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REVISTA

MUSICAL

CHILENA

publicada por el INSTITUTO DE EXTENSION MUSICAL

UNIVERSIDAD DE CHILE

ABRIL-MAYO 1949

INSTITUTO DE EXTENSION MUSICAL

Junta Directiva

Director: Domingo Santa Cruz, Decano de la Facultad de Ciencias y ArtesMusicales de la Universidad de Chile.

MIEMBROS: Ren Amengual, Director del Conservatorio Nacional; Enrique Soro, Delegado del Consejo Universitario; Alfonso Bulnes, Delegado del Consejo Universitario; Jorge Urrutia Blondel y Juan Orrego Salas, Delegados de la Facultad de Ciencias y Artes Musicales; Enrique Lpez L., Administrador.Vctor Tevah, Director de la Orquesta Sinfnica de Chile.Ernesto Uthoff: Director de la Escuela de Danza.Ernesto Garrido y Angel Ceruti, Profesores de la Orquesta Sinfnica de Chile.Secretario: Alfonso Izzo P.

Composicin y vieta de la portada por Mariano Rawicz

REVISTA !BICAL CHILENA

DIRECTOR: VICENTE SALAS VIU

Aro 5.Santiago de Chile, Abril-Mayo de 1949N. 33 REDACCIN: AGUSTINAS 620. INSTITUTO DE EXTENSIN MUSICAL

SUMARIO

EDITORIAL

El canto en espaol 3

VICENTE SALAS Viu.Alfonso Leng. Espritu y estilo .8BoNIFACIO GIL.Juegos Infantiles de Extremadura y su folk

lore musical......18

ROBERTO GARCA MORILLO.--EI teatro musical en Argentina40

MUSICA Y VIDA

Msica y razn de Estado46

La Unesco y la msica 49

CRONICA

Noticias 53

Conciertos 56

Actividades americanas 58

Actividades europeas 61

EDICIONES 65

LIBROS APARECIDOS 68

REVISTA DE REVISTAS 69

EDITORIAL

EL CANTO EN ESPAOL

UN problema sobre el cual nunca hemos visto preocupacin seria es la curiosa desviacin del criterio que ha colocado incuestionable-mente al idioma castellano en una situacin de inferioridad entre las lenguas que se usan y que se admiten con mayor frecuencia en las actividades musicales y sobre todo en el canto. Esta situacin anmala, de la que no est excluda la propia Espaa, es particularmente notoria en los pases americanos de habla espaola. A diferencia de lo que ocurre en Inglaterra, en Francia o en Alemania, no es raro ver entre nosotros que las obras musicales, no siendo cantadas en el idioma original, se ejecutan traducidas a otras lenguas antes que vertirlas al castellano. Hay dos ideas curiosas que parecen desprenderse de esta omisin : o que nuestro idioma pueda ser inadecuado para el canto o, la idea mucho ms curiosa y difun-lk dida de que, a fuerza de oir cantar en idiomas extranjeros, el pblico se ha acostumbrado a no entender lo que se canta y a que an le moleste comprender claramente las palabras sobre las que est escrita la msica.

En Chile hemos tenido muy concretamente establecido el des-prestigio del castellano. Hace muchos aos, haba un sistema de contratos en nuestro Teatro Municipal, en los que se otorgaba la concesin de la sala a empresarios, y recordamos que entre las clusulas de estos contratos haba una que obligaba al estreno de una pera nacional, pero agregando que la tal pera deba estar escrita en italiano. Es decir, que se daba va por establecido que los compositores chilenos deban elimina; de su creacin el idioma en que todos nos entendemos. Es as como, ya que hablamos del terreno lrico, la mayora de las poqusimas obras del gnero operstico que se han estrenado en Chile estn escritas o traducidas al italiano.

Otro tanto ocurra con el gnero del lied, ya fuera ste acompaado de piano o con orquesta. Hasta no hace muchos aos, nuestros compositores escribieron invariablemente, con excepcin de

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Humberto Allende, sobre textos alemanes, italianos o franceses. La bella lengua de Cervantes quedaba reservada para la zarzuela y la tonadilla, para la msica popular o la religiosa destinada al pueblo; quiere decirse, la que no se cantaba en latn.

De dnde viene, qu sentido tine y qu consecuencias ha acarreado este menosprecio del idioma espaol? Si la lengua espaola no ha tenido en los doscientos cincuenta ltimos aos la importancia que se le daba cuando en tiempos de Carlos V o Felipe II era uno de los primeros idiomas de Europa, no es sino por razones polticas y principalmente econmicas. Espaa, sobre haber perdido su hegemona europea, enclaustr su mundo metropolitano y colonial y lo aisl del comercio y del contacto con otras naciones; de ah que, sin ser propiamente xenfobos, nuestros abuelos tuvieron poqusimo contacto con las lenguas extranjeras y, por contra-golpe, stas con los medios cultos que se fueron formando en Am-rica. Otro factor decisivo en este problema, en lo tocante a msica, es el hecho de haber dejado Espaa de tener, desde fines del siglo XVII y an antes, la importancia internacional de que goz en los das en que Toms Luis de Victoria impona su estilo en Roma y en que Fernando de las Infantas opona el veto del embajador de Espaa a la peregrina tentativa de Palestrina de reformar el Gradual Gregoriano.

La msica polifnica del Renacimiento tiene una riqusima produccin espaola y no poca es la msica profana que queda con textos castellanos. La pera, que alcanz a tener tentativas en las que an Lope de Vega y Caldern colaboraron, fu pronto ahogada por la invasin de los cantantes italianos que establecieron sus cuarteles generales en Madrid junto con llegar los Borbones y comenzar el afn de desprestigiar los usos espaoles, tachndolos de rudos y brbaros. Desde los das del todopoderoso Carlos Broschi, llamado il Farinelli, aquel cantante castrado que fu amigo y uno de los hombres ms influyentes para Felipe V, el canto en espaol va quedando poco a poco confinado al gnero teatral de la zarzuela. Los compositores espaoles, tales como David Prez, Terradellas y Martn y Soler, se vuelven compositores italianos, es-criben en el idioma de Italia y son, en todo y por todo, extranjeros, figuras que carecen de significado para el desenvolvimiento musical de Espaa.

Durante el siglo XVIII y comienzos del XIX, justamente la poca en que se echan los cimientos del movimiento cultural hispano-americano, en que la msica alcanza las cumbres mximas del

EDITORIAL5

perodo de Bach, de los sinfonistas vieneses y del romanticismo en su primera etapa, la lengua espaola permanece a un lado en la produccin y en el intercambio musical europeo. Italianizada la msica, afrancesada la literatura y sumida Espaa en el caos que sigui a la invasin napolenica, tiene que pasar casi ntegramente el siglo XIX para que nos encontremos con una produccin musical seria, que pueda ponerse al frente del maravilloso florecimiento del lied que creci en las manos de Schubert, Schumann y Hugo Wolff. As, en los pases americanos que importaron su msica principal-mente en el siglo pasado, la msica, por decirlo as la msica, es un fenmeno no espaol y de origen extranjero; la msica de canto es un arte que, en primer lugar, es italiano, y luego alemn o francs; rarsima vez ingls.

La consecuencia ms grave que esta posposicin del espaol trajo es el que se haya formado una verdadera desviacin del criterio musical, que se haya perdido la capacidad de gustar de la msica con texto, que se haya agudizado la preocupacin por el sonido de la voz, por su emisin a expensas de la inteligencia de los textos que, para la mayora de los auditores, no slo son indiferentes, sino que an estorbaran la msica si se comprendieran.

Hace muchos aos, una cantante chilena, guiada por un pro-psito muy justo, se present en el Teatro Municipal de Santiago con un concierto de Heder en excelentes traducciones al espaol, que cant con exquisita gracia. El efecto fu desconcertante para muchos y el ejemplo qued sin consecuencias hasta hoy. Es cierto que debemos reconocer el que se ha desterrado el canto de Schubert o Schumann en italiano o en francs, lo que antes era frecuente. Los cantantes pronuncian como pueden los idiomas extranjeros, sobre todo el alemn y el francs, y se hacen traducir, para su comprensin personal, los textos en idiomas que desconocen.

No sera mucho ms justo entrar resueltamente, si no se poseen bien los idiomas, a cantar en espaol, a hacer buenas traducciones y acostumbrar al pblico a que la msica con un texto requiere que ese texto se entienda y se ajuste paso a paso a la composicin? Recordamos, y esto con motivo de que este ao se oir, y no sin algn escndalo, el Mesas de Hndel en castellano, que en 1925 la Sociedad Bach cant el Oratorio de Navidad en espaol y que fu sumamente justa y agradable la compenetracin que el pblico tuvo de la obra. Con posterioridad, el Conservatorio ejecut la Pasin Segn San Mateo y la Novena Sinfona de Beethoven tambin en buenas traducciones. Es decir que, en el terreno de los

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oratorios, ya hay en Chile una cierta tradicin que deberamos vigorizar.

No existe razn para que as no sea. El idioma castellano es una de las lenguas de ms bella sonoridad, de mayor claridad y redondez para la msica. Las palabras espaolas, con sus vocales bien distribuidas, con sus articulaciones claras y definidas, se prestan en la misma forma que el latn a la expresin musical y nadie, que no padezca de una verdadera deformacin del criterio, o de una mana, puede pensar que el canto en nuestra lengua resulta impropio o ridculo. El enemigo de los textos castellanos no est en el idioma, sino en el vicio de haberse acostumbrado a que la msica de canto deba servirse de textos que no se entienden, como si continuase en vigor aquella humorstica frase de Voltaire contra los libretos absurdos de la pera de su tiempo, cuando deca que aquello que de puro necio no se puede decir, se canta.

Buena parte tambin en el descrdito de la lengua espaola para el canto lo ha tenido la extraordinaria divulgacin que se haca de la msica ligera en espaol y de los lamentables textos a que nos ha acostumbrado la msica religiosa del catolicismo hispano-americano. La Iglesia, servida en gran parte por religiosos misioneros,que venan a Amrica un poco en busca del martirio con que hablan soado en sus anhelos de canonizacin durante el Seminario,trajeron a nuestros pases una serie de cantos procesionales, casi todos marchas lentas y an bailes lentos, y los tradujeron con la ms perfecta ignorancia de nuestra lengua, con total falta de sentido potico y ms bien como un acto de piedad. El resultado ha sido que lo escuchado cantar en espaol por nosotros ha sido casi siempre vulgar y hasta ridculo.

No ha contribuido poco a complicar la situacin del idioma castellano en Amrica la diversa pronunciacin con que nuestra lengua es hablada en las diferentes regiones de este hemisferio. Cul ser la pronunciacin con que debe cantarse? Ser la fontica espaola, o esa jerga ms o menos internacional y como de factor comn, que se ha inventado en Estado Unidos de Norte Amrica para el cine sonoro y que fielmente corresponde a la len-gua escrita de revistas como el Reader's Digest?. Es indudable que el idioma castellano, cuando se le suprimen consonantes y se le ablandan hasta que se transforma en una cosa fofa y sin relieve, desmerece fundamentalmente para el canto. Por otra parte, la emisin justa de todas las letras suena un poco cmica en pases como el nuestro, en que el habla es en gran parte a base de sonidos

E D I T O R I A L7

que se suprimen y que se reemplazan por aspiraciones, col' las cuales la msica no puede avenirse. Tal vez sea ste uno de los aspectos que, sin quererlo, nos ha alejado de nuestra lengua a la cual hemos mutilado. Si los alemanes pueden cantar con esa serie de consonantes que quedan como verdaderas secuelas de ruidos al final de las palabras, nosotros no podemos ir hasta aborrecer el es-paol, quitndole las consonantes, mientras nos parece muy bello un texto de Heine o un aria del Boris cantada en una cosa que podra parecerse al ruso.

Tambin han colaborado, y no en pequea proporcin, como teoras parsitas, las enseanzas de los maestros de canto, que se esfuerzan por fabricar con el idioma espaol una fontica que slo conviene a la lengua italiana. No es raro ver que se ensea a los alumnos de canto una especie de diccin deformada y absurda, que se asemeja a la manera como uno hablara teniendo un alimento caliente dentro de la boca. Para los profesores de canto que, espiritualmente y en su gran mayora, siguen siendo italianos, lo nico que les interesa es lo que llaman y esta colocacin suele trastrocar las vocales en la forma ms cmica y disparatada.

Como una poltica firme para nuestras actividades artsticas debe enfocarse de una vez la rehabilitacin del castellano y su empleo sistemtico en la msica; el alejamiento de los prejuicios que ponen un acento un tanto grotesco en el canto que se entiende; el abordar la edicin de la msica clsica del lied con los textos originales y buenas traducciones espaolas que conserven todo el vuelo potico, toda la belleza que sea compatible con la adaptacin en un idioma extranjero; y que la pera, cuando no se cante en sus textos originales, se haga en castellano. Esto no es ser nacionalista, sino tener dignidad, sentido lgico y justa comprensin esttica.

D. S. C.

ALFONSO LENG

ESPIRITU Y ESTILO

P O R

Vicente Salas Viu

ENTRE los msicos mayores del presente musical de Chile, Alfonso Leng se destaca con una obra que el pasar del tiempo acrecienta en significacin. Como los buenos vinos, gana en grados, se irisa con nuevos matices y su fuerza se hace ms penetrante, lejos de disminuir. Intent en otras ocasiones, y al ocuparme de otros msicos contemporneos, algunos de ellos tambin. chilenos, discernir los valores de poca de los valores permanenteso que a m me lo parecenen lo que llevan producido. Trabajo imposible de cumplir con Alfonso Leng. Porque lo primero que se nos ofrece en su arte es una asombrosa unidad, de la primera a la ltima de las pginas que tiene escritas, y junto a esto una intensidad de expresin equivalente en cada una de sus obras, sin otras diferencias de envergadura que las del particular gnero de composicin a que pertenecen. Pretender sealar una evolucin estilstica considerable sera vano en un msico que se nos presenta logrado, hecho, desde los primeros pasos. Ms vano aun querer separar lo accidental de lo permanente en esas creaciones. Todas ellas hablan un lenguaje substancial y profundo. Uno de los atributos, quiz el mayor, del genio de este msico es precisamente dar a la emocin huidiza de un instante o al episodio que la produce una existencia en el terreno artstico que se escapa de lo temporal. O todo el arte de Alfonso Leng perdura, o todo l se pierde. As de extremada es la impresin que nos causa cuando nos acercamos a l para considerarlo en su conjunto.

No es Alfonso Leng msico que se mueva por modas de un momento, que persiga hacer suyos avances tcnicos deslumbrantes en un cierto perodo o que, en actitud opuesta, se ufane de su renuncia a la expresin moderna por estimar mejor la de un tiempo pasa-do. Su msica nace de un ntimo sentir y a l slo obedece, incluso cuando sobre l, sobre l tan slo, se forja un estilo y una tcnica.

Que se fundan por esto en razones sentimentales, antes que de ninguna otra especie. La admiracin por determinados maestros o las emociones recogidas en creaciones musicales que preceden o rodean a las propiasnicos impulsos, ms que influencias, recibidos por Leng,deben contarse entre las razones afectivas que guan a una personalidad en su formacin.

Poderoso sentimiento y poderosa intuicin para vertirlo en arte, he aqu las palancas de la obra musical de Alfonso Leng. Sin arriesgar un anlisis de sus elementos, haremos un esbozo de las circunstancias que los rodean.

EL AUTODIDACTA. ESPRITU Y ESTILO

Alfonso Leng, que excepcionalmente visit las aulas del viejo Conservatorio un ao,el de 1905,-debe cuanto sabe a su capa-(s)

EL (:OMPOSITCR CHILENO

ALFONSO LENG

ALFONSO LENG9

cidad creadora y a sus extraordinarias dotes de asimilacin. ~~ra s v~~rra rrr rr>t.~.~1L aa M.O r> Iaa Ail~.~.NIIr . r~'raa/aaa 1AI/al Ca:CM ~N ! rail 1~a, lr rrrl ra,A

.. 1'Iras - _ !I 'lM IUPI~ VII,- 1 ! 1!a/'!

..~.L~~Iaar~i.,r ~Iaaaa111 a~111..~OVIII1

r~~r!r!t ri\rr`oo.r.\. me rmoza* .. 'wo mamo rara! sirria>. r/1 ~r COME.r~r4 ~ aParrar IIi1*rlrrlr~ra~.rr r -o, .'

a.m. mar mor sor mol Tuna arao.0111. ~=,wr roa mor MI p..*

46.-Los milanos (Del mismo punto).

Viendo volar a un milano (o vilano, como tambin les llaman) se le indica al nio con la mano, dicindole con ella en alto:

Milano, milano (o: vilano, vilano) pcame la mano;

si no me la picah

vete (o: vaite) a tu botica... .

47.-Qu dicen las golondrinas? (Pueblos de la Serena y mal llamada Siberia extremea).

Cuando las golondrinas se juntan de comadres, cerca de una casa en que la duea es descuidada, se ponen a murmurar de ella, diciendo:

Fui al mar,

vine del mar,

y tu casa sin fregar...

Puerca, repuerca, repuercaa... ! Y me ir

para no volver,

y tu casa sin barrer...

Puerca, repuerca, repuercaa...!

Variante de Higuera de Vargas:

Fuf al mar,

vine del mar,

hice mi casita

sin pico ni pala,

sin piedra, sin azadn y sin ayuda de varn.

Chicurri... ! Chicurr. . . Mi casita est acab... !

Chicurr ... ! Chicurr... ! Comadre Beatri...!

ve - aa pa - te - a,Tucaa e se gire-ma.Tushi ji . tal te se

jTEGOS INFANTILES DE EXTREMADURA39

48.Golondrinas y aguanieves (o avefras) (Villanueva de la Serena).

Cuando al acercarse el fro y se van las golondrinas, se encuentran en el camino con las aguanieves que vienen a Extremadura, y como stas se cazan aqu en abundancia, les avisan del peligro las golondrinas, dicindoles:

A dnde vaih, locah, que venih muchas y volveih poca?

49.Canto del mosquito (De la misma ciudad).

Los mosquitos son muy traicioneros. Cuando no dejan en paz a los nios, despus de ahuyentarles para evitar a los pequeos sus molestias, se les dice a stos:

No sabis cmo canta el mosquito? Pues veris; as:

Fin..., que no te hago n...! que no te hago n...! (bis) Pin... que no te hago n. . .! que no te hago n...! (bis) Pifn... , que te enga!

Y entonces clavan su aguijn hipcritamente.

50.Calientamanos (Comarca de la Serena).

La niera, con las manos sobre la falda o sobre una mesa, palmas arriba, y el nio con sus palmas hacia abajo sobre las de aqulla. Esta alza de pronto una mano (o ambas), pegando suavemente en las del pequeo, si no las retira a tiempo, en cuyo caso, dando en el aire, pierde. Entonces el chico es quien pega, poniendo sus manos palmas arriba e invirtindose los papeles.

Si se hace con nios mayorcitos y pegan fuerte, se calientan las manos de verdad.

EL TEATRO MUSICAL EN LA

ARGENTINA

P O Y

Roberto Garca Morillo

LAS manifestaciones iniciales del teatro lrico en la Argentina coinciden con los primeros aos de la organizacin nacional, cuando el pas acababa de salir de las luchas por su independencia. Ya anteriormente, durante la poca de la colonia, haban existido manifestaciones musicales, que por otra parte no alcanzaron mucha importancia, pero es en 1813 cuando se puede hablar por primera vez de un , bien reducido por cierto, que actu a las rdenes de Juan Antonio Piccazzarri. En 1825, y con la pera El Barbero de Sevilla, se inician las actividades lricas en Buenos Aires. La obra de Rossini fu representada, con enorme xito, en el viejo teatro del Coliseo, el 3 de Octubre, bajo la direccin del violinista Massoni y con la participacin de los cantantes Angelita Tanni, Pablo Rosqellas, Miguel Vaccani, Mara Tanni, Cayetano Ricciolini y Juan A. Viera. Al ao siguiente subieron a escena otras tres peras de Rossini: La Cenerentola, L'Inganno felice y La italiana en Argel, amn de obras de Vaccani, Dalayrac, y El califa de Bagdad, del propio Rosquellas. En aos posteriores se dieron muchas otras, alternando los nombres de Rossini, Beflini, Donizetti y Dalayrac, y representndose incluso el Don Juan de Mozart.

En el teatro Coliseo se ofrecieron temporadas hasta 1831; se abre luego un comps de espera, que se prolonga hasta 1848, fecha en que la empresa Antonio Pestalardo inicia su labor en el teatro de la Victoria; en 1852 actu en esa sala la Compaa Lrica Francesa, encabezada por Prspero Fleuriet. Al ao siguiente se realiza-ron simultneamente dos temporadas lricas, una en el Argentino, con Varela, Pestalardo y Ascasubi, y otra en el teatro de la Victoria, con el mencionado conjunto francs. La emulacin artstica entre ambas compaas fu tal, que durante 1854 se estrenaron en Buenos Aires nada menos que 30 peras, 15 de ellas de autoresitalianos (Rossini, Donizetti, Ricci, Mercadante, Verdicuyo nombre haba aparecido por primera vez en la cartelera cuatro aos antes, con Ernanietc.) y otras tantas de msicos franceses (Auber, Halevy, Herold, Meyerbeer, Thomas y otros); fu una hazaa nunca supe-rada en esta capital. Como se puede apreciar por los datos hasta aqu consignados, el repertorio se haca casi exclusivamente a base de peras italianas y francesas, sostenindose una intensa rivalidad artstica. Con el tiempo las preferencias fueron inclinndose hacia las primeras, por ms que algunas de las segundas conservaron su popularidad entre el pblico melmano; las peras alemanas eran prcticamente desconocidas, y hubo que esperar hasta 1864 para ver aparecer el nombre de Weber (Freischtz, en el antiguo Coln).

Pocos aos antes, y luego de muchas alternativas, fu termina-do el antiguo teatro Coln, sala con capacidad para 2.500 espectadores, que fu construido en el deseo de dar a la capital un teatro digno de la importancia y difusin que haba alcanzado ya el gnero

(40)

EL TEATRO MUSICAL EN LA ARGENTINA41

lrico. Fu inaugurado el 25 de abril de 1857, con La Traviata, en una velada memorable que coincidi con la presentacin del famoso tenor Tamberlick, interviniendo tambin en los principales pa-peles la Lorini y Cassaloni. Desde entonces se efectuaron all las principales manifestaciones opersticas. A mediados de 1883ao en que por primera vez figura el nombre de Wagner, con Lohengriny vencido el contrato firmado por la empresa particular que lo haba explotado, pas a poder de la Municipalidad, que lo ad-ministr todava por espacio de un lustro. El 13 de septiembre de 1888 se realiz la ltima representacin, pues el Banco de la Nacin haba adquirido el edificio para otros menesteres.

Mientras tanto, haban comenzado a ofrecerse temporadas lricas, ms o menos regulares, en otras salas, las cuales, a causa del hecho antes sealado, tomaron a su cargo durante un lapso bastante prolongado, la actividad lrica de la metrpoli. Desde 1872 hasta 1888 funcion la antigua Opera, en la que se estrenaron obras como Alessandro Stradella, de Flotow, y Dinorah. En 1879 se inaugur el Politeama, con las representaciones que del Otello de Shakespeare brind el famoso actor Rossi; tuvo temporadas lricas de notable importancia, dndose a conocer en 1887 El buque fantasma. En 1888 (al ao siguiente de su estreno en Miln) el pblico de Buenos Aires escuch por primera vez el Otello, de Verdi, en dos oportunidades diferentes: en el Politeama durante el mes de junio, y en el antiguo Coln, el mes siguiente, con repartos extraordinarios (los protagonistas fueron Roberto Stagno y Francisco Tamagno, respectiva-mente). La nueva Opera, reconstruda por Roberto Cano, se inaugur el 16 de Mayo de 1889, con Mefistfeles, de Boito, interviniendo en el reparto la soprano Theodorini, el tenor Massini y el bajo Wulmann, bajo la direccin de Mancinelli. Con motivo de la intensa crisis del ao 90, las compaas del Politeama y de la Opera se fusionaron en esta ltima sala, formando un conjunto como rara vez se ha podido presentar en un teatro lrico. En la Opera es donde por primera vez se realizaron espectculos wagnerianos de jerarqua, dirigidos por Arturo Toscanini, dndose a conocer tambin Falstaff (1893) y Tannhauser (1894). Otros teatros consagrados al arte lrico fueron el Coliseo Argentino y el Nacional de la calle Florida, hoy demolido, que fu abierto en 1880; en este ltimo se estren en 1891 Cavalleria Rusticana, en febrero, y en agosto subi a escena en la Opera, bajo la direccin de Marino Mancinolli y a cargo de otra compaa lrica.

Considerable auge tuvo a fines del siglo pasado y principios del actual un gnero menor: el sainete criollo, derivado de la zarzuela espaola, que pronto tom carta de ciudadana, dando origen a una produccin febrilmente realizada, pero en la que, a pesar de la escasa preparacin tcnica de los autores, se advierten cualidades de gracejo, sabor tpico y espiritualidad, as como muy exacta pintura del ambiente de la poca, con sus usos y costumbres caractersticos. El tango cobr gran impulso merced a su frecuente inclusin en esas producciones. Abundaron las compaas de gnero chico, en-cabezadas en un principio por Rogelio Jurez o Enrique Gil, entre

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otros, los que desarrollaban sus temporadas en salas como el Rivadavia (hoy Liceo), Olimpo (hoy cine Paramount), Apolo, Comedia, Argentino, Onrubia, y ms tarde el Nacional. Sus principales representantescasi todos ellos de origen espaolfueron: Antonio Reynoso (Libertad de sufragio, 1894; Justicia criolla; Los criollos, 1897; El chirip rojo, 1900; Los disfrazados, 1906: Anastasio el Pollo, 1909), Eduardo Garca Lalanne, poseedor de una notable vena cmica (Ensalada criolla, una de las primeras obras de este gnero, estrenada en 1890 en el circo General Lavalle; Gabino el mayoral, 1898; La trilla, 1901), Jos Carrilero (La serenata, 1911; La Ca-baa, 1915, La seca, 1917), y Francisco Pay, de fecundidad extra-ordinaria, hasta el punto de haber dejado, en unos 25 aos de labor, cerca de 200 obras entre sainetes, comedias, operetas, zarzuelas, bocadillos dramticos, comedias lricas, revistas, vaudevilles=, pochades>, cuadros sueltos, juguetes, disparates cmicos, etc. (Msica criolla, 1906; Pial de Volcao, 1910; Palomas y gavilanes, 1917). Este gnero se prolong, languideciendo paulatinamente, hasta el final de la primera guerra mundial, y fu reemplazado por manifestaciones teatrales de mucha menor originalidad e inters.

Con Ada fu inaugurado el 25 de mayo de 1908 la nueva y actual sala del teatro Coln, con capacidad para 3.500 espectadores; es considerado como uno de los teatros ms grandes e importantes del mundo, no slo por sus dimensiones, sino por la jerarqua de los espectculos en l ofrecidos y la fama de los cantantes que han integrado sus elencos. Ada fu cantada por Luca Crestani, Amadeo Bassi, Mara Verges, Jos Bellantoni, Victoria Arismondi y Berardo Berardi, bajo la direccin de Luigi Mancinelli. Desde entonces prcticamente ha quedado circunscrita a esta sala la actividad lrica de importancia en el pas, y la historia de la pera se resuelve aqu en la resea de las temporadas ofrecidas en el teatro Coln. En algunas ciudades de provincias, principalmente en Rosario, Crdoba, Tucumn y Mar del Plata, se han desarrollado adems temporadas de pera, de bastante categora, y el teatro Argentino, de La Plata, se ha consagrado desde hace algn tiempo al

gnero que reseamos

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Poco a poco fueron apareciendo en las carteleras obras de autores argentinos, o por lo menos de asunto local, pero al principio esto se realiz de una manera modesta, casi se podra decir . O. U. P. Londres, 1948.

HUTCHINGS, ARTHUR. Delius: A Critical Biography. Macmillan. Londres, 1948.

HISTORIA

GAL, HANS, The Golden Age of Vienna>. The World of Music Series. Parrish, Londres, 1948.

PATTISON, BRUCE, .Music and Poetry of the English Renaissance>. Methuen. Londres, 1948.

BARRET, ALEX, . Arnold. Londres, 1948. CARSE, ADAM, The orchestra from

Beethoven to Berlioz>. Heffer. Lon

dres, 1948.

FERGUSON, DONALD, .History of Musical Thought. Routledge. Londres, 1948.

TECNICA

CHAPPELL, WILLIAM, . John Lehmann. Londres, 1948.

HUTCHINGS, ARTHUR, A Companion to Mozart's Piano Concertos>. Oxford University Press. Londres, 1948.

DORIAN, FREDERICE, The Musical Workshop>. Secker and Warnurg. Londres, 1948.

POWER, BAYNTON, How to compuse music'. Pitman. Londres, 1948

REVISTA DE REVISTAS Polifon4a. Ao IV. N. 26. Marzo, 1949. Buenos Aires.

Editorial: Cantos escolares

El repertorio del Cuerpo de Baile del ColnFlix C. Cappelletti

Cdigo de conciertosCarleton Smith Actividades musicales en Argentina Vida musical en el extranjero

Revista Bimestre Cubana. Vol. LIX. N Oe 1, 2 y S. Enero-Junio, 1947. La Habana, Cuba.

Preludios tnicos de la msica afrocubanaFernando Ortiz Libros en Revista

Libros recibidos

Orientacin Musical. N. 85. Vol. VIII. Enero, 1949. Mxico.

Editorial: La literatura clsica, punto de apoyo a la interpretacin

Las ciencias de la MsicaDr. Arno Fuchs

Algunos manuscritos de MozartAlfredo Einstein

70REVISTA MUSICAL

Comentario a los consejos de SchumannLuis A. Delgadillo

El romance en MxicoLuis Chvez Orozco La msica en

Conciertos y audiciones en Mxico

Nuestra Msica. Ao III. N. 12. Octubre 1948. Mxico. D. F.

Los ScarlattiAdolfo Salazar Msica de Italia, durante y despus de la

GuerraMassino Mila

El Alfonso del Ro Conciertos

Noticias

The Chesterian. Vol. XXIII. N. 157. Enero, 1949. Londres.

The Bela Bartok Competition and Festival in BudapestJohn S. Weissman

Opera in England to-dayGeoffrey Sharp

Music in Belgium to-dayAndr Souris

Letter from ParisRen Chalupt

London LetterScott Goddard

Points of V iewHerbert Antcliffe

Broadcast MusicMax Kenyon

New Music ReviewedWilf red Mellers

Ballet and Opera. N. 3. Vol. 6. Diciembre, 1948. Londres.

The International BalletCyril W. Beaumont

Folklore in SwitzerlandBeryl de Zoete

A non-stop Revue, drawings byPhilippe Jullian

in LondonIvor Guest Noticias

Revistas de Libros

Tempo. Invierno 1948-1949. Londres.

Strawinsky's Newest WorkErnest Ansermet

Brittens'