Upload
independent
View
1
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
Diplomado Futuros Líderes Escolares. Discutiendo sobre la formación de líderes intermedios1
Simón Rodríguez Espinoza- Lorena Peñailillo – Sergio Galdames
Resumen
El presente trabajo presenta un primer análisis de la implementación de un programa de liderazgo
educativo desarrollado por el programa CRECE de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso,
con treinta profesores que se desempeñan en establecimientos educacionales administrados por
un municipio de la quinta región de Chile. Los docentes participantes ejercen como profesores de
aula, los que son reconocidos por sus directivos y compañeros de trabajo como profesionales con
habilidades e interés en desarrollar una carrera profesional directiva.
El programa se basa en el supuesto que la formación en liderazgo implica el paso por diferentes
etapas. La etapa inicial involucra conocer los desafíos del rol directivo, al comprender la escuela
como una organización en continua estabilidad y mejora, y al desarrollar conocimientos y
habilidades iniciales para influenciar a otros docentes. El reconocimiento de estos desafíos
apoyaría la orientación y discernimiento respecto de una posible proyección profesional. De esta
forma emerge el rol de líder intermedio, como un colaborador, mediador y facilitador de los
procesos de transformación institucional.
El marco de referencia del programa se fundamenta en las prácticas de liderazgo efectivo
(Leithwood, 2006), implementando tres módulos de trabajo: Liderando con visión y sentido,
Liderando con foco pedagógico y Liderando el cambio organizacional y cultural. Se utilizan
metodologías de trabajo que incluyen clases teóricas, clases de desarrollo grupal, análisis de casos
y apoyo desde aula virtual.
Introducción
Tanto a nivel internacional como nacional, se ha instalado en la agenda de discusión el desafío de
lograr equidad en la calidad de los aprendizajes obtenidos por todos los estudiantes. Frente a esto,
los dispositivos desplegados desde la política han abordado distintas dimensiones del sistema
escolar. En una primera etapa se trabajo principalmente en la mejora de las condiciones
estructurales del sistema; en una segunda los esfuerzos se han puesto principalmente en
transformaciones curriculares y competencias docentes; mientras que en una tercera etapa el
énfasis ha estado puesto en lo que ocurre en la sala de clases, junto con una mirada organizacional
sobre la escuela (Ahumada L., Galdames S., González A., Herrera P., 2009).
Respecto de esto último, se ha relevado como elemento clave el liderazgo educativo. La revisión
académica identifica el liderazgo como la segunda variable intra-escuela que incide en un mejor
desempeño de los establecimientos y del sistema en general (OCDE, 2008; en Galdames- Poblete
& Rodríguez- Espinoza, 2010; Bolívar, A, 1997 en Educación 2020). Esto ha llevado entonces a un
1Trabajo presentado en el Primer Congreso Iberoamericano de Liderazgo Educacional – Santiago de Chile; 23, 24 y 25 noviembre 2010.
2
escenario desafiante dentro de lo que son los procesos y etapas de formación de líderes
educativos. Cabe entonces hacerse la pregunta sobre cómo preparar líderes educativos que
transformen y mejoren las organizaciones escolares.
Estudios recientes han identificado que los procesos de formación directiva, tanto en pre-servicio
como en servicio, son bastante complejos. Por un lado la evidencia señala que esta formación es
progresiva, con procesos posibles de articular en un curriculum diferenciado de acuerdo a distintas
etapas de desarrollo profesional (Early, P., Weindling, D., Bubb, S., Evans, J. y Glenn, M., 2008). Así
no podemos pensar que el líder se construye profesionalmente de la noche a la mañana, sino que
hace un camino de larga data. Por otro lado, lo anterior deja implícito que no puede pensarse esta
formación desvinculada del rol docente. Desarrollar procesos formales de aprendizajes, sin
experimentar las complejidades del liderazgo en los establecimientos en los cuales se trabaja,
disminuye y dificulta de manera importante la adquisición, desarrollo y apropiación de
habilidades y capacidades. Al respecto, una investigación reciente indago los aprendizajes e
historias de formación de ocho directores de establecimientos con buenos resultados (Rodriguez,
2010). Las conclusiones señalan que las trayectorias de formación de estos directores se
caracteriza por una progresiva complejización de 4 categorías de aprendizajes: comunicación y
relaciones interpersonales positivas, rol docente, enseñanza y aprendizaje, y administración y
gestión. Las instancias y metodologías de aprendizaje son principalmente informales y en
contextos laborales, con participación en grupos de trabajo, con una retroalimentación
permanente, y con un fuerte componente observacional, de modelos y debates entre pares.
En Chile es usual que un docente salte del aula a la dirección de un establecimiento, sin contar con
la experiencia necesaria o con la formación formal adecuada para el cargo. Esto es favorecido por
la escasa claridad sobre cuáles son las características del perfil directivo y por la estructura vertical
presente en la mayoría de los centros escolares, donde el liderazgo se centraliza en el director.
Considerando este escenario, ¿cuáles son las orientaciones que debemos integrar en una
propuesta de formación de líderes intermedios?
Marco de Referencia.
¿Qué entendemos por Liderazgo Educativo?
De acuerdo a Seashore, Leithwood, Walstrom & Anderson (2010), liderazgo se circunscribe a dos
funciones principales: proporcionar dirección y ejercer influencia, siempre con una fuerte relación
con el mejoramiento de la organización. Más específicamente, corresponden a todo lo que implica
el establecimiento de acuerdos y la definición de direccionamiento para la organización, junto con
impulsar y apoyar a las personas a moverse en estas direcciones.
Uno de los tipos de liderazgo estudiados es el llamado transformacional (Leithwood & Jantzi,
2000), el cual se caracteriza por fomentar el desarrollo de capacidades y un mayor compromiso
personal con las metas organizacionales, no identificándose necesariamente con personas que
3
ocupan cargos administrativos formales. Este tipo de liderazgo se describe a partir de seis
dimensiones: crear una visión y metas para la escuela; brindar estimulación intelectual; ofrecer
apoyo individualizado; simbolizar las prácticas y los valores profesionales; demostrar expectativas
de alto desempeño; y desarrollar estructuras para fomentar la participación en las decisiones de la
escuela (Leithwood, 1994; Leithwood et. al, 1999; en Leithwood & Jantzi, 2000).
Respecto del liderazgo pedagógico o instruccional, un meta-análisis de 27 estudios publicados
sobre liderazgo y resultados de los estudiantes (Robinson, Lloyd & Rowe, 2008), dio cuenta de un
efecto 3 a 4 veces mayor del liderazgo instruccional en relación al liderazgo transformacional. A su
vez, respecto de las preguntas relevadas de estos estudios, se dio cuenta de 5 dimensiones del
liderazgo eficaz: establecimiento de metas y expectativas; obtención y asignación de recursos en
forma estratégica; planificación, coordinación y evaluación de la enseñanza y del currículo;
promoción y participación en aprendizaje y desarrollo docente; y el aseguramiento de un entorno
ordenado y de apoyo. Se indica con un mayor efecto la dimensión de promoción y participación en
aprendizaje y desarrollo docente (Robinson et al., 2008).
Con respecto a la investigación en Chile, una reciente revisión que abordan la relación entre
liderazgo educativo y desempeño escolar realizada por Horn & Marfan (2010), señala que en 5
trabajos basados en eficacia escolar se identifican tres pilares del liderazgo: a) pilar técnico, el
cual es común en los distintos estudios revisados. Este pilar se relaciona con la experticia
pedagógica del director, así como establecer metas con claro foco en el aprendizaje de los
alumnos. Forma parte de este pilar lo que Bellei et al. (2004; en Horn & Marfan, 2010) señala
como “saberes”, permitiendo al director ganar en respeto de la comunidad, dar apoyo técnico a
los docentes, evaluar sus prácticas, planificar los procesos educativos y monitorear los
aprendizajes; b) pilar de manejo emocional y situacional, que implica ser capaz de conducir la
relación que se establece con los docentes, y ser hábil en adaptarse a contextos cambiantes.
Elementos relacionados son la capacidad para motivar, para trabajar en equipo, velar por un buen
clima escolar, demostrar altas expectativas en alumnos y docentes, escuchar y abrir espacios de
participación; c) pilar organizacional, siendo propio de un buen líder la capacidad para estructurar
una organización escolar eficiente, esto es, facilitar las condiciones para que los docentes puedan
realizar un buen trabajo (Henríquez et al., 2009; en Horn & Marfan, 2010).
Por su parte, los resultados de un estudio sobre historias de formación y aprendizajes de
directores de establecimientos con buenos resultados en Chile (Rodríguez, 2010), dan cuenta que
los directores influyen a través de la incidencia en las motivaciones, habilidades, condiciones
laborales, delegación progresiva del liderazgo y mayor acceso a la información. Los directores de
estos establecimientos van generando un clima de relaciones óptimas, estimulando y
fortaleciendo conversaciones que giran en torno al trabajo pedagógico, delegando funciones y
compartiendo decisiones, administrando y gestionando recursos para permitir la viabilidad
operativa de las acciones emprendidas, y generando confianzas y motivación para los esfuerzos
que implica el cambio de prácticas.
4
Liderazgo Distribuido
Una línea de estudio ha identificado la importancia del liderazgo en la medida que hace participes
a todos los actores de la organización en los procesos de toma de decisiones, aumentando el
compromiso y la responsabilización en toda la organización (Spillane J.P., Halverson R., y Diamond
J.B. 2001). En relación a esto Thompson (en Hargreaves y Fink, 2008) sostiene que el liderazgo no
solo ejerce su influjo en sentido descendente, sino que fluye por todo el organismo, abarcando
distintos niveles y circulando arriba y abajo, por toda la escala jerárquica.
Así, el liderazgo distribuido supone un conjunto de prácticas para fijar rumbos y ejercer influencia
potencialmente “por personas en todos los niveles, más que un conjunto de características
personales y atributos de personas en la cúspide organizacional” (Fletcher y Kaufer, en Leithwood
et al, 2008). En efecto, el liderazgo distribuido se debe entender bajo la idea de que en todo
sistema organizado, la gente normalmente se especializa, desarrolla competencias específicas, que
están relacionadas con sus predisposiciones, intereses, aptitudes, conocimientos previos,
habilidades y funciones particulares (Elmore, 2000).
De esta forma se dibuja un diseño organizacional distinto donde el liderazgo es implementado por
diversos actores a lo largo de la escuela, quienes generan influencia a grupos más pequeños y
apoyan el logro de la visión institucional.
Liderazgo intermedio
El concepto de liderazgo de docentes, en niveles organizacionales intermedios, no ha sido claro o
consistentemente definido (Muijs & Harris, 2007; York- Barr & Duke, 2004). Distintos
investigadores han procurado establecer una definición conceptual y/o operacional, señalando por
ejemplo que los maestros son líderes cuando afectan en el aprendizaje del estudiante; cuando
contribuyen a la mejora de la escuela; y/o al inspirar la excelencia en la práctica, permitiendo a los
demás participar en la mejora educativa (Silva; en York- Barr et al, 2004). Se define también el
liderazgo docente como la capacidad para hacer participar a los colegas en la exploración de las
prácticas de enseñanza al servicio de los estudiantes (Wasley, 1991; en York- Barr et al., 2004).
Las concepciones de liderazgo docente descritos anteriormente hacen hincapié en el uso y
conocimiento de los profesores sobre la enseñanza y el aprendizaje. Tal punto de vista se relaciona
con el hecho de que aquellos que ejercen el liderazgo docente guían e influyen a sus demás
colegas con un enfoque en la práctica docente (York- Barr & Duke, 2004).
Las definiciones de liderazgo docente consideran también que las escuelas son organizaciones
demasiado complejas para ser dirigidas únicamente por el director. Por consiguiente, se espera
que los lideres intermedios asuman funciones organizacionales como representar a la escuela en
la toma de decisiones a nivel de distrito (Fullan, 1991; en Leithwood, 1991); que lideren sub
unidades escolares (Cooper, 1993); que estimulen el crecimiento profesional de sus colegas
(Wasley, 1991); que defiendan la labor desarrollada por los profesores (Bascia, 1997); y que
mejoren el proceso de toma de decisiones dentro de la escuela (Marlen, Owaba, y Kranz, 1990).
5
Propuesta de Formación
A. Principios
El programa se basa en 3 principios. El primero de ellos es que la formación de líderes escolares es
un proceso a mediano y largo plazo que pasa por distintos momentos de desarrollo. Implica
entonces el reconocimiento de etapas previas al cargo, con focos diferenciados de formación
según estos distintos momentos, instalando y desarrollando procesos que aseguren profesionales
para una sucesión planificada en cargos formales (Galdames- Poblete & Rodríguez Espinoza, 2010).
De esta forma el programa en análisis es el que aporta una mirada introductoria hacia el liderazgo
escolar.
El segundo principio se relaciona con la metodología de trabajo. El Diplomado Futuros Líderes
Escolares (FLE) se basa en la idea que el desarrollo de los aprendizajes de los directivos debe
realizarse con un dialogo importante entre teoría y práctica, donde el desarrollo de capacidades y
habilidades profesionales debe enfocarse en el análisis de la realidad educativa particular de cada
docente, para así conectarse con los insumos de la teoría. Siguiendo a Clarke (2010), los contextos
organizacionales actuales se caracterizan por la turbulencia y el cambio. De esta manera las
formación en liderazgo no puede ser prescriptiva, ya que nunca podrá prepararlo para todos los
posibles escenarios educativos presenten en las escuelas de hoy.
En tercer lugar el desarrollo de las competencias directivas no puede aislarse del contexto
particular y comunal de los docentes. Una de las principales conclusiones del estudio realizado por
Shachar, Gavin y Shlomo (2010) es la importancia del rol de las autoridades locales en la
implementación de procesos de fortalecimiento de las competencias docentes y del mejoramiento
de la cultura escolar. Según los autores, el apoyo de los equipos comunales más que aportar en los
aspectos técnicos, su presencia fortalece el compromiso de los participantes al percibir las
iniciativas de mejora alineadas con el desarrollo de la comuna. En este sentido, el presente
programa se enmarca en las políticas del municipio, contando con el apoyo formal del director de
la jefatura municipal, y de los respectivos directores y directoras de los establecimientos de los
participantes.
B. Módulos
La propuesta curricular del programa se fundamenta en los conceptos teóricos que han sido
relevados por la literatura internacional como claves para el desarrollo de liderazgo efectivo
(Leithwood et. al. 2006; Robinson, 2007; Rodríguez, 2010). De esta forma se han conformado tres
módulos de trabajo centrados en las siguientes dimensiones.
1. Liderando con visión y dirección: el objetivo de este modulo es conocer la relevancia que juega
la presencia y promoción de un sentido para la motivación, el esfuerzo y el compromiso de mejora
de las prácticas docentes y del aprendizaje organizacional. En términos prácticos se revisó la
relación entre visión personal y mejora de la organización, y se analizó el PEI de cada
establecimiento. A su vez, se desarrolló una propuesta de mejoramiento de visión organizacional,
así como de la instalación de prácticas de liderazgo que faciliten su alcance.
6
2. Liderando el cambio organizacional y cultural: el objetivo de este modulo es comprender a la
escuela como una organización. Los participantes analizan su establecimiento en base a los marcos
referenciales de aprendizaje y desarrollo organizacional. Su trabajo práctico se orienta al
desarrollo de prácticas de liderazgo que desarrollen la organización.
3. Liderando con foco pedagógico: el objetivo de este modulo es relevar y posicionar el liderazgo
en la escuela como un motor de la mejora del proceso de enseñanza aprendizaje. Para esto es
clave introducir al líder en la práctica pedagógica, y transformarlo en un agente de apoyo y
desarrollo del docente. En este módulo los participantes desarrollan competencias para el análisis
de una buena práctica pedagógica, y realizan un trabajo de observación y retroalimentación de
clases.
3. Metodología
Para dar cumplimiento a los objetivos del programa, los participantes recorren los tres módulos
siguiendo una secuencia de cinco actividades. Lo anterior bajo el supuesto de que el aprendizaje
del liderazgo eficaz se basa en experiencias reales en el trabajo del líder, observación reflexiva de
estas experiencias, oportunidades para preguntar y solucionar problemas, analizar y desarrollar
buenas maneras de pensamiento y conducción (Robertson, 2004 en Galdames- Poblete &
Rodríguez- Espinoza, 2010).
1. Aula Virtual: Al inicio de cada modulo y durante una semana, a través del apoyo de una plataforma
virtual (http://www.quintapc.cl/moodle/) se presentan y discuten con los docentes los elementos
teóricos centrales. Así se familiarizan con investigaciones principalmente empíricas, revisándolo en
vista a experiencias y contextos particulares de cada participante. Esta actividad es apoyada por un
tutor virtual, quien entre otras cosas sistematiza los temas centrales de la discusión y las dudas o
preocupaciones de los participantes, para luego plasmarlas en un informe que es revisado
posteriormente por el equipo central y transferido al académico de la clase teórica.
2. Clase Teórica: En sesiones de cuatro horas, se realizan jornadas de reflexión teórica, cuyo foco esta
puesto en la presentación y aclaración de conceptos, y en la discusión de las ideas centrales de
cada modulo. Se pone énfasis en el uso de un lenguaje técnico que facilite los posteriores análisis
particulares y generales de los participantes.
3. Taller de Análisis: De acuerdo a los contenidos conceptuales centrales trabajados en la clase
teórica, se diseñaron talleres en base a prácticas de establecimientos educacionales reales. Estas
prácticas fueron sistematizadas y traspasadas a guías de aprendizaje. El objetivo es facilitar y
fortalecer en los participantes el análisis de una experiencia real utilizando los conceptos teóricos
previamente revisados. Lo anterior bajo el supuesto de que un aspecto importante dentro del
aprendizaje es ayudar a que se adquieran y se integren los nuevos conocimientos, organizándolos
para que luego se pueda hacer parte y recuperar de la memoria a largo plazo (Marzano &
Pickering, 2005)
4. Asesorías de Revisión: Luego de haber analizado y relacionado los contenidos conceptuales
centrales con la realidad de un establecimiento educacional, los participantes deben aplicar el
mismo procedimiento, esta vez, en su propio establecimiento. Para esto se diseñaron guías de
7
aprendizaje similares a las utilizadas en los talleres de análisis, pero enfocadas en la realidad
educativa particular. De esta forma, en un primer momento de las reuniones de asesorías, cada
participante desarrolla la guía en relación a su establecimiento; para en un segundo momento,
compartir y analizar junto con participantes de establecimientos distintos. Todo lo anterior con el
apoyo de un asesor, integrante del equipo ejecutor del diplomado. El supuesto a la base de las
asesorías es que en todo proceso de aprendizaje es relevante contar con oportunidades para
preguntar y solucionar problemas, respecto de una observación analítica de la propia práctica
(Robertson, 2004). A su vez, estos espacios fortalecen la extensión y refinación del conocimiento.
Esto ya que el aprendizaje no se detiene con la adquisición e integración de conceptos. (Marzano
& Pickering, 2005).
5. Evaluación: Finalmente cada módulo es evaluado mediante un trabajo de sistematización centrado
en el análisis y diseño de una propuesta de mejora para los respectivos establecimientos de los
participantes. Así la evaluación se centra en una lectura de las características de cada escuela en
base a los nuevos conceptos teóricos, junto con el diseño y presentación de acciones de mejora,
los cuales son presentados y discutidos con los docentes y docentes directivos del establecimiento
donde trabajan. Este último punto es de suma relevancia ya que, tanto como desarrollar un uso
refinado de nuevos conocimientos integrados, se busca experimentar y analizar el desarrollo de la
capacidad de influencia de los participantes. En concordancia con el marco de referencia del
diplomado, una de las funciones principales del liderazgo es ejercer influencia (Seashore,
Leithwood, Walstrom & Anderson, 2010), y con mayor relevancia en las practicas pedagógicas y la
promoción del aprendizaje y desarrollo docente (Robinson, Lloyd & Rowe, 2008).
4- Resultados iniciales de la implementación
Al revisar el desarrollo del programa podemos destacar que a nivel operativo, el 100% de las
actividades se realizaron en los tiempos comprometidos. Junto con lo anterior, la asistencia y
participación de los docentes fue alta, con una aprobación del 97%. Entre los aspectos
descendidos destaca el uso del tiempo y los plazos para la entrega de las evaluaciones. La mitad
de los participantes respondió mas tarde de lo planificado. Una hipótesis sobre esto se relaciona
con el enfrentamiento a trabajos que implican una importante exigencia cognitiva (adquirir,
observar, analizar, refinar). Junto con lo anterior, y de acuerdo a lo reportado por los propios
participantes, este tipo de actividades no son los habitualmente solicitados en programas de
formación. El equipo ejecutor considera que tanto la exigencia como la poca habituación a este
tipo de tareas influyo en el alto porcentaje de entregas atrasadas.
Respecto de comunicar y conversar los trabajos con los docentes directivos, se observaron algunas
dificultades. Primero, se observa una variabilidad muy alta de experiencias. La cercanía o confianza
previamente existente repercutía como factor facilitador u obstaculizador para la presentación y
análisis en conjunto de estas propuestas. Segundo, en muchas ocasiones elementos emocionales
dificultaban el análisis de las organizaciones escolares. La carga emotiva presente al momento de
observar sus prácticas y sus escuelas nublaban una visión más objetiva de la realidad educativa. El
equipo ejecutor da cuenta como un importante desafío en el proceso de formación en liderazgo la
8
profundización en los componentes de la resolución de problemas y toma de decisiones
(Leithwood y Stager, 1998), integrando el uso de datos, principios y aplicación de criterios, y
flexibilidad cognitiva.
En relación a los aprendizajes declarados, se señala el reconocer la escuela como una
organización, mirándolo “más allá de la sala de clases”. Se presenta entonces una expansión de la
lectura del rol y contexto profesional, que previamente se situaba principalmente en el trabajo en
aula. Junto con lo anterior, se declara una apertura a las complejidades que implica la mejora de
las prácticas individuales y organizacionales; siendo necesario una mayor profundización en los
temas vinculados a cambio y mejora. También aparece como relevante una mayor comprensión
del rol de los directivos, empatizando con las tensiones que estos deben enfrentar a nivel
profesional y personal. Un cuarto aprendizaje se vincula con el módulo de liderazgo pedagógico, al
dar cuenta que en un alto porcentaje de las clases observadas a colegas, estos no realizaban
cierres, ni se retroalimentaba a los estudiantes, tanto individual como grupalmente.
En relación a la proyección profesional, un número importante de participantes ha declarado
tener intención de continuar su formación en liderazgo educativo y en el futuro postular a un
cargo directivo. En oposición, un grupo menor de docentes ha manifestado su deseo de
mantenerse en el aula y de renunciar a realizar carrera directiva. Para ambos casos la propuesta
de formación es valorada como un acercamiento fidedigno a los desafíos de la dirección escolar.
En los aspectos políticos comunales, el programa ha sido muy bien valorado por las autoridades
locales, proyectando realizar nuevas versiones a futuro. Sin embargo, aún no se cuenta con un
diseño claro sobre la proyección profesional de los participantes, ni programas de formación
continua con los docentes participantes del actual diplomado.
5. Primeras conclusiones.
La formación en liderazgo educativo ha sido relevada como un elemento clave para la mejora
escolar. Sin embargo, aún no hay claridad sobre en que basarse y como realizar la formación. Este
programa pretendió entregar un acercamiento distinto al fenómeno. En efecto, se conjugaron
diversas estrategias que permitieran a los participantes acercarse a los aprendizajes esperados
desde un punto de vista teórico- práctico, apoyados con guías de aprendizaje y asesorías que
buscaban generar habilidades de análisis y reflexión de manera colaborativa.
La oportunidad de trabajar con docentes en la etapa inicial de pre-servicio presento como objetivo
que estos conocieran los desafíos del rol directivo, al comprender la escuela como una
organización en continua estabilidad y mejora, y al desarrollar conocimientos y habilidades
iniciales para influenciar a otros docentes. El reconocimiento de estos desafíos apoyaría la
orientación y discernimiento respecto de una posible proyección profesional. A su vez, fortalece el
rol de líder intermedio, como un colaborador, mediador y facilitador de los procesos de
transformación institucional. Los participantes relevan como aprendizajes de este primer
9
acercamiento al liderazgo la ampliación del rol profesional, mirando la escuela mas allá de la sala
de clases; una mayor comprensión de las complejidades de la mejora a nivel organizacional,
empatizando con las tensiones y desafíos que los directivos presentan en su rol; y mayor bagaje
conceptual y técnico para observar y retroalimentar practicas de aula de colegas, dando cuenta de
dificultades en el cierre de clases y retroalimentación a estudiantes. A su vez, la propuesta de
formación es valorada como un acercamiento fidedigno a los desafíos de la dirección escolar,
facilitando la orientación y discernimiento sobre la proyección profesional en liderazgo.
Como desafíos futuros en formación se identifica el abordaje en profundidad del tema cambio y
mejora organizacional, con una lectura más compleja sobre cultura organizacional. Junto con lo
anterior, la profundización en los componentes de la resolución de problemas y toma de
decisiones (Leithwood y Stager, 1998), integrando el uso de datos, principios y aplicación de
criterios, y flexibilidad cognitiva.
Un análisis de la propuesta metodológica sugiere, por un lado, un aumento de los espacios de
trabajo práctico, donde se genere más discusión entre pares. A su vez, definir con mayor claridad
el sentido, uso y diseño de las reuniones con docentes directivos, de manera que una mayor parte
de los directores formen parte de este proceso de formación. Por otro lado, también es necesario
refinar los materiales y estrategias de aprendizaje, potenciando la adquisición y uso de los
conceptos teóricos que orientan el desarrollo de las habilidades y capacidades. Finalmente, el aula
virtual pensada como apoyo en momentos focalizados, se convirtió en una herramienta continua,
que facilitaba el contacto con los docentes, quienes en su gran mayoría contaban con las
competencias digitales necesarias para aprovecharlas.
A nivel interno se evalúa que uno de los elementos fundamentales para la implementación exitosa
del programa fueron las asesorías de revisión. Por una parte potencia conocer a cada docente en
sus contextos laborales. A su vez, trabajar con grupos pequeños facilitó la identificación con el
programa y ayudó a generar un canal directo de comunicación con el equipo ejecutor. Por otra, a
un nivel más técnico, permitió realizar un trabajo contextualizado y personalizado, articulando la
exigencia de la tarea solicitada con los tiempos y ritmos de aprendizaje de cada participante.
Bibliografía
Beatty B., ‘Theories of Learning’, in International Handbook on the Preparation and Development of School Leaders, cered. Jacky Lumby, Gary Crow, and Petros Pashiardis (New York: Routledge, 2008), 136.
Bush, T. & Glover, D. School Leadership: concepts and evidence. Summary Report. NCSL. Spring 2003.
CEPPE (2009). Prácticas de Liderazgo Directivo y Resultados de Aprendizaje. Hacia Conceptos Capaces de Guiar la Investigación Empírica. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 7(3), pp. 19-33. http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol7num3/art2.pdf.
Clarke S., (2010) Preparing for principalship from the crucible of experience: reflecting on theory, practice and research.
Darling-Hammond, L., LaPointe, M., Meyerson, D., & Orr, M. (2007). Preparing school leaders for a changing world: Executive summary. Stanford, CA: Stanford University, Stanford Educational Leadership Institute
10
Early, P., Weindling, D., Bubb, S., Evans, J. y Glenn, M. (2008). Evaluation of future leaders program. Final Report.Institute of Education Create Consultants. Extraído desde: en agosto del 2009.
Elmore, R. “Building a new structure for school leadership”. Winter 2000. The Albert Shanker Institute
Galdames-Poblete, S. y Rodríguez-Espinoza, S. (2010). Líderes Educativos Previo a Cargos Directivos. Una Nueva Etapa de Formación. REICE. Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación, 8(4), pp. 50-64. http://www.rinace.net/reice/numeros/arts/vol8num4/art3.pdf. Consultado el 01-09-2010
Horn, A., Marfan, J. (2010). Relación entre liderazgo educativo y desempeño escolar: Revisión de la investigación en Chile. Psicoperspectivas, 9 (2), 82-104. Recuperado el 01 de septiembre de 2010 desde http://www.psicoperspectivas.cl
Kort, E.D. What, after all, is leadership?. “Leadership” and plural action. The Leadership Quarterly 19 (2008), 409 – 425
Leithwood K., Day C., Sammons P., Harris A., Hopkins D. (2006), Succesful School Leadership What is and how it influences pupil learning, University of Nottingham, NCSL
Leithwood K., Mascall B., Strauss T., Sacks R., (2008). The relationship between distributed leadership and teachers’ academic optimism. Journal of Educational Administration Vol. 46 No. 2, pp. 214-228
Leithwood, K., Jantzi, D. (2000) "The effects of transformational leadership on organizational conditions and student engagement with school", Journal of Educational Administration, Vol. 38 Iss: 2, pp.112 – 12
Marzano, R. J.; Waters, T. & McNulty, B; (2005). School leadership that works: From research to results. Alexandria, VA: Association for Supervision and Curriculum Development.
Muijs, D. & Harris, A. (2007). Teacher Leadership in (in)action. Three cases studies for contrasting schools. Educational Management Administration & Leadership. ISSN 1741-1432 DOI: 10.1177/1741143207071387.
Robertson, J. (2004). Coaching leaders: the path to improvement. A paper presented at the Biennial Conference of the New Zealand Educational Administration and Leadership Society. Dunedin, New Zealand.
Robinson, V., Lloyd, C. & Rowe, K. (2008). The impact of leadership on student outcomes: an analysis of the differential effects of leadership types. Educational Administration Quarterly
Rodriguez, S. (2010). El desarrollo de liderazgo educativo de directores de establecimientos con buenos resultados: evidencias de un estudio de historias de formación. MINEDUC –PUCV.
Seashore Louis, K., Leithwood, K., Whalstrom, K. & Anderson, S. (2010). Investigating the links to improved student learning. Final Reports of research Findings. University of Minnesota – University of Toronto, Commisioned by The Wallace Foundation, July 2010
Shachar H., Gavin S., Shlomo S., Changing organizational culture and instructional methods in elementary schools: Perceptions of teachers and professional educational consultants. Journal of Educational Change 11:273-289 DOI 10.1007/s10833-009-9128-8
Spillane, J.P., Halverson, R. y Diamond J.B. (2001). Investing School Leadership Practice: A distributed Perspective. Educational Researcher, 30(3), pp. 23-28.
York – Barr, J. & Duke, K. (2004). What Do We Know About Teacher Leadership?. Findings From Two Decades of Scholarship. Review of educationa research. Fall 2004 vol. 74 no. 3 255-316