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UNIVERSIDAD POMPEU FABRA Arte(s) del movimiento: Del escenario a la pantalla Alba Cid NIA 145474 Antonio Monegal - 2014/15 - Facultad de Humanidades

Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

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Page 1: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

UNIVERSIDAD POMPEU FABRA

Arte(s) del movimiento:

Del escenario a la pantalla

Alba Cid

NIA 145474

Antonio Monegal - 2014/15 - Facultad de Humanidades

Page 2: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[1]

CONTENIDO

PREÁMBULO: Acerca del acompañamiento web…....................................................... 2

INTRODUCCIÓN…........................................................................................................ 3

CINE Y DANZA, UNA SIMBIOSIS CREATIVA …...…............................................... 5

Hibridación y nacimiento de una nueva forma de arte…................................................. 6

Un problema de nomenclatura…..................................................................................... 10

TRANSFORMACIÓN DE LA DANZA EN EL SALTO

DEL ESCENARIO A LA PANTALLA…....................................................................... 13

Espacio y tiempo….......................................................................................................... 14

Movimiento y corporalidad….......................................................................................... 22

MAYA DEREN Y EL DANCE FILM…........................................................................... 28

An Anagram of Ideas on Art, Form and Film (1946)…................................................... 31

La creación de la ilusión…............................................................................................... 36

CONCLUSIÓN O DE LA EXPERIMENTACIÓN

A UNA NUEVA FORMA DE ARTE…............................................................................ 42

BIBLIOGRAFÍA….......................................................................................................... 44

Page 3: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[2]

PREÁMBULO: Acerca del acompañamiento web

El estudio que vamos a desarrollar a lo largo de las páginas a venir comenta, analiza y hace

referencia a obras de carácter audiovisual. Es por este motivo que hemos considerado una

exigencia implícita del trabajo dotarlo de un acompañamiento que permita el visionado de

dichas obras. Hemos escogido el soporte web por parecernos el más accesible y funcional.

Esta herramienta tiene como finalidad facilitar la visualización del material audiovisual al que

hacemos referencia en este ensayo, por lo que estará disponible durante un tiempo necesario

pero limitado. Los ejemplos que pueden reproducirse en la web están señalados a lo largo del

trabajo mediante el símbolo ►.

Para acceder a este material deben entrar a la siguiente dirección y hacer clic sobre las

imágenes correspondientes: http://albacid.wix.com/artesdelmovimiento

Los vídeos que pueden encontrarse en dicho soporte Internet son:

Loïe Fuller (T. Edison) Annabelle Serpentine Dance (1984)

Busby Berkeley, Gold diggers of 1933 (1933)

Gene Kelly, Cover Girl (1944)

Fred Astaire, The Band Wagon (1953)

Steven Briand, Shunpo (2012)

Adam Roberts, Hands (1995)

Norman McLaren, Neighbours (1952)

Norman McLaren, Pas de Deux (1968)

David Hinton, Touched (1994)

Maya Deren, Poetry and the Film (1953)

Maya Deren, A Study in Choreography for Camera (1945)

Maya Deren, Ritual in Transfigured Time (1945-46)

Maya Deren, trabajando en The Very Eye of Night (1952-29)

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[3]

INTRODUCCIÓN

Muchas son las formas artísticas que han nacido en el último siglo, y muchas de las que

hemos tenido un vago conocimiento hasta hace apenas unas décadas. Todas ellas surgen de la

evolución socio-histórica del mundo en que vivimos, del intercambio cultural, del avance

tecnológico, de la curiosidad, la experimentación o el juego. Y de ese vasto mundo en

desarrollo y reconstrucción permanente, nosotros hemos escogido una ínfima parte, con el

afán de acercar al lector a un fenómeno poco abordado a nivel académico desde una

perspectiva transversal. Se trata de una forma artística que nace de la interdisciplinaridad que

conjuga la danza como arte escénica y el vídeo como arte audiovisual, ambas encontrando un

lugar común en el movimiento. Veremos como el desarrollo tecnológico que lleva a la

aparición del cine implica un cambio sustancial en las artes escénicas desde el momento en

que se encuentran. Dejando de lado la idea de comparar el juego del actor teatral con el del

cinematográfico, nos centraremos aquí de manera más específica en la danza.

Nuestro objetivo en tanto que proyecto dentro del ámbito de las Humanidades, es no

dirigirnos a este campo desde el punto de vista del cineasta, ni tampoco del bailarín o

coreógrafo. Tampoco pretendemos limitar nuestra investigación al terreno de lo histórico-

social, denigrando el valor artístico de nuestro tema. Pretendemos combinar en este estudio

tanto la panorámica contextual que ha permitido la aparición de este fenómeno, como la

reflexión teórica de lo que ha supuesto para el arte de la danza su confrontación con el cine, y

el estudio de un artista en particular y de su obra. El nombre propio más acorde a esta forma

artística es videodanza, sin embargo vamos a evitar su uso por el momento puesto que éste no

es exactamente el objeto de nuestro estudio. La videodanza propiamente dicha es una forma

relativamente reciente que no existía como tal a lo largo del período que aquí analizamos. Es

por ello que comentaremos la complejidad de esta forma y las tentativas por otorgarle nombre

propio, con la intención de centrarnos en entender como ésta ha nacido y cómo se ha formado

como tal.

Nuestro trabajo estará así dividido en tres partes. La primera de ellas consistirá en la

exposición del desarrollo y la evolución de esta forma de arte desde las primeras

combinaciones entre los dos elementos en juego, que son el cuerpo danzante y el aparato

Page 5: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[4]

audiovisual, así como una panorámica de las diferentes teorías y críticas que ha recibido, y

una puesta en situación sobre la dificultad a la hora de consensuar una nomenclatura. La

segunda parte nos hará viajar desde el teatro hasta la pantalla de cine o televisión, a través de

una serie de consideraciones sobre las posibilidades y las limitaciones de la danza en el paso

del contexto escénico al fílmico. Es aquí donde analizaremos en detalle los elementos que la

constituyen, como son la dimensión espacio-temporal, la construcción del movimiento y la

percepción del cuerpo, o su condición de obra efímera e irrepetible. En tercer lugar, nos

adentraremos ya en el estudio de una de las figuras pioneras en la creación de obras

conjugando la danza y la cámara: Maya Deren. Recorreremos su aportación teórica dentro de

este campo, así como su producción artística, que nos permitirá ilustrar y desgranar nuestras

consideraciones teóricas anteriores. Este recorrido tiene la voluntad de aproximarnos a un arte

relativamente nuevo, esclarecer y cuestionar ciertos conceptos y nociones artísticas, conocer y

analizar la obra de la artista Maya Deren, y que todo ello nos permita entender las creaciones

más contemporáneas dentro de este ámbito.

For more than anything else, cinema consists of the eye for magic – that which

perceives and reveals the marvelous in whatsoever it looks upon.

Deren en Clerck, 1988: 310

Page 6: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[5]

CINE Y DANZA, UNA SIMBIOSIS CREATIVA

Explicar la evolución y contextualizar el fenómeno que aquí abordamos es complicado en la

medida en que éste es relativamente reciente, y aún más el discurso teórico a su alrededor. Si

bien la danza y el medio audiovisual se han relacionado e influido desde la aparición del

segundo, una tentativa sólida por conceptualizar este fenómeno no ha tenido lugar hasta la

última década. Diversos autores han reflexionado al respecto desde finales del siglo pasado,

pero hasta el año 2000 no se publicaba una obra que fuera a tener una repercusión notable en

este campo. Este año se publican los artículos de Noël Carroll “Toward a definition of

Moving-Picture Dance” y Douglas Rosenberg “Video Space: A site for Choreography”.

Rosenberg seguirá en esta línea de reflexión dirigiendo las conferencias sobre Screendance en

el American Dance Festival (2006 y 2008), y creando junto a Claudia Kappenberg el “The

International Journal of Screendance” en 2010. Douglas presenta esta revista como «the first-

ever scholarly journal dedicated to the growing area of the inter-disciplinary practice of

screendance. It is an initiative undertaken by an international group of practitioners,

researchers, and activists engaged with screendance, who wish to establish a forum for debate

for all those interested in the intersection of dance and the moving image» (Kappenberg,

2010: 1). En solitario, su mayor aportación a este campo será el libro Screendance: Inscribing

the Ephemeral Image publicado en 2012. Por otro lado, en 2001 Sherril Dodds publicaba su

obra Dance on Screen: Genres and Media from Hollywood to Experimental Art, y en 2011, la

fundadora del ReelDance International Dance on Screen Festival, Erin Brannigan, presentaba

el libro Dancefilm, Coreography and the Moving Image. Traemos a colación estas obras

porque a pesar de no ser las únicas aportaciones teóricas que tienen como objeto la relación

entre la cámara y la danza, sí son las que han abierto un campo de reflexión serio y

estructurado, en su tentativa por aportar una base sólida para una forma todavía nueva y

ambigua.

Se trata de un círculo pequeño, en el que las obras remiten unas a otras, pero en expansión.

Desde que se emprendió la tarea de teorización en que todos los autores remarcaban la

ausencia de la misma, un gran número de aportaciones han ido surgiendo de manera

vertiginosa en los últimos años, sobretodo en forma de artículos en las diversas revistas que

han ido apareciendo. Sin embargo, a pesar de tratarse de una práctica internacional, la

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[6]

reflexión teórica de más peso ha surgido en Estados Unidos y Canadá, donde también se

llevan a cabo más festivales con este motivo y la creación institucionalizada se ha

desarrollado con más fuerza.

Del discurso de estos autores emerge un denominador común: la necesidad de entender esta

nueva forma de expresión como un arte autónomo, así como la de establecer un concepto para

nombrarla. Intentaremos ahora entender de dónde surge la primera de las cuestiones, trazando

un rápido recorrido por la evolución de esta práctica y enmarcando en este contexto general el

que será nuestro caso de estudio, la artista americana Maya Deren. Veremos en segundo lugar

como la tarea de establecer un nombre para esta forma artística sigue siendo una cuestión

abierta.

Hibridación y nacimiento de una nueva forma de arte

La primera colaboración entre la danza y el aparato cinematográfico tuvo lugar a finales del

siglo XIX. A raíz del éxito que tuvo la “danza serpetina” de la artista estadounidense Loïe

Fuller, el cine se interesó en su danza por la potencialidad de los efectos visuales que ofrecía

su espectáculo, el cual se basaba en juegos luminosos y multicolor. La artista se negó a ser

filmada, pero enseguida aparecieron seguidoras suyas dispuestas a hacerlo. Así, en 1894-95

Thomas Edison grababa Annabelle the Dancer ►, un plano fijo alrededor de una bailarina

ondeando su vestido, coloreado a mano posteriormente sobre la película. En 1919, Loïe Fuller

se ve atraída a su vez por el cine y crea su propia pieza, Le lys de la vie. Este primer encuentro

se desarrolló a lo largo de la época del cine mudo, en que hubo un gran traspaso de artistas

entre el teatro y la pantalla.

El gran salto tuvo lugar a partir de los años 30, en que nació el gran género de la comedia

musical. Las primeras películas de comedia musical eran de revista, herencia del teatro de

Broadway de las primeras décadas. Pero poco a poco se fue construyendo un nuevo género,

símbolo de la opulencia y compensación a los tiempos de la Gran Depresión. Dos grandes

estudios, la MGM y la RKO, fueron el centro de esta producción basada en la exhibición y el

virtuosismo. En ésta, la representación estaba al servicio de la performance física de los

actores y bailarines. Dos grandes figuras representaban las dos tendencias del momento. Por

Page 8: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[7]

una parte Fred Astaire ►, del lado de la elegancia, presentaba una danza fuera del tiempo, que

permitía suspender el problema de lo cotidiano. Por otro, Gene Kelly ►, del lado del

atletismo, presentaba una danza engendrada por lo cotidiano, introducida en la narración y

entendida como un nuevo lenguaje de la realidad. Destacaban en esa época también los

espectáculos de Busby Berkeley ►, quien entendió que danza y cine no eran lo mismo. Sus

coreografías contienen numerosas bailarinas sincronizadas, fenómeno asociado a la

producción mecánica y al cuerpo como fetiche, producto de la modernidad industrial1. Juego

dialéctico entre la erotización y la mecanización del cuerpo en Berkeley, dónde no hay

verdaderas bailarinas sino que el autor hace danzar las imágenes. Para ello se sirve de juegos

de reflejos y de sombras, de cambio de decorado a vista y de puntos de vista pioneros como la

grabación cenital. El rumbo de la comedia musical cambiará sin embargo en los años 60-70,

en que los grandes estudios entran en dificultades financieras y cierran. Aparecerán entonces

nuevas tentativas de emancipación de los esquemas clásicos de la comedia musical y surgirán

los grandes films, como West Side Story (1961).

Pero en los años 30 estaba gestándose otra línea de creación que conduciría a una trayectoria

muy diferente. Se trata de la aportación del cine de vanguardia a esta nueva forma de arte, y

especialmente de la obra de la artista Maya Deren, considerada según términos de Douglas

Rosenberg, la precursora de la videodanza contemporánea (2000a: 1). Brannigan, por su

parte, vincula a Deren con Fuller, pues entiende que ésta fue su precursora por varios motivos:

ambas integraron la tecnología como parte estética de su obra, ambas reivindicaron su rol

tanto de directoras como de coreógrafas, ambas se encontraban a la vanguardia de su ámbito y

influenciaron a artistas ulteriores, y finalmente ambas estiraron las fronteras de sus formas,

siendo fundamentales en la conexión entre el dancefilm y la vanguardia (2011: 100). Sea

como fuere, «Deren was something of a rarity in the 1940s, eschewing Hollywood in favour

1

«Quant à la représentation du corps filmé […] là interviennent notamment la question du montage et du

rythme que ce procédé peut imprimer au jeu de l'acteur, ainsi que celle du mouvement chorégraphique

groupé, du déplacement des foules aux girls, dont la réception critique témoigne à la fin des années 1920

d'une véritable fascination pour le caractère mécanique des corps animés par la danse et le synchronisme

entre geste et musique […] Étape caractéristique du développement de la culture de masse dans l'entre-

deux-guerres: l'intensification de la production de représentations sérialisées du corps humain, écho

médiatique de l'entreprise de rationalisation scientifique de la corporalité opérée dès la fin du XIXe siècle

[…] Au défilé de soldats a succédé celui des mannequins de mode ou, plus emblématique encore, des girls

de revues» (Guido, 2007: 17, 321)

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of independent production and distribution» (Dodds, 2004: 7), y supuso un punto de inflexión

para una nueva forma que estaba naciendo, proporcionándole características alternativas a las

que proponía el sistema hollywoodiense. Veremos con más detalle la obra de Deren a la luz de

su aportación teórica y las posibilidades que ésta abrió en el apartado tercero de este ensayo.

Sin embargo, cabría destacar ya que en paralelo a la producción industrial, con ella nacía un

camino que llegaría hasta nuestros días, convirtiéndose más adelante en un nuevo género.

Respondiendo a estas nuevas experiencias creativas que despuntaban frente a las formas

convencionales, aparecieron reacciones muy divergentes. Sherril Dodds hace una panorámica

alrededor de la recepción de la videodanza, y destaca ciertos sentimientos tecnofóbicos que

surgieron con las primeras tentativas de reflexión teórica, que era ya un momento muy tardío

respecto al bagaje de creación artística dentro de este campo. Dodds entiende que esta actitud

no apreciaba el papel de la cámara en la construcción del movimiento, y que suponía una

conceptualización de la videodanza bajo preceptos escénicos (2004: 18). Es decir, que se

sobreentendía una jerarquía entre los elementos, en la cual el papel del bailarín y el del

coreógrafo se encontraban por encima del del director o del aparato cinematográfico. Habría,

pues, un acercamiento hacia esta forma emergente desde «a classicist hierarchy in which the

virtuosistic, live dancing body is placed at the pinnacle of any evaluation» (2004: 17). Dodds

hace referencia a J. Parry y R. Penman (1994 y 1996), y apunta al hecho de que en sus

valoraciones éstos ignoraban los componentes cinematográficos y se centraban en elementos

dancísticos o en el argumento de las piezas. En esos mismos años empezaban a despuntar por

otro lado aisladas tentativas de atestiguar el advenimiento de algo nuevo, para lo que aún no

había un lenguaje ni una tradición establecida, como es el caso de Judith Mackrell o Claudia

Rosiny. Este punto de vista más condescendiente es el que llevaría en los años siguientes a un

intento de teorización edificada sobre una base sólida, como ya hemos comentado

anteriormente. Sin embargo, «yet there is still a tendency for critics to privilege the codes and

conventions of live performance when reviewing dance on film and television. Consequently,

such critics conceptualize screen dance from a partial and biased point of view. Such

approaches suggest an element of neglect at least and a technophobic sentiment at most»

(Dodds, 2004: 22).

Page 10: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[9]

Para entender que un sentimiento tecnofóbico pudiera surgir frente a esta nueva práctica,

deberíamos señalar la importancia que ha tenido el desarrollo técnico en la aparición de esta

nueva forma de arte. «Grounded in this marriage of dance and technology is the creation of

dances made specifically for the camera» (Rosenberg, 2000a: 276). Se establece una

interrelación entre el arte y la tecnología en que el primero se nutre del segundo y se redefine

en su relación con éste. La aparición en primer lugar del cine y posteriormente del vídeo, hará

que en su aplicación directa, la danza se deconstruya para reinventarse en este espacio virtual

que no es ya el espacio real de la arquitectura teatral. Esto implicará en una época más

reciente el planteamiento de discursos en torno a la digitalización del cuerpo y la

reproductibilidad mecánica. Y es que no se puede menospreciar el papel que ha tenido el

desarrollo tecnológico en la aparición de esta nueva forma de expresión. El arte se desarrolla

en relación directa con el mundo circundante, con la sociedad y la cultura contemporánea. El

arte se nutre de la tecnología y viceversa, y un claro ejemplo de esa simbiosis creativa es la

aparición de la videodanza.

Por otro lado, el hecho de que esta práctica emerja ligada a un movimiento experimental y de

vanguardia, reducido en la actualidad a círculos especializados, supondrá que la videodanza

se encuentre dentro del ámbito de la marginalidad. Rosenberg habla de “guetoización”

refiriéndose a esa tendencia que empuja la danza para la pantalla hacia los márgenes de la

danza y los márgenes del cine independiente (2000b: 1). Esto estaría en relación a la posición

que ocupa la danza dentro del ámbito de las artes en general, que es según Rosenberg un lugar

marginal. De la misma manera, resalta el hecho de que esta forma artística nace de la mano de

la experimentación, interesada en la exploración interdisciplinar de formas. Esta nueva

producción artística conjuga elementos del video y de la danza, y en ella una especie de

jerarquización parecía imponerse fácilmente en pro de la danza. Por este motivo, “as video

art was being invented in the 1960s, there was an effort on the part of those working this

protean form to democratize the practice, making it, at its best, an egalitarian one”

(Rosenberg, 2000a: 280). Democratización de los elementos para que la cámara no esté al

servicio de la danza, sino que en la combinación de ambos elementos emerja un arte diferente

con valores estéticos propios. Nacimiento de una forma híbrida, formada por elementos de

distinta naturaleza. Esto supondrá el alejamiento de la grabación como registro; paso del valor

documental de la obra al valor creativo. No es que no se pueda documentar una danza ya

Page 11: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

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existente, sino que ahora lo que se empezará a desarrollar será una nueva danza concebida a

través del prisma de la cámara y de la edición, y que será revindicada como un arte autónomo.

«In an era in which interdisciplinarity is greatly valued in both the arts and academe, the

hybrid form of screendance offers a compelling lens for new theories and practices […] If

screendance is to significantly exert its presence, it needs to establish its own historical

foundation as well as a working theoretical framework and genre specificity» (Rosenberg,

2012: 2-3). Una forma de arte con valores propios que se yergue como una producción

artística autónoma, asociada a las nuevas posibilidades tecnológicas de la modernidad,

requiere de una historia y una teoría individuales.

Un problema de nomenclatura

Without critique form both within the community as well as from outside

sources, Dance for camera will remain a formless, shapeless adjunct to theater

dance, prized more for its entertainment value tan for its contribution to

culture […] It is time for the genre to be addressed on its own terms, but first

we need to articulate those terms using language that is better suited to the

task.

Rosenberg, 2000b: 3

Pero toda nueva teoría necesita de un lenguaje propio y singular, y es en este proyecto que se

van a embarcar todos aquellos que reflexionen sobre este fenómeno, sin llegar a un consenso

unánime a día de hoy. Se discutirá sobre su forma, contenido, estructura, valores estéticos y

otros rasgos, pero el nombre de la forma a la que se estarán refiriendo seguirá siendo una

elección personal. Atestiguamos aquí de esta multiplicidad de nomenclaturas sin el afán de

encontrar la definitiva, pues lo que nos interesa es señalar que nos encontramos frente a una

forma viva en busca de definición.

En lengua castellana parece haber menos posibilidades que en lengua inglesa. El término

videodanza es el que se ha impuesto por encima del resto, asociándose a fenómenos similares

como el videoarte o la videocreación. Sin embargo, «videodanza parece tener problemas de

género. ¿El videodanza? ¿La videodanza? ¿Femenino o masculino? […] (El, la) videodanza

es entonces un ser transgénero. Está transitando entre lo masculino y lo femenino y de esa

Page 12: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[11]

misma manera se resiste a dejarse asignar una etiqueta, unos límites, unas características ya

sean formales o de contenido, una definición» (Fonseca, 2010). Esta indeterminación deriva

de la voluntad por otorgar la misma importancia a los dos elementos que constituyen esta

forma híbrida. Como resultado de que ciertos profesionales vean como código fundamental el

del vídeo y otros el de la danza, el término ha sido abordado a veces en su variante masculina

y otras en su variante femenina, quedando así en un limbo de indeterminación por resolver.

En el caso de la lengua inglesa, múltiples términos han ido apareciendo para referirse a esta

práctica: Screendance, Dance for the camera, Dancefilm, Videodance, Dance on Screen etc. A

diferencia del caso precedente, en el ámbito anglosajón los términos videodance o filmdance

han sido más bien dejados de lado, pues han sido considerados reduccionistas en tanto que

apelan a un tipo de creación concreta y excluyen el resto. Así, la primera se ceñiría a aquellas

piezas construidas a partir del video y la segunda a las obras cinematográficas. Rosenberg

explica: «I have chosen the term “screendance” as the most accurate way to describe the

passage of “dance”, via its mediated image, to any and all screens without articulating

materiality. That is to say, screendance speaks of the end point or the point of reception by the

viewer and not of the material form of the production in the way that “videodance” refers to

the actual production media or method of inscription. […] Those other terms – videodance,

filmdance, dance for camera, and so forth – should instead be considered as specific

subcategories of screendance» (2012: 3). Bajo su punto de vista, el término debe establecerse

en relación a la recepción y no a la creación de la obra. Lo que habría cambiado respecto a la

danza escénica es el lugar de representación, de manera que lo que la nomenclatura debe

poner en evidencia es el paso del teatro a la pantalla. Rosenberg considera el resto de términos

nombres específicos que deben servir como subcategorías del nombre principal. De la misma

manera, Rosenberg descarta el término Dance for the camera, considerando que éste sugiere

un paradigma en que la danza se ve privilegiada, al servicio de la cual se encuentra la cámara.

En esta misma dirección apuntaba años antes Noël Carroll, quien de manera más radical

consideraba inapropiados todos los términos existentes y proponía un nuevo nombre. Como

Rosenberg, los términos específicos eran para Carroll reduccionistas, pero él iba todavía más

lejos afirmando que incluso screendance era un término restrictivo. Carroll quería abarcar una

producción más amplia, incluyendo la posibilidad de que aparecieran piezas que no fueran

Page 13: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[12]

proyectadas en pantalla, así como las obras de animación o creaciones 3D. Con esta voluntad,

quizás un tanto ambiciosa, Carroll proponía el término Moving-picture dance, el cual no

obtuvo el éxito esperado y no fue recogido por ningún teórico posterior. Sin embargo, a pesar

de querer abarcar una producción demasiado basta, su propuesta apuntaba hacía la necesidad

de considerar todas las posibilidades de este nuevo género, y abrió el debate posterior. «I see

my definition, in contrast to existing alternatives, as a means of emancipating creativity, at

least in terms of promoting an openness to the inevitability of technological change, rather tan

as strategy for canonizing entrenched stylistic practices», afirma Carroll (2001: 47). Quedaba

así abierto un camino que tenía en cuenta todos los elementos constitutivos de esta nueva

forma expresiva, y que a nivel general cristalizaría en los términos videodanza y screendance.

Page 14: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[13]

TRANSFORMACIÓN DE LA DANZA EN EL SALTO

DEL ESCENARIO A LA PANTALLA

Si l'on convient qu'avec les captations filmées le théâtre peut être mis à l'écran, on

conviendra aussi qu'il en meurt littéralement, puisqu'il perd à la fois ses trois

dimensions, la présence des corps, la possibilité d'interaction immédiate, son

essence éphémère, enfin qu'il devient un moment passé, cadré une fois pour toutes.

Ces captations, alors, ne peuvent être que des documents, ou des films, et non du

théâtre vivant.

Biet y Triau, 2006: 73

Es, según los profesores Ch. Biet y Ch. Triau, en el paso del escenario a la pantalla que el

teatro, en tanto que representación escénica, muere como tal. Y es que como hemos visto a lo

largo de este ensayo, la interacción entre la danza y el vídeo hace emerger una nueva forma de

arte híbrida, que revisita las posibilidades del cuerpo danzante a partir de un medio

audiovisual. No se trata tanto de la pérdida de las tres dimensiones, de la presencia del cuerpo,

de la posibilidad de interacción o del carácter efímero de la representación, como de la

transformación de todos estos elementos. Se abren nuevas posibilidades para la danza, a la

vez que ésta entra en conflicto con sus limitaciones. Su construcción mediante un juego tanto

espacial como temporal cambia, y se dilatan las fronteras de lo que esencialmente la define, al

entrar en contacto con nuevos elementos. El rol que tendrá la cámara, el montaje o la edición

de vídeo, permitirá la aparición de un nuevo orden cine-coreográfico. El cine y la danza en

tanto que artes del movimiento se encuentran para revisitar las formas escénicas tradicionales,

y abrir un nuevo campo artístico. Quedará entonces preguntarse qué lugar ocupa cada

elemento en esta nueva forma de expresión, cómo se construye este nuevo tipo de danza del

que estamos hablando.

Para ello, en primer lugar veremos a lo largo de este apartado la relación de la danza fílmica

con el espacio y con el tiempo en relación a la danza escénica. Esto nos llevará en un segundo

momento a hablar de cómo ponen ambas en escena el movimiento, así como del tipo de

corporalidad que emerge de cada una de ellas. Esto lo veremos no sin dejar de lado cuestiones

como la efemeridad o reproductibilidad de la obra, o del papel que desempeña el público, que

resultan ineludibles al hablar del paso de las artes escénicas a las artes audiovisuales.

Page 15: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[14]

Espacio y tiempo

La danza, en tanto que arte del movimiento, se construye a partir de la interacción del cuerpo

con el espacio y el tiempo. Pero la manera en que lo hace en su modalidad escénica clásica y

en su variante fílmica, son radicalmente diferentes. En lo que concierne al espacio, una

primera diferencia evidente es el lugar en el que la danza se desarrolla. En el primero de los

casos la danza tiene lugar en escena, un espacio con unas dimensiones específicas, rectangular

al ojo del espectador y tridimensional. Según las convenciones clásicas, este espacio es visto

desde una posición frontal, y a él acceden los bailarines por los laterales o el fondo2. Y si bien

pueden simularse múltiples lugares a través del decorado, estos siempre son ficticios,

aceptados por el espectador gracias a la ilusión escénica. No vamos a entrar aquí a comentar

en detalle el caso de las performance, representadas en espacios públicos y dónde el

espectador puede estar viendo la representación desde un punto de vista totalmente inusual,

pues tenemos en cuenta que incluso en estos casos, se trata de un aquí y de un ahora

ineludibles. Un espacio único y limitado en el que el bailarín se encuentra, no estando por ello

condenado a él. Muchos recursos se han desarrollado valiéndose de la ilusión escénica y de

los elementos escenográficos (iluminación, decorado etc.) para viajar sin necesidad de

desplazarse. Por ejemplo, «certains théâtres modernes occidentaux permettent de jouer sur

une grande profondeur et de construire une mise en scène sur un jeu de plans successifs, à

partir desquels on peut par exemple envisager la figuration d'un déplacement des personnages

dans le temps ou dans l'espace, ou jouer plastiquement de la coprésence, de la succession ou

de jeux de glissements de ces différents plans de l'espace scénique» (Biet y Triau, 2006: 262).

En el caso de la danza fílmica, por su parte, estas posibilidades espaciales se amplían

considerablemente. La danza puede desarrollarse en cualquier lugar real, sin que se trate de un

decorado, y los lugares pueden sucederse e intercalarse con una fluidez que no puede darse en

un escenario, gracias a la grabación y al montaje cinematográfico. En este sentido, un ejemplo

2 Nos referimos aquí en general al espacio teatral clásico, fundado en los siglos XVI-XVII en Italia y Francia,

y que llega hasta nuestros días. En éste se busca el pasaje de un sistema escenográfico medieval, simbólico

o emblemático, a un sistema perspectivista, así como la ilusión ideal, la distinción entre sala y escena, y la

puesta en escena de una ficción. La escenografía contemporánea, sin embargo, tenderá a romper esta

relación frontal, a abrir el campo y a disponer el público de manera diferente (Biet, 2006: 160-173).

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[15]

muy ilustrativo es el corto Shunpo (2012) ►, escrito y dirigido por Steven Briand. En éste

vemos a una mujer deslizarse por múltiples lugares, desde un punto de partida que será el

lugar de regreso: la oficina de trabajo. Este vídeo, metáfora de la necesidad de huir de la

monotonía y de la rutina del trabajo, se construye a partir de una continuidad espacial

generada por la danza, y de una ruptura creada por el montaje. Es la progresión de la danza,

disociada de los cambios de contexto espacial, la que da una linealidad y armonía a la pieza.

El montaje hace viajar a la figura de un balcón de París a las salinas de Turquía sin que el

tiempo transcurra, pues el movimiento de su cuerpo es fluido y continuado, así como el de los

papeles que vuelan de su oficina a una escalera de cualquier otro lugar.

Otro elemento divergente es la tridimensionalidad, de la que sólo podemos hablar stricto

sensu en relación a la escena, ya que la pantalla es de por sí una superficie plana. A pesar de

que el ojo esté entrenado para percibir el 3D dentro de las imágenes bidimensionales, la danza

filmada tiene una especie de flatness que no es propia de la danza escénica (Dodds, 2004: 31).

De la misma manera, en lo que concierne a las dimensiones, hay una diferencia notable entre

ver la danza en vivo a tamaño real, y verla proyectada en una pantalla. En este caso dependerá

de si estamos frente a una pantalla de cine, de televisión o incluso de ordenador. El tamaño del

hombre en una pantalla de televisión es mucho más reducido que el tamaño real, pero

mediante la grabación y el montaje puede hacerse visible al espectador un nivel de detalle

mucho más elevado, como veremos posteriormente. Sin embargo, «el ojo, a diferencia de la

cámara, es perfectamente capaz de fijarse en algún detalle particular sin perder el plano

general» (Pérez, 2008: 212). En escena, pues, el espectador no pierde nunca la totalidad de la

representación y se encuentra frente a cuerpos de su mismo tamaño, mientras que frente a una

grabación el público puede ver partes ínfimas de lo representado a dimensiones colosales, y

eso ocupando todo su campo de visión.

Por otro lado, lo que varía a nivel espacial no es sólo el lugar en el que se desarrolla la

práctica artística, sino también el ojo a través del que se mira. En el caso de la danza escénica

se trata de la mirada del espectador. No hay un intermediario entre el observado y el

observador. Mientras que en la danza filmada hay un claro hilo conductor entre ambos, la

cámara. Este fenómeno puede ser visto como una limitación, entendiendo que la grabación y

edición por parte del cineasta, «por mínima que sea su intervención, nos pone ante el registro

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[16]

“del ojo de otro”, frente a lo que no tenemos alternativa» (Pérez, 2008: 212). Pero esto

significaría abordar la danza filmada desde parámetros escénicos, y no tener en cuenta que en

esta forma artística lo que entra en juego es precisamente esa relación entre la cámara y el

cuerpo. Lo que sí es evidente, es que la percepción espacial del ojo humano y la de la cámara

no es la misma. Cuando miramos un escenario, «the law of perspective creates an impression

that the stage is slightly wider at the front and then tapers inwards to became marginally

narrower at the back. A camera perspective, however, shows the reverse. The field of vision of

a camera is coneshaped; the space is extremely narrow at the front and then extends out to

become widest at the back», de manera que si una figura está en el frente, para salir del campo

de grabación sólo necesita un paso, mientras que en escena debe recorrer lo largo del

escenario (Dodds, 2004: 30). La diferencia entre una perspectiva cóncava por un lado y una

perspectiva convexa por el otro, modificará el tipo de representación y las posibilidades

creativas de cada medio.

De la mano del cambio de perspectiva viene el cambio de punto de vista. Ya hemos

comentado que la danza escénica suele verse desde un punto fijo. La danza filmada, sin

embargo, es presentada mediante la cámara desde múltiples ángulos y perspectivas, a un

espectador que puede estar tan estático en su butaca como el espectador de teatro. La cámara

puede adoptar puntos de vista inaccesibles al ojo humano y ofrecer nuevas representaciones

del cuerpo danzante. De entre todos estos encuadres, uno especialmente revolucionario es el

Close-up o primer plano. Si bien la cámara no es capaz, como el ojo humano, de fijarse en un

detalle sin perder el plano general, como hemos comentado anteriormente retomando al

profesor Carlos Pérez, la cámara es capaz de llegar a un nivel de detalle imposible para el ojo.

El primer plano en relación a la danza filmada permite «the dehierarchization of the

performing body, an obscuring and destabilization of the corporeal geography, and the dance-

like quality of the micro-movements that create a micro-choreography» (Brannigan, 2011:

46). Es decir, que focalizando en una ínfima parte del cuerpo, la cámara separa la parte del

todo y le da una solidez artística per se. Confronta al espectador con una expresividad facial

no perceptible en escena, y permite a cada parte del cuerpo hablar por sí misma, concediendo

la misma importancia a cada una de ellas. Podemos entonces hablar de dichas micro-

coreografías, que pueden girar no sólo en torno a un sujeto humano, sino que describen un

orden cine-coreográfico caracterizado por micro-movimientos o pequeños impulsos sobre y a

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[17]

partir de una gran variedad de superficies, iguales e indeterminadas (Brannigan, 2011: 61). Ya

uno de los primeros teóricos del cine, Béla Bálazs, hablaba de las nuevas posibilidades que

ofrecía el primer plano en estos términos:

Este fue el nuevo mundo que descubrió la cámara de la época del film mudo: el

mundo de las cosas pequeñas vistas de cerca, la soledad de la vida más pequeña.

[…] Con el primer plano, el film descubría las raíces secretas de una vida que ya

conocíamos. […] En un escenario, la significación y el valor de una persona que

habla son mayores que las de los objetos mudos. Ambos se encuentran en el

mismo plano, pero su intensidad es distinta. En el film mudo el objeto y el hombre

se incorporan por igual a la fotografía.[...] El cine mudo al descubrir el alma de

las cosas sobrevaloró su importancia, cometiendo el error de mostrar la pequeña

piedra como motivo en sí, independiente del destino humano.

1948: 48-49

A través de este fragmento vemos como ya se encontraba en Bálazs esa idea de que el primer

plano des-jerarquiza los elementos, permitiendo focalizar por igual en todos ellos y

otorgándoles una autonomía expresiva. Esto es, en la concepción balaziana, un error, puesto

que para él las cosas deben describirse en función de la participación del hombre en ellas.

Pero en cualquier caso lo que ya está destacando es el mundo de posibilidades que abre este

tipo de encuadre, capaz de descubrir el «alma de las cosas», «la soledad de la vida más

pequeña». Este recurso permitirá la aparición de obras tales como Hands (1995) ►, de Adam

Roberts. La pieza se construye en base a un primer plano fijo de las manos del intérprete en

movimiento. Perfecto ejemplo de una micro-coreografía, donde la des-jerarquización se

expresa en estado puro, pues el protagonista de la obra no es el rostro ni el cuerpo, sino las

manos. Las nuevas tecnologías aplicadas a la danza suponen el nacimiento de un nuevo

lenguaje coreográfico de orden fílmico, de una nueva danza por y para la pantalla.

En lo que concierne al cambio en la temporalidad en la danza fílmica respecto a la danza

escénica, lo primero a lo que deberíamos referirnos es a las diferentes posibilidades en cuanto

al cuerpo danzante. El cuerpo escénico, en cuanto a cuerpo vivo, tiene unas posibilidades

limitadas por su condición biológica. El ritmo y la velocidad están sometidos a las propias

capacidades físicas del bailarín, que constituyen a la vez la esencia de su movimiento. No en

vano, ciertas compañías de danza se dedican a la exploración de los límites del cuerpo, como

es el caso del coreógrafo (y por otro lado cineasta) Wim Vandekeybus y su compañía Ultima

Vez. El autor debutó con su obra What de body does not remember en junio de 1987 en los

Page 19: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[18]

Países Bajos, pieza que pretende transportar a la escena “l’intensité de ces moments où on n’a

pas le choix, où les décisions sont prises à notre place, comme le coup de foudre, ou la

seconde juste avant l’accident qui était inévitable»3. La obra gira en torno a la noción de

riesgo, que interesa al coreógrafo más por su carácter extremo que por el sentido que se le

pueda dar (ídem). La obra confronta al público con el peligro y el dolor, situándole en vivo

frente a la posibilidad constante del error humano. No existiendo la posibilidad de borrar ni

repetir vía el montaje, el espectador presencia las capacidades físicas del hombre llevadas al

límite, así como una precisión técnica milimetrada, sufriendo por que cualquier error tenga

unas consecuencias irreparables. Así, en una de las partes de la obra, los bailarines recorren el

espacio a toda velocidad, lanzándose unos a otros ladrillos de yeso y alcanzándolos en el

último momento, o los cuerpos se confrontan en una lucha de golpes en la que si una de las

dos partes no mueve correctamente el cuerpo en el momento indicado, puede recibir un golpe

dirigido con toda la fuerza posible de su oponente.

En la danza filmada, por su parte, el ritmo y la velocidad pueden ser alterados por la edición y

el montaje, y esto permite al cuerpo superar su condición física. Los recursos más destacables

son la aceleración y el ralentizado o slow motion. El segundo permite desgranar el

movimiento al máximo y hacer perceptible al ojo humano algo que no se puede apreciar en la

condición escénica de la danza, como puede ser un salto en el aire, o el movimiento bajo el

agua. Siguiendo la dirección apuntada por Erin Brannigan en su estudio Dancefilm:

coreography and the Moving image, podríamos establecer una relación entre el uso de esta

nueva tecnología y un nuevo ritmo de vida, así como una nueva danza a la que hacer frente.

«Radical dance practices can inspire radical cine-choreographies […] Such films constitute a

specific cine-coreographic form that deals with movement on the level of visibility and

legibility, mapping the limits of our ability to truly see dance and drawing the viwer into a

new sensorial and affective relationship with the moving body», afirma Brannigan (2011:

139). El ejemplo que él utiliza son las grabaciones de los años 50 de rituales Voodoo por parte

de Maya Deren. Estos movimientos anárquicos que crean un tipo de danza radical e

3 Wim Vandekeybus citado en su página web http://www.ultimavez.com/fr/productions/what-body-does-not-

remember. La obra ha sido representada en Barcelona en el Mercat de les Flors, del 29 de enero al 1 de

febrero de 2015. Para más información consultar: http://mercatflors.cat/es/espectacle/what-the-body-does-

not-remember-2/

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[19]

improvisada, requerirían de nuevas técnicas de captación, acordes con la esencia misma de lo

filmado. Pero a la vez se da también el movimiento contrario. No son los nuevos tipos de

danza los que impulsan el uso de nuevos recursos fílmicos, sino que la propia tecnología que

caracteriza este medio hace nacer nuevas formas de movimiento y un nuevo orden cine-

coreográfico. Así, entre los recursos más recurrentes no sólo se encontrarían los que alteran la

velocidad, como el acelerado y el ralentizado, sino también los que modifican su orden, como

la marcha adelante o la marcha atrás. Un ejemplo muy ilustrativo en este sentido es

Neighbours, de Norman Mclaren (1952) ►. En esta grabación el autor juega tanto con el

ritmo a través de la aceleración, como con alteraciones espaciales. Vemos en un momento del

vídeo a las dos figuras saltando en el aire durante un tiempo imposible biológicamente, y

desplazándose por éste. Aparecen y desaparecen también elementos de la nada gracias al

montaje de los diferentes planos, recurso a través del cual los personajes pueden también

moverse a lo largo del espacio, como si se deslizaran sin moverse. El método utilizado por el

autor ha consistido en un juego entre la velocidad real del movimiento de los actores y el de la

cámara, así como la captación imagen por imagen (o pixelación)4. Todo ello dotando al

cuerpo de posibilidades excepcionales, rozando la caricatura y lo burlesco, a través de un

movimiento milimetrizado, geometrizado y exagerado.

El montaje de planos permite algo también imposible escénicamente como es la elipsis

temporal. Mediante un corte podemos pasar de una escena a otra sucesivamente, pudiendo no

tener ambas estrictamente nada en común. En escena, a pesar de que podamos hacer un

fundido en negro y cortar la escena, o utilizar algún otro elemento escenográfico, lo que

transcurra a continuación está limitado una vez más por las condiciones espacio-temporales

del lugar. La figura que se encuentra en escena no podrá situarse de otra manera o en otro

lugar más allá de lo que le permita el lapso de tiempo antes de volver a hacerse visible al

4 «Nous avons décidé, pour répondre à toutes nos exigences, de recourir à une gamme complète de vitesses

de tournage, variant d'une image toutes les cinq minutes à une image au seizième de seconde. Le choix de la

vitesse était fonction de la nature d'une prise de vue donnée et variait même souvent à 1'intérieur de celle-ci

si les diverses étapes de Faction 1'exigeaient. […] Ainsi, le rythme des déplacements des acteurs, tout

comme celui du tournage, s'adaptait suivant le rapport voulu en fonction du résultat final que nous désirons

obtenir, et de la vitesse la plus susceptible de faciliter leur travail. […] La caméra utilisée pouvait tourner à

raison de 24, 16, 12, images par seconde et filmait également image par image. […] Le tournage de Voisins

n'a pas été réalisé entièrement image par image. Seules certaines prises de vue, et quelquefois en partie

seulement, ont été filmées selon cette technique» (McLaren, 1952: 70-72).

Page 21: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

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público, así como el espacio en el que está situada. Esto no sucede en los montajes

cinematográficos, como hemos visto mediante el ejemplo de Shunpo, donde la bailarina pasa

de París a Turquía en cuestión de segundos. Todos los recursos que hemos ido comentando

pueden ser simulados en escena, pero siempre condicionados por las posibilidades físicas

dentro de un tiempo real, sin poder llegar a conseguir los efectos del montaje audiovisual.

Sin embargo, hasta ahora hemos hablado de las repercusiones que tienen sobre el propio

cuerpo danzante las diferencias de temporalidad en el paso de la danza de escena a la danza en

la pantalla. Pero hay también una dimensión que las transciende y que afecta al espectador y a

la obra en general. «Comme les autres arts du spectacle vivant – dont la danse – , le théâtre

prend donc nécessairement place dans un lieu concret, lors d'un instant présent, et suppose

qu'il y ait des corps vivants, alors que le cinéma, par exemple, consiste toujours dans la

diffusion des images de lieux et de corps du passé sur un écran en deux dimensions, cela

devant des spectateurs vivants» (Biet y Triau, 2006: 72). La danza como arte escénica es un

momento de presente, mientras que la danza fílmica es un momento de pasado. En escena, la

danza transcurre a tiempo real delante del espectador, mientras que en la captación

cinematográfica tuvo lugar en un pasado que se transporta al espectador presente. Encuentro,

pues, de un cuerpo que fue con un cuerpo que es.

«El vídeo es una máquina del tiempo – apunta la coreógrafa Lisa Nelson –. Una grabación

facilita el recuerdo e imita sus imperfecciones. La idea de que una grabación es algo fijo ha

sido de muy poca utilidad para mí. Veo algo diferente cada vez que la miro. Es más, la

grabadora pone el tiempo en tus manos. Un acontecimiento grabado en cinta tiene

plasticidad» (2001: 194). De este fragmento se desprenden varias ideas importantes respecto a

la relación entre el objeto fílmico y el tiempo. En primer lugar, Lisa hace referencia a la

posibilidad de recuperar el pasado y de hacer visible el recuerdo. Esto está relacionado con la

idea del vídeo como registro, y de una teoría de la reproductibilidad y recuperación de la obra

que veremos con más detalle posteriormente. Pero por otro lado, la artista hace referencia a

las posibilidades creativas de ese dispositivo, a su maleabilidad. No sólo lo que vemos en

pantalla cambia cada vez que lo miramos, pues hay una evolución en la mirada que dirigimos

hacia un mismo objeto, consecuente de nuestra propia evolución como sujetos. Sino que

además ese material fílmico «tiene plasticidad», puede alterarse, y con ello ser revisitado o

reconstruido. No es una obra cerrada sino que permite la aparición de múltiples obras a partir

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[21]

de sí, por ejemplo, jugando con el tiempo, como afirma Lisa Nelson. «Puedes hacer que

retroceda o que avance de nuevo. Puedes ir más deprisa, condensando la forma. O más

despacio, estirando los tejidos de contenido. Puedes saltar al azar de un momento a otro.

Empezar en cualquier punto, terminar en cualquier punto. Dentro del cuerpo, estas

operaciones adquieren complejidad» (ídem).

Page 23: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[22]

Movimiento y corporalidad

Esta alteración de la dimensión espacio-temporal de la danza en el salto del escenario a la

pantalla, conlleva un cambio sustancial en lo que constituye a la danza como tal. Establecer

los límites de lo que ésta abarca se vuelve mucho más complicado, pues aparecen nuevas

formas de representación, que pasan por una nueva forma de entender el movimiento y la

corporalidad.

El medio audiovisual y los recursos que lo caracterizan hacen emerger un nuevo tipo de orden

cine-coreográfico en el que la danza ya no nacerá exclusivamente del cuerpo, sino que

podremos hablar de una danza de la imagen. «Le cinéma comme art industriel atteint à l'auto-

mouvement, au mouvement automatique, il fait du mouvement la donnée immédiate de

l'image. Un tel mouvement ne dépend plus d'un mobile ou d'un objet qui l'exécuterait, ni d'un

esprit qui le reconstituerait. C'est l'image qui se meut elle-même en elle-même» (Deleuze,

1985: 203). De este modo, el cine y la danza se encuentran en tanto que artes del movimiento

y lo reescriben. Empezaremos entonces a hablar de coreografías creadas mediante el aparato

cinematográfico, donde el cuerpo danzante estará ausente o no estará ejecutando movimientos

propiamente danzísticos. El movimiento puede ahora ser creado mediante la grabación, el

montaje y la edición de vídeo. Un director que ha estado trabajando en esta dirección, David

Hinton, afirma que «any movement of the camera itself is more powerful cinematically than

the movement of a person in a fixed frame. So the movement of the camera, in what I would

call a cinematic kind of choreography, has to be an element that take into account» (Dodds,

26). Supremacía, según su punto de vista, del movimiento de la cámara sobre el movimiento

del cuerpo en la danza fílmica. Movimiento al cual David Hinton llama coreografía

cinemática, y que él mismo desarrolló en la obra Touched (1994) ►, coreografiada por Wendy

Houstoun; una danza del primer plano. En este vídeo la coreografía no sólo es creada

mediante las diferentes figuras, sino también mediante la combinación de planos. La cámara

va y viene, siguiendo el movimiento del cuerpo, y la mirada del espectador se pierde y se

confunde entre lo que son los movimientos de uno u otro. El autor se sirve de la gestualidad

de los intérpretes para potenciarla mediante la repetición de pequeñas secuencias. La cámara

pasa a ser un bailarín más de la obra, creando así una danza visual.

Page 24: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[23]

Agamben hace referencia al cine como imágenes en movimiento en “Mezzi senza fine”, en

términos de liberación. «Come se da tutta la storia dell'arte si levasse una muta invocazione

verso la liberazione dell'immagine nel gesto […] Il cinema riconduce le immagini nella patria

del gesto» (1996: 50). El arte estaba condenado a la fijación, a la imagen estática y rígida,

hasta la aparición del cine que, como decía Deleuze, alcanzó el auto-movimiento y convirtió

en potencia lo que no era más que una posibilidad (1985: 203). Agamben entiende esta image-

mouvement retomada de Deleuze como la reapropiación del gesto por parte de una sociedad

que lo ha perdido y que se da cuenta demasiado tarde. Desde finales del XIX, la sociedad

occidental había perdido sus gestos, y se adentró entonces en una tentativa de recuperación

frenética, de la cual forma parte también el cine. «Ciò che caratterizza il gesto è che, in esso,

non si produce né si agisce, ma si assume e sopporta [...] Se la danza è gesto, è perché essa

non è invece altro che la sopportazione e l'esibizione del carattere mediale dei movimente

corporei» (1996: 51). Así, lo que se está buscando es un «mezzi senza fine», que es lo que es

en esencia la danza-gesto; la medialidad sin fin del movimiento corporal. El cine en tanto que

imágenes en movimiento y la danza en tanto que cuerpo en movimiento, forman parte de la

patria del gesto. Un gesto que para Agamben no encuentra en sí su propio fin, sino que

pertenece a la esfera «di una medialità pura e senza fine che si comunica agli uomini» (1996:

52).

Estas nuevas maneras de entender y crear el movimiento implican el nacimiento de una nueva

forma de corporalidad o de presencia del cuerpo danzante. Como hemos apuntado antes, en la

danza fílmica hay un intermediario entre el observado y el observador, la cámara, que hace

del cuerpo fílmico una imagen-espejo del cuerpo real. El cuerpo que es frente al cuerpo que

fue, decíamos; una lejanía espacio-temporal que no se da en la danza escénica. El hecho de

que en ésta el movimiento se construya en vivo y a tiempo real delante del espectador, hace

que la corporalidad en este medio no sea la misma que la del medio audiovisual. «The video

tends to invite observation rather than participation, whereas performance allows for feeling,

proximity, and corporeal relationship […] The body of the camera and the flesh of the film

remplace the viscera of performance» (Rothfield en Brannigan, 2011: 12). Es decir, que frente

a la danza fílmica el público tiene el rol del que observa, y en ese sentido también del que

evalúa, mientras que en la danza escénica el espectador se siente partícipe. La sensación de

participación en el transcurrir del acontecimiento tiene que ver con la proximidad.

Page 25: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[24]

No habiendo ningún intermediario entre el cuerpo danzante y el cuerpo que observa, el

público se sabe capaz de intervenir, así como el bailarín se siente conducido por los inputs de

su público en una dirección o en otra. El cuerpo escénico se ve afectado por el público allí

presente, y por la imposibilidad de rehacer o corregir aquello que está llevando a cabo. Esto

está estrechamente relacionado con la visceralidad de la que hablaba Rothfield. Lo que

acontece en escena tiene que ver con la víscera y con la entraña, porque se está gestando aquí

y ahora, muy cerca del espectador que participa de ello. A diferencia de la danza fílmica que

puede rehacerse una y mil veces pero que conlleva un resultado final fijo, aquí se trata de

«une représentation qui peut être interrompue, perturbée, dont la qualité de présence tient

aussi à l'éventualité de son effondrement, au risque virtuel [..] de l'accident et de l'imprévu qui

en modifierait le cours péétabli – perturbation que tout spectateur serait, dans l'absolu, à

même de provoquer par sa propre intervention» (Biet y Triau, 2006: 73). Público capaz de

perturbar el espectáculo, según palabras de Biet, capaz de modificarlo. Potencialmente el

espectador es entonces creador, tiene el poder de intervenir y con ello de afectar a la obra en

sí. La calidad de presencia está relacionada con la eventualidad de su desmoronamiento, con

el riesgo virtual. Eventualidad en el sentido de lo inesperado, de lo que acontece por

accidente. Nadie tiene entonces el control absoluto sobre la pieza, ya que cabe la posibilidad

de que algo perturbe el orden preestablecido. En esa posibilidad entra en juego el público,

pero también cualquier otro elemento insospechado. La obra está abierta a un sin fin de

posibilidades que dependen del momento presente, y que quedan fuera del alcance del que

lleva a cabo la representación. Ese es el riesgo virtual al que tiene que hacer frente la danza

escénica y lo que hace para el espectador único el momento, ya que por muchas veces que se

repita, cada vez será diferente. En cambio, «l'actor cinematogràfic, en no presentar

directament al públic el seu treball, perd la possibilitat, reservada a l'actor de teatre, d'adequar

la seva interpretació al públic durant l'espectacle. El públic es troba així en la posició de qui

ha de fer una valoració sense que cap contacte personal amb l'actor ho interfereixi. El públic

s'identifica amb l'actor només identificant-se amb l'aparell» (Benjamin, 1963: 49). Una

estructura diferente en el caso de la danza fílmica que pasa por una relación triple. No

habiendo contacto directo actor-espectador, el público pasa a identificarse con los que son

ahora sus ojos: la cámara. El movimiento del cuerpo danzante nos es transportado bajo un

punto de vista previamente construido.

Page 26: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[25]

En una tentativa por explicar científicamente esta relación de participación del público con el

cuerpo que danza en escena, Sherril Dodds apela a la empatía cinética. «Due to the

“immediacy” of bodies in live performance, audience members are sometimes said to respond

through what is described as “kinetic empathy” […] This is caused by a particular physical

sensation, often associated with the nervous system, in which the body empathizes with the

distribution of energy produced by other bodies in motion» (2004: 34). Entrar en contacto con

el cuerpo que respira, transpira o se contrae frente a nosotros, nos produciría una sensación

física que no nos produciría verlo reflejado en una pantalla, pues en ese caso no se llevaría a

cabo la empatía cinética del cuerpo. En todo caso, se trate o no de ese fenómeno sensorial,

parece evidente que no despierta el mismo tipo de reacción una experiencia que otra. Quizás

deberemos dejar en el terreno de lo desconocido por qué no sentimos lo mismo viendo en

directo la obra de Wim Vandekeybus citada con anterioridad, What de body does not

remember, que viendo el registro audiovisual.

Sin embargo, esta proximidad característica de la danza en escena no sólo trae consigo

elementos positivos imposibles para la danza fílmica, sino que en otro sentido ha ido en

detrimento de sí misma. Es precisamente porque la presencia corporal es demasiado evidente,

que el público no consigue a veces sustraerse y la noción de realidad es en escena más difícil

de figurar. «C'est parce que le théâtre est trop réel que les fictions théâtrales donnent une

faible impression de réalité […] l'impression de réalité que nous donne le film ne tient pas du

tout à une forte présence de l'acteur, mais bien au contraire au faible degré d'existence de ces

créatures fantomatiques qui s'agisent sur l'écran, et qui sont incapables de résister à notre

constante tentation de les investir d'une “realité” qui est celle de la fiction» (Metz, en Biet y

Triau, 2006: 511). Es la distancia y la extrañeza, lo que permiten al espectador otorgar

realidad a la ficción. Más allá de la capacidad que tenga el medio audiovisual para conseguir

verosimilitud frente al dispositivo escénico, es porque el cuerpo no es, que yo lo hago ser. Es

porque estoy lejos, del otro lado de la pantalla, que gozo de la distancia necesaria para otorgar

a la imagen-espejo que me es dada, su totalidad. No estoy absorbido por la presencia del

cuerpo, por una proximidad tan real de la que me siento partícipe y de la que no puedo

sustraerme. El cuerpo fílmico es un cuerpo fragmentado, un cuerpo construido por la pura

tecnología que es el medio audiovisual. Su totalidad viene dada por un espectador que se

encuentra a la distancia suficiente como para ver el conjunto. Y si aceptamos lo que subraya

Page 27: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[26]

Metz, eso reviste de realidad al cuerpo fantomático de la pantalla, más que la realidad misma

del cuerpo presente. Un estudio audiovisual sobre el cuerpo creado Norman McLaren puede

permitirnos ver como es la mirada del espectador la que da solidez a cuerpos imprecisos y

distorsionados. Se trata de su obra Pas de deux (1968) ►. Apenas una silueta visible en un

fondo negro, que se multiplica para separarse y reecontrarse. Un caleidoscopio en la fusión

del propio cuerpo consigo mismo. Multiplicidad de formas; movimiento corporal clásico

convertido en experimentación técnica. McLaren estudia el movimiento del cuerpo a través

del ralentizado y pone en cuestión la noción de unidad. Se desdibujan las formas pero el

espectador sabe reconstruir los cuerpos. Descomposición y reconstrucción de la forma para

visualizar todas las fases del movimiento; el proceso más allá del resultado. Entre cuerpo y

fluido, entre luz y materia, el ojo humano reconstruye la forma.

Por otro lado, el carácter efímero e irrepetible de la danza escénica conlleva una mitificación

de la obra y del cuerpo que no tiene lugar en la danza fílmica. Este fenómeno fue desarrollado

por Walter Benjamin, quien consideraba que desde el momento en el que aumentó la

reproductibilidad de la obra, se invirtieron los valores de culto y de exhibición de la obra.

«The fact that it can never be exactly reproduced gives it an almost mythical status: it is

enough to know that it once existed. With video dance, however, its very function its

exhibition […] Distance and singularity are not an issue: the form exists to be seen», apunta

Dodds retomando a Benjamin (2004: 156). El mito está asociado al carácter de

irrecuperabilidad del acontecimiento, como es el caso de los ballets de Vaslav Nijinsky de los

que no ha quedado ningún registro y que son hoy en día un mito de la danza, mientras que las

obras recuperables y cada vez más accesibles estarían asociadas a su condición de exhibición.

Esta idea se vuelve cada vez más discutible, sin embargo, dentro de una sociedad

caracterizada por el bombardeo de imágenes e información. La masificación de elementos a

nuestro alcance y la democratización no sólo en la producción sino también en la crítica,

conlleva una jerarquización de todos estos elementos. No sólo a nivel generalista sino también

en el dominio de la crítica especializada, se establecen unos valores de juicio. Si bien las

categorías en el ámbito cinematográfico no están preestablecidas de manera tan sólida como

en el ámbito pictórico o literario, de tradición más antigua, la reproductibilidad de estas obras

no ha impedido que algunas de ellas obtengan un valor de culto por encima de otras.

Page 28: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[27]

Por otro lado, el hecho de que la obra sea recuperable y pueda reproducirse, no implica que la

obra esté muerta. Que la obra sea efímera se ha asociado con que sea única, singular. Sin

embargo, ya Lisa Nelson apuntaba en su fragmento citado anteriormente hacia la idea de la

maleabilidad del vídeo. Ella entendía el vídeo como un punto de partida, un objeto plástico

del que podían emerger otros. E incluso sin pensar en lo que se pueda crear a partir de él,

deberíamos poner en duda la idea de que ese producto, por ser reproducible, sea menos

singular. ¿Es porque está a mi alcance que ese objeto es menos único? Y otra pregunta que

podríamos plantearnos es si por poder mostrarse múltiples veces, ese objeto es necesariamente

el mismo cada vez. Con esto hago alusión al hecho de que una obra cinematográfica o del tipo

que sea, no es vista ni entendida de la misma manera por la misma persona en diferentes

momentos de su vida o por diferentes grupos de personas. De manera que la obra puede ser

única en cada reproducción o contexto, gracias al espectador que mirándola le da vida.

En todo caso, podemos concluir este apartado diciendo que la mayor o menor presencia del

cuerpo no depende de su carácter efímero o reproductible, si bien ambas experiencias

despiertan una reacción y unas expectativas diferentes en el espectador. Es por este motivo

que no podemos afrontar de la misma manera las producciones fílmicas de danza que las

escenográficas, y que debemos considerarlas una expresión artística autónoma. En caso

contrario, seguiríamos entendiendo las primeras como una mera captación de las segundas, y

por lo tanto tendríamos más en cuenta sus limitaciones que sus posibilidades. En este sentido

es muy ilustrativa una de las aportaciones de uno de los primeros testigos del paso del

escenario a la pantalla, Luigi Pirandello, quien destacaba la imposibilidad de transportar la

esencia y la corporalidad del intérprete de teatro al cine, antes de imaginar todo lo que este

cambio le estaba ofreciendo:

La seva acció [dels actors teatrals], l'acció viva del seu cos viu, allà, a la pantalla

dels cinemes, ja no hi és: només hi ha la seva imatge, captada en un moment, en

un gest, en una expressió, que s'esmuny i desapareix. S'adonen confusament, amb

una sensació de nostàlgia, indefinible, de buit, o encara més de buidament, que el

seu cos és gairebé sostret, eliminat, privat de la seva pròpia realitat, de la seva

respiració, de la seva veu, del soroll que fan en moure's, per tal d'esdevenir tan

sols una imatge muda, que titil·la un instant, sobre la pantalla i desapareix en

silenci, de sobte, com una obra insconscient, joc dil·lusió sobre un esmorteït tros

de tela...

Pirandello en Benjamin, 1963: 50

Page 29: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[28]

MAYA DEREN Y EL DANCE FILM

Una de las primeras figuras en experimentar con la relación entre la danza y el cine de manera

consciente e intencionada, y que acompañó esa práctica de una concepción teórica propia, fue

la artista estadounidense de origen ruso Maya Deren. Tempranamente, la artista se refería a

una de sus primeras obras como un «film dance» (1946: 50), y con el tiempo esta idea se

agudizó y pasó a describir sus obras como «choreographies for camera» o «cine-poems»5.

Esta es la trayectoria que vamos a desglosar en detalle a continuación, presentando primero el

contexto histórico-social de su obra, para pasar después a una exposición de su concepción

teórica y analizar, finalmente, su producción artística, comentándola a la luz de lo que hemos

visto en los apartados precedentes.

Maya Deren nace en Kiev en 1917 en el seno de una familia judía bajo el nombre de Eleanora

Derenkowskaia para emigrar a Estados Unidos con 5 años, dónde obtendrá la ciudadanía en

1928 y su apellido será reducido oficialmente a Deren. Su producción cinematográfica se

concentra en los años 40 y 50, debutando en 1943 en colaboración con su segundo marido, el

cineasta Alexander Hammid, con la obra Meshes of the afternoon. Precedentemente, Deren se

había formado en Syracuse University (periodismo y ciencias políticas), New York University

y en Smith College, donde presentó su tesis de Master sobre la influencia de la escuela

simbolista francesa en la poesía anglosajona. Durante una época fue la secretaria personal de

la bailarina Katherine Dunham, a quien acompañó en la gira del musical Cabin in the Sky

(1941) y junto a quien entró en contacto con la cultura de Haiti y sus rituales Vudú, que serán

posteriormente el interés mayor de Deren. Ésta fue la primera cineasta en ganar la beca

Guggenheim (1946), gracias a la cual logró viajar a Haiti entre los años 1947-51. Deren

vuelve de Haiti para vivir en Nueva York y muere en 1961 con 44 años6.

5 Un ejemplo de ellos es la secuencia de apertura de la obra The Very Eye of Night (1952-59), en la cual se

puede leer «a choreography for camera by Maya Deren».

6 Toda la información biográfica ha sido extraída de Clark, VèVè, Millicent Hodson, and Catrina Neiman

(1984) The Legend of Maya Deren: Documentary Biography and Collected Works, Vol. 1. Parte 1:

Signatures y Parte 2: Chambres (1988). New York: Anthology Film Archives.

Page 30: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[29]

Deren es considerada en la actualidad «an uncontested pioneer of the American Avant-Garde,

if not its “mother”» (Kappenberg, 2013: 1). Su contribución al cine independiente que se

forjaba en esos años paralelamente a la industria Hollywoodiense no fue sólo práctica, sino

también teórica, hasta el punto que se ha llegado a considerar que «her impact on filmmaking

was felt as much through her actions and words, which legitimated experimental cinema in an

American context, as it was felt through her films» (Bench, 2013: 6). Una de sus obras

escritas más importantes en relación al cine como forma de arte es An Anagram of Ideas on

Art, Form, and Film (1946), si bien también es destacable la publicación Divine Horsemen:

Living Gods of Haiti (1953) en relación a los rituales y ceremonias Vudú por los que Deren

desarrolló un gran interés etnográfico. Durante esos mismos años, otra figura encabezaba el

hoy llamado New American Cinema: el cineasta lituano Jonas Mekas. Éste formularía el

primer manifiesto del New American Cinema Group en 1960, «a public statement serving in

part to identify the new group of filmmakers American. However, this was no homogenous

group and Maya Deren was conspicuously absent from his reviews» (Kappenberg, 2013: 2).

En 1967 el NAC era descrito de la siguiente manera: «The New American Cinema is curious

and diverse, but there are three generalizations one can make about it. First, it is almost never

in good taste. […] Secondly, it has no financial justification […] The ostracism has a great

deal to do, however, with “subversion”, wich is the third characteristic of the New American

Cinema» (Wellington, 1967: 43). De mal gusto, no financiado y subversivo, puesto que estas

películas no eran producidas por los grandes estudios y sus creadores querían mostrar su

propia visión de la realidad sin maquillajes. Dichos artistas retomaban elementos de la

Nouvelle Vague francesa y del Free Cinema británico, si bien reivindicaban su rasgo distintivo

americano. La propia Deren escribe por su parte que no debemos caer en el esnobismo naif de

poner la industria europea muy por encima de la industria Hollywoodiense, pues sólo se

importan los mejores films extranjeros y no debemos generalizar a partir de éstos, sin que eso

implique menospreciar lo mucho que el cine debe a artistas alemanes, franceses y rusos

(1946: 44).

Sin embargo, Mekas dejaba a Deren al margen de este movimiento alternativo emergente,

pues consideraba su obra «feeble, unintelligible, and lacking in meaning and moral stance

[…] he particularly accuses Deren of intellectual formalism» (Kappenberg, 2013: 2), sin tener

Page 31: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[30]

en cuenta la concepción de la artista en relación al vínculo entre estética y ética del que

hablaremos más adelante. Sin embargo, el NAC recibía ya un punto de vista crítico en la

época: «The Independent Cinema is in many respects a fiction of the journalist's imagination.

What makes a film independent? […] Aesthetic distinctions! That is usually what is most

lacking in inquiries about the Independent Film. New, different, wayout. […] What counts

here is not what the scene is, but who is making it […] The Independent Cinema is thus

caught in a vicious circle by becoming the victim of its exaggerated publicity, without which

it would never attract any attention» (Sarris, 1966: 51-54). Sarris hace referencia aquí a la

importancia que recibía por aquel entonces el autor de la obra, que hacía valer su pieza por el

nombre del creador, y no tanto por sus distinciones estéticas como se pretendía.

Por su parte, Maya Deren produjo sus películas sin financiación externa años antes de que

este grupo se formara como tal, en el cual no fue incluida. Sin embargo, ya era reivindicada

en la época como aquella «who more than anyone else is responsable for the renaissance of

the experimental film movement on the US» (Deren, 1953). Su contribución sin precedentes

en Estados Unidos al cine experimental tendría una resonancia importante posteriormente,

especialmente en el ámbito de la videodanza. «Deren's innovation was to draw broadly and

creatively on the European avant-garde, not just the surrealist and poetic symbolist

movements but the constructivist ones as well, not simply to repeat, but to reinscribe

poetically, her difference, as American, as women, as theorist informed by dance and an

“amateur” anthropology that presages the subdiscipline of visual anthropology» (Turim,

2001: 80). Reescritura de la tradición europea en el ámbito americano, con su aportación

personal en tanto que interesada por la danza y la antropología, hacen de Deren una figura

clave no sólo en la experimentación artística y en el desarrollo de formas transgenéricas, sino

también en la investigación de culturas remotas mediante su propia participación en ellas. De

esa experiencia vivida en Haiti, no sólo quedará el libro Divine Horsemen, sino que también

será documentada a través de una grabación fílmica que Deren dejaría inacabada, y que sería

editada póstumamente.

Page 32: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[31]

An Anagram of Ideas on Art, Form and Film (1946)

The history of art is the history of man and of his universe and of the moral

relationship between them.

Deren, 1946: 52

Anagram of ideas on art, form and film (en adelante Anagram), es la contribución teórica más

importante de Deren en relación a su concepción fílmica. La obra data de 1946, tres años

después de su primera creación cinematográfica, y en ella queda reflejado como sus ideas

teóricas han evolucionado en relación a su trayectoria artística. «Anagram […] sets the tone

and largely defines the terms of what came to be the movement of the New American Cinema

for the four decades following the war. Anagram is, in fact, the unprecedent attempt, within

the United States, on the part of a 26 years old woman, to propose an ontology, an aesthetic,

and an ethos of cinema» (Michelson, 2001: 27-28). Un triple proyecto que tendrá una

repercusión notoria en el ámbito del cine de vanguardia norteamericano, y que variará

ligeramente en el futuro aunque sobretodo se ampliará.

En el Anagram, Deren entiende el arte como la creación de una realidad nueva, motivo por el

cual en su obra pone en relación al artista y al científico (Deren, 1946: 12). Así, los realistas y

naturalistas revelarían un esfuerzo por continuar las formas de la naturaleza, y los surrealistas

se dedicarían a las manifestaciones de un organismo que antecede toda conciencia. Sin

embargo, en un contexto de post-segunda guerra mundial, Deren puntualiza que lo que el

artista puede hacer por simulación, el científico puede llevarlo a cabo en la realidad mediante

la bomba atómica. Deren se opone a estas dos formas de arte; la primera por contentarse con

reproducir la realidad, haciendo con ello que lo que es inevitable y amoral en la naturaleza se

convierta en una manipulación artificial y controlada en el arte, y la segunda por basarse en

una auto-exaltación del yo sin ninguna responsabilidad moral por su supuesta inconsciencia.

Frente a esto emergen dos ideas fundamentales de la obra de Deren, como son la idea de que

la estética es inseparable de la ética, y que el arte es la creación de una realidad nueva

derivada de los elementos naturales con los que convive el artista. Un año más tarde, en su

diario personal y reflexionando sobre su interés en la cultura de Haiti, Deren escribirá: «and

on the way back that whole discussion with S. (A. Hammid) who said maybe I would

eventually abandon film and become an anthropologist. And my insistence that I would never

Page 33: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[32]

be satisfied analyzing the nature of a given reality but would want to make my own» (Deren,

1947: 25). La mera observación es para ella un conformismo; ella tiene la necesidad de crear.

Pero el proceso creativo no se da ex nihilo, sino que proviene de los elementos naturales que

rodean al hombre, quien los extrae de ese contexto para combinarlos en un contexto no-

natural, y obtener así una obra que es la extensión imaginativa de una realidad previa. «Art is

the dynamic result of the relationship of three elements: the reality to which a man has access

[…]; the crucible of his own imagination and intellect; and the art instrument by which he

realizes, through skillful exercise and control, his imaginative manipulations […] The reality

which such consciousness would today comprehend is not that of any other period. In this,

and in the invention of new art instruments, lies the potential originality of the art of our time»

(Deren, 1946: 17).

Realidad circundante, capacidades imaginativas e intelectivas del sujeto y el instrumento

artístico específico, son los tres elementos que interactúan en la creación artística. La

originalidad proviene de que en cada caso esa realidad referencial es diferente, así como los

instrumentos al alcance del artista. El instrumento artístico, por su parte, es clave en este

conjunto, pues determina todo lo demás. Deren desarrolla una teoría esencialista según la cual

cada medio artístico se caracteriza por las posibilidades de su instrumento. Afirma que no

pueden transcribirse las obras de un medio a otro, y pone el ejemplo de la imposibilidad de

hacer cinematográficamente El Proceso de Kafka. «Maya Deren's writings on the art of the

motion picture, like those of other early film theorists such as Rudolf Arnheim, André Bazin,

Jean Epstein, Sergei Eisenstein, or Dziga Vertov, to name just a few, fall within the tradition

of modernist film theory and abide by its core assumption of medium-specificity» (Jackson,

2001: 47). Y es que para Deren la forma propia del film sólo se consigue cuando los

elementos se relacionan entre sí según las características del medio, de manera que la nueva

realidad emergente es sólo posible en el cine mismo, y no en cualquier otro arte (1946: 39).

Esta creencia en la especificidad del medio lleva a Deren a afirmar que «it would be

impossible to understand or appreciate a filmic film if we brought to it all the critical and

visual habits which we may have developed, to advantage, in reference to the other art forms»

(1946: 42). Esta idea refleja un interés por considerar el cine como una forma de arte

autónoma, que debe ser abordada a partir de sus cualidades específicas.

Page 34: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[33]

Llegados a este punto es inevitable desglosar cuáles son esas características propias del cine

para Deren. Por un lado se trata del instrumento en sí mismo, que es la cámara y el montaje, y

por otro del juego entre el espacio y el tiempo, que introducen la dimensión del movimiento

en la fotografía. Deren discurre a propósito de la cámara para convenir que su primera

contribución es la imparcialidad y claridad de la lente, que permite que el hombre no

intervenga en la captación de la realidad. Ella sostiene que a menudo se ha confundido el

papel del ojo humano con el de la lente, pero que la perspectiva es diferente. El ojo humano es

selectivo, mientras que la lente es imparcial y puede captar más riqueza de detalle que el ojo.

Ya habíamos comentado con anterioridad como la cámara capta la realidad de manera no

selectiva y como eso había permitido desjerarquizar los elementos del campo visual. Sin

embargo, la propia Deren ya destaca, siguiendo a Hammid, como la simple elección del punto

de vista de la grabación es en sí un acto selectivo y creativo (1946: 35). La cámara se

encuentra, pues, entre el artista y la realidad, y del otro lado está la película, que puede ser

montada y editada. Deren puntualiza que si la cámara se encarga de captar los elementos de la

forma, el montaje es el que los relaciona en un todo dinámico (1946: 46). «The motion-picture

camera, in introducing the dimension of time into photography, opened to exploration the vast

province of movement […] If film is to make any contribution to the realm of movement […]

then it must be in the province of film-motion, as a new dimension altogether of movement»

(1946: 47-48). Este rasgo distintivo del cine que es el de ser imagen en movimiento, es

fundamental para Deren, quien considera que la función del cine es la de explorar las

posibilidades creativas del tiempo. De esta manera, empieza a experimentar con esos recursos

que serán básicos para el campo de la videodanza por sus capacidades creativas, como son

revertir el movimiento, el acelerarlo o el ralentizarlo: «my own attention has been specially

captured by the explorations of slow-motion photography. Slow-motion in the microscope of

time […] slow-motion can be brought to the most casual activities to reveal in them a texture

of emotional and psychological complexes» (1946: 47). Esta idea del microscopio del tiempo

recuerda a como hemos comentado que un par de años más tarde Béla Balázs describiría el

close-up, como el recurso que permite descubrir «el alma de las cosas» (1948: 48-49). Los

cineastas de la época se interesaban en las posibilidades de los recursos cinematográficos, y

en cómo estos permiten mostrar o manipular la realidad, como es el caso de aquello que está

escondido al ojo humano: las micropartículas temporales o la esencia de las cosas.

Page 35: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[34]

Deren comenta a su vez las críticas que ha recibido el cine y argumenta que, en efecto, el cine

como teatro es menos satisfactorio que el teatro mismo (1946: 49). Vemos aquí reflejada la

idea de toda una corriente crítica actual, como los colaboradores del The International

Journal of Screendance, que consideran que el medio audiovisual no debe abordarse desde

parámetros escénicos, sino con criterios propios que tengan en cuenta esas técnicas que, según

Deren, permiten una exploración sin precedentes del trabajo del actor y una metamorfosis de

las dimensiones espacio-temporales (1946: 50).

Por otro lado, en el momento de escribir esta obra Deren ya estaba interesada en lo que sería

más adelante su núcleo de interés, el ritual. En este momento de su trayectoria, la artista

entiende que todo arte es ritual. Esta forma no es la expresión individual del artista sino el

resultado de la aplicación de su talento individual a los problemas morales que han sido el

objeto de la relación del hombre con Dios. Esta forma emergente, conteniendo su propia

lógica y no haciendo referencia a ningún espacio ni tiempo concreto, es válida siempre (1946:

20). «The ritualistic form treats the human being not as the source of the dramatic action, but

as somewhat depersonalized element in a dramatic whole. The intent of this depersonalization

is not the destruction of the individual; on the contrary, it enlarges him beyond the personal

dimension and frees him from the specializations and confines of personality» (1946: 20). Así

se aleja de la concepción del hombre como centro del universo dedicado a la autoexpresión,

para introducirlo en un conjunto en el que lo individual no se manifiesta como lo personal,

sino como parte de un todo que le comprende. Esta idea de la posición del sujeto en el arte

está en relación a la del arte respecto al sujeto. Hemos encabezado esta sección con esa

definición de Deren de la historia del arte, según la cual ésta es la historia del hombre y de su

universo y de la relación moral entre ambos. Se establece aquí una relación triangular de

correspondencias en que el arte equivale al vínculo moral del hombre con el mundo. Deren

afirma que «the moral and esthetic problems were one and the same: that the form of a work

of art is the physical manifestation of its moral structure» (1946: 37). El arte es, pues, la

representación física de una moralidad. Y es que para Deren vivimos en el mundo que

nosotros mismos hemos creado, y del que somos responsables, y del que el arte no puede estar

al margen.

Page 36: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[35]

Since 17th century the heavens […] and the earth […] have rapidly approached

each other. The phenomena which were once the manifestations of a transcendent

deity are now the ordinary activities of man. A voice penetrates our midnight

privacy over vast distance – via radio. The heavens are crowded with swift

messengers. It is even possible to bring the world to an end. From the source of

power must emanate also the morals and the mercies. And so, ready or not, willing

or not, we must come to comprehend, with full responsibility, the world which we

have now created.

Deren, 1946: 51-52

Sin embargo, este compromiso ético ligado a la forma en tanto que el hombre está

comprometido con el mundo, no impidió que Deren desarrollara una idea mucho más lírica en

relación al cine. Esta idea fue expuesta en el simposio Poetry and the Film ► llevado a cabo

en 1953 junto a otros 4 participantes: Sylan Thomas, Arthur Miller, Parker Tyler y Willard

Maas. En éste, Deren expone su idea de lo que puede ser un “Poetic Film” o “the poetry in

film”. Para ello empieza definiendo qué es para ella la poesía. Teniendo en cuenta que los

elementos formales (como el ritmo, la rima etc.) pueden encontrarse también en una obra no

poética, «poetry, to mi mind, is an approach to experience […] the distinction of poetry is its

construction (what I mean by a “poetic structure”), and the poetic construct arises from the

fact that, if you will, that it is a “vertical” investigation of a situation […] So that you have

poetry concerned, in a sense, not with what is occurring but with what it feels like or what it

means». A esta investigación “vertical”, Deren contrapone el «horizontal attack of drama,

which is concerned with the development from situation to situation, let's say, within a very

small situation from feeling to feeling». Desarrollo narrativo de la acción dramática frente a

momentos de iluminación poética que son para ella los monólogos en las obras de

Shakespeare, o el pasaje de obertura de muchos films. Esta obertura, que puede ser una

grabación de New York antes del inicio de la trama, es una construcción poética (vertical) que

precede a un desarrollo narrativo (horizontal). Y estas dos estructuras pueden combinarse

infinitamente. Es por este motivo que cuando Arthur Miller responde que para él no se trata de

dos cosas diferentes sino de la misma, Deren responde que eso se debe a que pueden

combinarse y a que en una podemos encontrar la otra. De la misma manera, la poesía no se

reduce a su manifestación verbal sino que ella prefiere hablar de estructura poética porque

ésta puede darse en cualquier forma de arte, tanto en poesía como en cine como en danza,

concepto que por otra parte era muy habitual e importante en las vanguardias.

Page 37: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[36]

La creación de la ilusión

Tras nuestro breve recorrido a través de su concepción teórica en relación al cine, vamos

ahora a adentrarnos en su producción artística. De sus seis películas cortas, y sus

colaboraciones con Marcel Duchamp y Alexander Hammid, nosotros vamos a tener en cuenta

aquí aquellas tres obras en que más explícitamente interactúan danza y cine, pues es el sujeto

de nuestro ensayo: A Study in Choreography for Camera ► (1945; en adelante Study), Ritual

in transfigured Time ► (1946; en adelante Ritual) y The Very Eye of Night ► (1955-59). A

través de éstos, vamos a abordar cuestiones tales como la manipulación espacio-temporal en

Deren, la relación entre la cámara y el cuerpo o la idea de poetic film.

Study es una pieza corta, de 4 minutos de duración, muda, con un sólo intérprete: Talley

Beatty, integrante de la compañía de Katherine Dunham. Deren describe la obra como «an

effort to remove the dancer from the static space of theatre stage to one which was mobile and

volatile as he himself» (Deren en Clark, et al. 1988: 458). En otras palabras, la obra nace de la

voluntad de liberar al artista del espacio escénico, de las limitaciones y convenciones

teatrales. La propuesta de Deren es un nuevo tipo de coreografía en el que interactúan el

bailarín y la cámara y que exploran nuevos caminos en el uso del tiempo y del espacio

mediante los recursos fílmicos. En este sentido, «Beatty's choreography is not “for” the

camera in the sense that it adresses the camera or adapts itself to the camera's potentials but

rather “of” the camera, in that much of his dance is synthetically derived by editing and by a

fluid construction of space that itself vies with the dancer for dancerly qualities. In Study, it is

very unclear who or what is choreographing and who or what is dancing» (Franko, 2001:

138). No es la coreografía la que se adapta al registro audiovisual, sino que son la edición y el

montaje los que crean la danza. Podríamos así ilustrar uno de los conceptos que hemos

expuesto en el segundo apartado de este ensayo, el de las micro-coreografías. Siguiendo a

Erin Brannigan, lo habíamos descrito como la focalización sobre una parte del cuerpo que

separa la parte del todo dándole una solidez artística por sí misma (2011: 46). En Study, Deren

aisla el movimiento de la cabeza durante los giros del bailarín y lo filma desde un primer

plano que se acerca cada vez más al rostro. Sin ver el resto del cuerpo que gira, ni el espacio

en el que se encuentra, percibimos sólo la micro-coreografía del rostro como una forma

completa. «This sequence is an example of how the camera can actually collaborate in

Page 38: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[37]

creating dance movement. The movement here is a simulated pirouette, that is, the head,

which is shown alone in close-up, turns as in a pirouette; Beatty, however, was actually doing

a dervish turn on both feet» (Deren en Clerk, 1988: 266). Es decir, que la cámara es un agente

activo en la creación del movimiento en tanto que permite crear una forma completa a ojos

del espectador, que no se corresponde con el movimiento real del cuerpo danzante.

Por otro lado, lo que sin duda Deren explora en esta obra es la manipulación del tiempo y del

espacio en relación al movimiento del bailarín. En lo que al tiempo se refiere, trabaja

especialmente con el ralentizado del movimiento. Destaca el slow-motion llevado a cabo en el

momento del salto, que permite diseccionar la acción y dilatar el tiempo que abarca el

desplazamiento, fuera de los límites biológicamente posibles. En lo que al espacio se refiere,

Deren salta de un espacio a otro a través del montaje de planos, construyendo la continuidad

espacial a través del movimiento del bailarín. La danza es construida "por" la cámara, ya que

el efecto de continuidad del movimiento viene dado por el montaje; el movimiento registrado

previamente a la edición está entrecortado, bloqueado y retomado. Pero en este sentido

también es una danza "para" la cámara, pues la coreografía es concebida en relación a estas

características del medio. Con ello, se establece aquí una confrontación entre la linealidad del

movimiento y la alternancia del contexto espacial, que hace saltar al intérprete del espacio

exterior al interior sin ninguna transición. La artista ejecuta aquí un recurso que

reencontraremos más adelante en obras como Shunpo (2012), ya comentada anteriormente.

Así, el tiempo no sólo es diseccionado sino también diferido. El transcurrir natural del tiempo

es alterado mediante el binomio cámara/cuerpo. La propia obertura de la obra es un baile

entre el artista y la cámara, pues mientras la cámara va girando, el artista va apareciendo cada

vez desde la izquierda, como si la figura se desdoblara y multiplicara en el espacio. Deren

explica de la siguiente manera esta relación a nivel metodológico: «This curious illusion, in

which the tempo of the spiral movement of the dancer is synchronized with the tempo of the

turning camera, is achieved as follows: the camera starts photographing, and turning, comes

upon Talley Beatty, and passes him. When Beatty is no longer in view, the camera stops

photographing. Beatty then takes a position outside the view of the camera, to the left. The

camera starts photographing, picking up the turn where it left off, and againg comes upon

Beatty as it goes to the left. This is repeated three times, until, in the close-up, Beatty's head

sinks out of the frame» (Deren en Harris, 2002).

Page 39: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[38]

Este binomio se configura de tal manera que el bailarín no está al servicio de la cámara ni

viceversa, sino que la interacción de ambos crea lo que Deren denominó un «film dance»

(1946: 50). Graeme Ferguson afirma: «Maya nos mostró que la cámara podía bailar, porque

ella era originalmente bailarina y bailaba con la cámara; así hacía películas. Cuando

empezamos en los 60 con el cinéma vérité copiamos a Maya. Aprendimos a ser bailarines con

cámaras sobre nuestros hombros» (Ferguson en Ballada, 2012). En Study tenemos un claro

ejemplo de cómo Deren hacía bailar cada uno de los elementos para hacer de toda la pieza una

forma global cine-coreográfica.

Durante ese mismo período, Deren realizó otra de sus obras, Ritual in Transfigured Time, de

15 minutos y también sin acompañamiento sonoro. Esta pieza nos sirve para ilustrar en primer

lugar la combinación expuesta antes de la estructura horizontal con la investigación vertical o

estructura poética en una producción artística visual. Por un lado podemos discernir el

contenido dramático de la obra; el encuentro de una pareja en un evento social, que aparece

después en un parque donde el hombre empieza a interactuar con otras figuras femeninas y

sus movimientos son contundentes y hasta violentos, entonces la chica se asusta y huye,

empezando así una persecución que acabará con la figura femenina adentrándose en el océano

y ahogándose. En esta construcción hay también un juego de correspondencias entre la joven

bailarina, interpretada por Rita Christiani y Maya Deren, pues los personajes se desdoblan y a

veces una ocupa el lugar de la otra. Así, es Deren quien se adentra en el océano, pero es el

rostro de Rita que vemos finalmente bajo el agua, por ejemplo. Éste sería el «horizontal attack

of drama». Pero éste no es expuesto de manera linear narrativa, sino que Deren se detiene en

cada momento el tiempo necesario para dotarlo de una fuerte carga poética a través del trabajo

de la forma y del gesto. El acontecimiento social que se está llevando a cabo en la casa, por

ejemplo, se convierte en una danza a través de la estilización de los movimientos cotidianos,

de la coordinación de desplazamientos por el espacio y sobretodo de la repetición de

secuencias. «Deren found a perfect vehicle in the gestural, charged expressivity of dance. For

Deren's aesthetic, cinematic dance is most immediate and capable of conveying ideas,

emotions and rhythms with directness and force […] Deren's films accrue meaning based on

the non-linear juxtaposition of related actions and images, expressed both directly and

indirectly through the paradigms of poetry and dance» (Keller, 2013: 56).

Page 40: Del escenario a la pantalla - Pompeu Fabra University

[39]

En la coreografía del parque disfrutamos del contraste entre la longevidad de Rita y la fuerza

de Frank Westbrook, los movimientos del cual son diseccionados con precisión como los de

Beatty en Study, gracias al uso del slow-motion, stop-motion y la repetición. Es mediante el

stop-motion que Deren juega también la correlación entre el bailarín y las estatuas del parque.

Ya en Study, durante la secuencia del primer plano de Beatty que hemos catalogado de micro-

coreografía, el rostro del bailarín se encuentra justo delante de una estatua con múltiples

caras, estableciéndose así un juego de espejos entre ambos. En Ritual el espejismo se da entre

Westbrook y las estatuas del jardín, a través de la fijación del movimiento, que hace de la

figura humana en blanco y negro una más de las figuras de mármol. Por otro lado, en las dos

obras encontramos también el salto espacial entre el espacio interior y el espacio exterior. En

Study se trata de un recorrido cíclico, que empieza y acaba en el bosque, pasando por un salón

y un pórtico. Pero no hay una disposición jerárquica, ningún espacio está asociado a

elementos positivos o negativos, si bien podría estar el bosque por encima del resto por ser el

principio y el fin del movimiento. Sin embargo, en Ritual los espacios están asociados a

sensaciones, que nos muestran desde la perspectiva de la joven bailarina el salón repleto de

gente como un espacio abrumador, y el exterior como el lugar de distensión primero y de fuga

después. El hombre es el obstáculo, el elemento hostil del que Rita huye a lo largo del porche,

y el océano será el lugar de liberación pero también de muerte. El contenido de la pieza tiene

en sí mismo muchos matices que no vamos a abordar aquí en profundidad, pero sí destacar

que esa trama es creada mediante un trabajo tanto del movimiento y del gesto como de los

recursos cinematográficos. «Una obra de arte empieza no con una cosa sino con una idea o

con una emoción o, digamos, un principio […] La idea, o la abstracción, no tiene realidad

física o tangible, y el proceso creativo, la obra de arte, consiste en dar piel a esa idea» (Deren,

intrevista con Gideon Batchman en Ballada, 2012). De entre los recursos utilizados para dar

forma visual a su idea, Deren utiliza al final de la obra el negativo, que nos prepara ya para la

tercera obra a comentar, toda ella trabajada en negativo.

The very eye of night, la última obra acabada de Deren, es una representación de la noche, de

sus satélites, de Urano y Afrodita, de las constelaciones y del noctámbulo. Deren habla así de

ese mundo: «the life of day and that of night is each others negative. After the day's adventure

on currents of desire and storms of circumstance, the lids shut out the light, the stars. The

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sleepwalker is mysterious in the way that the absolutely prefect, self-contained logic is always

mysterious. It is the mystery of a shell structured in a spiral so perfect that man has yet to

discover its precise formula […] The sleepwalker travels in three directions at once: down

into the abyss, up into the heavens, and inwards to the self. The direction is of no

consequence. The three are all in the same place. It is his travel in the interior» (Deren en

Harris, 2002). La noche es el negativo del día, de ahí el uso del negativo fotográfico. Este

recurso tan poco convencional destaca frente al movimiento clásico de los bailarines, los

estudiantes del Metropolitan Opera Ballet School. La coreografía es totalmente clásica, y sin

embargo la obra no tiene nada de tradicional. Las figuras no se encuentran sobre ninguna

superficie sólida y plana, sino que vuelan sobre un fondo negro con puntos luminosos; un

cielo estrellado. Las figuras se superponen, giran 360º sobre sí mismas y se pierden, saliendo

del campo visual en medio del movimiento; no están sometidas a la ley de la gravedad. Deren

afirmaba que «my film is to other films as poetry is to other forms of literature» (Deren en

Kappenberg, 2013: 101), y es que con esta obra es fácil entender a qué se refería con poesía

visual. En esta pieza lo importante no es «what is occurring but with what it feels like or what

it means», que es como ella describía la poesía (1953, Simposio).

En The very eye of night, Deren va un paso más allá que en Study, haciendo mediante la

edición que las formas sean reconocibles pero vagamente determinadas. Difícilmente

percibimos el rostro de los intérpretes y el vestuario, como los pantalones masculinos con una

pierna negra que se confunde con el fondo o las cintas de tela alrededor del cuerpo de algunas

figuras femeninas, así como el uso del negativo, frustran la percepción clara del espectador.

Erin Brannigan hace referencia a ello en relación a la grabación de Deren en Haiti, que

justamente fue registrada antes de la creación de esta obra, y afirma que esto «challenges both

the habits of human perception and the process of cinematic registration […] Such films

constitute a specific cine-choreographic form that deals with movement on the level of

visivility and legibility, mapping the limits of our ability to truly see dance and drawing the

viewer into a new sensorial and affective relationship with the moving body» (2011: 139).

Esta confrontación del espectador con una nueva manera de ver y entender el cuerpo en

movimiento mediante la conjunción de la danza y el medio audiovisual, quizás empujaría a

éste a lo que Deren esperaba de él. En el Anagram, Deren sostiene que no es sólo el artista

quien debe luchar por descubrir nuevos principios estéticos para el cine, sino que la audiencia

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también tiene que desarrollar una actitud receptiva diseñada específicamente para el cine,

libre de los criterios estéticos que se han elaborado en relación a las otras artes (1946: 43).

En lo que respecta al acompañamiento musical, si bien la mayoría de sus obras son mudas,

puesto que no tuvo la oportunidad de experimentar con el sonido, y que ella hacía apología

del cine mudo al considerar que éste enfatizaba los elementos visuales (1946: 39), The Very

Eye of Night tiene música de Teiji Ito, su tercer marido. Ya en 1946, cuando Deren escribía el

Anagram, ponía en relación las capacidades del sonido con las de otros recursos como el

negativo fotográfico, pues para ella constituía «a gross, if not a criminal esthetic negligence to

ignore the immense wealth of new elements which the camera proffers» (48). La

experimentación con todos los nuevos elementos a su alcance debe ser la prioridad del artista,

pues estos son «the elements propers of the larger dynamic of the film as a whole» (ídem).

Así pues, en esta pieza tanto como en las demás, Deren acoge la danza, moderna o clásica,

para transformarla, para convertirla en otra cosa mediante los elementos cinematográficos a su

alcance. Su voluntad al crear una obra de arte era la de crear una nueva realidad, emancipando

la danza de las limitaciones teatrales sirviéndose del instrumento audiovisual. Es por ello que

«Maya is credited at being the first dance filmmaker» (Harris, 2002). No se trata de un

fenómeno aislado, sino precisamente del punte entre las primeras tentativas europeas y las

creaciones posteriores. «Deren's characteristic film strategies outlined above consolidate

tendencies found in earlier avant-garde dancefilms, such as Jean Renoir's Sur un aur de

Charleston (1926) and Francis Picabia and René Clair's Entr'Acte (1924), and can be traced

through to contemporary work, such as the films of UK director David Hinton» (Brannigan,

2011: 102). Deren contribuyó a desarrollar las potencialidades tanto del cine como de la danza

mediante sus escritos y sus obras, dejando a nuestro alcance esas poesías visuales que quizás

no son más que una ilusión.

De todas las formas, creo que el cine es la menos real, porque cuando consideras

qué es lo que miras cuando ves una película, ni siquiera tiene una existencia

material, así que todo lo que miras son una serie de luces y sombras, que ni

siquiera puedes sentir y que si pones tu mano desaparecen. Es algo que en sí

mismo tiene menos existencia que cualquier otra forma y con todo, en su cualidad,

es más real quizás que cualquier otra forma. Debería señalar el hecho que lo

esencial es la creación de la ilusión.

Deren en Ballada, 2012

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CONCLUSIÓN O DE LA EXPERIMENTACIÓN

A UNA NUEVA FORMA DE ARTE

A lo largo de estas páginas hemos abordado la aparición de un nuevo fenómeno artístico

desde que era una forma proteica, que aún no constituía una forma de arte autónoma. Durante

nuestro breve recorrido hemos empezado desgranando las condiciones contextuales que han

acompañado el nacimiento de esta forma híbrida, estableciendo una panorámica global sobre

las teorías y críticas que han surgido a su alrededor. Hemos visto que se trataba de un arte

naciente, todavía en busca de su lugar dentro del panorama artístico global, en tanto que arte

fruto de la interacción de géneros. No habiendo un consenso sobre el nombre que designa este

fenómeno, la conceptualización y definición de lo que éste abarca están aún en proceso de

construcción. Es en esta dirección que nosotros hemos encaminado la investigación a

continuación.

Para ello, nos hemos centrado en recopilar las teorías más importantes en relación a la

interacción entre el arte escénico y el arte audiovisual, en cuanto que artes del movimiento.

Hemos analizado cómo en este salto de la escena a la pantalla la danza se transforma. Así,

hemos visto cómo cambian elementos tan constitutivos de este arte como son el espacio y el

tiempo, la perspectiva y la cadencia. Pero también hemos analizado cómo con ello cambia la

construcción del cuerpo danzante y la percepción del movimiento. Hemos destacado también

la diferencia esencial entre lo escénico y lo audiovisual, que es la reproductibilidad de la obra,

la pérdida de la efemeridad y la inmediatez, y hemos cuestionado en qué consistía entonces la

singularidad.

Tras esta perspectiva general, hemos abordado nuestro caso de estudio, que nos ha permitido

remontar a las primeras tentativas creativas que ponían en juego el binomio cámara/danza. De

la mano de Maya Deren hemos expuesto una de las primeras teorías reflexivas dentro de este

campo, y el análisis de sus obras nos ha permitido entender por qué ésta se ha ganado el

reconocimiento de pionera del dancefilm. Recogiendo ciertos destellos que la precedían,

Deren abrió la puerta a la videodanza contemporánea, utilizando técnicas y recursos de los

que beberán artistas posteriores. Brannigan señala que «these are processes commonly used

by choreographers today, particularly in dance theater where other performance disciplines

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such as film and theater inform the development of a physical language. The success that

dance theater artists such as DV8 Physical Theater, Pina Bausch, Wim Vandekeybus, and

Hans Hot Ensemble have had with dancefilm owes much to these early experiments with

dancefilm performance modalities undertaken by Deren» (Brannigan, 2011: 122).

Con Deren hemos cerrado un ensayo que no es más que la base sobre la cual podría edificarse

un estudio mucho más vasto. Hemos cerrado el círculo remontando a los orígenes de esta

nueva forma artística, a unas de las primeras obras sólidas en el marco de la conjunción de la

danza y el vídeo. Muchos vendrán después de Deren a desarrollar las posibilidades que abre

este nuevo mundo creativo. Bailarines y cineastas se adentrarán en el terreno desconocido del

arte ajeno, para acogerlo como propio y hacer de la fusión de formas artísticas una nueva

fuente de creación. Esto hubiera complacido seguramente a Deren, quien afirmaba: «it is my

earnest hope that film-dance will be rapidly developed and that, in the interest of such

development, a new era of collaboration between dancers and film-makers will open up - one

in which both would pool their creative energies and talents towards an integrated art

expression» (Deren en Clark, 1988: 266).

Este ensayo aspira pues a dar unas pinceladas sobre las características de esta nueva forma,

acompañar al lector por su breve pero intensa historia, y situarle y presentarle dentro de ella a

una artista de la cual, esperamos, el lector desee descubrir más. Le mostramos aquí

brevemente algunas de sus obras, con la voluntad de que la personalidad y trayectoria tan

complejas y estimulantes de esta artista inviten por sí solas al lector a adentrarse en todo lo

que aquí no podemos abarcar. Damos acogida así en estas páginas a un arte del que poco se ha

escrito por el momento, y a una artista para la cual se nos queda corta la extensión. Con ello

dejamos la puerta abierta a un amplio recorrido por hacer detrás de nuestros pasos, a todo eso

que vino después de Deren para seguir reconstruyendo el movimiento, reinventando la danza,

transformando el cuerpo y el gesto, y ganarse un nombre propio en cuanto que a arte

autónomo. Y así, concluimos este estudio con la sensación de estar ofreciendo un punto de

partida. Abrimos la puerta para todo aquel que quiera adentrarse en este mundo de imágenes

en movimiento, del que quedan muchos capítulos por escribir.

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