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 I A VIRGEN DE LA MERCED EN MORATALAZ Imagen de 5 a Patr ona de Jerez, obr a del escultor jerezano don  Manuel Jesús Do mecq. (Foto Hirschfeld.)  Por  José  DURAN SUAiREZ Y la Madre de todos los jerezanos llegó a Madrid. La Excelsa Patrona ubi ca,  majestu osamente, al frente de un al iar. Sencillo. Bello. Seríamos injustos si empleáramos la man ose ada f r ase de , «iglesia de barrio». Moratalaz, donde es  enclavada esta nueva parroquia, es uno de esos hermosos pulmones que, a fuerza de tesón, se han ido prodigando en derredor de lo qu e era, qu e ya no es, centro geográfico de la capital: la Pu er ta del Sol. La Virgen morena, a la que tanto adoran los jerezanos, ha  multipli cado sus devotos. Y multiplicará sus Gracias.  Muy bien acogida entre los fe ligreses madrileños la advocación de su  parroquia baj o el man to de Nuestra Se ñora de la Merced. Llegó en andas bien  portad as. Con empeño noble. Los «cos- taleros» de  esta divina procesión han ter- minado su itinerario: Madrid. «Lo mejor qu e posee Jerez —en boca de su  alcal de—, la Virgen d e _ la  Merced, ya está con nosotros. Con 'gran ilusión ha sido recibida,  tomada, acogida. La estadísti ca  de los jerezanos en la capi tal de Es  paña  ha aumentado en muy considera  ble cifras. Ya es una satisfacción. Al filo de los cien mil habitantes, el distrito de Moratalaz, como antes decía mos, es algo má s qu e uno d e. los  pul mones de la capit al. Sobre tierr as de la  bra ntí o,  hasta hace muy pocos años, se alzan cientos de casas bien construidas. Calles e xc ele nte me nte traza das. Z o n a s ajardinadas por doquier. Et i una de e s tas  últimas, en el polígono G, s e ha le vantado esta parroquia. Hace unos días, el arzobispo de Madrid- Alcalá, doctor don Casimiro Morcillo, daba el beneplácito con su bendición a esta gran obra. Don Miguel Primo de Rivera y TJrquijo, como alcalde de Jerez, hizo, en nombre «del pueble más bonito de España», l a ofren da de la imagen. Le acompañaban los tenientes de su Alcal día señores López de Garrizosa,  Gonzá lez Ribera, Díaz Lacave y Pérez de Cos; ?os concejales Girona, Camacho, Cantos i' Morenes, y el secretario e l e la  Corpo ración jerezana, Salvago Mora. Y como de la Patrona. de Jerez se  trataba, n o faltó el ex ministro de  Educación y Cien cia, don Manuel Lora Tamayo, ni el e s cultor  de la fiel reproducción de la ima gen, don Manuel Jesús Domecq; José Bohórquez, d on San ch o Dávila, el co mendador de la basílica de Nuestra Se ñora en Jerez,  padre Cid, y don Alejan dro Varoca de Va l, director- de «La Vos del Sur». De  maestros de ceremonia, dos i-rezanos de «pro»: don Manuel de la Quintana, con sejer o-dele gado general de Ja  entidad propietaria de todo este com  ple jo urbanístico, Urbis, ayudado por el rererite y representante de la misma en tidad en Jerez, don Ramón García Pela- yo y de Trevilla. La iglesia qu e desde ahora en adelan te venera a Nuestra Señora de la Mer ce d es de una construcción moderna.  No atrevida. Práctica en su funciona miento inte rior . Así lo ha querido y lo grado su arquitecto, don Julio Bravo Girart. La nave es amplísima, llena de luminosidad.  Cautiva su contemplación. Ouizá por  ello, el alcalde de Jerez quiso dejar bien patente en su discurso de en- tre sra d e la ima gen que Nuestra  Señora cié  l a Merced «es la Pat rona de los cau- 1 ivos, y todos somos un poco cautivos en este mundo; cautivos del materialis mo —añadió el duque de Primo de Ri- "cra—, del excepticismo de nuestros ami  bo s, pais ano s y de  nuestros egoísmos. Sentimos la opresión de muchas cosas y si yo he decidido actuar en la vida  pública —concl uyó el alcalde de Jerez— es prec'samsnte para luchar contra  éste estado de cosas...» Y ya, dirigiéndose a los feligreses ma drileños, que llenaban por completo el sagrado lugar, les manifestó: «Aceptad este mensa je de esperanza , de fe y de confianza en que nos liberamos de todos los cautiverios y ajustamos  nuestros a c tos a una conducta como nuestra  Virgen y Patrona nos pide. Os la entr egam os 'leños de alegría y optimismo, seguros ó s que Ella se  sentirá entre vosotros tan agusto y tan bien, como se encuentra en nuestra tierra». A la izquierda del frontis del templo, Ja  imagen. A la derecha, el señor  cura  pár roc o de la misma, don Demetrio Pé- ri - a Oca ña. D i r i g e el retoque de los últimos detalles. E s «su casa». Es t á contento. Se le nota sin necesidad de  pieguntarle . Ant e la ima gen del Señor Crucificado,  no p ierde de vista la d e  Nuestra Señora de la Merced. Apenas unos metros y nos encontramos en un limp'o y mode rno pasillo. Media docena di. puertas con letreros de una finalidad concretísima. «Párroco». Así. a secas. Y allí entramos.  —P ad re, explíqueme un poco el  moti vo de la parroq uia, y, por supue sto, de la entronización de la Patrona de Jerez...  —Mire  usted. Un buen jerezano, no  ble jerezano, don Manuel de la Quinta na, consejero-delegado de Urbis, al des membrar  1 a s parroquias de esta zona,  p'd  al señor  patriarca, entonces obis-   ABC SEVILLA (Sevilla) - 26/11/19 68, Página 19 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. 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  • I A VIRGEN DE LA MERCED EN M O R A T A L A Z

    Imagen de 5a Patrona de Jerez, obra del escultor jerezano don Manuel Jess Do mecq. (Foto Hirschfeld.)

    Por Jos DURAN SUAiREZ

    Y la Madre de todos los jerezanos lleg a Madrid. La Excelsa Patrona ubi-ca, majestuosamente, al frente de un al-iar. Sencillo. Bello. Seramos injustos si empleramos la manoseada f r a se de, iglesia de barrio. Moratalaz, donde es-t enclavada esta nueva parroquia, es uno de esos hermosos pulmones que, a fuerza de tesn, se han ido prodigando en derredor de lo que era, que ya no es, centro geogrfico de la capital: la Puer-ta del Sol. La Virgen morena, a la que tanto adoran los jerezanos, ha multipli-cado sus devotos. Y multiplicar sus Gracias. Muy bien acogida entre los fe-ligreses madrileos la advocacin de su parroquia bajo el manto de Nuestra Se-ora de la Merced. Lleg en andas bien portadas. Con empeo noble. Los cos-taleros de esta divina procesin han ter-minado su itinerario: Madrid. Lo mejor que posee Jerez en boca de su alcal-de, la Virgen de_ la Merced, ya est con nosotros. Con 'gran ilusin ha sido recibida, tomada, acogida. La estadsti-ca de los jerezanos en la capital de Es-paa ha aumentado en muy considera-ble cifras. Ya es una satisfaccin.

    Al filo de los cien mil habitantes, el distrito de Moratalaz, como antes deca-mos, es algo ms que uno de. los pul-mones de la capital. Sobre tierras de la-branto, hasta hace muy pocos aos, se alzan cientos de casas bien construidas. Calles excelentemente trazadas. Z o n a s ajardinadas por doquier. Eti una de es-tas ltimas, en el polgono G, se ha le-vantado esta parroquia.

    Hace unos das, el arzobispo de Madrid-Alcal, doctor d o n Casimiro Morcillo, daba el beneplcito con su bendicin a esta gran obra. Don Miguel Primo de Rivera y TJrquijo, como alcalde de Jerez, hizo, en nombre del pueble ms bonito de Espaa, la ofrenda de la imagen. Le acompaaban los tenientes de su Alcal-da seores Lpez de Garrizosa, Gonz-lez Ribera, Daz Lacave y Prez de Cos; ?os concejales Girona, Camacho, Cantos i' Morenes, y el secretario ele la Corpo-racin jerezana, Salvago Mora. Y como de la Patrona. de Jerez se trataba, n o falt el ex ministro de Educacin y Cien-cia, don Manuel Lora Tamayo, ni el es-cultor de la fiel reproduccin de la ima-gen, don Manuel Jess Domecq; Jos Bohrquez, d o n Sancho Dvila, el co-mendador de la baslica de Nuestra Se-ora en Jerez, padre Cid, y don Alejan-dro Varoca de Val, director- de La Vos del Sur. De maestros de ceremonia, dos i-rezanos de pro: don Manuel de la Quintana, consejero-delegado general de Ja entidad propietaria de todo este com-plejo urbanstico, Urbis, ayudado por el rererite y representante de la misma en-tidad en Jerez, don Ramn Garca Pela-yo y de Trevilla.

    La iglesia que desde ahora en adelan-te venera a Nuestra Seora de la Mer-ced es de una construccin moderna. No atrevida. Prctica en su funciona-miento interior. As lo ha querido y lo-grado su arquitecto, don Julio Bravo Girart. La nave es amplsima, llena de luminosidad. Cautiva su contemplacin. Ouiz por ello, el alcalde de Jerez quiso dejar bien patente en su discurso de en-tresra de la imagen que Nuestra Seora ci l a Merced es la Patrona de los cau-

    1 ivos, y todos somos un poco cautivos en este mundo; cautivos del materialis-mo aadi el duque de Primo de Ri-"cra, del excepticismo de nuestros ami-bos, paisanos y de nuestros egosmos. Sentimos la opresin de muchas cosas y si yo he decidido actuar en la vida pblica concluy el alcalde de Jerez es prec'samsnte para luchar contra ste estado de cosas...

    Y ya, dirigindose a los feligreses ma-drileos, que llenaban por completo el sagrado lugar, les manifest: Aceptad este mensaje de esperanza, de fe y de confianza en que nos liberamos de todos los cautiverios y ajustamos nuestros ac-tos a una conducta como nuestra Virgen y Patrona nos pide. Os la entregamos 'leos de alegra y optimismo, seguros s que Ella se sentir entre vosotros tan agusto y tan bien, como se encuentra en nuestra tierra.

    A la izquierda del frontis del templo, Ja imagen. A la derecha, el seor cura prroco de la misma, don Demetrio P-ri-a Ocaa. D i r i g e el retoque de los ltimos detalles. E s su casa. E s t contento. Se le nota sin necesidad de pieguntarle. Ante la imagen del Seor Crucificado, no pierde de vista la de Nuestra Seora de la Merced. Apenas unos metros y nos encontramos en un limp'o y moderno pasillo. Media docena di. puertas con letreros de una finalidad concretsima. Prroco. As. a secas. Y all entramos.

    Padre, explqueme un poco el moti-vo de la parroquia, y, por supuesto, de la entronizacin de la Patrona de Jerez...

    Mire usted. Un buen jerezano, no-ble jerezano, don Manuel de la Quinta-na, consejero-delegado de Urbis, al des-membrar 1 a s parroquias de esta zona, p'di al seor patriarca, entonces obis-

    ABC SEVILLA (Sevilla) - 26/11/1968, Pgina 19Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproduccin, distribucin, puesta a disposicin, comunicacin pblica y utilizacin, total o parcial, de loscontenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorizacin, incluyendo, en particular, su mera reproduccin y/o puesta a disposicincomo resmenes, reseas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposicin expresa, a salvo del uso de losproductos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.