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1 Elaborado por: Weimar Alexis Gómez Fe y Alegría popular 1 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera». Mt 11, 28-30 E L P A T R Ó N Del bien

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y … · mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera»

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Elaboradopor:WeimarAlexisGómezFeyAlegríapopular1

«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo

os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de

mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso

para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga

ligera». Mt11,28-30

E L

P A T R Ó N

Del bien

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Objetivo: Brindar herramientas a los estudiantes para enfrentar situaciones de acoso escolar, basados en la propuesta incluyente de Jesús. Duración: (110 minutos- 2 horas de clase) Materiales: fotocopias, 3/2 de cartulina, marcadores, papelitos de colores, tijeras, colbón, música de fondo. Metodología: 1. Ver: ( 5minutos)

El grupo se dividirá en seis equipos, a cada equipo se le entregará un caso en el que se evidencia un tipo de maltrato o acoso escolar (en total son tres casos, así que dos grupos tendrán el mismo caso, lo importante es la manera como cada grupo lo resuelve). (Ver Anexo)

2. Juzgar: (20 Minutos) En el tablero estarán pegadas unas citas bíblicas y una cita de un premio Nobel de paz (ver anexo).Después de leer el caso de maltrato escolar, se les pedirá a los estudiantes que por un momento piensen como pensaba Jesús, valiéndose de las citas del tablero, para ello deben buscar la relación que hay entre el caso que ellos recibieron y las citas bíblicas allí expuestas y describir esa relación que ellos encuentren.

3. Actuar: (10 minutos) Posterior a la descripción del paso anterior, cada grupo deberá ponerse de acuerdo en la manera como solucionaría el conflicto allí descrito favoreciendo la sana convivencia.

4. Compartir: (30 minutos, 5 minutos para cada subgrupo)

Cada grupo socializará el caso que le asignaron, compartiendo la solución de los puntos 2 y 3. Los últimos grupos que deben socializar serán los que tengan el caso de “Kyle, el chico de las gafas”, pues los estudiantes solo tendrán una parte de esta lectura y al finalizar su exposición, el docente que dirige la actividad, terminará de leer la historia para dar a conocer su desenlace y reflexionar sobre los alcances que puede tener el acoso escolar cuando no hacemos nada para combatirlo.

5. Reparar: ( 15 minutos) Se invita a los estudiantes a pensar en situaciones de acoso que hayan permitido o apoyado en contra de un compañero sin pensar en el daño que posiblemente le pueden estar haciendo, se coloca música de fondo y se les regala papelitos de

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colores para que en ellos escriban una nota de perdón y el compromiso firme de terminar con esta situación.

6. Comprometerse: ( 20 minutos) Los estudiantes se asocian por los casos asignados en el primer punto conformando tres grandes grupos. Se les debe proporcionar el material para que escriban en una cartelera su manifiesto contra el acoso y el maltrato escolar en el grupo. De esta manera quedarán tres carteleras que se deben pegar en un lugar visible del salón para que constantemente se recurra a ellas y se reflexione sobre el buen trato que se debe tener entre compañeros.

7. Orar ( 10 minutos) Cuando las carteleras hayan sido pegadas en una parte visible del salón, se entregarán seis hojas (una para cada uno de los grupos iniciales) con la oración “bienaventuranzas de la solidaridad” y comenzando con el docente, se irá leyendo por turnos en voz alta y pausadamente lo que se dice cada estrofa de la oración.

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Anexos

Casos de maltrato escolar (dos copias de cada uno) Citas bíblicas y cita literaria (una copia de cada una para el tablero) Oración: Bienaventuranzas de la solidaridad (seis copias por grupo)

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La historia de Cocotango

La regla era empezar por un apodo (…) yo tenía el poder de poner los apodos humillantes. Recuerdo muy bien a CocoTango, era el lelo del salón, era nuestra diversión.

En fin… la historia de por qué le decíamos “CocoTango” es así: Nos reuníamos enfrente de los lockers del salón de 9º B, y yo les decía “ahí viene CocoTango, listos?”.

Su nombre era Nicolás, mientras Nicolás se acercaba con mirada de miedo y sonrisa nerviosa, nos saludaba como quien quería pertenecer al grupo, pero temiendo lo que le iba a pasar.

Kiubo CocoTango!!!!, empezábamos a empujarlo de un lado a otro, como si fuera una pelota, como cuando uno jugaba Tingo Tango. Tango—Tango—Tango, y el pobre Nicolás indefenso recibía empujones y carcajadas de cada uno de los del círculo que lo rotaban… Finalmente a alguien le tocaba dar el “toque final”, que era darle un calvazo por el Coco (cabeza)… Tango—Tango—Tango “COCO!!!!” y seguía una carcajada… “Eres un pendejo COCOTANGOOOOOOO! Te acabas de ganar tu entrada al salón!”. Nicolás, tenía que pasar por este ritual de tortura todos los días antes de entrar al salón, se secaba las lágrimas mientras se sentaba adolorido en su pupitre.

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El Nerd

En el pequeño grupo de “nerds” había un niño muy particular. Tenía las características típicas de la película “Los nerds”. Mis amigos y yo molestábamos a todos, todo el día. Pero este personaje tenía algo que llamaba principalmente mi atención.

No podría decir exactamente qué era. Me parecía lento, indefenso, sin alientos de defenderse. Me pasé todo ese año llamándolo “gafufo”, “dientón”…Y una cantidad de sobrenombres que ya ni recuerdo.

Al siguiente año, en 10º, mis dos mejores amigas y yo estábamos un día en mi casa buscando algo qué hacer. No sé de dónde surgió la idea de llamar a Camilo (de ahora en adelante lo llamaré así, aunque no es su verdadero nombre) a molestarlo. Se nos ocurrió una “fantástica” idea:

¿Por qué no llamarlo y decirle que yo quería ser su novia?

Eso hicimos. Una de mis amigas adoptó el papel de intermediaria. Lo llamamos y ella le dijo que en realidad lo que pasaba era que él me gustaba y que quería ser su novia.

Al siguiente día en el colegio mi amiga fue y le preguntó que si él quería ser mi novio. Increíblemente, después de tanto tiempo de maltrato y burlas, Camilo dijo que SI.

Durante unas horas estuvimos muy entretenidas escribiéndole cartas, diciéndole lo mucho que me gustaban los dulces y los chocolates. Finalmente me cansé del jueguito y lo que hice fue tal vez el momento que recuerdo con mayor dolor.

Fui donde Camilo y delante de otros niños le dije algo así: “Usted y yo no somos novios, ¿Creyó que yo me cuadraría con alguien como usted? Jajajaja!!!

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Kyle, el chico de las gafas Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros y pensé: ¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser un "Nerd". Yo ya tenía planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino. Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él. Cuando lo alcanzaron le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus gafas volaron y cayeron al suelo como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos.

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Kyle, el chico de las gafas (historia completa, solo para el docente)

Un día, cuando era estudiante de secundaria, vi a un compañero de mi clase caminando de regreso a su casa. Se llamaba Kyle. Iba cargando todos sus libros y pensé: ¿Por qué se estará llevando a su casa todos los libros el viernes? Debe ser un "Nerd". Yo ya tenía planes para todo el fin de semana: fiestas y un partido de fútbol con mis amigos el sábado por la tarde, así que me encogí de hombros y seguí mi camino.

Mientras caminaba, vi a un montón de chicos corriendo hacia él.

Cuando lo alcanzaron le tiraron todos sus libros y le hicieron una zancadilla que lo tiró al suelo. Vi que sus gafas volaron y cayeron al suelo como a tres metros de él. Miró hacia arriba y pude ver una tremenda tristeza en sus ojos. Mi corazón se estremeció, así que corrí hacia él mientras gateaba buscando sus gafas. Vi lágrimas en sus ojos. Le acerqué a sus manos sus gafas y le dije: "esos chicos son unos tarados, no deberían hacer esto". Me miró y me dijo:"¡Gracias!".

Había una gran sonrisa en su cara; una de esas sonrisas que mostraban verdadera gratitud. Lo ayudé con sus libros. Vivía cerca de mi casa. Le pregunté por qué no lo había visto antes y me contó que acababa de cambiarse de una escuela privada. Yo nunca había conocido a alguien que fuera a una escuela privada.

Caminamos hasta casa. Lo ayudé con sus libros; parecía un buen chico. Le pregunté si quería jugar al fútbol el sábado conmigo y mis amigos, y aceptó. Estuvimos juntos todo el fin de semana. Mientras más conocía a Kyle, mejor nos caía, tanto a mí como a mis amigos.

Llegó el lunes por la mañana y ahí estaba Kyle con aquella enorme pila de libros de nuevo. Me paré y le dije: "Hola, vas a sacar buenos músculos si cargas todos esos libros todos los días". Se rió y me dio la mitad para que le ayudara.

Durante los siguientes cuatro años nos convertimos en los mejores amigos. Cuando ya estábamos por terminar la secundaria, Kyle decidió ir a la Universidad de Georgetown y yo a la de Duke. Sabía que siempre seríamos amigos, que la distancia no sería un problema. El estudiaría medicina y yo administración, con una beca de fútbol.

Llegó el gran día de la Graduación. El preparó el discurso. Yo estaba feliz de no ser el que tenía que hablar. Kyle se veía realmente bien. Era una de esas personas que se había encontrado así mismo durante la secundaria, había mejorado en todos los aspectos, se veía bien con sus gafas. Tenía más citas con chicas que yo y todas lo adoraban. ¡Caramba! algunas veces hasta me sentía celoso... Hoy era uno de esos días.

Pude ver que él estaba nervioso por el discurso, así que le di una palmadita en la espalda y le dije: "Vas a estar genial, amigo". Me miró con una de esas miradas (realmente de agradecimiento) y me sonrió:

"Gracias", me dijo. Limpió su garganta y comenzó su discurso: "La Graduación es un buen momento para dar gracias a todos aquéllos que nos han ayudado a través de estos años difíciles: tus padres, tus maestros, tus hermanos, quizá algún entrenador... pero principalmente a tus AMIGOS. Yo estoy aquí para decirles que ser amigo de alguien es el mejor regalo que podemos dar y recibir y, a este propósito, les voy a contar una historia".

Yo miraba a mi amigo incrédulo cuando comenzó a contar la historia del primer día que nos conocimos. Aquel fin de semana él tenía planeado suicidarse. Habló de cómo limpió su armario y por qué llevaba todos sus libros con él: para que su madre no tuviera que ir después a recogerlos a la escuela. Me miraba fijamente y me sonreía.

"Afortunadamente fui salvado. Mi amigo me salvó de hacer algo irremediable". Yo escuchaba con asombro como este apuesto y popular chico contaba a todos ese momento de debilidad. Sus padres también me miraban y me sonreían con esa misma sonrisa de gratitud.

En ese momento me di cuenta de lo profundo de sus palabras: "Nunca subestimes el poder de tus acciones: con un pequeño gesto, puedes cambiar la vida de otra persona, para bien o para mal. Dios nos pone a cada uno frente a la vida de otros para impactarlos de alguna manera".

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Lucas 10,29-37 Reina-Valera Antigua (RVA)

Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús:

—¿Y quién es mi prójimo? 30 Respondiendo Jesús, dijo:

—Un hombre que descendía de Jerusalén a Jericó cayó en manos de ladrones, los cuales lo despojaron, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y al verlo pasó de largo. 32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, al verlo pasó de largo. 33 Pero un samaritano que iba de camino, vino cerca de él y, al verlo, fue movido a misericordia. 34 Acercándose, vendó sus heridas echándoles aceite y vino, lo puso en su cabalgadura, lo llevó al mesón y cuidó de él. 35 Otro día, al partir, sacó dos denarios, los dio al mesonero y le dijo: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando regrese.” 36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? 37 Él dijo:

—El que usó de misericordia con él.

Entonces Jesús le dijo:

—Ve y haz tú lo mismo.

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“Al ver las mult i tudes tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no t ienen pastor.” Mateo 9,36

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“porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos” Marcos 10,45

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“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.”

Mt 11,12

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“Prometí nunca quedarme en silencio donde y cuando haya seres humanos soportando sufrimiento y humillación.

Siempre debemos tomar partido.

La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima.

El silencio anima al que atormenta, nunca al atormentado”. ElieWiesel,discursodeaceptacióndel

premioNobeldePazen1986.

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ARQUIDIÓCESIS DE BOGOTÁ ZONA PASTORAL EPISCOPAL DEL ESPÍRITU SANTO

CURSO DE FORMACIÓN DE LÍDERES EN CULTURA HUMANO – CRISTIANA

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! PARA GUARDAR EN EL CORAZÓN

BIENAVENTURANZAS DE LA SOLIDARIDAD Felices los que siguen al Señor por la senda del Buen Samaritano. Los que se atreven a andar tras sus pasos a superar las dificultades del camino, a vencer los cansancios de la marcha. Los que al andar van trazando sendas nuevas para que otros sigan, entusiasmados, y continúen la obra del Señor.

Los que, atentos y presurosos, cambian su ruta para salir al encuentro del Señor vivo en el que sufre, tan presente en estos tiempos, tan cercano para algunos, para otros tan lejano.

Felices los que dan la vida por los demás. Los que trabajan duro por la justicia anhelada. Los que construyen el Reino desde lugares remotos. Los que, anónimos y sin primeras planas, entregan su vida para que otros vivan más y mejor.

Los que con su diario sacrificio abren huellas de humanidad nueva en un mundo mellado por el egoísmo neoliberal del "dios-mercado".

Felices TODOS los que trabajan por los pobres. Desde los pobres. Junto a los pobres. Con corazón de pobre, contemplando a diario la hermana muerte, temprana, injusta, dolorosa, en los rostros de los niños olvidados, sin salud, ni educación, ni juegos (infancias robadas por miles en mi continente sufrido desde antaño).

Felices los que viven solidarios dejando el asfalto limpio y prolijo para caminar los senderos pedregosos, polvorientos que abren al mundo de los que no cuentan en los números o estadísticas de los ministerios de turno.

Felices los que aman al hermano concreto. Los que no se van en palabras sino que muestran

su amor verdadero en obras de vida, de compañía y de entrega sincera.

Felices los que enseñan, los que intentan que todos

aprendan sin distinciones de color, piel o dinero.

Felices los que comparten sus bienes, don-regalo del Buen Dios

para vivir como hermanos y demostrarlo en la práctica.

Los que no guardan con egoísmo sino que brindan y comparten.

Felices los que caminan juntos, en búsqueda comunitaria del

Reino de Vida Nueva y Fraternidad Realizada.

Los que se ayudan en las buenas y en las malas, los que aprenden que mas pueden dos juntos que

uno solo.

Felices TODOS los que piensan primero en el hermano y que encuentran su

alegría y el gozo y el sentido de la vida en trabajar por los demás

y por el Reino y por el Señor vivo en medio nuestro olvidado, marginado, solo y

abandonado... en los rostros de jóvenes de indígenas, de ancianos de mujeres solas

de desempleados y de tantos otros (como nos dice Puebla y los obispos latinoamericanos)

FELICES , SEÑORES, - y alzo la voz para que escuchen todos -

LOS QUE VIVEN EL MANDAMIENTO PRIMERO QUE ES AMOR A DIOS EN EL HERMANO.

Y en estos días, por tanto egoísmo e indiferencia signados,

Felices los que encuentran que este amor hoy se revela en un camino:

ser solidario, SER SOLIDARIO. Marcelo A. Murúa