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Esta traducción fue realizada sin fines de lucro.

Es una traducción hecha por fans para fans

Si el libro logra llegar a tu país, te animamos a

adquirirlo si consigue atraparte.

No olvides que también puedes apoyar a la

autora siguiéndola en sus redes sociales,

recomendándola a tus amigos, promocionando

sus libros e incluso haciendo una reseña en tu

blog o foro.

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Sinopsis

ienvenido a The Point.

Hay una diferencia entre un chico malo y un chico que es

malo... conoce a Shane Baxter.

Sexy, oscuro y peligroso, Bax no está solo del lado

equivocado del camino, él es el lado equivocado del camino. Un criminal,

un matón y pendenciero, él es el maestro de las malas elecciones, hasta que

una muy mala decisión lo llevó a la cárcel por cinco años. Ahora Bax está

fuera y en busca de respuestas, y no le importa lo que tenga que hacer o a

quien tenga que lastimar para conseguirlas. Pero hay un nuevo jugador en

el juego, y ella es demasiado inocente, demasiado suave... y está de pie

directamente en su camino.

Dovie Pryce lo sabe todo acerca de vivir una vida dura y las

decisiones difíciles que vienen con ello. Ella siempre trató de ser buena, trató

de ayudar a otros, y trató de no dejar que la oscuridad la derribara. Pero las

calles la están empujando hacia atrás, las cosas han ido de mal en peor, y

la única persona que puede ayudarla es el más temible, más sexy, más

complicada ex convicto que The Point ha producido.

Bax la aterroriza, pero no toma mucho para que Dovie se dé cuenta

de que algunos chicos son mejores cuando son malos.

B

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Contenido Sinopsis

Capítulo 1 / Bax

Capítulo 2 / Dovie

Capítulo 3 / Bax

Capítulo 4 / Dovie

Capítulo 5 / Bax

Capítulo 6 / Dovie

Capítulo 7 / Bax

Capítulo 8 / Dovie

Capítulo 9 / Bax

Capítulo 10 / Dovie

Capítulo 11 / Bax

Capítulo 12 / Dovie

Capítulo 13 / Bax

Capítulo 14 / Dovie

Capítulo 15 / Bax

Capítulo 16 / Dovie

Capítulo 17 / Bax

Capítulo 18 / Dovie

Better When He’s Bold

Capítulo 1 / Brysen

Jay Crownover

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Bax Traducido por lapaskis y Lizzie Wasserstein

Corregido por Lizzie Wasserstein

ay muy pocas cosas que pueden matar el entusiasmo de la

dulzura post-sexo. Recibir un golpe por sorpresa, en un lado de

la cabeza, por un par de nudillos que se sentían como si

estuvieran revestidos de acero, estaba en el primer lugar de la lista. Mis oídos

resonaron por el golpe como si mi cabeza se fuera a romper por la fuerza.

Hubiera reaccionado, pero un gancho de derecha hizo volar a mi barbilla y

mi cráneo resonó fuertemente contra la pared detrás de mí. Ahora estaba

viendo estrellas y tragando sangre. No es que a estos tipos les importara una

pelea justa, pero tarde o temprano me iba a recuperar, y les iba a costar

muy caro. Escupí un buche de sangre y agarré el cigarrillo que el tipo que

me había dado los golpes me ofrecía.

—Cuánto tiempo sin verte, Bax.

Levanté una mano y moví la mandíbula atrás y adelante para ver si

se había roto.

Nada arruina un dulce, estado de ánimo post orgasmo como tratar

con un montón de idiotas atarantados y la idea de perder algunos dientes.

—¿Cómo me has encontrado? —Dejé escapar una bocanada de

humo y me recosté contra la pared del edificio de apartamentos del que

acababa de salir. El sabor a cobre de la sangre era fuerte en mi lengua.

Cuando escupí otro buche me aseguré que aterrizara en los zapatos de mi

agresor.

—Cinco años son mucho tiempo de “escasez” para un hombre.

—Levantó las cejas y flexionó esas manos que sabía por experiencia eran

capaces de algo mucho peor que un poco de SmackDown—. Ningún coño,

ni alcohol, ni golpe, ni autos rápidos, y nadie a quién le importe una mierda

quien eres. Te conozco, chico; sabía que la primera cosa que querrías

cuando salieras sería una fulana. Le di a Roxie un aviso para que me llamase

cuando te presentaras.

H

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Él estaba equivocado. Lo primero que hice fue ir por el auto rápido.

De acuerdo, lo usé para arrastrar mi culo a algo seguro que sabía que no

diría que no, pero aun así, el coño vino después de un viaje de calidad.

—Así que, ¿te encargaste tú mismo de que mi bienvenida a casa

apestara lo máximo posible?

—Si conozco a Roxie, y lo hago, no tienes nada de qué quejarte.

—Toda su alegre pandilla de matones se echó a reír y puse mis ojos en

blanco. Había una razón por la cual Roxie era algo seguro, y no solo algo

seguro para mí, a pesar de que yo había estado fuera de servicio durante

los últimos cinco años.

—No estoy aquí por mí. Novak quiere verte.

Novak. El nombre que hacía temblar de miedo a los hombres

normales. Por lo general, esto solo ocurría cuando la gente hablaba de

asesinatos, violencia y de la discordia general en las calles. Era despiadado.

Era de sangre fría. Era intocable y una leyenda en Point y fuera de allí. En las

sombras y en los callejones traseros era el rey. Nadie le traicionaba. Nadie le

abandonaba. Nadie se atrevía a desafiarlo. . . nadie excepto yo.

Terminé el cigarrillo y lo apagué bajo la suela de las pesadas botas

negras que tenía.

Ahora era mucho más grande que cuando me habían metido bajo

llave. Me preguntaba si estos tipos se habían molestado en darse cuenta.

Viviendo una vida llena de alcohol, drogas y chicas fáciles, no importaba

cuán joven y activo eras, no era una receta de una vida sana. Que te

arrebaten todo eso afecta no solo al bienestar mental de un hombre, sino

también cómo se desarrolla físicamente, sea por propia elección o no.

—No quiero ver a Novak. —Al menos no en este momento. El

zumbido de mis oídos se había acabado y todo lo que ahora tenía era un

terrible dolor de cabeza. Estos tipos ya no tenían el factor sorpresa, y si

querían seguir con el tema, iba a ponerse sangriento y feo rápidamente. No

me importaba, incluso sabiendo que los matones eran algo más que solo

fachada.

El tipo que había repartido los golpes se me quedó mirando mientras

le devolvía la mirada. Ya no era un chico asustado que quería encajar…

que quería impresionar a estos tipos. Sacrificar cinco años de tu vida por un

montón de mierda tenía una manera de marcar a un chico. Novak debería

haberlo sabido.

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—Race ha desaparecido.

Ahora, esto tuvo el efecto deseado. Mis ojos se estrecharon y mis

hombros se tensaron. Me despegué del edificio de apartamentos y corrí

callosas manos por mi cabello rapado. Tener cabello en la cárcel era un mal

plan, incluso con la terrible cicatriz que se curvaba a través del lado de mi

cabeza, no tenía intención de hacer crecer los mechones negros de nuevo.

Bajo mantenimiento era necesario en mi línea de trabajo, bueno, mi antigua

línea de trabajo, pero ese era un problema en el que no quería pensar ni

ahora, ni nunca.

—¿Qué quieres decir con que ha desapareció? ¿Qué se fue de viaje,

o que Novak lo hizo desaparecer? —No sería la primera vez que Novak se

encargaba de hacer desaparecer un problema con una bala entre los ojos.

El tipo se movió sobre sus pies y mi paciencia se desvaneció. Me

lancé hacia adelante y lo agarré por el cuello de su elegante camisa de

botones. Ya no tenía dieciocho ni era flacucho, entonces vi un destello de

miedo en sus ojos mientras literalmente, tiraba de él hasta ponerlo de

puntillas, así ahora estábamos cara a cara. Escuché el seguro de un arma

retirarse, pero no aparté mi mirada de la suya mientras arañaba mis

muñecas con su agarre.

—Respóndeme, Benny. ¿Qué quiere decir que Race ha

desaparecido?

Race Hartman era un buen tipo, en su mayor parte. Demasiado

bueno y demasiado inteligente para esta vida. Nunca tendría que haberse

dejado atrapar por Novak, nunca debería haber estado en las calles

conmigo la noche que todo se fue al diablo. Cumplir cinco años de

condena por mantener a un tipo como Race fuera de las garras de un

pedazo de mierda como Novak, fue un sacrificio que no había tenido

problema en hacer, pero si el idiota no había prestado atención a mi

advertencia y se alejó como se suponía cuando me pusieron las esposas,

iba a arrasar toda la ciudad.

Benny trató de darme patadas en la espinilla con sus zapatos de

marica y lo arrojé lejos de mí. Lancé una mirada asesina al matón número

uno, que me apuntaba con la pistola, y le enseñe el dedo.

—Bax… —suspiró Benny y se movió para alisar su camisa donde la

había arrugado al sujetarlo—. Race se escondió al segundo que fuiste

arrestado. Nadie oyó nada de él; no andaba por aquí. Ninguna de las

chicas ni siquiera lo vio. Novak lo mantuvo vigilado por si todo ese lío que los

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dos crearon se revolvía para mordernos el culo, pero nada. Luego, la

semana pasada, cuando se supo que ibas a salir, volvió a aparecer. Llegó

amenazando, diciéndole a Novak estupideces de que habías sido

encarcelado por lo que paso. Pensé que tenía ganas de morir, pero luego…

puf, se había ido, después de agitar el avispero. Ahora, dime, ¿por qué un

tipo inteligente como Race haría algo así?

No lo sabía, pero no me gustaba. No tenía amigos en este mundo,

nadie en quien confiar, aparte de Race Hartman.

—Dile a Novak que retroceda. Veré lo que puedo hacer para

encontrarle, pero si Novak tuvo algo que ver con que Race se escapara, se

arrepentirá.

—Demasiado valiente amenazando cuando ni siquiera llevas fuera

de la cárcel veinticuatro horas.

Solté un bufido y caminé alrededor de Benny como si no fuera digno

de mi tiempo, lo cual no lo era.

—Cinco años es mucho tiempo de “escasez”; también es mucho

tiempo para trabajar el rencor y crecer de una puta vez. No me conoces,

Benny. Novak no me conoce, y no me importa qué tipo de fuerza o arma

quiera lanzarme, si ha tenido algo que ver con la desaparición de Race, se

lo haré pagar. Dale a Roxie las gracias por delatarme.

—Consigues lo que pagas. —No estaba seguro de si eso era una

indirecta para mí o para ella.

—No sé sobre ti y tu fea cara, pero nunca en mi vida he tenido que

pagar por ello.

Lo vi fruncir el ceño y tomé ventaja de su distracción para arremeter

hacia adelante y golpear la parte más dura de mi frente en el puente de su

nariz. Oí un crujido satisfactorio, y luego su grito de dolor cuando sus

amigotes se apresuraron para impedirle doblarse en sus rodillas en el sucio

callejón. Le di a mi cabeza una sacudida para aclarar mi visión, ya que el

movimiento no había ayudado nada a mi dolor de cabeza. Caminé

alrededor de mi adversario ahora aullando y chorreando sangre, soltando

sobre mi hombro, mientras me dirigía a la entrada del callejón:

—No deberías subestimarme, Benny. Esa fue siempre tu perdición.

Mi nombre es Shane Baxter, Bax para la mayoría de la gente, y soy

un ladrón.

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¿Tienes una chica? Te la quitaré. ¿Tienes un buen auto por el que has

pagado una fortuna? Te lo quitaré. ¿Tienes aparatos electrónicos caros que

piensas que están seguros? Vendré y te los quitaré, porque es probable que

no los necesitarás de todos modos. Si no está clavado o atado a ti por

cadenas irrompibles, hay una buena posibilidad de que pueda hacerlo mío;

Era en lo único que era bueno. Agarrarr cosas que no me pertenecían era

mi segunda naturaleza; bueno, eso y encontrar todos los peores tipos de

problemas en los que meterse. Solo tenía veintitrés, había ido a la cárcel por

cinco años justo después de mi décimo octavo cumpleaños, pero esa no

estaba ni siquiera cerca de ser la primera vez que me arrestaban o me

topaba con la ley. No era un experto en tomar buenas decisiones o en estar

limpio, pero conocía mis fortalezas, me aferré a ellas y logré cuidarme por

mí mismo. A cualquier precio.

Tenía dos personas en mi vida por las que me he molestado en

preocuparme: mi mamá y Race. Solía haber tres, pero el último me defraudo

de múltiples maneras, demasiadas para contar, y ya juré darle un golpe que

lo dejaría inconsciente la próxima vez que tuviera la oportunidad. Mi mamá

era sufrida, obstinada, y la única persona que se quedó a mi lado cuando

me marche. Tenía un gusto terrible para los novios, la mala costumbre de

beber más de lo saludable, y problemas manteniendo un trabajo estable.

Era la definición misma de un vagabundo, no importaba cuántas veces

intenté ayudarla.

Empecé a robar cosas antes de que entendiera lo que estaba

haciendo porque estaba tan cansado de no tener nada. A medida que fui

creciendo y mejorando en eso, lo hacía para pagar las facturas y mantener

un techo sobre nuestras cabezas. Mi mamá nunca me juzgó, nunca me dio

la espalda, y era la única persona del mundo que en realidad sería feliz de

verme fuera de la cárcel.

Race y yo éramos los dos amigos más improbables que nadie

pudiera imaginarse. Él tenía estudios universitarios, tecnología, y era de una

familia que tenía todas las conexiones y linaje adecuados. Era bien hablado

y encantador, siempre vestido como si fuera a una entrevista de trabajo, y

estaba lleno de paciencia y sentido común. Era una agradable brisa de

verano para mi tormenta de destrucción. Yo ni siquiera había terminado el

bachillerato, apenas podía leer una frase entera, no tenía una familia más

allá de mi mamá y el barrio en el que vivíamos, y parecía lo que era: un

ladrón. Incluso antes de estar encarcelado había tenido una fuerte masa

muscular y era corpulento haciéndome un tipo grande con el que nadie

quería meterse. Nadie excepto Race.

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Traté de robarle el auto una noche, cuando ambos éramos

adolescentes. Él conducía un bonito Mustang Roush con una rubia aún más

bonita en el asiento del pasajero. No tenía idea de qué estaba haciendo en

una parte tan mala de la ciudad, pero yo no era el tipo de persona que

dejaba pasar una oportunidad. Empujé un cuchillo en su cara, lo saqué del

asiento del conductor, y continué intentando tomar su coche. Solo que

Race no tenía ninguna prisa por dejarlo ir. Nunca supe si estaba luchando

por la chica o por el auto, pero de cualquier manera, nos sacamos la mierda

el uno al otro. Rompí su muñeca, él me partió las costillas y me rompió dos

dientes delanteros. Fue sangriento, y épico, y para cuando todo estaba

dicho y hecho, éramos hermanos de sangre.

Tenía el asiento de la rubia en el Stang de camino al hospital y tenía

un hermano de otra madre en Race. Nunca fui a su lujosa casa en The Hill o

ensucié su buen nombre en su escuela preparatoria de lujo. Nunca vivió

como un pobre conmigo en el gueto o tuvo que hacer frente a los arrebatos

de borracha de mi mamá. Cuando empecé a robar autos de gama alta

para Novak regularmente necesitaba ayuda con los sistemas informáticos

de los autos que costaban más de seis cifras a veces siete, él era el único en

el que confiaba para cubrirme la espalda. Tuvimos un buen momento,

pasando por chicas calientes, y festejando con mercancía que los chicos

de nuestra edad no debían conocer. Cada día lamenté pedírselo, lamenté

tanto arrastrarlo hasta mí. Cinco años fue mucho tiempo para trabajar en

una disculpa. Era el mismo tiempo para esperar la que se me debía, una que

cuando llegara, esperaba que fuera suficiente para evitar tener que poner

mis manos alrededor del cuello de mi mejor amigo. Los dos habíamos

cometido algunos errores graves a lo largo del camino que necesitábamos

expiar.

El problema era que no tenía ni idea de por dónde empezar.

Cuando me fui, se había inscrito en alguna escuela Ivy League al este. No

estaba seguro de si él llegó al lugar, me fui, por lo que pudo hacerlo, pero

en la vida no había garantías. Aprendí esa lección de la manera más difícil.

Saqué un cigarrillo del paquete que le había quitado a Roxie y saqué

el celular de prepago que había recogido cuando fui y conseguí mi auto.

Caminé y di la vuelta a la manzana donde había estacionado la belleza,

lejos de miradas curiosas y de manos calientes. Sabía qué tipo de autos

buscaban los ladrones y qué tipo de autos buscaban para ellos los

aficionados a los autos. Mi abejorro, amarillo y negro, de carreras, Plymouth

Roadrunner 1969 con su ostentoso motor semicilíndrico y techo

descapotable. Era ruidoso. Era duro. Era el más rápido de los rápidos, y era

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lo único que me quedaba después de que me encerraron. Le dije a mi

mamá que lo vendiese cuando caí, pero se negó. Sabía cuánto trabajo,

cuánto sudor y lágrimas había puesto en ese auto, así que si eso significaba

el alquiler o mi bebé, mi bebé ganó.

Aspiré los vapores nocivos en mis pulmones y miré hacia el cielo.

Mataría por algo de Tylenol para deshacerme del latido que palpitaba en

mi cabeza, pero había asuntos más urgentes que tenía que tratar en este

momento. Por no hablar, de que un par de rondas con Roxie no habían

conseguido aliviar el deseo que me quemaba por dentro. Me gustaban las

chicas y a las chicas les gustaba. Cuando creces siendo pobre y sin ningún

tipo de supervisión paternal, el sexo era solamente algo que hacías para

matar el tiempo y para ahuyentar los momentos monótonos de la

desesperación y la depresión. Dos personas podrían hacerse sentir bien el

uno al otro, así que eso es lo que ocurría más a menudo de lo que debería.

No estaba acostumbrado a estar sin… bueno, estaba acostumbrado a eso

ahora, pero en mi antigua vida, echar un polvo era como respirar. No hacía

falta pensarlo y cero esfuerzo.

Era alto, más de un metro ochenta. Tenía el cabello negro y ojos

oscuros, a las chicas les gustaba decirme que me hacía misterioso. No

hablaba mucho, no a menos que tuviese algo importante que decir, lo que

me llevaba a una no injustificada aura malvada. Además de que tenía un

espejo, así que sabía que lo que había era bastante agradable a la vista.

No iba a ganar un contrato de modelaje a corto plazo, pero a las chicas

parecía gustarles exactamente igual. Incluso con la cicatriz en la cabeza y

mi nariz torcida, rota más de una vez. Pero, posiblemente, la diferencia más

notable entre cualquier tipo de aspecto decente que andaba por ahí y yo

era el tatuaje de una pequeña estrella negra junto a la esquina exterior del

ojo izquierdo. Pensé que era una idea brillante cuando tenía dieciséis y

estaba drogado. Ahora todavía pensaba que era genial para intimidar,

algo así como "Estoy lo suficientemente loco como para tatuarme la cara".

Como he dicho, me veía como un ladrón, un ladrón que se veía muy bien,

pero un ladrón, no obstante.

Necesitaba intentar poner una mano en Race y volver a la cama

con alguna hermosa jovencita. Roxie no entraba en el trato si me iba a

vender tan pronto como le echase un polvo. Nunca confié en ella. Jugó el

papel de, la inocente chica de al lado, demasiado bien. Sobre todo porque

ella estaba tan lejos de ser inocente como cualquier otra persona podría

estarlo. Molesto por como las primeras horas de mi libertad se estaban

desarrollando, llamé a un viejo contacto.

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—Hola.

El silencio encontró mis oídos desde el otro lado de la llamada. Arrojé

el humo y me senté detrás del volante de mi auto. Se sentía más como que

venía de casa que de follar a Roxie o golpear a Benny.

—¿Quién es ? —Cada uno que conocía era un bastardo sospechoso.

Eso era especialmente cierto cuando la persona al otro extremo de la

llamada resultaba ser un traficante de drogas de bastante éxito.

—Soy Bax.

—¿Cuando has salido?

—Hoy.

—¿Ya intentando un pase?

Diablos no. Cinco años sin ello hizo que no quisiera echarme a perder

con esa mierda otra vez. Hizo que las malas decisiones que tomé fueran

peores. Si ahora iba a meter la pata, iba a hacerlo limpio y sobrio.

Le dije al traficante en un tono plano:

—No. Estoy buscando a Race. Oí que se evaporó cuando me

arrestaron y apareció hace poco amenazando a Novak. Nadie lo ha visto.

¿Y tú?

Más silencio. Había un cincuenta por ciento de obtener una

respuesta honesta. Esperaba que mi reputación aún tuviese el peso

suficiente para poner el temor de Dios en la gente. Si no, solo tendría que ir

a romper algunas cabezas y ganármela de nuevo.

—No. Traté de contactar con él un par de veces después de que te

encerraran. Pensé que me iba a meter en todas las fiestas de la universidad

y poder dividir el dinero con él. Dejó de contestar mis llamadas.

Bien por Race.

—¿Todavía está en la universidad?

—Nadie lo sabe. Sé que Novak lo vigiló después de que todo se fuera

a la mierda, pero luego se convirtió en un fantasma.

—Tengo que encontrarlo. —Me aseguré de que la gravedad de la

situación sonara fuerte en mi voz.

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Hubo algún gruñido al otro lado del teléfono, y sonido de movimiento

como si estuviera saliendo de la cama. Incluso los traficantes de droga

necesitaban una buena noche de sueño, supongo.

—Mira, lo último que oí fue que estaba con una chica en Point. Una

pelirroja. Benny mandó una pandilla para arrastrarlo de nuevo a Novak, y él

se había ido cuando llegaron allí.

Point era donde crecí. Era lo opuesto a The Hill, donde Race se crio.

No me gustaba como sonaba esto en absoluto.

—¿Una prostituta?

—No. Solo una chica. No una elegante universitaria o una puta. Solo

una chica. Los chicos de Benny le dieron un susto de muerte y es por eso que

Race se puso furioso con Novak. Le enseñaste a ese presumido pedazo de

mierda a hablar como un matón, y todo el mundo se pregunta si le

enseñaste como llevarlo a cabo.

No necesitaba que le enseñara. Race era inteligente. El cerebro

vence a la fuerza cualquier día de la semana, además él en realidad tenía

cosas que perder. Esto lo hacía un hombre peligroso. Era un hombre al que

nada le impediría luchar.

—¿Cómo puedo encontrar a la chica?

—Ni idea, Bax. Búscala en el jodido Google.

Aparté el teléfono lejos de mi oído y le miré con el ceño fruncido.

Parecía que después de todo podría tener que romper algunas cabezas.

—Más vale que tengas una dirección o te sugiero que te pongas

unos pantalones. Estaré ahí en diez minutos para arrastrar tu culo feliz en un

recorrido por la ciudad si no puedo encontrar el sitio por mí mismo.

Hubo algún juramento y algún crujido más y oí un mechero

encenderse.

—Comprueba el Skylark, ese edificio de apartamentos de mierda del

centro. Creo que ahí es donde escuché que vivía.

—¿Se supone que tendré que llamar a cada puerta en medio de la

noche? —Estaba frustrado y enfadado, y creo que él lo sabía. Realmente él

no quería que le hiciera una visita en medio de la noche en el estado de

ánimo en el que estaba.

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—Hay un restaurante cruzando la calle. Asoma la cabeza allí y

pregunta. La chica es una cabeza de zanahoria. Es naranja y joven. Los

chicos de Benny la encontraron entre una multitud sin ningún problema, y

sabes que no contrata lo mejor o más brillante.

Resoplé en acuerdo y encendí mi bebé. Dios, cómo echaba de

menos este gruñido sexy.

—También he oído que destrozaste su cara.

—Él empezó.

—Benny no es el tipo que deja pasar algo así.

—Que se joda Benny.

Hubo una risa seca en el otro lado del teléfono.

—¿Todavía crees que eres el tipo más malo del barrio? Mucho ha

cambiado en cinco años, Bax.

No creía que lo obvio necesitara una respuesta, así que colgué y

arrojé el teléfono en el asiento de al lado. Ya estaba en Point. Roxie vivía

justo en el centro, por lo que solo tomó un par de minutos encontrar el Skylark

y localizar el restaurante. Puse el Runner en un sitio de estacionamiento bajo

una luz y me puse un gorro. Bajé del auto y miré a un grupo de niños que no

tenían motivos para estar fuera hasta tan tarde en esta parte de la ciudad,

aparte de estar buscando problemas. Les di a todos una dura mirada,

esperé hasta que todos y cada uno de ellos apartaron los ojos, y entré.

Estaba cansado. Solo hacia un par de horas que había salido por las

puertas de alambre de la prisión, pero parecían meses. Estaba tan cansado

de mi vida y de mí mismo, pero esto no me detendría porque tenía cosas de

las que necesitaba ocuparme. Esperé para llamar la atención de la

camarera que se veía agobiada, y cuando lo hice, me dio un lento vistazo

indicándome que estaría conmigo en tan solo unos segundos. Servir mesas

era malo. Servir mesas en un sitio mugriento en la parte mierda de la ciudad

en un lugar que estaba abierto veinticuatro horas era aún peor. Me sentía

mal por ella.

—¿Qué puedo hacer por ti, cariño?

Vi su rápido movimiento de ojos sobre el moretón que me estaba

saliendo en el lado de la cara por el golpe de Benny y sobre la sangre que

su gancho derecho había dejado en mi labio inferior. Estoy seguro de que

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no era agradable a la vista en este momento, pero de igual manera ella era

agradable.

—Estoy buscando a un amigo.

—¿Mesa para dos?

—No. Él podría haber estado aquí un par de veces. Un tipo grande.

Como de mi altura, pero flaco. Cabello rubio, ojos verdes, se ve un poco

como si fuera modelo de Abercrombie & Fitch. Podría haber estado saliendo

con una pelirroja que vive cerca.

Inclinó la cabeza hacia un lado y gritó a unos borrachos que se

arrojaban las servilletas el uno al otro en un reservado del fondo.

—Nada de rubios calientes en mi turno, pero conozco a una pelirroja.

Dovie Pryce. Viene todas las mañanas. Por lo general, se toma un café

cuando estoy saliendo de mi turno. Vive enfrente.

—¿Seguro que nunca has visto a mi amigo? Se dice que podría

haber tenido algo con ella.

—¿Con Dovie? De ninguna manera. Esa chica vive como una monja.

Va a la escuela nocturna, tiene un trabajo a tiempo completo y uno de

medio tiempo los fines de semana. No tiene tiempo para un chico. —Deslizó

su mirada de vuelta a mí—. No importa qué tan lindo sea.

Le sonreí y froté el pulgar a lo largo de la línea de mi mandíbula. Iba

a tener un moretón desagradable allí.

—¿Eres siempre tan generosa dando información de tus amigos?

—De ser así, no era de extrañar que los chicos de Benny hubieran

encontrado a la pelirroja tan fácilmente.

—No. De hecho, el último tipo que vino en busca de ella se enteró

por las malas. Nadie de por aquí que lleve un traje tiene buenas intenciones.

Nuestro cocinero es un ex-Marine. Le hice lidiar con el último tipo.

—¿Crees que tengo cara de honrado? —No había humor en mi tono

y ella entendió lo que quería decir de inmediato.

Se limitó a mover la cabeza hacia mí y chasqueó la lengua.

—No, cariño, te ves como si hubieras tenido un mal día.

Solté una risa con cero humor en ella.

—Lo creas o no, hoy es el mejor día que he tenido en mucho tiempo.

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—Hmm… —Ella barrió sus ojos sobre mi maltratada cara una última

vez—. Buena suerte encontrando a tu amigo, cariño, pero deja a Dovie en

paz. Es una buena chica que no necesita tu tipo de problemas.

—¿Cómo sabes qué tipo de problemas soy?

Agitó una mano con desdén frente a mí.

—Llevo aquí mucho tiempo, cariño. Cualquier chico con tantos

secretos en los ojos con esa oscuridad es el peor tipo de problema. El tipo

del que nunca puedes salir.

No podía discutir con ella y por ahora tenía la información que

necesitaba. Le incliné mi barbilla y dejé que la mugrienta puerta de cristal

se cerrase de golpe detrás de mí mientras caminaba de regreso al

estacionamiento. Eché un vistazo al Runner para asegurarme de que los

niños no lo habían tocado, y de nuevo al edificio que tenía a mi presa.

—Oye, hombre, ¿tienes un cigarrillo?

El mayor de los chicos le echó pelotas y se me acercó.

Probablemente tenía unos trece años. Lástima que se pareciera a mi

cuando era joven.

—Eres demasiado joven para fumar.

—¿Te estas riendo de mí?

Levanté una ceja y dio un paso atrás.

—No, no lo hago. —Señalé al Skylark—. ¿Sabes de una pelirroja que

vive ahí? —Sus ojos se estrecharon en mí con desconfianza.

—¿Por qué?

—Porque te lo estoy preguntando. —Pequeño rufián. Me pregunto si

yo era tan molesto cuando corría por las calles sin ataduras.

—¿Me darás un cigarrillo si lo hago?

Reprimí poner los ojos en blanco.

—Claro, niño.

Él gruñó y removió sus desgastadas zapatillas de tenis sobre el asfalto.

—Dovie. Vive en el mismo piso que yo. Es muy amable. A veces

cocina la cena para Pauline y para mí. —Señaló con su pulgar a otro niño,

este tenía que tener diez u once. ¿Qué diablos estaba mal en el mundo en

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el que vivíamos, en el que estos chicos estaban haciendo chantaje conmigo

y no en la cama esperando empezar la escuela a la mañana siguiente?

—¿Qué piso?

—¿Por qué?

Le fruncí el ceño.

—¿Vamos a hacer esto toda la noche?

Él se movió nerviosamente y su mirada se deslizó hasta mi auto.

—Ese es un dulce paseo.

Apreté los dientes posteriores.

—Lo es.

—¿Lo robaste? —me pregunté si tenía alguna idea de quién era yo.

Solía ser una leyenda. Ahora era solo un cuento con moraleja.

—No. Eso es lo único que no he robado.

—¿Puedes darme un paseo? —Este chico. Tenía que reconocer su

valor. Tenía lo que se necesitaba tener en esta parte de la ciudad.

—Quizás. Si puedo encontrar a la chica y ella puede ayudarme a

encontrar a mi amigo.

Nos miramos el uno al otro en silencio durante un largo momento. Sin

embargo su pequeña pandilla de montoneros estaba inquieta. Claramente

yo no era un objetivo; no querían meterse conmigo, pero en realidad

tampoco querían ayudarme.

—¿Me lo prometes?

¿Se lo prometía? ¿Acaso este chico pensaba que me veía como el

tipo de hombre que mantenía las promesas? Me encogí de hombros.

—Claro, chico. Lo prometo.

—Ella vive en el segundo piso. Apartamento doce. El último tipo que

preguntó me dijo que me daría cien. Mintió.

Jesús. Benny había sobornado a los niños para obtener información

sobre ella también. Aquí afuera era sálvese quien pueda, y ese hijo de puta

lo sabía. Suspiré y saqué un billete de cien dólares. Tenía un montón de

dinero en efectivo que me quedaba de antes del arresto que tenía que

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durarme hasta que planeara mi siguiente movimiento, y entregárselo a un

niño rufián no me emocionaba. Pasé al chico y giré cruzando la calle hacia

el sórdido complejo de apartamentos.

—Fumar es malo para ti. Ve a comprar algunas provisiones, o unos

zapatos nuevos o algo así.

—¿Qué pasa con el paseo?

—Ya veremos, chico. Ya veremos.

Corrí por la calle desierta, y pasé por encima del vagabundo

dormido en la acera. Abrí la oxidada puerta de seguridad y tomé las

escaleras, que olían a cerveza rancia y a algo en lo que no quise pensar

demasiado, al segundo piso del edificio. El pasillo estaba vacío, pero aun así

me puse la capucha de mi sudadera por encima de mi cabeza rapada y

traté de hacer el menor ruido posible. Nadie con algo de sentido común iba

a abrirle la puerta a alguien como yo después del atardecer. Por suerte

nunca me encontré con una puerta cerrada que no pudiera abrir, a

excepción de la que me mantuvo separado de mi libertad durante los

últimos cinco años.

Este apartamento era una mierda, lo que significaba que la puerta

era una mierda. Podría forzarla con una tarjeta de crédito, pero también

cedería con un poco de presión de un hombro en condiciones y un fuerte

empujón. Hubo un fuerte ruido y un ligero crujido pero nadie asomó la

cabeza fuera de su apartamento para ver qué estaba pasando. La mayoría

de las personas que vivían en lugares como éste no tenían nada digno de

robar en primer lugar, y la mayoría de las chicas solteras que se veían

obligadas a vivir así invertían en mejores cerraduras. Empujé la puerta y me

escabullí dentro en la oscuridad. Sabía que iba a darle un susto de muerte

a la chica, pero la sorpresa era clave, y nada iba a detenerme de encontrar

a Race.

Tenía una increíble visión nocturna. Esta venía de correr al

anochecer, viviendo mi vida en el lado equivocado de la ley, y

manteniendo mi culo a salvo en la prisión. Vi el objeto pesado volando hacia

mi cabeza antes de que tuviera la oportunidad de hacer contacto. Oí una

voz suave maldecir y un golpe seco como algo que cayó al suelo. Esquivé

un golpe de un puño y me moví solo una fracción lo suficientemente rápido

para evitar la carga estática de una Taser que fue empujada hacia mi

costado. Maldije, conseguí poner una mano alrededor de una delicada

muñeca, y torcí el arma lejos. La vi abrir la boca para gritar y puse una

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pesada mano sobre ella. Luchó todo el camino mientras la arrastraba más

adentro en el apartamento.

—¿Ya has llamado a la policía? —asintió vigorosamente en mi

agarre, lo que me dijo que no lo había hecho. Si lo hubiera hecho, habría

estado entreteniéndome, haciendo tiempo para que pudieran llegar aquí,

porque la policía siempre tardaba en aparecer en Point.

—Solo quiero saber dónde está Race. Sé que lo sabes.

Se quedó inmóvil y paró de arañar el dorso de mi mano con las uñas

romas. Realmente tenía el cabello cobrizo, una gran cantidad de él estaba

por toda mi cara mientras trataba de inclinar la cabeza hacia atrás para

mirarme.

—No estoy con el tipo del traje. Race y yo nos conocemos. Si él está

en problemas, quiero ayudarlo, ¿de acuerdo?

Esperé durante lo que pareció una hora hasta que asintió

fuertemente con la cabeza.

—Si te suelto, ¿vas a hacer que me arrepienta? —Con vehemencia

sacudió la cabeza en negación y sentí sus manos caer a los costados. Era

bastante alta para una chica. Cuando la puse lejos de mí y se dio la vuelta

para fulminarme con la mirada en la oscuridad, me di cuenta que solo tenía

que inclinar su barbilla un poco para mirarme a los ojos.

—Estoy verdaderamente cansada y enferma de la gente que piensa

que solo pueden entrar aquí y exigirme respuestas. La próxima vez, voy a

dispararles.

Estaba pálida, su piel lechosa una sombra brillante en la habitación

oscura. Su cabello era un desastre de rizos rojos y dorados y tenía pecas.

Tenía el aspecto de una niña. No mayor de dieciséis o diecisiete años. Ella

también parecía que debería estar en una granja en algún lugar en el

medio oeste. Todo tipo de seria salubridad se vertía fuera de ella, y no había

forma en que sus jeans holgados y una desaliñada camisa a cuadros

pertenecieran a alguien acostumbrado a hacer y deshacer en esta parte

de la ciudad.

—Consigue una mejor cerradura.

Ella me miró y apartó un puñado de ese cabello salvaje fuera de su

cara.

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—Las buenas cerraduras cuestan dinero y todavía no conozco a

nadie llamado Race. Así que tú y tu amigo el del traje pueden joderse por sí

mismos.

Bocona y valiente. Ese era un combo peligroso cuando se

enfrentaba a un hombre que no tenía nada que perder. Yo no tenía tiempo

para jugar con ella, así que tomé un paso amenazador hacia adelante justo

cuando ella se dio la vuelta para encender la luz. Parpadeé por un segundo

y vi su boca apretarse mientras nos veíamos con claridad. Su mirada fija en

mi cara, pero no en la parte golpeada y magullada… en la estrella tatuada

junto a mi ojo.

—Carmen me llamó al segundo en que saliste del comedor. ¿No

crees que cuando un tipo que luce como tú anda por ahí nosotros nos

advertimos el uno al otro? Paulie y Marco tomaron tu número de placa, y si

yo no prendo las luces de cinco minutos, los policías están siendo llamados

y no quieres saber qué va a pasar con tu muy bonito auto.

Parpadeé como un idiota. Nunca nadie me había tomado con la

guardia baja. No obstante, y esta chica, que lucía como que debería estar

fuera en una granja, seguro que no debería haber sido capaz de ser la

primera en hacerlo.

―¿Por qué estoy aquí, entonces?

Los policías no me asustan. Niños salvajes alrededor de mi bebé lo

hacían.

Ella cruzó los brazos sobre un pecho totalmente nada impresionante

y entrecerró en mí unos bonitos ojos verde musgo. Eché la cabeza hacia un

lado, porque por alguna razón, pensé que me resultaban vagamente

familiares.

—¿En qué tipo de problemas está Race?

—¿Pensé que no conocías a nadie llamado Race?

Ella entrecerró los ojos en mí.

—Tienes cuatro minutos.

—No lo sé. Eso es lo que estoy tratando de averiguar. He estado…

indispuesto hasta hace cerca de ocho horas. Estoy tratando de poner todas

las piezas juntas.

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Se mordió la comisura del labio y parecía aún más joven. No sabía

cuál era el trato de esta chica, pero tenía un momento muy, muy difícil

viéndola como una de las chicas de Race. Él era todo acerca de las piernas

largas y pechos grandes sin nada entre las orejas. Esta tenía las piernas pero

era obviamente aguda, y su figura, por lo que pude ver, no era algo con lo

cual soñar despierto. Ella parecía muy dulce. Tipos como Race no hacían lo

dulce, ni los chicos como yo, pero eso era porque nunca tuve la

oportunidad. Lo dulce corría para otro lado cuando me veía llegar.

—¿Puedes ayudarlo?

—Puedo intentarlo.

Ella se acercó y encendió la luz, ojos de color verde claro

mirándome.

—Eres Bax, ¿verdad?

Traté de no mostrar ninguna sorpresa ante su pregunta. Asentí con

rigidez. Se mordió el labio de nuevo y empezó a girar un rizo brillante

alrededor de uno de sus dedos.

—Me dijo que si algo malo pasaba, si alguien venía a buscarlo, dijera

que no nos conocemos. Él me dio miedo, pero luego el tipo del traje se

presentó con sus matones. Le dije a Race y se asustó. Me dijo que

mantuviera un perfil bajo, que él se encargaría de eso. Me dijo que si un tipo

llegaba, un tipo con un tatuaje de una estrella al lado de su ojo, debería

confiar en él. Me dijo que su nombre era Bax.

Eso era todo fino y elegante, pero no ayudó a averiguar en qué clase

de lío estaba Race o quien era esta chica y el papel que jugaba con él.

—¿Quién eres?

—Dovie.

Entrecerré los ojos y crucé los brazos sobre mi pecho para reflejar su

pose.

—¿Quién eres tú para Race? —Si ella me decía que era la vieja de

mi amigo, en serio iba a tener que cuestionar qué había estado haciendo

mientras yo estaba encerrado.

Ella parpadeó hacia mí y casi podía ver las ruedas girando en su

cabeza. Ella inclinó la cabeza hacia un lado y frunció las cejas que eran del

color del óxido.

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—Soy su hermana.

La miré fijamente durante un minuto entero antes de estallar en una

risa áspera. Me dolía la cabeza, por lo que me froté los cansados ojos y

negué con la cabeza hacia ella.

—Señora, no sé quién eres o lo que está pasando con Race pero no

tengo tiempo para esto. Acabo de pasar una mala noche, necesito dormir,

necesito echar un polvo, y necesito averiguar en qué clase de mierda se

metió Race. Si no quieres ayudarme a hacerlo de la manera más fácil, de

acuerdo. Puedo hacerlo por las malas. —Di un paso hacia ella, pero levantó

las manos en frente de ella.

—No, te lo juro. Race es mi hermano mayor.

Juré.

—He conocido a Race desde que era un niño. Él es hijo único,

Pelirroja.

Ella soltó una carcajada estridente y se dirigió hacia la cocina que

era del tamaño de un armario. Tomó algo del refrigerador y me lo entregó.

La fotografía era de hace un par de años, pero no había manera de

confundir la elegante apariencia de Race o la manera en que sonreía a la

cámara con su brazo alrededor de la extraña chica.

—¿Qué poderoso hombre rico que conoces lo mantiene en sus

pantalones? Soy el pequeño y sucio secreto de Hartman, solo que nadie lo

guardó muy bien y Race vino a buscarme hace unos cuatro años, solo

después de cumplir dieciséis años. Diferentes mamás, diferentes apellidos, el

mismo padre imbécil. Si puedes ayudar a Race, te diré todo lo que quieras

saber, y si no puedes, lo voy a buscar por mi cuenta. Él es la única familia

que tengo y lo amo. Me salvó la vida.

Miré de la foto a la cara. Race era un tipo apuesto, refinado y

majestuoso. Esta chica era básica y ordinaria, aparte del cabello y la boca

inteligente. Esos ojos verdes me miraron sin pestañear, y lo vi. Todo estaba en

la mirada de hoja perenne que me miraba como un halcón. Race y la chica

pelirroja tenían exactamente los mismos ojos.

—No vas a hacer nada más sino informarme. Race es familia para mí

también, lo que significa que voy a hacer lo que pueda para sacar su culo

fuera del fuego.

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Diablos, yo ya lo había hecho cinco años atrás; ir mano a mano con

Novak sería un paseo por el parque.

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dovie Traducido por Dani :3, Zoe Benson y effybay88

Corregido por Lizzie Wasserstein

e estado cerca el tiempo suficiente en las peores partes de la

ciudad para conocer la diferencia entre un chico malo y un

chico que simplemente es malo. La maldad estaba

estampada en todo Shane Baxter y no tenía nada que ver con la estrella

tatuada en su rostro o la manera amenazadora y deliberada con la que se

movía, como una serpiente enroscada lista para atacar y ansiosa por

llenarte con veneno antes de que pudieras pestañear. Sus ojos oscuros eran

llanos, como si sus emociones hubiesen sido apagadas hace mucho tiempo

y él no tuviese ningún interés en conectar con ellas de nuevo. Yo crecí

pobre. Crecí donde algunas veces era un lujo ser pobre porque eso

significaba que al menos tenías algo de dinero. Así que he visto esa mirada

más de una vez, pero nunca he visto tanto daño en una cara que tú

simplemente sabrías que podría destruir todo lo que amas sin incluso

parpadear una ridícula, gruesa y negra pestaña. Éste era un hombre joven

que ha visto más, vivido más, en sus pocos años de lo que la mayoría de las

personas han hecho en toda su vida. Sobrevives a este mundo siendo lo

mejor de lo peor y no había ninguna duda en mi mente que eso era

exactamente lo que era Bax.

Claro, Race había dado garantía tras garantía de que Bax era un

buen tipo. Que una vez que él estuviera afuera, sería capaz de ayudar a mi

hermano a arreglar la situación con Benny y Novak, que él era solo un tipo

que había heredado un duro destino y hacía lo mejor con lo que tenía. Pero

mirándolo en mi deteriorado apartamento, podía ver que Race estaba

bastante equivocado. Mi hermano no estaba familiarizado con la

desesperación, con tener que sufrir; él no podía ver lo que yo veía en el

hombre delante de mí, y eso era la evidente disposición para hacer lo que

fuera necesario para sobrevivir. Cinco años en prisión no lo habían derribado

cuando entró como un niño asustado. Lo hicieron fuerte, lo convirtieron en

una mayor amenaza, y si no estaba equivocada, probablemente en un

H

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mejor criminal. No lo quería en ningún lugar cerca de mí, pero si era mi

única opción para ayudar a Race, haría lo que fuera, le daría lo que quisiera.

Race era así de importante para mí.

Bax no se molestó en preguntar si me importaba si fumaba, solo

encendió un cigarrillo y lo puso en medio de sus labios. El final de su boca

estaba inflado y cortado como si se hubiera golpeado con algo. Sus ojos

oscuros recorrían alrededor de mi espacio y sentí como si estuviera haciendo

un inventario. Lo odiaba. Yo vivía en lo que hacía, me mantenía gracias a

que me partía el culo trabajando, y sabía cómo vivir y protegerme a mí

misma en los suburbios. No dejaría que me juzgara y me encontrara

insuficiente. Él era un convicto después de todo. Quizá no tenga mucho,

pero todo lo que tengo lo he obtenido honestamente.

—¿Qué sabes?

Su voz era rasposa y dura, como si no la usara seguido. Caminó hacia

la ventana rota y tiró de las cortinas que había puesto lejos para que pudiera

mirar el restaurante al otro lado de la calle. Probablemente estaba

preocupado por su precioso auto.

—No mucho. Race apareció en la casa hogar de la que fui echada

cuando la última familia de acogida con la que viví se mudó justo después

de que te fueras. Me dijo que era mi hermano. Me dio el resumen básico de

los Hartman y me pude dar cuenta que mi padre era una pesadilla al igual

que mi madre. Race me sacó de una situación realmente mala, me dio una

vida bastante buena por un breve minuto, nos hizo una familia, y luego me

trajo de vuelta aquí a esperar.

—Esperar, ¿para qué?

Me encogí de hombros y me dejé caer en mi viejo sofá.

—Esperar por ti, supongo.

Le envié a Carmen un mensaje de texto para dejarle saber que hasta

ahora las cosas iban bien. Tenía a todo el vecindario manteniendo un ojo

en el escurridizo ladrón con el tatuaje de estrella por la última semana. Era

casi un alivio que él finalmente hubiera aparecido, incluso si pensaba que

irrumpir y entrar era lo apropiado. Me molestaba que hubiera fallado con la

Taser. Necesitaba pasar un par de sesiones más en el local y trabajar en

auto-defensa. Una chica sola en esta clase de vecindario nunca podría

estar lo suficientemente a salvo o tomar muchas precauciones.

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—Crecí en un pueblo como éste, en un lugar como éste, pero en un

estado diferente. De lo que he conseguido poner junto escuchando a Race

cuando no debía, es que Lord Hartman le pagó a mi mamá y se suponía

que se desharía de mí y desaparecería. No lo hizo. Tomó el dinero y huyó;

solo que ella no me quería tanto como quería una dosis. Estuve en el

sistema… casas de acogida, casas hogar…y Race me encontró justo

cuando me estaba preparando para tomar lugar en un notablemente mal

hogar. El papá tenía manos acaparadoras, la mamá era una alcohólica y

no me importaba. Él sobornó al señor para que se levantará y reclamara sus

derechos paternales de modo que yo no estuviera más en el sistema, y

estuvimos en el pueblo donde mi terminé mi escuela hasta que me gradué.

Nunca me dijo por que no podía regresar a The Point y me cansé de

preguntarle. Y luego, un año después algo cambió, empacó y nos mudamos

aquí como si él estuviera en alguna clase de misión. Como si tuviera un plan.

Sentí que se lo debía, el ir sin preguntas. Él me salvó.

Sacudí mi cabeza y retorcí mis manos.

—No sé lo que se traía entre manos, pero me gustó este vecindario,

me gustó la comunidad universitaria, así que me instalé. Se guardaba para

sí mismo y era un tipo de acosador en la calles. Pensé que solo estaba

esperando a que quedaras libre, pero luego el tipo en el traje apareció. Él

se puso algo violento conmigo, me asustó como el infierno, y Race se volvió

un lunático. Nunca lo había visto así de encendido. Sé que fue a ver a

Novak. Dijo que estaba cansado de ser una marioneta, de dejar que otras

personas tomaran sus decisiones. Me dijo también que nunca se perdonaría

por lo que te pasó, y que si te acercabas, necesitaba confiar en ti. Eso fue

hace varias semanas, y nadie ha oído de él o lo ha visto desde entonces.

Dejó escapar una bocanada de humo y empujó la capucha de su

sudadera hacia atrás. Tenía un gorro negro tejido que lo hacía lucir como si

fuera para nada bueno. De hecho, todo en él lo hacía lucir de esa manera.

El moretón en su mejilla, los pantalones negros y las botas pesadas, el

pequeño tatuaje de una caricatura del Correcaminos en la parte de atrás

de su mano por su pulgar, sus abundantes y oscuras cejas sobre ojos sin

emociones, y la caída de una boca que era demasiado suave y bonita para

estar en un rostro tan duro. Con el obvio poder aprovechado en su gran

complexión, no era un tipo con el que quisiera estar en un lugar pequeño

en un buen día, y odiaba, absolutamente destetaba, que no me dijera nada

o que yo no pudiera descifrar lo que estaba pensando detrás de la cortina

negra en su mirada.

—¿Nunca fue a la escuela?

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Esa parecía una pregunta extraña para sacar de todo lo que

acababa de decir, pero no tenía más que seguir la corriente.

—No. Usó el dinero de su matrícula para sostenernos por unos pocos

años. También me sacó de la escuela pública y me colocó en una privada

por mis dos últimos años.

—Bastardo altruista.

Automáticamente me enfurecí.

—La escuela a la que asistía tenía detectores de metales, estudiantes

y profesores armados, y una chica fue violada en el área de los casilleros.

Nunca sabía si iba a o hacer mi tarea o a ser violada. Era horrible. Race

quería algo mejor, y desde que Lord Hartman se rehusaba a hacer algo

acerca de ello, él lo tomó por sí mismo.

—No pudo salvarme, ¿así que decidió salvarte a ti?

Yo había pensado lo mismo, muchas pero muchas veces siempre

que Race sacaba a relucir a su encarcelado mejor amigo. Un tipo que lucía

así de fuerte no debía ser así de ingenioso. Debería ser todo músculo y nada

de neuronas. Su perspicacia lo hacía un millón de veces mucho más

peligroso en mi mente.

—No sé cuáles fueron sus razones y no me importa. Yo tenía a alguien

que me amaba y se preocupaba más por mí que por una dosis. Me ofreció

un cambio en una vida normal y estable; me mostró lo que podía ser la

familia. Se metió en una pelea con el señor y la señora de la mansión por mí,

y yo haría lo que sea, y me refiero a lo que sea, para mantenerlo a salvo.

Race era más que mi hermano mayor. Era mi héroe. Era mi salvador.

Era la única cosa en el mundo entero con la que no podría vivir si me faltara.

Dinero, objetos, seguridad, nada de eso importaba; todo era una ilusión. Los

sacrificios que Race hizo por mí, la manera en la que apareció y le mostró a

una solitaria chica de dieciséis años que estaba en el lado malo realmente

malo del camino, que había más en la vida que solo ir por ahí… No podría

nunca compensarlo por eso. Daría lo que sea y lo que fuera que tengo para

mantener a mi hermano a salvo.

Apagó su cigarrillo con la pesada huella de su bota y lo tiró por la

ventana. Empujó su capucha de atrás hacia su cara y pasó por delante de

donde yo estaba todavía en el sofá. Cuando ya había dado unos pasos

lejos, me miró. Esos ojos suyos eran solo un oscuro vacío en una cara que

estaba segura que nunca podría olvidar.

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—Mantén la cabeza abajo. Si Benny o alguien sombrío viene a hurgar

a los alrededores, llama a este número. —Recitó de manera rápida un

montón de números que nunca podría recordar pero asentí de todas

maneras—. Si Race hace contacto, cualquiera clase de contacto, dile que

salí. Dile que me encuentre, que Novak es mi problema, no el de él. Cuéntale

que la pizarra está y siempre estuvo limpia hasta que yo diga algo diferente.

¿Entiendes todo, Pelirroja?

Odiaba ese apodo. Estar en quiebra era una cosa, estar en quiebra

y tener flameante cabello rojo del que todos querían burlarse, era otra cosa.

Sin embargo, él no era la clase de tipo con el que iba a discutir sobre un

estúpido apodo. En realidad, él no parecía como la clase de tipo que se

necesitaba para protestar, no importaba qué ya había finalizado. Se movió

hacia a la puerta y salté sobre mis pies.

—¿Eso es todo?

Me miró sobre su hombro y abrió la vieja puerta.

—A menos que sepas algo que pueda en realidad ayudarme,

entonces sí, eso es todo.

Lo fulminé con la mirada.

—Quiero decir, ¿qué sucede ahora? ¿Qué hacemos para encontrar

a Race?

Levantó una de sus oscuras cejas hacia mí y la esquina de su boca

cayó en un ceño fruncido.

—Nosotros no hacemos nada. Yo salgo a las calles y hago que la

gente hable. Necesito averiguar en qué estaba trabajando Race a

escondidas para que Novak lo quiera tanto como para tener a Benny

buscándolo. Tú solo déjame saber si escuchas de él.

Estuvo fuera de la puerta tan rápida y silenciosamente que tuve que

lanzarme a seguirlo por la escalera de incendios. Yo era alta y tenía piernas

largas. Él era más alto y tenía piernas aún más largas. También se movía

como una gigante sombra contra las otras en la pared.

—Quiero ayudarte. Necesito ayudarte. Le debo todo a Race.

Desde algunos escalones por debajo, me miró a dónde yo estaba

nerviosamente merodeando. Sentí escalofríos. Los ojos de ninguna persona

deberían ser así de fríos, así de planos.

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—Quizá él no sea mi hermano de sangre, pero es mi hermano de

igual manera, y lo conozco lo suficiente para saber que lo que sea que hizo

por ti, lo hizo porque quería, no porque tenía que hacerlo. Race ama ser el

héroe.

No sabía cómo tomar eso, y para el momento que tuve mis

pensamientos en línea, ya había bajado todos los escalones. Sabía que si

desaparecía, no lo volvería a ver y no podía dejar que eso pasara. Era mi

única pista hacia Race, no importaba lo que eso significara para mí.

—Necesito ayudar.

Me observó sobre su hombro y sabía lo suficiente como para no

seguirlo más lejos.

—No puedes ni ayudarte a ti misma. ¿De verdad crees que vas a

detener a alguien con una Taser y una sartén?

También tenía una nueve milímetros cargada en una mesa de noche

a lado de mi cama que Race se había asegurado de que yo supiera cómo

manejar, pero asumí que él no necesitaba esa información.

—He estado esperado por ti. Sabía que eras tú.

—Y si no hubiese sido yo y hubieses fallado con la Taser, habrías

estado jodida. Literalmente. Trabajo mejor solo. No sé lo que está pasando

y no necesito a alguna pueblerina retrasándome o yendo contra la

corriente.

Sentí mis cejas elevarse hasta la línea donde empezaba mi cabello.

Había oído un montón de cosas acerca de la forma en la que luzco, algunas

más halagadoras que otras, pero nunca había tenido a nadie insinuando

que lucía como si perteneciera a una granja.

—¿Perdón?

Se rio, al menos eso creo que se suponía que era el sonido, y saltó

unos pocos escalones más.

—Son las pecas y la piel marfil. Pareces como una pequeña niña de

granja. Definitivamente no luces como si pertenecieras a los barrios bajos, y

de seguro no aparentas tener veinte.

Bueno, él no lucía como si fuera un par de años mayor que eso, pero

no había ninguna duda en que él lucía igual que un criminal y todas las

oscuras y peligrosas cosas que se suponen que era.

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—Bueno, nunca he estado en una granja en mi vida y haré lo que

sea necesario para mantener a salvo a Race y traerlo a casa, con o sin ti.

Quería sonar fuerte. Quería sonar como si pudiera ser valiosa para él.

No lo hice. Soné asustada e insegura. Él lo escuchó.

—Sin mí, Pelirroja. —Y de pronto ya no estaba. Solo desapareció.

Desapareció en la noche como el ladrón que era.

Suspiré y volví a mi apartamento. No estaba preocupada por algún

otro visitante inesperado. Lester, el mendigo que vivía en la escalera de

entrada, no dejaba entrar al edificio a quienes no deberían estar en él. Todo

lo que hacía era darle un plato de comida y compartir un paquete de seis

de vez en cuando y el mantenía su ojo de águila en mí. La única razón por

la que Benny y sus matones lograron encontrarme era porque me

emboscaron un domingo por la mañana cuando Lester llevó su apestoso ser

a la iglesia. Fueron suertudos. Yo no. También estaba asustada.

Estaba asustada por Race, asustada por mí. Y si fuera honesta,

estaba cien por ciento asustada de Bax. Era inteligente en las calles. Sabía

cómo cuidar de mi misma, pero no había nada en mi bolsa de trucos que

me hiciera pensar que era capaz de lidiar con alguien como él. Él era un

comodín realmente aterrador, pero lo necesitaba. Nunca había necesitado

a alguien en mi vida antes de que Race apareciera en mi puerta.

Mi celular estaba sonando justo cuando giraba los cerrojos de la

puerta, aunque supiera que no servían para nada, gracias a mi visitante

nocturno. Respondí y fui a la ventana a saludar a Carmen.

Rio en mi oído y me tumbé en el sofá. Ella era dulce. Una madre

soltera... Marco y Paulie la mantenían ocupada. Eran chicos buenos. Ella era

una buena madre pero esto no era un cuento de hadas, y sabía que la vida

era difícil para todos ellos, especialmente porque Marco tenía trece y

Carmen era solo seis años mayor que yo. Tratamos de cuidarnos entre

nosotros, pero todo hombre y mujer con una vida como la nuestra cuidaba

de sí mismo, y entre más rápido aprendieras eso, mejor estarías. Era tonto

tener expectativas. La realidad de la situación nos mantenía honestos y nos

permitía romper lazos unos con otros.

—¿Entonces? ¿Qué dijo?

Suspiré y enrosqué uno de mis rizos naranja en mi dedo y mantuve mi

mirada en el techo pintado de amarillo. No era un gran apartamento, pero

estaba lejos de ser el peor lugar en el que había vivido jamás.

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—No mucho

—¿Tiene alguna idea de donde puede estar Race?

—No, pero tampoco parecía muy preocupado porque algo malo le

hubiese pasado.

—Tu hermano te dijo que él era muy del tipo “hacerse cargo de sus

asuntos”. Debiste haberle creído. Race siempre trataba de hacerte entrar

en razón, incluso cuando no querías oírle.

Ella estaba en lo cierto, entonces suspiré de nuevo.

—Él no va a estar de vuelta. Nunca sabré lo que está pasando. Race

podría estar en cualquier parte. Lastimado, en peligro, o peor, y nunca lo

sabré.

Ella murmuró algo sobre su hombro y escuché el sonido de platos

rotos en el fondo. Volvió a la línea y suspiró.

—Este chico Novak no es ninguna broma. Es un mal tipo y Race te

dijo que haberse enredado con él era la peor cosa que había dejado

suceder en su vida. Te tengo que decir esto cariño, esta puede ser una

situación para que los malos se deshagan entre ellos. Los héroes no tienen

campo en este tipo de pelea. Se requiere ser sucio para jugar sucio, y el

punto es que nadie es más sucio que Novak.

Sabía que Race no era perfecto, que había tomado un montón de

malas decisiones, decisiones con consecuencias cambiadoras de vidas,

pero a pesar de ello, era mi héroe, y si significaba unir mi vagón con el

caballo negro del diablo para resolver esto, eso sería lo que haría.

—Si Novak es así de malo, no logro entender como alguien

difícilmente lo suficiente mayor para beber puede tener una oportunidad

contra él. No solo eso, ¿cómo tiene suficiente influencia para hacer algo por

Race? Ha estado encerrado por los últimos cinco años, ¿cómo siquiera tiene

piernas para pararse en una pelea como esta?

Ahora, habiendo pasado una hora en su presencia, tenía que admitir

que Bax irradiaba todos los tipos de escalofriantes cosas malas que me

hacían querer creer que él podría ser la gracia salvadora de mi hermano,

pero no podía olvidarme de esos ojos. Si no sentía nada, nada en absoluto,

¿cómo sería capaz de preocuparse lo suficiente por Race como para

encontrarlo y ayudarlo? Necesitaba hacerle entender lo importante que era

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encontrar a mi hermano. Nadie había comprometido más en el regreso a

salvo de Race que yo.

—Cariño, tú oíste la forma en la que tu hermano habló de este tipo,

como si fuera alguna clase de superhéroe. Este tipo es el mejor amigo de tu

hermano. Tenían un lazo tan fuerte que él estaba dispuesto a ir a prisión por

Race. Eso significa algo, Dovie

Lógicamente, sabía que estaba en lo cierto, pero estaba teniendo

un mal momento separando el miedo, la adrenalina y el pánico de la

racionalidad.

—Me tengo que ir. Acaba de entrar un gran grupo de niños. Me

pregunto si sus padres saben que están afuera tan tarde —dijo irónicamente

porque sabía que Marco y Paulie estaban en cualquier lugar excepto

durmiendo, como deberían estar—. Te digo todo el tiempo cielo, las

personas van a ser quienes son a final de cuentas. Si este tipo es malas

noticias, tal vez es suficientes malas noticias para involucrarse con Novak. Tú

solo mantén la cabeza arriba y vigila tu espalda. No confío en el trajeado, y

no confío en un chico con ese tipo de problemas en los ojos.

Resoplé.

—No había nada en esos ojos, Carmen.

—Oh, cariño, si miras lo suficientemente cerca, todo está en esos ojos.

Es por eso que son tan oscuros. Están llenos. Llenos de cada secreto, cada

promesa, y cada tentación que puede lograr que una chica buena haga

cosas realmente malas y disfrute cada segundo de ello. Cuídate, Dove. Esto

se podría poner feo para ti muy pronto.

Habían forzado la entrada a mi casa dos veces, un mafioso

conocido sabía mi nombre y donde vivía, mi hermano estaba desaparecido

y un criminal convicto era mi única esperanza de encontrarlo. Ya era tan feo

como podría ser en mi mente. Me despedí de Carmen y caminé a mi

habitación así podría volverme un ovillo sobre el delgado cobertor. No me

gustaba sentirme fuera de control. Desde que era pequeña, fue mi

responsabilidad asegurarme de sobrevivir, de que estaba a salvo, de que

tenía lo necesario para lograrlo en este mundo. Race apareció y mandó

todo eso al diablo. Dependía de mi hermano. Confiaba en él y lo amaba,

dos cosas que nunca había sentido por otro ser humano, jamás. No ser

capaz de hacer algo, solo dejar todo en manos de Bax, me ponía nerviosa

y enteramente exasperada.

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Oí un golpe en la puerta principal y me saqué a mí misma de mi

depresión. Solo podrían ser los niños; todos los demás últimamente parecían

pensar que irrumpir era la mejor manera de entrar a mi casa. Abrí la puerta

y bajé la vista hacia Marco y su hermano menor. Él era un futuro chico malo

en proceso, sin duda, pero también era un chico dulce que cuidaba de su

hermano y me trataba como familia porque le hacía galletas

ocasionalmente.

—¿Qué tal?

Se movió nerviosamente.

—Solo quería asegurarme de que estuvieras bien. Este tipo no es una

broma como lo era el del traje.

—Lo sé, Marco. Está bien. Él va a tratar de encontrar a Race.

—Lo sé. Él estaba al teléfono cuando volvió al auto. ¡Hombre, ese era

un auto genial —La envidia coloreaba su tono.

—¿Qué estaba diciendo al teléfono? —Me mordí el labio porque no

debería estar presionando a un niño por información, pero si Bax no me iba

a dejar ayudarlo, tal vez tenía que quitarle la opción.

—Estaba hablando de algún lugar llamado Spanky's allá en el Distrito.

El Distrito era donde vivían y trabajaban todas las chicas. Era allí

donde estaban todos los bares de desnudistas donde las chicas buscaban

el fin de mes. Todavía estaba en The Point, otra parte de lo que te daba el

vivir en el lado pobre de la ciudad.

—¿Qué estaba diciendo sobre Spanky's?

Marco me miró inquisitivamente y traté de sonreír de forma

tranquilizadora. Mi ansiedad lo convirtió más en una mueca y no se lo creyó

por un segundo, pero me contestó de todos modos.

—Preguntó sí una chica llamada Honor todavía trabajaba allí. Le dijo

a quien quiera con quien estuviera hablando que pasaría por allí mañana

para hablar con ella.

No sabía si tenía algo que ver con mi hermano, o si solo estaba

preocupado por echar un polvo. Dijo que estaba de primeras en su lista de

prioridades por el momento, pero no estaba segura de sí era una pista que

podía dejar deslizarse de entre mis dedos. Me aproximé y desordené el

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cabello de Marco. Maldijo y tomó a Paulie del codo para arrastrarlo de

vuelta a su apartamento.

—Se cuidadosa, Dovie. Este tipo no es alguien con quien querrías

meterte.

Si este chico a su edad podía sentir el peligro irradiando de Shane

Baxter, tal vez no era la mejor idea intentar meterme directamente en su

camino. Corría el riesgo de ser arrollada. Desafortunadamente, simplemente

no sabía que otra opción tenía a este punto.

—Estás apurada por salir de aquí hoy.

Me volví hacia el sonido de la voz mientras Brysen Carter se sentaba

junto a mí. Las dos éramos meseras del mismo restaurante de la esquina que

quedaba justo en la parte de la ciudad donde The Point se juntaba con The

Hill. Yo estaba en una parte de la carretera y ella de la otra, pero nos

llevábamos bastante bien, y si yo hubiera sido del tipo de tener amigos, la

hubiera considerado una. Ella era amable conmigo, no se metía en mis

asuntos, siempre estaba dispuesta a cambiar de turno conmigo si la escuela

o mi otro trabajo llamaban, y no tomaba mierda de nadie. Y no era porque

claramente tenía dinero, sino porque era bajita y bonita y el restaurante

estaba lo suficientemente cerca a The Point lo que hacía a la gente pensar

que era fácil de ligar. Estaban equivocados.

—Lo estoy. —Estaba haciendo lo que faltaba antes de que se

acabara mi turno y había dado mis dos últimas mesas a una chica nueva.

Odiaba perder dinero, pero encontrar a Race era lo que me importaba más

que todo, y podría quedarme sin agua caliente por un mes si eso es lo que

tomaba encontrarlo.

—¿Tarea? —Solamente estaba siendo agradable, pero no tenía

tiempo para meterme en ello. No tenía idea de cuándo se presentaría en el

club, lo que significaba que necesitaba llegar allá antes de que él me viera

e interceptara.

—No, no esta noche.

Mi otro trabajo era trabajar algunas horas a la semana en una casa

hogar para niños que habían crecido como yo. Cuando había un montón

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de casas de acogida realmente buenas y personas queriendo ayudar en el

mundo, también hay muchas realmente malas. Yo quería ayudar. Quería

darles a los niños la opción de tener una vida normal, como Race lo había

hecho por mí. Iba a la escuela de noche porque eventualmente quería un

título en consejería. Quería que los niños en mis zapatos tuvieran una

oportunidad de pelear.

—Bueno, sé que no tienes una cita porque el infierno aún no se ha

congelado, entonces ¿a dónde vas?

Levanté la vista hacia ella y puse los ojos en blanco. Ella era una

chica tan linda, siempre me pregunté por qué estaba aquí y no en alguna

fraternidad o en algún campus. Tenía un flequillo perfectamente estilizado

con justo la sombra correcta de rubio y rubio claro. Tenía amables ojos azules

y una figura hecha para la ajustada falda y blusa negra que usaba para el

trabajo. Era encantadora, y estaba genuinamente preocupada por mí pero

no podía meterme en ello con ella. No necesitaba a alguien diciéndome

que fuera cuidadosa y que cuidara mi espalda porque Bax era problemas.

Mensaje recibido, universo, el tipo era malas noticias; tan malas que no

podía hacer nada al respecto. En vez de responder, incliné la cabeza hacia

el lado y elevé una ceja hacia ella.

—¿Piensas que luzco como una pueblerina?

Ella se quedó mirándome como si me hubieran crecido cuernos, y

luego soltó una risa.

—¿Qué? ¿Quién te dijo eso?

Metí el dinero y los recibos en la maleta y mis propinas en los bolsillos.

—Solo este tipo. Pensé que era loco.

Ella inclinó su cabeza a un lado y me consideró pensativamente por

un segundo, luego puso un poco de su cabello rubio detrás de su oreja.

—Pues, tienes esta cosa inocente-de-ojos-abiertos-de par-en-par

andando, pero te conozco, entonces sé qué no es quien eres realmente.

Probablemente era la ropa diez tallas más grande y la falta de maquillaje.

Más todo ese cabello alborotado al que nunca le haces nada y te hace

lucir como si tuvieras cinco años la mayoría del tiempo.

Ropa cara, cabello lindo y una cara maquillada te dan una atención

no deseada en esta parte de la ciudad. Además mi cabello ya era un faro

y yo no necesitaba nada más para destacar.

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—¿Es eso lo que él dijo?

—¿Quién es este tipo?

Me encogí de hombros con tanta indiferencia como pude manejar.

—Solo un amigo de mi hermano. Se detuvo buscando a Race y tuve

que decirle que no lo había visto en un tiempo.

Ella hizo una cara. Por alguna razón Brysen no era una fanática de mi

hermano. Ellos tenían antecedentes similares y ambos estaban visitando los

barrios bajos en este momento por razones personales, pero no

congeniaban. Ella era grosera con él, y él la rechazaba, y eso era incómodo

para mí porque ella genuinamente me agradaba, y como regla no me

agrada mucha gente.

—¿Él tiene alguna idea de dónde puede estar Race?

Negué con la cabeza y me empujé lejos de la mesa.

—No, pero no estoy segura que él me diría si lo supiera. No me

pareció del tipo de los que comparten.

—Suena como del tipo grosero si te llamó pueblerina sin saber nada

de ti.

—No tienes ni idea… Mira, hablaré contigo más tarde, ¿está bien?

Me tengo que ir. —No esperé para ver su respuesta antes de apresurarme

por la puerta.

No tenía, nunca había tenido, un auto y cuando Race desapareció

se llevó el suyo con él. Esa era solo una de las razones por las que estaba

preocupada por lo que le había pasado, porque realmente era un lindo

auto y la probabilidad de alguien tratando de robarlo era tan alta como el

drogadicto en la esquina. Torcí mi cabello desordenado en una coleta y me

puse un holgado gorro gris sobre los mechones. Si alguien iba a

reconocerme, lo haría por el cabello y no por un desgarbado gorro gris sobre

la masa. Si alguien iba a reconocerme, seria por mi cabello y no por los

insulsos jeans, el holgado suéter negro y los degastados Converse que tenía

puestos. Me veía como cualquier otro chico deambulando, y Bax se había

visto completamente poco impresionado por mis mínimos atributos como

era, aunque no era como si me estuviera viendo de todos modos.

Bar tras bar, club de desnudistas tras club de desnudistas Hombres y

mujeres ganándose la vida de una manera que había estado presente

desde el origen de los tiempos, coloreaban cada cuadra en el Distrito.

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Tratando de encontrar un lugar llamando Spanky’s cuando cada

establecimiento se llamaba de manera similar con la misma insinuación

apenas disimulada era mucho más difícil de lo que pensé que sería. Cuando

finalmente lo encontré, estaba reacia a entrar.

Era neón. Era rosa. Gritaba libertinaje y cosas sucias. Solo estar de pie

en la acera me ponía la piel de gallina. Mi vida no era bonita y de color rosa,

pero nunca había caído lo suficientemente bajo para pensar que

desnudarme y venderme era una forma de salir adelante. Me di a mí misma

ánimos y me obligué a abrir la puerta. No podía dejar de frotar mi mano

sobre el muslo de mis jeans después de que entré. Era igual de rosa y

llamativo en el interior. Mis ojos se movían a toda velocidad alrededor,

tratando de encontrar el mejor lugar para esconderme y pasar

desapercibida, cuando una mano me agarró el brazo y me dio la vuelta.

—¿Eres lo suficientemente mayor para estar aquí, niña? —El gigante

afroamericano me dio una pequeña sacudida. Su cabeza calva brillaba

bajo las luces de neón rosas y sentí mi corazón atascarse en mi garganta.

Aparte del diamante en sus dientes frontales y de la mueca en su rostro, no

había pasado desapercibida el arma que tenía metida en un costado en

una funda de cuero. Estaba acostumbrada a la violencia y a las cosas

desagradables que pasaban en esta parte de la ciudad, pero tipos con

armas eran nuevos, y no estaba segura de cómo proceder sin hacer el

ridículo o arruinar mi oportunidad de encontrar a Bax.

—Lo soy.

—No estás aquí para trabajar o mirar. —No era una pregunta—.

¿Qué estás haciendo aquí?

Traté de hacer palanca para soltar mi brazo, pero no logré nada.

—Estoy buscando a alguien.

Esa fue la peor cosa para decir porque sus cejas de ébano se

fruncieron de golpe y me dio otra pequeña sacudida. Mis dientes

chasquearon juntos y probé sangre.

—Mira, niña, si tu hombre te abandonó, ese es tu problema. Tienes

un problema con una de las chicas, manéjalo en tu propio tiempo y no

durante las horas de trabajo. ¿Entiendes?

Ese debía ser un problema regular si tenían a este tipo aquí para

prevenir peleas entre mujeres antes de que estas comenzaran.

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—Anda. Ve a comprar un poco de lápiz labial o algo, tal vez la

próxima vez tu novio no tenga que venir a buscar pasar un buen rato aquí.

Mi orgullo me hizo enfadarme en contra de mi voluntad y jalé de mi

brazo capturado otra vez. Estaba a punto de decirle que se fuera al infierno

cuando la puerta detrás de mí se abrió. La ligera brisa nocturna sopló dentro,

junto con una carga eléctrica que era llevada por una fuerza más oscura y

pesada que el aire que la rodeaba.

—Hola, Chuck. Necesito ver a Honor. —No había ninguna duda de

esa áspera voz que crepitaba con autoridad y humo de cigarrillo.

—Espera un segundo, Bax. Tengo que escoltar a la gentuza fuera.

Oh, grandioso. Ahora, si había estado esperando pasar

desapercibida, no había ninguna oportunidad. Prácticamente podía sentir

esos ojos oscuros quemando un agujero en la parte posterior de mi cabeza.

Mi otro brazo fue apretado en un agarre de acero, y fui arrastrada sin

piedad. Mi gorro salió volando y mi cola de caballo saltó libre y me golpeó

en la cara. Soplé un rizo y me encontré con una oscura mirada ardiente. La

estrella al lado de su ojo palpitaba al mismo tiempo que el músculo

contrayéndose en su mejilla. Era tanto aterrador como fascinante de ver.

El enorme gorila dio un paso lejos de mí, lo que me hizo caer hacia

Bax. Él me atrapó con su otra mano y me sacudió tan fuerte que mi cuello

hizo un crujido alarmante.

—¿Qué carajos estás haciendo aquí?

—¿La conoces? —pregunto secamente el gorila.

La mirada de Bax se estrechó sobre mí y me dio un empujón que me

tuvo luchando por mantenerme de pie. Me sentía como una niña pequeña

siendo castigada por no terminarme la cena. Agarré mi gorro, lo puse de

nuevo en mi cabeza y crucé los brazos sobre mi pecho.

—No. Race la conoce.

—Ahhh… bueno, tengo que decir, él solía tener mejor gusto

—arrastró las palabras el gorila, tan secamente como antes. Quería

abofetearlo. Lástima que el fuera del tamaño de una casa.

—Ella es su hermana. Dejalo.

—Lo siento. —La disculpa fue solo para Bax, no para mí. Imagínate.

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—Honor estará en el escenario principal por otros cinco minutos. Le

dije que vendrías esta noche para verla. Ella no sabía que estabas afuera.

—Han sido unos días ocupados. Solo tratando de llegar a un

acuerdo.

—Ese fue un trato injusto el que recibiste, Bax. Todos estábamos muy

tristes de ver que caíste por eso.

Bax dejó escapar una risa con un sonido amargo sin humor en él, y

me jaló bruscamente a su lado.

—Estaba en el auto cuando los policías me detuvieron. No podía salir

de ese tipo de cosas, además era un delincuente habitual. Tuve suerte de

que me condenaran con una sentencia de cinco años.

—Escuché que había mucho más que eso.

Esos ojos oscuros se movieron hacia mí y luego de regreso al gorila.

—Escuchaste mal. Fui atrapado corriendo autos para Novak. Eso es

todo lo que fue. Ahora estoy libre y Novak puede irse a la mierda. Solo quiero

encontrar a Race y recuperar mi vida. Cinco años son un largo tiempo para

quedarte cruzado de brazos.

El gorila asintió como si lo entendiera y sutilmente intenté soltarme.

Bax no estaba creyendo nada de eso y apretó su agarre en mí. Eso dolió, y

creo que él lo sabía, si la forma en que estrechó sus ojos oscuros hacia mí lo

indicó.

—Dile a Honor que estaré allí en un segundo. Primero tengo que

encargarme de esto. —Esto era yo, mientras él se giraba y me sacaba

arrastrando por la puerta. Chillé en sorpresa porque no estaba

acostumbrada a ser maltratada ni a tener esa clase de ira desenfrenada

dirigida hacia mí. Me metía en mis propios asuntos, mantenía mi cabeza

baja, y permanecía fuera del camino. Así fue como sobreviví todo este

tiempo. Meterme en el camino de Bax iba en contra de todo eso, y ahora

ésta era la consecuencia.

—¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo sabes de este lugar?

No iba a contestar eso, y tampoco iba a dejarlo intimidarme. Tiré de

mi brazo para liberarme y me di la vuelta con toda la intención de alejarme

de él. Solo que había olvidado que no estaba tratando con cualquier tipo.

Este chico, no era ignorado o rechazado y, posteriormente, me encontré de

espaldas contra la pared de ladrillos desgastados del club de desnudistas

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en una parte aterradora de la ciudad con un hombre incluso más aterrador

en mi cara. Jadeé y puse mis manos alrededor de sus gruesas muñecas

cuando me tiró sobre la punta de mis pies y se puso cara a cara conmigo.

La ira en esa mirada medianoche era lo suficientemente caliente para

quemar.

—¿Crees que puedes jugar conmigo, Pelirroja? ¿Te parezco la clase

de hombre que es despreocupado y fácil de manejar? Ahora, te voy a

volver a preguntar una vez más, y eso es todo lo amable que seré, porque si

me haces preguntar otra vez, ninguno de los dos va a estar feliz al respecto.

¿Qué carajo estás haciendo aquí?

Cada gruesa muñeca que me agarraba tenía un tatuaje a juego

blanco y negro de eslabones rotos de una cadena alrededor de ellas. Como

si se hubiera liberado de alguna clase de restricción y fuera libre para causar

estragos en un mundo desprevenido.

—Estoy preocupada por mi hermano. Él confía en ti, piensa que lo

puedes ayudar. Necesito saber lo que sabes. Marco te escuchó decir que

ibas a estar aquí, así que necesitaba estar aquí. Lo amo. —Mi voz se quebró,

e incluso sabiendo que era algo tonto mostrarle debilidad al enemigo, no

pude evitar las lágrimas llenando mis ojos.

—No tienes ni idea de lo que estás haciendo. Todo lo que puedes

hacer es meterte en mi camino y crearme problemas. Chuck nunca olvida

una cara, si alguien viene husmeando, él va a mencionar a una pelirroja

metiendo las narices donde no debería. Vuelve a la escuela. Regresa al

restaurante. Vuelve a tu apartamento. Si puedo encontrar a Race, y si no es

demasiado tarde, te lo haré saber.

Me soltó y me deslicé por la pared hacia abajo, mi cabello

enganchándose en el áspero ladrillo. Él me dio la espalda, lo alcancé y lo

agarré de la muñeca. Conocía la desesperación, conocía la profunda

quemadura en el alma de lo que quieres y no puedes tener, pero esto era

algo más.

—Por favor Shane. Por favor déjame ayudarte. Él es mi hermano. Haré

lo que sea. Te daré lo que sea que quieras. Por favor. —Nunca había rogado

por nada en mi vida, y estaba segura como el infierno que siempre había

sido demasiado inteligente para quedar en deuda con un hombre como

éste, pero por Race lo haría. Traté de hacerlo ver, intenté poner todo lo que

estaba sintiendo en mi mirada, pero esos ojos negro terciopelo ni siquiera se

inmutaron. Él sacó la punta de su lengua y deslizó su mirada desde la punta

de mi cabeza hasta mis maltratados tenis.

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—¿Eres virgen, Pelirroja? —Retrocedí, porque no tenía ni idea de qué

tenía que ver eso con nada. Sentí el calor inundando mi rostro y crucé los

brazos sobre mi pecho.

—¿Por qué? ¿Qué demonios tiene que ver eso con todo?

Sacó un cigarrillo del paquete del bolsillo de su sudadera y arqueó

una ceja oscura hacia mí.

—¿Me darás cualquier cosa? No creo que tengas algo que quiera,

pero estuve encerrado por un largo tiempo. Un chico consigue sentirse solo.

No podía decir si me estaba tendiendo una trampa o si solo estaba

tratando de ser ruin y abusivo a propósito. Tampoco sabía si estaba

hablando en serio, lo que era el peor de los casos.

—No seas ridículo.

Soltó una carcajada y dejó escapar una bocanada de humo. Se

pasó el pulgar por el borde del labio superior y me rodeó.

—Nadie me llama Shane. Es solo Bax y eso es el porque te meterás

en mi camino. Cuando dices que estás dispuesta a darme lo que sea, tienes

que decirlo de verdad. Estas personas, ellas lo tomarán todo, incluso si es

algo que no quieres dar. Ve a casa.

Su mano estaba en la puerta y se estaba alejando de mí otra vez. No

sabía qué me había estimulado a actuar, aún no sabía si él hablaba enserio

o no. Pero por Race podía hacerlo. Podría odiarme a mí misma, odiar a este

oscuro y peligroso chico, pero podía hacerlo.

—Yo no soy… virgen, quiero decir. Ya nadie lo es, así que nadie

puede tomarla, porque Billy Clark ya lo hizo. La di voluntariamente después

de beber una botella robada de vino cuando tenía dieciséis y él me dijo que

era bonita. Fue el primer chico que alguna vez dijo eso. No estoy asustada

de ti, Bax. Sin embargo, estoy asustada hasta la muerte por Race. Haré lo

que sea necesario.

Él debió haber visto la resolución, debió haber sabido que no iba a

irme, porque arrojó el cigarrillo que estaba fumando en un charco de líquido

no identificado y abrió la puerta.

—Ambos vamos a lamentar esto más pronto que tarde, Pelirroja. No

digas que no te lo advertí.

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Sentí sus ojos quemarme mientras me seguía de regreso al club de

desnudistas. No estaba segura de a qué fue a lo que accedí, o qué me

esperaba en la siguiente curva. Lo que sabía, lo que podía sentir en cada

célula de mi cuerpo, era que acababa de hacer un trato irrompible con el

diablo y pagarle podría marcar mi alma para siempre.

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Bax Traducido por rihano y Jadasa Youngblood

Corregido por Lizzie Wasserstein

lla me sorprendió. Eso ya era difícil de hacer.

La empujé, amenazada francamente su virtud, y ella no hizo

más que estremecerse. No era mi tipo. Me gustaban las

chicas que jugaban en el mismo campo que yo, chicas que

sabían lo suficiente para no preguntar si yo iba a volver o

molestarme con preguntar un nombre de pila. Por no hablar, que todo esa

piel pálida y cabello naranja no era lo mío. A pesar de que estaba más

bonita hoy en las luces de neón de Spanky’s. Sus ojos verdes eran luminosos

y testarudos como el infierno, y con todo ese cabello apartado de su rostro,

pude ver los pómulos altos espolvoreados con pecas y una boca de color

rosa con labios carnosos que no pertenecían a una chica que parecía una

colegiala católica. Ella era mucho menos común de lo que inicialmente

pensé, pero tenía una vibra totalmente virgen para la que yo no tenía

tiempo ni paciencia. Todavía no podía decir con qué estaba trabajando

bajo toda esa ropa mal ajustada, pero dulce y suave no estaba

funcionando, y tampoco lo estaba la manera obstinada en que me estaba

acosando.

Estaba claro que no iba a quitármela de encima. Ella estaba

comprometida y decidida a meter sus dedos en todo lo que yo estaba

haciendo para sacar información sobre Race, y el quid de la cuestión era,

que ella estaba más segura frente a mí que tratando de esquivar mis pasos

en las sombras. Con toda honestidad, me imaginé que vería los lugares a los

que iba, la dura muchedumbre con la que estaba tratando, y retrocedería.

Si eso no funcionaba, solo colgaría la amenaza de una furiosa libido frente

a ella y esperaba que el truco funcionara. Ella no me parecía como el tipo

al que le gustaba abajo y sucio, pero yo era un hijo de puta, y podría

empujar cualquier ventaja que tuviera si conseguía lo que quería.

E

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4

Todos los clubes de desnudistas eran iguales. Chicas desesperadas

bailando para hombres solitarios y deprimidos. Ellas olían a aceite de bebé

y alcohol barato y yo aún tenía que estar dentro de uno donde cualquiera

de los clientes o los trabajadores parecieran que realmente querían estar

allí. Spanky’s era un poco diferente. Las chicas que trabajaban allí no tenían

que depender de hacer trucos o llevar a la clientela a casa para hacer

dinero. Ernie, el tipo que dirigía el conjunto, estaba en la nómina de Novak

y dejaba que sus chicos utilizaran el lugar para hacer negocios y correr

juegos de póquer ilegales los fines de semana, así que las chicas estaban

bien compensadas y con frecuencia actuaban como bonitas piezas de

mobiliario en lugar de bailarinas exóticas. Chuck mantenía un ojo

firmemente en el lugar, y pude ver que no había cambiado mucho desde

que me había ido mientras él me acompañaba y a mi equipaje hasta una

de las cabinas de terciopelo de color rojo en la sección VIP en la sección

posterior del bar.

Él estaba dándole a Dovie una mirada curiosa por el rabillo del ojo, y

cuando llegamos a la cabina, la empujó en el hombro, ignorando

totalmente su mirada agria, y dio un paso a un lado cuando él inclinó la

cabeza, indicando que quería hablar.

—¿Desde cuándo Race tiene una hermana?

—Desde que me encerraron.

—Ellos no se parecen en nada. ¿Estás seguro de que ella no es una

de las de Novak? Él ha puesto a todo el mundo a buscar a tu muchacho. Se

dice que lo necesita para respirar y está dispuesto a pagar una gran tajada

por él.

Encogí un hombro y froté una mano por encima de mi cabeza

rapada.

—¿Ella parece que podría estar rodando con Benny y los chicos?

—La pregunta fue sarcástica.

Él se rio secamente.

—No, pero por otra parte no te ves como el azote de The Point

tampoco, solo como un chico bravucón.

Estaba contento de que mi reputación todavía hiciera agua cuando

lo necesitaba.

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—Son los ojos. Ambos tienen los ojos del color del pino. Ella parece

sincera, pero si no lo es... Yo me ocuparé.

Él asintió, porque yo no era sentimental. Ella ya estaba en mi camino,

y si resultaba ser algo más que lo que ella decía, yo la haría arrepentirse de

maneras que serían legendarias en un lugar donde las cosas malas eran la

norma del día a día.

Me iba a deslizar en la cabina junto a ella, donde me estaba mirando

con esos ojos verdes oscuros fijos en mí con una mirada feroz. Su bonita boca

fruncida en un gesto feo cuando brazos desnudos se envolvieron alrededor

de mi cuello desde la parte posterior y labios que olían a caramelo de

cereza aterrizaron detrás de mí oreja. No podía decirlo por mi sudadera con

capucha, pero estaba bastante seguro de que un buen par de senos

artificiales estaban presionados contra mi espalda.

—Cuánto tiempo sin verte, guapo. No sabía que estabas fuera.

Su voz era ronca, fabricada de esa manera para hacer que los

hombres calientes pensaran que era una idea brillante darle todo su dinero

duramente ganado, incluso si eso significaba que sus hijos y esposas se

quedaran sin este.

Me di la vuelta y rocé un breve beso en sus muy maquillados labios.

Era como besar una vela, y traté de darle un abrazo que era tan modesto

como podría ser mientras yo estaba completamente vestido y todo lo que

ella tenía era tacones y una tanga de hilo dental.

—Acabo de salir. Busco a Race. ¿Lo viste desde que apareció de

nuevo en la ciudad? —Ella miró por encima de mi hombro hacia donde

Dovie estaba prácticamente saltando arriba y abajo en la llamativa cabina.

—¿Quién es la Pollyana?

La miré por encima de mi hombro y Dovie estaba tiesa. Sus pálidas

manos aplanadas sobre la mesa, y solo me miraba.

—Nadie. Honor, Tú y Race tenían algo antes de que yo cayera.

Tengo que encontrarlo. Creo que está en problemas.

La desnudista abrió la boca, pero no antes de que Dovie resoplara e

interrumpiera con un comentario:

—Mi hermano no estaba follando a una desnudista.

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Bueno, mierda. Las pestañas postizas de Honor revolotearon y

bajaron y yo podía sentir su ira rodando fuera por toda esa piel expuesta. Tú

no entras en el terreno de una bailarina y la insultas. Eso era solo una norma

de la casa en el Distrito.

—Oh, cariño, él no solo estaba follando a una desnudista... él estaba

follando a una flota entera de ellas. A veces más de una a la vez. Cuando

Bax dice que teníamos una cosa, eso solo significa que yo le gustaba más a

Race. A mí me parece que tú sabrías eso si vas a estar corriendo alrededor

llamándolo tu hermano. —Ella señaló con el pulgar a la cara ceñuda de

Dovie y entrecerró sus ojos hacia mí—. ¿En serio? ¿Te encerraron durante un

minuto y traes a esta pieza? ¿Te olvidas de la forma en que esto funciona

aquí, Bax?

Suspiré y le di a mi cabeza una pequeña sacudida de resignación.

—Yo no olvidé nada. Solo necesito saber en qué está Race.

Ella puso mala cara por un minuto más y mantuvo su concurso de

miradas con Dovie. Tampoco iba a ganar, ya que era como una manzana

mirando a una naranja, así que esperé hasta que la bailarina se volvió hacia

mí. Ella cambió de táctica y estalló en una gigantesca sonrisa falsa. Batió

esas pestañas plásticas hacia mí y pasó sus largas uñas sobre la cremallera

de mi sudadera con capucha. Levanté una ceja negra y atrapé su muñeca

con mis dedos.

—¿Por qué no abandonas el peso muerto y vuelves después de mi

turno? Podemos charlar, y tú sabes... familiarizarnos.

—Me estoy quedando con un tiempo limitado y una paciencia aún

más limitada, Honor. No quieres tampoco acabarla.

Ella hizo una mueca y echó su largo cabello, de color marrón rojizo,

por encima de su hombro para que pudiera ver las puntas de cada pecho

desnudo donde ellos se estaban frotando contra mí.

—Todo lo que sé es que todo, y me refiero a todo el mundo, está

buscándolo. Se detuvo cuando regresó por primera vez a la ciudad en

busca de Ernie. Le pregunté si quería hacer un viaje por el carril del recuerdo

y no estaba interesado. Se quedó en silencio por un tiempo, todos sabíamos

que estaba de vuelta y viviendo en The Point, y luego durante la noche

estaba removiendo la jaula de Novak y después era un fantasma. Me gusta

Race, a todas nos gusta Race. —Eso fue dicho enfáticamente para Dovie y

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la oí aspirar una bocanada de aire—. Si supiera algo más, te lo dejaría saber,

Bax. Sabes que no te dejaría colgando.

Yo la consideré por un momento, tratando de determinar cuánto era

verdad y cuánto era lo que ella pensaba que quería oír.

—¿De qué quería hablar con Ernie?

Ella encogió un hombro desnudo y pasó su mano arriba y abajo de

mi brazo. Cualquier contacto prolongado con una mujer a quien le estaba

faltaba su ropa estaba destinado a tener un efecto en mi deseo sexual

muerto de hambre, pero por alguna razón, encontré la contracción en mis

pantalones molesta e inoportuna en vez de emocionante y ardiente.

—No sé. Él no lo dijo. Sin embargo, preguntó si vi a un tipo dando

vueltas.

Me puse rígido y la agarré por los brazos. Ella dio un pequeño grito

cuando la arrastré hasta la punta de sus tacones baratos.

—¿Qué tipo? —Esto era importante. Podía sentirlo. Yo era un buen

ladrón, un criminal con éxito, porque mis instintos muy rara vez me fallaban,

y quien fuera por el que Race estaba preguntando después, era la clave

para su desaparición. Solo lo sabía.

—¿Bax?

No fue la voz excesivamente sexual de Honor la que me hizo darme

cuenta que no solo estaba apretándola con fuerza suficiente para dejar

marcas, sino que yo también estaba sacudiéndola como si fuera una

muñeca de trapo; era la mucho más tranquila y más modulada de Dovie.

Bajé a la bailarina y di un paso atrás.

—¿Qué hombre, Honor?

Ella estaba frunciéndome el ceño y empezando a alejarse, sus ojos

color gris metal lanzando chispas hacia mí.

—Sigues siendo un idiota, Bax. No sé cómo me las arreglé para

olvidarlo. Debe ser porque tienes pasándote toda esa cosa oscura y

peligrosa. Me olvidé que la parte peligrosa no es nada divertida. Un tipo rico.

Él estaba preguntando por un tipo muy rico, eso es todo lo que sé. Si vuelves,

deja a Pollyanna en casa, y trata de recordar que no me gusta rudo.

Ella se alejó airadamente con tanta actitud, como cualquiera en

esos ridículos tacones, y no mucho más de la que pudiera reunir, y me volví

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para mirar a Dovie. Una tormenta se estaba gestando bajo su pálida piel. Lo

podía ver en el fuerte sofoco sobre sus mejillas y la forma en que sus ojos

verdes se oscurecieron hasta casi negros.

Sus dedos se cerraron en puños sobre la mesa y espetó:

—No puede ser. No hay manera de que Race estuviera jugando con

un pedazo de basura como esa. —Me di cuenta de que ella no tenía las

mismas ilusiones sobre mí. Puse mis propias manos sobre el borde de la mesa

y me incliné, así que estábamos casi ojo a ojo. Ella se apartó un poco y la vi

tragar.

—Lo qué crees que sabes, y lo que sabes en verdad, son dos cosas

muy diferentes, Pelirroja.

—Conozco a mi hermano. —Ella era terca y me gustó la forma en

que su bonita boca se colocó en una línea firme. Encontrar a alguien con

ese tipo de lealtad en un lugar como éste era raro, incluso si se trataba de

un error.

Me levanté de la mesa.

—Tú conoces a tu hermano ahora; no tienes ni idea de quién era

entonces. Será menos decepción si mantienes eso en mente. Tengo que ir a

encontrar a Ernie. Quédate y trata de no molestar a ninguna otra de las

bailarinas.

Ella hizo una mueca, lo que tuve que admitir que era lindo. Esas

pecas estaban empezando a gustarme.

—Quiero ir contigo.

—Mala suerte. Ernie y Novak hacen negocios juntos, así que él me

verá. Tú trata de meter la nariz allí, y vas a encontrar tu culo feliz desnudo y

en el escenario, te guste o no. Ernie no es el más iluminado propietario de un

club de desnudistas, si puedes imaginarte eso. Tú solo mantén tu culo en el

asiento.

Realmente no me importaba si ella iba a escucharme o no. Chuck

mantendría un ojo en ella, y si ella quería enredarse con un montón de

chicas medio desnudas solo tratando de abrirse camino en el mundo, esa

era su elección. Ser una niñera nunca había estado en mi lista de metas

ocupacionales y no tenía el tiempo para tratar de convencerla de que Race

era una persona con un pasado, justo como todos los demás en The Point.

Claro, él venía de un lugar brillante y más adinerado que el resto de nosotros,

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pero eso no significaba que el aparataje no estuviera tan oxidado y lleno de

agujeros, igual que el resto de nosotros. Cuanto antes viera eso, más suave

sería la decepción cuando lo que fuera que Race había jodido consiguiera

salir a la luz.

Me dirigí a la habitación de atrás, asintiendo con la cabeza en

dirección a Chuck y señalando con un dedo sobre mi hombro para indicar

que había dejado a Dovie por su cuenta. Él inclinó su barbilla en

reconocimiento y me fui a la oficina, y llamé a la puerta con los nudillos. No

me molesté en esperar una invitación para entrar.

Ernie era un patán grande y gordo. Se estaba quedando calvo y

grasiento, tenía pequeños ojos redondos, y era tan codicioso como astuto.

Mi teoría era que todos los tipos como él comenzaron los clubes de

desnudistas, porque no había otra forma de que ellos pudieran ver chicas

calientes desnudas. Novak lo amaba porque era maleable y un cobarde. Él

le pagaba al gran jefe lo que sea que le pidiera y le permitía usar el antro

para lo que quisiera. Por su parte, Novak se aseguró que Ernie estuviera

aislado, tuviera una línea constante de chicas nuevas, clientes ricos, y un

suministro interminable de droga. Era una relación que beneficiaba a

ambos. Por no hablar, de que ambos eran porquería y solo operaban en el

otro lado de la ley. En el caso de Novak era muy, muy al otro lado de la ley.

Ernie estaba sentado detrás de su escritorio hablando por su celular.

Sus pobladas cejas se levantaron bastante cuando me vio. Ofrecí lo que

pasaba como una sonrisa, pero en realidad era más un desnudar de dientes

y me recosté contra la puerta cerrada con los brazos cruzados sobre mi

pecho. Mi intención era clara. A menos que consiguiera las respuestas que

quería, nadie iba a entrar o salir de la oficina sin pasar a través de mí en

primer lugar.

—Ernie.

—Bueno, si no es el chico dorado de Novak de vuelta en el antro.

Escuché que podrías estar husmeando. Tratando de levantar a tus antiguas

chicas. Cinco años es mucho tiempo; la mayoría de ellas siguieron adelante

por ahora.

Lo que realmente quería decir que la mayoría estaban

comprometidas, consiguieron golpearse demasiadas veces, o se volvieron

demasiado viejas para traer ingresos. Este tipo era una clase de actuación

hasta el final.

—Estoy buscando a Race.

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—Tú y todos los demás hijos de puta en The Point. No sé por qué tenía

que ponerse en evidencia de nuevo y estirar su cuello. Tenía un buen asunto

contigo encerrado. Ojos que no ven, corazón que no siente. Ahora su tonto

culo está en la mente de todos y nadie está contento con eso.

—Honor dijo que estaba preguntando por algún ricachón. ¿Quién

era?

—¿Por qué debería decirte la mierda? Te fuiste, muchacho. Ya no

tienes ningún encanto por aquí. De la forma en que las cosas iban contigo

y Novak... mierda, tienes suerte de estar respirando.

Entrecerré los ojos solo una fracción y dejé que mi boca se levantara

en un lado, con una sonrisa que había enviado de lejos a hombres mucho

más peligrosos a encaminarse en la dirección opuesta.

—Novak no está aquí. Estoy yo. ¿De verdad quieres que te saque las

respuestas de la manera difícil? ¿Quieres averiguar todas las maneras en

que soñé vengarme, mientras estaba encerrado? —Me alejé de la puerta y

comencé a caminar hacia el escritorio.

Ernie empujó hacia atrás la silla que parecía que iba a romperse bajo

su volumen. Vi una fina capa de sudor romper en su calva. Puede que yo no

tuviera influencia, pero de seguro como el infierno que tenía empuje.

—Mira, no sé quién era el tipo. Race tenía una foto, como una de un

periódico o algo así. Una de esas páginas elaboradas de sociedad. Él

estaba trabajando sobre esto. Exigiendo saber si el chico había estado aquí.

Yo le dije que no tenía ni idea, y él atravesó su puño por la pared.

Indicó un lugar que estaba cubierto con una foto provocativa de

una chica con las piernas abiertas en una cama.

—¿Él no usó el nombre del chico?

—No. Le dije que no compartía el negocio de Novak con nadie, pero

que el Sr. Costoso había estado en la noche de póquer más de una vez. Ni

solo tampoco. Él trajo su propio entretenimiento, si sabes lo que quiero decir.

Fruncí el ceño mientras Ernie me miraba de reojo.

—¿Race no dijo que quería con el tipo?

—No, pero poco después de eso, Benny y los chicos fueron y

maltrataron a la chica con quién vivía. Lo volvió loco. Siempre pensé que

Race era un tipo inteligente, pero luego entró en el lugar de Novak,

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amenazando y hablando como loco. No le dices a un hombre como Novak

que su tiempo se está acabando, no a menos que quieras terminar sobre el

suelo. El chico no era tan inteligente como pensaba.

No me gustaba nada el sonido de eso. Race era inteligente y sabía

que no se amenazaba en vano. Si tenía algo de Novak, lo suficientemente

grande como para hundir un completo imperio criminal, no era de extrañar

que estuviera desaparecido, y explicaba el por qué Novak tenía a todos sus

secuaces buscándolo. No entendía el momento que eligió, por qué regresó,

por qué esperó a que estuviera libre para hacer su movimiento, y no tenía ni

idea de lo que había en su bolsa de trucos que pensaba que podría

controlar a Novak. Empezaba a preocuparme. Yo no me preocupaba.

—El chico que estaba buscando, ¿tiene negocios con Novak?

Ernie resopló y golpeó sus uñas, demasiado largas, sobre su escritorio.

—Chico, como te dije, no hablo sobre los negocio de Novak. Es por

eso que aún estoy aquí y el por qué consigo a todas las mejores chicas. Viste

a Honor, ¿te extraña? Siempre escuché que esas chicas tenían algo por ti.

Creo que se rompieron un par de corazones cuando fuiste arrestado.

Me gustaban las chicas porque me daban lo que buscaba y las

dejaba en paz. No las quería alrededor y fastidiando mi día o hablando de

mi trabajo, solo quería tener sexo e ir a casa. Afortunadamente para ellas,

era bastante considerado en la cama. Siempre trataba de asegurarme de

dar tan bien como lo que tenía, a menos que tuviera prisa.

—Ahora mismo, el negocio de Novak y mis asuntos son lo mismo.

Ernie, cuéntame lo que sabes.

Abrí mis nudillos y dejé que mis manos se curvaran en puños mientras

se movía pesadamente poniéndose de pie e inclinándose sobre el escritorio.

—Vi que trajiste contigo a la pelirroja de Race. No sé qué sobre esa

chica te tiene todo agitado, pero creo que a Benny y a sus chicos les

encantaría saber que de alguna manera empezaste a salir con ella justo

después de que desapareció Race. Tal vez, solo tal vez, es la clave para que

él regresé.

No me gustaba ser amenazado. Y menos que amenazara a una

joven aparentemente inocente. Dovie podría vivir una vida dura, podría

estar familiarizada con el sacrificio y el esfuerzo que llevaba vivir en este lado,

pero todo en ella era suave e intocable. No necesitaba a Ernie o a Benny

amenazándola.

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Tomó dos pasos y arrojarme una vez para tener a Ernie por su cuello

sudoroso. Me maldijo y usé toda la fuerza de la parte superior de mi cuerpo

para empujar su gordo cuerpo sobre el escritorio. No tenía la fuerza o

empuje para luchar mientras maldecía y arañaba mis muñecas para

soltarse.

—Ella está fuera de discusión. ¿Entiendes?

Me maldijo de nuevo y trató de darme un rodillazo en los testículos.

Un movimiento muy cobarde de un hombre, quien tenía a otros para que

hagan su trabajo sucio.

—No te he apretado, Ernie, pero aún tengo un temperamento.

Posiblemente quieras transmitirle a Benny y a Novak cuando los veas que

nadie quiere estar del lado equivocado después de cinco años adentro. Ese

es un tiempo muy largo para cocinar a fuego lento su propia furia. —Le di a

su pesado cuerpo una violenta sacudida, lo cual hizo que sus dientes se

golpearan juntos—. ¿Cuál era el hombre rico que tiene negocios con

Novak?

—No lo sé. Quería que se hiciera algo y buscaba a alguien para que

lo haga Si estaba buscando en The Point, no era algo legal, y Novak nunca

conoció a una persona rica de quien no quisiera aprovecharse y echárselo

en el bolsillo trasero.

Lo miré fijamente, hasta que decidí que me estaba dando toda la

información que tenía. Lo empujé alejándolo y sentí una inmensa

satisfacción al ver su trasero golpear el piso de su oficina. Maldijo y levantó

su mirada hacia mí mientras estiraba la puerta de nuevo abriéndola.

—Bax, ahora eres un bueno para nada. No estás más en el juego, y

Novak cree que eres un cabo suelto. Tus días están contados. Posiblemente

desees considerar cómo quieres pasar tus últimos días. Race te dejó ir sin

luchar. Novak hubiera permitido que te quemaras. Cualquier tipo normal se

iría, follaría un par de veces, y se iría con una sonrisa. ¿Por qué tienes que

mezclar la mierda y enojar a todos?

Esta vez, cuando sonreí, realmente lo hice con diversión.

—Es en lo que soy mejor. Si escuchas algo sobre Race, es mejor que

lo pases de largo, o nuestra próxima visita será mucho menos agradable

para ambos.

En el pasillo, di la vuelta sobre lo que Ernie me había dicho. Race

venía de gente con dinero. Su familia estaba unida a un montón de familias

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muy ricas y organizaciones benéficas en The Hill. Conocía a muchos

hombres realmente poderosos de su vida anterior. Pudo haber preguntado

sobre uno de ellos y si el chico preguntó sobre el que Novak tenía en su

bolsillo, significaba que lo que quería hacer era grande y algo malo. Era una

pena que no pudiera ir a la fuente y preguntar. Si me encontraba con Novak

en una habitación, uno de nosotros no saldría con vida y no era lo

suficientemente arrogante como para asumir automáticamente que sería

el que saldría ileso.

—Oye Bax. Benny y sus muchachos dieron vuelta y se dirigieron

directo a tu pelirroja. No me contaste que le rompiste la nariz al viejo.

Apuesto a que se enojó. —Me gustaba Chuck. Era un tipo recto que

simplemente seguía órdenes, y creo que era un buen juez de carácter.

Señalé mi ojo negro.

—Ni un minuto después de que consiguiera probar mi primer coño

en más tiempo de lo que quiero pensar, me golpeó. Tuvo suerte de que lo

único que le rompí fue su nariz.

—Siempre dije que ninguno de esos chicos sabía lo que estaba

haciendo al meterse contigo. Incluso cuando eras un niño, aún asustabas el

doble, que todos ellos juntos. —Chuck sonaba orgulloso de ese hecho.

Levanté una ceja y asintió.

—Traté de decirles eso. Nunca quisieron escuchar.

Me dirigí de nuevo al club e inmediatamente vi a Benny y a dos de

sus chicos merodeando en el borde de la cabina donde dejé a Dovie. Honor

atrapó mi atención y me dio un guiño desde el escenario. Puse mis ojos en

blanco y empujé pasando a Benny deslizándome de vuelta en la cabina

junto a la pelirroja.

Esos ojos, tan verdes y muy coloridos, era fuerte, pero podía ver el

miedo acechando en las venas más oscuras. No quería saber qué

exactamente le hizo Benny la última vez, pero quería dejarle claro que no

iba a poner sus manos sobre ella otra vez sin hacer frente a mis represalias.

La alcancé así que se encontraba ruborizada a mi lado. Pasé una mano de

su espalda a su cuello y agarré un puñado de todo ese cabello rojo-naranja.

Los rizos eran suaves y elásticos dónde se recogía arriba, en la elegante

curva de su rostro. Sus pecas eran oscuras contra el lienzo pálido de su piel

y su boca parecía todas las cosas que había soñado mientras me

encontraba encerrado. No le iba a gustar lo que iba a hacer, pero esperaba

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que fuera lo suficientemente inteligente cómo para simplemente seguir la

corriente. Si no, cada hombre estaba por sí mismo y ella podía descubrir su

propia manera de conseguir que Benny la dejara en paz. No necesitaba

gustarle o que me respetara cuando todo esto estaba dicho y hecho, solo

necesitaba que hiciera lo que quería y se quedara fuera de mi camino

mientras manejaba el asunto.

Rozando mi pulgar a lo largo de su labio inferior vi que sus ojos se

abrían en un destello de entendimiento correcto antes de que reclamara su

boca con la mía. Aun sosteniéndola con mi mano envuelta alrededor de su

nuca y sosteniendo su cara con mi otra mano para que no pudiera alejarse

y mantener alejado a Benny. Se encontraba rígida como una tabla y su

mano se encontraba clavada en mi muslo como una garra. Sin embargo,

tenía razón, ella era toda clase de dulce e inmaculada. Sabía a fresas

frescas y a pureza, y buen Dios, esa boca, podría presionarme contra ella

por siempre y nunca cansarme de ella. Lo último que necesitaba era a un

chico como yo manoseándola. No abrió sus labios, no dejó que invadiera

con mi lengua el calor húmedo de su boca, lo cual habría aprovechado por

completo y hecho si me hubiera dejado. Probablemente era una buena

cosa. Si el pequeño movimiento sensual de Honor me provocó una erección

no deseada, este, beso virginal con esta chica molesta me puso listo para

venirme en mis jeans como un niño. No podía sentir nada aparte de la suave

presión de su boca contra la mía, pero era erótico y totalmente excitante,

lo cual solo me sorprendía más de que la hermanita de Race me fuera

ocultada. Solo podía imaginar cómo sería si se relajará y realmente me

dejara besarla de verdad.

Sonreí contra sus labios fruncidos y lamí la apretada unión. La sentí

temblar, ya sea de deseo o de enojo, y no me importaba cuál. Cuando me

retiré, le hice un guiño y vi que me estaba lanzando dagas con su mirada.

Apreté su cuello en señal de advertencia y me di la vuelta para mirar a

Benny con una sonrisa.

No había desaparecido el hematoma negro, y, púrpura alrededor

de la venda blanca que cubría el puente de su nariz. Se veía enojado.

—Creo que es una mejoría. —Asentí hacia su rostro maltratado y

sonreí solo para obtener una reacción.

Me gruñó y moví a Dovie, así estaba presionada a lo largo de mi

costado. No quería relajarse, y eso no iba a hacer nada para venderle a

Benny que estaba con ella. Sin mencionar que normalmente no era mi tipo,

por lo que las posibilidades de que lo creyera eran escasas.

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—Bax, tarde o temprano, tu amigo saldrá gateando de debajo de

su roca, y luego eres todo mío.

—Benny, ¿vas a golpearme de nuevo? Puede ser más difícil ahora

que sé que vas a venir.

Su mirada se desvió hacia Dovie y luego de nuevo a mí.

—¿Lo recoges justo donde tu chico lo dejó? Realmente no hay honor

entre ladrones.

Gruñí.

—Bueno, todos sabemos que Race me lo debía. Y como dijiste, cinco

años es mucho tiempo para ir sin ello. Tomaré mi venganza de la manera

que vea conveniente. —Incliné mi cabeza en dirección a Dovie y traté de

no gruñir mientras clavaba la puntiaguda punta de su codo en mis costillas.

—¿Por qué ella? He visto a las chicas con las que usualmente andas

No encaja en la lista.

Levanté una ceja y la miró de reojo. Literalmente podía ver dónde

estaba mordiendo el interior de su mejilla para evitar decir algo. Era muy

linda cuando se ofendía y explotaba. Solo para irritarla un poco más, le

arrebaté su sombrero deformado de su cabeza y rompí la banda elástica

que alejaba el cabello de su cara. Los rizos rojos saltaron libres como si

estuvieran escapando de una cárcel.

—He vivido en la suciedad y en la inmundicia toda mi vida. Quizás

ahora quiero algo limpio y sin manchas de esta vida. Benny, no pretendas

que me conoces. Nunca lo hiciste.

—Estoy empezando a pensar que esta chica tiene algo mágico.

Primero Race y ahora tú. Quizás tendré que darle una vuelta para ver.

Quería que reaccionara, molestarme, así podría tener a sus matones

sobre mí y pegarme por su nariz, pero no era estúpido, y esto era un juego

en el que yo escribía las reglas, así que solo me recosté en la cabina y

empujé conmigo a Dovie. Colocó una mano sobre mi estómago y me miró

bajo sus pestañas del color óxido. No estaba feliz, pero era lo

suficientemente inteligente como para no pelearse conmigo.

—Puedes intentarlo. Un par de ojos negros y una nariz torcida serán

un día de campo después de que acabe contigo si lo haces, pero eres más

que bienvenido a empujar tu suerte.

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Hizo una mueca y estiró sus pantalones estirando la hebilla de su

enorme cinturón.

—Quizás quiere probar a un hombre de tamaño en vez de a un niño.

Roxie dice que olvidaste todo sobre lo que una mujer quiere mientras no

estabas. —Se dio la vuelta hacia Dovie—. ¿Qué sobre eso, dulzura? ¿Quieres

darle a Benny una probada?

Su mirada lasciva era suficiente para que me dieran ganas de darle

de nuevo un puñetazo en su nariz, sin mencionar el hecho de que en

realidad era tan estúpido como para proponerse a una chica a la que

maltrató recientemente. Despreciable. Iba a mandarlo a la mierda, solo

para que la dejara en paz, pero no tuve la oportunidad porque agarró mi

cara con ambas manos y me estiró hacia abajo así podía besarme.

No eran labios cerrados, presión contenida de boca contra boca en

este momento. Su pequeña lengua rápida pasó entre mis sorprendidos

labios y la acaricié. Sus dedos se curvaron al costado de mi cara,

acariciando la estrella negra tatuada en la esquina de mi ojo y alrededor

de mi cuello, y cada vez que respiraba, inhalaba y sentí como si estuviera

tratando de darme algo que nunca antes tuve. Mordisqueé el interior de su

labio inferior con mis dientes y la acerqué para poder mostrarle lo que ocurre

cuando beso a alguien en serio. En el momento en que finalmente se

apartó, sus labios ya completamente hinchados, se veían devorados, y sus

ojos verdes oscuros estaban casi tan negros como los míos. Su pecho subía

y bajaba a un ritmo rápido, y lo único que podíamos hacer era mirarnos

fijamente el uno al otro. Besar no era un gran problema, de hecho,

normalmente era aburrido y solo un movimiento para llegar al evento

principal. Esto, en lo absoluto no era aburrido, y ahora realmente, de verdad

quería saber qué había bajo esas feas ropas holgadas.

Parpadeó hacia mí y les lanzó una sonrisa descarada a Benny y sus

muchachos que se veían confundidos con su cara inocente.

—Soy buena. Él es mejor, así que no, gracias. —Dejó caer su cabeza

sobre mi hombro y batió sus pestañas hacia mí. Tuve que contener una

carcajada.

—Ya la escuchaste. Benny, muévete. Quédate fuera mi camino y

cuida por dónde andas.

—Bax, siempre fuiste demasiado seguro de ti mismo. Va a estallar en

tu cara.

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Me encogí de hombros y agarré la mano de Dovie para sacarla de

la cabina detrás de mí.

—Me sorprende que ya no lo haya hecho, pero se necesitará a

alguien más grande y más malo que tú o Novak para que lo haga. —Saqué

a Dovie de la cabina y empujé al matón más cercano a mí al pasarlo,

mientras la metía bajo mi brazo. Le di a Benny una última mirada por encima

de mi hombro—. Sabes cómo me manejo, Benny. Mantente fuera de mi

camino o tú y todos tus muchachos conseguirán ser atropellados.

Empujé mi suerte y guie a mi compañía por la puerta principal con

una mano sobre su sorprendentemente firme culo. Necesitaba ver a esta

chica con ropa que realmente se adaptara a ella. Chuck nos detuvo en la

puerta y le di el obligatorio golpe de puño.

—Déjame saber si mi pequeña visita altera algo. Necesito encontrar

a Race.

—Oh, esto va a revolver la mierda, lo cual estoy bastante seguro era

lo que buscabas, hijo. Es mejor que cuides tu espalda con Benny. No llegó a

ser la mano derecha de Novak por ser razonable y perdonar.

—Chuck, lo entiendo. Tengo reprimidos cinco años de “jodete” y

todo se dirige a Novak y su pandilla. No voy a ninguna parte hasta que él

sepa exactamente lo que pienso sobre cómo se fue abajo ese último

trabajo. Solo necesito asegurarme de que Race está bien y no juega con

algo muy peligroso para manejarlo por sí solo.

—Estaré atento. ¿Supongo que no quieres que los chicos sepan que

la pequeña Señorita Rayo de Sol está emparentada con él?

—No. Déjalos que piensen que era solo una pieza al costado. Es más

seguro de esta manera para ella.

—Jugando con fuego metiendo tu lengua hasta su garganta. Benny

cree que significa algo para ti, tendrá ideas.

—Bueno. Déjalo. Vamos, Pelirroja, vamos a meterte en la cama,

segura y cómoda.

No me extrañó que ella retrocediera ante mi toque y caminara tan

lejos de mí como pudo en la acera cuando salimos. Tuve que ocultar una

sonrisa divertida mientras me miraba. Ese cabello rojo no era una mentira.

Era varios tipos de fuego y llena de lucha. No debería gustarme casi tanto

como lo hacía, y no debería querer verla en mi auto, pero eso es

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exactamente lo que estaba pensando mientras en silencio la llevaba al

Runner.

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dovie Traducido por MaEx y magdys83

Corregido por Lizzie Wasserstein

staba temblando. No estaba segura si era de miedo, rabia,

adrenalina, o el hecho de que Bax no parecía pensar que los

límites de velocidad y las cosas como las señales de alto no se

aplicaban a él o a su ruidoso y perversamente rápido auto. Revisaba mi

cinturón de seguridad cada pocos segundos y agarraba el tablero delante

de mí con los dedos, que estaban blancos. No habíamos dicho una palabra

desde que dejamos el club de desnudistas. No había mencionado lo que

pasó cuando llegó de la parte trasera, el encontronazo con Benny, o el

hecho de que prácticamente me había enrollado con él delante del vil

mafioso.

Eso era lo que me disgustaba. Era reservada, incluso tímida, cuando

se trataba del sexo opuesto. Nunca confié en sus motivaciones y había visto

demasiadas chicas de mi edad pasar por la casa y ser abandonadas

debido a palabras bonitas recitadas por una talentosa lengua. No quería

eso para mí. Traté de tomar inteligentes decisiones, decisiones que

eventualmente me guiarían a sitios como The Point. Eso significaba que la

mayoría de los chicos que venían de las calles eran chicos con los que no

perdía mi tiempo. Por no hablar de que me vestía como un chico la mayoría

del tiempo y no me molestaba en arreglarlo. No era como si ellos estuvieran

golpeando la puerta principal para perseguirme… pero ese beso con Bax

fue diferente.

Cuando él me había besado para el show, sabía que era un acto,

una forma de apostar su demanda y persuadir al chico en traje de

retroceder. Su mirada casi medianoche nunca vaciló y fue como presionar

mi boca contra la implacable superficie de una estatua. Claro, él sabía

cómo a aliciente y todas las cosas oscuras y peligrosas que manaban de él,

pero todo era un juego para él y pude sentirlo. Deseé que hubiera sido

suficiente para hacer que mi piel dejara de hormiguear y mis labios de saltar

desesperadamente hacia él y halarlo. Ser besada por un chico como Bax

E

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por cualquier razón era suficiente para meterse con mi ya giratoria cabeza,

no me gustaba, así que cuando Benny había empujado, necesité tomar el

control de regreso.

Solo que salió el tiro por la culata, y besar a Bax de verdad fue como

quedar atrapados en un remolino de deseo y no ser capaces de contar de

arriba a abajo. El chico tenía habilidades. Tenía un toque. No había

maravillas vagando a través de la ciudad fanfarroneando sobre su reciente

encarcelamiento. Todo sobre el gritaba que conocía su camino alrededor

de un buen rato y ninguna chica sería tonta para evitar la oportunidad de

tener uno con él.

No pude reprimir un grito ahogado cuando el potente auto chirrió

alrededor de la esquina de la calle enfrente de la cafetería y azotó en el

estacionamiento. Condujo como si estuviera huyendo de la policía, incluso

a pesar de que el auto resaltaba como un doloroso pulgar, nadie, policía

incluida, parecía dispuesto a pararlo.

—¡Cristo! ¿Tienes prisa? —No quería sonar aterrorizada, no era como

quería que él pensara de mí, pero no podía evitarlo.

Él sonrió ante el sombrío interior del auto y vi la forma en que hizo que

la estrella en su cara se arrugara hacia arriba en los bordes. No debería

hacerle atractivo, era imposible pasarlo por alto y gritar “con problemas-y-

sin problemas”, pero era caliente. Odiaba admitirlo, pero era todo tipo de

delincuente sexy. Dios, ¿qué estaba mal conmigo? Ese beso me había

hecho estúpida.

—Tengo que llevarte a casa y golpear un par de otros lugares. ¿Race

te dijo algo sobre un tipo rico atado a Novak?

Fruncí el ceño y crucé los brazos sobre mi pecho.

—Si estás yendo a otro lugar, entonces voy contigo. Pensé que ese

era el trato.

Me miró, y tomé un respiro mientras se inclinaba sobre mí y empujaba

para abrir mi puerta. Olía como persistente humo de cigarrillo y perfume

barato de la chica medio-desnuda que lo había hecho correrse en seco.

—No había trato. Tengo cosas de que encargarme que no están

relacionadas con Race. Toda mi vida se puso en suspenso durante años.

Estoy tratando de acomodarlo de nuevo y encontrar a tu hermano al mismo

tiempo. Además, las chicas que besan con la boca cerrada, realmente no

son lo mío.

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Me sonrió con suficiencia mientras desenganchaba el cinturón de

seguridad.

—Creo que cualquier cosa con pulso y vagina podrían ser lo tuyo.

Se echó hacia atrás y puso su brazo sobre el respaldo del asiento. Sus

oscuros ojos brillaban contra el oscuro interior del auto. Eran como piezas en

bruto de ónix, pulidos y puestos en su brutalmente atractiva cara. Me

pregunté cómo consiguió esa cicatriz que dividía el rastrojo de cabello

oscuro en su cuero cabelludo.

—Hay dos cosas sobre las que soy peculiar. Mis autos y mis mujeres.

—Levantó una ceja hacia mí y disparó su boca en una media sonrisa—. Me

gustan ambos para correrlos sin problemas y manejarlos con facilidad.

Ninguna de esas cosas se aplica en ti, Pelirroja. Incluso si necesito una dosis

rápida, no me enredo con coños complicados.

Iba a chasquear una réplica hacia él cuando grité y me giré porque

una pesada mano aterrizó en mi hombro y tiró de mí el resto del camino

fuera del coche. Reprimí un grito cuando miré a la sucia cara y un poco

enloquecedora de Lester. Puse una mano en mi corazón acelerado, pero

antes de que pudiera recuperar mi aliento, Bax estaba fuera del auto entre

mí y el veterano. Quería advertirle que Lester no estaba del todo bien, pero

él me empujó hacia atrás así estaba detrás de él y empujó a Lester hacia

atrás con una mano en su pecho. Lester se tambaleó un poco y giró su cara

hacia arriba.

—¿Dovie?

Agarré el codo de Bax y tiré hasta que pude dar un vistazo alrededor

de él.

—Lo siento, Les. Este es Bax. ¿Recuerdas que te pedí que le dejaras ir

arriba en el edificio anoche? Él es amigo de Race.

—¿Trató de forzar la entrada? —La mente de Lester tenía lagunas.

Carmen pensó que era por el exceso de ácido en los años setenta, yo

pensaba que era por la guerra, pero, en cualquier caso, él llevaba un

machete bajo su sucio abrigo y no estaba asustado de usarlo.

—Sí… bueno, no. Está tratando de encontrar a Race. Él está bien,

¿está bien, amigo?

Lester y Bax tenían un retraimiento pasando y estaba asustada de

que uno de ellos fuera a salir herido antes de que el otro retrocediera.

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—¿Por qué estás aquí, Les? Nunca dejas la escalera de entrada

después de la oscuridad.

Traté de mantener mi voz relajante y suave. Sin quererlo apoyé mi

peso en el costado de Bax, tratando de mostrar a Lester que él era bueno,

no una amenaza. Que gran toro era. Nunca había conocido a una sola

persona en mi vida que transmitiera que era una amenaza como este tipo.

—Cosas malas. Demasiada gente. Hicieron que me fuera. Me dieron

una botella de whisky.

—¿Qué tipo de cosas malas, amigo?

Sus salvajes ojos echaron un vistazo sobre mí y luego sobre Bax.

—Es bueno que él esté aquí. Bueno, bueno.

Me estremecí y miré a Bax, quién estaba frunciendo el ceño y

tratando de seguir el patrón de pensamientos rotos de Lester.

—¿Por qué te dieron whisky, Les? Ayúdame aquí, grandulón.

—No vayas a casa, Dovie. Cosas malas. Cuidala. Ella es una chica

dulce.

Lester asintió, como si su asunto con nosotros estuviera terminado, y

se tambaleó hacia atrás hacia el edificio de apartamentos. Estaba llena de

aprensión, y me estremecí involuntariamente.

—Él es un veterano discapacitado. Nadie, y me refiero a nadie, entra

o sale del edificio sin su visto bueno. La única vez que deja la escalera de

entrada es por la iglesia los domingos por la mañana y si tiene la oportunidad

de ir de borrachera. Es una buena persona.

—¿Qué quiso decir con cosas malas?

Suspiré y empujé el cabello seriamente enredado sobre mi hombro.

—No lo sé, pero realmente tengo un mal presentimiento que estoy a

punto de averiguar. No me dejes mantenerte alejado de tus conquistas

nocturnas. Espero escuchar de ti mañana si tienes algo sobre Race. Espero

que mantengas tu palabra, Bax.

Agarró mi codo y empezó a arrastrarme sin piedad a través de la

calle. Luché un poco al principio hasta que me di cuenta de que estaba

yendo hacia el apartamento conmigo. Realmente no quería hacer frente a

lo que sea que pudiera estar esperándome allí, sola.

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—Siempre cumplo mi palabra, Pelirroja. Eso no es algo por lo que

tengas que preocuparte sobre mí.

Genial. Él ya había insinuado que si me seguía manteniendo en su

camino y haciendo las cosas complicadas para él, me usaría de una

manera que yo incluso podría imaginar. Nunca había ofrecido mi cuerpo

como moneda de cambio antes, y no tenía ganas de empezar ahora. Pero

sentí que él me iba a empujar si no conseguía lo que quería. No estaba

asustado de venir como una escoria total; de hecho, creo que era el tipo

que gustaba.

Me apreté contra su espalda mientras subíamos las escaleras hacia

mi piso. Era todo duras líneas y fuerza en espiral. No sabía cómo un tipo tan

grande como él estaba moviéndose tan silenciosamente. Simplemente se

fundió en las sombras y en la oscuridad que nos rodeaba. Me sentía torpe e

invisible detrás de él.

—Mierda. —La palabrota fue respirada más que hablada cuando

rodeamos la esquina donde estaba mi apartamento.

Supongo que realmente debería haber puesto un movimiento en

esas nuevas cerraduras porque la puerta estaba abierta, e incluso desde

donde yo estaba parcialmente oculta detrás de Bax, podía decir que

realmente no quería ver lo que estaba dentro.

—¿Benny? —mi voz tembló un poco.

Bax sacudió su oscura cabeza y sentí los músculos contra los que

estaba apoyada tensarse.

—No. La destrucción no es su estilo. Este fue Novak, sin embargo. Él

quiere que yo sepa que tiene ojos en mí. Esperó hasta que estuviéramos

juntos para hacer esto, no mientras estuvieras aquí sola.

Juró otra vez.

—¿Tienes algo aquí que necesites absolutamente?

Me mordí el labio inferior.

—Mis cosas para la escuela.

Suspiró y corrió sus manos sobre su cabeza.

—Si este fue un típico revolver y destruir dudo realmente que haya

algo que sirva. Puedes comprobar, pero yo no contendría la respiración.

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Estaba temblando. Parecía estar haciendo un montón de eso esta

noche.

—Lo cosa buena sobre ir sin mucho es que no hay mucho a lo que

vincularse. Déjame ver que puedo salvar y llamaré a Carmen para ver si

puedo pasar la noche con ella y los chicos por unos pocos días.

Le dio a su cabeza una violenta sacudida.

—Demasiado cerca. Necesitas estar más lejos.

Bufé.

—¿Dónde sugieres? Esto es The Point, no la escuela primaria. No

tengo una reserva de chequeras en mi bolsillo trasero para sacarme de una

emergencia. La única persona en la que puedo confiar en el mundo está

desaparecida, en caso de que lo olvidaras, así que Carmen tendrá que

hacerlo. —No es que yo estuviera entusiasmada con la perspectiva de llevar

cualquier peligro a su puerta.

Suspiró y sus manos se abrieron y cerraron en puños.

—Tengo un lugar que puedo tomar para ti unos pocos días.

Solté una carcajada y metí un poco de cabello detrás de mí oreja.

—No, gracias. Ya he tenido suficiente de desnudistas y prostitutas por

una noche. Con Carmen estará bien.

Me miró y empezó a arrastrarme hacia la puerta, la cual estaba

colgando tambaleándose en sus bisagras. Tiré y me enfurecí de verdad.

Nada quedó ileso. Mis ropas, ollas y sartenes, las cosas en el refrigerador,

todo lo que estaba unido estaba en el suelo. El sofá estaba boca abajo, las

cortinas fueron arrancadas de las ventanas rotas, y por supuesto, cada libro

y hoja de papel que estaba en la bolsa de mensajero que usaba para la

escuela fue tirado y lanzado por todo el suelo. Parecía que alguien había

colocado todo el caos a través de una trituradora de madera. Desastre ni

siquiera empezó a cubrirlo. Todo lo que podía hacer era estar allí y tratar y

entenderlo con mi boca colgando abierta.

—Vamos. No hay nada que puedas sacar de este lío.

Sonaba ronco y furioso. Cuando miré aturdida hacia él, estaba

sorprendida de ver fuego negro en sus ojos. No sé cómo, por un segundo,

incluso pensé que esos orbes oscuros-como-el-carbón no fueran

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emocionales. Sentí como cualquier rabia que estuviera ardiendo en ellos

estaba atada al centro de su corrupta alma.

Me abrí paso por el suelo mientras delicadamente podía mirar dentro

de la pequeña habitación. No era como si tuviera muchas cosas o cualquier

tipo de armario de calidad, pero lo que si tenía estaba echo jirones y tirado

alrededor de la habitación como si fuera confeti de tela. Quienquiera que

había hecho esto, se había tomado su tiempo y disfrutado cada segundo

de ello. Negué con la cabeza y salté un poco cuando Bax agarró mi brazo

desde atrás.

—Vámonos.

No luché y no discutí cuando me arrastró pasando el apartamento

de Carmen y bajando las escaleras. No había manera de que pudiera

ponerla a ella y a los niños en riesgo. Este era mi problema… bien, el

problema de Race, pero desde que él era, literalmente, todo lo que tenía

en el mundo, era mi responsabilidad seguir adelante. Si Bax quería dejarme

con una de sus amigas durante unos pocos días, solo tendría que lidiar con

ello. Mi siguiente turno en el restaurante era en un par de días y me pregunté

si Brysen me dejaría pasar el rato en su casa por un tiempo. Estaba bastante

segura de que ella estaría de acuerdo con ello. Eso resolvió un problema de

inmediato. No tenía idea de lo que iba a hacer con mis libros de la escuela

o la búsqueda de dinero para comprar un entero y nuevo guardarropa.

Me sentí como una muñeca de trapo mientras Bax me conducía

hacia su negro-y-amarillo monstruo y ataba el cinturón de seguridad a mí

alrededor. Todo lo que podía hacer era mirarle fijamente mientras rodeaba

el capó y se deslizaba a mi lado. El motor sonó tan enojado como él lucía

mientras salía del estacionamiento y se dirigía hacia The Point. Era bien

pasada la medianoche ahora, y nada bueno incluso ocurría aquí cuando

el sol se ponía. Debería exigir saber a dónde estábamos yendo, cuál era su

plan, pero no podía reunir la energía para preocuparme. Cerré mis ojos y

traté de recordarme que Race me había salvado, había cambiado mi vida,

así que pequeños inconvenientes como un apartamento totalmente

destrozado y una sesión de besos inquietantemente calientes con un

criminal eran solo pequeños sacrificios que podía sufrir a cambio.

Estaba melancólica y perdí la noción del tiempo, así que cuando el

auto se detuvo enfrente de lo que parecía un almacén abandonado,

podría haber sido una hora o cinco minutos después. Giré mi cabeza para

mirar a Bax, pero ya estaba sacando las llaves y saliendo por la puerta.

—¿Dónde estamos?

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Me dio una mirada extraña, como si de repente recordara que

estaba allí, y puso la capucha de sus sudadera sobre su cabeza.

—Puedes esperar en el auto. Estaré de vuelta en un minuto.

Miré alrededor de la zona donde estábamos estacionados y abrí mi

puerta. Ningún lugar en The Point era exactamente seguro, pero al igual que

en cada parte mala de cualquier ciudad, había algunas áreas que eran

peores que otras. Este no era uno de esos lugares, y había tenido suficiente

de sentimientos sacudidos y agitados por una noche. En este momento,

estar pegada a Bax era la única cosa que me daba un poco de seguridad.

—Voy a ir contigo.

Suspiró y encendió un cigarrillo. Era una mala costumbre, pero

considerando que el tipo robaba cosas para ganarse la vida, supongo que

había cosa peores que podría hacer que encenderse un cigarrillo en mi

presencia.

—Solo quédate cerca, quiero decir cómo-mi-bolsillo-trasero de

cerca. Necesito hablarle a un tipo que me debe algo de dinero.

—¿No puedes esperar hasta más tarde? —Estaba emocionalmente

agotada. No sabía cómo todas esas cosas detrás de la oscuridad no le

molestaban. Era como una vida completamente diferente en las sombras.

—No.

Nada más y nada menos. Solo “no”. Evidentemente la prisión no

había ofrecido a Bax cualquier tipo de impresionantes habilidades de

comunicación. Me quejé en voz baja hacia él y penosamente todo el

camino detrás de él por un conjunto de escaleras que parecía que iban a

derrumbarse bajo nuestro peso. De hecho, la escalera estaba tan

destartalada y arruinada que puse una mano en la parte trasera de su

camiseta por si caíamos, para que hubiera una posibilidad de que pudiera

aterrizar en él a pesar del concreto debajo. Esto era espeluznante y no se

parecía a ningún lugar en el que quisiera estar, pero Bax actuaba como si

supiera exactamente a dónde estaba yendo, así que obedientemente

seguí adelante.

En la base de la escalera estaba una bombilla descubierta colgando

sobre la puerta de metal que estaba pintada de púrpura brillante. Parecía

la entrada de servicio al almacén, pero Bax presionó un código numérico

en la pequeña caja al lado y la puerta se abrió bajo la palma de su mano.

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—¿Qué es este lugar? —En verdad no esperaba una respuesta, pero

miró sobre su hombro hacia mí, la mayor parte de su cara estaba oculta por

la capucha.

—Solo un bar.

No pude contener el poner los ojos en blanco o el sarcasmo que tiñó

mi tono cuando nos guio por el estrecho pasillo hacia los sonidos y olores de

lo que en efecto parecía ser un bar.

—Un bar no tiene una entrada secreta en un callejón trasero y una

contraseña para entrar. Un bar tiene anuncios de cerveza con luces de

neón en la ventana y de chicas cansadas con un coctel en el piso.

Él gruñó.

—No es ese tipo de bar.

Ruidosa música electrónica estaba haciendo temblar el suelo bajo

mis zapatillas, y cuando doblamos en una esquina para finalmente entrar en

un gran espacio abierto, el cual obviamente era el antiguo piso de la fábrica

del almacén, estábamos en lo que definitivamente no era ese tipo de bar.

Luces de neón se arremolinaban alrededor de las vigas de metal

expuestas. Chicas de todas las nacionalidades, con ropa más adecuada

para un club de desnudistas o un video de hip hop, estaban en plataformas

dispersas a través del espacio bailando y retorciéndose con la música a

todo volumen. Debía de haber no menos de doscientas personas pululando

alrededor. Todos ellos sosteniendo bebidas, fumando algo más que

cigarrillos, y dando vueltas con los golpes electrónicos y el bajo de la música.

Era distinto a cualquier cosa que había visto antes y absolutamente no

donde me imaginaba a Bax pasando su tiempo. Estaba demasiado

brillante, demasiado colorido, una total sobrecarga sensorial que hizo que

mi cabeza doliera y mis ojos parpadearan.

—¿Qué estamos haciendo aquí? Mi hermano aún está

desaparecido, mi apartamento está destrozado, y estoy cansada y

malhumorada. ¿Realmente crees que es el mejor momento para un

reventón? —Tenía que gritar para escuchar sobre la música.

Él me cortó con una mirada y atrapó mi muñeca y me arrastró a

dónde estaba el bar. Se apoyó en la barra superior y gritó a la cantinera en

bikini:

—¿Dónde está Nassir?

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Ella estaba ocupada sirviendo bebidas y se veía como si por un

segundo lo fuera a ignorar. Él bajó su capucha y vio sus ojos parpadear sobre

la estrella tatuada en su cara. Lo hacía tan identificable. Ella limpió sus

manos en una toalla en la barra y apuntó a un conjunto de escaleras de

hierro forjado enrolladas detrás de la barra iluminada brillantemente.

—Arriba en la sección VIP.

Él asintió con la cabeza y me arrastró detrás de él. Tiré de mi muñeca

para tratar de liberarme pero él solo enroscó sus dedos más apretados. Me

estaba sintiendo enferma y cansada de ser jalada alrededor de este tipo.

En cada sentido de la palabra. Me sentí como si hubiera estado enredada

con él por meses, no solo por unos cuantos días.

La sección VIP era la pasarela convertida de la fábrica. Todo era de

metal y cadenas y se veía como si se fuera a caer al suelo en cualquier

momento. Era algo bueno que no tenía miedo a las alturas porque no había

nada más que una barrera de cadenas retorcidas entre el borde de la

plataforma de metal y la caída de la pista de baile abajo. Una vez más

tragué saliva y me moví más cerca de la espalda de Bax. Él siguió

sigilosamente a través de los cuerpos apretados, sin pararse incluso cuando

una pareja lo desafió o trató de detenerlo. Él estaba claramente en una

misión y nada iba a impedírselo, ni siquiera yo teniendo un leve ataque de

pánico cuando me di cuenta que toda la plataforma se movió y dobló con

todo el peso en ella.

Hicimos nuestro camino a una sección elevada en la parte posterior

de la plataforma que tenía varias mesas con satinados manteles negros en

ellas. Estaba menos poblado aquí, y Bax se conducía directo a la mesa

donde un hombre bien parecido que era obvio tenia ascendencia del

Medio Oriente estaba sentado. Tenía una botella de champán fría en la

mesa frente a él así como una computadora portátil abierta. Estaba una

chica rubia muy bonita sentada a su derecha e incluso una morena más

bonita sentada a su izquierda. Ambas chicas estaban tratando de conseguir

su atención, pero lo que sea que estaba en la computadora tenía su total

concentración hasta que Bax sacó la silla opuesta a él y se dejó caer.

Finalmente me liberó, y estuve perdida sobre qué hacer aparte de

colocarme tímidamente sobre su hombro. No pertenecía a un lugar como

este con un tipo como él. Estaba incómoda y sin hacer nada para ocultarlo.

Las chicas me estaban viendo con ojos curiosos, y todo lo que pude hacer

fue moverme nerviosamente con uno de mis rizos.

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El magnífico hombre con la piel color aceituna y el cabello negro

intenso levantó la cabeza y echó un vistazo sobre Bax y después se giró

rápidamente hacia mí. Ofreció una sonrisa que literalmente hizo tropezar mi

corazón y supe que me estaba sonrojando.

—Escuché que estabas fuera. Imaginé que encontrarías tu camino

aquí. Es bueno verte, Bax. Los tiempos difíciles se ven bien en ti.

—¿Tienes mi dinero?

Los ojos dorados del tipo se desviaron hacia mí y sentí como si

estuviera viendo justo dentro de mí. Sentí problemas al respirar. Guau, ese

era algún poderoso encanto sexual con el que estaba trabajando. No es de

extrañar que tuviera dos supermodelos peleando por su atención.

—Lo tengo, pero creo que tengo una mejor opción para ti. Parece

que ganaste músculo en la coyuntura. ¿Qué estas levantando ahora, ciento

veintisiete, ciento treinta y uno? Puedes defenderte de algunos de los chicos

grandes. Por qué no me dejas organizar algo, doble o nada, y solo hace

falta reducir el quince por ciento en lugar de mi veinte habitual.

—¿En verdad vas a organizar algo limpio, Nassir? Te dije antes de la

última pelea que organizaste, antes de que me encerraran que no estoy

jugando con la hora aficionada. No tengo tiempo para eso.

—Sales solo por un minuto y estás de vuelta haciendo demandas.

Siempre tuviste las bolas del tamaño de las sandias. Lo voy a mantener tan

limpio como pueda.

—¿En verdad tienes quince grandes en la mano para hacer doble o

nada?

Sentí mis ojos ampliarse. No tenía idea de lo que estaban hablando,

pero quince grandes era mucho dinero. ¿Quién en el infierno era este tipo

que mi hermano consideraba su mejor amigo, y qué clase de vida había

vivido Race antes de que corriera en mi rescate?

—Nunca te corté, Bax. No soy un hombre estúpido.

Bax sacudió la cabeza y me lanzó una mirada por el rabillo del ojo.

—¿Has visto a Race por aquí desde que regresó a la ciudad?

El hombre moreno volteó a la computadora que tenía frente a él.

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—No. Nunca le importó cómo hacia los negocios. No lo he visto

desde que me pidió que localizara a alguien por él. Eso fue un mes antes de

tu arresto.

Bax se alzó en sus pies.

—¿A quién te pidió que localizaras?

El hombre ondeó su mano con desdén.

—Alguna chica. Estaba demasiado decidido en eso. La encontré en

Carlson y pasé adelante la información. Se suponía que me debía un favor,

pero nunca lo vi de nuevo, y después fuiste arrestado, así que en cualquier

caso no me servía. Escuché que Novak echaba espuma por la boca para

localizarlo, aunque, no me sorprende que estés preguntando, o que no lo

encuentres por ningún lado.

Mi corazón estaba golpeando con fuerza en mis oídos, y pensé que

me podía haber derrumbado si Bax no me hubiera sujetado el brazo y

arrastrado a su lado. Yo era esa chica. Yo era de Carlson. Race usó su

zalamería, obviamente relacionada con este hombre para localizarme

incluso antes de que Bax fuera a prisión. Estaba en su radar mucho antes de

que se diera cuenta de que no salvaría a su mejor amigo. No estaba segura

de qué hacer con esa información, pero se sentía importante.

—Ven el viernes, Bax. Espero que recuerdes cómo es.

Bax solo levantó una ceja.

—¿Quieres decir que es diferente de tratar de mantener tu trasero

seguro en el patio cada día?

Nassir se rio y vi a los ojos de sus acompañantes quedarse perplejos

en excitación. Hombre, él era potente.

—Buen punto. En verdad es bueno verte, Bax.

Bax no respondió, pero me dio un pequeño empujón así que estaba

dirigiendo el camino bajo la escalera. Una vez que regresamos al piso

principal, parecía que no podía salir demasiado rápido del club. Casi tuve

que trotar para mantener su paso decidido y sus zancadas de piernas largas

de regreso al nivel de la calle y al auto.

Tenía un millón de preguntas que quería dispararle, preguntas que

quería exigirle, pero su mandíbula estaba bloqueada y se veía enojado. No

conmigo, no con su séquito criminal, solo enojado con el mundo en general,

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y no quería nada de eso apuntando en mi dirección. No habría sobrevivido

tanto como lo hice por mi cuenta sin saber cuándo permanecer callada y

desaparecer en el fondo.

Conducimos en silencio por quince minutos fuera de la ciudad. Me

sorprendí cuando detuvo el auto en un alto en frente de un lindo bungaló a

la derecha en la orilla de The Point y The Hill. Era un vecindario agradable.

Los niños podían jugar afuera aquí. Los padres no necesitaban barras en las

ventanas o pistolas bajo sus almohadas. Dicho esto, no tenía idea de qué

estábamos haciendo aquí o que debía hacer cuando Bax se estacionara

en la calzada y apagara el ruidoso motor. Volteé a verlo y me di cuenta que

su mandíbula estaba apretada y que la estrella estaba palpitando mientras

la vena debajo de su piel se movía.

—Esta es la casa de mi mamá.

No iba a preguntar. No creí que fuera mi lugar hacerlo, pero algo

estaba ausente, así que tuve que entrar en el agua.

—Está bien. ¿No le molestará que me quede aquí hasta que pueda

resolver algo afuera?

Su mandíbula se apretó y estaba muy segura que escuché que sus

molares crujieron bajo la presión.

—Ella no vive aquí. El lugar está vacío. Lo ha estado por años.

Parpadeé en sorpresa. Principalmente porque nunca lo imaginé

viniendo de un lindo antecedente suburbano como este.

—Lo siento. ¿Le pasó algo?

Si fuera posible, su mandíbula se tensó aún más.

—No. Compré esta casa para ella justo después de que me

encerraran.

Parpadee hacia él.

—¿No fuiste a la cárcel cuando solo eras un niño?

Hizo un ruido en su garganta y giró su cabeza en sus hombros.

—Creciste en un gueto. ¿Realmente fuimos niños?

Era un punto válido, pero eso todavía no explicaba una casa

agradable en un vecindario costoso.

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—¿Por qué no vive aquí si hiciste algo tan agradable por ella? Debió

costarte un brazo y una pierna.

Estaba empezando a pensar que Race no estaba preocupado por

decirme algo acerca de su vida antes de encontrarme. Unas pocas ideas

en su complicado amigo habrían sido realmente útiles ahora mismo.

—Quien dijo que el crimen no paga es un idiota. Paga bien, es por

qué hay mucho de esto. Le compré una casa porque sabía que

eventualmente iba a terminar muerto o en la cárcel y quería que estuviera

bien sin importar lo que me pasara. La única condición que le puse fue que

tenía que estar sobria. No podía quedarse aquí mientras estuviera bebiendo.

Exhalé un silbido, porque las adicciones y madres eran el dedo en la

llaga para mí también.

—¿Quieres decir que tiene esta casa gratis y todo lo que tiene que

hacer es no beber?

—Sip.

—Guau.

Me miró y abrió su puerta.

—De cualquier manera, está vacío y nadie sabe acerca de ella

porque ella nunca se secó lo suficiente para mudarse, así que aquí estarás

a salvo por un tiempo. Vamos a tratar de resolver algo de comida y ropa

mañana.

Salí del auto y miré la casa. Este era mi sueño. Una linda casita en un

lugar seguro. Incluso nunca estuve cerca de algo como esto. Era triste que

algunas personas no pudieran dejar ir sus vicios lo suficiente para apreciar

un regalo como este.

—Es encantador. ¿Quién la cuidó por ti mientras estuviste

encerrado?

Gruñó, su respuesta habitual cuando le preguntaba algo que no

quería contestar.

—La misma persona que cuidó de mi auto.

Quería preguntar quién era, considerando que su único amigo

parecía que estaba en escapar y esconderse en este momento, pero no

quise presionar a mi suerte y realmente quería ver el interior de la casa.

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—¿Me vas a dejar sola aquí? —No estaba segura como me sentía

acerca de eso. Estaba desgastada de estar en su presencia por las últimas

horas. Estar a su alrededor era como estar constantemente impactada por

la sacudida de electricidad. No podía encontrar una posición sólida a su

alrededor, sin embargo, además de Race, nunca me sentí con alguien más

que no dejaría que nadie me lastimara.

Esos ojos oscuros eran insondables. Desearía que fuera más fácil de

leer.

—Por esta noche me voy a tirar en el sofá.

No le iba a preguntar dónde pasaba normalmente la noche. Sabía

que la respuesta tenía que ver con el impresionante paquete que sentí

apretarse contra mí cuando me besó antes.

Mientras crujió la puerta abierta y entraba, pregunté:

—¿Qué organizaste con el tipo en el reventón? ¿Una carrera o algo?

—No, ya quisiera. Nadie correrá en una carrera callejera conmigo

nunca más. Nunca pierdo, así que dejan de preguntar.

Lo había visto conducir, así que eso no era realmente una sorpresa.

—¿Entonces qué?

Él arqueó una ceja hacia mí y tiró del interruptor de luz. Se veía como

una casa modelo. Todo adentro estaba inmaculado e intacto, todo

tranquilo, de colores neutrales que apestaban a diseño profesional. Era tan

hermosa que casi dolía. Miré a Bax y me di cuenta que estaba viendo todo

con mirada cínica.

—La habitación principal está atrás, afuera de la cocina. Tiene una

cama y creo que las sábanas y esas cosas están en el clóset. Estoy seguro

de que todo está cubierto de polvo, pero funcionará por una noche o dos.

Podía oír el desdén en su voz tosca. Él sacó un cigarrillo y se dirigió

hacia la puerta delantera.

—Una pelea. Organicé una pelea.

Fruncí el ceño a su espalda.

—¿Como una pelea a golpes?

Se rio entre dientes, pero no había humor en eso.

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—Una en la que espero solo se usen los puños. Trata de dormir,

Pelirroja. Si mi suerte se mantiene, la mierda se va a poner peor antes de

mejorar.

Mordí mi labio inferior y me di cuenta de que sus ojos siguieron el

movimiento con atención. Eso hizo que algo caliente y agitado se deslizara

en mi columna vertebral. No estaba acostumbrada a la evidente atención

masculina y Shane Baxter era indudablemente un hombre.

—Esa es una actitud terrible para tener.

—Hace que te decepciones menos después. Ve a la cama, Dovie.

Era la primera vez que me llamaba por mi nombre. Mientras volteaba

e iba a buscar la habitación que indicó que podía usar, no pude negar que

el sonido de su voz áspera y brusca me hizo recordar que era una chica, con

toda la clase de partes de chicas que reaccionan a un tipo caliente. Incluso

si mi cabeza estaba gritando ¡HUYE! tan enérgicamente como podía.

¿En qué me metió Race?

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bax Traducido por Whiteshadow y Selene1987

Corregido por Lizzie Wasserstein

enía el sueño ligero. Siempre lo he tenido, pero estar encerrado

lo ha hecho aún más ligero. Por no hablar de esta casa que me

ponía la piel de gallina. Simplemente me recordaba que incluso

cuando traté de hacer el bien, explotó en mi cara y terminó mal. Levanté la

cabeza ante el sonido de pies desnudos en el suelo. Estaba tumbado en el

sofá; no me había molestado en ir a buscar una manta o algo, así que

esperaba que si Dovie estaba de camino a donde me encontraba,

estuviera lista para manejarme en nada más que un par de bóxers

ajustados. No estaba lo suficientemente motivado o lo suficientemente

caballeroso como para molestarme en arrastrarme por mis pantalones. No

me avergüenzo fácilmente, y dado que ella era la que se encontraba

despierta y en mi espacio, podía hacerme frente en mis calzoncillos.

Los pasos se acercaban y me incliné alrededor del brazo del sofá lo

suficiente para ver su lento recorrido entre la cocina y la sala de estar.

Ninguna de las luces estaba encendida, pero no perdí el mínimo detalle de

luz brillante que desprendía su piel blanca. Ella era luminosa, y también

estaba sin sus pantalones. Todavía tenía ese suéter gigantesco, pero la

extensión de las piernas que sobresalían de él y que llegaban a la mitad del

muslo estaban tonificadas y elegantemente curvadas. Si yo fuera un hombre

de piernas, las suyas, de seguro habrían estado en la parte superior de la lista

de las mejores que había visto nunca.

—¿Qué pasa? —La vi saltar un poco y girar un rizo alrededor de su

dedo. Me di cuenta de que era lo que hacía cuando estaba nerviosa o

inquieta.

—¿Te he despertado?

Me pasé las manos más o menos por encima de mi cara y balanceé

las piernas para que mis pies estuvieran en el suelo. Apoyé la cabeza hacia

atrás en el cojín y me quedé mirando el techo oscuro.

T

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—No —le mentí—. No me gusta estar aquí.

Ella dio la vuelta al lado del sofá y se dejó caer a mi lado, cerca pero

sin tocarme. Enroscó sus piernas desnudas debajo de ella y traté de no mirar.

Sentí que sus ojos patinaron sobre mi cuerpo mayormente desnudo y luego

de regreso de vuelta a mi cara. Mi cuerpo era un mapa carretero de una

vida efímera, dura y demasiado rápida. Tenía una fea cicatriz en mis costillas

de un accidente de motocross cuando tenía diez años. Tenía una horrible

cicatriz que recorría toda la longitud de mi bíceps por golpear la mano a

través de una ventanilla de auto cuando había empezado a salir. También

había una preciosa herida de batalla en la espalda que coincidía con la

cicatriz en la cabeza de la primera y única vez que no había sido lo

suficientemente rápido como para escapar de un policía enojado y su

macana. Por no hablar de que tenía un tatuaje gigante del logotipo clásico

V8 en mi estómago, y BAX en grandes letras que corrían a través de mi

espalda superior de omóplato a omóplato. En el lado opuesto de las costillas

tenía una chica de las que levantan la bandera en las carreras, desnuda a

caballo sobre una bujía, y en los lugares que eran demasiado oscuros y

demasiado privados para ver, tenía banderas a cuadros individuales que

indicaban que toda aquella que ostentaba la suerte de verlas había de

hecho llegado a la línea de meta.

Estaba seguro de que ella estaba consternada por todo, horrorizada

por mí en general, pero golpeteó con los dedos sobre la rodilla desnuda y

me dijo:

—Eso es una mierda. Es una casa muy bonita. Mi mamá también

estaba en mal estado. Así fue como terminé en el sistema. Quería más a las

drogas, que ser una madre.

Yo no era muy bueno hablando, y mucho menos en compartir, pero

parecía como si ella no fuera a marcharse a ninguna parte, por lo que

suspiré, cerré los ojos y crucé las manos sobre mi vientre plano.

—Ella está limpia. O trata. Simplemente nunca dura mucho, y he

aprendido a dejar de empujar. No es como que un tipo con antecedentes

penales y sin medios legítimos de empleo puedan emitir un juicio sobre lo

que alguien más está haciendo bien o mal. La quiero, es mi mamá, así que

este es el tipo de relación que tenemos.

Hizo un pequeño sonido de simpatía y eso retorció algo dentro de mi

pecho. Si hubiera sido lástima la habría echado, pero ya que era empatía,

no estaba seguro de qué hacer con eso.

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—Háblame de Race. Necesito entender por qué estás haciendo

esto, haciendo enfadar a la gente, presionando para ponerlos nerviosos. Es

evidente que estás poniéndote en peligro por él. ¿Por qué?

Incliné la cabeza y entreabrí los ojos para mirarla. Tenía la cabeza

inclinada y estaba mirando fijamente a mis manos apiladas en mi abdomen

y el tatuaje del Correcaminos encaramado allí. Si estuviera mirando más

abajo, estaría sonrojada, porque bien o mal, ambos habíamos perdido la

suficiente cantidad de ropa en la oscuridad para hacer que mi polla se

interesara en lo que estaba pasando.

—Yo nos metí en problemas, Race nos sacó. —Ella resopló tuve que

sonreír—. Cuando Nassir dijo que a Race no le gustaba la forma en que

hacia negocios, él no estaba mintiendo, pero eso fue porque su negocio

normalmente terminaba conmigo arriesgando el cuello o consiguiendo que

mi culo fuese pateado, y Race lo odiaba. Cuando empecé a promocionar

automóviles, Nassir era el intermediario entre Novak y yo. Él tomó una parte

de todo lo que hacía y eso molestaba a Race al extremo, ya que yo era el

único en la línea de fuego, infraccionando la ley, y Nassir podía sentarse con

las manos limpias y dejar que yo lo hiciera.

Cambié mi pierna para darle a mi creciente erección algo de

espacio y la vi parpadear. Contuve una sonrisa.

—Race fue el que me dijo que eliminara al intermediario y fuera

directo a Novak. Era un tipo de los que veían “todo el cuadro” y era

competitivo como el infierno. No importaba lo mucho que quisiera ir de

fiesta, Race fiesteaba mucho más duro. No importaba cuántas chicas me

cargara, Race quería más. Era como si estuviera tratando de demostrar

quién era él a pesar de su pasado, en vez de a causa de él. Era así, con

infringir la ley. Hice lo que hice porque era bueno en eso, amaba los autos y

la emoción. Race quería que fuera un negocio, quería ser inteligente al

respecto. Al principio era impresionante, y luego comenzó a darse cuenta

de lo mucho que estábamos involucrados. Nunca quise ser propiedad de

nadie, y Race todavía estaba atado a The Hill y la fortuna de Hartman.

Estábamos desilusionados, atascados, arriesgando resultados cada vez más

y más grandes, y tuvo suficiente. Se suponía que debía estar trabajando en

una manera de sacarnos cuando me arrestaron.

Se aclaró la garganta y la observe mientras ella tenía que arrastrar

sus ojos frente a lo que ocurría debajo de mi cintura.

—¿Cómo te atraparon si eras tan bueno?

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Ese era un territorio peligroso y no estaba seguro de que ella estuviera

dispuesta a escuchar.

—Me tendieron una trampa.

Ella dejó escapar un suspiro que envió a sus rizos rojos a bailar.

—¿Quién?

Levanté las manos fuera de mi estómago y las empujé hacia fuera

delante de mí hasta que mis nudillos resonaron con fuerza en la tranquila

casa.

—Race.

Un silencio de muerte encontró mis palabras. Más por el shock

evaluativo que cualquier otra cosa, me agaché entre mis piernas y ajusté mi

paquete. La oí hacer un sonido ahogado.

—De ninguna manera. Te quería como a un hermano. Él nunca

habría hecho eso. Nunca me habría dicho que confiara en ti si tú estuvieras

tras él o si pensara que pudieras utilizarme o buscar venganza.

Me puse de pie y fui a donde había tirado mis pantalones. Me los

coloqué de un tirón y saqué un cigarrillo del bolsillo.

—Tú también pensabas que nunca se tiraría a una desnudista,

cuando sé que es un hecho que él solía hacer eso mismo regularmente. En

realidad, nunca conocemos a nadie realmente y en última instancia, cada

uno se vale por sí mismo en la calle.

—Simplemente no lo entiendo. Él debe haber tenido una razón. Él

nunca te traicionaría así. Te dije que hablaba sin cesar de lo culpable que

se sentía de que te fueras.

Metí el cigarrillo en el borde de mi boca y me moví al sofá. Puse una

mano en el brazo y la otra en el cojín detrás de su cabeza para que ella

estuviera enjaulada entre ellos. Bajé la vista hacia ella. Esos ojos verdes

estaban llenos de una mezcla de compasión, incredulidad y miedo. Pude

ver el delicado puente de su nariz expandirse cuando me incliné, por lo que

estábamos casi nariz con nariz.

—Nadie puede saber las motivaciones de un hombre cuando está

desesperado. No sé por qué lo hizo, pero lo voy a averiguar.

Ella tragó un poco y puso una mano temblorosa sobre su garganta.

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—¿Y entonces qué? —Fue apenas un susurro de sus llenos y

temblorosos labios.

—Depende de su respuesta. —Me levanté del sofá—. Vuelve a la

cama.

Asintió en silencio y salí por la puerta de entrada a enviar algunas

toxinas calmantes a mis pulmones. Me quedé afuera por algunos minutos, el

tiempo suficiente para tener mis hormonas en ebullición bajo control. Tenía

que dejar de asociar a la hermana de Race con todo lo sexual. Esa era toda

una bolsa de "no va a suceder." No necesitaba luchar con mis bolas de un

color azul hasta que descifrara la agenda de mi amigo.

Cerré la puerta y me fui a quitar mis pantalones cuando me di cuenta

de que me había escuchado, solo que en lugar de volver a la habitación,

ella estaba acurrucada en un pequeño ovillo en el extremo del sofá. Me

quedé mirándola, estupefacto. No sabía qué hacer con ella. No parecía

cómoda, pero no estaba seguro de que ella se quedara dormida si yo la

cargaba y la dejaba en la habitación. Me rasqué la cabeza y decidí que

iba a dejarla y tomaría la cama para mí por el resto de la noche. Estaba en

la cocina cuando la escuché gemir. Lo que fuera que la había despertado

originalmente obviamente no estaba fuera de su sistema.

Susurré una letanía de palabrotas y me senté a su lado en el sofá.

Puse un brazo alrededor de sus hombros y la moví para poder poner su

espalda en los almohadones, y me estiré delante de ella. Era más que

probable que yo fuera a terminar en el suelo. No era muy pequeño y el sofá

ya era un poco estrecho, pero ella paso un brazo alrededor de mi cuello,

situó una pierna entre las mías, y se deslizo a un sueño mucho más cómodo

y reparador. Me alegro de que uno de nosotros pudiera descansar. Estar tan

cerca de cualquier chica, en realidad casi encima de esta chica intrigante

y sorprendente, estaba haciendo un sin número de cosas no solo en mi

moderación, sino también en mi fuerza de voluntad. No debería estar

interesado en nada de ella; en cambio, estaba interesado en todo lo

relacionado con ella, y eso no me gustaba ni un poco.

Su respiración suave jugueteaba contra mi cuello y gemí en voz alta

resignándome a una larga noche, sin dormir.

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—Solo iba a esperar hasta que te viera en el trabajo para preguntar,

pero la situación es más grave de lo que pensaba.

Gemí y pasé un brazo sobre mis ojos con todos mis músculos rígidos

tratando de enderezarme. Estaba solo en el sofá y Dovie estaba,

obviamente, en el teléfono. La luz de la mañana estaba golpeándome en

la cara y tenía un calambre en el cuello por sostener a Dovie cerca de mi

pecho toda la noche.

—Sí, todo se ha ido. No hay ropa, ni libros, ni nada. No estoy segura

de cuánto tiempo tendré que estar contigo, pero mi casar no es segura.

La oí murmurar algo y decir un silencioso "gracias", entonces sus

pasos, cuando ella volvió a entrar en la sala de estar. Se sentó en el brazo

del sofá y me miró. Levanté mi brazo para mirarla a los ojos. Estaba

mordiendo su labio inferior y jugando con su cabello, así que sabía que

estaba incómoda.

—Mi amiga Brysen vive a unas seis cuadras de aquí. Voy a ir a

quedarme con ella. Nadie sabe que hablo con ella dado que realmente

solo somos compañeras de trabajo, por lo que debería estar bien, segura.

No sé por qué pensaba que iba a discutir con ella, así que puse el

brazo hacia atrás sobre mis ojos.

—Yo te llevaré.

Se aclaró la garganta y suspiré porque era evidente que no iba a

dejar que regresara a dormir. Algo se había metido debajo de su piel en

algún momento entre el usarme como una almohada y despertar.

—Todavía realmente quiero ayudar a encontrar a Race, asegurarme

de que esté bien. Después de la noche anterior y lo que me dijiste, no estoy

segura de cuan honesta es tu motivación para ayudarlo.

Era temprano, estaba dolorido, de mal humor y no tenía ningún

interés en tratar de convencer a esta chica estirada que yo no estaba tras

Race para causarle más problemas. Bajé mis pies al suelo, encontré mi

camiseta y la puse sobre mi cabeza. Mis dientes se sentían asquerosos y

necesitaba, malditamente rápido, un Advil para el cuello. Le di una mirada

impaciente mientras me ponía mis botas.

—¿Necesitas algo de dinero?

Ella parpadeó como un búho.

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—¿Disculpa?

Juré y me empujé sobre mis pies. Estaba hambriento. Tenía que

deshacerme de ella y encontrar algo de comida. Ella se estaba metiendo

con mi juego y mi cabeza. No tenía tiempo para ninguna de esas tonterías.

—Efectivo, dinero, dólares, monedas… ¿Qué si necesitas algo de

dinero para conseguir algo de ropa y esas cosas de chica hasta que puedas

valerte por ti misma?

Ella inclinó la cabeza hacia mí como si estuviera hablando un idioma

extranjero, por lo que maldije en voz baja y saqué un par de cientos de mi

billetera y se los metí en la mano.

—Vámonos. Me muero de hambre y he tenido suficiente de esta

casa. —Me dirigí a la puerta principal, sin molestarme en ver si me seguía o

no. actuaba asustada, y me irritaba. No había hecho nada escandaloso o

avance hacia ella y estaba actuando como si hubiera cumplido con mi

amenaza de la noche anterior.

La oí luchando detrás de mí, y antes de que pudiera llegar al auto,

me detuvo con una mano en mi codo. Trató de empujar el dinero hacia mí

pero me la quité de encima y me dirigí a la puerta del conductor.

—No puedo aceptar esto de ti. No somos amigos. Ni siquiera creo

que estemos en el mismo equipo ya, y no quiero tener nada que ver con tu

empresa criminal.

Apreté los dientes y levanté una ceja. Estaba siendo una perra esta

mañana. Me imaginé que despertar encima de mí no podía haber sido algo

que la emocionara, pero estaría condenado si iba a ser el objetivo de su ira.

—Entra en el auto. Es dinero limpio. —Bueno, limpio en términos de

que me lo gané al vender un viejo Súper Bee que había arreglado y

convertido en un auto de calle. No estaba limpio en términos de Gané el

Bee en una carrera ilegal antes de que fuera lo suficientemente mayor

como para votar—. No tengo la paciencia para tratar contigo esta

mañana, Pelirroja, por lo que es tú elección. Entras y deja que te lleve, o

caminas. No doy una mierda por cualquiera de las dos opciones.

Ella lo estaba considerando. Lo pude ver, pero encendí el auto y

subió. Su cabello era una maraña. Sabía que era más suave que todo lo que

había sentido en la vida y que era muy fácil entrelazar las manos en todos

esos retorcidos rizos, pero no quería pensar en eso. Sus labios se apretaron

en una línea y tenía los brazos cruzados bajo lo qué estaba empezando a

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sospechar eran unos pechos seriamente impresionantes, si sus piernas eran

un indicio de como lucia el resto de su aspecto. Parecía un niño pequeño

enfurruñado. Creo que se enojó pero no iba a profundizar en el complicado

razonamiento de chica que le hacía sentir la necesidad de alejarse de mí.

Era lo que era, y todo lo que significaba para mí era que podía moverme

con mayor libertad al tratar de encontrar Race.

Me dio instrucciones para llegar a una casa muy bonita que estaba

un poco más arriba en las colinas que la de mi mamá. Nadie podría pensar

realmente en buscarla allí. Detuve la marcha al final del camino de entrada

y esperé a que saliera. No era como si le debiera a un adiós ni nada. Me

miró por un segundo, tomó el dinero que le había dado y lo puso en el

tablero. Sin decir nada más, se deslizó fuera del auto y se dirigió hacia la

entrada de la gran casa. Solté un suspiro que sentí como si lo hubiera estado

conteniendo durante una hora y me fui, asegurándome de dejar tras de mí

una cortina de humo y goma quemada, no sé cuál era el asunto con la

hermana de Race, o si era el hecho de que estaba atada a la única persona

en mi vida que realmente importaba, pero no podía permitirme el lujo de

dejar que retorciera todo para mí. Mi vida no fue creada para sentirse bien

y mierda así.

Pasé el resto del día dando vueltas, yendo con la gente que había

perdido contacto, gente que me debía dinero en efectivo, todos y cada

uno que pensé que me podrían poner en contacto con Race. Fui y vi a mi

mamá en la casucha en la que vivía. Era solo una habitación alquilada en

una casa llena de otros adictos y personas que simplemente se habían

rendido. Podría estar en la casa que compré para ella, pero no pudo dejar

la bebida el tiempo suficiente para hacer que eso sucediera. Eso quemaba

como ácido en mis entrañas y por supuesto me puso de un humor asqueroso

y gruñón.

Hice una parada con Roxie y decirle que me encantaría volver más

tarde esa noche. Lo que no hice una sola vez fue pensar en Dovie o lo que

pudo haber sucedido para enviarla corriendo lejos como si personalmente

hubiera hecho algo mal. No era un buen tipo, pero no le había hecho nada

malo y no me gustaba que me tratase como al enemigo, incluso si eso era,

lo que en última instancia, había determinado que era.

Estuve frustrado y cortante con todo el mundo el resto de la semana.

Estaba empezando a irritarme los nervios que nadie, y me refiero a nadie,

tuviera ninguna información sobre Race. Había oído hablar de otras tres

personas de que había estado preguntando acerca un ricachón cuando

regresó, pero nadie tenía un nombre o cualquier cosa útil que usar, y a todas

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partes que girase me encontraba ya fuera una pared o a Benny. Estaba a

punto de terminar con el sentimiento de satisfacción petulante ya que él no

estaba consiguiendo ningún avance sobre cómo encontrar a mi amigo.

Cuando preguntó si a Dovie le gustó la remodelación de su casa, tomó,

literalmente, cada onza de autocontrol que tenía el no romperle todos los

dientes. Pero la cárcel me había enseñado a ser paciente, cómo esperar mi

tiempo, y cuán dulce era la venganza cuando era entregada de forma

inesperada. Solo lo ignore y me aseguré de que pudiera ver en mis ojos la

tormenta que se avecinaba cada vez que me alejaba de él.

Envié un mensaje a Dovie a mitad de semana para que supiera que

no había hecho ningún progreso, pero teniendo en cuenta que ella ahora

pensaba que yo estaba fuera para hacerle daño a su hermano, no me

sorprendió cuando no recibí ninguna respuesta. Estaba enfadado conmigo

mismo de que su desaire estuviera bajo mi gruesa piel como si fuera una

astilla. No era del tipo de intentar convencerla que necesitaba que Race

explicara lo que me había hecho antes de decidir qué sentir sobre eso… No

era de los que explicaba o justificaba mis acciones, además de que el chico

siempre había cubierto mi espalda, sin preguntar. Tenía que haber una

explicación de por qué me había engañado, una explicación tras la traición

más amarga que había experimentado en mi corta vida, y necesitaba ir

hasta él y hablar de hombre a hombre. Quizás tendría que matarle si su

respuesta no estaba a la altura, pero conocía a Race. Había estado mucho

tiempo intentando salvarme, así que no tendría sentido que simplemente se

quedara viéndome arder.

Antes de darme cuenta, era viernes y tenía que presentarme en el

club de Nassir para la pelea. No había estado en un derribo, arrastre,

salpicaduras de sangre, peleas sucias como el infierno desde el primer año

que estuve encerrado. Una vez que derribas a todos los tipos que eran más

grandes que tú por pura desesperación, dejan de intentar bajarte los humos.

De hecho, dejan de meterse contigo. Siempre había peleas y disturbios, eso

iba a pasar con un grupo de hombres violentos encerrados juntos, pero

luchar por mi vida o mi orgullo no era algo que había hecho en mucho

tiempo. Luchar por un sueldo no era algo que hubiera hecho desde que era

un adolescente. Esperaba que aún pudiera recibir una paliza y recuperarme

lo suficiente como para funcionar al día siguiente.

Estaba fumando como una chimenea. Lleno de nerviosa energía

que jamás admitiría. Nassir había transformado el reventón a un club de

lucha. En lugar de niños populares de la universidad o The Hill en busca de

una buena diversión, ahora estaba lleno hasta arriba de hombres y mujeres

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en busca de un espectáculo bestial y sangriento. No quería saber cuáles

eran las probabilidades. Pude ver un poco al otro tipo cuando llegó con su

séquito, y no se podía negar que era un monstruo. Probablemente tenía más

de unos buenos centímetros sobre mí, pero era más delgado y escuálido. Yo

tenía una acumulación gruesa y voluminosa que venía de un equipamiento

barato de prisión. Este tipo parecía que tuviera un entrenador y un equipo

de personas con el único propósito de hacer de él una máquina de

combate.

—¿Nervioso? —la suave voz de Nassir raspó mis nervios ya

deshilachados cuando miré abajo al círculo desnudo que alguien había

dibujado en el centro del suelo de la fábrica con pintura roja. Sin ring. Sin

cuerdas. Solamente puños y sangre. Era una manera brutal de hacer dinero.

—No.

Lo miré por encima del hombro. Tenía en la mano un vaso de

escocés que era más viejo que yo y me miraba con ojos insondables.

—Me sorprende que accedieras a hacerlo. Setenta mil quinientos es

un buen precio y sé que recaudas más de lo que Novak te pagó. No puedes

estar buscando dinero. Pensé que tal vez se trataba de salvar tu cara

enfrente de la pelirroja, pero luego apareciste solo.

—No tengo que salvar mi cara por nadie.

—Ahh… pero ella era diferente. He estado aquí un tiempo, Bax. Mi

trabajo principal es leer y juzgar a las personas al instante. Hay algo más en

ella que una de tus típicas zorras.

Le di una mirada oscura y abrí y flexioné mis manos mecánicamente.

Nunca había sido un gran bebedor por mi madre, pero ahora mismo

deseaba tener una botella de tequila y una habitación oscura solo para

mentalizarme. Envolví mis manos alrededor de la barandilla en cadena y

miré a la multitud que se arremolinaba abajo. Más de la mitad quería que

mi cabeza se abriera, y al resto no le importaba quién ganara mientras

consiguieran su pago al final de la noche. Hizo que me doliera el estómago.

No quería que esta escena fuera como había sido mi vida, pero dudaba

que alguna vez pudiera deshacerme completamente de eso.

—Es importante para alguien que es importante para mí. Eso la hace

diferente.

—Es más que eso. Un hombre como tú, colócale en una jaula

durante mucho tiempo, y o queda domesticado o retrocede a un animal

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salvaje. Tú fuiste salvaje, así que eso significa que lo único que quedaba para

ti es que fueras domado. Tu ventaja ha desaparecido, Baxter. Puedo verlo,

y si yo puedo verlo, eso significa que Novak lo verá y lo explotará. Tienes que

tener cuidado.

Sus palabras se quedaron bajo mi piel e hicieron que me latiera la

sangre en la cabeza. Sin pensar en ello, tomé el vaso de su mano y lo lancé

por la barandilla hacia el suelo lleno de gente abajo. Vi cómo se hacía

añicos en el suelo, mandando cristales y licor del caro en todas direcciones

y salpicando a la multitud. Nassir chasqueó la lengua y me apretó el hombro.

—¿Ves lo que quiero decir? Antes, simplemente me habrías

ignorado. Buena suerte, amigo mío. Normalmente no pensaría que la

necesitaras, pero esta noche no estoy seguro si ése es el caso.

Se volvió en los escalones.

—Tienes diez minutos. Te sugiero que los utilices para meter la cabeza

en el juego.

Solté una respiración pesada y bajé la cabeza. Apreté los ojos

cerrados tan fuertemente que vi estrellas tras mis párpados. Me irritaba, pero

Nassir tenía razón. Quería salir antes de que me encerraran. Hacer tiempo

solamente había solidificado que vivir mi vida como si tuviera nueve vidas y

estar a prueba de balas se estaba haciendo viejo y me hacía sentir estúpido.

Cuando abrí los ojos, lo primero que vieron fue una mata de rizos

anaranjados y rojos que se desplazaban a través de la desenfrenada y

frenética multitud. Parpadeé porque pensé que estaba alucinando, pero

con toda seguridad, se volvió para mirar arriba, y nuestros ojos se

encontraron. Una chica con un recogido rubio puso una mano sobre su

hombro y le gritó algo en su oído y ella asintió, sin apartar su mirada de mí.

No la había visto en una semana, desde el martes por la mañana,

pero parecía mucho más. Como si su piel fuera más pálida, sus ojos más

ahumados, sus pecas más prominentes en su pequeña nariz y como si ella

no estuviera segura tampoco de lo que estaba haciendo aquí. Su amiga la

agarró del codo y la empujó mientras el otro chico de repente saltaba al

centro del círculo.

Un fuerte rugido de la multitud se acercó y él empezó a gritar como

un lunático. Mierda, apuesto a que se había metido algo. No había otra

manera de explicar las abultadas venas y la mirada salvaje que llevaba. Se

arrancó su camiseta negra y la lanzó a la multitud, logrando animar aún más

a todo el mundo. Llevaba pantalones de camuflaje y manchas negras

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debajo de cada ojo como si estuviera en alguna misión de combate. Sentí

que mi noche iba a durar diez veces más.

Gruñendo por lo bajo y preguntándome por qué estaba aquí Dovie,

bajé por las escaleras y me dirigí a donde la había visto por última vez. No

tuve que buscar mucho porque se encontró conmigo tan pronto como mis

pies descalzos tocaron el nivel principal. Me quité la sudadera, saqué mis

cigarrillos, y se lo entregué todo sin decir ni una palabra. Su amiga estaba

boquiabierta mirándome de arriba abajo, pero yo estaba atrapado en esa

mirada verde bosque.

—Recibí un mensaje que decía que si tú peleabas, Race tenía que

estar aquí. Incluso enviaron el código para entrar por esa loca puerta

púrpura.

Sus manos se aferraron alrededor de mi sudadera y negué con la

cabeza.

—No estará aquí. Es una trampa. Te quieren aquí para que así esté

distraído y ese Hulk tenga una oportunidad para aplastar mi cráneo.

Sus ojos se agrandaron.

—¿Benny?

Me encogí de hombros.

—Novak. Eso es demasiado inteligente para Benny.

Me molestó que en realidad estuviera feliz de verla. Me gustaba de

verdad la altivez de su barbilla y las ondas de su interminable cabello. Me

saqué la camiseta por encima de la cabeza y se la di también. Vi cómo

miraba mi pecho y luego subió la cabeza. Podría pensar que era una escoria

y cuestionar mis motivos, pero estaba caliente por mí, no había ninguna

duda.

—Tienes que quedarte fuera del camino. La multitud se vuelve loca.

No hay árbitro, ni reglas, y las cosas se ponen feas rápidamente. Si alguien

apuesta mucho dinero por mí y pierdo, ya no es solamente el otro luchador

el que quiere patearme el culo. Sé inteligente. Si ves que la multitud se

enciende, lárgate del lugar, o mejor aún, saca tu culo de aquí ya.

Dobló mis cosas sobre su pecho y le dio una mirada escrutadora a la

rubia. La otra chica se encogió de hombros y me miró.

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—Es tu decisión, Dove. Te dije que algo sobre ese mensaje no parecía

estar bien.

Su cabeza se fue hacia mi dirección.

—¿Será más seguro para ti si me voy?

No pude decirle “Joder, sí”, que era mejor para mí si se marchaba

porque Nassir apareció a mi lado.

—Hora de rodar, enamorado.

Le di a Dovie una última mirada y di un paso hacia la multitud. Me

froté las manos por encima de mi cabeza rapada y traté de apagar el ruido

y el olor del sudor y la anticipación. Me sacudí palmaditas en la espalda y

choques de manos y gruñí a Nassir.

—¿Qué se ha metido ese tipo?

Él se encogió de hombros.

—¿Quién sabe?

—Pelea limpia, mi culo.

—¿De verdad esperabas otra cosa?

De él no.

—Vigila a la chica, Nassir. Si algo le ocurre en tu casa, te hago

responsable personalmente.

Solamente había unas pocas personas entre el círculo y yo.

—Más te vale que salgas vencedor si quieres garantizar su seguridad.

Le di una mirada asesina y él simplemente me ofreció una sonrisa

perfectamente elaborada. Quería golpearle, pero justo entonces hubo un

gran rugido digno del Serengueti. La última barrera entre mi oponente y yo

se apartó del camino y me golpearon con la fuerza equivalente a una

excavadora humana.

Caí en el cemento lo suficientemente fuerte como para que me

pitaran los oídos y que el Gran Pájaro bailara una danza irlandesa sobre mi

cabeza. Gruñí cuando sentí fuertes golpes sobre mis costillas, pero era difícil

oír nada por encima de los gritos de la multitud y el aliento de mi atacante

en la cara.

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Puse una mano alrededor de su garganta y le empujé hacia arriba y

fuera de mí, no hacia el suelo, pero lo suficientemente lejos para poder

ponerme de pie. No perdió tiempo en arremeter contra mí de nuevo, solo

que esta vez estaba preparado para él, y le atrapé a mitad del camino con

una rodilla bien colocada que hizo que se cayera. Era fuerte, pero los

narcóticos hacían que estuviera frenético, sin poder predecir mi próximo

movimiento, así que no tuve ningún remordimiento en darle duro en un lado

de la cara mientras estaba encorvado. Un chorro de sangre de su boca

siguió al golpe, y gritos de enfado de la multitud resonaron en las vigas.

Salté hacia atrás cuando de repente se incorporó y embistió la

coronilla de su cabeza justo hacia mi vientre desprotegido. Eso dolió. El aire

salió de mis pulmones y la oscuridad empezó a nublar mi visión. Me

desconcentré lo suficiente como para no poder bloquear su siguiente golpe,

que sacudió toda mi mejilla. Probé mi propia sangre y me puse furioso.

Dio una patada salvaje hacia mis piernas y falló. Agarré uno de sus

brazos y tiré hacia arriba y detrás de su espalda. Apreté lo suficiente para

escuchar un pequeño crujido y lo solté. No quería romperlo, pero subirle una

de sus manos me ahorraría esos golpes brutales. Escupí bastante sangre y

grité cuando su brazo libre de repente se deslizó sobre mi cuello. No sé de

dónde vino esa fuerza, pero sin duda la estaba usando en su beneficio.

Apretó y apretó y arañé su piel hasta que resbaló sangre. No podía respirar.

Me estaba asfixiando.

Justo antes de que todo acabara, eché la cabeza hacia atrás lo más

fuerte que pude porque podía oírle resoplar en mi oído. Por suerte tenía una

cabeza muy dura, porque incluso sobre la multitud gritando y la sangre

brotando de mis oídos, oí los huesos delgados en su nariz y el aullido furioso

que siguió. La segunda nariz que había roto en varias semanas, solo que este

tipo no era Benny. Éste buscaba mi sangre. Salté hacia atrás mientras se

dirigía hacia mí. Me dolía la cabeza, mis costillas estaban golpeadas, y el

sabor a óxido de la sangre de mi cara y el corte en el labio me llenaba la

boca. Alguien de la multitud lanzó una botella de cerveza en el círculo y se

hizo pedazos a mis pies. Supongo que quizás debí haberlo pensado primero

antes de lanzar ese cristal por la barandilla.

Lo esquivé una vez, y luego otra vez, y pude darle un golpe sólido a

su rodilla con una patada en su último paso. Me estaba cansando, pero él

tenía combustible químico para continuar, aunque su cara parecía carne

cruda y su muñeca dislocada colgaba de un modo extraño en el extremo

de su brazo. Tenía que acabar… ya. Intentaba buscar la mejor forma de que

pasara, mirando sus debilidades, cuando se agachó y sacó algo del lado

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de su bota. Maldije en voz alta e involuntariamente di un paso atrás cuando

la navaja se abrió. Al ver el arma la multitud literalmente erosionó. Más cristal

y líquido que no quería identificar nos llovió. Esto no iba a acabar bien para

mí.

Él volvió a la carga y por poco escapé de la hoja. Sentí la punta

afilada a través de la piel de mi abdomen. Retrocedí, manteniendo un ojo

en él y un ojo en el cuchillo de su mano buena.

—Mierda. —Sus ojos estaban locos y fuera de control. Tenía que tener

mucho dolor como yo, pero no había rastro de eso detrás de su mirada

debido a las drogas. Se paró, yo me moví. Él empujó, y yo di un salto hacia

atrás. Me di cuenta de que la única manera de terminar con esto era dejarle

acercarse lo suficiente para poder conseguir el cuchillo de su mano.

Suspiré profundamente, me adentré en su siguiente movimiento, sentí

el cuchillo sobre mis costillas, cerca de la axila, y cerré mi brazo hacia abajo

para que se quedara atascado. Estábamos frente a frente. Su nariz estaba

realmente jodida y jadeaba y resoplaba como un toro. No iba a darse por

vencido sin esfuerzo. Giré, usé la ventaja que tenía a pesar de tener el

costado desollado, y se inclinó e inclinó hasta que oí el chasquido del hueso

y el cuchillo cayendo al suelo a nuestros pies. Aulló, gritó y luchó para hacer

que soltara su brazo ya inútil. Me negué hasta que se cayó de rodillas frente

a mí, con sangre y mocos por toda su cara.

Puse mi rodilla bajo su barbilla para que así levantara la vista y me

mirara.

—¿Duele?

Gritó una serie de palabrotas hacia mí.

—En serio, amigo. ¿Hemos acabado? —apreté aún más el brazo.

Estaba perdiendo mucha sangre.

Hizo otro ruido e intentó agarrarme con la mano que ya había

dislocado. Suspiré. Le empujé hacia atrás y le di una patada desagradable

y sucia a la cara. Sus ojos se echaron hacia atrás y cayó como un

rinoceronte bebé al que le acaban de disparar un dardo tranquilizante.

Oí a la multitud volverse loca, escuché mi nombre, pero estaba

haciendo todo lo que podía para mantenerme de pie. Vi a Nassir

guiñándome un ojo, vi el círculo empezando a apretarse a mí alrededor

mientras el séquito del monstruo intentaba despertarle. Necesitaba aire.

Necesitaba salir de ahí.

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De repente lo único que podía ver eran unos unos ojos verdes llenos

de preocupación.

—¿Estás bien? Estás sangrando mucho.

Me dio mi camiseta, y en lugar de ponérmela, la doblé y la puse

sobre mi costado. Sentí cómo la sangre se filtraba hacia la tela al instante.

—Sobreviviré. Tengo que conseguir el dinero de Nassir antes de que

aparezca con otra estipulación o plan brillante.

Se mordió el labio y movió mi sudadera hacia un lado para

mostrarme un grueso sobre en su otra mano.

—Hice que Brysen lo contara mientras peleabas. Me lo dio incluso

antes de que dieras el primer puñetazo. Tenía que estar bastante seguro de

que ibas a ganar. Está ahí, menos su parte.

Parpadeé porque su voz entraba y salía y lo estaba pasando mal

para centrarme en su cara.

—Tengo que salir de aquí.

—Necesitas un hospital.

—Solo un poco de sutura. Es lo que Race solía hacer después de que

peleara.

Mierda. Debía estar mareado. De otra manera jamás se lo habría

contado.

Inclinó la cabeza hacia un lado y me tendió mi sudadera.

Necesitaba su ayuda para conseguir que mis pesados brazos entraran en

las mangas. Me quedé mirándola tontamente cuando ella sacó su pequeña

mano de uno de los bolsillos y sacó mis llaves.

—Vamos. Te llevaré a casa de tu madre y veremos si puedo

mantenerte entre los vivos.

—Nadie conduce mi auto. —Parecía borracho. Las palabras se

articularon mal y honestamente no sé si llegaría a los suburbios.

—Nadie excepto yo.

Deslizó su pequeño cuerpo bajo mi brazo sobre mi costado no

lesionado y casi me desmayo sobre ella. Por primera vez desde que dejé

que Race me llevara al hospital cuando tenía dieciséis años, dependía de

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otro humano para que cuidara de mí. No quería pensar lo que eso

significaba para los dos.

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dovie Traducido por Jadasa Youngblood (SOS) y Rivery

Corregido por Lizzie Wasserstein

abía que algo no estaba bien con ese mensaje de texto. Al igual

que sabía que me encontraba en problemas cuando desperté

en ese sofá y Bax había estado sosteniéndome como si fuera

algo preciado. Nunca me sentí segura, nunca me sentí protegida, incluso

con Race en mi vida. Aún sabía que todos los días iban a ser una batalla

cuesta arriba. Pero en ese instante, cuando me encontraba toda envuelta

en él, sentí como si nada malo nunca pudiera llegar de nuevo a mí. Por eso

salí huyendo. Seguro que no sabía sobre su plan secreto con mi hermano,

pero más que eso, empezaba a pensar que podría estar desarrollando uno

para mí. No fue inteligente enviar a Brysen sin mí de regresó a The Hill después

de la pelea. Debería estar huyendo de este chico tan rápido como pudiera,

sin embargo, cada vez que me daba la vuelta, parecía terminar más y más

cerca de él.

Me tomó cada fibra de control que poseía, no responder su mensaje

de texto a mitad de la semana, y no podía negar que arrastré a Brysen a

esa lucha, realmente más para verlo que esperando encontrar a mi

hermano. Estaba peligrosamente atraída por él, era magnético y tan difícil

de entender, y después de la violencia de esa pelea, sabía que tenía

brutalidad despiadada flotando cerca de la superficie de su piel tatuada.

También perdía muchísima sangre por la herida de cuchillo, y

obstinadamente se negaba a dejarme llevarlo a un hospital. En lugar de eso,

empujó un poco de dinero en mis manos y me ordenó que me detuviera en

una farmacia y comprar las cosas básicas de primeros auxilios que

necesitaría para que no perdiera el conocimiento por la pérdida de sangre.

También me dijo que agarrara un par de tubos de pegamento. Ni siquiera

quería saber cuál era su plan con eso.

Para el momento en que regresamos a la casa, cerraba fuertemente

sus ojos y líneas profundas de dolor se extendían desde las esquinas de cada

ojo. Su piel se veía un poco resbaladiza y pálida, haciendo prominente esa

S

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estrella negra y tan siniestra donde palpitaba en su sien. Tuve que trepar el

costado del auto y abrirle la puerta. Jadeé cuando vi la humedad

extendida de la sangre que empapaba el costado de su sudadera.

—Bax, eso es mucha sangre.

Solo refunfuñó hacia mí y se movió con dificultad a la entrada.

Tuve que estirarme a su alrededor para abrirla y casi me perdí en la

oscuridad sin fin de sus ojos cuando bajó su mirada hacia mí. Tragué un poco

y parpadeé hacia él. Le dio a su cabeza una sacudida y comenzó a

esforzarse en sacarse la sudadera con capucha empapada con sangre

antes de que encendiera las luces. La camiseta que estaba usando como

un vendaje improvisado se encontraba tan empapada que todo lo que

podía hacer era tirarla a la basura al dirigirse al único baño en el pasillo. No

estaba segura de lo que debería hacer. Lo llevé a un lugar seguro, era un

tipo grande y claramente podía cuidarse por sí mismo, Brysen solo vivía a un

minuto y podía regresar en un instante sana y salva con ella, pero nada de

eso se sentía como la respuesta correcta. Discutí conmigo misma mientras

seguía su cuerpo semidesnudo al baño.

Ya tenía marcas negras, y, azules extendiéndose sobre toda su firme

piel y ese cuchillo cortó su costado apenas errando a la chica desnuda que

cubría todo su costado. Su rostro tenía un flujo constante de sangre

goteando del corte de su mejilla, y su labio inferior de nuevo se encontraba

roto de par en par. Era un desastre.

—Siéntate en el inodoro y te limpiaré lo mejor que pueda. —No era

ajena al remendar a los chicos de Carmen después de pelearse con otros

niños en el barrio. Obviamente, esto era un nivel completamente diferente,

y estar tan cerca de él, hacía que mi piel se sintiera como si estuviera

electrificada.

Me miró sin emoción en el espejo sobre el lavabo. Parecía que

acababa de salir de una zona de guerra.

—¿Te asusto? —su voz era chirriante.

Me encontré con su mirada constante en el cristal.

—Estoy aterrorizada.

Bajó su mentón con un pequeño movimiento de cabeza de

reconocimiento.

—¿Confías en mí?

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—No.

Vi una sombra rápidamente pasar a través de esa mirada de

medianoche. Levantó un nudillo y frotó la sangre que manchaba su cara.

—¿Vas a ir a la cama conmigo?

Inhalé profundamente a través de mi nariz. Quería mirar hacia otro

lado, pero no me dejaría.

—Probablemente.

Finalmente alejó su mirada y recogió una toalla y la apoyó sobre el

corte.

—He estado follando a Roxie desde el comienzo de la semana. No

soy un buen tipo. No sé cómo están las cosas con tu hermano y cómo van

a desarrollarse. Para el momento en que termine con Novak, hay una buena

probabilidad de que muera o regrese a la cárcel. ¿Aun así irás a la cama

conmigo?

Mi corazón dio un vuelco extraño y mi sangre hizo algo raro donde

sentía como que podía realmente sentirla lentamente bajando mis venas.

Al menos, no había adivinanzas con él. Se dio la vuelta y se apoyó de vuelta

sobre el lavabo. Suspiré y me estiré a su alrededor para colocar una toalla

sobre su costado que goteaba constantemente. Su piel cubierta de sangre

se encontraba caliente, a pesar de que tenía piel de gallina a lo largo de su

torso desnudo.

—Si lo hago, ¿será diferente que cuando vayas a la cama con Roxie

o con esa desnudista?

—¿Quieres que te mienta?

Agarré su mano y lo obligué a sostener la toalla para que pudiera

trabajar sobre su rostro. Lo limpié con un algodón empapado con agua

oxigenada, lo cual le hizo maldecir y fruncir el ceño hacia mí. Encontré las

pequeñas mariposas adhesivas que compré y pegué un par sobre su mejilla.

—Sí. Creo que sí. —De todos modos, no podía decir la diferencia

cuando me mentía.

Gruñó y entrecerró sus ojos aún más lejos de mí cuando cubrí su labio

inferior con un poco de sustancia anti-bacterial.

—Entonces no. Sería exactamente igual al resto.

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Rápidamente levanté mi mirada hacia él y nos quedamos

mirándonos el uno al otro durante un interminable minuto.

Despejé mi garganta.

—Déjame envolver algo alrededor de esa herida de cuchillo. —Le di

una risa irónica—. Esas son palabras que nunca pensé que le tendría que

decir a alguien.

Hizo una mueca cuando alejé la toalla de su costado.

—Pasa el rato conmigo un poco más y se convertirán en una parte

regular de tu vocabulario.

No tenía una respuesta para eso, así que hice correr un poco de

agua caliente en el lavabo y traté de limpiar el baño de sangre. Era un corte

largo, probablemente diez o doce centímetros pero estaba limpia y no

parecía haber entrado profundamente en el músculo. Soplé alejando un rizo

extraviado de mi cara y estiré abriendo varios apósitos y la venda elástica

que compré. Seguí aun cuando la punta de uno de sus dedos ásperos y

callosos rozó mi frente y alejó un rizo suelto de mis ojos. Eso fue lo que me

deshizo. Era impredecible, era un criminal, era peligroso para mi salud

mental, pero entonces me sostenía cuando no podía dormir y me tocaba

como si me fuera a romper. Era una embriagadora combinación en la cual

no estaba teniendo ninguna suerte al luchar contra ella.

—Si puedes, levanta tu brazo.

Obviamente le dolía al hacerlo, pero consiguió sacar su extremidad

gruesa y musculosa de mi camino para que pudiera asegurar la venda

alrededor de su amplio pecho. Nunca antes había estado alrededor de un

hombre, quien preparaba su cuerpo para usarlo como un arma. No podía

ignorar lo impactante que era. Incluso con el severo tatuaje negro que

cubría sus abdominales y se extendía a través de sus hombros, aun así era

una linda vista. Cuando se movió me di cuenta de que incluso el tatuaje se

asomaba sobre la parte superior de la goma elástica de su bóxer, que

mostraba por encima del borde de sus jeans.

—Si realmente no quieres ir al doctor, eso es lo mejor que puedo

hacer con lo que tenemos.

Por precaución, di un paso hacia atrás.

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Se movía con rigidez y se agachó para recoger del piso su

malograda sudadera. Los azulejos de color crema se mancharon de color

carmesí donde había caído.

—Si en la mañana aún está mal, voy a tener que sellarlo con

pegamento.

Hice una expresión de asco y lo seguí fuera del baño.

—Asqueroso. De ninguna manera estoy haciendo eso. Si mañana no

está mejor, iremos al hospital.

Simplemente me ignoró y se dirigió al dormitorio de atrás, donde la

cama todavía estaba sin sábanas y mantas. Lanzó la sudadera sobre la

cómoda, abrió el botón de sus jeans, pateó sacándose sus pesadas botas,

y se dejó caer de espaldas sobre el colchón desnudo.

—No necesito un doctor. Esto está muy bien.

—Estás blanco como una sábana.

—Acabo de conseguir que pateen mi culo. Por supuesto que me veo

como una mierda.

En verdad, no. Se veía maltratado, exhausto, y un poco más rudo

que lo habitual, pero realmente creía que sería imposible que se viera como

una mierda. Sus ojos estaban cerrados y su pecho subía y bajaba a un ritmo

bastante constante, así que pensé que tal vez se estaba quedando

dormido. Necesitaba agarrar las llaves del auto e ir a buscar algo de comida

y cosas para esta cáscara de casa. Puede que no le gustara mucho estar

aquí por los recuerdos que venían con ella, pero seguía regresando aquí,

por seguridad y protección, y necesitaba provisiones.

—¿A dónde crees que vas?

Su voz era mordaz cuando me di la vuelta para regresar a la sala de

estar, donde había arrojado las llaves sobre la mesa de café.

—A la tienda. Necesito conseguir comida y cosas. Esta casa está

vacía.

—No. —Sus ojos aún estaban cerrados y sonaba molesto.

—No, ¿qué?

Antes de que pudiera reaccionar, se levantó de la cama y tenía un

brazo alrededor de mi cintura. Di un grito ahogado cuando el suave colchón

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de repente se encontraba bajo mi espalda y él estaba sobre mí, ojos negros

centelleando como carbón.

—Te quiero aquí conmigo. —Se apoyó sobre su brazo sano y usó su

mano herida para desabotonar la parte de adelante de mi camisa de

franela.

—Bax. La casa está vacía. Necesito conseguir comida, necesito

comprar lo básico. Estaré fuera como por un segundo.

¿Por qué no lo estaba deteniendo de desvestirme? Abrió la parte de

enfrente de mi camisa, y cayó a los costados. Tenía un sujetador negro útil

que no era nada lujoso, pero hacía que mi piel se viera aún más pálida y

con más pecas por el contraste.

—Santa jodida… no me extraña que te vistas como una vagabunda.

Nunca serías capaz de salir de la casa si caminas alrededor presumiendo

estas bebés. —Su voz bajó una octava y su mirada rápidamente se levantó

hacia la mía. Nada más que pura admiración masculina brillaba de regreso

hacia mí. Aparentemente, Bax era un hombre de pechos, y yo tenía un muy

buen par, no había manera de evitarlo.

—Mira, Bax, dije que probablemente iba a ir a la cama contigo, no

quise decir que esta noche.

Tomó un nudillo y lo paso arriba a lo largo del borde de mi sujetador.

En respuesta, me estremecí. Su piel era áspera y oscura junto a la mía.

—No podemos tener sexo. Sin protección. Soy un estúpido en mi

mejor día, pero nunca te pondría en riesgo así. —Apretó su boca y sobresalto

un músculo en su mentón—. En verdad no quieres saber dónde he estado.

Tenía razón, no quería. Estaba sorprendida de que no llevará con él

un paquete de ellos hasta que recordé que las chicas con las que follaba

tenían que tenerlo a mano por propósitos comerciales. Asqueroso.

—Además, apenas puedo moverme. Dovie, pregunté si ibas a irte a

la cama conmigo, no si ibas a follarme. Solo te quiero aquí.

Necesitaba discutir, para que me dejara levantarme, pero con un

gesto nacido de la costumbre de conseguir desnudar a las mujeres, su mano

se deslizó a través de mis costillas y desabrochó abriendo mi sujetador. Ya

que mis brazos se encontraban atrapados por los tirantes y el material suelto

de mi camisa, solo pude levantar mi mirada hacia él con una mezcla de

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recelo y preguntándome cuándo iba a estirar las copas bajándolas para

exponerme completamente.

Mis pechos eran grandes teniendo en cuenta que era alta y

delgada. Estaban cubiertos con pecas al igual que el resto de mi cuerpo y

terminaban con pezones que eran color rosa pálido y, por el momento,

haciendo un mohín y sin evitar esos ojos negros. Esto era un error. Estaba mal,

pero no tenía las palabras o la voluntad para detenerlo.

—Preciosa. Al principio no estaba seguro, pero ahora no puedo creer

de lo que me perdí.

—Bax. —Era una advertencia y una pregunta, todo mezclado en el

aire escapando de mis pulmones, que se sentían como si estuvieran

comprimidos. No era la chica más experimentada sexualmente en el

mundo, pero sabía lo suficiente como para saber que estaba inquieta y

adolorida, sintiéndome caliente y mareada, y ni siquiera me besó. Era

mucho más de lo que me encontraba lista para manejar, y entonces deslizó

el botón del agujero de mis jeans y metí estómago.

—Tienes que parar. —Solo la cremallera seguía hacia abajo y mi ropa

interior de algodón negro que no pretendía de repente exhibir. Sus ojos eran

como la obsidiana, su boca apretada, y no me encontraba segura de sí el

ligero brillo de sudor arriba, sobre su cabeza rapada, era por lucha contra el

malestar o por la excitación. Podía sentir la presión de una impresionante

erección a través de la tela de los jeans que nos separaban, pero se movía

lentamente y había dicho que no tenía intenciones de tener sexo. Sin

embargo, era un mentiroso, así que me moví e hice un movimiento para

cubrirme a mí misma de vuelta arriba.

Usó la mano que no estaba sosteniendo todo su peso encima de mí

para agarrarme mientras yo tiraba de mi sujetador y los laterales de mi

camisa. Tiré inútilmente para que me dejase ir, pero forzó la palma de mi

mano sobre mi tembloroso estómago y la atrapó entre mi piel y su palma.

Me sonrió, y no era agradable. Era malvado y prometía todo tipo de cosas

oscuras y escalofriantes. Esto hizo que mi aliento quedase atrapado en mi

garganta y me quedé momentáneamente tan aturdida que no me di

cuenta de que él estaba arrastrando mi mano mucho más pequeña a

través de mi vientre, debajo del hueco de mis caderas y en la cintura de mi

ropa interior.

Me asusté un poco, está bien, mucho, cuando me di cuenta de sus

intenciones. Podía sentir que aunque mi cabeza sabía que no debería estar

aquí con él, mi cuerpo era todo para él. Yo estaba resbaladiza a través de

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mis propios dedos, húmeda, cálida y palpitante. Vi algo en el resplandor de

sus ojos. Luché para alejarme de nuevo y simplemente terminó con un

gemido roto saliendo de mi garganta cuando forzó activamente nuestras

dos manos más lejos en mis pantalones y más cerca de las partes de mí que

eran muy conscientes de lo que un tipo como Bax podía ofrecer.

—Dime que me detenga. —Su voz era baja y perdida en algún lugar

de la bruma de la intoxicación sexual que derramaba sobre mí.

—Detente... —Debería haber sido severa, sonando segura y

desafiante, pero no fue así. Era ronca y entrecortada porque tuvo mi mano

donde, obviamente, quería y me hizo acariciar mi clítoris mientras su grueso

dedo viajó para encontrar mi punto G.

—Dilo en serio —gruñó las palabras contra un lado de mi cara, donde

sentí el suave roce de su boca dañada. Nunca antes había experimentado

nada como esto. No podía escapar de la resistencia y zafarme. Arqueé mi

espalda y moví mi mano simultáneamente en su ayuda, sin mirar lejos de la

cortina de terciopelo de su mirada.

Eché mi cabeza a un lado y él aprovechó la distracción para chupar

la punta de uno de los pechos en la caverna ardiente de su boca. Me

levanté con tanta fuerza que llevó sus dedos con más fuerza dentro mí y me

hizo machacar mi propia mano más fuerte contra mi carne excitada y lista-

para-ponerse-en-marcha. Esto estaba fuera de control. Yo no hacía este

tipo de cosas, especialmente no con tipos como él, pero cuando cambió

su atención hacia el otro pecho, añadió otro dedo y me gruñó que

presionara en mi pequeño y palpitante punto de pasión con mi pulgar, todo

había terminado. Me retorcí debajo de él, olvidé que estaba herido, y utilicé

mi mano desocupada para arañar la parte posterior de la cabeza que

estaba aferrada a mi pecho. Lo perdí todo... el control, la cordura, el

decoro, la realidad. Todo se fue por la ventana y yo era solo una masa de

terminaciones nerviosas y placer abrasador que no podía contenerse. Se

extendió por encima de nosotros, a través de mi mano y la suya, y sentí la

humedad acumularse en mis ojos mientras luchaba por recuperar el aliento.

Levantó la cabeza y me miró, no con una sonrisa de satisfacción o

cualquier tipo de regodeo, sino con anhelo y un hambre que nunca antes

había visto.

—Eres tan dulce, apretada, toda brillante y nueva. ¿Estás segura de

que has hecho esto antes?

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Tiré mi mano libre desde donde aún estaba alojada en sus

pantalones y puse ambas manos sobre su pecho para echarlo lejos de mí.

Se fue, pero no antes de deslizar sus dedos persistentes sobre mi clítoris por

última vez. Me hizo temblar y fulminarlo con la mirada mientras me revolvía

de nuevo en mi ropa.

—Te lo dije, Billy Clark cuando era un adolescente, y luego hubo un

chico del restaurante cuando me mudé aquí por primera vez. Estoy

ocupada, y por lo general no estoy interesada. No todos podemos tener

desnudistas y prostitutas a nuestra entera disposición.

Él soltó un bufido y volvió a su posición de espaldas en la cama. Hice

una mueca cuando vi que la sangre había pasado a través de la venda de

su costado.

—Claro que puede. Para eso son las desnudistas y prostitutas. Vamos,

Pelirroja, estoy molido. Sube aquí y duérmete.

No sé cómo podía simplemente cerrar los ojos y actuar como si nada

de esto acabara de pasar. La parte frontal de sus béxers se abultaba y pude

ver un pequeño círculo mojado sobre la tela. Metí las manos frustradas en

mi cabello.

—Te dije que parases.

Crucé los brazos sobre mi pecho y lo miré. Entreabrió un ojo y empujó

su brazo bueno bajo la cabeza.

—Realmente no querías que lo hiciera.

Exhalé un suspiro irritado.

—Tú no eres el juez de eso.

Él suspiró y dejó que sus ojos abiertos se cerrasen.

—Lo soy cuando te inclinas sobre mis dedos, con una mano

tocándote a ti misma, con la otra acercándome más. Estoy bastante seguro

de que te dejaste la mitad de las uñas en la parte posterior de mi cabeza. Y

“oh, Bax; por favor, Bax; más, Bax” suena muy diferente de “para”. Si tuviera

más movilidad no hubiera necesitado tu ayuda. Si vas a hacer esto, Dovie,

entonces hazlo; si no, entonces llama a tu amiga y lárgate. No me gustan las

reglas, tuyas o de alguien más. Como he dicho, si quieres que me detenga

o realmente no te gusta algo que estoy haciendo, tienes que decirlo en

serio. Ahora, o vienes a la cama, me levantaré, te llevaré a la tienda por la

mañana para que puedas comprar comida y cualquier mierda de chica

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que necesites, y puedo comprar una caja enorme de preservativos, o

desapareces. Me duele la cabeza, me arde el costado, y estás arruinando

el buen entusiasmo que tengo de hacer que te corras con el mínimo

esfuerzo y el trabajo de una sola mano.

Quería estrangularlo. Me quedé allí y consideré si podría irme de

rositas o no. Debería llamar a Brysen. Esto estaba fuera de mi área de

especialización y no había manera de que yo estuviera aquí para correr con

él así. Dijo que lo hiciera; no creía que pudiera. Iba a encontrar mi teléfono,

llamar a Brysen y dejar que se las arreglase solo. Así es; iba a hacer lo más

inteligente y alejarme. Solo que sus ojos se abrieron de nuevo de golpe, se

enderezó por lo que estaba sentado, me agarró alrededor de la cintura y

me tiró en la cama, así que estaba tendida sobre él. Su aliento era cálido y

seductor cuando susurró en mi cara:

—No seas un dolor en el culo.

Acarició con su mano todo el camino a lo largo de mi espina dorsal

y dejé que mis ojos se cerraran. ¿Qué demonios se suponía que debía hacer

ahora?

RACE Y BAX PODRÍAN haber crecido juntos, pero eran tan opuestos

como el día y la noche. Y no solo porque mi hermano mayor provenía de un

ambiente privilegiado, y Bax era oh-tan-obviamente de las calles. Iba más

allá de sus claras y oscuras apariencias también. Me desperté temprano de

nuevo, sobre todo porque estaba rodeada de un musculoso y medio

desnudo Bax y tenía sus manos enredadas dolorosamente en mi cabello.

Incluso en el sueño, era como si estuviera luchando, luchando contra un

enemigo invisible, y eso hizo que mi corazón doliese por él. Race dormía

como un bebé. Se despatarraba, roncaba, y no se despertaría si una bomba

estallara junto a su cabeza.

Hacer la compra con Bax era como un deporte de contacto. Salía

disparado a través de los pasillos, tirando cosas al carrito al azar, sin ton ni

son y sin idea con respecto a con qué pegaban o con qué podrían hacer

una comida. Claramente era un goloso, porque había más dulces en el

carro de los que cualquier hombre adulto podría consumir. Race hacía una

lista, la descomponía por comidas, y evitaba los pasillos que no contaban

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con las cosas que quería. Por no hablar de los otros compradores. Bax los

ignoraba, o los fulminaba con la mirada si se detenían para mirarlo

demasiado tiempo. Él era el que se había tatuado el rostro; yo hubiera

pensado que estaría acostumbrado ello. No ayudaba que sin su sudadera,

no desaparecía la mancha roja a lo largo de su costado, en la tela de su

Henley gris que había sacado de la parte de atrás del Runner. Race era

afable. Le gustaba charlar y coquetear descaradamente con cualquier

señora o adolescente que pasáramos. Me estaba costando averiguar cómo

lograron los dos tener cualquier tipo de amistad, por no hablar de una

hermandad por la que Bax había estado dispuesto a ir a la cárcel para

protegerlo.

Me detuve en seco cuando me di cuenta de que estábamos en el

pasillo de la farmacia y él me miraba con una ceja levantada. Había cajas

gigantes de condones frente a él y estaba esperando para que decidiera

lo que quería hacer al respecto. Todo lo que podía hacer era mirarlo. Si no

pareciese ser dos hombres diferentes, sería más fácil. Yo no era la mayor fan

de la bestia que andaba dándome órdenes y trataba de intimidarme, pero

el chico que me sostuvo en la noche y me apartó el cabello suavemente de

la cara, como que estaba bastante embobada por él. Apestaba que

ambos habitaran el mismo cuerpo endurecido por la lucha e imposible-de-

ignorar.

Suspiré.

—Solo agárralos. Más vale prevenir que lamentar.

Se rio de mí y luego hizo una mueca y puso una mano en su costado.

Me había negado a usar el pegamento extrafuerte en su corte, pero ahora

me preguntaba si era una buena idea. La herida aún rezumaba sangre y

era obvio que le dolía cuando hacía un mal movimiento. Arrojó no una, sino

dos cajas al carro y se dio la vuelta para que pudiéramos pasar por caja.

—Aún creo que deberías ir a ver a un médico y que te den puntos.

Fuiste apuñalado.

Bajó la vista hacia mí.

—Fui tasajeado, no apuñalado; gran diferencia. Estará bien. Era un

cuchillo muy afilado, fue un corte limpio.

Noté a una mujer junto a nosotros en la fila echándole un vistazo. Él

solo parecía tener ese tipo de atracción para el sexo opuesto. Puse los ojos

en blanco.

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—¿Cómo supo Nassir que ibas a ganar? Te dije que me entregó ese

dinero antes de que ese tipo enorme te golpeara contra el suelo.

Me dio una mirada penetrante y luego se dio cuenta de que la otra

mujer se estaba fijando en él. Mientras que mi hermano le habría sonreído,

tal vez ofrecido un pequeño guiño o algo, Bax se quedó mirándola hasta

que ella no tuvo más remedio que apartar la mirada.

—Tenía que ganar porque estabas allí.

Le di las cosas mientras él las arrojaba sobre la cinta.

—¿Qué tiene eso que ver con nada?

—Luchas hasta que un tipo está en el suelo, fuera, inconsciente o

muerto. Si perdía, entonces estarías en ese club y Nassir te habría servido a

los lobos. Benny, Novak, a cualquiera que pensara que podría entregarte, y

obtener el máximo provecho de ello. Él sabía que yo no perdería.

Solo lo miré como si le hubieran brotado cuernos de repente.

—Ese otro tipo tenía un cuchillo. Podría haber ganado.

—Pero no lo hizo.

Gruñí un poco, lo que hizo que me sonriera.

—Sabía que debería haber ignorado ese mensaje. ¿Cómo

conseguiría Novak siquiera mi número para tenderte una trampa así?

Él se encogió de hombros y le entregó un montón de billetes a la

cajera.

—Los criminales siempre parecen tener la información que necesitan.

Vamos, tenemos que parar en algún lugar para que pueda tomar una

nueva sudadera y algunas camisetas. —Rodó su mirada sobre mí y una

sonrisa se formó en la comisura de su boca—. Deberías dejar que te compre

unos pantalones que se ajusten de verdad.

Quería mantener su mente fuera de mis pantalones por completo. Lo

ayudé a transportar todas nuestras cosas en el auto.

—¿Dónde has estado quedándote? Quiero decir, no tienes nada en

casa de tu madre, e incluso si has estado saltando de cama en cama en las

semanas que has estado fuera, tienes que tener un lugar para asentarte con

el tiempo.

Me miró por encima del maletero cuando lo cerró de golpe.

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—Tengo un lugar que conservo en The Point. Un lugar donde dormir,

donde está toda mi mierda. En realidad no he estado en una cama

diferente cada noche. Tiendo a quedarme con lo probado y demostrado.

Le di una mirada fría cuando abrió la puerta para que me deslizara

dentro.

—No creo que eso lo haga mejor.

Se encogió de hombros otra vez y cerró la puerta.

—Un chico tiene necesidades, pero también las tiene una chica. Solo

necesita a la persona adecuada para ponerla lo suficientemente caliente

como para que pida que se cumplan.

Él no era un hombre excesivamente hablador, lo que era una cosa

buena. Cuando ponía su mente en ello, podía hilar las palabras de una

manera en la que era difícil discutir.

—Nunca he conocido a un hombre al que quisiera pedírselo

—murmuré en voz baja, esperando que no me pudiera oír. Claro que lo hizo,

sin embargo, y solo se rio de mí.

—Eso es porque aún no has descubierto qué es lo que necesitas.

Aunque lo harás.

Miré por la ventana y me enfurruñé abiertamente cuando nos llevó

a un pequeño centro comercial de rebajas a mitad de camino entre el

corazón del centro de la ciudad y la calle donde se encontraba el bungaló.

Iba a ser terca y sentarme en el auto mientras él entraba y conseguía lo que

necesitaba, pero debería haber descubierto a estas alturas que Bax

conseguía lo que Bax quería porque me sacó del asiento del pasajero y me

inmovilizó a un lado del auto. Yo estaba haciendo pucheros y él se estaba

riendo de mí.

—Puedes tener un berrinche tan grande como quieras, Pelirroja. Creo

que eres linda cuando haces pucheros. —Puso su dedo pulgar en el centro

de mi labio inferior y presionó. Lo mordí y luego olvidé mi nombre porque él

inclinó la cabeza hacia abajo y me besó.

Su labio aún estaba rajado en la parte inferior, por lo que hubo un

roce extraño de piel en carne viva mezclada con la presión suave de su

boca contra la mía. Forzó su lengua a enredarse con la mía, y

espontáneamente, mis brazos terminaron envueltos alrededor de su cuello

mientras se apretaba contra mí. Sus dientes mordisquearon a lo largo de la

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curva de mi labio inferior, y mi corazón comenzó a golpear con la presión y

la retirada de su boca. Esto fue imitado por la leve presión de sus delgadas

caderas donde estaban apretadas contra las mías. Di un grito ahogado y él

tomó plena ventaja presionándose más contra mí y retorciendo su lengua

aún más lejos con la mía. Los besos no deberían hacerte desear meterte

dentro de la otra persona, pero oh hombre, los suyos seguro que lo hacían.

Cuando retiró su labio inferior, estaba resbaladizo por la humedad y

la sangre. Sus ojos brillaban como joyas y sin fingir que no me estaba

apoyando en las puntas de los dedos de los pies lo más alto que podía llegar

para alcanzar todo de él o que mis manos no se aferraban

desesperadamente a sus anchos hombros.

—Si tuviera que adivinar lo que necesitabas de mí en este momento,

¿qué crees que sería?

Quería darle un rodillazo en la ingle, pero se movió justo a tiempo y

sujetó mi mano en la suya mucho más grande, una más maltratada.

—Vamos a escoger algunas cosas y a poner los comestibles en su

sitio.

Tenía la secreta sospecha de que “poner los comestibles en su sitio”

era el código para “asaltar esa caja de condones”. —Estaba siendo

arrollada por él, y no estaba segura de si debía estar emocionada o

aterrorizada por ello.

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Bax Traducido por Whiteshadow y Selene1987

Corregido por Lizzie Wasserstein

unca conocí a una chica que fuera más terca, más

complicada, o más divertida de sacar de quicio que esta. El

mal genio de las pelirrojas es natural en ella. He intentado dos

veces conseguir que ella me deje comprarle un par de pantalones donde

realmente quepan su diminuta cintura y sus piernas largas, pero me dio una

mirada asesina y me mandó a volar. No estaba seguro de si era porque

estaba molesta ya que quería gastar el maldito dinero en ella, o si estaba

enojada porque no me gustaba su look de chico. En realidad no me

molestaba, podía ver lo que estaba oculto a plena vista, y sentía que era mi

deber como hombre de sangre roja conseguir que lo superase. Después de

conseguir solo un vistazo de lo que estaba encubriendo con toda esa fea,

ropa holgada, sabía que no estaba bien que se sintiera como que tenía que

mezclarse con el monótono, gris y todo lo que era The Point.

Ella se alejó para conseguir un poco de espacio para respirar y añadí

unos pantalones lisos negros, un par de camisetas, un suéter negro de

tamaño normal para su persona, sudadera con capucha, jeans, y agarré un

paquete de camisetas para mí. Iba a tener que pasar por mi casa en la

ciudad y tomar algunas cosas si iba a pasar el rato en los suburbios en el

futuro inmediato, y ella solo iba a tener que lidiar conmigo tratando de

sacarla de su espinoso caparazón. Fue divertido verla terminar tan tensa que

parecía que iba a estallar. Me gustó el rubor bajo sus pecas y la forma en

que su linda boca rosada se puso toda roja. Me gustó la forma en que sus

ojos verdes se fueron casi a negro, y sobre todo, me gustó cuan nueva y

virgen lucía ,como si todo lo que le había hecho, todas las formas en que la

toqué, fueran una nueva experiencia. Eso hizo que toda la otra mierda

pasando pareciera intrascendente.

La encontré en la caja registradora y me di cuenta que ella se

negaba a mirarme o hablar conmigo. Me reí un poco en voz baja, con lo

que el cajero paso una mirada nerviosa entre ambos. Me hubiera gustado

N

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haber agarrado alguna pieza de ropa interior de encaje con volantes para

lanzar en la pila solo para hacerla enfadar, pero ya era demasiado tarde

cuando agarré la bolsa de papel y la seguí fuera de la tienda.

—¿Qué clase de chica no quiere ir de compras?

Me miró por encima del hombro y tiró aquel cabello color fuego a

un lado. Hombre, no podía esperar para enredar mis manos y enterrar mi

cara en él. Era como llamas, rojo y naranja, girando y girando alrededor de

su rostro pálido.

—Esto… —ella movió un dedo entre ella y yo—, ya está tornándose,

aterrador, y fuera de control. Bien puedes desear hacerle daño a mi

hermano, tengo la sensación de que podrías terminar haciéndome daño, y

nada de eso significa que tienes que llevarme de compras como si fuera tu

novia o algo así.

—No tienes nada, Pelirroja.

Ella me hizo una mueca y le sonreí.

—Tengo mi orgullo. Tengo a mi hermano. Y tengo el suficiente sentido

común para saber que cuánto más me involucre contigo, peor va a ser la

situación cuando decidas que he servido a mi propósito.

Sacudí la cabeza hacia ella y me moví a su alrededor porque ella

dio un alto delante de mí. Fui a abrir el maletero del Runner cuando

finalmente me di cuenta de lo que había hecho que se quedase tan quieta.

Puse una mano en la curva de su espalda y miré al chico apoyado contra

el lado de mi auto. Juré en voz alta y le entregué la bolsa y las llaves.

—Dame solo un segundo.

Ella fue a sujetarme, pero cinco años de ira y resentimiento habían

subido a la superficie. La oí decir mi nombre, vi los ojos del chico ensancharse

mientras se alejaba de mi bebé y se tensaba por el golpe que venía de mi

puño violentamente arrojado. No había una gran cantidad de fuerza detrás

de él porque mi costado todavía estaba lastimado y pude sentir la sangre

comenzando a filtrarse de la venda. Él negó con la cara y levantó una mano

para repasar su mandíbula hacia atrás y adelante.

—¿Ni siquiera un mes y ya estás listo para volver por asalto a un

oficial?

Quería tomar esa estúpida tarjeta de identificación de su cinturón y

metérsela por la garganta. Hice un movimiento para lanzarme por él otra

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vez, pero un par de pequeñas manos plantadas en el centro de mi pecho

me empujaron hacia atrás.

—¿Te calmas? ¿Estás loco? Espera, no me lo digas porque es

evidente que la respuesta es ¡sí!

Bajé la vista hacia ella y de regreso al policía sonriendo y sentí mis

manos apretadas en puños.

—Dovie, este es Oficial Titus King… también conocido como el idiota

que me detuvo y dejó que me pudriera durante cinco malditos años.

Titus me dio una mirada constante y luego cambió su atención a

Dovie. Me acerqué a su alrededor y volvió la cara.

—Tienes un poco de agallas al buscarme.

Él levantó las manos en un gesto de impotencia y dio un paso atrás.

—Escuché que estabas fuera. Quería decirte que Gus ha estado

preguntado por ti desde que saliste. Pensé que tal vez estarías interesado en

algún empleo honesto por una vez en tu vida.

—¿Oh, ahora estás interesado en ayudarme a salir?

Quería poner mis manos alrededor de su garganta y apretar hasta

que su cabeza explotara. Suspiró y puso la mano en la culata de la pistola

que descansaba en su cadera. Él había acabado con dejarme descargar,

el mensaje era claro.

—Fuiste atrapado in fraganti, Shane. ¿Qué demonios se suponía que

debía hacer? Estabas en el auto, tú y solo tú. Race no estaba allí, Novak,

como siempre, tenía las manos inmaculadas y una coartada sólida como

una roca, y era solo tú, el Aston Martin, y suficiente evidencia incriminatoria

para encerrarte por mucho más que cinco malditos años. Tienes suerte de

que eso fue todo lo que obtuviste El dueño del auto murió. Recuerdas eso,

¿verdad? "

Quería golpearlo de nuevo, pero Dovie no tenía necesidad de oír

todos los detalles escabrosos de en lo que Race y yo estábamos antes de

que todo explotara en nuestras caras.

—Vete a la mierda, King. No necesito esto de ti. No estoy en libertad

condicional, no necesito una niñera.

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—Tienes razón, pero necesitas un maldito ángel de la guarda por la

forma en que vives. Ve a ver a Gus, Bax. Por una vez en tu vida toma la

decisión correcta. No quiero ponerte de nuevo en la cárcel.

Lo miré y tiré la bolsa en el auto e incliné la cabeza hacia Dovie.

—Entra en el auto, Pelirroja. —Ella abrió la boca como si fuera a

discutir, pero me limite a mirarla hasta que cerró su boca e hizo lo que le dije.

Una vez que ella estuvo fuera del alcance del oído, me acerqué a

Titus. Era un partido muy parejo; él era unos centímetros más alto que yo,

pero igual de ancho y más grueso con los músculos trabajados para

protección y seguridad en lugar de caos y destrucción. Teníamos el mismo

cabello oscuro y constituciones similares pero su padre debe de haber

tenido los ojos azules, porque donde los míos eran tan negros como la

noche, los suyos eran del color del cielo en un día de verano. Compartir una

madre no nos había hecho idénticos, pero no había dudas de que

estábamos emparentados y compartíamos la sangre cuando estábamos

tan cerca uno del otro.

—Voy a volver a la cárcel por encima de mi cadáver, Titus. Ve

sabiéndolo.

Él extendió la mano y la puso en mi hombro antes de que pudiera

esquivarlo.

—Eso es lo que asusta a la mierda de mí, idiota. Mamá está apenas

aguantando. Novak te quiere muerto, o peor, y sé que él me quiere muerto.

Race está en donde solo el viento sabrá, y tú estás peleando otra vez ¿y

yendo por ahí con una chica que apenas parece legal? Aún si lo intentas

no puedes mantenerte fuera de problemas, y yo voy a tener que enterrarte.

¿Crees que quiero eso?

Me lo quité de encima y lo empujé hacia atrás con una mano en el

musculoso hombro.

—No tengo miedo de Novak. Encontraré a Race y descifraré todo

esto. Ella es totalmente legal y hermana de Race. No estoy deambulando

con ella, Benny destrozó su casa y la está acosando tratando de encontrar

a Race. Mamá no es mi problema, tú no eres mi problema. Perdiste el

derecho a preocuparte por mí cuando cerraste esas esposas en mí, Titus.

Fui a abrir de un tirón la puerta cuando sus palabras me detuvieron.

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—Así que perdonarás a Race, mantienes un ojo en su hermana, a

pesar de que él es el que te tendió una trampa, ¿pero no me vas a perdonar

por hacer mi trabajo?

Miré a mi medio hermano, la única persona en el mundo, además

de Race que alguna vez había intentado salvarme de mí mismo. Titus y yo

nunca fuimos muy unidos. Había una diferencia de edad de seis años entre

nosotros y él siempre había sido una persona que seguía las reglas, a los pies

de la línea tanto como cualquiera podía cuando luchaba por la

supervivencia. Cuando tenía diez años, había decidido dejarnos a mamá y

a mi e ir a vivir con un amigo suyo en The Hills para que pudiera cambiar de

escuela y salir de los barrios bajos. Como adulto, no lo culpé, pero cuando

era niño, me sentía abandonado y solo. Cuidar de mi madre cayó

exclusivamente sobre mis jóvenes hombros y no parecía justo que Titus se

fuera a vivir el sueño, mientras que yo me convertía en un criminal para

mantenernos y poder vivir.

—Tu trabajo es una mierda, Oficial King.

—Detective King.

—Chúpamela. —Abrí la puerta y me deslicé junto a Dovie. Estaba

mirando por la ventana y retorciéndose las manos. Quería preguntarme

sobre todo, pude sentirlo manando de ella, pero mantuvo su linda boca

cerrada.

—Ve a ver a Gus, Bax.

La voz de Titus era apenas audible por encima del rugido del potente

motor de mi auto.

Un paseo que debía tomar veinte minutos tomó diez mientras corría

de regreso a la casita de los suburbios. Ir allí con Dovie me hacía odiarla

menos cada vez que entrabamos por la puerta principal. Ella era como una

especie de bálsamo que hacía que todos los pedazos destrozados y rotos

de mi alma se sintieran menos duros. Dejé todas las bolsas de las compras

en la cocina y miré donde estaba apoyada en el refrigerador.

—Tenemos que guardar esto. —Mi voz fue más dura de lo normal.

Ella dejó caer la cabeza hacia atrás y quise pasar mi lengua a lo

largo de la longitud de su cuello.

—Háblame de la noche que te arrestaron.

—No.

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—Sí. Necesito entender cómo te engañó Race.

—Yo ni siquiera lo entiendo.

—Ese policía, ¿quién es él para ti?

—Nadie.

—Bax.

Gruñí, en realidad gruñí, y di un paso hacia ella. Puse mis manos en

el congelador para que estuviera enjaulada en mis brazos. No sé si quería

asustarla, intimidarla, o simplemente caer en esos ojos de color del bosque

y dejar atrás, por un minuto, la dura realidad de quien era yo.

—Necesito saber —dijo.

Probablemente, pero no quería ser el que se lo dijera. Ella se elevó

entre nosotros y puso sus manos en mis dos mejillas erizadas. No podía

apartar la mirada de la tentación escrita en su mirada siempre verde.

—Race me llamó esa noche y dijo que Novak tenía un trabajo. Un

Aston Martin Vanquish arriba en The Hill. Yo no quería hacerlo. Esos autos son

de alta gama, lo que significa que la seguridad es de primera categoría. Le

dije que no, no solo porque era arriesgado, sino porque se suponía que

íbamos a estar trabajando en salir del juego. Novak estaba tomando

mayores riesgos, llamando a Race por más y más encargos, y todo se estaba

volviendo demasiado profundo y demasiado enredado.

Me costaba respirar e iba a la deriva en el tiempo, a pesar de que

ella estaba tratando de mantenerme en el presente.

—Race me llamó un par de horas más tarde y me dijo que yo no

entendía. Teníamos que agarrar el auto. No teníamos otra opción. O iba o

que tendría que ir él solo. Race es genial con los sistemas de seguridad, con

alarmas de autos, el LoJack y los sistemas digitales que los policías pueden

reemplazar, pero él no es un ladrón. Él no es un tipo de autos, así que si tenía

que ir por su cuenta, hubiera terminado mal.

Parpadeé, aun tratando de darle sentido a todo.

—Debería haber preguntado, ¿Por qué? ¿Por qué ese auto? ¿Por

qué esa noche? Por qué TENÍA que hacerlo, pero no quería que Race

arriesgara su cuello sin razón, así que me reuní con él en The Hill y fui a

trabajar.

Me aparté de ella y me acerqué para apoyarme en el fregadero.

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—Race estaba extraño, ansioso y nervioso. Me preguntaba qué

estaba pasando con él, pero él me decía que solo necesitábamos el auto,

Novak estaba siendo muy específico al respecto. Llegamos a la puerta,

pasamos a través de la seguridad en el garaje, y el auto estaba allí, todo

brillante y hermoso, como se suponía tenía que ser. Sería un mentiroso si no

dijera que estaba deseando tomarlo, ponerme al volante.

Todavía podía ver la perfecta pintura negra y oler el interior de cuero

impecable. Dejé caer mi cabeza y cerré los ojos. Tuve que frotar la parte

posterior de mi cuello para seguir adelante.

—Le dije a Race que hiciera lo suyo, para entrar en el auto, pero él

solo me miró. Sabía que algo estaba mal, que no era solo un simple impulso.

Antes de darme cuenta, estamos en la casa y forzando al hombre que vivía

allí, algún rico bastardo anciano, en el auto y volviendo a bajar al Distrito

para encontrar a Novak. Me preguntaba qué estaba pasando, quien era el

viejo, pero Race seguí diciendo que lo sentía y que yo no entendía. No

dejaba de decir una y otra vez que me iba a pagar, pero yo no sabía lo que

quería decir. Llegamos al punto de reunión, Novak estaba ahí, Benny estaba

ahí, y el viejo se estaba volviendo loco. Quería las llaves, salir y nunca mirar

hacia atrás, y lo siguiente que supe fue que los policías estaban ahí, como

todos los policías de la maldita ciudad descendiendo sobre nosotros. Las

balas comenzaron a volar, todo el mundo se dispersó y Race se desvaneció

mientras yo me marchaba en el auto.

»Recuerdo mi sangre bombeando, el olor a goma quemada, sirenas,

y la mirada de dolor en el rostro de Race mientras trataba de escapar de la

policía. Lo habría hecho, habría desaparecido en la noche y salido de

rositas, pero estaba preocupado porque hubiesen atrapado a Race,

distraído por todo el espectáculo de mierda, y perdí el control, patiné y

estrellé el auto contra un poste de teléfono, golpeándome estúpidamente

y dándole a la policía mucho tiempo para alcanzarme.

»Le pregunté al policía que me sacó del auto dónde estaba Race,

tratando de averiguar lo que estaba pasando. Una y otra vez le grité al

policía por qué. Titus fue el agente que me detuvo, él también es mi medio

hermano. Me puso en la parte trasera del auto patrulla, me dijo que el viejo

estaba muerto, que estaba siendo arrestado por robo de auto y evadir el

arresto, y que tendría suerte si no levantaban cargos contra mí por secuestro

y cómplice de asesinato. Pedí hablar con Race. Necesitaba saber cómo las

cosas habían ido tan mal, ¿por qué habíamos secuestrado al viejo, que

estaba pasando? Y Titus me dijo que entendería más tarde. Él es la única

razón por la que hice un período de cinco años y no uno de quince.

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Me aclaré la garganta y finalmente levanté la cabeza para mirar

hacia atrás, hacia ella. Tenía lágrimas en los ojos y parecía tan incómoda

como me sentía. No quería que ella sintiera lástima por mí. Hice mierdas muy

malas y me atraparon. Esa era solo una parte del juego. Fue la traición de la

única persona en la vida en la que había confiado totalmente la que me

retorcía y me dejó un mal sabor de boca.

—Titus sabía cuál era el acuerdo. Race le llamó. Me envió a prisión a

propósito, necesito saber por qué. Dejó que Novak matara a ese hombre,

se lo puso fácil. Tengo que averiguar si se ha ido, si se convirtió en uno de

ellos o no. Race estaba trabajando en su propio ángulo esa noche. Necesito

saber qué era.

Ella susurró mi nombre y se movió para ponerse entre la encimera,

que aún estaba desordenada con todas las comprar que no habíamos

colocado, y yo. Puso un brazo sobre mi cuello y el otro donde mi corazón

me latía en el pecho.

—Debió tener una buena razón. Eres su mejor amigo. No se convirtió

en uno de ellos, porque vino tras de mí tan pronto como te fuiste. Todo tiene

que estar atado. Race no es un mal tipo, y no creo que tú tampoco lo seas.

Se equivocaba. Presionándola con fuerza en la encimera, usé mis

antebrazos para enviar las bolsas de la compra al suelo. Se sacudieron y

resonaron en las baldosas mientras la agarraba por su pequeña cintura y la

subía a la encimera para que estuviéramos frente a frente y pudiera

meterme entre sus piernas.

—Te equivocas. Si me vendió porque era demasiado estúpido para

salir del radar de Novak, o porque estaba demasiado asustado o le

atraparon en algo desagradable, le destruiré y no lo lamentaré.

Ella no apartó la mirada de mí, y como si fuera una señal de arriba

que me dijera que había terminado mi tiempo y me merecía unos

momentos con esta chica preciosa y difícil, me di cuenta que una de las

cajas de condones había sobrevivido al accidente del suelo y aún estaba

en la encimera a nuestro alcance.

—Así que dime, Bax, ¿qué razón podría darte Race que pudiera

hacer que todo estuviera bien? ¿Hay alguna? ¿De verdad?

Sentí que apretaba la mandíbula y mi ojo hizo un movimiento

involuntario. Había pasado cinco años pensando en eso mismo y la única

respuesta que había tenido y que fuera aceptable era:

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—Si se trataba de que Race me estaba salvando de mí mismo, como

siempre parecía que hacía, puedo entenderlo.

—No creo que lo hagas… destruirle, quiero decir. No creo que

pudieras vivir contigo mismo si lo hicieras.

No me conocía lo bastante como para decir eso, pero estaba a

punto de enseñarle lo lejos y rápido que estaba dispuesto a llegar cuando

quería algo. No tiene ni idea de la devastación que podía crear con muy

poco esfuerzo. Se me daba bien. Me deleitaba en eso muchas veces.

La vi contener el aliento mientras enganchaba un dedo bajo el

botón superior de su blusa y lo abría. Alcé una ceja para ver si iba a decir

algo, y cuando no lo hizo, agarré los dos lados de su blusa con mis puños y

la arranqué. Los pequeños botones de plásticos saltaron hacia los

electrodomésticos y al suelo. Me hizo una mueca que hacía que arrugara

su pecosa nariz. ¿Cómo diablos había pensado que sería aburrida? Era

como el sol y el calor todo envuelto en un paquete de porcelana

bendecida con las tetas más grandes que jamás había visto. Jamás habría

pensado que era un hombre de pecas, pero demonios, sin duda me

gustaban las de ella.

—¿Sabes que era mi única blusa?

Tiré sus brazos hacia abajo y quité los restos. Siguió su sujetador,

dejándola desnuda de cintura para arriba y pareciendo un sueño marfil. Ya

había visto a muchas chicas buenas en mi tiempo, chicas que se ganaban

la vida según lo preciosas que estuvieran, lo sexys que pudieran ser con el

sexo opuesto, pero ninguna de ellas se parecía a Dovie ni a su belleza

primitiva y virgen.

—Puse un par de camisetas en mi bolsa mientras hacías pucheros.

Puse mis manos bajo la brecha de sus grandes pantalones y abrí la

cremallera. Sentí su piel suave de bebé en su abdomen contra la parte

posterior de mis nudillos golpeados, pero ella levantó las caderas sin

preguntar cuando la insté para que pudiera quitarse el resto de la ropa,

dejándola totalmente desnuda y quieta en la encimera enfrente de mí. Sus

manos descansaban a ambos lados de sus muslos desnudos, sus ojos verdes

eran enormes en su cara, y se mordía el labio inferior con tanta fuerza que

vi una gota de sangre. Era toda virtuosidad y demasiado buena para todas

las cosas que quería hacer con ella.

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—Vas a arrepentirte de esto cuando te demuestre que todo lo que

piensas de mí está mal.

Levantó una mano y trazó la estrella de mi ojo con su uña.

—No, no lo haré. No eres ningún error.

Quizás solo tenía que mostrárselo.

Le di un tirón con manos codiciosas y muy poca delicadeza al filo de

la encimera para que pudiera estar tan apretada como podría estar contra

mi erección. Puse mis manos sobre su culo desnudo y la besé, no como

besarías a una mujer que quisieras seducir, sino como a una mujer que

quieres poseer y que sea tuya para siempre. Había algo embriagador,

poderoso sobre tenerla totalmente desnuda y a mi merced mientras yo aún

estaba completamente vestido y sobre ella. No me atraía todo eso del

poder y la dominación, pero con ella, vaya, podía jugar al amo y señor

durante todo el día si ella estuviera dispuesta.

Puse una de mis manos en su mata de vello rizado y la incliné sobre

mi brazo para que toda su suavidad se estrellara contra mi dureza. Moví mi

lengua dentro y fuera de su boca, utilicé mis dientes sobre ella, la mantuve

inmóvil mientras me la comía y la chupaba. Sabía tan bien, tan limpia y

prístina, que quería marcarla desde la cabeza a sus pies. Ella gimió un poco

cuando me excedí un poco al chuparle el labio inferior, y me moví para que

sus largas piernas envolvieran mi cintura.

Tiró de mi camiseta hacia arriba sobre mi cabeza, dejando que

cayera con la suya en el suelo de la cocina lleno de basura y desordenado.

Vi que sus ojos de inmediato se iban al costado donde la sangre goteaba

lentamente desde el grueso vendaje que me había puesto antes. Vi la duda

en su mirada y le agarré la mano al intentar tocarlo. Le di la vuelta con la

palma hacia arriba y puse un beso ahí. Sacudió sus ojos hacia los míos

mientras cerraba sus dedos por el gesto.

—No lo hagas. Es parte de ser yo.

Ella quería decir algo, discutir, pero no había manera de que fuera a

dejar que me distrajera de lo que quería decir, o sobre lo que estaba a punto

de salir de mis pantalones. Agarré su otra mano y la coloqué en la hebilla de

mi cinturón. No le di oportunidad de que mirara de nuevo mi herida. La eché

hacia atrás lo máximo que pude, arqueando su fina espalda sobre mi brazo

que se apoyaba tras ella y empujando sus pechos perfectos hacia arriba y

hacia mi boca que ya los esperaba. Era lo más dulce que jamás habían

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probado mis labios. Me encantaba la manera en la que sus pezones

entraban en mi lengua. Sentí sus uñas clavándose en mi cuero cabelludo en

la parte posterior de mi hombro. Dijo mi nombre en un murmullo sin aliento,

y no me importó que me llamara Shane.

Moví mis piernas para que se separaran, obligando a sus piernas a

que se abrieran más y puse una mano entre nosotros para ver si estaba

preparada para mí. Era tan pequeño abajo, todo húmedo y enrollado como

si estuviera preparada para encenderse al más mínimo toque. Parecía seda

y crema, y tuve que luchar con un gemido cuando ella agarró mis dedos.

Pasé mi lengua por el hueco entre sus pechos, engullendo su piel, dejando

marcas rojas de succión en cada peca que podía encontrar. Cuando llegué

a su otro pecho, empujaba contra mis dedos acercándome más con sus

tacones en mi culo.

Su cabello estaba llenando el brazo que utilizaba para sostenerla, y

la mano que había puesto en mi polla antes había perdido su camino y

estaba agarrando mis costillas. Iba a ponerla al límite, destrozándola antes

de que pudiera perderse en mi cuerpo. Chasqueó los ojos y puso una mano

en mi mejilla para que la mirara. Presioné mi pulgar con fuerza sobre su clítoris

y la vi romperse frente a mis ojos. Fue increíble. Fue poderoso. Me dio una

adrenalina que ganó a cualquier auto que pudiera recordar. Era delicada

y frágil bajo mis manos rotas. Jamás me había importado lo que le daba a

las chicas con las que estuve antes que ella, pero por alguna razón, sentía

que cada vez que me dejaba poner mis manos sobre ella, tenía que hacerlo

valer.

—Shane…

Su voz era un susurro. Tenía los ojos entrecerrados y saciados. Se

despertó a sí misma lo suficiente para poner sus manos en mi cinturón y abrir

la pesada hebilla. La movió hacia un lado y tiró de la cremallera. Tuve que

gruñir un poco y ayudarla a salir porque su cuerpo se presionaba contra el

mío y sus pequeños gemidos de placer tenían a mi polla dispuesta para

liberarse de la tela por sí sola, y los dientes de mi bragueta eran su enemigo

mortal. Abrí mis pantalones y dejé que los bajara por las caderas y mi culo

junto con mis bóxers. Aún estaba más cubierto que ella, pero las banderas

a cuadros tatuadas a ambos lados de las ingles se vieron de repente.

Parecían tener toda su atención, al igual que mi furiosa erección, alzada

orgullosa entre las dos.

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Le gruñí y la incliné para poder llegar a la caja de condones. Cuando

me apoyé sobre ella y sentí todo su calor húmedo apretado contra mi polla,

casi me desmayé.

Maldije y la miré. Levantó una ceja y enredó sus brazos alrededor de

mi cuello. Las duras puntas de sus pechos se apretaban contra mi pecho y

sus muslos me estrechaban contra su núcleo como si no fuera a dejarme

marchar jamás. Saqué una goma y arranqué el paquete con mis dientes.

Fue un poco complicado dejar espacio donde estábamos juntos, pero no

quería separarme de ella como si fuera a fundirme, haciendo que fuera

parte de ella para siempre.

Puse mis manos a cada lado de su cabeza en la encimera donde su

cabello estaba extendido como una manta de fuego. La observé mientras

ponía solamente la punta, solo un indicio de mi polla dentro de su abertura.

Una pequeña sonrisa apareció en la comisura de su boca y yo quería

besarla.

—¿Así que ésta es la línea de meta?

Jamás había estado con alguien como ella, sentí como si alguien

más me perteneciera. Sabía que yo no era su primera vez, pero cuando me

empujé dentro de ella, me adentré en su núcleo ardiente, juro que era

nueva y mía. Se arqueó contra mí y no tuve que preocuparme sobre besar

su sonrisa porque atacó mi boca como una mujer salvaje. Deslizó su lengua

sobre el paladar de mi boca y apretó sus piernas a mí alrededor, lo que

mataba mi herida pero me llevé hasta el fondo de ella, y los dos jadeamos

ante la quemadura y el pulso del contacto. Me aparté de la picadura de

sus dientes y enterré mi nariz en la curva de su cuello. El cierre y la fuerza de

su cuerpo hacían que perdiera el control y empujara hacia ella con tanta

fuerza, que nos moví sobre la encimera. Estaba totalmente plana con los

dedos abiertos y su cabeza colgaba del otro lado.

Sentí sus manos clavándose en mis hombros, sentí su pecho contra el

mío. Estaba resbaladiza, y apretada, apretándose contra mí y revoloteando

contra mi ansiosa polla. Tenía cero delicadeza, cero tacto y cero interés en

otra cosa que no fuera llegar. Mordí el tendón de su hombro donde su vena

palpitaba bajo mi boca. Echó la cabeza violentamente hacia un lado,

murmuró algo demasiado desagradable para salir de esa boca tan bonita,

y sentí todos sus músculos internos en mí, evitando que saliera de ella. Eso

fue todo para mí.

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Agarré sus caderas con tanta fuerza que no había ninguna duda que

habría marcas cuando la soltara, y me golpeé contra ella. Me había

enrollado más de lo justo desde que obtuve mi libertad, pero nada fue como

esto. Me sentía desesperado, necesitado, con ganas de más. Podía sentir

cada parte de ella, su piel, su boca, su cabello, sus paredes internas. No

hubo celebración, ni prolongación y asegurándome que ella recibía lo

bueno que estaba recibiendo yo. Dije su nombre como si fuera una

maldición y la eché hacia atrás sobre la encimera para que estuviéramos

juntos, frente a frente. La besé por todos lados mientras me sentía más duro

de lo que había estado en mi vida. La besé hasta que ninguno de los dos

podía respirar. La besé hasta que me agarró de las orejas para que la soltara.

La besé hasta que empecé a notar que empezaba a temblar alrededor de

mi polla. La besé hasta que la llevé hasta el límite mientras intentaba

recuperar mi racionalidad y mi ingenio. La besé hasta que supe que solo

había un número limitado de veces que iba a dejarme hacerlo, e iba a

hacer que cada uno fuera un recuerdo.

Nos llevó un minuto recuperar el aliento, recuperarnos. Saqué mi

cabeza de su cuello y bajé mi frente para que tocara la suya.

—Esa… —mi voz sonó como si hiciera gárgaras con ácido—, esa es

la línea de meta.

Ella dio una risa graciosa y abrió su boca para responder cuando un

teléfono resonó en algún lugar del suelo. Suspiré y salí de ella. Me situé lo

mejor que pude y me agaché hacia la pila de ropa. Le lancé mi camiseta y

busqué hasta que encontré su teléfono. Se bajó de la encimera y caminó

por los comestibles del suelo. Me fui al cuarto de baño para situar mi mierda

y mirar mi costado herido.

El corte parecía rebosante, pero había una costra empezando a

acumularse alrededor. Ya que Dovie no ayudaría, agarré uno de los botes

de pegamento y deslicé el líquido sobre la herida yo mismo. Fue como verter

aceite hirviendo sobre mi piel, pero la sangre se detuvo tan pronto como el

líquido empezó a secarse. Probablemente acabaría con una infección muy

fuerte y no serían los criminales de mi vida los que terminarían conmigo. Sería

la gangrena.

Estaba lavándome las manos y tirando los restos de la venda a la

basura cuando se apoyó en la puerta. Mi camiseta cubría la mayor parte

de ella, pero era difícil alejar la mirada de esas piernas cuando sabía que

debajo estaba desnuda.

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—Era la casa hogar en la que trabajo. Uno de los monitores se ha

puesto enfermo y necesitan que lo cubra. Normalmente solo me quedo

cada fin de semana, pero necesitan que me quede esta noche y mañana.

Eso significaba que no la vería hasta algún momento del lunes. Por

qué me molestaba eso no lo sabía. Asentí con la cabeza y pasé las manos

sobre mi corto cabello.

—Está bien. Dame un minuto para limpiar la cocina y te llevaré.

Como he dicho, te he comprado algunas cosas para que pases unos

cuantos días, así que puedes tomarlas y prepararte.

Me dirigió una mirada que juro que tenía decepción, pero luego

asintió y se giró sobre sus talones.

—Bien. Te ayudaré a limpiar.

La vi alejarse. En algún lugar de mi pecho que siempre pensaba que

estaba vacío, tuve un sentimiento desgarrador al verla alejarse y era algo

con lo que tenía que estar en paz… más por su seguridad que por la mía

propia.

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dovie Traducido por IvanaTG y Anelynn*

Corregido por Lizzie Wasserstein

o sé qué había estado haciendo con Billy Clark todos esos

años, o con ese perdedor del restaurante, pero no estuvo ni

de cerca al mismo nivel de lo que acababa de hacer con

Bax. Sabía que el sexo era solo una cosa para él, una manera de encontrar

la satisfacción inmediata, una forma de intimidar y controlar, pero para mí

era algo diferente. Sentía como si tuviese una parte de él dentro de mí,

quemando, retorciendo, y palpitando al ritmo de mis latidos. Podía sentir el

peso de su oscura mirada cuando me miraba de reojo mientras corría a

través de la ciudad hacia la casa hogar. No sé si estaba esperando a que

me volviese loca, que exigiera una disculpa, o algo más dramático,

probablemente más apropiado, pero estaba sin suerte, porque todo lo que

realmente quería hacer era estar de nuevo en la encimera con toda su

intensidad y con su atención centrada en mí. Era aterradoramente caliente,

tenerlo tan cerca, siendo tan íntima con él, fue terriblemente cercano.

Cuando era amable... bien, un tipo tan amable como podía ser, era

desconcertante y no estaba segura de qué hacer con él. Cuando estaba

desquiciado, enojado, todo silencioso y melancólico, era cuando sabía ir

con cautela, mantener mi guardia, y prepararme para darle batalla. No

estaba segura de lo que significaba este nuevo avance entre nosotros, pero

sabía que nunca me había sentido tan adorada, valorada, como lo hacía

después de haber acabado conmigo. Yo no era nada especial en el

departamento de las miradas, pero después de ese interludio en la

encimera con sus ojos medianoche conquistándome y recomponiéndome,

me sentí la chica más bella del mundo. O por lo menos en The Point.

Metí un mechón de cabello detrás de mí oreja y jugueteé con los

largos extremos de las mangas de la camiseta que aún tenía puesta,

manchas de sangre y todo. No podía explicar por qué no quería renunciar

a él, pero por suerte, no había vuelto a preguntarme.

N

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—¿Así que el lunes?

Estas fueron las primeras palabras habladas desde que llegamos al

auto.

Asentí distraídamente.

—Si. Me quedo esta noche, trabajo todo el día de mañana, y me

quedo mañana por la noche. Me encanta. Esos niños estaban conmigo en

su momento. Realmente quiero hacer la carrera de asesoramiento para

poder ayudar a niños como nosotros, niños que tenían padres de mierda,

una educación de mierda, transición a familias de acogida y hogares

adoptivos. Casi siempre, piensan que tienen todas las respuestas y no están

dispuestos a adaptarse. Esa es la maldición de las calles, supongo. Los niños

crecen muy rápido.

Él solo gruñó, pero a partir de la limitada información que obtuve

hasta ahora, sabía que también era cierto en su caso. Ningún niño despertó

una mañana y decidió que iba a ser un ladrón de autos porque sonaba

divertido.

—Entonces tu hermano… —Fui interrumpida cuando volvió a

mirarme con ojos entrecerrados.

—Medio hermano.

—Uh... medio hermano... ¿él no ayuda con tu madre en absoluto?

¿Sabe lo de la casa?

Vi que apretaba su mandíbula y un músculo comenzaba a marcarse.

Demasiado. Él me había visto desnuda, estado dentro de mí, por lo menos,

tenía derecho a unas cuantas preguntas difíciles.

—Titus siempre ha sido muy inflexible, muy blanco y negro en lo que

equivale a buenos y malos. Su padre era un importante proveedor de

drogas, consiguió que lo encerraran cuando Titus era un niño pequeño.

Nunca lo superó. Quería la familia perfecta, una mamá y un papá que se

amaban, sin adicciones, sin problemas, cuando no pudo conseguirlo en The

Point, nos descartó y encontró una nueva familia. Él no se preocupa por

mamá porque ella no se preocupa por sí misma. Y conmigo, me cortó con

una mirada que me hizo temblar, demostró lo mucho que significa ser mi

hermano cuando me arrastró.

Me aclaré la garganta y volví mi atención al parabrisas.

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—No es como si tuviera una elección. Tú eres un criminal, él es un

policía.

—Siempre hay una elección, Pelirroja. A veces se necesitan pelotas

para hacer lo incorrecto y hacer frente a las consecuencias, pero ahí hay

siempre una elección.

No tenía una respuesta para eso, así que giré un rizo suelto alrededor

de mi dedo y viajé en silencio hasta que la casa apareció a la vista. Estaba

justo en el centro de The Point, deteriorada, con rejas en las ventanas, en el

frente se establecía un patio de juegos de aspecto triste. No parecía mucho,

pero el amor que estaba en el interior lo convirtió en el lugar más hermoso

en el que estuve en mi vida. Giré para agradecerle por el aventón, para

preguntar cuando escucharía de él, pero estaba fuera del auto,

abriéndome la puerta antes de que pudiera.

Parpadeé mientras me tendía la mano y tiraba para ponerme de pie.

Visualicé todos los rostros curiosos de los niños adentro llenando las ventanas

sucias, pero no importaba. Cuando él inclinó su cabeza y selló su boca sobre

la mía, me dejé llevar y le dejé tomar lo que quería. Se estaba convirtiendo

en un hábito peligroso, uno que, si no conseguía manejarlo, iba a dejarme

sin nada. Frotó su lengua a lo largo de la curva de mi labio inferior y levantó

la cabeza, dejándome sin aliento y aturdida.

—Vendré a buscarte el lunes.

Empecé a asentir distraídamente mientras me entregaba la

pequeña maleta que tenía mis escasas pertenencias. Negué con la cabeza

para despejar la neblina de deseo que me pateaba solo por estar cerca, y

puse una mano en su antebrazo.

—No.

Levantó una ceja hacia mí.

—Quiero decir, tengo escuela el lunes por la noche. No salgo de

clase hasta las diez.

No le gustaba eso. Me di cuenta por la caída de su boca y la manera

en que las sombras se movían en sus ojos. Alejó mi mano y tiró la capucha

de la sudadera alrededor de su cara. Decidí que lo odiaba cuando hacía

eso. Era como si estuviese tirando de una armadura en su lugar y ya no había

Shane, solo Bax.

—Llámame cuando estés de regreso, supongo.

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Algo frío se ahuecó en mi espalda y mordí mi labio mientras

caminaba de nuevo a su lado del auto. Incliné mi cabeza a un lado.

—¿Bax?

Se detuvo antes de subir de nuevo en el auto y me miró. Todo lo que

podía ver era mi rostro nervioso e inseguro reflejándome en esos orbes

oscuros.

—No hay Roxie ni Honor este fin de semana, ¿lo prometes?

Era una pregunta, porque realmente, ¿qué esperaba de él? No era

como si fuese una especie de modelo de virtud y honestidad. Nos miramos

el uno al otro sobre el techo del auto durante un largo rato antes de que él

bajara su barbilla.

—Llámame.

Tragué un poco de saliva y asentí mientras me acercaba a la acera

cuando se alejaba de mí. Dejé escapar una respiración contenida y me

preguntaba si iba a sobrevivir tratando con él lo suficiente para encontrar a

Race. Era como manipular una granada sin el anillo. Yo quería algo y cada

vez que lo hacía, él se las arreglaba para hacer lo contrario. Era agotador y

estimulante al mismo tiempo.

Cuando me empujé por la puerta principal, estaba inmediatamente

rodeada de pequeños cuerpos. Los adolescentes eran demasiado fríos para

demostrar cualquier emoción de que estuviera allí, pero pude ver las

preguntas llenando sus ojos. Bax era difícil de pasar por alto, y era bien

conocido que no hacía citas o hacía tiempo para una vida de amor, así

que estoy segura que todos querían saber quién era y por qué llegué a

trabajar en su jodido auto cuando normalmente tomo el autobús.

Maniobré mi camino a través de los cuerpos y el aluvión de

preguntas para llegar a la cocina, donde Reeve Black trabajaba haciendo

la cena de los niños. Había un total de doce de ellos, en edades de cinco a

dieciséis años, por lo que no era una tarea sencilla, y ella parecía agobiada.

—¿Necesitas una mano? —Ella saltó un poco ante el sonido de mi

voz.

—Oh, gracias a Dios que estás aquí. Lindsey y Blake estaban

ayudando, pero luego huyeron por alguien en el frente de la casa. Todo lo

que escuché fue "bonito auto" y "chico ardiente"... bla bla bla, ya sabes

cómo son las adolescentes.

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Reeve era unos años mayor que yo. No sabía toda su historia, pero

creo que sus huesos eran similares a los míos. No sabía por qué estaba tan

dedicada a estos niños, pero era el corazón y el alma de esta casa. También

parecía que podía hacer una fortuna siendo modelo de bikini o la amante

de un tipo rico, por lo que siempre me preguntaba qué estaba haciendo en

un barrio bajo con el resto de la gente promedio como nosotros, pero nunca

sentí como si fuera mi lugar para preguntar. Francamente me intimidaba

con su largo cabello negro y su firme mirada azul cobalto. Creo que veía

más de lo que le dejaba ver, y lo único que quería hacer era ocultarlo, así

que traté de mantener las cosas totalmente profesionales entre nosotras.

—Recibí un aventón a trabajar hoy. Él tiene un bonito auto y es de

alguna peligrosa manera malditamente ardiente. Ellos estaban en lo cierto.

—Puse mis cosas en la larga mesa de comedor y empecé a enrollar las

mangas de mi camiseta confiscada—. Ponme a trabajar. ¿Qué necesitas

que haga?

Ella me dio un montón de papas y me dijo que las pelara y partiera.

—No sabía que estabas saliendo con alguien.

Me lo dijo casualmente, pero oí la pregunta en su voz.

—No lo estoy. Es un amigo de Race. Los dos estamos preocupados

por él y queremos encontrarlo.

—Oh. Nunca antes mencionaste estar cerca de cualquiera de los

amigos de tu hermano.

Nunca he dicho nada de nada antes, así que la miré con curiosidad.

—No lo estoy. Bax es diferente. Él y Race crecieron juntos. Podría ser

el único que puede sacarlo de este problema que parece lo ha jodido.

Salté y miré como la cuchara con la que estaba revolviendo la salsa

caía al suelo. Fruncí el ceño y le arrojé una toalla.

—¿Estás bien?

Ella murmuró algo entre dientes y se inclinó para limpiar el desastre

que acababa de hacer.

—¿Shane Baxter? ¿Estás saliendo con Shane Baxter?

Incliné mi cabeza sorprendida y continué mirándola.

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—"Saliendo" no es exactamente lo que diría que es, pero sí, Bax y

Race crecieron juntos. ¿Por qué? ¿Lo conoces?

Ella maldijo en voz baja y se alejó del refrigerador, mientras un par de

niños vagaban en busca de jugo. Pensé que tal vez se iba a caer cuando

se acercó al lavabo y me tomó por los hombros, así que estaba frente a ella.

Sus ojos azules estaban decididos y tan serios, de pronto tuve problemas

para tragar.

—Sé que dónde vivías antes no era nada fácil, que entiendes de

lugares como The Point, pero en el fondo eres una buena chica, una joven

muy dulce, con metas y aspiraciones que admiro. No —ella me dio una

pequeña sacudida que tenía a mis dientes temblando juntos—, permitas

que un tipo venenoso como Shane Baxter esté en cualquier lugar cerca de

ti. Él destruirá cualquier cosa y todo lo que siempre has querido y disfrutará

de cada segundo de ello.

No podía formular una respuesta a eso. Además, ya era demasiado

tarde. Si él era veneno, estaba más allá de infectada con él.

—¿Qué te hizo, Reeve?

—Ella sacudió su cabeza oscura.

—Nada, ni siquiera lo conozco, pero sé de él, y creo que eso es peor.

Su reputación es horrible, Dovie. Roba, pelea, daña a las personas, y todo el

mundo sabe que la única razón por la que no consiguió ser arrestado por

asesinato fue porque su hermano es policía. Vamos, Dovie, ¿realmente crees

que Race se esconde de Novak? ¿No es más probable que se esconda del

tipo del que puso distancia? Shane Baxter es una mala persona, y todo lo

que estás pidiendo por salir con él es problemas con P mayúscula.

Tenía algo de razón. Bax era nada más que malas noticias, pero

Shane... bien, Shane podría ser dulce, reflexivo, y había más haciendo con

él de lo que se veía. Bax no me sostenía cuando no podía dormir, Bax no me

compraba ropa, a pesar de que estaba siendo una malcriada, y Bax no era

el chico por el que me dejé tocar y acariciar sin sentido hasta el olvido. Todo

eso fue Shane. Lástima que habitaba el mismo cuerpo, porque sin su alter

ego, Shane era un muy buen chico. Pero yo no era lo suficientemente

delirante para pensar que era todo en uno o lo otro, sabía que era una

complicada mezcla de ambos Shane y Bax, y no había nadie teniendo a

uno sin tolerar al otro.

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Me quedé callada y la ayudé a terminar la cena. Discutimos junto a

los niños por una película después de la cena y luego les dimos de comer un

saludable postre antes de estar acostándolos a todos en la cama. Tuve que

explicar al menos que diez veces que Bax era solo un amigo y que su auto

no era mío para pedirme un paseo. También valientemente traté de explicar

a las adolescentes que tipos como Bax no eran lo que debían buscar, guapo

o no. No creo que lo vendí muy convincente, porque realmente, quién era

yo para hablar acerca de las reacciones racionales de un chico que

sangraba la angustia y la tristeza por todos sus poros cuando lo habían visto

hace horas besando y succionándome la vida.

Era bastante tarde cuando tuvimos la casa acomodada quedó todo

limpio. Era mi manera preferida para pasar el fin de semana; al menos, lo

solía ser. Cuando me acosté en una de las camitas institucionales que todo

el personal compartía, no pude evitar preguntarme cómo habría pasado mi

tiempo si me hubiera quedado en el pequeño bungaló en la base de The

Hill. Justo después de eso, me pregunté si Bax realmente podría mantenerlo

en sus pantalones durante el fin de semana. No me debía nada. No éramos

novios, o incluso muy amigos, y todo lo que tenía era su palabra, lo que valía

absolutamente nada. No podría decir si eso me ponía más triste por él o por

mí.

Estaba mirando hacia el techo oscuro, preguntándome

exactamente cómo es que me metí en este lío en primer lugar.

Silenciosamente maldije a mi hermano y cual fuera que hubiera sido su

motivación para poner toda la cosa en movimiento, cuando el suave sonido

de mi teléfono sonó. Miré hacia la otra cama en la habitación donde Reeve

estaba inconsciente y deslicé mis piernas silenciosamente fuera del borde

de la cama. Teníamos que hacer revisión de camas cada hora, y

comúnmente hacíamos turnos, y ya que esta era mi hora de todas formas,

pensé que podría matar dos pájaros de un tiro y revisar el mensaje mientras

revisaba a los niños.

Todos los niños pequeños estaban durmiendo para el conteo. Los

adolescentes… bueno, eran adolescentes y era fácil decir que estaban

fingiendo estar dormidos, pero ya que estaban en la habitación y no afuera

vagando en las calles, lo dejé pasar. Salí hacia el porche frontal y di clic para

abrir el mensaje de texto en mi teléfono.

¿Tienes una buena noche?

No estaba esperando oír de él hasta el lunes, y para entonces no

estaba segura si quería hablar con él. Me sentí en un espacio lejos de él

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cuando me dio una clase de tiempo de respiración para escapar del

campo de fuerza Bax que lo rodeaba. Dejé salir una respiración, enviando

mis cabellos volando sobre mi frente.

Estuvo bien. ¿Qué hay de ti?

Tomó un minuto que llegara una respuesta, no es que siquiera

esperara una realmente. Era sábado en la noche, y él era salvaje en el mejor

de los casos. Ni siquiera quería pensar sobre qué clase de mierda podía estar

provocando. Hacía hormiguear mi piel y me hacía preguntarme cómo es

que alguna vez pensé que podía manejarlo. Yo era una principiante y él un

profesional desde siempre.

Yendo a algunos lugares. Hice unas preguntas más. Race estaba

preguntando sobre algún tipo haciendo negocios con Novak. Creo que

necesito averiguar quién es el ricachón. Esa podría ser la clave para todo el

asunto.

¿Dónde estás?

No debería haberle preguntado. No era de mi incumbencia y sabía

que no me iba a gustar la respuesta. Y tenía razón.

En el Distrito.

Mordí mi labio inferior y miré la brillante pantalla de mi teléfono. Él

había pasado tiempo en el Distrito antes de mí e indudablemente él estaría

de regreso ahí después que mí. Odiaba que me importara de una manera

u otra. Mientras contemplaba que contestarle, como si pudiera sentir mi

nerviosismo a través del espacio que nos separaba, me envió:

Me dirijo de vuelta a la casa de mamá. Fui a mi casa en la ciudad

para tomar algunas cosas. Te dije que sería bueno.

No creo que sepas cuánto.

¿De verdad? Pensé que justo te había mostrado cuán bueno puedo

ser. Supongo que tendré que esforzarme más la próxima vez.

Resoplé una carcajada y silenciosamente pensé que si se esforzaba

más, yo no sería capaz de caminar. Tenía moretones en la parte de afuera

de mis muslos, chupetones a través de mi pecho, y tenía punzadas en

músculos que ni siquiera sabía que tenía hasta que él consiguió tomarme.

Como si se estuvieran burlando de mí, esas banderas cuadriculadas

parpadeaban en mi mente, y repentinamente me sentí cálida. Quité el

cabello de mi cara y dejé salir una respiración.

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Gracias.

Era todo lo que podía pensar en decir. Quería confiar en que estaba

siendo bueno, más porque él quería que porque yo se lo pedí, pero

cualquiera que fuera la razón, estaba agradecida.

Tenía la sensación que no me ibas a dejar poner mis manos en ti si

las ponía en alguien más. Ahora mismo eso no funciona para mí y quiero mis

manos en ti las veces que me dejes ponerlas ahí.

Bueno, demonios, si eso no hacía sentir todas mis partes femeninas

todas calientes y agitadas.

Me asustas, Bax.

Lo sé.

Eso fue todo. No me envió nada más y pasé una media hora

preguntándome qué exactamente iba a hacer cuándo esto terminara

matándome y más probablemente haciéndome desear estar muerta.

La mañana siguiente los niños se levantaron temprano y yo estaba

exhausta porque había pasado toda la noche reproduciendo las dos

últimas semanas y cada encuentro que había tenido con Bax una y otra vez

en mi cabeza. Nunca debería de haberle dicho que me iba a ir a la cama

con él.

¿En qué estaba pensando? Como si necesitara que le dieran

entrada. Como si necesitara cualquier clase de ánimo. Debí haber

permanecido fuerte, nunca rendirme a la tentación de ir a pelear cuando

sabía que era probablemente una trampa. Cuando le había pedido que

me mintiera, que me dijera que sería diferente que con otras chicas, me

había tomado por el costado cuando en su lugar, había hecho lo opuesto.

Podría no ser importante para él, no importarle, pero era lo suficientemente

honesto para admitir que lo que sea que estaba sucediendo entre nosotros

era significativo y diferente.

Estaba consiguiendo el desayuno de los niños cuando una de las

adolescentes, Blake, decidió cuestionarme sobre Bax. Ella era una chica

bonita, su historia era triste y me rompía el corazón. Sus padres eran mucho

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peores de lo que habían sido los míos, y las cosas que ella había visto a sus

cortos catorce años me hacían odiar el mundo en que vivíamos. Era la

principal candidata en entrar en una situación indefinida de acogida, si solo

alguien pudiera enseñarle a confiar. Yo había hablado con ella largo y

tendido, traté de hacerla entender que no todos los mayores iban a vender

a sus niños para prostituirlos porque le debían a su camello por drogas, pero

era como hablarle a la pared, y francamente, no podía culparla después

de todo lo que había pasado.

Apoyó su pequeña barbilla en su mano y batió sus largas pestañas

hacia mí, a pesar de mi malhumor y mi mirada de advertencia.

—¿Entonces qué pasa con el chico guapo en el auto deportivo?

¿Vas a conseguir un novio sobre nosotros?

Le fruncí el ceño y ayudé a un par de niños pequeños con algo de

cereal.

—No. No tengo tiempo para un novio. Ustedes malcriados me

mantienen muy ocupada.

—Él te besó como si fuera tu novio. —Me encogí porque olvidé que

habían presenciado eso. Reeve justo escogió ese momento para entrar, y

no me perdí la mirada dura que me dio.

—Chicos como él… —Miré a Blake y a propósito evité la mirada

fulminante de Reeve—. Cuando ellos te besan lo hacen porque quieren, no

porque eres importante o porque eres especial para ellos como una novia.

Levantó una ceja hacia mí, y era fácil ver cuán más allá de la edad

que tenía me lanzó una mirada nivelada de “sí, claro”.

—Cuando un chico como ese te besa, no importa si eres importante

o especial. Todo lo que importa es que eres tú a quien está besando, y

hombre, él te estaba besando hasta la mierda.

—¡Lenguaje! —la voz de Reeve era dura mientras yo ponía mis ojos

en blanco.

—No es así. Él es amigo de mi hermano.

Blake suspiró.

—Ojalá conociera a alguien que tuviera amigos así.

Eso puso a todas las niñas… bueno, a las chicas, yéndose por la

tangente sobre los chicos de sus sueños.

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Incluso cuando creces de una manera dura y tenías un poco de fe

en el mundo alrededor de ti cada pequeña chica todavía quería que su

príncipe fuera a rescatarla, incluso si ese príncipe tenía una estrella tatuada

en su cara y cargaba con caballos de fuerza en vez de un blanco semental.

Las dejé platicar e ignoré la desaprobación de Reeve, aunque me siguió

pesadamente a lo largo del día.

No oí de Bax en todo el día, y estaría mintiendo si dijera que no me

molestaba. También estaría condenada si le dejaba saber que me

fastidiaba no oír de él toda esa noche y a la mañana siguiente. Después de

que les dimos al personal de planta el reporte de las actividades, estaba

saliendo de la puerta principal con toda la intención de ver si podía

engañar a Carmen y a los chicos para que me ayudaran a poner el

apartamento de vuelta a la normalidad antes de que mis clases

comenzaran en la tarde, no podía vivir escondiéndome para siempre, y

entre más pronto llevara mi vida de vuelta a la normalidad era menos

probable que me fuera a ahogar en el misterio que era Shane Baxter. Iba a

tomar el autobús cuando Reeve me sorprendió preguntándome si quería un

aventón. Considerando su frío comportamiento todo el fin de semana, dudé

en decir que sí, pero acomodarme en un autobús por una media hora

realmente no era jamás asombroso, así que acepté su ofrecimiento.

Solo tomó cinco minutos antes de que su verdadera motivación

saliera.

—Dove. —Su tono era severo y me hizo mirarla—. Sé que nos somos

amigas y realmente no sé nada sobre ti, pero siento como que tengo que

decirte; necesitas cuidarte. No creo que sepas lo que estás haciendo

enredándote con un tipo como Bax. Sé que amas a Race y crees lo mejor

de tu hermano, pero si Bax es la clase de chico que mantiene en su círculo

interno. —Sacudió su cabeza y su recortado cabello oscuro cayó sobre su

cara seria—. Necesitas cuidar de ti misma.

Le di una sonrisa triste y metí mi cabello detrás de mis orejas.

—Entiendo de dónde vienes, Reeve, pero no conoces a Race y no

conoces a Bax, incluso si su reputación deja poco que desear. Estaré bien.

—Eso espero. Chicos como él… —Su voz fue cayendo, y me giré

completamente en mi asiento para mirarla.

—Dijiste que él me destruiría. No tengo intención de dejar que eso

pase.

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—¿Dormiste con él?

Me tensé automáticamente, porque como dijo ella, ni siquiera

éramos más que compañeras de trabajo.

—¿Por qué?

—Porque has trabajado en la casa por un año y nunca siquiera has

mencionado salir en una cita con un chico, y entonces este chico rueda

dentro de tu vida y de repente estás siendo apretujada y chupada en la

cara enfrente de la casa. Eso es lo que ellos hacen… hacen que hagas

cosas que normalmente no harías. Lo primero es el sexo, y entonces son

cosas como beber o tal vez una línea de droga, y entonces lo siguiente que

sabes, es que te tienen tan dañada e ingenua que estás dispuesta a romper

la ley por ellos. Te conviertes en un peón de su juego, porque, Dovie, eso es

todo lo que alguna vez obtendrás de él, un juego.

—¿Estás segura que no conoces a Bax, Reeve? Suenas como que

estás hablando por experiencia.

—Te dije que no lo conozco, pero se de él y sé todo sobre los tipos

como él. Sé cómo se ve después que ellos hayan terminado contigo. Es feo

y casi imposible de volver de eso, y odiaría eso para ti.

Odiaría eso para mí también.

—Yo no bebo, mi mamá fue una drogadicta, así que ni siquiera hay

la más pequeña oportunidad, sin importar si lo dejo meterse en mis

pantalones o no, de que Bax me esté llevando a meterme droga o algo

más. Mientras que por el resto… —Dejé mi hombro subir y bajar en un

encogimiento restándole importancia—. Ahora mismo lo necesito, así que

tengo que tomar lo bueno con lo malo. Él no miente. No trata de engañarme

haciéndome pensar que es seguro o que tiene los mejores intereses de

corazón. Él me aterroriza y le digo eso muy a menudo, pero también puede

ser dulce y gentil cuando quiere serlo. No sé si tengo otra opción pero voy a

jugar el juego con él por ahora. Parece ser el único que sabe cómo ganarlo.

Sus palabras acerca de tener las pelotas para tomar la decisión

equivocada y ser lo suficientemente fuerte como para hacer frente a las

consecuencias bailaban en mi cabeza.

—Solo mantén tus ojos abiertos, y si algo parece extraño, corre.

Asentí, porque realmente, sonaba como un consejo. Si hubiera

permanecido lejos, no sabría cómo se sentía tenerlo tocándome, tenerlo

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moviéndose sobre mí con esos ojos negros quemando mi alma. No sabría lo

que era desear.

En mi vida nunca había tenido mucho, nunca necesité mucho.

Seguro, una vez que Race apareció en la foto, las cosas fueron más fáciles.

Me sentí más cómoda admitiendo que deseaba cosas, una familia, alguien

en quien confiar, seguridad, terminar la escuela y ayudar a otra gente, pero

nunca había deseado de la manera en que Bax me hacía desear.

Considerando la clase de chico que era, eso no era solo tonto, estaba

también ligado a dejarme, justo como Reeve dijo, destruida.

Terminamos el resto del viaje a mi complejo de apartamentos en

silencio, su advertencia colgando pesada entre nosotros. Quería

preguntarle cómo sabía, cuál era la historia detrás de ella que decía con

certeza que Bax era todo malo, pero creo que la realidad de eso sería

demasiado para soportar cuando todavía no había oído de él. No creo que

me creyera, pero como era en este mundo, no había nada más que pudiera

hacer, porque yo era mi propia persona, ligada a cometer mis propios

errores.

Carmen y los chicos estuvieron felices de verme y totalmente

estuvieron dispuestos a ayudarme a salvar cualquier cosa que pudiéramos

del apartamento hecho un basurero. Me cuestionaron sobre el daño, sobre

Bax, y tuve que prometerle a Marco veinte veces que le recordaría sobre el

viaje prometido en el Runner. Me tomó toda la tarde, y la mayor parte de

mis pertenencias terminaron en el viejo bote de basura en la parte de atrás

del edificio, pero el lugar era de alguna manera habitable. Llevé a los chicos

a McDonald’s para el almuerzo mientras Carmen se preparaba para el

trabajo. Todavía no estaba segura sobre el dinero para reemplazar mis libros

y las cosas para la escuela, pero decidí que solo tendría que averiguarlo.

Estaba en el autobús que se dirigía hacia la universidad comunitaria

cuando finalmente oí del chico que había estado en mi mente por los

últimos dos días. Quería ignorar el mensaje, sabía que debería llamar a

Brysen y preguntarle si estaba bien si solo me podía quedar con ella hasta

que Race mostrara su cara, pero no podía hacerlo. El atractivo rostro

maligno con la estrella tatuada en ella era demasiado.

Te recogeré en la escuela. Tengo mierda que hacer esta noche.

Está bien. Puedo quedarme con Brysen.

Dije que iré a recogerte.

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Aunque era un texto y no su voz, pude sentir la irritación en su

respuesta. Tal vez no había estado bien cuando no había oído de él todo el

domingo, o tal vez solo estaba cachondo y mantenerlo en sus pantalones lo

estaba poniendo malhumorado. Me mordí mi labio inferior y contemplé la

mejor manera de manejar la situación y el juego estaba vibrando debajo

de mi piel.

Bueno, pero hay cosas de la escuela que tengo que hacer así que

cualquier cosa que tengas que hacer necesitas regresarme a la casa con

tiempo para hacerlo.

Seguro, Pelirroja.

Eso fue todo. Sin burlarse de mí, no discutiendo que no habría tiempo

para la tarea porque me tendría ocupada de otra manera, solo seguro.

Nunca iba a ser capaz de predecir con que me iba a salir este chico, y

deseé que me molestara mucho más de lo que en realidad me molestaba.

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Bax Traducido por MaEx y magdys83

Corregido por Lizzie Wasserstein

uces terrible, hijo.

No podía discutir con el viejo y canoso

mecánico. Mi cara era todavía un desastre, mi

costado estaba sanando, pero poco a poco, y

no había ninguna refutación de que había

conseguido mi culo pateado en los últimos días en varias ocasiones.

Gruñí y extendí la mano para estrechar la mano de Gus. Todo lo que

había aprendido sobre los autos lo había aprendido de este viejo. Él tenía

una tienda que era el frente legal para el desguace que manejaba todos

los calientes autos de Novak. El Runner no sería ni la mitad de la bestia que

era, si no fuera por Gus. Bueno, por Gus y por Titus arrastrándome con él a la

tienda después de la escuela durante años, antes de que me diera cuenta

de que odiaba las tripas de mi medio hermano. Titus era casi tan bueno con

los autos como yo. Era realmente lo único que teníamos en común; eso y

que ambos siempre elevábamos la vista hacia Gus.

—Me alegro de que estés fuera. Aquí nadie aprecia el músculo

americano clásico de la manera que tú lo haces. No puedo dejar a la mitad

de los idiotas que trabajan para mí tocar las cosas del pre-'76 viniendo. Ellos

no saben lo que están haciendo con ello.

Me reí un poco y tomé una calada de humo que estaba colgando

de mi boca. Había pasado todo el domingo corriendo alrededor, tratando

de poner una cara al elusivo chico rico con el que Race parecía tan

obsesionado. No había tenido suerte, y estaba tan irritado que quería tocar

base con Dovie, así que no lo hice a propósito. No necesitaba a una chica

flotando en mi cabeza, no con todas las trampas explosivas y cosas

desagradables que ya estaban constantemente allí. Ella solo se suponía que

sería una diversión, una manera fácil de conseguir mis necesidades

cubiertas hasta que pusiera mis manos sobre Race. Por desgracia, esa no

—L

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era una mentira que podría venderme a mí mismo y era más que mi polla

que quería verla esta noche.

—Me encontré con Titus, me dijo que diera una vuelta. Dijo que es

posible que necesites mi ayuda.

Gus frotó sus manos grasientas en su overol y levantó una espesa ceja

gris hacia mí.

—¿Escuchaste a tu hermano?

—Medio hermano, y no, iba a dejarme caer y verte cuando

consiguiera un minuto de todos modos. He estado muy ocupado tratando

de encontrar a Race. ¿Has oído de él en lo más mínimo?

Él gruñó y apoyó los pies calzados con botas sobre el escritorio de

metal en la pequeña oficina. Sus ojos se apartaron de los míos.

—Necesitas darle a Titus cierta holgura. El hombre tiene que trabajar,

y solo porque lo hace en el lado correcto de la ley no hace de tu hermano

un mal tipo.

Solté una nube de humo y crucé los brazos sobre mi pecho.

—Dices eso hasta que te encierra por correr los autos. No importa si

tenemos una historia a largo plazo y que estés atado a su familia o no… va

a poner tu culo en la cárcel.

—Hago funcionar un negocio legítimo, hijo, y nadie puede demostrar

lo contrario. Si Titus pudiera demostrarlo, estaría dentro de su derecho a

encerrarme, como hizo contigo. Además, salvó tu culo de ir a

contracorriente por el resto de tus veintes. Tal vez le debes agradecer en vez

de lanzarte a él.

Solté un bufido.

—¿Él me delató?

—Tengo ojos, Bax. Titus es un monstruo, no iría a conseguir un ojo

morado como ese por alguien a quien no dejaría ponerlo allí. ¿Quieres

conseguir tus manos sucias, todo sin tapujos? Tengo una Stang, un Nova, un

Chevelle, y un Playmouth Barracuda; todos en busca de ser reconstruidos y

pulidos hasta arriba. No tienen nada que ver con Novak. Es el cielo de los

autos los chicos y te pagaré bien para que consigas tus estándares. Además,

va a ser un cheque de pago más fácil que dejar que Nassir te use como un

saco de boxeo.

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Puse los ojos en blanco.

—Tengo que encontrar a Race, y ni siquiera estoy hablando de

Novak.

—Eso no es inteligente, Bax.

—No necesita serlo. Estoy cansado de él jugando al titiritero para

todo The Point. Alguien tiene que acabar con él, y yo no tengo nada que

perder.

Suspiró y cerró los ojos para que pudiera frotarlos.

—Tienes un hermano de sangre y otro por elección que estaría al

revés sin ti. Y tu mamá. Jesús, Bax, ¿qué piensas que le haría a ella enterrarte?

Ella te seguiría al suelo.

Terminé de fumar y lo apagué con el tacón de mi bota. Iba a decirle

que no era mi trabajo preocuparme por nada de eso cuando él continuó:

—Y Race, tiene esa pequeña hermana a la que todo él está atado

ahora. ¿Qué pasa con ella? ¿Vas a hacer desaparecer la casa en torno a

un montón de gente inocente, Bax? Ni siquiera tú eres tan descuidado.

Le fruncí el ceño y metí las manos en los bolsillos de mi sudadera.

—¿Qué sabes sobre Dovie?

—Race estaba frenético por ella. Parece que su papá dejó deslizar

que tuvo un pequeño accidente y la madre no mantendría la boca cerrada

al respecto. El rico bastardo quería hacer que todo el lío desapareciera;

típica actitud de The Hill. Race se volvió loco. Nunca había visto al chico de

esa manera.

—Después de que me encerraran, ¿verdad?

Gus me miró y apiló sus manos en su panza.

—Unas semanas antes. Se estaba poniendo todo sobre la chica,

asegurándose de que ella estaba a salvo. Él estaba hablando como tú.

Novak pagaría, estaba cansado de Novak halando las cuerdas, entonces

las cosas fueron al sur y él desapareció. No sé por qué trajo a la chica de

vuelta aquí, no solo poniéndola en la cara de su viejo, sino en la de Novak

también, pero él debe haber tenido un plan.

No podía creer que Race supiera de Dovie antes de que yo fuera a

la cárcel. Nunca había dicho nada, nunca mencionó que estaba en

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problemas. No fue congruente y no me gustó la forma en que todo daba

vueltas de nuevo a la pelirroja.

—Justo antes de que desapareciera, Race mostraba una fotografía

alrededor, haciendo un montón de preguntas acerca de un tipo rico.

¿Sabes algo sobre ello?

—Sí. Es su viejo.

Parpadeé estúpidamente y me balanceé sobre los talones.

—¿Qué?

Gus quitó los pies de la mesa y avanzó pesadamente en sus pies.

—Race pensó que la única persona a la que su viejo hubiera

preguntado para manejar el trabajo sucio era Novak. Él estaba tratando de

poner a los dos juntos en el segundo en que regresó a la ciudad.

—¿Qué es exactamente de lo que estamos hablando cuando

decimos “trabajo sucio”, Gus?

—Conoces a Novak, Bax. ¿Qué piensas?

Juré y seguí a Gus de nuevo al garaje, donde los soldadores y las

mangueras de aire hicieron imposible hablar. Si Race pensaba que su viejo

le había pedido a Novak matar a Dovie, hacía las cosas aún peor y más

complicadas de lo que pensaba. ¿Qué tipo de enredo, en el infierno había

hecho Race?

Nos detuvimos en una pila de óxido que sería un paseo rudo con un

poco de trabajo. No había nada como el viejo músculo. Puse un pie en el

parachoques.

—Ella es una chica dulce.

Gus me miró por el rabillo del ojo y se apoyó en el guardabarros.

—¿La hermana? ¿Cómo lo sabes?

Solo levanté una ceja, lo que le hizo sacudir la cabeza.

—Race va a matarte. Ama a esa chica con fiereza.

—Bueno, él está haciendo un trabajo de mierda manteniéndola a

salvo. Benny y sus secuaces están todos sobre ella, y yo soy el único

corriendo a interferir.

—¿Ejecutas la interferencia con lo que está en tus pantalones?

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—Te dije que ella era dulce, y al parecer ella jugó un papel más

importante en Race yendo al fondo de lo que pensaba. Necesito entender

esta mierda. Parece que voy a tener que hacer un viaje hasta The Hill.

—Ten cuidado. A esas personas nada les gustaría más que ponerte

de nuevo tras las rejas. Tomaste un montón de sus cosas realmente

agradables.

Compartimos una risa que tenía muy poco de humor en ella. Empujé

el parachoques y puse la capucha sobre mi cara.

—Te ayudaré a que los monstruos corran, pero eso es todo. No quiero

tener nada que ver con el negocio de Novak.

—No te quiero cerca de Novak, Bax. La cárcel no será su respuesta

a negociar contigo en esta ocasión. No seas estúpido, hijo.

Nos dimos la mano y traté de dibujar una imagen en mi cabeza de

toda la información que Gus me había dado. Race sabía de Dovie. Su padre

la quería muerta. El viejo Hartman le había pedido a Novak matarla. Dovie

todavía estaba alrededor, Race había ayudado a secuestrar al viejo la

noche en que fui capturado, y de alguna manera eso estaba todo ligado a

él volviendo a la ciudad y posteriormente desapareciendo. Tenía que tener

basura de Novak; algo desagradable si se sentía lo suficientemente seguro

para volver a The Point durante todo un año antes de mi liberación. Estaba

empezando a pensar que él había esperado deliberadamente hasta que

yo estuviera fuera, hasta que yo estuviera libre para hacer su movimiento,

aunque yo no supiera cual era ese movimiento. Una cosa estaba clara, yo

era un peón en su totalidad. Había renunciado a cinco años de mi vida por

la meta de otra persona y eso me molestó. No me gustaba ser utilizado por

cualquier persona, nunca.

Estaba corriendo una y otra vez mientras me dirigía a la escuela para

llegar a Dovie. Ella me dijo que solo la esperara delante de la puerta

principal y ella estaría fuera a las diez en punto. Solo que ella ya me estaba

esperando cuando llegué allí, y mi sangre se calentó cuando tiró, abriendo

la puerta del lado opuesto del auto y la cerró de golpe con mucha más

fuerza de la necesaria. Su hermosa boca estaba torcida en un puchero y

había un sonrojo bajo las pecas en sus mejillas. Estaba molesta por algo y

todo lo que quería hacer era conseguir desnudarla y jugar a conectar los

puntos.

—¿Qué pasa?

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Lanzó su cabeza hacia atrás en el asiento y fijó sus ojos en mí. Me

gustó la forma en que el verde se oscurecía y profundizaba cuando estaba

sintiendo algo fuerte. Lo hicieron cuando la hice correrse, también.

—La universidad, incluso la universidad de la comunidad, es

imposible sin libros. No me gusta este tipo Benny, odio a Novak quienquiera

que sea, y estoy muy enojada con mi hermano en este momento por

arrastrarme en medio de esto.

—¿Necesitas dinero?

La miré y ella me miró.

—No de ti.

Hice un ruido en mi garganta y traté de recordar por qué pensé que

la había echado de menos el último par de días. Se movió un poco y bajo

su holgada camisa a cuadros capté un vistazo de su cremosa garganta.

Había un chupetón muy visible en el costado de ella, y todo volvió a mí en

avalancha, una prisa que volvió a mis jeans de repente demasiados

apretados.

—¿Lo tomarías de Race?

A regañadientes asintió y cruzó sus brazos sobre esos pechos que juro

recordaría mucho después de que ella fuera apenas una fracción de

recuerdo.

—Bueno, Race no está aquí, así que soy lo siguiente mejor. Toma el

maldito dinero así no suspendes tus clases. Considéralo que es por una

buena causa.

—No soy un caso de caridad.

—¿Estás segura de eso? —Me gustaba sacarla de quicio. Era

divertido verla ponerse toda enfurruñada y molesta—. ¿Cómo estuvo tu fin

de semana con los niños?

Me miró con curiosidad, como si tal vez yo estuviera tratando de

tenderle una trampa, pero realmente estaba curioso. No conocía a nadie

en mi mundo que se preocupara por el futuro bienestar de otros. Ella era

como una santa o algo así… una muy sexy, muy seductora santa.

—Estuvo bien. Todo el mundo estaba de buen comportamiento, lo

cual es raro. Todos pensaban que tu auto era el jefe.

Me reí entre dientes.

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—Mi auto es el jefe.

Se movió un poco de su cabello fuera de su rostro y se mordió el labio

inferior. Yo quería reemplazar sus dientes con los míos.

—Marco, mi vecino, dijo que le prometiste un paseo. Me pidió que te

lo recordara.

—Ese pequeño mocoso me estafó.

Se rio un poco cuando llegamos a la casa.

—Todavía deberías darle un paseo. Haría su día. Él no tiene mucho

por lo que emocionarse.

Salí y la seguí hasta la puerta principal.

—Voy a pensar en ello.

—¿Qué recado tienes que hacer esta noche?

—Ya lo hice. Tuve que ir a ver a un viejo amigo.

Me miró con ojos interrogantes mientras abría la puerta y dejaba mi

brazo detenerse sobre su cabeza. Le dije que la dejaría conseguir sus

deberes hecho, y tenía toda la intención de ajustarme a ello, pero si seguía

batiendo esas pestañas de color cobre hacia mí y mirándome como si

quisiera que la empujara contra la puerta y la tomara, totalmente iba a

hacerlo.

—¿Has averiguado algo sobre Race en domingo?

Fuimos a la sala y vi su sorpresa cuando se dio cuenta del televisor y

la computadora que ahora formaban parte de la decoración. Había

dejado caer un dineral en la tienda electrónica ayer. No sabía cómo

funcionaba la mitad del material, pero si iba a quedarme aquí, necesitaba

lo básico.

—No. —No iba a contarle lo del viejo Hartman poniendo un precio a

su rizada cabeza. No me importaba lo dura que pretendía ser, al oír que su

sangre la quería muerta estaba atada a lanzarla a la locura, y yo solo

prefería evitar el drama, por lo menos hasta que tuviera una idea más clara

de lo que estaba pasando—. ¿Quieres algo de comer?

Hizo un gesto de incredulidad y se dejó caer en el sofá.

—¿Puedes cocinar?

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Levanté una ceja y le sonreí.

—Soy un hombre de muchos talentos.

Choqué mentalmente los cinco conmigo mismo cuando vi un rubor

subir por su cuello.

—Claro, puedo comer.

—No va a ser algo sofisticado, pero puedo alimentarnos.

—Lo que sea. Voy a tratar de hacer mi tarea. ¿Te importa si uso la

computadora?

Me encogí de hombros y le di la contraseña para iniciar sesión y fui a

la cocina. Cuando tu madre era una borracha y tu hermano mayor, estaba

demasiado ocupado tratando de abrirse camino fuera de la basura y el

fango, aprendes como valerte por ti mismo. Nunca iba a tener un show en

Food Network, pero podía juntar algunas cosas que supieran bien y nos

mantuvieran en camino.

Dejé un plato delante de ella y encendí el televisor. No era el tipo de

persona que siempre descansaba delante del televisor. Yo siempre estaba

tramando algo, tenía un lugar a dónde ir o alguien con quién reunirme. Tal

vez por ese problema no tenía problema para encontrarme. Me quité las

botas, me quité la sudadera con capucha, y me sentí como en casa todo

el tiempo que me estaba tomando desgastar a Dovie y convencerla de que

volviera a la cama conmigo. O tal vez ir debajo de mí. En realidad, no era

exigente.

—Eso está bueno, Bax. —Me hizo sonreír que sonara tan sorprendida.

La miré y la atrapé mirándome en lugar de ver la computadora.

—Era valerme por mí mismo o pasar hambre en torno a mi casa

cuando era pequeño. Aprendí a hacerlo.

Ella giró alrededor en la silla así que estábamos uno frente al otro.

—¿Es por eso que empezaste a robar? ¿Así es como te valiste por ti

mismo?

Dejé el plato vacío en la mesa de café y le di una mirada fría. Ella

siempre estaba tratando de convertirme en algo mejor de lo que realmente

era.

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—No. Las personas tenían las cosas que yo quería, así que las

tomaba. Autos, televisores, tarjetas de crédito… no robaba por hacerlo,

robaba porque quería cosas por las que nunca iba a trabajar.

Ella me hizo un gesto y volteó a la computadora.

—Eso no es totalmente cierto.

Recogí mi plato y el ahora vacío de ella. Necesitaba fumar y echar

un polvo, y no particularmente en ese orden.

—¿Qué es lo que sabes acerca de eso?

Ella levantó un hombro y lo dejó caer.

—Sé que amas ese auto y que no lo robaste. Sé que querías hacer

algo agradable por tu mamá, así que utilizaste tus talentos, como de

delictivos podrían ser, para conseguir su casa. No era todo acerca de tomar

cosas solo porque querías.

No estaba acostumbrado a que nadie fuera capaz de recoger mis

verdaderos motivos fuera de la cortina de humo que usualmente levantaba.

No pude decir que me gustaba mucho.

—Voy a salir afuera por un momento. —Ella me despidió con la mano

y refunfuñé bajo mi aliento. Pasar tiempo con esta chica era más un dolor

de cabeza de lo que valía la pena, incluso si aún podía probarla con mi

lengua por todo su cuerpo y sentirla como si estuviera incrustada bajo mi

espinosa piel.

Dejé que el humo del cigarrillo llenara y saliera de mis pulmones y

traté de comprender mis desenfrenados pensamientos. Estaban sucediendo

muchas cosas. Todo con Race, Titus volviendo a mi radar, esta chica

entrelazando su camino hasta cada aspecto de quién era yo. No estaba

seguro de que pudiera manejar nada de eso con apenas un mes de libertad

en mi haber. No era la clase de hombre que está en un gran auto-

descubrimiento y crecimiento personal, solo ahora mismo no parecía que el

destino quisiera darme la opción de esconder la cabeza en la arena.

Golpeé la colilla del cigarrillo en la canaleta al final de la calzada y

caminé de regreso a la puerta principal, sacando mi camiseta por encima

de la cabeza mientras me iba. Pensé que al menos podía tomar una ducha

y resolver por mi cuenta algo de mi frustración acumulada si Dovie quería

seguir siendo una buena alumna. Hombre, si eso no solo ponía imágenes en

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mi mente de ella en una falda corta escocesa y brillantes zapatos escolares.

Esta muñeca iba a hacer que perdiera la cabeza.

—Voy a tomar una du… —Me interrumpí cuando entré en la

habitación y fui simultáneamente atacado y empujado atrás sobre el borde

del sofá por una ráfaga pelirroja de actividad. Los cojines del sofá

desparramados y mis pantalones y bóxers acabaron repiqueteando en el

piso bajo sus pequeñas y apresuradas manos. La agarré alrededor de la

cintura mientras trepaba encima de mí, todavía completamente vestida.

Ella puso sus manos en el centro de mi pecho y se acercó hacia mí, su

cabello una cortina brillante encerrándonos en nuestro propio momento.

—¿Por qué no me llamaste el domingo? —No sé cómo puede hablar

con mi polla erecta parada entre nosotros, pero ella comenzó tirando de su

camiseta, así que pensé que si hablaba con ella podría desnudarse más

rápido, podría probarlo.

—Porque quise hacerlo.

Ella se detuvo con los brazos sobre su cabeza y tomó la oportunidad

de su posición para desabrochar el sostén y liberar esos impresionantes

pechos. Las puntas rosas ya estaban duras y ella se estremeció cuando froté

las yemas del pulgar sobre ellos. Ella respondió más dulce que cualquier

chica que alguna vez haya tocado, como si fuera un trato especial el tener

mis manos en ella.

—Así que querías llamarme, ¿lo que quiere decir que no lo hiciste?

—Dovie, yo solo llamo a las chicas con las que follo, no para

parlotear, así que sí, no te llamé porque quise.

Ella dio una risita porque llevé una de mis manos bajando en su parte

delantera y di vueltas a su ombligo con mi dedo índice. Quería lamerlo y

poner mi boca en cada centímetro de ella, pero tenía que trabajar en

tenerla tan desnuda como yo lo estaba, y parecía que todo lo que quería

hacer era recuperar terreno.

—¿No quieres follar? —Ella sonaba realmente preocupada.

Gemí y agarré una de sus manos que todavía estaban en mi pecho

y la envolví alrededor de la erección parada como una columna entre

nosotros.

—¿Tú qué crees?

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Ella tiró su labio inferior entre sus dientes y gemí de nuevo. Me estaba

matando con toda su inocente seducción.

—No quiero querer esto, Bax. —Su voz era solo un susurro cuando abrí

de golpe el botón en sus pantalones y metí una mano bajo el talle de sus

bragas.

Levanté ambas cejas hacia ella, porque mientras lo decía, empezó

a mover su mano arriba y abajo presionando la longitud de mi polla.

—Iba a dejarte estudiar. Estaba en mi camino hacia la ducha. —Ella

chilló cuando mi dedo llegó a su objetivo, y se levantó un poco en sus rodillas

para darme un mejor acceso.

Se inclinó por lo que podía poner su boca en la mía. Dejé que usara

esos labios llenos y que esa lengua ingeniosa me besara hasta que estuviera

listo para hacerla rodar en su espalda y empujarme dentro de ella, tanto si

estaba lista para mí como si no. Entre el suave deslizamiento de su mano

arriba y abajo, y el empuje y arrastre de su boca sobre la mía, esto tenía que

terminarse antes de que se diera cuenta lo que ella había empezado. Ella

se levantó e inmediatamente unió mi boca con la punta de sus pechos.

Rodeé el pequeño guijarro de placer a través de mi lengua cuando ella

continuó trabajándome con su delicado toque.

—Iba a pasar de cualquier manera. Casi te asalté en el auto cuando

me recogiste de la escuela. Lo odié. Me hiciste sentir fuera de control.

Sus palabras fueron enfatizadas con un apretón en la base de mi

polla que me hizo gruñir en sorpresa. Necesitaba tener sus pantalones fuera

y meterme dentro de ella, como ayer.

—Estar fuera de control no siempre es algo malo. —Traté de

levantarla y sacarla de mí pero el sofá era angosto y ella se rehusó a dejar ir

mi erección. Estuve sujetado bajo ella y cautivado por esos ojos color musgo.

Ella repentinamente subió en sus pies y me dejó ir. Pensé que iba a

contonearse fuera de sus pantalones holgados y subir de regreso a mi

regazo así nos pondríamos manos a la obra y yo podría hacerla olvidar todo

acerca de no querer esto, pero en cambio ella se dejó caer en sus rodillas

enfrente de mí. Creo que mi cerebro tuvo un corto circuito, porque la

siguiente cosa que supe, es que mi polla se estaba deslizando entre esos

labios que por sí mismos eran suficientes para ponerme duro.

—Mierda.

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Recogí un puñado de ese cabello llameante por lo que podía verla

deslizarse arriba y abajo en mí y traté de regular mi respiración así podía

durar por más de un minuto. Nunca había habido nada en mi vida más

hermoso que esa cara, con su pizca de pecas y boca sensual poniéndose

al nivel de esas banderas a cuadros. Era una imagen mental que estaba feliz

de que viniera después de ser encarcelado, porque si hubiera probado todo

lo que era Dovie Pryce y su boca mágica antes de que me encerraran,

nunca lo habría logrado.

Ella arremolinó su lengua alrededor de la cabeza, la pasó a lo largo

de las venas punzantes debajo de un lado, y utilizó sus inteligentes manos

para llevarme a punto de explotar en su boca en segundos. Le dije que me

soltara, apurándome en el sofá, usé mis manos que se perdieron en sus

interminables ondas de cabello para tratar de arrancarla de mí, pero no

sirvió de nada.

La punta de mi erección la golpeó atrás en su garganta y una de sus

manos desapareció entre mis piernas. El único pensamiento coherente que

tuve después de eso, era que el borde de sus dientes raspó sobre mi carne

más sensible, fue oh joder. Me sentí orgulloso de mi mismo por permanecer

entero sin importar cuál era la situación, y ella solo me deshizo. Me desarmó

y me dejó disperso por todo el lugar. No estaba seguro de qué orden me

unió de nuevo.

Ella pasó su lengua sobre una de las banderas de línea de meta y

sacudió mi agarre de su ahora desordenado cabello suelto. Ella se puso de

pie entre mis rodillas todavía torcidas y la miré con ojos de parpados

pesados y ella dejó caer sus grandes pantalones a sus pies así que estaba

vestida solo en sus bragas y las marcas que dejé por toda ella después de

nuestro interludio en la cocina. Ella se inclinó un poco y puso sus manos en

mis hombros e hizo su camino encima de mí, extendiéndose en mi regazo.

Me gustaba pensar que tenía más resistencia que el siguiente tipo, pero ella

me dio la vuelta, por lo que incluso con esas tetas espectaculares en mi

cara, me iba a tomar un momento recuperarme.

Ella gritó cuando puse ambas manos bajo su culo y me puse de pie.

Envolvió sus brazos alrededor de mi cuello y sus piernas alrededor de mi

cintura y estábamos cara a cara. La estaba llevando a la cama.

—Eso fue inesperado.

La comisura de su boca se curvó en una sonrisa y se rio cuando la

lancé en la cama. Enganché un dedo debajo de la pierna de las bragas y

tiré de la última prenda que me tenía fuera del camino. El viaje por sus largas

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y pálidas piernas era suficiente para tener el flujo de sangre en la dirección

correcta.

—Nunca había hecho eso antes.

Solo así, todas mis piezas se unieron de una mejor manera de lo que

habían hecho antes. Otra vez, sentí que ella me estaba dando algo que solo

era mío, algo que no tenía que tomar solo para sentir que tenía algo de

valor. Puse un beso en la temblorosa piel de su estómago y la miré por

debajo de mis cejas. Separé sus piernas y me incliné en una rodilla así podía

quedar entre sus piernas dobladas y regresarle el favor.

—¿Alguna vez dejaste que un tipo te hiciera esto?

Su cabeza se movió adelante y atrás en el edredón y ella enroscó

una de sus manos alrededor de mi cara así podía frotar su pulgar sobre la

estrella en mi cara. A ella le gustaba hacer eso cuando estábamos juntos

así, me había dado cuenta.

—No. El último tipo trató, pero pensé que era demasiado, así que le

dije que no.

—Se siente bien. Deberías dejar que alguien te haga sentir bien,

Dove.

Nuestros ojos se bloquearon por un momento y vi su pecho subir y

caer en una respiración temblorosa. Ella movió su mano abajo y rozó sus

dedos sobre mi boca.

—Deberías dejar que alguien te muestre que ser bueno no es tan

malo, Bax.

Dejé caer un beso succionante en el interior de su muslo y abrí

espacio para mis hombros entre sus piernas.

—Estoy a punto de ser mejor de lo que he sido en mucho tiempo,

Pelirroja. Eres afortunada.

Quería volverla loca, desarmarla justo como lo hizo conmigo,

además mi polla estaba de vuelta en el juego, así que tan pronto como la

hiciera perder el control, quería entrar de nuevo en ella. Mierda, quería

pasar la noche entera ahí, el resto de la semana si ella me dejara.

Ella era acaramelada por todos lados, y toda su resbaladiza

palpitante piel interna no era diferente. Ella era tan dulce y receptiva. Cada

vez que la tocaba, la lamía, ponía besos con la boca abierta en su pequeño

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brote de placer, ella reaccionaba. No había duda de que le gustaba lo que

le hacía, y cuando empezó a retorcerse bajo mi boca y empezó jadeando

mi nombre una y otra vez, me hacía sentir mejor que nada que pudiera

recordar. Ni siquiera me entró en la cabeza que estaba jadeando ¨Shane¨ y

no ¨Bax¨.

Ella era cremosa y temblorosa, todos los músculos internos codiciosos

y colocando las manos que estaban rastrillando mi cabello corto. Estaba

prácticamente arqueada fuera de la cama, su clítoris punzante contra mi

lengua cada vez que me desviaba para torturarla con eso. Podía sentir que

estaba lista para ir a la cima, pero decidí que necesitaba sentirla,

necesitaba estar dentro de ella cuando sucediera. Ella era como una clase

de redención que nunca me di cuenta que necesitaba hasta que

colisionamos dentro de la vida del otro.

La besé con fiereza mientras buscaba a tientas en el cajón de la

mesilla de noche por las provisiones de condones que lancé ahí solo por si

acaso. Me devolvió el beso y entrelazó sus brazos alrededor de mi cuello así

que estábamos pegados juntos, pecho con pecho y muslo con muslo. Ella

se estaba presionando contra mí, ansioso de tenerla, lo que era caliente en

muchos niveles diferentes. El hecho de que pudiera hacer que esta chica

estuviera tan ansiosa por mi como yo lo estaba por ella era intoxicante.

—Córrete para mí, pequeña Dove. —Presioné todo el camino dentro

de ella mientras se arqueaba duro contra mí y enrollaba sus piernas a mí

alrededor. Su boca se abrió en una pequeña O perfecta de placer y esos

ojos oscuros danzaron entre el verde y negro mientras el placer nos

inundaba a los dos. Ella estaba resbaladiza y suave donde yo era duro y

caliente. Ardimos el uno contra el otro, unidos en un ritmo que tenía a sus

paredes internas agarrándome y mi cadera machacando

involuntariamente dentro de ella. No estaba desesperado, pero estaba

cerca. Quería ser gentil con ella, pero no había manera, se sentía tan bien,

tan ajustada y apretada.

Nos movimos juntos como si hubiéramos sido hechos para ello. Todo

lo que quería hacer era hacerla sentir tan bien como yo me sentía, lo que

no era una gran tarea porque ella ya estaba preparada y lista para

comenzar. Ella sacudió su cabeza de un lado a otro y encajó sus dedos en

mis costados.

—Jesús, Shane. —Sus ojos revolotearon cerrados y la besé justo

cuando se separaba de debajo de mí. Podía saborear el placer, la

satisfacción que le di en su lengua mientras se retorcía y bailaba con la mía.

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Aumenté la velocidad, era probablemente más rudo con ella de lo

que debía ser, pero solo tomó un minuto después de que encontrara su

liberación para que yo alcanzara la mía. Gemí dentro del hueco de su

garganta y enterré mi cara en la interminable caída de su cabello. No sabía

si ésta había sido su intención cuando me tendió una emboscada en la sala

de estar, pero tenía que admitir que era un fanático.

Su mano acarició mis hombros sudorosos y la sentí trazar las letras de

mi nombre que se ubicaban entre mis omoplatos. Ella estaba frotando la

planta de sus pies hacia arriba y abajo de la longitud de mi pantorrilla y no

quería moverme nunca, jamás.

—Cambié de opinión, Bax. —Su voz era áspera y sonaba tan saciada

como me sentía.

—Hmm… ¿acerca de qué?

Empecé a chupar la cima de su clavícula donde mi boca aterrizó.

Todas las partes de ella eran como dulces en mi lengua.

—No necesitas que nadie te enseñe cómo ser bueno, eres mucho

mejor cuando eres malo.

Ella suspiró en deleite cuando me alejé de su cuello y empecé a

besarla detrás de su oreja. Por suerte para ella no tenía intenciones de

intentar ser bueno muy pronto. Malo era en lo que era mejor, era lo que

funcionaba para mí, y después de ese encuentro sexual, estaba muy seguro

de que Dovie podía hacer que lo malo funcionara también para ella.

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dovie Traducido por rihano y Jadasa Youngblood

Corregido por Lizzie Wasserstein

ra jueves por la tarde y el restaurante estaba muerto. Brysen se

mantuvo dándome miradas mientras acomodábamos las

mesas y yo seguí ignorándolas. Mi semana había sido un

torbellino de actividad. El martes, tuve que trabajar y Bax me había forzado

para que lo dejara reemplazar mis libros de texto. Le agradecí por esto toda

la noche. El miércoles, tuve clases, lo que estaba bien porque necesitaba

un respiro de Bax. A este ritmo, iba de principiante sexual a profesional

durante la noche sin darme tiempo a recuperar el aliento o procesarlo

mientras estaba sucediendo. Bax tuvo que salir el miércoles en la noche, por

lo que le había dicho que solo me quedaría con Brysen. Pensé que estaba

de acuerdo con eso hasta que recibí una llamada a las tres de la mañana

diciéndome que estaba fuera de la casa de mi amiga y yo tenía dos minutos

para sacar mi culo y meterlo en el auto. Quería ignorarlo, quería hacerlo

quedarse ahí y sentirse mal por ordenarme, pero no lo hice. Yo estaba en el

auto y de vuelta a la casa, y debajo de él, todo en menos de veinte minutos.

Él acababa de tomar todo, y por mucho que no me gustara y estuviera

asustada hasta la mierda por esto, al parecer yo no podía evitar que

sucediera tampoco.

—Deja de mirarme así.

Brysen sacó una de las sillas vacías en la mesa que yo estaba

acomodando y me vi obligada a mirarla.

—¿Desapareciste en el medio de la noche con un tipo al que vi

romperle el brazo a otro hombre a la mitad con sus propias manos y no crees

que voy a preocuparme? ¿Quién es este tipo, Dovie? Más importante aún,

¿quién es él para ti? Porque desde que llegó a escena, no has estado

actuando como tú misma.

Mi cabello estaba recogido en una cola de caballo para trabajar,

así que no podía jugar con él como lo hacía cuando estaba nerviosa.

E

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—Te lo dije, él va a encontrar a Race.

—¿Cuándo? Ya casi ha pasado un mes y Race no ha hecho acto de

presencia. Sé que estás durmiendo con él. ¿Estás segura de que no está solo

llevándote para que así él pueda conseguir un pedazo de culo sin tener que

trabajar por este?

Era una pregunta válida, pero Bax no era el tipo de hombre que tenía

que trabajar muy duro con el fin de echar un polvo.

—No es así, Brysen.

—Entonces dime lo que es, Dove, porque estoy preocupada por ti.

Suspiré y saqué una silla junto a ella. Apoyé mi barbilla en la mano y

la miré directo a los ojos.

—Yo lo quiero, Brysen.

—Bueno, holaaa, él es un bebé. Todos los chicos con esa arrogancia

del lado-equivocado-de-la-ley lo son, pero tú eres lo suficientemente

inteligente como para saber que es peligroso y que nada con él va a ser

permanente.

—Lo soy, pero no parece tener importancia. Solo me mira y todo

dentro de mí se calienta, y si me toca, todo hierve. Siento que soy adicta a

él o algo así. Sé que es malo para mí, pero no me importa.

—Dovie... —Su tono era de advertencia—. Necesitas detener lo que

sea que estás haciendo con él antes de que llegues demasiado lejos. Querer

a alguien es diferente de necesitarlos, y no hay maldita manera de que

necesites algo de lo que ese tipo está llevando. Quédate conmigo hasta

que Race se presente, o mejor aún, sal rápido de la ciudad hasta que todo

esto se calme.

Me mordí el labio inferior y solo moví la cabeza en sentido negativo.

No quiero dejar The Point, y no solo porque mi hermano todavía estaba por

ahí en alguna parte.

—No puedo. —Y ella estaba equivocada. Cuando Bax se distraía y

se olvidaba de ser Bax, todas las cosas que Shane llevaba a la mesa yo muy

bien podría necesitarlas a partir de ahora. Bax me volvía loca y enviaba mi

control por la ventana. Shane hacía que mi corazón doliera y que la parte

tonta, y femenina de mí quisiera hacer todo en su vida mejor; hacerle olvidar

los cinco años de su vida que se habían perdido tras las rejas.

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Ella quería decir algo más, pero en ese momento se abrió la puerta

y de repente estábamos llenos para la temprana cena apresurada. Yo puse

todo fuera de mi mente y trabajé para mantenerme al día con mis mesas y

recibiendo algunas propinas decentes. Yo estaba haciendo un trabajo

bastante bueno con esto también, hasta que llegué a una ruidosa mesa de

tipos que obviamente eran del centro de The Point. Creo que ya estaban

borrachos cuando llegaron, y no importa cuántos viajes hice de ida y vuelta

entre la mesa y la cocina, no pude conseguir que se callaran o dejaran de

intentar meterme mano. Estaba poniéndome frustrada y de mal humor con

ellos porque sabía que ellos iban a molestarme. Ramon el camarero se negó

a intervenir porque estaba ocupado y... bueno… era un gigantesco marica.

Brysen siguió dándome miradas simpáticas, pero sus manos estaban

llenas con sus propias mesas, así que yo estaba en las trincheras por mi

cuenta. Estaba manteniendo todo bajo control, solo deseando que se

hubieran ido, cuando los cinco se levantaron y se dirigieron hacia la puerta

del frente antes de que yo hubiera dejado caer la cuenta. Eso me hizo ver

rojo, y sin pensar en que ellos eran fuertes y estaban fuera de control, me

apresuré a atraparlos antes de que ellos pudieran dejarme en la estacada

teniendo que pagar la factura.

—¡Oigan, esperen un minuto! ¡Ustedes tienen que pagar por su cena!

—Puse mi mano en el codo de la persona más cercana a mí y me quedé sin

aliento cuando él no solo dio un tirón para liberarse, sino que me empujó

con ambas manos sobre mi pecho.

—Cállate. El servicio era pésimo. Nosotros no estamos pagando por

nada. —Sus camaradas rieron ante su jactancia mientras mi cara se ponía

caliente con la furia.

—Su servicio estuvo bien. Tienen que pagar.

Él dio un paso hacia mí y yo retrocedí instintivamente. Eché un vistazo

a Ramon, pero él estaba ignorando resueltamente el drama. Qué imbécil.

—Queríamos a la rubia caliente, no a ti. Vete a la mierda, Pelirroja.

Él retiró su mano como si fuera a golpearme y me estremecí

involuntariamente. La última cosa que quería hacer era tratar de explicarle

a Bax por qué estaba caminando por ahí con un ojo negro. Aspiré una

bocanada de aire y abrí la boca para gritar, solo que no lo necesité por qué,

de repente, el borracho había desaparecido de delante de mí y yo estaba

mirando a la parte trasera de la cabeza afeitada de Bax. Él agarró al

hombre por el frente de la camisa y lo arrastró a través de la multitud de sus

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boquiabiertos seguidores. El tipo estaba haciendo ruidos de gorgoteo y

llamando frenéticamente a sus amigos en busca de ayuda durante todo el

camino.

—Mierda. —Empecé a seguirlo a la parte delantera del restaurante

cuando Brysen me detuvo de repente.

—¿Estás bien?

—No. Tengo que ir, Bax lo matará.

—Déjalo. Ese idiota iba a golpearte.

Me estremecí.

—Lo sé. —Pero Bax no necesitaba más sangre en sus manos por mi

culpa. Yo no quería ser eso para él.

—Dovie —me llamó Brysen mientras corría hacia la puerta—. Olvida

lo que dije. Te mereces a un tipo que hace que el resto del mundo te trate

bien.

Había voces alzadas, y no me sorprendió que ninguna de ellas fuera

la de Bax. Yo lo había visto en acción. Él no perdía el tiempo hablando

cuando tenía un punto que mostrar. El tipo que había levantado su mano

hacia mí estaba inconsciente, boca abajo en el asfalto del

estacionamiento. Bax tenía a uno de los amigos borrachos en el suelo, junto

a él con la suela de la bota negra en la parte posterior del cuello del chico.

La mirada de furia en su rostro fue suficiente para mantener al resto del

grupo a una distancia segura.

—Bax, déjalo ir. Esto no es necesario.

Su mirada negra se disparó hacia mí y me estremecí. La odiaba

cuando todo lo que podía ver en esta era a mí misma devolviendo la

mirada.

—Él iba golpearte maldita sea. Tiene suerte de que no rompa su

cuello.

Uno de los chicos de entre la multitud levantó las manos en señal de

rendición.

—Amigo, sabemos quién eres, no sabíamos que era tu chica. Fue un

verdadero error.

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Esa fue la cosa equivocada para decir porque Bax retiró el pie del

otro chico y lo dirigió hacia el tipo que había hablado. Él hizo un ruido

chirriante verdaderamente patético y trató de retroceder, pero Bax lo

enganchó alrededor del cuello y lo arrastró a sus puntillas mientras iba

directo a su cara.

—¿Así que si ella no fuera mía está bien en su mundo levantar su

mano contra una mujer? ¿Por qué? ¿Debido a que son demasiado

pequeñas y temerosas para luchar? —Él sacudió al tipo tan fuerte que

escuché sus dientes chocar desde donde yo estaba parada—. ¿Qué hay

de mí? ¿Por qué no me desafías, imbécil?

El chico parecía que iba a llorar.

—Te vi romper el brazo de ese tipo después de que él te apuñaló en

el lugar de Nassir. ¡Estás loco!

—Malditamente cierto, y ni siquiera estaba enojado entonces como

lo estoy ahora. —Soltó al chico y lo mandó volando a través del

estacionamiento con una mano en el centro de su pecho—. Cuando tu

amigo se despierte, recuérdale que tengo su billetera, por lo que si quiere

embarrarse y actuar como un idiota en cualquier otro lugar, puedo

encontrarlo de nuevo, y eso no va a terminar bien.

Los tipos restantes, quienes aún estaban moviéndose, montaron a su

amigo herido e inconsciente en la plataforma de una camioneta y se

alejaron del restaurante.

—Bax. —Él levantó su mano y sacó su teléfono antes de que pudiera

preguntarle qué estaba haciendo aquí, aunque tenía que admitir que su

momento fue perfecto. Él podría haber llamado a Race un bastardo altruista

cuando nos conocimos, pero aparentemente él tenía algunos hilos fuertes

de caballerosidad corriendo a través de la tela oscura que lo hacían quién

era.

—Titus, es Bax. Dile a tu patrullaje de borrachos que detengan una

camioneta roja en el lado sur. —Él recitó el número de matrícula sin decirle

a su hermano gracias o adiós. Volvió esos ojos oscuros hacia mí y me sentí

como que estaban jalándome. Suspiré y me acerqué para envolver mis

brazos alrededor de su cintura.

—¿Tenías que desmayar al tipo?

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—Él tenía una mandíbula de cristal y es afortunado de que eso sea

todo lo que hice. Tú no golpeas chicas. De hecho, si la nariz de Benny ya no

estuviera rota, se la rompería en represalia por acosarte.

—No es que yo no esté agradecida, pero, ¿qué estás haciendo

aquí? Te dije que estaba quedándome con Brysen esta noche después del

trabajo.

—Tengo que correr a Spanky’s y pensé que te dejaría saber a dónde

iba y lo que estaba haciendo.

Un escalofrío corrió a lo largo de mi piel cuando me dijo que iba a

volver al club de desnudistas.

—¿Por qué vas allí? —Si él me decía que era para hablar con Honor

de nuevo, podría golpearlo. Sabía que él no era un desconocido para el

Distrito o las chicas allí, pero no tenía que gustarme. De hecho, estaba

bastante segura de que en ese mismo momento, lo odiaba.

—Hay un juego de cartas esta noche y quiero ver si una cara familiar

está ahí. Podría tener una conversación con el tipo rico por el que Race

estaba preguntando.

Había más que eso, me di cuenta.

—¿Puedo ir contigo? —Estaba totalmente convencida de que él me

diría que no, que me diría que solo me pusiera en camino, pero ladeó su

cabeza hacia un lado y lo consideró en silencio durante un largo minuto

antes de contestar:

—¿Vas a ir a casa conmigo después?

Me estremecí y pasé las manos por mis brazos.

—Sí.

—¿Cuánto tiempo falta hasta que salgas? Creo que podría querer

tomar una bebida en el bar y charlar con el imbécil que iba a dejar que ese

idiota borracho te golpeara en la cara.

—Ya casi acabo. Solo tengo que terminar unas pocas mesas más.

Deja a Ramon solo. Me gusta este trabajo. Normalmente es fácil y hago

buen dinero. El trabajo de Ramon es verse lindo, no jugar al gorila.

Él me dio una mirada sosa y puse mis ojos en blanco. A pesar de que

era un comportamiento gratificante que yo realmente no aprobaba, usé su

brazo como palanca para llegar a su boca y planté un enorme beso

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descuidado en su boca. Él sabía a humo de cigarrillo, el peor tipo de

incentivo.

—Gracias. —Esto salió como un susurro ronco.

—La vida te golpea lo suficiente como es, Pelirroja. Idiotas como esos

no consiguen anotar. Al menos no mientras tú estés en mi radar.

Él me siguió de nuevo al restaurante y yo lo miré por encima de mi

hombro.

—¿Cuánto tiempo crees que va a ser?

Él arqueó una ceja oscura hacia mí y la estrella junto a su ojo

revoloteó mientras apretaba su mandíbula.

—¿Qué?

—¿Yo, en tu radar? ¿Cuánto tiempo crees que podría durar?

Compartimos una larga mirada que solo fue interrumpida por Brysen

diciéndome que había cobrado mi última mesa por mí, así que todo lo que

tenía que hacer era limpiar la sección y hacer el trabajo de mi lado. Miré de

nuevo a Bax y me estaba observando de esa manera que tenía que me

hacía sentir como si estuviera viendo justo al corazón mismo de lo que me

hacía, yo.

—Hasta ahora has estado allí más tiempo que cualquier otra chica

que he conocido. Date prisa, no quiero perder a quien estoy buscando.

Parpadeé hacia él como un búho.

—¿Vas a decirme que estás cazando?

—No. —Con eso, se dio la vuelta, su cara una máscara de disgusto

mientras se acercaba a la barra. Probablemente, iba a asustar a Ramon

hasta la próxima semana, pero yo no podía decir que una pequeña parte

de mí no apreciaba lo que estaba haciendo con la cosa de su intimidación

y amenaza en mi nombre.

Hombre, desearía que tener un flechazo por él fuera más fácil de lo

que estaba demostrando ser. Sus dos personalidades eran difíciles de seguir,

y cuanto más tiempo pasaba con él, más razones encontraba para apreciar

todas las tendencias criminales e ingeniosas que formaban a Bax como yo

hacía con las partes más trágicas y suaves de él, que formaban a Shane. La

última cosa que necesitaba o quería era caer bajo el hechizo de los dos.

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Me apresuré a través del resto de las cosas que tenía que hacer,

impulsada en parte por el deseo de descubrir lo que Bax tenía bajo la

manga, pero sobre todo por temor a que él empujaría a Ramon través de

la barra y yo terminaría teniendo que encontrar otro trabajo. Brysen se

mantuvo dándome esas miradas de complicidad que me hacían sonrojar.

No había discutido que él era ardiente, pero tener a un chico poniéndose

todo luchador por ti era algo más. Yo no estaba acostumbrada a ser

protegida, incluso con Race todavía estaba acostumbrada a cuidar de mí

misma. Tener a Bax actuando como un amortiguador entre todas las cosas

malas en el mundo y yo era un potente afrodisíaco, y cero ayuda para

hacerme mantener mi cabeza a nivel en lo que a él se refería.

Saqué mi cabello del amarre que lo sostenía y sacudí los rizos. Me

quité la camisa holgada que llevaba para mi turno, así que me quedé en

una de las camisetas ajustadas que Bax había comprado para mí. Yo no

tenía ningún deseo de regresar a Spanky’s viéndome como la novia

desaliñada y tolerada de alguien. Fueron arreglos simples, pero deben

haber sido eficaces porque cuando esos ojos diabólicos rodaron sobre mí

de pies a cabeza, no me había perdido la chispa de fuego que estalló a la

vida en sus profundidades color carbón.

Ramon se dio la vuelta al final de la barra y se detuvo justo frente a

mí. Colocó sus dos manos sobre mis hombros y recitó una avalancha de

rápido español que no entendí. Besó cada una de mis mejillas y se deshizo

en disculpas por lo que Bax tuvo que venir a liberarme de su abrazo

excesivamente entusiasmado.

—Está bien, Ramon, en serio.

—Debería haber prestado más atención.

—Las cosas pasan.

—Nunca más.

Bax colocó su mano en mi nuca y me guio hacia la puerta principal.

—Más vale que no. —Su voz no tenía ninguna advertencia, solo un

tono rotundo que implicaba que mejor nunca vuelva a ocurrir o nadie

nunca encontraría el cuerpo de Ramon.

No hablamos mucho mientras manejaba al Distrito. Realmente

nunca decía demasiado, pero cuando lo hacía, estaba aprendiendo era

importante escucharle. No había desaparecido el hecho de que él era un

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hombre de acción, pero cuando decidía decir algo, era como las dos

mitades de él fusionándose en un todo.

—¿Por qué no quieres que sepa a quién vas a buscar esta noche en

el club?

Clavó sus ojos sobre mí y sus manos se tensaron mínimamente sobre

el volante mientras maniobraba el potente auto a través de la concurrida

calle.

—Porque si me equivoco o no está ahí, no quiero alterarte o que te

pongas nerviosa sin razón.

Un estremecimiento ansioso bailó sobre mi piel.

—¿Por qué iba a ponerme nerviosa? ¿Qué tiene que ver conmigo?

—Eso es lo que estoy tratando de averiguar.

Traté de sonsacarle más información, pero solo respondió mis

preguntas con gruñidos y miradas oscuras. Para el momento en que nos

detuvimos frente al club, era una bola de energía nerviosa y frustración.

Además, me encontraba menos que encantada de tener otro roce con la

chica, quien se había acostado no solo con mi hermano, sino también con

mí... lo que sea que fuera Bax. Intelectualmente sabía que no tenía ningún

reclamo, ningún derecho sobre con quién durmió antes de que estuviera en

escena, pero eso no significaba que no me producía dolor de cabeza y que

mi ojo tuviera un tic involuntario.

El imponente portero de piel color caoba, se encontraba parado

vigilando cuando entramos por la puerta. Esbozó hacia Bax una sonrisa de

oro e intercambiaron algún tipo de complicado apretón de manos de

chicos. Sus ojos se dirigieron hacia mí y su sonrisa se hizo más grande.

—Maldición, chica. No necesitas lápiz labial para hacer a un novio

feliz. Solo necesitas ropa de tu tamaño.

Bax le gruñó y puso una mano en mi cintura.

—Le dije que esos idiotas eran peligrosos.

Chuck se rio y tuve que luchar contra el deseo de cubrir mi pecho

con mis brazos.

—Ernie no va a estar feliz de que estés aquí. De hecho, me dijo que

tu invitación abierta fue revocada por Novak.

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—¿Está aquí esta noche?

—No. Nadie lo ha visto mucho, pero Benny ha estado alrededor

mucho más de lo habitual. Quieren desesperadamente a su hermano. Bax,

mejor mantenla cerca. Si descubren que pueden utilizarla para sacar a

Race, la secuestrarán.

Me estremecí y me incliné más cerca del costado de Bax. No me

gustaba que Chuck hablara de mí como si no estuviera ahí, pero me

gustaba incluso menos lo que estaba diciendo. No quería ser un peón en el

juego de ajedrez de algunos criminales.

Bax me metió en la curva de su cuerpo y ladeó su cabeza hacia

arriba.

—Creo que ese es el por qué Race esperó a que estuviera afuera

para desaparecer. Pienso que él sabía que tendrían que pasar sobre mí para

atraparla, y eso le da tiempo para jugar cualquier mano que está

preparando. Benny puede irse a la mierda y le doy la bienvenida a Novak

para intentar venir a cualquier lugar cerca de ella. Me encantaría tener una

razón más para romper su cuello.

Siempre era tan violento. Debería molestarme, hacerme querer

correr en otra dirección. No lo hacía. Me hacía sentir como si Benny e incluso

el misterioso Novak me dejarían en paz, porque no valía la pena molestarse

en meterse con él. Bax era un escudo contra la realidad de vivir la clase de

vida que no tenía más opción que vivir.

Bax parecía más nervioso de lo normal. No tenía la capucha de su

sudadera alrededor de su cara y sus ojos seguían rebotando alrededor de

la habitación y luego de nuevo a mí. Esta noche, el lugar no se veía como

un vulgar club de desnudistas, se veía como un vulgar casino. Había mesas

y distribuidores de cartas, y las chicas, quienes normalmente bailaban sobre

el escenario se encontraban caminando en trajes pequeños, repartiendo

bebidas y sentadas sobre el regazo de los hombres mayores, mientras el olor

del dinero y asfixiante humo de los cigarrillos llenaba mis pulmones. Sentí a

Bax tensarse desde donde estaba pegada a su costado y se inclinó,

entonces sus labios prácticamente tocaban mi oreja.

—Está bien, ¿ves al tipo de la camiseta gris?

Le eché un vistazo a la multitud. Todos se veían como banqueros y

golfistas, hombres que engañaban a sus esposas. Identifiqué al tipo sobre el

cuál Bax me preguntó y asentí levemente.

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—¿Lo reconoces?

Me confundía el por qué pensaba que reconocería al tipo, así que

abrí mi boca para preguntarle qué estaba pasando cuando el hombre más

viejo de repente levantó su cabeza como si pudiera sentir que lo miraba

fijamente. Sentí como si el suelo bajo mis pies se hundiera. Nunca antes lo

había visto, no le conocía en persona, pero veía esos ojos en el espejo cada

mañana cuando me levantaba. Se parecía muchísimo a Race y claramente

era de donde vinieron mis ojos verdes oscuros. Pero era un extraño.

—Lord Hartman.

No era una pregunta y vi una línea sombría aplanar la boca del

hombre mayor cuando vio con quién estaba. Me tensé e iba a alejarme de

Bax, pero apretó su mano sobre mi columna vertebral y sus oscuros ojos me

inmovilizaron.

—No lo hagas.

—¿Qué quieres con él? ¿Por qué querías que nos viera juntos?

Me encontraba histérica. No quería que me usara. Quería que lo que

sea que ocurría entre nosotros, fuera más que eso. Me estaba engañando

a mí misma. Ahora entendía por qué había estado tan dispuesto a dejar que

fuera con él de excursión está noche.

—Detente. Él es, por quién Race preguntaba. De alguna manera

está ligado a la desaparición de Race y mi viaje a la cárcel. Quería que

viera que incluso yéndose Race, alguien te está cuidando.

—¿Por qué?

—Porque ese imbécil ricachón quiere que desaparezcas.

Me aparté de él y me moví así estábamos cara a cara. Sentí toda la

sangre corriendo de mi cara y comencé a marearme. Sí, sabía que no valía

nada para Lord Hartman, sobre todo no quería reconocer que yo era un ser

humano, que vivía y respiraba, pero querer eliminarme de la faz de la tierra

me parecía un poco extremo. Lo que me molestó más fue el hecho, la

manera escalofriante en que Bax me dio la información. Hablar sobre una

amenaza sobre mi vida, debería molestarle, agrietar ese exterior glacial que

siempre tenía, pero no había nada. Sus ojos eran tan negros y tan infinitos

como siempre.

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—Genial, así que mi hermano está desaparecido y el hombre,

responsable de mi nacimiento me quiere muerta. Bax, esta fue una divertida

cita. Ahora, ¿podemos irnos?

—No. Necesito hablar con él. Necesito encontrar algunas de las

piezas que faltan, y está obligado a tenerlas.

—No voy por ahí. —Odiaba que mi voz sonara chillona, alarmada.

Me lanzó una mirada dura.

—Necesito hablar con él. O vienes conmigo o te vales por ti misma

hasta que termine. Benny está obligado a mostrarse una vez que alguien le

haga saber me dejé caer en la fiesta, por lo que necesitas mantener tus ojos

bien abiertos.

Si solo supiera cuántas veces había escuchado esa misma

advertencia de él últimamente. Me aparté de él como si no pudiera

alejarme lo suficientemente rápido. A propósito evité mirar al hombre, quien

ya le había pagado a una persona para deshacerse de mí antes de que

tomara mi primer aliento, y ahora sonaba como si estuviera tratando de

terminar el trabajo. Me abrí paso hasta la barra y encontré un asiento vacío.

La cantinera me miró y puse mis ojos en blanco. Me veía más joven que mis

veinte años, pero necesitaba algo para calmar mis nervios, así que señalé

con mi pulgar por encima de mi hombro en dirección a donde Bax estaba

serpenteando su camino entre la multitud.

—Estoy con él.

La chica me dio una mirada de “sí, claro”, pero me dio un trago de

Jack en las rocas mientras curvaba mi cabello con mis dedos e intentaba

poner en orden las corrientes de emociones que fluían a través de mí.

—Regresaste. —No era una pregunta, así que no me molesté en

contestarla, pero cuando la desnudista de grandes pechos que había

estado frotándose sobre Bax, aquí durante mi primera visita, se deslizó en el

espacio vacío a mi lado, me vi obligada a mirarla o parecería como si

estuviera asustada de ella y ocultándome—. Eso es sorprendente.

Deseaba que se viera deteriorada y cansada como muchas otras

desnudistas en el Distrito, pero ahora que no estaba desnuda y follando en

seco a Bax, podía ver que era asombrosamente encantadora. Apuesto a

que hacía una fortuna.

—¿Por qué es sorprendente?

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Agarró un cuchillo de plástico de la barra y cortó un par de aceitunas

desde el puesto de bebidas. Las metió en su boca y me miró directamente.

—Porque te veías cagada de miedo y asqueada cuando te fuiste la

última vez. Además, Bax no es conocido por estar disponible para una

actuación repetida, si sabes lo que quiero decir. Su tarjeta de baile está

llena.

Tomé de golpe el whisky y dejé escapar un torrente de fuego que

siguió golpeando mis entrañas.

—No estamos bailando.

La linda desnudista se rio un poco y señaló con la punta del cuchillo

hacia donde Bax se había ido.

—Oh, sí lo estás. Deberías ver la mirada de muerte que me está

dando ahora mismo. Si no supiera que no golpea chicas, estaría muy

asustada.

Froté mi frente y la miré por el rabillo de mi ojo.

—De todos modos, ¿qué clase de nombre es “Honor” para una

desnudista?

Agarró un par de cervezas que la cantinera le entregó.

—¿Es un… Honor... conseguirla? —Se rio un poco—. Mi nombre real

es Keelyn.

Dejé que mi cabeza cayera hacia atrás. ¿Cómo fue que terminé

aquí?

—No sé lo que estoy haciendo aquí. —No quise decírselo

abruptamente, no me gustaba. Había estado desnuda con los dos hombres

más importantes de mi vida y realmente no creo que fuera algún tipo de

aliada, pero las palabras simplemente salieron. Ladeó un poco su cabeza

hacia un lado y su boca pintada artísticamente me dio una media sonrisa.

—Cuando tienes una relación, incluso en la forma más básica, con

un chico como Bax, aquí es donde termina, cariño. Sé que hace que el viaje

valga la pena, pero el destino deja mucho que desear. Hazte un favor a ti

misma y recuerda que enamorarte de un chico como él es la cosa más

estúpida que podrías hacer. Hará tu vida aquí incluso más dura, y todos

sabemos cómo de difícil ya es solo salir adelante.

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—No voy a enamorarme de él. —Deseaba sonar más fuerte, más

seguro del hecho.

Simplemente me dio una mirada que estaba llena de conocimiento

y piedad. Genial, lo que necesitaba, que una desnudista sintiera lástima por

mí.

—Cariño, ya estás a mitad de camino si te obligaste a ti misma a

regresar aquí.

—¿Qué está pasando? —La profunda voz de Bax era dura y

desconfiada, mientras sus manos se posaban sobre mis hombros.

—Solo haciéndolo agradable. —Soné como si hubiera estado

chupando un limón.

—¿Sí?

Honor se rio y caminó alejándose, asegurándose al irse, de sacudir su

trasero en dirección a Bax.

—Sip. Bax, tienes muchos amigos encantadores.

Me gruñó y agarró mi brazo con su mano.

—Vamos a irnos antes de que el comité de bienvenida aparezca.

Me deslicé fuera del taburete de la barra y mis rodillas se

tambalearon un poco, así que tuvo que sostenerme.

—¿Te ayudó? ¿Tienes todas las respuestas? —Como si alguna vez

hubiera una razón justificable para querer a tu propia carne y sangre muerta.

—Algunas de ellas. —Dejé que me sacara del club como una

muñeca de trapo—. Reconozco que tomó un poco de fuerza y nunca más

parecerá el rey del castillo.

Miré sus manos y me di cuenta de que tenía ensangrentados sus

nudillos. Mi estómago debería dar vueltas ante la idea de él sacándole las

respuestas a golpes al hombre que era la mitad de mi ADN, pero todo lo que

podía sentir era una bola sólida de ansiedad y decepción.

—Cuéntame.

Bajó su mirada hacia mí y suspiró mientras empujaba un poco de mi

cabello salvaje, alejándolo de mi cara.

—No es agradable.

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—Nunca lo es.

—Vamos a la casa.

Retrocedí ante la idea. La pequeña casa era tan linda, tan alejada

de toda la fealdad que llenaba The Point. Sentía como si escuchar todo

sobre los planes de mi padre para eliminarme de alguna manera lo

mancharía.

—Vamos a ir a mi apartamento. Lo limpié y está más cerca.

—Tus muebles fueron destrozados.

Froté mis brazos y me estremecí, aunque no tenía frío.

—Está bien, vamos a tu casa en la ciudad.

Se echó hacia atrás y entrecerró sus ojos hacía mí.

—¿Por qué?

—¿Por qué no? —Quizás pasar la noche en su apartamento, me

daría la idea de que en realidad no era Shane, que siempre era solo Bax y

nunca, nunca sería lo suficientemente tonta como para entregarle mi

corazón a ese chico. Quizás sabía exactamente lo que estaba haciendo,

porque todas sus barreras volvieron de golpe a su lugar.

—Está bien. Vámonos.

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Bax Traducido por Jenn Cassie Grey y Lorena Tucholke

Corregido por Lizzie Wasserstein

o quería saber que era lo que Dovie pensaba acerca del

lugar al que yo le llamaba hogar, pero que en realidad era

solamente un lugar donde almacenaba todas mis cosas y

tenía un poco de descanso entre todas las cosas que usualmente me

sucedían. Era un agujero de mierda. Un estudio en un complejo de

apartamentos que estaba solamente a medio paso más arriba del suyo.

Actualmente tenía una puerta de seguridad que servía, pero aparte de eso,

entre las paredes sucias y los ruidosos, disruptivos vecinos, los dos lugares

podrían haber estado en la misma cuadra.

No tenía demasiado. Solo una cama que nunca había estado

hecha, una pantalla de plasma que siempre estaba sorprendido de ver

cuando abría la puerta, una silla negra de cuero que tenía rasgaduras en

los brazos, y posters en las paredes que eran mayormente de chicas

desnudas y autos jodidamente geniales. Prefería los autos que las chicas la

mayoría del tiempo. Estaba sucio, mohoso, y sentía como si ella estuviera

viendo dentro de quien yo realmente era mientras me seguía a través de la

puerta y esos grandes ojos verdes lo analizaban todo. Esto era donde yo

pertenecía; no a ese bungaló tan lejos de la ciudad.

—Toma asiento. ¿Quieres una cerveza o algo?

Sacudió su cabeza, esos rizos rojos golpeando y deslizándose a través

de su pálido rostro. Me sorprendió que ella se sentara en una esquina de la

cama en lugar de tomar la desgastada silla.

—¿Quién pagaba por este lugar mientras estabas en prisión?

La miré por encima de mi hombro, y tomé para mí una cerveza del

pequeño refrigerador. No la quería aquí. No encajaba, también se merecía

algo mejor que ese agujero de mierda donde vivía en el Skylark.

—Mi mamá.

N

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Hizo un sonido en su garganta y tomó todo su cabello en una mano

y lo apartó de su cuello. Se veía tan joven, tan perdida. No podía entender

porque no podía dejarla ir cuando sabía que iba a terminar tomando todo

ese brillo fuera de ella.

—¿Qué?

Alzó sus cejas hacia mí y se mordió su labio. No me iba a gustar lo

que iba a decir. Estaba comenzando a reconocer eso como su forma de

hablar.

—¿Tú mamá… quien nunca pudo poner el esfuerzo suficiente para

estar sobria y vivir en esa grandiosa casa que le compraste, de alguna

manera por cinco años, se aseguró que el alquiler se pagaba en este lugar?

¿Y qué hay de tu auto? Esa cosa debió de haber estado en un lugar seguro,

un lugar caro. ¿De verdad piensas que ella era la que estaba pagando las

cuentas, manteniéndose al tanto de todo mientras tú no podías?

La miré y me dejé caer en la silla. Esta chirrió bajo mi peso mientras

continuaba mirándome sin vacilaciones.

—¿Quién entonces? ¿Race?

Sacudió su cabeza un poco y jugueteó con su cabello.

—No. Él no tenía dinero extra y estábamos cayendo demasiado bajo

después de que él vino por primera vez y me atrapó. No creo que él se

hubiera molestado en atraer la atención de Novak por cuidar de tu auto.

Mis ojos se estrecharon aún más mientras me guiaba hasta la única

conclusión posible que estaba sacando.

—¿Piensas que fue Titus? —pregunté

Se encogió de hombros.

—Tal vez.

—Titus no da una mierda por nadie más que sí mismo. Él se perdió de

vista antes de que aprendiera cómo sobrevivir por mí mismo y todo lo que

ha hecho desde entonces es hacer mi vida un infierno porque no terminé

como un perfecto respetuoso de las leyes como él lo hizo. No tuvimos las

mismas oportunidades, y creo que es una mierda que piense que puede

juzgarme por hacer las cosas de la única forma que conozco.

Ella me miró con sombras de color flotando sobre sus interrogativos

ojos. Tal y como siempre, estaba tratando de mirarme bajo una mejor luz de

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la que merecía. La realidad era mucho más oscura y fea de lo que creía

que podía manejar.

—Eso no es exactamente verdad, Bax. Se supone que los padres

deben de amar a sus hijos, proveer para ellos y guiarlos en el camino de la

adultez. Desafortunadamente, ya no cubren todos los ámbitos. Titus tomó su

decisión al dejar ir a tu mamá y construir una vida por sí mismo; tú tomaste

la decisión de quedarte con ella y suministrar para ambos en la forma que

pudieras. Pudiste haberla dejado, tal como ella lo hizo con ustedes dos.

Pudiste haberte dado otras oportunidades. No fue completamente la culpa

de Titus.

—Era un niño, Dovie. ¿Cuáles eran mis opciones? ¿Morir de hambre?

¿Acabar en el sistema? ¿Encontrar a alguna agradable y rica familia para

que me tomara bajo sus alas como un caso de caridad mientras mi madre

se emborrachaba hasta la muerte? Dime como cualquiera de esas

opciones me hubiera hecho alguien mejor en lugar de convertirme en un

ladrón.

Se aclaró la garganta y podría haber jurado que tenía un rastro de

lágrimas en su mirada cuando miró de regreso hacia mí.

—No habrías terminado en una cárcel. Nunca habrías tenido que

vender tu alma a Novak. No habrías tenido que pelear por Nassir y terminar

siendo apuñalado. No sé cuál es la respuesta correcta, Bax, pero sé qué

elegiste ser el chico malo y puedes elegir no serlo.

Pensé que su punto era discutible. Siempre había sido de esta

manera. Fue como sobreviví, y como viví, y apartando lo de salir de debajo

del pulgar de Novak, esta fue la vida que me construí. No era mi problema

que ella no solo quisiera sino que también se mereciera alguien mejor que

yo. Yo iba a seguir aquí mucho tiempo después de que ella se hubiera ido.

No vino para entrar y desmantelar mi mundo entero por el corto tiempo que

iba a estar dentro del mismo, aun cuando sabía que eso era exactamente

lo que estaba haciendo.

Necesitaba un cigarrillo pero siempre me daba esa mirada cuando

encendía uno dentro, así que apuré el resto de la cerveza y cambié el tema

a porque estábamos aquí en primer lugar.

—Hartman quería que Novak te matara. Tu mamá fue encerrada por

intentar venderlo y chantajearlo. Ella quería que él la sacara bajo fianza y

que retirara los cargos, en lo que por supuesto no tenía ningún control.

Cuando le dijo eso a ella, enloqueció y le dijo que le diría a su esposa, que

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lo publicaría en todas las páginas de sociales porque esa basura aun le

importaba a las personas de The Hill. Hartman se asustó, trató de contratar a

alguien para que te matara, solamente Novak es inteligente y tiene mucho

dinero. Un hombre rico en su bolsillo era una herramienta mucho mejor.

—Sacudí mi cabeza hacia ella—. No sé cómo te sientas sobre buscar en lo

que tu madre está metida, pero podría apostar un buen dinero a que no

está respirando ya o ese Novak de alguna forma se las arregló para

mantenerla encerrada y quieta para mantener a Hartman debajo de su

pulgar.

Sus ojos miraron lejos y después se posaron nuevamente en mí. Se

veía un poco más pálida de lo normal, pero esperó pacientemente a que

yo continuara aun cuando notaba que su pecho estaba subiendo y

bajando rápidamente.

—Hartman te quiere muerta, pero resulta que Novak quiere

mantenerme con la correa un poco más. Yo creo que él sabía que yo iba a

salir bajo fianza, así que le dijo a Race acerca de ti y del convenio por tu

vida. Incluso generosamente le dio a Race una grabación de un hombre

viejo tratando de planear tu muerte. Así es como Race chantajeó a tu padre

para que reclamara sus derechos paternales y fue así como obtuvo control

de su fondo para la universidad que usó para mantenerlos mientras tú

terminabas la preparatoria.

La miré estremecerme. Quería ir hasta ella para encerrarla en un

abrazo, pero esto era terrible, y ofreciéndole consuelo no lo haría más fácil

de tragar.

—¿Qué era lo que Race tenía que darle a Novak a cambio?

—Mi lealtad eterna y alguna garantía de que voy a comportarme y

seguir las reglas de aquí hasta la eternidad. Ese viejo que Race sacó de la

casa esa noche tenía negocios con Novak. Era algún gigantesco minorista,

valía más dinero del que veré en toda nuestra vida. Tomó el dinero sucio de

Novak y lo hizo limpio. Creo que estaba preparándose para ir con los

federales porque estaba cansado de ser propiedad de un gánster. Novak

lo quería fuera del camino y quería que fuera yo quien lo hiciera. Se suponía

que Race atraparía al viejo, quien supuestamente nos encontraría en ese

lugar, y se suponía que de alguna forma iba a acabarlo poniendo una bala

en su cabeza. Novak iba a grabarlo, y usarlo como una palanca para

mantenerme atado a él o enfrentar un serio tiempo en la cárcel por

asesinato y secuestro, solamente que Titus y el momento se presentaron y las

cosas se fueron al infierno.

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—¿Por qué Novak pensó que le dispararías a ese hombre? ¿Qué

podría haber hecho para hacerte llegar a ese extremo? —Su voz era baja,

como si tuviera miedo de escuchar mi respuesta.

Suspiré y eché mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos.

—Porque si no lo hacía, hubiera hecho que Race lo hiciera y sabía

que no había alguna forma en que yo le hubiera permitido rebajarse de ese

modo. Te tenía como una palanca para manejar a Race como una

marioneta, y tenía a Race para jalar mis cuerdas. Él idiota no llegó a ser el

rey de la ciudad siendo estúpido.

Debía admitir que ella se estaba tomando la noticia de haber

apenas escapado de ser el objetivo de un asesino a sueldo bastante bien.

—Así que cuando te fuiste y Race ya no fue útil, ¿por qué regresaría?

¿De qué se trata todo esto? ¿Por qué Race está tan seguro de que puede

derribar a Novak y porqué está llevando fotografías de Lord Hartman por

todos lados?

—El viejo bastardo no tienen ninguna pista de nada de eso, pero si

leo entre líneas, creo que lo sé.

—¿Y?

—Te dije que un tipo rico en el anzuelo es mejor para un tipo como

Novak que el dinero cualquier día, y su lavador murió la noche que fui

destrozado. No de la forma que él quería pero aun así el tipo se esfumó. Eso

significa que Novak estaba en el mercado por alguien más para que haga

brillar toda su plata, y nadie es mejor para eso que alguien que ya tiene un

montón de suciedad encima.

—¿Crees que Novak está chantajeando a Lord Hartman para que

lave su dinero?

—Lo creo.

—¿Y crees que Race se dio cuenta de eso y es el por qué nos trajo

aquí, por qué amenazó a Novak y por qué le estaba preguntando a todos

esos criminales si su padre había estado alrededor?

Era rápida.

—Lo creo —dije nuevamente.

Bajé mi cabeza así podía mirarla a los ojos. Estaba jugando con su

cabello y se mordía el labio inferior preocupadamente.

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—Solo pregunta, Dovie.

Miré su pecho alzarse y caer debajo del ajustado material de su

camiseta. Tenía que admitirlo, siempre me impresionaba con su

autoconfianza. Nunca se encogía.

—¿Qué es lo que eso significa para mí, Bax? ¿Cómo termina esto

para nosotros?

Para mí, terminaba en sangre o más tiempo tras las rejas. Para ella,

me hubiera gustado prometerle que esto terminaba con ella de regreso en

su asqueroso apartamento, limpiando mesas, y terminando la escuela así

podría ayudar a niños tal como quería, pero no iba a mentirle de esa

manera.

—Tu hermano siempre ha sido el sujeto más inteligente que he

conocido. No solamente chantajeó al viejo por su fondo universitario,

estableció un crédito contigo como beneficiaria en él. Hay más de un millón

de dólares ahí, y si algo, y quiero decir algo, te pasa, el dinero en el crédito

será donado a ese centro de rehabilitación donde trabajas.

Dovie parpadeó hacia mí en sorpresa y susurró:

—Pero, ¿qué tan bueno es eso? Lord Hartman puede solamente

cambiar los términos cada vez que quiera.

Sacudí la cabeza.

—No. Race se aseguró que fuera una roca sólida. La única persona

que puede añadir o quitar algo del crédito es la señora Hartman, y para que

ella haga eso alguien tendría que decirle no solamente acerca de la polla

errante del viejo, si no acerca de ti también. Race se lo ha bloqueado. Tiene

firmemente a esa pieza de mierda de tu padre agarrado por las pelotas.

En cuando a donde nos deja eso a nosotros y el resto del desorden

tratando de hundirnos, se lo dije lo más honestamente posible que pude.

—Todo lo demás depende de qué es lo que Race tiene. La única

razón por la que ellos no te han arrebatado y arrastrado para sacarlo es

porque yo estoy en su camino. Sabe que no les dejaría usarte para llegar a

él. Y por Hartman, si tu madre está fuera del camino, y conmigo y Race

dando vueltas alrededor de ti, no puedo imaginarme que sea lo

suficientemente tonto como para tratar algo contigo. Además que Novak

es el único tipo al que se lo pediría y mira como terminó eso la última vez.

Novak no es el mejor con los favores y justo ahora eres más útil para él para

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llegar a Race y donde sea que Race esté. Esa es la amenaza sobre ti por la

que tenemos que preocuparnos.

—¿Estás tratando de usarme para llegar hasta él, Bax? ¿Eso es de lo

que se trata todo esto?

Suspiré y sentí la vena de mi frente latir. Miré hacia las cadenas rotas

que rodeaban mis muñecas y después nuevamente hacia ella. No sabía la

respuesta a eso ya.

—No lo sé.

—¿Por qué no?

—Tengo que encontrar a Race. Me gustas, me gusta conseguir que

te desnudes aún más, tal vez más de lo que me ha gustado nada en mi vida

hasta este punto, pero al final del día, el que sea el responsable de tomar

cinco años de mi vida va a caer. Yo sé que no te importará si termina siendo

Race, y después de que haya terminado con Novak, no quedará nada, así

que no sé lo que es esto, Pelirroja.

Ella se levantó de la cama y se acercó a donde yo estaba tumbado

en la silla. Solo la miré hasta que ella estuvo de pie frente a mí. Sus manos

colgaban a sus costados y sus ojos eran salvajes y llenos de miedo y algo

más que no podía nombrar. Ella era la personificación de todo lo bueno que

viene de la gente mala y un mal lugar. Ella era como una flor que creció en

la cara impenetrable de una pared de roca. Cómo mantiene esa suavidad,

esa atención, era un misterio para mí, y por Dios que yo esperaba que

encontrara a alguien dispuesto a matar por ella para protegerla después de

que me hubiera ido.

Ella suspiró tan fuerte que sentí la profundidad del mismo desde el

espacio que nos separaba. Se inclinó, por lo que sus manos estaban en

cada una de mis rodillas y estábamos mirándonos a los ojos. No pude evitar

que mi mirada vagara por el cuello ahora abierto de su camisa, pero

cuando miré de nuevo a sus ojos, era casi imposible no perderse en ese

denso bosque de color verde.

—Titus no estaba allí esa noche de casualidad, Bax. Une las piezas.

Race estaba atrapado entre su lealtad a ti y Novak sosteniéndome sobre su

cabeza. Llama a tu hermano.

—Medio hermano —la corregí automáticamente, lo que la hizo

ponerme los ojos en blanco.

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—Pregúntale acerca de esa noche. Te apuesto lo que sea que Race

fue la razón por la que estaba allí. Race te tendió la trampa, Bax, pero lo hizo

para salvarte.

Sentí la caída de mi ritmo cardíaco y luego la sangre volver a subir

tan rápido haciendo que la sangre y algo más se apresurara en mis oídos.

—¿Qué quieres decir?

Sus manos se deslizaron por mis muslos y se inclinó aún más cerca otra

vez, de modo que sus labios carnosos, esa boca que quería dejar que hiciera

todo mejor, estaba a un suspiro de distancia de la mía.

—Él siempre estaba cuidando de ti, tratando de salvarte. ¿No crees

que en la mente de Race la opción de enviar a su mejor amigo a la cárcel

durante cinco años frente a verte cometer asesinato y obligarte a ser el

perro de Novak por la eternidad era el menor de dos males? Estaba

atrapado. Tal vez le preguntó a Titus en busca de ayuda y así es como la

reunión fue interceptada. Tú lo empeoraste al huir, pero eso no me

sorprende.

Quise retroceder, para dejar fluir la furia que se había cocinado bajo

la superficie de mi piel durante los últimos cinco años, pero ella era la única

persona lo suficientemente cerca en la cual aterrizaría, y yo sabía que ella

merecía algo mejor que eso de mí. Yo iba a levantarme de la silla,

necesitaba un minuto para procesar esto, para que mi cerebro dejara de

girar, pero ella no se rindió conmigo. Cerró la última fracción de espacio

entre su boca y la mía. Sus labios, todos suaves y acogedores, hicieron que

todo lo demás me dijera que me quedara tranquilo. Ella siempre se las

arreglaba de alguna manera para hacerme eso.

Fue solo un toque ligero como una pluma, tan breve y delicado que

podría haberlo imaginado pero ella se apartó y levantó sus manos a ambos

lados de mi cara. Ella me mantuvo en mi lugar mientras nos mirábamos el

uno al otro. Sus pulgares acariciaron cada uno de mis ojos y su boca se

levantó en una media sonrisa triste.

—La primera vez que te vi, pensé que estos ojos estaban vacíos. Que

no había nada allí. Yo no podía entender por qué Race pensaba que eras

tan digno de confianza, por que valía la pena volver a este lugar horrible.

Ahora, cuando los miro, puedo ver todo lo que estaba tratando

desesperadamente de salvar.

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Algo se sentía como si me estuviera apretando la vida de adentro

hacia afuera. No podía respirar, y de repente este sórdido apartamento era

el último lugar en la tierra donde yo quería estar.

—¿Y qué es eso, Pelirroja? ¿Qué hay ahí que piensas que me hace

diferente de cualquier otro criminal de poca monta que te hará entrar en

The Point?

Ella me soltó la cara y dio un paso atrás. Distraídamente se frotó los

brazos mientras me consideraba con una expresión desgarradora en su

hermoso rostro.

—Somos más que la suma de nuestras partes, Bax. Si no lo fuéramos,

yo sería una asesina a sangre fría o una drogadicta. Hablas de tomar la

decisión difícil y vivir con el resultado… ¿Por qué no lo intentas? Trata de vivir

más allá del chico asustado que tuvo que robar para poder alimentarse él y

su mamá. Trata de mirar más allá del joven amargado que está enojado

con su hermano por haberlo dejado atrás y haciendo a propósito lo

contrario de lo que hace para probar un punto. Hay más que lo que eres

que de las cosas malas que has hecho.

Sentí sus palabras arrastrándose sobre mí como hormigas furiosas.

Empujé de la silla con tanta fuerza, me pareció oír un chasquido. Ella me

estaba mirando y yo tenía que alejarme de ella por un segundo.

—Necesito un cigarrillo. Vuelvo enseguida.

Quería pensar que yo era lo suficientemente delicado, que tenía una

coraza lo suficientemente dura, que no podía verme correr, pero la verdad

de todo se vio reflejada en esos ojos verdes. Me dio la espalda mientras que

salía por la puerta.

Tuve el cigarrillo encendido antes de que mis pies tocaran la acera

en frente del edificio de apartamentos. Saqué mi teléfono y me quedé

mirando la pantalla que se oscureció durante un largo minuto, mientras que

el humo llenaba mis pulmones. Por segunda vez esa noche, llamé a Titus.

Al igual que la primera llamada, contestó al primer timbrazo.

—Shane.

No me molesté en corregirlo.

—La noche en que fui a prisión, ¿sabías lo que estaba pasando

abajo? ¿Race te dijo que Novak estaba tratando de ponerme en el gancho

por asesinato?

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Le oí maldecir, escuché algo de ruido de fondo cuando él

obviamente se excusó de cualquier negocio de policía que estaba

haciendo. Miré hacia la noche y traté de averiguar cómo había ido, en un

abrir y cerrar de ojos, de pensar que tenía todas las respuestas a ser tan

despistado.

—Yo no sabía toda la historia. Race me dijo que si yo no tenía un

equipo SWAT en el almacén esa noche ibas a estar jodido, que Novak iba a

poseerte para siempre. Él dijo que estabas tratando de salir, y que Novak no

quería dejarte ir. Yo no sabía sobre el secuestro o el asesinato. Todo era solo

un espectáculo de mierda. Creo que Race estaba tratando de mitigar el

daño, pero no hizo ningún favor a nadie al mantenernos a todos en la

oscuridad. Si no hubieras huido y quedado atrapado en el Aston Martin, lo

más probable es que nunca habrías visto el interior de una celda.

Suspiró y volvió a maldecir. Al parecer, el lenguaje grosero corría en

la familia.

—Tratamos de precisar el asesinato en Novak, pero había

demasiada gente y demasiadas historias contradictorias. Él tiene

demasiada gente en deuda con él, dispuestos a cumplir un tiempo por él,

para que nosotros hiciéramos un caso.

—Race estaba tratando de proteger a su hermana. Es por eso que se

lo guardó todo. Novak la sostenía por encima de su cabeza, pero él no

pensó en Race yendo a ti, porque él sabía lo que yo sentía por ti.

—Bueno, tú eres un hombre crecidito ahora, Bax. Terminemos con

eso. Somos una familia, y si estoy de acuerdo con tus elecciones o tú con las

mías, somos todo lo que el otro tiene.

Suspiré de nuevo y la opresión en mi pecho comenzó a extenderse.

—¿Ahora quieres ser familia? ¿Qué pasaba cuando yo era

demasiado joven para cuidar de mí mismo y realmente necesitaba que te

importara una mierda?

Un silencio largo e interminable fue la respuesta a mi arrebato y yo

casi podía sentir el arrepentimiento y algo más viniendo a través de la

conexión telefónica.

—Yo era solo un niño, también, Bax. Yo estaba obligado a cometer

errores. Yo solo estaba tratando de sobrevivir.

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Cerré los ojos y me obligué a inhalar y exhalar de manera constante

antes de que tirara mi teléfono a la calle. No quería relacionarme, pero aquí,

en The Point, la supervivencia era el único lenguaje que todos hablábamos

con fluidez.

—¿Cuidaste del Runner, mientras yo estaba encerrado?

Él dejó escapar una risita seca que contenía nada más que humor.

—No, Gus lo hizo. Solo me aseguré de pagar los gastos de

almacenamiento por él.

—¿Y el apartamento?

—Jesús, Bax. Sé que odias mi trasero, pero ¿Realmente pensaste que

iba a lanzar tu culo en la cárcel y no asegurarme de que tuvieras un lugar

para ir cuando salieras?

Yo no sabía qué decir a nada de eso. Titus y yo nunca habíamos

parecido estar en el mismo bloque, y mucho menos el mismo lado de la

calle. Yo no sabía cómo procesar toda esta nueva información.

—Tienes que tener cuidado. Todo esto con Race y Novak no ha

terminado, y por ahora están dejando a la chica tranquila, porque no

quieren ensuciarse las manos. Pero si Race no aparece pronto, todas las

apuestas serán canceladas.

—Ella se queda fuera. Novak puede venir por mí en cualquier

momento que quiera. Doy la bienvenida a la oportunidad de hacerle saber

lo que pienso de sus planes.

Hubo otro suspiro.

—Bax, no te quiero poner de nuevo en la cárcel, o peor aún, tener

que identificarte en la morgue.

Ahora era mi turno de reír sin ningún tipo de humor.

—Es curioso cómo esas son las mismas opciones que veo. Nunca

pensé que estaríamos de acuerdo en algo.

—Esa chica se preocupa por ti, Shane. ¿Realmente vas a seguir

viviendo tu vida como si no importara?

Me pellizqué el puente de mi nariz y apreté los ojos con tanta fuerza

como pude por todas las nuevas ideas que me vi obligado a aceptar esta

noche.

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—No lo sé, Titus, solo voy a seguir viviendo de la única forma que

conozco.

—Aprende de tus errores, hermanito. Eso es todo lo que puedes

hacer. Me tengo que ir, se produjo un robo a mano armada en un bar en el

Distrito.

No me molesté en decir adiós, solo puse el teléfono de regreso en el

bolsillo y serpenteé al piso de arriba. Ahora ya no la quería aquí. Dovie vio

demasiado, se acercó demasiado al corazón de las cosas. Cuando abrí la

puerta, tuve que mirar dos veces. En los quince minutos que había estado

fuera, había hecho la cama, aspirado el suelo, limpiado la TV, ordenado la

pequeña cocina, y amontonado toda la ropa sucia y basura en el suelo en

una pila al lado del armario. Se veía como si una persona normal viviera allí,

no como un lugar que se utiliza sobre todo para el sexo y dormir.

Pasé mis manos a través de mi cabeza y me dirigí hacia donde ella

estaba acostada en la cama. Me senté en el borde y la miré. Ella se encogió

de hombros y me dio una mirada de "ah, bueno". Acerqué un dedo y quité

uno de sus rizos de su cara.

—Puedes limpiarlo, pero eso no cambia lo que es, Dovie.

—¿Estamos hablando del apartamento o de ti, Bax?

Moví mi dedo hacia abajo para que pudiera correr todo el puchero

de su labio inferior.

—Cualquiera de las dos cosas. Yo no voy a ser nunca un buen tipo,

Pelirroja.

Ella agarró mi mano en la suya y eso hizo que mi sangre se pusiera

caliente cuando ella puso un suave beso en el centro de la palma de mi

mano.

—No, no lo eres, pero eso no significa que siempre tienes que ser un

chico malo tampoco. ¿Por qué no puedes ser un poco de ambos?

Porque para mí siempre había sido todo o nada. Al igual que esta

situación con ella. Podía llevar un control sobre ella, asegurarme de que

todo el mundo supiera que iba a aplastarlos si se metían con ella y que mejor

que no pusieran un dedo sobre ella, pero no. En cambó comenzaba ella y

terminaba yo, y ella estaba empezando a parecer una recompensa por

todo lo que me había perdido en los últimos cinco años. Al igual que todo

lo demás en mi vida, yendo por todos los significados cuando fue mala, y

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cuando todo había terminado, había una buena probabilidad de que me

dejaría destrozado. No quería pensar más en eso, no quería que siguiera

mirándome como si viera más en mí de lo que había, así que me incliné y la

besé. No tenía que pensar bien o mal cuando ella lo hacía todo mejor.

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dovie Traducido por Apolineh17 y Rivery

Corregido por Lizzie Wasserstein

sto no era como normalmente solía ser cuando estábamos

juntos de esta forma. Había un nivel de intensidad en él, una

faceta de peligro que me habría asustado si no hubiera visto la

lucha que él estaba librando en esos insondables ojos. No sabía si era el

lugar, la charla con su hermano o la idea de que Lord Hartman era

despiadado y todos los matices de maldad lo tenían tan impaciente y

nervioso, pero fuera lo que fuera, podía sentir el azote de ello a través de

cada parte de mi piel que él exponía con sus manos ásperas. Estaba

tratando de señalar un punto, de enseñar una lección. Solo que no creía

que él supiera cuál de los dos se suponía que estaba aprendiéndola, así que

en lugar de luchar contra él, en vez de añadir más leña al fuego,

simplemente me quedé inmóvil. Estaba desnuda y él estaba

completamente vestido, una posición en la que parecía encontrarme

demasiado seguido alrededor de él.

Puse mis manos sobre las sábanas limpias que él acababa de poner

sobre su colchón. Mantuve mis ojos fijos en el negro vacío arremolinándose

en sus ojos y me negué a moverme, a darle cualquier tipo de reacción

mientras se movía encima de mí. Su boca era demasiado dura, sus manos

demasiado ásperas, y fue la primera vez desde que decidí que podía

manejar el problema que él representaba, que realmente sentí que eso

estaba más allá de mí. Solo aprendí que apenas había escapado de un

golpe profesional en mi vida gracias al querido y viejo papá; Bax debería

mimarme, tratarme con calma. En lugar de eso estaba tratando de

presionarme, intentando asustarme para que le rogara que se detuviera. No

iba a jugar su juego, pero tampoco iba a darle la satisfacción de ganar.

Sentí el roce de sus dientes sobre la sensible piel de mi cuello mientras

él se inclinaba sobre mí. Se quitó la camisa por el cuello y yo fijé la mirada

en el estruendoso pulso de la base de su garganta. Quería besarlo, hacerle

saber que todo iba a estar bien, pero no iba a mentirle. Si él seguía con esto,

E

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tan pronto como hubiera terminado, iba a dejar su apartamento, dejando

toda la oscuridad y el peligro que era Bax y tomar las posibilidades por mi

cuenta. Sabía que Race no me decepcionaría. Solo tenía que permanecer

viva el tiempo suficiente para dejarlo que llevara a cabo sus planes.

Los duros músculos del pecho de Bax se presionaron contra mis

suaves curvas. Mi cuerpo reaccionó. ¿Cómo no podría? Lo deseaba, lo

deseaba desde el inicio, y ahora que conocía la forma en la que él usaba

su boca, la manera en que utilizaba sus manos cuando quería brindar placer

y luz en lugar de dolor y oscuridad, no había manera en que mis pezones no

fueran a reaccionar, de ninguna forma mi piel iba a permanecer inmune a

la excitación, y no había manera en que mi centro no se fuera a poner todo

resbaladizo y caliente cuando él reunía mis dos manos sin vida con las suyas

y las ponía por encima de mi cabeza.

Utilizó su rodilla revestida por los jeans para forzar mis piernas a

separarse y acomodarse en la cuna de mis caderas. Yo solo lo miraba

fijamente, rogándole con mis ojos que se detuviera. Él no era Shane, no era

Bax, simplemente era un frío extraño al que no le importaba que todo esto

fuera un error. Me concentré en la estrella de su rostro. Debería ser fea,

debería hacerlo lucir ridículo, pero en este momento sentía que era mi único

instrumento de navegación en un cielo negro.

Él estaba esperando que lo detuviera, esperando que le dijera que

hiciera lo correcto. Podía sentirlo temblar, y no porque estuviera excitado,

sino porque se estaba obligando a aferrarse a mí, amenazando los ligeros

hilos de tela que nos mantenían juntos. Estaba temblando de tal forma que

si esas cadenas entintadas alrededor de sus muñecas hubieran sido reales,

habrían estado traqueteando y golpeteando juntas. No proferí ninguna

protesta cuando presionó sus labios en la parte superior de mi mejilla y los

arrastró hasta llegar a mi boca. Iba a tener moretones alrededor de mis

muñecas por lo fuerte que me estaba sosteniendo, y podía sentir su corazón

palpitando contra el mío.

Sus labios se establecieron firmemente sobre los míos. No fue un beso

tanto como un asalto. Yo era dócil. Todavía estaba quieta. Me negaba a

darle lo que quería, incluso cuando estaba siendo tentada porque se sintió

tan bien cuando pasó su lengua por la unión cerrada. Lo deseaba,

simplemente no así.

Su pecho jadeaba y se elevaba contra el mío, y tardíamente me di

cuenta de que la normalmente insistente erección que típicamente

sobresalía entre nosotros faltaba en este punto. Él no quería estar haciendo

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esto más que yo, pero no iba a detenerlo. Él tenía que detenerse por sí

mismo, o en realidad, todo lo que había en Shane Baxter era maldad, y

cada parte de él que pensé que veía cuando su guardia estaba baja,

cuando me besaba, cuando me miraba como si yo fuera su recompensa,

solo iba a ser un producto de mi imaginación.

Él gruñó contra mí, su boca demasiado dura, demasiado feroz, y no

pude evitar que una lágrima se deslizara de mi ojo. Estábamos tan cerca

que él sintió la lágrima cuando esta tocó su mejilla.

—Dime que me detenga —susurró sobre mi boca, la misma

conversación que habíamos tenido la primera noche que puso esas

diabólicas manos sobre mí.

La última vez había cedido a la demanda, a pesar de que no fue mi

intención.

—No —susurré de regreso.

—Dime que me detenga, Dovie. —Sus dedos se abrieron y se

cerraron en un espasmo alrededor de mis muñecas y tuve que encogerme

un poco de dolor. Vi su dilatada expresión en el aterciopelado color de sus

ojos. Él no quería hacerme daño, pero tampoco podía evitarlo.

—No.

—Tú puedes hacer todo mejor.

Sonaba tan perdido y mi corazón se rompió por él. Era un hombre

que nunca iba a tener la oportunidad de vivir una vida normal. Nunca iba a

haber un trabajo de escritorio en su futuro, ningún camino simple con una

redención al final. Él siempre iba a ser un hombre que tenía antecedentes

criminales, era demasiado salvaje, demasiado rudo para no tener una

reputación que fuera junto con su personalidad andrajosa. Era en partes

iguales Bax y Shane, uno nunca iba a existir sin el otro, y él iba a tener que

encontrar el balance entre los dos. No me importaba ayudarlo a

averiguarlo, siempre y cuando él no me destruyera en el proceso.

—Tú puedes, Bax, pero si haces esto, he terminado. No hay vuelta

atrás.

Sus ojos parpadearon hacia mí y mis manos repentinamente

quedaron libres y estaba haciendo palanca para quitarse de encima de mí,

los músculos de sus brazos y hombros temblando.

—¿No es ese el punto?

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Él iba a huir, podía verlo tan claro como el día. No sabía qué hacer

a continuación e iba a salir huyendo. Quería asegurarse de que fuera yo

quien lo hiciera, así su conciencia estaría limpia, pero no había cooperado

y ahora él iba a irse corriendo y liberar toda esa emoción turbulenta en una

ciudad desprevenida. Estuve tentada a dejarlo.

—Bax…

Pensé que iba a ponerse de pie y dirigirse hacia la puerta, pero me

sorprendió al girar la cintura, atrapándome de nuevo entre su torso desnudo

y la cama. Esta vez cuando me besó, fue de verdad. Sus labios se movieron

sobre los míos con fuerza, pero no a manera de castigo. Cuando exigió su

entrada esta vez, le permití tenerla, e incluso fui tan lejos como para envolver

mis brazos alrededor de los fuertes músculos de su cuerpo. Su lengua danzó

con la mía, sus dientes rasparon con la intención de excitar, no de castigar,

y sus manos temblaban cuando las utilizó para empujar mi cabello fuera de

mi rostro. Sus negros ojos ardían en los míos, y vi una eternidad de pesar y de

remordimiento inundando los oscuros pozos.

—Eres una chica agradable, Dovie. Deberías estar en cualquier lugar

excepto aquí con cualquier persona menos conmigo. Esta mierda con Race

y Novak, tu viejo siendo la escoria de la tierra… tú mereces mucho más que

todo eso. Tu vida debería ser diferente a esto, y tarde o temprano vas a

odiarme.

Puse mi dedo pulgar en el centro de su labio inferior y contuve la

respiración cuando tiró de él dentro de la caverna húmeda de su boca.

—O tal vez lo contrario a eso. —Sus cejas se dispararon hacia arriba

y utilizó su lengua para arremolinarla alrededor del borde de mi pulgar antes

de soltarlo con un pop.

—No hagas eso, Pelirroja. Sería el peor error que alguna vez

cometerías.

Él era la segunda persona en el día que me decía exactamente lo

mismo, solo que no estaba segura de que no fuera ya demasiado tarde.

Simplemente había algo en él, algo que me hacía querer creer que a largo

plazo, todo lo malo que hacía podría ser tratado, podría ser amado, siempre

y cuando viniera con los destellos fugaces de lo bueno que él me estaba

mostrando ahora.

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—Solo tengo veinte, Shane. Tengo toda una vida para tomar buenas

decisiones. Bien podría sacar las malas fuera del camino ahora mientras

todavía tengo tiempo para aprender de ellas.

Atrapó la mano que había puesto sobre su corazón y miró la pálida

piel que tenía tenues marcas rojas rodeándola en la forma de sus dedos.

Puso sus labios en el centro de mi muñeca, justo donde el pulso estaba

latiendo al mismo tiempo que el suyo.

—Te lastimé y te hice llorar.

Suspiré porque él tenía razón.

—También me protegiste, te detuviste por mí, y me hiciste sentir

hermosa y segura, lo cual es mucho más de lo que puedo decir de la

mayoría de las personas en mi vida. Contigo, tomar lo bueno y lo malo,

simplemente va de la mano.

Se movió, de forma que su gran cuerpo se apoyó encima de mí.

Inclinó su cabeza y puso un suave beso susurrado en mi clavícula. Mi cuerpo

reaccionó al instante. Pasé la mano por la parte superior de su caja torácica,

con cuidado de evitar la herida de cuchillo aún en carne viva. Él era tan

sólido, todas las partes de su cuerpo eran reales y fuertes. Cuando no estaba

siendo su peor enemigo, él era el ser más rígido y estable que había

encontrado en mi vida, lo que estaba en contradicción con la forma

inquieta y descuidada en que vivía su vida.

—¿Es por eso que me llamas “Shane” cada vez que te llevo a la

cama? —Su boca se posó en mi esternón. Creo que estaba ignorando

deliberadamente los suplicantes picos regordetes de cada pecho. Cómo

había cambiado de estrategia tan rápido no estaba segura, pero al igual

que con cada cosa que venía de él, simplemente me agarré para el paseo.

—Te llamo “Shane” porque eres diferente cuando estamos juntos así,

más suave, menos aterrador. Siento que todos los días Bax es quien tienes

que ser para sobrevivir en esta vida que has elegido vivir, pero Shane es

quien decides ser cuando bajas la guardia y dejas todo en las calles.

Pasé los dedos sobre la suavidad erizada de su cabeza rapada,

tomándome un segundo para frotar la superficie lisa de su cicatriz.

—No voy a pretender que no me gustas más cuando eres Shane,

pero Bax tiene su lugar y puedo lidiar con él, simplemente no en la cama.

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Él se movió más abajo y besó cada uno de los huesos de mi cadera

donde sobresalían hacia arriba por mi vientre ahuecado ante el contacto.

Metió la lengua en el pequeño hueco de mi ombligo y puso un beso que

dejó una marca en el camino de la piel pecosa que se arrastraba hasta la

cima de mis muslos. Todavía estaba tumbado sobre ellos, así que no había

ninguna cobertura, ninguna protección para su ardiente mirada o su boca

inquisitiva y sus manos.

—Solo soy yo, pequeña Dove, ni más ni menos.

Su aliento golpeó la hendidura húmeda que estaba adolorida y lista

para que él llevara las cosas a otro nivel. Eso me hizo estremecer y mis dedos

se clavaron en el costado de su cabeza, lo que lo hizo gruñir en respuesta.

—Solo tú eres un completo infierno de mucho más de lo que la

mayoría de las personas pone sobre la mesa.

Dejó caer la cabeza y todo lo demás desapareció. Tenía la habilidad

de hacer que el tiempo se detuviera y todas las cosas horribles que se

arremolinaban e invadían la vida cotidiana simplemente se evaporaran en

el aire con el golpeteo de su lengua y el roce de sus dientes. No era la

primera vez que usaba su boca para hacerme el amor, pero había algo en

esta ocasión, algo en él que la hacía diferente. Estaba tratando de

disculparse, tratando de enmendar su anterior intento deliberado de

asustarme. Era respetuoso, dulce y, oh, Dios mío, estaba minuciosa e

intensamente concentrándose en asegurarse de que sentía lo que estaba

haciendo en cualquier otra parte de mi cuerpo. Estaba tan

emocionalmente nerviosa que casi lo empujo lejos, pero se sentía tan bien

y sabía que no había manera en que él fuera a dejarme ir de todos modos.

Succionó con fuerza sobre mi clítoris y utilizó sus dedos para imitar lo

que quería que hiciera con esa erección que hace solo unos momentos

había sido insistente contra el costado de mi muslo. Cuando hizo girar la

parte plana de su lengua alrededor de ese firmemente tensionado manojo

de nervios, supe que iba a estar terminado antes de que él incluso empezara

realmente. Fue implacable. Estaba llevándome tan alto y tan fuerte que no

había nada que pudiera hacer excepto gritar su nombre mientras cedía

bajo la tensión. Sentí todo dentro de mí aflojarse y me volví laxa mientras él

continuaba pasando su lengua a lo largo de los pliegues saturados y la

sensibilizada carne. Sacó sus dedos y los usó para trazar patrones al azar por

mi rodilla y la parte superior del muslo.

Luché para conseguir que mis ojos se abrieran de nuevo para mirarlo.

Estaba sobre sus rodillas, trabajando en el botón de sus jeans. Juré que

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nunca en mi vida nada sería tan caliente como Shane Baxter desnudándose

y preparándose para trabajar sobre mí. Mi corazón perezoso saltó cuando

la parte superior de esas banderas hizo su aparición. La mirada en su rostro

después de que me hacía correrme siempre era la misma mezcla de

satisfacción masculina y apreciación, como si le hubiera dado algún tipo de

regalo permitiéndole hacerme venir. Siempre le hacía algo a mi esencia

misma el darme cuenta que para él esto era algo especial, que yo era algo

más de lo que estaba acostumbrado.

Empujó la mezclilla fuera de los duros globos de su culo pero no antes

de entregarme un envoltorio de papel aluminio y decirme que me pusiera a

trabajar. Estaba letárgica, somnolienta por el orgasmo y la confusión

emocional de la noche, pero quería poner mis manos sobre él, quería cruzar

este último puente en el lugar que lo había hecho ir tan profundamente

dentro de mí. Estaba completamente en el mundo de Bax ahora, no había

más pretender que estaba esperando mi momento al margen hasta que

Race diera la cara.

Puse el látex sobre él, me tomé un minuto para apreciar la cálida

longitud y la supurante cabeza, pero él había terminado haciéndolo

agradable, y a pesar de que todavía estaba extra sensible y no

completamente receptiva, se deslizó dentro de mí. Fue un ajuste apretado

y nos hizo jadear a ambos. Se mantuvo por encima de mí sobre sus brazos

rígidos y bajó la mirada hacia mí mientras envolvía mis piernas alrededor de

su cintura y mis brazos por la amplia extensión de sus hombros tatuados.

—¿Estás bien?

El que preguntara significaba todo y saqué lo último del letargo de

mi sangre. Me arqueé contra él y clavé mis talones en su culo para conseguir

que se moviera.

—Mejor que bien.

Maldijo y vi algunas de las sombras salir de sus ojos. Se hundió hasta

el fondo y me sentí consumida por él. Cada parte de él era caliente donde

nos tocábamos, y el arrastrar y tirar de su implacable carne contra mis

temblorosos músculos internos me tenía fuera de control otra vez. Marcó un

ritmo que fue brutal y todo sobre conseguir el máximo placer. No estábamos

conectados en ningún otro nivel más que el físico. Demasiado había

quedado al descubierto esta noche, y esta era la única manera en que

podía ser.

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Me besó con fuerza y me aferré a él para permanecer anclada a

esta cama en este lugar, de lo contrario caería lejos y no sabía si podía

encontrar mi camino de regreso. Pasó su mano hacia abajo por mi espalda

arqueada y se apoderó de mi culo en un agarre desesperado. Nuestros

pechos se frotaban con tanta fuerza que mis ya adoloridos pezones en

realidad dolían ante el contacto y nuestras bocas chocaban

repetidamente. Casi era violenta, la forma desquiciada y desesperada en

que nos estábamos moviendo juntos.

Susurró mi nombre contra mis hinchados e inflamados labios y supe

que él iba a terminar antes que yo. Si era posible, sus embestidas se volvieron

más frenéticas, sus manos más codiciosas, y pensé que iba a tener que

sostenerlo a través de la tormenta, cuando de repente esa mano astuta que

había estado apretando mi trasero se coló entre mis piernas y se enganchó

alrededor de mi clítoris. Vi estrellas y entonces creo que perdí el

conocimiento durante unos segundos, porque él me besó de nuevo y

entonces mi cabeza explotó.

Lo escuché gemir y sentí un poco de tensión salir de su enorme

cuerpo, pero yo estaba en otro mundo. Estaba en un mundo en donde yo

solo era una chica y él simplemente un chico, y no teníamos problemas con

mafiosos y hermanos desaparecidos persiguiéndonos en cada esquina. En

este mundo, solo estábamos autorizados a ser felices y envolvernos entre

nosotros, y la realidad de que esto tenía un tiempo límite no existía.

Dejó caer su frente sobre la mía y tuve que concentrarme realmente

mucho en escuchar lo que me estaba diciendo.

—Nunca consideré que podrías terminar siendo la que me hiriera

antes de que todo esto fuera dicho y hecho, Pelirroja.

Suspiré y tiré de él hacia abajo, así podía envolverme alrededor de

él.

—Simplemente podríamos tratar de no herirnos entre nosotros, Bax.

Así es como la gente que se gusta normalmente funciona.

—Como si eso fuera a funcionar para nosotros.

Pasé mis dedos sobre cada definida vertebra de su columna. Suspiré

de nuevo y acaricié la curva de su hombro.

—Lamentablemente, no.

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—Tenemos esto ahora mismo. He aprendido a apreciar lo bueno

mientras tú estés en ello.

Bostecé y traté de acurrucarme en él, a pesar de que él no parecía

querer descartar el pensamiento.

—Con nosotros, eso es todo lo que podemos pedir.

Murmuró algo en las ondas salvajes de mi cabello pero estaba

demasiado mareada emocional y físicamente para mantenerme al día con

él. Cerré los ojos, y la última cosa que escuché antes de quedarme dormida

fue a él diciéndome que entre todas las cosas que pensaba que yo merecía,

alguien mejor que él estaba en lo alto de esa muy larga lista.

No estaba segura de qué fue lo que me despertó unas horas más

tarde. Estábamos frente a frente. Él tenía un brazo enroscado alrededor de

mis hombros y yo estaba usando el interior de su otro brazo como almohada.

Tenía mi brazo libre doblado a lo largo de sus costillas y había lanzado una

de mis piernas por encima de su delgada cintura en algún momento de la

noche. Apenas había espacio entre los dos. Su pecho desnudo subía y

bajaba a un ritmo constante, como si todavía estuviera profundamente

dormido. Pero cuando abrí mis pesados ojos, lo primero que vi fueron sus

enormes ojos oscuros enfocados inquebrantablemente en mi rostro.

Iba a preguntarle qué pasaba, qué había ocasionado que nos

despertáramos, cuando me di cuenta del aún más oscuro cañón de un

arma apuntando directamente a la sien de Bax. Me desperté porque ya no

estábamos solos en el apartamento de mierda y una amenazante figura

tenía un arma apuntando a la cabeza de Bax. Contuve la respiración y abrí

la boca para gritar por reflejo cuando la sombra armada se movió de

repente y un débil resplandor de la luz de la luna iluminó un rostro familiar y

destelló el cabello rubio dorado. Iba a soltar el nombre de mi hermano e iba

a preguntarle qué demonios pensaba que estaba haciendo, pero nunca

tuve la oportunidad porque Bax repentinamente fue una ráfaga de

movimiento. Al igual que lo había hecho desde el inicio, se puso entre mí y

cualquiera que la supuesta amenaza pudiera ser.

Se dio la vuelta tan rápido que casi me derribó al suelo. Le grité que

se detuviera, aterrorizada de que Race disparara el arma por accidente,

pero ninguno de ellos estaba escuchándome. Bax agarró el cañón de la

pistola que mi hermano había presionado contra su cabeza y lo empujó

hacia arriba y atrás hacia la sorprendida cara de Race. Ahora sabía que

Race no era ningún tipo de santo, pero de ninguna manera iba a estar a la

altura de Bax. Tal vez antes de que su mejor amigo hubiera sido enviado a

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la cárcel estuviesen igualados, pero ahora Bax tuvo cinco años para

alimentar su furia. Cinco años de pérdida para devolvérsela a Race, y no

parecía importar que estuviera completamente desnudo.

Ambos emitieron un sonido que era más animal que humano, y lo

siguiente que supe, fue que el arma yacía en la cama junto a mí y que

estaban tratando de hacerse pedazos el uno al otro con sus propias manos.

Me levanté con dificultad y me puse lo primero que pude encontrar, que

resultó ser la sudadera de Bax. Me subí la cremallera y agarré el arma antes

de que cualquiera de ellos pudiera recordar su existencia. Primero llamé a

Race por su nombre y luego a Bax, solo para ser ignorada por los dos. Los

sonidos de los pesados puños golpeando carne y el olor cobrizo de la sangre

pronto llenaron el pequeño espacio. Ni siquiera traté de advertirles cuando

la pelea se trasladó desde el espacio cerca de la cama hacia la base del

televisor. La pantalla plana no era rival para dos hombres furiosos, ambos de

más de un metro ochenta de alto y al parecer con la intención de destruirse

el uno al otro.

Hice una mueca cuando Race descargó un sólido golpe en las

costillas ya magulladas de Bax y luego tuve que cerrar los ojos con fuerza

cuando Bax contraatacó estrellando su codo repetidamente en el pómulo

de Race. Los dos estaban ensangrentados, e incluso en la oscuridad pude

ver las frías miradas en sus caras. Esto no iba a terminar a menos que hiciera

algo al respecto. Por desgracia, no tenía ni idea de lo que debía ser ese

algo. Metí las manos en mi cabello, cerré los ojos y grité tan alto y tanto

tiempo como pude. Si su pelea no había llamado la atención de los vecinos,

mi aterrador alarido seguramente lo haría. Grité hasta que mi garganta

estuvo en carne viva, hasta que las lágrimas calientes bajaron ardiendo por

cara, hasta que pensé que iba a desmayarme por la falta de aire en mis

pulmones, y no me detuve hasta que un par de brazos se envolvieron a mí

alrededor y me atrajeron. Dado que el pecho contra el que me desplomé

estaba desnudo y resbaladizo con sangre y sudor, supe que era Bax y no mi

hermano quien me había recogido.

Me obligué a mirar por encima del hombro de Bax para asegurarme

de que mi hermano seguía respirando. Lo estaba, pero no parecía feliz, y

tan pronto como Bax se apartó de mí, Race le lanzó sus pantalones y le ladró

que se vistiera si iba a estar tan cerca de mí. Bax le sacó el dedo y rebuscó

en el bolsillo de la sudadera que yo llevaba por sus cigarrillos. Me miró a mí

cuando habló y no a Race.

—Vuelvo en un minuto. Si los vecinos llamaron a la policía, voy a

decirle a Titus que fue una falsa alarma. —Le lanzó una mirada cortante de

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advertencia a mi hermano—. Si ella está llorando cuando vuelva, no me

detendré la próxima vez.

—¿Quién eres tú para amenazarme por mi hermana, Bax? Se

suponía que la protegerías, no te la follarías.

Bax gruñó e hizo un movimiento como si fuera a volver por Race, así

que puse una mano en su antebrazo y levanté el brazo para limpiar un hilo

de sangre que se arrastraba fuera de su nariz con el borde de mi pulgar.

Negué con la cabeza, y con los ojos, le rogué que lo dejara ya. Debió haber

funcionado porque se metió el extremo del cigarrillo en la boca y se dirigió

hacia la puerta.

—Bueno, tal vez deberías haber dejado instrucciones escritas con

alguien antes de escabullirte, dejándola sola para tratar con la mitad de The

Point intentando ponerle las manos encima para conseguir tu estúpido culo.

Lo siento, pero como siempre yo no estaba en tus malditos planes, Race, así

que simplemente me inventé mis propias reglas sobre la marcha.

—Eso es lo que siempre haces, Bax, y mira dónde terminaste.

Vi la mandíbula de Bax apretarse y sus manos enroscarse en puños.

—No sin algo de ayuda, Race. —Levantó su mirada hacia mí e hizo

que mi corazón se hundiese al ver que todas esas turbulentas sombras

estaban de vuelta firmemente en su lugar—. Ahora vuelvo. —No estaba

segura de si eso era una amenaza a mi hermano o una promesa para mí,

pero de cualquier manera me puso la piel de gallina a lo largo de los brazos.

Cuando la puerta se cerró con un violento golpe, encendí la luz del

techo y finalmente miré a mi hermano mayor. Se había dejado caer en el

raído sillón y se veía tan demacrado y desgastado como su ropa

deshilachada. Era un tipo grande, no tan voluminoso como Bax, pero donde

quiera que hubiera estado, no había estado cuidándose mucho en el último

mes. Sus mejillas parecían ahuecadas, tenía el cabello desordenado

adornando su hermoso rostro, y sus ojos, idénticos a los míos, estaban

demasiado oscuros. Además de la pérdida de peso, el desaliño general de

su ropa y de su cabello normalmente peinado perfectamente, ahora había

una herida en la mejilla, la ceja estaba abierta, y había manchas resecas

de sangre a lo largo del dorso de ambas manos.

Suspiré y me acerqué a la diminuta cocina para conseguirle un trapo

húmedo para limpiarlo.

—¿Dónde has estado?

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—¿Qué estás haciendo en la cama con Bax, Dovie? ¿Tienes alguna

idea de lo que es capaz, de qué tipo de hombre es? Nunca te habría

dejado sola si hubiera pensado que serías tan tonta como para terminar

acostándote con él.

Apreté los dientes y le tiré el trapo. Entrecerré los ojos hacia él

mientras me apoyaba en la encimera y lo observaba.

—Me dejaste sola después de que me dieran una paliza y me dijiste

que lo esperara a él, Race. ¿Quién eres tú para aparecer ahora y juzgar lo

que está pasando aquí?

Sus ojos, tan parecidos a los míos, se encendieron oscuros con ira y

culpa.

—Tuve que dejarte. Ellos simplemente habrían seguido llegando y

tenía que averiguar en quién podía confiar.

—Me habrían agarrado para llegar a ti, Race. ¿Siquiera te importa?

Se metió las manos en su cabello dorado y comenzó a pasearse por

delante de mí.

—Por supuesto que me importa. Cada movimiento que he hecho ha

sido para mantener a todo el mundo a salvo. Sabía que Bax te encontraría.

Se interpondría entre tú y Novak.

Crucé los brazos sobre mi pecho y me puse a su altura con una

mirada.

—¿Y si no lo hubiera hecho? ¿Y si no hubiera salido de la cárcel y

tenido éxito? Es un gran riesgo el que tomaste con mi vida sin hablar

conmigo al respecto, Race.

—Conozco a Bax. —Su mirada se desvió a la cama deshecha—. Al

menos pensé que lo hacía.

—Creía que era como tu hermano, tu mejor amigo. ¿No fue por eso

por lo que me dijiste que confiara en él si aparecía? Aunque diera miedo,

aunque pareciese peligroso, me dijiste que confiara en él.

—Eso fue antes de que supiera que iba a caer tan bajo para

vengarse de mí.

—¿De qué estás hablando?

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Se puso de pie pesadamente y empezó a caminar hacia atrás y

hacia adelante.

—Nunca pensé que se acostaría contigo para vengarse de mí por

haberlo enviado a la cárcel.

Aspiré una bocanada de aire con tanta fuerza que me dolió. Negué

con la cabeza y le fruncí el ceño a Race. A pesar de que lo echaba de

menos y estaba preocupada por él, no iba a dejar que llegara tan

campante y empezara a enredar las cosas.

—No lo hizo. No supo de la trampa hasta esta noche cuando

acorraló a Lord Hartman. Sospechaba que tenías algo que ver, que estuviste

involucrado de alguna manera, pero le exigió a Titus la historia real esta

noche. Me llevó a la cama mucho antes de eso, Race.

—Jesús, Dove, no necesito los detalles.

—Entonces deja de ser un idiota. Apuntaste con una pistola a la

única persona en el mundo a la que le importa una mierda donde has

estado y si has estado bien aparte de mí.

—No esperaba encontrarte desnuda, en la cama con él.

—¿Esto justifica ponerle una pistola en la cabeza después de todo

por lo que ha pasado ya?

Los ojos de Race giraron rápidamente hacia mí y luego los cerró con

fuerza y restregó los puños en ellos.

—Estás enamorada de él.

Levanté un hombro y lo dejé caer.

—Tal vez un poco. En cualquier caso, ha estado aquí y ha hecho lo

que pretendías que hiciera. Benny, Novak... ninguno de esos tipos ha

conseguido acercase a mí, y quieren hacerlo debido a que lo que sea que

estás haciendo está poniendo muy nervioso a todo el mundo, Race.

La puerta del apartamento se abrió y Bax entró con paso airado sin

lucir menos molesto y maltratado que cuando se fue. A su cara le había ido

mejor que a la de Race, pero su herida de cuchillo estaba abierta entera de

nuevo y la costra parecía algo sacado de una película de terror. Se dirigió

hacia donde yo estaba. Puso un dedo bajo mi barbilla, elevó mi cabeza y

me miró fijamente.

—¿Estás bien?

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—Estoy bien. Tienes que volver a cubrirte el costado.

Miró hacia abajo donde estaba goteando sangre continuamente y

se encogió de hombros.

—No me matará.

Tomó una posición similar a la mía, cruzó los brazos sobre el pecho y

miró a mi hermano.

—Entonces, Race, ¿por qué no nos cuentas qué pruebas tienes

contra Novak que es suficiente para que te quiera vivo, a pesar de que

amenazaste con acabar con él? ¿Por qué no le explicas a tu hermana por

qué la trajiste de vuelta aquí, sabiendo que todo el mundo iba a estar

buscándote por todas partes?

Race murmuró algo entre dientes y se dobló de nuevo sobre la silla.

Juntó las manos delante de él y miró algo en el suelo entre sus pies.

—La noche que agarré al viejo, sabía que de ninguna manera ibas

a matarlo y que de ninguna manera Novak iba a dejarlo vivir. Coloqué un

montón de cámaras inalámbricas de control remoto en el punto de

encuentro.

Bax negó con la cabeza.

—Bastardo inteligente.

Race exhaló otro suspiro.

—Sí, solo que las imágenes están borrosas. Puedes distinguir que es

Novak, puedes verlo apretar el gatillo, pero luego todo se volvió un poco

loco porque saliste disparado en el Aston Martin. Se suponía que debía

quedarme y darle las imágenes a Titus, y se suponía que Novak tendría que

irse por asesinato, solo que nada de eso sucedió. Después de que fueras a

la cárcel, Novak me dijo que si no me largaba iría por Dovie y por ti tras las

rejas. Le dije que no quería meterse conmigo, pero no quise mostrar mi mano

demasiado pronto. Cuando supe que salías y que podías protegerte a ti

mismo, supe que era hora de volver.

Echó la cabeza atrás hacia techo y miró el yeso pelado mientras Bax

se movía inquieto junto a mí.

—Estaba todo listo para entregarle las imágenes a Titus cuando el

idiota de mi padre decidió hacerme saber que había estado lavando todo

el dinero de Novak durante los años que me había ido. No me mantuve

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mucho en contacto con mis padres hasta que llegó Dovie y volví a The Point.

No sabía cómo se había enredado todo. No sabía cómo desmantelar a

Novak sin arrastrar a mi padre con él por las arenas movedizas.

Bax gruñó ante eso y le preguntó con frialdad.

—¿Qué tiene que ver tu viejo con nada? Trató de lanzar un ataque

sobre Dovie así que, ¿qué te importa si se lo tragan las arenas movedizas?

Race maldijo.

—No es el viejo, sino mi mamá. Probablemente no sobreviviría

teniendo todo esto desentrañándose sobre ella. Papá en la cárcel infringir

leyes anti lavado de dinero y la hija ilegítima de papá puesta en su cara. Por

no hablar de que Novak probablemente la mataría solo para mantenerme

en la línea.

—¿Por qué trajiste a Dovie de vuelta aquí? ¿Por qué arriesgarte si

estabas a salvo en otra ciudad?

—Nunca iba a estar a salvo. Novak siempre iba a usarme para

burlarse de ti. No es estúpido, Bax. Él sabía que la primera cosa que harías

cuando salieras de la cárcel sería tratar de encontrar las respuestas. Sabía

que vendrías detrás de mí. Volví para demostrarle que no estaba asustado,

no importa lo terrible que sea este lugar, sigue siendo mi casa. Quería que

supiera que se le estaba agotando el tiempo y quería estar más cerca de

Titus porque ahora mismo es la única persona en quien confío.

Miró a la cama y luego me miró a mí.

—No podía dejar Dovie sola, así que tuvo que venir conmigo. Estaba

esperando hasta que fuese mayor y saliera de la escuela secundaria. Yo

quería que tuviera suficiente tiempo para encontrar sus cimientos aquí antes

de que la mierda golpeara el ventilador. Siento que todo se ha quedado en

animación suspendida, todo en pausa solo esperando a que salieras de la

cárcel. Es como si el tiempo se hubiera quedado parado y todo se reduce

a ti y Novak, a este momento. —Le dio a Bax una mirada muy penetrante,

que lo hizo moverse incómodo—. Además, sabía que si me pasaba algo,

estarías aquí, Titus estaría aquí. Ella ya no tiene que estar sola nunca más en

su vida. Hay familia aquí en The Point, por mucho que puedas intentar

olvidarlo.

—¿Qué quieres decir con que no querías dejar a Dovie sola? La

dejaste sola después de que Benny le diera una paliza. —Bax sonaba furioso

al respecto y Race tuvo la gracia de sonrojarse y mirarme con

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remordimiento. Sabía cómo funcionaba la cabeza de mi hermano. Siempre

estaba tratando de desmontar las cosas y averiguar lo que las hacía

funcionar. Esta situación no era diferente. Para Race, yo era un eslabón en

la cadena de lo que fuera que Novak planeara. Debería ofenderme,

enfadarme, pero por ahora como que me estaba acostumbrando a ser el

medio para un fin para hombres jugando juegos peligrosos que no entendía

totalmente.

—Lo sé y lo siento. Pero algo extraño sucedió cuando fui al complejo

de Novak, algo que cambió el curso de lo que está pasando aquí.

Pude sentir a Bax ponerse tenso, incluso con el espacio entre nosotros

y podía sentir el calor de la ira saliendo de él.

—¿Qué pasó?

Los ojos verdes de Race se movieron rápidamente entre nosotros y

luego aterrizaron pesadamente en su amigo.

—Nada. No pasó absolutamente nada. Entré allí gritando acerca de

una cinta escondida con un fusilamiento. Lancé palabras como “federales”

y “una vida tras las rejas” y Novak simplemente me miró como si fuera una

molesta mosca zumbando alrededor de su cabeza. Sabía que yo confiaba

en regresar aquí, que creía que tenía ventaja. Y creo que maltrataron a

Dovie para averiguar qué tenía porque ibas a ser liberado, pero luego salí

del complejo sin apenas un rasguño. No cuadraba. Los dos sabemos que

debería haber terminado con una bala entre los ojos.

Di un grito ahogado ante la imagen tan gráfica y Race desvió la

mirada hacia mí con una mueca de dolor.

—Solo pretendía estar lejos un día o dos, para ver cómo iban a

desarrollarse las cosas. Pasé la noche con Carmen unas cuantas noches,

pagué a Lester unos cuantos dólares para que estuviera alerta, e imaginen

mi sorpresa cuando no aparecieron ni Benny, ni Novak. No tenía sentido, así

que quise investigar un poco más. Algo más está pasando y he pasado las

últimas semanas tratando de averiguar qué era. Es como un juego gigante

y la única persona con las reglas es Novak.

Su mirada volvió a Bax y exhaló un profundo suspiro.

—Siento como si fueras el premio justo en el centro del tablero de

juego, Bax. Solo que no sé qué movimientos está haciendo Novak para

agarrarte.

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Tragué saliva y quise apoyarse sobre el costado de Bax, pero no quise

provocarlos ni a Race ni a él de nuevo. Simplemente iba a tener que

consolarme a mí misma. Exactamente como siempre lo hacía.

Me froté los brazos hacia arriba y abajo en la suave tela de la

sudadera y miré hacia atrás y adelante entre los dos hombres.

—¿Y ahora qué?

—No lo sé. Por eso que vine a encontrar Bax. No puedo quedarme

escondido, porque tarde o temprano Benny va a venir detrás de ti para

hacer un movimiento de una forma u otra. Te atrapará para conseguir que

salga de mi escondite; cualquiera que sea el plan de Novak, quiere que yo

sea parte de él. Saben sobre la cinta ahora. Le dije que si alguna vez se

acercaba a ti de nuevo después de que te golpearon, la enviaría a los

federales. Creía que era por eso por lo que han estado buscándome pero

ahora no estoy tan seguro. Nadie sabe dónde está la cinta además de mí.

Novak tiene a policías comprados, tiene ojos en todas partes. He pasado las

últimas semanas tratando de averiguar dónde acaba su alcance. —Su

cabeza rubia decayó un poco y sus hombros se hundieron—. No sé en quién

podemos confiar más allá de Titus.

Todos estábamos callados, el peso de tener que lidiar con todas y

cada una de las maquinaciones de Novak pesaba en la habitación que nos

rodeaba. Podía oír la respiración constante de Bax, pude ver el miedo y la

ira estampada en el rostro de Race, y pensé que Bax tenía razón, me

merecía más que esto en la vida.

Bax se apartó de la encimera y se restregó las manos con fuerza

sobre el cuero cabelludo. Me miró y luego a Race.

—Dame la cinta.

Hice una mueca y Race frunció ceño.

—¡No! —grité asustada por la seguridad de Bax, Race gritó de

indignación. Bax se limitó a negar la cabeza.

—¿Qué otra opción hay? Novak ya la tiene dura por mí. Él nunca te

habría involucrado a ti o a Dovie en cualquiera de sus maquinaciones si él

no quisiera tenerme con el agua al cuello Es mi culpa. Rompo la ley. Robo

mierda y termino atado a tipos como él. Ninguno de ustedes dos tiene que

sufrir por ello nunca más. Éste es mi enredo, yo lo limpiaré. Tanto si se trata

de la cinta y el chantaje o de algo completamente distinto.

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Lo agarré. No pude evitarlo. Puse mis manos alrededor de su bíceps,

pero al igual que cuando pensé que iba a huir de mí antes, yo ya podía ver

las barreras oscuras plegándose cuando miró hacia mi cara de pánico.

—¿Entonces qué?¿Vas a ofrecerte como el chivo expiatorio? Eso no

resuelve el problema, solo te coloca en la línea de fuego en vez de a Race.

—Sí, Bax. Te seguí voluntariamente por este camino. No tuviste que

arrastrarme gritando y pataleando. Yo sabía que estaba mal, sabía los

riesgos que estaban tomando, y ya renunciaste a suficiente en esta

pesadilla. Novak es mi problema.

Bax maldijo y creo que mi corazón empezó a fracturarse cuando se

desenredó de mi fuerte abrazo deliberadamente.

—Novak es el problema de The Point.

Tragué de nuevo todas las cosas ácidas que sentía, el sabor amargo

de Shane desapareciendo detrás de todo lo que Bax era delante de mis

ojos.

—¿Y tienes que ser tú el que se encargue de ello? —Era una pregunta

estúpida para hacer y casi me ahogué con ella.

No había nada en sus ojos cuando me miró, era de nuevo ese

extraño peligroso del que estaba asustada y fascinada a partes iguales.

Sacó la artillería pesada, contra la que Race no podría argumentar de

ninguna manera. Yo sabía que, simplemente así, la batalla había terminado.

—Fui a la cárcel por ti, Race. Me pasé cinco años odiándote,

estando decepcionado de ti, y convenciéndome a mí mismo de no matarte

cuando saliera. Podría entender por qué tenías que hacerlo, pero son cinco

años que no recuperaré y estás en deuda conmigo por ello. Dame la puta

cinta y déjame manejar a Novak. Mantienes a tu hermana a salvo y te

aseguras de que nada más de esta mierda despreciable la golpeé de

nuevo.

Quería discutir, quería que Race protestara, pero se limitó a asentir, y

de esa manera, todo cambió. Yo no era la amante de Bax, su amiga o su

compañera en el objetivo común de encontrar a Race; era solo una chica

y él era solo un chico y este era el tipo de vida que vivíamos en The Point.

Nadie tiene un final feliz, y debería haber sabido que yo no era la excepción

a la regla.

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Bax Traducido por fleurence20

Corregido por Lizzie Wasserstein

ebería haber sabido que Gus sabía más de lo que dejaba ver.

Ese viejo loco no dejaba que nada se le escapara, y yo

debería haber estado más alarmado por el hecho de la

desaparición de Race de lo que estaba. Al final resultó que, mi amigo

estaba escondido en el apartamento que Gus mantenía encima del garaje,

por razones personales. Razones que involucraban más de una novia y una

esposa celosa. Race había estado justo debajo de la nariz de Novak todo

el tiempo, tan cerca que realmente va a agrietar su culo cuando todo

termine. El cabrón lo tenía bien merecido. Eso es lo que ocurría cuando un

solo hombre trataba de jugar a ser Dios sobre la vida de tantas otras

personas. Yo no podía esperar a reír en su cara y poner la bota en la parte

posterior de su cuello.

Por supuesto que iba a tener que quitarme de mi boca el sabor

amargo de la última mirada que Dovie me había dado antes de hacer algo.

Podía verlo en sus ojos; ella quería que yo le pidiera que se quedara

conmigo, para cambiar de opinión acerca de entrar en la boca del lobo.

No podía hacerlo. No solo porque ella podría consumirse viva si tratara de

estar a mi lado, sino porque esta noche había estado a punto de cruzar una

línea que nunca me hubiera imaginado a mí mismo atravesando. Se metió

debajo de mi piel, me dieron ganas de hacer las cosas diferentes, pero no

iba a ser posible, por lo que la puse en el asiento del pasajero del Mustang

'66 color cereza de Race sin un beso de despedida y cerré la puerta. Vi sus

ojos cuando se volvieron del color del bosque hasta el color del cielo en la

noche, y se torció algo dentro de mi pecho con tanta fuerza, que pensé que

iba a caer en mis rodillas.

Race miró toda la cosa con el ceño fruncido, y cuando le dije que si

algo le sucedía a ella yo personalmente lo haría responsable, en vez de

volverse ofendido u hostil, se limitó a asentir con la cabeza solemnemente y

me dijo:

D

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—Entiendo, Bax. Ten cuidado.

No había tal cosa como el cuidado al jugar a la ruleta rusa con un

tipo como Novak, así que no me molesté en responder. Encendí un cigarrillo

y vi como las luces traseras desaparecían por la esquina. Ya estaba cerca

del amanecer y no había vuelto de nuevo a la cama, no después de tener

un arma en mi cara y la pelea que siguió con Race aun latiendo en mi

sangre. Además, me sentí como si me ahogara en la decepción que sentía

sangrando fuera de Dovie mientras se alejaba. No podía pretender que no

importaba, pero yo tampoco podía fingir que no sabía que necesitaba algo

mejor que lo que iba a terminar llevando a su camino. Ella no necesitaba

pasar un segundo de su tiempo visitando una tumba o la cárcel, y aquellas

eran casi las únicas dos opciones que ella iba a conseguir si seguíamos

yendo en la dirección que estábamos juntos.

Saqué mi teléfono de mi bolsillo trasero, y por tercera vez, que era

más de lo que he hecho en toda mi vida antes, llamé a mi hermano. Él no

respondió de inmediato, por lo que terminé el cigarrillo y volví a subir al

apartamento ahora destrozado completamente. Realmente no había

querido hacerle daño a Race, pero nadie iba a sacarme una pistola e irse a

la ligera, incluso si pudiera entender su disgusto por encontrarme desnudo y

totalmente envuelto alrededor de su hermana. Eso no era algo en lo que un

hermano mayor quisiera andar.

Me desnudé y preparé para enjuagar toda la noche en una ducha

hirviendo cuando mi teléfono decidió sonar desde la otra habitación.

Suspirando, me envolví una toalla alrededor de mi cintura y me fui a

contestar la devolución de llamada.

—¿Y ahora qué?

Titus sonaba molesto y no podía culparlo. Él había cancelado la

caballería cuando los vecinos habían denunciado la perturbación antes. Él

estaba molesto, Race había aparecido de la nada, y aún más enojado

cuando le dije acerca de la llamada de atención de nueve milímetros. Creo

que él estaba empezando a arrepentirse de forzar esta cosa vínculo

fraternal cuando él sabía bien que solo me importaba el tiempo que podía

usar a mi favor.

—Tengo la memoria.

No pensé que iba a necesitar más información que eso, y no me

equivoqué. Le oí aspirar una bocanada.

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—¿Race te dio el video?

—Una copia del mismo. Está almacenado en un disco duro en algún

lugar de la tienda de Gus, que es donde ha estado todo este tiempo, por

cierto.

Titus juró.

—Debería haber sabido que ese viejo bastardo sabía más de lo que

dejaba ver.

—Eso es lo que pensé cuando me lo dijo.

—Así que vas a pasar el vídeo a través de mí para que pueda

detener a Novak. —No lo dijo como una pregunta.

Fruncí el ceño a mi reflejo desigual en el espejo sobre el lavabo del

baño. Cada semana desde que me habían dejado escapar, yo había

conseguido encontrarme a mí mismo en algún tipo de altercado físico. Mi

vida era violenta, llena de sangre e incertidumbre, y no había lugar en él

para una chica como Dovie, incluso si ya me sentía como que había un

agujero donde había estado.

—Voy a acabar con Novak.

El silencio encontró la declaración audaz, pero no me esperaba

nada menos. Mi hermano era un ciudadano respetuoso de la ley, un policía,

un hombre que veía las cosas claramente como correctas o incorrectas, por

lo que nunca podríamos operar en la misma longitud de onda. Su mundo

era todos los tonos sólidos de color blanco y negro; el mío era un gris fangoso,

teñido con tonos vibrantes de rojo y verde. Rojo para la sangre, verde para

el dinero sucio.

Me sorprendió que no se lanzara inmediatamente en una

conferencia o dame evasivas acerca de cómo trabajaba la ley para

manejar a Novak, para proteger a The Point. En su lugar, refunfuñó algo

obsceno y preguntó:

—¿Quieres tomar el desayuno en pareja?

Mis cejas se alzaron.

—Claro, por qué no.

Habíamos hecho planes para reunirnos en una cafetería cerca de la

zona de trabajo de Titus, y terminé tratando de lavar el recuerdo y el olor de

Dovie fuera de mi piel. El corte de mi costado estaba abierto de nuevo y

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Race había conseguido un par de buenos golpes en las costillas, por lo que

se movía un poco más lento de lo normal. No fue hasta que fui a vestirme,

que me di cuenta que Dovie se quedó aun envuelta en mi nueva sudadera

con capucha. No quería admitir que la idea de ella aferrándose a algo mío

hizo a algo en mi interior tranquilizarse. Nunca había sido posesivo de nada

en mi vida, aparte de mi auto y mi amistad con Race. Lo que yo sentía por

Dovie triunfaba sobre todo. Se sentía como la esperanza y la promesa y

todas las cosas en la vida que nunca había imaginado se aplicarían a mí.

Encontré un lugar donde dejar el Runner que pensé que sería

discreto y no llamaría la atención a mí o a mi hermano. Titus ya estaba

sentado en una cabina en la parte trasera, un menú de plástico cubriendo

su cara. Movió el borde del mismo al lado cuando me senté frente a él y

gruñó un saludo hacia mí. Parecía cansado y más viejo que sus veintinueve

años. Sus brillantes ojos azules estaban bordeados de rojo y su cabello oscuro

parecía que había usado aceite de motor y un ventilador de techo para

modelarlo. Él también había abandonado su desgastada camisa blanca de

policía y corbata. El individuo que sentaba frente a mí parecía que podía

darme una carrera por mi dinero en el pozo de Nassir, o ser encontrado con

una escopeta junto a mí impulsándome a un paseo. Siempre tuvimos un tipo

de parecido, aparte del color de los ojos, pero ahora no se podía negar que

teníamos el físico de la misma estirpe. Él parecía tan áspero y peligroso como

normalmente yo lo era.

La camarera se acercó y Titus le pidió que dejara la taza de café que

sostenía. Ordenó un desayuno masivo y yo solo tomé un poco de tocino y

huevos. No tenía hambre, estaba ansioso por poner a rodar la pelota.

—¿Qué pasa, Oficial King?

Él me cortó con un vistazo.

—Race golpeó la mierda de ti. Tienes un malvado moretón en el lado

de tu cara.

—Lo sé. Él me ha puesto las costillas aún peores. No puedo decir que

lo culpo. Estaba sobre Dovie, y no había ropa involucrada.

—¿Cuál es la historia contigo y ella de todos modos? Ella realmente

no me parece que sea su tipo.

Mastique un pedazo de tocino y le di una mirada de consideración.

—¿Cómo sabes cuál es mi tipo, Titus? No es como si estuvieras allí

cuando finalmente me di cuenta de lo que eran las chicas.

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Él me miró y frunció el ceño, su taza de café se quedó inmóvil a

medio camino de su boca.

—El hecho de que yo no estuve cerca no quiere decir que no estaba

vigilándote. Si no hubiera metido un dedo en el pulso de los delitos y faltas

del infame Shane Baxter, tu culo hubiera estado en la cárcel mucho antes

de cuando cumpliste los dieciocho años.

Yo había tenido roces con la ley y desde que tenía edad suficiente

para recordar, pero en realidad, la suerte siempre había estado a mi lado.

Claro, me pasé un mes o dos en el reformatorio y estaba mucho más

familiarizado con la parte trasera de un auto patrulla de lo que nadie

debería estar, pero mi expediente estaba casi limpio, excepto por la última

gran cagada que me había mantenido bajo llave durante cinco años

perdidos.

—¿Por qué? ¿Por qué interferir? ¿Por qué fingir que te importaba

cuando estabas siendo el súper policía? Esas dos cosas no parecen ir de la

mano.

—Porque eres mi hermano pequeño y siempre has sido un dolor en

el culo. Me preguntaba todo el tiempo si las cosas habrían sido diferentes si

mamá hubiera conseguido mantener su mierda junta cuando eras más

joven. Me pregunto si nunca te habrías visto obligado a robar, obligado a

romper la ley, si hubieras deseado acabar de terminar la escuela y ser como

un imbécil regular como la mayoría a los veintitrés años.

Solté un bufido.

—Lo dudo.

Titus sonrió alrededor de la taza de café.

—Sí, tampoco creo eso. ¿Entonces sobre la chica?

Gruñí y me recosté en la cabina.

—Ella es dulce y caliente. Creció de la misma manera que lo hice,

duro, pero eso pareció no tocarla en absoluto. Ella es tan leal como jamás

he visto que una persona sea, y en este momento ella está justo en el centro

de este lío con Novak. La envié con Race porque no sé dónde más estará a

salvo. Una vez que deje que Benny sepa que tengo el video, se lo dirá a

Novak y todas las fichas de dominó van a empezar a caer.

—Shane… —Estaba muy cansado de que la gente me llamara así.

Sentía como si cada vez que lo hacían fueran erosionando la armadura de

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acero sólido que era Bax—. Necesito que te tomes un segundo y mires esto

desde el otro lado de las cosas, por una vez en tu vida. Sé que para ti es más

fácil entrar con armas de fuego, dispuesto a provocar un motín, pero yo te

digo que no es así como las cosas van a funcionar.

Quité la mirada de él y observé por la ventana sucia de la cafetería.

—Tan pronto como Novak sepa que tienes la cinta, él va a tratar de

destruir todo lo que te importa, y no estoy hablando del Runner.

—¿De qué estás hablando? Yo no creo que nadie califique para esa

lista.

—Eres un idiota.

Fruncí el ceño.

—Jódete.

—Mamá, Race, Gus, yo, y ahora la chica. Esa es una lista lo

suficientemente larga para que Novak ponga la pelota en el aro. Quizás no

lo veas Bax, pero tú no vives en un mundo sin afecto por aquellos que te

aman a pesar de ti mismo.

Yo solo lo miré fijamente. No podía discutir su punto. Creí que Novak

y yo tendríamos un enfrentamiento épico, pero la realidad era

probablemente mucho más sangrienta, con un número de muertos mucho

mayor de lo que yo estaba viendo.

—Así que, ¿entonces qué, Titus? ¿Yo solo entrego el video otra vez, y

tú y los chicos de azul entran y lo arrestan por un asesinato que ocurrió hace

más de cinco años? Los dos sabemos que algún abogado mañoso va a

sacarlo antes de que incluso vaya a juicio, y entonces solo tendrá que

deshacerse de todo aquel que pueda hablar en contra suyo. Tú me dices

cómo termina esto en el lado de todo lo que es bueno y correcto. La única

manera de tratar con un hombre como Novak es conseguir sus manos

sucias. Ya lo sabes, Titus.

—Lo sé, y también sé que esas manos no tienen que ser tuyas, Bax.

—Si no soy yo, ¿entonces quién?

—Yo todavía no estoy tan seguro de la respuesta a esa pregunta. Tú

y Race necesitan mantener sus cabezas bajas, mantengan a la chica lejos

de las manos de Benny hasta que podamos llegar a un plan en el que

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consigamos salir todos con vida. ¿Crees que puedas quedarte quieto

durante unos días?

Yo no quería, pero en la dura luz del día, no se podía negar que tenía

razón.

—Novak sabía que Race tenía la cinta, él sabe sobre la

configuración. La única razón por la que Novak no ha hecho nada es

porque el padre de Race está lavando su dinero sucio, y Race no quiere a

su madre arrastrándose a la cuneta con el viejo, quien, por cierto, trató de

contratar a Novak para matar Dovie.

Los ojos de Titus se encendieron con un fuego azul, y vi sus manos

apretarse en puños en la parte superior de la mesa, entre nosotros.

—¿Quiénes son estas personas? ¿Cómo terminamos en un lugar

donde la vida de las personas no son más que movimientos en un tablero

de ajedrez?

Levanté un amplio hombro y lo dejé caer. Hizo que mis costillas

golpeadas me gritaran en señal de protesta.

—Es The Point. Así es como siempre ha sido. Tuviste suerte de lograr

salir antes de envenenarte como el resto de nosotros.

Él parpadeó y abrió y cerró la boca. Entonces él solo me miró

boquiabierto.

—¿De verdad crees eso, no es así?

Eché la cabeza hacia un lado.

—¿Creer qué?

—Que me fui. Que me fui y estuve a la altura de The Hill y nada desde

The Point nunca me tocó. ¿Cómo mi mama era todavía una borracha, mi

hermano un ladrón, y mi viejo haciendo la vida por las drogas y el asesinato?

¿Crees que trasladarse a un lugar con un código postal diferente ha hecho

que todo lo demás solo se vaya y me convirtió en una persona diferente? Te

equivocas, Bax. Ser un niño pobre con una vida familiar en mal estado en

The Point solo la hace una historia más triste sobre un millón. Siendo el niño

pobre, y el caso de caridad en The Hill te hace un espectáculo de

fenómenos y un objetivo. Sabía todos los días que no pertenecía, sabía que

nunca iba a ser algo más que un idiota del gueto que todo el mundo miraba

hacia abajo y se compadecía.

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Yo no sabía qué decir a eso. Durante mucho tiempo pensé que Titus

me había dejado, nos había dejado, para ganarse la vida. Nunca he

pensado en su lado de las cosas. Al igual que el resto de nosotros, que había

hecho lo que tenía que hacer para sobrevivir. Justo como Dovie había

tratado con tanta elocuencia de señalarme. Pensar en ella hizo que mi

estómago cayera y ese lugar abierto en el centro de mi pecho se abriera y

liberara como un auto acelerando a toda velocidad. Ni siquiera había

estado fuera de mi vida por un día completo, y ya podía sentir la pérdida, lo

que hizo que enviarla con Race fuera lo correcto. Si tuviera que hacerlo otra

vez, no había manera en que lo hiciera con Dovie Pryce viviendo bajo mi

piel. La ausencia de ella mientras yo estaba dentro me hacía volverme loco.

—Y sin embargo, te las arreglaste para salir de ella un buen tipo

verificado con una insignia brillante y todo. —No me molesté en mantener

el sarcasmo fuera de mi tono.

—¿Qué otra cosa podía hacer? Siempre estabas en problemas con

la policía, mi papá es un capo de la droga y un maldito asesino… la única

manera de separarme de todo eso era convertirme en policía. No hay

suficientes de nosotros por ahí que puedan caminar a ambos lados de la

calle. Yo puedo. Sé que la gente de The Hill es igualmente torcida, del mismo

modo retorcido, que la gente de The Point, y una ley quebrantada es una

ley quebrantada, no me importa que se rompa. Pongo a los delincuentes en

la cárcel, Bax. Tú sabes eso mejor que nadie.

—¿Es así como me ves, Titus? ¿Yo solo soy un criminal más en una

ciudad invadida por ellos?

Suspiró y apartó el plato vacío a un lado.

—No. Eres mi hermano menor, pero también eres un imbécil que

tiene una inclinación para entrar en la peor clase de problemas. Me gustaría

que no fueras tan bueno con los autos, sobre todo los que no te pertenecen

a ti, pero nunca te he culpado por hacer lo que tenías que hacer en ese

entonces.

—Yo quería salir, ¿sabes? —Jugué con el borde de mi tenedor—. Es

por eso que Novak estaba tratando de ponerme una trampa por el

asesinato del anciano dueño del Aston Martin. Se estaba poniendo pesado

que me fastidiara. Claro, el dinero era agradable y los autos eran suficientes

para dejarme con una erección durante días, pero yo sabía que iba a ir mal.

Yo quería salir antes de arrastrar a Race conmigo.

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—¿Por qué no salieron antes de caer? Bax, vamos, tienes que

empezar a pensar en el panorama general.

—¿Qué significa eso? —Sabía que sonaba a la defensiva, pero no

pude evitarlo. Esta era probablemente la conversación más larga que he

tenido con mi hermano y yo no necesitaba un sermón.

Él hizo un gesto con la mano en dirección a mi cara.

—Solo mírate. ¿Qué crees que viene a continuación para un tipo con

un maldito tatuaje en la cara? ¿Dónde terminan este tipo de elecciones,

Bax? ¿Qué viene ahora para ti? ¿Más robo de automóviles, más lucha, algo

que te va a poner en una bolsa de plástico? Tienes que empezar a mirar a

lo que viene después.

La estrella era tan parte de mí que no me podía imaginar mirarme al

espejo cada día y no verla, pero él tenía un punto. No fue como si pensara

lo que poner tinta en mi cara iba a significar para mí como un adulto o a

qué tipo de oportunidades me limitaría, que era exactamente lo que él dijo,

ser un ladrón y un matón de aquí en adelante. Fruncí el ceño y tiré el tenedor

en el plato en la mesa.

—¿Qué es exactamente lo que piensas que viene después, Titus?

—Puse mis manos sobre la mesa y me incliné más cerca, así que nos

estábamos mirando fijamente el uno al otro. Por primera vez, vi el mismo

núcleo de acero que me recorrió reflejado en los ojos azules brillantes de mi

hermano—. Esta es mi vida. Este es el punto. Incluso si podemos averiguar

una manera de conseguir encargarnos de Novak, algún otro pedazo de

mierda va a levantarse y tomar su lugar. ¿Crees que me voy a despertar un

día y decidir que quiero ser un banquero o un corredor de bolsa? Yo no sé

qué cuento de hadas has estado leyendo, pero eso no es lo mío. Soy un

criminal, es lo que sé hacer.

Nos miramos el uno al otro durante un buen rato hasta que él juró y

hurgó en sus pantalones por su billetera. Tiró un poco de dinero en la mesa

entre nosotros y se puso en pie. Él parecía agotado y triste.

—Tenía la esperanza de que la pelirroja importara lo suficiente que

tal vez tu opinión sobre eso hubiera cambiado. Vi la forma en que la mirabas.

Un hombre no de buen grado aleja a una mujer que pone esa mirada en

sus ojos. Dame hasta el fin de semana. Déjame ver lo que puedo conseguir

con respecto a la cinta. Mantén la cabeza baja y trata de no contrariar a

Benny o Novak.

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Aspiré una bocanada de aire entre mis dientes.

—Una semana es todo lo que vas a conseguir. Si tengo que manejar

esto sangriento y sucio, lo haré.

Él levantó una ceja negra hacia mí.

—Lo sé, ese es todo tu problema, hermanito. Voy a estar en

contacto.

Lo vi alejarse y traté de no sentir una punzada de envidia cuando se

subió a un perfectamente restaurado GTO del 69’. Había construido una

muy sólida base de odio basado en la creencia de que Titus me había

abandonado cuando era más joven, y que no teníamos nada en común

después de que él se convirtió en uno de la élite de The Hill. Cuando él me

había arrestado hace cinco años, yo estaba convencido de que estaba

tratando de darme una lección, para demostrar que él era mejor que yo,

pero ahora ya no estaba tan seguro. De la misma manera que no tenía claro

cómo sería mi vida si sí me las arreglaba para lograr salir del enfrentamiento

con Novak vivo y como un hombre libre. Estaba tan seguro de que este era

el final del camino para mí que nunca le había dado un segundo

pensamiento a lo que podría venir después.

Irritado de que Titus hubiera conseguido meterse tan expertamente

bajo mi piel, me deslicé fuera de la cabina y me dirigí a mi auto. Iba a ir a

buscar a Nassir y hacer que él convocara otra pelea para mí. Tenía

demasiada energía, demasiadas cosas alrededor zumbando debajo de mi

piel, y necesitaba una manera física para quemar las calorías. De lo

contrario, había una buena posibilidad de que fuera a lanzar la precaución

y el sentido común al aire y decir "al diablo con esto" y encontrar a Dovie y

enterrarme a mí mismo dentro de ella hasta que ambos nos quemáramos

vivos. En sí misma, sabía que era una opción mucho más peligrosa que dejar

que Nassir encontrara a algún idiota musculoso que me diera unos golpes

bajos.

Yo estaba corriendo por las calles principalmente vacías, ya que

todavía era demasiado temprano para que la mayor parte de la ciudad

estuviera levantada y activa, cuando mi teléfono sonó. Debido a que solo

unas pocas personas tenían el número de la unidad desechable, contesté

sin mirar.

—¿Sí?

—¿Qué le hiciste a mi hermana, Bax?

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05

Contuve una risa y giré el auto a un lugar en frente del edificio de

aspecto destartalado que contenía todos los secretitos sucios de Nassir.

—No creo que realmente quieras que te responda a esa pregunta,

Race. —No lo hacía, porque yo podía recordar con sorprendente claridad

cada caricia, cada beso, cada gemido y lamento que había provocado

de su linda boca las últimas semanas.

Él me insultó.

—Eso no es lo que quise decir. Ella solía ser razonable y comprensible.

La casa hogar quiere que ella vaya este fin de semana y yo le dije que era

muy peligroso en estos momentos. Ella no quiere escuchar. Ella estuvo de

acuerdo en conseguir su turno en el restaurante cubierto y faltar a la escuela

durante la semana, pero ella no va a ceder en la casa hogar. Antes de irme,

ella solía simplemente tomar mis sugerencias y rodar con eso porque sabe

que siempre tengo sus mejores intereses en mente. Así que repito, ¿qué has

hecho con ella?

Salí del auto y metí un cigarrillo entre mis labios. Apoyé una cadera

en la puerta y eché un vistazo al destartalado edificio.

—Tu hermana nació a la vida, Race. Tú caíste en esto por accidente

por mi culpa, pero Dovie. —Tuve que aclararme la garganta—. Ela tiene las

calles en su sangre. Creo que pasar tiempo conmigo le hizo recordar lo duro

que se tiene que ser para sobrevivir aquí. Ella va a estar bien, solo mantén

un ojo en ella. Me aseguraré de que no le pase nada en la casa este fin de

semana.

—¿Pensé que ibas a tirar el guante con Novak?

—Titus me convenció para darle un poco de tiempo con esto.

Race resopló.

—¿Y realmente escuchaste? Tal vez yo debería preguntarte lo que

mi hermana te hizo a ti.

—Ella me hace querer pensar que incluso el malo puede ser un buen

chico cuando tiene que serlo. Ella estará bien, Race. No puede suceder de

ninguna otra manera o de lo contrario voy a tomar esta ciudad olvidada de

Dios apartar ladrillo por ladrillo para poder hacer las cosas bien

Se quedó callado por un tiempo suficientemente largo que pensé

que tal vez me había colgado. Empecé a hacer mi camino a la escalera

que conducía al interior del santuario.

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—Bueno, mierda, Bax. Estás enamorado de ella.

Finalmente encendí el cigarrillo que estaba colgando de mi boca y

deseé tener mi sudadera para que yo pudiera tirar de ella por encima de mi

cabeza.

—Ella es más importante de lo que me gustaría.

Él me masculló algo a lo que yo no estaba prestando ninguna

atención.

—Oye, ¿alguna vez vas a perdonarme por lo que pasó esa noche?

El cambio rápido en el tema me tiró de nuevo al presente, marqué

el código para abrir la pesada puerta de acero.

—Probablemente. Es un asco, y lo hace difícil para los cinco años, no

es algo que sea fácil perdonar, pero tú eres mi único amigo en el mundo,

Race. —Solté una nube de humo y miré a través de la bruma—.Alguien tiene

que echarme de menos cuando no esté por ahí. Además, follé a tu

hermana, así que como que nos convierte en algo.

—No digas esa basura, Bax. ¿En serio crees que Dovie solo va a seguir

adelante, simplemente fingir que no fuiste parte de su vida? Si es así, tú no

sabes una mierda, y yo sabía que lo de anoche a pesar de que me molestó,

eso era más en juego que solo tú conectando con ella.

Me estremecí involuntariamente por su tono áspero.

—Es lo mejor. Mira, tengo que irme. Estoy tratando de enganchar

algo con Nassir.

—¿Qué? ¿Por qué? ¿Yo no di a tu culo lo suficiente la anoche?

¿Necesitas otra paliza?

Solté una risa seca y maniobré mi camino por el estrecho pasillo que

conducía al club. Tenía que estar vacío tan temprano, pero yo sabía que

Nassir estaría alrededor. Él hacía todo real, los negocios legítimos, lo poco

que había de ello, durante el día.

—Tengo que ganarme la vida de alguna manera.

—Dovie me dijo que limpiaste a Nassir en la última pelea, así que no

tires eso conmigo, Bax. Fue hace un tiempo, pero tiré de la escopeta contigo

durante mucho tiempo.

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—No le digas a Dovie que voy a mantener un ojo en ella este fin de

semana. Ella va a estar molesta.

—No, no lo hará, lo cual es por lo que tú estás por ahí en busca de

conseguir tu culo pateado, ¿no es así?

—Voy a hablar contigo más tarde, Race. Le di a Titus una semana.

Después de eso, voy a abrir las puertas del infierno y es mejor que todo el

mundo esté preparado para lo que venga arrastrándose.

—Tú podrías quemar la ciudad entera por solo para fastidiarte a ti

mismo, Bax.

—Lo haría.

—Entonces creo que algunas cosas nunca cambian, incluso con la

edad y la sabiduría. Siéntete libre para patear a Nassir en las bolas por mí.

Colgué y me metí el teléfono en mi bolsillo trasero. La respuesta a la

pregunta de lo que su hermana me había hecho era demasiado larga y

demasiado complicada tratar y descomponerla. Yo siempre había sido un

tipo que estaba cómodo en mi piel, con la certeza de que yo era lo que

era, ni más ni menos. Hacía de un día para otro la comprensión del camino

que yo elegía para caminar en la vida, solo tenía un par de finales trágicos,

pero tenía tan pocos archivos adjuntos, tan pocos enredos emocionales,

nunca había importado antes. Ahora… ahora la idea de decepcionar a una

cierta pelirroja, de dejarla con el conocimiento de lo destructivo y terrible

que podría ser, dejaba una sensación aceitosa y gruesa en todo mi interior.

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dovie Traducido por Lorenaa

Corregido por Lizzie Wasserstein

ba a volverme loca. Cinco días poniéndome al día con mi

hermano estaba bien, pero pasarlos en el pequeño y estrecho

apartamento encima del garaje de Gus no estaba tan bien. Aun

no estaba cien por ciento segura de quien era Gus. Race parecía pasar por

alto que el viejo mecánico llevara el desguace de Novak por él, ya que su

lealtad era hacia Bax. Segú Race, Gus había tenido una pelea con la madre

de Bax en su día y se llevó a sus dos hijos pequeños. Titus ya era mayor y no

estaba muy interesado en desarrollar una relación con el marido mecánico,

pero Bax fue una historia diferente. Él se llevó con Gus y con su conocimiento

de cualquier tipo de automóvil como pato en el agua. Con el tiempo la

relación se esfumó, pero Race había insistido en que Gus veía a Bax más

como un hijo que cualquier otra cosa, y que no había forma de que

comprometiera nuestra seguridad revelando nuestro paradero por su

relación. Después de todo, Race había estado escondiéndose aquí durante

más de un mes y nadie sabía nada.

El apartamento era incluso más pequeño que el estudio que tenía

Bax en la ciudad, y tanto como adoraba honestamente a Race, estaba

cansada de que él fuera mi única compañía. También estaba harta del

interminable interrogatorio sobre mis sentimientos por Bax. Estábamos

literalmente tropezando el uno con el otro, y eso unido al dolor que sentía,

era suficiente para volverme. Por suerte la mayoría de mis profesores

estaban de acuerdo en mandarme la tarea por correo electrónico durante

la semana, así que estaba ocupada con el viejo ordenador de Gus

manteniéndome al día con mis deberes. Incluso con esa pequeña

distracción no podía evitar la sensación de vacío cuando me despertaba

en medio de la noche intentando alcanzar ese cuerpo duro, al que me

había acostumbrado rápidamente a enroscarme, solo para encontrar un

hueco vacío. Le echaba de menos. Sabía porque estaba haciendo lo que

estaba haciendo, pero eso no evitaba las ganas que tenia de estar con él –

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todo él. Tanto como echaba de menos a Shane, no podía negar que

echaba de menos al duro y rudo Bax también. Era una mierda, y estaba

haciendo un trabajo de pena intentando ocultar mis sentimientos de Race.

Estaba lista para salir de allí, incluso si no era la forma más

recomendable de pasar el fin de semana. Race había mencionado que el

hermano de Bax le había convencido de no llevar el video a Novak, que

estaba intentando buscar una solución más delicada que dejara a Race y

a Bax fuera de la línea de fuego de forma permanente. También se le

escapó que Bax volvió a pelear para Nassir, lo que hizo que la bilis me subiera

a la garganta. No solamente porque no había escuchado una palabra de

él durante toda la semana, sino porque sabía que no había manera de que

Nassir peleara limpio y él solo estaba buscando problemas y herirse él mismo.

Odiaba todo aquello, pero me mordí la lengua y me negué a caer en la

tentación de llamarlo e intentar razonar con él. Me dejó claro que ahora

que Race había vuelto a escena, yo era responsabilidad de mi hermano.

Hice mi camino lo más silenciosa que pude por las escaleras de metal

que conducían a los vestidores que utilizaban los chicos que trabajaban con

Gus. Eso fue mucho después de que la parte legítima del garaje cerrara al

púbico todos los días, pero eso no significaba que la parte más lucrativa e

ilegal de la tienda no estaba funcionando a toda máquina. Los primeros días

había estado asustada de bajar las escaleras, tenía miedo de que alguno

de los mecánicos me viera y me delatara a Novak, pero ya que Gus estaba

en el gran esquema de las cosas, era asombroso manteniendo nuestro

paradero en secreto. No había visto a otro ser humano a su lado o al lado

de mi hermano en días.

Me asomé por una esquina y vi el cabello gris de Gus inclinado sobre

su escritorio en la oficina. Después de asegurarme que la costa estaba

limpia, crucé de puntillas el suelo de la tienda y golpeé la ventana de cristal

hasta que él levantó la mirada y me vio. Me hizo un gesto para que entrara

y empujó su silla hacia atrás para apoyar las botas llenas de grasa sobre el

escritorio de la mesa.

—¿Estas lista para irte?

—Sí, tomaré el autobús. El Mustang es demasiado llamativo, y si

alguien suma dos más dos, pueden descubrir que estuve con Race. —Era

aterrador como después de solo unas cuantas semanas con Bax podía

dibujar ese tipo de líneas sobre las cosas sin esfuerzo.

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—Chica inteligente. Bueno, seguramente sería más inteligente

quedarte aquí pero entiendo la necesidad de mostrar que no estás

desperdiciando tu vida.

Solté un suspiro que envió uno de mis rizos cobrizos sobre mi frente.

—Simplemente no puedo pasar más tiempo con Race respirándome

en la nuca. Lo matare.

Gus se rio y descansó las manos sobre su voluminoso vientre.

—Él ha estado preocupado por ti. Añádele el hecho que fuiste y te

enredaste con Bax, y él tiene buenas razones. Esos chicos… —Sacudió la

cabeza y cerró los ojos brevemente—. Esos chicos podrían manejar esta

ciudad si quisieran. Tu hermano es uno de los chicos más inteligentes y leales

que he conocido, y tiene un sentido innato para saber cuándo algo no está

bien. Y Bax. —Suspiró—. Ese chico nunca tuvo una buena oportunidad, pero

es tan implacable como cualquiera. Tiene las herramientas, el temple para

hace el trabajo sucio. Desafortunadamente, también tiene una conciencia

enterrada profundamente.

Me aclaré la garganta y cambié el peso de un pie al otro.

—No esta tan enterrada. No tuve que cavar mucho para

encontrarla.

El mecánico me dio una sonrisa, solo que estaba llena de tristeza.

—Eres una de las pocas, entonces, señorita. Mejor reza para que tu

hermano y Titus puedan arreglar esto antes de que Bax se impaciente y

suscite un huracán de venganza. Nadie estará a salvo cuando ese chico

suelte todo lo que se ha estado guardando durante los últimos cinco años.

Estaba sorprendida. Pensaba que Gus era del Equipo de Bax. Por la

forma en la que estaba hablando parecía justo lo contario.

—Race me dijo que eras cercano a Bax.

—Amo al chico como si fuera mío, pero no me engaño para excusar

lo que sé que es capaz de hacer. Dios no quiera que te hagan daño, o peor,

en medio de esta tormenta de mierda que se avecina. A Bax no le importara

si es un amigo o enemigo el que está envuelto, él los destruirá a todos hasta

que no quede nada y eso incluye a tu hermano y al suyo.

Tragué un poco.

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—Creo que es posible que tengas una idea equivocada sobre la

relación que teníamos. Él no se sentiría obligado a hacer eso por mí.

—Después de todo él me abandonó con Race tan pronto como se le

presentó la oportunidad.

—Pequeña, el hecho de que hayas tenido algún tipo de relación con

Bax es mucho más que lo que cualquier persona puede decir. Un chico

como él no crea relaciones, porque sabe que todo lo que puede tener la

otra persona es dolor y soledad. La única razón por la que Race consiguió

un pase fue porque estaba dispuesto bajar de la gloria para estar a su lado.

Ahora tú te has ido y has sacudido toda la dinámica.

No quería pensar que yo era la razón por la que Race había

conseguido cambiar su vida dándose cuenta que una vida criminal no valía

la pena. También lisa y llanamente no creía que tuviese algún impacto en

las decisiones de Bax en hacer las cosas de una manera o de otra.

—Bueno, esperemos que eso no llegue para nadie. Me gustaría tener

fe en que Titus es un buen policía y podrá encontrar algo mejor. Parece la

mejor opción para todos.

Gus resopló y golpeó el suelo con los pies.

—Claro, hasta que tu padre decide que eres demasiada obligación

para su cómoda vida en The Hill, y va a los barrios bajos buscando a otro

cabrón para desaparecerte. Es un círculo interminable de gente intentando

limpiar los desastres que no debieron haber cometido desde un principio.

No sabía que contestar a eso, así que me puse el cabello detrás de

la oreja y me giré para alcanzar el pomo de la puerta.

—Espero que ese círculo termine. Es agotador.

—Me lo estás diciendo, señorita. Mantén la cabeza firme. Hay mucha

gente peligrosa ahí fuera.

Lo sabía… solo que quería que me encontrara el más peligroso de

todos. Asentí y susurré un adiós por encima del hombro.

El viaje en autobús fue una tortura y duró toda la vida. Me había

acostumbrado al transporte exclusivo de la ciudad yendo en súper autos

que se movían a la velocidad de la luz. Tendría que acostumbrarme otra vez

a la forma en que eran las cosas antes, cuando solo dependía de mi misma.

Estaba feliz de tener a Race otra vez en mi vida y apreciaba el sacrificio que

había hecho por mí, pero no podía superar la facilidad con la que había

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ofrecido a Bax como el cordero para el sacrificio. Era como si todo el mundo

en su vida supiera que estaba destinado a la autodestrucción, como si todo

lo que soportase antes de eso fuera una penitencia. No me gustaba nada

eso. A pesar de todos sus defectos, y el señor sabía que tenía demasiados

como para contarlos, también era un amigo leal, un hijo devoto, y un

hombre con compasión y bondad, incluso si no salía de él de forma natural.

El merecía algo mejor que el oscuro papel de problemático autodestructivo

que todo el mundo parecía querer atribuirle. Sabía que había más para él

que eso, incluso si nadie más lo hacía.

Cuando finalmente llegué a la casa, suspiré de alivio. Los niños

estaban felices de verme, y Reeve también. No sabía si era porque había

llegado sola y no con Bax, que estaba más contenta de recibirme, pero

fuera lo que fuera estaba agradecida. La cena pasó sin incidentes y solo las

adolescentes me preguntaron dónde estaba el bombón con el gran auto

esta semana. Las eludí y todos nos sentamos para jugar a algo después del

postre. Eran buenos chicos y se merecían tener una vida donde no se

tuvieran que preocupar por de dónde sacarían la siguiente comida o si sus

padres los iban a poner en la calle.

Blake y Lindsay se quejaron de dolor de estómago poco después de

haber comenzado con el Monopoly. Reeve acordó que podían irse si se

iban directamente a la cama y no pasaban el tiempo con la computadora

o el teléfono. Desaparecieron y me permití disfrutar del placer de tener la

única cosa que no había cambiado drásticamente desde la invasión de

Shane Baxter.

Reeve y yo llevamos a los más pequeños a la cama y alternamos las

duchas, y antes de que me diese cuenta la noche había acabado. Ya que

aún estaba muy espabilada por las cosas rondando en mi cabeza le dije a

Reeve que tomaría el primer turno para comprobar las camas. Ella estuvo

de acuerdo rápidamente ya que había pasado el día en su otro trabajo

como peluquera y estaba cansada. Iba a utilizar la vieja computadora que

estaba en la habitación familiar para acabar lo último de mis deberes

cuando mi teléfono sonó con un mensaje de texto. Pensando que solo sería

Race comprobando que estuviese bien, bajé la vista a la pantalla y me

quedé de piedra cuando vi el nombre del remitente.

Tienes dos pollitas sueltas huyendo del gallinero, Pelirroja.

Parpadeé tontamente hacia la pantalla y no me molesté ni en

contestar. Pulsé el botón de llamada y salí al porche.

—¿De qué estás hablando?

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No le di ni la oportunidad de decir hola. Estaba eufórica y

desmoronada por el sonido de su voz.

—Dos chicas saltaron por la ventana y están paradas en la esquina

a una manzana de la casa. Solo pensé que querrías saberlo.

—¿Dónde estás? Las ventanas tienen alarma.

Se rio y sonó amargo.

—Vamos, Dovie. Esos niños no quieren estar encerrados en la casa

todo el día, incluso si es el mejor lugar para ellos. Se ponen creativos y

aprenden formas de evitar las reglas. Voy a recogerlas y llevarlas.

—Bax…

—Te veo en un segundo, Pelirroja

Mi corazón empezó a galopar en mi pecho y una mezcla de alegría

y rabia me hacían hervir tanto la sangre que estaba incomoda debajo de

mi piel. Cinco minutos después, el auto pintado de abejorro paró delante de

la casa y Blake y Lindsey salieron arrastrando los pies por la parte trasera.

Crucé los brazos sobre el pecho y les di a ambas la mirada del diablo. En vez

de estar mortificadas y avergonzadas, ambas me miraron desafiantes y

molestas. Bax las siguió hasta las escaleras y me levantó una ceja. Lo ignoré

y me centré en las chicas.

—¿Cómo pasaron la alarma?

Ambas simplemente me miraron y suspiraron.

—¿De verdad quieren que escriba esto? ¿Alguna de ustedes quiere

esto en sus expedientes? Esta casa se basa en la buena fe y en el deseo

sincero de aprender cosas que las ayudaran a encajar a la perfección en

una familia. Si no quieren estar aquí, hay muchos niños en The Point que

apreciarían la oportunidad de salir de las calles y tener un techo sobre sus

cabezas.

Compartieron una mirada y luego miraron entre Bax y yo.

—Solo queríamos ir a una fiesta. Algunos chicos en The Hill están

teniendo una gran fiesta porque sus padres están fuera de casa. Estar

atrapadas en esta casa todos los días, recordar que nadie nos quieres es

aburrido y se está poniendo viejo, Dovie. —La voz de Blake ser rompió y

Lindsey le pasó un brazo por los hombros.

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Abrí mi boca para decirles que lo entendía, que luego lo

hablaríamos, pero Bax se me adelantó.

Su voz era fría y no había ninguna disculpa en ella cuando les dijo:

—¿Tienen alguna idea de lo que le pasa a las chicas como ustedes

que van e intentan mezclarse con los chicos de The Hill? No son más que

basura para ellos; las usarán, humillarán y echarán en el momento que

hayan terminado. La única razón por la que los chicos de The Hill invitan a

gente de The Point a sus fiestas es porque así tienen a alguien a quien herir y

usar sin repercusiones.

Vi a ambas chicas temblar, pero Lindsey entrecerró los ojos y le

espetó:

—¿Los chicos de The Point son mejores? De lo único que se

preocupan ahí fuera es de cuidarse ellos mismos.

Bax asintió.

—Maldita sea, claro que sí. Es la única forma de lograr sobrevivir.

—Muy bien, es suficiente. Ustedes dos, vayan y despierten a Reeve.

Díganle que van a dormir en nuestra habitación ya que han desarmado su

alarma. Díganle que ahora voy.

Miraron a Bax y luego de vuelta a mí.

—Solo queríamos pasar un buen rato.

Bax resopló.

—La diversión no tiene lugar en esta vida. Quizás quieran aprender

eso ahora.

Blake enseñó sus dientes y pasó junto a mí hacia la puerta principal.

—Tu novio es un idiota, Dovie. Puedes hacerlo mejor, incluso si esta

bueno.

Esperé hasta que la puerta estuvo cerrada y pude escuchar la voz

irritada de Reeve viniendo del comedor antes de hacer mi camino hacia las

escaleras así estaba de pie mano a mano con Bax. Tuve que echar la

cabeza hacia atrás para mirarlo a los ojos, y cuando lo hice, todo lo que vi

fue oscuridad profunda y más liquida que el cielo nocturno.

—¿Qué estás haciendo aquí, Bax?

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—Bonita sudadera Pelirroja. —No me la había quitado desde la

noche que salí de su apartamento con ella, no era algo que fuera a decirle.

—Esas chicas ya lo tienen lo suficientemente duro ahora mismo.

Tarde o temprano van a tener la edad para salir del sistema y estar por su

cuenta. No tienes que recordarles que la vida siempre va a ser una batalla

cuesta arriba. Deben llegar a disfrutar de ser adolescentes.

—¿Por qué? Nosotros no lo hicimos.

—Y mira que asquerosamente adaptados estamos y lo felices que

somos. —No pude evitar el sarcasmo en mi voz—. ¿Qué estás haciendo

aquí? —Iba a estar preguntándole hasta que me respondiera.

—Estaba por el vecindario.

—Sí, claro. Estoy bien. Nadie parece estar buscándome. No hay

necesidad de que te molestes echándome un ojo. He oído que tienes

mejores formas de pasar el tiempo.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Estaba escondiéndome en un pequeño apartamento con Race,

mientras tú estabas arreglando otra pelea con Nassir. Parece que no podías

esperar a regresar justo a donde estabas. ¿Cómo está Roxie? Estoy segura

que ha vuelto a la agenda también.

No quería el dolor que estaba sintiendo a través de mi voz, pero no

iba a detenerse. Me sentí como si me hubiese echado y eso dolía.

Él me miraba como si le estuviese hablando en francés.

—¿De qué estás hablando, Dovie? No he visto a Roxie, y lo que está

pasando con Nassir está impidiendo que cometa un error que ambos

lamentemos.

Entrecerré mis ojos hacia él, sin estar segura de creerle.

—¿Qué clase de error?

Levantó las manos hacia arriba y echó la cabeza hacia atrás como

si estuviese prácticamente gritándole al cielo de la noche.

—Jesús, Dovie. ¿Vas en serio ahora mismo?

Estaba confundida. No entendía lo que tenía que ver conmigo su

elección de sufrir una de las peleas amañadas de Nassir. Quería que me lo

explicara, que me dejara entrar dentro de esa mente que tenía tantas

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complicaciones para que una persona promedio pudiese seguir. Me lo puso

fácil. Soltó un aluvión de malas palabras y luego cruzó la distancia que había

entre nosotros.

Deslizó las manos por mi cabello y estrelló su boca contra la mía con

la fuerza de todo lo que le hacía tan oscuro y peligro en un principio. Envolví

mis dedos alrededor de esas cadenas tatuadas en sus muñecas y lo besé

de vuelta. Él era aterrador, abrumador y era todo de lo que yo quería

alejarme de esta vida, pero cuando frotó su lengua a lo largo de mis labios

pidiendo entrar, se sentía más como si le estuviese dando la bienvenida a

casa que devolverle el beso. Gemí contra la presión y el mordisco de sus

dientes en mi labio inferior. Estaba intentando comerme y no tenía ningún

deseo de detenerle. Lo había extrañado demasiado.

Sentí sus dedos curvarse por la parte trasera de mi cabeza mientras

intentaba acercarme más, pero la puerta delantera se abrió y los pesados

pasos de Reeve retumbaron a nuestra espalda. A regañadientes me aparté

y miré sobre mi hombro. Parecía enfadada.

—Puse a las chicas en nuestra habitación y comprobé su alarma.

Cortaron los cables.

Asentí y sentí a Bax intentando desenredarse de mi cabello. Me

negué a soltar sus muñecas tatuadas.

—Dame un par de minutos, Reeve. Ahora voy.

—Él no debería estar aquí, Dovie, y no debería estar aquí contigo.

—Solo dame un minuto.

La escuché suspirar y cerrar la puerta detrás de ella. Bax tiró de sus

manos pero yo aún no lo dejaba ir. Podía sentir su pulso correr bajo la suave

presión de mis dedos.

—Tengo que irme, Pelirroja, mientras todavía pueda.

Me mordí el labio inferior y lo miré con ojos suplicantes.

—¿Me extrañaste toda esta semana, Bax? ¿Te volteabas e

intentabas alcanzarme en la noche? ¿Te despertabas y te preguntabas por

qué estabas solo? ¿Pensaste en mí cuando fuiste a ver a Nassir? ¿Si quiera

te importó que me hubiese roto el corazón si algo te hubiese pasado en esas

sucias peleas?

Mi voz se rompió y podía sentir un manto de humedad sobre mis ojos.

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—¿Quieres la verdad o quieres que te mienta?

En cierto modo amaba y odiaba como le gustaba sacar a la cara

todas nuestras conversaciones anteriores.

—Miénteme —le susurré y me tiré sobre su pecho y él enterró la nariz

sobre mi cabeza. Sentí su pecho expandirse y contraerse contra mi mejilla.

—Ni una vez. No pensé en ti ni una vez en toda la semana. ¿Es eso lo

que quieres que te diga? ¿Te hará darte cuenta de que esto no es lo que

quieres y mucho menos lo que necesitas?

Lo que hizo fue llenar esa parte hueca dentro de mí que se había

abierto y dilatado cuando él me había dejado con Race. Le dejé ir las

muñecas y extendí mis brazos para rodearle tan fuerte como puede el

cuello. Vi su manzana de Adán subir y bajar en respuesta.

—¿Me llevas a alguna parte?

—¿Qué? No puedes irte, te meterás en problemas. La chica morena

claramente me odia e irá contra ti por abandonar a los niños.

Parpadeé hacia él. Tanto como amaba a los niños y apreciaba mi

trabajo aquí en la casa, el tiempo que había estado con él había sido

precioso y fugaz y no iba a ser tan tonta y despreciarlo.

—No me importa. Quiero estar contigo.

Lo quería, tanto. Me sentía como si tuviese fiebre. Sentía la piel

tirante, mi respiración salía entrecortada y todo lo que quería hacer era

derretirme en su oscura mirada. Durante un segundo, pensé que iba a

discutir, intentar una vez más alejarme de él por mi propio bien, pero no lo

hizo. Pasó su mano por la parte de atrás de mi espalda desde el cuello hasta

la curva de mi culo y le dio a la carne redondeada una palmada elegante

con la mano.

—Muy bien, rompe reglas, vámonos.

Me dio un rápido, abrazo con un brazo y me arrastró fuera hacia el

Runner. Me deslicé en el asiento del pasajero justo a tiempo para ver a

Reeve sacudir la cabeza en el reflejo de la ventana principal. Me

arrepentiría luego. Ahora mismo todo lo que quería era ese momento y ese

hombre que era tan difícil de mantener.

Condujimos en silencio durante unos solidos diez minutos, dejando la

ciudad atrás. No quería arruinar el estado de ánimo, no quería que se

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replanteara su elección de llevarme, pero mi curiosidad pudo más que yo y

tenía que saberlo.

—¿A dónde vamos?

Pensé que me estaría llevando a su apartamento de la ciudad ya

que era lo más cercano a la casa hogar, pero él estaba llevando el ruidoso

auto por las montañas pasando The Hill a un mundo de The Point.

—Conozco este sitio. Cuando era más joven y la gente todavía

pensaba que podía ganarme en una carrera callejera, solíamos subir aquí y

dejar que los autos fueran a tope. Es tranquilo, y el camino hacia aquí

también, incluso apacible. Pensé que ya que ninguno de nosotros sabemos

lo que la vida nos depara en los próximos días, podría darnos un recuerdo

feliz para apartarlo todo.

Quería decirle lo triste que era eso, cuan depresivo sonaba, pero

sabía que viniendo de él, me estaba diciendo que yo le importaba. Viniendo

de él, era lo más cercano a una admisión de que yo le importaba lo mismo

que el me importaba a mí, era todo lo que iba a conseguir. Simplemente

mantuve la boca cerrada, puse una mano en su muslo duro y le dejé que

me llevara a donde quisiera en la noche.

El camino realmente era precioso, bueno lo que pude ver de él, ya

que pasaba como un borrón oscuro por mi ventana. Los arboles eran

sombras misteriosas en la oscuridad y el ruido del gigantesco motor era casi

suficiente para tentarme a dormir. Estaba muy tensa, tenía demasiado

deseo revoloteando en mi interior, para relajarme totalmente. Quería pedirle

que simplemente se detuviera al lado de la carretera y saltar sobre él, pero

parecía centrado en el destino final, quería dejarle tener eso.

Finalmente se detuvo, veinte minutos después. El auto rugió hasta

detenerse y él se giró para mirarme en un silencio mortal. Se inclinó y uso su

dedo para apartarme algunos rizos de la cara.

—Vamos.

Abrí la puerta y lo seguí fuera. Estaba contenta de tener su sudadera

ya que aquí arriba el aire era frio. Cuando rodeé el capo del auto y me

detuve al lado de donde él estaba apoyado, sentí que el aire se escapaba

de mis pulmones. La vista era asombrosa. Las luces de The Point y The Hill

brillaban como estrellas que se habían visto forzadas a bajar del cielo. Desde

allí arriba, nada de lo feo que se escondía allí abajo se podía ver. Era como

si el lugar fuera intocable.

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Bax me rodeó con un brazo y me presionó contra él. Sentí como sus

labios pasaban por mi frente y olí la esencia del último cigarrillo que se había

fumado.

—Race y yo solíamos venir aquí y drogarnos. Este sitio es el lugar

perfecto para alinear dos autos y correr por la montaña. Gané los papeles

de más de un buen auto aquí arriba.

Puse mi brazo alrededor de su delgada cintura y enterré mi nariz en

el hueco de su cuello.

—¿Y qué pasa con las chicas? ¿Trajiste a todas tus conquista aquí

arriba? —Los celos eran evidentes en mi voz pero no me importó. Odiaba la

idea de él acurrucándose con alguna chica al alzar delante de estas

maravillosas vistas, y no tenía miedo de que él lo supiese.

—Conquistar implica que tenía que trabajar por ello. En aquel

entonces no importaba. Las chicas eran intercambiables y la idea de hacer

algún tipo de esfuerzo por conseguir un polvo nunca se me ocurrió. Así que

no, Dovie, eres la única chica que he traído aquí.

Me movió así estaba presionada contra el capó de su auto. Sus

manos apoyadas sobre el frio metal a cada lado de mis caderas.

—Cuando finalmente acabé este auto, hice toda la restauración y

lo recupere del pintor de Gus, juré que nunca había visto nada tan hermoso.

Pensé que el Runner era mi recompensa, mi trofeo por ser un chico duro.

Apenas lo tuve una semana cuando me encerraron.

Se inclinó más sobre mí, haciendo que mis piernas se separaran así

podía acunarlo entre ellas. Puso sus manos sobre mi trasero y me dio un

pequeño empujón así estaba exactamente sentada sobre el capó con mis

piernas envolviéndolo.

—¿Vas a ir y decir que eso cambió cuando me viste a mí? ¿Qué yo

era la cosa más hermosa que habías visto?

Él me sonrió con sus dientes blancos brillando en la oscuridad.

—No, pensé que eras normal. No entendí porque Race lo estaba

arriesgando todo por ti.

Bueno, eso difuso un poco mi ego, pero no había forma de escapar

del calor ardiente de su mirada.

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—Y entonces abriste la boca. Todo ese amor, toda esa lealtad, toda

la inocencia, a pesar de que la vida te había pateado una y otra vez, y lo

único que quería hacer era que algo de esa luz y esa dulzura me tocara.

Nunca he tenido las manos muy limpias, pero la primera vez que te toqué,

el primer jadeo de esa hermosa boca, la primera vez que entré en ti. Dios,

Dovie, me hiciste sentir como que era el rey de la tierra de las segundas

oportunidades.

Me quedé atónita. No era muy hablador en los mejores momentos,

pero hombre, cuando ponía su mente en ello, tenía una facilidad de

palabra que era incomparable. Quería decirle como me sentía sobre él,

quería darle algún tipo de razón para pensar antes de tirarse a los lobos,

pero tenía el corazón en la garganta y no me salía ninguna palabra.

Además, él estaba desabrochándome la cremallera de la sudadera y una

de sus manos me estaba empujando hacia atrás así que estaba tumbada

sobre el capó como su preciada posesión. Temblé más por la mirada en sus

ojos que por el aire frio de la noche que rozaba mi piel cuando abrió

bruscamente los botones de mi camisa de franela. Su proceso fue detenido

por el cierre de la parte de atrás de mi sujetador, pero él lo maniobró lo

suficiente para aflojarlo y mantenerlo fuera del camino.

El contraste entre la fría brisa tocando mi piel desnuda, y el calor del

interior de la succión de su boca fue suficiente para hacerme jadear. Saqué

mis manos de su cabello y arqueé mi espalda sobre el metal. Murmuré su

nombre mientras él daba húmedos besos sobre mi pecho y le daba al otro

seno el mismo tratamiento que le había dado al anterior. Enrollé una mano

alrededor de su cuello y lo sujeté como si nunca fuera a dejarlo ir. Cuando

finalmente levantó la cabeza después de besar, lamer y morder cada parte

de mí que estaba expuesta, tiré de él hacia mí para darle un beso que no

dejara duda de lo que sentía por él.

Cada pedazo de miedo, amor, pánico, pasión, malestar, y todo lo

demás que él siempre agitaba dentro de mí sabia agridulce mientras le

rogaba con mis labios y mi lengua que esto le importara lo suficiente para

tomar mejores decisiones. Tiré desesperadamente de su camiseta de

manga larga, hasta que su pecho desnudo estuvo contra el mío, su corazón

contándole al mío una historia, mientras retumbaban el uno contra el otro.

Era tan hermoso, oscuro y salvaje, igual que la noche que nos

rodeaba. Me besó por el lado de mi cuello luego hundió los dientes contra

la suave piel del lóbulo de mi oreja y se rio en mi oído.

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—Normalmente pienso que es lindo que te vistas como un chico,

pero en estas circunstancias, creo que estaría dispuesto a sacrificar mi bola

izquierda porque llevaras una falda corta hasta el trasero.

Arrastró sus fuertes dedos por la piel temblorosa de mi estómago y se

detuvo para desabrochar el botón de mis jeans pasados de moda. Me besó

el hombre y utilizó su brazo para aguantarse encima de mí así yo podía

echarme hacía atrás. Sus ojos se perdieron sobre mí y vi su aliento

estremecerse al salir de sus pulmones. Sacudió la cabeza.

—No creía que hubiera nada en el mundo que pudiera hacer a este

auto mejor. Estaba tan equivocado.

Me iba a hacer llorar.

—Shane…

Puso sus pulgares en el borde de mis pantalones y mis bragas y los

arrastró por mis piernas al mismo tiempo. Estar tan expuesta al aire de

repente me hizo temblar. Pero el solo se apartó el tiempo suficiente para

quitarse sus pantalones y ponerse un condón.

—Creo que mi mayor fantasía se ha cumplido, tú solo con esa

sudadera. Pelirroja, eres lo más hermoso que he visto.

Quería ser su fantasía. Quería ser la razón por la que él dejara su

actitud fatalista que parecía ser su defecto. Quería que me quisiera lo

suficiente para dejar de vez en cuando a Bax en el asiento trasero y así

poder disfrutar de todo lo que Shane traía a la mesa. Me levantó una pierna

y la enrolló sobre su costado lesionado mientras yo envolvía ambas manos

sobre sus anchos hombros. Amaba la sensación de sus músculos cuando

pasaba las manos por su espalda, amaba la forma en la que sus ojos ardían

con determinación contra los míos.

La primera vez que se deslizó dentro de mí y mi cuerpo reaccionó

apretándolo duro, fue cuando el dejó escapar el primer gemido.

Mi piel se erizó, pero ya no era porque tenía frio. Estaba excitada,

todas las partes que nos tocábamos, todos los lugares que él rozaba dentro

de mí, se pusieron sensibles, me sentía como si fuera a combustionar. Me

besó otra vez, usando su lengua para imitar el movimiento que estaban

haciendo sus caderas abajo. La doble estimulación fue demasiado, mi

cuerpo estaba ya preparado, mi corazón estaba abierto, y cuando él tomó

mi mano y la puso entre nosotros, la más ligera presión de mi dedos me llevo

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al borde. Grité su nombre en su boca y sentí como aumentaba el ritmo

pausado con el que había empezado.

Puso una rodilla en el parachoques del auto y lo sentí apoyarse

plenamente sobre mí. Pasé mis dedos sobre los tendones de su cuello y me

aferré a él mientras empujaba y golpeaba contra mí como si estuviese

intentando imprimirme en la pintura de su auto. Selló su boca contra la mía

y gimió en mi boca cuando llegó al punto de no retorno y se liberó en la

noche y mi cuerpo acogedor. Nunca había habido en mi vida un momento

que se sintiera tan correcto y pacífico. Lo abracé y froté mi mejilla contra la

suya rasposa.

Permanecimos así durante mucho tiempo, hasta que el frio del metal

del auto me hizo temblar contra él. Gimió cuando se retiró de mí y me ayudó

a arreglarme ya que yo tenía más trabajo que solo subirme los pantalones.

Me llevó de vuelta al borde del capó y me subió la cremallera de su

sudadera. Entonces se inclinó y besó la esquina de mi boca.

Me hizo querer llorar porque incluso aunque no lo había dicho, lo

pude sentir en el otra vez. Ese era Bax dejando a Shane darme un beso de

despedida.

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Bax Traducido por IvanaTG y Anelynn*

Corregido por Lizzie Wasserstein

ovie no dijo una palabra cuando la llevé de regreso montaña

abajo a la casa hogar. Hice el viaje en más tiempo de lo que

normalmente sería y simplemente disfruté de la tranquilidad y

la sensación de su mano en mi muslo. La constante necesidad de hacer

daño a algo, o más exactamente, de dejar algo que me dolía,

desvaneciéndose a un zumbido sordo en mi nuca. Todavía no quería que

fuera parte de esta vida, no quería que me mirara y viera cosas que nunca

sería capaz de ser, incluso si me hacía querer serlas. Por lo menos esto era

un adiós apropiado, y mientras todavía se veía triste y decepcionada,

también parecía tener una tranquila clase de determinado entendimiento

a su alrededor. No estaba presionando o pidiéndome cosas que no podía

darle.

Cuando me detuve en frente de la casa, los primeros rayos del

amanecer estaban empezando a agrietarse en el horizonte. Se giró en el

asiento y pensé que iba a pedirme que no la dejara, decirme que podríamos

resolver las cosas entre nosotros, pero no lo hizo. Simplemente se inclinó

cruzando el espacio que nos separaba y apretó sus labios suavemente

contra la eterna estrella bailando en mi sien. Esto hizo que mi respiración se

atascara tan duro en mi garganta, que pensé que iba a ahogarme.

—Cuídate, Bax. Me rompería el corazón si te sucediese algo que

pudo haberse evitado.

La advertencia fue clara. Era mi propio peor enemigo y ella lo sabía.

Había mucho en esta vida que podría terminar por destruirme, y finalmente

lo vio en lugar de pasarlo por alto. Estaba buscándolo activamente día tras

día.

La puerta se cerró con un ruido sordo, la observé hasta que

desapareció dentro de la casa. Tiré mi cabeza contra el reposacabezas y

apreté mis ojos con fuerza. No había aire y no había luz. Llamé a Race, le

D

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dije que me estaba apartando y le hice saber que iba a tener que

convencerla de volver a casa el sábado en la noche o vigilarla él mismo. No

había manera de que pudiese hacerlo, iría y pondría mis manos sobre ella

de nuevo. Además tenía la pelea que Nassir programó, y no había manera

de que pudiera estar en dos lugares a la vez.

Race sonaba somnoliento pero me dijo que se aseguraría de que

ella estuviese a salvo, y no tenía más remedio que creerle. Llamé a Titus, que

estaba aún menos emocionado que Race con la llamada despertándolo a

altas horas de la madrugada, le dije que era mejor tener algo resuelto a más

tardar el lunes o estaba tomando el asunto con mis propias manos. Me sentía

temerario, libre de toda atadura, y en un estado de ánimo muy peligroso

como para retroceder. Él bostezó y dijo que me relajara. Dijo que tenía a

algunas personas trabajando en ello y que deberían tener una respuesta

para mí el lunes. Colgué y me obligué a ir a la cabaña al pie de The Hill.

No podía soportar no saber por qué Novak fue ambivalente sobre la

cinta y había dejado ir a Race sin un rasguño. Odiaba esperar al filo de la

navaja a que algo sucediera. Quería saber qué estaba planeando Novak,

cuál sería su próximo movimiento. Quería ir tras él, tirar todo sobre la mesa y

ver cuál de nosotros salía vencedor. Estaba preocupado de que se cansara

de jugar al gato y el ratón, de darle un incentivo, la amenaza, justo en frente

de mi cara y hacer un movimiento antes de que pudiese atacar primero.

Incluso con Dovie escondida y segura con Race, tenía que admitir que

estaba aterrorizado de que Novak pudiese encontrarla antes de que lo

llevara a cabo, y a pesar de que todavía estaba enojado con Race y Titus,

tuve que admitir que tenía algunas serias preocupaciones de que Novak iría

por ellos solo para demostrarme que podía. Mis instintos más bajos estaban

gritando por sangre y venganza, que eran lo único que podía oír. El ruido

parecía mucho más fuerte de lo que nunca tantes, ahora que realmente

podía tener cosas... y personas a quien perder.

El apartamento en la ciudad simplemente no se sentía bien cuando

estaba allí solo. Este lugar no se sentía bien tampoco, pero eso no me

atemorizaba. Cuando me desnudé y me tumbé en la cama que Dovie

había hecho la última vez que estuvo aquí, mi mente se calmó lo suficiente

para conseguir caer en un sueño superficial e irregular. Mis sueños estaban

llenos de tristes ojos verdes, la interminable visión de barras de hierro y

sangre, el olor de la gasolina, y un dolor hueco que se sentía como si fuese

a tragarme. Me desperté temprano en la tarde cubierto de sudor y

temblando. Siempre había vivido una vida bastante impredecible, nunca

pensé mucho sobre lo que significaría para mí ver el día siguiente, y ahora

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que era casi una certeza que no iba a verlo, estaba empezando a

arrepentirme.

Me arrepentí de que mi mamá nunca fuese a ser más que una ebria

y nunca vería esta casa que había comprado para ella. Sin duda me

arrepentí de arrastrar a Race a la oscuridad. Nuestra amistad había

comenzado en base a la violencia, y se acabaría en violencia, y eso me

preocupaba. Me arrepentí de odiar a mi hermano durante tanto tiempo.

Pero reconozco, que nunca iba a perdonarlo por arrestarme esa noche,

pero pude ver con más claridad ahora que todos somos producto de las

decisiones que tomamos, y para él, ponerme en la cárcel fue la mala

elección, pero era lo único que podía hacer. Titus no era mi enemigo, pero

no estaba de mi lado tampoco, porque mi lado estaba perdiendo, y él lo

veia.

Luego estaba Dovie. Debería estar ahogándome en arrepentimiento

donde ella estaba preocupada. Debería estar golpeándome a mí mismo

eternamente por tocarla, por empujarla a ceder ante mí. Me sentía mal por

volver su vida al revés cuando nunca tuve ninguna intención de quedarme

allí para ayudarla cuando todo había terminado. Mi alma se destruyó por

tocar algo tan puro, tan hermoso, sabiendo que dejé manchas negras por

todas partes. Sin embargo, no me sentía de esa manera. Cuando pensé en

ella, todo lo que podía sentir era luz. El poco tiempo que había sido parte de

mi vida me había dado espacio para respirar. Ella hizo más por liberarme de

caminar fuera de esas puertas de prisión que siempre he tenido. Si alguien

tan dulce, tan cuidadoso con ella misma como Dovie, pudo ver algo dentro

de mí por lo que valiera la pena preocuparse, entonces no era solo

oscuridad. Estaba en lo cierto; Yo era más que la suma de mis partes.

Deseaba que esta comprensión pudiese cambiar el camino que ya

estaba puesto delante de mí. Igual que mi destino siempre había parecido

como si mis opciones fuesen muy claras para mí, la cárcel porque mataría

a Novak, o la morgue porque Novak me mataría. Odiaba que ahora

hubiese tantas partes moviéndose y otras muchas vidas en juego. Pero nadie

iba a quedarse atrapado en el fuego cruzado si podía evitarlo. Este era un

enfrentamiento que se había estado gestando durante mucho más tiempo

de lo que creo que realmente nadie podía entender. No tenía un plan, sin

razón para la forma en que se debía ceder. Todo lo que sabía era que tenía

que enfrentarme con el hijo de puta y solo uno de nosotros iba a salir del

enfrentamiento con vida.

Pasé el resto del día dando vueltas por la casa. Titus me llamó dos

veces, las dos veces para decirme que las cosas estaban siniestramente

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tranquilas en las calles y estaba poniéndolo nervioso. No sabía qué decirle,

así que le dije que debería ir y ver a mamá cuando tuviera la oportunidad,

por lo que se negó. Solo la vi una vez desde que fui liberado, y aún con todos

sus problemas, nunca me había rechazado o vendido cuando hubiese sido

tan fácil de hacer. Uno de nosotros, Titus o yo, necesitaba hacerle saber que

no estábamos renunciando a ella, y ya que mi futuro era tan nebuloso e

incierto, iba a tener que ser él.

Traté de llamar a Race y preguntarle qué iba a hacer con respecto

a mantener un ojo en Dovie esa noche, pero la llamada fue directamente

al correo de voz. Demasiado inquieto para quedarme, hice lo que hacía

mejor y me fui. Subí en el auto, aceleré, y conduje. No tenía un destino en

mente, solo necesitaba el gruñido del motor y la sensación de todos los

caballos de fuerza vibrando para mantenerme bajo control. No iba a ceder

al impulso. Conduje hasta que estaba casi sin gasolina, hasta que me perdí

y mi mente estaba entumecida. Conduje hasta que el sol cayó del cielo,

tenía que regresar a la ciudad y llegar con Nassir. Llamé a Race de nuevo

en el camino, pero no me respondió y fragmentos fríos de temor se deslizaron

por mi columna vertebral.

Llamé a Dovie porque, en realidad, básicamente era por la que

estaba preocupado, y sentí que mi corazón se apretó cuando su voz llegó

a través de la línea.

—¿Hola?

Exhalé un suspiro de alivio y colgué. Ella estaba bien; eso era todo lo

que necesitaba para seguir adelante.

Estacioné el auto enfrente del almacén y traté de alentarme

mentalmente. No necesitaba el dinero, ya no necesitaba sentir el golpe de

hueso en hueso o sentir el escozor de los puños a la cara con el fin de arreglar

mis ideas, así que ahora había motivación cero para dejar que alguien me

golpeara. Odiaba que Nassir, en toda su grandeza aceitosa, básicamente,

se aprovechó en el proceso de mis imprudentes decisiones. Él era tan malo

como Novak cuando se trataba de mover los hilos y tratar a las personas

como piezas de juego. Todos ellos tenían que caer. The Point necesitaba ser

quemado y purgado para que la gente como Dovie y los niños que ella

estaba tratando muy duro de salvar consiguieran una oportunidad justa

para hacerlo. Me gustaría quemarlo con él en el final si eso es lo que hacía

falta.

Me abrí paso por el pasillo que conducía al piso abierto del club. Si

no hubiera estado tan retorcido en mi interior, me hubiera dado cuenta que

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algo estaba mal. No había apostadores gritando, ni una intensa música

electrónica, no había olor a marihuana y alcohol, la pesada desesperación

y la codicia que siempre parecían perfumar el aire en el club no estaba.

Para el momento que me dirigí al viejo piso de la fábrica, ya era demasiado

tarde para la auto preservación. El cabello de mi nuca se erizó cuando

llegué a un punto muerto en el centro de la sala.

Las luces estaban encendidas, así que un remolino de neón cortó el

rostro de Nassir mientras me sonreía.

—La lucha se canceló. Algo ocurrió.

Resoplé y vi como el hombre de pie junto a él me sonrió. Cuando la

luz de neón roja atravesó los duros contornos de su rostro, reveló el demonio

que era realmente.

—Nassir me dijo que estabas buscando un poco de acción. Yo creo

que hace bastante que no te permites buscar una pelea, Bax.

Cuando la mayoría de la gente piensa acerca de un jefe del crimen,

un maestro criminal, un asesino a sangre fría, piensan en un hombre que se

parece a Benny. Un traje profesional. Algunas joyas llamativas para que la

gente sepa con quién está tratando, vestido con un par de zapatos de

cinco mil dólares con sangre en las plantas de sus pies. Novak era todo lo

contrario. Era grande, más grande que yo. Tenía el cabello negro y

ondulado demasiado largo y caía en sus ojos que eran del mismo negro

vacío y sin fin como los míos. Nunca lo había visto vestido con otra cosa que

no fueran jeans y una camiseta con las botas puestas. Él tenía la ciudad

estrangulada y se parecía mucho a un matón como yo lo hacía.

Crucé los brazos sobre mi pecho y forcé a disminuir mi respiración y

mis ojos se entrecerraron. Pude probar la necesidad de su sangre, de

venganza, quemando mi garganta. Pero Novak nunca hizo un movimiento

sin pensar veinte pasos por delante, y el hecho de que él estaba aquí y que

no se escondía, a salvo en su recinto aislado, lo decía todo.

—¿Cómo sabes que ya no me lo permito, Novak?

Se rio y cruzó los brazos sobre su enorme pecho. Por el rabillo del ojo

vi a Nassir dar unos pasos hacia atrás y el mismo pasillo que acababa de

pasar de repente estaba lleno de los chicos de Novak. Benny lideró el

ataque, la sonrisa en su cara era suficiente para que mis nervios empezaran

a estremecerse bajo mi piel. Lo que estaba pasando no era bueno.

—¿No te has dado cuenta que para ahora lo sé todo, hijo?

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Me opuse y sentí mis manos enrollarse en puños lastimando mis

costados.

—No. —Mi voz sonaba como si se me estuviera sacudiendo a través

de un cubo de clavos oxidados.

—¿Qué? ¿Esta no es la reunión familiar que querías? Estaba listo para

ofrecerte al mundo entero, y escupiste sobre él. ¿Qué clase de bastardo

desagradecido eres, Bax? Ninguno de mi sangre, eso es seguro.

Traté de respirar a través de ello, traté de conseguir que la presión y

la furia regresaran a mis entrañas, pero estaban presionando demasiado y

muy rápido para controlarlas. Antes de que pudiera detenerme, me

abalancé sobre él, listo para poner mis manos alrededor de su garganta y

nunca dejarlo ir. Me detuve en seco cuando Benny de repente tenía el

cañón de un arma empujando en mi costado. Novak negó con la cabeza

y chasqueó su lengua.

—Ese siempre ha sido tu problema. Actúas sin pensar, Bax.

Realmente, es una lástima. Tienes en ti seguir los pasos de tu padre, para ser

aún más despiadado de lo que nunca fui. Yo podría haberte enseñado

cómo ser una leyenda.

Sentí la bilis subiendo y me agaché para empujar a Benny. No estaba

asustado de él o del arma.

—¿Ser como tú, Novak? Prefiero morir.

Sus ojos negros se entrecerraron.

—Eso es definitivamente una opción, hijo.

—¡Deja de decir eso! —Estaba desquiciado. Mi mente iba a

romperse.

—Debería haberte apartado de tu madre la primera vez que te vi

detrás del volante de un auto. Siempre has sido capaz de hacer que las

cosas funcionen más duro y más rápido que nadie. Yo podría haber

duplicado el tamaño de mi imperio sobre tu espalda si hubieras estado

dispuesto.

—¿Dispuesto a hacer qué? Matar, mutilar, chantajear, extorsionar,

violar... ya era un ladrón, así que me estabas empujando un poco más lejos,

¿no? Querías que estuviese atado a ti de una manera que nunca pudiese

escapar, porque la sangre nunca fue lo suficientemente espesa como para

hacerlo. Quiero jodidamente matarte, pero no. —Exhalé y sentí que mis

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pulmones se desinflaban—. Puedes ver lo que se siente sentarse en una

celda y ver tu vida desvanecerse de un día para el otro. No importa lo que

me hagas, Novak, pero, estás acabado.

Él se rio y dio un paso más cerca de mí. Empujé su mano cuando la

extendió para ponerla en mi hombro. Gruñí cuando Benny me golpeó en la

coronilla con la culata del arma. Sentí que mi piel me daba un hilo de sangre

encaminándose sobre mi cuero cabelludo y bajando al cuello de la

camiseta.

—¿El video? Vamos, Bax, lo sabes mejor que eso. ¿De verdad crees

que habría dejado vivo a Race todo este tiempo si me daba miedo ese

vídeo? Abre los ojos. Race está vivo gracias a ti, su hermana está viva gracias

a ti, y tu molesto hermano policía está vivo gracias a ti, Bax. Recibes tu

terquedad de mi lado genealógico, pero tienes tu tonta lealtad a los que se

preocupan por ti a pesar de tener una madre alcohólica. Mi sangre podría

no ser suficiente factor de motivación para mantenerte donde te quiero,

pero la suya lo es.

Justo en ese momento, un hombre con uniforme de policía vino por

el pasillo. Algunos de los músculos de Novak se movieron a un lado, Benny

se acercó y se puso en cuclillas delante de Titus, donde fue obligado a

arrodillarse a manos de obviamente otro policía corrupto. Sus ojos azules

ardían mientras miraba al joven policía de pie detrás de él. Sabía lo que se

sentía al querer matar; No tenía ni idea de que mi hermano, con toda su

protección de la justicia y lo correcto, era capaz de esa mismo tipo de rabia.

—Oficial King, ha sido un largo tiempo. —Novak sonaba tan seguro,

tan arrogante al pensar que tenía todas las cartas. Mi mandíbula se

apretaba mientras la mirada de Titus se rompía desde su traidor al criminal

más temido de la ciudad.

—¿Cuántos policías corruptos tienes en la nómina, Novak?

—Suficientes. ¿Qué se siente estar de rodillas, con tus propias

esposas, delante de mí, Titus? Tu madre seguro sabía cómo fomentar

ilusiones de falsa esperanza en ustedes, muchachos.

La mirada de Titus volvió a mí y sentí que mis nudillos se agrietaban

aún más duro y mis puños se convertían en bolas de acero a mis costados.

—Ciérrale la puta boca, Shane.

Ambos maldijimos cuando Benny se puso de pie y usó su rodilla para

romper la cerrada mandíbula de Titus. La cabeza de mi hermano se sacudió

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ante el impacto y un chorro de sangre salió disparado de su boca.

Entrecerré los ojos a Benny cuando se reía mientras Titus gemía y dejaba que

su cabeza rodara libremente sobre sus hombros.

—Cuando termine contigo, voy a hacerte desear que el único hueso

que rompa sea tu nariz, idiota. —Me aseguré que Benny supiera que era una

promesa y no una amenaza.

Benny rio y empujó a Titus con el pie sobre sobre su costado.

—Siempre has tenido una gran cabeza. No eres nada especial, Bax.

Si no fuese por tu sangre, habrías muerto como cualquier otro ladrón sin valor

que hemos puesto allí durante años. Siempre tienes un pase libre y deberías

apreciarlo.

Corté con una mirada desagradable a Novak e hice un gesto a Titus.

—¿Qué se supone que demuestre? Él me encerró, pudriéndome

durante cinco años, igual que tú lo hiciste. Le debo mucho menos de lo que

te debo. ¿Crees que siendo arrastrado aquí, amenazándole, voy a

someterme y jugar bien? No me posees, Novak, y nunca lo harás. Mátalo,

me importa una mierda.

Era una mentira, una mentira descarada, pero me negaba a darle

ventaja a Novak. Sangre iba a pintar The Point en ríos de rojo, y mientras

Novak fuese uno de los más sangrantes al final de la noche, no me

preocupaba… no podía, por nada más.

Novak negó con la cabeza y me rodeó estando de pie delante de

Titus.

—Pensabas que me tenías, policía. Al igual que Race pensó que me

tenía hace cinco años. Una leyenda no muere tan fácil.

Titus se acomodó en una posición sentada y escupió una bocanada

de sangre.

—Menos mal que eres solo un hombre, entonces.

—Soy el hombre que dirige esta ciudad. He conocido lo que habías

ideado desde el segundo que Bax salió de la cárcel. Race es un chico listo,

pero es solo un niño y él no tiene lo que se necesita para ver las cosas hasta

el final. No como él lo hace. —Novak levantó su pulgar por encima de su

hombro y gruñí. No quería de este hombre su admiración o alabanza de

ninguna manera.

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—¿Y ahora qué? Amenazas a Titus, presumiendo que sabías sobre el

video desde el principio, ¿nos dispararás a ambos? ¿Cuál es el plan? Porque

solo uno de nosotros estará dejando este edificio aun respirando.

Él se rio.

—Tan arrogante. Tan seguro de ti mismo. Es una pena que tuvieras

que gastar toda esa pasión detrás de las rejas por tanto tiempo. Te di

demasiado tiempo para pensar, derribaste algo de esa armadura viviendo

la vida que se había construido alrededor de ti.

Levantó una mano y Nassir vino por un lado del bar arrastrando a

una infeliz pelirroja luchando con él. No pude verla a los ojos. Esto había sido

exactamente lo que había estado tratando tan duro de evitar.

—Ellos le dispararon a Gus y a Race. —Su voz se rompió, y por el rabillo

de mi ojo la vi tranquilizarse y solo colapsar—. Lo lastimaron muchísimo, Bax.

No creo que estuviera respirando.

Nassir la empujó en la dirección de Novak y no pude evitar

encogerme cuando la sujetó por la garganta y la sacudió. Oí a Benny reír y

tomó cada gramo del autocontrol que tenía no matarlo con mis propias

manos. Puso su brazo alrededor de mis hombros como si fuéramos amigos y

me tensé. Finalmente moví mi mirada hacia la de Dovie y algo dentro de mí

se rompió en un millón de pedazos que eran lo suficientemente filosos para

hacernos sangrar a todos.

—Ella es una de las fieras. Puedo ver porque te gusta tanto. —Las

palabras de Benny aterrizaron pesadamente en el cemento rodeándonos y

pude oír la respiración de pánico de Dovie y a mi hermano maldiciendo y

luchando, pero nunca le quité los ojos de encima a Novak.

Sacó un cuchillo de su bolsillo y la hoja salió con un siseo que hizo que

la furia hirviera tan caliente debajo de mi piel, estuve sorprendido de que no

me estuviera derritiendo en el suelo estéril debajo de mis botas. Los ojos

verdes de Dovie se ampliaron una fracción y parpadearon de mí hacia la

hoja. Quería gritarle que esto es como se veía mi vida. Esto es lo que

últimamente había estado esperando que se inclinara para mí, y para ella,

por asociación, porque más allá de todas las probabilidades me

preocupaba por ella… demasiado. Podía ver que el conocimiento y el

poder que le daba eso, brillaba de los pozos fríos de los ojos de Novak. Si

hubiera una cosa como la mala sangre, yo estaba lleno a rebosar debido a

este hombre… mi padre.

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—¿Qué estás dispuesto a hacer por la hermana, Bax? Fuiste a la

cárcel por el hermano, me desafiaste, te alejaste de todo lo que tenía para

ofrecerte. Algo me dices que darías cualquier cosa para que ella esté a

salvo.

Mientras viviera, mientras Dovie y Race respiraran, Novak sabía que

tendría una manera de controlarme, una manera de hacerme hacer

cualquier cosa que quisiera. Como un rayo del cielo, me di cuenta que la

única manera para quitarle el poder de sus manos era eliminar lo que él

deseaba. Tenía razón cuando dijo que haría cualquier cosa para

mantenerla a salvo, y solo había una opción y por primera vez no se sintió

como si estuviera tomando una decisión difícil en absoluto.

Yo no era un tipo que normalmente no pudiera ver el bosque por los

árboles, y ahora mismo todo ese glorioso verde brillando era en todo lo que

me podía enfocar. Era claro que es lo que tenía que pasar. O miraba a

Novak torturar y mutilar a la única persona en este mundo que me había

ofrecido amor, amabilidad, y una segunda oportunidad de ser un ser

humano redimible…o le daba la satisfacción de mirarme sufrir mientras

mataba a la única persona que alguna vez iba a amar… o le quitaba su

poder. Hombres como Novak no sabían qué hacer cuando les quitaban el

control y estaba esperando que fuera lo suficiente para permitir que Dovie

huyera de él. La obsesión de Novak por tenerme debajo de su pulgar rayaba

en lo demente, y si tomaba ese paso, quitando la única cosa que quería tan

desesperadamente, sentía como que podría solo lanzarlo fuera de su juego

lo suficiente para comprarle a mi hermano y a mi chica un poco de tiempo.

Claro, había una buena probabilidad de que Dovie terminara

muerta después de que destruyera la única cosa que Novak quería más que

el poder. Pero me dije a mi mismo que también había una oportunidad de

que Titus pudiera sacar el conejo de su sombrero y consiguiera la seguridad

para él mismo y para Dovie. De cualquier manera, si hacía el último sacrificio,

quitarle el premio que Novak estaba jugando para ganar con tan frágil y

delicadas vidas, no me quedaría cerca para ver a los que me importaban

caer en sus manos, y esa era una victoria por sí misma. Sin mencionar que

conseguía joder su plan “yo-soy-el-dueño-de-Bax” mientras lo hago. Vi de

reojo a Benny quien estaba prácticamente lamiendo sus labios con

sangrienta anticipación. Moví rápidamente mi atención de vuelta hacia

Novak cuando Dovie repentinamente chilló con dolor ensordecedor. El filo

del borde del brillante cuchillo se veía tan mal contra la pálida extensión de

su pecho. El goteo color rojo rubí de la sangre que seguía su camino hizo

que el tiempo se detuviera. Yo no era un hombre que creía en el auto

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sacrificio, que creía en el bien común, pero por esta joven mujer, por esta

fuerte y hermosa chica de buen corazón, lo daría todo. Y haría del mundo

un mejor lugar al hacerlo. Incluso en un lugar como The Point, ahí podía

haber tanto mal, y conmigo fuera de la foto tal vez eso podría nivelar el

campo de juego un poco para las buenas personas en las trincheras. Gente

como Titus y Dovie. No sería un sacrificio, sería una cortesía.

Me estiré y agarré el brazo que Benny tenía lanzado sobre mis

hombros y jalé hasta que sentí que su codo tronó. Idiota. Cuando me estaba

gritando, lo golpeé tan duro como pude en los riñones y levanté mi rodilla

golpeando con fuerza su barbilla, haciendo sus dientes chasquear y la

sangre comenzó a salir de su boca. Luchamos hasta que pude poner mis

manos en el arma que estaba agarrando con su mano contraria. Novak

estaba gritando, Dovie estaba llorando, Titus estaba gritándome que lo

dejara, y sabía que no había menos de seis o siete armas apuntándome en

el momento en que me puse de pie. Por si acaso, mientras Benny estaba

gruñendo y rodando en el suelo a mis pies, lo pateé tan fuerte como pude

en las costillas.

Dovie estaba llorando y asustada, e iba a hacer pagar a Novak por

todo eso. Él entrecerró sus ojos hacia mí y miré como el jodido cuchillo seguía

su camino en la dirección opuesta al otro lado de su pecho, haciendo más

sangre y más ira.

—¿Qué vas a hacer hijo? Tengo a tu chica. Tengo tu número. Tengo

a Race y a Gus. ¿Qué movimientos crees que te quedan? ¿Crees que

puedes salir corriendo antes de que uno de mis chicos te dispare hasta

dónde estás?

Dovie estaba llorando tan fuerte, que los rastros de sus lágrimas

estaban dejando caminos a través de la sangre que ahora estaba mojando

toda la parte frontal de su pecho. No estaba seguro si podía verme

claramente, pero sabía que me había oído cuando susurré:

—Lo siento.

—Shane… —Su tono estaba roto y perdido.

—¡Bax! —Mi hermano, por otro lado, sonaba furioso y aparentemente

me entendía y a mis motivaciones mucho mejor de lo que jamás pensé que

lo haría—. ¡Para!

Encontré mis propios ojos oscuros mientras miraba directamente a mi

padre, directo al futuro que podría haber sido mío si tan solo yo hubiera sido

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un poco peor. Levanté el borde del arma que estaba sujetando

holgadamente en mi mano hasta que estaba apoyándola apretadamente

debajo de mi barbilla. Esta era la única salida para un tipo como yo. No

venías de mala sangre, vivías una mala vida, hacías cosas malas y

conseguías salir como un héroe. No, tipos como yo terminaban haciendo la

última mala decisión que podían hacer y esperaban que aquellos que

dejaban atrás fueran de alguna manera lo suficientemente buenos para

salir del desastre que habías dejado.

—¡Qué carajo! —Novak sonaba enojado, y Titus sonaba como que

estaba tratando de encargarse de todo el ejército de tipos malos solo.

—Me quieres tanto que nadie estará a salvo mientras yo sigo cerca.

Dispararte no lo hace mejor para nadie, pero esto… resuelve muchos

problemas. Todos están a salvo y eventualmente Titus lanzará tu culo a la

cárcel, viejo. Esto significa que yo gano y tú jodidamente pierdes.

Novak entrecerró sus ojos y pateé a un Benny gruñendo una vez más

por si acaso.

—No lo harás.

Levanté una ceja y traté de ignorar la manera en que Dovie estaba

gritándome y luchando contra el agarre de Novak. Ella estaba sangrando

por todos lados y la voz de mi hermano rompiéndose por la forma en que

me estaba gritando.

—Por ella, lo haré.

Novak maldijo y me miró y entonces bajó la mirada para ver a Dovie.

No sé cuál iba a ser su siguiente movimiento, pero el arma se sentía sólida y

real en mi mano, si eso era lo que iba a tomar para asegurar que ella

conseguía la vida que merecía, una buena vida, una oportunidad para

alejarse de esta locura, entonces jalaría del gatillo.

—Algo es diferente sobre ella, Novak. —Nassir era un pendejo y yo

iba a hacerlo sangrar por traerla aquí, pero él tenía a Novak detenido—. No

está bromeando. Jalará el gatillo por ella.

—No, no, no, no…Shane, no, ¡Por favor para!

Esa es la razón del por qué pensé que podía amarla, podía morir por

ella. Incluso cuando las cosas estaban peor de lo que podían ser, ella estaba

preocupada por mí y no por cómo se veía para ella esta última pesadilla.

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—Por favor… no puedes hacerme esto. —Sonaba tan triste, tan

asustada, pero sabía que una disculpa no iba a ser suficiente esta vez.

Cambié mi peso de un pie a otro y lancé una rápida mirada hacia

mi hermano. Él estaba de rodillas, sangrando por toda su cabeza y un ojo

tan hinchado que estaba cerrado, pero seguía luchando con los dos

enormes tipos sujetándolo en ambos de sus brazos. Sus ojos estaban

encerrados en los míos y estoy bastante segura de que tenía lágrimas

mezclándose con la sangre en su rostro… justo como Dovie.

—Este es un error que no puedes deshacer, Shane. —Apenas podía

oírlo. Creo que rompió su voz gritándome.

—Es la única manera de salir, para todos nosotros. Él nunca se

detendrá. Lastimará a todos los que pueda si piensa que me tendrá a sus

pies.

—No lo dejaremos. No lo dejaré.

—Demasiado tarde, Titus. Mírala. ¿Crees que dejará vivir a Race, o a

Gus? ¿Crees que si incluso acepto estar debajo de su látigo de aquí hasta

la eternidad te dejará ir a ti y a Dovie? Matará a todos los que me importan

y me hará mirar. Esa sangre estará en mis manos para siempre. No, esto

termina aquí y ahora. Quiere derrumbar mi mundo… bueno, estoy a punto

de destruir su legado en un millón de pedazos sangrientos. Él puede tener mi

sangre en sus manos para siempre. —Lo entendí ahora. Yo era la terminación

del juego de Novak. Estaba donde todo empezó y terminó para él. Tirando

de mí, jugando juegos conmigo…era lo único que le traía cualquier clase

de placer, y conmigo muerto, con mi vida terminada, el juego terminaría.

Dovie, Titus, Race, e incluso mi mamá… ellos dejarían de tener cualquier tipo

de valor para Novak si yo ya no era parte de la ecuación.

Vi a Novak empujar a Dovie. Ella salió disparada por un lado y aterrizó

en un montón en su costado junto a donde Nassir estaba parado. Quería

arrancar sus brazos de sus articulaciones cuando se agachó para ayudarla

a ponerse de pie, pero Novak estaba caminando hacia mí, el cuchillo

cubierto con la sangre de Dovie brillando en su mano.

Tomé una profunda respiración, recordé la manera en que sus ojos

parpadearon hacia mí, la manera en que ella se sentía tan nueva y tan

completamente mía, y flexioné mi dedo en el gatillo. Novak se estiró

tratando de agarrarme, Dovie gritó mi nombre tan fuerte que estaba seguro

que oí el sonido de la ventana rompiéndose, y justo mientras me preparaba

para hacer lo único que podía pensar para arreglar esta situación para

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siempre, fui atacado por un costado como si hubiera sido golpeado por un

tren de carga. El arma en mi mano fue rodando a través del piso de

concreto desnudo mientras gruñía y me giraba para ver los ojos salvajes de

mi hermano mayor. Él estaba goteando sangre por toda mi cara y ni siquiera

pude quejarme cuando abalanzó su puño hacia atrás y me golpeó directo

en mi boca. No había mucha fuerza detrás de eso, y justo cuando estaba a

punto de preguntar qué demonios estaba pasando y cómo demonios se

había liberado de sus captores, un solo disparo hizo eco a través de la

bodega cavernosa.

La esencia agria de la pólvora quemó mi nariz mientras rodaba al

mismo tiempo que Titus. Ambos observamos con ojos congelados mientras

un estallido de húmeda sangre pegajosa se extendía continuamente por

todo el centro de la camisa de Novak. Él levantó dedos temblorosos a la

herida y me dio una última mirada antes de desplomarse en el suelo en un

montón poco digno.

Antes de que alguien pudiera reaccionar, hubo una repentina luz

brillante llenando toda la habitación y el sonido de más vidrio rompiéndose.

—¡Nadie se mueva!¡FBI! —Salté a mis pies antes de que Titus pudiera

decir algo y tacleé a Dovie al suelo muy parecido a como él me había

tirado. Estuve inmediatamente cubierto en su sangre y pude sentirla temblar

violentamente contra mi pecho. Tuve que usar toda mi fuerza para sacar el

caliente metal del arma de sus dedos. Tan pronto como lo hice, ella los

enredó en la tela de mi camisa. Miré sobre su cabeza hacia Nassir, quien

había caído en sus rodillas junto a nosotros, con sus manos detrás de su

cabeza, con la orden de los tipos de negro del equipo de SWAT que

repentinamente estaban moviéndose en manada por todo el edificio.

Entrecerré mis ojos hacia él en advertencia y solo le dio a su cabeza una

sacudida.

—Tú y la chica, de rodillas. Las manos detrás de tu cabeza —ladró el

federal en un tono sensato.

—Ella está herida.

—Bax… —Su voz tembló mientras rodaba alejándome de ella. Puse

el arma en el suelo a los pies del federal y la miré. La besé con fuerza y

entonces entrelacé mis dedos detrás de mi cabeza y asumí la posición con

la que era muy familiar.

—Yo le disparé —le dije al policía.

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—¿Le disparaste a Novak? —replicó.

Gruñí cuando Dovie abrió su boca para discutir, pero estaba

sangrando lo suficiente que el federal inclinara su cabeza a los paramédicos

que estaban llevando las camillas.

—Olvídalo. Él está muerto en acción. Ella necesita algo de atención.

¿Por qué le disparaste a Novak?

Sentí la esquina de mi labio curvarse con burla mientras veía a Titus

haciendo su camino hacia donde yo estaba. Miró el arma, entonces a mí, y

entonces a donde ellos estaban subiendo a Dovie a la camilla, y sacudí mi

cabeza.

—Fue una discusión familiar.

El federal abrió su boca para decir algo, pero Titus interrumpió.

—Ese es mi hermano.

—¿El que tiene la cinta? Acaba de admitir que le disparó a Novak.

Titus sacudió su cabeza otra vez. Se veía como que estaba a punto

de desmayarse.

—Vamos, Kruger. Eran como diez a uno. Claramente fue en defensa

propia. Novak era un pedazo de mierda.

—Mira King. Nos trajiste al operativo y acepté que nos lo cedieras. No

tenemos a la gente en el bolsillo de Novak. Haremos una completa

investigación y veremos dónde caen las fichas.

Titus pasó una mano sobre su cabello y bajó la mirada hacia mí. Solo

me encogí de hombros. Si tenía que volver a la cárcel para mantener a salvo

a Dovie, que así sea. Ella lo valía y esa era una consecuencia ligera

comparada tan solo con la otra situación con la que tenía lidiar. No me

importaba si nunca veía la luz del día otra vez mientras ella consiguiera vivir

la vida que se supone que tendría.

—Novak estaba torturando a la novia de Bax, sus imbéciles me

golpearon hasta la mierda. Probablemente mataron a su mejor amigo.

¿Puedes culparlo por jalar del jodido gatillo?

—Mira, King, este es un maldito desastre. Tenemos un cuerpo muerto,

secuestro, policías corruptos, coerción, lavado de dinero, asalto, intento de

asesinato, y todos los demás crímenes que se le pudieran adjudicar.

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Necesitamos tiempo para depurar todo esto o algún otro despreciable

recuperará el lugar de Novak para mañana.

Escuché resoplar a Nassir y estuve tentado a alcanzar el arma. Otro

federal vestido con el uniforme SWAT llegó detrás de mí y bruscamente jaló

mis manos detrás de mi espalda. Sentí las esposas, frías y tan definitivas,

sacudí las cadenas donde ya tenía tinta.

Titus maldijo.

—Lo siento, Bax.

—Está bien. Habría sido bueno tener un aviso de que en realidad

tenías un plan, sin embargo.

—A los federales les tomó mucho tiempo llegar a mí. Sabía que había

un policía corrupto trabajando adentro, solo que no sabía quién era. No sé

cómo encontraron a Dovie y a Race. Me imaginé que me iban a agarrar y

a traerme aquí. Te juro que no sabía que él tenía a tu chica.

Fui bruscamente tirado de mis pies y Titus estiró una mano para

estabilizarme mientras me tambaleaba un poco.

—Te sacaré tan pronto pueda.

Bajé mis cejas hacia él mientras los policías y federales rodeaban a

los mafiosos de Novak. Casi me reí cuando le pusieron las esposas a Benny,

quien estaba gritando acerca de demandar al gobierno.

—Yo no importo. Asegúrate que Dovie mantiene su boca cerrada y

mantén un ojo en ella. Si Race no lo logra… —Me fui apagando mientras me

arrastraban alejándome de mi hermano.

—Shane…

Lo interrumpí.

—Lo digo en serio, Titus. La mantienes alejada de mí, alejada de esto,

como sea posible.

No tuvo la oportunidad de responder porque me jalaron en la

dirección opuesta. Una vez afuera, la noche estaba viva con la gente y la

conmoción y las luces rojas y azules girando por todo el lugar. Dejé que el

policía me arrastrara a un auto particular y esperé mientas abría la puerta

de atrás de golpe. Miré sobre el techo del auto justo a tiempo para ver a los

paramédicos abrir la puerta trasera de la ambulancia. Dovie estaba todavía

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en la camilla, y algo de la fuerza que últimamente nos ataba hizo que esos

ojos color musgo se abrieran y se encerraran en los míos.

No había manera de evitar el hecho de que estaba enganchado

con esposas y siendo arrestado. Vi el pánico abrumarla, vi que empezaba a

luchar, pero ya estaba débil de la pérdida de sangre. De verdad deseaba

haber sido yo quien jalara del gatillo. Ella dijo mi nombre y estoy bastante

seguro de que movió la boca diciendo “te amo”. Todo lo que pude hacer

fue observar mientras la subían en la ambulancia y cerraban la puerta.

Todos esos pedazos filosos y puntiagudos que estaban sueltos dentro de mí

finalmente formaron una hoja filosa que encajaba justo en el centro de mi

corazón. Lo haría todo de nuevo. Ofrecer mi propia vida, dejar mi libertad

por ella. No había otra manera de retribuirle finalmente liberarme, liberarme

de todo, incluso si pasaba los siguientes veinte años tras las rejas.

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dovie Traducido por Itorres

Corregido por Lizzie Wasserstein

i al policía detrás de Bax ponerle una mano en la parte

superior de su cabeza y empujarlo a la parte trasera del auto.

A pesar de que estaba sangrando e histérica, todavía vi a Bax

sonreírme antes de que las puertas de la ambulancia se cerraran y tuviera a

un paramédico enganchado en mí. Estaba llorando y tratando de negar

con la cabeza. Estaba murmurando una mezcla de "Te amo" y "Soy quien lo

hizo", pero todo sonaba como un enredo. La siguiente cosa que supe es que

hubo un pinchazo en la curva de mi brazo y una vía intravenosa fue

insertada. Lo que sea que se mezcló en la bolsa transparente colgando

sobre mi cabeza hizo a mi mente ya difusa ondear dentro y fuera de la

conciencia. Una cosa que todavía estaba sorprendentemente clara detrás

de la bruma y el humo gris era que Bax había estado dispuesto a poner fin

a su propia vida para tratar de conseguir la libertad del resto de nosotros. Y

ahora estaba nuevamente con las manos esposadas por mi culpa. Fuera

bueno o malo, Bax no podía parecer mantenerse exasperantemente fuera

de problemas.

No podía creer lo que habían sido las veinticuatro horas desde que

él me dejó en la casa hogar. Después que Bax se fue, había pasado una

noche inquieta ante el juicio y desaprobación de Reeve cerniéndose sobre

mí. Pienso que ella no creía que Bax fuese una buena elección, pero si era

lo último que tenía de él, entonces no iba a dejar que nadie lo contaminara.

Efectivamente, a la mañana siguiente, fui suspendida concisamente de la

casa hogar por mi supervisor por dejar mi puesto la noche anterior. No

estaba segura de sí suspendida se tradujera como despedida o no, y me

sentí muy mal por dejar a los niños tirados por unos momentos robados con

un hombre con el cual era como tratar de aferrarse a humo, pero me negué

a lamentar alguna de las decisiones que había hecho en lo que concernía

a Bax.

V

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Reeve había tratado de explicar qué lo había hecho por mi propio

bien, pero no quería escucharla. Había tratado de llamar a Race para que

viniera a buscarme, pero nunca respondió. Había estado tentada de llamar

a Bax, pero las cosas con él fueron tan intensas, tan precarias, que no quería

enrollar el resorte hacia arriba con más fuerza. Al final, decidí tomar el

autobús lo cual tendría que ser suficiente. Solo me había olvidado que el

mundo estaba afuera para enseñarme cada lección dura que aún no había

aprendido.

Ni siquiera había llegado a la parada del autobús antes de que una

camioneta negra se detuviera chillando a mi lado en la acera. Mi instinto

fue correr, huir, pero no había ningún lugar para ir. Si Novak me quería, él iba

a buscarme y yo también podría hacerlo más fácil en mí misma como fuera

posible. Yo no era estúpida. Él me quería para poder llegar a Bax o Race. Él

no me haría nada hasta que tuviera a cualquiera de ellos, o ambos, donde

los quería.

Miré a los dos matones, noté que uno tenía nudillos magullados y un

labio partido. Giré mis manos juntas y me obligué a tragar la bilis que se elevó

en mi garganta.

—¿Es esa sangre de Bax?

El matón se miró las manos y luego se volvió hacia mí con una sonrisa.

—No. Ese bastardo sangra negro. Creo que es de más cerca de

casa.

Lo cual me había hecho atragantarme y tenía lágrimas en mis ojos.

No podía pensar acerca de Race herido, tal vez muriendo solo.

—¿Todavía está vivo? —Mi voz era el más escaso susurro, lo que

había hecho que ambos matones sonrieran.

—Podría estarlo. El anciano, no creo.

Solo cerré los ojos y traté de pensar en una manera en que nada de

esto pudiera terminar sin que la gente que amaba muriera. No vi ninguna

manera de que eso sucediera.

El resto del viaje después de que me habían tirado en la camioneta

había permanecido en silencio. Podía oler el miedo y la ansiedad

vertiéndose fuera de mí, podía sentir las lágrimas silenciosas corriendo por mi

rostro, y cuando la camioneta se detuvo y Nassir parecía tirar de mí fuera

del asiento de atrás, yo era un desastre tal que no podía soportar

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permanecer por mi cuenta en mis dos pies. Él tuvo que darme un tirón hacia

arriba y darme una mirada dura.

—Es por eso que dicen que el amor mata, dulzura. Tienes que elegir

tus novios con más cuidado.

Solo lo miré aturdida y parpadeé con pestañas que eran pegajosas

por la humedad.

—Él te matará.

Nassir suspiró y comenzó a arrastrarme a través del club vacío. Podía

oír el eco de las voces, podía oír el tono bajo y por lo tanto muy enojado de

Bax. Tenía miedo, pero algo dentro de mí sabía que mientras él todavía

estuviera vivo, Bax haría todo en su poder para tratar de sacarnos de esto

tan indemnes como pudiera.

—Él va a matar a todos. No tienes ni idea de con quién están

tratando en realidad, niñita.

El resto había sucedido en cámara lenta. Fui entregada a Novak, un

ser vivo, copia al carbón del joven con problemas del que estaba

enamorada. Incluso si yo no le hubiera oído llamar a Bax "hijo", lo habría

sabido. Tenían la misma complexión corpulenta, los mismos ojos negros sin

fondo, y aunque era un par de décadas más joven, Bax tenía el aura innata

de un hombre con el que no querías meterte, al igual que su padre. Fue

impactante, pero no tanto como la vista de Titus, golpeado y mantenido en

el círculo de los chicos malos. No había héroes viniendo al rescate, y los

malos definitivamente tenían la sartén por el mango.

Cuando Novak me agarró por la garganta, había tomado todo lo

que tenía para no entrar en pánico. No podía dejar de llorar y estoy segura

de que dije el nombre de Bax una y otra vez. Era en la única oración que

podía pensar en ese momento.

El cuchillo dolió cuando me cortó. El escozor fuerte y real. Tuve que

gritar, aunque sabía que Novak lo hizo únicamente para obtener una

reacción de Bax. Quería ser estoica y fuerte, pero la sangre era caliente y

pesada y el olor cobrizo estaba haciéndome marearme. Cuando la hoja se

había movido hacia el lado opuesto de mi pecho, pensé que me iba a

desmayar. Bax estaba empezando a desvanecerse dentro y fuera de mi

visión, y todo lo que se estaba diciendo a mí alrededor eran solo fantasmas

de palabras que no significaban nada. Siendo sostenida por Novak, viendo

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mi sangre enrollándose sobre sus dedos, pronto comprendí que había una

diferencia entre malo y perverso.

Todo se detuvo, la sala se quedó inmóvil, y todo lo que podía oír era

a Titus gritando el nombre de su hermano. Nunca, nunca, sería capaz de

olvidar la visión de Bax con el arma apuntando hacia arriba debajo de su

barbilla. Era loco y desesperado, al igual que él. Él estaba mirándome,

pidiéndome entender por qué tenía que hacerlo, mientras yo rogaba y

suplicaba que se detuviera. Nunca sería capaz de seguir adelante si él me

obligaba a verlo morir por su propia mano. Era de ese tipo de cruda, brutal

violencia que, literalmente me destruiría.

Oí a Nassir jurar y decir algo acerca de Bax siendo un tonto

demasiado dramático, y la siguiente cosa que supe, fue que él me estaba

alejando de Novak por mi muñeca mientras una lluvia de vidrio de las luces

industriales nos llovía encima. Abrí la boca para preguntar qué estaba

pasando, pero Titus había conseguido liberarse y taclear a Bax al piso,

enviando la pistola volando en la dirección que Nassir me había jalado.

La fea pistola negra que había sido preparada para poner fin a la

vida del hombre que amaba se detuvo a pocos centímetros de la punta de

mi tenis y yo solo la miré. Tenía tanta sangre goteando de mí que no estaba

segura de que pudiera permanecer consciente mucho más tiempo, pero

ahora tenía fuerzas suficientes, la suficiente ira y disgusto en absoluto a través

de los que este hombre nos había puesto a mí y a mis seres, me había

alejado de Nassir y agachado para recogerla.

Oí al guapo criminal decirme que no, decirme que dejara que los

federales lo manejaran, pero vi a Novak avanzar hacia Bax y Titus, el

pensamiento de mi hermano posiblemente muerto, y sentí mi propia fuerza

vital vertiendo constantemente fuera de mí. Apreté el gatillo. No pretendía,

no me importaba donde golpeara la bala, solo quería detenerlo.

Lo siguiente que supe es que estaba en el suelo, rodeada por el calor

de Bax, y él estaba besando mi boca aturdida. Quería decirle que lo

amaba, que no tenía miedo de ir a la cárcel por él, como él lo había hecho

por Race, pero no me dejó hablar o discutir cuando sacó el arma de sus

manos congeladas. Fuimos separamos por hombres vestidos en

atemorizantes trajes tácticos negros. Bax entrelazó sus dedos y los puso

detrás de su cabeza. Eso me hizo temblar acerca de cuan familiarizado con

la rutina estaba.

Estaba luchando para hacer que mis extremidades letárgicas

respondieran cuando le oí decir a los federales:

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—Yo le disparé a Novak.

Quería discutir, decirles que fui yo, pero lo siguiente que supe es que

estaba siendo levantada y atada a una camilla y un paramédico estaba

preguntando mi tipo de sangre y hablando de puntos de sutura y de cirugía

plástica. No podía seguir. Quería a Bax. Traté de mantener mis ojos en él,

pero le estaban poniendo esposas y yo estaba rodando hacia la noche. No

fue hasta que me dio esa sonrisa, esa pequeña contracción de sus labios

que me dejó saber que él iba a volver a la cárcel, sacrificaría su vida de otra

manera por mí, me puse histérica.

Estaba segura de que el paramédico me sedó porque cuando

finalmente me desperté, finalmente se sacudió la pelusa de entre mis oídos,

estaba en un hospital, mi pecho estaba vendado como una momia, y tenía

tubos y cables saliendo de mí por todos lados. No sabía qué hora era, ni

cuánto tiempo había pasado, pero sabía que tenía que averiguar sobre

Race y hablar con alguien acerca de Bax. No iba a dejar que fuera de

nuevo a la cárcel por algo que no hizo.

Traté de levantar una mano para tocar mi pecho, pero una voz

ronca desde algún lugar a mi derecha me hizo parar. Por no hablar, de que

el más mínimo movimiento hizo que la parte superior de mi cuerpo se sintiera

como si estuviera desgarrando las costuras.

—Yo no haría eso. Tienes más costuras en este momento que una

colcha.

Moví mis ojos y los entrecerré hasta que el hermano mayor de Bax

entró en foco. Él tenía un aspecto horrible. Su cara era un desastre, los dos

ojos negros, un labio hinchado, y parecía que tenía su propio conjunto de

puntos de sutura a través de una de sus mejillas y cerca de una de sus orejas.

Más allá de eso, se veía cansado, y si el manto oscuro de sombra de su rostro

era una indicación, él no había estado en casa por un tiempo.

—¿Cómo esta Race? ¿Dónde está Bax? ¿Cuánto tiempo he estado

aquí? —Tenía un millón de preguntas y todas salieron a borbotones en un

apuro por hablar.

Titus gruñó y lentamente se puso de pies. Él estaba acunando sus

costillas mientras caminaba a mi lado de la cama.

—Has perdido mucha sangre... mucha. Necesitaste una transfusión,

pero en el camino aquí a la ambulancia, entraste en shock. Casi no lo logras.

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Di un grito ahogado y miré mi pecho fuertemente vendado. Sabía

que me habían hecho daño, que el cuchillo se sentía como que estaba

cortando en mí mismo corazón, pero no podía creer que casi me había

muerto.

—Race tuvo una muy mala paliza. Tiene una pierna rota y un hombro

dislocado y estaban preocupados por una hemorragia interna debido a la

gravedad de sus heridas, pero en general, en realidad está en mejor forma

que tú en este momento. Fue dado de alta esta mañana, cuando estabas

inconsciente. Lo llevaron a una casa de seguridad de los federales, pero

ahora que estás despierta, estoy seguro de que estará aquí en un instante.

Fue muy difícil de manejar cuando se enteró de la gravedad de tu estado.

Estaba tan aliviada de que Race estuviera bien empecé a respirar

un poco más fácil, hasta que Titus dejó de hablar.

—Gus no lo logró. Le dispararon en el estómago y lo dejaron

desangrarse. Estoy seguro de que fue la manera de Novak de pagarle a

cambio por traicionarlo, por dejar a Race esconderse delante de sus narices

todo este tiempo.

Tragué saliva. Realmente no conocía el viejo mecánico así de bien,

pero era importante para Bax y él había salido de su área de confort para

mantener a salvo a mi hermano y ofrecernos refugio en la tormenta. No era

correcto. Me aclaré la garganta un poco y le pedí a Titus darme un vaso de

agua.

—Estoy un poco fuera de esto, pero no tanto, por lo que puedo

decirte que estás evitando decirme dónde está Bax. —Si él hubiera estado

dispuesto a morir por mí, ¿no debería estar aquí cuando me escapé por

poco a mi propia muerte?

Las manos de Titus se cerraron alrededor de los carriles de la cama

del hospital, e incluso bajo el negro y el azul para colorear su hermoso rostro,

podía ver el blanco fantasmal de su palidez.

—Escucha, Dovie. —Él suspiró pesadamente y me miró fijamente con

sus ojos hinchados—. No puedes decir nada acerca de lo que pasó con

Novak.

—¿Qué? De ninguna manera. No voy a dejar que Bax vuelva a la

cárcel por algo que no hizo.

Titus maldijo entre dientes.

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—No tienes otra opción. Sabía que Novak iba a tener su tipo en el

interior agarrándome. Sabía que había policías corruptos en toda su acción.

Llamé a los federales el día que Bax me entregó la memoria. Conseguir que

Nassir estuviera de acuerdo con ayudar era un poco más difícil porque ese

chico no hace nada de forma gratuita. Le dejé hacer la pelea, sabía que

Bax se mostraría, sabía que Novak me agarraría y llevaría, pero no tengo

idea de cómo te encontró a ti o a Race. Los federales tienen un buen caso

en contra de la mayoría de la tripulación de Novak, incluyendo tu secuestro.

No puedes empezar a decirle a la gente que le disparaste a Novak por la

espalda. Sería arruinar todo y Bax se enfadaría. ¿Me entiendes?

Traté de negar con la cabeza, pero dolía mucho, tuve que apretar

los ojos cerrados y concentrarme en la respiración.

—Había una habitación llena de gente. Todo el mundo vio que yo le

disparé. Bax ya renunció a tanto por mi familia, por mí. Él no puede volver a

la cárcel. —No me sentía como si pudiera hacerlo sin él.

Titus volvió a suspirar y dejó caer la cabeza hacia adelante.

—No voy a dejar que regrese, pero ahora él es un ex convicto

atrapado en una investigación federal en serio enredada. Si intentas y te

involucras, tratar de sacrificarte por él... Jesús, Dovie, ¿puedes imaginar la

clase de mierda autodestructiva que va a tirar para mantenerte fuera de

problemas? Él está enamorado de ti, se iba a suicidar para que estuvieras

segura. ¿De verdad crees que va a mantenerse al margen y ver cómo te

sientas en una celda mientras los federales intentan averiguar quién es el

culpable? Joder no.

Dejé caer mi cabeza hacia un lado y sentí a mi corazón golpear en

mi pecho.

—¿Está encerrado?

—Por ahora. Está en un centro federal mientras los federales deciden

quién es quién y el nivel de cargos para todos los jugadores. Ellos necesitan

de ti y Race para testificar, y lo más probable es que van a hacer un acuerdo

con Bax a cambio de su testimonio también.

—No quise matarlo. Solo quería que se detuviera. —Mi voz era tan

suave, que no estaba segura de que de hecho hubiera las palabras en voz

alta.

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—No me importa que lo quisieras o no. Me alegro de que el hijo de

puta se haya ido. Era la única manera en que Bax tuviera algún tipo de

oportunidad de vivir una vida semi-normal.

—Ni siquiera me dijo que Novak era su padre.

—Porque lo odiaba. Cuando él era un niño pequeño, Novak pasó

mucho tiempo negando que Bax fuera suyo. Llamó a mi madre puta, más o

menos arruinándola. Ella nunca fue magnífica, pero creo que la hizo golpear

la botella aún más. Cuando Bax se puso un poco más grande, comenzó a

meterse en problemas, comenzó a robar autos como si fuera fácil, de

repente Novak vio al heredero de su reino criminal. Al principio Bax pensó

que era genial. Tipos como Benny entregándole fajos de dinero en efectivo

y haciendo cualquier cosa y todo lo entregado a él era adictivo. No fue

hasta que lo metió un par de veces y Novak siguió empujándolo para ir más

duro, hacer tratos más grandes, tomar más riesgos, que Bax se dio cuenta

de lo que estaba haciendo. Novak no quería reclamarlo como su hijo, pero

seguro como la mierda que él quería moldear una copia de sí mismo. Novak

odiaba que él nunca pudiera controlarlo totalmente. Honestamente, la

obstinada, vete-al-inferno actitud de Bax es lo único que lo mantuvo libre de

las manos de Novak, además de que creo que por eso Novak lo quería

tanto. Novak no podía manejar el desafío de su propio hijo.

Nos miramos el uno al otro por un momento largo y tenso. Me

estremecí de forma automática cuando él extendió la mano y rozó sus

nudillos a través de la venda blanca prístina que cubría todo mi pecho.

—Él habla acerca de a veces tener que tomar la difícil decisión. Sé

que no quieres dejar que se siente tras las rejas por algo que no hizo, pero si

te preocupas por él, si lo amas como yo creo que lo haces, entonces eso es

lo que vas a tener que hacer. Ahora mismo estoy un noventa por ciento

seguro de que lo sacaré en una semana más o menos. Si vas hacer una

tormenta y echarte en la hoguera, él hará algo estúpido para tratar de

salvarte, y nunca lo volveremos a ver.

Tragué saliva y cerré los ojos. No quería creer lo que estaba diciendo,

pero podía oír la lógica y la verdad detrás de sus palabras. Cualquiera que

fuera el problema que Bax tenía con él, Titus realmente se interesaba de

corazón por su hermano menor.

—¿Puedo ir a verlo cuando salga de aquí?

Una risa amarga estalló, e incluso detrás de sus ojos maltratados

pude ver la frustración y la tristeza.

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—Él ni siquiera me verá. Está encerrado, de vuelta en la cárcel; ese

es el último lugar en la tierra en que va a querer que lo veas. Solo vas a tener

que ser paciente, Dovie. Deja este juego.

Había asentido en acuerdo, pero dejar a Bax controlar la forma en

que se desenvolvería significaba darle la opción de caminar lejos de mí. Lo

sabía. Él no quería que lo viera, la violencia, la venganza, lo viral, la vileza

que trabajaba en su vida, pero ahora yo iba a tener una V gigante cosida

sobre mi pecho para recordármelo todos los días de todos modos. Iba a

tener que demostrar que la V también representaba la victoria, el valor, la

viveza, la vitalidad, y tal vez incluso la virtud, la cual él nunca creería. Estaba

enamorada de él, de ambas partes de él, y no iba a dejar que se fuera.

—No haré nada estúpido, pero es mejor que lo saques, Titus.

—Lo haré. Lo prometo.

Él me dijo adiós y juró mantenerse en contacto. También me dijo que

había un agente federal asentado fuera de la puerta, así que si alguien más

estaba pensando en tratar de matarme al día siguiente más o menos, sería

un poco más difícil. Creo que normalmente habría apreciado su humor

seco, pero estaba cansada y triste y la única persona que podía hacerme

sentir mejor estaba tan lejos del alcance que hizo imposible para mí pensar

que las cosas estaban finalmente mejorando.

Me desmayé mientras Titus estaba cerrando la puerta y no me

desperté de nuevo hasta que una enfermera entró para comprobarme. Ella

me dio una larga lista de qué hacer y no hacer con las heridas en el pecho.

Aparentemente eran mucho peor que un simple corte superficial. Tenía más

de cien puntos de sutura uniéndome, y debajo de la gasa y vendaje, no era

muy bonito. Otra vez ella mencionó que iba a tener que ir por la cirugía

plástica y me entraron ganas de reír y decirle que era de The Point, que no

hacíamos cosas como la cirugía plástica. Llevábamos nuestras cicatrices de

batalla en alto y con orgullo y las mostrábamos al resto del mundo para que

ellos pudieran tratar y tirarnos hacia abajo, pero sobrevivíamos de todos

modos. No estaba segura de sí eran los analgésicos trabajando a través de

mí o no, pero también me pareció que una ruda cicatriz hacía más

comprensible como un chico con una estrella tatuada en su cara podría

amarme de vuelta.

Ella me dijo que tenía un visitante esperando para verme. Supuse que

era solo Race comprobándome, así que le dije que lo dejara entrar. Ella

asintió y me mencionó que el guardia en la puerta tendría que aprobar que

viniera en primer lugar, lo que me pareció extraño, ya que se suponía que

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mi hermano estaba bajo custodia de protección también. Le pedí que me

buscara algo de comida y ella se rio y me dijo que iba a ver lo que podía

hacer sobre conseguir alimentarme.

Oí voces silenciadas afuera de la puerta y giré mi cabeza en la

almohada cuando la puerta se abrió. Estaba rígida de todas partes, y ahora

que estaba más despierta y consciente, podía sentir la tensión de tracción

a través de mi piel y la quemadura individual de los hilos que me sostenían.

Gemí y traté de ponerme más cómoda. Me resistí con sorpresa cuando vi

que era Reeve quien venía a pararse junto a mi cama.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Ella no me miraba directamente, pero llegó detrás de mí para ajustar

las almohadas que estaba acomodando hasta que encontré una posición

más cómoda para relajarme. Ella se retorcía las manos, y a pesar de que

todavía estaba un poco drogada, me di cuenta de que estaba fuera de sí...

distraída y nerviosa.

—Reeve, ¿por qué estás aquí?

—¿Sabes cómo sé que tipos como Bax son malas noticias, cómo sé

que pueden destruir tu vida sin pensar?

Fruncí el ceño.

—Tú no sabes nada acerca de la clase de hombre que es Bax. No

tienes ni idea de lo que estaba dispuesto a hacer para mantenerme a salvo.

Si ella estaba aquí para tratar de convencerme de no estar con él

de nuevo, iba a encontrar la salida de esta cama de hospital y golpearla.

—Mi hermana. —Su voz se quebró y tuvo que tomar un segundo para

aclararse la garganta—. Ella es un par de años más joven que yo. Era una

estudiante A, presidenta de la clase, la niña de los ojos de mis padres. Éramos

las mejores amigas.

No podía entender a qué quería llegar, pero no tenía otra cosa que

hacer más que dejar que me contara su historia.

—Su último año de secundaria conoció a este chico... un tipo muy

parecido a Bax. Bien parecido, encantador, y estropeado en todo tipo de

cosas realmente malas y peligrosas. Él solo la abrumó. Tomó un mes para

que ella comenzara faltar a la escuela, tres para que ella comenzara a

ignorarme y empezara a pelear constantemente con mis padres, y luego de

seis meses, estaba tomando drogas y robando. A los siete, había

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abandonado la escuela, trabajaba como desnudista, y yo ni siquiera la

reconocí nunca más.

Ella estaba llorando lágrimas silenciosas y sus manos estaban en

puños a sus costados.

—Él la dejó cuando se negó a comenzar a prostituirse por él, pero él

no acabó de volcar todo en ella, la mató a golpes. Murió encadenada y

solo a causa de él. —Ella tragó saliva ruidosamente y me miró fijamente—.

La razón por la que no quería prostituirse fue porque estaba embarazada. Él

la mató y a su bebé porque no quería follar con extraños por dinero. Ella solo

tenía dieciocho años.

Me sentí mal por esta chica. Era una historia desgarradora, pero Bax

no era así.

—Lo siento por tu pérdida, Reeve, pero, ¿qué tiene eso que ver

conmigo o con Bax?

Ella negó con la cabeza un poco y sus ojos se pusieron muy grandes

en su cara.

—Eres tan buena, tienes un corazón tan grande. No podía soportar

la idea de él haciéndote lo que le pasó a Rissa... —Su voz se desvaneció y

volteó la cabeza para mirar por la ventana—. Estaba enojada cuando Rissa

murió. Creo que me volví un poco loca. El tipo que la arruinó, él era malvado,

y la única manera de luchar contra el mal es el mal. Si le preguntas a

suficiente gente en The Point, ellos eventualmente te dirán acerca de

Novak.

Sentí mi corazón comenzar a caer y mi aliento ir todavía en mis

pulmones.

—Mírame, Reeve.

Sus ojos azul medianoche se estrellaron en los míos, y aunque

estaban brillantes por las lágrimas, lo sabía, solo sabía en el fondo de mis

entrañas, que tuvo algo que ver con los matones de Novak tirando de mí en

la calle.

—No te pido que me perdones. Solo quería explicarlo. Novak se hizo

cargo de la persona que destruyó a Rissa, pero él siempre pide un precio.

Durante mucho tiempo nunca llamó a la puerta, nunca me molestó sobre el

dinero o trabajar para él. Pensé que era solo suerte. El asesino de Rissa

estaba muerto, víctima de su propio estilo de vida horrible, y trabajaría hasta

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morir para ayudar a los necesitados para poder pagarle al mundo por ser

vengativa y con ganas de sangre.

»Benny se presentó en la casa hogar el primer día que Bax te dejó.

Dio esta gran historia acerca de lo que Bax te estaba haciendo, cómo te

estaba utilizando para vengarse de Race. El tiempo para hacer pagar a

Novak había llegado. Querían saber cuándo ibas a estar sola y si sabía

dónde estaban alojados, porque sabían que no estabas más con Bax.

Conseguí tu suspensión. Llamé al administrador del hogar y le dije que te

fuiste con Bax. Les dije que estarías caminando a la parada del autobús sola

y que mencionaste a alguien llamado Gus. No creo que siquiera fueras

consciente de que el nombre se te salió, pero era todo lo que necesitaban.

Traté de decirme a mí misma que estaba ayudando, que cualquier cosa

para alejarte de ese tipo era por tu propio bien... pero lo sabía. Dentro de mí

sabía que iban a usarte, matarte, y yo les di la información de todos modos.

Debería querer encadenarla, querer sangre por sangre, y ¿quién

sabe? Tal vez si las cosas hubieran sido diferentes y Bax hubiera apretado el

gatillo, querría de hecho todo eso, pero ahora mismo, lo único que podía

sentir era lástima. Reeve había querido muerto a un hombre malvado que

había hecho daño a alguien a quien amaba, y yo había matado a un

hombre malvado porque él iba a continuar hiriendo y torturando a los que

amaba. Nos miramos la una a la otra, no sé si realmente ella quería

redención o algún tipo de validación de mí parte, pero no iba a conseguirlo.

—Mi hermano casi se muere porque lo encontraron. Un muy

agradable hombre decente no lo logró porque entregaste esa ubicación.

Sanaré de las heridas de arma blanca, me hicieron daño, pero no casi tanto

como ver al hombre del que estoy enamorada sostener un arma hacia su

cabeza porque estaba tan desesperado por sacarme de ese almacén viva.

Entiendo lo que sucede cuando haces un pacto con el diablo, Reeve, pero

eso no quiere decir que no creo que no merezcas tu tiempo en el infierno

por pagarle a él.

Ella abrió su boca y volvió a cerrarla. Parpadeó la última de sus

lágrimas y su boca se torció en una sonrisa sardónica.

—Dejé la casa hogar. Iré a la policía a decirles lo que he hecho. No

sé lo que eso signifique para mí, pero es lo correcto. Estaba tan perdida en

lo que estaba haciendo, en la venganza y el odio, ya ni siquiera sé ni quién

soy, y eso es exactamente lo que estaba tratando de evitar que te

sucediera. Solo que te pareces más a ti misma de lo que nunca antes lo

hiciste.

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—Tener a todo tipo de personas tratando de matarte realmente

puede ser revelador, y Bax... bueno, digamos que me hace entender que

somos quienes queremos ser y quienes somos en última instancia, tiene que

ser con el fin que sea en esta vida. Encontrar la combinación adecuada de

esas dos partes de nosotros mismos es realmente la única cosa a la que

podemos aspirar. Cuando vayas a la policía, es posible que desees evitar a

un detective llamado Titus King. Es el hermano de Bax, y si sabe que tú diste

mi ubicación, no podría ir tan bien para ti.

—Lo siento mucho, Dovie. Sé que metí la pata y odio que alguien tan

sinceramente maravilloso como tú tuvo que pagar por ello.

Levanté una ceja.

—Puedo pagar mis deudas, siempre y cuando la recompensa valga

la pena al final.

Su sonrisa fue de sardónica al triste.

—¿Piensas que tu recompensa es Bax?

—Creo que mi recompensa es la felicidad, y no puedo ser feliz sin él,

así que mi recompensa está viviendo en un lugar donde esto sucede.

—Nunca será fácil. Dar todo lo que tienes a alguien como él... podría

terminar contigo.

Me hubiera encogido de hombros, pero para ahora los analgésicos

iban desapareciendo, y estaba muerta de hambre, y mover algo más que

mis ojos y mi boca causaba agonía desbocada por toda la longitud de mi

piel.

—Algunos chicos... son mejores cuando son malos. Bax es uno de

ellos y estoy empezando a pensar que mi hermano podría ser uno de ellos,

también. Solo tengo que ser lo suficientemente buena por todos nosotros

para compensarlo.

Ella se rio un poco y vi un remordimiento genuino en su hermoso

rostro.

—Si alguien puede ser tan bueno, esa eres tú. Te deseo la mejor de

las suertes, Dovie. Realmente lo hago.

—Para ti también, Reeve.

Debí probablemente advertirle que una vez que Bax estuviera fuera

de la cárcel, una vez que él supiera que ella era la razón por la que los

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matones de Novak habían sabido dónde agarrarme, ella podía desear

mantener un ojo hacia fuera. Podía mirar más allá de eso, pero algo me dijo

que él iba a ser mucho más lento para perdonar.

La enfermera regresó y me ofreció un poco de gelatina y el caldo

más suave que he probado alguna vez. Estaba cansada de nuevo, pero el

federal en la puerta mencionó que Race estaba viniendo con su propio

personal de custodia, por lo que me obligué a permanecer despierta.

Cuando finalmente apareció, tomó todo lo que tenía para no

estallar en sollozos ante la vista de él. Parecía que había sido atropellado

por un camión, y la inquietud y preocupación en su mirada color musgo

tenía que reflejar la emoción en mí.

—Estoy tan contento de que estés bien. —Su profunda voz sonaba

como rocas rodando por la ladera de un acantilado.

—Igualmente. Te ves tan bien como me siento.

Él se acercó cojeando al lado de mi cama y con cuidado levantó mi

mano. Le dio la vuelta y puso sus dedos en el pulso. Estaba un poco inestable

y débil, pero estaba ahí.

—Casi mueres, Dove. Nunca he estado tan asustado de algo en mi

vida.

Acurruqué mis dedos alrededor de los suyos y les di un suave apretón.

—Estoy bien.

—Y Novak ya no existe. Me hubiera gustado haber estado allí para

ver la expresión de su cara cuando Bax apretó el gatillo.

Abrí la boca para explicar, para tratar de establecer lo que

realmente sucedió, pero la voz de Titus daba vueltas en mi cabeza. La difícil

elección se sentía muchísimo como mentir.

—¿Sabías que Novak era el papá de Bax?

Su cabeza rubia bajó un poco y vi su pecho subir y bajar con una

profunda inhalación y exhalación.

—Él nunca dijo nada al respecto, ¿sabes? Nunca vino y me dijo, pero

cuando los vi por primera vez a los dos juntos, no había duda. Ellos se ven

malditamente exactamente iguales, tienen los mismos ojos. Le pregunté una

vez y él me dejó en The Hill sin un viaje a casa, por lo que nunca le pregunté

de nuevo.

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—¿Qué va a pasar ahora, Race? ¿Qué vamos a hacer?

Me apretó la mano y esa sonrisa que siempre me hacía sentir como

que todo estaría bien iluminó su rostro.

—Nos las arreglaremos. Siempre lo hacemos.

—Bax no nos dejará ir a verlo.

—Esa, Dovie, es una pelea que podrías tener que luchar por tu

cuenta. Creo que él se preocupa por ti, por mucho tiempo a él nunca le ha

importado nadie, pero él no sabe lo que pasará a largo plazo.

Entrecerré los ojos.

—Solo tendré que mostrárselo.

Race resopló y tuvo que sentarse. Sus heridas no eran tan graves

como la mías, pero definitivamente no estaba en plena forma.

—Si él rompe tu corazón, voy a matarlo.

—¿Qué pasa si yo rompo el suyo? —Tuve que reír un poco, de lo cual

al instante me arrepentí, ya que sentía como que el ácido estaba siendo

vertido sobre mi pecho mientras Race gruñía y ponía sus puños en las

cuencas de sus ojos.

—Esto va a apestar para mí, ¿no es así?

—Vamos, si alguien se merece un final feliz, somos nosotros.

—No sé acerca de Bax, pero tú, Dovie, te mereces lo mejor de todo.

Estaba en lo cierto, lo merecía, e iba a conseguirlo, aunque mi "todo"

iba a hacerme trabajar por ello.

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Bax Traducido por Jenn Cassie Grey y Lorena Tucholke

Corregido por Lizzie Wasserstein

res meses no eran nada comparados con cinco años. Podría

pasar tres meses encerrado parado de cabeza. Bueno lo podría

haber hecho sin parpadear si no hubiera tenido nada que

perder esta vez. Pasé cada día, cada minuto, cada segundo quebrándome

y analizando que podría haber hecho diferente. A pesar de que me negué

a verlo, a no ver a nadie más que a los federales que me acosaban una y

otra vez, Titus se hizo su camino dentro. Sabía que Dovie casi había muerto.

Sabía que ella estaba teniendo un mal momento permaneciendo sentada

mientras yo estaba encerrado, y sabía que había roto su corazón cada vez

que ella trató de venir a verme y les dije a los guardias que la mandaran a

casa.

No había nada que pudiera hacerse sobre ello. No quería que ella

me viera vestido de naranja convicto, no quería que se doblara y le dijera a

los federales que fue era quien realmente puso esa bala en Novak. Así que

a pesar de que se sentía como polvo y cenizas a lo largo de mi lengua, me

negué a verla, y después de la quinta vez, ella dejó de venir. Así que me

recosté temprano en la noche, mirando el techo de cemento girar una y

otra vez tratando de pensar en todas las formas en que lo hubiera podido

hacer mejor para ella, podría haberla prevenido de ser parte de algo de

esto. La respuesta era realmente simple cuando la encontré. Debí haber

mantenido mis manos lejos de ella, dejarla sola. De esa forma, al menos, se

no habría enredado con Novak, eso habría quedado en las manos de Race,

en su consciencia, no en la mía.

Los federales habían querido mantenerme encerrado por mucho

más tiempo. Mi reputación me precedía, y el hecho de que tenía mala

sangre no estaba perdido para ellos. Solo que era mucho más útil como

testigo y había obtenido suficiente suciedad en el resto de la operación de

Novak por lo que eventualmente, había tenido que hacer un acuerdo que

involucró el tiempo cumplido y libertad condicional. Titus estaba enfadado.

T

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El federal al que le habían asignado el caso, estaba arrastrando sus pies

para mantenerme entretenido, y Titus lo sabía. Decía que era porque me

negué a estar en custodia de protección. Ellos querían que me mudara,

querían que jugara a la casita en algún agradable, callado vecindario y me

cambiara el nombre hasta que el caso fuera a juicio contra el último de la

pandilla, pero me negué. No sabía cómo vivir en ningún lugar más que en

The Point, y nunca he sido del tipo que se esconde.

Realmente, ahora que Novak se había ido, yo era probablemente el

tipo más temible en las calles, y aún estaba lo suficientemente molesto por

Dovie saliendo herida, Gus siendo asesinado, acerca de Race teniendo que

renunciar a su vida y tomando la derrota, que no pensé que nadie iba a ser

lo suficientemente valiente para intentarlo y atraparme.

Solamente no pensé en todas las formas que debí haberlo hecho

mejor para Dovie. Pensé en su boca, su pálida, pecosa piel, y en la manera

en que su cabello se torcía y giraba como si tuviera vida propia. Recordé la

manera en la que sus ojos brillaban de verde oscuro a un brillante jade

cuando estaba dentro de ella, la forma en la que ella me llamaba “Shane”

cuando estaba excitada, y la forma en la que usaba “Bax” para recordarme

que pensaba que eran dos lados míos y uno de ellos normalmente le

asustaba. Apestaba que ella estuviera asustada de él, porque solamente le

había traído nada más que dolor y problemas. Y súper apestaba porque

había más que suficiente de Shane en mí para saber que ahora que había

estado fuera por dos semanas, la mejor opción era olvidarme de ella y

dejarla vivir una vida segura y feliz lejos de cualquier cosa que Bax trajera

con él.

Dos semanas de libertad. Dos semanas de hacer girar mis ruedas y

tratar de averiguar cuál debería ser mi siguiente movimiento. Hasta ahora,

todo lo que había logrado conseguir era terminar súper borracho todas las

noches y buscar descaradamente pelea con cualquiera que tan solo me

mirara de reojo. Estaba siendo temerario y estúpido. Lo sabía y no podía

detenerme. En toda mi vida, cualquier cosa que me había sido dada, la

había aceptado como parte de tener una vida dura y áspera. Nunca había

estado insatisfecho, sabía que había hecho mi parte justa de realmente

jodida mierda que necesitaba enmendar, pero no había sido infeliz o había

sentido que estaba olvidando algo. Ahora, lo hice y lo odiaba. Me sentí

dividido, me sentí mal y justo en la fina línea de mantenerme cuerdo y no

volverme loco.

Estaba en mi apartamento de mierda en el centro de la ciudad, y a

cerca de la mitad de terminarme un whisky barato, cuando mi hermano

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entró sin avisar. En algún momento había olvidado el “medio” cada vez que

pensaba en él como mi hermano. Y considerando que era el único enlace

real que tenía hacía lo que más quería, traté de ser lo más agradable que

pude, incluso cuando aún tenía algunos problemas por la manera en que

él había dejado todo el espectáculo que tenía con Novak.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Al menos eso era lo que quería preguntar, pero estaba bastante

maltratado y mi lengua no se sentía como si estuviera funcionando bien.

Titus me dio una mirada y suspiró. Caminó hacia donde la botella

gigante de whisky estaba depositada en el suelo junto a la cama y la

recogió. Debí de haber protestado cuando la tiró en el lavabo, pero no tenía

la energía ni la fortaleza para reclamarle.

—Un abogado me contactó hoy.

—¿Y? Los abogados han estado arrastrándose por mi culo desde

que salí.

—Eso es porque tú eres el testigo estrella, y si vas y haces algo

estúpido para arruinar la poca credibilidad que tienes, puede poner a Benny

y al resto de la gente de Novak de regreso en la calle. Ellos están tratando

de mantener tu nariz limpia.

Pasé una mano por mi cara y descubrí mis dientes en un feroz intento

de una sonrisa.

—Todo limpio, hermano mayor.

—Estás actuando como un idiota.

—Como sea. ¿Qué es lo que quieres Titus?

—Los bienes de Gus estarán cerrados en los próximos días. Le dejó

casi todo lo que tenía a su esposa. Pero el taller y los autos… —Los ojos azules

de Titus eran penetrantes mientras me miraban—. Te dejó eso a ti.

Mi cabeza estaba mareada y traté de levantarme completamente,

solamente para encontrarme con la habitación inclinándose de lado y mi

estómago comenzó a girar en protesta.

—El taller… es tuyo. Solamente necesitas mantener a raya tu mierda

e ir a firmar el papeleo. Creo que el abogado que se está encargando de

las propiedades ha estado tratando de contactarte, pero aparentemente,

no quieres hablar con nadie.

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Cerré mis ojos y puse un brazo sobre ellos. Olía mal, me sentía mal,

me veía mal. Estaba mal.

—No tengo nada que decirle a nadie.

—¿En serio? ¿Tal vez una llamada a tu mejor amigo para decirle que

te alegra que esté a salvo? ¿Una llamada a tu madre para hacerle saber

que estás fuera de la cárcel? ¿Una llamada a tu chica para hacerle saber

que la extrañas y que lamentas haber sido un imbécil? Jesucristo, Bax.

Deberías verla. Fue casi imposible hacer que aceptara mantener su boca

cerrada, y entonces vas y le rompes el corazón para variar. Ella piensa que

la culpas, piensa que no le hablarás porque regresaste tras las rejas por ella.

Necesitas hacer las cosas bien con Dovie. Nadie va amarte de la manera

en que esa chica lo hace. Ve a casa, Bax. Arregla esto, haz una vida para ti

mismo por primera vez.

—Casi hago que la maten

No estaba seguro de haber dicho las palabras, pero las sentí, las

probé, y vivía con ellas como un peso de plomo en mi pecho cada minuto

de cada día.

Titus suspiró y escuché la vieja silla chirriar mientras se dejaba caer

sobre ella.

—Sí, bueno, esa fue una tormenta perfecta en mal tiempo. Sí, ella es

vulnerable por tu causa, por Race pero, ¿no es mejor mantenerla cerca en

lugar de dejarla arreglárselas por si misma? Solo porque no estas físicamente

a su lado no significa que nadie, y quiero decir nadie, va a olvidar lo lejos

que estabas dispuesto a ir para verla libre. Apuntar un arma cargada en tu

cabeza mandó un infierno de mensaje. Bax, todo el mundo en esa bodega

lo captó alto y claro.

Mi pecho subía y bajaba, el aire apresurándose dentro y fuera de mis

pulmones, pero no sentía que estuviera respirando. Me sentía como si no

fuera nada.

—Ella se merece algo mejor.

Él resopló y tuve que girar mi cabeza y abrir un ojo para mirarlo.

—Fue vendida a los chicos de Novak por alguien que consideraba

una amiga, su propio padre puso un ataque sobre ella, tiene una madre

drogadicta, un hermano que juega con fuego, y ella está enamorada de

ti… sí ella se merece algo mejor, pero esto es como se ve su vida, Bax. No

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hay mejor, solo es continuar y ser feliz con lo que tienes. Ella es una buena

chica, vivío con la misma oscuridad, la misma lucha, que tú tuviste, y aun así

se las arregla para ser suave, se las arregla para ver el bien en chicos como

tú y Race. No jodas esto, será la peor decisión que has tomado hasta ahora,

y santo infierno, ha habido muchas malas decisiones de tu parte a través de

los años.

Le lancé una almohada sin entusiasmo, pero la tomó y la lanzó de

regreso a mi cabeza, haciéndome parpadear cuando chocó contra mi

torturado cráneo.

—¿Por qué te importa?

—Porque eres mi hermano. Porque aunque tú no lo veas te mereces

algo mejor también. Haz algo con el taller. Haz algo con la chica. Haz algo

con tu vida, Bax. En este momento, no puedes echarle la culpa a ser el chico

malo o no tener otras opciones.

Sus palabras cayeron sobre mí como golpes físicos. Estaba ebrio,

pero aun debajo de la sabana de borrachera y negación, no podía

esconder la verdad de sus palabras.

—¿Que hay si tomo el taller y hago con él algo que no te guste?

Gruñó y se puso de pie.

—¿De verdad le estás diciendo a un policía que planeas tener un

negocio de piezas robadas?

Me habría reído si hubiera estado seguro que eso no me haría

vomitar.

—No, le estoy diciendo a mi hermano que tal vez no tenga planes

honorables para el futuro. ¿Crees que puedas soportarlo?

—Lo manejaré de la misma manera que siempre lo he hecho. Te

quiero, Bax, pero si rompes las leyes te atraparé y te pondré de regreso en

la cárcel. Ahora que sabes lo que es estar detrás de las rejas cuando tienes

algo que perder, espero que en un futuro eso sea lo suficiente para

mantenerte del lado correcto de la ley.

—Por lo menos me motiva para no ser atrapado.

—Eres un épico dolor en el culo. Lo sabes, ¿cierto?

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Estar de pie era un poco más difícil que solo estar sentado.

Necesitaba todo el café de The Point y una ducha a la temperatura de la

bañera de Satanás para tener mi cabeza trabajando adecuadamente.

—He escuchado eso una vez o dos. ¿Sabe dónde está ella?

¿Regresó a ese apartamento de mierda frente al restaurante? —Esperaba

que “ella” no necesitara ninguna explicación extra.

Titus sacudió la cabeza y se dirigió a la puerta.

—Creo que se cansó de mí insistiéndole en mantener su boca

cerrada acerca del disparo. Se tomó las noticias acerca de su amiga

mandando a los chicos de Novak bastante bien, pero creo que le sigue

punzando. No he hablado con ella desde que saliste. Race aún se está

quedando en el desván sobre el taller, pero ella no está ahí.

Una penetrante y fría astilla de rabia hizo su salida a través de mi

neblina mental.

—¿Quién era la amiga? ¿La rubia del restaurante? —Dovie no tenía

muchos amigos, o personas a las que fuera cercana, así que los sospechosos

eran limitados.

—No. Ellas trabajaban juntas en la casa hogar, pero antes de que te

pongas todo emocionado y pienses en hacer algo idiota, deberías saber

que los federales la catalogaron como material de testigo también. Tomó su

oferta de trasladarse así que no podrías llegar a ella.

Lo miré, aun cuando eso dolía como una perra. Me tambaleé un

poco en mis pies, lo que arruinó completamente la asesina mirada

amenazante que estaba tratando de darle.

—Pero tú puedes.

Alzó una ceja hacia mí y abrió la puerta.

—Podría, si quisiera, pero deberías saber ahora, que las personas

toman malas decisiones todo el tiempo. Esas decisiones no deberían de

definirlos para siempre.

Resoplé y froté mis manos sobre mi cara. Incluso no me sentía como

un humano.

—Solo lo estás diciendo porque ella es maravillosa y tiene esos

grandes ojos azules.

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—Lo estoy diciendo porque sus acciones casi hacen que asesinen a

Dovie y me obligaron a ver a mi hermano pequeño colocar una pistola sobre

su cabeza. ¿Quiero estrangularla por ello? Sí, pero también sé que se siente

cuanto te sientes atrapado por algo más grande y más poderoso que tú

cuando no tienes a dónde escapar. Sabía que Novak no iba solamente a

dejarte ir y yo tuve que andar con cuidado alrededor de la ley y traté de ser

un buen sujeto, y jugar del lado legal durante todo el tiempo. Mirando hacia

atrás… tal vez deseo haber sido un poco más como tú. Tal vez le pude haber

ahorrado a todo el mundo un montón de dolores de cabeza rompiendo las

reglas.

—Ese no es tu estilo, oficial King.

—No lo sé, Bax. Tenemos la mitad del mismo ADN. Buena suerte con

tu chica.

La puerta se cerró detrás de él con un suave clic y me tambaleé

hasta el baño para tratar de bajar algo de la ebriedad en mí. Me tomó un

poco más de lo que debería. Para el momento en que salí, el agua estaba

fría y tenía los dedos arrugados. Tuve que correr a afeitarme y lavar mis

dientes, dos veces, para estar en un semi respetable estado. Aun no estaba

sobrio al cien por ciento, pero la mayoría de la neblina se había aclarado y

estaba lo suficientemente coherente para sacar mi celular del cajón en que

lo había dejado desde que salí, y llamé a Race.

Sonó durante tanto tiempo que pensé que no iba a responder, lo

que hizo que mi corazón comenzara a golpear en un inconstante ritmo en

mi pecho. Podría manejar por toda la ciudad hasta encontrarla, y lo haría si

eso era lo que tenía que hacer, pero ya había perdido demasiado tiempo y

solo quería llegar hasta ella.

—¿Lo lograste? —Sonaba sorprendido y no podía decir que lo

culpaba.

—Sí, eso creo.

—Eres un idiota, lo sabes ¿cierto?

Dejé caer mi cabeza y miré la alfombra entre mis pies.

—Titus me dijo lo mismo. Sí, ya lo sé.

—Mira, amigo, sé que no querías que ella te viera todo encarcelado.

E incluso sé que te alejaste por su propio bien… eso me hace querer patear

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tu trasero un poco menos, pero esta total actitud de ignorarla, no está bien.

Realmente la heriste.

Dejé salir un suspiro.

—Bien. ¿Dónde está? Así puedo ir y reparar lo que hice

—No funciona de esa manera. Ella casi muere, casi te ve morir, y

Novak la arruinó bastante bien. Todo lo que quería es a ti, o al menos hacer

las cosas bien por ti y la alejaste. No sé si quiera verte de nuevo.

Apreté mis dientes y sentí que mi sangre comenzaba a hervir al punto

que no habría forma de que el whisky no saliera de mi sistema.

—Tengo que hablar con ella, tengo que intentar hacer las cosas bien.

Suspiró.

—¿Tú qué sabes de hacer las cosas bien?

Esa era una buena pregunta, pero no iba a dejar pasar el punto de

que él había sido quien puso en movimiento los eventos que me llevaron

hasta la puerta de su hermana en primer lugar.

—Sé que Dovie está bien. Sé que estar con ella me cambió, y estar

conmigo la cambió a ella. Nunca voy a ser un buen chico, Race, pero estoy

tan seguro como lo mierda que haré todo lo que esté en mi poder para

asegurarme que nada malo le pase.

Soltó una risa burlona que me hizo querer golpearlo en la cara a

través del teléfono.

—¿No eres tú la peor cosa que podría pasarle, Bax?

Gruñí, de hecho le gruñí, y apreté mi mano alrededor del teléfono.

—Ayúdame o no lo hagas, la buscaré por mí mismo Race. Y te guste

o no, voy a hacer que esto funcione con tu hermana, así que tú puedes

ayudarme o hacerte a un lado. Has sido como un hermano para mí, pero

no tengo ningún problema apartándote si te metes en mi camino hacia

Dovie.

Rio, una risa real que se deslizó por mi piel.

—Está bien, porque si la lastimas de nuevo, te sacaré los intestinos y

te estrangularé con ellos.

—¿Dónde está?

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—Donde debiste haber estado en el segundo que huiste de los

federales. Ve a casa Bax. Es hora de que sepas cómo se siente eso.

Antes de que pudiera preguntarle algo más, colgó y me dejó con la

sangre sonando en mis orejas, e hirviendo lentamente debajo de la

superficie de mi piel. Me metí dentro de unos jeans y me puse una camiseta

térmica de manga larga. Coloqué mis pies dentro de mis botas y fui hasta la

puerta. Cuando la madera quedó cerrada detrás de mí, sabía que no iba a

regresar. Este destrozado apartamento en la peor parte de The Point le

pertenecía al chico que solía ser. Aun había varios trozos de él adheridos a

mí, pero ahora la mayor parte de mí era el chico que quería ser para Dovie.

Seguro, ese chico no iba usar pantalones elegantes y tener un trabajo de

cinco a cinco, y había una gran probabilidad que no hubiera visto por última

vez el interior de una celda, pero el sujeto que era ahora ya no estaba

convencido de que mi futuro solo serían barrotes o una bolsa para

cadáveres, y eso me dio algo que nunca antes había tenido… Esperanza.

Hice el viaje a la pequeña casa en la base de The Hill en un tiempo

récord, a pesar de que el exceso de velocidad después de dos semanas de

beber constantemente era probablemente una idea horrible, y una multa

era la última cosa que necesitaba. No me sorprendió ver las luces

encendidas cuando entré en el camino de entrada. Había tratado de darle

esta casa a mi mamá para que la convirtiera en un hogar, para tratar de

compensar la mierda con la que había sido tratada en la vida, pero ella

nunca la había apreciado, nunca ha sido capaz de salir de debajo de los

demonios y adicciones que la mantenían cautiva. Dejándosela a Dovie, a

la dulce, fuerte, irrompible Dovie, para que tomara este lugar y lo convirtiera

en lo que siempre debió ser. . . un hogar.

Abrí la puerta y me quedé allí por un segundo. Ella había estado muy

ocupada en los meses que había estado encerrado. En lugar de solo los

escuetos muebles que dejé, el lugar estaba decorado ahora. Había

almohadones en el sofá, una alfombra en el piso debajo de la mesa de café,

y las paredes ya no eran del aburrido color beige. Se veía vivo y cómodo; se

parecía a ella.

Le di una segunda mirada a las velas que había encendidas en una

de las mesas de la esquina y me dirigí a la cocina para ver si podía

encontrarla allí. Yo no creo haber estado nunca en una casa que tuviera

velas en ella. Eso solo parecía tan fuera de la esfera de la vida que viví,

estaba teniendo dificultades para conseguir que eso entrara en mi cabeza.

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La cocina estaba vacía, pero surtida completamente. Los armarios

tenían comida, el refrigerador estaba lleno, y ella había puesto manteles

individuales en la pequeña mesa del comedor. Dejé que mi mirada

repasara con cariño la encimera de la cocina, pensamientos sucios de

tenerla desparramada y a mi merced bailaron detrás de mis ojos. Cinco

años sin sexo no eran una broma; tres meses sin sexo, cuando acababas de

descubrir quién era la persona con la que querías tener sexo por el resto de

tu vida, era una tortura.

Grité su nombre tan ligeramente como pude. No quería asustarla, y

si ella realmente no quería verme, yo no quería que tuviera la oportunidad

de huir de mí. Pero si lo hacía, la perseguiría y la haría escucharme, le haría

hacerle entender que no podía seguir con esto sin ella. Que esta vida

siempre iba a ser brutal y oscura, y que ella tenía que ser el único punto

brillante en la misma.

Caminé desde la cocina a la parte trasera de la casa donde estaba

el dormitorio principal. Cuando me acerqué, pude escuchar música suave

viniendo por debajo de la puerta cerrada. Toqué ligeramente antes de girar

la perilla y entrar. La gran cama matrimonial que había estado cubierta de

sabanas lisas ahora tenía un edredón de color negro carbón, y almohadas

que parecían haber sido profesionalmente acomodadas. Había lámparas

en la mesita de noche que parecía que estaban hechas de cromo y metal,

y cortinas oscuras se cernían sobre la ventana. Había una alfombra de color

rojo sangre que cubría una gran parte del piso de madera que debía resultar

chillona y áspera, pero acababa de agregar una ventaja a los muebles

oscuros. Se veía como un refugio atractivo y oscuro. El resto de la casa se

parecía a ella, pero este espacio ella lo había decorado pensando en mí.

Era más pesado, parecía un poco mezquino, y me encantaba todo aquí.

Una vez que el shock inicial se disipó, escuché el agua corriendo en

el cuarto de baño adjunto. Respiré profundamente y me acerqué a la

puerta abierta. Iba a asustarla simplemente apareciendo de la nada como

esto, especialmente si ella estaba desnuda y vulnerable en la ducha. Me

debatí entre esperar a que terminara, pensé en llamarla para hacerle saber

que estaba allí, pero al final solo entré en el cuarto de baño, eligiendo mi

opción.

—¿Pelirroja? Lamento no haberte visto cuando me encerraron. Fue

un movimiento de mierda y yo estaba siendo un cobarde, pero por favor,

escúchame.

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Estaba lleno de vapor y ella tenía una radio tocando algún tipo de

rock. El espejo estaba empañado y mi pecho se tensó cuando me di cuenta

de que en el vapor había escrito:

Yo ♥ BAX

La puerta de cristal de la ducha a ras del suelo se abrió y me enfrenté

con una Dovie desnuda y mojada que no parecía en absoluto sorprendida

de verme. Su cabello brillante era una cortina roja en su espalda y sobre los

hombros. Sus ojos eran grandes en su rostro mientras parpadeaba el agua

que aún quedaba en ellos, pero lo único que podía ver era el arco de la

cicatriz en la parte superior de cada uno de sus perfectos pechos. En lugar

de una V, que casi parecía un pájaro crudamente grabado en vuelo.

Todavía era de color rosa y parecía recién curada. Era grande y no del todo

fea, pero no debería haber estado alguna vez en cualquier situación en la

que su perfecta piel se viera empañada con este tipo de violencia y

fealdad.

—Ya era hora de que aparecieras. Si no aparecías para el lunes, iba

a ir a buscarte. Bienvenido a casa, Bax.

Giré la cabeza hacia arriba de su pecho para mirarla a los ojos. Creo

que tenía lágrimas en ellos, pero era difícil de decir con el agua y el vapor

que nos separaba.

—¿Qué? Titus y Race me dijeron que habías terminado con esto.

Levantó las manos sobre su cabeza y se las paso a lo largo de su

larga caída de cabello. Parte de la sangre tronando en mi cabeza corrió

por debajo de mi cinturón.

—Ellos estaban tratando de que sacaras tu cabeza de tu culo. Yo

estaba loca porque no me veías, y me sentía muy mal de que estuvieras

sentado en la cárcel por algo que no hiciste, pero lo entendí. Te entiendo,

Bax. Con el tiempo tendrás que aceptar eso.

Di unos pasos más cerca de la ducha. Había agua filtrándose en el

suelo y mis botas chirriaban por las baldosas a medida que iba

acercándome como para tocarla. Todavía no, no lo hice, pero me aseguré

de que pudiera ver lo que estaba sintiendo en mis ojos.

—Yo no quería esto para ti. Yo, esta vida, la mierda jodida que viene

con ella, pero te extraño. Me preocupo por ti y nunca podré pagarte lo que

hiciste por mí. Me diste la libertad. Moriría por ti. . .

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Mi voz se apagó y se me hizo un nudo en la garganta. Acerqué un

dedo, debería sentirme avergonzado de que estaba temblando, de que yo

estaba temblando, y toqué el mismo centro de la cicatriz donde se sumergía

en la hendidura de sus pechos desnudos. Su pecho subía y bajaba en una

respiración pesada, pero sus ojos permanecieron en los míos. De hecho,

parecía un centenar de veces más estable que yo.

—Sé que morirías por mí, Bax. —Su voz era apenas un susurro y lo

único que quería hacer era tirar de ella hacia mí y nunca dejarla ir de

nuevo—. Lo que necesito saber es si ¿estás dispuesto a vivir por mí? Sé que

siempre vas a ser un chico que vive una vida peligrosa, que toma riesgos y

empuja los límites a diestra y siniestra. Puedo lidiar con todo eso… demonios

es parte de lo que te hace tan irresistible. Lo que no puedo manejar, lo que

me rompe el corazón, es que vives cada día como si fuera el último, como

si no importa si no vives el día siguiente. Sí importa. Es importante para mí, es

importante para tu hermano, es importante para Race, pero tiene que

importarte a ti, Bax. Tienes que entender que tú importas.

Dejé escapar el aliento que estaba conteniendo y di otro paso más

cerca de ella. El agua chapoteaba en la manga de mi camiseta cuando

me estiré para agarrar sus dos mejillas en mis manos.

—¿Tienes miedo de mí? —Era el comienzo de las preguntas que le

había hecho parecía hace una eternidad. Su respuesta no cambió, pero

esta vez cuando ella respondió estaba sosteniendo una sonrisa que hizo que

mi corazón doliera.

—Estoy aterrorizada, pero como que me gusta ahora.

—¿Confías en mí? —Mi voz se quebró. Nunca había confiado en

nadie, más que en Race y ahora estaban ella y mi hermano y todo tipo de

cosas nuevas que hacen la vida mucho más complicada y sin lugar a dudas

más completa.

—Con mi vida. Confío en todas las partes de ti, Bax. Necesitas saber

eso.

—¿Vas a ir a la cama conmigo?

Eso la hizo reír abiertamente y ella levantó las manos para cerrarlas

alrededor de mis muñecas.

—Tan a menudo como me sea posible y en cualquier lugar en el

medio cuando te apetezca. —El resto de mi sangre corriendo en mi sistema

se fue sólidamente al sur.

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Dejé caer mi frente por lo que estaba descansando en la de ella, y

el agua de la ducha caía en cascada a nuestro alrededor. Yo estaba hecho

un desastre, pero no me importaba porque la tenía, y ella era mi hogar.

—¿Me amas?

Las palabras sonaron tan extrañas, pero tan bien, cuando se lo decía

a ella. Rozó sus labios carnosos contra los míos y los últimos tres meses sin ella

se desvanecieron.

—¿Quieres que te mienta o que te diga la verdad?

Sonreí contra su boca y la besé de nuevo el doble de lo que ella me

había besado.

—Miénteme.

Ella se acercó y puso sus brazos alrededor de mi cuello y dio un paso

atrás, arrastrándome hasta el final en la ducha con ella. El agua estaba tibia

como mucho, y me hizo temblar. También lo hizo el hecho de que ella

comenzó a tirar con impaciencia de mi camiseta sobre mi cabeza. Una

tarea que se hizo cada vez más difícil teniendo en cuenta que ahora estaba

empapado de pies a cabeza, y el material se aferraba a mí.

—Por supuesto que no. Eres la última persona en el mundo a la que

podría amar.

A pesar de que solo estaba jugando mi propio juego, todavía dolía

y me hizo fruncirle el ceño. Ella levantó una ceja hacia mí y puso sus manos

sobre el cuero empapado de mi cinturón.

—¿Quieres la verdad?

Asentí con la cabeza y gruñí un poco cuando por fin logró que el

frente de mis pantalones se abriera. El agua iba a arruinar mis botas, pero no

me importaba porque ella dio un pequeño salto y yo la tenía en mis brazos

presionándome contra ella y la parte posterior de la pared de la ducha. Ella

estaba resbaladiza y cálida. Ni siquiera necesitaba que me dijera la verdad;

la podría ver brillando en el verde bosque de sus ojos.

—No quería amarte. No eres el tipo de persona que vaya a ser fácil

para mi corazón. Llevas las cosas al extremo y no me gusta la facilidad con

que te deslizas entre Bax y Shane.

Pasé una mano por su costado y la cerré alrededor de su cadera.

Cerró sus tobillos alrededor de mi espalda y se arqueó en el toque suave.

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Todo lo que tenía que hacer era inclinarme un poco hacia adelante y me

deslizaría dentro de ella, pero entonces no habría más de que hablar y yo

necesitaba que terminara lo que estaba diciendo. Lo necesitaba más de lo

que necesitaba hacer mi camino a casa.

—Pero también me haces sentir segura y querida y me haces sentir

como si el mundo entero tuviera que pasar a través de ti para llegar a mí.

Solo hay algo acerca de eso que hace a todas las otras cosas meramente

incidentales. Creo desde el fondo de mi corazón podemos hacer que el otro

sea feliz. Nunca voy a pedirte que seas un buen tipo, Bax, porque me

enamoré de ti de la manera en que eres. Malo.

Parpadeé hacia ella y me agaché para sellar mi boca sobre la de

ella. Ella sabía como a pasta de dientes y redención. Ella sabía a mía. Froté

mi lengua a través de la suya, hundí mis dientes en su labio inferior, y traje sus

caderas lo suficientemente cerca por lo que podía usar el ángulo en que

estaba sosteniéndola para hundirme todo el camino dentro de ella. Ella se

quedó sin aliento en mi boca y yo gemía en la de ella. Sentí que mis dedos

se contraían en su piel y ella me quemó todo lo largo de la longitud expuesta

de mi polla.

El hecho de que yo estuviera dentro de ella, que estábamos juntos

sin nada, en sentido literal y figurado, nos pareció golpear al mismo tiempo.

Sus ojos se abrieron enormes en su cara y sentí todo bajo mi piel empezando

a zumbar. Me aparté y dejé caer un beso en la punta de su nariz. Sus uñas

se clavaron en la parte trasera de mi cuello y sus pecas se destacaron como

en relieve por su piel blanca como la leche.

—Sabes dónde he estado este tiempo.

—Solo te quiero a ti. Te extrañé. Extrañé esto.

Latí dentro de ella, sintiendo la forma en que su cuerpo daba

testimonio de sus palabras, y creo que me hizo ponerme aún más duro. Sus

pechos presionados íntimamente en el mío y pude sentir los diminutos puntos

de sus pezones hundiéndose en mí, deslizándose junto con el agua que se

arrastraba entre nosotros.

—No sé cómo funciona el amor, Dovie. No sé cómo ser otra cosa que

esto, pero sé que lo único que me da esperanza es la idea de tú y yo. Yo sé

que no soy el ideal, el novio soñado, pero nadie va a luchar por ti de la

manera que lo haré. Te prometo que siempre tendrás las mejores partes de

mí que tengo para dar.

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—Lo sé, Bax, y sé que así es como me amas. Ahora, ¿podría conseguir

poner tu culo en marcha y moverte? Tres meses es demasiado tiempo. —Ella

se inclinó y pasó la lengua a lo largo de mi oreja, lo que me hizo temblar, y

no solo porque el agua ya estaba fría como el infierno. Ella susurró con voz

ronca—: Necesito que me hagas correrme.

—Mierda. —Por supuesto que estaba enamorado de ella. ¿Quién no

ama a una buena chica que podría volverse mala cuando el humor era el

correcto?

Deslicé mi mano alrededor de sus caderas y la agarré por debajo de

su culo para que pudiera sostenerla en mis brazos y hundirme más a fondo

en el interior de su calor húmedo. Apoyé una mano en el azulejo resbaladizo

junto a su cabeza y hundí mi cara en la curva de su cuello. Ella apretó sus

brazos alrededor de mi cuello y sentí sus besos a lo largo de mi hombro

mientras me empujaba sin control dentro de ella. Porque no lo tenía. Se

sentía tan bien, se sentía como donde siempre debería estar, acabé por

perder todo sentido de ser y me enterré dentro de ella, me moví a lo largo

de ella hasta que la oí gemir, sentí que sus paredes internas comenzaban a

tener espasmos alrededor de mi polla. No era solo sexo, no era solo hacer el

amor, era ella imprimiéndose en mí, y yo en ella, sin nada entre nosotros

nunca más. Era una primitiva reivindicación de otra persona de la forma más

básica posible.

Bajé la mano de la pared y la enredé en su cabello. Puse su cabeza

hacia atrás y estampé su boca laxa con la mía. Respiré mi vida en ella

mientras sentía que mi cuerpo comenzaba a liberarse en ella. Ella llevó una

mano temblorosa hacia el frente de mi cara y me frotó la mejilla. Pasó su

dedo medio a lo largo de mi estrella, y pronunció mi nombre en un susurro

mientras yo me descargaba dentro de ella hasta que estaba vacío y

agotado.

Tomó lo último de las fuerza que poseía para llegar detrás de mí y

cerrar el agua helada, quedándonos allí, repletos y mojados.

Ella puso un beso en mi hombro y luego caminó a mí alrededor para

salir de la ducha. Hizo una mueca al ver el desastre en el piso, pero solo

caminó alrededor de él para sacar algunas toallas del clóset. Me quedé

mirándola, tratando de sacar de mi cabeza el hecho de que todo esto era

real. Ella estaba aquí, ella me había dado un lugar al cual llamar hogar, y

ella se metió en ello con los ojos bien abiertos, sin ilusiones acerca de con

quién iba a ser meterse en la cama cada noche.

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Salí de la ducha y me senté en el inodoro para luchar con mis botas.

Acababa de quitarme una cuando ella volvió a entrar, envuelta en una

toalla, y me dio una. La pasé por encima de mi cabeza y la miré.

—Gus me dejó el garaje.

Apoyó un hombro en el marco de la puerta y levantó una ceja color

óxido hacia mí.

—Es triste, pero como que encaja un poco. ¿Qué vas a hacer con

él?

—No lo sé todavía.

—Decidas lo que decidas, te apoyo.

Conseguí sacar mi otra bota y la tiré con un ruido sordo al suelo. Tuve

que hacer un poco de meneo y agitarme para lograr pasar los jeans

húmedos por mis piernas, y para cuando lo había hecho, sus ojos brillaban

de color verde brillante en mí otra vez.

—¿Qué pasa si lo que hago no es exactamente honesto y

respetable?

Regresó al cuarto de baño y tomó la toalla de mis manos. Ella la

envolvió alrededor de mi cintura y utilizó la punta de una de sus uñas para

trazar la parte superior de una de mis banderas.

—Tres meses separados es un tiempo muy largo, Bax. Solo quiero que

consideres eso cuando tomes las decisiones que tomes. Te amo y no voy a

decirte lo qué es lo correcto o incorrecto por hacer, pero tienes que recordar

ahora que lo que hagas en última instancia, me afecta a mí también.

Cerré los ojos un instante y tiré de ella contra mi pecho.

—Muy bien, Pelirroja.

Pasó sus manos a lo largo de mis costados y agarró mi mano.

—¿Qué piensas de la casa?

—Parece un hogar. Se parece a ti, y me encanta el dormitorio.

Ella se rio un poco y yo la seguí a la gran cama. Solo tomó un

pequeño empujón y ella estaba tumbada sobre su espalda, la tela de toalla

entre nosotros se había ido. Me paré por encima de ella y le sonreí.

—Quiero pasar cada noche aquí contigo.

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—Ese era el plan.

—No sé cómo sucedió esto, Dovie, pero siempre estaré agradecido

porque Race te puso directamente en mi camino.

Su boca se levantó en un lado y me agaché para tocar la piel

arrugada de su cicatriz con mi lengua.

—Las cosas tienen una forma de funcionar, Bax. Solo se necesita un

poco de fe.

Levanté la cabeza y la miré. Ella era tan encantadora, tan optimista

y llena de bondad, y amabilidad. Ella era la única manera de que alguna

vez fuera a encontrar algún sentido de lo correcto en este lugar de última y

malo donde existíamos.

—No necesito fe, Dovie. Te tengo a ti.

Y la tuve, una y otra vez, porque estaba recuperando el tiempo

perdido, y porque ella era hermosa, y sobre todo porque me sentía como

otra persona era verdaderamente mía, y ella estaba eligiendo estar aquí

conmigo. No importa cuán malo se pusiera, o en qué tipo de camino podría

terminar y destruirnos, ella estaba conmigo en ello a largo plazo. Nunca

había hecho algo correcto o justo para merecerla, pero ahora que la tenía,

no la dejaría ir e iba a hacer un esfuerzo consciente para vivir una vida mejor,

sabiendo que ella era mi recompensa y ella merecía tener algo bueno,

incluso si podía manejar todo lo malo.

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Dovie Traducido y Corregido por Lizzie Wasserstein

Seis meses después…

enía un montón de trabajo escolar extendido sobre la mesa

delante de mí, Brysen estaba sentada en el sofá junto a mí, y

estábamos chismorreando sobre el nuevo novio de Ramon.

Había recortado un poco mi horario de clases, así que obtener mi título de

consejera iba a tomar un poco más de lo que había planeado, pero había

conseguido un turno extra en el restaurante con el fin de juntar dinero para

cuando tuviera que transferirme a la universidad real con el fin de terminar

mi carrera. Bax me decía repetidamente que financiaría el resto de mis

estudios, tenía dinero de sobra de su juego de la vida real de Grand Theft

Auto y al garaje le estaba yendo muy bien. Pero comenzar la escuela y

obtener mi título era algo que siempre había planeado por mí misma y

quería lograrlo por mi cuenta, por lo que finalmente renunció a su oferta. Él

pagaba todas las cuentas de la casa y me daba el dinero de todos modos,

así que pensé que no lo mataría que me permitiera tener una cosa por mí

misma.

Todavía trabajaba en la casa hogar. De hecho, después de la salida

rápida de Reeve, me habían ofrecido una promoción. Tuve la tentación de

tomarla, pero cada fin de semana lejos de Bax ya estaba presionando, así

que la había rechazado. Me dolió un poco decir que no, pero cada vez que

volvía a casa después de no verlo durante unos días seguidos, lucía un

nuevo moretón o nudillos reventados, lo que significaba que estaba

metiéndose en problemas mientras yo estaba fuera. No vino directo a decir

que todavía estaba dejando a Nassir establecerle peleas, al igual que no

admitió abiertamente que todos los autos que entraban y salían de la tienda

no estaban allí por petición de sus propietarios, pero en su mayor parte

mantenía su nariz limpia. Bueno, tan limpia como un tipo como Bax podía.

T

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Titus estaba manteniendo un ojo de águila en él y estaba bastante

involucrado en asegurarse que permaneciera lejos de la cárcel por mi

causa, así que no me entrometía y no estaba realmente muy preocupada

por ese tipo de reductores de velocidad.

Hablando del diablo, él llegó merodeando de la trastienda tirando

de su camiseta sobre su cabeza mientras lo hacía. No estaba tan robusto

como lo había estado cuando lo conocí. Estaba más delgado ahora, menos

intimidante en su enorme tamaño, pero eso no significaba que hubiera

perdido algo de su irritante arrogancia. No me perdí el pequeño suspiro de

satisfacción que dejó los labios entreabiertos de Brysen mientras Bax se

inclinaba sobre el respaldo del sofá y colocaba un abrasador y fuerte beso

en mí boca.

—Tengo que terminar la parte trasera en el Playmouth Barracuda. El

garaje está vacío esta noche y Race tiene planes. Vuelvo en un rato.

Corrí mi pulgar sobre la estrella en su sien y le di un beso suave.

—Nos vemos más tarde.

Se pasó una mano por el cabello y se tiró encima una de sus mil

sudaderas mientras se dirigía hacia la puerta.

—¿Está bien que te diga que él es a partes iguales aterrador y

caliente? —preguntó Brysen.

Me reí y arrojé la pluma que sostenía sobre uno de mis libros.

—Sí, porque es la verdad.

—No sé cómo lo haces. Él es tan. . . oscuro. Es como si solo saliera de

él.

No era siempre oscuro, de hecho últimamente él era el único

arrastrándome hacia la luz. No me sentía mal por disparar a Novak, era un

hombre horrible y después de todo por lo que hizo pasar a Bax y a mi

hermano estaba contenta de que se hubiera ido, pero ser la que había

apretado el gatillo había cambiado algo en mí, me hizo tener un toque de

oscuridad, y sin Bax alrededor, había una buena probabilidad de que

pudiera haber acabado metida allí.

—Él es mucho para manejar. Lo bueno es que la mayor parte del

tiempo hace que valga la pena.

—¿Todavía es muy cercano a tu hermano?

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Ella todavía no era la mayor fan de Race. No estaba segura de sobre

qué iba todo esto teniendo en cuenta que casi no pasaban tiempo

alrededor del otro pero no importaba lo suficiente para que investigara de

verdad. Race estaba acarreando suficientes problemas en su espalda para

preocuparse sobre a quién le gustaba y quién no, para hacer un trabajo de

tiempo completo.

—Hay algunos serios problemas de confianza entre ellos dos. Race

no nos ama juntos y Bax no ama que Race no viva limpio. En última instancia,

son los mejores amigos y se cubren las espaldas el uno al otro, pero Race

envió a Bax a la cárcel, y Bax está follando a la hermana pequeña de Race,

así que puede ser algo tenso.

Race había llevado su habilidad para los números y su nueva

comprensión del mundo subterráneo y lo había recogido donde Novak lo

había dejado. Mi hermano estaba corriendo números como un reloj.

Considerando que Lord Hartman ya no tenía una sesión con el mundo del

hampa, y ya no era una amenaza para mi bienestar, había cortado con

Race… ningún dinero venía de The Hill, y Race era demasiado ingenioso

para dejar que eso lo detuviera. Si él iba a ser un corredor de apuestas y un

usurero, iba a ser el mejor, el más rico que The Point había visto nunca.

Si Bax todavía estaba operando fuera de la ley, estaba siendo

mucho más secreto sobre él que mi hermano. Traté de no preocuparme por

él, pero Race estaba tomando grandes riesgos, haciéndose un nombre por

sí mismo, y no en cualquier tipo de buena manera. Algo le había sucedido;

estaba siendo audaz y descarado y haciendo todo lo posible para tomar el

manto que acababa de ser sacudido de Novak.

—Puedo ver que eso causa algunos problemas entre dos chicos

testarudos como esos.

La testosterona no era algo que faltara en mi vida con seguridad.

Entre Bax, Race, y ahora Titus, que siempre estaba entrando y saliendo,

nunca me había sentido más segura, más protegida, y más amada y

valorada que ahora. Pero no siempre era un camino fácil de recorrer. Había

una gran cantidad de testosterona, mucha actitud, una gran cantidad de

conversaciones tranquilas que hacían que el vello en la parte de atrás de

mi cuello se erizara, pero también había un sentido de avanzar. Era con los

ojos puestos en el futuro, y lo que podría ser, y no en el pasado, y lo que

todos nosotros habíamos dejado atrás.

—La vida es rara vez aburrida, eso es seguro.

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Ella me dio una pequeña sonrisa y se puso de pie para recoger sus

cosas. Ella ya estaba inscrita en la universidad y solo tenía un año más antes

de que obtuviera su título. De vez en cuando, le gustaba pasar y estudiar

porque decía que vivir en casa de sus padres como un adulto era ridículo.

No tenía toda la historia, sabía que ella trabajaba, tenía su propio dinero,

pero por alguna razón todavía se alojaba en la lujosa casa de sus padres en

la base de The Hill. Brysen me gustaba mucho, pasábamos más tiempo

juntas ahora que no estaba viviendo en el interior de la ciudad, pero no la

conocía tan bien y estaba empezando a pensar que era por su plan.

—Bueno, te ves muy feliz y estoy contenta de que todo funcionara

para ti. Nos vemos mañana en el trabajo, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza y la acompañé hasta la puerta principal. Vi su

mirada deslizarse sobre el sexy y potente auto estacionado en la entrada y

le dio a su rubia cabeza una sacudida.

—No puedo creer que te dio ese auto. Si un chico me diera un paseo

en uno así, se ganaría mamadas cada noche durante un año.

Me reí e incliné mi cabeza hacia un lado.

—Él dijo que todo el mundo sabe que es su auto, así que nadie se

metería conmigo si yo lo conducía. También es rápido… como una rápida

locura de miedo. Él me dijo que yo atraigo demasiados problemas y tengo

que ser capaz de correr más rápido que todo.

Ella se rio un poco y se acercó a su propio BMW que estaba

estacionado detrás del Runner.

—Tonta. ¿No ve que corriste de cabeza al mayor problema que

podrías encontrar y luego nunca querer dejarlo ir?

Me encogí de hombros como respuesta y me despedí con la mano

mientras ella se daba la vuelta y se dirigía por la carretera. Amaba el auto,

amaba que mostrara cuánto se preocupaba Bax por mí, y yo en verdad le

había dado las gracias muy vigorosamente en el asiento delantero, en el

asiento trasero, y tal vez de nuevo en el capó. Me gustaba conducirlo, me

hacía sentir como si tuviera una parte de él conmigo, rodeándome. También

llegué a darle a Marco su paseo prometido, lo cual solo como que no lo

emocionó porque me dijo que conduzco como una niña. Los niños en la

casa hogar también amaron que pudiera llevarlos alrededor de la ciudad

en el elegante y fuerte auto, así que fue emocionante para alguien más que

yo.

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Darme el Runner significaba que Bax estaba trabajando en armar su

propio auto nuevo. Él había requisado el Playmouth Barracuda que Gus le

había dejado y estaba trabajando horas extras en armar un monstruo negro

sobre negro, con un motor cromado de acero. Era dos veces tan fuerte

como el Runner, y lucía dos veces más grande, y yo sabía que el motor

dentro no estaba cerca de la calle legal. Era un auto que gritaba "Bax," pero

también era un proyecto que él utilizaba para honrar la memoria de su

mentor y su legado.

Habíamos hablado brevemente sobre el fallecimiento de Gus, pero

como con todo lo que pasaba en The Point, Bax solo tomó una respiración

profunda, la dejó escapar, y siguió adelante. Sabía que extrañaba al viejo

mecánico, sabía que estaba herido por la pérdida, pero en las calles,

viviendo esta vida, no había tiempo para el dolor, así que lloré por los dos y

dejé que me sostuviera hasta que pasó.

Estaba caminando hacia la casa cuando sonó mi celular. Todavía

usábamos teléfonos desechables, siendo pagado todo en efectivo, por lo

que a pesar de que teníamos una casa en los suburbios, segura al final de

The Hill, todavía vivíamos como si tuviéramos la espalda contra la pared y

las cosas pudieran ir mal en cualquier segundo. No sé si siempre iba a ser así.

Me gustaba pensar que después de algún tiempo las cosas se establecerían,

algunas de las aristas de Bax eran pesadas, pero amaba al hombre por

quien era, así que si alfileres y agujas eran lo que hacía falta para estar con

él para siempre, entonces firmé para sufrir.

—¿Hola?

—¿Dovie Pryce?

Miré el número porque no reconocí la voz de la anciana en el otro

extremo.

—¿Sí?

—Mi nombre es Maggie Dawes y soy la socia gerente de Kid’s

Crossing el proyecto de vivienda en el que trabaja. Soy uno de los enlaces

para los servicios sociales.

Mi estómago cayó. Estaba pensando que sabía de mi vínculo con

Bax, acerca de lo que mi hermano estaba haciendo, y me iba a despedir.

Aspiré una respiración profunda y la dejé escapar entre mis dientes.

—Claro, ¿qué puedo hacer por usted?

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—Bueno, acabamos de abrir un puesto de tiempo completo.

Necesitamos a alguien que sea un defensor entre los niños y los trabajadores

que vienen de la ciudad. La casa hogar en la que trabaja hasta el momento

ha tenido una de las tasas más altas de éxito de la colocación de niños con

problemas con familias correspondientes. Según sus directores, todo el éxito

de los niños puede estar directamente relacionado con usted. Los niños

confían en usted, son honestos con usted, y como resultado, sentimos que

sería un ajuste perfecto para este nuevo puesto.

Saqué el teléfono lejos de mi oído y solo parpadeé ante él.

—Uhh… Estoy todavía en la escuela. No tengo un título en trabajo

social o nada.

—Trabajará bajo supervisión de un consejero certificado. Es una gran

oportunidad, puede utilizar el trabajo como parte de sus horas de práctica

una vez que comience a trabajar para obtener su título real.

Le di a mi cabeza una sacudida. Era lo que siempre quise, ayudar a

los demás, para salvarlos de las circunstancias en las que casi me había

perdido.

—¿Cómo cambiaría mi horario?

—De nueve a cinco. No más noches de alojamiento en el hogar.

Estaría más involucrada en el área administrativa, pero todavía teniendo un

montón de tiempo cara a cara con todos los niños… demasiados niños,

francamente. Tómese unos días para pensar en ello, y devuélvame la

llamada.

Solo abría la boca como una idiota, contenta de que fuera una

llamada telefónica y ella no pudiera verme luciendo como una tonta.

—Oh, y Srita. Pryce… Debería mencionar que viene con un aumento

de sueldo bastante considerable. Tenga una buena noche.

Me quedé en la puerta, entumecida y conmocionada. Pensé que

había conseguido todo cuando Bax finalmente llegó a casa, pensé en todo

el sacrificio, todas las cosas malas, que nos habían llevado a estar juntos, y

que eran el precio que tuvimos que pagar para encontrar solo una pizca de

felicidad en un mundo que podría ser tan feo y cruel. Esta oportunidad para

devolverlo, para hacer una diferencia, era mucho más que eso.

Quería saltar arriba y abajo, quería gritar y bailar alrededor de la

casa como pura alegría sin filtrar comenzando a fluir a través de mí.

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Realmente quería celebrar, y la única persona con la que quería hacerlo

estaba todo el camino a través de la ciudad. Me mordí el labio inferior y

pensé en que me dijo que tenía el garaje para sí mismo esta noche, y que

Race estaba haciendo algo que probablemente terminaría con él en la

cárcel o muerto. Dejé que mi mirada se dirigiera hacia donde Bax escondía

todas sus sudaderas. Una idea comenzó a filtrarse, palabras de otra noche,

respiraron a través de mi piel, y agarré una del gancho.

No era lo suficientemente audaz o descarada para ponerme la

sudadera con nada debajo. Eso empujaba mis límites de buena chica

demasiado lejos, pero me deshice de mis jeans por un lindo par de ropa

interior de chico y nada más que una camiseta elástica sin mangas para

mantener un poco de modestia. Me imaginé que mis Chucks tendrían que

funcionar, y no era como si fuera a tener que trabajar tan duro para seducir

a Bax todos modos. Esa era una de mis cosas favoritas de él. Me llevaba de

algún modo a venirme y siempre parecía tratarme como si yo fuera su regalo

favorito de todos los tiempos. Sería divertido darle una sorpresa, para que

sus ojos oscuros brillaran con apreciación. No era frecuente que sintiera que

tenía las de ganar con él. Esta era una buena manera de recordarle que

podía darle algo tan bueno como lo que recibía.

Hice el camino al garaje en muy poco tiempo. El Runner realmente

era el mejor regalo que me pudo haber dado. Sabía el código de entrada

del garaje y lo pinché en el teclado. Bax y Race habían convertido la vieja

y destartalada tienda de Gus en un ultramoderno, en pleno funcionamiento

y de alta tecnología palacio del automóvil. Había nuevos ascensores, todas

las máquinas nuevas, y cada tipo de auto que te puedas imaginar tendido

de un extremo al otro del espacio. Mezclados entre los potentes autos que

Bax restauraba y los caros autos de lujo que estaban allí con fines

desconocidos, había un montón de autos estacionados a lo largo de una

pared trasera que parecía que solo pertenecían a desconocidos.

Bax estaba inclinado sobre el capó abierto del Barracuda, toda su

mitad superior doblada en el compartimiento del motor. No creo que él me

oyera, porque no levantó la cabeza. La parte de atrás de su camiseta

estaba levantada, revelando la ráfaga de pájaros negros que bailaban a lo

largo del centro de su espalda y terminaban arremolinados y entrelazados

con su nombre que se arqueaba sobre sus hombros. Él quería que la cicatriz

en mi pecho fuera mirada por un cirujano plástico, él me dijo que le dolía

cada vez que tenía que pensar en ver a Novak poniéndola ahí. Le dije que

me lo había ganado, que lo había ganado a él. La quería ahí para

recordarle lo que tuvimos que perder, lo que podría pasar si dejábamos que

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las cosas se pusieran fuera de nuestro alcance, si tomábamos la lucha que

necesitábamos para mantenernos juntos por sentado. Había sobrevivido,

igual que él, y lo hicimos juntos. Los pájaros cubrían su espalda con el mismo

propósito, solo tenía que admitir que sus marcas eran una vista mucho más

bonita.

Fui de puntillas por detrás y arrastré suavemente mis dedos por la piel

expuesta encima de la parte superior de sus jeans. Él se volvió bruscamente,

sorprendido y me reí de la mueca en su rostro. La llave que tenía en su mano

retumbó en el suelo de cemento.

—Hola. ¿Qué estás haciendo aquí? —Vi sus ojos barrer sobre mí

desde la cabeza a los pies. Mis piernas estaban desnudas bajo el dobladillo

de su sudadera, donde me llegaba a la mitad del muslo. Una de sus cejas

oscuras se alzó hacia arriba y la esquina de su boca se curvó en una sonrisa.

Incliné la cabeza hacia un lado y levanté una ceja hacia él.

—¿Qué pasa con el lote de autos usados de allí? Esos no son de tu

sabor usual.

Su mirada patinó sobre la línea de autos y suspiró.

—¿Quieres la verdad o quieres que te mienta?

Puse los ojos en blanco y me puse de puntillas para que pudiera

envolver mis brazos alrededor de su cuello. Sus grandes manos se ajustaron

en mis caderas y se presionó contra mí así que estaba acunada entre sus

piernas donde estaba apoyado en el auto.

—La verdad.

—Las personas que juegan no piensan. Ellos tiran el dinero alrededor,

toman riesgos, y no tienen planes a largo plazo. La única forma de que el

juego funcione es si la persona tiene algo que perder. Race está jugando un

juego muy peligroso, pero es inteligente. De una manera más inteligente de

lo que Novak siempre lo fue. Los muertos no pueden pagar las deudas, los

hombres rotos no pueden ir a trabajar, pero toma el auto de un chico y él

sabe que vas en serio. Pagan o se despiden de su auto. Esos son los autos

que esperan que sus dueños paguen.

—¿Y cómo exactamente llegaron aquí esos autos?

Él me sonrió ahora con la travesura echando chispas en el centro de

su mirada teñida de obsidiana.

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—Solo considérame un embargador. No los robo para venderlos.

Solo los tomo prestados para ayudar a tu hermano.

—¿Y si los propietarios no pagan?

—La posesión es nueve décimas partes de la ley. Hasta ahora todo

el mundo gana.

—Hasta que alguien se vuelve en tu contra.

—The Point no funciona de esa manera, Pelirroja. Los malos lugares

tienen malas personas y las malas personas tienen malos vicios. Race está

tomando un riesgo, pero está llenando una necesidad que iba a estar ahí

siempre. Voy a mantener un ojo en él, Titus no es tonto y no va a dejar que

se le vaya de las manos, pero por ahora está funcionando y solo vamos a

dejarlo así. Ahora, ¿por qué no me dices por qué estás en el garaje, medio

desnuda, luciendo toda ojos brillantes y feliz?

Presioné mi boca en la suya, haciéndolo dejarme enredar mi lengua

con la suya, y utilicé mi fuerza para presionarme aún más contra él. Nunca

olvidaría lo sólido y robusto que se sentía contra mí. Sus dedos se enredaron

en las puntas de mi cabello y le oí suspirar suavemente contra mi boca ahora

húmeda.

—Hoy conseguí un ascenso en la casa hogar. Un gran trabajo que

me permite realmente ayudar a los niños, más dinero, y no hay más fines de

semana de distancia. Quería celebrar, así que realmente te deseaba.

Él asintió con la cabeza hacia mí y grité con un poco de sorpresa

cuando se inclinó y me cargó. Acurruqué mis piernas alrededor de su cintura

y me apoyé en él cuando empezó a caminar hacia la oficina en la parte

trasera del garaje.

—Eso es impresionante, Pelirroja. Felicitaciones. De verdad naciste

para hacer una diferencia para aquellos que lo necesitan.

—¿A dónde me llevas? —Decidí acariciar la curva de su cuello, feliz

de que él se estremeciera un poco en respuesta.

—Puse más cámaras en este lugar que las que tiene todo London.

No hay una esquina del estacionamiento o del edificio que no alimente una

cámara en vivo. Normalmente, un pequeño muestra y observa no me

molesta, pero teniendo en cuenta que tu hermano tiene todos los códigos

de acceso, dudo que eso sea un espectáculo que quiera ver,

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especialmente si no tienes nada aparte de esta camiseta. La oficina es el

único lugar que no está cableado.

Me gustó su consideración, porque lo que yo tenía en mente

definitivamente no necesitaba la intervención de mi hermano o alguien

más.

La pesada puerta de metal se cerró detrás de nosotros con un sonido

metálico y Bax no perdió el tiempo presionándome contra ella y bajando la

cremallera en la parte frontal de su sudadera. Su oscura mirada brillaba ante

mí y la forma en que su garganta se movió hacia arriba y abajo me hizo

pensar que era posiblemente una de mis ideas más brillantes de la historia.

—No podía hacer solamente la sudadera con capucha y nada más.

Eso es demasiado malo para mí.

Se rio un poco y se inclinó para besarme suavemente en la boca. Me

hizo suspirar, y su forma de trabajar con las manos por encima del borde de

las costillas me hizo jadear en voz alta.

—Dovie, eres mi chica. Nada es demasiado malo para ti.

Eso me hizo reír, lo que rápidamente se convirtió en un gemido, y él

tenía el pesado material fuera de mis hombros y la parte superior de la

camiseta fuera de mí en unos pocos movimientos de contorsión y flexión. Tiré

de su camiseta hasta que salió por su cabeza y nos presionamos juntos,

pecho a pecho, nuestros corazones latiendo al mismo emocionado,

despierto ritmo. Mis pezones se endurecieron con impaciente anticipación

y mis piernas se tensaron de forma automática en su cintura. Él bajó la

cabeza y pasó la lengua por el borde elevado de mi cicatriz. Hacía eso

cada vez que estábamos juntos de esta manera. No estaba segura si era

para asegurarse de que yo sabía que no quitaba lo hermosa que me

encontraba, o si él estaba tratando de borrar el recuerdo. De cualquier

manera, siempre me gustaba y me hacía rastrillar mis manos a lo largo de su

suave cabello corto.

—Me gustan estos. —Sus dedos se sumergieron dentro de la pierna

de la ropa interior que me había puesto. Me estremecí ante el suave toque.

Besé la estrella en su cara y usé mis dientes en el lóbulo de su oreja.

—A mí me gustas tú.

Él se echó a reír, algo en lo que estaba mejorando.

—Es bueno saberlo.

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Entonces no había más espacio para bromas o pensamientos,

porque sus dedos fueron desde fuera de mi ropa interior al interior, y lo único

que podía hacer era sentir. Él estaba tan concentrado, tan enfocado, y leía

mi cuerpo tan fácilmente. Él me tocó apenas directamente y me hizo jadear

su nombre y sin vergüenza retorcerme entre su duro cuerpo y la puerta en

cuestión de segundos. Estaba codiciosa, mojada, y desesperada por él.

Cerré mis tobillos sobre la parte superior de su culo y dejé que mi cabeza se

azotara contra la puerta. Mis ojos se entre abrieron, y lo vi mirarme mientras

me embestía.

Mis paredes internas apretaron sus talentosos dedos, mis piernas

temblaban en torno a él, y para el momento en que cedió y toscamente

birló su pulgar sobre mi clítoris, no pude contener la liberación que había

desatado. Me incliné hacia adelante y cerré mi boca sobre la de él, le dije

que lo amaba, y traté de no deslizarme por la puerta cuando él utilizó su

mano libre para tocar y acariciar tiernamente la punta de uno de mis

pechos. Él siempre hacía eso, me elevaba, me rompía, y luego se volvía

dulce y suave hasta que estuviera listo para empujarme más allá de todos

mis límites de nuevo. Yo ni siquiera protesté cuando arrancó la ropa interior

de su camino, a pesar de que eso significaba que iría a casa con el culo al

aire bajo su sudadera con capucha.

—Mi fantasía. Tú en una sudadera con capucha y nada más.

Realmente eres algo especial, Dovie. No sé qué sería de este punto sin ti. —

No sabía si estaba hablando sobre el lugar o el punto de nosotros, pero creo

que cualquiera encajaba.

Lo besé a lo largo de su clavícula. Manos felices trabajando entre

nosotros, así podría conseguir su cinturón abierto y liberar la parte de él que

necesitaba. Estaba tan caliente y duro en mis manos, tan listo, siempre tan

listo para mí. Le acaricié la longitud de arriba a abajo, vi sus ojos ponerse

aún más oscuros, y vi el pulso en el cuello empezar a ponerse errático.

—Tú eres algo especial también, Shane. Nunca olvides que lo sé.

Él gimió cuando le apreté la cabeza e incliné mi pelvis de modo que

solo la punta golpeó mi entrada. Los dos nos calmamos un poco con el

contacto, pero, como siempre, fue perfecto. Él se hundió a medias,

dejándome tirar adentro la otra mitad, y lo siguiente que supe, fue que se

deslizaba, moviendo, empujando, y moliendo todo tipo de calor y pesadez

contra la puerta de su oficina. No era agraciado o bonito. De hecho, creo

perdí algo de cabello en la bisagra de la puerta. Pero era rudo, espontáneo,

y siempre hacía que se sintiera especial.

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Gimió mi nombre en la curva de mi cuello cuando llegó, clavó los

dedos en mis caderas, y yo me encaramé sobre él y tiré mi cabeza de un

lado a otro, mientras la segunda ola de placer se apoderaba de mí. Cuando

todo terminó nos doblamos el uno sobre el otro, y terminé a horcajadas

sobre él en el suelo mientras se desplomaba sobre su espalda todavía

enterrado dentro de mí. Suspiró y pasó las manos por la aun temblorosa piel

de mis muslos. Puse ambas manos sobre su pecho y me incliné para que

nuestros rostros casi se tocaran, mi cabello una cortina de fuego que nos

rodeaba.

—Te amo, Shane Baxter.

—Te amo, Dovie Pryce.

Él no lo decía seguido, así que cuando lo hacía, siempre importaba

un poco más.

—Y amo cuando me llamas Shane justo antes de conseguir que te

corras… cada vez.

Eso me hizo reír, lo cual me hizo inclinarme y besarlo un poco más, lo

que llevó a conseguir ponerlo duro otra vez, lo que llevó a un poco de sexo

de garaje más incómodo, esta vez en el suelo de la oficina.

Hay dos partes en todos nosotros, las cosas que nos hacen quienes

éramos, muestran de dónde venimos. Me gustaba pensar que mis partes se

dividen por igual entre el bien y el mal, donde Bax estaba mezclado con las

un poco más malas. Pero en algún lugar dentro de él Shane acechaba, y

Shane tenía solo lo suficientemente bueno para hacerme pensar que

teníamos un para siempre. O por lo menos algo tan largo como lo que un

lugar como The Point va a darnos, y al final del día, estaba contenta con

eso, con tal de que él y yo estuviéramos juntos.

Próximamente Better When He’s Bold… La historia de Race…

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n un reino oscuro y

roto, un gobernante

no tiene que tener

miedo para controlar las calles y a

la gente sin escrúpulos que las

dirigen. Race Hartman es solo lo

suficientemente audaz, apenas lo

suficientemente inteligente, y

acaba de perder suficiente para

llevar la corona. Lugares como The

Point tendrán siempre cosas malas

y gente mala, pero el hombre en

control de toda esa maldad

puede minimizar la devastación.

Race no tiene un plan, pero

¿podrá evitar la aniquilación total

sin destruirse a sí mismo?

Brysen Carter siempre ha

visto al verdadero Race, un tipo

demasiado bonito, demasiado

suave y demasiado peligroso. Dejarse acariciar por su brillo dorado es muy

tentador, pero Brysen sabe que finalmente va a quemarse. Ella tiene

suficientes problemas sin el peligro del riesgo y el caos que viene con un tipo

como Race. Lástima que Brysen tiene amenazas demasiado cercanas a

casa que podrían ser más peligrosas que cualquier cosa que alguna vez ha

producido The Point. Y la única persona interesada en mantenerla a salvo

es el único hombre que no puede permitirse tener.

A veces, ser audaz es la única manera de mantenerse con vida. Pero

puede ella dejar que Race salve su vida… ¿si eso significa perderlo a él?

E

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1

brysen Traducido por Fanny

Corregido por Lizzie Wasserstein

ay algunos hombres que son imposibles de ignorar. Es como si

todos alrededor de ellos se estuviera moviendo en cámara

lenta, como si todos los demás estuvieran pintados en blanco

y negro y él fuera el único punto de color; la única cosa moviéndose en la

habitación. Race Hartman era ese tipo de hombre. A pesar de que una

habitación completamente llena de gente ruidosa, borracha y festejando

emocionadamente nos separaba, a pesar de que dudaba que supiera que

estaba en la misma fiesta que él, todo lo que podía ver era a él. Alto y rubio

con un rostro y un cuerpo designado a poner al sexo más débil estúpido por

la lujuria, era innegablemente hermoso y delicioso, como todo lo que era

malo para ti tendía a ser. No quería seguir mirando, pero no podía

detenerme. Él era tan dinámico, tan atrevido, y en mi mundo donde las

cosas eran grises y sin vida, era un festín sensorial y yo estaba feliz de

atiborrarme.

Extrañaba los días donde yo solo iba a la escuela, festejaba, me la

pasaba bien, y actuaba como si no tuviera una preocupación en el mundo.

Esos días hacía mucho que se habían ido así que necesitaba dejar de ver

boquiabierta a Race como una idiota y seguir adelante tratando de disfrutar

la noche que tenía libre de trabajo y no era necesitada en casa. Mi hermana

pequeña estaba en una pijamada, y mi papá había aceptado quedarse

en casa con mi mamá. Era una rara ocurrencia que cuando conseguía

comportarme como una chica normal de veintiún años, y lo estaba

despilfarrando deseando al hermano mayor de mi mejor amiga y,

probablemente el peor y más inapropiado chico en el mundo entero por el

cual tener un enamoramiento.

—¿Lo conoces?

H

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Mi amiga Adria fue la que me convenció de venir esta noche ya que

no tenía que trabajar. Recordaba las fiestas como estas más divertidas.

Tomé un sorbo de la cerveza tibia en mi vaso rojo y luché con la manera

magnética en que mis ojos querían regresar a Race.

—Es el hermano mayor de Dovie.

—¿En serio?

Su incredulidad era justificada. Donde Race parecía de la realeza,

como algún tipo de dios dorado mandado a gobernar a los mortales, Dovie

Pryce era una pelirroja cubierta con pecas y tan poco obvia como podría

ser una persona. A lo mucho era linda, no impresionante y de infarto como

su hermano. Además, era la persona más amable en el mundo. Estaba

bastante segura que Race no tenía ningún hueso de bueno en ninguna

parte de su impresionante cuerpo.

Mis dedos se curvaron más apretadamente alrededor del vaso

cuando su cabeza giró y esos ojos color verde musgo se encontraron con

los míos.

—En serio. —Mi voz era más ronca de lo normal incluso a mis oídos.

—¿Cómo puede ser eso?

Me gustaba Adria. Teníamos Negocios Financieros juntas y era una

de las personas que no me había abandonado cuando fui forzada a

regresar a casa después de que todo con mi mamá se vino abajo. Ya no

tenía mucha diversión, lo que significaba que ya no tenía muchos amigos.

Sin embargo, tratar de explicar las complicadas dinámicas en la familia

Hartman, no era algo que planeaba hacer para pasar la noche. El linaje de

Race y Dovie no era una historia particularmente divertida, y eso es lo que

yo buscaba, divertirme.

Tragué saliva porque Race estaba caminando hacia la multitud

bailando y empujando a estudiantes universitarios hacia donde estábamos

paradas. Instintivamente, la gente se movía fuera de su camino. Era como si

hubiese un escudo de fuerza de matón rodeándolo que solo aquellos a los

que les gustaba vivir peligrosamente, se atrevían a probar. Yo no era de esas

personas. Al menos eso es lo que me decía cada que estaba a su alrededor.

Claro, estaba peligrosamente atraída a él, lo había estado desde la

primera vez que lo vi cuando dejó a Dovie en el trabajo, pero él nunca lo

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sabría. Race no era un chico bueno y mi vida ya era lo suficientemente difícil

sin añadir el tipo de complicación a la que un chico como él estaba atado.

Para mantenerlo a raya y a esos sentimientos traidores, era horrible

con él… O sea, en serio, en serio horrible. Era fría. Desinteresada. Ruda, y

algunas veces de plano malvada. Actuaba como si él fuera molesto, lo

trababa como si fuera un vil y sucio ser humano, y cuando eso no

funcionaba, lo ignoraba y actuaba como si él no valiera mi tiempo. Hacerlo

estaba siendo más y más difícil, y cuanto más desdén tiraba en su dirección,

más encanto y más atractivo sexual líquido apuntaba hacía mí. Estábamos

envueltos en un tentador juego de ir y venir del cual estaba aterrorizada de

eventualmente perderlo. Race me quería, y no lo mantenía en secreto. No

sabía que tanto tiempo más mi caprichosa lujuria iba a aguantar el asalto

de esos ojos color verde y esa hermosa cabeza de color oro.

Esbozó una sonrisa de un millón de voltios hacía mí y se detuvo, así

que estaba cerniéndose sobre mí. Incluso en tacones de doce centímetros

y medio, él se alzaba sobre mí.

—Bueno, hola, Brysen.

Puse mis ojos en blanco y levanté el vaso rojo para esconder el trago

involuntario mientras su áspera voz se deslizaba por mi piel.

—Race.

Adria me golpeó en un costado con el afilado borde de su codo.

Aclaré mi garganta e incliné mi cabeza en su dirección.

—Esta es mi amiga, Adria.

Él sacó una gran mano y estrechó la suya mucho más pequeña.

Prácticamente vi sus bragas derretirse y su vagina lanzó una alfombra de

bienvenida.

—¿Qué estás haciendo aquí?

Debería estar preguntándole eso a él. Esto era una fiesta de

universidad, llena con ebrios estudiantes universitarios y de posgrado. De

hecho yo asistía a la universidad a la vuelta de la esquina, pero Race hace

mucho que se dio por vencido en la vida académica por una que involucra

crimen y mucha, mucha actividad ilegal. Él es el que no debería estar aquí.

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—Solo divirtiéndome. —Traté de mantener mi tono plano y

desinteresado, pero si él pudiera escuchar la manera en la que mi corazón

latía con fuerza, el imbécil se sentiría lo máximo.

Levantó una ceja rubia hacía mí y esbozó una media sonrisa. Dios…

incluso tenía un hoyuelo en su mejilla izquierda que estaba para morirse.

Tenía tantas ganas de lamerlo. Clavé las puntas de mis uñas en mis palmas

y tomé una profunda respiración.

—Me sorprende que sepas como hacer eso, Brysen, divertirte.

Tenía razón, así que todo lo que pude hacer fue estrechar mis ojos

hacía él y sacar la máscara de reina de hielo que usaba perpetuamente en

su presencia.

—¿Qué estás haciendo tú aquí, Race? ¿Extorsionar a pobres niños

universitarios por sus cheques de préstamos estudiantiles?

Su otra ceja se disparó hacia arriba y se unió a la otra, y cuando

desató su sonrisa completa sobre nosotras, casi nos noquea a Adria y a mí.

Algo más oscuro pasó por sus ojos verdes y quería tomar un paso hacia atrás.

Race era peligroso en muchas maneras, y necesitaba recordar eso.

—La mayoría de los niños universitarios tienen cero sentido y me gusta

un reto. Ese es un terreno fértil para un tipo como yo. Además, la temporada

de futbol comienza la semana que viene y solo necesitaba checar algunos

clientes tempranos. —Sus ojos se deslizaron sobre la punta de mi pulcro

peinado bob hasta los dedos de mis puntiagudas zapatillas de tacón—. Me

quedé más tiempo por el paisaje.

Adria aclaró su garganta y miró de ida y vuelta entre los dos.

—¿Clientes? ¿En una fiesta en casa? ¿Qué es lo que haces

exactamente? —Si solo supiera el tipo de cosas ilícitas que Race hacía.

Él inclinó su cabeza a un lado y la sonrisa cegadora que empujaba

en su boca cayó de su rostro. Había muchas facetas de Race Hartman, y

este lado más oscuro y más rudo de él solo aparecía cuando decidía que

iba a tomar las riendas de un sindicato de crimen después de tener mucha

participación en derrotar al capo principal. Race no era solo un chico malo,

era el chico malo. Llevaba números, usuraba, operaba casas ilegales de

apuestas, ayudaba a su mejor amigo a desmontar, cortar y mover autos

robados, asegurándose de que cada hombre, mujer y niño en The Point

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supiera que él era el tipo que tomaba las decisiones en las calles ahora. Era

demasiado lindo para ser así de horrible, pero por Dovie, sabía exactamente

qué tan sucias se habían puesto las manos de Race desde que se hizo cargo

del imperio de Novak. Sin mencionar que su nuevo socio de negocios era un

proxeneta, un narcotraficante, y más o menos el hombre más sórdido y

baboso haciéndose cargo de cada operación subterránea que existía en

el interior de la ciudad.

—Hago dinero, dulzura.

Y lo hacía. Cambié de peso en mis muy altos zapatos y traté de no

dejarlo ver como mi pulso se agitaba bajo su firme mirada. Había algo sobre

ser deseada por un hombre que sabías que podía destruir a cualquiera en

la habitación. No debería sentirse bien, no debería hacer que mis muslos se

apretaran y mis adentros pulsaran, pero lo hacía, él lo hacía.

Sonreí y lancé la parte más larga de mi afilado peinado bob sobre

mi hombro.

—Race es un empresario en especie. —Del tipo que solo

encontrabas en un lugar que era tan oscuro y roto como The Point.

Adria obviamente quería hacer más preguntas. La vi abrir su boca,

pero antes de que pudiera decir una palabra, un ruidoso BANG sonó y la

típica fiesta universitaria que estaba usando para escapar de la dolorosa

realidad de mí día a día se convirtió en un desastroso alboroto.

No había error en el olor a pólvora y el sabor cobre de la sangre

derramada mientras el pandemonio iniciaba y más disparos sonaban. Fui a

agarrar a Adria, pero porque estábamos tan cerca de la puerta, una

avalancha de cuerpos en pánico nos separó en medio segundo. Sentí duras

manos agarrarme y sacarme del camino de la estampida. Mi rostro estaba

presionado a un pecho duro como roca, y una gran mano sostenía mi

cabeza abajo mientras era movida toscamente a través del empuje de

cuerpos corriendo y agitándose.

Mi corazón estaba en mi garganta y escuché otro disparo, seguido

por el grito de una voz femenina. Race dejó salir una letanía de maldiciones

de algún lugar encima de mi cabeza, y me soltó por solo un segundo.

Escuché vidrio rompiéndose, lo sentí moverse, jalándome detrás de él, y

luego el aire fresco de la noche estaba a nuestro alrededor. Me alejó de él

un poquito, pero agarró mi mano y procedió a jalarme detrás de él. Nuestros

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pies crujían sobre el vidrio roto de la puerta trasera que obviamente había

destrozado para que pudiéramos escapar a través de ahí.

Estaba jadeando y corriendo detrás de un tipo con piernas dos veces

más largas que las mías en tacones de aguja y pantalones entubados, así

que era prácticamente imposible, pero lo hice. No se detuvo hasta que

habíamos rodeado el jardín sobre el otro lado de la casa y llegamos al otro

lado de la calle. La mayoría de los otros asistentes en la fiesta habían

desaparecido, y el sonido de las sirenas ya podía ser escuchado en la

distancia. Puse mis manos sobre su pecho y le rogué:

—Tenemos que encontrar a Adria.

Sus ojos estaban prácticamente negros, llenos de emociones que

tenía miedo de nombrar.

—No puedo estar aquí cuando los policías aparezcan, Brysen. Tengo

que irme.

Di un grito ahogado y puse mis manos en puños para poder

golpearlo en el pecho, con fuerza.

—¡Ayúdame a encontrarla, Race!

Solo sacudió esa perfecta cabeza rubia y me miró.

—Tú eres la única por la que estaba preocupado.

Mi corazón tropezó, pero las sirenas se estaban acercando y él se

estaba alejando de mí. Agarré su muñeca y me di cuenta que estaba

temblando tanto que apenas podía sostenerme a él.

—No me dejes. —Mi voz sonó asustada y perdida. No sabía qué

hacer en una situación que involucraba armas y violencia. Me

desconcertaba que tan indiferente estaba él con todo esto.

Las sombras en sus ojos se movieron y su boca bajó en las esquinas.

Antes de que pudiera reaccionar, sus manos se deslizaron alrededor de mi

nuca, debajo del borde de mi cabello, y me jaló hacia arriba, en las puntas

de mis pies. Envolví mis manos alrededor de sus muñecas, traté de no

enloquecer cuando mi pecho se aplastó contra el suyo y prácticamente

solo colgué ahí mientras procedía a besarme hasta la inconciencia.

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Estaba oscuro, la gente estaba tropezando, borrachos y aturdidos,

estaba preocupada por mi amiga, y estaba enojada con él… siempre

enojada, pero por primera vez desde que puse mis ojos en él, todo ese

deseo, toda esa enredada y codiciosa lujuria se soltó, y le devolví el beso.

No fue romántico, no fue dulce y lleno de anhelo tangible y cuidado

amoroso. Fue brutal, duro y caliente, y nada en mi vida entera se había

sentido mejor. Su lengua me invadió. Sus dientes rasparon. Sus manos

magullaron, y pude sentir su erección a través de la parte de enfrente de sus

jeans donde nos empujábamos para estar juntos. Debí haber protestado,

decir algo para hacer que se detuviera, pero todo lo que podía hacer era

gemir y frotarme contra él como algún tipo de gato en celo.

Y justo cuando estaba contemplando curvarme a su alrededor,

enroscarme en ese enorme cuerpo y ponerme cómoda, me soltó, dio un

paso atrás, me dejó parpadeando como una idiota, sacudió esa cabeza

dorada, y desapareció en la oscuridad sin decir una palabra. Miré el lugar

donde había estado, envolví mis brazos a mi alrededor, y traté de no

desmoronarme en el acto.

—¡Brysen!

Levanté mi cabeza mientras Adria venía corriendo hacia mí. Casi nos

tira a ambas al suelo.

—¡Oh por Dios, estaba volviéndome loca! ¿A dónde fuiste?

La abracé, más para ver si eso detenía que temblara. No lo hizo.

—Por alguna razón, Race me sacó por la parte de atrás.

Sus ojos estaban enormes en su rostro.

—¿Por qué haría eso? Nadie sabía dónde estaba el tipo con el arma.

Solo sacudí la cabeza.

—No lo sé, yo solo lo seguí. —En realidad no me dio otra opción.

—Un tipo atrapó a su novia con otro tipo. ¿Puedes creerlo? Todo eso

por algo tan estúpido.

No tuve oportunidad de preguntar como supo qué era todo ese

alboroto porque la policía estuvo finalmente en la escena y haciendo

preguntas a aquellos de nosotros que quedábamos.

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La universidad y la casa donde estaba la fiesta estaban

localizadas sobre The Hill. Cosas como disparos al azar, novios celosos, y

novias infieles pertenecían a The Point; al menos eso era con lo que la

mayoría de la gente en The Hill trataba de engañarse. Para el momento en

el que todo estuvo dicho y hecho, estaba exhausta, drenada

emocionalmente, y todavía podía saborear a Race en mis labios. Mi noche

fuera para olvidar, se había convertido en un recuerdo que recordaría por

siempre, incluso si sabía que era una muy mala idea. Tal vez, después de

todo, no era tan malo estar rodeada por una sombra gris. Era aburrido y

soso, pero era seguro.

Llevé a Adria de regreso a su apartamento, lidiando todo el camino

con preguntas sobre Race. Estaba fascinada por él, podía sentir ese tirón

magnético que él tenía naturalmente. Traté de decirle que era malas

noticias, que el mundo en el que operaba estaba tan lejos de su Maestría

en Administración como podía imaginar, pero por supuesto, eso solo se

añadió a su misterioso atractivo. ¿Qué chica linda de The Hill no sentía lujuria

por un chico travieso de The Point? No podía ser algo más cliché ni aunque

trataran. Para el momento en el que iba a mi casa, tenía un dolor de cabeza

y mi estómago estaba en nudos.

Cuando estacioné en el cortador de galleteas de tres niveles que mis

padres habían construido antes de que todo se desmoronara, tenía que

pensar si quería o no mantener el motor en marcha y solo seguir manejando

hasta que estuviera en otro lugar, hasta que llegara a una vida diferente.

Hace dos años, todo en mi mundo había sido alegre y lleno de color y luz.

Estaba viviendo en un apartamento con amigas, yendo a la universidad,

defendiéndome de los chicos que solo tenían una cosa en la mente. Era

tonta. No me importaba nada, y nunca pensé que eso fuera a desaparecer.

Ahora estaba de vuelta en casa, cuidando de un padre sufriendo de

un ataque paralizante de depresión quien también tenía una tendencia a

auto medicarse, y otro que era un adicto al trabajo y obviamente

enterrándose en su trabajo para evitar las cosas preocupantes que pasaban

en casa. Más que nada, regresé para evitar que mi hermana menor, Karsen,

fuera afectada por la tristeza y la oscuridad de todo. Tenía diecisiete, una

estudiante de solo A’s, y destinada a ir a la universidad en unos años. Podía

aguantar hasta entonces. Después de todo, mis padres siempre habían

trabajado duro para mantener a nuestra familia entre la fina línea entre The

Hill y The Point, y sentía como que era lo menos que podía hacer para

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devolvérselos. Nunca habíamos sido terriblemente ricos, pero nunca

habíamos sido forzados a tratar de sobrevivir en el campo de batalla que

era la vida en The Point. En vedad sentía que les debía eso hasta el final.

Suspirando, entré. No había luces encendidas porque Karsen no

estaba en casa y mi mamá estaba indudablemente desmayada en la

cama. Giré por la cocina para agarrar una cerveza que de hecho estaba

fría y vi la oficina de mi papá en el camino al piso donde estaba mi

habitación. Estaba sentado detrás de la computadora, como siempre. Su

cabeza calva inclinada y sus ojos trabados en lo que sea que estuviera en

la pantalla. Fruncí el ceño un poco y saqué la tapa de la botella.

—Hola.

Lo vi saltar y su mirada de alejó del monitor.

—Brysen Carter, me espantaste, rayos.

—¿Cómo estuvo?

Aclaró su garanta y regresó su atención a la computadora.

—Bien. Todo estuvo bien.

Eso era muy poco probable.

—¿Siquiera la checaste está noche, papá?

—Brysen, esto es muy importante. ¿Puede esperar?

En realidad no, pero todo venía después de su trabajo. No dije nada,

solo seguí caminando y caminé a la esquina donde estaba el dormitorio

principal. La puerta estaba medio abierta y la televisión estaba encendida.

Empujé la puerta con la palma de mi mano y susurré una grosería.

Mi mamá estaba tumbada de lado atravesada en la cama. Su

cabeza estaba colgando sobre el borde y el mismo cabello rubio

blanquecino que yo tenía en mi cabeza, era una maraña, tocando el piso.

Una botella vacía de vodka estaba descansando sobre la almohada y

ligeros ronquidos salían de ella. Puse la botella de cerveza sobre el tocador

y fui a acomodarla. Claramente papá no se había molestado en apurarse

para ver si ella estaba bien. Solo la había abandonado a su suerte, y este

era siempre el resultado final.

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Abrió un ojo para mirarme y murmuró mi nombre mientras luchaba

para ponerla bajo las sabanas. Tomé la botella vacía y resistí la urgencia de

estrellarla contra el suelo. Solo apenas. Ella no siempre había sido así.

Siempre había estado un poco apagada, luchando con subidas y bajadas

emocionales, pero un accidente automovilístico, una horrible cirugía en la

espalda, y una cantidad infinita de dolor, más la incapacidad de regresar

al trabajo, y esta triste y borracha carcaza de mujer era en lo que mi madre

se había convertido. Siempre hacía que mi corazón se retorciera y mis

adentros dolieran porque no tenía que ser de esta manera. Ella pudo haber

conseguido ayuda, mi papá pudo haberla apoyado, y tal vez mi vida podría

regresar a algún tipo de normalidad, pero eso no estaba pasando y por

ahora, tenía que conformarme hasta que Karsen fuera lo suficientemente

mayor para salir de aquí por su cuenta.

Apagué el televisor y cerré la puerta detrás de mí con un ruido sordo.

De todas maneras, tomaría un tornado levantarla de la cama con ese tipo

de sueño borracho. Me quité los zapatos de una patada y finalmente

encontré el camino a mi habitación.

Vivir en casa de nuevo como una adulta era tan raro. No era como

si tuviera un toque de queda, las mismas reglas y reglamentos a seguir como

cuando era una adolescente, pero todo sobre esta habitación de mi niñez

se sentía mal. Sentía como si dejara alguna parte de mí fuera de la puerta

cada vez que me resignaba a otra noche, otro día que pasaba aquí.

Saqué mi teléfono de mi bolsillo trasero y fui al último mensaje que le

había mandado a Dovie pidiéndole ir a la fiesta conmigo. Ahora que tenía

un trabajo de tiempo completo trabajando en una casa hogar para todos

los niños perdidos en el sistema, apenas y la veía. Añadiendo el hecho de

que estaba viviendo e involucrada con el único chico en The Point que

consideraba más aterrador que Race, eso significaba que rara vez iba a su

casa o la veía fuera de la escuela. Esta noche había declinado la invitación

porque tenía que hacer tarea, pero secretamente me pregunté si Bax le

había dicho que no fuera.

Él odiaba todo lo que tenía que ver con The Hill. Era de las calles, un

ex convicto, un ladrón, y no había duda de que estaba hasta las cejas en

los negocios criminales que Race manejaba. Shane Baxter tenía una

reputación en estas partes que era tan legendaria como la del hombre que

lo engendró. El hombre que él y Race habían derribado. No eran el tipo de

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chicos con los que te querías meter, pero en verdad me caía bien Dovie, así

que le hice frente a las aguas llenas de tiburones en las que ella nadaba

para mantenerla en mi vida y llamarla mi mejor amiga.

Le di la vuelta a mi teléfono y le mandé un mensaje:

Vi a Race en la fiesta de hoy.

Tomo unos cuantos minutos para que respondiera.

¿Qué estaba haciendo ahí?

Dijo que trabajando.

Seguro que sí.

Puse un poco mis ojos en blanco por lo que él consideraba como

“trabajar” y escribí:

Alguien tenía una pistola y disparó adentro. Race me sacó pero se

fue por la policía.

Todavía estaba sudorosa por eso, y todavía caliente por dentro por

ese beso. ¿Por qué tenía que saber tan bien, sentirse tan bien, pero sin

embargo estar tan mal?

Ella respondió de una manera en que, de hecho, alguien firmemente

inmerso en The Point podría hacer:

No puede arriesgarse a tontear con la policía. En realidad nadie de

aquí puede. No me sorprende que se haya ido. ¿Todos están bien?

Bien. Todos estaban bien.

Yo no estaba bien. Tener una idea de que alguien era un criminal,

que quizá no estuvieran sobre lo alto era algo completamente diferente que

tener la prueba justo frente a tus ojos. No entendía ese mundo, no quería

entenderlo, por eso, no importaba que tan sexy era y lo mucho que me

sacaba de mi misma, de mí día a día, Race Hartman nunca sería el chico

para mí, y eso hacía que las cosas profundas dentro de mí ardieran.

Platicamos un poco más. Yo sobre nada en particular, y ella sobre los

chicos. Bax me asustaba tanto que estaba nerviosa y ansiosa a su alrededor,

y creo que lo trababa de hacer más humano, más agradable a mis ojos,

para compensar eso. Y Race, bueno, me daba vueltas y tomaba cada

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esfuerzo que tenía para pretender desinterés en vez de una rabiosa

curiosidad cada vez que mencionaba algo sobre él. Cada vez era más y

más difícil hacerlo.

Le dije buenas noches y le mandé un mensaje a mi hermano para

decirle buenas noches también. Karsen era buena, una niña que merecía

lograr salir de la casa ilesa y sin cicatrices del estado en el que estaban los

Carter. Era una cosa pequeña, con el mismo cabello pálido que yo, pero

con los ojos marrones de nuestra mamá en vez de los azules de papá como

yo. Era tan dulce como era posible, y cuando respondió con un emoticón

de carita sonriente, finalmente me puse en mi rutina de noche.

Fue mientras lavaba mi rostro y me metía a bañarme que pude

finalmente admitir que me sentía sola, que estaba triste, que estaba

abrumada por todas las cosas que estaba sintiendo y la batalla de siempre

mantener controladas las cosas ardiendo dentro de mí. En la ducha, podía

llorar y nadie sabría. Esta no era la vida que quería. Aquí no era donde

pensaba estar a los veintiún años, pero tenía que adaptarme, tenía que

cambiar para hacer lo que era mejor para todos, y esa era la manera en la

que iba a ser. No tenía opción para decidir.

Me sequé, pasé un cepillo por mi cabello, y me puse un par de

pantalones de yoga y una blusa sin mangas para dormir. El estrés de la

noche, la adrenalina de todo, comenzó a salirse de mi sistema y finalmente

caí en el colchón de frente. Estaba dejando que mis ojos se cerraran,

tratando con verdadera fuerza evitar revivir cada movimiento de la lengua

de Race, cada roce de los dientes, cuando mi celular se iluminó con un

mensaje. Era tarde, y la única persona que pensé que podría ser era Karsen,

así que me senté de golpe y pasé un dedo sobre la pantalla.

No era de Karsen. No era de un número que reconociera en

absoluto. Eran seis palabras, no gran cosa, pero la roca que se asentó en mi

estómago cuando lo leí me dijo que algo estaba mal.

Te veías muy linda esta noche.

Solo me quedé viendo por un segundo antes de responder.

¿Quién eres?

Lamento haber fallado.

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¿Qué demonios se suponía que significaba eso? Pregunté de nuevo

quien era, y cuando no obtuve respuesta, solo apagué mi teléfono y lo lancé

en la mesita de noche. Eso fue extraño y no me gustó.

Hablando de fallar a alguien cuando había habido disparos no era

divertido, y era lo suficientemente crudo como para no gustarme ni un poco.

Me dejé caer en la almohada de nuevo, miré el techo, y me pregunté

exactamente por qué Race me había sacado por la parte de atrás de la

casa cuando todos habían estado yendo en estampida hacia la puerta

principal. Estaba agradecida por su ayuda, agradecida de que hubiera

reaccionado y me hubiera llevado afuera, pero después de ese raro texto,

estaba comenzando a tener preguntas.

Esta era la razón por la que no tenía tiempo para un tipo como Race.

Si él hubiera sido alguien más, sus motivaciones ni siquiera se cuestionarían.

Tendría que tomarlo por lo que era, estaba tratando de ponerme a salvo,

pero por quién era, la vida que vivía, tenía que preguntarme. ¿Y que había

querido decir con “tú eres la única por la que estoy preocupado”? Sabía

que él me deseaba, jugaba conmigo porque era un desafío, pero no podía

ser más que eso… ¿o sí?

Puf. No tenía tiempo o espacio por nada de eso. Que mal que fueron

su lindo rostro y su perfecta boca los que me siguieron a la tierra de los

sueños.

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Jay crownover

No hay muchas cosas que decir sobre ella,

ama los tatuajes y las perforaciones e incluso tiene

gran parte de ellos en su cuerpo. No ha visto su

color natural en su cabello desde hace mucho

tiempo. Vive en Colorado con sus tres perros, los

cuales están totalmente locos, y ama la nieve.

Ha sido bartender desde la Universidad, pero su gran sueño es ser

estrella de rock en lugar de escritora, aunque lamentablemente no tiene el

talento para cantar, así que esto es lo que hay.

Ama escribir y leer, sobre todo libros donde los personajes pueden

transmitir y hacer que el lector sienta algo.

Tiene 2 series ya comenzadas: Marked Men y Welcome to the Point.

Actualmente se encuentra en camino su serie Spin Off de Marked

Men: The Saints of Denver.

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Staff

Moderado por:

Jadasa Youngblood Lizzie Wasserstein

Traducido por:

Anelynn* IvanaTG MaEx

Apolineah17 Jadasa Youngblood magdys83

Dani:3 Jenn Cassie Grey rihano

Effybay88 lapaskis Rivery

Fanny Lizzie Wasserstein Selene1987

fleurence20 Lorenaa Whiteshadow

Itorres Lorena Tucholke Zoe Benson

Recopilado por:

Lizzie Wasserstein

Revisado por:

Lizzie Wasserstein

Corregido por:

Lizzie Wasserstein

Diseñado por:

Lizzie Wasserstein

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