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Algunas consideraciones sobre el Coloquio XVI de Fernán González de Eslava Uno de los ejemplos más notables de asimilación a la vida y cultura del Nuevo Mundo es el caso de Fernán González de Eslava, que llegó a México en 1558, cuando apenas contaba veinticuatro años de edad. Su formación intelectual estaba en pleno proceso inicial cuando se produce el trasplante desde su tierra natal —sea Andalucía, Navarra o León— a tierras americanas donde se consolidará y terminará este proceso formativo. Si el desconocimiento que tenemos sobre su vida en la península es grande, no lo es menor sobre su estancia y activida- des en México. Sabemos que hacia 1575 era clérigo; y presbítero en 1578 y que durante toda su vida supo acoplar acertadamente sus acti- vidades teológicas con las literarias. En lo referente a estas últimas, su producción no es de las menos fecundas entre los autores de su época.. Además de su obra más importante, los Coloquios Espirituales y Sacramentales de tema religioso, conocemos otras obras sueltas —sonetos, canciones, villancicos, etc.—, que aún no han sido publica- das en un solo volumen. La primera edición de los Coloquios se hizo en 1610 por iniciativa de Fray Fernando Vello de Bustamente, quien prometía la publicación de sus obras de tema profano que quizá no llegó a imprimir o se perdieron íntegramente. Fue hombre conocido en su ¿poca por su obra literaria y por el compromiso social que de ella se desprendía y que en alguna ocasión incluso le costó la cárcel. González de Eslava no despreciaba ocasión para manifestar si algo le causaba descontento, como ocurre en 1574 en un entremés escrito con motivo de la consagración de un obispo donde critica al virrey por un nuevo impuesto que deben pagar los mexicanos. Cierta fama de hombre revolucionario debía tener por

Algunas consideraciones sobre el Coloquio XVI de Fernán ... · en 1610 por iniciativa de Fray Fernando Vello de Bustamente, quien ... se lea en las páginas de un libro; ... descendiendo

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Algunasconsideracionessobreel Coloquio XVIde Fernán Gonzálezde Eslava

Uno de los ejemplosmásnotablesde asimilacióna la viday culturadel Nuevo Mundo es el caso de FernánGonzálezde Eslava, que llegóa México en 1558, cuandoapenascontabaveinticuatro años de edad.Su formación intelectual estabaen pleno proceso inicial cuando seproduceel trasplantedesdesu tierra natal —sea Andalucía,Navarrao León—a tierrasamericanasdondese consolidaráy terminaráesteprocesoformativo. Si el desconocimientoquetenemossobresu vidaen la penínsulaes grande,no lo es menorsobresuestanciay activida-des en México. Sabemosquehacia 1575 era clérigo; y presbíteroen1578 y que durantetodasu vida supoacoplaracertadamentesus acti-vidadesteológicascon las literarias. En lo referentea estasúltimas,su producciónno es de las menos fecundasentre los autoresde suépoca..Ademásde su obra más importante,los ColoquiosEspiritualesy Sacramentalesde tema religioso, conocemosotras obras sueltas—sonetos,canciones,villancicos, etc.—, que aúnno han sido publica-dasen un solo volumen. La primeraedición de los Coloquios se hizoen 1610 por iniciativa de Fray FernandoVello de Bustamente,quienprometía la publicación de sus obras de tema profano que quizá nollegó a imprimir o se perdieron íntegramente.

Fue hombreconocido en su ¿pocapor su obra literaria y por elcompromisosocial quede ella se desprendíay que en algunaocasiónincluso le costó la cárcel. Gonzálezde Eslava no despreciabaocasiónparamanifestarsi algo le causabadescontento,como ocurre en 1574en un entremésescrito con motivo de la consagraciónde un obispodondecritica al virrey por un nuevo impuesto quedebenpagar losmexicanos.Cierta fama de hombre revolucionario debía tener por

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éstey otros escritoscuando,con motivo de la apariciónde un pasquínen la puertade la catedral, se apresóa varios presuntosautoresdelmismo,entre ellos a Gonzálezde Eslava.

Muestrade la estimapoéticade quegozabaen su tiempo es la re-lación que manteníacon otros escritorescoetáneoscomo Franciscode Terrazas,conquien leunjaunagranamistad,segúnAmadoAlonso.Ambos participaron en unos juegosde ingenio,escritos en Décimas,a basede preguntasy respuestassobrecuestionesteológicas.En estosdebatesGonzález de Eslava alaba a Terrazase invoca su protecciónpoética con estaspalabras:

Dad a las cosas que dudoluz con vuestra ciencia infusay mampara a mi musacomo a Perseo el escudode Palas contra Medusa.Que, teniendo yo el reparode vuestro juicio claro,no temeré la caída,porque me daréis salida

a las dudas en que paro

La inclusión en 1577 de algunosde sus poemasen una antologíade las que tanto proliferabanen la época, llamadaFlores de VariaPoesía, junto a poetas de renombre como Francisco de TerrazasoJuan de la Cueva,y la menciónque se haceen el romanceCarta delas damasde Lima a las de México, atribuido a Rosas de Oquendo,junto a Franciscode Terrazasde nuevoy Bernardode Balbuena,entreotros, son ejemplos evidentesno sólo del conocimientoque se teníade suobra, sino tambiéndel crédito de quegozabasupoesía,así comoel hecho de que el padreagustino Fray FernandoVello no esperasemucho tiempo desdesu muerte,ocurridasupuestamenteen 1601 —se-gún apuntaJoséRojas Garcidueñas—para publica su obra, en 1610cuandoel recuerdodel poeta estabaaún vivo en la mente de suscontemporáneos.

Desdeentonceshastahoy se hanhecho,de unamaneratotal o par-cial, distintasediciones,aunqueno demasiadas,de los Coloquios,quesuman dieciséis en su totalidad, y se han convertido en el máximoexponentedel génerodramáticodel siglo xvi en toda la América His-pánica.Sin embargo,suclasificación dentrode dicho génerono pareceproblemática.

1 Cf. AMADO ALONSO. Biografía de Fernán González de Eslava. Revista deFilología Hispánica.Instituto de Filología. Facultad de Filosofía y Letras. Uni-versidadde Buenos Aires. Año LI, n.0 3, 1940.

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RojasGarcidueñasya apuntó la dificultad de aplicar las normas delteatro a los Coloquios dadassuspeculiarescaracterísticasy afirma:

«Toda obra con una verdaderaacción presente,es en realidad unaobra teatral, independientementede que se realice en un escenarioose lea en las páginas de un libro; por otra parte, una representaciónque no desarrollauna acción, ya porqueseaun puro espectáculoo sim-ple exposición de hechoso de ideas, en ninguno de estos casos talobra es teatro»2.

El problema que nos planteamoses si estoscoloquios se concibie-ron realmentecomo obras dramáticaso no, y, en caso afirmativo, siel autor calculó las posibilidades de su represcntación.Como primeracercamientoal problema, comenzaremospor aclarar, en lo posible,el significado del término «coloquio»,nombre que Gonzálezde Eslavaelige para título de su obra, del que no se tiene una sola y únicaacepción.Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua «esun género de composición literaria prosaica o poética en forma dediálogo». Esta definición nos aproxima bastantea los Coloquios deGonzálezde Eslava, algunos de los cuales están en verso y prosa ytodos en forma de diálogo, pero la Real Academia no mencionaenabsolutoque seaun géneroteatral. Todavíanos acercamás al campode los Coloquios Martín Alonso que nos sitúa su uso en el tiempo,limitándolo exclusivamentea los siglos xvi y xvii. María Moliner, porsu parte,amplíaaún más el significado del término «coloquio» y dice:«Se aplica este nombre como título alternando con el de «diálogo»a una composición literaria, no teatral, en forma dialogada»<. Esdecir, por una parte,equiparael «coloquio» al «diálogo»; ambospue-

den aparecerindistintamente corno titulo de una composición lite-raria dialogada,pero, además,afirma que es una forma «no teatral».¿Cómoconsiderarentonceslos Coloquios» de Gonzálezde Eslava, sien ellos hay elementosteatrales?¿Estánmás próximos al diálogo oal drama?

Me atrevo a asegurarque los «Coloquios» de Gonzálezde Eslavaestándirectamenteinfluenciadospor los «diálogos»,género queproli—feró a lo largo del siglo xvi no sólo cn España,sino también en partede Europa,sobretodo en Italia, y que,con certeza,Gonzálezde Eslavaconoció antes de partir para América, en 1558, al menos algunos delos que se habíanpublicado en Españaantesde esafecha como, por

2 Cf. JosÉROJAS GÁacíotmÑAs. Prólogo a Coloquios Espirituales y Sacramen-tales. Ed. Porrúa. México, 1958 (Pp. 15-16).

Cf. MARTÍN ALONSO, Enciclopedia del idioma. Ed. Aguilai Madria 19%Cf. MARÍA MonNFR, Diccionario de uso del español.Ed. Gredos.Madrid, 1964.

El subrayadoes mío.

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ejemplo, Diálogo de las cosas ocurridas en Roma y Dialogo de Mer-curio y Carón de Alfonso de Valdés,escritosentre 1529-30,Diálogo dela dignidad del hombre de Fernán Pérezde Oliva, en 1546, Coloquioso Diálogos de Pero Mexía, en 1547, Coloquios satíricos de Antonio deTorquemada,en 1553, etc. Todos ellos, en los que abundala diversi-dad de temas,contienenelementoshumorísticos,satíricos,crítica decostumbres,etc., elementosque también aparecenen los Coloquios4e González de Eslava con desigual intensidad.Por otra parte, estos«diálogos»bien pudo conocerlosen México a donde se sabellegaroncon un fin didáctico primordialmente y en donde también se escri-bieron, como es el Diálogo de FranciscoCervantesde Salazar,escritoen 1554, compuestoal modo de los diálogos de Juan Luis Vives quese habíangeneralizadoen las escuelasespañolasy pasaron a las deMéxico como unaespeciede manualespara aprendera conversar.

La difusión de los «diálogos»en Españase debe en gran medidaa la influencia de los «Colloqula» de Erasmo de Rotterdam,los prime-ros de los cuales fueron traducidos por primera vez en 1526, por elbenedictino Alfonso de Virués y corrían de mano en mano en copiamanuscrita. Su divulgación se extendiómucho más a partir de 1527,fechaen quese imprimió el primer coloquio. Es posible que Gonzálezde Eslava conociesedirectamente los coloquios de Erasmo de Rotter-dam e influyesen en él de la misma manera que en los otros autoresya mencionadospero, con el tiempo y la distancia, en la mente deGonzálezde Eslavaestos coloquios sufrieron transformacionesy con-tagios del género dramático, que modificaron en parte su espírituinicial. De esa manerapodríamosexplicarnos el título de Coloquios,término queErasmopusoen boga,y que no sólo respondea una modade la época,sino también a un contenido determinado,que nos expli-caríaa suvez las alusionesque Gonzálezde Eslavahaceal mundo realdescendiendodel mundode la alegoría,y desprendiéndosede la temá-tica religiosa, objeto primordial de los Coloquios, que los entroncadirectamentecon el teatro religioso. Si bien es verdad,lo importanteen los coloquios de Erasmono es que la temáticasea religiosa o pro-fana, sino que las observacionesa las que se alude se hagan de unamaneracrítica y polémica, como bien apuntael gran hispanistaMar-cel Bataillon:

«El coloquio típicamenteerasmianose creó el día en que Erasmose propusodar comomateriade estasconversacionesalgo distinto delas accionesde la vida diaria, algo distinto también de simples discu-siones de ideas que se levantanpor encima de las contingenciasdelmomento,es decir, el díaen queintrodujo en ellos observacionessobrelas costumbres,alusiones a los acontecimientospolíticos, dardos satí-ricos apuntadoscontra individuos o contracategoríasde hombres,con-

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fidenciaso recuerdospersonales,debatesacercade las cuestionesmáscandentes’>k

Con esto tampoco querernos decir que el interés crítico que sedesprendede algunos coloquios sea tan frecuente y penetrantecomolos de Erasmo,sino que la estructura,cimentadaen un estilo pura-mente conversacional,y las alusiones a la realidad que aparecenenalguno de ellos son reflejo de una realidad literaria que González deEslavapudo conocerperfectamente.Es decir, por suespíritu, algunosde los Coloquios Espirituales y Sacramentales estáncercadel «diálogo»pero formalmentehay elementosque nos impiden desligarlos del gé-nero teatral y especialmenteel Coloquio XVI.

Es indudable que Gonzálezde Eslava proyectaen dicho Coloquiosusconocimientosteatrales,que seponende manifiesto en supreocu-pación, aunquecon algunos descuidos,por las acotaciones,la esce-nografía,la acción, etc., que prueban,al mismo tiempo, que las inten-ciones del autor sobre susColoquios no eran las de que fuesen leídossino que se representasen.En sus acotacionesdejamuy claro qué per-sonajesentran en la acción o salen de ella, dando detalles sobre suvestuario, anticipandosús intencioneso explicando los motivos de suactuación. Por otra parte, la acción está perfectamenteequilibradaa lo largo del coloquio. En algunasocasioneslos personajespareceque se dirigen, en un aparte,al espectador,aunqueestono quedamuyclaro porque el autor no especifica nada en ese sentido; sólo en unaocasión utiliza el paréntesiscomo medio indicativo. Por el contextoel lector deduceque el personajese dirige a él directamenteo al me-nos que sus palabrasno están dirigidas al interlocutor con cl quehabla. En un momento en que llega un personaje—doña Murmura-ción— y saludaa su interlocutor, éstecontestaal saludo con un pre-ámbuloque se suponedirigido al espectadorparaqueconozcasu pen-samiento y al mismo tiempo no pueda ser escuchadopor el otropersonaje:

«PiiÍNcIPn.—Cdnceren tal lengua: que con ser yo quien soy, no meparecenbien las cosasde ésta. Oh, mi señoraDoña Murmuraciónl

MURMURACIÓN.—¡QUé negro bellaco! Antes que se me olvide; finocomo coral tinto en ¡ana; ¡pues la niña que trae consigo! Rejalgar pue-den hacer de ella Lanzada de moro izquierdo le pase las entrañas. (Nohabla en 2.» personasino en 3.»; uti].iza le en lugar de te).

PRÍNcIPE.—A rostro vuelto da vuestra merced la respuesta,comoarcabuzque revientanpor la vid.

HÁLAGÚEÑA.—Reventadamuera y quien la aportó por aquí, a la queen todo se halla. ¿A dóndepone la vista, prima mía?»

5 Cf. MARcEL BATAILLON, Erasmo y España. F.C.E. México, 1966 (p. 644).

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Y msis abajo:«RizMooucm.—¡Oué de espacio está vuestra merced, señora Doña

Murmuración!, pero no me maravillo; que el regalo de ver esabuenacara la tendrá fuera de sí. (No hay anzuelopara que pique una vieja,como es llan’za ría hermosa)»6

Todo lo cual puedeconsiderarsecomo una técnica de representa-ción que apoyaría la conjetura de que, efectivamente,los Coloquioseran obrasescritaspara ser representadas.

Sin embargo,otra de las preocupacionesde González de Eslava—el aparatoescénico—hacesospecharque las posibilidadesde repre-sentaciónfueran escasas,dadaslas dificultades que entraña el deco-rado en algunasocasiones.

La obra cambiade lugar ocho veces.La primera vez se sitúa en elbosquedivino donde Dios tiene su ganadoy las restantesen las sietepuertasque tiene el cercadoqueDios ha hechoen dicho bosqueparaguardar sus animales. Cadapuertarepresentauno de los siete sacra-mentosy en cadauna de ellas hay un animal simbólico representado.Los cambiosde lugar suponenuna complicaciónescénicaque,no obs-tante, puede ser salvada; pero hay otro tipo de dificultades, comola gran cantidadde personajesque actúana vecesal mismo tiempo ola aparición en escenade animales,como en una ocasión en que laacotación requiere tal cantidad de ellos en el escenarioque resultadifícil pensarque supuestaen escenafueseposible; cuandodice:

«Aquí salegran multitud dc caza,ave y animales,ciervos y corderos,becerros,conejos, liebres, palomas, tortolillas y otros génerosde avesy animalesalborotadosy huyendode los perros, lazos y redesque leshan echado]os cazadoresinfernales”7.

Sólo en el casode quegranpartede estosanimalesno fuesenautén-ticos, pero esto Gonzálezde Eslava no lo especifica, seria posible surepresentación.De esta manerapodríamos entroncareste coloquiocon el teatroprecolombino—en un claro ejemplo de mestizaje—dondelos animalesjugaban un papel importante en la escenografíay perdu-raron todavíaa la llegadade los españolesen el teatro misionero.Así,en 1558, Fray Toribio de Benavente,Motolinía, describeunarepresen-tación sobrela caídade Adán y Eva en los términossiguientes:

«Estaba tan adornadala morada de Adán y Eva que bien. parecíaparaísode la tierra, con diversos árbolescon frutas y flores, de ellasnaturalesy de ellas contrahechasde plumas y oro; en los árboles

6 Cf. FERNÉN GonzM.nz DF ESLAVA, Coloquios Espirituales y Sacramentales.Tomo II. Ltd. Porráa. México. 1958 (PP. 217-218). El subrayadoes mio y señalalos momentosen que se suponeque el personaje se dirige al espectador.

7 Cf. Coloquios. II (p. 272).

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muchasdiversidadesdesdebúbo y otras avesde rapiña hastapajaritospequeñosy también aves contrahechasde oro y pluma, que era cosamuy de mirar. Los conejosy liebrescran tantos que todo estaballenode ellos, y otros muchos animalejos que yo nunca allí había visto.Estabandos ocotochíesatados,que son bravísimos,que ni son biengatosni bien onza, y una vez descuidóseEva y fue a dar en uno deellos y él, de bien criado, desvióse; esto era antes del pecado,que sifuera después,no tan en hora buena ella se hubiera allegado. Habíaotros animalesbien contrahechos,metidos dentro de unos muchachos;éstos andaban domésticos y jugaban y burlaban con ellos Adán yEva»8

Como se ve el acopio de animaleses grande,igual que en la obrade Gonzálezde Eslava, pero Motolinía especificade qué manerasalenaescenaponiendode manifiestolas posibilidadesde surepresentación.

Si de un lado, se puedenhallar en este coloquio reminiscenciasdel teatro precolombino,de otro lado, hay que entroncarlo con elteatro religiosoprelopista,por sutemáticay por el elementoalegórico,querecibe un tratamiento considerableen dicho teatro.

Durantesujuventuden España,Gonzálezde Eslavapudover repre-sentacionesdel teatro religioso de tipo medieval que aún pervivíaduranteel siglo xvi, ademásde ser todavíaa su llegadaa México eltemafundamentaldel arte dramáticoen la Nueva Españacomo resul-tado del teatro misionero.Por otra parte, el tratamientoalegóricodeeste temapudo conocerloen las obrasde Gil Vicente, en algunasdelas cuales, sean de tema religioso o no, la alegoría ofrece distintosaspectos,y, además,es posiblequeconociesetambiénlas obrasconte-nidas en el Códice de AutosViejos, la mayoríade los cualesprocedende la primeramitad del siglo xvi, aunqueno se puedefijar sucronolo-gía. En ellossereúneuna gran diversidadtemática,y se tratan tambiénde forma alegórica los autos de temareligioso, algunosde los cualesestándedicadosa la Eucaristíapor lo que se les consideracomo prece-dentesdel Auto Sacramental.

El tema del Coloquio XVI, titulado Del bosqueDivino dondeDiostiene sus aves y animales, trata de la lucha del bien contrael mal paraatraera los hombresa la iglesiacristiana a través de los sietesacra-mentos. Este coloquio se diferenciadel resto por distintos motivos:

En primer lugar, por suextensión: es considerablementemás largoque los quince restantes.En segundolugar, por su estructura: estádividido en dos jornadas,de las cualesla segundaes muchomás largaque la primera y en ella se halla intercaladoun entremésexactamentehacia la mitad de la jornada.Esto y la desproporciónentrela primeray la segundajornadaha hecho pensarque quizás Gonzálezde Eslava

8 Cf. Fx. ToRIBIo DÉ BENAVENTE, MOTOLINíA, Historia de los indios de la Nue-va España. Ed. Porrúa. México, 1973 (p 66)

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tenía la intenciónde hacermás de dos jornadaspero despuésse arre-pintió. Y en tercer lugar, por ser el único, junto con el Coloquio III,escrito en prosay verso, cumpliendocadauno de estos génerosunafunción muy precisacomo veremosmás adelante.

La primera jornadahaceel papelde piezaintroductoria en la que,como referenciaal título del coloquio, se explica qué es el BosqueDivino —la Iglesia— y se hace una llamadaa los hombrespara queentren en él:

«El Artífice perfectoque crió cuanto hay criado,hizo en la tierra un cercado,un cercadoque es un seto,seto que llaman vedado.Y como SupremoReyque en poder todo lo abrazacon divina y sutil traza,ha recogido su caza.

SINcERIDAD.—¿NO se entenderánpor fierasesasaves y animales?

ANGEL—NO, porque son racionalesy de diversas manerascantan cantos celestiales.»

ÁNGEL—Pues es menesterque adviertasque en estecercadotodosolamentehay siete puertas.

SINcERIDAD—De esaspuertasasimismopido medéis razón,

ÁNGEL—Siete Sacramentosson,y la Puertadel Bautismoes la Puertadel Perdón»%

La lucha entreel bien y el mal se pone ya de manifiesto en estaprimera jornada,pero seráel tema central de la segunda,en la quelas fuerzasdel mal se preparanparaun ataquefrontal contra las delbien con el fin de conseguirparasí el mayor número de mortales.

Cada uno de los personajesdel mal se vale de sus cualidadesespe-cíficasparaatraeralos hombrescon ricastentacionescomolas ansiasenamoradas,la codicia,el deleite de los placeres,etc. El combateter-mina con la victoria del bien sobreel mal como cabe esperar.Al mis-mo tiempo se haceun recorridoteológicopor las sietepuertasdel cer-cado divino, es decir, por los Siete Sacramentosde la Iglesia. Dospersonajesdescribencon admiraciónla situacióny el aspectosuntuosode la misma en estos términos:

Cf. ColoquiosII (pp. 197-198).

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«AsEdnÁNzÁ.—Siguiendoel deseode serviros (quesiemprenos guiaba)aportamosa un agradablellano, deleitosoy fresco por todo extremo,situado sobre los montes más altos quejamásse hanvisto. Pareciónosque estos montes tocabanel cielo, o que sobre ellos el cielo se sus-tentaba.

EspIóN—De la cumbre de ellos descubrimos el admirable seto dela Iglesia Militante. Suspendeal entendimientola maravillosaobra desu hechura: bien muestrano ser fabricadapor mortales manos»

Los personajesqueguían la trama forman un número considerabley, segúnel papel que desempeñandentro de la acción, cabehacerunadistinción entre ellos. Se les puedeagruparen dos bloques: Por unaparteaquellosquedefiendeny personificanel bien que son personajesalegóricos como Memoria, Entendimiento y Voluntad (Guardas delBosqueDivino), Fe,Esperanza,Caridad,Prudencia,Justicia,Fortaleza,Templanzay Celo (Guardianesde la Caza),y, por último, los pastores:Angel de la Guarda,Sinceridady Cuidadoso.Por otra parte, los perso-najes que representanel mal, que hastacierto punto son alegóricos,pero no en la misma medidaque los representantesdel bien. El nom-bre de estospersonajesno hacereferenciao personificaunaabstraccióno concepto teologal,como ocurre con los personajesdel bien, sino querecuerdao dirige la mentehacia alguno de esosconceptoso abstrac-ciones no de una manera directa sino por medio de la sugerencia.Veamosalgún ejemplo: Espión y Asechanza,son soldadosque espíanel cercadodivino, esto es, su nombre sugieresu función en la trama.Ademásson reconocidospor su «voz de cosahumana»,hecho impor-tante porquedesdeel principio los personajesdel mal van a ser iden-tificados con los humanos.Otros personajesson Príncipe Mundano,PrincesaHalagiieña,PrincesaCarnal, Doña Murmuración, Don Cojín,cuyos nombresnos están indicando la cualidad de su persona,y, ade-más, los títulos que les precedende príncipe, princesa,don y doña,les hace aproximarseen gran medidaa personajeshumanos; títulos,por otra parte,que no aparecende ningunamaneraunidos a los perso-najes que encarnanlas potenciasdel alma, ni las virtudes teologaleso cardinales,aunquetras los nombresde PríncipeMundano,Don Co-jín y Doña Carnal haya otros tres conceptosteologales que son elmundo,el demonioy la carne.Por otra parte,no son conceptosteolo-gales ni Murmuración, ni Halagiieña,ni Ocasióny por lo tanto al irsu nombreacompañadodel titulo de Doña o Princesasu papel quedaaún más —podríamosdecir— «humanizado»,se convierten en autén-ticas mujeres cuyo nombre define su característicaesencial. Todavíahay otros personajescomo Remoquete,Guiñador, cuyos nombres,se-gún Frida Weber «debensu existenciaa motivos de economíadramá-

10 Cf. Coloquios II (p. 272).

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tica —por el nombreel espectadorprejuzgarectamentela condicióndel personaje—y a motivos cómico-expresivos,desdela nota básicasurgidade sumismo carácterhastala sonoridadcómicay aun grotescade la palabraen sí»”. Por otra parte, la alegoríaen estospersonajeses prácticamentenula, incluso el autor da cuentade los lugaresdondenacieron ambos, detalle que los convierte indudablementeen perso-najes de carne y hueso.

Como puedeapreciarse,hay una gran diferenciaentre los nombresde los personajesdel bien y los del mal y en consonanciacon susnom-bres está la parte de la acción que a cada uno le toca representar.Los personajesdel bien tienena sucargo la parte teológicay doctrinal,mientras que los del mal llevan la parte cómica y realista que hacereferenciaa la vida mexicanadel momento.

Esta separaciónradical de personajesviene dadapor la composi-ción total de la obra que estáconformadapor una estructurabidimen-sional como reflejo de la condiciónmaniqueístadel mundo—a la quese tiendeen estecoloquio— por la que todo estádividido en dos planosque se enfrentancontinuamentea distintos niveles: Lo divino frentea lo humano; lo religioso frente a lo profano; la Iglesia, el paraísoinmaculado,frente al mundodel pecado; Dios frente a Plutón, rey delos infiernos; la alegoríafrente a lo real; el verso, género noble utili-zado por los personajesdel bien, frente a la prosa como vehículo deexpresiónde los personajesdel mal, y, en igual proporción, el lenguajedulto y medidé frente al lenguajecoloquial y popular pleno de vulgarismos y localismos.

Pero en esta lucha de fuerzasel hombre concretoe individual noaparece; el enfrentamientodel bien contra el mal se produce por elhombrepero sin el hombre: ningúnpersonajedel coloquio tiene nom-bre y apellidos concretosy las únicas referenciasa los mortales queaparecenen la obra se hacen a través de términos como «ganado»,«caza»,«graciososcorderillos», «ganadocon hierros y señalesseñala-do», etc. Sin embargo,aunqueel hombre no aparezcade una manera

real, algunosaspectosde la vida y costumbresde la sociedadmexicanaestánpresentesen la obra y es porque los personajesdel mal estánasentadosen la tierra —de ahí la identificación de estos personajescon los humanos—y van a ser ellos precisamentelos que nos vana mostraresarealidad mexicanavista desdeel prisma de sus activida-des malignas, lo que facilita al autor, en ciertos momentos, traer ala obra aquellos aspectosque él consideranegativosy por lo tantocriticables. La habilidad de Gonzálezde Eslava nos hará conocerdis-

Cf. FridaWeber. Lo cómico en el teatrode Gonzálezde Eslava.Universidadde Buenos Aires. Fac. de Filosofía y Letras. 1963 (p. 195).

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tintos aspectosde la sociedadmexicanaque permiten al lector de hoyreconstruir, de forma limitada, lo que fue el México de la época.

Al estar instaladosen la tierra estospersonajesestán insertos enla sociedadmexicanay participan de su organizaciónsocial disemina-dos en los distintos estamentosque la forman. De esa maneraencon-tramos representantesde una aristocracia, avalada por sus títulosnobiliarios (el Príncipe Mundano, la PrincesaCarnal), de una clasealta que se anteponeel don como signo de su categoría,que se codeae incluso puedeestaremparentadacon la aristocracia (Doña Murmu-ración, Don Cojín), y, por último, hallamos representantesde la clasebaja en los criados(Remoquetey Guiñador) a los que estánequipa-rados los soldados(Espion y Asechanza),estamentoque ya a finalesdel siglo xvi no gozade los privilegios de los primeros añosde la con-quista. También hay representantesde la población indígena redu-cida a la esclavitud: aparecendos indios, que no tienen participaciónactiva en la trama ya que supapel se reducea transportara su dueñaen sustitución de los caballos cuyo uso había sido prohibido. De lamisma maneraque las clasesaltas son las que dirigen la sociedad,enel Coloquio XVI los personajesque tienen un papel decisivo son losde la aristocraciay la clasealta, mientras que la participación de losdemáses más anecdóticaque decisiva.Esta división de los personajesen distintos estamentosy el papel que cada uno representason elreflejo de una sociedaden transición, en pleno cambio de valores. Deuna épocade conquista,de acción,dondelos valoresque cuentan sonla valentía y el afán de lucha, se estápasandoa otra más sedentariay enriquecida donde cada individuo se cree con derecho a poseertítulos, tierras o donacionesde algún tipo y lo que priva es la presun-ción y la ostentación.

FernandoBenítez,comparandola sociedadmexicanacon la peruanadice en este sentido:

«La semejanzade la vida peruanacon la mexicanaal terminar elsiglo xvi es evidente. La epidemia de ilustres genealogías,la vanidad yla presunciónde los españolesindianos,la indolenciade los criollos ysus ínfulas nobiliarias, la pasión por el juego, la multitud de poetas,de letrados y de bodegonerosenriquecidos, son notas comunesa lasociedad colonial de los dos virreinatos. El afán de ostentación, elcarácterderrochador,la fanfarronería,eran casi siemprerasgospriva-tivos del españolavecinadoen las Indias» 12

Estosrasgosno pasaninadvertidosa la pluma de Gonzálezde Esla-va. Uno de suspersonajes,la PrincesaHalagúeña,desdesuperspectiva

¡2 Cf. FERNANDO BENÍTEZ, Los primeros mexienos. (La sociedad criolla delsiglo XVI). Ed. Era. México. 1962 (p. 149).

124 Juana Martíncz Gómez

de aristócratadice con ironía y desdén: «Acá cualquieraquiere quele hablen pechopor tierra.» ~

En un sonetoanónimo dedicadoa México tambiénse aludea esteaspecto; dice así su autor.

«Caballerosde serlo deseosos,con mucha presunciónbodegueros.»

Por otra parte hemos visto cómo lo que diferencia la clasealta dela baja en el trato es el uso del don, por eso toda personaprcte~sdíateneraccesoa dicho tratamiento por los mediosque fuese con tal deaparentaruna categoríaelevada.Sobre estepunto es muy ilustrativoel pasajesiguiente:

HALAGUEÑA—iQué “Don» tiene, señorCojín?CostÑ.—Dony aún redón,y si fuere menester,torondón haré a quien

me enojare,que llenos tenernoslos rinconesdel infierno de Dones, queno se hace allá caso de ellos.

RFMooUFTW—Dice verdad el señor Don Cojín, que tres aposentosvide llenos de doneshastalas vigas, y a mí me dabanuno, porquemellamaseDon Remoquete,y me dijeron que si habíaacáquien los com-prase, que los darían baratos. Algunos Doneshabía mohosos.

PatNcwr.—Cundenlos Donescomo manchade aceite; bien les pare-ce a las damas.Ornato es pomposo,comocuero lleno de viento.

CojíN—No es viento para nosotros,que con ellos se hinchan lasvelas de la vanidad,y van a dar al través a las islas de los ladrones,que somos nosotros,y hacenescala antesde dar al través en la islade Zebú o de Belcebú»>~.

Sobreestetratamientoesagudísimoel comentariode Frida Weberen el que se refiere al juego de palabras(don, redón y torondón) y ala materialización a través de su número y volumen, destacandola«relación del don con el infierno y el negativismocon que está vistoel motivo en sí», que en una gradaciónprogresivadel texto va desdeconsiderarlos«baratos»,«mohosos»,«manchade aceite»,«viento»,has.ta llegar a la nada‘~.

El derroche que ostentanlas clasesaltas se pone de manifiestopor las distintas prohibiciones que Felipe II dictó sobre el abuso dealgunosartículos de lujo, entreellos, en estecoloquio semencionaloscochesde caballosquefueron prohibidospor unaReal cédula en 1577.Dice Doña Murmuración: «Como quitaron los coches,ando entregadaa la gente de la tierra» (se refiere a los dos indios que soportan susilla) ¡6• La prohibición se debía a la gran afluencia de los cochesen

“ Cf. Coloquios. II (p. 232).¡4 Cf. Coloquios. II (p. 234).¡5 Cf. FRIDA WFBER. Op. cit (pp. 188 y ss.).26 Cf. FRIDA WEBER. Op. cit. (p. 220).

Algunas consideraciones sobre el «Coloquio XVI» de... 125

las calles, ya que se empleabamucho dinero en su ornato y, sin em-bargo, tanto las mulascomo los caballosde tiro debíanser empleadosen otros puestosmás rentablescomo la defensao el trabajo de lastierras. Esta prohibición debió levantarsepoco más tarde porque losmencionanotros autorescomo Bernardode Balbuenaen su GrandezaMexicana,y Mateo Rosasde Oquendoen su Romancea México“.

Uno de los puntos claves de la capital mexicanaen aquellaépocaera el mercado.Este era reflejo de la riqueza y esplendorde entonces,y en él se dabancita parte de los ciudadanosmexicanos.Había tresmercados: San Juan, Tíatelolco y San Hipólito que constituían loscentros comerciales,más importantesde la ciudad. Estos mercadosllamados <‘tianguis», eran, sin embargo, reflejo empobrecido de losmercadosindígenasrebosantesde joyeros,plateros,artesanos,pintoresy de todo tipo dc mercaderes—según descripción detalladísima deHernán Cortés ‘«— que en sumayoríahabíandesaparecidoa mediadosdel siglo xvi. Es indudableque el pintoresquismode estos «tianguis»debíasergrande,cuandoha llegadohastanosotrosmás de un testimo-nio literario que ayala estasuposición.Mateo Rosasde Oquendo,via-jero incansable,llega aMéxico desdeAmérica del Sury dejaconstanciaen varios poemasde la impresión que le causaronaquellos mercadoscon «gran suma de mercaderes»,segúnpropiaspalabras,y a supartidade México no puedemenosque despedirsecon nostalgiade ellos:

«Quedáa Dios «tiangues»bellos»19,

Un poeta anónimo en un poema satírico sobre México enumeratodo lo cotidiano en aquella ciudad sin olvidar la importancia de losmercadosa los que llama «tianquez».A estos tianguis se hace refe-rencia indirecta en el Coloquio XVI cuando se habla del precio deciertos productosqueallí se venden,quenos ilustran sobrela carestíade algunos de ellos, pero siempre resaltandola buena calidad de losmismos.

Hay algo que da a estosmercadosuna fisonomía especi3ly es lagran cantidad de herbolarios que proliferan en ellos y que asocian,en cierta medida,al mercadocon la botica, pues en ellos se vendentodo tipo de remedios.

FernandoBenítezdice:

17 Sobre la significación e importancia del caballo en la vida colonial deMéxico, véase: FernandoBenítez.Op. cit. pp. 58 y ss.

¡8 Cf. HERNÁN CORTÉS, Cartas de Relaciónde la Conquista de México. Ed. Es-pasaCalpe. Col. Austral. Madrid, 1970 (Pp. 70-71).

¡9 Cf. MATEO RosAs DE OoueNuo. Del RomanceANDRONTO, pastor humilde. Pu-blicado por Alfonso Reyes.O. C. Tomo Xiii. F.C.E. México (p. 41).

126 Juana Martínez Gómez«Los herbolarios, un poco médicos, un poco brujos, estabanallí,

igual que en los antiguostiempos,vendiendoextrañosremedios».

Y afirma más adelante:

«Los médicosejercíanabiertamentesu profesiónsin ser perseguidos.Podíavérselesa diario en los tianguis rodeadosde sus hierbas,de suspájarosdisecados,de sus animalesy de susbrevajescon los quecausa-han la muerteo la locura»>O~

FranciscoCervantesde Salazares mucho más explícito en su des-cripción sobre la variedad de productos medicinales:

«Véndesetambién allí otras semillas de virtudes varias como chía,guahtli, y mil clasesde yerbas y raícescomo son el iztacpatli, que eva-cua las flemas, el tíalcacahuatíy el ízticpatli que quitan la calentura,el culuzizicaztli que despejala cabeza,y el ololiuh.qui, quesanalas lla-gas y heridas solapadas.Tambiénla raíz que llamamos de Michoacan,de cuya virtud purgativa tienen tan benéficaexperienciaindios y espa-ñoles>que ni en ruibarbo, escamoneay casiapúrpura, que los médicosllaman medicina bendita,son de tanto uso y utilidad» >¡,

Más adelantehabla de que los indios vendían«medicinasdescono-cidas a Hipócrates,Avicena, Dioscóridesy Galeno».

En el Coloquio XVI, desdelos distintos estamentosde la sociedadmexicana,son numerosaslas alusionesque se hacen a estashierbasque curan o enfermansegúnel caso.Pero el ejemplo más interesantees uno que,partiendode la clasebaja, pone de manifiesto las supers-ticiones en las que creía el pueblo.Así Ocasióntrata de curar los celosde su marido con hechizos,hierbasy bebedizos:

«Fuime a que me remediasemi Doña Murmuración,di/e basquiña y jubón,no más de porque mudasemi marido condición.

Y ella, con mucho secreto,me dio un corazón de ceracon agujas por de juera,y ha hecho en él tal e/etacomo si no lo hiciera.

2» Cf. FERNANDo BENÍTEZ. Op. cit. (p. 21).>~ Cf. FRANCISCO CERVANTES DE SALAZAR, México en 1,554. U.N.A.M. México, 1964.

(p. 66).

Algunas consideracionessobre el «Coloquio XVI» de... 127

Dijome una amiga míaque le ataseuna agujetaque ella me dio, blanca y prieta,y con ella me veríamuy querida y muy quieta.

De esteremedio rehusoporque en lugar de la pazva creciendo el celo más,y el agujeta le pusomás fiero que un satanás.

Yo no sé si eran de micounospoquitos de pelosque me dieron contra celos,y con ellos certificoque se doblaron mis duelos.

Otras mil indias me dieronyerbas, pat/es, y bebedizos...

Este pasajecorrespondeal único momento en que personajesdelmal dialogan con personajesdel bien y es una especiede síntesis delo que es todo el coloquio; la dualidad del mismo se manifiestaaquía nivel de lo sagradofrente a lo profano, de la religión frente a labrujería, prevaleciendo,como es lógico, el primero sobreel segundo,de manera que a las hechiceríasque se pretendenpara la curaciónde los celos, los personajesdel bien proponencomo remedio misas,oracions, obras pías, romeríasy «muy grande devoción,.

El único estamentocriticado abiertamentees el de los poetas yletrados.Ya hemos visto más arriba cómo FernandoBenítezhabla dela ‘<multitud de poetasy de letrados»queexistíanen la sociedadde losvirreinatos de México y Perú y son muchoslos testimoniosliterariosque lo confirman. Mateo Rosasde Oquendo,por ejemplo, refiriéndosea México dice:

«Bachilleresy letrados / casi más que en Zalamanca»~.

Pero ademáslos hombresde letras no gozabande ningún créditoy consideracióny eran objeto de burlas por parte de casi todos losestamentosde la sociedad.En el Coloquio XVI se les atacaen dife-

~ Cf. Coloquios.u (PP. 257-258).23 Cf. MATEO RosAs DE OQUENDO. Del Romancea México publicado por Alfonso

Reyes.Op. cit. (p. 42).

128 Juana Martínez Gómez

rentesmomentosporquese les consideraarriesgadosmentirosos,ro-deadosde palabreríay argumentosajustadosa la consecuciónde susfines sin ninguna responsabilidadética. «Hablar como letrado», fraserepetida en el coloquio, entrañael significado de hablar a la ligera yconengaño.En cuantoa los poetas,la mejordescripciónse la debemosa Doña Murmuración al dirigirse a su criado que ha compuestounosversosdice:

«¿Ya te hacescoplero?, poco ganarása poeta, que hay más queestiércol,busca otro oficio; más te valdrá hacer adobes un día, quecuantossonetoshicieresen un alio. Cosa que se tiene en poca dala aldiablo» 24

El párrafo es elocuentepor sí solo y no necesitade más comenta-rios. Sin embargola poesía,tanto en la Universidad como en los pala-cios, es decir, en las esferasde la aristocracia,era un género estimu-lado, cultivado y respetado.

Anteriormentedijimos queentrelos personajesdel mal habíaalgu-nos que, por su condición social, tenían un papel más relevanteydecisivo que otros; pues bien, entre éstos predomina el número depersonajesfemeninossobre los masculinos.Esto no es de extrañarsien la tradición bíblica la mujer es portadoray provocadoradel pecadodesdela caída de Eva, y en estecoloquiola función de los personajesdel mal es atraer a los hombresa su redil. Pero lo que nos interesaaquí no es la mayor o menor efectividadde la función perniciosadeestos personajesfemeninosdentro de la trama, sino que a través deellos Gonzálezde Eslava satirizaalgunosaspectosde la mujer mexi-caria de entonces.

El punto de partida podemosbuscarlo en los nombresde estospersonajes,cuyo significado nos indica el papel de la mujer (sobretodo su función negativa)dentro de la sociedadmexicanaporque enlos nombresde Carnal, Halagiieña,Murmuración y Chisme están im-plícitos las ideas del materialismo, sensualismo, vanidad, orgullo,superficialidad, adulación, difamación, cizaña, etc., cte., cualidadestodas que no convierten a la mujer precisamenteen portadora devalores positivos.

Es una costumbre tan antigua como la historia de la humanidadque la mujer —y en algunasculturasel hombre también—adornesucuerpopor motivos estéticosy como reclamopara atraeral sexoopues-to; a ello no escapala mujer mexicanadel siglo xvi, encarnadaen esteaspecto por la PrincesaCarnal. González de Eslava alude a ello endistintasocasiones.Veamosuna de ellas:

24 Cf. Coloquios. U (p. 268).

Algunasconsideracionessobre el «Coloquio XVI» de... 129

«CARNAL El reclamoen que llevo puestoslos ojos, es el artificiode las damas,queal revolar del cabellose abatenlos perdidos amado-res, como la mariposaal fuego. ¿Quémejor liga que los afeites,quetienen más virtud para atraer que la piedra imás?»~.

Hay otros aspectossobrela mujer queEslava introducea su obracomo son los antojos de las embarazadas,su cualidad de habladorassin limite, que hace decir a Don Cojín: «No hay ninguna que no sepuedallamar Doña Urraca por lo que parlan, etc.». Pero un tema queno podía dejar de mencionarsees la actitud de la mujer anteel amor.Es obvio quedesdelas perspectivasde estospersonajesno se enfocaráde una manera idealizada,espiritual o romántica, sino materializaday como objeto, no de los sentimientos,sino del interés:

CoflN.—¿Quésaetasllevas?CARNAL—NO las del amor, que ya las damasno sienten estaherida;

ya no vale Cupido, sino el eco de estenombre, que es pido,quequita el ca, quedael pido: esto las atTae.

PRINcTpE.—Penetrantesolía ser el arpón del Bien Querer.CARNAL—Y ahora lo es más, yendo untado con la yerba del interés,

y con la salsilla amorosa,suavementemata26

Es curioso que, casi un siglo más tarde, Juan del Valle Caviedesen su sátirasobre las mujeres aludieseal mismo aspectoen varios desus poemas. Caviedescaricaturiza a las mujeres interesadasy pedi-giieñas, especialmenteen un soneto dedicado a ellas: «A una damasumamentepedilona»en dondeconcluye:

«Si se ufano el pedir el que no diesen,por pedir, también esto lo pidierasa cuantos al feriarte algo quisiesen,porque tienes tan grandes pediderasque cuando a darte, sin pedir, viniesen,porque no se pidió no lo quisieras»

Y en otra ocasiónhaciendotambiénun juego de palabrascomoGonzálezde Eslavadice:

«Tu boca por pedigfleñadespués que pedir no tieneme trata de despedir» -

25 Cf. Coloquios. II (p. 270).26 Cf. Coloquios. II (p. 271).~ Ci. IVÁN OEL VALLE CÁVIBUES. Obras. Introduccióny notasde Rubén Vargas

Ugarte, S. J. Clásicos peruanos.Vol. 1. Lima, 1947 (p. 94).28 Cf. Ibídem (p. 210). El subrayadoes mío.

130 Juana Martínez Gómez

Perono es necesariorecurrir a otros tiemposy lugaresparaencon-trar muestrasde esta característicafemenina,que debíade ser muycomún,ya queno escapaa la sátirade distintosautores.Mateo Rosasde Oquendo,por ejemplo, tambiéncritica la actitud interesadade lasmujeresmexicanasanteel amor:

«Dizen que en aquesta tierrareina Venus,mas es falsala opinión; que de su hijono se siente aquí la trama.Porque, sigiÁn lo que e bisto,y lo que en la tierra pasa,lo que no alcanza el amor,todo el ynterés le alcanza»2»~

Tambiénen relaciónconel amor Gonzálezde Eslavadedicatodoelentremésdel coloquio, a un tema tan universal y eterno como sonlos celos.Es la mujer la quesufrela agresióny malos tratosdel mari-do por celos imaginadosy por lo tanto la única vez que éstano repre-sentael interéssino el verdaderosentimiento,aunquemalogradoporla actitud del marido.

Si los personajesfemeninostientan a los humanoscon sus pode-res específicos,los masculinosutilizan otros mediosno menostenta-dores que los anteriores.Así, el Príncipe Mundano dice: « ¿Sabéis

20con qué los encandilo?Con el deseode volver a España» -

Choca que esto salga de la pluma de un españolperfectamenteadaptadoa lavida mexicanapero, si no respondea sus deseos,es desospecharque sí fuese el anhelo de muchosespañolesafincadosenMéxico queseguíanañorandoEspaña.

JoséDurand dice:

«Sobre todo en la primera época,antesde la aparición de las gran-des ciudades indianas, los descubridoresno pensabanen otra cosaque volver a sus patrias. A menudo se escuchabacierto juramento de« ~Así Dios me lleve a Casti1Ia~», recogido tanto por Las Casascomopor Motolinía. El deseo de volver, muy natural y humano, luego setransformóen añoranzade muchascosasy costumbresespañolasqueles faltaban»31

AunqueJoséDurand se refierea los primerosañosde la conquista,estesentimientodebíaperdurartodavía al finalizar el siglo, como nos

2» Cf. MATEOS RosAs DF OQUENDO. Del Romancea México (p. 42)~ Cf. Coloquios. II (p. 271).~ Cf. JosÉ DURANO, La transformación social del conquistador. Porrúa y

Obregón.México. 1953 (p. 41).

Algunas consideracionessobre el «Coloquio XVI» de... 131

lo confirma la frasede Gonzálezde Eslava. Esto nospone en contactocon unanuevarealidad, la española,queno deja de estarpresenteenningún momentoen la obrade Gonzálezde Eslavaaunquesólo fuerapor merasalusiones geográficas.Pero lo cierto es que el autor llevaa México un bagajecultural del queno puedeolvidarse fácilmente apesar de su perfecta asimilación al medio mexicano.

De ahí que se expliquenalusionesa la realidadespañolacentradas,por ejemplo,enel recuerdohistórico de los moros,mencionadossobretodo en maldiciones como: «Lanzadade moro izquierdo le pase lasentrañas»32, o «El zancarrónde Mahoma le valga»~.

Sabemosquea la conquistade América se traspasóel espíritu dela guerrade religión que habíaexistido contra los moros en España,de tal maneraqueen México se asociaa sus habitantes,infieles, conlos moros, sus casasse describencomo «muy amoriscadas»y a sustemplosse les denomina«mezquitas».No creo que cuando Gonzálezde Eslavaen sucoloquiomencionala palabra«moro» seestérefiriendoa los indios, sino que lo hace reavivandola tradición españolaque élhabíaconocido en su juventud, porque ademáscita otros datos queasí lo justifican. Por ejemplo cuandohace referenciaa Berberíay alos «cordobanes»queallí se hacen. Los ‘<cordobanes»son un trabajode cuerorepujadode origen árabe,quedebesu nombreal florecimien-to quealcanzóen Córdoba.

Pero tambiénhay alusionesa Españabasadasen la tradición popu-lar, como el recuerdode algunosrefraneso romancesy sobretodoporla elecciónde un personaje: Don Cojín, como la encarnacióndel demo-nio. Este diablo, el diablo Cojuelo, era tradicional en las creenciasyla literatura española.SegúnValbuenaPrat «erapopularen las conse-jas y supersticionesy algunasmanifestacionesprimarias del folkloreliterario hispano»~ Es decir, ya era conocido y familiar a la genteantes de que Vélez de Guevara lo convirtiese en personaje literarioen 1641.

Era costumbre que saliese el día de Corpus Christi junto a losgigantes y esta tradición pasó a América a mediados del siglo xvi,aproximadamenteen la misma épocaque llegó Gonzálezde Eslava aMéxico, por lo quepudo mantenerviva y presente,allí, esta tradiciónconocidapor él en España.

Quizás,precisamentepor serun personajemuy conocidoy familiarparael autor es uno de los mejorcaracterizadosen toda la obra. Porejemplo, en una ocasiónexplica a otro personajelos motivos de su

32 Cf. Coloquios. II <p. 270).~ Cf. Coloquios. II (p. 230).>~ Cf. ANGEL VALBUENA PRAT. H.’ de la literatura española. Ed. Gustavo Gili.

Barcelona,1964. Tomo II (p. 453).

132 Juana Martínez Gdmcz

cojera: «Cuandola batalla del cielo, me desjarretóun ángel, que eradestrísimo por extremo; acometiómea ja vista y salió cortado derevés,y fue tal la herida que no me han acertadoa curar, y éstaes lacausade ser cojo» ~.

Gonzálezde Eslava cii su obra cambiael nombrede Cojuelo porel de Cojín por motivos puramentecómicos.El cambio de nombrepermitía al autor, como apunta Frida Weber, «fáciles juegos de pala-bras y toda clase de travesuras».La bisemia de la palabra cojín lepermitía emplearlo,una vecescomo diminutivo de cojo, y otras comoalmohada:

HALAGUEÑA.—¿COjín se llama? Bueno, será para que yo me siente.GuIÑÁOoR.—¡Cojín del infierno!

HALACtiEÑA.— ¡Ay, qué asquerosoy qué feo! ¡Qué desmedrado!Cojínraído parece36

Y más adelante:

PRÍNcIPE.—Fundadováis en filosofía, señor don Cojín. Cojín debrocadoos pueden llamar...

HALACCEÑA—Antes de ver al señor Don Cojín, dije que me quenasentar en él; mas ahoradigo que es poco ponerlo sobremi cabeza~.

Pero en otra ocasión el autor nos aclara que es el propio diabloCojuelo y nos da unamuestrade la fama de que ya gozabaa finalesdel siglo xvi en México:

PatNcu’e.—¿Luegovois sois el Diablo Cojuelo tan nombradoen elmundo?

Corís—El mismo, que cadaaño salgo en estafiesta (se referirásin duda al día del Corpus) por el más señaladode to-das las legiones infernales~.

En este coloquio el diablo cojuelo aparececaracterizadode lamisma maneraque ya se le conocíaen la tradición española,es decir,como personaje alegre,burlón, embrollón, despreocupadoy maestrode todas las «diabluras»que el hombre puederealizar.

De todo lo dicho podemosapreciar la gran importancia que Gon-zález de Eslava concedeal elemento real, hasta tal punto que, po-dríamos decir, se mantieneun equilibrio estableentre lo alegóricoyy lo real a lo largo de toda la obra, de maneraque en la mentedel

3~ Cf. Coloquios. II (p. 233).30 Cf. Coloquios. II (p. 252).3~ Cf. Coloquios. II (p. 236).~> Cf. Coloquios. u (p. 233).

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lector hay un constanteir y venir de la alegoríaa la readidad,que enningún momentole hace perderla sensaciónde tener los pies sobrela tierra.

Por otra parte, el papel relevante de lo real lo convierte en factordecisivo a travésdel cual se pone de manifiesto el mestizajedel colo-quio tanto por la aparición de aspectospuramentemexicanoscomopor aquellosque emanande la tradición españolaque estaba.npre-sentesaún en la mentede González de Eslava y de muchos de losposibles lectores o espectadoresde la obra a los que no pasaríandes-apercibidos,indudablemente,aquellos aspectos.

JUANA MARTÍNEZ GÓMEZ

Universidad Complutense.Madrid(España)