Halbwachs Memoria Colectiva y Tiempo

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    LA MEMORIA COLECTIVA Y EL TIEMPO

    por Maurice Halbwachs

    A) INTRODUCCION ( Vicente Huici Urmeneta, UNED-Bergara)

    1. BIOGRAFIA INTELECTUAL DE MAURICE HALBWACHS

    Maurice Halbwachs naci en Reims el 11 de Marzo de 1877 en el s

    una familia de origen alsaciano. Poco despus, en 1879, su padre, profealemn , consigui una plaza en Paris, por lo que toda la familia se trasvivir a la capital francesa.

    Son muchos los testimonios que hablan de Halbwachs como uninquieto y curioso " qui lisait Jules Verne avec un atlas "1[1]. Pronto, sinembargo, su curiosidad iba a ser absorbida por una influencia mayinfluencia de quien iba a ser uno de sus maestros, el profesor Henri Bergquien conoci estudiando el bachillerato en el Liceo Henri IV. Su marecibir , aos ms tarde,Les Cadres sociaux de la mmoire , la gran obra queescribi Halbwachs en respuesta a Bergson, deca en una carta a su hijosuis mue de te voir presque en collaboration avec Bergson qui fut vraimdmon familier de ta jeneusse "2[2].

    1[1].- ALEXANDRE, J.-M. " Maurice Halbwachs (1877- 1845)" , in HALBWACHS, M. La mmoire collective, P. U. F. , Paris, 1968, p. xviii. Cfr. sobre la vida de Maurice Halbwachs : KARADY, V." Biographie deMaurice Halbwachs ", in HALBWACHS, MClasses sociales et morphologie , Les ditions de Minuit, Paris,1972,pp. 9 - 22. y NAMER, G. " Postface " in HALBWACHS, M . Les Cadres Sociaux de la Mmoire Ed.Albin Michel, Paris ,1994 ,pp. 299 - 367.

    2[2].- NAMER, G.op. cit. , p. 306

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    Halbwachs fue alumno de Bergson durante siete aos, desde 1894 h1901, pues volvi a encontrarse con l en la cole National SuprDurante estos siete aos qued fascinado por el pensamiento sutil del ma

    pero tambin por el camino personal que le sealaba, la va de la filosof

    Del pensamiento de su maestro, Halbwachs se interes particularmen dos aspectos. El primero era la formulacin de lo que Bergson denomi" duracin". El segundo, la distincin bergsoniana entre la memoria pumemoria-hbito, y sobre todo el aspecto de la practicidad de esta ltrespecto de la primera. As a Maurice Halbwachs le dio mucho que penposibilidad de formular un rgimen de temporalidad puro -- la "duracicapaz de desasirse del imperativo de la reduccin espacial que implicabtiempo" tal como entonces era concebido. Pero tambin le result sugerente la afirmacin de que la memoria habitual toma de una supmemoria pura aquellos recuerdos que son operativos para el presente. dos aspectos constituirn los ejes sobre los que , muchos aos ms taHalbwachs construir sus " marcos sociales de la memoria ".

    Pero el camino personal abierto por Bergson, la opcin por la filosotuvo menos importancia en la vida de Halbwachs. As, nada ms concluestudios en la cole, obtuvo la " agrgation de philosophie" y , en consigui una plaza de lector en la Universidad de Gttingen. Durante

    estancia en Alemania estudi a otro filsofo que le abri nuevas perspecGottfried Wilhem Leibniz.

    Se ha escrito mucho acerca de la influencia que la obra de Leibnizsobre la de Halbwachs. Algunos han destacado la dimensin del L

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    matemtico que habra inducido en Halbwachs una deriva estadscomprobable en los aos siguientes a su estancia en Gttingen. Sin emcomo se podr ver ms adelante, fue probablemente la concepcin moni

    Leibniz , manifiesta y ordenada en suMonadologa , lo que ms llam suatencin . En dicha obra, en efecto, Halbwachs encontr la posibilidcontemplar la realidad como algo no dual , partcipe, a la vez , de una dimracional y emocional. Sobre esta posibilidad operar en el futuroperspectiva de la " nocin", como algo a la vez sensible y conceptual, olas claves de la formulacin de sus " marcos sociales de la memoria" . Fr

    su inters por Leibniz ser la monografa que Halbwachs publicar en 190

    Entre tanto, durante estos ltimos aos, Halbwachs ha tomado contcon otra corriente de pensamiento que va a suponer un giro definitivo trayectoria intelectual. En efecto, a raz del " asunto Dreyfus" y pintermediacin de Lucien Herr, se ha acercado al socialismo. En lassocialistas ha conocido a Franois Simiand que le ha presentado a Durkheim. La reaccin de Halbwachs ante la figura y la obra de Durkheser muy semejante a la que experiment con Bergson: Halbwachs encude nuevo, un maestro. Lo que Durkheim y LEcole sociologique , deforma parte desde 1905, le ofrecen es la posibilidad de aplicar empricammuchos de los proyectos esbozados filosficamente.

    Por ello , desde su vuelta a Paris, Halbwachs se dedic a estudiaprofundidad derecho y economa, bases indispensables, a su entender llevar a cabo un adecuado trabajo sociolgico. La tesis en derecho, preseen 1909, que llev por ttuloLes expropiations et les prix des terrains Paris (

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    1880-1900) , constituy una primera muestra de lo que Halbwachs entencomo sociologa aplicada.

    Su inters por estos nuevos temas le llev en 1910 a Berlin con una All se dedic fundamentalmente al estudio de la economa polticamarxismo . Meses despus fue bruscamente expulsado de Alemania , 1911, a resultas de un artculo publicado enL Humanit acerca de la represinde un huelga obrera.

    De regreso a Paris , concibindose ya como plenamente socilogo, p

    y present una tesis en Sociologa tituladaLa classe ouvrire et les niveaux de vie ( 1913). Esta obra , en la que la parte estadstica tiene un protagonisingular y no meramente ilustrativo, supuso la caracterizacin definitivHalbwachs en el seno de la escuela sociolgica francesa , en la que siemubicara con un acento economicista.

    Durante la Primera Guerra Mundial, rebajado de servicio por mHalbwachs colabor en el Ministerio de Armamento con Albert Thomafuturo ministro de trabajo Louis Loucher, participando en los crcsocialistas sin llegar a militar formalmente.

    Al concluir la Gran Guerra fue nombrado profesor en la UniversidCaen y posteriormente en la Universidad de Estrasburgo, en la

    permanecer hasta 1935, teniendo colegas tan estimulantes como LuFebvre o Marc Bloch. Este periodo fue singularmente frtil para HalbwEscribi numeroso artculos y dio a conocer en Francia la obra de aucomo Weber, Pareto,Veblen o Keynes. As mismo viaj a Estados Unidoprofesor visitante de la Universidad de Chicago.

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    Sin embargo el aspecto ms relevante de este periodo fue constatacin de que Halbwachs se iba configurando como uno de loscontinuadores de la escuela durkheimiana, una vez muerto su fund

    protagonismo que comparti con Marcel Mauss.

    La experiencia de la Gran Guerra, la observacin de la reconstrucdurante la postguerra y las viejas obsesiones sobre la memoria desatadasu periodo bergsoniano, llevaron a Halbwachs a dedicarse tambin duestos aos a uno de sus temas preferentes, el de la memoria colectiva. Fde sus investigaciones, en las que adems de Bergson, se hace eco de Fr, por supuesto, de Durkheim, fue la publicacin en 1925 deLes cadres sociaux de la mmoire , obra de la que se tratar ampliamente con posterioridad.

    En 1935, Halbwachs fue nombrado profesor de la ctedra de sociode la Sorbona, en la que continu su labor retomando y actualizando durkheimanos que luego recopil , en 1938 , en suLa morphologie sociale .

    Iniciada la Segunda Guerra Mundial, tuvo todava tiempo para insisalgunos aspectos que no haba desarrollado suficientemente enLes cadres ,publicando en 1941La topographie lgendaire des Evangiles en Terre sainte ypreparando una serie de textos que seran publicados tras su muerte bajttulo deLa mmoire collective ( 1949).

    Detenido por la Gestapo en julio de 1944, meses despus de haber nombrado profesor del College de France, fue deportado el 20 de agoscampo de concentracin de Buchenwald donde muri de inanicin emarzo3[3].

    3[3].- Jorge SEMPRUN relata las dramticas ltimas horas de Halbwachs en su obra

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    2. MAURICE HALBWACHS Y LA MEMORIA COLECTIVA

    Como ya se ha apuntado, tras la Primera Guerra Mundial, uno de losfundamentales que van a reclamar la atencin de Halbwachs es el drelaciones entre la memoria y la sociedad. De hecho Halbwachs desarrolparte importante de su obra abordando sucesivamente diversos aspectodicho tema.

    As , en 1925 , publicLes Cadres Sociaux de la Mmoire , una obrainaugural y decisiva en la que , respondiendo a las tesis de Bergson, ouna perspectiva sociolgica sobre la cuestin de la memoria. Esta ocapitulada en siete partes, recoge por un lado una serie de consideracisobre los elementos sociales de la memoria y , por otro , analiza

    procedimientos de memorizacin colectiva de la familia, los grupos religlas clases sociales. La conclusin fundamental de esta investigacin esegn Halbwachs , existen unos " marcos sociales de la memoria" ,generales -- como el espacio, el tiempo y el lenguaje -- , bien especfrelativos a los diferentes grupos sociales, que crean un sistema globapasado que permite la rememorizacin individual y colectiva.

    Aos despus, en 1939, Halbwachs dio a la luz un artculo de revisel sugerente ttulo de " La Mmoire collective chez les musiciens " . Enartculo se matizaba sobre la virtualidad del lenguaje en la formacin

    La escritura o la vida , Ed. Tusquets, Barcelona, 1995, pp. 54- 57.

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    memoria colectiva, demostrando que un sistema lingstico como el majeno por completo a cualquier contenido discursivo, poda tambin ocomo marco social de la memoria.

    Ya en plena Segunda Guerra Mundial -- en 1941 -- apareci una aportacin al estudio de la memoria colectiva. TituladaLa topographie lgendaire des vangiles en Terre Sainte , en esta obra Halbwachs , ampli laperspectiva acerca de la importancia del marco social espacial enconstitucin de la memoria . Para ello llev a cabo una correlacin diversos testimonios de viajeros , historiadores y arquelogos , y los reevanglicos, acerca de las ubicaciones y recorridos de los episodios tradicin cristiana. La principal conclusin de este estudio fue ponemanifiesto la importancia de la dimensin espacial en la constitucin memoria.

    Por fin, cinco aos ms tarde, tras su trgica muerte en Buchenw

    fueron editados una serie de escritos que se acogieron al ttulo genrico dLa mmoire collective . En esta obra, deslavazada pero sumamente interesantpor las sugerencias y derivas que continuamente emergen, se puede dessobre todo, la viva diferenciacin entre la historia y la memoria colecttambin la propuesta final de que , a la hora de estudiar la memoria colechay que tener en cuenta que , en las sociedades desarrolladas, hay

    constituidas muchas memorias colectivas.

    2.1. La memoria : Bergson y Halbwachs

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    Como ya se ha apuntado, en la primera de sus grandes obras acerca memoria, Maurice Halbwachs intent responder a la teora bergsonianamemoria utilizando para ello el dispositivo durkheimiano.

    Independientemente del reajuste de cuentas casi personal queLes cadres.. . supuso, Halbwachs pretendi tambin aceptar el reto de tratartema de singular vigencia en el periodo de entreguerras. La profesora LDaz ha sealado que la preocupacin por la memoria " aparece en una seuropea que ha sufrido la ruptura de su continuidad tras la guerra del 1causa de los nacionalismos hostiles y de una vida econmica que aceestratificacin y la divisin"4[4]. Tal preocupacin, ms all de su motivaciprofunda, es evidente tambin en otro registro discursivo como el dproduccin literaria y slo desde ese contexto es posible ubicar obras coA la recherche du temps perdu de Marcel Proust ( 1919 ) oThe Waste Land (1922 ) de T. S. Eliot.

    En cualquier caso, Henri Bergson haba elaborado una teora sobmemoria que puso de manifiesto en suMatire et mmoire , obra publicada enprimera instancia en 1896 y reeditada con algunas modificaciones en 191

    En dicha obra Bergson analiza la formacin y operatividad de la meindividual basndose en los supuestos explicitados en su tesis doctoral tituladaEssai sur les donns immdiates de la conscience ( 1889 ) , haba

    causado un gran revuelo entre la intelectualidad francesa y anglosajona.

    4[4].- LASEN DIAZ, A. " Nota de introduccin al texto de Maurice Halbwachs >, in REIS , num. 69, 1995, p. 204.

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    En elEssai . . ., en efecto, Bergson haba introducido una originalconcepcin del tiempo y el espacio que iba a condicionar toda su obra poAs, para el filsofo francs, los seres humanos dan cuenta de dos realid

    de orden muy diferente.

    Una de ellas tiene un carcter heterogneo y sensible: es la realidadla duracin [ dure ] . Laduracin es " la forma que toma la sucesin denuestros estados de conciencia cuando nuestro yo se deja vivir, cuandabstiene de establecer una separacin entre el estado presente y los estadanteriores "5[5]. La otra realidad es homognea y resulta ser elespacio . Estaltima realidad esta concebida por la inteligencia humana y mueve a redistinciones estrictas, a contar a abstraer, " a vivir en comn y a hablar"6[6].

    De la comparacin de estas dos realidades nace una representacsimblica de laduracin inspirada en elespacio , y laduracin toma as laforma ilusoria de un medio homogneo que es lo que habitualmente se en

    por tiempo . As, eltiempo no es, para Bergson, sino la proyeccin de lduracin en elespacio : expresando laduracin en extensin, la sucesin tomala forma de una lnea continua o de una cadena cuyas partes se tocapenetrarse.

    Sin profundizar ms en estas claves del pensamiento bergsonianoteora de la memoria que de ellas se deriva y que est explcita enMatire et

    mmoire , sita , siempre dentro del mbito de la memoria individual, memoria pura y unamemoria-hbito .

    5[5].- BERGSON, H. Essai sur les donns immdiates de la conscience, in Oeuvres , P. U. F. , Paris, 1991, p.67.[ tr. de V. H. ]6[6].- BERGSON,idem supra , p. 91

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    Lamemoria pura se corresponde a laduracin y lamemoria-hbito alespacio y altiempo , segn las caracterizaciones sealadas. Lamemoria-hbito viene a ser como la punta de un cono que est en contacto con un plan

    sera el presente, siendo el cono lamemoria pura . Por medio de estadisposicin, lamemoria-hbito tomara de lamemoria pura los recuerdosoperativos para el presente, adecundolos convenientemente: " De lasmemorias que hemos distinguido, la segunda , que es activa o motriz, dpor lo tanto inhibir constantemente a la primera, o al menos no aceptaaquella sino lo que ilumina tilmente la situacin presente "7[7].

    De la teora de la memoria de Bergson es importante retener daspectos. El primero es la vinculacin establecida entre lamemoria pura individual y laduracin y lamemoria-hbito individual y elespacio-tiempo abstractos que remiten a lo social. El segundo aspecto es la dimendinamizadora de lamemoria-hbito frente a lamemoria pura : en sociedad, enel tiempo y en el espacio, slo actualizaramos del conjunto de recuubicados en lamemoria pura aquellos que fueran tiles para el presente, losque configuraran, precisamente, lamemoria-hbito .

    Amparado en el dispositivo durkheimiano, Halbwachs reorganizdistinciones bergsonianas sealando cuales de ellas le parecan tiles y no .

    As lo que le result , en primer lugar, inadmisible fue la existencuna memoria pura individual, algo empricamente inaccesibleapriorsticamente inaceptable. Para Halbwachs, en efecto, lo que denomi

    7[7].- BERGSON, H. Matire et mmoire , inOeuvres , op., cit., p. 230.

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    memoria tiene siempre un carcter social ya que " cualquier recuerdo, asea muy personal, existe en relacin con un conjunto de nociones qudominan ms que otras, con personas, grupos, lugares, fechas, palab

    formas de lenguaje, incluso con razonamientos e ideas, es decir, con lamaterial y moral de las sociedades de las que hemos formado parte "8[8]. Nohay pues, para Halbwachs, dos memorias sino una y esta resulta dearticulacin social.

    Sin embargo la dimensin dinamizadora que Bergson atribuye memoria-hbito le pareci a Halbwachs de gran inters. En efecto nsuponiendo sino la existencia de una sola memoria y sealando su gsocial, Halbwachs encontr en la operatividad de lamemoria-hbito unaformalizacin muy til para explicar la motivacin en la reaparicin dacontecimientos del pasado. As , acepta que la razn de la emergencia recuerdos " no reside en ellos mismos, sino en la relacin que tienen cideas y percepciones del presente "9[9].

    2. 2. Halbwachs: la dimensin colectiva de la memoria.

    Como puede observarse la teora de la memoria individual de Halbacenta, como era previsible, su dimensin colectiva y , por ello, en la s

    parte deLes cadres. . .se hace una exposicin de los mbitos colectivos en que dicha memoria individual se halla implicada. Dichos mbitos gene

    8[8].- HALBWACHS, M. Les Cadres Sociaux de la Mmoire , Ed. Albin Michel, Paris, 1994, p.38. [ tr. de V.H. ]9[9].- HALBWACHS,idem supra , pp. 141-142.

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    memoria colectiva y sus marcos colectivos de la memoria son tambimarcos de la memoria individual.

    Para Halbwachs los mbitos colectivos ms relevantes implicados construccin de la memoria son la familia, la religin y la clase sociasegn Halbwachs, los individuos articulan su memoria en funcin pertenencia a una familia, una religin o una clase social determinada.

    En cuanto a la familia , el marco colectivo se ordena segn un crgenealgico que permite la reconstruccin de una memoria familiar en

    est incluido el individuo. El medio mnemotcnico fundamental que ufamilia es el nombre de pila que , por un lado, reenva al individuo aludidfrecuente repeticin, a la trama genealgica y , por otro lado, instala la imde una persona particular: " Cuando pienso, por ejemplo, en el nombrehermano, uso un signo material que , por s mismo, es significativo ( . signo material en tanto que tal juega un papel accesorio: lo esencial es q

    pensamiento concuerda entonces con los que, en el espritu de mis parepresentan a mi hermano: el nombre no es sino el smbolo de concordancia ( . . . ) Es decir que mi pensamiento es entonces singularrico y complejo, ya que es el pensamiento de un grupo en cuyas dimenpor un momento, se prolonga mi conciencia"10[10].

    La religin, por su parte, ordena el marco colectivo de la memoria

    un dogma o conjunto de dogmas que le permiten diferenciarse claramenotras religiones, de otras memorias colectivas no religiosas , e, incluso memoria racional dogmtica y de la tradicin de la memoria mstica. El

    10[10].- HALBWACHS,idem supra , pp. 165-166.

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    unifica as una serie de pensamientos que no estn tanto ligados al recucuanto al reconocimiento de una razn generadora de un sistema de me" El dogma resulta de la superposicin y fusin de una serie de c

    sucesivas de pensamientos colectivos ( . . . ) ; el pensamiento teolconstruye el edificio de las verdades religiosas sobre numerosos planose esfuerza en hacer concordar"11[11].

    Respecto a la clase social, Halbwachs afirma que , en principio, ensociedad la clase dominante genera una memoria colectiva que constitsoporte de la memoria colectiva de toda la sociedad. Halbwachs estparticularmente el caso de la nobleza ya que le sirve para observar cambios que se produjeron con la irrupcin de las clases burguesas. Halbwachs la divisin del trabajo que implic el advenimiento de la bugener la configuracin de diversas memorias colectivas de difcil coordi

    2. 3. Los marcos sociales de la memoria

    La investigacin de los elementos que, en los diversos mbitos socpermiten la construccin de la memoria, tanto individual como colectivaa Halbwachs a establecer la existencia de unosmarcos sociales de la memoria [ cadres sociaux de la mmoire ] .

    Segn Halbwachs, dichos marcos pueden ser especficos, como loexplicitados en relacin a la familia, la religin o las clases sociales, peotros , de carcter ms general , que son el espacio, el tiempo y el lenguaj

    11[11].- HALBWACHS,idem supra , p. 219.

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    Es decir que , cuando se recuerda , se recuerda por medio de las clespecficas que se corresponden a los grupos en los que o sobre los qest recordando, pero tambin por medio de la aceptacin implcit

    marcos ms amplios que prescriben determinadas configuraciones bsobre el espacio, el tiempo y el lenguaje. Recordar implica , as tambin, una determinada representacin de la temporalidad, la espacialidad ylenguaje.

    En realidad casi toda la primera parte deLes cadres. . .est dedicada alestudio de estos marcos sociales de la memoria de carcter general, ptambin se pueden encontrar interesantes reflexiones acerca de ellos tantoLa topographie. . .como enLa mmoire collective .

    Para Halbwachs el lenguaje es " el marco a la vez ms elemental estable de la memoria "12[12]y esto es as hasta tal punto que podra decirseque la memoria en general depende de l. Esta dependencia de la me

    respecto del lenguaje constituye, adems, la prueba manifiesta de querecuerda por medio de constructos sociales, pues el lenguaje no se puconcebir sino en el seno de una sociedad.

    Por su parte , el espacio y el tiempo, entendidos como cuadros socialla memoria, sitan los recuerdos distinguindolos de las imgenes dsueos que , segn Halbwachs, carecen de toda referencia espacio-tempor

    importancia de dichos cuadros se pone de manifiesto cuando se compruealgunos recuerdos de carcter afectivo que parecan jugar un papel definen la rememorizacin " no adquiran todo su valor ms que en el curso

    12[12].- HALBWACHS,idem supra , p. 64.

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    serie de reflexiones que se apoyaban en puntos de referencia colectivos ( espacio o en el tiempo )"13[13].

    Para Halbwachs, adems, se da una preeminencia del marco social essobre el cuadro social temporal en el proceso de rememoracin, ya quespacio " en razn de su estabilidad, nos da la ilusin de no cambiar en aba travs del tiempo" y " poder durar sin envejecer ni perder ninguna departes "14[14].

    El marco social espacial permite adems articular y ordenar

    rememoracin por medio de una realidad no-discursiva que facilita enmedida su simbolizacin15[15].

    2. 4. La naturaleza de los marcos sociales de la memoria .

    En cualquier caso, tanto los marcos sociales generales como especficos son para Halbwachs constructos sociales que no son estrictamni conceptos ni imgenes. Sonnociones . Es decir combinaciones de conceptoso ideas e imgenes , o si se quiere, representaciones en las que intervienparte sensible y otra ms o menos abstracta.

    Esta dimensin de los marcos sociales de la memoria es fcilmperceptible cuando se trata de marcos de carcter general -- en la famipor ejemplo, el padre representa la imagen de una padre especfico y tam

    13[13].- HALBWACHS,idem supra , p. 126.14[14].- HALBWACHS, M. La mmoire collective , Ed. P.U. F., Paris, 1968,pp. 166-167. [ tr. de V. H. ]15[15].- Cfr. HALBWACHS, M. La topographie lgendaire des vangiles en Terre Sainte . P. U. F. , Paris, 1971,p. 128. [ tr. de V. H. ]

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    la figura ideal o conceptual del " padre " -- pero no ocurre as con los cugenerales.

    As se puede explicar la propensin a confundir el lenguaje colenguaje articulado y este con el discurso lgico-conceptual , a pesar de qla rememoracin la dimensin significante del lenguaje posee enovirtualidades y de que , como demuestra Halbwachs en el caso de la memlos msicos , un lenguaje no-discursivo puede perfectamente operar marco social de la memoria: " [ los msicos ] necesitan tener ante los ojohojas de papel en las que todos los signos y su sucesin se encuenmaterialmente fijados. Hay una parte de sus recuerdos que slo se consbajo esta forma, es decir, fuera de ellos, en la sociedad de aquellos que, ellos, se interesan exclusivamente por la msica "16[16].

    De aqu tambin la tendencia a confundir , por ejemplo, los masociales del tiempo y el espacio con el tiempo y el espacio abstract

    matemticos , que son meramente conceptuales. Y tambin, y particularmla inclinacin a homologar el marco social temporal con el tiempo hicuando este ltimo , en realidad " se desarrolla en una duracin artificiano tiene realidad alguna para ninguno de los grupos de los que se tomacontecimientos "17[17].

    2.5. Memoria Colectiva e Historia

    16[16].- HALBWACHS, M. " La memoria colectiva de los msicos" , in RAMOS TORRE, R.Tiempo ySociedad. CIS- Siglo XXI, Madrid, 1992, p. 59.17[17].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 103. [ tr. de V. H. ]

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    En la ya citada obra pstuma --La mmoire collective -- se recogen unaserie de trabajos yworks in process entre los que destacan los dedicados a lacuestin de las relaciones entre la Historia y la Memoria Colectiva.

    Para Halbwachs Historia y Memoria Colectiva son dos registros del pque si se enfrentan se suelen oponer a veces radicalmente en funcin dcondicin. As, afirmar que pueda existir algo como una

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    de la memoria colectiva, no hay lneas de separacin netamente trazadasen la historia, sino ms bien lmites irregulares e inciertos " , de tal maner" el presente no se opone al pasado como se distinguen dos periodos hist

    prximos "21[21].

    Pero , adems, la existencia de diferentes grupos en el seno de sociedades da lugar a diversas Memorias colectivas, mientras que la Hipretende presentarse como la memoria universal del gnero humano , menos, como la memoria de una parte del gnero humano , frecuentemparcelado en estados. As , frente al carcter universal espacio-temporal dHistoria, " cada memoria colectiva se asienta sobre un grupo limitadoespacio y en el tiempo"22[22].

    Confundir ambos registros y no delimitar las pretensiones generacierto desprecio por parte de grupos sociales determinados respecto deHistoria y , por otro lado, alimenta la incomprensin de la Historia

    algunos episodios que pueden resultar sorprendentes sin el concurso Memoria Colectiva.

    3. BIBLIOGRAFIA FUNDAMENTAL DE MAURICE HALBWACHS

    HALBWACHS, M. ( 1964 )Las clases sociales Ed. Fondo de Cultura Econmico,Mxico [1938]

    21[21].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 73. [ tr. de V. H. ]22[22].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 75. [ tr. de V. H. ]

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    HALBWACHS, M. ( 1968 )La mmoire collective Ed. P. U F. Paris. [ 1950 ]

    HALBWACHS, M. ( 1970 )Morphologie sociale Ed. Armand Colin, Paris [ 1938]

    HALBWACHS, M. ( 1971 )La topographie lgendaire des vangiles en terresainte , P. U. F. , Paris [ 1941]

    HALBWACHS, M. ( 1972 )Classes sociales et morphologie , Les ditions deMinuit, Paris.

    HALBWACHS, M. ( 1994)Les Cadres Sociaux de la Mmoire Ed. Albin Michel,Paris [ 1925 ]

    B) TEXTO ( Traduccin de Vicente Huici Urmeneta, UNED-

    Bergara)

    LA MEMORIA COLECTIVA Y EL TIEMPO

    Maurice Halbwachs 23[23]

    " La memoria colectiva se remonta en el pasado hasta un cierto lmite menos alejado segn de qu grupo se trate. Mas all de este lmite ya n

    23[23] .- Traduccin directa de la versin original de HALBWACHS, Maurice " La Mmoire

    Collective et le Temps " Cahiers Internationaux de Sociologie , vol. II, 1947, pp. 3- 30. Este texto

    fue incorporado posteriormente al captulo III de La mmoire collective par Maurice Halbwachs,

    P. U. F. , Paris, 1950 y 1968. ( Tr. Vicente Huici Urmeneta , 1998 )

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    cuenta de los acontecimientos o de las personas de una manera directa. precisamente lo que se encuentra ms all de este lmite lo que retienatencin de la historia. Se dice a veces que la historia se interesa en el pa y no en el presente. Pero lo que verdaderamente constituye el pasado pares lo que no est comprendido en el dominio que abarca el pensamientogrupos actuales. Parece como si le fuera necesario esperar a que los granteriores hayan desaparecido, a que sus pensamientos y su memoria se desvanecido, para que se pueda ocupar de fijar la imagen y el orden de sude los hechos que slo ella es entonces capaz de conservar. Sin duda puede ayudar con testimonios anteriores cuyo rastro subsiste en texoficiales, en peridicos del momento o en memorias escritas contemporneos. Pero en la seleccin que hace de tal material, en el valle atribuye, el historiador se deja guiar por razones que nada tienen quecon la opinin de entonces, pues esta opinin ya no existe; no est oblitenerla en cuenta, no hay miedo a que le desmienta. Tanto es as quehistoriador ] no puede hacer su obra ms que a condicin de colocdeliberadamente fuera del tiempo vivido por los grupos que han asistidoacontecimientos, que han tenido un contacto ms o menos directo con elque pueden recordarlos.

    Situmonos ahora en el punto de vista de las conciencias colectiva

    que es el nico medio de permanecer en un tiempo real lo suficientemcontinuo como para que un pensamiento pueda recorrerlo en todas sus pvivindolo y guardando el sentimiento de su unidad. Hemos dicho qnecesario distinguir un cierto nmero de tiempos colectivos en tanto qugrupos separados. No podemos desconocer, sin embargo, que la vida sosu conjunto y en todas sus partes transcurre en un tiempo que est divien aos, meses, das y horas. Es necesario que as sea, ya que si no, teniecuenta que las duraciones de los diversos grupos en los que se descompsociedad implican divisiones [ temporales ] diferentes, no se podra estabninguna correspondencia entre sus movimientos. Precisamente porque grupos estn separados el uno del otro, porque cada uno de ellos tienmovimiento propio, y porque los hombres individuales pasan, no obstauno a otro, las divisiones del tiempo deben ser en todas partes suficientemuniformes. Debe ser posible siempre, cuando se est en un primer grprevenir en qu momento se entrar en un segundo, refiriendo tal mome

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    tiempo del segundo. Pero cuando se est en el primero, se est en el tiempprimero, no en el del segundo. ste es el problema que le sobrevieneviajero que debe ir al extranjero y que no dispone para medir el tiempoque de los relojes de su pas. Solamente estar seguro de no perder su trela hora es la misma en todos los pases, o si entre las horas de los divpases hay un cuadro de correspondencias.

    Diremos entonces que hay un tiempo nico y universal al que se retodas las sociedades, cuyas divisiones se imponen a todos lo grupos y quritmo comn, transmitido a todas las regiones del mundo social, restaentre ellas las comunicaciones y las relaciones que sus mutuas barrtenderan a obstaculizar? En principio la correspondencia entre las divisdel tiempo de numerosas sociedades vecinas es mucho menos exactacuando se trata de horarios internacionales de ferrocarril. Esto se explica,otra parte, por el hecho de que las exigencias de los diversos grupos a respecto no son las mismas. En la familia, por lo general, el tiempo impcierto juego que no se da en el liceo o en el cuartel. Y, a pesar de qusacerdote deba decir su misa a una hora determinada, no existe previalguna sobre cuanto tiempo ha de llevarle el sermn. Fuera de las cerema las cuales, por otro lado, llegan a menudo con retraso y que no siempre hasta el final, los fieles pueden ir a la iglesia cuando lo deseen y hacer e

    casas sus ejercicios de oracin y devocin sin tener en cuenta la hastronmica. Un comerciante debe llegar a la hora si no quiere perder unde negocios: sin embargo las compras se distribuyen a lo largo de to jornada y, para los pedidos y los envos, si hay plazos fijos, por lo generaproximados. Parece, por otro lado, que, en algunos medios, se descanstoma la revancha de la exactitud a la que se est obligado en otros. Haysociedad en la que la materia se renueva sin cesar, cuyos elementodesplazan unos con relacin a otros continuamente y que es el conjunhombres que circulan por las calles. Sin duda, algunos de estos viandantcon prisa, apuran el paso, miran su reloj en los accesos a las estacionesentrada y a la salida de los lugares de trabajo, pero, por lo general, cuanpasea, cuando se deambula, cuando se contemplan los escaparates dcomercios, no se mide la duracin de las horas, no se tiene particular cuen saber qu hora es exactamente, y, cuando se debe hacer un largo traypara llegar ms o menos a tiempo, nos solemos guiar por un vago sentim

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    como cuando se transita por una ciudad sin mirar el nombre de las cdejndose llevar por una especie deolfato.As que, no existiendo la necesidadde medir el tiempo con la misma exactitud en los diversos medios, ocurla correspondencia entre el tiempo del trabajo, el tiempo de la casa, el tiede la calle y el tiempo de las visitas no est prefijada ms que por lmitalgunas ocasiones muy amplios. sta es la razn por la que nos excusallegar tarde a una cita de negocios, o al volver a casa a una hora anodiciendo que nos hemos encontrado con alguien en la calle: as se reclbeneficio de la libertad con la que se mide el tiempo en un medio en el se pone gran cuidado en la exactitud.

    Hemos hablado sobre todo de horas y de minutos, pero se dice a vecun amigo: ir a verte un da de estos, la semana que viene, en un mes: y se vuelve a ver a un pariente lejano, se calcula aproximadamente el nmaos en los que no se le haba visto. Ocurre que este gnero de relacinsociedad no precisa una localizacin ms definida en el tiempo. As, y yeste punto de vista, no es el mismo tiempo, sino que son tiempocorrespondencia ms o menos exacta lo que se encontrara en nuessociedades.

    Es cierto que todos [ los tiempos ] se inspiran en un mismo tipo , todos se refieren a un mismo cuadro que podra ser considerado comtiempo social por excelencia. No tenemos que investigar cual es el origendivisin de la duracin en aos, meses, semanas, das. Pero es un hechbajo la forma en la que la conocemos, se trata de una divisin muy antfundada en las tradiciones. No se puede decir, en efecto, que tal divisin sfruto de un acuerdo explcito entre los grupos, ya que esto implicara quemomento determinado, tales grupos habran suprimido las barreras quseparaban fundindose por un tiempo en una sola sociedad que tendrobjeto fijar un sistema de divisin de la duracin. Pero es posible, y, sin

    necesario, que tal acuerdo se haya realizado en una sociedad nica de lhan emergido las sociedades que hoy conocemos. Supongamos que, etiempos, las creencias religiosas hayan marcado fuertemente las instituciQuizs los hombres que reunan en tales instituciones los atributos propilos jefes y de los sacerdotes dividieron el tiempo inspirndose a la vez econcepciones religiosas y en la observacin del curso natural de los fen

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    celestes y terrestres. Cuando la sociedad poltica se diferenci del grreligioso, cuando las familias se multiplicaron, continuaron dividendo elde la misma manera que en la comunidad primitiva de la cual procedan.ahora, cuando se forman grupos nuevos, grupos permanentes o efmerosgentes de una misma profesin, de una misma ciudad, entre amigos que spara una finalidad social, para una actividad literaria o artstica, o simplemcon ocasin de un encuentro o de un viaje en comn, todo esto impsegregacin a partir de uno o varios grupos ms amplios y ms antigunatural que en estas formaciones nuevas se encuentren rasgos de comunidades originarias, y que muchas de las nociones elaboradas en apasen a stas: la divisin del tiempo sera una de estas tradiciones, de lano se podra prescindir , pues no hay grupo que no tenga necesidadistinguir y de reconocer las diversas partes de su duracin. Es as por lse reencuentra en los nombres de los das de la semana y de los meses rde creencias y tradiciones desaparecidas, que se datan siempre los apartir del nacimiento de Cristo, y que las viejas ideas religiosas acerca virtud del nmero 12 estn en el origen de la divisin actual del da en minutos y segundos.

    Sin embargo, del hecho de que estas divisiones subsistan, no se deen modo alguno que haya un tiempo social nico, pues a pesar de su

    comn, han tomado una significacin muy diferente en los diversos grupsolamente porque, como hemos demostrado, la necesidad de exactitud vaeste respecto, de una sociedad a otra; en principio, como se trata de aplestas divisiones a series de acontecimientos y procesos que no son los men los diferentes grupos, y que finalizan y vuelven a comenzar en intervalno se corresponden de una sociedad a otra, se puede decir que se cuentiempo a partir de fechas diferentes en un caso y en otro. El ao escolacomienza el mismo da que el ao religioso. En el ao religioso, el anidel nacimiento de Cristo y el aniversario de su muerte y resurreccdeterminan las divisiones esenciales del ao cristiano. El ao laico comiprimero de Enero, pero, segn las profesiones y los tipos de activicomporta divisiones muy diferentes. Las [ divisiones ] del ao rural se rsegn el curso de los trabajos agrcolas, el cual , a su vez, est regulado palternancia de las estaciones. El ao industrial o comercial se descompoperiodos en los que se trabaja a pleno rendimiento, en los que la deman

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    incrementa, y en otros en los que los negocios se ralentizan o inclusparalizan: por otro lado estos periodos no son los mismos en todoscomercios y en todas las industrias. El ao militar se cuenta tanto partide la fecha de incorporacin [ a filas ] en sentido estricto cuanto de lo qullama la quinta , segn el intervalo que separa ambas fechas, es decsentido inverso, quizs porque la monotona de los das hace que esta duse aproxime mucho al tiempo homogneo, o porque, para la medida, seescoger por convencin el tiempo que se quiera.En todo caso hay tantos grupos como orgenes de tiempos diferentes. Y no hay ningn [ tiempo ] qimponga a todos los grupos.

    Pero ocurre lo mismo con el da. Se podra creer que la alternancia ddas y de las noches marca una divisin fundamental, un ritmo elementiempo que es el mismo en todas las sociedades. La noche, consagrada alinterrumpe, en efecto, la vida social. Es el periodo en el que el hombrevade casi totalmente de la presin de las leyes, las costumbres, representaciones colectivas, el periodo en el que est verdaderamente sSin embargo se puede considerar la noche como un periodo excepcionNo ocurre que el sueo fsico detiene tambin temporalmente la marchesas corrientes que son las sociedades? Si le atribuimos esta caracterstinos olvidamos de que no hay una nica sociedad, sino diversos grupos, y

    vida de algunos de ellos se interrumpe mucho antes de la noche o incluotros momentos del da. Digamos, si se quiere, que un grupo se adocuando no hay hombres asociados capaces de mantener y desarrollapensamiento, pero que el grupo solamente duerme, que continua existientanto que sus miembros estn dispuestos a volver a reunirse y a reconstrtal y como estaba cuando lo haban dejado. Se podra decir que no hay mun grupo en el que la vida consciente se suspende peridicamente por el la familia, ya que, por lo general, son los miembros [ de la familia] de qnos despedimos cuando vamos a acostarnos y a quienes primero vemos ndespertar. Pero la conciencia del grupo familiar se oscurece e inclusdesvanece en otros momentos: cuando sus miembros se alejan, el paquizs la madre yendo al trabajo, el nio a la escuela, los periodos de ausan siendo ms cortos en horas de reloj que la noche, parecen ms largque, por la noche, no hay conciencia del tiempo: un hombre que haya duna o diez horas no sabe, al despertar, cuanto tiempo ha transcurrido, s

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    sido un minuto o una eternidad. En cuanto a los dems grupos, por lo genvida se interrumpe mucho antes de la noche y recomienza mucho despubien esta interrupcin es ms larga, su naturaleza no difiere en muchotros recesos que se producen en la vida de los mismos grupos en momentos del da. En todo caso la jornada de trabajo no se desarrollforma ininterrumpida a lo largo de todas las horas que separan el despdel sueo ya que no se circunscribe a estos lmites y adems se prescortada por intervalos que pertenecen a otros grupos. Ocurre lo mismo, ms razn, en el caso de la jornada religiosa o la jornada mundana. As pla noche nos parece marcar una divisin esencial del tiempo, esto es dela influencia de la familia, ya que no hay ninguna comunidad con la relacionemos ms estrechamente. Pero atengmonos a los otros gruposvida se detiene y se reemprende: supongamos que los intervalos de psean tan vacos como la noche y que la representacin del tiempo desapaen ellos completamente. Resultara muy difcil decir donde comienza y tel da para estos grupos, y, en todo caso, el da no comenzara en el mmomento en todos los grupos.

    Sin embargo, tal y como hemos visto, hay una correspondencia suficentre todos estos tiempos, aunque no se pueda decir que se adapten los ulos otros por una convencin establecida entre los grupos. Todos dividen

    menos el tiempo de la misma manera porque todos son herederos de una tradicin. Esta divisin tradicional de la duracin toma como referencurso de la naturaleza, y no es cuestin de extraarse de que as sea ya qusido establecida por hombres que observaban el curso de los astros y deComo la vida de todos los grupos se desarrolla en las mismas condiastronmicas, [ los grupos ] pudieron constatar que el ritmo del tiempo sola alternancia de los fenmenos de la naturaleza se adaptaban bien entre ses menos verdadero, por otro lado, que, de un grupo a otro, las divisiontiempo acordadas no son las mismas y que no tienen el mismo sentido. como si un mismo pndulo comunicara su movimiento a todas las parcuerpo social. Pero, en realidad, no hay un calendario nico, exteriorgrupos y a los que estos se referiran. Hay tantos calendarios como socieddiferentes, ya que las divisiones del tiempo se expresan tanto en trmreligiosos (consagrando cada da a un santo), cuanto en trminos de ne(das de " vencimiento", etc. ). Importa poco que aqu se hable de d

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    en demasiados puntos de sus recorridos como para que haya lugar separarlos?

    Se dice que un mismo acontecimiento puede afectar a la vez a va

    conciencias colectivas diferentes; se concluye que en ese momentoconciencias se aproximan y se unifican en una representacin comn. Petrata de un mismo acontecimiento si cada uno de estos pensamientos representa a su manera y lo traduce a su lenguaje? Estos grupos essituados en el espacio. El acontecimiento se produce tambin en el espes posible que todos los grupos lo perciban. Pero lo que importa es la foque lo interpretan, el sentido que le dan. Para que le dieran la msignificacin sera necesario que previamente dos conciencias estuvfundidas. Sin embargo, hipotticamente, son distintas. De hecho, no se pconcebir que dos pensamientos se interpenetren as el uno al otro. Sin puede ocurrir que dos grupos se fusionen, pero entonces nace una concnueva, cuya continente y contenido son diferentes a los anteriores. O esta fusin no es ms que aparente y, al cabo, los dos grupos se separan reencuentran en sus esencias anteriores. Un pueblo que conquista a otro pasimilarlo: pero entonces l mismo se convierte en otro pueblo, o, al entra en una nueva fase de su existencia. Si no lo asimila, cada uno de lpueblos guarda su conciencia nacional propia y reacciona de manera dif

    ante acontecimientos semejantes. Pero en un mismo pas hay sociedad re y sociedad poltica. Si la Iglesia se subordina al Estado, dejndose llenar influencia, la Iglesia se convierte en un rgano del Estado y pierdenaturaleza de sociedad religiosa, y la corriente del pensamiento religioreduce a una delgada capa en la parte de la Iglesia que no se resigndesaparecer. Cuando la Iglesia y el Estado estn separados, un macontecimiento, la Reforma, por ejemplo, dar lugar a representacidiferentes en las almas religiosas y en los espritus de los jefes poltirepresentaciones que se vincularn a los pensamientos y tradiciones de logrupos, pero que no se confundirn.

    Incluso, si la publicacin de lasLettres provinciales marca una fecha enla historia de la literatura y en la vida de Port-Royal, no concluimos queao, la corriente del pensamiento literario y la corriente religiosa jansenestn fusionadas. Sabemos que Pascal no haba reconciliado a Sacy

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    Montaigne, que los jansenistas no haban cesado de condenar la concupisdel espritu, que para ellos Pascal no era sino un instrumento de Dios atribuan quizs ms importancia al milagro de la Santa- Espina, del chaba beneficiado su familia, que a su actividad como escritor. Cuando Beuve nos traza el retrato de los que entraron en Port- Royal, comprobamnatural el desdoblamiento de sus personas: son los mismos hombres; pson las mismas figuras las que han perdurado en el recuerdo del mundoque se han impuesto en la memoria de los jansenistas, apostando pespritu, abjurando del talento, marcando su conversin el fin de una soc y el comienzo de otra, como si hubiera dos fechas que no tendran lugarmismo tiempo? Cuando se trata, como aqu, de un acontecimiento de camoral, el asunto, ciertamente, se complica un poco. Es concebible quejemplo, el grupo religioso y una familia se sientan afectadas de la mmanera porque la familia es muy religiosa. Cuando la seora Prier cuvida de su hermano, habla de l como de un santo con un acento muy janPero, incluso en una familia apasionada de la poltica, las discusiones llevan a cabo, ponen a dicha familia en contacto con medios en los cualdebates constituyen el objetivo fundamental. Consideremos este asuntpoco ms de cerca. Hay siempre un matiz o una ausencia de matiz qurevela si la religin o la poltica han hecho pasar a un segundo placonsideraciones de parentesco, en cuyo caso ya no nos situamos en la fHa habido momentos en los que la habitacin de Pascal se transformaba celda o en una capilla y en los que el saln de Madamme Roland no se dde un club o de un consejo de ministros girondinos. Al contrario, en casos, el pensamiento familiar se apodera de imgenes y acontecimientoreligin y de la poltica para alimentar su propia vida; ocurre entonces qenorgullece del resplandor que despide la familia uno de cuyos miembdestacado en algn aspecto, y que sus miembros se sienten como parienteprximos o ms lejanos, segn que sus creencias y convicciones les unaseparen. Pero esto no es posible ms que si estos elementos del pensamque se refieren aparentemente a objetos y personas que son exteriores afamilia, se transponen en representaciones familiares, es decir, si conseadecuadamente la forma externa, poltica o religiosa, pero tienen csustancia las reacciones de parentesco, los intereses y preferencias decasa, de los hermanos, de los padres. De que tales transposiciones posibles resulta que a menudo se practique una religin o que se siga una

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    manera duradera la memoria de estos grupos, es decir, la imagen que gude su pasado. En medio de esta agitacin semiautomtica, el grupo perctiempo uniforme que no se desarrolla ms rpidamente que el del pescadcaa. Se suele repetir tambin que hay pueblos retardatarios, cuya evoluse lleva a cabo muy lentamente, y, en un mismo pas, es un lugar comnen el ritmo rpido de la existencia en las grandes ciudades en contraste copequeas villas, o en el de las regiones industriales en contraste con el ca

    No olvidamos, sin embargo, que los grupos que se comparan no tienmisma naturaleza ni el mismo tipo de ocupacin. Pero del hecho de quintervalo de un da, los habitantes de un pueblo tengan menos ocasioncambiar la direccin de su actividad o de su pensamiento, se deduce queellos el tiempo se desarrolla ms lentamente que en las ciudades? Popiensa as el habitante de la ciudad? Porque se representa el pueblo comciudad cuya actividad se hubiera ralentizado, paralizndose y adormecipoco a poco. Sin embargo, en el campo, el tiempo se divide siguiendo ude ocupaciones que se regulan segn el curso de la naturaleza animal o vEs necesario que el trigo haya crecido lo suficiente, que los animales puestos sus huevos o hayan tenido sus cras, que las ubres de las vacahayan llenado. No hay ningn mecanismo que pueda precipitar operaciones. En tal grupo el tiempo es el que debe ser y los hombres

    pertenecen a l lo piensan segn la marcha de sus necesidades y detradiciones. Sin duda hay periodos de prisa, das sin reposo, pero irregularidades que se refieren al contenido del tiempo y que no modificdesarrollo. Cuando nos sentimos absorbidos por una tarea, por una charuna ensoacin, en una reflexin, en un recuerdo, cuando se mira pasagente o cuando se juega a cartas, desde el momento en que se trata maneras de ser o de actividades habituales reguladas por la costumbre, ycada una tiene su lugar y la duracin que le corresponde, el tiempo es esiempre ha sido, ni demasiado rpido ni demasiado lento. Por el contrarcampesinos llevados a una ciudad se asombrarn de su precipitado ritmvida y pensarn que un da tan lleno debe de condensar el tiempo. Ocueste caso que se representan la ciudad como un pueblo posedo por una de actividad, en el que los hombres estn sobreexcitados y los pensamienlos gestos son arrastrados por un movimiento vertiginoso. Pero la ciudadciudad, es decir, un medio en el que el mecanismo se introduce no solam

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    los trabajos productivos sino que regula tambin los desplazamientosdistracciones y el ir y venir del espritu. El tiempo esa dividido como debes como debe ser, ni demasiado rpido ni demasiado lento, ya que se consegn las necesidades de la vida urbana. Los pensamientos que lo llenan numerosos, pero tambin ms breves: no pueden generar profundas raclos espritus. Es un pensamiento que no cobra consistencia ms que cuaextiende en una duracin suficiente. Pero como comparar el nmeestados de conciencia que se suceden, a fin de medir la rapidez del tiemlos dos grupos, si no se trata de pensamientos ni de representacionesmismo gnero? En realidad no se puede decir que el tiempo se desarrollrpidamente o ms lentamente en una sociedad que en la otra; la nocirapidez, aplicada al curso del tiempo, no ofrece una significacin definidel contrario, es un hecho destacable que el pensamiento, cuando se dedrecordar, puede recorrer en pocos instantes intervalos de tiempo ms o mgrandes y remontar el curso de la duracin con una rapidez que varsolamente de un grupo a otro, sino, incluso en el interior de un grupo, individuo a otro, o, en un individuo perteneciente a un grupo, de un momotro. En algunas ocasiones resulta sorprendente, cuando se busca un recumuy lejano, la ligereza con que el espritu salta por encima de vastos pe y, como si se hubiera puesto las botas de las siete leguas, apenas entrevpasar las representaciones del pasado que aparentemente deberan rellenintervalo.

    Pero por qu imaginar que todos estos antiguos recuerdos estn ordenados segn el mismo orden en que se produjeron, como si nos espeSi para remontarse en el pasado fuera necesario guiarse por estas diferenimgenes, correspondiendo cada una de ellas a un acontecimiento quetenido lugar ms que una vez, entonces el espritu no pasara por encimellas a grandes zancadas, no se limitara a rozarlas, sino que ms biediferentes imgenes desfilaran una a una bajo su mirada. En realidadespritu no pasa revista a todas estas imgenes, lo cual no indica, por otroque no subsistan. Es dentro del tiempo, dentro del tiempo de un grupo donde el [ espritu ] busca reencontrar o reconstituir el recuerdo y es entiempo donde encuentra su apoyo. El tiempo puede y solamente puedeeste papel en la medida en que nos lo representamos como un medio coque no ha cambiado y que ha permanecido tal cual entre el ayer y el h

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    forma que podemos encontrar el ayer en el hoy. Que el tiempo pupermanecer de alguna manera inmvil durante un periodo suficientemextenso es el resultado de servir de cuadro comn en el pensamiento dgrupo que, durante dicho periodo, no cambia de naturaleza, conserva mmenos la misma estructura y presta atencin a los mismos objetos. En que mi pensamiento puede remontarse en un tiempo de este gnero, lo vudescender, explorando las diversas partes en un movimiento continuotropezar con ningn obstculo ni ninguna barrera que le impida ver msse mueve en un medio en el que todos los acontecimientos permanecsuficiente que [ el pensamiento ] se desplace en este medio para reencuentre en l todos los elementos. Este tiempo no se confunde en malguno con los acontecimientos que han ocurrido en l. Pero no se reduchemos demostrado, a un cuadro homogneo y completamente vaco. Epuede encontrar inscrito o indicado el rastro de acontecimientos o figuraotros tiempos en la medida en que respondan y responden a un inters opreocupacin del grupo. Cuando decimos que el individuo se ayudamemoria del grupo, hay que entender que esta ayuda no implica la preactual de uno o varios de sus miembros. En efecto, continuo sintieninfluencia de una sociedad incluso cuando me alejo de ella: es suficienlleve conmigo, en mi espritu, todo lo que se refiere a mi clasificacin depunto de vista de sus miembros, a mi posibilidad de sumergirme de nuevmedio y en su tiempo, y de sentirme en el corazn del grupo. Esto ciertamente, requiere una explicacin.

    Me veo a m mismo junto a un compaero de la escuela del que habun gran amigo, enfrascados los dos en una conversacin psicolgica; eanalizando y describiendo las maneras de ser de nuestros maestros y aml y yo formbamos parte de un grupo de gente, pero dentro de ese grnuestras relaciones personales, por otro lado anteriores a nuestra entradala escuela, haban creado entre nosotros una comunidad ms ntima. muchos aos que no le he visto, pero nuestro grupo subsiste, al menospensamiento, de manera que si nos reencontrramos maana, tendrammisma actitud que cuando nos dejamos de ver. Mi amigo ha muerto hacmeses. Nuestro grupo se ha disuelto. Ya no le volver a ver ms. No pevocarle como una persona actualmente viva. Cuando me veo de conversando con l como pretender que, para evocar estos recuerdos

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    apoye en la memoria del grupo si tal grupo ya no existe? Ocurre que elno es solamente, ni, incluso, fundamentalmente, una reunin de indivique su realidad no se agota en algunas figuras que podemos enumerar y ade las cuales lo podramos reconstruir. Ms bien lo que constituye el esencialmente es un inters, un orden de ideas y de preocupaciones qududa, se particularizan y reflejan en alguna medida en las personalidadsus miembros, pero que son sin embargo lo suficientemente generales e iimpersonales, como para conservar su sentido y su alcance a pesar destas personalidades se transformen y que otras parecidas pero diferentes sustituyan. He aqu lo que representa el elemento estable y permanentegrupo, y, lejos de reencontrarlo a partir de sus miembros, es ms bien a pde dicho aspecto como reconstruyo las figuras de sus miembros. As pupienso en mi amigo, me sito de nuevo en una corriente de ideas que nocomunes y que subsiste en m a pesar de que mi amigo ya no exista ypueda volver a ver, ya que se conservan las condiciones que me perresituarme. O bien se conservan [tales condiciones] en la medida en qeran ajenas a amigos comunes que vuelvo a ver, y as vuelvo a encpersonas que se parecen a mi amigo, al menos en el aspecto en ereencuentro el mismo carcter y los mismos pensamientos, como si husido miembros virtuales del mismo grupo.

    Supongamos ahora que las relaciones entre dos o ms personas carede este elemento de pensamiento comn e impersonal. Dos seres se amauna pasin intensa y egosta, de forma que el pensamiento de cada unototalmente el del otro. Pueden decir: Le amo porque es l o porque es eAqu no hay sustitucin posible. Pero cuando la pasin desaparezca, no qnada del vnculo que les una y entonces o bien se olvidarn el uno delbien no guardarn ms que un recuerdo plido y descolorido. En qu apoyarse para recordar como se vean? A veces, sin embargo, si el recsubsiste a pesar del alejamiento, a pesar de la muerte, es que ms allapego personal, haba un pensamiento comn, el sentimiento de la huitiempo, la contemplacin de los objetos del entorno, la naturaleza, algnde meditacin: es el elemento estable lo que transforma la unin de dos basada en el afecto, en una sociedad, y es el pensamiento subsistente del glo que evoca la proximidad pasada y lo que salva del olvido la imagepersona. Habra podido August Comte evocar a Clotilde de Vaux y ve

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    con los ojos del cuerpo si su amor no hubiera tomado el sentido de unaespiritual y si no la hubiera ubicado en la religin de la humanidad? Porrecuerda a los padres sin duda porque se les ama, pero sobre todo porqunuestros padres. Dos amigos no se olvidan porque la amistad supoacuerdo de pensamientos y diversas preocupaciones comunes.

    En realidad nuestras relaciones con otros personas se incorporanconjuntos ms amplios cuyos miembros no nos representamos bajo unaconcreta. Estos conjuntos tienden a sobrepasar las figuras que conocemcasi a despersonalizarse. Y lo que es impersonal es tambin ms estabtiempo que ha vivido el grupo es un medio semidespersonalizado en podemos situar el lugar de ms de un acontecimiento pasado porque cade ellos tiene una significacin con relacin al conjunto. Es esta significaque reencontramos en el conjunto y se conserva porque su realidad nconfunde con las figuras particulares y pasajeras que lo atraviesan.

    Esta permanencia del tiempo social es, por otro lado, completamrelativa. En efecto, si nuestro dominio sobre el pasado, en las divedirecciones en las que se inscribe el pensamiento de esos grupos, se extdemasiado lejos, no resulta ilimitado, y jams sobrepasa la lnea qudesplaza a medida que las sociedades a las que pertenecemos entran enuevo periodo de su existencia. Ocurre, en apariencia, como si la metuviera la necesidad de aligerarse cuando crece la ola de acontecimientodebe retener. Insistamos, de nuevo, en que no es el nmero de acontecimilo que aqu importa. En tanto que el grupo no cambia sensiblemente, el que su memoria abarca puede alargarse: es siempre un medio continuo queda accesible en toda su extensin. Cuando se transforma, un tiempo comienza [ para el grupo] y su atencin se aparta de lo que ha sido y ya nla actualidad. Pero el tiempo antiguo puede subsistir al lado del tiempo nuincluso dentro de l para aquellos miembros que solo han sido leve

    tocados por la transformacin, como si el grupo antiguo rehusara atotalmente absorbido en el grupo nuevo que ha surgido de su sustancia.memoria atiende entonces a regiones del pasado desigualmente alejadas, las partes del cuerpo social que se consideren, no es porque unos tienenrecuerdos que otros sino porque las dos partes del grupo organizanpensamiento en funcin de centros de inters que no son los mismos.

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    Sin salir de la familia, la memoria del padre y de la madre les transpoun tiempo que sigui a su matrimonio: esta [ memoria ] explora una regpasado que los hijos no conocen sino de odas, pues stos no tienen recude un tiempo en el que an no haban sido despertados a la conciencia ende sus padres. La memoria del grupo familiar se reduce entonces a un mde series de recuerdos individuales, parecidos para toda la parte del tiempel que se corresponden a las mismas circunstancias, pero que, cuandremonta en el curso de la duracin, se interrumpen a ms o menos altuHay pues, en una familia, tantas memorias, tantas visiones sobre el mgrupo, como tantos miembros tenga, ya que se extienden en tiemdesiguales? No, ms bien reconocemos en la vida de este grtransformaciones caractersticas.

    Desde el matrimonio y hasta el momento en que los nios nacen capaces de recordar puede transcurrir poco tiempo. Pero este ao o espocos aos estn repletos de acontecimientos aunque en apariencia nonada. Es entonces cuando se descubren no slo los caracteres personales ddos esposos sino tambin todo lo que han heredado de sus padres y dmedios en los que hasta entonces han vivido; para que un grupo nuconstruya sobre estos elementos, es preciso una serie de esfuerzos en coque implican sorpresas, resistencias, sacrificios, pero tambin acue

    espontneos, encuentros, asentimientos, estmulos y descubrimientos hen comn en el mundo de la naturaleza y de la sociedad. Es el ticonsagrado a establecer los cimientos del edificio, un tiempo ms pintorems agitado que los largos intervalos en los que se acabar la casa: hayobra una efervescencia, un impulso unnime, en primer lugar porque sde un comienzo. Ms tarde se estar obligado a regular el trabajo segn l ya se ha realizado, de lo cual se tiene tanta responsabilidad como orgulestar obligado a someterse al alineamiento de los edificios vecinos, a tencuenta las exigencias y las preferencias de quienes ocuparn la casa, lo csiempre es previsible: de aqu los contratiempos, el tiempo perdido, el trde hacer y deshacer. Tambin se estar expuesto a pararse en medio trabajo por una u otra razn. Hay casas inacabadas, trabajos que esperan ltiempo hasta que se los retoma.Pendent opera interrupta . Est tambin elaburrimiento de ir a trabajar al mismo lugar un da tras otro. En la activmisma de quienes terminan una construccin hay a menudo ms inquie

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    alegra. Una obra de demolicin evoca siempre un poco a la naturalezaobreros que cavan los cimientos parecen pioneros. Cmo no estara lllos pensamientos ms intensos y ms destinados a durar el periodo en se ponen las bases de un grupo nuevo? As, en ms de una sociedad, soel espritu de los fundadores, por ms que haya sido corto el tiemconsagrado a la fundacin.

    En muchos casos, la llegada de los nios no solo ampla la familia smodifica tambin su pensamiento y la direccin de su inters. El nisiempre un intruso en el sentido en que se sabe que no se adaptar a la faconstituida, pero los padres, y los hijos ya nacidos, debern plegarse si noexigencias de recin venido, s al menos a los cambios que resulten ingreso en el grupo. Hasta este momento la pareja sin hijos ha podido pque era suficiente en s misma: quizs era suficiente en apariencia yaestaba abierta a muchas influencias del exterior: lecturas, teatro, relacionviajes, ocupaciones profesionales del hombre y quizs de la mujer, todo pen comn, y, en este paso por diversos ambientes, rehaciendo la relacinmanera y tomando progresivamente la conciencia de su unidad. [ La pest expuesta a dos peligros: cerrarse demasiado y replegarse sobre s mino guardar con los grupos exteriores ni el contacto que permite la lecturque le condena a decaer, pues no puede vivir ms que de sustancia social

    lo que aspira siempre a salir del crculo de sus miembros y a expandirsetambin est el otro riesgo, el de expandirse demasiado, el de dejaabsorber por un grupo exterior a la relacin o por cualquier preocupacin resulte demasiado excntrica. A veces ocurre, al menos al comienzo,alternancia de periodos en los que el matrimonio, buscando de cualquier msu lugar en la sociedad exterior, tan pronto se deja llevar por ella comaparta: contrastes que resaltan lo suficientemente como para que esta fde la vida destaque por s misma de las siguientes y quede grabada memoria. Ms tarde [ la pareja ] ha encontrado su lugar: tiene sus relacisus intereses, su rango; sus vnculos con los otros grupos se han estabilisus preocupaciones esenciales han tomado una forma ms definida. Corazn, cuando una pareja tiene nios, sus relaciones con el medio socialrodea se multiplican y se definen. Cuando un grupo integra ms miesobre todo cuando dichos miembros son de diferente edad, entra en contcon la sociedad por muchas ms partes. Se incorpora ms estrechamen

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    medio que comprende a las otras familias, se penetra de su espritu, dereglas. Se podra pensar que una familia ms amplia resulta autosuficieconstituye un medio ms cerrado. Esto no es exactamente as. Ciertamenpadres tienen ahora una preocupacin nueva y singularmente fuerte. Pegrupo familiar, ms extenso, apenas puede aislarse materialmente: ofrecesuperficie mucho ms amplia a los ojos de los dems, un motivo ms para la opinin. La familia est hecha por un conjunto de relaciones inms numerosas y ms complejas, ms impersonales incluso, ya que lleva su manera un tipo de organizacin domstica que existe fuera de ella tiende a sobrepasarla. A esta transformacin del grupo corresponde revisin profunda de su pensamiento. Es como un nuevo punto de pCualquier recuerdo de los nios est vinculado a la vida de la familmemoria de los padres se remonta ms all sin duda porque el grupformaban en otros tiempos no se ha reabsorbido totalmente en la famampliada. Dicho grupo contina existiendo, pero con una vida disconcomo amortiguada que se pone en evidencia cuando los nios se alejexperimenta entonces una impresin de irrealidad como cuando dos amigse reencuentran despus de mucho tiempo pueden evocar el pasado copero no tienen nada que decirse. Se est como en el extremo de un caminse pierde, o como dos jugadores que han olvidado las reglas de juegocuando una sociedad se encuentra sometida a una profunda transformaparece que la memoria alcanza por dos vas diferentes los recuerdos corresponden a estos dos periodos sucesivos y que no se remonta del uotro de manera continua. Hay en realidad dos tiempos en los que se condos cuadros de pensamiento, y es necesario situarse tanto en el uno comootro para encontrar los recuerdos en cada uno de los cuadros en los que elocalizados. Para encontrar una ciudad vieja en el ddalo de las nuevasque, poco a poco, la han rodeado y desordenado, de las casas y monumque han despoblado y borrado los viejos barrios o han encontrademplazamiento en la prolongacin o el intervalo de las construcciones detiempos, no nos remontamos del presente al pasado siguiendo en seinverso y de forma continua la serie de trabajos de demolicin, los trazde las vas, etc. que han modificado progresivamente el aspecto de tal ciPara encontrar las vas y monumentos de antao, conservados o desaparenos guiamos ms bien por el plan general de la vieja ciudad, nos transpomentalmente all, lo cual es siempre posible para quienes han vivido

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    antes de que se hubieran ampliado y reconstruido los viejos barrios y quienes los lienzos de pared que todava quedan en pie, las fachadas depasado y los restos de calles, mantienen su significado de otros tiemDentro de la misma ciudad moderna encontramos las particularidades vieja ciudad porque no tenemos ojos ni pensamientos ms que para ellcuando en una sociedad que se ha transformado subsisten vestigios de lera anteriormente, quienes la han conocido en su primera etapa putambin fijar su atencin en esos rasgos antiguos que les dan acceso a tiempo y a otro pasado. No hay sociedad en la que hayamos vivido durantiempo que de alguna manera no subsista, que no haya dejado al menosrastro en los grupos mas recientes en los que nos hemos sumergidosubsistencia de estos rastros es suficiente para dar cuenta de la permanen y continuidad del tiempo propio de esta sociedad anterior y para que noposible regresar a ella mentalmente en todo momento.

    Todos estos tiempos que subsisten, correspondiendo a estados o a forsucesivas de una sociedad que ha evolucionado profundamente, impenetrables entre s. Subsisten unos al lado de los otros. En efecto,grupos cuyos pensamientos son distintos se extienden materialmente eespacio y sus miembros entran a la vez o sucesivamente en varios [ tiemNo hay un tiempo universal y nico, ms bien la sociedad se descompon

    multiplicidad de grupos que tienen, cada uno, su propia duracin. Ldistingue a estos tiempos colectivos no es que unos vayan ms rpidos qotros. No se puede decir siquiera que estos tiempos transcurran, pues cconciencia colectiva puede recordar y la subsistencia del tiempo parece secondicin de la memoria. Los acontecimientos se suceden en el tiempo, tiempo como tal es un cuadro inmvil. Los tiempos son ms o menos amla medida en que permiten a la memoria remontarse ms o menos lejos enconvencionalmente se denomina el pasado. Situmonos ahora en el puvista de los individuos. Cada uno es miembro de numerosos grupos, partvarios pensamientos sociales y su mirada se sumerge sucesivamendiversos tiempos colectivos. Es ya un elemento de diferenciacin individen un mismo periodo, en una regin del espacio, [ el individuo ] no se sitlas corrientes colectivas en que dividen las conciencias de los diversos humanos. Pero, por otro lado , sus pensamientos se remontan ms o meno, ms o menos rpidamente, en el pasado o en el tiempo de cada grupo. E

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    sentido, las conciencias concentran en un mismo intervalo duraciones menos extensas: digamos que, en un mismo intervalo de duracin social[las conciencias] permiten tener una extensin ms o menos grande de trepresentado, teniendo en cuenta que, a este respecto, hay granddiferencias entre ellas.

    Completamente diferente es la interpretacin de los psiclogos que cque hay tantas duraciones diferentes e irreductibles entre s como concienindividuales, porque cada una de ellas es como una ola de pensamienfluye segn su propio movimiento. Pero, en principio, el tiempo no fluyesubsiste. . . sino cmo podra la memoria remontarse en el curso del tiAdems, cada una de estas corrientes no se presenta como una serie ncontinua de estados sucesivos desarrollados ms o menos velozmente ysino cmo podra obtenerse de su comparacin la representacin dtiempo comn a numerosas conciencias? En realidad, si aproximando dconciencias individuales, se pueden reubicar sus pensamientos yacontecimientos en uno o varios tiempos comunes, es porque la duinterior se descompone en varias corrientes que tienen su fuente en los grLa conciencia individual no es ms que el lugar de paso de estas corrien punto de encuentro de los tiempos colectivos.

    Es curioso que esta concepcin no haya sido apenas tenida en cuenta el presente por los filsofos que han estudiado el tiempo. As, se tienrepresentar siempre a las conciencias como aisladas las unas de las otencerradas en s mismas. La expresinstream of thought , o la de flujo ocorriente psicolgica que se encuentra en los escritos de William JamHenri Bergson, traducen con una imagen exacta el sentimiento que cadde nosotros puede experimentar cuando asiste como espectador al desarde su vida psquica. En efecto, todo parece ocurrir como si, en el interiocada uno de nosotros, nuestros estados de conciencia se sucedieran com

    etapas de una corriente continua, como olas que se empujaran las unasotras. Sin embargo, reflexionando, se advierte que hay tambin un pensamque va hacia adelante sin cesar, que pasa si cesar de una percepcin a otrun estado afectivo a otro, pero que es la propia memoria la que nos obpararnos, a apartarnos momentneamente de este flujo y, si no a remontcorriente, al menos a implicarnos en una direccin transversal, como s

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    largo de esta serie continua se presentaran varios puntos de bifurcacinrealidad el pensamiento est activo en la memoria: se desplaza, se muevelo que merece la pena destacar es que solo entonces se puede decir qudesplace y que se mueva en el tiempo. Si no, sin la memoria y fuera momentos en los que recuerda cmo podra la conciencia estar en el tietransportarse a travs de la duracin? Cuando nos absorbemos en impresiones, cuando las seguimos a medida que aparecen y desaparececonfundimos sin duda con un momento de la duracin, y despus con ot cmo podra representarse el mismo tiempo, es decir el cuadro temporaabarca a la vez este momento y los dems? Se puedeestar en el tiempo, en elpresente que es una parte del tiempo, y sin embargo, no ser capaz de pensar en el tiempo, de transportarse mentalmente a un pasado prximo o lejanotros trminos, entre la corriente de las impresiones es preciso distingentre las corrientes del pensamiento propiamente dicho y la memoriaprimeras estn estrechamente vinculadas a nuestro cuerpo, no nos hacende nosotros mismos y no nos abren ninguna perspectiva sobre el pasadsegundas, por el contrario, tienen su origen y un gran parte de su desarroel pensamiento de los diversos grupos con los que nos relacionamos.

    Si situamos en un primer plano los grupos y sus representacioneconcebimos el pensamiento individual como una serie de puntos de

    sucesivos acerca de los pensamientos de estos grupos, comprenderemopuedan remontarse en el pasado y remontarlo ms o menos segn la extde las perspectivas que le ofrece cada uno de esos puntos de vista sobrpasado tal y como est representado en las conciencias colectivas en laparticipa. La condicin necesaria para que esto sea as es que en cada uestas conciencias, el tiempo pasado, una cierta imagen del tiempo, subsistinmovilice, que el tiempo dure al menos entre ciertos lmites, variables los grupos. He aqu la gran paradoja. Pero cmo podra ser de otra manCmo podra una sociedad cualquiera existir, subsistir, tomar concienciamisma, si no abarcara de una mirada un conjunto de acontecimientos pre y pasados, si no tuviera la facultad de remontarse en el curso del tiemporepasar una y otra vez los rastros que ha dejado de s misma? Sociedreligiosas, polticas, econmicas, familias, grupos de amigos, relacioincluso reuniones efmeras en un saln, en una sala de espectculos, en linmovilizan el tiempo a su manera o imponen a sus miembros la ilusin

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    durante una cierta duracin, al menos, en un mundo que cambia sin ceszonas que han adquirido una cierta estabilidad y un equilibrio relativo nada esencial se ha transformado en un periodo ms o menos largo.

    Ciertamente, los lmites hasta los que podemos remontarnos en el pavaran segn los grupos, y as se explica que los pensamientos indivisegn los momentos, es decir, segn su grado de participacin en tal opensamiento colectivo, alcancen recuerdos ms o menos alejados. Ms esta franja mvil del tiempo, o, ms exactamente, de los tiempos colectivhay nada, pues el tiempo de los filsofos no es ms que una forma vatiempo no es real ms que en la medida en que tiene un contenido, es decla medida en que ofrece una materia de acontecimientos al pensamienlimitado y relativo, pero tiene una plena realidad. Es, adems, lo basamplio como para ofrecer a las conciencias individuales un cuadsuficientemente rico como para que puedan encontrar en l sus recuerddisponer de ellos " .

    Copyright: Vicente Huici Urmeneta T001/2002

    [email protected]

    [1]ALEXANDRE, J.-M. " Maurice Halbwachs (1877- 1845)" , in HALBWACHS, M. La mmoire collective ,P. U. F. , Paris, 1968, p. xviii. Cfr. sobre la vida de Maurice Halbwachs : KARADY, V." Biographie deMaurice Halbwachs ", in HALBWACHS, MClasses sociales et morphologie , Les ditions de Minuit, Paris,1972,pp. 9 - 22. y NAMER, G. " Postface " in HALBWACHS, M . Les Cadres Sociaux de la Mmoire Ed.Albin Michel, Paris ,1994 ,pp. 299 - 367.

    [2].- NAMER, G.op. cit. , p. 306[3].- Jorge SEMPRUN relata las dramticas ltimas horas de Halbwachs en su obra

    La escritura o la vida , Ed. Tusquets, Barcelona, 1995, pp. 54- 57.

    [4].- LASEN DIAZ, A. " Nota de introduccin al texto de Maurice Halbwachs >, in REIS , num. 69, 1995, p. 204.[5].- BERGSON, H. Essai sur les donns immdiates de la conscience, in Oeuvres , P. U. F. , Paris, 1991, p.67.[ tr. de V. H. ][6].- BERGSON,idem supra , p. 91[7].- BERGSON, H. Matire et mmoire , inOeuvres , op., cit., p. 230.[8].- HALBWACHS, M. Les Cadres Sociaux de la Mmoire , Ed. Albin Michel, Paris, 1994, p.38. [ tr. de V. H.][9].- HALBWACHS,idem supra , pp. 141-142.[10].- HALBWACHS,idem supra , pp. 165-166.[11].- HALBWACHS,idem supra , p. 219.

    mailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]
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    [12].- HALBWACHS,idem supra , p. 64.[13].- HALBWACHS,idem supra , p. 126.[14].- HALBWACHS, M. La mmoire collective , Ed. P.U. F., Paris, 1968,pp. 166-167. [ tr. de V. H. ][15].- Cfr. HALBWACHS, M. La topographie lgendaire des vangiles en Terre Sainte . P. U. F. , Paris, 1971,p. 128. [ tr. de V. H. ][16].- HALBWACHS, M. " La memoria colectiva de los msicos" , in RAMOS TORRE, R.Tiempo ySociedad. CIS- Siglo XXI, Madrid, 1992, p. 59.[17].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 103. [ tr. de V. H. ][18].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 68. [ tr. de V. H. ][19].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 68. [ tr. de V. H. ][20].- HALBWACHS, M. La mmoire ... pp.70-71. [ tr. de V. H. ][21].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 73. [ tr. de V. H. ][22].- HALBWACHS, M. La mmoire ... p. 75. [ tr. de V. H. ][23] .- Traduccin directa de la versin original de HALBWACHS, Maurice "La Mmoire Collective et le Temps " Cahiers Internationaux de Sociologie ,vol. II, 1947, pp. 3- 30. Este texto fue incorporado posteriormente alcaptulo III de La mmoire collective par Maurice Halbwachs, P. U. F. ,Paris, 1950 y 1968. ( Tr. Vicente Huici Urmeneta , 1998 )