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KARL MARX Y EL MARXISMO El paulatino y ya casi evidente fracaso de supuestas aplicaciones prácticas de sus ideas políticas y económicas, no debe ensombrecer la talla de Karl Marx como pensador revolucionario, cuya obra significó en las ciencias socioeconómicas un vuelco similar al producido por Freud en la psicología o Einstein en la física. La cristalización y dogmatización de su brillante propuesta intelectual ha tenido un precio que la historia juzgará y él no hubiera avalado. Con Marx, la ética política deja de ser una ciencia infusa y la doctrina económica una velada defensa de intereses particulares. Después de él, la comunidad internacional ya no tiene excusas racionales para no avanzar hacia la justicia y la igualdad desde el análisis científico de los hechos, sus relaciones, causas y consecuencias. Karl Marx nació en la Renania prusiana actual Alemania, en la ciudad de Trier (antes Trèves, en español Tréveris) el 5 de mayo de 1818. Fue uno de los siete hijos del abogado judío Heinrich Marx y de su esposa holandesa Henrietta Pressburg. El padre era un hombre inclinado a la Ilustración y a las ideas moderadamente liberales, devoto de Kant y de Voltaire. Por tanto, Karl tuvo una infancia habitual en la burguesía culta de su tiempo, y asistió a la escuela y cursó el bachillerato en su ciudad natal.

Karl marx y el marxismo

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KARL MARX Y EL MARXISMO

El paulatino y ya casi evidente fracaso de supuestas aplicaciones prácticas de

sus ideas políticas y económicas, no debe ensombrecer la talla de Karl Marx

como pensador revolucionario, cuya obra significó en las ciencias

socioeconómicas un vuelco similar al producido por Freud en la psicología o

Einstein en la física. La cristalización y dogmatización de su brillante propuesta

intelectual ha tenido un precio que la historia juzgará y él no hubiera avalado.

Con Marx, la ética política deja de ser una ciencia infusa y la doctrina

económica una velada defensa de intereses particulares. Después de él, la

comunidad internacional ya no tiene excusas racionales para no avanzar hacia

la justicia y la igualdad desde el análisis científico de los hechos, sus

relaciones, causas y consecuencias.

Karl Marx nació en la Renania prusiana actual Alemania, en la ciudad de Trier

(antes Trèves, en español Tréveris) el 5 de mayo de 1818. Fue uno de los siete

hijos del abogado judío Heinrich Marx y de su esposa holandesa Henrietta

Pressburg. El padre era un hombre inclinado a la Ilustración y a las ideas

moderadamente liberales, devoto de Kant y de Voltaire. Por tanto, Karl tuvo

una infancia habitual en la burguesía culta de su tiempo, y asistió a la escuela y

cursó el bachillerato en su ciudad natal.

En octubre de 1835, con diecisiete años, se inscribió en los cursos de

humanidades de la Universidad de Bonn. Pasó allí sólo un año, en el que

estudió griego e historia y llevó una agitada vida estudiantil, incluyendo un

duelo y un día de calabozo por alcoholismo y desórdenes (fue la única vez que

el fundador del comunismo científico estuvo en prisión). El ambiente

universitario de Bonn era rebelde y politizado, por lo que Karl se hizo miembro

de un círculo en el que se discutía de política y poesía, y llegó a presidir el Club

de las Tabernas, que tenía otros fines. Pese a tantas actividades, de pronto

resolvió pasarse a la Universidad de Berlín, en la que ingresó al año siguiente,

también en el mes de octubre.

En Berlín se apuntó para estudiar leyes y filosofía, sin abandonar su inclinación

por la historia. Encontró muchos amigos y una novia, Jenny von Westphalen,

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joven inteligente y atractiva de veintidós años (cuatro más que Karl Marx),

perteneciente a una familia de funcionarios de reciente nobleza, que jamás

tragarían al «noviecito» judío e intelectual de Jenny.

Un joven hegeliano

Georg W. F. Hegel acababa de morir y el ambiente universitario berlinés era

fervorosamente hegeliano, aunque cada grupo o cenáculo estudiantil

interpretaba las ideas del creador de la dialéctica a su manera. El joven Marx

se vio inmerso en esas discusiones, que lo llevaron a una profunda depresión y

al primer descalabro de su frágil salud. En prenda a su rigor intelectual, aceptó

incorporarse a «una concepción que odiaba» (según carta a su padre de

noviembre de 1837) y se unió al grupo de seguidores del joven profesor Bruno

Bauer, que sostenía las ideas más progresistas y democráticas de la obra de

Hegel y el cuestionamiento del pensamiento matemático y formal.

Casa natal de Marx

Bauer fue expulsado de la universidad por «radical» en 1839, pero los jóvenes

hegelianos ya eran republicanos de izquierdas que utilizaban la filosofía y la

dialéctica como instrumento crítico de la rígida sociedad prusiana en la que

vivían. No obstante, Marx y sus compañeros eran todavía idealistas y bastante

románticos, al confiar en que la sociedad cambiaría gracias al desarrollo de la

cultura y la educación. Esta posición no era compartida por el periodista Adolph

Rutemberg, el más íntimo amigo de Karl en esa época, que lo impulsaba a

conocer la lóbrega realidad de los obreros y los menesterosos.

A instancias de sus amigos y de Jenny, en abril de 1841 presentó una brillante

tesis doctoral que contrastaba la filosofía de Demócrito y la de Epicuro,

incluyendo la después famosa frase: «La crítica es también teoría», con lo que

se doctoró en filosofía cuando aún no había cumplido veintitrés años. No irían

mucho más allá sus logros académicos. A principios del año siguiente se

incorporó a una publicación fundada por las fuerzas más progresistas de

Colonia, entonces capital industrial de Prusia.

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Como redactor de la Rheinische Zeitung (Gaceta de Renania), Marx tomó

contacto con las realidades sociales y la naturaleza crudamente clasista de la

legislación prusiana. Nombrado otra vez director de la revista en octubre de

1842, sus crónicas parlamentarias desde la Dieta renana denunciaban al

Estado como guardián y valedor de los intereses de los empresarios y

expresaban su interpretación radical del pensamiento hegeliano, en tanto que

el Estado no cumplía su función esencial como realización ética de la

especificidad humana.

Su labor como periodista político lo llevó a tomar conocimiento de los

movimientos obreros en Francia e Inglaterra, especialmente por las crónicas de

Heine desde París y Lyon, y de las ideas del socialismo utópico mantenidas por

Fourier, Owen, Saint Simon y Weitlig. Desde hacía un tiempo estaba

fuertemente Influido por el pensamiento de Ludwig von Feuerbach, discípulo de

Hegel que elaboró lo que suele resumirse como un «humanismo ateo». Marx

comenzó a intentar casar ese materialismo con la dialéctica hegeliana sin llegar

a plantearse todavía nada que pudiera llamarse lucha de clases. Justificaba en

sus artículos las reivindicaciones proletarias europeas como rebelión de «la

clase que hasta ahora no ha poseído nada», un fenómeno natural y

circunstancial motivado por la insensibilidad del estamento dominante, que no

cumplía adecuadamente su papel rector. Incluso criticaba abiertamente las

ideas del comunismo utópico por su parcialidad clasista, que dejaba de lado las

«comprensiones objetivas» de la realidad. En última instancia siguió

defendiendo el estado integral humanista de Hegel, frente al «estado de

artesanos» que, en su opinión, propiciaban los protocomunistas.

La censura prusiana presionó seriamente contra los editores de la Rheinische

Zeitung y Marx se vio obligado a dimitir. No deseaba regresar a la carrera

académica a causa del rígido control ideológico implantado por el gobierno en

la universidad. Tras siete años de noviazgo, se casó con Jenny en junio de

1843 y ambos se sumaron a la emigración política alemana que se dirigió a

París. Allí conocería a la crema de la juventud revolucionaria europea, como

Heine, Borne, Proudhon y, sobre todo, Friedrich Engels.

El Manifiesto comunista

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Marx siguió trabajando sobre la base del humanismo abstracto de Feuerbach,

que criticaba la religión y la filosofía especulativa. Por su parte, Engels lo

convenció de la importancia de profundizar los estudios económicos. Junto al

hegeliano Arnold Ruge editó en 1844 el Deutsch Französische Jahrbücher

(Anuario AlemánFrancés), que incluía dos extensos artículos de Marx: «La

cuestión judía» y «La filosofía hegeliana del derecho» en el que escribía el

célebre aserto: «La religión es el opio de los pueblos» (metáfora de gran

actualidad, pues Inglaterra acababa de invadir China en la llamada «guerra del

opio»). También trabajó en esa época en unos Manuscritos

económicofilosóficos, que dejó en borrador y no publicó durante su vida. En

ellos se refleja especialmente el momento de transición que atravesaba su

pensamiento, y el proceso de elaboración de lo que él mismo llamaría la

«mezcla» entre el análisis crítico de las ideas y el estudio e interpretación de

los datos reales.

Marx y Engels

La presión de Prusia sobre el gobierno de Guizot hizo que Karl Marx

abandonara París. El 5 de febrero de 1845 se instaló en Bruselas, donde

transcurrirían dos años de fecundo trabajo en colaboración con Engels. Fue en

ese período cuando efectuaron la primera formulación del materialismo

dialéctico y escribieron La sagrada familia, La ideología alemana y Miseria de la

filosofía, este último cuestionando el libro de Proudhon Filosofía de la miseria.

En 1847 Marx llegó a Londres y tomó contacto con una sociedad secreta en

formación, la Liga de los Justos, integrada principalmente por artesanos

alemanes emigrados, que le pidieron que escribiera sus estatutos. Engels los

relacionó con los obreros izquierdistas ingleses, y ambos trabajaron desde

diciembre hasta enero de 1848 en la carta fundacional de la Liga, que se

publicó como Manifiesto comunista. La declaración comienza con una frase

que se hizo famosa: «La historia de toda sociedad que haya existido hasta hoy,

es la historia de una lucha de clases». Y entre sus consideraciones afirma que

las fuerzas productivas están en tensión constante con «las relaciones de

producción, con las relaciones de propiedad, que son las condiciones de vida

de la burguesía y de su dominio».

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Según escribiría más tarde Engels, fue en este período cuando se produjo el

punto de inflexión conceptual que rebasó a Feuerbach, pasando «del culto del

hombre abstracto a la ciencia del hombre real y su evolución histórica».

Apareció entonces también la idea de la «sobreestructura» compuesta por las

instituciones y formaciones ideológicas, frente a la Verhaltnisse (palabra

alemana que significa tanto condiciones como relaciones) de producción y

apropiación del producto social.

En ese momento estallaron en Europa una serie de revoluciones populares en

cadena que afectaron a Francia, Italia y Austria, con repercusiones sociales en

Alemania e Inglaterra. Marx fue invitado a París por el gobierno provisional y se

opuso con vehemencia a la expedición «liberadora» sobre Alemania que

proponía el poeta Georg Herwegh. Esto le granjeó una gran impopularidad

entre los revolucionarios, pese a que él y Engels pasaron en abril de 1848 a

Alemania para colaborar con las fuerzas democráticas. La propuesta de Marx

era una alianza de los trabajadores con la burguesía progresista, que lo llevaría

a enfrentamientos frontales con los líderes obreros.

Marx resucitó en Colonia la Neue Rheinische Zeitung, que tuvo corta vida

debido al contraataque represivo del gobierno prusiano. En su último número,

espectacularmente impreso en tinta roja, la revista convocaba tardíamente a la

resistencia armada. En 1849, ante el fracaso de la revolución, Marx volvió a

París, de donde fue nuevamente expulsado. Pasó a Londres, ciudad en la que

viviría el resto de sus días. El desencanto circunstancial respecto al activismo

político y su rechazo al radicalismo utópico de algunos compañeros, lo llevó a

disolver en 1850 la Liga de los Comunistas.

El cerebro de la Internacional

La primera época en Londres fue bastante dura para Karl Marx, sumido en la

pobreza, aquejado por su mala salud y acechado por los acreedores. La familia

sobrevivió seis largos años en dos míseros cuartos del Soho, gracias a las

ayudas que enviaba Engels desde la factoría de su padre en Manchester,

donde trabajaba como contable. También colaboraron a su sustento Wilhelm

Wolff, amigo de Karl, y esporádicos envíos de los parientes de Jenny. Dos de

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los cuatro niños de los Marx murieron en esos años de privaciones y

sufrimientos.

A fines de 1851 el New York Tribune lo designó corresponsal, lo que alivió en

parte su situación económica y mucho su dignidad. En once años de

colaboración, Marx escribió para ese diario más de quinientos artículos y

editoriales, un tercio de ellos con Engels. En esa etapa de su labor intelectual

comenzó a preparar datos y materiales para el primer volumen de El capital

(Das Kapital). Trabajos como la Contribución a la crítica de la economía

política, Teorías sobre la plusvalía o un nuevo Esbozo para una crítica de la

economía política suelen ser considerados como escritos preparatorios de su

monumental obra teórica. Mientras tanto, no dejó de mantener nuevos

enfrentamientos con los que llamaba «aventureros» y «alquimistas» de la

revolución.

No obstante, cuando en 1864 se fundó en Londres la Asociación Internacional

de Trabajadores (conocida popularmente como la Internacional), sus dirigentes

llamaron a Karl Marx a participar y a colaborar en la redacción de sus primeros

documentos. Si Marx es considerado el creador del comunismo moderno, y la

Internacional su primera formación concreta para los trabajadores de todo el

mundo, lo cierto es que aquél no fue fundador ni líder de ésta, sino sólo el guía

intelectual de un sector de la misma.

Como miembro del consejo general, trabajó activamente en la redacción de la

memoria inicial y los estatutos de la asociación, al tiempo que completaba la

elaboración del primer volumen de El capital, que se editó en Londres en 1867.

Fue el único volumen publicado en vida de su autor (los volúmenes II y III los

dio a conocer Engels, respectivamente, en 1885 y 1894), y el conjunto de esta

obra tuvo una influencia decisiva a lo largo del siguiente siglo. Sólo bastante

más tarde se comenzó a dar importancia al estudio y conocimiento de los

trabajos anteriores y juveniles de Karl Marx. El núcleo ideológico de El capital

parte de la negación de la especulación filosófica como fundamento de la

acción política revolucionaria, que debe basarse en el conocimiento positivo de

la realidad histórica social y económica. En este último aspecto, introduce el

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concepto de la «plusvalía» como valor del trabajo humano del que se apropia el

dueño de los medios de producción.

La Internacional nació en un momento propicio, como propuesta de unión y

organización concreta del movimiento obrero, en tanto expresión de la clase

trabajadora más allá de las fronteras nacionales. En 1869 alcanzaba ya la cifra

de 800.000 asociados, con un consejo general integrado por representantes de

las «secciones» de los distintos países. En 1870 Engels consiguió trasladarse a

Londres. Curiosamente, fueron los italianos quienes le pidieron que se

incorporase al consejo como delegado de su sección. La entrada de su

estrecho colaborador alivió a Marx de la intensa tarea como «cerebro» de la

asociación y le permitió dedicar más tiempo a sus estudios en el Museo

Británico y a sus escritos teóricos.

Marx en 1882

Pese a ser quien era, Karl Marx no era un nombre muy conocido en el resto de

Europa: en parte porque escribía en alemán (pero sus obras no se publicaban

todavía en Alemania) y en parte porque sus elaboraciones conceptuales y su

estilo no estaban precisamente al alcance de las masas. Fue el levantamiento

popular de París en 1871, conocido como la Comuna, el que adoptó El capital

como fundamento teórico, proclamó la primera experiencia histórica de

«dictadura del proletariado» y difundió el nombre de Karl Marx por todo el

mundo. La mayor parte de los revolucionarios y líderes obreros adoptaron sus

ideas (aunque no todos las bebieran en su fuente original) y se inició la

veneración de su persona y su obra como quintaesencia del pensamiento

revolucionario.

Mientras tanto, el Marx de carne y hueso estaba enredado en una furiosa

disputa de facciones en el seno del consejo general de la Internacional. Su

adversario era Mijaíl Bakunin, y el tema de enfrentamiento era el camino a

seguir en la lucha revolucionaria. El líder anarquista ruso, que había levantado

la Comuna de Lyon en 1870, propiciaba la destrucción de los estados

nacionales y disentía del papel que otorgaba su rival al partido y a los obreros

industriales como vanguardia revolucionaria. El enfrentamiento se alimentaba

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también de las fuertes y tozudas individualidades de ambos adversarios y de su

inocultable encono personal. Marx, que no estaba libre de prejuicios, llegó a

afirmar: «No me fío de los rusos». Hay quien, no sin ironía, vio en esa frase una

cierta intuición profética.

En el congreso celebrado en 1872 en La Haya, los partidarios de Marx

consiguieron la expulsión de Bakunin y sus seguidores de la Asociación

Internacional de Trabajadores. En el mismo encuentro, Engels anunció que la

sede del consejo se trasladaría de Londres a Nueva York, noticia que fue

recibida con justificada preocupación por los asistentes. En efecto, la que

pasaría a la historia como la I Internacional languideció en su sede americana

hasta desaparecer. Luego vendrían la II, III y IV Internacional, de diverso signo

ideológico y sin vinculación con la persona de Marx. Éste decidió retirarse del

activismo político en 1873, para dedicarse al estudio y el trabajo teórico.

Varios autores consideran que la capacidad intelectual de Karl Marx se debilitó

notablemente en la última década de su vida. Lo cierto es que era un hombre

enfermo, casi sexagenario y profundamente desengañado por la incomprensión

o la trivialización de su pensamiento por muchos de los que deberían

desarrollarlo y llevarlo a la práctica. En sus obras de madurez recuperó buena

parte del estilo y la terminología del lenguaje filosófico de Hegel, según el

propio Marx, por «coqueteo intelectual» con la obra de su antiguo maestro y

como respuesta a la «vulgarización» que mostraba la cultura de izquierdas

desde hacía varios años. Por otra parte, buscó también expresar su

reconocimiento al fundador de la dialéctica, pese a no haber compartido sus

«mixtificaciones idealistas».

Pese a ese semirretiro y a la declinación de sus energías creativas, Marx

recibió en esta etapa final visitas y correspondencia de líderes obreros y

políticos. Nunca descuidó y siempre mantuvo un magnetismo personal sobre

los círculos revolucionarios (incluso los que no compartían sus puntos de vista),

que no podían sustraerse a lo que Engels denominaba su «peculiar influencia».

Hacia 1877 con la salud muy quebrantada, se refugió definitivamente en la vida

hogareña. Y fue precisamente en el círculo familiar donde se produjeron dos

desgracias consecutivas que probablemente precipitaron su muerte. El 2 de

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diciembre de 1881 falleció su esposa, y apenas un año después, el 11 de enero

de 1883, su hija mayor, Jenny Longuet. Solo, abatido, con la mente debilitada y

los pulmones seriamente afectados, Karl Marx murió o se dejó morir el 14 de

marzo de 1883. Su tumba en un cementerio londinense es hasta hoy meta de

peregrinación de marxistas y no marxistas que veneran la importancia de su

obra y la profunda apertura intelectual de su pensamiento.

Engels

(Friedrich o Federico Engels; Barmen, Renania, 1820 - Londres, 1895)

Pensador y dirigente socialista alemán. Nació en una familia acomodada,

conservadora y religiosa, propietaria de fábricas textiles. Sin embargo, desde

su paso por la Universidad de Berlín (1841-42) se interesó por los movimientos

revolucionarios de la época: se relacionó con los hegelianos de izquierda y con

el movimiento de la Joven Alemania.

Enviado a Inglaterra al frente de los negocios familiares, conoció las míseras

condiciones de vida de los trabajadores de la primera potencia industrial del

mundo; más tarde plasmaría sus observaciones en su libro La situación de la

clase obrera en Inglaterra (1845).

En 1844 se adhirió definitivamente al socialismo y entabló una duradera

amistad con Karl Marx. En lo sucesivo, ambos pensadores colaborarían

estrechamente, publicando juntos obras como La Sagrada Familia (1844), La

ideología alemana (1844-46) y el Manifiesto Comunista (1848).

Aunque corresponde a Marx la primacía en el liderazgo socialista, Engels

ejerció una gran influencia sobre él: le acercó al conocimiento del movimiento

obrero inglés y atrajo su atención hacia la crítica de la teoría económica clásica.

Fue también él quien, gracias a la desahogada situación económica de la que

disfrutaba como empresario, aportó a Marx la ayuda económica necesaria para

mantenerse y escribir El Capital; e incluso publicó los dos últimos tomos de la

obra después de la muerte de su amigo.

Pero Engels tuvo también un protagonismo propio como teórico y activista del

socialismo, a pesar de lo contradictoria que resultaba su doble condición de

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empresario y revolucionario: participó personalmente en la revolución alemana

de 1848-50; fue secretario de la primera Internacional obrera (la AIT) desde

1870; y publicó escritos tan relevantes como Socialismo utópico y socialismo

científico (1882), El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884)

o Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana (1888).

Tras la muerte de Marx en 1883, Engels se convirtió en el líder indiscutido de la

socialdemocracia alemana, de la segunda Internacional y del socialismo

mundial, salvaguardando lo esencial de la ideología marxista, a la que él mismo

había aportado matices relativos a la desaparición futura del Estado, a la

dialéctica y a las complejas relaciones entre la infraestructura económica y las

superestructuras políticas, jurídicas y culturales.

No obstante, en los últimos años de su vida se alejó de sus primitivas

concepciones revolucionarias y abrió la puerta a un socialismo más reformista,

vía que seguiría después de la muerte de Engels su colaborador Eduard

Bernstein y que acabaría por imponerse entre los socialdemócratas.

El marxismo latinoamericano.

Muy pocas referencias a América Latina pueden encontrarse en las obras de

Marx y Engels. El marxismo latinoamericano fué así en su mayor parte una

réplica empobrecida de esa ideología del desarrollo y la modernización

canonizada como marxista por la II Internacional, dominada por la

socialdemocracia alemana.

En general, el pensamiento político latinoamericano del siglo XIX y de las dos

primeras décadas del siglo XX veía a América Latina como un mundo

"atrasado" que solo podría modernizarse identificándose con Europa. Ese

paradigma interpretativo fué también válido para el marxismo.

El marxismo latinoamericano se manifestó más como una toma de posición

frente al anarquismo y a la democracia liberal burguesa que como una forma

de saber sobre lo social y de actuar en sus procesos. Pueden distinguirse en él

tres orientaciones fundamentales: - Una búsqueda de autonomía ideológica,

política y organizativa del movimiento obrero; - Una preparación para la

Page 11: Karl marx y el marxismo

revolución, por medio de la lucha reivindicativa de la clase obrera; - Una

convicción sobre el carácter necesario (e inmanente al desarrollo de la

sociedad capitalista) de la revolución.

En gran parte, la dirigencia socialista latinoamericana originaria carecía de una

cultura marxista sólida y se orientó más bien hacia un reformismo

democratizador, buscando la vía de la concientización del pueblo y de la

conquista de mayorías parlamentarias. Recién a partir de los años '20 de este

siglo, las organizaciones del movimiento comunista difundieron la literatura

marxista-leninista en forma sistemática.

Cronología de algunos hechos importantes:

1870: Se publica en México el MANIFIESTO COMUNISTA;

1890: Se publica en Buenos Aires el periódico marxista EL OBRERO;

1894: Comienza la publicación en Buenos Aires de LA VANGUARDIA;

1896: Se funda el Partido Socialista en la República Argentina;

1898: Se publica en Madrid el primer tomo de EL CAPITAL, traducido al

español por Juan B. Justo;

1909: Enrique del Valle Iberlucea comienza a publicar en Buenos Aires la

REVISTA SOCIALISTA INTERNACIONAL.

Durante la etapa fundacional, o sea hasta la organización de los partidos

comunistas latinoamericanos, el marxismo teórico fué patrimonio casi exclusivo

del grupo que rodeaba a Juan B. Justo, principalmente en Argentina pero

también en Uruguay, Chile, Bolivia y Brasil. Juan B. Justo era una figura de

gran nivel intelectual, que mantuvo una relación crítica y conflictiva con la

doctrina de Marx, ya que su propósito político era crear un movimiento

socialista para realizar en Argentina una sociedad democrática, conduciéndo

para ello a las clases trabajadoras hacia una activa participación en la vida

política. De algún modo, esta actitud lo vincula con la tradición liberal

Page 12: Karl marx y el marxismo

sarmientina, si bien repensando la historia desde el punto de vista de la lucha

de clases.

Por otra parte, el socialismo argentino nunca logró producir un fenómeno de

adhesión política de nivel masivo, salvo en forma puntual, como fué la elección

del "primer diputado socialista de América": Alfredo Palacios, electo por la

circunscripción del barrio de La Boca en 1904.

Del marxismo, Juan B. Justo tomó sobre todo la concepción de la lucha de

clases, entendida como lucha social en la que la clase obrera aprenda a

organizarse y a gobernar la sociedad.

El objetivo de Juan B. Justo era encontrar una fórmula política para: - Vencer la

resistencia del "stablishment" económico-social a permitir una expansión

popular de la participación política; - Controlar la tendencia subversiva de las

masas; - Impulsarlas hacia una organización civil democrática.

La introducción del leninismo en el marxismo latinoamericano modificó

radicalmente esta situación. Se inició una era de absolutización del Partido y de

subordinación a la estrategia marcada por la III Internacional y la dirección del

comunismo soviético. Si bien Lenin, como teórico político, reconocía la

autonomía de los movimientos de liberación nacional y su función

anrtiimperialista, esa posibilidad teórica quedó anulada por la sujección del

movimiento comunista latinoamericano a la estrategia general de la URSS.

Esta situación se agravó con el advenimiento de Stalin al poder en Rusia.

El planteo de una posibilidad de reformulación crítica del marxismo

latinoamericano, en forma semejante a lo hecho por Gramsci en Italia o por

Mao Tse Tung en China, correspondió en América Latina a José Carlos

Mariátegui (1894-1930), peruano, líder de un movimiento intelectual y social

articulado en torno a la revista AMAUTA. El planteo de Mariátegui parte de

considerar que una realidad diferente requiere un tratamiento diferente: en su

caso, una refundación del marxismo clásico para poder afrontar una situación

de atraso e invertebración nacional, tal como la que se evidenció

dramáticamente en el Perú con motivo de la "Guerra del Salitre" con Chile.

Page 13: Karl marx y el marxismo

Mariátegui fué miembro del APRA (al que enseguida nos referiremos) pero

renunció a esa afiliación en 1928 para fundar el Partido Comunista Peruano. Su

obra principal, que sintetiza en forma muy completa su pensamiento, es SIETE

ENSAYOS DE INTERPRETACION DE LA REALIDAD PERUANA (1928), que

es una original aplicación del análisis marxista a las peculiares características

sociales y culturales de su país. Defendió la tesis de resolver el problema

indígena mediante el reparto de tierras a los indios, y sostuvo la idea de que el

papel decisivo del proceso de transformación social corresponde al proletariado

urbano. Esta obra tuvo mucha influencia en el pensamiento de los intelectuales

de izquierda iberoamericanos.

Otra obra suya fué LA ESCENA CONTEMPORANEA (1925) y en forma

póstuma fueron publicadas DEFENSA DEL MARXISMO (1934), EL ALMA

MATINAL (1950) y LA NOVELA Y LA VIDA (1955).

No es posible hablar de Mariátegui sin hacer referencia a otra gran corriente del

pensamiento radicalizado que fué su contemporánea y hasta cierto punto su

contrincante: el APRA, y a su fundador, Víctor Raúl Haya de la Torre.

Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979) fué un político peruano que estudió

en Oxford y en la Universidad de San Marcos, de Lima, y que se dedicó a la

política desde muy jóven. Si bien no fué un revolucionario sino un reformista,

sus ideas eran tán "subversivas" para los intereses de las oligarquías

dominantes en su país, que su vida fué una larga serie de exilios, prisiones,

asilos en Embajadas, elecciones ganadas en las urnas y perdidas por golpes

militares, etc. Sus obras principales son: EL ANTI-IMPERIALISMO Y EL APRA

(1928) IDEARIO Y ACCION APRISTA (1930) CONSTRUYENDO EL APRISMO

(1933) TREINTA AÑOS DE APRISMO (1956) MENSAJE A LA EUROPA

NORDICA (1957).

Su ideología política está centrada en una afirmación indoamericana radical: en

la idea de que América Latina configura un "espacio-tiempo" original, que debe

buscar un camino de crecimiento también original. Dadas las peculiares

condiciones sociales americanas, propugna la necesidad de una alianza del

proletariado, los campesinos y las clases medias (alianza en la que éstas

Page 14: Karl marx y el marxismo

últimas tienen el rol motriz) para plantear la lucha contra el imperialismo

extranjero, y preconiza un reformismo gradual, basado en organizaciones

económico-sociales cooperativistas y estatales.

APRA es la sigla de ALIANZA POPULAR REVOLUCIONARIA AMERICANA,

fundada en México en 1924 por Haya de la Torre y otros dirigentes de la

Federación de Estudiantes Peruanos, desterrados por el gobierno de Leguía.

La iniciativa tuvo repercusiones y despertó simpatías en otras partes de

América y del mundo. Defendía principios doctrinarios tales como la lucha

contra el imperialismo, la unidad político-económica de Iberoamérica, la

nacionalización de las propiedades extranjeras, la internacionalización del

Canal de Panamá y la solidaridad con las clases y los pueblos oprimidos del

mundo.

El Aprismo remonta su orígen a la Reforma Universitaria, ese movimiento

originado en Córdoba en 1918, proceso de transformación educativa que se

planteó como una nueva convocatoria de acción política, animada por

proyectos de cambios políticos y sociales. Se puede considerar al Aprismo, por

otra parte, como una corriente política surgida de la radicalización de las capas

medias de las sociedades iberoamericanas, fenómeno que caracterizó su vida

política en los años '20. Fué la expresión más avanzada de las formaciones

políticas progresistas de la izquierda burguesa, en la búsqueda de un espacio

político propio.

El Aprismo contiene una inteligente elaboración teórica, que ofrecía a los

grupos radicalizados una alternativa diferente al capitalismo y al socialismo,

orientada a instalar en América Latina una democracia social avanzada pero de

estilo indoamericano, distante del paradigma eurocéntrico. A tal fin propone una

alianza de clases con liderazgo por parte de las clases medias y el logro de la

independencia económica como primera prioridad.

En años recientes, el Aprismo menguó su virulencia transformadora, pero en

los años treinta pretendía ser una auténtica recreación histórica del marxismo

en condiciones diferentes de las europeas, rechazando al capitalismo privado

porque no conducía a un desarrollo independiente, y al marxismo europeizante

Page 15: Karl marx y el marxismo

por ser incapaz de admitir otras formas de evolución de las sociedades que no

fueran las esquemáticamente establecidas por la Comintern.

Mariátegui y Haya de la Torre coinciden en que la realidad americana es

diferente de la europea, pero difieren en el enfoque estratégico: Haya de la

Torre no cree en la capacidad revolucionaria del pueblo y postula la necesidad

de un proceso gradual de cambio promovido por la clase media y desde el

Estado. Mariátegui, en cambio, piensa en un proceso laboriosamente

construído desde la base social.

Desde la década de los treinta hasta la Revolución Cubana, en América Latina

se produjo un notable crecimiento de la influencia intelectual del marxismo, por

su aceptación y penetración en las Universidades y en los ambientes literarios

y artísticos. En paralelo, se produjo un acentuado decaimiento de su influencia

política práctica en los procesos históricos en curso, planteándose para los

partidos marxistas una verdadera fractura entre cultura y política.

A partir de la revolución cubana y de su vinculación con el marxismo, se inició

una nueva era, caracterizada por una extrema variedad de posiciones, desde el

impacto del humanismo marxista en intelectuales católicos comprometidos en

la promoción social (la llamada "teología de la liberación", a la que luego nos

referiremos más ampliamente) hasta la manifestaciones concretas de

insurgencia revolucionaria, que a su vez abarca manifestaciones de sutura

política tán distintas entre sí como el sandinismo nicaragüense, los tupamaros

uruguayos, el ERP argentino, Sendero Luminoso peruano, etc.

En el plano de la actividad política institucionalizada, tras los recientes

procesos de transición a la democracia y en paralelo con la crisis de los

"socialismos reales", es perceptible la presencia de una "nueva izquierda

latinoamericana", que emerge en un segundo plano tras la predominancia

actual del pragmatismo neoliberal. Se trata esta vez de una izquierda

democrática, cuyo perfil y propuestas aún aparecen algo imprecisas, pero que

va configurando una alternativa con perspectivas de definirse más si se

acumulan, como parece, resultados frustrantes de las experiencias políticas

actualmente en curso.

Page 16: Karl marx y el marxismo

Podemos mencionar como ejemplos de este fenómeno al Partido de los

Trabajadores de Ignacio "Lula" da Silva, en Brasil; al Partido Revolucionario

Democrático de Cuauhtémoc Cárdenas, en México; al M19 de Enrique Navarro

Wolff, en Colombia; al Frente Nacional para el Cambio y la Democracia de

Jean-Bertrand Aristide, en Haití; al Partido Sandinista, en Nicaragua; al Partido

Socialista chileno y al Frente Amplio uruguayo, entre otros.

Ahora vamos a referirnos a aquellos casos en que movimientos vinculados de

algún modo al marxismo han alcanzado el poder político estatal, de modo más

o menos durable. Se trata, por cierto, del castrismo cubano, del sandinismo

nicaragüense y de la experiencia del gobierno chileno de Salvador Allende, a

los que veremos, no en su ancedotario sino en lo que tienen de relevante para

el desarrollo de la teoría y la estrategia políticas.

Fidel Castro nació en Cuba, en 1927, hijo de un rico propietario de orígen

gallego. Estudió Derecho y recibió su grado de Doctor en 1950. En 1947

participó de un fracasado intento de invasión a la República Dominicana para

deponer al Generalísimo Trujillo. En 1953 dirigió el asalto al cuartel Moncada,

igualmente fracasado. Condenado a quince años de prisión fué indultado en

1955 y se exiló en México. En 1956, al frente de ochenta hombres, en el yate

"Granma" desembarcó en Cuba para iniciar la lucha contra Batista. Los

comienzos de la expedición fueron desastrosos, pero lograron sobrevivir y

afirmarse. La ofensiva final tuvo lugar en los últimos meses de 1958 y el 1 de

enero de 1959 Castro entró en La Habana, actuando desde entonces como

Jefe del Gobierno, conduciendo el proceso político del régimen socialista

cubano.

En una primera aproximación, el castrismo puede ser definido en términos de

una acción revolucionaria empírica y consecuente, que se encontró con el

marxismo durante su trayectoria. Un primer análisis permite encontrar en él: -

una estrategia de lucha revolucionaria; - un camino original para la

"construcción del socialismo"; - un régimen político con un fuerte componente

de poder carismático.

Page 17: Karl marx y el marxismo

Antes del surgimiento del castrismo, el marxismo contaba con dos modelos de

revoluciones triunfantes: el modelo bolchevique de la insurrección urbana y el

modelo maoísta chino de la guerra popular. Frente a ellos, la originalidad del

castrismo está en privilegiar la dimensión militar de la insurrección y en

prescindir en un comienzo de la guía del Partido. La revolución no es vista

como fruto de un largo proceso de preparación y formación que desemboca en

la lucha armada. Las masas están dispuestas a la revolución por su miseria y

su opresión. Las condiciones revolucionarias -dice Ernesto "Che" Guevara-

"están dadas por el hambre del pueblo, por la reacción frente a esa hambre,

por el terror desencadenado para retardar la reacción popular y por la ola de

odio creada por la represión".

En esas condiciones no es necesario un partido revolucionario. La "hoguera

guerrillera" puede encender otras hogueras mientras la propaganda armada y

las reformas sociales en las zonas "liberadas" elevan la conciencia de las

masas.

El modelo cubano de revolución -dice Helio Jaguaribe - "se orienta hacia

situaciones y condiciones en las cuales un grupo de militantes muy pequeño al

comienzo tiene que hacer frente a un ejército relativamente grande y fuerte"...."

El pequeño grupo inicial de militantes podrá, por una parte, enfrentar con éxito,

mediante acciones de guerrilla, a la autoridad del gobierno y su ejército, a la

vez que elude con destreza los intentos de capturarlo. Por otra parte, ese grupo

logrará con rapidez el apoyo de los campesinos para distintos fines y

necesidades, desde la ayuda voluntaria de las comunidades rurales para

alimentar y albergar a los guerrilleros, hasta su disposición a guiar a éstos por

territorios desconocidos y su abstención en lo referente a proporcionar ayuda

voluntaria al gobierno y su ejército. También se espera cierto reclutamiento de

nuevos militantes entre los campesinos, aunque en forma limitada. Se supone

que las fuentes más importantes del nuevo reclutamiento para las guerrillas son

la clandestinidad urbana de los intelectuales extremistas y los ex-militantes del

partido y de los sindicatos. La estrategia fundamental del modelo cubano

consiste en acumular mediante la guerra de desgaste, el activismo urbano y la

propaganda política, condiciones para la desmoralización interna del gobierno y

su ejército, para la creación de conflictos internos entre ellos con la población

Page 18: Karl marx y el marxismo

en general, y por último, para neutralizar y reprimir casi por completo la

capacidad combatiente del gobierno, despojando su causa de todo tipo de

respaldo social, hasta que el ejército se encuentre tan dividido y carente de

entereza moral y de decisión para la lucha, que el sistema gubernamental se

derrumbe casi por sí mismo. En ese momento crucial, la acción combinada de

una guerrilla ampliada con las actividades urbanas clandestinas, se apodera de

los centros claves y la revolución triunfa".

En el caso cubano, y en las particulares condiciones de la Cuba de Batista,

este modelo de revolución tuvo éxito. Los intentos posteriores de trasladarlo a

otros ámbitos ha fracasado. Aparte de lo que ya dijimos sobre la enseñanza

que cada revolución triunfante deja tanto para futuros revolucionarios como

para futuros represores, hay elementos objetivos que explican esos fracasos:

condiciones que se dieron en el caso cubano y que muy difícilmente se repitan.

En su obra ya citada, Helio Jaguaribe las resume en dos puntos acumulativos:

1) Con respecto a la posibilidad de que la guerrilla infligiese daños irreparables

al gobierno y su ejército, la vulnerabilidad gubernamental en el caso cubano

se debió a tres motivos: el territorio pequeño y de carácter insular del país;

el elevado oportunismo privatista de Batista y su círculo próximo; la

ingenuidad sociopolítica de su cículo de apoyo más amplio.

2) Con respecto a la falta de intromisión internacional, en especial de

intervenciones militares norteamericanas directas o disfrazadas vía O.E.A.,

el caso cubano fue algo único, debido a la apariencia neogaribaldina de la

rebelión de Fidel Castro; primer caso en su tipo.

Convengamos en que ese conjunto de condiciones es muy difícil que se repita

en otro lugar y época.

La originalidad del camino cubano para la "construcción del socialismo" estriba

en que apunta al desarrollo de la agricultura tropical y de los procesos

industriales inmediatamente vinculados a ella (ingenios, destilerías,

tabacaleras, etc.) más que al de la industria propiamente dicha.

Page 19: Karl marx y el marxismo

En el aspecto sociopolítico ésto significa que el sostenimiento del regimen

socialista queda confiado a las masas campesinas antes que a la clase obrera.

En el aspecto internacional ésto significa quedar bajo la influencia política

determinante de la U.R.S.S.. A Cuba le son hoy reconocidas notables

realizaciones sociales, en especial en materia de educación y salud, pero en

materia de generación de riqueza social ha tenido una bajísima eficacia y ha

operado más bien como una sofisticada técnica de racionamiento. El colapso

de la U.R.S.S. agrava la precariedad de las condiciones cubanas, que se tratan

de compensar vía expansión de la industria turística, que muy probablemente

acarreará una corrupción de costumbres sociales, que se buscaba evitar en el

país.

El fuerte componente de poder carismático en el régimen político cubano se

evidencia en la personalidad y larga actuación política protagónica de Fidel

Castro. Hay que reconocer que se ha trabajado mucho en la organización

política de la sociedad, pero ella todavía está pendiente de la persona de su

líder, aunque no pueden señalarse elementos de un verdadero culto de la

personalidad, sino más bien la gravitación social de un discurso didáctico y

pedagógico, construído sobre una argumentación racional con la intención de

persuadir.

El marxismo en el Perú

José Carlos Mariátegui, uno de los marxistas más lúcidos y originales de la

centuria en tanto supo hacer de la teoría revolucionaria no un mero calco o

copia sino como él mismo lo llamó una creación heroica. Nacido en tierras

americanas, José Carlos Mariátegui supo combinar la ciencia europea con las

condicionantes nacionales de su natal Perú para ofrecer una concepción rica,

creativa y original sobre las posibilidades y perspectivas de un socialismo indo

americano. Su marxismo no negaba la determinación económica pero hacia

énfasis en la significativa importancia de la subjetividad humana, en el papel de

los factores supra estructurales, de la cultura, la tradición y la historia de la

nación y en la forma en que estos elementos eran interiorizados por los

diferentes sujetos sociales. No obstante, pudiera objetarse que la lectura y

estudio de la obra de Mariátegui tiene muy poco que aportar a la actual

Page 20: Karl marx y el marxismo

coyuntura. Fallecido hace más de 70 años, la realidad que Mariátegui analizó

ha cambiado de manera sustancial en el mundo y de manera particular en la

América Latina. Esta objeción, valida por si misma, tendría sentido si se

intentara hacer una lectura acrítica, dogmatica y parcializada de sus escritos.

Sirve además como una advertencia en contra de un procedimiento erróneo

experimentado de manera reiterada por el marxismo a lo largo de su historia.

Basta sólo recordar las sucesivas canonizaciones que sufrió el pensamiento de

Marx en los marcos de la Segunda y más tarde en la Tercera Internacional, o la

domesticación del herético pensamiento de Lenin a fin de sincronizarlo mejor

con la lectura estalinista de la teoría, para comprender que el aviso sirve de

alerta ante un peligro real. El propio pensamiento de Mariátegui fue sometido a

un proceso de filtraje ideológico a fin de presentarlo como un convencido

marxista leninista estalinista en los años 40. El poco éxito alcanzado por este

empeño nos indica, entre otros factores, lo difícil que resulta reducir su

pensamiento a un mero esquema y refuerza la idea del necesario reencuentro

con el mismo, no para aprenderlo y aplicarlo mecánicamente sino para

desentrañar los presupuestos teórico-metodológicos que lo sustentaron y lo

convirtieron en una de las manifestaciones más originales y creativas en la

historia de las ideas marxistas.

( 1 )Desde luego que no es Mariátegui el único pensador que reflexiona

creadoramente sobre la teoría de Marx y las posibilidades del socialismo.

Formando parte de la lista se encuentran figuras de talla intelectual y

profundidad teórica, que tuvieron además la fortuna de una vida más larga y

pudieron por lo mismo desarrollar una obra más prolija. Gramsci, con el cual

Mariátegui tiene coincidencias teóricas, Luckas, Korsch, Bloch, o el

frankfurteano Marcuse, por sólo mencionar algunos, reflexionaron sobre el

destino del socialismo después de la revolución bolchevique. Estos y otros

teóricos encabezados por los clásicos no pueden dejarse de lado al intentar

realizar una reconstrucción de la teoría. Sin embargo considero que en el

pensamiento de Mariátegui se presentan una serie de aristas y presupuestos

conceptuales y metodológicos que lo hacen uno de los imprescindibles, sobre

todo desde las circunstancias latinoamericanas y tercer mundistas, para una

reelaboración creativa de las concepciones de la izquierda sobre el socialismo.

Page 21: Karl marx y el marxismo

Existe pues un conjunto de razones que justifican la importancia de Mariátegui

para estos propósitos. Dentro de ellos pudieran señalarse: Mariátegui vive y

produce en un período histórico que tiene ciertas similitudes con la etapa

actual. Es cierto que ha triunfado la Revolución bolchevique, pero el

movimiento revolucionario en otras naciones europeas, como Italia, Alemania o

Hungría ha sido aplastado. La izquierda sufre las consecuencias de estos

fracasos y se encuentra en una encrucijada teórica ante la crisis del marxismo

de la Segunda Internacional, el proceso de formación del leninismo y el

ascenso del fascismo. El nivel de reflexión es muy elevado en tanto se aspira a

dar respuesta a las causas del fracaso del movimiento revolucionario en las

respectivas naciones, se reacciona contra una lectura del marxismo permeada

de economicismo y positivismo y se intenta recuperar el vital elemento de la

subjetividad y voluntad del sujeto revolucionario. La mayoría de los pensadores

de importancia vivenciaron el período, pero sólo Gramsci y Mariátegui no

alcanzaron a ver el estallido de la Segunda Guerra Mundial. La mirada de

Mariátegui sobre la situación europea de la primera posguerra, la crisis de la

izquierda y las contradicciones y reelaboraciones conceptuales que

experimenta la teoría en función de la revolución y el socialismo se encuentra

menos contaminada con las querellas y prejuicios ideológicos precedentes, que

si tienen sus contemporáneos del viejo continente. Llegado de un país en

donde marxismo y socialismo eran hasta esos momentos casi una noción

abstracta, podía evaluar y ver con mayor objetividad los procesos que

desgarraban la unidad de la izquierda. No hay en Mariátegui un sentimiento

metropolitano o endocolonialista, bastante frecuente, por demás, en sectores

de la izquierda ya sean europeos o latinoamericanos, pero que consideran que

América Latina debe seguir al pie de la letra los parámetros europeos o las

orientaciones emanadas por instituciones revolucionarias de ese continente.

Como latinoamericano comprende el significado de la ciencia y la cultura

europea para el desarrollo del movimiento revolucionario en América Latina,

pero esto no lo conduce a tratar de extrapolar miméticamente lo europeo a lo

americano. El mundo latinoamericano es una realidad diferente y presenta

otras condicionantes sociales y otro modo o tempo de lo histórico. Estos

elementos condicionan, a mi juicio, su recepción del marxismo y la recreación

original que hace del mismo.

Page 22: Karl marx y el marxismo

El marxismo de Mariátegui. Mucho antes que José Carlos Mariátegui entrara en

contacto con la teoría marxista, ya ésta comenzaba a ser divulgada en tierras

americanas por medio de emigrantes europeos o por latinoamericanos

regresados de Europa, pero el marxismo que se difundía, no rebasaba en la

mayoría de los casos, el nivel de la más elemental propaganda y se sustentaba

por lo general en una interpretación simplificada o esquemática de las ideas de

algunos de los epígonos de Marx. Este marxismo de franca orientación

socialdemócrata, se imaginaba que el territorio americano repetiría los mismos

pasos de la historia europea. Para él, el territorio latinoamericano se

encontraba en una especie de crisis de infancia con especto a Europa y en su

devenir histórico repetiría las mismas fases de desarrollo. Este criterio no se

superará con la irrupción del bolchevismo en el nuevo mundo pues la mayoría

de los marxistas latinoamericanos de esta segunda oleada, regenteada ya en

los años 20 por el Komintern sostendrán criterios similares. La excepción la

constituirán en pequeño grupo de pensadores como Julio Antonio Mella,

Enrique Terán y José Carlos Mariátegui que creen que las condiciones son

otras y que las nieves del Kremlin no coinciden completamente con el clima

latinoamericano. Para ellos América Latina era una realidad diferente, pero

será Mariátegui el que logra confererirle un mayor desarrollo teórico a esta

premisa. Es precisamente la comprensión de que América Latina es otra

realidad la que le confiere una cualidad especial al Marxismo de Mariátegui. No

bastaba la experiencia europea para explicar y transformar la misma. Se hacía

necesario un esfuerzo de interpretación que encontraba en el marxismo su

principales presupuestos teórico-metodológicos, pero que no se limitaba a éste.

Al respecto escribe en su Mensaje al Congreso Obrero: "El marxismo del cual

todos hablan pero que muy pocos conocen y, sobre todo, comprenden, e un

medio fundamentalmente dialéctico. Esto es un método que se apoya

íntegramente en la realidad de los hechos. No es, como algunos erróneamente

suponen un cuerpo de principios de consecuencias rígidas, iguales para todos

los climas históricos y todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la

entraña misma de la historia. El marxismo en cada país, en cada pueblo, opera

y acciona sobre el ambiente, sobre el medio sin descuidar ninguna de sus

modalidades, "Esta comprensión del marxismo, como método dialéctico, se

enriquecía y completaba producto de su conocimiento histórico, cultura, y

Page 23: Karl marx y el marxismo

sensibilidad, con la consideración del papel de la subjetividad en los procesos

sociales y en la revolución socialista. Vale apuntar que Mariátegui no concebía

la revolución socialista como un proceso automático gestado por las fuerzas

ciegas de la economía capitalista en bancarrota. Al igual que Lenin entendía

que en determinado momento del desarrollo capitalista y producto de su crisis

se gestaban las condiciones objetivas para su sustitución por el socialismo, sin

que ello significase su desplome. Para que se produjera el cambio de sistema

era necesaria la voluntad, decisión y acción combativa del sujeto

revolucionario. Quizás no exista en toda su obra un fragmento que refleje con

mayor claridad esta imbricación entre método y subjetividad que en el editorial

Aniversario y Balance. En el mismo se lee: "La palabra Revolución, en esta

América de las pequeñas revoluciones, se presta bastante al equívoco.

Tenemos que reivindicarla rigurosa e intransigentemente. Tenemos que

restituirle su sentido estricto y cabal. La revolución latino-americana, será nada

más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será

simple y puramente, la revolución socialista. A esta palabra agregad, según los

casos, todos los adjetivos que queráis: antiimperialista, agrarista, nacionalista

revolucionaria. El socialismo los supone, los antecede los abarca a todos.... No

queremos ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe

ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad, en

nuestro propio lenguaje al socialismo indo americano. He aquí una misión

digna de una generación nueva."

Un análisis de los elementos conceptuales novedosos presentes en la lectura

creativa del marxismo realizada por Mariátegui excedería con creces el tiempo

de que se dispone para esta intervención.

EL MARXISMO EN EL PERU

José Cralos Mareategui

José Carlos Mariátegui nació en la Chira- Moquegua, 1894 Ensayista peruano,

uno de los pensadores más influyentes en el ámbito de la reflexión sobre la

cultura y sociedad de su país. Destacado activista político, fue además el

fundador del Partido Socialista Marxista Peruano.

Page 24: Karl marx y el marxismo

Su madre, Amalia La Chira, se había casado con Javier Francisco Mariátegui

en 1882, en el pueblo de Sayán, de donde ella era originaria. Poco después fue

abandonada por su marido, quien la dejó a cargo de los tres hijos del

matrimonio. Cuando la familia se instaló en Lima, José del Carmen Eliseo

cambió su nombre por el de José Carlos. Durante una estancia en Huacho,

Mariátegui sufrió un accidente que dañó su rodilla izquierda y, aunque fue

tratado en la Maisón de Santé de Lima, perteneciente a la Beneficencia

Francesa, finalmente quedó cojo, lo que le obligó a abandonar sus estudios

escolares. Durante su convalecencia inició su formación autodidacta con su

madre y su hermana mayor.

Para contribuir al sostén de la familia entró a trabajar en el diario La Prensa

como ayudante en los talleres de linotipia y fue ascendiendo lentamente dentro

del periódico. Su deseo de incorporarse al grupo de redactores lo motivó a

publicar en 1911 un artículo sin autorización, pero a principios de 1914, tras un

duro período de aprendizaje periodístico, comenzó a escribir regularmente

como redactor con el seudónimo de Juan Croniqueur. Más adelante colaboraría

en diferentes revistas sociales e hípicas como Mundo Limeño, Lulú, El Turf,

Vesperal y Alma Latina.

Su amistad con Abraham Valdelomar le permitió entrar a formar parte del

entorno del grupo Colónida. Además de sus crónicas periodísticas, escribió

cuentos, poemas y dos obras teatrales, tituladas Las Tapadas y La Mariscala,

escritas en colaboración con Julio de la Paz y Abraham Valdelomar,

respectivamente, que no recibieron buenos comentarios de la crítica.

A mediados de 1916 pasó al diario El Tiempo para realizar la crónica

parlamentaria, lo cual le permitió conocer la política de su época desde dentro.

Sin embargo, mantuvo algunas de sus actitudes decadentistas, las cuales

motivarían un escándalo en noviembre de 1917, cuando, acompañado de la

bailarina suizo-argentina Norka Rouskaya y de un grupo de escritores, se

introdujeron a medianoche en el cementerio de Lima para ver danzar a la

bailarina la Marcha Fúnebre de Chopin.

Page 25: Karl marx y el marxismo

Durante 1918, bajo la influencia de la revolución rusa, la prédica del presidente

norteamericano Wilson, la revista España de Luis Araquistain y de las ideas de

Víctor Maúrtua, Mariátegui se adhiere al socialismo y lanza la revista Nuestra

Época, dirigida por él mismo y por César Falcón, de la que sólo vieron la luz

dos números, debido a la publicación de un artículo antimilitarista que motivó

un ataque callejero a un grupo de oficiales. Junto a otros intelectuales y

algunos obreros, fundó el Comité de Propaganda y Organización Socialista,

que tuvo muy corta vida debido a divergencias internas. Por el mismo motivo

abandonó diario El Tiempo a principios de 1919 y fundó La Razón. Codirigido

con César Falcón, dicho periódico apoyó la lucha obrera y la reforma

universitaria.

Tras el golpe de Augusto B. Leguía, el 4 de julio de 1919, su línea periodística

fue de radical oposición al régimen, motivo por el cual la Imprenta Arzobispal se

negó a continuar editando el diario. En este estado de cosas, el gobierno de

Leguía ofreció becas para viajar a Europa, así que Mariátegui partió hacia Italia

y César Falcón hacia España.

En Europa se quedaría Mariátegui hasta principios de 1923, en un periplo en el

que recorrió Italia, Francia, Alemania, Austria, Hungría y Checoslovaquia,

aprendió varios idiomas y consolidó su formación política e ideológica,

adhiriéndose al marxismo y a la línea de la Tercera Internacional o Comintern.

Participó como testigo en importantes eventos como el Congreso del Partido

Socialista Italiano en Livorno, el Congreso Económico Mundial auspiciado por

la Sociedad de las Naciones, y las huelgas obreras en el norte de Italia. Fue

también testigo de excepción de las consecuencias de la Gran Guerra europea:

la situación alemana, el problema de las reparaciones, la derrota del gobierno

soviético húngaro y el ascenso del fascismo italiano. Sus impresiones fueron

publicados por el diario El Tiempo bajo el epígrafe general de "Cartas de Italia".

En Europa, junto con los peruanos Carlos Roe, Palmiro Machiavelo y César

Falcón, fundó la primera Célula Comunista peruana, que intentaba impulsar la

organización independiente de los obreros peruanos. En 1920 se casó con

Anna Chiappe. En marzo de 1923 regresó al Perú y se incorporó a las

Universidades Populares Gonzales Prada, en donde inició una campaña de

Page 26: Karl marx y el marxismo

difusión de las nuevas tendencias políticas europeas y de adhesión a la

revolución bolchevique de Rusia, a través de un ciclo de conferencias titulada

Historia de la Crisis Mundial. Para poder sostenerse inició sus colaboraciones

en la revista Variedades, publicando artículos sobre temas europeos bajo el

epígrafe general de "Figuras y Aspectos de la Vida Mundial".

Cuando Haya de la Torre fue deportado como consecuencia de las protestas

del 23 mayo de 1923 contra la Consagración del Perú al Corazón de Jesús,

Mariátegui asumió la dirección de la revista Claridad, dándole una nueva

orientación, e impulsó la creación de la Editorial Obrera Claridad con el fin de

publicar y difundir las nuevas ideas. Todas estas actividades se vieron

afectadas en mayo de 1924 por una crisis de su enfermedad infantil que le

obligó a la amputación de su pierna derecha, condenándolo a usar una silla de

ruedas por el resto de su vida.

A pesar de ello, Mariátegui reanudó sus colaboraciones en Variedades y en la

revista Mundial, bajo el epígrafe general de "Peruanicemos al Perú". En octubre

de 1925 funda con su hermano Julio César la Editorial Minerva y publica su

primer libro: La Escena Contemporánea. A principios de 1926 se adhiere a la

organización de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA)

impulsada por Haya de la Torre y definida como un frente único de obreros

manuales e intelectuales.

En setiembre de 1926 fundó la revista Amauta. Considerada la más importante

y paradigmática del siglo XX, en sus páginas se publicaron importantes

trabajos de la nueva generación intelectual. Además de las nuevas corrientes

intelectuales, políticas, artísticas y literarias de Europa, Amauta fue expresión

de las dos tendencias más importantes del Perú de los años 20: el indigenismo

y la vanguardia. En junio de 1927, la revista Amauta fue clausurada por la

supuesta existencia de un "complot comunista" para derrocar al gobierno de

Leguía. Apresado en el hospital militar de San Bartolomé, una campaña

internacional abogó por su libertad. Aunque liberado, la revista Amauta tardaría

en aparecer, por lo que Mariátegui estudiaba la posibilidad de trasladarse a

Buenos Aires o a Montevideo.

Page 27: Karl marx y el marxismo

El marxismo y las clases dominantes

Las clases dominantes presentaban (y presentan) al marxismo y demás ideas

libertarias como "extranjerizantes", ajenos a la "peruanidad".

Es cierto que el marxismo, -razonaba Mariátegui-, no surgió en el Perú o

América, sino en Europa, pero llega a los confines del mundo, al igual que llega

la ciencia, la técnica, la religión, el idioma, la ideología burguesa, etc. Y si las

clases dominantes peruanas son nacionalistas a ultranza, deben quedarse con

las culturas precolombinas, ya que a partir del descubrimiento y conquista, la

nacionalidad peruana se forja con los aluviones de la cultura occidental que se

mezclan y combinan con el legado de las culturas aborígenes.

Esta crítica también alcanza a un sector de indigenistas que en su

reivindicación de lo autóctono, intentaban dejar de lado a la totalidad de la

cultura venida de fuera, propuesta que no prosperó, porque en el pensamiento

de Mariátegui se logró la confluencia entre marxismo e indigenismo, entre

nacionalismo e internacionalismo: "Tenemos el deber de no ignorar la realidad

nacional; pero también tenemos el derecho de no ignorar la realidad mundial.

El Perú es fragmento de un mundo que sigue una trayectoria solidaria". Las

comunidades indígenas serían pilares en la colectivización del campo en un

proceso socialista, saltándose la etapa capitalista, inmersos en la revolución

latinoamericana y mundial.

Para Mariátegui la propagación y desarrollo de las ideas revolucionarias en el

mundo colonial y semicolonial es un proceso irreversible, en tanto es fruto de

las contradicciones del sistema económico mundial, dentro del cual los países

industrializados imperialistas, de la misma manera que exportan mercancías y

capitales promoviendo el surgimiento de nuevas relaciones sociales, "exportan"

ideas, entre ellas, libertarias, como el liberalismo y el marxismo: "Penetra en el

Asia, importada por el capital europeo, la doctrina de Marx. El socialismo que,

en un principio, no fue sino un fenómeno de la civilización occidental, extiende

actualmente su radio histórico y geográfico... En la Primera y Segunda

Internacionales, no estuvieron representados sino los proletarios de Europa y

de América. Al congreso de fundación de la Tercera Internacional en 1920

Page 28: Karl marx y el marxismo

asistieron, en cambio, delegados del Partido Obrero chino y de la Unión Obrera

Coreana". En eventos posteriores se fueron sumando proletarios de otros

países. Igual es el proceso de propagación de las ideas revolucionarias en

América del Sur: "Hace más de un siglo vino de Europa a estos pueblos de

América una ideología revolucionaria. Y conflagrada por su revolución

burguesa, Europa no pudo evitar la independencia americana engendrada por

esa ideología. Igualmente ahora, minada por la revolución social, no puede

reprimir marcialmente la insurrección de sus colonias".

Las ideas vivientes encarnan en bastos intereses sociales, que para el caso del

marxismo se encuentra en la aparición de la clase obrera allí donde el

capitalismo se desenvuelva. Si en el siglo diecinueve el socialismo se reducía a

Europa, en el siglo veinte es una alternativa mundial. Una revolución puede

estallar en un país "adelantado" o "atrasado". En palabras de Lenin, la cadena

imperialista se puede romper en el "eslabón" más débil.

La peculiaridad de los pueblos

Por su misma naturaleza, el marxismo es creador en tanto promueve el

conocimiento de la realidad para transformarla de acuerdo a las especificidades

culturales de los pueblos, parte integrante de la realidad mundial. Esta

particularidad integrante de la universalidad, lo expresaba Mariátegui en los

siguientes términos: "El marxismo, del cual todos hablan pero muy pocos

conocen y, sobre todo comprenden, es un método fundamentalmente

dialéctico. Esto es, un método que se apoya íntegramente en la realidad y en

los hechos. No es como algunos erróneamente suponen, un cuerpo de

principios de consecuencias rígidas, iguales para todos los climas históricos y

todas las latitudes sociales. Marx extrajo su método de la entraña misma de la

historia. El marxismo en cada país, en cada pueblo, opera y acciona sobre el

ambiente, sobre el medio, sin descuidar ninguna de sus modalidades".

Los movimientos revolucionarios que han confluido con las más diversas

manifestaciones progresivas desde la economía a la política, desde la religión

al arte y literatura, han triunfado; mientras los que se han desligado de ese

torrente de manifestaciones libertarias han fracasado. Se incluye también a

Page 29: Karl marx y el marxismo

formas de vida de pueblos en los cuales la actividad mercantil no se ha

interiorizado en sus conciencias, como los casos de las comunidades andinas

reivindicadas por Mariátegui para un proceso socialista a inicios del siglo veinte

o las comunas rusas de la segunda mitad del siglo diecinueve reivindicadas por

Marx.

Stalin decía que el internacionalismo revolucionario se basa en los "rasgos

generales del capitalismo, iguales en su esencia en todos los países" y los

rasgos específicos, "no son más que un complemento de los rasgos

generales". Trotsky lo criticó argumentando que la economía mundial no es la

suma de factores nacionales idénticos, en los que los "rasgos específicos" sean

sólo un complemento de los rasgos generales. "En realidad, las

particularidades nacionales representan en sí una combinación de los rasgos

fundamentales de la economía mundial. Esta peculiaridad puede tener una

importancia decisiva para la estrategia revolucionaria durante un largo periodo.

Baste recordar el hecho de que el proletariado de un país retrógrado haya

llegado al poder muchos años antes que el de los países más avanzados".

Frente a los primeros marxistas, -entre ellos Vera Sázulich y Jorge Plejanov-

que veían el desenvolvimiento ruso idéntico al europeo occidental, y frente a

los populistas que desligaban el devenir ruso del resto del mundo para

encontrar la "originalidad", Trotsky dio un salto cualitativo al encontrar la

originalidad, la peculiaridad del desenvolvimiento ruso inmerso en el sistema

mundial, mediante su teoría del desenvolvimiento desigual y combinado, donde

lo adelantado y lo atrasado, lo moderno y lo arcaico, están entrelazados, por lo

que los países en su devenir, principalmente coloniales y neocoloniales pierden

autonomía, y sus modos de vida son truncados y trastocados de su sentido

original, autónomo, para incorporarlos al torrente internacional de acumulación

de capital.

La delimitación de países "maduros" e "inmaduros" para el socialismo por parte

del stalinismo, con consignas iguales para cada sector, sin tener en cuenta las

peculiaridades nacionales, parte integrante de la totalidad, se basa en el

evolucionismo naturalista vulgar que considera que todos los países deben

pasar por las mismas fases de los países europeos, cuando la experiencia

Page 30: Karl marx y el marxismo

histórica demuestra todo lo contrario con el estallido de revoluciones en países

más atrasados en el desenvolvimiento capitalista. Esto también se evidencia en

la lucha por reivindicaciones inmediatas, por ejemplo en las ocho horas de

trabajo, que en el Perú "se conquistó antes que en Cuba, Argentina, Brasil o

Chile, y varios meses antes que en Francia".

La Oligarquía

La oligarquía peruana no tuvo un proyecto nacional, porque su principal

actividad. basada en los enclaves, -haciendas de azúcar y algodón, minas-,

producía para el extranjero, sin unificar económicamente el país. Por la forma

de producción, que combinaba relaciones capitalistas y precapitalistas, hacían

de amos y capitalistas al mismo tiempo. A esta realidad económica se sumaba

la dualidad racial cultural heredado de la conquista que lo distanciaba más de

las grandes mayorías nacionales, sobre las cuales, a la explotación de clase se

suma la opresión racial cultural. Por esto José María Arguedas llegó a decir:

"Entre el zar de Rusia y un mujik creo que había menos distancia que entre un

comunero de Andahuaylas (mi tierra natal) y cualquiera de los presidentes del

Perú".

Los principales aliados de la oligarquía fueron los hacendados (gamonales) del

interior andino, esas reminiscencias feudales, que en sus haciendas, al costado

de sus iglesias construían sus cárceles.

A oligarcas y gamonales se sumaba una burguesía comerciante (compradora),

siendo la más importante la que tenía de sede Arequipa, intermediaria entre los

productores de lana, -haciendas, comunidades, minifundios-, con las casas

comerciales inglesas.

Los intereses particulares de las clases dominantes desde la conquista, no han

logrado confluir con el progreso, con la lucha por mejorar las relaciones

sociales, constituyéndose por tanto en clases sin historia, que a los lastres del

pasado agregan nuevos, integrando la vertiente conservadora y reaccionaria de

la modernidad. Esta es la explicación al papel conservador y reaccionario de

los "criollos" durante la colonia, en el proceso de la independencia y en la

república.

Page 31: Karl marx y el marxismo

Es aleccionador que mientras en España -escribe Julio Cotler-, un movimiento

liberal, promovía ciertas libertades democráticas; en el Perú, el 28 de julio de

1821, día que San Martín proclamara la independencia, gran parte de la

"aristocracia" limeña, temerosa de esas libertades en la metrópoli, se puso del

lado de San Martín para preservar le estructura colonial.

Virgilio Roel Pineda señala que el general José de San Martín y el último virrey

La Serna evitaron enfrentamientos en Lima, por temor al desborde de guerrillas

y montoneras compuestas mayormente de indios, negros y patriotas

consecuentes que tenían sitiada la capital y que podían poner en peligro la

estructura colonial.

Ambos autores coinciden en que la proclamación de la independencia por San

Martín el 28 de julio de 1821 fue un acto contrarrevolucionario, ya que así

lograron apaciguar caldeados ánimos populares y preservar la tranquilidad y el

orden heredado de la colonia.

El devenir del dominio de la oligarquía se puede explicar de la siguiente

manera: En la colonia se instaura el estamento de españoles y el estamento de

indios. Los hijos de españoles nacidos en América son los criollos que, a pesar

de pertenecer al estamento español, son relegados de los altos cargos. Al ser

derrotada la tendencia indígena en la lucha contra el dominio español, los

criollos toman el liderazgo, creando una república "independiente" al margen y

en contra de las mayorías, manteniendo la estructura colonial en la economía,

y manteniendo la mentalidad de casta de los conquistadores.

Iniciada la república, a falta de una clase dominante cohesionada, surge lo que

Jorge Basadre llamaría el militarismo después de la victoria, para evitar el caos,

al amparo del cual surge la oligarquía, distinguiéndose los siguientes periodos.

1.- El periodo de formación, en el cual, proclamada la independencia, los

grandes hacendados -herederos de los encomenderos- se reinsertan en el

sistema económico mundial como exportadores. Entrelazados a ellos, con la

política de consignaciones para la explotación del guano de la isla, con el pago

de la deuda de la independencia, con el pago por la manumisión de los

Page 32: Karl marx y el marxismo

esclavos negros, aparecen nuevos ricos, llamados desdeñosamente

"plutócratas".

El nuevo grupo que tiene de núcleo a los grandes hacendados, con un gran

poder económico, se disponen hacerse del poder político creando el Partido

"Civil" (1871), -es decir, un "partido" de los "civiles" para enfrentarse a los

militares- con el cual en 1872 llegan a la presidencia de la república,

inaugurando la república de los oligarcas. La guerra con Chile iniciada en 1879

interrumpe el proceso y a la vez se inicia lo que Basadre llamó el militarismo

después de la derrota, para evitar el caos y desgobierno.

2.- El periodo de esplendor se inicia cuando la oligarquía nuevamente se

consolida en el poder y entre 1894 a 1919, periodo que los historiadores han

denominada República "Aristocrática" o "Civilista", se suceden en el poder,

mediante elecciones, los "partidos" Civil y Democrático, con la breve

interrupción del gobierno populista de Billingurst (1913-1914) que fue depuesto

por un golpe militar comandado por Oscar R. Benavides.

3.- Finalmente, en 1919 se inicia el periodo de ocaso y agonía de la oligarquía

por acción de las luchas obrero populares que para frenarlas, surge lo que

Basadre llamaría el militarismo para salvaguardar el orden ante el acecho de

las clases populares. Entre 1968 a 1975 el gobierno reformista de los militares

liderados por el General Juan Velasco Alvarado (1968-1975), intentado evitar la

subversión, decreta una reforma agraria, liquidando lo más emblemático del

poder oligarca (del poder los "barones" del azúcar y del algodón): las haciendas

azucareras y algodoneras, al mismo tiempo que se liquida el poder de los

gamonales andinos. Se inaugura la república burguesa, que arrastra los peores

lastres de la república oligarca, porque en parte la burguesía ha nacido como

una rama o tendencia urbano industrial de la oligarquía, teniendo a Manuel

Prado como su máximo representante político, llegando por dos veces a la

presidencia (1939-1945 y 1956-1961).

La debilidad de la burguesía fue uno de los principales factores del fracaso del

proyecto reformista militar. El historiador Pablo Macera lo explicó

metafóricamente diciendo que el General Velasco hizo ver a los empresarios

Page 33: Karl marx y el marxismo

peruanos el inmenso mercado internacional, pero ellos prefirieron quedarse con

el mercado de la feria de Huancayo.

En 1980 los militares son obligados a dejar el poder por grandes movilizaciones

obrero populares que la izquierda no fue capaz de enrumbarlo hacia la

conquista del poder político, y el grupo burgués -que conserva el alma de los

antiguos oligarcas-, al que devolvieron los grandes medios de comunicación

confiscados por el velasquismo, a su experiencia de dominio y contando

además con elites políticas que antes sirvieron a la antigua oligarquía, se

convierte en el eje del poder oficial y hasta hoy -demostrando su mentalidad

arcaica- no perdona a los militares haber realizado una reforma agraria

burguesa. La burguesía peruana ha crecido y diversificado pero no ha logrado

cohesionarse para desligarse del grupo tradicional.

La representación política heredera de la oligarquía es el Partido Popular

Cristiano, que en todos los procesos electorales cuenta con el apoyo de los

grandes medios de comunicación, pero no ha logrado llegar a palacio de

Gobierno. Sin embargo, con excepción del primer gobierno aprista (1985-

1990), los gobiernos sucesivos han acatado la misma política reaccionaria.

Intelectuales de la oligarquía

La oligarquía, durante su máximo esplendor, sus representantes políticos y sus

intelectuales orgánicos en el terreno ideológico, surgieron de sus propias

entrañas. Sus ideólogos fueron los primeros en ocuparse de los grandes

problemas nacionales, pero a la defensiva, porque -como representantes de

una clase sin historia- no logran confluir con el progreso, con los intereses

generales de la sociedad. Su principal preocupación era cómo detener las

aspiraciones de los obreros, campesinos y del pueblo en su conjunto. La

historia del Perú, para ellos, comenzaba con la conquista. La cultura aborigen

era según su visión, "exótica".

Mencionemos a José de la Riva Agüero y Osma (1885-1944), -que en España

Logra revalidar su título de Marqués de Montealegre y Aulestia-, decía que

siempre viviremos subordinados al ideal europeo y norteamericano, pero

refiriéndose solo al ideal conservador y reaccionario. En una de sus cartas a

Page 34: Karl marx y el marxismo

Luis Alberto Sánchez (1929) confesaba que más que conservador, avenido a lo

presente, es reaccionario, porque quiere volver atrás las ruedas de la historia.

En su obra primigenia: "Carácter de la literatura del Perú independiente" (Lima,

1905), en la cual expone lo medular de su pensamiento, reconoce que: "...las

ideas políticas no son nunca más que el símbolo o la expresión abstracta de

determinados intereses...". representados por mediación de partidos políticos y

del estado.

Frente a la naciente clase obrera peruana que intentaba organizarse en un

partido político, Riva Agüero, que rechazaba la modernidad libertaria y sobre

todo rechazaba al socialismo, decía que no son necesarios más partidos

políticos, menos de la clase obrera, porque son suficientes los partidos

"históricos", el "civil" y el "liberal" (ambos de la oligarquía), lo cual Mariátegui

criticaría años más tarde acusándolo de intentar perpetuar el dominio de la

"gente decente", es decir, de una casta que añora el virreinato.

Por su mentalidad de casta, Riva Agüero gustaba ostentar públicamente sus

privilegios -en tanto símbología- para así legitimar su posición en la sociedad.

No tuvo reparos en decir que el dominio de la "aristocracia" (oligarquía) se

legitimaba en lo que llamaba el "derecho histórico" impuesto por los

conquistadores, y para preservar ese "derecho", llamaba a ocultar esa verdad e

imponer la autoridad por medio de la represión. De lo contrario, "todos se

convencerán de que sus desgracias son injusticias y echarán mano de todos

los medios para sustraerse a su condición..."

"Y si vuelven las revoluciones, todo estará perdido; no habrá salvación para

nosotros".

En 1915 lo vemos secundando a Víctor Andrés Belaúnde (Arequipa 1885 -

Nueva York 1966) en la fundación del Partido Futurista, intentando reformar la

forma de dominación oligarca, fracasando. En 1919, al iniciarse la crisis

irreversible de la oligarquía, Riva agüero convoca a los partidos del orden para

perpetuar el dominio tradicional y enfrentar unidos a las reivindicaciones

sociales promovidas por nuevos sectores emergentes: clase obrera y capas

medias, fracasando. La dominación tradicional oligarca bajo tutela del

Page 35: Karl marx y el marxismo

imperialismo británico se resquebraja dando paso a la tutela del joven

imperialismo de Estados Unidos. Europa perdía la hegemonía mundial. Luego

de una larga agonía, asediada por las reivindicaciones populares, la república

de la oligarquía da paso en 1968 a la república burguesa.

Consecuente con sus ideas, en la década del treinta vemos a Riva Agüero

enrolado en las filas del fascismo limeño.

Víctor Andrés Belaunde se ufanaba ser de los primeros en condenar al

gamonalismo (caciquismo) y defender a la comunidad indígena, desde una

perspectiva "católica" corporativa. Escribió "La Realidad Nacional11", como

respuesta a los "7 Ensayos" de Mariátegui, oponiéndose a las ideas socialistas

con ideas religiosas corporativas de la época medieval a las que debían

someterse organizaciones modernas como los sindicatos.

Francisco García Calderón (1883-1953), escribió a inicios del siglo veinte "El

Perú Contemporáneo12", donde por primera vez se intenta presentar una

visión del conjunto de la sociedad peruana. Para contener la rebeldía popular

señalaba la necesidad de un gobierno fuerte (con un dictador), proponiendo "el

establecimiento de una aristocracia del espíritu que actuara tras bambalinas

ocupadas por un gendarme, quien debía llevar a viva fuerza a la masa

ignorante a su previsto destino como un pastor a su rebaño".

Esos intelectuales representaban al orden imperante (oligarca) en su conjunto

por encima de las facciones -por lo tanto eran intelectuales orgánicos- y para

mantener ese orden, proponían reformas para consolidar el grupo de poder, lo

cual los convirtió en cierto sentido, en ariscos a su clase. Belaunde y García

Calderón ponían en tela de juicio la supervivencia de los gamonales del interior

andino que mantienen en la servidumbre a los campesinos. Esto no los impidió,

mas que nada por complejo de casta, criticar a las plutocracias (nuevos ricos)

que se sumaban a gobernar el país. Belaunde, ya al final de su vida (1966), -en

un lapsus- enrostró a la oligarquía haber despilfarrado cuantiosos capitales

desde la época del guano y del salitre, siendo por tanto, los directos culpables

del atraso del Perú. García Calderón hizo suya la expresión de un escritor

brasileño, al denominar como oikocracia el dominio de la oligarquía, es decir,

Page 36: Karl marx y el marxismo

de unas cuantas familias con sus parientes y allegados. Así mismo criticaba a

la aristocracia peruana, descendiente de la "nobleza" colonial, por no haber

logrado constituirse en una clase coherente y no sentir el orgullo de

aristocracias de otras latitudes, ya que incorporan fácilmente en su seno a

advenedizos, entre otros medios, por vía del matrimonio, siempre y cuando

tengan dinero, de preferencia extranjeros. Para el desarrollo de las capas

medias, de donde surgirían nuevas organizaciones políticas y nuevos líderes,

postulaba la necesidad de promover la inmigración, para que se dediquen al

comercio y la industria ya que allí estaba la clase "laboriosa". Además, al igual

que para otros intelectuales, los inmigrantes "mejorarían la raza" (lo que se

llamó "solución bovina").

Clases inorgánicas al margen de la historia

La debilidad de las clases dominantes (virreyes, oligarcas y burgueses) tiene su

génesis en la conquista donde se impuso bajo mentalidad de estamentos y

castas a gobernantes o clases dominantes inorgánicos, en tanto no se han

originado de las contradicciones internas de la sociedad, sino que han sido

impuestas desde el exterior. Allí se origina la dualidad racial cultural que

acrecienta el divorcio entre el Perú formal de las clases dominantes

representadas en el estado y el Perú real de las mayorías (Basadre), y también

allí se origina la "aristocracia" peruana, sobre la cual Sebastián Salazar Bondy

escribió: "Antes del medio siglo de surgida la ciudad ya existía aristocracia

limeña (Eran mercachifles que después de haber cargado con las maletas ... se

enriquecían y ponían tienda: después compraban ostentosos títulos... Courtés

de Chardiére)"

Esa misma aristocracia, -prosigue Salazar-, con el advenimiento de la

república, no tuvo reparos en entregar a sus hijas en matrimonio a los hijos de

labriegos y viñateros de origen europeo que habían amasado fortuna.

Los extranjeros -a los que se refiere Salazar Bondy- que ostentaban poder

económico y que incluso podían utilizar tecnología moderna lo mismo que

relaciones salariales en la explotación del trabajo, se asimilaban a la

mentalidad y al modo de vida "aristocrático".

Page 37: Karl marx y el marxismo

El primer "aristócrata" en el devenir peruano fue analfabeto, el conquistador

Francisco Pizarro, al que le otorgaron el título de Marqués, simbolizando a

cabalidad la tendencia siniestra y bárbara de la modernidad, mientras que la

tendencia libertaria de la modernidad encarna en los pueblos y clases sociales

explotadas que luchan por su liberación.

En España Francisco Pizarro y su familia se dedicaban a degollar cerdos y su

escudo así lo acredita: un caballero degollando con su espada a un cerdo.

Cuando llega a América como conquistador se dedica a degollar seres

humanos.

Podemos decir que en las primeras décadas del siglo veinte esa "aristocracia"

(oligarquía), -con el respaldo de los sectores más siniestros de las fuerzas

armadas-, podían considerarse amos y señores. Posteriormente, a partir de

1919, en que comienza su larga agonía, su poder es asediado por las

reivindicaciones obrero populares y por nuevas formas de vida, -dignas e

indignas- que a mediados de siglo se acentúan por las migraciones del campo

a la ciudad, motivo por el cual buscaron refugio en urbanizaciones exclusivas.

Quebrantado sus fuentes de poder económico tradicional (haciendas agro

exportadoras) por los militares reformistas (1968-1975), su mentalidad de casta

transmuta en el grupo de poder -la burguesía que nació de su entorno o a su

sombra en décadas anteriores- que abiertamente mostraron su prejuicio racial

cuando Alberto Fujimori llegó a la presidencia, intentando derrocarlo. Igual

hicieron con el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2005) -por sus rasgos

andinos- que estuvo a punto de ser declarado inepto moral por presión de lo

grandes medios de comunicación. Poco importó que ambos muestren sumisión

a sus dictados mediáticos.

Fujimori dio un golpe de estado disolviendo el congreso y, -a la buena o a la

mala, incluso corrompiendo con prebendas materiales- los hizo danzar al ritmo

del "baile del chino" durante su gobierno, el más corrupto en la historia

republicana (1990-2000), periodo en el cual puso a su servicio con métodos

ilegales a los grandes medios de comunicación. Para las elecciones del 2011

sus partidarios pusieron a su servicio a esos mismos medios, pero de manera

legal, haciéndose accionistas, capaces de decidir su orientación política.

Page 38: Karl marx y el marxismo

Fueron ellos quienes se opusieron para que Vargas Llosa conduzca un

programa político en la televisión, porque el premio Nobel de literatura estaba

contra la candidata Keiko Fujimori (hija de Alberto Fujimori). Los mismos que

en 1990, inmersos en su mentalidad de casta despotricaron contra lo que

dijeron un "japonés" que llegó a palacio de gobierno, veinte años después, por

el poder del dinero, se asocian a sus huestes.

Donde pueda existir ganancia, allí está el capital, sin importar leyes ni valores

ético morales y sin importar el riesgo personal. En la selva, en la década del

ochenta del pasado siglo, mientras algunos altos mandos de las fuerzas

armadas se disputaban con líderes de Sendero Luminoso el cobro de cupos al

narcotráfico para que dejen aterrizar y despegar sus avionetas, la gran banca,

nacional y extranjera, instaló sucursales -en poblados que acaso ni aparecen

en el mapa político- para acopiar el dinero mal habido.

Dos vertientes en lucha contra el dominio español

Aunque no tuvo tiempo en hacer mayores explicaciones directas, Mariátegui

fue el primero en señalar que en la lucha contra el dominio español surgieron

dos vertientes, la indígena y la criolla: "Un artificio histórico clasifica a Túpac

Amaru como un precursor de la independencia peruana. la revolución de Túpac

Amaru lo hicieron los indígenas; la revolución de la independencia lo hicieron

los criollos. Entre ambos acontecimientos no hubo consanguinidad espiritual ni

ideológica"

Diremos que la vertiente indígena, liderada por los descendientes de la nobleza

inca fue derrotada, siendo su expresión más alta la revolución de Túpac Amaru

(1880), movimiento paralelo a la revolución francesa y a la revolución

separatista de los criollos de Estados Unidos contra el dominio de Inglaterra.

Ante el fracaso del movimiento indígena, los criollos asumieron la dirección,

creando una república contra las mayorías nacionales. En todo ese proceso

sucumbieron las elites descendientes de la nobleza inca, y las masas

indígenas, sin dirección política, se limitaron a reivindicaciones locales o

regionales, y cuando se alzaron a las alturas de la política, a fines del siglo

diecinueve e inicios del veinte, asumieron una posición milenarista mesiánica,

Page 39: Karl marx y el marxismo

intentando la resurrección del Tawantinsuyo, en momentos en que hace su

aparición política la clase obrera, surgiendo el marxismo, que en la propuesta

de Mariátegui, lo autóctono (indígena) y lo universal confluyen por el cambio

revolucionario.

Para el historiador Pablo Macera, el antecedente más remoto de lo que llama

"proyecto" criollo habría sido la rebelión por una facción de conquistadores

comandados por Gonzalo Pizarro intentando separarse de la corona española,

lo cual es cierto, aunque no hay comparación entre la codicia y sacrificio de los

conquistadores separatistas, con sus descendientes que tres siglos después,

como lo reconoce Macera, no tenían mayor iniciativa, por lo que, por temor a

ser desbordados por movimientos populares, -entre los que estaban

comprometidos negros "cimarrones"-, para ellos (criollos): "No importa quién

(españoles o Argentinos) controlase la plaza de Lima. Lo que interesaba era

una tropa que garantizase la seguridad pública o lo que se tenía como tal".

Además, entre otros "proyectos", señala Pablo Macera: "Hubo un proyecto

mestizo que fracasó antes de terminar el siglo XVI. Fue liderado por los hijos de

los conquistadores y mujeres incas. Pretendían la conducción del país en virtud

de un doble título contradictorio:" descendientes de conquistadores y

descendientes -vía materna- de los incas.

En el Perú la vertiente indígena con la revolución de Túpac Amaru logró confluir

con las aspiraciones de las mayorías, incluyendo criollos descontentos de la

metrópoli, mientras que el movimiento criollo, cuya aspiración es mantener la

estructura colonial como fuente de sus privilegios, creó una república al margen

de las mayorías. El proyecto criollo no es nacional ni popular porque sus

intereses son contrarios a promover la integración nacional, menos a confluir

en la lucha por la libertad, constituyéndose en clases al margen de la historia.

Si en la colonia el término criollo, que surge con criterio estamental, de casta,

era impreciso en tanto también podían pertenecer a ese sector ciertos

"mestizos" en rango inferior a los descendientes de españoles; en una

república formalmente liberal se hace más impreciso y actualmente lo asocian

al "mestizaje". Sebastián Salazar Bondy (en su obra ya citada), nos habla de

Page 40: Karl marx y el marxismo

dos acepciones de lo criollo. Una, que busca "la auténtica raíz humana y

popular del limeño" como el caso del narrador José Diez Canseco; y en su

acepción colonialista da origen a la "criollada" o a la "viveza criolla" basada en

el engaño, la mentira, el cinismo, mediante lo cual, el político al servicio de las

Grandes Familias, aspirante a llegar a la presidencia de la república, se

confunde con el más vulgar "trapacero" que con las mismas argucias pretende

encubrir sus fechorías.

Desde sus orígenes, la vertiente indígena ha tenido diversos matices, entre

ellos, una visión milenarista mesiánica, intentando la resurrección o recreación

del Tawantinsuyo, considerada una sociedad justa y libertaria. En el siglo veinte

el núcleo o núcleos centrales, que incluye al mesianismo y milenarismo,

confluyen con el socialismo, y, en el otro extremo, una minoría, que representa

intereses de los gamonales andinos, es reaccionaria.

El hacendado andino (gamonal) podía despreciar a sus siervos llamándolos

despectivamente "indios", pero para enfrentarse a la oligarquía, su aliada en el

poder, podían presentarse como indígenas, descentralistas, federalistas,

liberales, etc., intentando mayor poder en sus regiones. Los gamonales, en

ciertas zonas de la sierra norte podían tener más facciones indígenas que sus

siervos. Como expresión económica social fueron liquidados por el gobierno de

Velasco, pero parte de su "legado", conservador y reaccionario, está inmerso

en el movimiento "etnocacerista" o "etnacionalista" surgido a fines del siglo

veinte, llegando al racismo contra los "blancos" (o"criollos"). En muchas

cuestiones –homofobia, aborto, etc- los "etnonacionalistas" pueden coincidir

con los peores lastres de los grupos conservadores de extrema derecha y con

el sector más siniestro del catolicismo: el OPUS DEI.

Ricardo Palma (1833-1919), que en política era conservador, pero en su obra

literaria -"Tradiciones peruanas"- se burlaba del orden colonial, decía que en el

Perú, todos tienen algo de "inga" y algo de "mandinga". Es decir, nadie puede

reclamar pureza de sangre "blanca", "negra" o "indígena". Esto es notorio

incluso en personajes de extrema derecha que desprecian a las "razas de

color" y también en líderes "etnonacionalistas" que ni siquiera tienen apellido

autóctono. El racismo es una ideología que forma parte de la tendencia

Page 41: Karl marx y el marxismo

siniestra de la modernidad, que en siglos pasados surgió para legitimar las

conquistas y el genocidio de los europeos sobre las "razas de color".

Dentro del actual sistema mundial no existe pueblo o cultura que no haya

recibido en mayor o menor grado influencia foránea, originando lo que

comúnmente se denomina "mestizaje", sociedad "criolla". Lo último puede ser

distintivo nacional en los casos de Argentina, Uruguay o Chile, (en los cuales la

población aborigen fue ínfima), cohesionándose en su devenir -con todas las

contradicciones- una mentalidad común sobre raíz "extranjera", que pronto

encuentra originalidad, especificidad, que llega representar lo "nacional" dentro

del conjunto mundial.

La especificidad, la originalidad, la "identidad" de un pueblo, siempre cambiante

y multifacético, que se integra cada vez más a la totalidad, hasta formar parte

de las determinaciones globales, se encuentra en lo que hace la diferencia, que

en el caso de los países andinos, es el legado "autóctono" o "andino" en todos

los terrenos, que con el paso del tiempo se hace más evidente.

En los procesos electorales los candidatos hacen demagogia utilizando lo

andino. Desde hace poco más de una década, un candidato de la derecha,

Alejandro Toledo, utilizando sus rasgos andinos, se presenta como

"Pachakutec", aludiendo al gran reformador del Tawantinsuyo, pero al llegar a

la presidencia, si hacemos referencia a la mitología andina, demostró ser un

"Felipillo", personaje que sirvió de intérprete a los conquistadores. Más

importante que el color de la piel es el proyecto que un individuo represente. Lo

mismo vale para otros casos como el de Obama en Estadios Unidos, que

sirven para desmitificar el color de la piel en el devenir humano.

La otra cara de lo andino es su usufructúo por motivos comerciales, por

ejemplo, para atraer el turismo, por lo que -en gran parte, reducido al

ornamento- se convierte en política de estado.

Clase obrera y anarcosindicalismo

La ayuda mutua que surge en el Perú ha mediados del siglo diecinueve es la

forma más elemental de autodefensa por parte de los trabajadores artesanos,

Page 42: Karl marx y el marxismo

siendo los gremios más importantes, de panaderos y de zapateros. Desde

finales del siglo diecinueve, entrelazados a los artesanos, aparecen los

primeros contingentes propiamente obreros, surgiendo el anarcosindicalismo,

que tuvieron de principal mentor ideológico a Manuel Gonzáles Prada (1844-

1918), un personaje polifacético. Como poeta, abrió los horizontes a la

influencia francesa. Como contestatario se alzó casi solitario en su condena a

las clases dominantes ante la derrota en la guerra con Chile y posteriormente

su pensamiento confluye con la naciente y pujante clase obrera. Sus frases

directas y lapidarias, como dardos que siempre dan en el blanco y que hasta

hoy perduran, dejaron su huella en el rostro social regido por la oligarquía.

Recordemos sino su llamado a las nuevas generaciones para romper ese

"pacto infame de hablar a media voz", y su condena a los partidos políticos

oligarcas: "Sindicatos de ambiciones malsanas, clubs eleccionarios o

sociedades mercantiles. ¿Qué de nuestros caudillos? Agentes de las grandes

sociedades financieras, paisanos astutos".

Los anarcosindicalistas, a la par que las direcciones gremiales de los

artesanos, se atrincheraron en los sindicatos obreros para promover el ideal

igualitario y libertario, haciendo mención en su prédica al mundo indígena y

también a la sociedad incaica como antecesora del socialismo moderno. En

1913 conquistan las ocho horas de trabajo para los trabajadores del muelle

Dársena en el callao. En enero de 1919 mediante una huelga general en Lima

y Callao consiguieron las ocho horas de trabajo en el ámbito nacional y meses

después (mayo) fracasaron en la huelga por el abaratamiento de las

subsistencias.

La huelga por las ocho horas fue contundente, al igual que sus ideales. Se

apoderaron de las calles de Lima y el Callao, y al gobierno de Manuel Pardo no

le quedó otra cosa que ceder a sus exigencias.

Los anarcosindicalistas lograron comprometer a todos los sectores populares,

entre ellos a los estudiantes, en cuya organización gremial ya se dejaba sentir

la influencia de Haya de la Torre. Al respecto, César Lévano escribe: "En un

momento, los estudiantes proponen una transacción; que se acepte trabajar

ocho horas; pero con el compromiso de laborar una hora extra con pago

Page 43: Karl marx y el marxismo

especial. En realidad la jornada de nueve horas con aumento". Esta opción fue

rechazada, porque las ocho horas -dijeron los anarcosindicalistas- era una

reivindicación universal de la clase obrera.

A pesar de predicar una nueva sociedad sin opresores, no fueron más allá de

las reivindicaciones económicas, como en otras partes del mundo, porque no

estaban preparados para hacerse del poder político. La conquista de las ocho

horas fue su máxima hazaña y, sin claudicar, comienza su tramonto.

Si la oligarquía por su mentalidad de casta decía tener su propia cultura, que

excluía el legado aborigen y a las mayorías; los anarcosindicalistas, que

reivindicaban el legado aborigen, también dijeron tener su propia cultura

"proletaria", -diferente a la oligarca- que en realidad consistía en ilustrarse así

mismos y tratar de ilustrar al pueblo en los conocimientos más elementales de

la cultura nacional y universal. Entre otras expresiones culturales estaban las

fiestas populares, las veladas literarias, el teatro, el deporte, etc. En esta

demarcación entre opresores y oprimidos aún puede notarse la mentalidad

gremial, estamental, propia de sociedades precapitalistas.

Cuando triunfa en 1917 la revolución rusa, los anarcosindicalistas al inicio lo

saludaron, pero luego sectores minoritarios lo criticaron, presentando a Lenin y

Trotsky como los nuevos opresores. Sin haber claudicado como movimiento, el

anarcosindicalismo fue forzado ha retirarse del escenario político. Sus mejores

exponentes engrosaron las filas del naciente movimiento marxista liderado por

Mariátegui y posteriormente aprista liderado por Haya de la Torre que por esa

época se reclamaba marxista.

Mariátegui, Haya de la Torre y el marxismo

Michael Lowy señala que en la mayoría de países de América Latina los

partidos marxistas (comunistas) que surgen en la década del veinte tienen dos

orígenes distintos:

a) De ciertos partidos socialistas se desprenden minorías (su "ala izquierda")

como en el caso de Argentina en 1918, o la mayoría se adhiere a la revolución

rusa como los casos de Uruguay (1920) y Chile (1922).

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b) "La evolución hacia el bolchevismo de ciertos grupos anarquistas o

anarcosindicalistas: Méjico 1919, Brasil, 1922".

El caso peruano es diferente por la ausencia de un partido político obrero, en

tanto los anarcosindicalistas que hegemonizaban en la dirección de los

sindicatos repudiaban a las organizaciones políticas. Existieron intentos por

crearla, comenzando de la propuesta de Manuel Gonzáles Prada de formar el

Partido Radical que llegó agrupar a algunos intelectuales y obreros, pero no

pasaron de la propaganda y el grupo se extinguió. Entre 1918 a 1919

Mariátegui con algunos intelectuales y obreros organizan un Comité de

Propaganda Socialista intentando atraer contingentes obreros. Mariátegui se

aparta de ellos cuando intentan transformarlo prematuramente en partido.

Mariátegui (1894-1930) estuvo en Europa entre 1919 a 1923 donde, a su decir,

"desposó una mujer y algunas ideas", regresando marxista "convicto y

confeso", dispuesto a contribuir a la creación del socialismo peruano.

En sus inicios, en lo que llamó su "edad de piedra", Mariátegui se cobijaba bajo

el manto de la oligarquía, pero pronto se rebela junto a otros intelectuales,

formando el movimiento "Colónida" (1916, de vida efímera) jefaturado por

Abraham Valdelomar, que haciéndose llamar Conde de Lemos, con sus poses

y atuendo, ridiculizaba a la "aristocracia" limeña. Disuelto el grupo colónida, al

calor del triunfo de la revolución rusa (1917) Mariátegui se orienta hacia los

sectores populares, confluyendo con una emergente intelectualidad de las

provincias que reivindicaba la cultura aborigen, surgiendo en ese contexto, en

la década del veinte, al calor de las luchas populares, el marxismo peruano.

La oligarquía por su carácter reaccionario propio de clases al margen de la

historia cuyos intereses no confluyen con el progreso, es decir, con la lucha por

dignificar la vida, empujaba a las capas medias y al pueblo hacia posiciones

radicales, siendo imposible el surgimiento de movimientos reformistas que

sirvan de colchón amortiguador en los conflictos sociales.

La lucha de los estudiantes por la reforma universitaria en Indoamérica se

radicaliza con el triunfo de la revolución rusa. El movimiento estudiantil peruano

fue parte de ese proceso, teniendo entre sus líderes a Víctor Raúl Haya de la

Page 45: Karl marx y el marxismo

Torre (1895-1979), que en 1923 fue expulsado del país a raíz de la masiva

protesta de los estudiantes contra la consagración del Perú al Sagrado

Corazón de Jesús. En 1924, desde su exilio en Méjico, propone la formación de

la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). En 1926 cohesiona su

idea proponiendo la unidad bajo cinco principios.

1. Acción contra el imperialismo yanqui.

2. Por la Unidad Política de América Latina.

3. Por la nacionalización de tierras e industrias.

4. Por la Internacionalización del Canal de Panamá y

5. Por la Solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo.

Mariátegui aceptó el planteamiento de Haya de la Torre y en 1926, al fundar

la revista "Amauta", lo pone al servicio del proyecto. Sin embargo, el Apra

no tuvo organicidad en el Perú, pero si estuvo activo con células en algunas

ciudades del extranjero formado por exiliados peruanos, entre ellas, Méjico,

Buenos Aires, París, La Paz. La principal razón para que en el Perú el Apra

no tenga organicidad, era que Haya de La Torre estaba desterrado y

Mariátegui por esa época (hasta 1927) -en una posición muy singular- tenía

mentalidad "espontaneista", pensando en que la lucha directa de los

pueblos llevaría al socialismo o en todo caso empujaría a organizaciones

pequeñoburgesas para que enrrumben el movimiento al socialismo,

poniendo el ejemplo de China y Méjico. Al fracasar esos movimientos,

Mariátegui saca la conclusión de que es necesario un partido revolucionario

de claros principios marxistas, ya que las organizaciones pequeño

burguesas, atrapadas entre el imperialismo y el pueblo, a la final optan por

el imperialismo. Haya de la Torre todo lo contrario, reivindica las direcciones

"pequeño burguesas" del proceso chino y mejicano, intentando convertir al

Apra en el Kuomingtang latinoamericano, después que esa organización (en

1927) había asesinado a miles de revolucionarios.

En 1928 Haya de la Torre, en vez de su proyecto de un frente único, intenta

fundar un "Partido Nacionalista" lanzando prematuramente su candidatura a

la presidencia de la república, lo que es rechazado por Mariátegui como

"caudillismo pequeñoburgués", proponiendo como alternativa el proyecto

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inicial para formar un gran frente. Ese año Mariátegui funda el Partido

Socialista y el quincenario "Labor", y en 1929 la Confederación General de

Trabajadores del Perú (CGTP).

El Partido Socialista se reclamaba de obreros y campesinos, en tanto la

clase obrera y los campesinos (de las comunidades andinas), eran pilares

en el proyecto socialista. Esta propuesta de partido en Mariátegui era

diferente a la propuesta stalinista que entre 1926 a 1928 también promovía

partidos de obreros y campesinos pero delimitaban la revolución dentro de

los marcos burgueses para desarrollar el capitalismo.

Mientras vivió Mariátegui el stalinismo no prosperó en el Perú, y Haya de la

Torre y el Apra fueron reducidos a su mínima expresión, por lo cual, para

lanzar su candidatura a la presidencia, Haya de la Torre lo hace a nombre

de un inexistente "Partido Nacionalista".

El 16 de abril de 1930 muere Mariátegui polemizando con la tercera

internacional stalinista y con el "caudillismo pequeñoburgués" de Haya de la

Torre. En mayo se cambia de nombre al Partido Socialista por el de

"Comunista", simbolizando su sometimiento a la dirección stalinista por

mediación de Eudocio Ravines. El partido aprista se funda en setiembre de

ese año, siendo su primer secretario general Luís Eduardo Enríquez, que a

la postre denunciaría al Apra y Haya de la Torre como "La Estafa Política

más Grande de América Latina" , conforme al título de su libro aparecido en

1951.

En realidad, en 1924 y años posteriores, el APRA -aparte de su programa

de cinco puntos- no tenía ideario preciso, coherente. Haya de la Torre se

decía marxista y en sus artículos de la época -recopilados en 1927 en su

libro "Por la Emancipación de América Latina"-, se caracterizaba por su

radicalismo, a veces extremo, por ejemplo cuando en 1925 escribió que las

comunidades indígenas servirían de bases para extirpar desde la raíz la

propiedad en el agro. En 1928 cuando rompe con Mariátegui, Haya de la

Torre se niega a llamarse públicamente socialista, menos marxista, aunque

en secreto, al comunicarse con sectores revolucionarios, no escatima en

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utilizar terminología marxista. Ya muerto Mariátegui, Haya de la Torre se

reclama auténtico marxista, criticando al "marxismo congelado" de Moscú.

No obstante la claudicación de sus líderes, el aprismo en América Latina se

mantiene hasta la década del cuarenta a la izquierda del stalinismo.

Mariátegui vaticinó que luego de una "temporal borrachera nacionalista", el

aprismo caería en brazos del imperialismo.

Al estallar la gran crisis mundial de los años treinta, los trabajadores,

organizados políticamente en el Partido Socialista transformado en

comunista y en el aprismo, mostraron en todo momento su espíritu de

lucha, sucumbiendo por falta de orientación. Los comunistas (stalinistas)

permitieron que el aprismo, de corriente arrinconada y sin organicidad en el

Perú, se abriera paso como alternativa de masas contra la oligarquía.

Haya de la Torre, decía que la clase obrera peruana es minoritaria, incapaz

de liderar una revolución. Pero el 7 de julio de 1932 estalla en Trujillo una

revolución obrera popular liderada por sindicalistas apristas -de las

haciendas de caña de azúcar-, que entendían al aprismo como la forma de

ser marxista en América Latina. Los insurrectos tomaron por asalto un

cuartel militar, se apoderaron de la ciudad, -por ese entonces Trujillo era la

ciudad más importante luego de Lima- destituyeron a las autoridades

oficiales reemplazándolas por otras, creando un poder popular que irradió

su acción hasta las serranías de Ancash. Fueron derrotados por falta de

coordinación en el ámbito nacional y por falta de orientación política. Los

principales líderes apristas brillaron por su ausencia, mientras el stalinismo

tildaba al Apra de "socialfascista", aunque cuando estalló la revolución

apoyaron a los insurrectos. El gobierno de Sánchez Cerro reprimió a los

revolucionarios por aire, mar y tierra. La resistencia popular duró cuatro

días. A centenares de combatientes, antes de ser fusilados, se les obligó

cavar su propia sepulturas en las afueras de la ciudad, en las ruinas pre

hispánicas de Chan chán. La historiografía académica designa ese

acontecimiento como la "revolución aprista", pero aún no reconoce que

además de haber sido promovido por apristas de base, fue el primer intento

de la clase obrera peruana de organizar su propio poder.

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Del programa inicial aprista, Haya de la Torre, en su acercamiento al

imperialismo norteamericano, suprimió la palabra yanqui. En un inicio fue

crítico de la política -de "buena vecindad"- del presidente norteamericano

Franklin Delano Roosvelt, pero pronto, para competir con los frentes

populares stalinistas, se declara partidario de la política del "buen vecino",

maquillando su claudicación con el lema: "ínter americanismo democrático

sin imperio".

Cuando por presiones del imperialismo Stalin liquida la Tercera

Internacional en 1943, Haya de la Torre alude al "rompan filas" de esa

organización, sindicando a Stalin como el "mejor dialéctico", ya que la lucha

-dijo Haya de la Torre- no es entre clases, sino entre pueblos y Stalin

representa al gran nacionalismo "eslavo". En 1945 Haya de la Torre señaló

que el principal problema del Perú y América Latina no era el económico,

sino el "complejo de inferioridad" frente a las grandes potencias. Por esa

época, mediante su teoría del "espacio tiempo histórico", decía que del

mismo modo que Marx y Engels reivindicando la dialéctica hegeliana

superaron al hegelianismo, en el siglo veinte, Haya de la Torre reivindicando

la dialéctica marxista, ha superado al marxismo. Años después, dijo que la

solución a los problemas es el capitalismo y la democracia burguesa.