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Humedal Neuta:
Una etnografía pedagógica del Discurso y los Símbolos
Oskar Daniel Jiménez Acosta
Universidad Distrital Francisco José De Caldas
Facultad de Ciencias y educación
Bogotá, Colombia
2016
1
Universidad Distrital Francisco José De Caldas
Facultad de Ciencias y educación
Humedal Neuta:
Una etnografía pedagógica del Discurso y los Símbolos
Presentado por:
Oskar Daniel Jiménez Acosta
Trabajo de grado presentado como requisito para obtener el título de:
licenciado en educación básica con énfasis en humanidades y lengua castellana
Tutora:
Pr. Miriam Consuelo Céspedes
Universidad Distrital Francisco José De Caldas
Facultad de Ciencias y educación
Bogotá, Colombia
2016
2
Humedal Neuta: Una etnografía pedagógica del Discurso y los Símbolos Oskar Daniel Jiménez Acosta
Neuta UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS Bogotá
Tabla de Contenido
Introducción……………………………………………………………………………………………………………………..4
1. Contexto conceptual: Para una aproximación de las humanidades al debate
ambiental.
1.1. Crisis Ambiental como Crisis Humana:
1.1.1. Los debates ambientales del 68 al 92.……………………………………………………7
1.1.2. El antropoide, la aspiración a Ser Humano………………………..…………………17
1.1.3. Símbolo y Crisis...…………………………………………………………………………………24
1.1.4. Animal Simbólico…………………………………………………………………………………29
2. Estudio de campo: Instrumentos para interpretar el corpus recogido
2.1. El Humedal Neuta: Un ecosistema enclave en pleno avance urbanístico.
2.1.1. El flujo conductual: Geología y geografía………………………………….……….. 33
2.1.2. Producción urbana y huella ecológica en la cuenca media del río Bogotá:
Reseña Geográfico-Histórica …………………………………………………………….…………..36
2.2. Una Sociedad de Discurso: Objetos discursivos y paradigmas raíz.
2.2.1. El Flujo Mental…………………………………………………………………………………… 63
2.2.2. Memoria Narrativa del Aula Humedal Neuta 2011-2013……………………. 68
I. De cómo los actores configuraron el escenario………………………………. 68
II. De cómo los discursos orientaron el proceso…………………………………..79
III. De cómo los acuerdos lograron cohesión……………………………………….91
IV. De cómo se manifestó Resiliencia ante la crisis…………………………….105
V. De cómo el contexto permitió la apertura…………………………………….135
2.3. Naturaleza, Escenario y Signo: Análisis de un Evento comunicativo.
2.3.1. De Flujo Mental a Flujo Simbólico……………………………………..………………191
2.3.2. Antorchas y faroles:…………………………………………………………………………..196
(1) Contexto enunciativo. …………………………………………………………………196
(2) Transcurso Performativo. ……………………………………………………………197
3. Asedios Epistémicos: Para Responder a la pregunta por el lenguaje y las
Humanidades en Educación Ambiental…………………………………………………………………..198
3.1. Crisis Adaptativa y educación: Antítesis frente a evidencias……………….198
3.2. Ser Animal Simbólico: Encarnamiento Ritual como pedagogía de la
Tierra………………………………………………………………………………………………………...206
Bibliografía………………………………………………………………………………………………………………211
1
Introducción El propósito puntual de esta investigación ha sido evidenciar la afectación cíclica y recíproca
que entraña la vida planetaria con el hombre como partícipe inusual, un extraño ante la
naturaleza de la que sin embargo es dependiente. En esta reflexión de carácter claramente
filosófico nos ayudará Augusto Ángel Maya, pensador ambiental colombiano, quien, luego
de proporcionar un panorama somero sobre los debates ambientales contemporáneos y la
configuración de los paradigmas modernos, nos aproximará a la epistemología del
Materialismo Cultural, dentro de la cual enmarcaremos la interpretación etnográfica.
En tal contexto la investigación da cuenta de la manera en que al interior de un equipo
multidisciplinar de pedagogía no formal, cuyo campo de acción es la educación ambiental,
el papel de un docente de humanidades y lenguaje consiste en interpretar las interacciones
pedagógicas en clave de actos comunicativos, hacer énfasis en cómo estos puedan devenir
discursos e Indagar por la influencia y dispositivos plausibles de llevar a posibles cambios
praxeológicos, perceptivos y mentales. En este orden de ideas la búsqueda permanente ha
de ser la apertura de caminos disciplinares que permitan a la investigación etnográfica
hallar ejes de apoyo en un momento de tránsito epistémico.
Por eso el abordaje hecho sobre el corpus constituye el momento más arriesgado dentro
de esta investigación; se busca tender puentes. El Materialismo Cultural, puesto en práctica
a su manera por Ángel es una propuesta del antropólogo norteamericano Marvin Harris,
sustentada en una premisa sencilla: La cultural toda responde a las necesidades terrenales
del ser humano. Vamos a comprender persistentemente al hombre como una criatura
biológica con aptitudes adaptativas avanzadas; Harris sugiere abordarlo por dos vías que él
denomina Flujos, uno el Conductual, referido a los movimientos de los cuerpos humanos
sobre los territorios, y dos el Mental, correspondiente a la vida emocional y a los
pensamientos de hombres y mujeres.
En torno a los fenómenos del Flujo Conductual el objetivo reside en dar cuenta de la manera
en que estos movimientos configuran un poder históricamente constituido como presión
que se ejerce sobre el medio: la geografía de David Harvey y la geología de Thomas Van Der
Hamenn serán los instrumentos más acertados para realizar una reseña histórico-geográfica
que dibuje un contexto cuyos límites espacio temporales sean lo bastante amplios como
para indagar por la multiplicidad de los modelos de desarrollo, estrategias y aptitudes
adaptativas practicados en el espacio geográfico común de la Cuenca Media del Río Bogotá,
como referente amplio, y el enclave polisistémico que es hoy el municipio de Suacha,
Cundinamarca, para puntualizar con especificidad el Humedal Neuta.
La clave para conectar esta reseña histórico-geográfica con los fenómenos del Flujo
Conductual es el Corpus etnográfico levantado durante veintiséis meses, en el cual se
hallaba condensada una narrativa que fue preciso deshilvanar, distinguiendo dentro de ella
las voces de los actores y acotando algunos apuntes reflexivos que le ayuden a ser
2
comprensible. Los instrumentos serán 5 para lograrlo; 1) La anamnesis o proceso de
rememoración narrativo, 2) la Aisthesis o reflexión perceptiva, que servirá como asidero
temporal presente y 3) la Transcursividad, una captación enunciativa que despoja al sujeto
identificado de su autoridad sobre la enunciación. Como complemento serán usadas la
imagen fotográfica, cuya intención es dar rostro a los actores y los organigramas, que
ayudan a seguir los tiempos narrativos mediante figuras fluctuantes de relaciones centro-
periferia.
Al interior de estos instrumentos están moviéndose el espectro escurridizo de la cultura de
masas, las prácticas políticas inconscientes y la pugna del complejo yóico insatisfecho o
embelesado con las ofertas de su entorno. La identidad cultural y psicológica puesta en
juego bajo la presión de los escenarios sociales diseñados por el crecimiento urbano y las
crisis del capital, se acompasa con las pugnas colectivas de organizatividad y disidencia: la
pedagogía en su dimensión crítica se aproxima a los condicionamientos que el legado
paradigmático obra, encarándolos. Es en este sentido que llamo la atención del lector sobre
el instrumento denominado Transcursividad, pues aunque su funcionalidad pueda pasar
desapercibida en un principio, es justamente la que va a permitir la acrobacia que es la
propuesta nacida de estas páginas.
Puestas en marcha las herramientas que indagan por los fenómenos de los Flujos
Conductual y Mental, se hará énfasis epistémico en los escenarios enunciativos y la
producción de sentido allí celebrada, generando los que he denominado fenómenos del
Flujo Simbólico. En efecto la última herramienta etnográfica va a profundizar en algunos
problemas de orden semiológico que tienen como elementos centrales la performatividad,
la simbolización y el discurso. Para lograr todo lo anterior se efectuará el análisis de un
Evento Comunicativo al interior del cual se pondrán en juego las muestras Transcursivas
recogidas en la narrativa. Allí serán tomadas las muestras empíricas más precisas, los Actos
de Habla, que junto a las Aisthesis servirán como insumo conclusivo para el cotejo final
entre antítesis y evidencias, que he denominado asedios epistémicos.
3
1. Contexto Conceptual: Para una aproximación de las Humanidades al debate Ambiental
1.1 Crisis Ambiental como Crisis Humana
“La educación ambiental debería desempeñar el papel de catalizador o denominador común en la
renovación de la educación contemporánea”
(Pronuncianiento de Tbilisi, 1977 14- 26 Octubre)
Los enemigos pelean mientras la tierra los traga, Goya. “Los beligerantes no adivinan el abismo en el que se
precipitan; desde el exterior, por el contrario, nosotros lo vemos perfectamente” (Serres, 1990).
1.1.1. Los Debates Ambientales del 68 al 92
En el año 1949 se daba por finalizado uno de los conflictos bélicos más desastrosos de los
que el ser humano haya sido testigo. La división del átomo, esa proeza científica, acababa
de sepultar bajo 64 Kg. Y 16 kilotones a dos ciudades del Japón; El viejo continente veía sus
campos desolados, muertas sus generaciones y hecha girones su fe. El mundo de posguerra
fue una amalgama de optimismo y desasosiego que empero tuvo la sensatez de preguntar,
en boca de la ONU, por el mundo en que sería educada la infancia en lo venidero- Si acaso
se pretendía que hubiese infancia y un mundo venidero. Las réplicas belicistas del orden
posterior a la guerra y una alarmante acumulación de problemas como el aumento
4
poblacional y el agotamiento de los suelos fértiles, resituaron esa pregunta a fines de los
años sesentas; De ese desastre que se llamó con toda pompa Segunda Guerra Mundial, el
ser humano había sido testigo y autor.
Bien vista, esa pregunta por el mundo y la infancia es de carácter ambiental: interroga por
el porvenir de la especie y su hábitat de pervivencia. La respuesta a ese interrogante se
presentó en forma de debate, de documentos y cartas científicas, cumbres ambientales y
disentimientos políticos. Vamos a acercarnos un poco al desarrollo de esos debates
ambientales tomando como punto de partida el año 68, con la primera carta del Club de
Roma, hasta el 92, La Cumbre de la Tierra en Río. El recorrido nos lo proporciona la obra del
profesor Augusto Ángel Maya1, que nos ayudará a transitar por las polémicas, discusiones
y pugnas con miras a la comprensión de esto que fue acuñado en el lapso de esos 24 años
como Crisis Ambiental. El profesor Ángel nos permite un lazo humanístico desde la filosofía,
hacia problemas existentes fuera de las disciplinas humanas, pero que conciernen de
manera imperativa al ser Humano.
La discusión la desataron los Informes del Club de Roma -un grupo selecto conformado en
pleno año 68- especialmente el primero, Los límites del Crecimiento, encargado al MIT
1 Ángel Maya, Carlos Augusto (Manizales, Colombia 1932 - Cali, Colombia, 11 de septiembre de 2010) Filósofo, pedagogo y teólogo de la Universidad Javeriana de Bogotá, realizó estudios en Italia, donde obtuvo un Doctorado en Historia de la Universidad Gregoriana de Roma. Realizó además cursos de postgrado en Sociología de la Historia en la Universidad de La Sorbona, en París. Recibió el título de Doctor Honoris Causa en Educación Ambiental de la Universidad de Guadalajara, México. A lo largo de toda su vida se desempeñó como profesor de Historia, Filosofía y Estudios Ambientales en diversas instituciones universitarias colombianas, entre ellas la Universidad Jorge Tadeo Lozano (Bogotá), la Universidad Autónoma de Occidente (Cali) y la Universidad Nacional de Colombia (Sedes Bogotá y Manizales), a la cual se vinculó desde el año 1986 con el propósito de sacar adelante el programa de Estudios Ambientales. También se desempeñó como funcionario y asesor de varias instituciones del Estado colombiano y organismos internacionales. Entre ellos se cuentan el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inderena), donde fue Director de la División de Desarrollo Social y Vigilancia, así como el Ministerio de Educación Nacional, donde hizo parte de un proyecto de educación para indígenas y colonos en los territorios nacionales. Fue asesor de organismos internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) del Centro Internacional de Formación en Ciencias Ambientales de México y asesor de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN). Fue miembro fundador y primer director del Instituto de Estudios Ambientales (IDEA) de la Universidad Nacional de Colombia, primero en Bogotá y luego en Manizales, a donde se trasladó por recomendaciones médicas. Continuó colaborando en el campo de las investigaciones, vinculándose más tarde a la Universidad Autónoma de Occidente en la ciudad de Cali, donde residió hasta su muerte. Su actividad bibliográfica fue muy fecunda, publicando 25 libros desde 1990, junto a numerosos artículos y ensayos, en los que teniendo como eje articulador la dimensión ambiental, puso al descubierto las estrechas relaciones existentes entre historia, ecología, filosofía, ética, geografía, estética y educación. Quienes lo conocieron se refieren a él como un hombre cálido, sensible y de enorme sencillez a pesar de sus amplísimos conocimientos en los más diversos campos; una persona que no dudaba en preguntar cuando desconocía algo, siempre ansioso y dispuesto a aprender. Luego de jubilado, en medio de la enfermedad, se dedicó a la literatura y la filosofía. Formidable orador, escritor, maestro y poeta, Augusto Ángel Maya falleció en la ciudad de Cali el 11 de septiembre de 2010. (Fuente Wikipedia, http://es.wikipedia.org/wiki/Augusto_%C3%81ngel_Maya)
5
(Massachusetts Institute of Technology) en donde se planteaba un Neomaltusianismo2 que
prendía alarmas respecto al peligro de un aumento poblacional en desbalance con el límite
de recursos disponibles. Las cinco variables contempladas para este diagnóstico fueron:
Población, capital, recursos naturales, contaminación y producción alimenticia, y su
ambición filosófica era nada menos que “reformular las bases conceptuales de la condición
humana”. (2002, pág. 228) Los toques de campana venían acompañados de cifras referidas
al crecimiento demográfico en China y la URSS, así como del influjo con que Oriente sitiaba
los márgenes del hemisferio occidental. Para Ángel es fundamental el hecho de que este
enfoque piensa “el problema ambiental desde una perspectiva en que le interesa sobre
todo la relación entre producción y consumo, o sea entre la masa de bienes que puede
producir la tierra en condiciones tecnológicas y económicas definidas y el total del consumo
de una población creciente”. (Ángel Maya, 2002) Era la reaparición del darwinismo social
bajo el sensato manto de la estadística.
La respuesta fue casi inmediata y vino de Latinoamérica. El Modelo Mundial
Latinoamericano, también conocido como Informe Bariloche (Argentina) plantea que los
límites del desarrollo se deben sobre todo a causas de origen socio-político y “están basados
en la desigual distribución del poder, tanto internacional como dentro de los países y cuyo
resultado es una sociedad opresiva y alienante, asentada en gran parte en la explotación”
(2002, pág. 233) Ángel comenta que pese a que el informe no plantea ninguna novedad en
términos ambientales, limitándose a señalar casos de diferentes latitudes, es claro en su
orientación prospectiva: “Los países subdesarrollados no pueden progresar siguiendo las
pautas de los países actualmente desarrollados. No solo por la improbabilidad histórica de
repetir ese camino en las condiciones sociopolíticas actuales, sino y principalmente porque
no es deseable.” (2002, pág. 233) Sin embargo es preciso señalar que Bariloche, en su afán
de refutación, cae en un optimismo tecnológico y político que le pone fuera de las
predicciones más prudentes. Por ejemplo considera que la corteza terrestre está en
capacidad de absorber todos los deshechos y que la producción de bienes naturales se
estabilizaría en unas décadas con una regulación básica del crecimiento del PIB mundial. En
esto consiste la fuerza y la debilidad del informe, comenta Ángel, pues es sobre todo un
optimismo económico que aboga por “la reducción del consumo no indispensable, el
incremento de la inversión, la eliminación de las barreras socioeconómicas y políticas que
impiden el uso racional de la tierra, la distribución igualitaria de los bienes y servicios
2 Hace referencia a un retorno a las concepciones de Thomas Malthus (Inglaterra, 1766-1834) quien en su obra capital Ensayo sobre el Principio de Población, busca demostrar la manera en que el crecimiento demográfico influye en el descenso de la calidad de vida a través de la fórmula crecimiento poblacional geométrico versus disponibilidad aritmética de alimentos. La tesis fundamental se basa en tres premisas básicas: 1. La población está limitada necesariamente por los medios de subsistencia. 2. La población crece invariablemente siempre que crecen los medios de subsistencia, a menos que lo impidan obstáculos poderosos y manifiestos. 3. La fuerza superior de crecimiento de la población no puede ser frenada sin producir miseria. El ejercicio político en diferentes épocas empleó el discurso malthusiano para justificar atropellos de clase, basándose en privilegios raciales y económicos, como lo señalara Marx.
6
producidos en los países subdesarrollados y la implantación de una política activa de
eliminación de los saldos negativos del comercio internacional”. (2002, pág. 234). Se eleva
así, de manera muy temprana, una visión antípoda del discurso emitido desde los
establecimientos globales.
En ese mismo año, 1972, se realizó la primer gran cumbre internacional, que pretendía
abordar el problema de forma sistemática. Ocurrió en Estocolmo, Suecia, luego de una
conflictiva serie de pre-encuentros, en donde la disyuntiva se asomaba en germen. Frente
al llamado de hacer un alto prudencial ante la congestión de males, las naciones en vías de
desarrollo reclamaban para sí el derecho de alcanzar el nivel de vida logrado por los países
industrializados, mediante su mismo modelo. (2002, pág. 241) Era inaceptable por tanto la
cláusula de detener los vagones del desarrollo, justo cuando las economías tercermundistas
tomaban velocidad en la carrera por el progreso. El paradigma del hombre prometeico
había sido parte de la enseñanza colonial y los sectores de poder nacional estaban imbuidos
de optimismo tecnológico. Otras posturas, como la adoptada en la Declaración Menton,
señalaban los insostenibles niveles de consumo de innovaciones no esenciales como las
armas, los plásticos y los plaguicidas, como responsables directos del deterioro
ecosistémico, haciendo la advocación a una moratoria para los responsables de su
producción y comercio. (2002, pág. 241) En el Informe final, Una sola Tierra; Sobre la
conservación de un pequeño Planeta, coordinado por la catedrática Bárbara Ward y el
microbiólogo René Dubos, se percibe, además de una síntesis magnífica del pensamiento
de más de 60 expertos que colaboraron en la construcción textual, la clara intención de
mantener los vientos calmos. De modo que contrastes tan difíciles como la proposición
2849 del delegado del Brasil, “que responsabiliza a los países industrializados de la
contaminación ambiental y exige que ellos acepten el deber de financiar las medidas
correctivas” (2002, pág. 244) frente a posturas que estimulaban el crecimiento de los países
subdesarrollados bajo asistencia tecnológica y política primermundista, pasaron
sabiamente desapercibidos.
La respuesta se dio tan solo un año después. Ocurrió en Cocoyoc, una pequeña población
de México, durante el Seminario sobre Modelos de Utilización de recursos Naturales, Medio
Ambiente y Estrategias de desarrollo de PNUMA/Unesco. “Para los asistentes al seminario
el fracaso de proporcionar una vida más segura y feliz para todos no se debe a una falta real
de recursos sino a problemas de distribución o sea de acaparamiento y de inadecuada
utilización de los recursos”. (2002, pág. 244) Según ellos el origen de esta situación es la
herencia colonialista que ha estimulado una acumulación desbalanceada y no es de ningún
modo “producto de condiciones geográficas” sino la consecuencia directa de la
subordinación en el mercado bajo la vigilancia tutelar del armamentismo. Aún más, se
señala la manera en que la confianza ciega en lo que se ha dado en llamar automatismo del
mercado ha llevado al sobreconsumo, que pretende el crecimiento productivo antes que la
orientación distributiva, “Violando los límites internos del hombre y externos de la
naturaleza”. Para detenerlo se propone una descentralización de la economía mundial, que
7
permita a los países subdesarrollados atender sus problemas fuera de la exigencia obtusa
de la deuda externa y las demandas de materia prima en la producción de consumo
innecesario persistente en el primer mundo.
La radicalización de esta postura se consolidaría ese mismo año, al amparo de las Naciones
Unidas, durante un encuentro oficial conocido como NOEI- Nuevo Orden económico
Internacional. Allí la tensión alcanzaría su punto más alto, cuando, al hacer la evaluación
de los logros obtenidos en las metas de desarrollo mundial planteados por la ONU, se daba
cuenta de que ni siquiera la mitad habían sido alcanzados y al contrario, los márgenes de
equidad eran abiertos por zanjas cada vez más insalvables. Las tendencias al armamentismo
eran absurdamente altas con relación a áreas esenciales como la salud, la desnutrición o la
lucha contra la malaria juntas. “Reordenar los objetivos del desarrollo exigía una
reorganización del comercio y de los sistemas de producción. Ambos habían sido absorbidos
por las transnacionales y ello significaba por fuerza un deterioro en las condiciones de vida
en los países pobres” (2002, pág. 246) que, como en el caso de la recuperación de Europa
mediante el plan Marshall, implicó una explotación intensiva del petróleo y por tanto de las
economías subdesarrolladas.
La conclusión del encuentro no podía ser más decepcionante; mientras se sintetizaba de
manera sólida el hecho de que “la recuperación de las economías capitalistas durante la
presente década no se ha dado solo en paralelo con el deterioro de las economías de los
países pobres, sino en estrecha correlación causal” (2002, pág. 247) los países
industrializados consideraban al NOEI como “demandas unilaterales de los países pobres,
no obligatorias y sin efecto en el derecho internacional” (2002) En suma, se comprendía
que “no existen estructuras internacionales adecuadas para corregir las férreas leyes del
mercado internacional y consecuentemente la succión de los países pobres”. (2002, pág.
247). El sueño de una tierra unida bajo un mismo camino de sostenibilidad se hacía cada
vez más inviable.
Por ello en 1985, luego de innumerables encuentros que abarcaron todos los temas, era
preciso reforzar el modelo de Estocolmo. Con este fin se desarrolló Nuestro Futuro Común,
el informe sobre medio Ambiente y Desarrollo presidido por la Primera Ministra de
Noruega, Harlem Brundtland, junto a representantes de todos los continentes. Allí se
consideran problemas tan complejos como la sobreexplotación de los suelos del África y su
estrecha relación con la deuda externa, que, tal y como ocurrió en los años ochenta, se
acentuó a causa de los programas de ajuste que abocaron a los países pobres a un uso
insostenible de los recursos. El problema al que se enfrenta este informe, aclara Ángel, es
la ineludible contradicción en que incurre al concebir la pobreza como un estado absoluto
“del que es necesario salir, y no como la consecuencia misma del desarrollo”. (2002, pág.
249). Para lograrlo sería necesario un rápido crecimiento del PIB, del 6 y 7 por ciento en
cada país, para superar el estado de atraso, sin considerar “lo relativo a los procesos de
acumulación, la ruptura de las identidades culturales, la homogenización de los
8
comportamientos y la concentración de la mano de obra en los grandes centros urbanos”.
(2002) En suma, al igual que en Una Sola Tierra, las buenas intenciones hacían olvidar que
se trataba de un planeta dividido, en donde “el saqueo de los recursos, el acaparamiento
proteínico, el crecimiento sustentado en el armamentismo, el manejo de la información y
en una palabra la comprensión de que el desarrollo ha sido fruto de la explotación”, (2002,
pág. 244) quedaban ocultos tras las cortinas de la diplomacia.
Aquel mismo año se llevó a cabo El primer Seminario Latinoamericano sobre Universidad y
Medio Ambiente para América Latina y el Caribe, convocado por PNUMA/Unesco y la
Universidad Nacional de Colombia. Las conclusiones contenidas en la Carta de Bogotá,
documento aprobado por la plenaria, abogaban por una visión de la universidad como un
laboratorio de la realidad, “ubicando esa realidad en el contexto regional y mundial” (Ángel
Maya, 2002, pág. 251) a fin de comprender la manera en que Latinoamérica se ha inscrito
en el orden económico internacional. De allí resulta la comprensión de que “La dependencia
económica y tecnológica es al mismo tiempo dependencia cultural, y en esta forma atañe
directamente a las universidades”. (Ángel Maya, 2002, pág. 251). Esta manera de ubicar el
problema de la universidad frente al modelo de desarrollo supuso encararla con un
fenómeno que condicionaba de manera amplia la producción de conocimiento. Ángel Maya
comenta que al comprender el medio ambiente como potencial de un desarrollo
alternativo, el seminario llegó a la conclusión de que <<El deber de la universidad, más que
servir al fortalecimiento de un aparato productivo deformado por la racionalidad
económica, debe buscar una producción “creativa, crítica y propositiva de nuevo
conocimiento, para promover nuevas estrategias y alternativas de desarrollo”>> (2002)
Y como aclara Ángel, quien participó personalmente en ese primer Seminario, “El esfuerzo
latinoamericano por consolidar la formación ambiental nace o se fortalece al principio de la
década de los 80 con el establecimiento de la RED de formación ambiental, impulsada por
el PNUMA y el CIFCA. Este último era un Centro de Formación creado por Naciones Unidas y
España, para los países de Iberoamérica. Desafortunadamente el gobierno español en su
nueva etapa republicana no entendió la importancia del CIFCA y lo suprimió de un plumazo
en 1983.” (Medio Ambiente e Interdisciplina: Utopías y realidades., 2003). Las Redes
nacionales se desarticularon y, en el caso particular de Colombia, pasó de mano en mano,
por el INDERENA, el ICFES y finalmente el Ministerio de Medio Ambiente, sin llegar a cumplir
con el fin de tejer trabajo coordinado con las demás Universidades de la región. Lo que
pretendía ser inicialmente una reestructuración curricular en todos los niveles educativos,
a fin de incorporar la visión ambiental al flujo cultural del país, terminó por disolverse en
ejecuciones administrativas, dóciles al viento del poder, los intereses de turno y su visión
de desarrollo. Sólo hasta catorce años después se reunió el Segundo Seminario de
Universidad y Medio Ambiente, para encontrarse con que ninguno de sus propósitos había
sido cumplido, una muestra de la conjunción de influencias movilizadas por el poder
retardatario.
9
El último encuentro que nos interesa abordar en esta línea de mapeo es la cumbre de Río
92, de la cual el informe Nuestra Propia Agenda, nace como un encargo de la comisión de
Desarrollo y Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, elaborado en los comités
preparatorios. Allí se revelan dos posturas radicalmente contrapuestas. Por un lado se pone
de manifiesto el ya aludido sector del optimismo tecnológico, que lejos de tratarse de un
hombre prometeico como el de la Universidad de Soussex, de corte socialista, o
economicista como el de P.A Samuelson, que humaniza el concepto de Producto Nacional
Bruto (PNB) resignificándolo como Bienestar Económico Neto (BEN), compromete a un
sector que considera el atraso como una condición intrínseca del tercer mundo y, por tanto,
que “el desarrollo sustentable implica un proceso de apertura y vinculación al sistema
internacional.” (2002, pág. 253). Se trata de los pequeños sectores de poder local que
heredaron los monopolios de la colonia y que juegan un rol liminal como puentes de la
influencia exterior sobre los estados nación apodados Tercer Mundo. Por eso se sostienen
en argumentos como: “la experiencia de los países actualmente exitosos evidencia que el
desarrollo es siempre un fenómeno endógeno”, y que por tanto la “apertura internacional
supone un esfuerzo endógeno, para aprovechar tanto los mercados externos como los
internos”. (2002, pág. 253) Y esto principalmente porque estar inmersos en el gran mercado
global pone al alcance “la tecnología y los medios necesarios para el desarrollo” (2002)
“Evitando así- comenta Ángel Maya- el pueril empeño de sustituir la creación intelectual de
Occidente.” (2002) Aquí se refleja una mirada servil no solo en términos políticos y
económicos, sino gnoseológicos.
La antítesis de esta postura puede resumirse en una sola idea: “El desarrollo debe responder
a la diversidad cultural sin proponerse imitar los patrones de consumo de los países
industrializados, lo que conllevaría a excluir a las mayorías del acceso a los beneficios del
progreso”. (2002, pág. 253). Se trata de un sector más cercano a Sussex, aún imbuido de
optimismo tecnológico, pero decidido a ubicar la discusión en la arena de la economía
política, puntualizando en sus prioridades de crecimiento el sector agrícola, la salud y la
prestación de servicios básicos. Sin embargo, aclara Ángel, este optimismo no comprende
aún con suficiente claridad que “El crecimiento económico tal y como se ha venido dando
dentro del capitalismo, requiere fuentes de acumulación y hasta ahora sólo se han
encontrado dos formas de hacerlo. En la economía de mercado, a través de la plusvalía, que
trae como consecuencia la marginalidad y el deterioro ambiental. Y en las economías
centralizadas, a través de la acumulación social sostenida por el Estado, disminuyendo la
marginalidad, pero con consecuencias igualmente nefastas sobre el sistema natural”.
(2002).
De esta manera llegamos a la conferencia de Río. Un mundo dividido entre países ricos y
países pobres, atrapados juntos en un intrincado sistema económico que subordina a unos
para salvaguardar a otros, y con unas regiones “tercermundistas” igualmente divididas,
merced a los poderes de turno, totalmente permeados por el paradigma hegemónico. Para
Ángel Maya la cumbre de Río 92 debe plantearse como la condensación de todo el debate
10
previo. El primer hecho que destaca es la aprobación de La Carta de la Tierra, aprobada por
el comité preparatorio reunido en Nueva York y ratificada más tarde en Brasil como
Declaración de Río. (2002, pág. 254) Se trata, empero, de un triunfo relativo, pues ante
propuestas de un holismo sensato como es el hecho de asumir “responsabilidades
compartidas para el manejo adecuado de los grandes sistemas de vida, divididos hoy por
fronteras artificiales”, (2002) subyace la ingenuidad de caer ante el poder cada vez menos
domeñable de los grandes bloques económicos. Se trata, como precisa Ángel, de una de las
“aporías” de la crisis actual, dado que el nacionalismo político riñe con la exigencia de
soluciones integrales y orgánicas que la Crisis exige, a la vez que es la única barrera de
defensa, así sea ineficaz, frente a la “voracidad tradicional de los países ricos sobre las
riquezas de la tierra” (2002)
Otros principios consignados como el Derecho al desarrollo, La erradicación de la pobreza,
el concepto de Deuda Ambiental, la necesidad de Aumentar el saber científico, la necesidad
de incentivar una Mayor Participación de la mujer, forjar una Alianza Ambiental Juvenil o
reconocer la importancia de los Conocimientos Tradicionales de las Comunidades Indígenas,
(2002, págs. 255-256-267) configuran todo el marco de la discusión contemporánea. Se
abordan todos los temas: atmósfera, bosques, biodiversidad, residuos tóxicos, y en la
mayoría de los países participantes se genera una repercusión de carácter político directo.
Es el caso de Colombia, en donde a raíz de la firma de compromisos es creado el Ministerio
de Medio Ambiente, de donde nacen las actuales políticas ambientales, documentos de
legislación y lineamientos curriculares. Pese a todo, la aporía persiste. “La discusión giró
principalmente sobre el derecho al desarrollo proclamado por los países pobres, muchos de
los cuales se asientan en el cinturón húmedo de la tierra. Ellos, por tanto, son de nuevo los
poseedores de los recursos necesarios para el desarrollo futuro, pero, como en épocas
anteriores, carecen de la acumulación científica y tecnológica necesaria para incorporar
estos recursos en la vida económica”. (2002, pág. 257). Este es el motivo que subyace al
hecho de que “los países industrializados consideren los recursos genéticos como un
patrimonio común de la humanidad, indispensable para impulsar a través de la tecnología
la bonanza futura de la tierra”. (2002, pág. 257). La biodiversidad se identifica así, como un
botín a ser tomado y es posible empezar a discernir el tamaño de la maquinaria que
pretende apropiarlo. El cinismo sería tal, que en el debate sobre calentamiento global y
cambio climático, Estados Unidos, país responsable de una cuarta parte de las emisiones de
gases de invernadero a nivel planetario, se negó a firmar los compromisos de mitigación y
reducción. En Kyoto 95, cuando el tema fuera abordado como eje central, esta actitud se
repetiría sin que hasta hoy haya cambiado.
A esto cabe añadir lo que ya advirtieran en los años setentas algunos autores como
McAuslan, Sandbach y Schnaiberg (2002, pág. 240) quienes “creen que el ambientalismo ha
venido siendo cooptado por los intereses de la política dominante que se ha apoderado
tanto de los términos como de las prácticas (…) Mientras se formula la participación como
antídoto a los males presentes y el gobierno real está cada vez más controlado por las
11
instancias centrales”. No está de más recordar que desde la implementación del plan
Marshall y la ocupación de Japón en la posguerra se impulsó el proyecto de industrialización
agrícola más ambicioso del siglo XX, La Revolución Verde (Mejía, 2008), un proyecto basado
en la implementación de abonos y pesticidas químicos (entre los cuales se cuenta el mismo
agente naranja utilizado en las guerras de Indochina) así como de maquinaria pesada en
aras de fomentar el monocultivo. El deterioro de los suelos fértiles y el envenenamiento de
las aguas consecuente, es un índice reconocido de Estocolmo en adelante como un
problema prioritario.
Lo que está realmente en juego, lo que se disputa en el plano discursivo de los debates
sobre Crisis Ambiental, es la legitimidad del usufructo. Es decir se trata de quién está en
condiciones de poseer los recursos, explotarlos y distribuirlos. “Estamos enfrentados pues
a la primera contradicción entre economía y ecología, entre el orden ecosistémico y el orden
social. Resulta generalmente más rentable vender la naturaleza que comprenderla, o si se
la comprende, se hará solamente en la medida en que el conocimiento adquirido permita
venderla. No se vende la naturaleza como sistema. Para venderla hay que cercenarla.”
(Ángel Maya, 2003). Es una discusión antropocéntrica, que relega la naturaleza al lugar de
expensa de recursos, y que además ha levantado una pirámide social de una espantosa
entropía, un sistema definido por el plusvalor y la especulación fiduciaria. Un sistema que
deshumaniza en tiempos de humanización y que desnaturaliza comportándose como una
máquina. Cómo es comprendida la complejidad de lo humano y cuál es la eficacia
paradigmática que moviliza, es preciso abordarlo en un siguiente título.
***
Coyuntura Histórica de los Debates sobre Crisis Ambiental
Cuadro 1
1949- 1968-9
1971 1972 1973 1974 1975-77-78-79
La Unesco Solicita estudio sobre condiciones Ambientales globales a fin de discernir las condiciones en que ha de ser educada la infancia de posguerra
Club de Roma encarga un diagnóstico ambiental al MIT Convención en Ramsar, Irán. Sobre Humedales. Comités preparatorios
1er Informe del Club de Roma, Los límites del crecimiento
Cumbre de Estocolmo, de donde nace el documento Una Sola Tierra; Dubos, Ward. ONU.
Segundo informe del Club de Roma; Pestel, Mesarovic. Golpe de Estado en Chile.
Cocoyoc, México Seminario sobre Modelos de Utilización de recursos Naturales, Medio Ambiente y Estrategias de desarrollo de
Seminario Internacional de Educación Ambiental. Belgrado, Yugoslavia. Pronunciamiento de Tbilisi, URSS. Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental.
12
Movilizaciones sociales en múltiples ciudades del mundo. Procesos de descolonización; Argel, Cuba, Indochina. Nacimiento del Club de roma, más tarde adoptado en Suiza.
para La cumbre sobre Medio Ambiente y Desarrollo convocada por PNUMA/Unesco
Respuestas al Informe del Club de Roma: -Bariloche, Arg. Modelo Mundial Latinoamericano. -U. de Sussex. -P.E Samuelson.
Tercer Informe del Club de Roma; Timbergen. Convención Washington, sobre comercio Internacional de Especies en Vía de Extinción.
PNUMA/Unesco
Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI) ONU
Convención sobre Contaminación Transfronteriza. Comisión económica Europea. Movilizaciones Sociales en América Latina. Colombia, Paro Nacional.
Cuadro 2
1980-81 1985 1986 1987-88-89 1990-91 1992 CEPAL. PNUMA. Estilos de Desarrollo y Medio Ambiente en América Latina y el Caribe; Sunkel. Convenio Internacional sobre Madera Tropical.
Seminario Latinoamericano sobre Universidad y Medio Ambiente. UN. Carta de Bogotá. Nuestro Futuro Común. Informe sobre Desarrollo y Medio Ambiente; Brundlandt. ONU.
Huelgas obreras por reforma salarial en Inglaterra. Era Tatcher-Reagan. Chernobyl. Sábado 26 de abril
Nuestra Propia Agenda, Plataforma regional. Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente A. Latina y el caribe. PNUD BID. Panel de Discusión Intergubernamental sobre efecto Invernadero. (PCC) Congreso de Moscú, para el fortalecimiento de la Educación Ambiental.
Caída del Muro de Berlín. Guerra de Irak. Guerra de los Balcanes
Cumbre de Río de Janeiro: -Carta de la Tierra. Insumo de discusión. -Agenda XXI. Documento de compromisos. Foro Global Ciudadano EEUU se niega a firmar las convenciones mundiales sobre cambio climático.
13
1.1.2. El Antropoide, la aspiración a Ser Humano
El ser del hombre nace de su obra
Pico della Mirandola
Que el hombre vive de la naturaleza, quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el
que debe mantenerse en un proceso constante, para no morir.
Marx
Frailejones en el Sumapaz, Gonzalo Ariza.
¿Ha habido acaso una criatura, además del hombre, capaz de levantar el mar con su
imaginación y los bosques con su maquinaria? Hablar de trastorno atmosférico y extinción
de especies es una tautología, porque una es intrínseca a la otra. Es nuestra acción como
especie la que se precipita sobre la biósfera en su conjunto, en nombre de una pretendida
auto preservación. Una aporía, además, porque el orden interno de lo humano y sus
modelos de orden social, tampoco representan bienestar para los propios individuos de la
especie. Devenir de la Némesis; somos productores de un nomos - nuestra práctica cultural
- que se halla sujeta a los límites de una hybris - la resiliencia ecosistémica - Cuando una
traspasa a la otra, esta resuelve salirse de cauce y sepultarnos.
Para Ángel Maya es imprescindible una hermenéutica de las ciencias, a fin entender la
configuración del pensamiento moderno. Al hacerlo encuentra que el levantamiento de los
14
muros epistémicos es muy temprano, de modo que cada corriente se desarrolló, incluso,
en franca omisión de los objetos de estudio estrictamente fuera de su campo. De un lado
se encuentran las ciencias naturales; de otro las sociales. De un lado el hombre es un
advenedizo, del otro la naturaleza es un escenario de fondo. En este apartado nos dirigimos
hacia el punto nodal que empalma esta visión dividida: Necesitamos entender al hombre
dentro del orden natural pero con sus propias singularidades, su especificidad biológica y
su capacidad de acumulación cultural. En suma necesitamos interrogar cuál es la naturaleza
humana.
El aristotelismo legó a la modernidad un aprecio especial por la indagación biológica, la
química, la física y la matemática, fueron cultivadas en oriente y occidente y la bruma
medieval al fin se retiraba. La naturaleza se deja estudiar y gracias a ello se han producido
los grandes tratados sobre entomología, morfología celular y distinción de especies. Un
fértil campo en el que sin embargo hay un intruso, un impertinente que no hay cómo
explicar: el ser humano. En las ciencias naturales la cultura y el hombre son rara vez
interrogados en un lenguaje que les sea plausible responder. ¿Cuál es su nicho ecológico?
Pregunta la biología. Y el hombre responde no tengo uno. Y ella lo clausura y expulsa. Los
ecólogos intentan cerrar esa brecha estudiando al sistema global, buscando una
integralidad que sustente al planeta en su conjunto. Y, pese a que lo logran, autores como
Odum siguen considerando al ser humano “un parásito imprudente” y a las ciudades como
“hematomas sobre la biósfera”. Los intentos de aproximar las ciencias naturales al análisis
social se han terminado por transmutar en peligrosas visiones fixistas, como el fisicalismo
social, la sociobiología y la eugenesia, en las cuales se realizan analogías exactas del
comportamiento humano y los fenómenos naturales; por ejemplo, la predominancia de los
más fuertes en la selección natural, de donde derivan proyectos históricos como los
nacionalismos étnicos, el realismo político y el despojo a ultranza de los recursos. (Ángel
Maya, 2002, págs. 175-212).
Por su parte las ciencias antrópicas levantaron un reino autónomo para el hombre,
contando una historia en la que la naturaleza no es más que un escenario de fondo para
recreo de las pasiones humanas. “Las grandes corrientes historiográficas han surgido como
movimientos románticos de retorno o como idealizaciones míticas del pasado ancestral,
para proponerlo como paradigma a las condiciones del presente”. (Ángel Maya, 1995).
Todavía en el siglo XX Husserl habla de ciencias del espíritu al referirse a las humanidades y
aún la psicología se adentra en vacilaciones que terminarían por dejarla a merced del
positivismo conductista más frio. En su impasse coyuntural Freud y Jung discuten sobre el
asidero positivo que implica el enfoque sexual del psicoanálisis; hay que permanecer en el
terreno seguro de la líbido, dice el primero, de lo contrario vamos a terminar buscando
duendes en el jardín (Cronenberg, 2011). El concepto Arquetipo tenía para Freud un claro
tono metafísico propenso a la idea prenatal cartesiana. De este lado asechaba el fantasma
de la mística.
15
Bajo estas condiciones Ángel asume una postura antropológica; quiere indagar sobre la
evolución fisiológica, motora, sensorial, intelectiva y simbólica de la especie homínida, de
las múltiples familias que se quedaron rezagadas y del avante Sapiens, que ahora resultaba
inexplicable y engorroso. La dificultad más grande para el hombre ha sido construir aparatos
que le ayuden a comprenderse a sí mismo y que no estén intervenidos por su propia
ideología, sino objetivados con claridad. Ángel necesita que sus estudios tengan un carácter
ambiental eminente que logre “superar, tanto el ultra-naturalismo filosófico, que concibe
al hombre como un conquistador advenedizo, como la interpretación biológica, que lo
percibe como una especie más del reino animal”. (1995, pág. 3). El modelo escogido por
Ángel Maya ha sido el Materialismo Cultural. En mi investigación topé también con la
Ecología cultural, de Julien Stewart, que arroja unos resultados bastante esclarecedores.
Pero Ángel parece no considerarlo y se inclina por la metodología antropológica de Marvin
Harris, cuyo punto de partida es “la premisa simple de que la vida social es una respuesta a
los problemas prácticos de la existencia terrena.” (Harris, 1979- 1982). Y se da a la tarea de
ponerla en práctica.
Acto inmediato nos lleva al paleolítico, la épica en que el antropoide primitivo, ligado al
devenir biótico y geológico, ha empezado a desafiar la presión del medio con su propia
sofisticación orgánica, que, como en todas las especies, reside en la información genética
como tabula base de perpetuación; el salto consiste en la manipulación de la biósfera, ya
no en el cumplimiento persistente del nicho ecológico. Tal cambio pauta el desarrollo de
algunos instrumentos orgánicos vitales y una lenta modificación biológica, una
especificación adaptativa que comprende, entre otras cosas, la postura vertical, la vista
periscópica, el pulgar oponible, los órganos fonatorios y, especialmente, el desarrollo del
sistema nervioso empático; la híper-especialización neuronal. El primer paso fue pues, la
consolidación de una plataforma fisiológica. Los miles de años que tomó tal proceso
implicaron, por supuesto, una selección natural de disputa con otros grandes predadores y
otras especies homínidas, como el hombre de Neanderthal, el Hombre Musteriense y el
Homo Habilis: la diferencia la hicieron instrumentos vitales, ya no orgánicos sino
propiamente culturales; Lascas, morteros, recintos contra la intemperie, dardos
envenenados, conservación artificial de los alimentos.
Podemos aventurar que la manipulación del fuego estuvo en el centro de este “despertar”
cognitivo, dado que la incorporación como instrumento útil a la actividad social debió
suponer una ampliación de los preceptos simbólicos. La capacidad de acceder al fuego,
volviendo a la imagen de Prometeo, pudo significar el inicio del exilio humano fuera del
paraíso ecosistémico. Y si bien la cocción de los alimentos permitió una asimilación
proteínica más eficaz para metabolismos que necesitaban moverse en una dieta mixta, a fin
de adquirir una mayor autonomía ante el medio, a ello se suma el que desarrollar los
instrumentos de caza y la cohesión social derivada de ello debió traer consigo nuevas
formas de organización y una mayor selectividad en la elección de presas. “La caza es de
por sí una empresa coordinada, cuando se realiza con instrumentos y no con órganos
16
especializados; además, exige herramientas más precisas y complicadas que la depredación
[…] La caza en los homínidos no podía ser una hazaña individual sino una empresa colectiva
que requería formas precisas de organización y de comunicación entre los integrantes del
grupo.” (1995, pág. 4)
Sin embargo el periodo paleolítico culmina a causa de una crisis ambiental que, según Ángel,
debió amenazar mucho más peligrosamente a la especie, inclusive, que la actual. El Homo
sapiens había consolidado los rasgos de la especie, desarrollando aptitudes más precisas de
movilidad por los territorios, que ahora además estaban significados por sus constructos
imaginarios. Sin embargo, casi paradójicamente, el modelo económico de caza y
recolección “empieza a ejercer una presión insólita sobre los ecosistemas. La caza se va
haciendo cada vez más selectiva y el número de víctimas crece significativamente. Los
restos de los cien mil caballos encontrados en Solutré (Dordogne) o de los mil mamuts de
Predmost, representan ya una especie de ecocidio”. (2002, pág. 5). Es posible que el
aumento poblacional inusitado que implicó el bienestar proporcionado por la plataforma
tecnológica, sumado al cambio climático y geológico pos glacial, haya obligado a “las
culturas de cazadores a perfeccionar su tecnología a medida que se agotaron las reservas
faunísticas dentro de los cotos de caza tribal. Cuando la escasez de la fauna no permitió
avances en el desarrollo tecnológico tuvieron que ampliar los cotos de caza, en competencia
con las tribus aledañas, lo que trajo consigo no sólo las guerras intertribales sino,
igualmente, modificaciones substanciales en las formas de organización social.
Sólo con la revolución cultural del neolítico se logró establecer un nuevo equilibrio con el
medio.” (Ángel Maya, 1995). Forzado a la domesticación de animales que garantizaran la
dieta proteínica, luego de que algunas de las presas predilectas, como el mamut,
desaparecieran y, en un largo proceso de observación de la vida botánica, en la que se debió
comprender el principio relacional de la propagación de la semilla y la fecundidad de la
tierra, se entró en uno de los períodos más brillantes de la historia humana: “Durante el
Neolítico, el hombre aprendió a aprovechar la fuerza animal y la del viento, inventó el arado,
el carro de ruedas, el bote de vela, la explotación del cobre, de los cristales y la cocción del
barro. El hecho de que el cobre fundido se pudiese adaptar a cualquier forma, debió
incrementar la capacidad de abstracción.” (1995, pág. 8). En este sentido “El instrumento
simbólico se afianza y perfecciona al mismo tiempo que el instrumento físico. El desarrollo
del espacio interno va parejo con el dominio del espacio exterior.” (1995).
El poder de simbolización inicia un crecimiento exponencial, contando entre sus hazañas la
diversidad lingüística, la escritura ideográfica y la ritualidad. Con la aparición de una
economía más asociativa como la agrícola, así como con la navegación y la movilidad
terrestre sobre ruedas, las costumbres y relatos debieron viajar extensamente a la vez que
las identidades locales se solidificaban. Sería preciso hablar de un período de gran
interculturalidad que sustentara la rapidez de los avances y la fecundidad del ingenio. “No
es posible disociar la ocupación del espacio, de las formas simbólicas con las que el hombre
17
lo representa. Sin la capacidad para imaginarlo y describirlo, quizás no le hubiese sido
posible al hombre manejar el espacio externo y, sin la penetración en éste a través de la
actividad productiva, no hubiese sido posible la conquista del espacio simbólico. El
instrumento es una teoría condensada y el símbolo es un camino hacia la práctica
instrumental.” (1995, pág. 7).
Finalmente, el tiempo fecundo en que la imaginación humana creó la rueda y las antiguas
lenguas, los ideogramas, los sistemas de riego y todas las demás sofisticaciones simbólicas
y tecnológicas, muchas de las cuales seguimos usando hoy en día, se detiene justo cuando
entra en vigencia el orden de los grandes imperios agrícolas. Y es que otra de las
consecuencias de la vida sedentaria sería precisamente aquella en la que el espacio “como
sitio de habitación y de trabajo subsidiario”, terminaría por convertirse en orden urbano.
Es el momento en que al fin el hombre construye su reino independiente, fuera del paraíso
ecosistémico y sus condicionantes y variables. La construcción de un espacio artificial, que
además sirviera como talanquera para los predadores y enemigos, debió significar un logro
invaluable. La minería, la industria textil, la alfarería, todas tareas en que era preciso
especializarse, trajeron consigo una división social del trabajo mucho más precisa y
funcional. Las primeras etapas agrícolas habían sustituido al sol varón de los cazadores, por
la luna y la madre tierra, pero en el marco de un nuevo cambio, en el que las castas
sacerdotales y guerreras terminarían por imponerse, otro trasfondo imaginario se operaba.
Ya no era posible hablar de los espíritus del campo o de los guardianes de los animales, sino
que precisaba reemplazarlos por imágenes antropomorfas, que relataran la gesta del
hombre frente a su medio. Así “Marduk, el dios del orden, triunfa sobre Tiamat, que
representa el caos primitivo; Gilgamesh acaba civilizando a Endiku, el hombre salvaje, amigo
y protector de la naturaleza. Ambos cantan como proeza del nuevo orden el asesinato de
Hurubaba, el protector de los bosques.” (2002, pág. 17).
Con la instauración del esclavismo como una forma de aprovechamiento de las fuerzas de
trabajo, abaratadas mediante la gratuidad y las campañas militares, el orden urbano implicó
un cambio profundo en los modos rituales y en los referentes de sentido. No obstante su
enorme poder, estos imperios se verían enfrentados a crisis de abastecimiento fruto de la
misma presión a que fueron sometidos los suelos que debían alimentar una población
creciente. “La civilización de Ur, basada en el cultivo del trigo, no logró superar las
consecuencias de la salinización de los suelos, y los imperios tuvieron que remontarse río
arriba, en busca de terrenos para el cultivo, dejando río abajo los impactos del ecocidio” y
es posible que el declive de la antigua civilización del Indo “se debiera, no tanto a la invasión
de los arios, sino al desastre ecológico que los hizo vulnerables. De hecho, la civilización
aria, que se extiende hasta el valle del Ganges, tiene que restringir la dieta proteínica de
carne vacuna a los momentos solemnes de los sacrificios religiosos. Después se reserva sólo
para las clases nobles y los brahmanes.” (1995, pág. 17). Y Algunos de los peores desastres
fueron responsabilidad de los imperios más bastos, como Roma, por cuya explotación
extensiva a lo largo de las costas mediterráneas se perdió una riqueza agrícola que ya nunca
18
pudo ser recuperada. La desertización como obra del crecimiento agrícola fue uno de los
casos más reiterativos, así como la inaccesibilidad a fuentes hídricas, como, según Ángel fue
el caso de los Mayas.
El propósito de la cultura no ha dejado de ser otro desde su principio sino la sofisticación
adaptativa. Un relacionamiento inteligente con el medio: los “enigmas de la cultura” se
responden buscando respuestas ecológicas. ¿Por qué las vacas son sagradas en la India
habiendo tantas personas en ese país con carencias alimentarias? Y ¿Por qué prohíben el
islam y el judaísmo comer carne de cerdo a sus fieles? Según Harris, la respuesta a estas
creencias religiosas, sustentadas políticamente, hay que buscarla en las bases productivas
y reproductivas de la cultura (Harris, 1975- 1998).
Frente a lo primero es preciso entender cómo el número de animales de tiro no es
proporcional al de granjas que les requieren para la producción y por ello resulta mucho
más valioso mantener a los animales con vida, absteniéndose del consumo cárnico, a fin de
obtener otros beneficios como leche, boñiga para el abono de suelos, la construcción y los
combustibles, así como el transporte de cargas, tanto humanas como de materiales. De esta
manera la relación costo eficacia se refleja en un equilibrio entre rebaños y tierras de
cultivo. “El resultado es un ecosistema con un bajo consumo de energía en el que una
amplia población logra mantenerse haciendo un uso sumamente eficaz de sus recursos.”
(1995, pág. 14).
En cuanto a lo segundo “la Biblia y el Corán condenaron al cerdo porque su cría constituía
una amenaza a la integridad de los ecosistemas naturales y culturales del Oriente Medio",
así que el principal motivo que pudo llevar a las comunidades a incorporar este tabú,
concierne al riesgo alimentario que implica un animal cuyo régimen alimenticio es
semejante al humano y que en tiempos de carestía podría llegar a competir con él. Esto
sumado a que, a diferencia de los rumiantes, el cerdo no presta ningún servicio aparte de
su sacrificio para el consumo cárnico y su necesidad de suelos húmedos le impiden subsistir
en regiones calurosas, para lo cual usa su orina como refrigerante, siendo por ello percibido
como un animal impuro. (Ángel Maya, 1995).
Puesta sobre la mesa la evidencia empírica, Ángel no vacila: “La resiliencia cultural frente al
medio es frágil” y “La historia está llena de cementerios culturales” dado que “en muchas
ocasiones, la muerte cultural sobrevino por el predominio de estrategias desadaptativas”.
(1995). Crisis Ambiental es una definición del conflicto entre Cultura y Biósfera; Pese a lo
cual “el orden natural incluye igualmente el orden humano” (Maya, 2003) y Naturaleza es
un todo que incluye la cultura y los ecosistemas. El desvinculamiento dado por la especie
humana de su nicho ecológico ha llevado a que su condición inherente sea la manipulación
transformativa; Pero “esta plataforma de adaptación no incluye solamente las
herramientas físicas de trabajo, sino también las formas de organización socio-económica
y esa compleja red de símbolos que cohesiona los sistemas sociales” (Maya, 2003). ¿Qué ha
llevado, empero, a que esta plataforma aparentemente sofisticada haya rematado en casos
19
extremos de desadaptación en que “ninguna modificación de la estructura cultural logró
superar la crisis y las sociedades se desmoronaron, o se debilitaron en tal forma que
sucumbieron ante la presión externa?. Es la venganza de la naturaleza que los griegos
llamaban poéticamente “Némesis”.” (1995). El franqueamiento de la sustentabilidad del
medio y su trastorno acarrean una subsecuente debacle humana.
20
1.1.3. Símbolo y Crisis.
Me he buscado a mí mismo.
Heráclito
Virgilio y Dante descienden a los Infiernos, “Una profusa selva, oscura y tupida”, Gustave Doré.
Orden social y orden ecosistémico parecen divergir sin que haya una conciliación posible a
la vista. La ciencia se erige en certeza, deja atrás las tinieblas supersticiosas y se lanza en
pos del progreso. Producción en masa y tecnología han sido vástagos suyos en la carrera del
desarrollo. Transporte ferroviario, la enorme metalurgia, radares y satélites; la ciencia se
convirtió en el timón para pilotear la enorme nave de la cultura, nuevo orden simbólico que
ha desvelado los misterios del cosmos a todo nivel. Célula, átomo, quantum, ADN;
Prometeo de nuevo, con la arcilla del cosmos en sus manos. La selva que tanto espantara a
Dante en su inframundo, ha quedado ahora a merced de las compañías madereras; ha sido
un salto a lo profano y un salto al vacío de sentido.
Continuamos en la batuta del profesor Ángel Maya que ahora nos lanza hasta el
renacimiento temprano, para esbozar un panorama sumario del periodo en que se forman
21
algunos de los paradigmas más o menos dominantes de la gnoseología moderna y la
manera en que conciben el orden natural. La especulación filosófica sacó de su angosto baúl
a la ciencia y la echó a andar como a un juguete; pero en la fuerza que le imprimió, en la
codificación de naturaleza que le hubo legado, iba implícita una falla de origen: la imagen
que había el hecho el propio hombre de sí.
Los paradigmas que más profundamente modifican el concepto de Humanidad que llega
hasta nuestros días se forjaron en una disputa histórica, cuyo origen reciente, se remonta
al tiempo de los renacimientos iniciados en el siglo XII; con la recuperación del pensamiento
aristotélico, salvaguardado por los árabes en el oriente cercano, así como del derecho
romano y el florecimiento de las formas individuales del arte desde el siglo XIV, para
adentrarse en la ilustración y el iluminismo, ya bajo un signo histórico que puede
considerarse moderno. (2002, pág. 46).
El retorno a la racionalidad grecorromana se abrió paso a través de los tiempos del
oscurantismo medieval con no pocos sacrificios. Copérnico huyendo de Roma, Galileo
perseguido y preso, Buffon retractado y Giordano Bruno en la hoguera, son los ejemplos
más comunes, además, por supuesto, de las conocidas quemas de libros y de esta especie
de fundamentalismo cristiano que fue la inquisición, todo apunta al hecho de que, como
dijera Marx, el parto de una época ocurre necesariamente con dolor. Para la emergente
clase burguesa, iniciar su lucha por un lugar en la historia significa plantear dicotomías de
insoluble radicalidad, como la oposición entre dogma religioso y Libre pensamiento, entre
guerrerismo feudal y habilidad comercial, entre pesimismo místico e ímpetu progresista y,
sobre todo, entre Teocentrismo y antropocentrismo. Pese a todo “la burguesía se puso
pronto al servicio de los príncipes y ello le impidió acercarse a una reflexión sobre la manera
como la sociedad se relaciona con el entorno a través del trabajo” (2002). Así pues la
inclinación era de un ascenso en la escala social, en alianza con los poderes monárquicos,
antes que de una pretensión emancipadora. En este sentido “el humanismo no refleja las
preocupaciones populares, sino la visión aristocrática de los príncipes o los ideales
generales de la libertad” (2003). Aunque al final el conflicto se resolviera a expensas de
los sectores populares y en contra de la aristocracia, la afinidad de clases estuvo marcada
por un desdén que veía por sobre el hombro a los vasallos, agricultores y artesanos, que
permanecían bajo el influjo del feudo y la superstición.
El mito del hombre libre, como lo llama Ángel, reemplaza al mito de lo sobrenatural en su
papel de director de conciencias, de una manera similar a lo que había sido el platonismo
paulista de la iglesia; el nuevo Prometeo construye para sí un santuario en el que se venera
la figura humana como eje central del universo. “Todo gira alrededor del hombre pero el
hombre no gira alrededor de nada”, y es esta concepción del hombre como un Deus
occasionatus, lo que impide que el reencuentro con la naturaleza se realice de manera
plena. “Al fin y al cabo, el hombre conservaba una cierta aureola dentro de las narraciones
míticas del Nuevo y Antiguo Testamento. Había sido creado a imagen y semejanza de dios
22
y había sido puesto en el mundo para dominarlo”. (2002, pág. 49). El burgués prometeico
del que habla Ángel es sobre todo el descubrimiento de una nueva racionalidad científica
que hace tambalear los viejos presupuestos cosmogónicos. Para hacerlo se vale de los
aparatos jurídicos romanos, “con su secuela de dominio absoluto sobre el mundo natural a
través de la propiedad privada, [que] reaparece como arma del desarrollo tecnológico”.
(2003). Los descubrimientos geográficos se suman, o aún más, son la base, de este proceso
sísmico que hunde el Arca de Noé, para desencadenar, junto con los descubrimientos
científicos, la consolidación de una nueva imagen del mundo.
Sin embargo, de manera subrepticia, con los triunfos artísticos y jurídicos, con la traslación
del hombre como dador de sentido al centro de ese “libro de dios que es necesario
entender” (2002, pág. 48), entra el menos tangible fantasma de la filosofía. ¿Estarían
realmente dispuestos a verse como animales racionales los ricos habitantes de los burgos?
Aristóteles, al parecer, era un arma de doble filo. El periodo siguiente estuvo compuesto
por episodios tan confusos como la adhesión de los jesuitas al humanismo o la coronación
de Napoleón, y es que en la búsqueda del hombre y su lugar en el cosmos, se terminó por
insertarle en una mecánica determinista en la que sin embargo era posible la libertad.
Descartes vuelve a dividir al hombre en cuerpo y mente, como lo hiciera Platón en cuerpo
y alma, ahora aferrándolo a la conciencia del “yo, como un último baluarte, del que no
quisiera ser desplazado en un mundo infinito y sin centro.” (2003). Por entonces un
contemporáneo suyo, el inglés Francis Bacon, consideraba que “la naturaleza es el enemigo
al cual es preciso someter para arrancarle todos sus secretos”. (Novum Organum).
Para Ángel “esta dicotomía entre espíritu y materia, cuyos orígenes pueden remontarse al
dualismo platónico o las cosmogonías de las civilizaciones urbanas va a ser, al mismo
tiempo, el alimento y el obstáculo para la filosofía moderna”. (2002, pág. 60). Spinoza
comprende que la libertad no tiene lugar en un análisis que someta el comportamiento
humano a las leyes que rigen el sistema natural; en sus palabras, se ha concebido al hombre
como un imperio dentro de otro imperio y para resolver este entuerto es preciso saludar la
muerte de la libertad, un baluarte que ganado con la sangre de las revoluciones era ya
legítimo. Sobre todo “lo que estaba en juego eran las posibilidades de la acción humana
tanto para modificar el sistema natural, como para construir la realidad política”. (2002,
pág. 62). La sociedad como acuerdo entre hombres libres sería pues una mentira y, tal
como lo comprendiera Federico de Prusia, si el mundo estaba regido por la necesidad,
“había que cerrar las puertas de la escuela y clausurar los parlamentos”. De modo que, con
Darwin y Malthus de la mano, se empezó a interpretar la vida como una lucha en que solo
los mejores logran sobrevivir, gracias a la fuerza o la habilidad, justo como la teoría del
mercado había venido demostrándolo.
La reacción kantiana puso en la palestra tanto la pérdida de voluntad derivada del
determinismo, como la ilimitada extensión de la racionalidad. Para lograrlo dividió de
nuevo al hombre, esta vez entre conciencia inmanente y conciencia trascendente, a cada
23
una de las cuales correspondía un ámbito que no se juntaba con el otro. Para el de la razón
empírica existen las ciencias, es decir la manera en que “el hombre, a través del
conocimiento, somete a su bosquejo el mundo natural” (2002, pág. 66). Pero es este un
ámbito al que no concierne saber acerca de la “esencia” última de las cosas y se restringiría
al estudio de los fenómenos. Para el ámbito de la conciencia trascendental se abre en
cambio el nebuloso campo de la cosa en sí, que siendo incognoscible racionalmente, es en
cambio el marco del imperativo categórico, es decir la directriz del comportamiento moral
del hombre. Tres aspectos constelaban este campo: Dios, el Alma Inmortal y La Libertad.
Esta astucia kantiana que resuelve el conflicto de la época, deja al hombre “desterrado de
nuevo del reino natural y situado dentro del sobrenaturalismo filosófico que ha presidido
la formación de las ciencias humanas”. (2002, pág. 67). Esta ambigüedad pesará sobre la
filosofía moderna en adelante, pero aún más, se convertirá en paradigma que orientaría la
conducta de occidente. Es lo que Ángel caracteriza como Esquizofrenia Cultural, una moral
que afianza la razón mientras la limita, que considera a la naturaleza como “un madrastra
que nos dota de una facultad que no puede por sí misma conducirnos a nuestro fin” (2002,
pág. 87) que es, por supuesto, la trascendencia. De esta manera logran sobrevivir tanto la
ciencia como la libertad. No se obstruyen una a otra porque ni siquiera se comunican. Las
consecuencias del tipo de libertad que acuña el iluminismo se dejarán ver pronto.
El hecho de que un pedagogo como lo fue Jacobo Rousseau hubiese dado al ser humano el
nada amable adjetivo de “animal aberrado”, dificulta un poco las cosas para nosotros, los
pedagogos. No solo por su pesimismo intrínseco, sino porque en el marco de su discusión
con Hobbes, quien considera aún más gravemente que “el hombre es un lobo para el
hombre”, su salida no parece ser liberadora. Quizá por eso el autodidactismo que se
desprende del Emilio hace sentir que el sujeto se deslinda como una mónada, una
indivisible-dualidad, un ser libre en el sentido más aislado. Era el advenimiento de una
concepción de libertad que, a la larga, desgarraría al individuo más de lo que llegase a
liberarlo. Entroncado con la visión de liberar los mercados del despotismo monárquico
cimentado por los economistas ingleses, el modelo pedagógico Roussoniano tendió las
bases para formar, educativamente, al hombre moderno, el hombre prometeico que se
hace a sí mismo.
La cosmología racional que construye la ciencia moderna, con sus abismos epistemológicos,
que levanta el estado nación y el progreso industrial, nos hereda esta Esquizofrenia y su
remolino. “Hay otros dominios ideológicos que no han sido conquistados y la consecuencia
fatal es que el hombre de la calle se tiene que someter a la dualidad, inserta en los lóbulos
de su cerebro.” (Ángel Maya, 2003). Cuales quiera sean estos dominios, algo es claro, han
trasegado con el hombre desde siempre, como compañeros ora sensatos, ora amenazantes,
venidos con el nacimiento mismo de la conciencia en la infancia de los tiempos. Luego de
Kant la ciencia moderna se precipitaría en lo que Ángel llama el retorno de Ícaro, una caída
a tierra luego de una elevación sublime a la estratósfera del espíritu. Primero con Hegel, de
quien se rescatan dos aportes muy concretos, “ante todo su rechazo al estudio aislado de
24
los elementos y la clara comprensión de que este hace parte de una realidad estructural y
solo es posible comprenderlo como elemento articulado de un todo. En segundo lugar, su
rechazo a las categorías fixistas que intentan fijar la realidad sin comprender que esta se
escapa continuamente por las grietas del pensamiento”. (2002, pág. 97).
En tanto, Marx comprende que todo análisis histórico debe plantearse dos premisas
fundamentales, por un lado las relaciones productivas, es decir la transformación de la
naturaleza a manos del hombre, y por otro la acumulación cultural, a la cual responde la
sociedad en su totalidad así como el individuo en su condición de sujeto. “Contra la antítesis
sostenida por Bruno Bauer entre naturaleza e historia, de acuerdo con la tradición kantiana,
Marx defiende la unidad del proceso. La historia es de por sí una parte de la historia
natural”. (2002, pág. 104). Sin embargo el hombre no es una especie animal como las
demás, dado que “el animal forma una unidad inmediata con su actividad vital. No se
distingue de ella. Es ella”. Y el hombre en cambio “hace de su actividad vital el objeto de su
voluntad y su conciencia” (Manuscritos). Es decir es un animal libre, solo que su libertad no
es la de un individuo aislado, escindido de su entorno social, sino que por el contrario, es el
órgano mediante el cual se expresa el poder social. “No es la conciencia de los hombres la
que determina la realidad, sino que es la realidad social la que determina la conciencia de
los hombres”. (2002, pág. 108). Por eso la relación del hombre individual con su medio
ambiente, sea destructiva o armónica, es parte de un poder socialmente construido.
Con Nietzsche el retorno a la naturaleza es el retorno a la animalidad instintiva. En su obra
pueden identificarse dos premisas básicas; la primera consiste en comprender que la vida
antecede a la cultura y está ligada a sus preceptos. La segunda considera que “la moral es
un mal necesario”, imprescindible para el salto evolutivo del ser animal al ser humano. “Las
normas están encadenadas a pasiones y las sociedad selecciona aquellas que le son útiles”.
(2002, pág. 115). En suma, con Nietzsche la naturaleza deja de estar afuera, deja de ser una
alteridad con la que el hombre cultural se relaciona, bien o mal, según su acumulación
cultural le condicione, sino que está dentro de él. La crítica a la que se entrega contra Platón
y la tradición filosófica de occidente, así como contra la tradición judeocristiana, está
interesada sobre todo en rescatar los valores terrenos, sepultados bajo el halo de la
metafísica, fundada en dos trampas básicas, el concepto de sustancia y la doctrina de la
libertad. Ante todo en la perspectiva de que el ser se construye por el saber, pues “no existe
una ontología independiente de la gnoseología”, y por ello “cada cultura es relativa y
construye el mundo a su imagen y semejanza” y “el mundo, todo el mundo, no es más que
una lectura”. (2002, pág. 117).
Este entuerto que es el debate acerca de la cosa en sí, en el cual la realidad aparece como
una trama oculta tras el relativismo de la interpretación cultural, nos pone de lleno en el
terreno de los signos. Para abordarlo nos es preciso cerrar esta disertación y empezar a tejer
a partir de otra puntada.
25
1.1.4. Animal Simbólico.
Del animal aprendió que el cuerpo solo comunica velozmente y con propósito cuando está
organizado para la sobrevivencia, es decir ritualizado.
(…)
La ritualización es una estrategia de sobrevivencia.
Patricia Cardona
Chaken, guardián de las chagras y Fu, de la ritualística, Luis Alberto Acuña.
Es peculiar ver la manera en que el pintor ha ubicado a los antípodas; espalda con espalda,
uno de ellos vela por las lindes, atento, tocado de plumas y alto el ceño, lista la saeta para
ser disparada; el otro, hartándose, se entrega a su animalidad primigenia, se vuelca en una
ebriedad que lo transfigura. Ya los griegos se impusieron un predicamento semejante; lo
Apolíneo frente a lo Dionisíaco. La tensión entre la vida civil y la barbarie. Veníamos
sobrevolando un panorama epistémico en el que el nivel de lo simbólico es abordado de
26
manera subrepticia, como si no tuviese asas para ser examinado. No obstante hemos
constatado también que es en los sistemas de simbolización donde se realiza el Ethos de
una cultura y donde el hombre, constructor de Torres Babilónicas, se permite exponer su
patetismo, su heroicidad, su inteligencia, su capacidad de maravilla, gozo y locura, su
genialidad trágica y cómica. Por eso no es coincidencial que Fu sea el tutor de la Ritualidad
y al mismo tiempo de la borrachera, de la ingestión alucinógena, de la música y las máscaras.
El Cuerpo Encarnado de símbolos, mímesis, analogía, ritmos y compases.
Estamos ante el desafío de comprender a esa especie en particular; interrogarnos por el
sentido del Animal Humano como emergencia evolutiva. Para lograrlo hemos de dar un giro
al interior de la obra de Ernst Cassirer, quien a través de una revisión crítica de los principios
de la biología, hecha por Uexküll, se define por un vitalismo resuelto. “La vida es una
realidad última y que depende de sí misma; no puede ser descrita o explicada en términos
de física o de química.” (Cassirer, 1944, 1967) El fenomenismo empírico, la
inconmensurabilidad y la Anatomía comparada son aspectos fundamentales en el modelo;
El fin es conocer la experiencia interna y externa de un determinado organismo. Formarse
una Imagen de su experiencia vital. (Cassirer, pág. 25) “Cada organismo, hasta el más ínfimo,
no sólo se halla adaptado en un sentido vago sino enteramente coordinado con su
ambiente” por lo cual posee y desarrolla un círculo funcional, conformado por su sistema
receptor y efector.
Pasamos de un Marvin Harris en quien el nivel determinante del edificio cultural es la
infraestructura (Los medios productivos y reproductivos), a un Cassirer para el cual esto
sólo ha sido posible a través de la superestructura (los sistemas simbólico-ideacionales).
Pero ambos coinciden en que la facultad simbólica del hombre no es un asunto exclusivo
de la especie y que sus raíces son mucho más hondas en el desarrollo evolutivo de la
naturaleza. El mundo Humano no es una excepción a las leyes que gobiernan los demás
organismos, sin embargo en su naturaleza existe un elemento que amplía y transforma la
experiencia vital. “El hombre, como si dijéramos, ha descubierto un nuevo método para
adaptarse a su ambiente. Entre el sistema receptor y el efector, que se encuentra en todas
las especies animales, hallamos en él como eslabón intermedio algo que podemos señalar
como sistema simbólico". (Cassirer, 1944, 1967). Transformados sus órganos percipientes
y su masa encefálica, adquirido el pulgar opuesto y desarrollado el lenguaje, el ser humano
no sólo vive en una realidad más amplia sino que, según Cassirer, puede afirmarse que vive
en otra realidad. “El hombre no puede enfrentarse ya con la realidad de un modo
inmediato; no puede verla, como si dijéramos, cara a cara. La realidad física parece
retroceder en la misma proporción que avanza su actividad simbólica”. (1944, 1967).
En la perspectiva de Cassirer este hecho está íntimamente ligado a la condición innata de la
autognosis, que puede considerarse la piedra angular mediante la cual el hombre ha dado
el salto de la experiencia psíquica instintiva a la experiencia consciente. A una cosmología
primitiva le siguió de cerca una antropología primitiva y el paso a los esquemas religiosos
27
posteriores conservaría esta maniobra mental, dotándola de nuevos significados o
envistiéndola de nuevos significantes. El imperativo “Conócete a ti mismo” es para Cassirer
un factor común en todos los sistemas de pensamiento generados por el ser humano y el
pensamiento filosófico lo vería emerger como una aptitud metódica; “Tras la filosofía física
de la escuela de Mileto, los pitagóricos descubren una filosofía matemática, mientras que
loa eleatas son los primeros en concebir el ideal de una filosofía lógica. Heráclito se halla en
la frontera entre el pensamiento cosmológico y el antropológico; aunque sigue hablando
como un filósofo natural y pertenece al grupo de los antiguos fisiólogos, está convencido
de que no se puede penetrar en el secreto de la naturaleza sin haber estudiado antes el
secreto del hombre.” (Cassirer, 1944, 1967).
Pero sería con la reorientación antropológica empujada por Sócrates cuando el principio de
autognosis alcanzaría su punto de madurez. “Sócrates nunca ataca o critica las teorías de
sus predecesores, no pretende introducir una nueva doctrina filosófica. Sin embargo, todos
los problemas antiguos son vistos por él a una nueva luz, porque son referidos a un nuevo
foco intelectual”. (1944, 1967, pág. 9). Es el nacimiento de un humanismo más antiguo que
el renacentista, contemporáneo del confucianismo oriental, pero en el contexto de la
debacle democrática ateniense, justo en el ascenso de los tiranos que, de hecho,
terminarían por exiliar a Anaxágoras y dar cicuta al Feo del Ágora. Con sorpresa debemos
hallar que el sentido de todo ello, al igual que en la etapa del renacimiento que hemos
estudiado, era la defensa de la libertad, una libertad que Platón en cabeza de la reacción
conservadora acabaría por enterrar, empeñando la materia al arbitrio trascendental del
mundo de las ideas.
Para Cassirer la importancia del giro antropológico reside en el tipo de método al que obliga
como orientación filosófica. Al recorrer las semblanzas socráticas en los diálogos platónicos,
parece sin embargo que ninguna respuesta viene al encuentro de la pregunta: ¿Qué es el
hombre? Sólo hay aproximaciones; el valor, la templanza, la bondad, la justicia, pero nada
asible, nada concreto. No se presenta una solución directa al nuevo problema y este parece
que rehúye por la vía del rodeo. Una intencionada ironía, considera Cassirer, que Sócrates
ha colocado allí como señuelo a nuestras estructuras prefiguradas. Puesto que “el hombre
sólo se puede describir y definir en términos de su conciencia. Y Este hecho plantea un
problema enteramente nuevo e insoluble para nuestros modos habituales de investigación.
La observación empírica y el análisis lógico, en el sentido en que fueron empleados estos
términos en la filosofía presocrática, se han mostrado ineficaces e inadecuados, porque sólo
en el trato con los seres humanos podemos penetrar en el carácter del hombre.” (Cassirer,
1944, 1967).
Este es un hallazgo importante si nos lo planteamos como una coordenada de investigación
etnográfica, bajo la premisa de que “Sólo por la vía del pensamiento dialogal o dialéctico
podemos acercarnos al conocimiento de la naturaleza humana”. (1944, 1967). Una
28
naturaleza que, como lo venimos entendiendo a lo largo de estas páginas, ha devenido en
crisis. El hombre es un Animal Simbólico, una criatura atrapada en una prisión de símbolos,
“constantemente en busca de sí misma, y que en todo momento de su existencia tiene que
examinar y hacer el escrutinio de las condiciones de la misma”. Un ser pensante que
podemos identificar con la imagen del Atlas griego o del Chibchacún muisca, que cargan el
mundo a cuestas. O con el Pensante de Rodin y la estatuaria precolombina con motivos de
hombres sentados: Uno, el hombre occidental sumergido en la elucubración meditativa, la
otra, una supervivencia arcaica en donde la vida onírica y psicoactiva se manifiestan como
actitud de conocimiento. Por múltiples caminos, el lenguaje fue el humus en que germinó
el ser humano, sin que esta fuese en modo alguno una facultad exclusiva suya, sino que, al
contrario halla sus orígenes en el modelo Emotivo de los animales, con un paso adicional,
el Lenguaje Proposicional. “Una señal es una parte del mundo físico del ser; un símbolo es
una parte del mundo humano del sentido” y esta distancia es la que divide el presunto
umbral que separa la vida psíquica animal de la humana. (Cassirer, 1944, 1967).
29
2. Estudio de Campo:
Instrumentos para interpretar el corpus recogido en la investigación.
2.1 Humedal Neuta
Un ecosistema enclave en pleno avance urbanístico
Espejo de agua Humedal Neuta, 2012.
1.1.1. El flujo conductual: Geología y Geografía
El estudio científico de la vida social, dice Marvin Harris, debe interesarse por dos
fenómenos de carácter radicalmente opuesto: el flujo conductual y el flujo mental. El
primero consiste en el “conjunto de los movimientos corporales de todos los seres
humanos del presente y el pasado y los efectos ambientales, grandes o pequeños,
producidos por esos movimientos” (1979- 1982, pág. 46). El segundo tipo de fenómenos
consiste en “todos los sentimientos y pensamientos que los seres humanos puedan llegar
a tener”. (Ibíd.). Visto así, el corpus recogido en campo debe responder a una considerable
amplitud, tanto en lo tocante a los límites espacio-temporales que examina, como a la
30
delimitación disciplinar con la cual interpreta su contenido. Para Harris la ciencia empírica
es el fundamento del Materialismo Cultural; Queremos pues obtener hallazgos que sirvan
de pruebas contrastables, que sean falsables y que puedan ser tenidos en cuenta como
verdades provisionales. No olvidemos que la razón por la cual Ángel decide asumir la
epistemología del materialismo cultural es que como filósofo ambiental, se percata de la
manera en que la construcción histórica de las ciencias impide entender y dar solución a
la crisis, dado que estas han segmentado sus objetos de estudio de la mathesis universalis,
aislándose como disciplinas y aislando al objeto mismo.
En este orden de ideas la intención global de esta primera herramienta es la
contextualización. Para lograrlo se hará uso de algunos instrumentos proporcionados por la
geología y la geografía; ello a fin de brindarnos un situ temporal y espacial, lo bastante
amplio, como para rastrear en su interior los múltiples modelos humanos que se pudieron
haber desarrollado con relación al entorno, los cambios en las estrategias de adaptación, el
influjo de las perturbaciones sociales y la Huella Ecológica resultante. Convocada así, la
Crisis Ambiental se convierte en Mathesis, esto es, un fenómeno susceptible de ser
interpretado. El resultado será una Imagen cartográfica del Humedal Neuta, en la cual
pueda ser figurado el lugar que este ocupa, como ecosistema y como enclave, dentro del
casco urbano en expansión: Dentro del vasto contexto solo iremos a un punto específico,
un escenario, un locus discursivo, que será examinado mediante los instrumentos
empleados en el análisis del Flujo Mental. Para que todo lo anterior pueda echarse a andar,
he previsto las siguientes coordenadas de implementación:
a) Conocer los procesos de transformación del relieve y las relaciones ecosistémicas
a ellos sujetas.
b) Rastrear los múltiples modelos, cambios y estrategias de adaptación, sucedidos
en el tiempo acumulativamente.
c) Interrogar por la Huella Ecológica producida a partir de los procesos de
abastecimiento energético y deshecho entrópico.
d) Indagar por la direccionalidad e influjo que pueda inferirse de las perturbaciones
sociales con relación a los modelos adaptativos.
En la reseña histórico-geográfica que ha de implementar estas coordenadas, la asistencia
geológica nos la proporciona el profesor Thomas Van Der Hamenn, arquitecto del
Diagnóstico Ambiental de la Cuenca Alta del río Bogotá, enmarcada en un orden de
relaciones sistémicas que involucran la vegetación potencial, el valor de los suelos, su
vocación productiva y las relaciones económicas tejidas en torno a ellos. Conforme la
descripción territorial y sus características morfológicas delimiten el paisaje, se
profundizará en el análisis de los procesos de antropización; los impactos hídricos, la presión
poblacional, recursos, conflictos derivados y consecuencias sociales. Llegados a tal punto
abordaremos de manera puntual el fenómenos del urbanismo; la orientación geográfica
31
nos la presta la obra de David Harvey quien apoyado en un enfoque crítico del fenómeno
urbanístico, ha de arrojar luces sobre el papel jugado por los múltiples sectores que
participan en la producción de vida urbana y los intereses políticos, económicos y
discursivos que estos movilizan; en el retrato de la producción de vida urbana y la
modificación progresiva del espacio habitado irá tomando forma una dialéctica en torno al
derecho a la ciudad, a su vulneración en el marco de modelos de desarrollo entrópicos que
amenazan la vida ecosistémica y vulneran a las comunidades humanas; y a la manera como
se gestan ciudadanías de resistencia en el sentido de ser vanguardias en statu criticalli
frente a la hegemonía. Movimientos Sociales urbanos. Los modelos hallados serán puestos
en contraste, deglutiendo de tal ejercicio el valor semiológico que pueda servir de humus
para los insumos desprendidos del Flujo Mental.
El criterio que hace posible este ejercicio contrastivo es de carácter ambiental; se trata de
Huella Ecológica, ya mencionado antes. Lo hemos dejado hasta el último con el fin de
examinarlo bajo el lente de los debates actuales en materia ambiental y dejarlo enunciado
apenas, que él se vaya barajando solo en el desarrollo. Volvamos a la cumbre de Río y
hallemos cómo además de los efectos paliativos que esta provocó en las políticas de los
países participantes, la noción de un esfuerzo planetario por la preservación, vinculante de
los múltiples esfuerzos nacionales- ya fuese en una dirección humanista, como la trazada
en Estocolmo por Una Sola Tierra, o de corte interdisciplinar y heurístico, como la misma
Carta de Río- desapareció del panorama. En adelante se encumbró mucho más el modelo
maltusiano, los cálculos per cápita de población versus recursos, la consecución a ultranza
de esos recursos y el control sobre las materias primas y fuerza de trabajo. En suma,
después de Río 92 se elevó un orden globalizado que reconfiguró la geografía planetaria en
franca contravía a los propósitos debatidos durante los últimos 20 años. Las frases de
Estocolmo sonaban ahora risibles y huecas; “los más pobres siguen siendo los más
vulnerables”, “no será fácil cambiar el rumbo, pero es posible”, “con un alto nivel de
desarrollo humano se tiende a tener mayor huella ecológica”, “se está haciendo difícil
mantener las necesidades para futuras generaciones”. Nada más que sueños
tercermundistas de una pretendida fraternidad humana. Los esfuerzos quedaron en manos
de sociedades civiles y organizaciones no gubernamentales, como Green Peace y WWF. El
G5 y G8 se hicieron cargo en adelante de las cumbres, combinando una burocracia de
disección con el chovinismo más frívolo. La ONU, el organismo responsable de la
convocatoria a los debates, mermaba ahora ante la influencia de la OTAN. La ocupación
militar, la injerencia transnacionalista y la sobreproducción exponencial son el rostro de un
siglo XXI sordo, cuya Huella Ecológica dobla la capacidad regenerativa de la tierra. Esta
Biocapacidad se confronta con la suma de todos los bienes y servicios ecológicos que
demanda la humanidad y la presión excedente sobre la biosfera. Se hace calculando el área
requerida para producir los recursos que consume la gente, el área ocupada por infraestructuras y
el área de bosque que se necesita para secuestrar el CO2 que no es absorbido por los océanos o el
espacio. (WWF, 2012).
32
2.1.2.
Producción urbana y huella ecológica en la cuenca media
del río Bogotá
Reseña Geográfico-Histórica
El Charquito, Primer estación Hidroeléctrica del país y paso obligado hacia el Salto del Tequendama.
La Sabana: Antes del Hombre
Cuando se empiezan a retirar los últimos glaciales, hará unos 10.000 años, luego de
cataclismos, extinciones y cambios geológicos, nuestro planeta entra al Holoceno y alcanza
paulatinamente su punto de más alta Homeostasis. Han sido milenios de transformación
que cuentan desde los remotos tiempos de la convulsión volcánica, pasando por el
asombroso trabajo de transformación atmosférica hecho por las bacterias, hasta llegar a los
complejos pluricelulares y los grandes sistemas bióticos. La magnífica conjunción entre lo
orgánico y lo inorgánico hizo partícipes a los suelos, la luz, la temperatura y la vida micro
celular modificándose y afectándose entre sí por sus relaciones específicas. La biósfera se
consolidó como “un flujo energético que organiza en ciclos los elementos biogeoquímicos
y que posibilita la organización de las cadenas de alimento dentro de un equilibrio regido
por los nichos ecológicos”. (Ángel Maya, 1998).
33
La Sabana de Bogotá emergió del océano hace 70 millones de años y ascendió durante 67
millones más, para alcanzar su altura actual a finales del Plioceno, 3 millones hace. Durante
su levantamiento recogió las areniscas y el material lítico de las aguas marinas para formar
eventualmente los abrigos rocosos; el nacimiento de los ríos Cauca y Magdalena
arrastrarían en el terciario los sedimentos de gravilla, arcilla y arena diseminando así las
cepas genéticas primarias en un proceso tectónico que en su ascenso final, tras los fuertes
temblores que originaron la formación marichuela (Van Der Hammen, 1998), alcanzó un
clima por encima del nivel tropical que posibilitó la captura del polen venido con los vientos
alisos. Se crearon de esta forma los páramos en las elevaciones por encima de los 3.000
msnm, habitados por frailejón (Espeletia Grandiflora), y otras especies claves en la
regulación del ciclo hidrológico por sus cuerpos capilosos capaces de atrapar el agua
vaporizada para infiltrarla a la tierra. Debajo de los 2.800 msnm un alto bosque andino
inundable, todavía renuente a consolidarse, compartía suelos con el gran lago Humboldt y
con su biodiversidad acuática, cubriendo en toda su extensión la sabana. (Ibíd.)
Formación de los Humedales
La formación lacustre que caracterizó la sabana durante una larga sucesión de cambios fue
poco profunda, pero sus sedimentos de 250 m serían los responsables de la rica fertilidad
de las tierras tras el desagüe del lago por la región del Tequendama con la corriente del río
Bogotá, en tiempos contemporáneos a la lluvia de cenizas arrojadas por las explosiones de
los volcanes del Tolima, el Ruiz y Santa Isabel, en la cordillera occidental. (Van Der Hammen,
1998). Los humedales se formaron especialmente en las riveras, favorecidos por el nivel
freático resultante de las inundaciones configurando un sistema de pantanos en los que
abundaba el Junco y la Enea, rodeados de bosques de Aliso y Laurel. Semejantes a otras
formaciones de aguas lénticas, como los manglares y meandros, los humedales son
ecosistemas originados en las zonas inundables, en donde se presenta un aumento de
arcillas y turbera, que favorece la retención de aguas poco profundas (entre 5 y 100 cms.).
(Ibíd.).
De un alto potencial ecológico, poseen gran diversidad de polinizadores, artrópodos y aves,
y se comunican entre sí a través de una red de corrientes subterráneas de la cual participan
los ríos, nacederos, páramos y en ellos, muy especialmente, las lagunas, para configurar
así un sistema hídrico de gran complejidad, en el cual se originaron especies endémicas
como el Pato pico de oro (Anas Georgica) y el Zambullidor Bogotano (Podiceps Andinus), -
desaparecidos recientemente-, y La Tingua Bogotana (Rallus Semiplumbeus), en alto riesgo.
(Ibíd.). Simultáneamente los bosques de Palo Colorado (Polyepsis quadrijuga) Raque (Vallea
estipularis) Arrayán (Luma Apiculata) Aliso (Alnus Glutinosa) y Rodamonte (Escallonia
mirtylloides) consiguieron abrir las planicies, por donde transitaron mamíferos como
mastodontes, caballos americanos y venados.
34
Mientras tanto al sur occidente de la sabana, en inmediaciones del salto, se configuró un
enclave xerofítico (zona seca3) que funcionó como franja de transición entre el bosque de
niebla y la sabana, donde predominó una vegetación arbustiva en sus zonas más húmedas,
destacando el Hayuelo (Dodonaea viscosa), el siete cueros (Tuboichina lepidota) y el
Arrayán (Myrcianthes Rhopaloides), y una vegetación cactácea en las zonas más secas,
prevaleciendo el Tuno (Opuntia Shumanii) y la Piñita (Wigginsia vorweckiana). Se extendió
desde lo que actualmente es el municipio de Soacha, hacia los altos de Mondoñedo, para
terminar por convertirse en franco desierto. En este contexto los humedales se
comportaron como ecotonos que resguardaban múltiples especies entre ecosistemas cuya
presión, temperatura y potencia vegetal diferían radicalmente a razón de la humedad. Este
es un aspecto clave a considerar si se quiere comprender por qué los humedales en esta
zona son diferentes a los de la Ciudad Universitaria, Techo y Funza, dado que su nivel
pluvial es menor (700-600 mm al año) y su suelo es fácilmente erodable por su escasa
conservación de humus. (Van Der Hammen, 1998). Entre los humedales que de aquellos
tiempos llegan hasta nosotros se encuentran la laguna de la Herrera, en municipio de
Mosquera, y La Muralla, Tibanica, Neuta y Tierra Blanca, en Soacha.
La Sabana: Después del Hombre
Al llegar las prácticas desarrolladas por el hombre se intervinieron obras de ingeniería que
buscando optimizar el acceso al agua y al alimento, modificaron los suelos y seleccionaron
especies. Domesticación y herramientas constituyeron el advenimiento de la manipulación
del medio y amarrados al modelo tecnológico venían un sistema de creencias y unos
valores sociales. Una cosmología, un concepto de propiedad, un concepto de ecología y un
concepto de naturaleza. De la sacralización de las aguas en tiempos precolombinos, se pasó
a la ruralidad mestiza de la colonia, luego a la productividad agrícola y ganadera de la
república y finalmente al desarrollo urbanista e industrial modernos. Cada uno de estos
cambios resignificó la relación del ser humano con su dimensión como ser biológico, a la
vez que su conciencia homo Habilis crecía. En adelante el camino de la naturaleza se
encuentra allanado por el buril del hombre, por la tecné, que le ha ayudado a dar un nuevo
orden al antojo de su necesidad, ingenio y capricho.
Los restos antropológicos más antiguos de la sabana fueron hallados en Soacha, datados
en 12.500 años, tiempo en el cual el hombre paleo indio se beneficiaba de la pequeña fauna
como los curíes, conejos, armadillos y sobre todo venados, que serían parte de la dieta
fundamental hasta muy entrado el neolítico. Otros animales de mayor tamaño como el
mastodonte entraban por entonces en un tiempo de extinción propiciado por el cambio
climático, proceso que los cazadores humanos aceleraron hasta provocar su desaparición
total. Hace 5.000 años ya encontramos grupos sedentarios con construcciones circulares.
3 - Para Ariza, Carvajal y Hernández resulta de mayor pertinencia llamarlo sub-xerofítico. (Ariza W., 2010).
35
Para el 2.000 a.c se percibe una diversificación dietaria, variando en prácticas como la pesca,
la horticultura y persistiendo en la caza. (Van Der Hammen, 1998). El maíz principalmente,
así como la Ibia, el Haba y la domesticación del curí, permitirían que entre los 1.500 y 1.000
años a.c la población se multiplicara; se inicia un proceso de estructuración social que
implica el asentamiento en nuevas zonas de la sabana que se someterían a un proceso de
tumba y quema cada vez más extenso, de modo que en el momento de aparición de la
cultura Muisca clásica, a principios de nuestra era, la mayor parte del bosque llano se redujo
cuantitativamente. (Ibíd.).
Sin embargo las prácticas agrícolas estarían cada vez más en consonancia con la
biodiversidad y propiedades de los suelos, empleando técnicas como el abono orgánico, el
control biológico de plagas y la chagra, que ayudaron a aumentar la variedad de la semilla
(diversas especies de frijol, papa, quínoa, amaranto y cubios) junto a procesos de
intercambio con grupos de otros territorios. De este modo se genera un marcado límite de
la frontera agrícola que permitiría la conservación del bosque en los cerros, refugio de
importantes especies animales. (Van Der Hammen, 1998). El proceso adaptativo hasta
entonces consistió en una modificación ecosistémica en la que el hombre reconfigura el
paisaje para su aprovechamiento, mientras respeta los nichos y las especies. La
estabilización del clima y la domesticación impiden el agotamiento de la fauna y el modelo
agrícola se percibe como una simbiosis, más que como una antítesis, de las condiciones
silvestres. (Ibíd.).
Este modelo se mantendría estable durante los siguientes 1.500 años, y tocaría su fin con
la conquista europea. A su llegada el proceso de transformación antrópica se vino a
acelerar; la introducción de especies exógenas, por un lado de pastoreo como vacas y
ovejas, implicó la introducción de pastos de rápida propagación, que en poco tiempo
deterioraron las especies nativas de musgos, garantes del nivel freático ganado a través de
los siglos. La ganadería extensiva provocó niveles de deforestación nunca antes ocurridos,
lo que por consecuencia generó la ruptura de las cadenas tróficas y la subsecuente extinción
de incontables especies nativas. Por otro lado, los predadores cánidos y felinos participaron
activamente de esta modificación, haciendo de la fauna pequeña su presa y generando un
proceso de feralización causado por su descontrol poblacional.
La recuperación del medio tal y como existió en tiempos precolombinos nunca más sería
posible. La nueva configuración cambia totalmente el paisaje y la vocación agrícola muda
su modelo toda vez que el poblador indígena se hace campesino, ya en la Mita ya en el
latifundio. La explotación extensiva del suelo estaría asociada así al monocultivo y la
inserción de nuevas especies, principalmente cereales como el trigo y la cebada. Sin
embargo algunas especies forestales como el sauce o el saúco tendrían una respuesta
adaptativa incluso favorable, dadas las condiciones de deforestación precedentes. La
minería, principal vocación de la colonia, tuvo un impacto negativo tanto en los ecosistemas
como en las poblaciones, dado que el modelo de extracción tenía como fin la aceleración
36
productiva: la sabida muerte de cientos de pobladores nativos en condiciones inhumanas
en múltiples territorios del nuevo mundo en las minas de carbón, esmeralda y oro, estuvo
íntimamente ligada al detrimento creciente de los biomas. Genocidio y ecocidio fueron
hermanos gemelos, hijos de la avanzada imperial europea. (Ángel Maya, 1995). En suma
son dos los impactos acaecidos en aquel tiempo: Una degradación del medio natural y una
reducción de la biodiversidad de proporciones alarmantes: sumados a la pérdida de
prácticas tradicionales y de conocimiento de la naturaleza que remataron en la depredación
exhaustiva del medio” (Van Der Hammen, 1998, pág. 22).
Siglo XX: Ciudad e industria
No obstante fue el siglo XX cuando el impacto alcanzaría picos nunca antes vistos. La
debacle arranca a mediados de siglo con la entrada internacional de la llamada revolución
verde, profundización del modelo agroquímico, esta vez convertido en legislación. La
introducción de abonos y pesticidas químicos, la profundización del poder ganadero, la
deforestación de las laderas de los cerros y la introducción de especies como el pino (Pinus
strobus), la acacia (Albizia julibrissin) y el eucalipto (Eucalyptus grandis) se encuentran en
primera línea. Este último factor estuvo estrechamente relacionado con la necesidad
productiva de suelos adormilados desde tiempos de la corona, fértiles, pero imposibles de
trabajar a causa de los pantanos y humedales, incompatibles con el modelo de la naciente
agroindustria moderna.
La necesidad de desecar extensas áreas y el uso de las especies forestales antes
mencionadas riñe con los modelos colonial y pre-colonial en la medida en que, a diferencia
de la economía liberal, las poblaciones aborígenes consideraban una ventaja la existencia
de los pantanos dada la escasez de humus; antes bien habían llegado a implementar la
formación artificial de chucuas (canales acuíferos que hacen las veces de corredores
ecológicos) a fin de ayudar a las corrientes subterráneas a abrirse camino en la superficie
para estabilizar la permeabilidad de los suelos. Algunas de estas chucuas existen aún hoy
día (chucua Puyana) y dan cuenta de cómo ese modelo cultural, en su búsqueda por asimilar
las condiciones naturales, logró fortalecer la resiliencia del medio.
En 1954, durante el gobierno de facto del general Rojas Pinilla, se anexaron a la
municipalidad de Bogotá seis municipios vecinos (Acto Legislativo número 1 de 1945 ) siendo
estos Bosa, Fontibón, Usme, Engativá, Suba y Usaquén, que terminarían por aumentar su
territorio en una plan de zonificación que la consolidó como capital del país, proyecto
iniciado a principios de siglo (ley 17 del 11 de Abril de 1905 y ley 1ª del 5 de Agosto de 1908) y
como distrito especial (Acto Legislativo número 1 de 1945), dándole la autonomía de un
departamento a través de un estatuto de gobernabilidad especial. (Bitácora, 2005 9 (1)).
El crecimiento urbano arrancaría de una manera exponencial pasando en la ciudad de
Bogotá de 355.500 habitantes en 1938, a 1´697.311 en 1970. La pérdida de la vocación
37
agrícola del suelo y de la preeminencia económica rural implicó por otra parte el
ensanchamiento de la periferia urbana, sumado a los enormes procesos de desplazamiento
interno a causa del conflicto armado. La proliferación industrial sumada a un tradicional
problema de salubridad y alcantarillado ocasionó una contaminación de los ríos,
principalmente el Tunjuelo y el Fucha, convirtiéndolos en depósitos de la materia orgánica
proveniente del sector vivienda y de industrias locales como las curtiembres. Además de
esto, en el sector de Yomasa, localidad de Usme al sur oriente de la capital, quedó ubicado
el botadero Doña Juana, cuyos lixiviados escurren hasta hoy sobre la corriente del
Tunjuelito, al igual que el frigorífico Guadalupe corriente abajo, en fronteras de Ciudad
Bolívar y Kennedy. En este marco el principal afectado fue el propio río Bogotá, cuyo caudal
sumamente lento impide la oxigenación natural hasta su caída por el Tequendama.
Soacha: crecimiento urbano y población
Soacha no fue parte del proceso de anexión de municipios, pese a compartir la cuenca del
Bogotá con aquellos que sí lo fueron; de hecho su posición geográfica la pone al final de la
cuenca alta, cuando las aguas cargan ya con toda la saturación de los deshechos. La
densificación de la capital incidiría sobre ella de forma paulatina y creciente. Sin embargo
su propio desarrollo urbano daría inicio en la segunda mitad de los años 70´s, impulsado
por las altas tasas de desplazamiento que empujaba el conflicto desde los campos.
Geográficamente estratégica, Soacha aparece en la historia nacional de repente, como
venida de la nada. Además de la conocida imagen del General Mosquera mojándose las
barbas con la chicha local, pocas son las anécdotas que la guarden como lugar memorable.
Lo cierto es que su vecindad con Bogotá la destinaba a ser un punto clave de suministro y
movilidad, dado que es su canal de salida hacia el suroccidente del país. Su alta Montaña
tiene parte en el páramo de Sumapaz hacia Sibaté y Pasca y parte en el páramo de Cruz
Verde, hacia Usme. Sus linderos con la cuenca del Magdalena son bosques de niebla,
ecosistemas altamente biodiversos originados en la efervescencia climática asociada al
Tequendama y la neblina paramuna con el aire caliente proveniente de la cuenca baja. La
atraviesan dos corrientes principales, Tibanica y Soacha, y su llanura es rodeada al sur
oriente por una cadena de cerros que se pierden hacia el páramo. Su vocación agrícola
estuvo enfocada en el trigo y la cebada y su ganadería fue lechera. Tradicionalmente hubo
explotación artesanal de canteras y su conexión vial fue ferroviaria hasta la construcción de
la autopista sur, en los 60´s.
Cuando el aumento poblacional bogotano se sumó a la migración interna del país, el criterio
geográfico para levantar vivienda en Soacha estuvo estrechamente ligado a dinámicas
económicas y políticas que terminarían por dibujar una ciudad naciente en donde la
marginación social y el deterioro ambiental estarían de la mano.
38
Tres tipos de proceso protagonizaron el capítulo de los 70´s: la vivienda planificada, el loteo
progresivo y la toma popular de tierras. El primero, fruto de licitaciones legales de tierra por
parte de grupos económicos como fundación Compartir, Colmena, Davivienda o Cuzesar,
fue una respuesta a las dinámicas del aumento demográfico propio de la capital; los
terrenos obtenidos comprendieron las llanuras húmedas y sus residentes tuvieron como
garantía los servicios públicos básicos.
El loteo progresivo, por su parte, fruto de la ausencia de un proyecto nacional de
restauración a los despojados, sumado a los altos costos, la inaccesibilidad o inviabilidad de
los contratos con los proyectos planificados, provocó un fenómeno que se denominaría con
el depreciativo título de “barrios subnormales”. Su nacimiento se dio en zonas de alto riesgo
como laderas de montaña, orillas de quebradas y ríos o ronda de humedales y su
crecimiento, dado en etapas determinadas por el desplazamiento rural, configuró cercos
aislados con poblaciones viviendo en condiciones de salubridad muy precarias y sin acceso
a servicios básicos.
La toma popular de tierras fue el modelo planteado por comunidades organizadas y por
corporaciones no estatales ni privativas. De su experiencia nacieron diversos barrios como
Ciudad Latina, Camilo Torres y Carlos Pizarro y consistió en la toma como un proceso
efectivo que sería más tarde reivindicado políticamente hasta conseguir la legalización de
los predios, la instalación de servicios públicos y la apertura de vías. Poniendo en práctica
su Derecho a la Ciudad, como lo plantea Harvey, quitándose de encima el estigma de lo
“Subnormal” y configurando referentes de Movimiento Social Urbano.
Sin embargo hubo un aspecto común a los tres casos. Se trata de la huella ecológica,
causada por la pérdida del bosque nativo en los cerros y el proceso de relleno de las zonas
inundables con material de construcción en la llanura, erosionando los corredores
ecológicos entre humedales y sus corrientes comunicantes; esto sumado al vertimiento de
materia orgánica significaría un problema grave de salubridad para estas poblaciones,
especialmente infantiles, y de seguridad en materia de vivienda por la inestabilidad de los
suelos. El modelo de construcción de ciudad no tuvo una mínima comprensión ecológica
desde ninguna de las perspectivas.
La Soacha de los años dos mil vio crecer su población de una manera exponencial y poco
ordenada; las cifras del documento Soacha-2012 Estado de avance de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, nos dicen que en los doce años que corren entre 1993 y 2005
Colombia creció a tasas de 18, 8 por mil, Cundinamarca a tasas de 24.6 por mil y Soacha
alcanzaba los 45, 6 habitantes por mil metros cuadrados. Es decir estuvieron llegando
semanalmente alrededor de cinco familias al municipio, movimiento que se intensificaría
con los proyectos urbanísticos legitimados durante el periodo administrativo de la segunda
mitad de la década, etapa en la que se profundiza el modelo de seguridad que cursa por
entonces el proyecto nacional. Los movimientos poblacionales son densos y convergen
39
justo en esta ciudad media, de conocidos hábitos gastronómicos, convirtiéndola de repente
en una atestada esquina de la vecina capital.
Es apenas necesario mencionar que el 98, 7% de esta población es considerada urbana,
pese a que el territorio rural es mucho más grande y productivo. En cifras de contraste
provenientes del Dane (Dane, 2015) encontramos que la totalidad poblacional del área
metropolitana de Cundinamarca es de 8´990. 695 personas censadas, hallándose la
concentración más numerosa en la ciudad de Bogotá con 6´776.009 habitantes. El municipio
con la población menos numerosa es Bojacá, con 8.967 habitantes, seguida por Gachancipá
con 10. 967; Muy por encima suyo se encuentran Funza con 59.453, Chía con 97.640 y
Facatativá con 106.070. Pero aún más arriba, como si una brecha de décadas los separara,
se encuentra Soacha con 396.059 habitantes. Y más impresionante es ver los márgenes de
fluctuación que demuestran cómo en solo 5 años este promedio se alcanzó doblando la
densidad demográfica de 230.335, sin que aquí podamos aún saber cuál fue el aumento
posterior al 2010, periodo en el cual el incremento fue ya no de 5 sino de 9 y 11 familias
semanales, repitiéndose el fenómeno de los 70´s con el agravante de haber menos espacio
y un conflicto social acumulado. Nuevamente la migración interna aunada al crecimiento
de una Bogotá ya fuera de control, avocó al municipio a una densificación abrupta cuya
huella ecológica careció de toda previsión.
Sin embargo, los hechos que incorporan a Soacha en la narrativa nacional son de otra
índole; algunos, de talante científico, la identificaron como un epicentro arqueológico, ficha
clave de un rompecabezas hace poco iniciado. Otros, de cariz político, la marcaron con la
convención de la violencia en el contexto de un proyecto nacional íntimamente vinculado a
lo que se denominó “Refundar la Patria”.
Soacha: relación territorial y modelos de desarrollo
Los primeros antecedentes sobre el hábitat humano en Soacha y Tequendama los
proporcionó en 1850 la Comisión Corográfica de la República de la Nueva granada, que en
su expedición halló, en extensas áreas de la sabana, inscripciones pictográficas sobre piedra
de un estilo descriptible como geométrico, especialmente romboide y de tono rojo
indeleble. Su técnica y tema presentan rasgos de desarrollo temporal y es una evidencia
de relación medio ambiental datada a fines del pleistoceno, durante el último Tardiglacial
(Van Der Hamenn, 1992). A su paso por Soacha la Comisión descubrió un amplio número
de rocas que se convirtieron en materia de estudio sobre el arte rupestre y la cultura
chibcha, dando cuenta de que “El hombre estuvo íntimamente vinculado a su entorno
natural, especialmente en tiempo pre cerámico, pero desde la etapa agro alfarera se
acrecienta progresivamente su influencia sobre el medio ambiente”. (Ibíd.).
Posteriormente, en 1943, la excavación de un cementerio dirigida por Eliecer Silva Celis y
auspiciada por el Instituto Etnográfico Nacional y la Escuela Normal Superior, reavivarían el
40
interés por la indagación antropológica en la provincia. Ya en 1969, los estudios de Gonzalo
Correal Urrego en colaboración con el geólogo Thomas Van der Hamenn, abrirían un campo
fecundo a la investigación arqueológica con el proyecto “Medio ambiente pleistocénico
Holocénico y el Hombre Prehistórico en Colombia”. Sus descubrimientos de la Hacienda
Tequendama y El Abra, “permitieron establecer en Colombia por primera vez una secuencia
cultural pre cerámica continua comprendida entre 12.400 y 5.000 A.P para el estudio de
cazadores recolectores” (Correal Urrego, 1990) a lo cual sucederían una serie de
descubrimientos que trazaban una ruta “desde la Costa Atlántica siguiendo el curso del
Valle del Magdalena hasta el departamento del Huila”. (Ibíd.).
El cuerpo denominado Hombre del Tequendama, junto con la indumentaria en torno suyo,
dio cuenta de que “el patrón preferencial de vivienda se basó en la ocupación de abrigos
rocosos bajo los cuales aparece la huella de su intensa actividad, que se traduce en
artefactos y deshechos de talla, fogones y frecuentemente enterramientos”. (Correal
Urrego, 1990). En su búsqueda los arqueólogos van a auscultar por una pieza faltante en el
rompecabezas antropológico que permitiría entender la manera como el hombre paleo
indio transitó del hábitat en abrigos rocosos a cielo abierto y de las herramientas pre
cerámicas, a la alfarería y la horticultura. Este vacío lo llenaron los sitios de Chía I (Ardila,
1984) Vistahermosa MSQ 14 (Correal, 1987) y Aguazuque (Correal, 19889) con
connotaciones reveladoras, pues permitieron establecer un “continuum cultural de
cazadores recolectores horticultores (y en cierto modo pescadores) que se asentaron en la
actual Laguna de la Herrera y en sitios abiertos de la sabana.” (1990, págs. 12-17). Este es
un descubrimiento capital de la relación cultura-naturaleza pues da cuenta del vínculo
existente entre sedentarismo, horticultura y cuerpos de aguas lénticas. (Ibíd.).
Desde aproximadamente el siglo quinto de nuestra era la sabana sería ocupada por la
cultura Chibcha-Muisca, ya plenamente neolítica, organizada en una confederación
descentralizada cuya referenciación territorial comprendía la obra humana anterior, al
punto que, como señalan los estudiosos de la lengua chibcha, se continuó con la marcación
pictográfica de las rocas, ahora constituidas como objeto de culto ritual para los pueblos
confederados del altiplano que compartían una lengua común y poseían unas desarrolladas
industrias textil, alfarera, aurífera y agrícola. (Triana, 1921). “En la época que precedió a la
conquista Soacha ocupó lugar destacado en la defensa del territorio Muisca; allí se libraron
sangrientas escaramuzas para salvaguardar los territorios de la confederación amenazada
por las fuertes incursiones de los belicosos Panches.” (Correal Urrego, 1990). Esto debido a
que los lindes fronterizos de Tibacuy, Tena, Subia, Zipacón y Bojacá, venían siendo tomados
paulatinamente, de manera tal que los pueblos de Soacha y Bosa se convirtieron en los
últimos reductos de resistencia frente al embate de estos pueblos de ascendencia Caribe,
habitantes de la cuenca del Magdalena. Solo hasta 1549, tras las campañas de Juan de
Céspedes, Hernán Pérez y Hernán Vanegas, los Panches serían pacificados, habiendo sido,
por su parte, sometida la confederación chibcha desde 1536.
41
La fundación del pueblo de Suacha, data del 31 de diciembre del año 1600. Desde entonces
se recogieron allí las capitanías de Baquira, Busunga (Fusungá) y Fusquín. En 1639 el pueblo
contaba con 2.129 indios y sus límites con Bogotá (Funza) y Bosa estaban dados por el
discurrir del río Hunza (Bogotá). También el arroyo Mues Suecha, la quebrada Siatoque, los
mojones de Tibanicasuaca y Chisatoque y el río Chicaque servirían hasta muy entrada la
colonia como linderos naturales. La población indígena fue fluctuando a la par de un
mestizaje progresivo, siendo entre 332 y 430 en 1759, hasta su asimilación definitiva tras la
disolución del pueblo del Tuso en 1776, en donde se congregaban como feligreses, 611
indios distribuidos en cinco parcialidades. (Correal Urrego, 1990).
En este orden de ideas, al considerar los aprendizajes adaptativos logrados por los antiguos
grupos humanos y contenidos en las investigaciones de la arqueología, es que
comprendemos el papel de esta como disciplina en resistencia ante el modelo de desarrollo
moderno. Al iniciar su tiempo este cometió la miopía de ignorar todo modelo anterior
juzgándolo caduco, omitiendo que los cientos de años que le precedieron guardaban la
experiencia de comprender un medio cambiante y frágil, que podría verse vulnerado de no
ser prudentes como animales transformadores de su hábitat. Por ello no solo los
ecosistemas sino tampoco los hallazgos, ni por supuesto la memoria que ellos entrañan,
han sido nunca materia de cuidado, preservación o respeto.
Uno de los casos más ilustrativos ocurrió durante los años 80´s, cuando la constructora
Cuzesar iniciara el proyecto urbanístico Portalegre y en el proceso fueran encontrados 1.500
restos óseos; el contrato entre el municipio y la empresa privada, haciendo caso omiso del
hecho, dio continuidad al proyecto sin mayores diques, sepultando así, bajo dos etapas de
apartamentos uno de los hallazgos más grandes realizados hasta entonces. El caso se
presentaría de nuevo a fines de los años 90´s, cuando aparecieran alrededor de 200 cuerpos
en la antigua Hacienda Terreros, de los cuales el ICANH rescataría unos pocos, pese a la
intervención activa de la comunidad organizada.
El más reciente de estos hechos es de finales del 2010. Ocurrió gracias al desarrollo del
proyecto Nueva Esperanza liderado por EPM (Empresas Públicas de Medellín), consistente
en la construcción de una subestación de energía en el municipio de Soacha, interconectada
mediante una línea a 230.000 voltios con la subestación El Guavio (situada en el municipio
de Ubalá, propiedad de la Empresa de Energía de Bogotá), y una línea a 500.000 voltios con
la subestación Bacatá (situada el municipio de Tenjo, propiedad de ISA-Hoy Intercolombia).
(EPM, 2015) En el proceso de nuevo emerge, como un exabrupto, el pasado; la empresa
privada informa a las autoridades del ICANH y es emprendida una excavación que saca a luz
una evidencia de asentamiento ininterrumpido en la región desde el 900 a.c; en un área de
4,8 hectáreas se encontraron mil tumbas, restos óseos de 800 individuos, cerca de 20
toneladas de material arqueológico, 30.000 piezas de cerámica y 139 piezas intactas,
además de huellas de postes y dos estructuras de 9 mts por 12 y 24 por 12, respectivamente,
en un contexto al parecer de vivienda y funerario. (Santamaría, 2015)
42
En este punto se hace pertinente esbozar un ejercicio interpretativo para dar cuenta de cuál
es la importancia, ya no solo histórica, sino también semiótica de los elementos
arqueológicos, enmarcada claro en la relación medioambiental. Por una parte las
marcaciones pictográficas poseen un marco interpretativo proporcionado por la ubicación
geográfica de las rocas, es decir, por el entorno circundante, y a ello responden sus motivos
inscritos, pues al igual que otras variaciones de escritura lítica, como el petroglifo, su
propósito consiste en demarcar las fronteras territoriales, significándolas como
coordenadas de presencia cultural, de lo que deriva un sistema imaginario que emplaza la
memoria en el entorno a la vez que consolida referentes espaciales de sentido4.
Por otro lado, durante las excavaciones de Nueva Esperanza se descubrió el asombroso
hecho de que todos los cuerpos yacientes fueron sepultados con la cabeza dirigiéndose al
Tequendama; de ello se puede deducir el signo de una posible relación ambiental en la cual
la cultura Chibcha- Muisca, como parte de una acumulación cultural de raíces muy antiguas,
decide encauzar sus interrogantes frente a la vida y la muerte como un devenir de las
fuerzas naturales; El Salto del Tequendama es sin duda la evidencia testimonial de un hecho
geológico magnífico, del que, solo quizás, el hombre fuera partícipe presencial. Y con toda
certeza era un referente de significado ineludible para estos hombres y todos los que
vinieron en adelante. Aquí el símbolo cobra una forma esclarecedora; los ritos mortuorios
de toda cultura implican para ella un juego demasiado solemne y su pervivencia responde
a un hecho empírico contundente; la aniquilación del organismo, que para la biología puede
ser el hecho puntual máximo en su observación.
En suma, la plataforma ideo-simbólica estaba incorporada a la manera de una urdimbre con
las relaciones productivas, ejercidas tanto en el cuerpo social como en la biósfera. La
explotación a ultranza del cuerpo terrestre y el despojo humano provienen del esquema
económico y tecnológico, es decir, del modelo de desarrollo y las constelaciones de sentido
que la cultura por él empujada han diseñado; Es difícil pensar en la explotación del hombre
por el hombre cuando se sostienen relaciones altamente homeostáticas con la naturaleza
y viceversa, no cabe con certeza la posibilidad de que no habiendo explotación social, haya
en cambio depredación de recursos. Es una inferencia que nos podemos permitir luego de
analizar los problemas de la crisis ambiental moderna y confirmar la estrecha relación entre
precariedad social y devastación natural.
4 Para el tema de arte rupestre en Soacha y la sabana véanse: Botiva, Martínez Celis. Manual de arte rupestre de Cundinamarca. ICANH, 2004. También Martínez Celis, Diego. “Patrimonio cultural: no dañar” Dinámicas y agentes en la relación patrimonio, cultura y sociedad. A propósito del arte rupestre de la Sabana de Bogotá. En Rupestreweb, http://www.rupestreweb.info/pcys.html. Más reciente: “Catalogación, Registro Sistemático De las pinturas rupestres”. Guillermo Muñoz, Gipri; 2015. Son también imprescindible los clásicos de Miguel Triana: La civilización chibcha y El jeroglífio chibcha, 1921. Puede ayudar también: Clastres, Pierre. Mitos y ritos de los indios de américa del sur. Gedisa, 1981. En donde se plantea un marco más interpretativo. Las investigaciones al respecto han sido tímidas en lo tocante al significado, manteniéndose un demasiado prudente trabajo de registro.
43
Soacha: Ciudad y Conflicto
Justamente el otro aspecto que ha hecho de Soacha un protagonista patrio es la
precariedad aunada a síndromes de violencia de todo tipo. El hecho más célebre fue quizás
el asesinato del excandidato presidencial por el liberalismo Luis Carlos Galán Sarmiento en
agosto de 1989, peso que la identidad Soachuna carga desde entonces como un estigma.
Pero serían el crecimiento urbano sin diques y la corrupción lo que engendraría en el
municipio uno de los fenómenos de inseguridad más complejos del país. Algo que, lejos de
ser una hipérbole, se corrobora al constatar las cifras de aumento poblacional y el índice de
muertes violentas registrado por la Fiscalía: según artículo de El Espectador del 17 de marzo
de 2014, mientras el balance a nivel nacional así como el de la ciudad de Bogotá era de una
disminución cuantitativa de la tasa de asesinatos (reducción del 8% para el país y un índice
de 17 muertes por 100.000 habitantes para el distrito capital, en contraste con una década
anterior prolífera en homicidios) el municipio veía aumentar con celeridad su tasa en una
escala exponencial. De 115 muertes violentas en 2010, en 2013 se contaban 194, mientras
para marzo de 2014, momento en que es publicado el artículo, se contaban ya 48, es decir
un promedio de 22 muertes mensuales, para dar como resultado un aumento del 68% y un
total de 627 homicidios entre 2010 y 2013, de los cuales al menos 372 fueron jóvenes entre
los 13 y los 29 años. (téllez Oliveros, 2014).
Por si fuera poco el municipio se prepara para recibir 170.000 familias que llegarán para
integrarse a los múltiples proyectos de vivienda que entrega el gobierno como parte de su
plan de restitución de tierras y reparación a víctimas del conflicto; en efecto, pese a que la
violencia existente en Soacha proviene en parte de la delincuencia común, las riñas y el
conflicto social, estos fenómenos derivan a su vez del conflicto político, tal y como
corrobora otro reportaje de El Espectador del 6 de marzo de 2014: la presencia de bandas
criminales como los Rastrojos, los Urabeños y las Águilas Negras es de sobra conocida por
los pobladores y ha sido denunciada por la Personería de la nación sin que otras
instituciones, incluyendo las fuerzas policiales, hayan tomado cartas en el asunto. El
desplazamiento desde una región tan distante y aparentemente ajena como Buenaventura,
en donde se vive otro conflicto de enorme magnitud, da cuenta de cuáles son las
coordenadas en que se ubica. (Bogotá, 2014). El asesinato de líderes sociales y estudiantes
escolares y la permanente circulación de panfletos amenazantes arrojan luz sobre las
lógicas de control que se han venido enquistando a partir de los ya sabidos casos de
ejecuciones extrajudiciales en el año 2008 que hoy tienen a 19 familias en vilo. La limpieza
social, un método cruento de control que ha hecho carrera en el país desde los años 80´s,
tomó un tinte claramente político durante este periodo y se consolidó en la idiosincrasia
legitimado por los conceptos de seguridad que el discurso guerrerista de Álvaro Uribe puso
a circular como efigie de su nacionalismo presidencial, reforzado a su vez por el acuerdo
estabilizador de Justicia y Paz en 2005.
44
Crisis del capital y huella ecológica
En el fondo de este fenómeno se encuentra un problema que David Harvey nos plantea
cuando al hablarnos de la producción del espacio urbano, se refiere a él como efecto de
contracciones del capital, en el sentido en que la inversión prioritaria en infraestructura y
la generación de mano de obra consecuentes, implican una readecuación total de lo que el
mismo lenguaje fiduciario ha llamado “mercado laboral”, que no es otra cosa que la
delimitación del poder adquisitivo y el fortalecimiento de las clases sociales. Existe una cara
b para la moneda del desarrollo y el tipo de ciudad que produce; por su manera de manejar
los excedentes productivos y el crecimiento poblacional con relación al espacio geográfico.
El conglomerado urbano es un productor permanente de hábitos espaciales, de códigos
económicos y de escenarios sociales. Y es también un productor de sujetos: transeúntes y
habitantes, ciudadanías de lo público y lo privado. Con sus clausuras surge la impronta de
la desconfianza y se ensancha la distancia entre individuos, abriendo paso a la hostilidad
de las calles; la hostilidad del medio artificial que nosotros mismos construimos. La utopía
silvestre, del hombre libre en un paraíso ecosistémico, nunca había estado tan lejos. Se
interponen, allende las murallas de la ciudad, los problemas agrarios y minero-energéticos,
que son conflictos por la posesión de la tierra, el subsuelo, las cuencas y el derecho
arbitrario a explotarlos. Son las lapidaciones del capital.
Como señalan tanto Harvey (2013) como Milton Santos (1995), los procesos de
urbanización están estrechamente ligados a las crisis del capital financiero, de modo que la
sobreacumulación no corresponde ya solo a la ciudad sino también al campo, incorporando
en él una noción de industria a través de insumos primarios (pesticidas, abonos químicos,
semilla patentada), equipos (guantes, trajes especiales, sistemas de riego) y maquinaria de
todo tipo, que generan un impacto económico difícilmente solvente para el pequeño
propietario o el jornalero. “Los progresos de la química y la genética, conjuntamente con
las nuevas posibilidades creadas por la mecanización, multiplican la productividad agrícola
y reducen la necesidad de mano de obra en el campo” (Santos, 1996). La pobreza resultante
degeneró en explotación laboral, colonización y conflictos armados; el éxodo campesino
hacinó las ciudades y el capital privado disectó la biósfera seccionándola en “recursos”.
Esta traslación del capital da cuenta de por qué la ciudad no puede más que ser un centro
de consumo. Aparte del comercio, la productividad en la ciudad es específica (fabril o
artesanal) o eminentemente simbólica (incluyendo los movimientos financieros), lo cual
quiere decir que la producción energética y las materias primas provienen siempre de
fuera, son exógenas a ella. La movilización del capital es posible solo gracias a la explotación
de los recursos consumidos en la ciudad y extraídos de la corteza planetaria. Es así como
adquiere sentido el planteamiento de Harvey según el cual la ciudad se torna una cárcel
de acaparamiento. Siendo el centro al cual se dirigen todos los recursos –incluso los bélicos-
pensarse fuera de ella equivale a ubicarse en la exclusión de sus beneficios, aunque esto
signifique acatar sus vulneraciones.
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Las hogueras del capital requieren de un combustible inagotable que ha sido extirpado
ininterrumpidamente de la naturaleza, ahora globalizada. La bomba poblacional
pronosticada por Malthus se corresponde perfectamente con lo que Odum llamara, a
propósito de las ciudades, tumores sobre la biósfera. (Ángel Maya, 2002). La ciencia
permanece en el rapto tecnócrata (Santos, 1996) y la formación de ciudadanos es un
discurso paliativo. De repente notamos que las alarmas de décadas atrás devienen hechos;
el cambio climático es una realidad patente, la súper concentración poblacional ha inflado
el costo catastral, el desabastecimiento energético se convierte reiterativamente en guerra.
Y parte de la sorpresa es que somos ciudadanos atrapados en su bienestar. Incorporados al
esquema productivo, educativo y jurídico. Nuestro cuerpo está cercado ante toda intención
siquiera de superar la enajenación. Si la dominación del hombre por el hombre halló su
origen en la Ur de Caldea, ese mismo modelo se encuentra, ahora mismo, en su más alto
punto.
Producción Urbana y Lugares de la Alteridad
Producto de las altas tasas de crecimiento motivado por razones de orden estructural
exógenas a ella, el crecimiento urbano en Soacha ha redundado en la adecuación de vías,
conjuntos residenciales, puentes, glorietas, estaciones y toda la oferta inversionista que lo
posibilita. En el abanico de Los Servicios Públicos se incluye también la materia prima de
construcción, por ello la minería es un poderoso negocio que necesita del crecimiento
urbano como un complemento sine qua non; la celebración de contratos clandestinos y la
concesión de licencias ambientales dudosas caracterizaron el gobierno de la segunda mitad
de década, lo cual tiene al alcalde de entonces, Ernesto Martínez, actualmente en prisión
domiciliaria, así como al también procesado gobernador, Álvaro Cruz y por supuesto, al ex
alcalde del distrito Samuel Moreno, lo que nos deja con una suma de fraudulencia como en
pocos sectores en los últimos diez años.
Además del impacto ambiental ya aludido, a este modelo concierne otro tipo de
producción, fruto precisamente del asalto rampante al erario público. Se trata de capas
crecientes de lumpemproletariado, una clase social que Marx caracterizó como carente de
conciencia de clase por no poseer ni capital financiero ni lugar dentro de la colectividad
obrera , y en la cual la ideología burguesa encuentra un instrumento de apoyo clave para
mantener el modelo de desarrollo en marcha.
Para sustentar la hipótesis de que el lumpemproletariado es “producido” por el modelo de
desarrollo, en el sentido de acción intencionada que connota este verbo, debe esclarecerse
que en principio lo que el modelo produce es ciudad y que esta a su vez se teje a diario con
la vida urbana; a partir de allí es posible encontrar tres fases. La primera puede ser
entendida como el paso ineludible de toda sociedad industrial; se trata de la alienación de
la fuerza de trabajo, consecuencia de la reproductividad en masa y la consiguiente
46
devaluación de la mano de obra. Ello por supuesto implica un despojo de los medios fabriles
al artesanado, de lo que resulta el proletariado, dueños tan solo de sus propios hijos. En
seguida hallamos una discriminación geográfica dada en cinturones de anomia; enormes
redes barriales en los que se acumulan la miseria, el hambre y la violencia y que en el fondo
no son más que márgenes en los que el estado es inoperante y en donde lo público carece
de todo poder cohesionador. La tercera fase es el uso consciente de los aparatos
ideológicos, cuyo fin es generar una adhesión incondicional al modelo económico vigente.
Lo que resulta de allí es un sujeto individualizado por obra de la privatización, totalmente
renuente a los mecanismos de participación política cuando no en abierta confrontación
con la fuerza pública, y plenamente convencido de que el poder adquisitivo es un
imperativo vital, cuya obtención no puede estar limitada por diques de tipo ético.
Básicamente hallaríamos un ácrata capitalista, con dos papeles de primer orden, como lo
expuso Marx en el XVIII Brumario: uno, justificar el fortalecimiento de los esquemas de
seguridad y dos, ser un bastión reaccionario incondicional, pues como apoyo popular del
estatus quo, constituye una fuerza retardataria fácilmente convertible en cuerpo de
choque.
Sin embargo el resultado que obtenemos tras este análisis es de una yuxtaposición entre el
estigma generado por la inseguridad emanada de estos barrios, como focos delincuenciales,
y las heteropías que se gestan en ellos como espacios en que la hegemonía cultural se
suspende. Lo primero es un imaginario insertado sobre todo en la clase media, principales
víctimas de la delincuencia común; prácticas como el robo en todas sus modalidades tienen
como objetivo inmediato esa capa social que se mueve a caballo entre la condición obrera
y la pequeña burguesía, capa en la cual el capital tiene un flujo denso y efímero. Gracias a
la consolidación de este imaginario se legitima la acción de la fuerza pública como una
necesidad que el estado debe satisfacer; pero, a falta de efectividad estatal se legitiman
también fenómenos como la limpieza social, que consiste en la conformación de bloques
parapoliciales, algunas veces integrados por segmentos vecinales, otras simplemente
encargados a organizaciones especializadas en ello. Todos los esquemas de seguridad
promovidos en campañas políticas (cámaras de vigilancia, aumento del pie de fuerza,
toques de queda) y gritados a voz en cuello por televisión y prensa tienen como asidero
ideológico este imaginario, que consiste básicamente en un antagonismo entre los espacios
privado y público.
Una Heteropía según Henri Lefebvre, o heterotopía, según Foucault, son nombres para
designar las prácticas culturales que se desarrollan en lugares donde la alteridad aparece
de forma radical y cuya naturaleza transgrede o desafía el orden social establecido. Para
Foucault debe hacerse una distinción entre dos espacios que constituyen lugares que
suspenden o anulan las formas de relación convencionales; la utopía, que es el espacio sin
espacio y que es una transfiguración imaginativa de la sociedad vigente, y la heterotopía,
en cambio, que es un espacio objetivado y efectivo delineado por la sociedad misma, pero
en donde se construyen contra-narrativas opuestas a los valores de esa sociedad,
47
fragmentándolos, anulándolos y resignificándolos. Por eso podemos decir con Lefebvre,
retomado por Harvey, que una heteropía “delinea espacios sociales fronterizos donde
«algo diferente» es no solo posible sino básico para la definición de trayectorias
revolucionarias”(Harvey, 2013), puesto que se halla en tensión con la isotopía, el orden
espacial cumplido y racionalizado del capitalismo y el estado. He mencionado antes que uno
de los espacios de la geografía urbana donde se desarrollan estas prácticas heterópicas son
los cinturones de anomia; lugares de lo innombrable, vistos desde los esquemas mentales
de la sociedad que no habita en ellos, desde la isotopía, desde un afuera espacial y
ontológico. Dos son los factores que ponderar entonces; uno, el origen y coordenadas
simbólicas de esa población que engrosa las filas de la vida urbana y modifica su morfología
y movimiento interno, y dos, el tipo de poderes que intervienen en ese proceso de
ordenamiento.
La lid de poderes en efecto involucra unos procesos de ordenamiento territorial del que
participan, o se pretende que lo hagan, como parte de un acuerdo social, la población civil,
los aparatos de gobierno y las entidades especiales, aunque de hecho también intervengan
otros sectores como los gremios, los grupos económicos, el sector fiduciario o los grupos de
poder local (muchas veces acompañados de fuerzas armadas), en lo que podríamos
simplificar como trama oficial y trama oculta. Allí, la aparición de disidencias y
confrontaciones se hace inevitable y empiezan a emerger discursos y prácticas de toda
índole, dado que los intereses y prioridades respecto al uso del suelo difieren de sector a
sector.
Pugnas Discursivas y Ordenamiento Territorial
En el escenario de la construcción territorial se gestan unas disyuntivas acerca de la
producción de vida urbana que entrañan unas fuertes connotaciones semiológicas. “El
derecho a la ciudad es un significante vacío. Todo depende de quién lo llene y con qué
significado. Los financieros y promotores pueden reclamarlo y tienen todo el derecho a
hacerlo; pero también pueden hacerlo los sin techo y sin papeles. Inevitablemente tenemos
que afrontar la cuestión de qué derechos deben prevalecer, al tiempo que reconocemos,
como decía Marx en El Capital que «entre derechos iguales lo que decide es la fuerza». La
definición del derecho es en sí mismo objeto de una lucha que debe acompañar a la lucha
por materializarlo.” (Harvey, 2013). De allí la consideración de que la heteropía es un
proceso de radicalización de la alteridad y de germinación de contra-narrativas, capaces de
sustituir y hacer frente a los contenidos simbólicos irrigados por los instrumentos
ideológicos y la alienación resultante.
La confrontación discursiva empieza con los procesos de ordenamiento territorial, que en
el modelo que orienta a nuestra sociedad se consolidan legalmente en documentos
denominados POT (Planes de Ordenamiento Territorial). Dentro del propósito de dar orden,
48
tal proceso consiste en identificar las áreas potenciales y destinarlas a tal o cual fin según
sus recursos, vocación productiva, relieve o posición geográfica; trazar unos criterios que
permitan definir qué es y qué porción territorial comprende un área protegida, una zona
de reserva hídrica, un parque natural o arqueológico o una zona de preservación natural; y
se decide también la viabilidad de un polígono minero para zonas de alta montaña con
abundante material de extracción; define vías (un tema vastísimo que comprende
comunicaciones, movilidad, seguridad, abastecimiento etc.), y habilita los terrenos que
considere aptos para la edificación y, según su percepción estética, demanda poblacional
y esquemas de crecimiento, desarrolla proyectos de vivienda. Al cabo, a raíz de cada tema
se generará una acumulación de contradicciones discursivas que en este escenario resulta
ser equivalente a la efectividad política institucional, porque en el ojo de la tormenta se
encuentran los avalúos catastrales, los impuestos a la renta y sus márgenes de
especulación, y sobre todo la búsqueda implacable de plusvalía.
Estas contradicciones se van a resolver en detrimento de lo público con la participación de
capitales mixtos a través de la creación de instituciones financieras y aparatos de crédito
que hacen uso de la deuda como estrategia de inversión. Es por eso que podemos
considerar a los cinturones de anomia en esencia como defectos o fallas evidentes dentro
de este esquema particular de ordenamiento, puesto que ponen al descubierto la manera
en que “La política del capitalismo se ve afectada por la perpetua necesidad de encontrar
campos rentables para la producción y absorción de su excedente”. (Harvey, 2013). En este
sentido la miseria, la violencia o el hambre dentro de esta anomia son indicadores que
permiten diagnosticar en qué estado se encuentra el bienestar social, la efectividad
democrática y la equidad económica, y confirmamos que su origen tiene raíces profundas
en las crisis del capital. Ocurre entonces que este “no se puede reinvertir rentablemente, la
acumulación se estanca o cesa y el capital resulta devaluado (perdido) y en algunos casos
incluso físicamente destruido. La devaluación puede adoptar diversas formas: se pueden
devaluar o destruir las mercancías excedentes, puede quedar sin empleo o desvalorizada
parte de la capacidad productiva, y hasta el propio dinero puede perder valor debido a la
inflación; en una crisis también se puede devaluar, por supuesto, el trabajo, mediante el
desempleo masivo.” (Harvey, 2013).
Por ello al interrogante sobre el origen de las poblaciones que habitan los cinturones de
exclusión urbana, podemos responder que el valor de la mano de obra y los salarios son
administrados por el mercado laboral y el disciplinamiento de la clase trabajadora, entre
cuyos métodos frecuentes se encuentran el desempleo inducido tecnológicamente y el
asalto contra el poder organizativo de los obreros, así como las migraciones fruto de la
escasez en el campo, la guerra o los megaproyectos. (Harvey, 2013). La ciudad crece con el
fin de absorber los excedentes de capital a la vez que genera excedentes de capital y una
aporía semejante solo es resoluble permitiendo el crecimiento exponencial tanto de uno
como del otro, o deteniéndolos.
49
El resultado, al decidir lo primero, ha derivado generalmente en crisis como la de 1868 en
Francia, que remataría finalmente con la comuna del 71, tras los enormes cambios urbanos
que modificaron París totalmente en su tamaño, estructura y prácticas, hasta llegar a
convertirse en el centro del buen gusto y el arte bajo el título de Ciudad Luz, durante el
imperio de Luis Napoleón, quién acompañaría el florecimiento de la época con enérgicas
dosis de represión; Algo similar ocurre tras el proceso de sub-urbanización de los años 60´s
en Estados Unidos, que trasladó a la clase media, potenciales consumidores a la periferia y
vació el centro de la ciudad, lo cual devendría al cabo en la depresión del 73 y la gran
bancarrota del 75, proceso acompañado de la emergencia de movimientos sociales
afroamericanos y latinos que habían quedado por fuera de los beneficios de la renovación,
junto a estudiantes blancos de clase media que se oponían a la guerra y el sistema de
reclutamiento (Harvey, 2013); en ambos casos la insostenibilidad especulativa derivada de
los sistemas de crédito acabaron por colapsar el sistema. Otro tanto podríamos recordar
evocando los años 70´s y 80´s en Colombia cuando la aplicación del sistema de crédito UPAC
tornó un verdadero calvario para miles de familias que veían el aumento de intereses
contables en una escalada que terminó por ser impagable, mientras las medidas policiales
se encargaban de los embargos, la inflación nacional tocaba tope y el consecuente caudal
de movimientos urbanos se abría paso.
Movimientos Sociales Urbanos
Hechos como la Comuna de París en 1871, o la de Oaxaca en 2004, y procesos de
movilización como los ocurridos en Ecuador y Bolivia durante la primera década de este
siglo, son muestras diferentes de los caudales de inconformismo que el progreso liberal y
neoliberal han engendrado; en el primer caso se trata de una toma relámpago del poder
por parte de un sector idealista de la burguesía junto a las organizaciones sindicales obreras,
de donde nacerían corrientes posteriores como el Anarquismo, el Anarco sindicalismo, el
Comunismo Libertario, el Socialismo utópico, etc. Lo más importante a resaltar de este
ejemplo, en contraste con Oaxaca, es que se trató de un proceso enteramente urbano,
acaso porque, como podemos recordar, los levantamientos del 48 habían sido aplastados
en Francia, y principalmente en Alemania, por un enorme sector conservador del
campesinado. Este antecedente había abierto una brecha social entre campo y ciudad y
esto por supuesto antes de los procesos de industrialización agrícola emprendidos en el
siglo XX que generarían un nuevo tipo de proletariado, principalmente contribuyendo a la
creación de lo que llamaríase eventualmente el tercer mundo. En este sentido se
comprende mejor por qué para Oaxaca y los procesos andinos la situación es
diametralmente opuesta, dado que las revoluciones y alzamientos en Latinoamérica han
venido primordialmente del campo; el despojo de la tierra, el más viejo problema de la
colonia y su maquinaria de violencia son aún prácticas puestas en ejercicio, ya no por los
conquistadores, sino por magnates y pistoleros anglosajones, como en la Argentina de
50
principios de siglo XX, o por agencias empresariales con plena autoridad de acción, como
las transnacionales. Pero además porque en el neoliberalismo ya ha ocurrido esa
contracción del capital que lo volcó al campo en busca de una triplicación productiva para
satisfacer la demanda alimenticia de sus mega ciudades, así como a las selvas en busca de
minerales escasos como el coltán y a los océanos en busca de nuevas fuentes petrolíferas.
La gentrificación y los poderosos aparatos que mueven la industria inmobiliaria nos han
cercado cada vez con más celeridad, lo que ha acabado por escindirnos de la ruralidad y ha
ocasionado en los habitantes urbanos un desfase ontológico respecto a la naturaleza: el
hábitat artificial ha terminado por romper la relación humana con lo orgánico al punto que
hemos abismado nuestra relación con la biósfera. Este no es un proceso ni mucho menos
moderno; ya encontramos en Dante la representación del infierno como una terrible selva,
y en la Ciudad de Dios Agustiniana las tierras salvajes son las tierras del pecado. La
transformación radical del modo de vida en la ciudad y los grandes procesos de
metamorfosis urbana son en sí mismos una producción del hábitat, lo que implica modificar
ecosistemas, atmósfera y suelos, pero es también artificialización como camino irrevocable
en la constitución natural del ser humano, para lo cual le es preciso cohesionarse como
especie; frente a lo primero por supervivencia, frente a lo segundo por sostenibilidad.
La aparición de movimientos sociales urbanos ha solido ser, como hemos visto, una
respuesta a condiciones en que el ambiente, como base innata de la vida material, ha sido
perturbado negativamente. En su proceso de aparición juega un papel fundamental la
existencia de heteropías que hacen la vez de antítesis gnoseológicas frente a los esquemas
dominantes. En este sentido la crisis ambiental contemporánea, al ser global, ha venido a
engendrar un escenario de contra-narrativas en lo que se podría leer como una
globalización de la resistencia. Si este planteamiento es errado o no y si además es
pertinente de ser aplicado al caso ocurrido en el Humedal Neuta, es un asunto para
examinar de manera minuciosa a través de otra herramienta que permita identificar con
mayor precisión el discurrir histórico del proceso, sus derroteros discursivos y el talante de
los sujetos que en él participaron.
51
Galería Cartográfica
Fig. 1. Codazzi 1945. Fuente Centro geográfico Agustín Codazzi, Plancha 246-II-A.
Figura 1. En esta imagen del año 1946 se aprecia cómo la mayor parte del territorio Soachuna consistía en
tierras anegables ocupadas por grandes haciendas. Los circuitos poblacionales estaban formados por familias
raizales, muchas de ellas de ascendencia indígena, como en la hacienda el Vínculo y las veredas paramunas.
Como puede apreciarse los humedales, que por entonces conservan su cuerpo de agua, habían sido ya divididos
por la carrilera del tren y más tarde lo serían por la autopista sur. Fuente Centro geográfico Agustín Codazzi,
Plancha 246-II-A.
52
Fig. 2. Suacha Ecosistémica Fuente (Ariza W., 2010).
Figura 2. Ubicado al sur occidente de la ciudad de Bogotá y conurbado con ella, en el municipio de Soacha
convergen múltiples ecosistemas. Las veredas Panamá, Hungría, al igual que el corregimiento de San Jorge se
ubican en el alto bosque andino, de las cuales solo la última preserva su antiguo potencial natural, las otras
dos han sido consumidas enteramente por la minería a cielo abierto, desapareciendo incluso como zonas
habitables. El enclave seco, por otro lado, gana más terreno a medida que la minería se extiende por los cerros.
Como se puede apreciar los humedales Tierra Blanca y Neuta se encuentran plenamente cercados por la
urbanización.
53
Fig. 3. Neuta y Tierra Blanca 2010. Fuente Google Earth.
Figura 3. Humedal Neuta año 2010. Ubicado actualmente en la frontera entre las comunas 1 y 2 del municipio
de Soacha, el Neuta era un humedal asediado desde fines de los años noventa desde el oriente por los
proyectos urbanísticos legales y mucho antes desde el occidente por los llamados barrios subnormales, que
eran en suma una toma de tierras progresiva. La franja verde que se ve al sur occidente entre los dos bloques
de casas, ya en jurisdicción de la comuna 1, es el Humedal Tierra Blanca, cuyo deterioro es considerablemente
más delicado por la construcción de predios sobre el ecosistema mismo. Fuente Google Earth.
54
Fig. 4, Neuta y Tierra Blanca 2015
Fuente Google Earth.
Figura 4: Estado actual de los humedales Neuta y Tierrablanca con respecto al río Bogotá. Completamente
cercados por el avance urbanístico, han sufrido el cierre de sus canales naturales quedando incomunicados
entre sí y con las fuentes hídricas corrientes; la eutrofización resultante los ha convertido en caldos de cultivo
por la cantidad de aguas servidas que reciben, por los residuos sólidos y el escombro que es arrojado a su
cuerpo. La fauna resistente se mueve de un humedal a otro y hacia las zonas de chucua para hallar alimento,
pero sus condiciones son cada vez más estresantes. El impacto antrópico se percibe también en una dimensión
que la ecología se halla lejos de responder; estos ecosistemas se han venido a convertir en epicentros del tráfico
y el consumo, como tierras salvajes en donde la ley civil se disuelve. (Véase adjunto #1)
55
Fig.5 Humedal Neuta, año 2009 Fuente (Ariza W., 2010).
Figura 5. Antes del arranque de los proyectos residenciales que lo cercan actualmente. La zona inundable del
fondo, incluyendo los árboles y la vieja casa del mayordomo, han desaparecido; son el actual espacio de un
asentamiento urbano. Estas zonas inundables solían recibir los bancos de niebla venidos con la efervescencia
de los bosques de Chicaque y el Salto del Tequendama; una humedad acumulada de la que por supuesto
participa el páramo. Estas evaporaciones de agua constituyen una parte fundamental del ciclo hídrico de un
humedal en tanto le permite ganar estabilidad en sus niveles de acumulación. La edificación se ha convertido
en una muralla que impide que las neblinas entren con toda su densidad a los humedales.
56
Fig. 6. Perfil de vegetación potencial. Fuente (Van Der Hammen, 1998)
Figura 6. Se puede observar la manera en que la zona inundable está poblada por forestales de alto porte.
Justo allí se encuentran los humedales, por debajo de los 2.600 msnm, garantizando la humedad y preservación
de humus por las abundantes arcillas y turberas. Fue en torno a estos fondos limosos que se abrieron los
canales de abastecimiento acuífero-agrícola conocidos como Chucuas. Esta fue una estrategia de modificación
del hábitat que ampliaba los márgenes de resiliencia tanto culturales como ecosistémicas por cuanto abría
caminos para que el recorrido del agua fuese de mayor influencia en la humectación de los suelos. Básicamente
se dieron a la tarea de formar corredores ecológicos en donde se reproducían las especies nativas y
endémicas...
57
Fig. 7. La analogía artesanal Fuente (Ariza W., 2010) y https://www.flickr.com/57otos/alvarobueno/5227691292.
Figura 7. En su trasegar por el altiplano cundiboyacense las comunidades muiscas, neolíticas y confederadas
en torno a la productividad agrícola, aprendieron de su medio generando analogías referentes a la vegetación,
la geografía y la fauna. De esta manera las lagunas figuran en su mitología como equivalentes de la matriz
femenina, el maíz como un don recibido del sol en tiempos de hambruna y la rana, como lo argumenta en su
ya clásico tratado La Civilización Chibcha Miguel Triana, reemplaza la figura humana en la pictografía, dado
que un tabú arcaico prohibía la representación antropomorfa. (Triana, 1921)
58
Fig 8. La Tingua Bogotana, especie endémica. Fuente (Ariza W., 2010)
Figura 8: Según Soacha biodiversa, obra de diagnóstico biológico, hubo un avistamiento de Tingua Bogotana
(Rallus Semiplumbeus) en el humedal de Neuta. Pese a que la fuente es del 2001, podemos saber que la especie
anidó en este humedal durante la mayor parte de la década por testimonios de la comunidad organizada. El
aumento de la presión sobre el medio generó un estrés ecológico muy alto y la especie no ha sido vuelta a ver
en Neuta ni en el resto del municipio. En 2011 fue declarada en alto riesgo.
59
2.3
Una Sociedad de Discurso
Objetos discursivos y Dispositivo pedagógico
2.3.1. El flujo Mental: Coordenadas etnográficas.
El otro tipo de fenómeno plausible de ser estudiado científicamente en la vida social, Según
el modelo asumido, es aquel “que abarca todos los pensamientos y sentimientos que los
seres humanos experimentan mentalmente” (Harris, El Materialismo Cultural, 1979- 1982).
Para lograr examinarlo es preciso “recurrir a operaciones diferentes [de las empleadas en
el flujo conductual] a objeto de formular afirmaciones científicamente verosímiles”: de
modo que “para describir el universo de las experiencias mentales, debemos emplear
operaciones capaces de desentrañar los pensamientos de la gente” (Ibíd.), con lo cual,
Harris termina reconociendo “El estatus epistemológico de los actos lingüísticos” (Ibíd.).
Felizmente, pues nuestro enfoque de estudio, siendo comunicativo, debe por fuerza inquirir
en torno a los lugares de enunciación, las voces de los actores, los contenidos subyacentes
a la praxis semiótica, la relatividad significativa, los discursos y los símbolos.
60
No es de extrañar que siendo antropólogo, Harris terminara formulando sus herramientas
de análisis gracias a una inmigración de la lingüística. Se trata de los términos Emic y Etic,
que toma del Lingüista Kenneth Pike, quien a su vez los ha generado de los términos fonemic
y fonetic. “Fonético es el lenguaje tal como se expresa en palabras. Fonémico, por el
contrario hace alusión al entorno de significados que tiene en su mente quien habla. La
perspectiva Emic valora sobre todo el punto de vista del informante. La perspectiva Etic
pone énfasis en la percepción del observador. Con ello se evita el terreno resbaloso en que
se ha movido la filosofía pretendiendo distinguir entre objetivo y subjetivo.” (2002, págs.
214-5). En esencia Harris nos sugiere que la producción del entorno provocada por una
cultura, incluye tanto las modificaciones en el hábitat como la codificación simbólica que el
cuerpo social ha hecho de este, transformándolo y transformándose a su vez. Este entorno
de significado está siendo tejido de manera permanente por enunciaciones, que involucran
la existencia de unos actores. Vamos a emplear dos instrumentos: uno que capte el entorno
y otro que capte algunas de las enunciaciones que lo configuran.
El análisis del Flujo Conductual arrojó algunos insumos que nos son asequibles emplear,
para darles empalme con el Corpus Etnográfico. Con relación a la Reseña Histórico-
Geográfica, se nos proporcionó un tiempo abierto en el que discurren unas geografías, unos
ecosistemas y unas poblaciones; de los múltiples modelos adaptativos que allí han sido
practicados y de cómo estos son comprensibles con relación a unas fuerzas históricas
socialmente constituidas. El índice cualitativo con el cual fueron puestos en contraste estos
modelos es el de Huella Ecológica, que se define por el nivel de impacto que una sociedad
particular genera sobre la biósfera planetaria. De entre los modelos examinados y a la luz
del criterio ambiental, el modelo contemporáneo a este estudio, categorizado como etapa
de crecimiento Urbano Exponencial, puede ser considerado como altamente entrópico,
causa de afectaciones negativas a la vida humana y ecosistémica.
En este mismo sentido vamos a decodificar el Corpus Etnográfico; considerándolo como un
Flujo Conductual que desglosaremos menudamente. El empalme nos lo permite el
concepto Movimientos Sociales Urbanos, puesto que se refiere a un sector convocado en
torno al derecho a la ciudad y a la producción democrática de vida urbana. Estos sectores,
dijimos ya, se hallan en statu criticalli respecto al modelo de desarrollo y, habida cuenta de
ser éste producto de un modelo entrópico, nos hemos permitido la inferencia de considerar
que estos sectores constituyen avanzadas culturales, producidas por el mismo impasse de
la crisis. Ahora bien, en este caso las coordenadas etnográficas nos las brindan los registros
de campo, que son nuestra evidencia tangible: Interroguemos pues estos registros.
- ¿Tiene alguna relación este Corpus Etnográfico con los insumos obtenidos en la
Reseña del Flujo Conductual?
- a) Plenamente; se presentan situaciones de transformación urbana y se registran
afectaciones puntuales sobre numerosos ecosistemas, principalmente el Humedal
Neuta.
61
- ¿Cuál es el carácter de la convocatoria social que el corpus registra?
- b) Es de talante educativo, pero fuera de las instancias formales; su praxis entraña
unas posturas discursivas opuestas al modelo hegemónico.
- ¿Posee este grupo social un statu Criticalli que le sea compatible con la categoría
Movimientos Sociales Urbanos?
- c) Es posible identificar unas coordenadas que dan cuenta de un Movimiento Social
Urbano en formación. Es plausible que pueda ajustarse a un concepto pre formativo
más propio a sus dimensiones.
A la luz de estas coordenadas implementaremos tres instrumentos, en un ejercicio de Tema
y Rema que buscaría desglosar, como se dijo, menudamente el Corpus, dejando así fecundo
el terreno para la pregunta por las enunciaciones, por la praxis distintiva de cada actor y por
los objetos discursivos, propendiendo por un tejido polifónico en la narrativa, que denote
la voz y su marco significante, y que permita al análisis para-textual elucidar los nodos
simbólicos refundidos en los registros etnográficos.
Respecto a la primera coordenada es preciso definir un medio para des enmadejar la
historia contenida en ese Corpus. En este sentido me siento más afín a trabajos como el de
Clifford Geertz o Evans Pritcher, que se inclinan por una narrativa en la que aparece el
investigador como sujeto perceptivo actuante- que Harris llamaría de enfoque Emic.
Ubicando el locus de enunciación, haremos uso de lo que múltiples etnógrafos, entre ellos
Peter McLaren y el mismo Geertz, reconocen con el nombre de Anamnesis: “la conquista
de lo olvidado” (1995, pág. 55). Un proceso que consiste en hacer uso consciente de la
memoria a fin de remembrar unos sucesos o serie de ellos. Esto - que es equivalente a la
acción narrativa - será nuestro marco objetivo. No aparece en ello una perspectiva ni
radicalmente Emic ni radicalmente Etic, es solo el flujo conductual que nos es Tema
interpretable. Existe un hecho que es imprescindible no perder de vista en este punto y se
trata de que el investigador que fui era a la vez parte sustancial de los actores involucrados,
por ello la narración será desarrollada en primera persona. Esta Anamnesis enmarca una
temporalidad que abarca el transcurso de 27 meses, desde marzo de 2011 hasta mayo de
2013, divididos en cinco segmentos, así:
I. De cómo los actores configuraron el escenario.
II. De cómo los discursos orientaron el proceso.
III. De cómo los acuerdos lograron cohesión.
IV. De cómo se manifestó resiliencia ante la crisis.
V. De la manera en que el contexto permitió la apertura.
62
El segundo instrumento empleado será un desglose extraído de la Anamnesis y dará origen
a un primer para-texto entre corchetes y con sangrías a la izquierda, titulado Aisthesis;
(αἴσθησις) “Percepción”, que hace referencia a la conciencia elemental producto del ser
sensitivo; allí serán consignadas mis impresiones a posteriori como investigador-actor, no
las que experimenté entonces, sino ahora, cuando se ha echado a rodar la madeja de la
memoria narrativa. Cada una de estas Aisthesis será numerada como singular y con relación
a su segmento narrativo. Será desde allí que ajuste las pinzas de orden teórico, que serán
usadas como instrumentos de caracterización y confrontadas como evidencias empíricas
ante los juicios de la antítesis en controversia, a decir, la impertinencia disciplinar de las
humanidades y el lenguaje en escenarios pedagógicos de Crisis Ambiental. La ayuda la he
de tomar de la hermenéutica etnográfica de Peter McLaren, partiendo de su énfasis en
torno a la microfísica del poder sobre los cuerpos (McLaren, 1997), a la asimilación simbólica
de los patrones culturales y a las praxis de resistencia performativa en los márgenes del
significado. (McLaren, 1995). Su etno-semiología postula dos conceptos susceptibles de ser
rastreados en la narrativa: (1) Política de Encarnamiento, que se define como la asimilación
corporal-ontológica de modelos culturales y la producción de identidades en la escuela y el
mercado. Y (2) Ritual, que se refiere al dispositivo mediante el cual se encarnan estas
identidades en la escuela. Su uso instrumentalizado supone la existencia de Paradigmas
Raíz, con los cuales moldea el entorno de significado y proyecta las constelaciones ideo-
simbólicas. Es afín a la manipulación de los instrumentos ideológicos para consolidar los
márgenes geográficos del derecho a la ciudad.
El tercer instrumento etnográfico da lugar al desglose de un segundo para-texto, entre
corchetes con sangrías a la derecha y con el título Transcursividad. Estos, que son
básicamente actos de enunciación, serán numerados con relación al segmento del relato
general, de manera que puedan retomarse más adelante, como muestras Interpretables.
Frente a los niveles Etic y Emic pretenden situar las enunciaciones precisas y específicas
pronunciadas por los actores y a partir de allí inferir el entorno de significado y ampliarlo
hasta delimitar un contexto enunciativo. Se trata de una lente que hace el escrutinio de las
voces y los actores, sus actos de habla en un sentido semiótico amplio, comprendiendo
como marco referencial los límites espacio temporales ubicados en el Flujo Conductual.
Estos actores serán comprendidos como una Sociedad de Discurso y a ella serán asociados
los Paradigmas raíz y los Objetos Discursivos; estos últimos comprenden objetos
inmanentes que han sido depósito de un gran valor simbólico – palabras, lugares,
instrumentos, estados mentales - movilizados semiológicamente en el escenario.
El concepto Transcursividad terminó por hacerse clave en tanto implica un asedio a la rígida
estructura del Materialismo Cultural, tan carente de fluidez. El concepto es de Edgar
Garavito quien, influenciado por Deleuze, entiende la función del filósofo como la creación
de conceptos - herramientas del pensar filosófico - que los no filósofos usan pensando a
través de ellos, cumpliendo así un fin político y social. La Transcursividad es “la capacidad
permanente de desprenderse de sí mismo” y cuyo poder es empujar “más allá de los límites
63
de la conciencia” hacia “la línea de fuga que permite el abandono de las formas y el
franqueamiento de la identidad” (Garavito, 1997). Garavito pretende “la pluralidad de
voces”, contenidas dentro de un marco inmanente de fuerzas espacio-temporales. Este
autor nos ha proporcionado una herramienta que descompone las nociones de identidad
Políticamente Encarnadas en los cuerpos y las voces mediante instrumentos ideológicos;
de modo que al irse abordando el desglose textual, las identidades plenamente distinguidas
se disolverán en una paulatina única voz, porque “Dentro de mí hay multitudes”, como en
boca de Pessoa argumenta Garavito. Las muestras tomadas darán cuenta de:
- Los lugares de enunciación,
- La voz de los actores,
- Los contenidos subyacentes a la praxis semiótica,
- La relatividad significativa,
- Los discursos y
- Los símbolos.
Pero en el filtro de la Transcursividad no obedecen a ninguna identidad auto denominada.
La función referencial del lenguaje se conserva; mas los asideros inmanentes del discurso,
signo–referente-intérprete, son observados a una luz que pone el símbolo al descubierto
como lo que en realidad es; una circunstancia liminal, un hecho que ocurre en los lindes de
lo real y lo imaginario; no acaba de ser referente y ya es signo; no se agota en el grafema o
en la imagen acústica; Concebido como paradoja, por los filósofos, por ser a la vez
instrumento de conocimiento y jaula que embota la experiencia vital primigenia. Harris
quiere indagar por lo que la gente siente y piensa, pero para llegar al corazón de los
hombres -dice Cassirer que dijo Sócrates- es preciso recurrir al lenguaje. El Logos es la
materia constitutiva de la experiencia mental humana y es indisociable también de sus
hechos conductuales. Por eso al afirmar que “El transcurso es la muerte de la
representación” (Garavito, 1997) es ineludible intuir en él un “panorama turbulento que se
puede asociar con el pánico” porque “la Transcursividad no persiste en su ser sino en el
franqueamiento transformativo de este, lo que implica una temporalidad atormentada”.
Como instrumento etnográfico lo que va a arrojar es una psique abierta hacia lo
contingente, viéndose de frente con su propio Ethos.
64
2.2.2.
Memoria Narrativa del Aula Humedal Neuta
2011-2013
I
De cómo los actores configuraron el Escenario
Marzo- Junio de 2011
:Anamnesis:
Viví durante 25 años en Soacha sin enterarme apenas de su existencia y llegué a ese
Humedal como etapa final de una búsqueda distinta, que resultó no serlo tanto. Andaba yo
tras la pista de todo lo concerniente a la cultura Muisca: Crónicas de indias, estudios
antropológicos, representaciones plásticas tradicionales y modernas y, muy especialmente,
su lengua, el chibcha. Tuve en ese instante noticia de que en la hacienda Terreros de Soacha,
un terreno vastísimo improductivo largo tiempo atrás, habían sido halladas un número
significativo de tumbas precolombinas atribuidas al periodo Herrera y que, además, a su
65
alrededor se desarrolló un proceso colectivo que buscaba reivindicar los hallazgos; Vietnam,
un buen amigo, me sugirió contactar a Camilo, el de sociales, así que inicié la pesquisa.
Pese a las llamadas a números sin interlocutor y la escurridiza identidad del contacto, el
encuentro con Camilo fue coincidencial; ocurrió en la ciclo ruta de la autopista sur, mientras
él se dirigía a la universidad y yo a mi trabajo. Resultó ser un viejo conocido de quien ni
siquiera sabía el nombre. En una charla muy rápida supe que el proceso en San Mateo había
quedado atrás, (de hecho ocurrió durante 2001 y 02) que Camilo se había alejado de allí
luego de un conflicto que dispersó al grupo. “Yo no sé si haya gente sentándose en esas
piedras, mi camino ahora está en el Neuta.” Así fue como me relató que, decidido a
emprender una nueva ruta, se encontraba impulsando un proyecto con miras al
empoderamiento comunitario, que conocía personalmente a los integrantes de la
Corporación administrativa del humedal y había hecho ya contactos en colegios, facilitados
por un plan denominado Clubes Juveniles, del ICBF, al cual se había integrado: “Tengo la
intención de convertir al Neuta en el jardín botánico del municipio”, me dijo. Le hablé sobre
mi interés por estudiar la lengua chibcha, como parte de mi proyecto de grado y decidió
invitarme a trabajar en lo que él empezaba a llamar Aula Ambiental.
El domingo siguiente asistí al lugar, pero no encontré a Camilo o persona alguna que
orientara mi visita. Sin embargo esto permitió que mi primer contacto con el Humedal fuese
muy personal*. Ingresé por una puerta abierta al público ubicada en el barrio Quintas de la
Laguna y caminé, bordeando la ronda del agua; este sendero me llevó hasta un claro
habitado por eucaliptos, en donde encontré a un grupo considerable de personas vestidas
de blanco, elaborando tejidos y compartiendo chicha y tabaco. Supuse, por su
indumentaria, que se trataba de cabildantes Muiscas. Al continuar me crucé con un par de
jóvenes que recogían basura a la altura del barrio Lagos de Malibú y finalmente, cuando ya
regresaba, me topé con Don Benedicto López, que orientaba a algunos estudiantes del
colegio Claretiano de Bosa, prestantes de servicio social, a quienes explicaba aspectos
relativos a las especies arbustivas del ecosistema.
Aiesthesis- I, 01.
Es difícil explicar la experiencia puramente sensorial que se desarrolla
con este espacio, pues a medida que se frecuenta y se convierte en
un hábitat, va haciéndose menos lugar y más entidad. Cuando esta
relación ya está madura, habiendo por ejemplo trabajado la tierra,
uno incluso llega a referirse a él como un alguien. Neuta comparte
territorio con su primo hermano el humedal Tierra Blanca, ubicado en
la comuna 1, donde yo vivo. Pero a diferencia suya este último es un
ecosistema golpeado por los impactos más crudos: Deshechos,
vivienda, desaparición de especies. Un espectáculo al que muchos
habitantes nos hemos acostumbrado; Neuta, en cambio, conserva
gran parte de su belleza originaria, pese al fuerte avance urbanístico
66
sobre sus linderos. Por supuesto fue un impacto para mí,
acostumbrado a una mole de cemento sin concesiones ni vida.
Mi segunda visita fue la oportunidad de conocer a quienes conformaban el grupo de
coordinación pedagógica; estaban allí, además de camilo, Luz Ángela López, Lucas Uyabán,
Fabián Torres y Dora Vásquez, y, junto a ellos, alrededor de 19 jóvenes, la población
convocada por Camilo más algunos niños de la vecindad. Parecía que el trabajo había
finalizado y ahora procedían a conformar subgrupos para cooperar en tareas específicas.
Me vinculé a la actividad uniéndome al grupo más numeroso*; al cabo, tras una
conversación en cada subgrupo, volvimos a encontrarnos en asamblea común. De allí
emergió lo que puede considerarse la primera gran estrategia pedagógica, nacida entre los
jóvenes reunidos junto a Luz y Camilo. Ellos planteaban que a fin de familiarizarse con el
espacio era preciso reconocerlo a través de un recorrido que nos permitiera entender la
totalidad del humedal en un sentido geográfico. Esto, ya asumido como una tarea por la
colectividad, implicaba según Lucas una admonición a las autoridades pertinentes, a las
cuales era deber citar. A esto se añadió que era preciso convocar a la comunidad de los
barrios aledaños y del municipio en general, por tratarse de un proceso de visibilización.
*Aiesthesis- I, 02.
Hubo dos hechos que llamaron mi atención en ese instante; uno fue
el notar que Lucas estaba interesado desde el principio en el tema de
la siembra y que, sin embargo a su grupo no se habían adherido más
que un par de niños, lo que me generó un sentimiento de compasión;
no obstante este se disolvió al entender que eso para él era
irrelevante, que su importancia personal se ponía al margen frente a
su propósito. Esto me reveló su talante. El otro hecho fue conocer a
Fabián identificándolo como uno de los actores del viejo proceso en
Muexca, responsables del trabajo de reivindicación de los hallazgos
en Terreros. Esta es una historia que se irá desenmadejando a lo largo
de nuestro proceso, al aparecer sucesivamente aquellos actores,
trayendo cada cual su versión de los hechos.
Finalizada esta última parte los jóvenes se retiraron, así como Dora. En seguida Camilo
procedió a relacionarme con los demás. Recuerdo claramente la conversación que
sostuvimos ese día porque la manera como inicié la charla abrió todo un campo discursivo*:
La semana pasada visité el humedal y pude ver un grupo al fondo, en los eucaliptos. Me
pareció que eran Muiscas. En este momento yo parto del escepticismo- les dije – Ya he
67
conocido algo del trabajo de cabildos en Bogotá y no acabo de sentir confianza en ellos.
Camilo me salió pronto a la saga:
Transcursividad- 01.
Son dos trabajos diferentes. Sí hemos trabajado con ellos, pero cada
proceso es autónomo.
Luego intervino Lucas:
Transcursividad- 02.
El cabildeo es algo que a nosotros no nos interesa, nos es ajeno, en tanto
se mueve en la lógica de relación con las instituciones. Nosotros estamos
un poco al margen de eso, trabajamos simplemente como comunidad.
Personalmente estoy aquí porque Camilo me llamó para trabajar en una
chagra y a mí me interesa la siembra. Ese es el motivo que me convoca.
Luz Ángela también intervino:
Transcursividad- 03.
Nosotros no representamos a nadie y nadie nos representa. Queremos
tejer con otros actores, sabemos que no estamos aquí solos, pero no somos
una institución o una corporación.
*Aiesthesis- I, 03.
Vista en retrospectiva esta conversación esclarecía dos puntos
esenciales para entender el proceso: uno, el escenario, lejos de ser
una entidad homogénea que se moviera a un mismo ritmo, era una
marea influida por diversas corrientes. Dos, el acuerdo pedagógico
pretendía no pasar por la oficialidad, pero esta se hallaba presente en
sus mismos cimientos, por la presencia del plan Clubes Juveniles
impulsado por el ICBF. De la misma forma los jóvenes restantes
estaban allí en prestación de su servicio social escolar, como un
programa ofrecido por la veterana corporación CorpoNeuta.
Comprendí que la composición del trabajo tenía muy diversas
sincronías.
Para llevar a cabo la propuesta de reconocimiento territorial generada por los jóvenes, fue
precisa una coordinación que yo aún estaba lejos de entender*. El recorrido se desarrolló
68
por toda la ronda del humedal con el propósito observativo de identificar los diversos
problemas, su ubicación y posibles causas. La expedición se dividió en dos; en un grupo iban
los jóvenes acompañados por Dora Vásquez, Ana, Camilo y mi persona. En el otro iban
funcionarios de la CAR y la alcaldía, más algunos de los veteranos del proceso como Don
Benedicto López y el señor Humberto Medellín, además de Luz Ángela y Lucas. El primer
grupo partiría del punto común en la entrada principal –donde además estaban ubicadas la
caseta de celaduría y la chagra- y se desplazaría por toda la margen del costado Nororiental,
en paralelo con la vecindad de los barrios Quintas de la Laguna, Lagos de Malibú y Bosques
de Zapan. El segundo grupo partiría en dirección contraria hacia el costado Noroccidental,
en donde se iniciaba un proyecto urbanístico dirigido por constructora Bolívar, hasta llegar
al costado Suroccidental, en frontera con el barrio Ducales.
*Aiesthesis- I, 04.
En este punto permanezco ignorante del escenario institucional y
sólo a posteriori entendería el tamaño de la gestión que implicaba por
parte de mis compañeros haber convocado a tanta comunidad y a las
entidades responsables. Sin embargo a medida que me incorporo voy
entendiendo mejor la cronología en que se enmarca nuestro proceso
en el Neuta, que lejos de ser pionero, es un eslabón más en la larga
historia de lucha social de que el humedal ha sido epicentro. Y es que
de hecho la razón por la cual las condiciones biológicas del Neuta se
distinguen tan radicalmente de las de Tierra Blanca o Tibanica, los
otros humedales en el casco urbano soachuno, es precisamente
porque allí han concurrido en diversas etapas múltiples actores con
el propósito común de protegerlo. La vitalidad de este ecosistema es
pues, en gran parte, resultado de la intervención de grupos sociales
organizados.
En el camino tengo oportunidad de conversar con Dora y Ana. Ellas hacen parte de
CorpoNeuta, la organización que nació cuando el proceso del año 99 llegó a consolidarse
tras un largo round legal con los abogados de la firma Cuzesar. Camilo también me pone al
tanto de los antecedentes: Hasta bien entrados los años 80´s el humedal permanecía como
propiedad de la antigua hacienda Puyana, siendo esta un enorme predio de carácter rural.
Con el inicio de los proyectos urbanísticos en sus linderos durante los noventa, se dio quizá
la lucha más determinante en la historia reciente del Neuta y seguramente una de las más
significativas a nivel municipal. Quintas de la Laguna fue levantado sobre una amplia
porción del territorio anegable con que estos sistemas cuentan para amortiguar las aguas
lluvias, y sería la población misma de este barrio la que, en principio como organización
69
vecinal, generó el movimiento social que más tarde lograría la orden de captura del director
de la obra y la suspensión de la misma. Esta organización, que luego pasaría a llamarse
CorpoNeuta, -más tarde Cabildo verde- integrada por un amplio conglomerado de actores
sociales entre los que se hallaban tanto especialistas como aficionados, contó entre una de
sus acciones más importantes haberse puesto en contacto con RAMSAR, la organización
mundial más importante en lo concerniente a cuidado de humedales interiores, quienes
declararían al Neuta como un ecosistema clave en la conservación de biodiversidad, en
especial de aves.
En nuestro recorrido pudimos evidenciar numerosos vertimientos que desembocaban en el
humedal, provenientes de los barrios aledaños. A la altura del barrio Lagos de Malibú se
encontraba el mayor de ellos; Allí nos internamos en lo que en adelante llamaríamos la zona
muerta. Se trataba de un enorme terreno desecado que presentaba rastros de salinización
y en donde se habían intentado numerosos procesos de reforestación infructuosos. Podían
verse claramente los chamizos secos distribuidos por toda el área, resistiendo a esta
intemperie solo algunos cardos espinosos y abundando las basuras. En esta playa aridecida
el límite con los juncos quedaba al alcance de la mano, así que nos acercamos todo lo
posible, para encontrar que entre estos se abrían caminos hacia el interior del agua; al
adentrarnos por algunos de ellos descubrimos que se trataba de verdaderos nidos, en los
cuales los habitantes de calle vivían. Sillones, mesitas de noche, colchones, papeletas de
bazuco y revistas pornográficas eran el ajuar común. Esta zona, además de un foco de
vulneración ecosistémica, resultaba ser también un sector social restringido. Finalmente
concluimos este tramo encontrándonos con el sórdido paisaje limítrofe entre el humedal y
El barrio Los Ducales, en el sector suroccidental, en donde se operaba un proceso de
producción agrícola extensivo, de carácter privado.
La jornada estaría tocando fin poco después del mediodía, momento en el cual los dos
grupos volvieron a encontrarse. Remontamos todo el camino y nos reunimos en el área de
la huerta, donde también estaba la caseta del celador. Los jóvenes se sentaron sobre la
tierra o se tendieron exhaustos; reían, conversaban. Vi entonces a algunos representantes
de las autoridades ambientales que volvían desde el otro costado. Había sido preciso
llamarlas, me decía Camilo, para conseguir la autorización de ingresar a la zona en que se
levantaba el proyecto urbanístico de constructora Bolívar. El esquema de seguridad de esta
empresa había restringido el acceso peatonal y se ignoraba por completo el manejo de la
normatividad ambiental que ejercía sobre inmediaciones del área protegida. Por los
semblantes severos y las discusiones ocurridas entre representantes de la comunidad y las
entidades, supusimos que las cosas no iban bien; los segundos se fueron en su totalidad.
También Don Benedicto, Don Humberto y Doña Consuelo hicieron lo mismo de entre los
primeros. Entonces Camilo se dirigió al grupo entero solicitando que nos reuniéramos en el
círculo de la palabra, modelo evaluativo que venían aplicando, al parecer, desde el principio
del proceso*. Los muchachos, así como los mayores aun presentes, se organizaron
70
formando un círculo en el cual era posible verse en situación de diálogo. Configurado este
diseño Camilo retomó la intención evaluativa haciendo un llamado a la reflexión en torno a
la experiencia del recorrido; De pronto, mientras él se extendía en su intervención, como
acción simultanea Lucas realizaba una serie de maniobras en su espacio personal que no
pasaron por alto para la mayoría de congregados; de una mochila pequeña que cargaba en
un tirante corto, extrajo lo que parecía ser el frasquito de un viejo rollo fotográfico. Luego
lo destapó y sacó de este un palito que procedió a untar de una materia oscura y viscosa,
allí contenida. Ante la mirada expectante de los muchachos, que no disimulaban su
asombro, procedió a untar el dorso de su mano con la substancia y luego lo llevó a su boca
para ingerirlo chupándolo. La distracción y curiosidad fueron tales que Ana tuvo que pedir
su turno en la palabra para dirigirse a él y solicitarle que explicara el significado de tan
extraño Ritual. Lucas, sorprendido, se dio a la tarea de hacerlo.
*Aiesthesis- I, 05.
Esta fue la primera vez que participé del proceso Ritual y la primera
también en que se dio uso connotado a una planta. Posteriormente
he llegado a pensar que la acción de Lucas, lejos de carecer de
intención, fue parte de una performática que pretendía introducirnos
al universo de sentido contenido en el conocimiento indígena del que
por entonces él era receptor directo; creo que sabía del efecto que
esto causaría sobre el asombro de los jóvenes y lo jugó de forma
distraída y casual. Así pues Camilo había codificado el concepto
Círculo de la Palabra y ahora Lucas incorporaba el Tabaco como un
elemento mediador del diálogo dentro de este círculo, como un
Símbolo Clave. Paulatinamente y a raíz de la explicación brindada en
aquella ocasión, la unión de las dos actividades, vinculadas
estrechamente al ejercicio evaluativo, sería reconocida entre
nosotros como Mambeadero o Mambeo.
Transcursividad- 04.
Esto es ambil, un preparado de tabaco que los indios usan cuando se
sientan a conversar. Esto me lo han enseñado ellos, principalmente los
abuelos, los viejos de las comunidades, que son quienes guardan estos
conocimientos. Estoy hablando de los saberes de la gente Múrui, gente de
la Amazonia, que ha desarrollado una relación con las plantas desde
tiempo muy antiguo y a quienes visito como parte de un trabajo
investigativo desde hace ya un par de años.
71
Mientras enunciaba entregó el frasco a Luz Ángela, que se hallaba a su izquierda, y la instó
a tomar parte en la libación. El frasco empezó a pasar de mano en mano mientras Lucas
exponía y cada cual a su vez degustaba aquella crema oscura y amarga.
Cuando estas personas tienen algún tipo de problema, continuó, o se
requiere conversar en situaciones de mucha tensión, como por ejemplo la
realización de un negocio o la conciliación de un conflicto, acuden al tabaco
–Yeraqu+- para enfriar su pensamiento y su corazón. Ellos enseñan que el
ser humano es una criatura excesivamente cargada de energía, dicen que
nosotros somos muy calientes y que podemos quemar con nuestra palabra
si no la sabemos moderar con prudencia. Es decir que podemos agravar
problemas o engendrarlos por la carga emocional que esta contiene
cuando nos hallamos exaltados. El tabaco calma el corazón, porque mesura
nuestra impulsividad en el diálogo. Pero está incompleto si es usado solo;
se dice que él es la dimensión masculina del acto de la palabra y que posee
su complemento femenino: la coca –jibie-. Así que, si por un lado el tabaco
permite enfriar la temperatura del corazón, la coca nos ayuda a hablar con
palabra dulce. Es decir en calma. Y así no vamos a perder el control si somos
objeto de insultos o si nuestro diálogo ocurre con alguien que tiene
problemas para controlar su propia palabra. Es a esto a lo que llamamos
Mambear.
De rato atrás se escuchaba, a lo largo de la exposición de Lucas, un murmullo que pronto
tornó ruido. De pronto, en diagonal con respecto a mi posición, notamos que un coro de
desaprobación se alzaba. Entonces vimos desligarse del grupo a un joven que no había
identificado antes; caminaba señalando a alguien dentro del círculo, insultándolo y
exhortándolo a pelear. La rechifla no se hizo esperar y el joven respondió acusando al grupo
entero con ofensas y afirmando con no poca necedad que ese espacio era suyo, que
nosotros no éramos nadie allí y que nuestras intenciones le resultaban irrisorias. Yo brinqué
como un resorte impulsado por la ira, que logró cegarme por un instante. Hallé intolerables
su actitud y acusaciones y sentí como una profanación su desafío; mas, pronto recobré la
calma persuadido por las palabras que Lucas nos había entregado apenas unos minutos
antes. Medio avergonzado retorné a mi asiento y vi al muchacho alejarse, ciertamente
asustado y contradicho. Mucho más lucida fue la actuación de Bruno, el joven al que este
ofendía directamente. Poniéndose de pie le gritó: Usted no sabe de lo que habla, este lugar
no es suyo ni es de nadie, ni siquiera de la CAR, ni de entidad alguna, este lugar se pertenece
a sí mismo, porque la naturaleza no puede tener dueño; ni el agua, ni la tierra*.
72
*Aiesthesis- I, 06.
Esta fue una intervención que puede considerarse como originadora
de un Paradigma Raíz, dado que suscitó un largo debate al interior del
grupo base con relación a nuestra concepción de propiedad desde
una cosmovisión indígena que se abría paso en nuestro sistema de
referenciación. A partir de ella nos propusimos consultar la Carta de
respuesta del jefe Seattle, sugerido también por Lucas. Un texto de
gran valor literario en el que este nativo americano, líder de las
comunidades suquamish y duwuamish, habitantes de lo que es
actualmente el estado de Washington en los Estados Unidos, contesta
a la intención del entonces presidente Franklin Pierce, en 1854, de
comprar las tierras en que habita su gente. El texto contiene
básicamente la misma premisa que Bruno expuso en aquel episodio:
“¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa
es para nosotros una idea extraña. Si nadie puede poseer la frescura
del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se
proponga comprarlos?” (1854).
A lo largo de esta mitad de año nuestro proceso tomaría forma de la mano del ICBF y su
plan de Clubes Juveniles. Entre los jóvenes participantes se encontraban Nicolás Moreno,
hijo de Ana, y quien fuera un niño en tiempos de la pugna con Cuzesar. Walter, su primo;
Sebastián Aguilera, también residente de Quintas de la Laguna, así como Michael
Hernández, Fabián Peñalosa y Juan Carlos, todos estudiantes de grado décimo en el Colegio
Departamental Integrado de Soacha. Estaban también Alejandra Acosta, Julieth Orjuela,
Marcela Ladino, Pilar Waltero y Cristian Ayala, estudiantes de undécimo del Colegio
Municipal San Mateo. Ellos asistían dos o tres días entre semana para cumplir con los
horarios del Club juvenil, de modo que su constancia en el trabajo era mayor que la de
quienes asistían solamente los fines de semana; la mayoría estudiantes del colegio
Claretiano de Bosa. Sin embargo el orden del proceso cambiaría sustancialmente luego de
junio, a raíz de dos hechos significativos. El primero tuvo que ver con la figura de Líder frente
al ICBF que hasta entonces venía siendo desempeñada por Camilo, quien en algún
momento, ocupado con otro deber laboral, decidió dejar este papel en mis manos. El otro
elemento fue la llegada del Colegio Santa Ana al escenario, un colegio privado cuyas
connotaciones sociales generaron una crisis dentro de la participación, causando incluso la
deserción de miembros más antiguos y la llegada de algunos nuevos.
75
II
De cómo los discursos orientaron el proceso
Agosto- Diciembre de 2011
:Anamnesis:
Después de las vacaciones de mitad de año volvimos a encontrarnos, luego de un merecido
descanso. Retomamos los acostumbrados domingos para el trabajo colectivo y
continuamos con el Club juvenil algunos días entre semana. Adquirimos como hábito
reunirnos en casa de Lucas cada domingo después de la jornada; allí realizábamos el balance
de la actividad del día e íbamos planeando las acciones futuras, apoyándonos en textos de
diversa índole. Aparecieron así autores como Moacir Gadotti, con su libro “Pedagogía de la
Tierra”, y Masanobu Fukuoka con “La revolución de una brizna de paja”. Nuestro interés se
depositaba especialmente en el ámbito de la agricultura orgánica, un modelo de siembra
opuesto al agroindustrial y al agroquímico.
Fabián Torres asistía esporádicamente, Lucas todos los domingos, teniendo viajes
intermitentes al departamento del Amazonas de donde además provenía gran parte de
nuestra mística de entonces. Luz Ángela y Camilo vivían juntos, siendo pareja, y asistían
todos los domingos más varios días entre semana. También ingresó a nuestro círculo de
mambeo un viejo amigo de Camilo a quien me anunció como David “Maldito”. Menos
maldito de lo pensado, David Ricardo reveló ser un “pariente intelectual”*, en palabras de
Paulo Freire, con quien pude sostener varias conversaciones de índole menos pragmática
que las sostenidas con Camilo, mi par en campo permanente. Cada cual guardaba un lugar
dentro del sentadero, que debía ser, según se los sugerí alguna vez, “su propia horma”. El
escenario se había reconfigurado.
*Aiesthesis- II, 01.
El inicialmente llamado círculo de la palabra había derivado hacia una
generalidad llamada “sentadero”. Un espacio que definiría más
claramente reiterando sobre el “parentesco intelectual” como una
“similitud en la forma de analizar, comprender y valorar los hechos-
lo que incluye también las disparidades e incoherencias” y que
compartimos bajo unos códigos discursivos auto insuflados. “Este
estado hace que los sujetos se sientan inmersos como en un ambiente
placentero, en el que la comunicación se da con facilidad y sin
interferencias; un ambiente en el que los temas que se discuten han
sido aprendidos por [los] individuos a través de experiencias similares
de aproximación epistemológica”. En otras palabras nuestro núcleo
de coordinación pedagógica había construido un Ethos distintivo.
76
Una mañana recibí una llamada de Camilo; me contó que se iba de viaje para Medellín, que
de tiempo atrás venía trabajando con un equipo de antropología de mercado, lo que era
para él una oportunidad importante. Pero no puedo – me dijo- simplemente irme dos
semanas dejando al Club Juvenil así. Yo ya le comenté a la coordinadora del Bienestar la
posibilidad y ahora se lo planteo a usted; quiero proponerle que se ponga al frente del
parche y que asuma el liderazgo del Club frente al ICBF. Yo acepté*. Hicimos una transición
contractual en la cual yo asumía oficialmente el direccionamiento del grupo, haciéndome
cargo de todo el proceso de documentación de los jóvenes, el manejo de materiales, la
didáctica en las sesiones y me beneficiaba con el dinero entregado por la institución;
doscientos mil pesos mensuales.
*Aiesthesis- II, 02.
Este hecho significó ante todo un cambio sustancial en el
direccionamiento pedagógico; mientras Camilo estaba interesado
sobre todo en el trabajo físico, moviendo la tierra, interviniendo el
espacio ecosistémico, realizando limpiezas, mi enfoque estaría
encauzado ante todo a proporcionar a los jóvenes herramientas
críticas con las qué discernir las posibilidades de acción, las
connotaciones sociales de nuestro proceso y la experiencia de
procesos afines en la ciudad y el país. Ninguno omitió sin embargo
ese otro aspecto que el otro enfocaba: Para Camilo el ejercicio crítico
fue siempre fundamental, a raíz de lo cual se había constituido el
círculo de la palabra. Para mí el trabajo de intervención era un hecho
tan vital y distintivo que abandonarlo sería desvirtuarnos. A la larga
esto implicaría una complementación de equipo.
El escenario también era distinto; se modificaba activamente trayendo actores flotantes y
llevándose a otros. Uno de los cambios más radicales ocurrió durante el viaje de Camilo a
Medellín; un domingo, en medio del trabajo apareció Don Benedicto López. Tiempo había
sin tenerlo entre nosotros y su comportamiento era furtivo. Nos veía realizar las labores con
tolerancia, con una cierta anuencia muy paciente. Al fin lo dijo: Primero esa semana en Cali
y ahora dos más en Medellín, cuándo es que viene para ponerle orden a esto. Fue más una
diatriba que una locución dirigida; allí estaban Dora y Ana y más allá algunos de los jóvenes
con Luz Ángela, pero fue Lucas quien captó la enunciación y respondió a ella. Lo escuché
claramente cuando contestó, de la misma manera impersonal; Esto no es de nadie, esto se
trata de empoderamiento comunitario. Desde ese día Don Benedicto se mantuvo distante
de nuestro proceso, al igual que Humberto Medellín y Consuelo Argüello. De la vieja
77
CorpoNeuta solo quedaban junto a nosotros Dora y Ana, que nunca llegarían a sentarse con
nosotros en un mambeo, y la ocasional compañía de Don José, otro veterano.
Por su parte las instituciones se mantenían al margen. Después de la visita del recorrido se
dispuso una veeduría para reubicar los mojones limítrofes del área protegida con relación
al desarrollo del proyecto de Constructora Bolívar, pero nada ocurrió realmente. Lucas
asistió un par de veces a las audiencias y su síntesis fue clara: A la institución no le interesa
resolver ese problema, principalmente porque no tiene cómo. La burocracia se antepone a
las decisiones y las entorpece. Encontramos pues que los mecanismos de una institución
como la CAR, encargada de la administración, preservación y cuidado de zonas especiales,
delimitaban con las prerrogativas del ente territorial que desarrollaba los Planes de
Ordenamiento Territorial – para el caso la alcaldía- mientras el organismo privado
permanecía fuera del alcance de toda jurisdicción. Nuestro único contacto con la CAR
durante años fue la celaduría, los guardias de seguridad, que cambiaban con turnos de 12
horas y que nos daban la ayuda concerniente al préstamo de la herramienta y el
acompañamiento en los eventos. La alcaldía y su dirección de medio ambiente no se
hicieron sentir en lo más mínimo. De vez en cuando aparecía en la puerta un servidor
público que era atendido como cualquier visitante casual.
La dirección del Club Juvenil se volvió una responsabilidad compartida por Camilo y mi
persona, sin embargo mi tiempo habitando el humedal aumentó significativamente por ser
quien manejaba al grupo cotidianamente. Tuve que empezar un rastreo individuo por
individuo, consultando la base de datos y llamando a casa de los jóvenes inscritos para saber
quiénes asistían realmente y quiénes figuraban solo como una ficha. Encontré que al menos
un 30% había desertado, algunos de los cuales ni siquiera llegué a conocer. Uno de los casos
que más me preocupaba era el de José Luis Tarquinho*, que se había inscrito un poco
siguiendo a su novia, Pilar. Varias veces escuché a los jóvenes comentar acerca de la
delicada condición de salud que vivía y la manera en que la relación con Pilar lo afectaba.
Fue el primero en abandonar el escenario tras la llegada del Colegio Santa Ana. Sin embargo
de esta misma manera –siguiendo a las chicas- llegarían al escenario algunos de los actores
más importantes en la nueva configuración.
*Aiesthesis- II, 03.
José Luis era mayor que los demás jóvenes y no era ya un escolar. Su
identidad personal estaba construida en torno a la música black
metal, un género con alusiones descarnadas respecto a la muerte y la
oscuridad al que yo mismo fui adepto tiempo atrás. En el recorrido de
Abril, cuando caminábamos lo escuché hacer un comentario muy
particular: ¿Qué tal nos encontráramos un pajarito muerto?- se dirigía
a Pilar y a Julieth, quienes le atendían con cierta expectación- Me lo
cuelgo aquí en el cuello, como una medalla. Fue para mí un impacto
pues entendía lo que una fanfarronada como esta significaba; una
78
apología a la muerte proveniente no de su propia subjetividad, sino
de los esquemas plásticos y morales de la cultura dominante que
habían hallado nido en su persona, proclive a ellas. Como señala
McLaren, la cultura depredadora “puede mostrarse desnuda en su
atroz esplendor; no tiene que aclamar su justicia ni su bondad; ahora
puede vivir perfectamente sin su antifaz ni su camuflaje” (McLaren,
1997, pág. 18). Se percibe aquí la existencia de una Política de
Encarnamiento que podría haber sido abordada por el trabajo
pedagógico. Sin embargo José Luis fue demasiado reticente al
proceso y se fue antes de poder siquiera establecer una relación
formal.
En contraparte y como si de un dramatizado se tratara, Pilar vino al humedal una tarde en
compañía de algunos nuevos amigos. Eran seis y esta vez no se trataba de depresivos
jóvenes góticos sino de escépticos Rude Boys de cabeza rapada. Extrañamente su visita
coincidió con la sesión comprometida con el colegio Santa Ana; Camilo estaba allí y me
expresó su incomodidad sin máscaras: “A mí no me gustan para nada los calvos. No veo qué
puede esta gente estar haciendo aquí ni por qué esta nenita, que es de nuestro parche, los
tiene que estar trayendo. Que se vayan”. Yo intenté mediar, no veía la razón para que se
descalificara a un actor de plano. “Déjeme trabajar con ellos, si quiere usted hágase cargo
de los muchachos del colegio”, le dije. Resuelto de esta manera dividimos el escenario. Por
un lado Camilo jugaba “rejo quemado” con los jóvenes del club y del colegio, haciendo todo
el barullo propio del esparcimiento y yo, que insistía en mi trabajo de dialogismo, tomé
asiento con los otros muchachos y les compartí dos relatos del autor paraguayo René Ferrer
de Arrellana; La confesión de las semillas y La rebelión de los montes, muy en la línea
indigenista que ya traíamos.
Uno de estos jóvenes se haría un asiduo participante hasta llegar a convertirse en una de
las piezas claves. Recuerdo la primera conversación honesta con él: Su nombre era Cristian
Bocanegra. Confesaba, como si de un desliz se tratase, que había empezado a asistir por
Marcela Lemus, integrante del Club Juvenil, pero que el trabajo lo había sensibilizado de tal
manera que cuando ella desertó fue él quien asumió el compromiso con el humedal.
Originario de Boyacá, tuvo desde niño una relación valiosa con la naturaleza; Sus abuelos
eran agricultores y él mismo había trabajado cultivando papa, maiz, cubios y habas. Nuestra
premisa de volver a la tierra como garante de la soberanía alimentaria, aprendiendo de los
modelos de siembra orgánica hicieron gran mella en él, al punto que nos invitaba
constantemente a visitar la tierra de sus abuelos y a recorrer sus montes y sus ríos, que
evocaba con un acento de vívida ancestralidad*. Eventualmente Cristian se inscribió al Club
Juvenil de manera formal, empoderándose tanto del mismo proceso como del humedal y
convirtiéndose en uno de mis más allegados camaradas.
79
*Aiesthesis- II, 04.
Cristian se identificaba a sí mismo como un Rude Boy tradicional, es
decir parte de la corriente nacida en los años 60´s en la inglaterra que
recibió la inmigración jamaiquina y que hermanó las clases obreras
blanca y africana. Usaba distintivos tribales como camisetas con la
insignia Lions gate, tirantas, banderas británicas y una estricta cabeza
rapada, hacía alusión constante a músicos como Phillys Dyllon y Al
Murray, nombres con los que de hecho alguna vez bautizó a un par
de árboles que plantamos en el humedal. Estudiaba en un instituto
semestralizado, no en un colegio formal y era de familia obrera
migrante. En suma un actor que por sus mismas circunstancias de
Encarnamiento Político estaba predeterminado a hallar afinidad con
nuestro proceso: pero la desición última estaba relacionada con el
humedal; con el grado de empatía que cada quién lograra con él como
criatura viva total. Una vez acompañé a Cristian a su casa y me
presentó ante su familia como “el profesor del humedal”, esto fue
para mí muy especial pues, pese a que nunca pretendí proyectarme
como docente o estipular una jerarquía en el escenario educativo, los
jóvenes respondían con un respeto que nada tenía que ver con la
subordinación de la escuela.
Los otros actores que nutrieron el Club Juvenil, en el momento que sus primeros miembros
desertaron, vinieron del Colegio Santa Ana*. La relación con este conglomerado tuvo un
inicio conflictivo que tomó forma en el sentadero de los domingos con algunas tensiones
discursivas. Los grupos iniciaron una llegada masiva que no había manera de manejar
pedagógicamente, lo cual nos obligó a depositar la asistencia pedagógica en dos pasantes
de la Universidad de Cundinamarca; Marisol y Angélica, llamada también con cariño “la
Negra”. Estas chicas se harían amigas al cabo y con ellas llegarían también Dani Moya y
Jorge “George” Sánchez, estudiantes de agronomía y ciencias sociales, respectivamente.
Marisol y La Negra fueron nuestro pase de salvación en un momento de crisis trayendo todo
un trabajo de orientación sobre agricultura urbana que empalmaba asertivamente con
nuestras premisas de agricultura orgánica. No obstante la condición de obligatoriedad bajo
la cual los estudiantes asistían fue una dicotomía total con nuestro modelo de trabajo, en
donde la convicción era un componente sine qua non: fue un filtro con varias etapas.
80
*Aiesthesis- II, 05.
Santa Ana fue uno de los primeros temas que conversamos con
Camilo y había una cierta expectativa respecto a su llegada, dado que
esta institución se preciaba de desarrollar un currículo escolar basado
en el pensamiento Muisca. Discutiendo acerca de algunos
documentos proporcionados por la institución concluíamos que la
educación privada, como parte de su fuero autónomo, decide
imprimir la filosofía de su gusto al plan escolar y las consecuentes
coordenadas pedagógicas. Sin embargo, en la medida que no se
deconstuyeran limitaciones gnoseológicas relacionadas con el
disciplinamiento corporal y el abstaccionismo disciplinar, esto no
pasaría de ser un sofisma cuyo fondo vendría a ser el mismo modelo
desarrollado en cualquier escuela; con aulas, ávidas burocracias
financieras y sólidos segmentos de ritualidad instruccional. (McLaren,
1995, pág. 98). El desafío para nosotros era encontrar una estrategia
que no reprodujera el modelo, ganando actores clave para el proceso
y retirándonos el inusitado peso de coordinar una población
numerosa renuente a empoderarse críticamente.
La participación del colegio dio inicio en una visita guiada que se desarrolló por estaciones.
Cada uno de nosotros se hizo cargo de algún punto a lo largo del sendero del humedal y
planteó allí un ejercicio. En la entrada estaba ubicado Camilo, dando la bienvenida con todo
ese trasfondo discursivo que se venia gestando en el círculo de mambeo; por mi parte ese
día me desentendí del deber de coordinar grupos y me di a la tarea de esbozar mi
propuesta. Me ubiqué en los eucaliptos, al fondo del camino, cuando se juntan Quintas y
Malibú. Allí me apertreché en un rellano y esperé a los grupos; Cuando estaban cerca les
salí a la saga envestido de chamán. Esta era una teatralidad que ponía en juego símbolos
muy sencillos, como sonajeros hechos con ramas de hayuelo y bastones de acacia; se
desarrollaba como una narración que generalmente trataba sobre el origen de la
naturaleza- convirtiendo a los participantes en semillas y luego en árboles, su muerte –
tumbándolos con un toque letal, y su recuperación –alzándolos de las cenizas. Los grupos
respondían atendiendo las coordenadas que les planteaba, a modo de un performance
grupal. Cuando estaban tumbados sobre el suelo hablaba de lengua chibcha, dirigiéndome
a los jóvenes del colegio muy enfáticamente, intentando adivinar qué tanto se ponía en
práctica un currículo con pretenciones filosóficas Muiscas.
La siguiente ocasión en que me encontré con esos grupos ocurrió algo semejante. Esta vez
sin disfraz alguno, dispuse que configuraran un círculo y corrí en el interior de este, descalzo.
Los insté a descalzarse también, “a desprenderse de las ataduras culturales”, dije. Luego
81
expuse una suerte de sarcasmo político, de crítica social panfletaria que básicamente se iba
en ristre, vulgar y desencajadamente, contra la modernidad y sus postulados. Les pregunté
por la contención que cada uno de ellos significaba para los aparatos mediáticos, la manera
en que sus cuerpos estaban constreñidos por los modelos de mercado, por los estereotipos
y las marcas. Se trataba de un acto mordaz, porque quería golpear con fuerza en sus
subjetividades. Los desafié a crear algo con sentido, en ese lugar, en ese instante, algo
hecho por nosotros: un grito de poder, una consumación escénica. Me dirigía a alguna
persona* dentro del grupo y le transmitía el grito, esta a su vez lo transmitía a quien tenía
al lado, generando una cadena cinética que debía dar la vuelta completa pasando por cada
persona del círculo hasta volver al actor inicial. Tomó tiempo dar a entender la idea y cada
vez que el impulso era insuficiente yo gritaba “¡Farsa, farsa!”. Al fin, cuando el grupo estuvo
bastante estimulado, agradecí su participación y los despedí: la palabra es Territorio, dije.
*Aiesthesis- II, 06.
En este y momentos eventuales mi intención era identificar actores
que percibieran el mensaje no literal de nuestro discurso; era
insuficiente ser explícitos –y lo fuimos muchísimas veces, porque esto
implicaba entrar a hacer una crítica directa sobre la “vida actual”, con
todo lo que ella entraña en tanto sociedad de consumo producida por
el colonialismo insdustrial. Pero era preciso también intrincar el
significado; en esta traslación de sentido se ponía en juego
precisamente esa estrategia pedagógica que nos dimos por tarea
buscar en los diálogos del mambeo. El mesaje era ´Quién está
dispuesto a participar fuera de los requisitos escolares,
desencarnando políticamente, para asumirse dentro de un proceso
de base con miras al empoderamiento comunitario´. Así pues, se
trataba de una desición pedagógica que se pensaba la enseñanza
como un lazado hermenéutico, una transcursividad de significado.
Dimos como fecha límite para finalizar este proceso –servicio que prestábamos al colegio
para desarrollo de su PRAE (Proyecto Ambiental Escolar)- el 5 de octubre. Muchas
actividades se desarrollaron antes de ese día; sembramos árboles en varias jornadas,
realizamos plateos y preparamos abonos para los ejemplares de mayor porte. Sembramos,
leímos y discutimos. La ayuda de los muchachos de la UDEC fue una constante que nos
fortaleció en campo, había una especie de aula, sí, pero no una estructura de poder, sino
más bien un ágora en la cual todos intervenían enseñando y aprendiendo. En algún
momento se planteó la posibilidad de tumbar las acacias que habitaban cerca al agua; pero
fue unánime; no debían cortarse. Comprendimos las cosas paulatinamente en función de
82
su valor como criatura viva, parte de una mayor, que embebidos de misticismo
latinoamericano llamábamos “pacha”.
Así que el proceso finalmente se dejó fluir. Para el 5 de octubre ya se habían perfilado los
actores clave: Camilo Mahecha, quien fuera personero del colegio, nos presentó la
propuesta de adelantar una discusión sobre Crisis Ambiental. Fue un foro sencillo, sentados
en el camino bajo los árboles que habíamos sembrado. Junto a Mahecha, quien abrió la
sesión con la pregunta ¿ustedes qué piensan del agua embotellada? Estaban Lizeth Osuna
“Piti”, que habló sobre moda, consumo y detritus social y un inconstante pero agudo Felipe,
a quien comprometí personalmente por razón de darse el estatus de poeta. Con ellos se
quedaron además Anita y Katherin, Brayan Ramos, Alejandro Rozo y Cristian Chía. Se
inscribieron al Club Juvenil Hijos del Sol y se involucraron en el proceso que vino después
del 5 de octubre. Este, ya alimentado por los muchachos del colegio, se sumaba a una
población flotante bastante grande, que incluía a los prestantes de servicio social de los
domingos. Una vez cerrada esta etapa nuestra población base* se hallaba totalmente
reconfigurada.
*Aiesthesis- II, 07.
Desde este rincón mando un saludo-de- salud a todos los animales
que conocí en esos días. Baste para explicar la mística de entonces
que llevo hoy aún tatuado en mi cien izquerda el número chibcha
Ubchijica- nacido de la mano de Lizeth. También el día en que
expliqué la palabra tabú a Alejandra y a Brayan o cuando hablamos
bajo el borrachero y Mahecha y Cristian quedaron cada uno con una
curuba de cacao en la mano. Sembramos bajo sol y lluvia. Carpe diem.
La Comunidad Muisca que se reunía los domingos en el área del los eucaliptos fue un grupo
totalmente autónomo del que permanecimos alejados largo tiempo. Muy al contrario de lo
logrado con La Tropa Andina, un grupo autónomo proveniente del Colegio Nuevo Compartir
y orientado por la batuta musical del profesor Leonardo Bustamante quien, como parte de
su enseñanza en las ciencias sociales, convocaba a los jóvenes a un proceso extracurricular
que centraba la música andina como pilar para el aprendizaje. Al igual que nosotros, ellos
eligieron el humedal como aula no formal. No porque sí Leonardo había resultado ser un
viejo amigo de Lucas en los tiempos de la Universidad Pedagógica*. Y fueron ellos también
nuestro pie de fuerza más importante para lograr lo que se dio en llamar los Viernes de
Antorchas y Faroles.
*Aiesthesis- II, 08.
En situaciones como esta en que se cruzaban caminos inesperados
nuestro ánimo crecía con confianza, porque sentíamos que las cosas
se ´tejían´ por sí solas. Como ejemplo ilustrativo podría recordar que
83
la profesora de sociales del colegio Santa Ana también resultó ser
compañera de Leo y Lucas en el pregrado. Era una manera en que
sentíamos la incidencia creciente en el municipio.
No obstante, para entender el origen de este, nuestro primer gran evento, es necesario
hacer un balance de la manera en que estaba configurado el escenario para entonces. Si
bien nuestro número como actores presenciales había aumentado, la presencia temporal
predominante en el humedal no era la nuestra; En realidad nosotros ocupábamos el
espacio en zonas muy específicas y en un horario mas o menos concreto, que no llegaba a
rebasar las 36 horas semanales sobre las 168 del domingo a domingo. La presencia
permanente era de la celaduría administrativa de la CAR, que trabajaba sobre relevos de 12
horas. Con este personal era imperativo mantener buenas relaciones, y se consiguió, pese
a contradicciones de todo tipo que nacieron en el devenir de los días. Pero la presencia
temporal y de mayor incidencia, siendo de al menos noventa horas semanales, era de los
consumidores de Sustancias Psicoactivas; el humedal Neuta era entonces y ha sido largos
años, al igual que la mayoría de humedales en casco urbano, un referente de tránsito
delictivo, con crónicas que van desde el asalto a mano armada hasta el homicidio. Todas las
fronteras barriales tanto de Neuta como de Tierra Blanca son zonas de frontera porosa y
conflictiva, muchos incluso de sus barrios evidencian un alto riesgo social, entre ellos Villa
Carola, Villa Sofía y Ducales que tienen parte de su territorio en las aguas mismas del
humedal. Por lo mismo estos ecosistemas constituyen corredores estratégicos para el paso
de todo tipo de mercancia ilícita, especialmente, ya lo hemos dicho, Drogas y
estupefacientes.
Lo notamos desde nuestra llegada en marzo; un domingo durante la jornada de trabajo,
que generalmente iba de 8 am a 12, podían fácilmente cruzar unos 15 consumidores rumbo
al lupanar . La zona en que se apostaban no estaba muy lejos de nuestro punto de trabajo
central –la chagra frente a la caseta de celaduría, y era un punto que bien fue denominado
por Lucas como la “zona de miedo”, a escasos 50 metros de la entrada. Se trataba de un
punto ciego originado por una curva del camino, de modo que cuando uno tomaba el
sendero no se percataba de su presencia sino cuando ya estaba allí, frente a ellos*. Este fue
reduciéndose, a medida que nuestra presencia aumentaba, hasta hacerse un punto muy
específico de unos 12 metros cuadrados en pleno camino. En este lugar no crecía el pasto y
el suelo permanecía cubierto por papeletas de dosis vacías. En las noches eran por completo
dueños del lugar; llegaron a ser contadas hasta 40 personas que se entregaban al consumo
de licor y drogas duras hasta horas de la madrugada. En el día su presencia no disminuía y
no pocas veces tuvimos eventualidad de robo o rastros de abuso; algunos de los
consumidores no tenían más de 16 años y en más de una ocasión tuvimos que ver cómo las
familias, generalmente las mamás, de estos muchachos, iban al humedal con la exclusiva
misión de sacarlos. Algo tan estéril e inocuo como la misma adicción, porque al día siguiente
el joven estaba allí, reanudando su círculo.
84
*Aiesthesis- II, 09.
Definitivamente no estábamos ante un paraíso ecosistémico.
Estábamos frente a una tierra barbarizada por el flujo económico de
la ciudad, que se venía cerrando sobre los ecosistemas y ahora los
usaba de expensa comercial ilícita; El consumo más precocupante,
entonces como ahora, ha sido la Pasta Base de Coca, conocida en todo
el país como ´Bazuco´, ´Susto´ o ´Carro´. Es una sustancia altamente
adictiva de la que se dio advertencia desde 1983, sin que se haya
echado atrás un solo ápice su influjo social. Su uso “trae como efectos
inmediatos la piel amarilla, los labios chupados y resecos, la lengua
adormecida, las pupilas dilatadas, el temblor en el cuerpo. A las
semanas de consumo sostenido, se experimenta pérdida total del
apetito con la consiguiente disminución de peso, incapacidad de
concentrar el sueño, aletargamiento, cansancio permanente,
desinterés por todo, fatalismo ante cualquier problema, obsesivo
sentimiento de culpa. Más a largo plazo –unos cuantos meses de
adicción- los médicos han comprobado que puede ocasionar atrofia
cerebral, deterioro de las neuronas, diversas afecciones pulmonares,
ceguera e infecciones al hígado y los riñones. Las consecuencias
psiquicas no son menos alarmantes: se empieza por la ansiedad
desbocada, los miedos irracionales y la paranoia, y lentamente se va
desembocando en la pérdida del deseo sexual, la impotencia y la
frigidez, el bloqueo emocional, el autismo, los daños irreversibles en
el sistema nervioso y otra serie de defectos de conducta que acaban
destruyendo la personalidad.” (Bazuco, el vicio del diablo, 1983). Una
acción semejante sobre el cuerpo de los sujetos no puede ser fruto
más que de una cultura depredadora que ha logrado el “ascenso de
nuevas institucionalizaciones posmodernas de la brutalidad y la
proliferaciónn de nuevas y siniestras estructuras de control”
(McLaren, 1997). El Encarnamiento Político es en este caso
totalmente aniquilante.
Numerosas situaciones de amenaza nos llevaron al desarrollo de un planteamiento* que
propendiera por abrir este espacio restringido; la tensión existente en el barrio Quintas de
la Laguna hacía que la gente adoptara posiciones tan adversas como el apoyo a la limpieza
social y a la conformación de grupos de choque que arremetieran la población amenazante
frontal y definitivamente. Era el germen de una conflictividad creciente que comprendía
como sinónimos humedal y delincuencia; en este sentido había pobladores que incluso
85
avalaban la construcción de más obras urbanas que desaparecieran de una vez con “ese
problema”, suponiendo que la razón original de la delincuencia era el humedal y que
eliminando este, aquella desaparecería de forma subsecuente. Como fuese nos hallábamos
en un escenario liminal salpicado de apuestas por la violencia; si de un lado asechaban los
lumpen con su amenaza de asalto y sus restricciones espaciales arbitrarias, por el otro se
pertrechaba la clase media dispuesta a defenderse con uñas y dientes, dispuesta incluso a
acabar con el ́ nido´ en que se críasen las víboras. La propuesta la iniciamos el 31 de octubre;
la presenté mientras preguntaba a los jóvenes:
Transcursividad- 01.
¿Qué es una Minga?
Es una reunión que se realiza buscando un fin.
Es estar acá, reunidos para hablar.
Es una unión de personas con el mismo fin de ideas.
Un encuentro en donde todo gira en torno a una palabra.
La gente del Cauca lo dice así: Es caminar la palabra. Hoy nosotros vamos
a entrar en Minga, vamos a iniciar un camino por nuestra palabra, para ver
qué tan fuerte es nuestra voluntad.
*Aiesthesis- II, 10.
En aras de lograr presición metodológica hemos de posponer el
abordaje de este episodio para ilustrarlo con profundidad haciendo
uso de la tercera herramienta de interpretación en el capítulo 2.3, en
el Análisis de un Evento Comunicativo.
87
III
De cómo los acuerdos lograron cohesión
Enero- Junio de 2012
“En los encuentros con los conquistadores, al inicio, en las islas, las
ofrendas y tesoros estaban constituidas por utensilios entre los que
se contaban numerosas sillitas, dúhos, talladas en su mayoría con
formas de animales y se precia mucho la madera que, por ejemplo,
se usa en cuba, una madera negra que no hay en La Española “(…)
(…) También menciona Oviedo que a algunos de los grandes caciques
los colocaban- ya muertos, sentados sobre sus dúhos, hecho
recurrente en la parte septentrional de Sudamérica. (…)
Dúho Significa objeto de poder, espacio de autoridad, aura sagrada,
recipiente de los dioses, fundamento de los muertos, medio de
intercambio (…)
Los bancos Taumaturgos, Roberto Pineda.
Transcursividad- 01.
Febrero 21 de 2012/*
Estando en casa, me veo atollado en un predicamento; debo decidir si me
movilizo hasta Bogotá para reunirme con los TerroArtistas, pues tenemos
presentaciones el viernes 24 y el sábado 25 y es urgente cuadrar todo el
orden; o bien voy a verme con Camilo con quien estamos comprometidos
a escribir el proyecto general y el cronograma de actividades. El miércoles
22 hay círculo y para entonces ya debe estar resuelto todo en materia de
población y tiempos. Ansioso, recorro el zaguán de lado a lado, sin saber
qué decisión tomar. Intento retomar mis oficios pero la agitación no me
permite ni decidir ni resolver mi inmediatez; así que de pronto, como por
instinto, tomo asiento para ordenar mis ideas.
88
*Aiesthesis- III, 01.
Como este anterior obtuve varios registros fechados en la misma época;
todos hablan de lo mismo o buscan rastrear el mismo elemento:
Sentarse. El concepto fue tomando forma y me entregué a su indagación
con lupa y linterna. Un encuentro con la profesora Consuelo Céspedes
me puso sobre la pista teórica; “consulte a Fernando Urbina, él es quien
ha hablado sobre El Hombre Sentado”. Lo hice y con él llegaron otros
autores que me permitieron entender con mayor claridad todo eso que
veníamos nosotros colocando sobre el escenario. Hubo un texto en
especial, Los Bancos Taumaturgos, que me hizo intuir algo y de allí salté
al Museo del Oro; revisé toda la colección haciendo registro menudo de
las piezas y poniendo énfasis en el elemento de los bancos, la acción
sedente en el hombre y su relación con los escenarios de palabra.
Transcursividad- 02.
Observación Museo del Oro. Febrero 20- 2012/
- Tumaco. Figura de 16 cts. Mujer, cráneo modificado hacia atrás, sentada
sobre dúho redondito. Brazo izquierdo Cruzado sobre piernas, derecho
apoyado sobre pierna izquierda y la mano en la mejilla, nariz aguileña,
como maya.
- Tumaco. Figura de 25 cts. Hombre con tocado, collar, aretes. En mano
derecha lleva un buril y en la izquierda un mortero. Agujero le atraviesa
bajo vientre hasta la cola. Dúho cuadrado.
-Magdalena. Dos sillas funerarias, 30 cts. En los espaldares hay diseños de
anfibios y reptiles, animales asociados al tránsito de la vida terrena al
mundo de los muertos. Huecas, en barro.
-Quimbaya tardío. Cerámica. Dos sentados en flor de loto, ojos rasgados,
sin sexo. Rostros mongoloides. Huecos. Nariguera redonda cuelga hasta la
barbilla.
- Quimbaya. 10 cts., 400 a.c Poporo femenino de oro. Roto, sin dúho,
probablemente perdido. Cuerpo muy bien estilizado.
-Zenú tardío, 1000dc, 1600 dc. 3 figuras de bronce; dos tomando chicha,
en sillas con espaldar y cuatro patas altas. La tercera lleva un tabaco en la
mano.
-Tayrona. Figura de 30 cts. Cerámica. Rota en la mitad. Chamán
transfigurado en dragón. Tocado de serpientes, dúho cuadrado de dos
patas. Fuma una pipa.
*Aiesthesis- III, 02.
También me di a la tarea de rastrear el semema “sentarse” en charlas
comunes y corrientes, buscando establecer su transición denotativa
89
literal hacia el más amplio “comunicarse”, una significación tan tácita
que parece obvia. En primer lugar ¿por qué habría de existir una
conexión semántica directa entre la acción de tomar asiento y el
hecho de comunicarse, específicamente conversando? ¿No sería tan
solo una invención mía, fruto de mi necesidad de conceptualizar,
nombrar y codificar? Una conexión hecha a la fuerza por mi raciocinio
imaginativo. Mas, si tal connotación apareciera como hecho empírico
en las conversaciones cotidianas de las personas comunes, ¿no sería
tal enunciación, por sí misma, muestra de la asertividad de mi
hipótesis? No puedo dejar de mencionar que mis lecturas de
entonces incluían a C.G Jung y a un abundante Carlos Castaneda.
: Anamnesis:
El año 2012 despegaba con tranquila y sostenida celeridad, mientras mi condición como
tesista me tenía en una especie de limbo que no daba altura a las premuras económicas.
Por otro lado el trabajo en el humedal se perfilaba lleno de expectativas; no quería dejarlo
pero tampoco podía subsistir a partir de él, así que opté por sostener un trabajo de medio
tiempo y dedicar la energía restante al proceso. Un día -presentaba una entrevista- luego
de revisar mi hoja de vida y estando yo en frente suyo noté cómo el entrevistador fruncía
el ceño mientras sus mejillas se plegaban en sonrisa. Era una del tipo sarcástico que puede
ser inapropiado en momentos como aquel, así que el entrevistador tuvo que mesurarse a
fin de evitar la impertinencia; volvió sus ojos hacia mí y preguntó:
-¿Experiencia en pedagogía popular?-. Yo acerté a sonreír también. Dado que
aquello le resultaba hilarante decidí ufanarme de mi trabajo un poco jugando al
personaje
- Hasta hace un año estuve trabajando en una escuela de educación popular que
queda en Patio Bonito, llamada Nokanchipa. Estuve 18 meses larguitos, en
participación voluntaria. Ahí aprendí lo que no me enseñaban en la universidad.
Ahorita estamos con otros compas desarrollando algo similar en el Humedal Neuta,
aquí en Soacha, construyendo un aula ambiental, creo. –Me detuve sintiendo que
mi exposición era demasiado extensa. Pero note en seguida un semblante cambiado
en el entrevistador.
-¿En el Neuta?- me preguntó, como adivinando un acertijo que sabía de antemano-
Yo vivo en Quintas de La Laguna- repuso al fin.
Para mi sorpresa este desconocido se declaró en deuda por el trabajo que hacíamos en el
humedal, señalando que se trataba de algo por completo excepcional dados los vientos que
corrían. Le pedí que se explicara y dijo con barítono:
90
-Yo soy uno de los que hablaba, o hablo, mal de Soacha. Pero cuando uno se pone a
ver, a conocer más, se da cuenta que sí pasan cosas, que sí hay gente camellando.
Viéndome así interpelado supe que estaba frente a un nuevo pariente intelectual y en
terreno de conversación por tanto, así que atiné a decir:
-Yo creo que es importante tejer red; son importantes los esfuerzos que cada parche
adelanta, pero todo cae en saco roto si no se vinculan los procesos.
El entrevistador era en realidad un contemporáneo mío, no mayor de cierta edad y sin
mucho tiempo con su cartón de pregrado. Filólogo de la Universidad Nacional era un
interlocutor más afín a mi campo de origen que a mi campo de desempeño. Mucho tiempo
hacía que mis intereses literarios habían girado destino y yo pasado de la biblioteca al arado.
-Hagamos una cosa, - De pronto dijo – como yo me siento en deuda lo invito a que
conozca lo que hacemos nosotros, que trabajamos un café literario; Se llama
Seminaré. A mí sí me interesa eso que ustedes hacen. Sentémonos de una.
Y yo al punto me percato de la palabra que acaba de usar: “Sentémonos”*, dijo claramente.
Además trabaja un café literario de nombre griego. Es un vínculo que para mí ha sido obvio
toda la vida pero que encuentro segmentado en mi mundo práctico; la imaginación , la
poética, la ficción, la lucubración creativa fueron para mí vitales en algún tiempo, mas se
habían vaciado de sentido también, por sus expectativas espejísticas. Por eso acerté a decir
algo que para mí en ese instante significó un manifiesto personal:
-Digamos que yo descubrí, luego de estos años de trabajo en procesos una vaina
sencilla y concluyente; si el conocimiento que estamos gestando, sea en el arte en
las sociales o en lo que sea, no pasa por el aprendizaje de la tierra, hay que sospechar
de ese conocimiento.
-Me parece clave eso que usted está diciendo- comentó mientras volvía a su
escenario de trabajo como entrevistador-. Le reitero, lo que hay que hacer es
sentarnos.
Esto ocurrió el 09 de febrero cuando yo me hallaba ya en busca del concepto. Pero esta
entrevista que pasaba de lo prosaico a lo investigativo tenía un elemento adicional; el
componente territorio, que se había convertido en el hecho central dentro de nuestro
trabajo en Neuta. Habíamos llegado a comprender que un ecosistema no existe aislado sino
que funciona como parte de sistemas más grandes, lo cual incluye tanto a la naturaleza
misma como a la producción cultural. Esta certeza nos había llevado a recorrer en
noviembre la hacienda Canoas Gómez y después Aguas Vivas, la pequeña porción de
Sumapaz que tiene Soacha. En ambas apoyamos brigadas de forestación, sembramos todo
tipo de árboles hombro a hombro con gente de muchas geografías. Pero también vimos
91
mucha impertinencia con relación a las especies plantadas en los correspondientes
ecosistemas; por ejemplo se pusieron acacias chinas en un terreno susceptible a la sequía.
Lucas me comentaba que ese no era en realidad un problema, que la existencia de bosque
era buena en las colinas para hacer descargar las nubes de barlovento. Pero en lo que sí
tuvimos un acuerdo común fue respecto al desacierto de sembrar especies forestales
indiscriminadas en la frontera del páramo ¿Quién se hace responsable de estos procesos y
con qué criterios? Nos preguntábamos. En este reacomodamiento geográfico de las
coordenadas empezaron a aparecer por sí mismos actores clave de todo el municipio;
algunos hablaban de memoria y territorio, otros de patrimonio arqueológico y veeduría
ciudadana, otros de plataforma juvenil, estos viciosos con su café literario; fue como saber
que la hoya del duende estaba debajo de la cama. Ese día 09 no obtuve el trabajo de
profesor de medio tiempo, pero obtuve un aliado.
Como nuestras preguntas eran de carácter político y teórico nos codificamos en cauce de
hallarlas. Lo primero era el asiento; estábamos en el Neuta. Allí practicábamos nuestro
vínculo primigenio con la tierra; arándola, propagándola. Éramos parte ya de una metáfora
que se construía en el inconsciente colectivo- según mis lecturas de Jung, acaso porque
veíamos como nuestra heredad ancestral los pictogramas; como una ancestralidad de lo
humano antiguo conviviendo con su entorno y considerando criaturas sagradas, vivas y
conscientes, a la roca, la laguna y el frailejón de páramo. Éramos gente de agua por estar
en el humedal y reconocíamos sus implicaciones sociales y ecosistémicas, la vida en sí
misma y la albergada en torno al espejo de agua; éramos pedagogos que pretendían abrir
espacios restringidos por las políticas de gentrificación urbana, pero no de aula, sino
pedagogos de la tierra, vitalistas, renuentes al discurso infame y a la pragmática violenta de
los sectores de poder. Estos eran nuestros puntos de acuerdo y nuestras coordenadas
específicas como base pedagógica. En campo empezamos a trabajar de otra manera; con
Camilo logramos un ejercicio operativo muy desenvuelto ahora que no había club juvenil
ni contratos con colegios. Decidimos entrar como comunes a la agenda de gestión
ciudadana ambiental y todo lo relacionado en el municipio; nos movimos por cuanto comité
hubiera, pescando siempre, espiando la minuciosidad de la urdimbre política. Accediendo
a información poco o nada difundida.
Es Febrero 23. Llego a la personería de Soacha, tengo reunión con el comité ambiental. No
ha llegado nadie así que me acerco a preguntar. La secretaria me dice “solo ha llegado el
señor, ya está por comenzar”. Y el señor, que está sentado en una de las sillas de la sala de
espera, me dice: “estamos empezando a llegar, siéntese”. Cuando ya estamos un buen
número de asistentes se inicia la reunión en una oficina de la personería; se empieza
hablando de veeduría y capacitación para acciones legales (derechos de petición, acciones
de grupo, acciones de tutela) con una formación sobre aguas y sistema hídrico, río Bogotá
y veedurías avaladas desde la contraloría general. Un señor interviene para hacer mención
de los problemas relacionados con la acción de dragado en la ronda del río próxima al barrio
Ciudad Latina. Otro menciona la agenda ciudadana sobre minería del 2008 señalando que
92
“se dejó botada” y que las canteras legales e ilegales “hacen un festín” con las veredas
montañosas, de las que Panamá era ya poco más que un cráter. José David Rodríguez,
representante de la contraloría municipal, biólogo*, tomó la palabra: “Lo cierto es que
estamos en la necesidad de un moderamiento ambiental, en especial con lo referido al uso
del agua. Nuestro planeta es un 70% agua, de la cual un 80% es salada, 20% es dulce y solo
0.5% de esta dulce está disponible. Pero aún peor, el 80% de ese 0.5% está mal utilizado.”
*Aiesthesis- III, 03.
Este semestre fue mi último periodo académico como estudiante de
aula en la Universidad Distrital. Tomé dos electivas; Pedagogía,
literatura y control cultural, impartida por el profesor Wilmer Villa y
una cátedra implementada por la Especialización de Educación y
Gestión Ambiental llamada Ambiente y Cultura, dirigida por la
profesora Carmen Zamudio. Este fue un nodo esencial en mi
fundamentación porque redimensioné todo lo aprendido en campo;
conocí la obra de Augusto Ángel, que inmediatamente me puso sobre
la pista teórica. Mi faceta científica cobró inusitado ánimo y de pronto
me sentí en una Universitas verdadera, con la posibilidad de acceder
al conocimiento de una manera más integral y congruente; menos
disectada por los currículos. Esta clase fue especialmente interesante
por la multidisciplinariedad de sus asistentes; éramos de toda la
facultad. Biología, sociales, pedagogía infantil, recuerdo incluso
ingenieros de sistemas e industriales que venían desde su facultad. El
diálogo posibilitaba una comprensión más compleja de los
fenómenos y una formulación conceptual más asertiva. El gran logro
gnoseológico de esa clase fue darnos la certeza clara de que lo
ambiental es un eje que rebasa a las disciplinas científicas y aplicadas,
que está en la base constitutiva de nuestra cultura y por ello es
pertinente a toda la sociedad humana, responsable de las
alteraciones planetarias.
“A fines de siglo XX- continuó diciendo el señor José David- se perdieron unas 50.000hts de
humedal en la sabana de Bogotá. Los ecosistemas sobrevivientes albergan las especies que
resistieron, entre ellas muchas endémicas que se generaron en esta zona específica a causa
de la altura. Estos son ecosistemas clave dentro del sistema hídrico.” Un señor, que se
anuncia como docente, toma la palabra para hablar sobre su experiencia en el humedal
Neuta, trabajando con sus grupos de colegio muchos años atrás. Menciona cómo la
inoperatividad institucional entorpecía el trabajo de empoderamiento comunitario. “La
herramienta se carcomía por el óxido” dijo. “Ahí tenemos el Neuta por ejemplo- retomó la
palabra el biólogo- Es el único lugar donde queda Pato Turrio. Lo sabemos porque se realizó
una investigación hecha por la Universidad Distrital que lo confirmaba en el año 2007.
93
Nosotros nos bañábamos en ese humedal- comenta, abandonando de pronto el aplomo
profesional- después de salir del colegio”. “Esas aguas eran purificadas”, comenta el
profesor. “Cierto- replica el biólogo- porque los micro organismos propios de la vegetación
ayudan a la oxidación de aguas servidas a causa de superficies altas. De hecho por eso son
instrumentalizados ahorita por las constructoras: ahí tenemos el Vínculo que va a ser usado
por Colsubsidio con su ciudadela Maiporé.”
“Soacha es ahorita una mina de oro- comentó el señor que primero había hablado- porque
se puede pescar en río revuelto. Nada de esto se contempla en la construcción del POT. Ahí
están los Parques del Sol sector II, que se les demostró una curaduría totalmente anómala.
Este es un punto neurálgico en lo tocante a curadurías y licencias. Ahí tienen la PETAL5
Canoas, que tiene una acción popular encima por la irregularidad del contrato entre las
alcaldías municipal y distrital. Eso fue intervención del distrito sobre el POT municipal” Un
segundo participante acotó que la ampliación del polígono minero era una injerencia
clarísima de las políticas del TLC y que fábricas como Conalvidrios eran actores enclave que
sin mucho ruido se abastecían de los recursos. “Con un proyecto de industria que sigue a
Bogotá como centro de los negocios mientras utiliza la mano de obra barata nacida de los
cinturones de miseria. Un proyecto de exclusión”, dijo:
Transcursividad- 03.
“Cómo es posible que se haya hecho algo tan ciego con un lugar tan bello.
Toda esa zona era llamada Laguna de las Flores y era el balneario del
pueblo. Se hacía paseo de olla, pero solo las familias de acá. Nadie de fuera
sabía de ese lugar; el brazo venía desde el Vínculo, pasaba por todo Tierra
Blanca y cogía la Chucua Puyana, con unos 80 metros de ancho y unos 180
de largo. Junto a la Chucua pasaba la vieja curva del río, que no era por
donde baja hoy, eso lo alteraron. En resumen esa era una zona de
muchísima agua, en tiempo de lluvias no se inundaba, la misma Chucua
amortiguaba. Y ahora como le metieron casas se les inundan, como pasa
en El Silo, por total falta de visión.”
Marzo 29. Universidad Distrital. Estoy en la huerta, leyendo. Llegan Carlos y Rochi a
quienes no veo desde el embarazo; vienen con su hija que han llamado Xiuata Mariana;
conversamos un momento y me entero de que han dejado de seguir a Nación Muisca.
Interrogo por qué, pero Rochi está ocupada con la niña. Luego de un rato, Carlos se acerca
poporeando y se sienta; su gesto me llama a interrogarlo y empezamos a hablar. Carlos ha
venido construyendo y deconstruyendo sus concepciones, incluso llegando al principio del
silencio. No sigue ya a ningún abuelo y me dice: “Yo me siento con todos, con todos hablo,
pero no estoy con ninguno”. Insiste en que “descentrar al hombre implica deculturar todos
5 Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales.
94
los caminos, atendiendo al llamado primigenio. En esta medida los símbolos, las palabras y
las prácticas intelectuales son un retroceso con respecto al espíritu: Es el Mu japonés, el
vacío chino de No-hacer, No-pensar”.
En este momento llegan dos compañeros más y se sientan con nosotros. Pablo, que se
identifica pastuso, no es de la Universidad Distrital, sino de la Nacional y busca servir de
puente entre ambos procesos. Allí también tienen chagras y han aprendido de la siembra y
de los momentos difíciles; “el semestre pasado nos echaron un tractor por encima de la
huerta, nos dolió muchísimo”, dice. A propósito de esto Carlos indica el amor como
condición esencial de la siembra. Si no se le hace un buen pagamento, si no se hace estando
conscientes de lo que significa, puede causar enfermedad. Yo le replico que cosas como
pasar un tractor por una huerta llena de plantas no tiene nada que ver con la fe; que se
trata de un acto intencionado con trasfondos políticos.
Transcursividad- 04.
“Apropiarse de sí mismo significa retrotraerse de la obnubilación de
occidente: No los juzgamos por sus prácticas, no nos interesa cambiarlos,
pero estamos en nuestro camino. Traer a mención mundanidades como la
política no tiene cabida ni objeto”.
Entonces saca de su mochila un frasco que destapa con propiedad y me lo tiende; es ambil.
Lo pruebo y siento de inmediato el vomitivo, sabe fuerte y su textura es cremosa. Al
preguntar por su procedencia se me contesta que es preparación de casa.
El otro compañero que no ha dicho su nombre, también usa Poporo, viene vestido con
ruana de lana virgen sobre prendas blancas, porta dos mochilas cruzadas, lleva sombrero y
collares de chaquira con diseños indígenas. Cuenta una anécdota acerca de los prejuicios
sociales que confunden los atuendos con las prácticas; al parecer una señora lo juzgó de
marihuanero acusándolo con un oficial de policía. “Y como me vieron así vestido asumieron
que era yo quien fumaba. Yo reaccioné tranquilamente. Vea señora, le dije, yo no fumo de
esa planta porque la respeto muchísimo. Para que vea usted, ese cigarrillo de marihuana lo
botó el señor vestido de paño que estaba a mi lado, pero seguro que usted no podría creer
que una persona de bien, que viste traje y corbata, haría aquello. Por eso me acusa a mí,
que visto de indio. La gente está enferma porque no ve”. Carlos asiente dejando ver que
entiende lo que ubica el relato, luego retoma la palabra;
Transcursividad- 05.
“Vea, usted aquí puede venir a sentarse, a sembrar, vea que traje chicha,
que sembremos esto, que nos sentemos. Lo que hace falta es vivir: no
seguirnos preguntando por qué ni cómo, no hay que crear o construir el
principio, porque este es primigenio, lo dio la madre y es ir al origen.”
95
En este contexto llega otro viejo conocido, Samuel, también prescriptor de la Maloka del
Jardín Botánico y convencido Muisca*. Se saludan con Carlos intercambiando hayo de sus
mochilas, unas pequeñas, tejidas para ese uso exclusivo. Momentáneamente el círculo se
desbanda y pablo se va; yo me vuelvo a cerrar en mi lectura y los poporeros se alejan. Las
mujeres tejen, con una discreción que me advierte no abordarlas. Este es otro sentadero,
me digo, con otros códigos y actores. Con sus propias herramientas, acuerdos e historicidad.
Yo pertenecí también a este lugar tiempo atrás, cuando Junior Ortiz abriera una de las
primeras chagras en la Macarena, pero ya la memoria me guarecía solo en unos pocos que
recordaban mi nombre. Por otro lado ¿De qué va toda esta historia con Nación Muisca?
¿Qué pasó en ese viejo proceso de las piedras en San Mateo? Aparte y más interesante ¿A
dónde iba y cuál podría ser el origen de todo este resurgir cultural Muisca venido a lugar
justo a principios de siglo muy cerca de las movilizaciones en el Cauca y los procesos sociales
indigenistas? En clase de Literatura y control cultural tuvimos ocasión de hablar de
chovinismo cultural; ¿es el mercado de la exotización*? Re- catequización, me dijo una vez
un viejo. No entiendo, de repente no sé cómo dar respuesta a todo este enorme campo.
*Aiesthesis- III, 04.
Necesité mucho tiempo todavía para entender de qué trataba este
revestimiento simbólico, para comprender cuál era la urdimbre
detrás de este “relato de nivelación”, en palabras del profesor Villa,
que orientaba la electiva citada. Hay aquí una crisis de centro periferia
que sirve para ocultar y sustituir, Pierre Clastres lo calificaría de
etnocidio. Se usurpan signos y se les ubica en torno a otro referente
que no es el original; (Ej. El apelativo indio como ofensa o el acusativo
“guache”, que contrapone significados totalmente disyuntivos al
pasar del contexto semántico chibcha al castellano). Es una acción
deglutiva que perpetra la glotofagia- (Calvet, 1973)- es decir el
devoramiento social que realiza una lengua sobre otra. En este
reforzamiento simbólico del control cultural se desvirtúan
significados, se les desfasa de su marco significante. Durante mis
tiempos de estudio sobre lengua chibcha llegué a un hecho tan claro
que incluso la profesora Consuelo lo llamó “Un imposible ontológico”;
el hecho conciso de que el contexto de habla había desaparecido y
pretender retraer a los hablantes para que retornasen de su lengua
materna a otra que se pretendía ancestral era, además de imposible,
una pantomima. Mi descreimiento del cabildeo crecía y estos círculos
de gente vestida de blanco empezaban a parecerme, como bien lo
señalara Leo Bustamante alguna vez, iglesias. Con pastores fungiendo
de sabios. Naturalmente esto no fue lo único que había descubierto
en mis estudios sobre chibcha; otro aspecto me había enseñado que
96
existe un inconsciente colectivo que se comporta como espacio de
contingencia simbólico y que participa activamente en los procesos
de deglución lingüística. Algunos lexemas, rasgos fonéticos,
asociaciones sémicas e imágenes simbólicas son tan convergentes
para una cultura que esta puede subsumirlos en la oscuridad del
inconsciente social para evitar perderlos; manteniéndolos como
parte de un paradigma subyacente. De allí la significación atávica del
muisquismo y de allí también el interés manipulativo. Múltiples
reencarnamientos políticos vindicativos como el rude boy, el hoper,
el rasta roots, el punki o el beatnik se han hecho materia de mercado
y moldeadores de identidad. Son cooptados y convertidos en “relatos
de nivelación”. No obstante las declaraciones de Carlos me habían
parecido genuinas y certeras. En él no percibía disfraz, tampoco
adoctrinamientos ascetas, dogmáticos o fanatistas; lo percibía más
como un pensador. Era evidente que su poporo era su asiento, su raíz,
una prenda encarnada en libre Ritual.
A propósito del tema tuve un impacto de paradigma en la primera visita que hice al espacio
de Seminaré. Cuando salíamos, luego de la sesión, conversaba yo con Fabio Delgado, uno
de los promotores del proceso. Él me hablaba de la manera en que concebía Soacha en
términos sociales; una visión muy ubicada en la arena política. Yo comenté que eran
múltiples los actores en un escenario tan grande y Fabio anotó que era preciso conocerlos.
“Es lo que hablamos ayer con Edwin, le dije yo, que es importante ya vincular los procesos,
tejer una red”. “A mí me gustan es las cosas concretas- anotó Fabio- o sea fichamos fechas,
cuándo, dónde y de una nos sentamos. Hay que sentarnos”. No dejaba yo de advertir que
Fabio había usado la palabra que yo perseguía tanto y justamente con la connotación que
pretendía adjudicarle. Así que me sentí de nuevo en afinidad intelectual y, algo
entusiasmado, mencioné alguna cosa relacionada con “nuestro pasado chibcha”. Pero para
mi sorpresa pronto me salió otro compañero a la saga, Diego Landínez: “Eso de lo Muisca-
declaró con aplomo- también es parte de esa invención identitaria de lo Soachuno. La
imagen de Bochica en el himno es una figura de élite semidivina, y una apología a la
tradición”. Mi sorpresa fue dar cuenta de que no estábamos en las mismas coordenadas
de sentido. Acababan de vapulear a mi dios, con todo lo pagano que este fuera.
Un día apareció en la huerta con Camilo un nuevo personaje, se presentó como Fabio
Rodríguez. Hizo mención de su trabajo de grado en torno a la toponimia nativa soachuna,
cosa que me sorprendió de una vez. Resultaba ser que Fabio era uno de los partícipes más
convencidos de aquel tiempo en el proceso de las piedras, cuando junto con Fabián Torres,
Camilo Rabely, Arnold y otros se hicieran llamar Muexca. Fabuloso, un nudo para
desanudar. ¿Qué fue lo que pasó? Pregunté. “Nosotros hacíamos caminatas de
reconocimiento- Empezó Camilo- teníamos las rutas de la piedras por todas las montañas.
97
Nosotros solos, sin ese parche. Nosotros estuvimos primero. Nos conocíamos todo esto,
farreábamos en el bosque. Luego llegaron ellos, se hacían llamar Nación Muisca y eran esos
dos señores, Javier alias Nemequene y Sigifredo, alias Sua Gagua. Llegaron con Tabaco y
empezaron a sentarse ahí sobre la piedra. Nosotros nos pusimos sí bajo la batuta de ellos,
pero igual nosotros éramos ratas, nos burlábamos de los cuchos. Pero con la palabra y los
acuerdos éramos serios. A las plantas no les pasamos por encima nunca. A mí Javier me
enseñó una de las cosas más importantes que he aprendido:
Transcursividad- 06.
La palabra es tuya cuando la tienes dentro y no ha salido de tu boca; pero
en cuanto esa palabra es emitida ya no es tuya, es de los otros. Puedes
perder control sobre ella y lo que dices puede ser tergiversado; es una
responsabilidad de cuidado- Una ética.
“Pero luego hicieron algo que no se debe hacer –Dijo Fabio- donde yo vea a ese cucho le
meto la mano”. “Empezaron a usar el confieso para engatusar a las nenas y se metieron con
ellas”, secundó Camilo. “Con mi esposa” dijo Fabio. “Yo lloré cuando supe- intervino de
nuevo Camilo; les gritaba ´ ¡pero cómo es posible! ¡Fabián dígame qué pasa que no
entiendo nada!´. Abusar, eso se llama abusar de las personas, de la confianza, de la fe. Eso
tuvo una sentada en la Vega, con mamos de la sierra y unos taitas del putumayo y gente de
los cabildos muiscas. A ellos les quitaron la palabra ese día. Nadie los reconoce.” ¿Y lo de la
Maloka del Jardín Botánico? Pregunto yo. Pero no saben de eso; el tema caldea mucho el
ambiente. Increíble en verdad. Apenas puedo creer que hubiese una historia tan entrañable
y compleja detrás de todo aquello. La versión que me daba Camilo de lo Muisca, de su
Muisquismo personal, era muy diferente*. En su discurso las alusiones a lo Ancestral son
alusiones al Territorio, al que saluda en primer lugar cuando abre los círculos de palabra con
los grupos y aun con nosotros. En seguida saluda “a Padre y Madre” y les agradece “por
darnos la vida”, después menciona a “los seres tangibles y no tangibles de este territorio”,
alternando lexemas chibchas con castellano; Saludos como “Chogui” y palabras como
“Suna”, para referirse a la metáfora del camino de vida. En oportunidades ulteriores y
pasadas pude dar cuenta que estas eran formalidades que todos ellos usaban como
coordenadas rituales, un lenguaje común que los mantenía vinculados.
*Aisthesis- III, 05.
Pero sobre todo en el sentir indígena de Camilo aparecía un principio
de acción: “El Humedal me llama”. Una analogía permanente
establecida entre el estado del humedal y nuestro bienestar; esto se
manifestaba de manera recíproca como una alteración mutua,
sincronizada y refractaria. Si el humedal daba muestras de
98
degradación se debería a que nosotros nos hallábamos mal al interior,
no estábamos haciendo las cosas bien. De otro lado si nosotros
estábamos mal sería por el sufrimiento del humedal. Esto llevaba a la
otra clave relacional planteada por el indigenismo de Camilo; “La
Tierra me sana”. Un mutualismo que consiste en trabajar la tierra
para limpiar nuestro camino de vida; no trabajándola como un
ejercicio de explotación de recursos sino con la plena conciencia de
compartir un mismo ser, un ser esencial. Y por eso llegaría a la tercera
clave; “Me estoy buscando”. Hallarse a sí mismo es dar con ese ser
esencial que compartimos con la tierra, encontrarse consigo mismo
es encontrarse con ella.
Lucas había vuelto del Amazonas y un domingo nos pudimos reunir de nuevo, luego de al
menos dos meses de ausencia. Luz Ángela traía hojas de Tabaco: eran parte de una cosecha
muy especial que ella misma había cultivado en el humedal. Eran unas hojas enormes que
les habían sido desprendidas a tres ejemplares que venían creciendo desde el semestre
anterior. Esta llegó a ser denominada “La chagra del corazón”, pues tenía, figurativamente,
forma de corazón. Quedaba ubicada en la parte posterior de la caseta de celaduría, junto a
la caseta de herramienta. Es preciso mencionar que el humedal Neuta, por haber sido zona
de un proyecto urbanístico, tiene dentro de su terreno numerosos rellenos de escombro y,
aún más, concreto de andenes que alcanzaron a ser construidos. La chagra del corazón fue
labrada en una tierra así, muy difícil de laborar por la cantidad de material como ladrillo,
vidrio, bolsas con cemento y piezas rotas y propensa a la esterilidad, por la falta de humus.
Todos nos sumamos entonces tomando la herramienta y removiendo. Pero esos
trasplantes, esa semilla, esos suelos fueron producto exclusivo de manos femeninas. El
proyecto fue un acierto de Luz Ángela que todos no pudimos más que asentir. Lo propuso
en uno de los primeros mambeos:
Transcursividad- 07.
Un trabajo de palabra y siembra con mujeres. Una chagra que nazca del
trabajo de manos femeninas y que esté acompañado de reflexiones sobre
el cuerpo, los ciclos y la naturaleza; y pues la idea sería sembrar Tabaco. Mi
experiencia con el tabaco ha sido un poco frustrante porque se me
murieron 30 maticas que alcanzaron a brotar y tomar altura. Y he llegado
a creer que se trata de la energía que uno le ponga a esa siembra y el
cuidado en el desarrollo de las plantas. Y de alguna manera también quiero
sembrarme, aquí en el humedal, si ustedes me ayudan.
Era ese Tabaco, producto de ese trabajo, el que ahora traía Luz para brindar al mambeo. Yo
también tenía algo para brindar: de mis propias chagras, contenidas entre guacales
99
almacenados en la terraza de mi casa, curada con café y canela, traía cannabis sativa seca,
en ramas. Lucas tenía en su poder Mambe de coca y ambil, junto con algunos “Tipis” Múrui
que nos invitó a ocupar. Se trataba de pequeños bancos en madera tallados con figura de
tapir. ¡Dúhos! Pensé yo. Iniciamos el mambeo, que en este momento comprendía compartir
un alimento, libar las plantas, tomar asiento en los bancos y conversar. El sexteto lo
completaban Camilo y David Ricardo más una compañera de este último, Alexandra. Fue
una conversación grandilocuente salpicada por todos los temas, hubo tiempo para la
apreciación musical, para compartir algo de poesía orgiástica del zapatismo y para hacer
muestra de mi secreta afición como canta autor. De pronto me aborda la zozobra:
¿Tenemos nosotros en realidad acuerdos concretos, símbolos que sellaran nuestra alianza
y lealtad? Cómo conseguir o pretender tal cosa siendo sujetos posmodernos, criados bajo
la irradiación mediática, en el impasse de participar de la ruptura de los códigos
tradicionales y la sospecha de los emergentes, con la criticidad como una herramienta que
tanto ata como libera. Lo que yo venía comprendiendo como acuerdos ¿lo eran? Lo puse
en la mesa. Hablé de lo confuso que me resultaba actualmente el tema indígena, las
tremendas contradicciones que rodeaban los procesos y lo sospechoso de su fundamento.
Transcursividad- 08.
Yo también lo he pensado, el rollo es que el fundamento es el mismo en
todas las comunidades: todos le van a hablar de lo mismo, que es la tierra.
Pero no la tierra como una despensa sino como un ser vivo que se
comunica, que tiene todos los atributos de un ser vivo, hasta consciencia.
Todos los indios hablan de lo mismo y sus guías de conocimiento lo reflejan;
si va donde los Nasa, a guambía, al Putumayo, a la Sierra y conoce a los
brujos ellos le van a hablar de conocimiento como el aprendizaje de
relacionarse con esa conciencia. Además es por tierra también que hay
guerra, por el despojo y los megaproyectos- se quedó un instante en
suspenso y dijo al cabo- Me parece que ellos encarnan una resistencia que
nos lleva referenciarlos como modelo: porque su premisa es la tierra, la
vida.
Transcursividad- 09.
Póngale cuidado, Oskar; Es que es además la memoria viva de los pueblos.
Acuérdese de la carta del jefe Seattle, que habla del murmullo del río como
el murmullo de los ancestros. Esos son los acuerdos; El acuerdo lo hace usted
con su palabra. Cuando el joven Múrui empieza a buscar mujer empieza a
buscar también vivir más holgado, tener su propia casa. Entonces va y
consulta a un viejo y este le dice: tome semilla y tome ambil. Lo primero para
que lo siembre y lo segundo para que lo haga prosperar. Él le entrega el
100
D+ona, el tabaco en su estado natural, la planta. Pero además le entrega el
Yetarafue, la planta transformada en ambil. Esa transformación es parte del
conocimiento específico de la planta, con todo lo de herbolaria que eso
implica y también de palabra. Cada ambil está nombrado con una intención
diferente. Una vez recibidos el joven debe demostrar ser capaz de levantar
tanto las plantas, garantizar su supervivencia, como la tierra, la chagra. Si no
lo logra es porque aún no es su tiempo. Aún es niño. Si de veras él quiere
lograr su propósito sabe que es preciso lograr su propia transformación y
que él es el autor de esa hazaña. Ha de sentarse a tejer canasto, lograr un
estado de concentración energética tal que consiga esta alquimia. Pero ella
se manifiesta es como realización de los propósitos, como materialización
de la palabra. Es decir su palabra no es una vanidad, usted no habla por
hablar, poniéndose en peligro a usted y a los otros, porque su palabra es
contundente. A este acto de dar luz a la palabra ellos le llaman Rafue. El acto
de potencia máximo. Ese es el único acuerdo posible.
Organigrama #4
Base pedagógica estable y convocatoria amplia
Enero- Junio de 2012
101
IV
De cómo se manifestó resiliencia ante la crisis
Julio - Agosto de 2012.
:Anamnesis:
13/05/2012
Pese a que hace días tengo la intención de empezar un escrito que dé forma a lo que ha
sido mi experiencia en el proceso, aún lo tenía pendiente- sin mencionar que mi
participación de hecho ha menguado. Son las 9:47 am y me preparo para salir hacia el
humedal; llevo dos Arbolocos que nacieron en mis chagras, esta misma mañana los he
desenraizado para trasplantarlos allá. Hace ya dos o tres domingos que no asisto a la Minga
y tampoco he vuelto al aula. He desertado parcialmente; me anticipo a la indisposición de
los demás, a la pérdida de credibilidad ante la población, a mi propia falta de palabra.
La última sentada tuvo lugar en mi casa. Entonces se dijeron muchas e importantes
cuestiones, pero el trabajo en sí mismo no las refleja. Palabra prudente, actos como esencia
discursiva: Eso dijimos que significaba ¨Rafue. Así que mi condición en este momento es la
de un demagogo, que habla mucho y hace poco. Tengo en miras llegar a poner mis árboles
y a cercar la chagra nueva, e inclusive retirarme temprano. A partir de hoy voy a iniciar
registro de campo denso, de modo que voy a hablar poco y a escribir mucho.
10:53 am.
No he encontrado a nadie, sólo Lucas asistió. Arregló un sembradío de papa y se fue: “Que
cada cual haga su trabajo” me cuenta Don Germán que dijo. Camilo no contesta su celular,
declararon dos chicas que, según Don Germán vinieron también. Estoy solo, pues. Don
Germán es el celador de turno, un asesor bien grato, que a diferencia de los otros sabe de
siembra y se interesa por el proceso. A veces se toma un momento para contarnos acerca
de su tierra, de los osos y venados, de sus montañas.
Aparte me he llevado una gran sorpresa con la relación humedal-constructora. El primero,
frágil y vulnerado, le ha tomado ventaja a aquella, yéndosele dentro con agua. Se supone
que debe haber 60 mts de los mojones hasta el límite donde la construcción empieza, pero
ellos, que han trasgredido toda la norma, se metieron mucho más acá; y ahora el agua
reclama lo suyo. Advenimiento de la Némesis. En este momento, una retroexcavadora
remueve el barro que por toneladas se le ha botado encima a la frontera de los mojones.
Veo uno, aplastado, cuyo número no alcanzo a discernir, hundido en el agua apenas
sobresaliéndole la cabeza. El agua es salobre, no sé exactamente de dónde viene pero lo ha
anegado todo. El canal que abrieron sigue corriendo, menos denso y seguro fueron las
lluvias quienes enturbiaron el paisaje. A mi equipo de Arbolocos se ha unido un Alcaparro,
102
otro Arboloco más chico y un Chicalá. Además de un árbol muy bonito del que ignoro el
nombre. Ese lo trajo Don Benedicto.
12:50
Acaban de llegar Cristian, Marcela, y otros dos jóvenes. Estuve con Dora y sembré dos
Arbolocos. Tomamos asiento cerca del agua, en el tramo del Floripondio. Asumo el papel
de anfitrión y les doy la bienvenida, es domingo y podemos permitirnos el agasajo bajo el
sol de mayo. Cristian me presenta a sus compañeros por los nombres de Michael y Alejandra
y les comenta del proceso y de lo que estamos interesados en hacer con los grupos juveniles
del municipio. Yo replico a mi vez que en efecto estábamos haciendo una especie de
radiografía del territorio para poder entenderlo y cómo para ello era fundamental conocer
a los actores que estaban moviéndose en él. “Hoy en la tarde hay una conferencia sobre
Cortázar, por ejemplo, en la Universidad de Cundinamarca. Es un café literario en el que
trabaja un combo grande, gente que está saliendo de la inercia”. Mostrándose interesados
los muchachos exponen sus ideas: “A mí me gusta el trabajo con la comunidad, con relación
a temas importantes¨ dice Michael, “no tenía idea de que se estuviera trabajando aquí, no
hay contactos, pero sí nos interesa”. “¿Qué tipo de problemas?”, les pregunto. “Pues solo
hay que ver cómo está la montaña de Terreros” dice Marcela, “porque lo ideal sería venir
al humedal a ver patos, [“Y a pegarlo”-interfiere Cristian] o subir a las montañas para
conocer el páramo, pero las cosas no son así. Ya no. Esos tiempos del Árbol del Amor son
cosa pasada”.
Yo menciono el asunto de la constructora inundada.
-Némesis- le llamo -es la respuesta consecuente de nuestras transgresiones sobre la tierra;
nuestra Hybris. Es como la fuerza de compensación con que la naturaleza nos responde.
-¡Claro!- me responde Michael -toda acción tiene su consecuencia. Vivimos en un tiempo
de desinformación brutal, pese a que hay internet y uno tiene acceso. Nosotros tenemos
una emisora en red, se llama Ataraxia. Búsquenos. Ahí hacemos difusión.
Por un instante dudo en hacerlo, pero luego me siento confiado y pregunto:
-¿Y ustedes, cada uno, ante todo esto qué ofrecen como sujetos?
-Conciencia- Dice alguien- que es algo que se adquiere.
-Dedicación- Declara otro- para eso hacia lo cual se camina.
-Compromiso- Dice alguien más- En conocer el territorio y su memoria.
-Sentido de pertenencia - Un último.
Cristian dijo estas palabras minutos antes de despedirnos:
103
Transcursividad- 01.
Nuestro lugar de reunión es el humedal, pero el territorio es nuestra
responsabilidad. Necesitamos reconciliación con la Madre y sostenibilidad
personal*.
*Aisthesis- IV, 01.
Tengo la impresión de que estas palabras de Cristian contenían más
de él de lo que yo supuse. Hay allí tanta convicción, por ejemplo
llamando Madre a la naturaleza o usando la palabra territorio como
concepto; pero también tanta inquietud llamando la atención sobre
su subsistencia, sobre cómo éramos guerreros de la tierra sin
desayuno. Empujados por la lumpenización contra los rincones.
Guerreros en la ciudad de los estudiantes perseguidos, del hurto a
mano armada, del tráfico de drogas con la policía como consorte y
castigo. Mucha ha sido y sigue siendo la impunidad.
17/05/2012
He venido a la universidad para hablar con Camilo. Decidí hacerlo porque presentía que
estaba decidiendo irse. Apenas lo abordé me ha dicho con cara seria y qué cómo va todo
en el humedal y yo le digo cómo así eso le pregunto y él contesta pues como no he vuelto
¿ya se siente fuera? Me mamé de estar solo, de ir al humedal y que ustedes no llegaran. Se
queda en silencio; y estoy en un raye con Luz. Pero rayado en la mala. ¿Qué pasó? Videos
de pareja, me puse jetón y grosero como hace años no me ponía. La nena me saca el culo.
¿Y acaso ya no estaban juntos? Pero es que ella no ha entendido que una cosa es la relación
y otra es el humedal. Eso no es cierto, eso ocurre en una institución escolar, donde usted
deja su personalidad afuera para ser profesor: aquí se trata de Camilo trabajando y de Luz
trabajando, no como entidades separadas. Pero es que es otra dinámica; ustedes ponen
una palabra y no la cumplen, que soy autónomo y no sé qué hijueputas. Todo está dejado
al libre albedrío, todo en el libre albedrío y cada cual hace lo que se le da la gana.
Su disposición quinésica es agresiva, su gesto se congestiona, el enojo se le nota en el ceño
y la palabra. Lo que pasa es que usted tiene una violencia epistémica muy paila, le digo yo.
Pues suerte, así es como soy yo y si no les gusta como hablo y como me expreso pues no sé
qué van a hacer ¿Usted cree que ha crecido en el proceso, Camilo, como persona? Claro,
yo soy un man que vale mucho, yo no soy cualquier moco bajado de por ahí. Yo soy un man
que vale mucho. Y Luz también, le opongo ¿Cómo es ese crecimiento que usted dice que ha
tenido? Mi crecimiento llega hasta ese tropel que tuve con Luz y hasta que ustedes me
demuestran que no están comprometidos.
104
Transcursividad- 02.
Yo no veo un proceso de base, hay una Re-significación a partir de lo que
cada uno quiere, Entonces cada cual por su lado, yo no voy a volver.
En este momento se acercan dos compañeros y él me dice vamos a otro lado a hablar. Me
está planteando que nos sentemos. Cada cual coge un cigarrillo y nos dirigimos a la América
Latina, una plaza de la universidad. Al ir bajando me dice yo estoy muy confundido, es que
si yo le digo a usted que con toda, que vamos a estar juntos en la pelea, pero no llego, nunca
estoy a su lado, entonces ¿para qué me dice eso? ¿O para qué se lo digo yo? Al fin
encontramos dónde sentarnos; el lugar nos ofrece aislamiento. Hay menos gente allí y la
palabra se da en un tono menos forzado, más propicio a la calma.
Yo pienso sentarme a Mambear aquí en la universidad y dejar eso allá quieto, me dice. Es
que ese crecimiento del que usted habla no puede ser soberbia ¿cuál es su crecimiento?
Pues que yo sé que puedo convocar y mover el parche al cien cuando me dé la gana ¿Sí
pilla? Sí, tengo mucha soberbia. Es que uno puede ser bien pero también puede ser una
gonorrea y yo puedo ser muy violento ¿No ve que soy un guerrero? Todo lo contrario,
Camilo, un guerrero sabe que nada permanece y nada hay, pero sabe también con certeza
que es un ser de luz. Todos llegamos con esas soberbias: Lucas por ejemplo es un man que
tiene un conocimiento y además nos ha reunido en torno a una palabra. Pero eso también
se le sube a la cabeza ¿Sí pilla? Todos tenemos esas paradojas y el asunto está precisamente
en resolverlas. Si yo llegué hace un año creyendo ser un man que había leído mucho, que
sabía manejar grupos como se me diera la gana y hoy lo sigo creyendo, pues no he hecho
nada. Es eso de la curación que tanto hemos hablado. Yo lo entiendo cuando dice que el
asunto del compromiso lo tiene mamado, porque el tema de autonomía y libertad se ha
vuelto una estrategia retórica con la cual yo maniqueo; entonces asisto si me viene y falto
si no. Y eso es algo que debemos discutir a fondo en el Mambeo, porque nosotros nos
hemos hechos sujetos del proceso, es decir, nos hallamos sujetos a él por nuestras acciones
y esa necesidad de soltar se nos presenta a todos, yo también he estado a punto de decir
ya no más.
Retomo escritura horas después. Durante la charla con Camilo inició una confrontación
entre la policía antidisturbios y grupos milicianos de la universidad, los lacrimógenos nos
obligaron a separarnos. En fin, la conversación dio un giro hacia temas personales que fui
descubriendo más intrincados y difíciles de entender: ya no estaba yo frente a un
compañero de trabajo simplemente, un coetáneo de la “resistencia social”, sino frente un
una criatura atravesada por celos y deseo, ira y culpa, miedo y soberbia. En estos momentos
prefiero ser muy cuidadoso con él al hablar. Su temperamento es el de un ventarrón, dijo
Lucas algún día.
105
Transcursividad- 03.
El proceso se está disolviendo.
Así son los movimientos sociales, a veces crecen y a veces merman, a veces
laten con más fuerza y luego van desapareciendo*.
*Aisthesis- IV, 02.
La ruptura ocurrida a partir de aquí ya no podría ser restaurada más.
Fue un quiebre que me obligó a recordar mis experiencias
etnográficas pasadas, cuando descubrí que en los escenarios
educativos se trata con personas antes que con actores, que el rol
social tiende a desdibujarse cuando los rasgos de un carácter deciden
emerger a la superficie glacial de las relaciones formales y que
siempre existe un currículum oculto bajo el flujo oficial de las
convenciones. Por eso el mambeo, entendí, porque no es una sala de
juntas o un comité evaluativo, no es un escenario institucional para
validar lineamientos curriculares o una mesa corporativa que
cuestiona su viabilidad ejecutiva, sino al contrario un escenario de
palabra que involucra a los individuos con toda la complejidad que
son humanamente, imantados en torno a unos símbolos clave y unos
paradigma raíz que son objeto de diálogo y discurso. Conforme todo
aquello quedaba en un pasado cada vez más remoto, me vi
interrogando el por qué habría ocurrido justo entonces, cuando
habíamos decidido lanzarnos a un trabajo más extenso y ambicioso,
cuando debíamos estar fuertes en el círculo interno para tener
elementos significativos que aportar al movimiento colectivo; pero
sobre todo por qué justo en el momento en que más cohesionados
nos sentíamos, como si en el preciso punto en que se alcanzara la
cima, de inmediato se iniciara el descenso.
18/05/2012
Nota: Debo tomar apunte de las formas rituales del lenguaje; el modo por ejemplo como
alguien concluye sus intervenciones y los demás le corresponden dando a entender que han
recibido su mensaje. Algunas veces cuando están los Muexca (Arnold, Fabián, Alexandra)
contestan en lengua chibcha. Lucas por su parte emite una fonación nasalizada intermedia
entre [m] y[n] que puede ser análoga a la práctica cristiana de decir amén como señal de
acuerdo, pero que en realidad es un código de maloca, una seña que indica “hemos
escuchado”. También el aplaudir, que la gente de Nación Muisca y el Santa Ana han
106
reemplazado por una agitación de las manos con las palmas hacia afuera y los dedos
abiertos, que en realidad corresponde a la manera como aplauden los sordomudos. Y
mucho más interesante sería elaborar instrumentos de indagación que den cuenta de cómo
un actor, con el sencillo acto de emplear sus manos al hablar busca ser asertivo con su
palabra. Cómo elaboran su ritualidad las comunidades, cómo se llega a los consensos de
esa ritualística; sé que hay un texto de Roland Barthes titulado El Imperio de los Signos que
aborda interrogantes semejantes en torno a la profusión simbólica en la cultura Japonesa.
El Confucianismo chino y sus complicados movimientos corporales que pretendían ser
resonancia de los movimientos astrales podría ser otro referente para la reflexión; en
ambos casos se trata de acumulaciones culturales producto de la tradición. A diferencia de
la epistemología moderna en donde los paradigmas se suceden en la constante falsación,
en estas sociedades tradicionales existen múltiples ámbitos infranqueables y por ello la
proliferación de símbolos, que sirven como señales delimitantes. Creo no obstante que en
todos los casos existen arquetipos de significado. Jung habla de un tiempo pre-formativo
de la conciencia en donde aún no existen convenciones simbólicas, sino referenciaciones
psicóideas instintivas, que más tarde se convertirían en símbolos; de ahí los arquetipos de
la Madre Naturaleza fructificante, la identidad entre fertilidad de la tierra y fertilidad
procreativa de la mujer o la analogía entre los ciclos lunares y femeninos. El humedal podría
estar relacionado con la imagen de la ondina que menciona Jung, un tipo de ninfa del agua
que provoca la fascinación erótica; dice de ella que el pescador se hace consciente y se
prepara con paciencia para tomarla en sus redes. Causa todo tipo de pasiones incontenidas,
ilusiones y felices desgracias, depresiones y éxtasis, y se cruza en nuestro camino no como
parte de una búsqueda voluntaria sino nacida plenamente de la alteridad que es ella. En
ese caso es semejante a otra imagen empleada por Jung con respecto al agua. Se trata de
un monje asceta que en su retiro sueña con una montaña de luz a la que se lanza con dicha;
al hacerlo descubre que de ella lo separa un abismo y que solo descendiendo hasta esa
oscuridad y allí sumergirse en las aguas de un lago, podría alcanzar el estado iluminado.
Sólo descendiendo al inframundo es viable alcanzar un estado superior. Es una especie de
alquimia metafórica. Las aguas son en ambos casos el inconsciente. Me hace pensar en los
muiscas y su muy bella simbolización relacional con las lagunas, con esa cópula de signos
tan vitalista que concedía al oro el valor de simiente solar y a la laguna del páramo el de
abertura matriz de la tierra; como si en cada representación ceremonial procrearan
sexualmente el cosmos. De una laguna al norte de Villa de Leyva habían nacido Bachué y
Sugunsua y a ella volvieron en forma de enormes serpientes ante la mirada atónita de los
hombres. De una laguna en Pasca había venido Bochica cuando empezó su trasegar por la
sabana y en el fondo de una laguna viven los primeros dioses, hijos de la anciana abuela
Bagüé. No me parece tan solo un animismo salvaje o un paganismo bárbaro pre religioso,
como si la existencia de un dios abstracto fuese el logro alcanzado por un grado de
civilización mayor. Al contrario me parece que lo que se pone de manifiesto es una profunda
conciencia ecosistémica que ha sacralizado lo que por experiencia se entiende con certeza
107
como garante vital y que son más paganos aquellos que consideran que no hay límites
infranqueables para su avanzada tecnológica.
Transcursividad- 04.
En el Espejo de agua se da la revelación del rostro tras la máscara, la crisis
de la persona, primera prueba de coraje del camino interior*.
*Aisthesis- IV, 03.
En este momento ya he puesto en desarrollo la formulación
conceptual. Se percibe un afán por formular categorías, por encontrar
métodos de análisis y por emplear referentes teóricos, quizás porque
sentía la necesidad de cerrar la investigación. Me preocupaba la
manera en que el trabajo de campo se prolongaba indefinidamente.
Para este momento son ya 14 meses y mi vida académica a nivel
institucional es cosa del pasado. De hecho este descuido me costaría
una amenaza de sanción en el proyecto curricular al momento de
pretender formalizar la investigación como trabajo de grado. Sin
embargo ya empieza a verse con claridad el interés por lo ritual, por
la formulación de instrumentos que identifiquen los elementos
dialogales y discursivos. Decidiría no incluir a Jung como parte de mis
autores teóricos porque pronto descubrí que sus elucubraciones
desbordaban los límites del trabajo. Ya bastante tenía intentando
justificar mi acción en un contexto en el que no era pedagógicamente
requerido como para perderme por rutas de especulación rayanas en
lo metafísico. Por muy interesante que me pareciera la definición de
símbolo desde Jung me era más urgente una verificación empírica de
los actos comunicativos y la manera en que estos contribuían a
cohesionar imaginarios colectivos. El concepto arquetipo era ideal,
salvo que sería inútil al momento de verificar su existencia empírica;
cuando Jung decía que el agua es el símbolo más corriente de lo
inconsciente yo comprendía metafóricamente lo que esto significaba,
pero me era inútil al momento de discutir acerca de los impactos
urbanísticos sobre el humedal o de los procesos de resistencia
comunitaria contra los mega proyectos de la minería. Era como si
frente a la especificidad de las ciencias ambientales y de las sociales,
las disciplinas humanas no tuviesen más que un papel de
comentaristas al margen; casi de eruditos triviales. ¿Cómo debía
interpretar una declaración como esta: “Los símbolos son espíritu que
está por encima de los hombres”? Entendía de Jung que la Psique es
108
una esfera en cuyo interior se mueve una profusa energía libidinal,
esta energía tiene unas bases instintivas orgánicas, y el lenguaje es el
instrumento con el que dialogan la conciencia y el inconsciente en su
proceso de interpretación del mundo. No obstante unas
constelaciones de sentido primitivas gobiernan el inconsciente
colectivo de la especie, los arquetipos, nociones arcaicas previas a
toda conciencia que pugnan desde la profundidad del subconsciente.
Una suerte de ideas innatas que no son imagen. Por fortuna mis
charlas con Lucas eran de gran ayuda y pronto me ayudó a discernir
la clave:
Transcusividad- 05.
Cuando un abuelo se decide a maloquear es porque tiene la energía para
hacerlo; primero que todo en su chagra se cosecha yuca para hacer casabe
y caguana para alimentar a la gente, segundo el tabaco y la coca con la que
se va a sentar la palabra y además la fuerza mental y el conocimiento para
ejecutar al pie de la letra la danza correspondiente, durante las noches que
la tradición le ordene. De modo que este hombre debe tener por fuerza un
poder de cohesión familiar que le garantice que todo sale a la perfección.
Piense que un ritual es una tecnología que moviliza una energía social
enorme. Es una máquina tecnológica*.
*Aisthesis. IV, 04.
Sí, una máquina hecha de símbolos. El profesor Omar garzón usaría
estas palabras: “como técnica el ritual operacionaliza el conocimiento
para hacerlo visible a los ojos de quienes acceden al mismo”. Y Jung
afirmaría que “el envejecimiento de los símbolos es también el de los
muros por ellos levantados”. Creo que en ambos casos se hace
referencia a la manera en que los signos se objetivizan en el mundo
llegando a ser incluso sustitutos de este y orientando la conducta de
los hombres: Es decir el símbolo codifica el paradigma. Por eso
después de haber rastreado el concepto de “sentarse” me vi haciendo
una pesquisa del concepto Significado. La mención constante de la
categoría Re-significar, un neologismo usado sobre todo por Camilo,
me obligó a esclarecer la naturaleza de este que podría ser el nodo
central de todo estudio lingüístico y semiótico. Partía de la hipótesis
de que el signo puede ser comprendido como un cuenco vacío que es
llenado con la acción significativa de los hablantes, de lo cual se
desprendería la diversidad interpretativa y la condición cambiante del
sentido. Algo más, aquí se empieza a percibir ya la influencia
109
profunda de mis abundantes lecturas castanedianas y nuestras
frugales conversaciones sobre chamanismo, entre la fascinación
herbolaria y la antropología. Se había realizado un proceso de
Encarnamiento Político progresivo en mí y yo no me haría consciente
sino hasta mucho después.
20/05/2012
9:30 am.
Me dirijo hacia el humedal con la expectativa de si Camilo y Luz van a asistir; ambos
amenazaron con faltar. Lo cierto es que, como están las cosas, la convocatoria debe
disminuir. Me pregunto cómo es que la figura de Camilo tiene esa capacidad aglutinante,
casi al punto de depender de él para garantizar la pervivencia del proceso. He tenido en
mente realizar una intervención pedagógica que eche mano de la lectura y la escritura, la
representación escénica, la música, las plásticas; pero el momento resulta inoportuno. Por
otra parte la ambición, para obtener el resultado ideal, tendría que ser financiada. Pensé en
acudir al ICBF como en otro tiempo, o a Colsubsidio, pero esta sería una contradicción que
me obligaría a replantear todo. Una paradoja incómoda. Sin recursos no hay garantía de
echar a andar el proyecto y con el apoyo doy la espalda a la noción popular del proceso.
10:08 am.
He llegado sin que haya rastro de Camilo, Luz, Lucas o David. En contraste está Dorita
acompañada de un grupo grande que incluye a los muchachos de la Tropa Andina, Cristian
y algunas chicas de la Uniminuto. Decido hacerme cargo. Los muchachos sacan sus
instrumentos y empiezan a tocar. Zampoñas, Arcas e Iras, quenas y tambores. Deleitados
junto a Cristian escuchando la música se nos ocurre mencionar el excelente día que hace y
sugerimos que podríamos ir a sembrar unos arbolitos, pensando en esos Sauces y Alisos
que hace tiempo esperan su momento. De modo que cada cual coge un ejemplar, una
herramienta y marchamos hacia la zona limítrofe con la constructora. A medida que
cavamos los huecos vamos conversando sobre la tensión con Constructora Bolívar; ellos
manifiestan su enojo por lo ocurrido con los árboles aplastados por la inundación pasada.
“La culpa fue de ellos por no saber cómo hacen las cosas, por querer quitarle su terreno al
agua” comenta Edwin. Mario dice: “Para empezar ni siquiera debían haber empezado esa
construcción, lo que hace falta no son más cajas de ladrillo para la gente, sino espacios
naturales para volver a la madre”. Las chicas de la Universidad se muestran fascinadas con
el trabajo de los árboles y los muchachos se muestran fascinados por ellas. Por momentos
vuelvo al punto de las chagras a traer herramienta, tierra o agua; en uno de esos momentos
me encuentro con que Fabián y Lucas han llegado y se encuentran trabajando en la siembra
con semilla que ambos vienen manejando de tiempo atrás. Entonces hacemos algo que al
menos a mí me resulta un exabrupto por lo que implican los códigos que hemos manejado
110
hasta ahora; pegamos un porro y lo fumamos. Creo que es la ausencia de Camilo que
distensiona ciertas nociones. Mientras lo hacemos Lucas comenta que le parece pertinente
empezar a planear el trabajo con las poblaciones de los apartamentos construidos por
Constructora Bolívar: Crear un bosque, generar un movimiento de acción social. Incluso
propiciar unas condiciones para entrar al agua; para que la gente entienda qué significa
habitar cerca de un ecosistema como este, que requiere de la responsabilidad humana para
sobrevivir. Medio en broma Lucas sugiere que deberíamos hacernos conocer como Aula
Ambiental Anarquista, para dejar ya de lado todas esas discusiones infructuosas. Al volver
con los muchachos y a causa del porrito compartido con Lucas y Fabián de pronto intuyo
una respuesta frente a mi pregunta permanente del lugar que como humanista guardo en
el proceso. Los muchachos están tocando de nuevo; me quedo viendo cómo se enseñan
entre sí, cómo logran un aprendizaje horizontal que va perfeccionando sus aptitudes
individuales para lograr que el ensamble colectivo sea de mayor calidad. La propuesta de
forestación que les hice consistía en poner los árboles muy juntos- incluso en contra de las
recomendaciones técnicas- a fin de permitir la generación de un microclima que les permita
resistir a la intemperie. La experiencia me había mostrado que dejando demasiado espacio
entre cada ejemplar las subidas de temperatura quemaban los árboles antes de alcanzar la
altura para sobrevivir por sí solos. Los jóvenes confían en mi criterio y sembramos por lo
menos 6 alisos, unos 5 Sauces y personalmente me encargué de poner en tierra el arbolito
de Don Benedicto- que resultó ser un cedro. Pero lo más característico de nuestro trabajo
es la mística en el trato al árbol; lo nombramos, le explicamos que está volviendo al vientre
de la tierra, nuestra madre común, le entregamos pagamento y lo dejamos solo después de
cantarle. Hoy hubo instrumentos además, así que al alejarnos del lugar sentimos una
satisfacción grande, una confianza que no proviene para nada de las indicaciones técnicas
forestales*.
*Aisthesis- IV, 05.
Esta manera intuitiva de proceder sin embargo tuvo siempre unas
bases epistémicas que estuve recogiendo tanto de autores como de
aprendizajes prácticos entre mis amigos dedicados a la siembra.
Alguna vez en la chagra de la Universidad mi buen amigo Junior Ortiz
me explicó cómo para conseguir levantar las plantas saludables que
entonces crecían en su huerta fue preciso permitir el crecimiento de
herbáceas espontáneas, cuyas semillas estaban en la tierra. De esta
manera la exudación y la evaporación producida por ellas favorecían
colateralmente a las plantas sembradas, a razón de configurarse un
microclima, o sea unas condiciones de asimilación energética
diferentes a las del clima circundante, más hostil. Eso era
básicamente lo mismo que planteaba Masanobu Fukuoka y no era
una invención de mi amigo, su fuente se hallaba en el modelo agrícola
practicado por la gente indoamericana desde siglos atrás. La
111
biodiversidad –que no se reduce únicamente a lo botánico- dentro de
la chagra garantiza la no aparición de plagas; algo que se resume en
la sentencia india “de la chagra comen la ardilla, el tucán, las loras y
la torcaza, porque ellos también tienen derecho a comer”. Lo
entiendo como la inauguración de un nuevo ecosistema o como la
transición entre lo puramente silvestre y la naturaleza intervenida por
el hombre, diseñada de tal forma que no implica una ruptura sino una
ósmosis. Hasta hoy día esta experiencia de forestación ha sido la más
exitosa en el humedal desde el año 2011; en adelante se realizarían
intervenciones extensivas de 300 y 400 árboles, apoyadas por una
amplia convocatoria comunitaria. En total se sembraron más de 1.500
individuos, de los cuales sobrevive apenas un 0.1%. Continuos
incendios y vandalizaciones impidieron que esos ejercicios
prosperaran, hecho que en su momento hice notar señalando que
semejante cantidad sería mucho más difícil de cuidar; pero la visión
extensiva suele terminar por imponerse. Aquí podríamos hacer uso
de los conceptos Homeostasis – Entropía, tomados de la biofísica. La
chagra alcanza un alto grado de fluidez energética impidiendo una
delimitación tajante en los límites agrícolas. La agricultura extensiva,
industrial y transgénica, en cambio, lo que pretende es una sobre
productividad que termina por extenuar los suelos. Lo primero es
homeostático, lo segundo entrópico. Sin embargo en nuestro caso
tenemos dos variantes sociales; los árboles, como se mencionaba, no
fueron solo víctimas de las fluctuaciones climáticas, sino también de
manos humanas que los arrancaron. ¿Puede nombrarse esto un
factor entrópico? Es decir, ¿puede un fenómeno cultural ser
nominado con un concepto biofísico? Por otro lado ¿qué fin tenía
tributarle pagamento, cantarle, hablarle a los árboles? Esta práctica
podría codificarse como una estrategia que pretende una
homeostasis cultural. ¿Lo logra, efectivamente? Esta es la acción más
clara de la Ritualidad como ejercicio pedagógico, significativo,
praxeológico ¿Para qué se le habla a un árbol? ¿Él realmente escucha,
lo percibe, de alguna manera, lo sabe y lo siente? ¿Qué significa y de
dónde proviene esa sugestión tan propia del Ritual? ¡Para qué sirve!
Esa misma tarde, finalizada la jornada, idas las personas paticipantes nos sentamos a
dialogar Lucas, Fabián, Cristian y Mi persona. Mi mente iba en un decurso conceptual muy
teórico; antes de despedirnos conversé un poco con las chicas de la Uniminuto –
estudiantes de Trabajo Social, a quienes expuse someramente el concepto Heterotopía, un
poco en cuanto al estrés existente con relación a los consumidores y el impasse social que
112
ellos configuraran. Habiéndonos despedido nos encontramos luego con Lucas y Fabián. Nos
sentamos en un lugar indiscriminado a la vera del camino y Lucas saca su ambil.
Transcursividad- 06.
Yo quisiera hablar de la ceremonia. De la otredad y el ánima. Nosotros no
somos una iglesia mística ni una escuela mística. Sabemos que las energías
negativa y positiva afectan. Pero nos interesa entenderlo para enseñar.
En este justo momento cruzaron por el camino tres o cuatro personas; tres de ellas
claramente Kunas, indígenas del Darién, y una mujer citadina, vestida de blanco y con un
banco en la mano. Los saludamos, algo sorprendidos y nos despedimos dándoles nuestros
buenos deseos. Me parece que la mujer es parte del grupo que se sienta con los Muiscas
de los eucaliptos. Idos ellos, nosotros continuamos nuestra conversación.
Transcursividad- 07.
Necesitamos caminar hacia la interculturalidad y construir una nueva
epísteme. Una en la que uno no se caricaturiza, sino que comprende la
forma en que nos constituye el pensamiento simbólico. Como a Quintín
Lame, el indio que aprendió de las aves del bosque y del arroyo. La
naturaleza enseña, pero nuestra cultura, nosotros mismos, estamos
confrontados con la naturaleza. Por nuestro confort. Y necesitamos esa
reconciliación. Bienestar. La misión de la educación no es transformar la
sociedad, sino al sujeto que transforma esa realidad, como dice Paulo
Freyre. Y lo hace desde los símbolos; ¿recuerdan lo que dijo el Jate Antonio
la noche de los faroles?; Nosotros somos semillas de tabaco creciendo en
el asfalto. Es preciso tomar asiento para sembrarse. Ir a la montaña. Yo
sentí el cambio desde que llegué de Boyacá. Me quería devolver para allá;
pero no podía. Por eso decidí quedarme en el humedal.
04/06/12
Posible deserción de proceso:
Recién vuelvo, ahora que estoy a punto de botar todo y hacer una pasantía de paso. No
tengo idea de cómo orientar el proceso de investigación; a ciencia cierta ni siquiera tengo
claro qué es una investigación. Mi retorno a la escritura (que a mi entendimiento es la
continuación concreta del estudio que- se supone – adelanto) coincide con el inicio dado a
un libro que da continuidad a una serie de autor que vengo siguiendo: Se trata del Arte de
Ensoñar. Reemprendo escritura porque me es ya inapelable el hecho de que la influencia
del autor ha ejerciendo una influencia patente en mí y esto a su vez impacta en el trasfondo
argumental e investigativo del estudio.
113
Tengo la impresión de que son dos campos incompatibles y que discurrir estas lecturas
mencionadas me ralentizara la producción académica: tengo por un lado la investigación
etnográfica, pedagógica, centrada en el lenguaje. Allí me pregunto por el lugar, papel o rol
que pueda haber tenido el lenguaje en el devenir del animal humano. Antropología. Por
otro lado tengo unas narrativas sobre el saber iniciático en las culturas mesoamericanas en
lo que ha dejado de ser etnografía para convertirse en franca literatura. Y me pregunto por
la Crisis Ambiental. Esto no tiene pies ni cabeza. No encuentro por dónde abrir puentes
epistémicos desde mi disciplina hacia la vida.
Mi vida personal, es decir mi vida de verdad, parece arrastrarme a le negligencia, como si
me fuese imposible armar mi castillo con otros naipes. Mi condición de voluntad y fuerza
de empuje, mi desatino controlado. Mi vida académica se ha visto afectada siempre por una
desastrosa pusilaminidad de entereza: me entrego, diría tomando las enseñanzas de Don
Juan. Se trata en fin del antiguo conócete a ti mismo; de los misterios gnósticos; de la
serenidad de Heidegger; del superhombre. Una curación del ser para hacer. No son mis
actos impecables es igual a decir he arado en las aguas. Podría arriesgar un pequeño
esquema, más o menos así:
Conocimiento de sí
Palabra
Acción discursiva
Actos
Ahí está contenido un poco el asunto que he discutido hasta ahora: sin embargo no estoy
tan seguro, por ejemplo, de que el concepto “conocimiento de sí” sea el más acertado, pues
precisamente en la base de este se hallaría el iniciatismo. Conocimiento de sí mismo debería
ser el origen de la acción discursiva; la afinación ética tendría que ver con lograr que el
movimiento en cascada de allí a la palabra y la acción sean coherentes en su totalidad
significativa.
Pienso en los arquetipos Syzigia tratados por Jung. Se trata de arquetipos duales o binarios,
referenciaciones de sentido que demandan una división cognitiva. Opuestos o
complementarios. Existen símbolos orientales que representan claramente esta dicotomía
subyacente a la realidad y los mitos lo han ilustrado con figuras de luz y sombra, criaturas
de la noche y el día. Pues bien a mí me parece haber hallado un ejemplo de esto en la
relación Movimiento – Reposo. Y de ser así creo que he hallado también el núcleo de mi
pedagogía, y esta sería nada menos que el Ritmo. Pero hay un abismo metodológico que
desconecta todo y no he encontrado cómo ensamblarlo.
114
06/06/12
Luz Ángela es una mujer de 35 años, pero con un corazón como de 20. Una mujer que irradia
belleza con el nimbo que la envuelve. Era en otro tiempo pareja de Camilo y su llegada al
humedal ocurrió junto y a causa de él. Vive con su hijo de 16 años, es licenciada en
educación para la infancia de la Universidad Distrital y su enfoque ha estado puesto en la
siembra. En algún momento ella trabajó con el Club Hijos del Sol, iniciado por Camilo y
continuado por un servidor. El trabajo coordinado por su mano fue lo que nosotros
denominamos “la Chagra de Mujeres”; una huerta con forma de corazón en el que junto a
las chicas del Colegio Claretiano y del Club Juvenil se sembraron flores, aromáticas y por
supuesto Tabaco. Ese tabaco llegó a ser grande y su cosecha próspera.
La ruptura con Camilo ha ocasionado varias interferencias. Actualmente Luz se halla ́ fuera´,
pues la determinación que ellos, juntos, habían tomado sobre separar la relación del
trabajo, no funcionó. Discutieron duramente y ella decidió dejar de asistir por salud
emocional. Siendo que es la única mujer en el grupo base, Ángela ha jugado un papel
atemperador de los caracteres nuestros, que tal y como señaló ella una vez, tienen en
común la volatilidad. No estando ella presente se percibe un desbalance, o eso al menos
creo yo.
10/06/12
Domingo
He llegado hace unos diez minutos. Se encuentran aquí solamente una chica y su padre,
más dos muchachos. Me informan que Camilo aseguró que vendría. No hay noticias de
Lucas ni David. Qué desarticulado se siente el parche. Me encuentro con dos balsas de
guadua totalmente armadas, ubicadas en la puerta y la puerta misma que ha sido reparada:
se ha estado trabajando. También se trasplantó el Tabaco de la chagra nueva al centro y
según una charla que sostuve con Cristian ya entraron al agua. Mientras converso con Don
José y Don Roberto, dos veteranos de CorpoNeuta. Nosotros llegamos cuando habían hecho
la avenida, comentan, berriamos e hicimos quitar todo. Todos los árboles altos fueron
sembrados por nosotros. Pero ellos luego se volvieron Cabildo Verde, recogieron y se
fueron.
14/06/12
Jueves
Realicé una mínima actividad en internet: escribí “¿qué pasó con todas las personas que
dijeron ser incondicionales con el humedal?”, algo medio patético. Me respondieron Camilo
Mahecha, Camila Rodríguez, Cristian Bocanegra y recibo un mensaje de Luz. Camilo
comenta la publicación con un: “Me gustaría saber quién es usted”. Luz me responde con
muy buena energía y los muchachos también. Por otro lado he hablado con Juan Camilo
Díaz, de Plataforma Juvenil, y lo convoqué para que nos pegáramos una sentada seria con
el fin de propender por una articulación de procesos. También acordé un encuentro con
115
David, tenemos pendiente una conversación sobre ensueño y chamanismo. No he tenido
noticias de Lucas. Dora me dice que quienes estamos realmente somos ella, camilo y yo, su
perspectiva del grupo base es completamente distinto.
17/06/12
Sentada con ñeritos
Llegué a las 10:15 am, nadie se encontraba en el lugar más que el celador de la CAR y el del
parqueadero. Pregunté si había venido alguien y el señor García me dijo que en efecto
habían venido como 10 muchachos, pero se habían ido al no encontrar a nadie. Intento
llamar a Mahecha, pensando que tal vez fuese él quien liderara el grupo, pero no me
contesta. Entonces veo a Cristian Bocanegra que acaba de llegar y luego de preguntar
también se dirige hacia donde yo estoy. Don García comenta que los muchachos habían
llamado a Camilo y que él les dijo que no había nada porque él estaba de viaje (supongo
que en Villeta) de modo que las actividades se aplazarían hasta la próxima semana.
Decidimos ir con Cristian a caminar hasta el fondo; en el camino vamos charlando sobre
cosas que nos topamos; el espejo de agua, los árboles, etc. Cristian me habla de sus cosas
personales. El trato entre nosotros es de camaradas, con confianza, pero muy diferente de
la que existe entre él y Camilo. La diferencia podría deberse a las prácticas discursivas que
cada uno maneja. Cristian, pese al tiempo ya de conocernos, nos referencia como guías del
proceso, esto sumado a su propia conciencia como continuador del mismo. Camilo es el
primer referente de cualquier persona que llega al humedal; el primero por quien se
pregunta si se viene de visita.
Llegamos hasta la parte alta de la zona muerta. Un chirri nos pregunta, con gestos a lo lejos,
que si tenemos vareta. Yo niego. Allí justo con encontramos con un par de ñeritos que ocho
días antes estaban sacando tierra para sembrar ganjah. Ellos en realidad son viejos
conocidos nuestros: se trata de un par de hermanos que nos contactaron en una jornada
de antorchas y faroles, entonces, con una situación bastante difícil de logística. Su petición
de ayudarles a sembrar la planta prohibida nos cayó de pleno. Angélica y Marisol, pasantes
de la UDEC por aquellos días nos ayudaron a realizar el taller: luego preparamos una comida
comunitaria y hablamos sobre este y otros muchos temas. Desde entonces nos saludamos
con ellos, pero nunca llegaron a formar parte real del proceso.
Cristian cruza charla con ellos. ¿Qué van a hacer? Preguntamos nosotros y ellos, como quien
comenta una obviedad, responden “Vamos a pegarlo”. Nosotros seguimos un poco más y
al volver los encontramos sentados bajo los eucaliptos, así que los acompañamos mientras
lo pegan. Yo miro unos arbolitos sembrados por allí hace tiempo, mientras Cristian les
conversa. Cuando me incorporo están hablando de los barrios y las peleas.
- ¿Y su hermano?- pregunta Cristian.
Olvidaba mencionar que si bien en aquella ocasión de la siembra se trataba de los dos
hermanos y una chica, amiga suya, ahora solo estaba el menor de ellos, junto con otro
joven. La ausencia del hermano mayor nos desconcierta y por eso Cristian pregunta.
- Sigue en el hospital- es la respuesta.
116
- ¿Cómo?
- Sí, es que le dieron unas puñaladas en la espalda, le llegaron al pulmón y todo.
- ¿En dónde pasó eso?
- Allí en Zapan, los de Ducales. Se pasan a robar al barrio en gallada y lo cogieron
cortico a él. Eso yo tuviera mi juete los jumaba, lo que hay es que jumarlos a todos.
Se refiere a que necesita un arma de fuego para darles muerte. Cristian trae a colación un
caso similar ocurrido en Cien Familias, donde jóvenes del barrio la Florida atacaron a
jóvenes de “esta margen” del territorio. El resultado fueron ocho apuñalados en brazos y
piernas.
- Luego mi socio cogió a uno de los chinos a bailaos y le partió un brazo.
- No, eso no sirve- dice el menor de los hermanos- al que le rompe a uno el cuero toca
es darle lámina. Yo me los jumo; dejar culebras vivas es un peligro, así uno pague
cana, qué importa, cuando uno salga sale tranquilo. En mi barrio uno se paraba duro,
rata con rata. Pero aquí son como 12 y son puros chinitos que apenas están cogiendo
alas y se creen los malos. Por eso toca juetiarlos, pa que sepan que con eso no se
juega.
- ¿A lo bien usted piensa en darles piso?- pregunto yo.
- ¿Sabe qué? A mí me han apuntado con cañón aquí y en Ciudad Bolívar, pero usted
lo que mira es a los ojos al socio y en los ojos se le ve si lo va a pegar o no.
Fumamos el porro mientras hablamos, la pata se va acabando y yo aprovecho para, viendo
lo que se ha dado en acontecer, ofrecer un tabaco.
- Uy ese tabaquito está rechimba- dice el otro fulanito.
Y lo enciendo y lo roto. Cristian hace gala de algunos movimientos que puedo adjetivar
como “pases” y cuando me recibe el tabaco me dice “Chogui”. El elemento discursivo lo
distingue de inmediato como parte de una sociedad de discurso en formación. El menor de
los hermanos toma el tabaco muy brevemente, pero lo deja, señalando que le ha destapado
las cavidades nasales. El otro pelado fuma con más gusto y entonces yo pregunto:
- ¿Cuándo se van a sentar con nosotros?
- ¿Sentar? ¿Cómo así sentar?- responde el hermano menor.
- Ajá- apruebo yo- Qué bueno que pregunta eso, porque precisamente esa era la
intención.
- Pues sí porque usted dice sentarse, pero yo aquí estoy sentado y qué, lo que usted
me propone es otra cosa.
Dejo pasar unos segundos y al cabo les pregunto;
- ¿Ustedes han intentado sentir el espíritu de un animal?
El otro ñerito dice que le gustan los animales y cuenta una anécdota de televisión sobre
leones que pelean y se matan. El tema de la violencia y la bravura es permanente. Mientras
hablamos he notado que el ñerito mira de soslayo mi mochila y caigo en cuenta que en su
lugar no existen posesiones: están ambos en pantaloneta y tenis, camiseta y gorra, sin
bañar. Así que preveo un retaque de plata al despedirnos. En este momento cuando el
asunto empieza a cambiar de matiz Cristian ofrece alimento para el mambe: un elemento
117
discursivo inesperado que los ñeritos reciben de muy buen ánimo. Yo hablo de la medicina
chamánica y de las plantas de poder: tabaco, yerba. Les digo que para hacer eso posible es
necesario para el chamán “Sentarse” y volar, convirtiéndose en un animal cuyos poderes le
permiten curar. Cristian menciona los pictogramas y trae a colación a los muiscas y su
territorialidad; mencionamos que los guaches eran los guerreros chibchas, lo que
impresiona fuertemente a los jóvenes. Acabado el tabaco y la pera, ellos se levantan y se
despiden con la mejor atención. Al contrario de lo que pensé no nos piden plata, solo se
van.
Es interesante cómo el humedal nos ha servido de asidero para hacer frente a los relatos
que ellos nos entregaban. Es como un foco de pensamiento; las selvas, el agua y al
naturaleza figuran como fuerzas que contrastan con la atorrante realidad de nuestros
contextos barriales. Nos quedamos sentados planteándonos con seriedad el impasse en
que se halla el proceso; le hablo un poco de todo para nivelar expectativas y quedamos de
vernos el martes 19 en le UD. Cuando volvemos hacia las chagras recordamos que entre las
historias relatadas por los ñeritos estuvo una en la que ellos mismos eran asaltados por los
fumadores de bazuco que se ubican en la curva, el punto ciego en donde acostumbran
pernoctar dentro del humedal. “Tocó parase a lata” dijeron. Yo vuelvo a hablarle a Cristian
del concepto Heterotopía y de cómo este y sus prácticas contraculturales gestan una
diferencia política, cuando de pronto nos vemos caminando por un corredor de
consumidores que nos salen al paso: dejo de hablar y procuro desplegar mi fuerza con
confianza. La quinesis es lo único que queda para echar mano en estas circunstancias: por
primera vez desde que estoy allí, siento la amenaza latente de ser robado. Un amague en
falso, una dubitación respecto a cómo dar el paso son errores puntuales. Como de
costumbre les camino cerca, sin miedo y procurando despejar la noción de que puedan ser
una amenaza para nosotros. Siento en Cristian una vaga inseguridad. De pronto dice “uy,
qué frío que está haciendo” y otros comentarios similares. Creo que es una treta de su tonal
para no permitirle manifestarse al miedo, como que se hace el loco para evitar pensar
concretamente en lo que se nos viene. Es un tramo como de 15 metros en el cual nos hacen
callejón unos 20 lumpen. Salimos indemnes, pero la alarma está encendida, hemos perdido
el territorio.
23/06/12
Sábado
Llego como a las 11:30. Me veo con Camila. Me comenta que le gusta el trabajo social,
mientras revisamos los árboles sembrados hace ya semanas. Me cuenta que en diciembre
estuvo con la familia de ella regalando tamales en la L. Dice que hay gente que no está ahí
solo por excreción social, sino que cada persona tiene una historia. Luego vamos hasta
donde están los demás y me encuentro a Camilo con Daisy, junto a Javier, Nelson tres manes
de la Cruz Roja y sus esposas. Tienen la balsa de guadua que vi días antes metida en el agua.
118
Han entrado para limpiar y abrir el espejo de agua. Una idea que veníamos cocinando de
mucho tiempo atrás; delicada, por las implicaciones técnicas que involucran y por el riesgo
de impacto que nosotros mismos podríamos generar. Alguna vez un ingeniero ambiental
me recomendó hacer un muestreo de diez metros cuadrados, verificar las especies nativas
dominantes y dependiendo del porcentaje de estas con relación a las foráneas, extraer
aquellas cuya presencia pudiese calificarse de invasiva. Otrora yo coordiné un actividad
similar, pero el espacio elegido- a causa de los criterios técnicos que menciono- fue cerca
de la caseta, en donde el pasto Kikuyo afectaba claramente el cuerpo de agua,
terrificándolo. El trabajo fue pesado, pero con el tiempo brotaron especies nativas que le
cogieron ventaja al pasto, como junco y botoncillo.
El trabajo no es menos pesado ahora; pero lo que se corta es la Lengua de vaca –nativa- y
se jala con un trinche, luego en la orilla se acomoda con picas y azadones para que alguien
la transporte hasta unos túmulos que se pretende formen eventualmente turbas y
composteras. La balsa es de gran ayuda.
25/06/12
Camilo me ha invitado a charlar un rato en el humedal. Quiere que yo converse con Eduardo
Wilches, compañero de Ciencias Sociales que le va ayudar con la fundamentación teórica
de su tesis. Al llegar nos sentamos junto a las huertas. También está Camilo Mahecha.
Empezamos hablando de interculturalidad.
Transcursividad- 08.
Este humedal es un espacio que permite a cualquier persona participar,
que permite lograr el entendimiento: asiste el niño, el mayor, el joven. La
interculturalidad funcional colabora con el mercado global. Pero la
interculturalidad crítica debe alimentar es las relaciones inter epistémicas.
La validez enunciativa, epistemológicamente hablando. La convocatoria es
clave y la memoria también. ¿Qué se espera? Coherencia entre hechos y
palabras. Aprendizaje, autonomía. El primer proceso de resignificación es
la palabra. Es preciso romper las estructuras del lenguaje. De alguna
manera es que el fantasma del tiempo te llama a reflexionar y a poner en
juego el diálogo de saberes ¿qué saberes? Tenemos un diagnóstico; hemos
estado haciendo educación popular. Es el criterio para encaminar el saber,
para compartirlo. Mambeo y Minga: usamos la celebración y el ritual.
Mientras estamos allí alguien toma unas fotos y nos reímos bastante. Les cuento de nuestro
episodio con Cristian y de cómo el sitio era ocupado por múltiples actores, entre ellos la
predominancia no era precisamente nuestra y ni si quiera de las autoridades. Camilo
menciona que ahí es cuando hay que pensar en la convocatoria. ¿Cómo enganchar?
Pregunta. Echando mano de las prácticas de siembra de la gente. Las señoras, los señores,
a ellos les gusta tener su jardinsito y cuidarlo, sobre todo a la gente venida del campo. Hay
119
que hacer una identificación investigativa. Con la gente en la calle, el parque. Hay que lograr
la destrucción de prejuicios e imaginarios frente a discursos y prácticas que han sido
invisibilizadas por prototipos. Camilo dice que mostrará Luz Ángela que puede. Yo no creo
que ella crea lo contrario. ¡Cómo aparece ineludiblemente el individuo! Los niveles de
relación social lo han cambiado a uno: sostenemos conflictos de relación en torno a la
construcción de nuestra identidad.
Transcursividad- 09.
El aula es una noción, una idea, y depende de la significación que hagamos
de ella. De cómo tendamos puentes entre nuestras prácticas pedagógicas
y nuestras relaciones epistemológicas. Experiencias de IAP en contextos
urbanos, con conflictos ambientales connotados, que generalmente son
también territorios de miedo.
30/06/12
Domingo
Hemos hecho un poco de todo. Poda y plateos, sembramos unos yakones y unas quinuas y,
por supuesto, limpiamos el espejo. Finalizado el trabajo nos sentamos Camilo, David,
Mahecha y mi persona. Retomamos el tema de las convocatorias. Hablamos de nuestro
proceso y la creación de red con otros procesos municipales. Camilo Mahecha expone su
experiencia en el comité ambiental del 29/06. Dice que existen conflictos institucionales
que remiten a conflictos inter personales, líos de plata y favores. Sin embargo se hicieron
contactos; la contralora ofreció unos talleres de formación para humedales. La gente del
comité ambiental ciudadano se sentó con la CAR, se ofrecieron examinar el plan de manejo.
Camilo interviene. Al parecer el mencionado comité llevó a cabo una actividad en el
humedal sin haber consultado con nosotros. Es al menos lo que percibo de la explicación
de Camilo. Ellos saben del proyecto de CorpoNeuta, saben que nosotros estamos aquí
¿entonces por qué nos pasan por encima? Nosotros nos hemos sumado al plan de manejo:
soy un actor social que está ejerciendo el derecho de trabajo y apropiación. Hablo del Aula
intercultural como punto de referencia y encuentro, más que como nombre que nos
representa. Las instituciones esperan que nos convirtamos en una corporación; no les basta
con que hayamos hecho todo lo que hemos hecho: un NIT y unos papeles son para ellos
más reales. Yo me senté con la Junta de acción comunal, dice Camilo. Les dije nosotros no
somos CorpoNeuta ni Cabildo verde. Nosotros nos hemos levantado es a punta de trabajo
con la comunidad; si ustedes quieren intervenir nosotros los recibimos. Pero el humedal no
es del barrio ni lo administra su junta. Nuestra base histórica, CorpoNeuta ya no está aquí.
Hay gente que dice que trabaja aquí, comenta David, y no es cierto. Gente de la Marcha
Patriótica. Entonces les dije, retoma Camilo, que trabajemos hacia la recuperación del
patrimonio ambiental. Pero no vamos a permitir que nos desarticulen. Ese es un trabajo de
consumo de los actores sociales que no nos interesa.
120
04/07/12
Estado del proceso.
Todo el tiempo de crisis que vivimos entre principios de junio y la presente fecha empieza
a tomar carácter de regeneración: he usado constantemente la imagen de una planta que
reverdece luego de sufrir daños para ilustrar a los demás mi percepción. La máxima
planteada por Lucas según la cual la crisis es una condición natural de los procesos sociales,
se ha cumplido. Desde la ruptura entre Camilo y Luz la consistencia del proceso se vio
truncada y hubo un verdadero retroceso. Y de repente la balsa y la limpieza del espejo; la
convocatoria se reactiva y las cosas se reacomodan. Se pone de manifiesto la fuerza de
Camilo, la potencia de su energía: esto mezclado con una violencia que despliega en sus
palabras, en su actitud soberbia, en una especie de rabia que lo ahoga.
04/07/12
Sentada chagra UD.
He llegado a la universidad a mediodía con el fin de encontrarme con los muchachos de las
chagras. Afortunadamente el primero con quien doy es Junior, amigo de hace tiempo. Luego
llegan Daniel y Santos y finalmente James, Rochi y Katherine. Acomodados en círculo
empezamos conversar. Nos interesa sobre todo abordar el nodo de la organización
comunitaria. En la visión, por ejemplo, de Carlos, pretender dirigir movimientos sociales con
perspectivas políticas es una insensatez. Un desgaste inútil. Sé de Junior, por trabajos que
hemos realizado juntos en otras oportunidades, que es partidario del trabajo de base con
comunidades. De la organizatividad social con fines de injerencia territorial. Yo planteo que
dentro del trabajo de base suelen aparecer unos núcleos de coordinación que es
generalmente la gente más comprometida durante los procesos, y que al interior de estos
existe una palabra que les cohesiona, unos acuerdos, pero además cada individuo posee
una energía particular, que es preciso identificar a fin de que estos núcleos funciones de
manera más efectiva. ¿Cuáles son nuestras energías? Pregunto. En el argot popular suele
abordarse el concepto “energía” como un equivalente de fuerzas sobrenaturales, de modo
que para ser más específico digo; ¿cómo significan esas energías en colectivo? Es decir
traslado la connotación de la palabra desde la física y la metafísica a la semántica. Más claro;
empiezo a conceptuar la acción de significar como un hecho copulativo análogo a la fuerza
ejercida por una manifestación energética (solar, eólica, hídrica, lumínica) sobre un cuerpo.
Aquí hay circunstancias, dice Junior;
Transcursividad- 10.
La gente todavía no ha interiorizado. Se trabaja como en el arrebato, en la
acción inmediata y no en un placito más largo, porque la labor colectiva es
como la tierrita, parce, que hay que trabajarla para que al poner allí la
semilla tú recojas los frutos; hay que hacerla crecer. Ese es el ejercicio de
la agricultura. Tú ves esas mazorcas o ves un bananito y crees que la
naturaleza los hizo así, que esa es su condición silvestre, pero esa fruta
121
nutrida es resultado del proceso que el hombre ha tenido con su relación
agrícola en torno a la tierra.
Yo le pregunto a los muchachos, dije a mi vez, ¿cuál es su mochila? ¿Cuál es su silla? Junior
saca un frasquito en el que carga su rape. Es un tabaco oscurito, bien cernido; tiene un
soplador y nos lo ofrece diciendo “hermanito pues yo les tengo aquí una medicina, que
preparamos con mi hermano. Está hecho con ají de ese amazónico y con yarumito”. En
seguida nos empieza a brindar uno por uno. Es un ritual muy bonito e improvisado, que solo
se basa en la intuición y en una presteza de bienestar mutuo. En ese momento entonces
arriesgo mi palabra y convoco: No registro mis palabras. Igual acceden. Empiezo a hablar
sobre el humedal, sus plantas nativas, el espejo de agua, el problema de las gentes que lo
afectan. Alguno comenta que es necesario restringirles el ingreso a los consumidores,
incluso a los perros y animales que lo afectan. Mejor dicho el intento los ha convencido, o
el humedal, no sé. Pero ahora están hablando de invitar a más parche, para minguear con
toda. Qué bien. Hablamos de trabajo en red: dicen que, para echar a andar esos camellos
es importante una configuración legal, por cosa de demandas y demás. Me piden relatar mi
experiencia; entonces yo saco ganjah de mi propia siembra, la cosechita que me acaba de
salir, fresquesita y olorosa. Unas flores pintadas de morado. Es orgánica, digo. Y con el vaho
por testigo les cuento lo que recuerdo a vuelo de pájaro y me voy. Quedó este trabajo
hecho.
06/07/12
Frente al espejo
Tenemos es que sentarnos- Luz.
Yerake – yetarake – Rafue
Hablar con el corazón.
Al llegar, ellos me esperan mirando la chagra. Caminamos hasta la orilla del Thyhyki. Lucas
ofrece de su ganjah curada y al disponernos a abrir la palabra llegan diego y Javier, de los
jóvenes nuevos. Diego nos presenta un pasquín elaborado por él, llamado “La vista gorda”.
Siento obstaculizado el mambeo en el propósito que teníamos. Luego de charlar un rato allí
decidimos caminar hacia los eucaliptos; los muchachos permanecen a una distancia
prudente, como si no fuesen del todo parte del círculo. Viendo así las cosas menciono mi
pretensión de reunirnos con los otros movimientos culturales del municipio y el objetivo
que nos hemos puesto acerca del aula. Pregunto sobre su disposición para participar y las
respuestas son vagas. Caminamos hasta la zona muerta y echamos una mirada panorámica,
luego nos devolvemos y tomamos asiento en medio de los eucalos; allí Lucas ofrenda ambil.
Yo me acerco a los juncales mientras todos están en silencio. Mi proximidad con el humedal
pretende significar una relación de confianza. Nuevamente al sentarnos los muchachos
122
permanecen en la distancia. Tocamos el tema de Camilo abiertamente. Lucas expone lo
suyo y yo interrogo sobre qué dirección tomar. La respuesta de Luz es concluyente. Convoca
a Camilo a un Mambeo. Yo quedo responsable de coordinarlo.
07/07/12
Minga
Esperamos una asistencia grande, pues he convocado a la gente de las chagras de la distri.
En la mañana nos presentamos Nelson, Cristian, Diego, Javier, Camilo, David Ricardo y yo.
Nos dedicamos a poner estivas para las cercas, un trabajo engorroso y poco ameno; de mi
parte siento indisposición con Camilo. Me molesta su prepotencia, en verdad no puedo
creer que no sea capaz de aceptar sus errores, sigue igual de violento. Yo me mantengo
tranquilo. Me llama Ingrid y me dice que está perdida, voy por ella en bicicleta y la recojo.
Al regresar ya están allí Ángela, Daniel, James Luisa y su hermanito. La energía se
recompone, nos ponemos muy felices y nos damos a la tarea de acabar el cierre de las
cercas.
Interactuamos en términos del trabajo común y el liderazgo proviene de la claridad respecto
al mismo. Una malla tiene un hueco enorme que yo decido remendar, lo cual nos acarrea
un tiempo largo; colocamos dos estivas y las reforzamos con alambre. Desbaratamos un
cerco de ramas que los vecinos improvisaron y los utilizamos para la ronda del agua. Se
podan los espinos para obstaculizar el paso por encima. Mientras trabajamos los vecinos
nos ven de lejos, algunos temerosos, otros felicitándonos: las dos comunidades antípodas
manifiestan su sorpresa ante la labor que realizamos. La comunidad vecinal se expresa en
términos de agradecimiento por cerrarle el paso a los “viciosos”.
Como siempre los habitantes del barrio ven el humedal como un metedero de delincuentes.
Ni de cerca su reflexión pasa por lo ambiental. Por su parte los consumidores notan que la
ruta de acceso les ha sido restringida y se ven obligados a seguir su camino. A la altura de
la curva, que es donde pernoctan comúnmente, el paso se siente tenso; han percibido
nuestra acción significativa como una irrupción a la de ellos. En un momento dado Nelson
y Diego me dicen que se van y yo les digo ¿no van a trabajar en el espejo? Pues nosotros
pensamos que lo íbamos a hacer temprano. Yo decido dividir el grupo y me llevo una parte,
mientras camilo se queda con los demás arreglando una cerca. Cuando llegamos al punto
las exclamaciones se hicieron sentir: nuestro ánimo al destapar la balsa crece y tras alzarla
y echarla en el agua, ya nos sentimos en nuestra salsa.
La relación con los muchachos de la chagra es fluida y amable: Después de un rato llega
Junior, que trae herramienta, guarapo, semilla y plántulas. Junior ha sido siempre mi
vínculo clave dentro de este grupo, además de mi maestro de siembra. Así se lo hago saber
a Cristian y a Camilo Mahecha. Me acerco a Junior y Daniel comentándoles que quizá la
materia orgánica que tenemos les pueda servir. En la sentada que tuvimos en la universidad
se mencionó que la falta de tierra y algunos errores en el compostaje impedían trabajar las
123
chagras al ritmo y el nivel que sería posible. Ellos deciden comprar una panela y preparar
melaza; luego la vierten sobre la materia orgánica que ya empieza a descomponerse a orillas
del agua. Mientras Ángela, Luisa y su hermano balsean de lo lindo. La gente está contenta.
El método de limpieza se ha venido optimizando con la misma experiencia; ya no halamos
la balsa con una cuerda ni metemos la materia vegetal en una llanta. Hemos aprendido a
empujar como bogas la balsa por el espacio despejado*.
*Aisthesis- IV, 06.
Es una verdadera delicia sentirse deslizar sobre el agua. Es una fluidez
a la que no estamos acostumbrados como citadinos de clase media
popular. Sobre todo citadinos de Bogotá, una metrópoli aislada y
ciega. La hostilidad que puede percibirse en ciudades como Cali,
Barranquilla y en equivalencia Soacha, constriñe al sujeto biológico y
al sujeto cultural por ende, abriendo las distancias entre lo artificial y
lo natural de una manera casi ominosa; la imagen que tengo de niño
al ver el río Bogotá es la de una criatura muerta, que se mueve a pesar
de sí misma. El olor era insoportable y a las claras se notaba que nadie
hacía nada por ponerle un remedio: era una verdad sumamente
evidente para un niño de 8 o 9 años. Pero con eso conviven también
en mis memorias de niñez los teatros, parques y avenidas del centro
de Bogotá, abundantes en una indigencia sórdida que tiene su peor
momento para mí con un viaje realizado a la pintoresca Monserrate,
cuyo camino estaba ocupado a senda cerrada por mendicantes
mutilados y peregrinos. Una sociedad que trataba a su naturaleza
humana y biótica como abundante desperdicio. Es en este lugar de la
alteridad que nosotros, en ese justo lugar y momento, estábamos
haciendo una heteropía crítica. Estábamos dados a la tarea de
desencarnar todo un aparataje de signos, discursos, hábitos y rituales
en este ejercicio dialéctico de encontrarse con el medio vivo, el
pedacito de biósfera que aún nos queda cerca, que nos convoca en
torno suyo. Haber logrado por un tiempo sostenido la autonomía
prácticamente total de nuestro proceso pedagógico, fue un
empoderamiento radical. Intervinimos la cerca y otros espacios
comunes en los que se desarrollaban procesos de anomia y consumo,
ganando así la anuencia de la gente. Se desbarataban “cambuches”
de entre los juncales y se intervenía el espejo, que era más vistoso y
por eso fue un poco la vitrina después. Pero detrás estaba el trabajo
de chagras y de convocatoria, es decir, ese aprendizaje no visible que
sostiene todo de fondo, como las raíces de un árbol. La tensión
directa con los consumidores, que son sin duda la razón que más
alimenta el imaginario de barbarie con relación a los humedales, nos
124
encaraba además con los propios problemas no resueltos por el
sistema económico y social. Nosotros que también crecimos en la
periferia y en la anomia, que en una perspectiva de élites seríamos
tan dignos de desprecio como cualquier delincuente a razón de los
estigmas propagados por medios y confirmados por la experiencia
cotidiana. Pero lo que valdría reconocer aquí es que en un contexto
de lumpenización racional, fruto de la asonada tecnócrata sobre
ecosistemas y poblaciones en busca de recursos, es posible la
emergencia de contra-relatos que de manera crítica ponen en
suspenso los discursos dominantes –anomia- y movilizan unas
prácticas significativas no hegemónicas –heteropía- con base en un
diálogo de saberes pedagógico.
El trabajo en el agua anima a todos: se turnan para balsear. Siendo ya tardesito Ingrid y
David Ricardo se encargan del almuerzo. En un momento dado Cristian me anima a entrar
al agua de cuerpo entero, es con él con quien he adquirido experiencia en el manejo de la
balsa. Luego de un rato de duda me decido y voy allá; me sumerjo.
30/07/12
Encuentro con Mario de Tropa Andina.
He llegado a casa de Mario a eso de las 5:00 pm. Me abre él mismo y me hace seguir a su
sala. Luego de tomar asiento le hago entender que estoy al tanto de lo ocurrido y que vengo
para esclarecer lo que ha pasado. “Porque yo sé quién es Camilo y quiénes son ustedes”. Él,
con una madurez evidente para sus 17 años, me dice; Bueno en realidad yo soy el menos
afectado en todo esto. Ellos sí se molestaron mucho, pero yo creo que eso no es más que
naturaleza humana y mucha falta de orden con la madre. Nosotros con el profesor Andrés
teníamos Tyhykíes para sembrar; pagamos carro para traerlos, porque inclusive los
teníamos fuera de la ciudad trabajándolos desde hace mucho tiempo. Cada uno tenía el
suyo desde esqueje. Nos encontramos con la señora Dora, tan amable como siempre y le
preguntamos cuál podría ser el sitio adecuado para plantarlos. Ella dijo que detrás de la
caseta, así que nosotros lo hicimos allí. Pero no pretendíamos dañar el proceso, como
Camilo decía. Esos árboles son de limpieza, algo que se necesita, y más en un lugar tan
atacado. Camilo de verdad no llegó con la mejor actitud. ¿Quiénes eran ustedes? Estábamos
Maicol, Edwin, Viviana, el profesor Andrés y yo. ¿Quién es ese profesor? Yo nunca lo he
conocido. Andrés es un profesor nuestro. Él ya ha asistido al humedal muchas otras veces,
es una persona que sabe. Y como le digo, nuestra intención no era dañar, sino al contrario.
Nosotros antes estábamos era construyendo. Y yo sé que Camilo también sabe, y por eso
mismo; si sabe del poder de esos árboles ¿por qué hacía eso? En lugar de agradecernos. Él
plantó esa pedagogía de que él está al mando; ese día nos dimos cuenta de por qué se había
ido tanta gente del humedal. Fueron 10 árboles completamente sembrados que nos hizo
arrancar, obviamente después de eso para una planta es muy difícil recuperarse, sobre todo
125
si no se le tiene el cuidado pertinente. Ahora ya no podremos dispensarles el cariño que
necesitan. Nos sentimos exiliados. Pero de la desilusión no pasa. Fue en verdad un trabajo
fuerte, no fue llegar y ponerlos, como para ese recibimiento tan hostil.
De todas formas, Oskar, siempre habrá carácter de pensamiento hacia el humedal, porque
es un lugar que nos ha dado mucho. Esos árboles eran nuestro agradecimiento. Las plantas
tienen sensibilidad. En el orden de la madre tierra no hay orden. Y nos fue negada la
herramienta.
Mambeo*
*Aisthesis IV-07
Este fue un evento central de nuestro proceso. Aquí se partió en dos
la historia que corría hasta entonces; inclusive la base convocada ya
no era la misma. En este momento ya se habían incorporado
activamente varios de los jóvenes convocados por Cristian Bocanegra
y en cambio se ausentaron casi todos los del Club Juvenil. La asistencia
de Lucas se dio sostenida hasta bien avanzado el trabajo allí y Luz,
aunque participó alguna vez de la limpieza del espejo, en realidad se
hallaba fuera tiempo atrás. El sentadero se desconfiguró y en
adelante el círculo lo convocamos ya solo unos pocos, que habíamos
quedado prendados de las conversaciones sobre chamanismo y
plantas, sobre antropología y pedagogía libertaria. Llamamos a ese
espacio de encuentro “Cátedra Brujeril”, compartimos unas lecturas
y realizamos algunas salidas de campo. Algo totalmente opuesto a lo
que se veía venir en el humedal; un trabajo social de movimiento y de
tejido en red. Lo más importante de este Mambeo es que quizá, en
medio de todo nuestro Encarnamiento Político, es el evento que con
más pertinencia merece ser llamado Mambeadero o Mambeo; el
motivo que convocaba era un conflicto de palabra –de significación,
diría yo mismo en aquel tiempo- entre dos sujetos, dos actores, dos
individuos. Reitero de esta manera porque es allí donde tiene un fin y
un fundamento el evento tradicional del mambeadero. La extensa
exploración que habíamos realizado con la palabra que Lucas traía de
la selva, más el estudio del taoísmo agrícola de Fukuoka y los relatos
de Castaneda y la misma palabra Nasa y Muisca que se nos había
acercado, nos habían dicho claramente que la palabra es el hecho
máximo de ética en una cultura. Llamar a un Mambeadero es citar la
palabra al orden, pero (y cito a Mario) “en el orden de la madre no
hay orden” y aquí no había autoridades, juramentos ni jueces, así
como tampoco había sido una mesa evaluativa curricular. Lo que
habíamos logrado era decodificar los prototipos de socialización
poniendo en crisis los regímenes políticos (1997, pág. 65) encarnados
126
en nuestra corporeidad; nos recodificamos en la ritualidad porque en
la traslación gnoseológica que pusimos en práctica habían no pocos
eclecticismos, contradicciones y mistificaciones, y el Ritual tiene
como sello intrínseco la transfiguración del sentido, la suspensión de
las convenciones de significado. Allí el tabaco se convirtió en El
Tabaco, un objeto discursivo que servía de núcleo que imantaba las
enunciaciones. En el repertorio del Ritual aparecen las Herramientas,
plantas procesadas que sirven como libación durante el evento,
aparecen el Relato, la Poética y el Canto, como fue en esta ocasión.
Se tiene por costumbre en las Malokas del Amazonas acompañar el
amargor del ambil y la seca coca con cagüana, un jarabe de yuca. En
nuestras sentadas se compartía comida también, tanto más prosaica.
En suma, este teatro que nos construimos en torno fue la maquinita
que permitió andar lo que anduvimos. Pero el uso de herramientas o
el hecho de estar sentados o no, podría ser prescindible para nuestra
ceremonialidad profana; porque lo que definitivamente da su
carácter a un Mambeo, lo verdaderamente imprescindible, es que su
imperativo innato es la palabra de paz. Este fue el primer evento
comunicativo que intenté analizar como tal, puse en práctica un
diseño de rejilla que me ayudó a identificar los segmentos que
componen el evento y los entrecruces ocurridos en su interior.
Resulta ser extremadamente práctico y entendiéndolo como
codificador narratológico, basta con ubicar los conectores
pertinentes para que su lectura, hecha de arriba hacia abajo y de
izquierda a derecha, resulte plenamente esclarecedora.
Cuadro 3
Evento Espacio Objeto Actos Actividades
Acontecimientos
Tiempo Actores
Espacio En el Humedal, frente al
espejo de agua, cerca
al floripondio.
Se ha convocad
o para llamar a Camilo a serenar
su palabra
de guerra
Desde su postura de
asiento cada
persona brinda una acción de
significado.
Nos quedamos viendo el
horizonte, las aves que
pasan en bandadas, el
agua y la vegetación.
Las montañas a
lo lejos.
Como estamos en un lugar público, se
acercan unas mujeres
mayores que vienen untando los árboles con
aceites y esencias. Nos
bendicen y siguen su camino.
Pese a que permanecemos allí por
tanto tiempo en
ningún momento
somos molestados
.
Se está definiendo
si Luz Ángela
sigue allí o su lugar en el humedal
ha concluido y
el sentadero se
reconfigura definitivam
ente
Objetos En donde hay árboles
Se ofrecen
Las enunciacio
Al ser incorporada
Parece que por la presencia de
Y pese a que al
Es ella quien ha
127
de Sangregado
y Aliso; Y agua
abierta en frente, muy cerca de la
orilla.
ambil, mambe
de coca y ganjah curada.
Se ofrendan hojas de tabaco
cosechadas en la
chagra de mujeres
nes están afectadas por el uso
de las herramient
as; cada una ejerce un influjo orgánico y connotativ
o específico.
s en el escenario,
cada herramienta es referida
en el uso de su sentido cultural, su
procedencia y valor.
las herramientas y
las hojas de tabaco, nos
juzgan consumidores.
Untan agua bendita en el sangregado
deseándonos estar bien.
menos dos de las
herramientas son un
claro tabú; ellas no dejan de
ser usadas ni
desaparecen del
escenario.
ofrendado el tabaco,
nacido de la chagra y de su trabajo. Lucas ha llevado la palabra
dulce y fría y yo mi ganjah
cosechada.
Actividades
Allí hemos tomado asiento
formando un círculo
Estas herramientas se
comparten
pasándolas de
mano en mano, cada
cierto tiempo.
El turno de habla va
construyendo un relato global,
alimentado por el tinte
peculiar aportado.
También se expone con claridad el lugar que tiene el diálogo como
herramienta social para
resolver conflictos.
Al destapar el mambe, Lucas
va sacando uno a uno 5
papelitos, cada uno con un
mantra referido a la
paz: el primero de ellos dice “Om pravu
shanti”; dios, dame paz.
Esta charla es extensa porque esa
es la naturaleza
del mambeo; el punto
más susceptible lo venimos
a desanudar
solo al final.
El diálogo final entre
Luz y Camilo nos
mantiene en
suspenso. Los demás
ya no podemos
sino atestiguar.
Tiempo Durante 5 horas, de 10 am a 3
pm
Hablamos de guerra y paz, de por qué
se mambea
y de cómo los actos de violencia ensucian el camino
Esto desvanece
las fronteras
temporales; las cinco horas se pasan sin
percatarnos.
Como las acciones se suceden sin
ningún orden
predeterminado, se crean
segmentos internos de instrucción,
que se alternan con
el diálogo en sí mismo.
Con el transcurso del
día la luz va cambiando, las
nubes se mueven, los animales del
humedal aparecen y
desaparecen frente a
nosotros. Su vida se
manifiesta.
Tanto es así que en las Malokas se
duran noches y
hasta días enteros
ordenando una idea;
las soluciones
son renuentes
y demoran.
Habiendo logrado una homeostasis comunicativ
a estable, en cosa de una hora se
desatan palabras y gestos que son carne y
piel del desenlace.
Objetivos
El lugar evoca una atmósfera de calma y
connota nuestro trabajo
colectivo
Se mantiene al margen
la transgresi
ón; hablamos
en voz baja
instados por la
serenidad alcanzada mediante
las
De manera que se
logra una homogenei
dad de atención y presteza.
De esta manera se
evita que el propósito se
pierda, se mantiene un polo a tierra que impide
que nos dispersemos
o que los ánimos se salgan de control.
En cierto momento se acercan a la
orilla algunos patos y tinguas que chapucean
ante nuestro asombro. Es un placer estético
que nos regocija.
El escenario ha de ser diseñado
de manera que genere
una sensación
confortable, que
contribuya a la
comunicación fluida y
que
Por momentos parece que perdemos
las riendas y cuesta
sosegar los temperame
ntos. Incluso la
referencia al trabajo en el humedal se convierte
en un
128
herramientas y la atmósfer
a circundan
te.
garantice un
ambiente de sosiego ininterrum
pido.
epicentro de conflicto
Sentimientos
En torno a él hemos
desarrollado afectos comunes fuertes y respeto
Existe tensión por los
conflictos pasados.
Que garantizan el aplomo, la lucidez y
la tranquilida
d.
Así las emociones
fluctúan manteniénd
ose en la moderación y la sensatez
Nosotros reímos y lo
comentamos. No dejamos de
aludir a la belleza del
humedal y, el hecho de que nuestra fuerza
común haya contribuido a ello, resulta gratificante.
Un diálogo esclareced
or y apaciguado, permitiría trasladar la lucidez y el sosiego a la vida fuera
de los límites del
evento
El orgullo termina por
ganar terreno
junto con el enojo. En la encrucijada
final la desilusión
nos enseña su nota
Actores Nos acomodamos bajo el
sangregado, de
izquierda a derecha;
Lucas, Luz, Mariana,
Felipe, Oskar, Diego y Cristian.
Por último llega
Camilo.
Lucas modera, los otros servimos
de testigos.
Luz y Camilo
confrontan su
palabra.
No obstante Camilo se
altera; llora, se enoja.
Luz parece asustada. Los demás buscamos alimentar la sensación
de paz común.
Hay largos silencios
contemplativos .
No obstante la
convocatoria concierne a
una conflictividad
específica, nos afecta a
todos; se abren
canales de empatía y tienden a
franquearse los límites
de la
identidad.
En dos oportunidades
el silencio contemplativo
es roto por intervenciones
de habla no dialogal; una, por Mariana
que tocó bellamente su ocarina, otra por mí, que canté una jeringonza
improvisada.
Sin embargo
el principal citado llega
cuatro horas
después de iniciado el
evento y no tiene
oportunidad de
impregnarse de la misma
manera que
los demás.
Luz Ángela no continúa
con nosotros; a su parecer la contrición
es
insuficiente. La lucidez y el sosiego no logran
tomar asiento y el
proceso deriva con
otros
nombres.
Transcursividad- 11.
Cuentan los viejos que hubo un tiempo en que se
desató una guerra feroz entre varios clanes Uitoto,
en la selva, hace muchísimos años. La gente Murui
tuvo que enviar a sus guerreros contra los Carijona y
se gestaron alianzas con clanes vecinos; en la guerra
participaron los Mui+nane, los Mu+ina y otras tribus
que dieron grandes muestras de fuerza y realizaron
hazañas en numerosos combates. Pero la guerra
debe tener un fin y estas comunidades eran
incapaces ya de sostener su vida de esa manera. Ya
no había alimento, ya no podía beberse de cualquier
manantial; las mujeres eran raptadas y los jóvenes
morían dejando hijos y chagras abandonados. Un día
129
los viejos de ambos clanes decidieron sentarse,
amonestados por su gente que no veía ya sentido a
tal situación. Se preparó casabe y caguana y en las
malocas se cantó durante muchas noches para que
el ambil fuera poderoso. La coca fue hecha polvo y se
escogió la hoja más dulce, cantada con la voz de las
mujeres jóvenes y las niñas. Entonces llegó la ocasión
en que al fin los viejos de los clanes hablarían. Existía
una enorme tensión, pero también grandes
esperanzas. Se mambeó durante uno, dos, tres días;
al cuarto la paciencia empezaba a agotarse y de
pronto, en el momento de mayor incertidumbre los
viejos encontraron la manera de resolver la guerra:
Intercambiaron uno de los dones más preciados de
su cultura: un baile. Un baile extenso y complicado
que tiene tres noches de duración y narra el origen
del mundo nombrando cada una de sus criaturas,
llamando por su palabra originaria a todas las cosas
existentes en la selva. La enseñanza fue ardua
porque no podía fallarse ni uno solo de los pasos y ni
una sola de las palabras. Hoy aún los Murui practica
el baile de Carijona, símbolo de la paz entre los
pueblos del Irá Paraná.
131
V
De cómo el contexto permitió la apertura
Octubre de 2012- Mayo de 2013
03/08/12
Sobre Seminaré
Me gusta la convocatoria que tienen, 28 personas aproximadamente, dos coordinadores y
una profe invitada. Lo atribuyo a la facilidad participativa, básicamente lo que hay que hacer
es sentarse y escuchar, prestar atención y no dar líos. Nosotros en cambio ponemos a la
gente a trabajar gratis, una inversión de energía que se compensa en un aprendizaje no
siempre claro, con el agravante de solicitar giros epistémicos y modificaciones en los hábitos
para quienes participan. Una niña abre actualizando la sesión, presenta a la profe, que va a
hablar de análisis semiótico de la imagen. A medida que ella expone me pregunto si los
muchachos entienden. Pero hay un hecho que definitivamente me interesa en lo que acaba
de decir: existe una correlación directa entre percepción y cultura. Esto semeja mucho lo
que he venido adelantando con relación al relativismo lingüístico planteado por Benjamin
Lee Whorf. Ante algunas imágenes de rombos y otras figuras geométricas, se hacen
comentarios caricaturizantes de la moda del yoga, la comida sana y el indigenismo. Parece
que aquí se tiene en alta estima a occidente como máximo baluarte cultural. Se han ido
ocho muchachos a mitad de sesión, sobre todo niñas. Me pregunto por qué no se quedan
para la conclusión.
Al final hay un aviso parroquial que invita a participar de un evento en Altos de la Florida en
donde habrá lectura de poesía y olla comunitaria.
Luego de salir de Seminaré caminamos con Fabio y Edwin rumbo a San Mateo. Yo voy para
la casa de Lucas. En el camino les cuento a ellos sobre una visita que realicé a la hacienda
Canoas Gómez junto a algunos de los muchachos; fue un recorrido que realizamos entrada
la noche y acampamos en la cuesta de la montaña. Totalmente asustados frente a la casona,
nos internamos por sus pasillos y osamos, cosa inaudita que se me seca la hiel, asomar la
cabeza al altillo que hay entre el anclaje a viga de amarre y la viga cumbrera del tejado. El
aspecto de aquel lugar me resultaba aculillante al punto que me subía la presión arterial.
Esa noche entramos también a la casona y en aquel lugar encontramos dos habitaciones
separadas por una pared incompleta, fuimos hasta el fondo y en la segunda encontramos
el piso totalmente roto, la madera astillada hasta llegar a la tierra. En la pared hay talladas
letras, marcas y símbolos. Palabras. Volvemos al primer cuarto y de pronto uno de los
muchachos ha dicho ¿qué es eso? Y vemos que en el suelo detrás de la puerta, hay un objeto
informe; es carne, lo constatan nuestros ojos, un pedazo de carne, como una rabadilla allí
tajada en frente nuestro; El espanto nos saca a toda pierna y en menos de nada estábamos
en frente de ella, enorme con sus 12 metros por 8, subida sobre rocas. Pueda ser
132
coincidencial que esa casona puesta en pleno abrigo rocoso, adusta en la colina de ese
subpáramo seco, inflamable y remoto, estuviera un poco marcada por el sino de una terrible
leyenda. En 1989 sobre los cielos de Soacha se incendió en pleno vuelo un avión con 110
pasajeros a bordo; luego se precipitó a tierra llevándose a siete personas más. Allí, detrás
de esa casona blanca de estampa colonial, cayó el único cuerpo completo del holocausto.
Se trataba del vuelo 203 de Avianca, en el que el Cartel de Medellín había puesto una
bomba, por sus guerras de narcotráfico. Pueda ser que sea una cosa mía, les dije a Edwin y
Fabio, pero eso era un pedazo de carne, parceros*.
*Aisthesis- V, 01.
Es particular constatar, mientras interpreto éste corpus de campo,
que es con Edwin y Fabio con quienes coincidí en los arranques
organizativos. Camilo lo venía haciendo ya de tiempo atrás por otro
lado, primero con la Plataforma Juvenil y luego con un derivado
cismático de la misma; Suacha: Identidad, Memoria y Territorio. Este
último parche era muy interesante porque estaban metidos con
temas de historia territorial, especialmente el tema de las haciendas
y las narrativas raizales. Un tema en el que todos teníamos puestos
los ojos desde tiempo atrás. Además estaban en contacto con los
Vigías del Patrimonio que estaban centrados mucho más en la
conservación de las rocas marcadas con pictografía: bellas
pictografías que sean acaso lo más de aquí, terruño doloroso, que no
las entendemos en su sentido pleno. Allí junto a esa casona de Canoas
hay tres rocas de 20 metros de diámetro y unas seis toneladas.
Enormes, bellas; con cruces, círculos y rombos. De un rojo producido
por el óxido ferroso, el achiote y la sangre Ritual que un día, en
tiempos casi oníricos, un hombre o mujer usó untada en su dedo para
significar un acto de sentido en el tiempo. En efecto Canoas se
convertiría en nuestra nueva obsesión; la visitábamos todo el tiempo,
yendo en bicicleta y caminando esa desolada distancia de la carretera.
Desde el Neuta, justo desde el lugar en que nos sentamos unos días
atrás, en donde se limpiaba el espejo de agua para que las Garzas y
las Ibis vinieran, se ve su cresta coronada de rocas y eucaliptos,
perdiéndose hacia el antiguo Pueblo del Tuso, vieja morada colonial.
Desde su altura, de pie sobre sus piedras, se ve toda Suacha,
amaneciendo entre marejadas de neblina alimentadas por la represa
del Muña y el Salto del Tequendama, y nacidas en el bosque de Niebla
de Chicaque. El amanecer. Nubes a ras del piso fogoneantes sobre las
cumbres de Fusungá.
133
Ya en casa de Lucas conversamos, retomando un poco lo reciente. Él propone cambiar la
estructuración del proceso, replantear su asunto energético. Es muy difícil andar cuando la
energía de los demás le ensucia el camino a uno, dice. Es preciso asechar todas las
relaciones, pero sobre todo esas que tienden a desestabilizar la energía. En todo caso no es
nada personal, es naturaleza humana. Así somos. ¿Y qué pasó con la curación y el mambeo?
Pregunto yo. Se necesita una respuesta cognitiva para eso, dice él. Es un principio de vida;
se compartió una palabra, una sabiduría y se usó una tecnología limpia. Es muy semejante
a la siembra, que le encamina a uno, pero si usted no es juicioso y le brinda el cuidado
necesario pues las matas se le van a morir. Es que cuando hablamos de energía nos
referimos a la fuerza que usted le imprime a sus acciones, su emocionalidad, su
pensamiento. Yo me voy a poner es a buscar una tierra para levantar mi finca. Me voy a
poner es a sembrar. Yo le interrogo por los planes que hicimos alguna vez, mambeando
todos juntos, de hacer un Sentadero de Piedra*. Respaldo ese proceso pero en Canoas, me
contesta, no en el humedal. Yo creo que inclusive puede ser más territorial y dinámica
¿sabe? Ese tema ahí con las piedras da para mucho. Ya cae la tarde.
*Aisthesis- V, 02.
En efecto, durante una de nuestras conversaciones lisonjeras, un
domingo después del trabajo, estuvimos hablando de Canoas.
Habíamos plantado acacias allá y yo lo visitaba desde hacía tiempo.
Hechizante, diría alguien propenso a la magia. Nos habíamos
propuesto construir en el Humedal Neuta un Asiento de Piedra, con
rocas traídas desde los abrigos. Cada cual trae su piedra, con su propia
fuerza, del tamaño que le sea soportable, y la siembra en el círculo
del humedal. Majaderos y soñadores, ahora me resulta semejante a
un martirio religioso. Como los que hacen los tibetanos caminando y
tendiéndose cada cinco pasos, o los más criollos adeptos del Señor
Caído de Monserrate. Yo habría querido hacer teatro, siempre lo
mencionaba cuando se presentaba el tema. El eco y la acústica son
una belleza; he querido ir allí y tocar tambores, gaitas y quenas. Es
preciso mencionar que esta etapa es en la que más se pone de
manifiesto nuestro misticismo: No sé si tenga relación con ello, pero
puedo decir, con mis años ya, que esa fue quizá una de las épocas más
felices que he vivido.
06/08/12
Nos hemos encontrado con David en la U. Nacional. Está recién llegado del Cauca y me ha
invitado a beber un chirrinchi que trajo del macizo. Estuvo por Guambía y Silvia, territorio
de los indígenas Misak, así como por Corinto y Piendamó, territorio Nasa, en un momento
de mucha tensión por el fuego cruzado entre el ejército nacional y la guerrilla. La guardia
134
del CRIC había sacado levantados literalmente a los soldados que hacían presencia en sus
pueblos, luego juetiaron con un rejo a uno de sus mandos. Fue un drama público que corrió
por los medios con todo tipo de reacciones.
Nos sentamos en la playa y empezamos a conversar. Lo pongo al tanto de lo ocurrido en el
pasado mambeo y la manera en que se han desencadenado las cosas. En la charla nos
preguntamos el por qué, de la conducta de Camilo; a ambos nos resulta incomprensible,
pese a que ambos lo conocemos y sabemos de sobra cómo es su carácter. Yo creo que uno
tiene el deber, dice David, de hacerse consciente de sus dolencias; físicas, quiero decir,
porque ellas manifiestan los cambios de la psique. Los calambres, la gastritis, las neuralgias,
son todas somatizaciones de nudos psíquicos. No puede decirse que él haya obrado
estrictamente mal, porque la moral es una invención cultural; el dilema de la ética tiene que
ver sobre todo con la felicidad. Yo estoy plagado de errores, pero estoy mejor que antes;
hice cosas muy malas, es decir que me hundieron como persona. Y para eso no hay límites.
Pero hubo un momento en que ya debía echar reversa. Se asechó, le dije yo. Sí, supongo.
¿Cómo es eso? Me pregunta. Nuestro camino es otro, le digo, lo marca el gran Poder de la
Tierra que nos aglutina en comunidad. No es ideológico ni irracional. Es fruto de la
humanidad natural, siempre y cuando los nuestros sean actos de corazón, lo que implica
unos nuevos límites. El orgullo. El ego.
En ese momento llega Alexandra, la novia de David y dos amigos (uno de ellos es alemán).
Departimos un rato y bebemos chirrinchi. La plaza entera de la universidad parece un
bacanal; hay allí más de 500 personas entregadas al desafuero. Se configura una atmósfera,
un clima, ¡Un ambiente! Totalmente orgiástico. Estando ya en el ascenso de la ebriedad
decidimos hacer un ritual improvisado: Colocamos un cigarrillo piel roja, con la imagen del
cacique como tótem, alrededor colocamos fósforos como un cerco y luego de recitar una
especie de conjuro encendemos un fósforo cada uno, con el que a la vez damos fuego al
cerco, que estalla incinerando el cigarrillo. Le salpicamos chirrincho encima, bailamos y
aullamos: ¡Esto es una imagen poética!... les digo, mientras pierdo muy paulatinamente la
conciencia.
28/08/12
Estado del proceso
Muy buen asecho. Tengo ya las rutas claras en cuanto a la descripción del proceso
constitutivo de nuestra sociedad de discurso. La conformación del parche. Viene siembra.
Han entrado y salido varios actores enunciativos. Lucas y Luz han sido puestos al margen. A
Camilo lo he categorizado como actor común, por su papel de diálogo común con los demás.
Esto significa que su discursividad tiene un peso, como decimos al interior; es significativa.
Nelson y Diego se mantienen. Mucha fuerza y convicción en su presencia. También estuvo
Mariana, que además de trabajar en la olla estuvo con los niños en la chagra. Pero además
tomó por fin un papel en su incorporación escénica al escenario. Habló durante la sentada
poniendo en claro sus puntos. También estuvo David.
135
Durante la jornada la gente participó bajo la égida política de la Junta de Acción Comunal.
Los vecinos del sector II participaron por su cuenta, haciendo, a nuestro parecer algunos
daños al ecosistema; su labor fue de poda y guadaña. Parecen querer ver todo ornamental,
como en una valla de Ciudad Verde. De este y el sector II, al cual pertenece don Javier,
presidente recién electo de la Junta, han entrado también varios actores. Debo considerar
la creación de un esquema que imagine un poco la noción centro – periferia y exterioridad
– interioridad.
En la mañana estuvieron Dora y un señor, su esposa e hija… aunque también puede decirse
una señora con su hombre y su hija; o una hija con su padre y su mujer. Es que estos temas
de género empiezan a hacer parte de la crisis. Ambiental, por supuesto. En fin, la señora es
amiga de Dora, profesora de ciencias ambientales, buen y largo recorrido. El señor dirige
grupos de boy scouts, por Ecuador, Costa Rica, 43 años en el cuento… ¡43! La hija de ellos
estudia comunicación social, segundo semestre en la Santo Tomás, y tiene un trabajo sobre
lo Muisca; y fue a nosotros. Contacto de Dorita, muy buena gente.
Hablamos sobre orden: Camilo se queja de la participación, insiste en que está solo, que
está al frente y que nadie muestra compromiso, que no se cuenta con nadie.
Transcursividad- 01.
“Nosotros” es esa categoría inclusiva que manejamos como actos de
pertenencia. “Yo” es aquella que nos pone en la frontera epistémica; el
momento en que nos restringimos como individuos. Es el paso para
ponerse fuera del círculo de hablantes, pero también fuera de todo círculo.
Planteamos: a) Construcción de documento.
b) Teoría en investigación.
c) Cronograma del aula.
Planteamos fechas y encuentros. Todo muy abierto y participativo; yo le contradigo a
Camilo; le digo que no puede responderse con reclamos cuando hay intermitencia. Está de
fondo, por supuesto, toda la polémica de la tropa. Es aquella una historia de
contradicciones. Violencia en la palabra, soberbia; ego-ismo. El mismo Camilo me lo dice;
No vea en mí solo un ego, también estoy poniendo una fuerza; como la estás poniendo vos
y David y Mariana y Nelson y Diego… es muy peculiar que haga eso. Nos enumera a todos y
se refiere corporalmente a cada uno. Me parece un gesto discursivo muy convincente
porque establece un contacto inmanente con relación a las personas. Sus contradicciones
se convierten en pautas de cambio.
Luego reímos y quedamos de vernos el viernes 31 para organizar una fiesta de siembra. Por
primera vez vamos a tomarnos unos tragos en el humedal. Lo habíamos respetado hasta
ahora y es un gusto poderlo hacer con plena conciencia.
136
Casi me olvido de algo: pensaba en cómo Camilo tuvo que recibir ayuda de Johan para
teorizar su trabajo de monografía, pues, dándose cuenta sus profesores (entre los que está
el indígena nasa Abelardo Ramos) de que Camilo no avanzaba en la sistematización de
datos, vieron como necesario buscarle complemento. Y la razón que percibo de repente no
es para nada que Camilo sea tonto ¡joder quién podría creer que lo sea! Es otra cosa, algo
que está muy presente entre nosotros, como sociedad de discurso. Cuando Camilo habla
de su interculturalidad y de la decolonialidad y todo eso, empieza a mencionar algunas
categorías muy en la esfera de lo místico: Ancestralidad, Resignificación, Imaginarios. Con
David mi diálogo es casi exclusivamente en ese ámbito; ensoñación, desdoblamiento,
plantas de poder y vuelo Shamánico. Con Lucas por supuesto eso está allí, más en términos
de la curación, pero con interés por lo místico. Parece ser esta una pieza en común para
todos. Con Mariana de hecho estamos en ello desde hace un tiempo, como sumergidos
también. Tuvimos un episodio privado terrible que desencadenó una crisis mental en ella;
se quería meter a unas fiestas de drum ´n bass llenas de pepas y perico, beber, reventarse,
quería matarse, yo creo, pero sin hacerlo. Esas son las crisis más devastadoras. Me acuerdo
ahora del poema de Vallejo “hay cosas tan duras en la vida, yo no sé”, porque de veras que
yo no sé por qué nos tenía que pasar eso. Y, viendo que las cosas se ponían cada vez peor,
decidí llamar al profesor Omar Garzón, de quien tenía la certeza, estaría al tanto de los
lugares en que se podrían reunir algunos taitas del Putumayo para repartir Yajé, a
bebedores citadinos. Llevé a Mariana y el resto de ese año estuvimos asistiendo
habitualmente a tomas de remedio en Guasca, cerca al bello páramo de Chingaza.
31/08/12
Rumba de Siembra
Cuando llego están afuera Javier, Diego, Nelson y Mariana. No los dejan entrar. Es el turno
de noche del señor Javier Amaya, celador, quien insiste en que hay una orden dada
directamente desde la CAR que dice que no se puede dejar pasar a nadie después de las
ocho pm. Nosotros reímos comentando que por la parte de atrás se entra todo el mundo.
Le planteo al señor que me deje hablar con su supervisor, a través del radio: Amaya me
comunica y el supervisor dice que hay una orden y que no recomienda entrar por razones
de seguridad; yo le interpelo alegando que nuestro trabajo no es destructivo y que el
proceso llevado a cabo tiene implicaciones educativas; él contradice diciendo que no tiene
conocimiento de siembras que se hagan por las noches. No parece dirigirse a mí sino aún a
Amaya, a quien recomienda no poner en riesgo su puesto por culpa nuestra. Yo insisto y los
muchachos me apoyan, que nosotros mismos nos haremos responsables. Amaya nos
permite ingresar.
Descargamos las maletas y en seguida llega Diego el rasta con dos amigos, nosotros nos
sentamos y tratamos de concertar apuntes sobre el proceso. Cuando me dispongo a cerrar
la puerta, luego de abrirle a Diego el rasta, un grupo de cuatro chinos del parche chirri salen,
137
agradeciéndome el haber abierto. Esta noche se desarrolla un fenómeno astronómico
inusual: la luna llena resplandece de un refulgente azul que nosotros prevemos favorable
para la siembra. Hemos estado investigando sobre magnetismo y fenómenos gravitatorios
y quedan pocas dudas respecto a cómo la influencia astral determina el cambio de las
mareas y en general de las aguas terrestres. Inclusive, desde la biodinámica, se plantea que
cuerpos planetarios como Saturno influencian los ciclos terráqueos, de helio en este caso,
elemento químico presente de manera primordial en ese planeta. No sembramos en luna
nueva, porque las aguas están abajo y los microorganismos tienden a subir; es una época
más propicia para los abonos. Sembramos en luna llena porque esta magnetiza las aguas,
reteniendo mejor la humedad para favorecer a las semillas. El cuarto menguante es óptimo
para los tubérculos, que acumulan cuerpo bajo la tierra, justo cuando las aguas empiezan a
descender. El cuarto creciente es óptimo para las flores, que necesitan acumular
propiedades en los peciolos, justo cuando el magnetismo empieza a subir las aguas. En estas
premisas existen mil discusiones, pero eso es lo mejor, porque nos nutrimos mutuamente
de las diversas visiones y experiencias.
Nos quedamos un momento comentando cosas dispersas y yo pregunto si será mejor
empezar el trabajo de siembra o preferiblemente sentarnos. Nadie me presta atención,
cuando Mariana dice “yo creo que lo mejor sería empezar sentándonos”. Su voz llama al
orden de una manera sosegada que me gusta, podríamos complementarnos muy bien
coordinando el proceso. Procedemos a tomar asiento como una invitación ceremoniosa y
hacemos el silencio introductor: me percato entonces de que se espera de forma unánime
a que yo inicie el uso de la palabra. Los veo a todos a los ojos y sonrío; ellos también sonríen.
Saben que si yo no hablo estamos en un aprieto. Mariana teje. Yo saco el rape que he
preparado con las hojas de tabaco que me dio Luz Ángela y antes de proceder a
compartirles, digo:
Transcursividad- 02.
Esta noche, muchachos, la palabra con la que quiero abrir es Hermandad.
16/09/12
Inesperado asiento con Nemequene
El día de hoy tuvimos el inesperado privilegio de sentarnos con el señor Javier, alias
Nemequene, prófugo de las disputas legitimadoras del discurso muisquista. Yo categorizaría
muisquismo como un fenómeno de emergencia identitaria; con múltiples actores que se
han sumado, con circunstancias afines y conflictivas. Puede verse por un lado como
producto de reformas constitucionales históricamente determinadas. Pero también como
una emergencia epistémica. Tuvimos numerosos tapujos y toda una historia de prejuicios;
decíamos que ellos (Nación Muisca) eran unos habladores, unos falsos sabedores,
ególatras, en suma. Ilegítimos. Se sabía del proceso que tuvieron en común quienes
conformaban Muexca y los señores Javier y Sigifredo; el ánimo se encendió en una época
138
en que Fabio Rodríguez apareció inusitadamente en escena. Fabio me contó cómo estos
hombres se habían quemado en el proceso de San Mateo, quizá el tema más grave en
términos ambientales en todo el municipio, seguido de invasión de tierras y recursos
hídricos. A ellos, la gente de Muexca, les correspondió además lidiar con el naciente
proceso de la mega urbanización; fueron dos golpes simultáneos, si no estoy mal uno en
2004 y el otro en 2005, Tibanica y Terreros, dos yacimientos impresionantes en la
historicidad arqueológica Muisca: Necrópolis. Cuerpos, indumentarias funerales, vasijas,
instrumentos, tejidos y, pena nuestra antigua, oro, descubiertos por el arranque de las
construcciones y su consabida remoción de suelos. Todo el proceso de reparación a víctimas
y restitución de tierras está en el epicentro de este fenómeno, que ha convertido Suacha
en destino común para la inversión en vivienda.
En fin, toda esa coyuntura de verdad importante y los rayes internos sacaron a todo el
mundo volando. La gota que agregó Fabio fue que “a ese señor yo no lo puedo ver”. De su
voz me contó que el abuelo Nemequene le quería gusanear a la novia, quien es hoy su
esposa y con quien tiene dos hijas. Al parecer la palabra que trataban estos hombres tenía
que ver sobre todo con la sexualidad. Raro el cuento. Me pregunto de verdad qué habrá
pasado y cómo. Habría que escuchar la versión de los viejos. La capitulación de este episodio
sucedió en la Maloka del Jardín Botánico.
Yo les digo a Camilo y a Diego (estamos solo los tres del aula) que les ofrezco tabaco del
nuestro antes de entrar al círculo de ellos. Camilo se sorprende de que yo haya elaborado
rape y lo aceptan con entusiasmo. Tomo una hoja de Holy y la pongo en las narices de
Camilo; el primer respiro lo hace llorar de una. Le sirvo la siguiente y vuelve a llorar. Diego
después, también llora, pero menos dramático. Entramos al círculo y nos ofrecen agua de
tabaco, un líquido amarillo que suministran por vía nasal. Yo me abstengo, acabo de inhalar
rape. Las prácticas tienen en shock al gordo presidente de la JAC y a sus compañeros. Miran
como si fuésemos figuras de televisión, incluso se reían a viva voz como lo hace uno al ver
un programa de entretenimiento. N tenía idea que parte del programa de divertimento del
cumpleaños del barrio tuviera un punto sobre ancestralidad. No culpo a Camilo, creo que
en verdad sacó el evento solo, cuatro días de trabajo. Simplemente es su condición
ineludible en esa alianza que decidió hacer con la JAC. Es un matrimonio y ya vendrán las
peleas. Por ahora no y ojalá no ocurriera. Creo que en ambos casos hay una voluntad buena
de trabajo, pero también otras cosas, estructuras subyacentes, diríamos.
Empieza a hablar el viejo Nemequene; parece que tuviese acento de bebé o de niño
mimado. Habló del tabaco por petición de camilo y especialmente de familia. Fue una
palabra sencilla, muy semejante a un sermón. No hay mucha diferencia con un cristiano
moderado, o con un Krishna o cualquier benefactor de almas; lo que en verdad convierte
este discurso en contracultura es el uso de las plantas como medicina. A su derecha están
sentados los poporeros, que no dicen nada, y a su izquierda las mujeres tejiendo. Él los
señala como parte de su comunidad, es una especie de patriarca preocupado por su rebaño.
139
18/09/12
No obstante Luz Ángela y Lucas se hallan fuera del sentadero del aula mis reuniones con
ellos son no solo recurrentes, sino además necesarias para mi esclarecimiento. En esta
oportunidad les he traído la inquietud de la emergencia de lo Muisca y mis interrogantes
de cómo podría haberse esto influenciado por la reforma constitucional del 91. Ahora
mismo ambos están trabajando con sectores indígenas en la Bogotá y se hallan al tanto.
Lucas empieza planteando que esta emergencia de identidad y usos está estrechamente
vinculada a la migración a las ciudades. Está el caso de los Embera empujados por el
desplazamiento paramilitar en el magdalena medio; es un caso aberrante, porque se sabe
de una mortandad infantil muy alta, de condiciones de hacinamiento, de indigencia y
prostitución. Además, añade Luz, son personas muy esquivas y desconfiadas, que no les
interesa para nada mezclarse con nosotros, que nos ven con mal ojo porque están
convencidos de que somos mañosos y que vamos a dañarlos. Eso tiene que ver en gran
parte con su cosmovisión, complementa Lucas; cuando un jaibaná, que son los sabedores
de esos pueblos, entra a un lugar sagrado o dirige su comunidad a los centros de poder,
primero que todo limpia con tabaco quemado las energías negativas que puedan haber allí:
ellos las pueden ver y reconocen su peligrosidad, porque esto puede significar
enfermedades para la comunidad. Porque es que entre ellos la enfermedad no es una cosa
individual, sino fuertemente colectiva. Ahora imagine la cantidad de malas energías que
pueden percibir en una ciudad como esta y además lo resquebrajado que debe estar ese
tejido social, en donde sus lazos han sido rotos por una violencia de esa magnitud.
Sin embargo, desde esa marginalidad, o inclusive puede pensarse que a causa de ella, los
indígenas generan una emergencia de discursos; esto fue lo que pasó en el 89. El problema
con los muiscas es que su lengua desapareció y en los procesos de transculturación el
elemento determinante es la lengua. En ese sentido lo que queda es una especie de
caparazón sin contenido y lo que vemos hoy es más una caricaturización de lo que se cree
pudo ser la cultura muisca. Pero también hay una búsqueda, interrumpe Luz, que intenta
abrirse camino en la homogeneidad que nuestra cultura, sobre todo económica, quiere
pautar. Las alternativas han sido en otros tiempos la adhesión al partido comunista o a
tribus urbanas que se confrontan con ese sistema hegemónico. Esto tiene otro tinte, porque
es el encuentro con lo negado, lo proscrito, un encuentro con lo que durante toda la vida,
y sobre todo para nosotros citadinos, nos fue contado como parte del pasado, un pasado
muerto y finiquitado. Pero luego vemos que ese pasado está por las calles mendigando
comprendemos que no solo no ha muerto sino que además está aún bajo la opresión
cultural que los ha negado. Sí, asiente Lucas, no se olviden que aquí hubo una guerrilla
indígena. El Quintín Lame, que se armó contra los liberales terratenientes que acaparaban
tierras en el Cauca, fue una respuesta a esa invisibilización epistémica, a esa violencia
estructural que legitimaba la usurpación reproduciendo el esquema colonial. Eso arranca
con la disolución de los cabildos en 1856-58, cuando precisamente el liberalismo, con su
visión de nación y estado nacientes, se dio a la tarea de incautar unas tierras que se habían
luchado durante toda la colonia para que fueran propiedad colectiva de los pueblos
140
originarios y es hasta el 99, cuando se citan a las autoridades indígenas de todo el país, que
eso se reevalúa y al fin se le da, aunque sea, un paliativo judicial.
Yo tuve una conversación interesante, a propósito de eso, les digo. Hablé con una mujer
nasa que estuvo precisamente en ese encuentro de autoridades y yo le pregunté por la
gente muisca que acudió, especialmente de Suacha. Había varios, dijo ella, pero de Suacha
quedaba un solo abuelo ya viejito. Sé que Suacha no quedó figurando dentro la legislación
de cabildos y que esa comunidad se fue para el Sumapaz, pero luego el abuelo se enfermó
y lo llevaron para Cota, a que lo cuidaran los abuelos de allá, que en realidad eran más
jóvenes; él era de los más ancianos y sabía mucho. Pero eso fue hace ya unos 15 años. Es
posible que ya haya fallecido. El resto de los muiscas de Suacha deben estar todavía por el
Sumapaz. Lucas y Luz se sorprenden; deberíamos ir a buscarlos, dicen medio en serio.
Nuestra conversación deriva por otras corrientes en adelante y retomando el tema del
mambeo yo me muestro muy indispuesto con el tema del liderazgo dentro del aula, me
quejo de la prepotencia de los egos hinchados, del estorbo que es el ego para el desarrollo
de una persona y de cómo un carácter ególatra se convierte en un tropiezo para todos los
demás; como en la cosmovisión indígena, sugiero, que la enfermedad es no individual sino
colectiva. Lucas entonces me encara:
Transcursividad- 03.
Un camino sucio hace a un caminante sucio. Por eso el propósito supremo
es la potencia: Yofuerake. Esto no significa otra cosa que ser impecable en
los actos. La importancia personal no puede ser destruida completamente
y no debe además, porque si no hay un yo no existe conciencia del
universo. Si el yo fuese eliminado no existiría un lugar de enunciación.
20/09/12
Reunión plenaria CAR
Me ha llamado Camilo para citarme en un salón de recepciones donde la CAR celebrará una
plenaria con motivo del ascenso de su nuevo director general. Llego al lugar y está lleno al
tope; funcionarios y líderes comunales de la provincia de Soacha- lo que comprende
Municipios de Soacha y Sibaté- se arremolinan por un salón con mesas, barra de tintos libres
y empleados de bufet. Tomo asiento y trato de ponerme al tanto de lo ocurrido: Camilo se
me acerca y me dice ya tenemos turno para tomar la palabra, vas a hablar vos. ¿Cómo? En
efecto los diferentes actores se encuentran en uso de la palabra, exponiendo sus
interrogantes y desacuerdos ante los representantes de la corporación. Nohora Molina, del
área social de la CAR direccional Soacha, se encuentra hablando de los deberes de ejecución
que le corresponden a la institución y de los derechos de petición interpuestos por la gente,
que en teoría, deberían movilizar esos deberes. Al punto es interpelada por el Personero de
Sibaté que dice lo siguiente:
141
Transcursividad- 04.
Hay problemas de fondo aquí, como que los diagnósticos ambientales,
desarrollados hace más de diez años, se encuentran hoy sin ejecución. Si es
con derechos de petición que estos se movilizan burocráticamente eso no lo
sabemos. Existen hoy día 105 títulos mineros en Soacha que producen solo
56 millones de pesos mensuales y que no pagan impuestos por extracción al
municipio. El embalse del Muña en Sibaté tiene un impacto ambiental de
más de 40 años. También tenemos una ampliación de la frontera agrícola en
las zonas de páramo, ejecutada por personas de alta solvencia económica.
Afectan los nacederos de agua con agroquímicos, a lo que se suma la minería
y las curtiembres. Es decir a lo largo de las cuencas, desde su mismo origen,
las corrientes son impactadas por todo tipo de labores industriales que no
son intervenidas por ninguna autoridad. Nosotros no vamos a permitir la
renovación del contrato hidro-energético, que usa el agua como fuente de
energía, en un contexto de libre comercio que les deja a las comunidades
unos problemas socio-ambientales irreparables. La batalla contra los
intereses de las transnacionales es quijotesca. Por ahora solo pedimos a la
CAR apoyo cuando el embalse rebase el nivel preventivo, al menos eso, ya
que con las epidemias de mosquitos y los riesgos de enfermedades
asociadas, es al municipio a quien le ha correspondido asumir las campañas
de salud y las fumigaciones.
De pronto es momento de mi intervención.
Transcursividad- 05.
Yo quisiera partir retomando lo que deja dicho el señor Personero de Sibaté,
si me permiten. Porque nuestro punto de partida ha sido, durante el proceso
pedagógico que desarrollamos en el humedal Neuta, precisamente, un
fuerte escepticismo respecto a las instituciones. Dilemas, como el de las
ejecuciones de recursos por parte de la CAR, tienen unas causas históricas
que se nos escapan de las manos, al menos hasta ahora. En lugar de eso, de
pretender intervenir en un sistema que sabemos cerrado de entrada, nos
interesa la generación de movimiento social y la ejecución de base. Nos
interesa generar un giro epistemológico que no es más que la reflexión
constante en torno a los conceptos que se usan en las discusiones y debates
sobre Crisis Ambiental; Recursos, desarrollo, sostenibilidad. Todas esa
142
palabritas que confunden y hacen que la batalla contra las transnacionales,
y contra otros actores igual de fuertes, sea tan quijotesca. Para hablar
justamente de los humedales: el consumo de drogas es el primer impacto
ambiental dentro del Neuta. Sí claro, están levantando una infraestructura
sobre los potreros de descarga y la bolsa interior que sostiene al humedal es
presionada, ese es un efecto que empezaremos a ver a largo plazo; pero
quienes de manera más inmediata impactan el ecosistema son los
consumidores. Que hacen cambuches dentro, que le prende fuego, que lo
usan como baño. Y ahí para delante las basuras de los vecinos, sus mascotas
muertas, los perros que se comen a los patos; eso es un impacto biológico,
pero no puramente biológico, ese ha sido el error, considerar la crisis
ambiental desde una ecología de las ciencias exactas que ven a la sociedad
como un mal, al ser humano como un mal, con sus ojos de biólogos ven al
homo sapiens como un parásito imprudente, que ha venido a dañarlo todo.
Pero también el patrimonio cultural es devastado, o miremos las piedras con
arte rupestre tanto de Sibaté como de Suacha. Muchas ya ni siquiera están.
Esos consumidores son también resultado del desastre ambiental, causado
por el desarrollo que ve en la naturaleza un montón de recursos para
explotar. Quijotesca, dijo, muy acertadamente el compañero de Sibaté. Por
lo pronto nos sumamos a esa visión del trabajo local para hacer contrapeso
a la crisis global. Como un ejercicio comunitario de empoderamiento, una
pedagogía socioambiental.
Todo este segmento del evento tenía como fin presentar a los asistentes, quienes daban
cuenta del sector que representaran y exponían algunas problemáticas que les
preocupasen. La intervención del aula había sido la última. Luego entonces tomó la palabra
Islena Torres, funcionaria de la CAR central. Ella tenía preparada una exposición que- me
anticipo, resultó ser perfectamente coherente en términos epistemológicos. Luego de mi
intervención se me había acercado con una gran sonrisa a felicitarme por lo que planteé;
con sospecha, le di las gracias y antepuse al prejuicio institucional la simpatía. Pero ante su
exposición entendí por qué me había felicitado.
Transcursividad- 06.
Yo les quiero presentar la metodología del trabajo de hoy, lo cual tiene que
ver con los actos lingüísticos; la escucha, las conversaciones al lado de un
tinto. Las acciones comunicativas y su contexto. En ellas es que se da el
trastrueque discursivo, es decir, el ejercicio de distorsión del sentido. Las
declaraciones, los juicios valorativos, la manera en que describimos al otro,
las promesas. Se trata en suma de que los ámbitos de crisis no refieren a
situaciones problémicas, sino a mentes problémicas. La metodología
143
eminente como seres humanos es la de diluir las situaciones, usando la
conversación para coordinar las acciones. Y como el nuestro es un ámbito
humano y ambiental, nos es preciso dirimir entre dos aspectos: el de la
manofactura y el de la mentefactura. El primero le da un privilegio a lo
tangible y esto lleva a una negación del otro, que es la opresión de las
fuerzas de trabajo; de allí nacen unas ventajas comparativas y la
inviabilidad de desarrollo desde los recursos. La mentefactura por su lado
le da la bienvenida a la máquina porque “nos liberará del músculo físico”,
entonces de eso se desprende un “súbase a la nube” enfocado en el mero
trabajo intelectual como potenciación de lo humano. Tenemos aquí una sin
salida, que intentaré resolver en 3 puntos, poniendo como fin esclarecer
qué sí es esa potenciación humana: uno, la innovación social, que es la
competitividad sistémica, es decir la relación con las estructuras.
Atendiendo específicamente las estructuras mentales; de responsabilidad
social, de pertenencia y de identidad. De esto se espera que derive un
replanteamiento cultural de concepto y de modelo. Dos; el
fortalecimiento del trabajo en colectivo empezando por las comunidades,
que son las primeras que deben ponerse al frente del ordenamiento de sus
territorios, junto a actores de la academia y de las instituciones. Tres, la
protección y uso sostenible de elementos naturales con expresión
territorial, es decir que a las transnacionales se les pone una talanquera
que es la prioridad en el hábitat. Estos tres puntos se ejecutarán en tres
líneas:
1. Innovación social hacia la identidad territorial.
2. Trabajo en redes y Articulación de actores.
3. Uso del suelo; Identificación de determinantes culturales y espacio
geográfico.
Y estaríamos haciendo una comprensión en torno a la producción material
en reciprocidad con un ámbito mental que también podemos denominar
espiritual, imaginariamente puestos en dos pirámides contrapuestas, así;
144
Luego de esta exposición procedemos a conformar las mesas de trabajo, de las cuales yo
escojo participar en la de Innovación social e identidad cultural, donde se nos presentan los
puntos de discusión: a) Modelo ambiental, ciudad región y actores sociales. b) Evaluación
del SINA (Sistema Nacional Ambiental) y su posición en la economía. c) Competitividad
sistémica. El moderador plantea la primera moción de desarrollo: una recogida de los retos
que cada uno ve en el territorio:
Diana Cruz: generar identidad territorial desde CAR, el buen vivir y la apropiación.
Diana Lozada: Educación; vincular padres de familia a los PRAE´s dentro de las instituciones
educativas. Fortalecer la educación ambiental.
John Cuadros: Educación desde la niñez.
Norberto López: Creación de ideales e integración de actores.
Agente Guerrero: Creación de escuelas ambientales para adultos y niños. Ellos representan
a su vez los colegios y barrios. Generar campañas de reforestación.
Graciela: Fortalecer educación incorporándola en el POT.
Oscar: Resignificación.
-Universo
-Planeta
-Comunidad humana
-Familia
-Identidad
-creencias
-capacidades
-conductas
-Ambiente
145
José: Recuperar ecosistema, formar ecoturismo para hacerlo compatible con el ámbito
económico; de esta manera se logra el empoderamiento de los pobladores, que en cambio
tienen ahora las transnacionales.
Cristian Rodríguez: Apoyo institucional a la educación y la cultura. Fortalecer las vías
democráticas. Reconocer las propuestas alternativas. Propender por la sensibilización de
las estructuras comunales y hacer énfasis en la infancia. Todo en un proyecto de
concientización.
Roberto Jiménez: Encontrar soluciones que permitan soluciones concretas entre diferentes
actores. Pese a recursos, etc. Eso es una tapadera para la irresponsabilidad. Ese enredo
entre instituciones no permitió la ejecución del POT, que está demandado.
De allí resumimos la existencia de tres líneas concretas a precisar:
a) La educación ambiental.
b) Las estructuras mentales.
c) La responsabilización de actores.
Este último punto genera una discusión en la que el señor Roberto afirma que lo ambiental
es lo social. ¿De qué sirve- pregunta- el ambiente limpio con hambre? Nuestro objetivo final
es la construcción de un enunciado, que se presentará en una asamblea general al finalizar
el trabajo de mesas. La propuesta es “Articulación de perspectivas afines”. Se genera una
pequeña votación para priorizar si ubicar en el enunciado la educación o la territorialidad
social. En ese momento se acerca a nuestra mesa Islena Torres, quien coordina la actividad,
e inserta la noción de gobernabilidad, haciendo énfasis en torno a las colectividades y los
roles sociales. El ejercicio pedagógico- señala, tiene como prioridad hacer responsable a la
sociedad civil. Recuerden el planteamiento de Weber; frente al poder institucional, la
autoridad real son las bases sociales.
Continuamos debatiendo acerca de las condiciones deseadas de cada línea reto. Primero,
en la educación se piensa una visión a 10 años, bajo el propósito de fortalecer la educación
formal y no formal, de manera que se cubra tanto el sector institucional como la acción de
los movimientos sociales. Para esto haría facultar veedurías ambientales que empoderen a
los sujetos civiles. Es preciso hacer transversal el tema ambiental a todas las áreas de
conocimiento. Las condiciones actuales nos exigen tener como premisa la memoria
territorial.
Al cerrar el trabajo de mesas se hace presente el nuevo director general de la CAR, Alfred
Ballesteros. Su intervención aborda concretamente el discurso sobre recursos y visión
moderna, que tiene en su seno una contradicción de sostenibilidad. Reconoce que la visión
de diagnóstico de la CAR coincide con la nuestra. Los nudos políticos son muy difíciles de
146
desatar, dice, y en última instancia esa visión integral de la que hemos estado hablando aquí
hoy, debe redundar en la construcción de un POT responsable*.
*Aisthesis- V, 03.
Este es un escenario comunicativo muy poco habitual para nosotros,
pero resulta muy interesante constatar cómo la dimensión
comunicativa fue reflexionada y hecha instrumento consciente. Así
también la coincidencia de visiones, que por un momento resuelve la
zanja entre comunidades e institucionalidad; pero este panorama es
siempre nebuloso. Los presupuestos, los contratistas, la coordinación
con entes territoriales son todos miembros de una mole burocrática
que se mueve con muchísima torpeza. Los sectores privados en
cambio son efectivos, se apoyan en la corrupción del sector público y
le sacan partido a la irresponsabilidad ciudadana y, sobre todo, no
tienen más escrúpulos que los exigidos por la ley, una barda a saltar.
20/09/12
Nos hemos encontrado con Juan Camilo Díaz y Camilo González. Concordamos en la
necesidad de abordar la coyuntura. Yo les planteo que ya que los procesos se han dado cada
cual por un rumbo distinto, lo pertinente ahora sería vincularlos. Planteemos un pre-
encuentro, sugiere Camilo, en el que diseñemos los objetivos y la metodología. Se le pone
fecha de una vez; sería el sábado 29. De antemano pensamos en quiénes podrían ser
convocados al encuentro general: El vivero Jardines de Zion, Seminaré, Vigías del
Patrimonio y particulares. La Plataforma Juvenil, dice Juan, necesita reformular su visión;
no pretender convertirse en un espacio aglutinador sino articulador. Para eso es necesario
identificarnos, comenta Camilo, saber qué ofrece cada parche. Dejamos planteados tres
puntos para abordar en el pre encuentro. Estos son:
- ¿Qué se va a hacer con la Plataforma?
- La recuperación de espacios en el territorio; sensibilización, concientización.
- La construcción de una agenda común.
26/09/12
Buscando mi fundamentación teórica
He venido a la Biblioteca Luis Ángel Arango y he solicitado cuatro textos; Antropología
lingüística, de Duranti; La configuración del pensamiento social, de Geertz; Lenguaje,
pensamiento y realidad, de Whorf y La Ciencia oculta en el siglo XIX, de Steiner. Voy directo
a Whorf. En la introducción se cita a Julian Huxley, un biólogo, que plantea: “La evolución
de los conceptos verbales abrió la puerta a todos los demás logros del pensamiento
humano”. Importantísimo que Whorf tuviera tan presente la óptica de la biología, porque
147
es justamente la disciplina con la cual más posibilidades de encuentro existen y con la cual
más antítesis se presentan. A propósito el autor comenta que en la adaptación cultural el
lenguaje podría haber jugado un papel desviador del proceso biológico de evolución. En la
visión griega, recuerda, se considera que “las palabras no son más que el medio en que
encuentra expresión un fulgor más profundo; el pensamiento”. Por tanto una palabra
puede ser traducida de una lengua a otra sin alterarse su sentido. Pero Whorf añade; “un
cambio en el lenguaje puede transformar nuestra apreciación del cosmos”. Entra entonces
a exponer los casos de interpretación simultánea entre lenguas modernas. Allí, explica,
mientras las técnicas de traducción parecen inmensamente sofisticadas, el grado de
comunicación es casi nula. El inglés dice; supongo. El francés traduce; deduzco. El ruso
traduce; considero. Es un problema que se agudiza cuando se trata de comunidades no
occidentales o pre-modernas. Su experiencia de campo durante largas temporadas con
poblaciones nativo americanas, le dio cuenta de que allí se manifiesta de manera mucho
más aguda el desfase semántico. Ilustra el caso de los hopi así; en inglés se llama ola al
movimiento físico de la masa acuática en el mar. Pero para el oído hopi eso es penas una
salpicadura, su concepto tendría que ser expresado más complejamente. La palabra que
equivaldría en su idioma querría decir ´salpicadura´, apenas. Otro caso ocurre con la
expresión “la luz brilla”, que antepone el sujeto al predicado. En tanto en el hopi se diría
Reh-pi, brillar, un sujeto y predicado simultáneos y sin temporalidad.
Los condicionamientos cosmovisivos pasan por las condiciones morfonsintácticas y
gramaticales. Es el caso del género, que se expresa en una simultaneidad masculino-
femenina y espacio-temporal. “el inglés comparado con el hopi es como una estaca
comparada con un estoque” dice Lee Whorf. El pensamiento es relativo a la lengua
aprendida, insiste, y el pensamiento es hilado como una cadena semántica de afinidades
empíricas. Señala que el observador etnográfico tratando con comunidades primitivas
elude el factor del pensamiento, por considerarlo ámbito eminente de la psicología: Whorf
señala que más bien debe ser un ámbito del lenguaje como fenómeno cultural.
En seguida destaca las funciones psíquicas de Jung: sensación, percepción, pensamiento e
intuición; Distinguidas como sistemas de energía, separados, que operan dentro de un
principio energético: la líbido y se comportan como sistemas cerrados. La energía disponible
no puede transformarse en percepción o sensación sino entrando al inconsciente hasta
llegar al estado primitivo diferenciado. La percepción puede utilizar el vehículo lingüístico,
sin ser propiamente lingüístico. Se puede inferir de lo que plantea Whorf, que el
pensamiento es la propia base del lenguaje, mientras que la percepción estaría más cerca
de los valores sensitivos que posee el lenguaje, pero que se encuentran más bien en sus
límites. Percepción y pensamiento serían funciones racionales y sensación e intuición serían
funciones irracionales, escasamente lingüísticas. El lenguaje no cumple una función
biológica sino cultural.
Habla del pensamiento silencioso descartando que se trate de una supresión del habla y
mucho menos de murmuraciones inaudibles o agitaciones laríngeas, en una crítica a
Watson quien considera que el pensamiento silencioso se identifica con movimientos sub-
148
vocales de la musculatura del habla. El habla implica un ordenamiento de la complejidad
cultural.
Me voy sin necesidad de revisar a fondo los otros autores, creo que este es el derrotero
conceptual que me interesa*.
*Aisthesis- V, 04.
Ninguno de los autores que menciona este diario entró en la
bibliografía definitiva, ni siquiera Whorf que pareció en un momento
ser quien me daría toda la base lingüística. Pero este ingeniero
químico, apasionado por el lenguaje, había sido visto como un
advenedizo en su tiempo dentro de las pretendidas ciencias del
lenguaje y su polémica teoría del relativismo lingüístico fue tachada
de inconsistente. Lo que yo necesitaba era un instrumento de análisis
que me arrojara evidencias empíricas. Como menciona Alberto
Bruzos, (XIX- XX/ 37-40, 2001-2002. ) La de Benjamin Lee Whorf era
una fascinación que estaba relacionada con la religión y los
criptogramas. Muy interesante porque me hace pensar en el epígrafe
del Hombre Sentado, la obra de Fernando Urbina: “El mito es la
exégesis del símbolo”, para hablar de los petroglifos de la orinoquía.
Esto quiere decir, básicamente, que la inventiva humana y su
necesidad innata de interpretación le lleva de forma natural a originar
narrativas. Frente al símbolo que me interroga, que exige el hallazgo
de su sentido, en mi cognición se opera una emergencia de significado
y yo hago de mi mundo lo que mi sentido de él me empuja a hacer; lo
que mi lenguaje me ha llevado a codificar. “El lenguaje moldea la
mente y con ella la percepción del mundo” es lo que plantean Whorf
y Sapir. El sistema de cada lengua es una ventana diferente desde la
cual asomarse a los hechos empíricos. Y más inaudito me resulta que
el mismo Whorf acudiera a Jung, que yo traía ya en germen de
caducidad dentro de mi mochila teórica. Ambos autores terminarían
por ser apenas apuntes dentro de la investigación, pero no podía
tomar de ellos las herramientas empíricas: no obstante fueron
quienes me arrojaran luces sobre fenómenos que nacidos en el
campo. Ambos acuden a la biología para entender la producción de
sentido, intentando franquear los límites disciplinares, cosa que
tienen en común con Cassirer. Se busca afanosamente encontrar
respuestas orgánicas y fisiológicas a fenómenos que por su
intangibilidad parecen etéreos, se busca descender de la nube
platónica, de la escisión mental cartesiana, pero el símbolo sigue allí,
interrogándonos: y semejante a como Jung considera los arquetipos,
Cassirer deduce que en el sistema nervioso humano se opera una
149
interfase que transfigura los datos captados por el sistema receptor;
los codifica, interpreta y moviliza para emitir una respuesta
significativa. Es una ontogénesis que nos pugna como especie. Si
olvidásemos hablar, volveríamos a hacerlo inventándonos nuevas
historias y lenguas: nuevos mundos y realidades. La búsqueda de
sentido nos es inherente porque sin ella perdemos nuestra facultad
de afectar el entorno que nos afecta a su vez. La cultura humana se
comporta de manera muy semejante a un ecosistema. Solo que un
bioma complejo toma miles de años en crecer y sostenerse; la
sociedad humana en cambio prolifera y perece veloz y erráticamente.
29/09/12
Pre encuentro
Nos hemos dado cita Edwin Gamboa, Fabio Delgado, Juan Díaz, Julio Guasca, Camilo
González y Mi persona para definir el orden y contenidos del encuentro de iniciativas
juveniles que venimos pensándonos desde hace tiempo.
Se ha definido el territorio como eje articulador y la juventud como los actores sociales en
que nos interesa hacer enfoque, pero reconociendo que no son los únicos. A la pregunta
¿por qué enfocarnos en este sector social, claramente etario? Respondemos que existe un
ánimo patente de generar contra narrativas respecto del modelo socio político y cultural
que se ha desarrollado tradicionalmente. Por ejemplo el hecho de que Suacha sea hoy por
hoy un municipio minero, como decisión unilateral de sectores de poder económico,
pasando por encima de las poblaciones, ha venido movilizando actores dispersos, entre los
cuales la juventud juega un papel participativo clave. Además se trata de la población
mayoritaria, con un 46%, acota alguno de mis compañeros. En ese sentido hay que
identificar cómo se están viendo, cómo se representan, cómo se relacionan, cómo se
definen los jóvenes: sin esencialismos.
Camilo ha elaborado un texto titulado Tejiendo Identidades, pretendiendo denominar con
este al naciente espacio: se pretendería una definición de roles en torno a la acción política,
pero en una visión exploratoria que nos permite crear lazos de confianza.
Transcursividad- 07.
El diálogo debe ser en este sentido el elemento potenciador: me he
resistido a asumir el concepto de red, porque la red es para atrapar, para
enredar; el tejido tiene otro sentido. Construye la mochila, en donde vos
cargas tus herramientas de pensamiento; eso le corresponde a cada uno.
Pero también puede tejerse una manta que, como en este caso, nos sirve
para cobijarnos a todos: aprendiendo a escuchar y hablar se define la
constancia y firmeza del camino.
150
Juan Díaz sugiere la moción de que el espacio no se convierta en un escenario para
discusiones teóricas ni ideológicas; Yo acoto que la idea es que esté enfocado en una
praxeología común, que ayude a coordinar las acciones de cada grupo, sin que se pierda la
autonomía y que por el contrario alimente la asertividad del trabajo interno. Definimos la
metodología: construiremos mesas de trabajo con el eje transversal de territorio. Estas han
de ser:
- Identidad y apropiación territorial.
- Manifestaciones sociales.
- Conflictos.
- Educación.
- Relación ruralidad-urbe.
Y cerraríamos con una socialización de las discusiones por mesa y la creación de una agenda
común.
06/10/12
Encuentro de iniciativas juveniles. Suacha: Tejiendo Identidades.
Biblioteca Colsubsidio, Universidad de Cundinamarca.
Llego tarde ( ) Al presentarme robo larga palabra. Juan Camilo empieza a presentar las
motivaciones que convocan. Hay un montón de gente que no conozco. Las palabras clave
son territorio y juventud. El papel de la juventud en Suacha, dice Juan, es importante; no es
nuestro objetivo centralizar ni eliminar la autonomía de los grupos, sino poner en juego las
diferentes identidades culturales, políticas y sociales, que se han venido generando dentro
de cada proceso. Identidades ecológicas, pedagógicas, arqueológicas. El propósito es tejer
una agenda común para trabajar de manera articulada con el fin de defender y proteger el
territorio.
A continuación habla Julio Guasca: Se refiere inicialmente a Suacha: Memoria, Identidad y
Territorio, el grupo que lideran con Juan Díaz.
Transcursividad- 08.
Este surge a principios de año pensando en la necesidad de cambiar los
imaginarios sociales respecto al territorio de Suacha, pues este ha sido
objeto de una estigmatización permanente. Sin embargo esto haya apoyo
es en el desconocimiento que la población en general tiene de su propio
municipio; nosotros abogamos por un reconocimiento territorial que
remueva la memoria, haciéndole contrapeso a ese contexto urbano que
conocemos por cotidianidad. Pero no conocemos el sector rural y las
historias de esos espacios urbanos. Nuestro ejercicio ha practicado
recorridos por las veredas y evidenciar el potencial histórico y
arqueológico. Recolectar la historia de vida de los habitantes con su lugar
151
inmediato. Hemos estado en Chacua, Charquito y Hungría, así como en el
páramo. Conocemos también a otras experiencias para reflexionar las
nuestra como la de San Mateo, y nos interesa desarrollar un trabajo en
Canoas, todo esto con el fin de comprender los diversos factores que
puedan llevar a pensar otra Suacha, queremos hacerle contrapeso al
imaginario negativo que ella carga. Somos gente que siente y trabaja el
territorio. Pero necesitamos reconstruir la historia, porque tenemos
nuestro pasado envolatado. ¿Ir a otro lado cuando aquí hay tanto por
conocer?
Enseguida habla Jorge Rodríguez:
Transcursividad- 09.
Yo soy un doliente. Un indignado por la cultura. Crecí en el Charquito y
desde que estaba en el colegio me di cuenta de los espacios
desperdiciados, echados al deterioro. Allá hay un complejo construido a
finales del siglo XIX, del que hacen parte la antigua estación del tren y el
teatro en que los trabajadores de la hidroeléctrica se entretenían. Alguna
vez estábamos con los compañeros del colegio y nos hicimos conscientes
de que nadie hacía nada por eso. Entonces ahí es que nace la idea de la
Juega; porque hay que estar en la Juega con esos espacios que se están
perdiendo porque no les interesa a las administraciones, no hacen parte
de sus planes de gobierno. En ese sentido hay que decir que toca trabajar
con las uñas. En el Charquito hoy día existe un proyecto hidro-energético
que fue iniciado por la empresa de energía eléctrica de Bogotá y donado,
con toda su infraestructura. Cuando la administración pasó a manos de la
alcaldía municipal, todo se cayó. Y como el nodo es la zona de mentalidad
de los empleados, sin identidad territorial, dijimos; demos una lucha por la
recuperación del teatro, para que se ponga al servicio de la comunidad y
de ellos mismos. Entonces hubo reuniones y visitas de la alcaldía;
interpusimos unos derechos de petición. De ahí salieron unos
compromisos, pero yo no creo en ellos. Al final todo el mundo se terminó
por abrir; mis otros compañeros no tienen esos caminos. La Juega también
nace por los juegos tradicionales; el yoyo, el trompo, el yermis.
Habla Alejandro Marín: No estoy articulado a ningún colectivo. Vivo hace cinco años en
ciudad latina. Estudio ciencias sociales en la distrital. Quiero conocer a la gente que está
camellando.
Habla Daniela Salgado: Estudio trabajo social en el Colegio Mayor de Cundinamarca. Sé de
la gran necesidad de trabajo que existe en Soacha. No conocía los grupos. Creo que el
principal problema es la falta de consciencia y quiero participar en el cambio.
152
Habla Edwin: Hago parte de Seminaré. Soy filólogo de la Universidad Nacional. Vivo en
Suacha hace 8 años. En mi caso la docencia me llevó a darme cuenta de la calidad educativa.
Existen inmensas inquietudes.
Habla Leidy Gutiérrez:
Transcursividad- 10.
Soy estudiante de grado 11. Seminaré nace en mi colegio dándonos cuenta
que la escuela es la única área de educación. Es decir que no existen
alternativas diferentes a la educación formal. Empezamos a reunirnos con
Edwin y Fabio para desarrollar sesiones sobre literatura y cine:
moviéndonos hacia una construcción colectiva del conocimiento.
Habla Fabio Delgado:
Transcursividad- 11.
Yo también hago parte de Seminaré. Desde que iniciamos se ha venido
sumando gente; estudiantes, profes. Y nos entendemos sobre todo en un
aire de camaradería; ahora estamos intentando salir de la biblioteca
porque el contrato de Colsubsidio con la universidad ha caducado y eso
genera una cantidad de problemas burocráticos. Conocemos al profe
Nelson Pájaro que trabaja en Altos de la Florida. Tenemos solamente dos
principios: no damos charlas para profesionales sino para personas más
humanas. Segundo buscamos hacer lo políticamente correcto. No somos
mesías, pero estamos preocupados.
Habla Diana Cruz:
Transcursividad- 12.
Hago parte del comité ciudadano de control ambiental. Nosotros hemos
llevado a cabo un ejercicio de análisis: las instituciones a pesar de su
presupuesto, sin comunidad no tienen ningún eco. Nosotros no podemos
ser la generación de los sueños frustrados, hay unos lugares para recuperar
y proteger. Vernos ya es un logro grande. En adelante todo depende de
nuestro altruismo. Todo Suacha está lleno de vida y cultura. Somos una
Suacha fuerte que hace y deshace pero también se calla. Este es el
momento propicio para tejer.
Habla actor desconocido:
153
Transcursividad- 13.
Administración ambiental. Vale la pena hacer un toque o concierto para
recoger fondos, quiero hacer un trabajo con animales de calle. Nuestro
pesimismo es tan grande que raras veces consideramos que ellos sean algo.
Habla Andrés González:
Transcursividad- 14.
Yo vivo en la comuna uno, tengo 21 años. Me dedico al graffiti y al Street
art. Mi intención es cambiar el concepto de estigma que tenemos; me
interesa resignificar. Reapropiárselo porque está dejado a la deriva. Y lo
hago rescatando las raíces; me planteo en contra del graffiti ególatra del
que escribe su nombre todo el tiempo y el de su crew. El arte está en las
calles, afecta a las personas. En la escena es necesario resignificar el
nombre Suacha, porque a los graffiteros les da pena decir que son de acá.
Es preciso generar amor y pasión por el territorio; encontrar el puente que
nos une. El graffiti es capaz de transformar, está abierto a todos y la gente
se vuelve curadora de arte. Al hallar recepción cambia los imaginarios. He
compartido con otros compañeros ya, como con los muchachos del
humedal Neuta, y tenemos un propósito común. Debemos ahora
complementarnos.
Habla Fredy Benavídez:
Transcursividad- 15.
Le doy un saludo a la iniciativa que han tenido las personas de estos
procesos; habemos algunos aquí que estamos algo pasaditos de edad, pero
eso me gusta porque se da uno cuenta que hay más jóvenes que pueden
hacer la continuidad. Yo soy un Soachuna tradicional y he visto cómo la
dinámica de la migración ha cambiado los imaginarios. Trabajo hace
tiempo con jóvenes haciendo teatro. En este momento tengo alrededor de
30 jóvenes en formación y mi pedagogía es básicamente generar un
espacio de participación. Pero nos hemos dado cuenta que si bien es
importante el trabajo desde las tablas, también lo es reconocernos.
Conocer qué estamos haciendo. Como Taller Teatro nuestro principal
problema es de espacio y como no tenemos apoyo vamos de aquí para allá;
levantando en donde nos es posible nuestra carpa cultural. Ahora mismo
la tenemos armada en el centro comercial del parque. Todos están
invitados. Me parece muy interesante ver tantas caras nuevas. Nosotros
personalmente estamos orgullosos de ser Suachunos.
154
En seguida habla su hija Laurita Benavídez, quien expone un recorrido larguísimo junto a su
papá, se dedica a la daza y el teatro y ha participado en numerosos festivales. En seguida
habla Johana Romero: Dice también trabajar en Taller Teatro, vinculada por el deseo de
descubrir, participar y ser libre para expresarse. Nos invita el 16 de octubre a la casa
embrujada que organizan desde hace unos años. En seguida toma la palabra Angélica
González, la negra, vieja amiga nuestra. Recuerda sus tiempos de pasantía en el Neuta y
declara que pese a no ser Soachuna se la pasa en Suacha. Tiene junto a Dani, su novio, un
vivero llamado Jardines de Zion y saben ambos de agricultura urbana; de reciclaje y
reutilización. Le gustaría ordenar verde el territorio.
Habla Diego Duque:
Transcursividad- 16.
Yo trabajo en el Neuta. El humedal es un lugar de miedo, donde se acumula
la drogadicción. La gente no ve ese paraíso que tiene ahí en frente de sus
casas, se ha creado una brecha entre ellos y el humedal: pero igual él
necesita que se luche por su conservación. Creo que el Aula intercultural
es capaz de crear conciencias. Yo me dedico a la pintura y el dibujo.
Habla Heiner Gaitán:
Transcursividad- 17.
Hago parte del colectivo Disidencia Juvenil. Consideramos que las
pequeñas acciones generan transformación. Estamos en frente de un
trastorno radical de nuestro entorno y esto requiere un mayor dinamismo.
Yo veo personalmente a Plataforma estancado, pero veo que existe un
interés por habitar el territorio y esto ha generado no una sola sino diversas
identidades. El Facebook ha hecho posible contactarnos y ante este
encuentro quisiera destacar tres valores fundamentales: la autonomía- el
respeto a los procesos- La democracia – definida como el acceso a la
palabra- y la pluralidad: que se geste un proceso heterogéneo. Ni muy
dentro ni muy fuera. Nuestro proceso halla sus antecedentes con el
colectivo Simón Bolívar en Porvenir y San Mateo. Desde entonces
hablamos del poder como instancia de transformación. No por un
concepto de lo público construido desde el estado sino del estado. Estamos
acompañando la organización del movimiento estudiantil y este ha
aumentado en fuerza. El enfoque es la paz, pero no concebida como el
silenciamiento de los fusiles sino como la solución de los problemas
causantes del conflicto. Nos hemos comprometido a defender los espacios
que abrieron el PC con Provivienda y todo lo que nos antecede. Estamos
esforzándonos por comprender el conflicto estructural. Yo pienso que la
155
juventud del regaeton debe ir más allá; democráticamente debería
poderse marchar sin miedo. Es necesario pernoctar en los territorios de
miedo para abrir esos espacios.
En este momento Camilo se despide (va para una toma de yagé) y me dice que cuando sea
mi turno de hablar diga que la palabra del humedal es palabra de Amor.
Habla Nelson Ortegón: Me asombra que uno conociendo Soacha, viviendo aquí toda la vida
y hasta ahora nos conocemos. Nosotros tenemos una verdad que nos han dado, pero que
no es la verdad. Necesitamos conexión y encuentros entre culturas. Nosotros podemos
hacer algo: Suacha tiene muchas riquezas. Hay que organizarnos.
Habla Jorge Serrato: Soy fotógrafo, trabajo todo lo relacionado con arte visual. Todo lo que
se haga puede alimentarse de la fotografía y me interesa trabajarla para todo el mundo, no
solo para Suacha.
Transcursividad- 18.
Mi territorio es todo lugar al que llegue; debo cuidarlo como si fuera mío.
Soy un habitante del mundo.
Habla Daniel Moya:
Transcursividad- 19.
Yo puedo aportar mi conocimiento frente a las plantas. ¿De dónde viene la
comida? ¿O es que pretendemos ser revolucionarios que se alimentan del
sistema? Nosotros tenemos nuestro vivero y este puede alimentar las
huertas de todos. Solo hace falta participación y articulación. La
ancestralidad que es básicamente la recuperación de las especies nativas,
de ese alimento. Aquí hay tenemos las todas condiciones para hacer
muchas cosas, la clave es la pedagogía.
Habla Mariana Mora:
Transcursividad- 20.
Yo no soy de Suacha, llego al territorio como muchos otros, sin ninguna
expectativa; pero en Neuta me enamoro del territorio. Me gustaría
trabajar en la sensibilización a la comunidad: Niños, jóvenes y adultos, para
recobrar la posibilidad que se nos niega de reflexión y asiento, por
fugacidad de la vida moderna. Me siento muy contenta por este encuentro,
por poder conocer a los diferentes procesos y parches, así se tiene una
visión más global. Acerquémonos a los espacios del pensamiento y la
palabra.
156
Habla Cristian Bocanegra: Yo hago parte del parche del humedal Neuta, desde cuando se
manejaba el Club Juvenil Hijos del Sol.
Transcursividad- 21.
Yo soy un caminante de este territorio, orgulloso de Suacha: he conocido
los cerros y pictogramas, la historia. Pienso que hay que crecer como la
semilla, hacia fuera y hacia dentro. Organizarnos para avanzar. Creo que es
necesario atender el problema de la drogadicción, que es uno de los casos
más urgentes que tenemos en el humedal, y creo que eso se puede hacer
entendiendo los problemas que esas personas tienen, las causas sociales.
Habla Marcela Ladino: Yo no hago parte de ningún parche. Me gusta Suacha; identidad y
territorio, por el tema que abordan de historia y ancestralidad. Vivo aquí desde chica y he
descubierto en este corto tiempo tantas cosas que existen cerca de nosotros y no teníamos
ni idea.
Habla Santiago: Antes de iniciar su presentación nos advierte que el tiempo en la biblioteca
se está agotando. Luego habla de cómo ha conocido los diferentes procesos. Él ha venido
asumiendo el rol de coordinador en Suacha Preuniversitaria, un proceso que capacita a
jóvenes para ayudarlos en el acceso a la educación superior. Considera que sí hay un rango
de edad en las intenciones y fuerza interesada en generar cambio. Sería clave llegar a
articularnos para adquirir otro sentido de pertenencia, pero más allá de la fantasía del joven
por desempeñarse en las cosas que le gustan, sino por el cambio que ya se gesta. Agradece.
En seguida realizo una presentación que tengo preparada y a causa de restricciones de
tiempo nos vemos obligados a cuadrar el siguiente encuentro precipitadamente. Heiner
Gaitán nos dice: Compas, yo creo que ya que ustedes dicen ese proceso tan firme en la
laguna, pues veámonos allá, hagamos un sancocho. ¿Qué les parece el sábado 13? Todos
accedemos y acordamos unos puntos a tratar.
1- ¿Qué es ser joven en Suacha? Historias de vida.
2- Documentos que puedan alimentar el panorama.
3- construcción de la agenda común: Ambiente, cultura, conflicto y educación*.
157
*Aisthesis- IV, 05.
Creo que este evento marca claramente la segmentación respecto al
orden previo en el proceso del humedal; nuestro encuentro con los
demás grupos juveniles nos adentra en otra dinámica de acción
territorial. De repente tenemos los ojos encima y esto nos obliga a
reconfigurar nuestro orden interior. A ese respecto me es
imprescindible mencionar que algunas semanas atrás, en un
encuentro con Lucas, quien acababa de llegar del Amazonas, tuve la
sorpresa de recibir de él un frasco con ambil obtenido de manos
Murui; cuando me lo entregó me dijo: Vea, para que haga su trabajo.
Fue para mí como si por parte de él y de Luz me fuera encomendada
la estabilización del proceso. Un voto de confianza y responsabilidad.
En la presentación que ofrecí en este encuentro básicamente expuse
el planteamiento que venía construyendo respecto a la relación entre
Significar y percibir. También hice una aproximación a la morfología
del chibcha para hablar sobre el significado toponímico del territorio.
Sábado 13 Octubre
En horas de la mañana nos hemos encontrado para trabajar en el espejo; un poco idos de
tiempo la gente convocada empieza a llegar y nosotros estamos aún metidos en el agua.
Nos arreglamos (es preciso bañarse luego de haber entrado al humedal) y nos reunimos con
los demás; es un montón de gente. Luego de dar la bienvenida organizamos las mesas de
trabajo y nos dividimos; en la mesa de Ambiente nos encontramos: Andrea Leguízamon,
Daniela Salgado, Camilo Mahecha, Alexandra Amaya, Leidy Monterroso, Andrés Otálora,
Andrés Reyes, Erika Salamanca, Laura Israel y mi persona. En la nivelación de expectativas
logramos construir un diagnóstico común que podría resumirse de la siguiente manera:
Existe un serio problema respecto al desconocimiento de nuestro entorno territorial. Un
No conocimiento que es anticipado posiblemente por causa de un vacío de consciencia
respecto al sostenimiento de ecosistemas como los humedales. En ese sentido la mesa
Ambiental podría configurar una base para llenar ese vacío de consciencia. El trabajo en el
Neuta ha echado mano de algo muy importante para lograrlo, que es la siembra. El conflicto
del país hace parte de estas problemáticas; Es el responsable del desequilibrio ocasionado
en la naturaleza. Una sociedad en conflicto genera un sistema de ceguera. En tal sentido el
sindicato agrícola de Cundinamarca, que aboga por la soberanía alimentaria, ha dado
cuenta de los conflictos derivados de la minería. No se debe perder de vista la importancia
de la formación medio ambiental profesional, así como la acción legal en figuras colectivas
como la acción popular. Una acción local tiene la capacidad de repercutir en lo global. El
ambiente es la base de todo hábitat; la vida de los animales y plantas es equivalente a la
subsistencia del ser humano. El nodo de este problema es la transformación del ambiente.
158
A continuación nos planteamos la profundización de estos puntos de partida, discutiéndolos
a la luz de los ejes transversales: Juventud y Conflicto:
Transcursividad- 22.
El conflicto no es solo la violencia, pero sí está presente en todas las formas
de conflicto. Esto se ha reflejado en la expansión urbana y el
desplazamiento a causa de la crisis ambiental. La responsabilidad estatal
se ha fugado porque su preocupación es velar por los intereses privados.
Asombra en este sentido la manera en que los funcionarios pierden su
consciencia humana: cómo se han dado prerrogativas para la explotación
de canteras en los cerros. Se disuelve el concepto de propiedad ¿privada,
estatal? Al final las acciones legales caen en el vacío. Definitivamente la
falta de identidad afecta la apropiación. El despertar de consciencia es
sencillamente la responsabilidad ambiental; es lo que se ha hecho en el
Sumapaz con respecto a las hidroeléctricas y la creación de zonas de
reserva campesina. Se trata de desenmascarar a quienes se cubren con la
capa de la legalidad. Los PRAES son puros proyectos muertos, nada más
que otra oportunidad de negocio: podríamos pensar en acceder a los
colegios, junto a la mesa de educación, para implementar proyectos que
realmente repercutan. Esto acompañado de un proceso de
empoderamiento en los barrios, en donde la crisis ambiental también se
manifiesta con lugares de miedo a causa del conflicto social; por eso es
preciso generar los encuentros y realizar las acciones en aquellos puntos
críticos. Por ejemplo con foros que informen y brinden herramientas a la
población inerme frente a las problemáticas; así también continuar con las
caminatas para lograr el reconocimiento territorial, para entender por qué
los nichos ecológicos se convierten en nichos de delincuencia. En la ciudad
es posible un trabajo de mural que busque la recuperación de la
sensibilidad: tenemos ante nosotros la pregunta ¿de dónde partir y a
dónde llegar? Para responderla documentémonos bien acerca de cada
problemática para construir análisis mejor planteados. Sería interesante
realizar una acción por comuna, con el fin de acercarnos a las comunidades
afectadas.
Luego de este segmento procedemos a la socialización de las mesas: Empieza la mesa de
educación. En su discusión se interrogó por los escenarios en que ocurre la educación: los
colegios privados, públicos y de concesión, el Sena, las Universidades y los escenarios no
formales como la escuela Fe y Alegría de Nelson Pájaro en Altos de Cazucá. Las
problemáticas que rodean estos escenarios son de orden afectivo, económico y mediático,
159
reforzados por circunstancias sociales más agudas como la estigmatización y la limpieza
social. Su objetivo como mesa sería contribuir a la construcción de un currículo de apoyo
para la educación formal y no formal. Entre las acciones concretas se contemplan: La visita
a cada grupo involucrado; buscar el apoyo de la ANDES para entrar a los colegios; El festival
“La poesía está en la calle”; Las noches sin miedo; Los diálogos territoriales sobre paz, junto
a la red de objetores de consciencia; visita a Altos de la Florida.
En seguida la mesa de Cultura presenta sus conclusiones:
Transcursividad- 23.
Partiendo de los interrogantes acerca de qué se comprende por cultura,
por qué es necesaria y qué acciones municipales podrían despertar el
interés de la gente, se desarrolló un diálogo que tomaba como partida el
territorio, elemento que define las costumbres y hábitos de las
poblaciones. Sin embargo históricamente ha ocurrido que el ascenso de
una cultura dominante que forma y moldea a su imagen a las demás a
través de la institucionalidad, consolidando paradigmas dominantes, que
en nuestro tiempo es el consumo. En ese sentido nosotros nos hallaríamos
dentro de la cultura subalterna que se va gestando con diversas formas de
resistencia. En nuestro caso ha ocurrido porque no hay espacios para la
cultura, porque la privatización los impide; en ese sentido es preciso
reconocer que lo público no es lo estatal, sino lo construido desde la base
popular. Por eso el llamado es a generar tomas culturales, acaso
configurando un directorio de expresiones culturales, reconociendo a los
actores y los espacios accesibles, propendiendo por descentralizar aquellos
que han sido hegemonizados. Y fundamentalmente hay que trabajar para
deconstruir la identidad de pobreza que esa cultura dominante nos ha
inculcado: Le apostamos a un espacio plural, participativo y autónomo, que
a largo plazo es pensado como festival popular de la juventud.
Camilo acaba de llegar en compañía de la gente de la Red de Humedales de Bogotá. Se
encontraba en el humedal Tibanica, que por compartir territorio con Bogotá es también
motivo de preocupación para el distrito y los grupos organizados en él. En esas
circunstancias Camilo los invita y ese grupo, como de 16 personas, le sigue la corriente y se
van hasta el Neuta. Nuevamente debo reconocerle a Camilo su increíble capacidad de
convocatoria. Los dos grupos se alcanzan a cruzar y hay un asombro mutuo. Por un
momento Neuta demuestra ser un proceso con una movilización de actores amplia y
dinámica. Se pacta una jornada de Minga con la Red de Humedales y el evento de lo que
160
ahora empieza a ser llamado Tejiendo Identidades, se disuelve entre una camaradería
entusiasta.
Mariana y yo nos quedamos recogiendo el desorden (consecuencia de la olla comunitaria)
mientras Camilo les habla a los muchachos (Nelson, Javier, Diego y Carlos) sobre
ancestralidad. Al principio no le paro bolas, pero luego él me llama: Invita a tomar yajé en
la Calera con los gnósticos. Diego ha traído su tabaco (el mismo que nos ofrendó Luz en el
mambeo y que yo usé para preparar rape) y lo fumamos. Todos nos hallamos optimistas
por el encuentro con los otros parches. Acordamos ir a Canoas el lunes 15, festivo. Camilo
de pronto dice:
Transcursividad- 24.
Yo les quiero decir que los amo muchísimo, que a ustedes si están a mi lado
son a quienes voy a buscar si pasa algo. Yo los visité a todos cuando estaba
viajando con el yagé y estuve ahí con ustedes. La invitación es a que nos
ritualicemos; cuídense de la palabra de la Bareta, hay que tener respeto
para con las plantas. Oskar: La importancia personal no puede desaparecer
completamente, pero es necesario reducirla a sus dimensiones justas.*
*Aisthesis- V, 06.
Este es un nodo importante en dos sentidos; por un lado se hace
tangible el aumento de convocatoria y especialmente la apertura del
proceso traducido en contactos y trabajo coordinado con otros
grupos, que tiene su mejor expresión en Tejiendo Identidades. Sin
embargo este fenómeno debe ser entendido en dos direcciones; si
bien por un lado hubo unos actores que se prestaron a la dinámica
articuladora, que es el primer paso para la gestación de un
movimiento social con expectativas de impacto territorial, es ante
todo el mismo contexto que no solo lo ha permitido sino que lo ha
estimulado. Y aquí me es preciso ahondar un poco más en ello: sería
una ceguera perder de vista el que la década anterior fue para
nosotros como jóvenes y para los movimientos sociales del país, de
un verdadero oscurantismo. Respecto a los movimientos sociales
porque se restringió no solo la libre movilidad y el derecho de
reunión, sino porque se creó un campo de exclusión semántico que
proscribió toda un área conceptual, al punto que toda expresión de
inconformismo era tachada de terrorista y de hallarse vinculada a la
insurgencia. Unas muletillas fáciles y estigmatizantes que calaron muy
hondo en la cultura política nacional, que aún las reproduce. En este
161
orden de ideas el cambio de política social, que sin estar apoyado en
las bases ni mucho menos, era al menos un tanto más liberal y
nosotros lo percibimos como una distensión, siquiera de la
persecución neurótica que caracterizó los principios de siglo. La
segunda razón por la cual este punto es un nodo de gran importancia
consiste en el debate persistente en torno a la importancia personal:
lastimosamente no tengo registro de la Minga que llevamos a cabo
en coordinación con la Red de Humedales de Bogotá, que tuvo lugar
en el Humedal Tierra Blanca, como otra intención de apertura fuera
de nuestro radio exclusivo en el Neuta. En aquella ocasión la fricción
entre nosotros se volvió a encender de una manera desestabilizante,
al punto que puso en riesgo la jornada de trabajo: cuando
cerrábamos, tuve la oportunidad de conversar con León Rodríguez y
Jasbleidy Castañeda, de quienes recibí una palabra que me esclareció
en gran medida la naturaleza del problema que teníamos como
germen de conflicto al interior. León me habló de que un Mamo de la
sierra alguna vez, viendo un caso similar, había señalado que todo eso
no era culpa sino del Muana Ze, la identidad yoica opuesta al Ze, un
yo que no detrime a los otros, guardando sus proporciones respecto
a la alteridad. El Muana Ze es un yo crecido fuera de proporción, que
ha invadido el terreno de la segunda y tercera persona del singular,
violentando a su vez el yo instrínseco de estos. En chibcha Yo se dice
de tres maneras, según su situación gramatical: Hytcha, I y Ze. Mue
significa Tú. Muana Ze vendría a significar, por orden posesivo, el Yo
alienado en el Tú. La importancia personal sería no una exacerbación
egoísta, sino una imposibilidad delimitativa de uno sobre el otro.
15/10/12
Lunes Canoas Gómez
Nos encontramos a las 11:10 en la vía Indumil con Diego, Javier y Carlitos. Nelson y Cristian
no han venido. Camilo y Mariana vienen llegando, nos saludamos y todos arrancamos a
caminar. Preguntamos por las provisiones; vamos cargados de fruta y agua. En el camino
compramos pan y te deshidratado. Durante el trayecto hablamos de varias cosas con
Camilo; me cuenta del eterno ir y venir de sus relaciones sentimentales. Su asunto de
mujeres siempre está en toda conversación. Mientras tanto Mariana y los muchachos
caminan delante de nosotros. Al fin llegamos. Entramos de una a la casona. La puerta de los
celadores está cerrada, todo tiene el mismo aspecto de abandono. Aparte hay graffitis
nuevos en la pared frontal, principalmente de equipos de fútbol. En el camino yo encontré
un cucarroncito muerto, así que mientras ninguno me ve yo lo sepulto en el costado
162
izquierdo de la casa. Lo tomo como un símbolo de pagamento. Javier dice, al ver la cocina
en su dejadez: “Hay que apoderarnos de acá”.
Me dirijo a la primera piedra pintada, que se halla en muy mal estado, prácticamente
borrada. Luego subo hasta la de las cruces y allí me encaramo en una roca. Empiezan a llegar
los demás y cada uno a su vez les doy un poco de ambil. Ellos están todos picados porque
se pusieron a coger tunas para comer y tiene espinas hasta en la boca. Alguien insiste en
querer fumar pero nosotros nos negamos, aun no, digo yo. En esta situación Carlitos dice
una grosería y como quien ignora la cosa yo empiezo a relatar una historia sobre los
panches: En el Kininí, eso es por allá cerca a Fusa, existe una piedra altísima y un bosque
alrededor. LA gente de por ahí cuenta que aún se pueden ver y escuchar a los panches. Los
panches en realidad se llamaban Guacanaes. Y la gente no duda de ello, es algo veraz. Dicen
que en ese bosque no se pueden decir groserías porque llueve; la piedra es tan alta que
desde arriba se ven las nubes y los chulos; cuando Pedro de Ursúa ya los tenía amenazados
con la derrota, luego de una guerra de conquista muy larga, esas comunidades decidieron
saltar de esa piedra al abismo. Los panches tenían un símbolo que era así (grafico con los
dedos en el aire una espiral que nace y luego llega a una espiral que se cierra) eso significa
que ellos venían de la matriz de la madre e iban hacia la matriz del cosmos. Ese abismo
simbolizaba en su cosmología la matriz del cosmos: de modo que los panches no se
suicidaron, en realidad estaban renaciendo.
Todos se quedan atentos y escuchan, asienten en señal de comprensión. Añado: Eso lo
cuento para que evitemos decir groserías aquí. Todos ríen y miran a Carlitos quien acepta
el consejo de buena gana. Seguimos subiendo. Yo voy hasta la tercera piedra, de los círculos,
y con pesar veo impactos de paintball sobre las pictografías. Sigo subiendo y se lo comento
a ellos. Nos enfadamos. No más ciclomontañismo y paintball aquí, decimos con enojo. Así
que cuando llegamos a la planicie Diego arremete contra una rampa de ciclomontañismo y
la desbarata. Yo lo contemplo en silencio mientras Camilo me grita desde lejos que no.
Cuando nos reunimos reímos por el hecho y Camilo recuerda que eso fue un montaje
elaborado por la alcaldía municipal para los juegos deportivos de no sé qué. “Lo que ustedes
acaban de hacer es un acto vandálico y terrorista”, todos reímos.
Desde abajo vemos a unos muchachos que se hallan en la cueva, el camino por donde
acostumbramos subir. Esto nos hace cambiar de rumbo y exploramos nuevos caminos.
Empezamos el ascenso por una pendiente en fila india, luego de una exploración rápida y
reducida. Los incendios recientes nos abren nuevos caminos de modo que caminamos por
la zona quemada. Olvidé algo: luego del episodio de la rampa, Camilo encontró salvia. Ya
antes Diego había dicho que el color de esa planta le gustaba, por encima de los otros
verdes, le resultaba muy especial. Mariana y yo tuvimos una experiencia muy especial con
la salvia en nuestra pasada toma de yagé. Pero ni Diego ni nosotros sabíamos que esa planta
era una variedad de salvia; cuando camilo lo revela nos entusiasmamos. Él corta unos
manojos y se los entrega, si no estoy mal, a Javier, y dice que los frotemos en las manos y
los respiremos, que aquello nos ayuda a limpiar la respiración y el organismo. Mariana
también se inclina y toma ramitos de la planta. Deberíamos hacer aceite, digo. ¿Y cómo?
163
Preguntan. En una probeta de globo con alcohol y se le pone a sudar. Camilo me felicita
diciendo que yo siempre salgo con unas cosas severas, como lo del rape. Luego señalo que
a la próxima deberíamos dejar que sea la brujita quien corte de la planta; Camilo pregunta
quién y yo señalo con el pico a Mariana. Él dice ah, entendiendo, y acepta. Así que el ascenso
antes descrito se realizó con Salvia en las manos.
Luego de un tramo sobre ceniza divisamos una piedra tras un árbol y a ella decidimos llegar
para comer. Una vez allí sacamos los alimentos y compartimos. Disfrutamos de un excelente
ambiente entre nosotros: al terminar de comer seguimos subiendo hasta llegar a una zona
antes desconocida. Encontramos piedras nuevas y unos huecos en la tierra que nos resultan
absolutamente extraños y sugestivos. “Yo me meto de una” dice Mariana: “Yo también” le
secunda Camilo. Yo en cambio digo que me parece peligroso. Diego arroja piedras
intentando calcular la profundidad por los golpes. Se nota que es bastante profundo.
Carlitos dice que lo peguemos, quiere fumar, pero de nuevo nosotros nos negamos. “Yo
tengo uno especial- les digo- pero deben tener paciencia”. Al fin llegamos a la cima de la
montaña, allí hay una cerca y del otro lado inicia el bosque. Cruzamos la cerca y nos
adentramos. Llegados a un punto en que la espesura aumenta, Carlitos pregunta si no
tenemos tabaco para pedir permiso: no, no lo hay. Camilo dice; “No, pues simplemente
entremos con el corazón limpio”. Luego inicia una pendiente en descenso y Camilo dice “por
ahí no”. ¿Por qué? Preguntamos. Pues no sé, responde, cuando vinimos con Lucas nos dio
como miedo. Sin embargo seguimos hasta llegar a una piedra. Allí pernoctamos todos y yo,
triunfalmente, saco el porrito que llevo pegado y se los entrego como ofrenda. “Ahora sí”,
les digo.
Estamos llenos de regocijo. Luego saco el ambil y les comparto de nuevo. Estando así la
niebla desciende sobre nosotros. El momento es realmente especial y la percepción que
nos brinda la ganjah (sembrada en mis chagras y curada con cidrón y café) agudiza la
sensación de recogimiento allí en el bosque. Así pues aprovecho la atmósfera para recordar
que al recibir la propuesta el día sábado sobre esta visita yo había sugerido que era
oportuno subir a sentarnos. “Está bien- dije- vamos, pero vamos a sentarnos, vamos a hacer
canasto”. Y hacer canasto, digo ahora, es emplear el ejercicio de meditación para crear la
espiral en nuestro interior. Mariana interviene; “Sí, me parece oportuno porque es
justamente eso lo que nos ha convocado hoy: venir aquí, a este lugar de poder como
ejercicio de este camino que venimos andando, que es un camino de guerreros. Además
porque este es un lugar muy importante para nosotros, en nuestro proceso, y
necesitábamos venir ahora que hemos iniciado un nuevo ciclo con Tejiendo Identidades.
Es oportuno que hablemos de esto porque se genera una incipiente “conversación de
traba”, un poco naderías acerca de todo. Mi llamado subrepticio pasa antes por hacernos
conscientes de nuestro propósito. Continúo:
164
Transcursividad- 25.
Hemos hablado mucho de territorialidad, de resignificación y
ancestralidad: a diferencia de los otros parches, nosotros conocemos el uso
de las plantas y la siembra. Eso nos pone en una situación clave, diferente.
Cuando hablamos del camino de la brujería, nos referimos
fundamentalmente a eso: resignificación. De desatarnos de los
condicionamientos culturales que le han impuesto un límite a nuestra
realidad. Así que hablamos de transformarnos en nuestras prácticas
cotidianas mediante el asecho; quedan además esos destinos inevitables
que son la muerte y el sueño.
Cambio miradas con Mariana, que sonríe y me ve audazmente. Yo sonrío también. Igual me
pasa con Camilo. Después de un rato allí decidimos marchar. Son ya las cuatro de la tarde y
el camino de retorno se ve lejano. Al empezar el descenso nos desviamos y subimos a un
mirador, damos una vuelta más en el bosque y bajamos. Esto lo hacemos por el lado
opuesto al que tomamos para subir; de pronto diego nos dice que ha encontrado algo Se
trata de un muro de piedra que desciende. Nos subimos en él y lo seguimos. Está construido
entre las piedras del abrigo rocoso; su elaboración es asombrosa; las piedras usadas son
enormes y no parecen coincidir con el material de la zona. En este recorrido encontramos
tres objetos asombrosos: El primero es una piedra marcada con un pictograma de lo más
extraño; Se trata de una especie de escrito vertical atravesado por dos líneas, como arcos.
El segundo es una roca de unos 30 metros de diámetro y varias toneladas, enorme, cuya
punta se ve tajada y ha caído frente al cuerpo mayor; en la parte caída ha crecido un fique,
en todo el centro de la piedra y a su alrededor una planta de un verde intenso. La imagen
es desconcertantemente bella. El tercer objeto es un lugar casi plano en el cual se hallan
distribuidas alrededor de 50 piedras grandes; el espacio tiene todo el aspecto de un lugar
ceremonial y allí, justamente hay una nueva piedra. Su forma semeja un pequeño
anfiteatro, en el cual una parte cóncava serviría de asiento y una prominente de púlpito.
Estamos anonadados. Definitivamente Canoas es cada vez más impresionante.
Dos cosas que olvidaba:
1) En el camino hablamos de incontables cosas, una de ellas, como de costumbre, sobre los
indios y el territorio. El tema esta vez giró en torno a la pregunta de Camilo ¿cómo vestían?
Mencionamos el uso del oro como prenda y las túnicas blancas con ideogramas que
evocaban las pinturas de las piedras.
2) Ocurrió un fenómeno interesante: como venía siendo mi costumbre, en ciertos
momentos especiales, en ciertos lugares particularmente significativos (una piedra alta o el
borde de un humedal) tuve el ánimo de silbar. Esto lo acostumbro como en aras de hacer
un llamado, de anunciar mi presencia a lo impersonal. Ya en otras ocasiones lo hice frente
y junto a los muchachos y la cosa no pasó de algo muy personal. Pero esta vez la iniciativa
se contagió y resultamos haciéndolo todos, sin ningún tipo de acuerdo o pauta, todo muy
165
intuitivo. Llegados a un lugar alto o una piedra muy grande o, en fin, estando en algún lugar
que nos fuera especialmente aprehensible, nos dimos al hechizo del aire con nuestros
silbidos. Uno de los primeros que empezó fue Diego, luego ya lo hacían los demás.
Extrañamente también, pues parecía ser un acto furtivo que no esperaba ser reconocido;
volviéndoles la espalda a los demás, como si hubiese intenciones de no ser descubiertos.
Así mismo no existía una seña o una interdicción que diera cuenta de voluntad común;
generalmente ocurría que al finalizar el acto conjunto, nos miráramos aprobando nuestro
esfuerzo y dando golpesitos de espalda nos felicitáramos del entendimiento en torno a
cierto objeto, que en ese instante aglutinó nuestra acción enunciativa. Pero esta vez el tema
ni siquiera se aludía, casi al punto de ignorarlo, dejándolo soterrado, como si fuese un tabú
prohibido de mención. Lo cierto es que esta acción enunciativa, quizá una de las más
espontáneas y genuinas que nos ha brotado, tenía que ver con un sentido de comunicación
con el territorio, un principio significativo que connotaba nuestro afán de sentirnos parte
de la fascinación allí existente*.
*Aisthesis- V, 07.
Este es, en mi apreciación personal, uno de los episodios más bellos y
significativos de esta narrativa; la sugestión de que éramos presa en
ese momento, devenía de todo el aparataje simbólico que veníamos
construyendo en ese malabar ecléctico que cruzaba el Rafue de los
Murui con el Asecho de Castaneda y el Taoísmo agrícola de Fukuoka
con la Pedagogía de la Tierra. Si bien poníamos en práctica una
comprensión racional de los sistemas naturales al momento de
definir las cadenas tróficas y los ciclos geoquímicos, también había
sucedido una apuesta crítica por distanciarse de la ciencia positiva
que, en cabeza de la modernidad, ha sido responsable del empuje
desarrollista traducido en un acceso sin talanqueras a la modificación
de la biósfera. Parafraseando a Leff diríamos que la “racionalidad
negó la otredad […] conduciendo a la cosificación del ser y la
sobreexplotación de la naturaleza”, y que en ningún sentido la ciencia
ha sido un asistente pasivo en la disputas geopolíticas por aquello
que, en su argot utilitarista, son llamados recursos; una racionalidad
que ha desembocado de manera unánime en la ciencia económica
como pivote directriz del conocimiento, catapultando una
epistemología bajo la cual las ciencias sociales deben acogerse a
estipulados cuantitativos para hacer creíbles sus tesis y las
humanidades desaparecen bajo el nebuloso juicio de ser inútiles y
pseudocientíficas. Nuestra intención estaba más en consonancia con
hallar empatías que soslayasen la intervención del logos, es decir que
pudiese ser vivenciadas sensitivamente, antes que analizadas,
explicadas y descritas. Esta necesidad intuitiva de afinidad
166
provendría, antes que de una pretensión epistemológica, de un
impulso volitivo que nos situaba en nuestra animalidad intrínseca, no
en el sentido burdo y primitivista que la dicotomía civilización-
barbarie ha levantado durante siglos, oponiendo el intelecto a las
pasiones, sino en la pertinencia de lo que define por sí mismo al homo
sapiens; Un Semiosis Mammalis, un Thilastikó Zóo Síma (θηλαστικό
ζώο σήμα) un mamífero cuya aptitud innata es la producción
simbólica. Ello debido al desarrollo de un sistema nervioso ricamente
complejo y versátil que encontró en la síntesis eléctrica de la sinapsis
neuronal la clave del salto evolutivo. Así pues, en el episodio antes
narrado, acontece la fascinación espontánea que una criatura viva es
capaz de experienciar ante la magnitud de su medio, con el aditivo
cognoscente mencionado. Pero además se presenta una inversión
afectiva que suspende las convenciones culturales, es decir, ocurre un
desencarnamiento político como consecuencia del uso Ritual que ya
veníamos depurando.
16/10/12
Encuentro con Guillermo Muñoz
Nos dirigimos hacia la casa de Guilermo Muñoz, director del Gipri, quien ha planteado un
proyecto de investigación sobre arte rupestre en Soacha. Ya en su casa comentamos la
existencia de los muros de roca en Canoas y el trabajo en torno a las viejas Haciendas, y nos
permite revisar también su biblioteca, de la que me interesa particularmente el texto
Historia, Ecología y Vegetación, de Thomas Van Der Hammen. Se abren muchas
posibilidades de trabajo; el tema de los muros, los cercos de piedra, de los que él asegura
“no tiene antecedentes” y nadie lo ha investigado. Hipotetizamos que se trata de los límites
de la vieja hacienda, pero la factura parece mano de obra indígena. También se refiere a las
casonas como parte de un proyecto piloto que nos permitiría rememorar la territorialidad.
Se trata básicamente de pensar cómo ajustamos el proceso de Tejiendo Identidades con
esta oportunidad, pues hemos coincidido en que el siguiente paso tiene que ser de
reconocimiento territorial en torno a las piedras pintadas: revisamos varios libros en los
cuales encontramos apoyo bibliográfico para este tema. Muñoz insiste en el Museo de
Museos, un proyecto que él desarrolló en Portugal y que sirve para llamar la atención de la
población en general: consiste en dividir el territorio de forma tal que se consideren todos
los hemisferios del globo terráqueo y allí se plasmen en murales imágenes del arte rupestre
de cada país y cultura. En el centro se plasmarían las imágenes del territorio nuestro. Existen
cantidad de líos con la alcaldía (a causa sobre todo de una discusión que tuvo por Facebook
Juan Camilo con el alcalde) y la realización de los proyectos pasa ineludiblemente por su
aprobación. Muñoz habla también de su interacción con los neo-muiscas y de su pelea
eterna con Diego Martínez Celis. Respecto a los primero se burla mordazmente. Se refiere
167
a Sigifredo (llamándolo Sua Gagua) como un gordito bonachón, simpático, que es seguido
por viejitas y escolares desorientados. Cumple el papel de reorientador para personas que
están en busca de fe y de exotismo. Cuenta que lo tiene advertido sobre una charla en la
que “lo va a hacer mierda”. También dice pelear con Mariana Escribano a quien acusa de
ficcionista: “Dizque el continente de Mu, que los muiscas vienen de allá”. Respecto a
Martínez Celis se extiende diciendo que es un pedante, que es daltónico y que no identifica
el rojo; “que se dedique a los petroglifos por lo menos” y rescata a Everardo, de quien
lamenta tan malas compañías. Ya de salida nos dice que ojalá volvamos más seguido y que
deberíamos encontrarnos una vez por mes, a lo cual accedemos. Nos ofrece apoyo con
material de archivo, equipos y biblioteca.
14/11/12
Maloka por el agua
Llego a las diez. Un funcionario del acueducto habla sobre sostenibilidad de recurso hídrico.
Están aquí Juan Camilo Díaz, Jorge Rodríguez, Camilo González, Julio Guasca, Jorge Sánchez,
Nelson Ortegón, Diego Duque, Melani Díaz, en representación de Tejiendo Identidades.
Aparte asisten Cabildo Verde (Humberto Medellín) y el Comité Ciudadano de Control
Ambiental (Diana Cruz). Hay más o menos 120 personas.
Lo expuesto por el señor del acueducto corresponde al amplio tema de la venta de agua en
bloque por parte de Bogotá a Suacha. Diserta así mismo sobre la PETAR Canoas (Planta de
tratamiento de aguas residuales) y las relaciones intercorporativas entre el Acueducto y
Emgesa. Asegura que esta modalidad de abastecimiento es ilegal fuera de los cascos
urbanos y que los proyectos urbanísticos que se saltan la normatividad suelen estar
auspiciados por intereses políticos que juegan de izquierda y derecha como inversionistas y
curadores. Cundinamarca presenta múltiples casos semejantes por responsabilidad del
gobernador Alvaro Cruz, sabido socio de numerosas firmas de construcción, que ha logrado
poner a las comunidades en contra del Acueducto de Bogotá, jugando a la demagogia de
un mercader disfrazado de populismo. Un caso considerado crítico es el de la cidadela
Colsubsidio Maiporé, que tercerizando el agua mediante una empresa poco fiable, cobra
sumas infladas a sus residentes por el agua en bloque, cuando el problema es que desde el
principio se tenía sabido que la presión de las redes no alcanzaría para abastecer los
apartamentos de cuartos, quintos y hasta terceros pisos.
En seguida habla Octavio Fajardo, de la EAAB: Es precisa una integración regional
contemplada en el plan de desarrollo; unas relaciones sinérgicas entre el distrito y sus
vecinos. Las divisiones políticas administrativas son artificiales, en la práctica se obedece a
una misma economía, se comparten referentes culturales, costumbres y ecosistemas. Los
bienes y servicios de Cundinamarca rebasan esas divisiones, porque sus poblaciones lo
hacen cada día. El problema es que esas poblaciones carecen de la estructura administrativa
para manejar los recursos y, por otro lado tampoco son conscientes. Sin agua no es posible
el poblamiento. Ahora, cuando la administración le ha sido cedida a una compañía
extranjera la comprensión de esos límites es aún más escasa; se trata de un territorio con
168
divisiones estratégicas. Los índices en la calidad de vida decaen en cuanto se alejan de la
sabana, y es que este es un concepto geográfico que absorbe al resto de Cundinamarca.
Esto se previene reconociendo la diversidad del relieve y promoviendo sostenibilidad
ambiental para mejorar las estrategias productivas. La población es una variable crítica: por
eso es preciso pensar y construir una ciudad que supere la segregación y la discriminación.
Un territorio que enfrenta el cambio climático y se ordena alrededor del agua. Las entidades
son las responsables de coordinar esta cooperación. La propuesta del Área Metropolitana
es de enormes luces al respecto: Autonomía administrativa sin ser entidades territoriales.
Un POT regional que conciba la ciudad como una eterna mancha de urbe es insostenible:
una falacia de la teoría del urbanismo. Ejemplo claro Los Ángeles, donde no se puede vivir
sin carro y en donde se tiene el riego permanente de carecer de energía y calidad de aire,
porque no se comprende la interdependencia del sistema.
Los funcionarios de la alcaldía de Soacha están identificados con chaleco, entregan
escarapelas a los asistentes. Uno de estos funcionarios pasa comentando a media voz que
lo expuesto es el programa de Petro. Se resisten a ceder autonomía administrativa de
Soacha y a la creación de un POT regional. El temor de los locales es de color político. La
derecha suachuna teme ser copada por la izquierda distrital.
Al cerrar el doctor Fajardo lanza una advocación por una convocatoria para consulta
popular. Los funcionarios locales se aterran, para ellos es como un llamado a la insurgencia;
se siente una tensión momentánea. Hay un hombre con sombrero voltiao que se había
candidatizado para el consejo por el PIN y hace el intento de sabotear las palabras de
Fajardo acusándolo de comunista. Nosotros hacemos bulla aplaudiendo y hablamos de
crear una Junta Metropolitana. Hay un pequeño descanso y al volver es turno de palabra
para Cabildo Verde.
Habla Humberto Medellín:
Transcursividad- 26.
El derecho a la ciudad está en contravía con la inviabilidad y la
insostenibilidad en que ésta actualmente se encuentra. Soacha por su
posición geográfica adquiere la condición de ser ecosistémicamente
estratégica: posee 3.000 hts del páramo de Sumapaz. Posee Bosque de
niebla y bosque andino seco, Pertenece además al agrosistema de la
sabana, todos zonas de fauna endémica. Y también por su posición
estratégica ha servido para la implementación de proyectos energéticos y
mineros: el Muña fue hecho con corrientes que bajan del páramo, principal
fuente de servicios ambientales. Los cerros, que por ser secos se les piensa
sin utilidad, han dado para creer que lo más ventajoso es explotarlos como
fuentes mineras. Pero aquí, como en toda la sabana, existen gran cantidad
169
de aguas subterráneas, que precisamente han generado los bosques y
especies endémicas. Esto ya está registrado por las autoridades
competentes. El río Suacha, que hoy por hoy sirve como lavadero de
material en las canteras, es el eje articulador de todo el sistema hídrico; es
el cordón umbilical entre la tierra y sus ecosistemas. Humedales, tales
como el Uche, Terreros, Tierrablanca, la Muralla, el Cajón, Neuta, además
de otros no inventariados. En su momento se llegó a registrar más de 50
especies de aves en el Neuta; ellas fueron posibles por esas aguas
subterráneas, tanto en Suba como en Soacha, por su forma geográfica. La
problemática ambiental del aire: las partículas en suspensión y óxidos de
azufre exceden los límites soportables, lo cual genera múltiples
enfermedades respiratorias. El metro cúbico de recebo que entra le cuesta
al municipio 14 pesos y la compañía minera le gana 5.000. La afectación del
suelo: rellenos, minería, urbanización y escombreras. El 85% del territorio
es rural y la ampliación de la frontera agrícola aumenta si ningún control.
Por supuesto estas son zonas agrícolas desde tiempos muiscas. Respecto
al agua: que se detenga el crecimiento urbano hasta que no se planteen
nuevas estrategias. Biodiversidad: gran responsabilidad pesa sobre el
comportamiento ciudadano. No tenemos conciencia de proteger ese
patrimonio. No lo conocemos. Es preciso reconocer el territorio. Aparte
existe una impresionante falta de coordinación institucional, acaso por
carencia de personal competente. De manera personal apoyo la propuesta
de la administración distrital. El agua afecta estructuralmente el aumento
demográfico de 60.000 nuevas viviendas. La propuesta debe ser modificar
el Plan de Ordenamiento Territorial, para legislar el corredor de títulos
mineros y urbanismo.
Juan Camilo Díaz se dispone a tomar la palabra. Melani Díaz lo antecede con la lectura de
un poema. Juan Saluda en chibcha y se dirige a todos como guerreros del sol y del agua.
Transcursividad- 27.
En mí confluyen muchas iniciativas juveniles que proponen una forma
alternativa de pensar el territorio. Solo tenemos dos peticiones: Los
jóvenes no queremos más planes de vivienda de manera desordenada. Y
no queremos ver a Suacha convertida en distrito minero; tenemos que
sacar la minería. Está llevándose por delante nuestra memoria contenida
en el arte rupestre. Consideramos que como sociedad no hemos
comprendido nuestra relación con la naturaleza. Somos jóvenes de la
comunidad y queremos pensarnos una ciudad diferente, trabajando de
forma profundamente democrática; caminar la palabra y hacer el
territorio. Ver el agua desde lo humano, lo cultural y lo histórico. No como
170
un recurso, enclavado en las discusiones del desarrollo y la globalización.
El agua no es el depósito del poder, ni materia de trabajo proselitista, el
agua no es la mercancía de los patrocinadores de turno. En el humedal
Neuta se está dando una búsqueda del rescate espiritual. Y ante el
desconocimiento territorial nos hemos puesto en marcha para reconocer
los lugares claves y los actores que los habitan. La naturaleza no
simplemente presta servicios, como en el uso de la tierra. Es preciso
recuperar los espacios agrícolas en nombre de la soberanía alimentaria,
considerando que somos un municipio con un crecimiento de cinturones
de miseria exponencial, en donde lo que prima es el hambre.
Los hombres que antes abucheaban ahora aplauden. Toma la palabra Jorge Rodríguez:
Surge la propuesta de crear un parque temático de agua y vida en el Charquito. La idea es
crear un espacio de sensibilización y reflexión en torno a la preservación del líquido vital.
Esto con el fin de recuperar la fuente hídrica que alimenta el humedal El Rodeo y generar
un ejercicio de contrate entre la comunidad y el río. Es preciso entender y apoyar estas
iniciativas que nacen de las comunidades afectadas, generar espacios de divulgación y
descentralizar el debate de los temas ambientales. Es preocupante percatarse de que no
hay una interacción con el medio. Pero lo es aún más que no la haya entre la misma
sociedad; por eso llamamos a este espacio de encuentro Maloka, para que sea explícita la
necesidad de encuentro social.
Llaman a Alejandro López de Periodismo Público (aparente gestor de la iniciativa) quien
resalta el interés de los asistentes y señala la deserción de quienes no son capaces de
prestarse al diálogo. Llama a un diálogo permanente y a la posibilidad de una formación
individual haciendo escuelas de agua dirigidas a escuelas y a población desescolarizada,
apoyadas por una oficina móvil del acueducto para el municipio, que ayude a esclarecer las
inquietudes.
Intervenciones de la gente:
Acueducto rural Aguazizo, compuesto por 18 juntas de acción comunal. Nació de la
iniciativa de dos juntas. Surten de agua a 3 veredas municipales. La propuesta fue radicada
en la CAR, para capacitar a 500 personas en educación ambiental. Existen ya formas de
hacer frente al desafío ambiental de Soacha y Sibaté. También se han sembrado 2.200
árboles.
En el documento del gobierno nacional sobre recurso hídrico se señala como la inequidad
estructural genera inseguridad. Pretendemos sembrar 30.000 árboles para preservar y
proteger las reservas de agua. La tercera guerra será por el agua y nosotros la tenemos
aquí. Respecto a la PETAR no la vamos a permitir. Se debe garantizar primero que esta no
va a empeorar la problemática social.
171
Construcción de nueva vivienda: Ciudad Verde y Maiporé, en donde se está dando el
suministro por carro tanques. El discurso de los administradores acusa al acueducto y
negocian con empresas privadas. En las tarifas se cobran las intermediaciones del
proveedor: Acuacentro.
Altos de la Florida: Pagamos metro cuadrado a 10.665 pesos. No somos una empresa,
somos los pobladores.
Los expositores se han ido y nosotros somos quienes mantenemos esas entidades. ¿Cuándo
nos han invitado a reforestar? Pero sí se llevan nuestros impuestos. Conocemos gente;
nosotros somos la ciudad Sol, Chía es la ciudad Luna. Chía que es perseguido por la CAR por
reforestar dentro de sus fincas. ¿Cómo vamos a apoyar a estos jóvenes que quieren
verdadero cambio?
Habla Tico Pineda, enviado del distrito: Queda ya muy poca gente. Gracias por la paciencia.
Gracias suachunos y gracias a los grupos juveniles por organizar este tipo de espacios. Esta
Maloka va a ser permanente. Llegará a cada comuna. Proceso será largo, duro y difícil,
porque: somos cuerpos de agua y si nos juntamos nos convertimos en corriente y seremos
río de vida. Colombia está cimentada sobre una cultura depredadora. Ignorancia.
Corrupción. Falta de estado. Pobreza; cultura de la muerte. Suacha ha sido víctima para
laboratorios de muerte. Área metropolitana es vinculación por la vida.
Durante el evento los muchachos me cuentan que unos pelados se metieron al agua en el
humedal y dejaron la balsa botada. Camilo está molesto por eso: “Eso son los amigos de
Cristian de santa Fe, nos pasan por encima y desconocen nuestro proceso”. De nuevo el
tema de estructurar la participación. Camilo está enfermo y se va antes que nosotros. La
mención constata a nuestro proceso y la fuerte impresión que causa la intervención de Juan
Camilo, quien hace lo posible por hacer sonar todas las voces, nos deja en escena como
actores nuevos y de importancia. Salimos luego de la intervención de Tico y bajamos a ver
la presentación de Break dance, que resulta un gran despliegue de talento. Estando allí se
aparece Cristian Chía, ex integrante del Club Hijos del Sol, uno de los menores ahora más
alto que yo. En ese momento nos encontramos también con Andrés González y aprovecho
para darles un toque de rape a todos; Nelson, Diego, Jorge y Andrés. “Deben creer que
estamos oliendo perico” comentan ellos. Decidimos irnos hasta el humedal y en el camino
me topo con Jorge Rodríguez. Acordamos que es necesario continuar con el proceso de
Tejiendo. Le señalo que el próximo encuentro debe darse en el Charquito, pues el desplante
no puede quedar simplemente así. Hay que reivindicarlo. Pienso además, aunque no se lo
digo a Jorge, que la propuesta del parque temático es algo que se debe echar a andar
cuanto antes y el primer paso es la toma del teatro. Me aborda también un muchacho de
nombre Byron Lozano que dice ser representante de la ONU en Colombia y nos invita a un
evento el viernes de esa semana en el que tendríamos oportunidad de divulgar el proceso.
Aceptamos. Al fin salimos para el humedal; en el camino desplegamos optimismo por todo
lo hablado en el encuentro. Al llegar al Neuta nos encontramos con un mala cara del celador
172
García, siete bazuqueros en la curva y cinco pelaos como de catorce años en la balsa,
sacando buchón. También está ahí sentado Alberto, el gestor ambiental de la distrital y su
hijo de dos años. Dos de los chinos están en la balsa y otros dos sentados en la orilla; en el
punto de descarga hay buchón y junco, dos plantas que no habíamos vuelto a tocar por
preservación. Alberto me dice que estaba pensando en traer pan y darles a los pelaos. Yo
le alago el gesto y acercándome a la orilla grito: ¡Muchachos! Y les hago una seña para que
vengan. Entonces Diego se me adelanta y les grita: ¡Ustedes qué creen que están
haciendo? Muy enojado. Los pelaos son lo que de manera muy confusa es denominado
“ñero” en nuestro argot cotidiano. Luego dice a los pelaos que están sentados: ¿Ustedes
qué creen que están haciendo? ¡No saben lo que están haciendo! Nelson se sienta y
permanece en silencio y yo no le impido su acometida a Diego. Está muy furioso. Los chinos
de la orilla se quedan aturdidos y callados. En esas llegan otros dos pelaos con una gaseosa
y unos vasos; Diego los regaña también: ¡A mí me parece que ustedes están haciendo esto
de puro desparche! ¡No saben lo que hacen! Les apuesto a que ni siquiera le están pidiendo
permiso al humedal para entrar*.
*Aisthesis- V, 07.
En este punto del análisis me empiezan a asombrar un poco los
hallazgos que arroja el registro de campo. Esta declaración de Diego
he decidido no hacerla una Transcursividad para dar cuenta,
precisamente, de cómo las declaraciones han sido escogidas
arbitrariamente por mi criterio. Ahora no lo hago y esta declaración
no hará parte del contexto enunciativo que se empleará en el análisis
del evento; sin embargo es una evidencia empírica de encarnamiento
político; y de desencarnamiento. Me voy a permitir un momento
profundizar en esto. Diego, en su círculo de amistades, en su
construcción de identidad, se reconocía al momento de encontrarse
con nosotros en el humedal como un joven Punk. Esto significa
sencillamente que había asumido una identidad de mercado, que,
como todos nosotros, había escuchado la música irradiada por el
mundo anglosajón desde hace poco más de medio siglo y con ella sus
argumentos, estéticas y principios. Una educación bajo el signo
identitario del primer mundo; solo que no de su segmento
hegemónico, sino de las contra narrativas engendradas por sus
propias crisis internas. La cultura es una arena de batalla, como dijera
Stuart Hall y la pugna de los símbolos es política y ontológica. Pero
los espacios de exclusión no solo están fuera de los centros de
hegemonía; la periferia también existe al interior, en los barrios de
inmigrantes en París, Nueva York, Liverpool; en la obreríada narrada
por Hugo y Dickens. Y es allí donde se gesta el movimiento punk, el
skin head, el hip hop, el trash metal. Estas no fueron identidades de
173
mercado en un principio, sino manifestaciones culturales vernáculas,
como el góspel y la cumbia. Mientras los violines sonaban en Viena,
en los Montes de María sonaba el llamador. Aquí y allá se puso en
levante el mundo de los símbolos, que es lo que mueve a mujeres y
hombres tras un sentido, para hacerle frente a la necesidad específica
que su instante histórico exige. A propósito de esta acotación voy a
traer a lugar muy brevemente algunos puntos de la obra Armas
Silenciosas para Guerras Tranquilas, de Noam Chomsky. El propósito
es empalmarlo con el concepto de Encarnamiento Político, poniendo
de relieve el lugar del organismo humano en la presión que sobre el
medio ejercen los sistemas productivos. Así pues Chomsky identifica
4 instrumentos de manipulación: a) Los medios de comunicación, b)
La enseñanza, c) Los espectáculos, d) El trabajo. Todos tienen la
misión de embotar las aptitudes creativas, racionales y la resistencia
al control para estimular la necesidad de un Útero Artificial, una zona
de confort que no es otra cosa que el placer de la vida burguesa. A
continuación esboza 10 estrategias de manipulación mediática:
1. La distracción: consiste en desviar la atención del público de
cambios decididos por las élites políticas y económicas, mediante el
diluvio de información insignificante.
2. Crear problemas y ofrecer soluciones: Se crea una situación
prevista para generar un efecto específico en el público, luego se le
satisface ofreciéndole una solución.
3. Gradualidad: Consiste en implementar las medidas impopulares a
cuenta gotas, en plazos lo bastante largos como para que pasen
inadvertidos.
4. Diferir: Se presenta una medida “dolorosa pero necesaria” que
vendrá con el largo tiempo y que requerirá de enormes sacrificios
para ser superada, al cabo de lo cual todo irá bien.
5. Infantilizar al público: Tratándolo como niños de poca edad, sin
aptitudes críticas o capacidad de análisis, próximo a la debilidad
mental.
6. Emocionalizar: Socavando las capacidades reflexivas y críticas para
acceder al inconsciente e implantar allí deseos, miedos, conductas…
7. Zanjar la educación: Manteniendo el nivel cognitivo por debajo de
los estándares, promoviendo la ignorancia y la mediocridad.
8. Vulgarizar: Hacer de lo chabacano, lo ordinario y lo trivial un lugar
de prestigio, despreciando en contraparte lo formativo, ético y
político.
174
9. Reforzar la autoculpabilidad: Responsabilizar al individuo de su
propia miseria, de forma tal que se pierden las nociones de estructura
y solidaridad y se refuerza el individualismo.
10. Conocer al individuo mejor de lo que se conoce él mismo: De esta
manera el poder sobre su conducta y pensamientos está garantizado
de antemano.
El pináculo de este proceso es la destrucción de la naturaleza y la
libertad bajo vigilancia electrónica. Allí “La contemplación de la
belleza y de la perfección del orden natural es considerada
subversiva: ella encamina al individuo a rechazar la fealdad de las
zonas urbanizadas, y a dudar del orden social que debe permanecer
como su única referencia. La urbanización del medioambiente
permite ubicar las poblaciones en un espacio controlado, donde el
individuo está totalmente inmerso en una proyección del orden
social”.(Chomsky). Asediado por el franqueamiento permanente de
las fronteras económicas, los cinturones de anomia que crecen
prolíferos y el pavor de la lumpenización, el individuo ha sido
arrancado del seno natural, inserto en el medio artificial y diluido en
la plataforma cibernética. Es la sofisticación permanente del proceso
de control de recursos mundial llamado globalización. No obstante el
peso de la identidad ¿Qué hace un nihilista de corte punk haciendo
semejante declaración? Sencillo; toda identidad puede ser
franqueada. No es Diego el punk quien habla ahí, es un Diego que cree
en algún tipo de relación meta-sensitiva con un ecosistema ¿Por qué
pedirle permiso al agua para tocarla? ¿Acaso habíamos vuelto al
animismo primitivo, o mucho peor, éramos panteístas, convencidos
de que un flujo divino recorría todas las cosas existentes y por eso nos
era posible comunicarnos con Él? En realidad solo estábamos en el
vaivén del Encarnamiento-desencarnamiento político, que inyecta los
paradigmas en el organismo. En nuestra huida de la cultura
depredadora resultamos buscando refugio en el pensamiento y los
usos indígenas; muiscas, murui, misak, kogi, coffan, inga, kamsá, a
todos acudimos pues de todos queríamos aprender ese aspecto
central que nos había sido negado: la aptitud de ordenar nuestro
medio y ordenarnos para vivir en él. Lo que habíamos encontrado era
una ritualística que servía como artefacto codificador, corporal,
orgánico; porque así también habían sido insertas identidades
previas, con su ritualística particular, sus objetos de sentido y su
comprensión parcial del ser en el mundo. Mucho más adelante,
cuando mi tiempo en el proceso también hubo acabado y ya me
encontraba empezando este enredado laberinto de escritura, sufrí un
175
colapso de sentido. Fue algo que llamé, por intentar entenderlo,
naufragio metafísico. Leí a Marvin Harris para entender mejor a mi
autor de cabecera, Augusto Ángel, y este me vapuleó como un
muñeco a Castaneda. Luego confirmé en Ángel la tesis común del
materialismo cultural; las necesidades terrenas de la especie humana
mueven a la cultura. Descubrí que sufría Esquizofrenia cultural; el
paradigma metafísico me había hecho presa. Perdí la capacidad
mística y me volví racional positivista; mi relación sensitiva con las
plantas, el tabaco, la coca, todo perdió sentido, y como ya no podía
volver al paradigma anterior, quedé náufrago. Ya no entendía el
significado de la palabra Rafue ni cómo realizarlo. Pensaba en
Nietzsche: la cultura es una red de símbolos que nos tiene atrapados,
es una mentira necesaria que nos creemos para no sucumbir.
Yo saco el rape; “Bueno muchachos, siéntense un poquito que les vamos a decir un par de
cosas”” Viendo el rape uno de los pelaos dice uy, claro así sí. Cree que es ganjah. Sin
embargo yo no dio nada más y decido esperar a los chinos de la balsa para hablarles a todos.
Hace una tarde de buen sol y la espera tiene su atmósfera de encanto. Los chinos se
encuentran pegados al buchón y muy cerca están los patos y tinguas. Trabajan sin
herramientas y para cortar la materia orgánica usan un cuchillo de los que cargan para
pelear. Al fin vienen; yo me he quedado de pie viéndolos en silencio y detrás de mí todos
están igual, al buscar a Diego lo encuentro apartado del grupo, muy enojado. Los pelaos
llegan a la orilla con una carga grande de buchón, desembarcan y entonces los abordo.
Olvidé mencionar que en medio de su desfogue Diego dijo; “Nosotros les agradecemos lo
que están intentando hacer, pero está mal como lo han hecho”. Así que yo arranco por ahí:
“Vean muchachos, de verdad bacano que estén interesados y quieran trabajar, pero ésta
no es la manera adecuada. Y no se trata de que nosotros seamos los dueños de esto, esto
no tiene dueños, sino de que en lo recorrido nosotros hemos aprendido cosas y no se puede
uno meter a sacar todas las matas y a violentar de cualquier manera el humedal; por
ejemplo este junco y esas plantas bajitas, que se llama buchón, no se deben sacar porque
ahí es donde tienen su nido las aves y podemos estar es haciendo un daño”. Diego irrumpe;
Es que uno no puede meterse así como quiera y pasar por encima de otros, ¿a ustedes les
gustaría que yo llegara y me metiera a su casa y les dañara todo y les revolcara la cama?” Y
reitera lo del permiso para entrar al humedal. Retomo; “Además cuando ustedes entran
están perturbando el espíritu de esa laguna, porque, créanme, en esta laguna hay espíritus.
En estas aguas, hace muchísimos años, los indios chibchas arrojaban oro para simbolizar la
manera como el solo fertiliza la tierra. Son los espíritus de ellos los que están allí”. Uno de
los pelaos se ríe soterradamente, otro le dice “no se ría” y a medida que avanzo la risa le
gana y termina por mostrarla abiertamente. Diego vuelve a su enojo: “¿Y se ríen? Ustedes
no tienen ni respeto, esto solo les parece una recocha”. Los chinos se sienten regañados,
176
pero en verdad les cuesta ponerse serios. Identifico diferencias de actitud entre ellos; de
los seis hay uno de ellos que ha entendido con particular escucha, de modo que me dirijo a
él como eje de diálogo con el grupo. Dejo pasar un momento en silencio y les pregunto;
“¿Qué piensan ustedes? ¿Qué piensa usted?”. El pelao se queda callado y responde después
de una mueca; “Pues sí, ustedes tienen razón”. “Vea muchachos- intervengo yo
aprovechando la puerta que él ha abierto- nosotros no les estamos diciendo que suerte, se
vayan y que nosotros mandamos aquí. Pero sí hay un orden que hemos cumplido y si nos
queremos entender debe ser con respeto”. Aquí he puesto un énfasis más fuerte en la voz.
Antes hablaba suave, para no entrarles demasiado violento; pero ahora, después de las
risas, soy más serio.
Esta mención del respeto nos pone ad portas de la difícil senda de la moral. Nos hallamos
en un impasse peligroso, que si bien hemos venido planteando una ética de la palabra
sustentada en acciones coherentes con esta, como una cadena del mismo dispositivo
pedagógico, ha sido también argüido como una transición hacia el obrar bien, desde una
situación social del obrar arbitrariamente. Sin respetos, diríamos para la ocasión; pero
también sin escrúpulos y sin consciencia. Y cada uno de estos puntos de quiebre son
desafíos a un paradigma dominante que se da en múltiples niveles de la realidad significada,
entre ellos el ético. En otras palabras nuestro desafío a los paradigmas es una contra-
versión, ad-versión o sub-versión a la ética dominante y la moral que la sustenta; el riesgo
es, discursivamente, caer en moralismos convencionales intentando huir de ellos*.
*Aisthesis- V, 08.
Que es, justamente, lo que había pasado. Huyendo del
encarnamiento político de las identidades de mercado, del nihilismo
y el culto a la crueldad de la modernidad depredadora, del
utilitarismo a ultranza y la vituperación racionalista de la naturaleza,
pasamos a meternos en la caverna de platón; con forma de
cristianismo hispánico mimetizado en indio. Habíamos retornado al
paradigma anterior al contemporáneo, eclectizados; ese indigenismo
requería una depuración de muchísima sensatez y de claridad
inteligente. Pero tampoco me sentía afín al quehacer inventarista de
Vigías del Patrimonio; nosotros habíamos inventado otra cosa, más
Ritual, ese era nuestro juego. La confusión provino del origen litúrgico
de la ceremonia. Por esos días sostuve una discusión muy a propósito
con Carlos el muisca, en las chagras de la Universidad; yo me había
negado a aceptar ideas como la “ley de origen”, o “el orden de la
madre”. Él me respondió que eso solo era un escepticismo de
occidente y que tenía su origen en el pensamiento mecanicista
cartesiano, que facultaba al yo autoreferido como realmente
177
existente y que habiendo dividido el cuerpo de la mente lograba que
esta fuera una equivalencia del espíritu, atribuyéndoselo al ser
humano y negándolo a la naturaleza. Me vienen vagamente las
palabras exactas de Carlos y su metafórico lenguaje. Me daba cuenta
que sabía, académicamente hablando, que él también tenía memoria
de los paradigmas que había desencarnado. Yo le respondí que yo no
simplemente negaba que la naturaleza tuviese espíritu, sino que el
hombre tampoco gozaría de tal valía; que era una insensatez valorar
al árbol no por ser árbol, sino por poseer un espíritu, empeñando lo
tangible por lo imaginario; el nombre venado antes que el venado. En
la liturgia ocurre una traslación del contenido semántico al proceder
inmanente: se alza el cuerpo y la sangre de Cristo, no vino y hostias.
Se impone la fe como una especie de trastorno voluntario que ve en
un paño manchado el rostro de su dios; que hace de lo mundano
sagrado; que lleva el símbolo a un punto de inusitada prevalencia
significante. El trabajo que habíamos empezado en el círculo de
mambeo dos años atrás era el de configurar esa ritualística con plena
consciencia de su dimensión performativa, de la escenificación de sus
símbolos, de los paradigmas raíz capaz de constelar: todo como una
acción de asecho, de apuesta pedagógica libertaria y efectiva. Un
verdadero Rafue con atisbos de teatralidad. Quizás si no nos
hubiésemos disuelto tan temprano, ahora mismo yo tendría para
decirle algo a esos jóvenes que no fuese “créanme, en este humedal
hay espíritus”; sino algo realmente significativo, que les removiera el
fuero interior que la calle les había herrumbrado.
“Descarguen ese buchón” les digo, se miran entre sí y se levantan a hacerlo, no demoran
demasiado entre todos. Cuando vuelven a tomar asiento, reanudo; “Si quieren trabajar nos
vemos el otro sábado a las 9:00 am con botas y herramientas, todo lo pertinente para
trabajar. Es más, el haber hecho las cosas de esta manera los compromete a asistir y
trabajar, no como invitados, sino como sujetos ya enganchados al proceso”. Se muestran
entre contrariados y alegres. Luego de aquel breve sermón les digo: “bueno pelaos, ahora
sí les voy a compartir una cosita”. Saco otra vez el rape y se lo ofrezco a uno de los más
cercanos; el chino no sabe cómo recibirlo y abre la boca. Los otros se ríen y yo le aclaro;
“Por la nariz, como un pase”. El chino toma los dos sorbos de tabaco que le sirvo sobre una
astilla de canela y continúo con los demás dando toda la vuelta. Al volverme, encuentro a
Diego justo a mi espalda. Le ofrezco rape, diciéndole; “Pa calmarse un poquito que se estaba
como ofuscando”. Él asiente y toma. Luego les ofrezco a Nelson y a Cristian Chía, que han
permanecido en silencio. De repente Diego les pregunta a los ñeritos que si tienen un cuero;
178
me resulta extraño que quiera fumar vareta en este momento, pero entiendo al instante
que se trata de tabaco; el tabaquito de la chagra de mujeres compartido por Luz Ángela.
Luego de armado se lo comparte a los pelaos y yo le digo a Nelson; “les va a enseñar”, “sí”,
asiente él.
Marzo 13- 2013
Hace tiempo no tomo registro porque he estado grabando en audio las conversaciones
informales y diversos episodios; cuadrando agenda y trabajando en grupo. En este
momento estamos desarrollando un montaje próximo a escenificarse: El día del agua y la
montaña. Se trata de una idea engendrada por Jorge Sánchez, viejo amigo del parche, a
quien se le ocurrió pintar en la fachada de la Casa de la Cultura un mural alusivo a la mega
minería y sus impactos ambientales. A Camilo le gustó la idea y le añadió que le indignaba
la condición del arte rupestre y cuando me vine a enterar de semejantes planes, la cosa era
ya un proyecto con fecha. Ver la celeridad de mis compañeros me alarmó un poco, pero en
seguida me contagié de sus fiebres y pronto me hice parte activa del movimiento.
El día de hoy tuvo mucha agitación; temprano se desarrolló una marcha estudiantil de la
secundaria coordinada por otros compañeros de esa extraña idea llamada Tejiendo
Identidades. Empezando porque tiene nombre de enlatado y, por otro lado, ha cumplido
muy pocos de sus objetivos iniciales, a saber la agenda común y las acciones conjuntas. Sin
embargo nos conocemos. Heiner, Alejandra, Ghisella, Mauricio y otros son gente con un
espíritu esclarecido (léase; militan en la Juco), porque pese a las críticas ideológicas su
convicción y evidencia de trabajo son de mostrar. Hablé con varios de ellos además de
encontrarme con Camilo y Jorge que radicaban la carta de permiso para el evento del mural
ya mencionado.
Luego me quedé charlando con Juan Díaz y me devolví caminando bajo un rayo de sol
imposible. Llegué con una somnolencia pesada a eso de las 3pm. Volví a salir de casa casi
de inmediato pues, de pura osadía, decidí incorporarme al proyecto muralista haciendo
nada menos que el diseño, por lo cual hube pactado con Nelson, Diego y Alejandro Durán
(alias Bla! El famoso y célebre takista) un encuentro a las 4pm. Con todo y pesadez volví a
salir para seguir con todo esto; este proceso que se nos ha vuelto la vida misma, aquí y allá
encuentro relaciones y narrativas nacidas a lo largo de estos cortos años. La siembra, la
montaña, el humedal, todo.
Llego a casa de Nelson y empezamos a trabajar. La cuestión del diseño nos pone de repente
en un juego extraño, al menos para mí, frente a actores como los graffiteros, entre quienes
el tema del spot o punto de intervención es tan clave. Al llegar tienen sonando ska y están
viendo fotos satelitales de los cerros y las canteras. El panorama es desolador. Algunas
montañas han sido literalmente arrasadas, tienen un cañón a lo largo de su simetría que las
179
abre por completo. Otras están mordidas con golpes brutos y otras están sencillamente
tajadas. Y son los cerros vecinos del casco urbano; vive gente allí, hay pictogramas allí, hay
bosque allí, nace el agua allí. Es justa nuestra acción directa.
Procedo entonces a mostrarles a los muchachos un par de libros; Arte Rupestre en
Cundinamarca, de Alvaro Botiva y La Civilización Chibcha, de Miguel Triana. Intento
dimensionar para ellos la connotación ancestral del arte rupestre y la comprensión en su
comprensión como maravilla en riesgo. Luego recordamos con Alejo un diseño que ya
habíamos trabajado antes con una amiga suya. Exponemos la idea y en seguida nos
ponemos a dibujar todos. Cada cual se entrega a su creatividad. La imagen que hemos
construido hasta el momento comprende la figura de una retroexcavadora que simboliza el
progreso industrial; esta máquina, suerte de adefesio en que se mezclan la minería, los
desechos sólidos, los humos industriales y las aguas negras, es atacada por el arte rupestre
que se desdobla de las piedras halado por un brujo indio, por un campesino azadón en mano
y una mujer que le arroja semillas de maíz, entre otras figuras que simbolizan la resistencia
social y cultural. A todos los está soñando una niña con uniforme escolar que sube las
cuestas de la cantera. Hace falta idear el pensamiento que de ella se desprende en un globo
y que ha de ser el mensaje textual del muro.
Ellos sugirieron cosas como “entre mi mamá y la minería me van a matar” o “entre la
escuela y la minería me van a matar”. Pero a mí se me acababa de ocurrir esa frase bonita
de Chavela Vargas que dice; “Si los volcanes en Latinoamérica están despertando, ¿por qué
los latinoamericanos no pueden despertar?” Se las voy a proponer hoy, 14 de marzo.
Luego de garabatear un rato cada uno entregó su trabajo. Nelson hizo un boceto de la
máquina, Diego hizo gente tomada de la mano y maíz y Alejo al parecer no hizo nada. Yo
hice las piedras con pictogramas desdoblados, el chofer de la máquina y la niña que sueña.
Me preocupa que los muchachos no tienen bastante dibujo, definitivamente son
diseñadores gráficos. El gran ausente ha sido Feel, Andrés González, en quien yo pensaba
apoyarme por su trabajo de dibujo ya reconocido.
Jueves 14- Noche.
Llegué hace una hora de trabajar con los muchachos, de nuevo Nelson, Diego y Alejo. Llevé
unos avances del diseño y me encontré con que Nelson no ha trabajado el flyer y Diego dice
tener diagramado el fanzine. Siento que el trabajo ha sido muy lento y no tenemos más que
una obra gris para presentar en la reunión de mañana viernes. Me entristece ver que mi
pedagogía de la camaradería es infructuosa en el punto de la efectividad. Siento que debo
presionarlos más y no sé cómo hacerlo sin afectar la buena amistad que hemos construido.
En últimas he decidido dibujar el diseño a lápiz para presentarlo y no quedar mal, en tanto
les queda a ellos la tarea de su producto personal respectivo; el fanzine y el flyer.
Debo aprender a escoger mejor los momentos de fuga en la conversación y de afinar los
puntos de enfoque. Por otro lado, siento que el aprecio de los muchachos ha crecido y me
pregunto qué pensarán de que mi diseño y mi aptitud en dibujo haya emergido en este
momento, cuando lo había tenido guardado tanto tiempo. Definitivamente la educación no
180
se limita al enseñar y aprender, sino y sobre todo, a evidenciar resultados cognitivos,
políticos, estéticos, éticos, derivados de relaciones humanas honestas, lo demás es hipócrita
mezquindad.
27/03/13
Encuentro para finalizar muro
Han pasado ya cuatro días desde que llevamos a cabo el evento del mural. Son cuatro días
de mala imagen, preocupante situación que nos deja como auténticos chambones ante la
opinión popular… y oficial, que nos abrió la puerta y la se dejamos a medio cerrar. Los días
previos al evento fueron de un desgaste inmenso, toda vez que dejamos de encontrarnos
con la multilateralidad del parche y terminamos coordinando Jorge y yo solos. Camilo por
su lío personal desapareció sin rastro y los demás parecían o bien ocupados, o bien
incomunicados. Bajo la preocupación de no tener conferencistas para el foro, tambaleamos
frente a Nelson, el director de la Casa Cultural y en la noche, como si fuera cosa aparte, nos
enteramos de que hay ocho ponentes invitados: buena cosa que nos tranquiliza, pero mala
cosa que da cuenta de nuestra desarticulación.
Sin embargo no todo es negativo y quepa mencionar que, si bien faltando dos días para el
evento nos fue negado el muro externo declarando la intervención ilegal por decreto del
consejo, faltando un solo día nos entrevistamos con el secretario de educación que nos dio
su aval y respaldo. El jueves 21 fue una jornada de gestiones y correrías desde las 10am
hasta las 8pm; agotado, tuve que llegar esa noche a mi casa y destinarme a al desvelo para
finalizar el boceto. El dibujo al amanecer era una obra ya presentable y mi salud una
desdeñable. El día viernes, olvidado de tal asunto, tuve una entereza venida de no sé dónde,
pues sin mayor alimento o descanso hube de ponerme manos al trabajo. Y otra vez de
nuevo, como si tratases de una emboscada, nos enteramos que nuestro evento se juntaría
con otro paralelo; una exigencia ante la alcaldía para echar del municipio al circo de los
mafiosos hermanos Gasca. Peligrosa labor de la que participan Gabriel y Karen, dos compas
conocidos en algunas mingas y que coordinan un grupo ambiental hasta ahora desconocido
por nosotros.
En fin, ahora estoy frente al vivero Jardines de Zion esperando a que aparezcan los
comprometidos; no puedo creer que haya sido el único que ha madrugado. En este
momento nuestra credibilidad cuelga de un hilo y la cosa pinta intrigante. Pienso ofrecerles
de un rape especial preparado junto a Lucas, Mariana y otras personas en la Cátedra
Brujeril, a ver si senos espanta la pereza y trabajamos de verdad.
10 am, más o menos, nadie llega. La cita era a las 7 y todos se echaron las petacas. Asunto
este el del cumplimiento con el que Camilo ha sido tan insistente y yo tan laxo, ahora se
pondera como punto de reflexión obligatoria: ¿Cómo no darle cantaleta al tema si es
precisamente lo que imposibilita la acción? Queda uno entre la espada y la pared: la espada
es la credibilidad, de la gente común y de los demás grupos, la responsabilidad enorme de
181
comprometer un trabajo y la pared es el respaldo de los compañeros que en su falta de
cumplimiento le sirven a uno es de corral y le cierran el camino para escabullirse. La
credibilidad se mancilla con cada segundo que pasa. Si fuera cosa mía los echo a todos al
agua, verriondos, que ponen en práctica el sucio prejuicio del colombiano incumplido. La
cosa funciona así; cada cual dice bueno, yo me voy a demorar un poquito, que los demás
avancen mientras tanto, no va a pasar nada porque me demore un toque. Y como el asunto
es de idiosincrasia, nadie llega temprano. Güeva, solo yo, que ahora veo in fraganti la
inmensidad de nuestra falla, una que se ensancha cada vez en la representación común:
estos manes son unos chambones, dejaron ese muro a la mitad, vergüenza, decepción; ¿qué
pasó con ese spot? Preguntarán los graffiteros ¿tanta bombonera pa dejarlo botado? Ahí
estamos pintados los colombianos, dirá otro, arguyendo otro prejuicio idiosincrático,
dejando todo a medias, por eso es que estamos como estamos. Y por mucho que me suene
a frase tonta, esta vez es más cierto que nunca, y solo por esta vez puedo ser juez, aunque
tantas otras he sido perpetrador. Pues uno dice; ah, ni cadenas que tuviera, por un día que
llegue tarde. Y ahí van las ínfulas individuales que transgreden los acuerdos.
Diez y pico; llega Alejo. Charlamos un rato y decidimos preparar pintura por iniciativa suya.
Rato después llega Nelson y nos disponemos a salir. Luego llega Jorge, que se le nota
“secueliado” de la noche, bosteza y se disculpa. Fresco, camellemos, le digo yo. Cargamos
pinturas y equipo del vivero hasta el muro y empezamos el trabajo. Ya es mediodía y el
barullo de la calle nos azota. Alejo se va, Diego aparece (gran ayuda) y luego Jhony.
Trabajamos hasta bien entradas las 3pm, pero esta vez yo decido tomarme la dirección del
trabajo; usted hace esto, usted aquello.
Mural finalizado
Finalmente, la palabra contenida en el globito de pensamiento de la niña que sueña, fue:
Resiliencia. Concepto más bello. Porque pese a la lentitud con que se avanzó el proceso y
pese a las críticas y suspicacias, al fin hemos acabado el trabajo y con un ánimo encendido.
Nos tomó tiempo sobre todo acoplar las manos; cada quien es muy caprichoso con su estilo
de trabajo y se dificulta combinar entre todos. Este es un campo nuevo, muy diferente a lo
que estábamos acostumbrados en el humedal; aquí la cooperación existe, pero solo
después de la instancia individual, es decir, solo cuando Yo tengo garantizado mi papel
dentro del colectivo. Allá no importaba eso, no era una obra de arte plástico lo que se
pretendía, sino una obra de arte vital. A medida que logramos el acople fue posible percibir
el apoyo de la gente, incluso pusimos un tarrito para que nos dejaran monedas y con eso
almorzábamos. Se acercaban las personas a conversar con nosotros, a preguntarnos el
porqué del tema, el significado de cada símbolo o de la palabra escrita; se acercaban a
discutir sobre la problemática ambiental, la minería y la responsabilidad política. En últimas
resultó siendo un espacio de socialización con la misma comunidad y justamente a causa
de la prolongación del trabajo. Luego de algunas mañanas sencillamente deprimentes de
espera, por último se nos desarrollaron jornadas gratificantes con visitas de compañeros y
juego ante la pared que tomaba color y forma. La última noche nos premiamos con unas
182
cervezas y una buena charla. Ha sido mi último trabajo enganchado con el Aula Ambiental
de Neuta.
Tuvimos una discusión con Camilo que deja quebrantado el proceso. Ya no sigo, lo he
decidido, ya no continúo en esto que tanto tiempo me ha requerido. Se acabó mi turno
aquí; espero que vengan otros, otras, con buenas ideas, ímpetu de trabajo y mucha
paciencia, que tomen el proceso en donde lo hemos dejado y lo potencien aún más. Me
adentro ahora en la teorización, en la escritura de mi tesis de grado, en la sistematización
de todo este tiempo de trabajo en campo. Ahora soy un actor en reflujo, como Lucas y Luz
hace unos meses. Qué caprichosos los movimientos sociales que usan a los actores, los
ponen en escena, los conflictúan y los retiran, olvidándolos. Cuánto trabajo ha costado solo
este pedacito de pared, cuánto una sola cosecha de tabaco, de acelga o de maíz en la
chagra; solo una mínima incidencia territorial, de la que la gente común apenas se entera;
más de una vez he escuchado decir “aquí nadie hace nada”, y uno dedicándole la vida a
esto. Hubiese querido una revolución, pero nos tocó apenas la resistencia. Soportar el
empuje de la maquinaria, mientras esperamos que un día la tierra se ponga de parte
nuestra*.
*Aisthesis- V, 09.
Existe cierta ambigüedad en lo que a este último tramo del relato
respecta. De un lado se siente cierto hartazgo de conflicto; la
persistencia del ego, las suspicacias, la instrumentalización política y
las agresiones ideológicas; Cada grupo más interesado en demostrar
no sé qué auténtico trabajo de mayor aprecio que el de los otros;
preocupados por los logotipos y el afán publicitario. Y de otro lado la
gestación potencial de ciudadanías críticas y de auténtico trabajo de
base, de una incipiente articulación territorial y de un relevo
generacional con un nuevo signo; una nueva matriz de comprensión.
De esto se desprende la liminalidad como factor clave dentro de la
crisis, pues es a causa suya que se fomentan los intercambios y las
afectaciones. Esa liminalidad es espacial y temporal, pero también
paradigmática y es allí en donde tendría lugar una pedagogía
libertaria, que de manera espontánea dinamizase el Ethos insuflado
en cada sujeto ¿en qué dirección y con qué herramientas? Las
adaptativas, pareciese claro. Pero ¿Cuáles son esas? la apuesta es
más compleja porque circunscribe deponer el modelo vigente para
sustituirlo por uno nuevo, lo cual puede rematar en un factor
sumatorio dentro de la tradición de la ruptura, llevar a nuevas formas
alienantes o acabar como relato de nivelación; el desafío no parece
ser ya la producción de nuevas identidades, el moldeamiento de
sujetos idóneos o el perfilamiento de los egos individuales.
183
Organigrama # 6.
Institucionalización del proceso y repliegue participativo.
Octubre 2012- Mayo 2013.
184
Galería fotográfica Las siguientes imágenes son tomadas del grupo en Facebook “Aula
ambiental intercultural Neuta” desde el 2011 al 2013
187
2.3
Naturaleza, Escenario y Signo Análisis de un Evento Comunicativo
2.3.1. De Flujo Mental a Flujo Simbólico
En vista de la insuficiencia gnoseológica con que las ciencias se han configurado
históricamente, el Materialismo Cultural nos proporciona una metodología para investigar
las sociedades humanas. Enmarcadas en esta, Las herramientas implementadas obedecen
a dos fenómenos de carácter radicalmente opuesto. (Harris, 1979- 1982). El Flujo
Conductual, que supone un enfoque en torno a los movimientos corporales del ser humano
y las afectaciones ambientales consecuentes. Y El Flujo Mental, que supone la diégesis de
los pensamientos y sentimientos que puedan experimentar los seres humanos. El producto
de estos dos enfoques está sujeto a la ciencia empírica, es decir, debe arrojar muestras
contrastables, falsables y provisionales. No queremos ser tomados por fabuladores. En su
desarrollo el Materialismo Cultural cumple un papel reintegrador de la mathesis universalis,
que se halla diseccionada
Pero, ¿son tan radicalmente opuestos los dos tipos de flujo? Lo que hemos constatado en
nuestro examen del pensamiento simbólico es que éste referencia los objetos de la realidad
inmanente y les asigna una imagen fónica, un grafema u otro tipo de significante. El
significante es sobre todo contenedor, cántaro vacío, que se llena con la acción significativa
proporcionada por un intérprete o grupo de ellos. De esta manera se configura una relación
intérprete signo e Intérprete referente que redunda en la producción de sentido: Esto,
objeto referente, es una Silla, Sintagma asignado. Uno entraña al otro, son indistinguibles
para nuestra cognición. La premisa de Harris plantea que el flujo mental es el conjunto de
fenómenos asociados a la actividad intelectual y emocional de los seres humanos en todo
188
momento. Pero los pensamientos no pueden ser tomados de manera directa; para acceder
a ellos es preciso implementar instrumentos que dibujen el entorno de significado - lo Emic,
y atrapen en él las enunciaciones- lo Etic. En suma se le asigna un carácter epistemológico
a los actos lingüísticos. Y esto es posible solo entendiendo que sintagma asignado y objeto
referente son una sola misma cosa - subrayo - para nuestras convenciones de sentido,
sujetas a la praxis semiótica de la cultura sobre nuestra cognición. El Flujo Mental es en
realidad Flujo Simbólico, solo que con esta segunda variación aparecen simultáneamente el
objeto y la mente que lo piensa, en torno a una relación tripartita que comparten con el
signo. De otra forma estaríamos ante un neo cartesianismo que secciona mente y cuerpo
sin que haya posibilidad de entender el lazo entre flujos.
Esa relación tripartita la comentan Ogden y Richards con un planteamiento tajante; entre
el objeto referido y el signo no existe relación alguna, más que la atribuida por la función
representativa (Ogden y Richards, 1954):
Pensamiento o Referencia
Símbolo _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ Objeto Referente
El objeto silla jamás acatará su nombre por sí mismo y la palabra Silla podrá trasladar su
acción más allá del objeto de ciertas características físicas, siempre y cuando, al referenciar
una res inmanente, connote el gesto pragmático de tomar asiento. Una silla, en este
sentido, pueden ser un petate, una alforja o una piedra. El objeto de cuatro patas al que
aludimos al principio, ahora puede ser llamado asiento y el círculo se re iniciaría. De esto se
desprende que no por la existencia del signo puede ser inferida la cosa (1954); esa cosa
puede incluso no existir más que como la fabulación de una mente imaginativa. Lo que
imprescriptiblemente sí aparece con la existencia del símbolo, es la mente que lo piensa:
por eso al ver arte rupestre sobre la roca sabemos por inferencia directa que allí hubo seres
humanos, criaturas con una mente simbólica. Y por pura sugestión Ogden y Richards nos
189
dejan bosquejado un criterio que para los fines del siguiente instrumento es vital; “Tenemos
que considerar ahora más de cerca cuáles son las causas y los efectos de los símbolos”
(1954, pág. 32).
Dicho instrumento lleva por título Evento Comunicativo. Es en este sentido que he
propugnando por la configuración de un escenario, un espacio inmanente definido por lo
que Garavito ha de llamar Espacio-fuerza y Tiempo-fuerza, un marco en el cual transcurre
el entorno significativo y se producen unas enunciaciones específicas, que hemos de llamar
Actos de Habla. El fundamento de estos lo postula Del Hymes al interior de sus Etnografías
de la comunicación. Allí, el marco referencial ya no sería la lengua, es decir el código verbal
o el habla, sino el hecho comunicativo mismo, “partiendo del concepto Comunidad como
contexto, investigando sus hábitos de comunicación como un todo, una producción textual
que hace uso de diferentes canales y códigos, empleados por miembros de la comunidad”
(Hymes, 1964). Como técnica, la etnografía de la comunicación pertenece al campo de la
semiótica. Es decir que es una pragmática interesada en el uso de los signos, como campo
empírico.
El Evento Comunicativo deviene de la manera en que los participantes configuran una
unidad significativa (Garzón Chiriví, 2004, pág. 94), estableciendo unas pautas de relación
social e interacción comunicativa. Esta tiene un principio y un fin que marca su realización
y ocurre con unos fines que la comunidad se plantea con alguna claridad. Estos fines son
también personales en cuanto cada actor participa desde su subjetividad en el evento. La
categoría de Evento Comunicativo proviene del concepto speaking, que establece dos
aspectos que lo delimitan: el componente de Ambiente, setting, y el de Escena, scene. El
primero se refiere a los límites espacio temporales (el lugar en que se desarrolla el evento,
la hora de inicio y finalización) mientras el segundo se refiere a la pertinencia cultural (los
códigos usados al interior del evento) y la sucesión de acciones ocurridas en el mismo.
(2004, pág. 94).
Dadas estas coordenadas ya nos es posible dibujar, como fue sugerido, el entorno
significativo-fonémico. Con este propósito fue implementado el instrumento
Transcursividad de la herramienta precedente, que por su propiedad transmutativa nos
permite tomar las enunciaciones y destituirlas de un autor referido. De esta forma serán
condensadas en un Contexto Enunciativo que tomará de ellas su número referencial y un
sintagma clave extraído de la muestra. De esta manera los sintagmas serán dispuestos uno
tras otro en un hilo común, ubicados en su respectivo segmento narrativo, de manera tal
que omitiendo los números la lectura nos arroje una Transcursividad, es decir, una síntesis
locutiva que ha franqueado al autor monofónico, instalando un plano de consistencia en
donde las voces recorren un tiempo transdimensional, con espacios de errancia
incorporados. (Garavito, 1997). Es el trazado base para el dibujo del Entorno Fonémico.
Ahora querríamos ahondar en ese entorno y hallar dentro las enunciaciones específicas,
para lo cual es preciso construir un marco subordinado con un carácter Etic distintivo, en
190
el que puedan ser captados los actos de significación: A este instrumento lo denomino
Transcurso Performativo. Su alcance pretende ser la captación in situ corrente del
despliegue escénico, del cual derivarían las muestras analíticas; esta captación constituye
por fuerza una acción narratológica, que se regirá por el presente progresivo, eludiendo los
posesivos unipersonales y la auto-referenciación. Este instrumento propende por la
pluralización de sujetos y voces, presentándose como una desviación laberíntica de la
identidad y comportándose como un recorrido pulsional que franquee al yo
psicológicamente identificado, así como a las subjetividades culturales (Garavito, 1997);
allí, el Setting nos proporcionará una ubicación espacio temporal, sumaria y precisa, en
tanto el Scene podrá servir como tejido más tupido tramado en el Entorno de significado.
El carácter Performativo que lleva impreso el instrumento lo proporciona el concepto Acto
de Habla, que brinda prioridad al contexto en el uso del código lingüístico, yendo incluso
más allá de este al estar en juego códigos paralelos como la gestualidad, la proxémica o el
acento. No se trata pues de la producción gramatical entre hablantes y oyentes ideales en
una comunidad lingüística completamente homogénea (Hymes D. H.) sino del lugar cultural
en que se da el significado. Para efectos del análisis se consideran de relevancia una amplia
diversidad de componentes, tales como; a) las diferentes clases de participantes (locutores,
intérpretes, portavoces, transmisores, etc.) b) Los diversos canales disponibles y sus modos
de uso (hablar, escribir, imprimir, silbar, soplar, etc.) c) La diversidad de códigos
compartidos (lingüísticos, paralingüísticos, quinésicos, musicales, etc.) d) las circunstancias
(incluso otra comunicación) en que la comunicación se demanda, estimula, permite o
prohíbe; Las formas de los mensajes y sus géneros (diacríticos, deícticos, sermones, gritos)
(1964, pág. 66) Como se puede apreciar el planteamiento de Hymes es sumamente amplio
en términos semióticos y en su aplicación etnográfica propende por la precisión del
comportamiento cultural.
El Acto de Habla será pues la pinza de muestreo en la que tomemos las enunciaciones; su
aparición figura un último tipo de paratexto, ubicado al interior del corchete, en donde el
contenido de la muestra será sometido a un cifraje semiológico y traducido en categoría.
191
2.3.2.
Antorchas y Faroles Análisis de un Evento Comunicativo.
En imagen Lucas y camilo dentro de la chagra recién sembrada; la tierra se ve seca y no aparecen brotes;
siempre fue un suelo agreste aquel. Tras el hombro de Camilo asoma un tabaco de metro y medio y a su
espalda se eleva una acacia, por allí hay unas fresas y más acá unas lechugas. A espaldas de Lucas cruza la
malla de alambre que separa a la ciudad del humedal; las casas de ladrillo, los postes y redes eléctricas, el
parqueadero de automóviles; una liminalidad que en lo inmensurable de sus fronteras efectúa un intercambio
ciudad- ecosistema, traducido en los tránsitos efectuados de un escenario al otro. Los hombres por ahora no
empuñan garrotes ni la tierra los traga; en esta imagen el espacio es crisis pero el tiempo es resiliencia.
192
2.3.1 Antorchas y faroles.
(1) Contexto enunciativo:
T- I: 01, Autonomía. 02, Me convoca la siembra. 03, No somos una institución. 04, Mambear es
controlar la palabra.
T- II: 01, Minga es caminar la palabra. (Antorchas y Faroles)
T- III: 01, Tomo asiento para ordenar mis ideas. 02, Duho; asiento chamánico. 03, Casas se inundan
por falta de visión. 04, Apropiarse de sí mismo es apartarse de la obnubilación de occidente. 05, El
principio es ir al origen. 06, La palabra es una responsabilidad de cuidado. 07, Un trabajo de palabra
y siembra con mujeres. 08, La premisa de los indios es la tierra y la vida. 09, Rafue; el acto de dar a
luz a la palabra.
T- IV: 01, El territorio es nuestra responsabilidad. 02, Hay resignificación, pero no un proceso de
base. 03, Los procesos sociales crecen y merman. 04, El espejo de agua es la revelación del rostro.
05, Ritual es tecnología que moviliza energía social. 06, Ceremonia para enseñar. 07, Somos semillas
de tabaco creciendo en el asfalto. 08, Coherencia entre hechos y palabras. 09, Conflictos
ambientales y territorios del miedo. 10, Labor colectiva es como el trabajo de la tierra; se cultiva.
11, Mambeo se define por ser palabra de paz.
T- V: 01, Nosotros es categoría de inclusión y pertenencia. 02, Hermandad. 03, Yofuerake; ser
impecable en los actos. 04, Cuencas impactadas dejan graves problemas a las comunidades. 05,
Pedagogía socio ambiental como ejercicio de empoderamiento comunitario. 06, metodología
humana eminente es el diálogo para disolver los problemas. 07, Diálogo es el elemento potenciador.
08, Cambiar imaginarios sociales. 09, Indignado por la cultura. 10, Construcción colectiva del
conocimiento. 11, No somos mesías pero estamos preocupados. 12, Suacha está lleno de vida y
cultura. 13, Nuestro pesimismo nos impide ver que los animales tienen valor. 14, Cambiar concepto
de estigma que nos pesa. 15, La dinámica de migración ha cambiado los imaginarios. 16, Se ha
creado una brecha entre la gente y el humedal. 17, Trastorno radical del entorno exige mayor
dinamismo. 18, Soy un habitante del mundo. 19, ¿Pretendemos ser revolucionarios que se
alimentan del sistema? 20, Acerquémonos a los espacios del pensamiento y la palabra. 21,
Organizarnos para avanzar. 22, El despertar de la conciencia es la responsabilidad ambiental. 23,
Estamos dentro de la cultura subalterna que se gesta con diversas formas de resistencia. 24, Hay
que reducir la importancia personal a sus dimensiones justas. 25, Resignificar es desatarnos de los
condicionamientos culturales que imponen límites a nuestra realidad. 26, El derecho a la ciudad está
en contravía con la insostenibilidad y la inviabilidad. 27, El agua no es el depósito del poder.
193
Scene- Muchas personas desconocidas en comodidad
familiar, son tiempos más sencillos y no quieres que el
instante se escape ¡pero cómo conservar cada una de
estas amistades! Sembrando y tejiendo palabra por
días de constante aprendizaje con tal diversidad
convocada en niños, abuelos, adultos, jóvenes, locos,
ustedes, otros parches, abriendo el encuentro para
abordar una preocupación que se traduzca en
acciones e involucre a todos y cada uno; [(1) Incluso un
indio diciendo que la naturaleza habla] y se te
quemaba la bota sirviendo el sancocho; mira allí a la
abuela grillo en las guerras por el agua y siempre la
comida, la olla, el fuego, la chagra; poder personal,
poder para la gente ¡vos sentiste el poder!; la
adrenalina, el cansancio ¡vos sos testigo de que
estamos dando una de las mejores presentaciones de
nuestra historia! Universo de música y palabra y poder
y los vecinos miraban y se agregaban al remolino de
cuerpos bailando; esto es pedagogía ambiental y
humana porque la palabra comunidad es nuestra
presencia y hemos dicho estamos aquí de forma
estruendosa; dame un sorbito de esa chicha dando
inicio sin querer a un proceso espiritual con este
humedal que no se rompe, una energía contenida
entre muchos desconocidos; timidez y expectativa y
nerviosismo y ahora empieza la música y [(2) esta
energía desatada en nuestros cuerpos nos libera y no
hay quién esté fuera de este círculo de tambores y
flautas sonando]; haciéndonos ser como esa arada de
tierra hecha surco en contorno de culebra y espiral
que se enrosca y [(3) él camina sirviendo el polvo
verde de la coca y él allí de pie sopla su tabaco] en la
frescura neblinosa; ¡cómo se disuelve el miedo al
territorio! pero no puedo acercarme a ella y el indio
dice que ancestralidad es más que un concepto; es
nuestra cartografía parlante y exponerse y murmurar;
los videos han fallado, ya colgamos los faroles y
prendimos las antorchas, ya está llegando la gente y
los nervios se alborotan, los tambores junco tingua ya
prendimos las antorchas en bandadas llegan garzas
un alcaraván la tropa.
(1) Acto de Habla: Prosopopeya es la
figura que dota de voz a seres que no
la poseen en facultad; la naturaleza en
este caso. Este fue por nuestros
diálogos un Paradigma Raíz que
incorporamos a nuestro sistema de
valores como sociedad de discurso: La
naturaleza es una alteridad sintiente
que se comunica: metaforizada en
Gaia, Pachamama, Madre Tierra. Su
praxis supone un nivel de filiación
discursiva.
(2) Acto de Habla: Cinética es llamada la
energía desplegada por la masa en
movimiento; Ritmo comprende la
secuencialidad del pulso tanto en la música
como en el funcionamiento biológico; El
diseño circular del baile posee numerosas
analogías con el comportamiento de los
flujos en la naturaleza; por todo lo anterior
el lenguaje musical y corpóreo connotan un
Dispositivo Pedagógico clave.
(3) Acto de Habla: Kinesis refiere a la
dimensión semiótica, es decir
interpretable, del movimiento; proxemia
es la fenomenología perceptiva generada
por las interacciones: así visto se hace
factible un escenario inmanente en el
cual se movilizan imágenes que, como en
el caso de la coca y el tabaco, son objetos
en sí mismos; estos Objetos Discursivos
cumplen un nicho cultural de
comunicación efectiva y epistémica.
(2) Transcurso Performativo
Setting- Humedal, zona de chagras en la entrada del barrio Quintas de la Laguna, cancha de
baloncesto; Viernes, convocatoria nocturna. Horas de la mañana y tarde en preparativos. Evento Da
inicio a las 5:30 pm y finaliza en dos etapas: de 9:45 despedida asistentes y de 10:30 pm, desmonte.
Día nublado sin lluvia; noche fría a partir de 8:00 pm.
194
3.
Asedios Epistémicos Para responder a la pregunta por el lenguaje y las humanidades en
educación ambiental.
La mano de la pluma vale tanto como la del arado.
- Rimbaud.
Cuando nos identificamos con lo que caracteriza la riqueza de la vida en la naturaleza, esta nos da
todo su poder. Por el contrario, cuando nos alejamos de su inteligencia profunda, arriesgamos
nuestra capacidad de sobrevivencia, tanto en el escenario como fuera de él.
-Patricia Cardona
La percepción del Espectador
(Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Instituto de bellas Artes. México, 1993)
3.1. Crisis Adaptativa y Educación: Antítesis frente a evidencias.
Una criatura de la especie Sapiens y el género Homo sofisticó su Habilidad transformativa
innata hasta llegar a dominar todos los componentes de la biósfera, exiliándose de ella y
recluyendo sus manadas en poderosas máquinas urbanas. A decir verdad, es un animal
bastardo, pues no conocemos más que sus genes acumulados de rica información; pero las
herramientas para comprender el instante exacto de su origen, el porqué de sus actos, su
195
implacable creatividad, su morfología gimnástica y dramatúrgica, su auto glorificación y su
ensañado desprecio por sí mismo, aún son insuficientes. Husmeábamos en busca de una
explicación del hombre en la naturaleza; del Sapiens biológico con vocación artesana.
Para examinar los resultados arrojados por el abordaje teórico seguiremos una línea de
discusión orientada por tres antítesis sucesivas que irán siendo cotejadas con los resultados
arrojados por las herramientas de investigación. Estas son:
a) La impertinencia disciplinar: Las humanísticas no tienen nada que ver con la crisis
ambiental, son impertinentes y su pedagogía en nada incumbe allí.
b) Su intervención no es funcional: Pedagógicamente lo que la humanística tiene por hacer
allí es de mínima repercusión e importancia.
c) Defensa del modelo: La crisis es inherente a la acción humana, no al modelo; es un
proceso irreversible y en términos culturales y biológicos solo queda subsanar.
Para iniciar la refutación sin dilaciones, postulo, como contra parte a la premisa de la
impertinencia disciplinar, que una consideración acerca de la humanística como
pedagógicamente ajena o inoportuna a la Crisis Ambiental proviene de una actitud
retardataria que persiste en que los muros epistémicos se perpetúen por obra de la
legitimación política del conocimiento. Hemos tenido oportunidad de ver a través de la
exposición de Augusto Ángel cómo a partir de los debates ocurridos entre 1972 y 1992 se
operó un giro al interior del paradigma educativo; los nodos centrales pueden considerarse
el documento Una Sola Tierra, nacido de la cumbre de Estocolmo 72, todavía dentro de una
visión escolarizada muy próxima a la ecología humana; luego las cumbres de Belgrado 75 y
Tbilisi 77 sobre educación ambiental, que entrarían con plena conciencia a pautar la
transversalidad disciplinar y la importancia extraescolar de manera tal que todos los campos
del saber y la sociedad en su conjunto se vean comprometidos en asumir un lugar dentro
de la reflexión y puesta en marcha de acciones que aborden la crisis como asunto cultural
complejo; luego el Seminario Latinoamericano de Universidad y Medio Ambiente en 1985
celebrado en Bogotá, dentro del cual se insiste en convertir la Crisis en un eje transversal a
la formación genérica de profesionales en el ámbito político y del conocimiento regional,
especialmente en su relación frente a los países del tercer mundo y no alineados; y por
último la cumbre de Río 92 en la cual se acuña el concepto Pedagogía de la Tierra que
comprende ya una apertura hacia la interculturalidad y que en el caso colombiano cumple
la función de originar los organismos ministeriales que lleven a cabo con los presupuestos
convenidos en la firma de la cumbre. Visto así es bastante claro que hace ya al menos medio
siglo se viene empujando un giro paradigmático que propende por abrir los muros
disciplinares y escolares con miras a la incidencia tangible sobre el fenómeno.
Ahora bien para comprender la razón por la cual este giro no ha tenido una injerencia real
ni en el mundo académico ni social, es necesario retomar los elementos críticos aportados
por los instrumentos concernientes al Flujo Conductual; al seguir el criterio de Huella
196
Ecológica, la disertación dio lugar a un hallazgo empírico: la Crisis Ambiental
contemporánea es resultado directo de un poder socialmente cimentado que se ejerce
sobre el medio. Nuestro tiempo ha sido responsable de un modelo adaptativo de
dimensión global, de preeminencia poblacional maltusiana urbanística; monocultor
químico y cárnico industrial, en materia de abastecimiento alimentario, y extractivista de
control militar, con relación a los recursos, especialmente las fuentes de hidrocarburos. Los
bosques y corrientes oceánicas capaces de secuestrar las emisiones reciben una presión
superior a la resiliencia global de la tierra, lo cual supone una insustentabilidad de alto
riesgo para la vida en su conjunto.
Considerando el derecho a la ciudad y la producción del espacio habitado como fruto de
consensos y disensos sociales, el autor que orientó la indagación geográfica fue David
Harvey, quien plantea que la ciudad es además el reflejo de los hombres y mujeres que la
habitan. Es decir que allí se definen también “el tipo de personas que queremos ser, el tipo
de relaciones sociales que pretendemos, las relaciones con la naturaleza que apreciamos,
el estilo de vida que deseamos y los valores estéticos que respetamos” (Harvey, 2013) El
Derecho a la Ciudad es pues mucho más que el acceso individual o colectivo a los recursos
que esta ofrece, dado que involucra también un desafío colectivo por la libertad de
reinventarnos, tan inconsciente que nos ha convertido en partículas zarandeadas por
fuerzas sociales que no acertamos a comprender (2013). Sin una comprensión clara de
nuestra tarea nos abismamos en la alienación y la anomia y la concentración urbana es
cada vez más una cárcel de abastecimiento permanente.
El nacimiento de la ciudad está estrechamente ligado a la revolución neolítica y el
advenimiento de un estilo de vida sedentaria antes desconocido. Frutos de ella, la
agricultura y la domesticación probaron ser un modelo productivo cada vez más eficaz, lo
que conllevó a una acumulación de excedentes, de modo que, al configurarse los centros
urbanos, se hicieron posibles además servicios de tipo religioso, administrativo, comercial,
político, defensivo o de suministros como el agua potable y los mercados. (Hamblin, 1983)
Con ello aparecen una variedad de oficios cuyas relaciones de producción pronto
desembocarían en las posteriores fortalezas de los imperios agrarios, las ciudades estado y
los Estados-Nación. “La urbanización ha sido siempre, por tanto, un fenómeno relacionado
con la división en clases, ya que ese excedente se extraía de algún sitio y de alguien,
mientras que el control sobre su uso solía corresponder a unos pocos (ya fuera una
oligarquía religiosa o un poeta guerrero con ambiciones imperiales).” (Harvey, 2013)
Todos estos rasgos persisten en la ciudad moderna, asegura Harvey, solo que la dinámica
de acumulación está mediada por la búsqueda del plusvalor. Bajo la égida capitalista se
produce una reinversión ilimitada en la que el retorno (ganancia) crece de una manera
exponencial hasta llegar a una expansión de la producción de excedente. “En particular,
hay que encontrar nuevos medios de producción y nuevos recursos naturales, lo que ejerce
una presión creciente sobre el entorno para extraer de él las materias primas necesarias y
197
hacerle absorber los inevitables desechos.” (Harvey, 2013) Lo que significa que la expansión
capitalista ha sido sobre todo geográfica y que la ciudad (así como la guerra) vendría a ser
un centro de absorción del sobreproducto; es esto a lo que llamamos globalización. Un
acaparamiento de las materias primas, de las fuerzas productivas y del desarrollo
tecnológico direccionado a sostener la sobreacumulación6.
El crecimiento demográfico acelerado, la devaluación de la mano de obra y otros síntomas
comunes en las ciudades contemporáneas son económicamente proporcionales al
desabastecimiento en los campos o a la mega-minería en zonas de preservación. Pero,
específicamente en las ciudades, la política neoliberal ha conseguido que “El llamado
«precariado» desplace al «proletariado» tradicional” (2013, pág. 11) provocando así que
en la ciudad contemporánea no exista un conglomerado social en la perspectiva marxista,
dado que la clase obrera clásica ha desaparecido parcialmente junto con la intensificación
industrial, de modo que “La tarea importante y siempre creciente de crear y mantener la
vida urbana es realizada cada vez más por trabajadores eventuales, a menudo a tiempo
parcial, desorganizados y mal pagados” (2013). Es evidente que el ejercicio de un derecho
como el de la producción consciente del hábitat pasa necesariamente por el desafío a las
dinámicas del poder social, de la hegemonía comunicativa, educativa, científica y estética.
Como se precisaba en Aisthesis- II, 09 y IV, 01, [no estábamos ante un paraíso ecosistémico.
Estábamos frente a una tierra barbarizada por el flujo económico de la ciudad, que se venía
cerrando sobre los ecosistemas y ahora los usaba de expensa comercial ilícita]: se ha
elevado un orden en el que los sujetos son permanentemente [Empujados por la
lumpenización contra los rincones].
Examinando la manera en que el modelo de desarrollo moderno causa de manera directa
la Huella Ecológica, en una dinámica que traza una línea recta entre acumulación capital y
extractivismo, con la ciudad industrial como centro de acaparamiento de los recursos
planetarios, el hecho de que la racionalidad tecnológica históricamente constituida haya
puesto en marcha un tipo de oscurantismo que llamaré sin eufemismos tecnocracia, es ya
poco dudoso. Esta se puede definir concretamente como la vocación tecnológica de la
ciencia enrutada a la posesión extractiva y las correspondientes plataformas de
abastecimiento; la ciencia no como una plataforma cognitiva, sino como un privilegio
geopolítico en la instrumentación del capital.
En lo tocante a la segunda antítesis, sobre la intervención no funcional de las humanísticas
respecto a la praxis pedagógica ambiental, contrapongo que se trata de un prejuicio
anclado en la noción de contenidos reproducidos en la escuela convencional; esta
pretensión se encuentra a su vez ligada a categorías afines como currículo, lineamientos,
estándares y evaluación, propios del paradigma pre- ecológico en educación. Luego del giro
paradigmático el énfasis no puede ser ya ubicado en torno a los contenidos enciclopédicos
6 Con respecto al papel de la ciencia y la técnica en el desarrollo del capitalismo globalizado véase; Santos, Milton. Metamorfosis del espacio habitado. 1995, Oikos Tau.
198
y su transmisión nomotética, sino al sujeto y las herramientas que median su praxis social
sobre la biósfera. Es allí cuando se habla de Movimientos Sociales Urbanos como
construcción de una conciencia colectiva que comprenda el hecho inherente de que “La
creación de nuevas geografías urbanas bajo el capitalismo supone inevitablemente
desplazamiento y desposesión, como imagen especular de la absorción de capital
excedente mediante el desarrollo urbano.” (2013, pág. 39) Una conciencia que además se
resuelva en una praxeología de resistencia colectiva capaz de pensar una producción del
espacio habitado alterno al de los poderes financieros que comprenden grupos
empresariales en concurso con sectores influyentes del estado. Esta conciencia de una
“Ciudadanía Insurgente” se ha venido desarrollando en oleadas continuas a lo largo de las
crisis capitalistas, como en los años 30, 48 y 72 del siglo XIX, en las ciudades europeas,
pasando por las huelgas obreras de los años de depresión norteamericana y los
levantamientos del 68, hasta los movimientos contemporáneos de los piqueteros en
Buenos Aires, de Estudiantes en Santiago y Bogotá o del Occupy Wall Street en Nueva York.
Nuestro enfoque pedagógico y educativo exigió estrategias de acción coherentes con el
espacio en que el proceso se desarrollaba. Allí la reivindicación primordial consistía en el
empoderamiento de esa conciencia ciudadana que era ante todo una conciencia político
ambiental. Como evidenciaba la Aisthesis I, 04, Neuta conserva parte de su clímax
energético como resultado de los sucesivos procesos ciudadanos que, refugiados en su
interior, lo tomaron como motivo de resistencia. Como destaca Harvey, toda formación
social que pretenda seguir los rasgos hasta ahora planteados debe dar respuesta a tres
preguntas básicas; 1. La concerniente “al lacerante empobrecimiento material de buena
parte de la población mundial y la consiguiente frustración de la posibilidad del pleno
desarrollo de las capacidades y la potencia creativa humana”; 2. La que “deriva de los claros
e inminentes peligros de degradación ambiental y transformaciones ecológicas
descontroladas.” Respecto a la cual, aclara, no se trata solamente de una cuestión material
“sino también espiritual y moral, que exige un cambio en el concepto humano de la
naturaleza así como de la interacción material con ella.” Lo cual coincide con los
planteamientos ya esbozados en este trabajo, en cuanto a considerar las soluciones
tecnológicas como parciales y culturalmente estériles. (2013, pág. 187) Y 3. La pregunta
concerniente al crecimiento exponencial del capital, que subyace a las dos anteriores y que
genera el “perpetuo síndrome de crecimiento que ejerce una presión destructiva tan
enorme sobre las relaciones sociales y los ecosistemas globales”. La cual, como el dilema
de la gobernabilidad, suele poner en jaque las experiencias de autonomía libertaria.
De modo que poner un énfasis tan claro sobre la ciudad como categoría geográfica y los
Movimientos Sociales Urbanos como convención orientadora, proporciona un locus
específico a las acciones discursivas de los actores, a la vez que nos ayuda a entender la
relación ecosistema-cultura en un devenir temporal que permite apreciar con mayor
claridad el proceso de transformación del hábitat, en consonancia con las políticas locales
y regionales de desarrollo, y los impactos sociales y ambientales que estas conllevan.
199
En este orden fue recogida la premisa del Flujo Conductual consistente en que la materia
de examen deben ser los cuerpos humanos, habitantes de un entorno ambiental
significativamente configurado y de esta manera fueron situados los actores como cuerpos
orgánicos, parte de la biósfera, sobre los cuales también es ejercida la presión del modelo.
Este entorno, producto del poder socialmente configurado por los paradigmas históricos,
instaura unas dinámicas de centro periferia que fomentan un espacio de exclusión en donde
la ciudad se equipara con lo civilizado y lo rural y silvestre con la barbarie. El centro
hegemónico se manifiesta geográfica y socialmente en los centros urbanos, constituyendo
así una tensión cultural de la que es protagonista eminente la industria cultural moderna y
las subjetividades de mercado. Como quedó dicho en Aisthesis-V, 08, tanto Noam Chomsky
como Peter McLaren ven en los instrumentos ideológicos la trama que se hila sobre la
urdimbre de los paradigmas; el ejercicio carpe diem de estos, a través de los medios
comunicativos, en Chomsky, y la escuela, la religión y los valores tradicionales en McLaren.
[El pináculo de este proceso es la destrucción de la naturaleza y la libertad bajo vigilancia
electrónica. La urbanización del medioambiente permite ubicar las poblaciones en un
espacio controlado, donde el individuo está totalmente inmerso en una proyección del
orden social]. Este último autor plantea concretamente que, para lograr tomar posesión de
los cuerpos, toda educación requiere un método orgánico que codifique el ritmo de la
disciplina: este método se llama Ritual. La escuela está cifrada en segmentos rituales que
administran la energía libidinal de los estudiantes, permitiéndoles distensiones paliativas y
retrotrayéndolos a la contrición del panóptico. (McLaren, 1995). Desde allí los escenarios
de Encarnamiento político poseen un eminente carácter Performativo, por cuanto
involucran el cuerpo en su conjunto y hacen uso de aprehensiones simbólicas y
codificaciones ritualizadas.
Es lo que se denomina Política del Encarnamiento. En este punto McLaren se apoya en la
teoría de Stanley Aronowitz, según la cual, el principal hecho histórico de nuestros días, lo
constituye la colonización que ha perpetrado la cultura de masas en el “espacio que toda
persona tiene a su disposición para la lectura, la discusión y el pensamiento crítico”, ya que
“las viejas formas de producción y de consumo son abandonadas por un nuevo universo
de comunicación que potencia el aspecto físico, lo superficial, lo externo, y la
uniformalización y comodificación de uno mismo” (McLaren, 1997) dando como resultado
la generación de una cultura autorreferencial constituida por sujetos igualmente
autorreferenciales, presos en la red de una sustitución de significado, en donde predomina
la simulación por sobre la representación, “generando signos en lugar de productos”
(McLaren, pág. 80). El medio convertido en un fin. Como es planteado (McLaren, 1997) en
Aisthesis V, 06; se gesta [un yo crecido fuera de proporción, que ha invadido el terreno de
la segunda y tercera persona del singular, violentando a su vez el yo intrínseco de estos].
“El sujeto posmoderno se ve reducido en este proceso a un órgano semiótico, aferrado a
la panza de la sociedad de consumo [inmerso en una cultura] incapaz de tratar con el
tiempo y con la historia”. Este sujeto, despolitizado y trivializado, se vuelve además
200
“incapaz de sentir dolor”, abandonando su última línea de defensa ante la proliferación de
imágenes y noticias sobre muertes masivas, guerras y enfermedades. McLaren recuerda la
ecuación abstracta señalada por Baudrillard según la cual, en la era posmoderna todos los
significados se consideran iguales y se consumen como si lo fuesen. Se trata de la
ascendencia de un régimen de verdad neoconservador, que se apoya en un nihilismo sin
ninguna visión emancipadora.
De modo que el concepto Política del Encarnamiento hace referencia a la manera en que
un sujeto incorpora a su cuerpo los fastos y estéticas de la cultura hegemónica, pero
también a la manera en que esta lo incorpora a él (y a su cuerpo) en el creciente volumen
de regulación significante. “El cuerpo es comprendido como el cara a cara entre individuo
y sociedad, como la personificación o la encarnación de la subjetividad, que también refleja
la sedimentación ideológica de la estructura social inscrita dentro de ella” (1995, pág. 85)
No nos es difícil recordar desde acá las discusiones respecto a la cosa en sí y nuestra
gnoseología simbólica como seres humanos, como un estadio de conciencia adaptativa. De
un modo más estremecedor McLaren recuerda el planteamiento de Lacan en el cual se
indica que el símbolo es la muerte del objeto y añade que “en el lenguaje tratamos con el
mundo a nivel de significación, pero no con los objetos materiales en sí mismos” (1997,
pág. 87) Esto por supuesto se revela en el hecho de que el cuerpo tenga poco peso
epistemológico, “tanto como foco de teorización como parte de una estrategia
pedagógica”. De hecho, comenta McLaren, los cuerpos se moldean como “el resultado de
tradiciones intelectuales y de la forma como dichas tradiciones nos han disciplinado para
entenderlas; los cuerpos tienen una fuerte implicación en la construcción de las metáforas
a través de las que se construyen las tradiciones” (1997, pág. 84).
En este sentido es preciso apuntar “que el aprendizaje no es un simple proceso cognitivo,
sino también un proceso somático” que afecta tanto la mente de las personas como sus
músculos, órganos, nervios y esqueleto. Prolongaciones del cuerpo como la manera de
vestir, el maquillaje y la bisutería, así como los efectos más profundos como la manera de
andar, el volumen y modulación de nuestra voz, el modo de balancear los brazos al caminar
o sencillamente de estar de pie, comprenden todo un cúmulo de experiencias encarnadas
que conforman la memoria del cuerpo. “Aquí el Encarnamiento se puede concebir como
el aspecto mutuamente constitutivo del deseo y la estructura social”, de modo que
aspectos como el afecto, la atracción o el placer, y de otra parte las fobias, el desagrado o
el miedo, pasan por el hecho de que las convenciones de sentido hegemónicas, de las que
el cuerpo es un signo, se basan en prototipos y estereotipos de historia, clase, raza y
género. (1997, pág. 91). En suma que son nodos clave en la formación de identidad.
La propuesta de McLaren consiste en poner en práctica una pedagogía crítica que propenda
por el desencarnamiento, es decir, por la restitución de la subjetividad a través del
fortalecimiento de la voluntad y la construcción del significado. “El cuerpo/sujeto no es
201
simplemente el producto [acabado] de una totalidad homogénea de discursos sino más
bien un lugar de lucha, de conflicto y de contradicciones” (1997, pág. 96) Se trata de revelar
a los estudiantes –pero también de revelar a los maestros- su condición de seres
autoconcientes, llevándoles a asumir el desafío del reencarnamiento. Así pues, la pedagogía
crítica resulta ser en último término una pedagogía de la liberación “que actúa desde los
límites inviolables del orden, en la escisión entre una praxis subversiva y una utopía
concreta” (1997, pág. 107) frente a una cultura depredadora que produce sujetos
sustentadores del modelo desarrollista.
Llegada la última antítesis, que concibe a la crisis como un hecho inherente de la cultura
humana y que por su carácter irreversible requiere acciones subsanantes, antepongo el
argumento de que esta postura, ya abiertamente reaccionaria, significa nada más que
paliativos y cooptación, retórica de lo verde, que ha hecho del ambientalismo un nuevo
evangelio movilizador de recursos al cual el modelo termina por sacar provecho.
En concepto de la experiencia obtenida en campo me es deber sugerir que el proceso de
acumulación cultural sí es posible de ser reencauzado si se destituyen los nodos
hegemónicos que sustentan el modelo y que en este papel deben hallarse resueltos unos
sujetos que implementen estrategias adaptativas frente a la crisis, es decir que una
ciudadanía insurgente, como la concibe Harvey, está encarnada por sujetos resilientes. Esta
es la respuesta a la duda sembrada en Aisthesis V, 10; [la apuesta es más compleja porque
circunscribe deponer el modelo vigente para sustituirlo por uno nuevo] y [el desafío no
parece ser ya la producción de nuevas identidades, el moldeamiento de sujetos idóneos o
el perfilamiento de los egos individuales]. Para sustentar lo último y como recurso
argumental que se encare definitivamente con estas posturas, planteo la siguiente gráfica,
que ilustra los procesos de devenir cíclicos en el mutualismo ambiental antropológico.
(3)
(2)
(1)
Humano Naturaleza
(1,a)
(2,b)
(3,c)
202
(1) El punto de partida lo tiene la naturaleza, al interior de la cual se gesta la cultura y cuyo
producto más sofisticado ha sido el Homo Sapiens, que, una vez optimizado en su
plataforma biológica logra por (1, a) obra del trabajo manual una afectación ecosistémica
que rebasa su nicho ecológico hasta llevarlo a la manipulación del mismo, de lo cual resulta
una (2) Naturaleza humanizada, en donde el ecosistema, por acción significante, se
convierte en territorio y los elementos constitutivos de este en recursos, posibilitando la
vivienda sedentaria, la domesticación agrícola y animal, enriquecido simbólicamente por el
mito, el tótem, el animismo y el chamanismo. El ser Humano afectado por esta naturaleza
modificada es ya un (2, b) Humano desnaturalizado, es decir, inmerso en el orden urbano
en donde las relaciones productivas han sido especializadas y estratificadas y cuya
subjetividad se encuentra franqueada por un aparato de gobierno antes inexistente, el
estado. La naturaleza resultante de esta modificación antrópica habría de ser una (3)
Naturaleza Desnaturalizada, cuyo orden interno se encuentra ya determinado por las
pautas de reconcentración urbana, crisis y acumulación, en donde los fenómenos de
extinción, contaminación y cambio climático han reconfigurado el desenvolvimiento
evolutivo biológico. Un último nivel de afectación deriva de la manera en que esta
naturaleza determinada incide sobre el ser humano, para producir un (3, c) Humano
deshumanizado, productor de una cultura caracterizada por la persistencia en la guerra, la
miseria y el sinsentido.
Estos son los nodos de la hegemonía a los cuales se han de enfrentar las ciudadanías
insurgentes; Guerra y Miseria, dos productos colaterales del proceso de expoliación global,
dos instrumentos de dominación racionalizados y dos antítesis que contraponer a los
defensores del modelo: el optimismo tecnológico no ha sido, como lo soñó el renacimiento,
la liberación del hombre por el hombre, sino una prolongación diversificada de la esclavitud.
La ciencia quedó presa de una fijación tecnológica que es usada como muletilla cultural ante
la crisis, en un nivel de los instrumentos manipulativos y virtuales, asombrosa por cierto y
fascinante; pero es el centro de nuestras paradojas especistas. Pues, pese a la comprensión
cada vez más precisa- matemáticamente hablando- de las leyes que rigen el universo, el
hombre se tiene a sí mismo por un desconocido, mientras el modelo promueve la crisis y la
satisface con nuevos evangelios, manteniendo un clima de histeria atenuante: es el
advenimiento del Sinsentido, el pesimismo, el nihilismo y la iconoclastia, la ausencia de
contenido al interior de los signos.
Esta imposibilidad de hallar el punto de encuentro entre lo imaginado y lo percibido es un
fenómeno ambiental semiológico, porque Ambiente es un concepto primordialmente
perceptivo y la percepción se hace en dos rutas; a través del instinto pulsional y a través del
sistema simbólico. La educación ambiental, en campo de las áreas humanísticas, tiene por
deber la resolución de este tercer nodo hegemónico; de modo que, como asidero clave para
pasar al último peldaño de este trabajo, quisiera recordar la liminalidad existente en los
lugares de heteropía, en donde existen en potencia las narrativas contra hegemónicas.
203
3.2. Ser Animal Simbólico: Encarnamiento Ritual y Pedagogía de la Tierra.
La intuición como modo de percibir, y la sensibilidad como poder de afectación, son la
afirmación simultánea de lo empírico y lo trascendental.
Edgar Garavito.
Arte Rupestre en Soacha, Cundinamarca.
La relación del hombre con la naturaleza ha sido un tema cantado desde la antigüedad en
todas las culturas. En el canto V de la Ilíada Aquiles se enfrenta con la furia del río, que se
ha vuelto en su contra tras soportar que el rey de los aqueos arroje hombres muertos a sus
aguas. El mismo Dante representó el inframundo bajo la forma de una selva oscura y tupida,
en la que el tormento humano torna comedia. Las imágenes zoomorfas del medioevo
fueron una estrategia muy efectiva para representar aquello del hombre que persiste en su
ser salvaje. La idea de naturaleza que hemos heredado, legada por diversos paradigmas, ha
interpuesto una barrera que condiciona nuestra percepción de ella. Asociada al desorden
bárbaro, a lo dionisíaco, a lo no civilizado, las Humanidades parecen haber asumido una
postura platónica que las eleva como algo sublime por encima de la naturaleza.
Para Hymes la lingüística es una ciencia con “un fuerte síndrome de cierre disciplinar” que
ha alcanzado tal estatus a costa de restringir su visión, aun cuando el llamado a participar
en el análisis de problemas afines por parte de ciencias como la antropología, la psicología
o la sociología ha sido reiterativo. Tres razones podrían explicar aquello; uno, por interés de
consolidarse como materia y profesión autónoma; dos, por segregación de su objeto de
204
estudio; y tres, por su pretensión de definir lo que es y lo que no es lingüística. El ejemplo
específico de la antropología es ilustrativo, cuando al tomar las herramientas lingüísticas,
ve naufragar su renovación de enfoques a causa de la divergencia de las propias escuelas
lingüísticas y sus discusiones de legitimación (Hymes, 1964).
Por eso, pese a la loable labor cumplida por figuras destacadas como Saussure, Bloomfield
o Sapir, el estudio de la lengua permanece encerrado en un marco referencial que le
impide comprender la relevancia de su papel en todos los campos del conocimiento. Su
preocupación no es para nada nueva, y de ello da cuenta mediante una cita del propio
Sapir: “Se puede esperar que los lingüistas se den cuenta poco a poco de la importancia de
su disciplina dentro de la ciencia en general y que no permanezcan aislados por una
tradición que amenaza con volverse escolástica si no se le da vida relacionándola con
campos de estudio que vayan más allá de la lengua misma.” (Hymes D. , 1964). Esto parece
no haberse logrado, recalca Hymes. El solo término lingüística bastaría si las bases mismas
de la ciencia hubiesen sido concebidas con tales alcances (Hymes, 1964) Pero, dado que el
marco referencial lo proporciona la lengua, todos los análisis quedan subordinados a lo
meramente formal, de modo que la preocupación recae sobre los aspectos
morfosintácticos y semánticos, sin ocuparse en mayor medida del uso práctico del
significado o su lugar socio cultural.
Con respecto a la producción de sentido hemos dado cuenta de dos fenómenos
especialmente persistentes dentro de la praxis semiológica humana; el primero
corresponde a lo que según Cassirer y Nietzsche es la “prisión del símbolo”, fenómeno en
el cual la relación inmanente con el mundo se ha distanciado por una brecha virtual: el
signo ha pasado a ocupar el lugar de la cosa en sí de modo que esta es cada vez menos
materia y más imagen. La realidad aparte, que sugiere Cassirer sería una especie de
embotamiento virtual que ha perdido de vista los asideros terrenos y biológicos. Un
segundo fenómeno es el planteado por Ogden y Richards, según el cual se pretende que la
relación entre signo y referente es real. De allí se desprenden convicciones erradas como
la operatividad efectiva de la palabra sobre el mundo (palabra mágica) y la inversión
referencial que ubica los signos al nivel de la cosa en sí.
1. Condición natural de la referenciación: La relación intérprete- signo e intérprete- objeto
son reales por cuanto la relación objeto-signo es referencial, imaginaria.
4
1 ¿
205
2. Desfase 1, virtualización: El intérprete ha tomado el signo como cosa en sí, sustituyendo
al objeto por la imagen, y llevando a una visión en la que este carece de propiedades
inmanentes.
4
1_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ¿
3. Desfase 2, mistificación: Se da por hecho que la relación signo-objeto es tan real como
las relaciones intérprete-signo e intérprete-objeto, lo cual redunda en una mistificación de
la imagen como poder efectivo sobre el mundo.
4
1 ¿
Por fortuna Garavito nos obligó a mantener por asideros inmanentes el espacio y el tiempo,
como fuerzas a priori, a la vez que evidenciaba las pulsiones como energía primordial dentro
del proceso cognitivo; el riesgo de los laberintos metafísicos de los que Ángel advierte, sería
infranqueable sin esta certeza. Si bien la multiplicidad temporal y espacial relativiza la
certidumbre cognitiva, es evidente que la existencia de un lexema monolítico para nombrar
absoluta y definitivamente a un objeto es un imposible ontológico; la transmutabilidad del
signo, tanto como la de los organismos en la biósfera, deriva dentro del circuito de
relaciones sistémicas que lo afectan y son afectadas en lo que se llamaría una ecología de
la palabra, el devenir de su transcurso de hablante a hablante. El lapso entre sus sistemas
receptor y emisor, ese impasse en que el logos efectúa el sentido en una psique específica.
Es a lo que apuntaba precisamente el último instrumento de interpretación; a propósito de
lo evidenciado en Aisthesis- V, 06 y Transcursividad V, 06; el ego cartesiano llega a parecer
más un lastre en las relaciones sociales que un elemento de estabilización; esta es la razón
de toda la propuesta de Garavito, despojar al sujeto auto referenciado de su propiedad
sobre la enunciación y permitir que esta sea disuelta en el entorno de significado,
fundiéndose en la polifonía amorfa del cambio semántico. Poniendo al descubierto una
psique abierta hacia lo contingente, que se ve de frente con su propio Ethos. Es decir una
conciencia de sí mismo, como sistema percipiente, en examen detallado de las tangentes
subjetivas que lo componen, tanto psicológicas como culturales.
206
El concepto de transcurso “sobrepasa todo análisis que se limite meramente al orden
discursivo y a los fenómenos de la lengua” y es ante todo “una afirmación de lo diverso en
la sensibilidad y la intuición” (Garavito, 1997); no busca ni pretende explicaciones desde
dentro de la lingüística porque “Los lingüistas por lo general evitan hablar de pulsiones y de
intuición” aun cuando la lengua como factor material objetivo y componente del ser social
está sujeta y existe como fenómeno orgánico eminente; sin embargo “la primera distancia
respecto a la cosa en sí es frente al cuerpo” siendo “la primer cosa exiliada del imperio de
los signos”, así como la primera en caer. “El discurso deja de responder a las exigencias de
la conciencia y se ensombrece en el silencio exactamente en el mismo instante en que a
nivel del sentido interno brilla una pulsión que precipita al yo psicológico hacia
transformaciones en las que ya no se reconoce: instante de Transcursividad, es decir,
instante en que se articulan la pulsión y la intuición provocando transformaciones que se
expresan a nivel del discurso” (Garavito, 1997, pág. 128). Aparece el cuerpo como empiria
trascendental; es el retorno a la condición animal, motivo del pánico sentido por el orden
apolíneo apertrechado en la ciudad. El anacoreta que se convierte en bestia durante su
exilio voluntario; la religiosa que sufre los calores de su cuerpo en un ardor que la rapta
hacia lo divino; el paria que pierde el decoro de las convenciones sociales y defeca a la luz
del tránsito. La tentación, el demonio, la carne rebelada y entonces el abandono de la
identidad. Allí, antes que cualquier actitud discursiva, está la sensibilidad como latencia
potencial de afectar y ser afectado. “Este riesgo consiste en la atrofia de percibir el sentido
interno y en quedar a expensas de lo exterior, disolviéndose la capacidad de imagen que
opera un retorno al instinto” (Garavito, 1997). Por eso “todo discurso que encerrado en sí
mismo intente mantenerse alejado de las cosas en sí, asiste a la ascensión imperiosa del
tormento” (Garavito, 1997, pág. 126). Debajo del imperio de los signos late con furiosa
tempestad el imperio de los sentidos; por eso es que “no resulta fácil abandonar el cuerpo,
ya que este en vez de silenciarse como cosa en sí, desconocida e imaginada más allá del
lenguaje, reaparece como poder de afección que precede todo acto de pensar”: El tormento
es introducido por la desproporción insoportable entre el discurso y la intuición. Es el
germen natural y vivificante del que se nutre toda dramaturgia y todo histrionismo; danza,
música, teatralización.
En el transcurso Performativo asistimos a la muerte del yo, que caduca ante el erratismo
temporal y la irrupción sintagmática, y recibimos la simultaneidad del plural y el tiempo
progresivo; en un sentido escritural “puede decirse que la imaginación es el instrumento
mediante el cual el entendimiento ingresa en el mundo de la intuición o inclusive lo
controla” (Garavito, 1997), determinando el sentido interno. Y la conciencia de sí o
apercepción como factor vinculado al entendimiento, podría controlar a su vez la
diversidad contenida previamente en el sujeto. “Cada mañana podemos reconocer que
sigue existiendo una relación entre nuestra identidad y nuestro cuerpo gracias a que
podemos establecer una relación de los fenómenos del yo por la continuidad de la
memoria, gracias a la cual reconocemos que el cuerpo aparece en el espacio en el que lo
207
había dejado el recuerdo” (Garavito, 1997, pág. 186). Pero esta certidumbre se tambalea
mucho más de lo que solemos aceptarlo; “El discurso que niega el cuerpo y que intenta
cubrir todo el espacio interior, desemboca un instante en el que calla o sufre un corte”
(Garavito, 1997, pág. 128). Y el lapso entre sistema efector y sistema receptor se convierten
en un “acto que se anuda en torno a un instante de silencio”; la suspensión del logos y la
caducidad de las convenciones. Castaneda lo llamaría Conocimiento Silencioso.
En suma; la Transcursividad es la herramienta pedagógica idónea para orientar procesos
de Desencarnamiento político, por su naturaleza pulsional que mantiene el significado en
los bordes de la intuición, empujada desde el sistema perceptivo y la imaginación como
facultad primordial del entendimiento. A propósito de lo cual me es oportuno traer a
colación la imagen dejada en espera desde el final del título precedente: la heteropía, como
nicho gestacional de narrativas contra hegemónicas. Ambas son condiciones liminales; el
significado, bordeando la pulsión tangible y la proyección imaginaria, y la heteropía;
disyuntiva cultural entre el espacio socialmente legítimo y el orden contra discursivo de lo
innombrado. Las orillas son los escenarios de transformación por excelencia, los márgenes
de la hibridación. Necesitamos ciudadanías insurgentes que adelanten Movimientos
Sociales Urbanos, integradas por sujetos capaces de una gran resiliencia como efectores
del cambio adaptativo; el escenario liminal es el ecotono cultural en que mayor sentido
tiene germinar el statu criticalli de un conglomerado. Una heteropía crítica fruto de una
pedagogía crítica en donde la naturaleza sea escenario y partícipe, como se sugería en
Aisthesis I, 01, en donde el humedal, a través de [la experiencia puramente sensorial va
haciéndose menos lugar y más entidad. Incluso llega uno a referirse a él como un alguien].
La heteropía, como margen en el cual la naturaleza manifiesta su voluntad de resiliencia
ante las crisis del modelo y la absorción citadina, puede considerarse el entorno pedagógico
en el que las pulsiones sean intervenidas de manera consensuada, es decir,
educativamente. Aisthesis IV, 05, [Esta manera intuitiva de proceder sin embargo tuvo
siempre unas bases epistémicas que estuve recogiendo tanto de autores como de
aprendizajes prácticos entre mis amigos dedicados a la siembra]. Y Transcursividad IV, 07,
[Necesitamos caminar hacia la interculturalidad y construir una nueva epísteme. Una en la
que uno no se caricaturiza, sino que comprende la forma en que nos constituye el
pensamiento simbólico. Como a Quintín Lame, el indio que aprendió de las aves del bosque
y del arroyo].
Con objeto del análisis comunicativo del evento Antorchas y Faroles, fue conceptuado
como Comunidad Contexto ese círculo imaginario que nos servía como espacio evaluativo,
pero que por más familiaridad llamamos siempre mambeadero. Allí se puso de manifiesto,
hemos presumido, una Sociedad de Discurso. “La constitución de una sociedad de discurso
establece el uso de formas de habla, de reglas de pertenencia y membresía que modela las
prácticas culturales” (Garzón Chiriví, 2004) También se genera la constelación de objetos
discursivos en torno a los cuales se habla de una manera específica, con los cuales se
interactúa y que dotan de sentido a la sociedad de hablantes. “los objetos no son de orden
208
material exclusivamente. También un estado o una condición física, una forma de proceder
o un forma de comportarse hacen parte de los discursos alrededor de los cuales se articula
la comunidad” (2004, pág. 41). Siguiendo a Garavito “podemos decir que de la misma forma
que una droga conduce a la psicodelia, la oración conduce a Teresa de Jesús a lo largo de
un viaje de interiorización” (Garavito, 1997, pág. 130).
Quien se incorpora a la comunidad aprende cuáles son estos objetos y cuál es la manera
como es preciso comportarse respecto a ellos, reconociendo su sentido. En suma podemos
decir que en una sociedad de discurso algunos componentes se elevan a la condición de
símbolo, por su carga de sentido cultural, orientando así los actos de habla de los
participantes. “Es la relación entre los elementos culturales y los usos discursivos la que
permite que se configuren sociedades de discurso particulares” (2004, pág. 41). A lo largo
del proceso pedagógico en el Humedal Neuta, hubo, si acaso no una sociedad de discurso
plenamente configurada, quizás sí la elevación de algunos objetos a la categoría de
discursivos y, en tal caso, se caminó hacia la formación de un conglomerado social que
distinguía sus prácticas discursivas, comunicativas y culturales en un espacio social y
geográfico.
La evidencia empírica más precisa la hallamos justamente en los Actos de Habla extraídos
del Transcurso Performativo, siguientes:
(1) Acto de Habla: Prosopopeya es la figura que dota de voz a seres que no la poseen en facultad;
la naturaleza en este caso. Este fue por nuestros diálogos un Paradigma Raíz que incorporamos a
nuestro sistema de valores como sociedad de discurso: La naturaleza es una alteridad sintiente que
se comunica: metaforizada en Gaia, Pachamama, Madre Tierra. Su praxis supone un nivel de filiación
discursiva.
(2) Acto de Habla: Cinética es llamada la energía desplegada por la masa en movimiento; Ritmo
comprende la secuencialidad del pulso tanto en la música como en el funcionamiento biológico; El
diseño circular del baile posee numerosas analogías con el comportamiento de los flujos en la
naturaleza; por todo lo anterior el lenguaje musical y corpóreo connotan un Dispositivo Pedagógico
clave.
(3) Acto de Habla: Kinesis refiere a la dimensión semiótica, es decir interpretable, del movimiento;
proxemia es la fenomenología perceptiva generada por las interacciones: así visto se hace factible
un escenario inmanente en el cual se movilizan imágenes que, como en el caso de la coca y el
tabaco, son objetos en sí mismos; estos Objetos Discursivos cumplen un nicho cultural de
comunicación efectiva y epistémica.
En la suspensión de sentido posibilitada por la Trancursividad, reside la caducidad de los
paradigmas y la traslación epistémica que encarna y desencarna los agenciamientos
políticos impresos somática y semiológicamente en nuestros organismos, ápices biológicos
sobre los que se apoya el modelo de desarrollo. Es en esta perspectiva que el concepto
Ritualidad emerge como posibilitador pedagógico para la construcción de sujetos
resilientes.
209
En su libro La Escuela como un Performance Ritual; Hacia una economía Política de los
símbolos y gestos Educativos, McLaren expone una discusión intrincada de la manera en
que este concepto se ha visto inmerso en lo que él llama una “discrasia definicional”, es
decir, una falta casi total de consenso respecto a lo que significa. Aparte de las múltiples
miradas, continuamente disyuntivas, el concepto permanece anclado a una visión de lo
sagrado por su dimensión litúrgica, de modo que intentar desligarlo de esta dimensión para
hacerlo transitar hacia una postura más secular parece vaciarlo, dejando tan solo un
esqueleto de hábitos repetitivos o de roles y convenciones.
Para salirse de este atolladero McLaren decide plantear que “Las definiciones no deberían
ser empleadas como si fueran algún tipo de hechos indisputables, omniscientes.” Y que al
contrario deben servir mejor como “puntos relativamente compactos de partida (…) que
requerirán con el tiempo una redefinición” (McLaren, 1995) así que apoyándose
principalmente en Grimes y Turner, arroja esta definición tentativa: “La ritualización es un
proceso que implica la encarnación de símbolos, asociaciones simbólicas, metáforas y
raíces paradigmáticas mediante gestos corporales formativos”. A partir de esto podría
decirse que lo ocurrido en el proceso pedagógico del humedal Neuta fue un ritual en statu
nascendi, principalmente por su pretensión de reificar el mundo socio-cultural en que,
como actores políticos nos hallábamos ubicados. (McLaren, 1995, págs. 67, punto 9]).
Si bien el ritual tiene como uno de sus fines preservar las costumbres, modular el
comportamiento e incorporar a los sujetos en la estructura de la cultura dominante,
también es cierto que posee una contrafase antiestructural, capaz de generar nuevos
grupos sociales y permitiendo “a sus participantes volver sobre sus propios procesos de
interpretación así como sobre su ubicación en la cultura dominante”. Pero sobre todo “son
inherentemente dramáticos” y en ellos emerge la metáfora y el gesto como una forma no
discursiva de significación, “capaz de transformar a sus participantes en miembros de
diferentes estatus sociales, así como en diferentes estados de conciencia”. El hecho de que
propicien “un involucramiento holístico en forma de flujo, el cual implica una suspensión
involuntaria de la incredulidad” nos permite proponer que el ritual es ante todo una
estrategia performativa, capaz de movilizar y enfocar la energía mental y física de un
determinado grupo. (McLaren, 1995). Como daba cuenta en Aisthesis IV, 04, [Ritual es una
máquina hecha de símbolos] y es una potente configuradora de Ethos, por su énfasis en el
diálogo como mecanismo de ordenamiento social. Los actos de sentarse referenciados en
Aisthesis II, 01, [Sentadero; un ambiente placentero, en el que la comunicación se da con
facilidad y sin interferencias], III, 01 [la acción sedente en el hombre y su relación con los
escenarios de palabra] y IV, 07 [la palabra es el hecho máximo de ética en una cultura].
A fin de hacer más asequible el análisis, McLaren propone identificar los símbolos clave del
sistema ritual. Estos “pueden ser interpretados como mecanismos que permiten dar forma
a la realidad”, capaces de un “gran poder connotativo”, y que incursionan el ritual en una
210
evidente complejidad de mundo, toda vez que condensan la representación de múltiples
significados mediante formulaciones simples, unificando aquellos que son contradictorios
y transmutando lo experiencial en conceptual y lo conceptual en experiencial (McLaren,
1995). Poseedores de un inherente carácter ideológico, los Símbolos Clave pueden resumir
o colapsar experiencias complejas, a la vez que tienen la facultad de estructurar la
imaginación y desplegar un excedente de significado capaz de ordenar acciones (Ibíd.).
Es pertinente señalar que la visión de McLaren se ha reducido a “interpretar la conducta
del maestro y del estudiante en el escenario del salón de clase”, lo cual contrasta con la
experiencia de campo en que se origina esta investigación. Nuestra experiencia fue y se
consolidó ante todo como un ejercicio pedagógico y educativo fuera de la escuela y gran
parte de su sentido concurre en este hecho; al interior de una institución escolar las
prácticas, rituales o no, que se pusieron de manifiesto, habrían sido sencillamente
imposibles. La interculturalidad, la interdisciplinariedad y la extra escolaridad son los
derroteros curriculares que nos dejaron los grandes debates contemporáneos. Hacer del
territorio un laboratorio pedagógico permanente.
No dejamos de compartir el hecho de que “estamos constituidos ontogenéticamente por
el ritual y del mismo modo somos cosmológicamente informados por él” y que por esto lo
tomamos como herramienta pedagógica y organizativa por su poder problematizante
respecto a la identidad de los sujetos y Performativo con relación a las fuerzas pulsionales
que impulsan sus actos, lo cual, volviendo por un momento a Cassirer, habríamos de llamar
“Autognosis”.
211
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Tabla de cuadros
Cuadro 1…………………………………………..……………………………………………………………..……………..15
Cuadro 2…………………………………………..………………………………………………………………….…………16
Cuadro 3…………………………………………..…………………………………………………………………..………126
I. De cómo los actores configuraron el escenario…………………………………………..…………... 64
Transcursividad I, 01-04 .………………..……………………………………………….……………….……..…67-70
Aiesthesis- I, 01-06………………………………………………………………………………………..……………65-72
II. De cómo los discursos orientaron el proceso……………………….……………….…………….……..75
Aiesthesis- II, 01-10 ………………………………….………………………………………….…….………………75-85
Transcursividad II 01 ………………………..………………………………..…………….…………………………….87
III. De cómo los acuerdos lograron cohesión ……………………….………………..……..………………88
Aiesthesis- III, 01-04 ………………………………………………………….………………………………………88-95
Transcursividad III, 01-09 ………………………..………………………….………………………..…….…….87-99
IV. De cómo se manifestó resiliencia ante la crisis ………………………………………………..….…101
Aiesthesis- IV, 01-09………………………………………………………………..………………………..……103-126
Transcursividad IV,01-11…..…………..……………………………….………………………………..….…103-129
V. De cómo el contexto permitió la apertura
Transcursividad 01-27…………………..………………………………………………………………..………135-169
Aiesthesis- V, 01-09………………………………………………………………………………..………………132-182