Ibn ArabiUn personaje extraordinario

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Ibn Arabi fue un personaje extraordinario. Viajó por todo el mundo islámico

alcanzando fama universal como pensador y poeta. Fue valiente y decidido al emprender tan largos viajes en una época en la que los desplazamientos se hacían a pie, a caballo o

en carros tirados por animales.

Su actitud no era la de un turista de nuestro tiempo, pues al visitar cualquier

lugar se interesaba por sus tradiciones y se enriquecía con su cultura. En sus primeros destinos, siendo aún muy joven, buscaba

maestros de los que aprender, convirtiéndose pronto él mismo en un gran maestro al que

escuchaban multitud de discípulos allá donde fuera.

1165 - 1240 d.C.

www.lasrutasdeibnarabi.es

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Nació en Murcia hace más de ochocientos años, es decir, en plena Edad Media. En aquella época Murcia era un reino musulmán independiente gobernado por Ibn Mardanis, conocido como el Rey Lobo. Cuando el poderoso mandatario murió, aquel reino perdió su independencia, pasando entonces a formar parte del imperio almohade.

La familia de Ibn Arabi, quien en esa fecha sólo tenía siete años, se trasladó a Sevilla, capital de aquel gran imperio. Fue allí donde comenzó a destacar en los estudios, demostrando una sensibilidad y una inteligencia excepcionales para su edad.

Siendo tan sólo un adolescente experimentó un deslumbramiento espiritual que le marcaría el resto de su vida. A raíz de aquel hecho prodigioso emprendió su primer gran viaje por tierras de al-Andalus. Entre las ciudades que visitó se cuenta Córdoba. Allí se encontró con el filósofo Averroes y pudo admirar la grandiosa mezquita.

Comenzó luego a viajar por el norte de África. El siguiente paso, propiciado por una visión, fue dirigirse a Oriente y visitar La Meca, ciudad santa del Islam y obligado destino de peregrinación para cualquier musulmán, donde escribiría algunas de sus obras más destacadas.

Ibn Arabi demostró desde muy joven inspiradas facultades para la escritura y una extraordinaria capacidad para el conocimiento interior y la experiencia espiritual. Entre sus maestros también tuvo a varias mujeres, entre las que destaca la anciana Fátima de Sevilla, a la que admiró por su sabiduría y espiritualidad. Escribió cerca de trescientas obras, siendo el autor árabe del que más manuscritos autógrafos se conservan. En sus viajes enseñó el respeto hacia las diversas creencias, tal y como se refleja en uno de sus versos: «Mi corazón se ha tornado capaz de adoptar todas las formas». Fue ésta una de las características esenciales de su pensamiento y una de las lecciones más valiosas que nos dejó en herencia este sabio universal y único.

Se estima que a lo largo de su vida recorrió

en torno a noventa mil kilómetros, lo que

equivale a dar dos vueltas completas al mundo.

Ya anciano fijó su residencia en Damasco, donde falleció a los setenta y cinco años de edad.

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90.000 km