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¿SUICIDA O ASESINA? ¿SUICIDA O ASESINA? Rosario entregó las joyas de su madre a ese muchacho que decía amarla. Jamás las recuperó. Años después, contra todo pronóstico, él le envío un sobre con una sortija y una nota que decía: “Aquí va un anticipo, Te lo devolveré todo. año 1 N° 3 EL TRIUNFO S/. 70.- CENSURA MAY. 18 AÑOS

Fotonovela by Sonia Cunliffe

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¿SUICIDA O ASESINA?¿SUICIDA O ASESINA?

Rosario entregó las joyas de su madre a ese muchacho que decía amarla. Jamás las recuperó. Años después, contra todo pronóstico, él le envío un sobre con una sortija y una nota que decía: “Aquí va un anticipo, Te lo devolveré todo.

año 1 N° 3E L T R I UN F OS/. 70.-

CENSURAMAY. 18 AÑOS

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Ocurrió en Lima en agosto de 1959. Era una tarde fría, malsana, y ella, Rosario Fuentes, bibliotecaria del Club de La Unión, había acudido a una inesperada cita de amor. El lugar era la misma banca donde Rosario y Ramiro Córdova se reunían hace algunos años, en Plaza Francia, frente a la Facultad de Letras de la Universidad Católica. Ella cursaba segundo año de Estudios Generales, y él había abandonado la universidad. Pero desde entonces no se veían. Habían razones de sobra para tan abrupta separación, que empezó con un malentendido y terminó con una denuncia penal. “Tocamientos indebidos, seducción y estafa”, decía el parte. Nada se pudo probar, pero Rosario entregó las joyas de su madre a ese muchacho que decía amarla. Jamás las recuperó. Años después, contra todo pronóstico, él le envío un sobre con una sortija y una nota que decía: “Aquí va un anticipo, Te lo devolveré todo. Sacaré tus joyas de la casa de empeño. Quiero verte en el lugar en que nos veíamos”. A continuación, la reconstrucción de un incidente que apareció en las páginas policiales del diario Última Hora y conmovió a la ciudadanía.

Estuvimos juntos seis meses, y las citas siempre eran en esta banca. Me había devuelto una valiosa sortija y me propuso vernos aquí. No sabía qué pensar.

Señora, trate de recordar con precisión. ¿Qué tipo de relación había tenido ustedes antes? Todos los detalles son importantes.

Fuimos enamorados. O quizá debo decir: yo me enamoré. Él, en cambio, solo buscaba aprovecharse de mí. ¡Era tan joven entonces! ¡Qué tonta fui!

Por Cornelio Boza

¿SUICIDA O ASESINA?¿SUICIDA O ASESINA?

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Después de su misiva, me llamó por teléfono. Confirmó que estaría en la banca el martes a las cuatro de la tarde. Pedí permiso en el trabajo y llegué diez minutos antes. Estaba nerviosa.

¿Estará arrepentido? ¿Todavía me amará? ¿Habrá envejecido y engordado como yo? ¿Se habrá casado? Yo sigo soltera.

Ahí está, esperándome. ¡Cayó redondita! ¡Qué crédulas que son las mujeres!

Distraída, como siempre. Le pediré perdón y le diré para irnos a un hotel. O quizá ir a su casa, si es que vive sola.

Me siento tan rara. ¿Intentará burlarse de mí otra vez? Si fuera así, estoy preparada. Ya veremos.

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Entendemos, señora. Pero ahora diga usted que pasó después. ¿Por qué sacó la pistola? ¿Quería asustarlo?

No. Quería darle una lección. Saqué la pistola para matarme. Para que se sienta culpable y su vida se convierta en un infierno. Me puse la pistola en el cuello y esperé unos instantes. Él me agarró la mano y forcejreamos.

Elvira se las olía y no le falló el olfato. Tan pronto se sentó en la banca, a su lado, Ramiro empezó con halagos y le dijo que seguía tan guapa como cuando estaban juntos. Diez minutos después, sin embargo, habló de las joyas que le devolvería, pero que necesitaba dinero para pagar la boleta de la casa de empeño. Solo le había alcanzado para rescatar la sortija que envío por carta. “¿Cuánto necesitas?”, preguntó Elvira. Él se tardó unos segundos en contestar, aunque finalmente lo hizo con el aplomo del cazador que sabe que la presa ha caído en su trampa. “Diez mil soles, Elvirita. Es lo que me cobran por todo el lote”. Ella recordó cómo Ramiro, tras proponerle matrimonio, le había pedido las joyas para darlas en prenda. Necesitaba el dinero para pagar la cuota inicial de la casa en la que vivirían. Las devolvería en cinco meses, cuando recibiera un dinero que le debían. Todo era mentira. Elvira vio que su antiguo enamorado pretendía estafarla nuevamente. Ella le tenía una sorpresa.

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No volverás a engañarme. ¡Eres un perro! ¡Te quieres llevar mi plata! ¡No te voy a dar el placer de verme sufrir otra vez!

¿Qué has hecho, Rosario? ¡Me has disparado!... ¡Estás loca!

¿Engañarte? ¿Cómo se te ocurre? ¡Deja ese revolver! No hagas locuras. Solo busco devolverte las joyas de tu madre, para que me quieras de nuevo.

En ese momento Ramiro saltó encima de ella para arrebatarle el arma y ambos cayeron al suelo, junto a la banca donde se besaban en otros tiempos. Se oyó un disparo y, después de un forcejeó, él lanzó lejos el arma.

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FIN

Rosario declaró a la policía que su intención era suicidarse en presencia de Ramiro. Pero él, al verla con el revólver, se abalanzó para impedirlo. Ella no se explica cómo el arma se volvió contra Ramiro. Solo oyó una detonación, y luego, sintió el cuerpo inerte de su antiguo enamorado derrumbarse sobre ella.

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MUY PRONTO EN CASOS DE ALARMA!ESTÉ ATENTO.

PARTICIPAN EN ESTE NÚMERO: ACÁ VAN LOS CRÉDITOS!!!!!!

RULETARUSAEste casono será unjuego de niños

COLECCIÓNFOTONOVELA

ROJA

CENSURAMAY. 18 AÑOS