Felipe Salvador Gilij, Antonio Tovar Ensayo de historia americana 3 De la religión y de las lenguas de los orinoquenses y de los otros americanos 1965

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  • DE HISTORIA 237

    ideas, las cosas ms obvias. Son palabras que salen de la boca sin darse cuenta. Se oye llorar a un hijo y volvindose a la madre llamarla mamma. Otro grita lata o papa, etc. Y he aqu la causa de ir estas voces junto con los que marcharon a Amrica.

    Pero cmo fue el hena de los griegos, que no parece palabra tan obvia? Hlo aqu: al alzar uno un decir uno. No menos fcilmente pudo ser llevado el iie, al oir a los latinos, cu.ya lengua :,'o supongo nacida ya entonces, invitar a sus paisanos a marchar con esta palabra. En realidad, esta palabra latina usada por los tamanacos se ve que es tal, no slo en la frase que be aducido en otra parte, sino en el mismo futuro itechl, en el infmitivo iter[, etc., difiriendo slo del puro latinismo en la flexin que despus le fue dada por los tamanacos.

    11) Esta simplicidad de voces primitivas trasfundidas del habla de nuestro continente al del otro desde el principio, y el no haber en el moderno habla de Amrica palabras ningunas nues-tras, que me parece que han nacido despus, demuestra bastante la antigedad del poblamiento de Amrica. Pero no es menos fuerte la razn que deduzco de la cualidad de las lenguas ame-ricanas; entre las cuales sin embargo hay algunas que an retienen mucho del habla primitiva y son escasas y simples; [291] ha.y sin embargo otras que han tomado casi una naturaleza nueva, y son compuestas y abundantsimas, de lo cual diremos ms adelante.

    Pero suponiendo mientras tanto que esto es verdad, al menos por gentileza de mis lectores_, quin no percibe que este argumento y este embellecimiento de lengua no poda obtenerse sino despus de largusimo tiempo, despus de fundadas monarquas en el nuevo continente, despus de introducirse en l las artes, despus de la adquisicin dt? algunas ciencias?

    Se me dir que en el !\1undo no se han hallado ms que las dos monarquas de los ... es mejicanos j' de los incas, pocas artes, ciencias an dbiles. As es. Pero quin nos informa sobre el infinito tiempo trascurrido desde el ao l75i del mundo, poca de la dispersin de las gentes, hasta el 5942 del mismo mundo (sigo el c6mputo de Usserio), en que descubri la Amrica nuestro inmortal Coln? En tantos aos, esto es, en el espacio de 3i36 aos, venidos acaso a pelear entre ellos los monarcas americanos, por qu no pudieron quemar tierras ... castillos de sus enemigos? por qu no las bibliotecas que suponemos de pinturas

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    y de jeroglficos? por qu no pudieron matar a los artistas, y a los literatos, y de esta manera olvidar toda memoria, no menos de las artes que de las ciencias?

    No creo por cierto que cuando fueron los primeros habitantes de Amrica ni siquiera supieran construir las casas al modo nuestro. Sera temeridad pensarlo de gente que por la suntuosidad del edi-ficio iniciado antes de la dispersin, venci incluso a los romanos. De este estado florecientsimo pudieron decaer por muchas razones, que sera [292] superfluo repetir. En realidad, aunque restitudos al antiguo esplendor en ~ljico y en el Per, en las otras pro-vincias, bajo una anarqua casi contnua, se haban convertido en apenas racionales. Pero est bien que han conservado al menos la lengua, cuyo carcter no vulgar nos obliga a afirmar que no debi de ser vulgar tampoco la grandeza de sus imperios en aquella vasta parte del mundo. Una nacin siempre salvaje, nunca des-bravada por el sabio gobierno y por el comercio ~? por las artes, no puede hablar tan bien.

    Y no sirve decir que no todas las naciones indias sean igual-mente grandes en el hablar. Con todo, aquellas mismas que hoj? carecen de algunos trminos pudieron tenerlos, y los tuvieron acaso muy bien en el tiempo de su prosperidad. Pero a qu fm buscar tan escrupulosamente los accidentes, digamos as, de la lengua? Para acrecer las palabras es til no slo un docto, sino cualquier viejecilla, .,.~, ./eret w-u.t. Pero la osamenta ~p contextura del hablar, que se ha dicho es maravillosa por aquellos que saben las lenguas americanas, es la que debe esperarse.

    As que )'O, por la simplicidad de algunas voces primitivas que han pasado de nuestro mundo a Amrica, y de las que despus han aadido a las su~pas primeras los americanos, ~p han formado tan bellas lenguas, creo deducir probabilsimamente, si no con evi-dencia, que el poblamiento de Amrica se hizo al mismo comienzo de la dispersin de las gentes. No digo por lo dems que sea de alguna manera creble que llegaran enseguida, no.

    Pero llegaron por fin, ~p estn en una parte del globo terrestre en la cual, segn a ellos les son [293] desconocidas las vicisitudes de nuestro mundo, tambin a nosotros nos son desconocidas las del suyo. Si nos hubieran faltado a nosotros los divinos libros, ~'r la historia humana de los tiempos pasados, qu sabramos nosotros de los asirios y de los persas ~l de los romanos y de los griegos y de tantas otras famossimas naciones? ~ada y despus

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    nada. ''l en lo que sabemos, cunto hay de oscuro ~ confuso, cu~to de incierto y fabuloso tambin? Pues si nosotros, no s6lo rodeados, sino aplastados por los libros, somos obligados a con-fesar esta verdad, qu maravilla es que los indios no sepan decir las cosas de sus antepasados sino en balbuceos? Con todo, las dicen como las saben, y debemos creer que las cosas por ellos contadas de algn modo existieron.

    Adems por la historia de Garcilaso ~"' 1 por las de otros consta abiertamente que antes de los incas hubo en el Per una naci6n cuyas construciones no fueron menos magnficas que las de aquellos monarcas. Omitimos por brevedad que las mismas seales de antigua magnificencia se dice que se han hallado tambin en la Amrica septentrional (~ota XII).

    Estas grandezas de Amrica, para muchos desconocidas, unidas a las razones por nosotros deducidas, persuadirn fcilmente de que el paso de los hombres all no es tan reciente como a algunos les ha parecido. La rudeza que se encuentra en algunas naciones puede haber provenido de la casi anarqua a que por capricho de libertad se redujeron. Pero la civilizaci6n hallada tanto entre los mejicanos como entre los peruanos nos dice tambin que la anarqua o dbil gobierno de los caciques no debi existir contnuamente, sino que segn las alternativas comunes tambin a nosotros, los americanos vi .... ~eron ora en [294) repblica, ora estuvieron bajo re~r, ora tambin por capricho de vida libre huyeron de sus prn-cipes, se redujeron a hacer el salvaje y a pasarse los das entre comilonas y entre bailes.

    Pero desde dnde pasaron all? Yo con Condamine alargo un hilo que si lo tenemos fuertemente en la mano, puede sacarnos de tal laberinto de alguna manera, y es la semejanza de las lenguas. P~ro si esto no agrada, acdase a las ideas no absurdas de aquellos que dicindonos que Amrica est separada de Asia por pequeo mar, envan a ella los hombres desde l{amchatka. Dgase, porque es cosa bastante verosmil, que antiguamente el Asia estuvo unida con Amrica, separada luego de aquel continente por muy horribles tcrren1otos. Dgase finalmente (y es esta opinin la que mejor se acomoda con la naturaleza de varios animales), dgase, repito, en

    l Ccment. de Inca.!, lib. IIJ, cap. l.

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    fin, con el seor presidente de Brosses1 que la punta meridional de Africa demuestra bas.tante que de aquella parte al Brasil hubo un istmo por el que pasaron. Estas, bien razones, bien conjeturas, apagan un poco nuestra curiosidad, no las ideas mal digeridas de los que quieran que se poblara un mundo tan vasto con pocos nufragos que a l vinieron a dar por casualidad, por fuerza de vientos contrarios, y semejantes increbles circunstancias.

    [295] CAPTULO \ 7

    De la helleza de las lenguas americantu.

    llno como yo, no solamente parcial de la belleza de la lengua americana, sino que tambin se ha declarado tal varias veces, no debera volver a hablar de ello. Bien lo s, pero se discurre de buena gana en lo que agrada. Sin embargo, si tratando de las lenguas del Orinoco dej a mis lectores juzgar por si mismos, ahora no pretendo otra cosa sino que oigan parecer ajeno sobre las lenguas por mi descritas al cabo lo mejor que he podido, aunque no sabidas ni aun malamente. Pero este parecer, aunque autori-zadsimo, para muchos no bastar. Querrn tambin razones que persuadan. Y hme puesto a decir breven1ente ambas cosas.

    As, pues, igase sobre la lengua chiquita a Camao, persona no solamente adornada con muchas ciencias, sino mu~' capaz en varias nobles lenguas. Al comienzo de su cuidadossimo extracto se pone a confrontarla con la latina. Y dando a esta las debidas y conocidas alabanzas, no la cree con todo superior a la chiquita sino por algn embellecimiento retrico que le han proporcionado sus hablantes. Lo que semejantemente prueba con el tiempo bien largo que se requiere para aprenderla. Quin hay de intelecto tan tardo que puesto en una escuela de latinidad no sepa hasta las ms raras bellezas de ella en tres, en cuatro, en cinco aos? Pues segn nuestro noble compilador, muchos misioneros de eximio talento, bajo la direccin del jesuta Chome, famossimo hablante

    1 Llle111. de l' dc~ad. t helle.!-lellreJ', tomo XXX\'11.

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    de esta lengua, en medio de una naci6n que no usa [296i otra que la chiquita, con ganas bien grandes de aprenderla, en cinco, en diez, j' aun, como ~la dijimos, en quince aos de estudio infa-tigable, no llegaron a saber tanto como para poder instruir, no ya elegante, sino tolerablemente, a sus indios.

    ) ... no se diga que el chiquito es W1 Jenguaje de difcil pronun-ciacin. No: es incluso de clarsima, y ms limpia que cualquier otro americano. Pero la gracia :;,' el amaneramiento casi increble de hablar requieren tiempo largusimo para saber alguna cosa. 1\.s{ piensa de la lengua chiquita Camao.

    Lo que del guaran pens Vanthienen, de la moja, de la pe-ruana j' de otras, muchos excelentes misioneros, no lo repito para no fastidiar a quien lee. La lengua de los betoyes J' de los jiraras del rio Casanare est confinada a lugares lagunosos, entre selvas, horribles como las del Orinoco. Y qu crea de ellas Gumilla, per-sona ciertamente instruda? Conviene decirlo con sus palabras: Esto es evidente - dice 1 - a los Padres !\lissioneros, quienes penetrado ntimamente el idioma j' cotejado con la tosquedad de los que lo usan, al reconocer una regularidad tan formal como la del arte latino, ven que tiene superior fuente al caudal de aquella natural elocuencia; y recurren luego al prodigio con que Dios confundi una, dividindola en muchas lenguas.

    Y no se me diga, estara por decir, impertinentemente, que estas alabanzas haJ-'an sido hechas de las lenguas por misioneros, como si se quisiera con ello envilecer el mrito de ellas. Yo por amor al buen nombre [297] ajeno, si no al mio, no sabra con-tenerme ante tan dbil acusacin, ante Wla idea tan necia. Pues de qu misioneros sacaron alabanzas tan grandes? De aquellos que no las supieron acaso? de aquellos que sin comprender el valor hablan al. buen tuntn? De ningn modo. De hombres sapient-_simos las sacaron, de personas consumadas en los estudios de varia literatura, de sujetos de valor por su conocimiento del latn y .del griego -:, de otras celebradsimas lenguas. Adems de que Espaa, Italia, Alemania, Francia, Flandes, no han dado siempre a las misiones de .l\.mrica hombres clebres en todo? Pues estos, no gente de mediano intelecto, reducidos a estar entre las selvas, nos han descubierto, aun no pensando. en ello, tan noble tesoro, escon-

    1 Hi.rt. del Orinoco, tomo II, cap. 30.

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    dido como los ms preciosos metales, entre las selvas, los preci-picios, los montes alpestres del Paraguay, de Per y de Chile, del .1\1ara6n, del Orinoco y de otras comercas americanas.

    Bien comprendo yo que si el tiempo me lo permitiera podra aadir a los elogios de los misioneros los de otras personas no vul-gares que supieron las lenguas americanas. Y a se ha odo del barn La Hontn en qu aprecio es tenido en el Canad el lenguaje de los algonquinos. Saben todos en Amrica cunto es estimado por toda clase de personas el de los incas, y cunto tambin el de los guaranes y mejicanos. Pero ~o no quiero estar al dictado de otro. Atengmonos a la razn.

    Y qu ms puede desearse en una lengua, sino que explique graciosamente? Es cierto que si hablamos con correccin, la pri-mera cosa es suficientsima en cada lengua, no [298] teniendo otro fin hablar sino el de declararnos, y casi de ponernos al lado las cosas de que se trata. Cum re..r adducere non po.rJimu.r, dice Aris-tteles, verha earum loco .ruh.rtituimu.r. Ahora bien, qu le falta en este particular a una lengua americana? No son sus palabras aptas para explicar los objetos? Cierto, ciertsimo, y quien las ridi-culizara no hara menos neciamente que cierto buen hombre al que j.,O conoc en el Orinoco, que al oir algunas voces otomacas, semejantes a las ms bajas palabras espaolas, se rea imperti-nentemente, como de cosa extrasima para su dbil pensar, mien-tras que cada uno debe saber, si nada sabe, que algunas palabras en una lengua significan una cosa, y en otra significan algo diferen-tsimo. En este punto muchas cosas recogi Escalgero, 1 aptas para desengaar al menos a aquellos que entienden un poco. Pero sacar de error a un necio es cosa dificil, si no imposible. Tengo el honor de hablar a quien piensa, y esto.y persuadido de que la gloria de explicar con las palabras las cosas se debe atribuir no slo a nuestras lenguas, sino tambin a las de los americanos.

    Aunque esto es poco para mi. Quiero an ms, ~ .. es que las palabras americanas sean signos tan justos del interno pensar del hombre, que no quede duda alguna en quien oye. Pero bien me doy cuenta de que esto no se demuestra igualmente a quien entiende sus palabras que a los que no las entienden de modo alguno. Pero procurar decir de ello lo que tenga menos dificultad.

    1 De cau.ti.r linuuae Latinae.

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    I) No he conocido misionero alguno que no sea de esta opinin. Todos a porfa exaltan [299] hasta las estrellas una limpieza de expresin en las lenguas de los indios, una vivacidad, una claridad que enamora. Nunca se queda en duda de lo que dicen, sino cuando no se penetra el fondo de su lengua. Para lo que sirve de mucho tambin la costumbre de distinguir los sexos con partculas gracio-ssimas, la variedad de los participios muy claros, el casi ningn uso de equvocos.

    Diga, por ejemplo, un maipure lamu se fue. Y o enseguida sin esfuerzo s que habla de un hombre. C'n yu puesto delante me saca inmediatamente de confusin, y s que se habla de una mujer. Si entiendo bien el tamanaco, al oir, v. gr. inemri yuc-yepru tic-par, atendiendo a la fuerza del participio inemri, no tardo un momento en llegar a conocimiento de esta frase: el fruto salvaje que l come es sabroso. Qutese el n.emrt. ~~ pngase el nemetpe, ~, hme llevado a un tiempo pasado. P6ngase por fin inemed.iti, :,' este participio me dice que el fruto comido no slo era bueno, sino que lo haba comido varias veces. Esta precisin, esta claridad de hablar, no es sorprendente?

    Adase el casi ningn uso de palabras equvocas. Todas sus palabras son por lo comn diversas las unas de las otras. Toda cosa, todos sus complementos, todas sus ms mnimas variaciones, se explican diferentemente. En la lengua de los tamanacos, aunque me esfuerce mucho por encontrar palabras equvocas, no me acuerdo de ninguna. Haba yarias en el habla de los maipures, pero tales que no ocasionaban confusin a quien o(a. Lo que fcilmente se ve por las frases siguientes, en las cuales a cada momento se repite la palabra ca'-'. 1) Pare [300] na" ca~i el Padre nos ve. 11) Ca"l nukihuc esto es, dolorida mi cabeza. III) C'avl ninauc rema te fuer~e, e te.

    Queda por decir

  • 244 FCEXTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENE7.CELA

    dable, sino de diferentsima significacin. Qu bien dice en su hermossimo extracto de la lengua guaran el seor abate Legall La repeticin de algunas slabas de los verbos guaranes es suma-mente agradable )' elegante ... Que si a algunos no les parece tal, no ser un defecto de esta lengua, sino del paladar de ellos ... Puesto que los que bien la saben conocen tambin por experiencia, cunto tiene de sabroso .

    Qu diremos luego de que la lengua guaran es abundantsima en varias metforas y en muchas locuciones figuradas? Pero no todos a las lenguas americanas les contrastan la belleza, sino que P.onen en ridculo lo pobres que ellas son. Estn bien vestidas, segn algunos, pero son pobres. De este prejuicio, para mi solem-nsimo, se trata separadamente en varios captulos, para que se vea en qu dbiles fundamentos se apoya.

    [301] CAPTULO \1~11

    De lo.r defectos de la.t lenouaJ' amertcafUIJ.

    Demos principio a las acusaciones. Nada se calle de cuanto se ha dicho, ni tampoco de cuanto se ha escrito en contra. I) A algunos les parece rarsimo que en las lenguas de los americanos falten algunas de nuestras consonantes. Lo mismo da: tambin lo con-fieso ~Po. En la lengua mejicana, si se escribe con la ortografa de los italianos, faltan las siguientes letras: b, g,j, rt, z. Hemos dicho de estas letras que no las hay en las lenguas del Orin.oco, en las de los mojos :, los incas, ni tampoco en las de los algonquinos. Y por qu as? Es que son menos buenas? Lo niego a pies jun-tillas. Si no se quiere tambin afirmar que la nuestra italiana sea menos perfecta porque, excepto en algunas palabras puramente latinas, no se halla nunca la x~ o que la latina por el contrario carezca de toda perfeccin porque cuando se la habla puramente no se halla nunca la z. En sustancia: para qu fin se han inven-tado las letras sino para indicar las palabras? Pues si para pro-ferir las palabras de los indios son suficientes las que tienen, ha-bremos de reirnos de ellos? Esto sera una necedad. Desenga-

  • ENSAYO DE HISTORIA A:-.tERICANA 245

    nlonos, algunas que nos parecen a nosotros necesidades no son ms que superfluidades de hablar, 'j" si lo son a veces, no lo son en toda lengua. Nuestro hablar es gracioso, adems de explicarlo bien todo, sin los seis casos latinos; el de los griegos tiene slo cinco. No sera uno mu)" necio si pudiendo justamente hablar en latn

    0 en griego, con los casos susodichos, desease adems [302] los de los ilirios, 1 que como dicen los entendidos en su lengua llegan hasta ocho? Conclyase, pues, que a ciertas minucias, digmoslo as, de lengua no atienden los sabios. Unas en una lengua son hermosas, en otra son deformes ~y feas. Cada lengua se visti a su modo, cada una en el reparto del mundo tom su lugar separa-damente, cada una, sin sujecin a la otra, es reina.

    II) Estas mismas razones son conclu)"entsimas aun contra aquellos que en algunas lenguas americanas querran el verbo .tum, ni ms ni menos que en la latina. Digo en algunas, y no en todas, como muchos piensan. En la tamanaca, por decir de una lengua conocidsima para mi, existe el verbo uochill, sustantivo como el eJJ'e de los latinos. llochil yo fui, uoclu"ch ser, uochirirhe sera, etc. Pero se equivocara grandemente quien lo quisiera en todo tiempo, como en la lengua italiana o latina.

    Todos los indios conocidos por mi, no )"a los tamanacos, nunca usan el verbo sustantivo en las frases en presente. Hlo aqu de-clarado en tres lenguas. En la de los tamanacos palcurhe ure, en la de los maipures .ronirri can, en la de los pa.}'Ures rep yu, las cuales expresiones no significan otra cosa que bueno )'O. El che marangal de los guaranes es lo mismo; lo mismo el irpa au de los caribes. Y qu defecto es este para hacer tanto ruido? ~inguno, ninguno en absoluto. En la lengua latina acaso es una elegancia callar el verbo sustantivo; elegancia es tambin, pero no libre, en la de los indios. Si luego falta este verbo a algunos no 'j"a en el -presente, sino tambin en el pretrito ~y futuro, no debemos por eso decir [303] que sus expresiones sean defectuosas o mancas, sino slo que son diversas de las usadas en nuestra lengua.

    111) Pero el alboroto mayor contra las lenguas americanas se levanta porque en ellas no se encuentran las palabras propias de

    1 (Bajo este nombre designa el autor, como muchos contemporneos, el eslavo antiguo o eclesistico, usado en el culto de las iglesias orientales: scrbia, blgara, rusa.]

  • 246 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA

    las artes y de las ciencias conocidas en nuestro continente. \ter-daderamente el gran mal1 Esta acusaci6n en sustancia no quiere decir otra cosa sino que los americanos no saben todo, o al menos no tanto, de lo que saben los europeos. Pero no lo saben porque no lo han visto. Que lo vean o lo sepan una sola vez, y enseguida surgirn nuevas palabras, bien flexionando las extranjeras a su modo, bien por circunloquio, o de otra forma semejante, ni ms ni menos que hicieron los latinos antao, y hacemos tambin nosotros a la vista de nuevos objetos, y hacen todas las naciones.

    Aunque yo, por lo dems, reconociendo que les faltan a los indios las palabras propias de las artes, no quiero decir o que no co~ozcan arte alguna, o que aquellas que se hallaban entre ellos antes de los europeos estuvieran sin nombre. Lo poco o mucho que en esto supieron es por ellos explicado no menos que todo lo dems . .1.\"ono camni el alfarero, keieuie camni1 el tejedor, ke-teute yeic-poic-ni el hilandero, etc. Estas son todas voces tama-nacas muy propias. Se quieren otras tambin referentes a nuestras artes, conocidas modernamente de ellos? Hlas aqu: clzapio yaracamni el zapatero, neponde .varacamni el sastre, prala poco-mani el platero, etc. Y lo que digo en [304] tamanaco se dira igualmente bien en maipure y en otomaco y en cualquier otra lengua.

    I\T) Una acusacin de mayor relieve parece la de la falta de nmeros, no s61o aseverada por mi, sino por otros nobilsimos autores; esto es, los seores Camao, lraisos y Legal. Pero esto no es un mal de todas las lenguas americanas. La mejicana tiene todos los nmeros, los tiene la peruana, tiene muchos, si no mu-chsimos, la algonquina, si se cree a La Hontan que lo cuenta. Por lo dems, para quien bien reflexiona, no debe servirle de ma-ravilla esta tan celebrada falta. El estado de los salvajes no co-merciantes no requiere ms. Quiz los tu"ieron en su estado ms floreciente, cuando, como supuse ms arriba, deban contar tropas de soldados y filas de pueblos sometidos, ) .. contar las mercancas y las varias cosas de que abundaban.

    Pero en la vida que llevan hoy, para qu tan largas cuentas? En cuanto dice un salvaje maipure, por ejemplo, dame un cuchillo, dame dos, dame tres, parece que no le quede otra cosa que decir,

    1 El verbo capuri, del que viene el participio aunnli, significa tejer.

  • ENSAYO DE HISTORIA A~ERICANA 247

    y que junto con los deseos del coraz6n se agote tambin el deseo de manifestar ms. Pero imagnese uno que por la multitud de sus hijos, de sus parientes y amigos, no se contente con tres cuchillos. Contar minuciosamente los nmeros? De manera alguna, sino pies, creer significar bastante para su deseo con decir "e napl pittu, esto es, dame otros tantos. Si quiere decir n1s, dir: dame una caja llena, no ciento, no mil, no un milln. No, aquella vida, aunque acaso los tuvo, no tiene ahora estos nmeros.

    [305] Pero por qu nos mara,6.llamos de los americanos? De la misma manera son tambin los negros. Estaba )o una tarde hablando con los soldados de mi reduccin, entre los que haba un negro llamado Chepito. La fiesta celebrada en aquel da al arcngel San 1\'liguel dio ocasin a hablar del nmero de los n-geles, y habiendo sido preguntado con curiosidad por los soldados, dije que son sin nmero, millones de millones, tantos como las estrellas, como las hojas de los rboles, como la arenas del mar. A lo cual, tras las maravillas de los espaoles, no se conmovi nada Chepito, ~T me di yo cuenta de la causa. Por lo que le dije: e Oye, Chepito, son tantos los ngeles, que exceden el nmero de semillas de maz que caben en una fanega :t. 1 Y aqu si que el buen negro, OJtendo un nmero no desconocido para l, porque el contar de los negros es por medio de montoncitos de maz, aqu{ si que el negro se qued atnito, )' dijo tantas veces Jess, que por la novedad del pensar se rieron de buena gana todos. Tanto es verdad que los nmeros estn adaptados a la vida que una naci6n lleva muchos, si son muchas las ocasiones de usarlos, pocos, por el contrario, si pocas.

    De modo excelente Camao dice: e Tanta escasez de nmeros en una lengua en todo lo dems abundantsima (habla de la chi-quita) no puede atribuirse a otra cosa, segn mi idea, que a la falta de comercio~ a la pobreza suma de los chiquitos en el tiempo de su gentilidad. Divididos en pequeos grupos, consistentes c~da uno en una sola familia, distantes, independientes, y fugitivos los unos de los otros, reducidos a vivir en la oscuridad de las selvas, [306] con pocas frutas, con un poco de maz, con poca caza, y con pesca bastante slo para el alimento del da, sin compras y sin "entas, ~in comercio ni contunicacin recproca, sin espritu de in

    1 1\1edida espaiiola que contiene la tercera parte de un ruhbto.

  • 248 FUEXTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZt:ELA

    ters y sin el de acumular y conservar, sin temor ninguno a los ladrones, porque lo poco que haba era comn a todos, en esta forma de vida, digo, ni tenan bienes que contar ni cuidado de numerar sus pocas cosas, ni ocasin alguna de hacer la cuenta. Por lo que no inventaron otras palabras numerales sino las que sufi-cientes para contar las cosas en general, diciendo pocos, mu-chos, etc.

    Por la misma causa no tienen los nombres de pesos, de medidas, y otros que a las naciones cultas les dio el comercio de las unas con las otras. Si en los tiempos antiguos vivieron alguna vez en mayor unin, si en mayor abundancia de bienes, con codicia menos dbil, y tuvieron algn comercio entre ellos, no dudo de que la necesidad de contar lo propio y lo ajeno, lo que se daba ~ lo que se reciba, lo que haba de provecho ~.,. lo que poco a poco se iba acumulando, no dudo, que les hizo hallar nmeros con que expli-carse. Pero divididos despus entre ellos, como he dicho, se perdieron totalmente por falta de uso ::t~. Hasta aqu Camao.

    He aqu los defectos de las lenguas americanas, que tan decan-tados son por muchos, reducidos a humo finalmente, y sin mucho esfuerzo, porque no son verdaderos defectos. Los que puedo decir que parecen de ma.yor relieve son [307] stos: I) Aunque las lenguas americanas sean, al decir de doctos misioneros, hermossimas, no todas tienen el imperativo distinto del presente de indicativo. Pinav en la lengua de los maipures significa miras y mira, ninav mirais y mirad, etc. Pero este defecto no es de todas las lenguas. Los tamanacos y otros dan al imperativo una desinencia que no tiene el indicativo. dmare yener-hak t miras, yenek mira t; yeneiek mirad vosotros, etc.

    11) Un defecto maj'Or que este es el de Jos pocos tiempos del optativo y del subjuntivo. Ya hemos hablado de ello en el extracto de la lengua guaran. Pero no son los nicos en sufrir de este mal. Los otros que )'O conozco tambin son as. El nunafJ panic de los maipures, y el ient.r de los ta1nanacos, es la nica palabra de su optativo. Y aunque ~ ... o a veces la acomodase a tiempo an pa-sado, no puedo sin embargo decir que ellos se sirvieran nunca de ella en este sentido. En realidad para quien comprende bien su lenguaje no parece tener otro significado sino este: ulinam "ideam, nunca aquel otro de ulinam vt.derim, ulinam "idiJ.Jem.

  • ENSAYO DE IIISTORIA ~'1ERICAN.o\ 249

    III) Qu diremos del verbo negativo ulinam non "ideam, etc.? Yo para esto, despus de tantos aos de asiduo estudio, no encuentro una expresin, al menos clara, sino un circunloquio.

    I\'T) El subjuntivo tendra tambin los mismos defectos, si no fuera por las partculas que distinguen los tiempos. Penre uy yanr-yave cum 'l'iderem vel vidissem antea ; amenre uy yanr-.JJafle cum videam nunc ~; acomne uy ~venr-yave e: cum postea videro .... t\s los tamanacos, as tambin en sustancia los maipures.

    [308] \') Pero el defecto mximo es el de no haber en las lenguas americanas (hablo al menos de las orinoquenses} las partculas conjuntivas y las dis~"UD.tivas. Lo que hace la traduccin de nuestros libros dificilsima. ~o s en verdad como entre tanta abundancia de palabras inventadas no tengan an stas. Por la falta de y es preciso no raras veces usar en vez de l el adverbio an; y en el maipure no viene mal en algunos casos. Pero en tamanaco no es as. Por lo comn se presenta contra nuestro deseo. El o disyun-tivo no puede suplirse sino con la repeticin de las mismas palabras, como hemos dicho en los extractos de las lenguas. Este defecto yo no lo querra. !\le parece que es demasiado grande para pre-dicar y para traducir libros en su habla.

    Aunque para los indios, gente por lo comn rpida y precisa en el decir, pero lenta a veces J' difusa hasta el exceso, este de-fecto, segn nos parece, es bien pequeo, y no es en absoluto defecto. :Nosotros, por ejemplo, o por belleza o por necesidad de hablar nos expresamos as: va~la Pedro )' Juan y Francisco, etc. El americano en estas ocasiones tiene ms flen1a. \' a)ramos ante un reyezuelo tamanaco a pedirle remeros, y digamos que queremos diez. El, una vez que nos ha odo, se vuelve a sus sbditos y les dice, levantando las dos manos: Cale"~nne ti ilelechl moche-yakre~ moche Pedro, moche Cuani, moche Pranlico, etc. Es decir: tantos irn con ste, este Pedro, G coge el primer dedo), este Juan (y toma el segundo), este Francisco (y aprieta el tercero), etc.

    Qu decs de tanta superfluidad de palabras en tanta con cisin de lengua? Mayor es la que se busca expresando el o dis-~\llltivo. Si nuestro ~309] buen cacique sabe el disgusto de sus sbditos por reinar, con los ojos bajos dice: Cai4"enne li ilelecltl moche-yakre~ moche Pero, crere itemnr-ya~e, Cuni iterE, Cuni ilemnr-ya~~e, iterl Prancico, etc., esto es, tantos irn con ste:

  • 250 FUE~TTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VE~EZUI!:LA.

    este Pedro, cuando l no vaya, ir Juan, cuando Juan no vaya, ir Francisco, y con su bendito e cuando no va.ya no acaba nunca.

    No esto)" aqu repitiendo aburridamente el defecto de palabras de cumplido, de las palabras de honor, y de otras semejantes que estn en uso entre naciones civilizadas, de lo cual ya dijimos bas-tante en otra parte. 1 Pero si se quiere mi parecer sobre ello, digo que estas palabras son expresiones de la ocasin. iQu carcajadas no dio V alerio .r.1arcial 2 al oir que el pobre Sosibiano llamaba seor a su padre! Hasta lo trat de esclavo, parecindole tal modo de hablar no conveniente a otros que a gente de semejante calaa. As} se discurra en Roma en el 1 siglo de la era cristiana, as en el tiempo de los primeros csares. Hoy da quien no trata a sus padres con el ttulo de seor es persona de la ltima ralea.

    Esto mismo digo yo de los indios, especialmente salvajes. Acaso en los tiempos pasados fue moda entre ellos que hubiera muchas palabras de cumplido, cuando estuvieron todos juntos, cuando hubo entre ellos re~"es. Ho) ... , creyndose todos iguales, y hechos an ms libres con la rudeza, las tienen por suprfluas. Y no es, por otra parte, que todos sean de este humor. Los mejicanos usan de tales palabras hasta el exceso, con interponer y postponer [310] casi de contnuo en los nombres y en los adverbios ~" en los '\"erbos la partcula zin, que en su habla se dice reverencial. Y a seal entre los tamanacos el uso graciossimo del adverbio page. por favor, que a cada momento repiten; y tendra tambin acaso mucho ms que notar si supiese los usos de los caribes, CUj'O len-guaje es en mi opini6n acaso el ms bello de todos los americanos.

    l Tomo II de mi historia_, lib. l\', cap. 3.

    2 Epi!Jr. 1 68.

  • ENSAYO DE HISTORIA A~ERICANA 251

    CAPTlJLO VIII

    Del acento de la.t len!JuM americanu.

    Esta acusacin es de bien pocos, y por lo comn veo que es de aquellos s6lo que nunca supieron bien las lenguas de los ame-ricanos. Y de estos tales, semejantes a muchos que blasonan au-dazmente de lo que no saben, no hay que hacer ningn caso; ni J'O hablo a aquellos que de todo juzgan por prejuicio. Pero no puedo menos de maravillarme altamente del seor La Hontan, que por lo dems demuestra haber sabido suficientemente las len-guas de los hurones y de los algonquinos. Y sin embargo (quin lo creera de persona culta?) tiene la bondad de hacemos creer que estas lenguas no tienen ni acentos ni tonos. Y ~~o (confieso ingnuamente la '\terdad) me lo habra credo bajo su palabra si no presentara ninguna a las palabras indias por l sabidas. He aqu el motivo por el que habra cado en error.

    En el Orinoco mismo hay dos naciones, es decir, la otomaca y la ~~arura, cu~~as palabras, n.o todas, pero muchas ciertamente, son monoslabas. Y a hemos dicho en otro lugar de las otomacas. He aqu algunas ~taruras: do el sol, to el rbol. no el camino, lo [311] casa, etc. Pero sin culpa mia habra quedado traicionado por mi prctica, y habra credo las palabras algonquinas seme-jantes a los de stos, o a lo sumo las habra estimado bislabas, imaginando que todas estuvieran sin acento, como nuestros mamma, ba6bo, papa, etc.

    Pero leyendo despus el catlogo de las palabras algonquinas que l aade, ~r viendo en ellas trislabas y cuadrislabas y penta-slabas, ~, no aqiiellas que ~'O haba imaginado antes, grit ense-guida: no es posible que sean sin acento alguno, sin ningn tono. Lo que dirn tambin conmigo, sin obligarme a demostrarlo, todos aquellos que reflexionan sobre los varios sonidos de las palabras de ms de dos slabas. El mismo seor La Hontan se dio cuenia al fin con decirnos que al pronunciar las palabras algonquinas debe hacerse pausa, o como l dice, apo~~arse en la vocal a. Es que este apo;yo de la voz es otra cosa que el acento, que el tono? l\'las baste de sto. Todo sabio est seguro de que en todas las lenguas hay v~rios acentos. \ 7eamos ms bien cules son los de los americanos, ~.. qu uso hacen de ellos.

  • 252 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZCELA

    El predilecto parece el acento agudo en las finales, a cambio del cual por la costumbre introducida, nosotros los italianos usa-mos el grave. Recitar algunas palabras con el orden de que las primeras sean tamanacas ~., las segundas maipures. Achem calle, kitim red para dormir, ioron pjaro, prulpeli cabeza, etc. ,Jfenill campo, yomuk.l maz, taman nube, kt"puc viento, etc. Las partculas postpuestas a los nombres, siempre o casi siempre son largas: lepup lugar pedregoso, matac al campo, etc. As los tamanacos. Pinli-icutl en la poblacin, [312] a-pakill en el rbol, etc. Estas son de los maipures.

    Las "oces bislabas son comnmente breves, tanto en la lengua de los tamanacos, como en la de los maipures. He aqu las pri-meras: nata la puerta, pala la poblacin, chike la pulga nigua, mofo el gusano, cani la tortuga terrestre, etc. He aqu las segundas: CJeni el agua, piiu tu madre, iii pare piti cul es tu nombre?

    Hasta ahora hemos visto los acentos largos en las ltimas letras, y tan1bin acentos breves. Pero no es este el nico modo de usar de ellos. Los veremos tambin en otras slabas. Las si-guientes palabras tamanacas, al fin de las cuales aadiremos las maipures, los tienen en la penltima: caJ.CJe as, chenre esta cosa, mor re aquella cosa, etc.; urrpu la estrella, arla el pltano, arari aqu, etc. Queremos verlos en la antepenltima? Escuch-moselos a los tamanacos y bstennos estos: urtpere tanine paca-mliri, etc., tambin :yo beb leche de vaca. No me acuerdo de otra clase de acentos en estas dos lenguas. Pero en la otomaca, de la que entiendo muy poco, esto es, las solas palabras que me dio ocasin de aprender el poco frecuente trato con ellos,- o decir a uno de sus misioneros 1 que has tambin en ella acentos seme-jantes a los de nuestro italiano: deirn'linano, mcinano, dellberano, etctera.

    Pues esta variedad de tonos y de acentos es increble la gracia que tiene en el hablar de los americanos, :l cunto podra servir para la composicin de ""ersos graciosfsimos si entre ellos hubiera quien en ello pensase. Pero nada sera ms fcil (tanto por los acentos :," por la terminacin semejante de [313] muchas palabras indias) que hacer versos con rima. Quien ha ledo con alguna atencin el extracto de la lengua de los incas, se da cuenta pronto

    1 El difunto seor a bate Polo.

  • ENSAYO DE HISTO:::liA AMERICANA 253

    de esta cualidad, la cual es por lo dems muy particular en las len-guas de los tamanacos y de los maipures. Oigamos un poco a los primeros: yumecru barrer, yuru dar, etc.; cancamri salamandra, iti1nri llorar, etc. Oigamos a los segundos: catikC la :}'\l.Ca, camo-nakC la gente, etc., kinit[ el gusano, urrall el vientre, etc., vacli donde, pinti poblacin, etc. Hagamos aqu fin en una cosa que verdaderamente no lo tiene.

    Con todo, aunque hacer versos en rima sea cosa naturalsima en toda naci6n, aun ruda, aunque las lenguas indias inviten a sus hablantes a usar de ella casi cada tres palabras, con todo, como hemos dicho en otra parte, esta clase de poesa no se usa, al menos en el Orinoco. Yo era todo ojos y tambin odos para observar cualquier mnima particularidad de las lenguas. Esta no la vi nunca, excepto que los tamanacos no ~"a en los cantos, sino en el hablar ordinario, tienen frases rimadas. Anoto algunas, que para que los sabios las entiendan mejor traducir al latn .. Chonuani amre? quorsum tu? :o, uoio uo11i piscem occisurus 'J)' yeye mani e arborem caesurus , peye yapot"c-ni e testudinem arrep-turus 7), etc. En las cuales frases ruego a los lectores que adviertan la desinencia igual del e quorsum con la respuesta de los indios. Ni ms ni menos ocurre con el plural. ChonUJlninnam amamro? uoto uoinnam, yeye mainnam, etc.

    Esta gracia de hablar, para quien la entiende parceme bien grande. Sin embargo yo para la rima do~la preferencia a la lengua de los maipures, que es ms sencilla y ms manejable que la ta-manaca.

    [314] CAPTlJLO IX

    De la abundancia de 1M lengua.!' americanar1.

    Por lo dicho hasta aqu no parece que se deba ms tomar en cuenta a aquellos que han ridiculizado tanto la pobreza de los americanos, por cosillas de nada, por mnin1os defectlos, por mo-tivos, en fin, por los que se podran criticar no slo sus lenguas, sino hasta las nuestras. En la lengua italiana, apreciabilsima para nosotros, qu enormes defectos no cre)"" ver cierto dialo-

  • 254 PUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA

    guista extranjero? 1 El francs, porque es lengua de moda, se traga sin examen. Si Je vouloi.r, desinencia semejante del todo al imper-fecto de indicativo, se o.ye a diario tambin en el subjuntivo; se o.ye en tiempo diferentsimo, ~.,. se oye sin horror, y aun sin crtica. Qu diremos del cuatro veintes en vez de ochenta, qu de otras tales expresiones?

    Pero me interrumpo. Dgase tambin lo que se quiera. Esto.y pronto para escuchar, me agrada la equidad. La lengua francesa, me dicen, es graciosa :," elegante, es apta para expresar pulidamente todo. Aquellas expresiones suyas lejanas de nuestro modo de hablar son idiotismos, son gracias, son modos amables, ni ms ni menos que en latn un hoc aelali.r J"icophantari me pudef de Plauto, un ru eodem e.rl li:Jci, quo reliqui.rfi de Tulio, ) .. semejantes cosas, donde los gramticos encontraran solecismos.

    f\'luy bien, me contento. Pero por qu no se dice lo mismo de las lenguas americanas? Por qu (315] se hace tanto ruido por no hallarse en ellas algunos modos de nuestro hablar? A oir a algunos que las lenguas americanas ni siquiera saben a primera flor de labios, en ellas todo es pobreza, todo sordidez, todo miseria suma. Si les creemos, por esta inconsistente razn de que les faltan nuestro modo de producir con la voz los conceptos, parece que an estn con el papa y la 11Ulma en la boca, )" que a manera de nios lactantes no sepan otra cosa sino las primeras voces ms nece-sarias. Esto es necedad. Las lenguas americanas van vestidas, y pomposamente, pero no a nuestro uso. Su ornato es diverso, pero no es escaso.

    Y hn1e aqu diciendo (tanta es la seguridad de mi causa) una cosa que parecer extrasima. Las lenguas de los tamanacos "!!.,. de los maipures no tienen el verbo poder. i.\'las qu importa? Pues no tienen manera de expresarse de otro modo? Lo niego. He aqu el de los primeros, que es graciossimo: uonzdec-p he de levantarme, uomdec-p pr no he de levantanne. 1\'ls claro: est mihi ut surgam, non est mihi ut surgam , aunque por elegancia y por costumbre no se expresa el verbo ser en las dichas frases. Hay otro ms lindo~.,. es ste: yacaramr-yarnepr ure e non sum par dicendo , etc. El de los maipures es ms fcil, pero tambin muy distinto de nuestros usos, esto es: nuca nuPiklna nukiecacu

    1 ~Tase en !'1uRATORI, Delia pe1j. poe.r., lib. 111, cap. 9.

  • E~SAYO DE HISTORIA Ar--1ERICANA 255

    no termino de levantarme, nufliklna nukiecacu termino de levan-tarme, nuviklna nutir termino de hablar, o como nosotros de-cimos, puedo hablar.

    [316] Para quien entiende muchas lenguas parece que se ha dicho con esto bastante que una cosa puede decirse de muchas maneras, y parece a la vez explicado que una lengua no debe decirse menos abundante que otra porque le falten las expresiones de sta. Cada una tiene las SU)"as propias, las cuales puestas en comparacin con las de otra no son ni menos numerosas, ni menos estimables. Qu importa decir una cosa al uso latino, al uso indio, 0 tambin al uso griego, si en cada lengua extranjera me explico igualmente bien? Yo esta cualidad de habla la encuentro no menos, y acaso ms, en las lenguas americanas que en las nuestras. Y digo sin punto de dificultad que son copiosfsimas de varias expresiones, y no escasas, ni defectuosas, como pretende quien no las entiende. La materia es demasiado vasta. Reduzcmosla a pocos puntos, y decida el lector.

    1) l\1e sirvo en primer lugar de la autoridad ajena; despus aadir mis razones. e De la lengua chiquita, dice Camao en sus extractos, ha)~ un -,..ocabulario en folio del grueso de tres dedos y de letra pequesima. ~o hay en lvoces griegas ni nombre alguno de dioses, de hroes, de musas, y de sabios, ni fbulas, ni historias, ni descripciones, ni disputas sobre la etimologa y sobre la orto-grafa de las palabras, ni citas de autores, ni textos largos. El latn, si se quitaran estas palabras que hemos dicho, reducido a pura latinidad, dudo acaso que sea tan grande, a lo que aade que en el vocabulario chiquito se omiten muchos verbos y verbales cuya formacin resulta conocida por las reglas de las [317] partculas, etc. Adese tambin que le faltan adems muchas frases ~? palabras que diariamente se oan a los indios ~ ... que se iban notando para formar un nuevo "'lOcabulario ms exacto . Despus de este au~or tan estimable juzgo suprfluo aducir el parecer de otros insignes misioneros. Pero no dejar de decir que yo pienso en todo lo mismo, ~ que las mismas opiniones tuve yo sobre el aumento de los diccio-nar?os por mi compuestos en las lenguas de los tamanacos ~ ... de los ma1pures.

    11) He aqu las razones. Los americanos, no menos que nosotros, Y acaso an ms, tienen nombres propios para cada cosa; para los metales que conocen, para las hierbas, para las plantas, para

  • 256 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA

    los frutos, para todo. Tan excelentes, por as decir, anatomistas de la naturaleza no los he conocido ni aun entre nosotros, excepto los que de intento se entregan al estudio de la botnica o de la qumica.

    III) Qu diremos de la abundancia prodigiosa de los verbos, qu de la de los varios tiempos y de los modos, qu de la de los participios? I-Illase una lengua entre las lenguas que tenga ms abundancia. Los tamanacos tienen el dual en la primera persona del plural, los araucanos lo tienen en todas. Los tamanacos, los guaranes, los peruanos, los mejicanos, los algonquinos, etc., en ~1 pronombre nosotros tienen dos significados nunca imaginados por nosotros. Ko es lindo el modo permisivo? Nosotros no lo tenemos. No es expresivo el verbo negativo y no es conciso? Lo tienen los tamanacos y otros. Pero tiento lo imposible con querer decir la variedad adn1irabilsima de los verbos indios. Una sola conjugaci6n de los tamanacos, [318] que presentar en..~eguida, sacar de dudas a todo hombre prudente.

    I\') Y qu diremos de que para explicar ciertas cosas diversas entre sf, en nuestras lenguas basta una sola palabra, ~~ en las indias se requieren al menos dos? As: con Pedro Pero-yakre, con palo yeye-k. Estas son las tamanacas. Estas otras las maipures: Pero-tami, J'uvi-in.

    \') Los nombres de parentesco son como una mina de varias flexiones increbles. Oigase a un tamanaco: papa mi padre, emu tu padre, imu su padre, etc. Hable un maipure: nap mi padre, piki"acan el tuyo, etc. Que vuelva a hablar el tamanaco: ochu mi madre, achne tu madre, yane la suya, etc. Que hable otra vez ta1nbin el maipure: in mi madre, pilu tu madre, itu ]a suJ'a, etc.

    '\~I) El gnero en la tercera persona de singular de los verbos J' en la tercera de los nombres sirve de mucho para la claridad del decir. l\1.as para nosotros de qu dificultad no es? Oigase al mai-pure, para quien es frecuente este modo de expresarse: lur habl, dcese del hombre; yulur habl6, dcese de la mujer. Quaia una barquita, npua mi barquita, plpua la tu~'a, pua la de l, ypua de ella, etc., ilu la madre de l, yu.tu la madre de ella, etc.

    \'II) Las partculas que significan estado en un lugar o tam-bin movimiento de lugar a lugar, en cada lengua india son no slo muchas, sino difcrentsimas. Y a lo he anotado en los extractos, . . . pero s1empre con pars1moJua para no cansar.

  • E.XSAYO DE HISTORIA AMERICANA 257

    [319] VIII) El modo de contar no es por lo general ni difcil ni largo. Pero entre nosotros dnde se hallarn naciones que hayan inventado decir en diversas formas, segn la (liversidad de las cosas, uno, dos, tres, cuatro, etc., como ~a hemos dicho de los maipures :l de los n1ojos, de los primeros en el tomo II de nuestra historia y de las segundas en el extracto de su lengua?

    IX) Sobrepasa todo crdito lo que voy a decir. Los slivas tienen adjetivos que cambian al cambiar las cosas a que se aplican. Si se dice hermoso, por ejemplo, una es la palabra para llamar hermoso a W1 hombre, otra para llamar hermoso a un potro, otra para llamar as a un pez, otra para un rbol, etc. As aseguran los misioneros que han estado entre ellos en mi tiempo. No s si a tanto se extiende el habla de los otomacos. De ello so.y juez en pequea parte. Pero me consta por lo dems como seguro que si decs lenna bueno de un hombre, la voz es adecuada, mas si lo decs de un animal, se reirn todos y os dirn que el animal no es ienna, sino ta. Baste de este vastsimo pilago, ~ dgase tambin sin escrpulo alguno de ultrajar la verdad de la historia, que las lenguas americanas hasta ahora han sido juzgadas a ciegas. Lo que demostrar an mejor la siguiente conjugacin.

    [320] CAPiTULO X

    De una con;ugacin de loJ t~erboJ lamanaco.r.

    Terminemos de desengaarnos de la portentosa abundancia de las lenguas americanas con presentar una conjugacin de los verbos tamanacos, pero .acompaada de las reflexiones necesarias para ser bien entendida. Elijo el verbo yarri de la primera clase de los verbos activos ms fciles.

    Presente de indicativo

    yarer-bac-nre yo llevo yarer-bakt amare t llevas,. etc.

    En este tiempo no hay otra variacin que la de los pronombres que hemos descrito en el libro III. Ntense adems tres cosas.

    17

  • 258 FUENTES PARA LA HISTORIA COLO~IAL DE VENEZUELA

    La primera, que en este, como en todo otro tiempo, hay el dual y el nmero que yo he llamado determinado; esto es, kive yarer-hak nosotros dos llevamos, ki.kenW yarer-bak nosotros solos lle-''amos. La segunda cosa, que este presente hace un sentido, por decirlo as, de actualidad, no siendo como nuestro llevo, que sig-nifica v. gr. no slo el vestido que tengo ahora puesto, sino tam-bin el que llev a;yer ) .. llevar tambin maana. )y o llevo tal vestido es en nuestro modo de hablar una frase de amplio signi-ficado; en el de los tamanacos es una cosa verdaderamente actual. Por lo que, por ejemplo, para decir llevo el rosario al cuello, no se expresara bien con el verbo susodicho, sino que hara falta su frecuentativo, esto es: rochario iarplac-ure uarr-yaye. La ter-cera cosa finalmente es que el presente podra ser permiJ"ivo, [321] esto es, de uno que pide licencia o permiso para hacer una cosa. Y entonces, variando de alguna manera el sentido, cambia tambin el modo de hablar. En tamanaco este presente tiene dos solas formas, a saber:

    Presente permisivo para cosas que estn cerca:

    farech llevo ~lO yumna yarech llevamos nosotros.

    Presente permisivo para cosas aleja das:

    larelipi llevo o voy a llevar yumna yarellpi llevamos o vamos a llevar.

    Pretrito I para cosas de un da:

    lari he llevado mari has llevado narlt. o yarii ha llevado yumna-nari hemos llevado kek-charlt. nosotros dos hemos llevado kek-charelve nosotros solos hemos llevado marelve vosotros habeis llevado naralve o yaretve ellos han llevado

    Pretrito 11, para cosas que no sobrepasan una o dos semanas:

    Este tiempo, como tambin los siguientes, para no cansar ms con la repeticin de semejantes palabras, los daremos s6lo en la

  • ENSAYO DE HISTORIA A~iERICA~ A 259

    lengua de los tamanacos. Mas para que no sea esto motivo de con-fusi6n, notaremos las diversas personas con los nmeros correspon-dientes. 1 significar la primera, 2, la segunda, etc. D, dual, P.D., plural determinado.

    [322] 1 Sing.

    PI.

    l. iareyac-ne 2. mareyac-ne 3. nareyac-ne o yareyac-ne.

    l . . rumna nareyac-ne o yareyac-ne D. kek-chareyac-nt

    P.D. kek-chare .. vateic-ne 2. mareyaleic-ne 3. nareyaleic-ne o yareyaleic-ne.

    Pretrito III, para cosas de un mes, de dos, de tres, etc.:

    Sing. 1

    PI.

    l. larine 2. marine 3. narine o yarine

    l. yumna narline D. kek-charine

    P.D. kek-clzarelomne 2. marelomnt 3. 11arefomne o yarelomne.

    Pretrito IV, para el relato de cosas antiguas:

    Sing. 1

    PI.

    l. farlrimyac-ne 2. marlrimyac-ne 3. narrimyac-ne o yarerimyac-ne.

    l. yumna narrimyac-ne, etc. D. kek-charlrimyac-ne

    P.D. kek-ciUJrl.rimyati~e 2. ~rrin1yailve 3. narrimyaive, etc.

  • 260 FUENTES PARA LA HISTORIA COWNIAL DE VE~~ZUELA

    Aoristo adaptable a todo pretrito:

    l l. larach uy Sing. 2. auy larech [323] 3. iieuy Larechi. l. yumna uy larech

    D. kiiJe uy larech PI. P.D. kikem uy larechl

    2. auyac-ne larech 3. ileuyac-ne farech.

    Futuro l, semejante al nuestro:

    1 l. tarechl

    Sing. 2. marech[ 3. narechl o yarechl.

    l. yumiUlyarech D. kek-chrech[

    Pl. P.D. kek-chretechl ? mariechl - 3. narlechl o yarlechi.

    Futuro Il, para cosas alejadas:

    l. larelmuchl 2. mareimuchl Sing. 1 3. nareimuchl o yaretmuchl.

    Pl.

    l. &vumha yaretmuchE D. kek-charelmuchl

    P.D. kek-chareimdechl 2. marelmdechl 3. narelmdeclr( o yarelmdeclrl.

    De este futuro usan los tamanacos cuando una cosa no est cerca (pues para este caso se usa el primer futuro), sino cuando est alejada de los hablantes, J' equivale a nuestro modo de hablar ir a llevar. El tercer futuro, del que enseguida [324] hablaremos, es tambin digno de observacin, porque no se usa indiferentemente

  • ENSAYO DE HISTORIA A~!ERICA~A 261

    para todos los sentidos, sino s61o cuando el futuro es casi depen-diente de un verbo en otro tiempo que le precede, v. gr. dame de comer y vivir, frase que se traduce as en tamanaco: nanapri anke, pemo uochld_je. En esta frase va notado el futuro pemo uochidje estar vivo, a cuya semejanza se conjuga tambin otro verbo cualquiera. Esto supuesto, el tercer futuro de la conjugaci6n presente se forma as:

    Sing.

    1

    PI.

    Futuro 111

    l. iareiJ.je 2. mariicf.je 3. naridje o yarid"e.

    l. yumna yaridJ"e D. kek-charid;"e

    P.D. kek-clzarett'dje 2. marelidj'e 3. naretidje o yareiidje.

    Imperativo

    Usase slo en la segunda y en la tercera persona de todos los nmeros; es decir, tambin en el que se llama dual, ~ ... tambin en el plural determinado, como se ver por lo que aado:

    yarek lleva t yareiek llevad vosotros crre nari lleve l kek charine llevemos nosotros dos kek chareine llevemos nosotros solos chambro narel~'e lleven ellos.

    [325] En este modo de formar el imperativo, en la tercera persona, tanto del singular como del plural, hay algn defecto, porque, como fcilmente se ve, su flcxi6n es semejante a la del primer pretrito. Pero este defecto es bien pequeo respecto de los muchos que algunos indios suelen tener en este modo, hasta confundirlo con el presente de indicativo. Los tamanacos, adem~ de este imperativo, tienen tambin otro para cosas alejadas, y es ste:

  • 262 FUENTES PARA LA HISTOIUA COLONIAL DE VENEZUELA

    yaret lleva o ve a llevar .vareiamdek llevad crere naretamt. lleve l kek-charei llevemos nosotros dos kek-charelmden llevemos nosotros solos kiamro narelamdlPe lleven ellos.

    Modo prohibitivo

    fana.rli no lleves ianiU'et"e no lleveis.

    Este prohibitivo es bien gracioso en el hablar de los tama-nacos, y no incluye ninguna partcula, v. gr. no, nunca, etc., como veo ocurre por lo comn en toda lengua india, excepto la de los mojos, que al formar el prohibitivo es semejante a la tamanaca. Por lo dems, el prohibiti"o de los tamanacos no se extiende ms que a la segunda persona de ambos nmeros, porque si sucede que se hable tambin as en la tercera, se sirven de la expresin anarepr aichl, anarepr aic-iecn[, esto es, traduciendo la frase palabra por palabra: no portante ser, [326] no portantes sern, el cual modo de decir en su lengua es hermossimo.

    Modo optativo

    El modo optativo, que los latinos explicaron en diversos tiempos con la aadidura de la partcula uiiiUlm, en la lengua de los tama-nacos, si se habla propiamente, no tiene ms que un solo tiempo, y es el presente. Nunca se aplica nunca al pasado, nunca al futuro. He aqu el modo de usarlo.

    l. larerl e: utinam portem :. 2. marer 3. narer l. yumna nareri

    D. kek-ckarerl P.D. kek-cltarefer

    2. mareier.

  • ENSAYO DE HISTORIA A1'-tERICA~A 263

    Taruirbe es un pretrito de este modo correspondiente al latn "iderem o "idi.rJem, pero en esta ltima forma se usa IDU)" pocas veces. En lo dems he aqu el modo de conjugarlo.

    l. tarerirhe e portarem o portassem 2. marerirbe 3. nartrirbe o yaruirhe l. yumna yarerirbe

    D. kek-clrarerirhe P.D. kek-charelerirhe

    2. maref.erirhe 3. nareterirhe o yareterirhe.

    [327] He aqu los modos que preceden al subjuntivo, los cuales, conjugndose diversamente en los varios tiempos, son por lo comn semejantes en las partculas de personas anotadas al principio del verbo. Estas partculas las he descrito cuidadosamente, a fin de que se vea el artificio, que me parece admirabilsimo en gente salvaje. Mas por brevedad he dejado algunas que pueden usarse ~? omitirse a gusto de los hablantes. Las anoto brevemente aqu: en la tercera persona del singular y del plural las partculas son hasta tres, es decir: na, ya o ana; ,.,a se han dado ejemplos de las dos primeras, y he aqu de la tercera: ana.rec/t[ llevar, anarelechl llevarn, anarek lleva, anareiek llevad, etc.

    Modo subjuntivo

    De este modo los indios se sirven aadiendo al verbo algunas partculas, as{ la de si o cuando, que por lo dems en su lengua no son de diferente significado, como se ver despus.

    l. uy yarer-yave si )~o, o cuando yo lleve, llevase o llevare 2. auy yarer-yarJe 3. ileuy yarer-ya"e l. yumna uy yarer-ya"e

    D. ki yarer-.vave P.D. kiak-ne yarer-yaCJe

    2. auyac-ne yarer-yaPe 3. ileuyac-ne yarer-yave.

  • 264 FUENTES PARA LA HISTORIA COLOXIAL DE VE~EZUELA

    Infinitivo

    yarri llevar; no hay correspondiente a haber llevado.

    [328] Aado otros modos equivalentes a los gerundios, a los supinos_. etc. Y arech quiere decir a llevar; yaretepchr~e antes de llevar; .varefpep despus de llevar; yareiekemn poco despus de haber llevado; yared.ielpe o yared_jetpan para llevar; v. gr. kt"ttim anuk uy yared.iefpe peya pon dame la red de dormir para llevarla al puerto. Yare-tept5 significa tambin para llevar, pero en sentido distinto; o sea, cuando esta expresin incluye tambin el instru-mento de llevar, v. gr. camicluz anke, uya yare-tep ii"e akifli-mri dame una tela para llevar en ella tu red o tu hamaca. Pama anke uoio cuine-lep dame sal para sazonar el pescado, etc.

    Adems de los modos descritos, la lengua tamanaca, y acaso todas las dems del Orinoco, tiene otro que me parece propio de solas las lenguas americanas. Lo llamaremos modo apto para producir miedo, y es de dos clases. El primero, que se usa en las frases cortas ~ ... vibrantes, tiene la desinencia en nenu, as carennu, :,'en el plural carelengem, equivalente a la expresin latina vide , o cave ne te deferam , o tambin, cavete ne vos deferam . Pero puede tambin decirse en otra persona: yarennu caveo >, o vereor neme deferas ~. ar~arennu iieuy e cave ne te deferat .

    El segundo modo se usa en las frases ms bien largas, v. gr. palcurbe uochir(pche ure, uaplo-.. vac ufr-yar~apont5. En la cual frase toda la fuerza de este modo est en la partcula ya"apon, y toda entera vale como decir: bueno quiero ser )'O, al infierno de ir por miedo, etc.

    Participios

    aren o arei que lleva, en sentido absoluto yareni que lleva, pero contracto con nombre

    [329] no.rri lo que yo llevo Mrlfpe lo que he llevado nared;'lti lo que he llevado a menudo yaredj"c-pe cosa llevada .. IJareclumo cosas llevadas iarechme lo que se lleva iarechemhi lo que puede llevarse.

  • E~SA YO DE HISTORIA AMERICANA 265

    CAPiTULO XI

    De una conJugacin de loJ "erhoJ' aciivo.r irreoulares.

    Aade el colmo a la dificultad de las lenguas americanas, si no a su abundancia, el conjugar los verbos irregulares. Presento la del verbo tar decir.

    ~iodo indicativo

    Presente l. taro pac-ure 2. taro pak amare, etc.

    Este primer presente, como ~,.a dije, significa actualidad. Cuando se toma en otro modo, es decir, en el sentido casi habitual, se dice as:

    l. tar uy 2. tar auy, etc.

    Presente permisivo para cosas que estn cerca

    4uach digo yo ,.,_rumna 4uach decimos nosotros.

    Presente permisivo para cosas alejadas:

    quailpi digo ~yo o voy a decir

    [330]

    yumna quattpt. decimos nosotros o vamos a decir.

    Pretrito 1

    l. quat 2. mgat 3. tai l. yumna tai

    D. kiicai P.D. kilcailfle

    2. moatlve 3. talfle.

  • 266 FUENTES PARA LA HISTORIA COLO~IAL DE VENEZUELA

    (331]

    Pretrito 11

    l. quayac-ne 2. mga .. vac-ne 3. channe. l. yumna channe

    D. kitcayac-ne P.D. kilcayateic-ne

    2. mgayateic-ne 3. cayaleic-ne

    Pretrito 111

    l. quine 2. mgine 3. lt..ne l. ~11umna tine

    D. kitcine P.D. kitcteine

    2. mgalomne 3. talomne.

    Pretrito IV

    l. quarimyanne 2. mgarimyanne 3. carimyanne l. yumna carimyanne

    D. kifcarimyanne P.D. kitcarimyaiPe

    2. mgarimyatPe 3. carimyafve.

    Falta en este verbo el aoristo.

    Futuro 1

    l. quachl 2 .. mgachl 3. cach!

  • [332]

    ENSAYO DE HISTORIA A~1ERICAXA

    l. yumna cacl1l D. kilcachl

    P.D. kt.tcalechl 2. mgalechl 3. calechl.

    Futuro JI

    l. quidJ"e 2. mgid_je 3. cidj"e l. yumna cidje

    D. kitcidJ"e P.D. kitcallid;"e

    2. mgatidJe 3. cai,"dje.

    Futuro 111

    l. qUJZttamuchE 2. mgaltamuchl 3. cailamuchl l. yumna caffamuck

    D. kitcallamuchl P.D. kilkattamdecnl

    2. nzoallamdecht 3. cattamdechl.

    Imperativo para cosas presentes

    caic-ke di t caliek decid vosotros.

    Imperativo para cosas lejanas

    catt di t o ve a decir cailamdek decid vosotros o id a decir.

    Prohibi ti vo

    capr aic-k no digas, o no seas dicente capr aic-lekl no digas, o no seais dicentes.

    267

  • 268 FUENTES PARA LA HISTORIA COl.ONIAL DE VE ... '-;EZl'l!I~A

    En este verbo no se usa optativo. Pero existe por lo dems el pretrito terminado en rirhe, como en los verbos regulares.

    l. quarirbe e dicerem "\"el dixissem 2 .. mgarirbe

    [333] 3. carirhe l. yumna carlrbe

    D. kilcarirhe P.D. kiicalert:rbe

    2. mgalerirbe 3. caterirhe.

    El modo subjuntivo se hace de esta manera: l. uy faro yave e cum dicerem vel si dicerem, dixissem vel cum dixero

    2. auy taro ya~e, etc.

    Infinitivo

    ra decir, laroch. a decir, taroiepclu"e antes de decir, tarolpep despus de haber dicho, farolekemn poco despus de

    haber dicho, tarod.jelpe por decir, tareip para decir, en el sentido arriba ex-

    plicado.

    Participios

    laronli que dice, iaroinnam los que dicen larolpe lo que se ha dicho larod;jft' lo que se ha dicho a menudo.

    Todos los verbos pueden convertirse en negativos con la par-tcula mna~ pero no se usan ms que en subjuntivo; v. gr. uy yarmnar yave no llevando j"O, o si yo no llevo, etc., uy lar6mnar yave no diciendo yo, etc.

  • ENSAYO DE HISTORIA AMERICANA 269

    [334] CAPiTULO XII

    De la abundancia maraPillo.ta de la lengua ckiqutla.

    1\1e place aducir las palabras mismas del seor abate Camao, que doctamente y por extenso escribe sobre este punto en sus extractos manuscritos. Pero antes de comenzar a hablar debo advertir a los lectores que al presentar las palabras chiquitas, contra lo usado hasta ahora, sigo la ortografa espaola, no habin-dome sido dada nunca ocasin de tratar de viva voz este impor-tante tema, para saber bien los acentos. Lo que advierto tambin para algunos catlogos de varias palabras americanas que van al fin de este apndice, y me han sido cortesmente enviados de fuera de Roma por algunos seores exmisioneros espaoles. Dicho esto brevemente, he aqu sobre lo que en torno a la abundancia de la lengua chiquita escribe Camao:

    ~No querra decir palabra sobre la abundancia de nombres que ha,y en esta lengua, porque no habiendo sabido tanto de ella que baste a formar un concepto perfecto, 'J' habindome adems olvidado de la mayor parte de las palabras enseadas por la cos-tumbre, o por decir mejor, guardando yo solamente un pequeo resto en la memoria, es decir, s6lo aquellas que son ms obvias, no podr decir lo bastante para fonnar una idea justa de este particular. No obstante, dir algunas cosas que puedan servir para formar una prudente conjetura. Y en primer lugar, aunque no pocas veces falten en chiquito nombres correspondientes a los de los de los espaoles, especialmente en materia [ 335] de artes "JJ. de ciencias no cultivadas por los indios, comunmente sin embargo no es as, puesto que a toda voz castellana le hallamos su corres-pondiente en la l~ngua de los chiquitos. Lo que debe entenderse tambin de aquellas palabras que expresan los afectos del nimo. Por lo cual tenemos en esta lengua cohiaeki.r, esto es, afliccin o angustia, JucJekiJ pasin de nimo, cofaraeki.r melancola, areocoJ' llanto, J'upuijkiJ' que significa el silencioso llorar en las angustias de nimo, adems de las varias palabras compuestas de los suso ..

    -dichos nombres, que expresan el modo de la afliccin, de la me-lancola, etc.

    e Para expresar el mal hun1or contra otro, adems de la ex-presin general inalziti n' ickuci moly que significa el afecto malo,

  • 270 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VE~EZUEL.A

    ha~y igualmente otra particular, que es zuffUJmezoco, esto es, mi disgusto, izuoxoco caerte mal a uno, zuaca mi desdn, ichiboriki mi ira, ipocheneki mi aburrimiento, y otras quiz, que no me vienen a la memoria, sin decir nada de las palabras compuestas, que no son pocas, especialmente las que vienen de la voz zubaca. Por lo cual van bastante lejos de la verdad los que no habiendo, por as decir, ni puesto el pie en el umbral de las lenguas ameri-canas, las tachan de pobreza al expresar los afectos del nimo, atribu.}Tendo esto a defecto de los indios, cuya inteligencia, como ellos dicen, se detiene en la misma superficie del cuerpo. Si hu-bieran aprendido bien sus lenguas, si los hubieran tratado por largo tiempo, si tuvieran crtica para distinguir la rudeza de la inca-pacidad, no se atreveran [336) a hablar as, ni a imaginar que Dios tenga acepci6n alguna de naciones al repartir sus talentos.

    e: En segundo lugar, sigue diciendo Camao, en la lengua chi-quita hay no una, ni dos, ni tres, sino muchsimas palabras para las que difcilmente se encuentran semejantes en la castellana. Y por eso es menester explicarlas o con dos o con tres de nuestras palabras, o por medio de los infmitivos de los verbos, o de otra manera ms conveniente :.t. Explica esto nuestro autor con aducir algunas que son como sigue: izulakiki estar uno de frente a otro, ixarikikt. estar uno echado, tzoru o tzoruo el lugar donde duermo, acoruho el lugar donde t duermes, etc., las cuales palabras son distintas de iziru mi cama, aktru tu cama, izij'xamanaucu erizr-seme el pelo de miedo, etc. A los cuales palabras se aaden estas otras: hixuctU temor, kifomitacaJ espanto, etc., eelonimiki mi lavamiento de manos, ameeki mi caminar o mi modo de andar. Y de esta manera hay tantos, segn Camao, que describindolos se podran llenar varias ltojas. Pero no hay que dejar de lado algunos nombres sustantivos, para traducir los cuales en castellano es necesario una oraci6n entera: v. gr. yacaho i dnde estoy yo?, acal/h ... 11 de d6nde vienes t?, yikiho i dnde voy ~o?, ylkiuhopi y qu puedo o qu debo hacer yo? De esta clase de palabras las hay en tanta abundancia, como la hay de nombres sustantivos simples, que no tienen la composicin de estos. He dicho com-posicin porque esta ltima especie de palabras se forma con el non1bre simple y con las partculas ho o mo, o tambin o, que (337] significan que la cosa que expresa el nombre se entiende que es de futuro.

  • ENSAYO DE HISTORIA AMERICANA 2il

    Explicase esto con presentar la palabra izoru, que significa mi paJar por un lugar. Con ella, pues, se forma izonumo, cam-biando lar en m y aadiendo al final la partcula mo. Este cambio de )a palabra muda el sentido de manera que lo que antes era presente se convierte luego en futuro. Por Jo que si yo digo acoz' io izonumo, es como si dijera: retrate all para mi futuro paso. Lo que en buenos trminos equivale a nuestro dicho: retrate ah para que J'O pase. ~ estas cosas que hemos dicho se sigue una cuidadsima explicacin, acompaada de varios ejemplos, que nosotros, para no ser demasiado difusos, omitimos con la espe-ranza de que tan hermoso extracto sea algn da dado a luz pblica.

    En tercer lugar, en la lengua chiquita hay varias voces sin-nimas para explicar una cosa. As por ejemplo oema e izomiaca significan voluntad: adems de la voz xt"aca.r, que equivale a deseo. Saru.ciri.J, poJ' son nombres de viejo o de anciano; uuncus, emeocoJ, oopatacu bljyucu.r, ziki, icho significan burla, befa, re-proche, etc. 1\bundancia verdaderamente portentosa1 Pero anota sabiamente Camao que las antedichas voces, aunque sean sin-nimas en mucho, no son entre s exactamente iguales de tal modo que el sentido de una sea el de la otra, y dice que no son diferentes de las tan conocidas de Tulio: ahiit, exce.JJ'il, evasit, erupt"t.

    En cuarto lugar, hemos visto que con varias voces casi del mismo sentido se explica en la lengua chiquita una cosa. \"eamos ahora por el contrario cmo para expresar cosas diversas, para las cuales en [338] nuestras lenguas es suficiente una sola palabra, en la de los chiquitos son necesarias muchas. Para nosotros, por ejemplo, la voz altura (aplquese a la de un rbol, a la de un campa-nario, o de otra cosa) es siempre la misma. Pero en aquella, )' en semejantes palabras, los chiquitos (ni ms ni menos que lo que ya dijimos de los adjetivos de los slivas y de los otomacos) han hallado precisiones increbles para acrecer su lengua. La altura de un rbol se die~ ahaiki.J, la de un campanario apelaiciru, la de Wla casa ilacuiciri.r, etc. Dgase lo mismo de las palabras longitud, anchura, igualdad, ligadura, adorno, y semejantes adjetivos o sustantivos que tienen relacin con la figura u otras modificaciones de las cosas. Por lo cual entre los chiquitos se necesita una palabra para indicar, por ejemplo, la anchura de un ro, otra para indicar la de un campo, de una tabla, de una tela, etc.

    Ms extraas son an las precisiones que se hallan para hablar de los colores. Pues adems de la atencin necesaria a la anchtrra,

  • 272 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE \~"-;EZUELA

    la longitud, la rotundidad, y semejantes aadidos de una cosa coloreada, es preciso tambin atender a su blandura y flexibilidad. As para decir amarillo de una cosa larga es necesaria la voz kisu-rt"ki.r. La amarillez de una cosa redonda se dice ia.Juriki.r; la de un vestido, una tela, un follaje, un rbol, axisuriki.r, etc.

    La misn1a variedad se halla en las palabras que de alguna ma-nera por nosotros no advertida tienen diverso objeto, las cuales crecen tanto ms cuanto ms se multiplican los objetos. Para decir me lavo la cara se requiere una palabra distinta de [339] la que dice me lavo las manos, los pies, etc. Para decir canto, ruido, etc. {quin lo soara?) es preciso fijarse si el canto es de hombre o. de animal, si el ruido es hecho por unos que cantan, o por unos que andan o corren, para variar tambin la palabra. La misma mi-nuciosa atencin es necesaria, para no embrollar los nombres, con la persona de quien se habla. Camisa de un hombre, camisa de una mujer, vejez de hombre, vejez de mujer, o tambin de un vestido, calor del cuerpo, del fuego, del sol, del clima, son todo palabras diferentes.

    Ni siquiera basta esto para hablar bien la lengua de los chi-quitos, pues ha.}' adems palabras diferentsimas entre ellas no ya para la diversidad del objeto, sino para la del modo que ellos o conocen metafsicamente o se figuran diverso con mil inauditas reflexiones. Lo que especialmente se observa en los nombres de parentesco, en varios verbos y verbales, y en muchos casos que sera tedioso repetir. Repito de nuevo: dgase ahora que las lenguas indias son pobres de palabras.

    [340] CAPTC"LO XIII

    Comparacin de lJ len!luaJ amer~.cantU entre Ji.

    Por lo que hemos examinado hasta aqu no puede negarse que las lenguas americanas, aunque en lo ms difieren entre ellas por la disposici6n de las palabras, no puede, digo, negarse, que no sean semejantes, ~ como si dijera hermanas en muchas cosas. Los defectos, si no las dotes, son semejantes, semejantes tambin ciertas formas de hablar, semejantes hasta los idiotisn1os. En

  • ENSAYO DE HISTORIA AMERICANA 273

    realidad, quien llega a saber bien una lengua americana, j~ no rehusa fatiga alguna para penetrar sus sentidos, aprende despus fcilmente otra, con tal de que tenga una memoria bastante tenaz como para retener las palabras, ni ms ni menos que lo que vemos a menudo acaecerles a los que, despus de aprendido el latn, se dedican a aprender las lenguas de l derivadas.

    Lo que por lo dems no prueba que una lengua americana sea dialecto de la otra, o que no puedan con raz6n llamarse matrices, bastando para este objeto, en mi opinin, la sola o total o casi total diversidad de las palabras. Digo casi total porque el hallar en a]gunas lenguas entre s diferentsimas algunas palabras seme-jantes, no es al cabo otra cosa que haberse mezclado con el paso de los aos. Y he aqu en esto una nueva confirmaci6n de lo que arriba adelant sobre el estado antiguo de ~rica, parecindome que tanta semejanza de modo de hablar como he observado siempre en las diversas lenguas americanas no ha procedido de otra cosa sino de haber estado antiguamente los americanos bajo [341] reyes poderosos, y del comercio que pudieron entonces tener con las naciones del mismo continente.

    Pues si los indios ahora salvajes hubieran estado siempre en-cerrados en sus madrigueras sin tratar con otros, o tratando slo a aquellos que tenan ms cerca, de qu modo los orinoqucnscs, por ejemplo, tendran las expresiones mismas de los algonquinos y de los mejicanos, y de qu manera las de los chilenos ) .. de otras naciones alejadsimas de ellos? ~o se puede entender. l\1.as baste de esto, y veamos finalmente en qu se parecen entre s las lenguas americanas.

    1) La primera notabilsima semejanza se comprende fkilmente por lo dicho, -~l es la de la sintaxis, o sea la de la colocacin de las palabras. Aunque si bien no puedo negar contra mi larga expe riencia que en algunas lenguas ms simples, cual es entre las orino-quesas la maipure, j~ quiz alguna otra, aunque, digo, no pueda negar que en algunas lenguas de r\mrica se sigue el orden natural al disponer las palabras, ni ms ni menos que del que se jacta en su lengua el francs, universalmente esto no es verdad.

    No debemos ser prolijos en una cosa para mi ciertsima. He aqu, pues, dos solos ejemplos de una misma frase en la lengua de los tatnanacos y de los incas, de los cuales ejemplos evidente-mente se deducir cul es por lo comn la sintaxis de los ameri-

    18

  • 274 FUE~TES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA

    canos, y cul sea ordinariamente o la anteposicin o la postposicin que hacen de sus palabras. Curatop mi.r.ranta (estas son palabras de los incas) uyaric igle.ria-11Uln rini. Esta frase se traduce literal-mente as{: del cura la misa a oir en la iglesia 1t"Oy. Ni ms ni menos es la expresin de los tamanacos: [342] Pare michii yefach igle-chia-yac iech, en la cual ha.}" el mismo orden de palabras que en la antedicha de los incas. Adase esta: apto malar[ mach del cacique el campo trabajo, matac uine pac-ure al campo voy, etc. l\'1e es dicho por persona entendida en la lengua de los incas que los indios que se sin. .. en de esta lengua, preguntados por qu postponen a las otras partes de la oracin el verbo, dan por respuesta que aquel es el que detennina el sentido, por lo que debe ponerse al fin, y no al principio de las palabras, como se usa por nosotros.

    11) Por lo que hace a la semejanza de varios idiotismos remito a mis lectores a lo que dije extensamente en el tomo 11, lib. 11, cap. \tii.

    111) La semejanza de las partculas de persona antepuestas, ). a veces tambin postpuestas a los nombres y a los verbos, es cono-cidsima de todos. Pero estas partculas en algunos lenguajes muy diferentes entre s son algunas veces semejantes, otras veces son distintas, pero poco. De la primera clase son por lo comn las de los maipures y de los mojos, como uno puede ver claramente po-nindolas en comparacin entre s. De la segunda clase son las de los mejicanos ).., de los maipures en las partculas de primera per-sona. Lo que puede verse en la palabra mejicana ncal casa, puesta en comparacin con la maipure nupan. Las de los chiquitos con-vienen con las tamanacas en los signos de segunda persona. L1fala campo, amafarl tu campo, son voces tamanacas. PooJ casa, apoo tu casa, son chiquitas. J.,a lengua tamanaca conviene con la meji-cana en los signos de tercera persona: icaL su casa es voz mejicana, itufi, del mismo significado, es tamanaca. Otra semejanza [343] entre la mejicana jp la 1naipure la encuentro igualmente en la par-tcula del modo prohibitivo, excepto que en la primera es ante-puesta al verbo, diciendo macmo xilkutla no amar, y en la se-gunda es postpuesta y se dice en el mismo sentido piyJ'a mac.

    1\7) Excepto que esta ltima casi semejanza procede de di-versa raz, ~ es, diramos, una casualidad que naciones entre ellas diferentsimas ha.}..,an adoptado las mismas letras iniciales. Las pa-

  • ENSAYO DE HISTORIA A~ERICANA 275

    labras que vo~ a decir, siendo de naturaleza diferentsima de las anteriores, no pueden atribuirse a otra cosa que al comercio mutuo de las naciones americanas que existi en los tiempos pasados. y pasando en silencio las voces tamanacas o caribes que hay en la lengua otomaca, que ~la he anotado en el catlogo de las lenguas matrices del Orinoco, no puedo menos de maravillarme suma-mente de que en la lengua maipure se hallen incluso las de los haitianos, pueblos distantsimos del Orinoco. Comprense las voces maipures al pimiento, nau remo, manaif ternera de mar, con las de los indios que acabo de nombrar,~? se ver si digo la verdad. Debe decirse lo mismo de la voz yuana usada por los tamanacos para indicar la serpiente por mi descrita, tomo 1, lib. 11, cap. IV.

    Las de los incas, pocas o muchas, se hallan en toda lengua. La omagua tiene algunas, ~ tambin las otras tienen, y sera largo de decir. La papa:ya, uno de los frutos agradables de Amrica, si creemos a Benzoni que lo dice, 1 cuando los espaoles se apoderaron de Tierra firme, de las islas Antillas y de !\1jico, no la haba en ningn [344] lugar. Dila, junto con el nombre, el Per, donde l la comi por primera vez en Puerto \ 7iejo. Por lo que no es ma-ravilla que en todos los pases indios, aunque un poco cambiado, tenga el mismo nombre. En la lengua de los maipures se oye decjr auca traidor, en la de los tamanacos maiia, y ambas palabras son de la lengua de los incas. Pero el primer vocablo en la de los maipures es nombre propio de un hombre, el segundo, en la de los tamanacos, es aplicado a una comarca. Quin nos dir si anti-guamente los orinoquenses oyeron tales nombres a la gente de los incas, ~p si despus se las apropiaron adoptndolas en su lengua?

    V) Los nombres de algunos vegetales y de algunas semillas, como tambin los de algn animal, son semejantes en muchas len-guas americanas. \Tase el tomo 1 de mi historia (Nota XIII). Aunque en las cosas dichas hasta aqu hallamos voces semejantes en naciones diversas, pero voces alistadas en la lengua, no voces propias; hallamos semejanza, no identidad. Habra entre tantas de Amrica una que fuera la otra, aunque hubiera variado algo con el tiempo, pero siendo sin embargo semejante a ella? As lo creo de la lengua de los mojos y de la de los maipures. Los unos estn entre los grados 14 ~, 18 de latitud meridional, los otros,

    1 Stor. deL nuo:JO mondo1 lib. III.

  • 2i6 Ft.~TES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUET~A

    segn el mapa del seor Surville, estuvieron a 5 grados de latitud norte, y sin embargo parecen los mismos. Tmense los extractos de sus lenguas. Los mojos no usan expresiones que no estn con-tractas con los pronombres posesivos. Y as son igualmente los maipurcs .. Pero esta razn es demasiado genrica. Bien: he aqu otras particulares. Prin1eran1ente los pronombres primitivos son con poca diferencia los mismos, como puede [345] verse en su lugar. En segundo lugar, el contar de los mojos es todo del mismo ca-rcter que el cle los 1naipures. si no queremos tambin decir que est concebido casi con las mismas palabras.

    En tercer lugar, tanto en una como en la otra lengua, ha.y mchas palabras sen1ejantes en la disposicin y en el sentido. El ilmoca de los mojos significa duerme, lo mismo igualmente signi-fica el imac de los maipures. En qu se diferencian entre s las palabras naca ~ nafa aquel, sino en lo que el italiano colui y el francs celui? Pues la primera es de los mojos j. la otra de los maipures. dpna es el dos de los primeros para contar las personas, avanum el de los segundos . .dpki segn los mojos significa dos palos, etc. Pngasele al lado el apki de los maipures, que es tambin dos para cosas no animadas, jl se sabr si no es semejante.

    Confieso por lo dems que en tanta identidad de lengua, no dejo de ver que tanto entre mojos como entre maipures ha,y tam-bin palabras diferentes entre s, ~ ... acaso lo son la ma~yora. Pero qu importa esto para no decir que vienen de la misma fuente? En separarse las unas de las otras son tan variadas, y si agrada decirlo, adornadas de nuevos rasgos ganados en el trato, por ha-bitar en parte distinta, u otras razones de las que hemos hablado en otra parte. Por lo dems, la lengua moja conserva todava algunos rasgos cle la maipure. Lo que podr ms claramente cono-cerse por el catlogo de las voces de las dos aadido al final.

    Hermana tambin de ellas, como ya indiqu en el tercer libro de mi historia, me parece la lengua achgua, de cuyas palabras, no habiendo conseguido muchas para compararlas, pongo s6lo los pronon1bres primitivos para que se vea la semejanza con los de los matpures.

    [346] ~:~luya yo tu, 1 gtya

    1 La o se pronuncia al uso espaol.

  • E~SA YO DE HISTORIA A~wlERlCANA

    piy l ruy ella guay nosotros i'y vosotros may ellos.

    277

    Otras dos lenguas, entre tantas aducidas por nosotros, son semejantes, a saber, la guaran ~.,. la omagua. Esta ltima, cuyo extracto sera sumamente apreciable, tiene muchas palabras gua-ranes, y se cree uno de los dialectos de ella. El seor abate Ca-mao, que ha hecho la comparacin de muchas, dice as en el ca-tlogo de las palabras que me ha enviado de Faenza: Las palabras marcadas con un asterisco, )' otras n1uchas de la lengua omagua que no he examinado por falta de tiempo, son guaranes. Digo lo mismo de algunos vocablos).,. verbos que no he puesto en el cat-logo. Por lo cual aquella nacin que habita en el Maran~.,. en las misiones llamadas de .l\1ainas (y tambin en las misiones llamadas de la Quebradita) parece ser una tribu de guaranes que se separ antiguamente del cuerpo de sus nacionales .

    [347] CAPTt.TLQ XIV

    Comparaci6n de las lengutU amertcana..r con eerfa.r de n.ueJfro confinen{e.

    De ver que una lengua se habla en muchas partes -~,.. en co-marcas entre s lejansimas, como por ejemplo la de los maipures y de los mojos, la de los omaguas y de los guaranes, J' sobre todo la de los esquimales, que, como cuenta el seor Ellis, 1 es hablad~ no s6lo en la Baha de Hudson, y en los lugares ms al norte de ella, sino incluso en Groenlandia, al ver esto, digo, ,quin tendr valor para dudar que alguna lengua de .l\.mrica no pueda ser usada tambin en nuestro continente, sea en Siberia, sea entre los pueblos de la Tartaria, sea en otra cualquiera parte? Ciertamente,

  • 278 Ft.:ENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZrELA

    al n1enos de alguna, yo no dudo nada. Y aunque me parezca, como tambin dije de las lenguas orinoquenses, que muchas de ellas baJ'an pasado del todo a Amrica, no puedo por eso persua-dirine a m mismo de que todas dieran el ltimo adis a nuestro hemisferio, de forma que ninguna quedara en l.

    Llevronse, segn yo creo, los americanos consigo algunos de nuestros vocablos. Parece que tambin nosotros tenemos algunos, y quiz muchos de los suyos. Pero decir d6nde estn esas busca-dsimas palabras, ~ cul deba ser al fin entre nuestras naciones aquella que algn da pueda tener la gloria de mostrar la seme-janza y desengaar por este nuevo medio a los incrdulos, es cosa imPosible, al menos por ahora. Aunque no otros, en mi opinin, [348] nos darn tan amabilsima nueva sino los rusos, dueos de inmensas tierras en Europa y en Asia, seores de vastsimos mares, por los que con breve tra~"'ecto se puede penetrar en Amrica. Oh1 De qu placer ser entonces decir a aquellos, que imaginan tantos principios del gnero humano cuantos son sus sueos: he aqu que aquellos que vosotros llamais preadamitas son de nues-tra sangre. Y o deseo tan gran suerte, pero no s si, dados mis aos, la espero. ~lientras tanto, ~"a que con la enorme fatiga que me he tomado hasta ahora comparando las lenguas, no tengo sin embargo el gusto de haberlas hallado semejantes en todo, dir sobre este punto las cosas que me parecen ms dignas de ser pre-sentadas al pblico.

    1) Entre los maipures hay la costumbre de que cuando invitan a WlO a comer con ellos le dicen: pca tU .ti nuuikin(, esto es (aunque tengan otras cosas tambin para comer), ven conmigo a comer el cazabe. Lo que, como se ve, se asemeja al modo de hablar hebreo.

    11) 1\'layor me parece an la semejanza con la lengua de los hebreos en usar el vocablo palabra ("erhum) en lugar de novedad. Y es notable, en lo que me acuerdo, que siempre se toma por noticia funesta, nunca favorable. Los tamanacos dicen: caramne tt:toch uy, los maipures, yucu nucca, y ambas expresiones no significan otra cosa sino: he odo una palabra.

    111) Fuera de estos idiotismos yo no hallo otra conveniencia del modo de hablar americano con el nuestro sino aquellas pocas palabras anotadas por m al principio, ~l algunas otras, aunque muy pocas, que se leern en los catlogos que pondr al fin (~ota XIV).

  • E~SAYO DE HISTORIA AMERICANA 279

    [349] 1\') Para no faltar a la verdad de la historia, y para no dar a la posteridad ocasi6n de formar sistemas sobre voces du-dosas, me abstengo de adoptar las muchas que el P. Gregario Garca cre:l ver en el hablar americano semejante a las de nuestro continente, hasta darles (al no hallarles un sentido obvio y natural) tambin uno estirado a capricho, y aun lat(simo y metaf6rico.

    V) Por lo dems no hay que dudar, en mi opinin, de que en las lenguas de Amrica, adems de los vocablos por mi aducidos, ha~ ... a an otros nuestros. El largo tiempo transcurrido desde la dispersi6n de las gentes hasta nuestro siglo hace que yo lo crea as. Cuntos, en tantos aos, habrn arribado a Amrica desde nuestro continente, bien de propsito, bien transportados por furiossimos '\ientosl Pues estos, bien se quedaran all, bien se repatriaran despus de algn tiempo, dejaron por cierto algunas palabras suyas, tomadas por los indios incluso con avidez, o por recuerdo agradecido o por burla de los extranjeros. Parece cosa cierta por esta raz6n que en las lenguas americanas ha~,.a palabras de diversas naciones, ~r particularmente de las ms septentrionales que nosotros, que estn ms cercanas a Amrica. Si me lo permite el tiempo, yo har un catlogo de las que da Garca, no ya para decidir un pleito, en el que en lo ms sera juez incompetente, sino para ponerlas ante la vista de los doctos y para oir el parecer ajeno.

    Esta me parece a mi cosa digna de los eruditos, no la de ase-gurar la identidad de una nacin con la otra por la sola semejanza de alguna rarsima voz que se encuentre en ambas. Este, o si~tema o problema, adoptado por el P. Garc{a [350] hasta ahora, ~lo, sin otro examen, lo doy por caprichoso ~ ... nulo. Una lengua puede cambiar mucho de aspecto, puede desfigurarse, pero no perderse ni cambiarse por completo en otra. No lo permitira el amor innato por ella en toda nacin, y mucho menos an el de los americanos. La lengua maipure, en mi opinin, se ha convertido en moja, 1~ guaran se ha cambiado en omagua, la latina, segn todos, en italiana. Ko sera un milagro que la maipure se hubiera con-vertido en mejicana, la guaran en peruana, la latina en alemana? Pues este portento tenemos que tragarnos, a creer con Garca que las lenguas de nuestro continente, cambiando del todo su natu-raleza, ha~ran pasado a ser americanas.

  • 280 PUENTES PARA. LA HISTORIA COLONIAL DE YEXEZUELA

    CAPiTULO XV

    J.'l oticiaJ reciente.! ..

    Aqu tenninaba mi trabajo, fuera como fuera. C.uando a prin-cipios del pasado febrero lleg oportunamente a Roma el seor Augusto Ludovico Schlozer, profesor titular de la universidad de Gottinga, que por su innata amabilidad quiso preguntar por mi y por la obra por mi escrita. Y qu placer tuve al reverenciar en l a uno de los grandes literatos de nuestra Europa! rQu lengua, qu erudicin, aun la ms recndita, no ha cultivado l con envi-diable felicidad1 La lengua latina, la griega, la hebrea, la rabe, le son familiarsimas, que no conocidsimas. Al conocimiento de estas clebres lenguas se aade la de las lenguas de las naciones ms cultas, de las mismas gentes septentrionales menos conocidas, y hasta de las [351] americanas. Persona de tal carcter no poda menos de ser conocidsima en todo el septentrin. Y por sus eru-ditas producciones sobre las lenguas septentrionales ha atrado los universales aplausos de Petersburgo ~ de Stokolmo J' de otras ilustres ciudades, ~p merece bien ganrselos de cualquiera.

    Tuve la suerte de conversar con l casi diariamente durante su estancia en esta capital del mundo. Y de alguien, como ~;ro, extraamente curioso de saber el carcter de las lenguas septen-trionales ~l las ms estimables ancdotas de su conexin con las americanas, puede pensarse fcilmente qu nuevas preguntas le hice, especialmente en torno a las de Siberia. El las ha descrito extensamente ). las cree diferentes de las americanas. Pero tanto en estas lenguas como en otras muchas aprendidas por l mara-villosamente hay, segn l, maneras de hablar semejantes a las de los americanos, j' queda slo por saber si adems de esta seme-janza con las nuestras ha~y en alguna otra regin semejanza de pa-labras, lo que se sabr bien cuando se haya descubierto un archi-pilago de muchsimas islas, y junto a l una tierra continental, que se dice est enfrente del promontorio Chukchi, y que se cree llega hasta la California. Pero esto es mejor explicarlo con sus mismas palabras, que aqu pongo para eterna memoria de mi gratitud hacia un literato tan clebre.