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CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S. EL ROMANTICISMO 2. Características: a. El alma popular: Preferencia por lo espontáneo y primitivo. b. La libertad de inspiración: Caracterizada por la irracionalidad y la intui- ción proveniente de la intimidad del poeta. c. El mundo medieval: Sustituye al mundo clásico. Estudios eruditos del siglo XVIII reinvidican la épica, los cantares de gesta y con ellos sus valores: las tradiciones, el cristianismo y el espí- ritu del medioevo. d. Lo contemporáneo: Con la exploración del pasado surge tam- bién interés por los acontecimientos recientes. e. Lo exótico: Evasión hacia la lejanía espacio-temporal. f. Lo autóctono: Exaltación de lo nacional y popular. El poeta reafirma así su individualidad a través de su am- biente y su paisaje. El Romanticismo fue un fenómeno cultural. Afirma Ugo Dettore que en el siglo XVII comenzó un deleite "con cuanto era fantástico e irracional, misterioso y extrañante, melancólico o terrorífi co...", esto es un anuncio de la estética romántica. 1. Antecendentes: La reacción del Romanticismo en contra del Neoclasicismo puede sintetizarse en las siguientes fórmulas: Neoclasicismo Razón = Objetividad Sentimiento Romanticismo Sentimiento = Subjetividad Razón Lo Sentimental: Musset Francia Víctor Hugo Lamartine Chateaubriand América Iniciadores: Schlegel Alemania Schiller Heine 67 Semana 09

Castellano y Literatura - 1erS_9Semana - MDP

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1er Semestre, Media Diversificada y Profesional, Fe y Alegria, IRFA-Venezuela

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CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S. CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S.

EL RO MAN TI CIS MO

2. Características:

a. El alma popular:

Preferencia por lo es pon tá neo y primitivo.

b. La libertad de inspiración:

Caracterizada por la irra cio na li dad y la intui-ción pro ve nien te de la intimidad del poeta.

c. El mundo medieval:

Sustituye al mundo clásico.

Estudios eruditos del siglo XVIII reinvidican la épica, los cantares de gesta y con ellos sus

valores: las tradiciones, el cristianismo y el espí-ritu del me dio e vo.

d. Lo contemporáneo:

Con la exploración del pasado surge tam-bién in te rés por los acon te ci mien tos recientes.

e. Lo exótico:

Evasión hacia la lejanía espacio-temporal.

f. Lo autóctono:

Exaltación de lo nacional y po pu lar. El poeta re afi r ma así su in di vi dua li dad a través de su am- bien te y su paisaje.

El Romanticismo fue un fe nó me no cul tu ral.

Afi rma Ugo Dettore que en el siglo XVII co men zó un deleite "con cuan to era fan tás ti co e irra cio nal, mis te rio so y extrañante, me lan có li co o te rro rí fi co...", esto es un anuncio de la es té ti ca romántica.

1. Antecendentes:

La re ac ción del Romanticismo en contra del Neoclasicismo puede sintetizarse en las si guien tes fór mu las:

NeoclasicismoRazón

= ObjetividadSentimiento

RomanticismoSentimiento

= SubjetividadRazón

Lo Sentimental: Musset

Francia

Víctor Hugo

Lamartine

Chateaubriand

América

Iniciadores: Schlegel

AlemaniaSchiller

Heine

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CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S. CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S.ACTIVIDADES 1. Compare las diferencias entre el Romanticismo y el Neoclasicismo.

2. Señale las principales características del romanticismo y el romanticismo hispanoameri-cano.

El Romanticismo Hispanoamericano:

El Romanticismo en Hispanoamérica aparece en el año 1830 y se mantiene, aproximandamente, hasta el año 1880 cuan do es reemplazado por el Modernismo.

Tendencias

Lírica Color Local Narrativa

• Lírica ro mán ti ca.

• Poesía gauchesca.• El costumbrismo.• El criollismo.• El nativismo.• El regionalismo.

• Romanticismo his tó ri co-social.• La epopeya romántica.

Con tex to His tó ri co

Ro man ti cis moHis pa no ame ri ca no

• Anarquía Po lí ti ca Caudillismo

• Caos Social Privilegios de clase

• Colonialismo Esclavitud, Latifundio

Alma Romántica

• Rebeldía frente a la adversidad

• Exaltación del yo: Contra lo establecido.

• Evasión: La naturaleza como refugio

Naturaleza = Dios = Panteísmo

• Expresión sentimental y religiosa del mundo interior del poeta.

Chateaubriand Victor Hugo Musset Lamartine Schlegel

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CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S. CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S.ACTIVIDADES

1. Establezca algunas diferencias entre la literatura neoclásica y la literatura romántica.2. Determine a cuál tendencia romántica pertenecen los textos presentados.3. Señale brevemente la temática de cada uno.

4. Precise las características románticas en ellos y dé ejemplos.

Tendencia Literaria:

a. Presenta hechos históricos y sus héroes.

b. El autor manifiesta su opinión y emoción ante los hechos.

c. Deseo de transformación social que con-lleva ideas reformistas.

d. Obras ideológicas-doctrinarias .

e. De profunda repercusión en hispanoamé-rica.

f . La empatía:

El historiador se identifica con los hechos que narra.

g. Estilo poético:

Tono declamatorio, uso de recursos literarios para conmover y convencer al lector.

h. Visión crítica de la realidad:

El autor busca explicar los hechos y los rela-ciona con el pasado.

i . Visión subjetiva del hecho histó-rico:El "yo" del autor está presente. Él expresa sus ideas, sus emociones o sentimientos.

j. Apoyo en fuentes documentales: El autor parte de referencias reales para emitir sus juicios con veracidad.

El Romanticismo Histórico-Social.

Princilapes RepresentantesEn Francia En Venezuela

Rene de Chateaubriand Juan Vicente González (1810-1866)

Obras: "El Genio del Cristianismo"

Obras:

• "Páginas de la Historia de Colombia y Venezuela".

• "Biografía de José Félix Ribas".

• "Meseniana a Femín”.

Jule Michelet

Obras: "Historia de Francia"

Características.

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CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S. CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S.

¡He aquí el año terrible! El año de la sangre y de las pruebas, en cuyo pórtico aparece escrito por la espada de Boves, el Lasciate ogni sparanza para los republicanos de Venezuela.

En torno de aquel feroz caudillo, improvisado por el odio, más que por el fanatismo realista, las hordas diseminadas en la dilatada región de nuestras pampas, invaden, como las tumultosas olas de mar embravecida, las comarcas hasta entonces vedadas a sus depredaciones.

Mayor número de jinetes jamás se viera reunido en los campos de Venezuela. De cada cepa de hierbas parecía haber brotado en un hombre y un caballo. De cada bosque, como fi eras acosadas por el incendio, surgían legiones armadas, prestar a combatir. Los ríos, los caños, los torrentes que cruzan las llanuras, aparecen erizados de lanzas y arrojan a sus riberas tropel innúmero de escuadrones salvajes, capaces de competir con los antiguos centauros.

Suelta la rienda, hambrientos de botín y venganza, impetuosos como una ráfaga de tempestad, ocho mil llaneros comandados por Boves, hacen temblar la tierra bajo los cascos que galopan veloces hacia el centro del territorio defendido por el Libertador.

Nube de polvo, enrojecida por el refl ejo de lejanos incendios, se extiende cual fatídico manto sobre la rica vegetación de nuestros campos. Poblaciones enteras abandonan sus hogares. Desiertas y silenciosas se exhiben las villas y aldeas por donde pasa, con la impetuosidad del huracán, la selvática falange, en pos de aquel demonio que le ofrece hasta la hartura el botín y la sangre, y quien ella sigue en infernal tumulto cual séquito de furias al dios del exterminio.

Es la invasión de la llanura sobre la montaña: el desbordamiento de la barbarie sobre la República naciente.

Confl ictiva de suyo la situación de los republicanos, se agrava con la aproximación inesperada del poderoso ejército de Boves.

Bolívar intenta detener las hordas invasoras, oponiéndoles el vencedor en “Mosquiteros”, con el ma-yor número de tropas que le es dado presentar en batalla.

Vana esperanza, Campo-Elías es arrollado en “La Puerta”, y sus tres mil soldados acuchillados sin misericordia.

Tan funesto desastre amenaza de muerte la existencia de la República.

Campo-Elías vencido, es la base del ejército perdida, el fl anco abierto, la catástrofe inevitable.

Todos los sacrifi cios y prodigios consumados por el ejército patriota para conservar bajo sus armas la parte del territorio tan costosamente adquiridas, van a quedar burlados.

La onda invasora se adelanta rugiendo: nada la resiste, todo lo aniquila. Detrás de aquel tropel de in-dómitos corceles, bajos cuyas pisadas parece sudar sangre la tierra, los campos quedan yermos, las villas incendiadas, sin el pan rico, sin amparo el indigente: y el pavor, como ave fatídica, cerniéndose sobre fa-milias abandonadas y grupos despavoridos y hambrientos que recorren las selvas como tribus errantes.

¡El nombre de Boves resuena en los oídos como la trompeta apocalítica!

Cunde el terror en todos los corazones, mina la desconfi anza el entusiasmo del soldado; Caracas se

"VENEZUELA HEROICA"La Victoria (Ii) Eduardo Blanco

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estremece de espanto, como si ya golpearan a sus puertas las huestes del feroz asturiano; decae la fe en los más alentados, y una parálisis violenta, producida por el terror, amenaza anonadar al patriotismo. Cual si uno de los gigantes de la andina cordillera hubiese vomitado de improviso gran tempestad de lavas y escorias capaz de soterrar el continente americano, todo tiembla y todo se derrumba.

Sólo Bolívar no se conmueve; superior a las veleidades de la fortuna, para su alma no hay contrarie-dad, ni sacrificio, ni prueba desastrosa que la avasalle ni la postre.

Sin detenerse a deplorar los hechos consumados, alcanza con el relámpago del genio los horizontes de la patria; pesa la situación extrema que le trae la derrota de Campo-Elías y la doble invasión que prac-tican a la vez Rosete y Boves sobre la capital y sobre el centro de la República; mide sus propias fuerzas, que nunca encontró débiles para luchar por la idea que sostuvo, y concibe y pone en práctica, con enérgica resolución, un nuevo plan de ataque y de defensa.

Seguido de parte de las tropas con que asedia a Puerto Cabello, va a fijar en Valencia su cuartel general: punto céntrico, desde el cual con facilidad puede auxiliar a D´Eluyar, a quien ha dejado frente a los muros de la plaza sitiada; al ala izquierda del ejército patriota, que cubre el Occidente; y a atender al conflicto producido en Aragua con la aproximación de Boves.

A tiempo que Ribas improvisa en Caracas una división para marchar sobre el enemigo, Aldao recibe orden de fortificar el estrecho de la Cabrera, donde va a situarse Campo-Elías con los pocos infantes sal-vados de la matanza de La Puerta.

A Urdaneta, que combate en Occidente, se le exige reforzar con parte de sus tropas las milicias que se organizan en Valencia. Instasele a Mariño a que acuda en auxilio del Centro. Díctanse medidas extremas; pónese a prueba el patriotismo; al que puede manejar un fusil se le hace soldado; acéptase la lucha, por desigualdad que sea; y Mariano Montilla, con algunos jinetes, sale veloz del cuartel general, se abre paso por entre las guerrillas enemigas que infestan la comarca, y va a llevar a Ribas las últimas disposiciones del Libertador.1

Nada se omite en tan difíciles circunstacias; lo que está en las facultades del hombre, se ejecuta, lo demás toca a la suerte decidirlo.

El conflicto, entre tanto, crece con rapidez. Como aquellos conquistadores asiáticos, ávidos de poder y venganza, Boves se adelanta por entre un río de sangre, que alimentan sus feroces llaneros al resplandor siniestro de cien cabañas y aldeas incendiadas, que el invasor va dejando tras si convertidas en ceniza.

Apercibido a la defensa, el Libertador aguarda confiado en su destino la suceción de los aconteci-mientos que van a efectuarse. Al terror general que le circunda, opone, como la fuerza mayor, su carácter tenaz e incontrastable; el huracán que se desata para aniquilarle, enfrenta en primer término, toda una fortaleza: el corazón de José Félix Ribas.

El jaguar de las pampas va a medirse con el león de las sierras; son dos gigantes que rivalizan en pujanza y que por primera vez van a encontrarse.

III

Apenas con siete batallones que no exceden en conjunto de 1.500 plazas, un escuadrón de dragones y cinco piezas de campañas, Ribas ocupa a La Victoria, amenazada a la sazón por el ejército realista. Escaso el número de combatientes que el general republicano va oponer al enemigo, pero el renombre adquirido por este jefe afortunado alienta a cuantos le acompañan.

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Empero: ¿sabeis quiénes componen, en más de un tercio, ese grupo de soldados con que pretende Ribas combatir al victorioso ejército de Boves? ¡Parece inconcebible!

En tres años de lucha, Caracas había ofrendado toda la sangre de sus hijos al insaciable vampiro de la guerra; hallábase extenuada, sin hombres que afrontar a la defensa de su invadido territorio; y al reclamo de la patria en peligro, sólo había podido ofrecerle sus más caras esperanzas: los alumnos de su Universidad.

Allí van a buscarse los nuevos lidiadores que exhibe la República en aquellos días clásicos de cruentos sacrificios: y una generación, todavía adolescente, abandona las aulas y el Nebrija para tomar el fusil.

Sobre la beca del seminarista se ostentan de improviso los arreos del soldado. Y parten en solicitud del enemigo los imberbes conscriptos, confundidos con las tropas de línea; así como acostumbran el oído a los toques de guerra, y a las voces de mando de aquello nuevos decuriones que se prometen enseñarles a morir por la Patria.

Todos marchan contentos; diríase que están de vacaciones. ¡Pobres niños! ¡Ligero bozo sombrea apenas sus labios y ya la pólvora va a enardecerles el corazón; apenas la sangre generosa de sus padres siente correr ardiente por las venas, y ya van a derramarla! ¡La Patria lo reclama!

¡Libertad! ¡libertad! cuánta sangre y cuántas lágrimas se han vertido por tu causa...¡y todavía hay tiranos en el mundo!

La situación de La Victoria, hasta entonces desguarnecida, y en la expectativa de ver caer sobre ella el azote del cielo, como a Boves nombraban, expresa elocuentemente el grado de terror que infundían en nuestras masas populares la vista de la sangre producía vértigos voluptuosos y fruiciones infernales.

Toda humana criatura sin distinción de edad, sexo o condición social, trataba de desaparecer de la presencia de tan funesto aventurero.

Los bosques se llenaban de almendrados fugitivos, que preferían confiar la vida de sus hijos a las fieras de las selvas, antes que a la clemencia de aquel monstruo de corazón de hierro, que jamás conoció la piedad.

En el poblado, el silencio lo dominaba todo; nada se movía casi no se respiraba. Los niños y las aves domésticas, parecían haber enmudecido; los arroyos callaban; el viento mismo no producía en los árboles sino oscilaciones sin susurros.

Los que no habían podido huir a las montañas, se iniciaban abatidos en el recinto del hogar, busca-ban la oscuridad para ocultarse en ella como en los pliegues de un manto impenetrable, y a cada instan-te, sobrecogidos de pavor, creían oír ruídos siniestros, precursores de la catástrofe que los amenazaba, ruidos que no deseaban escuchar, pero que el terror sabía fingirles, haciéndoles más larga y palpitante la zozobra.

Ribas fue acogido por aquel pueblo agonizante, como enviado del cielo.

1 Entre los jinetes que acompañan esta vez a Montilla, y que luego toman parte en la batalla, figuran los entonces muy jóvenes Santos Michelena, su hermano Vicente y Lázaro Olivo. El primero, en época posterior, uno de nuestros hombres públicos más eminentes. (Nota de Eduardo Blanco).

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CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S. CASTELLANO Y LITERATURA E.M.P 1º S.Semana 01

Signifi cado.

La Epopeya Ro mán ti ca es una de las ma ni fes ta cio nes del Roman-ticismo. La in te gran elementos de ca rác ter épico y del Ro man ti cis mo His tó ri co-Social.

Su primer representante en Venezuela fue Eduardo Blan co (1839-1912), au tor de:

Epi so dios:

I Edición (1881) II Edición (1883)

"La Victoria""San Mateo"

"Boyacá""Carabobo"

"Sitio de Valencia Maturín"

"La Invasión de los Seiscien tos"

"La Casa Fuerte""San Félix""Matasiete"

LA EPOPEYA ROMÁNTICA

"Venezuela Heroica"(1883)

Narraciones de las más importantes batallas de nuestra guerra independentista

Eduardo Blanco

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Semana 10