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ANTONIO TOMASIO Mi hijo, mi maestro Lecciones que aprendí de mi hijo

MUESTRA DE MI HIJO MI MAESTRO

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AVANCE DEL PRÓXIMO LIBRO "MI HIJO, MI MAESTRO - Lecciones que aprendí de mi hijo" Libro de Coaching para Padres & Madres, para mejorar las relaciones con sus hijos

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Page 1: MUESTRA DE MI HIJO MI MAESTRO

ANTONIO TOMASIO

Mi hijo, mi maestroLecciones que aprendí de mi hijo

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AUTOR – EDITOR

“Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo” Copyright © Antonio Tomasio 2014 Calle Quesada 118 – 5 Yanahuara, Arequipa, Arequipa, Perú

e-mail: [email protected]

1era edición

Tiraje 500 ejemplares

ISBN: 978-612-00-1594-0

Hecho el depósito legal en la Biblioteca Nacional del Perú: 2014 – 05307

Reservados todos los derechos

Prohibida su reproducción total o parcial de esta obra sin permiso escrito del autor y/o editorial.

Concepto de cubierta: Antonio Tomasio Diseño de cubierta: Rhomni Linn Delgado Becerra Corrección: Milagros Perez Maquetación: Renzo Aragón Martel

Impreso por Comercial Cueva Impresores E.I.R.L. Mercaderes 130 Int. 5, Arequipa, Arequipa, Arequipa, Perú Impreso en Perú – Printed in Perú

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“Cuando el alumno está listo para aprender, un maestro aparecerá.” Proverbio Zen

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ÍNDICE

RELATOS POR VALOR O VIRTUD ....................................................7

PRESENTACIÓN ...........................................................................11

PRÓLOGO ...................................................................................15

INTRODUCCIÓN ..........................................................................19

1 CUANDO FUE… ........................................................................23

2 ES TU CUMPLEAÑOS ................................................................27

3 PASÓ, TE RÍES Y SIGUES ...........................................................31

4 EL AMOR ..................................................................................35

5 LA COMIDA Y CÓMO PREPARARLA ..........................................39

6 ¡PAPÁ, NO LO ALCANZO! ..........................................................43

7 PAPÁ, ¡VOLVAMOS A LA TIENDA DE DULCES! ..........................47

8 LA LLAMADA ............................................................................49

9 AMIGUITOS ..............................................................................53

10 LA PROMESA ..........................................................................55

11 ¿COMEMOS HELADO? ...........................................................59

12 A VER MUEVE LAS OREJAS .....................................................63

13 TODAVÍA SIGO SIENDO EL HÉROE ..........................................67

14 SI NO PREGUNTAS… ...............................................................71

15 SI NO LO SABES, DILO ............................................................75

16 LOS REGALOS .........................................................................77

17 PAPÁ, TE REGALO ESTA PIEDRA ..............................................79

18 LA FOTO .................................................................................83

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19 LA MERIENDA ........................................................................85

20 A PREGUNTAR SE HA DICHO ..................................................89

21 CUANDO DICEN «TE QUIERO» ...............................................91

22 LA NOTA .................................................................................93

23 LOS PROBLEMAS DE LAS MUJERES ........................................97

24 EL HUEVO ............................................................................101

25 LO QUE PASA EN EL COLEGIO Y NO NOS ENTERAMOS ........103

26 LAS MARCAS ........................................................................107

27 ESA TECNOLOGÍA .................................................................111

28 EL PARTIDO ..........................................................................115

29 EN EL RESTAURANTE ............................................................119

30 AMISTAD ..............................................................................121

31 CONTROL .............................................................................123

32 NO ME ESCUCHAS ...............................................................127

33 TERREMOTO ........................................................................131

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∼ 7 ∼ Antonio Tomasio

RELATOS POR VALOR O VIRTUD

A continuación encontrará palabras claves de aprendizaje que se pueden obtener en cada relato. Después de la palabra clave, se encuentran los números de los relatos que sugerimos lean para tal efecto.

Aceptación: 3, 6, 9, 11, 15, 19, 25, 26, 32, 33

Admiración: 13

Alegría: 2, 18

Amistad: 19

Amor: 1, 4, 6, 8, 13, 17, 32, 33

Apertura: 11

Apoyo: 16, 21, 28

Aprender: 14

Atención: 31

Autenticidad: 11, 18

Autoridad: 6, 9

Cariño: 8

Coherencia: 26

Compañerismo: 7

Compañía: 7

Compartir: 7, 23, 24

Comprensión: 23

Compromiso: 10

Confianza: 4, 10, 12, 16, 20, 21, 28

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∼ 8 ∼

“Mi hijo, mi maestro”

Antonio Tomasio

Conocimiento: 14

Consideración: 29

Coraje: 28

Crecimiento: 11

Curiosidad: 20

Decisión: 6

Ejemplo: 33

Empatía: 5, 8, 29, 32, 33

Entendimiento: 7

Esfuerzo: 12

Esperanza: 1, 10

Espontaneidad: 3, 7, 31

Éxito: 22

Fortaleza: 3, 4, 23

Generosidad: 8, 17, 19

Gratitud: 2, 29, 33

Honestidad: 5, 15

Humor: 31

Identidad: 26, 27

Ilusión: 1

Incondicionalidad: 13

Ingenio: 14

Inocencia: 3, 16, 21

Integridad: 5, 33

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∼ 9 ∼ Antonio Tomasio

Relatos por valor o virtud

Interés: 14, 22

Justicia: 25

Laboriosidad: 5

Lealtad: 30

Libertad: 2

Madurez: 10

Paciencia: 5

Perseverancia: 12, 22

Personalidad: 27

Reciprocidad: 8

Referencia: 12

Resolución: 6

Respeto: 24, 27, 31

Seguridad: 6, 9, 13, 32, 33

Sencillez: 26

Sinceridad: 18

Solidaridad: 5

Tenacidad: 12

Ternura: 17

Tolerancia: 11, 24

Unión: 28

Valentía: 5, 8, 19, 25, 26

Valor: 8, 33

Veracidad: 15

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∼ 10 ∼

“Mi hijo, mi maestro”

Antonio Tomasio

Verdad: 5, 20, 25

Vida: 1

Visión: 6

Voluntad: 22, 30

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∼ 11 ∼ Antonio Tomasio

PRESENTACIÓN

Un buen título es ciertamente la mejor introducción que puede tener cualquier libro, Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo de Antonio Tomasio cumple con este requisito, pues expresa con claridad el propósito que tiene el autor para con su libro.

Dentro de esta publicación, Antonio se vale de un lenguaje directo empleado muchas veces en las relaciones de padre a hijo y que nosotros, lectores, aplicamos espontáneamente a cada situación comunicativa personal.

A lo largo del libro, la palabra hijo está referida a una persona en concreto; sin embargo, gracias a la gran versatilidad de la que goza Antonio, es posible darle la universalidad necesaria para que cada uno de nosotros pueda adaptar esta situación a sus propios hijos.

En este contexto, la invitación que me realiza el autor para escri-bir una presentación a su libro es empleada para traer, de forma muy sutil, a la memoria anécdotas similares a los 33 relatos que componen su libro. Estoy seguro de que a los demás lectores les pasará similar.

Todos los que tuvimos, y aún tenemos, la suerte de compartir con Antonio algún momento de la vida, recordamos anécdotas en la que él interviene en esa doble versión de discípulo y maestro que en su libro también se evidencia.

Cada relato nos habla de la capacidad de aprendizaje que desa-rrolla un padre cuando ama a su hijo. El autor lo hace de forma tal que es posible palpar la relación padre-hijo (que él califica de maestro y discípulo) presente en gran parte de las relaciones hu-manas.

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∼ 12 ∼

“Mi hijo, mi maestro”

Antonio Tomasio

Pareciese como si, en este gran teatro del mundo ―por utilizar el símil de Calderón de la Barca―, todos fuésemos, de alguna ma-nera, padres e hijos de todos los otros.

Viene a mi mente aquella obra de Arthur Miller titulada Todos eran mis hijos, lo que en el contexto de este libro se traduce como ‘todos somos discípulos de todos’; es decir, que todos formamos parte, ya sea como maestros o como discípulos, de esa gran co-munidad de aprendizaje que nos regala la experiencia de la vida.

Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo está com-puesto por 33 relatos que se inician con el nacimiento de un hijo a quien cuidar y culminan con el descubrimiento de un hijo cuida-dor de su progenitor, esta característica proporciona a la obra un marco cronológico que dota de continuidad a todos los relatos.

El libro se compone de 33 relatos, ni uno más ni uno menos. Exac-tamente el número de años que vivió aquel Jesús que dijo «Un discípulo no está por encima del maestro, ni un siervo por encima de su señor» (Mateo, 10:24), frase que, a la luz de los relatos ex-puestos en el libro, lejos de significar que el discípulo no puede ser mayor que su maestro, proclama abiertamente que todo y cada uno de nosotros tiene algo que enseñar y todo maestro algo que aprender. De esta manera, es posible dilucidar que cada quien es tanto discípulo como maestro.

Este es, sin duda, el mensaje a lo largo de las 33 anécdotas pa-dre-hijo, cuyo significado transciende el ámbito de lo puramente doméstico para inundar el ámbito académico, profesional y social.

La forma de ver las cosas en forma pausada y reflexiva, lista para el aprendizaje, es ciertamente propia de Antonio, un sello carac-terístico de él que no pasa desapercibido. Bajo esta perspectiva, él nos hace sentir importantes como maestros y también como discípulos.

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∼ 13 ∼ Antonio Tomasio

Presentación

Las anécdotas que relata son las «fotos» extraídas de su álbum familiar. Uno similar al de todos nosotros y que solemos hojear con cierta nostalgia. Son pedazos del pasado que traen recuerdos y generan emociones, pero que, rara vez, los elaboramos en rela-tos destinados a ser compartidos con quienes aparecen en ellos.

Es curioso observar que pocas veces aprovechamos cada expe-riencia para decir lo importante que cada miembro de nuestra familia fue, es y será para nosotros. Antonio lo hace con una na-turalidad que convence.

El autor presenta sus relatos centrándose en pequeños detalles que para los que componen el relato son de vital importancia. Fija su atención en lo que aprendió cuando se convirtió en padre y cuando su hijo crecía. Describe el desarrollo de personalidad de su hijo y no solo se siente orgulloso, sino que también lo dice.

Goza al recordar los comentarios inocentes de aquel pequeño y aprecia cómo los expresa en un mundo de adultos, donde Antonio se configura como aquel que intentaba buscar, entender y poder explicar la infinidad de preguntas que le hacía.

Tal es así que Antonio concibe su papel de padre como el proceso de encontrar una respuesta a cada pregunta y después volcarla en un lenguaje fácil. Es en este proceso donde logra que su hijo le entienda y reaccione de forma adecuada.

Algunas veces, esta función no será fácil, sobre todo, luego de es-cuchar fatídica frase «no me escuchas», tan familiar para todos nosotros los padres, que es objeto de atención específica en su penúltimo relato.

La importancia de Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo no solo radica en ser un conjunto de anécdotas contadas por el autor, sino también en que funge de invitación para con-tar anécdotas propias, con el fin de dar luz, explícitamente, a los nuestros y para los nuestros.

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∼ 14 ∼

“Mi hijo, mi maestro”

Antonio Tomasio

Es la evidencia y materialización del libro de la vida en común que llevamos escribiendo implícitamente desde años. Tenemos mu-chas cosas que decirnos, no sólo padres e hijos, sino también, ha-ciendo una extensión, los prójimos.

Este libro, cuya escritura es puro regalo de amigo, constituye una oportunidad para empezar a decirnos lo que, por corteza o virili-dad mal entendida, nunca hemos dicho. La oportunidad de poner letra inteligible para los demás a la música de las emociones que nos invaden al repasar nuestro álbum de fotos.

Pablo González Pascual Dr. en Comportamiento Social y Organizacional

Universidad Autónoma de Madrid Madrid, España

2014

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∼ 15 ∼ Antonio Tomasio

PRÓLOGO

En esta oportunidad, me encuentro frente al libro Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo de Antonio Tomasio, hombre arequipeño, consultor y coach en varios países de Euro-pa, América Latina y el Caribe, hoy escritor y desempeñando otras actividades.

Antonio se ha preparado con esmero y profesionalismo para es-cribir este maravilloso libro, de fácil lectura y comprensión, que lo cautivará desde las primeras líneas.

Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo es una publi-cación diferente, única en su género, que contiene consejos prác-ticos para que el lector se «reprograme» como padre y, por qué no decirlo, como abuelo. Respecto a esta última afirmación, debo confesar los sentimientos de ternura y de amor que inundaron mi corazón, hoy de abuela, haciendo brotar algunas lágrimas de emoción y ternura.

Definitivamente, recomiendo esta publicación a todos los padres, guías de las nuevas generaciones, para que asimilen aquellas his-torias con un cambio de mente y paradigmas presentes en la re-lación padre-hijo y viceversa, porque las lecciones aquí versadas son asombrosas y harán que no solo reflexionemos, sino que son-riamos con ternura y amor al leer cada palabra.

La confianza y la seguridad en cada relato demuestran una rela-ción de alianza entre ellos muy difícil de romper a través del tiem-po y los años. Por un lado, cada una de estas historias es reflejo de la autenticidad, la simpleza, la sinceridad y la inocencia de un hijo, cuyas preguntas rebasan de ternura, raciocinio y madurez de un padre. Por otro lado, también estos relatos son espejo de la admiración, el orgullo y el amor que un padre siente por su hijo.

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∼ 16 ∼

“Mi hijo, mi maestro”

Antonio Tomasio

Al llegar la obra de Antonio a mi mano, me quedé «enganchada», sin parar de leer y deseando que los relatos no se terminaran. Cada uno de ellos me invitaba a reflexionar y valorar todo mo-mento importante para los padres, las madres que leyeran este libro, único e irrepetible, además de aleccionador.

Sin duda, esta magnífica obra, producto de Antonio Tomasio, de-muestra la preparación continua que él tiene y que lo ha llevado a participar activamente en el desarrollo social de los pueblos, así como asumir una posición integradora y productiva en todas las áreas de desarrollo que los países exigen.

Refiriéndome, en esta oportunidad, a la conducta, responsabili-dad y deseos de dejar huella como una costumbre que marca un determinado espacio y, rápidamente, se va aceptando en otras la-titudes, espero que la responsabilidad de leer este tipo de lectura se vuelva masiva e impuesta porque libros como los de Antonio nos proporcionan normas inobjetables y, por ello, un referente histórico importante, motivo de estudio de sociólogos, psicólo-gos, coaches, historiadores y demás.

Llama mi atención observar que, hasta hace unos años, hablar so-bre sentimientos, emociones y lágrimas en los hombres era censu-rado, que ese quehacer paternal del día a día estaba supeditado a suplir las necesidades básicas de los hijos, mas no las emocionales.

Hoy, gracias a hombres/padres como Antonio, resulta normal y aleccionador encontrar relatos con una carga emocional tan fuer-te, así como respetar la disciplina que debe de existir entre padres e hijos a través del tiempo, las relaciones sociales y familiares.

La labor de Antonio Tomasio empezó desde hace más de 35 años. Primero como economista, continuando como profesor universi-tario, conferencista y, casi sin darse cuenta, adaptando algunas de estas funciones a su estilo personal. Producto de esta adaptación, empieza a escribir UNO(yo), el primer libro que leí con atención y que caracteriza su trabajo como consultor y coach.

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∼ 17 ∼ Antonio Tomasio

Prólogo

Son muchas las actividades que Antonio realiza para promover, di-fundir y, especialmente, enseñar a valorar la relación entre padres e hijos dentro de nuestra cultura.

En Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo, Antonio logra explicar la relación de padre e hijo, enseñanzas que son más que necesarias en épocas en los que el apuro y la tecnología impi-den una comunicación efectiva.

Sin duda, su trabajo demuestra interés, dedicación, esmero, pa-ciencia y se aproxima tanto al refrán que dice «Lo que piense de su trabajo, determinará cuánto éxito tendrá», por ello estoy con-vencida de que Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo será un libro que cosechará muchos éxitos, ya que nadie le podrá arrebatar a este hombre persistente sus ilusiones, su arte al escribir ni tampoco quitarle la voluntad de seguir con sus sueños porque Antonio Tomasio es ya un hombre exitoso por lograrlos.

Este es un libro para todo aquel que quiera mejorar su vida como padre y encontrar la clave de la felicidad compartida. Cada rela-to proporciona la oportunidad de percibir la relación padre-hijo como una ocasión para aprender, crecer y evolucionar. De esta manera, en estos 33 relatos se demuestran las verdaderas opor-tunidades que la vida ofrece para ser feliz y aprender, así como de encontrar el camino para la realización familiar.

Cuando se aprende las lecciones, producto de la experiencia, aun-que sea ajena, se obtiene como resultado la sabiduría que nos guiará a la solución de aparentes conflictos de la vida. Esta es la alternativa que Antonio nos ofrece con este libro.

Frieda Holler San Isidro, Perú

2014

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∼ 19 ∼ Antonio Tomasio

INTRODUCCIÓN

Lo escrito en las páginas siguientes está basado en las experien-cias personales a lo largo del crecimiento de mi hijo. Como puede suceder a cualquier padre en el mundo sin importar credo, cultu-ra, ni raza.

Mi hijo, mi maestro. Lecciones que aprendí de mi hijo es una serie de treinta y tres relatos, situados cronológicamente, que abarcan diferentes etapas en la vida de mi hijo y, por en ende, en la mía.

La historia empieza con un acontecimiento importante: su naci-miento, donde tomo consciencia de la gran responsabilidad que se me había designado. La labor continúa, pues veo su desarrollo y evolución, con énfasis en la relación que se va generando entre él y yo, hasta llegar al último relato en donde ambos nos damos cuenta que ya aquel pequeño niño se había convertido en una persona madura y con criterio.

Al terminar y presentar mi trabajo final, la pregunta que afloró siempre era, ¿Por qué 33 relatos? Son 33 porque, la lección mayor que puede ofrecer una persona es la entrega completa de la vida propia para que otro tenga una mejor. El número 33 es un número que tiene un gran significado, es actual y perdurará siempre.

Buscar, entender y poder explicar la infinidad de preguntas que hacen nuestros hijos, genera que nos percatemos de que, incluso la pregunta más sencilla, pueden no tener respuesta igual de simple.

El proceso de encontrar una respuesta y después explicarla con un lenguaje fácil para que el mensaje sea entendido es tarea ardua, pero no imposible. El aprendizaje viene de la reflexión y en la bús-queda apropiada de cómo explicar un concepto en un lenguaje

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∼ 20 ∼

“Mi hijo, mi maestro”

Antonio Tomasio

sencillo. Al hacerlo así, logramos dejarnos entender por nuestros hijos y que asimilen correctamente lo que deseamos transmitir.

En los presentes relatos es lo que se aprende desde que uno se convierte en Papá sobre todo, conforme nuestros hijos van cre-ciendo y desarrollando su personalidad, su propio criterio, vierten sus comentarios inocentes en un mundo de adultos…lo estableci-do…con su innata espontaneidad y naturalidad.

Al ir creciendo mi hijo, con su curiosidad innata, preguntando conti-nuamente; tenemos la necesidad de buscar, entender para poder ex-plicar la infinidad de interrogantes que plantean. Te hacen dar cuenta que no se sabe todas las respuestas al continuo de preguntas.

Los momentos transcurridos juntos en diferentes etapas de su vida, cuando en cualquier momento que pasábamos juntos, ju-gando, conversando, en silencio cuando no era necesario decir palabra, compartiendo la lectura del periódico, tirando el trompo, hacer rebotar las piedras en el lago, jugar al fútbol y sin olvidar los trucos de magia…esos que aprendimos juntos.

Los incontables días juntos sirvieron de aula abierta y constante para el aprendizaje. Aprendí mucho junto a mi hijo, más de lo él pueda imaginarse.

Los que hemos empezado con la aventura de escribir somos cons-cientes de que no podemos hacerlo solos, siempre existirán aque-llos elementos que contribuyen activa y directamente, y otros que nos apoyan en silencio. A todos ellos, hago llegar mi agradeci-miento, ya que con su apoyo este proyecto es una realidad.

Antonio Tomasio Arequipa, Perú

2014

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A todos los hijos, que con sus preguntas y conversaciones, hacen que nosotros seamos mejores padres cada día.

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∼ 23 ∼ Antonio Tomasio

“El poder de generar amor de un recién nacido es tan fuerte, como así lo permitan sus seres queridos.”

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CUANDO FUE…

Era el 15 de julio de 1997, ya de por sí me encontraba muy nervioso cuando oí un ligero, pero constante chirriar. Vi, entonces, asomarse a una robusta enfermera que empujaba una cuna por el pasillo. Detrás de ella tu madre, cansada, pero radiante y satisfe-cha, salía en camilla.

Al llegar la mujer de blanco hasta donde me encontraba, indicó que tú y el carrito eran todos míos y nos guió a los tres hasta la habitación. Ella me cedió el control del carrito y con esa potestad, pude verte y contemplarte, todo indefenso y cubierto con ropa desproporcionadamente grande: el gorro, la camiseta, el pantalón abultado por el pañal que se notaba debajo. Te habían colocado unas medias, en vez de las tradicionales manoplas (sí, aquellas que se le colocan a los recién nacidos para evitar que se lastimen por los movimientos involuntarios de sus extremidades) porque habías nacido prematuro y debías utilizar toda la ropa que tu ma-dre había traído consigo para mantenerte abrigado.

Era curioso ver cómo te bamboleabas al ritmo del vaivén de la cunita rodante y con el chirrido que lo acompañaba, esto le daba un tono y un ritmo que terminó cuando llegamos a la habitación que le habían asignado a mamá.

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∼ 24 ∼

“Mi hijo, mi maestro”

Antonio Tomasio

Dicha habitación se encontraba llena de arreglos florales con mensajes de felicidad y buenos deseos para tu madre y para mí, delicados detalles para ti y muchos globos celestes con mensajes como « ¡Es un niño!». Todos estos componían un ambiente que le daba alegría a la rigidez de los colores sobrios.

Unos segundos después, llegó la obstetra a nuestra habitación, frunció el ceño y puso orden: indicó que la gran afluencia de vi-sitantes no estaba permitida y mandó sacar algunos arreglos flo-rales porque no era bueno para ti estar expuesto, dadas las con-diciones de tu nacimiento. Luego, dispuso que te dieran un agua especial como primer alimento, esas que venden preparadas, ya después podríamos darte leche, ya sea materna o de fórmula.

Mientras la doctora daba las instrucciones, yo seguía observándo-te, eras un milagro, uno muy hermoso. Te tomé entre mis brazos deslizando la mano izquierda debajo de tu cabecita suave, blanda y llena de pelitos; la mano derecha debajo de tu potito.

Miré directo a tu cara para ver cómo reaccionabas en ese movi-miento.

Aunque parecía que dormías, abriste los ojos y me miraste fijamen-te o al menos así lo creí. Fue ese momento especial con el cual me conquistaste, aquel en el que nos conectamos para siempre.

Bebiste suavemente el líquido que venía en una botellita esterili-zada, esas pocas onzas de agua debidamente enriquecida fue tu primer alimento y fui yo quien te lo proporcioné.

Desde allí se inició nuestra tradición. Fui el primero en darte de beber, realidad que seguiría en tu vida, sería el primero en pro-porcionarte «alimento» en diversas situaciones de tu desarrollo y vida.

Ese día, hijo, cambiaste mi vida. Empecé a mirar todo desde otra perspectiva cuando llegaste.

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∼ 25 ∼

Cuando fue...

Antonio Tomasio