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Aprendizaje Cooperativo Pontificia Universidad Javeriana Facultad de Psicología Practica por proyecto: EPC Seminario Teórico Jenny Arango Luís Carlos Barrios Julián Jiménez APRENDIZAJE COOPERATIVO PARA LA UNIVERSIDAD Los seres humanos, como seres vivientes, nacemos con unas capacidades naturales, capacidades que deben desarrollarse a lo largo de la vida y que nos permiten desenvolvernos en el mundo y entender la realidad de una manera particular. Los seres humanos somos seres sociales, vivimos en comunidad y todos nuestros comportamientos y acciones ocurren en un contexto en el cual se encuentran otras personas; por tanto, formamos grupos con otros individuos, de manera que se hace necesario desarrollar habilidades, actitudes y valores que nos permitan relacionarnos con otros, ya que somos millones de seres humanos estrechamente ligados que compartimos más que un espacio y un tiempo. Estas habilidades, las actitudes y valores necesarias en la vida de los hombres y mujeres, podemos experimentarlas y desarrollarlas, gracias a que nacemos con la capacidad de comunicarnos e interactuar entre nosotros, formando comunidades y sociedades que son “fundamentalmente un modo de relación social, un modelo de acción intersubjetiva” (Amalio Blanco 1993), que otorga una manera particular de estar en el mundo que como diría este autor, nos determinan y nos influencian de tal manera que constituimos un grupo o una comunidad que a la vez nos conforma a nosotros mismos, ocasionando modificaciones en la experiencia y en la conducta de todos y cada uno de los pertenecientes a la misma. Es el grupo o la comunidad la que les enseña a los individuos las maneras de relacionarse y comunicarse con los demás, educándolos y transmitiéndoles el lenguaje oral y escrito que todos podemos entender, ya que entramos a hacer Página 1 de 24

APRENDIZAJE COOPERATIVO PARA LA … · habilidades sociales, comunicativas y de planificación. ... Estados Unidos, se presentó un fuerte énfasis en el aprendizaje cooperativo,

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Aprendizaje Cooperativo

Pontificia Universidad JaverianaFacultad de PsicologíaPractica por proyecto: EPCSeminario TeóricoJenny ArangoLuís Carlos Barrios Julián Jiménez

APRENDIZAJE COOPERATIVO PARA LA UNIVERSIDAD

Los seres humanos, como seres vivientes, nacemos con unas capacidades

naturales, capacidades que deben desarrollarse a lo largo de la vida y que nos

permiten desenvolvernos en el mundo y entender la realidad de una manera

particular. Los seres humanos somos seres sociales, vivimos en comunidad y

todos nuestros comportamientos y acciones ocurren en un contexto en el cual se

encuentran otras personas; por tanto, formamos grupos con otros individuos, de

manera que se hace necesario desarrollar habilidades, actitudes y valores que nos

permitan relacionarnos con otros, ya que somos millones de seres humanos

estrechamente ligados que compartimos más que un espacio y un tiempo.

Estas habilidades, las actitudes y valores necesarias en la vida de los

hombres y mujeres, podemos experimentarlas y desarrollarlas, gracias a que

nacemos con la capacidad de comunicarnos e interactuar entre nosotros,

formando comunidades y sociedades que son “fundamentalmente un modo de

relación social, un modelo de acción intersubjetiva” (Amalio Blanco 1993), que

otorga una manera particular de estar en el mundo que como diría este autor, nos

determinan y nos influencian de tal manera que constituimos un grupo o una

comunidad que a la vez nos conforma a nosotros mismos, ocasionando

modificaciones en la experiencia y en la conducta de todos y cada uno de los

pertenecientes a la misma.

Es el grupo o la comunidad la que les enseña a los individuos las maneras

de relacionarse y comunicarse con los demás, educándolos y transmitiéndoles el

lenguaje oral y escrito que todos podemos entender, ya que entramos a hacer

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parte de una comunidad de sentido; en otras palabras, podemos decir que, “la

naturaleza humana es el resultado de la interiorización, socialmente guiada, de la

experiencia cultural trasmitida de generación en generación” (Cubero, R. Luque, A.

2001).

En las sociedades modernas, este proceso de transmisión cultural se da en

las instituciones educativas escuela, colegio, universidad, acompañado también

por instrucciones en la familia y en la vida social de los individuos, de manera que

es una de las herramientas más importantes y eficaz para hacer parte de una

cultura y entender los significados y sentidos que envuelven la vida. La enseñanza

es uno de los pilares de la modernidad, y el aprendizaje escolar es, como dicen

Colomina y Onrubia (2003) un proceso constructivo y complejo de estructuración y

guía. Al interior de estas instituciones educativas se intenta “hacer de la

educación y de la institución un espacio catalizador del desarrollo cognitivo, en el

que se asegura preparar a los jóvenes para que tomen parte en las destrezas

maduras de la cultura.” (Rogoff, 1993)

*La importancia de la educación:La educación es algo que existe desde hace mucho tiempo, en todos los

países existen entidades o instituciones educativas con el fin de enseñar, y del

mismo modo, existe un sinnúmero de personas que participan de situaciones y

actividades educativas y de aprendizaje al interior de estos ambientes formativos,

como colegios y universidades entre otros, en los que coexisten e interactúan

varias personas, que se enfrentan a diferentes estrategias educativas con

objetivos muy diversos, pero que de algún modo proporcionan a los alumnos

aprendizaje y transforman su pensamiento ya que construyen conocimiento y se

enfrentan a diferentes situaciones que les permiten entrar en contacto con el

mundo que los rodea. Esto se logra, como dice Rogoff (1993) utilizando las

herramientas sociales para lograr determinadas metas y solucionar problemas

culturalmente definidos, adaptando las tradiciones y acuerdos que construyen las

instituciones, normas y tecnologías de su comunidad; evidenciando que la

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instrucción apoya el desarrollo de las personas y les brinda instrumentos que

orientan la forma de ver el mundo al mismo tiempo que la educación se transforma

a medida que las necesidades de los alumnos cambian o la realidad varia.

La educación potencia el desarrollo del pensamiento y el avance intelectual

con la mediación del lenguaje, que ayuda a construir en los individuos las

habilidades sociales, comunicativas y de planificación.

Por todas estas razones es posible afirmar que la educación es “un proceso

decisivo en la génesis de las capacidades psicológicas que nos caracterizan como

seres humanos” (Cubero, R. & Luque, A. 2001). Es un proceso de transformación

cualitativa que al llegar al nivel de la educación universitaria, los individuos ya

tienen aprehendidas ciertas capacidades pero aún necesitan ser incrementadas

de manera que se cree un espacio que no solo permita el desarrollo intelectual,

académico y psicológico, sino, que facilite un pensamiento social y político.

De ahí la importancia que tiene la educación tanto para la sociedad como

para los individuos que la componen, y por esta razón es que últimamente ha sido

objeto de estudio de la psicología y otras áreas del conocimiento, con el fin de

crear nuevas alternativas que potencien y enriquezcan no solo esta práctica social

o las actividades educativas sino, las habilidades y destrezas que los participantes

de estos espacios pueden alcanzar.

Todo esto se resume en lo que dicen Serrano, Pons y Gracia (2007):

“El desarrollo del individuo se produce en un contexto social, que está definido por los objetivos culturales y económicos que la sociedad considera necesarios para su propio progreso. Este marco de referencia hace que, desde una concepción integral del proceso formativo, la construcción y desarrollo de los esquemas comportamentales necesarios para interaccionar con el entorno, encuentren el soporte idóneo en los vínculos afectivos establecidos durante las relaciones interpersonales, de manera que los procesos instruccionales configurados al amparo de esta concepción, se estructurarían en torno a tres ejes. El de los contenidos que el sujeto debe adquirir (conceptos, principios, hechos, procedimientos, valores, normas, etc.); el de los conocimientos que subyacen a las motivaciones desencadenantes de la conducta (morales, sociales, etc.) y el de la variedad afectiva (interés, empatía, apego, amistad, etc.) inherente a las diversas identidades con las que el sujeto se relaciona (familia,

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Aprendizaje Cooperativo

compañeros, amigos, objetos, etc.). De estas consideraciones se deduce que sólo mediante la multidimensionalidad del proceso formativo y sobre la base de la complementariedad de los contenidos que lo sustentan, es posible que la evolución del sujeto dentro del grupo social al que pertenece, corra paralela al desarrollo de su individualidad. Entre los distintos ámbitos que configuran el entorno sociocultural en que se desarrolla el individuo, la escuela constituye un contexto de excepcional importancia porque constituye el marco más adecuado para ampliar y enriquecer las relaciones interpersonales ofrecidas por otros contextos (familia, sociedad, etc.) y para alcanzar, a través del grupo de iguales, el desarrollo cognitivo, afectivo y social de cada uno de sus miembros. Dos términos hay, por tanto, en la relación que define el proceso educativo: el individuo en desarrollo y los valores intelectuales, sociales y morales que deben ser transmitidos.” (p.p125)

Desde esta perspectiva, “educar es transformar la constitución psicobiológica del

individuo en función del conjunto de aquellas realidades colectivas a las que la consciencia

común atribuye un cierto valor” (Piaget, 1981, citado por Serrano, Pons y Gracia 2007).

*Aprendizaje cooperativo: Propuesta educativa Ahora bien, debido a que la educación es fundamental para el desarrollo y

progreso de individuos y sociedades es evidente un interés por estudiar y

comprender la educación con el fin de hacerla más eficiente y satisfactoria para

así crear otras formas de instruir y dar a conocer el mundo.

De ahí que el aprendizaje cooperativo surge como una alternativa que

permite encontrar un nuevo espacio educativo y de enseñanza entre alumnos,

gracias a que es posible “concebir el aula como una comunidad de aprendizaje en

la que las ayudas pedagógicas se proporcionan entre todos sus miembros”

(Duran, D. Vidal, V. 2004). De la misma manera, se hace evidente que “las

situaciones de interacción entre iguales son un espacio ideal para que los alumnos

utilicen plenamente las potencialidades del lenguaje como instrumento de

aprendizaje” (Colomina, R. Onrubia, J. 2003), afianzándose en una forma

diferente de enriquecer la actividad educativa con la que es posible hacer una

construcción conjunta y compartida de conocimiento y fortalecer factores sociales,

interpersonales, comunicativos y de carácter académico de manera que unos

aprenden de otros potenciando habilidades que cada uno tiene.

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Aprendizaje Cooperativo

La nueva alternativa que se ha denominado aprendizaje cooperativo que

hoy cuenta con la aprobación de la comunidad escolar, surgió como respuesta y

remedio a los rasgos negativos que la competencia individualizante de la

enseñanza tradicional inculca en los estudiantes. (González, G y Diaz, L. 2005).

Existe una rica y larga historia, que demuestra el curso que ha tomado esta

metodología de enseñanza cooperativa, esta historia nos dice que el Talmud

sostenía que para poder entenderlo, las personas debían contar con la ayuda de

un compañero. Así pues es notoria la influencia de hace miles de años, ya que en

otro momento, también Sócrates utilizo la metodología de enseñanza cooperativa

cuando enseñaba a los alumnos en grupos pequeños, involucrándolos en diálogos

en su famoso “arte del discurso.”, y junto a él otros grandes filósofos como

Séneca, Quintillón y Johann Amos Comenius defendían el aprendizaje

cooperativo sosteniendo que los estudiantes podían beneficiarse de la enseñanza

del uno al otro entre estudiantes. (Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

Además más adelante, hacia la edad media, “los gremios de arte

enfatizaban que los aprendices debían trabajar juntos en grupos pequeños, los

más hábiles trabajando con el maestro y luego enseñando sus habilidades a

aquellos menos experimentados.” (Johnson, Johnson, & Smith, 1997). De este

modo la historia de la humanidad ha estado relacionada fuertemente al

aprendizaje cooperativo, aunque en la antigüedad no existía un concepto o

definición como tal de esta, pero gracias a esta trayectoria hacia fines del 1700,

Joseph Lancaster y Andrew Bell hicieron gran uso de los grupos de aprendizaje

cooperativo en Inglaterra e India para proveer de educación a las “masas.” Años

más tarde, en 1806 se abrió en la ciudad de Nueva York una escuela

Lancasteriana (Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

Por la época de 1800 el joven Benjamin Franklin organizaba grupos de

aprendizaje con la finalidad de obtener educación a partir de ellos. Igualmente,

dentro del Movimiento Masivo Escolar [Common School Movement], en los

Estados Unidos, se presentó un fuerte énfasis en el aprendizaje cooperativo, pero

fue en las ultimas tres décadas del siglo XIX que el uso del aprendizaje

cooperativo por parte del Coronel Francis Parker dominó la educación

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Aprendizaje Cooperativo

norteamericana hasta el final del siglo y bien entrado el 1900. (Johnson, Johnson,

& Smith, 1997).

Finalmente, John Dewey promovió el uso de grupos de aprendizaje

cooperativo como parte de su famoso método de proyectos, que se convirtió en la

base para la enseñanza actual fundamentada en el aprendizaje cooperativo.

(Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

Ahora bien, a pesar de lo maravillosa que puede sonar esta información, es

importante señalar que poner a los estudiantes a trabajar en grupo no significa

necesariamente que trabajen en forma cooperativa. No se trata simplemente de

sentar a los estudiantes juntos o de asignar una tarea para que ellos la realicen,

incluso hay ocasiones en que los esfuerzos por lograr que un grupo de

estudiantes trabaje cooperativamente puede dar resultados equívocos.

Entender el aprendizaje cooperativo requiere diferenciarlo entre el

aprendizaje competitivo y el individualista. “Por un lado, el aprendizaje competitivo

requiere que los estudiantes trabajen en contra de los otros para lograr obtener

una meta a la que unos solos pocos pueden acceder.” (Deutsch, 1962; Johnson &

Johnson, 1989 citado por Johnson, Johnson, & Smith, 1997). Como es

característico de este tipo de aprendizaje; los estudiantes son evaluados con base

en criterios de calidad (del producto) y rapidez. “Cuando se les pide a los

estudiantes que trabajen de modo individual, ellos trabajan por sí mismos para

alcanzar metas de aprendizaje no relacionadas con las metas de sus

compañeros.” (Deutsch, 1962; Johnson & Johnson, 1989 citado por Johnson,

Johnson, & Smith, 1997).

Este tipo de aprendizaje, (el más común de los contextos universitarios)

está basado en el esfuerzo individual de los estudiantes al desarrollar actividades

académicas desde sus propios esfuerzos y recursos, así los estudiantes son

evaluados a través de exámenes y logros acordes a criterios preestablecidos.

Por el contrario, “cuando los estudiantes cooperan, trabajan juntos para

alcanzar metas compartidas.” (Deutsch, 1962; Johnson & Johnson, 1989 citado

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Aprendizaje Cooperativo

por Johnson, Johnson, & Smith, 1997). De esta manera “los estudiantes se

esfuerzan por maximizar tanto su propio aprendizaje como el de los otros

compañeros de su grupo, con el fin de asegurarse de que todos los miembros del

grupo alcancen los criterios pre-establecidos.” (Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

Dentro de los principales propósitos del aprendizaje cooperativo se

encuentra: fomentar la cooperación, argumentando, que se aprende mejor

colaborando que compitiendo entre los mismos compañeros; y que con el

aprendizaje cooperativo se puede atender más a la diversidad del los estudiantes.

(Cassany, D. 2004).

Otro propósito fundamental del aprendizaje cooperativo es el de potenciar

relaciones entre diferentes grupos de participantes, tanto en el contexto educativo

como en el social; también aboga por “fomentar una enseñanza más reflexiva,

basada en las habilidades y no tanto en la memorización de contenidos.”

(Cassany, D. 2004. Pg. 13).

Según Johnson, Johnson & Smith (1997) “cuando dos individuos

interactúan, el potencial de la cooperación existe”, sin embargo, esta actividad

cooperativa sólo podrá desarrollarse si cumple con una serie de requisitos o

características. Para Johnson y Johnson & Smith (1997), dichas características

están dadas bajo los nombres de: interdependencia positiva, responsabilidad

individual, interacción cara a cara, habilidades sociales y procesamiento grupal.

La interdependencia positiva, es una de las bases más importante en la que

se sustenta el acto cooperativo. Según Johnson & Johnson (1992) citado por

Johnson, Johnson & Smith (1997) ésta puede ser entendida como: “la percepción

de que uno está vinculado con otros de manera tal que uno no puede tener éxito si

es que los demás no lo tienen (y viceversa); y que los beneficios del trabajo de los

compañeros de grupo benefician a uno mismo de la misma manera como el

trabajo propio beneficia al grupo.” (Pg. 11)

Bajo esta percepción, la interdependencia positiva promueve una situación

de trabajo en la cual los esfuerzos de trabajo por parte del estudiante refuerzan no

sólo su propio aprendizaje sino también el del grupo. Desde este concepto, para

que haya un aprendizaje cooperativo, “los estudiantes deben percibir que debe

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Aprendizaje Cooperativo

existir una interdependencia positiva con respecto de los otros miembros de su

grupo, es decir, los estudiantes deben entender que se trata de nadar juntos o de

hundirse juntos”. (Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

Como segundo elemento básico que sustenta el esfuerzo cooperativo es la

responsabilidad individual. Este supone que cada individuo sea considerado por

separado y consciente de que cada uno de ellos, como miembro del grupo, tiene

responsabilidades y deberes importantes que influyen a la hora de lograr una meta

común. Además al considerar a los miembros por separado, es que permite

conocer quien de los miembros del grupo necesita más asistencia, soporte y

ánimo para completar la tarea, logrando hacer que cada uno se haga más fuerte

para su propio beneficio, contribuyendo posteriormente en el logro de la meta

común. (Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

Un tercer elemento importante es la interacción cara a cara. Esta

interacción entre los estudiantes supone relaciones de ayuda, de asistencia, de

soporte, de ánimo, que aseguran el éxito del trabajo grupal por parte de los

miembros. “Hacer esto resulta en procesos cooperativos tales como: la explicación

oral sobre la resolución de problemas; la discusión de la naturaleza de los

conceptos que están siendo aprendidos; el enseñar a los otros compañeros los

propios conocimientos y el conectar el aprendizaje pasado con el presente.

También resulta en procesos interpersonales tan retadores como: poner en tela de

juicio las conclusiones y el razonamiento de los otros.” (Johnson, Johnson, &

Smith, 1997. Pg. 12)

Las habilidades sociales como cuarto elemento importante de la

cooperatividad, adquiere peso al exponer que el esfuerzo cooperativo requiere de

habilidades interpersonales. De esta manera, es necesario que habilidades como

el liderazgo, la toma de decisiones, la confianza, la comunicación y las habilidades

de manejo de conflictos sean tenidas en cuenta para desarrollar grupos

cooperativos. (Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

Como último elemento esencial en el esfuerzo cooperativo se encuentra el

procesamiento grupal. Según Johnson, Johnson, & Smith (1997) es definida

como: “la evaluación de los procesos que los miembros del grupo están utilizando

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Aprendizaje Cooperativo

para maximizar el aprendizaje propio y el de los demás de manera tal que puedan

identificarse maneras de mejorar estos procesos.” (Pg. 13). Esto supone que los

miembros del grupo tienen que estar inmersos dentro de una constante donde

exista una retroalimentación sobre los métodos y las formas en las cuales se están

dando las dinámicas, las herramientas y las estrategias internas en el grupo; con

el fin de develar la forma en la cual todos los miembros están alcanzando los

niveles de logro necesarios para conseguir determinada meta común. De esta

manera, el procesamiento grupal puede resultar en la racionalización de los

procesos de aprendizaje, la exclusión de acciones improductivas en pro del éxito

grupal y del continuo mejoramiento de las habilidades por parte de los estudiantes

para trabajar como parte de un equipo. (Johnson, Johnson, & Smith, 1997).

*Mecanismos para emplear Aprendizaje cooperativo:Conociendo y teniendo presentes los principios, es importante manifestar

que necesariamente las actividades, trabajos o tareas que se enfoquen según

estas ideas cruciales requieren de mecanismos y métodos que le den soporte para

así dirigirlas hacia alcanzar los fines del aprendizaje y la enseñanza cooperativa.

Dentro del aprendizaje cooperativo existen ciertos métodos aplicados, los

cuales arrojan luces sorprendentes sobre los efectos positivos, a su vez, estos

métodos están de acuerdo a las características particulares de los grupos de

trabajo para potencializar el aprendizaje. De esta manera se trata de evidenciar

brevemente cómo cada método atiende algunas variables básicas, por ejemplo el

tamaño de los equipos de trabajo, las funciones del profesor, y algunas variables

que, según los estudios de revisión, más contribuyen a la eficacia de los métodos,

tareas y recompensas.

El primero de estos métodos es Aprender Juntos, desarrollado por Johnson,

& Johnson en 1994. Este método es utilizado con grupos heterogéneos entre 4 y

6 miembros que reciben una clase tradicional junto con otros estudiantes pero al

final de clase el profesor deja tiempo para el trabajo en equipo; el trabajo a realizar

consta de diversos ejercicios que sirven para practicar lo visto en clase y como

evaluación. Esto se hace con el fin de que cada alumno ayude a sus compañeros

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Aprendizaje Cooperativo

para aprender el tema tratado en clase y lo domine a la perfección. Debido a que

el trabajo es grupal y está siguiendo los principio del aprendizaje cooperativo se

logra así que los alumnos se ayuden unos a otros, se evalúen a sí mismos y a sus

compañeros y presente un producto de calidad que será evaluado de manera

grupal. (Goikoetxea, E. y Pascual, G, 1990).

Otro método es el de grupos de investigación propuesto por Sharan, &

Sharan en 1992. “Se trata de un método adecuado para trabajar tareas poco

estructuradas y para el cual es conveniente que la evaluación del aprendizaje

mida habilidades de razonamiento superior.” (Goikoetxea, E. y Pascual, G, 1990.

Pg. 236). La finalidad de esta técnica es especializar a los alumnos en una sola

tarea; son los mismos alumnos quienes forman los grupos entre dos y seis

miembros, pero en este caso pueden o no recibir clase ya que el tiempo se dedica

a tareas grupales que consisten en hacer un informe grupal sobre un tema

mientras el profesor facilita los recursos y supervisa las investigaciones; aquí se

moldean habilidades de comunicación entre los estudiantes poniendo en común

opiniones y punto de vista al manifestar intereses y conocimientos a los demás

miembros con el fin de elegir un tema a estudiar. (Goikoetxea, E. y Pascual, G,

1990).

Es importante en los trabajos de orden cooperativo encargar

responsabilidades y “para asegurar la responsabilidad individual, cada tema se

subdivide de forma proporcional a los miembros que tiene el equipo de trabajo en

donde cada miembro responde por su tarea. Al final, todos los miembros del

equipo han de coordinarse para llevar a cabo las distintas actividades que el

proyecto de investigación exige: buscar información, evaluarla, sintetizarla,

preparar el informe final del grupo y presentar dicho informe al resto de la clase”.

(Goikoetxea, E. y Pascual, G, 1990. Pg. 236).

El Jigsaw propuesto por Aronson, Stephan, Sikes, Blaney, & Snapp en

1978, es otro mecanismo que podría emplearse en la educación con el fin de

potenciar la cooperación; en este caso los grupos que se conforman son

únicamente de seis miembros y la función del profesor es dividir el tema que se

quiere enseñar en seis partes importantes e imprescindibles para su comprensión,

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Aprendizaje Cooperativo

mientras que compone el materia necesario para cada parte del tema general. A

diferencia de los métodos descritos anteriormente la tarea en este caso es

individual ya que cada estudiante tiene la responsabilidad de un pedazo “como

una pieza de un puzzle jigsaw y ha de juntarla con las partes que tienen sus

compañeros para aprender el cuadro completo” (Aronson, & Bridgeman, 1979,

citado por Goikoetxea, E. y Pascual, G, 1990. Pg. 237). Es decir, es necesario

generar un espacio de discusión donde cada integrante del grupo exponga su

trabajo a los demás para que todos en su conjunto entienda el tema completo.

(Goikoetxea, E. y Pascual, G, 1990).

Para complementar este método Slavin en 1986 se percata de unos

inconvenientes y crea el jigsaw II. En esta adaptación la diferencia radica en que la

tarea es grupal, los estudiantes trabajan en equipos de 4-5 personas y “todos los

alumnos leen el tema completo, pero a cada miembro del equipo se le proporciona

un subtema sobre el que debe ser experto. Los estudiantes discuten los subtemas

en grupos de expertos, y luego regresan a sus equipos para enseñar su parte”

(Goikoetxea, E. y Pascual, G, 1990. Pg. 237).

Una quinta estrategia es la conformación de equipos por torneo,

desarrollado por DeVries, & Edwards en 1973-1974; y por DeVries, Edwards, &

Slavin en 1978. Que según como lo describen Goikoetxea, E. y Pascual, G. (1990)

consiste en:

“responder a preguntas, escritas en fichas dentro de una caja, sobre la lección presentada por el profesor y trabajada por cada alumno en sus correspondientes equipos a raíz de la asignación de una material dado anteriormente. Concretamente, cada estudiante juega en una mesa de torneo contra estudiantes de otros equipos, pero del mismo nivel, tomando como referencia una evaluación anterior. Aquél que gana más puntos dentro de una mesa recibe 6 puntos, el siguiente 4 y el siguiente 2. De tal modo que cada estudiante, sea del nivel que sea, tiene la oportunidad de contribuir con una puntuación máxima a la puntuación de su equipo. Para llevar a cabo los siguientes torneos, los tres estudiantes que han sacado mejores puntuaciones forman una mesa de torneo, los siguientes tres forman otra y así sucesivamente. La recompensa es grupal en base al número de puntos que cada miembro consigue en el torneo.” (Pg. 238)

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Aprendizaje Cooperativo

Finalmente encontramos las estructuras de Controversia desarrolladas por

Johnson & Johnson en 1979 y posteriormente mejorada en 1994. Este es un

método en el que el profesor dispone de unos materiales sobre un tema

controversial, por ejemplo “la legalización de las drogas” y prepara información

que defienda y otra que se oponga al tema escogido. Para esta ocasión el

profesor supervisa el trabajo en el que los grupos se conforman por cuatro

estudiantes divididos en dos parejas; cada pareja defiende una posición, unos de

acuerdo al tema escogido y los otros dos en oposición basándose en la

información brindad por el maestro, para así generar una discusión inicialmente

en pareja y luego grupal para finalmente analizar la postura contraria y tener en

cuenta aspecto positivos y negativos; el trabajo en equipo se presenta con un

producto escrito a manera de informe en donde se evidencie el pensamiento de

cada uno de los integrantes del grupo, llegando a un consenso. (Goikoetxea, E. y

Pascual, G, 1990).

En los párrafos anteriores se evidencian algunos de los métodos utilizados

dentro del ámbito educativo para la aplicación del aprendizaje cooperativo, sin

embargo cabe resaltar que no están todos sino que estos son los más

significativos a nuestro parecer para resaltar dentro de esta búsqueda

bibliográfica.

*Aprendizaje cooperativo: Apuesta por educación de calidadCabe señalar que el aprendizaje cooperativo es un modelo educativo y una

metodología que ha sido utilizada como herramienta importante para aplicar

dentro de contextos educativos, pues su conjunto de principios, técnicas y

estrategias donde se enseña y se potencia el desarrollo de cada estudiante con la

colaboración de los demás miembros de un equipo, no solo generando

conocimientos o información, sino que también intensifica importantes habilidades

de distintos tipos y naturaleza, así como las actitudes y valores (Ferreiro, R. 2006).

Debido a la importancia de esta metodología, aunque no es la única

alternativa, se hace necesario que la educación atienda a la diversidad, ya que el

aprendizaje cooperativo y sus diversos métodos de aplicación reconocen las

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Aprendizaje Cooperativo

diferencias, parten de ellas y las utilizan, por lo que la diversidad no es vista como

un problema sino que debe ser entendido desde una estrategia pedagógica que se

debe desarrollar e implementar. De acuerdo con Díaz (1999) la revisión de las

investigaciones realizadas sobre estos temas permite identificar, al aprendizaje

cooperativo en equipos heterogéneos, como un procedimiento clave para adaptar

la educación a los actuales cambios sociales y a los objetivos de la

interculturalidad.

Desde esta mirada inclusiva de acuerdo con Duran y Miquel (2003) “los

centros educativos, en tanto que instituciones que se enfrentan a demandas

indeterminadas y a veces contradictorias, deben de ser capaces de aprender e

innovar. Las escuelas que asumen su responsabilidad en la formación de la

ciudadanía del siglo XXI deben estar dispuestas a enfrentarse al mar abierto de la

incertidumbre que conlleva promover un aprendizaje igualitario para todos los

miembros del centro”. Por lo que, para promover el aprendizaje en dicha

diversidad la cooperación es un elemento básico, que permite llevar a cabo

prácticas e iniciativas en las que los alumnos y los profesores cooperan: “los

primeros para aprender y los segundos para enseñar; al mismo tiempo, ambos

colectivos, alumnos y profesores, cooperan unos con otros, y no sólo en el aula,

sino también en otras instancias complementarias con el objetivo de ofrecer una

enseñanza de calidad para todos.” (Duran y Miquel, 2003, p.73)

Para que este aprendizaje cooperativo realmente se lleve a cabo es

importante que una de sus características fundamentales se cumpla en el

momento del trabajo cooperativo entre un grupo, y es que se de la

interdependencia positiva, aunque existen otras condiciones importantes que

deben cumplirse, como se menciono anteriormente. El estar vinculado con otros,

es donde tanto la persona como el grupo se están nutriendo y enriqueciendo de la

experiencia. En esta medida “los diversos métodos de aprendizaje cooperativo

utilizados de forma creativa y ajustada a las condiciones y necesidades de cada

docente, pueden facilitarnos la creación de situaciones que se benefician del

poder mediador del alumnado, convirtiéndose además en una potente estrategia

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Aprendizaje Cooperativo

instruccional para la educación inclusiva” (Pujolàs, 2003 citado por Duran y Miquel,

2003).

El aprendizaje cooperativo, permite crear una situación en la que la única

forma de alcanzar las metas personales es a través de las metas del equipo; lo

cual hace que el aprendizaje y el esfuerzo por aprender sean mucho más

valorados entre los compañeros, aumentando la motivación general por el

aprendizaje así como el refuerzo y la ayuda que se proporcionan mutuamente en

este sentido (Slavin, 1992 citado por Díaz, 1999).

Por ejemplo, mediante la tutoría entre iguales, método utilizado para

aplicación del aprendizaje cooperativo, los alumnos y alumnas con Necesidades

Educativas Especiales aprenden gracias a la ayuda personalizada y permanente,

además pueden cumplir también la función de tutores de sus compañeros más

jóvenes o con una discapacidad mayor que la de ellos mismos, beneficiándose de

esta manera los dos actores implicados en la tutoría.

De acuerdo con Duran y Miquel (2003):

“la tutoría entre iguales, más allá de constituir un instrumento ordinario y natural para la escuela inclusiva, que moviliza la capacidad mediadora del alumnado y saca provecho de las diferencias que existen con relación a su nivel de conocimiento, tiene la virtud de favorecer una serie de cambios en las concepciones docentes. Así, este método cooperativo muestra desde la práctica que todos los alumnos pueden aprender (independientemente de sus capacidades y del papel que desempeñen); que la ayuda del profesor puede hacerse más efectiva (al estar más disponible para ayudar a las parejas o alumnos que así lo requieran); que el alumnado aprende más y mejor (al recibir u ofrecer ayuda a un compañero, al tomar conciencia de sus procesos, al crear materiales didácticos y autoevaluarse); y que el concepto de ratio profesor-alumnos, como elemento básico de calidad, queda relativizado al “añadir” a la ayuda que pueda brindar el profesor la del propio compañero tutor.” (p. 75)

La representación del aprendizaje cooperativo que los profesores

manifiestan después de haber trabajado con dicho procedimiento en sus aulas

permite destacar su valor para: favorecer la adaptación de la enseñanza a la

diversidad de los alumnos, estimular la cohesión dentro del grupo y desarrollar la

solidaridad y la capacidad de cooperación. (Díaz Aguado & Andrés, 1999). “Los

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Aprendizaje Cooperativo

profesores creen que el aprendizaje cooperativo beneficia a todos los alumnos;

destacando con cierta frecuencia los sorprendentes cambios que produce en los

alumnos que inicialmente tenían dificultades en el aprendizaje o en la integración

en el grupo de clase; y en algunos casos, las ventajas que puede suponer para los

alumnos con más facilidad en ambos procesos” (Díaz & Andrés, p. 183)

El aprendizaje cooperativo es eficaz para favorecer en los alumnos la

capacidad de cooperación, un papel más activo en el proceso de construcción del

conocimiento, la integración en el grupo de clase, y el aprendizaje de la

solidaridad.

Por lo que la aplicación del aprendizaje cooperativo crea un contexto que

favorece la adquisición de los recursos necesarios para dar atención a la

diversidad sin entrar en la desigualdad o la discriminación. Sin embargo para

ayudar a afrontar los altos niveles de incertidumbre que los actuales cambios

educativos y pedagógicos suponen, es preciso modificar el proceso de

construcción del conocimiento y los papeles en cuyo contexto se produce, dando

al alumno un creciente protagonismo en su propio aprendizaje y enseñando a

reconocer y resolver los conflictos de forma positiva, a través de la reflexión, la

comunicación o la cooperación. (Díaz, 1999)

*Aprendizaje Cooperativo en los Docentes: El aprendizaje cooperativo tiene la ventaja de ser aplicado también con los

docentes, entre ellos. Es decir estas metodologías novedosas de cooperación se

pueden aplicar y se deben aplicar entre los docentes, ya que el uso sistemático

del aprendizaje cooperativo necesita un alto grado de coordinación entre todo el

profesorado. “No sólo porque toda nueva metodología requiere un aprendizaje por

parte del alumnado que resulta mucho más rentable cuando es compartido desde

diferentes —o todas— las materias, sino además porque el profesorado debe

tener claro que el aprendizaje cooperativo es una potente estrategia instructiva

que servirá para compartir la tarea de rediseñar y adecuar la labor docente”

(Duran y Miquel, 2003).

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Aprendizaje Cooperativo

Por lo que con el aprendizaje cooperativo entre profesores, estos además

de aprender a interactuar con otros profesores, generan metodologías de

enseñanza que optimiza la calidad de la educación, especialmente en el caso de

la educación que atiende a la diversidad. Un ejemplo de este trabajo cooperativo

con docentes es el denominado “docencia compartida en un mismo grupo de

clase”. Este método considera la participación de dos docentes dentro de un

mismo curso, un docente de aula que dirige las actividades y un docente de apoyo

que complementa e implementa la educación más personalizada. Dichas

estrategias de cooperación proporcionan beneficios tanto a los estudiantes como a

los docentes.

Sin embargo en el trabajo cooperativo entre los profesores es

imprescindible que este se dé adecuadamente para que exista realmente un

trabajo cooperativo, es decir se debe de antemano tener una planificación

adecuada de la metodología a utilizar en las clases, de los roles de cada uno de

los docentes, las tareas y actividades deben estar claras y deben tener en cuenta

a todo el alumnado, entre otros aspectos importantes en la planificación del trabajo

conjunto entre docentes. Que permitan una adecuada enseñanza a los

estudiantes y aporte serios beneficios para la educación de la institución.

Desde esta perspectiva, es posible afirmar que el aprendizaje cooperativo

es toda una filosofía educativa, o bien, una concepción de la educación y de

enseñanza (Ferreiro, 2006) y al hacer parte de experiencias de este estilo que

pueden establecer unos principios y trascender a toda actividad humana, nos hace

ver que es posible utilizarlo en la universidad pero como dicen Johnson, Johnson,

& Smith, (1997) “¿Funcionará realmente con alumnos universitarios?”.

El aprendizaje cooperativo supone una metodología nueva en la

universidad y, cualquier propuesta didáctica innovadora en las aulas universitarias

debe partir de un análisis fundamentado principalmente sobre dos factores: el tipo

de formación que se le exige al profesor universitario y las funciones de la

universidad. (León del Barco, Latas Pérez. 2004)

Para entender el tipo de formación que se le exige al profesor universitario

es necesario entender que entre los docentes universitarios existe la creencia

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generalizada de que para saber enseñar basta con saber el contenido de las

disciplinas y que por lo tanto, la calidad de la enseñanza depende del nivel

científico del profesorado y de los recursos materiales disponibles. Según esta

creencia el nivel científico se adquiere, fundamentalmente a través de la

investigación, por lo que la buena docencia emana directamente de la buena

investigación. Esto se fundamenta en que para Blázquez (1999 citado por León

del Barco y Latas Pérez 2004) la universidad prefiere pertenecer al sistema

científico, a considerarse parte del sistema educativo en detrimento de la actividad

y calidad docente.

En la actualidad, gracias a que el mundo cambia, las necesidades se

transforman y es necesario que el profesor en el nuevo escenario que se está

creando en la educación superior cambie su visión hacia una perspectiva diferente

para entender y guiar la educación desde la perspectiva del que aprende (Serrano

González, Pons y García 2007), hay que dejar de lado el aprendizaje fundacional

que supone que existe una realidad objetiva, de la cual formamos ideas, nociones

y conceptos que la describen y en el que el docente es la fuente del saber, para

aplicar en la educación un aprendizaje no fundacional en donde la persona, junto

con sus pares, elabora constructos sociales, con los que interpretan la realidad

para de este modo generar un pensamiento crítico y reflexivo en los estudiantes.

Por ende, para que sea posible gestionar el trabajo cooperativo, los

profesores deben desarrollar las habilidades relacionadas con la capacidad de

anticipación y previsión de la acción en todos los aspectos. Esta capacidad de

anticipar reside en concebir el procedimiento que hay que utilizar para conseguir

un resultado concreto y prever las consecuencias de la acción a realizar. Estas

habilidades requeridas para la gestión del aula, requieren tener presente tanto del

material escrito y la infraestructura para realización de la tarea que se vaya a

desarrollar, como el tiempo necesario para completar cualquiera de las fases del

trabajo. Por ejemplo, para realizar una puesta en común hay que prever el tiempo

necesario para que los grupos realicen una síntesis de su trabajo. (Solsona, N.

1999)

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Aprendizaje Cooperativo

El profesorado debe además anticipar también en la medida de lo posible

los problemas conductuales que impidan el funcionamiento de un grupo

determinado y las dificultades extremas que presentan los grupos para convertirse

en un guía, facilitador u orientador que apoya y acompaña el aprendizaje,

permitiendo que los alumnos corroboren y se apropien del saber construido.

(Solsona, N. 1999)

En esencia, esta nueva concepción de los maestros y la proliferación de

diferentes modos de educación hacen evidente y más factible lograr que la función

de la universidad de conseguir formar personas más humanistas, reflexivas,

investigadoras y cooperativas se instaure en el presente. (León del Barco y Latas

Pérez, 2004)

Para Imbemon (1999, citado por León del Barco y Latas Pérez, 2004) la

formación en la universidad debe estimular; 1) la interacción entre el profesor y el

estudiante, entre los procesos de enseñanza aprendizaje. El profesor ha de

esforzarse por estos últimos. La calidad docente está determinada, no sólo por la

erudición científica, sino también por las actitudes y la competencia

psicopedagógica profesional y 2) la motivación de los alumnos, así como la

colaboración y la cooperación entre los compañeros. Lo que ratifica que es

necesario dar importancia a la educación afectiva en un sentido amplio. No

podernos olvidar que la inteligencia está conectada con los afectos y los

sentimientos y no se puede desdeñar la estructuración de éstos mediante

actividades como el fomento del trabajo cooperativo en comparación con el poco

lugar disponible en la clase magistral. (Solsona, N. 1999)

“En general, las personas no aprendemos solas, sino que estamos

integradas en un contexto social que da sentido a lo que aprendemos. Las

estructuras de conocimiento se originan y aplican en contextos de experiencia

concretos. En el caso del alumnado, el contexto social está formado por sus

familias, el centro escolar y los valores presentes. Este contexto es el que puede

hacerle sentir necesidad de lo que falta por aprender y de lo que hay que ajustar

en el proceso de aprendizaje” (Solsona, N. 1999).

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Aprendizaje Cooperativo

Por esto es imperante tener presente que, el auténtico protagonismo de la

universidad es el de dirigirse a ayudar a pensar a la persona, contribuir a crear

conciencia de la comunidad, de participación, de respeto, de tolerancia y de

flexibilidad. (Colás, 1993 citado por León del Barco y Latas Pérez, 2004)

La participación democrática ha de ser la base del aprendizaje y de la

formación, es decir, la clase o grupo de aprendizaje debe ser una democracia en

miniatura, en la que se hace frente a los problemas y en la que al solucionarlos los

participantes adquieren conocimientos, destrezas y se hacen más eficaces como

grupo social. (León del Barco y Latas Pérez, 2004)

La Universidad debe ser entendida como un lugar donde los alumnos y las

alumnas reelaboran y enriquecen su experiencia personal y social, donde se

amplía, se organiza y se estructura el saber y, todo ello, para que puedan

identificar e interpretar los datos que les llegan del mundo exterior, valorarlos y

orientar su acción. Estos conocimientos se construyen a través del lenguaje y se

movilizan mediante la comunicación del propio pensamiento en situación de

interacción con los demás. Esta interacción se puede concretar en modalidades

diversas como la colaboración, la cooperación, el intercambio, el conflicto cognitivo

y la controversia (Benejam.1999 citado por León del Barco y Latas Pérez, 2004).

Como consecuencia de esto es necesario que la autoridad del profesor se

traslade al grupo para que el conocimiento pueda fluir y así evitar algunas

deficiencias normativas entre los alumnos como dependencia intelectual,

inseguridad en la solución de situaciones, nula participación y escasa capacidad

crítica y reflexión que obstaculizan el desarrollo y la apropiación de los

conocimientos. (González, G. y Diaz, L. 2005)

El aula universitaria es bastante particular, y en ella se presentan en gran

medida problemas de esta índole, ya que se continúa enseñando con modelos

directivos e individualistas, pero al entender que “cooperar es compartir una

experiencia vital, de cualquier índole y naturaleza; es trabajar juntos para lograr

metas compartidas, resultados que beneficien tanto individual como

colectivamente; es maximizar el aprendizaje y, por tanto, el crecimiento propio y el

de los demás.” (Ferreiro, 2006) se da un nuevo valor a la educación, y al aplicar

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esta nueva opción en el aula universitaria, tanto estudiantes como docentes

pueden enriquecerse.

El aprendizaje cooperativo constituye una metodología eficaz para

desarrollar el sentido crítico y de tolerancia, trascendiendo lo estrictamente

académico y facilitando la práctica de hábitos de cooperación, solidaridad y trabajo

en grupo, aspectos, estos últimos, claves en la mayoría de los sistemas

organizativos empresariales a los que los alumnos se enfrentarán luego.

Es preciso tener presentes los objetivos de las técnicas de aprendizaje

cooperativo en la universidad, que para Brown y Arkins (1998 citados por León del

Barco y Latas Pérez, 2004), son principalmente tres:

1) El desarrollo de estrategias de comunicación: comprende estrategias de comprensión, explicación, pregunta y respuestas. La discusión y el debate sirven no sólo para comunicarse con los demás, sino también para la perfeccionar la utilización del lenguaje de una materia. 2) Desarrollo de competencias intelectuales y profesionales: comprende estrategias que permiten al alumno analizar, razonar lógicamente, valorar y juzgar, pensar críticamente, sintetizar, diseñar y resolver problemas. Las situaciones de aprendizaje cooperativo fomentan este tipo de pensamiento superior al favorecer todo tipo de interacciones entre los alumnos. 3) Crecimiento personal: incluye el desarrollo de la autoestima, procesos metacognitivos, conocerse a sí mismo y a los demás. La experiencia en grupo proporciona conocimientos internos, personales derivados de los procesos de interacción e investigación dentro del grupo que se traducen en una mayor maduración personal, en una mayor autoconciencia y compromiso. Dentro del grupo también se satisfacen las necesidades personales, las dudas y las ansiedades.

Teniendo clara esta postura es más factible configurar espacios, recursos,

medios y horarios para adaptar a la universidad la metodología del aprendizaje

cooperativo. Pero, sobre todo, se hace necesario un cambio de actitud por parte

del profesor universitario hacia la docencia, consistente en una mayor

preocupación por los procesos de enseñanza-aprendizaje y por el alumno. La

Universidad y las instituciones ligadas a la misma, deben apoyar al profesorado

para que pueda adquirir la práctica suficiente y la confianza para guiar con éxito

las situaciones de aprendizaje cooperativo y aprovechar lo positivo de la relación

con los alumnos. Todo esto debido a que la experiencia plantea que el

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componente clave que hay que transformar es el maestro. La formación de los

docentes en los momentos y estrategias didácticas del aprendizaje cooperativo, la

modelación del cambio por realizar en el salón y la creación de comunidades de

aprendizaje de maestros, van creando, paulatinamente, las condiciones

necesarias para brindar una mejor educación construyendo y reconstruyendo la

concepción y el modelo educativo. (Ferreiro, 2006)

Ahora bien de acuerdo con Bruffee (1999) citado por Gonzales y Díaz

(2005) el aprendizaje colaborativo está compuesto por los siguientes elementos:

• Consenso a través de la colaboración en el aprendizaje.

• Participación voluntaria en el proceso.

• Aprendizaje no fundacional: se trabajan preguntas con respuestas

debatibles, que no son únicas.

• Cambio en la relación profesor-estudiante: la autoridad pasa del profesor a

grupos de pares y luego a comunidades de conocimiento especializado.

• Se discuten la autoridad del profesor y la validez de los contenidos,

gracias al método.

• Importancia del trabajo y diálogo entre pares.

Se podría decir que esto es una mirada más encaminada al trabajo

cooperativo desde un ambiente institucional como es la universidad, aplicando

conceptos básicos del aprendizaje cooperativo en búsqueda de una mejor

atención a la calidad educativa y a los métodos enseñanza - aprendizaje tanto de

los alumnos como de los docentes. De acuerdo con esto Gonzales y Díaz (2005)

consideran que Bruffee es de los autores que han aplicado y analizado el

aprendizaje cooperativo en el contexto universitario; “ámbito que para él es el del

conocimiento no fundacional, en donde sus integrantes, a diario, se ven abocados

a: preguntas inciertas, respuestas inciertas, logradas por métodos inciertos y

transmitidos por aquellos cuya autoridad para cuestionar, responder e investigar

también es incierta” (Gonzales y Díaz, 2005).

De este modo, para que este aprendizaje cooperativo se dé en la

universidad Bruffee citado por Gonzales y Díaz (2005) plantea que “el medio para

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llevarlo a cabo es el del diálogo en pequeños grupos o conversación

‘transformadora’ (reacculturative conversation), que exige reconocer que los pares

(en este caso entre estudiantes) pueden tener autoridad en algunos temas;

aceptar, además, la responsabilidad de que los pares se asignen, y habilidad para

interactuar entre todos”, (Gonzales y Díaz, p. 25) es decir que se dé un dialogo

que propicie la interdependencia positiva entre los estudiantes.

En este sentido “la estrategia del aprendizaje colaborativo en la universidad

supone que los conflictos en relación con la autoridad del profesor y los

cuestionamientos a los puntos de vista de los otros estudiantes del grupo, y la

resistencia a ser evaluado o evaluar pares, son aspectos inevitables y necesarios

del proceso de aprendizaje” (Bruffee citado por Gonzales y Díaz, 2005, p. 26)

A partir de todo lo anterior, cabe resaltar que de acuerdo con Gonzales y

Díaz (2005) “la educación se desplaza cada vez más hacia modelos colaborativos

de enseñanza- aprendizaje centrados en el estudiante, que exigen diálogo

proveedor de sentido, confianza, apoyo y relevancia”, por lo que el aprendizaje

cooperativo cabe dentro de este nuevo modelos de enseñanza – aprendizaje.

Finalmente es evidente que existe una teoría subyacente que ilumina las

dinámicas internas de cooperación que aún necesita ser revisada para

complementar los planteamientos realizados en esta revisión documental para que

sea posible darle más peso a nuestro trabajo.

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Aprendizaje Cooperativo

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