Bertold Brecht - Galileo Galilei

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    BERTOLT BRECHT

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    Galileo Galilei

    PUBLICACIN TEATRAL PERIDICA

    DIRIGIDA PORFERNANDO L. SABSAY

    Titulo del original, en alemn

    LEBEN DES GALILEI

    Traduccin deOSWALD BAYER

    IMPRESO EN ARGENTINA - PRINTED IN ARCENTINE

    Queda hecho el depsito que previene la ley 11.723.Copyright by Ediciones Losange. Bs. Aires, 1956.

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    Bertolt Brecht

    ndice

    Galileo Galilei .........................................................................................................................................................5

    Personajes................................................................................................................................................................6

    1. Galileo Galilei, maestro de matemticas en Padua, quiere demostrar la validez del nuevo sistemauniversal de Coprnico. .........................................................................................................................................7

    2. Galilei entrega un nuevo invento a la Repblica de Venecia......................................................................................15

    3. 10 de enero de 1610: por medio del telescopio, Galilei realiza descubrimientos en el cielo quedemuestran el sistema de Coprnico. Prevenido por su amigo de las posibles consecuencias de susinvestigaciones, Galilei manifiesta su fe en la razn humana...................................................................................17

    4. Galilei ha dejado la Repblica de Venecia por la corte florentina. Sus descubrimientos hechos pormedio del telescopio chocan con la incredulidad de los crculos eruditos de la corte......................................................23

    5. Sin intimidarse por la peste, Galilei contina con sus investigaciones. ........................................................................28

    6. 1616: el colegio romano, instituto de investigaciones del Vaticano, confirma los descubrimientos deGalilei. ................................................................................................................................................................32

    7. Pero la inquisicin pone la teora de Coprnico en el index (5 de marzo de 1616.) ....................................................35

    8. Un dilogo .............................................................................................................................................................40

    9.El advenimiento de un nuevo papa, que es tambin cientfico, alienta a Galilei a proseguir con susinvestigaciones sobre la materia prohibida, luego de ocho aos de silencio. Las manchas solares................................43

    10.En el decenio siguiente, las teoras de Galilei se difunden en el pueblo. Panfletistas y cantores debaladas recogen las nuevas ideas por todos lados. En el carnaval de 1632, muchas ciudades eligen

    a la astronoma como motivo para las comparsas de sus gremios..............................................................................50

    11. 1633: el famoso investigador recibe orden de la inquisicin de trasladarse a roma....................................................53

    12.El Papa...............................................................................................................................................................56

    13. 22 de junio de 1633: Galileo Galilei revoca ante la inquisicin su teora del movimiento de latierra....................................................................................................................................................................58

    14. 1633-1642. Galileo Galilei vive hasta su muerte en una casa de campo en las cercanas deFlorencia, como prisionero de la inquisicin. Los "Discorsi"...................................................................................61

    15. 1637. El libro de Galilei "Discorsi" atraviesa la frontera italiana.........................................................................67

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    Galileo Galilei

    GALILEO GALILEI

    Esta pieza fue escrita en 1938-1939 en Dinamarca, en el exilio. Los diarios habanpublicado la noticia de la desintegracin del tomo de uranio por fsicos alemanes y fue

    estrenada por el Piccolo Teatro di Milano el 18 de diciembre de 1953 con la direccin deGiorgio Strehler.

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    PERSONAJES

    Galileo Galilei Dos eruditosAndrea Sarti Dos monjesSeora Sarti, madre de Andrea y ama de

    llaves de GalileiDos astrnomos

    Ludovico Marsili, un joven hijo de acauda-lada familia

    Un monje muy delgado

    Seor Priuli, secretario de la Universidad dePadua

    Un cardenal muy viejo

    Sagredo, amigo de Galilei PadreCristforo Clavius, astrnomoVirginia, hija de Galilei Unmonje pequeoFederzoni, pulidor de lentes, colaborador de

    GalileiElCardenal Inquisidor

    El DuxCardenal Barberini, despus Papa Urbano

    VIII

    Regidores Cardenal BelarminoCosme de Mdici, Gran Duque de Florencia Dos secretarios espiritualesMayordomo Mayor de la Corte Dos jvenes damasEl telogo Filippo Mucius, un erudito

    El filsofoSeor Gaffone, rector de la Universidad de

    PisaEl matemtico Un cantor de romancesUna vieja dama de honor Su mujerUna joven dama de honor Vanni, un fundidor de hierroUn lacayo del Gran Duque Un funcionarioDos monjas Un alto funcionario

    Dos Soldados Un individuoLa vieja mujer Un monjeUn prelado gordo Un campesinoHombres, mujeres, nios Un guardia aduanero

    Un escribiente

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    1.

    GALILEO GALILEI, MAESTRO DE MATEMTICAS EN PADUA, QUIEREDEMOSTRAR LA VALIDEZ DEL NUEVO SISTEMA UNIVERSAL DE

    COPRNICO.

    El pobre gabinete de trabajo de Galilei en Padua. Es de maana. Un muchacho,ANDREA,hijo del amade llaves, trae un vaso de leche y un bollo.

    GALILEI (lavndose el pecho, resoplando, alegre). Pon la leche sobre la mesa pero no cierresningn libro.

    ANDREA. Mi madre dice que debemos pagar al lechero. Si no pronto har un rodeo anuestra casa, seor Galilei.

    GALILEI. Se dice: describir un crculo, Andrea.ANDREA. Como usted quiera, pero si no pagamos describir un crculo en torno a

    nosotros, seor Galilei.

    GALILEI. Si el alguacil seor Cambione, se dirige directamente a nuestra puerta, qudistancia entre dos puntos elegir?ANDREA (sonre). La ms corta.GALILEI. Bien. Tengo algo para ti. Mira atrs de las tablas astronmicas. (Andrea

    levanta detrs de las tablas astronmicas un modelo de madera de gran tamao del sistema de Ptolomeo.)ANDREA. Qu es esto?GALILEI. Es un astrolabio. El aparato muestra cmo los astros se mueven alrededor

    de la tierra, segn la opinin de los viejos.ANDREA Cmo?GALILEI. Investiguemos. Primero la descripcin.

    ANDREA. En el medio hay una pequea piedra.

    GALILEI. Es la Tierra.ANDREA. Alrededor de ella hay anillos, siempre uno sobre el otro.GALILEI. Cuntos?

    ANDREA. Ocho.GALILEI. Son las esferas de cristal.

    ANDREA. A los anillos se han fijado bolillas.GALILEI. Son los astros.

    ANDREA. Y ah hay cintas en las que se leen nombres.GALILEI. Qu nombres?

    ANDREA. Nombres de estrellas.GALILEI. Por ejemplo? [7]

    ANDREA. La ms baja de las bolillas es la Luna y encima de ella el Sol.GALILEI. Y ahora haz correr el sol.ANDREA (mueve los anillos). Es hermoso todo esto, pero nosotros estamos tan

    encerrados...GALILEI. S. (Secndose.) Es lo que tambin yo sent cuando vi el armatoste por

    primera vez. Algunos lo sienten. (Le tira la toalla a Andrea para que le frote la espalda.) Muros,anillos e inmovilidad. Durante dos mil aos crey la humanidad que el Sol y todos losastros del cielo daban vueltas a su alrededor. El Papa, los cardenales, los prncipes, loseruditos, capitanes, comerciantes, pescaderas y escolares creyeron estar sentados inmvilesen esa esfera de cristal. Pero ahora nosotros salimos de eso, Andrea. El tiempo viejo hapasado y estamos en una nueva poca. Es como si la humanidad esperara algo desde hace

    un siglo. Las ciudades son estrechas y as son las cabezas. Supersticiones y peste. Perodesde hoy no todo lo que es verdad debe seguir valiendo. Todo se mueve, mi amigo. Me

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    alegra pensar que la duda comenz con los navos. Desde que la humanidad tiene memoriase arrastraron a lo largo de las costas, pero de repente las abandonaron y se largaron atodos los mares. En nuestro viejo continente se ha comenzado a or un rumor: existennuevos continentes. Y desde que nuestros navos viajan hacia ellos se festeja por todaspartes que el inmenso y temido mar es un agua pequea. Desde entonces ha sobrevenido el

    gran deseo: investigar la causa de todas las cosas, por qu la piedra cae al soltarla y por qula piedra sube cuando se la arroja hacia arriba. Cada da se descubre algo. Hasta los viejosde cien aos se hacen gritar al odo por los jvenes los nuevos descubrimientos. Ya se haencontrado algo pero existen otras cosas que deben explicarse. Mucha tarea espera anuestra nueva generacin.

    "En Siena, de muchacho, observ cmo unos trabajadores reemplazaban, luego de cincominutos de disputa, una costumbre milenaria de mover bloques de granito por una nueva yrazonable forma de disponer las cuerdas. Fue all donde ca en la cuenta: el tiempo viejo hapasado, estamos ante una nueva poca. Pronto la humanidad entera sabr perfectamentednde habita, en qu clase de cuerpo celeste le toca vivir. Porque lo que dicen los viejoslibros ya no les basta, porque donde la fe rein durante mil aos, ahora reina la duda. El

    mundo entero dice: s, eso est en los libros, pero dejadnos ahora mirar a nosotros mismos.A la verdad ms festejada se le golpea hoy en el hombro; lo que nunca fue duda hoy sepone en tela de juicio, de modo que se ha originado una corriente de aire que ventila hastalas faldas bordadas en oro de prncipes y prelados, hacindose visibles piernas gordas yflacas, piernas que son como nuestras piernas. Ha quedado en descubierto que las bvedascelestes estn vacas y ya se escuchan alegres risotadas por ello.

    "Pero las aguas de la tierra empujan las nuevas ruecas y [8] en los astilleros, en lascordeleras y en las manufacturas de velas se agitan quinientas manos al mismo tiempo enbusca de un nuevo ordenamiento.

    "Yo profetizo que todava durante nuestra vida se hablar de astronoma hasta en losmercados y hasta los hijos de las pescaderas corrern a las escuelas. A esos hombres

    deseosos de renovacin les gustar saber que una nueva astronoma permite moversetambin a la Tierra. Siempre se ha predicado que los astros estn sujetos a una bveda decristal y que no pueden caer. Ahora, nosotros hemos tenido la audacia de dejarlos moverseen libertad, sin apoyos, y ellos se encuentran en un gran viaje, igual que nuestras naves, sindetenerse, en un gran viaje!

    "La Tierra rueda alegremente alrededor del Sol y las pescaderas, los comerciantes, losprncipes y los cardenales y hasta el mismo Papa ruedan con ella.

    "El universo entero ha perdido de la noche a la maana su centro y al amanecer tenamiles, de modo que ahora cada uno y ninguno ser ese centro. Repentinamente ha quedadomuchsimo lugar. Nuestras naves se atreven mar adentro, nuestros astros dan amplias

    vueltas en el espacio y hasta en el ajedrez las torres saltan todas las filas e hileras. Cmo

    dice el poeta?ANDREA. Oh temprano albor del comenzar!Oh soplo del vientoque viene de nuevas costas!

    S, pero beba su leche que ya comenzarn de nuevo las visitas.GALILEI. Has comprendido al fin lo que te dije ayer?

    ANDREA. Qu? Lo del Quiprnico con sus vueltas?GALILEI. S.

    ANDREA. No. Por qu se empea en que yo lo comprenda? Es muy difcil y yo enoctubre apenas cumplir once aos.

    GALILEI. Por eso mismo quiero que lo comprendas. Para ello trabajo y compro los

    libros en vez de pagar al lechero.ANDREA. Pero es que yo veo que el Sol est al atardecer en un lugar muy distinto que

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    a la maana. No puede entonces estar inmvil. Nunca! Jams!GALILEI. As que t ves? Qu es lo que ves? No ves nada. T miras sin observar.

    Mirar no es observar. (Coloca el soporte con la palangana donde se ha lavado en el medio de lahabitacin).Aqu tienes el Sol. Sintate. (Andrea se sienta en una silla. Galilei se para detrs de l.)Dnde est el Sol, a la izquierda o a la derecha?

    ANDREA. A la izquierda.GALILEI. Y cmo llegar a la derecha?ANDREA. Si usted lo lleva a la derecha, por supuesto.GALILEI. Solamente as? (Carga la silla junto con Andrea y los traslada al otro lado de la

    palangana.) Y ahora, dnde est el Sol?ANDREA. A la derecha.GALILEI. Y se movi acaso el Sol? [9]

    ANDREA. No.GALILEI. Quin se movi?

    ANDREA. Yo.GALILEI (ruge). Mal! Alcornoque! La silla!

    ANDREA. Pero yo con ella!GALILEI. Claro... la silla es la Tierra. Y t ests encima.SEORA SARTI (que ha entrado para tender la cama y ha estado mirando la escena). Qu hace

    usted por Dios con mi hijo, seor Galilei?GALILEI. Le enseo a mirar, Sarti.SRA.SARTI. Cmo? Arrastrndolo por el cuarto?

    ANDREA. Calla t, mam. T no entiendes estas cosas.SRA.SARTI. Aj! Pero t las entiendes, no es cierto? (A Galilei.) Usted lo trastorna

    tanto que pronto sostendr que dos y dos son cinco. El pequeo confunde todo lo usted ledice. Fjese que ayer me demostr que la Tierra se mueve alrededor del Sol! Y adems estseguro que un seor llamado Quiprnico lo ha calculado todo.

    ANDREA. Acaso no lo ha calculado el Quiprnico, seor Galilei? Dgaselo ustedmismo!SRA.SARTI. Qu? As que es usted quien le dice todos esos disparates! Luego los

    repite como un loro en la escuela y me vienen los seores del clero a protestar porquedifunde esas cosas del diablo. Vergenza deba de darle, seor Galilei!

    GALILEI (desayunando). En base a nuestras investigaciones, seora Sarti, luego deardorosas controversias, Andrea y yo hemos hecho tales descubrimientos que no podemoscallar ya ante el mundo. Comienza un tiempo nuevo, una gran era, en la que vivir ser un

    verdadero goce.SRA. SARTI. S, s. Ojal que en esa nueva poca podamos pagar al lechero, seor

    Galilei. Est esperando un seorito que desea tomar lecciones. Viste muy bien y trae una

    carta de recomendacin. (Le entrega una carta.) Hgame el favor y no lo enve de vuelta quetengo presente siempre la cuenta del lechero. (Se va.)GALILEI (riendo). Djeme terminar por lo menos con mi desayuno. (A Andrea.)

    Entonces quiere decir que ayer hemos entendido algo!ANDREA. No, se lo dije a ella slo para que se asombre. Pero no es cierto, usted dijo

    que la Tierra se mueve alrededor de s misma y no slo en torno al Sol. Pero la sillaconmigo se movi slo alrededor de la palangana y no alrededor de s misma, porque sinoyo me hubiese cado y esto es una evidencia. Por qu no dio vueltas a la silla? Por queentonces quedaba demostrado que yo tambin me habra cado de la Tierra. Qu me dice,ahora?

    GALILEI. Pero te he demostrado...

    ANDREA. Esta noche me di cuenta que, si la Tierra realmente se moviese me hubieraquedado toda la noche con la cabeza colgando para abajo. Y esto es una evidencia.

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    GALILEI (toma una manzana de la mesa). Mira, aqu tienes la Tierra. [10]ANDREA. No, no. No me venga siempre con esos ejemplos, seor Galilei. As gana

    siempre.GALILEI (colocando de nuevo la manzana en la mesa). Bueno...

    ANDREA. Con ensayos se logra demostrar siempre todo, cuando se es astuto. Pero yo

    no puedo arrastrar a mi madre en una silla como usted lo hace conmigo. Vea pues quejemplo ms malo es se. Y qu sera con la manzana como Tierra? No seraabsolutamente nada.

    GALILEI (re). Es que t no quieres comprender.ANDREA. Vamos a ver, tmela de nuevo, por qu no cuelgo con la cabeza para

    abajo de noche?GALILEI. Mira, sta es la Tierra y aqu ests t (Clava la astilla de un leo en la manzana.)

    y ahora la Tierra se mueve.ANDREA. Y ahora estoy con la cabeza colgando para abajo.GALILEI. Por qu? Fjate bien, dnde est la cabeza?

    ANDREA. Ah, abajo.

    GALILEI. Qu? (Vuelve la manzana a su primera posicin.) No est acaso en el mismolugar, no estn los pies siempre abajo? Quedaras parado si yo te muevo, as? (Saca la astillay la da vuelta.)

    ANDREA. No. Y por qu entonces no noto nada del giro?GALILEI. Porque t realizas tambin el movimiento. T y el aire que est sobre ti y

    todo lo que est encima de la esfera.ANDREA. Y por qu entonces parece que el Sol se moviera?GALILEI (gira nuevamente la manzana con la astilla). Mira, t ves abajo la Tierra, que

    queda igual, siempre est debajo de ti y para ti no se mueve. Pero mira hacia arriba, ahoratienes la lmpara sobre tu cabeza, pero, qu ocurre cuando giro la Tierra?, qu tienessobre tu cabeza?

    ANDREA (hace tambin el giro). La estufa.GALILEI. Y dnde est la lmpara?ANDREA. Abajo.GALILEI. Aj.

    ANDREA. Esto s que es bueno, ella se asombrar. (Entra Ludovico Marsili, un joven hijode acaudalada familia.)

    GALILEI. Esta casa es lo mismo que un palomar.LUDOVICO. Buenos das, seor. Mi nombre es Ludovico Marsili.GALILEI (estudiando la carta de recomendacin). Viene usted de Holanda?LUDOVICO. S, donde o hablar mucho de usted, seor Galilei.GALILEI. Su familia posee bienes en la Campagna?

    LUDOVICO. Mi madre quiso que viese un poco de lo que ocurre en el mundo, y as...GALILEI. Y usted oy en Holanda que en Italia ocurre algo conmigo.LUDOVICO. Y como mi madre quiere que tambin sepa un poco de lo que ocurre en

    la ciencia. [11]GALILEI. Lecciones privadas: diez escudos por mes.LUDOVICO. Muy bien, seor.GALILEI. Qu intereses tiene usted?LUDOVICO. Caballos.GALILEI. Aj.LUDOVICO. Yo no tengo cabeza para las ciencias, seor Galilei.GALILEI. Aj. Bajo esas circunstancias son quince escudos por mes.

    LUDOVICO. Muy bien, seor Galilei.GALILEI. Tendr que ensearle bien de maana temprano. Y t te quedas sin nada,

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    Andrea. Pero debes comprender, t no pagas nada.ANDREA.S, s, ya me voy. Puedo llevarme la manzana?GALILEI. S. (Andrea se va.)LUDOVICO. Tendr que tener paciencia conmigo, principalmente porque lo que

    ocurre en las ciencias siempre es distinto a lo que dice el sentido comn. Por ejemplo, ah

    tiene usted ese tubo que venden en Amsterdam. Lo he estudiado detenidamente, unestuche de cuero verde y dos lentes, una as (Significa una lente cncava.) y otra as (Significa unaconvexa.) He odo que una ampla la imagen y la otra la empequeece. Cualquier hombrerazonable pensara que ambas juntas se neutralizan. Pues no es as. Se ve todo cinco vecesms grande con el aparato. sta es su ciencia.

    GALILEI. Qu cosa se ve cinco veces ms grande?LUDOVICO. Torres de iglesia, palomas, todo lo que est lejano.GALILEI. Ha podido ver usted mismo torres de iglesias agrandadas?LUDOVICO. S, seor.GALILEI. Y el tubo tena dos lentes? (Dibuja un croquis en una hoja de papel.) Tena este

    aspecto? (Ludovico asiente.) Cunto hace que se invent eso?

    LUDOVICO. Segn creo, no haban pasado ms de dos das cuando dej Holanda, porlo menos desde que apareci en el mercado.GALILEI (casi amistoso). Y por qu quiere usted aprender fsica, por qu no mejor cra

    de caballos? (Entra la seora Sarti sin ser notada por Galilei.)LUDOVICO. Mi madre opina que un poco de ciencia es necesario. Todo el mundo

    hoy en da bebe su vino con ciencia.GALILEI. Pero para usted sera lo mismo aprender una lengua muerta o teologa. Es

    ms fcil. (Ve en ese momento a la seora Sarti.) Bien, venga el martes a la tarde. (Ludovico se va.)SRA.SARTI. El Secretario de la Universidad espera afuera.GALILEI. No me mires as, si lo he tomado.SRA.SARTI. S, porque me vio en el momento justo.

    GALILEI. Deja pasar al Secretario, es importante. Eso significa, tal vez, quinientosescudos de oro. Despus, no [12] tendr ya necesidad de alumnos. (La seora Sarti hace pasaral Secretario. Galilei, que se ha terminado de vestir, anota algunas cifras en un papel.)

    GALILEI. Buenos das, prsteme un escudo. (Da a la Sarti la moneda que el Secretario sacade un bolsillo.) Mande a Andrea al ptico por dos lentes, aqu estn las medidas. (La seoraSarti se va con el papel.)

    EL SECRETARIO. Vengo a devolverle su solicitud de aumento de sueldo a mil escudosde oro. Desgraciadamente, no puedo apoyarlo ante la Universidad. Usted lo sabe muy bien,los cursos de matemticas no traen ningn beneficio a nuestro instituto. S, hasta bienpodramos decir que las matemticas son un arte sin pan. No quiero significar con esto quela Repblica no deja de apreciar a esa ciencia por sobre todo. Evidentemente, las

    matemticas no son tan necesarias como la filosofa, ni tan tiles como la teologa, pero...es que proporcionan un nmero tan ilimitado de placeres!GALILEI (leyendo en sus papeles). Mi queridsimo Secretario, con quinientos escudos no

    hago nada.EL SECRETARIO. Pero, seor Galilei, usted dicta apenas dos veces dos horas en la

    semana. Su extraordinaria fama debe acarrearle alumnos a discrecin que pueden pagarlecciones privadas. No tiene usted, acaso, alumnos particulares?

    GALILEI. S, tengo demasiado. Enseo y enseo, y cundo aprender? Benditoseor, yo no poseo la ciencia infusa como los seores de la Facultad de Filosofa. Soytonto. No entiendo nada de nada y me veo obligado a llenar los agujeros de mi sabidura.Y cundo podr hacerlo? Cundo podr investigar? Seor mo, mi ciencia tiene sed de

    saber ms. Qu hemos resuelto en los grandes problemas? Slo tenemos hiptesis. Perohoy nosotros exigimos pruebas de nosotros mismos. Y cmo puedo adelantar si para

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    poder vivir tengo que meterle en la cabeza a todo idiota con dinero que las rectas paralelasse cortan en el infinito?

    EL SECRETARIO. No olvide usted que la Repblica paga, tal vez, menos que algunosprncipes, pero a cambio garantiza la libertad cientfica. Nosotros, aqu en Padua, hastapermitimos algunos alumnos protestantes y tambin les otorgamos el ttulo de doctor. Al

    seor Cremonini no solamente no lo entregamos a la Inquisicin cuando se nos demostr,s, seor Galilei, se nos demostr que realiza manifestaciones antirreligiosas, sino queencima le aumentamos el sueldo. Hasta en Holanda se sabe que Venecia es la Repblicadonde la Inquisicin no dice esta boca es ma. Todo esto tiene mucho valor para usted quees astrnomo, es decir, una ciencia en la que desde hace poco tiempo no se respetan con ladebida consideracin las enseanzas de la Iglesia.

    GALILEI. A Giordano Bruno lo entregaron ustedes a Roma porque divulgaba lasteoras de Coprnico.

    EL SECRETARIO. No, no lo entregamos por divulgar las teoras de Coprnico, quepor otra parte son falsas, sino [13] porque l ni era veneciano, ni investa aqu ningn cargo.No se queme usted ahora con el quemado, est bien que dispongamos de libertad

    completa, pero no por eso es aconsejable gritar a los cuatro vientos un nombre as sobre elque recae la expresa maldicin de la Iglesia. Ni aqu, ni siquiera aqu dentro.GALILEI. As que vuestra proteccin a la libertad de pensamiento os resulta un buen

    negocio, verdad? Mientras vosotros llamis la atencin de que la Inquisicin trabaja yquema en otros lugares, obtenis aqu maestros buenos y baratos. La proteccin queejercis ante la Inquisicin os beneficia por otro lado al pagar los sueldos ms bajos.

    EL SECRETARIO. Eso es injusto! Injusto! De qu le servira a usted disponer demucho tiempo para la investigacin si cada monje ignorante de la Inquisicin podra, sinms ni ms, prohibir sus pensamientos? No hay rosas sin espinas ni prncipes sin monjes,seor Galilei.

    GALILEI. Y de qu sirve la libertad cientfica sin tiempo libre para investigar? Qu

    pasa con los resultados? Por qu no muestra a los seores consejeros mis investigacionessobre las leyes de la gravitacin? (muestra un manojo de manuscritos) y pregnteles si esto novale un par de escudos ms.

    EL SECRETARIO. Son de un valor infinitamente ms grande, seor Galilei.GALILEI. No de un valor infinitamente ms grande, sino de quinientos escudos ms,

    seor.EL SECRETARIO. Un escudo tiene valor slo cuando trae a otro escudo. Si quiere

    ganar dinero debe mostrarnos otras cosas. Usted slo puede exigir para la ciencia quevende, tanto como la ganancia que recibir aquel que se la compra. Ah tenemos el ejemplode la filosofa que el seor Colombe vende en Florencia, pues bien, ella trae al Prncipe, porlo menos, diez mil escudos por ao. Sus leyes de la gravitacin han causado, por cierto,

    mucho revuelo. Se las aplaude en Pars y Praga. Pero esos seores que all aplauden nopagan a la Universidad de Padua lo que usted le cuesta. Su desgracia es la ciencia que haelegido, seor Galilei.

    GALILEI. S, comprendo. Comercio libre, ciencia libre. Comercio libre con la ciencialibre, verdad?

    EL SECRETARIO. Pero seor Galilei! Qu criterio! Permtame decirle que nocomprendo completamente sus chistosas observaciones. El floreciente comercio de laRepblica no puede ser objeto de sospechas. En cuanto a la ciencia, en los largos aos demi cargo universitario nunca me atrev a hablar de ella en ese, si se me permite, en ese tonotan frvolo. (Contina mientras Galilei dirige nostlgicas miradas a su mesa de trabajo.) Piense ustedun poco en la situacin actual! En la esclavitud bajo cuyo ltigo suspiran las ciencias en

    ciertos lugares! All, hasta se han cortado ltigos de los antiqusimos infolios de cuero! Enesos lugares no debe saberse por qu la piedra cae, sino [14] que slo puede repetirse lo que

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    Aristteles escribe. Los ojos se tienen slo para leer. Para qu nuevas leyes de la cada delos cuerpos si slo lo que importa es la cada de rodillas? Compare esto con la inmensaalegra con que nuestra Repblica recibe sus pensamientos, as sean los ms atrevidos. Aqupuede usted investigar! Aqu puede usted trabajar! Nadie lo vigila, nadie lo persigue.Nuestros comerciantes, que bien saben lo que significa mejores lienzos en la competencia

    con los florentinos, aprecian muy bien su llamado de "Mejor fsica", y, por otro lado,cunto debe agradecer la fsica a la exigencia de mejores telares! Nuestros ms distinguidosciudadanos se interesan por sus investigaciones, lo visitan y se hacen mostrar susdescubrimientos, y es por cierto gente que no puede desperdiciar su propio tiempo. Nodesprecie al comercio, seor Galilei. Nadie permitira que lo molestaran a usted en sutrabajo o que algn entrometido le crease dificultades. Reconozca, seor Galilei, que aquusted puede trabajar.

    GALILEI (desesperado). S.EL SECRETARIO. En lo que respecta a sus necesidades materiales, haga nuevamente

    algo bonito, como aquel famoso comps militar con el que (va contando con los dedos) sinningn conocimiento de matemticas es posible trazar lnea, calcular los intereses

    compuestos de un capital, reproducir croquis de terrenos en diversas escalas y estimar elpeso de las balas de can.GALILEI. Sandeces.EL SECRETARIO. Llama sandez a algo que encanta a las seoras ms distinguidas y

    que ha sorprendido y producido dinero contante y sonante! Hasta he odo que el mismoGeneral Stefano Gritti ha llegado a extraer races cuadradas con ese instrumento.

    GALILEI. Verdaderamente una maravilla! Sabe Priuli que me ha hecho pensar?Priuli, me parece que tengo algo de la categora que a usted le agrada. (Toma la hoja con elcroquis.)

    EL SECRETARIO. S? Ah, pero eso sera la solucin! (Se levanta.) Seor Galilei,nosotros bien sabemos que usted es un gran hombre. Un gran hombre, pero un hombre

    descontento, si usted me permite.GALILEI. S, soy un descontento y eso es lo que vosotros me tendrais que pagar sime comprendieseis. Porque yo estoy descontento conmigo mismo. Pero en vez de esoprocuris que lo est con vosotros. Reconozco que me gusta dedicar toda mi persona a

    vosotros, mis seores venecianos, con vuestro famoso arsenal, vuestros astilleros ypolvorines de artillera. Pero es que no me dejis tiempo libre para seguir con lasespeculaciones cientficas que me asaltan. Amordazis justo al buey que trilla. Tengocuarenta y seis aos y no he hecho nada que me tranquilice.

    EL SECRETARIO. Entonces, no quisiera seguir molestndolo.GALILEI. Gracias. (Se va el Secretario. Galilei queda solo algunos instantes y comienza a

    trabajar. Andrea entra [15] corriendo. Galilei trabajando.) Por qu no comiste la manzana?

    ANDREA. Porque le quiero demostrar a ella que se mueve.GALILEI. Tengo que decirte algo, Andrea. No hables a otros de nuestras ideas.ANDREA. Por qu no?GALILEI. La Superioridad lo ha prohibido.

    ANDREA. Pero si es la verdad!GALILEI. Pero ella lo prohbe. Adems, tengo que decirte otra cosa. Tengo que

    hacerte una confesin: las teoras de Coprnico son nada ms que hiptesis. Dame laslentes.

    ANDREA. Tuve que dejar mi gorra. Como prenda.GALILEI. Y qu piensas hacer en el invierno sin gorra? (Pausa. Galilei acomoda las lentes

    en el papel con el croquis.)

    ANDREA. Qu es una hiptesis?GALILEI. Es cuando se considera una cosa por cierta cuando todava no se ha

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    demostrado como hecho real. Por ejemplo, la Felice, ah abajo, delante de la tienda delcestero, est dando el pecho a su nio. Si decimos que el nio recibe leche de la Felice y nola Felice del nio, el hecho en s ser una hiptesis mientras no se vaya hasta all, se vea elhecho y se demuestre. Frente a los astros somos como gusanos de ojos turbios que poco

    ven. Las viejas enseanzas credas durante mil aos estn en completa decadencia. Poca

    madera queda a los parantes que sostienen esos gigantescos edificios. Son muchas leyes quepoco aclaran, mientras que las nuevas hiptesis tienen pocas leyes que mucho aclaran.ANDREA. Pero usted ya me demostr todo.GALILEI. No, slo te dije que as poda ser. Entiendes? La hiptesis es muy bella y

    no hay nada que hable en su contra.ANDREA. Yo tambin quisiera ser fsico, seor Galilei.GALILEI. Ya lo creo, teniendo en cuenta los innumerables problemas que hay en

    nuestra materia. (Ha ido hasta la ventana y ha mirado a travs de las lentes.) Mira, mira por aqu,Andrea.

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    2.

    GALILEI ENTREGA UN NUEVO INVENTO A LA REPBLICA DEVENECIA.

    (El gran Arsenal en el puerto de Venecia. Regidores presididos por el Dux. Hacia un costado se hallanSAGREDO,amigo de Galilei, yVIRGINIA GALILEI,de quince aos de edad, que lleva una almohadillade terciopelo sobre la que descansa un anteojo de larga vista de ms o menos sesenta centmetros de longitud,en estuche de cuero car-[16]mes. GALILEI,subido a un estrado, Detrs de l, el soporte para el anteojo, al

    cuidado del pulidor FEDERZONI.

    GALILEI. Excelencia, Eminente Seora. Como maestro de matemticas en laUniversidad de Padua consider siempre como un deber no slo el cumplir con mi msalto cargo en la enseanza, sino tambin de procurar beneficios especiales a la Repblica de

    Venecia por medio de inventos tiles. Con profunda alegra y toda la debida humildadpuedo presentarles y entregarles hoy un novsimo instrumento, mi anteojo largavista o

    telescopio, originado en el mundialmente famoso gran Arsenal de Venecia, construido deacuerdo a los ms altos principios cientficos y cristianos, producto de diecisiete aos delpaciente trabajo de este devoto servidor. (Galilei baja del estrado y se coloca junto a Sagredo.

    Aplausos. Galilei hace una reverencia. Bajo, a Sagredo.) Esto s que es perder el tiempo!SAGREDO (bajo). Pero podrs pagar al carnicero, viejo.GALILEI S, y a ellos les traer dinero. (Nueva reverencia.)EL SECRETARIO (sube al estrado). Excelencia, Eminente Seora. Una vez ms se

    escribe con letras venecianas una hoja de gloria en el Libro de las Artes. (Aplauso corts.) Unsabio de fama mundial entrega hoy a ustedes y slo a ustedes un valiossimo tubo para serfabricado y vendido en la forma que mejor les plazca. (Aplauso cerrado.) Han pensado yaque por medio de este instrumento podremos reconocer en la guerra los buques enemigos

    en nmero y podero dos horas antes de que ellos puedan observar los nuestros? De estemodo podremos decidirnos antes a la persecucin, a la lucha o a la fuga. (Entusiasta salva deaplausos.) Y ahora, Excelencia, Eminente Seora, el seor Galilei les ruega recibir esteproducto de su intuicin de manos de su encantadora hija. (Msica. Virginia se adelanta, haceuna reverencia, entrega el anteojo al Secretario, que a su vez lo pasa a Federzoni. ste lo coloca en elsoporte y lo regula. El Dux y los regidores suben al estrado y miran por el anteojo.)

    GALILEI (bajo). No creo que podr aguantar largo tiempo este carnaval. Estos creenque reciben una baratija lucrativa, pero tiene otro valor. Ayer a la noche lo dirig a la Luna.

    SAGREDO. Y qu viste?GALILEI. El borde entre la hoz iluminada y la parte redonda oscura no es ntido sino

    completamente irregular, spero y dentado. Ni huellas de luz propia! Entiendes lo que

    esto puede significar?REGIDORES. Desde aqu puedo observar las fortificaciones de Santa Rita, seorGalilei. All, en ese velero, estn almorzando. Pescado frito. Me ha despertado el apetito.

    GALILEI. S la Luna fuese una Tierra, y en verdad su apariencia es la de una Tierra...s, por el instrumento puede verse claramente. Y entonces, me pregunto, qu es la Tierra?[17]

    SAGREDO. Te estn hablando.REGIDOR. Se ve bien con el armatoste, me parece que tendr que decirles a las

    mujeres de casa que eso de baarse en el techo ha concluido.SAGREDO. A qu atribuyes que el borde de la hoz no sea ntido ni liso?GALILEI. La Luna tiene montaas.

    REGIDOR. Por una cosa as se puede exigir diez escudos, seor Galilei (Galilei hace unareverencia.)

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    VIRGINIA (trae a Ludovico hasta su padre). Ludovico quiere felicitarte, padre.LUDOVICO (confundido). Lo felicito, seor.GALILEI. S, mejor el modelo.LUDOVICO. S, s, seor. Ya lo veo, usted le puso un estuche rojo, en Holanda era

    verde.

    GALILEI (a Sagredo). Y yo hasta me pregunto si con el aparato no se puede demostrarcierta teora...SAGREDO. Modrate, hombre.EL SECRETARIO. Sus quinientos escudos estn seguros, Galilei.GALILEI (sin atenderlo). Imagina: puntos luminosos en la parte oscura del disco y lugares

    oscuros en la hoz iluminada. Justo, es hasta demasiado justo. Claro est que siempre soydesconfiado con las deducciones apresuradas. (El Dux, un modesto hombre obeso, se haaproximado a Galilei y trata de dirigirse a l con torpe dignidad.)

    EL SECRETARIO. Seor Galilei, Su Excelencia, el Dux. (El Dux estrecha la mano deGalilei.)

    GALILEI. Verdad, los quinientos! Est usted contento, excelencia?

    EL DUX. Desgraciadamente necesitamos siempre un pretexto para nuestrosconcejales a fin de poderles hacer llegar algo a nuestros sabios.EL SECRETARIO. Por otro lado, dnde quedara el estmulo entonces?EL DUX (sonriendo). El pretexto es necesario. (El Dux y el Secretario guan a Galilei hasta

    los regidores, que lo rodean. Virginia y Ludovico se retiran lentamente.)VIRGINIA. Hice todo bien?LUDOVICO. Creo que s.

    VIRGINIA. Qu te pasa?LUDOVICO. Nada, nada... Creo que un estuche verde hubiese sido lo mismo.

    VIRGINIA. Me parece que estn todos contentos con pap.LUDOVICO. Y a m me parece que ya empiezo a comprender ahora algo de lo que es

    ciencia. [18]

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    3.

    10 DE ENERO DE 1610: POR MEDIO DEL TELESCOPIO, GALILEI REALIZADESCUBRIMIENTOS EN EL CIELO QUE DEMUESTRAN EL SISTEMA DE

    COPRNICO. PREVENIDO POR SU AMIGO DE LAS POSIBLES

    CONSECUENCIAS DE SUS INVESTIGACIONES, GALILEI MANIFIESTA SUFE EN LA RAZN HUMANA

    (Gabinete de trabajo de Galilei, en Padua. GALILEIy SAGREDOfrente al telescopio.)

    SAGREDO (mirando por el telescopio, a media voz). El borde de la hoz es spero. En lamitad oscura, cerca del borde iluminado, hay puntos de luz. Van apareciendo uno detrs delotro. La luz sale de ellos y se desparrama, aumentando su tamao sobre superficies cada

    vez mayores para desembocar al fin en la parte iluminada ms grande.GALILEI. Qu explicacin das a esos puntos?SAGREDO. No, no es posible.

    GALILEI. S, seor. Son montaas gigantescas.SAGREDO. En una estrella?GALILEI. Montaas. El Sol dora las cimas mientras en las pendientes reina la noche.

    Lo que t ves es la luz que va bajando de las cimas hasta los valles.SAGREDO. Pero eso contradice la astronoma de dos siglos enteros!GALILEI. As es. Lo que t ves aqu no lo ha visto ningn ser humano, salvo yo. T

    eres el segundo.SAGREDO. Pero es que la Luna no puede ser una tierra con montaas y valles del

    mismo modo como la Tierra no puede ser una estrella.GALILEI. La Luna puede ser una tierra con montaas y valles, y la Tierra puede ser

    una estrella, un astro comn, uno entre miles. Mira de nuevo: ves, acaso, la parte oscura de

    la Luna totalmente oscura?SAGREDO. No. Ahora que miro con atencin, veo todo cubierto por una luz tenue,una luz de color ceniza.

    GALILEI. Y qu clase de luz puede ser?SAGREDO. ... ?GALILEI. Es luz de la Tierra.SAGREDO. Qu disparate! Cmo va a brillar la Tierra! Con sus cordilleras y bosques

    y ros. Un cuerpo fro.GALILEI. Del mismo modo que brilla la Luna. Porque los dos astros estn iluminados

    por el Sol, por eso brillan. Lo que es la Luna para nosotros somos nosotros para la Luna. Yella se nos aparece una vez como hoz, otra vez como semicrculo, una vez llena y otra vez,

    nada.SAGREDO. Entonces quiere decir que no hay diferencia entre Luna y Tierra?GALILEI. Al parecer, no.SAGREDO. No hace todava diez aos un hombre fue que-[19]mado en Roma. Se

    llam Giordano Bruno y sostena lo mismo.GALILEI. Efectivamente. Y nosotros lo estamos viendo. Acerca tu ojo al telescopio,

    Sagredo. Lo que t ves es que no hay diferencia entre cielo y tierra. Estamos a diez deenero de mil seiscientos diez. La humanidad asienta en su diario: hoy ha sido abolido elcielo.

    SAGREDO. Qu cosa maravillosa es este aparato! (Golpean a la puerta.)GALILEI. Espera, adems he descubierto otra cosa. Y, tal vez, sea todava ms

    asombrosa. (Golpean de nuevo. Aparece el Secretario de la Universidad.)EL SECRETARIO. Disculpe usted que lo moleste a estas horas. Le agradecera poder

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    hablarle a solas.GALILEI. El seor Sagredo puede or todo lo que a m se refiera, seor Priuli.EL SECRETARIO. Es que, tal vez, no le resultar agradable a usted que el seor oiga lo

    que ha ocurrido. Es algo totalmente increble.GALILEI. El seor Sagredo ya est acostumbrado de que en mi presencia ocurran

    cosas increbles, seor Priuli.EL SECRETARIO. Mucho me temo que... (Mostrando el telescopio.) Ah est el famosoinvento! Puede usted tirarlo, es un fracaso, s, un fracaso!

    SAGREDO (que ha estado pasendose nervioso). Por qu?EL SECRETARIO. No sabe usted, acaso, que ese invento que ha sido designado como

    el fruto de diecisiete aos de trabajo se puede comprar en cada esquina de Italia por un parde escudos? Y nada menos que fabricados en Holanda! En este momento un cargueroholands est descargando en el puerto quinientos de esos anteojos.

    GALILEI.Es cierto?EL SECRETARIO. No comprendo su tranquilidad, seor.SAGREDO. Pero, por qu se aflige tanto? Deje que el seor Galilei le cuente los

    descubrimientos revolucionarios que, gracias a este aparato, ha podido realizar en la bvedaceleste.GALILEI (riendo). Usted mismo puede verlos, Priuli.EL SECRETARIO (a Sagredo). Es mejor que usted vaya sabiendo que me basta mi

    descubrimiento de ser el hombre que logr duplicarle el sueldo al seor Galilei por estevulgar trasto. Por pura casualidad los seores de la Alta Signora no se han encontrado enla primer bocacalle, ampliado siete veces en su tamao, con algn vendedor ambulante queofrece este tubo por una bicoca! Y ellos que estn en la creencia de haber asegurado a laRepblica con este instrumento algo que slo aqu puede ser fabricado! (Galilei re acarcajadas.)

    SAGREDO. Mi estimado seor Priuli, tal vez yo no sea capaz de calcular el valor

    comercial de un instrumento as, pero su valor para la filosofa es verdaderamenteincalculable.EL SECRETARIO. Para la filosofa! Qu tiene que hacer [20]el seor Galilei, todo un

    matemtico, con la filosofa? Seor Galilei, una vez usted entreg a la ciudad una excelentebomba de agua y su sistema de irrigacin funciona todava normalmente. Hasta losfabricantes de paos alabaron su mquina. Cmo poda esperar ahora esto de usted?

    GALILEI. No tanta prisa, Priuli. Las rutas martimas son siempre largas, inseguras ycaras. Nos hace falta una especie de reloj exacto en el cielo. Ahora tengo la certeza de quepodr seguir con el anteojo el paso de ciertos astros que realizan movimientos muyregulares. Esto traera como consecuencia el ahorro de millones de escudos para la marina,Priuli.

    EL SECRETARIO. Djeme de esas cosas. Ya lo he estado escuchando bastante. Comopago de mi cortesa me ha convertido en el hazmerrer de la ciudad. Siempre ser en elrecuerdo de todos aquel secretario que se dej embaucar con un anteojo sin valor alguno.Rase, tiene toda la razn de rerse. Usted se tiene asegurados sus quinientos escudos deoro. Ah, pero yo le aseguro, y es un hombre honorable quien se lo dice, este mundo measquea, me da asco! (Se va, cerrando la puerta con violencia.)

    GALILEI. Cuando est colrico se vuelve simptico. Has odo? Le asquea un mundoen el que no se pueden hacer negocios.

    SAGREDO. Sabas algo ya de esos instrumentos holandeses?GALILEI. Naturalmente. O hablar de ellos. Pero yo les constru uno mucho mejor a

    esos tacaos. Cmo podra trabajar de otra forma? Con el alguacil en el cuarto? Virginia

    necesita pronto un ajuar, ella no es inteligente. Adems me gusta mucho comprar libros, noslo sobre fsica y me place tambin comer decentemente. Mis mejores ideas me asaltan

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    justamente cuando saboreo un buen plato. Ah, esta corrompida poca! Esos no me hanpagado tanto como al cochero que les transporta los toneles de vino! Cuatro brazas de leapor dos lecciones de matemticas! S, les he podido arrancar quinientos escudos, pero tengotodava deudas, algunas de las cuales tienen ya veinte aos. Cinco aos de tiempo libre paramis investigaciones y ya habra demostrado todo! Ven, te mostrar algo ms.

    SAGREDO (duda de aproximarse al anteojo). Siento algo as como un temor, Galilei.GALILEI. Ahora te mostrar una de las nebulosas de la Va Lctea, brillante, blancacomo la leche. Sabes t en qu consiste?

    SAGREDO. Son estrellas. Incontables.GALILEI. Slo en la constelacin de Orin hay quinientas estrellas fijas. Esos son los

    otros innumerables mundos, los ms lejanos astros de los que habl aqul que mandaron ala hoguera. No los vio, pero los esperaba.

    SAGREDO. En el caso mismo que esta Tierra fuese una estrella, no quedacomprobado por eso que se mueva alrededor del Sol, como sostiene Coprnico. No existeningn astro en el ciclo que se mueva alrededor de otro. Pero, en [21] cambio, alrededor dela Tierra se mueve siempre la Luna.

    GALILEI. Yo me pregunto... Desde anteayer me pregunto: dnde est Jpiter? (Loenfoca.) Cerca de l hay cuatro estrellas que se captan con el anteojo. Las vi. el lunes pero noles dediqu mayor atencin. Ayer mir de nuevo y hubiera jurado que haban cambiado deposicin... Y ahora qu es esto? Se han movido de nuevo. (Dejando el sitio.) Mira, mira t.

    SAGREDO. Slo veo tres.GALILEI. Y la cuarta, dnde est? Aqu tengo las tablas. Tenemos que calcular los

    movimientos que han podido haber realizado. (Excitados, comienzan a trabajar. El escenario sevuelve oscuro pero siempre se ven en el horizonte Jpiter y sus satlites. Cuando comienza a aclarar, sehallan todava sentados, cubiertos con abrigos de invierno.) Est demostrado. El cuarto slo pudohaberse ido detrs de Jpiter, donde no se lo puede ver. Ah tienes un sol en torno al cualgiran las estrellas pequeas.

    SAGREDO. Pero, y la esfera de cristal a la que est ligado Jpiter? Si es una estrellafija!GALILEI. S, dnde est ahora? Cmo puede Jpiter estar sujeto si hay otras

    estrellas que dan vueltas en torno a l? Ah no hay ningn parante, en el universo no hayningn apoyo. No es nada menos que otro sol!

    SAGREDO. Tranquilzate. Piensas con demasiada prisa.GALILEI. Qu? Prisa? Hombre, no te quedes as! Lo que t ests viendo no lo ha

    visto nadie hasta ahora. Tenan razn!SAGREDO. Quin, los discpulos de Coprnico?GALILEI. Y el otro. El mundo entero estaba contra ellos y ellos tenan razn! Esto s

    que es algo para Andrea! (Corre hasta la puerta y llama.) Seora Sarti! Seora Sarti!

    SAGREDO. Galilei, tranquilzate!GALILEI. Sagredo, muvete!SAGREDO (desmonta el anteojo). Quieres terminar de una vez de gritar como un loco?GALILEI. Quieres terminar de estarte ah como un bacalao seco en la hora del

    descubrimiento de la verdad!SAGREDO. No me quedo como un bacalao seco... Tiemblo de pensar que podra ser

    la verdad.GALILEI. Qu?SAGREDO. Has perdido el juicio? Sabes acaso realmente en lo que te metes si eso

    que t ves es la verdad? Y ms si lo gritas en todos los mercados? Que existe un nuevo soly nuevas tierras que giran alrededor de l!

    GALILEI. S, s. Y no que todo el gigantesco universo con todos los astros es el queda vueltas en torno a nuestra pequesima tierra, como todos piensan!

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    SAGREDO. Entonces slo hay astros. Y dnde est Dios?GALILEI. Qu quieres decir?SAGREDO. Dios! Dnde est Dios!GALILEI (colrico). All no! De la misma manera como no lo encontrarn si lo buscan

    los de all, si all hay seres vivientes. [22]

    SAGREDO. Y dnde est entonces Dios?GALILEI. No soy telogo. Soy matemtico.SAGREDO. Ante todo eres un hombre y yo te pregunto: dnde est Dios en tu

    sistema universal?GALILEI. En nosotros mismos o en ningn lado!SAGREDO (gritando). Como lo dijo el condenado a la hoguera?GALILEI. S, como lo dijo el condenado a la hoguera.SAGREDO. Por eso lo quemaron hace menos de diez aos.GALILEI. Porque no pudo demostrar nada! Porque slo pudo afirmarlo!SAGREDO. Galilei, siempre te he conocido como un hombre astuto. Durante

    diecisiete aos en Padua y tres aos en Pisa enseaste pacientemente el sistema de

    Ptolomeo a cientos de alumnos. Ese sistema que la Iglesia predica y que las SagradasEscrituras comprueban. El fundamento de la Iglesia! T lo tenas por falso debido aCoprnico, pero t lo enseabas.

    GALILEI. Porque no poda demostrar nada.SAGREDO (incrdulo). Y t crees que todo esto ahora lo cambia?GALILEI. Un cambio total! yeme, Sagredo. Creo en los hombres, es decir, en su

    razn. Sin esa fe no tendra las fuerzas necesarias para levantarme cada maana de mi cama.SAGREDO. Quiero decirte algo: yo no creo en esa razn. Cuarenta aos de vida entre

    los hombres me han enseado constantemente que no son accesibles a ella. Mustrales lacola roja de un cometa, infndeles miedo y vers cmo salen corriendo de sus casas y serompen las piernas. Pero diles algo racional y demustraselo con siete razones y se burlarn

    de ti.GALILEI. Eso es totalmente falso, es una calumnia. No comprendo cmo puedestener amor por la ciencia creyendo en esas cosas. Slo los cadveres permaneceninmutables a las razones.

    SAGREDO. Cmo puedes confundir t, razn con esa lamentable astucia queposeen.

    GALILEI. No hablo de su astucia. Ya s, al asno lo llaman caballo cuando lo venden yal caballo, asno cuando lo quieren comprar. Esa es su astucia. La vieja, que en la nocheantes del viaje le da con ruda mano un manojo ms de heno a su mula; el navegante, que alcomprar las provisiones tiene en cuenta la tormenta y la calma chicha; el nio, que seencasqueta la gorra cuando se le demuestra la posibilidad de una lluvia, todos esos son mi

    esperanza; todos hacen valer razones. S, yo creo en la apacible impetuosidad de la raznsobre los hombres. No podrn resistir a ella durante mucho tiempo. Ningn hombre puedecontemplar indefinidamente como yo dejo caer una piedra (Deja caer una piedra de la mano.) ydigo: la piedra no cae. Ningn hombre es capaz de eso. La seduccin que ejerce una pruebaes demasiado grande. Aqu se rinden los ms, [23] y a la larga, todos. El pensar es uno delos ms grandes placeres de la raza humana.

    SRA.SARTI (entra, en camisa de dormir). - Necesita usted algo, seor Galilei?GALILEI (que de nuevo est mirando por el anteojo y hace anotaciones, muy corts). S, necesito

    que venga Andrea.SRA.SARTI. Andrea? Est acostado y duerme.GALILEI. No puede despertarlo?

    SRA.SARTI. Para qu lo necesita?GALILEI. Le quiero mostrar algo que lo pondr contento. Tiene que venir a ver una

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    cosa que pocos hombres han visto hasta ahora desde que la tierra existe.SRA.SARTI. Es algo por su tubo?GALILEI. S, algo por mi tubo, seora Sarti.SRA.SARTI. Y por eso tengo que despertarlo en medio de su sueo? Est usted en

    sus cabales? l necesita dormir de noche. Ni pienso despertarlo!

    GALILEI. Seguro que no?SRA.SARTI. Seguro que no.GALILEI. Entonces tal vez usted misma pueda ayudarme. Mire, tenemos un problema

    en el cual no podemos ponernos de acuerdo, quiz porque hemos ledo demasiado. Es unapregunta sobre el cielo, una pregunta que se refiere a los astros, y es la siguiente: esadmisible que lo grande gire en torno a lo pequeo o que lo pequeo gire en torno a logrande?

    SRA.SARTI (con desconfianza). Con usted uno no se orienta en seguida, seor Galilei.Es una pregunta seria o quiere slo burlarse otra vez de m?

    GALILEI. Es una pregunta seria.SRA.SARTI. Entonces puede tener en seguida la respuesta. Dgame, usted me sirve la

    comida a m o yo se la sirvo a usted?GALILEI. Usted me la sirve a m. Ayer estaba quemada.SRA.SARTI. Y por qu estaba quemada? Porque tuve que traerle los zapatos cuando

    estaba guisando. No le traje acaso los zapatos?GALILEI. Es muy probable.SRA.SARTI. Usted es el que ha estudiado y el que puede pagar.GALILEI. Ya veo, ya veo. No, ya no hay dificultades. Buenas noches, seora Sarti. (La

    seora Sarti se va, divertida.) Y estos seres no quieren comprender la verdad? Si la cogen alvuelo! (Una campana llama a maitines. Entra Virginia, con abrigo, llevando una lmpara.) Por quests levantada ya?

    VIRGINIA. Ir a maitines con la seora Sarti. Ludovico tambin ir. Cmo fue la

    noche, padre?GALILEI. Clara.VIRGINIA. Puedo mirar?GALILEI. Para qu? (Virginia no sabe qu responder.) Esto no es un juguete.

    VIRGINIA. No, padre.GALILEI. Y por otra parte este tubo decepciona, ya lo [24]oirs por todos lados. Se

    puede comprar por tres escudos en la calleja y ya fue inventado antes en Holanda.VIRGINIA. Pero, no has visto nada nuevo en el cielo con l?GALILEI. Slo algunas pequeas manchas borrosas en el lado izquierdo de una gran

    estrella que nadie alcanzar a ver, ni siquiera con el tubo. He tenido que idearme algo paraque aquel que quiera verlas tenga que empearse bastante. (A medida que habla vadejando de

    lado a Virginia para dirigirse a Sagredo.) Quiz las bautice como "Astros de Mdici" en honordel Gran Duque de Florencia. A ti tal vez te interese saber que existe la posibilidad demudarnos a Florencia. He escrito una carta para ver si el Gran Duque necesita mis servicioscomo matemtico en la corte.

    VIRGINIA (radiante). En la corte?SAGREDO. Galilei!GALILEI. Amigo mo, necesito tranquilidad. Y tambin la olla llena. En ese cargo no

    tendr que meterles en la cabeza el sistema de Ptolomeo a ninguna clase de alumnosprivados, sino que dispondr de tiempo. Tiempo! Tiempo! Tiempo! Tiempo para poderllegar a mis pruebas! Lo que hasta ahora he logrado no es suficiente. Esto no es nada, sloun miserable fragmento! Con esto no puedo presentarme ante el mundo. No tengo ninguna

    prueba de que algn cuerpo celeste se mueva alrededor del Sol. Pero yo traer pruebas,pruebas para todos, desde la seora Sarti hasta arriba, hasta el Papa. Mi nica preocupacin

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    es que la corte no llegara a aceptarme.VIRGINIA. Pero, s, padre, no cabe duda de que te tomarn, con las nuevas estrellas y

    todo!SAGREDO (lee en voz alta el final de la carta que Galilei le ha alcanzado). "Nada anhelo tanto

    como poder estar cerca de vos, sol naciente que ilumina nuestra era". El Gran Duque tiene

    nueve aos de edad.GALILEI. As es. Me parece que t encuentras mi carta muy servil. Yo me pregunto sies lo suficientemente servil y no resulte tal vez demasiado formal, como si me hubiesefaltado una verdadera sumisin. Escribir una carta sobria slo puede permitrselo alguienque haya logrado demostrar a Aristteles, pero no yo. Un hombre como yo slo puedellegar a una mediana posicin arrastrndose sobre su barriga. Y t lo sabes, desprecio aaquellos cuyo cerebro no es capaz de llenar su estmago. (A Virginia) Vete a escuchar tumisa. (Virginia se va.)

    SAGREDO. No vayas a Florencia, Galilei.GALILEI. Por qu no?SAGREDO. Porque all gobiernan los monjes.

    GALILEI. En la corte florentina hay eruditos de nombre.SAGREDO. Lacayos.GALILEI. A sos los tomar de la cabeza y los arrastrar hasta el anteojo. Tambin los

    monjes son seres humanos, Sagredo. Tambin ellos capitulan ante la seduccin de loshechos. No debes olvidar que Coprnico exigi que creyeran [25]a sus nmeros, yo sloexigir que crean a sus propios ojos. Si la verdad es tan dbil para defenderse a s mismadebe entonces pasar al ataque. Los tomar de las cabezas y los obligar a mirar por esteanteojo.

    SAGREDO. Galilei, te veo tomar por el mal camino. Cuando el hombre vislumbra laverdad sobreviene la noche del infortunio y la hora de la ofuscacin suena cuando esehombre cree en la razn de las criaturas humanas. De quin se dice que marcha con los

    ojos abiertos? Precisamente de aquel que camina hacia su perdicin. Cmo podran dejarlibre los poderosos a alguien que posee la verdad? Aunque esa verdad sea dicha acerca delas ms lejanas estrellas? O crees t acaso que el Papa oye tu verdad cuando t dices que lest errado, y no oye al mismo tiempo que efectivamente est errado? Crees acaso que sinms ni ms escribir en su diario: 10 de enero de 1610, hoy ha sido abolido el cielo? Cmopuedes partir de la Repblica con la verdad en el bolsillo para caer en las garras de prncipesy monjes con tu anteojo en la mano? As como eres de desconfiado en tu ciencia as erescrdulo como un nio con todo lo que crees que te falicitara medios para su cultivo. Nocrees en Aristteles pero s en el Gran Duque de Florencia. Cuando hace unos momentoste vea mirar por el anteojo y contemplar esos nuevos planetas, fue para m como si te vieraen medio de las llamaradas de la hoguera, y cuando dijiste que creas en las pruebas me

    pareci oler carne quemada. Tengo un gran aprecio por la ciencia, pero ms por ti, miquerido amigo. No vayas a Florencia, Galilei!GALILEI. Si ellos me aceptan, all ir. (En un teln aparece la ltima hoja de una carta: "A

    las nuevas estrellas que he descubierto las bautizar con el alto nombre de la estirpe de los Mdici. Bien sque a los dioses y hroes les ha bastado la elevacin de sus nombres a lo alto para su eterna gloria, pero eneste caso ocurrir lo contrario, el nombre de los Mdici asegurar a las estrellas que le lleven un inmortalrecuerdo. Por mi parte yo os saludo como uno de vuestros ms fieles y devotos servidores considerando un

    gran honor el haber nacido como sbdito vuestro. Nada anhelo tanto como poder estar cerca de vos, solnaciente que iluminar nuestra era. Galileo Galilei.") [26]

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    Galileo Galilei

    4.

    GALILEI HA DEJADO LA REPBLICA DE VENECIAPOR LA CORTE FLORENTINA. SUS DESCUBRIMIENTOSHECHOS POR MEDIO DEL TELESCOPIO CHOCAN CON

    LA INCREDULIDAD DE LQS CRCULOS ERUDITOSDE LA CORTE.

    Casa de Galilei en Florencia. La SEORA SARTI realizapreparativos para la recepcin de huspedes. SuhijoANDREA est sentado acomodando mapas astronmicos.

    SRA. SARTI. Desde que felizmente estamos en esta tan ponderada Florencia, no setermina nunca de agachar el lomo ni de pasar la lengua. La ciudad entera viene a mirar porese tubo y despus... el fregado del piso, para m. Y de todo esto no resultar nada. Si enesos descubrimientos hubiese algo, los seores clrigos seran los primeros en saberlo.Cuatro aos estuve al servicio de Monseor Filippo y nunca pude terminar de sacudir el

    polvo de su biblioteca! Tomos encuadernados en cuero y nada de versitos! Y el bueno deMonseor tena ms de dos libras de callos en el trasero de tanto estar sentado sobre todasu ciencia. Y un hombre as no va a saber esto? Toda la gran visita de hoy va a resultar unchasco, de modo que maana ni al lechero podr mirarle a la cara. Tena razn cuando leaconsej preparar a los seores primero una buena cena, con buena carne de cordero, antesde ir a mirar por el tubo. Pero no hay caso! (Imita a Galilei.) "Yo tengo otra cosa mejor paraellos". (Golpean abajo.)

    SRA.SARTI (mirando por la mirilla de la ventana). Santo Dios! El Gran Duque est yaaqu! Y Galilei todava en la Universidad! (Baja la escalera y hace pasar al Gran Duque deToscana, Cosme de Mdici y al Mayordomo Mayor de la Corte.)

    COSME. Quiero ver el anteojo.

    EL MAYORDOMO. Tal vez sea Su Alteza tan bondadosa de tener un poco depaciencia hasta que el seor Galilei y los otros seores vuelvan de la Universidad. (A laseora Sarti.) El seor Galilei deseaba que los seores astrnomos examinaran las nuevasestrellas descubiertas por l y denominadas "estrellas de Mdici".

    COSME. Ellos no creen en el anteojo. No creen en nada. Dnde est pues? (Eljovenzuelo seala la escalera y ante un gesto de asentimiento de la seora Sarti, la sube.)

    EL MAYORDOMO (un hombre muy anciano). Vuestra Majestad! (A la seora Sarti.) Hayque subir por ah? Yo slo he venido porque el preceptor est enfermo.

    SRA.SARTI.Al joven seor no le ocurrir nada. Mi hijo est arriba.COSME (arriba entrando). Buenas noches. (Los mu-[27]chachos se saludan entre s con

    mucha ceremonia. Pausa. Luego Andrea contina con su trabajo.)

    ANDREA (imitando a su maestro). Esto es igual que un palomar.COSME. Vienen muchos visitantes?ANDREA. Andan a los tropezones, papan moscas y no entienden ni jota de nada.COSME. Comprendo, comprendo... Este es el... (seala el anteojo.)

    ANDREA. S, ese es. Pero ojo con poner los dedos.COSME. Y esto qu es? (Seala el modelo de madera del sistema de Ptolomeo.)

    ANDREA. El de Ptolomeo.COSME. Muestra cmo el Sol se mueve, verdad?

    ANDREA. As dicen.COSME (toma el modelo y se sienta en una silla). Mi preceptor est enfermo, por eso pude

    venir antes. Me gusta estar aqu.

    ANDREA (inquieto, camina arrastrando los pasos, irresoluto, mirando al extrao con desconfianza y alfin, incapaz de resistir la tentacin por ms tiempo, pesca de atrs de unos mapas otro modelo de madera,

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    que representa esta vez el sistema de Coprnico ). Pero en realidad es as.COSME. Qu?

    ANDREA (sealando el modelo que tiene Cosme). As dicen que es, pero as (seala el suyo.) esen realidad. La Tierra da vueltas alrededor del Sol, entiendes?

    COSME. Lo dices en serio?

    ANDREA. Seguro, si est demostrado.COSME. S? Yo quisiera saber por qu no me dejaron ver al viejo, siendo que ayerestaba an en la cena.

    ANDREA. Parece que usted no cree.COSME. Pero s, por supuesto.

    ANDREA (repentinamente seala el modelo que tiene Cosme). Dmelo, t no comprendes nisiquiera eso.

    COSME. Para qu quieres dos?ANDREA. Dmelo te digo. Eso no es un juguete para nios.COSME. No tengo nada en contra de drtelo pero podras ser un poquito ms corts,

    entiendes?

    ANDREA. T eres un estpido... con tus cortesas. Sultalo o te doy una!COSME. Quita las manos de ah! (Comienza a forcejear cayendo en seguida al suelo.)ANDREA. Te voy a demostrar cmo se trata a un modelo. Rndete!COSME. Ahora se rompi! Que me retuerces la mano!

    ANDREA. Yo te voy a ensear quin tiene razn. Di que se mueve o te doy decoscorrones!

    COSME. Nunca. Ay, t, pelo de Judas!ANDREA. Qu? Pelo de Judas? Dilo de nuevo! (Siguen riendo en silencio. Abajo entran

    Galilei y algunos profesores de la Universidad.)EL MAYORDOMO. Seores mos, una ligera indisposi-[28]cin impidi al

    preceptor de Su Alteza, seor Suri, acompaar a Su Alteza hasta aqu.

    ELTELOGO. Ojal que no sea nada grave.EL MAYORDOMO.- No, de ninguna manera.GALILEI (decepcionado). No ha venido Su Alteza?EL MAYORDOMO. Su Alteza est arriba. Ruego a los seores no demorarse. La corte

    espera con extrema curiosidad la opinin de la distinguida Universidad sobre el ex-traordinario instrumento del seor Galilei y las maravillosas estrellas recin descubiertas.(Suben. Los muchachos quedan paralizados. Han odo el ruido de abajo.)

    COSME. All estn. Djame levantarme! (Se paran rpidamente.)Los SEORES (subiendo).No, no, si todo est en el ms perfecto orden.

    La Facultad de Medicina ha rechazado la posibilidad de que en la parte vieja de laciudad pudiera haber apestados.

    Los miasmas deberan estar congelados con la temperatura que reina actualmente. Lo peor en estos casos es siempre el pnico. No es otra cosa que los casos comunes de constipacin en esta poca del ao. Toda otra sospecha es infundada. Todo est en el ms perfecto orden. (Arriba, los saludos.)GALILEI. Vuestra Alteza, me siento muy feliz de estar en condiciones de poner en

    contacto a estos seores con las recientes novedades en vuestra augusta presencia. (Cosme seinclina muy formal a todos los costados, tambin ante Andrea.)

    ELTELOGO (mirando el modelo de Ptolomeo que yace roto en el suelo). Aqu parece que algose ha quebrado. (Cosme levanta rpido el modelo y se lo entrega cortsmente de Andrea. Entretanto,Galilei guarda con disimulo el otro modelo.)

    GALILEI (acercndose al anteojo). Como Vuestra Alteza bien lo sabe, desde hace algntiempo, nosotros, los astrnomos tenemos grandes dificultades con nuestros clculos. Para

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    esos clculos utilizamos un sistema muy antiguo que si bien parece concordar con lafilosofa no es compatible con los hechos. Segn ese antiguo sistema, el de Ptolomeo, losmovimientos de los astros seran complicadsimos. El planeta Venus, por ejemplo,realizara un movimiento ms o menos as. (Dibuja sobre una pizarra la trayectoria epicclica deVenus segn la hiptesis ptolomeica.) Pero en el caso que aceptramos como ciertos a

    movimientos tan complicados no nos sera posible calcular de antemano la posicin justade los astros porque no los encontraramos all donde deberan estar. Adems de estoexisten otros movimientos que el sistema de Ptolomeo ignora. Movimientos as, alrededordel planeta Jpiter realizan, a mi parecer, unas pequeas estrellas descu-[29]biertas hacepoco por m. Estn conformes los seores en comenzar con un reconocimiento de

    Jpiter?ANDREA (mostrando el banquito frente al anteojo). Por favor, tomen asiento aqu.EL FILSOFO. Gracias, pequeo, pero me temo que no sea todo tan sencillo. Seor

    Galilei, antes de emplear su famoso anteojo quisiramos tener el placer de una disputa.Tema: pueden existir planetas as?

    EL MATEMTICO. S, de una formal disputa.

    GALILEI. Es que yo haba pensado que, para convencerse les bastara mirar por elanteojo.ANDREA. Aqu, por favor.EL MATEMTICO. Natural, natural. Pero tal vez sepa usted que segn las hiptesis de

    los antiguos no existen ni estrellas que giran alrededor de otro centro que no sea la Tierra niastros en el cielo que no tengan su correspondiente apoyo.

    GALILEI. S.EL FILSOFO. Y... apartndonos de la posibilidad de la existencia de tales estrellas

    que el matemtico (Se inclina ante ste) parece dudar, quisiera yo, con toda humildad, plantearla siguiente pregunta: son necesarias tales estrellas? Aristotelis divini universum...

    GALILEI. No podramos continuar en el habla corriente dado que mi colega, el

    seor Federzoni, no comprende latn?EL FILSOFO. Tiene importancia acaso que nos entienda?GALILEI. S.EL FILSOFO. Disculpe usted, yo pens que era su pulidor de lentes.

    ANDREA. El seor Federzoni es un pulidor de lentes y un erudito.EL FILSOFO. Gracias, pequeo. Si el seor Federzoni insiste...GALILEI. El que insiste soy yo.EL FILSOFO. Mis argumentos perdern su brillantez pero, estamos en su casa. El

    universo del divino Aristteles con sus esferas de msticos sonidos y sus cristalinas bvedasy los giros circulares de sus cuerpos celestes y el ngulo inclinado de la trayectoria solar ylos misterios de las tablas de los satlites y la exuberancia de estrellas del catlogo del

    hemisferio austral y la inspirada construccin del globo celestial, es un edificio de tal ordeny belleza que bien deberamos recapacitar antes de destruir esa armona.GALILEI. Por qu? Y si Vuestra Alteza verificara por medio del anteojo la

    existencia tanto de esas estrellas imposibles como la de las intiles?EL MATEMTICO. Se podra alegar como respuesta que su anteojo, al mostrar algo,

    que no existe, no es un instrumento muy exacto. Verdad?GALILEI. Qu quiere decir con eso?EL MATEMTICO. Sera mucho ms provechoso, seor [30] Galilei, si usted nos

    pudiera nombrar las causas que lo movieron a suponer la existencia de astros que cuelganlibremente en las esferas superiores del inmutable firmamento.

    EL FILSOFO. Razones, seor Galilei, razones!

    GALILEI. Las razones? Cuando de una mirada a los mismos astros y con misapuntes queda demostrado el fenmeno? Pero seores, la disputa resultara absurda!

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    EL MATEMTICO. Si contramos con la seguridad de que usted no se irritara todavams, podramos agregar que lo que dice su anteojo y lo que dice el cielo bien pueden serdos cosas distintas.

    EL FILSOFO. Ms corts, imposible.FEDERZONI. Piensan que hemos pintado las estrellas de Mdici en el lente.

    GALILEI. Me acusa usted de estafa?EL FILSOFO. Pero... cmo podramos... en presencia de Su Alteza?EL MATEMTICO. Su instrumento, as se le llame su vstago o su pupilo, est hecho

    con toda habilidad, sin lugar a dudas.EL FILSOFO.Y nosotros estamos completamente convencidos, seor Galilei, que ni

    usted ni nadie osara engalanar estrellas con el augusto nombre de la estirpe dinstica sinantes haber alejado toda duda sobre su existencia. (Todos hacen profundas reverencias ante el GranDuque.)

    COSME. Ocurre algo anormal con mis estrellas?UNA VIEJA DAMA DE HONOR (al Gran Duque). Todo est en orden con las estrellas de

    Vuestra Alteza. Los seores slo se preguntan si realmente existen. (Pausa.)

    UNA JOVEN DAMA DE HONOR. Se dice que con el instrumento se puede ver hasta lacola de la Osa Mayor.GALILEI. S, y todo lo que Dios le dio al Tauro. Van a mirar los seores o no?EL FILSOFO. Claro, por supuesto.EL MATEMTICO. Por supuesto! (Pausa. De improviso, Andrea se vuelve y comienza a

    atravesar rgido el saln. Su madre lo alcanza.)SRA.SARTI. Qu te pasa?

    ANDREA. Son tontos. (Se desprende y huye de la habitacin.)EL FILSOFO. Un lamentable rapaz.EL MAYORDOMO. Vuestra Alteza, debo tal vez recordarle que el baile oficial

    comienza en tres cuartos de hora?

    EL MATEMTICO Y para qu meternos en este baile? Tarde o temprano el seorGalilei tendr que reconocer las realidades. Sus planetas de Jpiter perforaran la esfera decristal. Es muy sencillo.

    FEDERZONI. Ustedes se van a asombrar: no hay tal esfera de cristal.EL FILSOFO. Cualquier libro escolar le dir de su existencia, buen hombre.FEDERZONI. Pues entonces qu esperan para hacer nuevos libros escolares? [31]EL FILSOFO. Vuestra Alteza, mi respetado colega y yo nos respaldamos nada menos

    que en la autoridad del mismo divino Aristteles.GALILEI (casi servil). Seores mos, la fe en la autoridad de Aristteles es una cosa;

    hechos que se tocan con la mano, son otra. Ustedes sostienen que, segn Aristteles,existen arriba esferas de cristal, de modo que determinados movimientos no podran

    ocurrir porque si no los astros perforaran las esferas. Pero de qu manera, si ustedes pue-den constatar esa clase de movimientos? Tal vez entonces lleguen a la conclusin de quetales esferas no existen. Seores mos, les ruego con toda humildad, confen en sus ojos.

    EL MATEMTICO. Mi estimado Galilei, yo acostumbro leer a Aristteles de tanto entanto aunque a usted le parezca anticuado y puedo asegurarle que ah s confo en misojos.

    GALILEI. Es que ya estoy acostumbrado a ver cmo los seores de todas lasfacultades cierran sus ojos frente a hechos palpables y proceden de modo como si nohubiera pasado nada. Les muestro mis apuntes y se sonren, les pongo mi anteojo a sudisposicin para que se convenzan y salen citando a Aristteles. Si el hombre no tenaningn anteojo!

    EL MATEMTICO. Por supuesto, por supuesto.EL FILSOFO (importante). Si aqu se procura enlodar la autoridad de Aristteles

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    reconocida no slo por todas las ciencias de la antigedad sino tambin por los SantosPadres de la Iglesia, debo entonces advertir que considero intil toda continuacin de ladisputa. Rechazo toda discusin impertinente. Ni una palabra ms!

    GALILEI. El padre de la verdad es el tiempo y no la autoridad. Nuestra ignorancia esinfinita, disminuyamos de ella tan siquiera un milmetro cbico! Por qu ahora ese afn de

    aparecer sabios cuando podramos ser un poco menos tontos? He tenido la inconcebiblefelicidad de recibir un instrumento con el cual se puede observar una puntita del universo,algo, no mucho. Utilcenlo!

    EL FILSOFO. Vuestra Alteza, damas y caballeros, yo me pregunto: a dnde noslleva todo esto?

    GALILEI. Yo dira mejor: los cientficos no debemos temer hasta dnde nos puedallevar la verdad.

    EL FILSOFO (fuera de s). Seor Galilei, la verdad nos puede llevar a cualquier parte!GALILEI. Vuestra Alteza. En estas noches, en toda Italia se enfoca el cielo con estos

    anteojos. Las lunas de Jpiter no abaratan la leche pero nunca fueron vistas y la realidad esque existen. De ah, el hombre de la calle saca la conclusin de que podra ver muchas

    cosas si abriera sus ojos. Vosotros le debis una explicacin. No son los movimientos dealgunas lejanas estrellas los que hacen agudizar los odos a toda Italia, sino la noticia quedoctrinas tenidas como inconmovibles comienzan a perder firmeza. Y cada uno sabe quehay demasiadas en esa situacin. Seores [32]mos, no nos pongamos a defender doctrinasen decadencia.

    FEDERZONI. Vosotros que sois los maestros deberais procurar las conmociones!EL FILSOFO. Sera de mi agrado que su pulidor se reservara sus consejos en esta

    disputa cientfica.GALILEI. Vuestra Alteza, mi trabajo en el Gran Arsenal de Venecia me puso en

    contacto con dibujantes, constructores e instrumentistas. Esa gente me ense nuevoscaminos. Sin ser ilustrados confan en el testimonio de sus cinco sentidos, sin temer

    generalmente hacia dnde los pueda llevar ese testimonio, de la misma manera que nuestragente de mar hace cien aos abandon nuestras costas sin saber a ciencia cierta qu playastocara, si en verdad lograban tocar alguna. Me parece que hoy, para encontrar esa nobleavidez que lleg a conformar la verdadera gloria de la antigua Grecia debemos dirigirnos alos astilleros.

    EL FILSOFO. Despus de todo lo que acabo de escuchar, no tengo la menor dudaque el seor Galilei encontrar muchos admiradores en los astilleros.

    EL MAYORDOMO. Vuestra Alteza, veo con todo pavor que esta extraordinaria einstructiva conversacin se ha prolongado en demasa. Su Alteza debe descansar un pocoantes del baile de palacio. (A una seal, el Gran Duque se inclina ante Galilei. El squito se poneinmediatamente en movimiento.)

    SRA. SARTI (se pone en el camino del Gran Duque y le ofrece un plato con pasteles). Unarosquilla, Vuestra Alteza? (La dama de honor ms vieja conduce al Gran Duque afuera.)GALILEI (corriendo detrs). Pero si los seores slo tienen necesidad de ver por el tubo

    para convencerse!EL MAYORDOMO. Su Alteza no dejar de consultar la opinin del ms grande de los

    astrnomos de nuestro tiempo, el padre Cristforo Clavius, astrnomo jefe en el ColegioPontificio de Roma, acerca de sus aseveraciones, seor Galilei.

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    5.

    SIN INTIMIDARSE POR LA PESTE, GALILEI CONTINA CON SUSINVESTIGACIONES.

    Demaana temprano. GALILEI al lado del telescopio sigue con sus apuntes.VIRGINIA entra con unamaleta de viaje.

    GALILEI. Virginia! Ha ocurrido algo?VIRGINIA. El convento ha cerrado y nos obligan a regresar a casa. En Arcetri hay

    cinco apestados.GALILEI (llamando). Sarti!

    VIRGINIA. Anoche cerraron tambin la calleja del mercado. Parece que hay dosmuertos en la parte vieja de la ciudad y tres estn moribundos en el hospital.

    GALILEI. De nuevo lo han callado todo hasta el ltimo minuto. [33]SRA.SARTI (entrando). Qu haces t aqu?

    VIRGINIA. La peste.SRA.SARTI. Dios mo! Har las maletas. (Se sienta.)GALILEI. Deje las maletas. Cuide de Virginia y de Andrea. Yo juntar mis apuntes.

    (Galilei se dirige apresuradamente a su mesa y recoge algunos papeles con toda precipitacin. La seoraSarti pone un abrigo a Andrea, que entra corriendo, y va luego en busca de ropa de cama y comida. Entraun lacayo del Gran Duque.)

    LACAYO. Su Alteza ha abandonado la ciudad en direccin a Bolonia a causa de losestragos de la peste. Antes de partir insisti en dar al seor Galilei la oportunidad deponerse a salvo. La calesa estar dentro de dos minutos frente a la puerta.

    SRA.SARTI (a Virginia y Andrea).Pronto, vamos ya. Hala!, llevad esto.ANDREA. Por qu? Si no me dices primero que es lo que pasa, no voy.

    SRA.SARTI. La peste, hijo mo!VIRGINIA. Esperemos a pap.SRA.SARTI. Seor Galilei, est ya listo?GALILEI (envolviendo el telescopio con el mantel). Lleve a Virginia y Andrea a la calesa. En

    seguida voy.VIRGINIA. No, sin ti no vamos. Si te pones primero a empaquetar tus libros no

    estars nunca listo.SRA.SARTI. Ya est ah el coche.GALILEI. S razonable, Virginia, si vosotros no subs se marchar el coche. La peste

    no es ninguna bagatela.VIRGINIA (protestando, mientras la seora Sarti la empuja con Andrea hacia afuera). Aydelo

    con sus libros, si no no vendr!SRA.SARTI (llamando desde la puerta). Seor Galilei, el cochero se niega a esperar.GALILEI. Seora Sarti... no creo que deba yo partir. Mire esto, est todo en desorden,

    todo, los apuntes de tres meses que no servirn para nada si no los contino dos nochesms. Y la peste est en todos lados.

    SRA.SARTI. Seor Galilei! Ven inmediatamente! Ests loco...GALILEI. Usted debe llevarse a Virginia y Andrea. Yo los seguir despus.SRA. SARTI. En una hora no podr salir ya nadie de aqu. Ven! Tienes que venir!

    (Escuchando.) Se va! Lo detendr! (Desaparece. Galilei se pasea por la habitacin. La seora Sartiregresa muy plida, sin su atado.)

    GALILEI. Qu hace ah parada! Todava es capaz de perder la calesa con los nios.

    SRA. SARTI. Ya se ha ido. A Virginia la tuvieron que contener. En Bolonia ya sepreocuparn de ellos. Pero quin le guisar a usted aqu?

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    GALILEI. Ests loca! Quedarte en la ciudad para guisar! (Toma sus apuntes.) No vaya acreer que soy un demente. Es que no puedo tirar por la borda todas estas [34]observaciones. Tengo enemigos poderosos y es necesario que rena pruebas para ciertasaseveraciones.

    SRA.SARTI No necesita disculparse. Pero no me dir que esto es razonable.

    b.

    Frente a la casa de Galilei en Florencia. Sale Galilei y mira calle abajo. Pasan dos monjas.

    GALILEI (les habla). Pueden ustedes decirme, hermanas, dnde venden leche? Estamaana no ha venido la lechera y mi ama se ha marchado.

    UNA MONJA. Slo estn abiertas las tiendas de los bajos.LA OTRA MONJA. Ha salido usted de ah? (Galilei asiente.) Esa es la calleja! (Las dos

    monjas se persignan, murmuran la salutacin anglica y desaparecen rpidamente. Aparece un hombre.)GALILEI (le habla). No es usted acaso el panadero que siempre nos trae el pan

    blanco? (El hombre asiente.) No ha visto a mi ama de llaves? Debe haberse marchado ayer alanochecer y desde hoy temprano noto su falta. (El hombre niega con la cabeza. Una ventana deenfrente se abre y aparece una mujer.)

    LA MUJER (gritando). Mrchese de aqu que esos tienen la peste! (El hombre huyeasustado.)

    GALILEI. Sabe usted algo de mi ama de llaves?LA MUJER. Su ama cay all, calle arriba. Lo debe haber presentido, por eso se fue.

    Qu falta de consideracin! (Cierra la ventana de un golpe. Unos nios vienen bajando la calle y alver a Galilei huyen con grandes gritos. ste se da vuelta y ve venir corriendo a dos soldados, con armaduracompleta.)

    Los SOLDADOS. Mtete en seguida en tu casa! (Con sus largas picas empujan a Galilei

    adentro de su casa, tras l cierran el portn.)GALILEI (en la ventana). Podis decirme qu es lo que ha sucedido con la mujer?Los SOLDADOS. A todos los llevan al campo.LA MUJER (aparece de nuevo en la ventana). Toda esta calleja all atrs est contaminada.

    Por qu no la cerris? (Los soldados colocan una cuerda a travs de la calle.)LA MUJER. No, as no, no vis que ahora no podr entrar nadie en nuestra casa?

    Aqu no es necesario que cerris. Aqu estamos todos sanos! Dejad, no os lo que estoydiciendo? Mi esposo est en la ciudad y as no podr entrar. Bestias! Bestias! (Seoyen sus

    gritos y llantos desde adentro. Los soldados se van. En otra ventana aparece una vieja.)GALILEI. All atrs se est quemando algo.LAVIEJA MUJER. Ya no apagan ms si hay sospecha de peste. Cada uno slo piensa

    en ella. [35]GALILEI. Bien de ellos es esto. As es todo su sistema de gobierno. Nos derribancomo si fusemos la rama enferma de una higuera. Porque ya no puede dar frutos.

    LAVIEJA MUJER. No debe decir eso. Es que ms no pueden hacer.GALILEI. Est usted sola?LAVIEJA MUJER. S, mi hijo me mand una nota. Gracias a Dios supo ayer que uno

    haba muerto all atrs y no volvi a casa. Once son los casos habidos durante la noche enesta parte de la ciudad.

    GALILEI. Me reprocho no haber mandado afuera a tiempo a mi ama. Yo deba hacerun trabajo urgente, pero ella no tena razn de quedarse.

    LAVIEJA MUJER. Tampoco nosotros podemos irnos. Quin nos tomara? No debe

    usted hacerse reproches. Yo la vi., se march hoy, a eso de las siete. Estara enferma,porque en el momento en que me vio salir cuando fui a buscar el pan, hizo un rodeo para

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    no encontrarse conmigo. Tal vez no quera que clausuraran su casa. Pero ellos siempre lollegan a saber todo. (Secomienza a or ruido de matracas.)

    GALILEI. Qu es eso?LAVIEJA MUJER. Tratan de disipar con ruidos las nubes que traen la peste. (Galilei re

    a carcajadas.) Parece que a usted todava le quedan ganas de rer! (Un hombre viene bajando la

    calle y la encuentra cerrada por la cuerda.)GALILEI. Eh, usted, ah! Esto est cerrado y en la casa no hay nada para comer. (Elhombre huye sin escuchar.) Es que no podis dejarnos morir de hambre! Ea, eh!

    LAVIEJA MUJER. Tal vez nos traigan algo, en ltimo caso le colocar un cntaro conleche delante de su puerta, pero slo durante la noche, si usted no tiene temor.

    GALILEI. Ea, eh, pero tienen que ornos! (De improviso aparece Andrea junto a la cuerda.Trae una cara llorosa.) Andrea! Cmo es que ests aqu?

    ANDREA. Estuve hoy temprano ya. Llam a la puerta pero usted no abri. La genteme dijo que...

    GALILEI. Pero acaso no partiste?ANDREA. Claro que s, pero en el viaje pude saltar del coche. Virginia sigui. No

    puedo entrar?GALILEI. No, no puedes. Debes ir al convento de las ursulinas. Tal vez tu madre estall.

    ANDREA. Ah estuve, pero no me dejaron pasar. Est tan enferma...GALILEI. Y has caminado tanto? Ya son tres das desde que partiste.

    ANDREA. S, y tanto tiempo necesit, no se enoje. Una vez me cazaron.GALILEI (impotente). No llores ms. Sabes? Durante este tiempo he encontrado

    muchas cosas nuevas. Quieres que te cuente? (Andrea asiente, sollozando.)Atiende bien, sinono comprenders. Te acuerdas cuando te mostr el planeta Venus? No hagas caso de eseruido, no es nada. Te acuerdas? A que no adivinas lo que he visto? Es como [36] la luna!Lo vi. igual que a la luna, como una semiesfera y como una hoz. Qu me dices? Te puedo

    mostrar todo con una pequea esfera y una luz. Eso te demuestra que tampoco ese planetatiene luz propia. Y da vueltas alrededor del sol en una simple circunferencia. No esmaravilloso?

    ANDREA (sollozando). Seguro, y es un hecho real.GALILEI (por lo bajo). Yo no la retuve (Andrea calla.)GALILEI. Claro est, que si yo no me hubiese quedado eso no habra ocurrido.

    ANDREA. Debern creerle ellos ahora?GALILEI. Tengo todas las pruebas juntas. Sabes? Cuando aqu termine esto me ir a

    Roma y se las mostrar. (Dos encapuchados con largos palos y cubos van bajando la calle. Con los palosalcanzan pan a Galilei y a la vieja mujer.)

    LAVIEJA MUJER. All enfrente hay una mujer con tres pequeos. Alcanzadle algo

    tambin.GALILEI. No tengo nada que beber. En la casa no hay agua. (Los encapuchados se encogende hombros.) Pasis por aqu maana?

    UN HOMBRE (con voz apagada por el pao que le tapa la boca). Quin sabe hoy lo quepuede ocurrir maana?

    GALILEI. Si pasis por aqu, podrais alcanzarme un pequeo libro que necesito paramis estudios?

    EL OTRO HOMBRE (re sordamente). Como si hoy importara un libro, contntate conrecibir pan.

    GALILEI. Pero el muchacho ese, mi alumno, estar aqu y os alcanzar el libro param. Andrea, es el mapa con el perodo de revolucin de Mercurio que he extraviado.

    Puedes procurrmelo en la escuela? (Los hombres han seguido entretanto su camino.)ANDREA. Seguro, yo se lo traer, seor Galilei. (Se va. Galilei se retira. De enfrente sale la

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    Galileo Galilei

    vieja mujer y coloca un cntaro en la puerta de la casa de ste.)

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    Bertolt Brecht

    6.

    1616: EL COLEGIO ROMANO, INSTITUTO DE INVESTIGACIONES DELVATICANO, CONFIRMA LOS DESCUBRIMIENTOS DE GALILEI.

    Sala del Colegio Romano en Roma. Es de noche. Altos representantes eclesisticos, monjes y eruditosforman grupos. Hacia un costado, solo, GALILEI.Reina un desenfrenado alborozo. Antes de que la escenacomience, se oyen estruendosas carcajadas.

    UN PRELADO GORDO (tenindose la barriga, de risa). Oh, necedad de necedades! Yoquisiera que me sealarais una sola frase que no haya sido creda.

    UN ERUDITO. Por ejemplo, que usted sufre de una insuperable repugnancia contralas comidas, Monseor.

    UN PRELADO GORDO. Tambin lo creen, tambin lo creen. Slo lo razonable no escredo. Que hay un diablo, [37] eso s que lo dudan. Pero que la tierra de vueltas como unabolilla en el sumidero, eso s que es credo. Sancta simplicitas!

    UN MONJE (en chanza). Me mareo, me mareo! Se mueve demasiado rpido!Permtame que me apoye en usted, profesor. (Hace como si trastabillara y se tiene de un, erudito.)EL ERUDITO (imitndolo). S, la vieja tierra se ha emborrachado de nuevo. (Se apoya en

    otro.)EL MONJE.-Alto, alto! Que nos caemos! Alto!UN SEGUNDO ERUDITO. Venus est ya completamente torcida. Ahora le alcanzo a

    ver slo la mitad del trasero. Socorro! (Se forma una masa compacta de monjes que, entre risotadas,hacen como si se defendiera de caer al mar en un navo en tormenta.)

    UN SEGUNDO MONJE. Por lo menos que no caigamos en la luna! Hermanos: ahparece que existen montaas con puntas muy afiladas.

    EL PRIMER ERUDITO. Apyate en ellas con el pie.

    EL PRIMER MONJE. Y no mires para abajo! Ay, que sufro de vrtigos!EL PRELADO GORDO (intencionadamente, en direccin a Galilei). Imposible! Patraas enel Colegio Romano! (Grandes risotadas. Por una puerta trasera entran dos astrnomos del Colegio. Sehace silencio.)

    UN MONJE. Todava segus investigando? Esto es un escndalo!UNASTRNOMO (colrico). Nosotros no investigamos nada!EL OTROASTRNOMO. Adnde iremos a parar? no comprendo a Clavius. Si todo

    lo que se ha dicho en los ltimos cincuenta aos se fuera a tomar como cierto! En 1572,comienza a brillar una nueva estrella en la esfera ms alta, en la octava, la esfera de lasestrellas fijas. Esa estrella que era ms grande y brillante que sus vecinas desaparece antesde cumplir el ao y medio y es relegada al olvido. Y por eso tenemos acaso que

    preguntarnos qu pasa con la vida eterna y la inmutabilidad del cielo?EL FILSOFO. Si se lo llegan a permitir nos van a destruir todava todo elfirmamento.

    EL PRIMERASTRNOMO. Eso, adnde vamos? Cinco aos ms tarde el dans TichoBrahe fija la trayectoria de un cometa. El camino comenzaba arriba de la Luna y atravesaba,uno tras otro, los anillos de las esferas, los apoyos materiales de los astros movibles. Elcometa no encuentra ninguna resistencia, su luz no experimenta ninguna desviacin.Debemos acaso preguntarnos por eso qu se ha hecho de las esferas?

    EL FILSOFO. No, no puede ser! Cmo puede Cristforo Clavius, el ms grandeastrnomo de Italia y de la Iglesia, atreverse a investigar una cosa as?

    EL PRELADO GORDO. Es un escndalo!

    EL PRIMERASTRNOMO. S, pero l investiga. Est sen-[38]tado all dentro y siguemirando embobado por ese tubo del diablo.

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    Galileo Galilei

    EL SEGUNDO ASTRNOMO. Principiis obsta! Todo comenz cuando nosotrosempezamos a calcular la duracin del ao solar, las fechas de los eclipses de sol y luna, lasposiciones de los astros en aos y das segn las tablas de Coprnico, que es un hereje.

    UN MONJE. Yo me pregunto: qu es mejor, presenciar un eclipse de luna tres dasms tarde que lo indicado por el calendario o no alcanzar nunca la bienaventuranza eterna?

    UN MONJE MUY DELGADO (se adelanta con una Biblia abierta en la mano y seala fanticamenteun fragmento con el dedo). Qu es lo que dicen las Sagradas Escrituras? "Sol no te muevasde encima de Gaban ni t Luna de encima del valle de Ayaln." Cmo puede detenerseel Sol si no se mueve en absoluto, como sostienen esos herejes? Mienten acaso lasSagradas Escrituras?

    EL SEGUNDO ASTRNOMO. Hay apariciones que a nosotros, los astrnomos, nosprovocan dificultades, pero acaso es necesario que el hombre comprenda todo? (Los dosastrnomos se retiran.)

    EL MONJE. La patria del gnero humano convertida en una estrella errante! Alhombre, animal, planta y toda la dems naturaleza los meten en un carro y al carro lo hacendar vueltas en un cielo vaco. Para ellos no hay ms ni cielo ni tierra. La Tierra no existe

    porque slo es un astro del cielo y tampoco el cielo porque est formado por muchastierras. No hay ms diferencia entre arriba y abajo entre lo eterno y lo perecedero. Quenosotros nos extinguimos ya lo sabemos, que tambin el cielo se extingue nos lo dicenahora sos! Sol, luna, estrellas y nosotros vivimos sobre la tierra. As se dijo siempre y asestaba escrito. Pero ahora la tierra es tambin una estrella, segn se. Slo hay estrellas!Llegar el da en que stos dirn: tampoco hay hombres ni animales, el hombre mismo esun animal, slo hay animales.

    EL PRIMER ERUDITO (a Galilei). Ah abajo se le ha cado algo.GALILEI (que entretanto haba sacado una piedrecilla del bolsillo, jugando con ella y dejndola caer.

    Mientras se agacha para recogerla). Arriba, Monseor, se me ha cado hacia arriba.EL PRELADO GORDO (dndole la espalda). Desvergonzado! (Entra un Cardenal muy viejo

    apoyndose