La disolución lógica de lo relevante
Eduardo Rincón Alfonso
El tema de esta ponencia es la relación entre la lógica clásica y la conversación.
En muchos de nuestros intercambios comunicativos se producen fenómenos que
al parecer no pueden ser explicados por esta lógica. Grice en su artículo “Lógica y
conversación” reconoce que uno de estos fenómenos es el que él ha denominado
como ‘implicaturas conversacionales’. La distinción del término ‘implicatura’ es
hecha por Grice para distinguirlo de ‘implicación’, pues parece que el proceso
inferencial llevado a cabo en este tipo de casos, no puede entenderse como una
deducción en el sentido de la lógica clasica. El propósito de este texto es discutir
esta afirmación.
Las implicaturas conversacionales son explicadas por Grice por medio de un
principio general y un conjunto de máximas que rigen la conversación entre los
hablantes, este principio es el principio de cooperación. Dentro del conjunto de
máximas, Grice distingue la máxima de relevancia, la cual le impone al hablante
“ser relevante” con sus contribuciones a la conversación. Sin embargo, él deja sin
aclarar la naturaleza de la relevancia. Según la propuesta de Sperber y Wilson,
aclarando dicha naturaleza se puede ver que la relevancia puede reemplazar el
principio de cooperación y sus máximas. Voy a defender, siguiendo a estos
autores, que la relevancia puede entenderse en términos de la lógica clásica,
específicamente, en términos de implicación. Disolviendo así “lo relevante” en
términos de la lógica. En la primera sección presento la propuesta de Grice y
aclaro el concepto de ‘implicatura’, y en la segunda sección presento la propuesta
de Sperber y Wilson.
1. Las implicaturas y el principio de cooperación
Para entender el término implicatura, veamos un ejemplo. Supongamos que dos
amigos, Gustavo y Brian, están hablando de tercer amigo, Juan, que desde hace
poco empezó a trabajar en un banco. Gustavo le pregunta a Brian cómo le está
yendo a Juan en su nuevo trabajo. Brian responde “Bien, creo. Le gustan sus
compañeros y todavía no lo han metido a la cárcel”. En este punto Gustavo puede
preguntarse qué estaba sugiriendo, o qué estaba queriendo decir Brian con que a
Juan todavía no lo han metido a la cárcel. En este caso, lo que Brian quiso decir
con que a Juan “no lo habían metido a la cárcel” es que Juan es potencialmente
deshonesto. Sin embargo, lo que Brian dijo sobre Juan no coincide con lo que
quiso decir. A este tipo de casos en los cuales lo que se dice no coincide con lo
que se quiso decir, Grice los llama ‘implicaturas’, y en este específicamente
‘implicaturas conversacionales’. En este caso, Brian con lo que dijo, dejo
implicaturado que “Juan es potencialmente deshonesto”.
La pregunta que surge es cómo puede saber Gustavo qué era lo que Brian estaba
queriendo decir acerca de Juan. Por supuesto, esto no puede ser una
consecuencia lógica de lo dicho por Brian que fue simplemente que a Juan no lo
han metido a la cárcel, pues tomando la proposición “A juan todavía no lo han
metido a la cárcel” no implica que “Juan es potencialmente deshonesto”. ¿Cómo
hace entonces Gustavo para inferir lo que se quiso decir? Responderé esta
pregunta despues de haber esbozado los elementos centrales de la propuesta de
Grice.
El esfuerzo central de Grice está en considerar que nuestros intercambios
comunicativos son un comportamiento racional dentro de muchos otros. Por lo que
nuestras conversaciones no consisten en una sucesión de observaciones
inconexas sino que son esfuerzos cooperativos en los que participantes reconocen
un conjunto de propósitos o al menos una dirección a seguir. Se espera que los
participantes sigan un principio general que orienta el comportamiento racional y
en particular la conversación, esto es, el principio de cooperación que consiste en
que los hablantes hagan sus contribuciones a la conversación de acuerdo a como
esta lo requiera, en el estadio en que tenga lugar, según el propósito y la dirección
que se haya aceptado.
Además de seguir este principio, los hablantes deben seguir un cierto conjunto de
máximas que permiten obtener los resultados deseados e impuestos por el
principio. Grice distingue cuatro tipos de máximas, a saber, las máximas de
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cantidad, de calidad, de relación y de modo. Las máximas de cantidad se
relacionan con la cantidad de información que debe ser proporcionada, por lo que
se espera que la contribución de los hablantes a la conversación sea tan
informativa como se requiera. Las máximas de cualidad exigen hacer
contribuciones verdaderas en la medida de lo posible, es decir, no decir lo que se
crea falso y de lo que se carezca de evidencia adecuada. La máxima de relación
exige que el hablante haga una contribución relevante a la conversación.
Las implicaturas conversacionales se producen cuando los hablantes dejan
manifiestamente de actuar de acuerdo con las máximas, es decir, el hablante es
capaz de cumplir la máxima, pero no la cumple sin que por ello deje de cooperar
con la conversación.
Volviendo a nuestro ejemplo, Gustavo le pregunta a Brian por el nuevo trabajo de
Juan en el banco, a lo que Brian responde que le ha ido bien y que no la han
metido a la cárcel. Parece que Brian al decir que a Juan aun no lo han metido a la
cárcel está violando la maxima de relación, está siendo irrelevante, con respecto a
la pregunta de Gustavo, pues lo que dijo no tiene ninguna relación. Sin embargo,
Gustavo no tiene razones para pensar que Brian no está cooperando con la
conversación y dadas las circustancias puede considerar que su respuesta tiene
una relación, únicamente si supone que juan tiende a ser deshonesto y por ello lo
pueden enviar a la cárcel en su nuevo trabajo. Brian sabe que Gustavo puede
reconocer esta suposición, y con ello reconocer la implicatura. En resumen, para
reconocer la implicatura, Gustavo tiene que hacer la suposición necesaria para
considerar que Brian está cooperando con la conversación y que está observando
la maxima de relación.
Para reconocer que una implicatura conversacional está presente, el oyente, o sea
Gustavo, puede apoyarse en el significado convencional de las palabras usadas,
junto con la identificación de cualquier referencia que esté involucrada, el contexto
de la proferencia, y el principio de cooperación y sus máximas.
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En conclusión, para Grice es la observación del principio de cooperación lo que
permite realizar este tipo de inferencia pragmática, que parece no poder
entenderse en términos de implicación.
2. Relevancia e implicación contextual
Usualmente cuando se dice que “algo es relevante para alguien”, se puede
entender que eso tiene alguna importancia para él respecto a una situación en
particular, es algo que le es de utilidad, o que tiene alguna influencia notable en
sus expectativas. Sperber y Wilson entienden el concepto de relevancia en
términos inferenciales y como una propiedad de las proposiciones respecto a un
contexto, propiedad que puede extenderse a las proferencias y a cualquier tipo de
información (244). Un contexto se puede entender como un conjunto de
información, obtenido de la memoria, de la observación y de otras inferencias, por
ejemplo, un contexto puede estar compuesto por el conjunto de expectativas que
tenga a alguien con respecto a su día.
Desde un punto de vista formal, un contexto es un conjunto de proposiciones de
cualquier tamaño y contenido (DF: 244). Por ejemplo, podemos tomar como un
contexto las siguientes expectativas: “Si llueve entonces no saldré la casa”, “Si
hace sol entonces saldré con mis amigos, me tomaré una cerveza y me divertiré”.
Una proposición será relevante para un contexto si de ella y del contexto se puede
derivar al menos una implicación. Por ejemplo, podemos tomar la proposición
“Está lloviendo” y tomar el contexto anterior, y de ahí inferir que esa persona no
saldrá de la casa. Esta implicación derivada de una proposición y un contexto
conjuntamente es llamada por Sperber y Wilson, como ‘implicación contextual’. La
implicación contextual en este caso es simplemente la inferencia hecha por un
modus ponens entre ambas proposiciones.
Una proposición será más relevante que otra para un contexto si posee más
implicaciones contextuales, y será menos relevante para dicho contexto si se
necesita una mayor cantidad de pasos en la inferencia de todas las implicaciones
contextuales, es decir, si se requiere más esfuerzo para derivar todas las
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implicaciones contextuales. Volviendo al ejemplo, la proposición “Está haciendo
sol” será más relevante para el contexto anterior, porque de ella y el contexto se
pueden sacar tres implicaciones contextuales, a saber, que esta persona se irá
con sus amigos, se tomara una cerveza, y se divertirá. En resumen, la relevancia
puede entenderse como lo que puede ser inferido de la forma más eficiente de la
proposición y del contexto conjuntamente.
Ahora bien, la interpretación de una proferencia involucra identificar la proposición
que el hablante ha expresado y extraer las implicaciones contextuales de esta en
un contexto construido por el oyente. En la interpretación de una proferencia el
oyente no inferirá implicaciones superfluas, por ejemplo, no inferirá la doble
negación de lo expresado por el hablante. Por esto las reglas de inferencia
empleadas no pueden ser las mismas de la lógica clásica, pues deben evitarse las
reglas que pueden aplicarse a cualquier proposición independientemente de la
forma y el contenido de las mismas, como la adición o la conjunción. Sería
superflua una implicación contextual que sea la conjunción de la proposición
analizada y su contexto.
En la interacción comunicativa el contexto es algo que va modificándose a medida
que se adquiere nueva información, es decir, cuando se adquieren nuevas
proposiciones. Esta ampliación del contexto puede hacer que se abandonen o
cancelar suposiciones previas, que deben abandonarse y hacer que se cancelen
sus implicaciones contextuales (OR 93). Por ejemplo, el día puede empezar
lluvioso y la persona del caso anterior espera quedarse en casa, sin embargo, a la
media hora empieza a hacer sol, por lo que puede abandonar su expectativa
previa y sus respectivas implicaciones, para reemplazarlas por otras tal vez más
satisfactorias.
Sperber y Wilson comparten una tesis propuesta por Grice, a saber: que las
proferencias crean automáticamente expectativas que guían al oyente hacia el
significado del hablante (Sperber et al: 607). Las proferencias crean una
expectativa de relevancia que consiste en considerar que las preferencias van a
permitirle al oyente derivar alguna implicación contextual en la que este tenga
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algún interés. Se supone entonces que el hablante desea darse a entender, por lo
que su proferencia debe ser hecha de la manera más simple y fácil para que el
oyente la pueda interpretar, esto es, para que pueda tomar ciertas suposiciones
como contexto y de ahí sacar sus implicaciones contextuales. A la hora de tomar
estas suposiciones, de construir el contexto para interpretar, el hablante debe
hacer el menor esfuerzo posible, es decir, que debe construir el contexto con el
menor número de proposiciones posible de tal manera que se cumpla su
expectativa.
Consideremos ahora un ejemplo de una implicatura. Gustavo le pregunta a Brian,
si Juan le pagó el dinero que le debía. Brian responde “a él se le olvido ir al
banco”. Para entender la proferencia de Brian, Gustavo debe considerar que Brian
quería darse a entender y que su respuesta cumple su expectativa de relevancia,
por lo que Gustavo va a poder tomar ciertas suposiciones como contexto para
entender la proferencia. Lo siguiente que él debe hacer para entender a Brian es
aclarar el contenido explícito de la proferencia, en este caso reconocer que la
expresión ‘banco’ se emplea para referirse a una institución financiera y no de otra
forma. Dado el supuesto de relevancia, debe escogerse la primera opción y no la
segunda, puesto que la primera le puede permitir derivar una implicación
contextual que le interesa y no la segunda.
El tercer paso es construir un contexto que permita derivar el mayor número de
implicaciones contextuales con el menor esfuerzo. La primera suposición que le
serviría a Gustavo de contexto es la proposición “Si alguien olvida ir al banco no
tiene dinero para pagar una deuda”. Dada esta suposición se puede deducir que
Juan no tuvo dinero para pagar la deuda. Dado otras suposiciones se puede
deducir que Juan le podría pagar el dinero a Brian después de que fuera al banco.
En este caso la primera inferencia hecha por Gustavo es permite satisfacer las
expectativas de relevancia que tiene Brian, por lo que no tiene necesidad de
ampliar el contexto pues esto requeriría más esfuerzo, como lo hace la segunda
inferencia.
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En resumen, la construcción del contexto está orientada a maximizar la relevancia,
es decir, a obtener el máximo conjunto de implicaciones contextuales que
satisfagan cierta expectativa haciendo el menor esfuerzo posible. Dado que el
hablante desea hacerse entender, la proferencia misma ayudará a determinar que
supuesto debe tomarse para establecer su relevancia, en la primera interpretación
que el oyente haga. A falta de información que le haga abandonar este supuesto y
sus respectivas implicaciones contextuales, la interpretación hecha es la correcta.
Uno de los logros de la propuesta de Sperber y Wilson es haber ayudado a aclarar
la naturaleza de la relevancia, algo que muchos habían considerado imposible de
hacer. En resumen, la relevancia es la tendencia a buscar el mayor número de
efectos realizando el menor esfuerzo posible, es decir, hacer el uso más eficiente
de la información disponible. Lo cual es algo que buscamos obtener en toda
decisión.
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