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Felipe III (1598-1621), jamás tuvo intención de continuar la tarea de su padre, y pronto prefirió renunciar a su responsabilidad. Lo malo es que no fue capaz de elegir buen ministro, sino que dejó en el duque de Lerma la dirección del gobierno, siendo este personaje uno de los políticos más corruptos de la Historia de España. Los gastos enormes, hicieron que España tuviese que pactar, y reconocer la independencia de hecho, con las Siete Provincias Unidas (Tregua de los Doce Años, 1609), lo que era una clara derrota: significaba reconocer a las Provincias (actual Holanda) su independencia. El ahorro en gasto militar no fue empleado en sanear la hacienda, cuya deuda era aplastante. Pero se decidió la expulsión de los moriscos, de todos los reinos españoles; lo que fue otro golpe económico durísimo a la economía de los reinos de Aragón, Valencia, y partes de Castilla: los moriscos eran agricultores muy especializados, conocedores de técnicas de riego, que fertilizaban tierras que quedaron desiertas. Felipe IV, cuyas capacidades eran mayores, también prefirió deshacerse de la carga de gobernar, y dedicarse a los placeres: el teatro, la caza, y las amantes, pues llegó a amontonar una cuarentena de hijos bastardos; aunque sólo uno legítimo. Lo peor fue cuando la gran Guerra de los Treinta Años se trasladó a España, con las rebeliones de Cataluña y Portugal (1640); y la terrible serie de derrotas españolas en Europa (Rocroi, Lens, Dunkerke) y en la frontera portuguesa( Villaviciosa, Ameixal. Los disparatados gastos, unidos a la pobreza galopante en Castilla, y la caída de los ingresos en el comercio con Las Indias, provocaron la emisión incontrolada de moneda ficticia, el “vellón”, que derrumbó la economía castellana. Las décadas 1660-1680 fueron terribles, y arruinaron a todas las regiones de Castilla. Carlos II, el Hechizado fue la víctima de las herencias cruzadas en los matrimonios. Su incapacidad en engendrar hijos iba unida a una permanente mala salud, y una inteligencia subnormal; que se trato de curar con exorcismos, de ahí su sobrenombre. Pero, “moribundo desde la cuna”, reinó 35 años. Pero era imposible que gobernara. La madre regente, María de Austria, que desconfiaba de la nobleza española (con razones), buscó su apoyo en validos como el padre Nithard (austríaco y jesuita), o Valenzuela (un arribista); ambos destruidos por la nobleza castellana, que tenía su favorito en D. Juan José de Austria. Éste, bastardo legitimado de Felipe IV, con simpatías en Cataluña, y con experiencia militar; impuso una dictadura de nobles a Carlos II (ya mayor de El verdadero gobernante, el Conde-Duque de Olivares, devolvió a España a una política belicista en Europa; entrando en conflicto en Alemania, con las Provincias Unidas, con Francia, y a la postre con Inglaterra.

España bajo los austrias 2

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Felipe III (1598-1621), jamás tuvo intención de continuar la tarea de su padre, y pronto prefirió renunciar a su responsabilidad. Lo malo es que no fue capaz de elegir buen ministro, sino que dejó en el duque de Lerma la dirección del gobierno, siendo este personaje uno de los políticos más corruptos de la Historia de España. Los gastos enormes, hicieron que España tuviese que pactar, y reconocer la independencia de hecho, con las Siete Provincias Unidas (Tregua de los Doce Años, 1609), lo que era una clara derrota: significaba reconocer a las Provincias (actual Holanda) su independencia.El ahorro en gasto militar no fue empleado en sanear la hacienda, cuya deuda era aplastante. Pero se decidió la expulsión de los moriscos, de todos los reinos españoles; lo que fue otro golpe económico durísimo a la economía de los reinos de Aragón, Valencia, y partes de Castilla: los moriscos eran agricultores muy especializados, conocedores de técnicas de riego, que fertilizaban tierras que quedaron desiertas.Felipe IV, cuyas capacidades eran mayores, también prefirió deshacerse de la carga de gobernar, y dedicarse a los placeres: el teatro, la caza, y las amantes, pues llegó a amontonar una cuarentena de hijos bastardos; aunque sólo uno legítimo.

Lo peor fue cuando la gran Guerra de los Treinta Años se trasladó a España, con las rebeliones de Cataluña y Portugal (1640); y la terrible serie de derrotas españolas en Europa (Rocroi, Lens, Dunkerke) y en la frontera portuguesa( Villaviciosa, Ameixal.

Los disparatados gastos, unidos a la pobreza galopante en Castilla, y la caída de los ingresos en el comercio con Las Indias, provocaron la emisión incontrolada de moneda ficticia, el “vellón”, que derrumbó la economía castellana. Las décadas 1660-1680 fueron terribles, y arruinaron a todas las regiones de Castilla.

Carlos II, el Hechizado fue la víctima de las herencias cruzadas en los matrimonios.Su incapacidad en engendrar hijos iba unida a una permanente mala salud, y una inteligencia subnormal; que se trato de curar con exorcismos, de ahí su sobrenombre. Pero, “moribundo desde la cuna”, reinó 35 años.Pero era imposible que gobernara. La madre regente, María de Austria, que desconfiaba de la nobleza española (con razones), buscó su apoyo en validos como el padre Nithard (austríaco y jesuita), o Valenzuela (un arribista); ambos destruidos por la nobleza castellana, que tenía su favorito en D. Juan José de Austria.Éste, bastardo legitimado de Felipe IV, con simpatías en Cataluña, y con experiencia militar; impuso una dictadura de nobles a Carlos II (ya mayor de edad); que el desdichado monarca no sabía ni podía rechazar. Lo que no evitó el fracaso en lo exterior e interior de su gobierno; su rápida muerte, le salvó de la caída.España no perdía sino posiciones indefendibles ya en los Países Bajos o el Franco Condado, ante el gran enemigo, Luis XIV de Francia; que paró sus guerras aspirando a un premio mayor: la herencia integra de la Monarquía Hispana.

El verdadero gobernante, el Conde-Duque de Olivares, devolvió a España a una política belicista en Europa; entrando en conflicto en Alemania, con las Provincias Unidas, con Francia, y a la postre con Inglaterra.

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Los Validos

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¿QUIÉNES FUERON?

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-Felipe IV, 1621-1665; inició su reinado en minoría de edad; y confío por i- nercia en su tutor y favorito, D. Gaspar Melchor, conde de Olivares. Luego,aunque Felipe IV no carecía de capacidad de gobernar, prefirió encomendaresa labor a su hombre de confianza.-El Conde-duque; tenía un proyecto político de restauración del poderío de la dinastía a los niveles del siglo anterior; cosa que pensaba era más de esfuerzo y orden que de hacer reformas.-No es que estuviese en contra delas reformas, es que las aplazó todas en favor de aquellas cuestiones que suscitasen más el honor, poder o brillo de la casa de Habsburgo.-No tardó en percibir, pues era inteligente y trabajador, que el esfuerzo de sostener el Imperio Hispánico en Europa no podía recaer sólo sobre Castilla y su imperio en las Indias; y buscó forma de que otros reinos (Cataluña, Navarra, Valencia, Portugal, Nápoles) contribuyesen en mayor medida. Aquello le valió el odio de catalanes y portugueses.-También de que las clases sociales privilegiadas, Nobleza e Iglesia hiciesen alguna aportación extraordinaria. Aquello fue su fin; ya desde 1638 ningún noble le hablaba, se retiraron a sus fincas lejos de Madrid, y muy pocos acudieron a su desesperado llamamiento de 1640 para reconquistar Cataluña de manos francesas. Agotado, y sin la confianza del rey, dimitió en 1642.

El Valido, el ValimientoNo es un invento de la Monarquía Hispánica, sino que lo podemos encontrar en Francia durante el reinado de Luis XIII, y minoría de Luis XIV; cuando lo cardenales de Richelieu y Mazarino se cubrieron de gloria reteniendo el poder para el monarca, y ampliando las fronteras del reino.También en el Imperio, Wallenstein representó un papel similar para el emperador Fernando II; y el duque de Buckingham sirvió de forma parecida a Carlos I de Inglaterra.

El más destacado valido español fue el conde de los Olivares, luego Duque de Sanlúcar la Mayor; por lo que fue conocido como el Conde-Duque de Olivares

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El retroceso del poderío Español en Europa

Aunque el gobierno de Felipe III comenzó con la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas (1609); terminó metiendo a la Monarquía Hispana en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) desde su comienzo, al apoyar a Fernando I contra la rebelión de Bohemia. Nada más iniciarse el gobierno de Felipe IV, el Conde-Duque y sus amigos presionaron a Felipe IV para q que no renovase la paz con los holandeses, de forma que en 1621 se volvía a estar en guerra con las P Provincias Unidas. La guerra en Alemania supuso enfrentamientos con alemanes, daneses y suecos; países que también i intervenían. Al final, la entrada de Francia, en favor de los protestantes y contra los Habsburgo, derribó e el poderío del ejército español en Rocroi (1643) y Lens (1648).

Mientras, los holandeses batían a los españoles en batallas navales (Las Dunas, 1639), o invaden Brasil, posesión portuguesa.

El tratado de Westfalia (1648) ya le hacía reconocer a la Monarquía Hispánica la existencia de la república de las Provincias Unidas.

Pero continuaba la guerra con Francia, que no cesó hasta el tratado de Los Pirineos (1659): Cataluña perdía los territorios de Rosellón y Cerdaña; mientras que Francia también se apoderaba de la provincia de Artois en los Países Bajos.

Todavía guerras posteriores con Francia, con el agonizante reinado de Carlos II, obligarían a entregar a Francia nuevas ciudades en Países Bajos (tanto que los holandeses empezarían a asustarse), y los restos de la herencia borgoñona: Franco Condado, etc.

La Monarquía Hispánica quedaba limitada a las penínsulas Ibérica, Itálica; y un pequeño territorio, tapón entre Francia y Provincias Unidas; la actual Bélgica.

Pero es que toda Europa estaba pendiente del testamento de Carlos II; pues su muerte se consideraba inminente.

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La crisis de 1640-1680 LOS LEVANTAMIENTOS DE CATALUÑA Y

PORTUGALLa falta de recursos, dado el agotamiento de Castilla y su imperio en Las Indias, llevó al Conde-duque de Olivares a solicitar más colaboración de otros reinos de la Monarquía, lo que irritó a Portugal, Cataluña, e incluso Andalucía. La presencia de un ejército castellano en Cataluña, con el fin de luchar contra Francia, provocó la insubordinación de las Cortes y la Generalitat; y el estallido de la revolución de 1640.Las tropas castellanas, al pasar el invierno en Cataluña, se vieron enfrentadas a la hostilidad de los campesinos catalanes, que no querían ayudar a mantener esos soldados; y el gobierno de Cataluña, La Generalitat, apoyaba a los campesinos.

¿Es que siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Es que nunca se ha de decir lo que se siente?

La rebelión abierta se declaró cuando grupos de segadores entraron violentamente en Barcelona. Se convirtió en una revolución urbana que llevó al asesinato del virrey, Santa Coloma (junio de 1640).Cataluña se constituyó como estado independiente, y ofreció al rey de Francia la corona del país; lo que éste se apresuró a aceptar. Pronto los catalanes vieron que el rey de Francia tenía menos miramientos con los fueros y sistemas de gobierno catalanesEl reino de Castilla se vio así obligado a tener que concentrar sus últimas fuerzas en la península; para tratar de reconquistar Cataluña; lo que no pudo hacer hasta 1659: Rosellón y Cerdaña pasaban a poder de Francia.

Portugal aprovechó la oportunidad: la orden del Conde-Duque de que la nobleza portuguesa se uniese al ejército de reconquista fue la señal de la rebelión de esta misma alta nobleza; que eligió como rey a Juan IV, y se dispuso a luchar contra la tambaleante Castilla: diciembre de 1640Para Castilla fue una pesadilla atroz, una guerra de 27 años, a lo largo de sus fronteras con Portugal; y que pese a la intervención de sus mejores tropas, sólo hubo derrotas ante los portugueses: Montijo, Ameixial (1663), Villaviciosa (1665).España reconocía la independencia de Portugal en el Tratado de Lisboa, 1668. Junto con sus coloniasen Brasil y Angola.

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Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes, hoy desmoronados

-Los cuarenta años de finales del gobierno de Felipe IV, y principios del de Carlos II (o de sus regentes), vieron la más profunda crisis de los dominios de Castilla de la edad Moderna: el reino perdió su capacidad hegemónica, su población y su riqueza, en favor de otros reinos.- El exceso de impuestos sobre los labradores y trabajadores artesanos de Castilla deja a estas clases productivas muy débiles, y sobre ellas se ceban las epidemias de peste y cólera que azotan Castilla, sobre todo sus áridas mesetas centrales: Castilla la Vieja, Castilla la Mancha y Extremadura perdieron 1,5 millones de habitantes entre 1600 y 1700. Pero también Andalucía sufrió casi un millón de apestados en 1659.- El hambre está en la causa principal de las muertes por enfermedad; y la mejor resistencia de las regiones periféricas (Valencia, Cataluña, Navarra, País Vasco, Asturias, Galicia, Murcia) nos habla de un problema de hambre en Castilla-Andalucía.-También de guerra, por supuesto. Desde 1540 el escenario de guerra se traslada a las fronteras de Aragón-Valencia y de Castilla; en ambos casos son los castellanos los que llevan el peso de la guerra; aunque la mayores mortandades se sitúen en las retaguardias de los ejércitos, donde sus saqueos, destrucciones, y violencias causan pérdidas mucho mayores que las batallas. - Las devaluaciones monetarias, la emisión de moneda sin valor real (el vellón); llevadas a cabo por Felipe III y Felipe IV dejaron la moneda castellana sin capacidad de compra. Toda la plata obtenida de Las Indias se transfería a Génova, para pagar los prestamos e interesesLos envíos de plata de Las Indias también empiezan a decaer desde 1620-1640; debido a que se agotan los mejores filones.- Pero es que también se derrumba el monopolio del comercio de Sevilla con Las Indias. La crisis económica de Castilla dejó a este reino sin productos con que abastecer a los colonos, y hubo que admitir productos europeos, muchas veces de los propios enemigos de la M.H.: ingleses, holandeses, franceses. Al final, hubo incluso que admitir barcos holandeses e ingleses, pues ya no había flota castellana para hacer los viajes anuales. El propio Consejo de Indias admitía en 1680 que más del 80% de las mercancías embarcadas en Sevilla eran extranjeras. Cuando se extinga la dinastía Habsburgo, o Austria, se podría haber entonado el Epitaph de King Crimson: “confusión well be my epitapt” . Los nuevos reyes borbones van a encontrar un increíble caos en todos los asuntos de gobierno, administración, ejército o régimen territorial.