). 31 Para la Argentina, segn datos de Lindenboim J., J. M. Graa y D. Kennedy, el promedio del poder

    adquisitivo del salario en la convertibilidad (1991-2001) ascendi a $801,4 (pesos con poder adquisitivo

    de 1993) mientras que en 2010 el mismo indicador ascendi a $786,4. 32 En el caso de Argentina, en 2010, el empleo no registrado afect a 4,7 millones de trabajadores,

    representando casi el 27% de la poblacin empleada. En 2003, este porcentaje era levemente mayor,

    ascendiendo al 29% (Cifra, 2011)

  • RECI N3

    58 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    superexplotacin del trabajo como sustento material de las mejoras de competi-

    tividad y la persistencia de un mercado de trabajo fragmentado, precarizado y

    tercerizado que lleva la existencia de niveles intolerables de exclusin social y

    fragmentacin de la clase trabajadora.

    Con la salida del neoliberalismo, el cambio del patrn de acumulacin hacia

    un modelo neodesarrollista se sustent en un cambio en una forma de Estado

    en la que, a travs de una nueva articulacin hegemnica, el Estado incluy los

    intereses y demandas populares de forma pasiva en el nuevo bloque de poder.

    A pesar de las rupturas sealadas, sin embargo, el bloque dominante sigue es-

    tando hegemonizado por los grupos econmicos concentrados, cuyos intereses

    apuntan a promover el desarrollo de un modelo econmico basado en el mo-

    nocultivo de la soja, el extractivismo de minerales y la dependencia energtica,

    razones que explicaran el estancamiento de la reindustrializacin y la escasa

    diversificacin industrial de los ltimos aos (Katz, 2013).

    Como proyecto hegemnico, el neodesarrollismo consigui alinear a las

    fracciones del capital dominantes y tambin legitimarse a travs de la articula-

    cin de las demandas populares por medio de polticas concretas. Sin embar-

    go, el esquema vigente contiene contradicciones inherentes que le imponen

    lmites estructurales propios del esquema de alianzas que utiliza y el modelo de

    desarrollo que implementa. Un esquema fundamentado en una coalicin don-

    de la fraccin hegemnica es el gran capital transnacional y las clases popula-

    res son aliadas pero en condiciones subalternas implica un lmite concreto en el

    momento en que las aspiraciones de estas ltimas afectan los intereses de los

    primeros. Las contradicciones que presenta la presente situacin en trminos de

    la composicin del bloque de poder hacen que las decisiones polticas oscilen

    entre "el compromiso con la fuente popular de su legitimidad y la fuente del

    poder de la que surge su financiacin y estabilidad polticas" (Sanmartino 2010:

    8).

    Asimismo, un patrn de acumulacin basado en la expansin del monoculti-

    vo y la exportacin de bienes primarios con escaso contenido tecnolgico y

    valor agregado representa una limitacin que podra hacerse presente en un

    contexto en el que los precios de los commodities se redujeran. Uno de los moti-

    vos por los que estos lmites podran sobrevenir es que los proyectos neodesarro-

    llistas no problematizan el carcter de clase del estado ni los obstculos en

  • 59

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    trminos de subordinacin al poder de las economas centrales y del hegemn

    y a la rigurosidad de la ley del valor vigente en sistema mundializado del capital.

    Los usos del populismo en la actualidad: una bsqueda legtima o un abuso?

    La canalizacin de las demandas populares postergadas por vas institucio-

    nales a travs del intento de recomposicin de una alianza que incluya a las

    clases populares, y la implementacin de un patrn de acumulacin con cierto

    grado de desarrollo del mercado interno nos permite introducir el interrogante

    de si nos encontramos ante una revitalizacin de los populismos clsicos pero

    esta vez con rasgos caractersticos especficos. Para poder despejar esa pregun-

    ta ser necesario, por un lado, recuperar la definicin obtenida de populismo

    para con ello poder identificar rasgos de continuidad con los esquemas actua-

    les mientras que, por el otro, haremos uso de las transformaciones del capitalis-

    mo de los ltimos 40 aos para poder identificar los rasgos de ruptura.

    En apartados anteriores, recogiendo aportes de distintos analistas sociales,

    habamos caracterizado a los populismos como aquellos gobiernos que viabili-

    zan la canalizacin de las demandas populares irresueltas por las vas institucio-

    nales mediante la aplicacin de un patrn de acumulacin determinado que

    permite llevarlas adelante otorgando las condiciones objetivas para su realiza-

    cin. Este patrn de acumulacin, para poder implementarse, deba contar con

    un soporte de alianzas estratgicas especficas. Por su parte, habamos caracte-

    rizado al neoliberalismo como una fase de desarrollo del capitalismo en la que

    se mundializ el capital y se crearon cadenas globales de valor y de subcontra-

    tacin en la que Latinoamrica se incorpor a la divisin internacional del traba-

    jo como una plataforma exportadora de bajos salarios especializada en pro-

    ductos primarios con escaso contenido tecnolgico y valor agregado.

    Teniendo estos rasgos en consideracin, encontraremos vlida la tesis de

    Born y Rajland (2008) acerca de la imposibilidad de revitalizar los populismos

    clsicos debido a la inexistencia de condiciones objetivas para conformar la

    alianza de clases necesaria y para implementar un patrn de acumulacin au-

    tocentrado. Para los autores, la existencia del populismo se agot con las

    experiencias populistas de las dcadas del 40 y 50 cuando la burguesa nacio-

    nal tena peso en la economa y posea un relativo grado de voluntad de auto-

    noma, la clase obrera se encontraba organizada sindicalmente y el modelo de

    acumulacin se encontraba centrado en el desarrollo de la industria y el mer-

  • RECI N3

    60 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    cado interno. Por estos motivos, sealan que en la actualidad, el concepto no

    es utilizado ms que para generar fantasmas en torno a ciertas cuestiones

    polticas, econmicas y sociales, por lo que, salvo contadas excepciones, nin-

    guno de los usos habituales del concepto populismo tendr una valoracin

    positiva sino todo lo contrario, es decir, un uso peyorativo. En general, su uso

    estar vinculado a la apelacin de fenmenos demaggicos sustentados en

    excesos de corto alcance y rpidamente desenmascarables frente a las supues-

    tas verdades econmicas universales33. Asimismo, Born y Rajland (2008) sea-

    lan que la utilizacin del concepto populismo en la actualidad se ha tornado

    mucho ms laxa que en sus orgenes. Siempre vinculado a alocuciones prove-

    nientes de sectores cercanos al neoliberalismo, puede hacer alusin a gobiernos

    insubordinados a los mandatos de las economas centrales, a formas polticas

    demaggicas de manipulacin del pueblo o a modelos econmicos que su-

    bordinan un supuesto equilibrio macroeconmico de largo plazo a las de-

    mandas (populistas) de corto plazo34. Para los sectores de derecha el populis-

    mo de los procesos sealados radica en el caudillismo, la manipulacin asis-

    tencial de los votantes y el otorgamiento de ddivas a las multitudes incultas

    (Katz, 2013: 16).

    Sin embargo, si bien es claro que no se puede extrapolar la experiencia del

    populismo clsico tal cual ocurri, y que el uso del concepto en la actualidad

    est vinculado a sectores conservadores, consideramos que s es posible carac-

    terizar a los gobiernos progresistas de la regin35 como una suerte de Populis-

    mo del Siglo XXI, con caractersticas especficas pero tambin con rasgos de

    continuidad respecto a las experiencias del siglo pasado (y sin caer en un uso

    33 Alcanza con buscar al azar en el diario La Nacin de Argentina para comprobarlo. Slo en el ltimo

    mes, La Nacin public las siguientes columnas con el mismo sesgo peyorativo que encierra el mismo

    concepto de populismo: Loris Zanatta, Un populismo de exportacin (27-02-2013); Eduardo Fidanza, El excntrico e indescifrable populismo argentino (02-03-2013); Gregorio Badeni, Justicia populista no es Justicia democrtica (05-03-2013); Loris Zanatta, El mito que limpiar los errores de Chvez (07-03-2013) Manuel Alvarado Ledesma, Ejemplo de estatismo populista (09-03-2013); Eduardo Fidanza Un golpe decisivo a la razn populista (16-03-2013) 34 Born (2008) nos ofrece (obviamente sin compartirla) una caracterizacin del populismo desde la

    perspectiva de intelectuales orgnicos del neoliberalismo. Quienes utilizan el populismo en la actuali-dad lo hacen para aludir a atributos generales de la poltica, a un tipo de vinculacin entre el lder y las

    masas, a una estrategia discursiva o a una poltica econmica irresponsable e insostenible en el largo plazo. Esta perspectiva, muy arraigada en amplios sectores de la sociedad y muy difundida por algu-

    nas tribunas mediticas, tiene como principales exponentes a nivel continental a Jorge Castaeda,

    Andrs Openheimmer, Mario Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Mendoza, Enrique Krauze34, Marcos Aguinis y

    Alain Touraine (Born, 2012). A estos intelectuales se podran agregar los siguientes exponentes vern-

    culos del neoliberalismo econmico: Arriazu, Artana, Cavallo, Ferreres y Melconian, entre muchos otros. 35 En un apartado previo habamos definido a los gobiernos progresistas y los habamos identificado con las experiencias de los gobiernos de centro-izquierda con modelos reformistas o neodesarrollistas como los de Lula/Dilma Rousseff (Brasil), Kirchner/Fernndez de Kirchner (Argentina), Vsquez/Mujica

    (Uruguay) o Lugo/Franco/Cartes (Paraguay)

  • 61

    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

    peyorativo del concepto). Entre las caractersticas que nos permiten hablar de

    rasgos de continuidad entre los populismos clsicos y los esquemas actuales

    se puede mencionar que ambos son el resultado de convergencias polticas y

    sociales que articulan la movilizacin popular, el apoyo electoral y la concesin

    de ciertas demandas. El esquema actual se relaciona con la tradiciones populis-

    tas en tanto persiste la subordinacin de la soberana popular a los controles

    que ejercen las clases dominantes a travs de su poder econmico, judicial o

    meditico (Katz, 2013: 2).

    La matriz nacional-popular a la que se alude en la actualidad se auto-

    caracteriza como heredera de las experiencias populistas de las dcadas del

    30, 40 y 50 y se sostiene en la afirmacin de la nacin, un estado redistributivo

    y conciliador, un liderazgo carismtico y las masas organizadas (Svampa, 2010:

    81). Esta tradicin reivindica al Estado como organizador social y econmico y

    recrudece las tensiones entre la democracia participativa y directa y la demo-

    cracia representativa y decisionista36.

    Esta matriz, sin embargo, no logra resolver las tensiones entre un potencial

    proyecto nacionalista revolucionario y el proyecto efectivo de la participacin

    controlada con un liderazgo personalista y el tutelaje estatal. A diferencia de los

    populismos clsicos, sin embargo, el esquema nacional-popular actual no

    recurre a una reestatizacin masiva de las empresas otrora privatizadas ni tam-

    poco a intervenciones generalizadas en lo que concierne al control de precios,

    el mercado de trabajo o la poltica industrial sustitutiva. A diferencia del popu-

    lismo clsico, estas experiencias promueven la rehabilitacin de la industria

    pero no le asignan un rol protagnico ya que financian su modelo en la expor-

    tacin de bienes primarios sin avanzar sobre el poder de veto y el poder

    econmico de las tradicionales oligarquas. Asimismo, los Populismos del Siglo

    XXI, en lugar de confrontar con los Estados Unidos como lo hicieron en algunos

    perodos los populismos clsicos y los en la actualidad los Socialismos del Siglo

    XXI, buscan recuperar la independencia de la poltica exterior por otras vas.

    Adems, a diferencia de la tradicin populista, las experiencias actuales tienen

    una estrategia regional acotada y subordinada al protagonismo de Brasil. La

    36 El caso de la Argentina es paradigmtico, ya que desde 2003 se promocion un modelo de partici-pacin controlada en un marco de fragmentacin de las organizaciones de lucha que culminara a fines de 2012 con la divisin de la central sindical ms importante quedando de esta forma 5 centrales

    sindicales nacionales: CGT (Moyano), CGT (Cal), CGT (Barrionuevo), CTA (Yasky), CTA (Micheli).

  • RECI N3

    62 GRUPO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES CONTEMPORNEOS

    caracterstica distintiva central, sin embargo, es que mientras el populismo

    construy su legitimidad en base a logros econmicos y sociales para el proleta-

    riado, el Populismo del Siglo XXI sostiene la divisin entre los trabajadores (entre

    los formales y los precarizados), y entre las centrales sindicales, en la bsqueda

    de una coalicin con sectores ms amplios de la sociedad evitando hacer alu-

    siones al conflicto estructural del modo de produccin que contina siendo el

    que existe entre el capital y el trabajo. (Katz, 2013).

    Por estas razones, a diferencia de los regmenes nacional-populares de anta-

    o, el Populismo del Siglo XXI37 no puede sino componerse de un compromiso

    dbil de las masas que lo legitiman debido al fuerte retroceso que sufri el mo-

    vimiento obrero desde la dictadura y el neoliberalismo, que no pudo ser reverti-

    do y que dej fuertes marcas en los sectores populares.

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    Svampa, Maristella, Movimientos sociales, matrices socio-polticas y nuevos escenarios en

    Amrica Latina. Kassel, Universitat Kassel, Working Papers (Enero de 2010).

    37 Nos parece ms apropiado utilizar esta expresin que neopopulismo por la caracterizacin que se hizo en el apartado anterior de los neopopulismos neoliberales y la limitacin que el uso de ese con-cepto conlleva.

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    REVISTA DE ECONOMA Y COMERCIO INTERNACIONAL

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