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Roberto Fragomeno

García, George l. Las sombras de la modernidad.La crítica de Henri Lefebvre a la cotidianidad moderna.

San José, Costa Rica: Editorial Arlekín, 200l.ISBN 9977-12-576-7, 228 pp.

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XL (lOI), 191-193, Julio-Diciembre 2002

Anatomía de lo cotidiano, fisiologíade lo público

1. Una reconstrucción del pensamiento deHenri Lefebvre realizada por el joven filósofoGeorge García resulta un tema vasto, provocador,impreciso de contornos. Para la filosofía acadé-mica, erudita y hierática es el signo de una ame-naza, una invitación o una conjura. Para la políti-ca de la tolerancia abstracta es el vocablo prepa-rado para comentar la pérdida de razones y liber-tades. Para el obvio romanticismo es el ámbitouterino de misteriosas fuerzas creadoras. Y comometáfora ligada a lo rebelde y a lo prometedorpuede ser también el perímetro escogido por Gar-cía de una forma de vida. Por eso quiero ofrecercomo reflexión el gesto de García de transformaruna tesis de licenciatura en un libro de filosofía yplantear la pregunta acerca del significado de talgesto en vez de "comentar" un libro. Los librosno se comentan, se leen e interpretan y no preten-do ahorrarles esa tarea.

Pero esta reconstrucción del pensamiento deLefebvre es una excusa. Una excusa es repensaruna filosofía de lo cotidiano. Aquí, lo decisivo esla intencionalidad de intervención sobre lo públi-co operada por el joven filósofo costarricense.Los motivos que caracterizan la práctica filosófi-ca se dan cita aquí: la decadencia de lo público yla renuncia del filósofo a convertirse en opinador

profesional; el pathos ineludiblemente públicodel quehacer académico y, por último, la renun-cia a la exégesis mas o menos "excelente" de untexto ajeno que se traduce en un informe mas omenos "excelente" y que sirva para una docenciamás o menos "excelente".

Transformar entonces, un informe de inves-tigación para obtener una licenciatura en filoso-fía en un libro de filosofía significa que Garcíaintenta torcer el destino trágico de la escritura fi-losófica y deja de escribir para ser evaluado. Es-tá en lo cierto: nadie lee tales informes, aun cuan-do sí los evalúe. Ahora quiere ser leído. Y tienerazón: García merece ser leído. Pero aún cuandono se tratara de un problema de narcisismo, elpunto problemático permanece: filosofía de locotidiano para intervenir en la esfera pública. Pe-ro a no confundirse: popularidad no es lo mismoque reconocimiento. No se trata de un drama en-tre profesores académicos y opinadores profesio-nales, sino del posible absurdo de una escrituracarente de interlocutor.

Pero en este libro el interlocutor pertenece ala misma estructura del texto que no es (y en es-to quiero ser categórico) el lector de una tesis delicenciatura. Ese lector ideal no es un interlocu-tor, es un evaluador real sobre la base de una ca-lificación: aprobado/desaprobado.

Esta asimetría entre el autor de una tesis y suevaluador no necesita de ningún sinceramiento,ya que éste está explicitado por la institución que

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cipan diversos actores incluido, claro está, elfirmante del libro.

ROBERTO FRAGOMENO

otorga el diploma. En cambio, al transformarse enlibro, la lectura recíproca es condición necesariaaunque no suficiente, para que la filosofía tras-cienda a la esfera pública, construya un interlocu-tor y establezca las mediaciones que la historia dela propia disciplina ha mas o menos consagrado yque siempre podemos revisitar críticamente.

Este gesto que es "Las sombras de la moder-nidad", no es interrumpir por un momento las ta-reas académicas para ocuparse de las tareas queson urgentes para la sociedad, sino de asimilar elsentido de esa urgencia al propio pensamiento,aunque esto no suture la distancia entre el evalua-dor de una tesis y el lector-interlocutor de un li-bro de filosofía. Y lo urgente es lo que requieremayor meditación. Nadie que haya pensado elpresente puede dejar que las obligaciones acadé-micas aplasten su pulsión filosófica. Salvo quequiera legitimarse por medio de la jerarquía y nopor medio de la reflexión.

2. Unas breves palabras sobre el texto encuestión. García pretende una "reconstrucción"de la obra de Henri Lefebvre. Debería ser obviopero vamos a precisar que significó, para mi seentiende, tal reconstrucción.

a) La suposición de que las ideas de alguiencoinciden con sus enunciados es una suposi-ción ingenua y es refractaria a los descubri-mientos del psicoanálisis y de la Escuela deFrankfurt. Como ya sabía Hegel no se puedejuzgar ingenuamente sobre el hombre por loque él mismo piensa y habla de sí mismo.No basta preguntar a alguien que piensa pa-ra saber lo que piensa.

b) La condición es que nosotros hagamos algocon esa materia prima que son los textos.Esa es la prerrogativa de los filósofos: arries-gar interpretaciones, hacer algo con esas su-puestas evidencias que son los textos deotro. García lo sabe bien y no puedo menos :que aplaudir su madurez: el fetichismo deldato es la mayor de las abstracciones. El dis-curso de Lefebvre se resitúa entonces por re-ferencia a un conjunto de procesos socialesde construcción de sentido en los que parti-

Porque el famoso contexto no es un catálogode "eso que pasaba" sino el espacio de luchas po-líticas e ideológicas en las que el filósofo francésiba definiendo su identidad.

Ahora bien: el método de García no consisteen conceder a su objeto de estudio el privilegiode decir la verdad, toda la verdad y nada más quela verdad. Nuestro joven filósofo no demuestra,no repite, no descubre. Simplemente reconstruyey en esta reconstrucción va delineando su objeto.

Claro, no faltarán los epistemólogos "purosy duros" que interrogarán: ¿describe o explica?Pues bien, ensayemos una respuesta leyendoatentamente el texto de García. La descripciónsiempre supone opciones y recortes en un objeto,no puede evitar que su propia actividad constru-ya de algún modo al objeto. Y García en este li-bro se estrena como un artífice de lectura, inter-pretación y escritura y hace derivar su artificio enpráctica explicativa. Joven filósofo y pichón demago resultó García.

3. Hasta donde he podido informarme, eseste el quinto libro de filosofía que los filósofosque vivimos y trabajamos en Costa Rica publi-camos en lo que va de este año. ¿Hacemos unafiesta o nos echamos a llorar? El propio Platón,al definir la filosofía, no pudo hacerlo sino ensu relación conflictiva con la doxa. Y estamosllenos y ahogados de doxa. Esta, aparece como"confusión mental", como "poesía de la moder-nidad" (la publicidad) o como "conciencia mis-tificada" según nos plantea García siguiendo aLefebvre. Se ha llegado al punto en que la prác-tica de la doxa se ha vuelto sustractiva mas queconflictiva. Y por tanto, junto con la doxa que-remos conjurar la violencia y el terror difusoque la acompaña.

Lo cierto es que somos varios los que esta-mos haciendo filosofía porque estamos preocu-pados por no sucumbir al lenguaje consensual ylas opiniones establecidas.

y en esto García cumple. Empieza a pensar.Solo me permito sugerirle que, siguiendo a Lefebv-re, vea que también nuestra modernidad periférica

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latinoamericana necesita su crítica. No alcanzacon la portada y con fotos al interior del libro:Esta vez, en mi opinión, contenido y gráfica es-tán divorciados en esta presentación de la edi-torial Arlekín. Debo decir que a la ciudad capi-tal de Costa Rica no se le debe creer por lo quelas imágenes dicen de ella. Mucho menos porlo que sus habitantes puedan decir acerca de sucotidianidad.

y García está en posesión del talante y laformación para hacer esta crítica pues quiere serracional y no razonable. Se ha percatado que seempieza a pensar cuando se desobedecen las ins-trucciones sociales, las reglas implícitas de la co-municación cotidiana y no se vuelve interdisci-plinario sino indisciplinado desde una disciplina,la filosofía, que ya no puede darse el lujo de pen-sarse como un eco de ella -en ella- misma.

Roberto FragomenoProfesor, Escuela de Filosofía

Universidad de Costa [email protected]