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ARQUITECTURA ROMANA DE LA BETICA I. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS FORTIFICACIONES 4K Ar,¡oNso |ruÉunz Queremos presentaruna agrupación artificial de seis fortificaciones urbanas de las provincias de Huelva y Sevilla,escalonadas de Poniente a Levante,desde el río Tinto hasta el Corbones,distribuidas en torno al Guadalquivir por tierras de topografía suave y cultivadas de antiguo. funto con las de Mulva, Lora, Osuna, Baelo y Carteia completan el panorama de la mitad occidentalde la Bética en lo que respectaa fortificacionesromanas, dejando a un lado aquellas que ofrecen dudas de cronología,o bien se sabe muy poco de ellas (v. g. Hispalis cfr. Blanco, rg72).Con estas noticias y comentarios no pretendemos agotarel tema de esos seis ejemplares, complejas en sí y poco parecidas; nuestraintención se reducea dejar apuntado el tema, para desarrollarcon más amplitud, y en forma de monografías sucesivas, más adelante. Las fortificaciones de la Bética, como tantas otras de nuestro país, han pa- sado por dos modas sucesivas y antagónicas de nuestra Historiografía; tras un pe- ríodo, que arranca en la erudición dieciochesca y cuyas últimas secuelas llegan a nuestros días(de Mena, rg7oi 19,Díaz Alcaide,1968: P.ry; Macías, ry69: ro6), para el que toda muralla era romana, se pasóa una tendencia hipercrítica que atri- buía las fortificaciones al Sur del Tajo a época musulmana, preferiblemente tardía, o a restauraciones cristianas postislámicas. Hoy, superadas ambas posturas, aunquno desterradas todavía,reconocemos que bajo obrasmusulmanas y cristianas, difi ciles de fechar en la mayoríade los casos, subsisten restos romanosque en algunos ejemplosconservan dimensiones muy notables y sistemas defensivos tan interesantes como completos. El tema ha sido tratadoen variasocasiones anteriores, como puedeverse por la bibliografíacitada de Thouvenot, el Catálogo Arqueológicoy Artístico de la pro- * EI presente trabajo, aunque es fruto de labor personal, - refleja las directrices de investigaci9" qy. desarrolla la -Sección de Aiquitectura Romana, del Departamento de Historia, en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla, a cuyo Director, eI Dr. Aryto. Manzano Martos, deben las presentes páginas numerosas orientaciones e interesantes datos.

"Arquitectura romana de la Bética. Introducción al estudio de las fortificaciones" (Segovia y la Arqueología romana, 1977): 223-238

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ARQUITECTURA ROMANA DE LA BETICA

I. INTRODUCCIÓN AL ESTUDIO DE LAS FORTIFICACIONES 4K

Ar,¡oNso |ruÉunz

Queremos presentar una agrupación artificial de seis fortificaciones urbanasde las provincias de Huelva y Sevilla, escalonadas de Poniente a Levante, desde elrío Tinto hasta el Corbones, distribuidas en torno al Guadalquivir por tierras detopografía suave y cultivadas de antiguo. funto con las de Mulva, Lora, Osuna,Baelo y Carteia completan el panorama de la mitad occidental de la Bética en loque respecta a fortificaciones romanas, dejando a un lado aquellas que ofrecendudas de cronología, o bien se sabe muy poco de ellas (v. g. Hispalis cfr. Blanco,rg72).Con estas noticias y comentarios no pretendemos agotar el tema de esos seisejemplares, complejas en sí y poco parecidas; nuestra intención se reduce a dejarapuntado el tema, para desarrollar con más amplitud, y en forma de monografíassucesivas, más adelante.

Las fortificaciones de la Bética, como tantas otras de nuestro país, han pa-sado por dos modas sucesivas y antagónicas de nuestra Historiografía; tras un pe-ríodo, que arranca en la erudición dieciochesca y cuyas últimas secuelas llegan anuestros días (de Mena, rg7oi 19,Díaz Alcaide, 1968: P.ry; Macías, ry69: ro6),para el que toda muralla era romana, se pasó a una tendencia hipercrítica que atri-buía las fortificaciones al Sur del Tajo a época musulmana, preferiblemente tardía,o a restauraciones cristianas postislámicas. Hoy, superadas ambas posturas, aunqu€no desterradas todavía, reconocemos que bajo obras musulmanas y cristianas, dificiles de fechar en la mayoría de los casos, subsisten restos romanos que en algunosejemplos conservan dimensiones muy notables y sistemas defensivos tan interesantescomo completos.

El tema ha sido tratado en varias ocasiones anteriores, como puede verse porla bibliografíacitada de Thouvenot, el Catálogo Arqueológico y Artístico de la pro-

* EI presente trabajo, aunque es fruto de labor personal, - refleja las directrices de investigaci9" qy.desarrolla la

-Sección de Aiquitectura Romana, del Departamento de Historia, en la Escuela Técnica Superior

de Arquitectura de Sevilla, a cuyo Director, eI Dr. Aryto. Manzano Martos, deben las presentes páginas numerosasorientaciones e interesantes datos.

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uincia de Seuilla, Taracena, Torres Balbás, Garcí,a y Bellido y Balil. La única salve-dad qtre debemos hacer a estos autores es la de fundamentar sus investigaciones enlos mismos datos, que han sido ampliamente rebasados en los últimos tres años porexcavaciones v restauraciones.

Las seis fortificaciones que hemos mencionado se relacionan a continuación,comenzando por las más occidentales:

r. Nieb'la (Huelua). La antigua llipla Minor (Torres Balbás, 196o: 43r; TorresBalbás, s/f: 63o; González, t95t: 4o5; Tovar 1974: ú8; Díaz, ry27: ry)está situada en un vado del río Tinto, y es la salida occidental, quizá puertoen la Antigüedad, de una rica comarca agrícola y minera (Luz6n et. al., 1974:3r3 s.): su valor estratégico se vio acrecentado en época romana con la construc-ción de un puente sobre el río, que permitía el paso de la calzada qu,e unía Erné-rita con la desembocadura del Guadiana, pasando por ltálica. La ciudad bajo elnombre de Elepla fue sede de un obispado visigodo desde el 589, al menos, hastael n47. Fue tomada por'Abd al-Azis b. Muga b. Nosayr erl 7r3: tras sus murosse habían refugiado los últimos restos del ejército visigodo. Labla llevó una muyazarosa existencia durante toda la Edad Media (González, r95r: r48, r5g ss,2r3y 439; Vives, ry63 zz3; Sánchez-Albornoz, rg72: p. 439), por Io que hemosde suponer que su cerca debió estar siempre a punto de defensa, lo que, por sí,nos indica que las reparaciones y reconstrucciones hubieron de ser numeroslsimas.

Los muros actuales, que se fechan por razones arqueológicas bajo dominioalmoravid, son de tapial rojo con esquinales y puertas labrados con sillares rea-provechados; sin embargo, enla zona más próxima al río quedan restos de murode sillería que conviene estudiar con mayor detenimiento. El primer punto deinterés está constituido por la torre del ángulo N.E. (lám. I, r) que arrancaun basamento de planta cuadrada, labrado todo él de grandes sillares, que al-canza los 4,2o m de altura, desde donde, mediante triángulos inclinados, tambiénde sillería, se pasa a un cuerpo octogonal con sillarejos en las esquinas y para-mentos de tapial; creemos, a falta de la necesaria indagación arqueológica, quela sillería es antigua sin que falten ejemplos romanos muy parecidos; recordemosque en la mismá cerca áe Niebla exisiió otra torre de'ángulo octogonal, peroésta salía ochavada desde el suelo y era toda de sillarejo y tapial. Todo el fancode Levante de la fortaleza conserva como características, más o menos uniformes,la existencia de paramentos cuya parte baja está constituida por sillares y la altapor tapial: unas veces la fábrica tiene juntas muy anchas, quizá de época califal,mientras en otros casos, tal como la puerta que existe junto al <Embarcadero>,las piezas forman hermosos paramentos levemente almohadillados, con a.nathyro-sis achafanada, que podemos atribuir, sin duda alguna, a época romana. El restodel trazado repite 1o hasta ahora visto, sin más variaciones que las meramentecuantitativas.

En nuestra opinión el recinto musulmán (lám. I, z) se montó sobre los restosdel romano, aprovechándolo como basamento o desmontándolo para aprovecharsus sillares como refuerzo. En algunos sitios, sobre todo en el llamado <Embar-cadero>, es patente el abandono del trazado viejo para llevar la cerca almoravid

SYMPOSIUM DE ARQUEOLOGíA ROMANA

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Frc. r. -Situación de las fortificaciones

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más al interior, de tal manera que desaparecieran las zonas intramuros batidas(lám. II, ¡). Hay otra raz6n, a nuestro €ntender decisiva, para afirmar salvo detallesla identidad aproximada de los recintos: no cabe suponer que en época romanael área protegida fuese menor, ya que, automáticamente, se pierden todas las ven-tajas que la topografía proporciona al lugar; por otra parte es posible que elrecinto primitivo fuese levemente mayor, sobre todo por el lado de la carretera

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Frc. s. - Niebla. Planta general

BIMILENARIO DE SEGOVIA

Ayamonte-Sevilla, pero tal posibilidad se nos antoja femota, por ofrecer mayoresdificultades para la defensa.

En résumenr podemos afrrmar la existencia de un recinto romano en Nie-bla del que conocetnos, grosto ntodo, su trazado general, su _asPecto y materialesde su ÍáLrica y podemoi sospechar que sus torres eran cuadradas_y proyectadastotalmente al exterior. Nada sabemos de la ubicación y asPecto de sus Puertas,aunque cabe pensar que estaban situadas, aproximadamente, donde están lasactuáles del Sotorro, del Agua, del Buey y del Embarcadero, que Parecen casarbien con los abundantes re-stos de trama ortogonal que se atisban en el actualurbanismo eleplense : quinientos años de dominio musulmán no han desvirtua-do el trazado hipodámlco de la ciudad rotrnana, que, como las colonias augusteasde Écija y Méiida, defendió un puente como avanzadilla de romanizaciín.A época cálifal hemos de atribuir la pintoresca reforma_que incluyó_estatuas, se-guramente romanas, en la decoración de sus Puertas (Al-Himyari, ry63r 3¡;g).

Tejada Nueaa (Huelva). En el término municipal de Escacena del Campo existertdoi fortalezas yermas que se conocen por el nombre de Tejeda: la Vieja, situadaen las faldas de la Sieria, donde hubo minas en la Antigüedad, es una imponentefortaleza del primer milenio a.C. que excava en estos días el Prof. Blanco Freijei-ro; la otra, llimada la Nueva, estf en el llano, cinco km. al Sur de la Vieja, y al

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Frc. 3. - Tejada. Planta general

borde de la misma calzada que mencionamos antes: era su sexta mansio, segúnel Itinerario con el nombre de Tucci, acreditado también por las monedas (Lv6net al, 1974: 3r8).

Su vida económica gravitaba sobre las minas y la agricultura, aunqueciertamente el paisaje antiguo no era de cereales y viñedos como hoy día (Gonzá-lez liménez, r97j: 6o). Las prospecciones de superficie nos indican que el lugarestaba habitado desde el siglo rr a.C., presentando, más o menos, las mismas ca-

Y

3.

SYMPOSIUM DE ARQUEOLOGíA ROMANA 227

racterísticas que la Itálica republicana (Ltz6n, ry7: 5z). La romana ltuci ha deponerse en rélación con los ataques lusitanos al valle del Guadalquivir desde laBaeturia Celtica; nada sabemos de su población e historia, salvo la noticia de unainscripción funeraria y ciertas tradiciones sevillanas que la hacen patria de la es-posa de Trajano. La ciudad, bajo el nombre áe Talyan, presenció las correríasde los rebeldes muladíes del siglo x y las de guerreros portugueses en pleno xrrr;fue reconquistada hacia n48 y desde esa fecha fue desploblándose en beneficiode sus alquerías, para desaparecer como núcleo de población a fines del xvr (Gon-zález, r95t: r48, ú4, 439 ss.; Torres Balbás, ry57: $6; al-Himyari, 1963:z6r ss.; Salazar y Escobar, rgro: rr3 ; Tovar, 1974: 16).

El recinto de Tejada Nueva (lám. II, 4t ñg.3) está úazado de tal maneraque aprovecha muy bien las faldas de la colina donde se asienta i podemos intuir,gracias al fotograma aéreo, algo de su t¡azado urbano reflejado en los <padrones>del trigal que la cubre: parece que tenía calles paralelas, lo que nos hace sos-pechar que fuese una fundación típicamente romana de ciudad hipodámica; tam-bién podemos situar dos de sus puertas y diecisiete torres de la cerca, amén de lo queparece una fuente.romana al borde de la calzada. En los lienzos de la murallapodemos reconocer dos etapas fundamentales superpuestas; la más antigua es in-dudablemente romana, y su circuito puede seguirse fácilmente gracias a los fro-gones de oPus caementiciunt. que afloran de trecho en trecho. Por el lado NO.podemos recorrer un largo tramo de muro y torres constituido por hormigónr€vestido con opas quadratum de grandes sillares con anathyrosis estrecha queproduce un fuerte almohadillado rústico. Este lienzo llevaba catorce torres deplanta rectangular proyectadas totalmente al exterior y muy próximas entre sí, yaque el terr€no circundante, donde los abundantes restos de superficie parecenindicar la ubicación de una necrópolis, es prácticamente llano.

La segunda etapa del amurallamiento de Tejada puede llevarse sin pro-blemas a época almohade, cuando la ciudad sufrió numerosos ataques: se apro.vechó el trazado romano a modo de z6calo, tal como hemos visto en Niebla yotras muchas ciudades andaluzas, sobre él se montó una cerca de tapial, armadacon palos, de gran alrura, y de la que hoy quedan menos restos relativamente quede los muros romanos, cuyos sillares fueron traídos de las cercanías de TejadaVieja, de unas canteras aún visibles hoy día.

Gerena (Sevilla). Hasta su publicación en el tomo IV del Catálogo Arqueológicoy Artístico de la prouincia de Seailla (Hernández Díaz, ry53: 163) se ignorabala existencia, en el actual casco urbano de Gerena, de un recinto romano y unastermas extramuros; sólo la posibilidad de que el nombre actual fuese pervivenciade un uilla del Bajo Imperio, cuyo possessor se llamara Gerus, hacía sospecharsu origen romano (Ponsich, 1973: 74, González, rg1'r: r7o, r88,299 y 44r). Co-nocemos hoy una pequeña cerca de Ia que sólo subsisten rellenos de opus caclnen-ticium despojados de sus revestimientos de sillares (1ám. III, 5y 6); lo más notablelo constituyen sus gran toffes, totalmente proyectadas al exterior, con un muro in-terno que no llegó a tener sillares y que dividía el interior de la torre en dos com-partimientos perpendiculares a la muralla; pensamos que ambas cámaras iríanrellenas o abovedadas de tal manera que el muro divisorio reforzaba la solidez de

o e R BIMILENARIO DE SEGOí/IA

la torre que, con toda seguridad, albergaría máquinas de guerra de buen tamaño,pues de otra manera no se explican torres tan grandes y fuertes en una poblacióntan pequeña; el trazado del recinto puede conjeturarse po,r los restos existentes y lasposibilidades topográficas del cerro, también debe recordarse la ley casi general deestos recintos andaluces: el muro medieval aprovecha siempre que puede losrestos del romano.

FIc. 4. - Gerena. Plantageneral

A unos cien metros a Poniente de las murallas aparecen los restos de unastermas en cuyos paramentos el opus testaceam protege al relleno interno de hor-migón; un poco más allá, junto a la carretera, aparec€n los restos de un pequeñomausoleo turriforme. Recordemos, finalmente, el ya reseñado castillo medieval,del que tenemos noticias desde el siglo xrv (Collantes, 1968: 98).

En nuestra opinión el recinto romano es anterior a las termas, fundán-donos en las características constructivas de ambos; además no cabe pensar quela muralla fuese posterior a las termas, ya que éstas, aún en su estado actual,proporcionarían un providencial refugio al asaltante. Creemos, por tanto, que elrecinto murado representa el área urbana en un momento determinado, y quelas termas son fruto de la expansión urbanística posterior, qtizá del siglo rr d.C.Resulta extraño que no poseamos noticia alguna de esta ciudad romana, no sólopor la importancia que podemos deducir de los restos conservados, sino que susproducciones, cereales, minas y canteras, y la proximidad al Guadalquivir, con

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él que se relacionaba por la misma calzada de Niebla y Tejada, hicieron de estenúcleo urbano paso obligado de los productos de las minas onubenses hacia llipaMagna; creemos que la misión de este fortín era la de defender esta ruta tansignificada, con una doble intención: proteger la comunicación del valle del Tin-to con el del Baetis y vigilar el acceso a la zona de Itálica desde la BaeturiaCeltica.

+. Itálica (Sevilla). (Tovar, 1974: 163 s.; Bendala, 19732 263; Blanco y Luz6n,1974: 7; Luzón, 1973:5; Ponsich, ry73: 88; Martínez, t973: t85; Bali l ,ry67: z5z; Taracena, ry48: 46r).

Las murallas de Itálica son conocidas de antiguo y han sido estudiadaspor García y Bellido, quien las relacionó, a nuestro entender sin razón alguna,con las correrlas mauritanas del siglo u d.C. (García y Bellido, 196o: rr3). Esbien sabido que en tiempos de César (B.C. II-2o,6) la ciudad tenía cerca, y tam-bién que Leovigildo la restauró para preparar el ataque que acabaría con la re-beldía de Hermenegildo (Thompson, r97r: 8r); nosotros sospechamos que losmuros y torres que aún pudieron ver los eruditos del Renacimiento y los ar-queólogos del siglo pasado, y García y Bellido estudió, son en realidad la reunión,más o menos artificiosa, de todas sus etapas, veámoslas con detenimiento.

Hoy sabemos que la fundación de Escipión se produjo en las dos cotasmás altas del solar italicense, es decir, en lo que hoy es el pueblo de Santiponce;aquí han sido excavados estratos que van desde la misma fundación a época im-perial (Luz6n, ry73: 8 ss.), mientras, fuera de ésta zona, los restos romanos selevantan sobre el terreno virtualmente estéril desde el punto de vista arqueológico(Blanco y Luzón, 19742 r2); tampoco podemos olvidar el templo arcaico exca-vado junto a las termas de <Los Palacios> (Bendala, ry75), ni que el teatro, cier-tamente anterior a nuestra Era en su primera etapa, se asienta en la falda del cerrode San Antonio, a la manera griega.

Estos dos collados tienen otras ventajas naturales sobre los terrenos cir-cundantes: por un lado son difícilmente inundables por las riadas anuales delGuadalquivir y por otro la tierra de esta parte de ltálica, contra lo que Ie sucedeal resto de la ciudad, no es de <bujeo>, es decir no es inestable desde el puntode vista constructivo. Por todo ello cabe sospechar que el primer recinto italicen-se sólo abarcaba los dos cerros mencionados, y es más que probable que su trazadofuera aprovechado, en gran parte, por la segunda fase (fig. 5), precisamente que'dan restos en esta zona de grandes torres cuya planta es un segmento, más o me-nos completo, de clrculo, construido en opus caeflzenticium sin ningún tipo derevestimiento; el param€nto externo, con menos materia, tiene la apariencia delopus incertum de los grandes monumentos italianos de la segunda mitad del si-glo rr a.C. (Lugli, r967t 4r2>; señalemos que estas torres en círculo son, conlas republicanas de Osuna, las únicas que conocemos en la Bética occidental(Thouvenot, r94o: 38o). Esta muralla se ha conservado en los lugares más escar-pados, donde sirvió para contener las tierras; en otros tramos, en el <muro deSan Antonio>, por ejemplo, hubo de ser pr€paradas con ladrillos en época pos-terior: hemos de sospechar que la construcción del edificio teatral alteró profun-damente el sistema defensivo de sus aledaños. Con todo no se nos oculta Ia po-

BIMILENARIO DE SEGOVIA

sibilidad de que la ciudad de Escipión llevara una protección menos costosa ydefinitiva, fosos, agger y empalizada, que más tarde se reforzarían de la formadescrita, en alguna de las ocasiones, muy frecuentes, en que la ciudad intervino enconfictos armados a lo largo de las dos centurias anteriores a la Era (lám. IV, 7 y 8).

A principios del siglo ¡¡ d.C. (Chaves, ry74t en prensa) se urbanizó unaextensa parcela agrícola adyacente a la ciudad vieja por el costado Norte 1 la nouaurbs se asentaba en terrenos que alcanzaban a veces incómodas pendientes y cons-tituidos por arcillas expansivas. La planificación así realizada, que contó desde elmomento de la inauguratio con una muralla a modo de contorno del nuevo po-

Frc. 5. - Ittilica. Planta general

merium, se iría cubriendo de edifrcaciones que, por las dificultades del terrenoy las circunstancias económicas de la época, arrastrarlan una vida lángida hastael comienzo del siglo lrr, salvo las casas que bordeaban las calles más concurri-das entre la ciudad vieja y el inacabado anfiteatro. El muro del ensanche enlazaríacon el viejo que serla reparado donde fue necesario; tenía un basamento, a ve-ces enterrado y a veces visto, de hormigón, sobre el que se levantó un muro decinco pies de.espesor formado por sillares pequeños de-piedra de los-Alcores yopas caefltenticium, aunque no faltan Partes con ladrillos, que también fueronutilizados como cu€rnenta; esta estructura, que alcanzó al menos 5,6o m de altura,llevaba cada setenta pies una torre cuadrada de quince pies de lado, colocada a

SYMPOSIUM DE ARQUEOLOGíA ROMANA z3r

caballo sobre el muro: presumiblemente estarían rellenas de tierra o escombroshasta el nivel del adarve. La única puefta que conocemos adopta, de forma atró-ñca, la disposición de las puertas republicanas y griegas de tipo <propylon> entretorres (Sáfund, r93z : 258; Gose, 1969: ab. roo ss.): dos fanquean un mi-núsculo interuallunt que tiene la dimensión justa para alojar las hojas de la puerta;señalemos que las dimensiones y sistemas defensivos empleados en esta Itálica deAdriano son verdaderamente ridículos si se comparan con las fortificaciones augus-teas o anteriores y las del Bajo Imperio.

La restauración de Leovigildo se explica fácilmente si ya suponemos aban-donado el ensanche: fue fácil reparar el recinto viejo con materiales del derribodel nuevo, ya que una empresa bélica que no duraría más de seis meses (primersemestre del año 583; Thompson, r97r : 88) no necesitaba más.

Frc. 6. - Alcald. Planta general

En esta acrópolis, Itálica ahn, se asentaría una sede episcopal siete, añosmás tarde y la cabetera de una demarcación fiscal en el primer cuarto del si-glo x; a partir del xr se va perdiendo el topónimo y se impone el de Santiponce(Martínez,- 1973: zoo), aldea asentada sobre el primer establecimiento romanode la Bética, sin que la estructura urbana del pueblo actual refleje nada anteriora 1595.

5. Alcatá del Río (Sevilla). (Hernández Giméne", rg47 | 43; Taracena, r9+8:. +Zt;- HernándezDíaz, ry39: 96; Ponsich, ry73:. 68; González, r95ri rToi Thouve-not, r94o | 39oi Tovar, ry742 t6z). La estratégica situación de esta ciudad, juntoal primer plnto vadeable del Guadalquivir, ha sido acrecentada por la. mano delhombre dotándola de fortificaciones y un puerto: son romanas las únicas mura-llas de las que tenemos noticias y que aún subsisten en la vieja llipa Magna; laciudad debió sufrir algún grave quebranto en el Bajo Imperio o.durante la domi-nación visigoda, pues en el 7rz se llamaba Ragual. La población romana, como

- c - BIMILENARIO DE SEGOYIA

veremos más adelante, alcanzí considerable extensión a lo largo de la orilla delrío, para, durante la Edad Media, reducir de forma muy notable su perímetrourbano hasta cubrir solamente una pequeña área al Sur de la actual iglesia parro-quial, formando una ciudadela en la parte más escarpada del recinto romano:sólo así cabe explicar que la capilla de San Gregorio Ossetano (muerto erl 544y cuya inscripción funeraria se conserva en dicha capilla; Vives, 1969 : 43) que-dara dentro del porneriuln pero €xtramuros de la ciudad medieval, una de cuyastorres formó luego el campanario de la parroqui" (fig. 6). Podemos reconocer hoygrandes trozos de la cerca romana, aunque la mayor parte ha sido destruido o

Frc. 7. - Carmona.Planta general

englobado por edificaciones modernas; la obra era de opus caentenriciurn reyes-tido de opus quadratum; el muro, diez pies de anchura por término medio, lle-vaba largos e irregulares estribos internos que, en nuestra opinión, no tuvieronotro papel que el de trabar la muralla a los taludes donde se asentaba; no cabeinterpretar dichos contrafuertes como una solución para aumentar la anchura deladarve, ya suficiente de por sí, ni tampoco como indicios de un sistema similar alde los muros aurelianos de Roma, en los que aletas interiores sostenían una gale-ría bajo el adarve (lám. V, 9 y ro).

Las torres, aproximadamente cuadradas y de gran superficie, se asemejana las de Gerena en cuanto a tamaño, materiales y disposición interna, pero tam-bién son parecidas a las de Itálica al proyectarse a ambos lados del muro, aunque

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ARQUITECTURAROMANA DE

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SYMPOSIUM DE ARQUEOLOGíA R0MANA nz

hemos de reconocer que ésta semejaÍza no sirve como aproximación cronológicaya que sus límites temporales son excesivamente amplios. El muro alcanza enalgunos puntos los ¡z m de altura, aunque sospechamos que, en parte, son ci-mientos lo que vemos.

Pese a los intentos adivinatorios efectuados, nada sabemos del t¡azado ur-bano de la romana llipa, pero ante la sola vista de su planimetría actual podemosdistinguir por una parte el pequeño y orgánico núcleo medieval, y por otra elresto de las calles anteriores a nuestro siglo, y que no son sino la cristalizaciónde los caminos que tocaban o salían de dicho núcleo; en resumen, salvo esta ciu-dadela post-romana, el resto del actual trazado urbano de Alcalá del Río es el dew strassendorf míitiple, ajeno totalmente a foros, cardos y decumanos, que,por añadidura, escasa regularidad tendrían en una ciudad indígena romanizada.

Carmona (Sevilla). $ovar, t974: r5jt Hernández Díaz; rg42: 65; Ponsich,1973: 227; Thouvenot, r94o: 3g2; Taracena, ry48: 46z). A medida que vamosconociendo en extensión y profundidad las fortiñcaciones de Carmona, mayor va-lor testimonial damos a la f¡ase de César: lisdern diebus Carmonenses, quae estlonge firmissima totius prouinciae ciuita.r (B.C. III, 19, 4); para nosotros estaspalabras, del año 49 a.C., se refieren a las imponentes murallas que nos es dadocontemplar hoy día, modificadas desde entonces, aunque ciertamente conserva-das en grandes tramos. El tema ha sido analizado anteriormente, pero las intensas

Frc. 8. - Carmona. Puerta de Córdoba

restauraciones llevadas a cabo en los últimos diez años aconsejan estudiar el pro-blema er nihilo,lo que esperamos hacer en nuestra tesis doctoral, de la que laspr€sentes páginas no son sino una avanzadilla.

Hay que señalar el acierto general del trazado propuesto por el Catálogode Seailla (Hernández Díaz, r94z), pero se hace imprescindible una profunda re-visión sobre planimetría actualizadaz 1o contrario es perder el tiempo. El recintode Carmo, como el de todas las ciudades asentadas en mesetas, tiene el trazadoóptimo que aprovecha todas las ventajas topográficas, €s más, en ciertas partesde la cerca carmonense el muro se limitó a regularizar de forma leve el escarpe

234 BIMILENARIO DE SEGOYIA

natural del grupo de alcores que sirven de asiento a la ciudad; la muralla, de seisa ocho pies de espesor, está formada Por un doble paramento_ de opus .quadratumy rellenb de hormigón ; los sillares llevan a veces almohadillado rústico; las to-ires, rectangulares y de escasa proyección, eran totalmente exteriores, y como elrecinto sufrió una intensa reforma almorávid nada podemos afirmar sobre sualtura y coronación (ñg. il. No dejaremos de indicar, en el tramo limítrofe con lapoterná de la Puerta de Sevilla, la existencia de un foso de corte triangulary altura desconocida, {ue s€ excavó en la roca fosilífera.

Lo más notable de la cerca de Carmona son sus puertas; trataremos enprimer lugar de la llamada <de Córdoba)): ocupa una posición levemente retran-queada respecto a dos inexpugnables alcores y la flanquean dos grandes torressemioctogonales (lám. Yl, ri; fig. 8), de opus quadratum liso, sabiamente embelle,

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Frc. o. - Carmona. Nivel inferior de la Puerta de Sevilla

cidas con pilastras, con estrlas y contraestrías, sobre bases áticas sin plinto quearrancan dé un pequeño zícalo corrido; sobre las pilastras (ónicas?) un entabla-mento integraría los pórticos ficticios de cada cafa, Pafa rematar de forma quedesconocemos totalmente. La Puerta Presenta hoy un gran hueco abovedado encañón con restos de la cataracra romana (cfr. Sáflund, t93z: z6r); el paramentoque resta hasta las torres -ostenta hoy una bella composicón arquitectónic1 !.elBaio Renacimiento, modificada en el xvrrr, y sin rastro alguno de disposiciónromana de ninguna índole. Nos asalta la sospecha de si tras esta puerta, ya intra-muros, existía una gran interaallum, a manera de patio apaisado, como el queexiste en las puertas monumentales aludidas al referirnos a Itálica: esto explica-ría \a desmesurada anchura de la calle adyacente, verdaderamente anormal enCarmona, ciudad cuyo urbanismo actual es de raiz musulmana, sin que podamosidentificar, a fuerza de imaginación, un cardus y un decuntanus. En nuestra opi-

SYMPOSIUM DE ARQUEOLOGíA ROMANA 235

nión la puefta que hemos descrito, por el uso de basassin plinto, no puede -serposterior al prinlipado de Calígula-(|iménez, 1975), y, desde luego es. una refo¡-ma, con intención monumental, del recinto que es seguramente anterior.

La <Puerta de Sevilla> (lám. VI, rr) es el más notable conjunto defensivourbano de todas las épocas en España, y uno de los mayores y mejor conservadosde la Romanidad; consta de dos puertas separadas por un formidable bastiónrectangular de 4o por 24 m en planta y más de 15 m de alzado. La puerta Sur(upuerta> a secas desde ahora) está constituida de la siguiente manera (omitimos losañldidos almohades y posteriores; (fig. 9): arco doble, en cuyo interior se albergaun rastrillo, con arquivolta e imposta a la manera itálica, recordando vivamentelas puertas de Falerii Noui (L:ugl| ry67: t. LXIV-z), tramo abovedado, segundoarco organizado de igual maneñ 1lam. VII, r3), interuallum de ro por 6 m a la

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Frc. ro. - Carmona. Nivel superior de la Puerta de Sevilla

manefa de las puertas itálicas del tipo propylon (precedentes en Scoufopoulos, r97r :p.16); otro

"t.o, nuevo tfamo de bóveda, algo transformada, donde se alojó una

puerta normal de dos hojas, y finalmente arco de salida a la ciudad, de característi-cas iguales a los cuatro anteriores (lám. VIII, ry; frE: rr). Todo está labrado engt"ndes piezas de opus quadratum, con potente almohadillado rústico; las esqui-nas están primorosam€nte canteadas con anathyrosis v€rtical continua. La puertaNorte es una poterna de organización similar a la de la puerta, aunque a menor €s-cala, pero sin perder la intención monumental: doble arco con rastrillo, pequeñointeruallum de 3 por 4 m y arco de salida; sin embargo, no se nos oculta la posibi-lidad de que el segundo arco sea una reforma posterior, quedando entonces, en ori-gen, un arco doble con rastrillo pero sin interaallum (lám. VIII, 16). El resto delnivel bajo del bastión está ocupado por el alcor que fue aprovechado, tras los opor-tunos rellenos y desmontes, como base de la Puerta, de tal manera que el nivel

236 BIMILEN,ARIO DE SEGOYIA

Frc. r¡. -Carmona. Corte de la Puerta Su¡ de la Puerta de Sevilla

de coronación (fig. 9) estaba ocupado por la superficie primitiva del peñón, en elque se excavó un gran aljibe abovedado, y donde aparece el basamento de unapequeña construcción, que arranca de :una cyrna reaersa (liménez, ry75)r pue-den ser los restos de un sacellum o bien del podio de un fenomenal grupo escul-tórico. En época musulmana se formó un alcázar con el bastión, para ello selabró un muro que unía las partes intramuros de la puerta y la poterna, segre-gándola así del interior de la ciudad. Sin embargo, en su etapa fundacional seaccedía al nivel de coronación del bastión por la pendiente natural del terrenoy se pasaba al adarve del interaallum gracias a una puerta adintelada (lám, VII, 13)ubicada al nivel de la maquinaria de \a cataracta,

Antes de conclui¡ la descripción hemos de recordar que durante las obraspudimos analizar el sistema constructivo del muro: cada sillar atizonado for-maba, con los oportunos suplementos, un estribo interno que aumentaba la esta-bilidad del conjunto, aunque su entrante fuese menor que el de los que vimos enIlipa Magna (Lttglí, ry67 z r88).

Para fechar esta obra, 1l, según creemos, el resto de la cerca salvo la Puertade Córdoba, tenemos como terrninas ante quern la frase de César del 49 a.C.;como empleo de opus quadratum con structara caententilia no se documentaantes del tzt a.C. (Lugli, ry67: 3r4), hemos de ubicar entre estos dos hitos Iafecha que buscamos: las características arquitectónicas y decorativas no se salende estos límites (liménez, rg75) y por lo tanto tendremos que fechar el recintode Carmona basándonos en datos históricos, o, en su caso, por razones de puraestratigrafía.

Como hipótesis de trabajo creemos oportuno atribuir al entorno cronológicoacotado para Carmona las demás fortificaciones salvo la que corresponde a la ex-tensión del pomerium italicense.

SyMPOSIUM DE ARQUEOLOGIA ROMANA 227

No queremos caer en <intentos atribucionistas con el propósito de fechar>,como acertadamente ha señalado Balil (op. cit., z5z), pero, con todas reservas, noresistimos la tentación de señalar las guerras sertorianas como la ocasión en que estasÍ.ortalezas se construyeron. Tampoco se nos oculta la posibilidad de que pudieron

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2.9 Hr. Frc, r¿. - Areas respecti-vas de las distintas ciuda-

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existir obras ant€riores, y es seguro que sobre ella se hicieron trabajos para defenderlas ciudades béticas de los efectos sicológicos de los golpes de sorpresa de los rnauri,en el año ryo d.C., de los disturbios deI ry7,I, por supuesto de las raids del z6z ysiguientes.

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