De armas tomar: la vida de
Francisca Zubiaga y Bernales
antes de la presidencia (1803-
1829)
Alumna: Claudia Nuñez Flores Código: 20089542
Profesor: María Emma Mannarelli Curso: Género e Historia
Semestre 2015-II
“La excelentísima Sra. Presidenta de la República, dejó su querido suelo natal, la mañana del
martes 17 [de septiembre] para dirigirse a la capital de Lima a los brazos de un esposo, a quién su
amor a la Patria, lo había separado de sus tiernas caricias, llevándolo con gloria al campo del
honor y de la muerte. Un lucido y numeroso acompañamiento salió de la ciudad a dar un
interesante adiós a esta amable Generala” 1 . Así despedía el Cusco a su Mariscala,
Francisca Zubiaga de Gamarra, quien partía a Lima al encuentro de su esposo,
Agustín Gamarra, que acababa de asumir la presidencia de la nueva República
peruana.
Francisca Zubiaga y Bernales o Doña Pancha Zubiaga “La Mariscala” es uno de los
personajes más fascinantes de nuestra historia republicana. Abraham Valderomar
describiría a La Mariscala como “ mujer nacida para grandes destinos, que en el ostracismo
entregara su espíritu a Dios, es una de las más completas figuras en nuestra incipiente
nacionalidad. Su vida fue corriente tumultuosa de vibraciones sonoras, de inextinguibles energías.
Gobernó a hombres, condujo ejércitos, sembró odios, cautivó corazones; fue soldado audaz, cristiana
fervorosa; estoica en el dolor, generosa en el triunfo, temeraria en la lucha. Amó la gloria, consiguió
el poder, vivió en la holgura, veló en la tienda, brilló en el palacio y murió en el destierro. Religiosa,
habría sido Santa Teresa; hombre, pudo ser Bolivar”2.
Pero la historia de Doña Pancha dista mucho de parecerse a la de Santa Teresa o
Simón Bolivar; ella, ha quedado silenciada y diluida dentro de la figura de su esposo,
el famoso caudillo cusqueño Agustín Gamarra. La aproximación desde el enfoque
histórico tradicional a relegado al casi completo anonimato su figura. La bibliografía
existente se remite, únicamente, a un resumen de algunos momentos de su vida que
no llegana calificar como trabajos biográficos. Los pocos datos existentes acerca de
su vida nos llevan a determinar la necesidad de un trabajo de archivo mucho más
cuidado que nos permita alimentar y constatar los datos existentes. Asimismo,
debemos advertir el inmenso reto que infiere la aproximación a una figura femenina
a través de documentos producidos ,en su mayoría, por la tinta masculina.
1 Periódico Minerva de Cuzco 1829, 20 de septiembre. 2 Abraham Valderomar, “ Obras Escogidas”. Lima: Hora del Hombre, 1947 p9
El presente texto pretende contribuir con los trabajos en torno a un personaje tan
fascinante como es Francisca Zubiaga, utilizando una aproximación de género a los
datos existentes sobre su vida antes de asumir la presidencia junto a su esposo el
Mariscal Agustín Gamarra. Consideramos importante realizar un relectura de la
literatura existente desde un enfoque de dinámicas de género para entender las bases
y la construcción de la figura política y militar de la mítica Mariscala, quien se
apropió del espacio público, tradicionalmente reservado para los hombres.
UNA JOVEN FRANCISCA Un 11 de septiembre de 1803 nace Francisca Zubiaga y Bernales en el pueblo de
Huarcaray o Anchibamba, del distrito de San Salvador Oropesa, Cusco. Hija de
Don Antonio Zubiaga, español de Guipúzcoa, y Doña Antonia Bernales, cusqueña
perteneciente a las familias más notables de la ciudad. 3 La primogénita de los
Zubiaga Bernales nace dentro de un núcleo familiar de clase acomodada dentro de
la ciudad de Cusco, esto otorga a Francisca desde su nacimiento una posición
privilegiada en lo que ese entonces era uno de los centros económicos y políticos del
Virreinato. El nacimiento de una niña en un seno familiar como el de los Zubiaga,
implicaba también, un contrato inherente con derechos y deberes determinados4,
relacionados a lo que se esperaba de las clases dominantes cusqueñas.
Sin embargo, es aquí donde podemos encontrar algunos aspectos importantes de
cómo la personalidad y figura de Francisca comienzan a perfilarse. Si bien existen
muy pocos datos de estos primeros años de Doña Pancha Zubiaga, la literatura
coincide en que su padre abandona el continente por razones laborales, dejando a
sus cuatro hijos al cuidado integro de su esposa.5 La figura masculina, sustancial para
justificar su lugar dentro de una sociedad estrictamente estamentaria como la
colonial, no está presente dentro de buena parte de la vida de La Mariscala. Sin
embargo, la ausencia de su padre, por razones laborales, no deslegitima la posición
3 Valderomar Op. cit p33; Jorge Cornejo Bouroncle, Doña Francisca Zubiaga de Gamarra La Mariscala” Cuzco, H.G. Rozas, 1948 p5 4Norbert Elias, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas psicogenéticas. México DF: Fondo
de Cultura Económica, 1987. Capítulo segundo, La “civilización” como transformación específica del comportamiento humano, I: p140
5 Valderomar Op. cit p34, Cornejo Op.cit p7
de ella y su familia dentro de la sociedad; es más, puede haber generado un espacio
bastante particular para el desarrollo de la joven Francisca, donde la figura espectral
de su padre le permite seguir gozando de los privilegios de la burguesía cusqueña y
crecer en un ambiente sustancialmente de poder femenino.
Este ambiente, parece haber forjado no solo el carácter de Doña Pancha, sino
también, el de sus hermanas. Valderomar describe a las dos hermanas menores de
Francisca como mujeres de carácter indomable y afectas a subordinar a sus esposos.
Antonia, la segunda hija, es descrita como de carácter extraño; casada con un señor
de apellido Rodríguez6, de espíritu cristiano, débil para contrarrestar el exaltado carácter de su
mujer7; parece que la hermana menor de Francisca con un grito definía el estado de
alma de su marido8. Por su lado, doña Manuela, la menor de las hermanas, parece
haber sido digna hermana de la Presidenta. Valderomar narra que contrajo nupcias
con Pedro Salmón, administrador de la Aduana del Callao, a quien por lo visto también
dominó en su hogar como una reina, llegando a ejercer tal imperio sobre su conyugue, que por las
mañanas, al salir a misa, dejaba al marido encerrado y con llave; demorándose con frecuencia más
de lo que es prudente en quien tiene en prisión a tan importante personaje, y el pobrecillo esperaba a
que la buena doña Manuela concluyera de conversar con las amigas y fuera a darle libertad.9
Otro aspecto frecuentemente citado por los autores es la reclusión de Francisca en
el Convento de Santa Teresa, del cual fue retirada a los cinco años de su ingreso ya
que al parecer, la joven mariscala, ejercía fuertes castigos e incontables ayunos que
atentaron contra su integridad física10. La vida conventual significó para muchas
mujeres, durante el período colonial , el espacio adecuado para el desarrollo de sus
capacidades intelectuales, un espacio donde la soledad de la reclusión y su renuncia a
los placeres carnales, significó el acceso a un mundo de letras y liberación
6 Valderomar Op. cit p28 7 Op. cit p29 8 Op. cit 9 Op. cit 10 Op. cit p31
intelectual11, muchas veces negado a las mujeres que optaron por una vida mucho
más laica.
MATRIMONIO CON GAMARRA No existe registro de qué sucede con Francisca Zubiaga entre sus 17 y 20 años; los
datos proporcionados por la bibliografía sugieren una nueva ausencia del padre y
una relación bastante conflictiva con la madre. Para 1823, Francisca y sus dos
hermanas menores se encuentran recluidas en el Monasterio limeño de La
Encarnación, debido a un proceso iniciado por ellas donde acusaron a su
progenitora de maltratarlas. Rubén Vargas y Manuel Reyna Loli citan: “Las jóvenes
Zubiaga se han refugiado voluntariamente en el monasterio para precaver el maltrato de que se
quejan inferido por Doña Antonia, su madre, de quien reciben un trato áspero y quién, además, ha
gastado un ingente caudal sin medida desde que el padre, Don Antonio, se ha visto precisando a
regresar a España, dada su calidad de peninsular y los avatares de la guerra por la independencia
peruana”12. Vemos, nuevamente, cómo Doña Francisca y sus hermanas muestran un
carácter determinado, que terminaría por encontrar solución efectiva en el
matrimonio de la mayor de ellas.
El matrimonio se presenta así como una estrategia efectiva de empoderamiento13 y
búsqueda por la liberación del núcleo familiar. Los datos no precisan cómo Agustín
Gamarra conoce a Francisca; pero parece que el matrimonio entre ambos responde
a un decisión compartida, donde la familia no representa una opinión de peso y
parece que las nupcias se realizan respondiendo a intereses mucho más individuales
que familiares.
Carlos Neuhaus califica el matrimonio entre Zubiaga y Gamarra como hecho entre
“monjas y media noche”, ya que pese a la reclusión de la novia junto a sus
11 Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz. Las trampas de la fe. México: FCE, 1984. 12 Rubén Vargas y Manuel Reyna Loli (VARGAS, Rubén. Boletín Bibliográfico de la Biblioteca Central de la Universidad de San Marcos. Nros. 1-4, diciembre 1961. Reyna, Manuel. Crónica de Lima. 28 de mayo de 1958 13 Norbert Elias, “El cambiante equilibrio de poder entre los sexos. Un estudio sociológico procesual: el ejemplo del antiguo Estado romano”, en La civilización de los padres y otros ensayos, Bogotá: Ed. Norma, 1998. p209
hermanas, el militar cusqueño se las ingenia para realizar un matrimonio –por lo
visto fraguado- para poder sacar a Francisca de manera “legal” del Monasterio.14 Es
así que, el recién casado, basado en un documento que tiene como fecha de
matrimonio el 20 de diciembre de 1823 y que contó con el oficio del cura José
María Monzón, teniendo como testigos al Capitán Juan Bautista Zubiaga y Antonia
Zubiaga, hermanos de la contrayente; y, el Mayor Manuel Peralta, amigo y
compañero del novio 15 ; solicita que su esposa pueda salir libremente del
Monasterio.16
La solicitud de Gamarra es rechazada, las monjas del Monasterio piden que se
desestime y suprima el acta matrimonial. Sin embargo, Gamarra irrumpe en el
Monasterio llevándose a su esposa con él; Carlos Neuhaus describe así su fuga : “El
11 de febrero la Abadesa comunica que las dos niñas Zubiaga han atropellado a las porteras,
saliéndose corriendo del convento, y haciendo que salieran a contenerlas se encontraron que estaban
con ellas una porción de oficiales a caballo con sables en las manos, por lo que, temieron y se
retiraron..”17. Parece que la joven Francisca estaba decidida a salir de ese Monasterio
liberada del yugo familiar, comenzando una nueva vida al costado del caudillo
cusqueño.
En 1825, Gamarra regresaría victorioso de la Batalla de Ayacucho, iniciando así una
prolífica carrera política que se inicia con su designación como Prefecto del Cusco.
Es a su retorno que la pareja decide nuevamente realizar los votos matrimoniales,
esta vez en Zurite. 18 Es así que, Francisca se convierte en un individuo
autogobernado en su matrimonio, su decisión –como ya hemos mencionado- la
realiza de manera autónoma, desligada de la opinión familiar.
14 Carlos Neuhaus Rizo Patrón, Pancha Gamarra, la Mariscala, Lima: Francisco Moncloa Editores, 1967,p18 15 Op. cit , p 20 16 Op. cit , p 19 17 Op. cit , p 20 18 Op. cit , p 20
Esta decisión individual de la pareja - y sobre todo de Francisca- se verá reflejada en
la incomoda reacción de su padre, quien había estado ausente mientras La Mariscala
tomaba las riendas de su destino. El sobrinonieto de Doña Pancha Zubiaga
describiría así la reacción de su bisabuelo:
“Mi bisabuelo don Antonio llegó al Callao sin tener noticias de este enlace, y parece que fue
empresa algo ardua la de hacerle saber el estado civil de su primogénita. Cuando le contaron al viejo
en el puerto, al llegar dijo: ¡Patriota, patriota! ¡ Es posible que una hija mía…! Prefiero que me
digan que se ha muerto”.19 Nuevamente, podemos ver que la figura paterna, parece no
ejercer sobre Francisca un elemento de poder.
DOÑA PANCHA, LA PREFECTA DE CUSCO Agustín Gamarra es el nuevo Prefecto de Cusco y Francisca Zubiaga ostentará el
mismo cargo, no se llega a delinear bien la forma en que Doña Pancha logra ser
distinguida dentro de la población local con el mismo cargo que su esposo, pero en
adelante será un patrón dentro de su relación. Es durante este período que La
Mariscala conoce a Simón Bolívar. Es febrero de 1825 y Cusco se prepara para
recibir al caraqueño; Doña Pancha Zubiaga, ha preparado días completos de fiesta y
regalos para El Libertador. Es quizá, el regalo más ostentoso, el que marca la
historia de estos dos personajes; la ciudad honra a Bolivar con una guirnalda de
brillantes, la cual es colocada en sus sienes por manos de Doña Francisca 20, la
corona no estaría mucho tiempo adornando la cabeza del libertador; esa misma
noche, durante un baile en su honor, Bolívar se retirará el majestuoso regalo y lo
regresará a manera de obsequio a La Mariscala, quien lo lucirá durante toda la
velada.21 Es dentro de este tipo de pasajes que vemos cómo La Mariscala comienza
a ingresar en el fino juego del simbolismo; el poder requerirá así muestras
inequívocas que coloquen al individuo dentro del sistema estamental al cual
pertenece.22
19 Op. cit , p 22 20 Op. cit , p 33 21 Valderomar Op. cit p33 22 Elias, 1987. Op cit p119
Debemos enmarcar este encuentro en un momento histórico particular; la República
Peruana esta recién fundada. La estructura y configuración de las dinámicas de
género deben también encontrarse en un momento bastante difuso, lo que permitirá
que mujeres como Francisca puedan tener ciertas libertades relacionadas a la
conducta sexual y marital que, dentro de la colonia, hubieran sido imposibles. Es así
que, las relaciones extramaritales femeninas que bajo dinámicas más controladas se
presentaría como la formula infalible de ruina social para las mujeres23, dentro de
los primeros años de República parece haber tenido un comportamiento mucho
más permisible.
Los juegos y atenciones entre el Libertador y la Mariscala no pasarán por alto frente
a los ojos de Agustín Gamarra. Su antipatía por el caraqueño, famoso por sus
conquistas y affaires, serán advertidos en una carta escrita por Sucre a Bolivar:
“…le diré que Gamarra es acérrimo enemigo de usted; procuré indagar los motivos, y por un
conducto secreto, supe que sobre su aspiración a la Presidencia, añadía como pretexto, que
habiéndole hecho tantos obsequios en el Cuzco, le enamoró la mujer; que esta misma se lo habría
dicho..”24.
Pese a la incomodidad de Gamarra, parece que el encuentro con Bolívar genera una
transformación profunda de Doña Francisca. Valderomar describirá así este cambio:
“…ella se muestra integra, completa: su vida se ha definido; ya no caben dudas en su destino.
Comienza a manejar la pistola, el florete; practica la equitación. Asiste a los espectáculos más
varoniles; se apasiona por las riñas de gallos, apuesta; le place el trato de varones; le interesa poco el
de las damas, y comienza a ser el brazo director en los destinos de su marido (…) Así comienza su
vida de campaña; ya no es monja que quiere servir al Señor en las esterilidades apacibles de los
claustros; es la capitana patriota que desea gloria, dominio, una vida más vasta. Y se lanza!.”25
La vida militar de La Mariscala no comienza de manera circunstancial, parece por el
contrario, que las armas son la nueva forma en que ella se libera y empodera. El
23 Elias, 1998. Op cit p220 24 Carta enviada desde Guayaquil el 18 de septiembre de 1828. Jorge Basadre historia de la república pp341 tomo I, Lima, 1961 25 Valderomar Op. cit p34
uniforme militar permitirá que ella cruce cabalgando la frontera de los sexos para
adentrarse en el campo de poder masculino.26
LA CONQUISTADORA DE PARIA La Mariscala consolida su vida militar durante la invasión peruana a Bolivia
encabezada por Agustín Gamarra. La intervención peruana responde a la necesidad
de forzar la salida de las tropas grancolombinas de Bolivia, para así asegurar la
integridad de los límites de la reciente nación peruana. Si bien el conflicto bélico no
es significativo, es sustancial en la construcción de Doña Pancha Zubiaga como
figura política y militar en un grupo social donde los recursos de poder tienen un
carácter estrictamente masculino27 y donde las figuras femeninas parecen no tener
espacio.
Es así que , Francisca Zubiaga y Bernales viste ropas militares y se cubre con una
capa española 28 para dirigir un batallón y tomar la plaza de Paria. Su épica figura
produjo el fanatismo en las tropas y su éxito en la toma de la ciudad trajo consigo la
Capitulación de Pisquiza, en la cual se definen nuestros límites territoriales con
Bolivia. 29 Doña Pancha Zubiaga, ahora Mariscala, con menos de 30 años 30 ha
consagrado su éxito militar y ha marcado de manera definitiva su historia. A partir
de este momento, la voz de La Mariscala parece ser mucho más fuerte, retorna a
Cusco vencedora y su posición en la carrera política de su esposo no es más auxiliar.
El éxito en Bolivia y la firma del tratado de Pisquiza impacta de manera sustancial
en la vida política de Gamarra; su victoria le da el apoyo necesario para comenzar a
planear la estrategia que terminará por llevarlo a la presidencia de Perú. Es así que
el caudillo cusqueño parte al norte para sellar la victoria peruana frente a las fuerzas
grancolombinas; en su ausencia, Francisca Zubiaga, quedará a cargo en Cusco.
26 Cristina de Pizán, La ciudad de las damas. París: Siruela 1995 27 Elias, 1998. Op cit p203 28 Valderomar Op. cit p35 29 Valderomar Op. cit p36 30 Op. cit
La pareja Gamarra-Zubiaga se erige en un período caracterizado por el caudillismo
de inicios de república. El país se encontraba fragmentado económica, social y
políticamente; en este contexto era necesario, para cualquier caudillo, establecer un
centro que abalara su lucha. La ciudad natal de la pareja brindará el soporte
necesario.31 Es, en la usencia de Gamarra en Cusco, que Pancha Zubiaga tendrá que
mantener la estabilidad del eje político de su esposo, lo cual La Mariscala logrará con
bastante éxito. Durante su estancia, a la cabeza de Cusco, un grupo acuartelado de
soldados decide sublevarse, Pancha Zubiaga les hará frente:
“Vistiéndose de sus marciales atavíos de guerra, echándose sobre los hombros su capa española,
colocándose sus kepís, tomó su fuete, y sola, serena, resuelta, se presentó en el cuartel sublevado. La
sorpresa hizo enmudecer el bochinche. Dio un par de fuetazos sobre una mesa, descubriéndose y se
mostró tal cual era, clavando la mirada en los oficiales y dominándolos con su coraje y varonil
postura. Satisfecha del desconcierto que había causado, dijo a los soldados: - ¡Cholos! ¿ustedes
contra mí?- a lo que los soldados contestaron: - ¡Viva la Mariscala! – Ella lanzó muchas
monedas y salió; el motín estaba sofocado”. 32
LA PRESIDENTA Mientras Francisca gobierna en el Cusco, Gamarra consolida su poder por el norte
del país. Como Jefe del Ejercito peruano firma la paz con la República de Gran
Colombia, marcando los límites territoriales e incorporando Maynas, Tumbes y
Jaén, esto además de sellar la exitosa campaña de Gamarra, da como resultado el
derrocamiento del débil Presidente La Mar, quien es exiliado por Gamarra a Costa
Rica.33 El Golpe de Estado se da en colaboración con Antonio Gutiérrez de la
Fuente, quien asume momentáneamente la presidencia, para esperar el retorno de
Gamarra a la capital peruana. Es el 1 de septiembre que el caudillo cusqueño,
31 Charles Walker. De Túpac Amaru a Gamarra: Cuzco y la formación del Perú republicano: 1780-1840, Cuzco. Lima: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de Las Casas, 2004. p.256 32 Valderomar Op. cit p38 33 Walker Op.cit p 261
Agustín Gamarra, por votación del Congreso es nombrado Presidente Provisorio
de la República del Perú.34
Gamarra es Presidente, y Francisca Zubiaga no es la Primera Dama. La relación de
la pareja lleva años compartiendo poderes políticos. Si Doña Pancha fue Prefecta de
Cusco cuando Gamarra asumió dicho cargo; ahora ,es ella también, Presidenta de la
República. Como hemos mencionado ella se encuentra en Cusco cuando Gamarra
asume la presidencia, no tardará en dejar su cargo e ir al encuentro de su nuevo
destino:
La excelentísima Sra. Presidenta de la República, dejó su querido suelo natal, la mañana del
martes 17 [de septiembre] para dirigirse a la capital de Lima a los brazos de un esposo, a quién su
amor a la Patria, lo había separado de sus tiernas caricias, llevándolo con gloria al campo del
honor y de la muerte. Un lucido y numeroso acompañamiento salió de la ciudad a dar un
interesante adiós a esta amable Generala, cuyas virtudes llevan tras si, la más dulce memoria y la
más justa gratitud. Salió del Cuzco entre saludos de artillería, y el sentimiento general,
infinitamente más grato que todas las demostraciones que diera una atención extravagante. Las
ventanas y balcones de las calles de su transito, estaban cubiertas de gentes de uso y otro sexo y en
semblantes se retrataba un corazón sensible a las virtudes. Las apreciables lagrimas de la
Excelentísima Sra. Presidenta ha vertido al alejarse de su caro suelo que la miró nacer, han sido
correspondidas con el afectuoso llanto de sus compatriotas. Los toques de campana recordaron a un
pueblo agradecidoel deber implorar las bondades del estreno a favor de la adorable esposa del padre
de los destinos de su patria. ¡Ah! cuanto más dice una sola lágrima fiel del sentimiento que las
sensaciones del más puro recuerdo. La gran Mariscala de Pisquiza no va acompañada de sola la
mitad de caballería que la escolta: los corazones de los buenos la sigues. ¡He aquí el fruto que la
virtud recoge!35
La vida de Francisca ha cambiado, la presidencia junto a Gamarra solo sella una
primera etapa que, como hemos explorado, está marcada por la construcción de una
figura femenina de poder que logra configurarse como imagen de peso dentro del
34 Walker Op.cit p 262 35 Periódico Minerva de Cuzco 1829, 20 de septiembre.
espacio público gracias a la forma en que se relaciona con el poder masculino –
primero su padre y luego su esposo-. Del mismo modo, Doña Pancha Zubiaga
construye su figura en un período de quiebre histórico, el paso de la Colonia a la
República. Es quizá este espacio de reforma,y donde la sociedad se está
reconfigurando, donde figuras como la de la Mariscala pueden encontrar espacios
donde desarrollarse.
Hemos considerado importante explorar estos primeros años de Francisca Zubiaga,
ya que los sucesos antes de la toma del poder presidencial, explican en gran medida
la relación horizontal entre ella y su esposo, que será sustancial en su primer
gobierno. Asimismo, este período de la vida de la Mariscala es el menos explorado
por la ausencia de documentos históricos que refuercen y comprueben lo narrado
hasta el día de hoy sobre su vida antes de llegar al poder. La aproximación a su
historia es, definitivamente, mucho más clara cuando se casa con Gamarra; la vida
de Doña Pancha se ve , nuevamente, subordinada a los documentos existentes
relacionados a su marido. Como mencionamos al inicio de este trabajo, es
importante realizar un cuidadoso trabajo de archivo que permita explorar a la, hasta
ahora poco conocida, Francisca Zubiaga y Bernales.
BIBLIOGRAFÍA
Norbert Elias, El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas psicogenéticas. México DF: Fondo de Cultura Económica, 1987. Capítulo segundo, La “civilización” como transformación específica del comportamiento humano, I: Norbert Elias, “El cambiante equilibrio de poder entre los sexos. Un estudio sociológico procesual: el ejemplo del antiguo Estado romano”, en La civilización de los padres y otros ensayos, Bogotá: Ed. Norma, 1998. p209 Carlos Neuhaus Rizo Patrón, Pancha Gamarra, la Mariscala, Lima: Francisco Moncloa Editores, 1967 Octavio Paz, Sor Juana Inés de la Cruz. Las trampas de la fe. México: FCE, 1984. Cristina de Pizán, La ciudad de las damas. París: Siruela 1995 Abraham Valderomar, “ Obras Escogidas”. Lima: Hora del Hombre, 1947