Apuntes San Juan1

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Curso sobre el Evangelio de San Juan

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Pontificio Seminario Mayor San Rafael

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Pontificio Seminario Mayor San Rafael

Dicesis de Valparaso

Curso: San Juan

Annotationes ad usum scholarum Pont. Seminarii Sancti Raphaelis

Prof: Guillermo Caldern N

Ao Lectivo 2011

A.LOS ESCRITOS JONICOS1. Introduccin

Los escritos jonicos son diversos, un evangelio, tres epstolas y un Apocalipsis, y se refieren a tres autores distintos (el discpulo evangelista, el presbtero de las cartas y el profeta del Apocalipsis). La tradicin oral atribuye estos tres escritos a un autor llamado Juan y la investigacin histrica lo sita en Efeso. Comunidades cristianas prximas entre si, habran sido inspiradas por una misma teologa, la del misterioso Discpulo que Jess amaba. El anlisis narrativo, en dilogo con el mtodo histrico, permite enriquecer la percepcin acerca del autor, voz annima que se debate entre el yo y el nosotros y que propone al lector no apropiarse de un recuerdo pasado sino tambin de reflexionar y meditar su fe en Jesucristo, Aquel que nos ha contado a Dios (ekei/noj exhgh,sato Jn 1,18).

2. El tema de la unidad del autor

Los escritos jonicos constituyen un conjunto complejo: un Evangelio, tres cartas cortas y la primera de ellas muy diferente a las otras y un Apocalipsis repartidos en distintos lugares del Nuevo Testamento. As, a pesar de su originalidad respecto del modelo comn de los evangelios sinpticos, al cuarto evangelio est unido a stos, sin duda con la finalidad de confirmar la unidad y complementariedad de un nico Evangelio con cuatro visiones distintas. Es el llamado evangelio tetramorfo tan estimado por San Irineo (Adv Haer. III, 1,8), pero con el inconveniente de disociar la secuencia lucana constituida por el tercer evangelio y los Hechos de los Apstoles.

En cuanto a las tres cartas jonicas, ellas se ubican al final de las Cartas Catlicas y estn ms cercanas al Apocalipsis, tambin atribuida a San Juan. Tal coleccin, nica y dispar a la vez, permite plantear diversa preguntas relativas a:

la existencia de un nico autor de tres tipos de escrituras tan diferentes.

La identidad del autor, singular o plural, concebido bajo el patronmico comn de Juan.

La historia de la comunidad subyacente a los escritos tradicionalmente imputados a Juan.

Para quien se conforme con revisar los leccionarios litrgicos o las ediciones ordinarias e incluso los grandes manuscritos griegos de la Biblia, podr ver que la unida del autor paree evidente salvo un pequeo matiz que distingue, por una parte, el evangelio segn Juan (KATA IWANNHN) y, por otra, las cartas y el Apocalipsis de Juan (IWANNOU A+) y (APOKALYIS IWANNOU).

El nombre de Juan hace pensar, naturalmente, en el hijo de Zebedeo, uno de los doce junto con su hermano Santiago y, segn los sinpticos, cercanos compaeros del Seor +junto a Pedro. Los Hechos de los Apstoles presentan tambin a Juan como alter ego de Pedro en los inicios de la comunidad de Jerusaln. Pablo mismo se dirige a Jerusaln para encontrarse con Santiago, Kefas y Juan que, segn l, parecen ser las columnas (Gl 2,9). Si el Santiago mencionado es ciertamente el hermano del Seor, ya mencionado entre los beneficiados con las apariciones pascuales (1 Cor 15,7) nada impide ver en Juan al hijo de Zebedeo.

Los escritos jonicos estaran fundamentados en una autoridad apostlica comn, referido al testimonio de uno de los Doce, que ocupaba un lugar central destacado junto a Pedro en la poca de la vida pblica de Jess (segn los sinpticos) y en los primeros tiempos de la Iglesia; lo anterior concuerda con el testimonio de Pablo y de los Hechos. En realidad el tema no es tan simple pues los escritos mencionados no proporcionan la informacin que confirmara la opinin general. Por una parte, la mencin del nombre de Juan es excepcional, limitada solamente al libro del Apocalipsis; por otra parte, la designacin de los otros recurre a trminos diferentes en los tres tipos de textos.3.La posicin de Eusebio de Cesrea

Eusebio de Cesrea, a principios del s.IV, se remite a tradiciones muy antiguas segn las cuales sera necesario ver dos autores con el mismo nombre, Juan el discpulo, apstol y evangelista, y Juan, el presbtero, mencionado en las cartas. Eusebio comienza por citar a Papas, obispo de Hierpolis, Frigia, en el siglo II.Papas les da el nombre de Juan a dos personajes, uno como integrante de los Doce, y otro calificado como el presbtero acompaado de un tal Aristin que evidentemente nunca tuvo el status de apstol. Eusebio cita a Papas: Y si acaso llegaba alguno que haba seguido tambin a los presbteros, yo procuraba discernir las palabras de los presbteros: qu dijo Andrs, o Pedro, o Felipe, o Toms, o Santiago, o Juan, o Mateo o cualquier otro de los discpulos del Seor, y qu dicen Aristin y el presbtero Juan, discpulos del Seor, porque yo pensaba que no me aprovechara tanto lo que sacra de los libros como lo que proviene de una voz viva y durable (HE III, 39,4-5). Ms que preferir la tradicin oral frente a la escrita, Papas quiere acentuar la garanta apostlica de lo que le dicen. El comentario siguiente no deja dudas sobre la interpretacin hecha por Eusebio: para l como para nosotros est claro que Papas conoca con el nombre de Juan a dos personajes diferentes Aqu bueno ser tambin hacer notar que enumera dos veces el nombre de Juan. Al primero lo pone en la lista con Pedro, Santiago, Mateo y los dems apstoles, siendo evidente que seala al evangelista; en cambio, el otro Juan, despus de cortar el discurso, lo coloca con otros, fuera del nmero de los apstoles, anteponindole Aristin y llamndole clara mente presbtero (HE III,39,5).Al testimonio de Papas, Eusebio agrega dos informaciones propias: primero, una tradicin presente en Efeso, fundada en un testimonio de Dionisio de Alejandra Yo creo que fue otro de los que vivieron en Asia. Se dice que en Efeso hubo dos sepulcros y que cada uno de los dos se deca ser de Juan (HE VII, 16); y, segundo, una apreciacin personal en la que imputa el evangelio al discpulo y el Apocalipsis al presbtero (cf. HE III, 39,6).Ciertamente que algunos comentadores modernos no seguiran este argumento de Eusebio, pues el nombre del presbtero aparece muy unido a las cartas. Sin embrago, cabe retener la antigua constatacin de que el texto del Apocalipsis no tiene la misma autora que el Evangelio, sin olvidar el caso particular de las cartas y la presencia en ellas del presbtero.Finalmente, parece prudente atenerse a lo que los mismos libros nos dicen sobre su origen:

La unin entre el cuarto Evangelio y el discpulo amado, sea cual sea su identidad (Juan de Zebedeo o uno de los Doce).

La designacin del Presbtero como narrador al menos dos cartas.

La figura del profeta Juan de Patmos, en el corazn del proceso visionario presentado como fuente de inspiracin del libro del Apocalipsis.

4.La historia de la comunidad jonica

Luego de estar mucho tiempo centrada en el anlisis de la redaccin de los textos, identificando fuentes y tratando de reconstruir las sucesivas capas literarias, la exgesis jonica parece hoy ms dedicada a estudiar la historia de la comunidad misma. Naturalmente, las dos aproximaciones se condicionan mutuamente, primero, porque no existen ms fuentes histricas que los textos del Nuevo testamento; y luego, porque la comunidad estudiada es la misma que produjo los textos, a travs de un proceso redaccional complejo. En este campo, los trabajos de Raymond E. Brown son ejemplares, aun cuando algunas de sus hiptesis podran ser revisadas.Sin duda el punto ms fuerte de la investigacin es aquel que proyecta el desarrollo de la comunidad jonica sobre un eje diacrnico que sigue el orden siguiente:

El corpus del Cuarto Evangelio

Las cartas

El captulo 21 del Evangelio

Por el contrario, el Apocalipsis es puesto aparte, segn el sentimiento dominante aquel entonces, que se trataba de otro mundo, a pesar de las referencias formales a Juan.Adems, la lectura del Evangelio mismo tiende a distinguir:

a. Informaciones sobre los inicios de la comunidad jonica en el seno del grupo apostlico contemporneo a Jess:

b. Elementos que atestiguan un primer perodo post pascual, vivido en Palestina.

c. los datos relativos a la emancipacin de la comunidad jonica, llevada fuera de Palestina y confrontada aun clima hostil.

d. Los indicios que anuncian una grave crisis de identidad, cuyo desarrollo acompaar la redaccin de las cartas, antes que una solucin compromiso se agregue a travs del captulo 21.

Podran existir, sin duda, otros modelos, este ltimo parece ser el que ms convence y el ms ampliamente admitido hoy en da. Vale la pena detenerse en los principales rasgos de la comunidad cristiana que subyace en el texto de los escritos jonicos.

5.Rasgos de la comunidad jonica.

a. Arraigo Bautista: La comunidad jonica nace en el mismo comienzo del ministerio de Jess en Palestina, ms precisamente en el seno del movimiento bautista transjordano. Jn 1,19-51: Jess recibe los discpulos desde la mano de Juan Bautista

b. Encuentro con los samaritanos: La comunidad jonica supo superar pronto la tradicional hostilidad del pueblo judo con respecto a los samaritanos. Son la primera etapa de un proceso de evangelizacin universal.

c. La acogida de los griegos: La comunidad manifest desde el principio una real capacidad de acogida a los griegos, es decir, judos helenizados que frecuentan Jerusaln con ocasin de las grandes fiestas de peregrinacin.

d. Diferencias con el judasmo: En un principio las relaciones con el judasmo parecen fciles, a pesar de que el debate hace que aparezcan sensibles diferencias entre el movimiento fariseo dominante y la fe crstica confesada por el grupo jonico.

e. El encuentro con los paganos: En un segundo momento, consecutivo a los acontecimientos del ao 70, la comunidad jonica se encuentra transplantada a un ambiente griego, probablemente en Efeso, aunque algunos piensan tambin en Siria. En efecto, en su opinin, esta regin tendra la ventaja de hacer presente la cultura griega pagana, los ambientes judos orientales y los grupos religiosos de orientacin gnstica.

f. La ruptura con el judasmo. Paralelamente al encuentro con el mundo, la comunidad jonica experimenta que sus concepciones cristolgicas, se alejan de la sinagoga. Se vive una verdadera excomunin.

g. La ruptura con el mundo: Cuando se consuma la ruptura con el judasmo, las relaciones con el mundo pagano se deterioran. Para la comunidad el mundo no est dispuesto a acoger el testimonio sobre Jess.

h. La crisis interna y la cuestin de la unidad: mientras se experimenta el rechazo de judos y paganos (Jn 1,9-11) aparecen profundas divisiones que se informan en 1 Jn: afectan la autenticidad de la fe en Cristo y las verdaderas relaciones entre los hermanos.

6. La comunidad y la redaccin de los librosLa complejidad del itinerario histrico asumido por al comunidad jonica sugiere que la redaccin de los libros se desarroll en perodo largo de tiempo, con todo un conjunto de lecturas y relecturas hechas conjuntamente con las situaciones que se iban viviendo.6.1 Versiones sucesivas?

Para el evangelio segn San Juan, parece casi seguro que los dos principales ubicaciones (Palestina antes del 70; feso, a fines de siglo) habran marcado profundamente la redaccin, al punto que ciertos autores hoy no dudan en considerar que la ltima edicin consistira en reunir y armonizar dos versiones sucesivas. As se explicara la existencia de numerosos dobletes, no solamente en el detalle del texto sino a nivel de unidades ms amplias, tales como dos explicaciones distintas de la multiplicacin de los panes (las dos partes del discurso del pan de vida: 6, 26-51; 51b-58) o el lavado de pies (dilogo de Jess con Pedro: 13, 6-11; luego el discurso dirigido al conjunto de los discpulos presentes: 13, 12-17).Lo mismo para el Apocalipsis, parece posible vislumbrar dos corrientes de la misma obra, una contempornea a Nern y otra en tiempos de Domiciano.

En fin, par ala primera carta no es seguro que sea un solo conjunto: el estilo repetitivo hace pensar en una redaccin extendida en el tiempo, como si fuera una meditacin proseguida en la escuela del Presbtero y en la continuidad de su enseanza.

6.2 La consistencia histrica de los libros

La historia redaccional del Cuarto Evangelio as como, en menor medida, las de la 1 carta de Juan y el Apocalipsis ha dado un buen nmero de resultados. Esos estudios conservan todo su inters y son fuentes de nuevas hiptesis. De todas formas los modelos propuestos pretenden ms que describir la realidad histrica sugerir claves que permitan hacerse una idea de un proceso ms bien complejo.Ms all del inters por reconstruir las situaciones vividas por el cristianismo antiguo, el lector de los escritos jonicos puede alcanzar un a visin ms exacta de la consistencia histrica de los libros pues existe una gran atencin en la riqueza semntica de los textos y esto permita revisar varios horizontes de lectura. Lo anterior otorga la posibilidad de no llegar a desmantelar los textos, o el orden de los captulos o percopas, transformndolos en pequeas unidades autonomas y libres de cualquier estrategia literaria global.

La exgesis histrico crtica a veces est muy centrada en la gnesis de los textos y sus fuentes. En cambio, el inters actual por los textos bblicos en cuanto obras literarias de pleno derecho invita a considerar cada parte del corpus ioannicum como un libro entero, que responde a una estrategia de comunicacin deliberada que obedece a leyes claramente enunciadas.7. Edicin final.Tratados por mucho tiempo como simples colecciones de fragmentos casi autnomos, los libros bblicos son recibidos hoy cono obras literarias completas, unidas en la figura de un libro en el sentido pleno del trmino. Es necesario recordar que los textos bblicos no nos llegaron como hojas repartidas, folletos independientes, sino bajo la forma de Biblia completa (Codex Sinatico, Vaticano, Alejandrino, datados en el siglo IV-V d.C.), editadas en grandes ediciones que atestiguan su uso litrgico y comunitario. Por tanto, conviene verificar en qu medida un libro bblico lleva la marca de una voluntad literaria, es decir, un proyecto de comunicacin intencionado hacia los destinatarios. Sin esta calidad propiamente literaria, los escritos bblicos no sera un best seller mundial, ms all de las fronteras de las iglesias cristianas, especialmente en la actual sociedad pluralista. Los textos jonicos quieren abrir caminos para una lectura infinita ms all del ltimo proceso redaccional de los escritores histricos.8. El final del evangelio

A primera vista, se podra decir que el Cuarto Evangelio no termina nunca de cerrarse puesto que a la primera conclusin explcita y centrada en su objetivo (20,30-31), se agrega una segunda conclusin, no menos deliberada (21, 24-25). De ah la hiptesis que imputa el captulo 21 a una ltima fase redaccional, sin que aquello afecte la autoridad del conjunto del libro. Ubicadas una al lado de la otra las dos conclusiones tienen varias informaciones relativas al ltimo estadio de toda composicin literaria, es decir, la edicin.

8.1 Primera conclusin

En 20,30-31, el autor define sucesivamente, el material literario, narrativo y biogrfico a la vez, puesto que se trata de accin cumplidas por Jess durante su vida terrestre y bajo la mirada de sus compaeros de existencia: Jess realiz en presencia de sus discpulos muchos otros signos que no estn escritos en este libro. Esto significa entonces: seleccin de algunas acciones de Jess tenidas como significativas en el conjunto de su obra (Jess realizmuchos otros signos) e interpretarlas justamente en funcin de su capacidad de reenviar al sentido dado por los cristianos a la existencia de Jess (que no estn escritos en este libro).

Considerar a los destinatarios como compaeros de ruta a travs de la lectura (Estas cosas han sido escritas para que ustedes) y, por esta razn, llamados no solo a creer en la persona misma de Jess, Hijo de Dios (para que ustedes crean que Jess es le Cristo, el Hijo de Dios) sino tambin a hacer de este acto de fe una experiencia existencial de comunin con el ser mismo de Cristo (y para que creyendo en l ustedes tengan la vida en su nombre).As, el autor sabe lo que hace, por una parte, a travs de un acto de escritura deliberadamente teolgico (Estos [signos] son escritos) y, por otra, dirigindose a lectores invitados a una fe cristiana explcita en cuanto a la identidad de Jesucristo, el Hijo de Dios y concretada por formas de existencia realizadas en Su Nombre. En esta primera conclusin, el autor se hace editor en la medida que afirma su deseo de ser ledo, con la ambicin de que su texto pueda contribuir a la edificacin cristiana de los lectores.

8.2 Segunda conclusin

Esta conclusin es todava ms explcita (21, 24-25). No solo reafirma la autoridad del discpulo testigo sino tambin su participacin en el acto de escribir bajo el control de una comunidad apta para juzgar la veracidad de su testimonio (v.24), pero vuelve atrs en una operacin selectiva, necesaria a toda composicin de tipo biogrfico: Hay muchas otras cosas que hizo Jess.La deficiencia del libro respecto del exceso de material disponible ya ha sido subrayada en la primera conclusin, pero las consecuencia sealadas aqu son absolutamente originales. As, a la vista del ltimo redactor, lo incompleto del libro constituye la condicin para que contine enriquecindose, no solamente por medio de escritos secundarios, tal como los innumerables estudios y comentarios compuestos desde la poca patrstica, sino que primeramente, a travs del juego infinito de relecturas con valor de reescrituras. En el texto griego, no se trata de un potencial, Si se escribieran () una a una como se traduce usualmente, sino de un eventual, sugiriendo el carcter, a la vez futuro y repetitivo del proceso de lectura, asimilado a un itinerario de reescritura. Cada vez que se les escriba una a una.El editor est consciente que al entregar al lector un libro incompleto, abre una ruta infinita de relecturas que sern cada vez que ocurran actualizaciones del texto escrito. Si se les escribe una a una, pienso que incluso el mundo no podr contener los libros as escritos (v.25).

B.ESQUEMA DE LA ESTRUCTURA DEL EVANGELIO

I EL PROLOGO (1,1-18)

II EL LIBRO DE LOS SIGNOS (1,19-12,50)

A. Los primeros das de Jess (1,19-51)

B. De Cana a Cana (2,1 4,54)

El primer milagro en Cana (2,1-12)

Jess y los judos (2,12-22)

Comentario del narrador (2,23-25)

Jess y Nicodemo (3,1-21)

Jess y Juan el Bautista (3,22-26)

Jess y la samaritana (4,1-15)

Jess y la samaritana (4,16-30)

Comentarios de Jess (4,31-38)

Jess y los samaritanos (4,39-42)

El segundo milagro en Cana (4,43-54)

C. Las fiestas de los judos (5,1 - 10,42)

Jess y el sabbath (5,1-47)

Jess y la pascua (6,1-71)

Jess y los tabernculos I. (7,1-8,59)

Jess y los tabernculos II. (9,1-10,21)

Jess y la dedicacin (10,22-42)

D. Jess se dirige hacia la hora (11,1-12,50)

Una resurreccin que llevar a la muerte (11,1-54)

La hora ha llegado (11,55-12,36)

Conclusin sobre el ministerio de Jess (12,37-50)

III EL LIBRO DE LA GLORIA (13,1 20,31)

A. El ultimo discurso (13,1-17,26)

Dando a conocer a Dios el lavatorio y el bocado (13,1-38)

Partida (14,1-31)

Permanecer, amar y ser odiados (15,1 16,3)

Partida (16,4-33)

Dando a conocer a Dios. La Oracin final de Jess (17,1-26)

B. La pasin (18,1 19,42)

Jess y sus enemigos en un huerto (18,1-11)

Comparecencia de Jess ante los judos (18,12-27)

Jess ante Pilato (18,28-19,16a)

La crucifixin de Jess (19,16b-37)

Jess es enterrado en un huerto por sus nuevos amigos (19,38-42)

C. La resurreccin (20,1-29)

Las escenas en la tumba (20,1-18)

a) Las visitas a la tumba vaca (20,1-10)

b) Jess se aparece a Mara Magdalena (20,11-18)

Las escenas en la casa (20,19-29)

a) Jess se aparece a los discpulos pero no a Toms (20,19-23)

b) Jess se aparece a los discpulos y a Toms (20,24-29)

IV. CONCLUSIN DEL EVANGELIO (20,30-31)

V. EPLOGO: Otras apariciones del Resucitado (21,1-25)

i. Jess se aparece a sus discpulos junto al mar de Tiberades (21,1-14)

ii. Jess, Pedro y el discpulo amado (21,15-24)

iii. Segunda conclusin del evangelio (21,25)I EL PRLOGO (1,1-18)

El prlogo del cuarto evangelio es uno de los pasajes ms celebres del NT El smbolo jonico del guila se fundamenta en l. Pero lo ms importante es que expresa la principal fe cristolgica del cristianismo: la Palabra preexista a la creacin y estaba Junto a DIOS, la creacin se hizo mediante la Palabra, la filiacin divina es posible para los creyentes, Jesucristo es la encarnacin de Dios, la Palabra hecha carne, l comparte la divinidad con Dios, aun cuando haya adquirido la condicin humana totalmente, Jess es la revelacin nica, de una vez por todas, de Dios en la historia humana, la perfeccin del anterior don de la ley a Moiss acontece en y mediante Jesucristo A pesar de esta intensa concentracin en la cristologa que ha marcado la utilizacin del prlogo a lo largo de toda la historia cristiana, en el ncleo de este pasaje se encuentra una Teologa. Lo que el prlogo dice sobre Jess depende totalmente de lo que el autor quiere decir sobre cmo se da a conocer a Dios en y mediante Jesucristo.Producto de una experiencia que mira con respeto a sus orgenes judos, el prlogo tiene que comprenderse a la luz de la comprensin tradicional del Dios del Gnesis y el Dios del Sina. El nexo obvio entre Gn 1 y el comienzo del prologo establece el escenario: Antes de que hubiera algo, Dios exista, Jn 1,1 afirma que tambin exista la Palabra. La funcin de la Palabra, como la de cualquier palabra, es ser proferida. La Palabra que estaba vuelta hacia Dios da a conocer a Dios y esta revelacin tiene consecuencias para la creacin y las tinieblas de la situacin humana. Ahora ya es posible llegar a ser hijos de Dios. No es que Dios no hubiera mostrado nunca ninguna preocupacin por la ambigedad de la situacin humana En los tiempos antiguos el se dio a conocer, revel su gloria (Ex 19,16-25) mediante el don de la ley en el Sina, a travs de Moiss (Ex 20,2-26).

El prlogo afirma que los cristianos tienen acceso a la perfeccin de este primer don. Pueden ver la revelacin de la gloria de Dios en su Hijo Jesucristo. Dios ha hecho un doble don: El primero, la ley otorgada mediante Moiss, ha sido perfeccionado con la plenitud de sus dones en y mediante Jesucristo. Slo el Hijo ha Visto a Dios, y el relato de su vida nos contar la historia de la accin amorosa de Dios en el seno de la historia humana.II EL LIBRO DE LOS SIGNOS (1,19-12,50)

A. Los primeros das de Jess (1,19-51)

Como ha mostrado la presentacin de la estructura literaria general del evangelio, este relato puede proporcionar una experiencia lectora esquiva, pero las estrategias retricas del autor estn, en general, claramente sealadas. La repeticin de lo dicho sobre Juan el Bautista en 1,1-18 (cf vv. 6-8 y 15) era un buen ejemplo de esta tcnica. El comienzo del propio relato tiene la misma caracterstica. La descripcin de los acontecimientos sobre una delegacin enviada al Bautista desde Jerusaln, ocupa el primer da del relato (vv. 19-28) Posteriormente, se destacan los tres das siguientes al siguiente da (v 29 ), de nuevo, al siguiente da (v 35 ), al siguiente dia (v 43 ). El cuarto da concluye con la primera gran autorrevelacin de Jess en el v 51, y en Jn 2,1, regresa al tema de los das. Al tercer da () haba una boda en Cana de Galilea.

Los especialistas han advertido frecuentemente la presencia de estos das. Muchos los han relacionado con los Siete das de la creacin; mientras que otros apenas le otorgan significado alguno a la utilizacin de los das (cf Schnackenburg, Evangelio 1, p.297-308. 313; Lon-Dufour, Lectura 1, p. 150-151.n 1).El trasfondo fundamental de estos das, que concluyen en 2,11 con la revelacin de la doxa de Jess a los discpulos, es la descripcin del don de la Ley en Ex 19. Tras la declaracin del pueblo de que estaba dispuesto a hacer lo que Yahv haba ordenado (cf. Ex 19,7-9), Yahv dice a Moiss: Ve con el pueblo y consgralo hoy y maana y prepralo para el tercer da, porque el tercer da bajar Yahv sobre el monte Sina a la vista de todo el pueblo (19,10-11). Obedientemente, Moiss dice al pueblo Estad preparados para el tercer da (v 15) Comienza, entonces, la descripcin del don de la Ley: Al amanecer del tercer da, hubo truenos y relmpagos, una densa nube cubra la montaa La gloria de Dios se revela el tercer da. Este relato bblico fue el fundamento de la celebracin litrgica juda de Pentecosts, que se describe en los targumes, la literatura rabnica, y, sobre todo, en la Mekilta sobre el Exodo. En la antigua celebracin de Pentecosts, que conmemoraba la donacin de la Ley en el Sina, se mantenan los tres das de Ex 19, pero les precedan cuatro das de preparacin remota. Estos cuatro das de ms para la preparacin de la revelacin de Dios y el don de la Ley culminan en el da cuarto, que es al mismo tiempo el ltimo da de la preparacin y el primero de los tres das que llevan a la celebracin segn el relato bblico de Ex 19. El da tercero se revelaba la doxa de Dios.

Este esquema temporal estructura el orden de los acontecimientos recogidos en Jn 1,19-2,12.B. De Cana a Cana (2,1 - 4,54)Las palabras que abren el relato del primer milagro en Can, "y al tercer da (2,1), indican que el tema de los "das, que caracteriza a 1,19-51, est llegando a su conclusin. En la celebracin juda de Pentecosts, segn el relato de Ex 19,16, la gloria de Dios se revelaba al tercer da en la donacin de la Ley (cf. 2,11) tras cuatro das de preparacin (cf. 1,19.29.35.43). Sin embargo, hay algunos elementos en 2,1-12 que separan este relato de milagro de 1,19-51. Se produce un cambio de lugar. En 1,43, Jess decidi ir a Galilea, y en 2,1 ya se encuentra all. Junto a los discpulos de Jess (v. 2) hay otros personajes que entran en el relato, a saber, la madre de Jess (v. 1) y varios invitados a la fiesta de la boda: sirvientes (v. 5), el maestresala (v. 8), el novio (v. 9) y los hermanos de Jess (v. 12). Se produce un cambio de forma literaria pues la narracin se mueve desde la respuesta inicial de los judos y los primeros discpulos al Bautista y a Jess (1,19-51) hasta llegar a un relato de milagro (2,1-12). El elemento ms significativo que nos indica que 2,1-12 constituye al mismo tiempo la conclusin de los "das y el inicio de un estadio posterior es el retorno de Jess a Can de Galilea en 4,43-54. El narrador se esfuerza por vincular el segundo milagro de Can (4,43-54) con el relato de la primera visita de Jess a este lugar. El relato del segundo milagro de Can comienza con las siguientes palabras Entonces Jess vino de nuevo a Can de Galilea donde haba convertido el agua en vino (4,46).

Varios elementos estructurales de 4,43-45 tienen su correspondencia en 2,1-12. Al concluir el segundo relato de milagro comenta el narrador: Este fue el segundo signo que hizo Jess despus de venir de Judea a Galilea (v. 54). Estos comentarios hacen resaltar un nuevo estadio en el despliegue de la estructura del evangelio como un todo. Informa de un viaje realizado desde Can hasta Can.

Una vez reconocida la estructuracin literaria entre los dos relatos de Can (2,1-12 y 4,43-54), los encuentros sobre los que nos informan en 2,13-4,42 asumen un papel identificable en el marco del punto de vista del autor. Nos movemos sistemticamente a travs de una serie de episodios que recogen los encuentros entre Jess y otras personas: Jess y los judos se encuentran en la purificacin del templo (2,12-22). Tras un comentario del narrador (2,23-25), Jess se encuentra con otros dos personajes pertenecientes al mundo de Israel: Nicodemo (3,1-21) y Juan el Bautista (3,22-36). Despus, Jess se mueve al mundo que est alejado de las fronteras de Israel tanto geogrfica como espiritualmente. En ausencia de 1os discpulos (cf. 4,8), tiene dos momentos de encuentro con la samaritana (4,1-15 y 4,16-30). El retorno de los discpulos (cf. 4,27) permite a Jess hacer un comentario sobre los acontecimientos que estaban sucediendo en torno a los discpulos inconscientes (4,31-38). Estos episodios concluyen con la acogida de Jess por parte de los samaritanos (4,39-42).

Cada uno de estos encuentros entre Jess y los otros, judos y no judos, expresa la autorrevelacin de Jess y la respuesta de los otros a esta revelacin. En dos ocasiones el relato se ralentiza y el narrador (2,23-25) y Jess (4,31-38) comentan lo que est sucediendo.

Esta visin de conjunto de 2,1-4,54 sugiere que la seccin, titulada de Can a Can, puede estructurarse del siguiente modo:

El primer milagro en Cana (2,1-12)

Jess y los judos (2,12-22)

Comentario del narrador (2,23-25)

Jess y Nicodemo (3,1-21)

Jess y Juan el Bautista (3,22-26)

Jess y la samaritana (4,1-15)

Jess y la samaritana (4,16-30)

Comentarios de Jess (4,31-38)

Jess y los samaritanos (4,39-42)

El segundo milagro en Cana (4,43-54)

CONCLUSIN A 2,1 - 4,54

El primer relato de Cana (2,1-12), que sigue al de la limitada fe de los primeros discpulos y la promesa que hace Jess de una visin mayor (cf 1,35-51), suministra el criterio para esta fe que permitir el acceso a tal visin. La madre de Jess cree en la palabra de su hijo (2,1), la doxa de Jess se manifiesta y los discpulos creen. Sobre la base de este criterio pueden evaluarse las respuestas de una serie de personajes procedentes del judasmo: los judos (2,13-22), Nicodemo (3,1-21) y Juan el Bautista (3,22-36). El viaje de Jess a Samara nos permite juzgar tambin las respuestas de quienes no pertenecen al mundo del judasmo: la samaritana (4,1-15), de nuevo la samaritana (4,16-30), y, finalmente, los samaritanos (4,39-42). Jess regresa a Can de Galilea, donde un funcionario gentil cree en la palabra de Jess, a su hijo se le devuelve la salud y toda su casa cree (4,43-54). Este relato esmeradamente estructurado y su preocupacin central por la cuestin de la autntica fe jonica, puede resumirse como sigue:

2,1-12: En Can, la madre, una mujer juda, demuestra la fe en la palabra de Jess e inicia un proceso que conduce a un milagro, la revelacin de la doxa y la fe de los discpulos.2,13-22: Tras la purificacin del templo, los judos rechazan la palabra de Jess. Demuestran que carecen de la fe autntica.

2,23-25: El narrador cuenta que Jess no acept a tantos como en Jerusaln se le acercaron y creyeron en l por los signos que hacia. La fe suscitada por los signos no es suficiente.

3,1-21: El encuentro con Nicodemo muestra la buena voluntad de un dirigente de los judos que visita a Jess por la noche, y la buena voluntad de Jess que intenta llevar a Nicodemo fuera del mundo que conoce y en el que vive confortablemente. Nicodemo se queda sin palabras ante la enseanza de Jess, por lo que se convierte en un modelo de una fe imperfecta o parcial en Jess.

3,22-36: El ltimo testimonio que Juan el Bautista da de Jess describe su relacin como la del que escucha la voz de novio y se alegra al orla aun cuando tenga que menguar. Su aceptacin incondicional de la palabra de Jess lo caracteriza como el modelo de una fe autntica.

4,1-15: Tras una larga introduccin a la presencia de Jess en Samara (vv. 1-6), el primer momento del encuentro de Jess con la samaritana termina en su incapacidad para comprender y aceptar el don de Dios ofrecido por la palabra de Jess. Demuestra que carece de una fe autntica (vv. 7-15).

4,16-30: Jess persevera con la mujer, recuperando el encuentro fallido con una serie de imperativos que la devuelven de nuevo a la conversacin.

Aunque ella no dice nada sobre el tiempo y el lugar del culto verdadero, sospecha que Jess podra ser el Mesas. Jess intenta trascender su fe mesinica dicindole que YO SOY es quien est hablando con ella, pero la mujer no logra responder a esta revelacin. Regresa junto a sus paisanos preguntndose an si Jess sera o no el Mesas. A pesar del progreso que hace en su aproximacin y comprensin de Jess, sigue siendo el modelo de una fe imperfecta o parcial en Jess.4,31-38: Los episodios samaritanos se ven interrumpidos brevemente por un intermezzo en el que Jess reflexiona sobre su dedicacin a hacer la voluntad del que le envi y llevar a plenitud la obra que le ha sido encomendada, como aquello que le gua y le nutre. La vida, la muerte y la resurreccin de Jesucristo constituyen la fuente y la inspiracin de todo cuanto hace, as como de todos aquellos a quienes enva a proseguir una misin que no haban iniciado.4,39-42 Los samaritanos trascienden su fe inicial en la palabra de la mujer y creen en la palabra de Jess. Como resultado de escuchar esta palabra trascienden todas las diferencias entre los Judos y los samaritanos confesando que Jess es el salvador del mundo. Su aceptacin incondicional de la palabra de Jess los caracteriza como modelo de una fe autentica

4,43-54: En Cana, un funcionario gentil demuestra su fe en la palabra de Jess e inicia un proceso que conduce a un milagro, al reconocimiento de la autoridad de la palabra de Jess y la fe de toda su casa.C. Las fiestas de los judos (5,1 - 10,42)

El prlogo afirma que el primer don de Dios mediante la Ley de Moiss se perfecciona por la plenitud del don de la verdad en Jesucristo (1,16-17). No hay oposicin entre los dos dones, uno lleva al otro, pero el don ltimo de la verdad mediante Jesucristo supera al don de la Ley dada por Moiss. Es la plenitud de los dones gratuitos otorgados por Dios. Los primeros das de Jess (1,19-51) indicaron que el acceso a este don se realizaba mediante una fe que trascenda los Signos y las expectativas tradicionales: El viaje desde Can hasta Can (2,1-4,54) nos habla de la posibilidad universal de creer en la revelacin de Dios en y mediante la palabra de Jess. Si el acceso al don de Dios se realiza mediante la fe en la palabra de Dios, cmo se relacionan los creyentes jonicos con las fiestas de los judos, es decir, con el modo en que anteriormente celebraban y se relacionaban con Yahv?

La celebracin de una fiesta juda se llama zikaron (sustantivo derivado del verbo hebreo zakar, recordar), un memorial que recuerda la presencia activa de Dios en el pueblo Judo en el pasado, que se hace presente en la celebracin litrgica de la fiesta. Los cristianos jonicos, que ahora estn separados de sus amigos de antao y de su anterior forma vida centrada en la sinagoga (cf 9,22, 12,42, 16,2), estaban tambIn separados de estas celebraciones tradicionales. Pero no eran los nicos que necesitaban replantearse sus celebraciones de la presencia de Dios. Tras la prdida del templo en los aos posteriores al 70 d C., la supervivencia de los fariseos condujo a un culto que de estar centrado en el templo pas a estar centrado en la sinagoga. El judasmo posterior a la guerra tambIn estaba replantendose sus celebraciones. Las fiestas litrgica del templo y la piedad del pueblo se encontraban en un estadio de transicin y adaptacin. El orden y el modo anterior de vida haban desaparecido para la mayora, mientras que el nuevo orden, bajo los fariseos, se esforzaba por encontrar la autoridad y la aceptacin en la amplia comunidad juda.Por consiguiente, tanto los cristianos jonicos como sus anteriores amigos judos, que los haban expulsado de la sinagoga, estaban afrontando el modo en el que podran conseguir el acceso a la presencia salvfica de YHWH, que se celebraba tradicionalmente en las fiestas de Israel.Este es el trasfondo de la situacin a la que se refieren las palabras de 5,1 Despus de esto, hubo una fiesta de los Judos La celebracin de la fiesta de la Pascua justifica la presencia de Jess en Jerusaln segn 2,13-25, esta misma fiesta suministra el trasfondo cronolgico y teolgico de 11,1-20,29. Los das de la preparacin y la celebracin de Pentecosts condujeron a la revelacin de la doxa en 1,19-2,12. Algunos especialistas han intentado interpretar el cuarto evangelio a partir de las fiestas, pero resulta mucho mejor dejar que el contexto determine la utilizacin que se hace de las fiestas en lugar de lo contrario. Sobre la base de este principio podemos decir que Jn 5-10 est dominado por las fiestas judas. Tras la introduccin del tema en 5,1, las siguientes fiestas sirven de contexto cronolgico para las pginas que siguen: Sabbath (5,1-47, cf 5,9b), Pascua (6,1-72, cf 6,4), los Tabernculos (7,1-10,21, cf 7,2), la Dedicacin (10,22-42, cf 10,22).

Puesto que tanto los Judos como los cristianos jonicos tuvieron que afrontar la perdida del templo y las celebraciones de la presencia de Dios que se centraba en aquel lugar sagrado, el autor nos cuenta la historia de la presencia de Jess en las fiestas de los judos para articular la comprensin jonica de cmo Dios se hace presente en su pueblo.No se elimina la cronologa, el simbolismo y la teologa de la tradicin juda, sino que todos estos elementos suministran el trasfondo esencial para la idea jonica de la perfeccin del primer don de la Ley en y mediante el don de Jesucristo (cf 1,16-17). En Len Magno (+ 461 d.C.) encontramos una perspicaz interpretacin teolgica sobre la relacin entre la idea jonica y juda de las fiestas de los judos: Seor, has atrado todo hacia ti para que todas las naciones del mundo, en su dedicacin a ti, pudieran celebrar lo que se realiz nicamente en el templo Judo en forma de signo y sombra (Sermn 8 sobre la Pasin del Seor, PL 54,341B). Jess y el sabbath (5,1-47)

Jess y la pascua (6,1-71)

Jess y los tabernculos I. (7,1-8,59)

Jess y los tabernculos II. (9,1-10,21)

Jess y la dedicacin (10,22-42)

CONCLUSIN A 5,1 - 10,42En un sabbath, Jess insisti en que estaba trabajando como su Padre trabajaba, ejerciendo la autoridad de dar vida y juzgar que el Padre le haba otorgado (Cp. 5) Durante la Pascua, Jess declar que l era el agua viva y la luz del mundo, y la historia del ciego de nacimiento mostr que sus afirmaciones eran ciertas Jess es la autntica revelacin del nico Dios verdadero, el Buen Pastor mesinico que entrega libremente su vida por sus ovejas para que stas tengan vida y nadie pueda arrebatarlas (7,1-10,21). Los relatos de la presencia de Jess en la celebracin de las fiestas de los judos, expresan que l personifica, cumple y perfecciona y perfecciona los signos y las sombras de las fiestas judas, la celebracin de los zikkaron de la accin de Dios entre su pueblo.

Las afirmaciones hechas por Jess desde 5,1 hasta 10,21 son ciertas porque Jess y el Padre son uno (10,30-38) Puesto que Jess es la presencia viva de Dios en medio de su pueblo, la perfeccin de todo lo que Israel pensaba de su templo, puede afirmar que l es el Seor del sabbath, el verdadero pan del cielo, luz del mundo, el agua viva, la revelacin del nico Dios verdadero y el Buen Pastor mesinico.

Este evangelio no pretende denigrar los modos institucionales, tan apreciados para recordar y hacer presente la accin salvfica de Dios en el pueblo de Israel. El relato de la presencia de Jess en sus fiestas -Sabbath, Pascua, Tabernculos y Dedicacin- confirma que no se ha destruido el orden antiguo, sino que se ha perfeccionado. La diferencia fundamental entre los dos rdenes reside en la persona de Jesucristo. El conflicto entre Jess y los judos, tal como se nos describe en estos relatos, no es un conflicto entre Jess e Israel sino ms bien un conflicto entre algunos miembros de Israel que se haban decidido definitivamente a favor o en contra de que Jess fuera el Cristo, todo el que lo confesara tena que ser expulsado de la sinagoga (cf. 9,22).

As como Jess y los judos estn en un proceso de confrontacin, de igual modo les ocurre a los judos y los cristianos de las comunidades jonicas, pero estos ltimos se sienten orgullosos de recordar su herencia juda para ver en sus antiguas celebraciones festivas de Dios en Israel, los signos y las sombras de la presencia de Jess en medio de ellos.

l es Juez y donador de vida (Sabbath), el verdadero pan del cielo (Pascua), el agua viva, la luz del mundo, el Buen Pastor mesinico enviado por Dios para entregar libremente su vida por los suyos (Tabernculos), la verdadera presencia del nico Dios de Israel, el templo viviente de Dios en medio de ellos (Dedicacin). La Palabra nica se revela en el testimonio del AT y en la Palabra hecha carne. Hay continuidad en la historia de la salvacin. Pero la llegada de la Palabra hecha carne ha cumplido el testimonio del AT aboliendo su relevancia como sistema cerrado. La tragedia de "los judos en el evangelio jonico reside en decidir que Jess, el Hijo de Dios, es un blasfemo, y, por tanto, que debe morir. En su incapacidad para ir ms all de su sistema cerrado, los judos rechazan la Palabra encarnada de Dios, frustrando, as, el objetivo salvfica de Dios. Lo que queda de la narracin dedicar la atencin al enigma de un Dios que revela su propia gloria y glorifica a su Hijo a travs de la muerte de ste.D. Jess se dirige hacia la hora (11,1 - 12,50)El choque entre Jess y los Judos se ha intensificado en 5,1-10,42; aunque la mayora de los judos han decidido que Jess tena que ser arrestado y ejecutado, algunos han credo en l (cf. 8,30; 10,19-11.41-42). El retorno de Jess al lugar, al otro lado del Jordn donde Juan dio el primer testimonio sobre l (1,28) y donde comenz su ministerio (1,35-51), marca un punto de inflexin en el relato. Aunque la violencia y la muerte han estado gravitando en la atmsfera, y Jess ha dicho que sera levantado (3,14, 8,28), el inevitable final de la historia de Jess, su muerte en cruz, ha estado en el trasfondo de todo el relato hasta este momento. En 11,1-12,50, se desplaza al lugar central. Aunque las referencias mal disimuladas a la muerte de Jess han salpicado el relato, el verbo morir nunca se ha asociado con Jess. Aparece por primera vez en las palabras de Toms, en 11,6, y a partir de este momento se encuentra de forma habitual (w 50-51; 12, 24-33). El relato de la resurreccin de Lzaro se despliega bajo la rbrica de 11,4: Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Este suceso conduce a la decisin de su condena a muerte (vv. 49-50), as como la indicacin de que la fiesta de la Pascua estaba cerca (v 55). El resto del relato est ubicado en el contexto temporal de esa fiesta. En 12,1-8, se prepara el cuerpo de Jess para el da de su entierro, y en los vv. 9-19 entra en Jerusaln. Con la llegada de los griegos que desean ver a Jess (vv. 20-22), l anuncia, por primera vez, que la hora ha llegado. Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre (v 23). Jess se dirige a todos los que llegarn a ser discpulos suyos (vv. 24-26) y apela a los Judos por ltima vez (vv. 30-36a). En el v 36b, Jess se march y se ocult de ellos. El ministerio pblico de Jess termina con una reflexin que hace el narrador sobre la causa del fracaso de los judos en aceptar a Jess (vv. 37-43) y una proclamacin ltima de Jess que sintetiza el significado de su presencia reveladora. El escenario est perfectamente diseado para el relato jonico del encuentro final de Jess con sus discpulos (13,1-17,26), la historia de su muerte y resurreccin (18,1-20,29) y las observaciones conclusivas del narrador (20,30-31). Una resurreccin que llevar a la muerte (11,1-54)

La hora ha llegado (11,55-12,36)

Conclusin sobre el ministerio de Jess (12,37-50)

El ministerio pblico de Jess llega a su final (12,36b). Al concluir esta parte de la historia, tanto el narrador (12,37-43) como Jess (12,44-50) han insistido en que l da a conocer a Dios y que el juicio surge de la aceptacin o el rechazo de esta revelacin.III EL LIBRO DE LA GLORIA (13,1 20,31)

A. El ultimo discurso (13,1-17,26)

En el relato se inicia una nueva fase con las palabras solemnes del narrador en 13,1. Al acercarse la Pascua de la partida al Padre, Jess se encuentra con sus discpulos, a quienes am hasta el final. Pero 13,1-38 forma parte de una unidad literaria ms extensa, llamada el discurso de despedida (13,1-17,26), que est caracterizada por numerosas repeticiones y aparentes contradicciones bien conocidas (cf.. Brown, El evangelio 2 p. 790-799).

Desde el punto de vista exclusivamente literario, 13,1-30 (un relato) y 17,1-26 (una oracin) son diferentes del resto de la unidad. El discurso propiamente dicho (13,31-16,33) est tambin caracterizado por una serie de contradicciones y tensiones, puestas de manifiesto por las palabras de Jess en 14,31: Levantaos. Vmonos de aqu. Los temas de la partida de Jess, su motivacin y sus consecuencias se encuentran en 14,1-31, y se repiten en 16,4-33 (cf. el esquema en Brown, El evangelio 2 p.830-832). La metfora del vino, con el tema de la permanencia, y las palabras opuestas de Jess sobre el odio y la violencia se encuentran en 15,1-16,3. Muchos autores piensan que esta seccin del discurso es una coleccin de discursos breves ms antiguos, y la mayora consideran 15,1-17 y 15,18-16,4a como una serie de discursos que originalmente eran independientes.

No hay duda de que las partes constitutivas de 13,1-17,26 tuvieron su propia historia en la actividad narrativa de la comunidad jonica, pero el proceso de contar y volver a contar produjo un evangelio que es totalmente jonico en todas sus partes. Los varios elementos que procedan de los recuerdos registrados de la comunidad, se colocaron unos junto a otros hasta formar el texto de 13,1-17,26 que ha llegado hasta nosotros (sobre el proceso de relectura, cf. Captulo A de este apunte). En consecuencia, la forma cannica del discurso de despedida es un conjunto artstico y estratgico con una estructura y un desarrollo literario altamente unificado y coherente, cuyos temas y objetivos tambin se encuentran unidos coherentemente entre s, y que posee una situacin retrica distintiva (Moloney, El evangeliop. 359).Por muy obvias que resulten las costuras (cf... 13,31-32; 14,31; 17,1), el lector de 13,1-17,26 se esfuerza an inconscientemente, por unir todos los elementos en un modelo coherente (Moloney, El Evangeliop. 359). El autor del cuarto evangelio no fue el nico escritor de la antigedad que coloc un testamento en los labios de un hroe que estaba a punto de morir. El peculiar discurso de despedida jonico tiene una funcin dentro de la retrica del cuarto evangelio, que tiene un paralelismo con una forma literaria juda perfectamente arraigada. Esta prctica era comn en numerosos escritos religiosos de los tres primeros siglos de la era cristiana; actualmente, casi todos los autores estn de acuerdo en que el discurso de despedida del cuarto evangelio es una versin jonica de esta costumbre testamentaria.

Dando a conocer a Dios el lavatorio y el bocado (13,1-38)

Partida (14,1-31)

Permanecer, amar y ser odiados (15,1 16,3)

Partida (16,4-33)

Dando a conocer a Dios. La Oracin final de Jess (17,1-26)

Conclusin al Discurso de Despedida

Jn 13,1-17,26.

13,1-38: Jess da a conocer a Dios mediante el amor perfecto que muestra por sus frgiles discpulos. En y mediante su amor, Jess es glorificado, y Dios es glorificado en l. Los discpulos han de ser reconocidos como los enviados de Jess en la unidad creada por el amor que se tienen entre s.

14,1-31: Jess instruye a sus falibles discpulos sobre su partida y sobre las condiciones y desafos que tendrn que afrontar. Sern guiados por el Parclito durante su ausencia fsica; el amor; la fe, la alegra y la paz deberan ser suyos, al ser integrado en el amor que une al Padre y Jess, el Enviado.

15,1-11: La unidad, la alegra y la fecundidad proceden de permanecer en Jess, la vid verdadera, y en ser introducidos en su unin permanente con el Padre.

15,12-17: Los discpulos de Jess tienen que amar como l les ha amado, como consecuencia de lo que l ha hecho por ellos.

15,18-16,3: El odio, el rechazo, la expulsin y el asesinato vendrn de los judos, la falsa vid que ha rechazado a Jess y al Padre.

16,4-33: Jess instruye a sus falibles discpulos sobre su partida y sobre las condiciones y desafos que deben afrontar. Sern guiados por el Parclito durante su ausencia fsica; la alegra y la confianza deberan ser suya, pues son amados por el padre que envi a Jess.

17,1-26: Jess da a conocer a Dios mediante el amor perfecto que muestra por sus frgiles discpulos. En y mediante su amor, Jess es glorificado, y Dios es glorificado en l. Los discpulos han de ser reconocidos como los enviados de Jess en la unidad creada por el amor que se tienen entre s.

B. La pasin (18,1 19,42)

Jess y sus enemigos en un huerto (18,1-11)

Comparecencia de Jess ante los judos (18,12-27)

Jess ante Pilato (18,28-19,16a)

La crucifixin de Jess (19,16b-37)

Jess es enterrado en un huerto por sus nuevos amigos (19,38-42)

LA PASIN (Jn 18,1-19,42)

Podemos dividir Jn 18,1-19,32 en cinco escenas diferentes:

a.18,1-11: Jess y sus enemigos se encuentran en un huerto (cf 1-3 introduccin)

b.18,12-27. La aparicin de Jess ante los judos (cf 12-16 introduccin).

c.18,28 -19,16a Jess ante Pilato (cf 28 introduccin)

d.19,16b-37 La crucifixin de Jess (cf 16b-18 introduccin)

e.19,38-42 Jess es enterrado en un huerto por sus nuevos amigos (cf 38-39 introduccin).

El relato comienza (18,1) y termina (19,41) con unas escenas en un huerto.

JESS Y SUS ENEMIGOS SE ENCUENTRAN EN EL HUERTO

(Jn 18,1-11)

Los elementos de la tiniebla se unen contra Jess, la luz del mundo (cf 8,12; 9,5).

Judas, romanos y judos, que representan al mundo, vienen a buscar a la luz del mundo, llevando consigo su propia luz, es decir, linternas y antorchas.

El narrador recuerda las palabras de la oracin de Jess: No perd a ninguno de los que me diste (v. 9, cf 17,12 cf tambin, 6,69; 10,28) Ni siquiera Judas, el traidor, es excluido de aquellos a los que debe dejarse en libertad; este evangelio no emite un juicio final sobre el discpulo Judas.

Se estn cumpliendo las profecas, de 13,1-1721-38 Jess bebe voluntariamente la copa que el Padre le da (v 11, cf 12,27), y el relato jonico de la pasin comienza porque Jess permite que comience. l es el dueo de la situacin. Desde esta primera escena, 18,1-11, los discpulos son objeto de una atencin especial.

La pasin de Jess en el cuarto evangelio no solo trata de lo que le ocurre a Jess, sino que tambin determina el futuro de los discpulos. La primera escena en el huerto inicia una serie de acontecimientos durante los que Jess amar a sus discpulos hasta el fin (cf 13,1), un amor que da a conocer a Dios (cf 13,18-20).

LA COMPARECENCIA DE JESS ANTE LOS JUDOS (Jn 18,12-27)

Jess y Pedro son presentados en los vv 12-16 de un modo que carece de paralelo en la tradicin sinptica.

El narrador relaciona a Ans con Caifs y recuerda las palabras que ste habla dicho en 11,49-52. Jess no muere por l mismo, sino para reunir en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos (vv 13b-14).

La primera negacin de Pedro invierte las palabras de Jess, que revel su identidad en Getseman con las palabras yo soy (cf. vv 5-8). Pedro miente al decir No soy (v 17). Pedro se acerca a la falsa luz y el falso calor creador por los personajes del relato que se han puesto de parte de los poderes de la tiniebla Pedro se une a Judas al apartarse de la luz del mundo para acercarse a la tiniebla (cf 13,30).

Y al instante cant un gallo (v. 27b). Se realizan las palabras que Jess dirigi a Pedro en 13,38. Finalmente, ocurre (18,27b) lo que Jess dijo que ocurrira (13,38). Esta ltima observacin del narrador, lleva el episodio formado por los vv. 12-27 a una conclusin pertinente: Jess indic que su palabra estaba extendida en el mundo (v. 20) y que poda encontrarse entre aquellos que la haban escuchado; ellos saben lo que dijo (v. 21).

Pedro niega que tuviera alguna relacin con Jess (vv. 15-18.25-27), y Judas lo ha traicionado (vv. 1-5), pero el cumplimiento de la promesa de Jess con el canto del gallo indica una verdad ms fundamental: las promesas de Jess se cumplen realmente. Por muy mal que se hayan comportado Pedro y Judas, la enseanza de Jess puede escucharse de quienes -como Pedro y Judas- le han odo.

JESS ANTE PILATO (18,28 -19,16)

El proceso consta de una introduccin (18,28), siete escenas breves que tienen lugar dentro y fuera del pretorio. (18,29-32; 33-38; 38b-40; 19,1-3; 4-7, 8-11; 12-15), y una conclusin (19,16a).

v 28: Mientras que los judos luchan por mantener su pureza ritual con ocasin de la Pascua (cf 11,55-57), buscan la muerte del Cordero de Dios.

vv 29-32: El narrador recuerda las palabras anteriores de Jess sobre el modo en que Iba a morir Cuando sea levantado desde la tierra, atraer a todos hacia mi (12,32). Jess no muere para si mismo, sino para atraer y reunir a otros.

vv 33-38: Jess ofrece gratuitamente la verdad al interrogador romano al decirle a Pilato que el revela la verdad y atrae a todo el que es de la verdad al reino de verdad cuando escuchan su voz.

El reino es un lugar donde Dios reina, una comunidad, y los que son de Dios, de la verdad, responden a la voz de Jess y ven y entran en ese reino. Pilato rechaza la invitacin revelacin de Jess con su brusca negativa a la palabra de Jess (Qu es verdad?, v 38).

vv 38b-40: A pesar de la incapacidad de Pilato para entrar en el reino de verdad de Jess, proclama la inocencia de Jess y, segn la costumbre , les propone liberar a Jess, el rey de los judos.

vv. 19,1-3: El relato jonico ha simplificado este proceso (cf Mc 14,65, 15,16-17; Mt 26,67-68; 27,27-30; Lc 22,63-64). En l se destacan la coronacin, la vestimenta y la proclamacin irnica de la verdad: Jess es el rey de los judos. A pesar del rechazo implica do en la escena, Jess es coronado, vestido y aclamado como el rey de los judos.

vv 4-7: En paralelo a su anterior declaracin de la inocencia de Jess y la presentacin que de l haba hecho como el rey de los judos (18,38b-40), Pilato le declara inocente de nuevo y le da otro titulo de honor el Hombre (19,5). Los judos piden que Jess sea crucificado. Los judos exigen que el inocente Hijo del hombre sea levantado. Afirman que est en contra de su Ley al decir que es Hijo de Dios. La autntica razn por la que rechazan a Jess, que est tan obviamente presente a lo largo de todos los choques entre Jess y los judos en 5,1-10,42, aparece finalmente: no pueden aceptar que Jess proceda de Dios.

vv. 8-11: Pilato est atemorizado, ms asustado ante la sugerencia de que Jess es el Hijo de Dios (v. 8). As, en su segundo encuentro con Jess (cf. 18,33-38), hace la pregunta fundamental de la cristologa jonica: De dnde eres t? (v.8), pero no recibe ninguna respuesta (v. 9).

Pilato (19,9) hace su pregunta desde una posicin meramente humana de autoridad, pero sin fe alguna. Pilato fanfarronea contra Jess alardeando de su autoridad poltica y de su poder sobre la vida y la muerte (v. 10).

Jess ha respondido de muchos modos a la pregunta de Pilato del v. 9: De dnde eres t?. Jess posee todo de lo alto, porque es de all. (cf. v. 11).

vv. 12-15: Al final Pilato capitula ante los judos, quienes traicionan la tradicin mosaica que tan tenazmente han utilizado para acusar a Jess a lo largo de la ltima parte de su ministerio (cf especialmente 5,1-10,42) y durante el proceso (cf 19,7 Nosotros tenemos una ley, y por esta ley tiene que morir). Ahora proclaman No tenemos ms rey que al Csar (v 15).

Repudiar a Jess en nombre de una presunta lealtad al emperador implica su repudio al Reino de Dios, con el que, en la fe Juda, estaba inseparablemente unido el don del Mesas y a la vocacin de Israel de ser su heredero, su instrumento y su heraldo ante las naciones.v 16: El final violento de la vida de Jess ha estado gestndose desde los primeros das de su ministerio. Jess habl de la necesidad de que el hijo del hombre fuera levantado (3,14, 8,28; 12,32), Y tambin se refiri a este suceso como el momento de su glorificacin.

En la fiesta de los Tabernculos, el narrador coment que an no se haba dado el Espritu porque Jess no haba sido todava glorificado (7,39).

En 11,4, dijo a sus discpulos que la enfermedad de Lzaro conducira a la revelacin de la gloria de DIOS y que el HIJO sera glorificado mediante ella. Las palabras posteriores de Jess reforzaron sus anteriores declaraciones (cf, 12,16.23; 13,31-32; 17,1-5).

La crucifixin que debe seguir ahora ser un momento de gloria real, un levantamiento (3,14, 8,28; 12,32), una glorificacin (12,23), la entronizacin de Jess como rey de los Judos.

LA CRUCIFIXION DE JESUS (19,16b - 37)

Cinco breves escenas:

a. 16b-22 La crucifixin, el letrero en la cruz y la respuesta de los judos.

b. 23-24 La decisin de no romper la tnica sin costura.

c. 25-27 La madre de Jess y el discpulo amado junto a la cruz.

d. 28-30 La muerte de Jess y el don del Espritu.

e. 31-37 Las consecuencias de la muerte, el don del agua y la sangre.

vv. 16b-22 La crucifixin, el letrero en la cruz y la respuesta de los judos.

La crucifixin fsica se describe de forma ms breve, pues el narrador no quiere recrearse en el carcter sangriento de la crucifixin romana. El relato se desplaza inmediatamente al tema del letrero sobre la cruz Jess de Nazaret, el rey de los Judos (v 19), en hebreo, latn y griego (v 20b), las lenguas de las culturas del imperio romano. El reinado de Jess se proclama universalmente y puede ser ledo por todos los que pasaban por ah (v 20a).

La proclamacin plurilinge de Jess crucificado como rey constituye otra indicacin de que Jess est atrayendo a todos hacia s (cf 10,16; 11,49-52; 12,32).

vv. 23-24 La decisin de no romper la tnica sin costura.

La Interpretacin patrstica del cuarto evangelio sugiri que esta tnica, que no puede destrozarse aun cuando cayera en manos de quienes crucificaron a Jess, era un smbolo de los que han odo su palabra, la comunidad de los discpulos. Esta interpretacin patrstica se ve apoyada por el sentido comunitario del pasaje que sigue (19,25-27)

vv. 25-27 La madre de Jess y el discpulo amado junto a la cruz.

,: Mujer, he aqu (mira) a tu hijo (Jn 19,26)

, : Luego, dijo al discpulo, he aqu (mira) a tu madre.Sus palabras son obedecidas sin preguntas.

': y desde ese momento (hora) el discpulo la acogi en su casa.

' puede tener dos significados:a. Significado temporal: desde ese momento.

b. Significado teolgico: + genitivo: tiene sentido causativo, a causa de esa hora. En la crucifixion, el discpulo y la madre se hacen uno. El discpulo lleva a la madre

Jn 1,11: ,.

A causa de la cruz y desde el momento de la cruz, ha sido creada una nueva familia de Jess. La promesa de la reunin o atraccin que emerge de las escenas finales del ministerio pblico de Jess (d. 10,16; 11,49-52; 12,11.19.20-24.32-33) ha sido lograda.

En el espacio de tres versculos (25-27), la expresin madre () ha aparecido no menos de cinco veces (v. 25 [2x] .26 [2x] .27). El uso anterior de la expresin la madre de Jess en 2,1-5, en donde ella fue la primera en aceptar la palabra de Jess, entra en juego cuando la madre de Jess se convierte en la madre del discpulo en 19,25-27.

vv. 28-30 La muerte de Jess y el don del Espritu.

El relato de la muerte de Jess se caracteriza por una serie de afirmaciones que indican cumplimiento y perfeccin.

Jess sabe que ha llegado al final de su vida y se recuerdan sus palabras de 13,1: les am hasta el final.

Para cumplir las Escrituras, grita sediento y es aliviado con vinagre en una rama de hisopo. El ha bebido la copa que el Padre le dio (18,11). Podra haber un nexo entre el papel de Jess como Cordero Pascual y la referencia explcita al hisopo. Ex 12,22-23 ordena a los israelitas que salpiquen sus dinteles utilizando un hisopo en el momento del xodo. A Jess se le ofrece un hisopo en el momento de su paso a travs de su muerte (cf. 13,1). Puede tambin haber un eco del Sal 68 (LXX), que ya fue utilizado en 2,17 y 15,25, cuando, para cumplir la Escritura, Jess dice: Tengo sed (cf. LXX Sal 68,22: para mi sed me dieron a beber vinagre).

Como clmax de estas indicaciones de cumplimiento, Jess grita (v. 30a), una exclamacin de logro, casi de triunfo. La tarea encomendada por el Padre (d. 4,34; 5,36; 17,4) ha sido finalmente concluida.

Jess ha perfeccionado la tarea que se le encomend, y el narrador lo confirma con su comentario: Inclinando su cabeza, entreg, comunic, confi, el espritu

. (v. 30b).

: entreg, comunic, confi

En la celebracin de los Tabernculos, el narrador haba hecho notar que an no se haba dado el Espritu porque Jess no haba sido todava glorificado (7,39). Ahora se vierte el Espritu sobre la comunidad naciente. Las palabras del narrador no son un eufemismo referido a la muerte. Al llevar a su perfeccin la tarea encomendada por el Padre, Jess entrega, confa, el Espritu a su nueva familia reunida al pie de la cruz (v.25-27)

vv. 31-37 Las consecuencias de la muerte, el don del agua y la sangre.

La preocupacin por la pureza ritual, que se manifiesta en las purificaciones rituales de los judos para la preparacin de la Pascua (11, 55-57) y en su negativa a entrar en el pretorio (18,28), se mantiene irnicamente hasta el final del relato de la pasin (19,31).

Inesperadamente, el narrador se pone a hacer un comentario personal que no tiene paralelo en todo el evangelio. El narrador insiste en el testimonio personal y en la veracidad de su testimonio.

El narrador transmite el relato de estos acontecimientos a la otra generacin para que tambin vosotros podis creer (v 35). La sangre y el agua deben tener un significado especial para los lectores del evangelio, y el narrador desea que los lectores no tengan duda alguna sobre el hecho de que brot sangre y agua de Jess crucificado.

Jess ha confiado el Espritu a la comunidad (v 30), ahora confa la sangre y el agua de la Eucarista y el Bautismo. Se cumplen la promesa de Jess y el comentario del narrador en 7,37-39.

El autor presupone que el lector conoce y tiene experiencia del agua del Bautismo (cf 3,5) y la sangre de la Eucarista (cf 6, 53-56), y los relaciona con la cruz.

El relato jonico de la Pasin trata de lo que le ocurri a Jess y cmo le afecta a la comunidad del Jess ausente.

A pesar de su ausencia fsica, Jess sigue estando presente en la sangre y el agua de las prcticas de una comunidad litrgica

Jess ha cumplido las Escrituras de dos modos:

a. l es el perfecto Cordero Pascual, pues ninguno de sus huesos fue quebrantado (v 36, cf Ex 12,10, 12,46, Nm 9,12) Las indicaciones de Juan el Bautista de que Jess era el Cordero de Dios (cf 1,29 35) llegan a su conclusin en el v 36.

b. a pesar de su ausencia, la comunidad de sus discpulos de todas las generaciones podr encontrar la presencia del ausente y contemplar al que traspasaron (v 37, cf Zac 12,10). Dios se ha revelado en el traspasado, y esta revelacin de Dios prosigue en el agua que mana y la sangre que se vierte en el Bautismo y la Eucarista, respectivamente (Moloney, Evang, Juan 489).

El que lo vio ha dado testimonio, su testimonio es verdadero, y l sabe que dice la verdad, para que tambin vosotros creis (v.35)

JESUS ES ENTERRADO EN UN HUERTO POR SUS NUEVOS AMIGOS (19,38-42)

El Dios que am tanto al mundo que dio a su nico hijo (cf 3,16) se revela ahora a todos los que miren al que ha entregado su vida por sus amigos, el mayor gesto posible de amor (cf 15,13)

La escena central (18,28-19,16a) constituye una unidad en si misma. Est consagrada a la proclamacin y a la coronacin de Jess como rey.

Muchas de las prolepsis del relato han sido ya resueltas: el levantamiento (cf 3,14, 8,28, 12,32), la hora (cf 2,4; 7,6.30; 8,20; 13,1; 17,1; 19,27), el don del Espritu (cf 7,37-39), la revelacin de un DIOS que am tanto al mundo que dio a su nico Hijo (cf 3,16).

Hay otras prolepsis que solo se han resuelto parcialmente:

a. Requieren un tiempo ms all de la vida y la muerte de Jess para su completa resolucin y solo pueden ser resueltas por los lectores del relato.

b. A pesar de la persistente fragilidad de quienes haban odo la palabra de Jess, que siempre pueden negarle (Pedro) y traicionarle (Judas), ellos son ahora los portadores de la enseanza de Jess (cf 18,12-27), purificados por la palabra (cf 13,10; 15,3), confiados a la solicitud del Padre (17,11-12), elegidos y enviados (13,18-20).

c. A estos frgiles discpulos, sin importar cuanto hubieran fallado, se les lanza el reto de amar como l ha amado (13,34-35; 15,12-17) para ser integrados en la unin de amor que une al Padre y al Hijo (cf 14,23; 15,9 11; 16,26-27; 17,24-26).

d. Jess ha contado la historia de DIOS (cf 1,18), pero el lector es consciente de que la cruz no es el final de su historia. Una comunidad de sus discpulos, el grupo fundador de una comunidad posterior, est leyendo esta versin ice la historia de Jess (cf 17,20).

e. Estn divididos (cf 6,60.71), son odiados, excluidos e incluso ajusticiados (cf 15,18-16,3). A esta situacin se dirige un relato de sufrimiento y muerte que es al mismo tiempo doxa (Gloria).

C. LA RESURRECCIN (20,1-29) Las escenas en la tumba (20,1-18)

a) Las visitas a la tumba vaca (20,1-10)

b) Jess se aparece a Mara Magdalena (20,11-18)

Las escenas en la casa (20,19-29)

a) Jess se aparece a los discpulos pero no a Toms (20,19-23)

b) Jess se aparece a los discpulos y a Toms (20,24-29)

LA RESURRECCIN (20,1-29)

Los primeros episodios recogidos de la vida de Jess pusieron al descubierto un itinerario de fe (1,19-4,54), y el lector puede sospechar que los episodios finales retornarn a este mismo tema.

Contando con el tiempo, los personajes y el lugar como criterio, vemos que Jn 20,1-29 tiene la siguiente estructura literaria:a. 1-18: Escenas en la tumba 1-10 Visitas a la tumba vaca

v 1-2 Mara Magdalena comprueba que la tumba esta vaca.

v 3-10 Pedro y el discpulo amado corren hasta la tumba, el discpulo amado llega a la fe, pero aqu no termina el itinerario (v 9)

11-18 Jess se aparece a Mara Magdalena.

v 11 13 Mara Magdalena indaga en la tumba vaca, pero no repite la experiencia de fe del discpulo amado.

v 14-18 La aparicin de Jess a Mara Magdalena la conduce de la ausencia de fe a una fe condicionada, hasta que ella acepta finalmente su mandato y regresa junto a los discpulos para anunciarles He visto al Seor (v 18).b. 19-29: Escenas en la casa.

19-23 Jess se aparece a los discpulos en ausencia de Toms.

Al atardecer de aquel mismo da, Jess se aparece a los discpulos en medio de una gran alegra. Les da el Espritu Santo y la potestad para perdonar y retener pecados.24-29 Jess se aparece a los discpulos y a Toms.

Ocho das despus, Jess se aparece a los discpulos, pero en presencia de Toms, que antes estuvo ausente. Toms no comparta la fe y la alegra de los discpulos, pero Jess resucitado le conduce desde su fe limitada a la proclamacin Seor mo y Dios mo (v.28). A Toms, se le dice que este momento de fe, no es el final de los posibles itinerarios de fe (v.29).

1-18 ESCENAS EN LA TUMBA

1-2 Mara Magdalena comprueba que la tumba est vaca.

A lo largo del evangelio se ha relacionado la oscuridad de la noche con la ausencia de fe (cf 1,5; 3,2; 6,17; 9,4; 13,30; 19,39)

En la oscuridad, mbito de incredulidad, Mara huye de la tumba para dirigirse a los dos discpulos ms importantes de la historia, Pedro y el otro discpulo, al que Jess amaba.

La situacin en los vv. 1-2 se caracteriza por la confusin y la ausencia de fe, pues el grupo formado por Mara Magdalena, Simn Pedro y el otro discpulo, se encuentra an en las tinieblas. Es precisamente en cuanto no creyentes como los discpulos van a la tumba en el v 3.

v 3-10 Pedro y el discpulo amado corren hasta la tumba, el discpulo amado llega a la fe, pero aqu no termina el itinerario (v 9)

Los dos discpulos ms importantes del evangelio experimentan la incredulidad (v. 1-2), pero, no obstante, se apartan de esta situacin para dirigirse al lugar donde puede verse la accin de Dios en Jess (v.4). Ven que el sudario haba sido doblado y colocado a un lado aparte de las vendas, refuerza la impresin que Dios haba entrado en la historia.

El discpulo ve los signos de la derrota de la muerte la tumba vaca, la mortaja vaca incluyendo el sudario. La visin de estas cosas le conduce a la fe (v.8).

El discpulo fundador de la comunidad jonica y modelo jonico de discipulado, se ha desplazado desde la incredulidad (vv 1-2) a una fe parcial (vv 4-5) hasta llegar a la fe plena en la resurreccin al ver que Dios haba vencido la muerte de Jess (vv 7-8). Todos los signos de la muerte han sido derrotados.

A pesar de este momento de fe en el mbito de la tumba vaca, el narrador comenta que estos discpulos todava no eran conscientes de la Escritura que deca que Jess tena que resucitar de entre los muertos.

v.9: .

Se trata de una importante afirmacin conclusiva del narrador que est dirigida al lector del relato. Los discpulos se encuentran en una situacin de ignorancia, de todava no, que ser superada por una generacin posterior de creyentes que leer la Escritura y reconocer la revelacin de la accin de Dios en la resurreccin de Jess. El relato jonico es en s mismo escritura, pero los personajes, Simn Pedro y el discpulo amado, estn en el relato y por tanto no pueden ser lectores del relato.

Puede que una generacin posterior no pueda entrar en la tumba y ver las vendas, pero tendr la Escritura, especialmente el relato jonico, y podr igualar, de muchos modos, la experiencia de fe del discpulo amado.

Habiendo llegado a este punto, que conduce al relato ms all del pasado y lo aplica a los mbitos ms amplios de las nuevas generaciones de lectores, el narrador despide a los dos discpulos de la escena: ellos regresan a su casa (v. 10).

El uso que de Pedro y el discpulo amado se hace en este relato est determinado por el hecho de ser personajes fundadores de la comunidad cristiana. Otros autores han afirmado que Pedro representa al cristianismo Judo, mientras que el discpulo amado representa a la Iglesia gentil, o que Pedro representa el ministerio pastoral mientras que el discpulo amado representa el proftico. Algunos sugieren que el discpulo amado representa el rostro contemplativo y Pedro al rostro oficial de la Iglesia.

11-18 Jess se aparece a Mara Magdalena

Al retornar el foco a Mara, esta se nos presenta inmvil, permaneciendo todava en la oscuridad de la incredulidad que comparta con ellos en los vv. 1-2. El hecho de que estuviera llorando fuera de la tumba muestra su persistente incapacidad para creer o comprender lo que podra haber ocurrido. Los ngeles constituyen otro testimonio de que Dios ha entrado en la historia, y el punto de vista de Dios se refleja en la pregunta de estos Mujer, por qu lloras? (v 13a).

Ahora dice no s (a diferencia del v.2: no sabemos). El cambio del plural por el singular, refleja con toda precisin la situacin concreta en la que se encuentran los personajes implicados en el relato. Ahora slo es Mara quien no sabe.

Mara es incapaz de reconocer a Jess (v.14). l le pregunta: A quin buscas? (cf. 1,41 y 18, 4). Mara lo confunde con el jardinero, le pide que le diga dnde ha puesto el cuerpo (pasando desde el se lo han llevado al dnde tu lo has puesto). Ella solo quiere llevarse el cuerpo (yo me lo llevar). No hay sugerencia alguna de resurreccin ni reconocimiento del Resucitado. Mara Magdalena permanece en una situacin de incredulidad en cuanto que lo nico que le preocupa es el traslado de un cadver.

Jess llama a Mara por su nombre Mara. Ella reconoce a Jess como el Rabb a quien haba conocido durante su ministerio. El lector reconoce que Mara ha realizado una confesin parcial de fe.

Asociado a esta confesin hay un deseo de aferrarse a Jess (v 17). Las palabras de Jess, le ensean que debe desistir de su intento de restablecer la relacin que una vez tuvo con l. La hora est todava en desarrollo y Jess no slo le prohbe que se aferre a l. Le explica por qu tiene que cesar todo aferramiento.

Una situacin totalmente nueva se est estableciendo mediante la hora que est en progreso. Jess no ha cumplido todava su promesa a los discpulos (cf. 14,12.28; 16,10.28), es decir, que retornara al Padre, est a punto de realizarse.

Aunque al lector se le ha contado que quienes creen en Jess tienen la exousa para llegar a ser hijos de Dios (cf. 1,12), en ningn momento se ha dicho esto a los discpulos. Las palabras de Jess a Mara indican que esta situacin est a punto de cambiar. El est subiendo hacia el Padre (v 17a), y Mara tiene que informar a los discpulos, a quienes ahora se les llama hermanos de Jess (v 17b), (v17c).

Este episodio comenz con una Mara inmvil que estaba llorando junto a la tumba, an en las tinieblas de la incredulidad. Concluye cuando se mueve de nuevo y se aparta de la tumba obedeciendo el mandato de Jess, quien le dice que vaya donde mis hermanos (v 17), ella va. Este movimiento renovado indica al lector que Mara ha alcanzado otro nivel su itinerario de fe, que queda confirmado por sus palabras. De la oscuridad de la incredulidad (vv. 1-2, 11-15), ha pasado a travs de una fe condicional que le condujo a reconocer a Jess como su Rabb (vv.. 16-17a) Y ahora anuncia que ha visto al Seor resucitado, Mara informa a los discpulos de las palabras que Jess le haba comunicado respecto a su retorno al Padre y al establecimiento de la unin entre el Padre y Dios de Jess, y el Padre y Dios de los discpulos (v. 18c, d.; v. 17c).Mara pasa a ser otro personaje fundacional de la comunidad cristiana primitiva que ha viajado desde la oscuridad de la incredulidad, a travs de una fe parcial hasta llegar a una fe perfecta.

19-29: ESCENAS EN LA CASA.

La conclusin del informe de la experiencia que Mara Magdalena tiene de Jess resucitado, es lo suficientemente misionera (v.v 17-18), como para sugerir al lector que esta experiencia de fe puede comunicarse ms all de los lmites de los personajes y el tiempo de este relato.

19-23 Jess se aparece a los discpulos en ausencia de Toms.

Los discpulos de Jess, que estn reunidos, conocen la resurreccin (cf. vv. 17-18) pero permanece en ellos el temor a los judos, por el odio, los insultos e incluso la muerte a que podran someterlos.

La contundente prueba de que Jess de Nazaret, el crucificado, est entre ellos corno el Seor resucitado, trae alegra en medio de la confusin y el sufrimiento (cf 16,33). El mensaje de Mana Magdalena ha sido confirmado por su propia experiencia.

La aparicin de Jess entre los discpulos exultantes de alegra, no se cuenta simplemente para informar al lector de que se han cumplido las promesas de 14,27 y 16,33, sino que tambin tienen que llevar los frutos de la victoria de Jess al mundo, ms all de los personajes y el tiempo de la historia de Jess (v. 21-23).

El lector es consciente de que el Espritu est con la comunidad y en la comunidad, y permanecer con ella para siempre (cf. 14,16-17), pero la comunidad debe ir ms all de sus propias fronteras para continuar la misin de Jess con el objetivo de que el mundo conozca y crea que l es el Enviado del Padre (cf. 17,21.23).

No hay otro lugar donde est ms claro para el lector la unidad de la hora y todo lo logrado por ella y mediante ella, que en los dos episodios que acontecen en ella: el don fundante del Espritu (19,30; cf. 14,16-17) y el encargo que da a los discpulos, fortalecidos por el Espritu, de ser sus testigos (20,22; cf. 15,26-27). Los discpulos, autorizados por el Espritu, en medio de sus temores y alegras, sern los agentes de la futura santificacin de generaciones de creyentes.

El don del Espritu-Parclito har presente al Jess ausente en la comunidad litrgica. Traern el perdn de Dios a todo pecado que tenga que ser perdonado y pondrn al descubierto toda pecaminosidad (v. 23). el poder de aislar, repeler y rechazar el mal y el pecado, un poder dado a Jess por el Padre y que, a su vez, Jess da, mediante el Espritu, a aquellos a quienes les da el encargo (Brown, El evangelio de San Juan 2 p.1363). La santidad ha de poner de manifiesto todo lo que se opone al amor con que Dios ha colmado al mundo enviando a su Hijo nico (cf 3,16-17).

Los lectores del evangelio han llegado a creer en la resurreccin de Jess. Lo han logrado a travs de la Escritura, y a travs de la santidad, la paz, la alegra y el juicio, que se han hecho posibles por el don del Espritu y el envo de parte de Jess de unos discpulos, para que llevaran el perdn de los pecados a una generacin posterior (v 23).

24-29 Jess se aparece a los discpulos y a Toms.

Tomas exige experimentar el cuerpo resucitado de la persona que fue crucificada, viendo las seales de los clavos y metiendo su dedo en las heridas, y su mano en su costado. De los tres itinerarios de fe que se nos han contado en este relato, la respuesta condicional de Tomas es la ms dramtica.

Jess resucitado es el Jess crucificado. Si Toms quiere tener una prueba fsica la va a tener, pero hay mucho ms en juego: no seas incrdulo, sino creyente (v 27c). Seor mi y Dios mo: algunos sostiene que esta es la suprema confesin de fe en Juan, sin embargo, otros biblistas la ubican correlativamente a la bienaventuranza de Jess: dichosos los que han credo sin haber visto

Conforme acaba el evangelio, Jess seala a dos pocas diferentes. Por una parte, algunos, no sin dificultad, han hecho su camino de fe en la presencia fsica de Jess resucitado, Mara Magdalena y Toms, pero la experiencia de estos discpulos es ya historia pasada; por otra parte, para los lectores del evangelio, a quienes el narrador ha llamado para que creyeran que Jess es la revelacin salvfica de Dios, con la Escritura y el Evangelio en la mano (v 9), y bendecidos con la santidad que slo puede dar Dios (v 23), tienen que ver su situacin igual de privilegiada que la de los discpulos fundacionales. En efecto, son bendecidos en su fe sin necesidad de ver (v 29).

La bendicin de aquellos que creen sin verle recuerda a uno de los discpulos fundacionales que creyeron sin ver a Jess. El discpulo amado tuvo que hacer su camino desde la oscuridad (cf vv 1-2) y lleg a la fe sin ver a Jess (v 8). Regres a casa y no vuelve a aparecer en el relato (v 10). El personaje fundacional de la comunidad Jonica fue todo un ejemplo, crey sin ver a Jess.

El Jess resucitado condujo a estos frgiles discpulos a travs de la duda a una fe autntica, aunque la fe de quienes creen sin ver se iguala a la del discpulo ms importante (v 29, cf v 8). Han llegado a creer en ausencia de Jess.

IV. CONCLUSIN DEL EVANGELIO (20,30-31)

CONCLUSIN DEL EVANGELIO (20,30-31)

Al morir Jess en la cruz, el narrador interrumpe de nuevo el relato para hablar directamente al lector. El objetivo principal del autor es la fe del lector (cf. 19,35).

A los cristianos, que no han visto, pero han credo, se les dice que este relato de la vida, la muerte y la resurreccin de Jess ha sido escrito para ellos (20,30-31).

El evangelio ha sido escrito para que los lectores cristianos que creen sin ver, pudieran, de igual modo, avanzar en su fe en Jess (vv. 30-31).

El autor ha escrito este relato, admitiendo explcitamente que se trata de una seleccin de los muchos otros que podran haberse escrito (v 30), para que los cristianos posteriores pudieran compartir su apasionada fe Jess es el Cristo, pero el Cristo que es el Hijo de Dios.

El camino de Jess y el del lector se han completado, pero el narrador tendr xito solo si el que ha ledo el relato ha llegado a formar parte de l y ha sido conducido ms profundamente a creer en Jess y en todo cuanto l dio a conocer sobre Dios, y llega a vivir como resultado de la experiencia lectora (v. 31).

V. EPLOGO: Otras apariciones del Resucitado (21,1-25)

i. Jess se aparece a sus discpulos junto al mar de Tiberades (21,1-14)

ii. Jess, Pedro y el discpulo amado (21,15-24)

iii. Segunda conclusin del evangelio (21,25)

EPLOGO (21,1-25)

OTRAS APARICIONES DEL RESUCITADO (21,1-25)

Es ampliamente aceptado que Jn 21,1-15 es una adicin al evangelio que conclua con las palabras que el autor dirige al lector en 20,30-31. Los siguientes datos podran indicar que el relato original terminaba en 20,31.

1. El final formado por 20,30 31 suena a la solemne conclusin de un relato.

2.Encontramos por primera y nica vez en 21,1 25 muchas palabras, expresiones y peculiaridades literarias que no aparecen en el cuarto evangelio (Brown, El evangelio de San Juan 2, p. 1400-1401).

3.Jn 21 muestra una preocupacin por la comunidad, la misin y la autoridad que va mas lejos que el inters mostrado sobre estas cuestiones a lo largo de Jn 1,1 - 20,31.

4.La secuencia del relato se hace confusa tras la misin de Mara Magdalena de anunciar la resurreccin (cf 20,18). Y la misin posterior de los discpulos en los vv. 19-23, Por qu retornan estos de Jerusaln a Galilea para seguir con sus oficios anteriores, al parecer un tanto aburados por su situacin presente (cf 21, 2-3)?.

5.Hay una falta de claridad mental entre los discpulos que no se corresponde con la alegra, la misin y el don del Espritu de 20,19-23. Tras haber visto dos veces a Jess en la habitacin de arriba (20,19-2326-29), Por qu no le reconocen cuando se les aparece por tercera vez (21,14)?

6.Es realmente la tercera vez? Si incluimos la aparicin a Mara Magdalena (cf 20,10-18), entonces esta sera la nmero cuatro.

7.Las palabras finales de 21,25 constituyen una conclusin literaria semejante a otras conclusiones de la literatura antigua (cf. Brown, El evangelio 2, 1461-1462) Estas palabras repiten, de un modo menos teolgico y de forma menos orientada al lector, la conclusin de 20,30.

El relato de Jn 21,1-25 se despliega en tres secciones que estn determinadas por los personajes y la accin central de cada seccin.

a.v. 1-14: La aparicin de Jess a sus discpulos a orillas del mar de Tiberades conduce a una pesca milagrosa y a una comida junto al lago.

b.v. 15-24: Una discusin entre Jess y Pedro clarifica los respectivos roles de Pedro, el pastor, y el discpulo amado, el que ha contado esta historia.

c.v. 25: Conclusin.

JESUS SE APARECE A SUS DISCIPULOS JUNTO AL MAR DE TIBERIADES (21,1-14)

El verbo nunca se utiliza en Jn 20 (o en otro lugar del NT) para referirse a las apariciones de resurreccin, y su uso es muy raro en la tradicin sinptica (slo en Mc 4,22 y en el final ms largo de Marcos [16,12 14]) Sin embargo, se ha utilizado significativamente en el cuarto evangelio para hablar de la revelacin que acontece en Jess (cf 1,31; 2,11; 3,21; 7,4; 9,3; 17,6) Este tipo de introduccin es extrao con respecto al resto del evangelio, pero se utiliza un significativo verbo del relato anterior para indicar que lo que sigue es algo ms que una mera aparicin fsica. Todo el versculo funciona como el anuncio de un tema (Schnackenburg, Evang.3, p.352).

Al final, la presencia de los discpulos en el mar, tras una noche infructuosa de pesca, no necesita explicarse teolgica m psquicamente, pues forma parte esencial del contexto para la aparicin que sigue a continuacin, pero tambin indica que Jn 21 y su configuracin comunitaria eran independientes de Jn 20,1-31.

Jess aparece en la playa: Justo al romper el da. Los discpulos no le reconocen. Jess inicia el contacto y les llama hijos. Esta forma de dirigirse a ellos no se encuentra en ningn otro lugar del cuarto evangelio. Les ordena echar la red al lado derecho de la barca y se realiza el milagro (v. 6b). El discpulo amado le reconoce Es el Seor, Pedro salta de la barca y nada hasta la orilla. Al lector no se le dice nada sobre la fe de Pedro, slo se le informa de la enrgica respuesta con que reacciona a la confesin del discpulo amado. Los otros discpulos slo sirven para rematar esta parte del relato, trayendo la barca (presuntamente con el discpulo amado) y la pesca para unirse a Pedro y a Jess en la orilla.

El hecho es que Jess resucitado ha hecho un gran milagro, y su resultado es una enorme cantidad de peces que debera haber roto la red. Son muchos los que se han cogido en la red, pero sta no ha sufrido ningn desperfecto. Es posible que en la mente del autor est la tnica sin costura que no pudo romperse (cf. interpretacin 19,23-24).

Al llegar a la orilla los discpulos ven que se ha preparado una comida, unas brasas con peces sobre ellas, y pan (v. 9).

En el mensaje global de una comunidad universal reunida, como resultado de la iniciativa de Cristo resucitado bajo el liderazgo de Simn Pedro, los indicios eucarsticos no indican otra cosa ms que la presencia de uno de los actos centrales de culto de la comunidad jonica (cf. 6,1-15.51-58; 13,21-38; 19,35).

JESS, PEDRO y EL DISCPULO AMADO (21,15-24)

Con su triple pregunta, Jess pide a Simn Pedro que se comprometa a amarle ms de lo que ama a los otros discpulos que estn en la comida.

Lo que resulta sorprendente, sin embargo, es que se repita tres veces la misma pregunta, la misma respuesta y la misma orden (v. 15-17).

La razn fundamental por la que Jess exige una triple confesin de amor se encuentra en la triple negacin del comienzo del relato de la pasin (cf. 18,15-18.25.27). Pese a su fragilidad, Pedro ha estado cerca de Jess a lo largo del ministerio (cf. 1,40-42; 6,67-69; 13,6-10.36-38; 18,15), una cercana que se ve dramticamente destruida por la triple negacin del discpulo y los posteriores acontecimientos de la crucifixin de Jess.

Las nerviosas pero honestas respuestas de Pedro, conducen a que el Seor resucitado acepte las manifestaciones de amor de Pedro y el establecimiento de una nueva revelacin: Jess nombra a Pedro pastor de su rebao.

Para un estudio sobre el uso de este texto en las discusiones sobre el primado petrino, cf. Brown, El evangelio 2, p.1441 1447.

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