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CONFLICTOS INTERCULTURALES

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COMUNICACIÓN ENTRE HISPANOHABLANTES: ESPAÑA, AMÉRICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS1

Emil i Prado

Para abordar el tema Comunicación entre hispanohablantes: merca­dos y políticas culturales (España, América Latina y Estados Unidos) lo primero que hay que preguntarse es si se puede seguir hablando de mercados nacionales para las industrias culturales y particularmente para la televisión en la era digital y además que cariz pueden tener las políticas de comunicación en esta nueva era.

Si nos centramos en el sector dominante de las industrias de comu­nicación, la televisión, podemos observar que el medio está sufriendo una tremenda transformación como consecuencia de la digitalización.

El medio ha evolucionado desde su nacimiento respondiendo a la tensión entre dos vectores de fuerza en cuyos polos encontramos por un lado la innovación tecnológica y por el otro la regulación. El primer polo está representado en la línea del tiempo por el tránsito entre alumbramiento de la tecnología analógica y el de la tecnología digital . El segundo marca el tránsito entre la consideración dominante de la televisión como bien público estratégico y su consideración como una industria más.

Los dos polos han mantenido una relación dinámica y de mutuo condicionamiento. Se puede decir que la regla subyacente a esta diná-

1. En este trabajo se recogen en parte resultados del proyecto de I+D+i, subvencionado por el MEC, SEJ2006-10067 «Estudio de la programación de la televisión digital: innovación en contenidos, formatos y técnicas de programación en TDT», y del programa de investigación desarrollado por el GRISS, grupo consolidado financiado por la Generalität de Catalunya, 2005SGR00846. Además se recogen parcialmente algunas aportaciones precedentes del autor en algunos aspectos de esta temática, como: Prado, E., «Nuevas tecnologías e interactividad: gran almacén universal virtual», en Diálogos de la Comunicación , n.° 48, Lima, 1997; Prado, E, «El futuro de la televisión: la TDT», en García, J. F., y Casado, J. M . (eds.), El servicio público de la televisión, Granada, Universidad de Granada, 2005; Prado, E., y Delgado, M . , «Televisión hispana en Estados Unidos. Tensiones económicas y cambios generacionales», en TELOS n.° 70, Madrid, Fun­dación Telefónica, 2007.

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COMUNICACIÓN ENTRE HISPANOHABLANTES: ESPAÑA, AMÉRICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS1

Emil i Prado

Para abordar el tema Comunicación entre hispanohablantes: merca­dos y políticas culturales (España, América Latina y Estados Unidos) lo primero que hay que preguntarse es si se puede seguir hablando de mercados nacionales para las industrias culturales y particularmente para la televisión en la era digital y además que cariz pueden tener las políticas de comunicación en esta nueva era.

Si nos centramos en el sector dominante de las industrias de comu­nicación, la televisión, podemos observar que el medio está sufriendo una tremenda transformación como consecuencia de la digitalización.

El medio ha evolucionado desde su nacimiento respondiendo a la tensión entre dos vectores de fuerza en cuyos polos encontramos por un lado la innovación tecnológica y por el otro la regulación. El primer polo está representado en la línea del t iempo por el tránsito entre alumbramiento de la tecnología analógica y el de la tecnología digital . El segundo marca el tránsito entre la consideración dominante de la televisión como bien público estratégico y su consideración como una industria más.

Los dos polos han mantenido una relación dinámica y de mutuo condicionamiento. Se puede decir que la regla subyacente a esta diná-

1. En este trabajo se recogen en parte resultados del proyecto de I+D+i, subvencionado por el MEC, SEJ2006-10067 «Estudio de la programación de la televisión digital: innovación en contenidos, formatos y técnicas de programación en TDT», y del programa de investigación desarrollado por el GRISS, grupo consolidado financiado por la Generalität de Catalunya, 2005SGR00846. Además se recogen parcialmente algunas aportaciones precedentes del autor en algunos aspectos de esta temática, como: Prado, E., «Nuevas tecnologías e interactividad: gran almacén universal virtual», en Diálogos de la Comunicación , n.° 48, Lima, 1997; Prado, E, «El futuro de la televisión: la TDT», en García, J. F., y Casado, J. M . (eds.), El servicio público de la televisión, Granada, Universidad de Granada, 2005; Prado, F-, y Delgado, M . , «Televisión hispana en Estados Unidos. Tensiones económicas y cambios generacionales», en TELOS n.° 70, Madrid, Fun­dación Telefónica, 2007.

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mica ha sido: a menor grado de innovación tecnológica mayor regula­ción y a mayor grado de innovación más desregulación.

Si convenimos que el nacimiento de la televisión se corresponde con el grado cero de innovación, ese grado supuso el uso de una tecno­logía que permitía la transmisión de sonido e imágenes en movimiento a distancia sin necesidad de disponer de un enlace físico. Para ello se utilizaba la modulación de las ondas hertzianas, un bien escaso que permitía transmitir sin interferencias un número l imitado de canales, en esa fase de desarrollo tecnológico.

Consideración de la televisión como un elemento estratégico

Todos los estados atribuyeron al invento un valor estratégico, como habían hecho con la radio tras su nacimiento, y se reservaron la sobe­ranía sobre las ondas. Una vez establecido el dominio público sobre el éter, el modelo de desarrollo dominante de la televisión varió a los dos lados del Atlántico. En Europa los estados optan por constituir poten­tes empresas a las que encomiendan la prestación del servicio público de televisión en régimen de monopol io . En América el Estado, en ejer­cicio de su dominio público, decidió autorizar a la empresa privada a prestar el servicio público de televisión.

En ambos modelos coincide un l imitado número de canales, con­dicionado por el estadio tecnológico y un elevado grado de regulación, que en Norteamérica ponía su acento en la limitación al número de estaciones y el freno a la formación de oligopolios, y en Europa ponía su acento en el garantismo del servicio público de televisión y su triple­ta filosófica orientadora: informar, formar y entretener.

Ambos modelos dan como resultado la configuración de un núme­ro l imitado de canales, que adaptan su cobertura a las fronteras geográ­ficas del Estado nación, y gozan de una gran influencia, al poder llegar contemporáneamente a toda la población, lo que les convierte en apa­ratos ideológicos de Estado. La televisión juega así un papel esencial en la configuración de estados de ánimo colectivos, en la generación de la opinión pública, en la reproducción cultural , en la defensa de las identi­dades culturales y nacionales y en la creación del consenso, una colum­na vertebral que articula y sostiene al Estado moderno.

En esta primera fase, el medio se configura siguiendo un modelo de televisión generalista, que suministra un f lu jo secuencial de progra­mas en horarios primero limitados y progresivamente más extensos, con el objetivo de satisfacer el gusto y las necesidades de un público

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general. El telespectador se somete a ese f lujo de forma p. (

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La desregulación y la disponibilidad de canales

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mica ha sido: a menor grado de innovación tecnológica mayor regula­ción y a mayor grado de innovación más desregulación.

Si convenimos que el nacimiento de la televisión se corresponde con el grado cero de innovación, ese grado supuso el uso de una tecno­logía que permitía la transmisión de sonido e imágenes en movimiento a distancia sin necesidad de disponer de un enlace físico. Para ello se utilizaba la modulación de las ondas hertzianas, un bien escaso que permitía transmitir sin interferencias un número l imitado de canales, en esa fase de desarrollo tecnológico.

Consideración de la televisión como un elemento estratégico

Todos los estados atribuyeron al invento un valor estratégico, como habían hecho con la radio tras su nacimiento, y se reservaron la sobe­ranía sobre las ondas. Una vez establecido el dominio público sobre el éter, el modelo de desarrollo dominante de la televisión varió a los dos lados del Atlántico. En Europa los estados optan por constituir poten­tes empresas a las que encomiendan la prestación del servicio público de televisión en régimen de monopol io . En América el Estado, en ejer­cicio de su dominio público, decidió autorizar a la empresa privada a prestar el servicio público de televisión.

En ambos modelos coincide un l imitado número de canales, con­dicionado por el estadio tecnológico y un elevado grado de regulación, que en Norteamérica ponía su acento en la limitación al número de estaciones y el freno a la formación de oligopolios, y en Europa ponía su acento en el garantismo del servicio público de televisión y su triple­ta filosófica orientadora: informar, formar y entretener.

Ambos modelos dan como resultado la configuración de un núme­ro l imitado de canales, que adaptan su cobertura a las fronteras geográ­ficas del Estado nación, y gozan de una gran influencia, al poder llegar contemporáneamente a toda la población, lo que les convierte en apa­ratos ideológicos de Estado. La televisión juega así un papel esencial en la configuración de estados de ánimo colectivos, en la generación de la opinión pública, en la reproducción cultural , en la defensa de las identi­dades culturales y nacionales y en la creación del consenso, una colum­na vertebral que articula y sostiene al Estado moderno.

En esta primera fase, el medio se configura siguiendo un modelo de televisión generalista, que suministra un f lu jo secuencial de progra­mas en horarios primero limitados y progresivamente más extensos, con el objetivo de satisfacer el gusto y las necesidades de un público

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general. El telespectador se somete a ese f lu jo de forma pasiva y en si­tuación de recepción gregaria, sea en el ámbito público, sea en el seno del grupo familiar . El televisor es un dispositivo de pantalla simple con un conmutador de encendido y apagado y posteriormente dispondrá de un l imitado número de conmutadores de canales presintonizados. El medio no solicita del telespectador más intervención que la exposi­ción al f lu jo de contenidos.

La desregulación y la disponibilidad de canales

Conforme la innovación tecnológica permitió una explotación más efi­ciente del espectro radioeléctrico, merced a los avances en la microe­lectrónica, aumentó la posibilidad de incrementar el número de canales difundidos sobre cada demarcación. Además, ya en esta fase de tecno­logía analógica, aparece una tecnología complementaria a la hertzia-na terrestre, el cable coaxial, que permite multiplicar el número de cana­les sobre ámbitos territoriales restringidos. N o se trata de u n servicio universal como el hertziano terrestre y además queda sólo al alcance de los que se abonan. Más tarde el desarrollo de los Satélites de Distribución Directa (SDD) al hogar aumenta más aún la disponibilidad de canales.

Estas innovaciones ponen en crisis la razón tecnológica del «bien escaso», sobre la que se había asentado la legit imidad del monopol io público en los países europeos. Hasta aquí los estados habían p o d i ­do establecer políticas de comunicación con el objet ivo de defender la propia identidad cultural . En la medida en la que la tecnología de la televisión permitía la adaptación de las coberturas a las fronteras, y el blindaje de las mismas a la circulación de productos foráneos, se po­dían establecer políticas eficientes de discriminación positiva de los productos audiovisuales propios. Esa práctica se articuló en Europa en torno a política de cuotas de pantalla reservadas para las producciones nacionales y europeas.

Las referidas innovaciones tecnológicas, que permitían la m u l t i p l i ­cación de canales y especialmente la del SDD, que hacía inviable el b l in­daje de las fronteras a la entrada de señales televisivas procedentes de fuera del terr i tor io nacional, coadyuvaron al t r i u n f o de las políticas de desregulación televisiva impulsadas por Estados Unidos en el mar­co de sus políticas de libre comercio. La defensa de la excepcionalidad cultural esgrimida por Europa frenó durante un tiempo las ansias priva-tizadoras, pero finalmente la presión de los lobby de la poderosa indus­tria audiovisual norteamericana y de los grupos económicos europeos

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interesados en entrar en el negocio de la televisión quebró las resisten­cias. La imposibi l idad de blindar las fronteras a la llegada de señales televisivas procedentes del espacio (SDD) contribuyó al desenlace.

Europa dio paso entonces, con diferentes r i tmos según los países, a un proceso de desregulación que permitió la entrada de los actores privados a la explotación de las ondas y se configuraron sistemas m i x ­tos de televisión en los que cohabitan las televisiones de t i tular idad pública con operadores privados que explotan el servicio público de televisión de forma comercial.

En este estadio de abundancia de canales analógicos la mult ipl ica­ción de la oferta se realiza siguiendo el modelo dominante de televisión de f lu jo . Unas de carácter generalista y otras introducen el modelo te­mático. En los mercados más maduros, tanto en América como en Eu­ropa, el espectador puede acceder a decenas de canales o, a condición de pagarlos, a centenares de ellos. Se producen además las primeras experiencias de Televisión Interactiva, de Near Video O n Demand y de Pay Per View.

El espectador se enfrenta a esta abundancia de canales con una serie de dispositivos que le ayudan a gestionar la abundancia. Mandos a distancia, videocasetes y Set T o p Boxes (STB) introducirán cambios sustanciales en la experiencia de consumo. Además se mult ipl ica el nú­mero de receptores por hogar, sus dimensiones y prestaciones.

En el contexto de una abundante oferta, regida por la ley del mer­cado, compuesta por contenidos altamente homogéneos, cuando no idénticos, con una creciente y elevada saturación publicitaria, la incor­poración en los hogares de artilugios de mediación como el mando a distancia, que facilita el cambio de canales sin esfuerzo, promueve una ruptura de la modalidad dominante de consumo televisivo hipnótico. Todos los elementos coadyuvan al fomento de la exploración. El i m ­pulso a saber qué hay en los canales disponibles desencadena un pro­ceso de búsqueda, la saturación publicitaria opera como desencade­nante frecuente de la misma, la homogeneidad de la oferta genera insatisfacción al encontrar más de lo mismo y retroalimenta el impulso a continuar la búsqueda, en un círculo vicioso que instala como moda­lidad dominante de consumo el zapping. El resultado de esta conducta exploratoria es que cada sujeto o grupo de recepción acaba configu­rando su menú de consumo a base de retazos de programas. Un proce­so de edición doméstico que crea nuevos sentidos por adición de los | segmentos obtenidos en un cambio de canales aleatorio. U n sentido que emerge de la suma fragmentos, sin autoría, ni del emisor ni del re­ceptor.

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El tema atenta contra la lógica de la televisión de f lu jo y pone en crisis la capacidad del medio para crear sentido, lo que pone en peligro las funciones que el medio había desempeñado en la sociedad indus­t r i a l .

La digitalización: altas cotas de innovación, bajas de regulación

Con la digitalización el proceso de innovación alcanza sus cotas más altas y su velocidad se acelera, mientras la regulación alcanza sus cotas más bajas en medio de enormes interrogantes sobre su necesidad y sus funciones.

La digitalización permite una mayor eficiencia en la explotación del espectro radioeléctrico así como un mejor aprovechamiento del ancho de banda disponible en otros soportes, además de otras venta­jas en los procesos de producción, t ra tamiento y almacenamiento de las señales. En el campo televisivo la digitalización supone aumentar casi hasta el i n f i n i t o la capacidad de implementar canales, por vía hertziana terrestre, satélite, cable y nuevas redes. Así, frente a la lógi­ca de la escasez de canales que en alguna medida había regido el modelo televisivo, se abre un escenario de d i s p o n i b i l i d a d i l i m i t a d a , y frente a lógica de la adecuación de los ámbitos de cobertura a las f r o n ­teras de los estados aparece la lógica del desbordamiento , de las co­berturas globales y, lo que es más i m p o r t a n t e , la incapacidad por parte del Estado de blindar sus fronteras a los productos audiovisua­les ajenos.

A efectos prácticos nos encontramos en un período de transición en el que conviven las tecnologías analógicas y las digitales, y aunque la completa sustitución de aquéllas por éstas se va a tomar aún algún tiempo, su plasmación parcial en algunos mercados ya nos permite aislar algunos de sus rasgos dominantes. Hasta el momento en los mercados más maduros podemos comprobar que se produce una m u l ­tiplicación exponencial de canales, que se mantiene como dominante el modelo de televisión de f lujo, con preponderancia del modelo de te­levisión generalista en convivencia con la televisión especializada. Len­tamente aumenta la presencia de la televisión de stock, con las modal i ­dades de Video O n Demand y Pay Per V i e w y tímidamente se renueva el interés por la televisión interactiva.

Pero antes de nada debemos constatar que la capacidad de crear contenidos originales no avanza al mismo r i t m o que la capacidad para

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transmitirlos y ese desfase supone que la multiplicación de canales no suponga una mayor diversidad de la oferta.

Hacia el todo digital y en red

El cambio de escenario tecnológico promueve también cambios en la televisión que aún sigue dominando en su modalidad de flujo, pero cada vez se está dibujando un escenario en el que la televisión también será de stock. N o es previsible a corto plazo que esta última desplace del escenario a la modalidad de f lu jo .

H o y nos encontramos en una situación de tránsito entre la tecno­logía analógica y la digital , que se corresponde con el tránsito entre la sociedad industrial y la sociedad de la información, pero ya se pueden prever los principales rasgos de la convergencia culminada entre infor­mática, telecomunicaciones y audiovisual. Es el escenario del todo d i ­gital y en red que incluye todas las funciones precedentes, y todas las hasta aquí descritas de la televisión, pero también abre nuevos hor i ­zontes y sobre todo cambia de raíz las modalidades de acceso de los ciudadanos a la cultura y los productos audiovisuales.

El principal cambio es que, en este nuevo escenario, no existen fronteras infranqueables, n i la menor posibil idad de blindarlas a la en­trada de productos audiovisuales foráneos. De hecho la circulación de los productos audiovisuales por canales de distribución dedicados, desde un centro a los terminales de los telespectadores, desaparece como concepto. En su lugar es el usuario el que circula, navegando por la red a la búsqueda del producto que satisfaga sus necesidades. En lugar de canales se constituye así conceptualmente un «gran almacén universal virtual», que no está en unas coordenadas físicas delimitadas sino en el magma de la red, accesible para cuantos dispongan de la tecnología de acceso necesaria y de las mínimas habilidades que re­quiere su uso.

Las políticas de comunicación que en el estadio anterior podían servir para regular la circulación de los productos televisivos son en el nuevo escenario completamente ineficientes, en la medida en la que será inviable blindar las fronteras. Deben, por tanto, desplazar su én­fasis de la difusión a la producción y el consumo.

Siguiendo con la metáfora del gran almacén universal v i r tua l , los ciudadanos accederán a él libremente y hallarán una amplia oferta en­tre la que seleccionarán su menú de consumo. Y elegirán en primera instancia siguiendo el principio de gratificación. Las posibilidades de

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que en el menú de cada ciudadano haya un número sustancial de pro­ductos portadores de marcas identitarias que se correspondan con su nacionalidad estará en relación directa con la competencia de las i n ­dustrias audiovisuales nacionales para generar productos, de calidad y atractivo suficiente para ganar las preferencias del público. Por ello las nuevas políticas de comunicación deben invertir en la generación de la competencia creativa. Y también por ello deben incidir en dotar a los ciudadanos de las habilidades necesarias para manejarse en la red y el gran almacén.

Sin esos dos polos, la capacidad que hasta el presente tenía la tele­visión como herramienta de reproducción cultural e identitaria está en serio peligro, y con ello el Estado pierde también una herramienta de cohesión social y de generación del consenso. Por ello en este nuevo escenario la televisión pública tiene más sentido aún. Eso sí, moderni­zándose y generando competencia en las habilidades crossmedia que se le reclamarán para posicionarse como faro orientador de los ciuda­danos en el seno del gran almacén.

Rasgos del mercado televisivo español

Sometido al proceso evolutivo anteriormente descrito de forma gene­ral para el medio, el mercado televisivo español fue el más resistente a la desaparición del monopol io público que sólo se quiebra con la i n ­corporación de la autorización de televisiones privadas en 1989, y ello en un marco de regulación controlada, con restricción en el número de operadores a tres y con condiciones a la participación de capital ex­tranjero y de participación accionarial. Esas regulaciones se fueron fle-xibi l izando y hoy no hay prácticamente limitaciones n i a la concentra­ción accionarial n i al capital extranjero en las operadoras.

El sistema televisivo español tiene un carácter m i x t o según su t i t u ­laridad y en él conviven televisiones públicas y privadas en todos los ámbitos territoriales: estatal, autonómico y local.

Tras recientes cambios, en el ámbito analógico, el mercado está pues constituido, a día de hoy, por dos operadores públicos de ámbito estatal y cuatro operadores privados que emiten en abierto con tec­nología hertziana terrestre analógica. El panorama se completa con los canales públicos de ámbito autonómico, operativos en 13 de las 17 co­munidades autónomas y centenares de estaciones locales en situación de alegalidad cuyo futuro está sentenciado si no obtienen una licencia digital .

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España. Canales de T V analógica terrestre ( 2 0 0 7 )

PÚBLICAS PRIVADAS

Ámbi to estatal Ámbi to estatal • La Primera • Antena 3 • La 2 • Telecinco

• Cuatro • La Sexta

Amb i to au tonómico

• Euskadi • Catalunya • Galicia • Andalucía • Valencia • Madr id • Cast i l la-La Mancha • Aragón • Astur ias • Murcia • Extremadura • Canarias • Islas Baleares

Fuente: e laboración propia .

Como en el resto de Europa y del mundo el mercado televisivo es­pañol se encuentra en una fase de transición entre las tecnologías ana­lógicas y las digitales que está propiciando cambios epidérmicos que finalmente deben convertirse en estructurales.

La situación de tránsito entre la televisión hertziana analógica y la televisión digital terrestre se encuentra en una fase muy avanzada que debe culminar en el apagón analógico para el año 2 0 1 0 . Los viejos operadores analógicos ya han implementado su emisión digital y se mantienen las emisiones simulcast en analógico hasta la fecha del apa­gón. Además, estos operadores han visto ampliada su concesión con nuevos canales digitales. Se han completado además las fases de conce­sión de todos los canales digitales terrestres de cobertura estatal que se pueden utilizar hasta el apagón.

Las concesiones autonómicas y locales ya se han realizado en casi todas las comunidades autónomas y los concesionarios se encuentran en diferentes fases de implantación.

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El mercado cuenta también con una abundante oferta de 1 (Televisión Digi ta l Terrestre) y, además de todos los canales anaL j y p eos que se difunden simultáneamente en TDT, hay una serie de cai|V>g¡_ digitales, la mayoría operados por los titulares analógicos aunqu^ m e s

gunos de ellos sólo son operadores digitales. En to ta l , en el ámbit< a j _ tatal se cuentan 5 canales públicos y 15 canales privados. A ello \ e s _ que añadir los canales públicos autonómicos que ya están operat t > a v

en diferentes comunidades. Además, los privados de este ámbito * v o s

se están desplegando o en proceso concesional y los locales que V | u e

culminando su proceso de despliegue tras las concesiones. Vstá

España. Programas de Televisión Digital Terrestre ( 2007)

PÚBLICAS PRIVADAS

Á m b i t o estatal Ámbito estatal

• La Pr imera • La 2 • Canal 24Horas • Te ledepor te • Clan TV/TVE 50

• Antena 3 • Antena.Neox • Antena. Nova • Telecinco • Telecinco Spor t • Telecinco Estrellas • Cuatro • CNN+ • 40 Latino • La Sexta • Telehit • NetTV • FIy Music • Veo Televisión • SETenVeo

Amb i to au tonómico Ámbito au tonómico

• Públ icas au tonómicas (simulcast y nuevos canales en implantación)

• Privadas au tonómicas (en proceso d e implantación)

Amb i to local Ámbito local

• Públ icas munic ipales (en proceso de const i tuc ión de los consorcios)

• Privadas locales (en proceso d e implantación)

Fuente: e laboración p r o p i a .

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Además el mercado televisivo español también está poblado p la oferta multicanal distribuida por plataformas basadas en el satélit F

el cable e IPTV. Mul t i cana l , que ofrecen un número variable de canales que pue­

den agruparse en diferentes categorías.

SATÉLITE CABLE IPTV

Digital + (75) ONO (110) Imagenio (94) R(100) Jazztel ia TV (38) Euskaltel (70) Orange TV (44) Telecable (40)

Orange TV (44)

Categorías de canales

• premium • premium • premium • información • información • información • f icción • f icción • f icc ión • depor tes • depor tes • depor tes • infanti les • infanti les • infantiles • musicales • musicales • musicales • entretenimiento • entretenimiento • entretenimiento

general general general • generalistas estata­ • general istas estata­ • general istas estata­

les y autonómicas les y autonómicas les y autonómicas • otras • otras • otras • PPV • PPV • PPV • VOD • VOD • VOD

Fuente: elaboración p r o p i a .

Debemos recordar, como hemos mencionado, que la televisión en España fue monopolio público hasta 1989 y que toda esta explosión de operadores se produjo paulatinamente a partir de la década de 1990 y ha sufrido una aceleración vertiginosa en lo que llevamos del presente siglo. Resumiendo, el ciudadano español tiene a su disposición en abierto entre 20 y 30 canales de televisión de ámbito estatal, autonómico y local, si se dota de un receptor digital, y puede incrementarlos en más de un cente­nar, si se abona a alguna de las plataformas multicanal.

De todos modos hay que apresurarse a señalar que la dotación de equipos de recepción de T D T , según datos de E G M , alcanza en el pr i ­mer semestre de 2007 a sólo un 17,6 por 100 de los hogares y ha al­canzado una cuota de pantalla del 5,6 por 100 según los datos de So-fres para el mes de abri l de 2007.

C O M U N I C A C I Ó N E N T R E H ISPANOHABLANTES : E S P A Ñ A , AMÉRICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS / 131

Pese a la e n o r m e multiplicación de canales, los hertzianos terres­tres a c u m u l a r o n en 2 0 0 6 el 86,4 p o r 100 del t iempo de consumo, mientras que el s a t é l i t e capturó el 5,6 por 100 y el cable el 8 por 100.

Así, pese a l a multiplicación de la oferta, la mayoría de la cuota de mercado se la l l e v a la televisión generalista.

Oferta del mercado televisivo español

Una tal m u l t i p l i c a c i ó n de la oferta permite hipotetizar que la desregu­lación televisiva debe de haber supuesto una decidida diversidad. Pero vayamos por p a r t e s . Veamos cuáles son los contenidos.

Según los d a t o s de E u r o m o n i t o r , 2 casi tres cuartas partes de las parrillas están o c u p a d a s por programas pertenecientes a tan sólo tres macrogéneros: L a información (35 p o r 100), la ficción (23 por 100) y el info-show ( 1 4 p o r 100) . Una concentración de ta l calibre que ape­nas deja espacio para la diversidad. La evolución de las dos últimas temporadas r e g i s t r a a lgunos movimientos que tienen su explicación en la incorporación al p a n o r a m a de la oferta de dos nuevos operadores en abierto ( C u a t r o y L a Sexta). Estos movimientos no desmienten, sino que c e r t i f i c a n , el carácter estructural de la homogeneización de la oferta en c o n d i c i o n e s regidas por la competencia y la ley del mercado.

2. E u r o m o n i t o r es un observatorio permanente de la televisión en Eu­ropa, operativo desde 1989, fundado a petición del servicio de investiga­ción de la radiotelevisión pública italiana (RAI) por un grupo de investi­gadores europeos: Paolo Baldi, Ian Connell, Emili Prado y Claus-Dieter Rath. Hasta 1995 tuvo su base de coordinación en Ginebra y a partir de esa fecha se trasladó a la Universität Autónoma de Barcelona bajo la dirección de Emili Prado, autor de este texto. El equipo de la sede central incluye además como investigadoras a las profesoras Matilde Delgado, Nuria García y Gemma Larrégola y en esta temporada se ha incorporado como investigadores asociados a los profesores ayudantes David Fernández y Belén Monclús. E l observatorio realiza informes regulares para los princi­pales operadores televisivos y productoras de Europa y América del Norte, así como publicaciones científicas y seminarios académicos, talleres de pro­gramación con la industria y asesoramiento a las autoridades reguladoras.

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España. Estructura de la oferta de las general istas, 2005/2006-2006/2007 (%)

40

] r£ - 23 23 •rm , o 1 4 i s ,

Fiction Infer- Info- Show Game- Children Youth Sport Educa- Others" mation show show tion

• 2005/6 • 2006/7

Fuente: elaboración propia con datos de E u r o m o n i t o r .

Debemos llamar la atención sobre el incremento de Info-show, un macrogénero cuyo ascenso se sitúa en los albores de la década de los noventa como consecuencia de los procesos de desregulación que se viven en toda Europa y en España de forma particular. Según datos de Euromonitor , este macrogénero tenía una presencia de sólo el 2 por 100 de las parrillas europeas, mientras en la temporada 2006-2007 acapara ya un 16 por 100.

El macrogénero Info-show incluye un conjunto de géneros de lo que se ha dado en llamar telerrealidad. Se trata de géneros f ruto de la hibridación de los estilemas procedentes de diferentes géneros de la i n ­formación con los estilemas procedentes de diferentes géneros pertene­cientes a los macrogéneros del entretenimiento televisivo, del show al concurso, pasando por la ficción.

Pues bien, para certificar su estrecha relación con la mult ipl ica­ción de canales, tras el nuevo proceso de desregulación que permitió incorporar dos canales generalistas nuevos en España, vemos cómo su dosis se recupera en 4 puntos y pasa de un 10 por 100 de la oferta a un 14 por 100 y una vez más la pagana ha sido la información.

Cierto que este panorama se refiere a la oferta generalista y con la digitalización la explosión de canales ha sido mucho mayor y puede pensarse que la oferta multicanal aportará la diversidad que no se en­cuentra en la oferta de la televisión generalista. Veamos por soportes cuál es la estructura de la oferta temática.

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Oferta temática en TDT

Además de la oferta generalista en abierto, para aquellos ciudadanos que disponen de receptor digital , existe en T D T un 57 por 100 por programaciones temáticas. Analicemos pues la oferta de los canales temáticos ofertados en T D T .

Como se puede ver en la siguiente gráfica, los contenidos oferta­dos por los canales temáticos de T D T inciden también en contenidos ya presentes en la oferta generalista, puesto que se nutren de los gran­des depósitos internacionales de productos televisivos, o son la segun­da ventana de explotación de algunos programas ya emitidos por las generalistas. Eso explica la presencia de la ficción en un 15,6 por 100, los infantiles con un 21,9 por 100. La presencia de Información en u n 21,9 por 100 se explica por la existencia de canales sólo de noticias que los operadores montan para rentabilizar sus pesadas estructuras de producción de informativos y la de los deportes, porque son en rea­lidad un género audiovisual del que hay una gran cartera y los canales especializados se nutren de los derechos sobrantes de los grandes eventos y de deportes minori tar ios . Finalmente el 25 por 100 del show se debe a la existencia de cadenas musicales, que son franquicias desti­nadas a la oferta mult icanal .

En definitiva, salvo en la información, nos encontramos sobre todo con contenidos redundantes, deja vue, que no aportan mucho a la diversidad.

España. Estructura de la oferta temát ica en TDT, 2006/2007 (%)

30-, 25-20-15. 10 5 •

21,9 25

15,6

3,1

21,9

12,5

Fiction Informa- Info- Show Game- Children Youth Sport Others tion show show

Fuente: e laboración propia con datos de E u r o m o n i t o r .

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Oferta multicanal (satélite, cable e IPTV)

Por lo que se refiere a la oferta disponible para los abonados a las pla­taformas multicanal de satélite, cable e IPTV, comprobamos la insis­tencia en los macrogéneros ficción e información, dos de los pilares de la oferta generalista. El elemento más significativo de diversidad res­pecto a la oferta generalista sería el 8 por 100 de macrogénero juvenil , un contenido episódico en las generalistas. Por lo demás, el empaque­tamiento de contenidos infantiles se hace con la localización de las grandes franquicias internacionales.

40 -

30 -

20 -

10 -

0J

23 24

1 España. Estructura de la oferta generalistas

frente a mult icanal, 2006/2007 (%) 35

• 14

lñi 4¿ A 1 . . _ Fiction Information Info- Show Game- Children Youth Sport Others

show show

• Generalistas • Multicanal

Fuente: elaboración propia con datos de E r o m o n i t o r .

Mención destacada merece el otro elemento diferencial y es la escasa presencia del macrogénero Info-show, que tiene un papel protagonista en las generalistas. Se trata de este macrogénero híbrido que tanto peso específico ha cobrado en la televisión tras los procesos de desregulación. De todos modos, si tomamos como referencia lo que ocurre en Estados Unidos, donde tenía un peso episódico también hasta hace tres tempora­das y que según los datos de U S A M O N I T O R 3 ya supone un 15 por 100 en la temporada 2006/2007, el horizonte de introducción está señalado.

La explicación de tal grado de redundancia se encuentra en la lógi­ca industrial del audiovisual. Es decir, la multiplicación de canales no

3. USAmonitor es un observatorio creado en 1996 que aplica las mis­mas tipologías y métodos de análisis que Euromonitor, sobre los princi­pales networks hertzianos norteamericanos y sobre las cadenas de cable de mayor penetración y también es dirigido por el autor de este texto.

COMUNICACIÓN ENTRE HISPANOHABLANTES: ESPAÑA, AMER ICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS /

supone una diversificación de la oferta por dos lógicas diferentes k con una base común. En el caso de la televisión generalista la m u l t f ? cación de canales introduce la lógica de la competencia conio elem,!'^'" regulador del mercado y los operadores luchan con las mismas ar i ,| l t o

a la búsqueda de productos de penetración rápida, que garanticen 9 s ' tas cuotas de audiencia al menor costo posible, y así se registn, proceso de homogeneización de contenidos que, en lugar de ap<, U n

diversidad respecto a la etapa monopólica, la reduce. a r

En el caso de las plataformas multicanal se nutren de los depós de los mercados internacionales y en una baja dosis de productos o f ^ nales para la plataforma. De hecho, la mayoría de plataformas a p ^ ' " si arman dos o tres canales originales diferentes de los de sus comí) 3 S

dores, los demás son simples empaquetados de franquicias interna ( ' nales o, como mucho, localizaciones de algunas de ellas. Por cierto ( 0

buena parte de estos canales se nutren de productos que ya tuvieron 3

primera ventana de explotación en la televisión generalista. Se tt pues de una homogeneización no sólo porque se practican los misrn 3

macrogéneros que en las generalistas, sino porque se trata l i t e r a l m ^ de los mismos productos.

¿Un mercado hispanohablante?

Según las últimas estimaciones los hispanohablantes rondan los cjül

nientos millones, de los cuales la mayoría habitan en Latinoamén l a

unos 45 millones en España y una cantidad semejante en Estados \.r¿ dos. Si convenimos que la lengua es el instrumento preferente sobr t (,| que se vehicula la comunicación, podríamos inferir que existe un si lento mercado para las industrias de la comunicación en español. b e

heríamos inferir , también, que los intercambios de productos comuru. cativos entre los mercados de habla hispana deben ser una prac común en la era digi tal . Y deberíamos certificar también que de ^ fructífero intercambio de productos comunicativos se deriva un coi\(J. cimiento mutuo que refuerza los elementos identitarios comunes. 5

tiempo que nos familiariza con la diversidad, contemplada como . enriquecimiento y no como una amenaza. Pero los datos son tozudos t

no reflejan esas inferencias. Si tomamos como referencia el mercado de la televisión genera ,v

ta en abierto en España chocamos con una realidad bien elocuei según los datos de Euromonitor en la presente temporada 2006/21| sólo el 1 por 100 de la programación que emiten las cadenas genera^.

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tas españolas procede de Latinoamérica. N o parece que podamos ha­blar de un mercado televisivo coincidente con las zonas del mundo en el que se habla la lengua española.

Este dato cobra más valor si se lee a la luz de la proporción de las parril las que se abastece con producción doméstica que alcanza el 81 por 100, es decir, que las producciones procedentes del extran­jero suponen un 19 por 100 del to ta l de la oferta y como ya se ha dicho sólo 1 punto de esos 19 corresponde a producciones generadas en algún país de América Lat ina . U n porcentaje más que simbólico que desmiente cualquier ilusión sobre la función de la lengua como vehiculizadora de u n mercado televisivo. Por el contrar io lo único que certifican los datos es una relativa buena salud de los mercados nacionales y la importación de productos de otros mercados con cr i ­terios muy alejados de cualquier consideración de comunidad l i n ­güística y cu l tura l .

Esta aseveración se corrobora si observamos los datos corres­pondientes al origen de la programación importada . Obsérvese que el pr inc ipal proveedor de contenidos extranjeros de las televisiones generalistas españolas es Estados Unidos, que suministra el 81 por 100 de los programas importados . U n porcentaje que debe incre­mentarse en 4 puntos si se considera el 4 por 100 de productos f r u t o de coproducciones entre productoras estadounidenses y europeas. H a y que observar que este porcentaje responde a una estrategia de la industria norteamericana para salvar alguna de las políticas de co­municación europeas tendentes a proteger a las industrias culturales de la Unión Europea.

Como puede verse no hay criterio de comunidad lingüística ni de co­munidad cultural en esta política industrial . Las importaciones de mer­cados con la misma lengua suponen sólo el 5 por 100 y los productos procedentes de otros países europeos suponen sólo un 10 por 100 de los programas importados, un dato bien elocuente sobre el carácter re­fractario del mercado de la televisión generalista española respecto a los productos de su entorno político y cultural .

En las decisiones de compra dominan otras razones diferentes a la de la lengua común o la identidad europea. Las televisiones españolas se nutren del mercado norteamericano porque es el mayor depósito de contenidos audiovisuales con el que tiene canales de comercialización establecidos desde hace décadas, porque, f ruto de muchos años de do­minio en el panorama internacional, el gusto de los espectadores co­necta con mayor facilidad con los parámetros estéticos, temáticos y de formato de las producciones audiovisuales (cine y televisión) proce-

C0MUNICACIÓN ENTRE HISPANOHABLANTES : ESPAÑA, AMÉRICA LATINA Y ESTADOS UNIDOS / 137

España. Origen de la p roducc ión extranjera de la televisión general ista, 2006/2007 (%)

Europa 10 %

Latinoamérica ^ ^ ^ H 5% <m

Coproducción EE. UU. .--̂ ^̂ ^̂ H

y EE. UU. 81 %

Fuente: elaboración p r o p i a con datos de E u r o m o n i t o r .

dentes de Estados Unidos que con los propios de cada Estado miembro de la Unión Europea o de los latinoamericanos.

Esta conducta de desquerencia del entorno cultural como fuente privilegiada de provisión de programas por un lado y de privilegio del mercado norteamericano como proveedor por otro , no es una nota peculiar del mercado televisivo español. En Europa es una constante en todos los mercados con mayor o menor proporción, lo que nos ha hecho subrayar, ya en otras ocasiones, que los productos audiovisua­les norteamericanos aparecen como el único común denominador del gusto del telespectador europeo.

Véase en la gráfica que en todos los mercados considerados la pro­porción de productos comprados en Estados Unidos es mucho mayor que la de adquisiciones a otros países europeos diferentes del emisor. En este sentido el país que más proporción de sus parrillas reserva a los productos de otros países europeos es Italia, con un escaso 5 por 100, mientras que el que menos le dedica es el Reino Unido con un irrele­vante 0,1 por 100. Los otros países dedican una modesta porción que equivale al 3 por 100 en Francia y Alemania y al 2 por 100 en España. Nótese además que los países más dependientes de la industria norte­americana son los latinos, con tallas que oscilan entre un significativo 22 por 100, en el caso italiano, un notable 19 por 100, en el caso fran­cés, y un más moderado 16 por 100, en el caso español. M u y por detrás se encuentran el Reino Unido (11,8 por 100) y Alemania (11 por 100).

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Europa. Porcentaje de compras a EE. UU. y a otros países europeos sobre el total de la programación, 2006/2007 (%)

5 3

3 0.1

19 22 16 19

11 11 R

I

11 11 R

España Italia Francia Alemania Reino Unido

• EE. UU. • EUROPA

Fuente: elaboración p r o p i a con datos de E u r o m o n i t o r .

Pero tras este estado de cosas hay también la falta de políticas cultu­rales efectivas que contrarresten la preeminencia de la industria audiovi­sual norteamericana. Una industria que cuenta con sólidas estructuras de producción y eficientes estructuras de comercialización, además de un mercado interior de una talla que permite amortizar cualquier pro­ducción y de ese modo sacar pingües beneficios de todos los mercados exteriores. Por el contrario el mercado europeo no existe como tal y es una suma de los mercados nacionales. Como consecuencia la talla de esos mercados no es suficiente para generar una industria competitiva en el plano de las exportaciones. Lo es en mayor medida para satisfacer la demanda nacional, pero es casi imposible trascender de ésta y menos aún para desplazar la influencia de la industria norteamericana.

Pensemos por un momento en la potencialidad del mercado de la Unión Europea, que cuenta con casi 460 millones de habitantes. Es una talla que permitiría aspirar a comportarse como el mercado norte­americano, si fuese capaz de funcionar como un mercado interior para el audiovisual como lo hace para la agricultura o la industria o espe­cialmente el comercio.

Pero en el asunto de las industrias culturales y del sector de la co­municación audiovisual en particular, la realidad del mercado hispa­nohablante adolece de los mismos males que hemos documentado para el mercado europeo. Su talla de 500 millones podría ser la base de una industria audiovisual sólida si los productos circularan en propor­ciones significativas a través de las fronteras, pero como hemos visto

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en el caso del mercado español la presencia de productos procedentes de otras latitudes de habla hispana es poco menos que simbólica y [ 0

que es peor es un indicio de lo que pasa entre los diferentes m e r c a d o s nacionales en el interior de Latinoamérica y entre éstos y España .

Algunas lecciones del mercado hispano de Estados Unidos 4

Estados Unidos cuenta con unos 43 millones de hispanos que t i e n e n un poder adquisitivo cifrado en cerca de 800.000 millones de d ó l a ­res con un crecimiento sostenido que, según las previsiones de Selig Center de la University of Georgia, alcanzará más de u n billón de d ó l a -

4. En la revista TELOS, n.° 70, el autor coordinó un cuaderno central dedicado a la comunicación en español en Estados Unidos y a continuación recogemos sintéticamente algunos de los rasgos principales que desarrolla, mos más ampliamente en un trabajo escrito con Matilde Delgado sobre l a

televisión hispana para ese cuaderno central.

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1 40 / CONFLICTOS INTERCULTURALES

res (1.087.000.000.000.) en 2010 (Selig Center, 2005). Todo un mer­cado al que se dirigen una pléyade de medios de comunicación entre los que podemos contabilizar 4 cadenas de televisión hertziana terres­tre y más de 70 canales que se distribuyen por sistemas multicanal como el cable, el satélite o sistemas inalámbricos. Entre éstos se cuen­tan canales especializados, en música, entretenimiento, deportes, i n ­formación, programación infanti l generados en el propio país y televi­siones de bandera de diferentes países latinoamericanos así como televisiones privadas y públicas que van desde Barca T V a Antena 3 o el canal 24 Horas de T V E . Evidentemente el grado de penetración de estos canales es muy dispar y puede oscilar entre unos cientos de miles de abonados (180.000 el canal 24 Horas, por ejemplo) y varios mi l lo ­nes (48 millones de hogares con cable norteamericanos y 6,5 millones de hogares hispanos con cable el canal Galavisión, por ejemplo).

Pero si nos referimos a la televisión generalista hertziana el reperto­rio es más reducido y en la pugna se encuentran cuatro canales: Uni -vision, Telemundo, Azteca América y TeleFutura. Pero el mercado his­pano no se nutre sólo de televisión generalista y su crecimiento constante no deja de atraer nuevos actores de forma continuada. El tamaño de este colectivo, sus características sociodemográficas y la desproporción entre su peso relativo y la inversión en publicidad que capta son alicientes más que suficientes para atraer nuevos actores que lanzan nuevas iniciativas.

Según los datos del Nacional Hispanic Televisión Index ( N H T I ) de Nielsen la proporción de hogares hispanos cableados es de un 70 por 100 de los hogares que disponen de televisor, lo que nos da un universo de hogares hispanos con acceso al cable de 7.930.000 según la situación de mayo de 2006. Este porcentaje otorga una base amplia a las iniciativas que quieren alcanzar al target hispano y en ese campo se han desarrollado iniciativas tanto de canales hispanos creados para el cable, como de otras marcas ya existentes en inglés y que han hecho su versión en español para penetrar mejor en este grupo de audiencia cada vez mayor y con unas características sociodemográficas y econó­micas cada vez más atractivas. El hecho de que entre las diez primeras ofertas de mayor penetración en los hogares hispanos que tienen acce­so al cable cuatro sean las versiones en español de Fox Sports, M T V , Discovery Channel y C N N es una buena muestra de ello.

Galavisión es la cadena con mayor penetración, ya que alcanza al 79,8 por 100 de los hogares hispanos que disponen de cable, eso sin contar que su cobertura es del 100 por 100 de los hogares hispanos que cuentan con cable analógico. Esta cadena fue lanzada en 1979 por Uni -visión, la cadena hertziana terrestre de mayor penetración. El segundo

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lugar, con una penetración del 48,5 por 100 de los hogares hispanos que tienen cable, ya lo ocupa una de esas cadenas argucia «en español» para pescar en el caladero de los mercados hispanos; en este caso es la versión en la lengua de Cervantes de Fox Sports, que antes de girar su mirada para el mercado interior en español ya probó suerte en los mercados la­tinoamericanos. Su lanzamiento a finales de 1996 la sitúa como pionera en un recorrido que seguirán otras cadenas originariamente anglófonas.

M u n 2 es la tercera en orden de penetración y alcanza el 43,6 por 100 de los hogares hispanos con cable. M u n 2 es una segunda marca de Telemundo, la segunda cadena generalista hertziana terrestre de habla hispana propiedad de N B C . Su lanzamiento data de 2001 y podemos denominarla cadena síntoma. Se trata de una apuesta por llegar a un segmento de la población latina compuesta por jóvenes-adultos de en­tre 18-34 años. Es un experimento bilingüe que alterna el uso del in ­glés y el español, pero no alternativamente sino, a menudo, revuelta. Su nombre ya remite metafóricamente a esos dos mundos que conflu­yen en esa generación de hispanos que se manejan con las dos lenguas y a menudo componen un caleidoscopio expresivo. Esta cadena, con una programación concebida para atraer a ese target, se ha convertido en un buen receptor de los dólares publicitarios que buscan contactar con ese segmento, que se caracteriza por ser mayoritariamente de se­gunda generación, personas muy trabajadoras, respetuosas con la fa­milia y con gustos audiovisuales de estándares más exigentes que los de los productos ofrecidos por las cadenas generalistas hispanas.

En la actual situación, el mercado de la televisión hispana en Esta­dos Unidos está lejos de responder a motivaciones culturales y étnicas. Fuera de toda interpretación romántica, la económica es la única razón indiscutible que actúa como motor de la explosión de la oferta. Ello no desmiente, por supuesto, la búsqueda paralela de influencia política en este grupo étnico, que ya es la primera minoría con un 14,5 por 100 en 2005 y que va camino de alcanzar un peso específico cercano al 25 por 100 según las previsiones de evolución demográfica realizadas por el U.S. Census Burean para 2050. Tampoco desmiente la trascenden­cia cultural que se deriva de la existencia o no de una oferta televisiva en español en Estados Unidos y la influencia que ello tiene en la preser­vación de la lengua española como seña de identidad de esta minoría. Pero si se observa la composición accionarial de las principales cadenas generalistas y las de mayor penetración en el cable que hemos descrito más arriba, queda evidenciado que el económico es el factor determi­nante.