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Publicación trimestral de la Sociedad Ornitológica Puertorriqueña, Inc. (SOPI)
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Los Misterios del Caño Tiburones Javier Biaggi – [email protected]
La Providencia adema s de la mar de cosas que nos ha regalado a nosotros, a
los que queremos las aves nos regalado dos misterios, el ge nero Nesospingus y
el Can o Tiburones. De la Llorosa nada que decir que no se haya dicho; sobre el
Can o Tiburones queda mucho por entender. Ahí todo lo bueno del mar y todo
lo rico del agua dulce se colapsan en una carrera “gravitacional” compitiendo
por quie n llega primero a las inmensas profundidades del Can o, poco menos de
5 pies debajo del nivel del mar. Esa profundidad “siniestra” e invencible no ha
En Esta Edición
Los Misterios del Caño Tuburones P. 1 El Tordo P. 9
Plumitas del Saber P. 12 Avistamientos Sobresalientes P.13
Prueba Fotográfica P.14
El Bien-Te-Veo VOLUMEN XVII NÚMERO I FEBRERO 2012
Mensaje del Presidente Alcides L. Morales Pe rez – [email protected]
Publicacio n trimestral de la Sociedad
Ornitolo gica Puertorriquen a, Inc.
Editores
Adele Mouakad
Jose A. Colo n Lo pez
Sergio A. Colo n Lo pez
Rau l Pe rez Rivera
Editor Gráfico
Gabriel Lugo
Estos meses han sido de mucha
actividad en salidas al campo; el
resultado: muchos avistamientos
inusuales de aves para la Isla. Se
llevaron a cabo los talleres de ca-
pacitacio n para la identificacio n
de dos grupos de aves (playeros y
reinitas) que requieren mucha
destreza, y esperamos que se ha-
yan puesto en pra ctica en los cen-
sos naviden os de Audubon. Espe-
ramos que todos ustedes hayan
participado en estos histo ricos y
tan importantes censos que se lle-
varon a cabo en Arecibo, Fajardo y
Cabo Rojo.
Pro ximamente estaremos reacti-
vando los comite s de trabajo. Es-
te n pendientes para que partici-
pen en esta importante reunio n y
ayuden a darles continuidad a los
propo sitos de SOPI. Recuerden
que todos somos la SOPI y depen-
de de nuestra participacio n activa
el hacer la diferencia y mejorar
esta importante organizacio n.
Sinceramente
Alcides L. Morales Pe rez - Presidente
El Bien-Te-Veo
Junta SOPI
Presidente
Alcides L. Morales Pérez
Vicepresidente
Sergio A. Colón López
Tesorero
Enrique Ayala
Secretario
Javier Biaggi
Vocales
Rodney Comas
José A. Colón López
Oscar Díaz Marrero
Portavoz
José Salguero Faría
Web Master
Gabriel Lugo
Representantes NWF
Adolfo Jiménez Corretjer
José A. Colón López
¡Renueva
tu membresía!
www.avesdepuertorico.org
sido lo u nico que ha perpetuado su
existencia; se han confabulado con
ella las misteriosas “ca ncoras”. Esos
viejos pozos artesianos vencidos por
las aguas en busca de la “libertad” de
volver a su ciclo y que yacen como
venas abiertas drenando los acuí fe-
ros, manando agua dulce del sur y
agua salada del norte del can o. Y he
ahí la ma gica mezcla donde en una
misma estructura hidrogeolo gica tie-
nes surtidores de agua dulce al sur y
de agua salada al norte, y a esto; una
falla vertical a lo largo del Can o, de
este a oeste, haciendo que por ella
surja agua dulce del acuí fero profun-
do cortado por la falla. Y así responde
la cie naga a las fluctuaciones de las
mareas y a los ciclos de precipitacio n
pluvial; de forma que si hay sequí as
entra ma s agua salada y si hay lluvias
comienza a dominar el agua dulce. Y
en ese vaive n trascurre la vida de los
llaman al Can o su “hogar”.
Eso se sabe ahora pero a don Wen-
ceslas Borda, estadounidense riquí -
simo y de enorme influencia polí tica,
quien se aduen o de las aguas del Ca-
n o para apoderarse de las tierras que
las aguas cubrí an, tambie n duen o de
la Central Plazuela; le costo una bue-
na manada de piojos mientras rumia-
ba co mo lograr secar aquello. Se di-
rí a para sus sesos muchas veces “si
los holandeses pudieron robarle al
mar tantas miles de cuerdas por que
yo no puedo secar estas 10 mil ” Ha-
bí a comenzado el intento en 1908 y
ya en el 1912 se dio por vencido. Sus
can as en el lado rescatado solo le
producí an la mitad de las que logra-
ron mantenerse bien drenadas y aun
así no era mucho lo que les rendí an
las bien drenadas, y por no rendir, se
rindio . Eduardo Georgetti, socio y
duen o, trajo al estadounidense Zer-
ban para que analizara el suelo y re-
comendase que hacer. Volvio la astu-
cia y abusando de la gravedad hizo
ma s zanjas, zanjitas y zanjones para
mantener controladas las aguas. Pe-
ro siempre en la profundidad del ca-
n o hubo agua y 4 an os de intentos de
secarla. ¿Que le paso a la flora y fau-
na? no sabemos au n, lo que sí sabe-
mos es que del 1912 al 1949, por 37
an os ma s siguio anegado el Can o Ti-
burones.
Y llego Rexford G. Tugwell, u ltimo
gobernador estadounidense, y paso
los terrenos a la Autoridad de Tie-
rras. Lo que no puede el capital pri-
vado, el gobierno y su aparato lo pue-
de; total es el dinero del pueblo. Así
era en aquella e poca; se socializa-
ba el gasto y se privatizaban las
ganancias. ¿O...? Lo que sí es que
comenzaron nuevos sesos a ru-
miar ideas y varias manadas de
piojos tambie n sucumbieron. El
objetivo: sacar el agua y evitar
que se meta. Se instalo una bom-
ba, cerraron aquí y colocaron
unas va lvulas mareales alla para
dejar salir el agua hacia el mar
pero no lo dejarla entrar. Se lim-
piaron los canales, se invirtio di-
nero y mano de obra; “lograron
rescatarle” bastantes tierras del
can o, no como hubiesen querido
los de la Autoridad, porque siem-
pre hubo agua. Así de 1949 a
1973 drenaron el Can o parcial-
mente por 24 an os.
Desde la crisis energe tica del
1973 hasta el 1980 se “dan aron
Los Misterios del Caño Tiburones (continuación)
Chriría (Dendrocygna arborea) ©Gabriel Lugo
Los Misterios del Caño Tiburones (continuación)
la bombas”; funcionaban parcialmen-
te. La can a agonizaba, el arroz, ya se
empezaba a programar su cultivo y
habí a que arreglarlas; 7 an os anega-
dos.
Cuando en el 1980 se comienzan las
siembras de arroz se necesita agua
dulce para su cultivo. Las tierras de
Monte Grande y Las Lisas necesitan
drenarse para hacer los diques y con-
trolar el agua etc. ¿Quie n? El Cuerpo
de Ingenieros al rescate. Las Bombas
reparadas, las ca ncoras dominadas,
las va lvulas mareales reparadas y en
un dos por tres drenado el can o.
Sie mbrese el arroz y el granito de
arroz grito “!El subsuelo esta lleno de
Sal!” Pues a descansar en lo que se
“lava” el suelo.
Aun cuando desde 1973 el Departa-
mento de Recursos Naturales y Am-
bientales, DRNA, habí a identificado al
Can oTiburones como una A rea Crí ti-
ca para la Vida Silvestre no es sino
hasta el 1983 cuando se termina el
primer Plan de Manejo para la Reser-
va Natural Can o Tiburones. En el es-
tudio “se reportaron 81 especies de
aves 21 migratorias, 15 se conside-
raron raras, y 13 anidaban en el ca-
n o.” Concluyen en el estudio
“Podemos inferir que el Can o Tiburo-
nes provee un ha bitat o ptimo para
las aves nativas, ende micas, raras y
migratorias.” En este plan la cacerí a
ni se menciona de casualidad. En el
1987 el programa de arroz recibe de
Washington un tercio de banderillas
de castigo y les anuncian que solo
pueden recibir incentivos federales
de USDA aquellas fincas de ma s de
mil cuerdas. El gobierno de PR les
anuncia a los arroceros que solo has-
ta el 1988 garantizara n los incenti-
vos. La estocada final 31 de julio de
1988 y volvemos a importar el 100%
del arroz que consumimos. El Can o
estuvo 8 an os en drenaje.
Ese mismo an o,1988, ¡Se apagan
las bombas! ¡No… se dan aron!
1988 al 2011; 23 an os anegado
operando parcialmente las bom-
bas para que no se inunden los
patios de los vecinos que invadie-
ron las fincas bajo contrato con
Autoridad de Tierras y para pro-
teger el programa de inyeccio n de
lodos de la planta regional de la
Autoridad de Acueductos y Alcan-
tarillados.
En el 1996, Ciudadanos en Defen-
sa del Ambiente y Ciudadanos del
Karso dan una fuerte lucha para
proteger el Can o e incoan accio-
nes en las cortes los tribunales del
paí s reclamando la designacio n
de la reserva. El DRNA comienza
a preparar el “Documento de De-
signacio n Reserva Natural Can o
Tiburones” y ya en las postrime-
rí as del 1998 antes de que se pro-
mulgue la Ley que crea la reserva,
la Autoridad de Tierras y el DRNA
habí an formado un comite y pre-
sentaron ante la Junta de Planifi-
cacio n la designacio n como reser-
va de 3428 cuerdas, todas en Are-
cibo, de un total de 7000, suce-
diendo esto en noviembre cuando
la legislatura ordena mediante la
Ley 314 del 24 de diciembre de
1998 que se declare la totalidad
del Can o o Cie naga Tiburones re-
serva. Sí , así es, allí estaban los
legisladores celebrando navidad.
Esta Ley declara la polí tica pu bli-
ca de proteccio n de todos los hu-
medales de Puerto Rico, que se
identifiquen y se realicen planes
para la proteccio n de ellos dentro
de los 2 pro ximos an os. De esto,
Gallito Amarillo (Porzana flaviventer) ©Gabriel Lugo
que les puedo decir, au n en el 2010
no habí a un plan de manejo de la
reserva del Can o Tiburones, imagí -
nense sobre los dema s humedales
no designados, muchos han desapa-
recido ya.
El documento de designacio n tam-
bie n tiene justificantes contradicto-
rios y esto lo cito (pa gs. 21 y 23 )
para que no me acusen de mal inter-
pretar: “ ...las caracterí sticas particu-
lares que posee el a rea, le otorga
ciertos atributos necesarios para
que ciertas porciones de la misma
puedan ser manejadas como ha bitat
para las aves de caza. El CT ha sido
tradicionalmente una de las a reas de
mayor importancia para la caza de
aves acua ticas en PR. Anualmente
cientos de cazadores frecuentan el
CT, el cual por la presencia de espe-
cies de valor consuntivo, provee pa-
ra un entretenimiento deportivo de
alta calidad. Informacio n cientí fica ,
identifica al CT como una de las
a reas crí ticas para la conservacio n
de especies acua ticas y refugio para
miles de aves migratorias. Las esta-
dí sticas de caza a trave s de los an os
reflejan que cuando el a rea perma-
nece inundada se convierte en el
a rea principal en la isla para la caza
de acua ticas. Dada la perdida y dete-
rioro de ha bitats anegados y su im-
pacto negativo en las poblaciones de
aves acua ticas nativas y migratorias
es que la restauracio n y manejo del
CT se presenta como una oportuni-
dad sin precedentes para la conser-
vacio n de las especies de vida silves-
tre de PR. El can o se utiliza para la
pesca recreativa y
de subsistencia.”
Nada ma s con el
testigo, queda de-
mostrado que pa-
ra ellos la activi-
dad de observa-
cio n y apreciacio n
de las aves, como
un valor mucho
ma s importante
que la caza, brilla
por su ausencia.
Por otra parte, co-
mo ven ya desde el
principio, el ger-
men de la cacerí a
estaba insertado
en la designacio n y
la pesca recreativa
como un justificativo a que se per-
mita la caza.
Por eso aun hoy la reserva es el co-
to de ceba para los cazadores apos-
tados en Barceloneta ya que las
aguas al rebasar los lí mites de la
reserva inundan el lado que no esta
bajo la designacio n y por ma s que
SOPI, CEDDA y todo el mundo les
avisaba a los patos y a todos ellos
que no volaran para alla , de alla no
volví an. Cansados los vecinos de
tanto tiroteo, se arman, van a la le-
gislatura y e sta aprueba una en-
mienda a la Ley 314 con la Ley 147
del 2002 para prohibir la cacerí a en
el Can o o Cie naga Tiburones. Obvia-
mente para todo el Can o no para la
Reserva. Pero por ahí fue que se
bajaron los cazadores dentro del
DRNA y aun hoy argumentan que se
cumple con la Ley en la Reserva y se
permite y continu a la caza en el lado
de Barceloneta donde esperan con
las escopetas abiertas a las aves de
la Reserva. Pero ahí tampoco para la
cosa, siguen cazando dentro de la
Reserva porque “de Barrio Obrero a
la 15 un paso es”. Y tan reciente co-
mo el pasado 17 de diciembre mien-
tras algunos de nosotros conta ba-
mos las aves a la piz dentro de la Re-
serva , ellos dentro de la reserva los
restaban a escopetazo limpio a plena
luz del dí a. Y como siempre, se llamo
(a las autoridades); y como siempre,
no contestaron las llamadas.
Abandonando a sus de ustedes pen-
samientos lo irritante del tema po-
demos resumir; que desde el 1900
hasta el 2011 el Can o estuvo bajo
drenaje 36 an os mientras ha estado
75 an os anegado. La lucha por el
Can o continu a hoy tanto como ayer
porque lo queremos libre de barre-
ras que impidan el flujo y reflujo na-
tural de sus aguas para que se resta-
blezca el orden natural como son las
intenciones de las Leyes que el pro-
pio gobierno crea y que el propio
gobierno se supone que cumpla y
haga cumplir, y por supuesto, basta
ya de la cacerí a ilegal en el Can o Ti-
burones bajo la proteccio n del
DRNA.
Con relacio n a que se ha escrito so-
bre las aves del can o; hasta ahora no
tenemos ni un solo dato ornitolo gico
del Can o en todo el siglo 18. Las re-
ferencias ma s antiguas que he podi-
do encontrar son un mapa hermosí -
simo de 1887 —an o de la fundacio n
de Barceloneta co-
mo pueblo. El mapa
se realizo para ver
ma s claramente el
deslinde de Barceloneta de Arecibo
por la banda del Islote. La otra refe-
rencia es ma s curiosa; en una publi-
cacio n francesa “L’Art de Verifier les
Dates” o “El Arte de Verificar los
Datos” y con un subtí tulo sugestivo
“despue s del an o 1770 hasta nues-
tros dí as”. esta obra escrita por
monjes benedictinos fue publicada
por el Marque s de Fortia; parece
que los buenos Benedictinos ya no
le creí an a nadie. Así en el tomo 16
de 1837 en la pa gina 457 sobre la
isla de Puerto Rico aparece bajo la
entrada Lagos: “Lagos: Un lago de
agua dulce de cinco leguas de longi-
tud se extiende entre las riveras de
Arecibo y Manatí ” Hay que verifi-
carle el dato a los benedictinos; se-
rí a de agua dulce, salobre o salada.
Sobre las descripciones de aves en
el Can oTiburones en el siglo 20;
muy pocas. La ma s importante es la
del trabajo del 1983 ya citado. En el
documento de designacio n solo se
hizo una revisio n y acomodo de da-
tos de 1983 pero no se realizo , lue-
go de 14 an os, ni un censito por cu-
riosidad. Por lo pronto ha sido SO-
PI quien ma s informacio n sobre el
Can o Tiburones ha provisto y
quien lleva identificada unas 212
especies. Detra s de estas observa-
ciones hay varios compan eros que
se destacan Jose A. Colo n Lo pez que
desde el 1983 aparecen sus listados
del Can o Tiburones, Sergio Colo n y
Los Misterios del Caño Tiburones (continuación)
Ibis Blanco (Endocimus albus) ©Gabriel Lugo
Gabriel Lugo que viven allí y por
supuesto muchos de ustedes que
an o tras an o han venido sirvie n-
dole bien al Can o Tiburones co-
mo hijos agradecidos realizando
el Conteo Naviden o de Audubon.
Como ven de las 81 especies de
1983 a 212 en el 2011 ha habido
una gran mejorí a pero estamos
de acuerdo en que las especies
au n no alcanzan la masa crí tica
esperada de las poblaciones es-
tables. Como saben hace poco
ma s de 7 an os empezaron a lle-
gar los Ibis Lustrosos y detra s
los Blancos.
Aun se busca y rebusca informa-
cio n sobre el Can o Tiburones o
laguna Marungu ey, como tal vez
le llamaron los tainos que vivie-
ron a su alrededor por todas las
bandas. Eventualmente se publi-
cara una ma s extensa y profun-
da historia y geografí a del Can o
Tiburones no simplemente por-
que hay que recordar que es el hu-
medal herba ceo ma s grande de
Puerto Rico y uno de los ma s im-
portantes del Caribe ni porque sus
tesoros de flora y fauna au n no
han sido totalmente descubiertos
ni expuestos para el disfrute de
todos sino porque hay una urgen-
cia ya que sobre e l el gobierno
planifica ma s nefastos proyectos
que amenazan el futuro de este
ecosistema maravilloso. Solo para
recordarles: el gobierno habí a
propuesto la instalacio n de una
planta nuclear en la de cada del
1970; era en destino propuesto
para depositar los lodos de la ex-
traccio n minera de Utuado-
Adjuntas; se establecio un vertede-
ro regional sobre la orilla del Can o
Tiburones; se construyo una plan-
ta de tratamiento de aguas usadas
residenciales e industriales y esta-
blecieron en ella un programa de
inyeccio n de lodos al Can o Tiburo-
nes; se construyo una generatriz
termoele ctrica que toma agua y la
descarga en el Can o Tiburones; y se
construyo una planta de tratamien-
to de aguas usadas municipal. El
DRNA le acaba de permitir a un
proyecto de incineracio n de basura
la extraccio n de entre 2.1 y 5 millo-
nes de gallones de agua diariamen-
te del Can o Tiburones. La AAA lleva
desde hace 4 an os proponiendo es-
tablecer una planta desalinizadora
que extraerí a 25 millones de galo-
nes de agua diariamente.
Este gran patrimonio natural nues-
tro y del mundo no es solo un A rea
Importante para nuestras aves es
un a rea importante para nuestra
calidad de vida y para el disfrute de
la ciudadaní a de avanzada a la que
todos aspiramos. A pesar que han
tratado de destruirlo de mil mane-
ras misteriosamente, el Can o Tibu-
rones sigue vivo dando vida. Ayu -
dalo, no dejes que lo maltraten ma s.
IBA Caño Tiburones
Esta localizado entre los municipios de Arecibo y Barceloneta. Incluye los barrios Islote y
Palmas Altas al norte y por el sur Santana, Factor y Garrochales.
Se encuentra entre la carretera PR681, la cual recorre la parte norte del Can o paralela a la
costa y la carretera PR 682 al sur paralela con los mogotes que bordean al Can o.
Se extiende de este a oeste aproximadamente unos 17 kilo metros y tiene un ancho ma ximo
de unos 2.6 kilo metros.
Es el pantano de su tipo ma s extenso de la Isla; cubre unos 5600 acres.
Las tres fuentes principales de agua que abastecen el Can o son: manantiales de agua dulce,
manantiales salados en la parte norte y aguas pluviales de la cuenca hidrogra fica que llegan
por escorrentí a.
Una de las funciones principales de estos terrenos anegados consiste en servir de filtros bio-
lo gicos que purifican las aguas que llegan para luego descargarlas gradualmente al mar, bajas
en sedimentos, metales pesados y otros contaminantes. Sirven de criadero para peces que se
reproducen y llegan al litoral marino.
La mayor parte de las especies de plantas que ocupan el lugar son hidro fitas (plantas que re-
quieren condiciones de anegacio n para poder sobrevivir) esta n sujetas a inundacio n perio di-
ca o permanente.
La enea Typha domingensis esta presente donde predomina el agua dulce.
Entre las plantas comunes esta n los helechos acua ticos y de pantano, las gramí neas, lirios
acua ticos y las cipera ceas.
La arboleda se compone de especies exo ticas o nativas de ra pido crecimiento adaptadas a
condiciones de terrenos anegados, entre ellos: palo santo, almendro y casuarinas (pino aus-
traliano).
Los manglares del Can o son de tipo estuarino; en ellos se encuentran cuatro especies de
mangles: el rojo, blanco, negro y boto n. El mangle boto n es el ma s abundante en el pantano
agua dulce.
Anfibios: hay varias especies de coquí es, el sapo comu n y la rana cerdo.
Reptiles: hay seis especies de reptiles entre ellos la hicotea (tortuga terrestre nativa).
Peces: hay un total de 17 especies distribuidas en 11 familias. Las especies ma s abundantes
son: el Macabí , Mapiro y la Tilapia.
Aves: Se han reportado 212 especies de las cuales 111 son migratorias; entre ellas unas espe-
cies unas especies importantes como: Gallito Amarillo Porzana flaviventer, Pato Chorizo,
Oxyyura jamaicensis, Pato Dominico, Nomonyx dominicus, y la Yaguasa Dendrocygna arbo-
rea.
U nico lugar en la Isla en el que existen colonias de Ibis Blanco Eudocimus albus e Ibis Lustro-
so Plegadis falcinellus.
Lo que debes saber del Caño Tiburones Sergio A. Colo n Lo pez
El Tordo (Molothrus bonariensis) Prof. Rau l Pe rez Rivera—Prof. UPR Humacao
Usualmente junto a los grupos de Changos o Mozambiques (Quiscalus niger) observamos otros pa jaros negros y otros de
color oliva ceo y los confundimos con juveniles o pichones de Chango. Sin embargo, la percepcio n es equivocada; se trata
de Tordos Lustrosos (Molothrus bonariensis). El Tordo Lustroso no es un ave nativa y mucho menos ende mica. Este lle-
go a nuestra Isla o a finales de la de cada del 1940 o a principios del 1950. El ave fue descubierta en Puerto Rico, en el
1952 y cuando se observo por primera vez fue en grupos grandes, por lo que se cree, que paso inadvertida, por varios
an os, a los ornito logos locales. Es bueno sen alar que esta especie, previo a ser informada en el estado silvestre en Puerto
Rico, se habí a introducido en la Isla, a trave s del mercado de mascotas y que un pequen o zoolo gico de la parte norte ex-
hibí a a estas aves.
El tordo llego a nuestra Isla movie ndose a trave s
de las Antillas Menores y utilizando las Antillas
Mayores como "escalones" llego al sur de Florida
en el 1985. Esta ave es tí pica de a reas abiertas y
es usual observarla en los alrededores de campos
cultivados y ganaderí as. Se alimenta principal-
mente de insectos. En ocasiones se puede obser-
var posada sobre ganado vacuno y aparentemente
se come las garrapatas que tienen estos. Comple-
menta su dieta con semillas de gramí neas y en
ganaderí as con el alimento que se le ofrece a las
reses. El ave tiene la costumbre de dormir en gru-
pos, particularmente en compan í a de Mozambi-
ques. Sin embargo, lo indicado no es lo ma s in-
teresante y peculiar del Tordo. Su mayor peculia-
ridad, es la forma de reproducirse. Esta especie,
no construye nidos. Se dedica a seguir a especies
que tienen un ciclo reproductivo similar a esta,
para parasitar sus nidos. Es decir, colocar sus hue-
vos en los nidos de otras especies de aves, para que estos los incuben y luego le crí en los pichones. A todo la largo de su
distribucio n se ha informado que el Tordo Lustroso ha parasitado a ma s de 200 especies de otros pa jaros. En Puerto
Rico se ha informado que el ave ha parasitado a una veintena de especies. En el 1985, Cruz y colaboradores encontra-
ron que el 61% de los paseriformes que se reproducí an en comunidades de mangle, eran parasitados por el tordo. Entre
las especies de aves parasitadas, se han informado algunas de mayor taman o que el Tordo, como el Chango, de similar
taman o como la Mariquita (Agelaius xanthomus) y de menor taman o como el Julia n Chiví (Vireo altiloquus).
El tordo puede causarle gran dan o reproductivo a las especies que parasita. Esto es así porque la hembra de tordo, pre-
vio a poner, tiene la costumbre de llevarse en su pico (muchas veces se lo come) un huevo del nido parasitado. En luga-
res donde hay altas densidades de tordos, los nidos parasitados terminan llenos de huevos de tordo y sin huevos de la
especie duen a del nido. Al final del ciclo reproductivo la especie parasitada, lo u nico que consigue es criar pichones de
tordo. En nuestra Isla, el Tordo ha hecho virtualmente desaparecer a la Mariquita, la cual una vez estuvo presente en
toda nuestra costa y ahora se encuentra localizada, principalmente, en la parte suroeste de la Isla. El efecto del tordo
sobre la Mariquita, ha sido tan desbastador, que el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales de Puerto Rico,
tuvo que comenzar un programa de control de tordos en la parte suroeste de la Isla, como medida extrema de proteger
al ave. Como dato curioso vale la pena sen alar que la Mariquita de Mona (A. x. monensis) no parece tener problemas con
los tordos. Mona no parece ser muy apropiado para el tordo y en dicha Isla este se encuentra en nu meros bajos. Ade-
Tordo Lustroso (Molothrus bonariensis)
ma s, en Mona, la Mariquita anida en cavidades
que se encuentran en acantilados y en grandes
rocas cerca de la playa y el tordo parece tener
problemas localizando los nidos en estos lugares.
La gran mayorí a de las especies parasitadas en
Puerto Rico, tienen muy pocas defensas contra el
tordo. En primer lugar el tordo puede aprovechar
una corta salida del ave que anida, ya sea para
alimentarse, acicalarse, o sacar de su a rea a cual-
quier otra ave, para adentrase al nido dejado sin
atender y poner su huevo en asunto de segundos.
Cuando el duen o del nido regresa a este, ya es
muy probable que la hembra del tordo haya
puesto. El otro problema es que las especies para-
sitadas, no tiene la capacidad para reconocer los
huevos de otras especies. Ante la ausencia de pa-
ra sitos reproductivos en la Isla, las aves residen-
tes no han tenido la necesidad de aprender a re-
conocer los huevos de otras especies. Afortuna-
damente, algunas especies aprenden ma s ra pido
que otras y algunos Canarios de Mangle
(Setophaga petechia), colocan nuevo material en
su nido cuando se dan cuenta de que hay "huevos ajenos". De esta manera cubren con paja los huevos de tordo y
colocan sobre estos una segunda camada de sus propios huevos. Los Mozambiques, por su parte, se protegen
anidando en colonias, en las cuales siempre hay vigilantes que no dejan entrar los tordos a estas. Sin embargo, la
mayorí a de las especies que tenemos en Puerto Rico, no han podido modificar su conducta para evitar o reducir el
parasitismo. Por ejemplo el Bienteveo (Vireo latimeri), tiene una enorme tasa de parasitismo en el Bosque de Gua -
nica, hasta el punto que dicha poblacio n se ha reducido sustancialmente y hay probabilidades de que se extinga.
Afortunadamente, las poblaciones de la Cordillera Central no sufren parasitismo y se encuentran en estado saluda-
ble.
El Tordo Lustroso no es la u nica especie de ave parasí tica en Puerto Rico. En los an os del 1970 se introdujo en
Puerto Rico, a trave s de las tiendas de mascotas, la Viuda Colicinta (Vidua macroura), la cual parasita estrí ldidos,
entre estos al muy conocido Veterano (Estrilda melpoda), que tambie n es un exo tico naturalizado. A mi mejor en-
tender la Viuda Colicinta colaboro en gran medida a exterminar al Veterano Orejicolorado (E. troglodites), de nues-
tra Isla, el cual ha sido muy exitoso en la gran mayorí a de los lugares en donde ha alcanzado el estado silvestre, co-
mo por ejemplo en Guadalupe. Por su parte los Pa jaros Bobos (Coccyzus spp.), pertenecen a un orden de aves
(Cuculiformes), que tiene miembros parasí ticos, pero, afortunadamente, ninguna de las especies de Puerto Rico, o
el Caribe, son parasí ticas.
Tordo Lustroso hembra (Molothrus bonariensis)
©Javier Hernández
El Tordo (Molothrus bonariensis) (continuacio n)
El sa bado 17 de septiembre del an o en curso se llevo a cabo el Taller de Identificacio n de Chorlitos y Playeros en
las inmediaciones del Centro Interpretativo de Las Salinas de Cabo Rojo, Puerto Rico. Comenzamos el taller con
una corta caminata liderada por Sergio Colo n para observar playeros en laguna Candelaria. Luego de una bienve-
nida al taller por parte de nuestro Presidente el Sr. Alcides L. Morales, comenzo la parte teo rica en el salo n de
conferencias del centro. La asistencia al mismo fue pobre con tan solo unas 20 personas firmando el folio, lo cual
no impidio que fuera exitoso ya que recibimos la visita de nuevos socios interesados en el mundo de las aves. La
parte teo rica del taller fue liderada por el compan ero Gabriel Lugo, que durante el mismo demostro a los princi-
piantes como pueden comenzar a identificar las especies ma s comunes de esta gran Familia. Se discutieron cua les
son las marcas de campo ma s importantes para lograr una correcta identificacio n de los playeros a encontrarse
durante la observacio n en la isla. Adema s para los juveniles en esta materia tuvimos el placer de contar con los
experimentados comentarios y ane cdotas de los veteranos Jose A. Colo n y Sergio Colo n. Luego de culminar la
charla salimos nuevamente al campo a poner en prueba las lecciones aprendidas. Las tres aves observadas que
mas sobresalieron fueron el Playero Pico Corvo o Whimbrel, el Playero Aliblanco o Willet y el Chorlo Cabezo n o
Black-bellied plover. Este u ltimo en plena muda de plumaje nupcial al de invierno. Deseamos agradecer a todas
las personas que hicieron posible la realizacio n de este taller, en especial El Comite de Caborrojen os Pro-Salud y
Ambiente y la donacio n de los refrigerios de parte de nuestro vocal y manejador del Refugio de Vida Silvestre de
Las Salinas de Cabo Rojo el Sr. Oscar Dí az Marrero. Sigan practicando sus destrezas y nos vemos en nuestra pro xi-
ma actividad.
Reseña Taller de Identificación de Playeros Rodney Comas
Participantes del taller
Plumitas del Saber… ¡los colores de las plumas!
A todos nos llama la atencio n la variedad de colores de aves. ¿Pero, por que ese colorido? La respuesta puede ser
compleja pero la razo n primordial parece ser la comunicacio n. Por medio de los colores se puede decir “Este soy
yo”. Es una forma ra pida de comunicar quie nes son y a que grupo pertenecen. El color sirve como base para inter-
accio n social. Reconocer el sexo es importante al buscar pareja. Tener el color
y el patro n correcto le ahorra tiempo y energí a al no tener que esperar por un
comportamiento o canto para identificar a la otra ave como una pareja poten-
cial. Igualmente le sirve de aviso a otros machos para evitar rivalidades y con-
frontaciones territoriales. Los machos jo venes suelen parecerse a las hembras
da ndole así la oportunidad de aprender y adquirir experiencia sin tener que
lidiar con la rivalidad de los adultos. Solo con tener los colores apropiados y
exponerse a la vista, un macho puede avisar si esta disponible como pareja o
compite por pareja o territorio. El significado de los colores parece aplicar
ma s a las aves diurnas que representan la mayorí a. Las aves nocturnas no usan
el color de la misma forma ya que la escasez de luz limita la visibilidad y la per-
cepcio n de colores. Au n
las aves que a nosotros nos parecen insulsas en cuanto a co-
lor, pueden ser vistas de otra manera por aves que pueden
percibir el componente ultravioleta de la luz. Esto hace que
vean ma s verdosas, aves aparentemente opacas. Algunas aves
cambian de color se-
gu n la e poca del an o o
segu n envejecen. Es-
te cambio segu n la
estacio n es parte del
proceso de muda o
‘molt’ donde anual-
mente se reemplazan
las plumas viejas y gastadas. Usualmente ocurre justo antes de la e poca de
reproduccio n cuando las aves necesitan sus mejores colores. Muchas aves
vuelven a mudar despue s de reproducirse para regresar al plumaje de ca-
muflaje que es otro uso importante de los colores.
Obispo Anaranjado (Euplectes
franciscanus), ejemplo de muda o ’molt’.
Chorlito Cabezo n (Pluvialis squatarola)
¡Búscanos!
Falco n Comu n macho (Falco sparverius).
Avistamientos Sobresalientes Sergio Colo n - [email protected]
16 de septiembre
Bas van Schooten y Adele Mouakad vieron tres Playeros Ca-
nelos Tryngites subruficollis en Gramas Lindas, Dorado. Lue-
go de este avistamiento, ese dí a y dí as despue s, muchos fue-
ron los que acudieron a observar esta rarí sima especie.
17 de septiembre
Gabriel Lugo y yo vimos un Pa galo Para sito Stercorarius pa-
rasiticus en la bahí a de Arecibo. Era un adulto de morfo claro.
Fue una emocio n co mo esta especie acosaba a los charranes
hasta hacerlos vomitar. Hubo un momento en el que este es-
taba tan extenuado que tuvo que reposar en la arena: fue una
gran oportunidad para fotografiarlo.
17 de septiembre
Hilda Morales vio un Playero Pradero Bartramia longicauda
en unos pastizales en Fajardo. Dos dí as despue s vio seis en el
mismo lugar. Entretanto, ese mismo dí a, Gabriel Lugo vio
cinco en unos pastizales en la Hacienda La Esperanza de Ma-
natí .
9 de octubre
Mike Morel fotografio un Charra n Piquicorto Gelochelidon
nilotica en las Salinas de Cabo Rojo.
16 de octubre
Pablo Roma n y Bas van Schooten vieron una Reinita Gusane-
ra Helmitheros vermivorum durante la actividad que celebro
la Sociedad Ornitolo gica Puertorriquen a en Cialitos Cruces,
Cialitos.
23 de octubre
Omar Monzo n vio una Reinita de Kentucky Geothlypis formo-
sa en el parque Julio Enrique Monagas. Curiosamente esta
especie se vio en el mismo lugar el invierno pasado.
26 de octubre
Adele Mouakad, Chuck Mills, Ivelisse Crespo y yo vimos una
Piranga Escarlata Piranga olivacea en el campo de golf de
Aguadilla. Tambie n vimos dos Reinitas Gargantiamarillas
Setophaga dominica en ese mismo lugar.
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Prueba Fotográfica Adele Mouakad - [email protected]
Las golondrinas de la familia Hirundinidae se encuentran en Puerto Rico. Tenemos dos tipos las residentes y las visi-
tantes. Se pueden ver volando en diferentes partes de la isla y muchas prefieren estar cerca de el agua. A ver si afi-
lan sus habilidades de identificacio n con las siguientes fotos.
#1 #2
#3 #4
#5
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©Gab
riel Lugo
©Sergio A. Colo n
©Sergio A. Colo n
©Gab
riel Lugo
Respuesta a la Prueba Fotográfica de la Pasada Edición Adele Mouakad - [email protected]
#1 #2 #3
#4 #5 #6
El ejercicio pasado consistio en identificar los charranes.
#1 Charra n Monja o Charra n Embridado Onychoprion aenathus: Charra n
color pizarra por arriba y blanco por debajo. La corona es negra con la
frente blanca. Las bridas son negras que se unen al negro de la cabeza y
ojos lo que le da aspecto de embridado. El blanco de la frente se proyecta
hacia atra s ma s alla de los ojos (la proyeccio n en el del Charra n Oscuro se
queda sobre los ojos).
#2 Charra n de Forster Sterna forsteri: charra n muy fa cil de identificar fuera
de la temporada de crí a. Es el u nico que muestra una franja ancha desde los ojos hasta la nuca.
#3 Charra n Comu n Sterna hirundo: Charra n cuyo color de pico es variable (mayormente rojizo durante la crí a
pero se va tornando oscuro en oton o e invierno). Las puntas de las alas se extienden ma s alla de la cola.
#4 Palometa o Charra n Rosado Sterna dougallii: Ave parecida al charra n comu n pero las puntas de las alas no se
extienden ma s alla de la cola. Por debajo tiene un color rasado claro.
#5 Charra n Real Thalasseus maxima: Fa cil de identificar. Es ma s grande que charra n piquiagudo, y tiene el pico
amarillo o amarillo anaranjado.
#6 Charra n Piquiagudo Thalasseus sandvicensis. Charra n cuyo taman o es ma s grande que los charranes anterior-
es. Fa cil de identificar pues su pico negro termina en amarillo en la punta.
#7 Charrancito americano Sternula antillarum. Es el ma s pequen o de todos los charranes. Es generalmente blan-
co con un patro n en la cabeza parecido al charra n embridado. El pico es amarillo en temporada de crí a.
#7
RUTA
COORDINADOR
Costa de Arroyo
Bahí a de Jobos en Salinas
Salinas de Papayo en Lajas
Pen ones de Melones en Cabo Rojo
Punta Guaniquilla en Cabo Rojo
Desembocadura Rí o Grande de An asco
Carlos A. Delannoy
La Costa de Isabela
Charca de Yeguada y Los Amadores en Camuy
Isla Culebra
San Miguel, Luquillo
Salinas de Cabo Rojo Jose Colo n
La Costa de Camuy Alcides L. Morales
Costa de Oro, Arecibo Sergio Colo n
Punta Palmas, La Boca Barce-loneta
Gabriel Lugo
Hacienda La Esperanza, Ma-natí
Personal del Fideicomiso de Conser-vacion
El Cibuco, Vega Baja Frank Gonza lez
Pin ones en Loiza Jose Salguero
Pení nsula La Esperanza, Ca-tan o
Jose Enrique Rodrí guez
El programa de la Red Limí cola se lleva a cabo desde el an o 2001 y tiene como objetivo principal evaluar el uso de diferentes ha bitats costeros por los playeros residentes y migratorios. Necesita-mos voluntarios que visiten una vez al mes uno de los lugares vacantes indicados en la lista. Puer-to Rico. Desafortunadamente hay lugares que no se esta n monitoreando y necesitamos de tu ayuda para volver a obtener tan importante informa-cio n. Los datos obtenidos se utilizan para varios proyectos de conservacio n y son compartidos con varias agencias enfocadas al estudio y conserva-cio n de las aves playeras.
Para adoptar una ruta favor de escribirnos a: [email protected]
U nete y se parte del esfuerzo de conservacio n de los playeros. Para unirte a una ruta que ya tenga coordinador, comu nicate con el coordinador de la ruta. Las rutas que necesitan un coordinador es-
ta n en blanco.
Además, en nuestra próxima edición:
Detalles de la 16ta asamblea anual de la SOPI
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