I. HISTORIA
Para poder comprender La Iglesia de Dios, su doctrina y sus prácticas, es importante tener
un buen conocimiento de la historia de la iglesia. Este es el consejo de Bildad en el libro de Job: "Porque pregunta ahora a la edad pasada, y disponte para inquirir de sus padres de ellos; pues nosotros somos de ayer, y no sabemos, siendo nuestros días sobre la tierra como sombra. ¿No te enseñarán ellos, te dirán, y de su corazón sacarán palabras?", Job 8:8-‐10. No es posible comprender a cabalidad las razones para las ideas, los motivos y las acciones actuales sin primero escudriñar la historia de la iglesia para encontrar las condiciones que produjeron los conceptos y las tradiciones que pesan tanto en esas ideas, motivos y acciones.
La palabra iglesia es una traducción de la palabra griega ekklesia, la cual significa aquéllos que han sido llamados. Fue usada originalmente para referirse a la congregación de Dios como una nación colectiva que funcionaba a través del gobierno teocrático y gobernada por éste. El gobierno es vital para la existencia continua de la iglesia. La iglesia, tanto en la economía del Antiguo como del Nuevo Testamento comenzó con el establecimiento de un gobierno para el pueblo de Dios y éste dejó de existir cuando el gobierno de Dios fue reemplazado por el gobierno civil.
A. LA IGLESIA EN EL DESIERTO
La iglesia, como una orden de gobierno para la protección y la supervisión del pueblo de Dios comenzó con el establecimiento de Israel, como una nación y con el establecimiento del pacto de la ley. En el Sinaí, el pueblo de Dios fue establecido, por primera vez, como una nación con un orden de gobierno y se creó un santuario para que sirviera como foco del gobierno de Dios dentro de su dominio o reino. Desde el principio mismo del establecimiento de Israel como nación, Dios escogió a la tribu de Judá como Su santuario para que dirigiera el camino de Su pueblo (Salmo 78:68, 69; 114:1, 2). Judá se convirtió en la tribu elegida como santuario de Dios.
Durante su tiempo de comunión con Dios en el Sinaí, a Moisés se le permitió ver el santuario del cielo. Subsecuentemente, Dios le mandó a que hiciera todas las cosas de acuerdo al patrón que había visto en el monte (Hebreos 8:5). La obra que Moisés hizo en el pueblo de Israel fue establecer el orden gubernamental de acuerdo al patrón que había visto en el cielo. El gobierno teocrático que él estableció incluía su propio oficio como líder ungido, el nombramiento de doce ancianos de las doce tribus de Israel, el establecimiento de los setenta ancianos, de entre el pueblo y más tarde, el nombramiento de siete sacerdotes para que fueran frente al arca del pacto.
Fue este orden gubernamental el que le trajo supervisión y protección a la nación de Dios, lo cual fue el elemento central en la iglesia del Antiguo Testamento. Es por esta razón que Israel es llamado la iglesia en el desierto en Hechos 7:38. El establecimiento del gobierno de Dios constituyó el establecimiento de la iglesia en el desierto.
B. LA IGLESIA PRIMITIVA 1. La Época de Jesús
El ministerio de Jesús en la nación de Israel fue con el propósito de traer una reforma (Hebreos 9:10) que estableció un nuevo motivo y nuevos métodos para la alabanza y el servicio a Dios. Así como Jesús reformó el sistema de adoración del Antiguo Testamento, también reformó la iglesia, restableciendo las posiciones del patrón celestial y volviendo a comisionar a la iglesia para que fuera a todo el mundo a predicar las buenas nuevas de la venida del reino.
La iglesia del Nuevo Testamento fue establecida en la revelación de Jesucristo. Esta es la verdad de la aseveración de Jesús a Pedro: "Y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella", (Mateo 16:18). Jesús edificó Su iglesia restaurando el orden apropiado del gobierno teocrático, llamando fuera de la nación de Israel a aquéllos a "los que él quiso" y estableciéndolos en Su eterna Palabra.
La historia de la iglesia en el Nuevo Testamento comenzó en el segundo año del ministerio de Cristo en el cumplimiento de Isaías 8 y 9. Jesús ordenó doce apóstoles en el Monte Hatín en la tierra de Zebulón y Neftalí, (Lucas 6:13; Isaías 9:1). El hecho de que los doce apóstoles fueran los primeros pilares del fundamento de la iglesia que Jesús había edificado es confirmado en 1 Corintios 12:28: "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles", y en Efesios 2:20: "Edificados sobre el fundamento de los apóstoles".
La segunda posición que Jesús restauró en la iglesia fue aquella de los setenta ancianos. "Y después de estas cosas, designó el Señor aun otros setenta, los cuales envió de dos en dos delante de sí, a toda ciudad y lugar a donde él había de venir", (Lucas 10:1). Junto a los doce apóstoles, los setenta ancianos representaban el patrón restaurado de la supervisión gubernamental que caracteriza a la iglesia.
La tarea de edificar la iglesia no fue, sin embargo un mero ejercicio en el establecimiento de un orden de gobierno. Jesús fue el hombre sabio que edificó Su casa sobre la piedra de la enseñanza del fundamento que El le había impartido a Sus discípulos (Mateo 7:24, 25). Su propósito para llamar a los hombres para que formaran Su iglesia fue el desarrollar un organismo que pudiera ser moldeado a través de Sus enseñanzas, en un cuerpo perfecto que colectivamente fuera lo que El era individualmente, la luz del mundo.
Durante los tres años y medio de su ministerio, Jesús le enseñó a Sus discípulos las verdades eternas de la Palabra de Dios y los preparó en espíritu y en precepto para el momento en que El mismo los llamó la luz del mundo. A través del proceso de la enseñanza, El les transfirió la responsabilidad de mantener la verdad y la rectitud en la tierra. Luego, a través de Su muerte, Jesús compró la iglesia con Su propia sangre (Hechos 20:28).
2. La Época de los Apóstoles El sistema gubernamental de la iglesia primitiva continuó funcionando luego de la ascensión
de Jesús. Pedro, el portavoz de los doce apóstoles, asumió el liderazgo de la iglesia durante el periodo de tiempo de transición entre el mesiazgo de Jesús y el reconocimiento de Santiago, el hermano del Señor, como líder de la iglesia.
En Hechos 1, los apóstoles escogieron entre el número de aquéllos que eran creyentes a uno para que reemplazara a Judas Iscariote. La suerte cayó sobre Matías, a quien se le dio el número once para mantener el número de doce en el patrón de gobierno de la iglesia (Hechos 1:26). Era evidente que los seguidores de Jesús reconocían la importancia del gobierno para la continua existencia de la iglesia.
En el día de Pentecostés, luego de la ascensión de Jesús, la iglesia fue dotada de poder para el servicio cuando el bautismo del Espíritu Santo, del cual Juan el Bautista había profetizado, le fue dado a los 120 en el Aposento Alto. Pedro habló por la iglesia y declaró la experiencia que habían recibido como el cumplimiento de la profecía de Joel (Hechos 2:16-‐21). El continuó declarando la resurrección de Cristo como el cumplimiento de la profecía (Hechos 2:20-‐36).
La iglesia primitiva era un cuerpo carismático que creía y experimentaba la manifestación sobrenatural del poder divino a través de muchas señales, maravillas y hechos extraordinarios. La sanidad divina, los milagros y aun la resurrección de los muertos fueron testimonio de la verdad que el ministerio de la iglesia predicaba con autoridad. Este testimonio de poder divino fortaleció a la iglesia en su conflicto con las autoridades religiosas de la religión judía y con las autoridades civiles del estado romano.
En Hechos 6, la iglesia dio otro paso en la continuación del orden de gobierno de la iglesia cuando los apóstoles nombraron a siete hombres de gran sabiduría para que fueran responsables de los negocios de la iglesia. Estos siete eran también ministros de considerable habilidad según es evidenciado por los talentos de Esteban y Felipe (Hechos 7:10). Los siete no fueron nombrados durante el ministerio de Jesús ya que El mismo era la manifestación de los siete Espíritus de Dios los cuales los siete hombres sabios representaban.
Cuando Esteban se convirtió en el primer mártir de la iglesia, Saulo de Tarso se encontraba entre aquéllos que lo apedrearon. Este incidente puso en movimiento el plan de Dios el cual traería a Saulo al ministerio de la iglesia primitiva y que finalmente haría que él fuera nombrado apóstol de los gentiles. Saulo era un celoso estudiante de Gamaliel, cuyo amor por la ley de Moisés lo llevó a estar en conflicto con la iglesia en desarrollo. Mientras él estaba llevando a cabo la persecución de la iglesia, fue que fue cegado e instruido a unirse a la iglesia (Hechos 8).
Poco después de esto, Pedro fue dirigido por Dios a través de una visión para que fuera a Cesaréa en el mar Mediterráneo que era donde se encontraba la casa de Cornelio, un centurión romano cuya piedad había atraído la atención de Dios (Hechos 10). Era la voluntad de Dios que tanto los judíos como los gentiles compartieran juntamente en la iglesia que Jesús había establecido y El confirmó esto al darle el mismo bautismo del Espíritu Santo que le había dado a los creyentes judíos el día de Pentecostés a los que se encontraban en la casa de Cornelio. Aunque Pedro era un judío devoto, él reconoció inmediatamente la soberanía de Dios al traer a los gentiles a la iglesia y no titubeó en dar testimonio del acto divino (Hechos 11).
Luego de que Pablo y Bernabé les hubieran ministrado a los judíos durante un número de años, ellos les llevaron el mensaje de la iglesia a los gentiles. Ellos comenzaron sus viajes misioneros que eventualmente los llevarían a través de la mayor parte del imperio romano. Según ellos fueron, también establecieron asambleas locales de la iglesia, ordenando líderes ministeriales para el pueblo.
Durante este tiempo la continua controversia sobre el grado al cual los creyentes gentiles debían guardar la ley estaba enfocada en la pregunta de si la circuncisión les debía ser o no impuesta. La iglesia en su totalidad fue llamada para que fuera a Jerusalén para asistir a un concilio de apóstoles y de ancianos en el cual se habría de considerar el asunto (Hechos 15). Luego de mucha discusión Santiago, el obispo principal de la iglesia primitiva, tomó la decisión establecida por la profecía y en la voluntad del Espíritu Santo de que a los gentiles sólo les sería requerido el
abstenerse de las carnes ofrecidas a los ídolos, de la sangre, de las cosas estranguladas y de la fornicación.
Pablo continuó su ministerio como apóstol de los gentiles con la sanción de Pedro, Santiago y Juan, los pilares de la iglesia (Gálatas 2:9). El viajó a través de Asia menor convirtiendo a los pecadores de entre las naciones y estableciéndolos en la verdad de la Palabra de Dios. Durante este tiempo, Pablo mantuvo su apoyo al orden de gobierno de la iglesia, sometiéndose aun al rito de la purificación debido al consejo de Santiago como evidencia de que debía mostrarse ante los gobernantes del gobiernoromano para testificarles acerca de las obras de Dios en su vida. El finalmente murió como un mártir en Roma.
Santiago continuó siendo el obispo principal de la iglesia a través de toda su vida y fue un líder grandemente respetado en Jerusalén. El supervisó la iglesia durante un tiempo de grande crecimiento y expansión y demostró su habilidad para unificar las mentes de los ministros de la iglesia en lo que respecta a la pregunta de la circuncisión así también como en otras áreas.
Pedro continuó estando entre los apóstoles más carismáticos, siendo usado por Dios en formas y tareas muchas veces únicas. El también se convirtió en misionero, compartiendo el mensaje de la iglesia entre muchas personas de diferentes nacionalidades hasta que finalmente regresando a Roma murió como mártir.
Juan, el discípulo amado de Jesús fue probablemente el mejor teólogo y visionario de la iglesia primitiva. Por virtud de su cercana relación con Cristo, él tuvo acceso al conocimiento que proviene de El de una manera diferente a la de los otros discípulos. Juan poseía la comprensión más desarrollada en lo que respecta a la naturaleza de Dios y a la divinidad y humanidad de Jesús, en comparación a los otros apóstoles. El demostró este conocimiento del misterio de la divinidad en su evangelio, en su epístola y en el libro de Apocalipsis. El fue el único hombre, además de Jesús, con una revelación completa de Jesucristo, la visión de todos (Apocalipsis 1:1). Juan fue el último de los apóstoles en morir.
Los otros apóstoles que Jesús ordenó ministraron a través del mundo entonces conocido, expandiendo el campo de acción de la iglesia hasta incluir varios millones de miembros. Ellos tomaron literalmente el mandato del Señor de ir a todo el mundo y predicar el evangelio.
Comenzando con Jesús mismo, la persecución y el martirio fueron características de la iglesia a través de sus primeros tres siglos de existencia. Todos los apóstoles con excepción de Juan, murieron como mártires, así como también lo hicieron un gran porcentaje de los creyentes y líderes de la iglesia a través de las generaciones subsiguientes. El gobierno pagano romano se comportaba de una forma continuamente hostil para con los creyentes cristianos, sometiéndolos a las más crueles torturas y muertes.
Juan el revelador fue dirigido por el Señor para que advirtiera a la iglesia con respecto a esta persecución y matanza en Apocalipsis 2:10: "No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer... y tendréis tribulación diez días..." El lenguaje simbólico de Apocalipsis profetizó las diez persecuciones organizadas del imperio romano en contra de la iglesia. Estas persecuciones comenzaron con Nerón en el año 67 D.C. y continuaron hasta el año 313 D.C. cuando Constantino el Grande emitió el Edicto de Milán, en el que se proveía para la libertad en la adoración y el cual abrió el camino para la proclama del cristianismo como la religión del estado de Roma.
Aunque la persecución de la iglesia se tornó tan grande y tan consistente que literalmente miles de creyentes fueron muertos, la iglesia continuó expandiéndose rápidamente. Mientras más
intensa era la persecución, más grande el crecimiento de la iglesia. En base a este fenómeno, Tertuliano fue movido a proclamar que la sangre de los mártires era la sangre de la iglesia.
3. Los Padres Apostólicos (96-‐150 D.C.) Luego de la muerte de los apóstoles, la iglesia primitiva comenzó el proceso del declinar
gradual. Los apóstoles advirtieron acerca de la inminente apostasía. Pablo declaró que luego de su partida entrarían lobos rapaces que no perdonarían el rebaño (Hechos 20:29). Judas urgió a la iglesia a contender eficazmente por la fe que una vez le fuera entregada a los santos, ya que algunos hombres ya habían entrado encubiertamente (Judas 3, 4).
Fue durante este tiempo que la iglesia creció en número y que fue utilizada por Dios para establecer las verdades centrales sin las cuales la fe en Dios no hubiera podido sobrevivir. Pero a la vez fue el tiempo en que la herejía se tornó en algo rampante en la iglesia y en que el compromiso con las autoridades civiles se desarrolló lentamente. Eventualmente este compromiso de la doctrina y el gobierno causaron la destrucción de la iglesia primitiva.
Inmediatamente después de que los apóstoles desaparecieran del escenario de acción en la iglesia, aquellos que eran sus seguidores asumieron la responsabilidad de la promoción de la iglesia y de las doctrinas de Cristo. Estos hombres son llamados los Padres Apostólicos debido a que ellos fueron los padres de la iglesia que recibió su enseñanza de los apóstoles de Jesús. Su liderazgo dentro de la iglesia duró del año 96 hasta el 150 D.C.
Durante este tiempo, la iglesia primitiva continuó teniendo el liderazgo en Jerusalén, siendo los subsiguientes obispos de Jerusalén los que asumían la primacía de los asuntos de la iglesia hasta después del año 100 D.C. Durante este tiempo, sin embargo, hubo una dispersión gradual de la autoridad dentro de la iglesia ya que los obispos de varias áreas metropolitanas comenzaron a imponer su independencia de la autoridad del gobierno central de la iglesia.
Entre los padres apostólicos prominentes se encuentran Clemente de Roma, Ignacio, Policarpio, Papías, y Bernabé. Estos eran hombres devotos de gran fe y fidelidad a las enseñanzas de Cristo y los apóstoles. Ellos eran defensores de la fe y estaban en contra de los conceptos de herejía de su época que provenían de la cultura helénica.
Clemente, quien fuera discípulo de Pedro y Policarpio quien lo fuera de Juan, promovieron la doctrina de la justificación por la fe. Policarpio insistió, además, en mantener la práctica apostólica de la observación de la Pascua. Ambos expresaron una tolerancia en lo que respecta a la continuación de las prácticas judaicas de la iglesia primitiva. Papías, otro discípulo de Juan y amigo de Policarpio, también fue un fuerte promotor de la doctrina del regreso de Cristo para establecer un reino milenario sobre la tierra. Bernabé promovía esta doctrina haciendo el reino milenario paralelo al séptimo día del gobierno del hombre en la tierra.
Las mayores herejías a las que la iglesia se confrontó en este período de tiempo lo fueron los nósticos y los ebionitas. Los nósticos promovían un concepto de auto-‐conocimiento que reemplazaba la necesidad de la justificación a través de la fe. Los ebionitas promovían la dependencia en las obras de la ley para la justificación. Los padres de la iglesia lucharon abiertamente en contra de estas herejías y no permitieron que éstas ganaran aceptación dentro de la iglesia.
4. Los Padres De La Época Anterior Al Concilio Niceno (150-‐311 D.C.)
Luego de los padres apostólicos, la iglesia entró en un tiempo conocido como la época anterior al Concilio Niceno, o sea desde el año 150 D.C. hasta el Concilio Niceno en el año 325 D.C Durante este tiempo, la iglesia fue testigo de un cambio en el centro del poder de Jerusalén a Roma. Esta vio un aumento en la declinación de un gobierno episcopal y un crecimiento en los obispos monárquicos.
La época anterior al Concilio Niceno fue un tiempo en que se desarrollaron credos y doctrinas de fe diseñadas para contrarrestar la herejía y la des unidad en la iglesia. Fue durante este tiempo que las grandes controversias de doctrina se levantaron dentro de la iglesia, amenazando con destruir no solo a la iglesia sino también el conocimiento del cristianismo. Numerosos líderes se levantaron en la iglesia, y sin embargo, defendieron las doctrinas de las Escrituras y atacaron los conceptos heréticos que estaban siendo impulsados y los cuales estaban en oposición a esas doctrinas.
Entre el número de los apologistas que defendieron las doctrinas de la iglesia en contra del mundo secular y en contra de las religiones paganas desde el año 125 D.C. hasta el año 190 D.C. se encontraban Justino el Mártir, Tatiano, Athenagora, Tertuliano y Teófilo de Antioquía. Los polemicistas, quienes lucharon en contra de las herejías dentro de la iglesia desde el 190 D.C. hasta el 250 D.C. fueron, entre otros, Irineo, Tertuliano, Cipriano, Pantaneo, Clemente de Alejandría y Origen.
Justino, Tatiano y Teófilo promovieron el concepto de la vida de Jesús y la iglesia como cumplimiento de las palabras de los profetas del Antiguo Testamento. Tertuliano y Teófilo fueron pensadores fundamentales en lo que se refiere a la explicación del concepto de la Trinidad. La mayoría de los apologistas tomaron posiciones importantes en contra de Marción y su enseñanza del nosticismo y la extrema dogma anti-‐judaica.
Tertuliano fue tanto un apologista como un polemicista, efectuando explicaciones sabias y educadas referentes a las enseñanzas de la iglesia y denunciando fuertemente las herejías que eran prominentes en su época. El fue el mejor escritor de esta época. Irineo escribió una importante obra polémica en sus cinco libros en los que refuta el nosticismo. Su obra es la obra maestra teológica de la polémica en la época anterior al Concilio Niceno. Cipriano arguyó fuertemente en contra del primado del episcopado romano y escribió acerca de los temas del gobierno de la iglesia y del ministerio. Pantaneo y Clemente fueron el primer y el segundo superintendentes de la Escuela de Teología Alejandrina, la cual era una escuela de catecismo. Los representantes de esta escuela, con más conocimiento lo fueron Clemente y Origen. La escuela alejandrina sostenía una interpretación alegórica de las Escrituras. La escuela cartaginense, por otra parte, promovía una interpretación gramático-‐histórica. Fue de estos dos trasfondos que la mayor parte de las ideas de la hermenéutica y de la exégesis utilizadas en el cristianismo fueron desarrolladas.
Fue durante la época anterior al Concilio Niceno que la canonización de los libros del Nuevo Testamento fue establecida. Para el año 180 D.C. veinte libros habían sido canonizados, incluyendo los cuatro evangelios, los Hechos, las epístolas de Pablo, la primera epístola de Pedro y la primera epístola de Juan. Para el año 367 D.C. los veinte y siete libros del Nuevo Testamento habían sido canonizados. El criterio más importante utilizado para la canonización de los libros era el apostolismo, si habían sido escritos por o bajo la instrucción de uno de los apóstoles de Jesús.
En la actualidad la iglesia depende grandemente de las decisiones que los líderes de la iglesia hicieron durante aquella época para establecer lo que es considerado Sagrada Escritura.
5. La Era Nicena (311-‐325 D.C.) La gran controversia que arropó a la iglesia y que precipitó el Concilio Niceno fue la
pregunta acerca de la naturaleza del Dios Padre y la divinidad de Cristo. La controversia se había estado desarrollando desde la época de los padres apostólicos, y desde entonces se estaban dando diversas explicaciones para la naturaleza de Dios. Los apóstoles y los padres apostólicos enseñaban que tanto el Padre como el Hijo eran Dios y que tenían que ser adorados como tal.
Para fines del segundo siglo, Praxeo expostuló acerca de la teoría de que para mantener la unidad de Dios se debe decir que el Padre y el Hijo eran una misma persona. El contendía que el Padre mismo se encarnó, sufrió y murió como Jesucristo. El y sus seguidores eran llamados patripasianos (lo cual significa que el Padre fue quien sufrió). Tertuliano fue un acérrimo crítico de Praxeo. El mantenía la consustanciabilidad del Hijo con el Padre, pero a la vez mantenía que no eran la misma persona.
Durante el tercer siglo, Sabelo se convirtió al patripasismo, expandiendo y refinando el concepto de la unidad del Padre y del Hijo, trayendo también al Espíritu Santo a la unidad de la enseñanza. Sabelo mantenía que un Dios fue manifestado en épocas subsiguientes como el Padre (al darse la ley), el Hijo (en la encarnación) y el Espíritu Santo (en la iglesia nuevo testamentaria).
Después de la época de Sábelo y probablemente como reacción a su enseñanza, Arrio, un sacerdote ascético de Alejandría, comenzó a promover la idea de que el Hijo había sido creado por el Padre, pero que era inferior a éste y que a su vez el Hijo había creado al Espíritu. Alejandro, el obispo de Alejandría, junto con Atanasio, quien era su diácono, se mantuvo muy ortodoxo, haciendo esto que fuera atacado por Arrio por ser sabiliano. Atanasio, por su parte, desarrolló polémicas eruditas y mordaces en contra del unitarismo de Arrio.
Atanasio y Arrio se tornaron en los personajes principales de la disensión que arropó a toda la iglesia y se tornó aparente que la verdad acerca de la naturaleza de Jesús y de Su relación con el Padre y con el Espíritu Santo tenían que ser establecidas para la continuidad de la existencia de la verdadera fe cristiana en la tierra. En el año 325 D.C. el emperador Constantino reunió el primer concilio ecuménico de la iglesia, el Concilio Niceno, para arreglar este asunto.
El Concilio Niceno estableció el Credo Niceno, un documento que determina, en términos definitivos, lo que es la doctrina de la Trinidad y que confirma la divinidad de Cristo. Aunque no resolvió el asunto por completo y aunque la controversia continuó esparciéndose, el Credo Niceno si efectuó una aseveración en cuanto a la doctrina ortodoxa de la naturaleza de Dios, lo que representó una gran victoria para la fe cristiana.
Otro aspecto del Concilio Niceno representó un devastador golpe para el sistema gubernamental de la iglesia. Esto ocurrió cuando Constantino se estableció a sí mismo como la cabeza de la iglesia y unió a la iglesia al estado de Roma. Al ocurrir esto, la iglesia dejó de existir como un organismo de gobierno teocrático.
La razón por la cual la iglesia aceptara al emperador de Roma como su cabeza, especialmente cuando él también tenía el título de Máximo Pontífice como sumo sacerdote de la religión pagana romana es un misterio. Esto fue probablemente resultado de lo que las continuas persecuciones de los pasados tres siglos trajeron sobre la iglesia y por consecuencia la
contrastante paz y aceptación que ésta encontró después de que Constantino proclamara el Edicto de Milán en el 313 D.C. La libertad de la persecución impulsada por el estáfelo y el endorso de ésta por el emperador mismo dejaron a la iglesia vulnerable ante la intrusión de Constantino en los asuntos de la iglesia. En el año 321 D.C. Constantino proclamó el domingo como el día de descanso a través de todo el imperio romano. En el año 325 de nuestra era, el emitió una circular en la que condenaba la participación en la observancia de la Pascua y otras prácticas judaicas diciendo "No queremos tener nada en común con el pueblo mas hostil, los judíos… Es nuestro deber el no tener nada en común con los asesinos del Señor".
El último golpe de muerte le fue dado en el año 325 D.C. cuando Constantino se adjudicó a sí mismo el liderazgo de la iglesia y presidió el Concilio de Nicea. La iglesia se convirtió en la iglesia del imperio romano y cesó de ser la Iglesia de Dios. Aun cuando el reino de Dios y la fe cristiana habían de continuar durante las horas más obscuras del obscurantismo, la iglesia dejó de existir como un organismo teocrático para el cumplimiento de la profecía bíblica.
Este fue el comienzo de la época en la que la fiel ciudad se tornó en una ramera (Isaías 1:21; Apocalipsis 17, 18). La iglesia trocó la virtud de su orden teocrático y su purera de doctrina por laseguridad y el poder del gobierno romano. Luego de que la Iglesia de Dios dejó de existir, la iglesia romana comenzó su gradual declinar hacia la herejía, las tradiciones humanas y el error. Aunque algunas brillantes luces de rectitud y fe continuaron brillando durante las generaciones subsiguientes, el cristianismo se tornó en una religión orientada hacia la justificación de las obras, lo cual trajo un aumento en la secularización de la religión y el error que acompañó esto.
C. HISTORIA CRISTIANA (325-‐1903 D.C.) Aunque el orden escritural de gobierno llamado iglesia fue destruido por Constantino en el
año 325 D.C., el reino de Dios continuó estando presente en la tierra. Por una parte, la cristiandad experimentó triunfo mientras grandes hombres se levantaron para confirmar los apuntalamientos teológicos de la fe. Por otra parte ésta experimentó una gran tragedia según hombres malignos se levantaron para obscurecer muchas de las verdades sobre las cuales la experiencia cristiana había sido fundada y para enterrar muchas de las doctrinas y prácticas que eran parte de la iglesia primitiva.
1. Los Padres Post-‐Nicenos (325-‐590 D.C.) La época post-‐nicena fue una en la que se desarrollaron credos y en la cual el cristianismo
buscó encerrarse alrededor de ciertas verdades centrales. Cinco de los siete concilios ecuménicos más importantes del cristianismo fueron conducidos durante esta época y con este propósito. Estos fueron el primer Concilio de Nicea (325 D.C.), el cual resolvió la doctrina de la Trinidad; el primer Concilio de Constantinopla (381 D.C.), el cual afirmó la persona del Espíritu Santo y la humanidad de Cristo; el Concilio Efesio (431 D.C.), que condenó el concepto nostoriano de las dos naturalezas de Cristo; el Concilio de Chalcedón (451 D.C.) que arregló la doctrina ortodoxa de la persona de Cristo como divina a la vez que completamente humana; el segundo Concilio de Constantinopla (553 D.C.) que emitió anatemas en contra de la enseñanza de que Cristo tuviera sólo una naturaleza. El tercer Concilio de Constantinopla, el cual enfocó la discusión de las dos voluntades de Cristo, fue llevado a cabo en el 680 D.C. y el segundo Concilio Niceno, el cual bregó con los problemas de la adoración de las imágenes, fue conducido en el 787 D.C.
Probablemente el más importante de los concilios post-‐nicenos lo fuera el de Chalcedón, ya que éste estableció la verdad central, para la fe cristiana, de que Jesús era tanto Dios como hombre. Ya para el siglo cinco la verdad acerca de la deidad de Cristo había sido tan promovida que muchos elementos del cristianismo ya no creían que Jesús hubiera sido humano. Apolinario le atribuyó a Cristo un cuerpo y un alma humana pero no un espíritualmente humana, dividiendo por lo tanto la naturaleza de Cristo en dos partes, una humana y otra divina, pero no siendo ninguna de las dos por completo. Eutiquio enseñó una forma de monofisitismo que espiritualizaba a Cristo por completo, declarando Su humanidad tan solo como una apariencia que disfrazaba Su dignidad. Cirilo, por otra parte, enseñó que Cristo es completamente divino y completamente humano.
El Concilio de Chalcedón fue presidido por Leo el Grande y adoptó una fórmula de creencia basada en los documentos de Leo y de Cirilo que declararon que Cristo "poseía una naturaleza completamente divina y completamente humana, que era verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, igual a nosotros en todos los aspectos, mas sin embargo, carente de pecado, nacido del Padre antes del tiempo de acuerdo a Su naturaleza, en estos últimos días, para nosotros como salvación, nacido de la virgen María... la distinción de las naturalezas siendo preservada y concurriendo en una persona... el mismo Hijo, el unigénito de la Palabra divina, el Señor Jesucristo." El credo adoptado por este concilio fue importante para la fe cristiana, ya que preservó la naturaleza fundamental del sacerdocio de Cristo como uno que es tocado por las enfermedades y las tentaciones de Su pueblo debido a que las ha experimentado todas como uno de ellos.
El ministerio del cristianismo siguió el patrón de la separación del ministerio y el pueblo laico en un prelado profesional que había comenzado durante el segundo siglo. A pesar del hecho de que los dones ministeriales de Efesios 4 fueron dados específicamente por Jesús con el propósito de equipar a los santos de Dios para que efectuaran las obras del ministerio, la iglesia comenzó a desarrollar un separado y a relegarle todas las obras del ministerio a ese clero.
Luego del Concilio Niceno, esta tendencia se aceleró y los laicos fueron aun excluidos de la adoración en la iglesia, convirtiéndose esencialmente en espectadores de un ritual clerical. Aunque las mujeres continuaron siendo utilizadas en el ministerio en la iglesia oriental hasta el quinto siglo, el papel nuevo testamentario de la mujer, como predicadora de la Palabra de Dios, fue abandonado. Según se desarrolló un clero profesional, también aumentó la tendencia hacia el requisito de la celibacía. Basado en una errónea malinterpretación de los escritos de Pablo acerca de este tema, la posición del cristianismo se tornó en una en una en la que existía la creencia de que el matrimonio del clero no iba con sus votos de pureza.
Según la iglesia se secularizó más y más y obtuvo poderío mundano, hubo una fuerte reacción en contra de la intrusión en la vida espiritual de la iglesia. El resultado fue el monaquismo, una práctica en la cual los hombres se separaban del mundo para formar claustros dedicados al ascetismo, la pobreza, la oración y obras de servicio. Los resultados de esta tendencia hacia el monaquismo fueron tanto positivos como negativos. Fueron positivos en el hecho de que la separación, en los monasterios, de hombres dedicados a Dios tuvo mucho que ver con la expansión del conocimiento del cristianismo y con la preservación de la Palabra escrita de Dios durante una época de violencia bárbara en contra de cualquier cosa que perteneciera a la cultura o al conocimiento. Fueron negativas, sin embargo, en el hecho de que los hombres y
mujeres de espíritu y dedicación se separaron del mundo, dejándolo en manos de personas seculares, mundanas y crueles. En vez de cumplir con la comisión de Cristo, de ser la luz del mundo y de ir a todo el mundo predicando el evangelio, ellos se separaron para preservar su piedad y rectitud y dejaron al mundo a la merced de Satanás y de sus huestes malignas. Aunque habían algunos que estaban dedicados al alcance misionero, la mayoría de los hombres cristianos se hallaban en monasterios. El resultado final de esta situación fue el hundimiento del cristianismo en la Edad Obscura.
La orden monástica más prominente fue fundada en el siglo seis por Benedicto de Nursia. La orden benedictina marcó una época en la historia del monaquismo en la que se reemplazaron todas las órdenes contemporáneas y más ancianas de su tipo, tornándose de una vez en la orden monástica más ilustre de la iglesia romana y en la base de su vida de claustro. La orden comenzó como un horario regimentario de labor manual, oración y meditación. Al pasar del tiempo, sin embargo, los abades (padres) de los monasterios tuvieron en sus manos gran poder y los monjes se convirtieron en escuderos, sabios y en los negociantes más emprendedores de su época.
Hubo muchos padres importantes de la fe cristiana durante esta época post-‐nicena. La iglesia latina produjo a Lacancio, Hilario de Poitiers, Ambrosio, Jerónimo y Agustín. La iglesia griega produjo a Eusebio, Atanasio, Basilio y Crisóstomo.
Tal vez el mayor de los padres post-‐nicenos lo fue Agustín. El fue obispo de Hipo en África del norte durante 38 años, desde el año 395 D.C. hasta su muerte. Agustín laboró en el Evangelio e hizo de la ciudad el centro intelectual del cristianismo occidental, contribuyendo extensamente a la comprensión teológica del cristianismo y enfatizando una fuerte rectitud moral para todos los cristianos. Sus escritos incluyeron obras apologéticas, polémicas, teológicas, exegéticas y éticas. Su composición más famosa lo es La Ciudad de Dios, una obra monumental de veinte y dos libros que todavía se mantiene como la producción más poderosa y completa al refutar el barbarismo y vindicar el cristianismo. Esta discute la caída del barbarismo y el levantamiento de la iglesia cristiana para conquistar el mundo para Cristo.
Lacancio fue probablemente el hombre más sabio de su época; él fue contemporáneo de Constantino y hábil escritor y orador. Hilario fue un fuerte defensor de la doctrina de la Trinidad; él escribió doce libros acerca de este tema aproximadamente para mediados del siglo cuatro. Ambrosio fue obispo de Milán y un gran defensor de la simple vida monástica. El se opuso vigorosamente a los arríanos y ayudó a establecer la ortodoxia del trinitarismo en la iglesia occidental. El también logró la independencia de la iglesia del estado, declarando que el emperador estaba en la iglesia pero que no estaba sobre la iglesia.
Jerónimo fue un sabio, defensor del cristianismo, y fuerte apoyador de la vida monástica. En su monasterio, el cual se encontraba en una cueva de piedra caliza cerca de Jerusalén, él tradujo las Sagradas Escrituras del hebreo y griego al latín. La empresa de Jerónimo, una tarea que duró más de veinte años, colocó la Biblia en el idioma del pueblo. Su Biblia, conocida como la vulgata latina, se mantuvo como la base para las Biblias en el mundo occidental durante más de mil años y fue la fuente para la impresión de la Biblia en inglés. Jerónimo declaró: "Aquel que no conoce las Escrituras no conoce el poder y la sabiduría de Dios. El ignorar el conocimiento de la Biblia es ignorar a Cristo".
Eusebio fue un confidente de Constantino y fue uno de los grandes historiadores de la iglesia. El ocupó un lugar de honor y poder en el Concilio Niceno. Juan Crisóstomo fue uno de los
mayores predicadores de la iglesia, un gran expositor y orador que enseñó acerca de la virtud y la piedad. El fue patriarca de Constantinopla y escribió Homilías y Comentarios y una obra para el sacerdocio. Teodoro demostró una gran aptitud en la interpretación escritural. Una de las controversias escriturales a las cuales él llevó su genio exegético fue la del concepto emergente de que María era la madre de Dios, el cual él atacó acérrimamente. El declaró que María parió a Jesús, no al Padre; por lo tanto María era la madre de Cristo no la madre de Dios. El declaró locura el decir que Dios había nacido de una virgen, ya que no fue Dios sino el templo en el que Dios habitaba el que fue nacido de María.
La era post-‐nicena también fue testigo de una expansión misionera del cristianismo occidental. Algunos de los mayores misioneros lo fueron Ulfilo (misionero a los godos de Alemania), Martín de Tours (misionero a Francia), Patricio (santo patrón de Irlanda) y Colomba (apóstol de Escocia). A través de los esfuerzos de éstos y de otros, la fe cristiana fue esparcida a muchas tierras bárbaras.
Durante la época post-‐nicena ocurrieron desarrollos extensos en el gobierno y la liturgia de la iglesia cristiana. La sede romana ganó preeminencia con la promoción del primado del obispo de Roma, el cual estaba basado en la teoría petrina de la sucesión apostólica en la cual se decía que Pedro era obispo de Roma y que era cabeza de la iglesia y que sus sucesores como obispos de Roma eran por lo tanto también cabezas de la iglesia. La teoría petrina descansaba sobre la errónea interpretación de Mateo 16:18 cuando Jesús le dio el nombre de Pedro a Simón y luego declaró que sobre esa roca El habría de edificar Su iglesia. La roca lo era la revelación de Jesucristo, no Pedro.
La liturgia de la iglesia fue modificada para acomodar a los paganos y a los bárbaros a los que estaba tratando de alcanzar. Debido a que estos requerían una forma más visible de adoración, la iglesia comenzó a establecer la veneración a los ángeles, santos, reliquias y estatuas. Los festivales de la iglesia fueron modificados en tiempo y en substancia para coincidir y estar paralelos con los festivales de los bárbaros. Muchas verdades sagradas de la adoración fueron comprometidas en este intento descarriado que lo que pretendía era lograr la acomodación. Se comenzó a enseñar el matrimonio como un sacramento de la iglesia, y el bautismo de los niños fue enfatizado. El sagradismo, la creencia de que la substancia de la ordenanza de Cristo es eficaz a través del sacerdote oficiante, sin importar la condición del comulgante, ganó aceptación. El clero y los laicos se separaron aun más durante la adoración. También se estaba desarrollando una creciente veneración a María que afirmaba su virginidad eterna y la creencia de que ésta carecía de pecado. Actos de penitencia, los cuales incluían los peregrinajes penitentes, también se tornaron en parte significativa del sistema de rectitud de la iglesia cristiana.
2. Cristianismo Medieval (590-‐1073 D.C.) Políticamente hablando, la época medieval data desde la caída del imperio romano en el
siglo cinco; sin embargo, para fines de la historia eclesiástica comenzó con Gregorio el Grande el último de los padres de la iglesia y el primero de los papas, para fines del siglo seis. La autoridad civil romana había sido derrocada por las invasores huestes teutónicas y el cristianismo se estaba tornando en la religión latino-‐teutónica.
Gregorio fue uno de los mejores ejemplos del cristianismo medieval. El fue monástico, ascético y devoto; jerárquico y ambicioso; indiferente a las culturas clásicas y seculares, pero
amigo del aprendizaje eclesiástico; y estaba lleno de celo misionero en interés del cristianismo y de la sede romana, las cuales en su mente estaban inseparablemente conectadas. Antes de convertirse en Papa de Roma, Gregorio estuvo intrigado con la misión del cristianismo en Inglaterra y trabajó extensamente en pro de esto. Luego de convertirse en Papa, Gregorio envió a Agustín a Inglaterra para establecer un cuartel en Canterburry, el cual eventualmente llevó a la conversión del rey inglés al cristianismo. A través de su papado, Gregorio promovió el esparcimiento del cristianismo a través de toda Europa.
Gregorio organizó el ritual de la iglesia e introdujo una nueva moda de cántico que subsecuentemente fue llamada el cántico gregoriano. El no se comprometía en sus ataques a los herejes cristianos y a los cismáticos; sin embargo, él fue particularmente liberal para con los judíos, permitiéndoles el irrestringido uso de sus sinagogas y condenando el bautismo forzoso. Gregorio tenía una opinión muy particular en lo relacionado a la autoridad del cristianismo. Aunque él era obispo de Roma, la cual era la sede metropolitana que estaba sobre los obispos del territorio romano, y que era patriarca de Italia, él no reclamó el primado sobre toda la iglesia cristiana. El se colocó entre el sistema patriarcal y el papal, teniendo a los cuatro patriarcas de Constantinopla, Alejandría, Antioquía y Jerusalén como líderes coordinados de la iglesia bajo Cristo. El mantuvo una batalla continua contra el patriarca de Constantinopla debido a que este último utilizaba el título de "Obispo Universal". El se negó a aceptar el título de "Papa Universal" cuando todos trataron de adscribírselo; sin embargo, no existe duda alguna de que él reclamó y ejerció la autoridad y la supervisión sobre toda la iglesia, aun en oriente, cada vez que tuvo la oportunidad y el poder.
Fue aproximadamente para la época de Gregorio que Mahoma fundó la religión del Islam, la cual es una de las tres religiones monoteístas del mundo. El islamismo, el cual es una disciplina austera y rígida, mostraba el concepto del esparcimiento de su mensaje a través del filo de la espada. Durante la época de Mahoma y después de su muerte (570-‐632 D.C.) huestes de devotos musulmanes, ardiendo con febril celo, atacaron el dominio de la iglesia oriental, matando a miles de cristianos. Ellos también se apoderaron de África del norte, que por largo tiempo había sido un bastión de piedad y liderato cristiano y de ahí procedieron hacia España. El efecto del islamismo sobre la iglesia oriental fue uno devastador ya que tanto los cristianos como sus líderes fueron muertos y sus santuarios destruidos.
El islamismo tenía como una de sus ciudades santas a Jerusalén, juntamente con la Meca y Medina, especialmente el lugar del monte Moriah, del cual Mahoma supuestamente ascendió al cielo. Este reclamo de Jerusalén complicó aun más las tensiones religiosas del mediano oriente, ya que los cristianos, los judíos y los musulmanes la reclamaban como la ciudad santa. Durante las generaciones subsiguientes los cristianos y los musulmanes se alternaron en atacar la ciudad de Jerusalén con gran celo religioso para liberar a la ciudad santa de los infieles de la otra religión.
En el siglo ocho, el papado se alió con la monarquía de los francos y a través de esto logró extender el poderío y la esfera de acción del cristianismo. El punto culminante de la alianza fue durante el reino de Carlomagno (Carlos el Grande), el monarca franco que fue coronado emperador de los romanos por el Papa y cuya ambición era unir a todos los pueblos romanos y teutónicos bajo su gobierno temporero en cercana unión con el dominio espiritual del Papa.
Carlomagno comenzó el avivamiento del imperialismo en Europa. El fue al occidente lo que Constantino había sido para el oriente, una fuerza de dominio civil con estrechos lazos con la
iglesia cristiana. Uno de los mayores líderes militares en la historia, Carlomagno dirigió cincuenta y tres campañas militares a través de Europa, expandió su imperio y por consecuencia influenció en el cristianismo. Su continuo interés en el conocimiento y su promoción fue una brillante luz en una época de ignorancia y barbarismo general que trajo como consecuencia un renacimiento cultural.
Luego del declinar del imperio franco, el santo imperio romano fue establecido en 962 por Otto, un príncipe sajón. Este poder civil, del cual satíricamente se decía que no era ni santo, ni romano, ni siquiera un imperio, duró hasta el 1806 cuando fue destruido por Napoleón Bonaparte. Bajo éste, el papado mantuvo gran control y estableció el pensamiento imperialista de la Europa occidental de la edad media y moderna.
Entre los siglos nueve y once se desarrolló una mayor división entre las iglesias occidental y oriental. La división fue una de teología y gobierno. La iglesia oriental creía que el Espíritu Santo procedía del Padre y no del Padre y del Hijo como la iglesia occidental pensaba. La iglesia oriental no creía en la doctrina de la iglesia occidental en lo relacionado a la inmaculada concepción de la virgen María. La iglesia oriental permitía el matrimonio del clero menos importante, mientras que la iglesia occidental no lo hacía. La iglesia oriental preservaba el derecho de las personas laicas a recibir el consagrado pan de la eucaristía mojado en vino, mientras que la iglesia occidental separó al pueblo laico de la copa por completo. En cuanto al gobierno, la iglesia occidental proclamaba la autoridad y la infalibilidad universal del papa, mientras que la iglesia oriental practicaba una oligarquía patriarcal.
Hubo tres causas principales para la separación de la iglesia oriental y la occidental: (1) la rivalidad político-‐eclesiástica del patriarca de Constantinopla respaldada por el imperio Bizantino y el obispo de Roma en lo referente al imperio alemán; (2) la creciente centralización y conducta arrogante de la iglesia latina en y a través del papado; y (3) la condición estática de la iglesia griega en comparación con la naturaleza progresista de la iglesia latina.
Otro evento que acrecentó la separación entre el oriente y el occidente y que impidió la posibilidad de la reconciliación fue el efecto que las cruzadas tuvieron sobre la iglesia griega. Las cruzadas se desarrollaron cuando los feligreses europeos y las autoridades civiles que habían estado luchando las unas con las otras siguieron el consejo del Papa Urbano II en el año 1095 D.C.: "Dejemos de luchar los unos contra los otros y unámonos para luchar en contra del común enemigo de la fe". Fuerzas militares encabezadas por los caballeros que habían sido iniciados en ceremonias religiosas, tornaron su atención hacia el deseo de limpiar la tierra santa de los infieles musulmanes. En sus viajes hacia Jerusalén, estos ejércitos pasaron a través de Constantinopla donde desahogaron su lujuria hacia la violencia y libertinaje sobre la iglesia griega, que había sido suficientemente debilitada por las huestes musulmanas. Santuarios fueron profanados y destruidos y los cristianos griegos fueron torturados y deshonrados. Toda esta maldad fue perpetrada en nombre de Dios y del papa romano.
Los siglos diez y once fueron verdaderamente la Edad Obscura de la historia del cristianismo. La inmoralidad del clero llegó a su máximo y Roma misma llegó a ser una cueva de iniquidad en la cual los mismos papas proyectaban los peores ejemplos. Toda suerte de maldad era practicada, a menudo en público, y la iglesia y la gente fueron humilladas al mayor extremo. Así pues finaliza el primer periodo de la historia cristiana medieval en su estado de obscuridad.
3. La Edad Media (1049-‐1517 D.C.)
El segundo periodo de la historia medieval cristiana comienza con el levantamiento de Hildebrando y finaliza con la reforma de Martín Lutero. Los primeros tres siglos de este tiempo fueron un tiempo en que la iglesia romana y el papado se levantaron del estado más bajo de debilidad y corrupción que caracterizó la Edad Obscura y alcanzaron el máximo poder e influencia sobre las naciones de Europa. Fue una época de conquista, en la cual los cruzados ganaron para luego perder la tierra santa. Fue un tiempo de escolasticismo en el cual comenzaron las primeras universidades y en el cual las grandes mentes determinadas de la época trataron de probar cada artículo de fe. Fue una época de grandes logros arquitectónicos, con la construcción de algunas de las más hermosas catedrales del mundo.
Hildebrando fue un monje benedictino que se dolió del triste estado del papado, el cual era manipulado por los emperadores. Cuando Bruno de Toul fue nombrado al papado por el emperador Enrique III, Hildebrando le pidió a Bruno que no aceptara el papado de manos del emperador sino que aguardara a la elección del clero. Fue a través de esta acción que él impuso el principio de la supremacía de la iglesia romana sobre el estado. Desde este momento hasta cinco papas más tarde, Hildebrando fue la inspiración detrás del papado. Finalmente Hildebrando mismo fue elevado al papado como Gregorio VII y se convirtió en el mayor de todos los papas. Desde el principio de su servicio a la iglesia, Gregorio tuvo como determinación el reformar el clero destruyendo dos males universales practicados por éste, el tráfico de oficios y rangos eclesiásticos (llamado simonía) y el concubinato de los sacerdotes. Ambas prácticas habían sido llevadas a cabo en público y sin vergüenza alguna por los malvados hombres durante la edad obscura.
Gregorio trajo el mayor poder en la historia a la iglesia romana. Su autoridad fue grande aun en el aspecto civil. El ejemplo clásico del poderío de Gregorio fue visto cuando Enrique IV desafió a Gregorio debido a que el Papa ordenó el celibato del clero y abolió la investidura de laicos en su esfuerzo por reformar el clero. Gregorio simplemente excomulgó al emperador y absolvió a sus súbditos. Carente de súbditos, Enrique se halló descalzo haciendo penitencia en la nieve con tal de recobrar su reino.
El requisito de celibato de Gregorio para con el clero fue diseñado con el propósito de romper los lazos del ministerio de la iglesia con la sociedad y con la preocupación de mantener a sus familias y colocarlo en una posición de independencia, sin otro hogar o meta alguna que la iglesia católica. Esto aumentó el poder del papado inmensamente y fue probablemente una razón base juntamente con el deseo de Gregorio de quitar la rampante inmoralidad en que vivía el clero, para su posición en cuanto al celibato requerido.
La idea para la primera cruzada fue de Gregorio, aun cuando ésta tuvo lugar bajo su segundo sucesor, Urbano II. La cruzada fue diseñada con el propósito de liberar a la tierra santa de los infieles musulmanes y lo logró hasta el 1095 D.C., sólo para ver cómo la tierra santa era nuevamente recobrada por los seguidores del islamismo. La segunda cruzada fue una laica, de campesinos franceses y tomó lugar casi un siglo mas tarde. Estos murieron derrotados y los que sobrevivieron fueron esclavizados. La tercera cruzada, la cual se llevó a cabo casi un siglo más tarde, fue llamada la cruzada de los reyes debido a que fue dirigida por tres de los más poderosos príncipes de Europa, el emperador Federico Barbarosa, Felipe Augusto, rey de Francia y Ricardo corazón de león, rey de Inglaterra. Esta fue la cruzada más famosa de todas.
La supremacía del papado continuó con los reinos de Alejandro III (1150-‐1181) e Inocencio III (1198-‐1216). La insistencia de los papas en lo que concernía a la promoción de la moralidad del clero fue recibida con grande aclamación e impulsó un avivamiento en el monaquismo. Dos órdenes importantes de frailes comenzaron durante esta época; la orden franciscana, fundada por San Francisco de Asís y la orden dominica fundada por Santo Domingo.
La orden dominica produjo a Tomás Aquino, el más grande teólogo en la historia de la iglesia católica romana. Tomás fue una imponente figura de enorme intelecto. Fue un escritor prolífico que produjo obras de asombrosa extensión en cuanto a temas, incluyendo una teología completa de la iglesia romana.
La posición del cristianismo hacia el conocimiento durante la Edad Media, estuvo caracterizado por el escolasticismo, el cual estaba fundamentado en los escritos de Agustín y Aristóteles. Los profundos estudios de lógica, filosofía, metafísica y teología de hombres tales como Tomás Aquino y Anselmo de Canterbury resultaron en el establecimiento de algunas de las grandes universidades, notablemente las de Boloña, París y Oxford.
Durante la Edad Media, la adoración vio erigirse elaboradas catedrales góticas y normandas. Coros entrenados reemplazaron el cántico congregacional según la música de la iglesia se tornó más elaborada. Otro aspecto importante de la adoración católica romana lo fue la introducción del rosario. Este fue introducido por Pedro el Hermitaño en el 1090.
La restauración del arte y la educación, tanto en lo intelectual como en lo cultural, que vino a caracterizar la parte final de la Edad Media, fue llamada el Renacimiento. Se hicieron grandes esfuerzos por animar el desarrollo de la música, la literatura, la pintura, escultura y artes semejantes. Se crearon muchas invenciones en el mundo de la ciencia, al cual el escolasticismo de la iglesia le dejó abierta una puerta no mirándolo ya como maligno. Un despertamiento espiritual también estaba tomando lugar según hombres de Dios comenzaron a cuestionar el desenfrenado poder y las prácticas anti-‐bíblicas de la iglesia romana.
Debido a que el papado poseía todo el poderío y a causa de la expansión de la iglesia romana a través de los frailes dominicos y franciscanos, se dieron muchos excesos y abusos de poder. La inquisición fue una institución completamente del papado, la cual comenzó con Inocente III y continuó hasta Bonifacio VIII. Los líderes de la iglesia la idea de que era la tarea de la iglesia el buscar y castigar a los herejes e infieles. Los concilios de la iglesia votaron por el castigo de muerte para ellos, y los papas insistieron en esto. Un sistema elaborado de reglas para la inquisición fue desarrollado y multiplicado y miles de personas inocentes tuvieron que soportar sus atrocidades.
En medio de todos estos abusos de poder y del propósito e intento de las personas a cargo del cristianismo, se levantó un deseo de reforma dentro de la iglesia católica romana. Hubo esfuerzos oficiales de parte de la iglesia para efectuar una reforma, incluyendo los concilios de Pisa, Constancia, Basil, Ferrara y Florencia durante la primera mitad del siglo quince. Sin embargo, estos concilios lo que lograron fue curar el cisma y no traer reforma a la iglesia romana.
Hubo también otras voces de reforma en este tiempo, algunas de las cuales fueron predecesoras de la reforma protestante. Juan Wycliffe (1328-‐1384 D.C.) luchó en contra de la doctrina de la transubstanciación y escribió la primera traducción del Nuevo Testamento al inglés. Juan Huss (1369-‐1415 D.C.), un mártir de la causa de la reforma, fue el fundador de la Hermandad Unida. Girolamo Savonarola (1452-‐1498 D.C.) predicó extensa y fuertemente en contra de los excesos del papado.
Para comienzos del siglo dieciséis, se había colocado el escenario para un profundo movimiento completamente nuevo, la reforma protestante que habría de restaurar la verdad de la justificación por la fe, que habría de liberar al cristianismo de las ataduras de los excesos del papado y que habría de regresarla a la piedad y a la fidelidad del llamado de Dios al ministerio.
4. La Reforma Protestante La reforma marcó el final de la Edad Media y el comienzo del tiempo moderno.
Comenzando con la religión, la reforma, impulsó cada movimiento e hizo del protestantismo la fuerza más importante para la civilización moderna. El arte, literatura y música renacentista adquirieron nuevas dimensiones con el advenimiento del protestantismo y encontraron un camino hacia una era de progreso para toda la humanidad la cual fue explorada por hombres santos llenos de celo y lealtad a las verdades fundamentales de la Palabra de Dios que le da libertad al hombre.
El romanismo se tornó estático y se opuso a la reforma debido a su dogma de la autocracia papal y a la infalibilidad papal comenzada por el Concilio de Trento y completada con el Concilio del Vaticano de 1870. La reforma trajo la corrección protestante a muchos de los errores de la iglesia católica romana, incluyendo el papado, la adoración a los santos y reliquias, la transubstanciación, el sacrificio de la misa, de las oraciones y las misas para los muertos, las obras de la supererogación, el purgatorio, las indulgencias, el sistema del monaquismo con sus votos perpetuos y prácticas ascéticas y muchas otras supersticiones, ritos y ceremonias.
El protestantismo revivió y desarrolló las doctrinas Agustinas del pecado y la gracia; proclamó la soberanía de la merced divina en la salvación del hombre, la suficiencia de las Escrituras como regla de fe y la suficiencia del mérito de Cristo como fuente de justificación; afirmó el derecho del acceso directo a la Palabra de Dios y al trono de la gracia sin la mediación de humanos; logró la libertad cristiana de las ataduras de las obras y substituyó las ceremonias sociales que iban dirigidas a los sentidos y a la imaginación en vez de al intelecto y al corazón.
La reforma comenzó simultáneamente en Alemania, Suiza y barrió a través de Francia, Holanda, Escandinavia, Hungría, Inglaterra y Escocia. Luego del siglo diecisiete se esparció a Norte América y a través de las empresas comerciales y misioneras a muchas colonias holandesas e inglesas. Esta trajo un avivamiento de la experiencia cristiana de la iglesia primitiva en la cual el ministerio de la Palabra de Dios informaba al intelecto, movía las emociones y formaba la voluntad de aquéllos que la escuchaban.
Martín Lutero era un sacerdote católico romano que llevaba a cabo sus tareas con gran fidelidad. El se convirtió en profesor de la Universidad de Wittenburg, donde disertaba acerca de la filosofía escolástica y explicaba la dialéctica y la física de Aristóteles. Después de un tiempo el concienzudo Lutero se enojó a causa de la maligna práctica de venta de indulgencias practicada por la iglesia romana, lo cual se tornó en una licencia de pecado para el comprador. Fue debido a la indignación con respecto a esta práctica que él obedeció su impulso y que clavó la Tesis de los Noventa y Cinco Puntos acerca del tema de las indulgencias a la puerta de la iglesia del castillo de Wittenburg.
Las consecuencias del atentado de reforma interno de Lutero en la iglesia a la cual él representaba como sacerdote fueron su inmediata represión a manos del Papa Leo X y su ex comunicación tres años más tarde. Con esta acción, se puso en movimiento la reforma protestante
en Alemania. Lutero subsecuentemente hizo campaña durante largo tiempo en contra del papado y de las tradiciones que Roma aceptaba y que no estaban en las Escrituras. El escribió un libro titulado La Cautividad Babilónica de la Iglesia, el cual atacaba muchas de estas tradiciones. Su lealtad a la Palabra de Dios y el deseo de protegerla en contra de cualquier invasión de índole humana quedó grabada en su frase: "Sola Scriptura", lo cual significa sólo la Escritura.
Otra de las frases prominentes de Lutero era "Sola Fide", una aseveración de su creencia en la justificación sólo por la fe. Una parte de su despertar en Wittenburg había sido Romanos 1:17: "Porque en la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe". Esta escritura fue un gran contraste a la justificación de Roma a través de la venta de las indulgencias. Romanos 5:1 se tornó en el llamado de la trompeta de la reforma de parte de Lutero: "Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo..." El énfasis de Lutero en este principio fundamental de la experiencia cristiana fue el comienzo del proceso de restauración de las verdades de la iglesia del Nuevo Testamento.
El más fiel asistente de Lutero lo fue Felipe Melanchtón, un hombre de gran talento como sabio y teólogo. Melanchtón se convirtió en el teólogo de la reforma luterana, formulando su doctrina. El estuvo entre los hombres más importantes en el desarrollo de la reforma protestante en Alemania. Los esfuerzos incansables de Lutero en la promoción de la reforma produjeron la Iglesia Luterana la cual muy pronto fue apoyada por el estado de Alemania.
La reforma estaba tomando lugar en Suiza simultáneamente con el desarrollo de la reforma en Alemania. Ulderico Zwingli hizo unas tremendas contribuciones teológicas para la reforma protestante en su totalidad y para la reforma suiza en particular. El buscó traer la reforma a través de la ley democrática, enseñando en contra de la venta de indulgencias, del celibato sacerdotal y del papado. El efectuó una de las aseveraciones más tempranas de la fe protestante, esta aparece en sus "Sesenta y Siete Conclusiones". Zwingli ayudó a darle a la reforma un estado legal en Suiza a través de la democracia.
Durante este tiempo, el movimiento anabaptista fue comenzado por Menno Simons. Fue de este movimiento que salieron los movimientos menonitas y de la Hermandad. El movimiento anabaptista fue el predecesor del moderno movimiento Bautista. Este se tornó controversial en el tiempo de Zwingli y Lutero. Aunque la modalidad del bautismo no era un punto de disputa, el hecho de que los anabaptistas requerían que aquéllos que fueran a hacerse miembros de la verdadera iglesia volvieran a bautizarse caldeó las emociones y llenó de ira a todos aquéllos que no estaban asociados con ellos, incluyendo a los reformadores protestantes. Los anabaptistas abogaban por la completa separación entre la iglesia y el estado.
Poco después de que Zwingli muriera, Juan Calvino se tornó prominente en Suiza. Calvino fue el padre del presbiterianismo, de su doctrina y de su gobierno. El fue uno de los más grandes escritores y teólogos del protestantismo y su obra: "Los Institutos de la Religión Cristiana", es un manual de las enseñanzas de la reforma. Una cualidad única de la enseñanza de Calvino y de los demás reformadores lo fue el énfasis que ellos colocaron en el proceso democrático tanto en los asuntos civiles como en los religiosos. Fue este énfasis el que tuvo gran impacto en las ideas de gobierno las que tuvieron éxito en la América colonial y las que llevaron al establecimiento de una democracia bajo Dios, o sea los Estados Unidos de Norteamérica.
Nada caracterizó más al protestantismo que la importancia que se le daba a la predicación. El séptimo artículo de la Confesión de Augsburgo en 1530 define la iglesia como "la congregación
de los santos en la cual el evangelio es apropiadamente predicado y los sacramentos son apropiadamente administrados". Un tiempo más tarde, Juan Calvino escribió: "Allí donde se escucha la palabra con reverencia y donde no se descuidan los sacramentos podemos descubrir... una apariencia de la iglesia".
La reforma se esparció a Inglaterra en la época de Enrique VIII. Aunque el motivo del rey para finalizar las relaciones entre la Iglesia de Inglaterra y el papado fue un impuro deseo de divorcio y de recasamiento de base no escritural, el resultado final fue una reforma en Inglaterra y Escocia que fue primeramente dirigida por Juan Knox (1513-‐1572) y más tarde por Jacobo Arminio (1560-‐1609). Knox pasó un tiempo en Ginebra con Calvino y se convirtió completamente al calvinismo. Luego regresó a Escocia y estableció el presbiterianismo escocés. Arminio fue inicialmente influenciado por muchas de las enseñanzas de Calvino, pero su enseñanza chocó con la predestinación incondicional, la explicación limitada, la completa depravación, la gracia irresistible y la perseverancia de los santos, todo lo cual era creencia del calvinismo. Aunque el calvinismo enseña acerca de la predestinación de la soberanía divina y la gracia gratuita, el arminismo enfatiza la responsabilidad humana que extiende la gracia de Dios a todos los hombres bajo la condición de su fe. La teología de Arminio se convirtió en la regla de la Iglesia Holandesa Reformada y de la iglesia Anglicana bajo el reinado de los Estuardos. Esta asumió nuevo vigor en el avivamiento metodista y formó el fundamento teológico para los avivamientos de la santidad y pentecostales.
En Inglaterra, la reforma también dio comienzo a los puritanos, los separatistas y los congregacionalistas, los cuales reaccionaron a la pompa y ceremonia de la iglesia anglicana con la promoción de la simple alabanza y la piedad y devoción extrema. Estos movimientos también fueron llevados a Norteamérica y tuvieron mucho que ver con la revolución americana y con el establecimiento de los Estados Unidos de América.
Las colonias americanas fueron establecidas por personas que estaban buscando la libertad religiosa. Estos incluían puritanos, anglicanos, congregacionalistas, bautistas, cuáqueros y otros. Cada uno de estos movimientos fue producido por la reforma y traído a América por creyentes dedicados. Las colonias variaban en su alabanza predominante, con diferentes iglesias siendo más prominentes que otras en diferentes áreas. Esta condición ayudó a la promoción de la libertad religiosa en la constitución de los Estados Unidos de América y a la negación de que alguna iglesia en particular fuera la iglesia oficial del estado en su Declaración de Derechos.
Aunque muchos de los líderes de la revolución americana y de los que establecieron los Estados Unidos eran deístas y aun agnósticos, muchos de ellos también eran personas dedicadas en la tradición del protestantismo. Las masas de personas en las colonias demostraban un fuerte deseo de obediencia a la voluntad y a las leyes de Dios. Había un fervor religioso que de tiempo en tiempo explotaba en llamas de avivamiento.
5. Avivamientos en el Protestantismo Americano El primer gran avivamiento en el protestantismo comenzó con Juan y Carlos Wesley en el
siglo dieciocho. Juan Wesley era un sacerdote anglicano, muy devoto y celoso de la Palabra de Dios y de la pureza y la santidad. Wesley mismo recibió una experiencia tremenda en la calle Aldersgate en Londres en 1738. Mientras leía el prefacio de Lutero a la epístola a los Romanos, Wesley sintió que su corazón era "tocado extrañamente" según el significado de la doctrina del
reformador en cuanto a la justificación por fe tocaba su alma. Mientras Lutero y los otros reformadores aceptaban la justificación por la fe a través del asentimiento intelectual, Wesley experimentó un profundo sentimiento.
Luego de su conversión, Juan y Carlos Wesley comenzaron a predicar que las Escrituras enseñaban una vida de perfección en la cual la santidad y la santificación podían ser alcanzadas por la acción del Espíritu Santo en la voluntad humana lo cual en la actualidad arrancaba la naturaleza del pecado. Esta fue la doctrina de la santificación como la segunda obra definida de la gracia.
Esta enseñanza trajo una llama de avivamiento que cubrió toda Inglaterra hasta cierto grado, también alcanzó Norteamérica. Con la hábil ayuda de Jorge Whitefield y de Francis Asbury, los hermanos Wesley promovieron y encendieron las llamas del avivamiento que trajeron tantos cambios a las vidas de miles de norteamericanos. Wesley le declaró a sus colegas en el ministerio: "Ustedes no tienen nada que hacer excepto salvar almas". Se ha dicho que con excepción de Juan Calvino, no hubo otro hombre de mayor dedicación en el que hubiera una auto-‐negación mayor y más frutos de las labores apostólicas en el cristianismo protestante que en Juan Wesley.
En el siglo diecinueve, el avivamiento de la Santidad arropó todos los Estados Unidos. Grandes predicadores tales como Carlos G. Finney y Horacio Bushnell apoyaron abiertamente la creación de una excitación ordenada para atraer la atención de los no convertidos. A finales del siglo diecinueve no había un evangelista mayor que D. L. Moody, un hombre que predicaba el evangelio con un sólo tema: El acto salvador de Dios a través de Jesucristo, y con sólo una meta: la conversión y la salvación del pecador. La dedicación y el fervor de los avivadores de la santidad y bautistas de finales del siglo diecinueve colocaron el fundamento espiritual y teológico para el desarrollo del avivamiento pentecostal del siglo veinte.
Durante el primer día del siglo veinte, el bautismo del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en otras lenguas fue recibido en Topeka, Kansas. Hubo rápidas sucesiones de derramamientos de esta experiencia a través de los Estados Unidos, particularmente en California y en el sureste.
Hombres y mujeres que habían experimentado la santificación y la santidad producidas por los avivamientos metodistas y de la santidad estaban buscando una experiencia más profunda con Dios, un duplicado de la experiencia pentecostal de la iglesia del primer siglo. Grandes números de personas comenzaron a recibirlo.
Al principio los pentecostales fueron grandemente perseguidos debido a muchos de los excesos que se permitían debido a su celo por el poder espiritual de Dios. Más tarde el Espíritu de Dios comenzó a traer organización a la experiencia a través de movimientos tales como las Asambleas de Dios, la Iglesia Cuadrangular, la Iglesia de Dios en Cristo, la Iglesia Pentecostal de la Santidad y la Iglesia de Dios. Con una mayor organización y definición, la experiencia pentecostal fue mejor tolerada.
Tal vez debido a la persecución que tuvo que resistir, el pentecostalismo se tornó en gran manera en un movimiento introvertido y falló en promover la experiencia que representaba para las masas. Siendo que los pentecostales se escondieron en sus conchas denominacionales, el Espíritu Santo comenzó una nueva obra en los años 60 en la cual las personas de todas las denominaciones comenzaron a recibir el bautismo del Espíritu Santo. Esta obra fue llamada movimiento carismático, la restauración del carisma, o dones del Espíritu Santo para los cristianos
de todas las creencias. A pesar de algunos excesos paralelos a aquéllos del temprano pentecostalismo, el movimiento carismático logró una gran tarea para la obra de Dios en los últimos días trayendo millones de personas a la experiencia del bautismo del Espíritu Santo y la operación de los dones del Espíritu. El movimiento carismático, juntamente con el pentecostalismo tradicional, ha unido el número de aquéllos que profesan la experiencia pentecostal de hablar en lenguas en uno de los más grandes segmentos de la comunidad cristiana en el mundo.
Un aspecto importante de este trabajo de traer el bautismo del Espíritu Santo a las gentes de todas las denominaciones es el trabajo profetice que está en el proceso de ser cumplido y que traerá la unidad al reino espiritual de Dios y la eventual unidad de la fe de Dios. El comienzo de esta obra es el esfuerzo de mantener la unidad del espíritu en el lazo de paz (Efesios 4:3). El resultado eventual de este positivo esfuerzo ecuménico será la unidad dentro de la comunidad cristiana.
Fue el rompimiento con el catolicismo romano, la reforma y los subsecuentes avivamientos metodistas, de la santidad y pentecostales que vinieron al cristianismo protestante los que prepararon el camino y colocaron el fundamento para la restauración de la Iglesia de Dios de los últimos días. El organismo para el gobierno del pueblo de Dios y para el cumplimiento de la profecía bíblica habría de ser resucitado en el fuego del avivamiento.
D. LA RESTAURACIÓN DE LA IGLESIA DE DIOS (1903-‐ ) La restauración de La Iglesia de Dios fue una obra profética que estuvo acompañada del
derramamiento del Espíritu Santo en los últimos días. Así como el templo de Salomón fue destruido por Babilonia y reconstruido por Zorobabel, también el templo espiritual de piedras vivas, que había sido construido como una habitación de Dios por el Señor Jesucristo fue destruido por la Roma babilónica había de ser restaurado en los últimos días por hombres de la misma fe y celo de Zorobabel y Josué.
1. Resurrección (1903) De acuerdo a la profecía, a la iglesia le fue ordenado que se levantara de la tumba del
oscurantismo que le había sido impuesto por el sistema babilónico para ser restaurada en los últimos días entre los gentiles (Isaías 52:1; 60:1-‐3). Este evento ocurrió el 13 de junio de 1903 en el condado de Cheroquí, Carolina del Norte, cuando un profeta llamado A. J. Tomlinson encontró el cuerpo de personas a las que Dios había escogido para que fueran la Iglesia de Dios resucitada. Fue en este mismo año que los hermanos Wright volaron el primer aeroplano, un evento que era testigo de lo que Dios estaba haciendo espiritualmente (Isaías 60:1, 8).
A. J. Tomlinson era un repartidor de folletos de la Sociedad Bíblica Americana, que distribuía Biblias y literatura religiosa a través del sureste de los Estados Unidos. El había impreso y distribuido su primera publicación titulada "Las Zorras de Sansón". Dios comenzó a moverse sobre él para que encontrara el cuerpo de personas que habrían de ser la iglesia en los últimos días. Luego de investigar muchos grupos, él determinó escrituralmente el que habría de ser el escogido de Dios. Era el remanente de una pequeña unión de iglesias que en el 1886 se habían convertido en una asociación conocida como la Unión Cristiana bajo el liderazgo de R. G. Spurling. Esta confraternidad había perdido sus adherentes debido a la herejía y al fanatismo y se había
convertido sólo en un pequeño grupo en los Campos del Arroyo. En 1902, el nombre fue -‐cambiado de Unión Cristiana a La Iglesia de la Santidad de los Campos del Arroyo. El grupo consistía de unos veinte miembros y seguía existiendo bajo el nombre de La Iglesia de la Santidad de los Campos del Arroyo cuando A. J. Tomlinson fue movido por Dios a acercárseles en busca de confraternidad.
En la mañana del 13 de junio de 1903, el profeta Tomlinson subió la montaña que hoy es conocida como la Montaña de la Oración en Los Campos del Bosque, en el condado de Cheroquí, Carolina del Norte, para orar en busca de la guianza de Dios para efectuar este movimiento profético. El, por lo tanto, se convirtió en el primer hombre que cumplió Jeremías 30:21: "Y de él será su fuerte, y de en medio de él saldrá su enseñoreador; y haréle llegar cerca, y acercarse a mí: porque ¿quién es aquel que ablandó su corazón para llegarse a mí? dice Jehová". El propósito de esto era traer la restauración del templo de Dios y de la ciudad de Jerusalén, un tipo profético de la iglesia.
La mañana del 13 de junio de 1903 se convirtió en una notable fecha profética. Luego de que Tomlinson hubiera "orado y prevalecido", fue instruido por el Señor a que se uniera a La Iglesia de la Santidad de los Campos del Arroyo con el entendimiento de que esa iglesia sería la Iglesia de Dios de la Biblia. De aquel evento Tomlinson dijo: "Esto ofrece una descripción de lo que tomó lugar y que también corresponde a la profecía: "Levántate, resplandece; que ha venido tu lumbre y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti" -‐ Isaías 60:1. Nótese, por favor, que la aseveración no fue hecha para indicar que ésta habría de ser la Iglesia de Dios sino que era la Iglesia de Dios. Esto corresponde perfectamente a la profecía y mientras esto estaba ocurriendo en "la tierra del cielo" y donde las fuentes de agua fluían, así también como en "los campos del bosque", así llamados por David aproximadamente mil años antes de Cristo, los poderosos hermanos Wright estaban laborando fuertemente en las arenas del lado opuesto del estado de Carolina del Norte. Esto por lo tanto corresponde a nuestra escritura debido a que el primer versículo mandaba a la iglesia a "levantarse y resplandecer", mientras que las alas y el volar no es mencionado hasta el versículo ocho.
Tan aparente fue el ungido liderazgo de Tomlinson, que inmediatamente fue nombrado pastor del pequeño cuerpo y eventualmente reconocido como el líder escogido de Dios. Bajo su guianza, la iglesia comenzó a crecer hasta que fue necesario reunir una Asamblea General la cual consistió principalmente del ministerio. La primera Asamblea fue conducida del 26 al 27 de enero de 1906 en el hogar de J. C. Murphy. La iglesia comenzó a experimentar el crecimiento y los negocios de la iglesia comenzaron a tomar forma. En 1907 el nombre de la iglesia fue cambiado de La Iglesia de la Santidad de los Campos del Arroyo a Iglesia de Dios.
2. La Iglesia en su infancia (1903-‐1922) A. J. Tomlinson ya no era meramente un pastor de la iglesia local, sino que también fue
reconocido como Moderador General de la organización en el 1909. En 1920, el título de Moderador General fue cambiado al de Supervisor General. En 1920 también se dio comienzo a la primera publicación de la Iglesia de Dios: El Evangelio de la Iglesia de Dios. El nombramiento divino de A. J. Tomlinson se tornó tan aparente que en el 1914 luego de ocho años de nombramientos como Supervisor General, su posición fue aceptada como perpetua por aclamación de la Asamblea. Entre el 1914 y el 1919 Tomlinson dirigió a la iglesia en el establecimiento de una
escuela ministerial y orfanatos. Durante este mismo tiempo él también estableció el patrón de gobierno nuevo testamentario en la iglesia con doce, siete y setenta ancianos.
En 1919 la iglesia comenzó a desplazarse hacia la democracia, encaminándose hacia la desorganización y la eventual reforma. Se alcanzó una democracia en el gobierno para el año 1922 cuando se redactara una constitución, la cual en efecto subyugó a A. J. Tomlinson, el profeta ungido de Dios, al completo control y a la limitación dictada por unos "Jueces de la corte Suprema de Justicia". Tomlinson primero aprobó esta constitución hasta que reconoció que era un instrumento que iba en contra del gobierno introducido en la iglesia. Esta situación precipitó un caos que tomó muchas formas según las palabras de Tomlinson se hicieron claras: "Tengo temor de que Dios nos ha estado llenando de plagas para traernos de vuelta a nuestros sentidos. Casi todas las iglesias han tenido problemas de una u otra clase durante este año. Escasamente ninguna ha escapado. Según mi entender esto ha sido la causa directa de algún problema y en otras ocasiones ha sido la causa indirecta del problema".
Un recuento completo de las situaciones a causa de los puntos de vista de ambas facciones en disputa acerca del gobierno de la iglesia puede ser estudiada en el Índice Enciclopédico de las Minutas de la Asamblea (Imprenta Ala Blanca, Cleveland, Tennessee) y en Como Un Poderoso Ejército (Casa de Publicaciones de la Iglesia de Dios, Cleveland, Tennessee). Debido a la falta de organización de los asuntos financieros de la iglesia, se comenzó a sospechar y a dudar mucho de la Oficina del Supervisor General. A. J. Tomlinson había asumido completa responsabilidad del manejo de los desembolsos financieros. Esto se tornó en una tarea monumental y la cual él era incapaz de operar eficiente y sistemáticamente a la misma vez que llevaba a cabo sus responsabilidades como Supervisor General. Debido a la falta de completos registros de contabilidad y de la necesidad de subvencionar un departamento de otro, él fue culpado principalmente de malversación de fondos. Sin embargo, no se pudo obtener convicción alguna, ni del tribunal de la iglesia ni de las cortes civiles. EL hecho es que A. J. Tomlinson fue culpable sólo de fallar en organizar y operar un eficiente sistema financiero. Así es que, al igual que cada evento de grande importancia en la Iglesia del Nuevo Testamento era de significado y cumplimiento profético, así también ocurrió con la iglesia de los últimos días. Cuando A. J. Tomlinson fue acusado el 21 de junio de 1923, la primera reforma de la Iglesia de Dios que habría de tomar lugar en esta época fue efectuada en cumplimiento parcial de Zacarías 13:8.
3. La Administración de A. J. Tomlinson Después de la Reforma A. J. Tomlinson fue despojado por el hombre de su posición como Supervisor General del
cuerpo al cual él había servido fielmente durante veinte años; sin embargo, no fue despojado de su unción divina. Con grande ánimo él apoyó el gobierno teocrático y su nombramiento divinamente dado para dirigir el pueblo de Dios en la profecía. El hizo esto con tenacidad y vigor. El siguió hacia adelante con la antorcha de la verdad para reformar la iglesia según un principio apoyado en Jeremías 18:1-‐11. El 15 de septiembre de 1923, la Iglesia de Dios comenzó a publicar una nueva publicación titulada: El Mensajero Ala Blanca.
Bajo el liderazgo de Tomlinson, la iglesia comenzó a florecer nuevamente. Los años entre el 1923 y el 1933 estuvieron llenos de cosas dulces y amargas. Mientras era perseguido y acusado por las fuerzas de la oposición de la antigua denominación de la cual Tomlinson había reformado la Iglesia, la Iglesia de Dios también creció financiera y numéricamente. Más importante aun fue el
continuo aumento de discernimiento en la Palabra de Dios y en la verdad profética que fue traída a la luz bajo el liderazgo de A. J. Tomlinson.
Un gran paso en el cumplimiento de la profecía fue tomado por la iglesia en el 1933. La bandera de la iglesia fue revelada de acuerdo al Salmo 60:4. Se dibujó un diseño primitivo, el cual le fue presentado a la Asamblea General y aceptado por esta como la bandera oficial de la Iglesia de Dios.
El año 1939 también es importante ya que en ese año un joven ministro que llevaba como nombre Grady R. Kent fue raptado por una multitud y golpeado severamente. La golpiza fue atribuida a sus exitosos avivamientos, en el último de los cuales doscientas personas habían recibido el bautismo del Espíritu Santo en Egán, Georgia. Más tarde este hombre habría de convertirse en el profeta ungido de Dios y eventualmente en el Obispo Principal de La Iglesia de Dios.
Kent no era un hombre educado, pero sus inspiraciones y discernimiento divino en lo referente a la profecía se hicieron prontamente evidentes. Luego de sus terribles persecuciones A. J. Tomlinson lo llamó a Cleveland, Tennessee, a pastorear una iglesia local. El tuvo tanto éxito y su visión era tal que Tomlinson le confió muchos pasajes profetices de las Escrituras. Tomlinson comenzó a ver la necesidad de establecer una nueva área de esfuerzo en la iglesia y también reconoció el hombre que habría de encabezarla. La Asociación de la Marca de la Iglesia de la Profecía (A.M.I.P.) fue formada y aceptada por la iglesia en 1941. No fue hasta el 1943 que Tomlinson nombró a Grady R. Kent para que dirigiera este departamento y para que trabajara en la perfección de la iglesia. Kent registra el siguiente hecho referente a su nombramiento: "A. J. Tomlinson sucumbió la noche del 2 de octubre de 1943 luego de dejar la oficina para ir a su hogar, sin embargo, quince minutos antes de dejar la oficina, él me nombró Secretario General de la Asociación de la Marca y en adición me dio el nombramiento de que trabajara en el perfeccionamiento de la Iglesia de Dios."
La muerte de A. J. Tomlinson fue una gran pérdida para la Iglesia, la comunidad y el mundo. El fue elogiado tanto por sus amigos como por sus enemigos. El Presidente de los Estados Unidos, Franklyn D. Roosevelt, envió sus condolencias y se lamentó de que la iglesia hubiera perdido a este gigante del liderazgo espiritual. Tomlinson fue uno de los líderes espirituales que fueron instrumentales en el esparcimiento del pentecostalismo durante el siglo veinte; sin embargo, juntamente con su mensaje de bendición pentecostal él también trajo una revelación de la iglesia restaurada como un organismo para el cumplimiento de la profecía bíblica.
4. La Administración de M. A. Tomlinson (1943-‐1957) Luego de la muerte de A. J. Tomlinson, su hijo menor, Milton, fue seleccionado para llenar el
cargo de Supervisor General. El no era, sin embargo, un hombre tan influyente dentro de la iglesia y carecía de fortaleza en el liderazgo lo cual su padre si poseía. Las razones para su selección permanecen siendo obscuras; un recuento no muy claro del nombramiento aparece en el índice Enciclopédico de las Minutas de la Asamblea.
M. A. Tomlinson tenía la reputación de buen hombre y buscó mantener la iglesia envuelta en la expansión de su ministerio a través del mundo. Del 1943 al 1948 él dirigió la iglesia como Supervisor General con el apoyo de aquéllos que promovían el gobierno teocrático. Aunque él carecía del carisma que otros poseían, él administró bien los negocios de la iglesia y presidió sobre
su continuo crecimiento. En 1948, sin embargo, su falta de fortaleza para demostrar su liderazgo en el orden teocrático de la iglesia quedó manifestado en su aceptación pública de la Asamblea General como la autoridad máxima de la iglesia. En esencia él aceptó una democracia funcional, el mismo sistema que A. J. Tomlinson había rechazado como no escritural y como que no estaba de acuerdo con el gobierno teocrático.
Durante el tiempo del liderazgo de M. A. Tomlinson, la iglesia, sin embargo, no careció de liderazgo profético. Grady R. Kent fue ungido por Dios para revelar la profecía y para trabajar en el cumplimiento de la visión profética de A. J. Tomlinson.
Desde comienzos de los años 30, Kent había tenido una visión de las características generales del trabajo profético de Dios para los últimos días. El sabía que la iglesia había sido establecida en las montañas en un lugar que sería conocido como Los Campos del Bosque, un hecho que había sido simbolizado en el Antiguo Testamento por el hecho de que el arca del pacto había sido encontrada en los campos del bosque en la época de David (Salmo 132:6). Kent y A. J. Tomlinson compartieron intensamente en lo referente a estas revelaciones, y la sugerencia de la conmemoración del lugar en el que Tomlinson se había unido a la iglesia y comenzado su levántate y resplandece de acuerdo a Isaías 60:1, fue presentado a la Asamblea. Bajo la dirección de Grady R. Kent, se erigió un gran proyecto para marcar el lugar del levántate, resplandece de la iglesia entre los gentiles.
A partir de 1948 el Obispo Kent y la A.M.I.P., virtualmente dirigieron la iglesia. El comenzó a predicar acerca del aeroplano como un cumplimiento de la profecía, señalando el paralelo que existía en la creación de éste y el de la iglesia de acuerdo a Isaías 60:1, 8. La predicación de Kent se tornó tan fuerte y persuasiva que en 1948 la Iglesia de Dios compró el primer aeroplano para cumplir la profecía. Mientras otros movimientos religiosos utilizaban los aviones como medios de transportación, nadie había promovido todavía un programa profético a través del uso del mismo.
El programa del avión añadió nueva vida y un mayor desarrollo a la iglesia. Eventualmente hubo más de doscientos pilotos y más de cien aviones. Demostraciones en aeropuertos públicos fueron conducidas a través de los Estados Unidos y en países extranjeros demostrando este cumplimiento de la profecía y atrayendo a miles de personas que a la vez escuchaban el mensaje de salvación y de restauración de la Iglesia.
La iglesia tuvo conflictos legales con la Iglesia de Dios de la cual se había reformado. Ambos grupos estaban usando el nombre Iglesia de Dios, y la correspondencia y las finanzas de ambas constantemente se veían confundidas. Eventualmente la iglesia fue enjuiciada en Corte y en 1953 el nombre de la iglesia fue cambiado de Iglesia de Dios a Iglesia de Dios de la Profecía.
En 1956, el Obispo Kent, juntamente a otros pilotos y personal, volaron nueve aviones de un solo motor por las islas del Caribe. Kent declaró que esto era cumplimiento de Isaías 60:9: "Ciertamente a mi esperarán las islas". Estos hombres arriesgaron sus vidas, pero las nuevas del viaje profético trajeron grande reconocimiento a la iglesia.
El trabajo de Grady R. Kent en la visión escrita de los Campos del Bosque fue también declarado a través del país y del mundo a través de los medios noticiosos. El patrón de Kent para la construcción en los Campos del Bosque era de acuerdo a la ciudad de Dios que aparece en Apocalipsis 21. Muchos se regocijaron en el ministerio de este hombre de Dios y su entendimiento fue abierto a través de muchas de sus no ortodoxas maneras de demostrar la Palabra de Dios. El era un hombre muy alegre y de gran conocimiento. Su efectividad y liderazgo no eran menores a
los de sus compañeros. Eventualmente se hizo evidente que su comprensión de la Palabra de Dios era superior a la de cualquier otra persona dentro de la iglesia.
Juntamente con el reconocimiento de la gente como líder en el conocimiento de la Palabra de Dios y en la espiritualidad, Kent también encontró el resentimiento y el celo de muchos de los oficiales de la iglesia. Debido a la expresión de sus convicciones personales y a causa de su habilidad para resolver los misterios del libro del Apocalipsis, algunos de sus partidarios comenzaron a referirse a él como alguien que estaba en el espíritu y el poder de Juan el Revelador. Debido a este reconocimiento, él fue grandemente atacado por sus compañeros obispos.
La oposición no pareció detener la determinación de Kent para establecer la revelación en los corazones de los hombres. Muchos de sus compañeros le requirieron que comprometiera su mensaje y que dejara de utilizar sus declaraciones tan abiertas. Ellos pensaban que su interpretación de ciertos pasajes de Ezequiel en los que se hablaba del querubín y que él decía que era una profecía del aeroplano era demasiado absoluta. El, sin embargo, no se sometió a estas presiones, sino que continuó predicando lo que Dios le había revelado. A estos hombres no les quedó otra alternativa que la de comenzar a tratar de hacer que Kent se sometiera.
La Iglesia de Dios de la Profecía había formado un comité llamado "Comité de Asuntos y Preguntas", el cual en efecto servía para la formulación de doctrina y de las enseñanzas de la iglesia. Este comité emitió la herramienta legislativa que eventualmente se convirtió en el medio para deshacerse de Kent. Durante la Asamblea General de 1956, el comité trajo la siguiente resolución: "La Iglesia no endosa el que sus ministros se identifiquen a sí mismos o que identifiquen a otros ministros como los Dos Testigos identificados en Apocalipsis 11. Tampoco aprueba el que alguien diga ser Juan el Revelador." Esto estaba claramente diseñado para atrapar a Kent. Tan sutil fue su ejecución que fue pasado sin que nadie se opusiera, y así no recibió ninguna oposición inmediata.
Kent se encontró en el valle de la decisión desde septiembre de 1956 hasta comienzos de 1957, no sabiendo que debía hacer. El continuó llevando a cabo sus tareas con grande vigor. La decisión de la Asamblea no disminuyó, sin embargo, las crecientes opiniones de que Kent estaba en el espíritu y poder de Juan el Revelador.
En enero de 1957, mientras se encontraba en un avivamiento en Waycross, Georgia, Kent fue inspirado a escribir su testimonio, a imprimirlo y a hacerlo disponible. Este era una autobiografía de su vida espiritual que contenía los incidentes que habían puesto su vida en peligro y que había encontrado por causa del evangelio, que era el que lo había traído al lugar donde se encontraba. El también declaró sus muchas obras de cumplimiento profético tal y como los Campos del Bosque y el programa del avión. En esa ocasión por primera vez también declaró abiertamente en la página impresa que él estaba en el espíritu y en el poder de Juan el Revelador. En efecto, él publicó un reto abierto para el comité de doctrina que estaba en control.
Los oponentes del Obispo Kent estaban más que deseosos de tomar esta oportunidad para deshacerse de aquel que ellos consideraban su enemigo. Kent fue llamado para que explicara sus acciones y fue llevado ante el Supervisor General M. A. Tomlinson. Tomlinson le pidió que mandara a recoger y que dejara de distribuir su testimonio escrito y que pidiera perdón inmediato o que sometiera su renuncia.
El corazón de Kent se apesadumbró con el gran peso de la decisión. Debido a que él no estaba completamente al tanto de lo que Dios estaba haciendo para traer el cumplimiento de
Zacarías 13:8 (la tercera parte de Zacarías), a él le parecía que esta era una decisión imposible. Su deseo no era dejar la iglesia, pero el negar su revelación era algo imposible. Al otro día él escribió su carta de renuncia y la firmó sobre la marca de la cruz en los Campos del Bosque, el proyecto que él había desarrollado y por el que tanto había trabajado. Al otro día 13 de febrero de 1957, él entregó su renuncia.
5. La Administración de Grady R. Kent (1957-‐1964) En unos cuantos días, más o menos trescientas personas tomaron la decisión de unirse a las
convicciones del Obispo Kent. Este grupo se reunió en el Hotel Cheroquí en Cleveland, Tennessee el 17 de febrero de 1957 para reorganizar y reformar la iglesia de acuerdo a un patrón más perfecto. Debido a que la sumisión de Tomlinson a la Asamblea General en 1948 había dejado la posición del líder ungido vacante y debido a que Dios había escogido a Grady R. Kent para llenar esta posición, el Obispo Kent se declaró a sí mismo con la autoridad de las Escrituras como el Obispo Principal de La Iglesia de Dios. Se formaron siete auxiliares en vez de los cinco que había previamente y se restauraron las posiciones de los Dos Testigos y de los Doce Apóstoles.
El año siguiente estuvo lleno de ajustes en la doctrina y en las prácticas. En abril de 1956, fue publicada la primera edición de la publicación oficial de La Iglesia de Dios, La Visión Habla. La bandera fue perfeccionada y fue presentada para su aprobación al Concilio de los Apóstoles y Ancianos el 3 de septiembre de 1957. Esta permanece siendo la bandera oficial de la Iglesia.
El 1 de agosto de 1958, se compró el terreno de siete acres que hoy se conoce como La Nueva Jerusalén. El Obispo Kent comenzó otro proyecto similar a Los Campos del Bosque. La revelación contenida en La Nueva Jerusalén, sin embargo, habría de ser de un mayor alcance, incluyendo la visión tanto del judío como del gentil. Fue la intención del Obispo Kent el que La Nueva Jerusalén se convirtiera en un despliegue del patrón de la ciudad de Dios (Apocalipsis 21).
El 20 de agosto de 1958, el nombre oficial de La Iglesia de Dios, fue legalmente adoptado y restaurado a la Iglesia. Los nombres anteriores, Iglesia de Dios e Iglesia de Dios de la Profecía, se diferencian del nombre presente por el artículo La.
Luego de los eventos del 13 de febrero de 1957, la revelación continuó desarrollándose y "el siervo que había sido colocado sobre la casa procedió a dar fruto a su tiempo". Al año siguiente, el Obispo Kent introdujo el uso de la motocicleta y del bote como medios de esparcir el mensaje de salvación y como identidad profética del programa de los últimos días. En 1961 Kent añadió los automóviles al ejército de vehículos especialmente identificados para el esparcimiento del evangelio. Durante este año él también comenzó la Caravana del Evangelio por la Autopista, un grupo de motocicletas y de automóviles que viajaron a través de todos los Estados Unidos proclamando el mensaje de la pronta venida de Jesús e invitando a la gente en las autopistas y en las carreteras de las ciudades a aceptar a Cristo para que la casa de Dios pudiera llenarse (Lucas 14).
El 2 de mayo de 1962, el Obispo Kent efectuó un largamente esperado viaje a Israel con el propósito de marcar el lugar, en el Monte Hatín, en el que Jesús estableció la Iglesia. Allí él erigió una marca, colocando doce piedras, simbolizando a los doce apóstoles que Jesús había ordenado, sobre una piedra grande que representaba la revelación de Jesucristo sobre la cual la Iglesia Primitiva había sido construida.
La introducción en la iglesia del término Judaísmo Nuevo testamentario, la cual encierra los esfuerzos de la Iglesia por traer la restauración de la herencia judaica del cristianismo del primer siglo, coincidió con el histórico viaje del Obispo Kent a la tierra santa. El Judaísmo Nuevo testamentario es un sistema completo que incluye la alabanza, la adoración y el servicio que La Iglesia de Dios desarrolló bajo la inspiración del Obispo Kent. Esto abrió grandes y significativos métodos de adoración bíblica para el creyente que busca algo más que la contemporánea tradición cristiana.
En 1963, el Obispo Kent concentró sus esfuerzos en las escuelas de los Apóstoles en las cuales instruyó a los Doce Apóstoles que había ordenado en el trabajo profético de la Iglesia. El finalmente supervisó su dedicación en Asheville, Carolina del Norte, y allí dijo que se sentía como un hombre que había sembrado una cosecha y que había finalizado su trabajo.
El Obispo Kent cumplió con el oficio de Obispo Principal de forma fiel, esforzada y diligente durante siete años hasta su muerte el 31 de marzo de 1964. Su muerte aconteció durante la Pascua judaica en el mismo tiempo en que hubo un gran terremoto en Alaska.
6. La Administración de Marión W. Hall (1964-‐1972) Tras la muerte del Obispo Kent, los Doce Apóstoles y los Siete Hombres de Negocios de la
Iglesia se reunieron en Cleveland, Tennessee, para estudiar las Escrituras y buscar la voluntad de Dios en lo que respecta a la persona que sería el sucesor del Obispo Kent. Hubo mucha discusión de varios órdenes de sucesión los cuales tenían precedencia, incluyendo el derecho del primogénito, ciertos escenarios proféticos y principios de gobierno. Los Doce Apóstoles unánimemente reconocieron a Marión W. Hall como Obispo Principal en base a su oficio como el testigo a la mano derecha del Obispo Kent.
En la confusión que prosiguió hubo pequeñas pérdidas en la iglesia; sin embargo, la mayor parte de la Iglesia siguió el apostolado y reconoció a Hall como el Obispo Principal. Hall buscó promulgar nuevamente varios escenarios proféticos de las Escrituras en vez de cumplirlos. Esto condujo a un tiempo de confusión en lo referente a la misión y el propósito de la iglesia. Aunque la iglesia continuó sus ministerios de alcance y recibió muchos miembros y ministros en sus filas durante este tiempo, se perdió mucho esfuerzo en los intentos de volver a realizar la profecía ya cumplida. Los rangos del patrón gubernamental de la iglesia crecieron e incluyeron posiciones que el Obispo Kent no había restaurado y que eran parte de la iglesia del Nuevo Testamento. Finalmente estos programas produjeron abusos de poder de parte de Marión W. Hall, quién explotó la posición de la iglesia en lo referente al gobierno teocrático para establecer un control autocrático aun en las vidas personales de algunos individuos. Esto a su vez produjo cargos de inmoralidad y de una conducta no apropiada para un obispo de la iglesia. En medio de esta controversia Hall renunció engañosamente a su puesto. El Concilio de Apóstoles y de Ancianos acordó unánimemente aceptar su renuncia debido a que Hall había sido infiel en la administración de la posición de Obispo Principal y que se había conducido en una manera indigna para un obispo de la iglesia.
7. La Administración de Robert S. Somerville El Concilio de Apóstoles y ancianos unánimemente acordó reconocer a Robert S. Somerville
como Obispo Principal de la iglesia. Durante este tiempo de transición varios hombres se
presentaron ante el consejo para expresar sus reclamos a la posición de Obispo Principal; sin embargo, el Concilio rechazó cada uno de estos reclamos y mantuvo su apoyo al Obispo Somerville.
La administración de Somerville comenzó con un énfasis en la consagración personal y el sostenimiento de la posición y del trabajo de Jesús como Sumo Sacerdote y dador de poder de la iglesia. El patrón de gobierno de la iglesia fue restaurado a aquel del orden del Nuevo Testamento que había sido establecido bajo la administración del Obispo Kent. La iglesia enfocó su atención nuevamente en el alcance y la promoción de su verdadera misión profética en el mundo. Los años subsiguientes fueron tiempos de gran expansión en la iglesia. La mayor falta de la iglesia en este tiempo fue su ambición y deseo de hacer más por la causa del desarrollo y la expansión que lo que financieramente podía hacer.
En 1976 la iglesia dedicó el edificio de la Estrella de David en La Nueva Jerusalén, un edificio único que tiene como forma la estrella de David. Este edificio habría de albergar las Oficinas Generales y la compañía de Publicación de la iglesia. Se incurrió en una deuda en el programa de construcción de este edificio y en el apertrechamiento de la planta de publicación.
La iglesia también se embarcó en un ambicioso programa de enseñanza con la apertura del Colegio Universitario Kent, un colegio universitario de artes liberales. Grandes esfuerzos y un gran apoyo fue dado a este trabajo que fue diseñado para mejorar las oportunidades educacionales de los ministros de la iglesia.
El alcance misionero-‐evangelístico más impresionante de la iglesia también fue lanzado durante este tiempo. Miles de dólares y de horas de trabajo fueron usadas en la construcción de una iglesia en Haití y en tratar de entrar a otros campos extranjeros. Todos estos esfuerzos trajeron a La Iglesia de Dios en contacto con literalmente miles de personas a través de todo el mundo y le dieron la oportunidad de compartir su visión con ellos.
Bajo Somerville, la iglesia delineó su comprensión del Judaísmo Nuevo testamentario, el concepto introducido por el Obispo Kent para dar coherencia al énfasis colocado por la iglesia en la restauración de la herencia judaica de la iglesia. Se comenzaron programas de publicación para publicar el Judaísmo Nuevo testamentario y los resultados fueron que la iglesia recibió grande aclamación por ser pionera en esta área de la restauración. Muchos otros de los ministerios en la comunidad cristiana comenzaron a enfatizar la herencia judaica en el cristianismo como resultado directo o indirecto de estos esfuerzos.
El Obispo Somerville dirigió a la iglesia en una era de una mayor tolerancia en lo que respecta a la diversidad de expresión en las prácticas del cristianismo. La iglesia añadió elementos de alabanza que fueron tomados prestados de varias iglesias y de movimientos carismáticos. Gran énfasis fue dado a la alabanza de Dios en el Espíritu. Debido al largo uso de adufes en la iglesia, la danza litúrgica fue restaurada como medio de alabanza con danzas interpretativas y rítmicas como parte de la liturgia de alabanza empleada en la iglesia.
Durante la administración de Robert Somerville se alcanzó grandemente a la comunidad y al mundo con el mensaje y trabajo de la iglesia. El hecho de que estos esfuerzos no produjeran los resultados inmediatos deseados sirvió para crear desasosiego en la iglesia y aun en el mismo Obispo Principal. Las presiones de la posición y las expectativas de la gente hicieron que Somerville aceptara y promoviera varios ministerios independientes dentro de la iglesia con un grado de expresión individual lo cual tuvo un impacto negativo en la unión de la iglesia.
El mismo Obispo Somerville se tornó impaciente debido a la falta de progreso que había sido anticipado en el crecimiento de la iglesia y se tornó en una persona excesivamente autoritaria. El también quedó abierto a preguntas que eventualmente llevaron a la petición unánime del Concilio de los Apóstoles y Ancianos para que renunciara a su puesto de Obispo Principal. Somerville renunció en diciembre de 1980.
8. La Administración de John A. Looper (1981-‐ 1995) Luego de varias reuniones durante las cuales se discutió el puesto de Obispo Principal y en
que se hicieron esfuerzos para determinar la voluntad de Dios para el reemplazo de esa posición, el Concilio de Apóstoles y Ancianos unánimemente nombró a John A. Looper en 1981 para la posición de Obispo Principal.
La administración de Looper ha estado caracterizada por la continua promoción de la rectitud personal y la dedicación al mantenimiento de la presencia de Dios en la operación de la iglesia y en las vidas personales de sus ministros y sus miembros. El ministerio de la iglesia ha animado una profunda dedicación a la misión profética de la iglesia, mientras a la vez mantiene la preeminencia de Jesucristo en todas las cosas que la iglesia hace y promueve.
Durante los primeros cinco años de la administración del Obispo Looper, la iglesia se enfrentó a severas crisis financieras. La ambición de la iglesia de hacer más de lo que podía durante la administración de Somerville, la dejó en una posición vulnerable en un momento de crisis económica mundial y de transición que resultó en la pérdida de personal ministerial y de iglesias. El liderazgo de la iglesia perseveró en lo que tal vez sea la mayor prueba financiera en la historia de la iglesia y con la bendición de Dios y considerable sacrificio personal de parte de sus oficiales, fue capaz de mantener su Cuartel General y la Compañía de Publicaciones en operación, juntamente con un continuo alcance misionero y programa de enseñanza. Programas misioneros trajeron como resultado el establecimiento y la rápidaexpansión de la iglesia en el continente de África así también como en otras partes del mundo.
La unidad de propósito y de espíritu fue acelerada en la iglesia con el establecimiento de la Escuela Ministerial de La Iglesia de Dios por parte del Concilio de Apóstoles y Ancianos, como un programa de entrenamiento intensivo mientras se trabaja, para todos los ministros de la iglesia. Esta escuela ayudó a redefinir la misión y el trabajo de la iglesia para muchos de sus ministros, trajo unidad y aumentó la habilidad de sus ministros en general.
La causa de la unidad y de la comprensión de las enseñanzas y prácticas de la iglesia ha aumentado debido a la publicación de un catecismo para la iglesia llamado Introducción a la Doctrina de los Apóstoles, así también como por la publicación de la tercera edición revisada del Manual de Doctrina y Procedimientos para los Apóstoles. Estos documentos ayudaron a solidificar el sentido del propósito y la dirección de la iglesia, confirmando sus enseñanzas de larga duración y demostrando su flexibilidad en lo que respecta a abrir su corazón para recibir todo aquello que Dios tenga a bien enviar para su cuidado.
En la última parte de su administración, el Obispo Looper empezó a promover enseñanzas que diferían de las enseñanzas básicas y fundamentales de la Iglesia. En agosto de 1995 el Obispo Looper declaró al Concilio de Apóstoles y Ancianos que el sentía que Dios le había descargado de responsabilidades con respecto a la posición de Obispo Principal de la Iglesia de Dios. Looper renunció en agosto de 1995 para continuar su propio ministerio.
9. La Administración de Samuel Kramer (1995-‐ ) Después de la renuncia del Obispo Looper, él nombró al Obispo Samuel Kramer (Portavoz de
los Doce Apóstoles), como Obispo Principal Interino de La Iglesia de Dios. En julio de 1996, el Concilio de Apóstoles y Ancianos nombró a Samuel Kramer en la posición de Obispo Principal.
La administración de Kramer empezó con un mover, para identificar las enseñanzas básicas y fundamentales de la iglesia sobre las cuales esta había sido fundada, y de volver a enfatizar la importancia de la familia y una vida recta. En el Concilio de Apóstoles y Ancianos de diciembre de 1996, la iglesia otra vez se alineó con las enseñanzas que fueron desasimiladas o casi olvidadas durante la anterior administración. La iglesia reconoció su identidad en la profecía relacionada a Zacarías 4 "reconstruir la casa de Dios", y particularmente, reconstruir el patrón de acuerdo al Candelero.
Una tremenda afluencia de iglesias y personas del campo misionero en el extranjero marcó el principio de esta nueva era en La Iglesia de Dios. Se establecieron nuevas iglesias en México, Honduras, y El Salvador, con planes para viajar a Liberia, Zambia, Nigeria, África (así como India) para aceptar peticiones urgentes para membresía en la iglesia. En los Estados Unidos se han sumado nuevas iglesias con nuevos ministros y miembros que están emocionados acerca del trabajo de La Iglesia de Dios. A causa de la reducción de la deuda de la iglesia durante la administración de Looper, La Iglesia de Dios puede ahora enfocarse en ganar almas para Cristo, y edificar su iglesia de este lado del oscurantismo.
10. Conclusión La Iglesia de Dios comenzó el esfuerzo de la reforma cuando Jesús vino a reformar la religión
judía con un camino nuevo y de vida. Esta ha sido restaurada durante el siglo veinte con la determinación de continuar la reforma de su doctrina y prácticas hasta que el orden perfecto que fue aprobado por Dios en el primer siglo sea restaurado y mantenido nuevamente en la actualidad. La historia de La Iglesia de Dios es un movimiento vibrante, de reforma y que reforma, que continúa y que continuará hasta aquel día perfecto en que Jesucristo habrá de aparecer para recibir a Su Esposa ya preparada y adornada.