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V REUNION CIENTIFICA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE II Y SU TIEMPO

Esta edición ha contado con el apoyo del Ministerio de Educación y Cultura, Dirección General de Enseñanza Superior e Investigación Científica, Acción Especial

APC1998-0l23· Dirección General de Cooperación y Comunicación Cultural Excmo. Ayuntamiento de San Fernando. Fundación de Cultura.

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V REUNIÓN CIENTÍFICA

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE

HISTORIA MODERNA

TOMO 1

FELIPE 11 Y SU TIEMPO

COORDINADOR

JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

UNIVERSIDAD DE CÁDlZ SERVICIO DE PUBLICACIONES

1999

ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

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© Edita: • Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz • Asociación Española de Historia Moderna

Diseño y Maquetación: CREASUR, S.L.

Printed in Spain. Impreso en España

ISBN Obra completa: 84-7786-642-2/ Vol. 1: 84-7786-643-0 Depósito Legal: CA-505/99

Imprime: INGRASA Artes Gráficas

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COMITÉ DE HONOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE HISTORIA MODERNA

PRESIDENTA:

EXCMA. SRA. Da ESPERANZA AGUIRRE GIL DE BIEDMA

Ministra de Educación y Cultura.

VOCALES:

DR. D. JOSEP JUAN VIDAL

Presidente de la Asociación Española de Historia Moderna.

EXCM. SR. D. GUILLERMO MARTÍNEZ MASSANET

Rector Magnífico de la Universidad de Cádiz.

EXCMO.o SR. D. ENRIQUE ÁNGEL RAMOS JURADO

Vicerrector de Extensión Universitaria de la U.C.A.

ILMO. SR. D. JUAN LÓPEZ ÁLVAREZ

Decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la U.c.A.

EXCMO. SR. D. FRANCISCO RAPALLO COMENDADOR

Almirante Jefe de la Zona Marítima del Estrecho

D. ANTONIO MORENO OLMEDO

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de San Fernando.

D. HERNÁN DIAZ CORTÉS

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

D. JOSÉ QUINTERO GONZÁLEZ

Delegado General de la Fundación de Cultura de San Fernando.

D. JUAN GÓMEZ FERNÁNDEZ

Tte. Alcalde Delegado del Área de Servicios Culturales del Excmo. Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.

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COMITÉ ORGANIZADOR DE LA V REUNIÓN CIENTÍFICA DE LA ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE mSTORIA MODERNA

COORDINADORES:

DR. JOSE LUIS PEREIRA IGLESIAS

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz.

DR. JOSE MANUEL DE BERNARDO ARES

Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba.

SECRETARIO ORGANIZACIÓN:

DR. JESÚS MANUEL GONZÁLEZ BELTRÁN.

VOCALES:

DR. MANUEL BUSTOS RODRIGUEZ

DRA.MARÍA JOSÉ DE LA PASCUA SÁNCHEZ

DR. ARTURO MORGADO GARCÍA

DRA. GUADALUPE CARRASCO GONZÁLEZ

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FRANCISCO ÁNGEL PAREJA PAREJA - CAROLINA PERDIGUERO AYALA.

INTRODUCCIÓN

Tradicionalmente los Libros de Apeo y Repartimiento han sido la fuente más utilizada en la investigación histórica para acercarnos al hábitat rural en el Reino de Granada durante la segunda mitad del s. XVI(l). Las noticias que aportan este tipo de fuentes han permitido esta­blecer la procedencia, al menos en sus inicios, de los colonizadores cristianos y la incidencia de la repoblación sobre los antiguos pobladores moriscos. Sin embargo, son estudios que no han permitido detectar hasta que punto han permanecido las estructuras de una cultura morisca en regresión cuantitativa, y en que sentido los colonizadores adaptan, en la medida de lo posible, esa estructura recibida a sus hábitos y necesidades.

A finales de los años ochenta, las investigaciones realizadas por Marie-Christine Delaigue sobre diversos lugares de la Sierra de los Filabres y las Alpujarras, en las que contrasta simultá­neamente los Libros de Apeo, libros de los Habices, el Catastro de Ensenada y los resultados de las excavaciones arqueológicas, con el urbanismo actualmente conservado, nos ofrecen una visión etnoarqueológica de los lugares estudiados. Y esa metodología que nos parece acertadísi­ma para aproximarnos al hábitat rural, es la que nos ha animado a realizar el estudio en la Axarquía malagueña. Nuestro punto de partida es, sin embargo, mucho más modesto, partiendo exclusivamente del Libro de Apeo y Repartimiento de la villa de Arenas(2), hemos constatado

l.-Sirvan como ejemplo los estudios de BRAVO CARO, IJ. Algarrobo: UII pueblo morisco de la Axarquíll, Málaga (Diputación Provincial), 1990; y MARTÍN RU1Z, .I.M., "Cómpeta (Málaga) en la segunda mitad elel s. XVI" en Acles

du [[ Sylllposium dl¡ CfEM sur Religioll, ldelltité el Sources y Doclllllellfilires sur les lvlorisques Andalous, Tunis, 1984, pp. 91-101.

2.-EI (L)ibro de (A)peo y Repartimiento original se encuentra en el Archivo ele la Real Chancillería de Granada, !lO obs­tante hemos utilizado una copia que existe en el Archivo Municipal ele Arenas.

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los datos obtenidos en lo que respecta a las viviendas con el urbanismo actual de la villa con el objeto de poner de manifiesto la permanencia de un modelo de vivienda que en sus orígenes y externamente fue morisco, adaptado a las nuevas pautas culturales introducidas por los repobla­dores cristianos en la villa.

En consecuencia, nuestro trabajo lo hemos dividido en dos partes. La primera de ellas, que titulamos "La población", en la que partimos de los antiguos pobladores m0l1scos para analizar la situación de la villa tras la llegada de los pobladores cristianos, así como su procedencia. En la segunda parte, que titulamos "Aproximación etnoarqueológica", hemos procurado establecer grá­ficamente los datos que ofrece y superponerlos al plano que actualmente tiene Arenas, al objeto de constatar como el urbanismo morisco heredado continúa vivo, al menos en sus aspectos más exter­nos, si bien las pautas culturales incorporadas por la población cristiana, modificaron progresiva­mente e internamente la construcción de las viviendas para adaptarlas a sus propias necesidades.

LA POBLACIÓN

En la villa de Arenas, al igual que en otras muchas villas rurales durante el reinado de Felipe II, se asiste a una transformación poblacional como consecuencia del interés de la Corona por rentabilizar económicamente, mediante el asentamiento de población cristiana en una zona que tradicionalmente había estado habitada por pobladores moriscos.

No es mucha la infonnación de la que disponemos de los moriscos de Arenas. Sabemos que el sistema familiar musulmán clásico, basado en la fuerza de los lazos agnáticos, sufrió una rece­sión permanente desde la sedentarización de los conquistadores en la Península Ibérica, al extin­guirse el ideal primigenio en la época califal. Ibn Jaldun recoge esta situación como algo inexis­tente en el período nazarí, quedando la evocación del linaje como un elemento de poder y presti­gio(3). Incluso nacieron solidaridades no consanguíneas más débiles basadas en el dominio polí­tico y económico tras la conquista cristiana, sustitutivas de la filiación agnática anterior(4).

Esta decadencia se vería sobre todo en las zonas más abiertas al cambio, mientras que las reminiscencias se acentuaban en las zonas rurales aisladas, donde podemos apreciar la inciden­cia de elementos aglutinantes basados en los lazos patriliniales, que resultan fácilmente consta­tables gracias al apellido, y que veremos seguidamente.

Este mundo montañoso alejado de las transformaciones, se dividió telTitorialmente en ta 'as, estructurándose sus pueblos en balTios(S). Los estudios posteriores han ratificado esta rea­lidad, que se ha constatado en numerosos lugares, hallando su origen, en opinión de especialis­tas en el tema, en los lazos tribales que provocaron su nacimiento(6).

3.-GUICHARD, Pierre, "Linajes y alianzas en la España musulmana", en Historia de lafamilia.l, BURGUIERE, André et alli (Coord.), Alianza Ed., Madrid, 1988, pp. 338-344 e IBN JALDUN, Introducción a la Historia Universal (Al­Muqaddimah), Fondo de Cultura Económica, México, 1977, pp. 321-323 Y 340.

4.-Dichas alianzas han sido observadas en el Obispado de Málaga durante el reinado de los Reyes Católicos. Cf. ACIÉN ALMANSA, Manuel, ROllda y su Serranía en tiempo de los RR.CC., T.I, Málaga, 1979, p. 91 Y GALÁN SÁNCHEZ, Ángel, "Los Moriscos de Málaga en la época de los RR.CC.", Jábega, n° 39 (1982), pp. 51-52.

S.-CARO BAROJA, Julio, Los Moliscos del Reino de Granada. Ensayo de Historia Social, Ed. Istmo, Madrid, 1976, p. 108.

6.-Los estudios arqueológicos y etnoarqueológicos efectuados por Patrice Cressier y Marie- Christine Delaigue en las Alpujarras y la Sierra de los Filabres, así como los análisis documentales realizados por Bernard Vincent y Margarita M" Birriel Salcedo han puesto de manifiesto dicho origen tribal y los escasos restos que perduraban aún en el siglo XVI,

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En el caso de la Sierras de Bentomiz, nos encontramos con Uila configuración del relieve y del poblamiento similar a la de los territorios alpujarreños, hasta el punto de que en los libros de Apeo de las fa 'as de Bentomiz y Frigiliana son denominadas "Alpuxarras de Vélez", lo que denota la similitud entre una y otra zona.

Centrándonos ya en el estudio de la población de Arenas poco antes de la expulsión moris­ca, se constatan un total de ochenta familias, de las cuales setenta y ocho eran moriscas y tan sólo dos cristianas viejas.

Dentro del grupo morisco se observa la relevancia numérica de algunos apellidos(7) fren­te a otros dispersos y de escasa entidad numérica(8). Desconocemos la razón del contraste, aun­que es probable que esté relacionado con el origen autóctono o foráneo de la familia en cuestión.

Una cuestión de interés es la de la ausencia de censos, padrones y otra documentación de interés que nos impide reconstruir la composición de los hogares. Sin embargo, a través del Libro de Apeo se puede observar que la familia simple nuclear coexiste con otras modalidades. Así, mientras que en el reparto de las viviendas sólo se registra a los cabezas de familia moris­cos, bajo cuya titularidad quedaba la casa, no ocurre lo mismo cuando se procede a distribuir las suertes, ya que surgen otros nombres de propietarios que vivían con sus hermanos u otros fami­liares, reforzándose la relación al estar sus tierras, en muchos casos, juntas(9). Una situación similar se daba con las viudas, aunque con excepciones; así, por ejemplo, fueron los casos de Isabel <;ale, que poseía una casa bajo su nombre, aunque contigua a la familiar, y el de la viuda de Martín Lezbile, quien heredó la titularidad de la casa familiar(10). En cambio, las viudas res­tantes sólo se registran como propietarias de tierras, lo que posiblemente indique vivían en un hogar familiar bajo la autoridad del pariente varón más cercano. En definitiva, y aunque sería preciso ampliar el ámbito geográfico, estos ejemplos permiten constatar un agrupaluiento fami­liar que desbordaría, en algunas ocasiones, la célula familiar simple, aunque era la predominan­te en la sociedad morisca.

Finalmente, y como se puede apreciar en el plano, se evidencia en Arenas el predominio de los asentamientos cercanos y contiguos de los familiares, por lo que resulta evidente la atrac-

Cf. BIRRIEL SALCEDO, Margarita M', La tierra de Almwlécar en tiempos de Felipe JI, Universidad de Granada y Ayto. de Almuñécar, Granada, 1989, pp. 146-147 o VINCENT, Bernard, "La famille morisque", Historia. InstitucionesDoculIlentos, n° 5 (1978), pp. 470-472.

7.-Aparecen 8 familias apellidadas <;:ale, 7 Abenmu~a y 6 Ala~ar y Adurrahen, éstos últimos dan, incluso, nombre a un pago (los Adurrahenes), LAR.

8.-En la Serranía de Ronda se ha verificado la multiplicación de los lazos de parentesco por toda la comarca en época de los Reyes Católicos. Cf. ACIÉN ALMANSA, Manuel, op. cit., p. 91. Hay indicios que apoyan esta tesis: un claro ejem­plo lo vemos en el caso del apellido De Espino, del que sólo vemos un cabeza de familia en Arenas, mientras que en el reparto de timas de la zona limítrofe con la villa de Sedella nos encontramos con habitantes de esta última villa apelli­dados de la misma manera (fol. 24r y 45r). En definitiva sería una prueba clara de la exogamia que cristaliza en la apa­rición de nombres con dos apellidos, lo que denota la influencia cristiana, por ejemplo Francisco De Espino AduITahen (fol. 27r). Ya en época mudéjar se aprecia dicha circunstancia, cf. GALÁN SÁNCHEZ, Ángel, Los Mudéjares del Reino de Granada, Granada (Universidad y Diputación Provincial), 1991, pp.71-75.

9.-Como botón de muestra vemos en el Repartimiento de bienes a Pedro Muñoz de Roa (fol. 23-30) la presencia de un tal Diego, hermano de Francisco Adurrahen, o de Benito, hermano de Francisco Xacron. Ambos reciben tierras a su nom­bre pero no perciben casa.

lO.-Como en la mayoría de los casos no se especifica su nombre. Cf. fol. 187r.

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ción de la mujer al grupo familiar del esposo. La explicación de este hecho estaría, en la ya cita­da preponderancia de la herencia patrilineal y unilateral del mundo morisco(1l), en contraposi­ción a la bilateral típica del mundo cristiano coetáneo.

Sin embargo, los moriscos de Arenas, al igual que ocurrió en otros lugares de la Sierra de Bentomiz, se unieron a la revuelta de las Alpujarras en 1569, lo que justifica que en vísperas de la llegada de los repobladores cristianos la presencia morisca en la villa se limitara a individua­lidades colaboracionistas, es el caso de los reconocedores y apeadores(l2) Alonso Gómez Aragonés, vecino de Vélez-Málaga, auxiliado por Marcos Clavero, vecino de Sedella, quienes de alguna manera conocían la dezmería(l3). En cuanto a las dos familias de cristianos viejos que vivían en la villa en época mOlisca, desconocemos su destino, pues sus tierras no fueron repar­tidas y no se alude a ellos en el Libro de Apeo y no se aclara si continúan o no residiendo en Arenas.

Constatada esta presencia excepcional, el resto de la nueva población era cristiana vieja y en su mayoría procedente del Valle del Guadalquivir, constituídas por familias simples nuclea­res, de manera que el modelo de la familia simple nuclear predominará desde los inicios como célula básica de reproducción social. Ello justifica que los cabezas de familia sean varones y casados, si exceptuamos a dos viudas, que disfrutan del derecho a la propiedad en tanto herede­ras de maridos repobladores muertos antes del reparto efectivo(l4).

Conviene llamar la atención sobre el origen de los repobladores que acuden a repoblar Arenas. Predominan las gentes de las localidades jiennenses de la Higuera de Mrutos y Santiago de Calatrava, situadas en la comarca de Mrutos, que constituían el 60% del total de los pobladores (el 30% de la Higuera de Mru·tos y el 30% de Santiago de calatrava). Esta llegada conjunta de pobladores proce­dentes de un lugar común cabe interpretruh como un medio de sortear, en caso de sorpresas, las difi­cultades con el apoyo de un vecino conocido desde hace años, y, curiosamente este sistema no se dio sólo en Arenas, pues también se ha constatado pru'a otros lugru'es de la Axarquía( 15).

Pero los lazos de solidaridad entre los colonizadores no se limitan sólo a que vecinos de la Higuera y Santiago, en un momento determinado de su existencia se aventuren en la empresa de abandonar su casa para acudir como repobladores a la villa de Arenas en busca de mayor fortu­na, también esos lazos de solidaridad se ponen de manifiesto cuando las familias colonizadoras se agrupan, siguiendo el mismo sistema de las familias moriscas.

Il.-Cf. ACIÉN ALMANSA, Manuel, op. cit., pp. 94-95.

12.-Esta permanencia buscaba el auxilio en el Apeo al ser los mejores conocedores del territorio. Cf. PEREIRO BARBE­RO, Presentación, "Incidencia de la expulsión de los moriscos de la Axarquía. Aspectos demográficos y urbanísticos", Baetica, I1 (1988) pA09.

13.-Alonso Gómez figura en los repartimientos como "estallle" en la localidad (de hecho poseía una casa antes del reparto de los bienes), a la vez que se dice que poseía tierras "desde el prinpIJio de la pobltll;ion". LAR. fol. 2251'.

14.-BIRRIEL SALCEDO, Margarita Ma, "La mujer en la repoblación del Reino de Granada (1570-1595)", La /l/uier en

Andalucía. Pri/l/er Encuentro Jnterdisciplinar de estudios de la /l/ujer, T.I, Granada, 1990, pp.23 1-235.

15.-Esta particularidad ha sido constatada en otras lugares del reino como el Valle del Lecrín. Cf. VINCENT, Bernard, "Economía y sociedad en el Reino de Granada", en Historia de Alldalucía;Domínguez Ortiz, A. (dir.), vol. IV, Planeta, Barcelona, 1980, p.212 .. Del mismo modo, en los pueblos vecinos de Algarrobo y Canillas de Aceituno, la mayoría de los repobladores venían de Pedrera (Sevilla) y Lucena (Córdoba) respectivamente. Cf. BRAVO CARO, Juan Jesús, Algarrobo: un pueblo /l/arisco de la Axarquía, Málaga (Diputación Provincial), 1990 y MARTIN RUIZ, J.M., "Canillas de Aceituno. Procedencia de los repobladores", Jábega, 16 (1976), pp.71-75.

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En efecto, si nos atenemos a los apellidos, el Libro de Apeo nos permite observar que en la mayor parte de los casos, la cercanía de las viviendas que se reparten entre los nuevos pobla­dores coinciden con familias que llevan el mismo apellido (1 6). En este sentido, resulta ilustrati­vo el caso de Luisa López, vecina que era de Santiago, y que accede a una casa en la villa con­tigua a la de Jorge Pareja, también vecino de Santiago, si bien en este caso, la vecindad de la vivienda prosperó en matrimonio(l7).

APROXIMACIÓN ETNOARQUEOLÓGICA

La llegada e instalación de los repobladores supuso una progresiva aclimatación a un hábi­tat regido por unos parámetros totalmente distintos. En el caso del urbanismo y las viviendas, y siguiendo la citada metodología propuesta por Marie-Christine Delaigue, hemos contrastado los datos que aporta el Libro de Apeo y Repartimiento de Arenas en lo tocante a la vivienda con casas que, actualmente seconservan en la villa y que, en gran medida, siguen manteniendo las características de la época de nuestro estudio. Para esta tarea hemos elegido dos viviendas; la primera de ellas está situada en el primitivo núcleo morisco y conserva la estructura y los méto­dos constructivos de la época, pese a que en la actualidad es fruto de la unión de dos viviendas. La otra se encuentra en una zona de expansión c11stiana próxima a la antigua elmita de San Sebastián, que, para el año 1631 ya había sido levantada, a tenor del informe hecho por el alcal­de de la villa(l8). Pese a que la vivienda próxima a la ermita fue construida años después y cuan­do en la villa ya no había poblamiento morisco, no por ello en su estructura se aprecian con­trastes con cualquiera de las casas ubicadas en el primitivo núcleo. Todo lo contrario se aprecia un seguimiento del modelo urbanístico preexistente en la villa, que no es otro que el tradicional rural musulmán, como señalaremos seguidamente.

En primer lugar, la estructura urbanística de la villa se vio desde sus inicios condicionada a la orografía accidentada y desnivelada del lugar, por lo que Arenas, constituida por un caserío api­ñado de casas superpuestas, calles laberínticas e ilTegulares y escaleras para salvar las pendientes que se han mantenido hasta la actualidad, se hubo de articular en torno a un alToyo y dos lomas.

En segundo lugar, los pobladores de Arenas, si nos atenemos a las prácticas constl11ctivas tuvieron que adaptarse a los materiales que les ofrecía el medio, materiales que en general eran pobres debido a la sequedad de la zona (troncos de olivos y almendros para los fOljados, ladri­llos de balTo y cascotes unidos con una argamasa pobre para los paramentos, tejas de balTo, pavi­mento formado por el propio suelo prensado o por losetas de balTo llamadas mazaríes en la zona); éstos limitan, por tanto, la anchura y la altura de las construcciones, tanto por poca lon­gitud de los troncos como por la fragilidad del resto de los materiales.

16.-Entre otros destacan los Hurtado de La Higuera de Calatrava en la Calle Real (hoy denominada Estación) o los Pareja y los López de Santiago de Calatrava dispuestos a lo largo de la Calle Enmedio, mientras que el resto aparecen disper­sos.

17.-DELAIGUE, Marie-Christine, "L'habitat rural d'Andalousie Orientale: Quelle tradition?", Mélanges de la Casa de Velázquez, T. XXVII (1), 1991, pp. 101-125 Y MARTÍN RUIZ, Francisco, Economía y Sociedad en el siglo XVI. Moriscos y cristianos en el partido de MO/-bella, Málaga, 1984, p.133. Dicho autor ve en el matrimonio de las viudas el medio más adecuado para encontrar a alguien que le labrara las tierras.

18.-Archivo de la Catedral de Málaga, lego 556-10, Alonso Hernández de Segovia, alcalde de la villa de Arenas comunica al obispado que "la erlllita de San Sebastián, que está junto a las casas, está hecha y acabada".

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Centrándonos en la adaptación de las viviendas preexistentes de estructura intema morisca a las necesidades de los nuevos pobladores cristianos, hay que tener en cuenta que la distribución del espacio gira en tomo a un patio central donde estaba situado el hogar, y por tanto se desanollaba la actividad familiar; con frecuencia estos patios centrales contaban con árboles casi siempre frutales que proporcionaban a la vez sombra y fruto, al tiempo que daban un ambiente más agradable(19).

El acceso de la calle se hacía a través de una sala que daba paso a las distintas alcobas y al patio central, en tomo al cual se articulaban el resto de las habitaciones: el establo, la despensa y otra cámara ubicada en un piso superior a la que se accedía por unas escaleras que partían desde el patio aunque, en ocasiones, estas cámaras estaban emplazadas sobre otra vivienda, lo que motivó que las escaleras de acceso estuvieran en la calle; (20) dicha habitación se reserva­ba para secar los frutos y preservarlos de los animales. Las casas situadas en los límites de la villa contaban con un conal o cercado "a las espaldas" al que se accede desde el exterior(2l).

Como vemos, era usual la interrelación del espacio dedicado a la familia con el dedicado a las funciones agropecuarias. Pues el establo, por ejemplo, no quedaba independizado del resto de la vivienda y para llegar a él era habitual atravesar la cámara de entrada lo que provoca la confusión de los espacios dedicados a la familia y a los animales, ya que para llegar al establo es necesario pasar por la sala de entrada. Este modelo de estructura urbana no se verá alterado sustancialmente por los repobladores cristianos. Es más, las nuevas casas, no muy alejadas del primitivo núcleo de la villa, y que se levantan en la zona de expansión cristiana reproducirán la estructura de las viviendas moriscas.

Sí se constatan modificaciones en las viviendas en el sentido de que los colonizadores dis­pusieron de más espacio que sus antiguos propietarios, pues al repartirse los ochenta hogares moriscos entre sólo cuarenta nuevos vecinos, la disposición del espacio se duplicaba por fami­lia, lo que en más de un caso tuvo que significar la unión de dos viviendas moriscas, todo depen­día de la casa que le había tocado en suerte al repoblador.

Otra novedad estructural que importan los repobladores cristianos a la villa atañe a la funcio­nalidad de la vivienda: si en la casa m0l1sca, como ya se ha señalado, el hogar se hallaba en el patio central, el colono cristiano lo traslada a la sala de entrada, que se convierte en el nuevo centro de la vida doméstica(22). Sin embargo, el resto de las habitaciones continuaron teniendo las mismas fun­ciones que en época morisca, lo cual se explica por la exclusiva dedicación agraria de la villa.

En definitiva, en Arenas se observan características similares a las constatadas por Marie­Christine Delaigue en otras zonas rurales de Granada y Almería(23), es decir, una combinación

19.-Se hacen continuas referencias de árboles (higueras, almendros, morales, ... ) que aparecen en los patios de las viviendas. 20.-V éanse los repartimientos de Pedro de la Torre, de Francisco González de Alva y de Bartolomé Diaz, quienes se repar­

ten una casa morisca. LAR., fols. 48r, 92r y 114r. 21.-Valagan como ejemplos los repartimientos de Bartolomé de Texeda y Antón Ramos. LAR., fols. l67r y 175r. 22.-Actualmente esta sala conserva el hogar, aunque ya no se utiliza para cocinar sino como sala de estar. Sin embargo, per­

vive el nombre de cocina para denominarla. DELAIGUE, M.C. "Deux exemples d'habitat filral en Andalousie Orientale: Approche ethno-arqueologique", en La casa hispalio-musulmana, Aportaciones de la Arqueología, Patronato de la Alhambra y el Generalife, Granada, 1990, pp.21-45. CRESSIER, P, en conferencia.

23 .-DELAIGUE, M.e. "Deux exemples d'habitat filral en Andalousie Orientale: Approche ethno-arqueologique", en La casa hispano-musulmana, Aportaciones de la Arqueología, Patronato de la Alhambra y el Generalife, Granada, 1990, pp.21-45. CRESSIER, P, en conferencia.

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entre permanencia y adaptación a las formas arquitectónicas y al hábitat, motivadas por la esca­sa técnica de las sociedades rurales, y algunos cambios en el uso del espacio por la nueva men­talidad cristianovieja. La plasmación más evidente de esta mezcla la vemos en la nula diferen­ciación entre calles y viviendas de las dos zonas, es decir, de la morisca y de la cristianovieja posterior, que mantuvo dicha caracterización hasta nuestro siglo, en el que los rasgos de la casa han sufrido un fuerte cambio motivado por la invasión general de los modelos urbanos y los avances técnicos.

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APÉNDICE DOCUMENTAL

-lA}-

I~ CAf1ARA-COClNA CAt~ARA-COC1NA

-L-J l CA MARA

7 \j ALCOBA

ESTAIllD PAlIO ESTABLO

v----DESPENSA DESPENSA

Casa A.

ALCOllA

Casa 12.

526

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Plano de Arenas

El siguiente cuadro refleja la relación de antiguos pobladores y sus casas. Algunos están repetidos porque sus casas se dividen en el reparto. Junto a cada figura el nuevo propietario, su origen y las suertes que les cOlTesponden.

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ANTIGUOS POBLADORES REPOBLADORES ORIGEN SUERTES Diego Madara (67) y Benito Madara (66) Pedro Muñoz de Roa Antequera (Málaga) 3

(hennanos), Diego Lezbile (65) y Luys Fala (64) Diego Ala<;ar el Mo<;o (42) y Juan Palomar (41) Juan López de Xorcal Santiago de Calatrava* (Jaén) 2

Juan Gac;alo (31) y Benito Descobar (30) Alonso Ruyz Gordo La Higuera de Calatrava* (Jaén) 2 Juan de Madara (33) y cacarias Jec;ire (34) Pedro de la Torre La Higuera de Calatrava* (Jaén) 1

Alonso Je<;ire (48) y Hernando ¡lala (49) Pablo Téllez Osuna (Sevilla) I Diego Caxel (53), Bastian Abenmu<;a (51), Juan Sánchez Hurtado La Higuera de Calatrava (Jaén) I

Garcia Abenmuc;a (52) y Alonso Abenmuc;a (50) Domingo Ala<;ar (4), Diego Alac;ar (2) Francisco Gon<;ález Cabra (Córdoba) I

y Alonso Ala,ar (3) Lope Abenmuc;a (14) Y Zacarias Ramon (13) Rodrigo Hurtado La Higuera de Calatrava (Jaén) I

Fernando Facar (72) Pedro Martín Tamariz La Higuera de Calatrava (Jaén) I Lope Fala (75), Sebastian Fala (73) Alonso de la Rubia Santiago de Calatrava (Jaén) 1

y Benito Fala (74) Diego Fala (68) y Juan Abenmuc;a (69) Julián Blasco Cuenca I Diego Palomar (40) y Juan Garval (39) Juan Pareja Santiago de Calatrava (Jaén) 1

Alonso Caxel (36) y Bastian Abenmu<;a (37) Alonso Martín Badaioz I Bartolome Descobar (28) y Cacarias Je,ire (34) Francisco Gon,ález de Alva La Higuera de Calatrava (Jaén) I

Juan Descobar (29) y Juan Gac;alo (31) Pedro López de Villarrobledo Villarrobledo (Albacete) I Sebastian Despino (32) Domingo Hemández Calderón Castro del Río (Córdoba) I

Garcia Adurrahen (19) y Domingo Adurrahen (18) Lázaro Rodríguez Alcalá del Río (Sevilla) I Benito Adurrahen (21) Francisco de Consuegra Valdesimonte, tierra de I

Sepúlveda (Segovia) Martin Palomar (71) Bartolomé Díaz La Higuera de Calatrava (Jaén) I

Francisco Adurrahen (17), Diego Ala,ar (2) Sevastián López Chillón (Ciudad Real) 1 y Alonso Ala,ar (3)

Gon,alo Berrio (23) y Garcia Descobar (24) Alonso Pareja Santiago de Calatrava (Jaén) I Diego Cali (11) Miguel Parexa Santiaao de Calatrava (Jaén) l

Juan de Tapia (27), Bastian Caxel (25) Cristóbal Ruyz de Pedro Alonso La Higuera de Calatrava (Jaén) 1 y Cacarias Caxel (26)

Benito Cale (44) y Cacarias Cale (43) Juan Estevan La Higuera de Calatrava (Jaén) I Lope de Hami (8) y Diego Berrio (7) Beatriz López, "biuda muger que fue" Santiago de Calatrava (Jaén) l

de Cristóbal López Pareja Martin Allide (80), Garcia Alcaide (81) Gon,alo Sánchez Pareja Santiago de Calatrava (Jaén) 1

y Dominao Alcayde (82) Francisco Ala,ar (78) y Garcia de Hami (77) Cristóbal Martín del Huerto Santiaao de Calatrava (Jaén) l

Goncalo Cale (47) e Isabel cale (su viuda) (45) Bartolomé López de Toledo Santiaao de Calatrava (Jaén) l Benito Adurrahen (21) Jorge Parexa Santiago de Calatrava (Jaén) 1

cacarias Cale (20) Luisa López "muger que fue" Santiago de Calatrava (Jaén) I de Cristóbal Muñoz

Isabel Cale (viuda) (45) y Francisco Xacron (46) Juan Hemández Osuna (Sevilla) 1 Domingo de Tapia (6) y Martin de Tapia (5) Bartolomé de Texeda La Higuera de Calatrava (Jaén) 1

Lorenc;o Sanchez (59) Pedro de Checa La Hiauera de Calatrava (Jaén) l Benito Sanchez (60) Antón Ramos Arionilla (Jaén) I

Francisco Palomar (70) Bartolomé Ruyz Santiago de Calatrava (Jaén) 1 Lope Adurrahen (63) y Bemabe Adurrahen (62) Domingo Ruyz Espinosa de los Monteros (Burvos) I

Benito Facar (55), Martin Lezbile y su viuda (56) Bartolomé de Torres Vélez-Málaga (Málaga) l "por offi<;ial de alpargatero"

Martin Al-Facar (57) y Martin Sanchez (58) Francisco Sánchez Hurtado La Higuera de Calatrava (Jaén) I Diego Caxel el Mo,o (54) Pedro Gómez (beneficiado) No se especifica 1

Francisco Cale (61) Juan de Lucena (sacristán) No se especifica 1 Gabriel Abenmu,a (38) Alonso Gómez Aragonés (reconocedor)

Gaspar Je,ire (76) y Alonso Je,ire (35), Sin repartir Garcia Allide (79), Hemando Descobar (22),

Juan Ala,ar (9), Hemando<;:ale (10) y Martin Cale (12) Diego Diaz (15) y Bartolomé Diaz (16) (cristianos viejos Sin repartir

Alonso Gomez (1) (Reconocedor) Sin repartir

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