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Una tormenta se avecina

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When Derrick Storm needed to leave the CIA, he couldn't just retire. He had to fake his own death. So when his former boss calls in an old favor that will bring Storm out of early retirement and back to Washington to investigate a high-profile kidnapping, he knows there must be more at stake than the life of a senator's son. Working alongside, but not exactly with, bombshell FBI investigator April Showers, Storm must make sense of a confusing flurry of ransom notes and a complicated web of personal relationships and international politics. He'll get to the bottom of the kidnapping, but the storm is still brewing . . .

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A BREWING STORM

(UNA TORMENTA SEAVECINA)

Por Richard Castle

CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1

Día presente Silver Creek, Montana Podía sentirlo venir mucho antes de escucharlo, descendiendo

como un repentino escalofrío que recorría a través de sushuesos, causando que cada músculo se tensara. Fue unarespuesta primitiva, agudizada por años de experiencia. Esto,pensó, debe ser cómo se sienten los perros en esos momentosde tranquilidad antes de que llegue un terremoto, cuando sóloellos saben la devastación que se viene. Cuando sólo ellos sabenque todo está a punto de cambiar.

Durante un segundo, consideró la evasión táctica, pero allí

afuera entre los pinos y enebros de las Montañas Rocosas, sabíaque era una tontería. ¿Qué tan lejos podría llegar? Tal vez a laorilla del río antes de que lleguen, tal vez a la línea de árboles, sitenía suerte. ¿Y luego qué? Eran fácilmente cincuenta millashasta la ciudad más cercana, equipado sólo con lo que podíaentrar en su mochila.

Pero ¿qué importaba? Ya lo habían encontrado. Y si lo

habían encontrado, significaba que ellos lo sabían.

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habían encontrado, significaba que ellos lo sabían. Miró sobre el agua que rodaba en la corriente de la montaña.

¿Cuánto tiempo tenía? ¿Un minuto? ¿Tal vez dos? Rascando lagorra militar desgastada que cubre su cabello castaño oscuro,posó sus ojos en una trucha arco iris que nadaba perezosamentecerca de la superficie, echando un vistazo a la danza de colorrojo y negro de bichos falsos en la superficie del arroyo. Habíapasado las últimas horas atrayendo a las truchas desde lassombras. Tal vez tuvo tiempo suficiente para eso. Después detodo, si había algo que odiaba, era un trabajo sin terminar.

"Vamos. Ven con papá", susurró el hombre. La trucha,

hipnotizada por la mosca atada a mano, se acercó más. Pero justo cuando el pez estaba listo para rendirse, el agua

empezó a agitarse y elevarse alrededor de él, acompañado porun rugido apocalíptico cada vez mayor.

Ya era demasiado tarde. Habían llegado. Muy por encima de él, la monstruosa máquina que agitaba las

hojas eclipsó el sol antes de barrer por sobre la línea de árbolesy llegar a un imponente vuelo estacionario encima suyo. Lasgotas de agua salpicaban como rastrojos de pimienta en su

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gotas de agua salpicaban como rastrojos de pimienta en subarbilla.

El sonido de un helicóptero Bell UH-Venom 1Y es algo que

ningún soldado que lo ha oído podrá olvidar. Es lo que unhombre escucha al entrar en batalla y lo que oye cuando seproduce la lucha, si es que todavía está vivo.

El piloto aterrizó en un claro junto al arroyo y un chico de

veintitantos años vestido con un traje sacado de la percha saltóde él, las aspas de la aeronave aún seguían cortando el aireclaro.

"¿Derrick Storm?" Lo llamó. "¿Eres tú?" El pescador miró al muchacho con desprecio. "Nunca he oído hablar de él", gruñó. Sin saber qué hacer a continuación, el joven mensajero miró

sobre su hombro hacia el helicóptero. Una puerta lateral se abrióy un hombre mayor y regordete se acercó a la tierra húmeda.Poco a poco se abrió paso hasta el borde del arroyo, se llevólas manos alrededor de los labios, y le gritó: ". Jedidiah me ha

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las manos alrededor de los labios, y le gritó: ". Jedidiah me haenviado".

"No lo conozco." "Él dijo que dirías eso." El altavoz gritó: "Jedidiah dice que

está llamando en Tánger". Tánger. Tánger había sido malo. Incluso después de todos

estos años, cada vez que el pescador pensaba en Tánger,todavía podía sentir el linóleo frío presionando contra su mejilla,pegajoso y mojado con su propia sangre. Aún podía ver loscuerpos destrozados y escuchar los gritos de auxilio sinrespuesta. Si no fuera por Jedidiah. . .

Recogiendo su línea, el hombre comenzó a dirigirse hacia la

orilla del arroyo. No habló con los dos desconocidos queesperaban allí. Recogió sus bártulos y se embarcó en elhelicóptero.

Tánger. Era un infierno recibir una llamada de quien le debía.

Jedidiah sabía lo difícil que había sido para él desaparecer. Irfuera del radar. Para morir, al menos para estar muerto a unmundo que una vez había conocido. Un mundo que habíatratado de matarlo, no una, sino muchas, muchas veces. Jedidiah

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tratado de matarlo, no una, sino muchas, muchas veces. Jedidiahentendió por qué había sido importante para él dejar de existir.Y ahora Jedidiah lo estaba llamando de vuelta, arrastrándolootra vez hacia lo que él había trabajado tan duro para librarse.

Ahora en el interior del helicóptero, el hombre miró hacia el

exterior en el arroyo, el prado, el cielo azul. Se estaba yendo porcompleto.

"Vamos", les dijo el pescador. "¡Entonces usted es Derrick Storm!" Saltó el hombre más

joven. "Tú no eres como todos los muertos”, dijo. El enviado más viejo le hizo una seña de pulgar arriba al

piloto y el helicóptero se elevó desde el suelo. "¿Qué ha pasado, Storm", Preguntó el hombre mayor.

"¿Cuántos años has estado muerto?" Habían pasado casi cuatro años. Cuatro años de soledad. De

paz. De auto-evaluación. De reevaluación y reflexión. Jedidiahconocía a Storm mejor que cualquier hombre vivo. Y él sabíaque volvería si jugaba la carta de triunfo. Jedidiah la había

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que volvería si jugaba la carta de triunfo. Jedidiah la habíajugado. Tánger. Derrick Storm siempre pagaba sus deudas.

Incluso en la muerte.

CAPÍTULO 2

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Una limusina negra estaba parada, cerca de la pista de la

Base Joint Andrews en Maryland, cuando el C-21A Learjet dela fuerza aérea que llevaba a Derrick Storm aterrizó. Ahora bienafeitado, vestido con un traje de chaqueta Caraceni y zapatosnegros Testoni, Storm se dirigió directamente desde el aviónhasta la puerta de pasajeros trasera del coche. Un oficial de laAgencia Central de Inteligencia de una división del cuerpo depolicía, llamado el Servicio de Protección de Seguridad (SFS),abrió la puerta para él.

Deslizándose en el asiento trasero de cuero, Storm se

encontró a si mismo sentado frente a Jedidiah Jones, el directorde la agencia Nacional de Servicios Clandestina, un nombre defantasía para la división de la CIA que reclutaba a los espías quehacían trabajos muy sucios para la nación en el extranjero.

Jones inspeccionó a Storm por sobre la mitad de las gafas

posadas sobre una nariz que se había roto tantas veces quehabía sido imposible para los cirujanos repararla completamente.Aunque Jones tenía edad suficiente para ser el padre de Storm,el director de la NSC era un militar en forma, instituido como unpit bull, con la cabeza rapada y una voz ronca que sonabaenojada, incluso cuando estaba haciendo un cumplido, lo cualera raro.

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"Te ves endemoniadamente mejor que la última vez que te vi",

dijo Jones. "Hubiera sido difícil verse peor", replicó Storm, mientras la

limusina emprendió camino hacia Washington D.C., a lo largo deuna ruta que era muy familiar para Storm.

Jones gruñó. "Tánger fue un desastre. No salió como

nosotros lo habíamos planeado. Esas mierdas pasan. Decualquier forma, me alegro de que estés de vuelta."

"No lo estoy." "No creo eso, Storm", dijo Jones. "Un sujeto como tú

necesita la descarga de adrenalina. Un sujeto como tú mejora enel peligro. No estabas realmente contento en Montana. En elfondo, lo sabes. Y yo también lo sé. Sabías que este díallegaría."

"Estás equivocado. Yo estaba en paz." "¡Tonterías, te estás mintiendo a ti mismo!"

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"Mira, estoy aquí", dijo Storm. "Pero cuando haya hecho lo

que sea que quieras en esta ocasión, me volveré a ir. Yoterminé. Estamos a mano."

Jones tomó un grueso cigarro de su chaqueta de abrigo,

mordió la punta, lo miró con amor, y lo prendió. "¿Qué sabes sobre Clara Strike?", preguntó él. "¿Estás

diciendo que ella ya no te importa más?" Ocultó sus emociones como siempre, algo que Storm hacía

bien. Era algo necesario en su línea de trabajo. No quiso darle aJones la satisfacción de verlo reaccionar ahora. O nunca. Sinembargo, Jones había dado un golpe. Storm y Clara habíantrabajado juntos. Habían sido compañeros perfectos en lasasignaciones – y en la cama. Ella era parte de la razón por la quehabía decidido desaparecer. Formaba parte de la razón por laque todavía él deseaba seguir siendo un fantasma.

Era un giro irónico. Clara también había sido declarada

muerta una vez. Hubo incluso un certificado de defunciónpresentado en Richmond que verificó que la habían matado. Lohabía creído a la primera que Jones se lo había dicho. Habíaestado destrozado. Había sido arrancada de su vida, y por

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estado destrozado. Había sido arrancada de su vida, y porprimera vez en su memoria, estaba afligido. Realmente habíasentido una pérdida tremenda y abrumadora a causa de sumuerte.

Entonces él descubrió que era una mentira. Jones lo había

planeado. Su muerte había sido por el bien de la compañía. Porel bien del país. Pero no había sido por su bien. Le había llevadomucho tiempo aceptar que Clara no había muerto, que habíaestado en cualquier otro lugar respirando, comiendo,posiblemente, haciendo el amor con otra persona, mientras élestaba de duelo. Sin embargo, ella no se había contactado conél. Le dejaba creer que había sido asesinada. ¿Por qué? Estarmuerto parecía ser una hazaña laboral cuando uno trabajabapara Jones. Era una exigencia profesional, y sólo su muerte habíacortado en lo más profundo.

Storm se preguntó, ¿Su muerte habría causado la misma

reacción en ella? "No te preocupes", dijo Jones. "Clara está fuera del país". "Hazme un favor", dijo Storm. "No le digas que sigo vivo.

Haría las cosas... complicadas".

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Jones sonrió, mostrando hileras de dientes perfectamente

coronadas. ¿Jones tenía un corazón? ¿O era el último hombre

maquiavélico de negocios? Hielo puro. Storm no estaba seguro,incluso después de que todos los años que había trabajado paraél.

"Lo que tú quieras, Derrick", dijo Jones, inhalando

profundamente. "Quiero otra promesa de ti", dijo Storm. "Cuando haya hecho

lo que sea que quieres, prométeme que me dejarás ser unmuerto de nuevo, esta vez para siempre."

Jones se inclinó hacia delante y sacó su mano derecha para

estrechársela. "Tienes mi palabra", dijo. "¿Mi deuda está pagada?"

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"Por completo. Después de esto, ya estás hecho." Y luego

Jones agregó: "Además, te estás haciendo demasiado viejo,demasiado suave para esto".

Storm le devolvió la sonrisa. "¿Qué es tan importante para

que hablaras sobre Tánger?" "Un secuestro aquí, en Washington D.C." "¿Hablaste de Tánger por un secuestro?" Storm repitió con

voz incrédula. "Hay más que eso." Con Jones siempre lo había. Su mente ya estaba corriendo.

Sabía que Jones no lo estaría llamando para que salga de suretiro autoimpuesto a causa de un secuestro. No tenía sentido.La CIA no estaba autorizada para operar dentro de las fronterasde los Estados Unidos. Los secuestros caían bajo la jurisdicciónde la Oficina Federal de Investigaciones, y aunque en público laCIA y el FBI siempre presentaban un frente unido, Storm sabíaque había una intensa rivalidad entre ellos. Eso era decir poco.Jones despreciaba al actual director del FBI, Roosevelt Jackson.

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"¿Quién ha sido secuestrado?", preguntó Storm. "El hijastro de un senador de los EE.UU.", dijo Jones. "Su

nombre es Matthew Dull, y su padrastro es el senador porTexas, Thurston Windslow".

Thurston Windslow. El primer jugador en la obra de Kabuki

que estaba a punto de comenzar. Windslow era uno de lossenadores más poderosos en el Congreso y presidente delComité de Selección de Inteligencia de los EE.UU., el comité desupervisión encargado de mantener un ojo sobre la CIA yJedidiah Jones. No es de extrañar que Jones estuvierainteresado. Pero tenía que haber otros jugadores y mucho másque un secuestro.

"¿Quién secuestró a su hijastro?", preguntó Storm. Jones agitó el cigarro en su mano, descartando el humo a su

alrededor y la pregunta de Storm en un solo movimiento."Estamos de camino a la oficina de Windslow. Él puede ponerteal tanto. De esa manera entrarás en esto fresco, sin ningún tipode impresiones preconcebidas".

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Era el clásico Jedidiah Jones. Storm había estado aquí antes.

A Jones le gustaba que sus oficiales evaluaran las situaciones porsí mismos, para llegar a sus propias opiniones. Quería ver lo queaprendían. Quería ver si podían descubrir algo que él podríahaberse perdido. Jones les daría tan solo lo suficiente paraponerlos en marcha y luego darles información si es que lonecesitaban, cuando él sentía que la necesitaban, y sólo si sentíaque la necesitaban. Jones jugaba cerca de su chaleco, e inclusocuando habías completado un trabajo, nunca estarías muyseguro de cómo encajaba eso con algún plan maestro. SóloJones entiende el plan maestro. Operó en un mundo de humo yespejos, donde nada era lo que parecía y no se podía tomar a suvalor nominal. Incluso los más cercanos a él, nunca estabanseguros de saber que era lo que Jones estaba orquestando.

Storm dijo: "¿Qué hay del FBI?" Jones se encogió de hombros. "¿Qué pasa con ellos? Están

en el caso. La agente especial a cargo es una mujer llamadaApril Showers".

Otro jugador entra en el juego. "¿April Showers[1]? ¿Ese es su verdadero nombre?"

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"¿April Showers[1]? ¿Ese es su verdadero nombre?" "Sí, lo es. Sus padres deben haber tenido sentido del humor.

O eran hippies de los años sesenta. De cualquier manera, ellaestará en la oficina del senador cuando lleguemos allí."

"¿Y quién se supone que seré yo?" "Serás un asesor especial. Tu nombre es Steve Mason. De

esa forma Derrick Storm puede permanecer muerto." "Y si algo sale mal, no habrá Steve Mason que encontrar." "Exactamente", dijo Jones. "Parece como un montón de problemas, traerme de vuelta y

darme una falsa identidad, sólo por un secuestro". Jones lanzó una serie perfecta de anillos de humo. "Es

realmente muy triste", dijo. "Anillos de humo. Con la prohibiciónde fumar a todos, se está convirtiendo en un arte moribundo."

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CAPÍTULO 3 A través de las ventanas a prueba de balas de la limusina

negra, Storm vio la cúpula del Congreso de los EE.UU.creciendo ante ellos mientras viajaban hacia el este por laAvenida Constitución. Era un espectáculo impresionante, sobretodo con la brillante iluminación nocturna.

El coche pasó el Russell Senate Office Building (SOB[2]),

que fue el primero de los tres edificios de oficinas adornados enser utilizado para la nación por los cien senadores elegidos delos Estados Unidos. En una ciudad obsesionada con las siglas,Storm siempre había creído que la abreviatura SOB[3] parecíauna descripción apropiada de cómo los senadores hacían susnegocios.

El Dirksen SOB era el siguiente. Inaugurado en 1958, había

sido conocido durante casi dos décadas simplemente comoSOB Número Dos, hasta que el Congreso decidió nombrarlodespués de todo por el Senador Republicano de Illinois, EverettM. Dirksen, un orador tan famoso que había sido galardonadocon un Grammy por un álbum de sus discursos patrióticosllamado Hombres Valientes.

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Los senadores amaban llamar a los edificios después comopropios.

Cuando la limusina se detuvo en la entrada occidental del

Dirksen SOB, el oficial de seguridad de SPS que iba en elasiento delantero salió de un salto y se precipitó en el interiorpara alertar a los oficiales de policía del Congreso que estabande servicio que 2 VIPs habían llegado. Jones y Storm no fueronretrasados por los controles de seguridad. No habría arcosdetectores de metales, no realizarían ninguna búsqueda demaletines y vaciado de bolsillos. En su lugar, ambos hombresfueron rápidamente escoltados a la oficina del senadorWindslow, donde un secretario los llevó inmediatamente dentrode la cámara interior del senador.

Como con la mayoría de las otras cosas en el Congreso, las

oficinas del Senado fueron concedidas según la antigüedad y elpoder. Cuanto más grande la oficina, más importante el senador.A Windslow se le había asignado la oficina más grande en elDirksen. Los techos de su dominio privado tenían quince metrosde altura, con estanterías decoradas de madera tallada, y unagruesa alfombra. Caros sofás de cuero marrón y sillones seenfrentaban a un escritorio ejecutivo de madera de caoba pulidaque se veía claramente que no provenía de cualquier almacén dela Administración de Servicios Generales. Una pared estabacubierta de fotografías enmarcadas que mostraban al senadorposando con presidentes y dignatarios extranjeros. Era una

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posando con presidentes y dignatarios extranjeros. Era unaprueba de que Windslow disfrutaba mucho con su poder ygozaba claramente del fondo de los contribuyentes para ir degira a lugares exóticos. Otra pared estaba decorada con el sellodel Estado de Texas y un par de cuernos largos montadospertenecientes a un novillo de Texas.

El senador se levantó de detrás de su escritorio pero no hizo

ningún esfuerzo para ir más allá y saludarlos. Dejó que vinieran aél con las manos extendidas.

"Ya era hora de que llegaras, Jedidiah", espetó Windslow,

mientras estrechaba la mano del jefe de los espías de la CIA."Me ha hecho esperar diez minutos”.

Windslow miró a Storm, e inmediatamente los dos grandes

hombres se enfrentaron uno al otro, como dos colegialesenfrentándose durante el recreo.

Alto y delgado, Windslow estaba en sus tempranos setenta y

reconocible al instante. Era un rostro familiar de la televisión enlos programas de debate de los domingos por la mañana y losnoticieros de la noche. Pero fue su corte de pelo y la voz lo quelo hacía inolvidable. Tenía el pelo más blanco de lo que lollevaba antiguamente, cuidadosamente peinado con el copete

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llevaba antiguamente, cuidadosamente peinado con el copetehacia atrás de la frente y mantenido firmemente en su lugar conun spray de laca brillante. Hablaba con un acento lento ydeliberado del Sur, que esparcía con frases informales queutilizaba con frecuencia para recordarles a los votantes que erauno de ellos, un perro amarillo democrático. En Texas, al quellevaba representando hacía más de treinta años, eraconsiderado invencible.

"Así que este es su hombre", dijo Windslow. "Senador Windslow", dijo Jones, "él es Steve Mason. No

trabaja para mí, pero de vez en cuando hace trabajos a destajopara mí. Es un detective privado."

"¿Usted es el solucionador?", preguntó Windslow sin rodeos.

"Usted es el hombre que consigue las cosas sin importar qué,¿estoy en lo correcto?"

A Storm no le gustaba el hecho de que había otras tres

personas en la oficina. Había identificado a la Agente Especialdel FBI April Showers tan pronto como entró. Un bulto debajode la chaqueta que llevaba lo revelaba. Había reconocido a laesposa del senador por los artículos de noticias. Pero no teníaidea de quién era la chica de veinte y tantos años que estabasentada cerca.

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sentada cerca. "Estoy aquí para echar una mano", dijo Storm, esquivando las

preguntas del senador. "Ya tengo suficientes manos", respondió Windslow. "Tengo a

todo el FBI dando una mano, y hasta el momento, no han hechoningún bien. Lo que necesito es alguien con agallas."

Nadie habló por un momento, y luego la esposa del senador

dijo en voz baja: "Mi esposo parece haber olvidado susmodales. Mi nombre es Gloria Windslow." Se levantó de suasiento con gracia, mostrando el control emocional de la esposade un político bien entrenada. Incluso en tiempos de gran estrésemocional, sabía que tenía que estar íntegra.

Su apretón era suave. Sus uñas cuidadas. Ella era por lo

menos treinta años más joven que su marido y estaba vestidacon un traje de diseñador caro de Nueva York que había sidoadaptado para acentuar su figura.

Storm había leído sobre ella en los medios. Tan pronto como

había terminado la escuela secundaria, Gloria Windslow habíanhuido de la pobreza, de la zona rural de Texas donde habíanacido. Su boleto había sido su impactante belleza y la ambición

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nacido. Su boleto había sido su impactante belleza y la ambicióndesenfrenada, que la había conducido a ganar un lugar en la listade porristas de Los Vaqueros de Dallas. Había quedadoembarazada y se había casado con un mariscal de campoestrella de la NFL, y luego divorciado de él dos años más tarde,después de afirmar que había abusado de ella. Junto con su hijorecién nacido habían hecho las portadas de las revistas People yUs, donde había sido retratada como una madre soltera que sehabía negado rotundamente a ser intimidada por su maridofamoso. Gloria y el senador se habían conocido dos años mástarde en una recaudación de fondos política en Dallas, donde lospartidarios habían pagado tres mil dólares el plato para oírlohablar. Ella había llegado del brazo de uno de los solteros máscodiciados de la ciudad, un destacado abogado, pero habíacambiado, yéndose con Windslow. Un mes más tarde, él lacontrató para trabajar en Washington como su secretariapersonal. Un año después, Windslow pidió el divorcio a suesposa de treinta años, provocando un levantamiento de polvoen su vuelta a casa. La diferencia de edad de la nueva parejalevantó sospechas, pero Windslow contrató a una firma deManhattan de relaciones públicas para salvar su bien elaboradareputación como un buen hombre de familia cristiana, y paracuando los maestros del artificio mediático de la AvenidaMadison habían terminados, Gloria ya no era una rompehogares. Ahora era una confidente y asesora de confianza de sumarido, con una pasión por la educación, las bibliotecas, y losproblemas de las mujeres. En Navidad, invitó a niños connecesidades especiales a una fiesta en su finca, y les dio paseosen pony en un cálido establo.

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en pony en un cálido establo. Ella seguía siendo deslumbrante a sus cuarenta y tantos años,

gracias a una estricta dieta de hambre, la cirugía estética, einyecciones regulares de Botox.

Después de haberse presentado, Gloria presentó a Storm a

las otras mujeres en la oficina. "Ella es la Srita. Samantha Toppers", dijo, dirigiendo su

atención a la más joven. "Ella y mi hijo, Matthew Dull, estáncomprometidos para casarse."

Cuando Toppers se levantó de su asiento del sofá a su

encuentro, Storm se dio cuenta de que estaba mirando unamaravilla arquitectónica. Pesaba menos de 45 kilos y medíamenos de 1,52 metros de altura, pero era tan voluptuosa queStorm se preguntó cómo se mantenía en equilibrio, cuando seacercó a estrecharle la mano.

"Un placer conocerlo", dijo Toppers con su voz infantil. Cuando finalmente se decidió a mirarla a la cara, vio que tenía

los ojos hinchados y enrojecidos por el llanto.

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los ojos hinchados y enrojecidos por el llanto. "Y ella es la Agente especial April Showers", continuó Gloria. En sus ojos verdes, Storm vio una mirada de irritación. No

podía haber sido más opuesta en apariencia a Toppers. Laagente del FBI medía 1,82 metros de altura y tenía el cuerpo deuna maratonista de clase mundial, lo que significaba un promediode dos libras por pulgada. En sus treinta y tantos años, tenía lapiel blanca de porcelana y llevaba el pelo rojo atado en unmoño.

"Ahora que nos conocemos todos", dijo el senador

Windslow, "vayamos al punto. Mi hijastro, Matthew, ha sidosecuestrado. Lo agarraron mientras él y Samantha ibancaminando por el campus de Georgetown."

"Afortunadamente", interrumpió Gloria "no se molestaron en

Samantha, pero efectivamente sí secuestraron a mi hijo". Por primera vez desde que Storm había entrado en la oficina,

vio una grieta en la armadura de Gloria Windslow. Las lágrimascomenzaron a formarse en sus ojos. Sacó un pañuelo de subolso y se secó con él.

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"Los secuestradores," continuó Windslow, "dejaron a la Srita.

Toppers histérica en la acera". Storm buscaba alguna señal de simpatía en el rostro de

Windslow, pero no había ninguna. ¿Acaso pensaba que lavoluptuosa Toppers debía pelear con los agresores?

Toppers bajó los ojos, evitando el contacto de la mirada

penetrante de Windslow. "Creo que sería mejor", dijo Gloria, entre sollozos, "si la

Agente especial Showers le da los detalles. Es difícil para míhablar de los hechos sin ponerme emocional".

Tomando su posta, la Agente Showers dijo: "El secuestro

ocurrió hace tres días. Una furgoneta blanca paró en unaintersección en el costado del campus de Georgetown, donde elSr. Dull y la Srita. Toppers estaban esperando a que el semáforoen rojo cambiara. Fue poco después de las mil cuatrocientashoras[4]. Tres hombres, todos con máscaras de esquí, saltarondel vehículo. Uno se quedó detrás del volante. El primeratacante disparó un arma automática al aire para asustar a losespectadores. Los otros dos se apoderaron de Matthew y loforzaron a meterse dentro de la camioneta. Encontramos la

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forzaron a meterse dentro de la camioneta. Encontramos lacamioneta abandonada a seis cuadras de distancia."

"No hay huellas dactilares ni rastros de evidencias, supongo",

dijo Storm. "Eso es correcto. Completamente limpio". "¿Qué hay de los casquillos de bala que dejaron?" "Todo está en mi reporte", replicó cortante. "El cual estará feliz de darle después de que hayamos

terminado”, declaró Windslow. "Esta mañana hablé conJackson, el director del FBI, y él ha dado instrucciones a laAgente Showers para que coopere plenamente con usted. No sehacen preguntas. ¿No es correcto?"

"Sí", dijo Showers. "Se me ha ordenado ayudarle." "La Agente Showers no cree que meterlo dentro de la

investigación sea una buena idea", dijo Gloria Windslow. "Miesposo y yo lo sentimos diferente".

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esposo y yo lo sentimos diferente". "Eso es porque el FBI no ha hecho absolutamente nada hasta

ahora", declaró Windslow. Storm vio como se tensaban los músculos de la mandíbula de

Showers. Él sospechaba que se estaba mordiendo con fuerzapara contener una respuesta.

"Recibí una nota de rescate", dijo Windslow, "el día después

de que esos bastardos me lo arrebataran. Demandaban un millónde dólares, el cual inmediatamente accedí a pagar." Windslow lelanzó una mirada de disgusto a la Agente Showers del FBI "LaAgente Showers me aseguró que si jugaban bien con esos hijosde puta, el FBI sería capaz de atraparlos cuando recogieran midinero."

"Pero eso no es lo que pasó", dijo Gloria Windslow, cortante

por su cuenta. Ambos hacían un buen equipo en apariencia. Parano querer discutir el caso, ambos parecían muy dispuestos ahacerlo.

"El FBI lo arruinó", dijo Windslow.

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"Con el debido respeto, Senador", respondió Showers."Hemos seguido los procedimientos habituales. El rescate fuedejado exactamente donde los secuestradores nos habían dichoque lo pusiéramos. Todo el lugar estaba bajo vigilancia."

"Ese dinero sólo se quedó allí", dijo Windslow, "y nadie se

presentó para agarrar mi millón de dólares. Sabían que era unatrampa. Alguien avisó a los secuestradores. Lo sé. "

"Eso no lo sabemos", dijo Showers. "Bueno, jovencita, algo los asustó, como si un ciervo olfateara

una mula en el aire cuando estas cazando", dijo Windslow. "Lamañana siguiente, recibí otra nota de rescate, sólo que ahoraesos bastardos habían decidido jugar duro."

Gloria empezó a sollozar en silencio. Toppers dejó el sofá y

se arrodilló a lado de la silla donde estaba sentada su futuramadre política. Levantándose de detrás de su escritorio,Windslow se acercó, también, y puso su mano derecha en elhombro de Gloria. "Es una cosa terrible por la que está pasandomi esposa." Le acarició el pelo.

Continuando, Windslow dijo: "Esos bastardos le sacaron

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Continuando, Windslow dijo: "Esos bastardos le sacaroncuatro de los dientes frontales de Matthew y me los enviaroncon esa nota de rescate, junto con una fotografía. Allí fueentonces cuando me decidí a hablar con Jedidiah. Allí fuecuando decidí que necesitábamos su ayuda."

Storm miró a la Agente Showers. Ella había puesto su pierna

derecha sobre la izquierda y luego las había enredado juntas contanta fuerza que ahora tenía la punta del pie derecho escondidodetrás de su tobillo izquierdo. Tenía los brazos cruzados sobresu pecho. Incluso alguien para nada familiarizado con el lenguajecorporal, habría reconocido cuán frustrada se sentía.

"Me gustaría ver las dos notas de rescate", dijo Storm. "La Agente Showers se las conseguirá para usted", dijo

Windslow. "Ahora, me gustaría que toda las mujeres de aquísalgan rápido solo por un momento para que pueda hablar conJedidiah y este hombre en privado."

"Vamos, señoras", dijo Gloria, levantándose lentamente de su

asiento. Toppers enseguida se puso en línea, pero Showers nose movió.

"Senador", dijo con severidad, "como jefa de esta

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"Senador", dijo con severidad, "como jefa de estainvestigación, necesito estar involucrada en todas las discusionesque usted podría tener que involucren el secuestro".

"Tengo cosas que decir en privado, Srita. Showers", espetó

Windslow. "El director Jackson me aseguró esta mañana que ibaa tener su total y completa cooperación. ¿Es necesario que lepida a él que la remplace?"

"Que conste," dijo Showers: "que creo que está cometiendo

un error metiendo a estos extraños al caso". "Que conste," respondió Windslow, imitándola, "que le pedí

que dejara mi oficina." Showers salió por la puerta. "Jedidiah me dice", dijo Windslow a Storm cuando ella se fue

"que es un hombre que sabe cómo encontrar a las personas queno quieren ser encontradas y que puede manejarse ensituaciones extremadamente difíciles."

Jones dijo: "Él es mi muchacho de confianza. Si se tratara de

mi hijastro, lo llamaría a él."

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mi hijastro, lo llamaría a él." "Eso es exactamente lo que quería oír", dijo Windslow.

"Necesito a alguien que pueda localizar a esos bastardos y hacerlo que sea necesario para liberar a mi hijastro. ¿Entiende qué eslo que le estoy diciendo?"

Storm dijo: "Usted quiere resultados y no le importa cómo los

consiga." Windslow sonrió. "Finalmente, estoy consiguiendo el tipo de

respuestas que quería. Sí, eso es exactamente lo que quiero deusted, Sr. Mason, o como diablos sea su nombre. Le pedí aJedidiah que me buscara a alguien que no se preocupara por lassutilezas legales. Le pedí que me consiguiera al mejor."

Storm no respondió. "Primero, quiero que localice a esos bastardos, y luego, que

mate a cada uno de ellos. No estoy interesado en que le lea susderechos legales y los arreste y que consigan que algún abogadocon mucha labia estanque esto por largo tiempo, haciendo unjuicio interminable. Los quiero muertos. Quiero que lo hagaantes de que envíen más partes del cuerpo de mi hijastro a miesposa."

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esposa."

CAPÍTULO 4

Eran las 8:30 PM, al momento en que Storm y Jones dejaron

el Congreso y arribaron al Hotel Willard InterContinental en laAvenida Pennsylvania, a menos de una cuadra de la CasaBlanca. Antes de separarse, Jones le entregó a Storm un sobrelleno de billetes de cien dólares, una licencia falsa de conducir deNevada, credenciales de investigador privado bajo el nombre deSteve Mason, un teléfono celular que era una línea directa conJones en la CIA, y las llaves de un auto de alquiler que estabaaparcado en el estacionamiento del hotel. Storm llegó a suhabitación del quinto piso en el mismo momento en el que elteléfono del interior comenzó a sonar. Era la agente Showers delFBI que llamaba desde el vestíbulo. Había venido a informarle.

"Suba", dijo Storm. "Lo esperaré en el restaurante del hotel." Storm se unió a ella cinco minutos más tarde en una mesa

apartada.

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"Nunca me he hospedado en este hotel", dijo ella mientras él

se sentaba. "Pero es famoso. Mark Twain escribió dos librosaquí."

"Podemos ir hasta mi habitación y le daré un tour", dijo. "Solo estaba siendo cortés, simplemente comentaba," dijo.

"No tengo interés en ir a su dormitorio." "Es una lástima", dio a entender. "Tenía la esperanza de un

interrogatorio completo." Storm miró a su alrededor en el restaurante casi vacío. "Este

hotel es mucho más agradable que los lugares a los que Jedidiahnormalmente me envía", dijo.

El mesero llegó. Showers pidió un café. Storm ordenó una

hamburguesa de dieciséis dólares y una cerveza de ochodólares. Cuando el mesero se fue, ella dijo: "¿Y dónde sonalguno de esos lugares, donde lo envió Jedidiah?"

"Si le dijera, tendría que matarla."

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"Esa es una vieja línea." "En mi caso, pasa a ser verdad." "Mire", dijo con severidad. "He recibido órdenes de

informarle y trabajar con usted. Creo que tengo el derecho desaber quién es."

El mesero interrumpió con sus bebidas. Después de que se

fue, Storm dijo: "Soy un investigador privado, tal cual dijoJedidiah. Solía trabajar para él ocasionalmente cuando estaba enel ejército."

"Oh, en serio", respondió ella con escepticismo. "Hice algunas

averiguaciones el día de hoy después de que Jedidiah nos dijoque estaba volando con usted a la ciudad. Dijo que Ud. es deNevada. Si eso es cierto, ¿por qué no hay registro de que tengauna licencia de investigador privado en ese estado?"

Storm se encogió de hombros. "He tenido la intención de

obtener una licencia. Es solo que no he llegado a hacerlo."

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"Sin embargo, tiene una licencia de conducir de Nevada, ¿no

es cierto?" Storm no respondió. Ella suponía que él la interrogaría, no

que ella lo interrogaría a él. Pero Showers no iba a parar ahora. Ella dijo: "Revisé todas las fotos de los Steve Mason que

tienen licencias de conducir de Nevada. Usted no se parece aninguno de ellos."

Storm estaba decepcionado. Jedidiah por lo general hacía un

mejor trabajo de respaldo. "Tengo otro corte de pelo", replicó. "Hice una verificación de antecedentes del FBI y no hay nada

en ningún registro público de un Steve Mason que se ajuste a sudescripción. ¿Quién es usted, realmente?"

Storm se inclinó y le susurró: "Yo soy el hombre que ha sido

contratado para limpiar su desastre. Eso es todo lo que necesitasaber."

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El mesero le trajo su hamburguesa. Storm no se había dado

cuenta de lo hambriento que estaba. Le dio una gran mordida yotro largo trago de cerveza fría.

Con una voz de resignada, Showers dijo: "¿Qué es

exactamente lo que necesita saber sobre el secuestro?" "Todo". Entre bocado y bocado, Storm la interrogó. Showers

comenzó por la base él ya había oído en la oficina de Windslow.Matthew Dull y Samantha Toppers habían terminado su últimaclase del día en la Universidad de Georgetown y fueroncaminando a través del campus para buscar algo de comercuando una furgoneta blanca se paró en la acera y tres atacantessaltaron de ella. Uno disparó un arma automática en el aire paraintimidar a cualquier aspirante a héroe. A continuación, señalódirectamente a la cara aterrorizada de Toppers. Los otros dosasaltantes se apoderaron de Dull y lo forzaron a meterse dentrode la camioneta. Todo el proceso del secuestro había duradomenos de un minuto.

"¿Por qué no ha aparecido esto en todas las noticias

nacionales?", preguntó Storm.

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nacionales?", preguntó Storm. "Las cadenas fueron retiradas. Los medios de comunicación

dijeron que se trataba de una broma de universidad.Funcionarios de Georgetown colaboraron. Dijeron que fue unabroma de una fraternidad que se les fue de las manos."

"¿Qué tipo de arma automática utilizó?" Showers abrió un maletín de cuero negro que había traído

con ella y sacó una bolsa de plástico transparente que conteníaalrededor de una docena de casquillos de bala de bronce.

"No había huellas dactilares en ellos", dijo ella, poniendo la

bolsa sobre la mesa. Storm no se molestó en abrirlo al terminar el último bocado

de su hamburguesa. Había visto suficientes casquillos demuniciones de 7.62 x 39mm para reconocerlos a simple vista.

"El agresor utiliza un fusil AK-47", dijo. "Sí", respondió Showers, impresionada.

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"Sí", respondió Showers, impresionada."Desafortunadamente, hay unos setenta y cinco millones de AK-47 en uso en este preciso momento en el mundo. La UniónSoviética hizo un trabajo del demonio entregándole uno a todoterrorista y grupo revolucionario en el mundo, así como a todoimbécil en los EE.UU. que encontró la manera, legal o ilegal,para tener en sus manos un arma de fuego capaz de disparar600 rondas por minuto."

"Es una mierda ser Bambi hoy en día." Él sonrió. Ella no. Storm dijo: "Estos chicos fueron rápidos, duros, deliberados,

y no dejaron nada que se pudiera utilizar para identificarlos.Fueron profesionales. Posiblemente ex militares.", dijo, "Veamoslas notas de rescate."

Ella sacó dos cartas de su maletín. Ambas estaban

recubiertas en plástico. La primera estaba escrita en letramayúscula, similar a la que un arquitecto utiliza en los planos.

"VAMOS A MATAR A SU HIJASTRO A MENOS QUE

PAGUE U$S 1.000.000."

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La nota se envió para ordenar a Windslow que pagara el

rescate en billetes de cien dólares. Se suponía que el dinero seríacolocado en un maletín que se dejaría en el área de comidarápida entre la Estación Unión, el metro principal de la ciudad yla estación de Amtrak, cerca del Congreso. Los secuestradoreshabían dibujado un diagrama en la nota que indicaba dondedebía dejarse el maletín, debajo de una mesa cerca de una pareddel fondo. Se suponía que el rescate debía ser entregado por laprometida de Dull.

"Samantha Toppers estaba aterrorizada", dijo Showers. "Yo

le decía que estaba bien. Teníamos la estación de trenescompletamente inundada de agentes, cerca de cien, yendo yviniendo. Usamos internos y agentes retirados para que lossecuestradores no tuvieran idea de quién era civil y quién no."

"¿Y nadie se presentó para agarrar el maletín?" "Nadie mostró ningún interés en él, incluso después de que

ella se alejó de la mesa." "Estoy sorprendido. No por los secuestradores. Pero sí de

que puedas dejar un maletín en la Estación Unión sin que alguiense lo robe".

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se lo robe". Continuando su relato, Showers dijo: "Encontramos una

huella parcial en la esquina de la primera nota. No había ningunahuella en la segunda. Llegó al día siguiente."

Como la primera, la segunda nota de rescate estaba escrita a

mano, pero no en letras mayúsculas. No había ninguna menciónde un rescate, sólo una amenaza críptica.

"Su hijo morirá si sigue jugando con nosotros." Storm dijo: "Obviamente, fueron escritas por personas

diferentes. No sólo la letra es diferente, también el papel que seutilizó. La primera nota tenía una impresión parcial en ella. Lasegunda no. También hay un error en el segundo mensaje. En laprimera, Dull es descripto correctamente como el hijastro deWindslow. En la segunda, lo mencionan como su hijo."

"Sí, yo también noté esas contradicciones", respondió

Showers. "Pero sabemos que al menos cuatro secuestradoresestán involucrados. Uno de ellos podría haber escrito la primernota, y otro la segunda, simplemente para despistarnos. Lomismo podría ser verdad para las discrepancias. Podrían habersido intencionales".

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sido intencionales". Storm no estaba tan seguro, pero decidió seguir adelante.

"Cuénteme sobre el senador Windslow. ¿Tiene muchosenemigos?"

"Como él nadie. Es probablemente uno de los senadores más

odiados en Washington. Es implacable y ha estado allí por tantotiempo que es intocable. Él lo sabe. Es un matón, y cuando noconsigue lo que quiere, se enoja y siempre lo terminaconsiguiendo. Los otros políticos le temen. Incluso la CasaBlanca. Tiene la reputación de ser cruel y vengativo".

"Suena como a todos los políticos que he conocido", dijo

Storm. "No, Windslow está en una liga propia. Uno espera que los

Republicanos lo odien porque es Demócrata. Pero la mitad delos miembros de su propio partido no lo soportan. Y eso es sóloen el Congreso. Fuera del Congreso, los grupos queprobablemente más odio le tienen son los medioambientalistas.Windslow es un cómplice de las grandes petroleras. Siempre hasido así. No cree en el calentamiento global, cree que lascompañías petroleras deben ser capaces de perforar agujeros encualquier lugar que les plazca, y una vez votó en contra de un

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cualquier lugar que les plazca, y una vez votó en contra de unproyecto de ley que imponía multas a los visitantes que ensucianlos parques estatales."

"Es difícil para mí", replicó Storm, "imaginar que una banda

armada de medioambientalistas secuestrar al hijastro delsenador."

"Usted me pidió que identificara a sus enemigos. Eso es lo

que estoy haciendo. Siendo completa." Storm llamó al mesero y pidió otra cerveza. "Está bien,

además de los amantes de los árboles, ¿quién es el siguiente enla lista de enemigos?"

Como presidente del Comité de Inteligencia del Senado,

Windslow ejerce un tremendo poder. Siempre ha sido un fuertedefensor de Israel. Eso lo hace odiado por los extremistas delMedio Oriente."

"¿Alguna célula terrorista en particular?" "Todas lo desprecian. También ha logrado perturbar a los

rusos, los alemanes, y los griegos. Es un rabioso anti-comunista

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y no confía en los nuevos líderes rusos; cree que secretamentetodos los alemanes son nazis, y no le gustan los paísessocialistas".

"¿Cómo alguien puede odiar a los griegos?", preguntó Storm.

"Todo lo que hacen siempre es romper platos y gastar euros queno tienen."

Showers no sonrió. "También está su gente, la comunidad de

inteligencia. El senador Windslow y Jedidiah eran como dosgrandes amigos esta noche en la oficina del senador, pero hayrumores de que están peleando en una operación encubierta. Yla disputa se ha vuelto desagradable."

"¿Qué operación encubierta?" "No lo sé. Está por encima de mi rango. Tal vez usted lo

pueda descubrir." "¿Honestamente cree que Jedidiah está detrás del

secuestro?", dijo Storm con escepticismo. "Hasta el momento, no estoy considerando a nadie. Creo que

ustedes los tipos de la CIA son capaces de todo. Incluso su

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ustedes los tipos de la CIA son capaces de todo. Incluso sullegada aquí hoy podría ser parte del plan".

Terminó su café y colocó cuidadosamente la taza de nuevo en

el plato. A pesar de que Showers ya le había dado una larga lista de

sospechosos, Storm sospechaba que se guardaba algo. Habíaaprendido mucho tiempo atrás que durante esas entrevistas, laúltima cosa que la persona le decía a menudo era la pista másimportante.

"Si nuestros papeles estuvieran invertidos", dijo con simpatía:

"estaría enfadado. Yo pensaría, '¿Quién demonios se cree estetipo para irrumpir en mi investigación? "Yo no sería tan útil comolo ha sido usted en este momento. Pero un crimen ha sidocometido, y existe la posibilidad de que Matthew Dull todavíapueda estar vivo. Le debemos a él poner todas nuestras cartassobre la mesa, así que si hay alguna cosa más que puedadecirme, cualquier cosa, por favor, compártalo."

Sonaba sincero. Era muy bueno para sonar sincero. Siempre

le había servido bien, en el trabajo y en la cama.

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Showers permaneció en silencio por un momento. "Haceaproximadamente un año, el FBI empezó a escuchar reportes deque Windslow estaba corrupto. Sobornos. Grandes. La primeradenuncia provino de un texano que había ofertado en uncontrato militar lucrativo. Uno de los miembros del personal deWindslow exigió un soborno. Cuando el texano se negó, elcontrato fue dado a otra empresa. El tejano nos llamó, pero loúnico que teníamos era su palabra y eso no era suficiente, nopara construir una acusación criminal en contra de un senador delos EE.UU.".

"Usted comenzó a indagar". Ella asintió. "No iba a dejarlo ir. Descubrí que Windslow fue

añadiendo cláusulas a la legislación que le permitía a lasempresas petroleras mover millones de dólares de susoperaciones en el extranjero en los EE.UU. sin tener que pagarimpuestos federales sobre la renta."

"Pero eso no es ilegal", dijo Storm. "Los senadores fastidian

con el IRS todo el tiempo para ayudar a sus amigos." "Cierto. Pero descubrí que Windslow estaba recogiendo una

tarifa basada en qué tanto dinero de las compañías petroleras élayudaba a traer al país libre de impuestos. O, mejor dicho, tengo

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ayudaba a traer al país libre de impuestos. O, mejor dicho, tengoa bastantes personas hablando de sobornos. Pero nada enpapel. Windslow es inteligente. Y entonces me encontré con unarma humeante. Descubrí una transferencia bancaria que estoysegura de que es un soborno pagado a Windslow por alguien enel extranjero."

"¿Quién? ¿Un gobierno, una corporación, un individuo?" "No estoy segura. El soborno es difícil de probar. La persona

que lo paga no va a hablar. La persona que lo recibe no va ahablar. La mayoría de las veces, sólo puedes hacer un casopenal, si tienes el rastro del dinero".

Storm no interrumpió. Quería que ella siguiera hablando. Pero

estaba muy familiarizado con cómo funcionaban los sobornos ycómo ocultarlos. Él había ayudado a Jedidiah a distribuirmillones de dólares en Irak y Pakistán. La agencia habíadistribuido billetes de cien dólares como si fueran caramelos deHalloween, todo a espaldas del Congreso y los contribuyentesestadounidenses.

Showers dijo: "Fui capaz de rastrear un pago de seis millones

de dólares de una cuenta bancaria en Londres a las IslasCaimán, donde fue convertida en dinero en efectivo y me llevó aWashington D.C. Estoy bastante segura de que terminó en

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Washington D.C. Estoy bastante segura de que terminó enmanos de Windslow."

"¿Bastante segura o segura?" Una mirada de dolor apareció en su rostro. Su pregunta había

dado en el clavo. Ella dijo: "Estaba segura de que habíaavanzado lo suficiente para un caso circunstancial, suficientecomo para acusarlo. Pero cuando mi investigación llegó a laoficina del director, se congeló. Nadie me dijo por qué. Eso fuehace tres semanas."

Showers miró su reloj. Eran las once y el restaurante estaba

cerrando. Tomó las dos cartas que tenía él. "He hecho lo que medijeron", dijo. "Le he informado. Lo recogeré mañana a las 8AM en punto. Hemos creado un puesto de mando en la sede delFBI. Si usted tiene más preguntas, entonces mañana podrápreguntarle a mis jefes en la conferencia".

"Tengo más preguntas", respondió. "Como el restaurante está

cerrando, subamos a mi habitación para que podamos hablarmás."

"No creo que hablar sea lo que usted tiene en mente."

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Él sonrió. "Depende del tipo de conversación. Por lo menos

permítame acompañarla hasta su auto." "Estoy armada, y creo que podré lograr atravesar el vestíbulo

del hotel hasta el valet sin su ayuda." Entonces, por primera vezdesde que se conocieron, ella realmente sonrió y le dijo:"Además, creo que tengo más que temer de usted que decualquier extraño."

"Auch", respondió él, tocando su corazón como si hubiera

recibido un disparo. "Sólo estaba siendo caballeroso", dijo,repitiendo intencionalmente las palabras de ella.

"Entonces puede pagar la cuenta, Sr. Steve Mason." La vio alejarse de la mesa, admirando los deslumbrantes

resultados de su rutina de yoga ocultos bajo los pantalones a lamedida. Tan pronto como firmó la cuenta con su número dehabitación y nombre falso, Storm la siguió. Pero para cuandollegó al vestíbulo, ella ya estaba al volante de su BMW. Dio unpaso fuera de las puertas dobles del hotel justo cuando sealejaba. Mientras observaba, vio un Mercedes-Benz sedán decolor negro saliendo de una calle lateral cerca del hotel y queempezaba a seguirla.

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empezaba a seguirla. Storm reconoció la etiqueta de la licencia, roja, blanca y azul.

Era una placa diplomática. Corriendo de vuelta a su habitación, utilizó su ordenador

portátil para conectarse a Internet. Las placas diplomáticascontenían un código de dos letras que identifican qué país habíaemitido la placa por el Departamento de Estado de EE.UU.Periódicamente, el código de letras era cambiado y reasignado.GB nunca se había utilizado en las etiquetas de Gran Bretaña eIS nunca se utilizaba para Israel, porque así sería demasiado fácilpara los enemigos potenciales identificar a los ocupantes delcoche.

Storm había visto las letras YR en la placa del Mercedes que

seguía a Showers. En cuestión de segundos, había roto elcódigo.

¿En qué lo había metido Jedidiah Jones? ¿Por qué un

vehículo diplomático de la Embajada Rusa iba detrás de laAgente Especial Showers?

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CAPÍTULO 5

El teléfono del hotel en la suite de Storm lo despertó de un

sueño inducido por el alcohol. Varias botellas llenas de whiskyde pequeño tamaño del minibar de debajo de la mesa de nochehabían sido saqueadas. Se había quedado hasta tarde pescandoalgo de información en la red informática encriptada donde laCIA y otros servicios de inteligencia federales podían acceder através de Internet. Su búsqueda lo había llevado a varias pistas.

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través de Internet. Su búsqueda lo había llevado a varias pistas.Pero lo que había descubierto seguían siendo piezas inconexasde un rompecabezas que todavía necesitaba ser ensamblado.

Alrededor de las 3 AM, Storm se había ido a la cama, pero

había tenido dificultades para dormir. Él sabía por qué. No era elsecuestro. Había dos razones, y ambas tenían que ver con suregreso a Washington D.C., Clara Strike y Tánger. A veces,sólo un Jack Daniel podía ayudar a un hombre a olvidar supasado.

Una voz de mujer en la línea telefónica, dijo, "El senador

Windslow lo llama." Storm consultó el reloj junto a la gran cama. Fue unos

minutos después de 6 AM. Su cabeza estaba palpitando. Lasiguiente voz que oyó fue la de Windslow. "Esos bastardos medejaron otra nota, esta vez en mi casa."

"¿Le enviaron alguna cosa más?" "Ni dientes ni partes del cuerpo, si eso es lo que está

preguntando. Pero aumentaron su demanda de rescate."

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"¿Cuánto?" "¡Seis millones! Estoy en mi casa en Great Falls. ¡Venga aquí

ahora mismo!" Storm anotó la dirección y le preguntó: "¿Ha llamado a la

Agente Showers?" La pregunta fue recibida con silencio. Finalmente, Windslow

dijo: "No la quiero a ella o al FBI involucrado. Se lo explicarécuando llegue aquí. No la llame, esa es una orden."

¿Una orden? Eso era algo que Storm tendría que aclarar con

Windslow. Sólo Jones le daba órdenes, no un político. Storm bajó las escaleras para reclamar su coche de alquiler.

El valet le trajo un Ford Taurus blanco. No era el que usan losespías en las películas, pero era perfecto para mezclarse en losalrededores de Washington y sus suburbios. Se dirigió a laavenida Constitución, giró a la derecha, cruzó el río Potomac, yse dirigió hacia el norte por la avenida George Washington hastallegar a la Circunvalación de la Capital, una importante autopistaque rodeaba la ciudad. Salió hacia el oeste por la carretera decircunvalación, que iba más allá de Virginia. Tardó otros diez

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circunvalación, que iba más allá de Virginia. Tardó otros diezminutos para llegar a Great Falls, una gran arboleda, rodeado desuburbios dotados de multimillonarias haciendas coloniales.Asumió que estaba siendo rastreado electrónicamente, si no porla CIA por el FBI. Ellos probablemente habían plantado unrastreador en algún lugar del Taurus, o estaban usando elteléfono celular que Jones le había dado. En esa etapa, no leimportaba.

La entrada del Senador Windslow fue impedida por una

puerta ornamentada, con un monograma en las puertas dehierro. Storm presionó el botón del altavoz que estaba montadoen el camino de entrada, y cuando las puertas se abrieron,condujo a lo largo de un camino circular que rodeaba un céspedcuidadosamente arreglado. Un viejo mayordomo negro contestóla puerta principal y escoltó a Storm dentro del gran vestíbulo,que tenía un piso de mármol italiano importado y una enormearaña de Versalles de cristal y latón oxidado. Elevándosedirectamente frente a él estaba una elaborada escalera doble.Unos retratos estaban colgados junto al primer escalón de cadalado. Una pintura era del senador Windslow y el otro era deGloria Windslow. Debido a que cada cuadro estaba colgadojunto al primer escalón, daba la impresión de que el senadorutilizaba uno de los tramos de escaleras y su esposa el otro. Elartista, notó Storm, había sido lo suficientemente sagaz parareconocer que sus clientes ubicaban un valor más alto a laadulación que al realismo. Ambos Windslows parecían de larealeza británica.

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realeza británica. El senador Windslow apareció en un traje azul marino

deportivo de nylon con una toalla descansando sobre sushombros y la frente perlada de sudor.

"Ando en mi bicicleta fija durante una hora todas las

mañanas", explicó. "Me da la oportunidad de ejercitar mientrasleo los periódicos y veo las noticias."

Storm lo siguió a través de una puerta lateral a un estudio con

paneles de madera, donde la sirvienta había colocado una jarrade café y dos tazas en una mesa bordeada por tres sillas decuero. Hacían juego con los sillones de cuero marrón en laoficina de Windslow. Storm vio otro par de cuernos largos denovillo colgados en la pared, exactamente igual al que había vistoen el Congreso. Obviamente, los gustos de decoración delsenador eran los mismos ya sea en su casa o en el trabajo.

"Hattie, nuestra ama de llaves, me trae el periódico cada

mañana desde el buzón de nuestra entrada mientras estoyejercitando", dijo Windslow, mientras se servía café y tomóasiento. Señaló con la cabeza a Storm, indicándole que podíaservirse una taza también, si lo deseaba. "Esta mañana", dijoWindslow, "Hattie encontró eso en la puerta."

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Windslow señaló con la cabeza hacia un sobre de manila

abierto en la mesa de café, junto con un par de guantes de gomaamarillos.

"¿Alguien ha chequeado la nota por huellas?", preguntó

Storm. "No. Me puse esos guantes para que usted lo manejara

después. Hice que Hattie me los trajera de la cocina." Storm se puso los guantes. Estaban apretados. Sacó la carta

y preguntó: "¿Su mujer sabe acerca de esta nueva demanda?" Windslow negó con la cabeza. "Ella todavía está durmiendo

arriba en su dormitorio." Su dormitorio. No había dicho "Nuestro dormitorio". Al

parecer, usar escaleras diferentes no era la única cosa que lapareja hacía por separado.

Esta nueva nota, la tercera desde el secuestro, se parecía

mucho a la primer demanda de rescate. Estaba escrita a mano

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mucho a la primer demanda de rescate. Estaba escrita a manoen letras mayúsculas y contenía instrucciones específicas.

"VAYA A SU CAJA DE SEGURIDAD Y SAQUE LOS

SEIS MILLONES QUE TIENE ESCONDIDOS ALLÍ". Mientras Storm estaba leyendo, el senador dijo: "Mi hijastro

debe haberles dicho acerca de los seis millones. Debería habersabido que ese bastardo no podía mantener la boca cerrada.Probablemente, les contó sobre ellos cuando le arrancaron losdientes frontales."

Seis millones de dólares en una caja de seguridad. Storm se

maravilló por la manera en que el senador acababa de dejar caereso, como si tener esa cantidad de dinero simplemente guardadoen efectivo fuera la cosa más natural del mundo. Showers habíatenido razón sobre Windslow. Realmente estaba aceptandosobornos. No es de extrañar que el Gran Hombre había queridoverlo a solas. Viendo que las cosas estaban empezando aponerse interesante, Storm decidió seguirle el juego.

"¿Por qué su hijastro sabe sobre él?" "La caja está alquilada bajo su nombre."

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La nota indicaba que el senador debía retirar los seis millones

del banco antes de la hora de cierre de hoy. Iba a ser divididoen cuatro pilas iguales de U$S1.5 millones, y cada pila debíaponerse en un bolso de gimnasio. A las 6 PM, lossecuestradores llamarían a Samantha Toppers a su teléfonocelular con instrucciones sobre dónde se dejarían los bolsos. Ellanecesitaría un coche porque los bolsos debían ser dejados endiferentes lugares alrededor de Washington D.C. Si el FBItrataba de monitorear las entregas o de intervenir, lossecuestradores matarían a Matthew Dull.

Golpeando su dedo huesudo en la demanda de rescate,

Windslow dijo: "¡Asegúrese de leer la última línea con cuidado!" "STEVE MASON ACOMPAÑARÁ A SAMANTHA

TOPPERS AL BANCO Y EN LAS ENTREGAS DE ESTANOCHE."

"¿Cómo demonios saben los secuestradores acerca de

usted?", preguntó Windslow con voz acusatoria, "¿y por quéquieren que acompañe a mi futura hija política por ahí con misseis millones de dólares en efectivo?"

Storm tuvo que admitir que era una pregunta interesante. Era

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Storm tuvo que admitir que era una pregunta interesante. Eraevidente que había una fuga, un informante, avisando a lossecuestradores. Pero a Storm no le gustó el tono de Windslow.El senador podía haberse salido con suya intimidando a otros,pero no con Storm.

"Yo también tengo unas cuantas preguntas", respondió Storm,

ignorando la pregunta de Windslow. "¿Por qué no quiere que elFBI sepa acerca de esta nota?"

El senador respondió: "Porque que seis millones es lo que

llamamos ‘caminar alrededor del dinero’ en la política. Texas esun estado grande. Muchas personas tienen las manos en laspróximas elecciones. No creo que la Agente Showers o elDepartamento de Justicia puedan entenderlo."

"Ni tampoco podría el IRS." dijo Storm. "Es dinero de

sobornos". "Vamos, hijo. Jedidiah me dijo que tenía conocimiento de las

calles. ¿Cómo cree que se hacen las campañas? Uso ese dineropara aceitar algunos acuerdos. No es gran cosa. Es esperable".

"No estoy hablando de aceitar acuerdos en Texas",

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respondió Storm. "Estoy hablando sobre aceitar sus propiosacuerdos".

Un destello de ira se apoderó del rostro de Windslow. Nadie

le hablaba de esa manera. Pero mantuvo su temperamento bajocontrol. "El lugar de dónde provino ese dinero no es de sumaldita incumbencia", dijo. "No está aquí para investigarme.Mire, ¿qué otra opción tengo? Los secuestradores demandanseis millones, o ellos van a matar a mi hijastro. No puedo ir alFBI porque los seis millones están fuera de los libros deingresos. Necesito que haga esto por mí. Necesito que lo hagasin decirle al FBI."

Habiendo regresado cuidadosamente la nota de rescate a su

envoltura, Storm se quitó los guantes de goma y dijo: "Lossecuestradores saben dónde vive."

Windslow dijo: "Todo el mundo sabe donde vivo. No es

ningún maldito secreto." "Los secuestradores saben que tiene seis millones en efectivo

en una caja de seguridad y que no puede decirle al FBI alrespecto".

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"Sí, y también saben acerca de usted, Sr. Steve Mason, ocualquiera que sea su verdadero nombre".

"Parece que saben muchas cosas." "Tenemos un grifo que gotea", dijo Windslow. "¿Alguna idea de quién?" "No. He estado repasando los nombres desde que llegó la

nota." "¿Qué hay sobre Samantha Toppers?” "¿Samantha?", repitió Windslow mostrando una amplia

sonrisa. "El tamaño del sujetador de esa chica es el doble de sucoeficiente intelectual. No es lo suficientemente inteligente comopara estar involucrada en esto. ¿Dónde iba a encontrar a cuatrohombres para secuestrar a Matthew? Los secuestradores noestán en los avisos clasificados. Además, tiene un fondofiduciario desde bebé. No tiene ninguna necesidad de mi dinero."

"Mi experiencia ha sido que cuanto más rico eres, más

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"Mi experiencia ha sido que cuanto más rico eres, másquieres. Los secuestradores le han pedido a ella que entregue elrescate dos veces hasta ahora. ¿Por qué ella?"

"Ella ama a Matthew y no va a tomar mi dinero y

desaparecen. Se lo digo, está forrada en dinero. Sus padresmurieron en un accidente y le dejaron millones. Además, no esexactamente una amenaza para ellos ya que es tan insignificante."

"¿Podría ser que ella y su hijastro hayan ideado toda esta

escena?", preguntó Storm. Miró la cara de Windslow para versu reacción. Sorpresa. Enojo. Cualquier cosa. Pero no habíanada, y eso sugería que el senador ya había considerado la idea.

"Matthew es demasiado vanidoso como para dejar que

alguien le saque los cuatro dientes frontales", dijo Windslow."Además, la caja de seguridad está a su nombre, y él sabe queno puedo quejarme públicamente si ese dinero se desvanece.Podría haber ido y tomarlo sin fingir su propio secuestro."

"¿Qué hay con el personal del Congreso? ¿Un empleado

descontento tal vez?" "No han despedido a nadie en años, y sólo un par de ellos

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saben que Matthew ha desaparecido." "Eso solo nos deja a otras dos personas que podrían haber

avisado a los secuestradores de mi llegada ayer por la noche",dijo Storm. "Usted y su esposa."

Windslow sonrió. "¿Por qué secuestrar a mi hijastro y

demandar seis millones en efectivo, dinero que ya es mío." "Eso lo reduce a su esposa." Windslow dejó la taza de café que había estado sosteniendo.

"Voy a contarle una historia. Hace un año, tuve un ataque alcorazón y casi me mata. Gloria nunca se apartó de mi lado. Mehizo volver a la salud. En ese momento, habíamos estadocasados por casi veinte años. Casarse con una mujer más jovencausa habladurías. Todo el mundo pensaba que Gloria era unabuscadora de oro esperando a que yo muriera. Pero esa mujerrealmente me ama. Lo demostró cuando me enfermé. Despuésde recuperarme de mi ataque al corazón, rompí nuestro acuerdoprenupcial. Si me marcho hoy, Gloria se quedará con todo y esoes más dinero que los seis millones que esos bastardos quieren.Aparte, Gloria no haría pasar por esto a su hijo. Es unmalcriado."

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"¿Dónde está la fuga entonces?", preguntó Storm. "¿Por qué asume que proviene de mi terreno? Esas

instrucciones, diciéndonos que dividamos el dinero en cuatromontones, para que puedan ser entregados en cuatro sitiosdiferentes, suena como algo con lo que la CIA soñaría."

"¿Jedidiah Jones?" "Hijo, he estado tratando con la Agencia durante mucho,

mucho tiempo, y nunca podrás estar seguro de lo que Jones ysus amigos están haciendo. Por lo que sé, Jones podría estarjugando algún tipo de juego aquí."

"Le debo mi vida a ese hombre." "Eso no significa que no lo pueda usar, para llegar a mí." "¿Por qué razón? ¿Por qué habría de arriesgarse a secuestrar

al hijastro de un senador de los EE.UU. en territorioestadounidense?"

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Windslow se encogió de hombros. "Todo lo que estoy

diciendo es que él es quien lo trajo aquí, y tiene contactos con unmontón de ex-militar que saben cómo llevar a cabo unsecuestro. Además, los secuestradores lo quieren a ustedpaseando con mi dinero."

"¿El motivo? Jones podría robar millones en su trabajo. No

necesita estafarlo a usted." "A lo mejor tiene otras razones." "Ya que te ha abierto esa puerta", dijo Storm, "¿Sobre qué

trata la misión encubierta por la que usted y Jones se pelean?" Un destello de sorpresa apareció en los ojos de Windslow. "No estoy abriendo ninguna puerta. Nuestro desacuerdo no

tiene nada que ver con esto, nada. No trate de ir allí." "¿Qué hay sobre Ivan Petrov?", preguntó Storm. "¿Podría

tener algo que ver con el secuestro de su hijastro?"

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El ruso era uno de los nombres con los que Storm se había

topado durante su larga noche en la red de inteligencia. Petrovera un oligarca que la CIA estaba vigilando. Hace poco habíatenido varios acuerdos con Windslow, de acuerdo con losboletines INTEL de la CIA.

La mención del nombre Petrov provocó una reacción

instantánea que Storm no había esperado. Windslow saltó de su asiento hacia la silla donde estaba

sentado Storm. Elevándose por encima de él, el senador dijo:"Ahora está metiendo la nariz donde no le pertenece. ¿Quiéndemonios se cree que es? ¡Cómo se atreve a venir a mi casa yacusarme de aceptar sobornos! ¡Cómo se atreve a acusar a miesposa de estar en connivencia con los secuestradores! ¡Cómose atreve a preguntar acerca de asuntos de inteligencia privadosentre Jones y yo! ¿Por qué acaba de mencionar a Ivan Petrov?¿Jedidiah le dijo algo de eso? ¿Es por eso que le trajo, parainvestigarnos a Petrov y a mí? "

Windslow vaciló por un segundo, claramente pensando en su

próximo paso. Todavía humeante, dijo, "Escuche, hijo, todo loque necesito saber en este momento es si está dentro de estoesta noche o si está fuera. Puedo hacer que Toppers consiga losseis millones del banco. Pero voy a necesitar tiempo para

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seis millones del banco. Pero voy a necesitar tiempo paraencontrar a alguien más para que la acompañe si se echa atrás.¿Está en esto o no?"

"¿Qué hay de la Agente Showers y el FBI?", preguntó Storm. "Ya he respondido a eso. Nada de FBI. Punto". "¿Incluso si la Agente Showers y el FBI son la mejor

oportunidad para salvar la vida de Matthew Dull?" La cara Windslow estaba empezando a ponerse roja, por la

frustración y la ira. "Se suponía que usted era mi mejor chance.Pero, hasta ahora, todo lo que ha hecho es abrir la boca ycuestionar mi integridad. He destruido a hombres mucho máspoderosos que usted. Los he aplastados como insectos bajo lasuela de mi bota. Si desea salir de esto, entonces váyase aldemonio, lárguese de mi casa y vuelva debajo de la roca de laque salió. Pero va a mantener su maldita boca cerrada acerca delos seis millones, si sabe lo que es bueno para usted. Decualquier manera, necesito saber si está dentro o fuera".

Storm se levantó de su asiento y se puso justo delante de

Windslow mirándolo a la cara. "No me amenace, senador", dijocon calma. "El último tipo que lo hizo no sobrevivió a su ‘ataque

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con calma. "El último tipo que lo hizo no sobrevivió a su ‘ataqueal corazón’."

Por un momento, ninguno se movió, y luego Windslow

esbozó una sonrisa extraña. "Muy justo”, dijo. "En Texas,admiramos a un hombre que se mantiene firme. Pero mientrasnosotros estamos teniendo este concurso de meadas,desperdiciamos tiempo."

El sentido común le dijo a Storm que se mantuviera alejado.

Los secuestradores tenían una fuente interna. El hecho de quequisieran que él condujera esta noche era sospechoso. ¿Esto erauna trampa? Desde Tánger, Storm había confiadocompletamente en Jones. Todavía lo hacía. ¿Pero era posibleque el senador Windslow tuviera razón acerca de laparticipación de la CIA? Las personas eran prescindibles. Stormhabía aprendido eso desde temprano. Y eso también se aplicabaa él. Por el bien del país, podría ser sacrificado.

Desde el principio, Storm había tenido curiosidad acerca de

por qué Jedidiah le había hecho volver para ayudar a resolver unsecuestro. Tenía que haber más en juego aquí. Jedidiah habíaadmitido eso en su cara. ¿Pero qué era lo que se ocultaba en lassombras? ¿Cuál era el juego en el que se estaba metiendo?

Durante su investigación nocturna en Internet, Storm se había

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Durante su investigación nocturna en Internet, Storm se habíaenterado de Ivan Petrov. El ruso era otro sospechoso que sehabía añadido a la larga lista de sospechosos identificados por laAgente Showers. Ella le había dicho que el senador y Jedidiahestaban involucrados en una fuerte disputa sobre una operaciónencubierta. Windslow había reaccionado violentamente cuandole preguntó acerca de esa operación y sobre Petrov. Showershabía mencionado un soborno de seis millones de dólaresprovenientes de un extranjero. Los secuestradores exigían unpago de seis millones de dólares. ¿Eran los mismos seismillones? y si así era, ¿eso era significativo o una coincidencia?

Sólo una cosa estaba perfectamente clara, cuanto más se

quedara Storm, cuanto más descubriera, más difícil seríaalejarse. El senador Windslow acababa de ofrecerle una salida.Para el mundo, Derrick Storm todavía estaba muerto. Podíacoger un vuelo de regreso a Montana esa tarde y desaparecer.Podría estar haciendo pesca con mosca para mañana alamanecer. Las grandes truchas seguían allí esperándolo.

Realmente podía ser tan simple. Así de fácil. Todo lo que

tenía que hacer era irse ahora, que es lo que cualquiera con unapizca de sentido común haría.

"Voy a conducir esta noche", dijo Storm.

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"¿Qué hay de la Agente Showers?", preguntó Windslow.

"¿Va a decirle acerca de lo que está pasando, sobre el dinero ylos cuatro bolsos?"

"No", dijo Storm. "Voy a entregar el dinero esta noche con

Samantha Toppers por mi cuenta. Sin refuerzos, ya sean del FBIo Jones."

CAPÍTULO 6

Storm ya estaba a una milla de la casa de Windslow en Great

Falls, cuando el teléfono celular que Jedidiah Jones le habíadado empezó a sonar.

"Has salido de viaje temprano por la mañana", dijo Jones

cuando Storm contestó. "¿Cómo está nuestro amigo estamañana?"

Jones lo estaba rastreando. ¿El FBI también lo estaría

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Jones lo estaba rastreando. ¿El FBI también lo estaríahaciendo?

"Está un poco agitado." dijo Storm. "¿Por qué no caes por mi oficina? La salida está claramente

marcada." Jones se refería a una señal de salida color verde en la

Avenida George Washington, que decía: "Centro George Bushde Inteligencia de la CIA, Siguiente a la Izquierda."

Demasiado para la discreción. Storm tomó la salida y tan pronto llegó a un semáforo en

Georgetown Pike cruzó la entrada al gran complejo de la CIAen Langley. Alguien había colocado flores frescas junto a doscruces de madera en el medio. La visión de ellas le trajo unrecuerdo.

Hacía frío en enero de 1993, cuando un fundamentalista

islámico de Pakistán se detuvo en esa intersección y saliócasualmente de su camioneta Isuzu. Había llevado un fusil AK-47 a su hombro y empezado a disparar a los conductores y

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47 a su hombro y empezado a disparar a los conductores ypasajeros del vehículo que estaba detrás de él en el semáforo,esperando para dirigirse al complejo de la CIA. Eran empleadosen su camino al trabajo. El tirador había salvado a las mujeresporque consideraba que asesinarlas era acto de cobardía. Entotal, el paquistaní mató a dos empleados de la CIA e hirió aotras tres personas antes de regresar a su camioneta ymarcharse. A un equipo especial de la CIA le había tomadocinco años rastrear al tirador. Lo habían sorprendido mientrasdormía en un hotel de tres dólares por noche de Pakistán. Elterrorista había sido traído de nuevo a los EE.UU., llevado ajuicio y ejecutado en la silla eléctrica en Virginia. Las flores eranun recordatorio a la nación de los muchos enemigos que tenían.

Cuando la luz roja cambió, Storm se dirigió a la entrada de la

CIA y por costumbre se quedó en el carril izquierdo mientras seacercaba a una gran garita de vigilancia. De pronto, vio su errory desvió hacia el carril derecho. La entrada de la izquierda erapara empleados. Según lo indicado por los carteles, Storm sedetuvo en un altavoz, y anunció que su nombre era Steve Masony que venía a ver al director de la NCS.

"¿Cuál es su número de Seguro Social?" preguntó una voz

masculina. "Eso tendrás que preguntárselo al director", respondió.

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Durante varios minutos, Storm estuvo sentado en su coche

con el altavoz en silencio, imaginando lo que estaba sucediendoen la garita, que estaba a unos cien metros justo en frente de él.Era inusual para alguien retener su número de Seguro Social.

Por último, la voz masculina dijo: "Sr. Mason, conduzca

despacio hacia adelante." Dos agentes de seguridad armados salieron de la garita de

vigilancia, ambos cargando armas semiautomáticas. Cuando élse acercó, uno de los oficiales comparó su cara con una foto.Era una vieja foto de Storm de los archivos de la CIA, sólo queel nombre en ella ahora era "STEVE MASON." Satisfecho, eloficial lo dejó pasar.

Storm manejó el Taurus a través de un laberinto de pilares de

hormigón que llegaban a la cintura, diseñados para evitar que losautomovilistas en exceso de velocidad lleguen a la puertaprincipal. Estacionó el coche en el aparcamiento de los visitantesfuera del edificio que era la antigua sede en la época de 1960, enla parte superior de una colina. En el interior, Storm cruzó elemblema de la CIA incrustado en el suelo de mármol delvestíbulo gris. A su izquierda había un muro de piedra blancatallado con una cita de la Biblia: Juan, Capítulo 8, Versículo 32:

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tallado con una cita de la Biblia: Juan, Capítulo 8, Versículo 32: "Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." A su derecha había cinco filas de estrellas en una pared, una

por cada agente de la CIA que había sido asesinado en elcumplimiento de su deber.

Una atractiva mujer de mediana edad vestida con un traje gris

oscuro estaba esperando para escoltar a Storm a través deSeguridad. Storm encontró a Jedidiah posado detrás de suescritorio ejecutivo GSA que tenía otorgado, que había sidolimpiado de todo documento, una práctica habitual cada vez quealguien que no estaba oficialmente empleado por la Agenciaentraba en un lugar.

"¿Por qué el senador te llamó esta mañana? ¿Estaba teniendo

pesadillas?", preguntó Jones alegremente. Déjà vu. ¿Cuántas veces Storm se había sentado frente a

Jones en esa oficina? ¿Cuántas veces habían discutidooperaciones encubiertas? Pero eso había sido en otra época.Esto era ahora.

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Ignorando la pregunta de Jones, Storm respondió: "¿Cuándoibas a decirme sobre Ivan Petrov?"

Jones se inclinó hacia delante y levantó los dedos

entrelazados, colocándolos directamente bajo la barbilla con loscodos ahora descansando sobre su escritorio. Parecía estar enuna profunda reflexión. "Me preguntaba cuándo podríasidentificar a Petrov. ¿Qué has aprendido?"

Era como si Storm todavía estuviera en entrenamiento,

dejándolo tirado sólo con la ropa a cuestas en un desiertohelado como parte de un ejercicio de supervivencia.

"Ivan Petrov," dijo Storm, "fue una vez el mejor amigo del

Presidente de Rusia, Oleg Barkovsky. Fue Barkovsky quienayudó a Petrov a convertirse en un multibillonario dejándoloprivatizar el banco más grande de la nación tras el colapso de laUnión Soviética. Se convirtió en uno de los primeros oligarcasrusos. Jets privados, un yate en el Mediterráneo, Petrov comprótodos los juguetes. Incluso posee un castillo ingles en las afuerasde Londres, anteriormente propiedad del duque de Madison. Yluego, hace dos años, Petrov comenzó a morder la mano que ledaba de comer. ¿Cómo lo estoy haciendo hasta ahora?"

Jones asintió con la cabeza. "Continua" dijo.

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Jones asintió con la cabeza. "Continua" dijo. "Petrov comenzó a criticar públicamente a Barkovsky.

Desarrolló ambiciones políticas propias. Fue entonces cuando elpresidente Barkovsky dejó caer el martillo. Envió al ServicioFederal de Seguridad al banco de Petrov y se apoderaron detodos sus registros. Acusó a Petrov de malversación de fondos ydelitos contra el Estado. Estaba a punto de arrestarlo cuandoPetrov se las arregló para salir de Moscú".

Storm se detuvo y dijo: "Su fuga parecía algo así como que

podría haber tenido una mano salvadora." Jones sonrió levemente y dijo: "Más probablemente el MI-6.

Los británicos. Ellos han hecho ese tipo de cosas antes,¿recuerdas? Pero tú eres quien cuenta la historia".

"Petrov apareció en Londres, donde se rodeó de

guardaespaldas y comenzó una cruzada personal para conseguirexpulsar a Barkovsky de Kremlin. El presidente ruso no tomóbien los ataques. Ese fue un asesinato sensacional. Elenvenenamiento de un alto colaborador de Petrov.Radionucleótidos de polonio-210, creo. Trabajo sucio. Luegovino un coche bomba. Petrov decidido venir aquí.Probablemente se sentía más seguro. Allí fue cuando realmentecomenzó a aparecer en tu radar. ¿Correcto?"

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comenzó a aparecer en tu radar. ¿Correcto?" Jones se reclinó en su silla, que crujió ruidosamente. Apoyó

las manos en su regazo. Y esperó, sin comentarios, a que Stormcontinuara.

"Petrov hace un gran revuelo en Washington. Compra una

mansión en Embassy Row. Comienza a hacer elaboradas fiestaspara la élite política de la ciudad. Y continúa con sus ataquesverbales contra Barkovsky. Sigue diseñando formas paraperjudicarlo. Empieza a hacer amigos en el Congreso."

"Dinero y poder", dijo Jones. "Son como imanes en esta

ciudad." "Petrov tenía el dinero. Billones ", dijo Storm. "Windslow

tenía el poder. Un matrimonio perfecto". Inclinándose hacia delante, Jones comenzó a golpear con el

dedo índice derecho en la parte superior de su escritorio como siestuviera tocando un tambor. Se estaba impacientando. "¿Eso estodo?", preguntó.

"¿Hay más?", respondió Storm tímidamente.

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"¿Hay más?", respondió Storm tímidamente. "Esperaba que tú pudieras decírmelo." El gato y el ratón. Tú primero. Storm sacudió la cabeza, indicando que eso era todo. "Haz descubierto lo básico", dijo Jones, tomando el relevo de

la historia. "Todo el mundo empezó a ponerse nervioso cuandoPetrov y Windslow se hicieron tan amigos. Oficialmente, la CasaBlanca tiene buenas relaciones con el presidente ruso,Barkovsky, por lo que al Presidente no le gustaba tener alPresidente del Comité de Inteligencia del Senado convirtiéndoseen amigo del alma de un oligarca cuya misión en la vida esdestruir al actual líder ruso."

"Estoy seguro de que los billones de Petrov pusieron nerviosa

a la Casa Blanca, debido a los dedos ligeros de Windslow." Jones dio una sonrisa de aprobación a Storm. "Así que sabes

más. Asumiré que también sabes acerca de la investigación de laAgente Showers y su reciente afirmación de que Windslowrecibió un soborno de seis millones de dólares."

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recibió un soborno de seis millones de dólares." "Showers dijo que los seis millones vinieron de Londres a

través de las Islas Caimán. Petrov había recibido asilo políticode los británicos después de que se vio obligado a huir deMoscú", dijo Storm. "Es una conexión fácil de hacer."

"Pero es una relación circunstancial en el mejor de los casos.

No hay ninguna prueba de que Petrov pagara el soborno o deque Windslow lo tenga."

Por un segundo Storm consideró decirle a Jones sobre los

seis millones de dólares en efectivo que Windslow teníaescondidos en una caja de seguridad del banco. Pero decidió nohacerlo. Quería ver qué otra cosa Jones estaba dispuesto adecirle.

"¿Qué es lo que Petrov esperaba comprar con su soborno de

seis millones de dólares?", preguntó Storm. "No lo sabemos. Al menos, no con certeza." "¿Podría ser la operación encubierta por la que ustedes dos

pelean?"

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pelean?" "Así que ya sabes acerca de eso también", dijo Jones. "Eres

un ingenioso estudiante." "Es por eso que me amas, ¿no es cierto? Ahora, ¿Sobre qué

es, la operación encubierta por la que se pelean?" "Es una operación de ‘necesidad de conocer’, y tú no

necesitas saberlo." "¿Está relacionada con el secuestro?" Jones le dio a Storm una mirada en blanco. "Dije que no

necesitas saberlo." "¿Crees que Petrov es el responsable del secuestro?" "Dímelo tú", dijo Jones. Era un partido difícil de jugar con alguien tan experimentado

como Jedidiah Jones. Él conocía los secretos de los secretos de

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los secretos. Y los mantenía cuidadosamente ocultos hasta quefuera necesario utilizarlos. Obviamente, mantenía la operaciónencubierta y su opinión de Ivan Petrov para sí mismo. Al menospor ahora.

"¿Está Petrov siquiera en el país?", preguntó Storm. "Está en Londres o en su yate. Eso apenas importa. Un

billonario puede contratar a quien quiera para hacer su trabajosucio."

"¿Por qué un coche de la embajada rusa sigue a la Agente

Showers?" "Ahora, eso es una buena pregunta, que deberías preguntarle

a ella". "Lo haré." Cambiando de tema, Storm dijo, "el senador

Windslow sugirió esta mañana que me has traído aquí como unatrampa. Dijo que en realidad no te importa resolver el secuestro.Sugirió que me trajiste para investigar su relación con Petrov. Élpiensa que tú podrías incluso haber diseñado toda esta cosa, elsecuestro, como parte de una elaborada estratagema de laagencia."

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agencia." Una mirada de disgusto apareció en el rostro de Jones. "Por

favor, ¿crees que pondría a esta agencia en riesgo secuestrandoal hijastro de un senador a plena luz del día en Georgetown yluego arrancarle los dientes? Mis manos están limpias. Pero tienerazón acerca de querer saber un poco más acerca de su relacióncon Petrov. La Casa Blanca también quiere saber más."

Storm preguntó: "¿Por eso el caso de soborno de la Agente

Showers contra el senador Windslow se ha congelado? ¿LaCasa Blanca no quiere que el público sepa que Petrov estásobornando a Windslow?”

"Digamos que todo el mundo cree que es prudente esperar

por ahora hasta que sepamos con certeza si Petrov estásobornando a Windslow y, si lo hace, qué es lo que Petrovespera obtener por su dinero. La Casa Blanca quiere saber esasrespuestas antes de que se haga público. Puede haberconsecuencias internacionales."

"¿Y la misión encubierta, de la que no quieres hablar, podría

ser algo que Windslow te dé a ti y a la agencia para hacer porPetrov? ¿Tus manos están realmente limpia?"

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Jones levantó las manos en frente de él. Fue un gesto quetenía la intención de demostrar que sus manos estaban lavadas ytambién para poner fin a esa línea de preguntas. "Vamos acentrarnos en el secuestro", dijo.

"Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres '", se burló

Storm. "A veces demasiada verdad no es algo bueno cuando se trata

de política internacional", dijo Jones. "Averigua quién está detrásdel secuestro. Y hazlo sin causar un bochorno a la Casa Blancao a esta Agencia."

"Una última pregunta," pidió Storm. "¿Dónde has ocultado el

micrófono? ¿En el coche de alquiler o estás usando el teléfonocelular?"

"Tú eres el detective privado", dijo Jones. "Descúbrelo tú."

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CAPÍTULO 7

Storm podía escuchar los sonidos apagados de un televisor

prendido dentro de su habitación de hotel a medida que seacercaba a la puerta cerrada con llave. Alguien estaba dentro.

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acercaba a la puerta cerrada con llave. Alguien estaba dentro.Supo que era ella tan pronto como olió su perfume. Deslizó lallave de la habitación a través de la cerradura electrónica, yentró, esperando ver a Clara Strike.

Pero ella no estaba allí. Era la Agente Showers. ¿Era una coincidencia que ambas mujeres llevaran la misma

fragancia? ¿O era él? ¿Cuántas veces Clara y él se habíanreunido en habitaciones de hotel? ¿Cuántas mañanas, tardes ynoches sudorosas habían hecho el amor? ¿Estaba teniendo unaespecie de reacción como los perros de Pavlov? ¿La AgenteShowers estaba reemplazando a Clara en sus pensamientos?

"Se suponía que se encontraría conmigo a las 8 en punto,"

dijo Showers, claramente irritada. "Tenía programado llevarlo anuestro puesto de mando del FBI."

Estaba sentada en el sofá de la suite viendo CNN en una

pantalla plana mientras tomaba una Coca-Cola light delrecientemente repuesto minibar.

"Un poco temprano para beber Coca-Cola Light, ¿no es

así?", preguntó él, caminando hacia el minibar. Sacó una cervezaimportada.

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importada. "Un poco temprano para estar bebiendo cerveza, ¿no es así?"

replicó ella. Se sentó en una silla cerca del sofá. "Me alegro de que

finalmente entrara a la suite", dijo, mirando hacia la cama. "No se haga ilusiones", respondió ella. "Yo esperaba que usted se las hiciera por mi", respondió. Ignorando sus insinuaciones, dijo: "¿Dónde ha estado? Lo he

estado esperando". "Excursiones". "¿Va a hablarme de su reunión de esta mañana con el

senador Windslow? ¿Qué hay de su reunión con Jedidiah Jones?Estamos en el mismo equipo, ¿cierto?"

Así que el FBI también estaba rastreando sus movimientos.

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Así que el FBI también estaba rastreando sus movimientos. Storm tomó un trago y luego dijo: "Agente Showers, ¿cuándo

iba a contarme sobre Ivan Petrov?" Ella lo miró sorprendida. "¿Windslow le contó sobre Petrov o

lo hizo Jones?" "Ninguno. Esto puede sorprenderle, pero soy un detective

privado". "¿Jones piensa que Petrov está detrás del secuestro?" "Va a tener que preguntárselo a él", respondió Storm. "¿Cree

que Petrov tiene al hijastro secuestrado?" "Sí, lo creo. Creo que es por eso que los secuestradores no

trataron de recoger el rescate de un millón de dólares enEstación Unión. Petrov es un multibillonario y no necesita eldinero. Secuestró a Matthew Dull porque está presionando alsenador para hacer algo por él, algo que creo que su amigoJedidiah Jones sabe perfectamente. Creo que todo está ligado aalguna operación encubierta por la que están peleando. Perocada vez que le pregunto al respecto, me han dicho que está

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cada vez que le pregunto al respecto, me han dicho que está‘por encima de mi rango.’ La misma vieja excusa de mierda quesiempre me dicen."

"Estoy sorprendido", dijo Storm. "¿Por qué? ¿Cree que me equivoco?" "No, creo que probablemente tenga razón. Petrov es el

sospechoso más probable. Y también pienso que algo extrañoestá pasando entre Windslow y Jones. Pero la razón por la queestoy sorprendido es porque usted acaba de decir la palabra‘mierda’.”

Ella le lanzó una mirada de perplejidad. "Es lenguaje muy grosero", continuó, "viniendo de alguien que

obtuvo su licenciatura en la Universidad de Marymount. ¿Noestá eso en los suburbios de Washington D.C., una escuelacatólica, fundada por las Religiosas del Sagrado Corazón deMaría? Dudo que las monjas le permitieran jurar en el campus."

"¿Esta es su hábil manera de decirme que hizo una

verificación de antecedentes de mi anoche?"

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"Editora de la Revista de Derecho de Georgetown, la mejor

de su promoción en la Academia del FBI en Quantico. El FBI laenvió a Seattle primero, pero era demasiado buena parapermanecer mucho tiempo en el campo. Sus superiores laquerían en la sede central. La mejor y más brillante. Llegando aser agente en casos de alto perfil. Inteligente. Astuta. Alguienque entendiera esta ciudad. Una adicta al trabajo. Sin tiempopara pasatiempos. Sin tiempo para divertirse. Sin tiempo para elmatrimonio o ni siquiera un novio. A su madre no le gusta eso.Ella quiere nietos."

"No hay nada en mi expediente personal sobre que mi madre

quisiera nietos", dijo. "No necesita estarlo. Llameante cabello rojo. Ojos color

esmeralda. Tiene irlandés escrito por toda la cara. Nunca heconocido a una madre irlandesa, especialmente una buenacatólica, que no quisiera a su única hija casada y embarazada.Debe estar muy decepcionada."

"No es de su incumbencia." "Usted me preguntó acerca de mi pasado".

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"Usted me preguntó acerca de mi pasado". "Y usted no me dijo ninguna maldita cosa." "Ah, más groserías. ¿Las monjas le golpeaban los nudillos?

¿Cómo se sienten acerca de las relaciones sexuales antes delmatrimonio?"

Empezó a responder, pero se contuvo. "Vamos a cortar la

bola, er, mierda", dijo. Había llegado a ella. La puso nerviosa. La irritó. Estaba

disfrutando esto. Ella preguntó: "¿Los secuestradores se contactaron con

Windslow esta mañana? ¿Es por eso por lo que se levantó tantemprano y fue a su casa?"

Tenía buenos instintos. Sospechaba que algo pasaba. Storm tomó otro largo trago y se dio cuenta de que casi había

vaciado la botella. "El senador específicamente me pidió quemantuviera, nuestra reunión de esta mañana, confidencial",respondió. "Por si no se ha dado cuenta, ha perdido la fe en el

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respondió. "Por si no se ha dado cuenta, ha perdido la fe en elFBI."

Showers golpeó fuerte el control remoto del televisor con su

pulgar derecho, apagando el noticiero de CNN. "¿Qué le dijoJones en la CIA?"

"¿Por qué no se ha casado, Agente Showers?" "¿Usted lo está?" replicó ella. "¿Tiene una ex viviendo en

Hawaii, una novia en Pocatello? Oh, ¿tal vez le gustan loshombres?"

Ella estaba entrando en calor ahora. Podía ver fuego en sus

ojos verdes y le gustó. Continuando, Showers dijo: "¿Va a decirme acerca de sus

reuniones con Windslow y Jones? ¿O vamos a seguirintercambiando insultos?"

"¿Insultos? Pensé que estábamos haciendo ‘juego previo’”,

replicó. "Dígame algo jugoso sobre usted misma, algo sucio".

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Pudo notar que ella no estaba disfrutando esto. Él sí. "Se cree muy listo, ¿no es cierto?", preguntó. "Usted llega a

Washington como un gran mal héroe contratado para salvar eldía y impresionar a todos mientras nos saca el dedo al FBI y amí".

"Sí. Pero con usted pretendía hacerlo de la forma más

agradable". Levantándose de su asiento, dijo: "Necesita una revisión de la

realidad. Nadie está por encima de la ley. Ni el SenadorWindslow ni Jedidiah Jones, y ciertamente no usted. Si no va acooperar, entonces no voy cuidar su espalda. Debería pensar eneso. Y pensar sobre esto también. Si descubro queintencionalmente oculta evidencia o hace algo ilegal para elsenador, aunque sea una tontería adolescente, en contra de laley, voy a caer sobre usted con todo el peso del Departamentode Justicia. No es un empleado federal. Es un civil, al igual quecualquier otro idiota en la calle."

Con una mirada de falsa inocencia, Storm respondió: "¿Cómo

se define ‘tontería adolescente’ como ilegal en Derecho deGeorgetown? No estoy familiarizado con eso como un términolegal".

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legal". Su rostro se puso rojo. Comenzó a caminar hacia la puerta

de la suite. "Agente Showers", la llamó detrás de ella. Hizo una pausa, mirando por encima del hombro. "Esta es la segunda vez que he sido objeto de amenazas en el

día de hoy y ni siquiera es mediodía", dijo. "Tal vez en vez de ser un imbécil", respondió ella, "debería

comenzar a cooperar con las personas que pueden ayudarle. Esun tonto si intenta manejar esto por su propia cuenta". Alcanzó elpicaporte y lo giró. "Le diré a los del puesto de comando queusted ha sido poco comunicativo."

"Antes de que se vaya," dijo, "Tengo una pregunta. ¿Por qué

un coche de la embajada rusa la estaba siguiendo anochedespués de salir del hotel?"

Se volvió hacia él, pero mantuvo la mano en el pomo de la

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Se volvió hacia él, pero mantuvo la mano en el pomo de lapuerta. "Es interesante que sepa cuando alguien está siendoseguido, pero no sabe cuando lo están usando. ¿Alguna vezcaerá en la cuenta de que la razón por la que Jones lo metió alcaso fue para ser un chivo expiatorio?"

"¿Cómo yo puedo terminar siendo un chivo expiatorio,

Agente Showers?" "Quid pro quo", respondió ella. "Oh, le mostraría el mío si me mostrara el suyo. No, gracias.

A menos que usted actualmente quiera ver el mío." Como antes, ignoró su insinuación sexual. "Será un chivo

expiatorio si Matthew Dull termina muerto", dijo. "Esto esWashington. Alguien tendrá que asumir la culpa."

“Sí aprendió algo en Derecho de Georgetown", dijo. "Una de las primeras lecciones fue que siempre es la persona

que está en la posición más débil quien será colgada hastasecarse. Ese es usted."

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Storm puso su única botella de cerveza abajo y miró hacia

ella desde su silla. Había un magnetismo sobre ella. Una pasión.Su padre le había advertido que se mantuviera alejado demujeres pelirrojas. "¡Están locos!", había dicho. Storm pensó enlo que estaba diciendo. ¿Él estaba realmente en la posición másdébil? No era una posición inusual para él caer allí. Todo suentrenamiento se había dirigido a enseñarle la manera defortalecer su posición, cómo superar cualquier tipo de obstáculo.Si estuviera en una posición débil, sabía que podía encontrar unasalida. ¿Podría ella? Estaba claro para él que la Agente Showersestaba jugando una partida de damas, cuando todo el mundo asu alrededor estaba jugando al ajedrez. ¿Se daba cuenta deeso?

"Desde que se graduó magna cum laude", respondió Storm:

"Sabe que lo que acaba de decir es, para usar su propiotérmino, mierda.”

La estaba imitando. Seguía empujando sus botones. Storm dijo: "Sí, el jugador más débil siempre es el chivo

expiatorio. Pero en esta investigación, no soy yo. No es senadorWindslow y ciertamente no es Jedidiah Jones. Es usted, AgenteShowers."

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April Showers cerró de golpe la puerta de la suite cuando

salía. Le dio diez minutos para dejar el hotel. Después de eso, se

dirigió a la recepción y habló con el conserje. "Me gustaría alquilar una furgoneta. ¿Puedo conseguirla antes

del almuerzo?", preguntó Storm. "Por supuesto. ¿Por cuánto tiempo la necesita?" "La devolveré mañana por la mañana. Prefiero alguna sin

ventanas, o con polarizados oscuros". "La ordenaré inmediatamente". Cuando regresó a su habitación, aún podía oler los restos de

su perfume.

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CAPÍTULO 8

Storm dejó el hotel poco después de las 12 PM en la

alquilada y blanca furgoneta Ford serie E comercial que elconserje había dispuesto para él. La camioneta tenía asientospara el conductor y un pasajero, pero su bodega de cargaestaba vacía. No tenía ventanas, excepto el parabrisas y laspuertas delanteras. Después de conducir a través de lossuburbios de Virginia durante media hora para asegurarse deque no estaba siendo seguido, Storm compró cuatro bolsos demujer de deporte en una tienda de artículos deportivos y luegoregresó al Distrito. Condujo hasta el Monumento a ThomasJefferson, ubicado en el extremo sur del Nacional Mall, junto alTidal Basin en el West Potomac Park. Aparcó la furgoneta allí yle hizo señas a un taxi, que lo llevó de regreso a su hotel con losbolsos de deporte.

Storm tomó una ducha y se vistió en mocasines, pantalones

color caqui, una camisa azul y una chaqueta deportiva azulmarino. Metió su Glock semiautomática calibre .40 en la fundaespecial que llevaba en el medio de la espalda y se aseguró deque tenía municiones extra. Una vez listo, bajó las escaleras y le

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que tenía municiones extra. Una vez listo, bajó las escaleras y ledio al valet su recibo de estacionamiento. Unos minutos mástarde, Storm se dirigía al este hacia el Congreso en el Taurussedán que Jones le había alquilado. Tenía previsto reunirse conSamantha Toppers y el Senador Windslow en el SOB Dirksen alas 4 PM.

Toppers se paseaba nerviosamente dentro del interior de la

oficina del senador cuando él llegó. El Senador Windslow estabasentado en su escritorio.

"He llamado al presidente del Banco Riggs y dispuesto para

que Samantha tenga acceso a la caja de seguridad", dijoWindslow. "¿Consiguió los bolsos de deporte?"

"Están en el coche", dijo Storm. Windslow repentinamente le gritó a Toppers. "¡Deja la

inquietud, muchacha! Y asegúrate de tener tu maldito teléfonocelular contigo."

"Tengo que usar el baño", balbuceó. Se metió en el baño

privado del senador que estaba conectado a su oficina.

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"No le ha dicho al FBI acerca de esto, ¿verdad?" gruñóWindslow.

"No. Le dije que lo mantendría como confidencial." "¿Jedidiah sabe?" "No." "Bien.” Una Toppers todavía visiblemente frenética se unió a ellos.

"¡No estoy segura de poder seguir con esto!", dijo. "¿Qué creeque pasará esta noche?"

"Van a hacernos conducir por la ciudad", respondió Storm.

"Vamos a ser enviados por las calles de un solo sentido y luegovan a hacernos cambiar de ruta para poder ver si alguien nossigue. Probablemente seleccionaran rutas que no tienen muchotráfico por lo que será evidente si estamos siendo seguidos. Ycuando ellos estén convencidos de que estamos limpios, nosharán hacer las entregas."

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"¿Y qué pasa si nos toman como rehenes?", preguntó ella.

Storm notó que le temblaban las manos. "No te preocupes, querida", dijo Windslow. "Lo tienes a él

para protegerte, y mis seis millones". Storm agregó: "Yo me encargaré de que nada te suceda.

Vámonos." El Banco Nacional Riggs estaba ubicado a una cuadra de la

Casa Blanca y se podía ver en la parte de atrás de un billete dediez dólares, detrás del edificio del Tesoro de EE.UU. NaomiChatts, una alta funcionaria del Banco, se reunió con Storm yToppers en la entrada y los escoltó hasta la bóveda de seguridaden el sótano del edificio. Storm se quedó fuera de la entrada dela cámara gigante, que estaba protegida por una enorme puertagiratoria de acero inoxidable. Era un modelo antiguo de Dieboldque tenía 1.06 metros de grueso y operaba con una traba detiempo. Un fornido guardia de seguridad estaba colocado en unamesa junto a la entrada de la bóveda, y Storm mantuvo unapequeña charla con él.

La Sra. Chatts escoltó a Toppers dentro de la gran bóveda y

luego se unió a Storm y al guardia fuera de la entrada de la

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luego se unió a Storm y al guardia fuera de la entrada de lacámara. Unos diez minutos más tarde, Toppers apareció en lapuerta de la cámara cargando los cuatro bolsos de deporte, dospor cada mano. Storm tomó el bolso de peluche de ella,mientras la Sra. Chatts se metía en la bóveda para asegurarse deque Toppers no se había olvidado nada accidentalmente.

"¿Puede tener dos guardias para acompañarnos hasta nuestro

auto?", preguntó Storm a Chatts. No habría manera de que élllevara los cuatro bolsos y poder defenderse.

"Sí," dijo la Sra. Chatts. Hizo que el guardia hiciera una

llamada telefónica, y para el momento en que Storm y Toppershabían subido, había dos oficiales uniformados armadosesperando en la entrada por ellos.

"Por favor, dele mis mejores saludos al Senador Windslow",

dijo Chatts alegremente mientras salían del banco. El Taurusestaba aparcado en doble fila justo delante de la puerta. Stormpuso los cuatro bolsos en el asiento trasero mientras Topperstomaba asiento al frente.

Hasta ahora, todo bien. Ahora era la hora del show.

Necesitaba mantenerse alerta. Para ver algo fuera de lugar,alguna pista de la identidad de los secuestradores. Algo quepudiera usar.

Page 103: Una tormenta se avecina

pudiera usar. A medida que se mezclaron en el tráfico, Storm miró el

espejo retrovisor y vio un sedán Ford sin patente detrás de ellos.Condujo el Tauro a la calle K, que era referida a menudo comola calle principal de la ciudad a causa de las muchas firmas deabogados y oficinas de mediadores que la bordeaban. El Ford latomó con ellos. Storm se dirigió hacia el oeste por la calle K,junto al flujo constante de conductores en hora pico.

Repentinamente, salió de la carretera principal hacia el interior

de un estacionamiento subterráneo. Dio la vuelta tan rápido queestuvo a punto de golpear a una mujer caminando por la acera.Ella saltó hacia atrás y le mostró el dedo mientras el Tauruscorría por una de las muchas rampas.

En cuanto el coche llegó a la estación de la operadora del

garaje, Storm salió de él, le arrojó las llaves a uno de lostrabajadores de allí, y agarró los cuatro bolsos de deporte delasiento trasero.

"¡Vamos!" Le gritó a Toppers. "¿A dónde vamos?" Gritó ella.

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"¡Sígueme! ¡Ahora!" Storm se precipitó por la rampa de estacionamiento a una

salida. Con Toppers siguiéndolo después de él, corrió por dostramos a paso firme a una salida a la calle que daba a un callejóndetrás del edificio de oficinas. Salió corriendo y marchó por elcallejón a la Calle 19 NW, una calle de único sentido lleno detráfico hacia el sur. El aburrido taxista que pararon ni se molestóen salir de su taxi. En cambio, presionó el botón del controlremoto para abrir el maletero del coche. Storm arrojó los cuatrobolsos en él y se metió en el asiento trasero con una Toppersahora sin aliento.

"¿A dónde?", preguntó el conductor. "Al Departamento de Estado y estamos apurados." "Todo el mundo lo está," dijo el taxista. "Eso es lo que está

mal con este país." El conductor, cuya licencia de taxi estaba enexhibición, era de Ghana, e inmediatamente se lanzó a unmonólogo acerca de los males de la apurada sociedadAmericana. Storm ignoró la charla sin sentido. Estaba mirandoen dirección al callejón para ver si alguien los estaba siguiendo.No vio a nadie.

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No vio a nadie. El taxista dejó de hablar abruptamente, y cuando Storm miró

por el espejo retrovisor del coche, vio por qué. Los ojos delconductor estaban fijos en los senos Topper, que se agitabanmientras luchaba por recobrar el aliento por correr.

"Es posible que quiera redirigir sus ojos a la ruta", sugirió

Storm. Storm volvió a mirar detrás del taxi para ver si el Ford estaba

detrás de ellos. No estaba. Tenía el presentimiento de que elhombre en su interior se encontraba ahora en el garaje deestacionamiento teniendo una frenética conversación con laAgente Showers, del FBI. Ella tendría que haber sabido que unpedido de rescate se estaba llevando a cabo en cuanto Stormviajó desde el SOB Dirksen al Banco Nacional Riggs. ¿Por quémás si no iba a ir allí? Storm asumió que ella había enviadoinmediatamente a dos agentes especiales tras ellos. En esemomento, la Agente Showers había cometido un error crítico.Había sentido una falsa sensación de seguridad porquemonitoreaban el Taurus. Ella no había sentido la necesidad deinundar la zona con agentes o llamar a la vigilancia aérea. Stormno sólo había abandonado el coche en el garaje subterráneo,sino que también había dejado el teléfono celular que JedidiahJones le había dado en el asiento delantero del vehículo.

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Jones le había dado en el asiento delantero del vehículo.Probablemente estaba sonando ahora mismo.

Cuando el taxi estaba a una cuadra del Departamento de

Estado, Storm anunció que había cambiado de opinión."Llévenos al Jefferson Memorial", dijo.

Cuando el taxi continuó hacia el sur en el tráfico que viajaba

alrededor del National Mall, Storm comprobó por seguidores.No había ninguno. Se habían ido a "negro".

"¿Ustedes están casados?", preguntó el taxista cuando el taxi

se detuvo en un semáforo en rojo. "No, trabajamos juntos", dijo Storm. El taxista dio otra ojeada al escote de Samantha. Llevaba

calzado unos zapatos de cuero negro sin cordones ni medias,una falda de vaquero ajustada azul jean y una chaqueta corta desatén de color rosa brillante que se depositaba sobre una blusade seda color crema y camisola sexy de encaje negro.

"Es un tipo con suerte", dijo el taxista cuando la luz cambió.

"Para trabajar con una mujer tan bonita debe ser un verdadero

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placer." Samantha sonrió y dijo: "¡Gracias!" Diez minutos más tarde, el taxi llegó al estacionamiento del

Jefferson Memorial. Storm tomó los cuatro bolsos de deportedel maletero y echó una mirada al lugar mientras el conductorsalía del coche para abrir la puerta trasera de pasajeros aSamantha, deseoso de tomar una fotografía mental de esasmaravillas arquitectónicas, sin duda.

Seguro de que no habían sido seguidos, Storm llevó a

Toppers a la camioneta Ford de carga que había aparcado allímás temprano.

"Vamos a usar esto", explicó, abriendo las puertas. “Sube." Storm acababa de guardar los cuatro bolsos de deporte en el

área de carga cuando la voz rítmica de Rihanna se oyó desde elinterior del bolso Lilly Pulitzer de Toppers.

"¿Es su teléfono?", le preguntó a ella.

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"Si." Fue a las 6 PM. Los secuestradores llamaban justo a

tiempo. Toppers estaba tan nerviosa que dejó caer el teléfono cuando

lo estaba sacando de su bolso. Se inclinó hacia adelante y lorecogió de la alfombra del piso.

"Dámelo", ordenó Storm. Él contestó. Una voz grave que sonaba como Darth Vader dijo: "¿Tiene

nuestro dinero?" El que llamaba estaba usando algún tipo desoftware cambiador de voz.

"Así es. ¿Dónde quiere que vayamos?" "Cementerio Nacional Arlington. Mansión Robert E. Lee.

Deje el primer bolso de deporte en un recipiente de basurapúblico a unos cincuenta metros de la entrada principal de lacasa. Hay un cartel del Servicio de Parques Nacionales junto albote de basura."

La línea se cortó.

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Un contenedor de basura en un parque público. Era un

extraño lugar para una entrega. ¿O qué era? Saliendo del estacionamiento del monumento, Storm se

dirigió hacia el oeste a través del Río Potomac hacia Virginia delNorte. Echó un vistazo a Toppers. Su rostro estabafantasmalmente pálido. Parecía como si estuviera a punto dedesmayarse o vomitar. Cuando bajó los ojos, se dio cuenta deque su apretada falda de jean se había levantado cuando seinclinó para recoger su teléfono celular del suelo. Llevaba unaminúscula tanga roja con lunares blancos. O bien no lo habíanotado o no había sentido la necesidad de reajustar su falda.

Ella era una distracción y él necesitaba estar enfocado.

Decidió hacer lo que siempre hacía cuando una mujer lo estabadistrayendo, sobre todo sexualmente. Tenía que hablar con ella.Tenía que calmarla. Entonces podría centrarse en lo que eraimportante y no en su pequeño cuerpo firme, sus piernas reciénafeitadas, sus muslos musculosos.

"Lo estás haciendo bien", dijo. "Piensa en otra cosa. Háblame

de Matthew. ¿Dónde lo conociste?" "Estábamos en la misma clase de Ingles de primer año. Me

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"Estábamos en la misma clase de Ingles de primer año. Mepidió para tomar un café. Mantuvo sus ojos en mis ojos todo eltiempo. No muchos chicos hacen eso."

Su franqueza le sorprendió. ¿Por qué? ¿Pensaba que era tan

ingenua que no entendía cómo su figura afectaba a los hombres?¿Cómo podría usarlo para manipularlos?

"¿Qué estás estudiando en la escuela?" "Nadie me cree cuando les digo, porque suponen que alguien

que luce como yo tiene que ser tonto, pero estoy estudiandoingeniería mecánica." Ella se rio.

Bien. Estaba rompiendo la tensión. Ayudándola a relajarse.

Ingeniería mecánica. Curioso. Continuando, dijo: "Sé que el Senador Winslow cree que soy

estúpida. Le dijo a Matthew que yo era una cabeza hueca. Perosiempre he sido buena con las matemáticas y el diseño. Soy unagenio leyendo y dibujando planos."

"Bien por ti", respondió Storm. "El senador es un idiota."

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"¿Dónde te dijeron los secuestradores que escondieras el

dinero?", preguntó. Su pregunta provocó una alarma. A pesar de que la había

escuchado, hizo como que no lo había hecho. Quería asegurarsede que había oído exactamente lo que ella había dicho.

"¿Qué has dicho?", preguntó. "¿Dónde te dijeron que escondieras el dinero?" La había oído bien. "En un bote de basura público", respondió. "¿Hace cuánto

tiempo que estás comprometida con Matthew? Cuéntame unpoco sobre su historia."

“Me lo pidió hace tres meses. Fue una sorpresa total. Él

quiere tener una gran boda en un rancho en Texas." "¿No se van a casar en tu ciudad natal?"

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"¿No se van a casar en tu ciudad natal?" "No. Perdí a mis padres cuando era una adolescente. En un

accidente." "¿Un accidente?" "Un terrible accidente de tránsito. Estábamos de vacaciones

en España, donde mis padres tenían una casa. Mi mamá y papáy un amigo mío que estaba de vacaciones con nosotros fueronasesinados por un conductor ebrio que se desvió hacia el carrilequivocado. Fue horrible."

"¿Tú no estabas con ellos?" "No. Todo el mundo dice que tuve suerte." Las lágrimas

comenzaron a llenar sus ojos. "Tuve un resfriado fuerte esanoche y me quedé en casa cuando fueron a cenar. Prefiero nohablar de ello."

El Tauro llegó a una rotonda. Storm giró en dirección a la

entrada del Cementerio Nacional Arlington.

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"¿Es ahí donde vamos?", preguntó Toppers, mirando a lacasa directamente en frente de ellos en una colina.

"Sí", respondió. "Esa es la mansión Lee." Un guardia los paró en la puerta de entrada del cementerio. "Lo siento, se perdieron el último paseo a la casa", dijo. "Fue

a las cuatro y media." "Tengo amigos enterrados aquí. Irak ", dijo Storm. "Vamos a

presentar nuestros respetos y recorreremos la casa en otraocasión."

"Tome esto", dijo el guardia, entregando un folleto a Storm.

Los saludó agitando la mano. La casa Robert E. Lee fue construida a principios de 1800, al

estilo del renacimiento griego. Diseñado por uno de losarquitectos que trabajó en el Congreso de los EE.UU., lamansión de piedra tiene seis grandes columnas que sostienen elinmenso pórtico delantero. Cuando estalló la Guerra Civil, laUnión comenzó a enterrar soldados caídos cerca de la casa

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Unión comenzó a enterrar soldados caídos cerca de la casaporque el presidente Lincoln quería que la familia Lee,incluyendo a la esposa del general confederado, que vivía allí,viera las tumbas cuando miraba por su ventana cada mañana.

Storm cruzó a través de las hectáreas de placas blancas,

haciendo eventualmente su camino hasta la colina en la partedelantera de la mansión.

"Ahí está el sitio de la entrega", dijo, señalando un contenedor

público de basura verde oscuro. Estaba rebalsado de basura. Storm se dirigió hacia allí y escudriñó la zona. Nadie los

estaba observando. Cogió un bolso y lo abrió. Toppers habíaapilado cuidadosamente billetes de cien dólares en filasordenadas. Cerrando el bolso, Storm salió de la camioneta decarga todavía andando y metió el dinero bien dentro de labasura, cubriendo la parte superior con periódicos desechados.

El teléfono de Toppers sonó ni bien regresó al asiento del

conductor. Era Darth Vader de nuevo. "Es hora de la próxima entrega."

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Storm tuvo la sensación de que estaban siendo observados.Era un sexto sentido que le había servido bien en combate. Nohabía nadie cerca de la casa Lee, pero había un gran grupo depersonas a varios cientos de metros bajando la colina. Stormhabía ido a suficientes funerales para reconocer que el que habíapartido acababa de recibir todos los honores militares. El ataúdcubierto con la bandera estaba siendo transportado en un cajóntirado por caballos hasta el lugar de la tumba. Una guardia dehonor la había escoltado allí. Una banda militar había tocado unadespedida, seguido de tres descargas de rifles. Era el atardecery era tarde para un servicio de entierro, lo que significaba quealguien importante había movido los hilos para arreglarlo. El solde la tarde se estaba poniendo, pero desde el punto de vista dela tumba, un doliente podría echar un vistazo a la colina y ver lacamioneta de carga blanca.

¿Había uno de los secuestradores mezclados entre la multitud

de dolientes? ¿Estaba Darth Vader entre ellos? La voz modificada dijo: "Encare por Georgetown. El canal

sobre la calle trigésimo primera. Camine bajando por el paso ala Avenida Wisconsin. El primer bote de basura a la derecha.Deje el segundo bolso en él."

Storm salió del cementerio y cruzó el Potomac de vuelta

dentro del Distrito, donde la camioneta inmediatamente se

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dentro del Distrito, donde la camioneta inmediatamente seatascó en el tráfico. Una mujer hablando por su teléfono celularcasi chocó con ellos cuando paró en frente de la camioneta.

"Gran estúpida", espetó Toppers. "Es contra la ley usar un

teléfono celular en el Distrito a menos que tengas un dispositivode manos libres. Alguien debería arrestarla. Podría habernosmatado."

Un accidente era todo lo que necesitaban. Un policía sumado

al estancamiento del tráfico. Un defensor escandalizadointerrumpiendo su calendario de entrega.

"El Senador Windslow dijo que eras una nena con fondo

fiduciario", dijo Storm, sondeando casualmente. "Esa es unarazón por la que él sabía que no te escaparías con sus seismillones."

"No es de buena educación hablar de dinero", dijo Toppers.

"Mis padres tenían casas en Connecticut, España, y en PalmBeach, también. Me encantó allí. ¿Alguna vez has estado?"

"Es demasiado rico para mi sangre", dijo Storm. "Estuve allí,

pero no durante la temporada".

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"El verano", dijo. "Ese es el mejor momento. Un amigo mío y

yo tuvimos un tiempo salvaje allí. ¡En realidad, teníamos unaapuesta para ver quién podría perder su virginidad primero!" Ellatomó una barra de goma de mascar de su bolso y le ofreció unpedazo.

"No, gracias", dijo. Se puso dos en la boca y empezó a

masticar. La Temporada. En Palm Beach, ese término tenía un

significado especial. Era un torbellino de cinco meses de fiestas,bailes y eventos de caridad que nadie que fuera alguien seatrevería a perderse. Era un ritual intemporal para los más ricosde Estados Unidos, el evento social de la Vieja Guardia era elmás preciado. Era una tradición cuidadosamente transmitida degeneración en generación. Y no fue en los meses calurosos deverano. Fue cuando los pájaros de la nieve se aventuraban al surpara escapar del frío.

Cuando llegaron a la Calle 31 NW, Storm se metió en un

callejón y dejó a Toppers en la furgoneta mientras caminaba conenergía a la bahía de Chesapeake y el canal de Ohio. El canalartificial había sido construido porque el Potomac eraconsiderado demasiado imprevisible para un viaje seguro. Loscomerciantes necesitaban una forma segura para el transporte de

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comerciantes necesitaban una forma segura para el transporte detabaco y otros productos básicos a unas 185 millas al oeste.Para cuando el canal estuvo listo, ya estaba obsoleto por elferrocarril. Ahora las parejas utilizan el paso cubierto depedruscos al lado del canal para paseos nocturnos, mientras quelos ciclistas y corredores se adelantaban por ellos.

Storm esperó hasta que el paso estuviera vacío, y luego metió

el bolso de deporte en el contenedor de basura, cubriéndolo contazas desechadas, latas, botellas y papeles.

Como había ocurrido después de la primer entrega en el

Cementerio Arlington, la voz de Rihanna sonó tan pronto comoStorm regresó a la furgoneta.

Cuatro secuestradores habían secuestrado Matthew. ¿Era

posible que uno diferente estuviera monitoreando cada entrega?¿Cómo más iban a saber dónde estaba?

"¿Por qué tardaste tanto?", preguntó Darth Vader. "Había gente en el paso", dijo Storm. "¿Qué pasa si un

extraño obtiene uno de los bolsos de deporte por accidente?"

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"Tu muchacho muere." Darth Vader les dijo que dejaran el tercer bolso en Hains

Point, ubicado en el extremo sur del East Potomac Park, unosbuenos veinte minutos de viaje desde Georgetown en hora pico.

Rodeados por el río Potomac por un lado y el Canal de

Washington por el otro, Hains Point estaba en la punta de unaisla artificial compuesta de suciedad dragada de ambos ríos.Cuando llegaron, Storm escondió el bolso en un contenedor debasura público tal como había ocultado los demás.

El último punto de entrega era en Battery Kemble Park, una

pequeña zona de césped y bosques en el noroeste deWashington, justo en el medio de viviendas caras. El parque erauna ex batería de la Guerra Civil construido en un terrenoelevado para que las tropas de la Unión pudieran mirar haciaabajo durante la lucha y disparar cañones si los soldadosenemigos intentaban cruzar el Potomac y entrar en la ciudad.Ahora era popular entre los paseadores de perros locales.Storm dejó varias bolsas de caca descartadas encima del bolso.

El teléfono de Samantha sonó como si fuera una señal.

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"Bien, hemos hecho nuestra parte", dijo Storm. "¿Dónde está

Matthew?" "Espera en la Estación Unión por mi próxima llamada." "Hemos jugado con las reglas", dijo Storm al que llamaba. "Si

no lo haces, nunca vivirás para disfrutar de tu dinero."La línea se cortó. Miró a Toppers. Se había bajado la falda. Todavía seguía

masticando su chicle. No tenía ni idea de que él la había estado interrogando.

CAPÍTULO 9

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Storm y Toppers encontraron asiento en el bar en la plantabaja de la terminal de la Estación Unión. Ella puso su teléfonocelular en frente de ellos para que no se perdieran ningunallamada. Estaba nerviosa.

En los alrededores del bar, no había movimiento. Los

pasajeros se apresuraban a coger los trenes. Los turistasmiraban boquiabiertos la rotonda restaurada, vagando de tiendaen tienda en busca de recuerdos y tomando fotografías. Unvagabundo rogaba por una moneda. Ni Storm ni Toppersprestaban atención al torbellino. Sus ojos estaban fijos en elteléfono celular rosa que descansaba sobre el bar. Estabanesperando la voz de Rihanna.

"¿Qué es lo que les toma tanto tiempo?", se quejó Toppers. Había pasado cerca de media hora. Algo llamó la atención de

Storm. Era una reportera de noticias en la televisión de pantallaplana detrás de la barra. Storm hizo señas al barman para quesubiera el volumen.

"La policía del parque no cree que la explosión fuera obra de

terroristas", anunciaba la pequeña rubia reportera de noticiascasi sin aliento. A medida que la cámara retrocedía, losespectadores podían ver que estaba parada fuera de la mansión

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espectadores podían ver que estaba parada fuera de la mansiónRobert E. Lee. Luces estroboscópicas rojas y azules de losvehículos de emergencia brillaban contra las columnas demármol de la casa.

La periodista dijo: "Una vez más, esto no parece ser un

ataque terrorista. Sin embargo, un portavoz del Servicio deParques Nacionales dijo que la explosión no era el resultado deuna causa natural, sino como un incendio de basura. Unartefacto explosivo fue puesto en el bote de basura, pero parecíamás como un poderoso petardo del 4 de Julio que una bomba,dijo el portavoz. En este punto, no sabemos por qué alguienquerría hacer explotar un bote de basura en este lugar. Seespecula que podría ser parte de una protesta contra la memoriade Robert E. Lee y la Confederación. Sin embargo, no se hizoningún daño a la casa Lee. La explosión fue ruidosa y losuficientemente fuerte como para destruir el contenedor y toda labasura en su interior. Pero no hubo daños graves".

La cara de un presentador apareció en la pantalla, y parecía

como si estuviera a punto de hacer una broma cuando su rostrose volvió sombrío. "Me acaban de decir se ha producido unasegunda explosión en un contenedor de basura", dijo. "Esta vezen Georgetown en el paso entre C y el Canal O. Aparentementeno hay heridos, pero la explosión ha alarmado a las empresas ypropietarios de viviendas en la zona. Una unidad dedesactivación de bombas se encuentra en camino a la escena, y

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desactivación de bombas se encuentra en camino a la escena, yla policía ha acordonado la zona y persuadido a la población demantenerse alejados del paso del canal. Perros detectores debombas se enviaron en busca de otros dispositivos que pudieranestar ocultos en botes de basura por el canal."

El presentador hizo una pausa y luego dijo: "Una tercera

explosión ha sido reportada. Esta vez en un bote de basura en elHains Point. Repito, este es el tercer reporte confirmado de unaexplosión en un bote de basura. Se nos ha dicho que el jefe depolicía, el Servicio de Parques Nacionales, Seguridad Nacional,y el alcalde han acordado hacer una reunión de emergencia,pero, una vez más, no se cree que se trate de un ataqueterrorista. No ha habido heridos a causa de las explosiones, lascuales la policía subrayó que eran más como petardos gigantesque como bombas. El propósito de las explosiones, según unoficial del departamento de bomberos, era hacer mucho ruido,destruir los contenedores, y quemar todo lo que estuviera dentrode ellos, en lugar de herir personas o causar daños a lapropiedad. Una fuente especula que esto podría ser una bromade mal gusto hecho por alguien que entiende de química básica ysimplemente quería hacer algo para asustar a esta ciudad".

Debido a que Battery Kemble Park estaba más aislado, tomó

unos minutos más antes de que la cuarta explosión hicieranoticia. Cuando el presentador lo anunció, Toppers, dijo en vozalta: "Están destruyendo el dinero".

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El barman y varios clientes le dieron miradas curiosas. "Vámonos", dijo Storm, tomándola gentilmente por el codo y

la dirigió a través de la multitud que ahora se estabacongregando en torno a la televisión del bar.

Para el momento en que llegaron a la salida de la terminal,

Toppers parecía aterrorizada. "Esto fue un error", dijo. "¡Algo horrible va a pasarle a

Matthew! ¡Simplemente lo sé!"

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CAPÍTULO 10

Storm y Toppers fueron directamente desde la Estación

Unión al SOB del Senador Windslow. La Agente April Showersya estaba allí. Estaban el Senador Windslow y su angustiadaesposa, Gloria, que lloraba en los brazos de su marido.

"Encontramos a Matthew Dull", dijo Showers en voz baja. "¿Él está bien? ¿Dónde está? ", preguntó Toppers. Entonces se dio cuenta de por qué su madre estaba llorando.

Toppers abrió la boca y susurró: "¡Oh, mi Dios!" Se desplomóen el suelo. Storm la ayudó a llegar al sofá, y Gloria se apresuróa abrazarla. Las dos mujeres se abrazaron y sollozaron.

"Su cuerpo fue encontrado flotando en el río Anacostia", dijo

Showers. "¿Ejecutado?", preguntó Storm. Antes de que Showers pudiera contestar, Gloria se volvió

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Antes de que Showers pudiera contestar, Gloria se volvióhacia ellos.

"¡Se suponía que ustedes dos debían mantener a mi hijo vivo!

¡Confiaba en ustedes!" Gritó. El Senador Windslow se interpuso entre su enojada esposa y

los objetivos de su furia. "Será mejor que los dos nos dejensolos por ahora", dijo.

Ambos comenzaron a salir, pero el senador le pidió a Storm

que se quedara un momento. Cuando lo hizo, Windslow seinclinó cerca de su oído de modo que ni su esposa ni Topperspudieran oír lo que estaba susurrando.

"¿Qué demonios ha pasado?", preguntó. "Vi las noticias de

última hora. ¿Por qué dejó que esos bastardos volaran midinero?"

"Más tarde, Senador", respondió Storm. "Es fácil para usted decirlo. Simplemente no es usted quien

tiene seis millones de dólares volando en pedazos."

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La Agente Showers estaba esperando para emboscar a

Storm en el pasillo afuera de la oficina de Windslow. "Fue detrás de mi espalda", dijo, con los ojos en llamas.

"Podríamos haber sido capaces de salvar a ese chico sihubiéramos trabajado juntos. La mierda va a llegar hasta eltecho cuando la prensa se entere de que Matthew Dull estámuerto".

Continuando con su sermón, dijo, "Tiene que decirme qué

demonios pasó después de que abandonó a mis hombres en elgaraje de estacionamiento en la calle K esta tarde."

"¿Me está arrestando?" Él ya sabía la respuesta. Jedidiah Jones no permitiría que

Storm fuera arrestado. O interrogado. La supervivencia del másapto. Jones no lo permitiría porque sería atarlo a él y a laAgencia a este desastre.

"Todavía no", espetó. "Pero si no viene conmigo ahora mismo

a la sede central y me dice qué fue lo que pasó, voy arecomendar a mis superiores que usted sea arrestado."

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recomendar a mis superiores que usted sea arrestado." Ella estaba mintiendo. Él lo sabía. "No voy a ir con usted", dijo Storm en voz baja. "Tengo

cosas más importantes que hacer". Quería decírselo, pero todavía no estaba listo. Todavía

quedaban algunas piezas que necesitaba reunir. "Espero que tenga un maldito buen abogado", dijo Showers,

"porque voy a clavar su trasero a la pared." Ahora empezaba a irritarlo. "Ya que lo menciona, ¿qué piensa usted de mi trasero,

Agente Showers?", preguntó. "A la mayoría de las mujeres legusta."

Por un momento, pensó que realmente podría darle una

bofetada. En cambio, se alejó furiosa, con sus tacos de trespulgadas golpeando el suelo de mármol como un palo batiendoun tambor.

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Showers finalmente lo comprendía. Entendió que él tenía

razón. Sabía que ella estaba en el fondo del tótem. Estaba apunto de convertirse en el chivo expiatorio, a la que haríanresponsable, el eslabón más débil. No era justo, pero era lo queiba a suceder. Lo que todavía no parecía darse cuenta era queStorm era la única persona que podía salvarla.

CAPÍTULO 11 El Edificio J. Edgar Hoover en la Avenida Pennsylvania, que

era considerado como una monstruosidad arquitectónica,después de su apertura se había hablado durante años sobre su

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después de su apertura se había hablado durante años sobre sudemolición y traslado de la sede del FBI a los suburbios. Sedecía que el mismo Hoover había intimidado a los arquitectospara poner varios resguardos inusuales en el diseño del edificiocuadrado. En ese momento, los disturbios raciales reinaban enWashington y otras ciudades importantes, y los manifestantescontra la guerra de 1960 amenazaban con hacer caer al"establecimiento". Temiendo que el edificio del FBI podríaquedar en estado de sitio, Hoover exigió que el nivel de la callede su nueva sede central se construyera sin ninguna ventana nioficina. Construido de hormigón mezclado con piedra calizatriturada para mayor resistencia, el primer nivel se parecía almuro de un castillo. Protegía un entrepiso abierto donde había unnúmero limitado de ascensores que conducían a los pisossuperiores. No había segundo piso. En cambio, el segundo nivelera un feo agujero abierto sólo con soportes estructurales y ejesreforzados de ascensores y escaleras que unían la planta bajacon la tercera. El segundo piso estaba hecho para disuadir a losmanifestantes con el uso de escaleras para subir al edificio. En unmomento, surgieron rumores de que Hoover había puestoalambre de púas en las ramas de los árboles que bordeaban laAvenida Pennsylvania frente a su edificio para evitar que losatacantes treparan en ellos para llegar a los pisos superiores dela sede central.

Fue dos días después de que los botes de basura que

explotaron habían alarmado a la ciudad y el cuerpo de MatthewDull había sido encontrado flotando en el río. Storm estaba

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Dull había sido encontrado flotando en el río. Storm estabasentado sólo en una sala de conferencias en el sexto piso de lasede central del FBI, esperando a la Agente Showers. En unmovimiento infortunado que hubiera sido impensable encualquier ciudad importante excepto en Washington D.C., Stormhabía ido a la sede central ese día, no para ser interrogado, sinopara interrogar a la Agente Showers.

Las cosas habían salido mucho antes de lo que Storm había

anticipado. Solo unos minutos después de que el cuerpo de Dullfuera encontrado, Jedidiah Jones comenzó tirando de los hilos.Jackson, el director del FBI le había garantizado a Jones queStorm seguiría siendo invisible e intocable, al menos por ahora.El Senador Windslow había estado dando vueltas alrededor deSamantha Toppers.

La Agente April Showers había sido evasiva. En una conferencia de prensa efectuada la mañana después

de que el cuerpo de Dull fuera encontrado, un portavoz del FBIdijo a los periodistas que el hijastro del senador había sidosecuestrado, retenido para un rescate y asesinado, al parecerpor una banda extranjera. El portavoz dijo que el senadorWindslow había cooperado plenamente con el FBI durante latragedia. La líder de la investigación del caso, la Agente especialApril Showers, había sido removida de la investigación e iba a

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ser reasignada a un trabajo de campo. No se mencionaron en la conferencia de prensa las cuatro

explosiones de basura que se habían sucedido esa noche, no semencionó el pago de los seis millones de dólares que habían sidodestruidos por las explosiones y el fuego. En cambio, el portavozde la agencia dijo que Dull había sido ejecutado por miembrosde una banda, posiblemente de México o Ucrania, a pesar deque los Windslows habían accedido a negociar.

La Agente Showers entró en la sala de conferencias donde

Storm estaba esperando, con un delgado archivo en sus manos yel ceño fruncido en su rostro. Ella dejó caer los papeles frente aél, donde aterrizaron con un ruido sordo.

"¿Va a tomar asiento?", preguntó. Showers acercó una silla a la mesa de conferencias y se sentó

frente a él. "Me están enviando a Tulsa", dijo. "Todavía no se ha ido", respondió.

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Storm hojeó cuidadosamente los documentos que ella le

había traído. El primero era su informe final sobre elsecuestro/asesinato. En forma clasificada, en la sección secretade su informe, teorizaba que Dull había sido secuestrado por unaespecie de contrato comercial entre el Senador Windslow yPetrov Ivan. Afirmaba que el oligarca ruso había pagado aWindslow una "cuota", se cree que seis millones de dólares,pero que el senador después había roto el trato. Petrov habíareaccionado de una manera rusa típica, secuestrando al hijastrodel senador como amenaza para forzar a Windslow a cumplir.Petrov también había exigido la devolución de sus seis millonesde dólares, en forma de pago de un rescate.

Aunque la Agente Showers se había abstenido de interrogar a

Storm y Toppers, la astuta agente del FBI había descubierto larelación entre el pedido de rescate y las explosiones de los botesde basura. En su informe, Showers explicó que la destruccióndel dinero encajaba perfectamente con la mentalidad criminal dePetrov. No sólo había tomado venganza matando al hijastro deWindslow, Petrov había destruido el soborno original de seismillones de dólares que había pagado al senador.

Si bien el informe de Showers era bueno y ordenado, no

contenía ninguna prueba para justificar su teoría o un arresto. Surelato mencionaba que los registros de inmigración de la noche

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relato mencionaba que los registros de inmigración de la nochedel asesinato de Dull indicaban que cuatro ucranianos habíanabordado un vuelo internacional a Londres. Sin embargo, nadietrató de detenerlos de huir. Investigaciones posterioresmostraron que los cuatro eran ex agentes de la KGB.

Cuando Storm terminó de leer el análisis de Showers, le

preguntó: "¿Está segura de que Petrov estaba detrás delsecuestro y que se llevó a cabo por matones pagados?"

"Eso es lo que escribí, ¿no es así?", respondió ella con voz

sarcástica. "No es que importe. No parece que alguien estérealmente interesado en la verdad."

Storm sacó un segundo informe del expediente del caso. Era

una autopsia. Dull había recibido dos disparos, uno en la parteposterior de su cráneo y otro en su corazón. Ambas rondashabían sido disparadas desde detrás de él a corta distancia,basándose en la entrada y salida de las heridas. El disparo en lacabeza había atravesado completamente su cráneo y no habíasido recuperado. Sin embargo, el daño causado por la balareveló que había sido hecho con una punta hueca redonda. Estosignificaba que la punta de la bala se había multiplicado tras elimpacto pudiendo causar mayor daño, ya que arrasó y destruyóel tejido cerebral y el apuesto rostro de Dull de una vez. La baladisparada en el cráneo había sido emitida en un ángulodescendente, lo que sugería que el tirador estaba parado detrás

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descendente, lo que sugería que el tirador estaba parado detrásde Dull, quien probablemente estaba sentado en una silla. Laubicación de las dos heridas sugería además que a Dull le habíandisparado primero en la parte posterior del cráneo y que luegohabía caído hacia adelante en el suelo, donde el tirador disparóel segundo tiro hacia abajo mientras estaba parado encima de él.La segunda bala había atravesado la espalda de Dull, haciendoque su corazón literalmente estallara, y saliera de su pecho.Debido a que Dull había colapsado sobre un piso de superficiedura, la bala había sido detenida cuando intentaba salir de sucuerpo. En un raro movimiento, muy probablemente causadopor su forma de hongo, había rebotado de vuelta al pecho deDull, donde se había alojado. El FBI había recuperado esa balay se habían descubierto astillas microscópicas de baldosa yhormigón que provenían del suelo. Un examen de los pulmonesde Dull, confirmó que estaba muerto antes de que su cuerpofuera arrojado al río.

El informe encontró que las balas que mataron a Dull eran

calibre 9mm. Balística del FBI y expertos en armas de fuegohabían determinado que las balas habían sido fabricadas por laPlanta de Máquinas y Herramientas JSC Barnaul en Rusia, unfabricante líder de municiones militares rusas.

Storm devolvió la autopsia a la carpeta y cerró el expediente

del caso, el cual empujó al otro lado de la mesa a la todavíaamargada Agente Showers.

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amargada Agente Showers. "¿Tiene algún archivo sobre las explosiones de los cuatro

botes de basura que sucedieron esa noche?", preguntó. "¿Por qué querría verlos?", preguntó Showers, sin tratar de

ocultar el desprecio en su voz. "No se haga la tonta", dijo. "No le conviene". "¿Ahora me está diciendo que esas cuatro explosiones están

relacionadas con el secuestro?", preguntó. "¿Está admitiendoque Toppers y usted pusieron dinero en esos botes de basura?"

"Digamos que tengo curiosidad por saber sobre cualquier

cosa extraña que haya sucedido esa noche. Quiero serminucioso."

"Entonces deberá comunicarse con la policía de Washington",

dijo sarcásticamente. "Tal vez alguien robó un elefante delZoológico Nacional o corría desnudo por la AvenidaPennsylvania."

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"Elefantes robados y personas desnudas me interesan",bromeó. "La gente desnuda más que elefantes robados, a menosque estén involucrados enanos y manteca. Pero por ahora meconformo con el archivo de las cuatro explosiones".

Una claramente irritada Agente Showers dejó la sala de

conferencias. Cuando regresó, le lanzó otro expediente a Stormcomo si fuera un cuchillo.

"Usted y yo sabemos", dijo Showers, "que los secuestradores

volaron el dinero del rescate después de mandarlos a Toppers ya usted a una elaborada búsqueda inútil. Ivan Petrov escupió enla cara de Windslow. Petrov recuperó su dinero del soborno ymató a su hijastro. Pero no puedo probar nada de esto, graciasa los altos mandos que lo protegen a usted, a Toppers, y alSenador Windslow".

Storm tomó el archivo y preguntó: "¿El FBI trabajó esa noche

en las explosiones o fue alguna otra agencia?" "Las explosiones ocurrieron en parques por lo que la Policía

de Parques Nacionales y la Policía del Distrito de Columbia eranresponsables de la investigación. La investigación actual de labomba fue realizada por la Oficina federal de Alcohol, Tabaco,Armas de Fuego y Explosivos (OATA), debido a su

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Armas de Fuego y Explosivos (OATA), debido a suexperiencia".

Storm sacó el informe analítico de la OATA. Las cuatro

explosiones habían sido causadas por dispositivos caserosidénticos. Las explosiones habían comenzado por pequeñascantidades de nitrato de amonio herméticamente envasadas enbotellas de plástico. Un teléfono celular había sido utilizadocomo disparador. Los dispositivos se parecían a los dispositivosexplosivos improvisados (DEIs) usados contra las tropasestadounidenses en Irak, pero hechos con una energía muchomenor. Esta similitud hizo que los investigadores de la OATAespecularan que el fabricante de las bombas tenía algún tipo deformación militar. Los DEIs carecían de los proyectiles que losinsurgentes utilizaban normalmente para causar el máximo daño.En cambio, las bombas habían sido diseñadas para causarmucho ruido e iniciar fuego.

Incluido en el informe había una lista de los escombros que

habían sido recogidos en cada lugar de la explosión. A pesar dela explosión y el incendio resultante, una serie de restos debilletes de cien dólares habían sido encontrados. También habíansido recogidos fragmentos de periódicos, junto con otrosresiduos de los elementos que se encuentran comúnmente en losbotes de basura, tales como botellas de plástico, sodas dealuminio y latas de cerveza.

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Aunque los cuatro teléfonos celulares utilizados para activar

las bombas habían sido destruidos, los investigadores habíansido capaces de deducir que eran idénticos modelos deMotorola.

Con el informe todavía en sus manos, Storm preguntó:

"¿Leyó la lista de los restos?" "Por supuesto", respondió ella. "¿Cree que es el único que

quiere ser minucioso?" "¿Notó algo extraño?" "Supongo que está hablando de la gran cantidad de

periódicos". "El informe dice que habían encontrado cuatro veces más

periódicos en cada lugar de la explosión que los restos que habíade billetes de cien dólares", dijo Storm.

"Al principio, no pensé que eso fuera importante", admitió

Showers, "pero entonces recordé que los periódicos estánhechos de pulpa de madera."

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hechos de pulpa de madera." "Y el papel moneda está hecho de algodón y lino", dijo

Storm, completando su frase. "Eso significa," dijo, "que el papel periódico debería haberse

quemado más rápido que el papel moneda. Tendrían que habersobrevivido menos periódicos. Pero había muchos."

Storm cerró la carpeta y se la entregó. Ella dijo: "¿Qué está diciendo, que algo pasó con el dinero?" "Estoy diciendo que este caso está lejos de terminar". Se puso de pie para irse. "Oiga, ¿a dónde va?", preguntó. "¿Qué quiere decir con ‘Este

caso está lejos de terminar’? ¿Qué no me está diciendo?" "Estaré en contacto. Gracias por su cooperación."

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"No puede solo salir de aquí así como así", dijo. Pero eso era exactamente lo que estaba haciendo. "Es un hijo de puta, cualquiera que sea su nombre", dijo. La frialdad de su voz era lo suficientemente fuerte como para

tener una dosis helada de una quinta entera de Jack Daniel.

CAPÍTULO 12 El funeral de Matthew Dull se realizó en la prestigiosa

Catedral Nacional de Washington y atrajo el tipo de atenciónque se puede esperar cuando el difunto había sido asesinado yestaba relacionado con un poderoso senador de los EEUU. El

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estaba relacionado con un poderoso senador de los EEUU. ElPresidente de los Estados Unidos estaba de viaje en elextranjero, pero había enviado al vicepresidente para que lorepresentara. Por lo menos cuarenta miembros del Congreso sesentaron en los asientos delanteros. La alta sociedad deGeorgetown, que conocía a Gloria y a su hijo, seentremezclaban con los políticos. Cada miembro del cuerpo deprensa de Washington que importara estaba cubriendo elevento. Aunque la mayoría de los dolientes acudieron apresentar sus respetos sinceramente, Storm conocía a unospocos que habían aparecido simplemente para ganarse el favor ocodearse con la crème de le crème de la ciudad. Él llegó tarde yse quedó en la parte trasera de la iglesia. Vio a Jedidiah Jones enla segunda fila de asientos.

Un colega del senador Windslow acababa de comenzar el

elogio cuando se produjo un alboroto en la parte delantera de lacatedral. Samantha Toppers se había desmayado y estaba tiradaen el suelo. Todo se detuvo mientras los oficiales de seguridad leadministraban primeros auxilios y la llevaban afuera a unaambulancia. Fue llevada a un hospital exclusivo y privado en elCongreso.

Después del servicio, los reporteros de noticias de la

televisión estaban firmes fuera de la catedral reportando lo quepodrían haber oído contándoles a los televidentes que Toppershabía colapsado a causa de su "corazón roto".

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Storm no se quedó para la procesión fúnebre al famoso

cementerio Georgetown Tall Oaks. Creado en 1849, Tall Oaksse había quedado sin parcelas hace mucho tiempo, pero susdueños recientemente habían excavado caminos y senderos delcementerio para crear más espacio. El cuerpo de Matthewestaría enterrado en una cripta de hormigón de dos pisoscubierta con pizarra y se usaría como un nuevo sendero. Uncartel de buen gusto se colocaría al lado del camino, señalandoquien estaba enterrado debajo de él.

Esa noche el noticiero local reveló que Toppers sería tenida

en observación esa noche en el Hospital Santa María delMilagro. Era un procedimiento estándar. Ella sufría de depresiónsituacional, dijo su médico, y necesitaba descansar.

La hora de visitas en el Santa María, que sólo alojaba

cincuenta pacientes en sus habitaciones privadas, terminabaprecisamente a las 8 PM, que era exactamente cuando Stormatravesó la entrada del hospital. El vestíbulo estaba diseñadopara parecer como si fuera una sala de estar. Todos losvisitantes estaban obligados a registrarse con una bondadosa yobservadora mujer mayor ubicada detrás de un escritorio decaoba. La señora de cabellos blancos debía presionar un botónoculto que abría una maciza puerta de madera de roble queconducía a la sala.

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conducía a la sala. "Tengo que hablar con el oficial de seguridad de turno," le

dijo Storm. "Oh, ese sería, Tyler Martin. Es un sujeto realmente

agradable, pero siempre llega tarde. Se suponía que debía estaraquí ahora, porque mi turno termina a las ocho en punto."

En ese mismo momento, un sujeto obeso y calvo de mediana

edad que llevaba un pantalón azul marino, una camisa debotones azul clara, y un lazo negro ingresó repentinamentedentro del vestíbulo y corrió hacia ellos.

"Lo siento, Shirley," dijo él, soplando debido al paso

apresurado, "El tráfico es un caos allá afuera". "Usted sabe que siempre lo es, Oficial Martin," respondió la

mujer, "especialmente desde que han destrozado las calles querodean al hospital con las construcciones. Uno pensaría quetodo ese trabajo de construcción detendría a los conductores decorrer por aquí, pero anoche casi me golpean cruzando laintersección. Alguien va a salir lastimado."

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"La buena noticia es que si la golpean, estarán fuera de unhospital", bromeó Martin.

La mujer mayor no sonrió. Ella dijo, "Oficial Martin, este

hombre quiere hablar con usted." Recogiendo su bolso, sedirigió a la salida, hablando sobre su hombro, "Nos vemosmañana y por favor, no llegue tarde otra vez."

"Deme un momento, por favor", dijo Martin mientras aparecía

detrás del escritorio de recepción y ponía una bolsa de papel yun termo en un cajón grande. Tomando una profundarespiración, levantó la vista hacia Storm y dijo: "Bueno, ahora,¿en qué puedo ayudarle?"

Storm le alcanzó a Martin su fina billetera negra que contenía

las credenciales falsas de investigador privado que Jones le habíadado antes. "El Senador Windslow me envió", explicó Storm."Él quiere tener la certeza de que la Srita. Samantha Toppersestará protegida de los medios de comunicación. Le preocupaque algún fotógrafo tabloidista vaya a colarse aquí y tomar fotosde ella estando angustiada".

"He oído hablar de ella en la radio conduciendo al trabajo",

dijo Martin, "pero el senador no tiene por qué preocuparse.Mantenemos las cosas bastante herméticas por aquí,

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Mantenemos las cosas bastante herméticas por aquí,especialmente por la noche. Soy el único oficial de guardia ytodas las puertas excepto la puerta de entrada están bloqueadas.Nadie entra si no es por mí."

Recuperando sus credenciales falsas, Storm extendió su

mano y le dio un firme apretón a Martin. "Oficial Martin, mealegro de que esté de turno. Será un placer trabajar con usted.Ahora, voy a tomar asiento en el vestíbulo, y si alguien le pidever a la Srita. Toppers, me hace una seña".

Martin vaciló. "Voy a tener que llamar a mi supervisor acerca

de esto." "No hay problema. Dígale que estoy aquí por si alguno de los

fotógrafos se las arregla para escabullirse de usted. Son unosbastardos escurridizos, y de esta manera, será mi pene, no eltuyo, el que esté en la picadora si el senador se enoja".

La idea de Storm cargando con la culpa parecía quitar

cualquier duda que Martin podría haber tenido. "Creo que nohay ninguna razón para molestar a mi jefe. Se pone de malhumor cuando lo llaman por la noche."

Storm sonrió para tranquilizarlo. "Voy a tomar asiento por

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Storm sonrió para tranquilizarlo. "Voy a tomar asiento porallí." Señaló un sillón de cuero marrón cerca de la pared delvestíbulo donde tendría una visión clara. "Si alguien viene queusted no conozca, cualquiera, incluso un médico o alguien quedice ser un nuevo empleado de su personal de limpieza, me haceun guiño".

"Deberíamos tener una palabra clave," ofreció Martin. "Yo les

diré, 'Va a tener que esperar un momento antes de que lepermita entrar."

"Eso sería genial. Espero que su jefe sepa lo afortunado que

es de tenerlo trabajando aquí." "No lo sabe, pero tienes razón, debería saberlo", dijo Martin,

radiante. Storm había lidiado con gente como Martin durante toda su

vida. Todo lo que querían era un poco de respeto, un poco deaprecio y algo de aliento. Si se le daba eso, la mayoría te daríasecretos de Estado para complacerte.

Storm se sentó y cogió un ejemplar del Washington Tribune

de una mesa de café cercana. Durante las siguientes dos horas,un puñado de médicos llegaron a ver a los pacientes, pero

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un puñado de médicos llegaron a ver a los pacientes, peroMartin reconoció a cada uno de ellos.

Alrededor de las 11 PM, un hombre muy delgado, que

parecía estar en sus lejanos veinte, entró con un gran ramo deflores recién cortadas. Vestido con pantalones de jean azul,zapatillas, una camiseta y una chaqueta de color marrón claro,fue directamente al mostrador de recepción, sin notar a Storm yle habló en voz tan baja que sólo el Oficial Martin podía oírlo.

El siguiente sonido que Storm oyó fue la fuerte voz de Martin.

"TIENE UNA ENTREGA PARA SAMANTHA TOPPERS,¿ESO ES LO QUE ACABA DE DECIR?"

Ahí estaba la señal. ¿Por qué una tienda de flores haría una

entrega tan tarde en la noche? Storm saltó de su asiento. Inseguro de por qué el guardia de

seguridad había gritado tan fuerte, el repartidor miró a sualrededor y vio a Storm. Sus ojos se encontraron y Storm notóque el hombre lo reconoció, aunque Storm nunca lo había visto.El hombre lanzó el florero de cristal con las flores en la cara deStorm. Storm se agachó e instintivamente levantó el brazoderecho para bloquear el florero mientras el repartidor sedeslizaba hacia la puerta principal. El florero golpeó el antebrazode Storm y explotó al chocar con el suelo.

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de Storm y explotó al chocar con el suelo. El repartidor era rápido, pero Storm lo atrapó a menos de

veinte metros de la entrada del hospital, justo cuando entró enuna intersección cercana. Storm lo tacleó por detrás en unmovimiento que habría destacado en una gran película de laNFL. Los cuerpos de los dos hombres golpearon el negroasfalto duro cerca del medio de la calle. Cuando Storm aflojó eltacle alrededor de los tobillos del hombre, el sospechoso lopateó en la mandíbula.

Un poco aturdido, Storm rodó hacia atrás para evitar recibir

otro golpe y se levantó del asfalto. Su objetivo también se habíaparado. Storm se abalanzó hacia delante, pero el repartidor semovió más rápido de lo que Storm había anticipado y estabafuera de su alcance. En un movimiento bien practicado, elhombre sacó una pistola de su cinturón.

Completamente a la intemperie y sin protección, Storm sabía

que su agresor no podía fallar a tan corta distancia. Con larapidez de un relámpago, Storm se lanzó a su izquierda, justocuando el arma se disparó. La bala atravesó su hombroderecho, el frío se coló a través de la piel como si se tratara deun bisturí.

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Storm rodó saliendo de la calle y se puso en posición decuclillas con su Glock en la mano derecha. Ahora estabaprotegido detrás de una barrera de hormigón de un metro dealtura que los equipos de construcción habían instaladotemporalmente cerca de la acera para protegerse del tráficomientras trabajaban.

Repentinamente, desde detrás de él, Storm oyó al Oficial

Martin gritar un insulto. El oficial de seguridad se acercabapesadamente hacia ellos, su abultado vientre rebotaba con cadapaso. Su voz hizo que el repartidor desviara momentáneamentela vista de Storm y reorientara su pistola al guardia de seguridadque se aproximaba. Disparó. Martin se paralizó y gritóaterrorizado.

Storm estaba a punto de devolver el fuego cuando hubo un

brillante destello justo delante de él que lo cegó temporalmente.Al mismo tiempo, oyó el sonido del acero golpeando contra elconcreto, la rotura de un vidrio, el chirrido de una frenadabrusca y sintió un fuerte dolor en su hombro.

El conductor de un rápido BMW se había desviado para

esquivar al repartidor, que seguía parado en la intersección,directamente en la trayectoria del vehículo. El conductor habíaperdido el control y el BMW había impactado contra la barrerade hormigón protegiendo a Storm. El impacto había destruido la

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de hormigón protegiendo a Storm. El impacto había destruido laparrilla distintiva del coche, salpicando el aire con piezas de faroroto del tamaño de metrallas, y despedido un delgado pedazo decromo que atravesó el brazo izquierdo de Storm como unaflecha dentada. El vapor y el humo brotaban del motor y elclaxon del coche sonaba ruidosamente.

Storm no se había sobresaltó ni movido de donde estaba con

su Glock levantada. Pero la colisión estaba bloqueando su vista,y ahora tenía una lanza de cromo del tamaño de un lápiz clavadoen su bíceps izquierdo. Cambió de posición para tener unamejor vista de la intersección. El repartidor se habíadesvanecido. Con disgusto, Storm enfundó su Glock y usó sumano derecha para remover el dardo de cromo de su brazo.

Las luces se colaban en las viejas casas alineadas que

rodeaban el hospital. Un perro aulló. A través del parabrisasagrietado del coche, Storm podía ver bolsas de aire. Le habíansalvado la vida al conductor masculino y al acompañantefemenino, pero ambos estaban ensangrentados y claramenteaturdidos.

Storm miró detrás de él. Martin seguía paralizado en la acera.

La bala le había errado. "¡Consiga un médico!" pidió Storm.

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"¡Consiga un médico!" pidió Storm. Storm arrojó la pequeña lanza de cromo de su mano al suelo

y se dirigió hacia el aterrorizado guardia de seguridad. "La gente del coche necesita ayuda", dijo Storm. "Vuelva

adentro y traiga un médico y a las enfermeras aquí". Martin miraba fijamente al frente. "¡Nunca nadie me había

disparado!" "Todavía nadie lo ha hecho. Él le erró." Martin notó que ambos brazos de Storm estaban sangrando.

"No le erró a usted”. "De hecho, lo hizo. Es sólo una herida superficial. Los dos

estamos de suerte. Ahora tiene que conseguir ayuda del hospital.Las personas en el coche están conscientes pero heridas. Voy air a verlos mientras usted entra. Llame al departamento depolicía y a los bomberos también. Y asegúrese de que nadie seescabulla mientras todo el mundo está prestando atención a esteaccidente".

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"Está bien, está bien", respondió Martin. "Puede contar

conmigo.", Comenzó a regresar hacia la entrada. Storm notó un destello de luz en la intersección. Supuso que

eran escombros del accidente hasta que vio que se iluminaba. Amedida que se acercaba, se dio cuenta de que era un teléfonocelular. Se había soltado del cinturón del huidizo repartidorcuando Storm lo tacleó.

Levantándolo, presionó el botón de llamadas recientes. Storm

reconoció el primer nombre que apareció en la pequeña pantalla. Era la última pista que necesitaba. Ahora tenía todas las

evidencias. Había resuelto el rompecabezas, o al menos unaparte clave del mismo.

CAPÍTULO 13

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CAPÍTULO 13 La Agente Especial April Showers salió de la sede central del

FBI y se dirigió a la acera de la Calle 10 NW exactamente en elmismo momento en que Storm llegó en el Taurus alquilado.

"Estoy loca por hacer esto", dijo en cuanto se metió en el

coche. "¿Hizo la llamada por mí?", le preguntó. "Sí, el senador y su esposa se reunirán con nosotros a las seis

y media en su oficina, y me prometieron que Samantha Toppersestaría con ellos. Fue dada de alta esta mañana del hospital."

La Agente Showers no estaba tan enfadada como lo había

estado durante su última reunión. Eso era bueno. Más tempranoese día, le había dicho por teléfono a ella que había descubiertoevidencias sobre el secuestro y el asesinato, pero no se las habíarevelado. Sólo le había pedido que juntara a todos. Le dijo quelo que tenía que decir podía redimirla con sus jefes. Ella podríano tener que irse a Tulsa.

"¿Va a decírmelo ahora?", dijo Showers, "¿o es otro

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"¿Va a decírmelo ahora?", dijo Showers, "¿o es otrosecreto?"

"No va a haber ninguna razón para secretos después de esta

reunión". "¿Significa eso que me dirá su verdadero nombre?" Storm sacudió la cabeza, indicando que no. Se había expresado mal. Había partes de su vida que siempre

serían secretas, especialmente si quería permanecer muerto yvolver a Montana.

Storm giró a la izquierda en la Avenida Pennsylvania y se

dirigió al este, hacia el Congreso de los EEUU, cuyo exteriorblanco brillante parecía ligeramente rosado por la puesta de solnaranja detrás de ellos.

La Agente Showers entró en la oficina del SOB Dirksen

primero, con Storm detrás de ella cargando cuatro pesadosbolsos de deporte.

"¿De qué se trata esto?", dijo el Senador Windslow,

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"¿De qué se trata esto?", dijo el Senador Windslow,levantándose de detrás de su escritorio. "¿Por qué está cargandoesos bolsos?"

Storm los dejó caer sobre la alfombra. "Él sabe quien secuestró a Matthew," dijo Showers. Gloria se levantó del sofá, donde había estado sentada al lado

de Toppers, y se apresuró a llegar a Storm. "¿Eso es verdad?",preguntó. "¿Ha encontrado a los hombres que asesinaron a mihijo? ¡Dígame, por favor!"

"Lo haré," respondió, "pero es complicado." Tomó la mano

de Gloria y la llevó hasta una silla. "Por qué no se sienta aquí,mientras yo lo explico." Gloria estaba ahora a su derecha.Toppers estaba a su izquierda, y él se enfrentaba a Windslow,que estaba sentado detrás de su escritorio. La Agente Showersestaba de pie detrás de él, cerca de la puerta.

Tenía a todos donde los quería. Divididos. Storm comenzó. "La Agente Showers ya ha resuelto la mitad

de este secuestro".

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de este secuestro". "¿De qué diablos está hablando?", preguntó Windslow

incrédulo. "Sí", dijo Gloria. "¿Qué es la mitad de un secuestro?" "Empecemos por el principio", dijo Storm. "El día después de

que Matthew fue secuestrado, recibió una nota de rescateexigiendo un millón de dólares. La nota estaba escrita a mano enletras mayúsculas. La escritura de esa nota era completamentediferente de la escritura de la segunda nota, que recibió al díasiguiente. La segunda nota no incluía una demanda de dinero,pero sí contenía los dientes de Matthew".

"Ya sabemos eso", dijo Windslow impaciente. "Vaya al

grano. ¿Quién mató a Matthew?" "Déjalo que hable", dijo Gloria. "La segunda nota tenía un error", recordó Storm.

"Identificaba a Matthew como el hijo del senador. Lasdiferencias en estas dos notas fueron las primeras pistas de queen realidad se estaban comunicando con dos grupos diferentes".

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en realidad se estaban comunicando con dos grupos diferentes". "¿Dos secuestradores?", gritó Windslow. "¿Cómo podrían

dos grupos diferentes secuestrar a una persona?" "Por favor, Thurston, deja de interrumpir", lo reprendió

Gloria. "Vamos a llamar a un grupo los secuestradores reales", dijo

Storm. "Son los hombres armados que realmente secuestraron aMatthew. El segundo grupo estaba tratando de tomar ventaja desu secuestro. No tenían nada que ver con su secuestro real. Suobjetivo era conseguir su dinero. Es por eso que le enviaron unatercera nota escrita a mano pidiendo seis millones en efectivo".

El Senador Windslow miró nerviosamente a la Agente

Showers y luego le dio a Storm una mirada furiosa. "Esa terceranota se suponía que se mantendría en secreto," dijo. "Usted noestá autorizado a hablar de ella. Voy a tener que traer a misabogados—"

Gloria lo interrumpió. "Podrás amenazarlo después. Quiero

saber quién mató a mi hijo. Continúe."

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"Gracias", dijo Storm. "Fue este segundo grupo, los

delincuentes que querían su dinero, los que me habíanconfundido al principio. Sabía que había alguien dentro de sucírculo íntimo, porque mencionaron mi nombre en la terceranota".

"¿Alguien cercano a nosotros nos traicionó?", dijo Gloria. "Tuve una corazonada, pero no estaba seguro hasta que

Samantha y yo estábamos entregando el dinero." "¿Samantha?", repitió Gloria. Todos miraron a Samantha, que

cruzó la mirada con Storm y luego miró a Gloria y dijo: "No soyyo."

"Durante nuestro viaje", dijo Storm, "Samantha usó la palabra

‘escondida’. Esa era la misma palabra que estaba impresa en latercer nota de secuestro, ordenando al senador que usara losseis millones escondidos en la caja de seguridad para pagar elrescate. Es una jerga que los rusos no usan."

"¿Qué rusos?", preguntó Gloria. "¿Está diciendo que

Samantha estaba ayudando a los rusos?"

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"Ni siquiera conozco a ningún ruso", dijo Samantha. "No tiene

ningún sentido." "Voy a explicar lo de los rusos en un minuto", dijo Storm.

"Volvamos a esa noche, cuando Samantha y yo estábamoshaciendo las entregas. Ella me dijo que estaba estudiandoingeniería mecánica."

La Agente Showers intervino: "Lo que significa que sabe

cómo escribir en letras mayúsculas de las impresas en los planoscomo los de las notas de rescate".

"Mucha gente sabe cómo hacer eso", protestó Samantha. Gloria fijó sus ojos en Samantha y dijo: "¿Eso es cierto?

Pensé que amaba a mi hijo." "Sí, así es, lo amo", balbuceó. "No he hecho nada malo". "Esto es ridículo", se quejó Windslow. "¿Por qué ella iría a

robarnos dinero a nosotros?"

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Storm continuó. "La pista más obvia era que cada vez que

dejaba uno de los bolsos de deporte, los secuestradoresllamaban al teléfono de Samantha. Era como si alguien lesestuviera diciendo exactamente lo que estaba haciendo. Alguienque estaba sentado en la furgoneta esperando mientras yoestaba dejando los bolsos. Alguien mandando mensajes detexto".

"¿Por qué me ataca a mí?", exclamó Samantha. "¡Por qué

miente sobre mí!" Se paró del sofá. "Quiero irme. No me sientobien".

"Nadie se va", dijo la Agente Showers. "Todavía no." Con una mirada de frustración en su cara, Toppers volvió a

sentarse. "Esto no es justo", dijo, y puso mala cara. "La primera vez", dijo Storm "cuando Samantha llevó un

millón de dólares a la Estación Unión, sabía que la AgenteShowers había inundado la estación de trenes con agentes. Asíque advirtió a su compañero. Fue entonces cuando a los dos seles ocurrió una nueva estafa. Pensaron en una ingeniosa manerade conseguir el dinero."

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"¿Qué dinero?", dijo Windslow. "Los secuestradores volaron

todo en pedazos." "No," dijo Storm "no lo hicieron. Una vez más, veamos los

hechos. La tercera nota instruía a Samantha para que tomara losseis millones de dólares de la caja de seguridad y los pusiera encuatro bolsos de deporte. Pero eso no es lo que hiciste cuandoestabas sola en esa bóveda, ¿verdad, Samantha?"

"Eso es exactamente lo que hice", protestó. "Usted me vio

salir de esa bóveda cargando los bolsos de deporte. Miródentro de los bolsos y vio los fajos de billetes."

"Lo hice. Pero no los vi lo suficientemente bien", dijo Storm.

"Esto es lo que pasó. Cuando Samantha estaba sola en esabóveda, abrió una caja de seguridad diferente, una que habíaalquilado. Tenía periódicos cortados del mismo tamaño que losbilletes de cien dólares ocultos en su caja. Puso los billetes falsosen el fondo de cada bolso de deporte y los cubrió con un nivelsuperior de billetes reales de cien dólares. Luego puso el restode los seis millones en su caja de seguridad."

"¿Mis seis millones no volaron en esos botes de basura?",

dijo Windslow.

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dijo Windslow. "Esas explosiones volaron billetes falsos hechos de papel

periódico", dijo Storm. "No tiene ninguna prueba," objetó Toppers, pero su rostro

mostraba pánico, como si fuera un animal acorralado. Storm recogió los cuatro bolsos de gimnasio y los llevó hacia

ella. "Un billete de cien dólares pesa aproximadamente ungramo", explicó. "Un millón de dólares en billetes de cien dólarespesa cien gramos o el equivalente de veintidós libras. Seismillones de dólares pesan ciento treinta y dos libras[5]”

"Puedo contar", dijo Toppers. "Sí, me dijiste que eras buena en matemáticas". Dejó caer los

bolsos a sus pies. "He colocado el equivalente de ciento treinta ydos libras en estos cuatro bolsos de deporte. Cuando saliste dela bóveda del banco, ibas cargando los cuatro bolsos, dos encada mano. No deberías tener ningún problema en levantartodos estos bolsos ahora mismo, si los seis millones seencontraban en esos bolsos."

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"¿Qué es lo que quiere probar?", preguntó Windslow. La Agente Showers contestó. "Obviamente, el papel

periódico pesa menos que el papel moneda. Si ella no puedelevantar los bolsos, entonces le habría sido imposible llevarse losseis millones en billetes de cien dólares de esa bóveda. Esoprobará que los bolsos estaban rellenos con papel periódico, nocon dinero".

"Recoge los bolsos", dijo Storm. "Demuestra que me

equivoco." Toppers no se movió. "Maldita sea, chica. Recoge los bolsos", ordenó el senador. Ella no se inmutó. "Si quieres que creamos que no estas involucrada, recoge los

bolsos", dijo Gloria con severidad. Toppers se levantó lentamente del sofá. Miró a cada uno de

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Toppers se levantó lentamente del sofá. Miró a cada uno deellos y luego se agachó y puso sus dedos alrededor de lascorreas de los cuatro bolsos de deporte. Con un gruñidoenorme, les dio un tirón.

Por un segundo, parecía como si fuera a levantarlos. Pero

eran simplemente demasiado pesados y ella era demasiadopequeña, demasiado débil. Casi cayó sobre su rostro.

Gloria salió disparada de su silla, arremetiendo contra

Toppers. La mujer mayor abofeteó la cara de la joven y laagarró del pelo. Las dos mujeres se desplomaron al suelo.Storm agarró a Gloria, que se balanceaba y golpeaba aToppers. Showers sacó a Toppers a un lado.

"Eres una pequeña perra", gritó Gloria. "¿Cómo pudiste

hacernos esto a nosotros? ¿Cómo pudiste hacerle esto a nuestrohijo? Te tratamos como de la familia. ¿Por qué has hecho esto?"

La Agente Showers dijo: "Samantha, ¿había periódicos en los

bolsos cuando los sacaste de la caja de seguridad?" Viéndose completamente derrotada, ella dijo, "Si. Hice el

cambio justo como él dijo."

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Showers la esposó y le dio a Storm una sonrisa agradecida.

"Un pensamiento inteligente el poner ciento treinta y dos libras enesos bolsos", dijo.

"En realidad, hay 200 libras[6] en cada uno. Era un truco. No

tengo idea de cuánto pesa el papel periódico". La cara de Toppers se volvió rojo brillante. Se echó a llorar,

abrumada por las emociones reprimidas. "¿Quién te ayudó?" exigió Windslow. "¿Quién es tu

compañero? Es posible que hayas escrito esas notas, pero nohiciste esas bombas".

Entre sollozos, ella tartamudeó, "Usted nunca me agradó, y a

su hijastro tampoco le gustaba. Es un matón". Storm sacó un teléfono móvil del bolsillo y pulsó el último

número de la función de marcado. La voz de Rihanna podíaoírse proveniente del bolso de Toppers.

"Este teléfono celular pertenece al hombre que trató de entrar

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"Este teléfono celular pertenece al hombre que trató de entraren el hospital ayer por la noche para ver a Samantha", explicóStorm. "Se lo tiré del cinturón justo antes de que me disparara.El último número al que había llamado era el de Samantha."

Vaciló y luego dijo con una simpática voz, "Este teléfono

pertenece a tu hermano, ¿no es así, Samantha? Venía a verteporque quería conseguir el dinero."

"¿Tienes un hermano?", dijo Gloria. "Pensé que eras hija

única." Entre sollozos, Toppers, dijo: "Su nombre es Jack, Jack

Jacobs." "Debo estar maldito", dijo Windslow. "¿Cómo se pudieron

perder eso nuestros investigadores de antecedentes?" "La mujer que todos conocemos como Samantha es en

realidad Christina Jacobs", dijo Storm. "Ella y su hermanonacieron en Vermont, donde vivieron hasta que los tribunales losalejaron de su drogadicta, y abusiva madre. No estoy seguro decómo o por qué, pero Christina terminó viviendo con Charles yMargarita Toppers, una pareja rica en Stamford, Connecticut.Tenían una hija de la misma edad que se llamaba Samantha."

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Tenían una hija de la misma edad que se llamaba Samantha." "Nos dijiste que los Toppers eran tus padres", dijo

Windslow. "Charles, Margarita, y la verdadera Samantha murieron en un

accidente de tráfico en España durante sus vacaciones", explicóStorm. "Sus cuerpos estaban quemados más allá delreconocimiento. Christina estaba enferma en su casa esa noche,y cuando la policía le dijo que todos estaban muertos, decidióasumir la identidad de Samantha. Ella les dijo a las autoridadesque la niña muerta era una amiga de la familia llamada ChristinaJacobs, una huérfana."

"¿Cómo pudo lograr eso?", dijo Windslow. "Ella nunca regresó a Connecticut. Margarita tenía parientes

en España, así que los tres cuerpos fueron enterrados allí. La"nueva" Samantha se puso en contacto con el banco que era eladministrador de la finca Toppers y le dijo al gerente que estabaestresada y quería vivir en Europa por un tiempo. Él habíatratado sólo con Charles Toppers y no tenía idea de cómo seveía Samantha ni cómo sonaba. Le envió los cheques mensualesa un banco en París. Ella permaneció en el extranjero duranteseis años, haciéndose pasar por Samantha, tratando solamentecon el banco Stamford por e-mail y cartas. Para el momento en

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con el banco Stamford por e-mail y cartas. Para el momento enque regresó a los EEUU, se había transformado a sí misma,adoptando el mismo color de pelo, la misma firma queSamantha. Engañó a todos, al parecer, salvo por su hermano."

"Nunca pensé que volvería a verlo", dijo Samantha. "Después

del accidente en España, le mandé a decir que su hermana habíamuerto. Me enteré que se había alistado en la marina y habíaestado en el Golfo Pérsico para combatir en Irak. Era de la Inteligencia del Ejército. Entonces de la nada, se presentó en micasa la misma noche que Matthew fue secuestrado. Yo estabaquebrada emocionalmente y le conté lo que había hecho y queme había comprometido y sobre cómo Matthew había sidosecuestrado. Creí que iba a ser simpático, pero me dijo que esasería su gran oportunidad. Me dijo: 'Tú tuviste la oportunidad decomenzar de nuevo. Yo quiero la mía."

"Fue idea de tu hermano escribir esa primer nota de rescate,

¿no es así?", dijo Storm. "Pensó que si actuábamos rápido, podríamos ganar de mano

a los verdaderos secuestradores. Me dijo que si no le ayudaba,me expondría y tendría que ir a la cárcel. Pero entonces, le dijeque el FBI estaba por todas partes en la Estación Unión. Nohabía manera de que él consiguiera el dinero. Pensé querenunciaría a la idea después de todo eso, pero cometí un

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renunciaría a la idea después de todo eso, pero cometí unestúpido error".

"Le hablaste de la verdadera nota de los secuestradores", la

que tenía los dientes en ella", dijo Storm. "Quería que supiera que los secuestradores habían

contactado a los Windslows. Le dije que la CIA había traído aun verdadero experto para ayudar al FBI. Yo quería asustarlo.Pero en lugar de eso se dio cuenta de que los secuestradores noestaban detrás del dinero. Estaban tratando de que el senadorhiciera otra cosa. Fue entonces cuando se le ocurrió la idea desacar el dinero de la caja de seguridad y hacer que todospensaran que había volado".

"¿Cómo te enteraste de los seis millones ocultos en la caja de

seguridad?" preguntó la Agente Showers. "¿Matthew te contóalgo al respecto?"

"Hizo más que contarme. Matthew me llevó a la bóveda y me

enseñó todo ese efectivo. Me dijo que era dinero de sobornosque su padrastro obtuvo de algún ruso".

"¡Espera un minuto, chica!", exclamó Windslow. "¿Dinero de

sobornos? No hay ninguna evidencia de que yo aceptara un

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sobornos? No hay ninguna evidencia de que yo aceptara unsoborno. ¡Necesitas cuidar tu lengua!"

Gloria dijo: "¿Qué has hecho, Thurston? ¿Eres el responsable

de que Matthew fuera secuestrado? ¿Quiénes son estos rusos ypor qué te pagaron un soborno?"

Mirando nerviosamente a la Agente Showers, Windslow dijo:

"Esto no es algo que necesitemos estar discutiendo ahora mismo,Gloria."

Showers dijo: "Senador, yo puedo ayudarle si me dice la

verdad acerca del dinero. Podemos llegar a un acuerdo. No esdemasiado tarde para hacer lo correcto."

La cara de Windslow se puso colorada. "No se atreva a

decirme lo que puedo o no puedo hacer. No tengo idea acercade qué esta hablando esta mujer. Nunca he aceptado unsoborno en mi carrera política".

Abordando a Toppers, Showers dijo: "¿Tu hermano fue el

que alquiló la segunda caja de seguridad donde pusieron losperiódicos o lo hiciste tú?"

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"Él lo hizo. Los seis millones siguen allí, o la mayoría de él.Puedes conseguirlo como evidencia contra él." Movió la cabezahacia Windslow. "Matthew me dijo que era dinero del soborno.Mi hermano me dijo que tomarlo era como estafar a untraficante de drogas. No dejaba de pensar: 'Bueno, si hago estopor Jack y que él consigue los seis millones, estará hecho de porvida. Me dejará en paz. Jack me dio la llave de la segunda cajael día que fuimos al banco. Me dijo que nada podía salir mal.Pensé que los secuestradores liberarían a Matthew en cuanto elsenador hiciera lo que querían".

"¡Esto es indignante!", declaró Windslow. "Ella está tratando

de implicarme para hacerse lucir bien. ¿Cómo sabemos que suhermano no secuestró a Matthew? Toda esta charla sobre rusosno es más que especulación y rumores."

"¿Dónde está Jack ahora?", preguntó Storm a Toppers. "En un motel en Virginia. Después de que Matthew murió,

nunca estuve sola. Así que estaba esperando hasta después delfuneral para conseguir de nuevo la llave que yo tenía para quepudiera ir a buscar el dinero. Llegó al hospital para conseguirlaanoche, pero no pudo entrar. Nunca se preocupó por mí. Loúnico que quería era ese estúpido dinero".

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La Agente Showers dijo: "Yo voy a enviar un equipo para

arrestar a tu hermano." Mirando al senador, agregó, "Creo quees mejor que llame a sus abogados".

"Ese dinero estaba en una caja alquilada por mi hijastro", dijo

Windslow. "No la pueden atar a mí. No puede probar de dóndevino".

"No te atrevas a tratar de culpar de esto a mi hijo", espetó

Gloria. "Egoísta hijo de perra, ¿cómo pudiste permitir que estosucediera?" Se volvió para hablarle a Storm. "Si Samantha, oChristina, o como sea su nombre, y su hermano no tenían nadaque ver con el verdadero secuestro de Matthew, entonces¿quiénes son estos rusos y por qué mataron a mi hijo?"

Storm miró al senador Windslow. "Ya es hora de que todo se

aclare, ¿no es así, senador? Cuéntele a su esposa lo que hizo.Cuéntenos a todos."

Windslow se levantó de su escritorio. "Soy un senador de los

Estados Unidos y ustedes están en mi oficina. Creo que es horade que todos se larguen de aquí. Se cree que es muy inteligente.Lo tiene todo resuelto, ¿no es cierto? Pero en realidad no."

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Gloria gritó: "¿Hiciste que mataran a mi hijo?" Una oscuridad cubrió el rostro de Windslow. "Esto es mucho

más grande de lo que crees. Ninguno de ustedes tiene ni idea decon quién está tratando o qué tan alto va esto. Estas personasson—"

Pero un crujido atronador y el estallido de cristales rotos

cortaron la frase del senador de la misma forma que la ventanadetrás de él al explotar. Su hombro derecho se sacudió haciaadelante por la ráfaga de una sola bala de francotirador en supecho. La mirada de asombro en su rostro duró tan sólo unamilésima de segundo antes de que su cuerpo cediera y sederrumbara enrevesado en un montón.

Casi sin pensarlo, la Agente Showers tiró a Toppers al suelo,

fuera de peligro, mientras que Storm saltó detrás del escritoriodel senador, donde estaba Windslow que ahora resoplaba suúltimo aliento. La sangre salía a borbotones de la salida de laherida y Storm miró a los ojos de un hombre que sabía queestaba a sólo unos segundos de la muerte, Windslow susurró:"Midas. Jedidiah sabe".

Apenas esas palabras escaparon de sus labios, Storm vio que

la vida dejaba los ojos de Windslow. El senador estaba muerto.

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la vida dejaba los ojos de Windslow. El senador estaba muerto. Gritos y alaridos llenaron el cuarto, pero todo lo que Storm

podía oír eran esas últimas palabras de Windslow, haciendo ecouna y otra vez en su cabeza.

Jedidiah sabe.

CONTINUARÁ EN “A RAGINGSTORM”

(UNA FURIOSA TORMENTA)