El Cantar de Los Helenos

Embed Size (px)

Citation preview

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    1/82

    1

    Gabriel Villarreal

    El cantar

    de los Helenos

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    2/82

    2

    :

    "Las ganancias a los mortales se las

    conceden los inmortales, y a partir de ellos

    tambin se les aparece la desgracia"

    Soln (Frag. 1 D, 74)

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    3/82

    3

    Nota del Autor

    Debido a la gran cantidad de personajes y lugares donde

    transcurre la obra, ha sido dividida en pequeas partes con el ttulo

    del lugar donde transcurren los hechos y/o la regin a la que

    representa el protagonista de ese captulo. Los hechos no

    necesariamente son secuenciales, pues pueden durar tanto como una

    hora, un da o un mes. He decido tambin, no abusar de las notas al

    pie de pgina, con respecto a los temas histricos y mitolgicos.

    Pero lo principal que quiero aclarar, es que es una obra

    fantstica y que los hechos y personajes no existieron, aunque haya

    tomado algunos momentos histricos como inspiracin, la trama es

    mera invencin ma. El mundo donde transcurre la historia es una

    Grecia mtica e irreal, con los lmites que se crean en la antigedad.

    GABRIEL VILLARREAL

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    4/82

    4

    El Mundo:

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    5/82

    5

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    6/82

    6

    ndice

    Prlogo

    Parte I: El lamento de Atenea:

    1. Delfos2. Atenas3. Sicilia4. Lesbos5. Atenas6. Sicilia7. Atenas

    8. Lesbos9. Olimpo10.Atenas

    Parte II: El Coloso de Rodas:

    1. Atenas2. Rodas3. Atenas4. Lesbos5. Sicilia6. Olimpo7. Atenas8. Rodas9. Beocia

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    7/82

    7

    Prlogo:

    I ,

    . : "Sabemos decir muchas mentiras parecidas a verdades, pero sabemos

    tambin, si es nuestro deseo, cantar la verdad" Hesodo (Teogona, 27-28)

    El tiempo engendra hijos y se alimenta de su cuerpo tras nacer. Cadasegundo que pasa es tragado por el minuto y cada minuto es tragado por cadahora. Si una leccin haba aprendido en el inicio de su vida, era esa, que eltiempo muere, pero a la vez renace. Qu mayor leccin puede aprender uninmortal que esa? Ninguna, quizs, pensaba.

    Pero los inmortales moran, era posible y era bastante consciente deello. Podan hacerlo por la mano propia de ellos mismos. Pues como en unprincipio hubo caos, caos tal vez hubiera al final. Qu sera la existencia si un

    orden fuera desordenado o que si todo terminara tal como empez?

    Haba odo el canto de las musas cesar, haba visto el fin del principiocomo tal, haba sepultado sus antepasados en el trtaro, prisioneros de suspropios pecados. Haba engendrado un nuevo linaje que se ramificaba ybrotaba como los arboles en la primavera y haba observado los pastoresabandonar sus campos y rebaos.

    Una vez escuch de parte de uno de los mortales, que "el nimo a los

    hombres mortales les nace segn el da que Zeus les trae.Y tienen sus ideasconforme a las obras en la que estn implicados."1Hay veces que le resultabadifcil aceptar los pensamientos de los hombres, ayudar a tomar susdecisiones, a trazar destinos que podan cruzar o no. Pero traer das gratos a

    1Frase de Arquloco de Paros (Frag. 68 D).

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    8/82

    8

    todos era algo complicado. Por eso sus ideas estn ligadas a sus obras. Elaccionar de uno guiaba sus mentes, su ms profundo ser.

    Pero su camino estaba nublado, los hombres haban cambiado. Elmundo como lo recordaba haba cambiado. Solo quedaban restos de loscantares de los musas. Apenas se entonaban breves frases de valenta ybravura. El mundo se haba vuelto lgico y predecible, trazado bajo suspropias leyes.

    Largo tiempo haba pasado desde que la Tierra y el Cielo se unieronenlazados carnalmente. Y de ellos naci el tiempo. Su gran antecesor, quesera el mayor y ms cruento de sus enemigos. Pero la vida le haba hechoentender que la carne y la sangre no eran los vnculos que lo unan a un padre,

    sino el corazn. Comenz a recordar el comienzo de su infancia,aventurndose a un mundo desconocido y nuevo, en plena juventud. Sudestino en ese momento estaba trazado con cadenas, nada de lo que hiciesepodra cambiarlo.

    Bajo los pies del monte Ida era cuidado por una familia de pastores. Esehaba sido su primer encuentro con los mortales. No como su padre o suprotector, sino como una simple alma en crecimiento a la merced de lospeligros que lo rodeaban. Ese era uno de sus recuerdos ms preciados, el sentir

    que hasta lo ms divino, puede llegar a ser lo ms frgil; pero tambin uno desus ms temidos. Qu hubiese sido del mundo bajo la destruccin y el caos?sin alguien que lo guiara o lo protegiera.

    Ser padre era su mayor responsabilidad. Pero un padre debe tener unamano firme y no temer castigar a sus hijos cuando estos se sumen en elpecado. Deba protegerlos de los peligros, pero ellos suponen un peligro paras mismos. No saba si sentirse abandonado, pues ellos estaban creciendo ya,alejndose de sus costumbres, separndose de su hermandad. Alardeando desus propias hazaas.

    Quin los protegera cuando las ciudades ardan hasta sus cimientos,cuando los hombres lloren en tragedia, cuando sumidos en la ruina miren alcielo y rueguen a sus dioses que los protejan? Despus de meditarlo por unlargo tiempo, haba decido no responder. Decir no y dejar que ellos

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    9/82

    9

    encontraran la forma de seguir su camino por ellos mismos. Aunque l y sushijos haran lo posible para guiarlos cuando fuera necesario.

    Ya nada de eso importa pens. Su mente se nublaba, sus ojoscomenzaban a cerrarse y todo lo que conoca de este mundo comenzaba aborrarse suavemente de su memoria. El destino es cruel, pero laincertidumbre es aun peor se dijo as mismo. Todo lo que una vez haba sido,se esfumaba de sus manos, como la arena siendo volada por la brisa.

    Cay de rodillas, apretando su vientre que sangraba empapando el suelode mrmol. Su rostro se inclin hacia el suelo, apenas poda mantenerloerguido. Su vista se tornaba borrosa cuando la sangre que brotaba de su frentese deslizaba sobre su rostro. Su cabeza le resultaba pesada, como un gran

    trozo de metal atrado hacia el suelo. Apenas distingua a quien se encontrabafrente a l. Solo alcanzaba a observar la guadaa de cristal que empuaba conmano firme.

    Sinti un fuerte estruendo en el cielo y luego un leve un zumbido en susodos y todo se volvi silencio. Ya no escuchara los lamentos del mundonunca ms. Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente para no podercontemplar la belleza y la fealdad de la creacin nunca jams. Su cuerpo caypor completo, desparramndose en el suelo inundado en sangre. El rostro

    avejentado de Zeus se tapaba bajo el pelo desacomodado y la sangre escurrida,pero lo que se poda observar era una leve sonrisa, que se dibujaba mientras lafigura extraa que lo haba asesinado se marchaba, dejando detrs el cuerpodel cronida.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    10/82

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    11/82

    11

    como jams hubisemos visto. Si las profecas son ciertas, un nuevo ldersurgir en el Olimpo y es ah cuando nos encaremos de que las nuevas seesparzan. Cuando no haya que llorar a un cado, sino alegrarse por el asensodel victorioso.

    Hubo un gran silencio entre los cinco hombres. Desde el exterior deltemplo se comenzaba a or el suave caer de la lluvia de verano. El silenciosepulcral que haba permanecido hacia poco, se haba marchado. El hombresentado a la derecha del ms anciano, se puso de pie.

    _ Estoy de acuerdo con Sifnos. Esparcir la noticia solo provocara msdolor a nuestro pueblo, que ya tanto ha sufrido con las constantes guerras entrelas polis. Acaso no recuerdan que hace tan solo unos aos estbamos al borde

    de someternos ante los persas? Acaso no temis las luchas entre las distintastierras de Grecia?

    Todos parecan estar de acuerdo. Las miradas se entrecruzaban entreellos, todos menos el ms anciano, Trafos, que miraba con tristeza al resto delgrupo. Tom una copa de vino y la rebaj con un poco de agua tibia. Bebi unlargo sorbo hasta acabarlo. Antes de marcharse, se par frente al resto.

    _ Sabamos que esto sucedera algn da. Prometeo, cuando fue

    encadenado en el monte lo predijo, pero jams pens que sucedera ennuestra era. Es responsabilidad de los helenos ahora, el elegir un nuevo lder.

    Dijo esto y se march de la sala. El resto de los Hosioi, se mirabaatentamente, esperando que alguno dijera las primeras palabras, pero nadiepareca animarse. Sifnos se coloc frente a la ventana y observ el monteParnaso. Un gran cumulo de nubes cruzaba por la cima, parecan dirigirse alnorte, al Olimpo. Pronto las tormentas de guerra se incrementaran y los diosestomaran partido. Cul era su responsabilidad en todo esto. Las consecuencias

    tarde o temprano comenzaran a sentirse a lo largo de las polis, era absurdohacerse el ciego ante tal crisis. No solo los dioses entablaran batalla, sinotambin las fuerzas de la naturaleza, pero por sobre todo los que se levantaranen armas serian los hombres. Codiciosos y ansiosos de poder, devastarantodas las ciudades y agravaran aun ms la crisis. Los dioses comenzaran su

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    12/82

    12

    guerra, pero involucraran a los hombres? Tal vez, eran un arma de la cual nousaron en la guerra contra los titanes.

    Sus pensamientos se desdibujaron cuando divis una figuraencapuchada, que pareca estar escuchando lo que estaban diciendo. Sucorazn se aceler y temi lo que el espa habra podido escuchar. Si se lodeca a las personas equivocadas, el Orculo de Delfos seria desacreditado ysus cabezas rodaran por traidores. Deba actuar rpido y encargarse de queese joven no sobreviviera, costara lo que costara.

    Lo seal y le indic al resto de los Hosioi que llamaran a los guardias.Los hombres, desesperados, salieron de la sala y a gritos invocaron a losescoltas, pidiendo la cabeza del espa. Sifnos segua parado frente a la ventana

    mientras observaba a la extraa figura marcharse por el estrecho valle del roPleistos. Los guardias lo capturaran, sin lugar a dudas, pero quera eso oquera que huyera y esparciera la profeca.

    La duda lo atormentaba. Los hombres temen a las duras decisiones,aquellas que pueden afectar a todo lo que los rodea. No era lo correcto tal vez,pero l ya no quera lidiar con esa responsabilidad. Se sirvi otra copa de vino,los guardias se encargaran del problema. Mientras tanto miraba como lafigura encapuchada se alejaba seguida por los hombres armados. Dibuj en su

    rostro una leve sonrisa.

    El espa corra con todas sus fuerzas, desde muy cerca oa los caballosde la guardia. Se negaba a mirar hacia atrs, siempre mirando al frente yesperando que los dioses le dieran la fuerza suficiente para huir, saba que si loatrapaban, era hombre muerto. Una lanza roz sobre su hombro izquierdo,yendo a parar a un rbol. La lluvia dificultaba su paso, el lodo comenzaba avolverse espeso. Un jinete lo alcanz y le bloque el paso. Detrs de l ungrupo pequeo de hoplitas, lo rode por completo.

    Saba que su destino estaba sellado, pero tena miedo a la muerte. Erajoven y tena mucho por lo cual vivir. La punta de la lanza del jinete se possobre su cuello. Cerr los ojos y esper su muerte. Pero en ese momento,escuch el silbido de una flecha. El jinete cay muerto de su caballo, mientrasel resto de los hoplitas entraba en formacin. El espa alcanz a huir y

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    13/82

    13

    esconderse tras unos arbustos. Una lluvia de flechas cay sobre la guardia.Algunos moran, otros alcanzaban a ser salvados por sus escudos. De lavegetacin un grupo de jinetes persas galopaba frente a los soldados. Uno poruno fue cayendo la guardia de Delfos, masacrados brutalmente, hasta no

    quedar ninguno con vida.

    Solo incertidumbre sobre lo que estaba pasando dominaba la escena. Seacerc un grupo extrao y numeroso, armado con lanzas y arcos. Pareca ungrupo extranjero y cuando los observ ms detenidamente, pudo distinguir suprocedencia.

    Los persas, con majestuosas vestimentas y joyas de oro, buscaban entrelos cadveres, no buscando algn motn, sino que parecan buscar algn

    mensaje, que buscaron sin xito. Cuando se estaban preparando para marchar,uno de los ellos se percat de la presencia del espa, escondido entre losarbustos. Trat de escapar, pero era en vano, eran muy agiles y una gran partese encontraban a caballo. Rpidamente lo capturaron sin problema. El jovenpataleaba y gritaba esperando auxilio, pero saba que era en vano. Uno deellos, el ms alto y robusto, que pareca el lder, orden que lo usaran comoesclavo.

    _ Prefiero morir antes que ser convertido en esclavo de un persa._

    Exclam el espa, mientras el persa se acercaba y le quitaba su capucha. Eraun joven de mirada profunda._

    El persa pareca comprender la lengua griega. Por lo que se acerc alespa y con una sonrisa le dijo.

    _ Pues para m, me es ms divertido usarlos como esclavos, quematarlos. Es demasiado misericordioso darles el honor de la muerte, prefieroquitarles su libertad.

    Orden que ataran sus manos y seguir a pie mientras montaban en suscaballos. No eran ms de quince jinetes. El joven se preguntaba cmo habanhecho para deambular tan libremente por el interior de Grecia. Rpidamenteemprendieron la marcha, mientras l trataba de seguir el paso arrastrando sucuerpo con sus manos atados. Se dirigan hacia el oeste, seguramente hacia

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    14/82

    14

    Naupacta. All, probablemente, encontraran el puerto y un barco apropiadopara marcharse hacia el Asa.

    Haba fracasado, pero de alguna manera, tena un raro presentimiento.Haba sobrevivido a los guardias de Delfos, pero ahora deba encargarse deescapar de las garras de un puado de persas. Su maestro le haba enseado aodiarlos y despreciarlos como los barbaros que eran. Decidi mantenersilencio y no comportarse de manera sospechosa.

    Qu sera de su destino ahora, en manos de un grupo de mercenariospersas y con un secreto que deba entregar a su maestro. Un secreto que nodeba divulgarse, pues las consecuencias seran sumamente trgicas. Zeushaba sido asesinado, en su trono en el monte Olimpo y ahora sus hermanos ysus hijos se disputaban el poder. Una guerra se acercaba y sin lugar a dudas,tendra graves consecuencias para todos los hombres.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    15/82

    15

    Atenas

    Plope se preparaba para su entrenamiento en el gimnasio. Se desnudcompletamente, despojndose incluso de su colgante. Muy rara vez se loquitaba, era el smbolo comn del dios mensajero Hermes, un bculo con dosserpientes entrelazadas y una punta alada. Lo guard con cuidado junto a su

    ropa. Comenz a estirar su cuerpo para calentar. A pesar de su corta de edadde doce aos ya posea un cuerpo, que aunque delgado era atltico.

    Sali de los vestidores y se dirigi al saln exterior. Practicara el tiro delanza, una de sus actividades favoritas, adems de la natacin. Buscaba con sumirada a su to Filcrates, era con l quien practicara. Sin xito, solo logrdivisar a Antlcidas, un joven amigo de su misma edad. Se acerc hacia l y loabraz con cario.

    _ Ha pasado mucho tiempo, Plope, que no te vea por el Liceo._ losalud el joven amigo con sorpresa.

    _ Es cierto, he tenido que mantenerme en secreto. Sabes cmo ha sidomantener la cabeza gacha por mucho tiempo. Extrao a mis padres, a mifamilia y a mis esclavos. Mi to es la nica compaa que me queda._ En surostro se notaba la nostalgia de sus das pasados. Agarr con fuerza la lanza yla arroj lo ms lejos que pudo, clavndose en la arena a lo lejos. Mir aAntlcidas a los ojos y luego sonri.

    _ Por suerte Eufronio no ha hecho hincapi en buscarte, porque aunquetu to sea muy habilidoso, te encontrara si se lo propusiera.

    _ Lo s. Pero no pienso en eso, dudo que se preocupe por atrapar a unnio. Creo que mi tio supone mayor amenaza que yo, pero muchos lo creenmuerto despus de que ocuparon la ciudad. Lo nico que me importa en este

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    16/82

    16

    momento es que mi padre regrese a casa. Pero ya no hablemos del tema ypractiquemos._ palme la espalda de su amigo y le dio una lanza para que laarrojara. Antlcidas asinti y se prepar para lanzarla.

    Los muchachos siguieron practicando por un largo tiempo. Plope sediverta como en tiempos pasados, sus das presentes venan cargados deamargura y aoranza. Mantener un perfil bajo en la ciudad era algo difcil,sobre todo por su gran temperamento. Su to le haba enseado varias cosassobre la vida, era un gran pensador, un hombre sabio que cumpla el rol de unpadre. Pero no lo era, su padre se encontraba a miles de leguas de Atenas, enla ciudad de Minos en la isla de Creta, junto con gran parte de su familia.Deseaba que regresaran pronto a casa, pero eso significaba entablar una luchacon el tebano Eufronio, el usurpador del trono ateniense. Saba que su padre

    Jasn tratara de recobrar el control de la ciudad. Su familia podra salir heridao en su peor caso morir masacrada por el actual tirano.

    Su mente se nublaba cada vez que estos pensamientos lo inundaban. Sisu padre Jasn era derrotado, sera l quien debera recuperar el poder. Unusurpador tebano, no poda sentarse en el poder tranquilamente y escapar delcastigo. Deba ser fuerte, porque frente a l se acercaba una gran lucha. Aveces por su cabeza cruzaba la idea de huir a Creta junto a su to y allencontrar a su familia.

    Ya haca dos aos que se haban marchado, cuando Atenas cay frenteal ejrcito de Tebas y muchas familias huyeron hacia otras polis temiendo porsu seguridad. Nctimo, el gran nuevo rey que haba surgido desde las tierras deBeocia, someta bajo su yugo a gran parte de toda la Helade y Atenas no serala excepcin. Envi a uno de sus mejores comandantes, Eufronio para tomar eltica, logrndolo con xito.

    Pero Eufronio fue pacifico, ocup el poder sin derramar sangre. Jasnfue exiliado, sin antes dejar a su hijo al cuidado de su hermano. El da antes demarcharse, se present frente a Plope y le orden quedarse, era su deber quecreciera en Atenas, no poda criarse en otra polis que no fuera esta. Elmuchacho no lograba comprenderlo y su padre le explic que algn da loentendera, pero que deba quedarse por su bien y el del futuro de su linaje.Plope asinti, aunque le costara aceptarlo, nunca desobedeca a su padre. Con

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    17/82

    17

    lgrimas es sus ojos, se despidi, esperando que algn da su padre regresara yse reencontrara con l.

    Dos aos haban transcurrido ya desde ese momento. A pesar de la gratacompaa de su to Filcrates, senta un fuerte pesar en su interior. Sus dastranscurran en el entrenamiento, quera ser un fuerte guerrero, un digno hroecomo Aquiles, pero frente a l se estrechaba un largo camino. No habatiempo para flaquezas, si este deba ser su camino, lo cruzara. Los dioses loayudaran a hacer justicia, de eso no tena duda.

    Antlcidas coloc su mano sobre el hombro de Plope, que reaccion alinstante. Su mirada que haba estado perdida, se concentr en la de su amigo.Tom otra lanza e intent arrojarla lo ms lejos que pudo, pero a diferencia de

    la anterior, apenas alcanz los pocos metros._No te preocupes amigo, es muy extrao que falles, mientras que yo

    apenas llego a la mitad de la distancia que tu alcanzas.

    _ Es cierto_ dijo Plope sonriendo, luego le peg a su amigo en seal dejuego y sali corriendo. Antlcidas lo sigui enseguida, persiguindolo por lospasillos del Liceo, sin lograr alcanzarlo.

    Mientras corran, el joven Plope, al ver hacia atrs, se tropez con

    alguien. Era un anciano que cay al suelo junto con el nio. Antlcidaspreocupado trat de ayudar a levantar al viejo, mientras que otro hombre quepareca acompaarlo, ayudaba a Plope. En cuento vio quien era se horroriz,ya que la persona con la que se haba tropezado era su to. Los muchachos sedisculparon al instante. Filcrates los mir con seriedad sin decir nada, elsilencio fue interrumpido por la carcajada del hombre que lo acompaaba, unsujeto que pareca de unos cincuenta aos, tena una abundante barba y unacabellera ondulada de un color castao pintada de unas cuantas canas. Los

    mir a ambos y extendi sus manos sobre los hombros de cada uno.

    _ Recuerdo cuando tena su edad, sola hacer lo mismo con misamantes. Es un lazo muy especial._ dijo esto mirando fijamente a Plope _ esun lazo que te permite superar muchas cosas y te ayuda a dejar ir lo que hasperdido._ Los jvenes parecan desconcertados.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    18/82

    18

    _ Aun as deben aprender a comportarse, correr de esa forma por lospasillos no es propio de su edad._ Filcrates dijo esto con suma frialdad.

    _Lo siento to, tienes toda la razn. Prometo comportarme._ Su toasinti, aprobando su palabra.

    _Yo no me he presentado, soy Laodamante, un viejo amigo de tu to. Hevenido desde Maratn para hablar contigo y es de suma importancia que seade forma discreta._ Dijo esto dirigiendo su mirada al joven Antlcidas,

    Plope se dirigi hacia su joven amigo. Le dijo que se veran pronto,pero que ahora deba atender asuntos importantes. A pesar de sus cortasedades, ambos eran consientes de lo que suceda y lo que deban dejar atrs.Lo despidi con un abrazo y luego se dirigi hacia los dos hombres. Los tressalieron del Liceo y se dirigieron al interior de la ciudad, al barrio de Adriano,en la nueva Atenas. Plope se encontraba desconcertado sobre quin era estesujeto y qu era lo que deseaba, pero decidi seguirlo pues confiaba en su to ysus decisiones.

    Fueron hacia una taberna que pareca clandestina. En cuanto entraron, elmuchacho se sinti preocupado, haba mercenarios y muchos metecos,extranjeros no helenos, que dirigieron su mirada hacia l en cuanto entr.

    Observ a su to, esperando alguna respuesta o comentario, pero su seriedad ysilencio no redujeron en ningn momento.

    Entraron a un cuarto al costado del tabernero. Laodamante, lo saludamistosamente y le entreg una pequea bolsa, seguramente llena de monedas.Cuando entraron apenas se poda ver algo, la luz difcilmente pasaba por unapequea ventana. Un hombre que se encontraba sentado frente a una pequeamesa redonda, prendi una vela. Su rostro se distingua parcialmente, seencontraba encapuchado y con la mirada gacha. Observaba el pequeo fulgor

    de la vela, sin percatarse de la entrada de las tres personas. Los dos adultos sesentaron en los asientos que haba alrededor de la mesa, Plope se quedo depie observando al hombre misterioso.

    _No tengas miedo nio, si de algo debes estar seguro es que estoy de tuparte.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    19/82

    19

    _ Quin eres? _ Plope mantuvo un tono fuerte y decido al preguntaresto.

    _ Soy un general hoplita. Serv a tu padre antes de su derrota. CuandoEufronio ofreci amnista a los hombres que se rindieron, por ordenes de tupadre, fui uno de los que acept. Ahora formo parte de la escolta del rey.

    _ Y por qu no ests con mi padre? El necesita toda la ayuda necesariapara poder volver. Eres un traidor seguramente. _ Su mirada cambibruscamente.

    _No lo soy, aunque admito que me gustara estar con tu padre en Cretasirviendo, se me ha ordenado tu proteccin y tu entrenamiento._ el hombre sepuso de pie, se saco el manto que lo cubra. _ Yo Fidn, hijo deAnaximandro, prometo servirte, hasta que las moiras corten mis hados o hastaque sea tu decisin el dejar de hacerlo._ dijo esto y se inclino ante Plope.

    Era un muchacho sumamente apuesto, de unos veintids aos con unacabellera castaa y unos ojos oscuros. Era alto y posea un cuerpo atltico. Loque ms le llam la atencin a Plope es el collar que colgaba del hoplita en elmomento que se inclin, un medalln dorado con la figura de un bho conojos grandes.

    Su to le recomend que confiara en l, era uno de los mejores soldadosde los cuales dispona su padre y hara un buen trabajo entrenndolomilitarmente, aunque Filcrates seguira instruyndolo con respecto a lafilosofa. Tambin agreg que los entrenamientos deberan mantenerse en lamayor clandestinidad posible, en lo cual todos estuvieron de acuerdo.

    Plope se encontraba sumamente entusiasmado, pronto podra servir asu padre y prepararse con uno de sus mejores generales lo aceraba a esedestino. Debera comprobar ahora si tal reputacin le preceda.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    20/82

    20

    Sicilia

    La ciudad de Agrigento se regodeaba por la luz radiante del sol. Un dacalmo, claro y fresco. El mar golpeaba sobre las costas y los barcos circulabancon calma por la zona. Sobre un bajo acantilado, una joven miraba alhorizonte, hacia el lejano y extenso oriente. El viento soplaba su cabelleracolor avellana y su vestido blanco que se ondeaba velozmente. En su cuellocolgaba una cadena de plata con el smbolo de una lira sobre dos laureles. Sus

    ojos pardos ser perdan en la profundidad de su ser.

    Detrs de ella se acerc una de sus esclavas y se arrodillo frente a ella.La joven segua mirando hacia oriente sin prestar atencin a la recin llegada.

    _ Mi seora, vuestro padre solicita su presencia.

    _ Te coment acaso cules eran sus deseos?_ En ningn momento lajoven mir a la esclava.

    _ No mi seora._ la esclava titubeaba, temiendo la respuesta.

    _Vete, dile a mi padre que estar en unos momentos. Deseo quedarmeaqu un poco ms.

    La esclava asinti y luego se retir. Dafne segua concentrada con sumirada fija. Esperaba algo aunque aun no supiera qu, pero por alguna raznsu corazn le indicaba que permaneciera all. Su vida se encontraba estancada,senta un gran vaco en su interior estos ltimos meses. Era la nica hija del

    tirano Clitneo, que aunque l la amara profundamente siempre haba deseadoque ella fuese varn. Despus del nacimiento de Dafne, jams pudo tener otroshijos. Algunos decan que era un castigo de los dioses. Ella nunca lo habaentendido, aunque deseaba tener un hermano y no cargar con el paso querecaa sobre ella, por ms egosta que sonara este pensamiento.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    21/82

    21

    Era una princesa, era su deber ser fuerte ante todo, pero temer erainevitable. Su miedo recaa en casarse. Su padre haba arreglado unmatrimonio con un joven aristcrata latino. Los aires de guerra se respirabanen Sicilia, una fuerte Siracusa se levantaba al noroeste, peligrando cada vez

    ms la frgil paz. Aunque no lo quisiera, deba aceptar las condiciones de supadre y sobre todo de su pueblo.

    Un fuerte punzn se sinti sobre su pecho, mir hacia el cielo despejadoy esper una respuesta. Qu quieren de mi, mis queridos dioses? Sepreguntaba. No logr respuesta alguna, baj su mirada y suspir, luego tomsu collar y lo apret con fuerza. Se prepar para descender del acantilado,cuando observ un objeto extrao llegar a las costas. Rpidamente baj,teniendo cuidado de no resbalarse. Cuando sus pies se posaron sobre la arena,

    se acerc a lo que pareca un hombre cubierto de algas sobre una maderaputrefacta. Se acerc a l y trat de percatarse si se encontraba vivo. Lo cubrauna capa negra, le quit las algas que lo cubran y se dio cuenta que respiraba.

    Sera prudente llevrselo a su padre, se preguntaba. Tal vez no lo sea, elmuchacho no pareca provenir de Italia, tena un aspecto extranjero y por suvestimenta deba ser espartano. Si haba alguna clase de helenos a los queodiaba Clitneo, eran los espartanos, su sed de guerra y su fuertetemperamento no eran bien vistos. Tal vez lo mejor sera ocultarlo, por lo querecord una cueva oculta en la costa. Seguramente all nadie lo encontrara,hasta que recobre sus fuerzas. Lo arrastr hasta all, por suerte no seencontraba lejos, pues cargaba con un gran peso.

    La cueva se encontraba tal cual como la recordaba, sobre sus muros sevean los dibujos de antiguos hroes. Aquiles clavado con una lanza en sutaln, Heracles cortando la cabeza de la Hidra o Edipo con sus manoscubiertas de sangre y sus ojos arrancados. Lo coloc sobre una piedra y le

    quit la mayor cantidad de ropa mojada que pudo. Sinti su cuerpo fro,empez a temer que no sobrevivira. Tuvo una idea, as que se quit suvestido, quedando su cuerpo desnudo. Se acost junto al muchacho y loabraz, esperando poder calentar su cuerpo. Mir su rostro y se percat de queera un hombre sumamente bello, con unos rizos oscuros y una delgada nariz,un fuerte mentn y una suave piel clara.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    22/82

    22

    Comenz a preocuparse que su esclava fuera en su bsqueda, as que sepuso de pie, se visti y se march de la cueva. Volvera, traera mantas y ropapara el muchacho. Tema que se despertara, pero aun as segua sus impulsos.Cruz la playa y se dirigi a la ciudad, en el camino se encontr con su

    esclava.

    _Mi seora, su padre solicita su presencia inmediatamente. Tem porusted cuando no la encontr.

    _ No te preocupes Amiclas, me retras por unos momentos, luego teexplicar. Por el momento te orden que vayas a buscar mantas y prendas deropa masculina y ve hacia el lugar donde nos encontrbamos. Se discreta,nadie debe enterarse.

    _ Lo comprendo mi seora y cumplir._ Rpidamente se dirigi hacia elpalacio.

    Dafne sigui su camino. Saba que su padre se encontraba en losjardines del palacio, siempre estaba all cuando deseaba hablar con ella, era unlugar bello y relajante en el que normalmente se deleitaban con sus frutasfrescas y los perfumes de las flores de verano. Las fuentes fluan con susaguas claras y el sol iluminaba las coloridas flores.

    En la entrada de la ciudad, se encontr con dos hoplitas que labuscaban. Rpidamente la escoltaron al jardn del palacio. Su padre seencontraba all, de pie junto a un duraznero, contemplando las frutas. Era unhombre alto, con una larga barba gris y unos ojos oscuros como el carbn.Pareca no haberse percatado de su presencia, pero le habl, sin mirar atrs.

    _Estaba preocupado por ti, hija ma.

    _Lo siento padre, no me percat del transcurrir del tiempo.

    _ No debes preocuparme as, los dioses saben el valor que tienes param. Somos la sangre de Apolo y la sensatez y la sabidura vienen primero, esolo sabes._ El tono de su padre continuaba relajado y tranquilo.

    _Lo s padre.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    23/82

    23

    _ Maana viajar a Siracusa, tengo asuntos que atender all. Temo, queuna guerra se acerca. Debo encomendarte, que ayudes a tu madre a proteger laciudad, los aristcratas se encargaran del resto._ Hizo una pausa, tom uno delos duraznos del duraznero y se le dio a Dafne, la mir fijamente y le sonri_

    A mi regreso, organizaremos tu matrimonio con Epiro, tiene un largo viajedesde Salme, as que hay tiempo para organizar los votos.

    _Lo entiendo padre._ Se reverenci frente a su padre.

    _Puedes retirarte Dafne, nos veremos en el banquete.

    Dafne asinti y luego se march. Inmediatamente regres a la orilla, allugar donde haba estado anteriormente. Se encontr con Amiclas, que laesperaba impaciente, en sus brazos cargaba mantas y algo de ropa. La joven lagui a la esclava hacia la cueva, se senta sumamente desorientada sobre loque estaba sucediendo. En cuanto entraron, se encontraron con el jovennaufrago recostado sobre una piedra. Dafne tom las ropas, desvisti almuchacho y lo abrig con las ropas secas.

    Le orden a la esclava que trajera un poco de madera para hacer unafogata. El calor seguramente despertara al joven. Amiclas fueinmediatamente, ella se qued junto a l. Suavemente acarici su cabello

    quin eres? se preguntaba en su interior, qu hara un espartano en costascomo estas. Los espartanos se encontraban debilitados frente a una Tebas cadavez ms fuerte, lejos haban quedado las canciones y leyendas sobre losgrandes hroes espartanos y sus grandes proezas, los fuertes guerreros de Aresque haban hecho temblar al mismsimo Olimpo.

    Amiclas encendi el fuego y Dafne acerc al muchacho a este. Derepente, el joven comenz a toser, su cuerpo se encontraba ms clido. Susojos se abrieron y desorientado observ el lugar, tratando de darse cuenta en

    donde se encontraba. Mir primero a la esclava y luego pos su mirada enDafne.

    _ Quin eres t mi seora y dnde estoy?_ El muchacho parecacalmado.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    24/82

    24

    _ Soy Dafne, hija del tirano Clitneo, amo de la ciudad de Agrigento yportadora de la sangre del dios Apolo. No temas.

    _ Disculpe mi descortesa mi seora, me encuentro desorientado.Acaso estoy en Sicilia?

    _ Si, te encontr sobre un tronco a orillas del mar.

    _ Entiendo. Mi nombre es Plinio y soy un hombre nacido de las tierrasde Lacedemonia._ Su voz tembl al decir su procedencia, tal vez preocupadopor desconocer la relacin entre ambas polis. _ No puedo recordar mucho. Loltimo que recuerdo fue que me convert en esclavo de un grupo de persas enBeocia.

    _ No te mentir, mi padre no es partidario de los espartanos, as que temantendr aqu hasta que sea seguro presentarte. De todos modos, mi padreviajara dentro de poco y podrs ser mi husped.

    _ Se lo agradezco mi seora, que Hestia os honre con su gracia. _Guard un breve silencio y observ su rostro_ Permtame decir tambin que esla mujer ms bella que he conocido, debe ser hija de la misma Afrodita._Dafne sonri.

    _ Debo marcharme, tengo un banquete con mi padre, al cual no debofaltar. Amiclas, mi esclava le traer comida dentro de unas horas. Procure nosalir de la cueva, su salud es delicada.

    _ De acuerdo. Aunque no deseo causarle molestias.

    _ No lo es, mi linaje siempre se ha caracterizado por su hospitalidad.Deseas algo ms?

    _ Antes que se marche_Plinio mantuvo un silencio incomodo._

    Quisiera preguntarle, por qu su padre disgusta de los espartanos._ Dafnesuspir.

    _ No hace muchos aos que los espartanos tomaron partido en la guerrade Sicilia, formaron parte del bando de Siracusa y arrasaron a los pueblos del

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    25/82

    25

    este. Si no hubiese sido por los tebanos, seguramente Agrigento hubieseardido bajo las llamas, ni los dioses podan protegernos.

    _ Lo siento mi seora. Aunque sea espartano, siempre fui un nmade,desde nio._ Dafne lo interrumpi cortsmente.

    _Ya habr tiempo para hablar de nuestros pasados, ahora debomarcharme. Mi padre se preocupar si no asisto.

    Se despidi del muchacho y le orden a la esclava su proteccin.Rpidamente se march de la cueva y se dirigi al banquete en el palacio.Primero se dirigi hacia el resto de sus esclavas para vestirse apropiadamente.Luca bella, con un vestido rojizo y abundantes joyas, su cabello recogido y sudiscreto maquillaje. Para el momento en que llego, abundante gente seencontraba bebiendo vino y deleitndose con frutas frescas. El sonido de lasflautas inundaba al saln. Su padre la mir desde el extremo de la mesa y lesonri.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    26/82

    26

    Lesbos

    El joven Anteo se encontraba rumbo al norte, de pie junto a la proa. Elviento soplaba a su favor y el barco surcaba el Egeo con gran rapidez. Sucabello rubio y ondulado se mova con la brisa junto a su collar con el smbolode un corazn alado. Su belleza y bravura eran la envidia de cualquier hoplita.Posea un fornido cuerpo y una mirada profunda como el ocano. Vesta unquitn azul de lino, que apenas cubra la parte superior de su cuerpo. En su

    espalda cargaba con un carcaj de flechas y en su cinturn llevaba su xiphos, suespada de hierro con un mango de marfil.

    Los remeros mantenan su ritmo acelerado y el barco se mova conprisa, adornado con colores rojos y unos ojos azules en la proa, extenda susvelas al viento. El norte era su destino, la polis de Mitilene en la isla de Lesboslos aguardaba con impaciencia. Anteo de diecisiete aos deba llegarrpidamente a su hogar. La reciente noticia de la muerte de su padre le haba

    llegado a sus odos. Su visita a Creta se haba visto frustrada al enterarse de lasmalas nuevas. Su arribo deba perpetrarse cuanto antes, su poder como regenteestaba en juego. Era el nico heredero, todos sus hermanos haban muerto amanos de los persas. Su padre rein como tirano por ms de cincuentaprsperos aos, por lo que recaa sobre l una gran responsabilidad. Su madrese encontraba sola en Mitilene, tratando de disminuir las disputas queseguramente haban empezado a surgir entre los aristcratas.

    Lesbos era una isla pacifica., distanciada de los problemas en la Magna

    Grecia. Solo la punzada persa provocaba su ira, pero los persas haca tiempoque haban sido derrotados, ahora solo quedaban las disputas entre los altosseores ansiosos de poder, deseosos de llevar a sus pueblos a las mximas dela gloria. Pero a ellos ya no les importaba, lejos haban quedado las cancionessobre los hroes lsbicos. Solo exista la paz y la tranquilidad, el silencio

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    27/82

    27

    otorgado por los dioses. Aunque Anteo saba que tarde o temprano llegaranlas penurias que corrompan la paz.

    Los vientos se apaciguaron, las olas reposaron y el silencio cubri elmar. El sol comenz a cubrirse y el cielo se oscureci rpidamente. Losmarineros se encontraban desorientados. Anteo orden amarrar las velas einst a los remeros a remar ms fuerte. La lluvia comenz a caer rpidamentey los vientos se embravecieron. De repente el barco golpeaba las olas conferocidad, tratando de evitar ser hundido. Anteo estaba preocupado, saba queesta tormenta era obra de los dioses. Si Poseidn no lo dejaba llegar a sudestino, por Afrodita que luchara en el intento.

    El mar agitado golpeaba con fuerza la embarcacin. Los tripulantes,

    empapados, teman por sus vidas. Perciban la presencia de una fuerza divinaen las cercanas. Anteo lo saba y comenz a preocuparse. Pero sussentimientos se vieron apaciguados, cuando un ave colorida se pos sobre elmstil. Era sumamente pintoresca, adornaba plumas de diversos colores, rojo,lila, azul y amarillo lo vestan. Los ojos del ave se posaron en Anteo, l nocomprenda lo que suceda, pero un instinto en su interior comenz adespertarse. El pjaro se pos en su hombro y luego se dirigi al oeste,manteniendo una distancia cercana al barco. Anteo orden inmediatamentedirigirse en esa direccin, siguiendo al ave.

    Con dificultad, el barco vir en esa direccin. Las olas seguangolpeando y los remos luchaban con el mar para poder surcarlo. Tras unoscuantos minutos de fuerte lucha, Anteo comenz a divisar tierra. Una pequeaisla se encontraba cerca. Los marineros respiraron con alivio, pues haban sidosalvados. El joven prncipe sabia que esto no haba sido por casualidad, tomosu collar y apret fuertemente su medalln. Las palabras Gracias mi seora

    Afrodita por guiarme surgieron de su cabeza. Mir a los cielos tratando de

    divisar al pjaro que los haba guiado, pero se haba esfumado junto a latormenta.

    El barco arrib en las orillas de la pequea isla. Las nubes habancomenzado a marcharse. Anteo y los tripulantes descendieron del barco,posteriormente bajaron los esclavos remeros, que agradecan a los dioses porhaberlos salvado. Comenzaron a organizar un campamento, para aguardar

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    28/82

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    29/82

    29

    obtener en estos ltimos aos. Forbas se acerc a l, al ver que su prncipe sehaba perdido en sus propios pensamientos.

    _ No te preocupes Anteo, maana a primera hora emprenderemos lamarcha y llegaremos a Lesbos con gran rapidez.

    _ Temo por mi madre y mis hermanas. No confo en los aristcratas,hace aos que ansiaban la muerte de mi padre.

    _ Aunque tu padre haya muerto, ests t para tomar su lugar.

    _ Eso lo saben, y confan en que fracase en mi tarea. Creen que soydbil y por qu no creerlo, nunca fui a la guerra como mis hermanos. Todosmurieron defendiendo no solo su hogar si no la propia raza helena.

    _ Y todos murieron en la lucha.

    _ Y murieron con honor, como hroes de Lesbos. Yo era muy pequeopara formar parte de la guerra. Mi padre lo saba, l saba que arriesgaba lavida de sus hijos.

    _Tu padre no envi a tus hermanos a una muerte segura. Hicieron loque t hubieses hecho si tuvieses su edad. Todos temamos terminar comoesclavos de los persas. Si algo nos caracteriza es nuestra libertad. Tus

    hermanos, Laques y Trasmaco no pudieron escapar a su destino. T eras elque estaba destinado a gobernar, t eres el verdadero regente de Lesbos ytarde o temprano te llegar tu hora de gloria.

    _ Por los dioses que me encargar de que as sea._ Anteo tom sumedalln y lo apret con fuerza.

    _ Tus hombres te idolatran y te seguirn hasta la muerte.

    Anteo asinti y luego mir a los cielos. Contempl la luna llenaextenderse a lo ancho de la noche. Luego pos sus ojos al ocano, cuyogolpeaba suavemente las arenas de la orilla. Se emprendi a caminar por laplaya, le dijo a sus hoplitas que deseaba ir solo. Deambular por la noche haciadescansar su mente, aclaraba su pensamientos. A medida que se alejaba delcampamento, recordaba las largas platicas con su madre durante la luna llena.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    30/82

    30

    Los relatos sobre hroes como Aquiles, Odiseo, Prometeo, Heracles, entreotros tantos. Y cuentos extraos, que desconoca su veracidad, su madre solaexagerar en diversos asuntos y este seguro era el caso. Segn ella, un da deluna llena, mientras su esposo marchaba a la guerra, se le present ante ella un

    joven extrao en el jardn del palacio. Rubio, de ojos color azul como el mar,de muy cercana apariencia a la de Anteo. El muchacho estaba herido en subrazo izquierdo. La mujer lo llevo a un lugar seguro, llam a las curanderas ytrataron de curarle la herida. l no pronunciaba palabra alguna, parecadesorientado y con mucho temor. Pero aun as, poda expresarse a travs de sumirada, por ms extrao que sonara. La madre de Anteo lo comprendaperfectamente. Transcurrieron dos das, y la mujer encontr en el jardn dondehaba hallado al muchacho, un carcaj lleno de flechas extraas. Las recogi,

    pero en el momento en que las tom, se lastim con la punta de una. Ella sedesmay al instante, cuando su mundo pareci nublarse por completo. Trasdespertar se encontr en sus aposentos y a su lado se encontraba el muchachoparado frente a ella. Se sorprendi y a la vez sinti temor. l la mirabafijamente, se encontraba desnudo, as como ella tambin cubierta por lassabanas. Luego pos su mirada hacia el cielo, de su espalda surgieron dosenormes alas blancas, volvi a dirigir su mirada a la madre de Anteo y luegodesapareci de la nada. Solo la luna haba sido testigo de aquello.

    Segn su madre, Anteo era hijo del dios del amor. l siempre habanegado esta historia, pues desconfiaba de las palabras de su madre. Aunquedurante gran parte de su vida, sucesos extraos haban ocurrido a su alrededor,siempre protegido por la gracia de los dioses. El medalln que colgaba de sucuello con el smbolo del corazn alado, haba sido regalado por parte de sumadre, que segn ella lo haba encontrado la noche siguiente, en la que elmuchacho alado se haba marchado.

    Cuando se dio cuenta, se haba alejado bastante del campamento, casi

    no poda distinguir la luz de la fogata a lo lejos. En ese momento un malpresentimiento surgi en su interior. Un ruido extrao se oy hacia el interiordel bosque, el grito de una mujer y un extrao rugido parecan distinguirse.Anteo tom inmediatamente su arco y flecha y se prepar para hacer frente alo que sea que tuviera que enfrentar. Pero en el momento en que se encontrpreparado, todo fue interrumpido, cuando oy a lo lejos el grito de algunos de

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    31/82

    31

    sus hombres. Su mirada se dirigi al campamento y con gran rapidez seemprendi a correr Qu era lo que suceda en ese extrao lugar? Era lo quems lo desconcertaba y lo aterrorizaba. Sus hombres corran peligro y debaapresurarse para hacer algo.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    32/82

    32

    Atenas

    El leve resplandor de la luna iluminaba la piel blanca como la leche deSelene. Su mirada se perda en las estrellas. Se encontraba parada en el balcndel palacio, tras de s se encontraba su habitacin. Su esposo yaca recostadoen la cama roncando. Sus odos parecan no escucharlo. Su oscuro cabello lecubra sus hombros. Tap su cuerpo desnudo con un vestido de seda blanca,tom una vela, mir a su esposo dormir tranquilamente y luego se march dela habitacin.

    Los guardias la observaron marcharse, pero no le dieron importancia.Jams se preocupaban por su seguridad, la persona que realmente lesimportaba era Eufronio, su consorte, el actual tirano de Atenas. Los diosesmismos saban que la paz no durara mucho mientras l ocupase el poder. Peropara Selene sus temores reposaban en la maldicin que Hera haba lanzadohacia ella. Treinta y dos aos haban transcurrido desde su nacimiento y aunera incapaz de engendrar hijos. Un heredero al trono era vital para Eufronio,para la magna Tebas, para ella misma. Sus objetivos ya estaban trazados, solo

    deba transitarlos.

    Descendi las escaleras y se dirigi al saln principal del palacio.Necesitaba platicar con alguien. La noche pareca extenderse como nunca, elsol del amanecer pareca distante. Las voces de la muchedumbre en la polisateniense, estaban calladas. Ni siquiera la brisa de los vientos soplaba. Selenese encontraba en el saln principal del palacio. Frente a ella se encontraba eltrono donde su marido se sentaba. Tras de este, se erigan los lugares queocupaban los miembros del consejo. Largas horas de pltica y deliberacineran comunes en ese saln. Pero ese no era su lugar, sus labores y deberestranscurran en otros partes.

    A su lado, en las paredes se ilustraban largas historias. Hazaas deDioses, hroes y reyes del pasado. Cuentos que su madre le contaba en suniez, cuando se senta sola, cuando tema. Muchas historias venan a su

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    33/82

    33

    cabeza, hroes que destruan monstruos de los ms oscuros rincones deltrtaro, reyes maldecidos por los dioses por su grandeza, o las que ms legustaban, las de mujeres decididas, fuertes y audaces, que no dejaban quenada se les interpusiera en su camino. Esas historias la haban vuelto la mujer

    decidida que era.

    La historia que ms recordaba, era la de Harplice, hija de Harplico, unantiguo rey de Tracia. Su madre haba muerto en el parto, y su padre, en vezde buscar una nodriza para que la amamantara como era lo habitual en esoscasos, la aliment con leche de vaca y de yegua. Extraas son las formas quelos dioses tienen de hilar los destinos pens y sin embargo, todo tena unsentido. Al crecer la nia Harplico le dio una educacin masculina, pues lhaba querido que su hijo fuese varn para que lo sustituyera en el trono.

    Selene caminaba con sus pies descalzos, iluminada tan solo por una velaque llevaba en sus manos. Se acerc a uno de los pilares de mrmol tallados,que se encontraban en el palacio. Observ la figura de una mujer sobre uncaballo, con una lanza en su mano, pareca emitir un grito, por susexpresiones. Volvi a recordar a Harplice.

    Record como al crecer la nia, Harplico le dio una instruccinmasculina, pues l haba querido que su hijo fuese varn para que lo

    sustituyera en el trono. Selene hubiese deseado haber tenido cierta educacinas, olvidar los telares, el lavado de las prendas y los placeres sexualesobligados a perpetuarse. Pero lo que ms odiaba era ser la esposa de un tiranoy no poder darle hijos, qu era una mujer si no le poda dar descendencia a suesposo? La nica razn por la que Eufronio la conservaba era porconveniencias polticas. Si ella era su esposa, su hermano poda controlarTesalia. Su padre era uno de los principales nobles y su matrimonio valamucho. Tebas poda mantener un control tranquilo sobre la regin. Lejos

    haba quedado su padre, tratando de mantener la paz en las polis.Ella no creci como Harplice, no se comportaba como ella, como todas

    las muchachas, sino que lo haca como si fuera un varn. Desempeabacualquier oficio masculino, por rudo que fuese, peleaba a mano limpia oarmada con otros varones y participaba en las guerras que los tracios libraban

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    34/82

    34

    con los pueblos vecinos, o con los invasores que llegaban de distantes lugares.Ella era una mujer y deba comportarse como tal.

    Aun recordaba la historia, de cmo Harplice, gracias a sus cualidadesguerreras y a la gran fortaleza fsica que lleg a desarrollar, pudo salvar lavida de su padre durante una guerra con los getas, una tribu que perteneca a lamisma familia de los tracios, pero viva lejos, a orillas del ro Danubio. Ella nopudo salvar a su pueblo de la invasin tebana, ella era Selene, solo Selene.

    Cuando su memoria se aclar y record el final de la historia, susnimos se apagaron aun ms. Harplico fue derrocado del trono de Tracia ytuvo que huir, junto con Harplice, yendo a refugiarse en la espesura de losbosques. All padre e hija lograron sobrevivir gracias a que Harplice cazaba

    animales salvajes, o bajaba a las orillas del bosque para robar ganado de lagente que viva en los alrededores. Hasta que un da las vctimas de los robosde Harplice le pusieron una trampa, la capturaron y la mataron. Desconocael destino de su padre, pero siendo que ya era un anciano que no podasubsistir por s mismo, supona que habr perecido en el bosque no muchotiempo despus de la muerte de su hija.

    Su vela se consuma ms y ms, as que decidi regresar a la cama.Sali de la sala principal y se dirigi a sus aposentos. Antes de entrar a la

    habitacin, el guardia la detuvo, la observ unos instantes y luego la dejpasar. Selene se enfureci, si hubiese querido despertar a su esposo, hubiesehecho azotarlo, pero no lo hizo, decidi entrar rpidamente, sin decir palabraalguna. Eufronio segua durmiendo, la luz de la luna segua colndose por laventana, iluminando el cuarto con una tenue luz blanca.

    Se acost en su cama y trat de recordar su hogar. No fue posible,sueos de fuego y destruccin venan a su mente. Atenas arda bajo las llamas,una flota llegaba desde el sur con el smbolo de un tridente en sus velas. Derepente todo se volva oscuro y Selene se encontraba sola, en la cspide de laAcrpolis. Dos figuras aparecen a su lado, un hombre de cabello y barbaoscura como la noche, de gran belleza, junto a l, una mujer se acerca, decabello rojizo y ojos color avellana, le pareca familiar, pero no lograbareconocerla. Coloc su mano sobre el hombro de Selene y sinti como espinasque se clavaban en ella.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    35/82

    35

    El dolor la despert de inmediato. Mir a su alrededor y aun segua ensu habitacin. Pero se encontraba sola, Eufronio no estaba. Una de susesclavas entr de inmediato a sus aposentos.

    _ Mi seora, se encuentra bien?

    _ Si Pyla, ordena que preparen mi bao y el aceite. Deseo arreglarme loms rpido posible. Deseo ir al templo, as que dile a dos de los guardias quedeben escoltarme.

    _ Pero el templo de Hera se encuentra muy cerca mi seora.

    _Es al templo de Atenas al que deseo ir. A la Acrpolis.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    36/82

    36

    Sicilia

    La hmeda caverna estaba oscura. Se oa a lo lejos el golpear de las olasen la costa. Plinio no poda contemplar nada, hasta que alcanz a divisar unapequea luz que se acercaba. Era una antorcha cargada por una mujer, a sulado caminaba una muchacha. Eran Dafne y su sirvienta que haban llegado.Traan una canasta con comida. Plinio se puso de pie con esfuerzo, estabasobre una roca, cubierta en mantas.

    _ Has descansado bien?_ pregunt Dafne.

    _ Si mi seora, plcidamente. Le agradezco nuevamente todo lo que

    hace por m.

    _ No os preocupis. Te he trado algo de comida y un poco de vino.Amiclas se encargar de continuar curando tus heridas.

    La criada se acerc y le cambi los vendajes en el pecho, tena una granlastimadura en su espalda, que Amiclas cur con hierbas. Dafne sac lo quecontena la canasta, un trozo de pescado ahumado y una hogaza de pan. Lacoloc sobre una roca y una vez curadas las heridas de Plinio, este se acerc y

    comenz a comer. Dafne le sirvi una copa de vino y el muchacho leagradeci.

    _ Estabas hambriento_ le dijo Dafne al ver que coma con gran rapidez.

    _ Disculpe mis modales.

    _ Estamos en una caverna, en medio de la costa, lejos del palacio. Creoque cualquier tipo de modales podra reservarse para otro momento.

    _ Se lo agradezco. Cree que podramos salir unos segundos al airelibre?

    Dafne dud unos segundos, tema que algn guardia o esclavoanduviera cerca, pero antes de venir hacia ese lugar, vio que la gran mayorade la gente se encontraba en el palacio. Si se mantenan cerca, tal vez no sera

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    37/82

    37

    peligroso. Sera un gran escndalo si se la viera platicar con un extranjero,pero por un momento se olvid de esto y asinti.

    Ambos salieron de la caverna, seguidos por la criada de Dafne. Ella leorden que se quedara all, en la entrada, mientras se alejaban un poco por laplaya. Amiclas se neg al principio, temiendo por su seguridad, pero terminacatando sus rdenes.

    _ Dime Plineo cmo es que el destino te ha trado hasta aqu?

    _ La primera vez que nos encontramos no pude contarte sobre m, escierto. A veces el destino tiene manera extraas de obrar.

    _ Los Dioses a veces nos trazan caminos extraos.

    _ No s si los Dioses si quiera puedan trazar sus propios caminos, ascomo nosotros nos es difcil seguir un solo sendero o elegir entre varios._Dafne le dirigi una mirada extraa cuando oy estas palabras que surgieronde Plineo.

    _ Varios sabios discutiran contigo si te oyeran decir eso.

    _ He conocido varios sabios, pero pocos que admiten que poco saben.Mi maestro es el que me ha enseado que el mundo est lleno de sabidura,

    pero pocos que saben recolectarla. Hay que ensear a los hombres a cosecharlo que el mundo les ensea, ese es un verdadero sabio.

    Dafne pareca cautivada ante tales palabras, su vestido y cabello seondeaban con la brisa. Plineo observ su cuello delgado y delicado y lellamaba la atencin su collar que colgaba de l.

    _ Los espartanos somos bastante incomprendidos por el resto delmundo, sabes?_ Plineo mir a Dafne y le dirigi una sonrisa_ Somos ms

    que un pueblo guerrero, somos protectores de ideas. De ideas que tal vezalgn da cambien el mundo. Aunque sea un perieco en mi ciudad, unapersona de menor rango que un ciudadano que se encarga de las actividadesque no deseen hacer los que se hacen llamar as mismo los iguales. Soy unservidor de un sacerdote del templo de Ares. He dado mi vida a mi maestro y

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    38/82

    38

    l me ha enseado desde que era un nio. l me dijo que tiempos oscuros seaproximaban y ni que los dioses podran protegernos.

    Hace unos das me orden ir a Delfos, deba espiar a uno de los hoisoi.Deba escuchar todo lo que dijera y seguirlo a todas partes. Y eso hice, tomun caballo y me dirig hacia all. Lo segu como una sombra y el sujeto no sepercat de mi presencia, pero en el momento en que se reunieron para discutirun tema de extrema importancia fui descubierto, pero no sin antes or lainformacin que mi maestro necesitaba. Hu de inmediato, los guardias mealcanzaron e intentaron matarme, pero por extrao que suene, fui salvado porun grupo de persas. Ellos mataron a los guardias y me tomaron como suprisionero. Zarpamos al llegar al puerto ms cercano. Pero en el viaje, algoextrao sucedi. Los vientos dejaron de soplar y la marea se calm por

    completo. Un gran rayo rojo cay desde los cielos y el barco comenz aincendiarse. Ca al agua y me sub al trozo de madera ms grande que pudeencontrar. Y es as como he llegado hasta aqu mi seora.

    _ Pues larga travesa has pasado seor. No puedes negar que los diosesprotegen tu camino No es cierto?

    _ Pues eso parece, mi seora. Sobre todo me han guiado a la amablehospitalidad de una de dulce dama.

    Dafne se sonroj y luego mir en direccin al mar. El horizonte sedesdibuja en la lejana. El sol estaba en lo ms alto del cielo. Se alcanzaban aor el sonido de de las gaviotas que se acercaban a la costa. Pero una granduda cruz por su cabeza. Qu hacan un grupo de persas en tierras griegas?Aunque sea un grupo pequeo, no podra pasar desapercibido, ms si seencontraban armados.

    Aun no haba venido a este mundo cuando los persas haban destruido

    la mitad de Grecia. Pero las historias de su padre le haban bastado para temer.Una flota persa haba acabado con la gran mayora de la de su padre, hubiesenllegado a tierra si no hubiese sido por la alianza de los pueblos de occidente.Poco a poco haban sido devueltos a Oriente, pero aun as, deba preocuparse.Su padre ya sufra el paso del tiempo y aun no tena un verdadero herederovarn que lo supliera.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    39/82

    39

    _ Sucede algo, mi joven princesa?

    _ No Plineas, no te preocupes. Debo ir a la ciudad, no debo levantarsospechas.

    _ De acuerdo. Espero nos volvamos a ver rpidamente.

    _ Hablar con mi padre para tenerte como husped en el palacio. No tepreocupes ser discreta. Tengo una idea.

    El muchacho acept. Tras regresar a la cueva y Dafne encontrarse consu esclava, la joven regres al palacio rpidamente.

    Para su sorpresa, haba mucha gente en la entrada de la ciudad, un grantumulto que iba y vena con rapidez. Soldados se preparaban para una largamarcha, generales que daban ordenes, carretas que llevaban provisiones.Dafne se preguntaba que suceda y comenz a preocuparse. Fue entonces quese encontr con su padre, con su armadura puesta, montado a caballo. Siempredemostraba su majestuosidad y bravura, a pesar de sus largos aos.

    _ Padre qu sucede?

    _ Dafne, qu haces aqu? Debo marcharme rpidamente hija.Partiremos a Eryx, para establecer una alianza. Hemos odo noticias de que

    Siracusa ensancha sus filas con la ayuda de los itlicos. No seremos menos allado de esas escorias.

    _ Pero y la ciudad? No quedar desprotegida ante los siracusanos?

    _ No te preocupes querida, dejar suficientes hombres para que puedandefender la ciudad. No nos iremos por mucho tiempo.

    _ Ten cuidado padre_ Dafne senta un mal presentimiento. El miedo al

    ataque de Siracusa, el saber que los persas rondaban las tierras griegas. Nohaba heredero alguno al trono. Solo ella quien se responsabilizara del pueblosi su padre mora. Deba casarse cuanto antes.

    _ Tu futuro esposo llegar alrededor de dos semanas. Debo haber vueltopara ese entonces. Las cortesanas te darn las instrucciones correspondientes.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    40/82

    40

    _ De acuerdo. Te esperar padre y me encargar de proteger la ciudaden tu ausencia.

    _ Confo en ti hija. Hazle caso a los consejeros._ El rey bes su mano yempez su cabalgata fuera de la ciudad. El ejrcito que lo acompaaba eramuy numeroso. Dafne comenz a temer que su padre no hubiese dejado loshombres suficientes para proteger la ciudad.

    Pero sus pensamientos comenzaron a girar en otros asuntos, debaprepararse para su casamiento. Aunque en su mente se dibujaba el retrato deljoven que haba encontrado en la costa, aun no lograba entender porque sentatanto agrado al pensar en l, en disfrutar su compaa. Pero el deber vena antetodo sentimiento. Ahora deba encargarse de traerlo al palacio. Si los dioses

    eran injustos, pues que as lo sean.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    41/82

    41

    Atenas

    Helios trajo la luz del Sol, dejando detrs la noche callada en Atenas.

    Laodamante observaba desde el monte Licabeto, como la ciudad se baababajo un da nuevo. Tras de s haba quedado una noche alumbrada por la lunallena. La diosa Selene haba regodeado a Atenas con su blanca luz. Tras de sioa los choques de espada y escudo de Fidn y de Plope, que entrenabanduramente. El joven aprenda rpido, nadie poda negar sus habilidades, peroFidn era un buen maestro, un soldado idneo para entrenar a tan ilustrealumno. A su lado se acerc Filcrates, quien contempl la ciudad junto a l.

    _ Dicen que la luz de la maana esclarece hasta los ms oscurospensamientos.

    _ Pues quien lo dice, no debe tener tan oscuros pensamientos. Puesiluminar los mos es una tarea extenuante.

    _ Somos sofistas, nuestro oficio es buscar la sabidura, iluminar laverdad.

    _ Lo es Filcrates? Mis sueos presagian una larga noche. Aires de

    cambio se acercan para los sofistas._ Laodamante acariciaba su medallndorado con la figura del sol, mientras hablaba._ Hace tiempo que ya noestamos en movimiento, es nuestro trabajo seguir transmitiendo nuestroconocimientos, solo s que mi destino es incierto.

    _ Solo son sueos, no les prestes atencin

    _ Y hacer caso omiso a las visiones que Apolo me ha mandado? Puesno lo creo mi querido amigo.

    _Sabes que nuestro lugar es aqu, junto al hijo de Jasn.

    _ Ese es tu lugar Filcrates. Eres t el encargado de esta tarea. Yo debopartir.

    _ Me abandonars? Atenas es un lugar peligroso, repleta de genteembustera y ambiciosa. Adems de mi sobrino, t eres la nica persona en la

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    42/82

    42

    que confo. _Filcrates puso su mano sobre el hombro de Laodamente._Adems, adnde planeas ir con tanta urgencia?

    _ Debo ir a Rodas, necesito respuestas a inquietudes que no me dejanconciliar el sueo._ Filcrates quit su mano y mir hacia la ciudad deAtenas._ Tu sabes que debo ir.

    _Lo s, y no planeo detenerte.

    _Debes proteger al muchacho con tu vida si es necesario. Regresar, loprometo, pero debes encargarte de que Plope siga con vida. Eso esindispensable.

    _ Lo prometo, por Zeus que me encargar de su seguridad.

    _Ambos sabemos que a Zeus no es por quien tenemos que velar en estosmomentos._ Laodamante se dio vuelta y observ al muchacho mientrasentrenaba.

    Posea una gran agilidad, pero aun as le faltaba mucho por aprender.Fidn orden hacer una pausa. Tiraron los escudos y las armas a un lado, y seacercaron a los ancianos. Plope pareci percatarse de que suceda algoextrao al observar los rostros preocupados. Pero Laodamante no le dio

    importancia, a pesar de su corta edad, era muy astuto._ Sucede algo to?_ pregunt el muchacho.

    _ Quieres que demos un paseo, joven Plope?_ Al decir esto,Laodamante indic a Fidn que se marchara, l asinti y se retir al instante.

    _ De acuerdo, si mi to nos acompaa.

    _ Tengo asuntos que atender en la ciudad, pero regresar en unas

    horas._ Filocrates le gui el ojo a su sobrino.Ambos, el sofista y el hijo del tirano, quedaron solos. Tras de s se

    extenda un espeso bosque, caminaron hacia la sombra de los arboles sin decirpalabra alguna. El muchacho pareca cansado, por lo que mantuvieron un pasolento. El calor de los rayos del sol del verano comenz a sentirse. Plope tomun sorbo de agua de su saco.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    43/82

    43

    _ El parecido con tu padre aun me sigue sorprendiendo._ aunque eracierto, sus ojos transmitan algo extrao, algo que ni Jasn poda transmitir

    _Lo extrao, lamento haberme quedado aqu, deb haberme marchadocon l.

    _ Era tu destino quedarte. Tu padre est juntando un ejrcito en Cnosos,pronto estar listo para regresar y retomar la tica.

    _ Mi destino? Pues lo traz l mismo cuando decidi marcharse yentreg la ciudad.

    _ Los dioses a veces tienen manera extraa de trazar nuestros destinos,debemos transitarlo con paso seguro, sin mirar atrs.

    _Pues me parece injusto. Somos nosotros quienes deberamos tomar lasriendas. Si ellos son los que trazan nuestros caminos, quines son ellos paratrazar los suyos._ Laodamante se desoncert por un momento, no supo queresponder, el muchacho lo mir a los ojos y continu hablando_ Quieroretomar el tica y devolverle su esplendor, pero no por los hilos divinos, sinopor la hazaa como hroes mortales.

    _Has perdido tu inocencia de la niez, Plope. Todos queremos que

    nuestras hazaas sean nuestras y solo nuestras, que los dioses no existan o quehayan muerto. Pero dime algo, mi nio, qu hombre puede estar tan seguro desus acciones, qu hombre puede estar tan seguro de que nuestras decisionesson nuestras y solo nuestras. A veces he pecado con soberbia y he llegado apensar que saba todas las respuestas, as como varios sofistas lo piensan, perolos aos me han hecho pensar distinto. Pero ya no tengo respuestas, solopreguntas.

    Se detuvieron por unos momentos. La sombra de un alto rbol pareca

    tentadora, por lo que se sentaron en sus races. Laodamante tom su medallncon la forma del sol radiante. Si en algn momento de mi vida me he sentidoperdido, creo que este es el momento. Sus pensamientos jams se habannublado de tal forma. Sus sueos tenan razn, deba marcharse del tica.Haca ya ocho aos que haba permanecido all, enseando a jvenes nobles,pero su tiempo all haba acabado. Aunque quisiera quedarse ayudando al

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    44/82

    44

    joven Plope, senta gran estima por el nio. Aun as, tal vez en Rodasencontrara las respuestas y regresara. Pero era un futuro incierto, el recuerdode los sueos en el que el Coloso cobraba vida y los sealaba con su antorchallameante, volvan a su mente.

    _ Maana partir a Rodas mi joven prncipe._ Laodamante lointerrumpi antes de que el nio le respondiera._ Volver, pero antes deboatender varios asuntos all. Tengo que pedirte que seas paciente y que tecuides.

    _ Tengo a mi to y a Fidn.

    _ Debes hacer lo que ellos te digan. Si Eufronio o alguno de los tebanosllega a enterarse de lo que estamos planeando, nuestras cabezas colgarn deuna pica en el Partenn.

    Plope guard silencio, observ un rato el suelo. Laodamante extendisu mano y la coloc sobre el hombro del muchacho es solo un nio se dijono puedo imponerle cosas que se que no va a cumplir, si los dioses sonjustos, lo protegern. El sol se encontraba en su punto ms alto, era hora demarcharse. Ambos salieron del bosque, Fidn se encontraba sentado en unaroca, mientras coma una manzana, esperndolos.

    _ El calor me estaba matando qu los demor tanto?

    _ Perdimos la nocin del tiempo. Ser mejor que descansen. Llevad almuchacho a la casa a de su to

    _ Como usted ordene.

    _Fidn_ lo llam Laodamante cuando se estaba marchando junto aPlope_ Dej instrucciones a Filocrates para ti, el se encargar de decrtelas.Yo me ausentar por un tiempo.

    El hoplita asinti y se march. Laodamante qued solo, con la espesuradel bosque detrs y la inmensidad de la ciudad ateniense frente a s. Por unmomento dud de sus acciones, de su futuro y de su destino, pero ese pantanoen el que haba quedado estancado, cedi por un momento y el anciano volvia s mismo. Su mirada se dirigi a los cielos, no haba nubes cercanas, luego

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    45/82

    45

    mir hacia el sur, esperando divisar el mar, pero estaba muy lejos, soloalcanzaba a contemplar los blancos edificios.

    El da transcurri rpido, las horas eran amenas. Se pase por elmercado para comprar vveres para el viaje. La gente deambulaba deprisa,iban y venan en gran cantidad, muchos compraban, otros pasaban sin prestaratencin a las mercancas. Alcanz a observar a un grupo de tres mujeres,todas hermosas. Vestan de blanco y cargaban con varias joyas. Dos parecandamas de compaa, que seguan a la ms hermosa, una mujer alta y delgada,de una tez blanca y un cabello rojo como el fuego. Se encontraban mirandocollares y anillos provenientes de Egipto. La mujer del cabello rojo se colocun anillo de oro mientras hablaba con el mercader. Laodamante not que lamujer ya tena otro anillo en su mano, se acerc para divisarlo, aun no saba

    porque lo intrigaba, el smbolo que llevaba marcado era el de una rosa negracon largas espinas. La mujer pareci percatarse de l, pues comenz a hablarcon sus compaeras al odo, en ese instante un soldado se acerc a l y leorden que se marchara.

    _ Lo siento, soy Laodamante de Samos, no quise ser grosero. Soy unviejo sofista que trabaja en el Liceo.

    _ Ser mejor que te largues sofista._ Era un hombre corpulento y alto,

    su voz roca y fuerte resonaba entre el bullicio de la multitud.

    La mujer pareci escucharlo, pues se acerc observndolo atentamente.

    _ Eres un Sofista anciano?_ Su voz era suave y delicada.

    _ Si mi seora, lamento haberla incomodado, pero su anillo me llam laatencin._ Laodamante no supo mentir, sin darse cuenta solt lo primero quese le vino a la cabeza. La mujer se sorprendi y le dirigi una mirada dedisgusto. _ Lo siento, es solo que me parece haberlo visto hace muchos aos

    _ En serio? Mi padre me lo obsequi cuando era tan solo una nia.Cuando aun vivamos en Tebas. Pero eso fue hace varios aos ya. Este anilloha pasado por generaciones en mi familia. Por lo que dudo que alguna vez tusojos lo hayan visto.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    46/82

    46

    _ He viajado mucho mi seora y Tebas ha sido uno de los lugares porlos que he enseado. Si mal no recuerdo, no es a un hombre a quien he vistousar ese anillo, sino a una mujer. Una mujer tan hermosa como Afroditamisma. Locusta, si lo que dices es cierto, ella seria tu madre, no?_ La mujer

    qued atnita al escucharlo no supo que decir._ Lo siento mi seora si la heofendido.

    _No me has ofendido sofista, mi nombre es Clitemestra, y si, Locusta esmi madre._ Laodamante se inclin frente a ella en sentido de respeto.

    _ Contrat mis servicios para ensearle a los hijos de su hermana, suesposo era uno de los hombres ms ricos de la ciudad. Sus primos fueronbuenos estudiantes, pero hace muchos aos que no he sabido de ellos. No he

    regresado a Tebas desde entonces._ Mis primos se encuentran bien, ambos son grandes soldados al mando

    del ejrcito tebano.

    _ Me alegro orlo mi seora.

    _ Debo marcharme sofista, nuestra platica se ha extendido ms de lodebido y tengo asuntos que atender. Ha sido un placer, Si tu reputacin teprecede como sofista, es muy probable que contrate tus servicios para ensear

    a mis hijos.

    _ Ser un honor mi seora._ Clitemestra extendi su mano yLaodamante la bes con delicadeza.

    Las tres mujeres se marcharon junto a dos guardias que la seguan.Pronto el mar de gente las cubri por lo que las perdi de vista. Laodamanteno le dio importancia, compr algunas frutas secas y un poco de carne decordero salado. Se dirigi a lo de Filocrates para dormir un poco, la noche se

    acercaba y deambular por la ciudad a esas horas era peligroso.

    A la maana siguiente se levant temprano, aun el sol sala del oriente.No quiso despertar a su amigo ni al muchacho, por lo que guard silencioantes de salir. Tom sus cosas y se march. Poca gente se encontrabadespierta, algunas mujeres barran sus puertas, otros se dirigan al mercado y

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    47/82

    47

    otros a los templos. l se encaminaba hacia el puerto, con una bolsa cargandoen su espalda y un paso lento pero decidido

    Al llegar al puerto contempl la pequea barcaza que lo llevara aRodas. La figura de Helios con su corona de rayos ilustraba la vela principal.La madera era roja sangre. Eran varios los que suban a ella. Exiliados,refugiados, comerciantes, todos compartan un solo viaje. Dos hoplitas losapesaraban a subir rpidamente. Laodamante subi al barco, mir hacia atrs.La ciudad se vea imponente y extensa. Dejaba tras de s a Atenas y ahora sediriga hacia oriente. Muchos aos haban pasado desde que haba partido deSamos, cuando an era un joven idealista. Le haba dicho a Filcrates y almuchacho que volvera, pero ahora la duda era grande y su futuro incierto.Rodas lo llamaba en sueos y visiones. El mar era extenso y el viaje peligroso,

    el mar es traicionero. A pesar de todos sus malos presentimientos,Laodamente estaba decidido, el Helade estara bien, Atenas estara bien, peroaunque no quiso admitrselo a Plope, el sofista saba que los dioses lo habanabandonado.

    El capitn orden izar las velas. El viento sopl y el barco comenz amoverse. Una hilera de remos en ambos lados sali y comenz a adentrarsehacia las aguas del Egeo. Laodamante se par frente a la proa y observ elmar, el viento le sopl su larga barba y su cabello blanco. Saba que una partede l haba muerto ese da, y una nueva haba nacido. El sol haba salido porcompleto.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    48/82

    48

    Lesbos

    Los gritos de los hombres se oan por la playa y resonaban en el bosqueque se extenda en la isla. Anteo segua corriendo, tanto como sus pies se lopermitan. Tom una flecha de su carcaj y se prepar para disparar a cual seala amenaza que se tuviera que enfrentar. Algunos de sus hoplitas habanalcanzado a tomar sus escudos y se formaban con sus lanzas para atacar. Elfuego segua ardiendo e iluminaba a los hombres con el temor en sus rostros.

    Cuando Anteo observ lo que suceda, se sorprendi. Tres grandesciclopes se enfrentaban a los hombres con gran furia. Medan alrededor de

    unos tres metros de alto y atacaban con sus garrotes sin el menor titubeo. Unotena barba y un cabello gris, largo y ondulado, los otros dos eran calvos,aunque uno posea una chiva corta de color rojizo. Los tres vestan unaarmadura tosca y mal armada, de una especie de cuero.

    Forbas tom su lanza y la lanz a uno de los ciclopes, solo alcanz arosarle el brazo izquierdo. La bestia se percat de esto y puso su ojo fijo en elguerrero. Se encamin rpidamente a atacarlo, estir su garrote y trat deembestirlo. Forbas rod sobre el suelo, evitando ser golpeado. Cuando el

    ciclope volvi a levantar su garrote para atacar, Anteo tens su arco y disparcon precisin al ojo de la criatura. Lo siguiente que alcanz a escuchar fueronlos sonidos de dolor que el ciclope emita al ser penetrado por la flecha.Trataba de quitarla, pero solo aumentaba la herida y sus quejosos lamentos.Forbas aprovech el momento y volvi a coger su lanza, la cual clavdirectamente al cuello del ciclope. Los sonidos de lamentos fueron acallados yla criatura cay desparramada sobre la arena.

    El resto de los soldados acomod sus escudos y lanzas para enfrentarse

    al ciclope de barba roja. El temor ahogaba los ojos de los hombres, uno de loshoplitas de dispers de la falange y rod sobre la arena. Con un grito de furialanz su escudo a los aires y rasg con su espada la carne de la pierna delciclope. Este cay de rodillas sobre la arena, gimiendo de dolor. El resto desus adversarios se abalanz al ver la oportunidad de atacar. Con sus espadas,los soldados desgarraron pedazo por pedazo a la criatura, la sangre se regaba

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    49/82

    49

    por la dorada arena. Solo la luz de la luna iluminaba los charcos de muerteregados sobre la playa. El hedor a muerte lograba distinguirse a pesar lasmillas.

    El grito de los hombres se oy por la playa cuando el ltimo ciclope, elde barba y pelo gris, qued acorralado entre las lanzas y los escudos de loshombres de Anteo. Forbas se prepar para lanzar su lanza hacia el cuello de lacriatura, pero esta alcanz a tomar el arma y la parti en dos, despus de esto,el ciclope se arremeti contra los hombres y los dispers sobre el suelo.Levant su mazo, listo para aplastar algunos hoplitas, pero Anteo se acerc loms que pudo y le dispar a una flecha a su brazo derecho. La bestia se quejde dolor y tir su garrote. Su ojo se dirigi hacia Anteo, que no alcanz atomar otra flecha, ya que la criatura se lanz sobre l. Lo empuj con todas

    sus fuerzas y su cuerpo vol por los aires. La arena amortigu su cada, perosin embargo el dolor fue implacable. Cuando vio que el ciclope de cabello grisse acercaba hacia l, Anteo corri rpidamente hacia el interior del bosque.Cada vez que se adentraba ms y ms a la espesura del bosque, el sonido delas pisadas del ciclope resonaba en sus odos. Anteo alcanz a ocultarse bajolas ramas de un gran rbol, tom su arco y tens su flecha con la mayorsuavidad posible.

    Observ al ciclope olisquear el aire en su bsqueda, su nico ojohusmeaba por alrededor. Anteo se prepar para atacar, cuando vio que labestia levant su cabeza, dispar una flecha directo a su yugular, esta agarrsu cuello sintiendo el aire desaparecer de su interior. Lentamente cay sobre elsuelo, agonizando de un profundo dolor, debido a su asfixia. Se desvanecisobre el suelo, y Anteo se qued solo, el profunda oscuridad del boque, juntoal cadver de un extrao ciclope, del cual desconoca su origen.

    Anteo comenz a gritar el nombre de sus soldados, de Forbas, de

    cualquiera que pudiera orlo, pero todo fue en vano. Nadie pareca escucharlo.Anteo sigui caminando bajo la sombra de los arboles, apenas la luz de la lunaalcanzaba a colarse por los arboles. Su paso era lento, a pesar de que el temorempezara a surcar sobre su cuerpo, l segua adelante.

    La espesura del bosque comenz a disminuir. El silencio era cada vezms grande, ningn insecto o criatura pareca estar cerca, Una leve brisa

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    50/82

    50

    sacudi los rizos de Anteo. Divis una luz, como de una fogata, se acerc yobserv una pradera, en medio del bosque. En el medio haba una pequeachoza de piedras y techo de paja.

    El muchacho tom su arco, aunque el lugar pareca tranquilo,desconfiaba de quien habitara el lugar. Estaba preocupado por sus hombres,tal vez debera volver pens. Pero la pequea vivienda llamaba su atencin.A medida que caminaba por el descampado, el lugar comenzaba a cobrar vida,escuchaba el sonido de los bhos y de los grillos. Marchaba con cuidado, peroel pastizal seco que se regaba por el suelo, lo dificultaba.

    La luz del fuego sala por las ventanas de la choza. Anteo se acerc concuidado, temiendo por quien estuviera en el interior. Cuando estuvo lo

    suficientemente cerca, observ el interior desde la ventana. El lugar eraprecario, una pequea cama se encontraba a un costado, en el centro arda unapequea hoguera con un caldero calentndose. Alcanz a oler el vapor queinundaba el interior del hogar. Olivo, romero y miel penetraron en sussentidos, el olor era tan agradable, que Anteo dese probar lo que se estabacocinando.

    Cuando Anteo levant aun ms la cabeza, una mujer se acerc alcaldero y revolvi lo que haba en su interior. l de inmediato se agach y

    quit la vista del interior del lugar. Pens que haba pasado desapercibido,pero oy el sonido de los pasos acercarse y el abrir de la puerta. Tens su arco,listo para defenderse de cualquier cosa que saliera de ese lugar.

    Una hermosa mujer se par frente a l. Con el cabello negro como lanoche y la piel blanca como la luna, vesta un vestido rojo y sumamenteextrao, Anteo jams haba visto tal vestimenta. En su cuello colgabancollares de perlas. Bucles caan sobre sus hombros. La mujer era delgada, perocon un abundante busto. No era alta, pero aun as, llamaba la atencin

    _ Qu haces aqu extranjero?_ La mujer observ a Anteodetenidamente_ Si buscas un techo y comida por una noche, puedo proveerte.Pero si lo que buscas es una tierna carne donde poner tu miembro, levanta tuarco y preprate para enfrentarte a m.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    51/82

    51

    _ No es lo que deseo, me extravi al adentrarme al bosque. Ahora s,vuestra seora me disculpa, debo a partir a reencontrarme con mis hombres._Anteo se puso de pie y se prepar para marcharse, pero la mujer lo detuvo. Loexamin y mir fijamente el collar del corazn alado que colgaba en su cuello.

    _ No nos hemos presentado nio, eso es grosero.

    _Lo siento, mi nombre es Anteo, un simple comerciante extraviado.

    _ Para ser un noble, no eres muy listo, un comerciante que tienehombres y sobretodo un medalln de oro muy extrao. Mi nombre es Hcate yes un placer conocerte Anteo._ La mujer se inclin hacia l.

    _ Por qu te inclinas hacia m, mujer?

    _ Eres un tirano no es as?

    _ Cmo lo sabes?

    _ Soy buena adivinando._ Anteo se encontraba desconcertado_ Ven,eres bienvenido a mi humilde hogar.

    _ No soy un regente aun, mi padre acaba de morir y debo viajar aMitilene lo ms rpido posible._ Anteo hizo una pausa_ Debo encontrar a mis

    hombres, lo siento._ Las noches de luna llena son peligrosas. _ Hcate observ los cielos_

    El bosque es espeso y la noche oscura, espera en mi morada, hasta que Heliossurque los cielos, no faltan muchas horas.

    Anteo dud por un momento, pero era cierto, desconoca que podaencontrar en el bosque. No saba dnde estaba y quizs la mujer pudieraguiarlo, adems poda haber cosas extraas en la noche, algo ms peligroso

    incluso que los ciclopes que lo haban atacado._ Se lo agradezco mi seora.

    _ No hacen falta formalidades joven tirano, estamos muy lejos de laHelade.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    52/82

    52

    La choza, a pesar de ser pequea y rudimentaria, era reconfortante. Elolor que emanaba el caldero, era ms fuerte que antes. Anteo se acerc alfuego y observ a su alrededor. Lo que ms le llam la atencin, era el extraoidioma tallado en las paredes, pareca griego, pero no lo era. Una luna y una

    estrella ilustraban una parte de la pared, un smbolo extrao, desconocido porAnteo.

    _ Eres muy curioso._ Dijo Hecate mientras se acercaba al caldero yrevolva el contenido con una gran cuchara.

    _ Lo siento, me distraje con las escrituras que hay talladas.

    _ No te preocupes, hace muchos aos que trato con un husped, unopierde la costumbre. Deseas comer algo?

    Anteo desconfiaba, pero el olor a la comida lo incentivaba a probarla.Estaba hambriento, hacia varias horas que no coma nada. Si hubiese queridomatarme, lo hubiese hecho, se dijo tal vez solo es amable, debera aceptarsu hospitalidad.

    _ Se lo agradecera._ Anteo le sonri.

    Ella le indic que se sentara en la mesa. Haba dos sillas alrededor de

    una mesa pequea, junto a la puerta. l se sent, mientras ella tomaba unrecipiente de madera y colocaba en este un poco de sopa. Anteo dirigi sumirada hacia la mujer.

    _ Disculpa, pero_ hizo una pausa, pensando que estaba siendo maleducado, pero aun as continu_ Quin eres?_ Hcate sonri y lanz una leverisilla.

    _ Soy solo una extranjera, que se perdi en los mares hace muchosaos. Soy de Caria, nac en la ciudad de Halicarnaso. Un da, cuandonavegaba con mi familia hacia Esparta, una tormenta nos atac. Destruy elbarco y despert en la playa de esta pequea isla. S que estamos cerca deCaria, pues no transcurri mucho tiempo desde nuestro salida._ Anteosospechaba eso, pues hacia poco que haban pasado por Calimno._ Encontreste lugar, a medida que me adentr a la isla. Estaba tan calmo y pacifico, que

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    53/82

    53

    lo convert en mi hogar, apartado de todo hombre y mujer. Encontr la formade llevar mi vida por mi sola.

    Hcate tom el plato y lo puso sobre la mesa para que Anteo comiera.l tom una cuchara y comenz a comer. El sabor era delicioso, Anteo jamshaba comido algo tan sabroso. Poda saborear los olores que haba percibido,la miel, el romero y el olivo, junto a la tierna carne de un conejo. Anteo dejde comer por un segundo, y continu con la pltica.

    _ Lo lamento. Si lo deseas, puedes marcharte conmigo y mis hombres aMitilene. Desde all podra hacerte escoltar en un barco a Caria.

    _ Te lo agradezco, pero me he adaptado aqu. Los dioses me han dadoeste hogar. Cuando mi familia y yo nos embarcamos, fue para huir de lospersas. Tomaron mi ciudad y la hicieron de ellos. Siento que este es mi lugar.

    _ No puedo obligarte, pero si ese es tu deseo, que as sea. Los diosesseguro te protegern._ Anteo segua comiendo.

    _ Pues s, lo harn, como as tambin lo harn contigo. Llevas su sangre.

    Anteo dej de comer y mir fijamente a la mujer. Aunque era poca laluz que la iluminaba, su belleza resaltaba. Sus ojos oscuros lo penetraban, su

    mirada era extraa, como si desconfiara de l._ Por qu dices eso?

    _ Hay muchas cosas que digo. Quizs algunas sean verdad u otras seanmentira. Qu sabe una mujer?

    Anteo se senta extrao, haba comido todo el plato. Maldicin, si erauna trampa despus de todo, confiar en ella fue un error. Eres un estpidoAnteo Puso la mano sobre su estomago, sintiendo un fuerte dolor y un

    incesante mareo.

    _ Puedo ver tu corazn hijo de Eros. Tus miedos, tus recuerdos. _Hcate se puso de pie, tom dos largas antorchas y las encendi con el fuegoque calentaba la caldera._ El Rey ha muerto._ una lagrima se desliz sobre sumejilla_ Sus hijos y hermanos discuten como perros hambrientos. Ya no hay

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    54/82

    54

    orden, solo un silencio de muerte. Estoy perdida entre los mortales. Mi lealtadse ha perdido joven Anteo, temo por los hombres y por los dioses._ Anteo seretorca de dolor y mir fijamente a los ojos de Hcate.

    _ Qu eres?

    _ Soy la hija del cielo y de la tierra. Traidora a mi sangre. Seora de lastierras salvajes y protectora de los caminos.

    Anteo estaba desconcertado, pero el dolor era ms fuerte que su duda.Cay sobre el suelo retorcindose en lamentos. Hcate se acerc hacia l ycoloc la cabeza sobre su regazo. Suavemente acarici su cabello. Anteo sesinti relajado, el dolor pareca desaparecer. Levant su mirada y observ elrostro de la bella mujer de cabello negro. Sus ojos comenzaron a cerrarse.Todo se volvi oscuro.

    No haba sonido ni un rastro de luz. De repente se vio en un lugarextrao, pareca una cueva. Observ a sus alrededores buscando donde seencontraba. Se senta extrao, no se senta el mismo. Cuando mir sus manosy su cuerpo, se dio cuenta de que era un nio. Se puso de pie y busc salir deall. Entonces, escuch el sonido de un guila acercarse, se pos sobre suhombro y lo mir fijamente a los ojos. l se qued quieto, la observ por unos

    momentos y el guila volvi a emprender vuelo. La sigu hasta que divis unafuerte luz, pareca la salida de la cueva. Corri lo ms que pudo hasta quelogr salir. Una luz blanca lo cubri por completo.

    De repente se encontraba en la playa acostado. Sus hombres sepreparaban para marcharse. Haban quemado los cuerpos de los ciclopes enuna gran pira. Estaban listos para embarcarse de nuevo. Anteo buscdesesperadamente a Forbas. Lo encontr cargando algunas frutas para el viaje.

    _ Trat de despertarte, pero fue intil. Sabes la poca paciencia que tengoa la hora de insistirte._ Not el desconcierto en el rostro de Anteo._ Sucedealgo?

    _ Anoche fuimos atacados por ciclopes, no es as?

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    55/82

    55

    _ As es, los bastardos dieron pelea. Tu mismo mataste a uno. Pero, porqu me preguntas esto?

    _ Cuando mat al ms grande, estaba solo en el bosque y

    _Si, llegamos al poco tiempo de que lo mataras. Estabas mirando a laluna fijamente. Cost arrastrar el cuerpo, pero logramos traerlo a la playa paraquemarlo.

    Anteo estaba perdido, habr sido un sueo? pero se sinti tan real,aun poda recordar el dolor, el olor del perfume de la mujer, las escriturastalladas en la choza. No contest, solo le dedic una sonrisa a Forbas y leindic que haba hecho un buen trabajo.

    Cuando estaban todos los tripulantes sobre el barco, los remoscomenzaron a moverse y la vela se iz. Los vientos eran favorables y laembarcacin viajaba a gran velocidad. Anteo se paraba en medio el barco,mirando la pequea isla que dejaban atrs. Sinti una extraa sensacin queinundaba su cuerpo, como el momento en que conoci a Hcate. Meti lamano en uno de los sacos que colgaba de su cinturn. La sinti ms pesada delo normal. Cuando la abri, sac de ella una pequea piedra negra tallada. Enella se encontraba ilustrado el smbolo de una extraa estrella sobre tres

    smbolos rectangulares, dos apuntaban al suroeste y al sureste, otro al norte.Mir a los cielos, las nubes escaseaban y el mar estaba calmo.

  • 7/21/2019 El Cantar de Los Helenos

    56/82

    56

    Olimpo

    _ No eres nada sin padre. Dnde est tu honor y valenta en tiempostan aciagos? Ve y adula a los mortales, que no son nada sin nosotros._Artemisa mir a Atenea que pareca hacer caso omiso a todo lo que le deca.Con el arco en una mano y el carcaj en su espalda, mir a su hermana condesprecio._ Tu silencio no me dice nada Atenea, si eres la astuta,demustramelo._ Esper en silencio, sin respuesta. Los ojos de Atenea seperdan en olvida, una mirada vaca y desolada._ Me decepcionas hermana,sabes que esto va a empeorar y si no haces algo, seguro sigas el camino denuestro padre.

    Artemisa se march, dej a su hermana sola mientras esta contemplabaun gran mapa dorado del mundo terrestre tallado en el muro del templo delOlimpo. Con su clsica armadura y su casco puntiagudo, se cubra en orojunto a una tnica de seda blanca. Tena su lanza en una de sus manos y la otraextendida. De