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Impacto ambiental de la energía hidroeléctrica………………2
Los problemas del desarrollo tecnológico seguro………………5
Editorial…………………………………………………………………………………………6
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Impacto ambiental de la energía
hidroeléctrica
Por Ricardo Richard.
Las presas causan cambios
medioambientales y
sociales irreversibles,
aunque sus defensores
sostienen que se puede
reducir su impacto a niveles
aceptables
Desde hace una década, el
14 de marzo sirve para
celebrar el Día
Internacional a favor de los
Ríos y en contra de las
Presas. La iniciativa surgió
en el Primer Encuentro
Internacional de Personas
Afectadas por Embalses en
Curitiba (Brasil), en el que
participan más de 50 países
y cientos de organizaciones
de todo el mundo.
Fotografía de Bill Ohl
Según el Instituto World
Watch, la construcción de
grandes embalses sumerge
tierras cultivables y
desplaza a los habitantes de
las zonas anegadas (por
ejemplo, en la India a más
de 16 millones de personas,
en China a tres millones y
Sri Lanka a un millón), altera
el territorio, reduce la
biodiversidad, dificulta la
emigración de los peces, la
navegación fluvial y el
transporte de elementos
nutritivos aguas abajo,
disminuye el caudal de los
ríos, modifica el nivel de las
capas freáticas, la
composición del agua
embalsada y el microclima, y
conlleva el riesgo de
enfermedades en la zona. En
Brasil, el brote de dengue
fue asociado con las
represas del río Paraná.
Asimismo los responsables
de este Instituto matizan
que no se trata de una
fuente de energía
estrictamente renovable
pues los sedimentos, que
colmatan y acortan la vida
de los embalses, y la
evaporación, sobre todo
en las regiones cálidas,
reducen la generación de
electricidad.
Por su parte, otros
expertos añaden que los
grandes reservorios de
agua pueden alterar la
actividad tectónica,
aunque reconocen que la
probabilidad de que
produzcan actividad
sísmica es difícil de
predecir.
Fotografía de Liber Ivan
Camacho
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Los defensores de estas
grandes infraestructuras
sostienen que se puede, en
algunos casos, evitar o
reducir los costes
ambientales y sociales a un
nivel aceptable, mediante la
correcta evaluación de su
impacto ambiental y la
consecuente aplicación de
las medidas correctoras.
Asimismo, recuerdan los
beneficios que ofrecen las
represas: controlan las
inundaciones, garantizan el
suministro de agua
mejorando su calidad, son
una alternativa energética a
otras fuentes más
contaminantes, y pueden
crear una industria de pesca
y facilitar la producción
agrícola de la zona.
Por ello, en las últimas
décadas la promoción de
estas instalaciones se ha
incrementado. En la
actualidad hay 36.327
grandes embalses, que
almacenan 5.500 km cúbicos
de agua.
La producción mundial de
energía hidroeléctrica supera
anualmente los 2.000 Twh de
producción, lo que representa
el 20% de la producción
mundial de electricidad, según
datos del World Watch.
En España, Ecologistas en
Acción subraya que más de
400 grandes embalses
regulan casi todos los ríos, y
otros 20 están en fase de
construcción.
Los responsables de esta ONG
afirman que estas grandes
infraestructuras han afectado
al 20% de los espacios
protegidos españoles, y son los
causantes de la pérdida de
importantes ecosistemas,
pueblos, vegas de cultivo,
paisajes singulares y
construcciones de alto valor
cultural. Asimismo, explican, al
convertir los ríos en meros
canales de agua, se han
alterado los procesos
naturales de auto-depuración
de las aguas, de erosión,
transporte y sedimentación,
provocando que los deltas y
valles dejen de ser fértiles.
Impulso de nuevas centrales
Fotografía de Daniel Guerra Ortiz
El potencial eléctrico de origen
hidráulico aún sin aprovechar es
enorme, ya que apenas se utiliza el
17% a escala mundial, cifra que se
reduce al 8% en el Tercer Mundo,
mientras que España en teoría
podría duplicar su producción.
En este sentido, el Banco Mundial,
uno de las mayores entidades
financieras de estas grandes
infraestructuras, ha vuelto a
impulsar su construcción. Y ello,
como recuerda World Watch, a
pesar de que en los años 90
recortara drásticamente sus
créditos debido a que los
proyectos ofrecieron una
rentabilidad inferior a la
planificada y a la corrupción que
acababan generando.
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Por ejemplo, la presa de
Akosombo, en el río Volta (Ghana),
inaugurada en 1966, inundó 8.482
kilómetros cuadrados de bosque
tropical, casi el 5% del país,
desplazó de sus tierras a 80.000
personas y difundió enfermedades
como la esquistosomiasis. En
cuanto a la electricidad generada,
fue destinada finalmente a la
multinacional norteamericana
Kaiser para la producción de
aluminio.
Según World Watch, las grandes
empresas eléctricas y
constructoras han reorientado sus
miras hacia países en vías de
desarrollo, con una menor
sensibilidad ambiental y de
respeto a los derechos humanos,
ante la dificultad de encontrar
nuevos emplazamientos. Los
responsables de este Instituto
subrayan varios grandes
proyectos especialmente
preocupantes: Tres Gargantas en
China, James Bay en Canadá, Bui
en Ghana, Tehri o Narmada en
India.
En Brasil, se pretende edificar
antes de 2020 un total de 297
presas, 78 de ellas en la
Amazonia, anegando una
superficie forestal que supera
en extensión a Andalucía y
desplazando a varios miles de
personas.
Por su parte, las centrales mini
hidráulicas generan asimismo
opiniones enfrentadas. Desde
Iberdrola se asegura que están
sometidas a rigurosos controles
medioambientales por parte de
las autoridades. El Instituto
para la Diversificación y Ahorro
de la Energía (IDAE) considera
que la tecnología actual permite
un impacto ambiental mínimo.
Sin embargo, sus detractores
sostienen que sólo son
rentables para su propietario,
impiden el paso de peces y la
explotación de caudales.
Cómo evitar la construcción
de presas
Foto de biodiversidadla.org
una política de decidido
aumento de la eficiencia
energética y del uso del agua,
de supresión de las
subvenciones o las tarifas
artificialmente bajas.
Por su parte, Ecologistas en
Acción cree que las
Confederaciones
Hidrográficas deberían
enfocar sus esfuerzos en una
buena gestión de las mismas y
la conservación de los
ecosistemas. Además, sus
responsables recuerdan la
evaluación preliminar de los
efectos del cambio climático,
realizado por el Ministerio de
Medio Ambiente, que predice
una pérdida de más del 15%
del agua embalsada para
cuencas como las del
Guadiana, Guadalquivir, Júcar
y Seguro. Asimismo, sugieren
la inversión en tecnologías de
costo accesible y
descentralizado, como
sistemas de recogida de aguas
pluviales, pequeñas bombas de
agua o riego por goteo.
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Los problemas del desarrollo tecnológico seguro. Por Henry Rosales.
La tendencia característica actual es que, al tiempo que disminuye la probabilidad de que ocurran incidentes aislados (sea un desastre aéreo, ferroviario o marítimo, o la destrucción de una presa, de una instalación de productos químicos o de una central nuclear), De hecho, mientras que en los años cuarenta decenas de accidentes aéreos ocasiona dan la muerte de decenas de personas, actualmente uno solo, aunque ocurre con mucha menor frecuencia, arroja un saldo de cientos de muertes. Desde hace mucho tiempo los Incendios han acompañado al hombre, pero con el desarrollo de la industria petroquímica y la energía del gas, han empezado a producirse junto con explosiones que aumentan notablemente los daños y el tamaño de la zona afectada. El mayor alcance de las
consecuencias de los accidentes
se debe también al carácter del
progreso científico
y técnico de nuestros días. Nuestra sociedad utiliza la energía en grados de intensidad cada vez mayores. Se van haciendo frecuentes las centrales saturadas de energía que, al mismo tiempo, emplean sustancias peligrosas. Su potencia generada por unidad se incrementa constantemente en aras del rendimiento económico. Aumentan las presiones sobre la maquinaria industrial básica y la red de transporte, que se extiende cada vez más. Solamente en la esfera de la generación de energía, a nivel mundial se produce, transporta, almacena y utiliza anualmente el equivalente a diez mil millones de toneladas de carbón estándar. Para que el progreso científico-técnico, que ya ha dado pruebas de su empuje y sus enormes posibilidades, pueda seguir sirviendo al hombre en el futuro, es esencial que los especialistas
de todas las disciplinas trabajen unidos en pro de una utilización más segura y fiable de sus logros. Atendiendo a la cantidad de problemas y disciplinas científicas que intervienen en su solución, esa labor debe continuar no sólo en el marco de las instituciones que tradicionalmente se han ocupado del desarrollo tecnológico, sino también en centros especialmente creados para atender la seguridad industrial en general. La ampliación de la investigación en el campo de la seguridad, así como la aplicación de criterios nuevos en la construcción de los sistemas tecnológicos, posibilitará un mayor desarrollo técnico con menos riesgos. Además, es preciso reconocer que en nuestro mundo tecnológico contemporáneo la vida le impone una responsabilidad especial a cada miembro de la sociedad.