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LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1868) HISTORIA 2º BACHILLERATO

La construcción del estado liberal (1833-1868)

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LA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO

LIBERAL (1833-1868)

HISTORIA 2º BACHILLERATO

INTRODUCCIÓN

En el siglo XIX la Europa noroccidental asumió como

modelo de Estado el liberalismo. En ese siglo éste se

apoyaba en una serie de principios básicos: la soberanía

nacional, la separación de poderes y el reconocimiento de

una serie de derechos y libertades para los ciudadanos.

Aquellos países que, como Francia y Gran Bretaña, en el

siglo XIX asentaron un Estado Liberal sólido, transitaron

con relativa facilidad hacia un Estado no sólo liberal sino

también democrático entre finales del siglo XIX y

comienzos del XX.

INTRODUCCIÓN

Sin embargo, en los países en los que el establecimiento

del Estado liberal fue algo largo y tortuoso, que no fue

acompañado del desarrollo económico y social, el

establecimiento del sistema democrático fracasó a

principios del siglo XX.

INTRODUCCIÓN

Ese fue el caso de España. Ya con Fernando VII fracasó el

Estado liberal que había sido alumbrado en las Cortes de

Cádiz dado el carácter absolutista de ese rey. Con Isabel

II múltiples problemas impidieron que se asentara y

consolidara el Estado liberal: las guerras carlistas, los

conflictos entre moderados y progresistas que

provocaron numerosos pronunciamientos y rebeliones, la

incapacidad de la reina para ejercer de árbitro imparcial

entre moderados y progresistas.

INTRODUCCIÓN

Al final fue expulsada del trono tras la Revolución

Gloriosa, pero ello no solucionó el problema dada la

profunda inestabilidad que vivió el país durante el Sexenio

Revolucionario o Democrático.

INTRODUCCIÓN

INTRODUCCIÓN

1. EL RDO. DE ISABEL II 1833-1868: LAS

REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA

1. EL RDO. DE ISABEL II 1833-1868: LAS

REGENCIAS Y EL PROBLEMA CARLISTA

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Mª Cristina de Borbón se

convirtió en regente (o Reina

Gobernadora como aparece

en los documentos oficiales)

durante la minoría de edad de

su hija. Tras la muerte de

Fernando VII, contrajo

matrimonio con un plebeyo,

Fernando Muñoz, rápidamente

ennoblecido con el título de

duque de Riánsares.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

La guerra carlista forzó la

alianza entre la reina regente y

los liberales. Era un acuerdo

de conveniencia, ya que los

liberales parecían ser la única

fuerza capaz de sostener

(frente a los carlistas) los

derechos al trono de la

pequeña hija de María Cristina.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

A la muerte de Fernando el

gobierno estaba presidido por

Cea Bermúdez, que adoptó

una política inmovilista,

política insensata, que no tenía

sentido alguno una vez

comenzada la insurrección

carlista ya que defraudaba las

expectativas de gran parte de

la población.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Un antiguo afrancesado llamado Francisco Javier de Burgos en el Ministerio de Fomento impulsó algunas mínimas reformas como la reorganización de la administración territorial mediante la división del país en 49 provincias en 1833.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

En enero de 1834 la reina

regente situó al frente del

gobierno a Martínez de la

Rosa, liberal moderado

que se encargó de

proyectar y aprobar el

Estatuto Real con la

intención de preparar el

tránsito político desde el

absolutismo monárquico

hacia un sistema

representativo liberal.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

El Estatuto Real de 1834:

Reflejaba el deseo de transición entre

el Antiguo y el Nuevo Régimen.

Era una “Carta otorgada”: el monarca,

sin que las Cortes intervinieran, se

limitaba a admitir otros poderes del

Estado.

Era una “constitución” incompleta: no

regulaba los poderes del rey ni del

Gobierno, ni recogía declaración

alguna sobre los derechos de los

individuos.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Estas reformas satisfacían a los liberales más moderados, pero fueron consideradas insuficientes por la mayor parte de la opinión pública y los liberales más radicales, que esperaban que a cambio de su apoyo al trono se emprenderían unas reformas más profundas y se permitiría promulgar una auténtica Constitución.

Apertura de las Cortes que en 1834 aprobaron

el Estatuto Real

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Y es que durante estos

años de guerra civil se

produce la división del

liberalismo español en

dos tendencias distintas,

moderados y

progresistas, con

diferencias ideológicas

importantes.Asalto a un convento (1834)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Durante el verano de 1835, el gobierno presidido por el moderado Martínez de la Rosa parecía incapaz de vencer a los carlistas y se multiplicaron las protestas de los liberales más extremistas, que se encargaron de organizar y animar continuas revueltas callejeras en numerosas ciudades.

Revuelta de agosto de 1835

en Barcelona

Una barricada en Madrid

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Motín de los sargentos de La Granja (1836). El Estatuto Real no contentó a los más radicales. En el verano de1836 el país estaba al borde de la revolución, con la mayoría de las capitales proclamando la Constitución de Cádiz. A comienzos de agosto, la Guarnición Real de La Granja se pronunció a favor de la Constitución de 1812 y exigió un cambio de gobierno a la Regente, que se vio obligada a acceder.

Los sargentos sublevados en La Granja

obligan a María Cristina a restablecer la

Constitución de 1812

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Estando la Regente de vacaciones, en el Palacio de La Granja de San Ildefonso, el 12 de agosto el segundo regimiento de la Guardia Real, en connivencia con mandos militares en distintas zonas se dirigió al Palacio para reclamar de María Cristina la reinstauración de la Constitución de 1812 y la derogación del Estatuto Real de 1834.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Tras el llamado motín de los sargentos de La Granja, María Cristina encargó formar gobierno a los progresistas, con José María Calatrava al frente y Mendizábal en Hacienda. Se convocaron nuevas elecciones según el modelo unicameral de Cádiz, y las Cortes se abrieron en octubre, bajo la presión en la calle del pueblo y del ejército.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

LA CONSTITUCIÓN DE 1837

IDEOLOGÍA De consenso, con carácter progresista

SOBERANÍA Nacional

DIVISIÓN DE

PODERES

Legislativo: las Cortes con el Rey; Ejecutivo: el Rey;

Judicial: los Tribunales y Juzgados

RELACIÓN

ENTRE PODERES

Colaboración entre los poderes

FORMACIÓN DE

LAS CORTES

Bicameral: Senado (se renueva ⅓ tras elecciones

Congreso) y Congreso de Diputados (3 años)

SUFRAGIO Censitario, menos restringido que el Estatuto de 1834.

DERECHOS Declaración de derechos

OTROS RASGOS La Nación debe mantener el culto católico.

Milicia Nacional

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

La Constitución del año 1837

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Después de desmontar el régimen absolutista, los liberales impulsaron diversas iniciativas con el propósito de reformar la agricultura que, recordemos, continuaba siendo la base de la economía española: la eliminación de los mayorazgos (1836), la abolición de la Mesta (1836), la introducción de la libertad total de producción y comercio (1836), la supresión de los derechos señoriales (1837) y la desamortización eclesiástica, son algunas de las más destacadas.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

La desamortización (de Mendizábal o eclesiástica) fue sin

duda la medida de consecuencias más profundas.

DESAMORTIZACIÓN

es

ACTO JURÍDICO

que

CONVIERTE EN LIBRES

LOS BIENES DE MANOS MUERTAS

ECLESIÁSTICOS MUNICIPALES

DESVINCULACIÓN

unida a

CONVIERTE EN LIBRES

LOS BIENES DE LA NOBLEZA

que

CAMBIAR NECESARIAMENTE

DE PROPIETARIO

sin

CAMBIO DE PROPIETARIO

MERCADO

con sacándolos al

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Desamortización de

Mendizábal

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

DESAMORTIZACIÓN

DE MENDIZÁBAL

(1836 – 1851)

TIENE LUGAR EN UN CONTEXTO

PROBLEMÁTICONECESIDAD

AFIANZAR A

ISABEL II

SE LLEVA A CABO

CON DECRETOS

CONSOLIDACIÓN

ESTADO LIBERAL

GUERRA

CARLISTA

DEUDA

PÚBLICA

VENTA BIENES

CLERO REGULAR

(1836)

VENTA BIENES

CLERO SECULAR

(1837)

OBJETIVOS

NOBLEZA

BURGUESÍA

GANAR

GUERRA

CARLISTA

ELIMINAR

DEUDA

PÚBLICA

ATRAER NUEVOS

SEGUIDORES AL

LIBERALISMO

CAMBIAR ESTRUCTURA

PROPIEDAD IGLESIA

PODER SOLICITAR

NUEVOS PRÉSTAMOS

BENEFICIA

A

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

En agosto de 1837 caía el

progresista Calatrava y en

septiembre ganaban los moderados,

que debían gobernar con una

constitución progresista que tenían

que respetar. Pese a ello,

restringieron el derecho al voto y

restablecieron la censura previa,

además de intentar acabar con la

milicia nacional y con la autonomía

municipal.

Narciso Fernández de

Heredia, perteneciente a los

moderados

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

Manifestación contra la ley de Ayuntamientos (Barcelona 1840). Mª Cristina, con el apoyo de los moderados, intentó modificar la Ley de Ayuntamientos para permitir la elección de los alcaldes por la Corona y establecer un sufragio restringido. La reforma iba claramente en contra de la Constitución de 1837, y su objetivo declarado era restar influencia a los progresistas, que dominaban las elecciones municipales. En el verano de 1840 las protestas se extendieron por todo el país.

1.1. La regencia de María Cristina (1833-

1840)

En 1840, María Cristina fue obligada a renunciar a la regencia tras un nuevo enfrentamiento con los progresistas a causa de una modificación en la ley de Ayuntamientos. En contra de los deseos de los progresistas, la reina se oponía a que los alcaldes fuesen elegidos por los vecinos de cada municipio, y por el contrario, propugnaba su designación regia con el objeto de convertir a los alcaldes en una especie de delegados bajo el completo control del gobierno central. Además, María Cristina siempre se identificó con los moderados y era bastante impopular entre los progresistas.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

Mª Cristina marcha al exilio (1840).“Antes de marchar… ella desvalijó el palacio (de Madrid) de todos los objetos valiosos que pudo sacar o vender. Cada rincón fue saqueado y cuadros y otras obras de arte y antigüedades fueron puestos a la venta o sacados discretamente del país. Inclusive una parte de la vestimenta real llegó a manos de vendedores de segunda mano. No debe extrañar, por tanto, que la ex regente se haya retirado del trono español con una fortuna limpia de seis a ocho millones de dólares, una de las mayores fortunas de Europa”

(Testimonio del embajador norteamericano)

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

Baldomero Espartero (su verdadero nombre era el de Joaquín Fernández Álvarez, aunque utilizó su segundo nombre y tercer apellido) nació en el seno de una humilde familia de Granátula (Ciudad Real), su padre era labrador y constructor de carruajes. En un principio había sido destinado a la carrera eclesiástica, pero al estallar la guerra de la Independencia, cuando sólo contaba quince años de edad, se presentó voluntario para luchar contra los franceses. Combatió en América y en la guerra carlista, donde consiguió victorias decisivas, por lo que recibió el título de duque de la Victoria. Desde 1848 hasta su muerte en 1879 vivió en Logroño, de donde era su mujer. Desde 1871 era Príncipe de Vergara, con tratamiento de Alteza Real.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

Terminada la guerra, Espartero había alcanzado gloria y fama entre todo el pueblo y, lo que es más importante, en el seno del ejército. En agosto de 1837 se había unido al Partido Progresista por rechazo a la inestabilidad que propugnaban los moderados. Sus enfrentamientos con Ramón María Narváez venían desde años atrás, cuando no se le suministraban las mismas tropas, material y fondos que al Espadón de Loja.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

Espartero alcanzó la Regencia mientras María Cristina marchaba al exilio en Francia. No obstante, el Partido Progresista se encontraba dividido respecto a cómo ocupar el espacio dejado por la madre de Isabel II. Por un lado, los llamados trinitarios abogaban por el nombramiento de una Regencia compartida por tres miembros. Por otro, los unitarioscapitaneados por el propio Espartero mantenían la necesidad de una Regencia unipersonal sólida. Finalmente, Espartero fue elegido el 8 de marzo de 1841 Regente único del Reino por 169 votos de las Cortes Generales contra 103 votos que obtuvo Agustín Argüelles. La fortaleza del general le permitió alcanzar la Regencia no sin antes haberse enemistado con una parte significativa del Partido Progresista, que veía en el general un autoritarismo latente.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

El personalismo de Espartero y su talante militarista fueron factores que explican el fracaso de su regencia. En 1841 sofocó violentamente un intento de pronunciamiento moderado, organizado desde París por el círculo de Mª Cristina. El intento se saldó con el fusilamiento de los generales Montes de Oca y Diego de León.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

El periódico barcelonés El Republicano publicó en 1842 esta caricatura, que representa a Espartero cobrando una comisión de los ingleses en pago de su política favorable del librecambio, mientras cunde la miseria entre los trabajadores. El terror a este proyecto fue una de las razones de la insurrección de Barcelona en este mismo año.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

A las dificultades de la industria catalana y al crecimiento del movimiento obrero se unió el malestar de los grupos empresariales contra el general Espartero por su política de librecambio. El resultado fue la revolución del otoño de 1842, un levantamiento popular que acabó siendo sofocado mediante el bombardeo de la ciudad, y cuyo estallido se refleja en el grabado.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

En noviembre de 1842 tuvo lugar en Barcelona una violenta rebelión que fue

reprimida con extrema dureza por el general Espartero.

1.2. La regencia del general Espartero

(1840-1843)

Cuando la revuelta de

Barcelona de 1842 es

sofocada por

Espartero a

cañonazos, queda

liquidado su prestigio

personal. Un

pronunciamiento, en

mayo de 1843, fuerza

a Espartero a huir al

exilio.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Después de la muerte de su tercera esposa, María Amalia de Sajonia, el 18 de mayo de 1829, Fernando VII abrigaba pocas esperanzas de obtener una descendencia que sus tres matrimonios anteriores le habían negado. Si moría sin hijos, la Corona correspondería legítimamente a su hermano el infante don Carlos. Las expectativas de su hermano y de sus seguidores, parecían aumentar por el hecho de que Fernando padecía una serie de achaques -a pesar de que su edad no era excesivamente avanzada-, que hacían poco probable que pudiese tener un heredero directo.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

No obstante, la decisión

inmediata del monarca de

contraer matrimonio por cuarta

vez, sembró la inquietud entre

los realistas exaltados, quienes

temían que el nacimiento de un

hijo frustrase sus deseos de

volver al inmovilismo del

Antiguo Régimen con la ayuda

de don Carlos desde el trono.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Después de tres matrimonios sin descendencia, en 1829 el rey contrajo matrimonio con su sobrina Mª Cristina de Borbón. Prematuramente envejecido, Fernando se enamoró enloquecidamente de la joven, a la que escribió una serie de cartas en las que se refiere a ella con expresiones de enamorado adolescente, como “pichón mío”, “gachona”, “resalada”, “sol de mis ojos” o “cáspita, que novia tan buena que tengo”.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Unos meses más tarde, el 3 de

abril, apareció una Pragmática

Sanción en la que se

restauraba el orden sucesorio

tradicional de Castilla. De esta

forma, si Fernando obtenía

descendencia de su cuarto

matrimonio, aunque fuese

mujer, no existía ningún

impedimento para que pudiese

suceder a su padre.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840) A los diez meses de haber

contraído matrimonio por cuarta vez, Fernando VII fue padre de una hija. El 10 de octubre de 1830, María Cristina dio luz a una niña, que sería en el futuro la reina Isabel II. El 30 de enero de 1832, nació otra hija a la que daría el nombre de Luisa Fernanda. De esta forma, la sucesión al trono por la línea directa quedaba salvada, si era posible superar los obstáculos que opondrían a esta sucesión aquellos que defendían los derechos del hermano de Fernando, el infante Carlos María Isidro.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840) Carlos Mª Isidro de Borbón,

hermano de Fernando VII, se había convertido en el representante del absolutismo más intransigente y en defensor del legitimismo dinástico frente a los derechos de su sobrina Isabel. Con él empiezan más de cuarenta años de luchas civiles, de sentido a veces confuso. Una canción de los carlistas decía: En realidad

ya tenemos rey:

El príncipe don Carlos

que gobierna bien.

Arriba el clero,

curas y frailes,

y abajo todos

los liberales.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Don Carlos camino de Portugal.“Bien conocidos son mis derechos a la corona de España en toda la Europa…”. Este tipo de manifestaciones acabaron con su expulsión de España por Fernando VII poco antes de morir.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Cuando en el mes de septiembre de 1833 muere Fernando, su hermano Carlos reclama la corona de España frente a su sobrina Isabel, que sólo tenía tres años de edad, dando comienzo una guerra civil que enfrentará a los partidarios de don Carlos, los “carlistas”, frente a los partidarios de Isabel, “isabelinos”, llamados también “cristinos”.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Entre la muerte de Fernando

VII el 29 de septiembre de

1833 y el estallido de la

guerra sólo transcurren

cuatro días. El 1 de octubre

don Carlos proclama desde

Portugal sus derechos

dinásticos, surgiendo partidas

carlistas por todo el país.

Partida carlista de un pueblo catalán

Tropas isabelinas saliendo de Barcelona

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Los carlistas son los absolutistas

más intransigentes, aquellos que

rechazan las novedades del

mundo moderno y se resisten al

avance de la industrialización y

del capitalismo, defensores de la

sociedad tradicional y agraria del

pasado, de la monarquía

tradicional absoluta, de los

privilegios de la nobleza, de los

intereses de la Iglesia, de los

“fueros” vasco-navarros...

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840) La Iglesia y el carlismo. El carlismo alzó la bandera a favor de la

religión y la Iglesia supuestamente “amenazadas” por las reformas liberales. El caso es que la mayor parte de los liberales profesaban sus mismas creencias religiosas, aunque insistían en la separación Iglesia-Estado.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Los sectores sociales que apoyaron el carlismo fueron los nostálgicos del Antiguo Régimen (parte de la nobleza y del clero) y el campesinado. Defendían la monarquía absoluta, la preeminencia social de la Iglesia Católica y la conservación de un sistema particularista (fueros) en el País Vasco, Navarra, Cataluña, Aragón y Valencia.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Caricatura sobre los ideales del carlismo

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

El programa político carlista -que era

bastante simple y poco concreto- se

resumía en su lema «Dios, Patria,

Fueros y Rey».

El símbolo que adoptaron los

partidarios de don Carlos fue la

bandera blanca con la Cruz roja de

Borgoña (o de San Andrés), una vieja

insignia real que había sido utilizada por

las tropas de los monarcas Habsburgo

españoles del siglo XVI.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

BANDO CARLISTA

IDEARIO

LEGITIMISMO

ALIANZA TRONO Y ALTAR (ABSOLUTISMO)

DEFENSA DE LOS FUEROS

COMPOSICIÓN

SECTORES ABSOLUTISTAS ADMINISTRACIÓN Y EJÉRCITO

MAYORÍA BAJO CLERO

CAMPESINOS Y ARTESANOS DEL NORTE

APOYOS

EXTERIORES

AUSTRIA

PRUSIA

RUSIA

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

BANDO CRISTINO

IDEARIO

DERECHOS SUCESORIOS DE ISABEL II

IDEAS LIBERALES

SUPRESIÓN DE LOS FUEROS

COMPOSICIÓN

NOBLES ABSOLUTISTAS MODERADOS

MIEMBROS JERARQUÍA CLERO

ALTOS FUNCIONARIOS Y MAYOR PARTE EJÉRCITO

BURGUESÍA Y CLASES MEDIAS URBANAS

OBREROS Y CAMPESINOS DEL SUR

APOYOS

EXTERIORES

PORTUGAL

INGLATERRA

FRANCIA

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Las regiones de predominio carlista fueron, fundamentalmente, el País Vasco y Navarra, que temían que el triunfo del liberalismo implicaría la abolición de los fueros, además de buena parte del interior de Cataluña y la zona del Maestrazgo aragonés y valenciano.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

La designación de “guerra carlista”, en vez de “guerra civil”, supone cierta simplificación: además de los que seguían la causa del pretendiente don Carlos, se echaron al campo o al monte, muchos elementos populares desengañados con las reformas impuestas por la burguesía liberal, sobre todo con la desamortización.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

La primera guerra carlista presenta bastantes semejanzas

con la guerra de la Independencia. En ambas, no existen

frentes fijos, priman los golpes de mano y la acción de las

guerrillas. En ambas, las crueldades por ambas partes son

extremas.

Grabado liberal en

el que se denuncian

las supuestas

“orgías” de vino y

sangre por parte de

las tropas carlistas.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Ejemplo muy conocido de la

extrema crueldad de la

guerra fue el fusilamiento de

la madre del general carlista

Cabrera, como represalia por

otros fusilamientos

ordenados por este general.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

El general Tomás Zumalacárregui, el mejor general carlista, logró controlar grandes espacios rurales en las provincias vascas y en Navarra, aunque no llegó a ocupar ninguna gran ciudad. Precisamente murió mientras intentaba tomar Bilbao.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Fusilamiento de la madre de Cabrera

(1836)

Zumalacárregui, herido

Curiosidades históricas… En las guerras carlistas, como guerra civil y como

pasará en 1936, no había clemencia para los prisioneros. Eran fusilados inmediatamente, sin previo juicio, tanto del lado de los cristinos como de los carlistas. Cuenta Luis Carandell en su libro “Las anécdotas de la política” que... Zumalacárrregui ganó una batalla al conde de Viamanuel y le hizo prisionero. Ambos generales, no sólo habían sido compañeros en el mismo regimiento cuando eran jóvenes oficiales sino que eran parientes. Zumalacárregui acogió con grandes muestras de afecto y hospitalidad al general cristino, invitándole a comer con él en su tienda. Mandó un correo a don Carlos pidiéndole el indulto para su prisionero pero el pretendiente le respondió que los cristinosacababan de fusilar al coronel carlista Díaz y su muerte no podía quedar impune.

Curiosidades históricas…

Zulmalacárrregui palideció al leer la

orden y lo comunicó a su prisionero, con

grandes muestras de disgusto. Viamanuel

le dijo:

“No se aflija, general. Mi fusilamiento está

muy puesto en razón”.

Dicen que el general carlista se alejó

galopando a caballo para no escuchar los

disparos que mataron al general cristino.

Curiosidades históricas…

En 1834 el general Espoz y Mina, otro famoso guerrillero de las guerras de guerrillas de la guerra de la independencia, fue en el contexto de las guerras carlistas al cabildo de la catedral de Pamplona, reunió a todos los canónigos y les dijo que venía a satisfacer un viejo deseo de ellos. Resulta que estos eran fervientes partidarios de los carlistas y habían ofrecido cuatro mil duros por su cabeza. Así que les pidió los cuatro mil duros, señalando a su cabeza les dijo “Aquí la tenéis”. Los canónigos pagaron religiosamente y Espoz y Mina utilizó ese dinero para ayudar a sostener la guerra.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Asedio a Madrid. En 1837, don Carlos emprende una

expedición que le llevaría a las mismas puertas de Madrid,

aunque no se decidió a entrar en la capital en un primer

momento y cuando lo intentó ya no le fue posible.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Desde el otoño de 1837 queda claro que los carlistas

carecen de recursos y apoyos suficientes para ganar la

guerra y poco a poco su causa irá languideciendo.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Abrazo de Vergara. En 1839 se firmó el

tratado de Vergara que terminaba la

primera guerra carlista. Aunque se pactó la

rendición carlista, se ofreció a los vencidos

la posibilidad de integrarse en el ejército

isabelino. Más que de un victoria cristina

se puede considerar un resultado de

“tablas”.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

Este cuadro representa a los dos firmantes del Convenio de Vergara, Espartero y Maroto, en la misma actitud amigable con que el acuerdo ha pasado a la historia. La ausencia de represalias explica en parte la fácil conciliación entre ambos bandos. Pese a esa apariencia de normalidad, la posición del general Espartero establece una cierta jerarquía respecto del antiguo general carlista, que acabó integrándose en el ejército isabelino.

1.3. La I Guerra Carlista (1833-1840)

General Cabrera. Tenía su centro de

acción en el Maestrazgo, convirtiendo

Morella en una pequeña capital carlista.

Se negó a aceptar el Convenio de

Vergara y continuo luchando hasta que

fue expulsado a Francia en 1840.

2. LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II

(1843-1868)

Isabel II al ser declarada mayor de edad. A los trece años se proclamó ya mayor de edad (1843), y por tanto reina ya sin regente, a Isabel II. Dos años antes, unos militares incitados por su madre, desde Francia, habían intentado secuestrarla para derribar al regente Espartero. Apenas coronada, Isabel II ya entró en su típico juego político en sentido conservador.

2. LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II

(1843-1868)

2. LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II

(1843-1868)

En 1846 contrajo matrimonio con su primo Francisco de Asís. Fue un enlace de conveniencia política que amargó la vida de ambos y que marcó negativamente el carácter de Isabel II y su comportamiento político. En 1868, al marchar de España con la reina, se dio estado público a la separación que de hecho había habido siempre entre los cónyuges.

2. LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II

(1843-1868)

Sor Patrocinio conocida como “la monja de las llagas” por las supuestas heridas que aparecieron en su cuerpo a semejanza de las de Jesucristo, es un buen ejemplo del conjunto de personajes oscurantistas, ultrarreligiosos y reaccionarios que rodearon a Isabel II, que formaban su «camarilla» o círculo íntimo de amistades y que aprovecharon su estrecha relación con la reina para intrigar y maniobrar en beneficio de sus intereses particulares.

2. LA MAYORÍA DE EDAD DE ISABEL II

(1843-1868)

La presencia de los militares entre los gobernantes del país fue constante durante la época de Isabel II. Acostumbraron a la sociedad española a una permanente confusión entre su papel militar y político y se hizo habitual y legítimo su derecho a intervenir en la política, casi siempre por medio del golpe de estado, del pronunciamiento.

Narváez O´Donnell Serrano Espartero

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

Las elecciones de 1844 tuvieron lugar en medio de graves dificultades para los progresistas, que prácticamente se abstuvieron. Los moderados contaron en las nuevas Cortes con una abrumadora mayoría. A su frente se situó, como jefe de Gobierno, el general Narváez. Con el gobierno del general Narváez se inicia la Década Moderada.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

2.1. La Década Moderada (1844-1854) ¿Quiénes eran los

moderados? El partido moderado recoge los intereses de los nuevos propietarios, financieros, industriales, que se han beneficiado de las reformas liberales introducidas hasta ahora (de la desamortización, por ejemplo), que controlan el poder político (son los únicos que pueden votar y ser elegidos) y que quieren conservar el dominio, la posición social que ya han logrado.

2.1. La Década Moderada (1844-1854) La Constitución de 1845, en teoría una reforma de la de 1837, es en

realidad un texto nuevo que estuvo en vigor hasta 1869. Era un texto claramente conservador que establecía la soberanía conjunta de Corona y Cortes, la religión católica como oficial del Estado, restringía las competencias de los ayuntamientos y la liberad de imprenta.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

LA CONSTITUCIÓN DE 1845

IDEOLOGÍA Moderada

SOBERANÍA Cortes con el rey

DIVISIÓN DE

PODERES

Legislativo: el Rey y las Cortes; Ejecutivo: el Rey;

Judicial: los Tribunales en nombre del Rey

RELACIÓN ENTRE

PODERES Sin separación de poderes

FORMACIÓN DE

LAS CORTES

Bicameral: Senado (vitalicio) y Congreso de

Diputados (5 años)

SUFRAGIO Censitario, restringido; más abierto a partir de 1865

DERECHOS Similar a la de la Constitución de 1837 pero sin

desarrollar.

OTROS RASGOS La Nación es católica y el Estado debe mantener el

culto

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

La Constitución de los moderados de 1845

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

La Guardia Civil, primer cuerpo militar profesionalmente dedicado a cumplir las órdenes del poder y hacerlas obedecer al resto de los ciudadanos. Era el tentáculo del poder central en todos los pueblos de España. Era la institución del centralismo, símbolo de lo uniforme por excelencia, y la primera que históricamente ocupaba todo el territorio nacional, con una rígida disciplina y jerarquía militar.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

Los moderados crearon un Estado muy centralizado, con una

estructura jerarquizada y piramidal, en la que cada provincia, a

través de los Gobernadores civiles, dependía del poder central

de Madrid, del que emanaban todas las decisiones e

instrucciones, que llegaban hasta el último municipio del país.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

La reforma del sistema fiscal elaborada en 1845 por el ministro Alejandro Mon y por un experto economista llamado Ramón Santillán perduró hasta el siglo XX. Se basaba en la combinación de impuestos directos e indirectos. La realidad fue que la mayoría de los impuestos recayeron sobre las clases populares (a través del impuesto de consumos) y no sobre los grandes propietarios ya que la falta de bases estadísticas hacía muy complicado recaudar los impuestos directos.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

El Concordato de 1851 solucionó los problemas pendientes

con el Vaticano. La Iglesia aceptó la desamortización y

reconoció a Isabel como reina de España (abandonando la

opción carlista) a cambio del control casi absoluto sobre la

educación y de otros beneficios.

Curiosidades históricas…

Decía Felipe González que en Inglaterra el 60% del gasto de una legislatura se hace en el último año. Y más o menos lo mismo que en Inglaterra, pasa en España o en otras democracias. Cuando están próximas las elecciones los políticos sacan las hormigoneras, empiezan a hacerse grandes obras y se inauguran edificios o carreteras. A veces, la obra no está terminada, pero las elecciones mandan y se inaugura la obra. Para demostrar que esto ha pasado siempre vamos a contar una anécdota sobre una falsa inauguración en el reinado de Isabel II.

Curiosidades históricas…

Resulta que el ministro de gobernación decidió celebrar el cumpleaños de Isabel II en 1852 con la inauguración del Hospital de Nuestra Señora del Carmen. Pero este hospital no existía, sólo era un proyecto. Don Melchor Ordóñez, el ministro, quiso inaugurarlo y para ello utilizó el local del Asilo de Niños Desamparados. Mandó trasladar al hospicio a todos los niños que ocupaban el asilo. Maquilló el asilo, limpiándolo, pintándolo, colocando camas y sillas nuevas, etc. La reina salió muy complacida de la visita y el ministro obtuvo un notable éxito político.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

Con el paso del tiempo se hizo patente la división dentro

del moderantismo y la creciente oposición al mismo:

La división, entre ultraconservadores, centristas (Narváez) y

puritanos (Pacheco).

La oposición a derecha e izquierda:

Los carlistas.

Los progresistas.

Los demócratas.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

El Partido Democrático fue una formación política

surgida en España en abril de 1849 como desgajamiento

del Partido Progresista. Demandaba el pleno

reconocimiento de los derechos ciudadanos y las

libertades individuales, el sufragio universal, la

desamortización de todos los bienes de la Iglesia,

incluidos los bienes civiles y la abolición de las quintas.

2.1. La Década Moderada (1844-1854)

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

El Bienio Progresista comenzó con la revolución de 1854, motivada por el descontento político y social como consecuencia del alza de precios, del desempleo y del descubrimiento de ciertos escándalos de corrupción y enriquecimiento ilegal que implicaban a varios ministros y algún miembro de la familia real.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

El inicial pronunciamiento del general Leopoldo

O’Donnell fracasó tras un enfrentamiento con las tropas

gubernamentales en Vicálvaro (la Vicalvarada).

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Pero los rebeldes se reagruparon y publicaron una

proclama, el llamado Manifiesto de Manzanares, que

consiguió un respaldo masivo y provocó la revolución en

julio.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

La revolución de 1854 en los periódicos

murales

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Apoyado por otros jefes militares y con la población en las calles, el golpe triunfó, e Isabel II encargo a finales de julio formar gobierno al viejo general Espartero, con O’Donnell como ministro de guerra.

Espartero entra en

Madrid

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Los progresistas actuaron en defensa fundamentalmente de los intereses económicos de la burguesía urbana y de las clases medias. Partidarios de reformas limitadas y muy alejados de los intereses populares, acabaron chocando tanto con los movimientos obreros y urbanos como con los moderados.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

La Constitución de 1856 era la imagen del pensamiento progresista. Sus principios básicos eran la defensa de la soberanía nacional; una declaración de derechos individuales detallada y precisa, con especial énfasis en la libertad de imprenta y en la libertad religiosa; y la limitación de los poderes de la Corona y del gobierno, que pasarían a estar estrechamente controlados por las Cortes. Sin embargo, la Constitución nunca llegó a tener vigencia.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Desde el Ministerio de hacienda realizó la Desamortización municipal (o civil para distinguirla de la eclesiástica de Mendizábal). Esta nueva ley afectó a las tierras de propiedad municipal. La venta de tierras municipales arruinó a muchos ayuntamientos y perjudicó a los vecinos más pobres, que perdieron la utilización de los bienes comunales de su municipio, terrenos de aprovechamiento libre y gratuito donde podías recoger leña o llevar a pastar su ganado.

Pascual Madoz

DESAMORTIZACIÓN

GENERAL DE MADOZ

(1855 – 1924)

LEY GENERAL

DE DESAMORTIZACIÓN 1855

BIENES DE

LA IGLESIA

BIENES

MUNICIPALES

OBJETIVOS

DOTAR DE FONDOS

A LOS AYUNTAMIENTOS

FAVORECER

INDUSTRIALIZACIÓN

EXPANSIÓN

FERROCARRIL

BENEFICIA

A

BURGUESÍA

PEQUEÑOS

PROPIETARIOS

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Pero una gran parte de la tierra permaneció en mano de sus antiguos propietarios, o de funcionarios, militares o comerciantes los cuales introdujeron pocos cambios en la explotación agraria.

Para la mayoría de los propietarios, la tierra continuaba siendo una fuente de rentas, con pocas inversiones y trabajada por campesinos jornaleros a cambio de jornales muy bajos.

Desamortización de Madoz

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

La segunda ley importante de los progresistas fue la Ley General de Ferrocarriles de junio de 1855, cuyo objetivo era promover la construcción ferroviaria, hasta entonces casi inexistente.

Las causas fueron varias: guerras (independencia, carlista), problemas hacienda, la ineptitud gubernamental. Este retraso incidió muy considerablemente en el atraso económico de España.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

La primera línea ferroviaria que se construía en la

península y con la que España se incorporaba a la

revolución de los transportes del siglo XIX.

Inauguración del

ferrocarril

Barcelona-Mataró

en 1848

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

De 200 kilómetros construidos en 1853 se pasó a más de

5.000 en 1866.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Los beneficios del ferrocarril

fueron enormes: menor

precio y mayor velocidad en

el transporte de mercancías

y personas, mayor seguridad

y regularidad, ganancia de

información, transformación

de los hábitos de las

personas (por la facilidad y

comodidad en los viajes),

creación de un mercado

nacional, especialización

regional.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

Por su parte, la Ley de Sociedades Bancarias y Crediticias de enero de 1856 contribuyó a facilitar la inversión ferroviaria y permitió el surgimiento de un mercado financiero moderno, promoviendo la entrada de capitales y un clima de euforia en las Bolsas.

2.2. El Bienio Progresista (1854-1856)

El contrapunto del Bienio, y una de las claves de su fracaso, fue

el permanente clima de conflictividad social. Las causas fueron

múltiples: la epidemia de cólera de 1854, el alza de precios del

trigo causada por la guerra de Crimea, las malas cosechas, las

tensiones entre obreros y patronos en las fábricas y,

sobretodo, el incumplimiento por el gobierno de las promesas

hechas al inicio del periodo.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

El general Leopoldo O’Donnellpresidió el Consejo de Ministros -desde 1858 hasta 1863- al frente de un nuevo grupo político llamado Unión Liberal, que fue creado con la pretensión de ocupar el espacio del centro ideológico y recoger lo mejor tanto de moderados como de progresistas. Contó con el respaldo de la burguesía y de la mayor parte de los terratenientes, y con la oposición, fuera de las Cortes, de demócratas y republicanos.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

El gobierno de la Unión Liberal careció de una línea política clara. Mientras se mantuvo la etapa de cierta prosperidad, hasta1863, la Unión Liberal consiguió ejercer el poder sin grandes problemas; pero desde ese año la crisis económica llevó a los gobiernos a una actitud cada vez más intransigente y empujó a la oposición a los sectores progresistas del partido, hasta culminar en la revolución de 1868, que arrastró consigo a la Corona.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

En 1857, con el gobierno

moderado, impulsa la ley reguladora

de la enseñanza conocida como

Ley Moyano, que incorpora buena

parte del Proyecto de Ley de

Instrucción Pública de 9 de diciembre

de 1855, elaborado durante el

bienio por el Ministro de Fomento

Manuel Alonso Martínez.

Manuel Alonso Martínez

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

La ley Moyano será el fundamento del ordenamiento legislativo en el sistema educativo español durante más de cien años.

La ley Moyano consistía en iniciativas legislativas promovidas por Claudio Moyano:

La Ley de Bases de 17 de agosto de 1857, que autorizó al gobierno a formular y promulgar una ley de instrucción pública.

y la Ley de Instrucción Pública de 9 de septiembre de 1857.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

Con esta ley se intenta mejorar la deplorable condición de la educación en España, uno de los países europeos con mayor tasa de analfabetismo en esa década, organizando los tres niveles de la primera enseñanza: Enseñanza primaria, en teoría obligatoria hasta los 12 años y gratuita

para los que no pudieran pagarla, pero que en la práctica dependerá de la iniciativa de los municipios o de la iniciativa privada.

La segunda enseñanza (enseñanza media, en la que se prevé la apertura de institutos de bachillerato y escuelas normales de magisterio en cada capital de provincia, además de permitir la enseñanza privada en los colegios religiosos, que recibirán especial consideración);

y la enseñanza superior con las universidades (cuya gestión se reserva al Estado).

Las líneas fundamentales de la ley Moyano pervivieron hasta la Ley General de Educación de 1970 que estableció la escolarización obligatoria hasta los 14 años y la LOGSE de 1990 que aumentó esa edad a los 16.

Curiosidades históricas… La reina, envalentonada, arrinconó a los

elementos progresistas y provocó con ello una terrible marejada en las medanosas aguas de la política nacional. El papa, siempre al quite, apoyó la nueva orientación de la monarquía, tan conveniente para los intereses de la Iglesia. Años antes se había resistido a bautizar a Alfonso XII por ser hijo adulterino, pero echando pelillos a la mar, y comprendiendo que, si la monarquía caía, la Iglesia perdería su secular aliado, no vaciló en apoyar a Isabel, y hasta la condecoró con la más alta distinción vaticana, la Rosa de Oro. «Santo Padre, ¡es una puttana!», objetó un cardenal de la curia. A lo que Pío IX replicó: «Puttana, mapia (Puta, pero piadosa).»

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

El rasgo más llamativo del gobierno de la Unión Liberal

fue su política exterior. Entre 1858 y 1866 emprendió una

activa y agresiva política exterior, cuyo objetivo esencial

era desviar la atención de los españoles de los problemas

internos y exaltar la conciencia patriótica.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

Marruecos fue el escenario de la actuación exterior más

importante y popular llevada acabo durante los años del

gobierno de la Unión Liberal. En 1859, los ataques marroquíes

contra Ceuta sirvieron de justificación para que el gobierno

decidiera enviar más de 40.000 soldados al norte de África.

Campamento

militar cerca de

Ceuta (1860)

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

La guerra desató una oleada de patriotismo en todos los sectores de la opinión pública del país. Los periódicos demócratas saludaron la intervención militar porque nos convertía en “herederos de Lepanto” y porque España “necesitaba reconquistar el puesto que había perdido en el mundo”. Los republicanos afirmaban que teníamos la obligación de “imponer la civilización y el progreso”. El obispo de Ávila justificaba la guerra como continuación de la Reconquista para someter a los “infieles y bárbaros africanos enemigos del cristianismo”.

Soldados españoles en África (1860)

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

En 1860, el ejército español derrotó a los marroquíes cerca de Tetuán. Esta fue una de las victorias que gestaron el mito del general Prim. La guerra, sin embargo, costó la vida a más de 6.000 soldados españoles (en su mayoría víctimas del cólera) y apenas se obtuvo alguna ventaja territorial.

Batalla de Tetuán

Prim luchando en

Marruecos

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

El gobierno británico, alarmado por las victorias españolas, impuso la firma de un tratado, en el que España apenas obtuvo una pequeña ampliación del perímetro de la ciudad de Ceuta y una indemnización de 100 millones de pesetas (los gastos de la campaña ascendieron a 50 millones). Con el metal fundido de los cañones capturados a los enemigos marroquíes se construyeron dos leones de bronce que en la actualidad flanquean la escalinata de acceso al Congreso.

Firma del tratado de Wad-ras

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

Hacia finales de 1862 el

gobierno de la Unión Liberal

empezaba a estar

desacreditado. En marzo de

1863 O’Donnell presentó su

dimisión. Tras dos gabinetes de

transición, de nuevo el general

Narváez se hizo cargo del

gobierno en septiembre de

1864.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

Con la vuelta a un ministerio conservador y represivo se abrió

el proceso que dio al traste con la monarquía borbónica. En

ese proceso fue decisiva la crisis económica y el agravamiento

consiguiente de la situación social y política, a lo que se sumó

el clima de descontento político generalizado, ante la

inoperancia de los gobiernos sucesivos y la actitud cada vez

más autoritaria de Narváez y O’Donnell al frente del gobierno.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

En la noche del 10 de abril de 1865 se produjo un enfrentamiento entre varios miles de estudiantes y las fuerzas del orden, con una carga indiscriminada que causó nueve muertos y un centenar de heridos. Algunos estudiantes muertos pertenecían a familias influyentes. La soledad de Isabel II cada día era mayor.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

El 22 de junio de 1866 tiene lugar la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil, cuando unos 1.200 artilleros se amotinaron e intentaron hacerse con el control de Madrid. La rápida respuesta militar fue dirigida por O’Donnell y por Serrano. El cuartel fue tomado al asalto pese a la gran resistencia de los sublevados. El saldo final fue de unos 60 muertos y varios centenares de heridos, a los que hubo que añadir los cientos de deportados y los 66 suboficiales y oficiales fusilados por rebelión.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

Tras estos pronunciamientos la represión del gobierno se

endureció, fusilándose a los sublevados, cerrándose

diversos periódicos y desterrándose a progresistas y

demócratas.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

Ante el cariz que tomó la situación política, en agosto de 1866 progresistas, demócratas y un sector de la Unión Liberal firmaron el llamado Pacto de Ostende en esta ciudad belga. Se acordó en este pacto poner fin al gobierno moderado y la expulsión de Isabel II del trono español, debiéndose celebrar elecciones a Cortes Constituyentes, las cuales deberían definir la forma futura de Estado, monarquía o república.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

En 1867 fallecía O’Donnell, siendo

sustituido por Serrano en el

liderazgo de la Unión Liberal. El

general Serrano, ante el

endurecimiento de la represión

por los gobiernos moderados

decidió sumarse a la causa

revolucionaria, suscribiendo el

Pacto de Ostende.

General Francisco Serrano

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

Las muertes de Narváez y

O’Donnell dejaron al trono de

Isabel II sin sus principales

apoyos. Su fin era ya cuestión

de meses.

Entierro de O´Donnell

Curiosidades históricas…

Ramón María Narváez nació en Loja en 1800 y fue el dominador de la escena política del reinado de Isabel II. Tenía fama de bruto, dictatorial y cabezón, son muchas las anécdotas que de él se cuentan, pero vamos a reseñar tres. Un día le visitó el embajador inglés, este le tenía a Narváez por sus manejos políticos y sus contactos con Espartero, hasta los mismísimos. Pues bien, le agarró por el cuello y le dio una patada en los mismísimos del embajador, echándolo a la calle. El cronista escribe en “salva sea la parte”.

Curiosidades históricas…

Otra vez en un Consejo de Ministros que él presidía, uno de los ministros dijo que antes de firmar una determinada disposición se cortaba la mano derecha. Narváez le respondió. “Usted no se cortará ninguna mano. Con la derecha firmará la disposición y con la izquierda me tocará usted los pelendengues”. Pero la anécdota más famosa ocurrió en su lecho de muerte. Cuando el capellán que entró a confesarle le preguntó si perdonaba a sus enemigos, Narváez le contesto: “No puedo perdonar a ninguno porque los he matado a todos”.

Sabías que…

Durante el reinado de Isabel II (1833-1868), la corona no ejerció la misión moderadora que teóricamente estaba prevista, sino que se convirtió en un apoyo decisivo para el liberalismo más conservador.

En época de Isabel II, el nombramiento de los gobiernos era potestad de la corona. El proceso habitual consistía en que el gobierno previamente designado desde palacio convocara elecciones para conseguir una mayoría parlamentaria favorable que le permitiese gobernar con tranquilidad. Al controlar todos los resortes del poder, lo habitual era que las candidaturas gubernamentales vencieran.

Sabías que…

Por tanto, dado el funcionamiento real del sistema, la figura de Isabel II tenía una gran responsabilidad, y muy pronto demostró que no estaba preparada para ello. En noviembre de 1843, recién declarada su mayoría de edad con apenas trece años, ya protagonizó un episodio que marcaría su reinado. El progresista Salustiano Olózaga, presidente del Consejo de Ministros, obtuvo de la reina el decreto para disolver las Cortes y convocar elecciones. Ante la noticia, los grupos más conservadores consiguieron que Isabel II acusara a Olózaga de haberla obligado a firmar mediante violencia. La acusación no tenía ningún fundamento, pero Olózaga tuvo que emigrar a Inglaterra y el partido moderado ocupó el poder durante los diez años siguientes. Ésta fue la primera de las muchas interferencias que realizó Isabel II en el normal desarrollo de la vida política española. Era una reina cuyas reacciones no eran todo lo meditadas y razonables que cabría esperar y con una formación insuficiente para su cargo.

Sabías que… A lo largo de los siguientes años, hubo diversos ejemplos de esta

actitud intervencionista por parte de la reina, en ocasiones simplemente por razones personales. Así ocurrió en la crisis de 1847, cuando hizo caer un gobierno para frenar el proyecto de nombrar capitán general de Navarra (y, por tanto, alejar de Madrid) a su amante, el general Serrano.

El moderantismo también tenía la capacidad de imponerse sobre las veleidades de la reina, cuando éstas eran excesivas, de la mano de su líder, el general Narváez. Éste lo expresó en una ocasión por escrito con toda contundencia: «Carajo, puñetas, yo entro a meter en un puño a rey, a reina, a Serrano y a Serrana y a amolarla a todos juntos. Yo entro ahí para levantar a la Monarquía aun a pesar de la Monarquía».

En otras palabras, Isabel II no sólo fue una reina temperamental, sino que también fue utilizada y manipulada en su provecho por grupos conservadores e intereses económicos, que más tarde la culparían en exclusiva de la revolución de 1868 que provocaría el final de su reinado.

2.3. La Unión Liberal y la crisis final del

moderantismo (1856-1868)

En septiembre de 1868 los firmantes del Pacto de Ostende

se alzaban contra Isabel II y los moderados. Por un lado, los

militares, encabezados por el almirante Topete y los generales

Serrano y Prim, se pronunciaban en Cádiz, haciendo público el

manifiesto de España con Honra. Además, se conformaban en

toda España Juntas provinciales impulsadas por unionistas,

progresistas y demócratas. Tras la derrota del general Dulce en

Puentes de Alcolea, caía el gobierno moderado e Isabel II

abandonaba el país, triunfando la llamada “Gloriosa

Revolución”. Se formó entonces un gobierno de coalición

entre unionistas, progresistas y demócratas, con el general

Serrano como presidente y el general Prim como ministro de

la Guerra.

Curiosidades históricas… Ante los problemas del regente Espartero, se decidió

nombrar a Isabel II reina de España y por tanto mayor de edad, tenía 13 años, un mes y dos días. Isabel II mostró desde muy joven un temperamento muy activo en lo sexual. Según parece, seguimos con Carlos Fisas, fue el general Serrano, el "general bonito" como ella lo llamaba quien inauguró el camino que luego iban a seguir muchos de sus amantes. Curiosamente, el mismo Serrano sería un destacado protagonista de “la Gloriosa” y, por tanto, del exilio de Isabel II. Pero lo importante era buscarle un marido y el asunto era peligroso porque no había que mosquear a las distintas potencias internacionales. Al final, el único pretendiente que queda era un primo de Isabel, hijo de la Infanta Luisa Carlota, su tía, la de “las manos blancas” y la bofetada, llamado Francisco de Asís. Dicen que Isabel II le dijo a su madre el día antes de casarse: “He cedido como reina, pero no como mujer. Yo no he buscado a este hombre para que fuese mi marido; me lo han impuesto y no lo quiero”.

Curiosidades históricas… La noche de bodas fue un fracaso. Más tarde diría

Isabel II al diplomático León y Castillo: “¿Qué voy a decirte de un hombre que en la noche de bodas llevaba en su camisa más bordados que yo en la mía?”. Al parecer el rey Francisco de Asís, alias Paco Natillas, no consumó el matrimonio. La gente cantaba: “Paco Natillas es de pasta flora y se mea en cuclillas como una señora”. Dicen que tenía tantos amantes masculinos, como Isabel II. Entre los de la reina cabe destacar al compositor Emilio Arrieta, Carlos Marfori, José María Ruiz de Arana, conocido este en Madrid como “el pollo Arana”. Otro, el militar Puig y Moltó, a quién se atribuía, junto con Arana, la paternidad del futuro Alfonso XII. Por su parte, el pueblo cantaba mientras tanto: “Isabelona tan frescachona y don Paquito tan mariquito”. De don Francisco de Asís se decía que mantenía relaciones íntimas con Antonio Ramos Meneses.

Curiosidades históricas… Cuando en 1860, el general O’Donell fue a despedirse de

Isabel II antes de irse a la guerra de África, la reina le dijo cariñosamente que si ella fuera hombre iría con él. Francisco de Asís, que estaba presente, añadió: “Lo mismo te digo, O’Donell, lo mismo te digo”. Sobre Arana hay una anécdota muy graciosa. Un día don Francisco le llegó a decir a la reina que tuviera cuidado con el pollo Arana, que le estaba poniendo los cuernos. Mayor comprensión imposible. Francisco de Asís le decía al ministro de la gobernación: “Es forzoso que Serrano desaparezca. Se ha referido a mí en términos malsonantes. Eso no lo admito. ¡Serrano! ¿Sabes lo que es? Un Godoy fracasado. Al menos el otro para obtener los favores de mi abuela supo ganarse el afecto de Carlos IV”. Por otra parte, a cada uno de los varios embarazos de Isabel II se atribuye un hombre distinto. Después de “la gloriosa” los dos se exiliaron en Francia, pero el matrimonio se separó. Lo mismo que haría después su nieto Alfonso XIII.

Resumen…

Resumen…

3. EL TERRITORIO DE CASTILLA-LA

MANCHA EN TIEMPOS DE ISABEL II

En el territorio de Castilla-La Mancha, a pesar de la lejanía

de los escenarios bélicos principales, también se

desarrolló la I Guerra Carlista. Los carlistas contaron con

el apoyo del bajo clero, artesanos e hidalgos, actuando

grupos guerrilleros carlistas en las serranías de Cuenca y

Alcaraz, en Sierra Morena y en los Montes de Toledo.

Además, se adentró en el territorio la expedición del

general Gómez, que fue derrotado en la batalla de

Villarrobledo. Pero la actividad carlista en territorio

castellanomanchego finalizó con el Convenio de Vergara.

Sabías que… Uno de los problemas de la

minoría de edad de Isabel II fue la Primera Guerra Carlista, iniciada en Talavera de la Reina (1833). El territorio castellano-manchego era codiciado por ambos contendientes, debido a su posición estratégica como zona de paso desde Andalucía y Levante hacia Madrid. Los carlistas realizaron incursiones en La Mancha y en los Montes de Toledo. La amenaza carlista más seria provino de las tropas del general Cabrera que amenazaron Guadalajara, Cuenca y Albacete.

3. EL TERRITORIO DE CASTILLA-LA

MANCHA EN TIEMPOS DE ISABEL II

En lo que se refiere al asentamiento del Estado liberal, la

primera medida que afectó al territorio fue la reforma de

Javier de Burgos. Así, surgió la región de Castilla la Nueva,

formada por Madrid, Toledo, Guadalajara, Ciudad Real y

Cuenca, quedando Albacete en la región de Murcia.

Además, la organización territorial se vio afectada por la

reforma judicial, creándose la Audiencia Territorial de

Albacete, que integraba las audiencias provinciales de

Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Murcia.

Sabías que…

En 1833 se llevó a cabo una

nueva división provincial de

España en nuestra comunidad:

Toledo y Cuenca cedieron

territorios a otras provincias,

Guadalajara y Ciudad Real

aumentaron su superficie, y

Albacete apareció como nueva

provincia.

3. EL TERRITORIO DE CASTILLA-LA

MANCHA EN TIEMPOS DE ISABEL II

Además, el territorio castellanomanchego se vio afectado

por los dos grandes procesos desamortizadores de

Mendizabal y de Madoz. El primero de ellos afectó sobre

todo a la provincia de Toledo, mientras que la de Madoz

afectó fundamentalmente a Toledo y Ciudad Real.

Sabías que…

La desamortización

eclesiástica de Mendizábal en

1836 en nuestra comunidad fue

especialmente importante en

Toledo (de 256 millones de reales

de ventas en la región castellano-

manchega, 181 correspondieron a

la provincia de Toledo).

3. EL TERRITORIO DE CASTILLA-LA

MANCHA EN TIEMPOS DE ISABEL II

En lo que se refiere a la evolución política, la actitud

generalizada en el territorio castellanomanchego fue de

retraimiento, aceptando los diversos cambios políticos

que se produjeron a raíz de los diversos

pronunciamientos y revoluciones que hubo. Sólo hubo

intervención activa en dos momentos:

Tras la Sargentada de La Granja de 1836 se formaron Juntas

Directivas Constitucionales en Albacete y Ciudad Real.

En la Revolución de 1868 se formaron juntas revolucionarias

en todas las capitales de provincia, además de en poblaciones

como Almagro, Alcázar de San Juan y Villanueva de los Infantes.