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WWW.COSMOVISIONFILOSOFICA.CL 1 Aristóteles Autor: David Alcántara Miranda Análisis y S íntesis Ética a Nicómaco

Análisis y síntesis Ética a Nicómaco, Aristóteles

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Aristóteles

Autor: David Alcántara Miranda

Análisis  y  Síntesis  

 

Ética a Nicómaco  

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_____________________________ ÍNDICE _______________________________ I TEORÍA DEL BIEN Y LA FELICIDAD 3

II TEORÍA DE LA VIRTUD 7

III VIRTUD: DEL VALOR Y LA MESURA 10

IV ANÁLISIS DE LAS DIFERENTES VIRTUDES 14

V TEORÍA DE LA JUSTICIA 17

VI TEORÍA DE LAS VIRTUDES INTELCTUALES 19 VII TEORÍA DE LA INTEMPERANCIA Y DEL PLACER 23

VIII TEORÍA DE LA AMISTAD 26 IX TEORÍA DE LA AMISTAD (CONTINUACIÓN) 30

X DEL PLACER Y DE LA VERDADERA FEICIDAD 32

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______________ TEORÍA DEL BIEN Y LA FELICIDAD _____________ I. El Bien es el fin de todos los actos del hombre Sí bien hemos de definir el Bien como fin último de todo acto del ser humano, para llegar a él nos topamos con un montón de acciones diversas y variedad de rostros. Todo acto establece su Fin particular para alcanzar el bien y, a su vez, está subyugado a una Ciencia en particular: el fin de la Equitación es la diversión y el desplazamiento y su ciencia la talabartería; la arquitectura Marítima tiene como fin la embarcación y su ciencia es la ingeniería. Podemos entonces preocuparnos de una primera cuestión importante, ésta es “elegir la ciencia correcta para nuestro estudio y preocuparnos que nuestro fin (motivo) jamás sea alterado”, en caso contrario las acciones se vuelven vana y estériles. Lo primero que he de destacar en éste aspecto es que existe una ciencia primordial, suprema, una que es capaz de englobar todo, que, estando al servicio del estado, es la que se ocupa de los fines de todas las demás, y de éstas sean útiles para la sociedad; ésta es la ciencia Política. Por lo tanto, no he de extrañarnos que el presente documento parezca incluso un tratado Político en cuestión; acerca de la Virtud de la Ley. Nuestro segundo aspecto entonces tiene que ver con la restricción de edad para el oficio científico. Sí es, la diversidad de opiniones respecto a motivos, que incluso se vuelven malignos, es por la razón de que los jóvenes no están preparados para despegarse de las banalidades del apetito del cuerpo (no poseen instrucción espiritual); ellos aún no está preparados para ser buenos jueces (Políticos). Procedamos, entonces, con las lecciones preliminares. II. El fin supremo del hombre es la Felicidad Hemos de señalar que, tanto para el vulgo como para los ricos, el bien último y principal fin de todo ser humano es la “Felicidad”; donde sí encontramos diferencias en la forma (el cómo) de llegar a ésta; ésta será la cuestión que trataremos ahora. Respecto a cómo llegamos a la noción de ésta tal felicidad, por lo tanto cuál es la imagen que tendremos de ella, distinguimos tres clases de personas:

1) Mediocres: Se enfocan en sí mismos y respecto de lo que “ellos mismos” sienten y disfrutan para construir su concepto de felicidad. Aquí encontramos los Placeres banales: la ampulosidad, concupiscencia y lascivia.

2) Políticos: Se enfocan en sí mismos pero con respecto al qué dirán “los demás” para construir el concepto. Aquí se destacan los Honores y Glorias que forman la identidades estatales de la Polis.

3) Intelectuales: Buscan en sí mismos tanto con respecto a “ello mismos como en los demás” pero no de la manera que l hacen los demás. Aquí se busca sólo el bien, dentro de lo complejo y único que es.

III. De la idea general de la Felicidad Lo primordial es entender que la verdad debe ir delante de todo, por lo tanto, a continuación pasaremos a analizar la naturaleza del Bien según sus categorías posibles de caracterización:

- Sustancia: El ser en “sí mismo”; Dios; el bien en sí. - Cualidad: Modificación mediante “accidentes”; la Virtud; idea del bien. (Educación, Salud, etcétera) - Relación: El ser “modificado” por un accidente; lo Útil; la sombra del bien en sí. (Profesor, Médico, etc.)

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“La Virtud, entonces, es el accidente que permite que la Sustancia sea utilizada (útil) para el Bien”

Como ya pudimos ver, el Bien, desde el punto de vista categórico, no puede ser completamente universal, ya que es afectado constantemente por los accidentes (Virtud) que recaen en su utilidad. Éste es el motivo por el cual vemos el bien ramificado a través de tantos tipos de ciencia distinta, y tantas disciplinas que participan dentro de cada unas de esas múltiples ciencias; el bien no es una cosa común que se pueda abarcar bajo una sola y única idea. Por lo tanto el bien, así como lo podemos conocer, está circunscrito no sólo a la idea de cómo lo llevamos a cabo, sino a que también es un fin ante lo cual todo lo demás apunta; a continuación abordaremos éste asunto. IV. El bien en cada género de cosas es el fin en función del cual se lleva a cabo todo lo demás Lo primero que debemos entender es que el bien es un proceso, por así llamarlo, compuesto por fases a integrantes que van desde lo más puro y divino hasta lo más material y real: << El bien es ese aspecto (accidente) que es capaz de englobar el motivo y propósito de todas las acciones de una personas; el bien del profesor es la educación; el bien del médico es la salud. Por lo tanto, podemos ver el bien como esa Virtud que Dios (sustancia) entrega a los hombres para que unifiquen el camino de sus actos; el Bien debe ser siempre concluyente y perfecto. El bien más categórico será aquel que no esté encaminado hacia otro bien mayor, sino a sí mismo. >> La conclusión que sacamos de esto, es decir, de entender que el bien debe ser categórico, concluyente y perfecto, es que podremos dilucidarlo como aquel último objetivo de nuestras acciones, como por ejemplo la Felicidad. Sí bien deseamos virtud, política, deporte, y muchas otras cosas, sólo las anhelamos porque, pensamos, que éstas nos podrán dar otra cosa más profunda: la Felicidad; éste es el bien Supremo. Éste sentimiento lo definimos como “Independiente”, ya que una vez que éste se posee pareciera que ya no se desea de sobre manera nada más Cabe preguntarnos ahora ¿qué tanto sabemos de ésta tal Felicidad?, primero nos dirigiremos un momento a la cuestión de la razón humana: << El ser humano no sólo posee razón, sino además una casi insaciable necesidad de usar ésta con motivo de alcanzar mayor sentido en todo; a esto lo podríamos llamar el bien. El músico no sólo quiere componer una canción sino además quiere que ésta sea “buena”, de la misma forma, entendiendo la razón como algo que conlleva una acción en sí, podemos comprender ahora que existe una tendencia del alma es crear un acto dirigido por la razón (Virtud) que sea lo más perfecta posible. >>

“El bien propio del hombre es el movimiento del alma tutelada por la virtud, y si hay muchas virtudes, tutelada por la más alta, perfecta e independiente de todas.”

V: Imperfección forzosa en la indagación acerca de la naturaleza de la Felicidad Sí bien a alguno les parecerá un poco imperfecta nuestra definición de bien les pido un poco de paciencia, ya que sólo el tiempo es el encargado de arreglar aquellas cosas que, al menos, se han creado y puesto frente a nosotros. Dentro del tema en el que hemos ingresado, he de destacar que no es necesario, considero, llegar a las causa de todas aquellas cosas que estamos investigando. Por ejemplo los principios, ellos, una vez que han sido descubiertos, desde su propia existencia clarifican su origen y punto de partida; mientras indaguemos dentro del método correcto (científicamente) podemos considerar que los principios son en sí mismos más que suficientes.

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VI. Justificación de la definición de la Felicidad dada anteriormente La diferencia que dimos anteriormente acerca de mediocres, políticos e intelectuales posee un respaldo un tanto más profundo, y se consigna en la búsqueda del tipo de bien que cada uno de ellos lleva a cabo. Veamos cuáles son estos:

a) Del Cuerpo (mediocres): Corresponde a todo aquellos que responda sensorialmente a nuestros sentidos respecto a experiencias que nos involucran a nosotros mismos y nuestros deseos personales.

b) Exteriores (políticos): Aquí nos topamos con los honores, glorias, posiciones y toda organización jerárquica, tanto económica, como política, intelectual o incluso física (belleza), que es capaz de limitar nuestra entrada a la estabilidad emocional en el mundo.

c) Del Alma (intelectuales): Estos corresponden a toda extensión terrenal que la Virtud acongoje a través de un accidente dentro de nuestra vida; en el caso del arquitecto su construcción, del médico su curación, del músico su composición, etcétera.

“Estamos al fin a la altura de definir, de manera única e inequívoca, al Virtuoso: aquella persona que es capaz de

encontrar un placer extático y sin igual (la Felicidad) a través del hacer del “Bien del Alma” que a él le acongoja.” Hemos de señalar que, pese a lo reciñen señalado, la felicidad también está condicionada por los demás factores, aunque si bien nunca tanto como por el Alma misma, sí también lo “exterior” y del “cuerpo” debe ser satisfecho, al menos, de manera saludable. Por lo tanto, la belleza, la nobleza, la riqueza o a la familia, si bien no es buena en cantidades demasiado grandes sí es necesaria para suplir bajas cantidades de deseos básicos. VII. La Felicidad no es producto del azar; es a la vez don de los dioses y resultado de nuestros esfuerzos Con todo lo que ya nos hemos armado en cuestión, llegó el momento de hacernos una pregunta muy importante: ¿la felicidad es entregada a nosotros por alguien?, y si asumimos que es entregada por alguien ¿esta entrega es azarosa, selectiva, discriminadora o ecuánime?. Creemos principalmente en dos cosas: 1) la Felicidad es un don entregado pro los dioses y 2) sólo podrán obtenerla y gozarla, como ya lo vimos anteriormente, aquellos que posean la Virtud como accidente del bien en su diario vivir (es decir, todos pueden disfrutarla). Junto con esto, yendo en algo un poco más profundo, aún podemos definir dos cuestiones más que son necesarias para alcanzar la plenitud en felicidad: a) Virtud completa y b) una vida desarrolla completa en esa plenitud causada por dicho sentimiento; entiéndase “vida desarrollada” no como una condición casi completamente existencial, es decir, no necesitamos toda la vida para llegar a la plenitud, sino sólo la comprensión general de la situación, del bien, de la virtud en acción. VIII. La verdadera Felicidad es la Virtud Como ya hemos señalado desde un principio, la felicidad jamás podrá ser entregada por las banalidades (nobleza, dinero, belleza, etc.) , ni siquiera por la ciencia (arquitectura, literatura, música, etc.), todo esto es pasajero, inoportuno, selectivo, en cambio la Virtud, el bien expresado mediante acciones (accidentes), es alcanzable por todos, practicable por todos, resulta ser, a la larga y en su momento, la única forma real y no espuria de Felicidad. Pese a todo, hemos de señalar que todo tiene un límite. Así es, si bien lo material y bano no es lo primordial, existe una alta posibilidad de que, si no estamos preparados, un desgaste rápido, inesperado y fuerte de nuestra estabilidad económica, política, etcétera, afecte considerablemente en nuestra dicha, a nuestra felicidad; de todos modos vale la pena saber que, aún así, no seremos camaleones (personas veleidosas que cambian con el viento).

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IX. Influencia del destino de hijos y amigos sobre nosotros Limitaremos a señalar que muchas son las posibilidades de que hijos, como además amigos o padres, puedan intervenir en el desarrollo de nuestra plenitud y felicidad, pero nada es seguro aún. Algunas veces nos llega historias que nos conmueven, otras que realmente nos resbalan y algunas que incluso alteran nuestro estado de ánimo y nos motivan a accionar de manera distinta. Definitivamente no hay una inclinación estable hacia ninguna parte en específico, todo dependerá de cada uno. X. La Felicidad no merece alabanzas: sí nuestro respeto Existe una gran diferencia entre aquellas cosas que alabamos y otras a las cuales respetamos, y éste caso particular vale la pena hacer ésta diferencia:

- Respeto: Aquí nos encontramos, más que con la Virtud misma, con aquellas personas que han sabido y perseverado en pos de la plenitud, disfrute y desarrollo de las acciones del bien en el tiempo. Se destacan personas perseverantes, sabias, honestas, grandes deportistas, médicos o políticos.

- Alabanza: Aquí vamos al concepto puro de la Sustancia (lo divino), ya que ésta es la creadora de toda virtud que llega a nosotros a través de los accidentes. Así como merece respeto un profesor y un médico, así mismo merece no nuestro respeto sino nuestra “alabanza” aquello que creó la medicina y la educación, que son la esencia y base de las ciencias que recrean los personajes ya mencionados; o más profundo aún, quien creo la vocación de servicio. Sí deseamos llegar a nombres, podemos pensar en Dios, Perfección o Verdad.

XI. Para reconocer la Felicidad es necesario estudiar la Virtud que la produce Hemos definido la Felicidad como un “movimiento” del alma a través de la Virtud perfecta, por lo tanto no debería de ser extraño preguntarnos no tan sólo qué es la Virtud, ya que eso quedó más o menos definido en éste libro, sino cuáles son sus características; a través de ellas llegaríamos a comprender mejor el cause de nuestras acciones, terminando finalmente por entender y visualizar más profundamente los orígenes y aspectos de la Felicidad que tanto deseamos alcanzar. Como propedéutica del estudio de la Virtud que nos espera en el siguiente libro, señalaré las tres principales facetas de ésta esencia que la principal responsable de nuestra Felicidad: el Alma:

a) Irracional: Está compuesta de dos facultades diferentes:

- Vegetativa: Está desarrollada a la alimentación (nutrición), desarrollo y crecimiento de todos los seres vivos, ya sean humanos, plantas, insectos o animales.

- Pasional: Aquí nos topamos con la guía instintiva de algunos seres vivos. Esta faceta del alma es aquella que siempre va en dirección opuesta a la razón, siempre anhela, desea y acude a lo contrario de ésta.

b) Racional: Aquí nos encontramos con la facultad que nos permite entrar en el mundo que estamos creando: la Virtud, el Bien, la Felicidad, los Accidentes, la Sustancia Perfecta, etcétera.

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____________________ TEORÍA DE LA VIRTUD ___________________ I. Virtud Intelectual y Moral: la Virtud y el Hábito Comenzaremos éste libro señalando que existen dos clases diferentes de Virtud:

- Intelectual: Ésta proviene de la enseñanza (de un tercero), ya que desde aquí nace y se desarrolla. - Moral: Aquí ya no nos topamos con una enseñanza, es decir, aquí no participa ningún externo, ya que se

crea en nosotros a través de nuestras propias costumbres. Por otro lado, hemos de señalar que ambas virtudes señaladas, es decir, la Virtud en general, sólo poseen una forma de crecer y desarrollarse en el tiempo, y es a través del Hábito: la única manera de ser justo es haciendo justicia, de ser sabio es cultivar la sabiduría, de ser músico es componiendo, etcétera. Pero ¿sólo es necesario practicar algo para que sea Virtuoso?, lamentablemente no. Si existen justos e injustos, sabios e ignorantes, es porque existen, siempre, dos opciones de hábito: una del mal y otra del bien, y en ambos casos, según cuál sea la que se haya elegido, se desarrollara en el tiempo. II. Un tratado Moral no debe ser teoría pura, sino principalmente tratado práctico De modo que nos es mi intención la creación de un tratado estéril, como muchos otros hay, nos enfocaremos en la creación de hombre buenos y no en el mero saber de la Virtud; hemos de saber cómo debemos construir nuestro carácter. La Virtud Moral se caracteriza por ser una facultad que se desarrolla en base al “equilibrio”, es decir, todo exceso ve alterada su función práctica y su esencia; si no tememos a nada seremos temerarios, si tememos a todo seremos cobardes. Si bien es bueno que la persona conozca los extremos, ya que si sabe qué es la cobardía sabrá que no siempre es bueno arriesgarse a todo, y si es temerario tendrá la fuerza para actuar en el momento indicado, la Virtud se construye principalmente en base a un equilibrio práctico. III. Placer y Dolor: enorme lujo en el destino humano y en la Virtud A lo largo de nuestra vida siempre que adquirimos una cualidad (del Alma), cualquiera sea ésta, viene acompañada de una serie de sensaciones que varían entre el Dolor y el Placer. Por ésta razón hemos de afirmar que, es justamente el miedo al dolor lo que no nos permite hacer el bien y perseguir el placer es lo que nos lleva directamente al mal. Juntando todo lo recién señalado, estamos preparados para una nueva definición de Virtud:

“Virtud es aquello que debe prepararnos en relación a los dolores y a los placeres de tal modo que nuestra conducta sea la mejor posible; el Vicio resulta entonces ser todo lo opuesto.”

En general, la Virtud tiene una misión respecto a al reordenamiento de causas que nos provocan placeres y dolores, permitiéndonos siempre actuar lo mejor posible, conservándonos en bien y para el bien. Pero ¿qué es esto de “lo mejor posible”?, lo veremos en el siguiente capítulo.

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IV. Explicación del principio según el cual uno se hacer Virtuoso efectuando actos de Virtud ¿Es a caso uno virtuoso por el sólo hecho de haber ejercido un par de cuestiones virtuosas en la vida? Algo así como ¿ya soy un gran pintor, sólo por hecho de haber hecho un gran cuadro o escultura? Pues creo que hay algo que aún no mencionamos, y es que ante todo acto que involucre la Moral, por lo tanto la Virtud en su faceta constructiva, deben cumplirse las siguientes cuestiones:

a) Sin duda debe existir “predisposición clara y consciente” del acto que se realizara; no nos sirve que sea por imitación, o por orden o por azar, éste debe, necesariamente, ser ejercido con conocimiento de acto.

b) Se debe reflexionar el querer y su propia consecuencia, de manera de llegar a cumplir el acto no sólo con su plena conciencia de acción misma sino además de sus consecuencias.

c) Debemos saber y entender que nunca actuaríamos de otro modo, por lo que nuestro acto debe de ser terco y decidido; jamás, ni siquiera, pensaríamos en hacer otra cosa.

V. Teoría General de la Virtud Dado que hemos demostrado un montón de cuestiones importantes hasta ahora, sólo falta señalar tres cosas más y estaremos listos para definir la Virtud de manera más específica. Existen en el alma tres tipos de elementos:

1) Pasiones (Afecciones): Son todos aquellos sentimientos que pueden implicar tanto Dolor como Placer; poseer deseo, cólera, temor, descaro, envidia, odio, celos, alegría, pesar, amistad, compasión, etcétera.

2) Facultades: Éstas son las potencias que propician que se diga de nosotros que estamos capacitados para experimentar las pasiones: ser abatible, amigable, apacible, etc.

3) Hábitos (Cualidades adquiridas): Disposición moral, que puede ser mala o buena, en la que nos encontramos situados frente al “ataque” de las pasiones mencionadas, es decir, también se puede definir como el subproducto del aunamiento total de nuestras facultades.

Tanto las Pasiones como las Facultades son algo inherente e incontrolable en nosotros, es decir, independiente cuán buenos seamos en controlar el miedo, la codicia y la mentira ello no implica que siga existiendo, al menos en baja cantidad, un deseo de acobardarnos, codiciar y mentir. Siguiendo la misma lógica es que entendemos que la Virtud no puede ser, entonces, ni una Pasión ni una Facultad, ya que “un momento”, “un par de sensaciones” bien definidas jamás deberían describir la disposición de una persona frente a la categorización de si es “buena o mala”, lo cual es la esencia de la Virtud. Finalmente, decimos que la Teoría General de la Virtud establece que ésta misma, necesariamente, debe ser un Hábito, y no Pasión ni Facultad. VI. Naturaleza de la Virtud Si bien hemos dado muchas pistas ¿qué es la Virtud en definitiva?, pues la virtud puede considerarse como la búsqueda de un término medio, ni exceso ni déficits, del uso de las Pasiones, esto es lo que nos da la perfección: consiste en saber ponerla a prueba cuando y como convenga, según las circunstancias, cosas, personas, causas y sabiendo mantener en ellas la verdadera medida; ya vimos que no es bueno ser temerario siempre, ni cobarde de por vida, pero sí cada uno de estos en el momento adecuado. “La Virtud es el medio entre dos Vicios que pecan, uno por Exceso (demasiado), otro por Defecto (muy poco).”

Sin embargo cabe destacar que existen Vicios que no poseen medio: adulterio, envidia, desvergüenza, etcétera.

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VII. Aplicación de las Generalidades que preexisten a los casos Particulares A continuación presentaremos una explicación más particular (específica) acerca de ejemplos de Virtud, espero ayude a comprender mejor el concepto:

- Valor: Término medio entre el temor máximo (Miedo) y el exceso de temor (Atrevimiento). - Mesura: Término medio entre la falta de placeres (Insensibilidad) y el exceso de ellos (Desenfreno). - Desprendimiento: Término medio entre la nulidad de riquezas (Profusión) y su exceso (Avaricia). - Magnificencia (Liberalidad): Término medio entre el derroche grosero de pertenencias (Fastuosidad) y

su excesiva acumulación (Avaricia). - Grandeza del Alma: Término medio entre la Tenebrosidad (Degradación) y los Honores (Insolencia). - Discreción: Término medio entre busca de pocos y bajos honores y su exceso y muy visibles

(Ambicioso). - Dulzura: Término medio entre la falta de cólera (Flemático) y su exceso (Iracundo). - Veracidad: Término medio entre la falta de exposición de la verdad (Disimulado) y su exhibición

excesiva (Jactancioso). - Gracejo: Término medio entre una persona que no soporta el placer y la sociabilidad en cuestión

(Rústico) y uno que sólo habla y vive de ella siempre buscando agradar (Bufón). - Amistad: Término medio entre una persona que jamás presta servicio y agrado a los demás (Oscuro) y

una que lo hace excesivamente (Lisonjero). - Justicia: Término medio entre la envidia a la felicidad ajena (Altruismo) y el goce malévolo que causa su

sufrimiento (Crueldad). Cabe recalcar que aquí no es tan evidente la diferencia, por tanto su medio, como en el resto de los ejemplos dados.

VIII. Oposición de los Vicios extremos ente sí y oposición con su Virtud de en medio Si bien ya hemos explicado que la Virtud consiste en el término medio entre dos Vicios extremos, y que éstos vicios mantienen una distancia máxima entre ellos que jamás podrá ser igualada por la distancia que dicha Virtud pueda tener con respecto a los mismos, aún nos queda por señalar una cuestión importante, y es que, en general, la Virtud siempre estará más cerca de uno de sus extremos que del otro, veamos cómo es esto: << Por ejemplo, en el caso de la Mesura (Virtud del Placer) se está siempre más cerca de la insensibilidad, que es su carencia, ,que del atrevimiento, que es su desenfreno. Por otro lado, en el caso de del Valor (Virtud del Temor) ocurre justamente lo contrario, ya que siempre se está más cerca de su exceso, que es lo temerario, que de su carencia que es el miedo. Así una y otra vez nos encontraremos con uno y otro ejemplo de ésta índole, razón por la cual estamos obligados a comprender que el concepto de “medio” no quiere decir “igual distancia entre ambos extremos” sino “menor distancia hacia extremos que entre ellos mismos”. >> IX. Dificultad para ser Virtuoso; Consejos para poder serlo Es fácil caer en un extremos, ya que es sencillo derrochar dinero, ser envidioso o buscar honores, pero no lo es saber cuándo hacer algo, cómo hacerlo, a quién y por qué, de tal manera que todo sea equilibrado (Virtuoso). Lo primero que se debe hacer es retirarnos del mal más contrario de ambos para nosotros (ya que de ambos extremos siempre uno es más culpable), luego trataremos de no volver allí pero tampoco caer en el caso “opuesto”, que sería aquello que jamás nos gustó. Finalmente la exactitud, la precisión, sólo la dará la experiencia y el tiempo; sólo de ésta manera nos acercaremos a hacer el bien.

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_____________ VIRTUD: DEL VALOR Y LA MESURA _____________ I. La Virtud sólo se puede aplicar a actos Voluntarios Dado que la Virtud sólo se ocupa de aquellos actos que son Voluntarios necesitamos, lo antes posible, dejar bien definido qué son estos actos, o qué características específicas tienen. De manera que los actos Voluntarios e de ser demasiados, sería más fácil trabajar a la inversa, y luego sólo damos vuelta el asunto, por lo que daremos una pista acerca de la conducta no voluntaria: “Todo aquellos que proviene de una causa exterior (fuerza mayor o ignorancia), sin que el ser, que es cohibido y obligado, se involucre en eso absolutamente para nada es algo forzado o involuntario; pero en el caso de que sí lo

esté (involucrado) entonces sí lo será (involuntario).” II. Segunda clase de cosas Involuntarias Sí penetramos más aún en el tema de la Ignorancia hay una distinción muy importante que debemos hacer: no existen dos sino tres casos posibles, dentro de los cuales englobamos a dos dentro de uno, me refiero a que hay tres opciones de acto cada vez que nos expresamos; dos bajo voluntad y uno bajo Involuntad:

1) Voluntario (Voluntario Consciente): Aquí es donde nos encontramos con aquellos actos de pleno consentimiento, comprensión, visión y noción de repercusiones; se conoce no sólo el acto, sino que además se actúa como uno quiere y además se responde a como sabíamos que causas provocaríamos.

2) Contra Voluntad (Voluntario Inconsciente): Aquí en cambio es donde nos topamos con actos ante los cuales no logramos controlarnos, es decir, aquello que obra contra nuestra voluntad real pero no por ignorancia. Típico de estos actos es una expresión efusiva y descontrolada bajo la cual más tarde nos arrepentimos, y éste mismo el punto: no hemos arrepentido por que sí tenemos consciencia de qué hicimos y cómo, que no hayamos podido controlarnos no tiene nada que ver con la ignorancia.

3) Involuntario: Ésta es la ignorancia misma, que correspondería a, incluso, una indiferencia e

incomprensión con respecto a la situación. En éste caso la situación es tan grave que, incluso, luego de ver resultados, o de haber pasado el acto que puede haber sido malvado, la persona no comprende anda, por lo que ni siquiera experimenta cargo de consciencia alguno.

III. Teoría de la Preferencia Moral o Intención Tomándonos de lo que ya explicamos recientemente, hay un nuevo concepto que destacar, que nos permitirá entender que existe algo más allá de la Voluntad, algo más profundo, el concepto de Intención y de Juicio. Podríamos, en cierto modo, comenzar a diferenciar nuestros actos en cuatro, según: intención, juicio, voluntad e involuntad. La Intención o preferencia reflexiva posee tres grandes características que la diferencian de los demás motivos de acto: 1) apunta a todo medio de apoyo y no sólo al objeto, 2) no busca imposibles (como la inmortalidad) sino cosas alcanzables y sensatas y 3) no permite célebres juicios, ya que estos últimos abarcan todo y no sólo lo que existe y es aplicable y alcanzable; de todos modos se exalta la intención por ser real y aplicable, pero se enaltece el juicio (pensamiento) por permitirnos extrapolar, pensar en lo que no es (tal vez aún).

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IV. De la Deliberación A continuación presentaré cuáles son las cuestiones que considero que son importantes a la hora de exiliar de nuestras cavilaciones y elucubraciones:

- Aquello que no Depende de nosotros: Difícil es discutir sobre lo que nunca hemos visto, no tenemos información o no está bajo nuestra influencia, como el movimiento de los planetas y de maces.

- Lo que es demasiado Exacto: También es imposible discutir acerca de algo que no deja duda debido a su evidente naturaleza, como los axiomas, ya que en ellos, puede ser gramática o matemáticas, no existe cuestionamiento, sino sólo reglas.

- Sobre el fin humano en sí: Un médico jamás se cuestiona si deberá curar o no al paciente, o el gimnasta si deberá o no ganar la carrera, etcétera, ya ello es un hecho y un fin en sí mismo; lo que sí merece cuestionamiento no es el “por qué” sino el “cómo”.

El hombres siempre es el principio mismo de sus actos, por éste motivo la elucubración (Deliberación) sólo debe enfocarse en la diversidad de cuestiones que brotan de ellos mismos, del “qué se puede hacer” (los medios del acto); sólo debemos de cuestionar en base al objeto que se busca. V. El Bien es el objeto Verdadero de la Voluntad Toda voluntad, sea cual sea la persona, siempre está en busca del Bien, esto es un hecho. Lo que no es tan sencillo de dilucidar es cómo interpretar esto, primeramente señalaré cuáles son las dos forma erróneas de traducirlo: a) el objeto de la voluntad es una especia de bien absoluto para todos y b) el objeto de la voluntad es sólo un bien aparente que jamás es real. En el primer caso nos topamos con una contradicción simple, ya que no es posible que una persona sienta como bien algo que, se sabe, es malvado, egoísta y discriminatorio, por ejemplo. En el segundo caso la cosa es al revé, ¿tendrá algún sentido la vida si el bien sólo se caracterizara de apariencias y de nada concreto? Claramente que no. La solución entonces parte por otro camino, y tiene que ver con la relación de la Verdad con el Bien, ya que, podemos volver a afirmar lo primero, pero sin un bien absoluto, es decir, todos buscan algo que “parece el bien”, pero que sólo el Virtuoso, el que está formalmente preparado, podrá dilucidar como tal a través del conocimiento de la Verdad que él posee.; el vulgo simplemente sigue el placer y se aleja del dolor. VI. La Virtud y el Vicio son Voluntarios “Siendo que el fin al que aspira es el objeto de la voluntad, y pudiendo estar controlados los medios que conducen a este fin por nuestra Deliberación e Intención, se deduce de allí que los actos que se refieren a estos medios son

actos de intención y actos voluntarios; éste s el ámbito en que se ejercitan en realidad todas las Virtudes.” De ésta afirmación sacamos las dos siguientes conclusiones:

a) No sólo la Virtud depende de nosotros sino también el Vicio: Donde se pudo decir que sí también se pudo decir que no. Donde se pudo actuar, también se pudo no actuar.

b) Así como dependerá de nosotros hacer el bien o hacer el mal, también lo será el no hacer nada. << Todo el mundo busca y quiere todo lo que le parece que es el bien, pero nadie es dueño de esquivar las apariencias que ofrece la imaginación, por lo que tal como uno es moralmente así también se presenta el fin de aquello que se propone. >>

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VII. Del Valor Ya vimos que el valor el punto medio entre el miedo y la audacia. Una persona de valor no teme a nada, excepto a aquellas cosas que a las que sí vale la pena, como la pérdida del honor, por ejemplo. Tal vez, incluso ninguno otro mal particular debiera de ser temido por el hombre de valor, excepto uno, el más grande, el que parece ser el fono de los demás: la muerte. Ésta peste, la más grande de todas, la que nos afecta a todos, la que parece acabar con todo el bien y mal que hay en nosotros, sólo puede ser combatida, como reciñen se dijo, con el honor: sólo a través del honor una muerte puede tener un significado ulterior tal que haga valer la pena su ejecución, en tanto también su pérdida de temor; su audaz enfrentamiento. VIII. Del los Objetos Jamás podrá un objeto atemorizar a todo por igual, sin excepción. Por lo tanto, sólo hemos de señalar en éste título que para cada persona cada objeto le es particularmente atemorizante o confiado como él lo vea o como éste se le presente a él. ¿Qué es aquello que nos frena o nos alienta dentro de éste umbral de miedos?:

“El verdadero valor afronta y soporta el peligro porque se lo impone el Deber, y se retira de él cuando es conveniente porque así se lo ha enseñado la Razón.”

IX. Especies diversas de Valor Veremos a continuación sí todo lo que la mayoría da por hecho que es un valor, puede ser considerado como tal luego de la explicación dada en los puntos anteriores:

1) Cívico: corresponde a un deseo de cumplimiento y deber de actitudes por causa de temor a las leyes impuestas; la cobardía denigra y el honor honra. Su defecto es, principalmente, la excesiva búsqueda del honor, es decir, la creación de un camino que nos lleva al reconocimiento sólo de manera superficial y bana.

2) Experiencia: Pareciera corresponder a una especia de valor, ya que pareciera que muchas personas de vida se ofrecen de manera más valiente antes las circunstancias, pero como ya hemos visto, si ellos no son movidos por el deber y la razón entonces no viven de verdadero valor: y no lo hacen en efecto.

3) Cólera: Otros, especialmente los guerreros, suelen confundir con un verdadero valor la evasión cobarde

frente al dolor, sentimiento que no es movido nada más que por la ira y la contienda de odio y búsqueda de honor; tampoco es un valor real.

4) Libertinaje: Es propio de aquellos personajes audaces que son capaces de todo para lograr satisfacer sus necesidades de opulencia, lascivia, carácter libidinoso y concupiscente; tampoco estamos frente a un valor aquí, sólo distinguimos una atracción desenfrenada hacia el placer mundano.

5) Optimismo: Aquí debemos señalar que se puede ser positivo frente a un valor de verdad y uno falso, todo

dependerá, como ya hemos recalcado antes, de cuál es el motivo, el motor de nuestras acciones.

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X. Estimación del Valor Como ya vimos al inicio del capítulo anterior (teoría de la Virtud) toda Virtud que se vea como equilibrio entre dos puntos no se debe concebir como algo cuantitativa, o cualitativamente equitativo, sino sólo como algo que se ofrece entre ambos, siempre con una distancia menor entre él y los extremos que entre dichos extremos entre sí, además siempre está más cerca de uno de estos dos en particular. Por lo tanto, como lo podríamos inferir, si el Valor es una Virtud y posee dos extremos, la cobardía y la confianza, entonces debe no sólo pulular entre ellos, sino estar más cerca de uno: éste es la Osadía. Evidentemente, es mucho más valeroso una persona que permanece de sangre fría y mentalidad fija ante el temor que una persona que simplemente tiene bien calculadas las posibilidades del dolor y busca evitarlas. XI. De la Mesura Ya hablamos acerca del Valor, sólo nos falta la Mesura, ya que ambas parecen ser las Virtudes más relacionadas con la irracionalidad del Alma. Sabemos que la mesura es el equilibrio entre placeres y dolores que vivimos, y, como sabemos que es muy extraña la situación de aquellos que anhelan sufrir, comenzaremos con el tema de los deseos placenteros. Existen dos principalmente, remetidos a:

- Cuerpo: Se nos presentan los sentidos tal y como los conocemos: la Vista (colores y formas), la Audición (música), el Tacto (ejercicios y masajes corporales), el Gusto (comida) y el Olfato (perfumes). Si bien es difícil darnos cuenta cuándo se presenta mesura y cuando se distinta algo de intemperancia todavía podemos guiarnos por las pasiones propias del género sensorial; no ocurre así en el caso del Alma.

- Alma: Aquí se destacan principalmente la ambición y el amor a la ciencia. Lamentablemente, como ocurre con todo placer que no es corporal, no se puede calificar a nadie de moderado o intemperante ya que los placeres del alma no son percibidos por el cuerpo, de manera que no hay forma de saber qué ocurre con respecto a estos amores.

XII. Más sobre la Mesura Dentro de la determinación de nuestro propios deseo distinguimos dos fases: una inicial en la cual todo se nos es natural, necesario y primordial (aquí es donde nos encontramos con el placer como una necesidad inherente), y otra posterior en la cual la “recta razón” tiene como misión (no todos usan de ella) discriminar y sectorizar aquellos placeres que deben ser deseados y los que no; todos debemos comer pero jamás debe ser un exceso o una carencia; todos necesitamos oír, tocar, ver y oler, pero siempre debemos de atenernos a la razón y el deber que nos indican en qué cantidad (equilibrio) de manera de no caer en la intemperancia. XIII. Comparación de la Intemperancia con la Cobardía Definitivamente la intemperancia (exceso) es mucho más voluntaria en la mayoría de los casos que la Cobardía, ya que ésta primera va en busca del placer, lo cual siempre es deseado por todos de manera desenfrenada, en cambio el segundo es producido por un dolor profundo, que puede incluso recaer en nosotros en un acto de Voluntad inconsciente, y que actuaríamos mediante ella sin darnos cuenta pero sí percatándonos de qué resultados tendrá luego de su ejecución. Sí bien la Mesura está más cerca de la expresión cobarde, debe destacarse que ello ocurre por, como debe ser, el uso de la recta razón y no motivo del miedo y la fobia al dolor.

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__________ ANÁLISIS DE LA DIFERENTES VIRTUDES ___________ I. Virtud de la Liberalidad La Liberalidad es la Virtud que busca equilibrar aquellos actos relativos al mantenimiento y entrega de riquezas. Su absoluta mantención, es decir, el egoísmo, es denominado Avaricia, mientras que su exceso, vale decir la dilapidación fortuita y azarosa de bienes, lo denominados Prodigialidad. Al igual como ya lo hemos hecho anteriormente, hemos de encontrar cuál es el extremo (Vicio) más cercano de nuestro accidente. Sin duda alguna, una persona liberal está más cerca de ser alguien que da a lo demás en vez de quedarse él con las riquezas; el equilibrio consta más en entregar el bien que en únicamente recibirlo: por lo tanto la virtud de Liberalidad está, evidentemente, más cerca de la Prodigialidad que de la Avaricia. Sólo hay dos cuestiones más que deben ser señaladas: a) el dador siempre debe dar de buena gana y deseándolo desde el fondo se su ser, sólo de esa forma la Virtud será plena, b) además debe saber cómo, cuándo, dónde, por qué y a quién dar, una tarea nada fácil por lo demás, porque de otra manera su dádiva no será bella y de bien. II. Virtud de la Magnificencia La Magnificencia corresponde sin duda a esa Virtud de fondo, profunda, que se manifiesta a través de la Liberalidad, pero ésta vez a través de gastos mucho más grandes, ya que es definida como el equilibrio entre la Cortedad (miseria) y la Fastuosidad (chapucero), es decir, es el punto medio entre la indiferencia total de gasto frente a la necesidad ajena y el despilfarro de enormes cantidades de dinero a gente que no lo necesita. En éste caso, nos encontramos con una Virtud más cercana, nuevamente, a su exceso (Fastuosidad) que a la miseria, por los mismos motivos ya explicado anteriormente. La gran diferencia entre la Liberalidad y la Magnificencia no es sólo la cantidad de riqueza gastada, sino además el valor del reconocimiento de la necesidad ajena, es decir, el Magnificente a veces sólo debe gastar poco, ya que es capaz de adecuarse a la necesidad de aquello que no necesita demasiado o, viceversa, puede ser que necesite gasta más que cualquier Liberal, siendo que en dicho caso el deduzca que es completamente necesario; más que el acto en sí de dar y su belleza, es la estética detrás del acto de suplir una necesidad con lo justo y necesario. III. Virtud de la Magnanimidad Ésta Virtud está relacionada con la percepción de grandeza que hay en uno mismo. El Magnánimo es aquel que logra un equilibrio entre dos sentimientos muy opuestos, el Humilde, que es quien piensa mucho menos de sí de lo que realmente es, y el Superficial (Vanidoso), alguien que definitivamente piensa que vale mucho cuando en realidad su estima, en Virtud real, no es tan alta. Al igual como en los dos casos anteriores (Liberalidad y Magnificencia) es el exceso la inclinación más aceptable del Magnánimo, ya que su pequeñez, la estupidez vanidosa, es algo que debe ser censurado en los absoluto, ya que el mayor honor, su búsqueda sincera, atrae mayor bien que la escaza autopercepción de bien y grandeza. El magnánimo debe de ser objetivo, por lo que está obligado a trabajar la perspicacia dialéctica y el vigor de la retórica y el lenguaje: debe siempre estar preparado para recibir la grandeza y poseer el conocimiento adecuado para usarla en pos y bien de los demás y de sí mismo.

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IV. Al problema del Honor: acerca del justo medio entre el exceso de Ambición y la completa indiferencia en relación con la Gloria pública Así como la Liberalidad sirve de medio pragmático a la profundidad de la Magnificencia, de la misma forma hemos de definir, o al menos tratar de hacerlo, una Virtud media para el Honor que sea la praxis de la Magnanimidad. Jamás se ha puesto nombre al equilibrio entre la Ambición de Honor y la excesiva timidez de Gloria pública, y este tiene una repercusión muy interesante: al no existir un punto medio definido las personas tienen a calificar ambos extremos como lo peor y lo mejor a la vez, así es, para muchos el ambicioso es noble y masculino, ya que lo da todo por una causa bella, y por otro lado el tímido muestra sabiduría y templanza al no necesitar la alabanza de los demás. Tal vez es primera vez en éste libro que nos hemos encontrado con una Virtud que está definida sin nombre pero casi prácticamente en medio de sus dos vicios (de carencia y exceso). V. Virtud de la Mansedumbre La Mansedumbre es aquella Virtud que pulula entre medio de las variaciones relacionadas a los actos impulsados por la Pasiones (emociones o sentimientos). Una persona que sólo actúa a través de las pasiones es considerado un Colérico, así como quien jamás se deja llevar por una de ellas es llamado el Irascible. Al igual que la Virtud recién mencionada (aquella que no tiene nombre aún) aquí el equilibrio se logra frente a una distancia ecuánime entre ambos puntos, es decir, siempre hemos de mantener la distancia adecuada frente a la cólera y la irascibilidad: siempre que nos enojemos o molestemos con una persona por la razón adecuada, en el lugar adecuado, de la forma adecuada y bajo los motivos más que justos, entonces vale la pena y se es considerado una actitud Virtuosa. VI. Del Espíritu Sociable Aquí no sólo es mi deber destacar un carácter dicotómico en la relación de la cuestión social, sino además una característica especial que también debe ser evitada. Aquella persona que sólo busca agradar a los demás a través de constantes afirmaciones y formas de ceder lo llamamos Adulador, en cambio aquel que sólo intenta crear motivos para no agradar a nadie y no establecer relación alguna con nadie lo denominados Belicoso; ninguno de ambos extremos es sano. Aquella característica que también debe de ser evitada la encontramos en las personas que buscan agradar, no excesiva y carentemente, “sólo porque sí”, sin ningún motivo especial; reciben el nombre de Complacientes. Por lo tanto, la Virtud real consiste no sólo en un equilibrio entre no desear el agrado del público en exceso ni en carencia sino además buscar los motivos adecuado y “reales” para ésta estimación que esperamos por parte del resto de la gente. VII. De la Veracidad y la Franqueza Hablemos ahora acerca de la proyección que cada uno de nosotros da a los demás cuando se ve en la necesidad de crear su imagen. La persona Jactanciosa (Fanfarrón) es aquella que habla y se atribuye verdades que no son para que los demás piensen que posee cosas o cualidades que parecen ser atractivas. Por otro lado, el hombre Retraído es quien siempre busca que los demás no vean quién es, ni qué posee, hace lo posible por rebajarse constantemente. El equilibrio lo encontramos a través del hombre Veraz, él es quien siempre lleva la Verdad por delante, se sujeta a su incondicional valor y sólo se entrega al afecto de aquellas personas que deseen escucharla, no alardea pero tampoco miente; un claro ejemplo de esto es el filósofo Sócrates.

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VIII. De la Elegancia en el decir Lo que tenemos que señalar ahora tiene mucho que ver con el humor, ya que la cortesía y elegancia nace del deseo de hacer sentir bien al otro, de actuar como a veces no deseamos para que se cree un ambiente que consideramos bueno. El Vicio de exceso lo encontramos en los Bufones molestos e insípidos, aquellos que siempre se presentan con chistes, que no soportan los comentarios expuestos a crítica, de manera que sólo hablan de temas incomprensibles y absurdos. Por otro lado, hay personas que sólo oyen a las personas que son más inteligentes que ellos, nunca tienen nada gracioso que decir y parecen ser muy selectivos, a estos los llamamos Groseros y Toscos. No existe un equilibrio bien definido para éste caso, pero pareciera que todos tenemos una idea de, más o menos, qué es lo que debemos decir y qué no, cuándo reiremos y cuando no, etcétera, de ésta forma no heriremos a nadie con nuestro humor ni tampoco los haremos sentir mal con nuestra apatía. IX. De la Vergüenza y del Pudor Aquí ya no estamos en presencia de una Virtud, creo que el pudor tiene mucho más que ver con la vergüenza y la deshonra que con cualquier otra cualidad más loable, de manera que no será considerada como equilibrio de vicios paralelos como las antes ya mencionadas. Lamentablemente esto existe y, pero aún, existe dentro de cada una de las personas, por lo que pienso que de todas formas debe ser tomado en cuenta, pese a que su relación no es tan estrecha respecto al bien mismo, hemos de evitar ser personas que no cuiden su honor a través de la exposición de su cuerpo ni tampoco un escrupuloso excesivamente tímido que todo lo sonroje.

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___________________ TEORÍA DE LA JUSTICIA __________________ I. Definición de Justicia Si bien podemos definir la Justicia en función de sí misma, indicando que es aquello que vela por el cumplimiento de la ley y la igualdad (por lo tanto lo Injusto por el no cumplimiento y la no igualdad), sería correcto que desde ahora se entendiera no como algo particular, sino como la extensión de la Virtud: la Justicia es el brazo que lleva a la Virtud hacia otros rumbos fuera de nosotros mismos, es aquello que nace por la necesidad de cumplir con el equilibrio del Vicio no sólo dentro de alguien en particular, sino de velar por lo demás. Llegamos entonces a una conclusión importante: la Justicia es la madre de las Virtudes, es decir, toda Virtud, en su esencia, está contenida dentro de la Justicia; ésta es la más importante de todas. Por lo tanto, la Justicia puede definirse además como el puente que nos lleva desde la “Virtud Única” a la “Virtud Completa”, vale decir es la que logra que dejemos de preocuparnos sólo de nosotros mismos y nuestra moral y comencemos a pensar en los demás, en la igualdad y en su bienestar. II. Precisión entre Justicia o Injusticia y entre Virtud o Vicio; clases de Justicia Así como hemos visto que la Justicia llegó a mejorar la Virtud, así mismo la Injusticia logró hacer del Vicio algo peor de lo que ya era. Antes de continuar debemos aclarar una cuestión importante: << La Injusticia y lo Injusto se diferencian entre sí de la misma forma que la Desigualdad y lo Desigual: los primeros son un todo, una imagen general y completa del asunto, los segundos son su fragmentación, una particularidad, aquello que se unen entre sí para formar el todo. >> Debemos entonces señalar la siguiente cuestión: para un estudio más ordenado del tema de la Justicia debemos centrarnos en lo particular (lo Justo) y no en lo general (la Justicia) que está ligado a la Virtud absoluta. Sólo a través de un estudio específico de la práctica del Vicio o de la Virtud en temas de l Justo o Injusto podrá darnos luces de cómo debemos construir la imagen de la “Virtud Completa”. Tenemos entonces dos clases de Justicia que indicar por ahora: a) Distributiva de los Honores, fortunas todo beneficio relacionado a loas miembros de la sociedad y la b) Reglamentación de las condiciones legales de las relaciones civiles y de los contratos; en ésta última diferenciamos dos grados: Voluntarias (préstamos, fianza, arriendo, etc.) y no Voluntarias (hurto, falso testimonio, adulterio, etc.). III. Primera especie de Justicia Como en toda Virtud, o derivado de ella, que hemos analizado hasta el momento, su definición clásica está en el hecho de ser el equilibrio casi medio entre ambos Vicios que la cubren como Asíntota; ésta es la cuestión a la que no referiremos ahora. En primer lugar, tenemos la cuestión de la desigualdad (injusticia) desde la carencia, que en éste caso corresponde a la carencia de visión de mérito y necesidad en las personas; vértice se caracteriza por entregar a todas las persona lo mismo en todo, sin importar ninguna otra característica. Por otro lado tenemos el Vicio por exceso, que correspondería a la distribución enfocada únicamente respecto a la cuestión del mérito y dejando de lado las necesidades generales de las personas; aquí nos topamos con personas que poseen más de lo que “realmente necesitan”, y esto ocurre sólo por cuestión de haberles dado según lo que merecen. El equilibrio entonces, lo Justo, lo encontramos en la igualdad que se establece por necesidad, es decir, vemos qué es lo que necesita cada persona y se le es dado, siempre y cuando cumpla con un mínimo de mérito requerido para la ocasión de cada una de las prestaciones.

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IV. Segunda especie de Justicia Éste segundo aspecto que analizaremos tiene que ver con lo Voluntario y lo Involuntario en el hombre. En el primer caso distinguimos, por lo general extremos que tienen que ver con algo positivo y otro negativo, es decir, alguien que golpeó y otro golpeado, alguien que robó y otro robado, etcétera. Dado esto es que establecemos que lo Justo corresponde a restablecer el medio que se poseí antes de la acción, de manera que al que pasó un mal rato se le otorga uno bueno y viceversa; esto es con respecto a los acto Voluntarios. Respecto a los actos involuntarios, vemos como algunas veces llegan varias personas que poseen lo mismo, aparente igualdad, pero siendo que prestan distintas necesidades, por ésta razón es que el juez tiene como deber tomar el todo y repartirlo de manera no equitativa pero sí igual, es decir, debe satisfacer las necesidades de todos aunque esto involucre aparentemente que algunos tienen más que otros; ésta es la cuestión de Justicia en los actos Involuntarios. V. La Reciprocidad o el Talión no debe ser regla de Justicia Según el sistema de Reciprocidad creado por los Pitagóricos “la verdadera Justicia es hacer que el otro sufra lo que exactamente nos a hecho sufrir él”: << Del pensamiento de la reciprocidad exacta nace la necesidad de un punto en común que sirva de apoyo para el enjuiciamiento del valor de todas las cosas, sean actos u objeto, vemos entonces creada la “moneda”; el dinero. Al parecer ya no tenemos problemas con nada, ya que cada cosa es evaluada en función de una cierta cantidad de algo común, por lo que todos podemos valorar y desvalorar lo que fuera en función de esto tranquilamente. >> La pregunta que nosotros nos hacemos ahora es ¿concuerda esto con los dos tipos de Justicia que nosotros ya hemos definido anteriormente?, pues claro que no: << La visión de Justicia que comparto es muy distinta a la anteriormente señalada, ya que propongo, un vez más, la Justicia como punto medio entre dos especies de extremos reales: la injusticia cometida y la injusticia ejercida. Así es, si vivimos de manera natural, sin moneda ni puntos de apoyo comunes, la Justicia queda definida como un equilibrio entre la cantidad de veces que nosotros salimos ganando frente a la transacción con otra persona y la cantidad de veces que ocurre lo contrario, es decir, que perdemos respecto al valor en cuando lo que estamos entregando o intercambiando. >> VI. Acerca de la Injusticia y el Delito Quien comete un crimen no siempre es injusto: la verdadera injusticia debe ser a su ve absoluta y social, de modo que si la persona no posee consciencia de su propio acto entonces ésta no es completamente injusta. Por otro lado, cabe mencionar que, descartando entonces la justicia recíproca una vez más, sólo la justicia que denominamos “doméstica” es la que podrá triunfar ante todo: no nos sirve ni la política ni lo civil. VII. Distinción de lo Natural y lo Legal Lo Natural es aquello que posee la misma fuerza en todas partes, es decir, no depende de las decisiones que personas puedan tomar en un lugar u otro; es Inmutable. En cambio lo Legal lo definimos como algo que a través de un fundamento puede ser expuesto de una u otra forma dependiendo de lo que la lay decida; es Mutable.

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VIII. La Intención como elemento necesario en el Delito y la Injusticia Cabe señalar que un acto cometido es considerado delito sólo si éste fue ejecutado bajo Voluntad “propia”; en el caso de actuar “sin haberlo querido” entonces hablamos de un accidente, no de un delito propiamente tal. Sólo aquella acción que es Voluntaria es fundamentada, por lo que un acto accidental podrá tener mucho de injusto, pero no lo será totalmente; entendamos por Voluntario todo acto ejecutado bajo conocimiento de “causa”, que depende sólo de él y que especifica forma y objeto de uso. Dentro de todo acto Voluntario se distinguen aquellos que fueron ejecutados son preferencia ni elección y aquellos que resultaron ser el fruto de una ilustrada elección. En conclusión, en temas de relaciones sociales se puede dañar a los conciudadanos de tres formas diferentes:

1) La Ignorancia: Aquí abundan las desgracias, ya que hablamos de todo daño que fue ocasionado sinn intención, sin saber ni a quién ni cómo.

2) Pleno Conocimiento pero sin Planificación: Aquí ya sabemos que lo queremos hacer, por lo que todo acto es completamente consciente, la diferencia está en que aquí aún nada es premeditado ni pensado.

3) Pleno Conocimiento con Planificación: Ahora ya actuamos bajo conciencia y sabiendo el cómo, dónde y por qué, ya que hubo una planificación deliberada que ya decidió qué es lo que pasará.

En conclusión, siempre un acto realizado bajo plena conciencia será penado por ley, en cambio un acto realizado bajo ignorancia o inconciencia no lo será, no pueden ser llamados culpables: estos sí pueden ser perdonados. IX. Refutación de alguna definiciones de la Justicia Algunos como Eurípides piensan que toda Justicia es Voluntaria, y que toda Injusticia va en contra de la Voluntad, pero ¿debe ser categóricamente esto siempre así?, respondamos una por una: algunos actúan en justicia sin quererlo, tal vez sólo por cumplir, o por que les ordenaron, esto es un hecho, lo que sí es seguro afirmar, y no deliberadamente, es que jamás un acto puede ser Injusto con la misma persona que lo ejecuta, es decir, nadie puede actuar Injustamente consigo mismo; al menos por Voluntad propia. Recordemos por supuesto que no necesariamente deben intercambiarse cosas del mismo tiempo siempre, por ejemplo alguien puede cambiar dinero por honor o gloria, u otra persona vender cosas como su dignidad a los demás; en tales casos puede que no sea Injusto consigo mismo, siempre y cuando reciba algo que él considere apropiado. X. La Equidad Podríamos decir que lo Justo es una evolución de la Justicia que busca trascender a la plena Ley y regularidad de los conductos de la Polis, es decir, lo Equitativo es aquello que se sabe que es lo más justo, aquello que se da como bueno a través de la razón libre, pero que algunas veces no puede ser cumplido inherentemente por la ley ya que ésta última se basa en cuestiones más generales y estables; no en particulares. Por lo tanto, el espíritu Equitativo es considerado por nosotros como una Virtud, y es de las que pertenece a la Justicia, de las que vino a mejorarla, de las que alarga el brazo de la Ley de los Políticos hasta cada caso particular e insostenible según generalidades.

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_________ TEORÍA DE LAS VIRTUDES INTELECTUALES _________ I. De la Virtudes Intelectuales en General Continuaremos ahora en la búsqueda de esa exactitud tan complicada, pero a la vez muy clara, que delimita los Vicios por exceso y defecto que posee la Virtud perfecta como medio entre ambas: ésta vez lo haremos a través de la recta razón. Comencemos por subdividir, sobre la categorización ya efectuada anteriormente, el Alma racional en dos formas distintas: Especulativa (razona sobre lo “mutable y variable”, lo que no siempre es igual) y Científica (analiza las cosas que “son así”, no varían). Por otro lado, existen tres amos que gobiernan sobre la Verdad de todos los hombres:

- Sensación: Fundamento fisiológico que permite sentir las cosas. - Entendimiento: Se llevan a cabo los procesos de Afirmación y Negación. - Instinto: Aquí, similar a como ocurre en el entendimiento, se lleva a cabo un proceso de contraposición,

pero ésta vez es acerca de lo Atractivo y Aversivo.

“Llamamos entonces Inteligencia a la perfecta relación y equilibrio que se efectúa entre una sensación que provoca un instinto adecuado y que es gobernado por un entendimiento recto. Ésta inteligencia no hace nada por

sí misma, sólo se pone en movimiento e miras a un objeto particular; lo que la vuelve práctica.” En efecto, el objeto de la Inteligencia debe de ser la “Verdad”, y de modo que la inteligencia se compone de dos factores de distinción, los instintos y el entendimiento, en el humano la llamaremos “Inteligencia Instintiva” o instinto Inteligente. Ya tenemos una primera definición para lo planteado anteriormente: la diferencia entre el Alma Especulativa y la Científica es la verdad que el Alma busca, no así su equilibrio instintivo.

II. Medios del Alma para alcanzar la Verdad en la Ciencia Para el Espíritu la Ciencia es la facultad de demostrar regladamente las cosas ya sea como forma de proposición universal (la Inducción) como de los universales mismos (el Silogismo). Por lo tanto, no es responsabilidad de la Ciencia aquellas cosas que escapan de la capacidad contemplativa del Espíritu; en dicho caso no podemos saber si las cosas existen o si no. Todo aquello que es alcanzado por la razón es eterno, increado e imperceptible, y está más allá de toda necesidad. III. Del Arte Es nuestro deber señalar dos cosas, aquello que se Produce (previamente) y lo que se Acciona (lo que sucede en nuestro espíritu): situamos entonces el Arte en aquellas cuestiones que están bajo producción, no de acción. El Arte, que nada tiene que ver con la Ciencia, por lo tanto con la necesidad de existencia, se encarga sólo y únicamente de crear por su acto en sí de producir, sin importar qué es lo que crea (si es necesario o no) aunque sí debe ser siempre producto de la Verdad; de la razón verdadera.

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IV. De la Prudencia La Prudencia es una facultad distinta del Arte (ya que no depende sólo respecto de la importancia de la producción) y de la Ciencia (ya que en ella nos preocupamos justamente de lo contrario, es decir, de aquellas opiniones que varían, que nos universales ni fijas, que no existen por necesidad misma).ésta corresponde a una cualidad que, gobernada por la razón en búsqueda de la Verdad, establece aquellas conductas que se son consideradas “buenas” para los hombres en general. El hombre es considerado prudente cuando reflexiona y juzga de manera que puede tomar decisiones que son ventajosas para su futuro o el de los demás. V. De la Ciencia y la Inteligencia Como ya hemos señalado, la ciencia se aplica a todas aquellas cosas que siempre son de esa forma y no de otra, que existen por necesidad de sí mismas (cosas necesarias), diferente a la Prudencia y el Arte, donde es la especulación, es decir, el estudio de lo que podría ser, lo que distinto de lo que es dependiendo de diversos factores (cosas contingentes), aquello que se presta como objeto del estudio. Pero existe algo más profundo y transversal que une todas ésta cuestiones a través de una única capacidad de razonamiento, una especial habilidad, y ésta es la Sabiduría (Habilidad Sabia). La sabiduría entonces corresponde a al más alto grado de perfección en todas las cosas que son posibles respecto al “saber”, es decir, es el discernimiento del propio beneficio desde un una profundidad mayor: es el fundamento de la certeza de los ya fundamentados medios del camino hacia la Verdad: << Si bien la Sabiduría se caracterizará entonces por un equilibrio Virtuoso entre los razonamientos científicos e intelectivos, debemos señalar que puede ésta tomar muchas caras, así como muchas formas hay de arte, medicina, educación, etcétera. >> VI. Relación de la Prudencia con la Ciencia Política La Prudencia y la Política provienen de la “misma esencia moral” (la búsqueda del bien a través de la correcta toma de decisiones), pero poseen distinta forma de manifestarse. La ciencia política es aquella que, por así decirlo, se ocupa de todas las particularidades en conjunto para con sus ciudadanos, ofrece leyes estrictas, una economía común, etcétera. Por otro lado la prudencia es interna y personal a cada individuo: por lo tanto el extremo plural de dicha moral es la política, mientras que el singular es la prudencia. La política se basa en la experiencia, en la sabiduría, su construcción de prudencia global va más allá de las sensaciones o intuiciones no juiciosas, como a veces pasa en algunos jóvenes prudentes, de manera que sólo la ciencia política es la que se basa en el entendimiento y la razón como vehículo que nos transporta hacia la verdad. VII. De la Deliberación A través de los siguientes puntos destacaremos lo más importante a tener en cuenta acerca de éste tema:

a) Distinto es Deliberación de Examen: éste último actúa sobre temas científicos (relacionados a las cosas no mutables) mientras que el primero es sólo una opinión, que, ojalá, de debe ser guiada por la razón.

b) Una Deliberación (opinión) puede ser guiada por la razón o no, y en el caso de que sí lo sea entonces aún puede distinguirse de dos tipos más: aquella que está fundamentada en el bien y otra en el mal.

c) Es por lo tanto característica del hombre sabio y prudente cimentar la Deliberación en una razón recta y buena ya trabajada; ya que de nada sirve hacer algo “bueno” si sólo fue una coincidencia o una suerte.

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VIII. De la Comprensión o Inteligencia La Inteligencia nada tiene que ver con el aprendizaje de las cosas, sino más bien con su comprensión, es decir, con el qué tan bien somos capaces de justificar y criticar aquellas cosas que los demás poseen o que nosotros hemos adoptado como norma. Juzgar adecuadamente, sea para destruir o para construir conceptos, es juzgar en bien, por lo tanto es juzgar con una brújula interna que siempre apunta hacia la Verdad: la inteligencia es conocer cómo se componen las cosas, qué relación hay entre ellas, y cómo éstas pueden adecuarse para hacer el bien y cómo yo puedo juiciar y criticar en busca del bien a través de ellas.    IX. Final al que tienden todas las Virtudes Intelectuales Un mismo acto, un particular, tiene la característica de poder ser hogar tanto de una como de todas las Virtudes intelectuales. Así es, se puede sólo ser inteligente, como se puede ser a la vez inteligente, prudente y de buen sentido para reaccionar de cierta forma frente a una situación específica: por ésta razón decimos que todas las Virtudes intelectivas poseen u mismo fin, no porque siempre sea de ese modo, sino porque esa es su meta última, su fin; unirse en una persona y un acto, llegar de los extremos a lo particular. A modo de síntesis, podemos señalar que cada Virtud intelectiva muestra el mismo Alma pero desde diferentes zonas y perspectivas.      X. Utilidad práctica de la Virtudes Intelectuales Es nuestro deber referirnos a la utilidad de las dos principales Virtudes intelectuales que hemos tratado hasta el momento:

- Sabiduría: Ésta no es capas en sí misma de producir nada, al menos del tipo que otras virtudes sí podrían producir. Pero al ser parte de la Virtud total, del Alma en sí, es capas, sólo con el hecho de existir y hacerse real, de crear felicidad: así como la salud emana salud, es salud y muestra salud, así mismo, la virtud de la sabiduría provoca felicidad en aquel que la posee.

- Prudencia: Ésta en sí misma no provoca nada exacto. Una persona que sabe qué es lo que debe hacer no demuestra, al menos directamente, que comprenda por qué lo hace y cuánta importancia tiene éste acto a modo de contribuir con la “buena actitud” que toda virtud emana. La prudencia es una habilidad específica de la moral, y así como toda habilidad ésta se puede entrenar con o sin consciencia real del propósito y contenido del acto, por lo que, sí bien es necesaria, no garantiza en sí misma conocimiento del bien, buen sentido o sabiduría.

   XI. De las Virtudes Naturales Es nuestro deber ahora, para finalizar el capítulo, señalar la diferencia entre las Virtudes Naturales y las Adquiridas: las primeras son aquellas que provienen intrínsecas en el ser humano, pero que de toda formas necesitas de la prudencia para dar a luz al buen acto, en cambio la segunda corresponde a aquellas que sólo pueden brotar de diversas cavilaciones y una profunda reflexión (también necesitan de la prudencia). Si bien en ambos casos es la “recta razón” la que debe guiar ambos casos de Virtud, reconocemos que ambas crean la Sabiduría, la cual no está completa sin la habilidad propia de la Moral: la Prudencia. De nada sirve una Virtud intelectiva sin la Prudencia, pero tampoco debemos pensar que ésta por sí sola pueda generar algo de bien propio acorde a la recta razón: se necesita reflexión o don natural; aún la sabiduría está en más alto rango que ella, así como la medicina no puede reinar sobre la Salud.  

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__________ TEORÍA DE INTEMPERANCIA Y EL PLACER __________ I. El Vicio, la Intemperancia y la Brutalidad Respecto al tema general de las costumbres, son tres los principales obstáculos con los que nos vamos a topar principalmente: el Vicio (con su contrario ya estudiado la Virtud), el Desenfreno [Intemperancia](con su opuesto la Mesura, también estudiado) y la Impertinencia (no se le conoce contrario natural posible, sólo una utopía divina).    II. Explicación de la Intemperancia La primera interrogante que presentaremos es la siguiente ¿qué es lo que gatilla el desenfreno del intemperante o, de otro modo, sabe a “ciencia cierta” qué es lo que está haciendo?, evidentemente hay una respuesta afirmativa y una negativa, veamos cada una de ellas:

- Negativa: Sócrates creía que un hombre caía en al intemperancia y el vicio porque la ciencia lógica de su actuar, su conocimiento del actuar, no era el correcto y esta es la razón, justamente, por la cual caían en dichas actitudes poco honrosas. Lamentablemente, sí ésta teoría tuviera la razón respecto a la disposición de un hombre sabio, esto gatilla que toda persona entendida en ciencia deja de sentir pasiones, deja de estar vivo frente a las emociones.

- Afirmativa: Otras personas creen que, sí bien no es lo mejor actuar de manera contraria a como se piensa, una mala prudencia (acto reflejo del conocimiento interno) no es sinónimo de una mala sabiduría (teoría interna que refleja la Virtud) ya que, como vimos en un capítulo anterior, una cosa es aquello que sabemos y entendemos y otra es la expresión de esto en el mundo (como el ejemplo de la Salud y la Medicina). Aquí se piensa que sí se sienten pasiones, pero que deben ser identificadas como malas o buenas, cosa que debe ser discriminada para la ejecución de futuras conductas.

III. De la Ignorancia del Intemperante

¿El Templado y el Intemperante se diferencian sólo por sus actos o también por su disposición moral?, pues creemos que el “Incontinente” es aquella persona que sólo actúa una y otra vez de manera imperante frente a todos, pero aquel que merece ser llamado Intemperante como tal es quien no sólo actúa como siendo impulsado pro el mismo placer del momento, sino quien está bajo conocimiento total de su causa, por lo que ya trae una disposición fuerte a ser quien está demostrando ser.

Ahora ¿qué valor tiene éste conocimiento que posee el intemperante?, pues tal vez no mucho, ya que suele cometer un error muy grabe. Existe dentro de todo conocimiento de acto un factor General y uno Particular, como cuando decimos “es necesario que todo lo que es dulce sea agradable al paladar” (General) o que “entonces esto es dulce y esto no” (Particular); bueno, el intemperante suele cometer el error de ignorancia respecto al lazo de unión y lógica entre el general y el particular; él tiende a ir detrás de todo lo particular sin fundamento general, es decir, se deja llevar, forma su opinión, únicamente por las cosas del momento, como el placer, la cólera, la embriaguez, etcétera. En síntesis, el Intemperante es aquel que deja que su ciencia se vea afectada por el efecto de sus pasiones: y lo hace a través de la Sensibilidad.  

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IV. Especies de Placeres y Penas con relación a la Intemperancia ¿Es la Intemperancia un rasgo General o Particular en una persona?, para poder dar respuesta a esto necesitamos analizar un par de cuestiones acerca del Placer, ya que al igual que el Dolor (penas), son aquellas sensaciones que nos llevan al límite, único lugar donde el hombre puede demostrar sí es templado y firme o descontrolado y débil: << Existen placeres necesarios, tales como la alimentación o el sueño, aquellos que son indiferentes, como el dinero, el honor y la victoria, y aquellos que son innecesarios, el cual es el caso de aquellos como el triunfo de las luchas, la riqueza y las distinciones. >> De la misma manera que nos percatamos que cada placer es distinto de otro, reconocemos además que sólo caerán en la Intemperancia aquella personas que caigan en el exceso de aquellos que son indiferentes y necesarios, o que sencillamente busquen de manera obsesiva aquellos que no son necesarios (satisfacción en sí mismos). Por lo tanto decimos que no existen los “Imperantes Absolutos” (Generales), sólo existen intemperantes con apellido y especificación, tal como –intemperante por cólera- o –intemperante por ambición-, etcétera. V. de lo Agradable por Naturaleza y creado mediante el Hábito La Intemperancia, desde un punto de vista más estricto, sólo se explaya dentro de un estilo de ideas de incontinencia y de sobriedad, vale decir aquellas personas que nacen con cierta disposición natural al agrado de ciertas cuestiones, casi bestiales y monstruosas, no pueden entrar en dicha categoría, ya que su Voluntad no es del todo consciente. Distinto es el caso de aquellos que, siendo normales en un momento, luego del hábito generar cierto afecto hacia las cosas torpes, si bien éstas en su camino fueron intemperantes, podemos señalar que llegando al extremo de la conducta bestial ya no tendrán diferencia con respecto a los demás que desde un inicio estuvieron así (los reciñen señalados), por lo que tampoco, al final, podrán ser catalogados como intemperante; por l que tampoco se les podrá pedir mesura. VI. La Intemperancia en Cólera es menos culpable que la Intemperancia en Deseos Desde mi punto de vista, existe un buen motivo para creer que ceder ante los Deseos es peor y más vergonzoso que ceder ante la Cólera, y corresponde a que “si bien en ambos casos caemos en Intemperancia, cuando caemos en la Cólera aún escuchamos la razón, sólo que es una especia de razón torcida y errada, no es así el caso de los Deseos, ante los cuales caemos sin el más mínimo indicio de razón, sólo nos guiamos por tradiciones, excusas, resentimientos, miedos, etcétera”. VII. Diversas disposiciones de Individuos relativas a la Mesura y a la Incontinencia Cuando una persona se entrega por completo a los placeres de forma desenfrenada y excesiva decimos que es Incontinente o Disoluta. Siguiendo la misma línea, aquel que no cae en su otro extremo, es decir, quien logra no caer tampoco en una fobia hacia el placer, lo cual le ocasionaría una carencia en la sensación del mismo, es a quien denominamos Prudente o Sobrio. Claramente éste último tipo de persona es lo Virtuoso, la intemperancia y la abstinencia, sea en exceso o en carencia, se caracterizan por la falta de equilibrio respecto a la disposición frente a los placeres y sufrimientos; tenemos dos formas principales de caer en éste tipo de intemperancia: a) sucumbir ante la rutina y la exigencia de las buenas decisiones y arrebatarnos o b) la única y terrible falta de razonamiento que causa las malas decisiones desde un principio, es decir, la debilidad.

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VIII. Comparación de la Intemperancia con el Espíritu de la Incontinencia Existe un gran diferencia entre la Intemperancia (exceso) y la Incontinencia (carencia): la primera causa remordimientos, no permite vivir tranquilo, no es producto de una consciencia reflexiva y de decisiones bien tomadas, sino más bien sólo se deja llevar por el instinto del placer; la segunda no deja ningún tipo de cargo de consciencia, además, ad diferencia con la primera, ésta sí puede ser curada, ya que sí es reflexiva y razonable en sus fundamentos. Per sí existe un tiempo de intemperancia malvada que es producto de una Voluntad racional, a aquello lo llamamos la Perversidad: ésta es el acto de exceso consciente, no sólo es un deseo, también es una intención; aquí se da origen no al Intemperante, sino al Incontinente. IX. El hombre Moderado sólo obedece a la Razón Cuando hablamos de cualquier acción que aparentemente es Virtuosa salta ante nosotros inmediatamente una pregunta ¿sabe él por qué hace eso que hace?, y entonces debemos tener en cuenta que existen dos posibles repuestas: sí o no. Aquellos que poseen intención, es decir, aquellos que sí saben qué están haciendo, son quienes en verdad poseen Voluntad como tal, los demás sólo son animales instintivos. Por ejemplo, la gran diferencia entre un Intemperante y un Incontenido es que el primero no sabe qué hace ni por qué, sólo se deja llevar por sus placeres, en cambio el segundo es diferente, ya que sin duda sí sabe qué es bueno y qué es malo, pero aún así no puede “controlarse” de manera que igualmente cae en los malos actos. Como podemos ver no sólo hace falta entender y saber qué es lo que debemos hacer, todo hombre debe de obedecer a la razón que lo guía en los buenos actos, de lo contrario no será moderado, y sólo caerá en un exceso o en una carencia, en la Incontinencia o en la debilidad. X. La Prudencia y la Intemperancia son Incompatibles Como ya hemos visto, por lo tanto lo señalaremos a modo de conclusión de dicho tema, de modo que el Prudente siempre sabe lo que hace y por qué lo hace, lo cual le permite siempre poder actuar de buen modo y lograr el buen comportamiento, jamás éste podrá ser similar a la Intemperancia, ya que en éste tipo de personas la actitud de Voluntad es más similar a un borracho que a un sobrio, ya que no sabe por qué actúa de la forma que lo hace, y mucho menos de qué forma tendría que hacerlo el día en que su “habilidad” ya no le entregara la experiencia necesaria para poder actuar de una forma ya aprendida. Podríamos decir entonces que el Intemperante no es “naturalmente” malo, ya que no entiende bien por qué hace las cosas, por lo que es mucho más sencillo curar de su mal hábito a él que a cualquier hombre que de verdad posee Voluntad de mal e intenciones torcidas. XI. Naturaleza del Placer El Placer tiene la capacidad de siempre generar bienes, especialmente sí éste proviene de buenos actos guiados por la razón, pero aún así jamás hemos de decir que el Placer es un bien sí mismo, es decir, que el fin último de todo acto debe de ser el Placer. Aún así debemos señalar que no todos los tipos de placeres son iguales, ya que están aquellos que provienen de los niños y animales, los cuales son proporcionados por el deseo, el dolor y todo tipo de cosas peligrosas, y el de los sabios, el cual, contrariamente, se caracteriza por ser generado por la sabiduría, es decir, por el conocimiento de los buenos actos; no depende de las necesidades.

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___________________ TEORÍA DE LA AMISTAD __________________ I. Caracteres Generales de la Amistad La amistad, si bien no es un tipo de Virtud, es una necesidad esencial en la vida, ya que uno jamás podría vivir sin ellos, aunque tuviera todos los bienes posibles de este mundo; inclusive, a mayor cantidad de poder y autoridad, pareciera que más se necesitan de estos. El amor nace como algo inherente en el ser humano, y la amistad es un caso particular de amor, además donde hombres se aman (una especia de Filantropía) no es necesaria la Justicia: por lo que podemos apuntar a que en una sociedad que cultiva la amistad no tiene problemas en cumplir con las leyes establecidas. Algunos piensan que os amigos deben ser “iguales” o semejantes en todo, otras personas piensan que “los polos opuestos” son los que se traen; en fin, todo tipo de detalle acerca de la amistad será tratado a continuación. II. Del Objeto de la Amistad Ciertamente no pueden ser amadas todas las cosas. Se deben, principalmente, poseer dos características generales en el otro para poder amar en Amistad:

- Aquello que se ama en forma de amistad debe ser Bueno, Agradable y Útil; nadie ama a un vicioso, o un borracho, o a alguien de mal que no presta utilidad ni bien en nada.

- Si sólo nos quedáramos con las características anteriores podríamos perfectamente amar un “objeto” pero sabemos que esto no es posible, por ello es que definimos la segunda característica: sólo se ama en benevolencia de manera Recíproca.

Si bien aún falta una característica muy importante, ésta será señalada en el siguiente título. III. Clases de Amistad Las motivaciones que nos impulsan a la Amistad, es decir, a amar de la forma descrita anteriormente, pueden, y de hecho son, muy diversas, de manera que existen variadas clases de Amistad. Citaremos a continuación dos tipos de ellas:

a) Interesada: Aquí sólo nos enfocamos en la utilidad de la otra persona, queremos que nos produzca un bien, que nos “sirva”, no es realmente su persona en sí lo que más nos impulsa a amar. Lo principal aquí es nuestro propio bien.

b) Placentera: Aquí sólo nos preocupamos del placer mismo, ni para el otro ni para nosotros, sino en general.

Como podemos ver, en éstas dos clases de amistad sí se cumple la Utilidad, lo Agradable y hasta lo Recíproco, pero aún nos falta algo: lo Bueno. Por éste motivo (la falta de lo bueno en la relación) es que estos dos tipos de amistades no son reales, sino Veleidosas y frágiles, ya que una vez que se acaba el placer o el interés también lo hace la amistad. Veamos ahora el tercer tipo, el verdadero, el que no ofrece desperfectos:

c) Virtuosa: Ellos aman porque su naturaleza es amar y desear el bien y no porque esto se impulse por cosas baladí y fortuitas; ésta es la Amistad por excelencia. Aquí se da importancia al tiempo como principal responsable de construir la relación, de modo que es el tipo de amor más perdurable y genuino.

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IV. Comparación de los tres tipos de Amistad Recordemos que la Utilidad y lo Agradable (el placer) no son malos cuando ellos corresponden a un agregado, o derivado, de la naturaleza del Bien de un hombre Virtuoso, es decir, no debemos pensar que por el hecho de que una Amistad cimentada sobre puramente Placer o puramente Utilidad no perdura y no es sana, entonces debemos creer que éstas dos características no son parte de la benevolencia de la verdadera Amistad, porque no es así: toda Amistad verdadera en Virtud igualmente necesita del Placer y de la Utilidad, es sólo que estos no son su fin último en sí mismo. Podemos concluir que todo amor de Amistad que se funde en algo superficial, como lo recién señalado, no es falso, sino Indirecto. Así mismo llamaremos al amor en Virtud un amor directo, ya que se ama por que uno es amor, se hace el bien porque uno es bueno. V. Distinción de la disposición Moral y del Acto mismo con relación a la Amistad El acto mismo de Amistad se remite muchas veces, como ya lo hemos visto, al afecto y el gusto en sí, todo lo que es pasajero y momentáneo, en cambio la disposición ante dicho amor, el ser así, la característica moral del asunto, es algo trascendente y único que no conoce distancia ni tiempo. La distinción que debemos hacer entonces es esta: la verdadera Amistad se da en Virtud de aquellos que “son” amigos siempre, ya que es una disposición moral la que los caracteriza, en cambio la amistad pasajera sólo se preocupa de los actos propios del momento, lo baladí y fortuito. Pese a todo lo que se ha señalado, recordemos que no es posible una Amistad con ausencia total de Placer o Utilidad, ésta es la razón por la que los melancólicos, ancianos, depresivos y excéntricos les cuesta la amistad; no les produce placer, ni el más mínimo, por lo cual no ven motivo real para amar en Amistad. VI. La Verdadera Amistad no se extiende a más de una persona Ser amado por muchos con una perfecta amistad no es factible, así como tampoco lo es amar a muchas personas a la vez. No es probable, en efecto, que una persona tenga más de un par de amigo, ya que debe haber una experiencia larga de vida y una sólida conformidad de carácter entre ambos; conseguir esto no es fácil. Es más, si tenemos demasiado “amigos” entonces es una señal que nuestra amistad no es la correcta, ya que sólo a través del placer y la utilidad (como en los jóvenes) es posible lograr aquello, jamás mediante la Verdad. Recalcamos que siempre un buen amigo valdrá por más que muchos que no son verdaderos, pese a que jamás será tan placentero estar con él que como con otros, de todas formas es más trascendente y durable. VII. De la Amistad o afecto respecto de los Superiores Hasta ahora sólo hemos hablado de Amistad desde un punto de vista equivalente, veremos ahora qué pasa cuando la relación se torna asimétrica. Asumamos que deseamos una amistad Verdadera, entonces, si una de las personas es más útil o agradable, necesariamente el amor deberá encontrar el equilibrio a través de una mayor intensidad por parte del menor hacia el mayor. Ejemplo: sí una persona es más útil que la otra, entonces, para mantener la igualdad, aquel que es menos útil deberá de sentir un mayor aprecio de amistad hacia la otra persona que el que sentiría en el caso de que él no fuera tan útil como realmente lo es. Así es como comprendemos por qué un hijo a un padre, un discípulo a su maestro, un ciudadano a su jefe, etcétera, siempre deberá rendir cuentas más allá de las que ejercería en caso de que la relación fuera completamente simétrica.

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VIII. Se prefiere en general ser Amado que Amar En general las personas se preocupan más de su posición, de que los demás loa admiren, lo deseen, lo envidien o lo amen en vez de él preocuparse de siempre dar lo mejor, de aprender y saber Amar. Lamentablemente la principal característica del verdadero amor de la Amistad está en primeramente Amar y luego esperar la reciprocidad, es decir, la aparte en la que el otro no ama, por lo que las personas ya mencionadas están lejos del buen actuar. Al parecer el gran deseo del hombre vulgar siempre es alimentar su Ego, razón por la que más que preocuparse de dar siempre estará dispuesto esperando a recibir algo de los otros. IX. Relaciones de la Justicia y de la Amistad bajo todas sus formas Podríamos decir que la Amistad es Asociación y Mancomunidad, por lo tanto, como ya hemos señalado, entre amigos pareciera que todo es común y similar, por lo que podemos aseverar lo siguiente: la Justicia tiene como propósito abarcar la igual de todo los ciudadanos, menos de las amistades; se supone, hasta cierto punto, que no es necesario buscar la igualdad entre dos personas que ya son idénticas. Po otro lado es la misma Amistad la que da singularidad a la Justicia misma, ya que no todas las amistades son verdaderas, pero sí existe en todos algún tipo de amistad, por lo que podríamos definir ahora a la Justicia como la encargada de la generación de igualdad en función de la exigencia de trabajos mancomunados; así es como todo ciudadano siempre debe de velar por entregar algo a su estado que aporte a todos. Finalmente, concluimos que toda Amistad, como asociaciones especiales, son fragmentos de única asociación política. X. Consideraciones sobre las diferentes formas de Gobierno Existen principalmente tres tipos de organizaciones de Gobierno:

a) Reinado: Éste es el mejor de los gobiernos. El mal uso de los medios y desviación de los principios es la Tiranía. Consiste en un tipo de monarquía, es decir, existe un rey que está a disposición de sus súbditos y ciudadanos, en cambio el tirano sólo busca el beneficio personal.

b) Aristocracia: Aquí encontramos a un selecto grupo de personas capacitadas para velar por el bienestar de su gente. Su perversión y desbocamiento de principios cae en la Oligarquía.

c) Timocracia: Éste es el peor de los gobiernos. Corresponde a la sociedad de los hermanos, ya que se adecua bastante bien a la multitud que está establecida según el último censo.

XI. Relación entre sentimientos de Amistad y Justicia bajo las forma des Gobierno La estrecha relación que existe entre la Justicia y la Amistad es que, esencialmente, la segunda está definida por la primera. Siempre que un rey, o los encargados o el pueblo mismo posea Amistad para con todos entonces habrá amor, y donde hay amor hay Justicia; podemos definir cada forma de gobierno entonces, como se ha hecho recientemente, según el grado de Amistad que sea capaz de generar en el pueblo. Por éste motivo decimos que el mejor gobierno es el reinado, ya que la Aristocracia y las diversas formas de la República poseen demasiadas personas en lo alto, razón por la cual es difícil concentrar la Justicia mediante la Amistad. Dicho de otra forma, decimos que es más sencillo que un solo rey logree agradar a todos y hacer bien que muchas personas logren dicho cometido: y como la Amistad es nuestra brújula de Justicia, entonces decimos que el Reinado es el mejor de todos.

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XII. De las Afecciones de la Familia Como ya vimos anteriormente, toda Amistad está sentada en una base de asociación. Existen tres formas de asociación importantes, las Voluntarias (amigos cercanos), las No voluntarias (el resto de los ciudadanos de un pueblo) o las Parentales (la familia). Ya hemos analizado indirectamente las dos primeras, por lo que ahora nos referiremos brevemente a la tercera: << La unión de parentesco es tal vez la más fuerte de todas, es aquellas en la cual una parte de nosotros es entregada al otro, y viceversa. Tenemos la relación entre hermano, padre e hijo e incluso de marido y mujer. En cada una de éstas relaciones las personas aman al otro tal cual se aman a sí mismos, al mismo tiempo que cada uno entiende y aporta a través de su rol como parte de la asociación. >> Claro nos queda entonces que “no deben” ser las mismas reglas de conducta las que se apliquen con desconocidos, con conocidos lejanos, con cercanos, con amigos, familiares, etcétera. XIII. De las quejas y reclamos con relación a las distintas clases de Amistad Hemos de señalar, primeramente, que es únicamente en la relación de Amistad por interés en la cual se da la situación y contexto para las disputas, reproches y desquites. Cuando uno ejerce la asociación de Amistad sólo por bien de utilidad ajeno pareciera que siempre recibe menos de lo que desea y siempre anhela más de lo que necesita. No ocurre así en la Amistad por placer, ya que el fin último está siempre entregado y siempre es recibido y percibido de manera única, como una “sensación agradable”, y no hay mucho que quejarse respecto de eso. Tampoco ocurre de dicha manera en una Amistad de Verdad, ya que la relación se forma en esencia y no en base la reciprocidad misma de los contactos, es la intención lo más importante y no la forma de los actos. XIV. De las discrepancias en las relaciones donde uno es Superior a otro Particularmente en un caso se puede llegar a discrepancias fuertes respecto de la asociación, y es este: cuando el de menor rango presta la utilidad aparente y el de mayor rango se siente suprior sólo por el hecho de ser más importante; en éste caso entonces la disputa de bienes y cualidades se inicia producto de que cada uno reclama ser más importante que el otro. La única solución posible para éste tipo de casos es la siguiente: << Aquel que está más arriba debe buscar si reconocimiento no a través de su par sino de los demás: así es como mandamos a que él entregue caridad y bienes a su amigo más necesitado pero útil, de manera que él ganará el Honor por parte de su pueblo como su amigo se verá beneficiado con los obsequios que además el le da. Hemos encontrado entonces la manera de que ambos reciban algo y queden en paz. >>

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___________________ TEORÍA DE LA AMISTAD __________________ (CONTINUACIÓN)

I. De las Causas de discrepancia en las relaciones en que los amigos no son Iguales Los casos en que los amigos no son iguales lo encontramos siempre que alguien utilitario este con alguien de placer o viceversa. Sin lugar a dudas ofrece problemas el hecho de querer conseguir algo que la otra persona no busca igual que nosotros, ya que sólo se obtendrá algo distinto a mi cometido, que es peor que la nada. Entre los amigos el provecho siempre debe ser equitativo, pero como aquí no estamos evaluando las cosas por monedas, que es lo que permite mejor evaluación de valor, por esto ellos deben ser “iguales”, y hablo de un sentido estricto respecto a su naturaleza: hablo de que ambos deben ser hombres de Virtud. La estimación entonces de todas las cosas nos las da el que las posee, sino quien las recibirá más tarde. II. Distinciones y Límites de los deberes según las personas Lo que podemos admitir de llegada sin ninguna dificultad es que no es posible conceder todo a un mismo individuo. Sin entrar demasiado en detalles, sólo debemos comprender que no a todas personas se les debe lo mismo, y que toda deuda siempre estará condicionada a su contexto particular, a la situación. De toda formas, en general, siempre se debe prestar más atención y respeto a las personas de mayor edad que nosotros. III. Disolución de la Amistad Después de analizar todos los casos anteriores surge una pregunta de gran importancia –cuando las cosas ya no andan bien ¿debe terminar la amistad entre dos personas?-, y creo que pueden existir tres casos particulares para esto:

a) Entre un Utilitario y un Placentero (o entre los de la mismo tipo): En general sabemos que una persona que busca utilidad o placer en algo, al no verlo frente a él pierde inmediatamente la motivación de todo acto, ya que ese es su fundamento de la relación de amistad; en éste caso tiene mucho sentido que el amor se esparza, ya que jamás fue real.

b) Entre un Superficial y un Virtuoso: En éste caso la amistad jamás debió de formarse, pero existe la posibilidad de que el Virtuoso pensara que el Vicioso no “era de esa forma”, en tal caso entonces tenemos dos opciones: 1) podemos ayudarlo a rectificar sus actos y a encontrar el bien o 2) hacernos a un lado y buscar alguien de verdadera motivación que llene nuestras relaciones.

c) Entre Virtuosos: Éste corresponde al único caso en el que la relación jamás debería de acabarse, ya que si

hemos cimentado todo en amor y no en intereses, y el otro es tan igual a nosotros como lo somos nosotros mismos al vernos en nuestro interior, todo es cosa de tiempo y perdón. Incluso si uno supera en Virtud por mucho al otro, aún así, su fundamento del bien queda intacto y la amistad debe perdurar.

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IV. El Amigo de sí mismo y el Amigo de los demás: Retrato del hombre bueno y el malo. Acerca de lo Bueno: A continuación se presenta el principal fundamento de las relaciones verdaderas: “Los sentimientos de afecto hacia los amigos, y que constituyen las verdaderas amistades, tienen su origen en el

afecto que el hombre tiene por sí mismo, el amor que siente por sí mismo.” La única forma de generar el cariño desinteresado al otro es a través de un cariño propio y auto-seguridad que permita no esperar nada, sino un “querer darlo todo”. El hombre Honrado y Virtuoso sin duda quiere perseverarse, pero ante todo quiere hacer vivir y salvar el principio que es la base de su “hacer y pensar” de vida, porque para el hombre honrado la vida es un verdadero bien. Acerca de lo Malo: . A continuación presentamos el fundamento de la relaciones falsas: “El malo siempre huye de sí mismo, no encuentra dentro de sí nada que valga la pena amar. Sólo en compañía de

otro encuentran distracción para sus dolorosos recuerdos y proyectos.” El hombre de maldad no sabe controlarse, siempre desea una cosa y ejerce otra, no les interesa lo bueno sino lo agradable y útil (como ya lo hemos citado anteriormente). Son gobernados por la cobardía o la pereza, hasta tal punto que muchos de ellos no aguantan su consciencia y deciden matarse. V. De la Benevolencia La Benevolencia es aquella similitud de la Amistad, jamás igual, que puede ser aplicada a los desconocidos. La Amistad es intencional por que nace y produce deseo en notros, la Benevolencia no es así, su deseo sólo nace del ´habito y la costumbre, ya que nace sólo como una forma de demostrar a los demás qué sentimos en nuestras propias relaciones; el que ama siempre puede ser benévolo, pero el benévolo no siempre es capaz de amar. Podríamos decir que luego de formado e hábito de deseo benévolo al otro, éste corresponde a un cuarto tipo de amistad, aparte del utilitario, placentero y virtuoso, que se acerca más a la verdad que a la superficialidad. VI. De la Concordia Ésta situación de acuerdo no tiene nada que ver con el afecto o el placer relacionado a la Amistad. Es más, la concordia sólo durará hasta que las decisiones tomadas deban señalar beneficiarios, en dicho caso, a menos que sean personas de Virtud y bien, serán en desacuerdos por el deseo de la superficialidad y la utilidad. VII. Del Beneficio Jamás se debe buscar el beneficio, tanto para recibirlo como por simplemente darlo. El beneficio es parte del placer y la utilidad, por lo que es superficial, en cambio la Belleza es parte del Amor y del Bien, ésta si perdurará para siempre, ésta sí es digna de ser recibida y entregada, ya que nunca ha caído y jamás dejará de brillar por sí misma en los corazones de todo el mundo.

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VIII. Del Egoísmo o Amor propio Algunos podrían criticar lo expuesto diciendo que “la postura parece ser egoísta” ya que hemos señalado que lo primero en la amistad es el amor por uno mismo, y no se equivocan del todo, ya que sí es egoísmo. Lo que debe quedar en claro es que no es un egoísmo como el de los injuriosos y malvados, sino un egoísmo más grande pero más noble además. Para el hombre Virtuoso el egoísmo no reside en “hacer las cosas pensando en él” sino en “hacer las cosas por los demás, por el bien, pero producto de un amor propio”, n cambio el necio no piensa así, el no logra amar a nadie, por lo que sólo “hace todo pensando él y por él”; e aquí la gran diferencia. ¿Dónde está el egoísmo entonces?, pues el egoísmo consiste en que el hombre de verdad se lleva siempre consigo la mayor parte del bien en las relaciones, ya que el acto mismo de obrar en amor es un premio mucho mayor que cualquier placer, bien o utilidad que el otro reciba de nosotros, mediante la misma forma; éste, reitero, es el único egoísmo que está permitido. IX. Acerca de si hay necesidad de Amigos en la Prosperidad El hombre es un ser sociable; la naturaleza lo a creado para vivir con sus semejantes. Por éste motivo, es un a locura pensar que un hombre, por el solo hecho de ser dichoso y afortunado, debe de irse a vivir solo lejos de las demás personas que conforman su sociedad. Por otro lado, si hablamos de “necesidad” ¿cuál es la necesidad que puede tener alguien que posee de todo?, pues justamente esto es lo que cabe destacar ahora: todo hombre de prosperidad deja de necesitar el placer de los demás, ya que obtiene el suyo, deja de necesitar la utilidad de los demás, ya que posee la propia, pero lo que jamás deja de desear, en la medida que éste sea un hombre de Virtud, es el “dar, entregar, obsequiar, en general, ofrecer el bien”; éste es un deseo que jamás se apaga, sea lo que fuera que tuviéramos. Síntesis: Mientras en los animales la vida se define por la facultad únicamente de sentir, en la de los humanos también lo es por la de pensar, pero la potencia terminará siempre en acto, y lo primordial está en el acto. Vivir entonces consiste primordialmente en sentir y/o pensar, por lo que es buena y agradable, ya que es una cosa circunscrita y definida: y todo lo que es “definido” pertenece a la naturaleza del bien. X. Del número de Amigos Si tuviéramos demasiados amigos jamás podríamos satisface las necesidades de todo, tardaríamos toda una vida, por otro lado, si no necesitan de la satisfacción de vuelta es porque sólo están por interés, y además abe preguntarse ¿será posible que tengamos tantos amigos siendo lo único y especial que uno, en tanto, lo difícil que es encontrar alguien que se parezca a uno?:

“Uno puede ser amigo de un gran número de personas, sin hacer grandes esfuerzos por agradarles y siendo para ellos sólo un hombre de bien. Pero ser amigo de uno por Virtud y Amor puro, en sí mismo, es un sentimiento que

no puede extenderse nunca a muchas personas, y hasta es preferible contar con pocas que reúnan tales cualidades.”

XI. ¿Son los Amigos más necesarios en la Prosperidad o en la Desgracia? No hay demasiado que profundizar aquí: el desgraciado necesita del otro por que necesita ayuda, consuelo y apoyo, así como el próspero necesita de los demás para compartir su felicidad, gozo y bienes con aquellos que pueden necesitarlo o no. Los amigos son entonces algo necesario en toda circunstancia o etapa de la vida, sea cual sea ésta.

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___________________ DEL PLACER Y DE LA __________________ VERDADERA FELICIDAD

I. Del Placer Algunos piensan que el placer es algo que debe provenir de la entrega desinteresada absoluta al bien ajeno, otros en cambio postulan que el placer debe crearse de el bien propio, de las voluptuosidades pasajeras. Como ya vimos en el capítulo dedicado a las Virtudes, el punto medio arbitrario, el equilibrio, es lo único que nos lleva a la Verdad en este tipo de cuestiones, y eso es lo que veremos a continuación. II. Examen sobre las Teorías antes indicadas sobre el Placer A continuación indicaremos un par de cuestiones importantes que lograrán esclarecer ante nosotros la forma de entender el Placer:

- Algunos piensan que el Placer es el bien mayor de todos, pero como bien nos enseña Platón esto no puede ser así. Un bien supremos debe ir sólo y no depender de nada ni nadie más, y no es así el caso del placer, el cual siempre necesita de la “prudencia para subsistir”, él por sí solo no es Virtud.

- Algunos tratan de situarlo como un mal, pero debemos entender que algo que “se mueve constantemente” y “posee imperfección” no necesariamente es un mal, así como tampoco puede ser el bien mayor.

- Por otro lado, el Placer no es puro movimiento, pero sí es producido y exterminado por algo: el Dolor.

- Así como uno siente dolor después de lastimarse el cuerpo, uno también siente placer cuando posee un

goce corporal, pero esto no quiere decir que el Dolor produzca malestar o el Placer satisfacción.

- No todo Placer debe ser deseable, es decir, no es lo mismo “sentir” Placer producto de una injuria que de un acto honroso, así como no es lo mismo sentir Dolor producto del sacrificio al otro que por una traición.

III. Nueva Teoría del Placer A continuación analizaremos las características de un movimiento cualquiera sea éste: << Para que algo sea “movimiento” debe ser incompleto y poseer fases de construcción y constitución, es decir, debe no ser un todo global, sino conformarse a base de tramos, momentos y caracteres particulares que le hacen existir en el tiempo, otorgándole identidad de “ahora, antes y después”. Un movimiento es algo que se “hace” no que ”es”, por lo que depende de cosas, sean éstas de sí mismo o de otra cuestión en particular. >> Claramente, según lo recién analizado, el Placer no es un movimiento, ya que no se construye en base a nada ni necesita de otra cosa para ser lo que es en cada momento, es decir, el Placer es siempre unitario y total en sí mismo, razón por la cual no se diferencia de un número (matemático), de la visión (sentido), etcétera.

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IV. Continuación de la Teoría del Placer

“El Placer sólo puede crearse como consecuencia de un acto.”

Con éste aforismo recién señalado sintetizamos la idea de que, si bien el Placer en sí mismo no es movimiento, éste tiene como misión llegar a cerrar un proceso de acto entre nosotros (o nuestros sentidos) y las cosas con las cuales nos relacionamos en la vida. El Placer jamás se creará sin un acto, es por esto que aquello que vivimos en un instante determinado, esa sensación, jamás podrá volver a nosotros; tenemos dos razones principales: 1) sólo ese momento pudo ser de esa forma, y, aún en el caso de que no fuera así, 2) los sentidos jamás logran agudizarse dos veces con la misma intensidad, en el caso de que ésta haya sido muy alta, muy grande, ya que hay un término tras el cual sí puede haber constante. V. Diferentes clases de Placer Así como todo proceso es distinto ya que los caracteres generales que componen el “movimiento” son siempre diversos y únicos, así mismo, ya que el Placer es algo que llega como cúlmine a cerrar estos complejos sistemas, cada uno de ellos (placeres) es único también. Por lo tanto, así como cada proceso puede ser clasificado, también lo pueden ser el Placer particular que a cada uno de ellos lleva consigo, veamos a continuación cuáles son estos:

a) Extraños: Se dan de tal forma que causan pena hacia otros actos, de manera que para existir deben suprimir el agrado a otra cosa.

b) Honestos: Son aquellos que acompañan a los actos buenos de Virtud. c) Culpables (Vergonzosos): Corresponden a los que sellan todo acto de maldad y Vicio, y sólo son

considerados como tal (placeres) por los hombres corruptos y depravados. d) Neutros: Aquí nos encontramos con los placeres que acompañan a los actos que no son intrínsecamente

ni buenos ni malos.

Si bien el Placer es ineludible como consecuencia de la sensación y los pensamientos, bajo ningún caso deben confundirse con estos, ya que es algo completamente distinto, aunque jamás independiente. VI. Recapitulación de la Teoría de la Felicidad

“La Felicidad es el fin de todos los actos del hombre.” La Felicidad real, auténtica, es aquella que se basta consigo misma, que se piensa a sí misma; no debe tener necesidad de otra cosa; esto es lo que lo hace acto de Virtud propiamente tal. Todo acto de Felicidad debe tenerse como objeto a sí misma para vivirse a sí mismo, pero debemos de excluir las cosas vulgares, como las diversiones y las tiranías, ya que provienen de placeres corporales diáfanos que jamás serán deseables. La Felicidad, entonces, corresponde a la consecuencia de vida de ejercer constantemente actos acordes a la Virtud, y no sólo la Virtud misma, sino la más elevada en nosotros: el Entendimiento (o cualquier otra cosa que permita percibir la belleza y la divinidad). Por ésta razón, como ya vimos anteriormente, la Felicidad “perfecta” la alcanzamos a través del pensamiento y la contemplación. Es necesario entonces que el Placer se fusione con la Felicidad, para que el acto sea en Virtud completo y bello.

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“El verdadero sabio, entonces, no es quien sólo se entrega al bien ajeno, a las obras sociales y predicar y ejercer su Justicia de bien, sino, además, aquel que es capaz, solo, de sentarse y contemplar; deleitarse en la perfección global divina. Por éste motivo, el sabio no necesita de colaboradores en su vida, aunque tenerlos pueda ser de

ayuda, se basta a sí mismo, es el ser más independiente que hay.” La vida de un verdadero sabio es siempre rodeada de puro pensamiento y contemplación por que estos son un resultado en sí mismo, no así lo son los actos que involucran el exterior, donde los resultados a veces pueden ser muy extraños.

“Lo que es propio de un ser, y acorde a su naturaleza, es por sobre todo lo mejor y lo más grato para él.” Desglosando lo anterior, tenemos que es justamente el “entendimiento” lo más propio del hombre, dado que el entendimiento es positivamente todo el hombre, consiguientemente, la vida del entendimiento es también la vida más dichosa a la que el hombre puede aspirar. VII. Superioridad de la Felicidad Intelectual Decimos entonces que la Felicidad “intelectual” es superior a la “moral”, o a cualquier otra que obre a través de las facultades secundarias del ser humano, porque, a diferencia de ésta segunda, no necesita de ningún externo o tercero, sólo de sí misma; basta con su propia existencia y actividad para la contemplación. Es más, si comenzamos a analizar el factor de la “felicidad Divina” nos daremos cuenta que los dioses, justamente, son quienes poseen la Felicidad más grande: ya que todos sus actos son meramente contemplativos; los seres más capaces de reflexionar y contemplar siempre serán los más dichosos. VIII. Relación de la Felicidad con el Bienestar Exterior No obstante, no sólo de contemplación vive el hombre. Debemos alimentarnos, cuidarnos y sanarnos adecuadamente, tal y como nuestro cuerpo lo exige. Recalquemos por supuesto que hablamos de “bienestar”, por lo cual necesitamos lo suficiente para ser dichosos y no más que esto. Tanto es así, que hemos de señalar que hasta el hombre más “modesto” de la tierra puede actuar, tiene el privilegio, a través de la verdadera Virtud. IX. Importancia de la Teoría y de la Práctica De nada nos podrá servir todo lo que hemos estudiado a lo largo de estos libros si no “aplicamos” todos y cada uno de los conocimientos que hemos adquirido. Como ya hemos tratado más de una vez, la clave está en obedecer a la razón y no a los placeres, ni las pasiones, ni lo vulgar que en sí mismo es opaco, falto de belleza o de carácter benévolo. “Para que un hombre llegue a ser Virtuoso desde su infancia debe haber sido educado correctamente; debe haber

incorporado buenos hábitos.” Lamentablemente, no basta con la corrección de los pares, ni de la familia, cuando una persona no ejerce su correcto comportamiento, por ésta razón existe la Ley, ella es la encargada, y la única que posee la plenitud necesaria, de corregir la conducta de los jóvenes y adultos que no practiquen las buenas costumbres: la “Legislación” entonces es el factor fundamental para lograr dicho cometido.

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Aristóteles (384 a. C. – 322 a. C.) fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales sólo nos han llegado 31) sobre una enorme variedad de temas, incluyendo lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología. Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que tocó.

 

¿ Qué es la Virtud ? ¿ Cómo se funda una Amistad real ?

¿ Cuál es la importancia de una Legislación? ¿ Qué relación hay entre las costumbres y los placeres ?

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Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto. En esta obra, la Ética a Nicómaco, Aristóteles engloba diez de sus libros más importantes para relacionar conceptos claves como Placer, Amistad, Virtud, Vicio, Felicidad y Política. Desde un análisis metafísico de las conductas humanas comienza un hermoso viaje a través del origen y proceso de cada acto cotidiano, hasta culminar en la única intersección perfecta entre la felicidad misma y de la virtud: el fenómeno de la Contemplación del todo, de lo perfecto, de la verdad, del Dios.