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Hermosos y Malditos Libro Tercero Por Francis Scott Fitzgerald

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HermososyMalditosLibroTercero

Por

FrancisScottFitzgerald

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1.Unproblemadecivilización

Aloírunafuriosaordenprocedentedealgunafuenteinvisible,Anthonybuscóatientassitioenelinterior del vagón. Pensaba que por primera vez enmás de tres años iba a estar lejos deGloria.Loirrevocabledelasituaciónlollenódemelancolía.Erasuchicaloquedejabaatrás,lamásencantadoradelmundo.

Anthony creía que habían llegado a un arreglo financiero muy práctico: ella se quedaría contrescientossetentaycincodólaresalmes—loquenoerademasiado,considerandoquecasilamitadseiríaenpagarelalquiler—,yélconcincuenta,comosuplementodesupaga.Noveía lanecesidaddereservarsemás:recibiríagratiscomida,ropayalojamiento,ylossoldadosrasoscarecendeobligacionessociales.

El vagón estaba abarrotado y la atmósfera demasiado cargada. Era del tipo conocido como claseeconómica, una especie de coche-salón de pacotilla, con suelo sin alfombrar y asientos de paja quenecesitabanunabuenalimpieza.Anthony,sinembargo,sesintióaliviado.Vagamentehabíatemidoquehicieranelviajehaciaelsurenunvagóndemercancías,conochocaballosenunextremoycuarentahombresenelotro.Habíaoídotantasveceslahistoriade«hommes40,chevaux8»queleresultabayaconfusaydemalagüero.

Mientrasavanzabadandotumbosporelpasillo,conelmacutocuartelerocolgadodelhombrocomounamonstruosasalchichaazul,noviositiosvacíos,peroalcabodeunmomentoreparóenunhuecoocupadoporlospiesdeunsicilianomuymoreno,decortaestatura,que,conelgorrocaladohastalosojos,estabainsolentementerepantigadoenunrincón.AldetenerseAnthonyasuladolevantólavistapara intimidarlo con un gesto ceñudo que sin duda había adoptado como defensa contra unmundopobladodeincógnitas.CuandoAnthonylepreguntóconvozcortantesiestabaocupadoelsitio,alzólospiestandespaciocomosifueranunpaquetemuyfrágil,colocándoloscuidadosamenteenelsuelo.SusojossiguieronfijosenAnthony,queprocedióasentarse,desabrochándoselachaquetadeluniformequelehabíanentregadoeldíaantesenCampUpton.Lerozabaalaalturadelasaxilas.

AntesdequeAnthonypudieraexaminaralosotrosocupantesdelasección,unjovenalférezentróinesperadamenteporunextremodelvagónyavanzóabuenpasoporelcorredor,anunciandoconvozpasmosamentedesagradable:

—¡Enestevagónnosepuedefumar!¡Prohibidofumar!¡Nofumenenestevagón!

Aldesaparecereloficialporelextremoopuesto,unadocenadenubecillasdeprotestasealzaronportodoslados.

—¡Caramba!

—¡Malditasea!

—¿Nosepuedefumar?

—¡Eh,amigo,vuelvaaquíotravez!

—¿Aquédemoniosvieneeso?

Dosotrescigarrillossalierondisparadosporlasventanillasabiertas.Otrossiguierondentro,aunque

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sus propietarios los mantuvieran relativamente escondidos. Desde distintos sitios y con tonojactancioso,odeburla,odedisposiciónsumisa,surgieroncomentariosqueenseguidasefundieronconeldesganadosilencioquetodolollenaba.

ElcuartoocupantedelaseccióndeAnthonyalzólavozderepente:

—Adiós, libertad—dijo con tonomalhumorado—.Adiós todomenos ser el perro faldero de unoficial.

Anthony lo miró. Era un irlandés alto, con una expresión marcada por la indiferencia y el másabsolutodesprecio.SusojosseposaronsobreAnthony,comosiesperaraunarespuesta,yluegoenlosdemás.Alrecibirtansolounamiradadesafiantedelitaliano,lanzóungruñidoyescupióruidosamenteenelsuelocomoparajustificardignamentesuvueltaalmutismo.

Pocosminutosdespuéslapuertaseabriódenuevoyelalférezreaparecióempujadoporlamismaráfagadevientooficialqueparecíaacompañarlosiempre,peroestavezgritandoalgodistinto.

—¡Deacuerdo,muchachos,fumensiquieren!¡Hasidomíalaequivocación!¡Puedenfumar,nohayinconveniente!¡Soyyoelquesehaequivocado!

En esta ocasión Anthony pudo verlo con más calma. Era delgado y joven, pero estabaprematuramente descolorido; todo él parecía, como su propio bigote, un relucientemontón de paja.Tenía una barbilla algo débil que intentaba compensar con un ceño tan marcado como pococonvincente,unceñoqueAnthonyrelacionaríaconlosrostrosdemuchosjóvenesoficialesalolargodeunañoentero.

Inmediatamentetodoelmundosepusoafumar…tantosiconanterioridadhabíantenidoganasdehacerlocomosino.ElpitillodeAnthonycontribuyóaespesar laneblinaqueparecíamoversedeunlado para otro en nubes irisadas con cadamovimiento del tren. La conversación, que había decaídoentrelasdosllamativasvisitasdeljovenoficial,revivióahorasinmuchoentusiasmo;losreclutasqueestaban al otro lado del pasillo empezaron a hacer torpes experimentos para determinar la relativacomodidaddesusasientosdepaja;dospartidasdecartas,desganadamenteempezadas,atrajeronprontoavariosespectadoresqueocuparonposicionesenlosbrazosdelosasientos.AlcabodeunosminutosAnthonytomóconcienciadeunpersistenteymolestosonido:elinsolenteitalianodecortaestaturasehabíaquedadoaudiblementedormido.Resultabapenosocontemplaraaquelprotoplasmaanimado,alque tan solo la urbanidad sugería considerar como dotado de razón, encerrado en un vagón por unacivilizaciónincomprensible,yllevadoaalgúnsitioparahaceralgomuyvago,sinobjeto,significadooimportancia.Anthonydejóescaparunsuspiro,abrióunperiódicoquenorecordabahabercomprado,ysepusoaleeraprovechandoladébilluzamarillentaquealumbrabaelvagón.

Las diez chocaron pesadamente con las once; las horas siguientes tropezaron y se enredaron yavanzaronmásdespacio.

Asombrosamenteel tren sedeteníaenmediodelcampoen tinieblas,permitiéndosedecuandoencuando breves, engañososmovimientos hacia delante o hacia atrás y silbando ásperos himnos en lanocheotoñal.Despuésdeleerelperiódicodecaboarabo,editoriales,historietas ilustradasypoemasbélicos, Anthony reparó en un suelto de media columna que llevaba como encabezamientoShakespeareville, Kansas. Al parecer, la Cámara de Comercio de Shakespeareville había mantenidorecientemente un debate lleno de entusiasmo sobre si deberían conocerse a los soldados americanoscomo «hijos de Sam» o «luchadores cristianos». La idea le hizo sentir náuseas. Cerró el periódico,

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bostezó y dejó correr la imaginación. Se preguntó por qué Gloria habría llegado tarde. ¡Daba laimpresióndehaberpasadoyatantotiempo…!Anthonynotódeprontolasoledadcomoundoloragudo.Tratódeimaginardesdequéánguloveríaellasunuevaposición,quésitiocontinuaríaocupandoélensuspensamientos.Aquellaideasirvióparadeprimirloaúnmás…abrióelperiódicoysepusodenuevoaleer.

Los miembros de la Cámara de Comercio de Shakespeareville se habían decidido por los«muchachosdelalibertad».

Durantedosdíasydosnocheseltrensiguiótraqueteandoendirecciónsur,haciendomisteriosaseinexplicablesparadasenparajesatodaslucesdesiertosparaluegoatravesarciudadesimportantesconun pomposo aire de apresuramiento. Los caprichos de aquel tren presagiaban para Anthony lasexcentricidadesdetodaadministraciónmilitar.

Enlosdesiertosdondesedeteníanles llegabadesdeelfurgóndeequipajeselranchodealubiasytocinoquealprincipioAnthonyfueincapazdecomer;sealimentófrugalmenteconalgodechocolatecon leche distribuido por la cantina de un pueblo. Pero al segundo día, la producción del furgón deequipajesempezóaparecerlesorprendentementeapetitosa.Enlamañanadel tercerdíaseextendióelrumordequeantesdeunahorallegaríanasudestino,CampHooker.

Dentrodelvagónelcalorsehabíahechoinsoportable,ylosreclutasestabanenmangasdecamisa.El sol entraba por las ventanillas, un sol antiguo y cansado, amarillento como un pergamino, ydeformadoademásalatravesarloscristales:queríaentrarentriunfantescuadradosyproducíatansolomanchas alabeadas, pero, en cambio, su regularidad resultaba sobrecogedora, hasta el punto de queAnthonylamentabanoserelejedegirodetodosaquellosinsignificantesaserraderosyárbolesypostesdetelégrafosquedanzabantandeprisaasualrededor.Afueraelsoldescargabasusagobiantestrémolossobrecaminosdecolorverdeolivaycamposdealgodónenbarbecho,detrásdeloscualescorríaunadesigual línea de bosques interrumpidos por salientes de roca gris. El primer término quedabaescasamente puntuado demiserables cabañas en pésimo estado de conservación, entre las cuales, decuandoencuando,pasabamuydeprisaunejemplardellánguidocampesinadodeCarolinadelSur,oenotrasocasionesalgúnnegrovagabundodemiradaperplejaytaciturna.

Luego los bosques desaparecieron y los reclutas se hallaron avanzando por un amplio espacio,semejantealatostadacortezadeunagigantescatarta,adornadaconelazúcardelustredeunainfinidaddetiendasdecampañaformandofigurasgeométricassobresusuperficie.Eltrensedetuvodespuésdemuchas vacilaciones; el sol y los postes de telégrafos y los árboles se desvanecieron; y el universoestuvomeciéndosecadavezmásdespaciohastarecuperarsuaspectoacostumbrado,conAnthonyPatchen el centro.Mientras los reclutas, cansados y sudorosos, se apresuraban a salir del vagón,Anthonyadvirtióyaelinolvidablearomaqueimpregnatodocampamentopermanente:elolorabasura.

Camp Hooker era un sorprendente y espectacular cáncer que sugería más o menos la siguienteapostilla:«Unpobladomineroen1870.LaSegundaSemana».Estabaformadoporunconglomeradodecabañasdemaderaytiendasdecolorgrisblancuzco,unidasmedianteunareddecaminos,conzonasparahacerlainstruccióndesuelofirmeycolorpardo,bordeadasdeárboles.AquíyallásealzabanlascasasdecolorverdedelYMCA,oasispocoprometedores,consuoloraropainteriorhúmedaycabinastelefónicascerradas…yfrenteacadaunadeellashabíanormalmenteunacantina,rebosantedevida,indolentementepresididaporunoficialque,conlaayudadeunamotocicletaconsidecar,conseguíadeordinarioconvertirsusdeberescastrensesenagradabletertulia.

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Por los polvorientos caminos cruzaban a gran velocidad los soldados del cuerpo de intendencia,igualmente provistos de motocicletas con sidecar. También iban o venían los generales en susautomóviles oficiales, deteniéndose de cuando en cuando para hacer ponerse firmes a pequeñosdestacamentos distraídos, para mirar ceñudamente a capitanes que marchaban al frente de suscompañíasy,enfin,paramarcarlapautadelamaneramáspomposaposible,dentrodelbrillantejuegodeostentaciónqueseestaballevandoacabotriunfalmenteportodalazona.

Durante la primera semana, Anthony y los demás reclutas recién llegados encontraron todo sutiempo ocupado por una interminable serie de inoculaciones y exámenes médicos, y de ejerciciospreliminaresdeinstrucción.EljovenPatchacababatodoslosdíasdesesperadamentecansado.Lasbotasque le entregó un popular sargento de intendencia, persona descuidada, le estaban pequeñas y elresultado era que se le hinchaban tanto los pies que las últimas horas de la tarde se convertían eninsoportabletortura.Porprimeravezensuvidapodíaecharseenlaliteraentrelacomidayeltoquedellamadapara losejerciciosdela tardey,conla impresióndehundirsecadavezmásenunacamasinfondo, dormirse inmediatamente, mientras el ruido y las risas a su alrededor se difuminaban hastatransformarseenelagradablezumbidodeunasoñolientatardedeveranoenelcampo.Porlasmañanassedespertabaconagujetasy llenodedolores, tan faltodeconsistenciacomoun fantasma,ycorríaareunirseconotrasfigurasfantasmalesquepululabanporladescoloridacalledelacompañía,mientrasunaagriacornetaalzabaalcielogrissusagudosytartamudoschillidos.

Anthony formaba parte de una compañía de infantería con dotaciónmínima: unos cien hombresaproximadamente.Despuésdelinvariabledesayunodebacondemasiadograsiento,tostadafríaycoposdemaíz,elcentenardehombresseprecipitabasobrelasletrinas,que,pormuybienqueselimpiaran,siempreresultabanintolerables,comolosretretesdeloshotelesbaratos.Luegosalíanalairelibreconmuypocamarcialidad:elreclutalisiadoqueibaalaizquierdadeAnthonydesfigurandogrotescamentelosdesganadosesfuerzosdeljovenPatchparanoperderelpaso,ylossargentosdepelotónalardeandoexageradamenteparaimpresionaraoficialesyreclutas,o,porelcontrario,muypegadosalalíneademarcha,evitandoalmismotiempoelexcesivogastodeenergíasylainnecesariavisibilidad.

Cuando llegabanalcampodeentrenamientoel trabajocomenzaba inmediatamente:sequitaban lacamisaparahacergimnasia.EralaúnicapartedeldíaenqueAnthonydisfrutaba.EltenienteKretching,quedirigíalosejercicios,eranervudoymusculoso,yAnthonyrepetíasusmovimientosfielmente,conla sensación de estar haciendo algo de positiva utilidad personal. Los otros oficiales y sargentos sepaseaban entre los reclutas con malevolencia de colegiales, agrupándose alrededor de algúndesgraciado, falto de control muscular, dándole al mismo tiempo órdenes y consejos que ledesorientaban. Cuando descubrían ejemplares especialmente calamitosos y mal alimentados, sequedabanallídurantetodalamediahorahaciendocomentarioshirientesyriéndoseentreellos.

Un oficial bajito llamado Hopkins, que había sido sargento en el ejército regular, resultabaparticularmente molesto. Consideraba la guerra un regalo que los dioses le habían hecho para quepudieravengarse,ylapreocupaciónconstantedesusarengaseraquelosnovatossedierancuentadelaenorme gravedad y responsabilidad de «la milicia». Consideraba quemediante una combinación deprudencia e intrépida eficienciahabía logradoelevarsehasta la situacióndemagnificenciaque ahoraocupaba,yseesforzabaporimitarlaspeculiarestiraníasdetodoslosoficialesbajocuyomandohabíaservido en tiempos pretéritos. Su entrecejo estaba permanentemente fruncido, y antes de dar a unsoldadoelpaseparairalaciudad,pesabasesudamenteelefectodeaquellaausenciasobrelacompañía,sobreelejército,ysobrelaprosperidaddelaprofesiónmilitarentodoelmundo.

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El teniente Kretching, rubio, obtuso y flemático, se encargó tediosamente de dar a conocer aAnthony los problemas del firmes, izquierda, derecha, media vuelta y en su lugar descansen. Suprincipaldefectoera lafaltadememoria.Confrecuenciadejabaa lacompañíaenposicióndefirmesdurante cincominutos—con todos losmúsculos en tensión y doloridos—,mientras él explicaba unnuevomovimiento.Elresultadoeraquesololoshombresdelcentrosabíandequésetrataba,yaqueloscomponentesdelosdosextremosteníanmuygrabadalanecesidaddemiraralfrenteenlaposicióndefirmes.

La instrucción continuaba hasta el mediodía, y consistía en hacer hincapié en una sucesión dedetallesinfinitamentedesprovistosdeinterés,yaunqueAnthonysedabacuentadequeestosehallabadeacuerdoconlalógicadelaguerra,noporellodejabadeirritarle.Quelamismadeficientepresiónsanguínea impropiadeunoficialnoentorpecieraenabsoluto losdeberesdeun soldado rasoeraunaabsurda incongruencia.Aveces,despuésdeescucharuna larga filípica relacionadaconun temamuyaburridoyatodaslucesabsurdoconocidocomo«cortesía»militar,Anthonysospechabaqueelocultopropósitode laguerraerapermitirque losoficialesdel ejército regular—hombresconmentalidadyaspiraciones de colegiales— pudieran participar en una verdadera matanza. ¡Estaba siendogrotescamentesacrificadoalosveinteañosdepacienciadeunHopkins!

Desustrescompañerosdetienda—unobjetordeconcienciadeTennesseeconlacaramuyplana,un polacomuy voluminoso y asustado, y el desdeñoso celta que iba a su lado en el tren—, los dosprimeros pasaban las últimas horas de la tarde escribiendo eternas cartas a sus casas, mientras elirlandéssesentabajuntoalapuertasilbándoseunayotravezasímismomediadocenadeestridentesymonótonoscantosdeaves.Másporevitarsucompañíaqueconlaesperanzadedivertirse,Anthonysefuea laciudadcuando les levantaron lacuarentenaalcabodeunasemana.Semontabaencualquiercochedestartaladodelenjambrequetodaslas tardesinundabaelcampamento,yquemediahoramástardelodejabadelantedelhotelStonewallenlacalurosaysomnolientacalleMayor.

Bajo la luz del crepúsculo la ciudad resultaba inesperadamente atractiva. Las aceras estabanpobladas de chicas con vestidos de brillantes colores, demasiado maquilladas que parloteabanincansablesenvozbajaeindolente;dedocenasdetaxistasqueasaltabanalosoficialesquepasabancon«Lollevoacualquiersitio,teniente»,ydeunaintermitenteprocesióndenegrosandrajosos,servilesydeandarespausados.Anthony,vagabundeandoporaquellacálidapenumbra,sintióporprimeravezenaños la lenta y erótica respiración del sur, palpable en la tibia suavidad del aire, el adormecerse delpensamientoyellentotranscurrirdelashoras.

Habíarecorridoalrededordeunamanzanacuandoseviodetenidoporunaásperavozdemando.

—¿Nolohanenseñadoasaludaralosoficiales?

Anthonysevolvióaturdidohaciaelhombrequeledirigíalapalabra,uncorpulentocapitándepelonegro,quelomirabaamenazadoramenteconunosojoscastañosapuntodesalírseledelasórbitas.

—¡Cuádrese! —La voz resonó literalmente como un trueno. Algunos peatones se detuvieron amirar.Unamuchachadeojosdulcesyvestidocolorlilasevolvióhaciasuamigariendocondisimulo.

Anthonysecuadró.

—Demesuregimientoycompañía.

Anthonyselosdio.

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—¡Apartirdeahora,cuandosecruceenlacalleconunoficial,cuádreseysalúdelo!

—Deacuerdo.

—Diga«Sí,micapitán».

—Sí,micapitán.

Eloficiallanzóungruñido,giróbruscamenteysiguiócalleabajo.AlcabodeunmomentotambiénAnthonyechóaandar; la ciudadhabíadejadode ser indolenteyexótica; lamagiadel crepúsculo sehabíaesfumadoporcompleto.Sumiradaseinteriorizó,advirtiendolaafrentadequehabíasidoobjeto.Sintióunodiointensocontraaqueloficial,ycontratodoslosoficiales…lavidaerainsoportable.

Después de haber recorridomediamanzana se dio cuenta de que la chica del vestido lila que sehabíareídodesudesconciertocaminabaconsuamigaunosdiezpasospordelantedeél.Sehabíavueltovarias veces paramirar aAnthony, con grandes ojos risueños que parecían delmismo color que sufalda.

Enlaesquinaellaysuacompañanteredujeronvisiblementeelpaso:Anthonyteníaqueelegirentrereunirse con ellas o pasar de largo distraídamente. Después de adelantarlas, vaciló un momento ytambiéndisminuyólavelocidad.Lasdosmuchachassepusieronenseguidaasualturariendosinparar,peronocon lahilaridadestridentequeAnthonyhubiese esperadoenelNorteporpartede cualquieractrizenaquellacomediatanfamiliar,sinoconunsuavemurmullo,comoelderramarsedeunabromasutilconlaqueélsehubiesetropezadosindarsecuenta.

—Hola—dijoél.

Losojosdelamuchachateníanlasuavidaddelassombras.¿Eranrealmentedecolorvioleta,osetratabatansolodeunazuloscuroquesemezclabaconlasgrisestonalidadesdelcrepúsculo?

—Unatardemuyagradable—seaventuróadecirAnthony,bastanteinseguro.

—Síqueloes—dijolaotrachica.

—Paraustednohasidomuyagradable—comentóconunsuspirolamuchachadelvestidolila.Suvozparecíatanpartedelanochecomolabrisasoñolientaqueagitabaelalaanchadesusombrero.

—Habíaquedarleunaoportunidadparapresumir—dijoAnthonyconunarisadesdeñosa.

—Supongoquesí—reconocióella.

Doblaronlaesquinayavanzaronlánguidamenteporunacallelateralcomosiguiendouncablealaderivaalqueestuviesenatados.Enaquellaciudadparecíacompletamentenaturaldoblaresquinas,asícomoparecíanaturalnodirigirsehacianingúnsitioenparticular,nipensarennada…Lacallelateralestaba a oscuras, vástago repentino de un distrito de setos de escaramujo y casitas silenciosas muyretiradasdelacalle.

—¿Adóndevanustedes?—preguntóAnthonycortésmente.

—Vamos,simplemente.—Larespuestaeraunadisculpa,unapreguntayunaexplicación.

—¿Mepermitenacompañarlas?

—Supongoquesí.

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Era una ventaja que su acento fuera diferente. Anthony no hubiese sido capaz de determinar laposiciónsocialdeunasureñaporsumaneradehablar;enNuevaYorkunachicadeclasebajatendríaunacentoáspero,insoportable…exceptoatravésdelrosadocristaldelaembriaguez.

Se estaba echando encima la oscuridad. Sin hablar apenas. —Anthony haciendo preguntas máscorteses que interesadas, las otras dos con provinciana economía de frase y significado— siguieronpaseandohastacruzarotraesquinaytambiénlasiguiente.Enmitaddeunamanzanasedetuvieronbajounfarol.

—Yovivocercadeaquí—explicólaotrachica.

—Yyoenlacalledeatrás—dijolamuchachadelvestidolila.

—¿Mepermiteacompañarlaasucasa?

—Hastalaesquina,siquiere.

Laotrachicasealejóunospasos.Anthonysequitóelgorro.

—Lo que tiene que hacer es saludar — dijo riendo la muchacha del vestido lila—. Todos lossoldadossaludan.

—Yaaprenderé—respondióéltranquilamente.

—Bueno—dijo la otra chica. Luego dudó un momento y añadió—: Llámame mañana, Dot—apartándose del círculo amarillo del farol. Anthony y la muchacha del vestido lila recorrieron ensilenciolastresmanzanasquelosseparabandeladestartaladacasitaqueeraelhogardeDot.Delantedelporchedemaderaellavacilóunmomento.

—Bueno…gracias.

—¿Tieneustedqueirsetanpronto?

—Debohacerlo.

—¿Nopuedepasearunpocomás?

Ellalomirófríamente.

—Nisiquieraloconozco.

Anthonyseechóareír.

—Todavíanoesmuytarde.

—Serámejorqueentreencasa.

—Pensabaquequizápudiéramosiraverunapelícula.

—Megustaría.

—Luegopuedo traerlaacasa.Tengo tiemposuficiente.Nohace faltaqueestéenelcampamentoantesdelasonce.

Sehabíahecho tandenochequeapenaspodíaverlaya.Lamuchachanoeramásqueunvestidoapenasagitadoporelvientoydosojosbrillantesqueteníanalgodetemerario.

—¿Porquénoquieresvenir?¿Notegustaelcine?Anda,ven.

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Dotmoviólacabeza.

—Nodebería.

AAnthony le gustaba la chica, y se daba cuenta de que se resistía para causarle buen efecto. Seacercómásylecogióunamano.

—¿Aunqueestemosdevueltaparalasdiez?¿Nadamásqueverlapelícula?

—Bueno…imaginoquesí…

Cogidosde lamano regresaronhaciaelcentroporunacalleoscuradondeunnegro,vendedordeperiódicos, anunciabaunaediciónextraordinariacon la típicacadenciaexigidapor la tradición local,unacadenciatanmusicalcomounacanción.

Dot

Las relaciones de Anthony con Dorothy Raycroft fueron resultado inevitable de su crecientenegligenciaconsigomismo.Noseacercóaellaansiosodeposeer lodeseable,ni sucumbióanteunapersonalidadmásvital,másfuerteque lasuya,comolehabíasucedidoconGloriacuatroañosantes.Simplementefuedejándosellevarporsuincapacidadpara tomardecisionesconcretas.Nosabíadecir«¡No!»nialoshombresnialasmujeres;tantoelqueveníaapedirledinerocomolaquesolicitabasuafecto se encontraban con unAnthony idealista y dócil.De hecho, raras veces tomaba decisiones, ycuandolohacíanoeranmásqueresolucionesmediohistéricas,formuladasenlosmomentosdepánicoprovocadosporalgúnhorrorizadoeirreparabledespertar.

Loqueenestaocasiónlellevóacederfuelanecesidadquesentíadeestímulosexteriores.Teníalaimpresióndequeporprimeravezencuatroaños ibaapoderexpresarsee interpretarsedenuevoasímismo.Aquellamuchachaprometíatranquilidad;lashorasquepasabatodaslastardesensucompañíaaliviabanelenfermizoeinútilrevoloteardesuimaginación.Anthonysehabíaconvertidodeverdadenuncobarde,enelabsolutoesclavodeciendesordenadasideas—constantementealacecho—,puestasenlibertadaldesplomarseloquehastaentonceshabíasidoelcarcelerojefedesuineptitud:laauténticadevociónqueGlorialeinspiraba.

Aquella primera noche, mientras se despedían junto al portón, Anthony besó a Dot y quedó envolveraverlaelsábadosiguiente.Luegoregresóalcampamento,yconlaluzdelatiendailegalmenteencendida,escribióaGloriaunacartamuylarga,unacartaradiante, llenadeoscurosentimentalismo,delrecordadohálitodelasflores,deauténticayextremadaternura:cosasqueAnthonyhabíaaprendidodenuevoporunmomentoenunbesodadoyrecibidobajolaintensaycálidaluzdelalunaunahoraantes.

ElsábadoporlatardeAnthonyencontróaDotesperándoloalaentradadelcineBijou.Ibavestida,como el miércoles anterior, con su vestido lila del más delicado organdí, aunque sin duda lo habíalavadoyalmidonadodesdeentonces,porqueestabamuylimpioysinarrugas.Laluzdeldíaconfirmólaprimera impresión deAnthony: de unamanera incompleta y algo superficial, Dot era bonita. Habíafrescura en ella, y aunque sus facciones fuesen pequeñas e irregulares, resultaban elocuentes yencajabanunasconotras.Eraunaflorecillaoscurayperecedera,ysinembargoaAnthonyleparecióqueposeía cierta capacidaddediscreción, cierta fuerzaextraídade supasivaaceptaciónde todas lascosas.EnestoeljovenPatchseequivocaba.

DorothyRaycroftteníadiecinueveaños.Supadrehabíaregentadounatiendecitamuyprósperaenla

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esquinadelacalle,yellaterminó—connotasmuybajas—susestudiosdebachilleratodosdíasantesdequeélmuriera.Enel institutoDothabía llegadoa tenerbastantemala reputación.Enrealidad,sucomportamiento durante la excursión que hicieron juntos todos los del curso no había pasado deindiscreto:desdeunpuntodevistatécnico,Dotsiguiósiendovirgenhastamásdeunañodespués.SetratabadeldependientedeunatiendaenJacksonStreet,yaldíasiguienteelmuchachopartiódemaneraimprevista hacia Nueva York. Llevaba tiempo pensando enmarcharse, pero lo había ido retrasandohastaconsumarsuempresaamorosa.

AlgodespuésDorothycontósuaventuraaunaamiga,yterminadalaconfidencia,mientraslaveíaalejarseunrelámpagodeintuiciónquesuhistoriaibaallegaraoídosdetodoelmundo.Y,sinembargo,seguíasintiéndosemejordespuésdehaberlacontado,yhastaunpococínica,ytuvolomásparecidoaunrasgodecarácteryconociendoaotrohombrecon lahonesta intencióndedisfrutardenuevo.PorreglageneralaDotlesucedíanlascosas.Noesquefuesedébil,porquenohabíanadadentrodeellaqueledijeraqueestabasiendodébil.Tampocoerafuerte,porquenuncasupoquealgunasdelascosasquehacíaneranmanifestacionesdevalor.Dotnolanzabadesafíos,niseajustabaalasnormasnitratabadellegaraningunacomponenda.

Carecíadesentidodelhumor,perogozabaencambiodeunamaneradeserrisueñaquelepermitíareírseenlosmomentosadecuadoscuandoestabaconhombres.Tampocoteníaintencionesdefinidas:aveceslamentabavagamentequesureputacióneliminaralasposibilidadesdesituarseconvenientemente.Ynoesquesumadreestuviesealtantodesusamoríos:amistresRaycroftsololeinteresabaquesuhijallegara puntualmente todas lasmañanas a la joyería dondeganaba catorce dólares a la semana.Peroalgunos de losmuchachos que había conocido en el instituto pasaban sin saludarla cuando iban con«chicasdecentes»,yaquelloladeprimíamucho.Cuandolesucedíaunacosaasíseibaacasaallorar.

AdemásdeldependientedeJacksonStreethabíahabidootrosdoshombresensuvida.Elprimerofue un oficial de lamarina que pasó por la ciudad durante los primeros días de la guerra. Se habíaquedado una noche para establecer un contacto y estaba sin hacer nada, recostado contra una de lascolumnasdelhotelStonewall,cuandoDotpasóporallí.Eloficialsequedócuatrodíasmás.Ellacreyóamarle,yderrochóenéltodalaprimerahisteriadelapasiónquehubieracorrespondidoalpusilánimedependientedeJacksonStreet.Eluniformedeloficialdelamarina—habíaaúnmuypocosenaquellosdías—habíaobradoelmilagro.Élsemarchóconvagaspromesasenloslabiosy,unavezeneltren,sealegródenohaberledichosuverdaderonombre.

DotsuperóladepresiónquetuvodespuésarrojándoseenlosbrazosdeCyrusFielding,hijodeuncomerciantelocalderopahecha,quelahabíasaludadodesdesucocheundíacuandoellapasabaporlaacera.Dotsabíaperfectamentequiénera.Silamuchachahubiesenacidoenunestratosocialmásalto,éllahubieseconocidoantes.ComoDothabíadescendidounpocomás,elcírculoterminóporcerrarse.Alcabodeunmesélsemarchóauncampamentomilitar,unpocoasustadodelaintimidadnacidaentrelosdos,yalgoaliviadoaladvertirqueelinterésdeDotporélnoerademasiadoprofundoyquenoeradeltipodechicasquecreanproblemas.Ellatiñóderomanticismoestaaventura,ysupropiavanidadleinspiró lamentira piadosa de que era la guerra quien se había llevado a aquellos dos hombres. Sinembargo,llegóapreocuparlequeenunespaciodeochomeseshubiesehabidotreshombresensuvida.Pensó, con más miedo que asombro en el corazón, que muy pronto sería como aquellas «mujeresmalas»de JacksonStreet, a lasqueellay susamigasquemascabanchicley lanzaban risitas todoeltiempo,habíanidoacontemplarconojosfascinadostresañosantes.

Durantealgúntiempotratódetenermáscuidado.Siguiópermitiendoqueloshombres«ligaran»con

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ella; lesdejóque labesaran,e inclusoquese tomaranpor la fuerzaalgunasotras libertades,peronoañadiónuevosnombresasutríodeantiguosamantes.Alcabodevariosmeseslafirmezadesudecisión—o más bien la intensidad de sus miedos— se hallaba muy deteriorada. Se sentía cada vez másinquieta,viéndoseadormiladaalmargendelavidaydeltiempomientraspasabanlosmesesdeverano.Los soldados que conocía o bien estaban claramente por debajo de ella o bien, de manera menosevidente,porencimadeella,encuyocasosolodeseabanusarlacomoaunobjeto;eranyanquis,ásperosysindelicadeza,queaparecíanengrandesgrupos…LuegoconocióaAnthony.

LaprimeratardeeljovenPatchapenashabíasidoparaellaalgomásqueunaagradablecaratriste,unavoz,unamaneradepasarelrato;perocuandoacudióalacitadelsábadolomiróyaconrespeto.Descubrióquelegustaba.SindarsecuentaveíasuspropiastragediasreflejadasenlacaradeAnthony.

Entrarondenuevoenelcine,yvolvierondespuésapasearporlascallesoscurasyllenasdearomas,esta vez cogidosde lamano, hablandode cuando en cuando envozbaja.Luego cruzaron el portón,caminodeldiminutoporche…

—Mepuedoquedarunrato,¿verdad?

—¡Chisss! —susurró ella—, no podemos hacer ningún ruido. Madre está levantada leyendoHistoriasconchispa.

Comoparaconfirmarlo,Anthonyoyódentroeldébilcrujidodelpapelalpasaralguiendepágina.Las ranurasde lascontraventanasabiertasdejabanpasarbarrashorizontalesde luzquecreaban finaslíneasparalelassobrelafaldadeDorothy.Lacalleestabasilenciosaconlaexcepcióndeungrupoenlosescalonesdelacasaalotroladodelacalzada,que,decuandoencuando,alzabanlavozenunasuavecanciónhumorística.

…Cuandodespiertestendrástodaslaslindascasitas…

Luego,comosihubieseestadoesperandosullegadasobrealgúntejadocercano,lasesgadaluzdelalunaatravesódeprontolasenredaderasehizoqueelrostrodelamuchachatuvieraelcolordelasrosasblancas.

LamemoriadeAnthonysepusoenmarchaconinusitadafuerza,yantesusojoscerradosseformólaimagen—tannítidacomounflash-backsobreunapantalla,ysurgidadeciertaprimaveralnochededeshielo, fuera del tiempo, en un semiolvidado invierno cinco años atrás— de otro rostro, radiante,parecidoaunaflor,vueltohacialucestancapacesdetransformarlocomolasmismasestrellas…

¡Ah,labelledamesansmerciquevivíaensucorazón,yselehabíadadoaconocereneltransitorioesplendor de unos ojos oscuros en elRitz-Carlton, o de unamirada incorpórea desde un carruaje enmovimientopor los senderosdelBoisdeBoulogne!Peroaquellasnocheseran tan solopartedeunacanción,unamagnificenciarecordada…allíestabanotravezlasdébilesbrisas,lasilusiones,eleternopresenteconsupromesadeaventuraromántica.

—¿Mequieres?—susurróella—.¿Mequieres?

El ensueño se había roto… los perdidos fragmentos de estrellas se convirtieron en simple luz, lamúsicaenelotroextremodelacallesetransformóenunanotaúnica,enelplañidodelascigarrasentrelahierba.CasiconunsuspiroAnthonybesósubocaencendida,mientraslosbrazosdeDotsealzabanhastasushombros.

Elsoldado

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A medida que las semanas se secaban y se las llevaba el viento, los viajes de Anthony fueronampliándose, y terminó por conocer el campamento y sus alrededores. Por primera vez en su vidaestabaenconstantecontactopersonalconloscamarerosalosquehabíadadopropinas,conlostaxistasquesehabíanllevadolamanoalagorraparasaludarlo,loscarpinteros,losfontaneros,losbarberosylosgranjerosqueanteriormentesolosehabíanhechonotarporlaobsequiosidaddesusgenuflexionesprofesionales.Durante los dos primerosmeses en el campamentoAnthony no llegó amantener diezminutosseguidosdeconversaciónconunhombre.

LaocupacióndeAnthonyque figurabaen suhojade serviciosera«estudiante»; enel formulariooriginal había escritoprematuramente«autor»; pero cuando sus compañeros le preguntaban aqué sededicaba,decíahabitualmentequeeraempleadodebanco:sihubiesedicholaverdad(quenotrabajaba)lohabríanmiradocondesconfianzaporsermiembrodelasclasesadineradas.

El sargento de su pelotón, PopDonnelly, era un «viejo soldado» de pelo ralo, consumido por labebida. Anteriormente Pop había pasado incontables semanas en prevención, pero recientemente,graciasalaurgentenecesidaddeinstructores,sehabíavistoelevadoasupresenteapogeo.Sutezestabacubiertadecráteres,ypresentabaunainconfundiblesemejanzaconesasfotografíasaéreasde«elcampode batalla en…». Una vez por semana se emborrachaba en la ciudad con aguardiente, volvíacalmosamentealcampamentoysederrumbabasobreelcatre;cuandosalíaaformarconlosdemásaltocardiana,suparecidoconunamascarillamortuoriaerarealmenteextraordinario.

Abrigaba la sorprendente creencia de que, con gran astucia, «se la estaba pegando» al gobierno:habíapasadodieciochoañosasuservicioporunsueldo insignificante,yprontoseretiraría(al llegaraquíPopsolíahacerunguiño)conlaimpresionantepensióndecincuentaycincodólaresalmes.ÉlloconsiderabaunaestupendajugarretacontralasdocenasdeoficialesquelohabíanasustadoysehabíanreídodeéldesdequenoeramásqueuncampesinodeGeorgiadediecinueveaños.

En aquel momento había dos tenientes en la compañía: Hopkins y el popular Kretching. A esteúltimoseletuvoporbuenapersonayexcelentelíderhastaqueunañodespuésdesaparecióconmilciendólares del fondo de intendencia y, como tantos otros líderes, resultó extraordinariamente difícil deseguir.

Finalmente se llegaba al capitán Dunning, dios de aquel reducido —aunque autosuficiente—microcosmos. Era un oficial de la reserva, nervioso, enérgico y entusiasta. Esta última cualidad sematerializabaconfrecuencia,tomandolaformavisibledeespumablancaenlascomisurasdesuboca.Comolamayoríadelaspersonasconmando,elcapitánveíaasussoldadosestrictamentedesdedelante,yantesusojosesperanzadoslacompañíaparecíaserexactamentelaexcelenteunidadquesemerecíauna guerra igualmente excelente. A pesar de su mucha ansiedad y ensimismamiento, se lo estabapasandoestupendamente.

Baptiste,elpequeñosicilianodeltren,tuvoproblemasconéllasegundasemanadeinstrucción.Elcapitánhabíaordenadovariasvecesqueloshombresestuviesenbienafeitadoscuandoformabanporlasmañanas. Un día se descubrió una alarmante contravención de aquella regla, sin duda un caso deconnivenciaconlosteutones:durantelanoche,acuatrohombresleshabíacrecidopeloenlacara.Elhechodequetresdeloscuatroapenasentendieraningléshizoaúnmásclaralanecesidaddeunalecciónpráctica,demaneraqueelcapitánDunning,sindudarlounmomento,envióaunvoluntarioabuscarunanavaja.Despuésdelocual,yparadejarasalvolademocracia,delasmejillasdetresitalianosyunpolacoseafeitóensecomediaonzadepelo.

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Fuera del mundo de la compañía se dejaba ver, de cuando en cuando, el coronel, un hombrecorpulento, de dientes preparados para el gruñido, que circunnavegaba el campo de instrucción delbatallóna lomosdeunhermosocaballonegro.EraungraduadodeWestPointy,pormimetismo,uncaballero.Teníaunamujersinatractivoyéltampocobrillabaporsuinteligencia;pasabalamayorpartedeltiempoenlaciudadaprovechándosedelaprivilegiadasituaciónsocialdequeelejércitodisfrutabaen aquelmomento. El último de todos era el general, que atravesaba las carreteras del campamentoprecedidopor subandera: una figura tan austera, tan remota, tan llenademagnificencia, que apenasresultabacomprensible.

Diciembre. Vientos refrescantes por la noche, y mañanas húmedas y frías en el campo deinstrucción.Amedidaquedesaparecíaelcalor,Anthonysedescubríacadavezmáscontentodeestarvivo.Sintiéndoseextrañamenterenovadoentodosucuerpo,teníamuypocaspreocupacionesyexistíaenelmomentopresenteconunaespeciedesatisfacciónanimal.NoeraqueGloriaolavidaqueGloriarepresentaba estuvierapresente conmenos frecuencia en suspensamientos; era, simplemente, que sumujer se iba haciendo, día a día,menos real, y su contornomenos preciso. Durante una semana seescribieronapasionada,casihistéricamente…luego,poracuerdotácito,habíanpasadoados,yluegoauna carta por semana.Gloria se aburría, según le contaba; si la brigada deAnthony se quedaba allímuchotiempo,ellairíaareunirseconél.Mr.Haightibaaestarencondicionesdepresentarunescritomássatisfactoriodeloquepensabaenunprincipio,peroprobablementelaapelaciónnollegaríaajuiciohastaelfinaldelaprimavera.MurielsehallabaenNuevaYorktrabajandoparalaCruzRoja.¿QuélepareceríaaAnthonysiellahicieselomismo?Elproblemaeraquesegúnhabíaoído,quizátuvieraquebañarnegrosconalcohol,ydespuésdeaquellanoticiayanosesentíatanpatriótica.Laciudadestaballenadesoldadosyhabíavueltoaencontrarseconmuchoschicosalosquenohabíavistodesdeañosatrás…

AnthonynoqueríaqueGloriavinieseal sur.Sedijoa símismoque las razoneseranmuchas.Élnecesitaba descansar de ella y ella de él.Gloria se aburriría desmesuradamente en la ciudad, y solopodríaveraAnthonyunaspocashorasaldía.PeroenelfondodesucorazóntemíaquelaverdaderacausafueseelatractivoqueDorothyteníaparaél.Dehecho,vivíaenelconstanteterrordequeGloriaseenteraradesuaventuraporalgunacoincidenciaoporquealguienfueseacontárseloexpresamente.AlcabodedossemanasderelacionesconDotlaconcienciadesupropiainfidelidadempezóaproducirlemomentosdeangustia.Sinembargo,alterminareltrabajodecadadíaeraincapazdesobreponersealatentaciónquelosacabadelatiendaylollevabahastaelteléfonodelYMCA.

—Dot.

—¿Sí?

—Quizápuedairestanoche.

—Mealegromucho.

—¿Teapeteceescucharmiespléndidaelocuenciaduranteunascuantashorasinolvidables?

—¡Muygracioso!—PoruninstanteAnthonytuvounrecuerdodecincoañosatrás…Geraldine.

Luegoañadió:

—Llegaréhacialasocho.

Alassieteestabayaenuncochedestartaladocaminode laciudad,dondecientosdemuchachitas

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sureñasesperabanasusamantesenporchesbañadosporlaluna.

Para entonces Anthony anhelaba ya sus tibios y dilatados besos, la sorprendente quietud de lasmiradasque ledirigía… lasmiradasmás cercanas a la adoraciónqueel jovenPatchhabía inspiradonunca. Gloria y él habían sido dos iguales, entregándose sin pensar en dar las gracias o crearseobligaciones.Paraaquellamuchachasuscariciaseranundoninestimable.LlorandomansamenteDotlehabíaconfesadoqueélnoeraelprimerhombreensuvida;habíahabidootro…Anthonydedujoqueaquellarelaciónhabíaconcluidocasiantesdeempezar.

De hecho, en lo que a él se refería,Dot decía la verdad. Se había olvidado del dependiente, deloficialdelamarina,delhijodelcomerciantederopahecha;sehabíaolvidadodelaintensidaddesusemociones,queeselverdaderoolvido.Dotsabíaqueenotraexistenciaopacaeinsustancialalguienlahabíaposeído…eracomoalgoquehubiesesucedidoensueños.

Anthony iba a la ciudad casi todas las noches. Ahora refrescaba demasiado para quedarse en elporche, demanera que lamadre les cedía la diminuta sala de estar, con su docena de litografías encoloresconmarcosbaratos,susyardasymásyardasdeflecosdecorativos,y lacargadaatmósferadevariasdécadasdeproximidadalacocina.Entrelosdosencendíanelfuegoyluego,feliz, incansable,Dot ponía en marcha el ritual del amor.Más tarde, al dar las diez, ella iba con él hasta la puerta,despeinada,ypálidoelrostrosincosméticosqueaúnsevolvíamáspálidobajolablancaluzdelalunacuando brillaba plateada en el exterior; a veces caían lentamente unas tibias gotas, demasiadoindolentes,casi,parallegaralsuelo.

—Diquemequieres—susurrabaella.

—Claroquesí,niñitamía.

—¿Deverdadsoyunaniña?—Estoconentonacióncasianhelante.

—Nadamásqueunaniñita.

DotsabíavagamentedelaexistenciadeGloria.Lehacíasufrirpensarenello,demaneraqueselaimaginabaaltanera,orgullosayfría.HabíadecididoqueGloriateníaquesermayorqueAnthony,yquenoexistía cariñoentremaridoymujer.Aveces sepermitía soñarquedespuésde laguerraAnthonyconseguiríaeldivorcioysecasarían…peroestonuncaselodecíaaAnthony,apenassabíaporqué.Dotcompartía la idea de sus compañeros del campamento de que el joven Patch era una especie deempleadodebanco…lecreíarespetableypobre.Avecesdecía:

—Situviesedinero,querido,telodaríatodoati…Megustaríatenerunoscincuentamildólares.

—Imaginoqueesoseríamásquesuficiente—replicabaAnthony.

EnsucartadeaqueldíaGloriahabíaescrito:«Supongoquesipudiéramosllegaraunacuerdoporunmillón,quizáfueramejordarlaautorizaciónaMr.Haightparaqueloarreglaraasí.Pero,porotraparte,seríaunapena…».

—…Podríamostenerunautomóvil—exclamóDot,enunúltimoestallidotriunfal.

Unaocasiónsolemne

ElcapitánDunningseufanabadeserungranconocedordecaracteres.Mediahoradeconversacióncon una persona le permitía situarla dentro de cierto número de sorprendentes categorías: tipoestupendo,buenhombre,persona lista, teórico,poeta e«inservible».Undíadeprincipiosde febrero

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hizollamaraAnthonyparaquesepresentaraenlatiendademando.

—Patch—dijoelcapitánsentenciosamente—.Llevovariassemanasfijándomeenusted.

Anthonysemantuvoerguidoeinmóvil.

—Ycreoqueestáencondicionesdellegaraserunbuensoldado.

Esperó a que disminuyera el agradable calor que sus palabras tenían lógicamente que haberprovocado,ycontinuó:

—Estonoesunjuegodeniños—explicó,arrugandolafrente.

Anthonysemostródeacuerdoconunmelancólico«No,micapitán».

—Esun juegodehombres…ynecesitamos líderes.—Luegoelpuntoculminante, rápido,seguro,eléctrico—:Patch,voyahacerlecabo.

Al llegarestemomento,Anthonydebierahaberse tambaleadoligeramente,abrumadopor tangranhonor.Ibaaserunodelcuartodemillónseleccionadoparatanimportantetarea.Estaríaencondicionesdegritarlafrase«¡Seguidme!»aotrossietehombrestanasustadoscomoél.

—Ustedpareceserunhombredeciertaeducación—dijoelcapitánDunning.

—Sí,micapitán.

—Eso está bien, eso está bien. La educación es una gran cosa, pero no deje que se le suba a lacabeza.Compórtesecomohastaahorayseráunbuensoldado.

Con estas palabras de despedida todavía resonando en sus oídos, el cabo Patch saludó, giró a laderecha,yabandonólatienda.

AunquelaconversacióndivirtiómuchoaAnthony,tambiéngenerólaideadequelavidaseríamásentretenidadesargentoo,enelcasodequelehicieseelexamenunmédicomenosexigente,deoficial.Sentíamuypocointerésporeltrabajoenlamiliciaqueparecíadesmentirlavalentíadequealardeabaelejército.Enlasrevistasunonosevestíaconcuidadoparatenerbuenaspecto,sinoparanotenerlomalo.

Peroamedidaquefuepasandoelinvierno—elbreveinviernosinnieve,reconocibletansoloporlasnoches húmedas y los días lluviosos y frescos—,Anthony llegó amaravillarse de lo deprisa que elsistemasehabíaapoderadodeél.Erasoldado,ytodoslosquenoeransoldadoseranciviles.Elmundoestabadivididofundamentalmenteenaquellosdosgrupos.

Al jovenPatchse leocurrióque todas lasclases fuertementediferenciadas,como laclasemilitar,dividíana loshombresendos tipos; losqueerancomoellos,y losrestantes.Para losclérigos,habíaclero y laicado; para los católicos había católicos y no católicos; para los negros, gente de color yblancos;paraelpresoestabanlosencarceladosyloslibres,yparaelenfermoestabanlosenfermosylossanos…Demaneraque,sinpensarenellounasolavezentodasuvida,Anthonyhabíasidocivil,laico,nocatólico,gentil,blanco,libreyconbuenasalud…

Amedidaquelastropasamericanasseincorporabanalastrincherasfrancesasybritánicas,eljovenPatchempezóaencontrarlosnombresdemuchosexalumnosdeHarvardentrelasbajasrecogidasenelDiariodelEjércitoydelaMarina.Peroapesardetantosudorydetantasangrelasituaciónparecíanohabersemodificado,yélnoveíaposibilidaddeque laguerra terminaraenunfuturopróximo.Enlascrónicas antiguas el ala derecha de un ejército siempre derrotaba al ala izquierda del otro, almismo

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tiempoqueelala izquierdaeravencidapor laderechadelenemigo.Despuésdeesto losmercenarioshuían. Resultaba verdaderamente simple en aquellos días, casi como si todo estuviese arreglado deantemano…

Gloria escribía que estaba leyendomucho.Qué desaguisado habían logrado hacer con sus vidas,decía ella. Encontraba tan pocas ocupaciones que se pasaba el tiempo imaginando lo diferentes quepodríanhaberresultadolascosas.Todosuentornoleparecíainseguro…ymuypocosañosantesestabaconvencidadetenertodosloshilosenlamano…

En junio sus cartas sehicieron apresuradasymenos frecuentes.De repentedejódemencionar laposibilidaddeiralsur.

Derrota

En el mes de marzo por los campos de los alrededores aparecieron ya jazmines y junquillos ymanchasdevioletasentrelahierbaqueelsolempezabaacalentar.PosteriormenteAnthonyrecordabasobretodounatardedetallozaníayencantomágicoque,mientrascalificabalosblancosenelfosodelcampodetiro,estuvorecitando«AtalantaenCalydon»aundesconcertadopolaco,almismotiempoquelasbalascantaban,silbabanyestallabanporencimadesuscabezas.

«Cuandoloslebrelesdelaprimavera…»

¡Pam!

«Siguenlashuellasdelinvierno…»

¡Sssss!

«Lamadredelosmeses…»

¡Eh!¡Vamos!¡Señalauntres…!

En laciudad lascallesestabanotravezenvueltasenunaatmósferadesomnolencia,yAnthonyyDotvagabundearonjuntosporlossitiosquehabíanrecorridoelotoñoanterior,hastaqueeljovenPatchempezóasentirunsuaveafectoporaquelsur,unsur,alparecer,máscercadeArgelquedeItalia,condesvanecidasaspiracionesqueapuntaban,saltandohaciaatrássobreinnumerablesgeneraciones,haciaalgún cálido y primitivoNirvana, sin esperanzas ni preocupaciones. Allí se encontraba en todas lasvocesunacentodecordialidad,decomprensión.«Lavidanosgastaatodoslamismabroma,agradabley angustiosa al mismo tiempo», parecían decir con su grata y quejumbrosa cadencia, con aquellaentonaciónquesealzabahastaterminarenunindecisotonomenor.

Legustabalabarbería,dondeunmuchachopálidoydemacradolosaludabasiempreconun«¡Hola,cabo!»ydespuésdeafeitarlelerepasabaminuciosamentelacabezaconunamaquinillaparaqueelpelomantuvieralalongitudreglamentaria.LegustabanlosJohnston’sGardensdondeibanabailar,ydondeun negro trágico tocaba al saxofón unamúsica dolorida y anhelante que acababa convirtiendo aquellocaldecoloreschillonesenunajunglaencantadaderitmosbárbarosyrisassofocadas,dondeolvidarelmonótonopasodeltiempoconlossuavessuspirosytiernossusurrosdeDorothysignificabaellogrodetodaslasaspiraciones,lapazabsoluta.

HabíaenelcarácterdeDotunatendencialatentealatristeza,unconscienteevadirsedetodo,conexcepción de las placenteras menudencias de la vida. Sus ojos violeta parecían quedar insensiblesdurantehorascuando,despreocupadadetodo,setumbabaalsolcomoungato.Anthonysepreguntaba

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qué pensaría de ellos su cansada y apocadamadre, y si en susmomentos demayor lucidez llegaríainclusoaimaginarselarelaciónqueexistíaentresuhijayél.

Losdomingosporlatardesalíanapasearporelcampo,descansandodecuandoencuandosobreelmusgosecoenlalindedeunbosque.Allísereuníanlospájaros,ycrecíanlasvioletasyloscornejosdeflores blancas; allí los árboles de hojas grises brillaban cristalinos y fríos, olvidados del calorembriagadorqueesperabafuera;allíAnthonyrompíaahablar,demaneraintermitente,enunmonólogosoñoliento,enunaconversaciónsinimportanciaquenoprecisabaderespuestas.

Juliollegóabrasandolatierra.AlcapitánDunningseleordenóquedesignaraaunodesushombresparaqueaprendieseaherrar loscaballos.Elregimientoestabaaumentandoelnúmerodehombresencada unidad hasta llegar a la dotación adecuada para entrar en acción, y el capitán necesitaba a lamayoríadelosveteranosparaqueenseñaranalosnuevosahacerlainstrucción,demaneraqueescogióalpequeñoBaptiste,el italiano,delque le resultabamás fácilprescindir.Elsicilianonohabía tenidonuncanadaqueverconcaballos.Sumiedoempeoró la situación.Undía sepresentóen la tiendademandoyledijoalcapitánquesinopodíansustituirlepreferíamorir.Loscaballoslecoceaban,dijo;noservíaparaaqueltrabajo.Finalmentesepusoderodillasysuplicó,enunamezcladeingléschapurreadoeitalianomedieval,queledieranotrodestino.Llevabatresdíassindormir;soñabaconstantementeconmonstruosossementalesquepiafabanyhacíancabriolas.

El capitánDunning regañó al escribiente de la compañía (que se había echado a reír) y le dijo aBaptistequeharíaloquepudiese.Perodespuésdeconsiderarlodecidióquenopodíaprescindirdeotrohombremejorcapacitado.ElpequeñoBaptiste fuedemalenpeor.Loscaballosparecíanadivinar sumiedoyaprovecharsedeél.Dossemanasdespuésunagranyeguanegraleaplastóelcráneodeunacozcuandointentabasacarladesucasillaenelestablo.

A mediados de julio llegaron rumores, y después órdenes, relacionados con un cambio decampamento.Labrigadaibaa trasladarseaunacuartelamientovacío,cienmillasmásalsur,paraserallí reforzada hasta transformarse en división. Al principio los hombres pensaron que salían para elfrente,ydurantetodalatardeparlotearonengrupitosdelantedelastiendasdelacompañía,gritándoseunos a otros con aire fanfarrón: «¡Claro que nos vamos!». Cuando llegó a saberse la verdad, fuerechazadaconindignacióncomounacortinadehumoparaocultarsuverdaderodestino.Sedeleitaroncon su propia importancia. Aquella noche dijeron a sus chicas en la ciudad que «iban a por losalemanes».Anthonyestuvorecorriendolosgruposduranteunrato;luegosemontóenunodelosviejoscochesdestartaladosyfueadecirleaDotquesemarchaba.

Ellaestabaesperandoenelporcheensombra,conunvestidoblancobaratoquerealzabasujuventudyladulzuradesusfacciones.

—¡Tehedeseadotanto,cariño!—susurróella—.Durantetodoeldía.

—Tengoalgoquedecirte.

Ellalohizosentarseasuladoenelsofá-mecedorasinadvertirsutonoominoso.

—Cuéntame.

—Nosmarchamoslasemanaqueviene.

Susbrazos,alzadosenbuscadeloshombrosdeAnthony,sequedaroninmóvilesenlaoscuridad,ytambiénsurostro,vueltohaciaarriba.Cuandohabló,ladulzurahabíadesaparecidoporcompletodesu

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voz.

—¡AFrancia!

—No.Notenemostantasuerte.NosvamosaunmalditocampamentoenMississippi.

DotcerrólosojosyAnthonynotóqueletemblabanlospárpados.

—MiqueridaDot,lavidaesdemasiadodura.

Ellaestaballorando,apoyadaensuhombro.

—Demasiadodura,demasiadodura—repitióélmecánicamente—;hierea laspersonasunayotravezhastaqueyanoesposibleherirlasmás.Esaeslaúltimacosaquehaceylapeordetodas.

Frenética,llenadeangustia,Dotleapretócontrasupecho.

—¡Diosmío!—susurróentrecortadamente—,nopuedesmarcharteydejarme.Memoriré.

AnthonydescubríaporsupartelaimposibilidaddequeDotaceptarasumarchacomounadesgraciacomúne impersonal.Estabademasiadocercadeellaparahacerotracosaquerepetir«PobrecitaDot.PobrecitaDot».

—¿Yluegoqué?—preguntólamuchachaconvozcansada.

—¿Quéquieresdecir?

—Quetúeresmividaentera,esoestodo.Moriríaportiahoramismosimedijesesquelohiciera.Cogeríauncuchilloymemataría.Nomepuedesdejaraquí.

Sutonoloasustó.

—Estascosaspasan—dijoélconvoztranquila.

—Entoncesmevoycontigo.—Lecaíanlaslágrimasporlasmejillasyletemblabalaboca,todosuseratenazadoporeldoloryelmiedo.

—Mi dulce y querida niñita—murmuró él con voz llena de sentimentalismo—. ¿No ves que noharíamosmásqueretrasaralgoquetienequesucederinevitablemente?MeiréaFranciadentrodeunosmeses…

Dotseapartódeély,apretandolospuños,alzólavistaalcielo.

—Quieromorirme—dijo,comosiestuviesemoldeandocuidadosamentecadapalabradentrodesucorazón.

—Dot —susurró él sintiéndose muy incómodo—, lo olvidarás. Las cosas resultan más dulcesdespués de perderlas. Lo sé porque una vez quise algo y lo conseguí. Era la única cosa que habíaqueridodeverdad.Ycuandolatuve,quedóreducidaapolvoentremismanos.

—Deacuerdo.

AbsortoensímismoAnthonycontinuó:

—Con frecuencia he pensado que si no hubiera conseguido lo que quería, las cosas habrían sidodiferentes.Quizáhubieseencontradoalgodentrodemíyhabríadisfrutadoponiéndoloencirculación.Quizámehubiesegustadocómofuncionaba,ymivanidadsehabríasentidocomplacidaconeléxito.

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Imaginoquehubounmomentoenquepudehabertenidocualquiercosaquequisiera,dentrodeciertoslímites,peroaquellofueloúnicoquequiseconverdaderaintensidad.¡Cielos!Yesomeenseñóquenosepuedetenernada,nadaenabsoluto.Porqueeldeseonosengaña.Escomounrayodesolsaltandodeaquí para allá en una habitación. De pronto se detiene y da brillo a algún objeto insignificante ynosotros, pobres estúpidos, tratamos de cogerlo… luego, cuando el rayo de sol cambia de sitio,seguimosagarradosalobjetosininterés,peroelbrilloquenoshizodesearlohadesaparecidoya…—Anthonysedetuvo,preocupado.Dothabíadejadodelloraryestabadepiearrancandolashojasdeunaoscuraenredadera—.Dot…

—Vete—dijoellaconfrialdad.

—¿Cómo?¿Porqué?

—Nosonpalabrasloquequiero.Sinotienesotracosaqueofrecerme,esmejorquetevayas.

—Pero,Dot…

—Loqueparamísignificalamuerte,paratinoesmásqueunmontóndepalabras.Sabesmuybiencómousarlasparaqueresultenbonitas.

—Losiento.Estabahablandodeti,Dot.

—Vetedeaquí.

Élseacercóconlosbrazosextendidos,peroellalorechazó.

—Noquieresquevayacontigo—dijoellaconvozserena—;quizávasareunirteconesa…conesachica…—Nofuecapazdepronunciarlapalabraesposa—.Notengomaneradesaberlo.Siesasí,estáclaroquehasdejadodesermicompañero.Asíquevete.

Duranteunmomento,mientrassesentíadivididoentredeseosytemorescontradictorios,parecióseraquella una de las raras ocasiones en queAnthony tendría que decidirse impulsado por un estímulointerior. El joven Patch vaciló un instante. Luego una ola de cansancio se estrelló contra él. Erademasiado tarde… era demasiado tarde para todo. Durante años había soñado para alejarse de larealidad,basandosusdecisionesenemocionestaninestablescomoelagua.Lamuchachitadelvestidoblancolodominóalacercarsealabellezaconlacompactasimetríadesudeseo.Elfuegoqueardíaensuignoranteyheridocorazónparecíabrillarentornosuyocomounallama.Conunaespeciedehondoeinsospechadoorgullohabíalogradodistanciarse,consiguiendoconellosupropósito.

—Noera…miintenciónparecertaninsensible,Dot.

—Esigual.

ElfuegoderribóaAnthony.Algoledesgarrólasentrañasyseencontróinermeyvencido.

—Venconmigo,mipequeñayqueridaDot.Venconmigo,noseríacapazdedejarteahora…

Con un sollozo ella lo rodeó con sus brazos, apoyándose en él, mientras la luna, atenta a susempiterno trabajo de disimular el feo aspecto delmundo, derramaba su espúreamiel sobre la callesoñolienta.

Lacatástrofe

Primeros de septiembre en Camp Boone, en el estado deMississippi. La oscuridad, poblada de

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insectos, se estrellaba contra elmosquitero bajo cuyaprotecciónAnthony estaba tratandode escribirunacarta.Desde la tiendadeal lado le llegabaunaconversación intermitente ligadaaunapartidadepóquer y, en el exterior, un soldado se paseaba por la calle de la compañía cantando una coplachabacanademodaenaquelmomento:«Ka-a-a-Katy».

HaciendounesfuerzoAnthonyseincorporósobreunhombroy,lápizenmano,contemplólahojadepapelenblanco.Luego,prescindiendodecualquierencabezamiento,empezó:

Nosemeocurreningunaexplicacióna loqueestápasando,Gloria.Hacedossemanasquenohetenidonoticiastuyasyeslógicoquemepreocupe…

Tirólahojaconungruñidodedesagradoyempezódenuevo:

Noséquépensar,Gloria.Hanpasadoyadossemanasdesdequerecibítuúltimacarta,breve,fría,sin una palabra de afecto, y en la que ni siquiera me contabas a grandes rasgos lo que has estadohaciendo.Notienenadadeextrañoquemehagapreguntas.Situamorpormínoestácompletamentemuerto,deberíasevitaralmenosquemepreocupeinnecesariamente…

Denuevoarrugólacuartillaylatiróenfadadoatravésdeunadesgarraduradelapareddelatienda,dándosecuentaalmismotiempodequetendríaquerecogerlapor lamañana.Anthonysesentíamuypoco inclinado a intentarlo de nuevo. No conseguía poner calor en sus palabras, tan solo celos ysospechasconstantementerenovados.Desdemediadosdeverano lasomisionesen lacorrespondenciade Gloria se habían ido haciendo cada vez más llamativas. Al principio Anthony apenas las habíanotado. Estaba tan acostumbrado a los rutinarios «queridísimo» y «cariño» repartidos por todas suscartasquenoadvertíasupresenciaoausencia.Perodurantelosúltimosquincedíassehabíaidodandocuentademaneracadavezmásclaradequealgonomarchababien.

HabíamandadountelegramaaGloriaanunciándolequehabíaaprobadoelexamenparatrasladarseauncampamentodeformacióndeoficiales,yqueesperabasalirmuyprontocaminodeGeorgia.Gloriano le contestó. Anthony le puso otro telegrama… al no recibir respuesta supuso que quizá hubiesesalidodeNuevaYork.Peronopudopormenosdepensarunayotravezquenohabíaabandonadolaciudad,ysevioatacadoporunaplagadeenloquecidassuposiciones.Gloria,porejemplo,aburridaeinquieta,podíahaber encontradoa alguien, igualque lehabía sucedidoa él.Aquella ideabastóparaaterrorizarlo…sobretodoporquesehabíasentidotansegurodelaintegridadpersonaldesumujerqueapenas había pensado en ella durante todo el año.Y ahora, al nacer la duda, las antiguas rabias, lasansiasdeposesión,seabalanzabansobreélamillares.¿NoeralógicoqueGloriasehubieseenamoradodenuevo?

Recordóa laGloriaquehabíaprometidoquesialgunavezqueríaalgo, lo tomaría, insistiendoenque,dadoqueobraríaenteramenteparasatisfacciónpropia,podríaterminarlaaventurasindesdoro;loquecontaba,encualquiercaso,erasoloelefectosobrelamentedeunapersona,habíadichoGloria,ysureacciónseríalamasculina,desaciedadeinclusodevagarepugnancia.

Peroesohabíasidodereciéncasados.Después,coneldescubrimientodequepodíaestarcelosadeAnthony,Gloria—almenosexteriormente—habíacambiadodeidea.Noexistíaningúnotrohombreenelmundoparaella.EstoAnthonyhabíallegadoasaberlosinlamenorposibilidaddeduda.Convencidode que la exigente manera de ser de su esposa bastaría para que se contuviera, Anthony habíadescuidadolatareadeconservarensuintegridadelamordeGloria,que;despuésdetodo,eralapiedraangulardetodasuestructuravital.

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Mientras tanto habíamantenido aDot durante todo el verano en una pensión de la ciudad. Parahacerlosehabíavistoobligadoaescribirasuagentedebolsapidiéndoledinero.Lamuchachaocultóelviajehaciael surmarchándosedesucasaundíaantesdeque labrigada levantaraelcampamento,einformando a su madre mediante una nota de que se iba a Nueva York. La tarde del siguiente díaAnthonysepresentóenlaciudadcomosifueseaverla.MistressRaycroftsehallabaenunestadodetotal postracióny en la sala devisitas habíaunpolicía queprocedió a interrogarla;Anthony logró aduraspenasnoversemezcladoenladesaparicióndelamuchacha.

Enseptiembre,conlassospechasacercadeGloria,lacompañíadeDotselehizoprimerotediosayluegocasiinsufrible.Anthonyestabanerviosoeirritableporfaltadesueñoysesentíallenodeangustiaydetemor.TresdíasanteshabíaidoaveralcapitánDunningparapedirleunpermisosinconseguirotracosaquebuenaspalabras.LadivisiónibaasalirparaEuropa,mientrasqueAnthonysetrasladaríaauncampamentodeformacióndeoficiales;lospermisosquepudierandarsehabíaquereservarlosparaloshombresqueabandonabanelpaís.

AnteestanegativaAnthonysehabíadirigidoalaoficinadetelégrafos,dispuestoaponeruncableaGloria para que viniera al sur… al llegar a la puerta retrocedió desalentado, al comprender loirrazonable de semejantemedida.Luegohabía pasado la tarde descargando conDot sumalhumor, yregresadoalcampamentollenodeirritacióncontraelmundoengeneral.Habíantenidounaescenamuydesagradable,yAnthonyacabómarchándosederepente.LoquehubiesequehacerconDotnoparecíapreocuparle de una manera vital en el momento presente; estaba totalmente enfrascado en eldescorazonadorsilenciodesumujer…

Lapuertadelatiendasetriangulódeprontosobresímisma,yunacabezamorenaserecortócontralaoscuridaddelanoche.

—¿SargentoPatch?—Elacentoeraitaliano,yAnthonydescubrióporelcinturónquesetratabadeunordenanzadelcuartelgeneraldeladivisión.

—¿Mebuscaamí?

—Unaseñorallamóalcuartelgeneralhacediezminutos.Dijoqueteníaquehablarconusted.Muyimportante.

Anthony apartó el mosquitero y se puso en pie. Podía ser un cable de Gloria transmitido porteléfono.

—Dijoquelobuscáramos.Quevolveríaallamaralasdiez.

—De acuerdo, gracias.—Anthony cogió su gorro y unmomento después caminaba a buen pasojuntoalordenanzaenlacálidaoscuridadquecasiresultabaasfixiante.Enlacabañadelcuartelgeneralsaludóalsoñolientooficialdeguardia.

—Siénteseyespere—sugirióelotroconaireindiferente—.Lachicaparecíamuyansiosadehablarconusted.

LasesperanzasdeAnthonysedesvanecieron.

—Muchasgracias,miteniente.—Yantescasidequeempezaraasonarelteléfonosupoyaquiénlollamaba.

—SoyDot—lavozsonabamuyinsegura—,tengoqueverte.

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—Yatehedichoquenopodréirdurantevariosdías.

—Necesitoverteestanoche.Esimportante.

—Esdemasiadotarde—dijoélfríamente—;sonlasdiezyhedeestardevueltaenelcampamentoparalasonce.

—Estábien.—HabíatantosufrimientoencerradoenaquellasdospalabrasqueAnthonysintióalgoderemordimiento.

—¿Quésucede?

—Queríadecirteadiós.

—¡Nodigastonterías!—exclamóél.Perosesintiómásanimado.¡SeríaestupendoqueDotdejaralaciudad aquellamismanoche! ¡Quépeso se le quitaría de encima!Perodijo—:Nopuedesmarchartehastamañana.

Con el rabillo del ojo vio que el oficial de guardia lo miraba con irónica curiosidad. Luego,inesperadas,lellegaronlassiguientespalabrasdeDot:

—Nomerefieroa«irme»deesamanera.

Anthony apretó el auricular con fuerza. Notó que los nervios se le enfriaban como si el calorestuvieseabandonandosucuerpo.

—¿Cómo?

Luego,muydeprisayconvozentrecortada,laoyódecir:

—¡Adiós,cariño,adiós!

¡Click!Dothabíacolgadoelteléfono.Dejandoescaparunsonidoqueeramitadjadeoymitadgrito;Anthonyabandonóeledificiodelcuartelgeneral.Unavezfuera,bajolasestrellasquecolgabancomoadornos de plata entre los árboles del bosquecillo, se quedó inmóvil, sin saber qué hacer. ¿Estaríapensando en suicidarse? ¡La muy estúpida! Se sintió lleno de un intenso odio contra ella. Antesemejante desenlace le resultaba imposible aceptar que él hubiese iniciado aquel enredo, aquel lío,aquellasórdidamezcolanzadeangustiaydedolor.

Alcabodeunmomentodescubrióqueseestabaalejandolentamente,repitiendounayotravezqueera inútilpreocuparse.Lomejorquepodíahacer eravolver a su tiendaydormir.Necesitabadormir.¡Diossanto!¿Volveríaadormiralgunavez?Sumentenoeramásqueunconfusoclamor;alllegaralacarretera giró en redondo presa del pánico y echó a correr: no en dirección a la compañía, sinoalejándosedeella.Otrossoldadosvolvíanyadelaciudad…nolecostaríatrabajoencontraruncoche.Alcabodeunminutodosojosamarillosaparecieronenunacurva.Anthonycorrióhaciaelloscontodassusfuerzas.

—¡Taxi!¡Taxi…!—EraunFordvacío—.Quieroiralaciudad.

—Lecostaráundólar.

—Deacuerdo,perohagaelfavordedarseprisa…

Despuésdeuntiempoqueseleantojóinterminable,Anthonysubiócorriendolosescalonesdelantedeunaoscuracasitadestartalada,yalatravesarlapuertacasiderribóaunanegrainmensaqueavanzaba

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porelvestíbuloconunavelaenlamano.

—¿Dóndeestámimujer?—preguntóconelrostrodesencajado.

—Sehaacostado.

Escalerasarriba,detresentres,yluegohastaelfondodeldecrépitopasillo.Lahabitaciónestabaaoscurasyensilencio.Anthonyencendióunacerillacondedostemblorosos.Dosojosmuyabiertoslomirarondesdeelrevoltijoderopasdelacama.

—Sabíaquevendrías—murmuróellaentrecortadamente.

Anthonypalideciódeindignación.

—Así que no era más que una treta para hacerme venir, ¡para crearme dificultades! —dijo—.¡Malditasea!,hasgritado«¡Quevieneellobo!»másvecesdelacuenta.

Ellalomiróconairelastimero.

—Teníaqueverte.Nohubiesepodidoseguirviviendo.Teníaqueverte…

Anthonysesentóenelbordedelacamaymoviódespuéslacabeza.

—No eres buena—dijo terminantemente, hablando sin darse cuenta comoGloria podría haberlohechoconél—.Noesjustoquemehagasunacosaasí.

—Acércatemás.—Dijeraloquedijese,Dotahorasesentíafeliz.Anthonysepreocupabaporella.Habíalogradotraerloasulado.

—Dios del cielo —dijo Anthony desesperanzado. A medida que la ola de cansancio avanzabainexorablemente, su indignación se iba calmando y retrocediendo hasta esfumarse. Repentinamenterompióensollozos,mientrassedejabacaerenlacamajuntoaDot.

—Querido—lesuplicóella—.¡Nollores!¡Nollores,porfavor!

ApoyólacabezadeAnthonycontrasupechoyloconsoló,mezclandosuslágrimasdealegríaconlasdeél,llenasdeamargura.Conunamanoloacariciósuavemente.

—Soyunaestúpida—murmurócontrita—,perotequiero,ycuandometratasconfrialdadtengolaimpresióndequenomerecelapenaseguirviviendo.

Despuésdetodo,aquelloerapaz:lahabitaciónensilencioconoloraperfumeyapolvosdemujer,lamanodeDot tansuavecomounabrisacálidaensuscabellos,elsubirybajardesupechocuandorespiraba…porunmomentofuecomosiGloriaestuvieseallí,comosiéldescansaraenunhogarmásgratoymejorprotegidoqueningunodelosquehabíaconocido.

Pasóunahora.Unrelojdeparedempezóasonarenelvestíbulo.Anthonyseincorporódeunsaltoymirólasmanecillasfosforescentesdesurelojdepulsera.Eranlasdoce.

Le costó trabajo encontrar un taxi que lo llevara tan tarde al campamento.Mientras le pedía alconductor que fuese más deprisa, Anthony meditaba sobre el mejor método de entrar en el recintomilitar.Había llegadovariasveces tardeen lasúltimassemanas,ysabíaquesivolvíanacogerloeramuyprobablequetacharansunombredelalistadecandidatosparaoficiales.Sepreguntósinoseríamásconvenientedespedireltaxiyprobarfortunapasandojuntoalcentinelaenlaoscuridad.Detodasformas,habíaoficialesquellegabanconfrecuenciadespuésdelamedianoche…

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—¡Alto!—La orden surgió del resplandor amarillo que los faros del coche derramaron sobre lacarreteraalcambiardedirección.Eltaxistasoltóelembrague,yselesacercóuncentinelaconelrifleterciado.Acompañándolo,desgraciadamente,ibaeloficialdeguardia.

—Llegatarde,sargento.

—Sí,miteniente.Unimprevisto.

—Esunalástima.Tengoqueapuntarsunombre.

Mientras el oficial esperaba, bloc y lápiz en la mano, unas palabras no del todo voluntarias seagolparon en los labios de Anthony, unas palabras nacidas del pánico, del aturdimiento, de ladesesperación.

—SargentoR.A.Foley—respondiósinatreversecasiarespirar.

—¿Ylaunidad?

—CompañíaQ,delOchentaytresdeInfantería.

—Deacuerdo.Tendráqueseguirapie,sargento.

Anthonysaludó,pagóa todaprisaal taxista,yechóacorrerendirecciónal regimientoquehabíamencionado.Cuandoperdiódevistaaloficialdeguardiacambióderumboy,conelcorazónlatiéndolefuriosamente,regresóasucompañía,convencidodehabercometidounerrorqueibaacostarlecaro.

Dosdíasdespuéseloficialqueestabadecomandantedelaguardiaaquellanocheloreconocióenuna barbería de la ciudad. Anthony regresó al campamento custodiado por un policía militar; ledegradaron a soldado raso sin juicio, y quedó confinado durante unmes dentro de los límites de sucompañía.

Aquel golpe le causó un ataque agudo de depresión, y antes de que transcurriera una semana loencontrarondenuevoenlaciudad,atontadoporelalcoholyconunabotelladewhiskydefabricaciónilegalenelbolsillo.Debidoasucomportamientounpocodemencialduranteel juicio, locondenaronúnicamenteatressemanasdereclusión.

Pesadilla

CasidesdeelprincipiodesuencierrofuecreciendoenAnthonyelconvencimientodequeseestabavolviendo loco. Era como si dentro de su mente existiese cierto número de oscuras pero intensaspersonalidades—algunas familiares, otras extrañas y terribles—,mantenidas a raya por un pequeñoceladorquepermanecíaenaltoenalgúnsitioy lasvigilaba.LoqueahorapreocupabaaAnthonyeraque el celador estaba enfermoy semantenía en supuesto conmuchasdificultades.Si se rindiera, sivacilaraunmomento,saldríanalaluztodasaquellascosasintolerables,yAnthonysabíamuybienlasituación de negrura a la que podía llegar si lo peor de sí mismo campaba a sus anchas por losvericuetosdesumundoconsciente.

Losdíashabíancambiadoenciertomodo,yelcaloreraunaespeciedebruñidaoscuridadquecaíaaplomosobrelatierradevastada.PorencimadelacabezadeAnthonyloscírculosazulesdeominosossoles desconocidos, de innumerables centros de fuego, giraban interminablemente, como si estuvieratumbado y constantemente expuesto a su luz abrasadora en febril estado comatoso.A las siete de lamañana algo fantasmal, algo casi absurdamente carente de realidad pero que él reconocía como sucuerpo mortal, salía con otros siete prisioneros y dos guardianes a trabajar en las carreteras del

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campamento. Un día cargaban y descargaban considerables cantidades de grava, la extendían y larastrillaban;aldíasiguientetrabajabanconenormesbarrilesdealquitráncandente,cubriendolagravaconnegroscharcosrelucientesdecalorderretido.Porlanoche,encerradoenprevención,Anthonyyacíaensucatresinpensar,sinvalorparahilarlasideas,contemplandolasirregularesvigasdeltechohastalastresdelamadrugada,cuandosehundíaenunsueñointranquiloyconfrecuentesinterrupciones.

DurantelashorasdetrabajoAnthonyseesforzabaenlatarea,llenodeinquietud,tratando,amedidaqueeldíaavanzabahacialasofocantepuestadesoldeMississippi,decansarseyconseguirasídormirprofundamente por puro agotamiento físico… Luego, una tarde durante la segunda semana, tuvo laimpresión de que dos ojos lo estaban vigilando desde un lugar muy próximo, detrás de uno de losguardianes.Estasensacióndespertóenélunaespeciedeterror.Sevolviódeespaldasalosojosysiguióechandopaletadasfebrilmente,hastaquenotuvomásremedioquedarlavueltaeirenbuscademásgrava.Entonceslosojosentrarondenuevoensucampodevisión,ysusnervios,yatensos,llegaronaunpuntolímite.Aquellosojoslomirabanmaliciosamente.Desdeelsilencioabrasadoroyópronunciarsunombreconentonacióntrágica,ylatierraseinclinóabsurdamenteatrásyadelantehastallegaraunacaóticamezcladegritosyconfusión.

Cuando recobró el conocimiento, Anthony estaba de nuevo en prevención, y los otros presos lelanzabanmiradasdecuriosidad.Losojosnovolvieronaaparecer.Pasaronmuchosdíasantesdequesediesecuentadeque teníaquehaber sido lavozdeDot,que lohabía llamado,creandoalgún tipoderevuelo. Esto lo decidió inmediatamente antes de que expirara su sentencia, cuando se habíadesvanecidolapesadanubequelooprimía,dejándoloenunprofundoydesalentadoaletargamiento.Amedidaqueelmediadorconsciente—elceladorquemanteníaarayalaterriblecoleccióndehorrores—recuperabafuerzas,Anthonysesentíamásdébil físicamente.Apenasfuecapazdemantenerseenpiedurantelosdosdíasdetrabajopesadoqueaúnlequedaban,ycuandolopusieronenlibertadunatardelluviosayregresóasucompañía,nadamásentrarenlatiendacayóenunsueñopesadodelquedespertóantesdeamanecer,doloridoycon lasensacióndenohaberdescansadoenabsoluto.Juntoasu literahabía dos cartas que llevaban algún tiempo esperándolo en el puesto demando de la compañía. LaprimeraeradeGloria,breveyfría:

***

Lavistadelpleitoseráafinalesdenoviembre.¿Nopodríasconseguirunpermiso?

Hetratadodeescribirteunayotravez,peroalparecermis intentossolosirvenparaempeorar lascosas.Tengoquehablarcontigodevariosasuntos,perocomobiensabesyamehasimpedidoenunaocasiónquefueraaverteynomesientoinclinadaaintentarlodenuevo.Debidoaciertascosasparecenecesarioquecelebremosunaconferencia.Mealegromuchodetunombramiento.

GLORIA

***

Anthony estaba demasiado cansado para tratar de entender… o para preocuparse. Las frases deGloria,susintenciones,quedabanyamuylejos,enunpasadoincomprensible.Lasegundacartaapenaslamiró; eradeDot…unosgarrapatos incoherentes,manchadosde lágrimas,undiluviodeprotestas,manifestaciones de cariño ymuestras de dolor. Después de leer una página, dejó que la carta se lecayera de la mano y se adormeció para regresar a una nebulosa región interior de su exclusivapropiedad.Altoquededianasedespertóconunafiebremuyalta,desmayándosealintentarsalirdela

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tienda;almediodíalomandaronalhospitaldebaseaquejadodegripe.

Sediocuentadequeaquellaenfermedaderaprovidencial.Losalvódeunarecaídanerviosa,yserecuperócontiempopara—unhúmedodíadenoviembre—embarcarseenuntrencaminodeNuevaYorkydelainterminablematanzaqueveníadespués.

CuandoelregimientollegóaCampMills,enLongIsland,laideafijadeAnthonyerairalaciudadyveraGlorialoantesposible.Resultabayaevidentequeseibaafirmarelarmisticioenmenosdeunasemana,pero los rumoresasegurabanquede todosmodos las tropasseguiríansaliendohaciaFranciahasta el último momento. Anthony quedó consternado al pensar en el largo viaje, en el tediosodesembarco en un puerto francés y en quedarse enEuropa quizá durante un año, para sustituir a lastropasquesíhabíanentradoencombate.

Suintenciónhabíasidoobtenerunpermisodedosdías,peroCampMillssehallababajounaestrictacuarentenadebido a la gripe; era imposible salir de allí inclusopara losmandos, comono fuera poralgúnasuntooficial.Enelcasodeunsoldadoraso,ausentarseestabacompletamentedescartado.

El campamento mismo era un deprimente revoltijo, frío, barrido por el viento, y sucio, con laacumulacióndeporqueríaqueentrañaelpasosucesivodemuchasdivisiones.Sutrenllegóunatardealassiete,y tuvieronqueesperarseishoras formandocolahastaquesesolucionóelenredomilitarenalgún lugar delante de ellos. Los oficiales iban y venían corriendo sin cesar, dando órdenes yorganizandoungrantumulto.Luegoresultóquetodalaagitaciónhabíatenidoorigenenelcoronel,queestabamuy enfadado porque era deWest Point y la guerra iba a terminar antes de que él llegara aEuropa.Si losgobiernosbeligerantes tomaranconcienciadelnúmerodecorazonesdestrozadosentrelosantiguosgraduadosdeWestPointduranteaquellasemana,sindudaalgunahabríanprolongado lacarniceríaunmesmás.¡Eradifícilimaginaralgomáslamentable!

Al contemplar—enmuchasmillas a la redonda— la desolada acumulación de tiendas sobre unpisoteado cenagal de nieve derretida, Anthony comprendió la imposibilidad práctica de llegar a piehasta un teléfono aquella misma noche. Llamaría a Gloria en la primera oportunidad que se lepresentaraporlamañana.

Cuandoaldíasiguientese levantóal toquedediana,enunamanecerfríoydesapacible,AnthonytuvoqueescucharapiefirmeunavehementearengadelcapitánDunning:

—Quizáustedescreanquelaguerrahaterminado.¡Permítanmedecirlesquenoesasí!Esostiposnovan a firmar el armisticio. Se trata tan solo de un truco más, y estaríamos locos si permitiéramoscualquiernegligenciaenlacompañía,porque,óiganmebien,vamosahacernosa lamarantesdeunasemana,ycuandolleguemosaEuropatodavíaveremoslaguerradeverdad.—Hizounapausaparaquesushombressehicieranplenamentecargodesudeclaración—.Sicreenquelaguerrahaterminado—continuó después—, hablen con cualquiera de los que han estado allí y han visto lo que pasa,pregúntenlessilosalemanesestánacabados.Nolocreanenabsoluto.Nadielocree.Hehabladoconlaspersonasqueentiendenydicenque,encualquiercaso,tendremosunañomásdeguerra.Esaspersonasnocreenquelaluchahayaterminado.Demaneraquenocometanustedeslaestupidezdepensarquesí.

Recalcandodoblementeestaúltimaadvertencia,elcapitánordenóromperfilas.

Al mediodía Anthony echó a correr en busca del teléfono más próximo. Al acercarse a lo queaproximadamente debía de ser el centro del campamento, advirtió que había otrosmuchos soldadoscorriendo, y que uno de los que estaban más cerca de él daba repentinamente un salto en el aire,

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entrechocando los talones.La tendencia a correr se fuegeneralizandoydeexcitadosgrupitosque seformaban aquí y allá escapaban gritos alborozados. Anthony se detuvo a escuchar: por todas partessonabanlassirenasenelairefríoyenlasiglesiasdeGardenCitylascampanasempezarondeprontoarepicaralegremente.

Anthonyechóacorrerdenuevo.Losgritos eranahoraclarosyprecisosmientras se alzabanconnubesdealientoheladohaciaelairecortante:

—¡Alemaniaseharendido!¡Alemaniaseharendido!

Elfalsoarmisticio

Aquellatardealasseis,aprovechándosedelapenumbra,Anthonysedeslizóentredosvagonesdemercancíasyunavezalotroladodelavía,fuesiguiendoeltrazadohastaGardenCity,dondetomóuntren eléctricoparaNuevaYork.Se exponía aque lodescubriesen: no ignorabaque lapolicíamilitarrecorría con frecuencia los trenespidiendopases, aunque se imaginóque aquellanoche lavigilanciaseríamenor.Detodasformashubiesetratadodeescapar,porquenohabíapodidolocalizaraGloriaporteléfono,yotrodíadeincertidumbrelehabríaresultadointolerable.

Despuésdeparadasydeesperas inexplicablesque le recordaron lanochequeabandonaraNuevaYorkmásdeunañoantes,entraronenPennsylvaniaStation,yAnthonysiguióelfamiliarcaminohastala parada de taxis, encontrando grotesco y extrañamente estimulante darle al conductor su propiadirección.

Broadway era una cascada de luz, abarrotada como nunca la había visto de gente deseosa dedivertirsequerecorríasusrutilantesacerashundiéndosehastaeltobilloenlamasadetrozosdepapeltirados desde las ventanas de los edificios. En diferentes sitios, subidos en bancos o en cajas, habíasoldadosdirigiéndosealgentíoqueapenaslesprestabaatención,peroenelquecadarostrosedibujabacontotalnitidezbajoel intensoresplandorblancoquelos iluminabadesdearriba.Anthonysefijóenmedia docena de figuras: un marinero borracho, inclinado hacia atrás y sostenido por dos de suscompañeros,queagitabalagorramientrasemitíaunadesenfrenadaseriederugidos;unsoldadoherido,muleta en mano, transportado como por un remolino a hombros de algunos paisanos que lanzabanalaridos;unamuchachadecabellososcuros,sentadaconlaspiernascruzadasyexpresiónmeditabundasobreeltechodeuntaxiparado.Nocabíadudadequeallílavictoriahabíallegadomuyatiempo,dequeelmomentoculminantehabíasidoprogramadoconverdaderaprevisióncelestial.Lanacióngrandeypoderosahabíatriunfadoenlaguerra,sufriendolosuficienteparaquenofaltaraelpatetismoperonolo bastante para llegar a la amargura… de aquí los deseos de diversión, de fiesta, de triunfo. Bajoaquellas luces brillantes resplandecían los rostros de pueblos cuya gloria se había esfumado largotiempo atrás, cuyas mismas civilizaciones estaban muertas… hombres cuyos antepasados habíanescuchadonoticiasdevictoriasenBabilonia,enNínive,enBagdad,enTiro,ciengeneracionesantes;hombrescuyosantepasadoshabíanpresenciadocortejosengalanadosconfloresyesclavos,recorriendoconsuesteladecautivoslasavenidasdelaRomaimperial…

Más allá del Rialto, la fachada resplandeciente del Astor, la luminosa magnificencia de TimesSquare…después,unespléndidodesfiladeroentreparedesincandescentes.Luego—¿añosmástarde?—.AnthonyseencontrópagandoaltaxistadelantedeunedificioblancoenlacalleCincuentaysiete.EnelvestíbuloreconocióalmuchachonegrodeMartinica,lento,indolente,siempreelmismo.

—¿EstáencasamistressPatch?

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—Acabodeempezarmiturno—anuncióelascensoristaconaquelacentobritánicosuyoqueseguíaresultandotanchocante.

—Hazelfavordesubirme…

Luegoellentozumbidodelascensor,ylostresescaloneshastalapuerta,queseabriódeparenparanteelímpetudelgolpequedioconlosnudillos.

—¡Gloria!—Su voz temblaba. No tuvo respuesta. Una débil columna de humo se alzaba de uncenicero;sobrelamesahabíaunnúmeroabiertodeVanityFair.

—¡Gloria!

Anthonyfuecorriendoaldormitorio,alcuartodebaño.Glorianoestabaallí.Unsaltodecamadecoloraguamarina,olvidadosobrelacama,despedíaunsuaveperfume,indefinibleyfamiliaralmismotiempo.Sobreunasillahabíaunpardemediasyuntrajedecalle;unapolveraabiertabostezabasobreeltocador.Sindudaacababadesalir.

ElteléfonoempezóasonardeprontoyAnthonysesobresaltó…fueacontestarloconlasensacióndeserunimpostor.

—Oiga,¿estáahímistressPatch?

—No,yotambiénlaestoybuscando.¿Conquiénhablo?

—SoyMr.Crawford.

—YosoyMr.Patch.Hellegadoinesperadamenteynosédóndeencontrarla.

—Ah.—Mr.Crawforddiolaimpresióndesentirseunpocodesconcertado—.ImaginoqueestaráenelBailedelArmisticio.Séqueteníaintencióndeir,peronocreíquefueseasalirtanpronto.

—¿DóndesecelebraelBailedelArmisticio?

—EnelAstor.

—Gracias.

Anthonycolgóbruscamenteysepusoenpie.¿QuiéneraMr.Crawford?¿Yquiénhabíaidoconellaal baile? ¿Cuánto tiempo hacía que pasaban cosas así? Todos aquellos interrogantes se plantearon ycontestaron ellosmismos una docena de veces de docemaneras distintas. La simple proximidad deGlorialohabíapuestomediofrenético.

Dominadoporlassospechas,Anthonyfuedeunladoaotrodelapartamentobuscandopruebasdealgunapresenciamasculina,abriendoelarmariodelcuartodebaño,registrandofebrilmenteloscajonesdelacómoda.Peroenseguidaencontróalgoquelohizodetenersebruscamenteysentarseenunadelascamasgemelas,caídaslascomisurasdelabocacomosiestuvieraapuntodellorar.EnunaesquinadeuncajóndeGloria,atadosconunadelicadacintaazul,estabantodaslascartasytelegramasqueéllehabíaescritoduranteelañoanterior.Leembargólafelicidadyuncálidosentimientodevergüenza.

—Nosoydignodetocarla—exclamóenvozalta,dirigiéndosealascuatroparedes—.Nomerezcosiquieracogerleunamano.

Sinembargo,salióabuscarla.

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En el vestíbulo delAstor se encontró inmediatamente rodeadopor unamultitud tan apretada quecasi era imposible avanzar. Tuvo que preguntar la dirección de la sala de baile a media docena depersonas antes de encontrar a alguien lo bastante sobrio como para darle una respuesta inteligible.Finalmente,despuésdeunaúltimaylargaespera,consiguiódejarsucapotemilitarenelguardarropa.

Noeranmásquelasnueveperoelbaileestabaenplenoapogeo.Elpanoramaresultabaincreíble.Mujeres,mujeresportodaspartes…muchachasque,conlaalegríadelvino,cantabanavozengritoporencimadelclamordeladeslumbrantemultitudcubiertadeconfeti;muchachasquedestacabanentrelosuniformesdeunadocenadenaciones;gruesasmatronasquecaíanalsuelosindignidadyconservabanla propia estimación gritando «¡Vivan los Aliados!»; tres mujeres de cabellos blancos que bailabancogidasde lamanoalrededordeunmarineroquegirabavertiginosamentesobresímismo,apretandocontraelpechounabotellavacíadechampán.

Anthony,conteniendolarespiración,examinóalosquebailaban,examinólasconfusashilerasqueiban y venían entre las mesas, los grupos que empuñaban matasuegras, se besaban, tosían, reían ybebíanbajolasgrandesbanderasquedesplegabansusbrillantescoloresporencimadelespectáculoydelruido.

LuegovioaGloria.Estabasentadaaunamesaparados,justoenfrentedeAnthony,alotroladodelsalón. Llevaba un vestido negro, y sobre él, su rostro lleno de animación, su tez maravillosamentesonrosada,formaban,leparecióasumarido,unpuntodeconmovedorabellezaentrelamultitudquelarodeaba.Sucorazónvibrócomoenrespuestaaunanuevamúsica.SeabriócaminoaempellonesylallamóenelmismomomentoenqueGloria,allevantarlavista,fijabaenélsusojosgrises.Duranteuninstante,mientrassuscuerposseencontrabanysefundíanenunabrazo,elmundo,lafiesta,elconfusogimoteardelamúsicasetransformaronendulcemonotonía,tansosegadacomounlaboriosozumbardeabejas.

—¡Gloriamía!—exclamóél.

Elbesodeellafueunfrescoarroyueloquemanabadesucorazón.

2.Unproblemadeestética

La noche en que Anthony saliera para Camp Hooker un año antes, todo lo que quedaba de lahermosa Gloria Gilbert —su caparazón, su cuerpo joven y lleno de atractivo— subió las ampliasescalerasdemármoldeGrandCentralStation con el ritmode la locomotora todavía latiendo en susoídoscomounsueño,paradesembocaren laavenidaVanderbilt,dondelaenormemasadelBiltmoredominabalacalle,mientrasensuparteinferiorlaresplandecienteentradadelhotelibasuccionandolascapasmulticoloresdemuchachaselegantementevestidasquesedisponíanaasistiraunbaile.Gloriasedetuvo unmomento junto a la parada de taxis para contemplarlas, recordando que,muy pocos añosantes, ella formabapartede aquelgrupo, siempre en caminodeunmaravilloso lugar indeterminado,siempreapuntodevivir laúltimaaventuraapasionada,para lacual lascapasdeaquellasmuchachasestabandelicadayelegantementeforradasdepiel,susmejillasmaquilladas,ysuscorazonesconmásaltasexpectativasquelatransitoriacúpuladeplacerqueibaadevorarlasaellas,asuspeinados,asuscapasyatodossusdemásatributos.

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Empezaba a hacer frío, y los peatones llevaban levantado el cuello del abrigo. A Gloria aquelcambio le resultabapropicio.Aún lehubiesegustadomásuna completa transformaciónde clima, decalles y de personas, y verse arrebatada para despertar en una habitación de techo alto, reciénperfumada,sola, sintiéndose interioryexteriormente tanserenacomounaestatua,devueltaenaquelvirginalpasadosuyotanllenodecolorido.

Dentro del taxi Gloria derramó lágrimas de impotencia. Que no hubiese sido feliz con Anthonydurantemásdeunaño,carecíadeimportancia.Últimamentesupresencianoteníamásentidadquelosrecuerdosquedespertabaenelladeaqueljuniomemorable.ElAnthonyactual,malhumorado,débilypobre,nopodíapormenosdeirritarlaaellaasuvez…yhacerqueseaburrieracontodoexceptoconelhechodequeduranteunajuventudelocuenteyllenadeimaginaciónlosdoshabíanllegadoaunirseenuna extática orgía emocional.Debido a aquellos intensos recuerdosmutuamente compartidos,GloriahubiesehechoporAnthonymásqueporcualquierotroserhumano,demaneraquealentrareneltaxilloródesconsoladamente,cediendocasialdeseoderepetirsunombreenvozalta.

Sintiéndosemuyinfelizytansolacomounaniñitaabandonada,Gloriasesentóanteelescritorioenelsilenciosoapartamentoyleescribióunacartarepletadeconfusossentimientos:

***

…Casipuedoaúnseguirlavíaconlosojosyvercómotealejas,perosinti,queridísimo,niveo,nioigo,nisiento,nipienso.Estarseparados—apesardeloqueyanoshasucedidoovayaasucedernos—escomopedirclemenciaauna tormenta;escomohacerseviejos.Quisierabesartemucho…sobre lanuca,enelsitiodondetenaceelpelo.Porquetequiero,yapesardeloquehagamosonosdigamoseluno al otro, o hayamos hecho o nos hayamos dicho, tienes que sentir lomucho que te quiero, y laindiferenciaportodoquemedominaalconvencermedequetehasmarchado.Nisiquieramemolestalamaldita presencia de laGENTE, esa gente de la estación que no tiene ningún derecho a vivir… noconsiguenmolestarmeaunqueesténensuciandonuestromundoporquenopuedohacerotra cosaquedeseartecontodasmisfuerzas.

Simeodiaras,siestuvierascubiertodellagascomounleproso,siteescaparasconotramujeromemataras de hambre o me pegaras —qué absurdo suena esto—, seguiría deseándote y queriéndote.ESTOYSEGURA,querido.

Estarde…tengoabiertastodaslasventanasyelairequeentraestantibiocomoenprimaverapero,almismotiempo,muchomásjovenyfrágilqueenprimavera.¿Porquéhacendelaprimaveraunachicajoven,porquécantaybailaeseespejismodurante tresmesespor toda laabsurda infecundidadde latierra?Laprimaveraesunflacocaballodelabranzaalqueselenotanlascostillas…esunmontóndebasuraenuncampo,resecoporelsolylalluviahastaadquirirunaominosalimpieza.

Dentrodeunaspocashorastedespertarás,cariño,ytesentirásmuydesgraciadoyhartodelavida.EstarásenDelawareoenCarolinaoenalgúnotrositioyserásmuypocoimportante.Nocreoquehayaningunapersonavivaquepuedaconsiderarseasímismacomouna institución transitoria,ocomounlujoocomounmalinnecesario.Muypocasdelaspersonasquesubrayanlafutilidaddelavidasedancuenta de su propia inutilidad.Quizá piensen que, al proclamar la incongruencia de vivir, de algunaformaselibranellosdelaquema…peronoloconsiguen,nisiquieratúyyo…

…Perotodavíasoycapazdeverte.Hayunaneblinaazulentrelosárbolespordondevasapasar,demasiado hermosa para ser predominante. No; lo más frecuente serán los cuadrados de tierra en

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barbecho… irán apareciendo a los lados de la vía como ásperas sábanasmarrones secándose al sol,vivas,mecánicas,abominables.Lanaturaleza,unazafiatarascavieja,haestadodurmiendoenellasconcualquiergranjerooconcualquiernegrooemigrantequelahayadeseado…

Yavescómoahoraquetehasidoheescritounacartallenadedesdénydesesperación.Yesoquieredecirsimplementequetequiero,Anthony,contodalacapacidaddeamorquehaydentrodeti.

GLORIA

***

Después de escribir el sobre, Gloria fue a tumbarse en su cama, estrechamente abrazada a laalmohadadeAnthony,comosimedianteunesfuerzopuramenteemocionalfueracapazdetransformarlaen su cálido cuerpo vivo. Las dos de la madrugada la encontraron sin lágrimas en los ojos,contemplando la oscuridad con perseverante desconsuelo, recordando, recordando sin piedad,culpándose de cien imaginarias crueldades, haciendo de Anthony algo muy semejante a un Cristomartirizado y transfigurado. Durante algún tiempo Gloria pensó en él como Anthony mismo,probablemente,seveíaensusmomentosdemayorsentimentalismo.

Alascincoaúnestabadespierta.Unmisteriosoruidocomodealguienmoliendoquelellegabatodaslasmañanasatravésdelpatioleinformódelahoraqueera.Oyósonarunrelojdespertadoryviounaluz que creaba una ventana ilusoria en la lisa pared de enfrente. Con la decisiónmedio formada deseguir a Anthony hacia el sur inmediatamente, su dolor se hizo remoto e irreal y terminó pordesaparecermientraslaoscuridadsetrasladabahaciaeloeste.Finalmentesequedódormida.

Aldespertarse,lacontemplacióndeunacamavacíaalladodelasuyalahizosentirsedesgraciadaotravez,perosudolor,graciasalainevitableinsensibilidadquetraeconsigounamañanasoleada,durómuypocotiempo.Aunquenoeraconscientedeello,Gloriasintióciertoalivioaltomarseeldesayunosin tener enfrente el rostro cansadoy preocupadodeAnthony.Ahora que estaba sola, descubrió quehabíaperdidolasganasdequejarsedelacomida.Pensóencambiarelmenúdeldesayuno:tomaríaunalimonadayunsándwichdetomateenlugardelossempiternoshuevosconbacónypantostado.

Sinembargo,cuandoalmediodíallamóporteléfonoavariosconocidos,incluidalamarcialMuriel,ydescubrióquetodosteníancompromisosparaelalmuerzo,sesintióllenadetranquilacompasióndesímismaymuyconscientedesusoledad.Acurrucadaen lacamaconpapely lápizescribióotravezaAnthony.

Aúltimahoradelatarderecibiódeélunacartaurgente,echadaalcorreoenalgúnpueblodeNewJersey,ylofamiliardelestilo,eltrasfondocasiaudibledepreocupaciónydescontento,leresultarontanconocidosquesirvieronparaconsolarla.¿Porquéno?QuizáladisciplinamilitarendurecieraaAnthonyyloacostumbraraalaideadetrabajar.Gloriaestabatotalmenteconvencidadequelaguerraterminaríaantesdequesumaridotuvieraqueluchar,yquemientrastantoganaríanelpleitoypodríanempezardenuevo,estavezconunabasedistinta.Elprimercambio ibaaserunhijo.Era insoportable tenerqueestartancompletamentesola.

TranscurrióunasemanaantesdequeGloriapudieraquedarseenelapartamentosinecharseallorarinevitablemente. Parecía habermuy pocas ocupaciones divertidas enNuevaYork.Muriel había sidotrasladada aunhospital enNewJerseyy solo se tomabaundescanso en lagranmetrópoli cadadossemanas,yanteaquelladefecciónGloriallegóadarsecuentadelaspocasamistadesquehabíahechoentodos sus años en Nueva York. Los hombres que conocía estaban en el ejército. «¿Hombres que

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conocía…?»MásomenosGloriasehabíahechoasímismalaconcesióndequetodosloshombresquehabíanestadoenamoradosdeellaeranamigossuyos.Cadaunodeelloshabíamanifestadoduranteunconsiderableespaciode tiempoquevalorabansuamistadmásqueningunaotracosaen lavida.Peroahora…¿dóndeestaban?Porlomenosdoshabíanmuerto,mediadocenaomássehabíancasado,yelrestoandabadesperdigadodesdeFranciahastalasFilipinas.Sepreguntósialgunodeellospensaríaenella,yconquéfrecuencia,yconquémotivo.Lamayoríaselaimaginaríanaúncomounajovencitadediecisieteabriles,lasirenaadolescentedenueveañosantes.

Tambiénlaschicassehabíanidomuylejos.Glorianuncahabíagozadodemuchapopularidadensusañosdeestudiante.Erademasiadohermosa,demasiadoperezosa,nosuficientementeconscientedeserunachicadeFarmoveryuna«FuturaEsposayMadre»enperpetuasmayúsculas.Ycondiscípulasquenuncahabíansidobesadasinsinuaban,conexpresiónofendidaensusrostrosfeosynoparticularmentesaludables,queGloriasílohabíasido.Luegoaquellaschicassehabíanidoalesteoaloesteoalsur,casándose y convirtiéndose en «gente», y profetizando, si es que profetizaban acerca deGloria, queterminaríamal…sinsaberquenohabíafinalesmalos,yquetampocoellaseran,enabsoluto,dueñasdesudestino.

GloriaseestuvorepitiendolosnombresdelaspersonasquehabíanidoavisitarlosalacasagrisdeMarietta. Por aquel entonces parecía que siempre estaban acompañados… incluso había llegado aaceptartácitamentequetodossusinvitadosquedabandespuésligeramenteendeudaconella.Ledebíanalgo así comodiez dólaresmorales por cabeza, y si alguna vez lo necesitara podría, por así decirlo,pedirlesunpréstamodeaquelcapital imaginario.Perosehabíanmarchado todos,aventadoscomo lapaja,desvaneciéndosemisteriosaysutilmenteenesenciaodehecho.

Para navidades el convencimiento deGloria de que debería reunirse conAnthony había vuelto aaparecer,noyacomoemociónrepentina, sinocomonecesidad recurrente.Decidió inclusoanunciarlepor carta su llegada, pero optó por posponerlo aconsejada porMr.Haight, quien casi semanalmenteteníaesperanzasdequesecelebraraeljuicioanteeltribunaldeapelación.

Undía,aprincipiosdeenero,cuandoGloriapaseabaporlaQuintaAvenida,animadaahoraporlapresencia de muy distintos uniformes y en la que ondeaban además las banderas de las nacionesvirtuosas, se encontró con Rachel Barnes, a quien no había visto desde hacía casi un año. InclusoRachel,quehabíallegadoahacérseleantipática,eraunaliviocontraelaburrimiento,ysefueronjuntasalRitzparatomarelté.

Despuésdelsegundocóctellasdosseentusiasmaronysintieronunagransimpatíamutua.Hablaronde sus maridos, Rachel en ese tono de pública vanagloria con reticencias privadas que las esposasacostumbranaemplear.

—Rodmanestá enEuropa en elServiciode Intendencia.Es capitán.Quería ir a toda costa, ynocreyóqueconsiguieraunpuestoenningúnotrositio.

—Anthony está en Infantería.—Aquellas palabras, con la ayuda del cóctel, hicieron que Gloriasintiera una especie de agradable calor.Con cada sorbo se acercabamás a un cálido y reconfortantepatriotismo.

—Porcierto—dijoRachelmediahoradespués,cuandosedisponíanamarcharse—,¿podríasveniracenarmañanaporlanoche?HeinvitadoadosoficialesencantadoresqueestánapuntodesalirparaEuropa.Creoquedebemoshacertodoloposibleparaquelopasenbien.

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Gloriaaceptóconmuchogusto.Apuntóladirección,reconociendoporelnúmerodeParkAvenuequesetratabadeunedificiodeapartamentosmuyelegante.

—Mealegromuchísimodehabertevisto,Rachel.

—Hasidoestupendo,yyotambiénteníamuchasganasdeverte.

Conaquellas tres frases,ciertanocheenMariettadosveranosantes,enqueAnthonyyRachel sehabíanmostrado innecesariamente interesadoselunoporelotro,quedóperdonada:GloriaperdonóaRachelyRachelperdonóaGloria.TambiénquedóperdonadoqueRachelhubierasidotestigodelmayordesastreenlavidadeMr.ymistressAnthonyPatch…

Haciendoconcesionesalosacontecimientos,eltiemposiguesucurso.

LosardidesdelcapitánCollins

Losdosoficialeserancapitanesdeunaseccióndeametralladoras,especialidadquehabíallegadoahacersemuypopular.DurantelacenahablarondesímismosconfingidaindiferenciacomomiembrosdelClubdelosSuicidas:enaquellosdíashastalaramamásrecónditadelasfuerzasarmadashablabadesímisma como el Club de los Suicidas.Uno de los capitanes—el deRachel, según pudo observarGloria era un hombre alto de aire caballuno y unos treinta años de edad, con un agradable bigote ydientesmuyfeos.Elotro,elcapitánCollins,eraregordete,sonrosadoycontendenciaareíracarcajadascadavezqueGlorialomirabaalosojos.Sesintióatraídoporelladesdeelprimermomentoysepasótodalacenalanzándolepiroposanodinos.Despuésdelasegundacopadechampán,Gloriadecidióque,porprimeravezdesdehacíameses,loestabapasandofrancamentebien.

Terminada la cena se sugirió que fueran todos a bailar a algún sitio. Los dos oficiales seaprovisionaron de botellas de whisky tomadas del aparador de Rachel —una ley prohibía venderbebidas alcohólicas a las fuerzas armadas—, y así equipados ejecutaron innumerables fox-trots envarios resplandecientes locales a lo largo de Broadway, cambiando de pareja de acuerdo con loscánones,mientrasGloriasecomportabademaneracadavezmásruidosayleresultabacadavezmásdivertidaalcapitánderostrosonrosado,querarasvecesdejabadesonreírafablemente.

Alasonce,congransorpresaporsuparte,Gloriadescubrióqueeralaúnicapartidariadecontinuarlafiesta.LosdemásqueríanvolveralapartamentodeRachel,enbuscademáswhisky,dijeron.GloriainsistióenqueelfrascodebolsillodelcapitánCollinsestabamediolleno—acababadeverlo—,peroalmiraraRachelalosojosvioquelehacíaunguiñoinconfundible.Untantodesconcertadadedujoquesuanfitrionaqueríalibrarsedelosoficialesyaccedióaapretujarseconlosdemásenuntaxiqueesperabafuera.

El capitánWolf se sentó en el lado izquierdo conRachel sobre las rodillas.El capitánCollins sesentóenelcentroy,mientrasseacomodaba,pasóunbrazosobreelhombrodeGloria.Duranteunosinstantes permaneció allí como un peso muerto para apretarse después como una enredadera. Acontinuaciónelcapitánseinclinóhaciaella.

—Esustedincreíblementebonita—susurró.

—Muchasgracias,micapitán.—Glorianosesentíanihalagadanimolesta.AntesdequeaparecieraAnthony,tantosbrazoshabíanhecholomismoqueaquellainiciativasehabíaconvertidoenpocomásqueungesto,sentimentalperosinsignificado.

EnlaalargadasaladeestardeRachelunfuegosinllamasydoslámparasconpantallasdesedacolor

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naranjaeranlasúnicasfuentesdeluz,demaneraquelosrinconesestabanllenosdeintensassombrassomnolientas.Laanfitriona,moviéndosedeun ladoparaotroconunaholgadabatadegasadecoradaconfigurasoscuras,parecíaacentuarlaatmósferayadeporsísensual.Duranteunratoestuvieronloscuatro juntos, probando los sándwiches que les esperaban sobre la mesita de té; luego Gloria seencontróasolasconelcapitánCollinsenelsofámáspróximoalfuego;Rachelyelcapitánsehabíanretiradoalotroladodelahabitación,dondeconversabanenvozmuybaja.

—Megustaríaquenoestuviesecasada—dijoCollins,elrostroconvertidoenunaridículacaricaturadeloquesueleentendersepor«expresióndegranseriedad».

—¿Porqué?—Glorialeofrecióunvasoparaqueselollenara.

—Nobebamás—lesuplicóél,frunciendoelentrecejo.

—¿Porquéno?

—Estaráustedmásatractiva…sinolohace.

Gloriacomprendiódepronto las implicacionesdeaquellaobservación,elambientequeelcapitánCollins tratabade crear.Sintió deseosde echarse a reír, pero también se dio cuenta dequenohabíaninguna razón para hacerlo. Lo había pasado bien durante toda la noche y no tenía ganas de irse acasa…almismotiempoheríasuorgulloverqueseintentabaflirtearconellaaaquelnivel.

—Hagaelfavordeservirme—insistió.

—Porfavor…

—¡Nosepongaridículo!—exclamóellaconvozcrispada.

—Estábien.—Elotrocediócongestodemalhumor.

LuegovolvióarodearlaconelbrazoyGloriatampocoprotestó.Perocuandosusonrosadamejillaseacercóalasuya,ellaseapartó.

—Esustedmaravillosa—dijoélconairedequiennosabequédecir.

Gloria se puso a cantar suavemente, deseando que Collins retirara el brazo. De repente sus ojosrepararonenunaescenamuyíntimaalotroextremodelahabitación:RachelyelcapitánWolfestabanenfrascadosenun larguísimobeso.Gloriaseestremeció levemente,sinsabermuybienporqué…Elrostrosonrosadoseaproximabaotravez.

—Nodebieramirarlosaellos—susurróelcapitánCollins.Casi inmediatamente larodeó tambiénconelotrobrazo…ysintiósualientoenlamejilla.Denuevoelsentimientodelridículotriunfósobrelarepugnancia,ysurisafueunarmaquenonecesitódelfilodelaspalabras.

—Creíaqueeraustedunapersonasinproblemas—estabadiciendoél.

—¿Quéesunapersonasinproblemas?

—Bueno,unapersonaalaquelegusta…disfrutardelavida.

—¿Haymuchagentequeconsiderebesarleaustedunaocupaciónagradable?

LaconversaciónquedóinterrumpidaalaparecerrepentinamentedelantedeellosRachelyelcapitánWolf.

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—Estarde,Gloria—dijoRachel,arreboladayconelpeloendesorden—.Serámejorquetequedesaquíapasarlanoche.

PoruninstanteGloriapensóquesuantiguaamigaibaadespediralosoficiales.Luegosediocuentadeloquepasaba,yalentenderlo,sepusoenpieconelairemásindiferentequelefueposible.

Sinpercatarse,Rachelcontinuó:

—Puedesquedarteenlahabitacióninmediataaesta.Teprestarétodoloquenecesites.

LosojosdeCollinssevolvieron tan implorantescomo losdeunperro;elbrazodelcapitánWolfestabainstaladocontodafamiliaridadalrededordelacinturadeRachel;todosesperaban.

Perolatentacióndelapromiscuidad,pintoresca,mudable,laberíntica,einclusounpocoodoríferayrancia,nopresentabaatractivonipromesaalgunaparaGloria.Silohubiesedeseadosehabríaquedado,sindudasniremordimientos;perodadassusinclinaciones,pudoenfrentarsesinperderlacalmaconlostresparesdehostilesyofendidosojosquelasiguieronhastaelvestíbuloconforzadacortesíaypalabrasvacías.

«Nisiquierahatenidoladecenciadeofrecerseaacompañarmeacasa—pensóGloria,yaeneltaxi;yluego,conrepentinaoleadaderesentimiento—:¡Noesposiblecomportarsedemaneramásvulgar!»

Caballerosidad

En febrero Gloria tuvo una experiencia completamente distinta. Tudor Baird, un antiguopretendientesuyo,conquienenciertaocasiónhabíaestadocompletamentedecididaacasarse,aparecióporNuevaYorkencalidaddemiembrodelEjércitodelAireysepresentóaverla.Fueronvariasvecesalteatroy,enmenosdeunasemana,congransatisfaccióndeGloria,Tudorestabatanenamoradodeellacomosiempre.Ella loprovocódemaneradeliberada,dándosecuentademasiado tardedeque lehabíahechounamala jugada.Llegóunmomentoenque,cadavezquesalían juntos,élse limitabaaestarensilencioasulado,sintiéndosemuydesgraciado.

MiembrodeScroll andKeysen launiversidaddeYale,TudorBairdposeía ladiscreciónde todo«buen chico», las nociones correctas de caballerosidad y noblesse obligue—y, por supuesto aunquedesgraciadamente, los prejuicios correctos y la correcta falta de ideas—, rasgos todos que AnthonyhabíaenseñadoaGloriaadespreciarperoque,sinembargo,ellamásbienadmiraba.Adiferenciadelamayoríadelosdesutipo,Glorianoencontrabaquefueseunpelmazo.TudorBairderabienparecido,ingeniososinpasarsedelaraya,ycuandoestabaconélGloriasentíaquedebidoaalgunacualidadqueposeía —llámesela estupidez, lealtad, sentimentalismo, o algo no tan claramente definido comocualquiera de esas tres cosas— habría hecho siempre todo lo que estuviera en su mano paracomplacerla.

Estose lodijoaella,ademásdeotrascosas,de formamuycorrectayconunaactitudsolemneyvaronilqueocultabaunauténticosufrimiento.Sinestarenamoradaenabsoluto,Gloriasecompadeciódeélyunanochelobesósentimentalmenteporqueeraencantador,reliquiadeunageneraciónapuntodedesaparecerquehabíavividouna ilusiónabsurdayelegantealmismotiempoyqueestabasiendosustituidaporotrosestúpidosmuchomenoscaballerosos.Despuéssealegródehaberlobesado,porquealdíasiguiente,cuandosuavióndescendiómilquinientospiesenMineola,unapiezadeunmotorleatravesóelcorazón.

SoledaddeGloria

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AlinformarlaMr.Haightdequeeljuicionosecelebraríahastaelotoño,GloriadecidiótrabajarenelcinesindecírseloaAnthony.Cuandovierasuéxito,tantoartísticocomofinanciero,cuandovieraquepodíaconseguirloquequisiesedeJosephBloeckman,sinentregarnadaacambio,desapareceríansusestúpidosprejuicios.Sepasódespiertamedianocheplaneandosucarreraydisfrutandoanticipadamentedesuséxitos,yalamañanasiguientellamóporteléfonoaFilmsParExcellence.Mr.BloeckmanestabaenEuropa.

Peroestavezlaideahabíahechopresaenellacontantafuerzaquedecidiórecorrerlasagenciasdecolocaciones relacionadas con la industria cinematográfica. Como ya había sucedido muchas otrasveces,susentidodelolfatotuvounefectomuyadversosobresusbuenasintenciones.Laagenciaquevisitóolíacomosillevasemuchísimotiempomuerta.Esperócincominutosmientrasexaminabaasuspocoatractivoscompetidores,y luegosedirigióabuenpasoa losrinconesmásapartadosdeCentralPark,quedándoseallí tanto tiempoque seenfrió.Estaba tratandodeairear su trajedecalleparaquedesaparecieraelaromadelaagenciadecolocaciones.

En primavera empezó a comprender por las cartas de Anthony —no se trataba de ninguna enparticular, sino de su efecto acumulativo— que su marido no quería que fuese al sur. Excusas queparecían obsesionarla por su misma insuficiencia volvían a aparecer de manera muy curiosa en sucorrespondenciaconregularidadfreudiana.Lasincluíaencadacartacomositemierahaberlasolvidadoen la anterior, como si fuera vitalmente necesario convencer a Gloria con ellas. Y la costumbre desazonarsuscartascondiminutivosafectuososempezóaconvertirseenalgomecánicoydesprovistodeespontaneidad:casidandolaimpresióndequedespuésdeterminarcadamisiva,larevisabayprocedíaaañadirloscomosisetrataradeepigramasenunaobradeOscarWilde.Gloriallegabaprecipitadamentealasolucióndeaquelmisteriopararechazarlaenseguida,yseenfadabaydeprimíaalternativamente…hastaqueporfindecidió—llenadedignidad—ignorarporcompletotodoelasunto,permitiendoqueunacrecientefrialdadhicieseapariciónensuladodelacorrespondencia.

DurantelosúltimosmesesGloriahabíaencontradounbuennúmerodeactividadesconqueocuparsutiempo.VariosaviadoresqueconocieraatravésdeTudorBairdvinieronaNuevaYorkparaverlaytambiénaparecierondosdesusantiguospretendientes,destinadosenCampDix.AmedidaqueaquelloshombressalíanparaEuropa,hacíanentrega—porasídecirlo—deGloriaasusamigos.Perodespuésdeotra experiencia bastante desagradable con un capitán Collins en potencia, mistress Patch dejóperfectamente claro que, cuando alguien le era presentado, la persona en cuestión debía poseer unainformaciónfidedignasobresuestadocivilysobresusintencionespersonales.

Al llegar el verano, Gloria se dedicó, igual que Anthony, a repasar la lista de bajas entre laoficialidad,descubriendounaespeciedemelancólicoplacerenenterarsede lamuertedealguienconquien una vez bailara un cotillón y en reconocer por sus nombres a los hermanos más jóvenes deantiguos pretendientes suyos, pensando, a medida que progresaba la ofensiva hacia París, que allí,finalmente,elmundoseencaminabaasuinevitableybienmerecidadestrucción.

Cumpliólosveintisietesinapenasdarsecuentadeello.Añosanteslehabíaasustadomuchollegaralos veinte, y también, hasta cierto punto, alcanzar los veintiséis; pero en esta ocasión semiró en elespejocontranquilaautocomplacenciaalcomprobar la lozaníadesucutisydescubrirensufiguralamismaesbeltezyairejuvenilqueenotrostiempos.

SeesforzópornopensarenAnthony.Eracomosiescribieraaunextraño.Lesdijoasusamigosquelohabíannombradocaboylemolestóquesemostraranmuypocoimpresionados,aunquelohicieran

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conmucha cortesía.Una noche lloró porqueAnthony le dabamucha pena (a poco dispuesto que sehubiesemostrado,Gloriahabríacogidosinvacilarelprimertren);fuerancualesfuesensusactividades,necesitabaquealguiensecuidaradeélespiritualmente,yellasentíaqueahoraestabaencondicionesdeocuparse incluso de aquello. Últimamente, sin el desgaste continuo de fortalezamoral queAnthonysuponía,Gloriaseencontrabamaravillosamenterevitalizada.Antesdequesumaridosefuese,ellasehabíasentidoinclinada,porsimpleasociaciónconél,acavilarsobresusoportunidadesperdidas;ahoravolvía a su estado de ánimo normal, sintiéndose fuerte y desdeñosa, dispuesta a existir cada díapensandoúnicamenteenelvalordelmomentopresente.Secompróunamuñecaylavistió;unasemanalloróconEthanFromer:lasiguientedisfrutóconalgunasnovelasdeGalsworthy,quelegustabaporsucapacidadderecrear,medianteunsaltoenlaoscuridad,esailusióndelrománticoamorjuvenilquelasmujeresbuscaneternamenteenelfuturoyenelpasado.

En octubre las cartas de Anthony se multiplicaron, haciéndose casi frenéticas; después cesaronrepentinamente.DuranteunangustiosomesGlorianecesitódetodasucapacidaddeautocontrolparanoponerse inmediatamente en camino haciaMississippi. Luego un telegrama le explicó que sumaridohabíaestadoenelhospitalyqueprobablementesehallaríadevueltaenNuevaYorkantesdediezdías.ComounafiguradeunsueñoAnthonyvolvióasuvidaa travésde lasaladebaileaquellanochedenoviembre…y durante largas horas, llenas de una alegría que le eramuy familiar,Gloria lo retuvocontrasupecho,acariciandounailusióndefelicidadydeseguridadquehabíallegadoaconvencersedequenuncamásposeería.

Laderrotadelosgenerales

Al cabo de una semana el regimiento de Anthony volvió al campamento de Mississippi paraprocederallíasulicenciamiento.LosoficialesseencerraronenloscompartimientosdeloscochessalónysebebieronelwhiskyquehabíancompradoenNuevaYork,yenlosvagonesdeterceralossoldadosse emborracharon también todo lo que pudieron… y cada vez que el tren se detenía en un pueblofingíanqueacababandevolverdeFrancia,dondeprácticamentehabíanacabadoconelejércitoalemán.ComotodosllevabanlosgorrosqueseusabanenEuropayasegurabanquenohabíantenidotiempodeque les cosieran los galones dorados de los veteranos, los campesinos de la costa estaban muyimpresionados y les preguntaban si les gustaban las trincheras, a lo que los otros replicaban conexclamaciones admirativas, fuerte chasquear de lenguas y violentosmovimientos de cabeza.Alguiencogióuntrozodetizaygarrapateóenlapareddeltren:«Hemosganadolaguerrayahoravolvemosacasa»;losoficialesserieronalverloylodejaronestar.Todosprocurabanobtenerlamayorsatisfacciónposibledeaquelignominiosoregreso.

Mientras traqueteaban en dirección al campamento, Anthony estaba intranquilo pensando enencontraraDotesperándolopacientementeenlaestación.Congranalivioporsupartenilavionioyónadaacercadeellay,convencidodequesiestuvieraaúnenlaciudadhabríatratado,sindudaalguna,deponerseencontactoconél,llegóalaconclusióndequesehabíaido;dónde,nilosabíanileinteresaba.Solo quería volver con Gloria: Gloria renacida y maravillosamente viva. Cuando finalmente lolicenciaron,abandonóelcampamentoenlasentrañasdeunenormecamiónconungrupodesoldadosquevitorearondemaneratolerante,casisentimental,asusoficiales,yenespecialalcapitánDunning.Elcapitán,porsuparte, leshabíahablado,conlágrimasenlosojos,deladiversión,etc.,del trabajo,etc.,del tiemponomalgastado,etc.,ydeldeber,etc.Todomuyaburridoymuyhumano;despuésdeescucharle,Anthony,conlamenterevitalizadaporsusemanadeestanciaenNuevaYork,reafirmósuprofundoodioa laprofesiónmilitary todoloqueimplicaba.Dosdecadatresoficialesprofesionales

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creían, en su corazón infantil, que las guerras se hacían para los ejércitos y no los ejércitos para lasguerras. Se alegró de ver al general y a otros jefes cabalgar desolados por el campamento vacío,privados de mando. Se alegró de oír a los hombres de su compañía reír despectivamente ante losalicientesqueselesofrecíanparaquesequedaranenelejército.Estudiaríanen«escuelas».Élsabíaloqueeranaquellas«escuelas».

DosdíasdespuésestabaconGloriaenNuevaYork.

Otroinvierno

UndíadefebreroaúltimahoradelatardeAnthonyregresóalapartamentoydespuésdecruzaratientas el vestíbulo, que se quedaba completamente a oscuras durante los crepúsculos invernales,encontróaGloriasentadajuntoalaventana.Ellasevolvióalentrarél.

—¿QuéteníaquedecirteMr.Haight?—preguntóapáticamente.

—Nada—respondióél—,lomismodesiempre.Quizáelmesqueviene.

Glorialomiródetenidamente;suoídoacostumbradoalavozdeAnthonycaptabalamenortorpezaenlapronunciación.

—Hasestadobebiendo—hizonotarconfrialdad.

—Unpardecopas.

—Ah.

Anthonybostezó,sentadoenelsillón,yseprodujounmomentodesilencio.LuegoGloriapreguntóderepente:

—¿HasidoaveraMr.Haight?Dimelaverdad.

—No.—Anthonysonriódébilmente—.Enrealidadnohetenidotiempo.

—Suponíaquenohabíasido…Mandóabuscarte.

—Me da lo mismo. Estoy harto de esperar en su despacho. Cualquiera pensaría que me estáhaciendo un favor. — Miró a Gloria como si esperara apoyo moral, pero ella había vuelto a sucontemplacióndeldudosoypocoatractivoexterior—.Hoymesientobastantecansadode lavida—prosiguió él, a título de ensayo. Pero Gloria no dijo nada—. Me encontré a un tipo y estuvimoshablandoenelbardelBiltmore.

Derepenteelcrepúsculosehabíaconvertidoennoche,peroningunodelosdoshizointencióndeencender las luces. Perdidos enDios sabe quémeditaciones, siguieron allí hasta que la aparición deunoscoposdenievearrancóunlánguidosuspirodelabiosdeGloria.

—¿Quéhashechotú?—preguntóél,encontrandoagobianteelsilencio.

—Leerunarevista…llenadeestúpidosartículosescritosporprósperosautoressobreloterriblequeespara lagentepobrecomprarcamisasde seda.Y,mientrasestaba leyendo, solopodíapensar en lomuchoquemeapetecetenerunabrigodepieldeardilla…yenquenopodemospermitírnoslo.

—Síquepodemos.

—Porsupuestoqueno.

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—¡Claroquesí!Siquieresunabrigodeardilla,lotendrás.

LavozdeGloria,alatravesarlaoscuridad,encerrabaunaimplicacióndemenosprecio.

—¿Quieresdecirquepodemosvenderotrobono?

—Siesnecesario.Noquieroqueteprivesdenada.Aunquehemosgastadomuchodesdemivuelta.

—¡Cállate,anda!—dijoellamuyirritada.

—¿Porqué?

—Porque estoy cansada de oírte hablar de lo que nos hemos gastado o de lo que hemos hecho.Volvistehacedosmesesydesdeentonceshemosestadoenalgunafiestaprácticamentetodaslasnoches.Losdosqueríamosiryhemosido.¿Acasomehasoídoquejarme?Perotodoloquesabeshacertúesgemirygemir.Yanome importanada loquehagamoso loqueseadenosotrosypor lomenossoycoherenteconmigomisma.Peronoestoydispuestaatolerartusquejasnitusaullidoscalamitosos…

—Avecestútampocoestásmuyagradable,nosésilosabes.

—Notengoningunaobligacióndeestarlo.Túnohaceselmenoresfuerzoporcambiarlascosas.

—Peroyoestoy…

—¡Vaya!Juraríaqueesoyaloheoídoantes.Estamañanadijistequenovolveríasaprobarunagotadealcoholhastaquetuvierasunempleo.YnisiquierahastenidoelcorajesuficienteparairaveraMr.Haightcuandotehamandadollamarparahablardeljuicio.

Anthonysepusoenpieyencendiólaluz.

—¡Escúchame!—exclamó,parpadeando—,meestoycansandodeesalenguatanafiladaquetienes.

—Bueno,¿yquévasahacerparaevitarlo?

—¿Creesqueyomesientoparticularmente feliz?—continuóél, ignorandosupregunta—.¿Creesquenoséquenoestamosviviendocomodebiéramos?

EnuninstanteGloriaestuvoenpiejuntoaél,temblando.

—¡Novoyaaguantarlo!—estalló—.¡Notepermitoquemesermonees!¡Túytussufrimientos!¡Noeresmásqueunpobredesgraciadoysiemprelohassido!

Secontemplaronelunoalotroestúpidamente,ambosincapacesdecausarlamenorimpresiónenelotro,losdostremenda,dolorosamenteaburridos.LuegoGloriasefuealdormitorioycerrólapuertatrasdesí.

ElregresodeAnthonyhabíatraídootravezaprimertérminotodaslasexasperacionesdeantesdelaguerra.Lospreciossubíandemaneraalarmanteyelmatrimonioveíasusingresosreducidosapocomásde lamitad de lo que eran al principio. Estaban los elevados honorarios deMr.Haight; estaban losvalorescompradosacien,yqueahorahabíanbajadoa treintaocuarenta,yotras inversionesquenoproducíannadaenabsoluto.Durante laprimaveraanteriorGloriasehabíavistoante laalternativadedejar el apartamento o firmar un contrato por un año a doscientos veinticinco dólares almes.Habíatenidoquefirmarlo.Inevitablemente,amedidaquelanecesidaddeeconomizaraumentaba,descubríanque como pareja estaban totalmente incapacitados para ahorrar. Acababan recurriendo a la antiguaestrategia de lasmentiras.Cansados de su ineptitud, charlabande lo queharían…mañana, de cómo

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«dejarían de ir a fiestas» y de cómo Anthony se pondría a trabajar. Pero cuando oscurecía, Gloria,acostumbrada a tener compromisos todas las noches, se sentía una vezmás invadida por el antiguodesasosiego.Sequedabadepieenelumbraldeldormitorio,mordiéndose furiosamente lasuñas,y,aveces,mirandoaAnthonya losojos cuando sumarido levantaba lavistadel libro.Luego sonaba elteléfonoysusnerviossedistendían,ylocontestabaconmaldisimuladaavidez.Alguienvenía«tansoloporunosminutos»…yhabíaqueincurrirunavezmásenelcansancioqueprovocaelfingimiento,teníaquehacersuapariciónelcarritodelasbebidasalcohólicas,producirselarevitalizacióndesusespíritusagotados…y,mástarde,eldespertarcomopuntocentraldelanocheinsomneporlaquedeambulaban.

A medida que transcurría el invierno con los desfiles por la Quinta Avenida de las tropas queregresaban deEuropa, se fueron dando cuenta cada vez conmás claridad de que desde la vuelta deAnthonysusrelacioneshabíancambiadoporcompleto.Despuésdeaquelrenacerdeternuraydepasiónlosdoshabíanregresadoaunsueñosolitarionocompartidoporelotro,ylasmanifestacionesdeafectoquesedirigíanpasaban,alparecer,deuncorazónvacíoaotro,reflejandosordamenteladesaparicióndeloquesabíandefinitivamenteperdido.

Anthony había vuelto a recorrer los periódicos metropolitanos y una vez más se había vistorechazado por una mezcla heterogénea de botones, telefonistas y redactores de noticias locales. Laconsignaera:«ReservamoslasvacantesquepuedahaberparanuestrosempleadosquetodavíaestánenFrancia». Luego, a últimos demarzo,Anthony se fijó en un anuncio del periódico de lamañana, yencontróasífinalmentelaaparienciadeunaocupación.

¡¡¡USTEDESCAPAZDEVENDER!!!

¿Porquénoganardineromientrasaprende?

Losingresosdenuestrosvendedoresoscilanentre50y200$alasemana.

AcontinuaciónveníaunadirecciónenMadisonAvenue,ylaunadelatardecomohoradereunión.Gloria,almirarporencimadelhombrodeAnthony,despuésdeunodesususualesdesayunostardíos,vioquesumaridoestabaexaminandoelanuncio,aunquesinespecialinterés.

—¿Porquénolointentas?—lesugirió.

—Noesmásqueunadeesasengañifasabsurdas.

—Quizánolosea.Almenosteservirádeexperiencia.

Ante su insistencia,Anthony apareció a la una en la dirección indicada, y se encontró formandopartedeunamezcolanzadehombresqueesperabandelantedelapuerta.Ladiversidaderaconsiderable,desdeunbotonesqueestabaatodaslucesmalgastandosushorasdetrabajo,hastaunsujetoinmemorialcon un cuerpo tan lleno de nudosidades como su bastón. Algunos de los hombres tenían muy malaspecto, con mejillas hundidas y ojos hinchados y enrojecidos; otros eran jóvenes, posiblementeestudiantesdebachillerato.Despuésdeuncuartodehoradeapreturasenlosquesecontemplaronunosaotrosconapáticadesconfianza,aparecióunjovenyeleganteguía,detrajemuyajustado,ymodalesdeayudantederector,queloscondujoescalerasarribaaunahabitaciónmuyampliaqueparecíaunaulaycontenía innumerables pupitres. Allí los futuros vendedores se sentaron… y siguieron esperando.Despuésde cierto tiempounestradoal fondode la salaquedóoscurecidopor lapresenciademediadocenadehombresseriosyalmismotiempollenosdevivacidadque,conunasolaexcepción,tomaronasientoformandounsemicírculo,decaraalpúblico.

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Laexcepcióneraelhombremásserio,másenérgicoymásjovendetodos,queavanzóhastasituarseen la parte delantera del estrado.El público lo examinó esperanzadamente. Eramás bien pequeño ybastanteguapo,conunatractivodetipomáscomercialquedramático.Teníacejasrubias,rectasymuypobladasyunosojosqueresultabancasiescandalosamentehonradosy,alllegaralbordedesutribuna,parecióarrojaraquellosojosenmediodelpúblico,alzandosimultáneamenteunbrazocondosdedosextendidos. Luego, mientras se balanceaba hasta conseguir una posición de equilibrio, un silencioexpectanteseapoderódelasala.Congranaplomo,eljovenhabíaconseguidodespertarelinterésdesusoyentes,ysuspalabras,cuandocomenzóahablar,estabanllenasdefirmezaydeconfianzaymuyenlaescuelade«iralgranodirectamente».

—¡Amigos!—empezó,ehizounapausa.Lapalabramurióconunecomuyprolongadoenelfondodelasala,mientraslosrostrosquelocontemplaban—esperanzados,cínicos,cansados—manifestabantodoselmismointerés,lamismaatención.Seiscientosojossealzaronligeramente.ConunaentonaciónmonótonaquerecordóaAnthonyelruidosordodelasbolasalrodarenunabolera,eloradorselanzódecabezaalmardelasexplicaciones.

—En esta soleada y radiante mañana habéis abierto vuestro periódico favorito y os habéisencontradoconunanuncioenelquesedecíacontodasencillezysinadornosdeningunaclasequesoiscapaces de vender. Eso era todo lo que el anuncio decía: no hablaba de «qué», ni decía «cómo», niexplicaba «por qué». Se limitaba a hacer una sola afirmación: que tú, y tú, y tú — señalandosucesivamenteconeldedoavariosdesusoyentes—podéisvender.Ahorabien,mitareanoeshacerunostriunfadoresdevosotros,porquetodosloshombresnacentriunfadores,ysonellosmismosquienesseconviertenenfracasados;tampococonsisteenqueosenseñeahablar,porquetodosloshombressonoradorespornaturalezaysoloellosmismosdestruyensufacilidaddepalabra;mitareaesdecirosunasolacosademaneraquenoosquedelamenordudaacercadeello:yloquetengoquedecirosesquetú,y tú, y tú tenéis derecho a una herencia de dinero y prosperidad que está esperando tan solo a queaparezcáisylareclaméis.

Alllegaraestepuntounirlandésdeaspectotaciturnoselevantódesupupitre,cercadelfondodelsalón,ysemarchó.

—Esehombrehadecididoirabuscarlaenelbardelaesquina(risas).Nolaencontraráallí.Hubountiempoenqueyotambiénlabuscabaenesesitio(risas),peroesofueantesdequehicieraloquecadaunodevosotros,amigosmíos,tantosisoisjóvenescomosisoisviejos,tantosisoispobrescomosisoisricos(débilmurmulloderisasirónicas),podéishacer.¡Fueantesdeencontrarmeamímismo!

»MepreguntosialgunodevosotrossabequéesunaCharlaconelcorazónenlamano.UnaCharlaconelcorazónenlamanoesunlibritoenelque,hacecosadecincoaños,empecéaescribir loque,según había ido descubriendo, eran las razones principales del fracaso de un hombre y también lasprincipalesrazonesdesuéxito…desdeJohnD.RockefellerhastaJohnD.Napoleon(risas),einclusoantes, en los días en queAbel vendió su derecho de primogenitura por un plato de lentejas. Ahoraexisten ya un centenar de estasCharlas con el corazón en lamano.A aquellos de vosotros que soissinceros,queestáisinteresadosennuestraproposición,y,sobretodo,alosquenoossatisfacecómoosvanlascosasenelmomentoactual,seosentregaráunadelas«Charlas»cuandosalgáisdentrodeunratoporesapuertaparaqueoslallevéisacasa.

»Aquí enmi bolsillo tengo cuatro cartas sobreCharlas con el corazón en lamano que acabo derecibir. Los nombres de las personas que firman estas cartas son conocidos en todos los hogares de

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EstadosUnidos.EscuchadestaquevienedeDetroit:

QueridoMr.Carleton:

Quieroencargartresmilejemplaresmásde«Charlasconelcorazónenlamano»paradistribuirlosentremisvendedores.Suslibritoshanlogradohacerlesrendirmásensutrabajoquecualquierincentivoenmetálico.Yolosleoconstantementeydeseosinceramentefelicitarloporhaberllegadoalaraízdelmayor problema con que se enfrenta hoy nuestra generación: el problema de cómo vender. La basesobrelaquedescansaestepaíseselproblemadecómovender.

Reiterándolemisfelicitaciones,mepongocordialmenteasudisposición.

HENRYW.TERRAL

Eloradorpronuncióelnombredelautordelacartacontreslargosyresonantesalaridostriunfales,seguidosdeunapausaparaqueprodujeraeldeseadoefectomágico.Luegoleyóotrasdoscartas,unadeunfabricantedeaspiradorasyotradelpresidentedelaGreatNorthernDoilyCompany.

—Yahora—siguiódespués—,voyadecirosenpocaspalabraslaproposiciónqueseosvaahaceraaquellos de vosotros que tengáis la actitud correcta. Explicada con toda sencillez, es la siguiente:«Charlas con el corazón en lamano» se ha constituido legalmente como una compañía, y ¡vamos aponer estos libritos en las manos de todas las grandes organizaciones comerciales, de todos losvendedores y de todos los hombres que saben (no digo «creen», digo «saben») que son capaces devender!EstamosofreciendoenelmercadopartedelasaccionesdelaempresaCharlasconelcorazónen la mano, y para que la distribución resulte lo más amplia posible, y también para que podamosofrecerunejemplovivo,concreto,encarneyhueso,deloqueeselartedevender,omásbiendeloquepuede ser, vamos a loros a aquellos de vosotros que seáis las personas idóneas una oportunidad devenderestosvalores.Ahorabien,nomeimportaloquehayáistratadodevenderantesnicómohayáistratado de hacerlo. Tampoco importa la edad que tengáis. Yo solo quiero saber dos cosas: primera,¿quieresteneréxito?,y,segunda,¿vasatrabajarparaalcanzarlo?

»YomellamoSammyCarleton,no«Mr.»Carleton,Sammysimplemente.Soyunapersonaprácticaynomegustadarmeaires.QuieroquemellaméisSammy.

»Estoestodoloquevoyadecirosporhoy.MañanaquieroqueaquellosdeentrevosotrosquehayáismeditadosobretodoestoyhayáisleídoelejemplardeCharlasconelcorazónenlamanoqueseosvaadaralasalida,volváisaestamismahabitaciónalamismahora,paraqueentremosmásafondoenlaproposiciónqueosvoyahaceryosexpliquemisdescubrimientossobrelosfactoresdeléxito.¡Voyahacerossentirquetú,ytú,ytúsoiscapacesdevender!

La voz de Mr. Carleton vibró por un momento a través de la sala y luego se desvaneció.Acompañadoporelresonardemuchospiessobreelsuelo,Anthonysevioempujadohacialasalidaconelrestodelgrupo.

Másaventurascon«Charlasconelcorazónenlamano»

Sazonándoloconrisasirónicas,AnthonyhizoaGloriaelrelatodesuaventuracomercial.Peroellaloescuchósindarindiciosdeencontrarladivertida.

—¿Vasarenunciarunavezmás?—lepreguntófríamente.

—¡Noesperarásque…!

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—Nuncaheesperadonadadeti.

Anthonyvaciló.

—Bueno,noveolamenorventajaenenfermarderisaconsemejanteasunto.Sihayalgomásviejoqueesahistoriatanviejaeselnuevotrucoparaponerlaaldía.

Fue necesaria una asombrosa cantidad de energía moral por parte de Gloria para conseguir queAnthony volviera y, cuando se presentó al día siguiente, un tanto deprimido por la lectura de lasinmemorialesperogrulladascaprichosamenteexpuestasen«Charlasconelcorazónenlamanosobrelaambición»,hallóquesolocincuentade losprimitivos trescientosestabanaguardando laaparicióndelatractivoyentusiastaSammyCarleton.EnaquellaocasiónlasdotesdeentusiasmoypersuasióndeMr.Carletonseconsagraronaelucidarunmagníficotemateórico:cómovender.Parecíaserqueelmétodoadecuadonoeraformularlapropuestaydecirluego«Yahora,¿compraráusted?»;aquel,desdeluego,noera el sistema, ¡nimuchomenos!El sistemaera formular lapropuestay luego,despuésdehaberagotadocompletamentealadversario,hacerusodelimperativocategórico:«¡Vamosaver!Hegastadomitiempoconustedexplicándoleesteasunto.Haaceptadoustedmisrazonamientos.Todoloquemequedaporpreguntarlees:¿cuántasvaacomprar?».

MientrasMr.Carletonacumulabaafirmacionesunaencimadeotra,Anthonyempezóa sentirunaespecie de hastiada confianza en él. Aquel hombre parecía saber de qué estaba hablando.Indudablementepróspero,sehabíaelevadolosuficientecomoparainstruiraotros.AAnthonynoseleocurrióqueeltipodehombrequealcanzaeléxitocomercialrarasvecessabecómooporqué,yquesi,comoenelcasodesuabuelo,leatribuyeunasrazones,songeneralmenteinexactasyabsurdas.

Anthonysefijóenque,delosnumerososancianosquehabíanrespondidoalanunciooriginal,solodoshabíanvuelto,yqueentrelostreintaytantosreunidoseltercerdíapararecibirdeMr.Carletonlasdefinitivasinstruccionessobrecómovender,solosedivisabayaunacabezagris.Aquellostreintaeranconversos entusiastas; iban siguiendo con los labios losmovimientos de la boca deMr.Carleton; sebalanceabanenlosasientosinflamadosdecelo,yenlosmomentosdedescansodurantelaexposiciónhablabanentresícontensosmurmullosaprobatorios.Sinembargo,delospocosescogidosque,segúnpalabras de Mr. Carleton, «estaban decididos a alcanzar la recompensa que en estricta justicia lespertenecía»,menosdemediadocenallegabanacombinarunmínimodeaceptableaparienciapersonalconelgrandonde«seragresivos».Peroatodosselesdijoqueeranagresivospornaturaleza:loúniconecesarioeraquecreyeranconunaespeciedepasiónsalvajeenloqueestabanvendiendo.Mr.Carletonllegóinclusoasugerirque,sieraposible,compraranellosmismosalgunosvalores,paradarmayorpesoasupropiasinceridad.

Fue así como, al quintodía,Anthony se lanzó a la calle con toda la sensaciónde serunhombrebuscado por la policía. Actuando de acuerdo con las instrucciones recibidas, eligió un edificio paraoficinasdemuchospisos,conelfindesubirhastaeláticoeirdespuésdescendiendoyllamandoatodaslaspuertasconletrero.Peroenelúltimomomentotuvodudas.Quizáfuesemásfactibleaclimatarsealaheladaatmósferaquesindudaleesperaba,intentándoloprimeroenunascuantasoficinasde,pongamospor caso, Madison Avenue. Anthony se dirigió a una galería ocupada al parecer por personassemiprósperas, y al ver un letrero que decía «Percy B. Weatherbee, arquitecto», abrió la puertaheroicamenteyentró.Unajovenmuyestiradaalzólosojosinquisitivamente.

—¿PuedoveraMr.Weatherbee?

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—Anthonysepreguntósiletemblabalavoz.

Lamuchachapusounamanovacilantesobreelteléfonointerior.

—¿Sunombre,porfavor?

—Nosabe…quiénsoy.Minombrenolediríanada.

—¿Porquéquierehablarconél?¿Esustedunagentedeseguros?

—¡No,no,nadadeeso!—denegóAnthonyapresuradamente—.Claroqueno.Setratade…setratade un asunto personal. —Se preguntó si era aquello lo que debería haber dicho. ¡Parecía todo tansencillocuandoMr.Carletonhabíaordenadoasurebaño!

«¡Nopermitáisqueosimpidanentrar!.¡Hacedlesverqueestáisdecididosahablarconellos,yosescucharán!».

LamuchachasucumbióanteelagradableymelancólicorostrodeAnthony,yunmomentodespuéslapuertadelahabitacióninteriorseabríaparadarpasoaunhombrealto,depelomuybrillante,queandabaconlospiesvueltoshaciafuera,yqueseacercóaAnthonyconmaldisimuladaimpaciencia.

—¿Queríaustedvermeporunasuntopersonal?

Anthonysintiómiedo.

—Queríahablarconusted—dijocontonodesafiarte.

—¿Sobrequé?

—Necesitaréalgúntiempoparaexplicárselo.

—Bien,¿dequésetrata?—LavozdeMr.Weatherbeeindicabaunacrecienteirritación.

EntoncesAnthony,esforzándoseconcadapalabrayconcadasílaba,empezó:

—No sé si ha oído usted hablar alguna vez de una serie de panfletos titulados «Charlas con elcorazónenlamano»…

—¡Diossanto!—exclamóPercyB.Weatherbee,arquitecto—.¿Estáusted tratandode llegarmealcorazón?

—No,leestoyhablandodeunnegocio.«Charlasconelcorazónenlamano»sehaconstituidoensociedadyhemospuestoalgunasparticipacionesenelmercado…

Suvoz fue apagándose lentamente, hostigadapor lamirada, fija ydesdeñosa, de su reaciapresa.Siguió luchando por espacio de un minuto más, cada vez más avergonzado, enredándose con suspropiaspalabras,sintiendoqueseleescapabalaconfianzaengrandesbascasprogresivasqueparecíanexpulsar secciones de su propio cuerpo. Casimisericordiosamente, PercyB.Weatherbee, arquitecto,pusofinalaentrevista.

—¡Santo cielo! —exclamó muy molesto—, ¡y a esto le llama usted un asunto personal! —Moviéndoseconrapidez,regresóasudespachodandounportazo.Sinatreverseamiraralasecretaria,Anthonyabandonólahabitacióndealgunavergonzosaymisteriosamanera.Sudandoprofusamentesequedó inmóvilenelvestíbulopreguntándoseporquénovenían inmediatamenteadetenerlo;encadamiradaderefilóndescubríainfaliblementeunamiradademenosprecio.

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Al cabo de una hora y con la ayuda de dos whiskies dobles consiguió decidirse a intentarlo denuevo.Entró en la tienda de un fontanero, pero nadamásmencionar de qué se trataba, el fontaneroempezó a ponerse el abrigo conmuchas prisas, anunciandomalhumoradamente que tenía que irse acomer.Anthonyhizonotarcortésmentequeerainútiltratardevenderalgoaunapersonacuandoestabahambrienta,yelfontanerosemostrócompletamentedeacuerdo.

EsteepisodioanimóaAnthony;tratódecreerqueporlomenoselfontanerolehubieseescuchadodenomediaraquelalmuerzo.

Ignorando unos cuantos bazares resplandecientes de aspecto formidable, Anthony entró en unatiendadeultramarinos.Unlocuazpropietarioleinformódequeantesdecomprarningúnvalorqueríaverqué efectos tenía el armisticio sobre elmercadobursátil.Al jovenPatch esto lepareció casi unainjusticia. En la Utopía del Vendedor deMr. Carleton la única razón que los posibles compradoresdaban para no comprar valores eran sus dudas de que se tratase de una inversión prometedora. Laspersonas con esa disposición eran —a todas luces— presas casi ridículamente fáciles, a las quesimplemente se abatía con la juiciosa aplicación de los correctos argumentosmercantiles. Pero estosotros…¡elproblemaeraquenoteníanintencióndecomprarnadaenabsoluto!

Anthonysetomóvarioswhiskiesmásantesdeabordarasucuartohombre,uncorredordefincas;sinembargo,eljovenPatchfuederribadoconungolpetandecisivocomounsilogismo.Elcorredordefincasdijoque tenía treshermanosenelnegociode las inversiones.Viéndoseya eneldesagradablepapeldedestructordehogares,Anthonypresentósusdisculpasysaliódeldespacho.

Despuésdetomarseotrowhisky,seleocurrióelbrillanteplandevenderlosvaloresalosdueñosdelosbaresdeLexingtonAvenue.Estolellevóhoras,porqueeranecesariotomarsevariascopasencadasitio para conseguir que el propietario se colocara en la apropiada situación anímica para hablar denegocios. Pero todos ellos arguyeron unánimemente que si tuvieran dinero para comprar bonos noestaríanatendiendoelmostradordeunbar.Eracomosisehubiesenreunidopreviamenteyacordadoresponderdelamismamanera.Amedidaqueseaproximabanlascincodelatarde—unascincodelatarde de oscuridad y acumulación de whiskies—, Anthony descubrió que sus interlocutores estabandesarrollandounatendenciaaúnmásmolestaatomarseenbromasusproposicionesfinancieras.

Por consiguiente, al dar las cinco, con un tremendo esfuerzo de concentración, Anthony decidiódiversificarelabanicodeposiblescompradores.Eligióunagaleríadealimentacióndetamañomedio.Nada más entrar se dio cuenta—con repentina iluminación interior— de que lo más adecuado eradeslumbrarnosoloaldueñode la tienda, sino tambiéna todos losclientes,yasí,graciasa la fuerzapsicológica del instinto de rebaño, quizá compraran los bonos con sorprendida e inmediatamentelogradaunanimidad.

—Buenas tardes —empezó, con voz demasiado fuerte y pastosa—. Tengo una proposición quehacerles.

Siloquequeríaerasilencio,loconsiguió.Unaespeciedetemorreverenteseapoderódelamediadocenademujeresqueestabancomprandoydelancianodecabellosgrises,congorroymandil,quepartíaunpollo.

Anthonysacóunpuñadodepapelesdesucarteraentreabierta,yloagitóalegremente.

—Comprenunbono—sugirió—,¡tanbuenocomounbonodelalibertad!—Lafraselegustóysededicóadesarrollarla—.Mejorqueunbonodelalibertad.Cadaunodeestosvalepordosbonosdela

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libertad.—En lamentedeAnthony seprodujouna lagunay saltó al párrafo final de su arenga, quepronunció con los gestos apropiados, aunque un tanto desfigurados por la necesidad de agarrarse almostradorconunaoconlasdosmanosparaconservarelequilibrio—.¡Vamosaver!Leshededicadomitiempo.Noquierosaberporquénovanacomprar.Soloquieroquediganporqué.¡Quieroquedigancuántos!

Alllegaraaquelpunto,laspersonaspresentesenlatiendadeberíanhabérseleacercadocontalonariode cheques y pluma estilográfica en lamano.Dándose cuenta de que no reaccionaban de lamaneraesperada,Anthony,conintuicióndeactor,volvióatrásyrepitióelpárrafofinal.

—¡Vamos a ver! Les he dedicado mi tiempo. Han seguido ustedes mi proposición. ¿Están deacuerdoconelrazonamiento?Ahora,todoloquequierodeustedeses:¿cuántosbonosdelalibertad?

—¡Oigausted!—intervinounanuevavoz.Unhombrecorpulento,derostroadornadoporsimétricasvolutasdepelorubio,habíasalidodeunaespeciedejauladecristalenelfondodelestablecimientoyseestabaacercandoaAnthony—.¡Óigameusted!

—¿Cuántos?—repitióimpertérritoelvendedor—.Leshededicadomitiempo…

—¡Eh,usted!—gritóelpropietario—,haréqueselollevelapolicía.

—¡Nohayningunarazónparahacerunacosaasí!—replicóAnthonyconmagníficaobstinación—.Todoloquequieroessabercuántos.

Desdedistintospuntosdelatiendasealzaronnubecillasdecomentariosyrecriminaciones.

—¡Quédesagradable!

—Estácompletamenteloco.

—Borrachocomounacuba.

ElpropietariosujetóaAnthonyporunbrazocondecisión.

—Váyaseollamaréalapolicía.

UnrestoderacionalidadimpulsóaAnthonyaasentirconlacabezayavolverameterlosbonosenlacarteraconmanotorpe.

—¿Cuántos?—insistió,convozincierta.

—¡Elcuerpoenterosiesnecesario!—rugiósuadversariotemblándolefieramenteelbigoterubio.

—Véndalesunbonoatodos.

Anthonysedio lavueltadespuésdedeciresto,hizouna inclinacióndecabezaendirecciónasusúltimosespectadores,ysaliótambaleándosedelestablecimiento.Encontróuntaxienlaesquinaquelollevó al apartamento. Se quedó profundamente dormido en el sofá, y allí lo encontró Gloria con elalientoapestandoawhisky,yaferrandotodavíaconunamanolacarteraabierta.

Exceptocuandobebía,laamplituddelassensacionesdeAnthonyeramenorqueladeunancianoconbuenasalud,yenjulio,alllegarlaprohibición,eljovenPatchdescubrióque,entrequienespodíanpermitírselo, se bebía más que nunca. Cualquier anfitrión sacaba a relucir una botella con el másmínimopretexto.Latendenciaaofrecerbebidasalcohólicaseraunamanifestacióndelmismoinstintoquellevaaunhombreaadornarasumujerconjoyas.Tenerbebidasalcohólicaseraunalarde,casiun

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símboloderespetabilidad.

PorlasmañanasAnthonysedespertabacansado,nerviosoypreocupado.Losapaciblescrepúsculosdelestíoyelfrescorvioletadelosamaneceresnolograbanprovocarenéllamenorrespuesta.Tansoloduranteunbrevemomentodiario,conelcalorylavidarenovadadelprimerwhiskyconsoda,sumenteeracapazderegresaralosvagorosossueñosdeplaceresfuturos,herenciacomúndelosfelicesydeloscondenados. Pero esto duraba muy poco tiempo. A medida que se emborrachaba los sueños sedesvanecíanyélseconvertíaenunconfusoespectro,moviéndoseporextrañosrecovecosdesupropiamente, lleno de inesperados caprichos, cruelmente despectivo en el mejor de los casos, y capaz dealcanzarpastosasydescorazonadassimas.UnanochedejuniosepeleóviolentamenteconMauryporunmotivoabsolutamentetrivial.Alotrodíarecordabavagamentequetodohabíagiradoentornoaunabotellarotadechampán.MaurylehabíadichoqueseserenarayAnthonysesintióherido,demaneraqueconunpretendidogestodedignidad se levantóde lamesay cogió aGloriadelbrazopara, conprofunda sensación de vergüenza por parte de su mujer, llevarla hasta el taxi que esperaba fuera,dejandoaMaurycontrescenasencargadasylasentradasparalaópera.

Estaespeciedefracasosemitrágicosehabíahechotancorrienteque,cuandoseproducíaunonuevo,Anthonynosesentíasiquieraobligadoaofrecerdisculpas.SiGloriaprotestaba—yúltimamentelomásprobable era que se hundiera en un desdeñoso silencio—, él se lanzaba a una violenta defensa de símismo o abandonaba el apartamento con gesto melancólico. Desde el incidente en el andén de laestacióndeRedgate,nuncalehabíapuestolamanoencimaaGloria,aunqueamenudoseconteníaporalgúninstintoquelohacíaalmismotiempotemblarderabia.Delamismamaneraquetodavíaseguíaqueriéndolamásqueaningúnotroserhumano,tambiénlosodiosqueleinspirabaeranmuyintensosyfrecuentes.

Hasta aquel momento, el tribunal de apelación no había emitido su fallo, pero, después de otroaplazamiento,confirmó finalmente la sentenciadel tribunal inferior, aunqueconelvotoencontradedos de sus miembros. A Edward Shuttleworth le fue notificado que se volvería a apelar contra lasentencia. El caso tendría que verse ante el tribunal de último recurso, y Anthony y Gloria seenfrentaríanunavezmásconotrainterminableespera.Seismeses,quizáunaño.Laherenciasehabíaconvertidoparaellosenalgoterriblementeirreal,tanremotoeinciertocomoelparaíso.

Durantetodoelinviernoprecedenteunproblemadepocaimportanciasehabíaconvertidoensutilyomnipresentemotivodeirritación:lacuestióndelabrigogrisdepieldeardillaparaGloria.EnaquellosdíaspodíanverseacadapasoporlaQuintaAvenidamujeresconlargascapasdepieldeardilla.Aquelatuendo les daba aspecto de peonzas; resultaban porcinas y obscenas; aquella suntuosidad que soloservíaparaocultarylafemeninaanimalidaddelaprendaleshacíaparecerconcubinas.Sinembargo…Gloriaqueríaunabrigodeardillagris.

Discutiendo aquel asunto —o, más bien, peleándose con ese motivo, porque, más incluso quedurantesuprimerañodematrimonio,todadiscusiónadoptabalaformadeconfrontaciónviolenta,llenade frases como «Sin duda alguna», «Completamente absurdo», «Es así, digas lo que digas» y eldefinitivo«Apesardetodo»llegaronalaconclusióndequenopodíancomprarelabrigo.Yapartirdeentonces, aquella prenda fue convirtiéndose gradualmente en el símbolo de su creciente inseguridadeconómica.

ParaGloria la reducción de sus ingresos era un fenómeno fuera de lo común, sin explicación niprecedente; y el que hubiera podido producirse en el espacio de cinco años lo consideraba casi una

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crueldad premeditada, concebida y ejecutada por un dios sarcástico. Cuando se casaron, siete milquinientosdólaresalañoparecíaningresosadecuadosparaunaparejadejóvenes,sobretodosiselesañadía la esperanzademuchosmillones.Glorianohabía llegado adarse cuentadeque sus recursosdisminuían no solo en cantidad, sino en poder adquisitivo, hasta que el pago aMr. Haight de unoshonorarios a cuenta de quince mil dólares lo convirtió en un hecho repentina y sorprendentementemanifiesto.CuandoAnthonyfuellamadoafilashabíancalculadoquesusingresosestabanporencimadeloscuatrocientosalmes,peroalavueltadeljovenPatchaNuevaYorkdescubrieronquelasituaciónera aúnmás alarmante. Solo recibían ya cuatromil quinientos dólares al año por sus inversiones.Yaunquelaresolucióndelpleitoseguíaalejándosedeelloscomountenazespejismo,ylaposibilidaddeundesastreeconómicosedelineabacadavezconmásclaridad,seguíandescubriendo,sinembargo,quelesresultabaimposiblevivirdentrodeloslímitesquelesmarcabansusingresos.

DemaneraqueGloriaprescindiódelabrigodepieldeardilla,ytodoslosdías,alrecorrerlaQuintaAvenida,eraconscientedesugastadochaquetóndepieldeleopardo,absolutamentepasadodemoda.Cadadosmesesvendíanunbono,perodetodasformas,despuésdepagarlasfacturas,soloquedabalosuficienteparacalmarelinsaciableapetitodesusgastoscorrientes.LoscálculosdeAnthonymostrabanquesucapitalpodríadurarunossieteañosmás.DemaneraqueGloriasesentíamuyamargada,porqueen una semana, durante una larguísima y desmadrada fiesta en el curso de la cual Anthony,caprichosamente,sequitóchaqueta,chalecoycamisaenunteatroyunacuadrilladeacomodarestuvoqueayudarloaabandonarlasala,sehabíangastadoeldobledeloquehubiesecostadoelabrigodepieldeardilla.

Era elmes de noviembre (el veranillo de SanMartínmás exactamente) y hacía una nochemuycalurosa,cosa innecesaria,porqueel trabajodelveranoyaestabahecho.BabeRuthhabíabatidoporprimeravezelrécorddecarrerasdebéisbolyJackDempseylehabíarotoelpómuloaJessWillardenOhio.Alotro ladodelocéanoelhabitualnúmerodeniños teníanelvientrehinchadoporcausade ladesnutrición, y los diplomáticos se consagraban a su tarea de siempre: hacer del mundo un sitioadecuadoparanuevasguerras.EnlaciudaddeNuevaYorkelproletariadoestabasiendo«disciplinado»,y las apuestas a favordel equipode fútbol deHarvard erangeneralmente cinco a tres.Lapazhabíallegadodeverdad,ycomenzabaunanuevaépoca.

Eneldormitoriodesuapartamentode lacalleCincuentaysiete,Gloriadabavueltasen lacama,incorporándosedecuandoencuandoparaquitarseunacolchasuperfluaypidiéndoleaAnthony,enunaocasiónqueestabadespiertoasulado,queletrajeraunvasodeaguahelada.

—Noteolvidesdeponerleunpocodehielo—ledijoinsistentemente—;nosalelobastantefríadelgrifo.

MirandoatravésdelostransparentesvisillosGloriapodíaverlaredondezdelalunaporencimadelos tejados y más allá, sobre el cielo, el resplandor amarillo procedente de Times Square; y alcontemplaraquellasdos lucesdiscrepantes, sumente sepusoaanalizarunaemoción,omásbienunconjuntodeemocionesentretejidas,quelahabíanocupadoduranteeldía,ytambiéneldíaanteriory,todavíamásatrás,laúltimavezquerecordabahaberpensadoconclaridadyordenacercadealgo…loquetuvoquesermientrasAnthonyestabaenelejército.

Gloria iba a cumplir veintinueve años en febrero, y esemes adquiría un significado tan ominosocomo inevitable, haciéndole preguntarse, durante aquellas nebulosas horas medio enfebrecidas, sidespués de todo no habría desperdiciado su belleza, ligeramente ajada ya; si era posible utilizar una

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cualidadlimitadaportancrueleinevitabledesaparición.

Años antes, a los veintiuno, Gloria había escrito en su diario: «La belleza existe solo para seradmirada,soloparaseramada;pararecogerlacuidadosamenteyarrojarladespuésalamanteescogidocomounramoderosas.Enmiopinión,yhastadondesoycapazdejuzgar,creoquemibellezadebierausarsedeesaforma…».

Yahora,durante todoaqueldíadenoviembre, todoaqueldía repletodedesolación,Gloriahabíaestadopensandoquequizáestuvieseequivocada.Parapreservarlaintegridaddesuprimerdonnohabíavuelto a buscar el amor.Cuando la llama primera y el éxtasis habían perdido fuerza, para disminuirluego y finalmente desaparecer, ella había empezado a conservar…pero ¿qué?Le desconcertaba nosaber ya qué era exactamente lo que estaba conservando… un recuerdo sentimental o un básico yprofundo concepto del honor. Dudaba ahora si había habido alguna cuestiónmoral implicada en sumaneradevivir:avanzarsinpreocupacionesni remordimientospor lamásalegrede todas lassendasposibles y conservar el orgullo siendo siempre ella misma y haciendo siempre lo que parecía máshermosoqueellahiciera.Desdeelprimermuchachitoconcuelloalmidonadoquelahabíaconsideradosu«chica»,hastaelúltimodesconocidocuyosojosmanifestabaninterésyadmiraciónalposarsesobreella,habíabastadoaquellainocenciasinrivalqueGloriaeracapazdeponerencualquiermiradaodearroparconunafraseinconexa—porquesiemprehabíahabladosinterminarlasfrases—paratejerentornosuyoinconmensurablesilusiones,distanciasinconmensurables,inconmensurableluz.Paradotaraloshombresdeunalma,paracrearunafelicidadespléndidayunaespléndidadesesperaciónteníaqueseguir siendo profundamente altiva, con el orgullo de seguir inviolada, y también con el orgullo defundirseantelapasiónydeserposeída.

Sabíaqueenelfondodesucorazónnuncahabíaqueridotenerhijos.Lamaterialidad,laanimalidad,los intolerables sentimientos que llevaba consigo estar embarazada, la amenaza que suponía para subelleza, la dejaban consternada. Quería existir tan solo como una flor consciente, que prolonga supropiaexistencialomásposibleycuidadesímisma.Susentimentalismopodíaagarrarseferozmenteasuspropiasilusiones,perosualmasusurrabaquelamaternidadtambiéneraunprivilegiodelmandrilhembra. De manera que sus sueños eran únicamente sobre niños fantasmales: juveniles y perfectossímbolosdesujuvenilyperfectoamorhaciaAnthony.

Enúltimoextremo,subellezaera loúnicoquenunca le fallaba.Glorianohabíavistonuncaotrabelleza como la suya. Lo que significara ética o estéticamente perdía sentido ante la maravillosaconcrecióndesuspiessonrosados,delalimpiaperfeccióndesucuerpo,ydelabocainfantilqueeracomoelsímbolomaterialdeunbeso.

Iba a cumplir veintinueve años en febrero.Mientras la larga noche tocaba a su fin,Gloria tomóabsolutaconcienciadequeellaylabellezaibanahacerusodelospróximostresmeses.Alprincipionoestabaseguradeparaqué,peroelproblemaseresolviógradualmentegraciasalantiguoseñuelodelapantalla.Ahoraestabadecidida.Ningunanecesidadmaterialpodríahaberla impulsadocomo lohacíaaquelmiedo.NoimportabaloquedijeraAnthony,aquelAnthonypobredeespíritu,unhombredébilyhundidocon losojos inyectadosensangre,porquienaúnsentía ternuraenalgunosmomentos.Nadaimportaba.Cumpliríaveintinueveañosenfebrero…uncentenardedías,esoeratodoloquecontaba;iríaaveraBloeckmanaldíasiguiente.

Conladecisiónllegóeldescanso.Leanimabaquedealgunamanerasepudieramantenerlailusiónde la belleza, o quizá preservarla en celuloide después de desvanecida en la realidad.De acuerdo…

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mañana.

Aldíasiguientesesintiódébilyenferma.Intentósaliralacalleysoloevitócaeragarrándoseaunbuzóndecorreospróximoalapuertadelacasa.ElascensoristadeMartinicalaayudóasubirhastaelapartamento,yGloriaestuvoesperandoenlacamaaqueregresaraAnthony,sinenergíasuficienteparadesabrocharseelsostén.

Tuvounagripequeledurócincodíasyque,enelmomentoenqueelmesdoblabalaesquinadelinvierno,seconvirtióenpulmoníadoble.Enelenfebrecidodeambulardesumente,Gloriarecorríaunacasa de desoladas habitaciones sin luz buscando a su madre. Todo lo que quería era ser una niñapequeña,afindequealgúnpodercondescendienteperosuperior,másestúpidoymásserenoqueellamisma,lacuidarademaneraeficiente.Parecíaqueelúnicoamantequehabíadeseadoalgunavezeraunamanteenunsueño.

«Odiprofanumvulgus»

Undía,amitaddelaenfermedaddeGloria,seprodujouncuriosoincidentequetuvodesconcertadaamissMcGovern, la enfermera diplomada, durante algún tiempo. Eramediodía, pero la habitacióndonde descansaba la enferma estaba a oscuras y en silencio.MissMcGovern se hallaba cerca de lacamapreparandoalgunamedicina, cuandomistressPatch, que, al parecer, dormíaprofundamente, seincorporóyempezóahablarcongranvehemencia:

—Millonesdepersonas—dijo—pululandocomoratas,parloteandocomocotorras,oliendocomoelmismísimo infierno… ¡monos! O pulgas, supongo. Por un palacio verdaderamente exquisito…pongamosenLongIsland,oinclusoenGreenwich…porunpalaciollenodecuadrosdelViejoMundoyde cosas exquisitas, con arboledasyun céspedbien cuidado, y unavista delmar azul, y personasagradables elegantemente vestidas… yo sacrificaría cien mil, un millón. —Gloria alzó la manodébilmenteychasqueólosdedos—.Nomeimportannada…¿comprendeusted?

La mirada que dirigió a miss McGovern al concluir estas palabras fue extrañamente traviesa,extrañamenteresuelta.Luegodejóescaparunarisitarematadaconungestodedesprecioy,echándoseparaatrás,volvióaquedarsedormida.

MissMcGovernquedódesconcertada.SepreguntabaquéeranlascienmilcosasquemistressPatchsacrificaría por su palacio. Dólares, suponía… y, sin embargo, no había sonado exactamente comodólares.

Elcine

Era el mes de febrero, una semana antes del cumpleaños de Gloria, y las grandes nevadas quellenabanloscallejonescomolaporquería llenalasgrietasdelsuelosehabíanderretidoamediasyelaguanieveresultanteeraescoltadohacialasalcantarillasporlasmanguerasdelserviciodelimpiezadelayuntamiento.Elviento,noporintermitentemenosdesagradable,secolabaporlasventanasabiertasdelasaladeestar,trayendoconsigolosdeprimentessecretosdelpatiotraseroylimpiandoelapartamentodelosPatchdelaireviciadoporelhumodemuchoscigarrillos.

Gloria,envueltaenunkimonodetelagruesa,entróenlafríahabitacióny,descolgandoelteléfono,llamóaJosephBloeckman.

—¿QuiereusteddecirMr.JosephBlack?—lepreguntólatelefonistadeFilmsParExcellence.

—Bloeckman,JosephBloeckman,B-l-o…

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—Mr.JosephBloeckmanhacambiadosuapellidoporBlack.¿Quiereustedhablarconél?

—Sí…claro.—Gloriarecordóconnerviosismoqueenotrostiemposlohabíallamado«Blockhead»ensusmismasnarices.

Para ponerle en comunicación con su despacho fue necesaria la intervención de otras dos vocesfemeninas; la segunda, una secretaria que le pidió el nombre. Únicamente al llegarle a través delauricular el conocido—aunque vagamente impersonal— tono de voz del magnate cinematográfico,Gloriasediocuentadequellevabantresañossinverse.Y,además,élhabíacambiadodeapellido.

—¿Puedoverlo?—sugirióellacontonointrascendente—.Esunacuestióndenegocios,enrealidad.Porfinhedecididotrabajarenelcine…siesquepuedo.

—Mealegromuchísimo.Siemprehepensadoquelegustaría.

—¿Le será posible conseguir que me hagan una prueba? —preguntó Gloria con la arroganciacaracterística de todas las mujeres hermosas y de todas las que en algún momento se consideraronhermosas.

Mr.Blackleaseguróquesetratabaúnicamentededecidircuándoqueríaquelehiciesenlaprueba.¿Le daba lo mismo? De acuerdo, le telefonearía más tarde para comunicarle la hora precisa. Laconversaciónterminóconloshabitualeslugarescomunesporambaspartes.Luego,desdelastreshastalas cinco,Gloria estuvo esperando junto al teléfono…pero sin resultado.A lamañana siguiente, sinembargo,recibióunanotaquelaalegróyllenódeexcitación:

MiqueridaGloria:

Porcasualidadacabodeenterarmedealgoquecreopuedeserexactamenteloqueleconviene.Megustaría que empezara con un papel que llamara la atención. Por otra parte, si una muchacha tanhermosa comousted trabajara directamente en una película al lado de una de esas estrellas un tantogastadasquetodaslascompañíastienenquesoportar,lomásprobableesqueseprodujeranhabladurías.PerohayunpapeldeflapperenunaproduccióndePercyB.Debrisquemepareceadecuadoparaustedyquesindudadespertaríainterés.WillaSabledalaréplicaaGastonMearsenunpapeldemujeralgomaduraycreoqueustedharíadehermanamenor.

Detodasformas,PercyB.Debris,eldirectordelapelícula,dicequesivieneustedalestudiopasadomañana(eljueves)leharáunaprueba.Silasdiezdelamañanaleparecebien,mereuniréallíconustedaesahora.

Conlosmejoresdeseos.

Siempresuyo,

JOSEPHBLACK

***

GloriahabíadecididoqueAnthonynoteníaporquésabernadadeaquellohastaquedeverdadlacontrataran,demaneraquea lamañanasiguientesevistióysaliódelapartamentoantesdequeélsedespertara.Elespejo,pensóGloria, lehabíadevueltoprácticamente lamisma imagendesiempre.Sepreguntó si persistiría alguna huella de su enfermedad.Aún no había recuperado su peso habitual y,pocosdíasantes,llegóaimaginarquesusmejillasestabanunpocochupadas…peroseconvenciódeque se trataba tan solo de una situación transitoria y de que aquel día en particular se hallaba tan

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hermosacomosiempre.Habíacompradoun sombreronuevocargándoloen sucuentay, comoeldíaestabatemplado,dejóencasaelchaquetóndepieldeleopardo.

EnlosestudiosdeFilmsParExcellencesupresenciafuecomunicadaporteléfonoyseledijoqueMr.Blacksereuniríaconellainmediatamente.Gloriamiróasualrededor.Unhombrecillogruesoconunabrigodebolsillosendiagonalestabamostrandolasinstalacionesadosmuchachas,yunadeellashabíaseñaladounosmontonesdepequeñospaquetes,apiladoshasta laalturadelpechoa lo largodeveintepiesdepared.

—Esoeselcorreodelestudio—explicóelhombrecillogrueso—.Fotografíasde lasestrellasquetrabajanparaFilmsParExcellence.

—Ah.

—CadaunadeellasautografiadaporFlorenceKelleyoGastonMearsoMackDodge…—Guiñóunojoconfidencialmente—.Por lomenos,cuandoMinnieMcGlook,queviveenSaukCentre,recibelafotografíaquepidióporcarta,creequeestáautografiada.

—¿Lohacenaimprenta?

—Claro. Les llevaría una jornada de ocho horas firmar lamitad de las fotografías.Dicen que lacorrespondenciaconsusadmiradoreslecuestaaMaryPickfordcincuentamilalaño.

—¿Deveras?

—Claro.Cincuentamil.Peronoexistemejorpublicidad…

Sus voces se fueron alejando hasta perderse y casi inmediatamente apareció Bloeckman…Bloeckman,unafablecaballeromoreno,cuarentónelegante,quelasaludóconmesuradacordialidadyle dijo quenohabía cambiado en absoluto en los últimos tres años.Elmagnate cinematográfico fueguiándola hasta un recinto de grandes proporciones, tan amplio como un hangar y divididointermitentemente por decorados llenos de actividad e hileras de extrañas luces. Cada unidadindependiente tenía escrito con grandes letras blancas «CompañíaGastonMears», «CompañíaMackDodgen»,osimplemente«FilmsParExcellence».

—¿Nuncahaestadoenunestudio?

Jamás.

Gloriadescubrióquelegustaba.Noexistíalasofocanteproximidaddelosrostrosmaquillados,nieloloratrajesmanchadosydeslucidosqueañosatrástantolehabíadesagradadoentrebastidoresdurantela representación de una comedia musical. El trabajo en el estudio se hacía por las mañanas; losaccesorios parecían de buena calidad, bonitos y nuevos. En un decorado con vistosas colgaduras deManchuria,unchinoimpecablerepresentabaunaescenasiguiendolasinstruccionesqueseledabanporelmegáfono,mientras lagranmáquinaresplandeciente ibadandoforma,paraedificacióndelespíritunacional,aunahistoriamoraltanviejacomoelmundo.

UnhombredecabellosrojosselesacercóydirigiólapalabraaBloeckmanconfamiliaridadperotambiéncondeferencia.

—Hola,Debris—respondióelinterpelado—.QuieropresentarleamistressPatch…MistressPatchquisieratrabajarenelcine,comoyaleheexplicado…Demaneraque,¿adóndevamos?

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Mr.Debris—elgranPercyB.Debris,pensóGloria—loscondujoaundecoradoquerepresentabaelinteriordeundespacho.Habíaalgunassillasalrededorde lacámarasituada frentealdecorado,y lostressesentaronenellas.

—¿Haestadoalgunavezenunestudio?—preguntóMr.Debris,conunamiradaqueerasindudalaquintaesenciadelaperspicacia—.¿No?Bien,voyaexplicarleexactamentequéesloquevaapasar.Vamos a hacerle lo que nosotros llamamos una prueba para ver qué tal da usted en fotografía, si secomportaconnaturalidadenelescenarioycómorespondealasinstruccionesqueselevayandando.Nohayningunanecesidaddequeseponganerviosa.Eloperadorrodaráunoscientosdepiesdepelículaconunepisodioquetengoseñaladoenelguion.Conesoestaremosyaencondicionesdeenterarnosdetodoloquequeremossaber.

Con un guionmecanografiado en lamano,Mr. Debris explicó a Gloria la escena que tenía querepresentar.UnatalBarbaraWainwrightsehabíacasadoensecretoconelsociomásjovendelafirmacuyasoficinasestabanallírepresentadas.Alentrarundíaporcasualidadeneldespachovacío,lajovensentíalanaturalcuriosidadporelsitiodondetrabajabasumarido.Sonabaelteléfonoydespuésdeunosinstantes de vacilación, lo contestaba. Se enteraba de que su marido había sido atropellado por unautomóvil,muriendoinstantáneamente.Lamuchachaquedabasobrecogida.Alprincipioeraincapazdedarsecuentadelosucedido,peroterminabaporcomprenderloycaíadesmayadaalsuelo.

—Eso es todo lo que queremos —concluyó Mr. Debris—. Yo voy a quedarme aquí y decirleaproximadamente lo que tiene que hacer, y usted ha de comportarse como si yo no estuviera yrepresentarlaescenaasumanera.Notienequeasustarsepensandoquevamosajuzgarlacondemasiadaseveridad. Lo que queremos es, simplemente, hacernos una idea general de su personalidad en lapantalla.

—Deacuerdo.

—Encontrarámaquillajeenlahabitaciónquehaydetrásdeldecorado.Nosepongademasiado.Muypococolorete.

—Deacuerdo—repitióGloria,asintiendoconlacabeza.Nerviosa,semojóloslabiosconlapuntadelalengua.

Laprueba

Alentrareneldecoradoporunapuertademaderadeverdadycerrarlacuidadosamentetrasdesí,Gloria descubrió que no le satisfacía la ropa que llevaba. Debería haber comprado un vestido de«jovencita»paraaquellaocasión:todavíaestabaencondicionesdellevarlos,yhubiesesidounabuenainversiónsiservíaparaacentuarsuatractivojuvenil.

PerosumenteregresódegolpealtrascendentalmomentopresentealllegarlelavozdeMr.Debrisdesdeelresplandordelaslucesblancasqueteníaenfrente.

—Buscaustedasumaridoconlamirada…Peronoestá…eldespachodespiertasucuriosidad.

Gloriatomóconcienciadelruidodelacámaraenfuncionamiento.Sintiópreocupación.Miróhaciaella involuntariamente y se preguntó si se habríamaquillado correctamente. Luego, con un decididoesfuerzo,empezóaactuar…ynuncahabíasentidoquelosgestosdesucuerpofuesentanbanales,tandesmañados,tandesprovistosdegraciaodistinción.Recorrióeldespacho,cogiendoalgúnobjetoaquíyallá,ycontemplándolosde lamaneramásanodina imaginable.Despuésde inspeccionarel techoyel

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suelo, examinó detenidamente un lapicero sin el menor interés que estaba sobre el escritorio.Finalmente,comonoseleocurríanadamásquehacer,ymuchomenosqueexpresar,hizounesfuerzoparasonreír.

—Estábien.Ahorasuenaelteléfono.¡Riiiing!Dude,yluegoconteste.

Gloriavaciló…yluego,demasiadodeprisa,leparecióaella,descolgóelauricular.

—¿Diga?

Su voz le pareció hueca y ficticia. Sus palabras resonaron en el decorado vacío con fantasmalincorporeidad.Loabsurdodelasexigenciasaqueseveíasometida lecausóverdaderoasombro.¿Deverdadesperabanqueenunosmomentosseidentificaraconaquelpersonajeridículosobreelquenosedabalamenorexplicación?

—…No… no… ¡Todavía no! Ahora escuche: «¡John Summer acaba de ser atropellado por unautomóvilyhamuertoinstantáneamente!».

Gloriaabriólentamentesubocainfantil.Luego:

—¡Ahoracuelgue!¡Conbrusquedad!

Gloriaobedeció,agarrándosealamesaconojosdesorbitados.Porfinsesentíaalgoalentadaysuconfianzaaumentó.

—¡Diosmío!—exclamó.Leparecióquesuvozsonababien—.¡Noesposible!

—Ahoradesmáyese.

Gloriacayóderodillasyluegosederrumbóporcompleto,conteniendolarespiración.

—¡Está bien! —dijo Mr. Debris—. Eso es suficiente, muchas gracias. No necesitamos más.Levántese,esoessuficiente.

Gloriasepusoenpie,recobrandoladignidadysacudiéndoselafalda.

—¡Terrible!—hizonotarconunarisaserena,aunquesucorazónlatíatumultuosamente—.Hasidoespantoso,¿noescierto?

—¿Nolehaparecidobien?—dijoMr.Debrissonriendosuavemente—.¿Leharesultadodifícil?Nopuedodecirnadahastaquenolohayavistoenproyección.

—Claro —asintió ella, tratando de dar algún tipo de significado a la observación del famosodirector…sinconseguirlo.Eraloqueteníaquedecirenelcasodequeestuviesetratandodenodarleánimos.

PocosmomentosdespuésGloriaabandonóelestudio.Bloeckmanlehabíaprometidoquesabríalosresultados de la prueba en los próximos días.Demasiado orgullosa para pedir una opinión concreta,Gloria sentía una desconcertante inseguridad, y solo ahora, cuando ya había dado por fin el paso,comprendíahastaquépuntolaposibilidaddeunacarrerabrillanteenlapantallahabíaestadopresenteen su imaginación durante los tres últimos años. Aquella noche trató de repasar consigomisma loselementos que podían influir a su favor o en contra suya. Le preocupaba la posibilidad de no haberusadosuficientemaquillajey,comolachicaencuestiónnoteníamásqueveinteaños,sepreguntabasino se habríamostrado algomás seria de lo necesario. Lo quemenos le satisfacía era sumanera de

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actuar.Laentradahabíasidodesastrosa—dehecho,hastallegaralteléfononohabíadadomuestrasdetenerunapizcadeaplomo—ylapruebasehabíaterminadocasienseguida.¡Sienelestudiosedierancuentadetodoeso!Sintiódeseosdeintentarlodenuevo.Unplaninsensatoqueconsistíaenllamaralamañanasiguienteypedirquelehicieranotrapruebaseadueñódesumente,paradesvanecerseconlamisma rapidez con que había aparecido. No parecía ni cortés ni diplomático pedirle otro favor aBloeckman.

AltercerdíadeesperaGloriaestabaterriblementenerviosa.Sehabíamordidoelinteriordelabocahasta dejarla en carne viva, y le escocía muchísimo cuando se la enjuagaba con un desinfectante.Consiguió pelearse tantas veces con sumarido queAnthony semarchó furioso de casa. Pero comoGloriahabíaconseguidoasustarloconunafrialdadfueradelocorriente,letelefoneóunahoramástardeparadisculparseydecirlequecomeríaenelClubÁmsterdam,elúnicodelqueseguíasiendosocio.

Era ya más de la una y Gloria había desayunado a las once, de manera que, renunciando alalmuerzo, salió a dar un paseo por el parque. A las tres llegaría el correo. Estaría de vuelta paraentonces.

Hacíauna tardedeprimavera.Lospaseosestabanprácticamente secosyporelparque lasniñitasempujaban con mucha seriedad los cochecitos blancos de sus muñecas bajo los árboles sin hojas,seguidas por aburridas niñeras en grupos de dos, hablando entre sí de los tremendos secretoscaracterísticosdelasniñeras.

Las dos por su relojito de oro. Tendría que tener otro nuevo, de platino, con forma apaisada eincrustacionesdediamantes…perolosrelojesasícostabanmásquelosabrigosdepieldeardillay,porsupuesto, se hallaban ahora fuera de su alcance, como todo lo demás…ano ser que, quizá, la cartadeseada estuviera esperándola… dentro de una hora… cincuenta y ochominutos,más exactamente.Comonecesitabadiezparavolveracasa,quedabancuarentayocho…cuarentaysieteya…

Niñitasempujandoconmuchaseriedadsuscochecitosporloshúmedospaseossoleados.Lasniñerasconversandoenparejassobresusinescrutablessecretos.Aquíyallá,algúnhombreharapientosentadoenhojasdeperiódicoextendidassobreunbancotodavíahúmedonoserelacionabaconladeliciosayradiante tarde sino con la nieve sucia que dormía exhausta en los rincones oscuros, aguardando serexterminada…

Siglos más tarde, al entrar en el portal mal iluminado, Gloria vio al ascensorista extrañamentesilueteadoporlaluzdelaventanaconvidriosdecolores.

—¿Haycorreoparanosotros?—preguntóella.

—Estáarriba,madame.

La centralita había empezado a graznar abominablemente y Gloria esperó a que el martinicanoatendieraelteléfono.Fuesintiéndoseenfermamientraselascensorseelevabaentrecrujidos:lospisosibansucediéndoseconlentituddesiglos,cadaunodeellosominoso,acusador,preñadodesignificados.La carta, una mancha blanca como una pústula, estaba en el suelo sobre los sucios baldosines deldescansillo…

MiqueridaGloria:

Hemosvisto laprueba ayerpor la tarde, yMr.Debrisparecepensarquenecesitaunamujermásjovenparaelpersonajequehabía imaginado.Dijoque la interpretaciónnoeramala,yquehabíaun

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papelsecundariodeunaviudaricamuyaltivaqueustedpodría…

Desconsolada,Gloriaalzólavistahastaposarlaalotroladodelpatio.Perosediocuentadequenodistinguíalaparedopuestaporqueteníalosojosllenosdelágrimas.Entróeneldormitorio,apretandocon lamano la cartahechaun rebujo,y cayóde rodillasdelantedelgran espejodel armario ropero.Aquel día cumplía veintinueve años, y elmundo se estaba esfumando delante de sus ojos. Trató deconvencersedequehabíasidoelmaquillaje,perosusemocioneserandemasiadoprofundas,demasiadoabrumadorasparaqueaquelpensamientopudieraproporcionarleelmenorconsuelo.

Se esforzó por ver a través de las lágrimas hasta que sintió que se le ponía tirante la piel de lassienes.Sí…eraciertoqueteníalasmejillasunpocochupadasylehabíanaparecidoarrugasdiminutasenelrabillodelojo.Yhastasusmismosojoserandiferentes.¡Síqueerandiferentes…!Derepentesediocuentadetodoelcansancioquedenunciabansusojos.

—¡Mirostro!—susurró,quejándoseapasionadamente—.¡Mibelleza!¡Noquierovivirsinunrostrohermoso!¿Quémehasucedido?

Luego se inclinóhacia el espejoy, comoen la prueba cinematográfica, cayóboca abajo sobre elsuelo…ysequedóallísollozando.Eralaprimeravezensuvidaquehacíaunmovimientodesgarbado.

3.¡Dalomismo!

Enelespaciodeunaño,AnthonyyGloriaeranyacomoactoresquehanperdidosuvestuarioylesfaltaelorgulloparaseguirinterpretandoenunregistrotrágico,demaneraquecuandomistressymissHulme,deKansasCity,lesdierondeladounanocheenelPlazaeraúnicamenteporquemistressymissHulme, como la mayoría de la gente, aborrecían los espejos que sirvieran para reflejar sus propiosatavismos.

Su nuevo apartamento, por el que pagaban ochenta y cinco dólares al mes, estaba situado enClaremont Avenue, a dos manzanas del río Hudson y de las grises calles cien. Llevaban un mesviviendoallícuandoMurielKanefueaverlosundíaaúltimahoradelatarde.

Eraunperfectocrepúsculodeunaprimaveracaminoyadelverano.AnthonyestabatumbadoenelsofácontemplandolacalleCientoveintisieteendirecciónalrío,cercadelcualpodíaverunamanchaaisladadeárbolesverdeantesquegarantizabanelescasosombreadodeRiversideDrive.Alotroladodelacorrientesehallaban losPalisades,coronadospor la feaestructuradelparquedeatracciones…sinembargo, muy pronto oscurecería y aquellas mismas telarañas de hierro se convertirían en gloriosoresplandor contra el cielonocturno, enpalaciode ensueño situado sobre el brillo serenodeun canaltropical.

Anthony había descubierto que las calles cercanas al apartamento eran calles donde jugaban losniños, algo más agradables que las que se había acostumbrado a cruzar camino de Marietta, peroaproximadamentedelmismotipo,conalgúnorganillodecuandoencuando,yendonde,conelfrescodel atardecer,muchas parejas de chicas iban andando al drugstore de la esquina a tomar helado congaseosayasoñarsueñosinfinitosbajouncielopegadoalatierra.

Anochecer en las calles y niños jugando, niños que lanzaban al aire entusiastas palabras

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incoherentesquesedesvanecíanyamuycercade laventanaabierta…yMuriel,quehabíavenidoenbuscadeGloriaycharlabaconéldesdelaopacaoscuridad,alotroladodelcuarto.

—Enciendelalámpara,¿noteparece?—sugirióella—.Noseveabsolutamentenada.

Con un gesto lleno de cansancio, Anthony se puso en pie y obedeció; los grises cristales de laventanadesaparecieron.Luego,eljovenPatchprocedióaestirarse.Estabamásgordo,lesobresalíaelestómagoporencimadelcinturón,ytodosucuerpodabalasensacióndehaberseablandadoydilatado.Teníatreintaydosañosysumenteeraunatristeruinaendesorden.

—¿Unacopita,Muriel?

—Para mí no, gracias. He dejado de beber. ¿Qué haces últimamente, Anthony? —preguntó,inquisitiva.

—Bueno,heestadobastantetiempoocupadoconelpleito—contestóélconaireindiferente—.Estáenel tribunaldeapelación…tendríanqueresolverloenunsentidouotroparaelotoño.Hansurgidoalgunasobjecionessobresiesetribunaltienejurisdicciónenesteasunto.

Murielchasqueólalenguaeinclinólacabezahaciaunlado.

—¡Yapodíanhaberlodecidido!Noheoídonuncadenadaquellevaratantotiempo.

—Todos tardanmucho—explicó él desganadamente—; todos los casos de testamentarías.Dicenqueesexcepcionalcerraralgunoenmenosdecuatroocincoaños.

—Ah…—Murielcambióderumboaudazmente—,¿porquénoteponesatrabajar?¡Vago,másquevago!

—¿Enqué?—preguntóélconbrusquedad.

—Encualquiercosa,imagino.Todavíaeresunhombrejoven.

—Simeestásdandoánimos, te lo agradezcomuydeveras—contestóél fríamente;y luego, conrepentinocansancio—:¿Tepreocupaespecialmentequenoquieratrabajar?

—Amínomepreocupa…perosíquepreocupaamuchagentequeasegura…

—¡Cielosanto!—dijoAnthonycontonoangustiado—;tengolaimpresióndequedurantetresañosno he oído acerca de mí mismo más que historias disparatadas y virtuosas admoniciones. Y estoycansadodeello.Sinoquieresvernos,déjanosenpaz.Yonomolestoamisantiguos«amigos».Perononecesito visitas de caridad, ni críticas disfrazadas de buenos consejos…— Luego añadió, comodisculpándose—:Losiento…pero,deverdad,Muriel,aunqueestésvisitandoalaclasemediabaja,nodebeshablarcomounadeesas señorasquehacenasistencia social en losbarriospobres.—Anthonyvolvióhaciaellaunosojosinyectadosensangreycargadosdereproches,unosojosquehabíansidoenotrotiempodeunazulmuylimpioyqueahoraestabandebilitadosyviolentadosymediodestrozadosporleercuandoestababorracho.

—¿Porquédicesesascosastanhorribles?—protestóella—.HablascomosiGloriaytúfueseisdelaclasemedia.

—¿Porquéfingirquenolosomos?Nosoportoalaspersonasqueafirmansergrandesaristócratascuandonisiquierapuedenmantenerlasapariencias.

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—¿Creesqueunapersonatienequetenerdineroparaseraristocrática?

Muriel…¡lademócratahorrorizada…!

—Naturalmente. Aristocracia es tan solo el reconocimiento de que ciertos rasgos que llamamosdistinguidos,valentíayhonorybellezaytodoesetipodecosas,sedesarrollanmejorenunambientefavorable,dondenoexistenlosobstáculosdelaignoranciaydelaindigencia.

Murielsemordióellabioinferioryagitólacabezadeunladoparaotro.

—Bueno, todo lo que yo digo es que si una persona procede de buena familia nunca perderá ladistinción.EseeselproblemaconGloriaycontigo.Pensáisqueporquelascosasnoosvantodolobienqueosdeberíanir,vuestrosviejosamigosestántratandodeevitaros.Soisdemasiadosusceptibles…

—Laverdad—dijoAnthony—esquenosabesnadadeesteasunto.Enmicasoesúnicamenteunacuestión de orgullo, y almenos por una vezGloria semuestra suficientemente razonable comoparareconocer que no debemos ir donde nadie nos desea. Y la gente no quiere vernos. Somos unosejemplaresdemasiadoperfectosdeloquenosedebehacer.

—¡Tonterías!No vas a conseguir convencerme con tu pesimismo.Creo que tendrías que olvidartodasesasideasenfermizasyponerteatrabajar.

—Aquíme tienes,con treintaydosaños.Supongamosqueempezasea trabajarenalgúnnegocioabsurdo.Quizáalcabodedosañosganaracincuentadólaresalmes…conmuchasuerte.Esoenelcasodequeconsiguieraunempleo;haymuchísimoparo.Bien,supongamosquellegoaganarcincuentaalasemana. ¿Crees que me sentiría feliz? ¿Crees que sin el dinero de mi abuelo la vida me resultarásoportable?

Murielsonrióconsucaracterísticoairedeautocomplacencia.

—Bueno—dijoella—,esotalvezseamuyinteligenteperocarecedesentidocomún.

Unos pocosminutos después llegóGloria, dando la impresión de traer al apartamento un oscurocolor, imprecisoyextraño.Aunquesinmanifestarloapenas,sealegródeveraMuriel.AAnthony losaludóconun«Hola»indiferente.

—Heestadohablandodefilosofíacontumarido—exclamólaindomablemissKane.

—Hemosexaminadoalgunosconceptos fundamentales—dijoAnthonyconunadébil sonrisaquesubrayólapalidezdesusmejillas,acentuadayaporunabarbadedosdías.

SinprestaratenciónalaironíadeAnthony,Murielrepitiósusargumentos.

—Anthony tienerazón—dijoGloria tranquilamentecuandosuamiga terminódehablar—.Noesnadadivertidoirporahícuandotieneslaimpresióndequelagentetemiraconmalosojos.

EljovenPatchintervinocontonoquejumbrosoylosojosarrasadosenlágrimas:

—¿No te parece que cuando hastaMauryNoble, que eramimejor amigo, no viene a vernos vasiendohoradedejardetelefonearalagente?

—TútuvistelaculpadelodeMauryNoble—dijoGloriaconfrialdad.

—Nolatuveyo.

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—¡Claroquelatuviste!

Murielintervinorápidamente:

—Elotro día estuve conuna chica que conocía aMaury, y dice queha dejadode beber. Se estávolviendomuyprudente.

—¿Queyanobebe?

—Nada, prácticamente. Está ganando montones de dinero. Parece que ha cambiado desde queterminólaguerra.VaacasarseconunachicadeFiladelfiaquetienemillones,CeciLarrabee…porlomenosesoesloquedijoTownTattle.

—Tiene treinta y tres años —dijo Anthony, pensando en voz alta—. Pero resulta extrañoimaginárselocasado.Meparecíaunapersonaextraordinariamentebrillante.

—Loera—murmuróGloria—,enciertomodo.

—Perolaspersonasbrillantesnosededicanalosnegocios…¿osílohacen?Osino,¿quéesloquehacen?¿Quésucedecontodaslaspersonasqueunoconocíayconlasqueteníatantascosasencomún?

—Sevandistanciando—sugirióMurielconlaadecuadamiradasoñadora.

—Cambian—dijoGloria—.Todaslascualidadesquenoseusanenlavidadiariasevanllenandodetelarañas.

—Laúltimacosaquemedijo—recordóAnthony—fuequeibaatrabajarhastaconseguirolvidarsedequenoexistenadaporloquemerezcalapenatrabajar.

Murielseapropióaquelloenseguida.

—Esoesloquetútendríasquehacer—exclamótriunfalmente—.Porsupuesto,nocreoquehayanadiequeestédispuestoatrabajarpornada.Peroesotedaríaalgoquehacer.Encualquiercaso,¿dóndeosmetéis?NadieosvenuncaenMontmartreni…enningúnotrositio.¿Esqueestáisahorrando?

Gloriaseechóareírdesdeñosamente,mirandoaAnthonyconelrabillodelojo.

—Vamosaver—preguntóél—,¿dequéteestásriendo?

—Sabesperfectamentedequémeestoyriendo—contestóellaconfrialdad.

—¿Delacajadebotellasdewhisky?

—Sí.—GloriasevolvióhaciaMuriel—.Ayerpagósetentaycincodólaresporunacajadebotellasdewhisky.

—¿Yquéhaydemaloenello?Salemásbaratoquesilocomprasporbotellas.Ynohacefaltaquefinjasquetúnolopruebas.

—Porlomenosnobeboduranteeldía.

—¡Esosíqueesafinar!—exclamóél,poniéndoseenpieconenfermizaindignación—.Yloqueesmás,¡noestoydispuestoaconsentirquemeloechesencaracadacincominutos!

—Nodigomásquelaverdad.

—¡Noescierto!¡Yestoyhartodeesasempiternamaníatuyadecriticarmedelantedelasvisitas!—

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Había conseguido excitarse hasta el punto de que los brazos y los hombros le temblaban demaneravisible—.Sediríaquesoyyoquientienelaculpadetodo.¡Comositúnomehubiesesanimadoagastareldinero…ynotehubiesesgastadoentimismamuchísimomásqueyo!

AhorafueGloriaquiensepusoenpie.

—¡Notepermitoquemehablesdeesamanera!

—Deacuerdo;¡notienesporquéhacerlo!

Anthony abandonó lahabitación conuna especiede apresuramiento.Lasdosmujeresoyeron suspasos en el corredor y luego la puerta de la calle se cerró de un portazo. Gloria se dejó caer en elasiento.Surostroresultabamuyhermosobajolaluzdelalámpara,totalmenteencalma,impenetrable.

—¿Quéesloquepasa?—exclamóMurielmuyafligida.

—Nadadeparticular.Estáborracho.

—¿Borracho?Pero¡siestabaperfectamentesereno!Hablaba…

Gloriamoviólacabezanegativamente.

—No; no se le nota a no ser que apenas sea capaz de mantenerse en pie, y habla con todanormalidadhastaqueseexcita.Seexpresamuchomejorcuandoestáborrachoquecuandoestásereno.Perosehapasadotodoeldíasentadoahíbebiendo…exceptoeltiempoquelehallevadoacercarsealaesquinaacomprarelperiódico.

—¡Es terrible!—Muriel estaba sinceramente conmovida. Los ojos se le llenaron de lágrimas—.¿Sucedeconmuchafrecuencia?

—¿Terefieresaemborracharse?

—No;aquesevayaytedeje.

—Sí.Muchasveces.Volveráhaciamedianoche…lloraráymepediráqueloperdone.

—¿Ylohaces?

—Nolosé.Noslimitamosaseguiradelante.

Lasdosmujeressecontemplaronunaaotrabajolaluzdelalámpara,impotenteslasdos,aunquededistintamanera,anteaquellasituación.Gloriaestabaaúntodolobonitaquelepermitíanlosrestosdesubelleza: tenía las mejillas arreboladas y llevaba un vestido nuevo que había comprado —imprudentemente—porcincuentadólares.HabíaacariciadolaesperanzadeconvenceraAnthonyparaque salieran aquella noche; para que la llevara a un restaurante o incluso a uno de los grandes yespléndidossalonescinematográficosdondehabríaunascuantaspersonasquelamirasen,yaquienesella podría mirar a su vez sin sentirse molesta. Lo deseaba porque sabía que sus mejillas estabanencendidas y porque su vestido era nuevo y adecuadamente delicado. Solo muy de tarde en tarderecibíanahoraalgunainvitación.PeroestascosasnoselascontóaMuriel.

—Gloria,querida,megustaríaquepudiéramoscenar juntas,perohequedadoconunhombre…ysonyalassieteymedia.Tengoqueirmecorriendo.

—Nopodría,detodasformas.Heestadoenfermatodoeldía.Seríaincapazdecomernada.

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DespuésdeacompañaraMurielhastalapuerta,Gloriavolvióalcuartodeestar,apagólaluzy,conlos codos apoyados en el antepechode la ventana, estuvo contemplando el parquede atracciones dePalisades,dondeelcírculobrillantedelagrannoriaeracomountemblorosoespejoquerecogieralosamarillosdestellosdelaluna.Lacalleestabaahoratranquila;losniñoshabíanvueltoasushogares…en la casa de enfrente veía a una familia cenando. Absurda, ridículamente, se alzaban y movíanalrededor de la mesa; así visto, todo lo que hacían carecía de sentido… era como si estuviesenmanejadosalazarysinpropósitoalgunoporhilosinvisibles.

Gloria consultó su reloj. Eran las ocho. Lo había pasado bien durante una parte del día —lasprimerashorasdelatarde—,paseandoporeseBroadwaydeHarlemqueeslacalleCientoveinticinco,conlasventanasdelanarizatentasamuchosolores,yentusiasmándoseconlaextraordinariabellezadealgunos niños italianos. Aquella calle despertaba su curiosidad, como la Quinta Avenida la habíadespertadoenotraépoca,enlosdíasenque,conlatranquilaseguridaddelabelleza,lasabíatodasuya,con todas las tiendas y lo que contenían, con todos los juguetes para adultos que brillaban en losescaparates y que tan solo necesitaba pedir. Aquí, en la calle Ciento veinticinco, había bandas delEjército deSalvación, ancianas de aire espectral sentadas junto a las puertas envueltas en su chal, ypringosos caramelos en las suciasmanosdeniñosde lustrosos cabellos…y losúltimos rayosde soliluminando las fachadas de los altos edificios de apartamentos. Todomuy abigarrado y aromático ysabroso,comounplatodeunprudentecocinerofrancésqueunonopuedepormenosdecomerseconmuchogustoaunquesepaquemuyprobablementeestaráhechodesobras…

Gloriaseestremeciódeprontomientras,porencimadelostejadosensombras,lellegabadesdeelríoelgemidodeunasirenay,echándosehaciaatráshastaquelosfantasmalesvisillos lecayeronpordelantedeloshombros,encendiólaluz.Seestabahaciendotarde.Sabíaquelequedabaalgúndineroenelbolso,yestuvoconsiderandosibajaríaatomarcaféconunbollodondeelferrocarrilsubterráneo,alsalira la superficie,convertía lacalleManhattanenuna rugientecueva,o si secomeríael jamóndeYorkyelpanquehabíaenlacocina.Elmonederodecidióporella.Noconteníamásqueunamonedadecincocentavosydosdeuno.

Alcabodeunahoraelsilenciosehabíahechoinsoportable,yGloriadescubrióquelamiradaselehabía ido de la revista al techo sin darse cuenta. De repente se puso en pie, y dudó un momentomordiéndoseunauña;luegosefuealadespensa,cogióunabotelladewhiskydelestanteysesirvióenun vaso, que acabó de llenar con ginger ale.Volvió al sillón y terminó de leer el artículo que habíaempezado.Hablaba de la última viuda de la revolución, que, siendo una chicamuy joven, se habíacasado con un viejo veterano delEjércitoContinental, y había seguido viva hasta 1906.AGloria leparecióextrañoycuriosamenterománticoqueellayaquellamujerhubiesensidocontemporáneas.

Pasó la página y se enteró de que a un candidato para el Congreso su oponente lo acusaba deateísmo.LasorpresadeGloriaseesfumóaldescubrirquelaacusaciónerafalsa.Elcandidatonohabíahechomásquenegarelmilagrodelospanesydelospeces.Habíaadmitido,alversepresionado,quedabaplenocréditoalpaseodeJesússobrelasaguas.

Terminadoelprimerwhisky,Gloriasesirvióunsegundo.Despuésdeponerseunabataydebuscarla posición más cómoda en el sofá, se dio cuenta de que se sentía muy desgraciada y le caían laslágrimasporlasmejillas.Sepreguntósiseríanlágrimasdeautocompasiónehizoundecididoesfuerzoparanollorar,peroaquellaexistenciasinesperanza,sinfelicidad,leresultabaterriblementeopresiva,ysiguiómoviendolacabezadeunladoaotro, labocatemblorosayconlascomisurascaídas,comosiestuvieranegandounaafirmaciónhechaporalguienenalgúnsitio.Glorianosabíaqueaquelgestosuyo

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eramuchosañosmásantiguoquelahistoria;que,duranteciengeneracionesdesereshumanos,eldolorinsoportable y persistente ha ofrecido ese gesto de rechazo, de protesta, de desconcierto, a algomásprofundo,máspoderosoqueelDioshechoaimagendelhombre,yantelocualeseDios,siexistiese,semostraríaigualmenteincapazdeobrar.Queestafuerza—intangiblecomoelaire,peromásprecisaquelamuerte—,quenuncaexplicanicontestanunca,esunaverdadgrabadaenelcorazóndelatragedia.

RichardCaramel

AprincipiosdeveranoAnthonyrenuncióaseguirsiendomiembrodesuúltimoclub,elÁmsterdam.Apenasibaporallíunpardevecesalaño,ylacuotaeraunapreocupaciónsiemprereiterada.AnthonyentróenélasuvueltadeItaliaporquehabíasidoelclubdesuabueloydesupadre,yporqueeraunclubdelque,sisepresentabalaoportunidad,unosehacíamiembrosinpensárselodosveces…perodehechoélhabíapreferidosiempreelclubHarvard,sobretodoporDickyMaury.Sinembargo,alirlemallas cosas, elÁmsterdam se había convertido enuna especie de juguete caro cuyaposesión resultabaprogresivamentemásdeseable…Anthonyhabíaterminadoporrenunciaraél,nosinalgúnpesar…

LadocenadepersonasqueAnthonytratabaenaquellosmomentoseranseresbastantecuriosos.Avarios los había conocido en un lugar llamado Sammy’s, en la calle Cuarenta y tres, donde, si unollamabaa lapuertayera favorablemente recibidodesdedetrásdeuna rejillametálica,podíasentarsealrededordeunagranmesaredondaybeberunwhiskyaceptable.EraallídondehabíacoincididoconunindividuollamadoParkerAllison,queenHarvardejemplificabaexactamenteel tipodel juerguistaindeseable, y que se estaba gastando lo más deprisa que podía una considerable herencia ligada alnegociode la levadurapara lacerveza.La ideaqueParkerAllison teníade ladistinciónera recorrerBroadwayenun ruidosoautomóvilde carreras rojoy amarillo condosdeslumbrantesmuchachasdeojostanfríoscomoelacero.Eraeltipodepersonaquecenabacondoschicasenlugardeunaporquesuimaginaciónapenaslepermitíamantenerundiálogo.

Además de Allison estaba Pete Lytell, que usaba un sombrero hongo de color gris y lo llevabaladeado.Siempreteníadineroyestabahabitualmentedebuenhumor,demaneraqueAnthonymantuvoconélprolijasconversacionessinobjetoalgunodurantemuchastardesdelveranoydelotoño.EljovenPatchdescubrióqueLytellnosolohablaba,sinoquerazonabaconfrases.Sufilosofíaeraunaseriedefrases, asimiladas aquí y allá durante una vida activa y atolondrada. Lytell tenía frases sobre elsocialismo:lasinmemoriales;teníafrasesrelativasalaexistenciadeundiospersonal:algoacercadeunaccidentede ferrocarrilque sufrióunavez;y tambiéncontabacon frases sobreelproblema irlandés,sobreeltipodemujerqueleinspirabarespetoysobrelainutilidaddelaprohibición.Laúnicavezenque suconversación sealzabaporencimade lasconfusascláusulasconque interpretaba los sucesosmásbarrocosdeunavidamásagitadadelocorriente,eracuandodescendíaaunanálisisdetalladodelos aspectos de su existencia más ligados a la vida animal: conocía muy bien, con gran lujo depormenores,losalimentos,lasbebidasylasmujeresqueprefería.

Era,simultáneamente,elproductomáscomúnymásnotabledeunacivilización.Eranuevedecadadiez personas que uno se cruza por las calles de una ciudad… y también unmono sin pelo que haaprendidodosdocenasdemañas.Eraelhéroedemilhistoriasrománticasenlavidayenelarte…ytambiénuntontocasiintegral,quehabíallevadoacabo,demaneratanjuiciosacomoabsurda,unaseriedecomplicadaseincreíblementeasombrosasepopeyasduranteunperíododesesentaaños.

Conhombrescomoestosdos,AnthonyPatchbebíayconversabaybebíaydiscutía.Legustabanporque no sabían nada de él, porque vivían en la obvia realidad del presente y no tenían ni lamás

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remota idea de la inevitable continuidad de la vida. No presenciaban una película con bobinasconsecutivas,sinounacharlasobreviajescondiapositivas,dondetodoslosvaloresestabanrígidamentedefinidosydedondesolosesacabanconclusionesdesconcertantes.Sinembargo,ellosmismosnosesentían desconcertados porque no había en ellos lamenor posibilidad de confusión: demes enmescambiabandefrasesconlamismafacilidadconquecambiabandecorbata.

Anthony,elcortés,elsutil,elperspicazAnthony,seemborrachabatodoslosdías:enSammy’sconestoshombres, enel apartamentoencompañíadeun libro, algún libroqueya conocía,o,muy rarasveces, conGloria,que,para susojos,habíaempezadoadesarrollar los rasgos inconfundiblesdeunamujerpendencieraypocorazonable.YanoeralaGloriadeantes,desdeluego:laGloriaque,dehaberestadoenferma,hubiesepreferidohacersufriratodaslaspersonasqueestuvieranasualrededorantesde confesar que necesitaba consuelo o ayuda. Gloria era ya perfectamente capaz de gemir y decompadecerse de sí misma. Todas las noches antes de acostarse se embadurnaba la cara con algúnnuevoungüentoconelqueesperaba, ilógicamente, recobrarelbrilloy la lozaníadesuajadabelleza.CuandoAnthonyestababorrachoseburlabadeellaconestemotivo.Cuandoestabaserenoeracortésconella,yenocasioneshastatierno;durantealgunasbreveshorasparecíacapazdeexhibiralgúnrestode laviejacualidadconsistenteenentenderdemasiadobienparacondenar; lamismacualidadque lohabíaempujadoconceleridadysindescansohaciasupropiaruina.

PeroaAnthonynolegustabanadaestarsereno,porqueesolehacíaconscientedelagentequesehallabaasualrededor,delaatmósferadelucha,devoracesambiciones,deesperanzasmássórdidasqueladesesperación,delincesantesubirybajarqueentodaslasmetrópolissehacemásevidentegraciasaesa clasemedia que tiene tan poca estabilidad. Incapaz de vivir con los ricos,Anthony pensaba quedespuésdeelloshubiesepreferidovivirconlosmuypobres.Cualquiercosaeramejorqueaquelcálizdesudorydelágrimas.

Elsentimientodelenormepanoramadelavida,queenAnthonynuncaalcanzaragrandesarrollo,sehabía empequeñecido hasta casi desaparecer.Muy de tarde en tarde algún incidente, algún gesto deGloriaapelabaasuimaginación,perolosgrisesvelosdelaindiferenciahabíancaídodefinitivamentesobreél.Amedidaquesehacíamásviejoaquellascosaspalidecían…alfinalsoloquedabaelvino.

El emborracharse llevaba aparejada una atmósfera de cordialidad…y el brillo y la indescriptiblefascinaciónqueproporcionaba,semejantealrecuerdodeefímerasydesvanecidasveladas.DespuésdeunoscuantoswhiskiesconsodahabíaalgomágicoenelnocturnoesplendororientaldelBushTerminalBuilding,con losúltimospisosconvertidosencumbredeauténticagrandezaquesoñaba—dorada—contraelcieloinaccesible.YWallStreet,lotosco,lobanal,seconvertíadenuevoeneltriunfodeloro,enunhermosoespectáculoemotivo;eradondelosgrandesreyesguardabaneldineroparasusguerras…

Elfrutodelajuventudydelauva,lamagiatransitoriadelpasodeunaoscuridadaotra:laantiguailusióndequeverdadybellezaestabandealgunamaneraentrelazadas.

Unanoche,mientrassehallabafrenteaDelmonico’sencendiendouncigarrillo,Anthonyviocómodos cabriolés se acercaban a la acera, con la esperanza de que quizá algún borracho los alquilara.Aquellosvehículospasadosdemodaestabanviejosysucios:elagrietadocharol, tanllenodearrugascomo el rostro de un anciano; los almohadones, descoloridos hasta llegar a unmalva pardusco; losmismoscaballos,viejosycansados,ytambiénloshombresdecabellosblancos,quepermanecíanenelpescantehaciendorestallarsuslátigosenunagrotescaparodiadeantiguaselegancias.¡Unareliquiadedesaparecidasdiversiones!

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Anthony Patch se alejó, repentinamente deprimido, meditando sobre la amargura de talessupervivencias.Alparecernohabíanadaqueseecharaaperdertanprontocomoelplacer.

Una tarde,en lacalleCuarentaydos,seencontróaRichardCaramelporvezprimeradespuésdemuchosmeses; unRichardCaramel próspero ymás gordo, cuyo rostro se estaba redondeando hastaigualarseconelcaracterísticosemblantebostoniano.

—He llegado esta misma semana de la costa. Quería ir a veros, pero no sabía vuestra nuevadirección.

—Noshemosmudado.

RichardCaramelsediocuentadequeAnthonyllevabaunacamisasucia,dequelospuñosestabanligeraperoperceptiblementedeshilachados,ydequesusojosdescansabansobremediaslunasdecolorgrisazulado.

—Eso tengo entendido —dijo, contemplando fijamente a su amigo con el ojo diáfano—. Pero¿dóndeycómoestáGloria?Cielosanto,Anthony,heestadooyendolashistoriasmásterriblesacercadevosotros dos incluso en California… y cuando vuelvo a Nueva York me encuentro con que habéisdesaparecidoporcompleto.¿Porquénohacesunesfuerzoparasaliraflote?

—Escúchame—parloteóAnthonyconvozinsegura—,noaguantosermones.Hemosperdidodineropor unadocenade razonesy, comoes lógico, la gente hahecho comentarios; en cuanto al pleito, elasuntotienequeresolversedefinitivamenteesteinvierno,contodaseguridad…

—Estáshablandotandeprisaquenoteentiendo—leinterrumpióDickcalmosamente.

—Bueno,puesyoyahedichotodoloquetengoquedecir—replicóAnthonybruscamente—.Venavernossiquieres…ysino,¡novengas!

Dichoestosediolavueltayempezóaalejarseentrelagente,peroDickloalcanzóinmediatamente,agarrándolodelbrazo.

—Vamos,Anthony,¡nopierdaslosestribostanfácilmente!SabesqueGloriaesmiprimayquetúeresunodemisamigosmásantiguos,yesnaturalquesientainteréscuandooigoqueestáshundiéndoteporcompletoyarrastrándolaaellacontigo.

—Notengoningunaganadequemesermonees.

—Bien, de acuerdo… ¿Qué tal si vienes a mi apartamento y tomamos un trago? Acabo deinstalarme.HecompradotrescajasdeginebraGordonaunagentedeaduanas.

Mientrasibanandando,Richardcontinuó,enunestallidodeirritación:

—¿Yquépasaconeldinerodetuabuelo?¿Vasaconseguirloporfin?

—Bueno—contestó Anthony, molesto—, ese viejo estúpido de Haight parece tener esperanzas,sobretodoporquehoyendíalagenteestácansadadereformadores…podríasuponerciertadiferencia,por ejemplo, si alguno de los jueces pensara que Adam Patch le había hechomás difícil conseguirbebidasalcohólicas.

—Nosepuedesaliradelante sindinero—dijoDicksentenciosamente—.¿Has tratadodeescribiralgo…últimamente?

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Anthonyhizoungestonegativoconlacabeza.

—Escurioso—dijoDick—.SiemprehecreídoquetúyMauryacabaríaisescribiendoalgúndía,yahoraélsehaconvertidoenunaespeciedearistócratatacaño,ytúeres…

—Soylaproverbialovejanegra.

—Mepreguntoporqué.

—Probablemente crees que lo sabes —sugirió Anthony, haciendo un esfuerzo para pensarmetódicamente—.Tantolapersonaquefracasacomolaquetriunfacreenenelfondodesucorazónquesuspuntosdevistaestánperfectamenteequilibrados;eltriunfadorporquehatriunfado,yelfracasadopor haber fracasado. El triunfador le dice a su hijo que aproveche la buena suerte de su padre, y elfracasadoledicealsuyoquesaquepartidodesuserrores.

—Noestoydeacuerdocontigo—dijoelautordeUnalférezenFrancia—.YoosescuchabaatiyaMaury cuando éramos jóvenes, y me impresionaba que fueseis tan consecuentemente cínicos, peroahora…bueno,despuésde todo, cielo santo, ¿quiéndenosotros tres sehadedicadoa la…a lavidaintelectual?Noquieroresultarvanidoso,pero…hesidoyo,yyosiemprehecreídoenlaexistenciadelosvaloresmoralesysiemprecreeréenellos.

—Bien—objetóAnthony,queloestabapasandobastantebien—,aunconcediéndoteeso,túsabesqueenlaprácticalavidanuncapresentaproblemastanbiendefinidos,¿noescierto?

—Enmicasosílohace.Existendeterminadosprincipiosquenadameharíaviolar.

—Pero¿cómosabescuándolosestásviolando?Tútambiéntienesquetratardeacertar,igualquelamayoríadelagente.Tienesquerepartirlosvalorescuandomirasatrás.Esentoncescuandoacabaselretrato…cuandopintaslosdetallesylassombras.

Dickmoviólacabezaconnobletestarudez.

—Elmismocínico inútil de siempre—dijo—.Noesmásqueuna formade compadecerte de timismo.Túnohacesnada…porconsiguiente,nadatieneimportancia.

—Soy perfectamente capaz de compadecerme demímismo—reconocióAnthony—; y tampocopretendoqueleestésacandoalavidatantopartidocomotú.

—Túdices…oalmenossolíasdecirlo…quelafelicidadeslaúnicacosadelavidaquemerecelapena.¿Creesqueeresmásfelizporpracticarelpesimismo?

Anthony gruñó violentamente. El placer que le proporcionaba la conversación empezaba adesvanecerse.Estabanerviosoynecesitabauntrago.

—¡Caramba!—exclamó—,¿dóndevives?Noquisierapasarmetodalatardeandando.

—Tu aguante es solo mental, ¿no es cierto? —le contestó Dick con tono cortante—. No tepreocupes,vivoaquímismo.

CaramelentróenelportaldeunacasadeapartamentosenlacalleCuarentaynueve,ypocodespuésestabanlosdosenunaampliahabitaciónnuevaconunachimeneaycuatroparedescubiertasdelibros.Unmayordomodecolorlessirvióginebraconazúcar, limónyagua,ylaprimerahoratranscurrióenunaatmósferadecortesía,ayudadaporelregulardescensodelcontenidodesusvasosylatibiezadeunsuavefuegodemediadosdeotoño.

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—Lasartesestánmuyviejas—dijoAnthonyalcabodeunrato.Despuésdeunospocosvasossusnerviossetranquilizaronydescubrióquepodíapensardenuevo.

—¿Quéarte?

—Todasellas.Lapoesíaserálaprimeraenmorir.Antesodespuéslaabsorberálaprosa.Lapalabrahermosa,porejemplo,lapalabrabrillanteyconcolorido,ylametáforadeslumbrantepertenecenyaalaprosa.Parallamarlaatenciónlapoesíahatenidoqueesforzarseporhallarlapalabrapococorriente,lapalabraásperayvulgarquenuncahasidohermosaantes.Labelleza,encuantosumadevariaspartesbellas,alcanzósuapoteosisconSwinburne.Nopuedellegarmáslejos…excepto,quizá,enlanovela.

Dickleinterrumpió,impaciente:

—Las nuevas novelas me cansan. ¡Cielo santo! Dondequiera que voy alguna chica estúpida mepreguntasiheleídoAesteladodelparaíso.¿Esquenuestrasmuchachassonrealmenteasí?Sieselibrorespondea la realidad, cosaquenocreo, lapróximageneraciónestá totalmenteechadaaperder.Mecansatantorealismovulgar.Creoquehaysitioenlaliteraturaparaelromanticismo.

AnthonytratóderecordarquéhabíaleídoúltimamentedeRichardCaramel.EstabanUnalférezenFrancia,unanovela llamadaTierradehombres fuertes,yvariasdocenasdecuentosqueeran todavíapeores.EntreloscríticosjóveneseinteligentessehabíaconvertidoencostumbremencionaraRichardCaramel con una sonrisa de desprecio. Lo llamaban «Mr.»RichardCaramel. Todos los suplementosliterariosde losperiódicossededicabanaarrastrarsucadáverporelpolvo.Se leacusabadehacersericoescribiendoporqueríasparaelcine.Amedidaquecambiaba lamodaen literatura, sunombreseestabaconvirtiendocasienelprototipodelomásdespreciable.

MientrasAnthonypensabaenestascosas,Dicksehabíapuestoenpieyparecíaestarendudasobresihacerunaconfesión.

—Hereunidounoscuantoslibros—dijodepronto.

—Esoveo.

—Tengounacoleccióncompletadeobrasamericanasdecalidad,antiguasyrecientes.NomerefieroalastípicascosasdeLongfellowyWhittier…dehecho,lamayoríasonautoresmodernos.

Dicksedirigióaunadelasparedesy,viendoqueeraesoloqueseesperabadeél,Anthonysepusoenpieylosiguió:

—¡Mira!

DebajodeunrótuloimpresoenelqueseleíaLiteraturanorteamericana,Dickleseñalóseislargashilerasdelibros,maravillosamenteencuadernadosy,evidentemente,cuidadosamenteescogidos.

—Yaquíestánlosnovelistascontemporáneos.

FueentoncescuandoAnthonysediocuentadelaestratagema.MetidosentreMarkTwainyDreiserfiguraban ocho extraños volúmenesmuy poco apropiados, las obras deRichardCaramel: El amantedemoníacolegítimamente…perotambiénotrossietevolúmenesqueeranhorrendos,sinsinceridadniencantodeningunaclase.

De mala gana Anthony lanzó una mirada al rostro de Dick y descubrió en él una expresión deinseguridadapenasperceptible.

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—Heincluidomispropioslibros,porsupuestoerijoRichardCaramelapresuradamente——,aunqueuno o dos sean un tanto desiguales… Me temo que escribí demasiado deprisa cuando tuve aquelcontratofijoconunarevista.Sinembargo,nocreoenfalsasmodestias.Esciertoquealgunoscríticosnomehan prestadomucha atención desde queme convertí en un autor consagrado…pero, después detodo,loscríticosnocuentan.Nosonmásquepapanatas.

Porprimeravezdesdehacía tanto tiempoqueapenaseracapazderecordarlo,Anthonysintióunapizcadelantiguoyagradabledesprecioquesuamigo le inspiraraenotros tiempos.RichardCaramelcontinuó:

—NosésisabesquemiseditoresmehanestadohaciendopublicidadcomoelThackeraydeEstadosUnidos…debidoaminovelasobreNuevaYork.

—Sí—consiguióresponderleAnthony—;supongoquehaymuchodeverdadenloquedices.

Anthony sabía que su desprecio no era razonable. Sabía que se hubiese cambiado por Dick sinpensárselodosveces.Élmismosehabíaesforzadoalmáximotratandodeescribirinsinceramente.Bien,entonces…¿puedeunhombremenospreciareltrabajodetodaunavidatanfácilmente…?

Yaquellanoche,mientrasRichardCaramelseafanaba,pulsandoconfrecuencialateclaequivocada,y, con gran torcimiento de sus cansados y desiguales ojos, elaboraba sus porquerías hasta lasmelancólicashorasenqueseapaganlosfuegosylacabezaempiezaadarvueltasdebidoalprolongadoesfuerzodeconcentración,Anthony, lamentablementeborracho, ibaespatarradoenelasientodeatrásdeuntaxicaminodelapartamentodeClaremontAvenue.

Lapaliza

Al acercarse el invierno fue como si una especie de locura se apoderara de Anthony. Por lasmañanassedespertabatannerviosoqueGlorialosentíatemblarenlacamaantesdehaceracopiodelasuficiente vitalidad para llegar a trompicones hasta la despensa en busca de un trago. Resultabatotalmente insoportable ano serque estuvierabebido,y amedidaqueparecíadeteriorarseyhacersemás vulgar ante sus ojos, el alma y el cuerpo de Gloria se alejaban de él progresivamente; cuandopasabatodalanochefueradecasa,comohabíahechovariasveces,ellanosolonololamentaba,sinoque,enciertamedida,sentíainclusounmelancólicoalivio.AlotrodíaAnthonysemostrabavagamentearrepentido,yconfesaba,avergonzadoyceñudo,quetemíaestarbebiendounpocomásdelacuenta.

Eracapazdepasarsevariashorassentadoenelgransillónqueyaformarapartedelmobiliariodesuapartamento de soltero, sumido en una especie de letargo… incluso el interés por leer sus librosfavoritosparecíahaberdesaparecido,yaunquemaridoymujervivíanenzarzadosencontinuasdisputas,elúnicotemasobreelquerealmentehablabanerasobrelamarchadelpleitorelativoalaherencia.LasesperanzasqueGloriaabrigabaenlastenebrosasprofundidadesdesualma,loqueesperabaobtenerdeaquelgranpresentededinero,esdifícildeimaginar.Suentornolaestabaconvirtiendoenungrotescosimulacrodeamadecasa.Ella,quehastatresañosantesnuncahabíahechocafé,llegabaaprepararaveces hasta tres comidas diarias. Andaba mucho por las tardes, y durante las veladas leía: libros,revistas,cualquiercosaquecaíaensusmanos.Sienaquellosmomentossentíadeseosdetenerunhijo,inclusounhijodeaquelAnthonyquebuscabasucamaborrachocomounacuba,nuncahablabadeelloni manifestaba el menor interés por los niños. Es dudoso que hubiese sido capaz de exponer conclaridadanadieloquedeseabaosi,enrealidad,habíaalgoquedesear;Gloriasehabíaconvertidoenunamujer de treinta años, solitaria, y todavía encantadora, atrincherada detrás de una inexpugnable

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inhibiciónnacidadesubellezaycoexistenteconella.

Una tarde,cuando lanievehabíavueltoaensuciarseenRiversideDrive,Gloria,quevolvíade latienda, seencontróaAnthonypaseandoporelapartamentoenunestadodenerviosismoexasperado.Los ojos enfebrecidos con que la miró estaban cubiertos de diminutas líneas rosadas que a ella lehicieronpensarenlosríosdeunmapa.PoruninstanteGloriatuvolaimpresióndequesehabíavueltorepentinaydefinitivamenteviejo.

—¿Tienesalgodedinero?—lepreguntóprecipitadamente.

—¿Cómo?¿Quéquieresdecir?

—Exactamenteloquehedicho.¡Dinero!¡Dinero!¿Esquenohablasinglés?

Sinhacerleningúncaso,Gloriapasóasuladoyentróenlacocinaparaponerloshuevosyelbacónen el frigorífico. Cuando bebía más de lo normal, Anthony adoptaba invariablemente una actitudquejumbrosa.En aquella ocasión fue tras ella y, quedándose en la puerta de la cocina, insistió en supregunta.

—Yahasoídoloquehedicho.¿Tienesalgodedinero?

Gloriadiolaespaldaalfrigoríficoyseencaróconél.

—¡Debesdeestarcompletamenteloco!Sabesquenotengonadadedinero…exceptoundólarenmonedassueltas.

Anthonydiobruscamentemediavueltayregresóalasaladeestar,dondereanudósuspaseos.Eraevidentequeteníaalgomuyimportanteenlacabeza…sindudaalgunaqueríaqueselepreguntasequélepasaba.Alreunirseconélunmomentodespués,Gloriasesentóenelsofáyempezóadeshacerseelpeinado.Yanollevabaelpelocorto,yduranteelúltimoañohabíacambiadodetonalidad,pasandodeunespléndidocolordoradoespolvoreadoderojoauncastañoclarodesprovistodebrillo.Gloriahabíacompradounchampúeibaaprocederalavarseelpelo;yhabíaestadopensandoenañadirunabotelladeaguaoxigenadaalaguaparaelaclarado.

«¿Ybien?»,dioaentenderellasindespegarloslabios.

—¡Esemalditobanco!—estallóAnthonyconvoztrémula—.Hacemásdediezañosquetengomicuentaconellos…¡diezaños!Bien,puespareceque tienenunanormaautocráticasegún lacualhayquetenermásdequinientosdólaresenlacuentaodelocontrariolacancelan.Meescribieronunacartahacevariosmesesdiciéndomequeteníaunsaldomuybajo.Enunaocasióndidoschequessinfondos,¿recuerdasaquellanocheenReisenweber’s…?perolospaguéaldíasiguiente.Bueno,puesleprometíalviejoHalloran(eselgerente,Mickelavariento)quetendríamáscuidado.Yyoestabaconvencidodequetodoibabien;rellenabalasmatricesdemistalonariostodaslasveces,prácticamente.Bueno,pueshe ido allí por dinero, yHalloran ha salido a decirme que tienen que cerrarmi cuenta.Demasiadoscheques sin fondos, ha dicho, y además apenas he llegado nunca a un saldo positivo de más dequinientosdólares,yesoúnicamenteduranteundíaodosalmáximo…Y…¡cielos!¿Quécreesquemehadichodespués?¿Qué?

—Hadichoqueeraunbuenmomentoparahacerlo,porquenoteníaallíniunsolocéntimo.

—¿Yeracierto?

—Esoesloquemehadicho.ParecequeleshabíadadoaesostalesBedrosunchequedesesenta

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dólaresporlaúltimacajadewhisky…yquesoloteníacuarentaycincodólaresenelbanco.DemaneraqueesagentedeBedrosdepositóquincedólaresenmicuentaysacarontodoloquehabía.

Ensuignorancia,Gloriaevocóelfantasmadelacárcelydeladeshonra.

—Noharánnada—latranquilizóAnthony—.Elcontrabandodebebidasalcohólicasesunnegociodemasiadoarriesgado.Memandaránunafacturaporquincedólaresyyolapagaré.

—Ah.—Gloriacavilóunmomento—.Bien,podemosvenderotrobono.

Anthonyriosarcásticamente.

—Sí,claro,esosiempreesfácil.Cuandolospocosvaloresqueaúnnospaganinteresessecotizanentre cincuenta y ochenta centavos por cada dólar. Perdemos la mitad de su valor cada vez quevendemosuno.

—¿Quéotracosapodemoshacer?

—Sí,claro,nonosquedamásremedioquevenderalgo,comodecostumbre.Tenemos títulosporvalordeochentamildólaresalapar.—Denuevoseechóareírdemaneramuydesagradable—.Enlabolsanosproduciríanunostreintamil.

—Yodesconfiabadeaquellasinversionesaldiezporciento.

—¡Nomesalgasahoraconeso!—dijoél—.Fingistequedesconfiabasparapoderhacermetrizassiseibanapique,peroestabastandispuestacomoyoaarriesgarte.

Gloriasequedócalladaunmomentocomosiestuvierareflexionandoyluegoexclamóderepente:

—Anthony,doscientosdólaresalmessonpeorquenada.Vendamostodoslosvaloresydepositemoslos treinta mil dólares en el banco… y si perdemos el pleito, podemos vivir tres años en Italia ymorirnosluego.—Enelentusiasmoconquehablaba,Gloriaadvirtiólapresenciadeunadébilcorrienteemotiva,laprimeraenmuchosdías.

—Tres años—dijo él, nervioso—, ¿tres años? Estás loca. Mr. Haight se llevará más de eso siperdemos.¿Creesquetrabajaporamoralarte?

—Mehabíaolvidadodeeso.

—…Yestamosasábado—continuóél—,ynotengomásqueundólarypico,ytenemosquevivirhastael lunes,queserácuandopuedahablarconmiagentedebolsa…Ynohaynadadebeberenlacasa—añadió,sacandounaúltimayespecialmentesignificativaconclusióndesusreflexiones.

—¿PorquénollamasaDick?

—Yalohehecho.SucriadodicequesehaidoaPrincetonadarunaconferenciaenunclubliterariooalgoparecido.Novolveráhastaellunes.

—Bueno,veamos…¿Noconocesaalgúnamigoalquepuedasrecurrir?

—Loheintentadoconunpardeellos.Noheencontradoanadieencasa.OjaláhubiesevendidoesacartadeKeatscomopensabahacerlasemanapasada.

—¿YesosindividuosconlosquejuegasalascartasenSammy’s?

—¿Piensasquevoyapedirlesdineroaellos?—Suvozse llenódevirtuosohorror.Gloriadioun

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respingo.Anthonypreferíaexponerlaaellaaunagravemolestiaantesquesentirlavergüenzadepedirunfavoralapersonainadecuada—.YohabíapensadoenMuriel—sugirió.

—EstáenCalifornia.

—Bien,¿yalgunodeloshombresconquieneslopasastetanbienmientrasyoestabaenelejército?Unopensaríaquequizálesgustarahacerteunpequeñofavor.

Glorialelanzóunamiradallenadedesprecio,peroélnosedioporaludido.

—¿OquizátuantiguaamigaRachel,oConstanceMerrian?

—ConstanceMerrianllevaunañomuertaynopiensopedirlenadaaRachel.

—Bien,¿yquémedicesdeaquelcaballeroqueenunaocasiónestabatandeseosodeayudartequeapenasconseguíacontenerse,Bloeckman?

Por fin había conseguido herirla, y Anthony no era ni lo suficientemente obtuso ni losuficientementedescuidadoparanodarsecuenta.

—¿Porquénopedirleayudaaél?—insistiócruelmente.

—Porque…hedejadodegustarle—dijoellaaduraspenas,y luego,comoélnocontestabayselimitabaamirarlacínicamente,añadió—:Siteinteresasaberporqué,telocontaré.HaceunañofuiaveraBloeckman(sehacambiadoelnombreporBlack)ylepedíquemedieratrabajoenelcine.

—¿FuisteaveraBloeckman?

—Sí.

—¿Porquénomelodijiste?—preguntó,incrédulo,mientraslasonrisaseibaborrandodesurostro.

—Probablemente porque estabas fuera, bebiendo en cualquier sitio. Me hicieron una prueba ydecidieronquenoeralobastantejoven;quesoloservíaparapapelesdecarácter.

—¿Papelesdecarácter?

—Lamujerdetreintaañosyesetipodecosas.Yotodavíanoloshabíacumplido,ynomeparecióquetuvieseaspectodetenerlos.

—¡Malditosea!—exclamóAnthony,defendiéndolaapasionadamente,conunacuriosainversióndeemociones.

—Bien,esaeslarazóndequenopuedaacudiraél.

—¡Quéinsolencia!—continuóAnthonymuynervioso—.¡Esinconcebible!

—Esoyanotieneimportancia;loprincipalesquetenemosquesobrevivirhastaellunesyloúnicoquehayenlacasaesunabarradepan,medialibradebacónydoshuevosparaeldesayuno.—Glorialepasóelcontenidodesumonedero—.Setenta,ochenta,undólarquince.Conloquetieneshaceentotalalrededordedosdólaresymedio,¿noescierto?Podemossaliradelanteconeso,ycomprarmontonesdecomida…másdelaquesomoscapacesdeconsumir.

Haciendosonareldineroenlamano,Anthonydenegóconlacabeza.

—No.Yonecesitountrago.Estoytannerviosoquenohagomásquetemblar.—Deprontotuvounaidea—.QuizáSammymeacepteuncheque.

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Yellunesirémuytempranoalbancoconeldinero.

—Perotehancerradolacuenta.

—Tienesmucha razón…mehabíaolvidado.Yasé loquevoyahacer:voya iraSammy’syallíencontraréaalguienquemepresteunosdólares.Mesabemuymaltenerquepedírselosaellos,desdeluego…—Repentinamentechasqueó losdedos—.Ya tengo lasolución.Empeñaréel reloj.Medaránveintedólares,ypuedorecuperarloel lunes,pagandosesentacentavosmás.Yaloempeñéunavez…cuandoestabaenCambridge.

Sehabíapuestoelabrigo,yconun«Hastaluego»echóaandarpasilloadelante,endirecciónalapuertadelacalle.

Gloria se puso en pie. De repente se le había ocurrido adónde iría primero su marido,probablemente.

—¡Anthony!—lollamó—,¿noseríamejorquemedierasdosdólaresamí?Solonecesitasdineroparaelmetro.

La puerta de la calle se cerró con un portazo; Anthony había fingido no oírla. Gloria se quedóinmóvilunosmomentos,comosiguiéndoloaúnconlavista;luegoentróenelcuartodebañoy,rodeadadesustrágicosungüentos,iniciólospreparativosparalavarseelpelo.

AlllegaraSammy’sAnthonyseencontróconParkerAllisonyPeteLytell,queestabansolosenunamesa,bebiendowhisky-sours.Eramuypocodespuésdelasseis,ySammy,oSamueleBendiri,quefuecomolobautizaron,estababarriendohaciaunrincónunamasijodecolillasycristalesrotos.

—¡Hola,Tony!—exclamóParkerAllisonalveraljovenPatch.UnasveceslollamabaTony,yotrasDan.ParaéltodoslosAnthonysteníanqueandarporelmundoconunodeaquellosdosdiminutivos.

—Siéntate.¿Quéquierestomar?

EnelmetroAnthonyhabíacontadoeldineroquetenía,descubriendoqueerancasicuatrodólares.Podíapagardosrondasacincuentacentavoslacopa…loquesignificabaseisconsumicionesparaél.LuegoiríaalaSextaAvenida,dondeledaríanveintedólaresyunapapeletadeempeñoacambiodesureloj.

—¡Quétal,maleantes!—dijocontonojovial—.¿Cómoandaelmundodeladelincuencia?

—En plena forma—dijo Allison, guiñando un ojo a Pete Lytell—. Es una lástima que seas unhombrecasado.Tenemosapartadounmaterialmuybuenoparaesodelasonce,cuandoacabalaúltimasesiónde losespectáculos. ¡Cosa fina,muchacho!Sí, señor…esuna lástimaqueestécasado,¿noescierto,Pete?

—Unaverdaderalástima.

Alassieteymedia,cuandohabíanterminadolasseisrondas,Anthonydescubrióquesusintencionesestaban prestando oídos a sus deseos. Se sentía feliz y alegre en aquelmomento: lo estaba pasandofrancamente bien. Le parecía que el chiste que acababa de contar Pete era extraordinaria yprofundamente divertido… y decidió, como hacía todos los días al llegar a aquel punto, que susacompañantes eran «¡unos tíos estupendos, caramba!», dispuestos a hacer por él mucho más queninguna de las personas que conocía. Las casas de empeños estaban abiertas hasta muy tarde lossábados por la noche, y Anthony tuvo el convencimiento de que con solo otra copa que se tomara

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alcanzaríaunmaravillosopináculodealegríacolorderosa.

Astutamente empezó a buscar en los bolsillos del chaleco, sacó dos monedas de veinticincocentavos,ysequedómirándolasconexpresiónsorprendida.

—Vaya,¡síquetienegracia!—protestó,apesadumbrado—.Hesalidodecasasinlacartera.

—¿Necesitasdinero?—lepreguntóLytelldemaneramuyespontánea.

—Melohedejadoencimadelacómoda.Yqueríainvitarosaotracopa.

—Notecalientes lacabeza.—Lytellrechazólasugerenciaconairedespectivo—.Estoysegurodeque podemos invitar a un buen tipo como tú a todas las copas que quiera. ¿Qué vas a tomar? ¿Lomismo?

—Escuchadme—sugirióParkerAllison—,¿quétalsimandamosaSammyaporunossándwichesahíenfrenteycenamosaquímismo?

Losotrosdosestuvierondeacuerdo.

—Buenaidea.

—Oye,Sammy,¿nosharíaselfavorde…?

Muypocodespuésde lasnueveAnthonysepusoenpiecondificultady,despuésdedesearasusamigosunasconfusasbuenasnoches,llegótambaleándosehastalapuerta,peroantesdesaliralargóaSammyunadesusdosmonedasdeveinticincocentavos.Yaenlacalledudóunmomentoyluegoechóa andar endirección a laSextaAvenida, donde recordabahaberpasadomuchasveces junto avariascasasdeempeños.Dejóatrásunquioscodeperiódicosydosdrugstores…yluegosediocuentadequesehallabadelantedelsitioquebuscabaydequeyahabíancerrado.Anthonysiguióandandosinperderlacalma;mediamanzanamásalláhabíaotro,tambiéncerrado;lomismosucedíacondosenlaaceradeenfrente,y conunquinto, en laplazaquevenía a continuación.Alverunadébil luzenesteúltimo,empezóaaporrearlapuertadecristal,ysolodesistiócuandodelfondodelatiendasalióunvigilantenocturno y le indicó con gesto colérico que se marchara. Con desánimo y perplejidad crecientes,Anthonycruzódenuevoyechóaandarhacia lacalleCuarentay tres.En laesquinamáspróximaaSammy’ssedetuvoindeciso…sivolvíaalapartamento…comoelcuerpolepedía,severíaexpuestoaamargos reproches;peroahoraque lascasasdeempeñosestabancerradas,no tenía lamenor ideadedónde conseguir el dinero. Finalmente decidió que no había inconveniente en pedírselo a ParkerAllison,despuésdetodo…peroalacercarsemásaSammy’sencontrólapuertacerradayapagadaslasluces.Miróelreloj:eranlasnueveymedia.Empezóaandar.

Diezminutosdespuéssedetuvosinsaberquéhaceren laesquinade lacalleCuarentay tresconMadisonAvenue,frenteporfrente,ensentidodiagonal,delamuyiluminadaperocasidesiertaentradadelhotelBiltmore.Anthonysequedóunmomentoenaquellugar,yluegosesentópesadamentesobreunatablahúmedaentreotrosdesechosdeunaobraenconstrucción.Descansóallídurantecasimediahora,sumenteuncambianteentretejidodepensamientossuperficiales,elmásimportantedeloscualeseraqueteníaqueconseguiralgúndineroyvolveracasaantesdequeestuviesedemasiadotorpeparaencontrarelcamino.

Luego, al alzar la mirada en dirección al Biltmore, vio a un hombre directamente debajo delresplandor vertical de las luces de la puerta cochera, acompañado de una mujer con un abrigo dearmiño.MientrasAnthonyloscontemplaba,laparejaseadelantó,llamandoauntaxi.Anthonyadvirtió,

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graciasaeseinfaliblemétododeidentificaciónqueconsisteenreconocerlosandaresdeunamigo,quesetratabadeMauryNoble.

Inmediatamentesepusoenpie.

—¡Maury!—gritó.

Maurymiróensudirección,volviéndoseluegohacialamuchachaenelmomentoenqueeltaxisedeteníadelantedeellos.Conlacaóticaideadepedirlediezdólaresprestados,AnthonyempezóacorrerlomásdeprisaquepudoparacruzarMadisonAvenueycontinuarluegoporlacalleCuarentaytres.

Cuando llegó a la alturadeMaury, su antiguo amigo estaba junto a la puerta abierta del taxi.SuacompañantesevolvióymiróaAnthonyconextrañeza.

—¡Hola,Maury!—dijo,ofreciéndolelamano—.¿Quétalestás?

—Muybien,gracias.

Cuando retiraron la mano, Anthony vaciló. Maury no hizo el menor gesto de presentarle a suacompañante;selimitóaquedarseinmóvil,contemplándoloenvueltoeninescrutablesilenciofelino.

—Queríaverte…—empezóAnthonyirresoluto.Noleparecíaquefueseposiblepedirunpréstamocon la chica a menos de cuatro pies, de manera que se interrumpió y movió la cabeza de maneraperceptiblecomohaciéndoleseñasaMauryparaqueseapartaranunpoco.

—Tengomuchaprisa,Anthony.

—Losé…pero¿nopodrías…?—dudandodenuevo.

—Teveréenotraocasión—dijoMaury.

—Esimportante.

—Losiento,Anthony.

Antes de que el joven Patch se decidiera a pedirle el dinero de sopetón,Maury se había vueltofríamentehacialamuchacha,laayudóasubiraltaxiy,conuncortés«Buenasnoches»,entrótrasella.Mientraslehacíaunainclinacióndecabezadesdeelotroladodelaventanilla,AnthonypensóquelaexpresióndeMaurynohabíacambiadoenlomásmínimo.Luego,conmalhumoradoestruendo,eltaxisepusoenmarchayAnthonysequedósolobajolasluces.

El joven Patch entró en el Biltmore, sin otra razón particular que la proximidad de la puerta, y,subiendolasanchasescaleras,encontróasientoenunrincón.Eraterriblementeconscientedequeselehabía hecho un desprecio; se sentía todo lo dolido y enfadado que le permitía el estado en que seencontraba.Sinembargo,seguía testarudamentepreocupadopor lanecesidaddeobteneralgúndineroantesderegresarasucasa,yunavezmáscontóconlosdedoslaspersonasalasqueresultabaplausibleacudirenaquellacríticasituación.FinalmentedecidióquepodíaponerseencontactoconMr.Howland,suagentedebolsa,telefoneandoasucasa.

DespuésdeunalargaesperaleinformarondequeMr.Howlandhabíasalido.Anthonyregresójuntoa la telefonista, inclinándose sobre el mostrador y dando vueltas entre los dedos a su moneda deveinticincocentavos,comoreacioamarcharsesinalgúnresultadopositivo.

—Llame aMr. Bloeckman—dijo de repente, sintiéndose sorprendido ante sus propias palabras.

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Aquelnombrehabíasidoelresultadodelentrecruzamientodedossugerenciasdentrodesumente.

—¿Quénúmeroes,porfavor?

Apenasconscientedeloquehacía,AnthonybuscóJosephBloeckmanenlaguíadeteléfonos.NoencontróasemejantepersonayestabaapuntodedejarlocuandorecordóqueGloriahabíamencionadoun cambio de nombre. Fue cuestión de unmomento encontrar a JosephBlack… luego esperó en lacabina,mientraslatelefonistamarcabaelnúmerodesdelacentralita.

—O…oiga.¿EstáMr.Bloeckman,quierodecir,Mr.Black,encasa?

—No,hasalido.¿Quieredejaralgúnrecado?—Lapronunciacióneradebarriobajolondinense;esohizoqueAnthonyrecordaralarespetuosaentonacióndeBounds.

—¿Dóndeestá?

—Perdone…¿seríatanamablededecirmeconquiénhablo?

—AquíMr.Patch.Cuestióndevitalimportancia.

—EstáconungrupoenelBoul’Mich’,señor.

—Gracias.

AnthonycogióloscincocentavosqueledevolvieronysepusoencaminodelBoul’Mich’,unasalade bailemuy popular situada en la calleCuarenta y cinco. Eran casi las diez, y las calles seguiríanoscurasyprácticamentedesiertashastaquelosteatrosterminaransusespectáculosunahoramástarde.Anthony conocía el Boul’Mich’ porque había estado allí conGloria el año anterior, y recordaba laexistencia de una regla según la cual solo admitían clientes vestidos de etiqueta. Bien, no subiría;mandaríaaunbotonesenbuscadeBloeckmanyloesperaríaenelvestíbulodelpisobajo.Nodudónipor un momento de que aquella empresa fuera perfectamente lógica y discreta. Para su deformadaimaginaciónBloeckmansehabíaconvertidoenunodesusviejosamigos.

En el vestíbulo de entrada del Boul’ Mich’ hacía calor. Luces amarillas colocadas en lo altoiluminabanunagruesaalfombraverde,desdeel centrode lacualunaescalerablanca llevabaalpisoalto,dondeestabalasaladebaile.

—QuieroveraMr.Bloeckman…Mr.Black—ledijoalportero—.Estáenelpisodearriba…Hagaelfavordebuscarlo.

Elporterohizoungestonegativoconlacabeza.

—Vacontralasreglasdelacasallamarloenvozalta.¿Sabeustedenquémesaestá?

—No.Perotengoqueverlo.

—Espereunmomentoylebuscaréauncamarero.

Al cabodeun rato apareció el encargadodel comedor, conuna listade lasmesas reservadas.LamiradairónicaquelanzóaAnthonynotuvoelmenorefectosobresudestinatario.Juntosseinclinaronsobreelpapelyencontraronsindificultadloquebuscaban:ungrupodeocho,anombredelmismoMr.Black.

—DígalequeMr.Patchquiereverlo.Muyimportante.

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Denuevoesperó,apoyadocontraunabarandilla,escuchandolasconfusasarmoníasde«Locoporeljazz»quebajabanflotandoporlasescaleras.Unachicadelguardarropaestabacantandocercadeél:

Allá,enelsanatoriodelshinimeeresidenloslocosdeljazz.Allá,enelsanatoriodelshimmee,dejéami pudorosa novia. Se agitó tanto bailando que perdió la razón, y ahora tendrá que tiritar hastarecobrarla…

LuegovioaBloeckmanbajandolaescalera,ydiounospasosparasalirasuencuentroyestrecharlelamano.

—¿Queríaustedverme?—dijofríamenteelhombredemásedad.

—Sí—respondióAnthony,asintiendoconlacabeza—,unasuntopersonal.¿Noleimportaquenosapartemosunpoco?

Mirándolofijamente,BloeckmansiguióaAnthonyaunentranteenformademedialunaquehacíanlas escaleras y donde no podía verlos ni oírles ninguna de las personas que entraban o salían delrestaurante.

—¿Ybien?—quisosaberBloeckman.

—Queríahablarconusted.

—¿Acercadequé?

Anthonyselimitóareír:unarisatonta;suintencióneraqueparecieseespontánea.

—¿Dequéquiereustedhablarme?—repitióBloeckman.

—¿Quéprisatenemos?—TratódeponerunamanoenelhombrodeBloeckmanengestoamistoso,peroelotroseapartóligeramente—.¿Quétalleva?

—Muybien,gracias…Mire,Mr.Patch,estoyconungrupoenelpisodearriba,yamisamigoslesparecerádescortésquetardemuchoenvolver.¿Paraquéqueríaustedverme?

Porsegundavezaquellanoche,lamentedeAnthonydiounbruscosalto,ydijoalgoquenoteníaningunaintencióndedecir.

—Tengoentendidoquenodejaustedtrabajaramimujerenelcine.

—¿Cómo?—ElrostrorubicundodeBloeckmanseoscureciócreandozonasdesombra.

—Yamehaoído.

—Escuche,Mr.Patch—dijoBloeckmanconvoztranquilaysincambiardeexpresión—,estáustedborracho.Repugnanteeinsultantementeborracho.

—Nodemasiadoborrachoparahablarconusted—insistióAnthonyconunamiradasocarrona—.Enprimerlugar,mimujernoquieretenerningunarelaciónconusted.Nuncahaquerido.¿Meentiende?

—¡Cállese!—dijo el hombredemás edad, indignado—.Hubiera pensadoque respetabausted losuficienteasumujercomoparanosacarlaarelucirenestascircunstancias.

—Nosepreocupedesirespetoamimujer.Soloquierodecirleunacosa…déjelaenpaz.¡Váyasealinfierno!

—Mire…¡creoqueestáustedunpocoloco!—exclamóBloeckman.Diodospasosalfrentecomo

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paramarcharse,peroAnthonyseinterpusoensucamino.

—Notandeprisa,malditojudío.

Estuvieron mirándose un momento, Anthony balanceándose suavemente de un lado a otro,Bloeckmantemblandocasideindignación.

—¡Tengacuidadoconloquedice!—exclamóconvozmuytensa.

AnthonypodríahaberseacordadodeciertamiradaqueBloeckmanle lanzaraenelhotelBiltmoreañosatrás.Peronorecordabanada,absolutamentenada…

—Lodiréotravez,¡mal…!

EntoncesBloeckmanlelanzóundirectocontodalafuerzadeunhombredecuarentaycincoañosenbuenascondicionesfísicas,ysupuñogolpeóaAnthonydirectamenteenlaboca.EljovenPatchseestrelló contra la paredy al recuperarse se abalanzó sobre su adversario, peroBloeckman, quehacíaejercicio todos los días y sabía algo de boxeo, lo evitó sin dificultad, llegándole a la cara con dosrápidos golpes cortos extraordinariamente eficaces.Anthony dejó escapar un gruñido y se desplomósobrelalujosaalfombraverde,descubriendo,mientrascaía,queteníalabocallenadesangreyquelosdientesdelanterosparecíanbailarledeunamaneramuyextraña.Consiguióponerseenpiejadeandoyescupiendo,ycuandosedirigíadenuevohaciaBloeckman, inmóvilaunospiesdedistancia,conlospuños apretados pero caídos a los lados del cuerpo, dos camareros quehabían surgidode la nada loagarraron por los brazos reduciéndolo a la impotencia. Detrás de ellos se había congregadomilagrosamenteunadocenadepersonas.

—Lomataré—exclamóAnthony,tratandodesoltarse—.Déjenmematar…

—¡Échenloa lacalle!—ordenóBloeckmanacaloradamente,mientrasunhombrecillomarcadodeviruelasseabríacaminoatodaprisaentrelosespectadores.

—¿Algúnproblema,Mr.Black?

—¡Esteborrachíntratabadehacermechantaje!—dijoBloeckman,yluego,poniendoenlavozunanotadeorgullovagamentediscordante,añadió—:¡Sehallevadosumerecido!

Elhombrecillosevolvióhaciaunodeloscamareros.

—¡Llamealapolicía!—ordenó.

—No—dijoBloeckmanrápidamente—.Nomerecelapena.Bastaconecharloalacalle…¡Nuncahevistocosamásinconcebible!Elmagnatecinematográficosediolavueltayconestudiadadignidadse dirigió a los lavabosmientras seismanosmusculosas se apoderaban deAnthony y lo arrastrabanhacia la puerta. El «borrachín» fue violentamente lanzado contra la acera, donde aterrizó sobre lasmanosylasrodillasconungrotescoruidocomodeunabofetada,paraluegorodarlentamenteyacabartumbadodelado.

El golpe lo atontó. Se quedó tumbado un momento sintiendo un agudo dolor equitativamentedistribuido.Luegoelmalestarseconcentróenelestómago,yrecuperóelconocimientoparadescubrirquealguienloestabaempujandoconelpie.

—¡Tienesquemarchartedeaquí,borrachín!¡Vamos,espabila!

Era un voluminoso portero el que le hablaba.Un sedán se había detenido junto a la acera y sus

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ocupantesseapearon…esdecir,dosdelasmujeressehabíanquedadosobreelguardabarros,esperandoconofendidadelicadezaaqueaqueldesagradableobstáculodesaparecieradesucamino.

—¡Márchate!¡Delocontrarioteecharéyo!

—Espere…yoloayudaré.

Eraunavozdistinta;aAnthonyleparecióunpocomástolerante,mejordispuestaquelaotra.Denuevosevio rodeadoporunosbrazosque,alzándoloyarrastrándoloamedias, lo llevaronhastaunaagradable sombra cuatro portales calle arriba y lo apoyaron contra la fachada de piedra de unasombrereríadeseñoras.

—Muyagradecido—murmuróAnthonydébilmente.Alguienlecalóelsombreroyel jovenPatchdiounrespingo.

—Estesequietoamigo,ysesentirámejor.Esostiposlehanhechounbuenchichón.

—Voyavolveramataraesesucio…—Tratódeponerseenpieperosoloconsiguióderrumbarsehaciaatráscontralapared.

—Ahoranopuedeustedhacernada—continuólavoz—.Tendráqueserenotraocasión.Selodigocomolosiento,¿comprende?Quieroayudarlo.

Anthonyasintióconlacabeza.

—Serámejorquesevayaacasa.Estanochehaperdidoundiente,amigo.¿Sehadadocuenta?

Anthonyseexplorólabocaconlalengua,comprobandolaafirmacióndesuacompañante.Luego,haciendounesfuerzo,alzólamanoylocalizóelhueco.

—Voyallevarloacasa,amigo.¿Pordóndevive…?

—¡Diosdelcielo!—leinterrumpióAnthony,apretandolospuñoscongranpasión—.Yaleenseñaréyoaesasuciacuadrilla.Ayúdemeynosearrepentirá.MiabueloesAdamPatch,deTarrytown…

—¿Quién?

—¡AdamPatch,caramba!

—¿QuiereirhastaTarrytown?

—No.

—Bien;dígamedóndehayqueir,amigo,yyobuscaréuntaxi.

Anthonycomprobóquesu samaritanoeraun tipodecortaestaturayanchodehombros,bastantebaqueteadoporlaexistencia.

—¿Dóndevive,eh?

Apesardelosgolpesydelaborrachera,Anthonysediocuentadequesudirecciónnoibaaestaralaalturadeaquellaestúpidafanfarronadaacercadesuabuelo.

—Consígameuntaxi—ordenó,buscándoseenlosbolsillos.

Al acercarse el coche,Anthony trató de levantarse, pero el tobillo se le torció, como si estuvierapartidoporlamitad.Elsamaritanonotuvomásremedioqueayudarlo…ysubiraltaxitrasél.

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—Mire,camarada—ledijoaAnthony—,estáustedborrachoylehanpegadounapaliza;novaasercapazdeentrarencasaanoserquealguienlolleve,demaneraquevoyairconustedyséquesabráagradecérmelo.¿Dóndevive?

Anthonylediosudirecciónaregañadientes.Luego,cuandoeltaxisepusoenmovimiento,apoyólacabezacontraelhombrodesuacompañante,sumiéndoseenundolorido letargo.Cuandodespertó,elhombrelehabíasacadodeltaxidelantedelapartamentodeClaremontAvenueyestabatratandodequesemantuvieraenpie.

—¿Puedeandar?

—Sí…másomenos.Serámejorquenoentreconmigo.—Denuevosebuscóimpotentementeenlosbolsillos—.¡Oiga!—continuó,tratandodedisculparse—.Muchometemoquenomequedaniuncentavo.

—¿Cómo?

—Queestoysinblanca.

—¡Vaya!¿Nomeprometióquenotendríaquearrepentirme?¿Quiénvaapagareltaxi?—Sevolvióhaciaelconductorparaquecorroborarasuspalabras—.¿Noleoyóusted?¿Ytodoloquedijoacercadesuabuelo?

—Dehecho—murmuróAnthony imprudentemente—, fueustedquien lodijo todo;pero sivieneporaquímañana…

Alllegaraestepuntoeltaxistaseasomóporlaventanillaydijocontonoferoz:

—¡Atízaleunabuenaaesedesgraciado!¡Sinofueraunborrachínnolohabríanechadoalacalle!

Enrespuestaaestasugerencia,elpuñodelsamaritanosaliódisparadocomounariete,derribandoaAnthony contra los escalones de piedra de la casa de apartamentos. El joven Patch quedó inmóvil,mientraslosaltosedificiossebalanceabandeunladoparaotroporencimadesucabeza…

Alcabodeunbuenratosedespertóynotóquehacíamuchomásfrío.Tratódemoverse,perosusmúsculossenegaronafuncionar.Sesentíaextrañamenteansiosodesaberlahoraqueera,peroalirabuscarsureloj,noencontrómásqueelbolsillovacío.Sindarsecuenta,suslabiospronunciaronlafraseinmemorial:

—¡Vayaunanoche!

Sorprendentemente, estaba casi sereno. Sin mover la cabeza, miró hacia donde la luna estabaanclada en mitad del cielo, derramando luz sobre Claremont Avenue como si fuera el fondo de unprofundoeinexploradoabismo.Nohabíaningúnsignodevidaniseoíaningúnsonidoconlaexcepcióndeunzumbidocontinuoensuspropiosoídos,peroalcabodeunmomentoelmismoAnthonyrompióelsilencioconunmurmullomuyclaroypeculiar.EraelsonidoquehabíaqueridohacertodoeltiempoenelBoul’Mich’,cuandoestabadelantedeBloeckman:elsonidoinconfundibledeunarisotadairónica.Yensuslabiosrotosysangrantesfuecomounalastimosabascadelalma.

Tres semanas después el pleito llegó a su fin. El ovillo de los trámites burocráticos—al parecerinterminable—,quellevabacuatroañosdevanándose,serompiódepronto.AnthonyyGloriay,porelotro lado,EdwardShuttleworth y un pelotón de beneficiarios, prestaron declaración,mintieron y, engeneral, se comportaron groseramente de acuerdo con sus respectivos niveles de avaricia y

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desesperación. Anthony se despertó una mañana de marzo dándose cuenta de que la sentencia sedictaría a las cuatrode la tarde, y aquella ideabastóparaque se levantarade la camay empezara avestirse. A pesar de que estaba muy nervioso, el joven Patch sentía un injustificado optimismo encuantoal resultadofinal.Creíaque lasentenciadel tribunal inferiorsería revocada,aunquefuese tansolo por la reacción —debido a los excesos del prohibicionismo— que se había producidorecientementecontralasreformasylosreformistas.TeníamásconfianzaenlaeficaciadesusataquespersonalescontraShuttleworthqueenlosaspectosestrictamentelegalesdelproceso.

DespuésdevestirsesetomóunwhiskyyfuealcuartodeGloria.Sumujerestabayacompletamentedespierta.Llevabaunasemanaenlacama,porpurocapricho,enopinióndeAnthony,aunqueelmédicohabíadichoqueeramejornomolestarla.

—Buenos días —murmuró ella, sin sonreír. Sus ojos parecían más grandes y oscuros que decostumbre.

—¿Quétalteencuentras?—lepreguntóéldemalagana—.¿Mejor?

—Sí.

—¿Muchomejor?

—Sí.

—¿Tesientessuficientementebiencomoparairconmigoaljuzgadoestatarde?

Gloriaasintióconlacabeza.

—Sí.Quieroir.Dickdijoayerque,sihacíabuentiempo,vendríaconelcocheeiríamosadarunpaseoporCentralPark…yfíjateencuántosolentraporlaventana.

Anthonyvolviólacabezamecánicamenteyluegosesentóenlacama.

—¡Quénerviostengo!—exclamó.

—Porfavor,notesientesahí—dijoellaenseguida.

—¿Porquéno?

—Huelesawhisky.Nopuedosoportarlo.

Anthony se levantó distraídamente y abandonó la habitación.Unpocodespués ella lo llamóy eljovenPatchsalióalacalleyletrajounpocodeensaladilladepatataypollofríodeladelicatessen.

AlasdosenpuntoelcochedeRichardCaramelsedetuvodelantedelapuertay,cuandollamóporel telefonillo interior,Anthony bajó conGloria en el ascensor y la acompañó hasta el bordillo de laacera.

Gloriaagradecióasuprimoquelallevaraadarunpaseo.

—Noseastonta—replicóDickcontonodesdeñoso—.¡Vayafavor!

Pero, en realidad, no pensaba que su gesto careciera de importancia y la razón eramuy curiosa.RichardCaramel había perdonadomuchas ofensas amucha gente. Pero nunca había perdonado a suprima,GloriaGilbert, una afirmación que había hecho inmediatamente antes de su boda, siete añosatrás.Habíadichoquenoteníaintencióndeleersunovela.

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RichardCaramellorecordaba;lohabíarecordadoconfrecuenciaduranteaquellossieteaños.

—¿Aquéhorapensáisvolver?—preguntóAnthony.

—Novendremosaquí—respondióella—;nosreuniremoseneljuzgadoalascuatro.

—Deacuerdo—murmuróél—;allínosveremos.

Al volver al apartamento encontró una carta esperándole. Era una circular pidiendo a «losmuchachos» con un lenguaje condescendientemente campechano que pagaran la cuota de la LegiónAmericana.Anthonytiró lacartaa lapapeleracongesto impacientey,despuésdesentarse—conloscodosapoyadosenelantepechodelaventana—,sepusoamirar,aunquesinverla,lacallesoleada.

Italia;unveredictofavorablesignificabaItalia.Aquellapalabrasehabíaconvertidoparaélenunaespeciedetalismán,enunlugardondeseríaposibledesprendersedelas intolerablesansiedadesdelaexistenciacomosisetrataradeuntrajeviejo.Iríanprimeroalosbalneariosyentremultitudesalegresyllenas de colorido olvidarían las grises secuelas de la desesperación. Maravillosamente renovado,AnthonypasearíadenuevoporlaPiazzadiSpagnaalatardecer,entreaquellamuchedumbrealaderivade mujeres morenas, mendigos harapientos y austeros frailes descalzos. El recuerdo de las mujeresitalianasleprodujounasuaveexaltación;cuandosubolsaestuvieraotravezllena,inclusolasilusionesrománticaspodríanvolveraposarseenella:elhechizorománticodelosazulescanalesdeVenecia,delasdoradascolinasverdeantesdeFiésoledespuésdelalluvia,ydelasmujeres,mujeresquecambiaban,sedisolvíanymezclabanconotrasmujereshastaalejarsedesuvida,perosinperderjamásnijuventudnibelleza.

PeroaAnthonyleparecíaquetendríaquehaberunadiferenciaensuactitud.Todaslasafliccionesde su existencia, todos los pesares y dolores, habían tenido por causa a las mujeres. Se los habíaninfligido demaneras distintas, inconscientemente, casi con indiferencia; quizá al darse cuenta de suidealismoydequeestabaasustado,matabanenéltodoloquepudieraoponerseasuabsolutodominio.

Al apartarse de la ventana se enfrentó con su imagen en el espejo, y estuvo contemplando conabatimiento el rostro descolorido, los ojos con su entramado de líneas como filamentos de sangrecoagulada,lafiguraencorvadayflácidacuyamismainclinacióneratodounejemplodeapatía.Eraunhombredetreintaytresaños,yparecíatenercuarenta.Bueno,lascosascambiarían.

EltimbredelapuertasonóásperamenteyAnthonysesobresaltócomosi lehubiesenasestadoungolpe.Unavezrepuestosalióalvestíbuloyabriólapuertadelacalle.EraDot.

Elencuentro

Anthonyfueretrocediendodelantedeellahastalasaladeestar,entendiendotansolounapalabradevezencuandodellentoflujodefrasesquebrotabanininterrumpidamentedesuboca,unatrasotra,enpersistente salmodia. Ibadecenteypobrementevestida;unsombreritoun tanto lamentable,adornadoconfloresrosasyazules,cubríayocultabasuscabellososcuros.Anthonydedujodesuspalabrasquevarios días antes había visto en el periódico un suelto relativo al pleito, y había conseguido que unempleado de la sección de apelaciones le facilitara la dirección del joven Patch. Había subido alapartamentoyunamujer,aquienDotnoquisodarsunombre,ledijoqueAnthonynoestabaencasa.

Enlasaladeestar,élsequedójuntoalapuertacontemplándolaconunamezcladehorrorypasmomientras ella hablaba y hablaba… Su sensación predominante era que toda la civilización y lasconvenciones de su entorno eran extrañamente irreales… Dot le explicó que trabajaba en una

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sombrereríadeseñorasdelaSextaAvenida.Sehallabamuysola.Habíaestadoenfermamuchotiempodespués de que él se marchara a CampMills; su madre fue a buscarla para llevársela de nuevo aCarolina…HabíavenidoaNuevaYorkconlaideadeencontraraAnthony.

Dothablabaconterribleseriedad.Susojosdecolorvioletaestabanenrojecidosporlaslágrimas;susuaveentonaciónquedabarotaporpequeñosgemidosjadeantes.

Aquelloeratodo.Nohabíacambiadoenabsoluto.QueríaaAnthonyahora,ysinopodíasersuyo,moriría…

—Tendrás que marcharte—dijo él finalmente, hablando con retorcida intensidad—. ¿Es que notengo suficientes preocupaciones sin necesidad de que aparezcas tú? ¡Dios mío! ¡Vas a tener quemarcharte!

Sollozando,Dotsesentó.

—Tequiero—exclamó—.¡Nomeimportaloquemedigas!Tequiero.

—¡Me tiene sin cuidado!—casi chilló él—; ¡vete de aquí! ¿Es que nome has hecho suficientedaño?¿Esquenotebasta?

—¡Pégame!—le imploróella, frenética,estúpidamente—.¡Pégameybesaré lamanoconquemepegues!

LavozdeAnthonysealzóhastacasiconvertirseenungrito.

—¡Temato!—exclamó—.¡Sinotemarchas,temato,teaseguroquetemato!

Lalocurabrillabayaensusojos,pero,sinarredrarse,Dotsepusoenpieydiounpasohaciaél.

—¡Anthony!¡Anthony!

AljovenPatchlecastañetearonlosdientesyretrocediócomoparasaltarsobrelamuchacha;luego,cambiandodeidea,buscóalgoasualrededorconrostrodesencajado.

—¡Temato!—murmurabaconbrevesjadeosentrecortados—.¡Temato!

Parecía morder las palabras como para obligarlas a materializarse. Finalmente alarmada, Dot sedetuvo, y, al enfrentarse con sus ojos de loco, dio un paso atrás en dirección a la puerta. Anthonyempezóacorrerdeun ladoparaotroensu ladode lahabitación, sindejarde repetirelmismogritoamenazador.Luegoencontróloquehabíaestadobuscando:unareciasilladeroblequehabíajuntoalamesa.Conungritobroncoseapoderódeella, laalzóenelaireyconlafuerzadela locuralaarrojócontra el rostro pálido y aterrorizado al otro lado de la habitación… después una densa oscuridadimpenetrabledescendiósobreél,borrandoideas,rabiaylocuraalmismotiempo;conunchasquidocasitangiblelafazdelmundocambióantesusojos…

GloriayDickllegaronalascincoylollamarondesdeelvestíbulo.Anthonynocontestó;entraronenlasaladeestaryencontraronunasillaconelrespaldorotojuntoalapuerta,ytambiénnotaronquetodalahabitaciónestabaun tantoendesorden: lasalfombras fueradesusitio,caídas las fotografíasy losobjetosornamentalesdelamesacentral.Enelairehabíaunolordulzónaperfumebarato.

A Anthony lo encontraron sentado al sol en el suelo de su dormitorio. Delante de él, abiertos,estaban sus tresvoluminososálbumesde sellos,ycuandoentraron teníaen lasmanosunmontóndesellostodavíasinclasificarqueguardabaenlaparteposteriordeunodeellos.Allevantarlavistayver

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aDickyGloria,torciólacabezaconairecríticoyleshizoungestoparaqueretrocedieran.

—¡Anthony! —exclamó Gloria con voz tensa—, ¡hemos ganado! El tribunal ha revocado lasentencia.

—No entréis—murmuró él débilmente—, vais a manchármelos. Los estoy ordenando y sé queacabaréispisándolos.Todoacabamanchándosesiempre.

—¿Sepuede saber qué estás haciendo?—preguntóDick asombrado—. ¿Volviendo a la infancia?¿Notedascuentadequehasganadoelpleito?Hanrevocadolasentenciadeltribunalinferior.¡Poseesunafortunadetreintamillones!

Anthonyselimitóamirarlocongestoreprobatorio.

—Cerradlapuertacuandosalgáis.—Hablabacomounniñoimpertinente.

Glorialocontemplóconunacrecienteexpresióndeespantoenlosojos.

—¡Anthony!—exclamó—,¿quées loquepasa?¿Porquénohas idoal juzgado?¿Quées loquesucede?

—Mirad—dijoAnthonyenvozbaja—,quieroqueosmarchéislosdosdeaquíahoramismo.Delocontrario,selodiréamiabuelo.

Alzóunpuñadodesellosylosdejócaercomosifueranhojasdeárboles,multicoloresyllamativas,girandoyrevoloteandoenelairesoleado:sellosdeInglaterraydelEcuador,deVenezuela,deEspaña,deItalia…

Juntamenteconlosgorriones

Esaexquisita ironía celestialquehaplaneado ladesapariciónde tantasgeneracionesdegorrionesrecoge, sin duda, las más sutiles inflexiones verbales de los pasajeros de un transatlántico como elBerengaria.Ysindudaestabaescuchandocuandoeljovendelagorraacuadroscruzólacubiertaabuenpasoysepusoahablarconlachicavestidadeamarillo.

—Esees—dijo,señalandoaunafigurasentadaenunasilladeruedascercadelabarandillayconunamantadeviajesobrelasrodillas—.AhítienesaAnthonyPatch.Laprimeravezquesaleacubierta.

—¿Asíqueesese?

—Sí.Dicenquehaestadounpocoperturbadodesdequeconsiguiólaherencia,hacecuatroocincomeses.Elotrotipo,Shuttleworth,elquesequedósineldinero,queeraunapersonamuyreligiosa,seencerróenunahabitacióndesuhotelysepegóuntiro…

—¡Quécosamásterrible!

—PeronocreoqueaAnthonyPatchlepreocupemucho.Sehallevadolostreintamillones.Yviajaconsumédicopersonalporsiacasotuvieraalgúnremordimiento.¿Aellalahasvistoencubierta?—preguntó.

Lachicavestidadeamarillo,queeramuybonita,miróasualrededorcautelosamente.

—Estabaaquíhaceunminuto.Llevabaunabrigodemartascibelinasquedebedevalerunafortuna.—Fruncióelentrecejoyañadiómuyconvencida—:¿Sabes?Laencuentromuydesagradable.Parece…comosi estuviera teñiday sucia,no sé si entiendes loquequierodecir.Algunaspersonas tienenese

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aspecto,tantosisonsuciascomosinoloson.

—Sí,claro—asintióeljovendelagorraacuadros—.Peronoesfea,detodasformas.—Hizounapausa—.Mepreguntoquéestarápensandoél…ensudinero,oquizásienteremordimientosporloquepasóconShuttleworth.

—Probablemente…

Peroeljovendelagorraacuadrosestabacompletamenteequivocado.AnthonyPatch,sentadocercadelabarandillaymirandoalmar,noestabapensandoensudinero,porquemuypocasvecesensuvidahabía experimentado realmente la vanagloria de las cosas materiales, ni tampoco en EdwardShuttleworth, porque esmejor ver las cosas por el lado bueno.No; le preocupaba toda una serie dereminiscencias, de manera muy parecida a como un general puede repasar una campaña triunfal,analizandosusbatallas.Pensabaenlasprivaciones,enlasinsufriblestribulacionesquehabíatenidoquesoportar. Todo el mundo había tratado de hacerle pagar los errores de su juventud. Había estadoexpuesto a la miseria más inhumana, sus mismos anhelos de aventuras románticas se habían vistocastigados,susamigoslohabíanabandonado…inclusoGloriasehabíapuestoencontrasuya.Sehabíaquedadosolo,completamentesolo…haciendofrenteatodos.

Hacíaaúnmuypocosmeses,todoelmundoloinstabaaqueserindiese,lepedíaquesesometieraalamediocridad,quesepusieraatrabajar.Peroélsabíaquesumaneradevivirestabajustificada;ysehabíamantenidoensustrecesindesfallecer.Bastabaconvercómolosmismosamigosquellegaranamostrarsemásdesagradableshabíanvueltoarespetarlo,areconocerquesiempretuvorazón.¿AcasonohabíanidolosLacyylosMeredithylosCartwright-SmithavisitarlosaGloriayaélenelRitz-Carltonunasemanaantesdeembarcarse?

Teníalosojosllenosdelágrimasyletemblabalavozmientrashablabaensusurrosconsigomismo.

—¡Selohedemostrado!—estabadiciendo—.¡Hasidounabatallamuydura,peronomerendíyheconseguidoloquequería!

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