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I UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS ESCUELA DE MEDICINA TEMA FACTORES PREDICTIVOS DE VARICES ESOFAGICAS Y/O GASTRICAS EN PACIENTES CON CIRROSIS HEPATICA EN EL HTMC PERIODO ENERO A DICIEMBRE 2014 TRABAJO DE TITULACIÓN PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OPTAR POR EL GRADO DE MEDICINA NOMBRE DEL ESTUDIANTE: MARIA JOSE PINO PIN NOMBRE DEL TUTOR: DR. MILTON SANTAMARIA ENCALADA GUAYAQUIL-ECUADOR 2015-2016

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL FACULTAD DE …repositorio.ug.edu.ec/bitstream/redug/10879/1/FACTORES PREDICTIVO… · se presentaban, enseñándome a encarar las adversidades sin perder

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I

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

ESCUELA DE MEDICINA

TEMA

FACTORES PREDICTIVOS DE VARICES ESOFAGICAS Y/O

GASTRICAS EN PACIENTES CON CIRROSIS HEPATICA EN EL

HTMC PERIODO ENERO A DICIEMBRE 2014

TRABAJO DE TITULACIÓN PRESENTADO COMO REQUISITO PARA OPTAR

POR EL GRADO DE MEDICINA

NOMBRE DEL ESTUDIANTE:

MARIA JOSE PINO PIN

NOMBRE DEL TUTOR:

DR. MILTON SANTAMARIA ENCALADA

GUAYAQUIL-ECUADOR

2015-2016

II

REPOSITORIO NACIONAL EN CIENCIA Y TECNOLOGÍA

FICHA DE REGISTRO DE TESIS

TÍTULO Y SUBTÍTULO: Factores predictivos de varices esofágicas y/o gástricas en

pacientes con cirrosis hepática en el HTMC periodo enero a diciembre 2014.

AUTOR/ ES: María José Pino Pin REVISOR: Dr. Milton Santamaría Encalada

INSTITUCIÓN: Universidad de

Guayaquil.

FACULTAD: Ciencias Médicas.

CARRERA: Medicina.

FECHA DE PUBLICACIÓN: Nª DE PÁGS:

ÁREAS TEMÁTICAS: Medicina Interna, Gastroenterología

TÌTULO OBTENIDO: Médico.

PALABRAS CLAVES: cirrosis, várices esofágicas, factores predictivos

RESUMEN:

Este trabajo se realiza con el objetivo de determinar por observación indirecta, los factores

predictivos de várices esofágicas y/o gástricas en pacientes con Cirrosis hepática del HTMC

año 2014, para lo cual se ha tomado los datos del servicio de Gastroenterología del hospital

del IESS Dr. Teodoro Maldonado Carbo de la ciudad de Guayaquil, en el periodo comprendido

entre Enero del 2014 a diciembre 2014 con el fin de analizar la problemática descrita. El marco

teórico de este trabajo se ha desarrollado con los siguientes conceptos: epidemiologia de la

cirrosis hepática y varices esofágicas, fisiopatología, factores de riesgo y etiológicos, historia

natural (fase compensada, fase descompensada: ascitis, encefalopatía hepática, varices

esofago-gástricas y hemorragia digestiva), pronóstico (escala de Child Pugh Turcotte),

manifestaciones clínicas, diagnóstico (alteraciones bioquímicas, pruebas imagenológicos ) y

tamizaje de varices esofágicas.

Los pacientes que se estudiaron cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión descritos

en el trabajo. Los resultados de la investigación fueron analizados y luego procesados

estadísticamente. Los datos fueron tomados de las historias clínicas de los pacientes a través

del sistema AS400 del HTMC.

Nº DE REGISTRO (en base de datos): Nº DE CLASIFICACIÓN:

DIRECCIÓN URL (tesis en la web):

III

ADJUNTO PDF: ☒SI ☐NO

CONTACTO CON

AUTOR/ES: Teléfono: 0999593891 E-mail: marita-2510

@hotmail.com

CONTACTO EN LA

INSTITUCIÓN: Nombre: Universidad de Guayaquil, Escuela de Medicina.

Teléfono: 042288126

E-mail:

IV

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

ESCUELA DE MEDICINA

Este trabajo de graduación cuya autoría corresponde a la Srta. María José Pino Pin, ha

sido aprobado, luego de su defensa pública, en la forma presente por el Tribunal

Examinador de Grado Nominado por la Escuela de Medicina como requisito parcial para

optar por el Título de Médico.

________________________________ __________________________________

PRESIDENTE DEL TRIBUNAL SECRETARIA

_________________________________ ________________________________

MIEMBRO DEL TRIBUNAL MIEMBRO DEL TRIBUNAL

_____________________________________

SECRETARIA ESCUELA DE MEDICINA

V

VI

DEDICATORIA

Este trabajo de titulación, se lo dedico a mi Dios quién supo guiarme por el buen

camino, darme fuerzas para seguir adelante y no desmayar en los problemas que

se presentaban, enseñándome a encarar las adversidades sin perder nunca la

dignidad ni desfallecer en el intento.

Para mis padres en especial por su apoyo, consejos, comprensión, amor, ayuda en

los momentos difíciles. Me han dado todo lo que soy como persona, mis valores,

mis principios, mi carácter, mi empeño, mi perseverancia, mi coraje para conseguir

mis objetivos.

Y con mucho amor a mi abuelito Carlos quien desde el cielo me protege, guía y

alumbra el camino a seguir.

VII

AGRADECIMIENTO

En primer lugar mi agradecimiento va para mi ser supremo, DIOS, por darme la

sabiduría, tenacidad, y perseverancia para no dar ni un paso atrás a lo largo de

mis años académicos, y por ahora darme la capacidad de realizar este trabajo para

culminar de manera exitosa mi carrera.

A mi madre Narcisa por ser mi aliento, mi fuerza, mi empuje, mi paradigma, mi

amiga y compañera, por estar pendiente de todo lo que necesitaba a lo largo de

mi carrera y del desarrollo de este trabajo. Gracias por su ayuda y colaboración

incondicional.

A mi amigo y compañero de vida Pedro Decker Larrea, quien estuvo pendiente

de que elaborara este proyecto, de la toma de datos, de que no desmayara cuando

las cosas parecían difíciles.

Al Dr. Milton Santamaría Encalada, que además de ser un ejemplo a seguir en mi

carrera ha sido mi tutor académico. Gracias por su ayuda y colaboración

incondicional en la elaboración de este trabajo. Por compartir sus grandes

conocimientos y experiencias, que sin duda alguna fueron una gran guía para la

comprensión, realización de mi anteproyecto y posterior materialización de mi

tesis.

VIII

UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

ESCUELA DE MEDICINA

FACTORES PREDICTIVOS DE VARICES ESOFAGICAS Y/O GASTRICAS EN

PACIENTES CON CIRROSIS HEPATICA EN EL HTMC PERIODO ENERO A

DICIEMBRE 2014

AUTOR (A): MARIA JOSE PINO P.

TUTOR ACADÉMICO: DR. MILTON SANTAMARIA E.

RESUMEN

El presente trabajo se realiza con el objetivo de determinar por observación indirecta,

los factores predictivos de várices esofágicas y/o gástricas en pacientes con

Cirrosis hepática del HTMC año 2014, para lo cual se ha tomado los datos del servicio

de Gastroenterología del hospital del IESS Dr. Teodoro Maldonado Carbo de la ciudad

de Guayaquil, en el periodo comprendido entre Enero del 2014 a diciembre 2014 con el

fin de analizar la problemática descrita. El marco teórico de este trabajo se ha

desarrollado con los siguientes conceptos: epidemiologia de la cirrosis hepática y

varices esofágicas, fisiopatología, factores de riesgo y etiológicos, historia natural

(fase compensada, fase descompensada: ascitis, encefalopatía hepática, varices

esofago-gástricas y hemorragia digestiva), pronóstico (escala de Child Pugh

Turcotte), manifestaciones clínicas, diagnóstico (alteraciones bioquímicas,

pruebas imagenológicas ) y tamizaje de varices esofágicas.

Los pacientes que se estudiaron cumplieron con los criterios de inclusión y exclusión

descritos en el trabajo. Los resultados de la investigación fueron analizados y luego

procesados estadísticamente. Los datos fueron tomados de las historias clínicas de los

pacientes a través del sistema AS400 del HTMC.

Palabras claves:

Várices esofágicas, cirrosis hepática, factores predictivos.

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FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

ESCUELA DE MEDICINA

FACTORES PREDICTIVOS DE VARICES ESOFAGICAS Y/O GASTRICAS EN

PACIENTES CON CIRROSIS HEPATICA EN EL HTMC PERIODO ENERO A

DICIEMBRE 2014

AUTOR (A): MARIA JOSE PINO P.

TUTOR ACADÉMICO: DR. MILTON SANTAMARIA E.

ABSTRACT

This work is performed in order to determine by indirect observation, the predictors of

esophageal and / or gastric varices in patients with liver cirrhosis HTMC 2014 for which

data has been taken from the Gastroenterology Service of Hospital IESS Dr. Teodoro

Maldonado Carbo city of Guayaquil, in the period from January 2014 to December 2014

in order to analyze the problems described. The theoretical framework of this work has

been developed with the following: epidemiology of liver cirrhosis and esophageal

varices, pathophysiology, risk factors and etiology, natural history (compensated stage,

decompensated stage: ascites, hepatic encephalopathy, gastroesophageal varices and

bleeding), prognosis (Child Pugh Turcotte), clinical manifestations, diagnosis

(biochemical alterations, imaging tests) and screening of esophageal varices.

Patients were studied met the inclusion and exclusion criteria described in the job. The

research results were analyzed and then statistically processed. The data were collected

from medical records of patients through the HTMC AS400 system.

Keywords:

Esophageal varices, liver cirrhosis, predictors

X

CONTENIDO

INTRODUCCION .................................................................................................... 12

CAPITULO I ............................................................................................................ 14

EL PROBLEMA ............................................................................................................. 14

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ......................................................................... 14

JUSTIFICACION ....................................................................................................... 14

FORMULACION DEL PROBLEMA ............................................................................ 15

DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA: ............................................................................ 15

OBJETIVOS .............................................................................................................. 16

OBJETIVO GENERAL ............................................................................................ 16

OBJETIVOS ESPECIFICOS ...................................................................................... 16

CAPITULO II ........................................................................................................... 17

MARCO TEORICO .................................................................................................. 17

EPIDEMIOLOGIA DE LA CIRROSIS HEPATICA Y VARICES ESOFAGICAS. ................. 17

FISIOPATOLOGIA .................................................................................................... 19

FACTORES DE RIESGO Y ETIOLOGICOS .................................................................. 21

BASES TEORICAS: HISTORIA NATURAL Y PRONOSTICO ....................................... 22

HISTORIA NATURAL ........................................................................................... 22

FASE COMPENSADA ............................................................................................ 23

FASE DESCOMPENSADA ...................................................................................... 24

ASCITIS ................................................................................................................ 24

ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA ............................................................................... 26

VARICES ESOFAGO-GASTRICAS Y HEMORRAGIA DIGESTIVA ............................ 27

PRONOSTICO ..................................................................................................... 30

Escala de Child Pugh Turcotte ................................................................................ 31

MANIFESTACIONES CLINICAS ................................................................................ 32

DIAGNOSTICO ....................................................................................................... 33

ALTERACIONES BIOQUIMICAS ........................................................................... 33

PRUEBAS IMAGENOLOGICAS ............................................................................. 38

TAMIZAJE DE VARICES ESOFÁGICAS ...................................................................... 40

OPINIÓN DEL AUTOR ............................................................................................. 41

HIPÓTESIS: .............................................................................................................. 42

XI

VARIABLES .............................................................................................................. 43

VARIABLE INDEPENDIENTE: ............................................................................... 43

VARIABLE DEPENDIENTE: ................................................................................... 43

CAPITULO III .......................................................................................................... 44

MATERIALES Y MÉTODOS ...................................................................................... 44

MATERIALES ........................................................................................................... 44

LOCALIZACIÓN ................................................................................................... 44

CARACTERIZACIÓN DE LA ZONA DE TRABAJO ................................................ 44

PERIODO DE INVESTIGACIÓN ........................................................................... 45

UNIVERSO Y MUESTRA ....................................................................................... 45

UNIVERSO ........................................................................................................... 45

VIABILIDAD ......................................................................................................... 45

CRITERIOS DE INCLUSION Y EXCLUSION .......................................................... 46

OPERACIONALIZACION DE LAS VARIABLES DE INVESTIGACION ......................... 47

MÉTODOS .............................................................................................................. 48

TIPO DE INVESTIGACIÓN ................................................................................... 48

DISEÑO DE INVESTIGACIÓN .............................................................................. 48

CONSIDERACIONES BIOETICAS .......................................................................... 49

RECURSOS HUMANOS Y FISICOS ....................................................................... 49

INSTRUMENTOS DE EVALUACION O RECOLECCION DE LOS DATOS .............. 50

METODOLOGIA PARA EL ANALISIS DE LOS RESULTADOS ................................. 50

METODOLOGÍA ..................................................................................................... 50

CAPITULO IV .......................................................................................................... 51

RESULTADOS Y DISCUSION .................................................................................... 51

RESULTADOS ........................................................................................................... 51

DISCUSION: ............................................................................................................. 71

CAPITULO V ........................................................................................................... 73

CONCLUSIONES ..................................................................................................... 73

CAPITULO VI .......................................................................................................... 74

RECOMENDACIONES Y PROPUESTAS ..................................................................... 74

BIBLIOGRAFIA ........................................................................................................ 75

ANEXOS ................................................................................................................. 81

XII

12

INTRODUCCION

Las várices esofágicas son vasos colaterales porto sistémicos es decir, canales vasculares

que unen la circulación venosa porta y la sistémica. Se forman como consecuencia de la

hipertensión portal, una complicación progresiva de la cirrosis, preferencialmente en la

submucosa del esófago inferior, pero las podemos encontrar a lo largo de todo el esófago

y también a nivel del estómago. La ruptura y el sangrado de las várices esofágicas son

complicaciones mayores de la hipertensión portal producto de la cirrosis hepática y se

acompañan de una alta tasa de mortalidad.

Varices esofágicas están presentes al momento del diagnóstico en aproximadamente el

50% de los pacientes cirróticos, siendo más frecuente en los pacientes Child-Pugh clase

C en comparación con los pacientes de Child-Pugh clase A (85% versus 40%). La

formación de novo de las várices se produce a un ritmo del 5% anual, con una mayor

incidencia en los pacientes que continuaron consumiendo alcohol o con empeoramiento

de la función hepática. Una vez formada la varice, se agrandan de pequeño a grande a una

velocidad de 5 a 12% por año y sangran a una tasa de 15.5% anual. El mayor riesgo de

sangrado se ve en las grandes varices clasificados como ser > 5 mm de diámetro y también

está influenciada por la gravedad de la enfermedad hepática según la evaluación de

puntuación de Child-Pugh, y por la presencia de marcas de columnas rojas sobre las

várices en la endoscopia. Por lo tanto, estos factores deben tenerse en cuenta para

clasificar "várices de alto riesgo".

La medida de la progresión de la enfermedad en la enfermedad hepática crónica

representa un desafío clave en cualquiera de las diferentes etapas de la evolución. De

hecho, una medida correcta y fiable de la etapa de la enfermedad tiene implicaciones

relevantes para evaluar la eficacia de los regímenes terapéuticos actuales y para predecir

la aparición de complicaciones. En consecuencia, un importante esfuerzo actual está

dirigida a evaluar metodologías caracterizadas por ninguna o escasa agresividad para ser

empleado como discriminadores clínicos en pacientes que requieren evaluación de las

poblaciones potencialmente invasoras.

13

Endoscopia digestiva alta es el mejor método para evaluar la presencia de complicaciones

de la cirrosis hepática incluyendo varices gastroesofágicas y gastropatía portal

hipertensiva , y se ha empleado habitualmente como un enfoque de primer nivel para

evaluar este síndrome. De hecho, las várices esofágicas están presentes en

aproximadamente el 40% de los pacientes cirróticos compensados y en el 60% de los que

presentan ascitis en el diagnóstico inicial de la cirrosis. Por otra parte, la endoscopia

digestiva alta, describe las características de las varices (es decir, la dimensión y la

presencia de signos de color rojo). La detección de estas señales ofrece información

predictiva importante para la aparición de várices hemorrágicas.

Por ser la endoscopia un proceder invasivo, múltiples trabajos hacen referencia a factores

predictivos que puedan identificar a pacientes con várices antes de realizar la endoscopia,

pero hasta el momento sigue catalogado como un tema controvertido. Hasta el presente,

el elemento predictivo más sensible para la formación de várices, es la medición del

gradiente de presión venosa hepática (GPVH), y la forma más exacta de identificar las

varices es la endoscopía alta sin embargo existen factores pronósticos que nos pueden

ayudar a determinar la existencia de estas entre los cuales se encuentran, la disminución

del conteo de plaquetas, la esplenomegalia, la ascitis, el aumento del diámetro de la vena

porta, la presencia de hipoalbuminemia, la prolongación del tiempo de protrombina (TP)

y el estadio avanzado de insuficiencia hepática evaluado a través de la clasificación de

Child-Pugh-Turcotte.

Teniendo en cuenta que en situaciones de no disponibilidad de endoscopios por causas

diversas es necesario mantener la vitalidad de la asistencia médica a este grupo de

pacientes, se realizó esta investigación con vistas a identificar en nuestro medio aquellos

parámetros que puedan tener un valor predictivo para la presencia de Varices Esofágicas.

El propósito de este trabajo es identificar las variables clínicas, hematológicas,

bioquímicas y ecográficas que pudieran advertirnos sobre la presencia de várices

esofágicas en pacientes con Cirrosis Hepática en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo.

14

CAPITULO I

EL PROBLEMA

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

La cirrosis es la etapa final de cada enfermedad crónica del hígado, lo que resulta en la formación

de tejido fibroso, la desorganización de la arquitectura del hígado, y la formación de nódulos, que

interfiere con la función del hígado y resulta en la hipertensión portal. La hipertensión portal se

asocia con el desarrollo de una circulación hiperdinámica y complicaciones como la ascitis, la

encefalopatía hepática y várices esofago-gástricas. Es muy extensa la cantidad de pacientes hoy

en día con diagnóstico de cirrosis hepática que uno de los principales pilares en el manejo de la

enfermedad es pesquisar aquellos pacientes que presenten varices esofágicas y en que estadío

estas se encuentran y de acuerdo a ello instituir un tratamiento adecuado para evitar posibles

complicaciones como la hemorragia digestiva alta a causa de la ruptura de dichas várices, la cual

es considerada una emergencia gastroenterológica que puede comprometer seriamente la vida del

paciente; sin embargo lamentablemente la endoscopía alta no siempre está disponible de manera

inmediata para todos aquellos pacientes que ya tienen un diagnóstico de Cirrosis, por eso lo que

se intenta con este estudio es identificar en nuestros pacientes ciertos parámetros que nos

ayudarían a predecir la existencia de várices esofágicas cuando por algún motivo el estudio

endoscópico no se encuentre a la mano, y por último ver que tan fidedigno resultan estos factores

predictivos comparando los resultados cuando a los pacientes posteriormente ya se los ha

sometido a endoscopía alta obteniendo los resultados de la observación directa.

JUSTIFICACION

Siendo conocedores de que la endoscopia digestiva alta en nuestro medio se considera el gold

standart para el pesquisaje de várices esofágicas y/o gástricas en los pacientes con diagnóstico de

Cirrosis hepática, desde hace varios años se realizan esfuerzos en la búsqueda de indicadores que

permitan predecir su presencia con una exactitud aceptable. Conociendo que la Cirrosis hepática

es una patología muy frecuente creemos de vital importancia por medio de este estudio hacer

énfasis en ciertos parámetros clínicos, analíticos, imagenológicos o en la combinación de algunos

de ellos que nos permitan predecir la presencia de várices esofágicas en aquellos pacientes que

inicialmente no tengan acceso a una esofagogastroduodenoscopía.

15

Este trabajo de investigación es de vital importancia, debido al gran número de pacientes con

diagnóstico de cirrosis hepática, acompañado del aumento significativo de hemorragias

digestivas altas por ruptura de várices esofágicas en los últimos años y siendo parte de las diez

principales causas de muerte en el país en el año 2011 según datos del INEC, es necesario conocer

la frecuencia, los factores predictivos , comorbilidades y demás situaciones que la predisponen.

Teniendo en cuenta la información detallada en este trabajo investigativo y su implicación directa

con los casos de várices esofágicas y gástricas en cirróticos en el servicio de gastroenterología,

es importante caracterizar la población que se ve involucrada en este tipo situaciones y de manera

asociada identificar los factores predictivos que se presenten en cada uno de ellos.

Identificar estos aspectos, nos permitirá adoptar medidas pertinentes para mejorar la calidad y

oportunidad en la atención de estos pacientes desde varios puntos de vista como: tiempo de

respuesta y conocimientos teóricos más avanzados para brindar al paciente un manejo de calidad

y ayudar de esta manera a un mejor pronóstico y mejorar la calidad de vida.

FORMULACION DEL PROBLEMA

¿Cuáles son los factores predictivos clínicos de várices esofágicas y/o gástricas en los

casos de este estudio?

¿Cuáles son los valores bioquímicos y hematológicos predictivos de várices esofágicas

y/o gástricas en estos pacientes?

¿Cuáles son los indicadores ecográficos predictivos de várices esofágicas en los

pacientes investigados?

DELIMITACIÓN DEL PROBLEMA:

Campo: Medicina.

Área: Gastroenterología

Aspecto: Várices Esofágicas

Tema: Factores predictivos de varices esofágicas y/o gástricas en pacientes con cirrosis

hepática en el HTMC periodo enero a diciembre 2014.

16

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

Determinar por observación indirecta, los factores predictivos de várices esofágicas y/o

gástricas en pacientes con Cirrosis hepática del HTMC año 2014, esta información

aportará información a la institución.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Establecer cuáles son los factores predictivos de várices esofágicas y/o gástricas en

pacientes con diagnóstico de cirrosis hepática.

Obtener los factores bioquímicos predictivos de várices esofágicas en pacientes con

cirrosis hepática en los casos de estudio.

Identificar en esta población los indicadores ecográficos más frecuentes como predictivos

de várices esofágicas en los pacientes estudiados.

Determinar características sociodemográficas (edad y sexo) de los pacientes incluidos en

este estudio.

17

CAPITULO II

MARCO TEORICO

EPIDEMIOLOGIA DE LA CIRROSIS HEPATICA Y VARICES

ESOFAGICAS.

La cirrosis hepática constituye un importante problema de salud pública en varios países

del mundo, siendo causante de un significativo número de muertes y constituyéndose en

una de las principales causas de defunción. 1

En México, la cirrosis hepática es uno de los principales problemas de salud, siendo la

sexta causa de mortalidad general y la tercera en hombres de 15 a 64 años de edad.

Además, constituye una de las 10 primeras causas de hospitalización en las instituciones

de salud con una tasa de mortalidad de 20,3 defunciones por 100 000 habitantes. En

Chile, es la 5ª causa de defunción a pesar de que las tendencias de hospitalización y de

muerte se modificaron en la última década del siglo XX. En los últimos años, se registró

un significativo aumento de la edad media de egreso hospitalario y de defunción en ambos

géneros.

Lo mismo ocurre en Ecuador, donde la cirrosis hepática es una de las patologías más

prevalentes, con un elevado índice de consultas, hospitalizaciones, gastos en salud y

mortalidad.1 En nuestro país, la cirrosis y las enfermedades hepáticas se encuentran entre

las diez principales causas de muerte, ocupando el noveno puesto en el año 2011 y solo

en ese año fallecieron 1997 personas por tal causa.2

La cirrosis es el estadio terminal de la hepatopatía crónica. Las várices esofágicas son

vasos colaterales porto sistémicos es decir, canales vasculares que unen la circulación

venosa porta y la sistémica. Se forman como consecuencia de la hipertensión portal (una

complicación progresiva de la cirrosis), preferencialmente en la submucosa del esófago

inferior. La ruptura y el sangrado de las várices esofágicas son complicaciones mayores

de la hipertensión portal en pacientes cirróticos y se acompañan de una alta tasa de

mortalidad. El sangrado varicoso representa 10–30% de todos los casos de sangrado

gastrointestinal alto. 3

18

Si bien las várices se pueden formar en cualquier ubicación a lo largo del tracto

gastrointestinal tubular, lo más frecuente es que aparezcan en los últimos centímetros

distales del esófago. Aproximadamente 50% de los pacientes con cirrosis presentan

várices gastro-esofágicas. Las várices gástricas están presentes en 5–33% de los pacientes

con hipertensión portal.3

La frecuencia de las várices esofágicas varía entre 30% y 70% en pacientes con cirrosis ,

y 9–36% tienen lo que se conoce como várices de “alto riesgo”. En el momento del

diagnóstico, aproximadamente 30% de los pacientes con diagnóstico de cirrosis tienen

várices esofágicas, alcanzando mas del 90% después de aproximadamente 10 años.3

Las várices esofágicas aparecen en pacientes con cirrosis a una tasa anual de 5–8%, pero

las várices son suficientemente grandes como para plantear un riesgo de sangrado en solo

1–2% de los casos. Cada año, aproximadamente 4–30% de los pacientes con várices

pequeñas presentará várices grandes y por lo tanto estará en riesgo de sangrar.3 La

hemorragia varicosa es la complicación más comúnmente fatal de la cirrosis. El sangrado

procedente de várices esofágicas conlleva una tasa de mortalidad de por lo menos 20% a

las 6 semanas, si bien el sangrado cesa espontáneamente en hasta 40% de los pacientes

afectados.3

La presencia de várices gastroesofágicas se correlaciona con la gravedad de la

enfermedad hepática. 3 La severidad de la cirrosis puede clasificarse utilizando el sistema

de clasificación de Child–Pugh (ver Anexo 1).

CORRELACION ENTRE LA PRESENCIA DE VÁRICES Y SEVERIDAD DE LA

HEPATOPATÍA

Pacientes Child-pugh A: 40% tienen várices

Pacientes Child-pugh C: 85% tienen várices

Algunos pacientes pueden presentar várice y hemorragia en las primeras etapas de

la enfermedad.

19

FISIOPATOLOGIA

La cirrosis, el estadio terminal de la hepatopatía crónica, es la causa más común de

hipertensión portal. En la cirrosis hay un aumento tanto de la resistencia vascular

intrahepática como del flujo porta.3

La presión portal está directamente relacionada al flujo venoso portal y al grado de

resistencia al flujo; esto puede ser expresado en términos de la ley de Ohm como sigue30:

Presión portal = flujo venoso portal (Q) x resistencia al flujo (R)

La hipertensión portal se define como un incremento del gradiente de presión portal (la

diferencia entre la presión portal y la presión en la vena cava inferior o en la vena

suprahepática). Los valores normales son de 1 a 5 mmHg. El método más utilizado para

medir el gradiente de presión portal consiste en la determinación del gradiente de presión

en la vena hepática (GPVH) definido como la diferencia entre la presión venosa hepática

de enclavamiento (u ocluida) y la presión libre. Existe hipertensión portal cuando el

GPVH está elevado. Si la elevación es inferior a 10 mmHg, consideramos que la

hipertensión portal es subclínica, mientras que valores del GPVH mayores o iguales a 10

mmHg definen lo que se denomina como “hipertensión portal clínicamente significativa”

pues a partir de estos valores pueden aparecer todas las complicaciones de la hipertensión

portal incluyendo la aparición de várices esofagogástricas.4

El factor inicial que conduce a la aparición de hipertensión portal en la cirrosis es el

aumento de la resistencia vascular hepática.4

La formación de várices es consecuencia directa del incremento en la presión portal que,

en cirrosis, como ya lo hemos mencionado es ocasionado por un aumento de la resistencia

al flujo portal y por un incremento de la afluencia venosa portal. El aumento en la

resistencia es tanto estructural (distorsión de la arquitectura vascular hepática por fibrosis

y nódulos regenerativos) como dinámico (con contracción de miofibroblastos, activación

de células estelares lo que ocasiona incremento en el tono vascular debido a disfunción

endotelial y disminución de la biodisponibilidad del oxido nítrico e incremento en la

actividad de vasoconstrictores endógenos como la endotelina, estímulo alfaadrenérgico,

angiotensina, entre otros)24,32,33. (ver anexo 2). Este incremento de la presión es el factor

inicial que conduce a la apertura de canales vasculares embrionarios preexistentes, y

20

adicionalmente, parecería existir una expresión incrementada de factores angiogénicos en

la vasculatura esplácnica24.

Cuando el GPVH se incrementa de manera significativa, se desarrollan colaterales en

sitios de comunicación entre las circulaciones portal y sistémica24,31. Este proceso es

modulado como se mencionó por factores angiogénicos24,36,37,. Concomitantemente, el

flujo venoso portal incrementado como resultado de la vasodilatación esplácnica e

incremento del gasto cardiaco38 mantiene e incrementa la hipertensión portal.

La vena porta formada por la esplénica y la mesentérica superior lleva

aproximadamente

1 500 ml/min. de sangre que proviene del los intestinos delgado y grueso, del bazo, y del

estómago dirigiéndose al hígado. La obstrucción al flujo venoso portal,

independientemente de su etiología, resulta en un incremento en la presión de la vena

porta30.

La alta presión portal es la causa principal del desarrollo de las colaterales

portosistémicos,

sin embargo otros factores pueden estar comprometidos. Las anastomosis portosistémicas

más importantes son las colaterales gastroesofágicas que drenan hacia la vena ázigos y

ésta a la cava superior y que son responsables para la principal complicación de la

hipertensión portal: hemorragia masiva del tracto gastrointestinal superior30.

El riesgo de sangrado se correlaciona de manera estrecha con el grado de presión portal24.

Si la tensión aumenta demasiado se produce la ruptura de las várices. La probabilidad que

una várice se rompa y sangre crece al aumentar el tamaño /diámetro de la várice y al

aumentar la presión varicosa, que también es proporcional a GPVH3.

Las VE son las más frecuentes y clínicamente relevantes; se forman al excederse los

10mmHg de GPVH39. Un reducción de este gradiente de al menos un 20% del valor basal

o a menos de 12mmHg, reduce de manera significativa el riesgo de sangrado, por lo que

las intervenciones que ayudan a disminuir esta presión han demostrado prevenir el

sangrado. Los pacientes cuyo GPVH disminuye a < 12 mmHg, o por lo menos 20% de

los niveles basales, tienen una menor probabilidad de presentar recurrencia de la

21

hemorragia varicosa, y también tienen un menor riesgo de ascitis, peritonitis bacteriana

espontánea, y muerte3.

FACTORES DE RIESGO Y ETIOLOGICOS

La cirrosis hepática debido a su hipertensión portal que produce da a lugar a la formación

de las várices esofágicas independientemente de cuál sea su causa. El alcohol, el virus

de la hepatitis C, la enfermedad por depósito de grasa no alcohólica, son las causas más

frecuentes. Cuando no se logra identificar ninguna de estas causas, debe realizarse una

minuciosa investigación para descartar enfermedad autoinmune, genética o metabólica,

toxicidad por fármacos, así como cirrosis de causa biliar o congestiva (ver anexo 3)4.

Ahora entre los factores de riesgo para la formación de várices esofágicas tenemos: Una

puntuación del INR (Cociente Normalizado Internacional) > 1.5, un diámetro de la vena porta

de > 13 mm, y la trombocitopenia han demostrado ser predictivos de la probabilidad de la

presencia de várices en los pacientes cirróticos. Si no se cumple ninguna, una, dos, o tres de

estas condiciones, se estima entonces que tienen várices < 10%, 20–50%, 40–60%, y > 90%

de los pacientes, respectivamente. La presencia de una o más de estas condiciones representa

una indicación para endoscopía para investigar várices y realizar profilaxis primaria contra el

sangrado en los pacientes cirróticos 3.

Aparición de las várices

Presión elevada de la vena porta: GPVH > 10 mmHg en pacientes que no tienen várices en el tamizaje endoscópico inicial

Progresión de pequeñas a grandes várices

Cirrosis descompensada (Child-Pugh B/C) Cirrosis alcohólica Presencia de marcas rojas en la endoscopía basal (=vénulas dilatadas longitudinales que simulan marcas de latigazo en la superficie de la várice)

Episodio inicial de sangrado varicoso

Mala funcionalidad hepática Continúa el consumo de alcohol Ascitis Reflujo ácido

22

Hemorragia varicosa

Tamaño de las várices – mayor riesgo de primera hemorragia (15% por año) en pacientes con várices grandes Cirrosis descompensada (Child-Pugh B&C) Presencia de marcas rojas en la endoscopía.

BASES TEORICAS: HISTORIA NATURAL Y PRONOSTICO

HISTORIA NATURAL

El sangrado variceal es el último paso de una serie de eventos que comienzan con un

incremento de la presión portal, seguidos del desarrollo y la dilatación progresiva de las

várices hasta que estas finalmente se rompen y sangran24. Esta condición también estará

íntimamente relacionada con evolución de la cirrosis y si esta se encuentra compensada

o no.

La historia natural de la cirrosis se caracteriza por una fase asintomática, denominada

cirrosis hepática compensada, seguida de una fase sintomática y rápidamente progresiva,

en la que se manifiestan complicaciones derivadas de la hipertensión portal y de la

insuficiencia hepática. Esta última fase se conoce como cirrosis hepática descompensada.

El fenómeno clave que marca el paso de una fase a la siguiente, es el aumento de la

presión portal.4

Un paciente cirrótico que aún no presente várices todavía no ha desarrollado hipertensión

portal, o su presión portal todavía no es suficientemente elevada como para que aparezcan

várices. A medida que la presión portal aumenta, el paciente puede pasar a presentar

pequeñas várices. Con el tiempo, y a medida que aumenta la circulación hiperdinámica,

aumenta el flujo sanguíneo a través de las várices, elevando así la tensión sobre la pared.

La hemorragia varicosa producida por la ruptura ocurre cuando la fuerza de expansión

supera la tensión parietal máxima. Si no se modifica la tensión de la pared habrá un alto

riesgo de recurrencia.3

Como lo mencionamos anteriormente, la historia natural de la cirrosis comprende dos

períodos bien diferenciados. Durante el primer período, el enfermo permanece

asintomático y, de hecho, la enfermedad puede permanecer oculta durante años, de tal

23

manera que su descubrimiento ocurre de forma accidental, al detectar una hepatomegalia

de borde duro y cortante o el hallazgo de anomalías de laboratorio en el curso de una

analítica rutinaria a esto se le denomina cirrosis compensada. El segundo período se

caracteriza por una fase clínica rápidamente progresiva marcada por el desarrollo de

complicaciones lo que correspondería a cirrosis descompensada. 4 La progresión de la

cirrosis va a depender directamente de la causa y de su posible tratamiento.

Por ejemplo, el desarrollo de complicaciones en un paciente con cirrosis hepática de

etiología alcohólica que continúa consumiendo alcohol es rápido, como también puede

serlo la estabilización de la enfermedad en el caso de que se mantenga la abstinencia

alcohólica.4

Recientemente, se ha propuesto un nuevo esquema en la historia natural de la cirrosis

que describe cuatro fases con unas características clínicas y un pronóstico bien

diferenciados5:

Los estadios 1 y 2 corresponden a pacientes con la fase de cirrosis hepática compensada

mientras que los estadios 3 y 4 corresponden con la fase de cirrosis hepática

descompensada.5 La incidencia de hepatocarcinoma celular es del 3% al año

independientemente del estadio de la cirrosis. Su presencia se asocia a una progresión

más rápida de un estadio a otro y, por lo tanto, a un peor pronóstico. 4

FASE COMPENSADA

En el momento del diagnóstico de la cirrosis hepática, aproximadamente la mitad de los

pacientes se encuentran en una fase compensada. El acúmulo de fibrosis es un proceso

Estadio 1: ausencia de varices esofágicas y de ascitis: 1% de mortalidad al año.

Estadio 2: varices esofágicas sin antecedente de hemorragia y sin ascitis: 3,4% de

mortalidad al año.

Estadio 3: presencia de ascitis con o sin varices esofágicas: 20% de mortalidad al año.

Estadio 4: hemorragia gastrointestinal por hipertensión portal, con o sin ascitis: 57% de

mortalidad al año.

24

lento y asintomático relacionado con la actividad inflamatoria de la enfermedad de base.

La formación de septos fibrosos y pequeños nódulos se asocia significativamente con un

aumento de la presión portal.4 La progresión de la fibrosis y de la hipertensión portal

condicionan el desarrollo de varices esofágicas o episodios de descompensación.

La prevalencia de varices en esta fase compensada es del 40-44%, mientras que en la

fase de cirrosis descompensada es del 73-80%. A partir de un gradiente de presión portal

por encima de 10 mmHg, se pueden presentar varices y otras complicaciones de la

hipertensión portal. La mortalidad en esta fase compensada es baja, estimándose en un

2-4% al año, siendo más importante en el subgrupo de pacientes con varices esofágicas6.

En ellos se incrementa la mortalidad a expensas de la asociada a episodios de sangrado

por varices, cuya mortalidad es de alrededor del 15% a las 6 semanas.4

FASE DESCOMPENSADA

Se denomina cirrosis descompensada cuando se asocia a la presencia de alguna de las

siguientes complicaciones mayores que son las más comunes encontradas en estos

pacientes: ascitis, encefalopatía hepática, hemorragia digestiva. 7Los pacientes con

enfermedad hepática descompensada sangran con mayor frecuencia y tienen peor

pronóstico que los pacientes con enfermedad hepática compensada.17

ASCITIS

La ascitis es la complicación más común de la cirrosis8 y se asocia con una supervivencia

del 50% a los 3 años9. Varios estudios indican que los parámetros que estiman la

hemodinámica sistémica (presión arterial media, actividad renina plasmática) y la función

renal (excreción urinaria de sodio, concentración plasmática de creatinina y de sodio)

predicen mejor el pronóstico que aquellos que estiman la función hepática9,10.

Dentro de los trastornos de función renal, el que aparece más precozmente es la retención

de sodio, el cual juega un papel fundamental en la fisiopatología de la ascitis. La

hiponatremia dilucional (concentración plasmática de sodio inferior a 130 mEq/l) aparece

más tardíamente en el curso evolutivo de la cirrosis con ascitis. Finalmente, cuando la

enfermedad hepática está muy avanzada, los pacientes desarrollan síndrome

hepatorrenal.12

25

La ascitis en el paciente cirrótico se clasifica en 2 grupos11:

Ascitis no complicada : Se divide en tres grados:

❱ Grado I: ascitis de pequeño volumen que sólo se detecta por ecografía.

❱ Grado II: ascitis moderada manifestada por distensión asimétrica del abdomen.

❱ Grado III: ascitis importante con marcada distensión abdominal.

Ascitis refractaria :es la ascitis que no disminuye o que recidiva rápidamente (por

ejemplo, tras paracentesis terapéutica) a pesar del tratamiento diurético. Ocurre en el 5-

10% de los pacientes con ascitis, y se subdivide en dos subgrupos:

❱ Ascitis resistente a los diuréticos: es la ascitis que no puede ser eliminada o cuya recidiva

no puede ser evitada debido a una falta de respuesta a la restricción de la ingesta de sodio

y dosis máxima de diuréticos.

❱ Ascitis intratable: es la ascitis que no puede ser eliminada o cuya recurrencia no puede

ser evitada debido al desarrollo de complicaciones, principalmente encefalopatía

hepática, insuficiencia renal, hiponatremia e hiper o hipokalemia, inducidas por los

propios diuréticos haciendo inviable el uso de dosis efectivas de estos fármacos.

El diagnóstico clínico de ascitis es sencillo cuando se acumula abundante cantidad de

líquido peritoneal detectándose en la exploración física un abdomen distendido (VER

ANEXO 10), con aumento de los flancos (abdomen en batracio), el signo de la oleada

ascítica y matidez cambiante en la percusión a nivel de los flancos. Puede acompañarse

de edemas en miembros inferiores.7

Las técnicas de imagen nos permiten valorar tanto la presencia de ascitis (importante en

los pacientes con mínima cantidad de líquido no detectable mediante la exploración

física), como orientarnos sobre la etiología de la misma.7 Dentro de dichas técnicas, la

ecografía es el método de elección y primera exploración complementaria a realizar en

los pacientes con ascitis, la cual puede detectar hasta un mínimo de 100 ml de líquido

ascítico.13

26

ENCEFALOPATÍA HEPÁTICA

La encefalopatía hepática (EH) es un síndrome neuropsiquiátrico potencialmente

reversible que afecta primordialmente a pacientes con hepatopatía crónica avanzada y/o

a pacientes que presentan shunts o colaterales portosistémicas significativas. 14,15Se trata

de un trastorno funcional, por lo que carece de alteraciones anatomopatológicas a nivel

cerebral.7

El diagnóstico puede realizarse una vez excluida cualquier otra patología neurológica

potencial que justificara dicha encefalopatía15. Esta entidad se va a caracterizar por una

serie de manifestaciones clínicas derivadas tanto del déficit de atención como del

deterioro cognitivo, que puede manifestarse en diferentes grados de intensidad, pudiendo

también producirse una alteración en la personalidad e intelecto de la persona afectada14.

Todas estas manifestaciones van a ser consecuencia de los efectos neurotóxicos de

sustancias nocivas que se acumulan en el torrente circulatorio debido a la presencia de

shunts o colaterales portosistémicos, o lo que es más frecuente, de la pérdida

de la función metabólica

hepática secundaria a una importante reducción del parénquima hepático, ya sea aguda

como en las hepatitis fulminantes, o crónica como sucede en la cirrosis hepática, entidad

que a su vez suele asociarse con el desarrollo de circulación colateral que deriva sangre

portal a la circulación sistémica. (VER ANEXO 4 Y 5)

Aunque la verdadera incidencia y prevalencia de EH es difícil de establecer por

diferentes motivos (estudios escasos, diferentes etiologías y formas clínicas, etc.), la

mayor parte de los pacientes con cirrosis van a desarrollar algún grado de EH a lo largo

de su vida, de tal forma que el 30-45% de los pacientes cirróticos presentan un episodio

de EH clínica, calculándose un riesgo anual de un 20%14,15. Existen factores precipitantes

de la Encefalopatía Hepática que se mencionan en la gráfica (VER ANEXO 6).

La aparición de EH comporta un deterioro de la calidad de vida relacionada con la salud

y un peor pronóstico en la evolución de la enfermedad15,16 produciendo una gran

repercusión tanto a nivel de la vida familiar del paciente, como en la sociedad. Asimismo,

27

formas aparentemente menores de EH (EHM) se asocian a un mayor riesgo de accidentes

(traumatismos y caídas, afectación de la capacidad de conducir), con la consiguiente

dificultad para compatibilizar la vida laboral y social del paciente.15 Todas estas

circunstancias van a implicar un elevado consumo de recursos sanitarios destinados al

tratamiento y prevención de la EH.15

Para valorar si un paciente tiene una encefalopatía hepática usamos los Criterios de West-

Haven ( ver anexo 7 ), que permiten clasificar en cinco grados, en donde Grado 0 es

ausente, hasta el Grado 4 que pertenece al estado de coma. Estos Criterios nos sirven

para valorar a los pacientes y posteriormente nos ayudan con las escalas pronosticas que

incluye a la Encefalopatía como uno de sus parámetros, hablamos de la Escala de Child

Pugh.

VARICES ESOFAGO-GASTRICAS Y HEMORRAGIA DIGESTIVA

El incremento de la presión portal y los fenómenos de angiogénesis asociados promueven

la apertura de colaterales y la consiguiente formación de varices esofagogástricas, que

desvían una parte del flujo sanguíneo hacia la vena cava. Globalmente, la probabilidad de

que un enfermo con cirrosis hepática desarrolle varices esofágicas es del 5% al año de

establecer el diagnóstico y del 12% a los tres años.4

Estos pacientes terminan sangrando a lo largo de su vida entre 25 y 40%. Cerca de 70%

de los pacientes que sobreviven al episodio agudo vuelven a sangrar; la mitad de los

pacientes que resangran lo hacen durante las seis semanas siguientes al episodio anterior.4

La mortalidad resultante de cualquier episodio de sangrado puede variar entre < 10% en

pacientes cirróticos bien compensados con un grado A de Child–Pugh hasta > 70% en los

que tienen un estadío de cirrosis avanzada Child–Pugh C. El riesgo de repetición del

sangrado es elevado, alcanzando 80% en el primer año.3

Debido a que el primer episodio de hemorragia por várices está asociado con 25 a 50%

de mortalidad, los investigadores han intentado identificar a los pacientes de alto riesgo,

que puedan beneficiarse de un tratamiento profiláctico, así como los pacientes de bajo

riesgo en los que sólo se puede realizar un seguimiento sin necesidad de ninguna

intervención.17

28

La formación de várices esofágicas y su ruptura no es probable que ocurra sin un

gradiente de presión portal superior a 10 mm Hg18. Con el tiempo, el aumento de la

presión portal produce una dilatación progresiva de la variz y un adelgazamiento de su

pared. Cuando la presión hidrostática intravaricosa supera el límite elástico de su pared,

se genera una tensión excesiva que produce su rotura (teoría de la explosión). El riesgo

es más alto entre los pacientes con mala función hepática y varices de gran tamaño o con

signos de color rojo (estrías longitudinales o manchas de color rojo cereza sobre la

superficie de la variz)4. (Ver anexo 8). Por ejemplo, un paciente con un grado Child C,

ascitis a tensión y varices de gran tamaño con signos endoscópicos de riesgo, presenta

una probabilidad de sangrado del 76%.4

La mortalidad de la HDA por hipertensión portal oscila entre un 10-15% para cada

episodio y depende, no solamente del carácter exanguinante del sangrado, sino de otros

factores, como la magnitud del incremento del GPVH (GPVH mayor de 20 mmHg), la

coexistencia de otra patología (fallo renal, hepatitis alcohólica, hepatocarcinoma,

trombosis portal) y la aparición de recidiva precoz (mayor frecuente en las primeras 48

horas) o el fallo multiorgánico que

conlleva el deterioro de la función hepática. Cualquier circunstancia que conduce a un

deterioro significativo de la función hepática o a un agravamiento de la hipertensión portal

puede ser el detonante de un episodio de sangrado como es el caso de una transgresión

enólica, una cirugía mayor reciente, una infección bacteriana (especialmente la peritonitis

bacteriana espontánea) o una transfusión de hemoderivados.4

La hemorragia digestiva alta se manifiesta mediante hematemesis (sangre fresca o posos

de café), deposiciones melénicas y/o anemia. En el caso del sangrado secundario a la

rotura de varices gastro-esofágicas, la forma más frecuente de presentación es en forma

de hematemesis de sangre roja con o sin signos de repercusión hemodinámica.7

Esta complicación se debe descartar en todo paciente diagnosticado de cirrosis hepática

que acude al área de urgencias por empeoramiento de su estado general, presencia de

29

encefalopatía hepática o signos de anemia.7 El diagnóstico definitivo se realizará con la

observación de un sangrado activo ( a chorro o babeante) por las varices, signos de

hemostasia reciente en las mismas ( coágulo adherido o puntos de fibrina) o restos de

sangrado sin otra lesión justificante del sangrado durante la endoscopia digestiva alta.7

La mejor manera de diagnosticar la presencia de várices esofágicas y gástricas es

mediante la observación directa de las mismas por medio de la endoscopia y de esta

manera estadificarlas de acuerdo a las características observadas.

La estadificación endoscópica de las várices esofágicas se realiza mediante múltiples

clasificaciones, la más utilizada en nuestro medio es la clasificación de Paquet:

GRADO I: Mínima protusión de la pared esofágica o telangiectasias e

hipervascularizacián capilar.

GRADO II: presencia de nódulos o cordones moderadamente protuyentes que

ocupan como máximo ¼ de la luz esofágica.

GRADO III: protusión de várices que invade hasta la mitad de la luz esofágica.

GRADO IV: várices tan gruesas que ocupan más de la mitad de la luz esofágica.

La ruptura de las várices esofágicas depende de su tamaño y de la presencia de manchas

hematoquísticas, las cuales tienen mayor posibilidad de sangrar.17

La prevalencia de las várices gástricas (VG) en pacientes con hipertensión portal varía

del 18 al 70%. La incidencia de sangrado por Varices Gástricas es relativamente poco

frecuente, del 10 al 36%, sin embargo, la mortalidad del primer sangrado por VG se

mantiene en el 38 al 55% a las 6 semanas. Habitualmente acompañan a las varices

esofágicas, pero pueden presentarse solas.24

Se han creado diferentes clasificaciones dependiendo de la localización de las várices

gástricas; los distintos subtipos tienen historias naturales y respuesta a tratamiento

diferentes. Las Várices Gástricas se subdividen en várices esofagogástricas (VEG) y

Várices Gástricas aisladas (VGA). Las VEG tipo 1 son continuación de las várices

30

esofágicas que se extienden 2 a 5cm debajo de la unión esofagogástrica, a lo largo de la

curvatura menor del estómago, las VEG tipo 2 se extienden por debajo de la unión

esofagogástrica hacia el fondo gástrico. Las VGA se dividen en VGA tipo 1, localizadas

en el fondo, y VGA tipo 2, localizadas en cualquier otra parte del estómago24 (ver anexo

9 ).

Las VEG tipo 1 son las más frecuentes y regularmente desaparecen espontáneamente con

la obliteración de las várices esofágicas. Las VEG tipo 2 son menos comunes, pero se

asocian con una incidencia mayor de sangrado, y es menos probable que desaparezcan

con la obliteración de las várices esofágicas. Las VGA que no conectan con las várices

esofágicas usualmente ocurren en el fondo y son las más difíciles de tratar

endoscópicamente.24

Las várices gástricas presentan dificultades únicas, a diferencia de las várices esofágicas.

La gravedad incrementada de las varices gástricas se asocia con mayor probabilidad a su

anatomía y fisiología distintivas, particularmente con las várices del fondo.

Anatómicamente, las várices del fondo gástrico se asocian con venas de alto flujo

originadas en cortocircuitos gastrorrenales, gastrofrénicos o cardiofrénicos, los cuales

pueden tener un potencial de sangrado más grave23 y más frecuente a 2 años (55% VEG

tipo 2 y 78% VGA tipo 1).

PRONOSTICO

Actualmente, el riesgo de mortalidad en los pacientes con cirrosis se estratifica de acuerdo

con el estadío en el que se incluye el paciente basado en el sistema propuesto en la

Conferencia de Consenso de Baveno IV. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con

cirrosis hepática compensada desarrollarán un episodio de descompensación o un

hepatocarcinoma antes de morir. Es por ello que en la práctica clínica resulta más

interesante estratificar a los pacientes en fase compensada según el riesgo de desarrollo

de estos eventos. Ello permite implantar estrategias de cribado o medidas preventivas.

Ambos acontecimientos, el episodio de descompensación o el desarrollo de

hepatocarcinoma, están íntimamente relacionados con la presencia de hipertensión portal

31

clínicamente significativa y el grado de insuficiencia hepática, valorado por el índice

MELD, un índice pronóstico que incluye en una fórmula matemática compleja, la

bilirrubina, el INR y la creatinina.

En los pacientes en fase descompensada, la puntuación total en la clasificación de Child-

Pugh (tabla 2) o el antecedente de hemorragia digestiva, insuficiencia renal o

hepatocarcinoma, son los factores predictivos independientes más importantes

relacionados con el riesgo de muerte.

Escala de Child Pugh Turcotte

El índice de Child Pugh se diseñó en la década de los 70 para predecir la mortalidad del

shunt portocava urgente como tratamiento de la hemorragia digestiva por varices

esofágicas. Hasta ahora ha sido el índice pronóstico más utilizado y consta de 5 variables

de las que 3 reflejan la función hepática (albúmina, bilirrubina y tiempo de protrombina)

y 2 se refieren a complicaciones de la enfermedad (ascitis y encefalopatía). 19

Cada variable se puntúa entre 1 y 3 puntos según el grado de afectación, por lo que la

puntuación mínima es de 5 puntos y la máxima de 15. Clásicamente se establecen tres

grandes grupos: Child-Pugh. A si la puntuación es 5 o 6, lo que indica buena función

hepática; los pacientes con este grado de afectación hepática tienen buena supervivencia

a medio plazo (aproximadamente 80% a los 5 años) y no precisan ser tratados con un

trasplante hepático. Cuando la puntuación es de 7-9 puntos se considera Child-Pugh B, lo

que significa función hepática intermedia. Estos pacientes tienen indicación de trasplante

si han presentado alguna descompensación (ascitis o encefalopatía hepática). Los

pacientes con 10-15 puntos se consideran Child-Pugh C, lo que significa mala función

hepática, supervivencia muy comprometida a corto plazo e indicación de trasplante

hepático. 19

El índice de Child Pugh es muy fácil de determinar, puede calcularse a la cabecera del

paciente sin necesidad de calculadora y obtiene una buena predicción de la mortalidad a

corto-medio plazo. Sus principales inconvenientes son que no se ha obtenido en análisis

multivariante; la valoración del grado de ascitis y encefalopatía es subjetiva; no

32

discrimina cuando la enfermedad esta muy avanzada ya que tiene límites fijos para cada

variable, por ejemplo si el paciente tiene una bilirrubina de 3,5mgr/dl se aplican 3 puntos,

pero si es la bilirrubina es de 20 mgr/dl también se aplican 3 puntos; y no tiene en cuenta

parámetros de función renal que tienen valor pronóstico en la cirrosis hepática. A pesar

de sus inconvenientes se sigue utilizando para valorar la indicación de trasplante hepático,

que se considera indicado en los pacientes Child B y C.19

Tambien se ha visto una relación directa entre la calificación de la Escala de Child y la

presencia de varices esofágicas; éstas están presentes al momento del diagnóstico en

aproximadamente el 50% de los pacientes cirróticos, siendo más frecuente en los

pacientes Child-Pugh clase C en comparación con los pacientes de Child-Pugh clase A

(85% versus 40%). 3

MANIFESTACIONES CLINICAS

Las várices esofágicas no producen dolor ni molestias, excepto cuando sangran. El

sangrado variceal es una complicación grave del daño hepático crónico y puede

manifestarse de las siguientes maneras: Vómitos con sangre (hematemesis),

deposiciones de color negro y mal olor (melena), lipotimia o desmayo, anemia crónica,

en casos de pequeños sangrados que pasan desapercibidos.30 Como no existen

manifestaciones clínicas específicas de várices esofágicas debemos valernos de signos de

cirrosis hepática que presentaran los pacientes que las poseen.

Como ya se ha mencionado, los enfermos con cirrosis hepática presentan a menudo una

serie de estigmas característicos cuya mera presencia permite despertar la sospecha

clínica (ver anexo 11, 12 ). Algunos de los signos se descubren al palpar el abdomen del

enfermo en el curso de una exploración rutinaria.4

El examen físico debe centrarse en los resultados que sugieren la presencia de

enfermedad hepática. Resultados específicos pueden proporcionar pistas hacia el

diagnóstico de una causa subyacente. 20 Estigmas de enfermedad hepática crónica

33

incluyen telangectasias, eritema palmar, ginecomastia, cabeza de medusa,

etc.Contracturas de Dupuytren, (VER ANEXO 12) agrandamiento de las glándulas

parótidas, y atrofia testicular se observan con frecuencia en la cirrosis avanzada de

Laennec y ocasionalmente en otros tipos de cirrosis.20

Distensión venosa yugular, un signo de insuficiencia cardíaca en el lado derecho, indica

la congestión hepática. Un derrame pleural derecho, en ausencia de ascitis clínicamente

aparente, puede ser visto en la cirrosis avanzada20.

El examen abdominal debe centrarse en el tamaño y la consistencia del hígado, el tamaño

del bazo, y debe incluir una evaluación de ascitis. Los pacientes con cirrosis pueden tener

un agrandamiento del lóbulo izquierdo del hígado (que se puede palpar por debajo del

xifoides) y un agrandamiento del bazo (que es más fácil de apreciar con el paciente en

decúbito lateral derecho). Un hígado nodular grueso ampliada o una masa abdominal

obvio sugiere malignidad. Un hígado agrandado podría ser hepatitis viral o alcohólica, o,

con menor frecuencia, un hígado congestionado agudo secundaria a insuficiencia cardíaca

del lado derecho. Dolor que aumenta a la palpación en hipocondrio derecho al palpar la

vesícula (signo de Murphy) sugiere colecistitis o, en ocasiones, colangitis ascendente.

Ascitis en la presencia de ictericia sugiere o cirrosis o cáncer con diseminación

peritoneal.20

El descubrimiento de cualquiera de estos signos debe alertar al clínico acerca del

padecimiento de una enfermedad hepática avanzada y la gran posibilidad que ya se hayan

formado várices esofágicas y/o y ordenar una investigación.4

DIAGNOSTICO

ALTERACIONES BIOQUIMICAS

No es infrecuente que el diagnóstico de una cirrosis hepática venga sugerido por la

detección de ciertas anomalías de laboratorio que aparecen al indicar una analítica

rutinaria, a menudo en el contexto de un screening de salud laboral. Es muy habitual que

un enfermo con una hepatopatía crónica sea derivado a un medio especializado por

haberse detectado alteraciones en las “pruebas de función hepática”, término a menudo

34

utilizado de forma incorrecta, dado que esta nomenclatura debería ceñirse únicamente a

las pruebas que exploran la capacidad biosintética del hígado (concentración de albúmina

y tiempo de protrombina, básicamente). Otras alteraciones, como el nivel de

aminotransferasas (transaminasas) o de fosfatasa alcalina o GGT, expresan otro tipo de

alteraciones (daño necroinflamatorio o colestasis, respectivamente). A continuación se

desglosan las anomalías de laboratorio más frecuentemente observadas en la cirrosis

hepática.

Aminotransferasas (AST/ALT ). El aumento de la actividad aminotransferasa

refleja daño necroinflamatorio en mayor o menor grado. Usualmente los niveles

de AST y ALT están levemente elevados en la cirrosis hepática, aunque es

frecuente que sean normales. Aunque la relación AST/ALT suele ser inferior a 1

(salvo en las hepatopatías de origen enólico) en realidad, a medida que una

enfermedad hepática crónica progresa hacia cirrosis, esta relación puede

invertirse. Una elevación marcada de las transaminasas en el contexto de una

cirrosis hepática debe sugerir una agresión de origen tóxico (fármacos o alcohol),

una hepatitis vírica injertada o un daño isquémico inducido por shock o colapso

cardiovascular.4

Fosfatasa alcalina. Esta enzima suele estar elevada pero menos de dos o tres

veces el rango normal. Elevaciones más altas deben sugerir una cirrosis de origen

biliar (colangitis esclerosante primaria o cirrosis biliar primaria). También se

observa elevación de la fosfatasa alcalina en casos de hepatocarcinoma.4

Gammaglutamiltranspeptidasa. La elevación de la GGT en la cirrosis hepática

es un hecho inespecífico. Cuando existe un componente colestásico, su elevación

ocurre de forma paralela a la de la fosfatasa alcalina. Una elevación significativa

aislada debe sugerir alcoholismo activo o inducción enzimática por fármacos4

Bilirrubina. Los niveles de bilirrubina pueden ser normales en la cirrosis

compensada pero, a medida que la enfermedad progresa, se elevan de un modo

35

gradual. De hecho, la bilirrubina es uno de los parámetros utilizados en la

clasificación de Child-Pugh para evaluar el estado de la función hepática. En los

pacientes con cirrosis biliar primaria, la elevación de los niveles de bilirrubina

constituye un indicador de mal pronóstico y una indicación para plantear el

trasplante de hígado. 4,20

Albúmina. La albúmina es sintetizada exclusivamente por el hígado. De ahí que

sus niveles desciendan a medida que la función hepática se deteriora.4 La

albúmina corresponde al 65% de las proteínas séricas y tiene una vida media de

3 semanas. La concentración en el plasma depende de la capacidad de síntesis y

del volumen plasmático. Por lo tanto, variaciones de ambos determinan cambios

de los niveles séricos. En general, la albúmina es un buen marcador de la

severidad de la enfermedad hepática crónica aunque sus niveles pueden afectarse

por cambios en la función renal, pérdidas urinarias o intestinales. La

hipoalbuminemia se asocia frecuentemente a ascitis y a una expansión del pool

de albúmina extravascular a expensas de los niveles intravasculares albúmina. El

valor de la albúmina como indicador de la función hepática se refleja en su

inclusión en la mayoría de los índices pronósticos empleados en la evaluación de

las enfermedades hepáticas tales como la clasificación de Child-Pugh20.

Tiempo de protrombina. El hígado interviene en la síntesis de la mayoría de las

proteínas implicadas en los mecanismos de la coagulación. Por lo tanto, el tiempo

de protrombina refleja con gran precisión el estado de la función hepática y

aumenta gradualmente en la medida que ésta se deteriora.4

La actividad sérica de los factores de coagulación también refleja la capacidad

sintética del hígado. Muchos de ellos tienen una vida media más corta que la

albúmina y pueden ser de utilidad en casos de enfermedad hepática aguda. Entre

los más usados se cuentan los factores dependientes de vitamina K (protrombina

y factores VII, IX, y X) y el factor V.20

La severidad y pronóstico de la enfermedad hepática se refleja en un tiempo de

protrombina prolongado y en niveles bajos de los factores mencionados. En las

enfermedades hepáticas colestásicas y en la obstrucción biliar la prolongación del

36

tiempo de protrombina puede resultar de la deficiencia de vitamina K la que se

corrige administrando esta vitamina.20

El tiempo de protrombina puede expresarse en segundos, porcentaje del control

normal o en el llamado INR (por International Normalized Ratio). Este último

índice es el de mayor utilidad pues uniforma los informes de los distintos

laboratorios sobre la base de estandarizar el resultado en comparación con un

reactivo universal y, por lo tanto, no está sujeto a la variabilidad del tiempo de

protrombina.4,20

Debe señalarse que tanto el tiempo de protrombina (o el INR) no son variables

sensibles o tempranos para la detección de un deterioro paulatino de la función

hepática (como ocurre en el daño hepático crónico) ya que pueden encontrarse

normales en presencia de una cirrosis establecida. Sin embargo, su determinación

es útil en el seguimiento de los pacientes con daño hepático crónico como forma

de evaluar su deterioro en el tiempo.20

Por ello, el tiempo de protrombina (o el INR) forma parte de los índices

empleados para hacer una apreciación del pronóstico de la cirrosis (ej:

Clasificación de Child-Pugh). En el caso de la falla hepática aguda el tiempo de

protrombina es de alta utilidad para definir el pronóstico de los pacientes y

contribuye a la decisión de la oportunidad de un eventual trasplante hepático20.

Globulinas. Las gammaglobulinas pueden estar incrementadas en la cirrosis

hepática con hipertensión portal. De hecho, sus niveles constituyen, en gran

medida, un marcador indirecto del grado de shunt portosistémico. Ello obedece a

que las bacterias de procedencia intestinal no fagocitadas por las células de

Kupffer estimulan al sistema inmunocompetente incrementando los niveles

séricos de Igs. Una marcada elevación de IgG debe de sugerir una posible

etiología inmune. La IgM está elevada en más del 90% de los pacientes con

cirrosis biliar primaria.4

37

Na sérico. La hiponatremia es común en los pacientes con cirrosis hepática con

ascitis y se relaciona con la incapacidad del riñón para excretar agua libre, debido

a un incremento de los niveles de ADH.4

K sérico. La elevación de los niveles del potasio sérico suele ocurrir en enfermos

cirróticos tratados con diuréticos de acción distal (espirolactona, triamterene,

amiloride). La hipopotasemia puede ser el resultado de pérdidas relacionadas con

el uso de diuréticos del asa, vómitos o diarrea. Puede ser un factor inductor de

encefalopatía.4

Alteraciones hematológicas. En la cirrosis hepática es común observar diversas

alteraciones hematológicas, incluyendo trastornos de la coagulación y diversos

grados de citopenia4:

o Anemia. Puede tener un origen multifactorial e incluye pérdidas crónicas

de sangre por el tubo digestivo, déficit de ácido fólico, toxicidad directa

por alcohol, hiperesplenismo y supresión de la médula ósea.

o Trombocitopenia. La plaquetopenia es un fenómeno común atribuido a

la hipertensión portal y a la esplenomegalia congestiva. El bazo puede

llegar a secuestrar el 90% de las plaquetas circulantes, aunque es raro

observar niveles de plaquetas inferiores a 50.000 cc.

o Leucopenia y neutropenia. Son también una consecuencia del

hiperesplenismo.

o Alteraciones de la hemostasia. La cirrosis hepática conduce a la

aparición de numerosas alteraciones hemo-coagulativas, asociadas al

deterioro de la función del hígado. Éstas incluyen, no solamente un

descenso de las proteínas que intervienen en los mecanismos de

lacoagulación, sino fenómenos de coagulación intravascular diseminada,

deficiencia de Vit K, estados de disfibrinogenemia y fibrinólisis que,

unidos a la trombocitopenia ya mencionada, contribuyen a la diátesis

hemorrágica característica de la cirrosis.

38

PRUEBAS IMAGENOLOGICAS

Cuando de tener un diagnóstico certero de cirrosis hepática el examen histológico del

hígado es el patrón de oro. Éste puede ser obtenido por medio de una biopsia hepática

transcutánea dirigida por ultrasonidos (técnica más habitual) o por otros procedimientos,

incluyendo la biopsia hepática obtenida por laparoscopia o por vía transyugular. En otras

ocasiones la biopsia se obtiene en el curso de una laparotomía (incluyendo el momento

del trasplante hepático).4

La biopsia hepática posee una sensibilidad del 80- 100% para el diagnóstico, en

dependencia del procedimiento utilizado y del tamaño y número de las muestras

obtenidas. En algunas ocasiones, el examen histológico puede incluso sugerir la causa de

la enfermedad, especialmente en los casos de esteatohepatitis no alcohólica y en algunas

enfermedades de causa metabólica, incluyendo la hemocromatosis hereditaria, la

enfermedad de Wilson y el déficit de a-1-antitripsina.

En la práctica clínica habitual, sin embargo, habitualmente se establece el diagnóstico de

cirrosis hepática de acuerdo con criterios clínicos, biológicos y de imagen, especialmente

si existe una etiología clara. Un ejemplo sería un paciente con alcoholismo inveterado

que presenta estigmas de hepatopatía crónica, ascitis y un hígado de borde cortante y

nodular, con signos de hiperesplenismo, alteraciones evidentes de la función hepática y

una marcada hipergammaglobulinemia. Un paciente de estas características

probablemente pueda evitar la biopsia hepática y con ello soslayar el riesgo potencial de

complicaciones asociadas al procedimiento.4

Los datos que proporciona una prueba de imagen como la ecografía pueden ser

suficientes, al demostrar la presencia de un hígado de ecoestructura heterogénea, borde

festoneado y signos indirectos de hipertensión portal. 4 Dentro de los signos indirectos

están la Esplenomegalia, que si bien no es específico de HTP, sin embargo su aparición

tiene un elevado valor diagnóstico.22 Otros: ascitis, derrame pleural y engrosamiento de

la pared vesicular. Su aparición, junto con otros signos parenquimatosos de cirrosis o de

HTP, facilita el diagnóstico.21

39

Distinta es la situación de un paciente que presenta episodios de ascitis recurrente sin

apenas alteraciones de la función hepática, y sin otras alteraciones biológicas sugestivas

(hiperesplenismo, hipergammaglobulinemia), máxime cuando no existe una etiología

sugestiva (alcoholismo, infección por el virus de la hepatitis C, etc.). Establecer un

diagnóstico de cirrosis hepática en un caso de estas características puede ser muy

arriesgado e incluso pasar por alto un cuadro de hipertensión portal de otro origen (por

ejemplo, un síndrome de Budd-Chiari o una pericarditis constrictiva).4,21

Recientemente, se ha incorporado una nueva técnica para evaluar el grado de fibrosis, la

cirrosis e incluso la hipertensión portal. Se trata de la elastografía hepática mejor conocida

como Fibroscan, una técnica incruenta, sencilla y rápida, que utiliza una onda de

vibración pulsátil y otra de ultrasonidos que se transmiten al tejido hepático (evalúa un

volumen 100 veces superior al de la biopsia). La velocidad de propagación de la onda de

ultrasonidos se correlaciona con la dureza del tejido e, indirectamente, con el estadio de

fibrosis hepática. Valores de elastografía de transición superiores a 13,6 KPa en un

paciente con una infección por virus C de la hepatitis o a 20 KPa en un paciente alcohólico

son fuertemente sugestivos de la existencia de cirrosis hepática.4 Sin embargo el

fibroscam fue pobre para identificar la presencia de varices esofágicas y no se observó

correlación entre la ET y la presencia - tamaño de las varices.29

El examen radiológico no siempre muestra las várices esofágicas. En la práctica, solo un

40% de las várices se manifiestan radiológicamente. El cuadro típico muestra una forma

en panal de abejas producida por la capa de bario que rodea las protusiones venosas. Todo

paciente con cirrosis debería ser sometido a una endoscopía de rutina para la detección

de várices. El intervalo óptimo entre los exámenes es desconocido, pero algunos centros

establecen un despistaje endoscópico cada 2 a 3 años. La endoscopía muestra claramente

el tipo de várices30. La clasificación endoscópica de las várices esofágicas es un tanto

subjetiva y presenta variabilidad interobservador24. Estas son fácilmente compresibles y

no ofrecen resistencia al paso del endoscopio. La presencia de una erosión en la superficie

de la mucosa con un coágulo sanguíneo adherido significa la presencia de una hemorragia

reciente (signo rojo). Es muy frecuente que los sujetos que presentan várices esofágicas

también muestren várices gástricas, en particular en el fondo del estómago.30

40

TAMIZAJE DE VARICES ESOFÁGICAS

Aunque algunas pruebas no invasivas se han considerado útiles en la selección de

pacientes con alto riesgo de tener VE, particularmente el recuento de plaquetas, la

esplenomegalia, datos obtenidos por ultrasonido abdominal (diámetro de la vena porta

>13mm) y recientemente el fibroscan; ninguna de ellas, solas o combinadas, es lo

suficientemente exacta para descartar definitivamente la presencia de VE grandes24.

El aumento del tamaño del bazo en pacientes con enfermedad hepática crónica es casi

siempre la expresión de un presión portal aumentada, mientras que la trombocitopenia

puede ser el resultado del secuestro plaquetario esplénico por la hipertensión portal o

mecanismos inmunes y una menor síntesis de trombopoyetina.26,27

El conteo de plaquetas y el tamaño del bazo proporcionado de un reporte ecográfico, son

exámenes rutinarios en los pacientes con cirrosis, por lo que usarlos como marcadores

no invasivos no resultaría en un aumento de costos o recursos hospitalarios. Con el uso

del índice plaquetas / diámetro esplénico (la división entre el número de plaquetas y el

diámetro del bazo en mm3), con un valor de corte de 909, como marcador efectivo para

la existencia de varices esofágicas. Sin embargo, estudios similares han concluido que

dicho índice no es útil para la predicción de varices esofágicas.

El índice plaquetas/ diámetro esplénico sería ideal como marcador no invasivo por ser

económico, rápido, de menor riesgo y accesible para casi todos los niveles hospitalarios;

pero existen resultados contradictorios de diferentes autores, este estudio evalúa la

capacidad del mismo para predecir la existencia de varices esofágicas en pacientes

cirróticos de nuestra población y su aplicabilidad en nuestro medio.25

Giannini et. al, quienes propusieron la utilización de un ratio entre el conteo de plaquetas

y el diámetro del bazo en milímetros y establecieron el valor de corte de 909, describieron

un valor predictivo negativo del 100% y valor predictivo positivo del 96% para la

existencia de varices esofágicas. Esto quiere decir que el índice cumple su propósito de

41

estudio que es detectar con alto grado de sensibilidad los pacientes que si presentan VE

y hasta cierto punto excluir a aquellos que no. La razón por la que pacientes sin VE, a

pesar de su conteo plaquetario bajo y un índice también bajo, puede radicar posiblemente

en el desarrollo de shunts intraabdominales que disminuyen el flujo sanguíneo hacia los

trayectos varicosos, pero manteniendo sin embargo una esplenomegalia congestiva28.

A partir de esto, si aplicamos el índice en un ámbito hospitalario entonces el uso de este

índice evitaría un sin número de endoscopias innecesarias en pacientes con un punto de

corte > 909 sin el riesgo de pasar por alto el diagnostico de varices esofágicas, y así

mismo, diagnosticar a tiempo los pacientes que si las padecen. La ventaja principal del

índice plaquetas/diámetro esplénico radica en su base fisiopatológica que justifica su

concepción.

En un simposio de la American Association for the Study of Liver Diseases se sugirió

que los pacientes cirróticos en clase Child-Pugh A deberían beneficiarse de una

endoscopia cuando existieran datos de hipertensión portal (plaquetas<140 000, diámetro

de vena porta >13mm y ultrasonido con evidencia de circulación colateral). Los pacientes

en clase Child-Pugh B y C deberían tener una endoscopia al momento del diagnóstico. A

los pacientes sin várices se les debe realizar una endoscopia superior cada 2 a 3 años si la

función hepática es estable, y una vez por año en caso de signos de deterioro. Debido a

que las VE se forman al incrementar la presión portal por encima de 10-12mmHg y a que

el desarrollo a várices grandes es más rápido cuando están presentes en la endoscopia

inicial, el intervalo deberá disminuirse a cada año en pacientes con várices pequeñas y

con signos clínicos de deterioro (desarrollo de ascitis y/o encefalopatía hepática).24

OPINIÓN DEL AUTOR

Luego de la elaboración y del análisis del marco teórico, puedo comentar que en nuestro

país la cirrosis hepática, independientemente de su causa, y sus complicaciones

representan una de las principales causas de mortalidad. Las várices esofágicas son

resultado de la progresiva evolución de la hipertensión portal que sufren los pacientes

42

cirróticos. Estas várices constituyen un significativo riesgo para los pacientes que las

padecen debido a la alta tasa de mortalidad que representan cuando se rompen.

Es una de las patologías más frecuentes que se presentan en el servicio de

Gastroenterología por ende considero de vital importancia el diagnóstico de las mismas

debido a su impacto en la supervivencia de los pacientes. Las guías recomiendan la

esofagogastroduodenoscopia para determinar la presencia y el tamaño de las varices

esofágicas, la misma que debe realizarse al momento del diagnóstico de cirrosis y que

deberá ser repetida en periodos establecidos a lo largo de la vida del paciente para

verificar su evolución y necesidad de tratamiento. Como ya sabemos la endoscopía es un

procedimiento invasivo, costoso que demanda tiempo y profesionales médicos con

experiencia. Las unidades endoscópicas hospitalarias no se abastecen para cumplir con

estas guías de recomendación y no todos los pacientes llegan a ser evaluados ni son

priorizados aquellos de mayor riesgo. La necesidad de marcadores no invasivos, rápidos,

sencillos y eficaces es evidente para orientarnos acerca de la presencia de várices

esofágicas al momento del diagnóstico y que de esta manera también nos ayuden a

priorizar aquellos pacientes de mayor riesgo que ameriten una endoscopía de emergencia.

Este trabajo lo que intenta conocer es si hay relación entre factores clínicos, bioquímicos

y ecográficos con la presencia de várices esofágicas en los pacientes con diagnóstico de

cirrosis hepática; veremos con qué frecuencia se presentan en los pacientes de nuestro

estudio.

HIPÓTESIS:

Existen factores clínicos, bioquímicos y ecográficos que pueden ayudar a predecir la

presencia de várices esofágicas y/o gástricas en pacientes con diagnóstico de cirrosis

hepática del servicio de Gastroenterología del HTMC.

43

VARIABLES

VARIABLE INDEPENDIENTE:

Várices esofágicas en cirróticos

VARIABLE DEPENDIENTE:

Factores predictivos

44

CAPITULO III

MATERIALES Y MÉTODOS

MATERIALES

LOCALIZACIÓN

El presente trabajo de titulación se llevó a cabo en el servicio de Gastroenterología del Hospital

Regional IESS- “Dr. Teodoro Maldonado Carbo”. ubicado en Av. 25 de julio y Ernesto Albán

en la ciudad de Guayaquil.

CARACTERIZACIÓN DE LA ZONA DE TRABAJO

La ciudad de Guayaquil se encuentra en la región litoral o costa de Ecuador, cercana al

Océano Pacífico por medio del Golfo de Guayaquil. Se localiza en la margen derecho del

río Guayas, bordea al oeste con el Estero Salado y los cerros Azul y Blanco. Por el sur

con el estuario de la Puntilla de Guayaquil que llega hasta la isla Puná.

En la década de los sesenta se inició la planificación de estos centros en Quito, Guayaquil

y Cuenca, y se erigieron sus hospitales regionales: el Carlos Andrade Marín en la capital,

el Hospital Regional en Guayaquil, hoy Dr. Teodoro Maldonado Carbo, y el Teodoro

Carrasco en Cuenca. Por razones de financiamiento, equipamiento y tiempo dedicado a

preparar y seleccionar debidamente al personal técnico y administrativo, el Hospital

Regional de Guayaquil se inauguró el 7 de octubre de 1970, cuando ejercía la Presidencia

de la República el Dr. José María Velasco Ibarra y la cartera de Previsión Social el

licenciado Luis Eduardo Robles Plaza, quienes estuvieron presentes en las nuevas

instalaciones aquel recordado día.

Su misión es ser una Unidad de Salud del III Nivel, que preste servicios

integrales y especializados, enmarcados en la calidez humana y el sentido social de la

Seguridad Social. Ofrecer servicios de calidad en función de la satisfa-

cción de nuestros usuarios de la Red. Contribuir a garantizar la excelencia

académica en la formación de profesionales en el área de la salud, y fomentar la

45

investigación científica.

Tiene como visión ser una Unidad Médica Líder del Seguro de Salud del IESS,

cumpliendo con la responsabilidad social en materia de prestación de servicios de

salud oportunos, con calidez y eficiencia. (Hospital Teodoro Maldonado Carbo, 2014)

El Hospital IESS otorga servicios médicos de alta calidad a través del

desarrollo de nuestro talento humano. Impulsando la Investigación científica y el

desarrollo tecnológico dentro de las políticas de mejoramiento continuo.

PERIODO DE INVESTIGACIÓN

La presente investigación comprende el período entre el 1 de Enero del 2014 hasta el 31

de Diciembre del 2014.

UNIVERSO Y MUESTRA

UNIVERSO

El universo está formado por 102 pacientes con diagnóstico de Cirrosis hepática en el

del Hospital IESS Teodoro Maldonado Carbo en el año 2014.

VIABILIDAD

Este trabajo de investigación es viable ya que se cuenta con los recursos necesarios para

su realización y culminación; disponibilidad de las historias clínicas de los pacientes

diagnosticados con cirrosis hepática y várices esofágicas, que facilitaran obtener los

objetivos planteados. Para esto se ha pedido la autorización al departamento de Docencia

e Investigación así como también al departamento de informática del Hospital IESS Dr.

“Teodoro Maldonado Carbo”, además del apoyo incondicional del área de

Gastroenterología de dicho hospital así como la ayuda del tutor y director de tesis, el Dr.

Milton Santamaría Encalada.

De la misma manera, es factible ya que el diagnóstico de várices esofágicas por cirrosis

hepática en esta casa de salud es muy frecuente, y es una patología que se ve a diario en

la consulta externa y área de hospitalización de área de Gastroenterología, por lo que se

dispone del número necesario de pacientes para la realización de nuestro trabajo

investigativo.

46

El hospital IESS Dr. “Teodoro Maldonado Carbo” consta con el área de

Gastroenterología, desde el cual se puede acceder a la información pertinente para la

culminación de esta investigación.

CRITERIOS DE INCLUSION Y EXCLUSION

CRITERIOS DE INCLUSION

Pacientes atendidos en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo.

Pacientes atendidos o referidos hacia el servicio de Gastroenterología.

Pacientes con diagnóstico de Cirrosis hepática (CIE 10: K74).

Pacientes atendidos con este diagnóstico (K74) durante el período de este estudio.

Pacientes a quienes se haya realizado endoscopía digestiva alta.

Pacientes en quienes se haya realizado ultrasonografía abdominal.

Pacientes en quienes se haya realizado los exámenes de laboratorio necesarios para llevar

a cabo este trabajo.

CRITERIOS DE EXCLUSION

Pacientes que no pertenezcan al Hospital Teodoro Maldonado Carbo.

Pacientes atendidos fuera del periodo de este estudio.

Pacientes atendidos en el servicio de Gastroenterología por otros diagnósticos.

Pacientes con alteración del tamaño esplénico de etiología distinta a hipertensión portal

secundaria a cirrosis hepática: linfomas, leucemias, hiperesplenismo, anemia falciforme,

etc.

Pacientes con alteración del recuento plaquetario distintas a hipertensión portal

secundaria a cirrosis hepática: trombocitopenias inmunes, por farmacológicas,

idiopáticas, trombocitosis reactivas, asociada a trastornos linfoproliferativos, etc.

Pacientes que presenten infección que podría influir en el tamaño del hígado o bazo.

Pacientes quienes no se hayan realizado los estudios analíticos y de imágenes pertinentes.

Pacientes hemodinámicamente inestables, que presenten sangrado gastrointestinal activo.

47

OPERACIONALIZACION DE LAS VARIABLES DE INVESTIGACION

VARIABLE DEFINICION TIPO INDICADOR INDICE

INDEPENDIENTE

VARICES

ESOFAGICAS

son venas anormalmente

dilatadas que se desarrollan

en el esófago y/o estómago

a consecuencia de la HTP.

Cualitativa Informe

endoscópico

SI

NO

DEPENDIENTE

ASCITIS es la presencia de líquido

en la cavidad peritoneal.

Cualitativa HC: examen

físico

Reporte

laboratorio

SI

NO

ALBUMINA La albúmina es una

proteína sintetizada

exclusivamente por el

hígado. es un buen

marcador de la severidad

de la enfermedad hepática

crónica

Cuantitativa Reporte de

laboratorio

<2.8

mg/dl

>2.8

mg/dl

ESPLENOMEGALIA Aumento del tamaño del

bazo.

Cualitativa Reporte

ecográfico

SI

NO

INDICE RECUENTO

PLAQUETARIO/DIA-

METRO ESPLENICO

marcador no invasivo en

donde se obtiene la razón

entre el número de

plaquetas y el diámetro del

bazo.

Cuantitativa Valores de

laboratorio de

recuento de

plaquetas e

informe

ultrasonográ-

fico del diáme-

tro mayor

esplénico.

> 909

< 909

ESCALA DE CHILD-

PUGH

índice pronóstico más

utilizado y consta de 5

parámetros de los que 3

reflejan la función hepática

(albúmina, bilirrubina y

tiempo de protrombina) y 2

se refieren a

complicaciones de la

Mixta

(cualitativa-

cuantitativa)

HC: examen

físico y reporte

de laboratorio

A

B

C

48

enfermedad (ascitis y

encefalopatía).

MÉTODOS

TIPO DE INVESTIGACIÓN

Es un estudio observacional, descriptivo, correlacional, de corte transversal.

Se analizó todos los pacientes con diagnóstico de cirrosis hepática en el Servicio de

gastroenterología del Hospital IESS “Dr. Teodoro Maldonado Carbo” entre el 1 de Enero

del 2014 hasta el 31 de diciembre del 2014.

DISEÑO DE INVESTIGACIÓN

La presente investigación es de tipo no experimental, documental y estadística. La

evaluación se llevó a cabo a través de un estudio estadístico y prospectivo del examen de

los pacientes, del análisis de las historias clínicas de los mismos con sus respectivos

estudios complementarios realizados a cada uno de los diagnosticados con esta patología.

CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES

Presentación del tema de trabajo de titulación al especialista tutor de tesis.

Solicitud al HTMC para tener acceso a las historias clínicas de los pacientes.

49

Selección de los pacientes que cumplan con los criterios de inclusión.

Análisis de cada una de las historias clínicas, tomando los datos importantes utilizados

para realizar este trabajo.

Elaboración de tablas de recolección de datos en Excel.

Tabulación de datos manualmente y luego en tablas.

Elaboración del Análisis de los Resultados.

Redacción de conclusiones y recomendaciones.

CONSIDERACIONES BIOETICAS

Es de suma importancia recalcar, que cada uno de los pacientes y representantes legales

fueron informados ampliamente sobre la patología que padece el paciente, además de

tener conocimiento de los procedimientos al cual iban a ser sometidos, obteniendo así su

consentimiento tanto verbal como escrito antes de cualquier intervención.

RECURSOS HUMANOS Y FISICOS

RECURSOS HUMANOS

Pacientes atendidos en el hospital Teodoro Maldonado Carbo con diagnóstico de cirrosis

hepática.

Médicos especialistas en gastroenterología del HTMC.

Personal de la salud y personal administrativo que brindan facilidad a la información.

Tutor y director de tesis: Dr. Milton Santamaría Encalada.

Investigador: Interna de medicina María José Pino P.

RECURSOS FÍSICOS

Computadoras del HTCM y utilización del sistema AS400 para búsqueda de las historias

clínicas de los pacientes.

Computador personal.

Textos de medicina interna, gastroenterología y hepatología cirugía facilitados en la

biblioteca de la facultad de Ciencias Médicas.

Internet

50

Fotocopias relacionadas con el tema investigado.

Hoja de recolección de datos.

Impresora y scanner.

Recursos varios: papel bond, bolígrafo, lápiz, pen drive.

INSTRUMENTOS DE EVALUACION O RECOLECCION DE LOS DATOS

El instrumento que se utilizará para la recolección de la información en este proyecto de

investigación son las historias clínicas de los pacientes con diagnóstico de cirrosis

hepática en el servicio de Gastroenterología del HTMC; dicho instrumento nos facilitará

la información necesaria para cumplir con los objetivos propuestos, y despejar finalmente

nuestra hipótesis, por lo que se convierte en la herramienta fundamental e indispensable

para la investigación. La técnica utilizada será análisis y revisión de las historias clínicas.

Además se utilizara una hoja de recolección de datos que facilitará el análisis estadístico

de la investigación.

METODOLOGIA PARA EL ANALISIS DE LOS RESULTADOS

Se utilizarán técnicas como inducción, deducción, análisis y síntesis de los datos

obtenidos en la investigación. Se procederá a codificar los datos de las historias clínicas

en computadoras para obtener los resultados y realizar la elaboración de gráficos y barras.

METODOLOGÍA

La presente investigación es de tipo no experimental, documental y estadística. La

evaluación se llevó a cabo revisando las historias clínicas de los pacientes a través de un

estudio estadístico, y de los estudios complementarios realizados a cada uno de los

diagnosticados con esta patología.

51

CAPITULO IV

RESULTADOS Y DISCUSION

RESULTADOS

En el HTMC durante el periodo de estudio (enero 2014 a diciembre 2014) se obtuvieron

un total de 102 pacientes con diagnóstico de cirrosis hepática que cumplían los criterios

de inclusión para la realización de este estudio. Se analizaron las historias clínicas las

cuales reportaron los siguientes resultados:

1. Del total de 102 pacientes, el 91.17% correspondiente a 93 pacientes se

encontraron Várices esofágicas en el reporte endoscópico.

2. el grupo de edad más frecuente fue entre 56 – 65 años con un número de 33

pacientes que corresponden al 35.58%.

3. De la población que presentó várices esofágicas el 39.78%, es decir, 37 pacientes

estuvo conformada por el sexo femenino y el porcentaje restante, es decir, 60.22%

correspondiente a 56 pacientes estuvo dado por el sexo masculino.

4. De los 102 pacientes que conformaban este estudio, se encontró que el 68.62%

(70 pacientes) presentaba hipoalbuminemia, de estos valores 63 pacientes

presentaban várices esofágicas.

5. De los pacientes que no presentaron hipoalbuminemia correspondiente al 31.37%

del total de pctes del estudio (32 pacientes) 30 de ellos presentaron várices.

6. La hipoalbuminemia en este trabajo tiene una sensibilidad del 67.74%, una baja

especificidad 22.2%; presenta un valor predictivo positivo del 88.73% y un valor

predictivo negativo del 6%.

7. Según este estudio se encontró 65 pacientes con ascitis; de los cuales 64 pacientes

que representan el 62.75% del total estudiado, presentaron várices. De los 37

52

pacientes restantes que no presentaron ascitis, 29 pacientes (28.43% del total de

la población estudiada) presentó várices esofágicas.

8. Según este análisis se encontró que la ascitis presentó una sensibilidad del

68.81%, con una especificidad del 88.88%; además se encontró un valor

predictivo positivo del 98.46% y un valor predictivo negativo del 21.62%.

9. Al observar según este estudio se encontró 79 pacientes (77.45%) presentaron

esplenomegalia y 23 pacientes (22.55%) no la presentaron. Se encontró que 75

pacientes correspondiente al 73.53% presentaron varices esofágicas y

esplenomegalia, mientras que 18 pacientes (17.65%) que no presentaban

esplenomegalia tuvieron várices esofágicas.

10. Este análisis nos muestra que la esplenomegalia tiene una sensibilidad del 80.64

%, con una especificidad del 55%; un valor predictivo positivo del 94.9 % y un

valor predictivo negativo del 21.7 %.

11. En el índice recuento plaquetario / diámetro esplénico se encontró que 76

pacientes (74.51%) obtuvieron un resultado < 909, mientras que 26 pacientes

(25.49%) obtuvieron un valor >909. De los 76 pacientes que obtuvieron el índice

<909, se encontró que 75 de ellos presentaban várices esofágicas. Del total de

pacientes que obtuvieron un índice >909 se encontró que 18 de ellos también

presentaban várices al momento de realizar la endoscopía.

12. El índice entre número de plaquetas y diámetro del bazo posee un alta

sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo (80.64, 88.88, 98.6%

respectivamente), sin embargo no fue asi con el valor predictivo negativo el cual

fue de 30.76%.

13. Del total de pacientes usados para este estudio se encontraron que 31 pacientes

(30.39%) se encontraban en estadío A según la Escala de Child Pugh, de los cuales

27 pacientes tenían várices esofágicas .En el estadío B se encontró que 33

53

pacientes (32.35%) tenían várices .Mientras que el estadío C conformado por 35

pacientes (34.32%), se encontraron várices esofágicas en 33 de ellos.

14. De los 93 pacientes que reportaban várices esofágicas, se encontró que 9 pacientes

(9,68%) se encontraban en estadío I. En estadío II obtuvimos 38 pacientes

equivalente al 40,86. Así mismo, el reporte endoscópico reveló que el 44.08% (41

pacientes) se encontraron várices esofágicas grado III, Y por último el 5.38% de

lo pacientes se los clasificó como várices esofágicas grado IV.

15. De los pacientes de la Clase A según la puntuación de Child Pugh el 87.91%

presentó várices, en la clase B el 91.67% y en la clase C el 94.28

54

CUADRO N° 1

VARICES ESOFAGICAS EN PACIENTES CON CIRROSIS EN RELACION A LA

EDAD

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

GRAFICO N° 1

13

3329

18

1

GRUPO ETARIO PCTES VARICES EG

45 - 55 AÑOS 56 - 65 AÑOS 66 - 75 AÑOS > 75 AÑOS

GRUPOS ETARIOS

PACIENTES CIRROTICOS PACIENTES CON VÁRICES

EDAD # DE

PACIENTES

PORCENTAJE # DE

PACIENTES

PORCENTAJE

45 – 55

AÑOS

22 21,57% 13 13.98%

55 – 65

AÑOS

33 32.35% 33 35.48%

65 – 75

AÑOS

30 29.41% 29 31.18%

> 75 AÑOS 17 16.67% 18 19.36%

TOTAL 102 100% 93 100%

13,98% 35.48%

31.18%

19.36%

55

ANALISIS E INTERPRETACION DE RESULTADOS:

En el total de 102 pacientes, solamente el 91.17% de los pacientes fue diagnosticado con

Várices esofágicas y/o gástricas; de ellos el grupo de edad en el que más pacientes fueron

diagnosticados con várices fue entre 56 – 65 años con un número de 33 pacientes

(35.58%); seguido del grupo de edad entre 66 a 75 años con un total de 29 pacientes

(31.18%) y pacientes > 75 años se encuentran en tercer lugar con un total de 18 pacientes

(19.36) y finalmente el grupo de edad entre 45 a 55 años con 32 pacientes (17.6%).Estos

datos coinciden con las estadísticas mundiales, ya que éstas últimas relatan que la mayor

incidencia de várices esofágicas en pacientes cirróticos son más frecuentes antes de los

75 años de edad.

56

CUADRO N° 2

VARICES ESOFAGICAS EN PACIENTES CIRROTICOS EN RELACION AL SEXO

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

GRAFICO N° 2 VARICES ESOFAGICAS EN RELACCIÓN AL SEXO

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

Este estudio consta de un total de 102 pacientes con diagnóstico de cirrosis hepática de

los cuales 46 correspondieron al sexo femenino representando el 45.09% del total de la

población estudiada mientras que el sexo masculino representó el 54.91% con 56

37 PCTES:

39.78%

56 PCTES:

60.22%

SEXO /GENERO

FEMENINO

MASCULINO

SEXO / GENERO

PACIENTES CIRROTICOS PACIENTES CON VÁRICES

SEXO

# DE

PACIENTES PORCENTAJE

# DE

PACIENTES PORCENTAJE

FEMENINO 46 45.09% 37 39.78%

MASCULINO 56 54.91% 56 60.22%

TOTAL 102 100% 93 100%

57

pacientes. De la población que presentó várices esofágicas el 39.78%,es decir, 37

pacientes estuvo conformada por el sexo femenino y el porcentaje restante, es decir,

60.22% correspondiente a 56 pacientes estuvo dado por el sexo masculino. Según las

estadísticas mundiales las cuales nos dicen que hay una diferencia algo significativa en

cuanto a la presentación de la enfermedad según el sexo, manifiestan que es más común

encontrarlo en varones que en mujeres y esto se cumple en nuestro estudio. Sin embargo

cada vez más estas cifras se acercan, existen trabajos en los cuales no se ha presentado

mayor diferencia en la presentación de la enfermedad de acuerdo al género.

58

CUADRO N° 3

HIPOALBUMINEMIA EN RELACION A LA PRESENCIA DE VARICES

ESOGAFICAS Y/O GASTRICAS

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

SENSIBILIDAD: 67.74%

ESPECIFIDAD: 22.22%

VALOR PREDICTIVO POSITIVO: 88,73%

VALOR PREDICTIVO NEGATIVO: 6%

GRAFICO N° 3

VARICES

ESOFAGOGASTRICAS

HIPOALBUMINEMIA SI NO TOTAL

SI 63 7 70

NO 30 2 32

TOTAL 93 9 102

59

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

De los 102 pacientes que conformaban este estudio, se encontró que el 68.62% (70

pacientes) presentaba hipoalbuminemia, de estos valores el 61.76% (63 pacientes)

presentaban várices esofágicas; mientras que los 7 pacientes restantes (6.86%) no

presentó várices. Los pacientes que no presentaron hipoalbuminemia representan el

31.37% (32 pacientes), de los cuales 30 (29.43%) presentaron várices y estas estaban

ausentes en 2 (1.96%) de ellos.

La hipoalbuminemia en este trabajo tiene una sensibilidad del 67.74% y una baja

especificidad 22.2%; presenta un valor predictivo positivo del 88.73% y un valor

predictivo negativo del 6% por lo cual no es un método tan confiable para predecir la

presencia de várices esofágicas, tal como lo manifestaban otros estudios.

60

CUADRO N° 4

ASCITIS EN RELACION A LA PRESENCIA DE VARICES ESOGAFICAS Y/O

GASTRICAS

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

SENSIBILIDAD: 68.81%

ESPECIFIDAD: 88.88 %

VALOR PREDICTIVO POSITIVO: 98.46 %

VALOR PREDICTIVO NEGATIVO: 21.62 %

GRAFICO N° 4

VARICES ESOFAGO-

GASTRICAS

ASCITIS SI NO TOTAL

SI 64 1 65

NO 29 8 37

TOTAL 93 9 102

61

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

Según este estudio se encontró 65 pacientes con ascitis; de los cuales 64 pctes que

representan el 62.75% del total estudiado, presentaron várices, mientras que en 1 paciente

(0.98%) no se encontraron várices. De los 37 pacientes restantes que no presentaron

ascitis, 29 pctes (28.43% del total de la población estudiada) presentó várices esofágicas

y 8 pctes (7.84%) no presentaron dicha condición.

Según este análisis se encontró que la ascitis presentó una sensibilidad del 68.81%, con

una especificidad del 88.88%; además se encontró un valor predictivo positivo del

98.46% y un valor predictivo negativo del 21.62%. Conforme a la literatura consultada la

ascitis es uno de los factores que nos pueden ayudar a predecir la presencia de várices, lo

cual corroboramos según este estudio a pesar de que nos presentó un valor predictivo

negativo un poco bajo.

62

CUADRO N° 5

ESPLENOMEGALIA EN RELACION A LA PRESENCIA DE VARICES

ESOGAFICAS Y/O GASTRICAS

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

SENSIBILIDAD: 80.64 %

ESPECIFIDAD: 55 %

VALOR PREDICTIVO POSITIVO: 94.9 %

VALOR PREDICTIVO NEGATIVO: 21.7 %

GRAFICO N° 5

VARICES

ESOFAGOGASTRICAS

ESPLENOMEGALIA SI NO TOTAL

SI 75 4 79

NO 18 5 23

TOTAL 93 9 102

63

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

Al observar según este estudio se encontró 79 pacientes (77.45%) presentaron

esplenomegalia y 23 pacientes (22.55%) no la presentaron. Se encontró que 75 pacientes

correspondiente al 73.53% presentaron varices esofágicas y esplenomegalia, mientras que

18 pacientes (17.65%) que no presentaban esplenomegalia tuvieron várices esofágicas.

Este análisis nos muestra que la esplenomegalia tiene una sensibilidad del 80.64 %, con

una especificidad del 55%; además se encontró un valor predictivo positivo del 94.9 % y

un valor predictivo negativo del 21.7 %. Esta condición unida a la ascitis nos pueden

ayudar a predecir mejor la presencia de las várices en los pactes cirróticos; nos muestra

una alta sensibilidad y especificidad y de la misma manera un alto porcentaje de valor

predictivo positivo.

64

CUADRO N° 6

INDICE RECUENTO PLAQUETARIO/ DIAMETRO ESPLENICO EN

RELACION A LA PRESENCIA DE VARICES ESOGAFICAS Y/O GASTRICAS

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

SENSIBILIDAD: 80.64 %

ESPECIFIDAD: 88.88 %

VALOR PREDICTIVO POSITIVO: 98.6 %

VALOR PREDICTIVO NEGATIVO: 30.76%

GRAFICO N° 6

INDICE RECUENTO

PLAQUETARIO/

DIAMETRO

ESPLENICO

VARICES

ESOFAGOGASTRICAS

SI NO TOTAL

< 909 75 1 76

> 909 18 8 26

TOTAL 93 9 102

65

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

Para este estudio se tomó en cuenta el número de plaquetas reportados por el laboratorio

y el diámetro del bazo del reporte ecográfico medido en mm, se consideró esplenomegalia

cuando superaba los 120mm. Según los resultados en este estudio se encontró que 76

pacientes (74.51%) obtuvieron un resultado < 909, mientras que 26 pacientes (25.49%)

obtuvieron un valor >909. De los 76 pacientes que obtuvieron el índice <909, se encontró

que 75 de ellos presentaban várices esofágicas, y 1 paciente no las presentó. Del total de

pacientes que obtuvieron un índice >909 se encontró que 18 de ellos también presentaban

várices al momento de realizar la endoscopía.

Una vez obtenido estos valores podemos deducir los sgtes resultados: el índice entre

número de plaquetas y diámetro del bazo posee un alta sensibilidad, especificidad y valor

predictivo positivo (80.64, 88.88, 98.6% respectivamente), sin embargo no fue asi con el

valor predictivo negativo el cual fue de 30.76%; sin embargo en la literatura Giannini et.

al, quienes propusieron la utilización de un ratio entre el conteo de plaquetas y el diámetro

del bazo en milímetros y establecieron el valor de corte de 909, describieron un valor

predictivo negativo del 100% y valor predictivo positivo del 96% para la existencia de

varices esofágicas, y a pesar de que no se cumple totalmente esto en nuestro estudio

podemos deducir con los resultados obtenidos que este es uno de principales métodos que

nos pueden ayudar si aplicamos el índice en un ámbito hospitalario, entonces el uso de este

índice evitaría un sin número de endoscopias innecesarias en pacientes con un punto de

corte > 909 sin el riesgo de pasar por alto el diagnostico de varices esofágicas, y así

mismo, diagnosticar a tiempo los pacientes que si las padecen.

66

CUADRO N° 7

PUNTUACION DE CHILD PUGH EN RELACION A LA PRESENCIA DE

VARICES ESOGAFICAS

PUNTUACION DE CHILD - PUGH

ESTADIO VARICES ESOFAGICAS TOTAL

PACIENTES

%

PRESENTES % AUSENTES %

A 27 26.47% 4 3.92% 31 30.39%

B 33 32.35% 3 2,94% 36 35.29%

C 33 32.35% 2 1.97% 35 34.32%

TOTAL 93 91.17% 9 8.83% 102 100%

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

GRAFICO N° 7

0

5

10

15

20

25

30

35

ESTADIO A ESTADIO B ESTADIO C

PUNTUACION DE CHILD PUGH

VE PRESENTES

VE AUSENTES

33 PCTES32.35.%

27 PCTES

26.47%

36 PCTES

35.29%

3 PCTES

2.94%

31 PCTES

30.39%

35 PCTES

34.32%

4 PCTES

3.92%

2 PCTES

1.97%%

33 PCTES

32.35%

67

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

Del total de pacientes usados para este estudio se encontraron que 31 pacientes (30.39%)

se encontraban en estadío A según la Escala de Child Pugh, de los cuales 27 pacientes

(26.47%) tenían várices esofágicas mientras que en 4 pacientes se encontraron ausentes

según los resultados del reporte endoscópico. En el estadío B se encontró que 33 pacientes

(32.35%) tenían várices esofágicas y en 3 pacientes (2.94%) estaban ausentes; dando un

total de 36 pacientes (35.29%)para este estadío del grupo total de individuos estudiados.

Mientras que el estadío C conformado por 35 pacientes (34.32%), se encontraron várices

esofágicas en 33 de ellos y estaban ausentes en 2 pacientes.

68

CUADRO N° 8

ESTADIAJE DE VARICES ESOFAGICAS SEGÚN REPORTE ENDOSCOPICO

Y SU RELACION CON LA PUNTUACIÓN DE CHILD PUGH.

SEGÚN

ESCALA

CHILD

PUGH

ESTADIAJE DE VE SEGÚN REPORTE

ENDOSCOPICO

I II III IV TOTAL

A 9 18 -- -- 27

B -- 20 13 -- 33

C -- -- 28 5 33

9 38 41 5 93

9.68% 40.86% 44.08% 5.38% 100%

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

GRAFICO N°8

69

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

De los 93 pacientes que reportaban várices esofágicas, se encontró que 9 pacientes

(9,68%) se encontraban en estadío I según el reporte endoscópico y que todos ellos

pertenecían a la clase A de Child Pugh. En estadío II obtuvimos 38 pacientes equivalente

al 40,86%, de estos 18 correspondían a clase A y 20 a Clase B según la puntuación de

Child Pugh. Así mismo, el reporte endoscópico reveló que el 44.08% (41 pacientes) se

encontraron várices esofágicas grado III, de ellos 13 se encontraban en la clase B y 28 a

la clase C. Y por último el 5.38% del total de pacientes se los clasificó como várices

esofágicas grado IV; cabe recalcar que todos ellos s encontraban en la clase C según Child

Pugh.

70

GRAFICO N° 9

PUNTUACION DE CHILD PUGH Y RELACION CON LA PRESENCIA DE VE

Elaborado por: Ma. José Pino

Fuente: Historias clínicas del HTMC

ANALISIS DE LOS RESULTADOS:

De los pacientes de la Clase A según la puntuación de Child Pugh el 87.91% presentó

várices, en la clase B el 91.67% y en la clase C el 94.28%. Con ello podemos darnos

cuenta que es mucho más frecuente encontrar várices en la clase C de Child Pugh, sin

embargo en nuestro estudio todas las categorías tuvieron una alta presencia de várices

esofágicas.

71

DISCUSION:

A pesar de que la endoscopia digestiva se considera la prueba de elección para el

pesquisaje de várices esofágicas en los pacientes cirróticos, desde hace varios años se

realizan esfuerzos en la búsqueda de indicadores que permitan predecir su presencia con

una exactitud aceptable. Se hace énfasis en ciertos parámetros clínicos, analíticos,

imagenológicos o en la combinación de algunos de ellos que permiten su introducción en

programas de detección. Así, se ha estudiado la capacidad predictiva para la presencia de

várices de algunos indicadores que se diagnostican por métodos no invasivos, como la

medición del diámetro de la vena porta (que no se aplica rutinariamente en nuestro

medio), el estadio C de Child, , la esplenomegalia, la hipoalbuminemia, el índice entre el

recuento plaquetario y el diámetro esplénico y la existencia de arañas vasculares. Estos

estudios han mostrado que tales parámetros bioquímicos, clínicos y ultrasonográficos

tienen valor predictivo para determinar la existencia de várices esofágicas. Los resultados,

hasta ahora diversos, no han justificado su introducción en la práctica clínica

habitual siempre que se pueda realizar la endoscopia.

En ciertos estudios nos manifiestan la predominancia del sexo masculino ante el

femenino, ya que como sabemos una de las principales causas de la cirrosis hepática es

la esteatosis alcohólica. En nuestro estudio se encontró esa predominancia del sexo

masculino. De la población que presentó várices esofágicas el, 60.22% correspondiente a

56 pacientes estuvo dado por el sexo masculino, en comparación con 39.78%, es decir,

37 pacientes del sexo femenino. Además señalan que la edad con las que más

frecuentemente se relaciona esta patología bordea aproximadamente la sexta década. En

nuestro estudio se determinó que el grupo etario mas afectado fue 56 – 65 años con un

número de 33 pacientes que corresponden al 35.58%.

En el estudio de Evaluation and follow-up of patients with cirrhosis and oesophageal

varices, realizado por Franchis R . indica dentro de los signos indirectos de hipertensión

portal están la Esplenomegalia y la ascitis, que si bien no son específicos, sin embargo

su aparición tienen un elevado valor diagnóstico. En este estudio reportan de que la ascitis

y la esplenomegalia son factores predictores de presencia de várices esofágicas y que para

una adecuada prevención y tratamiento del sangrado digestivo por várices esofágicas no

debe dejarse de realizar la pesquisa endoscópica a pacientes con esplenomegalia o ascitis,

72

ya que en este estudio estas dos variables se comportaron como factores predictores

independientes de la presencia de várices esofágicas. En este trabajo se encontró que la

ascitis presentó una sensibilidad del 68.81%, con una especificidad del 88.88%; además

se encontró un valor predictivo positivo del 98.46% y un valor predictivo negativo del

21.62%. En cuanto a la esplenomegalia nos muestra que tiene una sensibilidad del 80.64

%, con una especificidad del 55%; un valor predictivo positivo del 94.9 % y un valor

predictivo negativo del 21.7 %.

Giannini et. al, quienes propusieron la utilización de un ratio entre el conteo de plaquetas

y el diámetro del bazo en milímetros y establecieron el valor de corte de 909, describieron

un valor predictivo negativo del 100% y valor predictivo positivo del 96% para la

existencia de varices esofágicas. Ellos indicaban que el índice cumple su propósito de

estudio que es detectar con alto grado de sensibilidad los pacientes que si presentan VE

y hasta cierto punto excluir a aquellos que no. En nuestro caso En el índice recuento

plaquetario / diámetro esplénico se encontró que 76 pacientes (74.51%) obtuvieron un

resultado < 909, mientras que 26 pacientes (25.49%) obtuvieron un valor >909. De los

76 pacientes que obtuvieron el índice <909, se encontró que 75 de ellos presentaban

várices esofágicas. Del total de pacientes que obtuvieron un índice >909 se encontró que

18 de ellos también presentaban várices al momento de realizar la endoscopía. Por lo que

obtuvimos los siguientes resultados : El índice entre número de plaquetas y diámetro del

bazo posee un alta sensibilidad, especificidad y valor predictivo positivo (80.64, 88.88,

98.6% respectivamente), sin embargo no fue así con el valor predictivo negativo el cual

fue de 30.76%.

Guía Práctica de la Organización Mundial de Gastroenterología nos dice que se ha visto

una relación directa entre la calificación de la Escala de Child y la presencia de varices

esofágicas. La presencia de várices gastroesofágicas se correlaciona con la gravedad de

la enfermedad hepática. Que los pacientes con Child Pugh A el 40% tienen várices,

mientras que los Child Pugh C el 85% tienen várices. En nuestro estudio los pacientes

de la Clase A según la puntuación de Child Pugh el 87.91% presentó várices, en la clase

B el 91.67% y en la clase C el 94.28%.

73

CAPITULO V

CONCLUSIONES

Se confirmó el valor de parámetros clínicos, analíticos y ecográficos para

predecir la presencia de várices esofágicas, los que pueden ser utilizados para el

manejo del paciente cirrótico cuando no exista la posibilidad de realizar

endoscopia digestiva para diagnosticarlas.

Si bien no todos los parámetros poseen una alta sensibilidad y especificidad,

concluimos que en conjunto con otros pueden ayudarnos a detectar el grupo de

paciente de mayor riesgo.

Predomina esta patología en el sexo masculino.

El grupo etario más afectado fue 56-65 años.

La albumina es uno de los parámetros que menos nos sirve como marcador

predictor.

La ascitis y la esplenomegalia son buenos indicadores de la presencia de várices

esofágicas, por lo que un paciente que presente estas características debe ser

evaluado para realizarle un endoscopía diagnóstica que nos corrobore la presencia

de las várices.

El índice recuento plaquetario /diámetro de bazo resultó ser el mejor indicador de

la presencia de várices esofágicas.

Existe una relación directa entre la calificación de la Escala de Child Pugh y la

presencia de varices esofágicas.

74

CAPITULO VI

RECOMENDACIONES Y PROPUESTAS

Investigar más a fondo enfermedades como posibles factores de riesgo que hayan

favorecido al desarrollo de la cirrosis hepática en el paciente que acude al servicio

de gastroenterología. Ya que no en todos los pacientes estudiados se contaba con

dicha información.

Detallar en las historias clínicas antecedentes patológicos sencillos como las

infecciones, obesidad, alcoholismo que son factores de riesgos importantes y

fáciles de interrogar.

Ante la sospecha de un posible diagnóstico de cirrosis se planteen los exámenes

pertinentes que son sencillos y que están accesibles en el hospital y por medio de

sus resultados aplicar estos factores predictivos para que nos orienten de una

mejor manera frente a la presencia o no de várices esofágicas y de esta manera

clasificar al paciente en grupos de riesgo para de acuerdo con ello valorar quienes

necesitan con mucha más urgencia la realización de una endoscopía y de esta

manera optimizar recursos.

Todos los pacientes desde el inicio de diagnóstico de su enfermedad deben estar

clasificados según la Puntuación de Child Pugh y eso debe constar en su historial

clínico en cada una de las consultas para ver como evoluciona la enfermedad.

75

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81

ANEXOS

ANEXO 1 ESCALA DE CHILD TURCOTTE PUGH

ANEXO 2 FISIOPATOLOGIA DE VARICES ESOFAGICAS

82

ANEXO 3 ETIOLOGIA DE LA CIRROSIS HEPATICA

83

ANEXO 4 PATOGENIA DE LA ENCEFALOPATIA HEPATICA

ANEXO 5 EVOLUCION DE LA ENCEFALOPATIA HEPATIICA

84

ANEXO 6 FACTORES PRECIPITANTES DE ENCEFALOPATIA HEPATICA

85

ANEXO 7 CRITERIOS DE WEST- HAVEN PARA ENCEFALOPATIA HEPATICA

ANEXO 8 SIGNOS ENDOSCOPICOS DE RIESGO PARA HEMORRAGIA POR VARICES

ESOGAFICAS

Signos endoscópicos de riesgo para la hemorragia por varices esofágicas: a) varices esofágicas de gran tamaño; b)

manchas rojas sobre la superficie de la variz; c) “red wale marks” (estrías longitudinales y sinuosas de color rojo sobre la

superficie de la variz) sobre unas varices de gran tamaño.

86

ANEXO 9 CLASIFICACION DE VARICES GASTRICAS SEGÚN SARIN

Descompensación ascítica en un paciente con cirrosis hepática de etiología enólica. Obsérvese la circulación

colateral en el flanco derecho del abdomen.

ANEXO 10 ASCITIS Y CIRCULACION COLATERAL

87

ANEXO 11: MANIFESTACIONES CLINICAS DE LA CIRROSIS HEPATICA

88

ANEXO 12 SIGNOS ENCONTRADOS EN LA CIRROSIS HEPATICA

89

ANEXO 13 TABLA DE RECOLECCION DE DATOS

H.C.

EDAD

GENE

ROAS

CITIS

ENCEF

ALOP

ATIA

BILIRR

UBINA

ALBU

MINA

TPRE

SULTA

DOPLA

QUETA

SESP

LENOM

EGAL

IADIA

METR

OVAR

ICES E

SOFA

GICAS

CLASIF

ICACIO

NVA

RICES

GASTR

ICAS

ENDO

SCOPIA

ESC

ALA D

E CHIL

D TUR

COTTE

PUGH

BAZO