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davidjibanez
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¿QUÉ ES LA CIUDADANÍA?
CIUDADANÍA
Definición
En su acepción más común ciudadanía significa poseer la
condición de ciudadano/a, entendiéndose por tal la persona que
es sujeto de derechos políticos de un estado y normalmente
habitante de él. Sin embargo, este concepto de ciudadanía limita
su idea a poseer un determinado estatus (en este caso, ser
titular de unos derechos
políticos y haber nacido o
haber residido en un Estado)
sin referirse a la práctica de la
ciudadanía. Como recoge Lister
“Ser un ciudadano en el sentido
legal y sociológico implica poder disfrutar de los derechos de
ciudadanía necesarios para la agencia y la participación social y
política. Actuar como ciudadano significa satisfacer el potencial
de ese estatus”. Por ello, en nuestra definición atenderemos
tanto a la idea de ciudadanía como estatus como a la de
ciudadanía como práctica.
Desarrollo
Describiremos ambos sentidos de la ciudadanía mediante la
siguiente estructura: comenzaremos por las diferentes
tradiciones que han dado origen a la concepción actual de
ciudadanía en
el pensamiento
occidental: la
liberal, la
comunitaria y
la republicana.
Posteriormen-
te, analizaremos algunas imágenes y significados de la
ciudadanía, para concluir con los espacios para el ejercicio de la
ciudadanía, ámbito que está más relacionado con la educación
para el desarrollo.
TRADICIONES EN LA CONCEPCION DE CIUDADANÍA
Las teorías liberales entienden que la ciudadanía es un estatus,
que otorga el derecho a los ciudadanos a disfrutar de un
conjunto de derechos garantizados por el estado. Los primeros
derechos eran los de carácter civil y político (derecho a votar, a
la propiedad privada, a la libertad de expresión, etc.), en los que
se enfatizaba la no intervención del estado. Posteriormente, con
la contribución de Marshall (1950), considerado uno de los padres
del pensamiento contemporáneo en este tema, la ciudadanía pasó
a incluir los derechos de carácter social (derecho a la educación,
a la sanidad, etc.) en los cuales se presupone un mayor
intervencionismo estatal.
La segunda tradición es la comunitaria en la cual, en
contraposición con la visión liberal que enfatiza al individuo, se
hace hincapié en que la ciudadanía se define por el hecho de
sentirse miembro de una comunidad, de un grupo, y compartir una
serie de virtudes cívicas, como el respeto por los otros y el
reconocimiento de la importancia del servicio público. Desde la
perspectiva comunitaria, los derechos de los grupos pueden tener
significados legales y políticos.
Y, por último, para la tradición republicana, el ciudadano puede
ser entendido como el que comparte una identidad cívica común,
modelada mediante una cultura pública común que se alcanza,
para muchos autores, a través de la participación en la vida
pública. En este supuesto, la ciudadanía, como identidad cívica,
serviría para aglutinar a los ciudadanos, por encima de
identidades particulares (étnicas, religiosas, etc.).
IMÁGENES Y SIGNIFICADOS DE LA CIUDADANÍA
Sin embargo, la idea de ciudadanía no se limita únicamente al
status legal del ciudadano/a, sino que, desde otras perspectivas,
se identifica con el disfrute real de los derechos de
ciudadanía. En todas sus respuestas se aprecian unos elementos
comunes:
1) Una idea de justicia entendida como recibir un trato
imparcial y, asimismo, cuando sea preciso, diferenciado
para corregir su falta de empoderamiento.
2) La idea de reconocimiento tanto por su
condición de ser humanos como también
por el respeto a sus diferencias.
3) La autoderminación, es decir, la habilidad de las personas
para poder ejercer un cierto grado de control sobre sus propias
vidas.
4) Por último, el cuarto grupo de significados de este tipo de
ciudadanía derivan de la solidaridad entendida como la capacidad
de identificarse con otras personas y de actuar de manera
colectiva en la búsqueda de la justicia y el reconocimiento.
Siguiendo con la discusión sobre el disfrute real de los derechos
de ciudadanía, es también importante estudiar le derecho de
acceso a la ciudadanía de los inmigrantes en los Estados
europeos. Es necesario superar un modelo de ciudadanía ligada a
la nacionalidad por otra concepción de la
ciudadanía vinculada a la residencia,
donde la vecindad local cobra especial
relevancia ya que es el espacio que nos
permite entender más fácilmente cómo los
inmigrantes comparten con los vecinos las
tareas, las necesidades, los deberes y, por tanto, los derechos
propios de la ciudadanía.
Una aproximación distinta a la idea de ciudadanía nos la
presenta Adela Cortina (1997) cuando habla de una ciudadanía
activa que tenga derechos pero que también sea capaz de asumir
sus responsabilidades. Desde esta perspectiva, la autora plantea
distintas aproximaciones al concepto de ciudadanía: la ciudadanía
económica, la mediática y la intercultural.
La ciudadanía eco- nómica (Cortina, 1997) tiene como objetivo
la denuncia y transformación del sistema económico causante de
formas de sometimiento y precariedad. De acuerdo con las
nuevas teorías de la ciudadanía económica los ciudadanos, en
tanto que afectados por los acuerdos que se toman en la esfera
de la economía y de la
empresa, han de
participar e intervenir
de algún modo en tales
decisiones. Así, los
cursos de acción
económica han de
contar, para su
legitimidad social, con el acuerdo de todos los ciudadanos que se
ven concernidos por ellos, siendo los ciudadanos actores e
interlocutores válidos y no meros súbditos laboral o
económicamente.
Posteriormente, la misma autora (Cortina, 2004) desarrolla el
concepto de ciudadanía mediática o audiovisual. Se trata de
un nuevo estilo de ciudadanía aplicada a los medios, dueña de su
destino en el ámbito audiovisual, formada e informada
convenientemente y capaz de diferenciar el entretenimiento que
estupidiza y vulnera derechos, y el entretenimiento respetuoso,
de calidad, creativo, no medido con parámetros estrictamente
cuantitativos (basados en el audímetro) y que promociona en vez
de oscurecer la libertad de los receptores.
Otro significado de la
ciudadanía entendida como
práctica activa y
responsable es la
ciudadanía intercultural
(Cortina, 2002), donde lo
relevante es el respeto a
las culturas que conduzca
a un diálogo desde el que
los ciudadanos puedan discernir qué valores y costumbres merece
la pena reforzar y cuáles obviar. Esta concepción de la ciudadanía
es distinta a la ciudadanía multicultural que plantea Kymlicka
(1996), que propone el reconocimiento de derechos para grupos
culturalmente diferentes que precisen de una especial
protección.
NUEVOS ESPACIOS PARA EL EJERCICIO DE LA
CIUDADANÍA
La ciudadanía global o cosmopolita reivindica un espacio de
participación en el ámbito trasnacional. Bajo esta perspectiva se
encuadran las propuestas políticas de modelos de democracia
global y también la acción de los movimientos trasnacionales de
la sociedad civil. La idea de ciudadanía global está en la base de
muchas propuestas
educativas que se formulan
en los años 90. Como afirma
Angela Grunsell, sólo “en la
arena internacional pueden
abordarse las injusticias
internacionales y las
desigualdades [….] hay que movilizar a los ciudadanos del Norte y
del Sur para desafiar a la gobernabilidad tanto en el nivel
nacional como en el internacional” A la vez que se dibujan
propuestas de participación ciudadana a escala global, también se
reivindican espacios de participación ciudadana a nivel local,
aquí ponen el acento en el paso de una democracia meramente
representativa a una participativa donde lo sustantivo es la
participación de la ciudadanía en la toma de decisiones públicas.